burker - historia y teoría social

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  • 7/30/2019 Burker - Historia y teora social

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    El presente Libro Digital, fue adaptado por Letras habladas para el uso exclusivo de personascon discapacidad visual, como resultado del convenio celebrado entre La UniversidadAutnoma de la Ciudad de Mxico y Punto Seis A. C.

    Conforme al Artculo 44 de la ley federal de derechos de autor que a la letra dice:

    No constituye violacin al derecho de autor la reproduccin de obras completas o partesde una obra, fonograma, videograma, interpretacin o ejecucin o edicin, siempre quese realice sin fines de lucro y con el objeto exclusivo de hacerla accesible a invidentes osordomudos; la excepcin prevista en este artculo comprende las traducciones oadaptaciones en lenguajes especiales destinados a comunicar las obras a dichaspersonas.

    Por consiguiente el presente Libro digital es totalmente gratuito y para el uso exclusivode personas con discapacidad visual, quedando estrictamente prohibida la venta, copiao distribucin total o parcial de este material.

    Peter BurkerHISTORIA Y TEORA SOCIALTexto en la solapa:Los historiadores y los cientficos sociales no han sido siempre buenos vecinos, pero en

    aos recientes se ha producido una creciente convergencia entre la historia y variasdisciplinas sociales. Al tiempo que la investigacin histrica ha sido influida por lasociologa, la antropologa y la teora social, las ciencias sociales han cobrado

    paulatinamente un carcter histrico. El autor expone la emergencia de dichasdisciplinas, la relevancia de los conceptos y mtodos sociolgicos para los historiadores,y la pertinencia de los mtodos historiogrficos para los acadmicos de las cienciassociales. Examina tambin el desarrollo reciente en la sociologa histrica y de la

    "nueva historia", que incluye la de las mujeres, la microhistoria y la historia de la vidacotidiana, analizando los trabajos de Braudel, Le Roy Ladurie, Elias, Foucault ySahlins, lo que hace de este libro un material indispensable para una amplia gama decientficos sociales.Fin del texto en la solapaColeccin ItinerariosHISTORIA Y TEORA SOCIALPeter BurkerInstituto Mora.Instituto de Investigaciones Dr. Jos Mara Luis Mora

    Santiago Portilla Gil de PartearroyoDirector General

    Hugo Vargas ComsilleCoordinador de PublicacionesTraduccin: Stella MastrangeloPortada:Juan Carlos MenaTtulo originalHistory and Social Theory Polity Press, 1992Primera reimpresin en espaol, 2000 Primera edicin en espaol, 1997 Derechos

    reservados conforme a la ley, 1997Instituto de Investigaciones Dr. Jos Mara Luis Mora Plaza Valentn Gmez Faras 12,

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    San Juan Mixcoac Mxico 03730, D.F.ISBN 968-6914-684Impreso en Mxico Printed in MxicoNDICEPrefacio Pgina 7

    1. Tericos e historiadores Pgina 72. Modelos y mtodos Pgina 113. Conceptos generales Pgina 344. Problemas centrales Pgina 575. Teora y cambio social Pgina 123Bibliografa Pgina 152

    ndice analtico Pgina 215PREFACIOPgina 7Al comienzo de mi carrera acadmica, en la Universidad de Sussex, poco despus de1960, me ofrec como voluntario para dictar un curso sobre "Estructura social y cambio

    social", considerando que era una buena idea saber cmo era la sociedad antes deescribir su historia y que la mejor manera de aprender sobre un tema es ensearlo. Mi

    participacin en ese curso hizo que Tom Bottomore me invitara a escribir un libro,Sociologa e historia, que intentara ofrecer a estudiantes de ambas disciplinas lo que

    poda resultarles ms valioso de la otra. Ese libro fue publicado por Allen y Unwin en1980 y ahora, ms de diez aos despus, Polity Press me ofrece la oportunidad de

    publicarlo corregido y aumentado.Esta segunda versin aparece bajo un nuevo ttulo que representa con ms exactitud dequ trata el libro. El prefacio original ya explicaba que la antropologa social"desempea en este ensayo un papel ms importante de lo que el ttulo sugiere",conteniendo a la vez material sobre economa y poltica. Pero en la dcada de 1990 esrazonable esperar que un tratamiento general de la teora social comprenda mucho ms,incluso disciplinas y subdisciplinas como comunicaciones, geografa, relacionesinternacionales, derecho, lingstica (especialmente sociolingstica), psicologa (sobretodo psicologa social) y estudios religiosos. Adems es casi imposible excluir esfuerzosinterdisciplinarios como la teora crtica, cultural o feminista, o de hecho la filosofa(que podra definirse como una teora de la teora).Ampliar de este modo el enfoque del ensayo plantea varios problemas. El campo esdemasiado vasto para que un solo individuo pueda dominarlo. Durante los ltimostreinta aos, mis lecturas en el campo de la teora social han sido bastante amplias, ysiempre tena presente su posible

    Pgina 8Historia, yteora socialutilidad para escribir mi historia, pero mi propia experiencia en el tratamiento de lahistoria es obviamente limitada. Siempre he trabajado en la historia cultural y social dela Europa de los siglos diecisis y diecisiete y mi conocimiento de otros continentes,otros periodos y otras disciplinas es, en el mejor de los casos, fragmentario. Por esotiendo a escoger ejemplos concretos que me son familiares por mis investigaciones y loque enseo, aun al precio de cierto desequilibrio.Al examinar lo que est ocurriendo en todas esas reas, el autor no puede dejar de tenerun punto de vista personal. Este ensayo est escrito desde la perspectiva de lo que eldifunto Fernand Braudel llamaba "historia total": no un relato del pasado que incluya

    todos los detalles, sino que destaque las conexiones entre distintos campos del esfuerzohumano.

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    Hay adems un problema lingstico. Ahora que el tema se ha ampliado, con qudebemos reemplazar el trmino "sociologa"? Escribir "sociologa, antropologa, etc."resultara muy prolijo. Hablar de las "ciencias sociales", como se usaba hace un tiempo,molesta ahora a todos los que no creen que el modelo de las ciencias fsicas (si es queexiste tal modelo unificado) deba ser seguido por quienes estudian la sociedad. "Historia

    y teora" es un ttulo atractivo, pero provocara, probablemente, falsas expectativasrespecto a un libro ms filosfico que ste.Por eso he decidido emplear el trmino "teora social" (que debe entenderse incluye la"teora cultural"). Como el lector descubrir pronto, esta eleccin no implica como

    premisa que las teoras generales son lo nico que los historiadores pueden hallarinteresante en la sociologa y otras disciplinas. Algunos de los conceptos, modelos ymtodos utilizados en esas disciplinas tambin resultan tiles en el estudio del pasado,lo mismo que los estudios de caso de sociedades contemporneas pueden sugerircontrastes y comparaciones fecundos con siglos anteriores.La decisin de ampliar el libro en esta forma fue similar a la de ampliar una casa, hasignificado una buena dosis de reconstruccin. De hecho sera ms exacto decir que se

    han incorporado unos cuantos fragmentos de la primera edicin a lo que esencialmentees una estructura nueva. Hay muchas referencias a estudios publicados en la dcada de1980; sin embargo he hecho todo lo posible por no hacerlo demasiado actual,y sigocreyendo que Marx y Durkheim, Weber y Malinowski -por no mencionar ms nombres-todava tienen mucho que ensearnos.La primera versin de este libro fue escrita en el ambiente interdisciplinario de laUniversidad de Sussex. La nueva versin es fruto de ms de. una dcada en Cambridgey tambin debe mucho a algunos colegas. ErnestPREFACIOPgina 9Gellner, Alan Macfarlane, Gwyn Prins y el grupo de geografa histrica que se rene enel Emmanuel College reconocern lo que he aprendido de su estmulo, sus crticas y sussugerencias de ulteriores lecturas. Lo mismo ocurrir con una serie de colegas fuera deGran Bretaa, entre ellos Antonio Augusto Arantes, Antn Blok, Ulf Hannerz, TomsHofer, Vittorio Lanternari y Orvar Lfgren. La reescritura fue iniciada en elWissenschafts-kolleg de Berln, y el libro debe mucho a los historiadores yantroplogos de all, especialmente a Andr Bteille por sus constructivos comentariossobre el borrador. John Thompson, quien ha sido responsable de mi educacin continuaen sociologa en los ltimos aos, y mi esposa Mara Luca leyeron cuidadosamente la

    penltima versin. Sin su ayuda quiz habra querido decir lo que dije, pero no siemprehabra podido decir lo que quera.

    Pgina 10 en blancoPgina 111. TERICOS E HISTORIADORESEste libro intenta responder a dos preguntas engaosamente sencillas: qu utilidadtiene la teora social para los historiadores, y qu utilidad tiene la historia para lostericos sociales? Digo que son "engaosamente sencillas" porque la formulacin ocultaalgunas distinciones importantes. Diferentes historiadores o diferentes tipos dehistoriadores han encontrado distintas teoras tiles en diversas formas, algunas comomarco general y otras como medio de comprender un problema determinado. Otros hanmostrado y siguen mostrando una fuerte resistencia a la teora. 1 Tambin puede ser tildistinguir entre las teoras y los modelos o los conceptos. Son relativamente pocos los

    historiadores que emplean la teora en el sentido estricto del trmino; un nmero mayorutiliza modelos, y los conceptos son prcticamente indispensables.2

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    La distincin entre prctica y teora no coincide con la distincin entre historia ysociologa, o entre historia y otras disciplinas, como antropologa social, geografa,

    poltica o economa. Algunos estudiosos de esas disciplinas producen estudios de casoen que la teora desempea un papel muy reducido. Por otra parte, algunoshistoriadores, en particular los marxistas, dedican mucha energa a la discusin de

    problemas tericos, incluso cuando se quejan como lo hizo Edward Thompson en unfamoso ensayo polmico de lo que ste llamaba "la pobreza de la teora".3

    Despus de todo, dos conceptos que han tenido enorme influencia en la sociologa, laantropologa y los estudios sociales en los ltimos aosInician los pies de pgina1 Man (1986).2 Leys (1959).3 Thompson (1978b)Fin de los pies de pginaHistoria y teora socialPgina 12

    fueron lanzados originalmente por historiadores marxistas britnicos: la "economamoral" de Edward Thompson y la "invencin de la tradicin" de Eric Hobsbawm. 4 Sinembargo, en general, los que trabajan en esas otras disciplinas emplean conceptos yteoras con mayor frecuencia, ms explcitamente, ms en serio y con ms orgullo quelos historiadores. Esa diferencia en las actitudes hacia la teora es lo que explica lamayora de los conflictos y malentendidos entre los historiadores y los demsestudiosos.UN DILOGO DE SORDOSLos historiadores y los socilogos (en particular) no siempre han sido buenos vecinos.En efecto son vecinos intelectuales, en el sentido de que los practicantes de ambasdisciplinas (igual que los antroplogos sociales), se ocupan de la sociedad consideradaen su conjunto y de toda la gama del comportamiento humano. En ese aspecto sediferencian de los economistas, los gegrafos y los especialistas en estudios polticos oreligiosos.Podemos definir la sociologa como un estudio de la sociedad humana, con nfasis enlas generalizaciones sobre su estructura y desarrollo. La historia se define mejor comoun estudio de las sociedades humanas en plural, destacando las diferencias entre ellas ytambin los cambios que han tenido lugar en cada una de ellas a lo largo del tiempo. Losdos enfoques han sido vistos algunas veces como contradictorios, pero es ms tiltratarlos como complementarios: slo comparndola con otras podemos descubrir enqu sentido determinada sociedad es nica. Los cambios se estructuran y por ello las

    estructuras cambian. En realidad el proceso de "estructuracin", como lo llaman algunossocilogos, ha pasado a ser un foco de atencin en los ltimos aos (vase infra, p.186).5

    Los historiadores y los tericos sociales tienen la oportunidad de liberarse mutuamentede distintos tipos de espritu parroquial. Para los historiadores ste es un riesgo casiliteral: como habitualmente se especializan en una regin particular, su "parroquia"

    puede llegar a parecerles absolutamente nica, en lugar de una combinacin nica deelementos que, cada uno de por s, tienen paralelos en otras partes. Los tericos socialesmuestran espritu parroquial en un sentido ms metafrico, un espritu parroquial deltiempo mas que del espacio, siempre que generalizan acerca de la "sociedadInician los pies de pgina

    4Thompson (1971); Hobsbawm y Ranger (1983).5 Giddens (1979,1984

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    Fin de los pies de pginaTericos e historiadoresPgina 13con base slo en la experiencia contempornea, o hablan del cambio social sin tomar encuenta los procesos de largo alcance.

    Tanto los historiadores como los socilogos ven la paja en el ojo ajeno. Por desgracia,cada grupo tiende a ver al otro en trminos de estereotipos ms bien toscos. Por lomenos en Gran Bretaa, muchos historiadores todava piensan que los socilogos son

    personas que dicen cosas obvias en una jerga abstracta y brbara, que no tienen sentidodel espacio ni del tiempo, que meten despiadadamente a los individuos en categorasrgidas y que, para acabar, describen esas actividades como "cientficas". Los socilogos

    por su parte, ven desde hace mucho tiempo a los historiadores como miopes aficionadosque juntan hechos sin mtodo ni sistema en "bases de datos" cuya imprecisin slo essuperada por su incapacidad para analizarla. En resumen, pese a la existencia de unnmero creciente de bilinges, cuya obra se examinar en las pginas que siguen,socilogos e historiadores an no hablan el mismo lenguaje. Su dilogo, como lo

    describi cierta vez el historiador francs Fernand Braudel, es "un dilogo de sordos".6Para comprender esta situacin, puede ser til ver las diversas disciplinas comodiferentes profesiones e incluso como subculturas, con sus lenguajes, valores ymentalidades o estilos de pensamiento propios, reforzados por sus respectivos procesosde preparacin o "socializacin". Los socilogos, por ejemplo, se preparan para anotar oformular reglas generales, a menudo haciendo a un lado las excepciones. Loshistoriadores aprenden a prestar atencin a los detalles concretos a expensas de los

    patrones generales.7

    Desde un punto de vista histrico, est claro que las dos partes son culpables deanacronismo. Hasta hace relativamente poco tiempo, muchos tericos sociales creanque los historiadores todava se ocupaban, casi exclusivamente, de relataracontecimientos polticos, como si an predominara el enfoque asociado con Leopoldvon Ranke, el gran historiador del siglo diecinueve. Del mismo modo, algunoshistoriadores todava hablan de la sociologa como si estuviera detenida en la poca deAugusto Comte, a mediados del siglo diecinueve, en la fase de las generalizacionesgrandiosas sin investigacin emprica sistemtica. Cmo y por qu se desarroll laoposicin entre historia y sociologa, o ms en general, entre historia y teora? Cmo,

    por qu y en qu medida se ha superado esa oposicin?Inician los pies de pgina6 Braudel (1958).7 Cohn (1962); K. Erikson (1970): Dening (1971-1973).

    Fin de los pies de pginaTericos e historiadoresPgina 14Historia y teora socialEstas preguntas son histricas, y en la seccin que sigue tratar de darles respuestashistricas, concentrndome en tres momentos de la historia del pensamiento socialoccidental: alrededor de mediados del siglo dieciocho, mediados del diecinueve y ladcada de 1920.LA DIFERENCIACIN ENTRE HISTORIA Y TEORAEn el siglo dieciocho no hubo disputas entre socilogos e historiadores por una raznsimple y obvia: la sociologa no exista como disciplina independiente. El terico legal

    francs Charles de Montesquieu y los filsofos morales escoceses Adam Ferguson yJohn Millar han sido proclamados por socilogos y antroplogos como sus precursores8

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    y, de hecho, alguna vez han sido descritos como los "padres fundadores" de lasociologa; pero eso da la falsa impresin de que ellos se propusieron fundar unadisciplina nueva, intencin que jams expresaron. Lo mismo puede decirse para elllamado fundador de la economa, Adam Smith, quien se mova en los mismos crculosque Ferguson y Millar.

    Sera mejor describir a los cuatro pensadores mencionados como tericos sociales, queexaminaban lo que se llamaba "sociedad civil" en la forma sistemtica en quepensadores anteriores, de Platn a Locke, haban examinado el Estado. El espritu de lasleyes (1748) de Montesquieu, el Ensayo sobre la historia de la sociedad civil (1767) deFerguson, las Observaciones sbrelas distinciones de rango (1771) de Millar y Lariqueza dlas naciones (1776) de Smith eran todas obras de teora general, interesadasen la "teora de la sociedad", como lo defini Millar. Los autores estudiaban sistemassociales y econmicos, como el "sistema feudal" en la Europa medieval (una "especiede gobierno" caracterizada por la descentralizacin) o el "sistema mercantil"(contrastado con el "sistema agrcola") en la obra de Smith. Tenan en comn ladistincin de cuatro tipos principales de sociedad, segn un criterio basado en su modo

    de subsistencia principal: la caza, la cra de animales, la agricultura y el comercio. Elmismo concepto clave se encuentra en el Ensayo sobre el principio de la poblacin(1798) de Thomas Malthus, con su famosa proposicin de que la poblacin tiende aaumentar hasta el lmite de los medios de subsistencia.Sera igualmente correcto decir que estos tericos sociales eran historiadores analticos,o quiz "filosficos", para emplear el trmino dieciochesco.Inicia pie de pgina8Aron (1965), pp. 17-62; Hawthorn (1976); Meek (1976)Fin del pie de pginaTericos e historiadoresPgina 15El tercer libro de La riqueza de las naciones de Smitfi, dedicado al "progreso de la

    opulencia", es en realidad una breve historia econmica de Europa. Montesquieuescribi una monografa histrica sobre la grandeza y la decadencia de Roma, Fergusonescribi sobre el "progreso y el fin de la repblica romana" y Millar acerca de larelacin entre gobierno y sociedad desde la poca de los anglosajones hasta el reinadode Isabel I. Malthus, igual que Montesquieu y Hume antes que l, estaba interesado enla historia de la poblacin mundial.En ese momento, otros estudiosos menos interesados en la teora estaban pasandotambin del tema tradicional de la historia, la poltica y la guerra, al estudio de lahistoria social en el sentido de los procesos del comercio, las artes, el derecho, las

    costumbres y los "usos". Por ejemplo, el Ensayo sobre los usos (1756), de Voltaire,trataba de la historia social de Europa desde la poca de Carlomagno, y no se basabadirectamente en las fuentes sino que era una sntesis atrevida y original, adems de unacontribucin a lo que Voltaire fue el primero en llamar "filosofa de la historia". LaHistory of Osnabrck (1768), de Justus Mser, era, por otra parte, una historia localescrita a partir de los documentos originales, a la vez que un temprano ejemplo de lacontribucin de la teora social al anlisis histrico. Seguramente Mser haba ledo aMontesquieu y su lectura lo alent a examinar la relacin entre las instituciones deWestfalia y su ambiente.9

    Tambin la clebre Decadencia y cada del Imperio Romano (1776-1788), de Gibbon,era tanto historia social como historia poltica. Sus captulos sobre los hunos y otros

    invasores brbaros, donde destaca caractersticas generales de las maneras de las"naciones pastoriles", revelan la deuda del autor con las ideas de Ferguson y Smith. 10

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    Para Gibbons, la capacidad de ver lo general en lo particular era una caracterstica de laobra de lo que l llamaba el historiador "filosfico".Cien aos ms tarde, la relacin entre historia y teora social era si acaso menossimtrica de lo que haba sido durante la Ilustracin. Los historiadores iban apartndoseno slo de la teora social sino tambin de la historia social. A fines del siglo diecinueve

    el historiador ms respetado en -Occidente era Leopold von Ranke. Ranke no rechazabade plano la historia social, pero sus libros se concentraban, en general, en el Estado. Ensu poca y la de sus seguidores, que fueron ms extremosos que l comoInician los pies de pgina9 Cf. Knudsen(1986),pp. 94-111.10Pocock (1981).Fin de los pies de pginaHistoria yteora socialPgina 16suele suceder- la historia poltica recobr su antigua posicin de predominio.11

    Ese alejamiento de lo social puede explicarse de varias maneras. En primer lugar, fue en

    ese periodo cuando los gobiernos europeos empezaron a ver la historia como un mediode impulsar la unidad nacional, como medio de educacin de la ciudadana o, como loexpresara un observador con menos simpata, como un medio de propaganda poltica.En un momento en que los nuevos Estados de Italia y Alemania, y Estados ms viejoscomo Francia y Espaa, estaban todava divididos por sus tradiciones regionales, laenseanza de la historia nacional en las escuelas y universidades fomentaba laintegracin poltica nacional. Y como es natural, la historia que los gobiernos estabandispuestos a pagar era la historia del Estado. Las vinculaciones entre los historiadores yel gobierno fueron particularmente fuertes en Alemania.12

    Una segunda explicacin del regreso a la poltica es intelectual. La revolucin histricaasociada con Ranke fue, sobre todo, una revolucin de las fuentes y los mtodos, unviraje del uso de las historias o "crnicas" anteriores hacia el uso de los registrosoficiales de los gobiernos. Los historiadores empezaron a trabajar regularmente en losarchivos y elaboraron tcnicas cada vez ms sofisticadas para evaluar la confiabilidadde esos documentos. Y sostenan que, debido a eso, sus historias eran ms objetivas yms "cientficas" que las de sus predecesores. La difusin de las nuevas ideasintelectuales estuvo asociada con la profesionalizacin de la disciplina en el siglodiecinueve, cuando se fundaron los primeros institutos de investigacin, publicacionesespecializadas y departamentos universitarios.15La obra de los historiadores sociales pareca poco profesional comparada con la de loshistoriadores del Estado al estilo de Ranke. "Historia social" es, en realidad, un trmino

    demasiado preciso para lo que, en la prctica, todava era considerado como unacategora residual La clebre definicin de G. M. Trevelyan de la historia social como mhistoria de un pueblo excluyendo la poltica" no haca otra cosa que convertir enafirmacin explcita lo que era un supuesto implcito. 14 El famoso captulo sobre lasociedad de fines del siglo diecisiete en la History of EngLand (1848) de T. B.Macaulay, fue descrito por un reseista contemporneo, en formaInician los pies de pgina11 Burke(1988).12 Moses(1975).l3 Gilbert(1965).14Trevelyan(1942)

    Fin de los pies de pginaTERICOS E HISTORIADORES

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    Pgina 17cruel pero no del todo injusta, como una "vieja tienda de curiosidades", Porque losdistintos tpicos -las vas de comunicacin, el matrimonio, la prensa, etc.- se sucedansin orden visible. En todo caso, la hisloria poltica era considerada (por lo menos por los

    profesionales) como ms real, o ms seria, que el estudio de la sociedad o de la cultura.

    Cuando J. R. Green public su Short history of the english people (1874), libro que seconcentraba en el estudio de la vida cotidiana en detrimento de las batallas y lostratados, se dice que su antiguo tutor, E. A. Freeman, observ que si tan slo Green nohubiera incluido toda esa "cosa social" podra haber escrito una buena historia deInglaterra.15

    Estos prejuicios no eran slo ingleses. En el mundo de lengua alemana, el ensayo deJacob Burckhardt sobre The civilization of the Renaissance in Italy (1860), reconocidoms tarde como un clsico, no fue exactamente un xito en el momento de su

    publicacin, quiz porque se basaba ms en fuentes literarias que en documentosoficiales. El historiador francs Numa Denis Fustel de Coulanges, cuya obra maestra,The ancient city (1860), se ocupaba principalmente de la familia en la antigua Grecia y

    Roma, fue en cierto modo una excepcin en cuanto que fue tomado en serio por suscolegas no obstante que insista en que la historia era la ciencia de los hechos sociales,la autntica sociologa.En resumen, la revolucin histrica de Von Ranke tuvo una consecuencia socialimprevista pero muy importante. Como el nuevo enfoque "documental" funcionabamejor para la historia poltica tradicional, su adopcin hizo que los historiadores delsiglo diecinueve fueran ms estrechos y, en cierto sentido, incluso ms anticuados quesus predecesores del siglo dieciocho en la eleccin de sus temas. Algunos rechazaban lahistoria social porque no se poda estudiar "cientficamente". Otros historiadoresrechazaban la sociologa por la misma razn, porque era demasiado cientfica, en elsentido de que era abstracta y general y no dejaba margen para los aspectos singularesde los individuos y los acontecimientos.Ese rechazo de la sociologa encontr su forma ms articulada en la obra de algunosfilsofos de fines del siglo diecinueve, en particular en Wilhelm Dilthey. Dilthey, queescriba tanto historia cultural (Geistesgeschichte) como filosofa, sostena que lasociologa de Comte y Spencer (igual que la psicologa experimental de HermnEbbinghaus) era pseudocientfica porque ofreca explicaciones causales, y estableci lafamosa distincin entre las ciencias, cuyo objetivo es explicar desde afuera (erklren) ylasInicia pie de pgina15 Cf. Burrow (1981), pp. 179-180.

    Fin del pie de pginaHistoria, yteora socialPgina 18humanidades, incluyendo la historia, cuyo objetivo es comprender desde adentro(verstehen estudiosos de las ciencias naturales (Naturwissens-chaften) deberanemplear el vocabulario de la causalidad, mientras que los estudiosos de las humanidades(Geisteswissenschaftern) deberan hablar el lenguaje de la "experiencia".16

    Bastante similar es la posicin adoptada por Benedetto Croce mejor conocido comofilsofo pero que es tambin uno de los mayores historiadores italianos de su tiempo. En1906, Croce se neg a apoyar la creacin de una ctedra de sociologa en la Universidadde aples porque crea que la sociologa no era sino una pseudociencia.

    Los tericos sociales, por su parte, fueron adoptando una posicin cada vez ms crticahacia los historiadores, aunque continuaban estudiando historia. El antiguo rgimen y la

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    revolucin francesa (1856), de Alexis de Tocqueville, fue una obra de historia seminal,basada en documentos originales, a la vez que un hito en la teora social y poltica. Elcapital (1867), de Marx -al igual que La riqueza de las naciones, de Smith- es unacontribucin innovadora tanto a la historia econmica como a la teora econmica

    porque estudia la legislacin laboral, el paso de las artesanas a las manufacturas, la

    expropiacin de los campesinos, etc.17

    La obra de Marx mereci relativamente pocaatencin de los historiadores en el siglo diecinueve, pero ha tenido una influenciaenorme en la prctica de la historia en nuestra poca. En cuanto a Gustav Schmoller,una de las figuras principales de la llamada "escuela histrica" de la economa poltica,es ms conocido como historiador que como economista.Tocqueville, Marx y Schmoller fueron relativamente raros en cuanto a que combinabanla teora con el inters por los detalles de las situaciones histricas concretas. A fines delsiglo diecinueve, era mucho ms comn, en una serie de disciplinas acadmicas queafloraban, el inters por las tendencias a largo plazo y, en particular, por lo que en lapoca se llamaba "evolucin" social. De nuevo, Comte crea que la historia social, ocomo l deca, "la historia sin nombres de individuos e incluso sin nombres de pueblos",

    era indispensable para el trabajo terico que l fue el primero en llamar "sociologa": Laobra de su vida puede describirse como "filosofa de la historia", en el sentido de queera fundamentalmente una divisin del pasado en tres edades: la edad de la religin, laedad de la metafsica y la edad de la ciencia,) El mtodo comparativo" -otro eslogan delaInician los pies de pgina16Dilthey (1883).17 Cohen (1978).Fin de los pies de pginaTericos e historiadoresPgina 19poca- era histrico en el sentido de que implicaba ubicar a cada sociedad (de hecho acada costumbre o artefacto) en una escala evolutiva.18

    El modelo de las leyes de la evolucin una a diferentes disciplinas. Los economistasdescriban el paso de una "economa natural" a una economa monetaria. Juristas comosir Henry Maine, en su obra Ancient law (1861), estudiaban el paso del "estatus" al"contract (de la ley al convenio) . Etnlogos como Edward Tylor en La cultura primitiva(1871) o Lewis Henry Morgan en La sociedad antigua (1872) presentaban el cambiosocial como una evolucin del "salvajismo" (tambin conocido como el estado"natural") a la "civilizacin". El socilogo Herbert Spencer empleaba ejemploshistricos, desde el antiguo Egipto hasta la Rusia de Pedro el Grande, para ilustrar el

    desarrollo de las sociedades de "militares" a "industriales", segn su terminologa.

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    Por otra parte, el gegrafo Friedrich Ratzel y el psiclogo Wilhelm Wundt produjeronestudios asombrosamente similares de los llamados "pueblos de la naturaleza"(Naturvlker), el primero concentrndose en su adaptacin al ambiente fsico, elsegundo en sus mentalidades colectivas. La evolucin del pensamiento de la magia a lareligin y de "primitivo" a civilizado era el tema principal de Golden bough (1890) desir James Frazer, as como de la Primitive mentality (1922) de Lucien Lvy-Bruhl. Y

    por toda su insistencia en los elementos "primitivos" que sobreviven en la psique dehombres y mujeres civilizados, Sigmund Freud es un ejemplo tardo de esa tradicinevolucionista, evidente en ensayos como Ttem y tab (1913) y El futuro de una ilusin(1927), donde las ideas de Frazer, por ejemplo, tienen un papel importante.

    En general, la evolucin era vista como un cambio para mejorar, pero no siempre. Elfamoso libro del socilogo alemn Ferdinand Tnnies, Comunidad y sociedad (1887),

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    en que describe con nostalgia la transicin de la comunidad tradicional cara-a-cara(Gemeinschaft) a la sociedad moderna de anonimato general (Gesellschaft), no es sinoel ms explcito de una serie de estudios que expresan nostalgia por el antiguo orden yanalizan las razones de su desaparicin.20

    Los tericos tomaban en serio el pasado, pero a menudo mostraban escaso respeto por

    los historiadores. Comte, por ejemplo, se refera despectivamente a lo que llama"detalles insignificantes que la curiosidad irracionalInician los pies de pgina18 Aron (1965), pp. 63-110; Burrow (1965); Nisbet (1969), cap. 6.19Peel(197l).20 Nisbet (1966); cf. Hawthorn (1976).Fin de los pies de pginaHistoria yteora socialPgina 20de los ciegos compiladores de ancdotas estriles colecciona en forma tan infantil".21

    Spencer afirmaba que la sociologa es a la historia "ms o menos como un vasto edificio

    es a los montones de piedras y ladrillos que lo rodean", y que: "El oficio ms elevadoque puede desempear un historiador es el de narrar las vidas de las naciones, a fin desuministrar materiales para una sociologa comparativa." En el mejor de los casos, loshistoriadores recolectaban material para los socilogos; en el peor, eran totalmenteirrelevantes, porque ni siquiera aportaban los materiales adecuados para los maestrosconstructores. Para citar una vez ms a Spencer: "Las biografas de los monarcas (y

    poco ms aprenden nuestros hijos) arrojan muy poca luz sobre la ciencia de lasociedad."22

    De esa condena general se salvaban unos cuantos historiadores, en particular Fustel deCoulanges, a cuyo estudio de la ciudad antigua ya se ha hecho referencia, y elhistoriador del derecho ingls, F. W. Maidand, cuya visin de la estructura social comoun conjunto de relaciones entre individuos y entre grupos, reguladas por derechos yobligaciones, ha tenido una influencia considerable sobre la antropologa socialinglesa.23

    Pero la combinacin del inters por la historia con el desprecio por lo que escriba lamayora de los historiadores era caracterstica de los tericos sociales a comienzos delsiglo veinte. Algunos de ellos -el gegrafo francs Paul Vidal de la Blanche, elsocilogo alemn Ferdinand Tnnies y el antroplogo escocs James Frazer, porejemplo-, haban empezado sus carreras como historiadores, sobre todo comohistoriadores del mundo antiguo. Otros trataban de combinar el estudio del pasado y del

    presente de una cultura particular. Fue lo que hizo el antroplogo Franz Boas en el caso

    de los kwakiutl, indgenas de la zona de Vancouver, mientras que el gegrafo AndrSiegfried hizo algo similar en su famoso "cuadro poltico" de la Francia occidental,donde estudi la relacin entre el ambiente local y las opiniones religiosas y polticas delos habitantes, afirmando que "hay regiones polticas exactamente como hay regionesgeolgicas o econmicas" y comparando los patrones de votacin con la afiliacinreligiosa y la propiedad de la tierra.24

    Los tres socilogos ms famosos de este periodo -Pareto, Durkheim y Weber- habanledo mucha historia. El Tratado de sociologa general deInician los pies de pgina21 Comte (1864), conferencia 52.22 Spencer (1904), pp. 26-29; cf. Pell (1971), pp. 158-163.

    23Pollock y Maidand (1895).24 Boas (1966); Siegfried (1913), p. v.

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    Fin de los pies de pginaTericos e historiadoresPgina 21Pareto (1916) dedicaba mucho tiempo al examen de Atenas, Esparta y Roma en lapoca clsica y tambin tomaba ejemplos de la historia de Italia en la edad media. Emile

    Durkheim, que se dedic a deslindar un territorio para la nueva disciplina, la sociologa,distinguindola de la historia, la filosofa y la psicologa, haba estudiado historia conFustel de Coulanges y le dedic uno de sus libros. Adems escribi una historia de laeducacin en Francia y en su revista, L'anne sociologique, acostumbraba resear librosde historia, a condicin de que se ocuparan de algo menos "superficial" que la historiade los acontecimientos.25

    En cuanto a Max Weber, tanto la amplitud como la profundidad de su conocimientohistrico eran realmente asombrosas. Antes de su famoso estudio sobre La tica

    protestante y el espritu del capitalismo (1904-1905), haba escrito libros sobre lascompaas comerciales medievales y la historia agraria de la antigua Roma. El granestudioso de la cultura clsica, Theodor Mommsen, lo consideraba como un digno

    sucesor suyo. Cuando pas a concentrar su atencin en la teora social, Weber noabandon el estudio del pasado, y adems de tomar materiales de la historia, tomconceptos de los historiadores. Su famosa idea del "carisma", por ejemplo (v. infra, p.106), provino del estudio de la "organizacin carismtica" de la iglesia primitiva por unhistoriador eclesistico, Rudolf Sohm;26 lo que hizo Weber fue secularizar el concepto,darle una aplicacin ms general. Era justo que la orientacin ms histrica, entre losgrandes socilogos del siglo veinte, proviniera de la que era entonces la cultura deenfoque ms histrico de Europa. De hecho, Weber apenas se consideraba un socilogo;al final de su vida, despus de aceptar una ctedra de sociologa en Munich comentsecamente: "Segn este nombramiento, ahora resulta que soy socilogo." Ms bien sevea a s mismo como economista poltico o como historiador comparativo.27

    El ABANDONO DEL PASADODurkheim muri en 1917, Weber en 1920. Por diversas razones, la siguiente generacinde tericos sociales se apart del pasado.25 Bellah (1959); Momigliano (1970); Lukes (1973), cap. 2.26 Weber (1920),pp. 3,1111-1157; Bhler (1965),p. 150y sigs.27Bendix (1960); Mommsen (1974); Roth (1976).Fin de los pies de pginaHistoria yteora social

    Pgina 22Los economistas eran arrastrados en dos direcciones opuestas. Algunos, como Francois

    Simiand en Francia, Joseph Schumpeter en Austria y Nikolai Kondratieff en Rusia,reunan datos estadsticos sobre el pasado con el objeto de estudiar el desarrolloeconmico, especialmente los ciclos comerciales. A veces, ese inters por el pasado secombinaba con un desprecio por los historiadores del tipo ya sealado en el caso deHerbert Spencer. Francois Simiand, por ejemplo, public un famoso artculo polmicocontra lo que llamaba los tres "dolos" de la tribu de los historiadores: el dolo de la

    poltica, el dolo del individuo y el dolo de la cronologa, rechazando lo que l fue unode los primeros en llamar la "historia centrada en los acontecimientos" (histoirevnementielle) y deplorando la tendencia a tratar de hacer encajar los estudios deeconoma en un marco poltico, como en el caso de un estudio d la industria francesadurante el reinado de Enrique Cuarto.28

    Otros economistas tendan a distanciarse cada vez ms del pasado hacia una teoraeconmica "pura", segn el modelo de la matemtica pura. Los tericos de la utilidad

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    marginal y del equilibrio econmico tenan cada vez menos tiempo para el enfoquehistrico de Gustav Schmoller y su escuela. Un clebre "conflicto sobre el mtodo"(Methodenstreit) polariz la profesin en historicistas y teoricistas.Psiclogos tan distintos como Jean Piaget, autor de El lenguaje y el pensamiento en elnio (1923) y Wolfgang Khler, autor de La psicologa Gestalt (1929) estaban

    adoptando mtodos experimentales que no se podan aplicar al pasado. Abandonaron labiblioteca por el laboratorio. De manera similar, los antroplogos sociales descubrieronel valor del "trabajo de campo" en otras culturas, en contraste con la lectura de lasdescripciones hechas por viajeros, misioneros e historiadores. Franz Boas, por ejemplo,hizo prolongadas visitas a los kwakiud, tribu indgena de la costa de Canad sobre elPacfico. A. R. Radcliffe-Brown vivi en las islas Andaman (en el golfo de Bengala), de1906 a 1908, para estudiar la estructura social local. Bronislaw Malinowski pas lamayor parte del tiempo entre 1915 y 1918 en las islas Trobriand (cerca de NuevaGuinea). Fue este ltimo quien ms enrgicamente insisti en que el trabajo de campoera el mtodo antropolgico por excelencia. "El antroplogo -afirm- debe abandonarsu cmoda posicin en un silln en la veranda de la casa del misionero, la oficina

    gubernamental o el bungalow del dueo de la plantacin"; solo saliendo a las aldeas, al"campo", poda "captar el punto de vista delInicia pie de pgina28 Simiand (1903).Fin del pie de pginaTericos e historiadoresPgina 23nativo". Siguiendo el ejemplo de Malinowski, el trabajo de campo pas a ser una etapanecesaria de la preparacin de todos los antroplogos.29

    Tambin los socilogos abandonaron su silln en el estudio (ya que no en la veranda) yempezaron a extraer cada vez ms sus datos de la sociedad contempornea. Un ejemploespectacular de ese viraje hacia el presente -"la retirada de la sociologa hacia el

    presente", como la ha llamado Norbert Elias- es el primer Departamento de Sociologade Estados Unidos, fundado en la Universidad de Chicago en 1892.30 Su primer

    presidente, Albion Small, era un ex historiador. Sin embargo, fue en la dcada de 1920y bajo la direccin de Robert E. Park, que los socilogos de Chicago se volvieron haciael estudio de la sociedad contempornea, especialmente de su propia ciudad, con sus

    barrios pobres, guetos, inmigrantes, pandillas, vagabundos, etctera.Los mismos pacientes mtodos de observacin -escribi Park que antroplogos comoBoas y Lowie han utilizado en el estudio de la vida y costumbres del indgenaamericano podran resultar an ms fructferos aplicados a la investigacin de las

    costumbres, creencias, prcticas sociales y concepciones generales de la vida queimperan en la pequea Italia o el lado norte inferior de Chicago.31

    Otra estrategia consista en basar los anlisis sociales en respuestas a cuestionarios,junto con entrevistas a un grupo seleccionado entre los que haban respondido al mismo.Las encuestas pasaron a ser la espina dorsal de la sociologa estadunidense. Lossocilogos generaban as sus propios datos y consideraban el pasado "en gran parteirrelevante para la comprensin de cmo la gente lleg a hacer lo que hizo".32

    Hay varias explicaciones posibles para ese viraje hacia el estudio del presente aexpensas del pasado. El propio centro de gravedad de la sociologa estabadesplazndose de Europa a Amrica, y en Estados Unidos (y especialmente en Chicago)el pasado no era tan importante ni tan visible en la vida cotidiana como en Europa. Un

    socilogo podra argumentar que el rechazo del pasado se relacionaba con la crecienteindependencia y profesionalizacin de la economa, la antropologa, la geografa, la

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    psicologa y la sociologa. En esa poca, los que trabajaban en esos campos estabanfundando sus propias asociaciones profesionales y publicacionesInician los pies de pgina29 Examinado por Jarvie (1964), p. 2; cf. Stocking (1983).30 Elias (1987).31

    Park (1916), p. 15; cf. Matthews (1977).32 Hawthom (1976), p. 209.Fin de los pies de pginaHistoria yteora socialPgina 24especializadas, iguales a las de los historiadores. Para la formacin de las nuevasidentidades disciplinarias era necesario independizarse de la historia y de loshistoriadores.Por otra parte, un historiador de las ideas podra destacar una tendencia intelectual, elascenso del "funcionalismo". En los siglos dieciocho y diecinueve, las explicacionessobre las costumbres y las instituciones sociales se hacan generalmente en trminos

    histricos, empleando conceptos como "difusin", "imitacin" o "evolucin". Buenaparte de la historia era especulativa o "conjetural". Qu alternativa haba?La alternativa que haba, inspirada por la fsica y la biologa, era explicar esascostumbres e instituciones segn sus funciones sociales presentes, por la contribucinde cada elemento al mantenimiento de toda la estructura. Siguiendo el modelo deluniverso fsico, o del cuerpo humano, la sociedad era vista como un sistema enequilibrio (trmino favorito de Pareto). En antropologa, esa posicin funcionalista fueadoptada por Radcliffe-Brown y por Malinowski, que descartaban el pasado como algo"muerto y enterrado", sin ninguna significacin para el funcionamiento actual de lassociedades.33 Es difcil decir si fue la difusin del trabajo de campo lo que condujo alascenso del funcionalismo o al revs; empleando la jerga de los funcionalistas

    podramos decir que la nueva explicacin y el nuevo mtodo de investigacin "seajustaban" uno a otro. Por desgracia, reforzaban la tendencia de los tericos sociales adesinteresarse por el pasado.Ciertamente no es mi intencin hacer a un lado realizaciones intelectuales tanimportantes como la antropologa funcionalista, la psicologa experimental o laeconoma matemtica. Probablemente esos desarrollos del estudio del comportamientohumano fueron necesarios en su momento; fueron reacciones contra debilidades realesde las teoras y de los mtodos anteriores. El trabajo de campo, por ejemplo,

    proporcion una base de hechos para el estudio de las sociedades tribalescontemporneas mucho ms digna de confianza que la precedente historia evolucionara

    especulativa.Lo que s quiero sugerir, sin embargo, es que todos esos desarrollos -igual que el estilode historia asociado con Ranke- tuvieron su precio. Los historiadores neorrankeanos ylos antroplogos funcionalistas eran ms rigurosos que sus predecesores, pero tambinms estrechos. Omitieron, o ms bien excluyeron con deliberacin de su esfuerzo todoloInicia pie de pgina33 Malinowski (1945),p. 31.Fin del pie de pginaTericos e historiadoresPgina 25

    que no podan manejar en forma compatible con las nuevas normas profesionales. Yms tarde o ms temprano tena que producirse lo que los psicoanalistas llaman "el

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    regreso de lo reprimido".EL ASCENSO DE LA HISTORIA SOCIALIrnicamente, los antroplogos sociales y los socilogos estaban perdiendo inters porel pasado justamente cuando los historiadores estaban empezando a producir unaespecie de respuesta a la demanda de Spencer de una "historia natural de la sociedad". A

    fines del siglo diecinueve, algunos historiadores profesionales estaban cada vez msdescontentos con la historia neorankeana. Uno de los crticos ms expresivos era KarlLamprecht, quien denunciaba al establishment histrico alemn por su nfasis en lahistoria poltica y los grandes hombres34 y peda en cambio una "historia colectiva" quetomara sus conceptos de otras disciplinas. Entre esas otras disciplinas se contaba la

    psicologa social de Wilhelm Wundt y la "geografa humana" de Friedrich Ratzel,ambos colegas de Lamprecht en la Universidad de Leipzig. "La historia -afirmLamprecht con su caracterstica osada- es principalmente una cienciasociopsicolgica." l mismo llev a la prctica ese enfoque sociopsicolgico en suHistoria de Alemania en varios tomos (1801-1809), que mereci una resea favorableen L' anne sociologique de Durkheim, pero que fue no tanto criticada como

    ridiculizada por historiadores alemanes ms ortodoxos, no slo por sus inexactitudes(que eran realmente numerosas) sino por lo que fue calificado como "materialismo" y"reduccionismo".Sin embargo, la violencia de la "polmica de Lamprecht", como termin por llamarse,hace pensar que su verdadero pecado era el de cuestionar la ortodoxia rankeana, oneorankeana. Otto Hinze, que ms tarde fue un seguidor de Max Weber, fue uno de los

    pocos historiadores que consideraron el tipo de historia propuesto por Lamprecht comoun "progreso ms all de Ranke" as como de la preocupacin de Ranke por los picosms altos de la historia, los grandes hombres. "Queremos conocer no slo los picos y lascumbres escribi Hintze- sino tambin la base de las montaas, no slo las alturas ylas profundidades de la superficie, sino toda la masa continental."35

    Inician los pies de pgina34Steinberg(1971).35 citado en Gilbert (1975), p. 9.Fin de los pies de pginaHistoria yteora socialPgina 26Alrededor de 1900 la mayora de los historiadores alemanes no pensaba en trminos deir ms all de Ranke. Cuando Max Weber realiz sus famosos estudios sobre la relacinentre el protestantismo y el capitalismo, slo pudo apoyarse en la obra de unos pocoscolegas interesados en problemas similares; pero quiz sea significativo que los ms

    importantes de ellos, Werner Sombart y Ernst Troeltsch, eran catedrticos de economay teologa respectivamente, no de historia.Los intentos de Lamprecht por romper el monopolio de la historia poltica fracasaron,

    pero en Estados Unidos y en Francia, en particular, la campaa por la historia socialencontr respuestas ms favorables. En la dcada de 1890 el historiador estadunidenseFrederick Jackson Turner lanz un ataque similar al de Lamprecht contra la historiatradicional. "Es preciso considerar todas las esferas de la actividad del hombre", escribiTurner. "Ningn departamento de la vida social puede entenderse aislado de los dems."Igual que Lamprecht, Turner admiraba la geografa histrica de Ratzel. Su ensayotitulado "The signifcance of the frontier in american history", interpretacin de lasinstituciones estadunidenses como respuesta a un determinado ambiente geogrfico y

    social, caus polmicas y marc una poca. En otros trabajos examin la importancia enla historia estadunidense de lo que llamaba "secciones" o, dicho de otro modo, regiones,

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    como Nueva Inglaterra o el Medio Oeste, con sus propios intereses econmicos y suspropios recursos.36 James Harvey Robinson, contemporneo de Turner, fue otroelocuente defensor de lo que l llamaba la "nueva historia", una historia que seinteresara por todas las actividades humanas y utilizara ideas de la antropologa, laeconoma, la psicologa y la sociologa.37

    En Francia, la dcada de 1920 fue la de un movimiento por "un nuevo tipo de historia"encabezado por dos profesores de la Universidad de Estrasburgo, Marc Bloch y LucienFebvre. La revista que ellos fundaron, Annales d'histoire conomique et sociale,criticaba despiadadamente a los historiadores tradicionales. Igual que Lamprecht,Turner y Robinson, Febvre y Bloch se oponan al predominio de la historia poltica yaspiraban a sustituirla por lo que llamaban "una historia ms amplia y ms humana";una historia que incluyera todas las actividades humanas y que se preocupara menos dela narracin de acontecimientos que del anlisis de "estructuras,Inician los pies de pgina36Turner (1893).37Robinson (1912).

    Fin de los pies de pginaTericos e historiadoresPgina 27trmino que desde entonces ha sido el favorito de los historiadores franceses de la

    llamada "escuela de Afnales".38

    Tanto Febvre como Bloch queran que los historiadores aprendieran de las disciplinascercanas, aunque diferan en sus preferencias. Los dos estaban interesados en lalingstica y lean los estudios de la "mentalidad primitiva" del filsofo-antroplogoLucien Lvy-Bruhl. Febvre se interesaba sobre todo por la geografa y la psicologa. Encuanto a la teora psicolgica, segua a su amigo Charles Blondel y rechazaba a Freud.Estudiaba la "antropogeografa" de Ratzel pero rechazaba su determinismo, prefiriendoel enfoque "posibilista" del gran gegrafo francs Vidal de la Blanche, quien destacabalo que el ambiente permite a los hombres hacer antes que lo que les impide. Blochestaba mucho ms cerca de la sociologa de Emile Durkheim y de su escuela(principalmente de Maurice Halbwachs, autor de un famoso estudio sobre el marcosocial de la memoria), y comparta el inters de Durkheim por la cohesin social y lasrepresentaciones colectivas (vase infra, p. 110), as como su devocin por el mtodocomparativo.Bloch cay ante un pelotn de fusilamiento alemn en 1944, pero Febvre sobrevivi a lasegunda guerra mundial para llegar a dominar el establishment histrico francs. Enrealidad, como presidente de la reconstruida Ecole des Hautes tudes en Sciences

    Sociales, logr alentar la cooperacin interdisciplinaria y dar a la historia una posicinde hegemona entre las ciencias sociales.La poltica de Febvre fue continuada por su sucesor Fernand Braudel, quien adems deser el autor de un libro que puede ser considerado, con buenas razones, como la obrahistrica ms importante del siglo (vase infra, pp. 175-178), haba estudiado economay geografa y crea con firmeza en un mercado comn de las ciencias sociales. Braudel

    pensaba que la historia y la sociologa deban estar particularmente cercanas porque lospracticantes de ambas disciplinas tratan, o deberan tratar, de ver la experiencia humanaen su conjunto.39

    Francia y Estados Unidos son dos pases donde la historia social ha sido tomada en seriodesde hace relativamente mucho tiempo, y donde la historia social y la teora social han

    tenido relaciones muy estrechas. Esto no quiere decir que no se hiciera nada por el estiloen ninguna otra parte en la primera mitad del siglo veinte No es difcil encontrar en el

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    mismo periodoInician los pies de pgina38Burke(1990).39 Braudel (1958).Fin de los pies de pgina

    Historia yteora socialPgina 28historiadores sociales orientados por la teora en Japn, por ejemplo, o en la URSS o enBrasil.Gilberto Freyre, por ejemplo, que estudi en Estados Unidos con el antroplogo FranzBoas, puede ser descrito igualmente bien como un socilogo o como un historiadorsocial. Conocido sobre todo por su triloga sobre la historia social de Brasil, Casa-grande e senzala (1933), Sobrados e mocambos (1936) y Ordem e progresso (1955),Freyre es un autor controvertido que a menudo ha sido criticado por su tendencia aidentificar la historia de su regin natal, Pernambuco, con la historia de todo el pas, porver toda la sociedad desde el punto de vista de la "casa grande" (o ms precisamente de

    los hombres de la casa grande) y por subestimar el grado de conflicto existente en lasrelaciones raciales en el Brasil.Por otra parte, la originalidad de su enfoque coloca a Freyre en la misma categora queBraudel (con quien tuvo muchas discusiones cuando Braudel enseaba en laUniversidad de Sao Paulo en la dcada de 1930). Freyre fue Uno de los primeros enestudiar temas como la historia del lenguaje, de la comida, del cuerpo, de la niez y lahistoria de la vivienda, como parte de una descripcin integrada de una sociedad pasada.Tambin fue un pionero en el uso de fuentes, utilizando peridicos para escribir historiasocial y adaptando la encuesta social a fines histricos. Para elaborar su tercer volumensobre la historia de Brasil, dedicado a los siglos diecinueve y veinte, escogi a milindividuos nacidos entre 1850 y 1900 que representaran los principales grupos socialesdel pas y les envi cuestionarios.40

    LA CONVERGENCIA DE LA TEORA Y LA HISTORIANo hubo ningn periodo en que los historiadores y los tericos sociales perdierancontacto por completo, como puede verse por unos pocos ejemplos. En 1919 el granhistoriador holands Johann Huizinga public su Otoo de la edad media, estudio de lacultura de los siglos catorce y quince que utiliza ideas de los antroplogos sociales.41 En1929 la nueva revista Annales d'histoire conomique et sociale incluy en su consejoeditorial al gegrafo poltico Andr Siegfried y al socilogo Maurice Halbwachs, al ladode los historiadores. En 1939 el economista Joseph Schumpeter public su estudioInician los pies de pgina40

    Freyre (1959).41Bulhof (1975).Fin de los pies de pginaTericos e historiadoresPgina 29de los ciclos de negocios basado en informacin histrica, y el socilogo Norbert Eliassu libro sobre El proceso civilizatorio, reconocido desde hace tiempo como un clsico(vase infra, pp. 171-173). En 1949, el antroplogo Edward Evans-Pritchard, que todasu vida defendi las relaciones estrechas entre la antropologa y la historia, public unahistoria de los sanusi de Cirenaica.Pero en la dcada de 1960 el hilo de agua se convirti en ro: libros como The political

    systems of empires, de Shmuel N. Eisenstadt (1963), The first new nation, de SeymourM. Lipset (1963), La vende, de Charles Tilly (1964), Social origins of dictatorship and

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    democracy, de Barrington Moore (1966) y Peasant wars, de Eric Wolf (1969) -por citarslo algunos de los ejemplos ms clebres expresaban y estimulaban un sentimientode propsito comn entre tericos sociales e historiadores sociales.42

    Esa tendencia ha continuado en los ltimos aos. Un nmero cada vez mayor deantroplogos sociales, en particular Clifford Geertz y Marshall Sahlins, dan una

    dimensin histrica a sus estudios.43

    Un grupo de socilogos britnicos, especialmenteErnest Gellner, John Hall y Michael Mann, han resucitado el proyecto dieciochesco deuna "historia filosfica", en el sentido de una historia del mundo en la tradicin deAdam Smith, Karl Marx y Max Weber, apuntando a "discernir diferentes tipos desociedad y a explicar las transiciones de un tipo a otro". 44 En la misma escala estEuropa y los pueblos sin historia de Eric Wolf, un estudio de la relacin entre Europa yel resto del mundo a partir de 1500.45 Los trminos "sociologa histrica", "geografahistrica" y (con menor frecuencia) "economa histrica" han empezado a usarse paradescribir tanto la incorporacin de la historia a esas disciplinas como la de esasdisciplinas a la historia.46 La convergencia en el mismo territorio intelectual lleva enocasiones a cuestiones de lmites (dnde termina la geografa histrica, por ejemplo, y

    empieza la historia social?) y, a veces, a la creacin de diferentes trminos paradescribir los mismos fenmenos, pero tambin permite aprovechar habilidades y puntosde vista distintos para una empresa comn.Inician los pies de pgina42 Hamilton (1984); Hunt (1984a); Smith (1991), pp. 22-25,59-61.43 Geertz (1980); Sahlins (1985).44Hall (1985),p. 3; cf. Abrams (1982).45 Wolf (1982).46Ohnuki-Tierney (1990), pp. 1-25; Smith (1991); Baker y Gregory (1984);Kindleberger (1990).Fin de los pies de pginaHistoria y teora socialPgina 30Hay razones obvias para la relacin cada vez ms estrecha entre la historia y la teorasocial. La aceleracin del cambio social prcticamente impuso ste a la atencin desocilogos y antroplogos (algunos de los cuales regresaron a sus reas de trabajo decampo originales para encontrarlas transformadas por su incorporacin a un sistemaeconmico mundial). Los demgrafos que estudiaban la explosin de la poblacinmundial y los economistas o socilogos que analizaban las condiciones para eldesarrollo de la agricultura y la industria en los pases llamados "subdesarrollados",encontraron que estaban estudiando el cambio en el tiempo, es decir historia, y algunos

    de ellos -por ejemplo el demgrafo francs Louis Henry, o el socilogo estadunidenseImmanuel Wallerstein- sintieron la tentacin de extender sus investigaciones al pasadoms remoto.47

    Mientras tanto ha habido un desplazamiento masivo del inters de historiadores de todoel mundo de la historia poltica tradicional (la narracin de las acciones y la poltica delos gobernantes) a la historia social. Como lo expresa un crtico de esa tendencia: "Loque antes estaba en el centro de la profesin ahora est en la periferia."48 Por qu? Aququiz convenga una explicacin sociolgica. Para orientarse en un periodo de cambiossociales rpidos, a muchas personas les resulta cada vez ms necesario hallar sus racesy renovar sus vnculos con el pasado, en particular con el pasado de su propiacomunidad: su familia, su ciudad o pueblo, su profesin, su grupo tnico o religioso.

    En mi opinin, tanto el 'Viraje terico" de algunos historiadores sociales como el "virajehistrico" de algunos tericos son algo sumamente saludable. En un pasaje clebre,

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    Francis Bacon formulaba crticas igualmente punzantes contra los empiristas que, comohormigas, se limitan a acumular datos, y contra los tericos puros, araas cuyas telas seoriginan dentro de ellos mismos. Bacon recomendaba el ejemplo de la abeja, que buscamateria prima pero que la transforma tambin, y su parbola es tan aplicable a lahistoria de la investigacin histrica y social como a la historia de las ciencias naturales.

    Sin la combinacin de historia y teora es difcil que podamos comprender ni el pasadoni el presente.Desde luego hay ms de una forma posible de combinar historia y teora. Algunoshistoriadores han aceptado una teora particular y han tratadoInician los pies de pgina47 Henry (1956); Wallerstein ( 1974).48 Himmelfarb(1987),p.4.Fin de los pies de pginaTericos e historiadoresPgina 31de seguirla en su trabajo, como sucede con muchos marxistas. Como un ejemplo de las

    tensiones a veces fructferas inherentes a un esfuerzo de ese tipo, podemos examinar elitinerario intelectual de Edward Thompson, quien se describi a s mismo como un"empirista marxista".49 Otros historiadores estn interesados en teoras pero nocomprometidos con ellas: las emplean para tomar conciencia de problemas, o dicho deotro modo, para hallar preguntas antes que respuestas. La lectura de Malthus, porejemplo, ha estimulado a algunos historiadores que no aceptan su posicin a examinar lacambiante relacin entre la poblacin y los medios de subsistencia. Este tipo de inters

    por la teora ha enriquecido la prctica de la historia, especialmente en el curso de laltima generacin.De todos modos, se impone agregar en justicia que no estamos viviendo una edad de orointelectual. Como suele ocurrir en la historia del esfuerzo intelectual, los intentos porresolver viejos problemas han generado problemas nuevos. De hecho, se ha sostenidoque "convergencia" no es la palabra adecuada para describir la cambiante relacin entrela historia y la sociologa, que es "demasiado simple y demasiado blanda para hacer

    justicia a una relacin enmaraada y difcil".50 A esta objecin se podra responder que,en realidad, convergencia es un trmino bastante modesto que slo indica que las dos

    partes se estn acercando: no implica encontrarse, mucho menos concordar.Ciertamente, en ocasiones el acercamiento ha llevado a conflictos. Cuando el socilogoestadunidense Neil Smelser se volvi hacia la historia y public un estudio del cambiosocial producido por la revolucin industrial, analizando la estructura familiar y lascondiciones de trabajo de los tejedores de Lancashire a comienzos del siglo diecinueve

    (y haciendo en el proceso una crtica velada del marxismo), provoc la ira delhistoriador ingls Edward Thompson, quien denunci la incapacidad de la "sociologa"para entender que "clase" es un trmino que se refiere al proceso antes que: a laestructura.51

    Tambin ha habido momentos en los ltimos aos en que historiadores y antroplogos,ms que converger, parecen haber estado rebasndose mutuamente a gran velocidad,como trenes en vas paralelas. Por ejemplo,Inician los pies de pgina49 Trimberger (1984); Kaye y McClelland (1990).50Abrams(1980),p. 4.51 Smelser (1959); E. P. Thompson (1963), p. 10; cf. Smith (1991), pp. 14-16, 162.

    Fin de los pies de pginaHistoria y teora social

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    Pgina 32los historiadores descubrieron las explicaciones funcionales ms o menos en elmomento en que los antroplogos empezaban a encontrarles defectos;52 en cambio, losantroplogos han venido descubriendo la importancia de los acontecimientos justamentecuando muchos historiadores estaban abandonando la histoire vnementielle por el

    estudio de las estructuras subyacentes.53

    Para complicar an ms la situacin, hay ms tipos de teora compitiendo por laatencin que nunca antes. Por ejemplo, los historiadores sociales no pueden darse el lujode limitarse a la sociologa y a la antropologa social: por lo menos tienen queconsiderar la posibilidad de que otras formas de teora sean importantes para su trabajo.De la geografa, que es un viejo aliado pero tambin una disciplina que, en los ltimosaos, ha venido cambiando con rapidez, los historiadores pueden aprender a considerarla teora del lugar central, o la teora de la difusin especial de las innovaciones, o la del"espacio social".54 Ahora la teora literaria invade el territorio de los historiadores, ascomo el de los socilogos y los antroplogos sociales, todos los cuales tienen cada vezmayor conciencia de que en sus propios textos existen convenciones literarias, reglas

    que han venido siguiendo sin darse cuenta.55Vivimos en una poca de lmites borrosos y fronteras intelectuales abiertas, una pocaque a la vez estimula y confunde. Las referencias a Mikhail Bajtin, a Pierre Bourdieu, aFernand Braudel, a Norbert Elias, a Michel Foucault, a Clifford Geertz, se encuentrantanto en las obras de arquelogos, gegrafos y crticos literarios como en las desocilogos e historiadores. El surgimiento de un discurso compartido por algunoshistoriadores y socilogos, por algunos arquelogos y antroplogos, etc., coincide conla declinacin del discurso compartido en las ciencias sociales y las humanidades y, enrealidad, dentro de cada disciplina. Hasta una subdisciplina como la historia social esthoy en peligro de fragmentarse en dos grupos, uno interesado en las grandes tendenciasy el otro en los estudios de caso en pequea escala. En Alemania en particular, los dosgrupos estn en conflicto, con los llamados "historiadores sociales"(Gesellschaftshistorker) de un lado y los practicantes de la "microhistoria" del otro.56

    Inician los pies de pgina52Thomas (1971) y la resea de Geertz (1975). 53Sahlins(1985),p. 72.54 Christaller (1933); Hgerstrand (1953); Buttimer (1969).55 Brown (1977);White (1976); Cliffordy Marcus (1986).56Kocka (1984); Medick (1987).Fin de los pies de pginaTericos e historiadoresPgina 33

    A pesar de esa tendencia a la fragmentacin, es asombroso cuntos de los debatesfundamentales sobre modelos y mtodos son comunes a ms de una disciplina.Examinar esos debates es el objeto del prximo captulo.