Domingo V de Pascua~ 03 de Mayo 2015

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Como un Padre amoroso, el viador riega, limpia y poda, para que la vida se haga ms fecunda. Dios no poda para la muerte, poda para dar ms fruto.

Yo Soy la Vid VerdaderaLa imagen de la Vid nos lleva a evocar la imagen del rbol de la Vida. Injertos en este rbol podremos dar fruto abundante.

YO SOY LA VID Y USTEDES LOS SARMIENTOSEn el Evangelio de este Domingo vuelve a resonar ese antiguo Yo Soy, pero aadiendo una cualidad de Dios mismo que Jesucristo Revela en plenitud: La vida en abundancia proviene de una sola fuente, Dios. Y la transmite a nosotros a travs de su Hijo muy amado, Para que todo aquel que en El crea, no muera (no se seque) esta imagen nos recuerda el rbol de la vida, al que slo se puede acceder en plena voluntad con el Padre. La vida en plenitud slo Dios te la pueda dar. Por ello es que cuando la buscamos apartando al Todopoderoso de nuestra vida, solo encontramos amargura. Nuestro ser no se sacia con nada de la creacin, porque nuestro ser necesita descansar en quien es la fuente de sustento y principio de fundamento, la piedra angular. Jesucristo, por medio del cual recibimos al autor de la Vida.

Domingo V de Pascua~ 03 de Mayo 2015

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La Virgen Mara encarna la imagen de la Vid Fecunda, donde la vida se renueva y se comunica en torno a una mesa. Es la imagen Bblica. Unidos a ella somos Iglesia, somos Cuerpo de Cristo. Salmo 128

MI PADRE ES EL VIADORJesucristo deja en claro que esta obra maravillosa tiene como iniciador y consumidor al Padre de los cielos. Esta afirmacin que aparece en el Evangelio de este Domingo deja entrever al menos tres puntos que son de una importancia vital sobre todo por las cosas que nos ha tocado vivir en el ultimo tiempo:

1. En primer lugar, queda claro que los particularismos no tienen espacio en los criterios de Dios. En toda la obra de Dios se percibe que cada accin realizada procura el bien de todos, no de unos pocos. En una terminologa moderna podramos decir que toda accin de Dios es inclusiva.

2. En segundo lugar, la vida no es de propiedad de nadie que no quiera sino comunicarla y hacerla fecunda. La vida no es un bien para el egosmo. La vida es un bien fecundo.

3. En tercer lugar, en todo esto hay una sensacin de gratuidad y generosidad absolutamente desbordante. Dios realmente ama sin medida y por ello que a todos quiere alcanzar su amor y su gracia. Sin embargo est en nosotros rechazar o aceptar este ofrecimiento que toma rostro de apoyo, de auxilio, de ayuda y de solidaridad.

Enraizados en Cristo lo podemos todo.