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Los Misterios del Caño Tiburones Javier Biaggi – [email protected] La Providencia ademas de la mar de cosas que nos ha regalado a nosotros, a los que queremos las aves nos regalado dos misterios, el genero Nesospingus y el Cano Tiburones. De la Llorosa nada que decir que no se haya dicho; sobre el Cano Tiburones queda mucho por entender. Ahí todo lo bueno del mar y todo lo rico del agua dulce se colapsan en una carrera “gravitacional” compitiendo por quien llega primero a las inmensas profundidades del Cano, poco menos de 5 pies debajo del nivel del mar. Esa profundidad “siniestra” e invencible no ha En Esta Edición Los Misterios del Caño Tuburones P. 1 El Tordo P. 9 Plumitas del Saber P. 12 Avistamientos Sobresalientes P.13 Prueba Fotográfica P.14 El Bien-Te-Veo VOLUMEN XVII NÚMERO I FEBRERO 2012

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Publicación trimestral de la Sociedad Ornitológica Puertorriqueña, Inc. (SOPI)

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Page 1: BTV 2012 02

Los Misterios del Caño Tiburones Javier Biaggi – [email protected]

La Providencia adema s de la mar de cosas que nos ha regalado a nosotros, a

los que queremos las aves nos regalado dos misterios, el ge nero Nesospingus y

el Can o Tiburones. De la Llorosa nada que decir que no se haya dicho; sobre el

Can o Tiburones queda mucho por entender. Ahí todo lo bueno del mar y todo

lo rico del agua dulce se colapsan en una carrera “gravitacional” compitiendo

por quie n llega primero a las inmensas profundidades del Can o, poco menos de

5 pies debajo del nivel del mar. Esa profundidad “siniestra” e invencible no ha

En Esta Edición

Los Misterios del Caño Tuburones P. 1 El Tordo P. 9

Plumitas del Saber P. 12 Avistamientos Sobresalientes P.13

Prueba Fotográfica P.14

El Bien-Te-Veo VOLUMEN XVII NÚMERO I FEBRERO 2012

Page 2: BTV 2012 02

Mensaje del Presidente Alcides L. Morales Pe rez – [email protected]

Publicacio n trimestral de la Sociedad

Ornitolo gica Puertorriquen a, Inc.

Editores

Adele Mouakad

Jose A. Colo n Lo pez

Sergio A. Colo n Lo pez

Rau l Pe rez Rivera

Editor Gráfico

Gabriel Lugo

Estos meses han sido de mucha

actividad en salidas al campo; el

resultado: muchos avistamientos

inusuales de aves para la Isla. Se

llevaron a cabo los talleres de ca-

pacitacio n para la identificacio n

de dos grupos de aves (playeros y

reinitas) que requieren mucha

destreza, y esperamos que se ha-

yan puesto en pra ctica en los cen-

sos naviden os de Audubon. Espe-

ramos que todos ustedes hayan

participado en estos histo ricos y

tan importantes censos que se lle-

varon a cabo en Arecibo, Fajardo y

Cabo Rojo.

Pro ximamente estaremos reacti-

vando los comite s de trabajo. Es-

te n pendientes para que partici-

pen en esta importante reunio n y

ayuden a darles continuidad a los

propo sitos de SOPI. Recuerden

que todos somos la SOPI y depen-

de de nuestra participacio n activa

el hacer la diferencia y mejorar

esta importante organizacio n.

Sinceramente

Alcides L. Morales Pe rez - Presidente

El Bien-Te-Veo

Junta SOPI

Presidente

Alcides L. Morales Pérez

Vicepresidente

Sergio A. Colón López

Tesorero

Enrique Ayala

Secretario

Javier Biaggi

Vocales

Rodney Comas

José A. Colón López

Oscar Díaz Marrero

Portavoz

José Salguero Faría

Web Master

Gabriel Lugo

Representantes NWF

Adolfo Jiménez Corretjer

José A. Colón López

¡Renueva

tu membresía!

www.avesdepuertorico.org

Page 3: BTV 2012 02

sido lo u nico que ha perpetuado su

existencia; se han confabulado con

ella las misteriosas “ca ncoras”. Esos

viejos pozos artesianos vencidos por

las aguas en busca de la “libertad” de

volver a su ciclo y que yacen como

venas abiertas drenando los acuí fe-

ros, manando agua dulce del sur y

agua salada del norte del can o. Y he

ahí la ma gica mezcla donde en una

misma estructura hidrogeolo gica tie-

nes surtidores de agua dulce al sur y

de agua salada al norte, y a esto; una

falla vertical a lo largo del Can o, de

este a oeste, haciendo que por ella

surja agua dulce del acuí fero profun-

do cortado por la falla. Y así responde

la cie naga a las fluctuaciones de las

mareas y a los ciclos de precipitacio n

pluvial; de forma que si hay sequí as

entra ma s agua salada y si hay lluvias

comienza a dominar el agua dulce. Y

en ese vaive n trascurre la vida de los

llaman al Can o su “hogar”.

Eso se sabe ahora pero a don Wen-

ceslas Borda, estadounidense riquí -

simo y de enorme influencia polí tica,

quien se aduen o de las aguas del Ca-

n o para apoderarse de las tierras que

las aguas cubrí an, tambie n duen o de

la Central Plazuela; le costo una bue-

na manada de piojos mientras rumia-

ba co mo lograr secar aquello. Se di-

rí a para sus sesos muchas veces “si

los holandeses pudieron robarle al

mar tantas miles de cuerdas por que

yo no puedo secar estas 10 mil ” Ha-

bí a comenzado el intento en 1908 y

ya en el 1912 se dio por vencido. Sus

can as en el lado rescatado solo le

producí an la mitad de las que logra-

ron mantenerse bien drenadas y aun

así no era mucho lo que les rendí an

las bien drenadas, y por no rendir, se

rindio . Eduardo Georgetti, socio y

duen o, trajo al estadounidense Zer-

ban para que analizara el suelo y re-

comendase que hacer. Volvio la astu-

cia y abusando de la gravedad hizo

ma s zanjas, zanjitas y zanjones para

mantener controladas las aguas. Pe-

ro siempre en la profundidad del ca-

n o hubo agua y 4 an os de intentos de

secarla. ¿Que le paso a la flora y fau-

na? no sabemos au n, lo que sí sabe-

mos es que del 1912 al 1949, por 37

an os ma s siguio anegado el Can o Ti-

burones.

Y llego Rexford G. Tugwell, u ltimo

gobernador estadounidense, y paso

los terrenos a la Autoridad de Tie-

rras. Lo que no puede el capital pri-

vado, el gobierno y su aparato lo pue-

de; total es el dinero del pueblo. Así

era en aquella e poca; se socializa-

ba el gasto y se privatizaban las

ganancias. ¿O...? Lo que sí es que

comenzaron nuevos sesos a ru-

miar ideas y varias manadas de

piojos tambie n sucumbieron. El

objetivo: sacar el agua y evitar

que se meta. Se instalo una bom-

ba, cerraron aquí y colocaron

unas va lvulas mareales alla para

dejar salir el agua hacia el mar

pero no lo dejarla entrar. Se lim-

piaron los canales, se invirtio di-

nero y mano de obra; “lograron

rescatarle” bastantes tierras del

can o, no como hubiesen querido

los de la Autoridad, porque siem-

pre hubo agua. Así de 1949 a

1973 drenaron el Can o parcial-

mente por 24 an os.

Desde la crisis energe tica del

1973 hasta el 1980 se “dan aron

Los Misterios del Caño Tiburones (continuación)

Chriría (Dendrocygna arborea) ©Gabriel Lugo

Page 4: BTV 2012 02

Los Misterios del Caño Tiburones (continuación)

la bombas”; funcionaban parcialmen-

te. La can a agonizaba, el arroz, ya se

empezaba a programar su cultivo y

habí a que arreglarlas; 7 an os anega-

dos.

Cuando en el 1980 se comienzan las

siembras de arroz se necesita agua

dulce para su cultivo. Las tierras de

Monte Grande y Las Lisas necesitan

drenarse para hacer los diques y con-

trolar el agua etc. ¿Quie n? El Cuerpo

de Ingenieros al rescate. Las Bombas

reparadas, las ca ncoras dominadas,

las va lvulas mareales reparadas y en

un dos por tres drenado el can o.

Sie mbrese el arroz y el granito de

arroz grito “!El subsuelo esta lleno de

Sal!” Pues a descansar en lo que se

“lava” el suelo.

Aun cuando desde 1973 el Departa-

mento de Recursos Naturales y Am-

bientales, DRNA, habí a identificado al

Can oTiburones como una A rea Crí ti-

ca para la Vida Silvestre no es sino

hasta el 1983 cuando se termina el

primer Plan de Manejo para la Reser-

va Natural Can o Tiburones. En el es-

tudio “se reportaron 81 especies de

aves 21 migratorias, 15 se conside-

raron raras, y 13 anidaban en el ca-

n o.” Concluyen en el estudio

“Podemos inferir que el Can o Tiburo-

nes provee un ha bitat o ptimo para

las aves nativas, ende micas, raras y

migratorias.” En este plan la cacerí a

ni se menciona de casualidad. En el

1987 el programa de arroz recibe de

Washington un tercio de banderillas

de castigo y les anuncian que solo

pueden recibir incentivos federales

de USDA aquellas fincas de ma s de

mil cuerdas. El gobierno de PR les

anuncia a los arroceros que solo has-

ta el 1988 garantizara n los incenti-

vos. La estocada final 31 de julio de

1988 y volvemos a importar el 100%

del arroz que consumimos. El Can o

estuvo 8 an os en drenaje.

Ese mismo an o,1988, ¡Se apagan

las bombas! ¡No… se dan aron!

1988 al 2011; 23 an os anegado

operando parcialmente las bom-

bas para que no se inunden los

patios de los vecinos que invadie-

ron las fincas bajo contrato con

Autoridad de Tierras y para pro-

teger el programa de inyeccio n de

lodos de la planta regional de la

Autoridad de Acueductos y Alcan-

tarillados.

En el 1996, Ciudadanos en Defen-

sa del Ambiente y Ciudadanos del

Karso dan una fuerte lucha para

proteger el Can o e incoan accio-

nes en las cortes los tribunales del

paí s reclamando la designacio n

de la reserva. El DRNA comienza

a preparar el “Documento de De-

signacio n Reserva Natural Can o

Tiburones” y ya en las postrime-

rí as del 1998 antes de que se pro-

mulgue la Ley que crea la reserva,

la Autoridad de Tierras y el DRNA

habí an formado un comite y pre-

sentaron ante la Junta de Planifi-

cacio n la designacio n como reser-

va de 3428 cuerdas, todas en Are-

cibo, de un total de 7000, suce-

diendo esto en noviembre cuando

la legislatura ordena mediante la

Ley 314 del 24 de diciembre de

1998 que se declare la totalidad

del Can o o Cie naga Tiburones re-

serva. Sí , así es, allí estaban los

legisladores celebrando navidad.

Esta Ley declara la polí tica pu bli-

ca de proteccio n de todos los hu-

medales de Puerto Rico, que se

identifiquen y se realicen planes

para la proteccio n de ellos dentro

de los 2 pro ximos an os. De esto,

Gallito Amarillo (Porzana flaviventer) ©Gabriel Lugo

Page 5: BTV 2012 02

que les puedo decir, au n en el 2010

no habí a un plan de manejo de la

reserva del Can o Tiburones, imagí -

nense sobre los dema s humedales

no designados, muchos han desapa-

recido ya.

El documento de designacio n tam-

bie n tiene justificantes contradicto-

rios y esto lo cito (pa gs. 21 y 23 )

para que no me acusen de mal inter-

pretar: “ ...las caracterí sticas particu-

lares que posee el a rea, le otorga

ciertos atributos necesarios para

que ciertas porciones de la misma

puedan ser manejadas como ha bitat

para las aves de caza. El CT ha sido

tradicionalmente una de las a reas de

mayor importancia para la caza de

aves acua ticas en PR. Anualmente

cientos de cazadores frecuentan el

CT, el cual por la presencia de espe-

cies de valor consuntivo, provee pa-

ra un entretenimiento deportivo de

alta calidad. Informacio n cientí fica ,

identifica al CT como una de las

a reas crí ticas para la conservacio n

de especies acua ticas y refugio para

miles de aves migratorias. Las esta-

dí sticas de caza a trave s de los an os

reflejan que cuando el a rea perma-

nece inundada se convierte en el

a rea principal en la isla para la caza

de acua ticas. Dada la perdida y dete-

rioro de ha bitats anegados y su im-

pacto negativo en las poblaciones de

aves acua ticas nativas y migratorias

es que la restauracio n y manejo del

CT se presenta como una oportuni-

dad sin precedentes para la conser-

vacio n de las especies de vida silves-

tre de PR. El can o se utiliza para la

pesca recreativa y

de subsistencia.”

Nada ma s con el

testigo, queda de-

mostrado que pa-

ra ellos la activi-

dad de observa-

cio n y apreciacio n

de las aves, como

un valor mucho

ma s importante

que la caza, brilla

por su ausencia.

Por otra parte, co-

mo ven ya desde el

principio, el ger-

men de la cacerí a

estaba insertado

en la designacio n y

la pesca recreativa

como un justificativo a que se per-

mita la caza.

Por eso aun hoy la reserva es el co-

to de ceba para los cazadores apos-

tados en Barceloneta ya que las

aguas al rebasar los lí mites de la

reserva inundan el lado que no esta

bajo la designacio n y por ma s que

SOPI, CEDDA y todo el mundo les

avisaba a los patos y a todos ellos

que no volaran para alla , de alla no

volví an. Cansados los vecinos de

tanto tiroteo, se arman, van a la le-

gislatura y e sta aprueba una en-

mienda a la Ley 314 con la Ley 147

del 2002 para prohibir la cacerí a en

el Can o o Cie naga Tiburones. Obvia-

mente para todo el Can o no para la

Reserva. Pero por ahí fue que se

bajaron los cazadores dentro del

DRNA y aun hoy argumentan que se

Page 6: BTV 2012 02

cumple con la Ley en la Reserva y se

permite y continu a la caza en el lado

de Barceloneta donde esperan con

las escopetas abiertas a las aves de

la Reserva. Pero ahí tampoco para la

cosa, siguen cazando dentro de la

Reserva porque “de Barrio Obrero a

la 15 un paso es”. Y tan reciente co-

mo el pasado 17 de diciembre mien-

tras algunos de nosotros conta ba-

mos las aves a la piz dentro de la Re-

serva , ellos dentro de la reserva los

restaban a escopetazo limpio a plena

luz del dí a. Y como siempre, se llamo

(a las autoridades); y como siempre,

no contestaron las llamadas.

Abandonando a sus de ustedes pen-

samientos lo irritante del tema po-

demos resumir; que desde el 1900

hasta el 2011 el Can o estuvo bajo

drenaje 36 an os mientras ha estado

75 an os anegado. La lucha por el

Can o continu a hoy tanto como ayer

porque lo queremos libre de barre-

ras que impidan el flujo y reflujo na-

tural de sus aguas para que se resta-

blezca el orden natural como son las

intenciones de las Leyes que el pro-

pio gobierno crea y que el propio

gobierno se supone que cumpla y

haga cumplir, y por supuesto, basta

ya de la cacerí a ilegal en el Can o Ti-

burones bajo la proteccio n del

DRNA.

Con relacio n a que se ha escrito so-

bre las aves del can o; hasta ahora no

tenemos ni un solo dato ornitolo gico

del Can o en todo el siglo 18. Las re-

ferencias ma s antiguas que he podi-

do encontrar son un mapa hermosí -

simo de 1887 —an o de la fundacio n

de Barceloneta co-

mo pueblo. El mapa

se realizo para ver

ma s claramente el

deslinde de Barceloneta de Arecibo

por la banda del Islote. La otra refe-

rencia es ma s curiosa; en una publi-

cacio n francesa “L’Art de Verifier les

Dates” o “El Arte de Verificar los

Datos” y con un subtí tulo sugestivo

“despue s del an o 1770 hasta nues-

tros dí as”. esta obra escrita por

monjes benedictinos fue publicada

por el Marque s de Fortia; parece

que los buenos Benedictinos ya no

le creí an a nadie. Así en el tomo 16

de 1837 en la pa gina 457 sobre la

isla de Puerto Rico aparece bajo la

entrada Lagos: “Lagos: Un lago de

agua dulce de cinco leguas de longi-

tud se extiende entre las riveras de

Arecibo y Manatí ” Hay que verifi-

carle el dato a los benedictinos; se-

rí a de agua dulce, salobre o salada.

Sobre las descripciones de aves en

el Can oTiburones en el siglo 20;

muy pocas. La ma s importante es la

del trabajo del 1983 ya citado. En el

documento de designacio n solo se

hizo una revisio n y acomodo de da-

tos de 1983 pero no se realizo , lue-

go de 14 an os, ni un censito por cu-

riosidad. Por lo pronto ha sido SO-

PI quien ma s informacio n sobre el

Can o Tiburones ha provisto y

quien lleva identificada unas 212

especies. Detra s de estas observa-

ciones hay varios compan eros que

se destacan Jose A. Colo n Lo pez que

desde el 1983 aparecen sus listados

del Can o Tiburones, Sergio Colo n y

Los Misterios del Caño Tiburones (continuación)

Ibis Blanco (Endocimus albus) ©Gabriel Lugo

Page 7: BTV 2012 02

Gabriel Lugo que viven allí y por

supuesto muchos de ustedes que

an o tras an o han venido sirvie n-

dole bien al Can o Tiburones co-

mo hijos agradecidos realizando

el Conteo Naviden o de Audubon.

Como ven de las 81 especies de

1983 a 212 en el 2011 ha habido

una gran mejorí a pero estamos

de acuerdo en que las especies

au n no alcanzan la masa crí tica

esperada de las poblaciones es-

tables. Como saben hace poco

ma s de 7 an os empezaron a lle-

gar los Ibis Lustrosos y detra s

los Blancos.

Aun se busca y rebusca informa-

cio n sobre el Can o Tiburones o

laguna Marungu ey, como tal vez

le llamaron los tainos que vivie-

ron a su alrededor por todas las

bandas. Eventualmente se publi-

cara una ma s extensa y profun-

da historia y geografí a del Can o

Tiburones no simplemente por-

que hay que recordar que es el hu-

medal herba ceo ma s grande de

Puerto Rico y uno de los ma s im-

portantes del Caribe ni porque sus

tesoros de flora y fauna au n no

han sido totalmente descubiertos

ni expuestos para el disfrute de

todos sino porque hay una urgen-

cia ya que sobre e l el gobierno

planifica ma s nefastos proyectos

que amenazan el futuro de este

ecosistema maravilloso. Solo para

recordarles: el gobierno habí a

propuesto la instalacio n de una

planta nuclear en la de cada del

1970; era en destino propuesto

para depositar los lodos de la ex-

traccio n minera de Utuado-

Adjuntas; se establecio un vertede-

ro regional sobre la orilla del Can o

Tiburones; se construyo una plan-

ta de tratamiento de aguas usadas

residenciales e industriales y esta-

blecieron en ella un programa de

inyeccio n de lodos al Can o Tiburo-

nes; se construyo una generatriz

termoele ctrica que toma agua y la

descarga en el Can o Tiburones; y se

construyo una planta de tratamien-

to de aguas usadas municipal. El

DRNA le acaba de permitir a un

proyecto de incineracio n de basura

la extraccio n de entre 2.1 y 5 millo-

nes de gallones de agua diariamen-

te del Can o Tiburones. La AAA lleva

desde hace 4 an os proponiendo es-

tablecer una planta desalinizadora

que extraerí a 25 millones de galo-

nes de agua diariamente.

Este gran patrimonio natural nues-

tro y del mundo no es solo un A rea

Importante para nuestras aves es

un a rea importante para nuestra

calidad de vida y para el disfrute de

la ciudadaní a de avanzada a la que

todos aspiramos. A pesar que han

tratado de destruirlo de mil mane-

ras misteriosamente, el Can o Tibu-

rones sigue vivo dando vida. Ayu -

dalo, no dejes que lo maltraten ma s.

IBA Caño Tiburones

Page 8: BTV 2012 02

Esta localizado entre los municipios de Arecibo y Barceloneta. Incluye los barrios Islote y

Palmas Altas al norte y por el sur Santana, Factor y Garrochales.

Se encuentra entre la carretera PR681, la cual recorre la parte norte del Can o paralela a la

costa y la carretera PR 682 al sur paralela con los mogotes que bordean al Can o.

Se extiende de este a oeste aproximadamente unos 17 kilo metros y tiene un ancho ma ximo

de unos 2.6 kilo metros.

Es el pantano de su tipo ma s extenso de la Isla; cubre unos 5600 acres.

Las tres fuentes principales de agua que abastecen el Can o son: manantiales de agua dulce,

manantiales salados en la parte norte y aguas pluviales de la cuenca hidrogra fica que llegan

por escorrentí a.

Una de las funciones principales de estos terrenos anegados consiste en servir de filtros bio-

lo gicos que purifican las aguas que llegan para luego descargarlas gradualmente al mar, bajas

en sedimentos, metales pesados y otros contaminantes. Sirven de criadero para peces que se

reproducen y llegan al litoral marino.

La mayor parte de las especies de plantas que ocupan el lugar son hidro fitas (plantas que re-

quieren condiciones de anegacio n para poder sobrevivir) esta n sujetas a inundacio n perio di-

ca o permanente.

La enea Typha domingensis esta presente donde predomina el agua dulce.

Entre las plantas comunes esta n los helechos acua ticos y de pantano, las gramí neas, lirios

acua ticos y las cipera ceas.

La arboleda se compone de especies exo ticas o nativas de ra pido crecimiento adaptadas a

condiciones de terrenos anegados, entre ellos: palo santo, almendro y casuarinas (pino aus-

traliano).

Los manglares del Can o son de tipo estuarino; en ellos se encuentran cuatro especies de

mangles: el rojo, blanco, negro y boto n. El mangle boto n es el ma s abundante en el pantano

agua dulce.

Anfibios: hay varias especies de coquí es, el sapo comu n y la rana cerdo.

Reptiles: hay seis especies de reptiles entre ellos la hicotea (tortuga terrestre nativa).

Peces: hay un total de 17 especies distribuidas en 11 familias. Las especies ma s abundantes

son: el Macabí , Mapiro y la Tilapia.

Aves: Se han reportado 212 especies de las cuales 111 son migratorias; entre ellas unas espe-

cies unas especies importantes como: Gallito Amarillo Porzana flaviventer, Pato Chorizo,

Oxyyura jamaicensis, Pato Dominico, Nomonyx dominicus, y la Yaguasa Dendrocygna arbo-

rea.

U nico lugar en la Isla en el que existen colonias de Ibis Blanco Eudocimus albus e Ibis Lustro-

so Plegadis falcinellus.

Lo que debes saber del Caño Tiburones Sergio A. Colo n Lo pez

Page 9: BTV 2012 02

El Tordo (Molothrus bonariensis) Prof. Rau l Pe rez Rivera—Prof. UPR Humacao

Usualmente junto a los grupos de Changos o Mozambiques (Quiscalus niger) observamos otros pa jaros negros y otros de

color oliva ceo y los confundimos con juveniles o pichones de Chango. Sin embargo, la percepcio n es equivocada; se trata

de Tordos Lustrosos (Molothrus bonariensis). El Tordo Lustroso no es un ave nativa y mucho menos ende mica. Este lle-

go a nuestra Isla o a finales de la de cada del 1940 o a principios del 1950. El ave fue descubierta en Puerto Rico, en el

1952 y cuando se observo por primera vez fue en grupos grandes, por lo que se cree, que paso inadvertida, por varios

an os, a los ornito logos locales. Es bueno sen alar que esta especie, previo a ser informada en el estado silvestre en Puerto

Rico, se habí a introducido en la Isla, a trave s del mercado de mascotas y que un pequen o zoolo gico de la parte norte ex-

hibí a a estas aves.

El tordo llego a nuestra Isla movie ndose a trave s

de las Antillas Menores y utilizando las Antillas

Mayores como "escalones" llego al sur de Florida

en el 1985. Esta ave es tí pica de a reas abiertas y

es usual observarla en los alrededores de campos

cultivados y ganaderí as. Se alimenta principal-

mente de insectos. En ocasiones se puede obser-

var posada sobre ganado vacuno y aparentemente

se come las garrapatas que tienen estos. Comple-

menta su dieta con semillas de gramí neas y en

ganaderí as con el alimento que se le ofrece a las

reses. El ave tiene la costumbre de dormir en gru-

pos, particularmente en compan í a de Mozambi-

ques. Sin embargo, lo indicado no es lo ma s in-

teresante y peculiar del Tordo. Su mayor peculia-

ridad, es la forma de reproducirse. Esta especie,

no construye nidos. Se dedica a seguir a especies

que tienen un ciclo reproductivo similar a esta,

para parasitar sus nidos. Es decir, colocar sus hue-

vos en los nidos de otras especies de aves, para que estos los incuben y luego le crí en los pichones. A todo la largo de su

distribucio n se ha informado que el Tordo Lustroso ha parasitado a ma s de 200 especies de otros pa jaros. En Puerto

Rico se ha informado que el ave ha parasitado a una veintena de especies. En el 1985, Cruz y colaboradores encontra-

ron que el 61% de los paseriformes que se reproducí an en comunidades de mangle, eran parasitados por el tordo. Entre

las especies de aves parasitadas, se han informado algunas de mayor taman o que el Tordo, como el Chango, de similar

taman o como la Mariquita (Agelaius xanthomus) y de menor taman o como el Julia n Chiví (Vireo altiloquus).

El tordo puede causarle gran dan o reproductivo a las especies que parasita. Esto es así porque la hembra de tordo, pre-

vio a poner, tiene la costumbre de llevarse en su pico (muchas veces se lo come) un huevo del nido parasitado. En luga-

res donde hay altas densidades de tordos, los nidos parasitados terminan llenos de huevos de tordo y sin huevos de la

especie duen a del nido. Al final del ciclo reproductivo la especie parasitada, lo u nico que consigue es criar pichones de

tordo. En nuestra Isla, el Tordo ha hecho virtualmente desaparecer a la Mariquita, la cual una vez estuvo presente en

toda nuestra costa y ahora se encuentra localizada, principalmente, en la parte suroeste de la Isla. El efecto del tordo

sobre la Mariquita, ha sido tan desbastador, que el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico,

tuvo que comenzar un programa de control de tordos en la parte suroeste de la Isla, como medida extrema de proteger

al ave. Como dato curioso vale la pena sen alar que la Mariquita de Mona (A. x. monensis) no parece tener problemas con

los tordos. Mona no parece ser muy apropiado para el tordo y en dicha Isla este se encuentra en nu meros bajos. Ade-

Tordo Lustroso (Molothrus bonariensis)

Page 10: BTV 2012 02

ma s, en Mona, la Mariquita anida en cavidades

que se encuentran en acantilados y en grandes

rocas cerca de la playa y el tordo parece tener

problemas localizando los nidos en estos lugares.

La gran mayorí a de las especies parasitadas en

Puerto Rico, tienen muy pocas defensas contra el

tordo. En primer lugar el tordo puede aprovechar

una corta salida del ave que anida, ya sea para

alimentarse, acicalarse, o sacar de su a rea a cual-

quier otra ave, para adentrase al nido dejado sin

atender y poner su huevo en asunto de segundos.

Cuando el duen o del nido regresa a este, ya es

muy probable que la hembra del tordo haya

puesto. El otro problema es que las especies para-

sitadas, no tiene la capacidad para reconocer los

huevos de otras especies. Ante la ausencia de pa-

ra sitos reproductivos en la Isla, las aves residen-

tes no han tenido la necesidad de aprender a re-

conocer los huevos de otras especies. Afortuna-

damente, algunas especies aprenden ma s ra pido

que otras y algunos Canarios de Mangle

(Setophaga petechia), colocan nuevo material en

su nido cuando se dan cuenta de que hay "huevos ajenos". De esta manera cubren con paja los huevos de tordo y

colocan sobre estos una segunda camada de sus propios huevos. Los Mozambiques, por su parte, se protegen

anidando en colonias, en las cuales siempre hay vigilantes que no dejan entrar los tordos a estas. Sin embargo, la

mayorí a de las especies que tenemos en Puerto Rico, no han podido modificar su conducta para evitar o reducir el

parasitismo. Por ejemplo el Bienteveo (Vireo latimeri), tiene una enorme tasa de parasitismo en el Bosque de Gua -

nica, hasta el punto que dicha poblacio n se ha reducido sustancialmente y hay probabilidades de que se extinga.

Afortunadamente, las poblaciones de la Cordillera Central no sufren parasitismo y se encuentran en estado saluda-

ble.

El Tordo Lustroso no es la u nica especie de ave parasí tica en Puerto Rico. En los an os del 1970 se introdujo en

Puerto Rico, a trave s de las tiendas de mascotas, la Viuda Colicinta (Vidua macroura), la cual parasita estrí ldidos,

entre estos al muy conocido Veterano (Estrilda melpoda), que tambie n es un exo tico naturalizado. A mi mejor en-

tender la Viuda Colicinta colaboro en gran medida a exterminar al Veterano Orejicolorado (E. troglodites), de nues-

tra Isla, el cual ha sido muy exitoso en la gran mayorí a de los lugares en donde ha alcanzado el estado silvestre, co-

mo por ejemplo en Guadalupe. Por su parte los Pa jaros Bobos (Coccyzus spp.), pertenecen a un orden de aves

(Cuculiformes), que tiene miembros parasí ticos, pero, afortunadamente, ninguna de las especies de Puerto Rico, o

el Caribe, son parasí ticas.

Tordo Lustroso hembra (Molothrus bonariensis)

©Javier Hernández

El Tordo (Molothrus bonariensis) (continuacio n)

Page 11: BTV 2012 02

El sa bado 17 de septiembre del an o en curso se llevo a cabo el Taller de Identificacio n de Chorlitos y Playeros en

las inmediaciones del Centro Interpretativo de Las Salinas de Cabo Rojo, Puerto Rico. Comenzamos el taller con

una corta caminata liderada por Sergio Colo n para observar playeros en laguna Candelaria. Luego de una bienve-

nida al taller por parte de nuestro Presidente el Sr. Alcides L. Morales, comenzo la parte teo rica en el salo n de

conferencias del centro. La asistencia al mismo fue pobre con tan solo unas 20 personas firmando el folio, lo cual

no impidio que fuera exitoso ya que recibimos la visita de nuevos socios interesados en el mundo de las aves. La

parte teo rica del taller fue liderada por el compan ero Gabriel Lugo, que durante el mismo demostro a los princi-

piantes como pueden comenzar a identificar las especies ma s comunes de esta gran Familia. Se discutieron cua les

son las marcas de campo ma s importantes para lograr una correcta identificacio n de los playeros a encontrarse

durante la observacio n en la isla. Adema s para los juveniles en esta materia tuvimos el placer de contar con los

experimentados comentarios y ane cdotas de los veteranos Jose A. Colo n y Sergio Colo n. Luego de culminar la

charla salimos nuevamente al campo a poner en prueba las lecciones aprendidas. Las tres aves observadas que

mas sobresalieron fueron el Playero Pico Corvo o Whimbrel, el Playero Aliblanco o Willet y el Chorlo Cabezo n o

Black-bellied plover. Este u ltimo en plena muda de plumaje nupcial al de invierno. Deseamos agradecer a todas

las personas que hicieron posible la realizacio n de este taller, en especial El Comite de Caborrojen os Pro-Salud y

Ambiente y la donacio n de los refrigerios de parte de nuestro vocal y manejador del Refugio de Vida Silvestre de

Las Salinas de Cabo Rojo el Sr. Oscar Dí az Marrero. Sigan practicando sus destrezas y nos vemos en nuestra pro xi-

ma actividad.

Reseña Taller de Identificación de Playeros Rodney Comas

Participantes del taller

Page 12: BTV 2012 02

Plumitas del Saber… ¡los colores de las plumas!

A todos nos llama la atencio n la variedad de colores de aves. ¿Pero, por que ese colorido? La respuesta puede ser

compleja pero la razo n primordial parece ser la comunicacio n. Por medio de los colores se puede decir “Este soy

yo”. Es una forma ra pida de comunicar quie nes son y a que grupo pertenecen. El color sirve como base para inter-

accio n social. Reconocer el sexo es importante al buscar pareja. Tener el color

y el patro n correcto le ahorra tiempo y energí a al no tener que esperar por un

comportamiento o canto para identificar a la otra ave como una pareja poten-

cial. Igualmente le sirve de aviso a otros machos para evitar rivalidades y con-

frontaciones territoriales. Los machos jo venes suelen parecerse a las hembras

da ndole así la oportunidad de aprender y adquirir experiencia sin tener que

lidiar con la rivalidad de los adultos. Solo con tener los colores apropiados y

exponerse a la vista, un macho puede avisar si esta disponible como pareja o

compite por pareja o territorio. El significado de los colores parece aplicar

ma s a las aves diurnas que representan la mayorí a. Las aves nocturnas no usan

el color de la misma forma ya que la escasez de luz limita la visibilidad y la per-

cepcio n de colores. Au n

las aves que a nosotros nos parecen insulsas en cuanto a co-

lor, pueden ser vistas de otra manera por aves que pueden

percibir el componente ultravioleta de la luz. Esto hace que

vean ma s verdosas, aves aparentemente opacas. Algunas aves

cambian de color se-

gu n la e poca del an o o

segu n envejecen. Es-

te cambio segu n la

estacio n es parte del

proceso de muda o

‘molt’ donde anual-

mente se reemplazan

las plumas viejas y gastadas. Usualmente ocurre justo antes de la e poca de

reproduccio n cuando las aves necesitan sus mejores colores. Muchas aves

vuelven a mudar despue s de reproducirse para regresar al plumaje de ca-

muflaje que es otro uso importante de los colores.

Obispo Anaranjado (Euplectes

franciscanus), ejemplo de muda o ’molt’.

Chorlito Cabezo n (Pluvialis squatarola)

¡Búscanos!

Falco n Comu n macho (Falco sparverius).

Page 13: BTV 2012 02

Avistamientos Sobresalientes Sergio Colo n - [email protected]

16 de septiembre

Bas van Schooten y Adele Mouakad vieron tres Playeros Ca-

nelos Tryngites subruficollis en Gramas Lindas, Dorado. Lue-

go de este avistamiento, ese dí a y dí as despue s, muchos fue-

ron los que acudieron a observar esta rarí sima especie.

17 de septiembre

Gabriel Lugo y yo vimos un Pa galo Para sito Stercorarius pa-

rasiticus en la bahí a de Arecibo. Era un adulto de morfo claro.

Fue una emocio n co mo esta especie acosaba a los charranes

hasta hacerlos vomitar. Hubo un momento en el que este es-

taba tan extenuado que tuvo que reposar en la arena: fue una

gran oportunidad para fotografiarlo.

17 de septiembre

Hilda Morales vio un Playero Pradero Bartramia longicauda

en unos pastizales en Fajardo. Dos dí as despue s vio seis en el

mismo lugar. Entretanto, ese mismo dí a, Gabriel Lugo vio

cinco en unos pastizales en la Hacienda La Esperanza de Ma-

natí .

9 de octubre

Mike Morel fotografio un Charra n Piquicorto Gelochelidon

nilotica en las Salinas de Cabo Rojo.

16 de octubre

Pablo Roma n y Bas van Schooten vieron una Reinita Gusane-

ra Helmitheros vermivorum durante la actividad que celebro

la Sociedad Ornitolo gica Puertorriquen a en Cialitos Cruces,

Cialitos.

23 de octubre

Omar Monzo n vio una Reinita de Kentucky Geothlypis formo-

sa en el parque Julio Enrique Monagas. Curiosamente esta

especie se vio en el mismo lugar el invierno pasado.

26 de octubre

Adele Mouakad, Chuck Mills, Ivelisse Crespo y yo vimos una

Piranga Escarlata Piranga olivacea en el campo de golf de

Aguadilla. Tambie n vimos dos Reinitas Gargantiamarillas

Setophaga dominica en ese mismo lugar.

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Page 14: BTV 2012 02

Prueba Fotográfica Adele Mouakad - [email protected]

Las golondrinas de la familia Hirundinidae se encuentran en Puerto Rico. Tenemos dos tipos las residentes y las visi-

tantes. Se pueden ver volando en diferentes partes de la isla y muchas prefieren estar cerca de el agua. A ver si afi-

lan sus habilidades de identificacio n con las siguientes fotos.

#1 #2

#3 #4

#5

©hfgeren

a

©Gab

riel Lugo

©Sergio A. Colo n

©Sergio A. Colo n

©Gab

riel Lugo

Page 15: BTV 2012 02

Respuesta a la Prueba Fotográfica de la Pasada Edición Adele Mouakad - [email protected]

#1 #2 #3

#4 #5 #6

El ejercicio pasado consistio en identificar los charranes.

#1 Charra n Monja o Charra n Embridado Onychoprion aenathus: Charra n

color pizarra por arriba y blanco por debajo. La corona es negra con la

frente blanca. Las bridas son negras que se unen al negro de la cabeza y

ojos lo que le da aspecto de embridado. El blanco de la frente se proyecta

hacia atra s ma s alla de los ojos (la proyeccio n en el del Charra n Oscuro se

queda sobre los ojos).

#2 Charra n de Forster Sterna forsteri: charra n muy fa cil de identificar fuera

de la temporada de crí a. Es el u nico que muestra una franja ancha desde los ojos hasta la nuca.

#3 Charra n Comu n Sterna hirundo: Charra n cuyo color de pico es variable (mayormente rojizo durante la crí a

pero se va tornando oscuro en oton o e invierno). Las puntas de las alas se extienden ma s alla de la cola.

#4 Palometa o Charra n Rosado Sterna dougallii: Ave parecida al charra n comu n pero las puntas de las alas no se

extienden ma s alla de la cola. Por debajo tiene un color rasado claro.

#5 Charra n Real Thalasseus maxima: Fa cil de identificar. Es ma s grande que charra n piquiagudo, y tiene el pico

amarillo o amarillo anaranjado.

#6 Charra n Piquiagudo Thalasseus sandvicensis. Charra n cuyo taman o es ma s grande que los charranes anterior-

es. Fa cil de identificar pues su pico negro termina en amarillo en la punta.

#7 Charrancito americano Sternula antillarum. Es el ma s pequen o de todos los charranes. Es generalmente blan-

co con un patro n en la cabeza parecido al charra n embridado. El pico es amarillo en temporada de crí a.

#7

Page 16: BTV 2012 02

RUTA

COORDINADOR

Costa de Arroyo

Bahí a de Jobos en Salinas

Salinas de Papayo en Lajas

Pen ones de Melones en Cabo Rojo

Punta Guaniquilla en Cabo Rojo

Desembocadura Rí o Grande de An asco

Carlos A. Delannoy

[email protected]

La Costa de Isabela

Charca de Yeguada y Los Amadores en Camuy

Isla Culebra

San Miguel, Luquillo

Salinas de Cabo Rojo Jose Colo n

[email protected]

La Costa de Camuy Alcides L. Morales

[email protected]

Costa de Oro, Arecibo Sergio Colo n

[email protected]

Punta Palmas, La Boca Barce-loneta

Gabriel Lugo

[email protected]

Hacienda La Esperanza, Ma-natí

Personal del Fideicomiso de Conser-vacion

El Cibuco, Vega Baja Frank Gonza lez

[email protected]

Pin ones en Loiza Jose Salguero

[email protected]

Pení nsula La Esperanza, Ca-tan o

Jose Enrique Rodrí guez

[email protected]

El programa de la Red Limí cola se lleva a cabo desde el an o 2001 y tiene como objetivo principal evaluar el uso de diferentes ha bitats costeros por los playeros residentes y migratorios. Necesita-mos voluntarios que visiten una vez al mes uno de los lugares vacantes indicados en la lista. Puer-to Rico. Desafortunadamente hay lugares que no se esta n monitoreando y necesitamos de tu ayuda para volver a obtener tan importante informa-cio n. Los datos obtenidos se utilizan para varios proyectos de conservacio n y son compartidos con varias agencias enfocadas al estudio y conserva-cio n de las aves playeras.

Para adoptar una ruta favor de escribirnos a: [email protected]

U nete y se parte del esfuerzo de conservacio n de los playeros. Para unirte a una ruta que ya tenga coordinador, comu nicate con el coordinador de la ruta. Las rutas que necesitan un coordinador es-

ta n en blanco.

Además, en nuestra próxima edición:

Detalles de la 16ta asamblea anual de la SOPI

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