buenas intervenciones

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BUENAS INTERVENCIONES Después de haber explicitado las características de una buena reflexión y tratando ahora de presentarlo de un modo más real, os mostramos ahora dos modelos de reflexión, el primero de ellos lo calificaríamos MUY BIEN, mientras el segundo NECESITARÍA MEJORA y habría que volver a escribirlo. Las demandas de los niños y nuestras respuestas Hola a todos los del foro: Aquí me tenéis en el intento de ser una profesora reflexiva y con la intención de contaros algo. De acuerdo con el espíritu de los artículos de Richert, A. y Lieberman, A. y Word, D., todos los profesores y en especial los noveles necesitamos reflexionar y escribir sobre lo que acontece en nuestra práctica si es que queremos mejorarla. En primer lugar os comento que estoy rodeada de doce niños y niñas de dos años y bajo la tutela de la andereño Olatz. La verdad es que trabajamos a destajo y no creía que esto fuera tan cansado, siempre hay algún quehacer, si un niño se ha hecho daño hay que estar con él, si otra se ha hecho pis hay que cambiarle el pañal, si otro, por la razón que sea, empieza a llorar intentamos consolarle,, por lo que podéis imaginar que no tenemos mucho tiempo para aburrirnos y, yo por lo menos, acabo el día hecha polvo. Contenta, eso sí, muy contenta pues estoy aprendiendo muchísimo acerca de los niños de esta etapa y, además, voy observando de día en día el fruto de mi trabajo en el progreso de los propios niños. Por otro lado, Olatz, la maestra que me ha tocado en suerte, tiene una gran experiencia. Lleva veinte años en educación infantil y se le nota. Sabe cómo tratar a los niños, cuándo hacer cumplir las normas y cuándo mostrarse más flexible. Hombre, no siempre, siempre estoy de acuerdo con las decisiones que toma pero esto lo encuentro bastante lógico ya que no creo que tengamos que pensar igual. En cualquier caso nos arreglamos bien, de día en día mejor, y noto que ella cada vez tiene más confianza en mí. Bueno, ya es hora de contar mi reflexión. El caso es que en nuestra clase, y pienso que se trata de algo que en mayor o menor medida sucede en todas las clases, hay niños y niñas que piden una atención especial y muchas veces me pregunto cuál debe de ser la respuesta del adulto y hasta dónde debe llegar. Os voy a relatar un caso concreto para explicarme mejor. Sucedió un día que estábamos en el aula de psicomotricidad. Los niños se encontraban más alterados que de costumbre y también nuestra paciencia se había ido agotando durante el día. Desde el principio de la sesión vi a Mikel, un niño que hace tres meses ha tenido una nueva hermanita, nervioso y bravucón, subido de tono diría yo. Durante el ritual de entrada no fue capaz de estar quieto; en el espacio sensorio-motor no paró de un lado a otro, yendo a toda pastilla pero sin verle disfrutar de sus acciones en ningún momento. Para entonces Olatz ya le había regañado en dos o tres ocasiones, pero fue en vano. Mikel seguía haciendo de las suyas, hasta que un momento determinado, y sin nosotras darnos cuenta, comenzó a pegar a una niña. Entonces Olatz se enfadó muchísimo con Mikel y le castigó a que estuviera sentado en un rincón hasta que ella lo ordenara. Mikel se agarró una rabieta de cuidado. Entonces decidí intervenir. Le pedí permiso a Olatz y me senté al lado de Mikel. Entendía el enfado y el agotamiento de Olatz y en ese momento me di cuenta que yo estaba para ayudar y no sólo para observar lo que pasaba en clase. Cómo ayudar en una situación así, me preguntaba. Me acordé entonces de las palabras de Bernard Aucouturier: La agresión de los niños es una llamada para que les escuchemos, les entendamos y les queramos; es decir, una llamada para la comunicación. Por lo tanto, ¿No deberíamos de dedicar a Mikel un tiempo y una atención especial? Eso traté de hacer al sentarme a su lado. No le dirigí la palabra al principio. Tengo la impresión de que los niños viven muchas veces las preguntas de los adultos como una especie de interrogatorio. Así que me senté a su lado y me puse a jugar con una pelota de goma espuma, sin hacerle demasiado caso, pero a su lado. Él enseguida dirigió su mirada hacia lo que yo hacía. Entonces yo me alejé un poco y le lancé la pelota. El me la devolvió. Yo se la volví a lanzar, esta vez más fuerte, y también el me la devolvió con fuerza. De esta manera anduvimos durante un rato. En el rostro de Mikel me pareció descubrir una sonrisa pícara. Yo también le sonreí. Entonces me vino a la memoria algo que había leído en los apuntes de psicomotricidad: la dialéctica

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BUENAS INTERVENCIONESDespués de haber explicitado las características de una buena reflexión y tratando ahorade presentarlo de un modo más real, os mostramos ahora dos modelos de reflexión, elprimero de ellos lo calificaríamos �MUY BIEN�, mientras el segundo NECESITARÍAMEJORA y habría que volver a escribirlo.

�Las demandas de los niños y nuestras respuestas�Hola a todos los del foro:Aquí me tenéis en el intento de ser una profesora reflexiva y con la intención de contarosalgo. De acuerdo con el espíritu de los artículos de Richert, A. y Lieberman, A. y Word,D., todos los profesores y en especial los noveles necesitamos reflexionar y escribirsobre lo que acontece en nuestra práctica si es que queremos mejorarla.En primer lugar os comento que estoy rodeada de doce niños y niñas de dos años y bajola tutela de la andereño Olatz. La verdad es que trabajamos a destajo y no creía queesto fuera tan cansado, siempre hay algún quehacer, si un niño se ha hecho daño hayque estar con él, si otra se ha hecho pis hay que cambiarle el pañal, si otro, por la razónque sea, empieza a llorar intentamos consolarle,�, por lo que podéis imaginar que notenemos mucho tiempo para aburrirnos y, yo por lo menos, acabo el día hecha polvo.Contenta, eso sí, muy contenta pues estoy aprendiendo muchísimo acerca de los niñosde esta etapa y, además, voy observando de día en día el fruto de mi trabajo en elprogreso de los propios niños.Por otro lado, Olatz, la maestra que me ha tocado en suerte, tiene una gran experiencia.Lleva veinte años en educación infantil y se le nota. Sabe cómo tratar a los niños,cuándo hacer cumplir las normas y cuándo mostrarse más flexible. Hombre, no siempre,siempre estoy de acuerdo con las decisiones que toma pero esto lo encuentro bastantelógico ya que no creo que tengamos que pensar igual. En cualquier caso nos arreglamosbien, de día en día mejor, y noto que ella cada vez tiene más confianza en mí.Bueno, ya es hora de contar mi reflexión. El caso es que en nuestra clase, y pienso quese trata de algo que en mayor o menor medida sucede en todas las clases, hay niños yniñas que piden una atención especial y muchas veces me pregunto cuál debe de ser larespuesta del adulto y hasta dónde debe llegar.Os voy a relatar un caso concreto para explicarme mejor. Sucedió un día que estábamosen el aula de psicomotricidad. Los niños se encontraban más alterados que de costumbrey también nuestra paciencia se había ido agotando durante el día. Desde el principio dela sesión vi a Mikel, un niño que hace tres meses ha tenido una nueva hermanita,nervioso y bravucón, subido de tono diría yo. Durante el ritual de entrada no fue capazde estar quieto; en el espacio sensorio-motor no paró de un lado a otro, yendo a todapastilla pero sin verle disfrutar de sus acciones en ningún momento. Para entonces Olatzya le había regañado en dos o tres ocasiones, pero fue en vano. Mikel seguía haciendode las suyas, hasta que un momento determinado, y sin nosotras darnos cuenta,comenzó a pegar a una niña. Entonces Olatz se enfadó muchísimo con Mikel y le castigóa que estuviera sentado en un rincón hasta que ella lo ordenara. Mikel se agarró unarabieta de cuidado. Entonces decidí intervenir. Le pedí permiso a Olatz y me senté allado de Mikel. Entendía el enfado y el agotamiento de Olatz y en ese momento me dicuenta que yo estaba para ayudar y no sólo para observar lo que pasaba en clase.Cómo ayudar en una situación así, me preguntaba. Me acordé entonces de las palabrasde Bernard Aucouturier: �La agresión de los niños es una llamada para que lesescuchemos, les entendamos y les queramos; es decir, una llamada para lacomunicación�. Por lo tanto, ¿No deberíamos de dedicar a Mikel un tiempo y unaatención especial? Eso traté de hacer al sentarme a su lado. No le dirigí la palabra alprincipio. Tengo la impresión de que los niños viven muchas veces las preguntas de losadultos como una especie de interrogatorio. Así que me senté a su lado y me puse ajugar con una pelota de goma espuma, sin hacerle demasiado caso, pero a su lado. Élenseguida dirigió su mirada hacia lo que yo hacía. Entonces yo me alejé un poco y lelancé la pelota. El me la devolvió. Yo se la volví a lanzar, esta vez más fuerte, y tambiénel me la devolvió con fuerza. De esta manera anduvimos durante un rato. En el rostro deMikel me pareció descubrir una sonrisa pícara. Yo también le sonreí. Entonces me vino ala memoria algo que había leído en los apuntes de psicomotricidad: la dialéctica

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construcción/destrucción resulta de gran ayuda en el caso de niños agresivos. Meincorporé y con los bloques de goma espuma hice una pequeña torre. Me coloqué trasésta y le pregunté a Mikel si sería capaz de tirarla estando yo sujetándola. Mikel nicontestó, simplemente arremetió con fuerza contra la torre y contra mí. La primera vezle aguanté pero le volví a retar: �¿No tienes más fuerza o qué?�. Él entonces, y con másímpetu todavía, volvió a embestir. ¡Esta vez sí! Tanto la torre como yo rodamos por elsuelo. Me alcé enseguida y levanté rápidamente otra torre. Mikel la tiró con furia. Asíestuvimos el resto de la sesión, yo jugando para Mikel en exclusiva y él jugando sóloconmigo. Al final de la sesión nos despedimos hasta el día siguiente con una sonrisa decomplicidad. Ese día regresé muy contenta a casa, además incluso Olatz me habíafelicitado. ¡Has intervenido muy bien, Amaia, tienes madera de maestra!Al llegar a casa sin embargo cierta duda empezó a tomar cuerpo en mi mente. Sí, eracierto que todo me había salido bien, pero ¿qué hubiera sucedido de estar yo sola en elaula?, Y Mikel, hoy se había quedado bien, pero ¿Y mañana?, ¿De nuevo tendré queofrecerle toda mi atención?, ¿Cuánto caso hay que hacer a los niños que lo demandan?,y aquellos niños y niñas que siempre están tranquilos, sin montar nunca el numerito,¿no merecen nuestra atención y nuestro tiempo?Ya veis cómo me encuentro, dichosa pero llena de dudas. ¡¡Decidme, por favor, quépensáis de todo esto que yo también necesito un poco de caso!!Espero vuestras respuestas cuanto antes.

AmaiaNECESITA MEJORA/INTERVENCIÓN MEJORABLE

Hola familia:Aquí ando en una ikastola pribada aprendiendo a ser andereño. Bueno, lo de aprender esun decir, pues lo que he visto hasta ahora no me ha gustado demasiado y la verdad esque no me ha aportado gran cosa.Estoy en el aula de los de 4 años. Estan 25 niños, la andereño y yo. Los niños son muyjatorras casi siempre pero aveces se vuelben insoportables. No se que tipo de educaciónreciben en casa pero el caso es que cuando vienen aquí, algunas veces, no paran demeter ruido de pegarse y de no hacernos ningun caso. Cuando estan asi no hay maneraalguna de enseñar nada.Por otro lado esta la andereño Kontxi. Es una mujer de 55años. Conmigo siempre estadiciendo algo. Siempre mandandome algo: ¡haz esto, Nekane!, ¡cuida estos niños,Nekane, que yo estoy con estos otros!, ¡Nekane, trae papel de la otra gela que aquí seha acabado! Parezco su criada, siempre haciendo algo y ella siempre dando ordenes. Yaveis que no me ha tocado una andereño nada enrollada.Ademas para rematar la faena la semana pasada empezamos a tener las entrevistas conlos padres. Kontxi me pregunto aver si yo queria estar presente y le dije que si. ¡Puesestoy flipando con los papis! El otro dia uno protestava por que a su hija no le gustaba lacomida de la ikastola y nos pedia aver sino podiamos traerla de otro sitio, que esa eramuy mala y que lo mismo le iva a decir al director. Otra madre nos dijo que el diaanterior su hijo habia llegado a casa llorando por que en el autobus otro le habia pegadoy que aver quien era la responsable del autobus para decirselo. Todos asi, con algunaqueja. Pues lo que yo le decia a Kontxi: ¡que se vayan a otra ikastola!De todos modos hay 2 cosas que me gustan mogollón: la gela de informatika y losrecreos. A la gela de informatika vamos 2 veces por semana y tienen una señora gela.25 ordenadores uno para cada chabal. Los niños ahí andan haciendo sus cosas y yoayudandoles. Ademas como a Kontxi no le gusta demasiado el mundo del ordenador, medeja a mi que me encargue de la clase. ¡¡Ahí si que ando yo agusto!! Los niños siempreandan preguntandome como se hace esto y lo otro. Y como yo se mas que ellos puestodos quieren estar conmigo. Se me pasan muy rapido las clases de informatika.Tambien en el recreo me lo paso de cine. Casi siempre me quedo en el patio de laikastola jugando con los niños. Kontxi se suele ir con el resto de las andereños a tomarcafé a la sala de profesores pero yo me aburro. Siempre estan contando las mobidas declase. No desconectan ni en el recreo y yo lo necesito. Por eso me quedo en el patiojugando con los niños. Y organizando las txandas de los columpios. ¡Los crios estan

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locos! Suelen tener unas mobidas en los columpios de alucinar. Que si me toca a mi, queno que me tocaba a mi�, y ahí ando yo poniendo un poco de orden.Pues todo esto esta siendo mis practicas. Estoy un poco decepcionada, yo esperabacosas mas interesantes pero con los niños lo paso bien. Me gustan, son muy jatorrasestos pequeños locos. Y creo que ellos tambien estan agusto conmigo. ¿Y vosotras comoestais? ¿agusto con los crios?Escribirme contando vuestras aventuras.Adios a todas,Nekane