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CIEN AÑOS DE UNA CIUDAD SIN FUTURO
Carlos A. Bozzi
Cien años de una
ciudad sin futuro
Ediciones Suárez
© 2005, Ediciones Suárez
Roca 4091. Mar del Plata. Argentina
Queda hecho el depósito que indica la ley 11.723
ISBN 987-9494-90-3
Impreso en la Argentina
Reservados todos los derechos. El contenido de esta publicación no
puede ser reproducido, ni en todo ni en parte, ni transmitido ni
recuperado por ningún sistema de información, en ninguna forma
ni por ningún medio, sin el permiso previo del editor.
INDICE GENERAL
Advertencia Preliminar ............................................ 9
Prólogo ....................................................................... 11
Capítulo I
Los orígenes ................................................................. 19
Capítulo II
El Puerto de la Laguna de los Padres ............................ 23
Capítulo III
La consolidación .......................................................... 49
Capítulo IV
De la restauración ......................................................... 71
Capítulo V
El reinado de la clase media ......................................... 93
9
ADVERTENCIA PRELIMINAR
Esta investigación sobre la Historia de Mar del Plata fue
realizada en el mes de julio del año 1975 y obtuvo el primer
premio en el Concurso Literario organizado por la Municipalidad
del Partido de General Pueyrredon con motivo de los Cien Años
que la Ciudad había cumplido recientemente.
Razones ajenas al municipio hicieron que el trabajo no fuera
publicado en aquella época, pero a iniciativa de su actual Intenden-
te, arquitecto Daniel Katz ,con el auspicio de la Subsecretaría de
Cultura de la Municipalidad a cargo de Marcelo Marán, la historia
escrita en ese entonces, pudo por fin editarse, hecho este que
agradezco profundamente y que demuestra la atención prestada
por las actuales autoridades municipales al desarrollo de la cultura
local.
Se ha respetado fielmente lo escrito en ese entonces, sin
comentario alguno ni agregado que lo acerque al presente,
evitando así acomodar los hechos a la actualidad de la ciudad.
Hacer lo contrario desvirtuaría la investigación y obviamente le
restaría honestidad intelectual.
La investigación refleja la verdad histórica, la realidad de lo
percibido en aquellos años, cuando ilustres escritores porteños
afirmaban que aquí, en esta ciudad, terminaba la calle Florida. Es
que Mar del Plata es obra de porteños para porteños y al menos así
se vivenciaba en la década del presente tra- bajo.
No es esta una historia exhaustiva de Mar del Plata pero sí
en cambio una investigación de los orígenes de la ciudad, su
desarrollo y las distintas etapas atravesadas en su desparejo
crecimiento, insertando todos estos pasos dentro de la historia
nacional. Es un modesto aporte para poder confeccionar algún día
una completa historia de Mar del Plata y su importancia en el país.
10
El título refleja la pugna que siempre existió entres los
diversos sectores de la ciudad que bregaban por darle a su creci-
miento un sesgo de servicios o un tinte industrial.
Un año atrás en las publicaciones efectuadas con motivo del
Centenario, el mismo Presidente de la Unión del Comercio, la
Industria y la Producción escribía: “Mar del Plata a cien años:
la próxima etapa pasará por la industria”. (Diario “El trabajo”
10 de febrero de 1974. Norberto V. Pace), expresiones demostrati-
vas de otras voces y otras ideas para el impulso y progreso de la
ciudad.
A treinta años de esta investigación entiendo que no vale la
pena discernir si el autor tuvo o no razón en el análisis de aquella
realidad. Si en cambio es útil mirar la historia, ahondar en las
raíces de todo este proceso,de manera que las enseñanzas del
pasado nos permitan un presente más sólido.
No es posible concluir esta ADVERTENCIA PREELIMINAR
sin dejar de mencionar que este trabajo se inspira en lo editado
entre los años 1972 a 1974 en le Revista “Planteo”,cuando
publicamos junto al arquitecto Roberto O. Cova , seis fascículos
relativos a la Historia de Mar del Plata bajo el título de: “Historia
de la Ciudad que nos Construyeron”, que es el fondo el dilema
apasionante que cubre como un manto silencioso e invisible todo
nuestro devenir.
Mar del Plata,Octubre de 2005.
Carlos A.Bozzi
SUMMA: Revista de Arquitectura, Tecnología y Diseño. Enero-Febrero 19711
BN 33 B Arq. J. Manuel Boggio Videla.
11
PRÓLOGO
¿Que es Mar del Plata hoy? ¿Qué representa para el país?
¿Qué significó ayer, cuando nació para el ocio en una nación cuyo
esfuerzo se había volcado totalmente a la producción agropecuaria?
La realidad muestra una ciudad habitada por cerca de 350
mil personas, construida modernamente, séptima en población
entre las demás del país, utilizada para descanso y diversión de
numerosos argentinos.
En otras palabras, Mar del Plata configura la ciudad
destinada al descanso y el reposo de la República Argentina.
Ello es toda la verdad y a la vez, todo el drama si se piensa en el
nuestro como un país semi-industrializado, con crónicos períodos
de estancamiento económico, social e institucional, sin resolver los
graves problemas que lo aquejan, necesitado de volcar todo el
esfuerzo a la producción, en tanto una de sus más grandes ciudades
dedica su estructura económica y potencial humano a servir como
un balneario .1
Entre las calificaciones de Mar del Plata, acierta aquella que
la describe como una “ciudad crecida alrededor de la especulación
turística, sobre la base de patrones do una sociedad de consumo
puro, enclavada sin embargo en una economía de subdesarrollo,
con toda la secuela social o incongruencia espacial que ello
significa.
Este cuadro configura efectos de variadas causas, ocultos en
su historia, porque no hay duda que toda Mar del Plata es la
respuesta a un determinado ordenamiento económico-social, a una
estructura ideada a fines de siglo por la “generación del 80" y
desarrollada en su máxima expresión en las primeras décadas del
Carlos A. Bozzi
Cova, Roberto O: Fascículos de la Revista Planteo, Número 6, Página 8:2
“Historia de la Ciudad que nos construyeron”
SUMMA. Obra citada3
12
presente como consecuencia de la expansión alcanzada en la
nación. El progreso logrado hoy impide ver el pasado por no
relacionarlo con el del país, al que esta indubitablemente ligado.
Bien dice el arquitecto Roberto Cova que “Mar del Plata es
un mito nacional y no es fácil acabar con los mitos... Desde aquel
viejo ceremonial en el tren nocturno del que tanto se ha hablado
aquí y en todas partes, Mar del Plata ha entrado en la categoría de
los sueños...,” .2
¿Quiénes y cómo dieron el impulso inicial? Para muchos
este impulso ha sido producto de la visión y virtud de pioneros, en
cuyo caso la historia de la ciudad se transforma en una crónica llena
de audacia y la urbe en el símbolo de la multitud y la felicidad. Para
otros este impulso no significa más que “el progreso dependiente”
avasallado de todo intento de autonomía, destruyendo las posibili-
dades de desarrollo de una industria local. Aquel viejo progreso de
principios de siglo, es hoy el trampolín de la dependencia de la
ciudad.
Y la crisis existe y se manifiesta en sus calles, en sus
habitantes, comercios e instituciones, a pesar que sólo sugerirlo
puede acarrear el anatema de quienes no toleran defectos en este
centro de la total felicidad.
Lejos quedó la creencia que buenos veranos serán la
salvación de una economía temporaria. Ahora la cuestión es vivir
todo el año. El cambio es profundo. Tiene connotaciones dramáti-
cas, producidas por ese progreso que llegó sin golpear a la puerta,
trayendo como consecuencia problemas y distorsiones, crecimiento
indiscriminado, déficit habitacional, ausencia de desarrollo indus-
trial, existencia de dos ciudades fracturadas (estable una, tempora-
ria otra), destrucción del paisaje natural a costa del crecimiento
urbano y deficiencias de servicios públicos .3
Cien años de una ciudad sin futuro
Hernández Arregui, J. J.: “La formación de la conciencia nacional”. Ed. Plus4
Ultra. 1973. Página 66.
13
Durante mucho tiempo el slogan de gobiernos y ciudadanos
influyentes fue “vivir del turismo”. La propaganda oficial enseñaba
al marplatense (y aún hoy lo hace) a comportarse amablemente con
el turista, conocer sus gustos, interpretar sus deseos. servirlo
mejor… Quienes cumplían con todo ello trabajaban por el progreso
de la ciudad, el que se resistía socavaba ese espíritu de servicio
impuesto por la actividad local.
Pero hoy las circunstancias han variado. La ciudad crecida,
multitudinaria, no alcanza a cubrir sus necesidades con el producto
del turismo e inclusive esta es una industria en decadencia, dada la
crisis de la clase media, casi exclusiva clientela y la ausencia de una
política turística inteligente.
Planificar otro tipo de industria en un medio sólo preparado
para el turismo, obstinado en permanecer así a pesar del sacrificio
colectivo, es una tarea con escasos éxitos. La sola existencia de una
ciudad como Mar del Plata en nuestro país nos está hablando de
una distorsión grave. Y más grave aún resulta cuando se pretende
mantenerla en el estado actual, atada a un destino que parece
inexorable. El signo parasitario que le acuñó la aristocracia se
mantiene inalterado en el hoy reducto de la clase media.
Desentrañar la vida de la ciudad es una misión complicada
pues muchos, nostálgicos de la “belle epoque”, orgullosos del
liberalismo que construyó la urbe, convirtieron su historia en una
colección de anécdotas y en un catálogo de curiosidades, alejado
de la realidad ciudadana.
“La obra maestra de la oligarquía - dice un escritor - a fin de
justificar su política ha sido la historia oficial. Ha inventado figuras,
ha iluminado otras, las ha exaltado o las ha deshonrado. Cuando no
ha podido enterrar a determina dos argentinos la oligarquía a través
de sus historiadores ha creado maniquíes en vez de hombres” . Y4
si esto ha ocurrido a nivel nacional otro tanto se puede afirmar de
Carlos A. Bozzi
Borthiry Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, Número 4,Página5
25: “Historia de la Ciudad que nos construyeron”
Borthiry, Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, Número 4, Página6
25: “Historia de la Ciudad que nos construyeron”
14
la historia local, cuya desfiguración ha sido el arma defensiva de
muchos interese.
Asumir una posición critica ante los hechos que dieron
origen y posterior desarrollo a nuestra ciudad es una invitación a
revisar una historia dada. Desde esta perspectiva los valores
personales de cada hombre, las virtudes de cada “pionero” pasan
a un segundo plano. No se trata de manchar la honradez de las
personas al rever los sucesos históricos. Es verdad a pesar de ello.
Los hombres a veces transforman en ideologías sus pequeñas
vergüenzas. Así los personajes visibles fueron siempre magnánimos.
“Ejemplar esposo, padre admirable, característico vecino, dinámico
hombre de empresa, sacrificado luchador. Nunca se emborracha-
ron, jamás insultaron y ni sospechar en broma que persiguieran
intereses económicos. Conducta intachable. Seres irreales.” dice
Enrique D. Borthiry .5
Ocurre, prosigue el citado autor, que “en un mundo donde
sobre todos los demás valores priva el afán de acumular bienes,
Mar del Plata se ha convertido en un símbolo concreto y aterrador.
Y el rasgo auténtico de una dependencia cultural metida hasta las
entrañas, con el injerto de la ciudad placentera y la acumulación de
bienes (honradamente ganados dentro de un contexto y un sistema
de vida) obliga a renegar de este origen” .6
Por ello, quizás, se ha fabricado la historia actual. No es
casual que Mar del Plata aparezca siempre incidentalmente en la
historiografía nacional, que no se hayan encarado estudios serios
sobre su significado o que los realizados nunca alcanzaron el
impulso necesario para ser conocidos a nivel masivo...
La instalación y decadencia del saladero, la llegada del
ferrocarril británico, al fin un camino de hierro para la colonización
Cien años de una ciudad sin futuro
Borthiry, Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, Número 4, Página7
23: “Historia de la Ciudad que nos construyeron”.
15
nacional y la dependencia local, el descubrimiento de la ciudad
balnearia al estilo europeo, la ley de propiedad horizontal potencia-
lizadora de una fachada edilicia causante de un progreso distorsio-
nado en medio de periódicas crisis de estancamiento nacional y la
actual situación son mojones que jalonan los cien años de esta
ciudad y se vuelve imperativo penetrar.
“Ni afán progresista de Meyrelles -vuelve a señalar Borthiry-
ni visiones milagrosas de Peralta Ramos, ni laboriosidad desintere-
sada de Pedro Luro. Simplemente trazos de la vida de los hombres
que buscan mejores condiciones para el usufructo personal y que
inevitablemente provocan una actividad que a veces genera fuentes
de trabajo. Mar del Plata no surge como un oasis edénico donde
hombres virtuosos, sueñan con la dicha de otros hombres. Suponer
esto es es una utopía” .7
El presente trabajo no pretende realizar una tarea estricta-
mente metódica, ni resumir cien años de historia en unas pocas
paginas. Sin duda habrá hechos y opiniones más importantes. Una
historia exhaustiva, debiera contener una apreciable cantidad de
volúmenes porque al fin de cuentas la historia de Mar del Plata es
la historia de un siglo de la Argentina.
Solo se intenta analizar aquí algunas de las causas que
convirtieran la vida marplatense en dependiente del período de
vacaciones bucólico de la aristocracia primero, después de la
ascendida clase y por último del turismo de masas en la actualidad.
Un examen completo del “tema Mar del Plata” deba
abarcar en primer lugar un estudio de las condiciones generales del
país desde la segunda mitad del siglo pasada, la dependencia
británica, la ampliación de los dominios de la tierra por la liquida-
ción del problema del indio y un estudio de la inmigración.
En segundo lugar, analizar la traza del ferrocarril y la
distribución final de la tierra, la liquidación de los intentos de
Carlos A. Bozzi
16
industrialización de la ciudad por parte de una capa nativa e
inmigrante acriollada y no dependiente del exterior, el turismo
aristocrático, la influencia de los gobiernos radicales, su diferencia-
ción con la anterior época y el significado desde el punto de vista
social y político del peso del “socialismo liberal” en los usos y
costumbres de la ciudad.
Debe examinar en su tercera parte el significado del
gobierno peronista, el turismo social, los hoteles sindicales, el
complejo Chapadmalal y el cambio producido a raíz de ello en Mar
del Plata.
Por último completará el estudio analizar el reinado de la
clase media en al ámbito nacional acentuando al carácter parasita-
rio de la ciudad. A continuación examinar la crisis de la argentina
dependiente y el efecto en esa clase media de la desocupación y los
bajos ingresos. Punta del Este como reducto de un determinado
sector social. Los trabajadores en Mar del Plata. Villas, departamen-
tos, barrios periféricos como agravante de un mal nacional y el
problema industrial signado por la indecisión local de apoyarse en
sus propias fuerzas productivas.
Cualquier intento de historiar Mar del Plata no puede pasar
por alto estas pautas, sin las cuales estaríamos refiriéndonos a una
realidad alejada de todo contexto nacional. Sin embargo nuestro
propósito actual no es tan ambicioso. Solo señalaremos característi-
cas generales de cada época, citando incluso numerosa bibliografía
colateral de la realidad nacional que nos ayudará a comprender los
procesos de la historia local. No dudamos que ella puede ser un
aporte para cuando se confeccione la historia integral de sus cien
años.
Nuestro trabajo está dividido en cinco períodos abarcando
la primera etapa hasta 1856, año en que Coelho de Meyrelles
adquiere los terrenos de la más tarde denominada la “Estancia de
Laguna de los Padres”.El segundo período parte de la citada fecha
y llega hasta 1886 con el arribo del ferrocarril británico convirtiendo
el antigua saladero en incipiente villa de baños estivales. Los años
Cien años de una ciudad sin futuro
17
transcurridos entre 1886 y 1916 -tercera etapa- comprenden un
dilatado ciclo, que comienzan con los afanes de la generación del
80 por construir una villa exclusiva en al lugar, deseo ampliado al
iniciarse el siglo actual por los sectores industrialistas que bautizan
a la ciudad con el nombre de “Biarritz argentino”.
La cuarta etapa se inicia en 1916, período de transición
caracterizado por el ascenso del radicalismo, el abandono momen-
táneo del veraneo por parte de la aristocracia, el desinterés del
gobierno radical en continuar fomentando la ciudad, la vuelta
transitoria de la influencia porteña, el predominio del socialismo
democrático en la comuna al cuidado de los intereses de la
aristocracia hasta que esta debe abandonar definitivamente el
balneario con el advenimiento del segundo mandato de Yrigoyen.
El segundo subperíodo de la etapa, comenzando en 1928,
señala una leve restauración conservadora en el poder nacional y
local junto al inicio de la afluencia masiva de la clase media. El
ultimo subperíodo (1938-1950) atraviesa la inauguración de la
pavimentada ruta 2, la ley de propiedad horizontal, la construcción
de la ciudad moderna, y concluye con el auge del turismo social,
impulsado por el peronismo.
Por fin la quinta etapa se ocupa, desde el año 1950 hasta
nuestros días, de analizar las vicisitudes del flamante reino de la
clase media, los índices elevados de la construcción que transforma
con la migración el aspecto edilicio y social de la ciudad, el
nacimiento de los barrios periféricos y las villas miserias, la
promoción de Mar del Plata como “Ciudad Feliz”, la agudización
del carácter fracturado que invade el ámbito urbano y las conse-
cuencias sociales y económicas de las actual estructuración.
Confiamos con todo ello cumplir los imperativos que dieron
origen al título de este trabajo. “Mar del Plata: ¿cien años de
una ciudad sin futuro?”
Mar del Plata, julio de 1975.
Capítulo I
Los orígenes
Chávez, Fermín: “La vuelta de José Hernández”. Ed. Theoría. Página 36.1
21
Los orígenes
Muchos siglos debieron transcurrir para que en base al
ganado mostrenco de la zona, comenzara a configurarse la historia
de Mar del Plata al instalarse en sus costas la industria del tasajo.
Antecedentes registrados por la mayoría de los historiadores
sobre el tema son: la expedición de Juan de Garay en 1581, la
vaquería organizada por Juan de San Martín en 1739, el naufragio
de un barco pirata en 1742, las reducciones construidas por los
jesuitas en 1746 y 1750, el reconocimiento geográfico efectuado en
1823 por Martín Rodríguez, entonces gobernador de la provincia de
Buenos Aires y la llegada de Juan Manuel de Rosas a las ya
destruidas misiones de “Laguna de Los Padres” dos años más
tarde.
Otro célebre personaje también se asentó por el lugar.
Clásica es la cita que se hace sobre la estadía de José Hernández en
la Laguna. “Al sur de Chascomús y más allá del Salado -dice
Fermín Chávez- el nieto del godo Hernández se iniciaba en la
ciencia del gaucho, en días en que este gozaba aún el buen nivel de
su edad de oro, a pesar de los encarnizados entreveros con la
indiada y entre unitarios y federales” .1
Veinte años después el poeta recogerá estas vivencias; “Yo
he conocido esta tierra / en que el paisano vivía / y su ranchito tenía
/ y sus hijos y mujer… /era una delicia el ver como pasaba los días”.
Es que hacia 1845, época en que se sitúa el poema, el
gaucho gozaba de independencia económica y óptima alimenta-
ción, en contraste con lo que ocurría en la población de Europa.
Mientras los trabajadores del “viejo mundo” se hacinaban en
Carlos A. Bozzi
Chávez, Fermín: ”La vuelta de José Hernández”. Ed. Theoría. Página 36.2
22
Londres, Liverpool o Berlín, en la pampa bonaerense recordará
Martín Fierro “el gaucho más infeliz / tenía tropilla de un pelo” . 2
Pero los datos más concretos acerca de la posesión de estas
tierras se remontan a 1819, cuando después de una expedición
para recorrer la zona, el saladerista Pedro de Alcántara Capdevila,
solicita y obtiene del Director Supremo, Juan Martín de Pueyrre-
don, la concesión de tierras ubicadas al sur del río Salado e
“inmediato al Mar Chiquito”. Cuatro años más tarde esa concesión
es anulada, aunque en 1828 después de diversas gestiones se le
otorga la tierra a en enfiteusis.
Fallecido este en 1847, sus herederos transfieren los
terrenos a Ladislao Martínez, quien construirá algunos ranchos y
posteriormente venderá la estancia a José Gregorio Lezama.
Mientras tanto, en 1836 el gobierno de la provincia dictó
una ley por la cual se otorgaba en propiedad buena parte de las
tierras concedidas en enfiteusis entre 1822 y 1830, disponiendo la
venta además, de 1.500 leguas (3.750.000 hectáreas) ubicadas en
un radio que abarcó desde Pergamino hasta el sur de Necochea.
La zona había dejado de ser molestada sistemáticamente
por los indios, garantizándose así cierta tranquilidad para las tareas
de colonización. El entendimiento entre el cacique Cafulcurá y Juan
Manuel de Rosas en 1836 (llamada “Paz del Pino”) puso fin a los
malones, al menos hasta la caída del jefe federal.
La estancia de “Laguna de los Padres”, nombre que recibió
el establecimiento, fue vendida por Don Gregorio Lezama en 1856
a un consorcio brasilero, constituido en Buenos Aires después del
derrocamiento de Rosas.
Capítulo II
El Puerto de la Laguna de los Padres
Barili, Roberto: “Del historial marplatense”, página 4.1
Reseña histórico-económico de los partidos de la provincia de Buenos Aires.2
25
El Puerto de la Laguna de los Padres
1.- El saladero de los brasileros (Coelho da Meyrelles y
Mauá) 1856-1860
A partir de la instalación del consorcio después de una
expedición llegada con el objeto de buscar un lugar adecuado para
tareas de faneamiento, comienzan a desarrollarse los hechos de esta
segunda etapa de la historia.
La “Sociedad Rural”, nombre de la asociación brasilera,
envía un grupo de hombres capitaneados por don José Coelho de
Meyrelles, cónsul portugués en Buenos Aires entre 1852 y 1856,
que termina por establecerse a orillas de la desembocadura del
arroyo Las Chacras.
De acuerdo con datos publicados en ese entonces, se
adquieren “52 leguas de campo, siete de costa de mar y una
existencia que se calcula no baja da 115 mil cabezas de ganado
manso y alzado, yeguarizo y lanar” . Al año siguiente, Meyrelles1
compra todas las acciones de la sociedad resuelto a explotar la
empresa por su cuenta .2
Sobre al papel jugado en la instancia por el citado Meyre-
lles, recién ahora, gracias a las investigaciones del arquitecto
Roberto Cova se vislumbra algo más que la simple intención de
llegar a estas tierras para instalar un saladero. El autor afirma que
el portugués era la cara visible del personaje que desde 1850
acompañaba todas las evoluciones de la política del Brasil en el Río
da la Plata: Ireneo Evangelista de Souza, barón de Mauá. (nombra-
do “vizconde” después de Caseros).
Carlos A. Bozzi
Roberto O. Cova: Fascículos de la Revista Planteo, Número 1, página 13:3
“Historia de la ciudad que nos Construyeron”.
Roberto Barili.: “Del historial marplatense” página 4.4
Roberto O. Cova: “Aspectos cotidianos de la vida en el partido de Balcarce”5
(1866-1879). Trabajo lamentablemente inédito del autor marplatense. La cita serefiere a un fragmento publicado en Revista Planteo, Número 17, abril 1974,página 22.
26
“Personero de Mauá, Coelho –dice Cova– poseía el 10 por
ciento de las acciones del establecimiento y Mauá el 50 y aunque
luego compró las acciones de sus socios, se libró una hipoteca a
favor del empresario brasilero que el deudor nunca alcanzaría a
satisfacer” .3
En cambio, Roberto Barili, otro célebre historiador local,
señala al referirse al traspaso de la propiedad al posterior adquiren-
te (Patricio Peralta Ramos), “que son categóricos todos los docu-
mentos publicados relacionados con esa transferencia en la que no
tuvo participación alguna el barón de Mauá” .4
La tesis contraria de Cova se apoya también en valiosa
documentación. “Infatigable viajero –afirma acerca del barón–
intuyó en Europa el futuro de esta parte de América como región
productora de carne que la creciente población europea demanda-
ría en gran escala en pocos años… el mismo dice en sus escritos
que era conveniente para la ganadería brasilera establecer puntos
de cría en la provincia de Buenos Airea para mejorar la raza y una
vez conseguido ese objetivo trasladar los productores a las llanuras
riograndesas y uruguayas, en las que por otra parte poseía inmensas
propiedades” . La compra da la estancia “Laguna de los Padres” es5
sin duda parte de en esos planes.
“Meyrelles –sigue diciendo Cova– aparece así como un
visionario. Un pionero. La verdad es otra: no fue sino un testaferro,
hábilmente protegido por su nacionalidad portuguesa de un negocio
de brasileros que no tuvo éxito y eso es todo. Testimonios diversos
lo prueban y aunque estén suficiente expuestos no se ven por falta
Cien años de una ciudad sin futuro
Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 23.6
Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 23.7
27
de interés en que sean vistos, aunque algunos son irrebatibles,
como por ejemplo que Peralta Ramos compró estancia y saladero
a Mauà y no a Coelho de Meyrelles” . Las operaciones son hechas6
con Guillermo Leslie, agente comercial del barón en Buenos Aires
y “no con Coelho y Leslie –o Mauá– es el acreedor de la hipoteca
que subsiste a su cargo” .7
Así, de esta manera, resulta lógico que la transferencia de
las tierras realizadas en el Juzgado de Mar Chiquita no registre
intervención alguna el barón de Mauá.
El hecho es que el saladero fracasa aunque el establecimien-
to selló con su nombre el lugar que durante muchos años será
conocido como ”Puerto de la Laguna de los Padres”. Las causas
del fracaso, según unos y otros, son “la poca suerte” del jefe
portugués, la sequía de 1858, la “salud precaria de Meyrelles”
(Barili, obra citada página 8), las dificultades de transporte, etc.
Pero sin duda, otros motivos determinaron la marcha de los
sucesos, causas que están más allá de circunstancias particulares
atribuibles a cada personaje. La llegada de la primera expedición,
la intervención del financista brasilero y la quiebra del saladero, más
que a razones ambientales o de salud, obedecen a otro tipo de
causas, mayormente nacionales e internaciones, razones manteni-
dos por años sin la claridad suficiente.
Y es desde este inicio como se entrelaza la historia de Mar
del Plata a la misma historia del país todo, comenzando con la
instalación de un simple saladero.
El país que llega a Caseros
Detrás de los acontecimiento» que culminaron con la batalla
de Caseros y 1a posterior separación de Buenos Aires del resto del
país, el enfrentamiento desnuda a un país fracturado en numerosas
Carlos A. Bozzi
Vilas, Carlos M.: “Derecho y Estado en una economía dependiente “Colección8
Dependencia, Editorial Guadalupe, noviembre 1974, página 124.
Ortiz:”Historia económica de la Argentina” Tomo I, página 83. El autor analiza9
las discrepancias entre los sectores porteños y los intereses en juego en febrero de1852 para dar la victoria a los ovejeros junto al sector más progresista de losganaderos. En septiembre la situación se revierte.
28
economías regionales, entre las que predominaba la de Buenos
Aires con el puerto y la aduana compitiendo con la del litoral que
aventajaba por entonces a los bonaerenses dado la creciente
importancia de sus saladeros
“Los saladeristas porteños –dice Carlos M. Vilas– cuya
producción aparte del país no tenia otros puntos de contacto que los
establecimientos esclavistas –Cuba y Brasil– y cuyos procesos de
elaboración eran muy rudimentarios y aplicados a razas sin
refinamiento ni cruzas, no podían ver sino con recelo el desarrollo
de una economía capitalista tanto industrial como agropecuaria” .8
Los sectores que alentaban estos últimos propósitos, contra
el parecer menos progresista de los saladeristas, eran los comercian-
tes porteños, algunos ganaderos y el sector de la economía
litoraleña. Las discrepancias entre ellos culminarán en septiembre
de 1852, cuando Buenos Aires después de haberse abierto el país
al mercado internacional y tras la excusa del “localismo”, se queda
con la parte del león .9
Los “viejos fantasmones rivadavianos” estaban satisfechos:
se quedaban con la renta del puerto y podían ensayar la construc-
ción de un microclima europeo. Empezarían bregando por la libre
navegación de los ríos, luego extenderían “los beneficios” de la
medida a todo el país…
En otro orden de la economía, es esta también la etapa del
lanar. Antes de 1880 el término de “oligarquía terrateniente” es
impropio, ya que el propietario de vacunos está relegado a tierras
asoladas por los malones. Serán los “parientes pobres” del sector
ganadero. Se calcula que entre 1852 y 1860 existían en las
Cien años de una ciudad sin futuro
Rosa, José María: Carta a los autores de “Felipe Varela contra el Imperio10
Británico”. (Editorial Sudestada- 1966) Ortega Peña y Eduardo Duhalde, página261.
Rosa, José María: “Historia Argentina”, tomo 6, página 175 y siguientes.11
Rosa, José María: Obra citada anteriormente, página 190 y siguientes.12
29
cercanías de Buenos Aires unos quince millones de lanares. En
1865 se exportaban a Gran Bretaña, país al que proveía por su
industria textil, cerca de 60 mil toneladas de lana.
Brasil y la caída de Rosas
Para el Brasil el derrocamiento de Rosas constituía un
problema vital, porque o Brasil destruía a Rosas o Rosas acababa
con la unidad brasileña, con la aristocracia, las instituciones
monárquicas y la esclavitud. Lo que no pudo Inglaterra, lo
consiguió Brasil iniciando un corto período de influencia en el Río
de la Plata . Con la victoria de Caseros comienza la “hora del10
destino” para el Imperio.
“Los hombres de la era saquarema –sin duda los patriotas
más eficaces del Brasil toda su historia– se lanzaron a la conquista
del Río de la Plata, aunque Inglaterra haría todo lo posible para
contener en sus justos limites el engrandecimiento brasilero y
recoger en su provecho la herencia de Rosas” .11
El período que va desde 1854 a 1857 señala el “apogeo”
de la política de hegemonía brasilera: la República Oriental
intervenida, un ejercito de ocupación en Montevideo, su puerto
convertido en base naval brasilera, la escuadra remontando el Plata
para imponerse al Paraguay, el vizconde de Uruguay en misión por
Europa, Buenos Aires organizado por un lado, las demás provincias
por el otro y ambos sectores con la esperanza de apoyarse en
Brasil .12
Y tras los buques de guerra del Imperio, la nave del barón
de Mauá con el oro necesario para abrir las puertas de toda
Carlos A. Bozzi
Rosa, José María: “La guerra del Paraguay y las montonera argentinas” (A.13
Peña Lillo editor) 1968. Página 31 y siguientes.
30
“negociación” estancada. Es la época en que el consorcio brasilero
instala su saladero en nuestras costas.
Mauá y su papel en la política argentina
Gestor de la grandeza imperial, era Ireneo Evangelista de
Souza, barón de Mauá. Desde 1850 “acompañé todas las evolucio-
nes del Brasil en el Río de la Plata, siendo mi pensamiento concurrir
para el triunfo de la política del Brasil” dirá años más tarde al
recordar como fue llamado por el emperador para financiar la
guerra contra Rosas .13
Después de 1852 su preponderancia es total en el continen-
te: construye ferrocarriles, diques flotantes, líneas de navegación,
compañías mineras, estancias en Río Grande inicia el Banco de
Brasil en Uruguay (durante años sus billetes fueron la moneda de
dicho país) y más tarde crea el poderoso banco Mauá, con la ayuda
de la banca Rothschild, de quien será representante en América,
con agencias en todo el Imperio y filiales en Rosario y Buenos Aires.
La institución es la punta de lanza de la penetración anglo-brasilera
en el sur.
Entre 1857 y 1858 el Brasil, por su intermedio, inicia lo que
se denomina la “política del patacón”, comprando voluntades de
argentinos, financiando el ejercito de Urquiza triunfante en Cepeda
(1859) y también el de su adversario, Mitre, vencedor en Pavón
(1861). La primavera terminará con la segregación, pero no con el
liberalismo impuesto al país tras esa última batalla.
La banca inglesa con su participación, intenta obtener el
control financiero del Brasil y del litoral argentino, codiciado por sus
campos algodoneros, útiles para exportar materia prima a la
industria textil británica.
Cien años de una ciudad sin futuro
Documentos transcritos en “Felipe Varela,...” Carta de Mauá a Mitre, página14
283, Convenio, página. 286.
31
En 1854 se firman los acuerdos por los cuales el Brasil
queda ligado a Rothschild. Dos años después, su rival en la zona,
la banca Barings Brothers, obtiene un acuerdo en Buenos Aires
para el pago del famoso empréstito. Esta sociedad inglesa, que en
pocos años más será la dueña del país constituirá la “Great
Southern Railway”, más conocido como el “Gran Sud” y posterior-
mente, utilizando testaferros adquirirá el “Oeste” argentino para lo
cual crea la “Western Railway”.
Aparentemente se ha producido una división de influencias
entre ambos rivales.
En noviembre de 1857 Mauá concierta con Urquiza un
acuerdo para abrir la filial de su banco en Rosario, lo cual se
concreta el 2 de enero de 1858. Pero, como todo el dinero del
banco termina en Buenos Aires, se le rescinde el contrato el 16 de
octubre de 1860, dos meses y medio después de haberse despren-
dido del arruinado saladero del arroyo las “Chacras”.
Al año siguiente en carta a Mitre el barón reconoce los
“grandes intereses” que tiene en el país y por 1863 concede al
Estado argentino, a través de su representante en Buenos Aires,
William Leslie, un empréstito para aliviar las arcas de la república .14
La guerra del Paraguay, conflicto que se había empeñado
en impedir con sentido alerta a causa del drenaje económico que
significaría, lo lleva a la quiebra al igual que al Imperio.
“Cerro Corá” (1870) no solo fue el fin del Paraguay, sino
también el de aquel que habla cimentado con su oro la grandeza de
un imperio hoy agonizante y que dieciocho años antes había
ayudado a construir en Monte Caseros.
Carlos A. Bozzi
Grosso, Juan Carlos: “Los terrateniente federales” Historia Integral Argentina15
- Tomo 2, página 68 (Centro Editor de América Latina).
Puiggros, Rodolfo: “Libre empresa o nacionalización de la industria de la16
carne” (Editorial Argumentos, 1957), página 14 y siguientes. Ver también
Moavro, Amalia: “El saladero” Documentos para la Historia Integral Argentina(Cedal) (tomo II).
32
El saladero entre 1850 y 1860
El aprovechamiento de la carne vacuna surgió por estímulos
distintos a los del cuero, alimentando tripulaciones de barcos y a
esclavos negros del Brasil, Cuba y Estados Unidos.
La característica principal del saladero era su bajo nivel
técnico. Se desarrolló continuamente hasta 1850-1852 en la
provincia de Buenos Aires, época en que se frena la expansión a
causa de diversos factores, entre ellos el reducido mercado de sus
productos, la interrupción de las ventas como consecuencias del
conflicto con Francia e Inglaterra y la creciente competencia de sus
similares entrerrianos y uruguayos. Ya en 1852 la cantidad de
establecimientos se va reduciendo en la provincia. La sequía de
1858, proporcionará otro golpe a la industria, golpe del que muy
pocos saladeristas se repondrán .15
“La caída del gobierno de Rosas –dice Puiggrós– coincidió
con la decadencia del saladero. Bajó la exportación de tasajo de
530.960 quintales en 1852 a 333.615 el año siguiente y a 277.444
en 1855. La manufactura saladeril se refugió en la Banda Oriental,
Entre Ríos y Brasil. En 1868-1870 hubo un repunte en la provincia
de Buenos Aires, pero por poco tiempo. Ya se agitaba el problema
de orientar la exportación de carne a los mercados europeos puesto
que los americanos esclavistas dejaban de interesarse por el tasajo
argentino” .16
Al declararse la fiebre amarilla en 1871, los saladeros son
prohibidos en determinado radio de la Capital, sumándose a ello la
emancipación de esclavos en Estados Unidos (1865), Cuba (1885)
y Brasil (1888).
Cien años de una ciudad sin futuro
33
Pero es el año anterior cuando comienza el descenso
definitivo de las exportaciones de tasajo. Coincide esta época con
la clausura de varios establecimientos y el aumento de la exporta-
ción de ganado en pie por 1880, actividad que insinuada un tiempo
atrás ahora comienza a rendir sus frutos. Con la aparición tres años
más tarde del primer frigorífico el certificado de defunción del
saladero estaba firmado.
¿Por qué se esconde la historia real?
Los datos aportados son elocuentes como para una com-
prensión acabada de los hechos acaecidos en el puerto de Laguna
de los Padres sin embargo conviene resaltar algunos en particular.
Vemos primeramente como Coelho-Mauá, inician el
desarrollo de la industria saladeril en el preciso momento en que la
actividad comienza a decaer por las nuevas formas de comerciali-
zación del ganado que se imponen. Asimismo el factor de la
distancia parece ser una incógnita, pues ubican el emprendimiento
en el “confín” de la civilización, si se tiene en cuenta que en 1852
la línea que separa a los indios de las poblaciones es Cabo Corrien-
tes.
¿Con qué objeto instalar un saladero en el extremo más
austral de la provincia de Buenos Aires cuando resultaba más
beneficioso hacerlo en Entre Ríos o la Banda Oriental zonas de
influencia del barón? ¿Es creíble que este financista, dueño de la
Cuenca del Plata, haya carecido de informaci6n precisa acerca de
las cifras de exportación, a pesar de sus conocimientos e influencias
como para no tener en cuenta lo deficitario de la empresa que
comenzaba?
La misma pregunta cabe para Peralta Ramos, quien
posteriormente reinicia la industria cuando comienza en el país la
exportación de ganado en pie. No podía escapar a su visión de
hombre de negocios los pocos –escasísimos– años de vida que le
quedaban al saladero y el cambio hacia otra actividad más rentable.
Carlos A. Bozzi
34
En segundo lugar no deja de ser factible la ingerencia de
Mauá en la empresa. No hay que olvidar que la economía del
Imperio se basaba en los esclavos, alimentados a tasajo y que la
instalación del saladero haya sido, además de lograr el mestizaje de
ganado deseado, un intento de auto-abastecerse en vista de la
próxima guerra que se avecinaba. Todos ellos no son argumentos
descabellados.
Roberto Barili en su libro “Del Historial Marplatense”
(página 6) publica un documento referido al “Puerto de abrigo y
Muelle en la costa sur. Estancia de Laguna de los Padres” que
resulta ser un estudio ordenado por Meyrelles para el establecimien-
to de un puerto “suficientemente cómodo para recibir algunos
buques y permitirles descargar y cargar con seguridad”. El estudio
es elevado el 17 de septiembre de 1857 al ministro de Hacienda de
la Provincia (y no de la Nación como dice el autor), Norberto de la
Riestra con el objeto de obtener su aprobación. Ello constituye, sin
duda, un intento de establecerse seriamente en estas costas.
Recordemos que ya en ese entonces el barón realizaba
negocios con Urquiza para lograr la instalación de su banco, cuya
autorización obtiene en noviembre de 1857, configurándose así un
movimiento de pinzas, con el objetivo de conseguir el dominio
completo del Río de la Plata.
Estos hechos, demuestran que desde el ángulo de la política
brasilera la intención era obtener el mayor provecho posible en
favor de su país, lo cual impide etiquetar su esfuerzo de “visionario”
o “pionero” en tanto solo luchaban por los intereses de su exclusiva
tierra. Sucede que como Mar del Plata es la niña bonita de todos,
sostener que los hombres que alguna participación tuvieron en su
creación hayan respondido a otros intereses que no sean los de
beneficiar a las generaciones venideras, puede parecer un argumen-
to a contrapelo de la historia dada.
Si el saladero fracasa es a causa del rumbo tomado por la
economía hacia otra actividad que pronto lo superará y porque
además la política rioplatense obligaba al barón a dedicarse de
Cien años de una ciudad sin futuro
35
lleno a evitar una guerra que presentía nefasta para sus finanzas,
hecho éste que le obliga desviar la atención de los intereses
pequeños y preocuparse por los más importantes, como le decía en
su carta a Mitre.
2.- De Peralta Ramos a la fundación oficial 1860-1874
Patricio Peralta Ramos, comerciante arruinado en la época
de Rosas, adquiere en julio de 1860 el saladero y bajo su adminis-
tración resurge la industria por unos años como lo prueban diversos
testimonios de la época.
Dos años después se inicia el llamado periodo de la
“Organización Nacional” al asumir Mitre la presidencia como
resultado del triunfo de Pavón. La posterior tranquilidad al
acontecimiento, el asesinato del Chacho, quizás la ultima montone-
ra, favorecieron las condiciones para la inmigración como lo
demuestra el hecho de que permanecen en el país durante la
década, cerca de 170 mil de los 400 mil llegados. Con ellos también
arribaron los directores de empresas, los gerentes de los ferrocarri-
les, ingleses todos, que si bien no trajeron capital alguno, pronto se
quedarán con el existente. Es la época de la inauguración del
liberalismo económico en el país, con Mitre como presidente.
El mitrismo se caracterizó por su amistad con el Brasil, por
ser europeísta, antiamericano y antipopular. Durante esta etapa de
la “Organización” hubo 117 revoluciones, 91 combates y 4.728
muertos. Además, se produce la destrucción de la incipiente
industria nacional, pues el capital británico no es invertido en la
promoción del proceso industrial. La invasión de mercaderías
manufacturadas arruina al interior...
Mientras la provincia en 1864 es gobernada por Mariano
Saavedra el saladero sigue su tambaleante marcha, en tanto va
surgiendo la necesidad de la fundación de un pueblo en la zona. El
británico “Gran Sud” se detiene al año siguiente en Chascomús,
Carlos A. Bozzi
Rosa, José María: Historia Argentina, tomo 6, página. 176.17
Galletti, L. y otros: “El proteccionismo en la década del setenta” Historia18
Integral Argentina (CEDAL) tomo IV, página 176.
Cova, Roberto O.: “Síntesis histórica de Mar del Plata”, 1968.19
36
pretextando que la construcción de un puente sobre el Salado y el
terraplén para atravesar los campos anegadizos que llevan a
Dolores insumirán mas de las 10 mil libras presupuestadas por milla
y solicita un aumento de la garantía . El gobernador Alsina en ese17
momento, prefiere en cambio desarrollar el “Oeste” y el progreso
del Sur se detiene por unos años.
Cuatro años más tarde el primer Censo Nacional declara la
existencia de 1.360.700 personas en el país, repartidas en su mayor
parte por la campaña, con un porcentaje de extranjeros que poco
a poco ocupa las ciudades. Somos un país todavía “bárbaro” dice
Sarmiento, pero que se va “civilizando”.
La década del 70 prepara al país para la modernización:
ferrocarriles, telégrafos, alambrados, centralización del poder
político, bancos extranjeros, eliminación del gaucho de la escena
nacional, inmigración... es decir se incorporan al país todos aquellos
elementos que lo adecuaran a los nuevos tiempos .18
La inmigración cumplirá el papel que le encomendará la
clase terrateniente necesitada de desprenderse de los nativos. El
inmigrante no tenía caudillos, ni reivindicaba patriotismos, no
alzaba montoneras, ni le preocupaba otra cosa que laborar duro y
fuerte para juntar algún capital, dice José María Rosa.
En julio de 1865 se deslinda el Partido de Balcarce del de
Mar Chiquita, Juan G. Peña, primer juez de paz, trata de encontrar
eco para la fundación de un pueblo donde residan las autoridades
del nuevo partido.
“Nace así, lo que llamaremos litigio entre costeros y
serranos por la obtención de permiso. Aquéllos, encabezados por
Peralta Ramos, querían hacerlo a orillas del mar. Los otros querían
fundar en la sierra” . Pero a lo que todos se oponen, menos el19
Cien años de una ciudad sin futuro
Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, “Historia de la ciudad20
que nos Construyeron”, Número 1, página 20.
37
propietario de la tierra donde finalmente se fundaría Mar del Plata,
es a hacerlo en terrenos de propiedad privada, señala R. O. Cova .20
Dos veces Peralta Ramos, una en 1869 y otra en 1873,
solicita al gobernador el permiso para la fundación, hasta que
finalmente consigue obtener el beneplácito de la autoridad provin-
cial.
Recordemos que entre 1869 y 1872 gobernaba la provincia
Emilio Castro y su ministro de gobierno, el prestigioso abogado A.
Malaver, mantenía de buenas relaciones con los “serranos”. Emilio
Castro da impulso al ferrocarril Oeste en desmedro del Sur. En
cambio, cuando Peralta Ramos presenta la segunda nota, ya no
está Malaver, gobierna Mariano Acosta (1872-1874) quién accede
a pesar de las oposiciones a la petición y es hombre que da impulso
al ferrocarril británico en desmedro argentino “Oeste”.
En la nota dirigida al ejecutivo provincial, Peralta Ramos
insistía en que no se trataba de formar un pueblo, sino de organizar
uno ya formado, frecuentado por buques, con saladero, muelle de
hierro, una escuela, veinte casas e iglesia. Ofrecía tierras para el
trazado de la ciudad, donaba terrenos para edificios públicos y
destacaba además las condiciones que hacían de la zona un puerto
sobre el Atlántico “que lo pone en continua comunicación directa
con el extranjero. Es ventajosísimo para la instalación de saladeros”,
concluía.
Extraña resulta esta afirmación da Peralta Ramos, pues era
evidente la declinación del negocio saladeril por causas que no
podía ignorar, además de existir ya muy pocos por ese entonces en
la provincia. La idea del “balneario” todavía no era posible.
De acuerdo a testimonios recogidos por Cova la importan-
cia del poblado en la fecha que tratamos era escasa, habitándolo
Carlos A. Bozzi
Cova, Roberto O.: Obra citada anteriormente, página 21.21
Cova, Roberto O.: “Aspectos cotidianos…” Fragmento en Revista Planteo Nº22
16, febrero de 1974, página 25.
Flichman, G.: “Renta del suelo y estructura agraria argentina” Revista23
Realidad Económica Nº 15, página 70, (EUDEBA).
38
solo cincuenta personas, identificadas cada una por su nombre y
apellido .21
Aparentemente Peralta Ramos no decía la verdad acerca de
las condiciones en que se encontraban estas tierras y ello será
corroborado posteriormente. El pueblito en 1874 agonizaba y
seguirá en ese estado aún después de su fundación burocrática,
asunto retrasado, a juzgar por la insistencia con que Peralta Ramos
solicita se atienda su petición.
Otro hecho se suma al ya complicado panorama: cartas
halladas en el Juzgado de Paz de Balcarce demuestran que el
“fundador” atravesaba una crónica crisis económica y Alió dice que
“ nuevas complicaciones le obligaron a enajenar todo su fortuna”.
El hecho parece estar claro: “la intención de Peralta Ramos
era fundar un pueblo en tierras de su propiedad para vender las
urbanas y valorizar las rurales circundantes” . Su propósito22
originario, pues fue desformado por la desviación histórica poste-
rior. Y el negocio no habría sido malo, a juzgar por las estadísticas
de la época que señalan que entre 1860 y 1900 los precios de la
tierra aumentaron más rápidamente que la producción, siendo este
aumento de 49, 50 y 100 y en algunos casos 500 veces respecto a
transacciones realizadas 15 ó 20 años atrás . Así es que a solo dos23
años de la “fundación”, Peralta Ramos se deshace de las tierras
urbanas, ya sea para escapar de los acreedores o por otras razones
que la historia no aclara. Lo cierto es que entre diciembre de 1875
y en julio de 1876 termina con las transacciones por lo que las
tierras son adquiridas por Juan Barreiro Bavio.
En 1874 todos, serranos, costeros, autoridades provinciales,
conocían el estado del pueblito. Pudieron más las influencias que
Cien años de una ciudad sin futuro
Cova, Roberto O.: “Aspectos cotidianos…”. Revista Planteo, Número 16,24
página 25.
39
se movieron tras Peralta Ranos y en febrero de ese año culminando
la presidencia de Sarmiento el gobernador aprueba la petición
“fundándose” el pueblo que durante mucho tiempo se conocerá
indistintamente, con el nombre de Puerto Balcarce, Puerto de la
Laguna de los Padres y por fin Mar del Plata. La montonera marcha
hacia la noche de la historia. Julio Roca se acerca a grandes pasos
a la presidencia. El dolor criollo se hace literatura, mientras la libra
reina en la sociedad argentina. Se va preparando la hora del
ganado y las mieses, la hora de convertirnos en granero del
mundo... o de Gran Bretaña.
3.- La presencia de Luro en el poblado (1877-1883)
En plena revolución mitrista –octubre de 1874– asume la
presidencia el binomio Avellaneda-Acosta, mientras como conse-
cuencia de otras provocadas en centros de los que la república
depende, una fuerte crisis económica asola al país. Avellaneda no
era hombre de asustarse así nomás y recurrirá la formula salvadora
“Ahorraremos sobre el hambre y la sed de dos millones de argenti-
nos para responder a nuestros compromisos” manifiesta en 1876.
Pero en el poblado las cosan no se habían solucionado. Los
“serranos” proponen al gobernador la anulación de la concesión
hecha y la formación de un pueblo en tierra fiscal. “No prospero la
tesis de ninguna manera, dice Cova, pues cuando pudo llevarse a
cabo, ya estaba Pedro Luro en posesión de la mitad de las tierras y
ya se encargaría su hijo Santiago de frenar cualquier intento....” .24
Sin embargo la gobernación otorga permiso para fundar en la
sierra: el pueblo se llamará San José de Balcarce. Corría junio de
1876, el pueblo emigra, el puerto declina, la miseria cunde y
Carlos A. Bozzi
Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, “Historia de la ciudad que25
nos Construyeron”, Número 1, página 14.
40
aquello que en los papeles había nacido con intenciones de ser
creciente factoría, agoniza a poco de ver la luz.
Es en ese mismo año cuando aparece en escena el vasco,
quien entre noviembre 76 y mayo del 77, adquiere de Barreiro la
mitad de las tierras del antiguo establecimiento.
¿Quien era don Pedro Luro que se aventuraba a reiniciar un
negocio en condiciones tan desastrosas cono se encontraba este?
Roberto Cova, quién se ha encargado de estudiar minucio-
samente la vida del inmigrante vasco-francés, nos dice acerca de él:
“poderoso estanciero, primer saladerista de la provincia, el hombre
que movía todos los hilos desde Dolores hasta el Río Colorado
compra no solo el saladero, sino también la mitad del ejido del
pueblo” .25
La actividad desplegada por Luro posibilita la entrada de
Mar del Plata en las cifras estadísticas de exportación de los años
1881-82. Quizás por ello Avellaneda decida llevar el antiguo puerto
a la categoría de Receptoría de Rentas Nacionales.
Sin embargo, la suerte del saladero no podría cambiarse. La
naciente importancia de la barraca lanera y el desvío de la hacienda
hacia los establecimientos de Luro en el Tuyú terminarán con el.
Paradójicamente el saladero, una industria casi agónica que se
instala en nuestras costas, es desplazada por otra cuyo ciclo, al
momento de su establecimiento, estaba también por llegan a su fin.
En efecto los historiadores coinciden en afirmar que para
1880 el ciclo de lana estaba concluido. La agricultura pasa a primer
plano produciéndose por otra parte, con la aparición del frigorifico
un cambio más profundo que el del cuero al tasajo y de este a la
lana. Para la época, también desaparece el termino “saladero” en
la correspondencia del Juzgado y es sustituido por la palabra
“grasería”, demostrandose así el inicio de otro tipo de actividad.
Cien años de una ciudad sin futuro
41
Julio Roca asume por entonces la Presidencia de la nación
iniciando el proyecto de la “Generación del 80". La campaña del
desierto traerá consecuencias importantes al país, aunque tantos
años de liberalismo le han enajenado su independencia: Buenos
Aires es la gerencia londinense de América del Sur.
Dardo Rocha, que había sido elegido gobernador de la
provincia recorre toda la campaña bonaerense en misión proselitista
para afianzar su candidatura a las próximas elecciones presidencia-
les. Después de un largo viaje, famoso por las anécdotas, llega a
Mar del Plata en 1883. La historia oficial dice que dará el último
impulso para que los beneficios del riel británico lleguen al humilde
poblado.
4.- Luro, el ferrocarril inglés y el nacimiento del balneario
(1883-1886)
Corre la penúltima década del siglo pasado. Buenos Aires
es ya un centro del latifundio, después de haber incorporado la
campaña del desierto más de un millón de kilómetros cuadrados a
la explotaci6nt coincidiendo el hecho con la apertura de la
inmigración masiva. A pesar de ello, cuando el inmigrante llega, la
tierra bien ubicada y fértil tiene propietarios sólidos.
En el 80 culmina la etapa de la “Organización Nacional”, se
desarrolla el ferrocarril y comienza la expansión agropecuaria. Los
negocios se multiplican, el país vive una verdadera fiebre bursátil.
La suntuosidad se desparrama por los salones porteños, los
argentinos se vanaglorian de ser los “yankees del sur”. Fueron años
de esplendor y progreso, pero preñados de coloniaje. El proyecto
de esta generación del 80 moviliza la idea de convertir a Mar del
Plata en villa balnearia por un lado, y por otro, necesitado de
encuadrar al país dentro del mercado Mundial, se ve necesitado de
nueva mano de obra. Nace así el deseo de la inmigración.
Carlos A. Bozzi
Ortega Peña y Duhalde, Eduardo L.: “Baring Brothers y la historia política26
argentina” (Peña Lillo) página 109 y siguientes.
Ortega Peña y Duhalde, Eduardo L.: Obra citada anteriormente.27
42
Mientras tanto, desde el poblado se alzaban voces en
procura de la extensión de las líneas del ferrocarril “Sur” ¿Cuáles
eran las razones por las que todavía la empresa británica no
arribaba a Mar del Plata? Entenderlas, nos dará la explicación del
porque y para que el ferrocarril llego a nuestras costas.
La historia de este ferrocarril arranca en 1861, cuando E.
Lumb obtiene la concesión de una línea que partiendo de Buenos
Aires llegue a Chascomús. Posteriormente, traspasa ficticiamente la
concesión, a BARING BROTHERS y DAVID ROBERTSON,
formándose la “GREAT SOUTHERN RAILWAY COMPANY
LIMITED”, que entre sus accionistas cuenta a W. Dablle, Bember,
el infaltable Norberto de la Riestra, gestor del dominio financiero
británico después de Caseros y al cónsul de Inglaterra en Buenos
Aires, Frank Parish, autorizado especialmente por el Foreing Office
al comprender que el “Sud” abriría nuevos mercados para la
producción inglesa .26
La misma empresa publicará después en su historia, que
“los ramales ferroviarios” como tentáculos de un inmenso pulpo se
extendieron por todos los confines del territorio nacional” .27
En 1865, el “Sud” se detiene, como vimos, en Chascomús.
El gobernador de la provincia propició la construcción de un ramal
para el ferrocarril argentino del “Oeste”, que saliendo de Merlo
llegase a “el Azul” introduciéndolo en la zona de influencia del
“Great Southern”. La medida no es conveniente para la empresa
británica, cuenta el dinamarqués William Rógind en su “Historia del
Ferrocarril Sud” porque no estaba decidida, a pesar de los pedidos
de numerosos estancieros a extender sus líneas. Pero para evitar la
construcción del ramal del “Oeste”,el directorio de Londres solicitó
el permiso necesario para llevar el rama hacia Dolores y construir
otro de Altamirano a Azul, mediante la subvención de 500 libras
Cien años de una ciudad sin futuro
Scalabrini Ortiz, Raúl: “Historia de los ferrocarriles argentinos” (Editorial28
Plus Ultra) 1971 - Citado en página 44.
Bosques, Ricardo E.: “La edad del riel”. Historia Integral Argentina tomo 5,29
página 179.
Scalabrini Ortiz, Raúl, obra citada anteriormente, página 50.30
43
por milla. Acosta, recién electo gobernador de la provincia, otorga
el permiso en 1872 .28
La ofensiva del “Sud” tenía sus motivo: Londres miraba
hacia las estancias de lanares establecidas en la costa, que habían
venido operando con puertos propios (Ajó, Boca del Salado). Así
se introduce en el mercado de carretas entre Constitución y
Chascomús. Fueron años duros, de lucha contra troperos criollos y
estancieros desconfiados en la nueva empresa. Cinco años después,
la empresa que había sido un fracaso rotundo en sus comienzos,
celebra su triunfo .29
Con la línea hasta Dolores, más allá del Salado y con el
ramal de Altamirano al Azul, el “Sud”, cubría la zona de lanas y
tocaba la frontera con los indios. Era un ferrocarril planeado sobre
la marcha, trecho a trecho, contemplando los intereses concretos de
los estancieros, muchos de los cuales eran ingleses. Se calcula que
en 1875 existían 100 estancias en la provincia, pertenecientes a
súbditos británicos, con un capital de dos millones quinientas mil
libras esterlinas. Y de los 10.500 ingleses que habitaban el país,
6.000 se encontraban asentados en la campaña bonaerense.
Zeballos, partidario de la expropiación del ferrocarril
adivinaba en 1879 los propósitos de la empresa, al decir que “con
la línea a Dolores, atraviesa los territorios de la costa Sur y se dirige
a Bahía Blanca, mientras que con el ramal de Azul, se apodera del
tráfico de la dilatada comarca del sudoeste, donde pacen millones
cabezas de ganado” .30
W. Rógind cuenta que al alentarse la expropiación en
medios provinciales, el directorio londinense envía una delegación
para tratar directamente con las autoridades. La gestión tiene éxito,
Carlos A. Bozzi
Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 51.31
44
comprometiéndose el gobierno a no expropiar hasta 1902,
firmando, a su vez, el 19 de octubre de 1881 un convenio por el
que la empresa se obliga a llegar al Tandil y a Bahía Blanca . El31
destino y otras posteriores gestiones, harán que diez años más tarde
el expropiado sea el ferrocarril del Oeste, cayendo en manos de su
adversario británico.
En tanto, dos años después del convenio llega Dardo Rocha
a Mar del Plata. Ofrece traer el ferrocarril, que ya se había compro-
metido por su parte a llegar a Bahía Blanca, pero no precisamente
pasando por el modesto pueblito sureño que ninguna importancia
económica tenia. Muchos trataron de influir en la decisión de
Rocha, para que negocie con los directivos de la empresa la
extensión de sus líneas férreas. - ¿Para qué? -El ramal llegará, pero
años más tarde sumergiendo a la comarca en la inutilidad total.
No es descabellado deducir que la llegada del ferrocarril
haya sido una especie de compensación a esa nueva clase que
acababa de surgir en el país.
Las ganancias fáciles de la especulación formaron un núcleo
social que basó su poder en el dinero, en el comercio y en la tierra.
Recibió el nombre de “oligarquía” y no desdeñó el termino, que
solo posteriormente adquiere carácter peyorativo, aceptándolo pura
y simplemente como aceptaba constituir la única clase con capaci-
dad económica, intelectual y política para dirigir el país.
Son años en los que nace el deseo de buscar lugares
alejados de la gran urbe que era Buenos Aires, para reencontrar la
intimidad perdida, dice Juan José Sebrelli. El “olor” a inmigrante
de la metrópoli se volvía insoportable para ellos. Era necesario,
entonces organizar una villa cuya inutilidad económica y dificulta-
des de acceso la convirtieran en algo exclusivo. Y la oportunidad la
brinda ese humilde pueblito, llamado Mar del Plata, de amplias
Cien años de una ciudad sin futuro
Sebrelli, Juan José: “Mar del Plata, ocio represivo”.32
Cova, Roberto O.: “Síntesis histórica de Mar del Plata”, 1968, página 17.33
45
playas, hermoso paisaje natural, clima privilegiado y distancia
suficiente de la Capital .32
Dardo Rocha termina entregando al “Gran Sud” los dineros
que la empresa dice no tener para construir el último tramo de vías:
Maipú -Mar del Plata.
En tanto, Pedro Luro, a quien cabe reconocer esa intuición
de los que suelen vislumbrar la aparición de nuevas empresas,
captando el deseo que flota en el aire, brega por lograr una toma de
conciencia entre los pobladores. Por ello, en la reunión del 11 de
agosto de 1884 de la Corporación Municipal dirá que en razón de
que el próximo verano acudiría a este pueblo mucha gente ...era
necesario que las calles y solares baldíos se pusieran en otras
condiciones de lo que actualmente están, que hoy se encuentran
llenas de vizcacheras…”, lo que nos demuestra que a esa fecha,
Mar del Plata ya era una incipiente estación de baños .33
Tanto esfuerzo fue en vano para el vasco Luro. Cinco meses
antes de la llegada del ferrocarril debió partir a Europa a causa de
su enfermedad.
En el país, triunfaba la fórmula Juárez Celman-Pellegrini
mientras el saladero entraba en una etapa recesiva, junto con la
barraca, la lana, el muelle, el molino, etapa de la que no habrían de
resurgir “La vieja estación de ferrocarril se convirtió en una puerta,
un poco alejada de Buenos Aires si se quiere, pero una puerta al fin,
que acabó por triunfar sobre el puerto” afirma acertadamente
Cova.
El 26 de septiembre de 1886, el Gran Sud entraba en la
incipiente aldea. Para algunos eran días de alegría. Para el país en
cambio esa locomotora significa la derrota de un progreso auténti-
camente nacional. El ferrocarril “Oeste” agonizaba. Entre risas de
un lado, llanto del otro, había nacido “el balneario”.
Carlos A. Bozzi
Bosques, Ricardo H.: obra citada anteriormente, página 193.34
46
5.- El objetivo del ferrocarril
Después de la fundación oficial de todos modos Mar del
Plata parecía condenada a una lenta muerte. Pedro Luro será el
nuevo impulsor: el saladero, la lana, la grasería, son actividades que
desarrollará. Pero todo es inútil: el destino del pueblito, como
factoría, no se jugaba en estas costas sino en los centros que
ordenaban el rumbo de la economía. Puede ser que Luro haya
vislumbrado ese panorama y dado las características de la gente
que venía a “tomar baños” pudo deducir el nacimiento de una
nueva actividad.
La llegada del ferrocarril parecía ser la salvación económica.
Pero si por una fue un medio de transporte de pasajeros desde la
Capital, por otro en cambio destruyó todo intento de montar
industrias locales. El ferrocarril Sur en nuestra costas es el epílogo
de una seria derrota nacional y tan grave que hasta se daba el lujo
de tener ramales totalmente improductivos, como el que llegaba a
Mar del Plata.
Ya a los dos años tocaba Bahía Blanca por el ramal de Azul,
alzaba en Ingeniero White un muelle de acero y por el ramal Tandil
y Tres Arroyos comenzó a drenar la rica zona de las sierras. Tenía
en sus manos toda la ganadería y se iba expandiendo hacia la
región cerealera del oeste .34
Mar del Plata: ¿para qué?
Solo como ramal de pasajeros y mantener la zona impro-
ductiva. Es que el arma del ferrocarril es la tarifa. Ella juega un
papel preponderante en la vida de un pueblo: se pueden impedir
industrias, crear zonas privilegiadas, fomentar regiones, estimular
cultivos y hasta destruir industrias florecientes. La tarifa es un arma
Cien años de una ciudad sin futuro
Scalabrini Ortiz, Raúl: “Los ferrocarriles deben ser argentinos”. A. Peña Lillo35
Editor. 1965, página 39.
Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 27.36
Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 44.37
Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 129.38
47
artera y silenciosa y con frecuencia indiscernible hasta por el mismo
que es victima de ella .35
La potencia del ferrocarril fue superior a la del Estado pues
se ejerció sin contralor de aquél: durante muchos años las entradas
brutas de estos igualaron las rentas generales de la Nación.
Por ello se afirma que la construcción de ferrocarriles en las
colonias y países subdesarrollados no es parte de un proceso de
industrialización, sino que apunta a abrir esas regiones cono fuente
de producción de materias primas. Cuando, en 1889, don Ángel
Gardella establece una línea de navegación al sur de la provincia,
el ferrocarril rebaja las tarifas en competencia ilegal hasta que la
sofoca .36
Muchos años más tarde, el director de Puertos y Canales
declaraba que el ferrocarril Sur que atiende la provincia de Buenos
Aires, ha desviado toda la producción hacia los puertos de Bahía
Blanca y Buenos Aires, no recibiendo carga de dicha empresa, ni
el puerto de Mar del Plata que había costado 27 millones de pesos,
ni el de Necochea que costó 14 millones. Lo poco que esos puertos
han recibido fue conducido por carros. Y la fecha de la declaración
es de... 1929 .37
El ferrocarril ingles fue enemigo declarado de la actividad
del interior, de sus industrias, de sus puertos. En busca de la
ganancia –dice Scalabrini Ortiz– el ferrocarril aniquiló al interior. Así
tenía carga de ida, con los artículos manufacturados que el interior
necesita y carga de vuelta con los productos agropecuarios que el
interior produce. Los puertos del litoral fluvial y marítimo han sido
aislados para que la carga recorra la mayor distancia posible .38
Carlos A. Bozzi
48
Así murió, por una paralela de hierro, lo que alguna vez
comenzó como pequeña factoría y nació, por los deseos de su
graciosa Majestad, entre otros pretendientes, una villa para tomar
baños, que más tarde se convertirá en aristocrático balneario. Nació
de la mano del Brasil, comenzando a caminar por el empuje del
ferrocarril británico y del sector industrialista de la oligarquía. Y
fueron los grandes financistas de la primera década del siglo
quienes la transformaron bella para las futuras generaciones
motivando en la memoria de nuestros antepasados el recuerdo de
una ciudad como no hubo otra en el país.
Capítulo III
La consolidación
51
La consolidación
1.- La Preparación (1886-1907)
El ferrocarril, el frigorífico, la inmigración cambiaron la cara
del país. Cerca de 650 mil inmigrantes entran en la década del 80
al 90. Las exportaciones de trigo trepan al millón de toneladas. Y
aunque el gobierno de Juárez Celman llega hasta las ultimas
consecuencias del liberalismo reinante, transfiriendo a manos
privadas las actividades del Estado, el progreso no se detenía: había
más de dos millones de hectáreas cultivadas, 22 millones de
vacunos, 70 millones de lanares y 4 de caballares.
Corría 1889 y el progreso era monstruoso, casi violento.
Dos años después, la provincia vende el ferrocarril “Oeste” a una
compañía inglesa, en cuyo directorio se encontraban representantes
del “Sud”. La garra inglesa comienza a cerrarse sobre la nación.
A tres años de la llegada del ferrocarril al balneario, da
comienzo lo que se denomino la “belle epoque”. Es el nacimiento
de la economía de consumo, de la moral del derroche. Coincide
con el año de la tragedia romántica de Mayerling y la Exposición
Internacional de Paris. Se Construye la torre Eiffel, símbolo del
progreso mecánico alcanzado.
El culto a lo inútil lo invade todo: artificiosa arquitectura “art
noveau”, complicados atuendos femeninos, modales rebuscados,
frivolidad, auge de los lugares de diversión, cabarets de lujo,
casinos, lupanares, proliferación de las “garçonnieres”, de las
damas adulteras, de las “demimondaines”, las “midinettes” y las
“coccotes”…
Mar del Plata también tiene su transformación al ritmo de
la que sufre la sociedad. Se crea la “Sociedad Anónima Bristol
Hotel”en 1887, integrada entre otros por el tercer hijo de Luro
–José, promotor de la idea– y su cuñado, Sansinena. La compañía
Carlos A. Bozzi
Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo: “Historia de la ciudad que1
nos construyeron”, Número 2, página 14.
52
hace construir el “Bristol Hotel”, inaugurándolo en la temporada de
1888 con la presencia de quien será uno de los mas famosos
protectores del balneario: el vicepresidente Pellegrini.
“¡Que hermoso comedor!, dirá mas tarde Alio. Haría honor
a cualquier establecimiento europeo de su género… el objeto
esencial se ha logrado: hallar el efecto”. El microclima europeo, tan
ansiado, se estaba logrando rápidamente y se ve reforzado años
más tarde con la presencia de otras personalidades, tales como
Adolfo Dávila, Miles Pasman, Ernesto Tornquist, que la sociedad
recibió en su seno .1
Por yuxtaposición de varias casillas surge la primera rambla,
se construyen chalets y la “villa” toma forma.
Pero la política internacional es variable y los centros
económicos de los cuales depende el país sufren crisis que repercu-
ten en la república. Para la época, el régimen de tenencia de la
tierra provoca distorsiones, sustrayendo la tierra de la adquisición
del inmigrante que se ve obligado a trabajar como peón a convertir-
se en arrendatario o deambular por la campaña, o afincarse en los
suburbios de las ciudades. El dinero, sin embargo, no deja de correr
a raudales: en 1888 las transacciones bursátiles llegan a los 1500
millones de pesos por mes. Las ventas de bienes raíces superan los
85 millones en 1887 y alcanzan al año siguiente la cifra de los 125
millones. Comienza, como dijera Lugones, la odisea argentina, de
estar “crucificados en una pizarra de la Bolsa”.
La crisis de la banca Baring en 1890 hace temblar la
república. Se despierta el sueño del progreso ilimitado, para
hundirse en la sensación de la gran catástrofe. El oro sube, no “hay
dinero, porque todos los capitales son atraídos por la vorágine de
la Bolsa”, se queja amargamente Juárez Celman.
Y entre tantas tempestades, una le toca a Mar del Plata: es
destruida la rambla por la furia del mar. Pellegrini, rápidamente,
Cien años de una ciudad sin futuro
Cova, Roberto O.: Obra citada anteriormente, página 19.2
53
recién llegado de Europa, recauda suscripciones durante la
temporada del 90 para construir otra, que en agradecimiento
llevara su nombre.
La revolución del 90 colocara a Pellegrini en la presidencia,
con el aval de los inversionistas ingleses y el consejo político de
Roca. Aparece en escena más nítidamente, en contraposición con
el liberalismo fisiocrático y portuario, el sector industrialista de la
oligarquía, que quiere una gran nación, aun a costa de su indepen-
dencia económica. (Más tarde los hombres surgidos de su filas,
serán los grandes financistas que convertirán a Mar del Plata en el
“Biarritz” argentino). De su mano, el país seguirá con la introduc-
ción de capitales extranjeros. La revolución poco había logrado: la
oligarquía pierde el pelo, pero no las mañas.
Mientras en el país se suceden revoluciones radicales,
acuerdos y antiacuerdos, nace la Unión Cívica Radical. En las
ciudades y en los campos, en tanto a los hombres que poco
entendían de política, los tenia sin cuidado si Roca era mejor que
Mitre o Pellegrini mejor que ambos. Su preocupación era mas
prosaica: subsistir.
La población estable de Mar del Plata seguía con su destino:
construir las casas de los visitantes estivales durante el invierno. La
ciudad veraniega será de los “otros” y el contraste entre ambos
sectores se vuelve inmenso: “se trataba de dos ciudades que
aunque parezca mentira no tenían contacto” .2
Los habitantes del pueblo se establecerán en unas cuantas
casuchas blanqueadas por el lado de la estación, dice una testigo de
los hechos, son inmigrantes afincados, vascos, españoles, hombres
de oficio, peones. De sus familias arranca el origen de la población
de Mar del Plata en los primeros años del siglo actual... son
albañiles, carpinteros, techistas, pintores, yeseros, horneros que
Carlos A. Bozzi
Cova, Roberto O.: Obra citada anteriormente, página 16.3
Rodríguez, Agustín: “Los segundos fundadores y José Camuso”, 1973.4
54
preparan ladrillos, quinteros...tamberos, lecheros. Comerciantes que
abastecen las necesidades comunes.. Algunos pescadores… 3
El grueso del personal para atender a la aristocracia era
traído de Buenos Aires. Mar del Plata comienza a cumplir el rol
añorado: villa exclusiva de un sector social, que esta en auge,
cultiva el lujo, el gasto superfluo, la vanidad, entronizado al
“dandy”, al “sportman” y al “bon vivant”. El efecto estaba logrado:
sin caudillos molestos, ni la arrogancia de la chusma bárbara que
ha desaparecido de la escena nacional y en la villa nunca se
asentara.
Agustín Rodríguez, en un sencillo ensayo, nostálgico de
aquellos tiempos en que los pelucones de la política se ocupaban de
conseguir a sus amigos, siempre con el “consejo” del infaltable
cónsul inglés, un puesto de presidente, afirma que los propósitos
iniciales de los fundadores de Mar del Plata “...había sido un gran
puerto y una ciudad activa prosperando en él. La realidad fue, sin
embargo, un balneario de excepción, el primero de la Argentina, y
acaso del mundo, si se toma unas vacaciones el arrebato indus-
trial” .4
Aunque esa idea del emporio mercantil en los primeros
fundadores ya vimos a que se resumió, Rodríguez sigue diciendo:
“La idea del balneario ...debe ubicársela después del 80. Pertenece
en origen a los hombres de treinta a cuarenta años de ese tiempo...
Los que soñaron con Mar del Plata balneario fueron los que con
más empeño solicitaron a Rocha la prolongación del ferrocarril.
Tendrían ferrocarril los que tanto lo querían, no para el comercio
por el comercio mismo, sino, más allá de esto, para el rápido y
seguro transporte de pasajeros en el periodo estival, a la manera
que lo cumplían los expertos de Europa...”
Con una curiosa manera de apreciar la diferencia entre las
dos sociedades, afirma, que: “la autoridad municipal hacia lo suyo
Cien años de una ciudad sin futuro
55
con sus magros recursos y las comisiones o grupos que formaban
los veraneantes, lo de ellos con abultada moneda y naturalmente
ambos en beneficio de la ciudad. Nunca hubo rozamientos,
pudiendo considerarse notable lo que en obras dejaron los de
afuera con admiración de los de adentro...” En realidad, poco
rozamientos pudo haber, pues las autoridades municipales, o eran
“porteños” o gente relacionada con ellos. Más bien se podría decir
que con los magros recursos de la población estable, más la
abultada moneda de los de afuera, se construía para admiración y
también para beneficio de los de “afuera”. Poco interés debía existir
en este grupo en favorecer radicación de gente en el pueblo, y
menos aun de transformar las condiciones de vida de los “estables”,
pues como el mismo Rodríguez lo reconoce, “...al balneario lo
entendía este núcleo como algo exclusivamente de su ocio estival:
una creación incompatible en su solaz, tan de su pertenencia...”
Imposible era, que el “inmigrante”, de quien escapaban en
Buenos Aires, hiciera de la villa su hábitat. Mantener un cierto
número necesario, para cubrir los servicios indispensables, sí, pero
de ahí a fomentar el crecimiento de una ciudad, no.
Los primeros gobernantes de la zona, acota Rodríguez,
entre 1887 y 1903, son los terratenientes circundantes, “los del
antiguo afincamiento en el medio, que acaso mas que hacer, han
visto como hacían los que cambiaban la aldea en floreciente
balneario que ya es Mar del Plata en 1903". La afirmación corrobo-
ra nuestra apreciación anterior y tiene crédito, mas aun viniendo de
don Agustín Rodríguez, hombre de antiguo afincamiento en la
ciudad.
Corre 1902 cuando se aborda la construcción del Hospital
Mar del Plata, mientras los pescadores abandonan su refugio junto
al muelle Luro, para trasladarse al barrio “Tierra del Fuego”, lejos
de la vista de los veraneantes. Tres años más tarde, la rambla
Pellegrini es destruida por el fuego, y Juan Lasalle hace construir
otra, aunque existe consenso en encarar la ejecución de una de
material.
Carlos A. Bozzi
56
Se entuba el primer tramo del arroyo las Chacras y por
1906 es excesiva la afluencia de gente en el verano, superando las
comodidades que puede brindar el balneario. Empieza el arribo de
los primeros grupos de inmigrantes que han levantado cabeza y
ahora son los “nuevos ricos”, la llegada del grupo de los relaciona-
dos con el sector industrialista de la oligarquía y de los grandes
comerciantes...
La Argentina se había transformado en el paraíso austral,
donde no podía haber confites, pues bastaba estirar el brazo para
alcanzar algún sustento. Ese era el país irreal. La Argentina
encubierta, la de los desocupados, la de los braceros hambrientos,
la de las miserias y las indignas condiciones de trabajo descriptas en
el célebre informe Biallet Masse no contaba. Como no contaba que
todas las sociedades industriales, comerciales, agrícolas y mineras
llevan la marca “limited”: “Limited” en todas las fabricas, “limited”
en los capitales, “limited” en las empresas, “limited” en los seguros,
“limited” en la circulación y distribución de la riqueza argentina,
afirmaba un viajero de la época.
Y Mar del Plata ya estaba en camino de convertirse en
importante balneario, dejando atrás la etapa de humilde villa
estival.. Aparecen los primeros chalets de La Loma. Quienes los
habitaran estarán espiritualmente lejos del país, un país que se
debatía por encontrar su destino, mientras la “élite” veraneaba,
asistida por un grupito de laboriosos inmigrantes, preparando
arduamente un escenario del que ellos no serán actores principales.
Mar del Plata crecía, sus calles eran transitadas, existían edificios, el
progreso se palpaba. Quizás por ello, el gobernador de la provincia,
la declara ciudad el 10 de febrero de 1907, treinta y tres años
después de que Peralta Ramos pidiera autorización para fundar un
pueblo ya construido.
Cien años de una ciudad sin futuro
Jauretche, Arturo: “El medio pelo en la sociedad argentina”. Arturo Peña5
Lillo. 1971, página 42.
Irazusta, Julio: “Financistas ingleses en el Río de la Plata”. Historia Integral6
Argentina (Cedal) Tomo 3, página 273.
Roulet, Jorge E. y Sábato, Jorge: “Estado y Administración Pública”.7
Historia Integral Argentina (Cedal) Tomo 8, página 205 y siguientes.
57
2.- Los ideólogos de la villa: la generación del 80
La idea de Mar del Plata como villa exclusiva del grupo
porteño corresponde a esta generación y por ello es necesario
comprender su origen e influencia sobre la ciudad.
Cuando Roca llega al poder, se abren al país amplias
posibilidades de expansión. La generación del 80 aparece como
proteccionista, industrialista, sin arrodillarse ante los apóstoles del
librecambio. Pero como las cifras de la exportación aumentaron y
el país se enriqueció vertiginosamente; entonces abandonaron sus
inicíales propósitos. La nación se integra a la economía inglesa, con
mano de obra aportada por la inmigración y el sueño de la
Argentina industrial se pierde en la pampa, vencido por los títulos
de las propiedad es adquiridas por los hombres de esta generación .5
“Estos jóvenes incultos –dice Julio Irazusta– creyéndose más
cultos que sus maestros, lejos de revisar sus principios los agrava-
ron. Esa generación dejó que se perdiera para el país los frutos de
un desarrollo que la Argentina había hecho por sí misma... las
fuentes de riquezas pasaron a manos extranjeras” .6
No hay duda que se pasó de un país pobre, despoblado,
desconocido a otro, donde se realizaban un sin fin de actividades,
crecía el producto bruto, se poblaba lentamente y ya vislumbraba
como una potencia hemisférica. Ello dio lugar al nacimiento de una
nueva clase social, basada no en la producción, sino en la especu-
lación, porque allí estaba la verdadera ganga, en una economía de
expansión tan brutal como la argentina .7
Carlos A. Bozzi
Bejarano, Manuel: “Formación de la burguesía moderna”. Historia Integral8
Argentina (Cedal) Tomo 4, página 10 y siguientes. (Demuestra el autor, lascircunstancias que hicieron posible este nuevo sector social, con importanciafutura sobre Mar del Plata).
Vilas, Carlos M.: Obra citada anteriormente, página 144.9
López, Manuel: “Los nuevos dueños del desierto” Historia Integral Argentina10
(Cedal) Tomo 4, página 95.
58
La propiedad de la tierra era su elemento clave, el activo
que respaldaba el acceso a un mercado financiero restringido. Con
razón se pudo decirse que Canning y la banca Baring eran los
héroes nacionales...
Pero para esta clase, la posibilidad de seguir manteniendo
el poder requería un experimento social formidable: la sustitución
de una clase por otra, el gaucho por el inmigrante .8
El origen de este poder se encuentra en la década del 80 al
90 y es el resultado de la prosperidad de la burguesía comercial,
gracias al manipuleo de la tierra pública hecho posible por la
campaña del desierto, el crédito oficial y la especulación monetaria,
dice Carlos M. Vilas .9
En el proceso de la formación de la propiedad rural, salta
a la vista, el “...acaparamiento de grandes extensiones de suelo por
algunos mercaderes y traficantes más antiguos del Río de la Plata
(Alzaga, Anchorena, Martínez de Hoz). La formación del latifundio
aparece así como una etapa que sucede lógicamente al desarrollo
de las grandes fortunas mercantiles, como una transformación de la
burguesía comercial en burguesía terrateniente” .10
La consecuencia fue la generación educada por el liberalis-
mo triunfante: Pellegrini, Roca, Figueroa Alcorta, Quirno Costa,
Juárez Celman, Bonifacio Lastra, Lucio Vicente López, Miguel
Cañe, Roque Sáenz Peña, etc.
La Argentina con que tropezaron al salir del claustro los
impactó. El paraíso no existía: vieron una república sin pueblo. Casi
todos callaron con prudencia para trepar a una posición política o
Cien años de una ciudad sin futuro
Rosa, José María: Historia Argentina. Tomo 8, página 177 y siguientes.11
59
un rango social indispensable en ese país que encontraron.
Medraron concientemente en su tierra, que se hacia cada vez mas
mercantil y enajenada. Mientras llegaba el porvenir espiritual
augurado por sus padres (“enterraron la moral para reproducirla”
dirá Alberdi) se consagraron a gozar de la riqueza material.
La política quedo en manos de pocos y entre el 80 y el 90
la Argentina se convirtió en un emporio mercantil, una factoría
donde los valores materiales eran poco menos que exclusivos. Ni
siquiera la Cartago de la historia clásica, porque la ciudad púnica
fue dueña de medio mundo y tuvo un Aníbal que casi le da otro
medio y el Buenos Aires que manejaba el general Roca no era un
imperio propio, sino un emporio ajeno .11
Estos hombres vinieron a Mar del Plata. De ellos es la idea
del descanso bucólico, de la creación de una villa exclusiva alejada
de un mundo tan complicado como era el de entonces. Los hijos de
ellos, ya pertenecientes al sector industrialista de la oligarquía a
causa del progreso en marcha y del engrandecimiento de su base
económica, serán los financistas de la primera década del siglo XX.
Se encargaran de transformar ese proyecto de sus padres en otro
más grande, para que pueda albergar a todos aquellos que por su
fortuna, influencia o posición social hallan llegado a ser parte de la
“clase”.
Fue la necesidad económica de estos “sectores industrialis-
tas” lo que generó el impulso de una ciudad más grande, más
moderna, más acorde con el mundo de las finanzas y las nuevas
modas que imponía Europa. No por casualidad estos financistas
bautizan a Mar del Plata con el nombre de “Biarritz argentino”
Agustín Rodríguez los llamo “segundos fundadores”,
hombres que no eran de aquí, pero realmente no fueron mas que
los “financistas” de una prosperidad que concluyo cuando el
progreso del país se detuvo, progreso del que solo ellos aprovecha-
ron se beneficiaron.
Carlos A. Bozzi
Rosa, José María: Obra citada anteriormente, Tomo 5, página 105.12
Hernández Arregui, J. J.: “La formación de la conciencia nacional” Editorial13
Plus Ultra, página 85.
Rosa, Jose María: Obra citada anteriormente, Tomo 8, página 162.14
60
3.- La inmigración, base del milenio liberal
El mérito que se le atribuya a esta política es haber inaugu-
rado la inmigración, tema estrechamente relacionado al crecimiento
habitacional de Mar del Plata. Es verdad que durante el siglo XIX
la inmigración fue beneficiosa como hecho demográfico y econó-
mico, pero su asimilación al país y su aporte cultural fue negativo,
en tanto resistía a la cultura nativa y contrarrestaba la fuerza de una
conciencia nacional. Varias etapas pueden señalarse con respecto
a la inmigración.
En la Argentina que surge después de Pavón se. persiguió
el aniquilamiento del gaucho. No se pudo acabar con un pueblo
entero en esa masacre continua de criollos entre 1861 y 1870, pero
!o que quedaba ya no contaba. El gaucho y el orillero pasaron a ser
una realidad policial. En esta lucha participaron inmigrantes:
recuérdese que la infantería de Mitre en Pavón eran inmigrantes
italianos, y también que la Legión Militar de Ascasubi en la batalla
de Cañada de Gómez – noviembre de 1861– fue la más entusiasta
en degollar criollos dormidos .12
El país necesitaba brazos, pero con los criollos no se podía
contar. Por ello comienza la inmigración. Así lo confiesa Sarmiento:
“esa política ha permitido ahogar en sangre la chusma criolla,
inepta, incivil y ruda que nos sale al paso a cada instante” . Así lo13
dirá, también José María Rosa. Se buscaba “Una Argentina donde
una clase racional fuera todo el país. Cumplíase el ideal de Caseros.
No quedaban masas populares con conciencia de ser la patria, ni
caudillos incómodos que las condujeran” .14
Cien años de una ciudad sin futuro
Pasarreli, Bruno: “La inmigración Italiana”, Documentos para la Historia15
Integral Argentina 40 Cedal) Tomo II.
Bejarano, Manuel: Obra citada anteriormente, página 17.16
Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo:”Historia de le ciudad que17
nos construyeron”, Número 3, página 15.
61
Hay quienes señalan dos fases importantes en la inmigra-
ción. La primera comienza en 1876, y atrae a los italianos proce-
dentes del Norte, venidos con intención de mejorar su situación
económica. Un 65% de la inmigración de la época responde a esta
característica. Incluso se afirma que con esfuerzos y a base de
ahorros personales, algunos alcanzaron a montar industrias
variadas .15
Muy distinta es la que comienza a llegar en 1890, prove-
niente del Mezzogiorno, agrícola y semifeudal, la mas importante
por su número. Constituyó mano de obra no especializada. Casi
analfabeta, huía de la miseria y la explotación de su tierra natal.
“Fácil resulta imaginar el asombro de los nativos al contemplar el
arribo de esas masas incultas y de aspecto tan rudimentario o
primitivo. Los recién llegados no mostraban a sus ojos la imagen
misma de la civilización, del hombre moderno” . “¡Ay del país,16
cuando nos gobiernen los hijos de estos...!” afirmó Roca al verlos.
El censo de 1895 demuestra que un 25% de la población
del país es extranjera. El de 1914 contabiliza un 29%, a los que hay
que agregar los hijos de los venidos en la décadas anteriores aun no
integrados culturalmente a la sociedad. En la provincia de Buenos
Aires, cerca del 50% eran extranjeros. A la luz de estas cifras, bien
pudo citar Cova a Fernández Moreno cuando dice: “¿ma de que
argentino me estas hablando? ¿Qué clase de argentino sos que no
sos italiano?” .17
Fuera del lado anecdótico, las cosas no eran tan bellas
como las pintaban: “Los inmigrantes contratados por la oligarquía
como arrendatarios, fueron conservadores y ahorrativos, hostiles al
cambio social e indiferentes frente a la situación de la población
Carlos A. Bozzi
Hernández Arregui, J. J.: obra citada anteriormente, página 79.18
Hernández Arregui, J. J.: obra citada anteriormente, página 83.19
Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo:”Historia de la ciudad que20
nos construyeron”, Número 6, página 10.
62
local vencida, a la que también explotaron y consideraron al igual
que la oligarquía, étnicamente inferior” .18
Alguna vez se incorporaron a las luchas nacionales, pero no
por propia iniciativa, sino a la deriva de partidos, como el radical,
cuya base era de antigua extracción federal, incluso estrechando su
programa. Por ello, también se pudo decir en 1912: “!¿Che gringo,
qué te hacés ahora? - lo que tutto il mondo! ¡Agora sonno radicale!”
(Fray Mocho)
Y si mientras la población nativa luchaba por profundas
reformas, con causas históricas de por medio, la inmigración nunca
comprendió, ni deseó la acción de esas masas anónimas. El
inconformismo del inmigrante, solo parcialmente y de un modo
indirecto y circunstancial, coincidió con la causa nacional y por lo
general el país vernáculo no integró, al menos como sentimiento
dominante su concepción adventicia y tradicional de la Argentina .19
En nuestro balneario, la inmigración tiene una vital
importancia. En 1895 sobre un total de 8.175 habitantes había
3.220 extranjeros o sea el 40 por ciento. Pronto se agruparan en
sociedades de socorros mutuos, al igual que en la capital, pues él
también desde su ángulo, debía integrarse a un ámbito que le era
hostil, aunque estuviese preparado para recibirlo económicamente.
Con la llegada de Luro en 1877, comienzan a establecerse
vascos y españoles y luego italianos que con sus familias dan origen
a los troncos mas antiguos de la ciudad. Ya partir del arribo del
ferrocarril -anota Cova , que se ha dedicado en extenso al tema-20
los apellidos criollos son reemplazados por los de los inmigrantes
hasta desaparecer totalmente.
Es decir que entre la población estable los inmigrantes
dominaron la escena. Trajeron sus aspiraciones de progreso,
Cien años de una ciudad sin futuro
63
aportaron sus rasgos culturales, y las distintas actitudes ante el
trabajo. Hijos también del liberalismo, fueron anticlericales,
anticonformistas, anarquistas en gran parte. Después serán
socialistas, dando origen al peculiar socialismo a la europea de Mar
del Plata.
Y en la ciudad, durante muchos años, prevalecerá el espíritu
del inmigrante, su forma de ser, de mirar la vida y de aceptar el
destino turístico que le imponían las condiciones económicas del
momento.
4.- La era de los financistas, construyendo una ciudad
europea (1907 -1916)
Entre 1907 y 1913 culminan todas las obras que le darán
el esplendor necesario a la ciudad. Primero el Club Mar del Plata,
después el Teatro Odeón, las Explanadas, la Estación Mar del Plata
Sur, la Rambla de mampostería –donde sentó sus reales el aristo-
crático Ocean Club– el comienzo de las obras en la escollera Sur,
para la construcción de un puerto destinado a suplantar al de
Buenos Aires y por último los innumerables chalets levantados son
el resultado de cinco años de trabajo. Las calles asfaltadas, la
electricidad, las comunicaciones con la capital, brindaban al
porteño “bien” la seguridad de encontrarse en una verdadera y
gran ciudad.
Era el apogeo de la belle epoque, cuando la República
festejaba su Centenario y una imperiosa necesidad de invertir la
ganancia del agro recorría al país. Fue, sin duda, la etapa de mayor
promoción mundial del balneario. Es la etapa, según Agustín
Rodríguez, de los gobiernos comunales con gente que no es de
aquí. Venían de la oligarquía y eran felices en la ciudad de
inspiración de la aristocracia, imaginada, creada y fomentada por
ellos. Pensaron solo en su núcleo, “...si hasta cuando se habla del
Puerto que dejó la oligarquía, se piensa más que en la balanza
Carlos A. Bozzi
Rodríguez, Agustín: obra citada anteriormente.21
Bejarano, Manuel: obra citada anteriormente, página 21.22
64
comercial, en la Estación de Velocidad para los viajeros internacio-
nales que nos traigan los barcos y aquí desciendan para quedarse
o seguir a Buenos Aires” .21
Al núcleo inicial se agrega ahora otro sector social. A fines
de siglo pasado, acota Manuel Bejarano, “...nuestro país asistió a un
fenómeno atípico: la formación de una clase media moderna, de
una burguesía empresaria, clase esencialmente económica, que no
vino a cuestionar a la tradicional agropecuaria, coexistiendo ambas
sin fricciones” .22
El pilar del progreso fue la Sociedad Anónima del Club Mar
del Plata, constituido en 1907 a instancias de Adolfo Dávila, liberal
brillante, hombre de la oligarquía industrial, fundador del Club
Industrial, que unido al Centro Industrial Argentino dieron naci-
miento en 1887 a la Unión Industrial Argentina. La asociación
reunió en su seno a un grupo de refinados caballeros porteños,
financistas de casi todas las obras de la época..
En 1910 por ley Nº 3.299 se autoriza al gobierno para
contraer el empréstito destinado a la construcción de la rambla,
tomando a su cargo la Sociedad el déficit que pudiera producirse
por el servicio del préstamo. Pero se acumulan servicios no pagados
y amortizaciones no cubiertas y por ello el Ministerio de Hacienda
“...tomo a su cargo la administración del edificio y el gobierno de la
provincia la garantía del empréstito, subrogando al Club Mar del
Plata, con beneplácito de los prestamistas” informa Alio.
Más tarde, en 1917, la oligarquía reunida en la “Comisión
Pro Mar del Plata” se quejara que el gobierno ha dejado caer la
obra, cuidandose, por supuesto, de recordar que la obra que
iniciaron para su “placer y solaz” concluyó amortizada por las arcas
de la sociedad, a través del gobierno radical.
Las obras son muchas: en octubre de 1909 se inaugura la
Explanada Sur, La Norte, llamada Centenario, se inaugura dos
Cien años de una ciudad sin futuro
Cova, Roberto O. Fascículos de la Revista Planteo:”Historia de le ciudad que23
nos construyeron”, Número 3, página 29.
Jauretche, Arturo: obra citada anteriormente, página 45.24
65
años después. En septiembre del mismo año se dicta la ley para la
construcción del puerto de ultramar, iniciandose las obras en 1911.
Promotor del puerto fue Pedro O. Luro, quien sostenía la quimérica
opinión de que llegaría a suplantar al de Buenos Aires. El Ferroca-
rril Sur y la política económica del país se encargaron de tronchar
esa ilusión.
En enero de 1910 se inaugura el edificio del Club Mar del
Plata, al mes siguiente el Teatro Odeón, en diciembre de 1911 la
Estación Terminal Sur, el Asilo Unzue en marzo de 1912 y la
rambla Bristol en 1913.Entre 1908 y 1910 se construyen numerosos
chalets, muchos de los cuales no son hoy mas que recuerdos. En
tanto “...más afuera –dice Cova– en las orillas, las simples casas de
patio –¡minga de puerta cancel!– o las más modestas casillas servían
de morada a los residentes estables de la ciudad que iba
creciendo” .23
La estabilidad económica alcanzada por el liberalismo,
incrementa las inversiones británicas que en 1909 llegan a 912
millones de dolares y en 1913 a 1.860, de los cuales 1.037
corresponden a los ferrocarriles. La burguesía enriquecida por la
expansión dilapida la renta que deja el extranjero. “Escala en Paris
o en Londres las escaleras del refinamiento, después de haber
saltado los escalones del “rastacuero” y se identifica con las grandes
metrópolis del dinero, la cultura y el placer, trasladando a Buenos
Aires ese hibrido anglo-francés que hará las delicias de las damas
cultas”, dirá Arturo Jauretche .24
Pero ya la conmoción social tocaba las puertas del sistema:
el Centenario fue festejado entre bombas y huelgas anarquistas.
“Los inmigrantes –dice A. Ramos– son gringos y gallegos,
acreedores a motes viles y a la mofa sempiterna, mientras un
capricho no los saque de pobre, estos desgraciados que proporcio-
Carlos A. Bozzi
Jauretche, Arturo: obra citada anteriormente, página 164.25
66
naban bloques de oro a cambio de un pedazo de pan, serán los
hijos de la gran puta”. Antes, habían llegado para satisfacer las
exigencias del complejo de inferioridad racial que padeció aquella
generación de hispano-americanos avergonzados de su origen, que
calificaban al resto de sus connacionales como víctimas de taras
congénitas que los hacia inadecuados para la civilización.
Pero no todos los inmigrantes estaban en la ruina: muchos
hicieron fortunas mas grandes que las de la vieja aristocracia. Esta
nueva clase de ricos comparte la gloria con la tradicional oligarquía.
“Prestamente le arrebataron las veladas del Colon, las tardes de
Palermo, los salones del Club del Progreso y comenzaron a trepar
por el Jockey Club”, afirmará Jauretche.
En Mar del Plata le robaran el dominio del Club Mar del
Plata, por lo que se trasladaran al “Ocean”, aunque la “juventud
dorada, todavía hacia roncha dragoneando de leones en la Bristol”.
“Fueron los Barolos y Roveranos con monumentales
edificios, los Llorente, Ibarra en el comercio, los Lagomarsino,
Merlini, Campomar, Colombo, Llauro, Pini, etc. Y si aquella vieja
oligarquía extravío su destino nacional en Europa, esta nueva
burguesía, a la que no le interesaba la política, se perdió ahí nomas
entre San Isidro y la Recoleta” .25
La ciudad contaba por entonces con 30 mil habitantes. Hay
desocupación y también ollas populares. La agitación social
comienza a llegar a la ciudad. Dos años después para evitarla, doña
Leonor Uriburu de Anchorena organiza el “Día del Pobre”.
En 1913 las vías férreas recorren 32.494 kilómetros de
territorio nacional. El transporte ferroviario se convierte en la
columna troncal de la vida comercial del país. El censo de 1914
anotó a casi 8 millones de ciudadanos. En la provincia de Buenos
Aires habitaban cerca de 1.400.000 de los que 700 mil son
extranjeros. Más de 3 millones de hectáreas están en manos de 18
familias en la provincia de Buenos Aires.
Cien años de una ciudad sin futuro
67
La ley Sáenz Peña posibilitará el voto libre. Con razón dirá
Victorino de la Plaza: “...soy el primer presidente argentino que no
conoce el nombre de su sucesor”. Pero el país, lentamente, va
deteniendo su progreso. Se colmó el espacio geográfico apto para
la economía y el límite de población que cabía en ese espacio y en
esa economía alcanzo su tope. La potencialidad del crecimiento
llegaba a su fin. Todo avance posterior se deberá a la diversificación
del mercado interno.
Nuevas formas sociales golpean al sistema: el anarquismo
con bombas, el socialismo con votos. Ya en 1915, en la quinta
sección electoral para renovar la legislatura provincial triunfaba el
socialismo democrático.
Pero el más afectado era quien no había entrado en el
anterior reparto: el gaucho, el criollo. Perteneciendo a una sociedad
que cambio de rumbo, sus oficios no sirvieron al nuevo mundo que
se levantaba con las manos del inmigrante. Se amontonó en los
suburbios, en “dormideros”, no habitaba… acampaba…
El “gringo” se encontró con una sociedad preparada para
él, para desarrollar las aptitudes que había adquirido en su patria de
origen. La deformación cultural los comparó: vio en la pobreza del
gaucho un rasgo de inferioridad racial, pero se cuidó de decir que
este pertenecía a una sociedad que agonizaba y aquel entraba de
lleno a un mecanismo de producción que ya conocía. El inmigrante
estaba en su ambiente. Y si bien muchos progresaron, no lo
hicieron en proporción a la riqueza que contribuyeron a crear.
En nuestra ciudad eran el sustrato de la población local.
Como sus connacionales reaccionaran violentamente y luego darán
forma a la socialdemocracia lugareña. Ya en 1911 ya se acusa a los
“maximalistas” de atentados y huelgas.
Pero si las cosas socialmente habían cambiado, no será
precisamente solo por ellos. El radicalismo, de antigua extracción
federal, cuya base esta constituida en gran medida por ese criollo
abandonado de todos, fue la nueva esperanza. Tanto es así, que la
Carlos A. Bozzi
Sindicato de Luz y Fuerza-Capital: “La Prensa: Cien años contra el país”.26
1970, página 80.
Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo: “Historia de la ciudad27
que nos construyeron”, Número 4, página 10.
68
oligarquía lo consideraba como una resurrección de las montoneras.
Los “financistas” se alejaron por 1916 de la ciudad. Para
algunos fue la guerra la causa, para otros, más acertados, la
ascensión del radicalismo al poder, a lo que cabría agregar la
paralización del progreso en el país y el cuestionamiento de sus
privilegios por el nuevo partido político en ascenso. La situación los
obligó a una retirada para cuidar intereses afectados en la City. No
se trataba de intereses financieros sino de la propia existencia como
clase, provocando la retirada del balneario y abandonando su
engrandecimiento, para trabarse en enconada lucha con las nuevas
fuerzas populares, a las que por fin vencerán.
Esa muchedumbre, que el 12 de octubre de 1916 arrastraba
a Hipólito Yrigoyen hasta la Casa Rosada para recibir su juramento
como presidente, era la real preocupación. Tanto odio había contra
lo que representaba, que años más tarde en su epitafio, “La
Prensa” dirá: “Se entrego de cuerpo y alma a cultivar el favor de las
masas menos educadas en la vida democrática, en desmedro y con
exclusión deliberada de las zonas superiores de la sociedad” .26
Dos años después de la ascensión de Hipólito Yrigoyen, la
humanidad desaprensiva y alegre que transitaba la Rambla, tenia
motivos de sobra para sentirse satisfecha: el milenio liberal había
llegado. O al menos lo creía así .27
Sin embargo en 1930 comprenderá que, en realidad, ese
milenio liberal había finalizado dieciséis años atrás, entre sillones de
mimbre, orillando la marea, y paseando el chic de sus siluetas,
como dijo en su tiempo una poetisa…
No muy lejos, apenas unos pocos años antes, quedaba la
época dorada del balneario. Los pastos que crecerán en las
Cien años de una ciudad sin futuro
69
Explanadas, el deterioro de la Rambla, los focos eléctricos sin
reponer serán los testimonios de aquel tiempo pasado.
Los procesos sociales son irreversibles y aunque muchos
volverán, después ya no será lo mismo. La edad de oro de la
ciudad Atlántica terminaba, sin posibilidades de volver a repetirse,
porque la clase social que la había ideado y gozado iniciaba su
larga retirada en la historia del país de los argentinos.
Capítulo IV
De la restauración
Datos de la revista Crisis Número 21, enero de 1975, donde se puede ver en1
detalle una crónica de los días previos a la huelga.
73
De la restauración
1.- La transición: los años locos y la Comisión Pro Mar del
Plata (1916-1928)
Los años pertenecientes a este período son de transición,
tanto para el balneario como para el país. A pesar del aumento
permanente de turistas, lo que da un cariz más popular a Mar del
Plata pues los nuevos visitantes pertenecen a la recién ascendida
clase media, el progreso se detiene.
La semana trágica de 1919 también tocará el tranquilo
pueblito. La huelga declarada en solidaridad con los obreros
metropolitanos, causa dificultades a los veraneantes que descansan
en el balneario, dirá el diario “La Razón”, resaltando una situación
reiterativa a lo largo de la historia marplatense: la inconveniencia de
protestas de cualquier tipo que afecten los intereses del turismo. La
represión desatada por el general Valiot detiene a 400 personas .1
Al año siguiente en la comuna es elegido intendente un
socialista: Teodoro Bronzini, quién ante el temor que inspira a la
aristocracia su filiación, afirma: “Tenemos conciencia que la vida de
la ciudad descansa sobre el verano” con lo que la situación se
tranquiliza. A él, le seguirán hasta 1928 otros hombres de su
partido.
Agustín Rodríguez, en su citado trabajo afirma sobre la
época: “Mar del Plata en 1920 toma el timón de lo de ella… Los
segundos fundadores concibieron y realizaron lo maravilloso que se
vio, pero pensando en ellos, olvidándose de los demás. Este es el
pecado de su virtud, el error de su milagro que a partir de 1920,
progresivamente el pueblo va a corregir…”.
Carlos A. Bozzi
74
Pero no existirá el milagro: los nuevos intendentes (socialis-
tas o conservadores) seguirán bregando por los intereses del
turismo, olvidándose de la población estable con la única diferencia
de que ahora los “guardianes” son lugareños.
El deterioro de las obras realizadas unos años antes, mueve
las quejas de la aristocracia. El gobierno radical preocupado por
otros problemas no toma en cuenta las peticiones. Así es que el 9
de febrero de 1920 se crea la “Comisión Pro Mar del Plata”
formada por los señores de la sociedad porteña.
Electrificación de tranvías, proyecto del camino costero (Mar
Chiquita-Miramar-Necochea) y otras realizaciones fueron el
resultado de sus afanes, además de la promoción turística. El núcleo
porteño a pesar de todos los temores seguía dominando la escena
local.
Terminada la guerra europea, la humanidad se dispone a
gozar del periodo de los “años locos”, hasta que un jueves de 1929
estalla la Bolsa de Nueva York hundiendo en la miseria y el hambre
a millones de seres humanos.
Los “años locos” traen consigo varios cambios. El principal
estará íntimamente ligado a la mujer. La transformación es
vertiginosa: pelo corto, polleras también cortas, hombros desnudos,
dan a la silueta femenina cierto aire de “muchachito travieso”. Vida
deportiva. Mayor liberalidad en las costumbres (la mujer fumando
en público será una de las características) lo que apareja una
especie de revolución sexual, encabezada por ella misma, en
contraste con el puritanismo aparente de otras épocas. En sí, tras
estas frivolidades se esconde el viejo problema de la integración de
la mujer a un mundo manejado por hombres.
La influencia del torbellino norteamericano, otro rasgo de
la época, invade todo el ambiente: música, cantantes, bailes,
desnudos, publicidad, automóviles, etc.
¿Dónde comienza este neofeminismo liberal en nuestro
país? Para muchos en las residencias de la loma marplatense. Y la
ciudad cumplirá un rol protagónico en todo el proceso, dictando la
Cien años de una ciudad sin futuro
Iñigo Carrera, Héctor: “Los años 20". Historia Popular Argentina, Número 402
(Cedal). Página 35 y siguientes.
75
moda de verano en mallas y polleras, en costumbres y en formas de
ser. “Lo más notable es la exposición de rodillas que hemos tenido
este año” anotaba “La Razón” en 1927, fenómeno nacido varios
años atrás.
Modas, carreras entre Buenos y Mar del Plata, el frenesí del
baile, borracheras, juergas en las residencias, signaran el estado
moral de los años locos. Son días de chacota para la aristocracia.
De cabaret de lujo, de boites, de lenocinios. La mentalidad garufera
reina por doquier y “con el boom de la diversión –afirma Iñigo
Carrera a quién seguimos– y la alternancia de ambos sexos, halla
buen terreno la afición a las drogas. La heroína, cocaína y otras,
son distribuidas libremente. “Blancanieves”, como se la llama,
alterna con toda clases de príncipes y enanitos, surgiendo una cierta
cultura del “chic” de la juerga y el “doping.”
Juan José de Soiza Rally cuenta sobre ellos: “Las chicas de
la cultura chic han impuesto la moda de emborracharse... en los
bailes nocturnos... hombres y mujeres bailan sin cesar horas enteras
… Las mujeres y los hombres bajan borrachos. Se tiran a la frescura
de la playa. Allí pierden sus collares, sus perlas… Algunos no se
acuestan en parejas, sino en montón. La noche es obscura debajo
de la Rambla …” El autor ubica esta descripción en Mar del Plata
por 1924.
Pero sigue: “La morfina, cocaína, opio son los tres paraísos
del cielo artificial… existen nidos de aristocracia donde los devotos
de ambos sexos se reúnen en torno de drogas fatales... Esas casas
de ensoñamiento existen no solo en Buenos Aires. Las hay en Mar
del Plata... no son embriagueces vulgares que están a la mano del
pobre” .2
Sebreli afirma que en 1922 las coristas francesas de
Madame Rasimi y el “Bataclán” al año siguiente la introducen en
la boite “Chez son Altez” que funciona en un galpón de la Bristol.
Carlos A. Bozzi
Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo: “Historia de la ciudad que3
nos construyeron”, Número 4, página 11.
76
En octubre de 1922 asume la presidencia Marcelo T. de
Alvear. Aristócrata venido a menos, estimado por los nuevos
conservadores, su periodo será época de tranquilidad. Se acrecien-
tan las inversiones norteamericanas como consecuencia del
repliegue inglés en la política internacional. Inaugura Playa Grande
como centro de atracción, produciendo el éxodo de la “gente bien”
que se traslada desde la Bristol para huir de la “foule” que lo ha
invadido todo .3
Alvear jugando el golf, Alvear firmando el despacho en la
playa, Alvear en rolliza malla de baño será la reiteración de su
periodo Junto a él, su esposa, Regina Pacelli, provoca comentarios
por sus modernos vestidos. Lentamente se acerca el segundo
período de Yrigoyen y también el comienzo del fin de la democra-
cia representativa.
2.- Un fenómeno particular: el socialismo marplatense.
¿A que se debe la primacía del socialismo en la ciudad? Es
la pregunta que durante años muchos se han formulado. ¿Cómo es
posible que mientras en la capital, socialismo y aristocracia sean
enconados enemigos, aquí en la ciudad compartan pacíficos
espacios y más aún la gobiernen con su entero beneplácito?
Enrique Ferri describe en 1902 al socialismo argentino
como “la planta exótica del Río de la Plata. Un transplante de la
socialdemocracia europea”.
Bajo la dirección de Juan B. Justo el socialismo argentino,
inspirado en el marxismo científico, se fue apartando de sus
originales principios, recibiendo influencias del positivismo y del
liberalismo. La creciente importancia, en la dirección partidaria de
elementos pequeño burgueses, lo transformaron en un reformismo
Cien años de una ciudad sin futuro
del Campo, Hugo: “La semana trágica”. Historia Integral Argentina, tomo 6,4
página 65 y siguientes. Ver también: “Los orígenes del anarquismo en laArgentina” Documento para la Historia Integral Argentina, tomo II.
Hernández Arregui: Obra citada anteriormente, página 101.5
77
evolucionista, que no solo será bien mirado por la clase dominante
sino también tolerado. La limitada extensión de su influencia y el
aislamiento político, fruto de la indiscriminada condena contra toda
política criolla, disminuyó aún mas su peligrosidad. Su objetivo era
la elevación de la cultura del pueblo, la capacitación, apoyada por
la ciencia y un reparto igualitario de las riquezas. Pero las mayoría
de los trabajadores miraban con indiferencia su intensa propaganda
y siempre fueron minoritarios dentro del sindicalismo. Había mas
confianza en los métodos de acción directa que propiciaban los
anarquistas .4
El nombre de Juan B. Justo, fundador del partido, aparece-
rá con motivo del mitin de 1889 en el frontón de Florida, junto al
de Nicolás Anchorena. Esta cercanía, no solo será simbólica sino
que no se romperá a lo largo de toda su historia. Ya jefe de la
agrupación socialista, junto a sus ideas antimilitaristas propiciaba
huelgas de contribuyentes vecinales. Ahí está contenido el carácter
urbano del partido, afirma mordazmente un historiador .5
Partidario de la libre empresa, enemigo de toda estatización
o industrialización nacional, su teoría es un progresismo que mira
al porvenir y sirve al pasado como el hombre del cuento, que
aunque miraba para adelante, caminaba para atrás. Llamaba
“indiada” a la población del interior y fue el partido que puso en
boga el termino “ política criolla”.
Con el tiempo, el socialismo democrático (“Socialistas
teóricos, señor presidente, hormiguitas prácticas”, les dirá en el
Congreso Nacional, Lisandro de la Torre) se convertirá en respeta-
ble y pro-imperialista, belicista contra su propio pueblo, asistirá a
banquetes o inauguraciones de escuelas, a los homenajes de las
fuerzas vivas y aprobará fusilamientos en nombre de la cultura. En
Carlos A. Bozzi
Revista Planteo, número 18, página 14.6
Hernández Arregui: Obra citada anteriormente, página 108 y siguientes.7
78
los hechos y por encima de sus frases terminará convertido en
comité de propaganda de las asociaciones de fomentos o se lo
tildará de “unión vecinal socialista” .6
Escudo democrático del conservadorismo en el país, han
sido como librecambistas el lado progresista del comercio del
“chilled” y durante el gobierno de Justo armonizaron el fraude con
la ética mas sublime. Mientras Perón levantó las banderas del
interés nacional marcharon todos juntos con la oligarquía contra la
demagogia .7
Prevalecieron siempre en Mar del Plata. Mientras el país
sufría transformaciones en la ideología de sus movimientos, el
socialismo democrático triunfaba en la ciudad ¿Por qué? Quizás por
el sustrato de su población inmigrante, quizás por otras causas. Lo
cierto es que sus triunfos solo son quebrados en dos momentos:
después de 1946, cuando la migración interna altera la conforma-
ción de la población local a causa del auge de la construcción y su
demanda de mano de obra, posibilitando el triunfo del peronismo
en la comuna y en 1965 cuando vuelve a repetirse la misma
situación y se alcanza un pico máximo de población migrante y
nuevamente triunfa el peronismo.
De ahí en más las victorias electorales le corresponden al
socialismo. Y creemos que seguirá venciendo en las confrontaciones
electorales, sin que ello signifique efectuar cargo alguno a la
sociedad local. Es solo la constatación de un hecho. Un análisis de
la realidad dada.
Es que al estabilizarse el crecimiento vegetativo con el
migratorio, la población local alcanza una media que supera a los
nuevos habitantes. La ciudad, entonces, vuelve a soñar con los
réditos que deja el turismo, una actividad no regulada por el
municipio en forma estricta.. El socialismo democrático en Mar del
Cien años de una ciudad sin futuro
79
Plata, generalmente se ha distinguido por esa razón: dejar al arbitrio
privado las alternativas de la industria turística.
Y quizás por ello cosecha victorias electorales. Cuando Mar
del Plata comience el despegue industrial, apoyándose en sus
propias fuerzas, las situación cambiará.
Si bien no corresponde cronológicamente analizar la
situación actual, atendiendo a las modalidades seguidas en el
trabajo, es posible a esta altura comentar algunos aspectos de las
consecuencias de las administraciones socialistas en la ciudad.
Con imagen de “buen administrador, ordenado y eficiente”
la ciudad progresó conforme a su visión de organización municipal.
Al llegar el boom del turismo a su punto máximo es cuando
comienzan a vislumbrarse el déficit de este tipo de administraciones.
La comuna en sus manos se ha convertido en defensora de
intereses privados por encima de los colectivos, fenómeno que se
percibe nítidamente, por ejemplo, en el tema transporte público.
Este rubro de esencial importancia para la población estable esta
diseñado para satisfacer plenamente las necesidades del turismo
dejando de lado los recorridos que puedan beneficiar a barriadas
enteras. En síntesis, a pesar de la opinión de muchos, el socialismo
democrático no le ha dado al progreso de la ciudad el ordenamien-
to que las circunstancias, muchas veces favorables por razones
históricas, hubieran requerido, repartiendo los beneficios en forma
igualitaria.
3.- Hacia la ruta pavimentada. Las dos ciudades (1928-
1938)
La ciudad cuenta en la época con 63 mil habitantes,
mientras tímidamente se radican quienes harán de las “prestación
de servicios” turísticos su modo de vivir. En el país asume la
segunda presidencia Hipólito Irigoyen con objetivos más preciso,
apareciendo esta vez como un enemigo real de los privilegiados.
Carlos A. Bozzi
Scalabrini Ortiz, Raúl: “Los ferrocarriles deben ser argentinos”, página 16.8
80
Nace en julio de 1928 la “Asociación de Propaganda y
Fomento”, ente dirigido por marplatenses, con el propósito de
publicitar el turismo en el balneario y brega por la pavimentación
de la ruta nacional numero dos. Hasta 1928 serán los socialistas las
autoridades comunales, después vendrán los conservadores,
siempre luchando para mejorar la ciudad para los de afuera.
Dos años después el proyecto de la Argentina agro-exporta-
dora toca fondo. El conservadorismo con Uriburu a la cabeza de
sus cadetes provoca la caída. Cuando Agustín P. Justo asume el
gobierno en 1932, se inicia lo que Pinedo llamará “Los tiempos de
la República”… aunque sin embargo la época pasará a la historia
con el nombre de “ década infame” (infame por los hombres, no
por la época). Al año siguiente el pacto Roca-Ruciman consolida
nuestra dependencia de Gran Bretaña. Se funda el Banco Central
siguiendo los consejos de Sir Otto Niemeyer. Con Justo vuelven al
poder los intereses agropecuarios, el país es manejado por los
abogados de las corporaciones extranjeras y el fraude político tiene
como objetivo mantener los resortes del poder. Lo primordial es
salvar lo esencial del sistema...
“De un lado estarán los capataces de la colonia –dirá
Scalabrini Ortiz– y del otro, los colonos: todo el país”.Como
consecuencia de esta política asume en 1934 la Intendencia local
José Camuso, el “gran realizador del municipio” al decir de Agustín
Rodríguez.
La sorda lucha entre los intereses norteamericanos de la
“Standard Oil” y los británicos representados por los ferrocarriles
impide la concreción de la red vial. A mediados de 1931, estos
últimos presentan un largo memorial solicitando la ayuda estadual
para sofocar la competencia del automotor. “Lo esencial, decía la
nota, es la coordinación”. El petitorio no fue atendido. El ministro
de Obras Públicas de ese entonces era abogado de la General
Motors .8
Cien años de una ciudad sin futuro
Scalabrini Ortiz, Raúl: Obra citada anteriormente, página 22.9
81
En el interior del país, los ómnibus y camiones restaban
cargas al ferrocarril, la competencia lo va asfixiando. “La situación
do los ferrocarriles es de verdadera gravedad, pues han perdido el
monopolio de los transportes” declarará en 1935 un alto directivo
británico .9
Quienes habían impedido hasta el momento el desarrollo
de las caminos y del transito automotor eran los ferrocarriles. Fue
el arma principal del extranjero, para sujetar la voluntad del país
puesto que su fuerza era casi inconmensurable. Hicieron a su
albedrío, legisladores, jueces y gobernadores. Tres de los presiden-
tes que gobernaron en el siglo hablan respondido a sus intereses.
Cuando en 1936 se promulga la ley de Coordinación de
Transportes, buscando poner fin al caótico desarrollo de los
transportes automotores y evitar los perjuicios mutuos de una
competencia incontrolada, la ruta tardara solo dos años en
pavimentarse.
Un año atrás en unas pocas horas se dictaría el paquete de
leyes llamado por Jauretche “El estatuto legal del coloniaje”,
mediante el cual se enajena el país al dominio financiero inglés.
Discepolo, poeta del asfalto, escribe sus tangos penetrados de
siniestra amargura. Son un canto a la desesperanza, un himno al
fracaso. En todos los labios se repiten los versos estremecedores de
“Yira, yira”.Es la Biblia del raté en la monstruosa ciudad de
cemento, comenta Abelardo Ramos.
Momento dramático para la sociedad argentina. Entre sones
de jazz, irónica algaraza de la época, los desocupados llenan las
villas miserias. El humorismo siniestro de Cadícamo retratará el
estado social: “No hay guita ni de asalto / y el puchero está tan alto/
que hay que usar trampolín/ Si habrá crisis, bronca y hambre/ que
el que compra diez de fiambre/hoy se manda hasta el piolín”.
“En los bares, los parroquianos se sentaban alrededor de
una tasa de café solitaria. La ciudad entristeció, se torno callada...
Carlos A. Bozzi
Hernández Arregui: “Imperialismo y Cultura” (Editorial Plus Ultra 1973).10
82
En los suburbios, la miseria proletaria veía crecer en los baldíos a
los réprobos de la calle... El sentimiento de derrota fue característico
de la época, se sabía con resignación o rabia, que el país no
pertenecía a los argentinos. En las ciudades chicas, el personaje más
importante era el gerente inglés de los ferrocarriles, que no hablaba
castellano y estrangulaba en “whisky”todos los días las penas de su
“merry England”... En esa atmósfera creció nuestro sentimiento de
inferioridad y la fama de nuestra tristeza. Lo extranjero envolvía a
los argentinos por todas partes.... El porteño descubre gradualmente
que ha sido victima de una falacia. Los supuestos en que habían
crecido sus ilusiones eran idolatrías. La riqueza del país no era
suya…” . Solo FORJA luchaba por la perdida dignidad nacional:10
“Somos un argentina colonial, queremos ser una Argentina libre”
proclamaba en sus volantes.
Pero no por ello la ciudad balnearia dejó de progresar.
Manuel Fresco, campeón del voto cantado, diligente medico de los
ferrocarriles, legislador y gobernador fraudulento lanza un plan para
remodelarla y su Ministro de Obras Públicas, María Bustillo,
encarga en enero de 1938 la nueva rambla a su hermano Alejan-
dro. En enero de 1938, cuando se celebra el cincuentenario de la
“Bristol”, llegan cien mil turistas a la ciudad, que ya toma rumbos
multitudinarios en verano, mientras en invierno permanece solitaria,
con sus ventanas y puertas tapiadas,.. La calle San Martín llegara
hasta Santa Fe y a vivir el largo invierno tocan, comenta Cova....
El progreso ahonda el abismo entre las dos ciudades. “Del
arroyo Las Chacras al mar, la ciudad y las características de quienes
la habitan o disfrutan. Del arroyo hacia el campo, el caserío que ni
siquiera es aldea, donde se refugian los que trabajan, los que
sobreviven o intentan superar la frontera del arroyo al mar total y
definitivamente y no cuatro veces por día, para ir a contribuir al
crecimiento y progreso del sector costero”, afirma Borthiry.
Cien años de una ciudad sin futuro
Borthiry, Enrique D.: Fascículos de la Revista Planteo: “Historia de la ciudad11
que nos construyeron”, Número 4, página 22.
“La Prensa, Cien años contra el país”. Obra citada anteriormente, página12
92.
83
De un lado, las mansiones suntuosas, la preocupación por
imitar las ciudades europeas, del otro, del arroyo hacia la pampa,
los inmigrantes y nativos conformando una nacionalidad cuajada
de contradicciones.
“La frontera –sigue diciendo acertadamente el escritor–
alguna vez quizás por 1920 se extenderá a regañadientes hasta la
Avenida Independencia. Hasta aquí llegan las preocupaciones
municipales. También de los gobiernos centrales… Obras públicas
paseo, urbanizaciones...”. La ciudad se nutre de marginados.
Albañiles, peones de cocina, sirvientas, toda mezcla de servicios...
es el destino turístico de Mar del Plata que sigue y seguirá produ-
ciendo fronteras.
Esa legión de obreros y sirvientas que a bocanadas surgía
todos los días de viviendas incomodas y húmedas, son sin embar-
go, pese al olvido de la historia, quienes hicieron la ciudad bajo la
dirección por supuesto de los otros. Ladrillo y cal. Arado y bandeja.
Sudor y conformismo .11
4.- Los conservadores en la ciudad y el país.
“No corresponde hacer el comentario de la elecciones de
ayer en la provincia de Buenos Aires, porque no hubo tal cosa.
Debe hablarse directamente de fraude comicial, pues a eso se
redujo la jornada” dice “La Prensa” acerca de las elecciones
bonaerenses del 3 de noviembre de 1935" .12
A pesar de ello, el gobierno de Manuel Fresco quiere dejar
huellas de su paso y especialmente en la ciudad. Las obras
realizadas entre 1938 y 1943 la transforman, aunque para la fecha
Carlos A. Bozzi
A. Cayrò: “El fraude patriótico”. Historia Integral Argentina, tomo 7, página13
173.
A. Cayrò: Obra citada anteriormente, página 175.14
84
ya no está Camuso en la intendencia. En 1940 son anulados por
“fraudulentos” los comicios provinciales que consagrarían goberna-
dor a Alberto Barceló.
El golpe del 6 de septiembre de 1930 quiebra la continui-
dad legal, mantenida en apariencia desde las históricas presidencias
liberales. “Somos hombres a la defensiva”,explicará el presidente
del Jockey Club a Ortega y Gasset. Pero aunque el filosofo español
discurra de esta afirmación la general tristeza del carácter del
argentino, no es el hombre argentino el que está a la defensiva, si
no los hombres de la oligarquía tradicional. La tristeza que se
verifica en ellos no es más que el estado de ánimo de un grupo
social que sabe su tiempo histórico contado .13
Y una de las mayores infamias de la época fue precisamente
el “fraude patriótico”. “El fraude es considerado como patriótico en
tanto impide el regreso de las masas entregadas a la demagogia y al
poderío indiscriminado del número” (Manuel Fresco, Conversando
con el pueblo). Y la región del país donde el sistema impera
descaradamente es en la provincia de Buenos Aires: “es ese ¡manos
arriba! del gobernador de Buenos Aires que estremece al país” dice
Deodoro Roca fiscal implacable de la época.
Los responsables máximos de este carnaval trágico de la
llamada democracia representativa son Leopoldo Melo, Federico
Pinedo, Agustín Justo, Duhau, Rodolfo Moreno, Manuel Fresco...14
Pero la escena se cierra con figuras pintorescas del escamoteo
oficialista de libretas, urnas y votos; Alberto Barceló, chulo máximo
del atrio escamoteado y empresario egregio del canto comicial y
Juan Ruggiero. Es que el fraude –dirá Scalabrini Ortiz– es el
patriotismo que el imperialismo impone.
Buenos Aires entre 1930 y 1943 aparece tranquila en la
superficie. Una paz varsoviana reina en la ciudad. Las clases altas
Cien años de una ciudad sin futuro
Romero, Josè Luis: “Buenos Aires, una historia” Historia Integral Argentina,15
tomo7, página 107.
Luna, Félix: Diario “La Opinión”, 24 de junio de 1975.16
85
se sienten cómodas.. Era una época con cierto brillo cultural, una
buena difusión de literatura europea a través de la revista
“Sur”,conciertos de excelente» música moderna, …Y al margen de
la cultura, cierto sentimiento aristocrático campea por la ciudad .15
En contraste, conseguir trabajo o el “mango que te haga
morfar” era una preocupación cotidiana. Discepólo expresa ese
sentimiento general de frustración y cinismo que embargo a la clase
media y popular. Fue entonces cuando Scalabrini Ortiz intentó
retratar el “hombre que está solo y espera” en la esquina de
Corrientes y Esmeralda donde nada debía esperar. Cuando corría
la mitad de 1935, una trágica noticia envuelve la ciudad: Gardel ha
muerto. Su entierro fue un acto multitudinario “Un pueblo humilla-
do y desconfiado proclamaba que a falta de un caudillo como el
que había acompañado dos anos antes (Hipólito Yrigoyen) prefería
evidenciarse ante un gran artista”.La gente marcaba así su descon-
fianza frente a un proceso donde todo se iba confundiendo, donde
nadie era capaz de renovar su esperanza diciendo la palabra
debida” .16
¿Como se había llegado hasta aquí? ¿Donde se había
originado la situación? La idea sobre la cual la dominación política
de la oligarquía se mantuvo fue la de una superioridad cultural. Se
consideraron con un derecho indiscutido al gobierno, lo disputaron
por todos los medios, incluso por las armas y ahora lo tenían.
“Después del 90, los abuelos renegaron del criollo por
europeísmo intelectual, pero los nietos posteriormente renegarán
del inmigrante… En el Club del Progreso se injuriaba al pueblo
argentino llamándolo “gaucho” y un cuarto de siglo después, en el
Circulo de Armas, también se lo injuriaba llamándolo “gringo” por
boca de ilustres herederos, cada uno de los cuales estaba a sueldo
de un gerente ingles… Graves caballeros que hablan vivido
Carlos A. Bozzi
Juaretche, Arturo: “Forja y la década infame” (A. Peña Lillo) página 171.17
Juaretche, Arturo: obra citada anteriormente, página 173.18
Cayró, A.: obra citada anteriormente, página 177.19
86
vendiendo el patrimonio nacional, declaraban solemnemente que
el pueblo había sido corrompido por la demagogia y ante cada
nueva desventura electoral concretaban su opinión en una frase
lapidaria: ¡Que país de mierda!” .17
Y la verdad que los nombres cumbres del conservadorismo
distan mucho de ser patrióticos. Ahí está don Alberto Barceló, don
Uberto Viento, don Groppo y los Fresco, Miguez y Solanos, etc, con
olor a mostrador y cuando no a algo menos santo y si hay olor a
rodeos será de vacas ajenas, señala Jauretche .18
¿Pero, como se ubicaron en la cumbre del poder estos
grupos? Fue cuando la élite tradicional delegó en estos intermedia-
rios la concreción del fraude, reservándose para si los puestos de la
administración nacional. Pero a causa de los momentos de crisis,
son estos intermediarios lo que han pasado al frente para convertir-
se por obra y gracia del matonaje, el soborno y la violencia en
senadores o gobernantes, rodeados de adulones…” .19
Este fue el papel de les conservadores en el país y también
en la ciudad.
5.- De la ruta de la década infame a la ley de propiedad
horizontal. (1938-1950)
El 5 de octubre de 1938 Manuel Fresco inaugura la
pavimentada Ruta 2. Destinada a contrarrestar los efectos positivos
de la ley de vialidad nacional y a reducirlos a categorías de
pequeñas especulaciones, los intereses extranjeros alientan este tipo
de construcciones, las más de las veces inútiles para la economía
regional.
Cien años de una ciudad sin futuro
87
La ruta transforma al balneario. Un año más tarde será
inaugurado el edificio del ACA, terminándose dos años después la
primera parte de la rambla Bustillo. Se habilita el parque San
Martín, se inaugura el Yacht Club y abren sus puertas el “Hurling-
han” y el “Turbillon”. Dan inicio las obras del camino a Miramar,
se urbaniza Playa Grande. La “Torre Tanque” terminada en 1942
será el símbolo de este época, que marcó una profunda transfor-
mación en Mar del Plata y la encuadra en la categoría de urbe
moderna.
El 4 de junio de 1943 el ejército pone fin a una experiencia
política indefendible. La etapa que comienza es la de transición. La
figura del coronel Perón adquiere relieve en el nuevo gobierno
formado. Aglutina tras de si esa fuerza social que la industrialización
del país había volcado sobre las fábricas y que no había sido
advertida por los conservadores entretenidos en contar vacas y
votos.
Pero un buen día aparecieron los trabajadores en la Plaza
de Mayo y la historia del país cambió. Rompiendo los moldes del
país inmigrante, esa masa anónima de argentinos, abre una
experiencia inédita en la vida argentina. “El subsuelo de la patria se
había sublevado” afirma acertadamente Scalabrini Ortiz.
La especulación inmobiliaria inicia su lento reinado en Mar
del Plata, comienza el fenómeno “del marplatense por adopción”
que busca como modo de vida la prestación de servicios turísticos
y configura una ciudad para que los demás pasen el rato.
En 1944 como un signo de los nueves tiempos que se
avecinan cierra sus puertas el alicaído Hotel Bristol.
El peronismo transforma también la ciudad en su aspecto
social. En la Argentina solo veraneaban los pudientes, pero la vida
se modificó y los lugares de descanso se encuentran abarrotados de
gente. “Ahora –afirma un escritor– se ven hombres con rostros
provinciano que no vienen solo a servir”. Muchos hoteles pasan a
manos de los gremios, la playa Bristol se convierte en reducto
Carlos A. Bozzi
88
preferido de los visitantes, mientras la “crema” sigue su éxodo a
Playa Grande y a otras zonas mas alejadas del centro.
El gobierno provincial que preside Mercante proyecta un
plan de fomento turístico con el lema: “Usted paga el pasaje y el
gobierno el hospedaje”.
Con la sanción de la ley de propiedad horizontal en 1948
se abre otra etapa en la ciudad balnearia coincidente con el
sostenido incremento del turismo social.
El país por entonces ofrecía el nivel de vida más alto de
América Latina Los sindicatos levantan sus colonias de vacaciones,
comenzándose la construcción de las colonias de Chapadmalal. En
1949 se invierten en viviendas populares 1.840.000 pesos. Se
construyen 500 mil casas con la incorporación de niveles de vida
dignos para 2.500.000 argentinos.
Mientras en Mar del Plata se desarrolla la industria de la
construcción, se demuelen viejos chalets, quizás los únicos antiguos
testigos de un esplendor lejano. La transformación es vertiginosa e
imprevista, con un nuevo caudal humano y con las construcciones
que signarán la época.
Pero lo fundamental del período es la iniciación del turismo
social. Organizarse no fue sencillo, pues el trabajador no poseía el
hábito de veranear.
No considerar el descanso como algo pasivo, procurar que
sea una actividad, aunque de un orden distinto al trabajo, defender
y valorizar el descanso en bien de la familia y la sociedad fueron
tareas que dieron por resultado el llamado “Turismo Social”, todo
a cargo del gobierno provincial.
Muchas dificultades tuvieron que sobrellevarse. El trabaja-
dor “pensaba que tendría que llevar grandes valijas –que no tenía–
para disponer durante los días de ausencia; pensaba en la ropa que
tendría que usar para no desentonar con la población veraneante;
no sabía como debía ser esa ropa, pero la suponía cara; se
imaginaba una vida mundana de gran boato, pensaba con recelo
en los hoteles y concluía que todo ello no era para él”, narra
Cien años de una ciudad sin futuro
Capelli, Francisco: “Turismo Social en la Provincia de Buenos Aires”.20
Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo: “Historia de la ciudad que21
nos construyeron”, Número 5, página 25.
Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 17.22
89
Francisco Capelli, subsecretario de previsión social en ese
entonces .20
Por la publicidad directa y por la acción personal de los
dirigentes gremiales se trató de persuadirlos que no era así. Pero la
campaña tuvo poco éxito. Solo al regreso de los primeros contin-
gentes y cuando fueron transmitidas sus experiencias entre los
compañeros se logro el éxito deseado.
Se argumenta que fueron los aumentos de salarios y las
leyes sociales los factores que posibilitaron el acceso de los trabaja-
dores al descanso veraniego, poro ello es simplificar las cosas: fue
en realidad la organización del estado peronista lo que posibilito
este estado de cosas y muchas otras. Por primera vez el pueblo se
sentía dueño del país y del gobierno elegido.
En el aspecto edilicio, ya a fines de la década del 40, se
inician grandes obras. También da comienzo la construcción del
complejo “Sierra de los Padres” que no tiene mayor éxito al
concluirse, como tampoco lo tiene el barrio el Alfar en un intento de
expandir el turismo fuera del micro centro de la ciudad.
¿Por qué? Según Cova, por el aglutinamiento del grueso del
turismo social en el área Casino que motiva la tremenda concentra-
ción masiva en el lugar. ¿No es el Casino, se pregunta el autor, con
sus pompas y sus glorias con más el infierno circundante la causa
de esta alienación de Mar del Plata?21
Desde el punto de vista urbanístico y a la luz del tiempo
transcurrido desde 1938,con el crecimiento del llamado parque
automotor y la feroz cogestión de la zona, deberemos concluir que
el Casino fue un error de medio a medio, señala el mismo autor,
criticando la ubicación del edificio .22
Carlos A. Bozzi
Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 28.23
Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 29.24
90
Pero surgió otro problema mucho más grave pues afecto a
la población estable. La ciudad creció indiscriminadamente. De los
chalets de la época anterior a la ciudad elevada medio muy poco
tiempo. Los barrios alejados del centro, que al principio distaban
unas pocas cuadras, alimentados por la creciente y vertiginosa
migración, irán creciendo sin prisa y sin pausa, alejándose cada vez
más de la propia ciudad Se insinúan las barriadas, que en la
próxima década aumentarán en número. Son los barrios periféricos
y allí también debería llegar el progreso .23
Llega sí, pero “...con los pies en el aire y caminando con la
cabeza... Se hacen las casas antes que el pavimento. El pavimento
antes que los desagües. Los desagües antes que los servicios de
Obras Sanitarias, estos antes que el gas, el gas antes que la red
telefónica, etc… El resultado, son inundaciones torrenciales apenas
unas gotas de lluvia de verano tocan el suelo, déficit de líneas de
transportes, de sanidad, de lugares de abastecimiento, etc. “Inten-
dentes –o comisionados– hubo que acudían poco menos que con
bombos y platillos a inaugurar abundantísima “Vías Blancas” –que
pagaban los vecinos– o pavimentos sin desagües– que no pagaba la
Municipalidad”, concluye el citado escritor en su certero
diagnostico .24
Y así se hizo Mar del Plata, defendiendo el interés de los
que se beneficiaban con el turismo en mayor medida, atacando el
interés colectivo de quienes construían la ciudad. Una historia del
beneficio privado han sido los años que jalona su vida hasta llegar
al centenario.
Las obras de infraestructura que debía proporcionar el
municipio no llegaron y no llegarán. Los barrios periféricos son una
muestra palpable del crecimiento distorsionado y dependiente que
efecto a la ciudad. Un progreso que llego sin golpear a las puertas
y perjudicó a muchos. Estos barrios albergarán a quienes tengan
Cien años de una ciudad sin futuro
91
dinero para adquirir terrenos sin precios especulativos… después
crecerán las villas miserias asentadas en terrenos fiscales o privados
desocupados, habitadas por quienes no pueden acceder a la
vivienda propia.
En los años 70 la situación será aún más critica: en la
ciudad, el déficit habitacional se tornará dramático. Es una ironía
del destino: el cordón de rascacielos que bordea las calles céntricas
está alejándose cada vez más de quienes los construyeron con sus
manos. Pero esa es otra historia, todavía sin final, que pasaremos
a detallar.
Capítulo V
El reinado de la clase media
95
El reinado de la clase media
La etapa inaugurada en 1950 es de fundamental importan-
cia para la historia de la ciudad, no solo por no estar todavía
concluida sino porque en ella se definirá el rumbo a seguir en el
futuro.
A partir de esa fecha, “La Perla del Atlántico” pasa a convertirse en
la meta ansiada de muchos argentinos, en la “Ciudad Feliz”, en el
símbolo de la diversión.
Para ello, será preciso. estructurarla hacia ese objetivo con
la diferencia que ahora la población bordea los 350.000 habitantes.
Una vasta organización comercial, financiera y también municipal
alimentará a la ciudad con el turismo como la mercancía más
preciada.
El análisis de esta etapa incluye una breve cronología, un
examen del auge de la construcción y sus secuelas inmediatas, la
migración interna, la proliferación de villas y barrios periféricos, la
conversión de la ciudad a través de una orquestada campaña
publicitaria dirigida a la clase media y a la juventud bulliciosa, el
mantenimiento de la fractura existente entre las dos ciudades y por
ultimo, corresponde analizar las consecuencias de este panorama.
1.- Breve cronología.
Bajo el peronismo el país se fue industrializando no solo por
el numero de fábricas sino también por la conciencia que incorporo
en la sociedad sobre el valor del trabajo.. La industrialización elevó
los salarios por la mayor producción, provocándose un reparto más
igualitario de los bienes producidos. En diez años el costo de la vida
solo aumento siete veces. En 1954 la inflación estaba controlada.
El número de establecimiento industriales se incrementó en un
11%. El valor de la producción industrial supero a la agrícola.
Carlos A. Bozzi
96
Por primera vez en la historia del país al sector trabajo le
correspondió un 60% del ingreso nacional. Y cuando están puestas
las bases para la industria pesada es que casualmente asoma la
“revolución libertadora”.
Tres años antes Mar del Plata había alcanzado el millón de
turistas. Después de 1955 hay un progresivo aumento de la
construcción, mientras la ciudad cuenta con 150 mil almas y el
destino local se afianza en aquello bautizado como “dar servicios”.
Tras la revolución asume la intendencia nuevamente el
socialismo democrático con Bronzini a la cabeza. Dos años más
tarde el fenómeno turístico sobrepasa el millón trescientos mil
visitantes. Nos acercamos a la década del 60, se inauguran playas
abarrotadas y aumenta el éxodo de la gente bien, mezcla de
ejecutivos, intermediarios, profesionales, militares y aristócratas
modernos a Playa Grande o Punta Mogotes. Algunos otros, eligen
Punta del Este.
Ello causa alarma en la ciudad alzándose voces que solicitan
la instalación de industrias al temerse la pérdida del mercado
turístico de la Cuenca del Plata y con ello un déficit serio en los
ingresos de la ciudad.
La década trae también el aluvión financiero producto del
boom automovilístico que recorre al país. En 1963 nuevamente el
socialismo obtiene la comuna con Lombardo y cuatro años más
tarde continua el aumento de la afluencia turística alcanzando al
millón setecientos mil personas.
En 1972 se calcula el ingreso de más de 3.750.000 turistas
anuales. Al año siguiente el 68% de los visitantes lo hace en
automóvil y el promedio de gastos entre 11 y 40 días de estadía se
aproxima a los 250 mil pesos nacionales, índice de la influencia de
la clase media en el fenómeno y para la cual se preparan todas las
atracciones en la ciudad.
Cien años de una ciudad sin futuro
Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, Número 6, página 22,1
“Historia de la ciudad que nos construyeron”.
97
2.- Construcción, migración interna y villas miserias.
La ley de propiedad horizontal transforma a Mar del Plata,
no solo por las edificaciones de la época, sino fundamentalmente
por la mano de obra que atrae.
La diagramación de la obra quedó a merced de los intereses
privados y la consecuencia resultó ser un crecimiento distorsionado,
con abundantes viviendas desocupadas (alentando ex profeso la
desocupación) mientras la población estable padece un angustiante
déficit habitacional. La industria de la construcción se vuelve
dependiente de la industria del turismo: los departamentos construi-
dos tiene en su mayor parte un destino afín a dicho servicio.
Las cifras demuestran que en 1947 se construyeron 244.977
metros cuadrados, alcanzándose cinco años después la mayor cifra
del proceso: 473.038 metros cuadrados. Declina la edificación en
1953 para bajar dos años después a menos de la mitad. Vuelve a
remontar en 1964 con 302.197 metros cuadrados y a partir de ese
año, según datos periodísticos, se llega en 1967 a los 147.128
metros, cifra similar a la alcanzada en 1940 .1
Frente a ello se calcula que en 1970 existen 40.000
departamentos desocupados ofrecidos solo en alquiler por tempora-
da.
Imaginemos, aunque el mecanismo no sea muy ortodoxo,
el caso de un solo edificio de los llamados “grandes” que pueden
llegar a albergar cerca de 4.000 personas y tendremos la siguiente
distribución: en dos edificios ubicaríamos a todos los habitantes del
partido de General Alvear de 617 kilómetros cuadrados de
superficie y habitado por 9.500 personas; en tres al partido de
Brandsen que tiene 1.183 kilómetros cuadrados y 12.500 ciudada-
nos; en cinco edificios ubicaríamos a los de Bartolomé Mitre que
cuenta con 1.883 kilómetros cuadrados y 19.400 almas y por
Carlos A. Bozzi
Chiozza, Elena M.: “La población argentina estancada”, Historia Integral2
Argentina (Cedal) Tomo 6, página 29.
Roulet, Elva: “Conventillos y villas miserias” Historia Integral Argentina (Cedal)3
Tomo 7, página 44.
98
ultimo en 8 edificios reuniríamos los 34 mil habitantes del partido
de Balcarce de una superficie de 4.200 kilómetros cuadrados…
Como señalábamos anteriormente, la construcción atrae
mano de obra, pero la crisis que hace que regiones empobrecidas
–desde los últimos 20 años– prosigan expulsando gente a medida
que las condiciones de vida se hacen más difíciles en su hábitat, no
solo tienen connotaciones locales.
Entre 1947 y 1960 disminuyen en la pampa los obreros
rurales en un 52%. Los censos de 1960 y 1970 permiten apreciar
la magnitud de las migraciones internas y el explosivo crecimiento
de las poblaciones urbanas a expensas de la población rural . La2
paralización de la inmigración en 1914, el surgimiento de un
proceso de industrialización por la década del treinta, concentrado
especialmente en el litoral y en Buenos Aires, genera los desplaza-
mientos internos hacia la región metropolitana, atraídos por la
mano de obra en oferta.
A la falta de una política urbana se le agrega la ausencia de
una destinada a paliar el déficit de viviendas, capaz de recibir al
aluvión migratrorio. El aumento de la ocupación de las casas de
inquilinato existentes es un recurso agotado prontamente. La
solución –improvisada y provocada por el propio migrante– es la
construcción de alojamientos ubicados en terrenos de los que se ha
apropiado para tal fin .3
El proceso es harto conocido como para requerir explicacio-
nes más exhaustivas que las trazadas en estas líneas. Lo que se
pretende significar es que Mar del Plata en este aspecto sufre las
consecuencias inesperadas de otros fenómenos nacionales.
Y el problema es el del migrante que al tratar de integrarse
a una zona con mayores recursos ve prontamente frustadas sus
Cien años de una ciudad sin futuro
99
esperanzas. El recién llegado es violentado a integrarse sin ninguna
otra alternativa. La subvivienda y la subocupación, la educación
más elemental y el menor grado de humanización son consecuencia
inmediatas y no deseadas, pero si impuestas a su anhelada
inserción. Llegados de otras provincias o poblaciones vecinas, una
vez en la ciudad con el transitorio trabajo obtenido prefieren pasar
un invierno lleno de incertidumbre que volver a la certeza del
hambre en su terruño.
Por el momento, lo único necesario para el migrante es una
cama. La vivienda no importa. Con la pensión alcanza. Pronto se
ilusiona con las perspectivas urbanas, sobre todo en los períodos de
auge de la construcción y comprendiendo que ya no retornará a su
lugar de origen, comienza la búsqueda de un asentamiento para
traer sus familiares.
Pero la propiedad del suelo le está vedada a su capacidad
adquisitiva. El lugar elegido entonces serán los lotes fiscales o los
terrenos desocupados, geografía en la cual carece de lo más
necesario para la subsistencia. Así, cuando en Mar del Plata, la
construcción inició su receso, el problema se agudizó y para 1970
ya se habían detectado cerca de 50 villas miserias. Los más
afortunados tendrán acceso a algún barrio periférico, donde
formaran fuertes asociaciones vecinales, reclamando constantemen-
te mejoras a las autoridades municipales con la esperanzas ser
escuchados alguna vez.
El mercado de viviendas de Mar del Plasta está vedado a
este grupo humano (y en cierta medida también lo estará a gran
parte de la clase media a medida que se agudice la crisis económica
nacional, aunque eso responde a otras motivaciones) pues dicho
mercado está orientado al sector especulativo del turismo.
Reiteramos que este no es exclusivamente un problema
local.
Tanto es así, que el CONADE indicaba para el año 1963
(época de bonanza en la ciudad) que el 35% de la población se
endeuda para vivir, incurre en desahorro y carece de toda posibili-
Carlos A. Bozzi
100
dad de acceder a la vivienda, mientras el 19% solo puede pagarse
una en un plazo de 40 años al 3% de interés anual. Traslademos
estas cifras a 10 años más adelante y tendremos un panorama
completo de este problema.
Pero lo que importa señalar es que el mercado de viviendas
en Mar del Plata, además de las anteriores características alcanza
otras configuraciones.
El matutino local “El Trabajo” con motivo del Centenario
de la ciudad publicó un estudio muy acertado sobre la realidad
local, titulado “Cien años de una ciudad ajena” y a él hacemos
referencia en las líneas que siguen por lo apropiado de sus concep-
tos.
Según el estudio, el turismo genera una mayor demanda
habitacional, incentivando el aumento del valor de la tierra,
favoreciendo, a su vez, la especulación que provoca el parcelamien-
to mínimo y recurriéndose a las construcciones de altura como
resultado de la Ley de Propiedad Horizontal.
Así, mientras lugares ligados al turismo están “sobredimen-
sionados” con respecto a las necesidades de la población estable,
lugares de ocupación permanente resultan con un serio déficit de
abastecimiento. El ritmo de crecimiento urbano sobrepasa toda
previsión... los cuerpos normativos no son respetados... son
trasgredidos por sectores de poder encuadrados dentro de la
actividad privada que poseen la facultad de distorsionar y paralizar
la aplicación de normas, argumentando contenidos que en la
practica no se verifican: progreso, creación de fuentes de trabajo,
belleza, solución al déficit de viviendas...
La industria de la construcción, solo se moviliza por el
aumento constante de promisorias ganancia “...Se genera un centro
urbano donde los edificios son impostados sin criterio convirtiéndo-
se en elementos demoledores de la naturaleza, creando una muralla
entre el mar y la ciudad, destruyendo el paisaje natural, modifican-
do el microclima de la ciudad, produciendo encajonamientos de
vientos y fuertes corrientes de aire en días de calma, no poseyendo
Cien años de una ciudad sin futuro
Diario “El Trabajo”: Suplemento Especial publicado el 10 de febrero de 1974.4
Diament, Mario: Diario “La Opinión”, artículo publicado el 23 de junio de5
1975 bajo el titulo: “Réquiem para la clase medida”.
101
las viviendas las mínimas condiciones de habitabilidad, con tamaño
reducido, baja calidad de construcción...” señala el trabajo citado.
Pero se genera también otro problema: surgen fracciona-
mientos indiscriminados que extienden irracionalmente los límites
del ejido, produciendo centros dispersos de crecimientos cuya
previsión de servicios básicos e infraestructura no pueden ser
debidamente atendida por el sector público. En síntesis concluyen
los autores del ensayo “La ciudad no la hacen sus habitantes, se
hace a pesar de ellos y las más de las veces contra ellos” .4
3.- La ciudad de la clase media. La ciudad de la juventud
Mar del Plata en la década del 60 inaugura la influencia de
la clase media, coincidiendo con el fenómeno mundial de la
promoción de la juventud como forma de vida. Para ella en la
ciudad se monta la industria de la diversión. Se van originado las
fortunas de los “grandes empresarios” del ruido.
Para esta nueva forma de ser se adapta la ciudad. El grupo
social aludido abarca un perímetro que va desde obreros especiali-
zados y estudiantes hasta profesionales y medianos empresarios.
Hombres que conquistaron privilegios ya incorporados a sus vidas,
como el veraneo, el automóvil, la vivienda, aparatos electrónicos,
muebles funcionales, ocio de fin de semana lejos de los centros
urbanos, literatura variada, música, espectáculos de todo tipo, etc.5
Es en este grupo social donde el ocio adquiere connotacio-
nes dramáticas (por tenerlo y no saber como usarlo), por la
capacidad monetaria de sus integrantes y por el afán desmedido de
vivirlo todo y de golpe. Mar del Plata, “ciudad feliz” es cara de esas
Carlos A. Bozzi
Revista Crisis Numero 24: “El control de la ideología”6
102
contradicciones, es producto de esos conflictos trasladados al
ámbito ciudadano.
Hay que contabilizar, además la gran publicidad que se
mueve, manejada por todos los medios de comunicación del país
arrastrando tras de si incluso a organismos provinciales y municipa-
les (estos con más entusiasmo, por ser dueños de casa) con el fin de
motivar al grupo social citado. La publicidad nacional no solo
vende automóviles, lavarropas, gaseosas, cigarrillos, sino también,
como algo incorporado a su cartera, un montón de “vivir mejor Mar
del Plata”. Por ello el surgimiento de “la calle del ruido , donde se”
puede encontrar la marca del scotch que hace triunfar en la vida, el
cigarrillo que da más nivel, o la ropa que usar para ser un codiciado
o una deseada... Y como éstos, los ejemplos se multiplican. Las
imágenes y slogans de la publicidad venden los sueños para
intentar convertirlos en una realidad .6
“Mar del Plata, la ciudad feliz” es el símbolo de una clase
media, hoy dueña de sus afanes que se cree y siente joven,
corriendo tras motivos crematísticos, olvidando la gente que en ella
vive, que es muy posible que padezca el verano sin disfrutarlo.
¿Que sucedería con toda esta estructura montada y dirigida hacia
tal objetivo, si por circunstancias fuera de su alcance –como una
gran crisis económica nacional– produjera una bancarrota en la
clase media?
4.- La ciudad fracturada y sus consecuencias sobre el
habitante
La Perla del Atlántico presenta tal característica no solo por
la distinción entre quienes la habitan y quienes la disfrutan, sino
también por la facturación manifiesta en la concepción de vida del
marplatense. Hay una pérdida de límites en la acción del hombre,
Cien años de una ciudad sin futuro
Landi, Mario: Fascículos de la Revista Planteo, Número 6, página 32/33,7
“Historia de la ciudad que nos construyeron”.
Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, Número 6, página 9,8
“Historia de la ciudad que nos construyeron”.
103
porque sus formas de vida padecen la invasión de lo foráneo, que
las altera y modifica.
Así aparecen síntomas como la falta de referencia histórica
individual y social, cuyo resultado es el “hombre sin historia que
acentúa aun más su carácter disociado”. Esa pérdida de referencia
histórica solo apunta a crear medios de producción que permitan
cada temporada mejores ingresos... el habitante de la ciudad se
vuelve silencioso, indiferente, esperando el paso del aluvión
transformador de su medio ambiente. Se encierra en su mismo.
“La despersonalización de esta ciudad centenaria –agrega
Mario Landi– que a juzgar por su desarrollo parece no haber
alcanzado aun su adolescencia, nos da una muestra del grado de
alienación social que padecemos. La ciudad esquizoide, la ciudad
fracturada, la ciudad dividida es la que tiene dobles vínculos, que
logra transformar su esquema corporal del invierno al verano, a
partir de un complejo que presiona en un único sentido: mantener
al poder económico en base a la explotación o al empobrecimiento
físico y social del hombre” .7
Se sustrae al habitante de la ciudad posibilidades de
creación en diversos campos por ejemplo el de la cultura, donde
debe soportar mediocres comerciantes del escenario, mientras él
logra apenas impulsar algún que otro proyecto, después de mucha
fatiga.
En Mar del Plata se pierde todo. Es una ciudad aluvional.
Una ciudad sin historia, donde los nativos no tienen interés de
recordar y mucho menos los extraños. “Mar del Plata no es tan feliz
como parece tan meta veraniega da todos los argentinos, tan capital
del mundo”, señala Cova, rasgando la mascara que cubre la
ciudad .8
Carlos A. Bozzi
104
5.- Consecuencias: El reinado de la clase media en crisis.
La década del 60 mostró las industrias claves. La
construcción, el turismo, la pesca, alcanzaron sus índices mas
elevados, con pautas de ocupación importantes, absorbiendo mano
de obra en cantidad, afianzando un potencial económico suficiente
para solidificar la estructura urbana. La empresa prometía y todos
estaban seguros de su éxito.
Sin embargo en los últimos tres años de la década el
crecimiento sufrió una sutil paralización acentuada cada vez más.
La empresa entró en picada, apareció el fantasma de la quiebra y
los riesgos sepultados surgieron nuevamente.
Veamos como se desencadenan los hechos, generalmente
no publicitados, por los que tendrían la responsabilidad de torcer el
rumbo del proceso.
El activo progreso de la década se basó en el turismo, la
construcción, la sistema de financiamiento en cuotas de los valores
inmobiliarios, incluso la misma inflación coadyuvó en algo al
crecimiento. La oferta del empleo se aumentó, originándose una ola
migratoria. La población de 124.000 personas en 1947 creció a
255.000 en 1960, alcanzo el tope de 317.00 habitantes en 1970.
La importancia de la explosión migratoria convirtió a la
ciudad en un centro de actividad permanente. Pero poco a poco se
advirtieron las insuficiencias de ese desarrollo, basado prácticamen-
te en el turismo.
Las cifras muestran a la clara el proceso: la población crece
entre 1914 y 1947 a un ritmo del 3,5% anual; entre 1947 y 1960
ese índice trepó al 4,4%. La década del 60 señala en cambio un
retroceso al 3,4% anual.
En tanto el crecimiento vegetativo es permanente, oscilando
en el 1,1% y el migratorio desciende del 3,6% entre 1947 y 1960
al 2,4% en 1973.
Cien años de una ciudad sin futuro
105
Por otra parte el auge turístico en Mar del Plata se advirtió
entre 1962 y 1967 cuando las cifras treparon a un 65% de ingresos
turísticos anuales. Pero entre 1967 y 1971, el crecimiento llega
apenas a un 9%, lo que indica un descenso. Y si tenemos en cuenta
que el turismo representa el 60% de la actividad economía local, se
comprobara que las perspectivas de esta rama están limitadas en
cuanto al futuro se refiere.
El panorama se aclarará, si vemos, que siendo el crecimien-
to vegetativo de la ciudad el 1,1% y el resto crecimiento migratorio,
este descenso, sobre todo en la ultima década demuestra una falta
da oferta de empleo. Ello es dramático, porque además, según
datos del Ministerios de Economía de la Provincia, la ciudad tiene
una desocupación permanente –incluso en verano– del orden del
10% y una subocupación del 35% de su mano de obra útil, que
constituye el 42% de la población total.
Proyectando estos índices al futuro, creando empleos para
los nuevos habitantes, producto del crecimiento vegetativo, habrá
que prever unos 36.000 nuevos puestos sin haber absorbido un
solo habitante sin empleo actual. Si se incorpora, en cambio, los
porcentuales de desocupación y subocupación habrá que prever la
friolera de 46.000 nuevos puestos de trabajo.
Todas estas deficiencias pueden conducir a un grave
estancamiento. La demanda turística tiene su límite en el espacio
físico de playas disponibles. La falta de este espacio (y de una
política coherente del sector) provoca la emigración hacia otros
lugares. La construcción se convirtió en baluarte de la avidez
especulativa. Las alternativas de la inflación la transformaron en
“inversión refugio” para quienes viviendo en otros puntos del país
–sobre todo Buenos Aires– colocaron sus excedentes o sus ahorros
en la ciudad. Este sector social, cuya renta proviene del turismo,
incluso conspira constantemente contra él, al no actuar ordenada-
mente y abusar sistemáticamente en la formación de los precios.
El cuadro acusa índices que mueven a la reflexión, por
ejemplo, el sector de la industria manufacturera participa en 1969
Carlos A. Bozzi
106
en solamente el 15,89% del P.B.I. frente a una participación del
49,60% de la provincia y un 69,77% en el área metropolitana.
Por otra parte el crecimiento industrial de la ciudad es
totalmente, es decir, su crecimiento va necesariamente atado al
crecimiento demográfico y por lo tanto, ese ciento por ciento de
industrias absorbe el cien por ciento de mano de obra y da el cien
por ciento de la producción.
La mortalidad infantil, producto de una injusta distribución
de ingresos, era del 51,2 por mil en 1958. Siete años después
descendió a un índice del 34 por mil, elevándose al 56 por mil en
1968 y superando el 60 por mil en 1970. Comparando con los
índices de la nación vemos que en 1965 existía un 65 por mil y en
la actualidad la cifra ha descendido al 61 por mil, mientras que en
Mar del Plata el índice ha aumentado.
Incluso hay barrios que superan los índices de mortandad
infantil de varias provincias, trepando el flagelo al 140 por mil, la
misma cifra registrada en Biafra durante la guerra civil. A ello se
debe sumar la disposición de cinco camas hospitalarias por cada
mil habitantes y un médico cada trescientas personas, estadísticas
que tornan el panorama no solo dramático sino aterrador.
Apenas un tercio de la ciudad en 1972 cuenta con servicios
de cloacas, la mitad no dispone de agua corriente, ni luz, ni
teléfono, asistencia medica o líneas de trasportes regulares.
Según la Oficina de Catastro, Mar del Plata cuenta con
7.850 manzanas de las cuales solo unas 1.938 disponen de
servicios. Las cuadras con cloacas ascienden a 2.333 y las pavimen-
tadas a 6.300, estimándose inmediata la pavimentación de 3.000
calles más. Por lo tanto, la necesidad real de servicios sanitarios a
cubrir alcanza a un 68% del tejido urbano. Pero para ello… hay
que romper 3.200 cuadras de pavimentos y si el proceso no se
revierte en corto plazo, habrá que destruir ¡6.000!
¿Es posible cubrir todo este inmenso déficit con el producto
del turismo?
Cien años de una ciudad sin futuro
Revista Planteo: Número 2 y número 7, artículos sobre la creación de un9
Banco Municipal para Mar del Plata.
107
Mar del Plata, dice la realidad, cuenta con el 65% de sus
habitantes distribuidos en barrios periféricos y solo el 35% restante
ocupa el centro y los barrios residenciales.
¿Cómo lograr una distribución de servicios equitativa si
hasta el momento hay divergencias sociales con los datos aporta-
dos?
En verdad la ciudad esta constituida por numerosas
barriadas a las que el turismo, generalmente, más que traer nuevas
fuentes de trabajo significa una molestia para desarrollar las escasas
existentes. El mercado de viviendas –se calculan en 40 mil los
departamentos desocupados a la espera del turismo– es por otra
parte de imposible acceso a los sectores medios, pues aquel es
alimentado por un sector especulador que incrementa su negocio
al costo asumido por la sociedad para afrontar la urbanización.
Pero pongamos bajo la lupa otras cifras, demostrativas del
cuadro económico ciudadano. Es sabido que el 17% del P.B.I. está
representando por el agro, el 50% (casi llegando al 60%) por el
turismo y el 25% restante por la industria y la construcción. De
acuerdo a ello, en 1970 se produjeron quebrantos en la provincia
del orden de los 2.600 millones de pesos viejos... la ciudad
representó de ese total el 38%, o sea 986 millones, según lo
consigna el Ministerio de Economía de la provincia.
Otro problema se plantea al ser llevados los recursos locales
a otros puntos de la provincia (o del extranjero, caso sucedido con
la pesca de altura) más poderosos económicamente. Entre 1964 y
1967, según datos del Banco Central, escasamente el 50% de los
depósitos bancarios se invirtieron en forma de préstamos dentro de
la zona. La diferencia entre depósitos y préstamos en el partido al
30 de junio de 1972 fue de 18 mil millones de pesos viejos, enorme
masa de capital emigrante sustraído por el sistema a la economía de
la ciudad .9
Carlos A. Bozzi
Informe del “Grupo de Investigación sobre Tecnología de Pescado”.10
Universidad Provincial de Mar del Plata. 1973. “Dependencia en la IndustriaPesquera”.
Conferencia: “Posibilidades e incógnitas del turismo en Mar del Plata”. Diario11
La Capital, 26 de julio de 1975.
108
La pesca, otra actividad de abundantes recursos para Mar
del Plata, después de un repunte espectacular, comenzó su
descenso. Estudios realizados por diversos técnicos señalaban ya en
1972 la dependencia alarmante de esta industria de centros
internacionales que a la postre redundaría en perjuicio de la zona,
como ha ocurrido recientemente .10
Cuando estaba por concluir el presente trabajo, el Director
Municipal de Turismo en conferencia de prensa, vertió importantes
conceptos sobre el tema y es importante hacer mención de ellos ya
que constituyen el arquetipo de juicios lanzados acerca del turismo
y su importancia en la ciudad. La única diferencia con las ideas de
antaño es la terminología. La esencia es la misma.
El disertante resaltó la importancia del turismo en la
economía zonal, hecho discutible a la luz de las cifras antes citadas.
Pero lo interesante de destacar es lo siguiente: “El 70 por ciento
–afirmó el funcionario– de nuestro turismo proviene de la clase
media. Si se habla de crisis en la clase media, sin duda es la crisis
de nuestro mercado”.
Si bien ello es cierto, solo es una verdad a medias pues la
otra cara de la moneda es mucho más dramática, porque la crisis
no solo será la del turismo, sino la de toda una ciudad como Mar
del Plata, cuya estructura está montada hacia ese objetivo, sin la
existencias sustitutos para paliar situaciones como la presente.
En otra apreciación típica en el medio se insistió en que las
60 mil unidades do viviendas –chalets y departamentos– que llegan
a completar 240 mil camas turísticas, son nuestro seguro de
garantía, mientras se mantenga el bajo costo de vida con respecto
a otros centros turísticos del país .11
Cien años de una ciudad sin futuro
109
El concepto no es equivocado, ¿pero a qué costo social hay
que mantener permanentemente desocupadas estas viviendas?
¿Hasta donde no constituyen un capital inmovilizado, dependiente
de las condiciones climáticas, condiciones determinantes parece ser
de toda inquietud turística local?
La única verdad está en el tope del turismo al que se ha
arribado. Poco más dará de ahora en adelante y está comprobado
que, aún en épocas de auge con sus resultados “toda” la ciudad no
vive. Los beneficios del turismo nunca fueron repartidos igualitaria-
mente entre los sectores de la población y nada garantiza que las
nuevas distribuciones, surgidas también de nuevas situaciones sean
equitativas, en tanto los mismos sectores de poder se encarguen del
reparto.
¿Cuáles son las opciones para la ciudad? ¿Industrializarse en
perjuicio del turismo? ¿Subsidiar el turismo con la radicación de
industrias para así tener actividad permanente? ¿Desarrollo paralelo
de ambas industrias?
No hay duda que nada so logrará en tanto no se determine
claramente cuales son las actuales fuentes de trabajo que proporcio-
na el turismo y en que relación se distribuyen y distribuirán entre la
población. Si el turismo debo considerarse como una gran empresa,
lógico es consecuentemente que todos sin excepción soporten sus
ganancias y pérdidas y no como hasta el momento ha venido
sucediendo.
Pero además surgen otros interrogantes a plantear: ¿hasta
cuándo y hasta dónde puede nuestro país prescindir de un caudal
tan grande de población, dedicado a fomentar una ciudad para
diversión de los demás? ¿Qué produce Mar del Plata para el resto
de la sociedad? ¿No es una ciudad totalmente alejada de la realidad
de un verdadero crecimiento conjunto? ¿Y no entraña, un grave
peligro tratar de mantenerla como tal, aún proyectándola con más
fuerza en ese derrotero hacia el futuro?
Si hasta hoy los poderes municipales –con algo de ingenui-
dad– se han convencido de la propia publicidad y llegan ha creer
Carlos A. Bozzi
Los datos extraídos acerca de la situación económica de Mar del Plata figuran12
en su fuente en la Revista Planteo de agosto de 1973 (Numero 12) yfundamentación del “Proyecto de Promoción Industrial” del Concejal EduardoBenedetti (Mid-Frejuli) del 2 de agosto de 1973. Extracto de Boletín de Acta deSesiones del Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredon, (Período65º, 13ª Reunión. 7ª. Sesión Pública.)
110
que en Mar del Plata se vive mejor porque la gente es feliz y disfruta
como nunca. De esta maneras se engañan con su propia propagan-
da, propaganda que fomentan al igual que el cuento de aquel
estafador que no solo se quedó con el dinero de su víctima, sino
que además le obligó a pedir disculpas.
Rescatar a Mar del Plata del cuadro ofrecido no exige12
solamente una tarea material, sino también espiritual y física. Debe
estructurarse otra forma de economía basada no solo en el ansía de
“tener más”, sino en el deseo de “ser más”. A veces, la ciudad, lejos
de sus barrios, envuelta en un halo nebuloso no alcanza a percibir
las condiciones de vida de la mayoría de sus habitantes, la falta de
transportes, de asistencia médica, de electricidad, de calles
pavimentadas…
Generalmente, desde el cordón de edificios que bordea la
costa no se aprecian sus dificultades o porque suelen estar vacíos,
configurando en su centro una ciudad fantasma, una ciudad vacía,
o porque sus moradores padecen los problemas propios de quienes
están impedidos de disfrutar amplios espacios. A veces, ello
provoca violencia. Pero ¿desproteger la salud de la población,
condenarlas a la pérdida de toda posibilidad cultural, cerrarles los
caminos que impiden sortear la especulación turística, no es
también someterlos a otra forma de violencia?
Lejos, pero muy cerca del alma ciudadana, sin declamacio-
nes, a espaldas de festejos, crece una ciudad oculta –para quienes
no desean ver– y crece frustada, con bronca y mal asalariada.
Presiente la injusticia del gasto superfluo y el esfuerzo despilfarrado
en actividades crematísticas.
Cien años de una ciudad sin futuro
111
Mar del Plata es la séptima población del país. Cuenta con
vida propia. Tiene casi 350.000 habitantes, dos universidades, un
caudal lleno de esperanzas de seguir ubicada entre las mejores de
la república. Una esperanza al borde de quedar frustrada por la
sombra acechante de un ejército de intermediaros al servicio de
actividades improductivas para el conjunto social.
Una esperanza con altísimas posibilidades de frustrarse sino
cambia su rumbo de algarabía hacia un rumbo más solidario y útil
para sí y para el conjunto del país todo.
Esta edición de 300 ejemplares se terminó de imprimir en
los talleres gráficos de Ediciones Suárez, calle Roca 4091,
en el mes de noviembre del año 2005.
Mar del Plata - Argentina