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- 1 - Búsqueda y localización de personas desaparecidas SUMARIO FASES ESENCIALES DE LA BÚSQUEDA 1. COORDINACIÓN DE LA BÚSQUEDA 1.1.-FUNDAMENTOS DE LA COORDINACIÓN. 1.2.-PLANIFICACIÓN DE LA BÚSQUEDA Y EL RESCATE. 2.1. PLAN PREVIO. 1.3.- PRIMER AVISO. 1.3.1 .VALORACIÓN DE LA URGENCIA RELATIVA. 1.3.1.1 .TABLA 1 .VALORACIÓN RELATIVA. 1.3.1.2 .TABLA 2. RESPUESTA APROPIADA. 1.3.2. LAS ENTREVISTAS. 1.3.3. DETERMINAR LA RESPUESTA APROPIADA. 1.3.3.1. RESPUESTA DE EMERGENCIA. 1.3.3.2. RESPUESTA MODERADA. 1.3.3.3. RESPUESTA EVALUATIVA. 1.3.4. MOVILIZACIÓN. 1.3.4.1. MOVILIZACIÓN PRIMARIA. 1.3.4.2. MOVILIZACIÓN SECUNDARIA. 1.4.- PLANIFICACIÓN Y ESTRATEGIA. 1.4.1. PLANIFICACIÓN DE UNA MISIÓN DE BÚSQUEDA. 1.4.2. DATOS DE PLANIFICACIÓN. 1.4.3. ESTRUCTURA DE LA OPERACIÓN DE BÚSQUEDA. 1.4.4. ESTRATATEGIA DE LA BÚSQUEDA. 1.4.5. DETERMINACIÓN DE LA ZONA DE BÚSQUEDA. 1.4.5.1. MÉTODO TEÓRICO. 1.4.5.2. MÉTODO ESTADÍSTICO. 1.4.5.3. MÉTODO SUBJETIVO. 1.4.5.4. MÉTODO MATTSON. 1.5.- TÁCTICA. 1.5.1. DESCUBRIMIENTO DE INDICIOS. 1.5.2. DELIMITACIÓN DEL ÁREA DE BUSQUEDA. 1.5.3. REUNIONES DE EVALUACIÓN. 1.5.4. TÁCTICAS DE BÚSQUEDA. 1.5.4.1. LA FASE DE DETECCIÓN I. 1.5.4.2. LA FASE DE DETECCIÓN II. 1.5.4.3. LA FASE DE DETECCIÓN III. 1.5.5. LA PROBABILIDAD DE LOCALIZAR INDICIOS. 1.6.- BÚSQUEDA EN CORRIENTES DE AGUA. 1.6.1. CARACTERÍSTICAS DE LOS RÍOS. 1.6.2. SUPERVIVENCIA EN CORRIENTES DE AGUA. 1.6.3. PLAN PREVIO DE BÚSQUEDA. 1.6.4. BÚSQUEDA EN CORRIENTES DE AGUA.

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Búsqueda y localización de personas desaparecidas

SUMARIO FASES ESENCIALES DE LA BÚSQUEDA 1. COORDINACIÓN DE LA BÚSQUEDA 1.1.-FUNDAMENTOS DE LA COORDINACIÓN. 1.2.-PLANIFICACIÓN DE LA BÚSQUEDA Y EL RESCATE.

2.1. PLAN PREVIO. 1.3.- PRIMER AVISO. 1.3.1 .VALORACIÓN DE LA URGENCIA RELATIVA.

1.3.1.1 .TABLA 1 .VALORACIÓN RELATIVA. 1.3.1.2 .TABLA 2. RESPUESTA APROPIADA.

1.3.2. LAS ENTREVISTAS. 1.3.3. DETERMINAR LA RESPUESTA APROPIADA. 1.3.3.1. RESPUESTA DE EMERGENCIA. 1.3.3.2. RESPUESTA MODERADA. 1.3.3.3. RESPUESTA EVALUATIVA. 1.3.4. MOVILIZACIÓN. 1.3.4.1. MOVILIZACIÓN PRIMARIA. 1.3.4.2. MOVILIZACIÓN SECUNDARIA. 1.4.- PLANIFICACIÓN Y ESTRATEGIA.

1.4.1. PLANIFICACIÓN DE UNA MISIÓN DE BÚSQUEDA. 1.4.2. DATOS DE PLANIFICACIÓN. 1.4.3. ESTRUCTURA DE LA OPERACIÓN DE BÚSQUEDA. 1.4.4. ESTRATATEGIA DE LA BÚSQUEDA. 1.4.5. DETERMINACIÓN DE LA ZONA DE BÚSQUEDA. 1.4.5.1. MÉTODO TEÓRICO. 1.4.5.2. MÉTODO ESTADÍSTICO. 1.4.5.3. MÉTODO SUBJETIVO. 1.4.5.4. MÉTODO MATTSON.

1.5.- TÁCTICA. 1.5.1. DESCUBRIMIENTO DE INDICIOS. 1.5.2. DELIMITACIÓN DEL ÁREA DE BUSQUEDA. 1.5.3. REUNIONES DE EVALUACIÓN. 1.5.4. TÁCTICAS DE BÚSQUEDA. 1.5.4.1. LA FASE DE DETECCIÓN I. 1.5.4.2. LA FASE DE DETECCIÓN II. 1.5.4.3. LA FASE DE DETECCIÓN III.

1.5.5. LA PROBABILIDAD DE LOCALIZAR INDICIOS. 1.6.- BÚSQUEDA EN CORRIENTES DE AGUA. 1.6.1. CARACTERÍSTICAS DE LOS RÍOS. 1.6.2. SUPERVIVENCIA EN CORRIENTES DE AGUA. 1.6.3. PLAN PREVIO DE BÚSQUEDA. 1.6.4. BÚSQUEDA EN CORRIENTES DE AGUA.

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2. EL HELICÓPTERO. 2.1.- GENERALIDADES. 2.1.2. COORDINACIÓN. 2.2.- BALIZAMIENTO. 2.2.1. GENERALIDADES. 2.2.2. HELISUPERFICIES. 2.2.3. DISCIPLINA. 2.3.- EMBARQUE Y DESEMBARQUE. 2.3.1. GENERALIDADES. 2.3.2. EMBARQUE. 2.3.3. DESEMBARQUE. 2.4.- RESUMEN. 2.4.1. Antes de salir de misión 2.4.2. Antes de toma de tierra el helicóptero 2.4.3. Durante la toma del helicóptero 2.5.- MISIONES DEL HELICÓPTERO. 2.5.1. Localizaciones 2.5.2. Evacuaciones 2.5.3. Rescates 3. CLIMATOLOGÍA. TABLA RESUMEN.

Consorci Provincial de Bombers de València

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FASES ESENCIALES DE LA BÚSQUEDA Y EL RESCATE

Siempre que se produce una búsqueda o un rescate, en países donde no exista una organización estable o profesional para ello, la confusión, la dispersión y una excesiva complejidad, parece evidente a los ojos de cualquier persona ajena al tema. Parece, en principio, necesario definir el concepto de búsqueda y rescate: cualquier operación cuya finalidad sea ayudar a alguien que se encuentre en apuros en la montaña o en otro lugar agreste.

El denominador común es el mismo: la víctima está aislada y no puede, por sí sola, resolver su situación. El aislamiento puede ser físico (el montañero está atrapado en una plataforma) o psicológico (la víctima es incapaz de bajar por un camino difícil) y en muchos casos, ambas circunstancias se complementan. Siempre que una persona carezca de recursos para sobrevivir durante mucho tiempo en el lugar donde se encuentra y no disponga de la capacidad de alcanzar por sí sola una lugar seguro donde pueda sobrevivir, puede decirse que está aislada.

La búsqueda y el rescate, o proceso para vencer el aislamiento de la víctima, es un problema de transporte, por lo general sobre terreno difícil y poco transitado. Existen dos posibilidades: transportar a la víctima hacia la solución (por ejemplo, llevar a un hospital a un herido inmovilizado por una fractura de pierna) o transportar la solución hacia la víctima (por ejemplo, proporcionar una tienda de campaña y prendas de vestir calientes a un esquiador que padezca hipotermia).

El equipo de rescate y las víctimas deben a menudo recorrer terreno peligroso, por lo cual se han desarrollado muchas técnicas de búsqueda y rescate para hacer frente a las dificultades de la topografía.

Todas las operaciones de búsqueda y rescate están constituidas por cuatro

fases o elementos esenciales. El objetivo consiste en evitar el aislamiento de la víctima a través del transporte, llegando hasta ella con un equipo de rescate o llevándola a un lugar seguro.

Cada fase contiene factores comunes a los otros tres, así como sus propios problemas. Estas fases son las siguientes:

1. LOCALIZAR a la víctima. No se puede ofrecer ninguna ayuda hasta que se ha encontrado a la víctima, (esta fase recibe la denominación de búsqueda).

2. LLEGAR hasta la víctima, (andando, escalando, en distintos medios de transportes,

etc.). 3. ESTABILIZAR a la víctima. Se proporcionan los primeros auxilios y se

garantiza la comodidad y la integridad física de la víctima para que pueda ser transportada. Como premisa muy importante: nunca se empeorará o agravará el estado de la víctima.

4. EVACUAR a la víctima, (por tierra, aire, etc.).

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1. COORDINACIÓN DE LA BÚSQUEDA

1.1. FUNDAMENTOS DE LA COORDINACIÓN

Definimos coordinación como: disponer cosas metódicamente. Concretar esfuerzos, medios, etc., para una acción común.

Dennos Kelley, (escritor) ha plasmado en una sola frase la idea de búsqueda en

montaña: La búsqueda es una emergencia, y como tal emergencia, es fundamental la coordinación.

La coordinación y dirección en materia de rescate y salvamento, corresponderá a los Centros Provinciales de Coordinación de Emergencias, asumiendo dichas funciones el técnico al frente de dicho centro. Desde ellos se dirigirán las actuaciones de los recursos para salvamento y rescate, dependientes de las siguientes entidades:

- Diputaciones provinciales (Consorcios provinciales para el SPEIS). - Ayuntamientos de las provincias correspondientes. - Generalitat Valenciana. Administración del Estado - Agrupaciones y federaciones deportivas, así como empresas privadas, con

las que se hayan firmado convenios de colaboración

En el caso que se requiera la intervención de medios de salvamento de diferente provincia a la que se haya producido la emergencia, la petición deberá realizarse desde el Centro de Coordinación de Emergencias Autonómico (L´Eliana, Valencia) que funcionará como órgano superior de coordinación autonómica en la materia.

El grupo de rescate y salvamento en el terreno estará compuesto por equipos

especializados procedentes de entidades públicas y privadas dirigidos por un coordinador de salvamentos.

El coordinador de salvamentos será la persona encargada de dirigir y coordinar

las actuaciones de los grupos de rescate y salvamento en el lugar de la emergencia.

El mando de la primera salida de bomberos que llegue a la zona siniestrada se constituirá en Coordinador de Salvamentos, hasta que sea relevado por un mando superior del parque de bomberos al que esté adscrito el municipio donde se haya producido la emergencia.

En un primer momento, todos los medios disponibles en las proximidades de

área siniestrada colaborarán con el grupo de rescate y salvamento en sus misiones, bajo la dirección del coordinador de salvamentos.

El coordinador de salvamentos permanecerá en constante comunicación con el

CCE Provincial, para la solicitud de los medios y recursos que se precisen y para la asunción de las directrices que desde el mismo se establezcan.

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El coordinador debe ser una persona lo suficientemente experimentada en labores de rescate y salvamento, tiene que ser capaz de unir esfuerzos y medios.

En este tipo de rescates intervienen diversas unidades: Bomberos, Cuerpos y

Fuerzas de Seguridad, Brigadas, Cruz Roja, Protección Civil, etc. El Objetivo es diseñar una organización que una los esfuerzos de todas las unidades para conseguir el fin propuesto.

Los equipos especializados en Salvamento y Rescate se encargarán de cubrir y

rastrear las zonas más complicadas e inaccesibles.

Respecto a las comunicaciones, se deben establecer desde el primer momento entre el coordinador y los equipos de búsqueda así como con el CCE. Las comunicaciones se consideran como uno de los pilares fundamentales de la Coordinación. 1.2. PLANIFICACIÓN DE LA BÚSQUEDA Y EL RESCATE

Definimos planificación como: técnica que trata de coordinar diversas unidades que participan en un sistema con objeto de alcanzar objetivos predeterminados.

La planificación debe producirse tanto a nivel individual como a nivel de

organización. Se deben evaluar con exactitud los medios necesarios para llegar hasta la víctima, concentrándose en los detalles técnicos. Con frecuencia se confunden los métodos de búsqueda con los de rescate, que a su vez están relacionados con los conocimientos necesarios para moverse sobre un terreno difícil. 1.2.1. El plan previo

1. Objetivo o finalidad del plan. Salvar vidas del modo más eficaz y seguro posible.

2. Prioridad en la asignación de recursos. Efectuar una relación de todos los recursos necesarios, teniendo en cuenta que la búsqueda es vital, y tiene prioridad sobre otras actividades.

3. Líneas Directrices específicas. Zonas de aterrizaje aceptables para los helicópteros durante las emergencias, relaciones públicas, etc.

4. Preparación. Entrenamiento, pautas, un mínimo de personal, equipo.

5. Distribución de las tareas. Quién se ocupa de cada tarea y de la designación del personal de reserva y del personal fijo.

6. Primer aviso. Plan de movilización; llamadas telefónicas; ¿debe advertirse a las autoridades?

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7. Responsabilidad inicial. ¿Quién se encarga de la notificación y cuándo se transmite la responsabilidad a otra persona?

8. Investigación. Quién la efectúa, según el caso. ¿Cuál es el papel del grupo

de búsqueda y rescate? ¿Es necesario utilizar un equipo especial? 9. Prioridades y decisiones. ¿Qué debe saber el personal para poder tomar

decisiones? ¿Es posible planear de antemano las decisiones, es decir: si pasa esto, haremos esto?

10. Estrategia. ¿Quién está implicado? ¿Por qué? ¿En qué fase se solicitará

ayuda? 11. Preferencia por recursos. ¿En qué situaciones resultan obligatorios ciertos

recursos? 12. Notificación. Procedimientos a seguir. 13. Táctica. Todo lo necesario para llevar a cabo la estrategia. 14. Indicios. Prestar suma atención a los posibles indicios. 15. Campamento base. Logística de ayuda, fases del plan para misiones

pequeñas y grandes. 16. Comunicaciones. Internas y externas (medios de comunicación, teléfonos). 17. Cuestiones médicas. Tanto para la víctima como para el equipo de rescate. 18. Rescate y evacuación. Una vez iniciado el rescate, puede ser esencial tener

previstas diferentes alternativas. 19. Muertes. Contactar y cooperar con las autoridades competentes. 20. Suspensión y reducción de la misión. ¿Cómo y cuándo debe decidirse? 21. Desmovilización. ¿Cuándo debe producirse? ¿Quién es el responsable? 22. Documentación e informes. ¿Qué es lo que se requiere? 23. Procedimiento de crítica. Los resultados detallados, redactados y realizados

deben estar disponibles en todo momento. 24. Prevención. Seguridad pública y programas de entrenamiento de búsqueda y

rescate para buscar nuevas ideas.

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1.3. EL PRIMER AVISO

El primer aviso de un accidente puede llegar al grupo de búsqueda y rescate de diversas maneras: a través de la gente de la montaña, la llamada de un familiar preocupado ante el retraso de un grupo o a través de gritos de socorro oídos por otro montañero y es comunicado generalmente por teléfono (112).

La notificación de una situación de búsqueda y rescate debe siempre

considerarse como una petición de ayuda real en circunstancias que pueden ser peligrosas. Dejando a un lado la posibilidad de que la notificación sea infundada, es esencial considerar que se trata de una situación de alarma hasta que el personal de rescate haya alcanzado el lugar del accidente y haya determinado la exactitud de la información. Los bomberos que reciben una alarma ni saben si se trata del incendio de todo un edificio o de algo de menos importancia, de modo que tratan todas las llamadas como posibles incendios graves.

Se debe comprobar de inmediato la certeza y la magnitud del problema, bien sea enviando a componentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para que se pongan en contacto con el grupo que ha dado señal de alarma o enviando componentes de los servicios de emergencia que aseguren el área hasta recibir más información. 1.3.1 Valoración de urgencia relativa

Durante el primer aviso y la fase de entrevistas debe establecerse la urgencia relativa de la situación, si es que no resulta claro de inmediato. A pesar de la necesidad de mantener un constante estado de alarma debe existir una cierta flexibilidad y ésta debe ponerse en práctica. Existen casos en los que se supone que la condición de la víctima es estable; en dichos casos, la prudencia y la seguridad del personal de búsqueda y rescate aconsejan esperar al amanecer y a condiciones más favorables para la evacuación.

Los informes esquemáticos o poco precisos son mucho más difíciles de evaluar. Requieren la creación de un índice de urgencia relativa a la situación basado en los conocimientos disponibles de área en cuestión, relacionados con la condición física y mental de la víctima y teniendo en cuenta los factores de tiempo, climatología y orografía.

Para establecer y calificar la urgencia de un problema es muy útil una tabla del

norteamericano Bill Wade que desarrolla un sistema de valoración de la urgencia. Según este método, cada factor recibe una puntuación en una escala de uno a tres, sumándose al final el total conseguido. En la siguiente tabla se perfilan los factores y su valoración. Cuanto más reducida sea la suma, más urgente será el caso.

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Tabla 1 Valoración de los factores de urgencia relativa. Factor ---------------------------------------------------------------valor de factor Perfil de la víctima. Edad. Muy joven ----------------------------------------------------------------------1 Muy viejo -----------------------------------------------------------------------1 Otros -------------------------------------------------------------------------2-3 Situación médica. Seguridad o probabilidad de que esté enfermo o herido ------------------1-2 Sano ----------------------------------------------------------------------------3 Muerte segura -----------------------------------------------------------------3 Número de personas con problemas. Una -----------------------------------------------------------------------------1 Más de una (salvo si se cree que están separados) -----------------------2-3 Perfil meteorológico. Situación meteorológica adversa ---------------------------------------------1 Predicción de tiempo adverso, durante 8 horas o menos -----------------1-2 Predicción de tiempo adverso, durante más de 8 horas ---------------------2 No se predice tiempo adverso ------------------------------------------------3 Equipo de la víctima. Inadecuado para el terreno ---------------------------------------------------1 Dudoso para el terreno -----------------------------------------------------1-2 Adecuado para el terreno -----------------------------------------------------3 Perfil de la experiencia de la víctima. Sin experiencia; no conoce el área -------------------------------------------1 Sin experiencia; conoce el área --------------------------------------------1-2 Con experiencia; no está familiarizado con el área --------------------------2 Con experiencia; conoce el área ----------------------------------------------3 Perfil del terreno y los peligros. Terreno peligroso u otros peligros --------------------------------------------1 Pocos o ningún peligro ------------------------------------------------------2-3 Historia de los incidentes en esta área ------------------------------------1-3 Búsqueda falsa ----------------------------------------------------------------2-3 OBSERVACIÓN: Cuánto más bajo sea en valor de cada factor y de la suma de todos los factores, más urgente será la situación. Si el tiempo transcurrido desde el aviso es considerable, la urgencia relativa se verá incrementada.

Una vez sumados estos valores y tenido en cuenta el tiempo transcurrido, puede esbozarse a grandes rasgos la respuesta apropiada.

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Tabla 2 Respuesta apropiada según la valoración de urgencia.

Suma de factores Respuesta DE 8 A 12 Respuesta de Emergencia. DE 13 A 18 Respuesta moderada. DE 19 A 24 Respuesta evaluativa: (¿Debemos hacer algo?) DE 25 A 27 Situación de búsqueda o persona extraviada. 1.3.2 Las entrevistas

A partir del primer momento al suceso, deben intervenir entrevistadores que hayan tenido un entrenamiento adecuado y que sean capaces de redactar un buen informe basándose en las manifestaciones del grupo que dio el aviso, los testigos y los familiares.

La tarea de las entrevistas debe asignarse a una persona capaz de apreciar el importante y delicado papel que éstas tienen en la búsqueda. Quien diera la señal de alarma suele ser la primera fuente de información. Para reunir datos se requieren entrevistadores serenos y hábiles desde el momento de la notificación y a lo largo de todas las caóticas etapas del proceso de búsqueda. También deben ser entrevistadas las personas que vieron por última vez a la víctima, los montañeros y guardas forestales que conocen bien la región y los amigos, parientes y colegas de la víctima.

El tacto es esencial. Debe tomárselo con serenidad, y no convertir la entrevista en un interrogatorio. Hay que comprender el estado emocional de una persona que está pasando por una terrible experiencia. El objetivo de la entrevista es obtener información sin molestar o perjudicar al testigo. Cualquier detalle puede proporcionar un indicio tan significativo que cambie por completo el curso de la búsqueda. Hay que ser tan minucioso como sea posible.

Es crucial poner por escrito las entrevistas, ya sea durante la conversación o más tarde, haciendo una reconstrucción de lo que se ha dicho. Como resulta fácil olvidar algún detalle que luego puede ser importante, es aconsejable disponer de un cuestionario. 1.3.3 Determinar la respuesta apropiada

Una vez llegada la notificación y determinada la urgencia relativa, la siguiente decisión que debe tomar el coordinador de la operación es qué tipo de respuesta es la adecuada para la situación. Normalmente, se plantea esta pregunta mientras continúa el proceso de entrevistas.

Existen tres categorías de respuestas: 1) una respuesta de emergencia 2) una respuesta moderada 3) una respuesta evaluativa.

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La respuesta de emergencia

Es la relación más adecuada, siempre y cuando exista el convencimiento de que la persona necesitada puede morir o resultar gravemente herida de no emprenderse una ayuda rápida. La rapidez desempeña aquí un papel muy importante, el equipo de rescate debe necesariamente asumir más riesgos y el margen de seguridad es más estrecho, la indecisión puede provocar la pérdida de una vida.

La única diferencia entre una respuesta de emergencia y una respuesta moderada se encuentra en la rapidez con la que se entra en acción y la cantidad de personal encargado de efectuar los trabajos sobre el terreno. En un caso de emergencia se envía de inmediato a un equipo ligero de rescate hacia el lugar del accidente o el lugar de búsqueda. Este grupo está compuesto por un mínimo de rescatadores con gran experiencia y que se dirigen con rapidez hacia la víctima. A este equipo le sigue un grupo de apoyo que transporta el material adicional que puede necesitar el equipo de búsqueda y rescate. Una respuesta moderada

Resulta apropiada cuando la información disponible no permite trazar un plan exacto de búsqueda y rescate. En estos casos resulta poco prudente movilizar a todo el personal para recorrer una ruta que tiene grandes probabilidades de ser errónea. A menudo, los rastreadores experimentados sugieren interrumpir la búsqueda hasta el amanecer, para evitar los riesgos que acarrea una búsqueda nocturna. No siempre, sin embargo, puede darse una respuesta moderada y aplazar un rescate nocturno. Una respuesta evaluativa

Se produce cuando no se ha confirmado el problema o cuando éste parece resolverse por sí solo. El coordinador de la búsqueda debe tomar decisiones muy difíciles basándose en información fragmentaria. Una acción excesiva parece siempre justificable, mientras que una acción insuficiente es inexcusable. Por consiguiente, los equipos de búsqueda y rescate suelen preferir la acción y pasan por alto la posibilidad de esperar los posteriores desarrollos. Sin embargo, ésta puede ser una respuesta legítima.

En una situación confusa, la respuesta elegida depende de factores relacionados con el medio ambiente (tormentas, llegada de la noche) o de la recepción de información más detallada, y de lo grave que pueda parecer el problema con relación o experiencias pasadas en el mismo terreno y la situación actual. Los informes y la evaluación proporcionados por terceras personas pueden ser incorrectos, lo cual puede significar que se ha dramatizado o, por el contrario, subestimado la situación, siendo posible, entretanto, que los factores se hayan alterado.

Por ello debe tenerse en cuenta cualquier informe, por muy improbable que parezca y no debe decidirse cuál será la respuesta hasta que quede claro si se trata de un problema inexistente, de un problema que se ha resuelto por sí mismo o de una situación que requiere la participación del equipo de búsqueda y rescate. En una

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respuesta evaluativa, el equipo de rescate no debe necesariamente salir al terreno pero debe en cualquier caso investigar a fondo el informe.

1.3.4 La movilización

Una vez elegida la respuesta más adecuada, se sintetiza un plan de acción preliminar basado en la información reunida por todos los componentes en la búsqueda. En este momento se inicia la movilización de todo el personal. La movilización se rige por el plan.

En teoría, la movilización se compone de dos fases. La respuesta primaria que puede medirse en minutos, mientras que la respuesta secundaria puede requerir horas. La movilización primaria

Consiste en una comunicación directa con otros grupos que probablemente tomarán parte en la operación: el cuartelillo de la guardia civil, Protección civil, policía municipal, guardas forestales, Bomberos, Brigadas, etc Una vez iniciada la respuesta, la dirección del equipo de búsqueda y rescate debe informar a las autoridades locales sobre todas las acciones que se llevan a cabo, sin por ello disminuir la rapidez de la reacción. Con frecuencia en esta primera fase de notificación, se pasa por alto la cooperación entre las organizaciones a causa de las presiones dentro del grupo de rescate que les fuerzan a reaccionar y a movilizarse lo más pronto posible.

Sin lugar a dudas, las movilizaciones intergrupales constituyen la base de cualquier respuesta de búsqueda y rescate. Tan pronto como se envía al equipo de rescate hacia la montaña, se inicia la fase de delimitación, mientras continúa la planificación y la detección de indicios. La movilización secundaria

Se efectúa tan pronto como sea posible. Entre sus funciones se encuentra preparar la información que será transmitida a los medios de comunicación y a los organismos gubernamentales competentes, establecer contacto con la administración local, reclutar personal de búsqueda y rescate de reserva y empezar a reunir los recursos necesarios para la búsqueda. A través de un mayor intercambio de información y posibilidades de entrenamiento, la movilización secundaria cuenta con recursos como pueden ser el tiempo, los conocimientos y el personal, que benefician toda la operación.

La parte del plan destinada a la localización del personal y los recursos demuestra su validez durante el proceso de movilización. El coordinador de la operación es quien debe contactar con el director de un determinado grupo después de haberse identificado como encargado de la operación. Asimismo, debe indicar al jefe del grupo cuáles son los medios necesarios para realizar la operación, cuánto equipo y cuántas personas se requieren y cuáles son las demás unidades movilizadas. Aquí se incluyen además las condiciones climatológicas del momento junto con las rutas de transporte, tanto por carretera como por aire hasta el C.R.M y el P.M.A, y las

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predicciones meteorológicas de la región. El coordinador se encarga asimismo de recomendar el equipo individual y el equipo para el grupo que son necesarios en las condiciones existentes. Debe explicar a los grupos cómo deben informar y con quién han de contactar cuando lleguen a su destino, proporcionándoles número de teléfono y canal de coordinación al que pueden llamar a intervalos regulares para averiguar si se sigue efectuando la búsqueda.

El coordinador debe también ser capaz de proporcionar una estimación real del tiempo que se requerirá para la búsqueda. Los voluntarios necesitan saber durante cuánto tiempo deberán interrumpir sus trabajos habituales; si las circunstancias parecen indicar que la búsqueda requerirá una semana entera, el coordinador deberá comunicárselo a los voluntarios, aunque ello complique el proceso de movilización, asimismo deben estimarse costes extraordinarios (comida, alojamiento, equipo) que no hayan podido preverse. Se precisa, en definitiva, una evaluación honesta y realista de las necesidades que requerirá la movilización. 1.4. PLANIFICACIÓN Y ESTRATEGIA

El siguiente paso lógico, una vez formuladas y efectuadas las primeras fases, consiste en la confección de un plan de acción. La planificación no es nada más ni nada menos que la elección de un plan entre un gran número de opiniones realistas. Determinar el plan básico es sencillo, pero saber cuál es la mejor elección entre una multitud de posibilidades, distingue al líder de búsqueda y rescate realmente competente. 1.4.1. La planificación de una misión de búsqueda

La planificación constituye un paso crítico en la solución de un problema de búsqueda y rescate, y en la mayoría de los casos apenas suele tenerse en cuenta, sobre todo en los casos de rescate. Si se reacciona sin reflexionar al recibir un mensaje que afirma que alguien se encuentra en una situación peligrosa se corre el riesgo de actuar sin un mínimo de criterio. Un buen coordinador debe tomarse todo el tiempo necesario y más del necesario, para mediar sobre qué ruta puede ser la más rápida para llegar al lugar del accidente o si resulta más conveniente ir a pie o quizás en helicóptero. En muchas ocasiones, se hubiese podido ahorrar mucho tiempo, dinero y esfuerzo, si se hubiese prestado más atención a la fase de planificación. 1.4.2. Datos de planificación

Los datos de la planificación están formados por toda la información obtenida a través de la combinación y evaluación de los conocimientos y las conjeturas acerca del rescate.

Esta actividad puede dividirse en cuatro amplios apartados:

1. La información acerca de la víctima obtenida a través de fuentes que no sean los testigos: compañeros, amigos y familiares.

2. La información sobre el suceso facilitada por los testigos.

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3. La información acerca de los factores del medio ambiente: geografía, climatología e historial de búsquedas y rescates.

4. La información acerca de la disponibilidad de los recursos de búsqueda y rescate y sus respectivos esquemas de tiempo.

Estos cuatro apartados pueden ser detallados en una serie de preguntas que

deben plantearse para reunir los datos de planificación.

Los datos obtenidos en estos cuatro apartados proporcionan una información fidedigna, a partir de la cual se elaborará un plan de búsqueda amplio. La información reunida facilita el descubrimiento de indicios sobre la localización de la víctima (con qué facilidad se dejará ver), su capacidad de supervivencia (si está adecuadamente preparado, tanto física como psicológicamente), el tiempo que se retrasa (si no ha conseguido comunicar su regreso) y, por último, el factor más importante: su última situación conocida. El lugar donde se vio a la persona por última vez (UPA), es el punto de partida para el equipo de búsqueda rápida y el lugar a partir del cual se proyectarán las distancias y las rutas a seguir, y donde se coordinará el reconocimiento del área en busca de indicios.

La planificación proporciona los datos básicos a los equipos que salen a

reconocer la zona: un nombre, el dibujo de las suelas de las botas, el color y el tipo de vestimenta y equipo y otros indicios como su tabaco, los envoltorios de caramelos y las costumbres del individuo que pueden dar una pista. El contacto por radio o teléfono móvil con estos grupos rápidos permite al coordinador de la búsqueda modificar las estrategias y los lugares de búsqueda a medida que recibe nueva información.

1.4.3 Estructura de la operación de búsqueda

En este punto crítico del inicio de la búsqueda se debe elaborar un sistema de

organización. El éxito de la operación depende de la utilización eficaz de los recursos disponibles y potenciales. Una organización adecuada ayuda a canalizar, aplicar, reagrupar y evaluar los recursos de modo que resulte posible concentrar los esfuerzos, evitar acciones paralelas y lograr un rápido rescate del grupo perdido. Cada caso en particular impone su propia estructura.

Sin embargo, todos los métodos de búsqueda tienen cinco factores de

organización en común, sin que importe la envergadura del servicio. Estos factores son: mando único, planificación, coordinación, servicios de apoyo y comunicaciones.

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Fig. 1. Funciones de organización para una búsqueda.

A. La función de mando es efectuada por el director del PMA que es el responsable de la misión y el encargado de tomar las decisiones clave en lo concerniente a la estrategia, el reparto y la adquisición de recursos, la realización de las tácticas y la reorganización.

B. La función de planificación se desvanece con frecuencia tan pronto como surge un plan razonable. Sin embargo, resulta necesario desarrollar maniobras estratégicas y tácticas para hacer frente a las contingencias y reunir datos. La planificación es quizás la función más importante, ya que puede ser la causa del fracaso de la operación de búsqueda. Las respuestas exactas a las preguntas básicas aseguran la eficacia de todo el esfuerzo.

C. A través de la coordinación de la búsqueda se controla a los personas sobre el terreno y se distribuyen los recursos tan pronto como surge la necesidad. Asimismo se coordinan las actividades por aire y carretera. Gracias a la coordinación, se cumplen las órdenes de los equipos de la planificación y mando.

D. Los servicios de apoyo atienden a las necesidades del personal de búsqueda tanto sobre el terreno como en el puesto de mando. El apoyo provee comida, cobijo, equipo, provisiones y mantenimiento. Asimismo establece, administra y deshace, al finalizar el rescate, el campamento base. La operación puede retrasarse peligrosamente si, por ejemplo, no se proporciona un desayuno a tiempo y adecuado a los personas del grupo.

E. La última función es la de las comunicaciones, el mantenimiento del sistema primordial de cualquier misión. Por comunicaciones se entiende cualquier aparato utilizado para transmitir información: las emisoras, las estaciones de retransmisión, los teléfonos, los mensajeros y las señales acústicas o visuales. El coordinador de la búsqueda debe tener presente durante toda la operación

Canal de

Coordinación

C. C. E. – P. M. A.

MEDIOS P. M. A. C. R. M.

Sector 1

J. Sector

Sector 2

J. Sector

Sector 3

J. Sector

Equipos de Intervención

Equipos de Intervención

Equipos de Intervención

Unidades de Intervención

Unidades de Intervención

Unidades de Intervención

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estas cinco funciones para evitar poner excesiva atención a una sola de ellas, olvidándose de otras, lo cual podría crear problemas en el transcurso de la operación.

1.4.4. Estrategia de la búsqueda

Definimos estrategia como: arte de dirigir un conjunto de disposiciones para conseguir un resultado.

Suponiendo que la búsqueda en curso no sea falsa (es decir, una búsqueda en la cual no existe víctima) y que los grupos de avance rápido no hayan descubierto aún a la víctima, aunque puede ser que hayan encontrado pistas los datos reunidos hasta el momento deben permitir aislar una región en determinadas fronteras geográficas. La estrategia, relacionada con el proceso de búsqueda, debe ir encaminada a la delimitación de la zona que reúna mayores posibilidades. El término táctica se refiere a los métodos utilizados para desplegar los recursos de la búsqueda en el área, para encontrar a la víctima o buscar indicios de su situación.

La principal preocupación del coordinador de la búsqueda es establecer los límites de una probable zona de búsqueda, para centrar los esfuerzos de un universo limitado. Para ello se establece un perímetro alrededor de la ruta que la víctima no puede recorrer sin ser detectada. A fin de que la búsqueda sea limitada, el área de búsqueda se mantendrá dentro de la mínima extensión posible. En la mayoría de los casos, su extensión depende en gran parte del tiempo del que dispone la víctima para alejarse del punto donde se le vio por última vez y el tiempo que necesita el equipo de búsqueda para cubrir la distancia que lo separa de aquella zona.

Una movilización rápida y la delimitación geográfica de búsqueda, ayudan a incrementar las posibilidades de hallar indicios y de encontrar a la víctima y disminuyen el número de recursos necesarios: personal, vehículos, logística, perros, etc. Esto, a su vez, reduce la complejidad logística de mando, y los costes de la búsqueda.

1.4.5 Determinación de la zona de búsqueda

Existen cuatro métodos básicos para establecer la zona de búsqueda: teórico, estadístico, subjetivo y el método de Mattson. Todos estos métodos parten del supuesto de que la delimitación de zona depende del lugar donde se vio a la víctima por última vez. Si este lugar es relativamente inexacto, es probable que la víctima no se encuentre en la zona de búsqueda. Por ello, es sumamente importante conocer la situación exacta de la víctima cuando se le vio por última vez. En la mayoría de los casos, resulta más conveniente trasladar al grupo que dio el aviso al lugar exacto. Si se localiza el lugar, se ahorrará mucho tiempo y se evitarán muchas frustraciones; si no se ha localizado un lugar exacto, la operación de búsqueda se amplía.

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En el método teórico

La zona probable de búsqueda se traza mediante el uso de tablas, con las que se establece el área como una función de la distancia recorrida por el sujeto perdido. Para ello se requiere determinar con fiabilidad el lugar donde la víctima fue vista por última vez. El límite de la zona está formado por un círculo marcado sobre el mapa cuyo centro es el lugar donde fue visto (UPA). La longitud del radio representa la distancia máxima que la víctima puede haber recorrido. Esta distancia teórica forma una línea recta que ignora las barreras naturales que puedan existir. Por ejemplo, un kilómetro recorrido desde el lugar donde la víctima fue vista por última vez se traduce en un área de búsqueda de 3,1 kilómetro cuadrado (fig.1) y si la distancia que puede haber recorrido son 3 km, el supuesto produce un área de búsqueda de 28,3 kilómetros cuadrados. Las interpretaciones incluyen consideraciones sobre factores tales como: la elevación, la experiencia de la víctima en la naturaleza, su condición física y las condiciones del terreno, del clima y de la nieve, si la hay.

Con esta distancia, como radio sobre el mapa, se traza un círculo alrededor del

lugar donde la víctima fue vista. A continuación se evalúan las características topográficas, como los lagos, los caminos, los ríos y los cortados, etc., y el área de búsqueda empieza a configurarse, llegándose a una subdivisión de segmentos de búsqueda más manejables o más probables, limitados por las características de la topografía. (Fig. 1 Método Teórico).

RADIO 1 KM (area de 3 1

RADIO 3 KM (área de búsqueda 28 2

Radio 3 km (área de

U. P. A.

- 17 -

(Fig.1 Método Teórico). Método estadístico

Los estudios individuales del comportamiento de las personas extraviadas en la naturaleza proporcionan los datos del método estadístico. Se efectúan cálculos sobre las posibles distancias recorridas por los individuos, calculadas en línea recta. Puede que, en realidad, la persona haya andado mucho más, pero en esta técnica sólo se tiene en cuenta el resultado de la distancia en línea recta. El método estadístico es una aproximación y está sujeto a excepciones. Las distancias calculadas pueden ser utilizadas para delimitar zonas con probabilidades de éxito.

Se han hecho estudios sobre la descripción del área de búsqueda y el posible comportamiento de la víctima según el método estadístico.

Método subjetivo

El tercer método para limitar el área de búsqueda probable es el método subjetivo, la combinación de un gran número de factores menos objetivos que los empleados en los dos primeros métodos. Se tienen en cuenta los datos históricos, la intuición, la situación de accidentes e indicios, y la consideración de las limitaciones físicas y psíquicas del sujeto. Los datos de esta clase suelen ser mucho menos tangibles que los datos utilizados en los dos primeros métodos. No obstante este método ha sido de gran ayuda en numerosos ocasiones, en especial en aquellos casos en los que la ausencia de un punto exacto del último señalamiento dificultaba la situación de los datos teóricos.

U. P.

DISTANCIA EN LINEA RECTA

DISTANCIA REAL RECORRIDA VICTIMA

PUNTO LOCALIZACION VICTIMA

- 18 -

Para definir el área de búsqueda, el método subjetivo se vale del análisis de datos personales, del razonamiento lógico y de la especulación sobre un determinado número de variables.

Método Mattson

En el método Mattson, (Teniente Coronel Robert Mattson) dos o tres personas analizan un mapa utilizando el método subjetivo para determinar el área en la que se efectuará la búsqueda. Esta técnica se basa en un proceso democrático en el cual todo el mundo, sin tener en cuenta el rango, la experiencia o el entrenamiento, participa de igual modo. Los cálculos utilizados son simples y ni se requieren estudios sobre otros casos ni tablas de probabilidades.

El jefe de la búsqueda divide las diferentes opciones de las áreas de búsqueda y

les da un nombre clave. Cada uno de los miembros del grupo atribuye un determinado porcentaje a cada una de las posibilidades basándose en la intuición, la experiencia y la educación, eligiendo así las áreas más probables. Lo único que se requiere es que la suma de todos los porcentajes de cada individuo sea un 100%, sin que tenga ninguna importancia el modo en que se hayan distribuido los porcentajes. Estos porcentajes opuestos determinan el área de probabilidad de cada ruta. (figura 2)

El método de Mattson utiliza tanto la información y el conocimiento objetivos

como subjetivos y permite una participación idéntica de todos, lo cual elimina la influencia negativa de las personalidades dominantes. Esta técnica estimula también la utilización de todos los datos disponibles y de los otros tres métodos de determinación del área de búsqueda. Aquí se recalca la importancia de calcular la probabilidad de la presencia de un sujeto en una determinada zona, como un medio para decidir cómo se organizará la búsqueda.

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Figura 2. Método de Mattson. Tabla 4 Método de Mattson Miembro del grupo Área o ruta 1 (%) 2 (%) 3 (%) 4 (%) Total 10 55 5 30 100 15 35 10 40 100 15 40 15 30 100 25 25 25 25 100 15 25 10 50 100 Total 80 180 65 175 Promedio 16 36 13 35

El total de cada miembro debe ser de un 100%. Para el promedio se ha tomado el total de porcentajes de cada área y se ha dividido la suma por el número de miembros.

U. P. A.

1 2

3 4

40 %

30 %

20 %

10 %

- 20 -

Los anteriores métodos para la determinación del área de búsqueda suelen seleccionar dos o tres terrenos de características diferentes. Desde un punto de vista práctico, resulta más eficaz dividir un área en unidades manejables en las que se emplee al máximo a los rastreadores disponibles.

Este método de segmentación del área de búsqueda es una técnica lógica. La

búsqueda binaria se basa en la teoría de que suprimiendo zonas de un área de búsqueda donde no se hallen indicios, se reduce la extensión del área total y se pueden concentrar los recursos en los segmentos restantes.

Esto, a su vez, aumenta la probabilidad de detectar indicios y de encontrar a la persona extraviada. La teoría de la búsqueda binaria depende en gran parte de la localización de indicios. Los equipos de búsqueda deben prestar entonces atención a las indicios mientras atraviesan un área y concentrarse en la búsqueda de señales de la persona extraviada en los lugares donde existan mayores probabilidades de detectarlos (lechos de arroyos, puertos de montaña). Para la búsqueda se elige un método de muestreo, recorriendo determinadas zonas del área, en lugar de efectuar una búsqueda a fondo en la que se cubra el 99% del área (fig 3).

Fig. 3. Búsqueda de señales alrededor del punto donde se vio a la víctima por última vez comparada con una búsqueda en batida.

- 21 -

A

B

C D

D

En cierto sentido, este método está relacionado con la intervención de los equipos de avance rápido que rastrean a gran velocidad las rutas con mayores posibilidades, si bien esto se efectúa en diferentes fases de la búsqueda. El objetivo de ambas tácticas es buscar más información sobre dónde y cómo poner en marcha el esfuerzo de búsqueda, intentando ya sea encontrar a la víctima o bien identificar algún lugar por el cual haya pasado. En el método de búsqueda binaria se estima una probable ruta de recorrido o se empieza partiendo del punto donde se señaló por última vez a la persona extraviada. Entonces el equipo calcula una serie de patrones a recorrer con los que probablemente conseguirán interceptar la ruta de la víctima. Si a lo largo de la ruta no encuentran indicios del paso de la persona extraviada, abandonarán la búsqueda en esta área.

La fig.4 muestra un ejemplo de búsqueda binaria, con un área de búsqueda de

dieciséis elementos investigadores por un máximo de cuatro equipos. El recorrido rápido de los equipos demuestra que la víctima ha atravesado determinados puntos, como puede ser el cuadrado número once, en el cual se efectuará una búsqueda más detallada.

1 2 3 4 5 6 7 8

9 10 11 12

13 14 15 16 Fig.4. Teoría binaria en una búsqueda hipotética. Rápidamente se descartan grandes segmentos de búsqueda. El grupo A ha encontrado huellas en el margen de 7 y 11, en dirección hacia 12. El grupo B no ha encontrado nada. Por consiguiente, la casilla 11 parece ser la que más probabilidades reúne; se inicia una búsqueda en batida en esa dirección.

Los métodos normales requerirían ocho equipos compuestos por diez personas para rastrear el mismo terreno. En el método de búsqueda binaria, los rastreadores trabajan en parejas; en este ejemplo se necesitan ocho rastreadores. Es decir que el método binario es especialmente adecuado para utilizar de modo eficaz con un número reducido de personas.

Aún existe otro argumento a favor de este método: el tiempo. En cualquier operación de búsqueda, el tiempo es un factor crítico, puesto que una búsqueda penosa y por consiguiente lenta puede costarle la vida a la víctima. Las búsquedas a fondo tienen el inconveniente de ser mucho más lentas que otros métodos de búsqueda.

La finalidad de la división de un área de búsqueda en segmentos es permitir la aplicación de los principios de la teoría de búsqueda binaria. La subdivisión estimula el uso de las tácticas complementarias de búsqueda en dichos segmentos.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 A

C

B

- 22 -

Al utilizar el método binario, es más conveniente empezar la búsqueda en todos los segmentos en lugar de limitarse a una ruta con mayores probabilidades de éxito. La opción más aconsejable es un ataque amplio que contenga diversas tácticas en las que intervengan el equipo de rastreo, perros y helicópteros en toda el área, de acuerdo con las probabilidades establecidas para cada una de las secciones del área. 1.5. TÁCTICA

Definimos táctica como: conjunto de medios que se emplean para conseguir un resultado.

La táctica comprende todos los métodos utilizados para desplegar los diversos recursos necesarios a fin de llevar a cabo la estrategia planificada en una determinada área de búsqueda. Todos los recursos, incluidos también aquellos que operan fuera del área de búsqueda, se concentran básicamente en la detección de indicios con los cuales se pueda orientar la operación de búsqueda. 1.5.1 El descubrimiento de indicios

Definimos indicios como: signos u otra cosa que permite presumir algo con fundamento.

A partir del momento en que el coordinador de la búsqueda empieza a recibir información (indicios) intenta localizar a la víctima ordenando determinadas acciones que tienen como fin descubrir más indicios. La búsqueda puede tan sólo resolverse buscando indicios, en lugar de buscar a la víctima, porque la persona extraviada es el último indicio.

La víctima no es más que un generador de señales que continuamente envía indicios a unos receptores que son el equipo de búsqueda. Estos receptores deben saber captar las señales. La facilidad para percibir indicios se adquiere a través del entrenamiento y la experiencia.

Los indicios pueden ser de diversas clases; una operación de búsqueda puede centrarse en un solo indicio o recibir muchos indicios, que deberán clasificarse. Estos indicios pueden ser: 1) evidencia física: una huella, 2) información registrada: el libro registro de un refugio o de una cumbre, o un permiso de caza, 3) personas: testigos o parientes y 4) sucesos: gritos de socorro. Algunas de estas señales se reciben con facilidad, puesto que son obvias. Sin embargo, más a menudo, los indicios sólo pueden ser percibidos por personal especialmente entrenado para detectar las señales.

Existen más indicios que víctimas. Los equipos de rescate que buscan indicios, y no a la víctima, tienen más posibilidades de reunir rápidamente las piezas de este enorme rompecabezas. La búsqueda de indicios es un proceso consciente y continuo que no se detiene hasta haber encontrado a la víctima. Nunca se debe descartar o pasar por alto un indicio y ninguna persona es capaz de reunir adecuadamente todos los hechos o indicios.

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Existen seis clases de buscadores de indicios: 1) perros de búsqueda: sabuesos, y perros de rastro; 2) rastreadores profesionales: patrulleros u otro personal entrenado; 3) buscadores entrenados en el terreno: equipos de búsqueda a fondo y equipos de avance rápido; 4) investigadores: profesionales hábiles en el examen de las evidencias halladas en la búsqueda de otras que se basan en las pistas recogidas durante las entrevistas; 5) ayudas mecánicas y electrónicas; 6) los medios aéreos: aviones, helicópteros y satélites.

Cada una de las clases de buscadores de indicios y sus técnicas tiene sus ventajas e inconvenientes. Para poder aplicar uno de estos tipos con eficacia, resulta indispensable evaluar sus medios de operación y sus necesidades, si éstos no han sido detallados en el plan de búsqueda y rescate. Por ejemplo, resulta prácticamente imposible confiar en la ayuda de los perros si anteriormente el equipo de rastreo ha dejado huellas en el bosque.

El empleo de buscadores de indicios en la operación sobre el terreno es la espina dorsal de la estructura de búsqueda. ¿Cómo y dónde deben distribuirse estos buscadores de indicios sobre el terreno? ¿Qué estrategia y qué táctica deben aplicarse? 1.5.2 Delimitación del área de búsqueda

Una vez determinada el área de búsqueda, el coordinador de la operación debe establecer un perímetro alrededor del área y de la persona perdida. El objetivo de ello es que la persona – si se mueve – no pueda atravesar el cerco formado por el equipo de búsqueda sin ser detectada, disminuyendo así la posibilidad de un área de búsqueda más ancha.

La delimitación es una forma de búsqueda pasiva que depende de la posibilidad de limitar la movilidad de la víctima. Mediante esta técnica se pueden dejar grandes regiones sin rastrear partiendo de la suposición de que la persona no habrá podido entrar en ellas. Cualquier accidente del terreno que tienda a impedir o facilitar el paso ofrece la posibilidad de controlar el movimiento del grupo o la persona perdidos y encontrarlos. Puesto que los barrancos, los lechos de los ríos, las crestas y las llanuras posibilitan un avance rápido, se convierten en recorridos lógicos para las víctimas. Por el contrario, los cortados, los bosques densos, los barrancos profundos y las grandes masas de agua dificultan el movimiento y constituyen posiciones estratégicas ideales para los grupos de delimitación.

La delimitación requiere una respuesta de emergencia: debe enviarse un equipo de rescate, mientras se siguen reuniendo datos planificando. No hay que esperar hasta conocer la mayoría de los datos porque se pierde el valor real de la delimitación. Los límites de la zona de búsqueda se amplían en gran medida a causa del lapso de tiempo transcurrido. Por otro lado, existe un argumento contrario que asegura que, a medida que el tiempo pasa, el sujeto puede tener más probabilidades de encontrar el camino de regreso o el medio de reintegrarse a la civilización. Pero si bien esto puede ocurrir con frecuencia, hay más casos contrarios y hay que presuponer que la víctima no podrá orientarse por sí solo y que, con el transcurso del tiempo, existe una creciente posibilidad de que sufra lesiones traumáticas o psicológicas o lesiones provocadas por las condiciones ambientales (deshidratación, hipotermia, etc.)

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La fase táctica de la búsqueda se inicia una vez que se ha organizado el personal de delimitación. Hasta ese momento, unos cuantos miembros de búsqueda y rescate han recorrido el área en pos de la persona extraviada. Se está efectuando el proceso de recopilación de datos, se ha elaborado un plan de búsqueda preliminar y, sobre el mapa, se han trazado los segmentos que tienen prioridad durante la búsqueda. El último paso consiste en enviar a los equipos de búsqueda para que acoten el área más significativa. La técnica sobre el terreno requiere personas entrenadas, capaces de detectar los indicios en la naturaleza.

Así pues, la primera fase de la delimitación consiste en determinar las barreras topográficas y detectar puntos estratégicos: esto puede efectuarse aprovechando la familiaridad con el terreno, mediante el estudio de los mapas, a través de las entrevistas o con los vuelos de reconocimiento. El encargado de coordinar la búsqueda puede cortar el paso a la víctima enviando equipos que avancen en su supuesta dirección. Estos equipos estacionarios se detienen a esperar la posible llegada de la persona extraviada o al descubrir si se aleja. Pueden ir acompañados de equipos de avance rápido que se dirijan hacia el lugar donde la víctima fue señalada por última vez o hacia las áreas en las que resulta más probable encontrarla. Los equipos estacionarios pueden entretanto entrevistar a los montañeros de la zona y enseñar fotografías de la víctima, manteniéndose siempre alerta por si ésta pasara inadvertida a los equipos rápidos por otra ruta o moviéndose en condiciones atmosféricas sin visibilidad o durante la noche.

Otra técnica de delimitación es la vigilancia desde puestos de observación: El vigilante tiene una posición estratégica, desde donde puede dominar el área de búsqueda, para encontrar señales de la víctima. Los métodos llamativos, como la utilización del humo, bengalas, luces, sirenas, espejos y altavoces, llaman la atención de la persona extraviada y la atraen hacia los grupos que le buscan. Los puestos de vigilancia pueden asimismo ayudar a dirigir al avance de los equipos de búsqueda y proporcionar informes de posición al P.M.A. Los puntos de vigilancia bien escogidos proporcionan múltiples servicios durante la búsqueda.

Los medios aéreos también son un instrumento fundamental para llamar la atención de la persona extraviada hacia donde se hallan los equipos de rescate. Si la búsqueda va a durar varios días, todo el personal deberá ser consciente de ello antes de llegar al P.M.A. De este modo, estarán adecuadamente preparados y equipados para quedarse todo el tiempo que sea necesario.

Los puestos de vigilancia no pueden utilizarse con eficacia en determinados tipos de terreno, como bosques densos. En estos casos, se extienden cuerdas entre los árboles, para delimitar las zonas. En algunas ocasiones, se colocan etiquetas en las cuerdas con la inscripción – P.M.A. - y una flecha en la dirección correspondiente. En lugar de una cuerda larga, se puede instalar cinta de plástico, y también trozos de plástico de colores atados a las ramas de los árboles, junto con las señales que indiquen la dirección hacia el P.M.A. Ambas medidas funcionan adecuadamente para segmentar las áreas de búsqueda.

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Asimismo resulta posible delimitar zonas con la ayuda de helicópteros, si bien éstos se utilizan más en las búsquedas rápidas. Los helicópteros han sobrevolado grandes áreas de campos cubiertos de nieve o terrenos rocosos recubiertos de nieve fresca en busca de señales de paso de la víctima, eliminando así grandes porciones del área de búsqueda. Las operaciones de delimitación del terreno finalizan tan sólo cuando se ha interrumpido por completo la búsqueda.

Junto con la intervención de los equipos de delimitación se envían equipos relámpago. Estos grupos formados por dos o tres personas rastrean terrenos con grandes probabilidades como refugios, pozos de minas o edificios abandonados, y recorren rutas conocidas o probables en busca de señales.

Los rastreadores pueden empezar a buscar indicios mientras se establecen puestos de vigilancia. Los lugares o pasajes estrechos de paso obligado a través de la región se denominan trampas de ruta; los rastreadores deben controlar estos parajes en busca de huellas, aunque no dispongan de la descripción del calzado de la víctima. Se deben anotar y controlar todas las huellas descubiertas, y si más tarde se descubre que la víctima dejó sus botas de montaña en casa y calzaba zapatillas, este nuevo indicio ya habrá sido controlado. En las áreas muy extensas o difíciles de recorrer a causa de la escasez de personal o de la densidad del terreno, deben revisarse con frecuencia estas trampas y proyectos lógicos en caso de que los rastreadores encontraran señales antes de que la persona extraviada atravesase la trampa. 1.5.3. Reuniones de evaluación

Cuando los grupos auxiliares de búsqueda y rescate hayan llegado al lugar, debe efectuarse una reunión formal. En algunos casos, han transcurrido horas o incluso un día entero desde que se les activó.

La finalidad de la reunión de evaluación es la de resumir la situación pasada y presente, y proporcionar cualquier información que pueda orientar al nuevo personal en lo que concierne a los aspectos estratégicos del problema. En la reunión se explican los detalles de la estructura de la organización y se especifican las tareas que cada grupo o persona deben realizar. Por esta razón, es muy útil poder hablar cara a cara con todos los componentes del equipo de rescate. Si esto resulta imposible a causa del número de personas o de los distintos horarios, los encargados de los grupos deberán reunirse por separado e informar posteriormente a sus respectivos grupos.

Puesto que cada individuo selecciona y recuerda la información de diferentes maneras, es posible que en el transcurso del proceso de comunicación algunos hechos hayan adquirido un matiz distinto. Por ello, cuando una unidad regrese al terreno, incluso si no se han producido cambios apreciables en la operación de búsqueda, debe efectuarse otra breve reunión, cuya finalidad es reavivar el entusiasmo del equipo y recordarles a todos lo mucho que se aprecian sus esfuerzos. Durante la reunión debe reservarse un espacio de tiempo para preguntas y los comentarios, de modo que todo el mundo tenga la posibilidad de contribuir con ideas y sugerencias, y que no se pase por alto ningún detalle.

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Durante la reunión, los equipos reciben mucha información. El medio más eficaz de recopilar los hechos más importantes es repartir un cuestionario de información sobre la víctima entre todos los integrantes del equipo de búsqueda y rescate. Si no se disponen de las suficientes copias, se pueden repartir fotografías, dibujos de las huellas o descripciones de otros posibles indicios sobre la persona extraviada.

Todos los equipos deben saber exactamente cuál es su misión. El grupo debe discutir y definir las consideraciones relacionadas con la seguridad o los riesgos. Los encargados de grupo reciben por escrito las tareas de cada grupo, poniendo de relieve el tiempo que se dispone para realizar el trabajo. De igual importancia resulta perfilar el proceso de evaluación

Debe hacerse un resumen de la búsqueda, anotando las relaciones entre todos los grupos que han tomado parte en la operación. Durante esta reunión también se puede pasar lista al equipo utilizado y a las predicciones meteorológicas más recientes. Se proporcionan las direcciones de los familiares y se entabla contacto con la prensa.

Por último, se organizan, a nivel de equipo, los planes de transporte hacia y desde el P.M.A. Se deben tomar todas las precauciones necesarias para garantizar la seguridad de los helicópteros o medios de transporte en uso.

Diariamente es difícil efectuar reuniones de evaluación puesto que todo el mundo está cansado tanto física como mentalmente a causa de la tensión de búsqueda.

Una reunión de evaluación consiste en una entrevista completa durante la cual se interroga a las unidades de un equipo sobre el terreno para ponerse al corriente de todas las actividades e indicios encontrados durante el día. La forma ideal de efectuar esta evaluación es hablando por separado con cada encargado o componente del grupo. Sin embargo, en la práctica, ésta se realiza alrededor de una mesa en el P.M.A., mientras todo el mundo – cansado – lucha por permanecer despierto.

La reunión se organiza para intercambiar información sobre lo sucedido mientras un determinado equipo se encontraba en el terreno, para así aumentar la eficacia. Sobre los mapas, se trata el terreno recorrido y se efectúa una estimación del recorrido realizado hasta el momento. Se describen todos los indicios descubiertos y se anotan los nombres de las personas que los han encontrado, así como el lugar exacto donde fueron hallados. Por último se señala el lugar en el mapa. Se determinan los accidentes del terreno que impiden el avance y se toman decisiones para superarlos al día siguiente. Los jefes de los grupos de búsqueda deben evaluar el trabajo y sugerir nuevas estrategias.

La reunión puede ayudar a simplificar la búsqueda, proporcionando la máxima cantidad de datos a las personas que intervienen en la operación de búsqueda con el objetivo de alcanzar la fase final.

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1.5.4. Tácticas de Búsqueda

Los equipos de avance rápido y los equipos de delimitación suelen ser los primeros en hallarse sobre el terreno. La misión de los equipos relámpago es la de resolver el problema a través de una respuesta rápida a la información disponible poco después de la notificación. El empleo de estos equipos es una aplicación práctica de la teoría binaria de la búsqueda, puesto que ayudan a prescindir de rutas en las cuales no se encuentra la víctima. La fase de detención I

Consiste en el examen detenido de las áreas con grandes probabilidades, durante el cual se rastrean caminos, se cruzan zonas peligrosas, se buscan indicios o se atraviesan corrientes de agua. La fase de detención II

Se inicia mientras los equipos relámpago persiguen sus objetivos. En esta fase se efectúa una búsqueda relativamente rápida y eficaz de las zonas que reúnen grandes probabilidades utilizando los métodos que proporcionen mayores resultados por hora. Las tácticas empleadas pueden incluir el uso de perros de rastreo, helicópteros que cubren amplias áreas y las batidas abiertas.

Para la batida abierta del tipo II (fig.5) se utilizan equipos compuestos de tres a siete individuos, que suelen mantener una distancia de doscientos metros o más entre ellos, según el terreno o la densidad de la vegetación. El miembro del grupo que se encuentra en el centro dispone de brújula o GPS y regula la dirección del grupo. Los otros miembros buscan indicios. El área de búsqueda de cada grupo suele ser fija, aunque no esté delimitada con exactitud. En una búsqueda de este tipo, dos equipos pueden partir de la cabecera de un río y seguir su curso, uno a cada lado, a lo largo de 5 ó 10 km. Fig.5 Tipo II de batida abierta en un terreno favorable con una amplia distancia entre los miembros a fin de cubrir el área con rapidez. El miembro del equipo que se encuentra en el centro mantiene la dirección en línea mediante una brújula, GPS o relojes de montaña con brújula digital.

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En contraste con este tipo de búsqueda más abierta se encuentra:

La fase de detección III Es en la que se recorre un área delimitada. Las batidas de tipo III están

compuestas por segmentos del área de búsqueda divididos mediante límites muy claro; en este tipo de búsqueda, el esfuerzo se centra en aumentar las probabilidades de detectar indicios y pueden utilizarse perros, equipos de búsqueda a pie o helicópteros. Los límites artificiales marcados sobre el terreno se trazan asimismo sobre el mapa y se anotan los resultados. Una búsqueda de este tipo suele hacerse con unos treinta efectivos, cuya distancia entre sí es de 6 m, los cuales recorren el terreno que se les ha asignado tanto a lo largo como a lo ancho.

Estas tres fases y métodos de detección se diferencian entre sí tanto por las probabilidades de detección como en el tiempo necesario para efectuar la búsqueda, siendo el tipo III el que tiene más probabilidades de éxito, pero también, el que requiere más tiempo y más gente. Si los equipos de búsqueda rápida recorren un área sin detectar a la víctima, es muy posible que ésta no se encuentre en esa área o que sea necesario recurrir a un método de detección más completo.

MARCADOR DE RUMBO

“A” Y “B” LOCALIZADORES (ENLACE VISUAL

CON MARCADOR)

“B”

- 29 -

1.5.5. La probabilidad de localizar indicios o de encontrar a la víctima. Después del primer día de búsqueda, o incluso antes, empieza a plantearse la

pregunta clave: ¿hasta qué punto son correctas las tácticas utilizadas para cubrir el área?

El interés por determinar la eficacia de una determinada táctica en la búsqueda de una persona extraviada obedece a la necesidad de establecer las probabilidades de detección.

Probabilidades de detección

Éstas se refieren a la probabilidad de que la víctima se encuentre en un área determinada y se calcula mediante la siguiente ecuación:

Pa x Pd = Pe en el que:

Pa es el valor que proporciona una prioridad al segmento del área de búsqueda;

Pd es el valor dado a la capacidad de los recursos para detectar indicios o a la víctima y

Pe es el resultado de los dos factores anteriores, que se utiliza como medida del éxito.

Estudiaremos los métodos para establecer la probabilidad de que la víctima se

encuentre en un determinada área, tanto al principio como tras haber dividido el área en segmentos. Ahora nos limitaremos a explicar hasta qué punto se aplican bien los recursos disponibles y a predecir cómo podrían funcionar otros recursos. Ello puede facilitar la redistribución de los recursos a medida que el área de búsqueda aumenta o disminuye como respuesta a la aparición de nuevos indicios o al fracaso de la táctica utilizada.

Hay un sistema llamado – de Wartes – para calcular las probabilidades de detectar indicios durante la búsqueda. Con este método, se puede calcular el factor Ps (la capacidad de los recursos para detectar a la víctima) de la ecuación anterior. Pero antes de tratar con más detalle este método, deben hacerse dos observaciones. Primera observación: el tipo III de batida delimitada se utiliza en tercer y último lugar, cuando las otras tácticas no han tenido éxito. Segunda observación: este estudio no establece figuras universales para las batidas delimitadas sobre toda clase de terrenos. Estas pruebas están basadas en terrenos de monte bajo muy denso, lo cual debe ser tenido en cuenta al la hora de aplicarlas a otro terreno.

En el trabajo de Wartes existen cuatro condiciones previas: 1) montañeros estrenados; 2) monte bajo denso, 3) búsqueda de objetos de diferentes tamaños, que deben representar los indicios de búsqueda, y 4) doce test de día y ocho test de noche. Debe mencionarse asimismo otro punto: los datos originales fueron presentados en unidades de medida del sistema inglés, que aquí han sido convertidos al sistema métrico.

- 30 -

A lo largo de la prueba de wartes se controló seis grupos de seis personas, comprobando que se necesitan tres horas y media para rastrear 2,5 kilómetros cuadrados y que la probabilidad de detección varía según la distancia en línea entre los personas. A partir de estos test sobre el terreno, se determina la Pd o probabilidad de encontrar indicios o a la víctima que se reproduce en la tabla 1. Tabla 1. Resultados de los experimentos de Wartes sobre la eficacia de la búsqueda.

Distancia entre los personas

Nº de personas

Horas Horas en total

Pd

30 (m) 35x 3,5 185,5 50% 18 (m) 88x 3,5 308 70% 6 (m) 264x 3,5 924 90% Observaciones:

Pd es la probabilidad de detectar a la persona o un indicio de ella con la táctica utilizada sobre un determinado tipo de terreno (de monte bajo). Los resultados se aplican a una búsqueda de 2,5 kilómetros cuadrados. 1.6. BÚSQUEDA Y RESCATE EN CORRIENTES DE AGUA

Las actividades de búsqueda y rescate en estos medios son difíciles, pero los equipos de rescate suelen estar provistos de material muy específico para este tipo de medio.

En ocasiones, es necesaria la intervención de buceadores apoyados desde una embarcación y con seguimiento desde tierra. (G.E.A.S., Bomberos,…). 1.6.1 Características de los ríos

Hay que conocer unos conceptos básicos en cuanto al comportamiento del agua en movimiento, veremos que elementos característicos se forman, la manera de identificarlos y el modo de superarlos con seguridad. CONCEPTOS BÁSICOS.

Caudal: Cantidad de agua que pasa en un tiempo determinado a través de una sección de río. No confundir con VELOCIDAD. El caudal es siempre el mismo, pero la velocidad con el mismo caudal puede variar, pues depende de más factores relacionados con la SECCIÓN del río (pendiente, anchura, relieve, trazado…).

Se calcula con la siguiente fórmula:

CAUDAL = SECCIÓN x VELOCIDAD m3/seg. m2 m/seg.

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Para que nos hagamos una idea de las dimensiones en que nos movemos: 1m3 = 1000 litros = 1000 kilos aproximadamente. Caudales superiores a 2m3/seg ya pueden ocasionarnos muchos problemas.

Pendiente: Influye en el comportamiento del agua dándole más velocidad por la acción de la gravedad.

Anchura: Afecta igualmente a la velocidad, pues tramos más angostos van a provocar un aumento de la velocidad y los ensanchamientos van a ser zonas más calmadas: Más estrecho = más velocidad. Trazado y Relieve del fondo.

Los obstáculos que el agua ha de vencer can a provocar un comportamiento distinto en función de la dimensión y la forma de estos. Por ejemplo, en un trazado sinuoso vamos a observar unos elementos que incluso van ha ser diferentes si las curvas del río son más o menos cerradas. En cuanto al relieve del fondo lógicamente piedras, saltos, marmitas influirán en la formación de estos elementos.

Los principales elementos que se formarán los podemos agrupar en la siguiente clasificación: Corriente Principal – Contracorriente – Rebufo – Remolino – Drosaje y Sifón.

Pero antes de ver en que consiste y a que es debida la formación de los distintos elementos, hay que entender dos propiedades físicas muy importantes que posee el agua:

1.- El agua tiene tendencia a recuperar la altura que ha perdido (vasos comunicantes). 2.- Esta tendencia crea una fuerza centrífuga por culpa de la gravedad. (efecto de succión).

Como ejemplo para entender este fenómeno podría servirnos lo que ocurre con el aire (que en definitiva tiene un comportamiento similar al de un fluido), el rebufo que se produce detrás de un vehículo, no es más que el efecto de succión generado por el mismo aire al ir a rellenar un espacio que momentáneamente ha sido ocupado por otro cuerpo. Con el agua el efecto es muy parecido, pero en el caso de un obstáculo en un río lo que se mueve es el agua y no el cuerpo sumergido en ella. Por tanto, dependiendo del trazado y del relieve, el agua se comportará de maneras diferentes dando lugar a los siguientes elementos o figuras:

Corriente Principal: Parte central y superficial del río (por el rozamiento). Es aquella vena de agua que tiene más velocidad en sentido descendente, a partir de aquí cuando este flujo se encuentra obstáculos por el trazado o por el relieve, de originan:

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Contracorrientes: Corriente en sentido contrario a la principal, se origina cuando hay un espacio vacío que no ocupa la corriente principal y el agua se mueve hacia ese espacio para rellenarlo. Ejemplo: interiores de curvas, grandes obstáculos (cuando el agua no los cubre totalmente), orillas de río.

Rebufos y Remolinos: Corrientes con sentido circular. Los rebufos son

horizontales y los remolinos verticales. Son originados:

Rebufos – por un obstáculo grande cubierto completamente por el agua pero que el movimiento de succión queda en la superficie del agua. Se crea un movimiento circular horizontal muy potente que absorbe mucho aire. Esta gran concentración de burbujas de aire crea mucha inconsciencia y dan el color blanco característico al agua.

Remolinos – corriente circular vertical que se forma generalmente por el rozamiento entre la corriente principal y la contracorriente, este movimiento circular puede provocar un efecto de succión hacia el fondo. No lleva asociado agua blanca.

Drosajes: Cuando la corriente principal va contra la pared, por efecto de la erosión, puede producirse una cavidad por debajo del nivel del agua, que debido a la presión del agua, se crea un flujo de corriente hacia el fondo. Dependiendo de las dimensiones de la cavidad, la presión de corriente puede suponer una trampa sin salida en las partes altas de la oquedad.

Sifones: Corriente principal contra un obstáculo que permite un paso de agua subacuático. Generalmente se produce un estrechamiento brusco de la sección del cauce lo que obviamente produce un súbito aumento de la velocidad del caudal.

LECTURA DE RIO.

Llamamos lectura de río a la acción de identificar visualmente los elementos descritos anteriormente. Es el primer contacto que tenemos para identificar y prever los posibles movimientos del agua. Se requiere mucha experiencia para reconocer con exactitud a simple vista todos los movimientos que el agua es capaz de realizar. En muchas ocasiones los movimientos del agua dependen de los obstáculos que están bajo el agua y que lógicamente no vemos, lo que puede que nos confunda en alguna ocasión. Algunas veces tan sólo la experiencia o el conocimiento previo del lugar pueden ayudar a definir correctamente el comportamiento del agua. Esto nos puede dar una idea de lo complejo que puede resultar el tema en algunos momentos.

Los principales síntomas que nos pueden ayudar a reconocer los diferentes elementos son:

Olas: son el reflejo de la corriente principal, dan sensación de velocidad al agua.

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Agua Blanca – Espuma: agua muy oxigenada, muy aireada, señal inequívoca de mucha actividad, síntoma de succión superficial y por tanto rebufo. Atención: agua de muy poca densidad y por tanto de poca flotabilidad. Setas de Agua: surgencias, borbotones de agua provenientes de un lugar de succión. Nos indican allá dónde vuelve a aparecer la corriente principal detrás de un rebufo, un drosaje, un sifón…

Para nuestros fines, definiremos el término – río – como cualquier masa de agua que fluye con rapidez por un lecho caracterizado por numerosos rápidos, cascadas y otros obstáculos.

Los rápidos son las zonas turbulentas en las corrientes de agua. Su peligrosidad depende de la pendiente del río, el número, tamaño y tipo de obstáculos, la estrechez del lecho, la velocidad y el volumen de la corriente de agua.

La velocidad del agua varía según la situación del lecho de la corriente y según la profundidad del río. Por lo general, el agua fluye con más rapidez en el centro y en la superficie que en la orilla y en el fondo. La velocidad y la profundidad dependen asimismo del relieve del lecho. El agua erosiona más el terreno en los meandros, con lo cual se depositan rocas en el lecho. En la parte interior de un meandro el agua se mueve con más lentitud y es menos profunda que en el centro o en la parte exterior. En lugares poco profundos, las corrientes rápidas pueden producir pequeños rápidos. Al aumentar la pendiente, se incrementa también el riesgo de rocas, la estrechez del lecho, el volumen y la velocidad del agua, características todas ellas peligrosas. 1.6.2 Supervivencia en las corrientes de agua TÉCNICAS BÁSICAS DE NATACIÓN EN AGUAS VIVAS. Navegar en un Río. Superación de Obstáculos.

- Olas: posición flotting. - Piedras: posición flotting, evitarlas. Atención a las corbatas. - Contracorrientes: para salir hacer toma de corriente. - Rebufos: para pasarlos – antes de entrar adoptar una posición muy estirada

para ir lo máximo en la corriente principal y pasar por el fondo, una vez nos sumerjamos mantener una posición agrupada para evitar posibles golpes con el relieve del fondo. Si nos atrapa – ir a buscar la corriente principal (fondo o laterales), para ello adoptar posiciones abiertas.

- Drosajes: posición flotting muy superficial para evitar que la presión del agua contra la pared nos sumerja. Si la succión se produce – la salida siempre está al fondo en la oscuridad, nunca hacia la luz. Coger aire y prepararse para hacer una buena inmersión.

Todos estos elementos peligrosos se tienen que anticipar para evitar

problemas.

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TÉCNICAS BÁSICAS DE SEGURIDAD. Seguridad Estática:

- lanzamiento de cuerda. - tirolinas – pasamanos.

Seguridad Activa:

- rescate a nado - rescate anclados a una cuerda.

Si una persona se precipita en una corriente de agua turbulenta y fría, está

expuesto a lesiones. La mejor protección en las corrientes rápidas es un chaleco salvavidas homologado alrededor del pecho y el cuello y que ayuda a mantener la cabeza fuera del agua. La experiencia ha demostrado que prácticamente el 90% de las ahogados en las corrientes rápidas no disponía de chaleco salvavidas.

Una persona que caiga a una corriente de agua fría, sobre todo a menos de 10 ºC, aunque no se produzca heridas en la caída, al poco tiempo, correrá el riesgo de perder la vida. Como se ha mencionado, las causas de la muerte pueden ser la hipotermia por inmersión y la asfixia por ahogamiento. En la siguiente tabla, se muestra el tiempo estimado de supervivencia de una persona en el agua. Tabla 1

TIEMPO ESTIMADO DE SUPERVIVENCIA DE PERSONAS EN EL AGUA A DISTINTAS TEMPERATURAS. Temperatura en ºC. Tiempo estimado de supervivencia Menos de 2º Menos de ¾ de hora De 2º a 4º Menos de 1 ½ De 4º a 10º Menos de 3 horas De 10º a 15º Menos de 6 horas De 15º a 20º Menos de 12 horas Más de 20º Indefinido(dependerá de la fatiga)

La asfixia por ahogamiento se produce cuando el accidentado queda debajo del agua. Aunque consiga mantener la cabeza fuera del agua, es posible que a causa de la hipotermia por inmersión, acabe ahogándose.

Los primeros auxilios en casos de hipotermia por inmersión son similares a los que se prestan a un paciente con otro tipo de hipotermia. Un entorno frío, en este caso el agua, provoca una rápida disminución del calor corporal y la pérdida del conocimiento; el corazón late más rápido, hasta que la víctima muere.

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1.6.3 Plan previo de la búsqueda y el rescate en las corrientes de agua

En las zonas donde existen probabilidades de accidentes en corrientes de agua,

los grupos de rescate de la Guardia Civil, Protección Civil, Bomberos, etc., elaboran planes de actuación detallados y especializados para desarrollar su humanitaria labor en los ríos y otras corrientes de agua. En general, contienen los siguientes puntos:

1. Confección de mapas hidrográficos puestos al día y normalizados. Debe evitarse la duplicidad de nombres y las descripciones deben concordar para evitar las confusiones.

2. Las fotografías aéreas del río proporcionan una información de gran valor. Las fotografías y las cotas de nivel ayudarán a reconocer las zonas de mejor accesibilidad.

3. Si en el río hay presas, centrales hidroeléctricas, etc., se detallan los horarios de apertura de la presa.

4. Mapas de las zonas durante las estaciones del año, y los distintos niveles del agua.

5. Vuelos con helicóptero para reconocer el río, sobre todo durante una búsqueda. En tal caso, pueden tomarse fotografías que servirán en futuras búsquedas o rescates.

6. En los mapas de acceso y de nivel del agua se indican los peligros del río. 7. Se describen también los afluentes y los barrancos que aportan caudal. 8. Si el río se hiela en invierno, se describe la evolución mensual del hielo y el uso

invernal del río (patinadores, cazadores, etc.). 9. Es necesario emplear los recursos humanos y materiales locales para el rescate,

es decir, personas de los alrededores que conozcan bien el río, guardas forestales, barcas, servicios de ambulancias, unidades de Protección Civil, empresas de multiaventura, etc.

1.6.4 Búsqueda en las corrientes de agua

Al recibir la primera notificación de un accidente, la estrategia es parecida a la que se describió en el capítulo Coordinación de la búsqueda. De inmediato se movilizan equipos de búsqueda de avance rápido, normalmente compuestos por dos personas, a lo largo del río a ambos lados y, a ser posible, todos al mismo tiempo.

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Fig. 225. Metodología de la búsqueda en un río.

Este despliegue permite a los miembros del equipo de búsqueda explorar zonas que son inaccesibles para el grupo que se encuentra del lado más cercano al obstáculo. Dos equipos empiezan a abrirse paso corriente abajo desde el punto donde se vio a la víctima por última vez; es necesario enviar a otros equipos por delante para que inicien la búsqueda desde puntos situados más lejos corriente abajo. Los equipos de búsqueda en la orilla pueden encontrar a una persona herida que ha sido capaz de salir del agua, pero que ha pasado desapercibida para el helicóptero.

Si no ha transcurrido aún mucho tiempo, se pueden enviar grupos de búsqueda hacia un tramo de agua más lenta que se encuentre corriente abajo y sea relativamente fácil de observar, para el caso de que la víctima hubiera conseguido salir del agua y abandonar el área de búsqueda. Nunca debe subestimarse la distancia que puede haber sido arrastrada la víctima en el río desde que se sumergió. Si la corriente es muy turbulenta deben situarse con rapidez personas en los puentes que cruzan el río, que proporcionan un punto de observación adecuado; a continuación, se envía a un grupo provisto de un reducido equipo de rescate hacia ese lugar. La delimitación de la búsqueda puede establecerse multiplicando el tiempo transcurrido desde que se produjo el accidente por el caudal aproximado de la corriente de agua.

U. P.

GRUPO

GRUPO

GRUPO OBSERVADOR

OBSERVADOR

PUNTO ENCUENTRO VICTIMA

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Por regla general, los miembros del grupo de búsqueda deben permanecer fuera del agua, salvo si disponen del equipo apropiado (flotadores, aseguramientos,). Si es necesario que entren en el agua, deberán hacerlo sólo en aquellos lugares donde el agua no sobrepase la altura de las rodillas, en sitios donde pueda verse el fondo y siempre supervisados por los propios compañeros.

Los equipos de búsqueda deben ser capaces de reconocer los indicios y deben buscar posibles piezas de equipo y prendas extraviadas a lo largo de la orilla, en los remansos o entre las rocas. Se incrementa así en gran medida la probabilidad de detectar indicios de la víctima o de encontrarla. Las búsquedas en batida del tipo II y III adaptadas para las corrientes de agua se utilizan para recuperar cadáveres y en ellas toman parte Bomberos, Policía, Protección Civil, etc.

El uso del helicóptero, es muy práctico y útil para realizar una búsqueda rápida y amplia. El helicóptero constituye una plataforma de observación que puede volar bajo y despacio. Un observador desde un helicóptero puede reconocer las características topográficas con más rapidez que los equipos de tierra, que ven disminuida su visibilidad a causa de las irregularidades del terreno. En algunos ríos, el helicóptero puede aterrizar sobre un patín o alzar a la víctima, completándose así el rescate de un modo más eficaz y rápido que cuando se utiliza un equipo convencional con cuerdas y trajes de neopreno. Durante toda la operación debe tenerse en consideración la seguridad del grupo de rescate, junto con la necesidad de efectuar un rescate rápido.

El personal de búsqueda y rescate debe tener un conocimiento básico de las características y peligros de las corrientes de agua. Gracias a ello, podrán reconocer en qué zonas existen mayores posibilidades de encontrar a la víctima y estarán más acostumbrados a los peligros con los que se deben enfrentar. Una de las mejores maneras de lograr este conocimiento es efectuar recorridos por los ríos varias veces al año, sobre todo a principios de temporada cuando los accidentes empiezan a ser más frecuentes, (pascuas a verano).

A menudo, el equipo de avance rápido utiliza también canoas, kayaks o embarcaciones junto con los materiales de tierra y aire, sobre todo en las zonas en las que el río atraviesa una garganta o una zona totalmente recubierta por la vegetación y que resultan difíciles de examinar desde el aire.

No existen reglas que sean válidas para cualquier situación, pero el compañerismo y la responsabilidad mutua entre los miembros del equipo de búsqueda y rescate siguen prevaleciendo por encima de las demás.

Si los grupos de avance rápido, las batidas del helicóptero y los equipos con embarcaciones no han conseguido resultados positivos se puede introducir una búsqueda con buceadores del tipo II y III, deberán ir asegurados y protegidos por embarcación.

La primera consideración es la seguridad de los miembros del equipo, puesto que llegados a este punto se supone que la víctima ya está muerta. Todos los que penetren en el agua deben ir provistos del equipo adecuado. Por lo general no suelen llevarse cinturones de plomos, salvo en los casos en los que resulta necesario

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disponer de un equipo de buceo completo para registrar minuciosamente una amplia zona de agua tranquila y muy profunda. Es éste tipo de búsqueda son imprescindibles los bicheros para tantear el fondo (poca profundidad).

2. EL HELICÓPTERO.

2.1. GENERALIDADES 2.1.1. Objetivo del estudio. Proporcionar a quienes trabajan habitualmente con los helicópteros en misiones de rescate y evacuación, los conocimientos precisos para el movimiento en sus inmediaciones, operaciones de embarque y desembarque, así como de elección y señalización del punto de aterrizaje.

Socorros.

En todas estas misiones, el factor básico es la rapidez en la ejecución.

El helicóptero está esencialmente indicado para evacuaciones a distancias medias (unos 300 km., en línea recta).

Las evacuaciones por helicóptero se justifican cuando el enfermo o herido necesita cuidados urgentes, cuando el transporte por carretera está contraindicado o cuando el esfuerzo del rescate sea tan grande que suponga gran fatiga o peligro para el personal que debe intervenir en él.

Si es posible, la evacuación debe ser decidida por un médico, salvo el caso en que el helicóptero intervenga en el lugar mismo del accidente, lejos de la presencia de aquél. 2.1.2 Coordinación.

Como medidas de coordinación entre el personal de tierra y la tripulación del helicóptero conviene saber:

- Interesa definir los puntos de carga, descarga y embarque. - Para obtener el máximo rendimiento del helicóptero, conviene fijar el área de

partida lo más próxima posible a la zona del siniestro o accidente, con objeto de multiplicar su autonomía de vuelo.

- Se debe dar al piloto información sobre la persona o personas a localizar, detallando: número, equipo, vestimenta, color, volumen y zona supuesta de accidente o itinerario seguido hasta su desaparición.

2.2. BALIZAMIENTO 2.2.1 Generalidades

En caso de necesidad, el helicóptero es capaz de operar en lugares de notable inclinación y de reducidas dimensiones. No obstante, siempre que sea posible, ha de reunir unos requisitos mínimos.

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2.2.2 Helisuperficie

Es una zona de terreno utilizada para aterrizaje con helicóptero, con cierto carácter de continuidad. Las condiciones ideales del terreno son:

- Terreno Duro. A ser posible con hierba. - Terreno Limpio de ramajes, polvo y piedras que el rebufo pueda levantar. - Terreno sensiblemente llano, con pendientes inferiores a 8º.

Dimensiones

Las helisuperficies deben tener unas dimensiones mínimas de 30 x 30 metros, procurando que en los sectores de entrada y salida (aterrizaje y despegue) no existan obstáculos que obliguen a los aparatos a describir una trayectoria de pendiente superior al 20%.

La zona no ha de ser necesariamente llana en toda su extensión, pero sí que el helicóptero disponga de una superficie para su aterrizaje de 4 x 4 metros, rodeada de terreno sin obstáculos. Balizamiento Diurno.

Existen varios procedimientos:

- En forma de “T”. - En forma de “Y”. - Otros (círculo, cruz, cuadrado, etc.).

Balizamiento Nocturno.

Para operaciones nocturnas, cada helicóptero debe disponer de un círculo de 25 metros de radio, rodeado de una corona de 20 metros de ancho, sin obstáculos de altura superior a un metro.

Un procedimiento muy bueno consiste en usar dos vehículos, que señalizan el punto de toma con el punto donde se cruzan las luces y la dirección del viento con su orientación en el área del aterrizaje. 2.2.3 Disciplina en el área de aterrizaje

1º- Durante el aterrizaje estará prohibido acceder al área.

2º- Para carga, descarga o acceso de pasajeros, sólo se autorizará el paso a personas comprometidas con la operación. (Estas funciones serán responsabilidad de la tripulación).

3º- El personal de tierra no debe aproximarse al aparato más que cuando el rotor principal esté totalmente parado, para evitar riesgos graves.

4º- No obstante lo anterior, si fuese absolutamente necesario aproximarse al helicóptero con rotores en funcionamiento, se guardarán las siguientes normas de seguridad:

- La aproximación se efectuará por la parte delantera, a la vista de los pilotos.

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- Nunca se rebasarán los alerones estabilizadores traseros, por existir riesgo con el rotor de cola.

- Se tendrá en cuenta la situación relativa del helicóptero respecto del suelo y la pendiente que forme el terreno. (Las aspas del rotor principal pueden golpearnos en la cabeza).

- No apoyar los pies entre el patín y la base de apoyo del helicóptero, pues ante una maniobra brusca del aparato podemos sufrir un golpe por el patín y éste hacernos caer.

- Si portamos herramientas, esquís, mochilas, bastones u otros materiales de gran longitud debemos tener en cuenta no colocarlos verticalmente al acercarnos al aparato, pues podrían interponerse con la trayectoria de giro de los rotores.

5º- Antes del despegue, despejar de nuevo el área, para permitir que aquél se efectúe en las mejores condiciones de seguridad.

6º- Aunque sea reiterativo, ACERCARSE AL HELICÓPTERO SIEMPRE POR DELANTE.

7º- Prestar especial atención a objetos que se puedan volar: papeles, gorros, trapos, prendas de vestir, etc.

2.3. EMBARQUE Y DESEMBARQUE 2.3.1 Generalidades

La mayor parte de accidentes en embarque y desembarque han sido producidos por las palas de los rotores, pues aún en el caso de girar lentamente (arranque y parada), tiene suficiente energía para producir lesiones graves.

El plano del rotor principal queda a una altura muy superior a la de un hombre, en terreno llano, pero si está inclinado, el rotor puede quedar, sensiblemente más bajo.

Para evitar estos riesgos, las personas deben acercarse y separarse del helicóptero por el sector frontal (para evitar el rotor de cola) y por el valle (para evitar el rotor principal).

El equipo personal deberá estar perfectamente ajustado y colocado, a se posible, en el pecho, evitando llevar objetos sueltos en el interior del helicóptero ni lanzarlos desde el helicóptero en vuelo estacionario.

No se podrá fumar, ni a bordo (salvo autorización del piloto responsable de la aeronave), ni durante las maniobras de toma o despegue, ni en tierra, a menos de treinta metros del aparato. Estará siempre prohibido cuando los helicópteros lleven depósito auxiliar de combustible. 2.3.2 Embarque

El personal que deba ser transportado esperará en grupos de cuantía prefijada (máximo tres personas, o cuatro, prescindiendo del copiloto), en una posición distinta y, como mínimo, a 15 metros del punto de toma.

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Una vez el helicóptero en tierra se permanecerá en la posición de espera hasta recibir del piloto la señal para embarcar.

Recibida ésta, se dirigirá en hilera, con rapidez y por el sector frontal al helicóptero, distribuyéndolo por mitades, hacia las dos puertas laterales.

El que encabece cada mitad abrirá la puerta respectiva y será el último en embarcar, cerrándola una vez a bordo y asegurándose de su cierre.

Iguales precauciones se observarán en el caso de que el helicóptero se mantenga en estacionario. 2.3.3 Desembarque 1.- Helicóptero en tierra:

- Una vez el helicóptero esté bien asentado, el piloto dará la señal de salida.

- Si lleva sujeto el cinturón de seguridad, se soltará, verificando que no queda enganchado en el correaje o equipo.

- El último en embarcar abrirá la puerta y saldrá, cerrándola cuando hayan salido todos los demás y asegurándose del cierre.

- El alejamiento del helicóptero se hará rápidamente y por el sector frontal.

2.- Helicóptero en estacionario:

- En este caso el helicóptero permanece aproximadamente a un metro del suelo.

- Nadie se moverá de los asientos hasta que el piloto dé la señal de salida. Recibida ésta, los últimos en embarcar abrirán las puertas y saltarán, siguiéndoles los demás, sin amontonamientos y evitando movimientos bruscos.

- El cierre de las puertas debe de efectuarse por los últimos en descender. Embarque y desembarque de camillas.

- El embarque de camillas se hace por la puerta posterior del aparato, con la cabeza de la camilla hacia delante (hay que introducirla al principio).

- La aproximación al aparato se hará cuando lo autorice el piloto, debiendo permanecer el accidentado a la vista del piloto.

- Una vez abiertas y aseguradas las puertas de la bodega de carga, se acercará la camilla desde el frente o desde un lateral hacia el aparato, teniendo precaución con el rotor de cola en las operaciones de introducción en la bodega.

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2.4. RESUMEN

¿Con qué información podemos colaborar con la tripulación de un helicóptero? 2.4.1 Antes de salir de misión.

- Informando sobre la climatología. - Aportando más datos sobre la misión. - Informando sobre las condiciones del terreno. - Estableciendo un sistema eficaz de transmisiones.

2.4.2 Antes de tomar tierra el helicóptero.

- Marcando la dirección del viento. - Eligiendo el punto de toma más adecuado. - Comprobando las condiciones del terreno.

2.4.3 Durante la toma del helicóptero.

- Avisando del perfecto asentamiento del aparato. - Evitando que nadie se acerque por sitio peligroso. - Comprobando que la operación de carga y descarga se realiza correctamente.

2.4.4 Antes del despegue.

- Que esté libre de obstáculos y personal la zona de despegue. - Que todos los materiales y prendas estén sujetos y cerrados.

2.5. MISIONES DEL HELICÓPTERO EN MONTAÑA. Socorros

Los socorros con helicóptero son aquellos servicios en los que el factor predominante es el auxilio a personas en peligro. En nuestro entorno de operación, las causas se hallarán en razón a condiciones meteorológicas adversas, pérdidas, accidentes, etc. Éstas, a su vez, se pueden clasificar en alguno de los siguientes grupos: 2.5.1 Localizaciones

Las localizaciones se concretan en la búsqueda de personas o grupos extraviados o que no han cumplido su calendario previsto, por lo que se supone que pueden haber sufrido un accidente o estar en peligro.

Se pueden efectuar tan sólo por la tripulación del helicóptero, con grupos montañeros, o bien dejando patrullas que recorrerán itinerarios a pie. Lo normal y dependiendo de la zona a recorrer será el empleo de las tres modalidades.

En estos casos, es básico conocer el itinerario previsto, los posibles alternativos, nivel técnico de los implicados, número de personas extraviadas, equipo del que se hallan dotadas y color de la vestimenta.

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La dificultad aumenta con la extensión del itinerario y alternativos, grupo poco numeroso y que haya transcurrido mucho tiempo desde que desaparecieron. 2.5.2 Evacuaciones

Las evacuaciones en general se pueden clasificar en primarias y secundarias. Las primarias, consisten en el traslado del lugar del accidente a un centro asistencial y las secundarias suponen un traslado entre dos centros asistenciales.

Las evacuaciones con helicóptero se justifican cuando el enfermo o herido necesita cuidados urgentes, cuando el transporte por carretera está contraindicado o cuando el esfuerzo de traslado sea tan grande que suponga una gran fatiga para el personal implicado.

Si es posible, la evacuación debe ser decidida por un médico, salvo el caso en que el helicóptero intervenga en el mismo lugar en que se produjo el accidente y, por tanto, lejos de la presencia de aquél.

Según las dificultades del lugar de inicio de la evacuación, ésta se puede efectuar sólo por la tripulación del helicóptero o, como suele ser normal, con personal de las Unidades de Montaña. En estos casos, es importante conocer la localización de la persona o personas a evacuar, la causa de la evacuación y el lugar idóneo de destino.

Las dificultades, normalmente, vendrán determinadas por el punto de

embarque y la disciplina en el mismo, por la meteorología, la duración de la evacuación y la falta de acondicionamiento interno para evacuaciones, principalmente secundarias. 2.5.3 Rescates

Es en las evacuaciones y en los rescates donde el helicóptero demuestra su operatividad en terreno montañoso y es en estos últimos donde la coordinación entre todas las partes implicadas cobra una importancia vital para lograr un resultado óptimo y con los menores riesgos y fatigas.

Podemos considerar rescate a toda evacuación de una o varías personas que han sufrido un accidente o están expuestos a un peligro inminente, y que, para llevarla a cabo, los equipos han de asumir un riesgo en razón al lugar y/o condiciones meteorológicas, a pesar de estar técnicamente equipados y adiestrados para esa misión.

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3. CLIMATOLOGÍA

CUADRO RESUMEN DE ELEMENTOS A CONSIDERAR PARA UNA PREDICCIÓN CIRCUNSTANCIAL

Clase de tiempo

Aspecto del cielo Nubes Viento Barómetro Termómetro Animales Otros indicios

Buen tiempo

Despejado. Azul celeste, gris claro o rosado al amanecer. Rosáceo o amarillo naranja, con nubes de Poniente al caer el Sol. Por la noche, estrellas brillantes y poco numerosas.

Cirros aislados o procedentes del E o NE. Pequeños cúmulos o niebla matinal que desaparece bajo la acción de los rayos solares.

Sin viento, o bien del N. o del E., moviéndose en el sentido de las agujas del reloj. La brisa asciende del valle por la mañana y desciende por la tarde.

Sigue el curso normal, dando el mínimo hacia las 4,00 y las 14,00 horas, y el máximo hacia las 10,00 y las 23,00. Subida brusca denota buen tiempo transitorio.

Sube gradualmente por la mañana y desciende por la tarde.

Permanecen tranquilos y siguen sus hábitos normales.

El humo se disipa rápidamente. En otoño no hay escarcha al amanecer.

Cambio próximo

Sol pálido. El cielo verdoso, con franjas rojas y violetas al declinar el día. Halos o coronas solares o lunares.

Cirros procedentes del S., del W. o NW. Cirrostratos y altostratos y también nubes como a jirones después de un cielo empedrado.

Cambia de Levante a Poniente, o de N. a S. La brisa de la montaña desciende por la mañana y asciende por la tarde.

Descenso continuo e irregular a saltos de 4 a 6 metros

Notable aumento de la temperatura. No desciende al atardecer.

Se sienten inquietos y los pájaros vuelan bajo, particularmente las golondrinas.

El humo es denso y no se disipa. El fondo del paisaje es muy visible.

Lluvia

Color rosa persistente. Sol pálido al amanecer y rojo al elevarse. Halo solar o lunar.

Cirros en movimiento veloz. Los nimbostratos son las nubes características de la lluvia. Los altocúmulos, señal de aguacero.

Del S., W. y NW, arrastrando mucha nubosidad y girando en sentido inverso a las agujas del reloj. Ausencia de viento en el valle.

Desciende lentamente. Al iniciarse la lluvia asciende de nuevo.

No sube durante el día

Los pájaros vuelan a ras de suelo. Los insectos se muestran agresivos y molestos. Los limacos, gusanos, etc., circulan por los senderos.

Las letrinas y estercoleros huelen intensamente. En los lagos se nota olor a pescado.

Tormenta

Cubierto por nubosidad densa y oscura. Halo solar o lunar.

Altocúmulos “castellatus” y cúmulo-nimbos.

Turbulento y frío normalmente. En verano, viento del Sur.

Cae con rapidez. Sube sensiblemente por la mañana y no desciende hasta el atardecer.

Los tábanos, moscas y mosquitos aumentan su actividad agresiva.

Se siente sensación depresiva y el aire se nota pesado.

Ventoso

Amarillo anaranjado al amanecer. Rojizo durante el día. Luna roja.

Las primeras nubes del día avanzan por encima de nubosidad densa. Algunos altocúmulos, los cirrocúmulos y nubes arreboladas.

Sopla violentamente y a ráfagas.

Desciende mucho y después sube bruscamente.

Inicialmente baja o sube, según la naturaleza del aire que llega. Luego se mantiene estacionario.

Los rebaños se refugian al amparo de las rocas o buscan sus establos.

Con niebla persistente no hay viento.