bolivia y chile - imperativos del momento

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    Bolivia y Chile: los imperativos

    de una nueva pocaAlberto A. Zalles

    Los desencuentros entre Chile y Bolivia a raz del reclamomartimo de este ltimo pas se explican en buena medidapor las diferentes estrategias internacionales desplegadashistricamente. Chile se consolid como una economa

    insular, aislada de sus vecinos, mientras que Bolivia estuvocondicionada por su falta de cohesin social y geogrfica,lo cual dificult las posibilidades de desarrollar unapoltica internacional estable. El artculo sostiene que, pesea las diferencias del pasado, la regin en disputa revelauna importante interaccin comercial y demogrficaentre ambos pases que podra constituir la base parauna solucin creativa al problema.

    L a presencia de Ricardo Lagos en Bolivia en enero de 2006, por invitacinde Evo Morales, y la posterior presencia del presidente boliviano en laasuncin de Michelle Bachelet confirman que las relaciones bilaterales

    entre estos dos pases han ingresado en un nuevo periodo1. Ms all del

    voluntarismo de los actores o del optimismo con que se suelen presentar

    estos acontecimientos, los signos de aproximacin demuestran que la regin

    se encuentra ante el imperativo de una nueva poca. Las causas profundas

    del acercamiento derivan del contexto de la globalizacin, de launiversalizacin del libre comercio, de las dinmicas demogrficas y

    del rumbo que han tomado el desarrollo fronterizo y la interdependencia

    chileno-boliviana en la microrregin de la costa pacfica atacamea.

    Alberto A. Zalles: socilogo boliviano, investigador y consultor independiente, especialista enanlisis sociopoltico de Amrica Latina y problemas del desarrollo. Entre sus recientes artculos,se destaca Quel avenir pour la droite en Amrique Latine? en Panormica latinoamericanaNo 32, 2006.Palabras clave:

    poltica internacional, reclamo martimo, comercio, demografa, Bolivia, Chile.1. A ese acercamiento ha seguido una serie de contactos entre los cuales se destacan las visitasde dos delegaciones de parlamentarios chilenos a la capital boliviana en junio y julio de 2006. V.La Razn, La Paz, 12/06/2006 y 15/07/2006.

    > APORTES

    Este artculo es copia fiel del publicado en la revista NUEVA SOCIEDAD No 207,

    enero-febrero de 2007, ISSN: 0251-3552, .

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    Estos cambios prometen a mediano plazo el restablecimiento de las

    relaciones diplomticas que fueron rotas en 1978, y no se pueden entender si

    no se hace mencin al estilo con el cual cada uno de los pases construy supoltica exterior. Una caracterizacin histrica de este tipo tambin permitir

    entender mejor las transformaciones y adaptaciones que ambas naciones

    intentan realizar para adecuarse al nuevo contexto regional y mundial.

    El estilo de la diplomacia chilena

    La diplomacia chilena es una de las de mayor continuidad, profesionalismo

    y rigor estratgico de Amrica Latina. Como parte de esta estrategia de

    insercin internacional, Chile ha desarrollado un aislacionismo voluntarioen las relaciones con sus vecinos y en la conformacin de bloques regionales,

    lo cual le ha permitido construir alianzas extracontinentales y consolidar

    vnculos de privilegio con las potencias occidentales. La participacin chilena

    en la Guerra de las Malvinas revela la forma en que este pas supo sacar

    ventajas de su prctica aislacionista2.

    Esta actitud, que puede considerarse una diplomacia individualista,

    responde a las condiciones del aislamiento estructural de Chile, pas

    confinado por sus rgidas fronteras geogrficas: de un lado, la Cordillera de

    los Andes, que lo separa y diferencia claramente de Argentina y, del otro

    lado, el desierto de Atacama, un vaco demogrfico hasta bien entrado el

    siglo XX, que sirvi para reafirmar la separacin con Per y Bolivia y

    fortaleci as el carcter insular chileno.

    El tercer rasgo significativo de su poltica exterior es que ha sido fundada en

    el supuesto de la amenaza externa. Chile es uno de los pases de Amrica del

    Sur que dedica mayor porcentaje de su PIB a los gastos de defensa3

    sobre labase de una serie de sospechas y beligerancias que obstaculizaron la

    integracin y el desarrollo de la regin nortea, donde sus intereses

    confluyen con los de Bolivia y Per. En ese sentido, es necesario recordar el

    cinturn de minas explosivas que Chile mantuvo en sus zonas limtrofes,

    2. El estilo aislacionista parece tomar como modelo la frmula con la que Gran Bretaa construysus relaciones con el resto de Europa, explotando polticamente su carcter insular. Para laintervencin chilena en el conflicto de las Malvinas, v. Charles Maisonneuve y Pierre Razoux:La Guerre des Malouines, Larivire, Pars, 2002.

    3. Segn Oscar Madrid, de la radio Universidad de Chile, Chile es la nacin latinoamericanaque ms gasta en recursos en defensa, con un total de 2.785 millones de dlares, superando aVenezuela, que utiliza 2.200 millones, y a Brasil, con 1.342 millones de dlares.V. < www.radio.uchile.cl/afondo_listado.asp?por=84>.

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    implementado como accin preventiva hacia sus vecinos, no tanto para

    prevenir una incursin militar boliviana (ilusoria de todos modos) sino para

    impedir un eventual ingreso de la subversin o la expansin de lainestabilidad poltica producto de las crisis de Bolivia y Per en los 70 y 804.

    Pero este dispositivo diplomtico est hoy en plena mutacin. El

    comportamiento aislacionista y los razonamientos de defensa militares del

    siglo XX parecen readecuarse y repensarse de cara al porvenir. Chile,

    favorecido por la estabilidad de su institucionalidad democrtica y despus

    de haber logrado consolidar su insercin en la economa mundial, busca pasar

    a una etapa diferente en su poltica internacional. El objetivo es que esta

    nueva orientacin le permita, entre otras cosas, constituirse en unaplataforma de negocios en el mbito regional5. Evidentemente, el esfuerzo

    est orientado a garantizar la sostenibilidad de su crecimiento econmico y

    su bienestar colectivo. Para estos fines, entonces, resulta insoslayable mejorar

    la forma de relacionarse con sus vecinos, especialmente con Bolivia.

    En cuanto a su insercin en el orden mundial, Chile responde claramente a lo

    que Pierre Veltz ha denominado la economa de archipilago: ha sabido

    sacar ventaja de la desterritorializacin de los capitales y las finanzas y

    participa de los mltiples sistemas reticulares en los que se asientan las

    relaciones internacionales al inicio del siglo XXI6. El 60% de la economa

    chilena est basado en la inversin extranjera, que no solamente se ha volcado

    a la produccin primaria, sino tambin a la industria y la transformacin

    tecnolgica. Esa inversin se complementa con una activa diplomacia comercial

    orientada a crear redes y vnculos estratgicos. Bolivia, desde 1993, est incluida

    en el programa chileno de alianzas comerciales estratgicas.

    En cuanto al nuevo escenario que presentan las regiones del norte de Chile ysu interaccin con Bolivia, hay que remarcar ciertos indicadores interesantes.

    En primer lugar, Tarapac y Antofagasta se han desarrollado en funcin del

    comercio exterior andino. Incluso desde el punto de vista demogrfico, que

    analizaremos luego, la influencia boliviana es importante en el desarrollo del

    4. Dariel Alarcn Ramrez y Mariano Rodrguez, en Les survivants du Che (Du Rocher, Pars, 1999),muestran el inters del ejrcito chileno en intervenir en el control de las manifestacionessubversivas derivadas de la existencia de guerrillas en Bolivia.

    5. Cf. Csar Ross: Chile: los desafos de la poltica exterior de Michelle Bachelet en ForeignAffairs en espaol, 4-6/2006.6. Pierre Veltz:Mondialisation, villes et territoire: L'conomie d'archipel, Presses Universitairesde France, Pars, 2005.

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    norte chileno, una situacin impensable antes de las reformas neoliberales

    implementadas luego de la cada del gobierno de Salvador Allende.

    Pero adems Chile tiene mucho inters en mejorar sus vnculos con Bolivia,

    que se presenta como la va de conexin ms directa con Brasil y que posee la

    segunda reserva energtica sudamericana (y, por lo tanto, es potencialmente

    capaz de proveerle el gas necesario para garantizar el curso ascendente de su

    desarrollo industrial y de su consumo interno). Bolivia es, tambin, una fuente

    de recursos primarios susceptibles de ser transformados en Chile, como en el

    caso de los productos agrcolas tropicales o las materias primas mineras.

    El estilo de la diplomacia boliviana

    Al contrario de Chile, la diplomacia boliviana refleja la inestabilidad crnica

    de su poltica interior. Bolivia, a diferencia de su vecino, ha tenido que

    trabajar permanentemente para organizar y cohesionar su heterogeneidad

    cultural y geogrfica, clave para explicar las desigualdades sociales y

    regionales del pas. A pesar de estas complejas circunstancias, la poltica

    exterior boliviana ha estado definida por dos ideas ampliamente compartidas

    por las elites dirigentes: la reivindicacin martima, es decir la necesidad de

    un acceso soberano al ocano Pacfico, y el carcter central de su ubicacin

    en Sudamrica, que la dispone a profundizar una poltica exterior abierta a la

    integracin regional.

    En este segundo plano, las fronteras de Bolivia han sido siempre permeables,

    en una relacin de doble va con sus vecinos, y no han jugado un rol de

    aislante sino que, por el contrario, se han constituido como zonas de trnsito

    o incluso como territorios tnicos transnacionales. El caso ms claro es la

    situacin de los guaranes bolivianos, que durante la Guerra del Chaco(1932-1936) tuvieron que combatir contra soldados paraguayos que hablaban

    su propia lengua, lo que fue reflejado en un libro clsico:Masamaclay, que

    significa lucha entre hermanos en guaran7. Y aunque el desierto de

    Atacama constituye una frontera real con Chile, para los aymaras, uno de los

    grupos tnicos ms representativos de la poblacin boliviana, ese espacio

    geogrfico y su costa martima fueron una prolongacin territorial compatible

    con la estrategia de ocupacin vertical de diferentes nichos ecolgicos propia

    de las culturas andinas. El fenotipo de los pobladores de Iquique y Arica y la

    7. Cf. Roberto Querejazu:Masamaclay. Historia poltica, diplomtica y militar de la Guerra del Chaco,Los Amigos del Libro, La Paz, 1981.

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    toponimia de su geografa confirman la prolongacin del mundo andino

    en la costa del Pacfico8.

    Por otro lado, a pesar de la coherencia en el reclamo martimo y la apertura a

    Sudamrica, la poltica exterior boliviana ha sido intuitiva y contingente.

    La Cancillera de La Paz no tiene una tradicin de continuidad institucional

    en su conduccin y quienes la lideraron respondieron sobre todo a intereses

    polticos coyunturales. Esto, por supuesto, no significa que Bolivia carezca de

    una argumentacin jurdica e histrica para sus intereses y que no posea

    diplomticos competentes. Pero las dos condiciones se han apoyado en la

    conviccin patritica voluntarista sostenida por historiadores e intelectuales,

    en sus diplomticos autodidactas y en la ideologa de sus Fuerzas Armadas.As, en lo que respecta a la cuestin martima, los gobiernos han obedecido a

    inquietudes nacidas muchas veces fuera del Estado y de la escuela

    diplomtica. En algunos casos, como en el referndum nacional de 2004, las

    voces de la sociedad civil han sido determinantes9.

    Sin embargo, a pesar de su contingencia, esta poltica exterior merece ser

    juzgada de manera generosa. Si se consideran las tareas inconclusas de

    integracin y creacin de un Estado nacional, hay que reconocer que Bolivia

    ha avanzado considerablemente, tanto en el plano social como en elde la construccin de la ciudadana. El hecho de que el actual canciller

    reivindique sus orgenes aymaras implica un cambio radical en la elite

    poltica y en la integracin de los indgenas a las decisiones gubernamentales.

    Otro hecho revelador tiene que ver con los cambios que se estn operando

    en las Fuerzas Armadas, una institucin que ha asimilado su rol en la

    democracia y en la agitada vida social boliviana y que hoy contribuye a la

    cohesin del pas, por ejemplo a travs del proyecto igualdad de

    oportunidades, que apunta a integrar a los jvenes indgenas a la academia

    de formacin de oficiales10.

    Todo esto, junto con la audaz actividad internacional de Evo Morales, revela

    una posicin mucho ms proactiva en el acercamiento a Chile. La reivindicacin

    martima boliviana est cobrando un nuevo sentido. Hoy, la demanda a

    8. Una fuente imprescindible para comprender los intercambios tnicos entre la costa atacameay el altiplano sur andino es la revista Estudios atacameos, editada por la Universidad Catlica delNorte, II Regin.

    9. Entre las cinco preguntas que demandaba el referndum boliviano del 18 de julio de 2004,la cuarta haca alusin directa a la cuestin martima. Fue incluida luego de las movilizacionessociales que cuestionaban la exportacin de gas a travs de Chile.10. V. La Razn, La Paz, 25/03/2006.

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    favor de una presencia soberana en el Pacfico se asocia a la idea de lograr

    un rol comercial ms protagnico en los puertos y en la regin antes que a un

    reclamo patritico abstracto. Es interesante, en ese sentido, el realismo conque la clase poltica boliviana juzga hoy el llamado abrazo de Charaa de

    1974, cuando los generales Hugo Banzer y Augusto Pinochet imaginaron un

    acuerdo compensatorio basado en un corredor boliviano hacia la costa.

    Treinta aos despus, aquel fallido proyecto es visto como una negociacin

    diplomtica no consumada y no como una traicin de Banzer, tal como fue

    juzgado en su momento por amplios sectores de oposicin.

    Hoy, muchos polticos bolivianos creen que la recuperacin de un enclave

    portuario merece una negociacin flexible. Dicho de otra manera, lareivindicacin martima boliviana deviene en un proyecto de

    reposicionamiento comercial y econmico en la regin costera, que considera

    de manera realista la actual interdependencia pero que tambin pretende

    utilizar en la negociacin todo el potencial de las ventajas comparativas de

    Bolivia: su lugar clave para el desarrollo de un corredor interocenico y el

    hecho de disponer de las segundas reservas de gas de la regin.

    La metafsica de los desacuerdos y la ambigua relacin chileno-boliviana

    Ahora bien, si la posicin chilena se presenta como racional, como un proyecto

    de Estado rigurosamente construido, no cabe duda de que su firmeza respecto

    a la demanda boliviana contiene un argumento moral y, por lo tanto,

    contradictorio con la realidad y con la evolucin histrica.

    La clase poltica chilena establece y proclama la intangibilidad11 de los

    tratados para defender su derecho sobre los territorios que se adjudic luego

    de la Guerra del Pacfico. Es un recurso discutible, pues atribuir a los tratadosun carcter inmutable implicara otorgarle al acuerdo de 1904 el estatus de

    acto fundador, metahistrico, que habra inaugurado un estado eterno y

    sustancial. Su modificacin, en consecuencia, slo podra ser producto de un

    hecho similar al que lo ocasion, es decir una guerra. Felizmente, se trata

    de una solucin anacrnica y descartada desde todo punto de vista por las

    sociedades civiles de ambos pases, por los mismos Estados y por toda la

    comunidad americana.

    11. El argumento de la intangibilidad de los tratados se reaviv en la prensa luego de lacontroversia generada por el presidente boliviano Carlos Mesa durante la Cumbrede las Amricas de Monterrey, en enero de 2004.

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    De otra parte, la emotiva y rgida posicin reivindicativa de la clase poltica

    boliviana, que careci de una visin cohesionada y ha estado a la zaga del

    aporte formulado por sus intelectuales e historiadores, se suma a la cargasubjetiva y dificulta una va de solucin. De esa manera, ambas posiciones

    principistas en las que caen frecuentemente los diplomticos solo

    contribuyen a eternizar los desacuerdos e impiden una resolucin moderna,

    creativa e innovadora, que ofrezca a las partes una rentabilidad a largo plazo.

    La relacin chileno-boliviana se complica, adems, por la presencia del tercer

    pas involucrado en el conflicto. Per, en efecto, forma parte del problema

    desde su origen y adquiere un rol determinante a travs del acuerdo bilateral

    que suscribi con Chile en 1929, donde acept que el territorio que leperteneci no podra ser comprometido para una eventual solucin al

    enclaustramiento boliviano. Ese acuerdo, aunque fue negativo para las

    pretensiones de Bolivia, al menos dej constancia de que Chile, en un momento

    u otro, tropezara con el reclamo martimo boliviano.

    En resumen, la metafsica de las posiciones doctrinarias e irrealistas ya no

    es compatible con el actual contexto regional y mundial, alimenta posiciones

    inflexibles en los tres pases y no hace otra cosa que soslayar la ineludible

    interdependencia de las naciones involucradas.

    La realidad regional actual: comercio y demografa

    La reivindicacin boliviana, lejos de constituirse en una cuestin de justicia y

    derecho internacional susceptible de ser revisada en una corte (como sostiene

    Bolivia), o simplemente un asunto saldado por la historia y los tratados (como

    argumenta Chile), constituye un hecho vinculado a la evolucin de la geografa

    econmica y demogrfica de ambas naciones y a las estructuras profundasde sus sociedades. Es decir, es un tema que est asociado a las continuidades

    espaciales y temporales que forman parte de la historia de la regin.

    Para comprender el sentido de ambas posiciones es necesario, entonces, tomar

    como premisa la interaccin e interdependencia entre los dos pases en la

    regin en cuestin. En la poca de la Guerra del Pacfico, 1879-1884, y hasta el

    tratado de paz de 1904, el espacio en litigio careca de relevancia demogrfica,

    pero no estaba desprovisto de inters econmico y comercial. El territorio era

    en ese entonces un enclave extractivo salitrero para Chile, mientras quelos puertos eran una preocupacin central de unas cuantas familias de ricos

    mineros bolivianos. Al mismo tiempo, ese territorio constitua un espacio

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    tradicional de circulacin de las poblaciones aymaras y atacameas y

    articulaba los intercambios materiales y culturales entre la puna y la costa.

    Despus de la guerra, y a pesar de su resultado militar, ambos pases,

    formalmente a travs de los tratados e informalmente a travs del intercambio

    comercial, debieron aceptar la funcionalidad que sus intereses econmicos

    mutuos y sus intercambios humanos otorgaban al territorio. Chile necesitaba

    chilenizar la regin, integrarla al dominio de su Estado, sin dejar de

    implicarse en el trnsito de las mercancas desde y hacia su vecino. Bolivia,

    por su parte, deba al menos preservar el libre trnsito comercial en ese

    territorio, lo cual explica su preocupacin por la construccin del ferrocarril

    Antofagasta-Uyuni y Arica-La Paz. Fue as como, luego del tratado de paz de1904, ambos pases cumplieron, cada uno a su manera, sus objetivos econmicos

    y comerciales y contribuyeron as a un estilo regional de desarrollo influido

    por los dos centros de decisin econmica nacional: Santiago y La Paz.

    Con el tiempo, sin embargo, diversos factores colaboraron para convertir esa

    regin en un espacio moderno y autnomo, con identidad propia, y dejar

    atrs la situacin de enclave del siglo XIX. A partir de 1950, la ocupacin de los

    territorios del norte de Atacama se transform al comps de los intercambios

    humanos y comerciales fronterizos, que generaron un vigoroso desarrollo.En sntesis, los cambios internos en las sociedades de ambos pases influyeron

    notablemente en la formacin de una zona econmica y cultural que, poco a

    poco, fue adquiriendo carcter transnacional.

    La estabilidad institucional de Chile le permiti desplegar una modernizacin

    fundada en el desarrollo infraestructural. As, por ejemplo, la conviccin con

    la cual construy y promocion la Carretera Panamericana12 redimension la

    significacin de su frontera norte y su vinculacin con los mercados de Per

    y Bolivia. A esto se sum la declaracin oficial, en 1953, de Arica comozona aduanera libre, un proyecto librecambista de vanguardia y pionero

    en Sudamrica. Bolivia, por su parte, enfrent los cambios polticos y

    demogrficos generados por la revolucin de 1952, que impactaron

    directamente en los procesos migratorios y en la expansin de sus mercados

    interno y externo. La poblacin indgena boliviana, mayoritaria en el pas,

    obtuvo desde 1952 la libertad de trnsito en el territorio e inici su plena

    incorporacin como consumidor. Esto defini una nueva dinmica fronteriza:

    los puestos aduaneros florecieron con el pequeo comercio legal y con el

    12. La Carretera Panamericana se inici como un gran proyecto acordado por los Estadosamericanos en una conferencia de 1923.

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    contrabando, actividades que movilizaron a los bolivianos hacia las rutas

    costeas. Desde entonces, Charaa, Visviri, Arica y Antofagasta se volvieron

    lugares familiares para el comn de los ciudadanos de Bolivia.

    Un nuevo periodo histrico clave para esta regin comenz en 1973, con el

    proyecto neoliberal de Pinochet, que se sum a la emergencia de Brasil como

    potencia econmica y al ascenso de las economas asiticas. Fue en este

    contexto que comenz a tomar fuerza la idea de los corredores interocanicos,

    uno de los cuales sita a Bolivia como principal nudo articulador. El norte

    de Chile apareci as como un territorio de comercio transnacional propio de

    la globalizacin.

    Desde la perspectiva chilena, el proyecto neoliberal implic la puesta en marcha

    de una poltica comercial abierta. Como parte de esta estrategia, se cre la

    Zona Franca de Iquique, y despus se avanz en la privatizacin de la gestin

    del puerto de Arica. Para Bolivia, los puertos del norte atacameo y la Zona

    Franca de Iquique constituyen verdaderos pilares del comercio exterior.

    Esta importancia queda clara si se recuerda que Bolivia es el primer

    comprador en esta zona franca y que en 2004 gast all 283 millones de

    dlares. Por otra parte, es interesante observar que el puerto de Arica creci a

    partir de su rol como puerta de ingreso hacia Brasil para el trfico mercantil

    proveniente de Asia, y viceversa. Adems, es evidente que la vocacin

    exgena de Arica se funda en la escasa distancia que la separa de los principales

    centros econmicos bolivianos, mucho ms prximos que Santiago. Entre

    Arica y Santiago hay 2.075 kilmetros, pero entre Arica y La Paz solo 487, y

    entre Arica y Santa Cruz, 1.102. Es evidente, entonces, que la estrategia

    chilena de establecer una moderna infraestructura econmica tiene como

    objetivo construir una plataforma de negocios, un punto de encuentro paralas florecientes economas de Brasil y de Asia.

    El otro aspecto importante, adems del comercial, es el demogrfico, por lo

    cual proponemos algunos datos que muestran la realidad del intercambio

    y las relaciones bilaterales. En primer lugar, en lo que se refiere al flujo

    turstico, 134.709 bolivianos visitaron las regiones chilenas I y II en 2004,

    segn el Anuario de Turismo del Gobierno de Chile editado por el Instituto

    Nacional de Estadsticas13. Hay que tener en cuenta que bajo la categora

    de turistas se inscriben los ciudadanos bolivianos que cruzan la frontera para

    13. En el mismo periodo, segn la fuente citada, 32.353 turistas chilenos visitaron Bolivia.

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    comerciar en los puertos del Pacfico. Evidentemente, la aspiracin boliviana

    de obtener una presencia en el Pacfico sigue viva.

    En segundo lugar, el norte chileno se revela, segn datos del periodo 1992-

    2002, como un polo de atraccin laboral para los bolivianos. As, por ejemplo,

    sus valles acogen mano de obra temporal extranjera que cruza la frontera

    para trabajar en el sector agrcola. No son casuales, en ese sentido, las

    primeras reacciones de la clase poltica chilena: el senador Jaime Orpis, por

    ejemplo, demand la regulacin del ingreso de trabajadores y seal que

    anualmente las actividades agrcolas de los valles de Arica emplean a

    alrededor de 10.000 extranjeros14. En ese periodo, la inmigracin

    internacional habra sido ms importante que la emigracin, configurndosepara este decenio un nuevo escenario sobre las migraciones internacionales

    en Chile15. En la ltima dcada, se establecieron en ese pas alrededor de

    125.000 latinoamericanos, de los cuales 10.919 son bolivianos16.

    Parece obvio que estas condiciones econmicas han renovado la ocupacin

    en la regin, o quizs han reactivado las continuidades geogrficas e

    histricas sobre la base de las cuales se modifican y se autorregulan las

    sociedades. La realidad demogrfica y comercial parece ms vigorosa que la

    intangibilidad de los tratados defendida por Chile o el sentimentalismo

    reivindicativo de Bolivia. La costa atacamea constituye hoy un territorio

    transnacional que puede prestarse como un espacio para la creacin de

    nuevas relaciones bilaterales en las cuales el espritu de paz y libertad y

    los intercambios econmicos y culturales primen sobre las concepciones de

    soberana y geopoltica propias de los Estados-nacin del siglo XIX.

    Reflexiones finales

    Bolivia, en el contexto de las reformas estructurales que est llevando a cabo

    y que prometen una mayor integracin social y una renovada cohesin nacional,

    tiene la oportunidad de proyectar una estrategia diplomtica moderna y de

    largo plazo, orientada no solo a mostrar avances en su reivindicacin

    martima, sino tambin a adquirir un rol protagnico en la integracin regional.

    Chile, en virtud de su estabilidad poltica, su deseo de cambiar su estilo

    14. V. La Tercera, Arica, 28/05/2006.

    15. Instituto Nacional de Estadsticas de Chile y Cepal: Chile: Proyecciones y estimacionesde poblacin 1950-2050, INE, Santiago, s.f., p. 21.16. Instituto Nacional de Estadsticas de Chile: Censo 2002. Sntesis de resultados, INE, Santiago,2003, p. 18.

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    aislacionista y las expectativas que ha creado en la comunidad internacional,

    puede constituirse en un Estado faro para Amrica Latina. Puede ser

    la punta de lanza para avanzar ms all del simple inters comercialy de la buena convivencia entre vecinos. Esto implica liderar iniciativas

    de inversin confederadas que fomenten el desarrollo industrial, tecnolgico

    y de conocimiento, condiciones sin las cuales la economa de la regin no

    podr romper la dependencia. Esto supone dejar atrs el estilo insular de su

    diplomacia y considerar una nueva orientacin en sus relaciones con Bolivia.

    Ahora bien, as como Chile ha dado grandes pasos en su insercin econmica

    internacional y ha logrado que su poblacin disfrute de un creciente bienestar

    gracias a la estabilidad de su sistema institucional, no es menos cierto queBolivia, uno de los pases de la regin ms fragmentados cultural, geogrfica

    y tnicamente, ha avanzado en su desarrollo ciudadano, en su esfuerzo por

    cohesionar una compleja y diversa realidad e integrar a los indgenas a su

    elite dirigente. El actual proceso que atraviesa la poltica boliviana expresa la

    consolidacin de la construccin democrtica, la vigencia de los derechos

    humanos y la amplia inclusin ciudadana.

    Finalmente, el tercer actor en el conflicto, Per, debe considerarse parte

    esencial de la problemtica, ya que Arica constituye un polo econmico queinvolucra comercialmente a muchos de sus ciudadanos. Solo as, con el

    esfuerzo de los tres pases, podrn superarse las diferencias del pasado y se

    alcanzar una solucin consensuada y de largo plazo a un problema que ya

    lleva demasiado tiempo sin resolverse.

    PENSAMIENTO

    PROPIO

    PUBLICACIN TRILINGE DE CIENCIAS SOCIALESDE AMRICA LATINA Y EL CARIBE

    Julio-Diciembre de 2006 Buenos Aires No 24

    ARTCULOS: Migration and the New Political Economy of Inequality in the Americas, NicolaPhillips. Brasil-Venezuela: De la complementariedad energtica al desarrollo sostenible compar-tido, Antonio De Lisio. Regional Integration, Trade and Conflicts in Latin America, AlejandraRuiz-Dana, Peter Goldschagg, Edmundo Claro y Hernn Blanco. El Caribe y la nueva PaxAmericana, Emilio Pantojas Garca. Bolivia: Entre la conflictividad y las oportunidades decambio, Theo Roncken y Alan Forsberg. Bolivia 2006. El primer ao de gobierno de EvoMorales: Una experiencia histrica, con destino incierto, Fabin Bosoer y Hctor Rubini. De-claracin de Luarca (Asturias) sobre el Derecho Humano a la Paz.

    Pensamiento Propio es una publicacin trilinge de la Coordinadora Regional de InvestigacionesEconmicas y Sociales (Cries), Lavalle 1619, piso 9no. Of. A (1048) Buenos Aires, Argentina.Tel./Fax: (54 11) 4372.8351. Correo electrnico: . Pgina web: .