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FICHA TÉCNICA > CULTURA PREVENTIVA 57 Febrero de 2009 Gestión Práctica de Riesgos Laborales 24 AUTOR: BENÉITEZ BALLESTA, Antonio TÍTULO: Las buenas prácticas del téc- nico en prevención FUENTE: Gestión Práctica de Riesgos La- borales, nº 57, pág. 24, febrero 2009. RESUMEN: Algunas actividades de pre- vención de riesgos laborales necesitan un cambio o, en su defecto, una revisión, dirigida a innovar o actualizar tanto su contenido como sus formas con el fin de lograr la disponibilidad de ágiles y eficaces herramientas de actuación que de alguna forma aporten un mayor grado de eficien- cia a la gestión preventiva. El cambio está determinado porque es preciso optimizar los recursos y el tiempo disponible, an- te la siempre preocupante necesidad de realizar un trabajo correcto en un tiempo adecuado. Además, debe ir acompañado de nuevos recursos informáticos que faci- liten los trabajos de gabinete y de campo. Desde la experiencia, la implementación e implantación, se aborda una serie de buenas prácticas dirigida a los técnicos de prevención. El artículo se completa con una serie de consejos enfocados al trabajo de cada día. DESCRIPTORES: Cultura preventiva Buenas prácticas Identificación de riesgos Gestión de la prevención Toma de datos Informe Ciclo de gestión técnica Las buenas prácticas del técnico en prevención Desde la Ley de Prevención de Riesgos Laborales hasta las últimas ten- dencias laborales en Europa. Las buenas prácticas en prevención adquie- ren cada día más importancia para lograr hábitos más correctos y com- portamientos más seguros. En este artículo se proponen algunas, como el método de los cuatro niveles para elaborar los informes técnicos. Antonio Benéitez Ballesta, ingeniero técnico industrial, técnico superior en prevención de riesgos laborales y auditor de sistemas de gestión de prevención de riesgos laborales. 024_Buenas practicas tecn prev.i24 24 024_Buenas practicas tecn prev.i24 24 28/01/2009 11:19:49 28/01/2009 11:19:49

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FICHA TÉCNICA

AUTOR: XXXXXXXX, Xxxxxx.

TÍTULO: Xxxxxxxxxxxxxx.

FUENTE: Gestión Práctica de Riesgos La-borales, nº 57, pág. 24, febrero 2009.

RESUMEN: Xxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxx xxxxxxxxxx xxxxxx xxxxxxxx. Xxxxx xxxxxxx xxxxxxxxxx xxxxxxxxxx xxxxx xxxxxxxxx xxxxxxxxxxx xxxxxxxx.

DESCRIPTORES: • Xxxxxxxxxxxx.• Xxxxxxxxxxxx.• Xxxxxxxxxxxx.

> CULTURA PREVENTIVA

Nº 57 • Febrero de 2009Gestión Práctica deRiesgos Laborales24 •

AUTOR: BENÉITEZ BALLESTA, Antonio

TÍTULO: Las buenas prácticas del téc-nico en prevención

FUENTE: Gestión Práctica de Riesgos La-borales, nº 57, pág. 24, febrero 2009.

RESUMEN: Algunas actividades de pre-vención de riesgos laborales necesitan un cambio o, en su defecto, una revisión, dirigida a innovar o actualizar tanto su contenido como sus formas con el fin de lograr la disponibilidad de ágiles y eficaces herramientas de actuación que de alguna forma aporten un mayor grado de eficien-cia a la gestión preventiva. El cambio está determinado porque es preciso optimizar los recursos y el tiempo disponible, an-te la siempre preocupante necesidad de realizar un trabajo correcto en un tiempo adecuado. Además, debe ir acompañado de nuevos recursos informáticos que faci-liten los trabajos de gabinete y de campo. Desde la experiencia, la implementación e implantación, se aborda una serie de buenas prácticas dirigida a los técnicos de prevención. El artículo se completa con una serie de consejos enfocados al trabajo de cada día.

DESCRIPTORES: • Cultura preventiva• Buenas prácticas• Identificación de riesgos• Gestión de la prevención• Toma de datos• Informe• Ciclo de gestión técnica

Las buenas prácticas del

técnico en prevención

Desde la Ley de Prevención de Riesgos Laborales hasta las últimas ten-

dencias laborales en Europa. Las buenas prácticas en prevención adquie-

ren cada día más importancia para lograr hábitos más correctos y com-

portamientos más seguros. En este artículo se proponen algunas, como el

método de los cuatro niveles para elaborar los informes técnicos.

Antonio Benéitez Ballesta, ingeniero técnico industrial, técnico superior en prevención de riesgos laborales y auditor de sistemas de gestión de prevención de riesgos laborales.

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www.riesgos-laborales.com

L os técnicos de prevención están necesi-tados y solicitan herramientas de gestión y recursos adecuados a sus necesidades y obligaciones técnicas y de forma muy

concreta a las funciones que incluyen el trabajo de campo. En este sentido, se va a acometer el ejercicio práctico de cubrir en alguna medida esa ausencia técnica de trabajo, necesitando, para ello, realizar el ejercicio de seleccionar y priorizar las actividades a tratar en función de su importancia y contenido, por lo que, obligatoriamente, la priori-dad o urgencia principal se decantará por la identi-ficación de riesgos, la toma de datos y confección de informes.

Actividades preventivas de primer orden que se inician con una adecuada identificación de los riesgos fundamental para llevar a efecto una co-rrecta gestión preventiva, de manera que una ma-yor y más ágil identificación de éstos supone una más completa actuación en el siempre difícil mun-do de la lucha contra las situaciones de riesgo que, en caso de materializarse, serán el origen tanto de los accidentes de trabajo como de las enfermeda-des profesionales y, como no, de las situaciones de fatiga en sus diferentes versiones. La realidad actual es que en el campo de la prevención, y con-cretamente en el de la seguridad laboral, no exis-ten elementos de identificación de riesgos que no sean los que están dirigidos a un mantenimiento predictivo o preventivo.

Elementos que tienen el ánimo de identificar riesgos de desgaste o posibles roturas que con-ducen a la parada de los procesos, instalaciones, máquinas y equipos de trabajo con el resultado, en ocasiones, y como consecuencia de tales acciones, de la eliminación activa de situaciones de riesgo. Estas acciones y recursos están más en la línea pro-ducción y mantenimiento que en la de prevención y, por lo tanto, salvo en ocasiones puntuales como pudiera ser el análisis de accidentes o el estudio de situaciones de riesgo concretas, los técnicos de prevención no disponen de elementos materiales ni tiempo para identificar los riesgos en la forma y me-dida comentadas ante el ejercicio siempre complica-do de una evaluación inicial y general de riesgos.

¿Qué queda para identificar los riesgos?

Dos opciones: en primer lugar, el empleo de listas de chequeo estandarizadas que a modo de

prontuario facilitan el seguimiento normalizado y comparativo entre lo que se observa y lo que se solicita reglamentariamente, listas que, por otra parte, presentan cierta rigidez a la hora de su apli-cación práctica. En segundo lugar, la percepción e identificación visual y directa de las situaciones de riesgo. En este segundo aspecto se centra el artículo, ofreciendo una primera buena práctica sobre los métodos de identificación de riesgos de gran utilidad para los técnicos y que, ejercitados en el día a día, aportarán un gran valor añadido a su trabajo preventivo.

El acto inmediatamente posterior a la identi-ficación de riesgos es el tratamiento de una ac-tividad de campo fundamental como es la toma de datos y en este sentido, se ofrece de nuevo una segunda buena práctica dirigida a una correc-ta y funcional toma de datos que se enriquece con una serie de consejos de gran valor práctico. Para finalizar se requiere que todos los aspectos derivados de la identificación de riesgos y obser-vaciones anotadas se trasladen o plasmen en un informe técnico que en alguna medida supone no sólo la calidad de la actuación preventiva rea-lizada, sino también la carta de presentación del técnico que la ha realizado, por lo tanto, la tercera buena práctica, con el objeto de lograr confeccio-nar informes siguiendo unos pasos que garanti-zan en la mayoría de los casos la presentación de un buen trabajo.

En su conjunto, el tratamiento de las tres buenas prácticas se ha denominado El ciclo de la gestión técnica. Las buenas prácticas planteadas deben ser optimizadas al máximo, y este nivel se

alcanza cuando de forma repetida se ejercitan en el día a día del trabajo de los técnicos; en definitiva, se solicita no sólo conocerlo, sino practicarlo en la forma y medida necesaria. En cuanto al ciclo de la gestión técnica, el término gestión técnica con frecuencia presenta un carácter generalista, es de-cir, que puede ser aplicable a infinidad de campos de actuación y actividades industriales, incluida la de prevención de riesgos laborales. Por tal razón, y en este caso en concreto, es conveniente definir el concepto de gestión técnica como “Aquella ac-tuación preventiva que a modo de ciclo continuo incluye las fases identificación de riesgos, toma de datos y confección del informe técnico” (Figura 1).

El concepto de buenas prácticas preventivas

Es conveniente ubicar el concepto de buena práctica dentro de la actividad preventiva; de he-cho, la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, en su artículo 16 apartado 1, indica que el Plan de Prevención deberá incluir “la estructura organizativa, las responsabilidades, las funciones, las prácticas, los procedimientos, los procesos y los recursos necesarios”. Es de interés, por lo tan-to, antes de entrar en materia distinguir o aclarar la diferencia existente entre los conceptos citados, proceso y práctica.

> Proceso: Instrucciones de actuación específi-ca de determinado trabajo o tarea donde se interrelacionan de forma ordenada y progresi-va todos y cada uno de los pasos a seguir en su desarrollo.

F I G U R A 1

Ciclo de la gestión técnica

Ciclo de gestión técnica

2ª Toma de datos3ª Informe

1ª Identificación

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> CULTURA PREVENTIVA

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> Práctica: Acto de ejercitar de forma puntual o repetida en el entorno del puesto de traba-jo los procesos y las tareas. El objetivo de la práctica es, por lo tanto, lograr hábitos correc-tos de trabajo.

> Buena práctica preventiva: Actitud dirigi-da a crear hábitos correctos y seguros en el desarrollo de los trabajos al incluir las normas de seguridad en cada fase.

Las tendencias comunitarias, estatales y au-tonómicas van dirigidas a lograr hábitos correctos y seguros a través de la implantación de buenas prácticas, con el fin de que esta actividad en el futuro adquiera un gran desarrollo en el entorno laboral y, concretamente, en el de la prevención con las grandes ventajas que de su aplicación puedan derivarse. No obstante, la política de im-plantación de buenas prácticas está más pensa-da o dirigida a otros colectivos laborales distintos a los técnicos de prevención y, en este sentido, los técnicos también requerimos la disponibili-dad de este tipo de herramientas técnicas que optimicen nuestros esfuerzos y mejoren los re-sultados obtenidos.

Las buenas prácticas: métodos de identificación de riesgos

Ante el difícil y complicado momento de ini-ciar la actividad preventiva con la identificación de los riesgos, todo parece excesivamente compro-metido y complicado, teniendo que hacer frente a dos cuestiones que se deben resolver de inme-diato: ¿dónde se ubican los riesgos? y ¿por dónde empiezo? La primera es de fácil contestación, dado que la propia dinámica del trabajo apoyado en sus conocimientos le irán presentando deter-minados riesgos, todos ellos muy comunes, con lo que al menos ya tiene algo que anotar. Pero éstos ni son los únicos, ni los suficientes; por tal razón, se debe dar un paso más en busca de la calidad y cantidad de riesgos a identificar y este paso exige la aplicación de un método que en este caso da cumplida respuesta a la segunda cuestión, ¿por dónde empiezo?

La contestación es sencilla, inicie la activi-dad siguiendo alguno de los métodos ofrecidos; con su utilización logrará estar más seguro de sí mismo, aumentará la capacidad de identificación y elevará especialmente la calidad de su trabajo.

Para que los conozca y aplique, se van a plantear los diferentes métodos de identificación de riesgos con carácter general, aunque se ofrecerán algunos casos concretos a modo de ejemplo, para un ma-yor y mejor comprensión (Figura 2, página 27).

> Dimensional: método destinado a identifi-car los riesgos laborales en función del con-cepto de dimensión, partiendo de lo más grande para finalizar en lo más pequeño o a la inversa. Por ejemplo, en una empresa de cualquier actividad industrial que necesita identificar sus posibles riesgos, este proce-dimiento se efectuará de forma secuencial, iniciándose por las partes que físicamente presentan mayor envergadura dimensional, en este caso, las estructuras, es decir, el con-tinente. Posteriormente, se identificarán los riesgos del contenido, como el entorno o am-biente de trabajo, y a continuación los deriva-dos de las superficies de trabajo, siguiendo por las áreas de trabajo en cuestión. Después seguirá la actividad de identificación con la estructura de la máquina ubicada en y sobre el área, para finalizar con la zona y punto de trabajo. Como se puede comprobar, se ha

Si identificar los riesgos es la estrella del ciclo de gestión técnica, la toma de datos no deja de ser una actividad fundamental y complementaria.

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efectuado un recorrido de identificación de los riesgos, ordenado desde la mayor a la menor dimensión.

Finalizado este recorrido dimensional, no hay que olvidarse de los riesgos derivados de las instalaciones (eléctrica, neumática, hidráulica, gases) etc.; riesgos que presentan dos aspectos claramente diferenciados, el primero relacionado directamente con la seguridad industrial que inclu-ye el cálculo, la instalación, la puesta en servicio, el mantenimiento y revisiones reglamentarias le corresponden a los instaladores oficiales y técni-cos de organismos de control de la administración, mientras que el segundo en lo que se refiere al uso de las instalaciones por los trabajadores afecta fundamentalmente al concepto de seguridad labo-ral y por lo tanto al técnico de prevención.

> Lineal. Método destinado a identificar los riesgos laborales derivados de los procesos y tareas de los puestos de trabajo siguiendo las líneas lógicas del proceso de producción. Por ejemplo, en una empresa cuyo proceso de fabricación se realiza en serie o en línea, si la secuencia de fabricación se inicia con la entrada de bobinas, descarga de bobi-nas, estirado, laminado, corte, tratamiento superficiales, almacenado, etc. y finaliza con la salida del producto acabado en este caso planchas metálicas, el método aconsejado a seguir sería la identificación de los riesgos de forma ordenada y por separado de todas y cada una de las fases que componen el proceso. Este método presenta, por lo tanto, una variante sobre el anterior y su aplicación es correcta en aquellas compañías cuyo pro-ceso de fabricación, como se ha indicado es en serie, en línea o progresivo.

> Puntual. Método destinado a identificar los riesgos laborales derivados de las estructu-ras, superficies, zonas de trabajo y procesos, etc. pero sin guardar orden alguno. Es el caso de un centro de trabajo donde se van identificando los riesgos según se van en-contrando: enchufe roto, resguardo retirado, deficiente iluminación, gancho sin pestillo de seguridad, objeto en el suelo, etc. En contra de mi opinión y de la lógica, éste es el mé-todo más comúnmente utilizado tanto por técnicos nuevos como experimentados y es en este aspecto donde se debe realizar un esfuerzo, en favor de una mejor y más am-

plia identificación de los riesgos. Es un méto-do para utilizar en determinadas ocasiones y condiciones, y es necesario disponer de una importante experiencia práctica. Finalizada la actividad de identificación de riesgos de es-tructuras, entorno, máquina, etc., el siguiente paso es identificar los riesgos derivados de la actividad del puesto de trabajo; recuerde en este caso seguir una lógica en su actua-ción desde que el trabajador se incorpora al puesto hasta que lo abandona siguiendo una identificación de riesgos secuencial.

Métodos y ambito de aplicación

Los métodos de identificación se pueden aplicar de forma individual o conjunta por lo que según esta idea se distinguen:

> Simples: Cuando se aplica un método en concreto pero de forma individual e inde-pendiente.

> Compuestos: Dos o más métodos de identi-ficación de forma conjunta.

Son aplicables a cualquier tipo de empresa y actividad laboral. La condición básica para una correcta aplicación de los métodos indicados anteriormente es la práctica en el día a día, re-cuerde lo que Brenner comentaba sobre lo que él denominaba el fenotipo. La forma de aplicar métodos simples o compuestos viene determi-

nada por las características de las empresas y procesos, de manera que en empresas o centros pequeños puede ser válido el puntual, mientras que en el resto es más apropiado aplicar el di-mensional o el lineal.

Planteada de forma general, la primera fase del ciclo de gestión técnica que ha tratado sobre los métodos de identificación de riesgos, se expo-ne a continuación la segunda fase que se corres-ponde con el acto formal de la toma de datos. Si identificar los riesgos es la estrella del ciclo, la toma de datos no deja de ser una actividad fundamental y complementaria a la anterior, y de la que se pue-den derivar excelentes o desastrosos resultados en función de la actitud técnica y del uso en su aplicación. El planteamiento de la buena práctica sigue los pasos habituales con los que los técnicos se encuentran al efectuar el siempre difícil ejer-cicio de la toma de datos: la visita, el recorrido a realizar, el soporte para anotar, la toma práctica de datos o anotaciones, las evidencias, las preguntas a realizar, etc. En este caso, más que un método se trata de una serie de consejos prácticos de gran utilidad para el trabajo del día a día.

Visita inicial

Presenta dos apartados claramente diferen-ciados, el primero, dirigido a conocer la empresa y el segundo, enfocado hacia el trabajo técnico de identificación de riesgos. Se trata, por lo tanto, de una actividad necesaria y fundamental para

F I G U R A 2

Esquema general de métodos para la identificación de riesgos

Grande = GDimensional P

Lineal F1 F2 F3 F4

Puntual

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llevar a efecto el ejercicio práctico de conocer las características de la empresa donde se va a desarrollar la actividad preventiva. Puede tratarse de la primera vez o de una de tantas que haya realizado, en cualquier caso debe considerar que esta visita es el punto de arranque para disponer de un correcto conocimiento de la empresa, para realizar un adecuado planteamiento de la gestión técnica que se afronta, para obtener la informa-ción básica sobre la trayectoria preventiva de la empresa y su estado de situación actual, etc.

Demasiados elementos importantes como para tratar con frivolidad o ligereza la visita ini-cial. De mantener esta actitud se pone en tela de juicio la imagen personal y técnica, y se está en disposición de cometer errores que aportarán co-mo resultado deficientes actuaciones posteriores y la posibilidad de pasar por el siempre engorro-so y no deseado acto de solicitud de información omitida en el acto de la visita. Por tal razón, se va a indicar una serie de consejos prácticos a incluir en lo que he denominado la segunda fase de la gestión técnica:

> Fijar hora de visita: Es preferible acordar la visita al iniciar o antes de finalizar la jornada de trabajo y evitar la hora del descanso (las diez de la mañana), ya que en este espacio de tiempo la actividad laboral cesa. Es la co-nocida hora del bocadillo.

> Disponer del material de protección: Co-mo técnico debe utilizar los equipos de pro-tección individual en función de los riesgos, para lo que se requiere efectuar una consulta previa.

> Coordinación de actividades empresa-riales, en el caso de pertenecer a un servicio de prevención ajeno, no hay que olvidar los requerimientos exigidos en la gestión de coor-dinación de las actividades empresariales; en este momento, el técnico es un proveedor de servicios y perteneciente a una determinada empresa ajena a la visitada.

> El recorrido a seguir: Se trata de un buen arte, establecer el recorrido a seguir en y du-rante la visita. Aconsejo que se planifique en función del proceso de fabricación. Desde el punto por donde entra el material o materia prima hasta el punto en el que se expide almacén de productos acabados.

> Dedique el tiempo necesario a las fun-ciones conocer e identificar: Normalmen-te la persona designada por la empresa para acompañarle en la visita conoce muy bien el centro o empresa, y en esta ocasión lo han entretenido de su trabajo habitual, co-mo consecuencia, éste quiere acabar cuanto antes para reincorporarse a sus obligacio-nes. Durante la visita con acompañante su actitud debe estar dirigida a conocer la em-presa. Por lo tanto, evite caer en el error de anotar nada que no esté referido al mejor conocimiento de la empresa y sus procesos, recuerde exclusivamente el conocimiento de la empresa.

> Finalizada la visita con el acompañan-te lleve a efecto un repaso de lo que haya entendido, realizando de forma conjunta una ligera explicación del proceso según las ano-taciones para contrastar opiniones y obtener certezas. Una vez finalizada la visita, le agra-decerá al acompañante su colaboración y le solicitará que le indique dónde y cómo se le puede localizar en caso de necesidad. A par-tir de este momento comienza la segunda fase de la visita, el trabajo de identificación de riesgos.

> Ubicación, en ocasiones, y debido a la com-plejidad de los procesos o a las dimensiones de la empresa, es preciso contar con un puesto ocasional de trabajo. Procure que es-té lo más próximo posible al entorno donde va a desarrollar su trabajo.

> Las preguntas. Como norma general, es aconsejable que durante la primera fase de la visita inicial sólo se efectúen, a la perso-na o personas asignadas para acompañarle, preguntas más dirigidas a obtener informa-ción de los procesos; mientras que en la segunda fase, si procede, las preguntas a realizar se efectuarán a las personas impli-cadas en los procesos y puestos de trabajo, y estarán dirigidas a obtener información de los riesgos en sí.

En caso de necesitar preguntar a los traba-jadores/as, no les interrumpa, espere a que finalice la tarea, indíqueles el objeto de su presencia y trabajo y, posteriormente, realice la pregunta en términos coloquiales y, si es posible, en el argot de su actividad.

Como técnico debe utilizar los equipos

de protección individual en

función de los riesgos, para lo que se requiere

efectuar una consulta previa

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> Evite comentarios críticos en presencia de personas afectadas sobre las situaciones de-tectadas porque podría lamentarlo. Observe, anote y calle.

> Solicitud de documentación: No solicite la información documental durante la visita, ya que esta actitud complica en exceso la activi-dad. Anote lo que quiera obtener y finalizada la visita proceda a equiparse con todas las pruebas documentales necesarias, codifíque-la, evite sacar originales de la empresa, acuda siempre, y dentro de lo posible, a fotocopias.

Acto de toma de datos

Hay que comenzar a tomar nota de lo que se observa y que afecte al trabajo preventivo. Estos consejos prácticos le serán de gran utilidad, inde-pendientemente del soporte documental o infor-mático sobre el que efectuarán las anotaciones.

> Procure reducir las anotaciones literales al mínimo, dibuje, simbolice o cree gráficos, la utilización de figuras simples que reflejan situaciones posturales o gestuales le ayuda-rán en gran manera.

> La información de las diferentes fases de procesos o tareas de trabajo se inter-pretan de forma sencilla realizando dibujos (formas geométricas) en planta, o a vista de pájaro, enumérelas y marque con flechas el sentido del proceso de fabricación.

> En caso de efectuar anotaciones escritas, hágalo correctamente, es decir, realícelas de forma ordenada. Diferencie o separe con gran-des trazos, o en diferentes hojas, las anotacio-nes realizadas sobre temas distintos. La toma de datos o anotaciones debe ser de lectura correcta sin posibilidad de equivocación, de no ser así posteriormente al repasar las anotacio-nes puede cometer errores lamentables.

> Las anotaciones correspondientes a má-quinas, equipos de trabajo o similares deben llevar el número de referencia, evite descripciones literales para identificar máqui-nas, áreas, zonas, etc. Un ejemplo a no seguir: “La máquina que está cerca de la puerta del almacén de producto acabado y que es de color azul…” No cometa ese error.

> Agrupe los riesgos identificados por actividad técnica, resulta cuanto menos engorroso anotar los riesgos identificados de forma anárquica, procure, por lo tanto, agrupar los riesgos de seguridad por un la-do, los de higiene, por otro y, finalmente, los de ergonomía.

> No anote en transición, puede acciden-tarse: Las anotaciones se harán en posición

de parada, en ningún caso en desplazamien-to. Si hay una situación de la que se debe huir es de la posibilidad de que un técnico se accidente en el transcurso habitual de su actividad; no es el primero ni será el último que mete el pie en una arqueta abierta del centro de trabajo visitado.

> Apague el móvil, o en su defecto, si necesita utilizarlo, hágalo desde una zona salvaguardada

Unos consejos prácticos

> Codifique los documentos que le han facilitado y en ningún caso saque de la empresa los

originales; analice las consecuencias que se pueden derivar si se extravían o se pierden.

> No demore en exceso la confección del informe, el paso del tiempo conseguirá que olvide

aspectos de interés por lo que el contenido y, por lo tanto, la calidad del informe se verá

sensiblemente reducida.

> No tenga varios frentes abiertos, es decir, inicie y finalice el informe, no cometa el error de

empezar varios a la vez, despistará su atención técnica, como siempre, en deterioro de la

calidad y profundidad de su trabajo.

> Debe referenciar el informe. En este sentido, son diversos los modos de llevarlo. En mi

opinión, conviene realizarlo mediante iniciales y dígitos, tales como iniciales del nombre

y apellidos, dígitos del mes y año y número de informe.

> Evite al máximo el copia y pega, esta actitud tiene, en ocasiones, catastróficas consecuen-

cias. Difícilmente pueden existir dos informes iguales realizados por distintos autores o

sobre diferentes empresas. En cualquier caso, y salvo excepciones, evite acudir a informes

estandarizados.

> No abuse de las fotos, eluda confeccionar un reportaje fotográfico, el informe se basa en

su criterio técnico, no en mostrar lo que ha identificado o analizado.

> Su criterio técnico es muy importante, debe lograr que el informe sea un buen reflejo de

su personalidad técnica.

> Procure ser concreto, eluda extensas y engorrosas explicaciones semánticas. Evite gran-

des y voluminosos informes, para ello, piense en la persona o personas a las que va dirigi-

do, y que no sólo lo tienen que leer, sino también entender lo que manifiesta.

> Utilice el argot técnico propio de la actividad analizada. No es lo mismo indicar alcantarilla

en lugar de arqueta, carcasa que resguardo, cargador que transpaleta, mono que buzo, etc.

> No abuse de confeccionar informes, en ocasiones unas sencillas notas aclaratorias, in-

cluso entregadas in situ, pueden lograr un mejor y mayor efecto que cualquier informe.

Recuerde, el objetivo que se busca es la eficacia.

> Cuide la presentación del informe, evite alardes de diseño en páginas interiores, facilite

la lectura presentando un índice, utilice esquemas, diagramas de flujo, resuma mediante

cuadros, y no olvide conclusiones finales.

> El informe exige la entrega de forma personal, durante la cual se impartirán las corres-

pondientes explicaciones. Si está convencido de su correcta confección y contenido, de-

fienda sus planteamientos evitando inoportunas mediatizaciones.

> Firme el informe bajo fecha, así como procure obtener la firma de la persona a la que se

lo entrega, es muy conveniente y necesario que algún representante de los trabajadores

firme no sobre el contenido del informe, sino sobre el acto de entrega.

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> CULTURA PREVENTIVA

Nº 57 • Febrero de 2009Gestión Práctica deRiesgos Laborales30 •

o libre del tránsito de carretillas, puentes grúa, alcantarilla o arquetas, etc.

> En caso de necesitar pruebas gráficas, fotos o similares: Solicite la oportuna autorización; si las realiza, en ningún caso debe identificarse al trabajador o trabajadora de la foto. Ésta no es una prueba en contra de nadie, efectúe las estrictamente necesa-rias, evite frivolidades.

> Identifique y colabore. Por ejemplo, si ob-serva un cubo en el pasillo no lo considere como un riesgo a anotar y a reflejar; en sus anotaciones solicite que lo retiren de forma elegante para, en el acto de la visita, actuar en prevención; además se lo agradecerán.

> Evite coger objetos, piezas, herramientas, útiles, etc. La grasa, aceite o producto pueden manchar sus manos y, como consecuencia, el soporte de papel sobre el que está efec-tuando las anotaciones. Aspecto que será un punto de pérdida de tiempo y que lamentará posteriormente.

> En caso de utilizar listas de chequeo es conveniente que antes las haya repasado y entendido, cualquier duda sobre su conteni-do en el acto de toma de datos complica y extiende en exceso el trabajo de chequeo.

> La disponibilidad de un texto de consulta rápida de bolsillo: prontuario, memento, so-porte informático, etc. Será de gran utilidad y ayuda.

La buena práctica: confección del informe

En innumerables ocasiones las actuaciones preventivas se cierran con un informe técnico, acto final y siempre complicado de la gestión preventiva, a través del que se establece y refleja el criterio técnico de la persona que lo realiza y, por consecuencia, donde se puede poner en liti-gio la credibilidad profesional del ejecutor y, por supuesto, de la empresa que representa. Este informe debe ser ajustado a la realidad del tema y de la empresa donde y sobre la que se emiten

las conclusiones o acciones a tomar. Parece, por lo tanto, ineludible acudir a una buena práctica que en este caso se basa sobre un método de-nominado de los cuatro niveles, implementado, practicado de forma personal, expuesto ante un elevado número de técnicos y cuyo nivel de aceptación ha sido muy aceptable. Las condicio-nes exigidas por el método planteado se basan fundamentalmente en cubrir de forma completa todas y cada una de las fases expuestas, inde-pendientemente del orden a seguir. El método consta de cuatro fases:

> Conocer: Consiste en efectuar una profunda recopilación y selección tanto de la legisla-ción como de la documentación de referen-cia, relacionada con el tema a tratar.

> Entender: Cubierta la primera fase, es nece-sario analizar y entender todos los conceptos que afectan a los textos seleccionados, defi-niciones esquemas, gráficos etc.

> Preparar: Fase dedicada a la recopilación de toda aquella información técnica nece-saria a considerar para el trabajo, apuntes o tomas de datos efectuados, resumen de la actividad, relación de puestos de trabajo, planos, inventarios diversos, datos de acci-dentalidad, etc.

> Desarrollar: Se trata de la confección del trabajo en sí, que quedará reflejado a modo de informe técnico.

Hasta aquí llega la exposición de las buenas prácticas a incluir en lo que se ha denominado el ciclo de la gestión técnica. Habrá observado que la exposición y presentación sobre el tema no en-cierra, en teoría, ninguna dificultad técnica, todo es lógico y me atrevo a decir que posiblemente algunos aspectos le habrán recordado circunstan-cias y situaciones con las que ya se ha tenido que enfrentar y a las que en alguna forma y medida habrá dado solución.

La verdadera dificultad no se centra en en-tender los métodos y consejos facilitados bajo el concepto de las buenas prácticas, sino en llevar-las a efecto, en ejercitarlas en el trabajo del día a día hasta lograr el hábito correcto necesario; en definitiva, en pasar del conocimiento a la acción o, dicho de otra forma más coloquial, en No lo diga, hágalo.

En innumerables ocasiones las actuaciones preventivas se cierran con un informe técnico, acto final y siempre complicado de la gestión preventiva.

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