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Bolivia Encuesta Nacional sobre exclusión y discriminación desde la percepción de las mujeres.

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  • BoliviaEncuesta Nacional sobreexclusin y discriminacindesde la percepcin de las mujeres.

  • BoliviaEncuesta Nacional sobre exclusin y discriminacin desde la percepcin de las mujeres.

    Ao 2007.

    Institucin responsable: Centro Juana Azurduy, Coordinadora de la Muje

  • Coordinadora de la Mujer

    Av. Arce 2132, Edifi cio Illampu, piso 1, Ofi cina A.

    Telfono: 2444922 2444923. Fax: 2444924 2116117

    Correo electrnico: [email protected]

    Pagina Web: www.coordinadoramujer.org

    Institucin Responsable: Coordinadora de la Mujer

    Diseo, aplicacin y elaboracin de la base de datos de la Encuesta: Teresa Reinaga

    Anlisis y procesamiento de datos: Carmen Snchez

    Comit Consultivo: Ivonne Farah, Diana Urioste, Lourdes Montero, Javier Fernndez

    Adaptacin del informe a la cartilla: Javier Fernndez, Diana Urioste, Katia Uriona

    Correccin de estilo: Erick Butrn U.

    Diseo y diagramado: ATICO - 706 64213

    Fotos portada: Proyecto Mujeres y Asamblea Constituyente / Coordinadora de la Mujer

    La Paz Bolivia 2007

    El desarrollo de la Encuesta Nacional sobre Exclusin y Discriminacin en Bolivia cont con el apoyo de OXFAM GB.

  • La Encuesta Nacional sobre Discriminacin y Exclusin desde la percepcin de las mujeres fue aplicada en octubre de 2006, la misma tuvo el objetivo de Conocer la opinin de las mujeres bolivianas sobre la discriminacin y exclusin social en la sociedad Boliviana del siglo XXI. Fue administrada a nivel nacional a mujeres de 15 a 65 aos de edad. Se cuenta con una base de datos con 2.985(*) registros que permiti el anlisis de la opinin de las ciudadanas bolivianas y la reconstruccin del perfi l acerca de la discriminacin y exclusin en diferentes mbitos -social, econmico, poltico y cultural- de la sociedad boliviana desde la perspectiva y la percepcin de las mujeres. La intencin es acercarnos a las particularidades y direcciones por donde discurren estos procesos.

    La Encuesta Nacional sobre Discriminacin fue organizada sobre los siguientes ejes:

    n La discriminacin (percepcin, mbitos-lugares y expresiones de la misma en la sociedad boliviana).

    n Percepcin de las mujeres sobre los avances al interior de la sociedad boliviana.

    n La educacin.n Salud sexual y reproductiva.n Violencia contra la mujer. n Empleo e ingresos: la discriminacin laboral. n Participacin poltica. n Discriminacin tnica.

    Los datos que se presentan en este documento son una sntesis de los principales resultados encontrados en el estudio. En la pagina web de la Coordinadora de la Mujer: www.coordinadoramujer.org, est disponible abundante informacin. Este trabajo es parte de un proceso iniciado por la Articulacin Regional Feminista por los Derechos Humanos de las Mujeres y la Justicia de Gnero que aglutina a varias instituciones de diferentes pases como la Corporacin Humanas de Chile, la Corporacin Humanas y Corporacin Sisma Mujer de Colombia, Corporacin Humanas de Ecuador, Demus de Per y ELA de la Argentina.

    Datos generales de la encuesta

    (*) DATOS TCNICOS DE LA ENCUESTA

    a) Universo: Mujeres dentro del rango de edad entre 15 y 65 aos.

    b) Nivel de confi anza de 95% y un error muestral del 10%

    c) La recoleccin de datos se hizo a travs de entrevistas directas a las personas se-leccionadas.

    d) El periodo de aplicacin fue entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre de 2006.

    e) La recoleccin de datos se realiz en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba, Santa Cruz y Tarija, los centros poblados de Patacamaya en La Paz, Villa Tunari en Cochabamba, Concepcin en Santa Cruz, Riberalta en el Beni, Monteagudo en Chuquisaca y Yacuiba en Tarija. En la encuesta no se consider a la poblacin afroboliviana.

    E N C U E S T A N A C I O N A L S O B R E E X C L U S I N Y D I S C R I M I N A C I N D E S D E L A P E R C E P C I N D E L A S M U J E R E S

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    n Para la apertura

    Despus de casi 20 aos de aplicacin de polticas pblicas de equidad de gnero, en un contexto de transformaciones estatales y sociales, los resultados obtenidos en la Encuesta Nacional sobre Exclusin y Discriminacin desde la percepcin de las mujeres, implementada por la Coordinadora de la Mujer, permite aproximarnos a las caractersticas y tendencias de la actual dinmica de la exclusin y discriminacin.

    En las dos ltimas dcadas, se di un signifi cativo avance de las mujeres, quienes han colocado en la agenda pblica y poltica la reivindicacin de sus derechos y la equidad de gnero, desencadenando un proceso irreversible de empoderamiento y cuestionamiento a un sistema de relaciones sociales y estructuras de poder arraigados en la sociedad y el Estado.

    Este proceso, no est exento de confl ictos, resistencias y retrocesos expresados en diferentes tensiones y visiones que ponen en evidencia que todava queda un largo y complejo recorrido ante el reto de afectar las estructuras patriarcales que sostienen la exclusin, subordinacin y discriminacin contra las mujeres; al mismo tiempo, requiere afrontar los desafos de la adscripcin de las propias mujeres y una accin colectiva en torno a la defensa, proteccin y garanta para el ejercicio de sus derechos y su real constitucin como sujetas polticas.

    Eliminar la discriminacin y exclusin es un proceso lento, largo y doloroso. Implica la ruptura estructural y sistmica de los patrones organizadores de la sociedad, que se han traslapado en un tiempo comn actual, un patrn organizativo patriarcal, un patrn de base colonial, un patrn de organizacin capitalista que coexiste con formas organizativas no capitalistas, confi gurando procesos diversos de acuerdo a contextos especfi cos y grupos humanos particulares, esto ha provocado una densidad societal que difcilmente permite su deconstruccin. La eliminacin de las formas de discriminacin y exclusin -en el orden de gnero, tnico y otros mbitos- exige profundas transformaciones que deben ser acompaadas por cambios institucionales que las soporten, dando continuidad y legitimidad para construir una sociedad libre de discriminacin y exclusin.

    En tal sentido, la Encuesta plantea la necesidad de conocer de qu forma han sido afectadas las relaciones de gnero, cmo se est dando la

  • IMAGINARIOS Y PERCEPCIONES DE LAS MUJERES SOBRE LA DISCRIMINACIN

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    produccin de nuevas representaciones y percepciones en las mujeres, cul es la persistencia de las construcciones sociales que mantienen las relaciones de poder y dominio; y cules son los factores concurrentes para reproducir o cambiar la discriminacin y exclusin en educacin, salud, empleo, violencia, participacin poltica y otros.

    n Cmo se organiz la informacin

    La organizacin de esta presentacin sinttica de la Encuesta Nacional sobre Exclusin y Discriminacin desde la percepcin de las mujeres plantea un recorrido por los datos generales encontrados en la misma. El documento se ha dividido en ocho segmentos correspondientes a los ejes de estudio considerados: 1) Imaginarios y percepciones de las mujeres sobre la discriminacin; 2) Avances y proyecciones de las mujeres en Bolivia; 3) Discriminacin en el mbito de la educacin; 4) Salud, salud sexual y reproductiva; 5) Violencia contra la mujer; 6) Empleo e ingresos; 7) Participacin poltica; y 8) Discriminacin tnica.

    Para efectos de esta publicacin los porcentajes con decimales fueron redondeados a nmeros enteros.

  • IMAGINARIOS Y PERCEPCIONES DE LAS MUJERES SOBRE LA DISCRIMINACIN

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    Imaginarios y percepciones de las mujeres sobre la discriminacin11

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    La discriminacin por sus connotaciones subjetivas, aunque tenga soportes objetivos, acta como redes que atraviesan todos los conductos de la sociedad y son parte constitutiva y articuladora de las interacciones sociales. La discriminacin opera en distintos contextos, ambientes y condiciones, determina que los actores/as sociales ejerzan prcticas de diferenciacin con efectos de exclusin contra sujetos/as sociales que comparten caractersticas de raza, grupo tnico, gnero, edad, clase, pertenencias regionales e identitarias, capacidades diferentes y otras caractersticas que van convirtindose en estigmas; tiene su origen en representaciones socioculturales, estereotipos, tradiciones y prcticas sociales, as como en manifestaciones simblicas de inequidad que no necesariamente tienen un vnculo directo con las condiciones materiales de vida de las personas.

    La importante informacin obtenida en el procesamiento de datos procedente de la Encuesta Nacional de Exclusin y Discriminacin nos permite trazar el perfil actual de la discriminacin desde la mirada de las mujeres.

  • IMAGINARIOS Y PERCEPCIONES DE LAS MUJERES SOBRE LA DISCRIMINACIN

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    Desvalorizar: Asignacin de menor valor a las mujeres, en base a una supuesta con-dicin de inferioridad. Las mujeres asocian la discriminacin con la desvalorizacin, ex-presin que refi eren a: despreciar, menos-preciar, ralear (excluir), opacar, humillar, bajar, rebajar, aminorar, ser inservible.

    Diferenciar: Establece cualidades y atribu-tos diferentes que inferiorizan y estigmati-zan a las mujeres.

    Maltratar: Cuyo signifi cado alude a la agresin fsica, psicolgica y/o sexual. Es vista como la negacin expresa de cualida-des de las mujeres, a quienes se les asigna atributos de condicin inferior, que afectan su dignidad, integridad y seguridad. De esta manera, cualquier agresin es justifi cada en razn de la superioridad, dominio y poder que se ejerce sobre las mujeres.

    Marginar: Planteada como la exclusin de las mujeres de circuitos y procesos sociales, econmicos, polticos y culturales. Su fun-damento es la desigualdad y se relaciona estrechamente con el aislamiento, desplaza-miento e ignorar a las personas, en este caso las mujeres.

    Someter: Vinculado con el ejercicio de formas de dominacin, poder y autoridad que se utilizan para ejercer prcticas que impiden que las mujeres se desenvuelvan con autonoma y decisin propia. Se niega la capacidad de decisin y voluntad sobre cuya base se toman decisiones acerca de la/s otra/as persona/s, las mismas que son obligatorias en su cumplimiento, an cuan-do stas denigren la condicin humana que puede llegar a justifi car la explotacin e in-clusive formas de esclavitud.

    Privar: Planteado como evitar el acceso al uso de los benefi cios y bienes sociales, servicios y oportunidades. Promueve la negacin de los derechos que tienen las personas, argumenta-da bajo estereotipos y prejuicios sociales rela-tivos a la incapacidad, desventaja econmica, sancin, castigo, condicin humilde que tienen races en la subordinacin e inferioridad a que se somete a las personas quienes sufren de privacin.

    1.1. Los signifi cados de la discriminacin

    Para las mujeres encuestadas com-prendidas entre 15 a 65 aos, la dis-criminacin asume diferentes senti-dos y signifi cados que encuentran su origen, contenido y defi nicin en sus prcticas cotidianas, sus medios sociales y culturales a nivel nacional, regional, local, comunitario o fami-liar. Desde las mujeres, la discrimi-nacin se verbaliza como: desvalo-rizar, diferenciar, maltratar, marginar, privar y someter; cada una de ellas, con signifi cados que, en resumen, minimizan el valor de las mujeres en la sociedad boliviana.

    Las mujeres asocian la discri-minacin con: despreciar, menos-preciar, ralear (excluir), opacar, humillar, bajar, rebajar, aminorar, ser inservible. Sin embargo, si se establece la relacin con los suje-tos a quienes se desvaloriza, las mujeres asocian la discriminacin con lo indio, lo campesino, lo po-bre, la gente humilde, con la con-dicin racial (el color de las perso-nas) y el idioma.

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    1.2. Reconocimiento de la discriminacin ejercida contra s mismas

    La autopercepcin acerca de que si ellas, las mujeres, sufrieron o no discriminacin proporciona datos relevantes. Slo 22 mujeres de cada 100 consideran haber sufrido discriminacin, mientras el 78 de cada 100 mujeres sealan no haber sufrido discriminacin.

    Las mujeres tienen claridad sobre el signifi cado de la discriminacin, sin embargo, sealan que es un fenmeno que sufren ms los indios, pobres, campesinos, gente del campo, no as las mujeres y mucho menos ellas mismas. Probablemente esta percepcin de las entrevistadas se deba a la vigencia de la naturalizacin de las relaciones de gnero subordinadas en la percepcin de las propias mujeres.

    Esta misma situacin se repite cuando se analizan los datos segn el nivel de instruccin de las mujeres entrevistadas. Independientemente de su nivel educativo, la mayora de las mujeres sealan no haber sido vctima de discriminacin.

    Segn la clase social de las mujeres, una proporcin importante de stas seala no haber sido vctima de discriminacin: 84 de cada 100 mujeres de clase media alta, 81 de cada 100 mujeres de clase media, 73 de cada 100 mujeres de clase media baja, 65 de cada 100 mujeres pobres y 65 de cada 100 mujeres muy pobres.

    Slo una proporcin de mujeres de los estratos pobres (34 de cada 100) y muy pobres (33 de cada 100) reconocen haber sido vctimas de discriminacin. Es relevante esta informacin, si bien en el punto anterior se plantean y defi nen diferentes caracterizaciones sobre las formas de discriminacin que viven las mujeres, estas parecen referirse a otras mujeres y no identifi can la discriminacin como algo que ellas viven.

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    1.3. Lugares donde se ejerce la discriminacin

    Los diferentes mbitos de la vida social son identifi cados como los lugares donde las mujeres han sufrido experiencias de discriminacin.

    Segn los datos de la encuesta, la escuela y universidad son los lugares donde 28 de cada 100 mujeres han experimentado discriminacin; sigue el trabajo (21 de cada 100); la casa (18 de cada 100); la calle (17 de cada 100); una ofi cina pblica (9 de cada 100). En menor proporcin, en una ofi cina privada (3 de cada 100) y en una organizacin social (4 de cada 100). Paradjicamente, mientras la mayora informa no haber sido discriminada, los mbitos de la discriminacin resultan ser todos los referentes a la vida cotidiana de las mujeres.

    1.4. Reaccin de las mujeres ante la discriminacin femenina

    Las respuestas sobre cmo reaccionan las mujeres cuando se ejerce discriminacin hacia las mujeres, nos demuestran que 80 mujeres de 100 reaccionan con molestia; en tanto, 16 de cada 100 mujeres rechazan los actos discriminatorios y 4 mujeres de cada 100 reaccionan ante esta situacin con indiferencia.

    Si bien se observan importantes avances en lo referido al surgimiento de una identidad femenina -a travs de ella un rechazo a la discriminacin-, an existen bajos niveles de conciencia femenina que puedan consolidarse y seguir un proceso hasta llegar a la accin individual y colectiva de defensa de los intereses de las mujeres, reconocindose como sujetos femeninos que comparten problemas comunes, realidades similares y fi nes compartidos. De momento, se ve la emergencia de una solidaridad femenina preponderante en el nivel discursivo.

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    1.5. Percepcin de los cambios a favor de las mujeres en la sociedad boliviana

    Entre los principales avances que benefi cian a las mujeres en la so-ciedad boliviana, son relevantes la opiniones que dicen que se casti-ga ms la violencia que se ejerce contra las mujeres, as piensan 22 de cada 100 mujeres; en tanto, 19 mujeres de cada 100 dicen que las mujeres toman decisiones por ellas mismas; le sigue la opinin de 18 mujeres de 100 que piensan que las mujeres tienen mejores traba-jos remunerados. Las otras alter-nativas nos dicen que 16 de cada 100 mujeres piensan que existe conciencia que las mujeres son discriminadas; mientras que 13 de cada 100 mujeres opinan que las relaciones al interior de la familia son ms igualitarias; fi nalmente, 10 de cada 100 mujeres creen que las mujeres son ms libres en su sexualidad. Este conjunto de informacin refl eja que los cambios a favor de las mujeres no tienen an alcances que impliquen trans-formaciones estructurales y abarquen al conjunto de la sociedad y el Estado.

    Si bien las mujeres perciben los cambios y sealan que los tres mbitos que contienen logros favorables para el benefi cio de las mujeres son: violen-cia, toma de decisiones, trabajo e ingresos; este reconocimiento se minimiza acerca de la conciencia que tienen las mujeres sobre la discriminacin, la igualdad familiar, y la sexualidad, que expresan niveles bajos pero signifi cativos en cuanto a indicadores de inicio de un proceso de cambio.

  • IMAGINARIOS Y PERCEPCIONES DE LAS MUJERES SOBRE LA DISCRIMINACIN

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    Avances y proyecciones de las mujeres en Bolivia22

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    2.1. Condicin femenina y proyecciones

    El estudio evidencia que hay cambios importantes en valores y proyectos de vida de las mu-jeres. El hecho de tener pareja e hijos, que era lo que caracterizaba las proyecciones futuras de vida de las mujeres hasta hace dos dcadas atrs, hoy apenas refl e-ja la opinin de 7 de cada 100 mujeres; en cambio, estudiar y/o trabajar surgen como los nuevos elementos valorados por 56 mu-jeres de cada 100. Una combina-cin entre trabajar, tener pareja e hijos merece la aceptacin de 28 mujeres de cada 100; en tanto, trabajar y tener hijos es acepta-da por 6 mujeres de cada 100. Aunque las proyecciones laborales, en la realizacin personal, se han ido incrementando como valor personal, la proyeccin de tener hi-jos y tener pareja sigue siendo parte de la constitucin del ser mujer.

    Es importante sealar que, mientras los ncleos de la desigualdad permanecen, la introduccin, promocin y apropiacin de valores emergentes a favor de los derechos de las mujeres se ampla procesualmente con la postulacin de valores de igualdad, equidad de gnero, igualdad de oportunidades, tal como expresan los datos anteriores.

  • AVANCES Y PROYECCIONES DE LAS MUJERES EN BOLIVIA

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    Al preguntar a las entrevistadas Quin es la base de la familia?, los resultados encontrados refl ejan que 42 mujeres de cada 100 afi rman que la base de la familia es la pareja; en tanto, que 25 de cada 100 mujeres creen que la pareja y los hijos son la base de la familia; 20 mujeres de cada 100 indican que son las mujeres la base de la familia; en menor proporcin 7 mujeres de 100 creen que el hombre es la base de la familia y 5 de cada 100 mujeres piensan que los hijos son la base de la familia.

    Respecto al rol de proveedor del hogar, la opinin de 71 mujeres de cada 100 indica que ambos (hombre y mujer) son los proveedores del hogar; en tanto que 27 de cada 100 mujeres que es el padre; muy por debajo de los anteriores indicadores 2 mujeres de cada 100 creen que el rol de proveedor del hogar es asumido por la mujer. La responsabilidad asignada a los hijos como proveedores del hogar es nula. Con los datos sealados se verifi ca el cambio del modelo masculino de proveedor del hogar.

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    Respecto a las decisiones acerca de quin debe tomar la decisin sobre el nmero de hijos, los datos sealan que 91 de cada 100 mujeres plantean que esta es una decisin de la pareja; slo 3 de cada 100 mujeres entrevistadas sealan que el hombre debera tomar esa decisin y 6 mujeres de cada 100 proponen que las mujeres deberan decidir el nmero de hijos a tener.

    Las decisiones acerca de los gastos en el hogar toman una ten-dencia diferente; mientras que 75 de cada 100 mujeres dicen que es la pareja la que debe tomar la decisin, es llamativo que 14 mu-jeres de cada 100 indiquen que es la mujer sola quien toma la deci-sin acerca de los gastos; en tanto que 7 de cada 100 mujeres creen que es la familia la que debe de-cidir sobre los gastos del hogar; fi -nalmente, 4 de cada 100 mujeres piensan que el hombre solo es el que decide sobre los gastos en el hogar.

  • AVANCES Y PROYECCIONES DE LAS MUJERES EN BOLIVIA

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    En lo que respecta al uso del tiempo para si mismas, 48 mujeres de cada 100 dicen que siempre tratan de tener tiempo para s mismas; en tanto que 32 de cada 100 mujeres dicen que siempre dejan tiempo libre para s; 15 de cada 100 mujeres afirman que nunca tienen tiempo para s mismas; finalmente, 5 mujeres de cada 100 creen que no face falta tener tiempo para ellas.

    Ante la pregunta a las muje-res entrevistadas sobre qu ha-ran para disminuir la desigual-dad entre hombres y mujeres, 31 mujeres de cada 100 se in-clinan por informarse ms sobre la discriminacin que se ejerce contra las mujeres; 18 de cada 100 mujeres creen que deben denunciar las violaciones de los derechos de las mujeres; en tan-to, las mujeres que buscan en la familia la igualdad entre hom-bres y mujeres llegan a 18 mu-jeres de cada 100; 17 de cada 100 mujeres dicen que se debe transmitir la conciencia de gne-ro a otras mujeres; mientras que 7 mujeres de cada 100 piensan que deben ser activistas de una organizacin de defensa de los derechos de las mujeres; 6 mu-jeres de cada 100 creen en la ne-

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    cesidad de participar en protestas pblicas por la defensa de los de-rechos de las mujeres; y 3 mujeres de cada 100 no haran nada.

    La expansin del discurso sobre la igualdad y equidad de gnero tiene ubicaciones, priorizaciones y signifi cados distintos. Aparecen bajo el discur-so formal como incuestionables y legtimos los derechos de las mujeres, aunque las estructuras institucionales no se hayan transformado en forma correspondiente para promover y consolidar este proceso. En la realidad, y la prctica cotidiana, persisten ncleos duros de base estructural para el cam-bio. Los procesos de cambio a favor de la igualdad y equidad de gnero han asumido ritmos distintos de avances, resistencias, retrocesos, rupturas, y re-composiciones, de acuerdo a determinadas pertenencias a grupos sociales, diversos contextos, las propias dinmicas econmicas, sociales y polticas y sus particularidades culturales; a la vez, los fi nes de equidad e igualdad, son conocidos y apropiados como parte de principios y valores universales contemporneos que no necesariamente forman parte de los cdigos va-lorativos de la base cultural de ciertos grupos sociales y el encuentro est redefi niendo y resignifi cando relaciones y procesos.

  • IMAGINARIOS Y PERCEPCIONES DE LAS MUJERES SOBRE LA DISCRIMINACIN

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    Discriminacin en el mbito de la educacin33

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    3.1. Algunos datos de la situacin educativa

    En Bolivia, la brecha de analfabetismo ha disminuido a nivel pas: el ao 1976 era del 24%; en 1992 se registraba un 16% y disminuye a un 12% para el ao 2001. El rea urbana registra una brecha menor a la nacional y descendi en casi una dcada del 10% a 8%; mientras que en el rea rural, siendo ma-yor que la nacional, tambin disminuy del 27% al 23%.

    El promedio de aos de escolaridad aument a favor de las mujeres, en 1976 era de 3 aos, y en el 2001 de 7 aos. En estos 25 aos, para las mujeres rurales, el promedio de aos de escolaridad ascendi de 1 a 3 aos. No obstante, en los ltimos aos las mujeres han logrado mejorar su nivel educativo, aunque su acceso a estudios tcnicos superiores y universitarios es an restringido y responde a un patrn de segmentacin y segregacin laboral; adems, se debe sealar que la acumulacin de mayores niveles educativos no ha logrado revertir la condicin de inequidad en la que sedesenvuelven en el mbito econmico, de participacin poltica y en el conjunto de relaciones de la sociedad porque el patrn de discriminacin de gnero no ha sido afectado sustancialmente.

    3.2. Discriminacin en el acceso a la educacin

    Con referencia a las razones que impiden el acceso de las mujeres a la escuela, 33 de cada 100 mujeres piensan que la fami-lia no tena recursos econmicos por ello tenan que trabajar; 29 mujeres de cada 100 creen que los padres hacan estudiar slo a los hombres; en tanto, para 13 mu-jeres de cada 100 la escuela estaba situa-da muy lejos; 13 de cada 100 mujeres di-cen que no accedieron a la educacin por haber quedado hurfanas; en tanto que 8 mujeres de cada 100 dicen que su familia no tena plata.

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    DISCRIMINACIN EN EL AMBITO DE LA EDUCACIN

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    3.3. Causas para la no permanencia y continuidad en el sistema educativo

    Las principales razones para que no se hayan matriculado en algn curso de educacin escolar en el 2006, fueron para 22 mujeres de cada 100 el desarrollo de labores de casa; en tanto, 20 mujeres de cada 100 creen que fue por falta de dinero o problemas econmicos; 19 mujeres de cada 100 estn trabajando; 10 de cada 100 mujeres estn cuidando a los hijos, el matrimonio, la familia. A la vez, 9 de cada 100 mujeres no se matricularon a ningn curso en el ao por quedar embarazadas. Apenas 6 de cada 100 mujeres terminaron la secundaria. Son menores los datos relativos a la falta de inters, termin sus estudios superiores, porque est buscando trabajo, falta de tiempo, los establecimientos educativos son distantes y otros, as opinan un total de 14 de cada 100 mujeres.

  • 3.4. Manifestaciones de la discriminacin en el sistema educativo.

    Ante la pregunta: si sufrieron discriminacin mientras estudiaban, 16 de cada 100 mujeres sealan haber sido vctimas de discriminacin mientras estudia-ban. Las causas para la discriminacin durante el periodo de estudios nos dicen que 23 de cada 100 mujeres son discriminadas por ser mujeres; 10 de cada 100 mujeres piensan que son discriminadas por ser indgenas; 11 mujeres de cada 100 por la vestimenta; 10 de cada 100 mujeres afi rman por la forma de hablar; 3 de cada 100 mujeres porque se comunican en su lengua materna, y creen que son discriminadas por el aspecto fsico 3 de cada 100 mujeres.

    Otras formas de discriminacin en la educacin que han sido manifestadas por las mujeres son: por tener un solo apellido, ser inmigrante Altea Potosina, Colla, lo que nos indica que el lugar de origen y las construcciones identitarias regionales asignadas o de autoidentifi cacin ingresan como parte de las relaciones de discriminacin que, a su vez, contienen signifi cados de asignacin tnica, tomando en cuenta que corresponde a periodos anteriores importantes desde la propia vivencia. Otras causas de discriminacin fueron expresadas por 40 mujeres de cada 100.

    El 70% de las mujeres entrevistadas opina que tiene menos oportunidades que los hombres de continuar o concluir sus estudios. Entre las causas estn: i) la condicin femenina; ii.) la condicin de trabajo; iii) la vigencia de la discriminacin; y iv) la falta de recursos econmicos.

    En general, las mujeres sealan que su condicin de ser mujer es la causa ms importante de su discriminacin; sin embargo, las mujeres aymaras y quechuas expresan que la condicin indgena es la causa ms importante de su discriminacin. En tal sentido, se puede afi rmar que el ser mujer e indgena en Bolivia supone ser vctima de la mayor discriminacin por la condicin tnica y de gnero, aunque la discrimi-nacin de gnero es menos visibilizada.

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    Salud, salud sexual y reproductiva44

  • 4.1. Datos del contexto y la realidad

    Uno de los indicadores crticos del acceso y cobertura de la salud para las mujeres es la mortalidad materna. En Bolivia la misma asciende a 230 por cada 100.000 nacidos vivos, convirtiendose en una de las ms altas de Amrica Latina y del mundo. Las causas ms frecuentes de muerte materna son las hemorragias, infecciones, aborto, parto obstruido, eclampsia. El riesgo de muerte para las mujeres en el rea rural es 4.4 veces mayor que en el rea urbana. El 47% de las mujeres que fallecieron eran menores de 30 aos y el 71% eran analfabetas.

    4.2. Acceso y Proteccin en Salud

    Los datos son contundentes, 66 de cada 100 mujeres no cuentan con ningn seguro de salud; 19 de cada 100 mujeres acceden a los servicios de la Caja Nacional de Salud (CNS) que afi lia, principalmente, a trabajadores/as del sector formal asalariado; al seguro privado llegan 9 de cada 100 mujeres; mientras que el Seguro Universal Materno Infantil (SUMI) atiende a 6 de cada 100 mujeres. Desde el 2006, las prestaciones del SUMI se ampliaron a mujeres no embarazadas hasta los 60 aos, por lo que se podra esperar una mayor cobertura del mismo.

    Si se considera la variable del idioma materno, los datos sealan que la poblacin no asegurada es la mayoritaria, con niveles ms altos en la poblacin de habla guaran (81 de cada 100 mujeres), quechua (77 de cada 100 mujeres) y aymar (77 de cada 100 mujeres). Las mujeres que sealan tener como idioma materno el castellano llegan a 20 de cada 100 mujeres y se encuentran aseguradas a la CNS, en una relacin que casi duplica a la poblacin de origen aymar (14%), quechua (11%) y guaran (9%). Si se vincula esta variable a la representacin tnica, se puede deducir que la poblacin indgena es la ms desprotegida en torno al acceso a servicios de salud.

    A pesar de encontrarse inscrita como parte de los derechos humanos y por los datos expuestos, la proteccin en salud sufre una sistemtica exclusin de las mujeres; slo acceden a un sistema de seguro de salud en trminos de trabajadoras dependientes, mayoritariamente del sector formal o como benefi ciarias dependientes del trabajador (madres, esposas e hijas). La mayora de las mujeres trabajadoras, al encontrarse en el sector informal, carecen de sistemas de proteccin social.

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  • 4.3. Salud sexual y reproductiva

    4.3.1. Acceso al servicio de ginecologa

    El 25% de la mujeres entrevistadas nunca ha consultado un servicio de ginecologa; es decir, un cuarto del total de mujeres est excluida de este servicio por diversas razones. De este total, el 69% corresponde a mujeres jvenes entre 15 a 18 aos, luego siguen las de 19 a 24 aos (33%), y las de 50 a 65 aos (23%).

    El 74% afi rma haber consultado con frecuencias diversas, siendo el 27% que tuvo su ltima consulta hace un ao y ms.

    Segn la condicin tnica, el acceso a servicios ginecolgicos abre una brecha mayor, las mujeres aymaras que no asistieron a un servicio ginecolgico son 42 de cada 100; en tanto que las mujeres quechuas que no asistieron a una consulta llegan a 24 mujeres de cada 100; entre las mujeres de habla castellana, 23 de cada 100 mujeres no acudieron a un gineclogo/a, y las mujeres que hablan otras lenguas, 22 de cada 100 no asistieron a un servicio especializado.

    Las percepciones en torno al cuerpo de las mujeres por parte de la sociedad, de los cnyuges y de las propias mujeres tienen decisiva importancia. La mayora de las mujeres expresan sentimientos de temor, vergenza y desconfi anza, son las principales razones que impiden su acceso y/o continuidad. A ello se aade el tipo de atencin, la falta de informacin y las percepciones en cuanto a la edad, que ms bien expresa las necesidades emergentes de cada periodo del ciclo de vida.

    TESTIMONIOSRazones por las que noconsulta al gineclogo

    n No confo en los gineclogosn Por los celos del maridon Slo van las mujeres que tienen hijosn Me da vergenza n Tomo medicamento natural, no confo

    en el mdico

    n No tengo que ir, slo las casadasn Doy a luz en mi casa no confo en

    mdicos

    n Porque no me creo viejan Tengo miedo dicen que tocan todon No se ir porque dicen que pelado noms manejan

    n Soy muy mayorn Mi esposo no quiere que vayan Porque lastimaron al hacer tratamiento

    n Tengo miedo dice que se pasann Me d miedo y desconfi anza, no tratan bien

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  • 4.3.2. Calidad de atencin en salud a las mujeres.

    Las mujeres de diferentes grupos de edad -y en todas las ciudades- opinan que la calidad de atencin de los servicios de salud no es buena; es decir 39 de cada 100 mujeres dicen que la calidad de atencin en salud es mala; 28 de cada 100 mujeres dicen que no saben sobre la calidad de atencin. Para 27 de cada 100 mujeres la atencin es regular; en tanto que 6 de cada 100 mujeres creen que la atencin es buena. La percepcin de las mujeres por ciudad es similar en cuanto a la mala calidad de atencin en salud; as se tiene que el 55% tiene opinin desfavorable en la ciudad de El Alto, en la ciudad de La Paz el 48% piensa que son mal atendidas en los servicios de salud, lo propio sucede en la ciudad de Cochabamba con un 40% y las mujeres de Tarija en un 41% creen que reciben mala atencin de salud.

    4.3.3. Uso y conocimiento de mtodos anticonceptivos

    Los resultados en estos mbitos sensibles de la salud sexual y reproductiva reportan los siguientes resultados:

    El conocimiento y uso de mtodos anticonceptivos, muestra que 87 mu-jeres de cada 100 los conocen, de estas, 64 de cada 100 mujeres no los utilizan, por razones socioculturales, temor hacia los efectos colaterales, la decisin del cnyuge contraria a su utilizacin o porque no se cuenta con servicios accesibles de apoyo y consulta. Entre tanto, 23 de cada 100 mujeres s los conocen y utilizan y 13 mujeres de cada 100 no conocen los mtodos anticonceptivos.

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  • 4.3.4. Actitud ante la despenalizacin del aborto

    i) El grado de aceptacin del aborto, revela que 79 de cada 100 mujeres no estn de acuerdo con recurrir al aborto, habindose encontrado que existe una relacin directa con el estrato social y el idioma materno. Las mujeres aymaras y quechuas y las mujeres pobres son las que presentan mayor desacuerdo. Esta informacin revela mayor tendencia a la destradicionali-zacin en cuanto al aborto en los estratos superiores, lo que posiblemente se encuentre relacionado con el acceso a mayor informacin, nivel de instruccin, contextos culturales y religiosos, conocimiento de los derechos sexuales y reproductivos y las experiencias personales.

    ii) Una similar tendencia se evidencia cuando se analizan los datos segn adscripcin religiosa (catlica, evanglica, cristiana, mormona), ya que alrededor de 8 mujeres de cada 10 no estn de acuerdo con que las mujeres recurran al aborto. Slo en el caso de las mujeres que no profesan ninguna religin la situacin varia, ya que en esta categora 6 de cada 10 indican no aceptar, habiendo entre ellas 4 que si aceptaran recurrir al aborto.

    Si estos datos los analizamos incorporando la variable de adscripcin de clase, vemos que las mujeres de clase media media, media baja, pobre y muy pobre repiten la tendencia. Entre 7 y 9 de cada 10 mujeres sealan su rechazo a que las mujeres recurran al aborto. Slo existe una mnima diferencia entre las mujeres de clase media alta, donde 4 de cada 10 aceptan el aborto.

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  • iii) Sin embargo, cuando se pregunt a las entrevistadas en qu casos usted aceptara que algunas mujeres recurran al aborto?, las respuestas ofrecen los siguientes datos: la posicin referida a que en ningn caso se debe recurrir al aborto alcanza a la opinin de 22 mujeres de cada 100, lo que sealara que slo 2 mujeres de cada 10 se opondran totalmente al aborto en situaciones especfi cas.

    Los datos sealan que: 4 de cada 100 mujeres aceptaran recurrir al aborto por problemas econmicos, 9 mujeres de cada 100 cuando la madre es menor de edad, 17 de cada 100 mujeres porque corre peligro el feto, 29 de cada 100 mujeres por violacin sexual, 2 mujeres de cada 100 por decisin de la madre, 16 de cada 100 mujeres por malformacin del feto y 1 mujer de 100 en otros casos. Si se suman todas las respuestas positivas, encontramos que 78 de cada 100 mujeres aceptaran el aborto en determinadas situaciones. A la vez, es signifi cativo que 22 mujeres de cada 100 no recurran al aborto en ningn caso.

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    5.1. Algunos datos del contexto

    Pese a los esfuerzos realizados en los ltimos aos, la violencia en contra de las mujeres no ha disminuido y no se disponen de registros confi ables y estables que permitan hacer un seguimiento efectivo. Las cifras disponibles -y ofi ciales- dan la pauta de que la violencia se ha convertido en un problema masivo cuyas vctimas centrales son las mujeres. En Bolivia, 7 de cada 10 mujeres sufren algn tipo de violencia, sea fsica, psicolgica o sexual. Para el ao 2001, la Polica Tcnica Judicial registr 642 violaciones a mujeres menores de edad, la mayora de las cuales fueron propiciadas por familiares de las vctimas.

    Las Brigadas de Proteccin a la Familia, en 6 ciudades, registraron 12.367 denuncias, los Servicios Legales Municipales (SLIM), 9.672, y las ONGs, 11.501 casos. De todas las denuncias, el 32% correspondi a violencia psicolgica; 26% a violencia fsica y psicolgica y un 17% a violencia fsica, psicolgica y sexual. Los que fi guran como los principales agresores son: los concubinos (44%) los esposos (39%), familiares y otros (17%), y el lugar ms frecuente de agresin es el hogar (CIDEM, 2004).

    5.2. Percepciones acerca de la violencia

    En opinin de las mujeres, el tipo de violencia que se ejerce contra la mujer en mayor proporcin es la violencia fsica, dicen 43 de cada 100 mujeres; para 35 mujeres de cada 100 le sigue la violencia psicolgica que se manifi esta a travs de los gritos, insultos, celos, presin, chantaje e infi delidad; porteriormente la violencia sexual es reconocida por 13 de cada 100 mujeres; en tanto que para 8 de cada 100 mujeres es la violencia econmica que se ejerce sobre las mujeres y, fi nalmente 1 de cada 100 mujeres cree que la violencia poltica es dominante sobre las mujeres.

    En todas las ciudades, la tendencia respecto a la violencia fsica es similar, con excepcin de los centros poblados donde 49 de cada 100 mujeres opinan que la violencia fsica es la que se ejerce con mayor frecuencia contra la mujer; en opinin de 39 de cada 100 mujeres, en La Paz aparece la violencia psicolgica y en Cochabamba se da con ms frecuencia la violencia sexual en opinin de 18 mujeres de cada 100.

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    5.3. Causas y consecuencias de la violencia

    A nivel general, en opinin de 42 mujeres de cada 100, la falta de recursos econmicos aparece como el principal motivo para el ejercicio de la violencia. El alcoholismo aparece como otro motivo que genera violencia en el hogar a nivel general (27%). Generalmente, ambos motivos se encuentran relacionados, aunque las diferencias expresadas pueden estar dando cuenta de dinmicas distintas. El machismo aparece como una causa de la violencia identifi cada por 8 de cada 100 mujeres.

    La violencia es una de las formas de discriminacin y exclusin que se reproduce en sus ms drsticas formas de sometimiento, con una persistente presencia ligada a la cotidianeidad de las mujeres. Es un hecho masivo, visibilizado y reconocido en su existencia por las mujeres de manera procesual e incremental en trminos cuantitativos. Los aspectos ms visibles, en la comprensin de las mujeres, son la falta de recursos econmicos y el alcoholismo y menos perceptibles los motivos que hacen a las relaciones familiares y especficamente a las relaciones de gnero.

  • Las consecuencias de la violencia en el hogar tienen como principales efectos: la desintegracin familiar para 38 de cada 100 mujeres; los hijos aprenden a vivir en violencia en el hogar segn 17 mujeres de cada 100, y los hijos se van a la calles para 15 de cada 100 mujeres. Estos son datos referenciales de la relacin que se establece entre violencia, desintegracin familiar, abandono del hogar y la transmisin y reproduccin intergeneracional de su concepciny ejercicio.

    Es importante resaltar que del total de mujeres encuestadas, 12 de cada 100 creen que la violencia que se ejerce contra la mujer termina en la muerte.

    5.4. Formas de resolver la violencia

    Para 73 mujeres de cada 100 los problemas de violencia intrafamiliar deben resolverse dentro del hogar y, sumados con otros indicadores, 24 de cada 100 sostienen que deben resolverse fuera del hogar. Este dato revela que aunque una mayora reconoce que es un problema que afecta a las mujeres y que tiene causas econmicas, sociales, culturales, familiares y personales, las alternativas para su enfrentamiento se circunscriben al mbito familiar y privado. Del total de mujeres que opina que debe resolverse fuera del hogar, 11 mujeres de cada 100 se inclinan por la denuncia y la privacin de la libertad, 8 de cada 100 mujeres por la fi rma de garantas personales y 5 de cada 100 mujeres por la denuncia y el pago de multas.

    Diferentes estudios e investigaciones han verifi cado la magnitud del problema. Su persistente y extendida presencia es el denominador comn de la pervivencia de las relaciones ms primitivas de ejercicio de la dominacin y poder masculino. Independientemente de la regin, del rea urbana o rural, de la organizacin cultural o tnica, se demuestra, a pesar de las diferencias tnico culturales y los distintos modelos de organizacin de la sociedad, que coexisten, la violencia contra las mujeres es un tema que busca ser resuelto.

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    6.1. Datos generales del contexto

    Bolivia tiene un escaso desarrollo industrial y empresarial, por lo que el empleo se genera, bsicamente, por el sector familiar. El 83% de la Poblacin Econmicamente Activa (PEA), se encuentra en la microempresa, la mayora de base organizativa familiar, con un aporte del 25% al PIB, mientras las empresas de ms de 50 empleados, que ocupan al 9% del empleo generan el 65% del PIB.

    En este contexto, uno de los cambios esenciales en la modifi cacin de la composicin de la fuerza de trabajo es la creciente y masiva presencia de mujeres. El ingreso de las mujeres al mercado laboral se dio principalmente en el sector familiar, a tiempo parcial y menos regulado, con fcil entrada, baja califi cacin, empleos precarios y de baja remuneracin. Bajo estas condiciones existen escasas posibilidades de continuidad y de movilidad laboral, reproducindose la segmentacin y segregacin sexual. No obstante, esta masiva participacin es una respuesta a la crisis econmica que se desata en la dcada de los 80 y tuvo efectos en la reduccin del empleo, el incremento del desempleo masculino, la disminucin de los ingresos, la inestabilidad y fl exibilidad laboral y los efectos de la desregulacin del mercado laboral.

    Otra de las formas de manifestacin no reconocidas de la discriminacin y exclusin en Bolivia es la magnitud del trabajo no remunerado; al respecto, los datos sealan que un tercio de los indgenas empleados no reciben remuneracin por su trabajo, comparado con un 13% de los no indgenas, la mayora del trabajo sin pago es realizado por las mujeres, entre ellos el trabajo domstico no remunerado que mantiene su importancia en la generacin de bienes y servicios para la reproduccin material en el mbito familiar.

    6.2. Discriminacin laboral

    Ante la pregunta de si existe discriminacin en el trabajo hacia las mujeres, 58 de cada 100 respondieron que s hay discriminacin hacia la mujer en el em-pleo y es ejercida por parte de los empleadores y sus propios compaeros de trabajo. Segn los resultados del estudio, esta situacin es ms pronunciada en La Paz, El Alto y Tarija. Mientras que, 25 mujeres de cada 100 indican que no hay discriminacin y 17 de cada 100 mujeres no saben o no responden a la pregunta.

    Si se analiza la discriminacin en el trabajo, segn ocupacin de las mu-jeres, tenemos que la mayor parte de las trabajadoras familiares o aprendices no remuneradas afi rman que existe discriminacin (63%), siguen las traba-jadoras por cuenta propia (62%), las empleadoras (55%), las empleadas (53%), las trabajadoras del hogar (40%), y las obreras (38%).

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    6.3. Problemas que enfrentan las mujeres en el mercado de trabajo

    La vida laboral de las mujeres encara una diversidad de problemas, entre los ms mencionados estn: las capacidades personales que implica la califi cacin, esto surge como un problema prioritario para 44 de cada 100 mujeres; continan los atributos personales y condiciones familiares en opinin de 12 de cada 100 mujeres. Representan cifras bajas los problemas vinculados a relaciones y condiciones laborales (1 de cada 100 mujeres), como el maltrato, violencia, acoso sexual, baja remuneracin y calidad del trabajo, que puede deberse a las difi cultades que tienen las mujeres para identifi car estas formas como parte de la discriminacin y exclusin.

    En lo que respecta a las capacidades personales, este tipo de discriminacin se encuentra vinculado a aspectos relativos a la falta de educacin, escasa o ninguna capacitacin que se encuentran directamente relacionados con la no califi cacin, poca experiencia para el trabajo y con la falta de conocimientos sobre sus derechos laborales.

    Lo relacionado con los atributos personales manifi esta una discriminacin vinculada a la exigencia de requisitos fsicos como buena apariencia, belleza corporal y juventud. Los atributos personales se expresan en el rechazo a mujeres que visten polleras o hablan una lengua originaria. La apariencia es otro factor de exclusin, an ms si est asociada a la edad, es considerada como un criterio defi nitorio. La exigencia de la apariencia y la edad estn relacionadas con el acoso sexual por parte de empleadores y trabajadores; es decir, las representaciones sexuales simbolizadas en el cuerpo de las mujeres jvenes juegan un papel importante.

    A nivel personal, los testimonios llevan a considerar cuatro problemas relevantes para la discriminacin: i) la condicin tnica; ii) el poder masculino ejercido en las estructuras jerrquicas laborales; iii) el poder y control sobre el cuerpo femenino y su infl uencia en el mbito laboral; iv) la condicin generacional, relacionado con la valoracin sexual del cuerpo.

    En lo relativo a las responsabilidades y condiciones familiares, la concentracin del trabajo domstico bajo la responsabilidad de las mujeres provoca difi cultades para conciliar el trabajo domstico y el trabajo remunerado, se suman la desconfi anza y los celos de los cnyuges. La responsabilidad de la reproduccin familiar limita el desenvolvimiento laboral de las mujeres, llegando incluso al abandono, despido e inestabilidad laboral.

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    Entre los factores que complejizan la vida laboral de las mujeres estn: i) la incompatibilidad entre trabajo domstico con el trabajo remunerado; ii) la condicin de madre y la priorizacin del trabajo del cuidado de los hijos; iii) el proceso de reproduccin biolgica: embarazo, parto y puerperio; iv) el poder, control y autoridad que ejerce el cnyuge sobre la mujer; v) el estado civil y el nmero de hijos como condicionantes para la insercin y permanencia laboral.

    6.4. Acciones de las mujeres frente a la discriminacin laboral

    El comportamiento de las mujeres frente a la discriminacin laboral es muy similar en todos los departamentos y espacios. Entre las acciones que tomaran las mujeres respecto a la misma, 20 de cada 100 mujeres dejaran inmediatamente el trabajo para evitar que la sigan maltratando; presentaran queja ante la autoridad 20 de cada 100 mujeres; 16 de cada 100 mujeres no haran nada que expresa, ms bien, una posicin de resignacin. En tanto, 13 de cada 100 mujeres manifestaran su molestia, 6 de cada 100 mujeres se capacitaran y superaran y a 6 de cada 100 mujeres les afectara emocionalmente. En los datos obtenidos se observa que slo 4 de cada 100 mujeres exigiran el cumplimiento de sus derechos.

    Algunas mujeres expresan que su nica accin sera la resignacinsealando: nos tenemos que quedar calladas, nadie responde a las quejas, Dios juzgar o lloro, soy vieja.

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    6.5. Discriminacin salarial

    Segn los datos recogidos del total de mujeres entrevistadas, 46 muje-res de cada 100 tienen un salario que se encuentra en el rango de de 401 a 1000 Bs.; mientras que 27 de cada 100 perciben un salario entre 1001 y 4000 Bs; reciben una remuneracin entre 201 y 400 Bs. 17 mujeres de cada 100. Los ran-gos extremos inferiores y superio-res registran bajas frecuencias, as 2 mujeres de cada 100 perciben ingresos mayores a 4001 Bs.

    El 67% de las mujeres asumen el rol de generadoras de ingreso. Dos de cada 10 mujeres seran las principales generadoras de ingreso para el hogar ante la situacin de desocupacin o inactividad de la pareja.

    6.6. Percepcin acerca de las diferencias salariales

    Los resultados obtenidos ante la consulta acerca de si existen diferencias salariales entre hombres y mujeres en el mismo trabajo, 60 mujeres de cada 100 piensan que no existen diferencias y las mujeres reciben el mismo salario, lo que identifi ca aproximaciones representativas de una igualdad salarial ante el mismo trabajo. En tanto que 37 de cada 100 mujeres opinan que los hombres reciben ms salario que las mujeres; apenas 3 mujeres de 100 dicen que las mujeres perciben ms salario que los hombres.

    A pesar de estas percepciones, la brecha salarial de asimetra en desventaja para las mujeres an persiste. En todos los sectores los ingresos de las mujeres son inferiores a los de los hombres con diferentes brechas. El ingreso promedio de los hombres es de Bs. 781. 31 y de las mujeres es de Bs. 444.13, registrndose el ingreso ms bajo el de las mujeres en el sector familiar que percibe Bs. 231.53, con diferenciales a nivel urbano y rural.

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    7.1. Los datos sobre la participacin poltica de las mujeres en Bolivia.

    En Bolivia se ha dado una progresiva inclusin de las mujeres en el escenario poltico y un incremento de su participacin en eventos electorales. Esta participacin ha enfrentado diversos obstculos que han hecho que este proceso no sea estable. La participacin de las mujeres ha sido cuantitativamente mayor en los espacios locales -como son los municipios- que en los espacios nacionales y regionales.

    Los datos de la Corte Nacional Electoral, confi rman esta tendencia; para las elecciones municipales de diciembre del 2004, las mujeres han incrementado su participacin como candidatas del 29.4% al 35.9%; y la de los hombres disminuye de 70.6% a 64.1%. En este mismo ao, se registra un total de 27 alcaldesas, que corresponde al 8.5% del total.

    El mbito local ha demostrado mayor permeabilidad a la representacin poltica, en el total de 327 municipios existentes en el pas, se han elegido 1.790 concejales con una presencia femenina del 19%, esta proporcin es inferior a la del ao 1.999 cuyos concejos municipales contaba con una representacin femenina del 32%.

    Estos datos demuestran un ascenso cuantitativo de la participacin y representacin poltica femenina, ratifi ca la mayor participacin all donde la jerarqua es menor y que la subrepresentacin es un hecho que no corresponde a un tratamiento de igualdad y contradice los propsitos de la Ley de Cuotas; adems, el crecimiento ha sido fl uctuante y es sensible a variaciones e inestable.

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    7.2. Reconocimiento de la participacin de las mujeres

    Las respuestas respecto a si los partidos polticos reconocen en forma equitativa la participacin de las mujeres, es un tanto dispersa y presenta mayor concentracin en los niveles intermedios de la esca-la establecida para el estudio, las mujeres opinan que no existe un tratamiento equitativo, los porcen-tajes altos se encuentran en Santa Cruz (29%), La Paz (22%) y El Alto (20%), que puede deberse a la di-nmica poltica y a la mayor parti-cipacin poltica de las mujeres en estas ciudades.

    En el anlisis por ciudades y centros poblados, se observa que alrededor de 7 de cada 100 mujeres estn en total desacuerdo respecto a que los partidos polticos tengan un tratamiento equitativo hacia la participacin femenina, con excepcin de Tarija, donde 30 de cada 100 mujeres sealan su total desacuerdo de que exista un tratamiento equitativo.

    Desde la perspectiva de las mujeres, los datos encontrados sealan que los partidos polticos presentan un conjunto de factores que restringen esta participacin en condiciones de equidad. Un indicador preocupante es que los sistemas polticos internos no han tenido importantes transformaciones para generar condiciones de equidad y ampliar las bases de democratizacin de sus organizaciones.

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    7.3. Discriminacin en la participacin y representacin poltica de las mujeres

    7.3.1. Acceso a espacios de decisin poltica y reconocimiento social

    7.3.2. Discriminacin en el acceso a cargos de decisin en organizaciones sociales

    La opinin respecto a las razones de por qu las mujeres no ocupan cargos con poder de decisin en organizaciones sociales muestran que 44 de cada 100 mujeres opinan que el impedimento para que suceda ello son la familia y las obligaciones domsticas; en tanto, 22 mujeres de cada 100 atribuyen a que la actitud machista no les permite el acceso a dichos cargos. Un tercer factor es que la sociedad no confa en ellas, 9 mujeres de cada 100 respondieron ello, lo que estara dando cuenta de que el modelo femenino de integracin social sigue basado en el cumplimiento de las normas asignadas que prioriza la vida familiar y el cumplimiento de su rol femenino naturalizado en la inferiorizacin y desvalorizacin de las mujeres para estas responsabilidades, y en la preferencia masculina por sus competencias y capacidades casi innatas, que le otorgan confi abilidad ante la supuesta incapacidad y falta de preparacin de las mujeres.

    El escenario poltico que cuenta con una mayor participacin de las mujeres, no conlleva un cambio en la cultura poltica hacia formas democrticas, como es el caso de la representacin social. Tal situacin amerit preguntar a las mujeres si la sociedad acepta esta presencia en el espacio poltico; en general, las respuestas refl ejan que la sociedad an tiene una baja aceptacin.

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    PARTICIPACIN POLITICA

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    Las otras alternativas tienen que ver con condiciones, atributos y actitudes personales de la propias mujeres como: no les interesa la poltica (8 de cada 100 mujeres), el no saber mandar o dirigir (5 de cada 100 mujeres), tienen temor a la competencia (7 de cada 100 mujeres). Son intolerantes, no escuchan y son corruptas no tienen ninguna opinin.

    7.3.3. El liderazgo poltico de las mujeres

    Las mujeres entrevistadas defi nen el ejercicio de liderazgo de sus pares femeninos con un conjunto de atributos tales como: el carcter, el espritu de superacin, la educacin, el saber expresarse, la educacin, la moral, la perseverancia, ser poltica. As tenemos en el sigueinte cuadro las cualidades compartidas por los grupos de edad entrevistados en relacin al liderazgo de las mujeres.

    Como se observa, el carcter,el espritu de superacin, la edu-cacin, el saber expresarse, la mo-ral, la perseverancia, el ser poltica, son las cualidades compartidas portodos los grupos de edad. Otras valoraciones que tienen menor re-ferencia, pero que son importantes por su inclusin en las percepcio-nes de las mujeres son: la prctica diferente de la poltica por las muje-res, el conocimiento de la realidad y la experiencia, que se relacionan al reconocimiento de atributos feme-ninos que favorecen su liderazgo.

    CUALIDADES QUE LAS MUJERES RECONOCEN EN UNA LDER

    15 a 18 aos 19 a 24 aos 25 a 49 aos 50 a 65 aos

    CarcterEspritu de su-peracinSaber expresar-seFormacin/edu-cacinMoralPerseverancia y tener objetivosPolticaComprens in de la realidadSensibilidadDecisin

    CarcterEspritu de supe-racinSaber expresarseFormacin/edu-cacinMoralPerseverancia y tener objetivosPolticaSensibilidadAutnomaDecisin

    CarcterEspritu de supera-cinSaber expresarseFormacin/educa-cinMoralPerseverancia y te-ner objetivosPolticaComprensin de la realidadSensibilidadOrganizadaOrigenCapacesPerseverantes

    CarcterEspritu de supera-cinSaber expresarseFormacin/educa-cinMoralTener objetivosPolticaComprensin de la realidadSensibilidadAutnomaOrganizadaCapacesPerseverantes

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    7.3.4. Limitaciones para ejercer el liderazgo

    La informacin cualitativa del presente estudio permite identifi car tres facetas que de manera articulada obstaculizan el despliegue del potencial de la mujer para ser lideresas. Estas se han clasifi cado en tres mbitos: personal, familiar y social.

    En el plano personal, los factores relevados por las mujeres son: la ausencia de capacidades y habilidades para desenvolverse y poder expresarse que est condicionada, a su vez, por la falta de conocimientos, falta de preparacin y educacin formal, la aceptacin pasiva y resignada, su conformismo, su timidez, su incapacidad, su poco inters por la poltica y su poca facilidad para hablar. El tener la capacidad de hablar en pblico se convierte en una necesidad de acuerdo al actual contexto y tiempo histrico. El saber hablar se va convirtiendo en el principal medio de presencia, de hacerse escuchar, de defender sus derechos, de aportar, de desenvolverse en las responsabilidades pblicas, aparece articulado a la actual demanda de voz propia, de contar con la palabra, que es parte del proceso de ciudadanizacin.

    En el plano familiar, entre los factores identifi cados estn: la incompa-tibilidad entre la participacin pblica y poltica de las mujeres y el ejercicio del liderazgo con el trabajo remunerado, el trabajo domstico, el trabajo del cuidado de los hijos y el embarazo como las principales razones. Tambin, se encuentran presentes las normas y prohibiciones impuestas por el esposo que se basan en la manutencin y reproduccin del trabajo domstico como esencialmente femenino y es garanta del bienestar familiar.

    En el plano social, las estructuras basadas en el poder y dominio masculino como el machismo, son identifi cadas como limitantes, que no pueden ser contrarrestadas slo por las caractersticas personales y actitudes de cambio de las mujeres. Reconocen que existen factores que las excluyen como el no ser tomadas en cuenta, no tener las mismas oportunidades, no pertenecer a un partido poltico, las difi cultades de ascenso laboral y el modelo de liderazgo masculino vigente.

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    PARTICIPACIN POLITICA

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    Las mujeres plantean que el contexto societal encierra una serie de factores que frenan sus liderazgos y actan como impedimentos. As, 24 mujeres de cada 100 consideran que son las diferencias tnico culturales establecidas por la sociedad las que impiden el acceso al liderazgo por parte de las mujeres; mientras que 17 de cada 100 mujeres creen que son factores relativos a la condicin de ser mujer, es decir, se impide el liderazgo de las mujeres por su condicin de mujer; en tercer lugar, se encuentra la discriminacin directa que implica el machismo en sus mltiples expresiones, esto en la opinin de 11 mujeres de cada 100. El hecho que no se las considera capaces es asumida por 6 mujeres de cada 100; en tanto, 5 de cada 100 mujeres creen que no se llega a ser lider por la falta de apoyo, a la vez otras 5 de cada 100 mujeres dicen que no es posible ser lider por el trato. Por ltimo, 7 de cada 100 mujeres opinan que no existen oportunidades y 7 de cada 100 mujeres indican que no existen posibilidades para que las mujeres puedan ejercer liderazgo.

    7.3.5. Formas y mecanismos societales que impiden el liderazgo de la mujer

  • Estas percepciones respecto al freno de su participacin poltica identifi can factores estructurales en primer orden, en segundo ubican factores derivados y condicionados por los primeros y tienen un carcter de especifi cidad de la construccin social del ser mujer.

    De lo expuesto se concluye que para 93 mujeres de cada 100 existen limitantes emergentes de la sociedad para que las mujeres ejerzan liderazgo. Esta mayoritaria percepcin implica un reconocimiento de la vigencia de sistemas y estructuras discriminatorias en diversos mbitos, aunque existen diferencias en las causas identifi cadas por su mayor recurrencia.

    El escenario poltico es el espacio en el que se visibiliza ms ntidamente la discriminacin. La incursin de las mujeres en la arena poltica, es crecientemente reconocida, valorada y legitimada por las propias mujeres, pero no por la sociedad. Son diversos los impedimentos en el ejercicio del liderazgo, 93 mujeres de cada 100 perciben limitantes emergentes de la sociedad para el ejercicio del liderazgo femenino, que da cuenta de la vigencia de sistemas y una matriz discriminatoria. Los espacios donde emergen estos impedimentos son: la escuela, la familia, la ciudad, las instituciones y el trabajo, fundamentalmente. Esta identifi cacin supone avances en el reconocimiento de los elementos y contextos donde se concretiza y objetiva la discriminacin.

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    8.1. Datos generales sobre la situacin de los/as indgenas en Bolivia.

    Las brechas entre la poblacin indgena y no indgena se mantienen en forma ms aguda en el rea rural. La poblacin indgena tiene 3,7 aos menos de escolaridad (5.9 en promedio) que la no indgena (9,6 aos promedio). El analfabetismo est particularmente concentrado entre la poblacin indgena femenina y afecta a una de cada cuatro mujeres mayores de 35 aos. En el 2002, el 18% de la poblacin no indgena mayor de 14 aos asista a la escuela, comparado con 8% de la poblacin indgena. La educacin secundaria y terciaria tambin es baja en este sector social.

    La tasa de participacin laboral es de 81% para la poblacin indgena y de 64% para la no indgena. Los indgenas estn menos desempleados, 4% comparado con 7% de mujeres indgenas. De cada 10 indgenas, 3 no reciben remuneracin por su trabajo, en comparacin con los no indgenas, de los cuales 1 de cada 10 no recibe remuneracin. El trabajo sin remuneracin, en ambos grupos, es mayormente realizado por mujeres. Aproximadamente el 84% de la poblacin indgena, y 67% de la poblacin no indgena, trabajaba en el sector informal para el ao 2002. El trabajo infantil es cuatro veces ms alto entre los nios indgenas que entre los no indgenas. El 31% de nios indgenas, entre 9 y 11 aos, trabajaban en el 2002, comparado con 8% de los nios no indgenas, cifra similar entre los de 12 y 18 aos.

    Las brechas de ingresos muestran que la poblacin indgena empleada gana menos de la mitad en comparacin con la poblacin no indgena. La diferencia de ingresos entre ambos grupos sociales, en un 73%, se debe a factores observables, mientras que el 27% restante es atribuible a discriminacin y factores como calidad de la educacin, cultura y aptitud.

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    DISCRIMINACINTNICA

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    8.2. Discriminacin tnica en lo laboral

    En el pas, la discriminacin tnica es un problema que se vive cotidianamente en todos los mbitos societales. La discriminacin laboral por parte de empleadores y trabajadores dirigida a los/as indgenas muestra que 58 de cada 100 mujeres afi rman que hay discriminacin hacia este grupo; en tanto que 16 de cada 100 sealan que no hay discriminacin y 26 de cada 100 mujeres no respondieron a la pregunta.

    8.3. Condicin de ser indgenas originarios (as) y oportunidades educativas

    Para 52 de cada 100 mujeres las oportunidades que tienen las y los indgenas y originarios son menores para continuar o concluir sus estudios; y 48 de cada 100 mujeres opinan lo contrario. Las menores oportunidades de continuar y concluir sus estudios se debe a que los cambios favorables identifi cados no han logrado revertir las profundas races de la discriminacin tnica. Las razones de discriminacin tnica en el campo educativo, se colocan en primer lugar, seguido por factores relativos a la oferta educativa, luego a factores econmicos y por ltimo al trabajo.

    Las razones para afi rmar que indgenas y originarios no tienen menores oportunidades de continuar y concluir sus estudios, se debe a que existe una interpretacin del actual escenario sociopoltico que se vive en el pas, de los cambios impulsados y los efectos directos que tendran impactos benefi ciosos para la poblacin indgena y campesina.

  • 8.4. Discriminacin en salud

    8.4.1. Calidad de la atencin al indgena-originario/a

    Las mujeres entrevistadas tienen una alta sensibilidad respecto a la mala calidad de la atencin de los servicios de salud, particularmente la que reciben los y las indgenas-originario/as. En general, perciben que la atencin en salud a indgenas originarios es mala (39 de cada 100 mujeres); regular (26 de cada 100 mujeres) y buena (6 de cada 100 mujeres); las restantes 29 mujeres de cada 100 no saben que tipo de calidad de atencin en salud reciben. Los argumentos testimoniales respecto a la mala atencin a los/as indgenas hacen referencia a arraigadas prcticas discriminatorias expresadas en la referencia de que son pobres, de pollera, sucias, por su cultura, idioma, que confi guran la orientacin discriminatoria basada en su condicin indgena. El mal trato verbal de que son vctimas por parte del personal de salud, es recurrente; obsrvese la asociacin entre indgena y expresiones como: pobre, animal, sucio, ignorante que encierran prejuicios y son determinantes en las relaciones que se establecen en los servicios de salud.

    8.4.2. Discriminacin en la participacin y decisin poltica

    La ampliacin de la participacin poltica de los y las indgenas y originarios/as, no es acompaada en la misma intensidad con cambios en el Estado y la sociedad civil que mantienen estructuras y sistemas excluyentes y poco democrticos. Entre ellos, tambin se encuentran los partidos polticos. Por ello, se intent tener una aproximacin al conocimiento de los mismos en cuanto a su apertura democrtica expresada en el tratamiento equitativo a indgenas y originarios/as desde la perspectiva de las mujeres.

    Hay mucha dispersin en las respuestas de las mujeres con relacin a si los partidos polticos tienen un reconocimiento equitativo referente a la participacin de los indgenas en los partidos polticos. En el nivel intermedio de opinin estn 30 mujeres de cada 100; mientras que 22 de cada 100 mujeres opinan que estn en desacuerdo y 21 de cada 100 mujeres si est de acuerdo. En los extremos tenemos que 12 mujeres de cada 100 estn totalmente en desacuerdo y otra cantidad similar dice estar totalmente de acuerdo. Como se puede notar la concentracin de las opiniones se hace evidente en niveles medios y son casi similarmente opuestos a los lados y extremos.

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    En el siglo XXI, la sociedad boliviana, en su diversidad cultural y heterogeneidad estructural, presenta profundas asimetras entre hombres-mujeres, indgenas-no indgenas, pobres-ricos, campo-ciudad, para citar las ms importantes. Estas asimetras, presentes en la cotidianeidad, constituyen la expresin de una sociedad histricamente construida sobre los cimientos de la desigualdad.

    Los modelos colonialista, patriarcal y capitalista, han moldeado sus bases, su organizacin, y sus formas de representacin, confi gurando un orden social, econmico, poltico y cultural, donde las relaciones de poder de unos grupos sobre los otros son las que determinan el orden societal. Hombre, no indgena, rico y de la ciudad, son los rasgos del perfi l legitimado socialmente para su plena adscripcin y pertenencia a los grupos sociales reconocidos y a lo expectable para su integracin social a la sociedad boliviana.

    En una aproximacin con los resultados del anlisis de la informacin proporcionada por la encuesta, se puede concluir en algunos lineamientos que muestran las tendencias actuales de la discriminacin y la exclusin, miradas desde la perspectiva de las mujeres.

    1. La presencia vigente de relaciones de discriminacin de gnero en todos los rdenes de la vida social y econmica, con la simultnea emergencia de nuevas formas de interpretacin de la realidad genrica, crea un escenario contradictorio. Mientras los ncleos de la desigualdad permanecen, la introduccin, promocin y apropiacin de valores emergentes por parte de las mujeres y la sociedad se ampla procesualmente con la postulacin de valores de igualdad, equidad de gnero, igualdad de oportunidades. La internalizacin, por parte de las mujeres y la sociedad, tiene su propia dinmica, con resignifi caciones de acuerdo a sus adscripciones identitarias y a sus contextos de referencia y pertenencia de clase, etnia y regin; de tal manera que los signifi cados construidos, si bien tienen bases comunes, tambin son dispares.

    El despliegue de polticas y acciones en pro de la equidad de gnero han tenido incidencia institucional y social; de tal manera, la igualdad y los derechos de las mujeres son colocados como asuntos incuestionables en el escenario formal y legal, sin correspondencia con las necesarias transformaciones de las propias instituciones, el Estado y la sociedad. Las desigualdades, muchas de ellas heredadas del pasado, coexisten

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    CONCLUSIONES

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    con procesos modernizadores de ampliacin democrtica y construccin ciudadana. En el contexto actual, las mujeres presentan reclamos de igualdad no satisfechos, al no haberse compatibilizado an la democracia con las demandas de igualdad y equidad de gnero. Esto refl eja que las mujeres viven una ciudadana a medias.

    2. La visibilizacin de la discriminacin tnica y la virtual invisibilizacin de la discriminacin desde las relaciones de gnero como autopercepcin, son parte del actual imaginario de las mujeres. Son las mujeres indgenas, las de estratos pobres y muy pobres, las que declaran haber sido discriminadas confi rmando la intrnseca relacin entre la discriminacin y la subalternizacin. El espacio privado, a travs de la familia, se mantiene como uno de los ms importantes resguardos de las relaciones de discriminacin, con difi cultades para que las mujeres puedan visibilizar esta relacin.

    3. El estudio y el trabajo son los medios valorados e indispensables que forman parte de los proyectos de vida de las mujeres. Ser madre y esposa era lo que caracterizaba las proyecciones futuras de vida de las mujeres hasta hace dos dcadas atrs. Hoy es sobrepasado por el estudio y el trabajo, en forma prioritaria, como parte de sus realizaciones personales. La combinacin de estas aspiraciones con tener pareja e hijos, tambin reviste importancia, demostrando que ser madre y esposa, es parte constitutiva del ser mujer, siendo cada vez menores los proyectos de vida que se asienten exclusivamente en ello. La inclusin de las proyecciones laborales en la realizacin personal, se ha ido incrementando como valor personal, referente de autonoma y oportunidad para ampliar las formas de insercin social; tambin como medio de reconocimiento y valoracin social, en ltima instancia de ciudadanizacin.

    4. La desvalorizacin a la condicin femenina, el privilegio masculino, el trabajo, la falta de recursos econmicos, son las causas ms importantes que operan como factores de exclusin en el sistema educativo. Asimismo, para mujeres que han logrado concluir sus estudios secundarios, el trabajo domstico, el trabajo de cuidado y las razones econmicas son las causas recurrentes para haber interrumpido la continuidad de los estudios.

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    5. El mayor peso de lo privado frente a lo pblico, se mantiene. La violencia es una de las formas de discriminacin y exclusin que se reproduce en sus ms drsticas formas de sometimiento, con una persistente presencia como fenmeno ligado a la cotidianeidad de las mujeres; sin embargo, la mayora de las mujeres (7 de cada 10), consideran que los problemas de violencia intrafamiliar deben resolverse dentro del hogar. El an bajo nivel de reconocimiento como problema pblico, aunque signifi cativo en un contexto de concepciones y prcticas arraigadas, puede contribuir a validar socialmente el ejercicio de la violencia.

    6. La calidad de la atencin es un factor importante que incide en la exclusin de las mujeres de los servicios de salud y se convierte potencialmente en el factor que puede viabilizar y facilitar el acceso a los mismos. La valoracin de los servicios de salud, desde la perspectiva de las mujeres, se debe a la discriminacin. Las manifestaciones identifi cadas de la atencin en salud defi nen una ntida discriminacin tnica y una patente ausencia de un enfoque intercultural y de gnero en los servicios.

    7. Entre las grandes transformaciones demogrfi cas se cuentan los cambios en cuanto al comportamiento de mujeres y hombres acerca de la reproduccin humana y el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos. Esta tendencia, que es un fenmeno extendido en los pases desarrollados, se enfrenta en el pas con una tradicionalidad manifi esta.

    Los resultados, en dos mbitos sensibles de la salud sexual y reproductiva, nos sealan: i) El conocimiento y uso de medios anticonceptivos, muestra que 9 de cada 10 los conocen, pero 6 de cada 10 mujeres no los utiliza, por razones socioculturales, temor hacia los efectos colaterales, la decisin del cnyuge contraria a su utilizacin y porque no se cuentan con servicios accesibles de apoyo y consulta; ii) La actitud hacia la despenalizacin del aborto, revela que 8 de cada 10 mujeres no estn de acuerdo con el aborto, habindose encontrado que existe una relacin directa con el estrato social y el idioma materno. Las mujeres pobres, aymaras y quechuas son las que presentan mayor rechazo.

    Esta informacin revela mayor tendencia a la destradicionalizacin en cuanto al aborto en los estratos superiores, es posible que adems se encuentre relacionado con el acceso a informacin, nivel de instruccin, contextos culturales y religiosos, conocimiento de los derechos sexuales

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    y reproductivos y las experiencias personales. Las excepcionales razones para su aceptacin encuentran razones en la violacin sexual, en primer lugar, el riesgo de muerte de la madre, la malformacin del feto. Ser menor de edad y los recursos econmicos no forman parte importante del catlogo de argumentos para el aborto y, mucho menos, la decisin de las mujeres, la misma que no aparece como una plausible argumentacin.

    8. La generacin de ingresos propios, irreversiblemente va redefi niendo las relaciones intrafamiliares y sociales. Se considera al trabajo como una necesidad ms que como un derecho. Ante las necesidades familiares, el objetivo del trabajo es la generacin de ingresos, como tendencia generalizada para la inversin social familiar. La centralidad del trabajo, en sus priorizaciones y preocupaciones, representa una confi rmacin de las actuales demandas de las mujeres, frente a la ruptura del modelo de nico proveedor masculino y la emergencia de las mujeres como generadoras de ingreso.

    El perfi l de cuidado al otro, la proteccin a los hijos/as, el bienestar familiar son prioridades para las mujeres en cuanto al destino de los ingresos. Las opciones relativas a relacionar los ingresos con autonoma, poder y estatus son procesos emergentes, con connotaciones que recientemente se van expandiendo y son compartidas paulatinamente, en el sentido de que el trabajo remunerado les permite no slo tener un aporte para la familia, para sus hijos/as, sino que les da independencia econmica al ser ellas mismas que generan sus ingresos, tienen capacidad de decidir sobre el destino de los recursos percibidos, sienten mejorar su posicin en la familia, su capacidad de negociacin con respecto a sus cnyuges y/o padres, hecho que permite redefi nir las relaciones al interior del hogar, aunque no siempre signifi quen cambios sustanciales en las relaciones de subordinacin, pero dan pautas de recomposiciones valorativas, decisionales y de poder en el seno de la familia.

    9. El escenario poltico es el espacio en el que se visibiliza ms ntidamente la discriminacin. La incursin de las mujeres en la arena poltica es crecientemente reconocida, valorada y legitimada por las propias mujeres, pero no por la sociedad. Las mujeres encuentran diversos impedimentos en el ejercicio del liderazgo, la mayor parte de los mismos tienen una matriz discriminatoria. El 93% de las mujeres perciben limitantes emergentes de

  • la sociedad para el ejercicio del liderazgo femenino que da cuenta de la vigencia de sistemas y estructuras discriminatorias en diversos mbitos. Los espacios donde emergen estos impedimentos son: la escuela, la familia, la ciudad, las instituciones y el trabajo, fundamentalmente. Esta identifi cacin supone avances en el reconocimiento de los elementos y contextos donde se concretiza la discriminacin.

    10. Para las mujeres no indgenas la condicin de ser mujer es la causa ms importante de discriminacin y para las mujeres aymaras y quechuas es la condicin indgena, de lo que se infi ere que el ser mujer e indgena es uno de los factores de mayor discriminacin en Bolivia. La discriminacin por motivos de raza y etnia implica una relacin inseparable entre dis-criminacin y exclusin, el otro racial es juzgado como diferente, como inferior en jerarqua, cualidades, capacidades y derechos. Esta negacin del otro se ha dado de distintas maneras, donde los sistemas simblicos demuestran ser los ms efectivos. Su visibilizacin y reconocimiento es uno de los datos ms elocuentes por la manifestacin de la intensidad de la discriminacin racial y tnica en nuestra sociedad, a la que las mujeres le asignan un lugar preponderante. La particular imbricacin etnia clase - gnero, es determinante.

    Las clases sociales en Bolivia no slo incluyen la condicin socioeconmica sino, tambin la particular insercin tnica y, en el caso especfi co de las mujeres, la condicin de gnero.

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