boletín 003- comisión liturgia
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BOLETÍNLITÚRGICO
COMISIÓN DE LITURGIA
003- JUNIO 2021
Coordinador: Mons. Giovanni Battista PiccioliEncargado áreas litúrgicas de la Arquidiócesis de Guayaquil: P. José Hinostroza
El año litúrgico es la organización de la celebración progresiva del misterio de
Cristo, “desde la Encarnación y Natividad hasta Pentecostés y la expectativa de la
dichosa esperanza y venida de Cristo” (SC | Sacrosanctum Concilium 102) a lo
largo del año. De este modo, el año litúrgico no es un recuerdo inerte del pasado,
sino que es el mismo Cristo que vive en sus misterios celebrados por la Iglesia
(cf. MD | Mediator Dei 39; SC 102). La celebración de nuestra fe que tiene lugar
en el decurso del tiempo para los fieles es tiempo de salvación.
“La función del año litúrgico es celebrar todo el Misterio de Cristo desde laEncarnación hasta su retorno glorioso”
(CCIC | Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica 242)
AÑO LITÚRGICOTIEMPO DE GRACIA
AÑO 2021
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BOLETÍN LITÚRGICO 003 AÑO 2021
Por. P. Juan Carlos Galvis
El domingo es el día de la Eucaristía por antonomasia porque es el primer día
de la semana, el día de la resurrección del Señor, el día de las apariciones del
Resucitado, cuando los Apóstoles lo reconocieron en la exposición de las
Escrituras y en la fracción del pan (Lc 24, 31-35)
·Muy pronto, a la celebración semanal de la Pascua, se unió la celebración de
la Pascual anual, el domingo por excelencia, que poco a poco se fue
concretando en el triduo pascual de la pasión, muerte y resurrección del
Señor.
Así como el año escolar o el año deportivo del campeonato del fútbol se
desenvuelven a lo largo del año civil pero no coinciden con él, de igual manera, el
año litúrgico tiene su propio ritmo, centro y finalidad. Siguiendo la terminología de
Sacrosanctum Concilium: “en el círculo del año se desarrolla todo el misterio de
Cristo” (n. 102), podemos decir, que el año litúrgico se compone de círculos
concéntricos en los cuales el misterio Pascual de Cristo ocupa el centro. Por eso,
el año litúrgico tiene como bases fundamentales: el domingo y el triduo pascual,
es decir, la pascua semanal y la pascua anual (cf. SC 102, 106).
En torno a este misterio de la Pascua del Señor, celebrada semanal y
anualmente, se desarrolla el año litúrgico, al que progresivamente se ha ido
añadiendo la celebración de otros misterios de la vida del Señor como la
Natividad, su Bautismo en el Jordán, la Epifanía, la Ascensión, etc (Ciclo temporal
cristológico), además de las memorias de los Santos y de la Virgen María (Ciclo
santoral). Nos centraremos primero en el ciclo temporal.
De esta manera, el año litúrgico, tal como lo conocemos hoy, no nació como un
bloque compacto, de una sola vez, sino como resultado de un largo proceso de
carácter histórico, teológico, catequético y pastoral.
AÑO LITÚRGICOTIEMPO DE GRACIA
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Los Tiempos litúrgicos.
El Año litúrgico está formado por distintos tiempos litúrgicos. Estos son tiempos
en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los
misterios de la vida de Cristo. Los distintos tiempos litúrgicos se pueden agrupar
en: Ciclo de Navidad (Adviento y Navidad), Ciclo Pascual (Cuaresma, Semana
Santa y Pascua) y el Tiempo Ordinario (dividido en dos partes a lo largo del año).
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De este modo, el año litúrgico comienza por el Adviento, luego viene la
Navidad, el primer Tiempo Ordinario, la Cuaresma, la Semana Santa, la
Pascua, el segundo Tiempo Ordinario y termina con la fiesta de Cristo Rey.
El origen, la duración, los elementos propios y el mensaje central de cada
tiempo litúrgico son diferentes. Veamos un poco cada uno de ellos.
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Ciclo de Pascua.
Los historiadores concuerdan en que la Pascua anual es la institución cristiana más
antigua después del domingo, y es opinión común que su nacimiento depende de la
Pessah (פסח) prescrita por la Ley, aunque su finalidad es distinta, ya que no celebra la
liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto sino la pasión, muerte y
resurrección de Cristo.
La Tradición Apostólica se refiere a una preparación de la Vigilia Pascual, que
comprende el viernes y sábado precedentes. Estos días, junto con el domingo de
Resurrección, forman lo que san Ambrosio y san Agustín llamarán Triduum sacrum o
Sacratissimum triduum crucifixi, sepulti et suscitati. Esto será el germen de lo que
conoceremos como el Santo Triduo Pascual.
Por su parte, la Didascalia (año 240) habla de una preparación de una semana de
duración; mientras que la peregrina Egeria ofrece el primer testimonio acerca de la
Semana Santa en Jerusalén.
En Roma, a finales del siglo III la preparación pascual comprendía tres semanas,
durante las cuales se ayunaba rigurosamente todos los días, excepto los sábados y los
domingos. Este tiempo de preparación se alargó a cincuenta (siglo VI), a sesenta (s. VI-
VII) y, finalmente, a setenta días (s. VII). Dicha preparación será finalmente de cuarenta
días o Cuaresma.
Por su parte, la Cincuentena pascual también ha experimentado cambios, pues la
unidad comenzó a resquebrajarse en el siglo IV con la introducción las octavas de
Pascua (finales siglo IV) y Pentecostés (siglos VII-VIII).
Según el actual Calendario romano (cfr. CR 18-31), la celebración de la Pascua
comprende: 1) la Cuaresma, que empieza el Miércoles de Ceniza 2) el Triduo Pascual y
3) la Cincuentena pascual, que termina en Pentecostés.
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Ciclo de Navidad.Durante el siglo IV aparece un ciclo litúrgico en torno a la memoria de la
Encarnación y la manifestación de Dios entre los hombres, independiente,
posterior y autónomo del ciclo pascual.
Este hecho no impide que exista entre los dos ciclos una profunda vinculación
teológica-litúrgica, pues uno y otro celebran el mismo misterio de la redención,
aunque desde ópticas distintas y complementarias, pues el niño que nace en
Belén (celebrado en el ciclo de Navidad) es el mismo que morirá y resucitará
(celebrado en el ciclo Pascual). Así, la Navidad es el comienzo de la salvación, y
Pascua su plenitud.
Históricamente, el ciclo navideño se organizó a partir de la celebración de la
Navidad en Occidente y de Epifanía en Oriente. Por último, se introdujeron un
período de preparación para la Navidad (que será llamado Adviento) y una
octava.
El Adviento (del latín adventus = venida) es el primer período del año litúrgico
cristiano, que consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración
del nacimiento de Cristo. Su duración suele ser de 22 a 28 días antes de la
Navidad, dado que lo integran necesariamente los cuatro domingos más próximos
a dicha festividad del Señor.
La Navidad (Del latín: nativitas = nacimiento) comienza el 24 de diciembre en la
noche, con la misa de Gallo y dura hasta el Bautismo de Jesús inclusive. En
Navidad todo es júbilo; por eso el color que usa el sacerdote es el blanco o
dorado, de fiesta y de alegría. Jesús niño sonríe y bendice a la humanidad, y
conmueve a los Reyes y a las naciones (esto lo celebramos en la Epifanía del
Señor el 6 de enero).
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El ciclo Santoral.
El ciclo Santoral está dedicado a la Virgen y a los santos.
El papa san Juan XXIII hacia el final de su alocución sobre la celebración
del Concilio Ecuménico Vaticano II afirmó que cada uno de los santos es
“una obra maestra de la gracia del Espíritu Santo” (en el domingo de
Pentecostés del 5 de junio de 1960). Por eso, celebrar a un santo es
celebrar el poder y el amor de Dios, manifestados en esa creatura.
San Maximiliano María Kolbe se lo explicaba a unos jóvenes con una breve
ecuación: v = V = S. La v minúscula es nuestra voluntad. La V mayúscula
es la voluntad de Dios. Cuando estas voluntades chocan, es el dolor, el
sufrimiento. Cuando estas dos voluntades se identifican, cuando nuestra
voluntad se identifica con la de Dios, es la santidad, es la paz del corazón.
¡Qué sencillo es! ¿Verdad?
Por eso, este culto a los santos también es útil a nosotros, pues serán
intercesores nuestros en el cielo, para implorar los beneficios de Dios por
Cristo. Son bienhechores, amigos y coherederos del Cielo.
Tenemos que venerarlos, amarlos y agradecer a Dios lo que por ellos nos
viene de Dios. Son para nosotros modelos a imitar. Si ellos han podido,
¿por qué nosotros no vamos a poder, con la ayuda de Dios?
Sobre todos los santos sobresale la Virgen, a quien tenemos que honrar
con culto de especial veneración, por ser la Madre de Dios. Ella es la que
mejor ha imitado a su Hijo Jesucristo. Además, Cristo, antes de morir en la
cruz, nos la ha regalado como Madre.
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En conclusión.
El Año Litúrgico tiene dos funciones o finalidades:
a) Una finalidad catequética: quiere enseñarnos los varios misterios de
Cristo: Navidad, Epifanía, Muerte, Resurrección, Ascensión, etc. El año
litúrgico celebra el misterio de la salvación en las sucesivas etapas del
misterio del amor de Dios, cumplido en Cristo.
b) Una finalidad salvífica: es decir, en cada momento del año litúrgico se
nos otorga la gracia especifica de ese misterio que vivimos: la gracia de la
esperanza cristiana y la conversión del corazón para el Adviento; la gracia
del gozo íntimo de la salvación en la Navidad; la gracia de la penitencia y la
conversión en la Cuaresma; el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte
en la Pascua; la gracia de la esperanza serena, de la honestidad en la vida
de cada día y la donación al prójimo en el Tiempo Ordinario, etc. Nos
apropiamos los frutos que nos trae aquí y ahora Cristo para nuestra
salvación y progreso en la santidad y nos prepara para su venida gloriosa.
En definitiva, el Año Litúrgico honra religiosamente los aniversarios de los
hechos históricos de nuestra salvación, ofrecidos por Dios, para
actualizarlos y convertirlos, bajo la acción del Espíritu Santo, en fuente de
gracia divina, aliento y fuerza para nosotros. Es decir, que si vivimos cada
momento adecuadamente…el Año Litúrgico es tiempo de gracia!
Fuente: La celebración del Misterio cristiano, de José Antonio Abad Ibáñez;
Ed. EUNSA, Pamplona; 2000.
AÑO LITÚRGICOTIEMPO DE GRACIA
MES DE JUNIO: ES EL ÚLTIMO MES DEL
SEMESTRE, Y ESTA LLENO DE GRANDES
CELEBRACIONES, CELEBRACIONES QUE
NO PODEMOS DEJAR PASAR SIN PERMITIR
QUE LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR NOS
COBIJE Y AMPARE…
3 DE JUNIO: CORPUS CHRISTI
11 DE JUNIO: SAGRADO CORAZÓN DE
JESÚS
12 DE JUNIO: INMACULADO CORAZÓN DE
MARÍA
24 DE JUNIO: NATIVIDAD DE SAN JUAN
BAUTISTA
29 DE JUNIO: SAN PEDRO SAN PABLO
APOSTOLES.
En éste tiempo de Pandemia, tiempo de
cambios políticos; donde la violencia se ve
cómo crece, no solo en el país, sino también en
otros países y continentes. La Iglesia nos
presenta en el Calendario Litúrgico, en este
tiempo ordinario, días de reflexión, meditación y
silencio.
MES DE JUNIO, MES DERENACER EN LA GRACIAY EN LA FE
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Por. P. Fredy Valencia
Iniciamos con la Festividad el Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristoque se entrega para que tengamos alimento de vida eterna.
Nos da la oportunidad de que profundicemos nuevamente en su infinito amor, un
amor en el que nos entrega su corazón, y el Inmaculado corazón de su Madre
María. A los cuales está Consagrado nuestro país, y por ende deberíamos
también estarlo cada uno de nosotros. Una consagración que se manifestaría, en
Alabanza al Padre, permaneciendo en su Hijo Jesús, cumpliendo sus
Mandamientos. Es decir, en la lucha diaria por ser Santos.
Anunciando como Juan Bautista, al Maestro, al Hijo, a Nuestro Redentor. Un
anuncio que implica la vida, como lo manifestaron Pedro y Pablo, que no solo
anunciaron su Palabra, sino que dieron su vida por y como el Maestro.
Procuremos, hermanos todos, que en este tiempo de Pandemia, en este tiempo
de zozobra, de miedo, y de tanto dolor, inundarnos de la Presencia de Dios. Que
sea su gracia dada a nosotros en cada Celebración, lo que nos reanime cada día
a ser esos verdaderos Testigos de la Fe, de la Esperanza y del Amor.
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MES DE JUNIO, MES DERENACER EN LA GRACIAY EN LA FE