boecio, filósofo medieval

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  • Boecio, filsofo medieval GASTN TERN

    Universidad de Buenos Aires

    "El ltimo de los romanos y el primero de los medievales" es la cifra con que usualmente se designa en las historias de la filosofa a Anicio Manlio Severino Boecio.

    He de presentar aqu tan slo algunas consideraciones acerca de su condicin de filsofo medieval, bien que sea de alto inters su trgica figura de poltico romano, por la trama muy sutil de las moti-vaciones de su alma como cnsul de Teodorico el rey ostrogodo; los cultores de filosofa poltica habrn de descubrir en el Boecio romano una mina para configurar al estadista de pocas de transicin.

    Lo que se intenta, pues, sealar, es la formalidad medieval de Boecio mediante algunas precisiones que buscan situarse en su nivel filosfico.

    1. Los ms que se han ocupado de Boecio hablan de sus mritos de traductor y comentador, de haber recogido la herencia filosfica y cultural griega, Aristteles a la cabeza y sus discpulos inmediatos y mediatos, como as de Platn, los neoplatnicos y los estoicos, ha-biendo por todo esto prestado un servicio inapreciable al pensamiento occidental en trance de naufragio. Suelen aadir la fortuna de algunas de sus definiciones y la circunstancia muy casual de que por su traduccin de la Isagoge de Porfirio haya dado pie al problema de los universales; finalmente mencionan su Consolacin de la Filoso-fa como una de las obras de eco sostenido en la Edad Media al extremo de contarse cuatrocientos manuscritos de ella. Mas, en el fondo, tras las palabras con que a sta elogian, deltase que su in-flujo habra sido sealadamente literario, pues que se busca exhibir la endeble unidad de su pensamiento en la utilizacin de las fuentes mltiples e incompatibles de que haba echado mano. Nada menos que Clemente Beaumker llega a decir que "del punto de vista del

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    contenido de su saber es preponderantemente un compilador, no un investigador independiente"^.

    2. De Wulf, en cambio, con su habitual sagacidad en las cosas medievales ha dado pasos decisivos en la tarea valorativa de Boecio, sacando de las monografas dedicadas a nuestro autor, Rand, Klingner, Stewart, Cooper, Patch, etc., las bases para concluir que, a diferencia de San Isidoro, Beda el venerable, Casiodoro o Alcuino, la preocupa-cin filosfica est en primer plano en Boecio. Nos remitimos al mismo De Wulf donde seala los aportes de Boecio en dialctica, psicologa y metafsica, que dan plena confirmacin a su juicio, que al pronto puede parecer excesivo, de aparejarlo con San Agustn como los dos grandes educadores de la alta Edad Media. (V. Histoire de la phil, medivale, 6^ ed., I, 264 y stes).

    No se limita Boecio, en efecto, a una tarea simplemente receptiva del material tan vario y disperso de la filosofa griega y romana. Su potencialidad filosfica se desprende de haber prcticamente revivido los problemas lgicos y metafsicos con fragmentos de la obra aristotlica, ya que falta todava despejar totalmente la incgni-ta de si haba traducido y comentado e\ Organon ms all del Peri-hermeneias y parece no haber tenido sino noticias indirectas de la Fsica y Metafsica del Estagirita^. Lo expresado sera prueba del vi-gor filosfico de Boecio, a la vez que de la fidelidad y adecuacin a la realidad inherentes al sistema aristotlico.

    Una circunstancia esgrimida comnmente para rebajarlo a la con-dicin de secuaz sin mayor vuelo de Aristteles, de mero dialctico, a mi modo de ver echa luces ms bien acerca de la fecundidad de su filosofar, en la que apunta una intencin tal vez conexa o que pudo venirle de sus vivencias de estadista.

    Me refiero a su preocupacin e insistencia en traducir la obra lgica de aqul y volver a ella con sus copiosos comentarios dobles, donde hace gala de una dialctica inexorable. Ntese que en sus opsculos teolgicos extiende a las verdades reveladas el tratamiento y reduccin al orden racional. Qu otra cosa puede denotar sino que

    La filosofa europea del medioevo, ed. ital., 1945/50. Cf. THONNARD, Histoire de la Philosophie, ed. 1946, 274.

    2 Cf. BRHIER, Historia de la filosofa, ed. arg. I, 495, al paso que D E WULF, op. cit. 112, opta por remitirse a la publicacin de la edicin crtica del corpus boeciano, hacindose cargo de que segn la Littera Boetii haba llegado a traducir el Organon completo y tena versiones del De Anima, la Fsica y la Metafsica.

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    Boecio vio agudamente que el mtodo ms efectivo y acaso nico de que siguiera existiendo la filosofa y, ms an, de la posibilidad de convivir intelectualmente, habida cuenta del mundo cultural del siglo VI, era el de infundir y remachar los principios conductores al cono-cimiento de lo real, limpiando las inteligencias y disciplinndolas? En el De Trinitate, por ejemplo, hay un prrafo a Simaco, a quien Boecio dedica el opsculo, que da el hilo de la situacin intelectual, cuando dice: "He debido hacerme de un estilo conciso y de vocablos nuevos comprensibles a vosotros, sin preocuparme de los que no pue-den alcanzar mis especulaciones y que, incluso, son indignos de leerlas".

    Su primera tarea fu su intento de trasladar al latn el aparato conceptual de la filosofa griega.

    Pudo entonces iniciar su obra de filsofo. Emerge, en efecto, el filsofo en sus comentarios a los libros de Aristteles y a la Isagoge de Porfirio, en sus tratados originales y, de importancia no menor, en las definiciones que hubo de acuar, de la persona, de la eternidad, de la beatitud, de la providencia, que no pueden ser sino el fruto de quien ha llegado a dominar la especulacin metafsica.

    Un ejemplo instructivo de la capacidad suscitadora de Boecio que suele citarse como fortuito, fu el planteo del problema de los uni-versales, de tan formidable retumbo en la Edad Media. Para dar su sentido al papel de Boecio hay que retener que, a ms de la versin latina de la Isagoge, tiene dos comentarios donde define los trminos de la cuestin que haba quedado simplemente anudada en la Intro-duccin porfiriana, dando el fondo de la solucin verdadera que es-cap a la comprensin de las escuelas realista extrema y nominalista.

    Otra muestra valiosa de la profundidad de su pensamiento est en que mediante su precisin de que la creatura es un ser por parti-cipacin, un ser compuesto, se llega forzosamente a la distincin real de esencia y existencia, segn lo puntualizado por Manser en La esen-cia del tomismo, edic. esp. 561. Cabe as sealar que, en este caso, ms todava que en el anterior, Boecio ha puesto en descubierto los elementos resolutivos de una investigacin central de metafsica. No en balde Santo Toms le dedica dos profundos comentarios a los opsculos De Trinitate y De Hebdomadibus.

    Un tercer ejemplo en este orden de ideas es el haber llegado a distinguir con tanta pulcritud los dominios de la filosofa y la leo-

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    logia, conquista doctrinaria que sin embargo no fu aprovechada en los albores de la Edad Media y que lo sera recin cuatro siglos despus.

    No creo necesario abundar ms, dentro de los lmites de una comu-nicacin como la presente, para calificar a Boecio de filsofo situn-dolo en el mbito medieval, aunque cronolgicamente no lo fuera, pues que la circulacin de sus planteos y anlisis junto a la fertilidad conexa a los mismos operse a lo largo del citado perodo.

    No puede desglosarse en Boecio el cristiano del filsofo, por donde el inters de estudiar el hombre y su filosofa, ya que ha de ser de los primeros, si no el primero, en que el filsofo cristiano se haya dado de modo tan pleno^. No hago reserva de San Agustn porque en ste el filsofo parece, en cierta manera, absorbido por el telogo.

    Dejo dicho, por tanto, que veo en Boecio realizado el tipo del primer filsofo cristiano y mi conclusin no tiene otro alcance.

    1 La moderna crtica, a partir del Anecdoton Holderiano editado por Usener, que atribuye inequivocamente a Boecio los opsculos teolgicos, ha despejado el problema de su catolicismo.

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