boletín n° 189 septiembre 12 de 2018 · 2018-09-14 · mtbe como aditivo en la gasolina en los...
TRANSCRIPT
Boletín N° 189 – Septiembre 12 de 2018
El Ambiente y la Calidad del Aire deben ser la prioridad
Panorámica de Medellín - Foto: https://occidente.co
En los Estados Unidos, en la década de los 80, para
mejorar la calidad de los combustibles fósiles, se
desarrollaron investigaciones para obtener un aditivo
que coadyuvara en una mayor eficiencia de la
combustión en los motores y que también y de manera
prioritaria se redujeran las emisiones contaminantes a la
atmósfera respirable.
Como resultado de estas investigaciones se creó el éter
metil terbutilo (MTBE), que es una combinación de
isobuteleno y metanol, derivados del petróleo que
aumentan el octanaje de la gasolina y eliminan el uso
del tetraetilo de plomo en la misma. Los primeros países
latinoamericanos que adoptaron este desarrollo fueron
México y Colombia. En el caso colombiano, no ha sido
posible conocer en qué porcentaje se hacia la mezcla,
como tampoco cuál era su valor o costo por litro o por
galón, pero si, que no tardó mucho tiempo para
empezar a reportarse problemas de afectación de la
salud en la población. Dichos problemas consistieron en
trastornos presentados por las personas que atendían
las estaciones de suministro de combustible, como
también el hallazgo de trazas de MTBE en el agua
emitida por los vehículos como resultado de la
combustión en el motor. Ahora, teniendo en cuenta que
el MTBE es muy soluble y que por cada litro de gasolina
que se consume se generan 1,05 litros de agua, se
podría afirmar que con el consumo de los 75 mil barriles
de gasolina diarios, se generaban 20 millones litros de
agua con destino a las fuentes hídricas con trazas de
MTBE muy difíciles de eliminar con los métodos
convencionales de tratamientos de aguas. Lo más grave
fue que se encontró que el MTBE aún en dichas trazas
puede ser causante de cáncer en el hígado.
Las organizaciones que adelantaron estas
investigaciones fueron principalmente fueron las
universidades de New Jersey, Connecticut y Wisconsin,
como también la Environmental Protection Agency
(EPA). Basado en el informe y conclusiones de estas
investigaciones, el presidente Clinton prohíbe el uso de
MTBE como aditivo en la gasolina en los Estados Unidos.
Posteriormente, el presidente Bush suscribe una
Resolución mediante la cual se instó a usar un elemento
oxigenante que sustituyera el MTBE, que permitiera
mejorar el octanaje y que disminuyeran las emisiones a
la atmósfera, tornando así mejores condiciones al
ambiente.
Colombia, a través del Ministerio de Ambiente, tomó
esta Resolución promulgada por el presidente Bush y la
consignó en la Resolución 898 de 1995, exigiendo el uso
de un elemento oxigenante para hacer adicionado a la
gasolina en una proporción de por lo menos un 2% en
peso. Frente a este mandato y ante la urgente
necesidad de mejorar la calidad del aire, el Congreso de
la República tomó la iniciativa de impulsar un proyecto
de Ley que diera aplicación a esta Resolución.
Gracias a la experiencia que Colombia tenía en la
producción de Alcohol Etílico, (que cumple con las
exigencias del octanaje, es decir, entre 120 y 130
octanos frente a la gasolina nacional que tiene sólo 83, y
que comparándolo con el MTBE de origen fósil, el
alcohol no contiene minerales ni elementos que puedan
generar material particulado, aromáticos o dióxidos de
azufre, se comienza a labrar el camino de la producción
de Alcohol Carburante, producido a partir de la caña de
azúcar.
Este proyecto de Ley fue radicado en el año 2000 en el
Congreso y fue tramitado de manera diligente pasando a
sanción Presidencial en el gobierno de Andrés Pastrana
Arango, quien, en su momento, lo objetó, pero la Corte
Constitucional consideró inocuas tales objeciones y fue
sancionado como Ley 693 de 2001, con la precaución
por parte del Congreso, de no ir a tener conflicto con la
Ley del Monopolio de la producción de alcohol etílico
potable para consumo humano la cual había sido cedida
a los entes territoriales, aclarando que sólo tenía destino
como oxigenante y para ser adicionado a la gasolina.
Técnicamente estaba blindado para que no fuera posible
tomarlo con el propósito de producir bebidas de
consumo humano ya que está regido por la Norma
Técnica la cual se establece que es un alcohol etílico
deshidratado al 99.8% y desnaturalizado con gasolina.
Es muy importante recalcar que en la promulgación de la
ley 693 o ley del Etanol, además de dar cumplimiento al
mandato de la Resolución 898 se tuvieron en cuenta
otros beneficios de mucha importancia para nuestro país
como son los grandes aportes ambientales comprobados
por el Análisis del Ciclo de Vida (ACV) que muestra una
reducción en las emisiones de Gases Efecto Invernadero
(GEI) de un 74%, así como el desarrollo agrícola con la
consecuente generación de empleo en el sector rural,
con seguridad social y salario digno constituyéndose así
en generador de paz y apalancador del posconflicto.
Estas razones son tan importantes que sumadas a las
ambientales no deben menos que motivarnos a
defenderlas como propósito nacional y como un derecho
de los colombianos.
Desafortunadamente, en ningún momento se pensó en
tener la necesidad de blindar el proyecto de posibles
amenazas y menos de abusos y violaciones a la norma
que se le pudieran presentar. Para ese entonces, los
Estados Unidos no tenían en sus proyectos la producción
de alcohol a partir de maíz y, mucho menos pensar que
su Gobierno lo iba a estimular a través de generosos
subsidios, que, en un corto tiempo, convirtió ese país en
el primer productor mundial de etanol.
Hoy, ellos producen 60.000 millones de litros de etanol
por año y Colombia 500 millones, es decir, sólo un 0,8
por ciento de la producción de EEUU. Esta gigantesca
diferencia ha hecho que la producción de etanol en
EEUU, apalancada por más de 30 subsidios al maíz y al
etanol llegan al mercado colombiano a precios más bajos
que el nacional que no recibe ninguno, lo que frente a
estas gabelas y acogiéndose al Tratado de Libre
Comercio (TLC), algunos particulares acuden al
Ministerio de Minas solicitando su inscripción como
importadores de alcohol, presentándose desde estos
primeros pasos, irregularidades y violaciones a nuestra
legislación, pues, la ley colombiana aprobó que el
alcohol se usaría como oxigenante para ser mezclado
con las gasolinas mejorando la combustión en motores y
las emisiones a la atmósfera.
Consideramos que frente a esta apremiante situación
urge que el señor Presidente de la Republica, Dr. Iván
Duque, adelante la revisión de este TLC e, igualmente,
que el Congreso de la Republica pueda legislar para
blindarlo de estas amenazas, máxime cuando nació
como iniciativa parlamentaria.
Fuente: Alfonso Santos Montero –
Secretario Fedebiocombustibles.
Fuente: Fedebiocombustibles – PWC.
Importaciones de Alcohol Carburante 2016 – 2018 en Colombia
La importación de alcohol carburante ha tenido un
vertiginoso aumento durante los últimos tres años
pasando así de 15 millones de litros en el 2016 a 76
millones para los primeros 5 meses del 2018, esto
representa un aumento del 514% solamente en 2 años.
Fuente: Fedebiocombustibles.
Menos dependencia de los hidrocarburos
Foto: Archivo/VANGUARDIA LIBERAL
Para incentivar la producción, comercialización y
consumo de alcohol carburante o bioetanol, el Congreso
de la República promulgó la Ley 693 del 2001, luego, la
Ley 939 del 2004 entró a estimular esta actividad
productiva 1 para uso en motores diésel conocida como
ley del biodiesel.
El etanol de caña de azúcar empezó a producirse el 3 de
octubre del 2005 y el biodiesel de aceite de palma el 1
de enero del 2008, de acuerdo a los reportes que tiene
al respecto Fedebiocombustibles.
En el Informe anual de Asocaña 2017-2018 titulado
“Aspectos Generales del Sector Agroindustrial de la
Caña”, se indica que en el año pasado en el país se
produjeron 367 millones de litros de este combustible,
para el programa gubernamental de oxigenación de la
gasolina en Colombia.
Este volumen de producción se redujo 16 por ciento con
respecto a los resultados del 2016 debido principalmente
al significativo aumento de las importaciones de etanol
desde Estados Unidos, en donde los productores de este
biocombustible cuentan con ingentes apoyos en ese
país. De acuerdo con este reporte, la producción bajó de
un nivel de 434 millones de litros en 2016 a 367 millones
en 20171, de tal forma que la utilización de la capacidad
instalada se redujo de 72 a 61 por ciento,
respectivamente.
Es decir, de haberse utilizado el total de la capacidad
instalada, se habría alcanzado un volumen de
producción cercano a los 602 millones de litros, un 64
por ciento más de lo que realmente se obtuvo.
Advierte también que el Bioetanol de caña de azúcar
colombiano reduce 74 por ciento las emisiones de gases
de efecto invernadero comparado con el combustible
fósil, mientras que el etanol de caña de Brasil disminuye
65 por ciento y el obtenido de maíz en EE. UU. aminora
el 10 por ciento.
El biodiésel y su importancia
La producción de biodiésel en Colombia durante el 2017
ascendió a 460.121 toneladas, mientras que las ventas
de este biocombustibles alcanzaron a las 513.336
toneladas, así lo reporta la Federación Nacional de
Biocombustibles de Colombia (Fedebiocombustibles).
En cuanto a la producción mundial de este combustible
en el año pasado, las estadísticas reportadas por el Oil
World, indican que esta llegó a las 35,1 millones de
toneladas.
Es importante indicar, que la cadena del biodiésel de
palma lideró la inversión en el sector agrícola
colombiano en las últimas décadas, al invertir cerca de
US$3 billones de dólares, cifra que hoy en día sigue
representando la mayor inversión de carácter
permanente en este renglón productivo generando
empleo rural formal y desarrollo económico sostenible.
Fuente: Especial Biocombustibles – www.portafolio.co