bob dylan el rockero que merece un nobel

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Bob Dylan El rockero que merece un Nobel Aunque no se considera a sí mismo un poeta, el autor de "Blowin in the Wind" es uno de los mayores virtuosos de la lengua inglesa del siglo XX y de lo que va del XXI. Con años de retraso --salvo por algunas excepciones notables-- los académicos y los críticos literarios reconocieron ese talento, y en 1996 comenzaron a llegar, desde Estocolmo, las primeras noticias sobre la candidatura de Dylan al máximo premio de la literatura. "No me llamo poeta porque no me gusta la palabra. Soy un artista del trapecio", le contestó Bob Dylan a Nora Ephron en una entrevista de 1965. No había en la respuesta soberbia disfrazada de pudor sino, más bien, la comprensión definitiva y temprana de que, como en el famoso cuento de Franz Kafka, el individuo que practica un arte no necesita otra cosa que su instrumento, un entrenamiento intransigente y un instinto imperioso. Dylan es más y menos que un poeta: es un artista. Un acróbata temerario de las palabras. Y, sin embargo, salvo por algunas excepciones notables, tardaron mucho los académicos y los críticos literarios en percatarse de que ese hombre desdeñoso y reticente, insoportablemente genial, de formación azarosa y plagiado

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Bob Dylan y el Premio Nobel

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Bob Dylan

Bob Dylan

El rockero que merece un Nobel

Aunque no se considera a s mismo un poeta, el autor de "Blowin in the Wind" es uno de los mayores virtuosos de la lengua inglesa del siglo XX y de lo que va del XXI. Con aos de retraso --salvo por algunas excepciones notables-- los acadmicos y los crticos literarios reconocieron ese talento, y en 1996 comenzaron a llegar, desde Estocolmo, las primeras noticias sobre la candidatura de Dylan al mximo premio de la literatura.

"No me llamo poeta porque no me gusta la palabra. Soy un artista del trapecio", le contest Bob Dylan a Nora Ephron en una entrevista de 1965. No haba en la respuesta soberbia disfrazada de pudor sino, ms bien, la comprensin definitiva y temprana de que, como en el famoso cuento de Franz Kafka, el individuo que practica un arte no necesita otra cosa que su instrumento, un entrenamiento intransigente y un instinto imperioso. Dylan es ms y menos que un poeta: es un artista. Un acrbata temerario de las palabras. Y, sin embargo, salvo por algunas excepciones notables, tardaron mucho los acadmicos y los crticos literarios en percatarse de que ese hombre desdeoso y reticente, insoportablemente genial, de formacin azarosa y plagiado por msicos de dudosa reputacin era uno de los mayores virtuosos de la lengua inglesa de todo el siglo pasado y de lo que va del XXI.

Sin ir ms lejos, las primeras noticias acerca de la candidatura de Bob Dylan al premio Nobel de Literatura empezaron a llegar recin hacia fines de 1996, cuando se organiz en Estocolmo un comit de campaa, apoyado, desde los Estados Unidos, por el poeta Allen Ginsberg -miembro adems de la American Academy of Arts and Letters- y Gordon Ball, profesor de la Universidad de Virginia. En su justificacin, Ginsberg afirmaba: "Dylan es uno de los ms grandes bardos y juglares norteamericanos del siglo XX y sus palabras han influido en varias generaciones de hombres y mujeres de todo el mundo". Y Ball, por su lado, escribi: "Aunque es conocido como msico, sera un grave error ignorar sus extraordinarios logros en el campo de la literatura. Dylan ha devuelto la poesa de nuestra poca a su transmisin primordial a travs del cuerpo, revivi la tradicin de los trovadores. Su obra excede los lmites de la cultura popular". Ambos comentarios eran tan precisos como protocolares. Desde entonces, su nombre ha rodado por los escritorios nrdicos. A esta altura de las cosas, Dylan no necesita ese premio. Recibi ya distinciones variopintas, desde el Oscar por la cancin "Things Have Changed" (incluida en la pelcula Fin de semana de locos ) hasta, en junio de este ao, el Prncipe de Asturias de las Artes ("es una de las mximas figuras de la cancin, en la que combina, de una manera magistral, la belleza de su poesa y su compromiso tico", fue el dictamen del jurado) pasando por varios Grammy. Adems, en los ltimos ocho aos grab tres de los discos ms rotundos de su carrera: Time Out of Mind (1997), Love and Theft (2001) y Modern Times (2006). Mientras tanto, se puso a la venta hace una semana un disco triple antolgico, que recupera 51 de sus canciones ms relevantes, se espera el primer remix de uno de sus temas ("Mostly Likely You Go Your Way (And I ll Go Mine)", se edit localmente en DVD Don t Look Back -el documental de D. A. Pennebaker que registra una gira por Inglaterra del ao 1965- y se present en Venecia la pelcula biogrfica I m Not There (ver nota en pgina 13). Y, acaso lo ms importante de todo, tambin este mes las editoriales Global Rhythm y Alfaguara acaban de publicar en Espaa (el volumen llegar a Buenos Aires en diciembre) Letras 1962-2001 , puntual edicin bilinge, en traduccin de Miquel Izquierdo y Jos Moreno, del equivalente en ingls Lyrics 1962-2001 .

A los sesenta y seis aos, sigue siendo el ms contemporneo de nuestros contemporneos. No sera exagerado decir que si Bob Dylan no hubiera existido, el mundo sera un lugar radicalmente distinto, tal vez menos rico, seguramente ms desamparado.

"Algunos dicen que soy un poeta" La transformacin de Robert Allen Zimmerman -el nombre con el que naci el 24 de mayo de 1941, en Duluth, un pueblo al norte de Minnesota- a Bob Dylan, el nombre con el que eligi identificarse por primera vez en Twin Cities, implic mucho ms que un fenmeno de nominacin: marc el nacimiento de su identidad como poeta. El hecho de que tomara prestado el nombre de otro poeta, el ingls Dylan Thomas (un dato que siempre refut con escasa persuasin) y que esa eleccin tuviera lugar en un arrabal de los Estados Unidos impone un emblema certero a cuya tentacin resulta difcil no ceder: la del antropfago dispuesto a deglutir materiales culturales de diversas procedencias y a ignorar las excluyentes distancias entre lo alto y lo bajo. Dylan fue el primer poeta cuya voz habl multiplicada en miles de bares por los parlantes de los juke boxes . Como dijo Allen Ginsberg: "Fue un riesgo artstico tentar si el gran arte poda enlatarse en un juke box . ...l prob que eso era posible".

Las canciones son objetos tridimensionales: comprenden la palabra, la msica y la voz. Pero Dylan advirti siempre que lo importante de sus canciones eran las palabras y, en segundo lugar, la msica. "Hace mucho tiempo que escribo canciones, y las letras de las canciones no las escribo simplemente para cubrir el expediente, las escribo para que se puedan leer. Si se le quita aquello que es propio de la cancin -el ritmo, la meloda- todava las puedo recitar", explic a mediados de la dcada del sesenta.

Por qu los poemas que hacen las canciones de Dylan son tan buenos? Esa es la pregunta que se hizo, y respondi con imbatible maestra, el crtico ingls Christopher Ricks -profesor, aunque ya retirado, de las universidades de Cambridge y Boston- en Dylan s Visions of Sin , el libro ms brillante que se haya escrito sobre las letras del autor de "Blowin in the Wind". En lnea con los requisitos de otro crtico, William Empson, Ricks se propone no tanto constatar que los poemas son buenos sino mostrar cmo es que llegaron a serlo. A lo largo de la visita apasionante a los siete pecados capitales que propone el ttulo, Ricks teje un entramado de las citas -deliberadas o involuntarias- y de las referencias ocultas que recorren, como vetas, sus poemas, desde John Donne y Lord Byron hasta Philip Larkin. Dylan posiblemente sea uno de los poetas en lengua inglesa con mejor odo desde el victoriano Alfred Tennyson y, como observa agudamente Ricks, uno de los grandes rimadores de la historia de la literatura en su lengua. Los ejemplos son numerosos, pero bastara decir que los pares skull ("calavera") y Capitol ("Capitolio"), de la cancin "Idiot Wind" en el disco Blood on the Tracks (1975), sense (aqu "sentido comn") y coincidence ("coincidencia") de "It s All Over Now, Baby Blue", o crave ("deseo") y grave ("tumba"), de "Someday Baby" en Modern Times exceden por completo las meras exigencias de consonancia de un cancin y arman unidades de sentido tan asombrosas como imprevistas, hechas de la colisin productiva entre el sonido y el sentido.

Precisamente Larkin, que sola escribir una columna sobre jazz en el Daily Telegraph en la que cultivaba su intolerancia para cualquier msica posterior a los aos veinte, tuvo la perspicacia de comentar elogiosamente Highway 61 Revisited (1965) y de asegurar: "Hay un largusimo tema, Desolation Row , cuya meloda es encantadora y que probablemente tenga una letra inaudible y misteriosa porque se limita a murmurarla". Dylan saba maniobrar con los nfasis entre el sonido y el sentido. Saba qu palabras deban pronunciarse y por qu. "Un poema es una persona desnuda. Algunos dicen que soy un poeta", escribi en las notas a Bringing It All Back Home (1965).

Iluminaciones Dylan encontr desde muy temprano -sobre todo desde The Freewheelin Bob Dylan (1963), su segundo disco- la llave maestra para convertir su vida en una obra de arte, aunque sin incurrir en la poesa confesional. Acaso la vida de un hombre resulte insuficiente para explicar su obra, pero es seguro que la obra de un artista puede explicar su vida. La maduracin de Dylan como poeta fue supersnica. Hasta que la fama le estall en la cara, su potica avanz con la velocidad de un quasar. Bringing It All Back Home , Highway 61 Revisited y Blonde on Blonde (1966) son la secuencia anfetamnica de ese movimiento. Dylan se comport siempre como un quintacolumnista del pasado. Nunca se demor en los dobleces de su propia historia; en cambio, se ocup de encontrar y crear afinidades entre tradiciones dismiles. Con palabras y msicas que muchos haban ledo y escuchado antes, arm una constelacin de escandalosa singularidad. Hay aqu desajuste cronolgico mnimo pero no menor: los letristas de rock de los sesenta, John Lennon y Paul McCartney incluidos, se formaron con los textos de Dylan, pero Dylan no se form con las letras de rock sino con el blues, el folk y la poesa moderna.

En Crnicas , el libro fragmentario de memorias que public en 2005, Dylan cuenta el modo minucioso en que estudi, por ejemplo, las canciones de Robert Johnson, el cantante de blues rural de los aos treinta, casi completamente olvidado a comienzos de los sesenta: "Copi las letras para examinar con detenimiento la construccin, la asociacin libre que usaba, las luminosas alegoras, las verdades envueltas en la abstraccin del sinsentido". Dylan conoca ya en profundidad las largas tiradas de versos parecidas a sermones del cantante folk Woody Guthry, su dolo de juventud. A la alquimia le faltaba un nico elemento, que lleg por mera coincidencia o como un azar travestido en destino. Suze Rotolo, su novia de los sesenta, la misma chica que aparece en la tapa de Freewheelin , lo introdujo hacia 1961 en la obra del poeta francs Arthur Rimbaud, sobre todo Una temporada en el infierno y las "Cartas del vidente". "Todo tena sentido", explica Dylan. "Ojal alguien me lo hubiera mencionado antes". Rimbaud fue el reactivo que hizo posible la condensacin imaginaria del folklore de Guthry y los blues de Johnson con la prosa espontnea de Jack Kerouac, otro de los nombres decisivos en la educacin artstica de Dylan, especialmente en su manera de escribir a golpes de sueos o iluminaciones, sin volver nunca atrs. El procedimiento era claro. Como l mismo dijo: "Escribo siguiendo cadenas de imgenes". En este sentido, la electrificacin musical de Dylan -tan deplorada en su momento y entendida como una traicin al folk- fue, adems del efecto del espritu de los tiempos, una demanda inmanente de los textos. Era el pensamiento de Dylan, antes que los instrumentos que usaba, aquello que se haba vuelto elctrico. Las palabras acarrearon el sonido y el timbre de los instrumentos.

El relato que arman muchas de sus canciones no progresa segn las consecuciones de la retrica. "Tengo ideas y las escribo, nada ms", dijo en alguna de esas conferencias de prensa de los aos sesenta, verdaderas performances de la provocacin en las que desnudaba, con respuestas a contrapi, la inepcia de los cronistas. Dos grandes lneas recorren la poesa de Dylan. Una, vinculada al folk, pero tambin al poema Kaddish de Ginsberg, acumula historias y episodios. La cantante Joni Mitchell observ una vez que Dylan instalaba mesetas meldicas para extender sobre ellas una narracin completa. As funcionan, entre otras canciones, "A Hard Rain s A-Gonna Fall", o "Highlands" incluido en Time Out of Mind (1997). Otra, ms cercana a Rimbaud, es la que moldea "Visions of Johanna", cancin del disco Blonde on Blonde (1966) en la que las estrofas acumulan secuencias de imgenes engarzadas por conexiones subterrneas o virtuales.

Otra cosa es la religin. La entonacin mstica de muchas de sus canciones procede de William Blake, pero, sobre todo, de la Biblia. La relacin de Dylan con la Biblia fue compleja y vir del inters literario a la conversin religiosa. Hacia fines de la dcada de 1970, abandon la religin juda -a la que retorn sin embargo ltimamente-, abraz el cristianismo ("Jess me toc el hombro y acept su invitacin", explic) y grab Slow Train Coming (1979) y Saved (1980), discos con letras de encendida devocin y dbil podero potico que, sin embargo, se leen como el testimonio de una experiencia y preceden a la resurreccin lrica de Oh Mercy (1989).

Criptgrafo consumado, Dylan cifra las lecturas y la biografa en cada una de sus letras. En la apocalptica "Not Dark Yet", cancin que Ricks vincula inteligentemente con la "Oda a un ruiseor" de John Keats, se lee el verso: "Detrs de toda belleza hubo siempre algn dolor". No habr una descripcin ms perfecta, y a la vez ms innecesaria, de Planet Waves (1974) y Blood on the Tracks , discos conmovedores en los que convirti en drama su divorcio con Sara Lownds. Esos versos son autnomos, con un sentido voltil que espera ser completado. Y el enigma no se menoscaba al saber, por ejemplo, que "el caballo de Paul Revere" mencionado en "Tombstone Blues" es en verdad un saludo al poema "The Landlord s Tale: Paul Revere s Ride" de Henry Longfellow.

La ambigedad es, para el poeta, una estrategia de la supervivencia. Los poemas de Dylan son irreductibles. No se les puede dar jaque mate porque se salen siempre del tablero. Como toda la poesa que vale la pena recordar, sus versos son talismanes. Los arabescos de las palabras siguen diciendo algo cuando se pensaba que ya lo haban dicho todo. Algo semejante ocurre con el hombre que los escribi.

Por Pablo Gianera LA NACION Sbado 13 de octubre de 2007 REVOLUCIN SIN SANGRE

El hogar de la libertad

Con Joan Baez, en el Newport Folk festival, de 1963. En la voz de este hombre resuena una poca.

En la voz de este hombre -nasal, ligeramente spera, algo desganada; la voz de un poeta que escudria el mundo que lo rodea y sus volcnicos estados de nimo- se escucha el eco provocador de los beatniks , el ansia de libertad de los defensores de los derechos civiles, los furores incendiarios del rock. Si prestan ustedes atencin, descubrirn la palabra de Malcolm X, el clamor pacifista de una multitud ululante, el viaje psicodlico que abre las fronteras a una nueva percepcin, el manifiesto beat de Jack Kerouac, el frenes de los cuerpos entregados al placer sexual, el fraseo sin ataduras de Charlie Parker, las hileras de cadveres embolsados al regreso de Vietnam, la efervescencia cultural y la desbordante vitalidad que contagia una mirada de poetas alucinados, msicos trashumantes, comediantes de stand up y bohemios sin remedio que agitan las callecitas del Greenwich Village a comienzos de los aos 60.

Una revolucin sin sangre, escribir Allen Ginsberg. En la voz de este hombre y en su msica en permanente estado de transformacin -guitarra acstica y armnica en los comienzos, rock electrificado despus, y ms tarde Dylan, sin etiquetas que aprisionen su rebelin esttica y moral-, se percibe esa vitalidad y tambin la asentada tradicin de la cultura norteamericana ms honda: los sonidos ancestrales del blues arcaico traen el drama de los negros y las guitarras mansas del folk, la sensibilidad del hombre rural. Es msica de races profundas y, sin embargo, algo la torna irresistiblemente actual, escrita con la urgencia del cronista de poca y el lirismo del poeta, y con la sabidura temprana y por eso inesperada de un profeta o un chamn.

Cuando todo pase (todo: los fulgores electrificados del rock, la experimentacin con las drogas, la sonoridad atemporal de la msica country a la que regresar de cuando en cuando, los desplantes desafiantes a la prensa, el alumbramiento del folk rock, la conversin al cristianismo, la consagracin artstica definitiva, el concierto para Bangladesh -el primero de carcter humanitario, que en 1971 reuni en el Madison Square Garden a artistas como Eric Clapton y George Harrison-, los enigmas sobre la fe, las numerosas apariciones en el cine, los baches creativos y la resurreccin, los homenajes al artista de culto y la constante revisin de su obra), cuando todo eso pase, Eric Clapton evocar aquella aparicin fulgurante que habra de ejercer una influencia medular sobre varias generaciones de artistas y dir que era lo ms viejo que poda ser un hombre joven y lo ms negro que poda ser un hombre blanco. Y Bruce Springsteen lo pondr en estos trminos: "As como Elvis liber nuestros cuerpos, Bob liber nuestras mentes".

Lo ven? El pelo revuelto, la mirada un poco soolienta, un aire ensimismado y levemente desafiante, todava no el gesto francamente hurao que lo acompaar cuando sea una celebridad. Esto que estamos escuchando es "Masters of War", de la primera poca de Bob, y ustedes van a reencontrarse con este himno pacifista cada vez que alguien recuerde el tiempo en que Dylan era "una conciencia que canta". As lo present Steve Allen en su show televisivo, en 1964, cuando ya se haban editado The Freewheelin Bob Dylan (1963) y The Times They Are A-Changin (1964), cuando una parte del mundo lo adoraba y lo consideraba el gran heredero de la tradicin del blues , el jazz y la msica folk. Dijo que era un rbitro moral y un predicador y luego Billboard dira que la poesa de Dylan nace de una conciencia dolorosa, de la tragedia que subyace a la condicin humana contempornea. Bob siempre quiso escapar de eso, siempre se hizo el desentendido con esas cosas. Pero despus, a lo largo de los efervescentes aos 60, el muy cabrn escriba "Blowin in the Wind" y "A Hard Rain s A-Gonna Fall" y "With God in Our Side" y "Restless Farewell", y cantaba junto a Joan Baez en el clebre mitin poltico de 1963 en que Martin Luther King deca que tena un sueo, y entonces volva a erigirse en El Sumo Sacerdote de la Protesta o en El Arzobispo de la Anarqua o en El Gran Buda de la Revuelta y le decamos: "Gracias, Bob, una vez ms nos abriste los ojos y despertaste nuestras conciencias en este mundo que se desmorona sin remedio".

El muchachito con aire de James Dean lleg a Nueva York en 1961 y desde entonces se convirti en un espritu trashumante, integr la bohemia que agit la vida nocturna de Greenwich Village y vivi en casas cuyas bibliotecas reavivaron su frtil imaginacin y su curiosidad sin lmites, como antes lo haba hecho la radio, acercndole al odo (y sobre todo al corazn) las voces de cantantes folk y bluseros como Johnny Cash o Muddy Waters. Cuando Dylan se pregunte cuntos caminos debe andar un hombre antes de que lo llamen hombre antes de que lo llamen hombre (es decir, cuando en buena parte de su obra se interrogue sobre el alma humana, envolviendo esas inquietudes existenciales en los ropajes engaosamente ligeros de la msica popular),

resonarn en esos textos las lecturas tempranas de Gogol y Balzac, de Voltaire y Rousseau, de Faulkner y Pushkin, autores que en los tiempos de su azarosa educacin sentimental ha ledo con voracidad, segn confiesa en el primer volumen de una autobiografa que tendr segunda y tercera partes ( Crnicas , 2004), y lo ha hecho con ese atropello propio de la adolescencia, pero estimulado por una sed de conocimiento que lo llevar a Lord Byron, Longfellow y Poe, y luego a Archibald McLeish, Carl Sandburg y Robert Frost, portales todos ellos de un universo potico que se abrir a los ojos del joven trovador e ir moldeando su lirismo junto a las invenciones de la generacin beat , de Kerouac a Lawrence Ferlinghetti, de Ginsberg a Gregory Corso. (La relacin con Ginsberg habr de ser particularmente rica: en octubre de 1971 grabarn temas que pasarn a integrar el lbum Holy Soul Jelly Roll, Songs and Poems , con algunos textos escritos por ambos, versiones de poemas de William Blake y un staff que incluir a Corso.)

Woody Guthrie, el viejo maestro del folk, ha sido la piedra de toque. En los das en que Dylan lleg a Nueva York, en 1961, la lectura de su autobiografa ( Bound for Glory ) y naturalmente sus discos alumbraron un mundo nuevo y produjeron una verdadera conmocin en el joven msico. Bob Dylan (1962), el primer lbum de su carrera, grabado para el sello CBS a instancias del productor John Hammond, incluir en medio de una sucesin de covers "Song for Woody", tributo al viejo maestro y el primer tema que lleva la firma del compositor. Bob interpreta esas canciones en el Caf Wha? y en The Gaslight, dos locales del Village donde comienza a configurarse un estilo personal: sencillas estructuras folk , temas tradicionales que Dylan modifica a su capricho con observaciones personales, imgenes surrealistas y una irona devastadora. Pero de pronto todo cambia: Newport, 1965. Dylan ha escuchado el llamado de su intuicin, se ha desentendido de sus fans puristas y por eso conservadores, se ha conectado a 220 vatios.

Una llamarada relampaguea en la escena del rock. Escuchan los abucheos? Un espectador le ha preguntado dnde qued Woody Guthrie, Bob, qu ha sido del msico folk que haba venido a resguardar nuestra gran tradicin. Quiz no ha debido regresar a Newport, ni haber desafiado a su pblico con una versin electrificada de "Maggie Farm". Mrenlo a Pete Seeger, correteando por el backstage con ganas de cortar los cables y poner fin a este bochorno. Bob acaba de desembarcar en las convulsionadas aguas del rock y desde hoy empezar a compartir escenarios y grabaciones de estudio (y a trasladar a esos registros discogrficos el mpetu, la espontaneidad y el vigor de los shows en vivo, como suceder en Highway 61 Revisited ) con algunos de los msicos ms influyentes de los prximos cuarenta aos: The Grateful Dead, Johnny Cash, Bruce Springsteen, Joni Mitchell, Van Morrison, Neil Young, George Harrison, Tom Petty y The Heartbreakers, Roy Orbison, Bono, los Rolling Stones. Todos ellos habrn de escuchar su obra con veneracin, seguros de que hay en su palabra una verdad revelada y en su msica portentosa, el signo inconfundible de una poca que acaba de nacer.

Bringing It All Back Home (1965) traer esa nueva energa rock era en uno de sus lados, y tambin tres temas que habrn de incorporarse a los grandes momentos musicales de Dylan: "Mr. Tambourine Man" (poco antes un xito de los Byrds), "Gates of Eden" y "It s Alright, Ma (I m Only Bleeding)". El nuevo Judas presentar en vivo ese material y todo habr cambiado, primero en Newport y luego en Manchester, escenario de otro da de furia de sus fans. Bob publicar Highway 61 Revisited (1965, con abundantes citas al blues del Mississippi, la intervencin del guitarrista Mike Bloomfield y un tema esencial para la msica popular del siglo XX, "Like a Rolling Stone") y Blonde on Blonde (1966).

Quiz sea el mejor Dylan de todos los tiempos, artfice de una obra monumental en la que debern anotarse ms de 100 intervenciones en compilaciones y soundtracks, y casi 70 lbumes personales si se consideran bootlegs y remasterizaciones , y en la que hoy fulguran temas esenciales para la msica popular del siglo xx: "The Times They Are A-Changin ", "Mr. Tambourine Man", "Hurricane", "Positively 4th Street", "Knockin on Heaven s Door", "Just Like a Woman", "Highway 61 Revisited" y otras que merecieron sucesivas versiones de otros artistas.

Un cuerpo artstico inspirador a cuyas cumbres el msico se asomar cada vez que sorprenda con algunas de sus frecuentes resurrecciones discogrficas ( Blood on the Tracks , 1975 ; Time Out of Mind , 1997 ; Love and Theft , 1991 ), durante interminables giras como la Rolling Thunder Review o toda vez que la industria exhume rarezas grabadas tanto en estudios como en directo ( The Bootleg Series , volmenes 1-7).

Antes de filmar el video que promover el nuevo lbum, Dylan , el msico acept publicar un aviso en un sitio web en el que convocaba a sus sosas para que interviniesen en el clip . Un ejrcito de replicantes provenientes de todas partes del mundo -pelo ensortijado y anteojos oscuros, botas y camisa a cuadros, aire displicente de rock star - respondi a ese llamado con la confianza y la religiosidad con que se responde al pedido de un maestro.

En la primera escena de No Direction Home (2005), el retrato documental con el que retorna a este universo musical Martin Scorsese, aos despus de haber filmado El ltimo vals (1978), el concierto de despedida de The Band, un Dylan ya maduro dice que todo lo ha hecho para algn da volver a casa.

Es el retorno a los sentimientos ms puros, a la edad de los sueos. De algn modo, la obra de Dylan es tambin un hogar al que cada tanto conviene regresar. Es en sus canciones donde todos guardamos las mejores ilusiones de nuestra juventud, donde resplandecen la poesa y el anhelo de libertad, la sed de justicia y el deseo de un mundo ms humano.

Por Vctor Hugo Ghitta LA NACION 13 de Octubre 2007 La pelcula de Haynes

Cate Blanchett encarna al msico en los aos 60. "God, I m glad I m not me." ("Gracias a Dios que no soy yo.")

(Bob Dylan, leyendo un artculo sobre s mismo en 1965. Citado en el pressbook de I m Not There. )

En un fragmento del documental sobre Bob Dylan realizado por Martin Scorsese en 2005, No Direction Home , Izzy Young, propietario del Folklore Center de Greenwich Village, Nueva York, y uno de los primeros descubridores de Dylan, comenta: "...l hablaba de ideas contemporneas, sus letras parecan escritas en tiempo presente, pero tambin sonaban como si las hubiera escrito hace doscientos aos. Sonaba actual y antiguo al mismo tiempo". La afirmacin podra aplicarse a la nueva pelcula de Todd Haynes, I m Not There , una aproximacin a la vida y obra de Dylan. El film de Haynes contiene una de las ms audaces propuestas conceptuales que el cine haya contemplado: una aproximacin al msico mediante la confeccin de seis lter ego de diferentes edades, razas y sexos que encarnan diversas aristas de la personalidad del artista. Markus Carl Franklin da vida a un nio negro de 10 aos con alma de bluesman, que responde al nombre de Woody Guthrie ("mi ltimo hroe" segn Dylan); Christian Bale es Jack Rollins, el Dylan abocado a la cspide del universo folk; Ben Whishaw interpreta al Dylan-poeta encarnado en Rimbaud; Heath Ledger es Jude Griffin, un actor que queda trastornado tras retratar a Dylan en una pelcula; Cate Blanchett mimetiza al Dylan ms inconformista de los 60 bajo el nombre de Jude Quinn; y Richard Gere es un "Billy" McCarty que evoca al "Billy" ms dylaniano: The Kid.

Haynes renuncia a confeccionar una simple biografa, da la espalda a la hagiografa y evita caer en la simplificacin del panfleto. El director aborda la compleja identidad del ser humano tras el artista. La lucha del hombre por dar forma al genio. Mucho se ha teorizado sobre la condicin iluminada del artista cuando se encuentra en plena creacin. Existe en ese proceso una suerte de posesin en la que el artista emerge de entre las sombras del hombre y, fuera de s, se entrega al alumbramiento del arte. Puede que en ese momento, el hombre ya no est all, y puede que por eso el film de Haynes se titule I m Not There (No estoy all). En ese caso, estaramos ante una de las ms lcidas reflexiones sobre el ejercicio artstico jams realizadas.

Haynes se empareja con la figura de Dylan por su capacidad para esbozar un discurso nuevo a partir de la apelacin a obras pasadas. I m Not There puede verse como una excitante recreacin del universo esttico-flmico de la dcada de los 60. No faltan en la cinta referencias explcitas a pelculas como Don t Look Back (1967), documental cannico sobre Dylan realizado por D. A. Pennebaker, a Masculin fminin (1966), de Jean-Luc Godard, a Fellini 8 (1963), a A Hard Day s Night (1964), de Richard Lester y a la ms tarda, aunque imprescindible, Pat Garret & Billy the Kid (1973), de Sam Peckimpah. Adems de la evocacin de un mito forjado en el pasado I m Not There se instituye en lo que un crtico de The Village Voice , Nathan Lee, ha definido como "una pelcula sobre la lucha por la conservacin de la libertad, la creatividad y la integridad poltica en una cultura bombardeada por los medios de comunicacin en tiempos de guerra". La lucha a la que hace referencia Lee es mostrada en el film a travs de la batalla dialctica entre Griffin-Dylan-Blanchet y un periodista encarnado por Bruce Greenwood. Un combate tico en el que Haynes pone en escena la resistencia del msico a someterse a una cultura del espectculo poblada por una jaura meditica que aspira a vampirizar la identidad del artista.

Con un arrollador sentido de la irona, Haynes pone en imgenes un sofisticado discurso sobre la condicin camalenica del artista y su tendencia a elaborar una representacin del propio yo al borde de la egolatra. Y si la apuesta conceptual del director deviene un xito es gracias a su brillante ejecucin formal, en la que se entremezclan diferentes texturas flmicas (color, blanco y negro, diferentes porosidades y saturaciones) y formatos audiovisuales (el falso documental-homenaje, el documento en vivo, el drama familiar, el western crepuscular...), todo integrado en un flujo cohesionado y libre en sus asociaciones temticas.

En el documental de Scorsese, Allen Ginsberg expresaba la siguiente idea sobre el vigor lrico de los textos de Dylan: "La poesa son palabras con el poder de ponerte los pelos de punta, que reconocs al instante como una forma de verdad subjetiva que contiene una realidad objetiva". Cambien el trmino "palabras" por "imgenes" y tendrn la mejor definicin del influjo potico de I m Not There , la gran pelcula de Todd Haynes. Manuel Yaez Murillo La Nacin Sbado 13 de octubre de 2007