borges-el ensayo como argumento imaginario josé miguel oviedo

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  • 7/25/2019 Borges-el Ensayo Como Argumento Imaginario Jos Miguel Oviedo

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    de las mayores cualidades a las que puede aspirar un ensayista,cuya tarea es pensar y ensear a pensar por cuenta propia.

    Lo curioso es que, si uno revisa la produccin ensaystica deBorges, que comienza, muy poco despus de iniciarse comopoeta, con el primer volumen de Inquisiciones(1925) que lexcluira sistemticamente de susObras completas, podr com-probar que casi no hay libros orgnicos o extensos en ella, y queest compuesta bsicamente por textos muy breves, modestoscomentarios de lecturas, simples reseas, prlogos y otraspiezas ocasionales. Es decir, casi todo sugiere la presencia de unensayista que quera ser visto sobre todo como un diligentelector, no como un ambicioso pensador. A Borges le importabapoco aparecer como un escritor original; prefera ser vistocomo alguien que reflexionaba con discrecin, slo guiado porel afn de comunicar el mismo placer que haba experimentadoal recorrer ciertos textos. sa era su justificacin para apropiarsemediante la lectura y la escritura obras ajenas y hacerlassuyas en un grado que slo ahora, gracias a las modernas teorassobre la funcin del lector y la creacin del sentido textual,podemos entender en todos sus alcances. En su Nota sobre

    (hacia) Bernard Shaw, incluida enOtras inquisiciones(1952)1quepuede considerarse su libro medular de ensayista, pesecontextura no difiere mucho de los otros, Borges aficuya radical novedad pocos advirtieron entonces:

    La literatura no es agotable, por la suficiente y simpde que un solo libro no lo es. El libro no es un ente inicado: es una relacin, es un eje de innumerables nes. Una literatura difiere de otra, ulterior o anteriorpor el texto que por la manera de ser leda: si me fuegado leer cualquier pgina actual sta, por ejemplola leern el ao dos mil, yo sabra como ser la liteao dos mil. (158)

    Esta concepcin abrira ms tarde caminos inditos ejercicio literario entre nosotros; ms concretamentemodo de pensar ese ejercicio, lo que tiene consecuencias dsobre la prctica y la funcin del ensayo.

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    J o s M i g u e l O v i e d o

    BORGES: EL ENSAYO

    COMO ARGUMENTOIMAGINARIO Borges fue un maestro en desvanecer la frontera entre la ficcin y el ensayo:no pocos de sus textos pueden leerse bajo la lupa de ambos gneros. Jos Miguel Oviedo analiza los mecanismos de la prosa del argentino y refrendauna de sus ms apreciables virtudes: la de otorgarle al lector una libertad absoluta para cerrar o abrir el final de un escrito.

    A l Borges ensayista le debemos por lo menos dos cosas: laincorporacin de un enorme repertorio de autores y obde otro modo habran permanecido ajenos a nuestra trliteraria, y el arte de razonar, alrededor de ellos, con arg

    que estimulan la libertad de nuestra imaginacin. sas son precisa

    1 En adelante citamos segn la siguiente edicin:Otras inquisiciones, Alianza Editorial, Ma-drid, 1993. Indicamos la pgina entre parntesis.

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    Esa idea permea por igual los gneros que cultiv Borges,todos ellos caracterizados por su brevedad; es bien conocida suparadjica relacin con la novela, gnero del que fue un constan-te lector (y hasta traductor), pero que se neg enrgicamente(el adverbio es suyo) a cultivar. Es, en verdad, impropio hablarde gneros en el caso de Borges, porque continuamente es-cribi en los intersticios de ellos,creando ambigedades y rever-beraciones textuales que paro-dian los lmites establecidos porla retrica entre esas categorasdel discurso literario. Su obrapuede verse como un conjunto decrculos concntricos que secomprimen o expanden a volun-tad, y en el que todo remite alcentro que lo genera.

    Borges es un virtuoso en laprctica de la cita interna, el ecode otra voz alojada en la suya, rei-teracin de ciertos smbolos ymetforas, reanimadas por levesvariantes; esas variantes circulande un texto a otro, emigrando deun poema para ir a parar a uncuento y reaparecer en un ensa- yo. En verdad, lo que hay es unaconstante operacin de trasvaseque se organiza como un sistemade extraordinaria coherencia y

    cuyo perfil todos reconocemosgracias a ciertas marcas lings-ticas, poticas e intelectuales.

    El centro del estatuto borge-siano est dado por la nocin deinvencin, entendida sta como lacapacidad de crear ideas nuevas aun a partir de las ms cono-cidas. Borges trabaja con arquetipos establecidos por la colabo-racin de muchos a travs de los siglos: una cadena de prsta-mos y transformaciones que nos permite ver una vieja verdaddesde otro ngulo, como si la hubisemos formulado nosotroso al menos nos deja jugar con esa hiptesis. As, el lenguajeexpositivo y analtico del ensayo incorpora los elementos de laficcin y los recursos de la metfora potica. Sin duda, Borgeses un escritor libresco, pero lo es de un modo tambin par-dico: en la enorme biblioteca que nos dispensa su obra, loslibros que ha inventado para burlar a los eruditos son elementosimportantes, y no menos la presencia de su mayor ficcin: esefantasmal Borges que se inventa a s mismo como creador ylector de todos esos libros.

    Hay varios indicios de que uno de sus secretos propsitosera borrar las fronteras que separan el ensayo de la ficcin. Porun lado, tenemos los cuentos que, como Examen de la obra de

    Herbert Quain, Pierre Menard, autor delQuijote o TlnUqbar, Orbis Tertius, adoptan la forma de la notagrfica, la necrologa literaria o la especulacin ciencercanas al campo ensaystico que al de la ficcin. Srealidad, de cuentos que carecen de una lnea argumdos elementos fundamentales del lenguaje narrativo:

    y la evolucin dramtica dpersonajes. Sin embargo,leemos como cuentos pose presentan como modeloarte de imaginar y fantasealas ms extraas y asombposibilidades concebidas pmente humana.

    Inversamente, no pocos e yos de Borges pueden ser lcomo relatos o alegoras funcin narrativa es lailuminar cuestiones estticmetafsicas. Un notable ejede eso es El acercamienAlmootsim, que aparecimero como una de Dos nen el libro de ensayos Historia dla eternidad(1936) y luego ema Ficciones(1944); es decir, el apropuso dos lecturas distintamismo texto, facilitadas pindefinicin genrica.

    Al plantear la argumenta

    intelectual como un vehculra estimular nuestra imagina y conducirla al reino de lo cio, Borges produjo un camcualitativo en el lenguaje y epsito habituales del ensay

    Otras inquisicioneshay un texto titulado La flor de Coleque trata uno de sus motivos favoritos: el de la creacicomo un conjunto limitado de imgenes y formas qupliegan en una serie infinita de distintas versiones, decual se confunden el original y la copia o, mejor anni uno ni otra. En el mismo libro aparece otro textoautor ingls, cuyo ttulo hace explcito su asunto: EColeridge; en l vincula la actividad literaria a la oque nos recuerda que el mundo puede ser tambin Aunque slo nos ocuparemos del primero, conviencomo textos a la vez paralelos y divergentes. ste esignificativo del arte ensaystico de Borges: el examequier tema es continuo y circular, lo que justifica la prnotas y postdatas que revisan lo ya examinado.

    Sus razonamientos suelen seguir un mtodo paradpasos se adaptan a un esquema bastante reconocible: miento de una teora o cuestin de ndole literaria, fi

    I l u s t r a c i n : L E T R A S L I B R E S / M a r t i n K o v e n s k y

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    J o s M i g u e l O v i e d o : E l e n s a yo c o m o a r g u m e n t o i m a g i n a r i o

    intelectual en principio problemtica y difcil de aceptar; elresumen de las varias y discrepantes interpretaciones que esacuestin ha tenido a lo largo del tiempo y los posibles erroresque las invalidan; el examen de las alternativas que el asuntopermite, incluyendo la suya; y la sospecha de que su nuevapropuesta no est necesariamente exenta de alguna secretafalacia, lo que nos obliga a repensar todo otra vez.

    Esto ltimo es fundamental, porque deja al lector en libertadpara pensar o imaginar lo que quiera, y confirma adems la iro-na y el escepticismo filosfico de Borges respecto de las leyesque rigen el conocimiento humano y su bsqueda de la verdad.

    Varios de esos pasos aparecen en La flor de Coleridge. Elensayo comienza con una cita de Paul Valry que contiene unaidea casi asombrosa: la de que la verdadera historia de la litera-tura no debera hablar de autores y obras, sino presentar LaHistoria del Espritu como productor o consumidor de literatu-ra (17). Aunque su punto de partida es una idea ajena, Borgesinmediatamente la asimila a su sistema, agregando que la sor-prendente teora de Valry en verdad tampoco es original: unsiglo antes, el Espritu, a travs de otro de sus infinitos ama-nuenses cuyo nombre era Emerson, haba observado que exis-ta tal unidad entre todos los libros del mundo que bien podanhaber sido redactados por un nico caballero omnisciente.Borges invoca aun a otro amanuense anterior, Shelley, quienseal que todos los poemas son fragmentos de un solo poemainfinito.

    Sutilmente, el autor convierte una idea en principio inslitaen una especie de constante del pensamiento humano, en partede una tradicin, lo que le permite jugar con otro de sus temasfavoritos: el carcter siempre misterioso y sorpresivo de las fuen-

    tes literarias. Para realizar su modesto propsito (ibid.), presen-ta tres distintos textos que, al inicio, parecen tener poca relacinentre s. (En el pensamiento de Borges, los textos se conectande modo inslito o anmalo, negando la cronologa y a veces lalgica.) El primero es de Coleridge y contiene una posibilidadcasi inconcebible: qu pasara si un hombre soara que haestado en el Paraso, en prueba de lo cual le dan una flor, ydescubriese, al despertar, que tiene esa misma flor en la mano?

    De all, el ensayista extrae una primera conclusin: la de que,en literatura, no hay acto que no sea coronacin de una infinitaserie de causas y manantial de una infinita serie de efectos (18).En el fondo, la flor es una alegora que ha reaparecido en laliteratura universal, muchas veces y bajo distintos ropajes, sobrelos contactos, fascinantes o aterradores, de nuestro mundocon el ms all, que implica un viaje a lo desconocido y unacontradiccin de todas las evidencias de la realidad normal. Ennuestra literatura, quiz uno de los ejemplos ms conocidossea el cuento Lanchitas (1878), de Jos Mara Roa Brcenas(1827-1908), en el que un cura que asiste a un moribundo, dejaolvidado su pauelo en casa de ste y, cuando va a recogerlo,descubre que el lugar no ha sido habitado por largos aos;es decir, ha estado en el mundo de los muertos y slo tiene elpauelo como prueba de que no ha soado o no est loco.

    El segundo texto que Borges invoca sobre el temaTheTime Machine(1894) de H.G. Wells, cuyo protagonista reaimposible viaje en el tiempo, especficamente hacia del porvenir, del que trae una flor marchita. En este imaginacin literaria converge con las teoras cientfplantean la posibilidad concreta de realizar un viaje eotra direccin del tiempo. En aos recientes, este tdejado de ser mera especulacin propicia para relatoscia ficcin o material para el cine de entretenimientconvertirse en motivo de seria reflexin cientfica. Fsiel famoso Stephen W. Hawking han escrito obras quenan esa posibilidad como parte de los problemas esenla fsica moderna.

    La clave para realizar ese viaje no parece estar en evistosas naves intergalcticas, sino en aparatos como edor de eones y en el supuesto de que el universo eSin embargo, pasar de la teora a la prctica no es fcila solucin de cuestiones y paradojas que no son muy de la flor de Coleridge o el pauelo abandonado del cuRoa Brcenas; por ejemplo, lo que los cientficos hanla paradoja del abuelo: si un viajero del tiempo encsu abuelo y lo mata, su existencia como nieto es lgiimposible. Todo esto, que Borges no poda haber prevmuestra que el movimiento de las ideas no es lineal. Iel universo segn los nuevos fsicos.

    El tercer texto esThe Sense of the Past, una novela inconclu y poco conocida del triste y laberntico (19) Henry Jahroe hace el viaje inverso al de Wells: regresa al pasatamente al sigloXVIII. El mvil de ese retorno es un retratoalguien ha pintado de l: pero en el sigloXVIII, en el que, po

    cierto, no exista.De todo esto, Borges extrae una alarmante concluscausa es posterior al efecto; el motivo del viaje es una dsecuencias del viaje (ibid.). Con delicada irona, el autor ael aparente escndalo de la teora de que todos los auun autor (19-20) declarando que est respaldada por clasicista para la cual esa pluralidad importa muy(20), lo que remite otra vez a la idea de Valry que sirvimpulso inicial de este ensayo.

    La pieza se cierra con una observacin que, nuevparece insostenible, pero que Borges alcanzara a demmodo magistral: la de que quienes copian deliberadamotro autor, lo hacen impersonalmente porque confese escritor con la literatura (ibid.). Bien sabemos que la puta en prctica de esa teora del plagio como suprema creacin es el relato Pierre Menard, autor delQuijote. Y as, eensayo que termina siendo un brillante ejercicio de la icin se confirma por un relato que asume esa forma mla crtica que es como dijimos al comienzo la nota gica. La circularidad del arte borgesiano pone en el ctodo el razonamiento imaginativo la libertad del lector plo que quiera. Acaso son otras las virtudes propias deensaystico?~