boletin la voz_del_heraldo_no_1_06_2009
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Muerte y Resurrección de Cristo. 2da. Parte. Por: Samuel Saldaña
Puntos de interés especial
El Gran Conflicto entre
Cristo y Satanás
Perfecto cumplimiento del
tiempo de las profecías
Detalles en torno a la
muerte de Cristo
¿Qué significado tiene la
ocasión de las tres no-
ches en el corazón de la
Tierra?
Reaparición de Cristo a
los apóstoles y seguidores
Contenido:
La supremacía del Hijo 1
Un cumplimiento del tiempo en
Cristo y la morada de Dios
2
La ocasión de la muerte de
Cristo
2
Horas de la tarde, rayando el
atardecer
3
Tres noches en el corazón de la
Tierra
4
La aparición ocho días después 5
Primer y último día de fiesta 5
Datos interesantes costumbris-
tas de Israel
6
Corrupción de la carne al tercer
día
7
Receta licuado frutas 14
¡Un Ministerio que profesa la Verdad Presente!
junio, 2009
Volumen 1, nº 1
La Voz del Heraldo
La Biblia registra hechos relevantes que nos
sirven de analogía y confirmación de un
hecho, es una verdad sostenida por otra ver-
dad.
La muerte de Cristo está ligada a muchos
hechos. Las palabras del Señor aún estando
con Sus apóstoles se convertían en consisten-
tes palabras de daban seguridad a la palabra
profética. Eventos que ocurrieron dentro de
su cultura, eran empleados por él para dar una
enseñanza que muchas veces, aún sus segui-
dores no entendían, pero que quedaban regis-
tradas a través de los tiempos hasta nuestros
días.
Cuánto consuelo venían en las Palabras del
Señor tanto para el Cielo como para la Tierra.
Toda la expectativa reposaba en el Señor, así
como Su voz tierna y compasiva, se desarro-
llarían los eventos más solemnes que cual-
quier ser podía comprender, pero Su pueblo
en la Tierra le rechazó y en manos de sus
opresores en vez de recibir consuelo, fue la
mano que le crucificó.
Su cuerpo reposó algunas horas en la cruz, pero reposaría todo un día tal como hizo junto
a Su Padre en la obra creadora, instituyendo
por las eternidades el día del Señor. Su muer-
te nos dice mucho, Su obra recreadora era
capaz de consumarse en la justicia y la miseri-
cordia. El testimonio de Dios cumplidos en
Cristo, se registrarían para contrastar con la
obra de nefasta de Satanás.
Ahora tanto buenos como malos compren-
derán la Justicia de Dios, adorarán a Su tiem-po al Creador y reconocerán que en verdad Él
es Justo y Verdadero. Los que le traspasaron
reconocerán en la nube de los cielos Aquél
por la cual en su momento, llenos de ira e
ignorancia voluntaria llenaron la carga de Sus
espaldas con las obras de injusticia en la cual
nunca Él cometió. Aterrados buscarán refugio
tal cual como si fuera el momento en que pa-
labras llenas de emotividad y tristeza recorrie-
ron todos los siglos para proclamar:
“Jerusalén, Jerusalén que matas a los profetas
y apedreas á los que son enviados á ti!
¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la
gallina junta sus polluelos”. Luc. 23.37.
Aún los ángeles caídos y el propio Satanás
reconocerán la supremacía de Cristo, y vol-
verán sus rostros al polvo y llevarán por las
eternidades sus culpas.
La supremacía de Cristo ha quedado miste-
riosamente a través de los tiempos pendiente.
Aunque una tercera parte menos fue a confor-
marse como la sinagoga de Satanás, el resto
entendiendo su derecho de adorar y la lealtad
decidieron guardarse para el gran y solemne evento.
El Eterno, el que no tiene principio, ni fin,
suspendió el proceso que reconocería la su-
prema autoridad del Hijo. Aún está pendiente
la adoración a la supremacía de Cristo la cual
Satanás había contradicho en su rebelión. Un
ángel encumbrado, el ángel de Cristo recibirá
la honra que pudo tender Lucifer. Ahora este
ángel tendrá la gran honra de coronar al Hijo
y ser entregado ataviado delante del Padre y
las huestes angelicales y cada criatura del universo. Esta obra será vista por Satanás y
sus colaboradores, aún en contra suya tendrá
que ver cómo se justifica el Nombre de Dios
y Su Hijo es colocado nuevamente a la dies-
tra de Él para gobernar no sólo como él in-
tentó suplantar, sino que por Su propio amor
es digno de compartirlo con alguien semejan-
te a Él en naturaleza y poder, porque así el
Dios de todos los siglos así dispuso.
La lucha férrea que procuró Satanás desde el principio, sería ahora echado por tierra y
tendrá por testimonio que reconocer la supre-
macía del Hijo del cual no reconoció aún
siendo Hijo de hombre: “Si eres Hijo de
Dios” fueron palabras que revelaban sus in-
tenciones, pero tanto el nacimiento de Cristo,
como Su muerte y resurrección daban testi-
monios de que el Padre se apoyaba en Su
Emisario, Su Santo, el Mesías Ungido quien
daba gloria al Padre por medio de Su propia
existencia y Nombre Santo.
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Un cumplimiento de Cristo y la edificación del templo
Otro detalle importante que podemos encontrar en las palabras de Cristo es el hecho de que
habría una destrucción del Templo de Jerusalén, pero Cristo prometía que sería reedificado en el término de tres días lo que muchos no le creyeron porque no sabía que hablaba de Su cuer-
po.
“Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días
lo levantarás?
Mas él hablaba del templo de su cuerpo”. Jn. 2.20-21.
¿Contemplaría la construcción del templo las 24 horas? ¿Tendríamos que considerar las pala-
bras los judíos que se referían a 46 años x 24 horas?
El siguiente versículo nos aporta sobre este particular:
“Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho
esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho”. vers. 22.
¿Cuándo se dio este evento comprensivo de parte de los discípulos?
“diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecado-
res, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
Entonces ellas se acordaron de sus palabras”. Lc. 24.7-8.
Ocasión de Su muerte: tres días y tres noches
De forma equivalente, Cristo habría cumplido el “signo de fe conforme al profeta Jonás”, al
permanecer durante tres días en el vientre de la tierra, muerto o a oscuras. A pesar de que no
pasó la totalidad del viernes semanal, en definitiva, el viernes se cuenta como el primer día el
cual era día de preparación conforme al mandato dado a Moisés y manifiesto en el libro de
Levítico 23 como ya vimos anteriormente.
El sábado es contado como segundo día y el cual es completo para el descanso [el cual nos es
consistente con Juan 19.31 y Lucas 23.54 que nos indica era Gran Sábado de Solemnidad o
Doble Sábado de reposo].
El domingo es contado como el tercer día del cual se Mecía la Gavilla porque era primicias para Dios después del día de reposo tal como el mandato de Dios le fue dado a la nación a
través de Moisés. Aunque el primer día de las Primicias no tomara todas las horas de ese día,
sino las primeras, Cristo aún permanecía a las horas tardes del domingo como una primicia de
Su anunciamiento a los dos discípulos que iban camino a Emaús, y ya en la mañana lo había
sido con las mujeres que fueron al sepulcro.
“Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta
estadios de Jerusalén. E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.
Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con
ellos.
Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.
Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué est-áis tristes?
Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo:
¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido
en estos días?”. Luc. 24.13-18.
... Continuación del artículo anterior
“El signo de fe conforme
al profeta Jonás… al
permanecer durante tres
días en el vientre de la
tierra como muerto o a
oscuras”.
Página 2 La Voz del Heraldo
Horas de la tarde, rayando el atardecer
“Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues,
a quedarse con ellos”. Luc. 24.29.
Si nos apoyamos en la posición que emplean los defensores de la Muerte de Cristo el miércoles a las 3.00 pm y el evento de la
aparición por la tarde camino a Emaús, ¿encontrar alguna armonía porque desde las tres del miércoles hasta las horas de la tarde
del primer día de la semana [domingo] hablamos del cuarto día?
La exactitud del tiempo de Cristo
La cita que sigue, para aquellos que ignoran la inclusión del tiempo en los tres días y las tres noches de 24 horas dando como
resultado las 72 horas completas, ignoran el hecho de que la resurrección de Cristo fue predica por Él mismo y se da como al
tercer día y no como a la tercera tarde tal como los defensores de las 72 hora aluden. Es decir, que según la creencia de las 72
horas señalan tienen que cumplirse exactamente este tiempo, al morir Cristo a las 3.00 pm del miércoles tendría entonces que
haber resucitado exactamente a las 3.00 pm del sábado. Pero Cristo predijo otro detalle que atenta contra este hecho, note que
habla acerca de una resurrección al tercer día, y no a la tercera tarde:
“diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite
al tercer día”. Luc. 24.7.
Otro apoyo posterior al evento de Cristo se ve por el apóstol Pablo donde nos sugiere no que Cristo resucitó a las 72 horas, sino
al tercer día:
“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fué muerto por nuestros pecados conforme á las Escri-
turas; Y que fué sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme á las Escrituras”. 1 Cor. 15.3-4.
Aún existen otras citas que presentan un tercer día, pero de ninguna manera tratan de 72 horas exactas.
“Porque enseñaba á sus discípulos, y les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas
muerto él, resucitará al tercer día”. Mar. 9.31.
“Y le escarnecerán, y le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará”. Mar. 10.34.
“Diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y sea desechado de los ancianos, y de los príncipes de
los sacerdotes, y de los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día”. Luc. 9.22.
“Y después que le hubieren azotado, le matarán: mas al tercer día resucitará”. Luc. 18.33.
“Diciendo: Es menester que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite
al tercer día”. Luc. 24.7.
“Y díjoles: Así está escrito, y así fué necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día”. Luc. 24.46.
“Desde aquel tiempo comenzó Jesús á declarar á sus discípulos que le convenía ir á Jerusalem, y padecer mucho de los ancianos,
y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día”. Mat. 16.21.
“Y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera”. Mat. 17.23.
“Y le entregarán á los Gentiles para que le escarnezcan, y azoten, y crucifiquen; mas al tercer día resucitará”. Mat. 20.19.
... Continuación del artículo anterior
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L M M J V S D
14 15 16 17 18
Nadie sabe la hora de Mi venida
Es interesante ver que en las citas donde Cristo reveló que al tercer día sería resucitado, expli-
ca a los oyentes abiertamente que sería al tercer día, pero no indica la hora de Su resurrección. ¿Si hubiese sido tres días y tres noches literales… no podría ser un tanto más llamativo y pro-
vocar expectativa a los guardias, discípulos y mujeres que aguardaban por Cristo? No había
indicativo que esto fuera así, de lo contrario, todos hubieran estado volcados a semejante pro-
fecía, incluyendo los rabinos, las autoridades romanas incluye a Pilatos, discípulos y las muje-
res que se apercibían para el ungimiento del Señor.
Un detalle por destacar es el hecho de que a José de Arimatea se le dio el encargo de conseguir
las especias y ya estaban compradas por él y las mujeres simplemente las aparejaron siendo
que el viernes se hacía toda preparación tanto de la compra, como la recolección de parte de
las mujeres quienes prepararían las especias y aceites para emplearlos el primer día de la se-
mana, el día de fiesta que se celebraban Las Primicias y se mecía o presentaba la gavilla de-lante de YAHWEH.
Tres noches: En el corazón de la tierra
Sin duda, Cristo se refería aquí al tiempo que pasaría en la tumba de José, desde las últimas
horas de la tarde del viernes hasta las primeras horas de la mañana del domingo.
Cristo come con Sus discípulos a la hora correcta para efectuarla en la tarde del 13 de Nisán,
cuando llegó la noche Cristo comió con Sus discípulos a la hora de la noche (Mateo 26.19,
20). En los versículos 36 al 46 podemos ver que se trasladaron junto con Él al Huerto del Get-
semaní en la cual fue traicionado por Judas y arrestado (vers. 47-56). La crucifixión de Cristo
se efectuaría al día siguiente, el 14 del mismo mes a las nueve de la mañana (verso Mat. 26.57; Mat. 27.1-25) y a las tres de la tarde muere el Señor (Mat. 27.46-50) y reposaría en el sepulcro
poco antes de las horas del sábado (Lucas 23.54) que era sábado semanal y de fiesta a su vez
(Luc. 23.6; Jn. 19.13). El Señor se levantó cuando nadie lo esperaba, al llegar temprano al
primer día, ya no se encontraba (Luc. 24.3). Un hecho importante es que Cristo resucitó el 16
de Nisán entre el término de la noche y la mañana antes de la salida del Sol, aún debería estar
oscuro para que fueran los tres tiempos oscuros en la cual reposaría el Señor, esto es conse-
cuente porque las mujeres al allegarse no le encontraron porque Cristo cumpliría cada detalle
siendo Él primicia para Dios, las cuales se presentaban o mecían en el primer día de la semana
(Lev. 23.15-16), y si era Día de Gran Solemnidad (Jn. 19.13), entendemos entonces que el día
siguiente era el primer día de la semana o domingo [16 de Nisán], conforme el mandato de las
fiestas de Dios. Podemos corroborarlo cuando al octavo día se les volvió a aparecer a once discípulos (Jn. 20.26).
Primicias para los discípulos de Cristo
“Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les
dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vis-
ta. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en
el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los
que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a
Simón. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan”. Luc. 24.30-35.
No entendían las Escrituras del Antiguo Testamento que predecían la resurrección. Los discí-
pulos que iban a Emaús a quienes Cristo reprochó con las palabras: "¡Oh insensatos, y tardos
de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!" (Luc. 24:25; vers. 26-27). En el
Antiguo Testamento hay una significativa predicción de la resurrección, en Sal. 16:10 (Hech.
2:24-28).
... Continuación del artículo anterior
“Cristo se refería al
tiempo que pasaría en
la tumba de José, desde
el viernes hasta el
domingo, el término de
las tres noches se
cumple con el tiempo de
su reposo, durante los
tres días”
Página 4 La Voz del Heraldo
Ocho días después vuelve aparecerse Cristo a Sus discípulos
Ocho días después: Juan 20.26:
“Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en
medio, y dijo: Paz á vosotros”.
Es decir "ocho días", según el cómputo inclusivo, o sea, el domingo siguiente. De acuerdo con el cómputo judío, la nueva reu-
nión se realizó una semana más tarde, quizá otra vez por la noche (*).
(*) “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discí-
pulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros”. vers. 19.
Algunos han atribuido un significado especial al hecho de que está segunda reunión de Cristo con los discípulos ocurriera en el
primer día de la semana. Han insistido en que ese día fue el comienzo de la conmemoración del día de la resurrección y como tal de la Re-Creación y ha de estar por encima del Sábado de descanso de la Creación (y se conmemora cada semana), la ocasión
para la santificación y la consagración del domingo como un día de culto es atribuido por los paganos tal como se tiene registra-
do en sus sistemas de adoración a muchos dioses. Si tal hubiera sido el propósito de la reunión Cristo no hubiera reposado en
Sábado para dar un significado especial. De seguro entre los elementos a considerar sería el hecho de que en medio del relato se
suministra una razón válida para que se efectuara la reunión: Tomás, el discípulo escéptico, estuvo presente, y Jesús vino para
robustecer su fe, pero a través de este escenario se daba testimonio de que Cristo había padecido a muerte, llevaría Sus cicatrices
por siempre y había sido el Ungido del Señor y como consecuencia, daba fe de que Cristo también es el Hijo del Altísimo.
Conforme al mandamiento
En la Fiesta Solemne de la Pascua, ni el primer día como el último se haría obra de servidumbre.
Primer día de fiesta
“Y ofreceréis á Jehová siete días ofrenda encendida: el séptimo día será santa convocación; ninguna obra servil haréis”. Lev.
23.7.
Último día de fiesta
“Y ofreceréis á Jehová siete días ofrenda encendida: el séptimo día será santa convocación; ninguna obra servil haréis”. Lev.
23.8.
¿Y qué significa obra de servidumbre? ¿Qué obras son permitidas y cuáles no en estos días sabáticos (primero y último)?
Las distinciones más significativas de los cuales ignoran los intérpretes de Cristo murió un miércoles 14 de Nisán es que el sába-
do regular o semanal no eran igual en esencia con el sábado ceremonial. Mientras que en el sábado regular “ninguna obra era
permitida” y en los días típicos ceremoniales solo se les prohibía “hacer obra de siervo”.
Los días típicos sabáticos tenían una particularidad: “ningún trabajo de siervo haréis”; puede compararse con la Fiesta de las
Semanas o Pentecostés, las Trompetas y la Siega de la Cosecha (ver los versículos 21, 25, 36 respectivamente). Sin embargo, existía un solo día de fiesta que era diferente aunque siendo parte de las festividades, tenía una gran solemnidad en sí que le co-
locaba al punto de ser igual al sábado semanal: la Expiación (verso 31) donde se impedía hacer “toda clase de obra”.
Esta particularidad sabática típica era conocida en todo el pueblo de Israel porque era parte no sólo de su cultura sino parte de las
entrañas de sus propias vivencias con Dios.
... Continuación del artículo anterior
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Sábado regular o semanal Sábado típico o ceremonial
“… no hagas en él obra alguna”. Éx. 20.10. “… ningún trabajo de siervo haréis”. Lev. 23.7
Note la diferencia significativa en el relato de Lucas 23.55-56 cuando las mujeres siguieron el cuerpo de Cristo hasta el sepulcro,
regresaron al hogar disponiendo tiempo suficiente para preparar las especias y ungüentos antes de la puesta del Sol lo que les
permitió guardar el sábado conforme al mandamiento. Las palabras expresadas aquí como “mandamiento” es distintivo a las
“normas” que se empleaban en los días de fiesta de solemnidades. Es decir, si las mujeres hubieran guardado el sábado de los mandamientos de Dios no habrían trabajado en “ese sábado”; no habrían podido trabajar, ni mucho menos caminar más del tiem-
po permitido que la normativa sabática de Moisés les permitía hacer en día de sábado semanal. Tampoco podrían haber aplicado
ungüentos y aceites al Señor el cual surgiría la pregunta a esta ocasión: ¿el embalsamiento se aplicaría al ser sepultado o después
del tercer día o era un proceso que incluía las dos fases o procesos?
El proceso de embalsamar era una tarea que podía realizarse en sábado ceremonial, porque pues embalsamar no era una obra
dada a un siervo. Según el mandato, ellas podían hacer esta tarea en el sábado ceremonial. Sin embargo, el mismo hecho de que
las mujeres no hicieran ninguna obra en el sábado ya es indicativo que se trataba del sábado del mandamiento y correspondía por
tanto al sábado semanal y no al ceremonial. Si no se aplicaron las especias ése sábado no fue porque el sábado era el 15 de
Nisán el cual caía en sábado semanal, sino precisamente porque se trataba del sábado del mandamiento dado que ellas se fueron
en el viernes, día de preparación conforme al mandato a preparar los aceites y especias. Dispusieron de tiempo suficiente porque ya había Cristo sido sentenciado e iniciado todo el proceso de Su pasión desde las 9.00 A.M. y el sufrimiento se consumó hasta
las 3.00 P.M. Tiempo suficiente para que José de Arimatea, las mujeres y discípulos aparejaran los compuestos y prepararan
todo lo necesario para hacer como Dios había acordado en manos de Sus representantes terrenales.
Reconsiderando los elementos de una posibilidad de una crucifixión de Cristo en miércoles, ¿por qué el comportamiento de las
mujeres fue diferente a lo acostumbrado en viernes y sábado? ¿Por qué las mujeres no actuaron tal como hicieron el viernes
porque ya conocía de la pasión de Cristo con tiempo suficientemente anticipado? ¿Por qué las mujeres no prepararon los un-
güentos y aloes el mismo miércoles y aplicaron el viernes día de preparación, sino hasta el día domingo por la mañana conforme
a las Sagradas Escrituras?
Otro detalle importante es que entre las dos tardes conforme al mandato levítico era contado como Pascua, desde las 6.00 P.M. a
6.00 P.M.; el mandamiento en Cristo tenía que cumplirse exactamente conforme al mandamiento de Dios visto en el servicio del santuario; y no era guardado por Cristo en un tiempo diferente al momento en que el pueblo de Israel guardaba otra hora diferen-
te de tarde a tarde. Cristo fue bajado de la cruz y llevado al sepulcro en el día de preparación y fue colocado en su tumba al
tiempo exacto para que guardara el sábado. No significa entonces que con tiempo pudiera él estar preparado para recibir y guar-
dar el sábado conforme al mandamiento.
Si Cristo murió un miércoles a las 3.00 P.M. tendríamos que considerar ese día como el día de la Pascua, y por tanto, al día si-
guiente jueves contado como el día de los Ázimos o Hierbas Amargas y Panes sin Levadura; nada les impedía a las mujeres que
en ese día se realizaran las actividades de embalsamiento, y si tal fuera el caso en que se guardara de tarde a tarde, hubiesen teni-
do también la disposición acorde al mandato de preparar todo el día viernes, y no hasta el domingo, el cual sería ya parte del
cuarto día si contamos desde las tres de la tarde del miércoles considerando el hecho de que en Palestina en esos días (Abid o
Nisán: según el calendario gregoriano corresponde al mes de Abril) es muy caliente, considerando el hecho de que estaría dentro de una cueva incrustada al pie de la montaña. El proceso de descomposición sería más rápido y conforme a la voluntad de Dios
impresa en Su Palabra Santa, la profecía se cumpliría en todo detalle. Cristo resucitaría de Su muerte (Sal. 16.10; 49.15; Isa.
53.10, Ose. 6.2; Mar. 15.6) pero el Santo de los santos no vería corrupción (Sal. 16.10; 49.15; Isa 55.3; Hec. 2.31, 13.34-35, 37).
El mismo hecho de que Cristo no viera corrupción, era testimonio de que Él era el Mesías Príncipe. Dios el Padre había estable-
cido un plan el cual en Su Ungido tenía que cumplirse y dar fe de cada detalle.
“Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí: Porque está á mi diestra, no seré conmovido.
Que no dejarás mi alma en el infierno, Ni darás á tu Santo que vea corrupción”. Hec. 2.25, 27.
Si alguna duda existiera en cuanto al pasaje anterior y una posible aplicación al rey David y no al Rey de reyes, el apóstol Pedro
dejó más claridad acerca de la condición del rey David y su estado a través del tiempo:
“Varones hermanos, se os puede libremente decir del patriarca David, que murió, y fué sepultado, y su sepulcro está con noso-
tros hasta del día de hoy.
Empero siendo profeta, y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, cuanto á la carne, levantaría
al Cristo que se sentaría sobre su trono;
Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fué dejada en el infierno, ni su carne vió corrupción”. Hec.
2.29-31.
... Continuación del artículo anterior
Página 6 La Voz del Heraldo
Aún así, este pasaje corrobora que Cristo no vio corrupción de Su cuerpo tal como lo indicaban las profecías, para tal efecto
tendría que resucitar rápidamente, antes de las 72 horas.
Cristo no puede contradecirse cuando refirió la condición del profeta Jonás, Él no podía estar 72 horas exactas para Su resurrec-ción y no pasara ni un minuto posterior a las tres de la tarde del sábado, si fuera tal caso fuera así, no estaría entonces guardando
Su palabra, porque ya no estaría tres días y tres noches, exigiendo un período más largo en el sepulcro. Si esto fuera así
(exactitud de 72 horas), Cristo entonces se levantaría al cuarto día, a menos que resucitara unos segundos antes a las 72 horas,
pero también incumpliría Sus palabras y le haríamos mentiroso.
Por tanto, la obra de la cual reposaría todo el pueblo de Israel como sábado solemne de fiesta no incluía otros aspectos como si
fuesen idénticos a los sábados semanales. Cristo sin embargo, reposó junto a Su pueblo en el día solemne y las profecías harían
cumplir Su sacrificio al tiempo en que era también la Pascua donde se reservaba conforme a las especificaciones un cordero pas-
cual. El típico y el anti-típico en perfecto cumplimiento.
“Aquel que murió por los pecados del mundo tenía que permanecer en la tumba el tiempo determinado. Estuvo en esa prisión de piedra como preso de la justicia divina. Era responsable ante el juez del universo. Llevaba los pecados del mundo, y sólo su
Padre podía libertarlo. Una fuerte guardia de poderosos ángeles velaba sobre la tumba, y si una mano se hubiese levantado para
retirar el cuerpo, la fulguración que emanaba de la gloria de los ángeles hubiera derribado impotente en tierra al atrevido.
Sólo había una entrada a la tumba, y ni la fuerza humana, ni ningún engañador podía atreverse a tocar la piedra que guardaba la
entrada. Allí descansó Jesús durante el sábado. Pero la profecía había dicho que al tercer día Cristo se levantaría de entre los
muertos. Cristo mismo había asegurado esto a sus discípulos: "Destruid este templo -dijo-, y en tres días lo levantaré". Cristo no
cometió pecado ni se halló engaño en su boca, Su cuerpo saldría de la tumba sin mancha de corrupción”. MS.94, (1897).
“Darános vida después de dos días: al tercer día nos resucitará y
viviremos delante de él”. Oseas 6.2.
... Continuación del artículo anterior
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Licuados de frutas:
Diverticulosis 2
De Naranja, Limones,
Uvas Verdes y Miel
2 Porciones
Ingredientes
6 naranjas
8 limones
2 racimos pequeños de uvas verdes
2 tazas de agua
¼ de taza de miel
Agua necesaria
Preparación
Se extrae el jugo de las naranjas y los limones y
se colocan en la licuadora. Licuar los ingredien-
tes perfectamente a alta velocidad y beberlo en el
momento.
Función
Ayuda a purificar la sangre e incrementa los nive-
les de hierro previniendo la anemia; también sir-
ve para combatir los estados de debilidad y de-
presión.
Dosis del Tratamiento
Tomar un vaso diario durante 2 veces por sema-
na.
Recetas de Plantas Medicinales. Por: María A. Villalobos
Página 8 La Voz del Heraldo
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¡Un Ministerio que profesa la Verdad Presente!
Comité Editorial: María A. Villalobos, Samuel Saldaña.
Editor, Arte y Diseño Gráfico: Samuel Saldaña.
Escritores: María Villalobos, Samuel Saldaña.
Temas de Salud: María A. Villalobos.
Editado quincenalmente por este ministerio.
Editora A la Luz de la Biblia
Desde 2006
El Ministerio A la Luz de la Biblia, tiene como propósi-
to, pregonar la Verdad Presente dado desde lo Alto del
Cielo. Por la Gracia de nuestro Señor Jesús, es entre-
gado a toda nación, tribu, lengua y pueblo.
Estamos gustosos que Dios bendiga al mundo por me-
dio de Su Verdad, ésta no debe permanecer oculta como
si tuviese algo por qué temer, más bien, debe ser exalta-
da como joyas preciosas y lucida a un mundo que pere-
ce en tinieblas.
Por lo tanto, desde ahora usted tiene una cita con Cris-
to!
¡Que el Señor Todopoderoso les bendiga y guarde para
la eternidad!
Nos complacemos en poder servirle.
Ministerio A la Luz de la Biblia