boletín de noticias edición especial

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Editor invitado: Carlos Dávila L. de Guevara | Coordinadora editorial: Piedad Salgado | Diagramación: Adriana Bermúdez Corrector de estilo: Fernando Carretero S. Comité de Publicaciones, internet: http://administracion.uniandes.edu.co/boletin (1978-2015) Mauricio Ruiz Valdivieso, Profesor Asociado Elvira Salgado Consuegra, Profesora Asociada José Miguel Ospina Silva, Profesor Asociado Guillermo Otálora Montenegro, Profesor Asociado Rafael Bautista Mena, Profesor Asociado vida académica y desarrollo institucional El aporte de cinco profesores:

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El Aporte de cinco profesores: vida académica y desarrollo institucional (1978-2015)

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Page 1: Boletín de Noticias Edición Especial

Editor invitado: Carlos Dávila L. de Guevara | Coordinadora editorial: Piedad Salgado | Diagramación: Adriana Bermúdez Corrector de estilo: Fernando Carretero S.

Comité de Publicaciones, internet: http://administracion.uniandes.edu.co/boletin

(1978-2015)

Mauricio Ruiz Valdivieso, Profesor Asociado

Elvira Salgado Consuegra, Profesora Asociada

José Miguel Ospina Silva, Profesor Asociado

Guillermo Otálora Montenegro, Profesor Asociado

Rafael Bautista Mena, Profesor Asociado

vida académica y desarrollo institucionalEl aporte de cinco profesores:

Page 2: Boletín de Noticias Edición Especial

En Esta Edición

Presentación 3Guillermo Otálora Montenegro 5

Bogotano y abogado: paciente y conciliador y uno de los 6 forjadores de la Facultad de Administración Del Derecho al Comportamiento Organizacional 7About Gotalora 8Agudeza y humor con lealtad 9

Rafael Bautista Mena 11Un físico metido a pensar en problemas financieros 12Sus años en el Departamento de Física 14La virtud de la multi-disciplinariedad. 15Profesor + Alumno = Max Excelencia 16

Elvira Salgado Consuegra 17Gran académica y constructora institucional 19Una académica ejemplar 21Su aporte a la Facultad 22¡Una mujer perseverante y resiliente! 23

Mauricio Ruiz Valdivieso 25Otra contribución de la UIS y Bucaramanga a Uniandes 26Santandereano y  académico a su manera 28Un apasionado de la vida 29De la UIS a Uniandes: otro santandereano acogido en Bogotá 30

José Miguel Ospina Silva 31Un defensa central incondicional 32Un profesor muy exigente y muy bien evaluado 34Motivos para celebrar una amistad 35El más estricto 36

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Una celebración académica Carlos Dávila L. de Guevara

Profesor Emérito

En 2015, la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes llegó a sus 43 años de vida. Y cinco de sus profesores de planta completaron entre 25 a 37 años de vinculación: Guillermo Otálora quien comenzó a trabajar en la Universidad en 1978; le siguieron Rafael Bautista en 1982, Elvira Salgado en 1986, Mauricio Ruiz en 1989 y José Miguel Ospina en 1990. A estos colegas está dedicada la edición especial del Boletín de Noticias que se presenta el 10 de mayo de 2016, en el homenaje que la Facultad les hace de reconocimiento y aprecio por su trabajo de tantos años.

Una facultad construida por un “faculty” con larga trayectoriaCon los cinco homenajeados de hoy, la Facultad completa diecisiete profesores que han pasado una parte sustancial de su vida enseñando, investigando y contribuyendo al desarrollo institucional de esta Universidad. Más allá de esta cifra ¿qué sentido tiene que a Guillermo, Rafael y Elvira los queramos celebrar por estar en sus “treinta”, así como a Mauricio y José Miguel por llegar al cuarto de siglo? ¿Pueden otras facultades de administración colombianas darse ese gusto? Sin ir tan lejos ¿será que abundan en Uniandes las unidades académicas en donde el profesorado con ese perfil de antigüedad en su carrera académica se sigue sintiendo “en su propia casa” y es tratado como se merece? Una respuesta que salta a la vista es que la Facultad logró constituirse en un espacio propicio para desarrollar carreras completas de vida académica. Quienes han tenido curiosidad intelectual, iniciativas docentes e investigativas y disposición a colaborar en desafíos institucionales han encontrado las condiciones propicias para llevar a cabo sus proyectos individuales y grupales. Por eso han permanecido aquí, prácticamente, toda su vida laboral. No han estado de paso soñando ser empresarios o gerentes asalariados, ni altos funcionarios públicos, opciones de vida que tienen mayor prestigio social que el oficio de profesor e investigador, exótico y marginal en sociedades subdesarro-lladas. Esas otras opciones de vida son para sus estudiantes del pregrado y posgrado y los gerentes -medios, altos y bajos- que toman sus cursos.

La Facultad de hoy en día se ha construido a lo largo de cuatro décadas con el trabajo de sus profesores. Los sesenta de tiempo completo de 2016, son el doble de los que en 1990 habitaban el edificio RGC, mientras que en 1976 no pasaban de media docena. Junto con un nuevo y confortable edificio está atravesando por una profunda renovación generacional: la mitad del profesorado actual ha llegado en los últimos cinco años y otros veinte se vincularon entre 2000 y 2010. Los cinco colegas con los que hoy nos congratulamos vienen de una etapa previa a los llegados en el siglo XXI.

Como todos, tienen sus peculiaridades, fortalezas y debilidades, no están homogeneizados ni tampoco aburridos con su labor. Han contribuido, cada quien a su propia manera, a labrar una serie de rasgos que le dan un carácter distintivo a esta Facultad que ha rehusado ser una escuela de negocios privados.

Por esa razón, la Facultad declara solemnemente (en español e inglés) que es una Facultad de Administración (School of Management), pero no solo de Administración de Empresas, pues incluye y respeta lo público – el Estado y el tercer sector -. Desde sus comienzos ha buscado generar conocimiento sobre la realidad empresarial de Colombia mediante investigación académica plasmada en publicaciones. Inicialmente, esa labor estuvo concentrada en un puñado de profesores, guiados por políticas y estrategias que mostraron su efectividad; en décadas posteriores se formalizó en grupos de investigación y políticas escritas. Hoy en día es un requisito de entrada y permanencia del profesorado.

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Otro sello distintivo de la Facultad es haber sido pionera en introducir y legitimar en los estudios de administración, temáticas de docencia e investigación tales como los estudios organizacionales, la historia empresarial, la mujer ejecutiva, el desarrollo sostenible y la gestión de lo público. Estas son algunas de las características distintivas que le ha impreso un cuerpo profesoral interdisciplinario, diverso y estable.

Los homenajeados: una generación intermedia

Este es un nuevo homenaje que hace la Facultad a sus profesores cuando logran una larga trayectoria académica. El primero, en 1997, al llegar Enrique Ogliastri a sus treinta años como profesor; le siguió Carlos Dávila en 1999, Javier Serrano en 2002, Vicente Pinilla y Humberto Serna en 2003. En 2009 fueron siete los colegas que completaron tres décadas de vida en la Facultad. A saber: Antonio Burbano, María Consuelo Cárdenas de Sanz de Santamaría, Gustavo González, Luis Enrique Orozco, Gabriel Pérez, Manuel Rodríguez y Alejandro Sanz de Santamaría. Como en el caso actual, para ellos hubo un número especial del boletín.

Los cinco profesores conforman la generación intermedia entre los fundadores de la Facultad, aquellos de los agitados años setenta, y quienes llegaron en los últimos veinte años. Cuatro de los homenajeados son parte del grupo de dieciocho profesores que adelantó el doctorado en la Universidad de Tulane, en 1996, un hito en la trayectoria de la Facultad. Ellos tuvieron un papel importante en el período de la expansión, consolidación y reconocimiento internacional de la Facultad, a partir del nuevo siglo.

Para uno de ellos, Rafael, el de administración fue su segundo doctorado (tenía ya uno en física). Todos los cinco son profesores asociados, una mujer entre ellos. Dos pertenecen al área de organizaciones (Elvira y Guillermo) y uno, respectivamente, es miembro de las áreas de finanzas (Rafael), estrategia (Mauricio) y mercados (José Miguel). Viviendo en Uniandes han visto pasar nueve decanos y seis rectores.

A diferencia de los fundadores de la Facultad, dentro de estos cinco profesores, los ingenieros (Mauricio y José Miguel) no son mayoría, ni exclusivamente de Uniandes -Mauricio es de la UIS-; hay un abogado (Guillermo), un físico (Rafael) y una filósofa (Elvira). Dentro de este grupo la mayoría no son bogotanos: dos son caribeños (Rafael quien llegó desde República Dominicana y Elvira quien es barranquillera) y uno santandereano (Mauricio).

El contenido de este número especial del boletín

Este boletín contiene una serie de textos escritos por colegas y antiguos estudiantes, que con sabor propio apuntan a los rasgos distintivos de los homenajeados y aportan información muy interesante, a menudo inédita. Sobre cada uno de ellos, un profesor titular elaboró una semblanza y tres colegas y/o antiguos estudiantes aportaron su testimonio.

Entre los veinte textos, la semblanza que escribió Gustavo González sobre Guillermo Otálora lo muestra como “bogotano y abogado: paciente y conciliador y uno de los forjadores de la Facultad de Administración”, mientras que a Rafael Bautista, Consuelo Cárdenas de Sanz de Santamaría lo pinta como “un físico metido a pensar en problemas financieros”. El texto que Manuel Rodríguez hace sobre Elvira Salgado la caracteriza como “gran académica y cons-tructora institucional”. Para Javier Serrano, Mauricio Ruiz constituye “otra contribución de la UIS y Bucaramanga a Uniandes” mientras que Eric Rodríguez señala que José Miguel Ospina es “un defensa central incondicional”.

A todos ellos, así como a los otros nueve profesores (Bernardo Gómez, Henry Gómez, Enrique Ogliastri, Luis Enrique Orozco, Eduardo Wills, Gabriel Pérez, José Camilo Dávila, Francisco Azuero y Juan Pablo Soto) y seis egre-sados que contribuyen con sus testimonios (Néstor Rodríguez, Camilo Gaitán, María Andrea Trujillo, Alexander Guzmán, Emiliana Wilches y Marly Castillo) nuestro agradecimiento por su cumplimiento e interés, así como por su apertura a los comentarios y sugerencias del editor.

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Guillermo Otálora Montenegro, bogotano, doctor en Derecho y Magíster en Administración de la Universidad de los Andes, Master of Management y Ph.D. de la Universidad de Tulane, se encuentra vincu-lado a la Universidad de los Andes desde 1978, y hoy es profesor asociado y pertenece al área de Organizaciones de la Facultad.

Al vincularse a la Universidad, se desempeñó como instructor en Derecho Laboral de la Facultad de Derecho; dos años después, ingresó a la Facultad de Administración donde se desempeñó como Secretario General, director del Pregrado y director del MBA. De igual forma, fue becario del Fondo León A. Bekaert (Bélgica) para realizar una pasantía en 1985.

En julio de 1990, ingresó a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado como subgerente administrativo; en agosto de 1992, fue vicepresidente de Recursos Humanos de la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero; y, en 1994, gerente general de Quest y faci-litador en los procesos de planeación estratégica del Ministerio de Educación Nacional.

A partir de 1993, volvió a la Facultad y fue director de la especialización en Recursos Humanos (1993-1995), del programa Alta Gerencia (1995-1999) y del área de Organizaciones (2003-2012).

Sus áreas de interés para la investigación son el lide-razgo, el trabajo y los conflictos familiares, el estrés y la conducta ética en la organización.

Guillermo Otálora Montenegro

PublicacionesTesis doctoral

2006 Effects of Work-Family Conflict on Organiza-tional Citizenship Behaviors, Tulane University, New Orleans.

Libros

2008 Work-Family Conflict. Its impact to Organizations, VDM Verlag, Saarbrucken, Germany.

2007 El conflicto trabajo -familia: consecuencias para las organizaciones, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá.

Capítulos en libros (a partir de 2010)

2012 El liderazgo. Principales conceptos y teorías. En F. Azuero, A.C. González, y M.L. Gutiérrez (eds.), Tendencias en la administración: gerencia y academia, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá.

2010 El liderazgo y su relación con el desempeño. En O. Varela y E. Salgado (eds.), El desempeño de los individuos en las organizaciones. Ediciones IESA, Caracas.

Profesor Asociado

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Nada mejor que el testimonio sincero y agradecido de quien estuviera a su lado no solo en sus labores académicas y de administración universitaria, sino en sus lides en empresas públicas. Sí, porque Guillermo es de los profesores que enseña no solo a partir de su bagaje de estudioso de teorías de comportamiento organizacional, sino de su práctica como directivo de la Empresa de Acueducto y, luego, de la Caja Agraria.

En estas, debió enfrentar toda la complejidad sindical imaginable. De la primera, recuerdo su anécdota sobre los catorce o más salarios, junto con toda suerte de prebendas, que devengaban todos los operarios. Si la dirección acordaba ello, lo hacía pensando que las

familias serían las primeras beneficiarias; ignoraba que cualquier sobresueldo no servía para mejorar la primera familia, sino para abrir una “sucursal”.

Gracias a su paso por el Acueducto, los profesores cono-cimos Chingaza y desde entonces, es destino obligado para nuestros estudiantes del curso de Fundamentos. Luego, Guillermo, pasó a un cargo paralelo en la Caja Agraria. También debió allí enfrentar, como vicepre-sidente de Recursos Humanos, una reestructuración que él lideró y de la cual dejó testimonio escrito en una publicación sobre cambios organizacionales en el Estado colombiano.

Esas experiencias, aquilataron cualidades que siempre lo han distinguido. Cualidades que se forjaron al ingresar en el inicio de los años 80 a la Facultad de Administración. Recién graduado de Derecho en Uniandes, hizo la Maestría en Administración la que lo preparó para ejercer tres cargos que en algunos años fueron simultáneos. La razón, fue uno de los períodos más difíciles en la historia de la Facultad. Ejerció la Secretaría General, la Dirección del Programa de Pregrado y, como si fuera poco, la Dirección del Magíster en Administración.

Durante esa década pasaron por la Facultad varios decanos, unos pocos a los cuales puede aplicárseles el aforismo de “en casa de herrero, azadón de palo”. Los otros, junto con un puñado de profesores y un cuerpo administrativo incondicional, algo que siempre ha carac-terizado la institución, explican que la Facultad haya sobreaguado. El ánimo conciliador de Guillermo, su paciencia, el ejemplar control de sí mismo e irrestricta lealtad con la institución, a pesar de su corta edad, explican que la Facultad haya superado esa difícil época. Foro de empresarios, Alta Gerencia, 1997

Bogotano y abogado:paciente y conciliador y uno de los forjadores de la Facultad de

Administración

Gustavo González CoutureProfesor Titular

“Se granjeó el aprecio y respeto de los estudiantes, y como siempre ha sido su costumbre de recibirlos en su oficina con esa expresión permanente de jovialidad y cercanía. Recordaremos infinitamente, esa postura de medio lado en su silla, con la mano en la barbilla, atento y con actitud paciente y de buen amigo para con sus estudiantes, quienes recibían su voz de sabi-duría, dejando sí en su memoria y en sus corazones una huella imborrable”, Gloria Stella Jiménez Rueda, su secretaria durante varios años.

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Esa década explica, en alguna medida, el fogueo indis-pensable que lo preparó para afrontar los cargos de gran exigencia que ejerció en las dos entidades públicas ya mencionadas. Pero, de otra parte, el quinquenio vivido en esas probó su vocación académica –docente e inves-tigativa–. Pudiendo proseguir con éxito una carrera de administración pública con todas sus prebendas, regresó a la Facultad. Esta vez para dirigir el Programa de Alta Gerencia, al cual le dio un impulso cuya inspi-ración continúa hasta hoy.

Luego, a su tierna edad de cuatro décadas, inicia en compañía de otros arrojados profesores de la Facultad, el doctorado que culmina hace ya una década. El tema del conflicto entre trabajo y familia ha sido uno de sus preferidos. Sus hallazgos se hallan en varias publi-caciones. Varias de las consultorías realizadas se han beneficiado de su vasta experiencia organizativa pero,

mejor aún, de esas cualidades mencionadas, no siempre presentes en las personas directivas, pero que él inculca solo con su ejemplo.

Junto con sus cursos de Comportamiento Organiza-cional, que dicta tanto en pregrado como en posgrado y las investigaciones que adelanta, ejerció uno de los cargos más retadores dentro de la Facultad: dirigir el Área de Organizaciones. A sus colegas les ha ofrecido su impronta conciliadora, insisto, que ha derivado en la cordialidad indispensable para avanzar en uno de los temas que configuran el ADN de la Facultad.

Es así, como ese joven abogado –bogotano, hay que recalcarlo ya que en la Facultad solo hay un puñado de ellos–, le dedica la casi totalidad de su vida profesional a este recinto al cual le imprime su caminar pausado, paciente y conciliador.

Guillermo Otálora en clase, 1994

Del Derecho al Comportamiento Organizacional Eduardo Wills Herrera

Profesor Titular

Conocí a Guillermo cuando iniciamos el programa de Ph.D. en la Universidad de Tulane por allá en el año 1996. Compartíamos con Guillermo varias cosas en común: el haber iniciado estudios de doctorado en Comportamiento organizacional con énfasis en sico-logía y sicología social, viniendo de profesiones que podrían considerarse como muy distantes del mismo

como lo son, el Derecho en su caso, y la Ingeniería y los Estudios de Desarrollo en el mío. También compar-tíamos el hecho de haber tenido una larga e interesante experiencia en el sector público en donde Guillermo había sido Directivo de la otrora Caja Agraria y la Empresa de Acueducto de Bogotá jugando un desta-cado papel en ambas entidades.

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Estos elementos le dieron una gran experiencia a Guillermo, quién siempre la puso al servicio de la Facultad, tanto en la Dirección de lo que anteriormente se llamaba Alta Gerencia y en la Secretaría General de la Facultad.

Él siempre se destacó en el doctorado por su entusiasmo por entender nuevos temas y aprender nuevos enfoques y metodologías, incluyendo la estadística y las meto-dología del meta-análisis, en principio tan distantes y extrañas para un abogado. Igualmente se distinguió por su buen humor y compañerismo. Siempre recordaré la celebración que hicimos en Tulane cuando finalmente pudimos terminar los exámenes comprehensivos. Difícil ver a Guillermo generando conflictos inclusive si ello lo llevara a mantenerse callado para evitar poten-ciales desacuerdos y contratiempos, tan comunes en la academia.

Tomó su tema de investigación, la eventual relación estresante entre trabajo y familia, con gran pasión y dedicación y escribió la disertación doctoral sobre el

mismo. En estas discusiones siempre se puso a favor de las posiciones de género provenientes de las mujeres por lo que lo destaco siempre como un gran defensor de quienes pudieran ser vulnerados en sus derechos.

Se dedicó con entrega a la enseñanza del Compor-tamiento Organizacional a nivel de pregrado y con los MBA´s, con una predilección por los temas del lide-razgo, el coaching y los temas relacionados con trabajo- familia y el uso del tiempo libre.

Para mí ha sido muy gratificante tener a Guillermo como colega académico, haber caminado con él pasos muy importantes en nuestra trasformación como personas habiendo cursado los estudios de doctorado como un emprendimiento de transformación como personas hacia convertirnos en investigadores y acadé-micos. Valoro también haber aprendido con él a partir de las múltiples anécdotas que tiene sobre el comporta-miento organizacional en el sector público. Finalmente le tengo un gran respeto por su profesionalismo como profesor y por ser una excelente persona.

about Gotalora José Camilo Dávila L. de Guevara

Profesor Asociado

Conocí a Guillermo en 1996 cuando ingresé a la Facultad como profesor de tiempo completo. Se desempeñaba en ese entonces como Director de Alta Gerencia en la decanatura de Raúl Sanabria. Aunque ambos hicimos nuestro doctorado en Comportamiento Organizacional, mi experiencia vital con Guillermo más que como colega fue precisamente como compa-ñero de estudios del doctorado. Hace 20 años está-bamos en las etapas previas a la iniciación del programa de doctorado en Tulane. A partir de 1996 y durante 5 veranos consecutivos, la mayor parte de ellos en el mismo apartamento, compartimos las experiencias de vivir en Nueva Orleans como estudiantes y los retos académicos propios de un programa tan atípico como el que iniciamos 16 profesores de la Facultad.

Interlocutor agradable y pragmático, Guillermo siempre fue una alternativa para comentar tensiones y buscar salida a las dificultades. Su afición por los autos siempre lo convirtió en el “conductor elegido” de los circuitos turísticos con los que -cumplidas nuestras obligaciones académicas- usualmente cerrábamos los veranos. Solo una vez lo vi de mal genio: discutíamos en la sala del apartamento hacia la media noche, cuando de pronto Guillermo apareció muy serio en pijama y dijo “será posible que me dejen dormir”: todos nos retiramos en silencio. También lo vi “muy animado” la noche en que celebramos la terminación de los exámenes compre-hensivos. En uno de los sitios reconocidos de Blues en Nueva Orleans, Guillermo algo eufórico nos demostró de manera imaginaria sus cualidades como “guitarrista

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Reinauguración del segundo piso del edificio RGC, 2003

eléctrico”. Posiblemente él no se acuerde de esta anéc-dota, a mí no se me olvida.

En octubre de 2012 reemplacé a Guillermo en la direc-ción del área de Organizaciones, cargo que él venía desempeñando desde la decanatura de María Lorena Gutiérrez. Durante estos años Guillermo ha trabajado arduamente impartiendo los cursos de Comportamiento Organizacional en el pregrado y en el Magíster. Así mismo, desde principios de 2015 hemos trabajado desde el área y en conjunto con la dirección de ese programa

diseñando una estrategia para integrar dentro de su plan de estudios, el desarrollo transversal de las habilidades gerenciales. Se busca responder a las orientaciones estra-tégicas de la Facultad y a la necesidad de darle a estos programas un plus que los diferencie de su competencia.

Obviamente como todos los seres humanos, Guillermo no es perfecto. Lo que sí puedo decir es que esa perso-nalidad agradable, su buena conversación y su visión pragmática de la vida, hacen que esas facetas tal vez menos positivas se olviden rápidamente.

Agudeza y humor con lealtad Néstor Rodríguez Ardila

Magíster en EconomíaUniversidad de los Andes

Director CCF Compensar

Primero, un corto contexto histórico: tuve el gusto de conocer y compartir con Guillermo desde hace más de 35 años, cuando con un grupo de “jóvenes” profesio-nales de las facultades y dependencias de la Universidad constituimos, casi en forma inconsciente, lo que hoy se llamaría una red de cooperación para brindarnos apoyo y compartir experiencias, en el seno de una organiza-ción en esa época muy feudal. Y desde entonces tengo el privilegio de compartir una productiva y generosa amistad con Guillermo, que al ser revisada en la pers-pectiva del tiempo, me permite valorar y destacar racio-nalmente, unos rasgos especiales.

Agudeza especial, mental y perceptiva para analizar, para ver elementos relevantes o evaluar con muchos elementos de juicio, e incluso para descubrir aspectos de las situaciones o de las personas que no aparecían en un primer acercamiento; en las conversaciones y consultas con Guillermo, siempre se puede esperar la mirada diferente, la perspectiva distinta, la nueva forma de valorar, y siempre en lo personal esta fue una cualidad que he valorado y disfrutado mucho.

Otra de las características que aprecio y disfruto es su sentido práctico, -casi obsceno, en el buen sentido de

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la palabra-, de la realidad….presente no solo en las conversaciones sobre temas empresariales o personales, sino incluso en las múltiples ocasiones en que uno se dedica a conversar del país, de la sociedad, de los hechos del mundo. Esta visión pragmática se vuelve totalizante y muy enriquecedora cuando se trata de no dejarse llevar por sueños, o análisis ilusorios sino tener siempre los pies en la tierra, y por eso a la hora de contrastar posiciones o “pedir” consejos resulta invaluable.

De estos rasgos que he descrito, fui testigo y los disfruté a lo largo de su desarrollo profesional, fuera en la Caja Agraria, hoy Banco Agrario, o en el Acueducto de Bogotá o en sus propios negocios y por supuesto, en la Universidad, particularmente en la Facultad. El

gusto y pasión por enseñar, por dirigir, por ser provo-cador con los “chinos” y “chinas” de sus cursos fue algo siempre muy admirable. Pero sin lugar a dudas lo que ha sido más valioso y enriquecedor de todos estos años de compartir con Guillermo es su amistad, su lealtad, su disposición a estar atento y presto a brindar apoyo, solidaridad, consejo……….. ah! Y bueno, algo sin lo cual no podría hacerse un perfil completo y sobre todo cariñoso de Guillermo Otálora es su humor caustico, preciso, liberador que hace no solo estallar la risa sino también la reflexión y la crítica sobre las situaciones y la vida.

Mil gracias por tener el honor y el gusto de escribir estas palabras.

Presentación de su libro "El conflicto trabajo-familia", 2008

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Rafael Bautista Mena

Rafael Bautista Mena, dominicano, físico de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, espe-cialista en Finanzas de la Universidad de los Andes, M.S. y Ph.D. de la Universidad de Temple, y Master of Management y Ph.D. de la Universidad de Tulane, se encuentra vinculado a la Universidad de los Andes desde 1982, y hoy es profesor asociado y pertenece al área de Finanzas de la Facultad.

Al llegar a Colombia, ingresó a la Universidad con el propósito de apoyar el desarrollo de programas en el Departamento de Física, donde al poco tiempo fue nombrado jefe de este. En 1996, pasó a la Facultad de Administración y en desarrollo del convenio con la Universidad de Tulane, estudió y se graduó de su segundo Ph. D. en esa universidad.

Sus áreas de investigación son la valoración de activos de recursos naturales y la economía y gestión de los recursos naturales.

Fue ganador del Premio Anual a los Profesores de Administración (PAPA) en 1999, como mejor docente. Durante los años 2008 a 2010, fue miembro de la junta de expertos para la medición y clasificación de los grupos de investigación que se presentan ante Colciencias.

PublicacionesTesis doctorales

2003 Two Essays on Financial Contracting with Imperfect Information, Tulane University, New Orleans.

1981 Deep Inelastic Compton Scattering and Muon Pair Photoproduction in the Rest Frame Parton Model, Temple University, Philadelphia.

Libros

2013 Incertidumbre y riesgos en decisiones financieras, Editorial Ecoe, Bogotá.

2010 Evaluación de proyectos mediante opciones reales: Una introducción práctica, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá. (Con Marly Castillo).

2006 Incertidumbre y finanzas: fundamentos para la toma de decisiones, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá.

Capítulos en libros (a partir de 2010)

2012 Derivados financieros. En F. Azuero, A.C. González, y M.L. Gutiérrez (eds.), Tendencias en la administración: gerencia y academia, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá.

Profesor Asociado

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Entrega del premio PAPA, 1999

Un físico metido a pensar en problemas financieros María Consuelo Cárdenas de Sanz de Santamaría

Profesora Titular

Monografías de Administración

2012 Las proposiciones de Modigliani y Miller: un examen en sus cincuenta años, Universidad de los Andes, Facultad de Administración, No. 107, Bogotá.

Galeras de Administración

2005 A Model of Guarantees under High Moral Hazard, Universidad de los Andes, Facultad de Administración, No. 1, Bogotá.

2007 La eficiencia de los mercados de renta fija en Colombia, Universidad de los Andes, Facultad

de Administración, No. 13, Bogotá. (Con Eric Rodríguez).

2007 La aplicación de un modelo de factores a las curvas de rendimiento del mercado de deuda pública colombiano, Universidad de los Andes, Facultad de Administración, No. 14, Bogotá. (Con Álvaro Riascos y Nicolás Suárez).

Apuntes de clase de Administración

2008 Las proposiciones de Modigliani y Miller y el papel de la estructura de capital, Universidad de los Andes, Facultad de Administración, No.4, Bogotá.

En los años ochenta, la universidad de los Andes era una institución relativamente pequeña lo cual permitía una mayor interacción entre profesores de diferentes facultades y departamentos de la que se puede dar hoy en día. Nos encontrábamos habitualmente en el comedor de profesores y luego nos identificábamos en diferentes lugares del campus. Todo esto facilitaba ente-rarse de la docencia de los colegas de otras unidades y conocer más de cerca su trabajo. Fue así como supimos entonces de la magnífica labor docente y formativa que

cumplía en el departamento de Física un dominicano que había hecho su Ph.D. en Temple: Rafael Bautista. Su interés en comprender el mundo y en apoyar a los estudiantes en este mismo proceso lo hicieron famoso en aquella época de cursos masivos en los salones del R en el que se oía volar una mosca mientras él explicaba y compartía su comprensión del universo en múltiples dimensiones. Parecía como que volvía la física algo comprensible y relativamente sencillo para los estu-diantes de diversas carreras. Esto hizo de Rafael un

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manera de enseñar. Porque si algo no hace Rafael es “tragar entero”: siempre tenía una pregunta sustantiva que nos cuestionaba el planteamiento del momento y aunque a veces esto nos generaba una cierta desazón, comprendíamos que era su manera de ponernos a reflexionar y garantizar, hasta donde esto es posible, que la propuesta en cuestión estuviera bien articulada. Construir en grupo, trabajar en equipo en pro de la formación del estudiante uniandino era la motivación principal que compartíamos los docentes del comité interdisciplinario y Rafael fue pieza clave en todo ello.

Años más tarde, para mi sorpresa, Rafael asumió el reto de cambiar de área y hacer un doctorado en finanzas! Rafael fue uno de los colegas con trayectoria docente que se fue a sacar un doctorado cuando en los noventa se inició el programa de Ph.D. con la universidad de Tulane. Esta nueva carrera que escogió es para mí una muestra de su capacidad de aprender y sobre todo, de su flexibilidad personal. Paradójicamente, teniéndolo más cerca hoy en día porque estamos en la misma Facultad, me entero menos de cómo realiza su tarea docente. Esto puede deberse entre otras cosas al tamaño de la universidad pues no sólo el área a recorrer es mucho más grande, sino también la cantidad de estudiantes ha aumentado considerablemente, luego la probabilidad de “encontrarse” o de compartir los mismos estudiantes es muy baja. Pero hasta el día de hoy, al cruzarnos en el ascensor o en un corredor o por mail, intercambiamos rápidamente algún comentario sobre la tarea docente, sobre el reto que sigue siendo ser profesor, ser educador y ser investigador, tareas todas en las que Rafael se destaca por su originalidad y profundidad, con una caracterís-tica para mi muy valiosa: su discreción y bajo perfil.

A partir de todos estos años de experiencia compartida en la tarea docente que siempre hemos considerado, explícita e implícitamente, una misión de vida, siento que me une a Rafael un vínculo de respeto, y compli-cidad que celebro hoy con alegría!

docente muy destacado. Los estudiantes hablaban de cómo les facilitaba comprender conceptos complejos y de su entusiasmo por compartir sus conocimientos y transmitir su compromiso con el conocimiento.

Fue en los primeros años de la década del ochenta cuando constituimos el Comité Interdisciplinario en el cual compartíamos nuestras experiencias docentes e investigativas en reuniones periódicas, en foros inter-disciplinarios y en publicaciones en la revista Texto y Contexto que publicaba el Comité. Escogíamos un tema que pudiera mirarse desde diferentes disciplinas y cada profesor aportaba su análisis desde su disciplina. Las discusiones eran fascinantes porque ampliábamos nuestras respectivas perspectivas y al presentarlas en los foros se invitaba la participación de los asistentes, profesores y estudiantes y luego todo ello se publi-caba. Rafael fue ahí un colega a carta cabal, siempre participó en todas estas actividades interdisciplinarias que buscaban intercambiar nuestros conocimientos y “cruzar” nuestras experiencias docentes, con el propó-sito fundamental de aportar a la formación de los estudiantes y a la consolidación de un cuerpo profe-soral armónico y comprometido. En cierta medida se compartía una preocupación profunda por la forma-ción en la universidad en su conjunto y no solamente por la que se impartía en la unidad académica en la que se trabajaba. Los cursos interdisciplinarios se promo-vían, sin la preocupación por definir de antemano a quién le correspondían los "puestos estudiante".

La fama de Rafael, bien respaldada en la experiencia concreta, hizo de él un referente a consultar cuando se pensaba en introducir nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje, al punto que años más tarde, ya en la década de los noventa, en la rectoría de Rudy Hommes, celebramos sendas reuniones para analizar cómo enseñar de la mejor manera posible y Rafael siempre estuvo presente compartiendo con su habitual humor y a veces espíritu crítico y cuestionador, su

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En agosto de 1982, Rafael Bautista llega por vez primera a Colombia, a la Universidad de los Andes. Ha realizado estudios de física, pregrado en República Dominicana, maestría y doctorado en Temple University, Filadelfia, Estados Unidos. Rafael llega en compañía de su esposa Aldona Gabriunas, física lituana colombiana, egre-sada también de Temple University. Aldona trae la tradición de la docencia, heredada de su padre el gran maestro Kazis Gabriunas, fundador de la electrónica en Colombia en la década de 1950.

Y es en docencia donde los esposos Gabriunas y Bautista más se destacan. Mantienen una reflexión perma-nente sobre el quehacer cotidiano del profesor en la Universidad, tema que trasmiten al Departamento en discusiones y con su ejemplo diario. Sus estudiantes no son solo “alumnos”, faltos de luz, en un salón de clase recibiendo la luz del conocimiento del profesor; más bien son mentes jóvenes, con muy alta receptividad y especial capacidad para pensar por sí mismas, para ser creativas. Y allí está la responsabilidad del profesor guiando a sus discípulos para encontrar el camino de la ciencia y del profesional con actitud ética. Se destaca en Rafael su capacidad para trabajar en temas muy diversos de la física y sus aplicaciones, para ofrecer a sus estudiantes problemas como retos y temas para trabajos de grado.

Pronto llega Rafael a la Dirección del Departamento. Su mirada está en servir a los estudiantes, así con herra-mientas de utilidad, como un banco de problemas y de imágenes para cursos de física. Busca también actividades conjuntas con otras unidades académicas de la Universidad, entre otros con la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, colaborando con el

Manual para el curso de Legado de la Ilustración, con el módulo de Pensamiento Científico.

Para 1995 ya Rafael tiene otros horizontes en mente, toda una carrera por delante, no en física, sino en Administración, área de finanzas, donde puede hacer interesantes aportes con su formación y experiencia en ciencia dura, con las fuertes herramientas matemáticas propias de la física teórica. Para sus colegas, la labor de Rafael Bautista en el Departamento de Física es más que un recuerdo, es toda una enseñanza de una actitud de vida de profesor íntegro, dedicado, con alta inteligencia a la misión docente, ejemplo para seguir en nuestra actividad cotidiana.

Con Eric Rodríguez, Universidad de Tulane, 1997

Sus años en el Departamento de Física

Bernardo Gómez Moreno Profesor Emérito

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Grupo Universidad de Tulane, 1996

La virtud de la multi-disciplinariedadFrancisco Azuero Zúñiga

Profesor Asociado

¿Qué lleva a un dominicano, con un doctorado en Física de una prestigiosa universidad norteamericana a venir a vivir a Colombia? ¿Y qué lleva ese mismo físico, muchos años después, y ya en plena madurez, a matri-cularse en una especialización en finanzas, a tomar un doctorado en Administración y cambiar completa-mente de disciplina de estudio y de enseñanza?

Indudablemente que para tomar este tipo de decisiones se necesita, además de valentía, condiciones humanas especiales. No cualquiera podría hacerlo.

En primer lugar, Rafael es una persona cosmopolita, abierta a diferentes culturas y visiones del mundo, y profundamente curiosa sobre campos diversos del conocimiento. Alguien lo calificaría alegremente de disperso, pero yo creo que en determinadas circunstan-cias la dispersión constituye una virtud. Gracias a ello la mente logra las ventajas de la multi-disciplinariedad: poder combinar varias maneras de ver el mundo, dife-rentes metodologías para obtener el conocimiento, diversos lenguajes, etc.

De sus épocas de físico conserva la rigurosidad mate-mática y la precisión argumentativa, tan necesarias también en la disciplina de las finanzas. Hace algunos meses, con motivo del centenario de la teoría de la rela-tividad, fue invitado a un foro en un importante medio de comunicación. Todavía es reconocido como una de las pocas autoridades de este tema en Colombia.

Cualquiera de sus temas de estudio los aborda con un especial espíritu inquisidor y reflexivo, pero sobre todo heterodoxo. Rafael no da nada por sentado. Esto es derivado de su preocupación por ocuparse del fondo de las cosas. Un término en apariencia tan simple en finanzas como la tasa de descuento, que en ocasiones

se reduce a un instrumento para la evaluación de proyectos, lo ha llevado a profundas reflexiones filo-sóficas y éticas sobre la importancia que le debemos dar al futuro con relación al presente y con la exis-tencia de una ideología del progreso permanente, que debería ser controvertida, en especial si ese progreso se asimila simplemente a la mayor disposición de bienes de consumo.

En fin, una característica que le reconocen sus innume-rables alumnos, tanto en la Facultad de Ciencias como en Administración, es su capacidad docente, derivada de su genuina preocupación por el aprendizaje de los estudiantes. El tiempo que gasta en preparar clase, en diseñar pruebas, en corregir trabajos, etc. es una mani-festación de ello.

Creo que nuestra Universidad se ha beneficiado de haber contado durante estos 34 años con la presencia de Rafael. También nos hemos beneficiado sus colegas y amigos.

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“¡Yo nací en el país equivocado!!!” me dijo el profesor Rafael una tarde de tantas. Dominicano de nacimiento, que a diferencia de sus coterráneos huye despavorido si escucha una bachata, o un merengue, o si hay algo que se le parezca a una playa atiborrada de gente. Tiene una condición envidiable: ¡no le pasan los años! He visto cómo sus ex-alumnos lo saludan con asombro y no se explican cómo a pesar de que pase el tiempo su apariencia sigue intacta, aunque él modestamente siempre lo ponga en duda.

Conocí a Rafael hace un poco más de 10 años, en el curso Opciones Reales. Con puntualidad inglesa y estilo inconfundible obtenía la atención de la audiencia fácilmente y luego de un corto saludo, formulaba, con una pícara sonrisa, una pregunta de difícil respuesta -la cual planeaba maquiavélicamente antes de cada sesión- sabiendo que incentivaría al debate y rompería más de un paradigma. No he cono-cido un intérprete de las finanzas con las cualidades de Rafael quien con su indiscutible genialidad ha llevado durante años a los salones de clase una pedagogía particular que fusiona las matemáticas financieras con el análisis del comportamiento humano. Con su fino

sentido del humor, es capaz de exponer las bases de las finanzas en términos tan simples y sencillos como una Cartilla Coquito.

Tuve la fortuna de escribir con Rafael el libro “Evaluación de proyectos mediante opciones reales” y de trabajar en consultoría financiera en sectores regu-lados. Sin importar el rol o el trabajo a realizar, Rafael es una fuente de permanente aprendizaje. Como profesional y ser humano siempre está dispuesto a entregar grandes consejos y frases sabias para cada momento; por ejemplo, entre otras cosas, aprendí que no hay que dar nada por sentado, pues: “ser exce-lente, te mantiene donde estás, si quieres dar un paso adelante debes dar más que la excelencia”. Esta frase ha sido mi derrotero en la carrera profesional. No me queda más que agradecer a la vida que hizo posible que Rafael, luego de dejar República Dominicana y andar por el mundo, decidiera radicarse en Colombia y pusiera a disposición de la comunidad académica su conocimiento y experticia, elevando con ello el nivel académico y humano de la Universidad, y en especial, transformando los seres humanos que hemos tenido la fortuna de conocerlo.

Profesor + Alumno = Max Excelencia Marly Aracely Castillo Areiza

Magíster en AdministraciónUniversidad de los Andes

Grupo Universidad de Tulane, 1996

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Elvira Salgado Consuegra

Elvira Salgado Consuegra, barranquillera, filósofa de la Universidad Javeriana, Magíster en Administración de la Universidad de los Andes, Master of Management y Ph.D. de la Universidad de Tulane, se encuentra vincu-lada a la Universidad desde 1986, y hoy es profesora asociada y pertenece al área de Organizaciones de la Facultad.

Durante los primeros tres años de vinculación a la Universidad, la profesora Salgado se desempeñó como Secretaria General de la Facultad de Administración; en medio de este periodo, fue directora de la espe-cialización de Recursos Humanos (1988), de 1989 a 1995, directora del Pregrado y, entre 1992 a 1995, coordinadora del Comité de Publicaciones. Durante ese mismo periodo, participó en el Comité Editorial de Tercer Mundo Editores, colección de Administración. Asimismo, en 1992, formó parte del Comité organizador de la XXVII Asamblea del Consejo Latinoamericano de Administración, CLADEA, que se realizó en la Universidad.

Entre los años 1997 a 1999, fue la coordinadora del Comité de Biblioteca; a partir del 2004 y hasta 2013, editora de Academia, revista latinoamericana de Administración de Cladea, lapso durante el cual la revista logró la indexación en ISI (2008); en 2006, fue nombrada directora del Doctorado en Administración,

año que comenzó labores ese programa, cargo que desempeñó hasta 2012. Adicionalmente, dentro de su experiencia laboral, fue subdirectora y directora (e) de Colfuturo, entre 1995 y 1996. Fue profesora visi-tante en la UQAM de Montreal, en 2006, y becaria de Colfuturo (1999) y del Fondo León A. Bekaert (Bélgica) para realizar una pasantía en 1991.

Sus áreas de investigación son las mujeres en posiciones de liderazgo en América Latina, la ética del líder, la verdad y el bienestar subjetivo y la personalidad.

En 2014, el artículo Latin American Female Business Executives: an Interesting Surprise, de María Consuelo Cárdenas como autora principal y Elvira Salgado como una de las coautoras, recibió el premio de Emerald Group Publishing, por su contribución al conoci-miento de la mujer ejecutiva en Latinoamérica. Este artículo se publicó en Gender in Management: An International Journal.

Profesora Asociada

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Tesis doctoral

2004 Working in Local Community Action Groups or Playing Soccer? The Effects of Voluntary Associations’ Characteristics in the Promotion of Generalized Trust, Tulane University, New Orleans.

Libros

2010 El desempeño de los individuos en las organiza-ciones, Ediciones IESA, Caracas. (Coeditora con Otmar Varela).

2005 La confianza en Colombia. Un estudio sobre las relaciones entre confianza y participación en asociaciones voluntarias, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá.

Capítulos en libros (a partir de 2010)

2012 El valor de la confianza para los gerentes. En F. Azuero, A.C. González, y M.L. Gutiérrez (eds.), Tendencias en la administración: gerencia y academia. Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá.

2011 Les Ressources humaines en Colombie: Une vision depuis l'autre cote? En G. Simard y A. Jiménez (eds.), Gestion des Ressources Humaines en Amérique Latine. Enjeux Disciplinaires et de Pratiques Professsionnelles (pp. 85-98). Editions de Archives Contemporaines et en partenariat avec l’Agence Universitaire de la Francophonie (AUF), París.

2010 La motivación como un determinante del desempeño. En O. Varela y E. Salgado (eds.), El desempeño de los individuos en las organiza-ciones. Ediciones IESA, Caracas.

2010 Gerencia del desempeño. En O. Varela y E. Salgado (eds.), El desempeño de los individuos en las organizaciones. Ediciones IESA, Caracas.

Artículos en revistas académicas (a partir de 2010)

2014 Latin American Female Business Executives: An Interesting Surprise. Gender in Management: an International Journal, 29, 1, 2-24. (Con M.C. Cárdenas de Santamaría, A. Eagly, W. Goode, L. Heller, K. Jáuregui y otros).

2013 Iguales pero diferentes. Incae Business Review, 2, 9, 52-56. (Con M.C. Cárdenas de Santamaría, A. Eagly, L. Heller, K. Jáuregui, W. Goode).

2013 Types of Contracts and Worker Absenteeism in Colombia. Journal of Business Research, 66, 401-408. (Con C. Restrepo).

2010 The Meaning of Job Performance in Collectivistic and High Power Distance Cultures: Evidence from Three Latin American Countries. Cross Cultural Management: An International Journal, 17, 4, 407-426. (Con O. Varela y V. Lasio).

Monografías de Administración

2006 Gerencia de recursos humanos. Reflexiones sobre su práctica en Colombia. Universidad de los Andes, Facultad de Administración, No. 91, Bogotá.

2006 Dos textos sobre el desempeño individual en las organizaciones. Universidad de los Andes, Facultad de Administración, No. 93, Bogotá.

2002 Mujeres y hombres frente a la justicia en la orga-nización. Universidad de los Andes, Facultad de Administración, No. 54, Bogotá.

Publicaciones

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Elvira Salgado ha jugado un papel significativo en la construcción de la Facultad de Administración, pero es necesario hacer un viaje en el tiempo para ubicarnos en lo que esta escuela era en el segundo quinquenio de los años ochenta. Tomo ese período puesto que Elvira ingresó como estudiante del Magister en Administración en 1985, cuando yo comenzaba mi labor como decano de la Facultad, cargo que desem-peñé hasta 1990.

En esos años contábamos con una pequeña Facultad, que ya tenía una historia de cerca de doce años. Ofrecíamos el programa de pregrado, con unos tres-cientos estudiantes y el programa de Magister de Administración.

Se ofrecía también el Programa de Alta Gerencia (fundado en 1967 en la Facultad de Ingeniería), y un conjunto de seminarios de educación continuada. Y toda esta actividad estaba bajo la responsabilidad de siete profesores de tiempo completo equivalente, inclu-yendo al Decano y al entonces secretario de la Facultad, Guillermo Otálora.

Nuestra sede era un modesto edificio en donde había funcionado un refugio de gamines que, no obstante su renovación en 1973, mostraba no pocas deficiencias. Su mayor activo era un salón en la forma de hemiciclo sencillamente dotado pero, al fin y al cabo, el único hemiciclo de la Universidad. Los PCs para las oficinas de los profesores sólo harían su ingreso en los inicios de la década de los noventa.

Ese fue el mundo al que ingresó Elvira, un mundo al que habría de contribuir a transformar una vez graduada del Magister, en 1986. A los ojos de los profesores de

hoy, esa Facultad, modelo años ochenta, les parecerá precaria en comparación con la Facultad modelo 2016. Pero ya para esa época tenía, como suele decir Gustavo González, impresa en su ADN, la excelencia en la ense-ñanza como vocación básica. Ya se habían sembrado las primeras semillas en materia de investigación, como se constata en los libros y artículos sobre historia empre-sarial, organizaciones, estrategia y gestión entonces publicados. Es más, esta Facultad se identificaba como una de las tres escuelas líderes en administración del país con EAFIT y la Universidad del Valle.

Gran académica y constructora institucionalManuel Rodríguez Becerra

Profesor Titular

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Presentación de publicaciones, Barranquilla, 2003

La Facultad modelo 2016, esa de la que todos nos sentimos tan orgullosos, debe, como antes lo sugerí, mucho a Elvira Salgado. Ella, con su bajo perfil carac-terístico, ha contribuido en forma excepcional en su construcción, en diferentes frentes, y en diferentes períodos. En los primeros años participó como secre-taria general para después pasar en 1989 a la dirección del programa de pregrado. En ese período, el pequeño grupo de profesores de planta, que de 7 pasó a 25 en seis años, trabajábamos como un compacto equipo en la construcción de los nuevos programas de posgrado -las especializaciones-, de educación continuada, y de alta dirección –el Programa Presidentes de Empresas- y en la consolidación de los ya existentes de Pregrado y Magister, así como en los comités de investigación y de publicaciones, que lanzaron en 1985 el primer número de la Serie Monografías en Administración. Y, algo muy importante, los profesores colaboraban en la consecución de la financiación para los diversos emprendimientos, como lo hizo Javier Serrano en forma sobresaliente.

De alguna manera todos buscábamos colaborar en dife-rentes tareas con un gran espíritu de camaradería, y, porque no decirlo, de sentido lúdico, con el entusiasmo propio de un grupo de trabajo dominado por jóvenes profesores que se vinculaban a la Facultad para poner lo

mejor de sí. Y en ese ambiente de libertad y de rápido crecimiento de la Facultad encontramos en Elvira un miembro de equipo excepcional, listo a trabajar allí en dónde se requiriese, con dedicación y rigor, mucho más que el promedio de los profesores de ayer y de hoy.

Yo había conocido a Elvira como mi alumna con su trabajo de excelencia y con esa personalidad tímida que para algunos, en un principio, resulta como la de una persona seca, pero que con los días va relevando sus maneras caribes y su particular encanto. Y desde estos primeros años fue evidente su interés por ser una magnífica consejera de los estudiantes, caracte-rística que desplegó tanto en la cátedra como en los programas que dirigió, incluyendo el doctorado en el período 2006-2012.

Quizá el ciclo académico de Elvira se pueda dividir, como el de otros profesores, en antes y después de Tulane, esa iniciativa que, promovida por el decano Raúl Sanabria, estuvo dirigida a que los profesores de la Facultad adquirieran su formación doctoral. Elvira lo hizo con tan buen suceso, que fue seleccionada como primera directora del doctorado.

Soy testigo de excepción de su paso por la dirección de este programa pues durante ese período fui miembro del

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Como directora del pregrado en Administración, 1992

Comité Académico del Doctorado, que tuvo la respon-sabilidad de concebirlo y de acompañar a su directora en ponerlo en marcha. De nuevo Elvira demostró el rigor, la seriedad, la capacidad para llegar a acuerdos a partir de situaciones confusas o inciertas, su bajo perfil en medio del éxito, su creatividad y su perma-nente preocupación por el detalle y por el cuidado de los estudiantes sin sacrificar la alta calidad académica de los cursos y de los proyectos de investigación. En su empeño de sacar adelante el doctorado contó con una gran aliada: la decana, de entonces, María Lorena Gutiérrez.

Gracias al cuidado de Carlos Dávila, entonces presi-dente del Comité, y de Elvira misma, la Facultad cuenta con 173 detalladas actas sobre el devenir del programa como memoria de las sesiones quincenales del Comité de Doctorado. En ellas se refleja el papel crucial jugado por Elvira y son una constancia inigualable,

y envidiable, de su aporte a la Facultad, que bastaría ampliamente para justificar su paso por ella.

Pero sus contribuciones más recientes no terminan allí. Es necesario subrayar, por último, el papel que jugó Elvira en sacar adelante, en conjunto con Enrique Ogliastri, a Academia, Revista Latinoamericana de Administración. Es una historia que Enrique relata en otro texto de esta conmemoración. Para mí, como para muchos, es claro que fue gracias al trabajo de estos dos profesores que esta revista pasó de una situación de estancamiento o de extinción, a ser lo que es hoy en día. Es una contribución sobresaliente de la Facultad de Administración a la comunidad académica interna-cional, en la que Elvira desplegó de nuevo, al lado de uno de sus maestros preferidos, su acervo de atributos como constructora institucional y gran académica, una virtud, esta última, que expresó en todos y cada uno de sus cursos y en su actividad investigativa. Gracias Elvira.

Una académica EjEmplar

Enrique Ogliastri UribeProfesor Titular

1967-69, 1973-80, 1984-2000

¿Una filósofa (costeña y javeriana) entre los estudiantes del MBA 1985? Muy buena la diversidad en el aula, pensé, pero ¿tendrá bases matemáticas? Todos los estereotipos se derrumbaron desde las primeras clases. Elvira fue una de las mejores estudiantes de su grupo y escogida entre tres excelentes candidatos a profesor. Ella es un ser complejo que de una forma discreta y sin aspavientos sacó adelante proyectos tan difíciles como una revista de nivel científico (ARLA) y un programa doctoral, a punta de disciplina, perseverancia, exce-lencia y cuidado del detalle.

En 1998, Cladea nos dio la oportunidad de hacer la revista Academia, en vez de cerrarla, y Elvira estuvo entre los más entusiastas profesores que evaluaron los 60 artículos del último congreso. Al retirarme de los

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Andes en 2000, el decano prefirió la dualidad de un director y una editora asociada. Elvira incorporó ARLA en diversas bases de datos e indexaciones nacionales e internacionales, asumió formalmente el papel de editora en 2004, y aunque debo agradecer que me dejó escribir la misión y la política editorial, ella lideró el proceso de solicitud de evaluaciones para ingresar en la red de revistas científicas del mundo (ISI). En 2008 nos aceptaron.

Otro hito en ARLA fue implantar un programa en línea de libre acceso. Todo parece sencillo a posteriori, pero “fue muy difícil, hasta encontrar un experto local para el software” me dijo. Más tarde, Elvira por su cuenta contactó a Emerald para conseguir que administrara la revista. Tuvimos largas negociaciones internas y externas, pero pudimos dirimir nuestras diferencias sobre lo que sería más conveniente para la revista.

Elvira logró algo que yo no pude: sacar adelante el programa doctoral planteado desde 1988. Cuando en 1999 pudimos organizar con Tulane un programa doctoral para nuestros profesores, Elvira estuvo en ese grupo que cambiaría de manera definitiva el espíritu

“y hasta las conversaciones del almuerzo” de nuestros profesores. Ya doctora unos años más tarde, como lo de la revista no le era suficiente, se metió de lleno con la decana en la propuesta y promoción del programa doctoral, que dirigió entre 2007-12.

Como nadie es perfecto, decidió un retiro (parcial) hace tres años, en plena madurez académica. “Es que yo SÍ me voy a retirar” me respondió desafiante. Cuando le dije que era uno de esos malvados discípulos que superan al maestro, me respondió tajante que NO era cierto. Le respondí que como editora me sobrepasó de lejos. Gracias Elvira por tan significativos aportes de académica ejemplar.

Celebración Día de la Secretaria, 2008

Su aporte a la Facultad Henry Gómez SamperProfesor Emérito IESA

Director Comité de Publicaciones

latinoamericanas en cargos directivos. Mediante su investigación, Elvira ha fortalecido el posicionamiento de la Facultad – tanto en revistas académicas interna-cionales, como en los programas docentes y la práctica de la gestión en las organizaciones.

Al incorporarme a la Facultad en 2011, encontré en Elvira una interlocutora aguda sobre las experiencias que vivíamos: el impulso a la internacionalización, el crecimiento en número de programas, las presiones de la acreditación – aspectos que rivalizaban con la atención que la Facultad podía dedicarle a las necesi-dades del país en materia de gestión pública y privada,

Conocí a Elvira hace 20 años, en los jardines del IESA, al iniciarse el programa doctoral de Tulane – ofrecido en Caracas a profesores de la Facultad y otras escuelas de América Latina. De una, percibí sus cualidades de seriedad y profesionalismo, su voz crítica e incisiva.

Elvira le sacó provecho al doctorado. En artículos publicados en journals, libros y capítulos de libros de su autoría o coautoría, ha generado luces sobre el desempeño del recurso humano en las organizaciones y el valor de la confianza en la gestión. Su obra ha aportado valiosas visiones sobre el papel de la mujer en las organizaciones y la participación de ejecutivas

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y al mejoramiento de la educación en Administración impartida por otras instituciones.

Elvira hizo un aporte decisivo al programa doctoral. Fue su primer director. Visitó escuelas en todo el país para promover aplicaciones. Explicó a decanos y aspi-rantes qué significaba un doctorado y qué se exigía para obtenerlo. Logró, con la Decana, que la Universidad aportara financiamiento. Se manejó diestramente con un comité académico que intervenía en forma  deci-dida. Se aseguró de que los candidatos de las promo-ciones que dirigió, se graduaran.

Otro triunfo evidente de Elvira provino de su dedica-ción a la Revista Latinoamericana de Administración. La editó durante diez años y logró su indexación por ISI-Scopus. Producida en la Facultad por encargo de Cladea y distribuida por Emerald, ha sido diri-gida por Enrique Ogliastri. Es reconocida como la revista académica ibero-americana más destacada en Administración; en 2015, recibió 380 envíos, de los cuales 62 se revisaron, dándoles recomendaciones a

los autores y nuevamente sometidos a consideración, publicándose 24.

La Facultad busca reclutar nuevos profesores con competencias de excepción. No será fácil encontrar, entre ellos, quienes cuenten con la capacidad de compromiso docente e institucional de Elvira Salgado.

¡Una mujer perseverante y resiliente! María Andrea Trujillo Dávila

Alexander Guzmán VásquezDoctorado en Administración

Universidad de los AndesProfesores Titulares, CESA

Hemos sido miembros de la comunidad uniandina por casi tres lustros, así que tan solo hemos evidenciado el actuar de Elvira en una fracción de su tiempo dedicado a la Facultad de Administración. Sin embargo, es más que suficiente para conocer las virtudes de una mujer diestra para defender sus puntos de vista, comprome-tida con las causas que hace propias, apegada a sus valores y principios, y capaz de mantenerse firme aun cuando el mundo parezca venirse encima de ella.

Como profesora en el Magíster, en el año 2003 dejó sus primeras huellas en nuestra vida profesional. Entre su

rigurosidad y disciplina, las clases eran amenas, inclu-yentes, con discusiones valiosas y de gran contenido. Sin embargo, Elvira impacta nuestra vida personal como directora del Doctorado en Administración, programa al que llegamos en la primera promoción en el año 2007. Su acompañamiento constante era indiscutible. En medio de sus múltiples ocupaciones siempre tuvo un espacio para orientarnos con sus consejos, desafiarnos con nuevos retos, y apoyar el desafío descomunal que sin plena consciencia habíamos asumido. Elvira realizó este acompañamiento sin laxitud por nuestro propio bien.

Presentación de libros, 2005

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Vienen a la mente varios recuerdos, pero uno en parti-cular sobre nuestra pasantía internacional. Elvira no dejó de presionarnos hasta que conseguimos la pasantía en una universidad prestigiosa y con un académico reconocido. Eran solo seis meses… pero tenían que ser los mejores. Así es Elvira, en cada experiencia espera lo mejor del otro, exige al máximo, no se conforma. Esos son los profesores que cualquier persona necesita y quisiera encontrar en su camino. Un orientador que no sea complaciente sino exigente, que logre sacar lo mejor del otro.

Hoy es inevitable sentir gratitud, respeto y cariño. Elvira es una persona con la que nos encanta compartir logros profesionales y personales. Tenemos privile-giados espacios en su agenda personal para hablar de lo que hemos logrado como egresados del Doctorado en Administración, logros que la hacen sentir orgullosa y de los que es participe y corresponsable. Pero además para hablar de nietos y abuelas, de padres e hijos, de anhelos y desafíos, y de las preocupaciones del día a día. Así que sentimos una gratitud especial por lo que Elvira ha aportado a nuestras vidas, y que tratamos de expresar en este testimonio pero que sin duda es más que esto.

Homenaje a John Trapani, A.B. Freeman School of Business, Tulane University, Bogotá, 2011

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Mauricio Ruiz Valdivieso

Mauricio Ruiz Valdivieso, bumangués, ingeniero de sistemas de la Universidad Industrial de Santander (UIS), Magíster en Administración de la Universidad de los Andes y MBA con énfasis en Management & Technology del Rensselaer Polytechnic Institute – RPI, N.Y., se encuentra vinculado a la Universidad de los Andes desde 1989, y hoy es profesor asociado y perte-nece al área de Estrategia de la Facultad.

Para el estudio de su MBA obtuvo una beca del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del gobierno japonés.

Ha sido consultor de Ecopetrol, la Fundación Carvajal, la Federación Nacional de Cafeteros, Flores de Funza y del Ministerio del Comercio, en temas de estrategias de tecnologías de la información e iniciativas para el desa-rrollo de TI. Asimismo, trabajó con la DIAN en el redi-seño del área de tecnología, fue jefe de Desarrollo en Sistemas de Información, en el Centro de la Regional de Sistematización de Bucaramanga (CRSB) y analista de sistemas de Riopaila S.A., en Cali.

Durante 2001-2002, trabajó para el programa Expopyme de la Facultad y en 2003, para el Centro GUIA creado en conjunto con la Facultad de Ingeniería. Fue miembro del Comité Disciplinario de la Facultad entre 2008 a 2013; en 2012, fue nombrado director del área de Estrategia, cargo que desempeñó hasta el primer semestre de 2015.

PublicacionesLibros

2002 Internet en las organizaciones modernas, Alfaomega, Ediciones Uniandes, Politécnico Gran Colombiano, Universidad de la Sabana, Bogotá.

Capítulos en libro (a partir de 2010)

2012 Inteligencia de negocios. En F. Azuero, A.C. González, y M.L. Gutiérrez (eds.), Tendencias en la administración: gerencia y academia, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá.

Profesor Asociado

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Otra contribución de la UIS y Bucaramanga a UniandesJavier Serrano Rodríguez

Profesor Titular Vicerrector Administrativo y Financiero

Nació en Bucaramanga, donde vivió en los alrededores del parque de los Niños frente a la Normal Superior, sitio emblemático de esa ciudad y lugar de atracción y reunión para un grupo de jóvenes que conformaron una generación y tuvieron la oportunidad de compartir amigos, discusiones, pilatunas, alrededor de un conjunto de deportes como el basket ball y el foot ball, generación a la cual pertenecimos varios profesores en algún momento vinculados a la Universidad. Mauricio en realidad era un niño cuando nosotros mayores jugábamos, discutíamos y compartíamos el tiempo; en Bucaramanga estudió como varios de nosotros en la Universidad Industrial de Santander, Ingeniería de Sistemas, durante los años 1978-1985; previamente había estudiado con los jesuitas en el colegio San Pedro Claver.

Mauricio ha mantenido ese carácter santandereano y apego a unas tradiciones que resalto: profesor exigente pero bondadoso, bonachón y buen amigo, siempre dispuesto a colaborar, así no le quede tiempo

disponible, él lo encuentra especialmente cuando se trata de ayudar a un amigo o colaborar con la Facultad; dispuesto a aprender y a compartir con sus amigos y estudiantes ese aprendizaje. Aún mantiene su rela-ción con Bucaramanga, a pesar de la desaparición de su señora madre, a la cual visitaba con frecuencia, como un hijo afectuoso y agradecido; de regreso de esas visitas, sus amigos santandereanos nos beneficiá-bamos de una porción generosa de hormigas culonas como es el nombre y no la traducción bogotana; las disfrutábamos y nunca le preguntamos donde las había comprado, para que no nos contestara, regalo que yo aún extraño. Al regreso siempre había la oportunidad de actualizarnos sobre lo que había pasado en la “tierra santa”.

Mauricio llegó a la Universidad de los Andes en el año 1987, a estudiar el Magíster en Administración de tiempo completo (hoy MBATC) e hizo parte de un grupo que yo recuerdo con cariño por la calidad intelectual y humana de sus integrantes, un grupo

Reinauguración segundo piso, RGC, 2003

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con una componente internacional alta (José Oñate, Verónica Frías, Sergio Gonzáles, Percy Pax), de la cual salieron varios profesores de universidades chilenas (José, Verónica, Sergio) y de la Universidad de los Andes (Mauricio, Jose María del Castillo). Mauricio se distinguió por su rendimiento académico, liderazgo, amistad y buen conversador; al final de la promoción nos sorprendió con un libro de caricaturas de cada uno de los integrantes incluyendo profesores y su Director, que a través de un humor fino y respetuoso destacaba alguna característica de sus compañeros de promoción. No me cabe duda, si Mauricio se hubiera dedicado a la caricatura, seguramente hubiera sido muy exitoso aún en términos monetarios, pero la Facultad hubiera perdido un excelente profesor y colaborador. Los directivos de la Facultad de ese entonces, en cabeza de Manuel Rodríguez, identificamos el potencial de Mauricio para la docencia y muy rápidamente se produjo la vinculación a la Universidad.

Mauricio se vinculó a la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes en el año 1989, una vez terminados sus estudios de maestría, si mi memoria no falla, a enseñar inicialmente el curso básico de Tecnología de la información y posteriormente el de Contabilidad; posteriormente viaja al Troy en New York, a realizar una maestría en Gerencia y Tecnología en RPI, mante-niendo su vinculación con Uniandes, ligeramente interrumpida por una nueva aventura académica en Canadá. Mauricio, a lo largo de estos años, ha sido un referente en la Facultad de Administración y creo que nadie pone en duda la contribución de Mauricio Ruiz al desarrollo de la Facultad, la cual la Universidad agra-decerá en un acto sencillo pero solemne, contribución a diferentes niveles: pregrado, posgrado y educación ejecutiva, principalmente en docencia y desarrollo institucional, donde se ha destacado por sus calidades como docente y el número elevado de cursos y horas que dicta, que sin duda han sido record dentro de la Universidad en algunos años.

Con Mauricio Ruiz nos ha unido una vieja amistad que data desde su vinculación a la Facultad de

Administración, que se mantiene aún, no obstante que la distancia física (entre Rectoría y la Facultad) que no es muy grande, hace que los encuentros para conversar cada día sean más esporádicos. Con Mauricio uno puede hablar de muchos temas: negocios, política, tecnología, amigos en común, Santander, el glorioso Atlético Bucaramanga, y un tema en el cual es un experto así sea un cachaco: el baseball.

Al respecto, una recomendación, si ustedes no gustan o no entienden de ese deporte, no le pregunten nada al respecto, ya que corren el riesgo de tener que oír una extensa clase llena de recuerdos, reglamentación, jugadas famosas, vivencias, tema en el cual Mauricio es experto y aficionado, no obstante que el único diamante que existía en Bucaramanga era el de la UIS; los años lo llevaron a mantenerse activo jugando soft ball.

Sin duda Mauricio se goza la vida y casi siempre uno lo ve de buen humor y dispuesto a sacar un tiempo para conversar, explicar un tema o ayudar a un amigo; sin embargo, no se confíen, su paciencia tiene límites y cuando estalla, lo hace como buen santandereano. Algo que nos tendrá que explicar Mauricio, será su último capricho que él lo llama hobby, la compra en compañía de un objeto volador no identificable, que lo ha llevado a recordar su paso por la escuela de cadetes de la Fuerza Aérea; la última vez que le pregunté hasta donde había volado, me comento que hasta la represa del Prado; seguramente lo va a disfrutar mucho, como todas aque-llas actividades con las cuales se compromete.

En estos días le pregunté a una amiga mutua y colega (Luz Marina Ferro) que me diera una frase con la cual se pudiera describir a Mauricio y sintetizar su vida en Uniandes en pocas palabras, y me contestó: “el gusto de enseñar lo tiene imbuido (embedded)”; sin duda describe muy bien una de las características más desta-cadas de su paso por la Universidad: su pasión por la enseñanza. Agregaba Luz Marina: “Mauricio tiene enraizado en forma natural el gusto por enseñar y logra transmitir en sus estudiantes el gusto por el proceso de aprender, sin descuidar la exigencia”.

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Santandereano y  académico a su manera Luis Enrique Orozco Silva

Profesor Titular

He conocido a Mauricio en el contexto de las dinámicas de transformación de la Facultad de Administración, hace ya más de una década. Desde el principio supe que tenía en frente a un santandereano culto y de tiempo completo: de andar recio, de buen talante, fuerte en la expresión y en la risa y agudo en el comentario. El tiempo me ha confirmado esta primera impresión e incluso me la ha completado con otros atributos que en el ámbito de la amistad han cobrado el mayor relieve por su valor para crear confianza, reconocimiento y aprecio: integridad, sentido de la amistad y generosidad con el conocimiento. Alguna vez le dije que parecía un caballero, cuyo perfil es escaso: vive bien, come bien y piensa despacio.

Todo lo anterior, es la mejor síntesis de mi percepción de este colega y vecino de oficina que a diario contri-buye a crear un clima de trabajo agradable; que con frecuencia sorprende con conocimientos esotéricos lejanos de la academia formal y austera pero que hacen amable la vida y llevadero el clima organizacional de la Facultad; que casi siempre sabe dónde encontrar la referencia puntual sobre algo que otro no sabe sobre deportes, tecnología, ciencia y hasta teología.

Este es el perfil del amigo y colega, casi joven, casi mayor, que sabe ser superficial y también profundo. No tiene la figura del académico acabado y quizá por ello da la impresión de que va por la vida con gran malicia indígena, buscando siempre una estética a su existencia personal.

Con frecuencia se reconoce la calidad de los servicios que la Facultad presta al país y, de ello, es un testimonio el reconocimiento internacional que garantizan las acreditaciones de primer nivel mundial que posee; con

menos frecuencia se hace referencia a la calidad humana y al compromiso de quienes componen la comunidad académica, factor sin el cual el proyecto de Facultad podría ser lógicamente cierto, pero realmente limitado. Por eso, un aspecto del actuar de Mauricio en la institu-ción, más allá de sus valores personales, es su compro-miso crítico con la Universidad de los Andes y con el proyecto de la Facultad. Como buen santandereano, no traga entero, aunque no proteste abiertamente siempre. Por eso goza de tan buena aceptación entre todos sus colegas y de respeto por lo que hace.

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Un apasionado de la vida Juan Pablo Soto Zuluaga

Profesor Asociado

A Mauricio lo conocí a mediados del 2008, cuando estuvo presente en el seminario de reclutamiento en el que participé cuando quería venir a formar parte de la Facultad. Mauricio sobresalía por una gran energía y un buen sentido del humor que se complementaban con su franqueza al hablar, un aspecto característico de sus orígenes santandereanos que, como supe poste-riormente, comparte junto a un grupo importante de profesores en la Facultad.

Al entrar en la Facultad, pude conocerlo mejor, y desde entonces siempre me ha sorprendido su cercanía con quienes lo rodean y la pasión que le imprime a todo lo que hace. No he visto a nadie dedicar tanto tiempo a preparar sus sesiones de clases, cuidar hasta el mínimo detalle en una base de datos de miles de registros para asegurarse de que todo saldrá bien, o de venir cinco sábados seguidos por fuera del horario de clases para encontrarse con los estudiantes que quieren llegar al fondo de uno de los problemas de análisis de datos o inteligencia de negocios, áreas en las que es el experto mayor de la Facultad.

De Mauricio hay muchas cosas para resaltar desde el ámbito profesional, pero son solo muestras de lo que es como persona y como compañero de trabajo y amigo. Su formación en la UIS lo ha impregnado de una “obstinación positiva” que lo anima a conseguir lo que se propone. Esa energía que derrocha en las labores que emprende dentro de la Facultad es una impronta carac-terística de todos los ámbitos de su vida, desde volcarse en ayudar y colaborarle a personas que sabe lo nece-sitan, disfrutar de un buen partido de béisbol, hasta viajar a Flandes durante los fines de semana, cuando se dedica a su otra gran pasión: volar.

En estos años que llevo en la Facultad siempre he podido observar en Mauricio una persona que encarna en su vida y actividad profesional aquello que los funda-dores de la Universidad manifestaban en la declaración de principios: “Quienes solo hacen por sus semejantes aquello a que la ley los obliga, no están cumpliendo a cabalidad sus deberes ni son buenos ciudadanos, ni merecen la estimación y el respeto de los demás…”. Yo particularmente he visto en Mauricio un ejemplo de alguien que siempre está dispuesto a ir más allá y a colaborar cuando se trata de “construir Facultad”.Homenaje a Vicente Pinilla, 2003

Volver a los Andes, 2006

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De la UIS a Uniandes: otro santandereano acogido en Bogotá

Camilo Gaitán GarcíaIngeniero Industrial

Universidad de los AndesRector, Unipanamericana

Pescar a Mauricio no es fácil. Siendo un hombre de tecnología no contesta correos, ni responde al celular. Amigo leal y generoso, su amistad es a la vez ciclotí-mica, por épocas intensamente cercana, a veces oscura e inexplicablemente lejana.

Como no podía ser de otra manera en el seno de una familia acomodada en Bucaramanga, Mauricio estudió en el Colegio San Pedro, así que su carácter y su visión de la vida salieron de la fragua jesuita. Trató de seguir una carrera como piloto en la Fuerza Aérea, aprendió a jugar al béisbol mientras se hacía ingeniero de sistemas en la UIS y ya graduado, probó todas las mieles de la vida en un ingenio en el Valle. Y entonces se le hizo más claro que debía salir de Bucaramanga, y se vino a Bogotá a hacer el MBA de los Andes porque sus ambi-ciones estaban por encima de las del promedio. Y aquí se quedó, hace ya casi 30 años.

Como profesor, Mauricio es conocido por todos, un ícono de la Facultad. Además de convincente por la propiedad con la que habla así como por el tono y el timbre de su voz, tiene una enorme virtud como profesor y colega: sabe reírse de él mismo, de su oficio, de su vida. Dándonos alivio a quienes pretendemos

tomárnosla más en serio de lo que se debe, quitándose un enorme peso de encima también él con sus sonoras carcajadas, un sello de la casa.

Alguna vez se fue a hacer un doctorado en Canadá, dizque porque esa era la ruta inevitable de un acadé-mico. No era para él: un entorno fríamente diferente, mucha biblioteca, perfiles personales muy ajenos al suyo. Ese gocetas de la vida que es Mauricio debió sentirse extraño, muerto espiritualmente sin ese combustible que son para él, nuestro desorden, la irre-verencia, la mamadera de gallo y hasta la injusticia. Y con tanta discusión conceptual, pues él no deja de tener su lado bien práctico.

Un exilio voluntario no deja de pasar factura, que avoca probablemente a uno que otro dilema en su transcurrir. Pero que a quienes hemos sido afortunados testigos de él, nos deja sobre todo una entrañable amistad, y un cariño cada vez más grande por el oficio del académico, por los espacios que abre una universidad. Asimismo, por la riqueza de un país... diferentes, en los que converge un inesperado denominador común. Este es dar paso al progreso a través del conocimiento, mien-tras se vive cada momento de la vida a plenitud.

Almuerzo de graduandos del Pregrado, 2002

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José Miguel Ospina Silva

José Miguel Ospina Silva, bogotano, ingeniero de sistemas y computación, y Magíster en Administración de la Universidad de los Andes, Master of Management y Ph.D de la Universidad de Tulane, se encuentra vincu-lado a la Universidad de los Andes desde 1990, y hoy es profesor asociado y pertenece al área de Mercadeo de la Facultad. Desde mayo de 2015 es vicedecano académico.

Antes de comenzar su vida como profesor fue socio e ingeniero de sistemas de Sistemas Comerciales Ltda. (1982 – 1983), ingeniero de sistemas de Camco Colombiana Ltda. (1983 – 1984) y de Barnes de Colombia S.A. (1984), y asesor para el área de sistemas de la Unión de Arroceros S.A. (1986 – 1987).

En 1987 se dio su primer acercamiento al trabajo en una universidad: fue coordinador del área de Informática y profesor de la facultad de Administración de Empresas de la Universidad Externado de Colombia (1987 – 1988), y en ese mismo año, se vinculó como profesor de cátedra en la Facultad. Entre 1988 – 1990, fue nombrado como Jefe de la División de Sistematización del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU).

En 1990, se vinculó a la Facultad de tiempo completo y cuatro años después fue nombrado director del área Cuantitativa y de Informática. Entre 1998 y 2002, fue director del área de Mercadeo; de 2000 - 2002, director del programa MBA; entre 2013-2015, director del Comité de Docencia y del área de mercadeo.

Sus áreas de interés para la investigación son la historia del mercadeo en Colombia, la orientación del mercadeo, el mercadeo para consumidores de bajos ingresos y la publicidad.

Fue ganador del Premio Anual a los Profesores de Administración (PAPA) en 1995, como mejor docente y obtuvo la distinción de Mejor Profesor en los años 2006, 2009 y 2013, de acuerdo con la votación de los estudiantes del pregrado y posgrado de la Facultad.

PublicacionesTesis doctoral

2006 Web Customer Satisfaction and the Expectancy Disconfirmation Paradigm, Tulane University, New Orleans.

Libros

2014 Historia de la investigación de mercados en Colombia. Trayectoria empresarial de Napoleón Franco, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá. (Con Luis Fernando Molina, Gabriel Pérez y Carlos Dávila).

Profesor Asociado Vicedecano Académico

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2009 Estrategias de publicidad efectivas. Casos gana-dores de los premios Effie, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá. (Con Carlos Trujillo, Andrés Barrios, Paula Durán, Catalina Estrada y Ana Alejandra Jiménez).

2008 Una mirada a la historia del mercadeo en Colombia – Testimonio de Enrique Luque Carulla, 1930-2006, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá. (Con Carlos Dávila, Luis Fernando Molina y Gabriel Pérez).

2008 Web-Customer Satisfaction: The Expectancy-Disconfirmation Paradigm, VDM Verlag Dr. Muller Aktiengesellschaft & Co. KG, Germany.

Capítulos en libros (a partir de 2010)

2012 Evolución de la tienda de barrio y del super-mercado. En F. Azuero, A.C. González, y M.L. Gutiérrez (eds.), Tendencias en la administra-ción: gerencia y academia. Ediciones Uniandes, Facultad de Administración, Bogotá.

Artículos en revistas académicas (a partir de 2010)

2014 Advertising Creativity: The Role of Divergence versus Meaningfulness. Journal of Advertising 43, 3, 274-285. (Con K. Lehnert, y B. Till).

2014 The Transition on a Teaching Hospital: Patient Satisfaction before and after the Introduction of Medical Students. Medical Teacher, 36, 8, 710-714. (Con R. Esguerra, J. Toro, A. Porras, C. Díaz y S. Reyes).

2013 A Measure of Market Orientation: Development and Validation in a Different Cultural Context. Innovar, 23, 49, 41-49. (Con G. Pérez).

2013 Strategic Management in Latin America: Introduction to a Special Section. Journal of Business Research, 66, 10, 1725-1727. (Con P. Raventós).

Un defensa central incondicionalEric Rodríguez López

Profesor AsociadoDecano de la Facultad

Escribir esta semblanza sobre el profesor José Miguel Ospina ha significado para mí hacer un recorrido de mi propio desarrollo dentro de la Facultad y van a entender ustedes por qué lo afirmo.

En 1994, segundo semestre, fui invitado por el “área Cuantitativa” a dictar el curso de Modelos Matemáticos como profesor de cátedra en el programa de Pregrado en Administración. En ese entonces, el director del área era José Miguel Ospina y fue él quien realizó mi

Volver a los Andes, 2008

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primera inducción a la vida de docencia. Allí conocí la primera característica inconfundible de José Miguel, su entrega y rigor con los estudiantes. Fue una explica-ción muy detallada de cada elemento del programa y del compromiso que yo adquiría con ellos al redactar este “contrato educativo”, de cuáles eran las recomen-daciones para manejar cada sesión y de cómo debería yo ajustar el ritmo de clases si veía que algo no salía según lo programado.

Fue entonces mi primer mentor en docencia, siempre generoso en compartir sus experiencias y materiales para que el desarrollo del curso de un profesor “primí-paro” fuera lo menos difícil posible. Teníamos muchos intereses comunes en temas cuantitativos; finalmente, ambos éramos orgullosamente ingenieros de sistemas, y en los temas deportivos, ambos hinchas del glorioso Millonarios. Aún recuerdo las reuniones de “planeación estratégica” del área Cuantitativa en un restaurante situado en la avenida de las Américas, donde los profe-sores del área no solo discutíamos qué podría pasar en lo académico con los cursos, sino también qué iba a pasar en lo deportivo con el fútbol colombiano.

Durante sus 25 años de carrera profesoral, siempre ha mantenido su compromiso en la formación de sus estudiantes; no en vano ha sido reconocido varias veces como uno de los mejores profesores de la Facultad por estudiantes de pregrado y de posgrado. En términos de los temas que él dicta, la probabilidad de que, en una caminata por las calles de Bogotá, alguien lo salude con gratitud y le diga “hola profe” es cercana a 1.

Posteriormente en 1996 iniciamos la primera promo-ción del programa de Tulane para formación doctoral, una apuesta con 18 profesores que representábamos cerca del 41 % del total de los profesores de la Facultad y que el decano de aquel entonces, Raúl Sanabria, impulsó para transformar la visión de la investiga-ción en la Facultad. Aun cuando estábamos en áreas académicas diferentes, él en mercadeo y yo en finanzas, tuvimos la oportunidad de compartir cursos y estadías en New Orleans. Allí conocí la segunda faceta incon-fundible de José Miguel, su pasión por el deporte. En los periodos intensos de concentración en Tulane,

durante el verano, nunca faltó la programación de los partidos de las finales de la NBA, las carreras de madrugada de Juan Pablo Montoya en la Indycar, y los partidos, no tan afortunados, de la selección Colombia en el mundial de 1998. El deporte y más específica-mente el fútbol siempre acompañarán a José Miguel: sufre fútbol, vive fútbol y respira fútbol.

En esta misma época del doctorado, vivimos conjunta-mente la transformación de la Facultad, de una Facultad centrada en docencia a una Facultad entendiendo mejor cuál era el papel de la investigación. Él desde el área de mercadeo y yo desde el área de finanzas, él desde la dirección del MBA y yo desde la dirección del programa de pregrado.

Fue una época de trabajo en equipo muy cohesionado en la que nuestro vínculo como estudiantes doctorales, y no solamente de nosotros dos, le dio un enfoque dife-rente a las discusiones de diseño curricular o la creación de nuevos cursos. Desde el Comité de Investigaciones, en el que estuve como director entre los años 1999 y 2000, empezamos a crear un sistema de apoyos al desarrollo de proyectos de investigación y a las publi-caciones en revistas indexadas. Se inició allí un nuevo rumbo para la Facultad.

José Miguel siempre estuvo dispuesto a participar en las diferentes instancias de decisión de la Facultad, con un trabajo callado pero constante, buscando

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siempre acuerdos y dedicando horas de reunión a la construcción de la estrategia de lo que deberíamos ser. Esta es, entonces, la tercera gran característica de José Miguel Ospina como miembro del cuerpo profesoral, su compromiso incondicional con el desarrollo y la defensa de los intereses de la Facultad. Desde varios frentes, como director de programa, como director de área, mantuvo durante estos 25 años su compromiso intacto. Recuerdo, varias veces, largas reuniones en la

sala de la decanatura elaborando el primer documento de acreditación, sin todavía saber muy bien cómo se construía eso.

Este es, en pocas palabras, José Miguel Ospina, 25 años de compromiso en la formación de miles de estudiantes, 25 años de pilar en la transformación de la Facultad y 20 años (porque yo solo llevo 20 años acá) de un gran amigo en el deporte.

Un profesor muy exigente y muy bien evaluado Javier Serrano Rodríguez

Profesor Titular Vicerrector Administrativo y Financiero

José Miguel, fue mi alumno en el Magíster de la Universidad de los Andes, donde había cursado inge-niería mecánica; desde el comienzo se distinguió por su rendimiento, compromiso, liderazgo y una pasión por los deportes especialmente por el football, que se mantiene a la fecha, siendo un apasionado hincha de Millonarios, lo cual no deja de ser un defecto y una preocupación permanente para él; aún asiste al Campin en compañía de sus hijos, que también sobra decir son hinchas azules.

José Miguel hace parte de esa generación en vía de extinción de profesores que les apasiona la docencia, se distinguen en la misma, son exigentes y tienen el aprecio permanente de sus estudiantes; en varias ocasiones ha recibido la distinción anual al mejor profesor en la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, sustentada en el concepto de sus pares y en las evaluaciones de sus estudiantes, no obstante el nivel de exigencia que caracteriza a sus cursos. Varias veces oí a estudiantes de las especializaciones decir que uno podía considerar que se había graduado cuando pasaba el curso nivelatorio en Métodos cuantitativos o en Matemáticas financieras con José Miguel Ospina.

En lo deportivo, una vez, siendo su profesor en el Magíster, tuve la osadía de jugar en un equipo contario

a José Miguel, quien se desempeñaba como defensa; todavía recuerdo lo que es estrellarse contra un muro y dar una voltereta por el aire; me queda la duda si en esa acción hubo algún desquite. Con José Miguel como con Mauricio Ruiz o con Eric Rodríguez, uno puede hablar en cualquier momento de deportes, o de otros temas, con la seguridad de que se mantienen actuali-zados, tanto a nivel nacional como internacional; los tres son buenos amigos y excelentes conversadores.

En lo profesional evolucionó hacia el área de mercados donde hoy es uno de sus pilares, principalmente por la contribución a la docencia a nivel de posgrado y por investigaciones conjuntas que ha realizado sobre la historia del mercadeo en Colombia; así mismo, estoy seguro que al frente de la Vicedecanatura de la Facultad marcará su impronta de seriedad, compromiso y exigencia, sin abandonar la docencia que lo apasiona. La exigencia se combina con la firmeza y para bien de la Facultad se mantiene en sus posiciones, aún en contra de la mayoría si fuese necesario, cuando considera que tiene la razón, sin ser obstinado cuando hay necesidad de corregir, firmeza que destaco, ya que es uno de esos valores que se ha perdido en nuestra sociedad.

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Motivos para celebrar una amistadGabriel Pérez Cifuentes

Profesor Asociado

El programa Doctorado de la Universidad de Tulane me brindó la oportunidad de compartir con algunos colegas de la Facultad y de crear lazos de amistad con varios de ellos. A partir de ese ayer, comencé a conocer a mi amigo y colega José Miguel Ospina. Desde ese entonces, su amistad y desempeño profesional solo me han dejado gratos recuerdos y grandes enseñanzas.

En el contexto académico ha sido un refe-rente digno de imitar, como estudiante, profesor e investigador, colega y jefe. La experiencia de realizar en conjunto tareas y proyectos, en temas de mercadeo me permitió apreciar algunas cualidades como su compromiso, dedicación, capa-cidad para sugerir horizontes sin límites que permiten descubrir nuevos caminos cuando las discusiones se empantanan y el perfeccionismo en la redacción y edición de cada trabajo. Cuando enseñaba en la espe-cialización en Mercadeo, siempre fue evaluado como uno de los mejores profesores. Por eso, no es extraño para mí, cuando cada año, los estudiantes lo reconocen y destacan como el mejor profesor.

Como colega siempre ha sido generoso con su tiempo para compartir conocimientos, experiencias, opiniones y silencios. En las actividades que ha dirigido, he obser-vado y sentido que le gusta estimular la creatividad, apoyar las iniciativas de los colegas, facilitar su partici-pación en diferentes actividades y evaluar con ecuani-midad los conflictos y situaciones difíciles.

Revisando las fotos de mis recuerdos, descubro que José Miguel se ha destacado en escenarios diferentes al académico. Cogido de la mano con Solange, su

compañera afectiva, ha logrado formar una bella y ejem-plar familia. Hoy sus hijos, Alejandro y Mateo, siguen sus huellas buscando superar su ejemplo. Su afición por el fútbol es ampliamente reconocida. En unas ocasiones lo he visto correr para cumplir sus compromisos con sus compañeros de fútbol y microfútbol y en otras gritar los goles anotados por Millonarios o el Barcelona.

Es un creador de espacios alegres y entretenidos. De vez en cuando le gusta compartir con sus amigos sus experiencias cuando azotaba baldosa siguiendo el ritmo de canciones como Palmira señorial, La vaca vieja, La casa de Fernando, y muchas más.

Disfruta veladas inolvidables apreciando el bouquet y delicioso sabor de un destilado y escuchando algunas de sus preferencias musicales como los Beatles, Sinatra, Rolling Stones, la Billos y los Melódicos. Me ha complacido escribir y expresar en voz alta lo que pienso de un amigo tan especial como ha sido José Miguel.

Entrega de premio PAPA, 2006

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Elvira Salgado, Eric Rodríguez y José Miguel Ospina, Universidad de Tulane, 1997

El más estrictoEmiliana Wilches Castro

Magíster en MercadeoUniversidad de los Andes

Tengo muy presente el día en que conocí a José Miguel Ospina: era el 2 de julio de 2008 y yo me dirigía a la Universidad a presentar una entrevista con él, cuando anunciaron en el radio el éxito de la ‘Operación Jaque’. Los días previos, me había preparado para encontrar a un señor solemne e impenetrable. El más estricto de los entrevistadores, decían quienes lo conocían y sabían que iba a ser mi entrevistador.  Mi  tensión y  mis  nervios  se olvidaron ante  la noticia nacional e internacional: el golpe estratégico más grande que ha  habido en la historia del país  para liberar unos secuestrados. Impecable. Analizado,  cronometrado  y planificado hasta en el más mínimo detalle.

Casi un año después volví a encontrarme con José Miguel, ahora en calidad de alumna. A mis compa-ñeros y a mí nos introdujo a la Investigación de Mercados.  Nos recordó  la importancia de basar las decisiones en el análisis estricto de la información. Nos hizo ver que a pesar de que la información esté ahí, se requiere una pausa para poderla interpretar. “No es tan difícil, solo es cuestión de leer bien”. Esta frase suya me la recordó recientemente otra ex alumna suya. Ella me

insistió: “Ospina repetía la frase en la clase; yo la guardé para la vida”.

José Miguel fue también codirector de mi proyecto de grado junto con Gabriel Pérez. Por esto fui testigo de su excelente relación con sus colegas: del respeto y el rigor que lo han convertido en referencia obligada para quienes se interesan en su tema.

Más adelante, como profesora asistente de tres colegas suyos, conocí el aprecio  que sienten los otros maes-tros hacia él: lo citan cuando se trata de insistir en el rigor del saber. 

Es un honor celebrar con José Miguel sus primeros 25 años de trayectoria académica. Quienes lo recordamos, lo hacemos a través de las enseñanzas que directamente, y a través de sus colegas y voceros, nos remiten a la importancia de analizar y ver el mundo con coherencia y rigor. Analizado, medido  y planificado  hasta  en  el último detalle, como debería ser toda operación.

¡Gracias por el ejemplo y felicitaciones José Miguel!

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