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Daniel B. Gutiérrez R. - Leinad
Auto Sanación Musicando
Daniel Bernardo Gutiérrez Rojas.
LEINAD
Daniel B. Gutiérrez R. - Leinad
Copyright © 2014 Daniel Bernardo Gutierrez Rojas
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de este libro y/o ilustraciones sin la autorización expresa de su autor.
ISBN:
ISBN-13: 978-1502498663
Daniel B. Gutiérrez R. - Leinad
Dedico este libro al Gran Espíritu que nos contiene a todos…
"Tomé mi pluma fuente y coloqué su punta sobre el blanco.
Me serené.
Abrí la puerta, mi canal interior,
me permití ver más acá del cotidiano,
Magia pura, natural
Cambio de forma...
Tantas vivencias recordadas.
Tantas vivencias olvidadas.
Equilibrio de fuerzas.
Tensión y distensión"
Daniel B. Gutiérrez R. - Leinad
CONTENIDO
Prólogo Pg. 1
1 Serenidad Pg. 3
2 Aprender la bondad Pg. 5
3 Magos del tiempo Pg. 21
4 La cueva del Ego Pg. 28
5 Renacer Pg. 45
6 Recibir Pg.51
7 Organizar Pg. 58
8 Ver Pg. 70
9 Magia Pg. 89
10 Activar Pg. 100
11 Enfrentar Pg. 114
12 Unir Pg. 120
13 Escoger Pg. 145
14 Natural Pg. 160
15 Intuir Pg. 170
16 Llamar Pg. 186
17 Meditación Melódica Pg. 221
Conclusión Pg. 265
El Autor Pg. 267
Auto Sanación Musicando
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Daniel B. Gutiérrez R. - Leinad
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PRÓLOGO
Este libro es una narración de algunas de las experiencias, que durante
esta encarnación, me ayudaron a entender la Auto Sanación por medio
de la música. Ilustrado con algunas psicografias expresadas por mi ser
eterno.
Advierto al apreciado lector que las ideas que aquí propongo pueden
chocar con sus creencias o convicciones. Si éste es su caso, le pido, de
manera muy respetuosa que coloque ese contenido en el infinito mar
de las posibilidades y lo deje pasar. Pero también pienso que servirá de
inspiración para las personas que estén dispuestas a percibir otras
posibilidades de encarar este tema y encuentren utilidad práctica para
su experiencia particular en las siguientes páginas.
Recomiendo antes de leer, hacer el ejercicio de colocar la mente en
modo “receptivo” en lugar de modo “competencia”. Sus ideas y las
mías no deberían competir, mejor interactuar para que usted pueda
tomar lo que sienta conveniente. Cada camino es único y tiene una
receta con mezclas e ingredientes diferentes. Aprecio mucho el
esfuerzo que usted coloque en hacerlo.
Hay infinidad de terapias físicas y psicológicas además de muchos
conceptos diferentes acerca de nuestro funcionamiento mental y
espiritual. Con este libro intento mostrar desde mi experiencia personal
lo que yo he podido entender acerca de la música, el ego, la dualidad y
la sanación. Exponiéndolo de una manera diferente y sencilla. Esto no
significa que me adapte a ningún criterio establecido, por el contrario
soy más un explorador osado, de avanzada, aplicando la duda y algo
que aprendí en la escuela de arquitectura para poder crear un diseño
óptimo: “rompe con todo lo que ya conoces y busca la solución
pensando diferente”. Existen varias interpretaciones del ego, unos lo
describen como un mensajero que trae noticias del subconsciente y las
muestra al exterior, otros lo dividen en varias entidades que luchan
entre si constantemente. Incluso hay quienes lo entienden en diez o
más partes.
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Para que haya un entendimiento correcto, entre usted y yo voy a
plantear al ego como el guardián de una gran cueva mental en la que
ubico por sentido práctico, lo que se conoce como el subconsciente.
Este personaje tendrá dos caras, una oculta que no sabemos aún hacia
donde mira, ni cómo es. Y otra visible que realmente es la que observa
toda la actividad de la cueva y sus conexiones. Este guardián vigila
celosamente lo que entra y lo que sale de sus dominios.
Así mismo, les aclaro que voy a utilizar la palabra bondad en lugar de
la palabra Amor, ya que la primera es mucho más específica e indica la
parte positiva de la dualidad, es decir el bien.
Cabe, por último, hacer claridad sobre la música y la Auto Sanación
que es el tema central de este libro. Lo que le voy a compartir, amigo
lector, es una parte de mi experiencia personal de Auto Sanación junto
a los seres que me han rodeado y me acompañan en esta aventura vital.
Por lo tanto, le recomiendo leerlo abrazando a la vez su deseo de
encontrar una manera práctica de estar bien, en paz interior y con todo
lo demás, de manera estable y perdurable.
Esto se puede lograr creando la música con los instrumentos musicales
adecuados unidos a la comprensión del funcionamiento del ego, su
caverna y el enfoque especial del sistema de los Chakras que aquí
planteo. Pero sobre todo con su compromiso interior de querer
hacerlo.
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1 SERENIDAD
Subí al monte sagrado, esbozado en el fondo de la taza grande de chocolate caliente
que acababa de compartir con mi compañera.
Con esa dulce y cálida sensación en mi estómago, la noche tomó un matiz suave y
tierno, sentí la caricia de la abuela sentada al lado de mi cuna, observándome,
mirándome, llevándome en sus ojos a mundos olvidados, algo antiguo. Añorado…
REENCUENTRO esperado tantos años y que ahora se resume en un punto
sobre el blanco papel…
Pude ver todas las veces que me envolvió en sus alas. Escuchar, como un susurro en
mis oídos casi inaudible, una voz ancestral que me decía:
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- Ya es hora, es la hora...El tiempo te ha alcanzado... descálzate, desnúdate, deja
salir de nuevo tu música sagrada, MÍRAME¡ –
Entonces, me senté.
Sentado de espaldas al río y a la selva inmensa, mágicamente y sin esfuerzo, mis
pensamientos volaron en forma de globos hacia la gran luz.
Las dudas del futuro se mezclaron con los gritos del ayer formando una montaña
alta y difícil de subir. Era una presencia imposible de ignorar, en ese momento
entendí que se trataba de un llamado al presente desde mí ser infinito espiritual.
Quieto, casi fundido con la roca, mire el camino pedregoso que venía de las nubes.
- ¿Puede una duda continua, llevarme a alguna parte?
- ¿Puedo subir, mirando sólo hacia abajo?
Caídas de agua en cascadas que van a lo profundo, naves encalladas en los altos
árboles, bosque espeso que sube entre peñascos...
- no veo caminos claros que me guíen - Sin embargo...
Me sereno.
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2 APRENDER LA BONDAD
Formamos parte de una gran escuela cósmica, donde
aprendemos y enseñamos a lo largo de infinidad de
existencias, detalles y diferentes matices de lo que significa
el Amor. Lo que llamamos Universo es una parte
microscópica de lo que existe, tal vez sea una mota de polvo
en una tormenta inmensa de arena que a su vez hace parte
de un universo tan magnífico como el que hasta ahora
podemos abarcar con la mirada mágica del telescopio
espacial Hubble. Y éste otra vez una mota de polvo de algo
mucho mayor. Somos una especie singular, pretendemos
encontrar el creador de todo. Competimos desde el egoísmo,
castigamos y nos sumimos en creencias donde el miedo es
protagonista. Al final nos matamos unos a otros y nos auto
destruimos a la vez en nombre de esta búsqueda. Desde niño
me pude dar cuenta que lo más polémico y dual en nuestras
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relaciones interpersonales, son los temas referentes a la
religión y la espiritualidad. Esos que hacen subir la voz,
manotear y ruborizar caras. Todos pretenden tener razón y
nadie puede asegurar nada con certeza. Esta situación de
ignorancia impuesta que busca definir y experimentar el
Amor, lo único que consigue, es crear conflictos y
polarizaciones que se traducen en una humanidad cada vez
más enferma. Cada uno de nosotros vive una búsqueda
permanente dentro de interrogantes tales como: ¿Quién soy?
¿Por qué nací? ¿Qué debo hacer? ¿Para dónde voy? Pero tal
vez el que más nos martiriza en nuestra mente es: ¿Quién me
creo? Al no haber respuestas claras a todas estas preguntas
surge desde la oscuridad un personaje energético de mal
carácter, encorvado y malicioso. Magnífico coleccionista
emocional y hábil manipulador de lo que llamaremos
personalidad. Generalmente, nos esclaviza gritándonos lo
que él sabe, sin saber, desde la cueva mental que custodia y
administra.
A este personaje le colocaremos el nombre de ego. Al ir
recorriendo esta historia podremos, poco a poco, entenderlo
y con ayuda de un enfoque especial hacia la música volverlo
nuestro amigo y aliado.
Cuando hablamos del creador siempre surge una palabra:
Amor. Esto lo llevamos en nuestro ADN inmaterial. Tanto
nosotros como nuestro ego no tenemos idea de quien nos
creó ni para qué. El real significado de la palabra Amor,
también nos es desconocida. Así, somos unos tuertos
guiados por ciegos. Vamos dando tropezones de aquí para
allá. Con cada tropiezo creamos lo negativo: dolor, miedo,
vergüenza, culpa, apegos, mentiras, ilusión. Hay una relación
enfermiza entre el personaje de la cueva y nuestro ser
fundamental, esa mala comunicación, aparte de dañar
nuestro cuerpo, también nos envuelve en información
negativa apartándonos de lo que somos y escondiendo del
resto del universo nuestra verdadera esencia. Ya les iré
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contando lo que he descubierto acerca de todo esto y cómo
arreglarlo.
Yo, tengo claro que somos seres cósmicos, por esto prefiero
la palabra cosmonauta para definirme. Me encanta observar
alrededor de lo que soy: un ser inmaterial creador de
pensamientos, ideas y sentimientos, dentro de un traje
espacial y material que llamamos cuerpo. Por medio de este
traje biológico nuestras ideas se comunican con el cosmos a
la vez que recibimos desde él toda la información.
Tenemos además del traje espacial o cuerpo físico, otro
inmaterial que más bien sería inter dimensional, es el sistema
energético que conocemos como chakras. Por medio de éste
transmitimos y recibimos los sentimientos. Todos los
conceptos acerca de los chakras y la música, que aquí
comparto, son personales y responden a mi interpretación de
acuerdo con la experiencia de vida.
Para mejor entendimiento y clara explicación, de aquí en
adelante, voy a definir el Amor como todo aquello que implica
la Bondad y por semántica, enfocándome hacia la parte
positiva de la dualidad que forma toda experiencia en este
Universo. No devalúo y mucho menos excluyo la parte
negativa. Comprendo que en toda escuela hay maestros que
están experimentando la dualidad y dan enseñanzas en cada
una de las partes. Yo los clasifico en dos grandes niveles: El
más abundante y sencillo de aprender es el nivel que
enseñan los maestros del NO, donde aprendemos todo
aquello que NO se debe hacer ni pensar en hacer, pues de
hacerlo nos haría alejarnos de la Bondad como
consecuencia. Estos maestros son muy evidentes, hábiles y
dolorosos, también nos crean muchos apegos y de forma
continua atan fuertes lazos emocionales que nos causan
infinidad de problemas. Curiosamente las lecciones que dan
los maestros del NO son las que más fácil aprendemos e
integramos a nuestra experiencia particular de vida. Hay dos
formas de experimentar este amplio nivel: Por medio del dolor
y el sufrimiento emocional que es la forma común y más “fácil”
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de hacerlo. También hay la manera “difícil” , que es, ser
conscientes de lo beneficioso para nuestro aprendizaje y así
poder construir Dharma por medio de la transformación
personal, transmutando las emociones pesadas y negativas,
encontrando el punto de equilibrio y permitiendo la otra parte:
La Bondad. Cuando aprendemos a ser conscientes de
nosotros mismos y nos centramos en nuestro espacio interno,
mágicamente nos convertimos en maestros del SÍ. Este tipo
de maestros es el más escaso pero que en potencia y utilidad
basta para formar el equilibrio con el otro tipo, mucho más
común y abundante. Ser maestro del Si es cuestión de
claridad y de verdad. Estos maestros enseñan por medio de
su ejemplo todo aquello que si se debe hacer y pensar en
hacer para construir nuestro Dharma. En este libro daremos
al Dharma igual significado que a la Bondad, sin ningún otro
componente que provenga del hinduismo.
Para ser maestro del Si es necesario entender de manera
profunda y experimentar lo que es bueno y saludable para
uno y en consecuencia para todo lo que está a nuestro
alrededor. El maestro del Si es emocionalmente estable y a
pesar de recibir continuamente los embates emocionales de
sí mismo y desde todas las situaciones o personas que lo
rodean, decide el equilibrio en lugar del reflejo. Vemos que
ser maestro del SÍ es un arte mayor, cuestión de aplicar
nuestro libre albedrío de forma positiva, haciendo uso de él,
en su estado puro para liberar la decisión de toda emoción
inconsciente que proviene de la cueva donde se esconde
nuestra parte más negativa de la dualidad: el ego enfermo.
Durante la lectura de este libro podrán encontrar
herramientas físicas y espirituales para desarrollar de forma
natural sus capacidades para ser maestros del SI. Aclarando
de antemano que aquí no encontraran ni tendrán que
aprender el uso de técnicas complejas o disciplinas forzadas
ni nada que implique un esfuerzo superior al de su propia y
libre decisión. Este camino musical que ahora tiene frente a
usted es solamente uno de muchos otros por los que se
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puede alcanzar la experiencia de vida más favorable para
nuestro verdadero ser inmortal.
Recuerdo que de niño recibí infinidad de ejemplos de lo que
muchos años después entendí eran solo comunes
enseñanzas incorrectas. Como todo niño vine programado a
esta encarnación para la creencia, principalmente, en las
palabras de los demás y en especial de los adultos. Ésta es
una forma natural que los seres humanos tenemos como
protección básica durante los primeros años de nuestras
vidas. Así escuche durante mi infancia y adolescencia a mi
padre y madre enseñarme creencias, palabras,
comportamientos y actitudes que de forma alguna me
ayudaban a descubrir lo que es la Bondad y que
definitivamente me hacían mover hacia el lado más
desfavorable para mí. En el ahora mirando todo aquello en
retrospectiva he podido encontrar, por diferentes medios,
cosas del pasado familiar mucho más escondidas y
censuradas que la más oscura de las ordenes esotéricas.
Emociones enfermizas heredadas de generación en
generación, por este mismo método. Pude encontrar que la
mayor parte de lo que yo creía que era YO, realmente no lo
era. Eran cosas que pertenecían a mi abuelo paterno, o a la
familia de mi madre, a un tío solitario o a un bisabuelo
extremadamente tacaño. A dos familias muy religiosas,
católicas y creyentes pero que desconocen por completo el
sentido real de lo que se pretende enseñar: El Amor.
Entender esto es cosa de un instante, pero realmente,
desprender todo esto de mi ser interior es algo que me tomo
más de una década de exploración por los intrincados
laberintos que otros construyeron para mí. Algo que pude
concluir es que sacando toda esta basura inservible de mi
subconsciente, haciéndola visible y entendible por mí ser
consiente, quedaba mi esencia, mi razón de ser y estar, lo
que realmente vine a aprender en esta vida: La Bondad.
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La palabra Bondad es la cualidad de bueno. Se identifica con
la característica propia de las buenas personas. Es también
la inclinación o tendencia natural a hacer el bien. Bondad se
aplica al carácter de una persona, un objeto o una acción para
indicar que es buena. Se identifica también con la palabra
'dulzura' . El antónimo de esta palabra es maldad. La bondad
es un término abstracto imposible de cuantificar. Ha sido
tratado en temas de Filosofía, Religión, Ética y Moral. Cuando
se identifica a una persona o una acción como bondadosa se
suele asociar a otros valores como la solidaridad, la
generosidad, la humildad o el respeto. En estos términos no
se considera bondad simplemente como la ausencia de
maldad, ya que la bondad no se limita a evitar el mal, sino
también a promover el bien.
Digamos que La bondad y la maldad hacen parte de la misma
fuerza, pero es la intención del que las genera lo que enfoca
esta energía hacia la generación del karma o su contrario el
dharma. En el medio de la dualidad entre lo que llamamos
malo y bueno esta nuestro libre albedrío. Ahí está la clave de
todo esto. Aquí definiremos como karma a todos los actos que
realizamos por medio de nuestro egoísmo sumado al libre
albedrío y que da como resultado el caos y la regresión. El
dharma lo explicaremos como todos los actos generados por
nuestra conciencia sumada al libre albedrío y que están
encaminados al progreso mutuo y la creación de bienestar.
La Bondad es una palabra corta y fácil de pronunciar pero
detrás de ella hay muchísimos matices. Cada uno de ellos y con una temperatura determinada requiere de varios
Universos e infinidad de experiencias espacio temporales
para poder ser abarcados. Una sola vida, una sola
experiencia es totalmente insuficiente para este aprendizaje.
En la mayoría de nuestras existencias experiencia
necesitamos de guías o maestros, hasta que, en alguna parte
de nuestro sendero cósmico, encontramos nuestro personal
método de aprendizaje, el que nos libera de esa infantil etapa
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de la creencia y nos hace encender con luz propia
transformándonos en verdaderos maestros que por medio de
la acción y el ejemplo nos permite enseñar la bondad en su
estado más puro. En mi caso particular fue a través de la música que nace en mi corazón.
Sin embargo, llegar a este instante y encontrar el método,
requirió de muchos pasos, de gran cantidad de lecciones, de
mucha paciencia…
Generalmente, lo más sencillo, lo más obvio y práctico es lo
que más nos cuesta encontrar. De esta manera funciona el
arte del diseño. Para llegar a la forma final que mejor
responde a una necesidad en particular hay que invertir gran
cantidad de tiempo, pensamientos y energía, si se tiene éxito,
lograremos materializar la respuesta más sencilla y eficiente
para esa necesidad. Así me sucedió con una cualidad
personal, que aunque siempre había estado presente en esta
vida, la había interpretado como un defecto y me causaba
gran cantidad de vergüenza. Era un impulso de aprender por
cuenta propia y además los temas de mi predilección. Esto,
me acarreo innumerables problemas escolares y más
adelante el retirarme de los estudios de medicina a los que mi
padre médico cirujano me había forzado a iniciar, para luego
ingresar a cursar estudios de arquitectura, los que tampoco
termine por razones económicas, por no estar cómodo con lo
aprendido y la prepotencia de los maestros en sus métodos
absurdos de enseñanza, además de circunstancias
personales creadas por esa basura emocional a la que había
sido expuesto año tras año en mi núcleo familiar.
El auto aprendizaje es algo que he traído impreso en mi
programa vital original en esta encarnación y que en última
instancia me llevó a desarrollar en gran medida la
espiritualidad, a comprender mi esencia y consistencia y a
reencontrarme con la salud a través de la música creada y
expresada por medio de mágicos y maravillosos instrumentos
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musicales, principalmente con la Flauta de Amor y el Arpa de
Ensueño, en algo que he llamado Meditación Melódica©.
En el continuo transcurrir del tiempo he cambiado bastante.
Digamos que ahora soy un ser liviano, incluso más que justo
después de nacer. Uno sale del vientre materno con bastante
“programación” lastimosamente mucha de ella negativa, pues
desde el quinto mes de gestación ya hemos desarrollado el
sentido auditivo en su totalidad y somos capaces de percibir
los sentimientos y las emociones a través de las palabras y la
música que escucha nuestra madre, nuestro cerebro no logra
distinguir una de la otra, para el sistema nervioso las palabras
son música. Ambas atraviesan la membrana delgada de piel,
musculo y tejidos que nos separan del gran salón de clases
que llamaremos Tierra.
Curiosamente le damos ese nombre a nuestro planeta
acuático, igual que él estamos formados mayormente por
agua. Flotando en el líquido amniótico nos sobresaltamos
cuando nos llegan ondas de energía musical que hacen vibrar
el agua que nos contiene y que son amplificadas por nuestro
sistema auditivo, ya totalmente funcional.
Somos un símil de computador nuevo al que poco a poco se
le va instalando el Software necesario para que su usuario
(dueño) saque el mayor provecho, según sus conveniencias.
Al llegar a una nueva experiencia terrenal, avanzando en la
primera etapa de una nueva encarnación aún estamos muy
conectados con la energía ondulatoria espiritual. Es por esto
que el sentido que primero se desarrolla es el auditivo, pues
se especializa en recoger del entorno uno de los dos tipos de
energía que existen en nuestro universo: el ondulatorio. Las
ondas no tienen masa alguna y hemos de situarlas al mismo
nivel de los pensamientos, emociones, sentimientos y lo que
denominamos espiritualidad que no es material.
Precisamente venimos de una etapa espiritual para aprender
en una material. Además, como en esta existencia material
podemos percibir lo espiritual, en nuestra existencia espiritual
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también podemos percibir lo material. Interactuamos por
medio de las dos energías la ondulatoria y la de partículas.
Estamos capacitados para interactuar e innovar en la
totalidad de la creación. ¡Somos dioses!
En esta primera etapa somos programados con la energía
ondulatoria (espiritual) ya que estamos más vinculados a
nuestra anterior experiencia en la dimensión inmaterial, y
lógicamente la podemos incorporar al inicio y de manera muy
fácil, además es la forma de ir grabando los programas a los
que nos enfrentaremos durante nuestra vida, lo que tenemos
que superar, las lecciones a tomar y el karma a equilibrar.
Realmente allí se programa lo más básico pero que a la vez
será lo más difícil de entender. Todo entra por nuestros
pequeños oídos sumergidos en el agua que es mucho más
poderosa que el aire para transmitir las ondas musicales. Un
ejemplo de esto son las ballenas azules cuyo canto puede
recorrer océanos enteros. Esta energía ondulatoria se
transforma en los moldes emocionales que quedaran
guardados bajo llave y custodiados por el ego, en una cueva
muy profunda que llamamos subconsciente.
Durante el resto de nuestra vida llevaremos impresos estos
mensajes-emoción, mensajes-sentimiento que hemos
recibido por el oído y por nuestra delicada piel.
Somos seres inteligentes limitados por la emoción.
Precisamente nuestras emociones creadas primero
intrauterinamente y más adelante durante nuestros primeros
10 años de vida, van a perdurar y fortalecerse año tras año.
Dependiendo de nuestro programa vital lograremos o no,
hacerlas consientes, entenderlas y superarlas.
La familia, además de todo lo positivo que nos dona
querámoslo o no, es la principal fuente de enfermedades que
iremos desarrollando paulatinamente durante el transcurso
de nuestras vidas, es allí donde nace la programación
emocional que se va heredando de abuelos, padres, hijos,
nietos y resuena entre hermanos, tíos, primos y hasta puede
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contagiar las amistades más cercanas. Estas enfermedades
se expresan por medio de diferentes tipologías: creencias,
costumbres, tradiciones, gustos e inclusive a nivel grupal
extenso, el folclore. Hay algo que es común a todo esto que
transmite la enfermedad de forma automática, podemos
encontrarlo escondido y muy sutil en unos casos y en otros
formando parte protagónica como es el caso del folclore y la
religión. Estamos hablando de la música. Si la MÚSICA, eso
que a todos nos atrae, nos hace movernos sin control,
despierta todo tipo de emociones e incluso con las notas
sumadas a palabras adecuadas podría hasta matarnos. No
estoy exagerando de modo alguno, ya en la antigua Grecia el
filósofo Platón reclamaba que la música, tanto su
interpretación como escucha deberían estar sujetas a reglas
determinadas y las personas que se expusieran a ella,
completamente conscientes de su poder y peligros. Igual que
muchos venenos, cuando es administrada en cantidades
adecuadas y en diluciones especiales, la música se
transforma en medicina y lo mismo que nos causa la
enfermedad puede curarla y sanarnos.
En la mitología griega hay una historia que ilustra claramente
como la música puede fácilmente, despertar sentimientos
egoístas y favorecer bajas pasiones.
Pan era el semidiós de los pastores y rebaños en la mitología
griega con apariencia de macho cabrío. Un centauro.
Además, era el dios de las brisas del amanecer y del
atardecer y vivía en compañía de las ninfas en una gruta del
Parnaso llamada Coriciana. Se le atribuían dones proféticos
y formaba parte del cortejo de Dioniso el dios griego del vino
y el placer. Era cazador, curandero y músico.
El dios Pan se enAmoró de la ninfa Σΰριγξ o Syrinx, mientras
ésta cazaba en el bosque Liceo y la persiguió hasta
acorralarla en la orilla del río Ladón. Syrinx, para evitar que
Pan le alcanzase, no tuvo más remedio que arrojarse al río
mientras gritaba pidiendo ayuda. Sus hermanas, las náyades,
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acudieron en su ayuda al oír sus gritos y, para ayudarle, la
transformaron en caña, de forma que cuando Pan la alcanzó
sólo pudo abrazar un cañaveral mecido por el viento del que
salían unos sonidos encantadores. Pan, al percatarse de que
el viento silbaba al pasar por la caña, supuso que eran los
lamentos de la ninfa y decidió cortarla, uniendo los trozos con
cera, y construyendo así su flauta de Pan para tocarla cuando
la pasión y el deseo lo poseían.
Es muy común ver como las vidas de las estrellas musicales
se ve envuelta en vicios, vanidad y desesperación.
También es muy Interesante para considerar, como las
diferentes religiones inventadas por el hombre usan la música
como anzuelo y pegamento para transmitir sus creencias,
esconder las verdades y manipular de forma segura
manteniendo sin mayor esfuerzo a sus adeptos. Muchas
horas las ocupé escuchando de manera compulsiva música
católica, cristiana y más tarde cuando descubrí el hinduismo
los mantras. Toda esa música a la que me expuse, programó
mi subconsciente e inundo mi consciente con ideas, que con
toda seguridad no me pertenecían, pero que incautamente,
de buena fe y con la creencia de que experimentaba un
ambiente cargado de bondad, la hacía mía e integraba a mi
programa vital. Sin darme cuenta, yo mismo permitía que se
instalaran en mi mente, estos programas tan difíciles de
superar.
Al quinto mes de ser trasladado inter dimensionalmente al
vientre de mi madre, empecé a percibir la música que me
acompañaría por décadas durante esta nueva experiencia de
aprendizaje. A través de mis pequeños oídos, ya totalmente
formados, llegaban ondas melódicas. Especialmente
generadas por una grabadora magnetofónica de cinta marca
Phillips, muy grande, funcionaba con tubos electrónicos. Mi
padre acababa de adquirirla a un elevado costo. Transcurría
la mitad de 1961 y la tecnología empezaba a ponerse cada
vez más al alcance del público, claro, si se tenía el dinero
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suficiente para adquirirla. En ella mi papá grabo gran cantidad
de música que por un micrófono capturaba de la radio o en
reuniones familiares donde interpretaba junto con primos y
tíos, diferentes instrumentos de cuerda. Mucha de esa
música iba acompañada de la palabra cantada. Pero habían
unas melodías que me gustaba mucho escuchar, solo música
sin palabras, luego cuando crecí, pude enterarme de que se
trataba de la música clásica y los alegres pasillos
colombianos. Aunque parezca increíble yo tengo recuerdos
consientes desde antes de nacer. Incluso puedo revivir el
momento en que un ginecólogo amigo y compañero de
estudios de mi papá me sacó del vientre de mi madre a la
fuerza, con unas pinzas metálicas frías que sujetaban mi
cabeza. Durante un doloroso y angustiante momento
atravesé un apretado túnel, luego, pude percibir la claridad,
el aire frío y más nítidamente los sonidos. Había nacido
nuevamente.
Muchos años después, iniciando la adolescencia, pude
separarme de los gustos musicales de mi padre y desarrollar
los míos libremente. Cursaba tercero bachillerato y los curas
del colegio Calasanz, donde estudiaba, organizaron un retiro
espiritual. Fue una experiencia que recibí con placer y no
precisamente por la parte religiosa que contenía el programa.
Al llegar al edificio de retiros en el norte de Bogotá me fue
asignada una habitación para mí sólo. Lo primero que hice al
sentarme en la pulcra cama fue desempacar de mi maleta
una cajetilla de cigarrillos marca pielroja que a escondidas
había comprado en la tienda del barrio la noche anterior.
Alumnos de cursos más avanzados me comentaron que allí
y durante los tres días del retiro, los sacerdotes permitían
fumar y escuchar música a bajo volumen. Seguramente,
pienso ahora, para observar los diferentes grados de estrés
en nosotros. Mi vecino de habitación un joven alto de cabello
dorado y largo, grandes ojos azules vestido con un overol de
jean azul claro. Me presto su pequeña grabadora con un
casete donde estaba grabado por una de las caras, un
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concierto de Elton Jhon y en la otra, el último disco de Pink
Floyd. Entre el humo que producían los muchos cigarrillos
que fumaba recibí por primera vez el sonido embriagante de
la música rock.
De sus letras en inglés solo podía traducir unas pocas
palabras ya que no era bueno para los idiomas. Realmente
nunca me interese por saber que decían los cantantes. Del
rock, sólo la música me interesaba . Hasta el día de hoy, unir
las entonaciones vocales de las desconocidas letras en otros
idiomas, con la música, siempre ha sido para mí más que
suficiente. A partir de ese día atravesaron mis caminos
tortuosos adolescentes muchos grupos musicales. Debo
mencionar que dentro de esa inmensa constelación musical
del rock, la música de grupos como Pink Floyd, Camel, Jetrho
Tull Yes y Génesis, dentro del género progresivo, fueron los
que me acompañaron durante más tiempo. Hasta hace
poco… Todo se transforma al pasar por las diferentes
experiencias durante este curso de aprendizaje. La música
no es diferente y para mí ha sido algo paralelo a mi entender
espiritual. Ahora estoy más cómodo con la música
denominada New Age o Chill Out y alguna de la clásica. Pero
la que definitivamente me llena y me transporta es la que
asombrosamente, ahora, puedo crear yo mismo.
Desde muy pequeño vi como mi papá y otros miembros de mi
familia eran virtuosos intérpretes de instrumentos musicales.
En las frecuentes reuniones de la familia, los boleros
románticos eran la diversión de los presentes. Sus letras
nunca me cuadraron con lo que yo veía en la relación entre
mi mamá y mi papá. Pero no quiero en este libro más que
hacer mención a este tema que considero de carácter privado
de ellos, para ilustrar la doble moral transmitida por la palabra
que acompañaba a la música en mi experiencia juvenil.
Dos de mis tíos eran músicos virtuosos realmente. Mi tío
Alberto hermano menor de mi padre que de forma
autodidacta aprendió la guitarra clásica, llegando a ser
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invitado a dar conciertos en el teatro Colon de Bogotá. Y el
hermano mayor de mi papá, ya desencarnado hace muchos
años que fue el organista de planta en la catedral de
Monserrate. Uno de los recuerdos más impresionantes a nivel
musical que tengo, sucedió a la edad de siete años, cuando
mi papá me llevó a escucharlo interpretar la Tocata y Fuga en
re menor BWV 565 de Johann Sebastián Bach en la catedral
primada de Bogotá. La música que salía de los inmensos y
brillantes tubos del órgano, me transporto a otra dimensión, a
otro tiempo y la piel entera se me erizo.
Al llegar los dieciocho años y empezar a sentir deseos de
agradar y conquistar a las jóvenes, pensé en seguir el
ejemplo de mi papá, y dar serenatas con guitarra, como él lo
había hecho con mi madre. Realmente no fue mucho lo que
avancé. Él me prestaba, de vez en cuando, y a
regañadientes, la mítica guitarra para ensayar con un
cuadernillo de instrucción que no recuerdo como lo conseguí.
Tengo que decir que en esos momentos sentía que el genio
musical de mis tíos había pasado de largo por mis genes ya
que me era muy difícil interpretar aquel instrumento, sin
embargo me di mañas para acompañar regularmente con la
guitarra, dos o tres baladas románticas y una que otra
ranchera. Una tarde le pedí prestada la guitarra a mi papá
para ir a una fiesta en la casa de un primo. Todo iba bien
hasta que me pase de copas y en medio de la borrachera
trastabille y fui a parar al piso, precisamente sobre la sagrada
guitarra de mi papá que quedó totalmente destrozada. Con la
pena moral y la reprimenda termino mi corta carrera de
músico. Por muchos años…
La música nos vuelve repetitivos, después de escucharla la
tarareamos de forma automática, la cantamos a capela y si
tiene algún contenido de ritmo acelerado nos hace mover el
cuerpo como si de un tic nervioso se tratara. La mayor parte
de la música que escuché anteriormente, tenía algo en
común: iba siempre acompañada de letra o palabra melódica
Auto Sanación Musicando
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que es lo mismo. Hoy estoy convencido de que la música y la
palabra son cosas que se deben separar para poder
aprovecharlas convenientemente. Podemos aceptar la voz
humana como instrumento musical, estoy seguro que es el
mejor y ya que lo tenemos incluido, pero sólo la voz, sin
palabras que nos transmitan ideas, pues se corre el gran
riesgo de que estén cargadas negativamente, o puedan
despertar algún recuerdo dormido no deseado, en nuestro
interior. Esto tiene consecuencias insalubres como iremos
viendo. La música melódica, sin palabras, es de por si
maravillosa pues es el medio perfecto para transmitir
emociones. El ejemplo más evidente son las bandas sonoras
de las películas que afectan, cambian y elevan las emociones
que muchas veces la simple imagen no consigue despertar
en el espectador. Si agregamos un medio directo como es la
palabra a este potencial emocional de la melodía, estaremos
sobrecargando nuestro sistema receptor emocional.
Siento comodidad hablando de mi experiencia personal
porque de esta manera valoro el camino desde la utilidad que
mi ejemplo pueda generar en los compañeros de vida. Y
aunque necesariamente en este libro deba hacer referencia a
personas y situaciones externas, siempre estaré centrado en
lo que he vivido personalmente, claro sin mayores detalles,
solo sacando la esencia necesaria para transmitir lo que aquí
nos interesa y espero que sea útil para los demás.
Durante nuestras vidas llegamos, al menos una vez, a un
punto de divergencia, son esas etapas donde, por diferentes
situaciones personales muy fuertes, ingresamos al “salón de
los espejos”. Es allí donde nuestro karma acumulado tiene la
oportunidad de ser equilibrado rápidamente y nos
enfrentamos cara a cara con nuestros mayores defectos…y
mayores cualidades.
Estos puntos los llamo divergentes porque después de seguir
una ruta muy concreta experimentando uno o varios de
nuestros programas impresos en la infancia, que
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generalmente son de carácter negativo, llegamos a una
situación donde no podemos seguir adelante, tocamos fondo
y nuestra vida adquiere una sensación de esponja llena,
donde no podemos absorber nada más y es momento de
limpiar. Ante nosotros y rodeándonos por entero aparecen
infinidad de puertas, todas tienen respuestas y regalos para
ofrecernos, pero sólo podemos escoger una para continuar.
Cada una refleja a las demás en forma de espejos,
haciéndonos sumamente difícil escoger la correcta.
Yo, he tenido la oportunidad de visitar este salón de los
espejos en varias oportunidades durante mis 52 años de vida.
Cada una, ha traído muchísimas enseñanzas y me ha
templado al fuego, transmutándome y acercando cada vez
más a mi ser esencial: el espiritual, el formado por energía
ondulatoria con la música de la Bondad.
Este salón actúa sobre nosotros removiendo las capas duras
y pesadas, los programas emocionales que algún día, ya
lejano ingresaron a nuestro cuerpo por los oídos en forma de
música, palabras o las dos cosas a la vez. Programas que
son absolutamente necesarios para aprender. Una vez dentro
de la cueva cerebral que en adelante llamaremos la cueva del
ego y que conocemos comúnmente como el subconsciente,
estos programas manipulan constantemente nuestra
realidad con mensajes cifrados que sólo puede entender
nuestro libre albedrío enfermo y con la fuerza suficiente para
enfocarlo hacia la generación de la mayor cantidad de karma
posible. Son una forma de mantener muy entretenido este
campo-escuela llamado vida terrestre. Pero una vez
aprendido, deben apagarse, limpiando la cueva del ego con
prontitud, ya que de no hacerlo adoptaran formas y matices
cada vez más duras de descifrar y con abundantes
conexiones que serán complicadas de manejar.
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3 MAGOS DEL TIEMPO
Con mi experiencia he podido comprender que todo nuestro
camino es perfecto, toda situación, cada paso es el más
adecuado para llevarnos hacia nuestro ser total, hacia
nuestro sitio único dentro de la energía ondulatoria que es la
Bondad.
En esta dimensión que llamamos realidad, percibimos a la
vez el espacio que ocupamos y por el que nos trasladamos
que aquí llamaremos camino y el tiempo como una sucesión
continua de instantes. Constantemente nuestro ego
colecciona esos instantes como si fueran fotos de cada uno
de ellos congelándolos en el tiempo y dejándolos disponibles
para traerlos al presente cuando lo considere necesario. A
esto comúnmente lo llamamos recuerdos.
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Para algunas personas es más complicado que para otras
estar conscientes de la totalidad del tiempo a través de las
múltiples reencarnaciones y no tanto del tiempo limitado de
una sola vida. Si logramos hacerlo, si conseguimos de alguna
manera practicar esa alta magia, seremos objetivos y nos
apartaremos de los necios juicios hacia nosotros y hacia
nuestros compañeros de viaje, además de entender y
practicar la ciencia de la paz: la Paciencia.
El tiempo es ilusorio: la interpretación de una melodía creada
con bondad, toma un tiempo para alguien que esté
escuchando pero para su interprete y creador el tiempo
desaparece. Una vez creada la misma melodía se desvanece
en el ahora para existir infinitamente y estará disponible en
nuestro corazón para ser utilizada en los caminos de las
múltiples experiencias a través de una cantidad de vidas
infinita.
No soy físico, ni me he preocupado en serlo, aunque desde
muy joven me atrajeron todos los temas relacionados con esa
hermosa ciencia. He leído y tratado de entender en lo posible,
en especial a los físicos que de alguna forma aceptan en la
ciencia, lo que no es material. La espiritualidad. A pesar de
ser algo contradictorio en principio, cada vez encuentro más
ejemplos de esta combinación extraordinaria. Mucho de lo
que expresaré aquí está basado en esas investigaciones, las
cuales yo he intercomunicado aplicándolas al campo que
ahora estudio y práctico: La música y la sanación.
El tiempo, según los últimos estudios en la física cuántica es
solo una ilusión creada dentro de nuestros cerebros y para mi
sorpresa el responsable de modelar esta sensación es, ni
más ni menos que el subconsciente que más asombroso aun,
ocupa la mayor cantidad de masa cerebral. Comparada con
el área donde se ubica la conciencia, el área dedicada a los
procesos del subconsciente es mayúscula.
La zona cerebral de la conciencia ha sido detectada
accidentalmente en la universidad de Washington durante
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una intervención en un paciente epiléptico. Esa se encuentra
ubicada en el claustrum o claustro, una híper delgada
membrana en lo profundo del órgano cerebral. Deduzco que
la cueva del ego es realmente gigantesca, muy compleja. Es
una caverna laberíntica perfectamente diseñada para
confundir nuestro camino hacia el auto-descubrimiento. El
consiente parece ser una actividad o un estado que no
demanda mucha capacidad porque dispone de poco espacio
de procesamiento. Veo que la conciencia tiene mucho que
ver con lo simple y que el subconsciente es muchísimo más
complicado. Esto es perfecto para el desarrollo de lo que
venimos a hacer en esta encarnación terrestre, ya que
debemos pasar muchas experiencias y retos en donde la
única salida es siempre lo sencillo, aunque el complicado ego
produzca emociones negativas para que todo parezca
confuso. Pienso que en este sentido, maestros reales como
Buda, nos daban desde hace muchos siglos la clave para
trascender la cueva: la sencillez.
Pero volvamos nuevamente a lo que significa el tiempo.
El tiempo por definición es la sucesión interminable de micro
sucesos, los cuales son almacenados por nuestra memoria y
esta los interrelaciona en un orden cronológico de acuerdo
como van almacenándose. La mayoría de los detalles de
nuestras vidas, las cosas que maneja por completo el
guardián de la cueva: el ego, pasan y se liberan sin ser
almacenados en nuestras memorias. Son los hechos
realmente cargados de contenido emocional los que
quedaran impresos y entre más carga emocional tenga un
episodio vivido, mayor será su recuerdo. Algo interesante es
ver cómo estos recuerdos muy marcados, al consultarlos,
entrando en la cueva, nos parece que van en cámara lenta.
En el interior de la cueva la percepción del tiempo se estira y
la intensidad emocional archivada hace distorsionar lo que
conscientemente experimentamos como sensación del paso
del tiempo. El rincón de la cueva donde se almacenan los
recuerdos se llama amígdala y está ubicada en la base misma
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de nuestros cerebros, es mayor en hombres que en mujeres
y es el lugar donde se origina el impulso eléctrico nervioso
que percibimos como miedo. Siento que esta es una de las
causas por la que los hombres, más que las mujeres, somos
propensos a la guerra y tenemos mayor capacidad de
experimentar el miedo. Para nosotros , los hombres los
temores se presentan en un amplio abanico de sutilezas. Los
miedos son la causa de todas las guerras. Seguramente que
es en la amígdala cerebral donde más cómodo está el
guardián de la cueva el omnipresente ego.
Tenemos en nuestro cuerpo material órganos de los sentidos
adaptados para captar diferentes sensaciones, diferentes
tipos de energía. El oído capta la energía ondulatoria del
sonido y el tacto también pero en mucho menor proporción
para las frecuencias normalmente audibles; la vista la energía
de partículas llamadas fotones; el gusto y el olfato partículas
químicas; el tacto también es un sentido muy complejo ya que
además percibe las sensaciones de frio y calor y por medio
de la presión es capaz de dibujar un mapa de lo que tocamos,
también nos hace percibir el viento.
En cualquier competencia de carrera atlética se da la orden
de salida por medio de un disparo al aire. ¿Por qué no usar
un destello luminoso? Esto se debe a que nuestro sistema
auditivo es mucho más rápido que la vista, sus conexiones
cerebrales reaccionan a mayor velocidad. ¿Por qué esta
diferencia de percepción temporal? ¿Será que el tiempo es
solo eso: una percepción?
Nuestra percepción de la vida va por detrás de lo que
llamamos presente ya que nuestro cerebro tarda un tiempo
en interpretar la realidad recibida por los órganos de los
sentidos, que como hemos visto, unos procesan más rápido
que otros. Así al ser entregada la información a nuestra
conciencia el presente ya es pasado y realmente estamos en
el futuro. Somos conscientes sólo de lo que ya pasó, siempre
estamos retrasados en el tiempo. Hay un experimento
Auto Sanación Musicando
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sencillo que usted puede hacer con facilidad: mire de
improviso cualquier reloj de manecillas y siempre, no importa
las veces que lo repita el segundero parecerá inmóvil durante
el primer segundo observado, este primer segundo le
parecerá más largo que los siguientes que usted mantenga
su mirada en el reloj. Esto no es una ilusión óptica, es una
ilusión temporal.
Nuestra percepción del tiempo es relativa y variable de
acuerdo con la emoción que estemos experimentando. Luego
veremos como por medio de la Meditación Melódica©
podremos poner en orden nuestra sensación temporal y
manejar adecuadamente nuestro flujo emocional. El Tiempo
es sólo una percepción que cambia de acuerdo con la forma
como nuestro cerebro la recibe. Somos magos sentados en
una línea delgada que separa lo que somos de la realidad.
Cuando describimos al tiempo como la sensación física que
representa la sucesión de estados por los que pasa la materia
y tenemos en cuenta que la música no es materia. ¿Cómo
podemos situarla dentro del tiempo?
La música crea el tiempo. No es que la música se desarrolle en el tiempo. ¡No! La música contiene el tiempo. La música produce la sensación del tiempo. Y La música hace el tiempo audible. El tiempo musical es diferente del tiempo del reloj. El tiempo del reloj es una invención de la cultura y una convención que persiste en la sociedad. Sin acuerdo sobre el tiempo y sin máquinas para medirlo, lo que llamamos normalmente tiempo no existiría. Creando música, podemos percibir tres dimensiones de tiempo: El tiempo de la idea, El tiempo del pulso y la experiencia casi insensible del tiempo que podemos llamar el tiempo de ser o el tiempo de la existencia. En la idea de la música podemos percibir un inicio, un recorrido y un final, y sintetizamos los conceptos ”antes”, ”durante” y ”después de” en la noción de duración. La duración experimentada de una idea no es una magnitud exacta. El tiempo de la idea es
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flexible, dependiendo del carácter, del cambio y de las cualidades de los eventos sonoros inspirados o producidos por el sentimiento o sentimientos que este experimentando el intérprete creador. Un ejemplo del tiempo de la idea es el de
la Meditación Melódica© con Flauta de Amor que se mueve en curvas flexibles relacionadas con la respiración. Una sucesión de impulsos repetidos con cierta regularidad evoca la experiencia del tiempo del pulso. La sucesión de impulsos retiene la atención auditiva y evoca sentimientos y movimientos en el cuerpo. Esto implica que el tiempo del pulso domina otras experiencias de tiempo. Es difícil o imposible liberarse del efecto mental y corporal de un pulso de sonido. El efecto más fuerte del tiempo del pulso es el acelerando y decelerando el ritmo que involucra totalmente la atención auditiva. El tiempo de ser es la experiencia del tiempo relacionada con transformaciones graduales que son tan lentas y en las cuales no se percibe claramente movimiento alguno. La conciencia está presente y atenta, pero sin orientación hacia fines específicos. El tiempo de ser es la experiencia del tiempo más profunda y originaria. En este contexto la idea de un tiempo reloj hacia adelante no cuenta. En las transformaciones lentas y casi imperceptibles, en las atmósferas de fondo, como son los sonidos de la naturaleza, podemos experimentar el tiempo de ser. En la música hay dimensiones que son micro temporales, es decir cualidades del sonido que se manifiestan en una fracción de segundo. Timbre, Armonía y Altura tonal son dimensiones micro temporales. Hay otras dimensiones que son macro temporales, es decir que evocan la experiencia del tiempo. Idea, Melodía, Ritmo y Pulso son dimensiones macro temporales. Se pueden describir también ciertas dimensiones como macro-espaciales y otras como micro-espaciales, Altura tonal, Melodía e Idea son dimensiones macro-espaciales, es decir que evocan la experiencia de un espacio musical extenso. Timbre, Micro modulación y Pulso son dimensiones
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micro-espaciales, es decir se manifiestan en un espacio musical de extensión pequeña. Como ven, la música es creadora del Tiempo.
.
“Ser maestros del tiempo nos permite experimentar la paciencia. En realidad, el tiempo es una ilusión, una percepción que cambia de
acuerdo con la forma como nuestro cerebro la recibe. Somos magos sentados en una línea delgada que separa lo que somos de la realidad.
La paciencia se materializa en nuestro presente cuando, aplicando nuestra magia nos permitimos entender el tiempo, cambiando nuestra
visión lineal y continua de su flujo aparente en una vasta pradera verde, que podemos apreciar desde lo alto de la colina que creamos al
meditar.” Leinad
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4 LA CUEVA DEL EGO
“Llena de maravillas que no nos pertenecen y nos confunden.”
En ésta experiencia terrestre somos una peculiar trilogía,