bleichmar clinica psicoanalitica y neogenesis cap 1

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1 Bleichmar, Silvia Clase dictada el lunes 15 de abril de 1996 (capítulo 1 del libro Clínica Psicoanalítica y Neogénesis, Bs. As., Amorrortu editores, 2000). Quisiera comenzar por darles la bienvenida a este Seminario y puntuar algunos aspectos que hagan más fluido nuestro trabajo. Sé que quienes me escuchan por primera vez, y en particular los jóvenes, se verán obligados a recibir una gran cantidad de información que tendrán que metabolizar, y ello no sólo en razón de que el programa que intentamos desarrollar va abriendo distintos ejes que a su vez se van articulando entre sí. Lamentablemente, no es posible trabajar desde una didáctica del aprendizaje de carácter progresivo, como tampoco es posible una didáctica de la función simbólica de carácter progresivo. No se aprende a hablar letra por letra ni palabra por palabra; cuando la red simbólica cae sobre el sujeto, el único modo de apropiación posible consiste en metabolizar aquellos elementos que posibilitan ordenar conocimientos a partir de los cuales se pueden establecer órdenes de significación del mundo. El psicoanálisis se aprende del mismo modo. Se lanzan conjuntos de articulaciones conceptuales y los elementos que caen van siendo apresados por las mallas de conocimientos previos que cada uno tiene, allí se engarzan o se rechazan, desde allí se incorporan y son cuestionados. El objeto que abordamos es un objeto complejo , y la exposición tiene que ser lo mas clara posible, pero no puede devenir simplificante (no creo que haya mucha distancia entre lo simplificante y lo superficial: en la dimensión simplificada siempre se pierde la densidad). Vayamos ahora, en primer lugar, al título del seminario, que ha producido mucha curiosidad, comenzando por marcar los beneficios que acarrea: a) La curiosidad es producida por el enigma. b) El enigma implica un nivel de ruptura con las certezas previas. c) El enigma deviene traumatismo, generando un proceso de desarticulaciones y rearticulaciones que da lugar a procesos de recomposición teórica. d) La curiosidad pone entonces en marcha la pulsión epistemofílica (a partir del enigma, excitante y traumático) La palabra que hace obstáculo para una comprensión inmediata parecería ser neogénesis. Por supuesto, ella no puede ser definida de modo breve, al menos de comienzo: constituye el eje central alrededor del cual se articulan una serie de cuestiones que iremos desarrollando. Vamos a trabajar habitualmente a partir de un modelo con las siguiente características: yo expongo una cantidad de tiempo y luego ustedes no sólo formulan preguntas sino también sientan posiciones, dan sus propias perspectivas. Uds. saben que no existe un intercambio basado en alguien que sabe y un auditorio que pregunta. La formulación de una pregunta implica ya una toma de posición, en muchos casos un cuestionamiento -desde un saber previo a la exposición misma. De modo que definamos este espacio como un lugar de intercambio e interpelación. Volviendo al título: ¿Por qué clínica psicoanalítica? ¿Qué valor tiene todavía seguir sosteniendo la idea de una clínica psicoanalítica? Sabemos que uno de los grandes

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    Bleichmar, Silvia

    Clase dictada el lunes 15 de abril de 1996 (captulo 1 del libro Clnica Psicoanaltica y Neognesis, Bs. As., Amorrortu editores, 2000).

    Quisiera comenzar por darles la bienvenida a este Seminario y puntuar algunos aspectos que hagan ms fluido nuestro trabajo. S que quienes me escuchan por primera vez, y en particular los jvenes, se vern obligados a recibir una gran cantidad de informacin que tendrn que metabolizar, y ello no slo en razn de que el programa que intentamos desarrollar va abriendo distintos ejes que a su vez se van articulando entre s. Lamentablemente, no es posible trabajar desde una didctica del aprendizaje de carcter progresivo, como tampoco es posible una didctica de la funcin simblica de carcter progresivo. No se aprende a hablar letra por letra ni palabra por palabra; cuando la red simblica cae sobre el sujeto, el nico modo de apropiacin posible consiste en metabolizar aquellos elementos que posibilitan ordenar conocimientos a partir de los cuales se pueden establecer rdenes de significacin del mundo. El psicoanlisis se aprende del mismo modo. Se lanzan conjuntos de articulaciones conceptuales y los elementos que caen van siendo apresados por las mallas de conocimientos previos que cada uno tiene, all se engarzan o se rechazan, desde all se incorporan y son cuestionados. El objeto que abordamos es un objeto complejo , y la exposicin tiene que ser lo mas clara posible, pero no puede devenir simplificante (no creo que haya mucha distancia entre lo simplificante y lo superficial: en la dimensin simplificada siempre se pierde la densidad). Vayamos ahora, en primer lugar, al ttulo del seminario, que ha producido mucha curiosidad, comenzando por marcar los beneficios que acarrea: a) La curiosidad es producida por el enigma. b) El enigma implica un nivel de ruptura con las certezas previas. c) El enigma deviene traumatismo, generando un proceso de desarticulaciones y rearticulaciones que da lugar a procesos de recomposicin terica. d) La curiosidad pone entonces en marcha la pulsin epistemoflica (a partir del enigma, excitante y traumtico)

    La palabra que hace obstculo para una comprensin inmediata parecera ser neognesis. Por supuesto, ella no puede ser definida de modo breve, al menos de comienzo: constituye el eje central alrededor del cual se articulan una serie de cuestiones que iremos desarrollando. Vamos a trabajar habitualmente a partir de un modelo con las siguiente caractersticas: yo expongo una cantidad de tiempo y luego ustedes no slo formulan preguntas sino tambin sientan posiciones, dan sus propias perspectivas. Uds. saben que no existe un intercambio basado en alguien que sabe y un auditorio que pregunta. La formulacin de una pregunta implica ya una toma de posicin, en muchos casos un cuestionamiento -desde un saber previo a la exposicin misma. De modo que definamos este espacio como un lugar de intercambio e interpelacin.

    Volviendo al ttulo: Por qu clnica psicoanaltica? Qu valor tiene todava seguir sosteniendo la idea de una clnica psicoanaltica? Sabemos que uno de los grandes

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    problemas que arrastra el psicoanlisis desde hace muchos aos lo constituye la disociacin entre la teora y la prctica. Disociacin que se manifiesta en un uso recitativo de la Metapsicologa: Se trata de la repeticin de enunciados conocidos, como emblemas de fe y pertenencia, los cuales van por un lado, mientras por otro lado van nuestra prctica, nuestras intervenciones o los modos con los cuales accedemos a formas de cercar la clnica. Clnica psicoanaltica entonces, con la clara intencin de someter nuestra prctica a los enunciados metapsicolgicos y de repensar nuestros enunciados metapsicolgicos en la prctica. La clnica, desde la perspectiva que estamos enunciando, no es el lugar donde se produce la teora; es el espacio desde el cual se plantean los enigmas que ponen en tela de juicio las teoras cuya conviccin sostenemos. Tomemos como modelo el caso Hans -que supongo todos conocen-, para detenernos en el instante en el cual Hans comienza a desplegar ante Freud sus asociaciones en una direccin totalmente inesperada. Freud va hacia Hans para comprobar la teora del Edipo, en el sentido clsico, y Hans se descuelga en la mitad del tratamiento con la teora cloacal. Se trata de ese momento en el cual el nio irrumpe con una serie de fantasas respecto al plomero, a las caeras, a la castracin, encarado desde un ngulo no pensado hasta all por Freud.. Momento en el cual se produce una efraccin en el interior del cuerpo terico, que obliga a repensar la teora misma con la cual hasta entonces se haba abordado la conduccin de la cura. El mtodo (libre asociacin - atencin flotante) demuestra su eficacia, a un punto tal que permite hacer entrar en crisis la teora oficial otorgando una preeminencia a una zona ergena no contemplada hasta ese momento. El mtodo, que afirma la validez de la teora general, marca al mismo tiempo sus lmites, y obliga a una revisin. Vemos ah cmo la realidad es incapaz, por s misma, de segregar ni las preguntas ni las respuestas, porque la realidad, en s misma, no es el lugar donde se elaboran las hiptesis; pero se hace claro, por otra parte, cmo la observacin-escucha atenta de la realidad del objeto, fractura las certezas, abre posibilidades de falsacin de la teora vigente. Pero as como la realidad en s misma no ensea nada, y slo marca nuestros puntos de ignorancia cuando queremos o podemos verlos, la teora aislada de la practica, la teora que no encuentra sus preguntas en la practica, toma la forma del delirio. Se convierte, como dira Freud, en pura representacin-palabra aislada de la representacin-cosa; con lo cual tiene la caracterstica de palabras que operan como cosas. Esto es lo que observamos a veces en el placer que se genera en ciertos crculos psicoanalticos cuando se habla, y se habla, y se habla... Se trata de un placer obtenido de la repeticin, y de un intercambio establecido bajo modalidades narcissticas en las cuales cada uno sabe que el otro lo reconoce como parte del grupo no por lo que produce sino porque se atiene a cierto cdigo. Bueno, nuestros intercambios no pueden tener este carcter, nuestros intercambios tiene que estar constituidos por representaciones-palabra que se anuden a representaciones-cosa para producir algn tipo de captacin del objeto real externo. Objeto que no est dado, sino que es producido en base a una articulacin conceptual sobre la materialidad que lo compone. Estas cuestiones de carcter tan aparentemente alejadas de la clnica son, sin embargo, centrales para las cuestiones que nos preocupan. El primer problema que se plantea a la clnica de nios consiste en redefinir su objeto: Es el objeto de la clnica de nios el nio? As como, se podra decir, pero sonara un tanto ms burdo: son las personas, en general, el objeto de la clnica de adultos? Si el objeto del psicoanlisis es el inconciente y el psicoanlisis es un mtodo del conocimiento del inconciente, la primera cuestin que se nos plantea es la siguiente: la clnica psicoanaltica de nios implica pensar nios con inconciente. Y esta

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    formulacin, aparentemente sencilla, nos remite de inicio a los ejes ms problemticos que atraviesan todo el pensamiento psicoanaltico. Comencemos por puntuarlo del siguiente modo: hay dos grandes lneas que se han abierto en la historia del psicoanlisis, despus de Freud, respecto a la cuestin del origen del inconciente. Por un lado encontramos la escuela kleiniana y por otro el estructuralismo francs, con Lacan a la cabeza. Esto no quiere decir que no haya otros autores que han realizado sus aportes, pero estamos puntuando grandes posiciones de base con coherencia entre sus propuestas metapsicolgicas y nuevos modos de encarar el objeto (lo cual no se reduce a meras aportaciones tcnicas, sino a reformulaciones de base de la prctica a partir de un modo diferente de concebir el funcionamiento psquico)... Del lado del kleinismo -que por supuesto est en contigidad con una serie de preocupaciones de Freud mismo y despliega una alternativa posible de su obra- conocemos el peso otorgado a la idea de que las pulsiones y el inconciente son correlativos y se encuentran en el ser humano desde el momento mismo del nacimiento. Y sabemos que para algunos autores postkleinianos -entre los cuales nuestros compatriotas han hecho punta- esto ocurre desde antes inclusive del nacimiento. Melanie Klein nunca lleg a tal extremo; parti, por su parte, de la idea de que cierta ruptura del equilibrio homeosttico producido en el acto del nacimiento es causal del modo mediante el cual se activa la voracidad a partir de una tensin abierta, de un intervalo -en el sentido matemtico del trmino- entre el deseo inconmensurable de pecho y el pecho real capaz de ofrecer la leche. Este concepto de voracidad en Klein tiene sus bemoles, y ha quedado reducido y aplanado junto al plegamiento sufrido por el pecho como objeto de deseo respecto al pecho como fuente alimenticia -contigidad de la reduccin operada en psicoanlisis entre el objeto alimenticio y el objeto sexual a partir del concepto mismo de apuntalamiento. Pero si lo miramos ms cuidadosamente, se trata de un concepto que tiene que mucho que ver con un algoritmo - y lamento mucho que los colegas lacanianos que estn ac, se enteren que hay algoritmos que no son slo del significante lenguajero, en el sentido ms popular del trmino, sino en aquel que pienso, apelando a una semitica general, opera como rasgo diferencial. Y bien, el concepto de voracidad de Klein implica un algoritmo, es una ecuacin, es una relacin. Si bien Klein, por supuesto, pensaba en otros trminos y yo me estoy abusando por su ausencia, ya que ella nunca hubiera hablado de estas cosas as. Pero acerca de lo que no hay duda, y eso est formulado con todas las letras, es que el inconciente que Klein propone, el inconciente que da surgimiento a la clnica de nios, es un inconciente existente desde los orgenes de la vida. Veremos ms adelante algunas lneas que esbozan desde la obra de Freud mismo, las teoras que dan cuenta de que este inconciente propuesto por Klein tiene en qu brazos sostenerse.. Del otro lado, e inscripto como propuesta terica con mucha fuerza entre todos nosotros (fundamentalmente a partir de fines de los aos 60 en la Argentina), la idea totalmente revolucionaria de Lacan respecto a que el inconciente no es algo del orden de lo biolgico, no es algo con lo que se nace: es un efecto de cultura producido a partir de la inclusin del sujeto en relaciones estructurantes, en el marco de una organizacin privilegiada, universal, que es la estructura del Edipo. Dos grandes lneas entonces. Una en la cual el inconciente es existente desde los orgenes, y una segunda posicin que implica que el inconciente es algo fundado que se va a estructurar en algn momento de la vida. Es desde esta posicin en la cual, -salvados sus aspectos que conducen a un estructuralismo ahistoricistas-, se produce una

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    apertura hacia la contingencia, y all se inscriben los desarrollos que estamos proponiendo respecto a la fundacin del inconciente.

    Para aproximarnos a este tema, me veo obligada a introducir ac un concepto que ser central en todos los desarrollos de este seminario, el concepto de interpelacin. Concepto proveniente de la ciencias sociales, fundamentalmente de Max Weber, que podemos ms o menos resumir en los siguientes trminos: cuando yo me aproximo a la realidad, interpelo a la realidad respecto a un orden de fenmenos que quiero conocer dejando de lado, o poniendo entre parntesis, aquello que no es relevante al respecto. Es decir, yo no interpelo a toda la realidad, sino a una realidad que ya ha sido relevada respecto al universo de objetos que me propongo investigar. Mis interrogantes ya orientan el relevamiento que gua mi interpelacin de la realidad Supongamos que soy un mdico clnico en el momento de la consulta: el hecho de que una paciente tenga o no el cabello teido, no es relevante para mi recoleccin de datos, salvo que est a la bsqueda de las determinaciones de algn tipo de reaccin en el cual ste est involucrado. El color y calidad de su tintura no me interesa, salvo por su composicin y pigmentos, en caso de que otros sntomas llevaran a tomarlo en cuenta. Podra ocurrir tambin que la consulta fuera hecha por una astenia prolongada, con dificultades para conservar el ritmo de trabajo, acompaada de insomnio, y que el carcter descuidado del pelo, su decoloracin y desarreglo diera cuenta, junto a otros indicios, de una depresin severa. El color del pelo, su arreglo, tomara un carcter totalmente diferente en una u otra paciente. Estamos en este caso ante un orden de interpelacin de la realidad que hace al cercamiento de un objeto. La preocupacin por la definicin de un objeto se plantea hoy no solo en ciencias sociales, sino tambin en el conjunto de las ciencias llamadas duras. Jorge Wagensberg dice, en el prlogo de un libro que tuvo cierta difusin hace algn tiempo, que el problema del cientfico es la determinacin del objeto, definir sobre qu objeto va a trabajar. Si ustedes toman los textos de Melanie Klein, van a ver que la cuestin radica, en su caso, en la aproximacin al inconciente. No hay all otro inters que el de saber, al aproximarse a una sesin de anlisis, de qu manera est operando la realidad pulsional. Y como desde su perspectiva el inconciente existe desde siempre, no se pone en duda su existencia en el sujeto al cual ella se confronta. Luego voy a ir aclarando, ya que se trata de una cuestin nuclear de mi teora y mi prctica, a qu me refiero cuando digo que, por el contrario, mi primera tarea es ver si hay o no inconciente, definir la existencia del objeto en cada situacin clnica concreta, lo cual equivale a dejar abierta la posibilidad de que ste pueda no estar constituido -tema sobre el cual, si bien he escrito y hablado de mltiples maneras, sigue constituyendo tal vez el principal obstculo que se plantea para que algunos puedan aproximarse a mis desarrollos. En la propuesta de Klein, el objeto, el inconciente, no slo est dado de inicio sino que parecera existir en s mismo. Parecera no haber otra cosa que inconciente, y el analista interpreta directamente como si no hubiera formaciones secundarias, a tal punto que las certezas del yo del paciente son consideradas como encubrimientos de la verdad, verdad que est siempre en el inconciente. El preconciente no ocupa ninguna funcin -estamos ante un modelo distinto del aparato anmico- , y dado que la nica realidad psquica es la realidad de la phantasy, es comprensible que toda afirmacin del yo tome un carcter de formacin defensiva engaosa, algo cercano a la mala fe sartreana: Usted cree que lo ama, pero en realidad lo odia-, como si la verdad del inconciente se contrapusiera al engao del preconciente, del yo. Veremos ms adelante que este modo generalizado y abusivo de interpretar no es slo patrimonio kleiniano, sino dificultad de

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    los analistas por abandonar la idea de un sujeto del inconciente, el recentramiento en el inconciente del sujeto deseante. Vayamos ahora a ciertas cuestiones del lado del lacanismo, y en particular aquellas que han constituido obstculos centrales para el psicoanlisis de nios. Para hacer un poco de historia, con esta dos posiciones respecto a los orgenes del inconciente me encuentro yo cuando empiezo a ejercer mi prctica psicoanaltica en los aos 70. Y por supuesto, a comienzos de los 70 existe un gran entusiasmo por la posicin de Lacan y por el estructuralismo. En aquellos aos el libro de Maud Mannoni, La primera entrevista con el psicoanalista, vino a plantearnos y a reposicionarnos en el psicoanlisis de nios, y muchos de Uds. conocen aquellas objeciones que, pasado un primer momento de exultacin, se podan realizar a ese texto -objeciones que yo misma realic hace ya aos, respecto a las consecuencias que acarrean para la desaparicin del campo especfico del psicoanlisis de nios. Pero ms all de Maud Mannoni, la cuestin central, y que no podemos obviar, est en el corazn mismo de la propuesta estructuralista, en la cual encuentran valor paradigmtico las formulaciones de Lacan, por ejemplo, en la famosa carta a Jenny Aubry, en la cual se propone definir qu es el nio. No me detendr ahora en esta carta en la cual Lacan define qu es el nio, sino para sealar simplemente que en el psicoanlisis lacaniano, el nio devino objeto y no sujeto. El nio se convierte en el objeto del deseo del otro, constituye su deseo respecto al deseo del otro, lo cual, al mismo tiempo que puede ser reconocido como el aporte fenomenal del lacanismo - al plantear por primera vez en la historia del psicoanlisis, con todas las letras, que el deseo no es algo biolgico, innato, sino que se constituye en el marco de relaciones primordiales que articulan al ser humano al otro humano, y que lo determinan- deviene la razn principal de su parlisis clnica en el campo de la prctica con nios, ya que el inconciente infantil, como objeto de conocimiento, se pierde, emigra hacia la estructura del Edipo, o hacia el inconciente parental. En la conceptualizacin lacaniana clsica, el nio deja de ser sujeto atravesado por su propio inconciente, por su propio deseo inconciente, para devenir objeto, en razn de que est en posicin de significante que viene a obturar la falta de la madre. Se produce all una inversin fenomenal, ya que la pregunta da un giro de ciento ochenta grados: ella radica ahora en indagar a qu deseo materno responde el nio, qu quiere la mujer, y un borramiento fundamental del interrogante psicoanaltico se produce, ya que no hay indagatoria acerca del deseo inconciente del nio como posicin del mismo en tanto sujeto clivado. Pensado el nio desde la castracin del otro, queda despojado de toda dimensin estructural singular. El avance que permite repensar la condicin del inconciente como implantacin exgena, deviene, simplemente, anlisis de las condiciones exgenas de su implantacin, e imposibilidad de aproximacin al objeto inconciente en la infancia. Dilusin, as, de las posibilidades de ejercicio de la prctica clnica con nios en una propuesta intersubjetivista que no se diferencia, en muchos casos, del interaccionalismo -como mtodo, no como contenido. Tal vez querran Uds. intervenir. S que estoy desarrollando temas densos, importantes, que ponen en juego muchos conocimientos previos, y por ah estoy avanzando un poco rpido.

    Intervencin: Podra aclarar un poco ms los aspectos que hacen a la concepcin del nio como objeto y como sujeto.

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    Si bien lo ir desarrollando a medida que avancemos, quisiera marcar, solamente, que el inters de introducirlo en este punto es para reafirmar la idea central, de que para que haya psicoanlisis debe haber sujeto de inconciente, atravesado por el inconciente, no del inconciente, vale decir no en el inconciente. Para que haya psicoanlisis, implementacin del mtodo analtico, tienen que darse ciertas condiciones:

    1 - El conflicto debe ser intersistmico, vale decir intrasujetivo. Siendo el padecimiento psquico no simple efecto de un displacer producido por el mundo exterior, sino del desequilibrio libidinal que se establece entre los sistemas en el interior de la tpica psquica y de la angustia o de los reordenamientos sintomales a los cuales en virtud de ello se ve obligado. 2.- Tiene que haber alguien que pueda hacer el trabajo de producir conciencia donde no la hay, vale decir, de hacer conciente aquello que no es conciente. Y este alguien debe ser una instancia psquica, parte de la tpica, diferenciada del inconciente.. Tiene que haber un sujeto que teniendo inconciente, tenga preconciente. Vale decir, tenga estructurada las relaciones lgicas que posibilitan que todas las incongruencias del inconciente devengan sntomas. 3.- Debe estar constituida y en funcionamiento la represin, como condicin del clivaje tpico entre los sistemas psquicos y de la diferencia entre el preconciente (con su lgica del proceso secundario) y el inconciente (operando la lgica del proceso primario). Representaciones palabra, en sentido estricto, en el doble eje de la lengua, son correlativas a la constitucin lgica que posiciona al inconciente como reprimido.

    De modo breve: Para que haya psicoanlisis tiene que haber: 1) inconciente constituido, a partir de eso, conflicto intrasubjetivo, vale decir conflicto intersistmico; 2) sujeto capaz de posicionarse ante el inconciente; 3) represin o defensa Uds. podrn ver cmo estos desarrollos tienden a ordenar la gran dificultad con la cual me encontr en los 70, cuando comenc a trabajar -y sobre todo en mis pocas de mayor entusiasmo estructuralista- que consista en saber en qu momento tena frente a m un sujeto con inconciente, un nio que tuviera inconciente constituido, con represin, con defensas, con conflicto intrasubjetivo, intersistmico. Problema prioritario que se planteaba para poder definir si un nio era analizable o no era analizable -Lo cual no quiere decir que, en ciertos casos, cuando estas condiciones no estn dadas, no se deba implementar otra estrategia de la cura. Cuestin que encararemos ms ampliamente luego. Hoy estoy hablando de Manhattan para despus hablar del Bronx. Vamos a tratar de ubicar qu es estrictamente psicoanlisis para despus ordenar la periferia. Con intencin de que aproximarnos desde otro ngulo al problema de la analizabilidad y a la importancia de un ordenamiento metapsicolgico: Ustedes saben que para Melanie Klein el juego es un equivalente de la libre asociacin, y ello desde una perspectiva muy interesante, que consiste en el intento de transformar el juego en una categora semitica que posibilite trabajar bajo articulaciones significantes. Esto no atae slo a la cuestin tcnica, y slo me voy a detener ahora para sealar que la inamovilidad de los objetos de la canasta de juegos remite a esta intencin de constituir una batera significante mnima; por eso no se pueden modificar demasiado los objetos que la constituyen, la canasta tiene que tener cierta estructura para que los objetos puedan articularse y componer significaciones que van en la direccin de un develamiento del inconciente. Pero la equivalencia establecida entre juego y lenguaje no es tan simple, si se considera al juego desde una perspectiva semitica, y no como un simple modo de expresin del

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    inconciente. Lo mismo ocurre con el lenguaje, cuyo estatuto est claramente definido en el freudismo como perteneciente al preconciente-conciente, y no como siendo patrimonio del inconciente. Es posible el acceso a las representaciones inconcientes tal cual? Sabemos que no, desde una perspectiva que mantenga la diferenciacin de sistemas tal como es propuesto en la Metapsicologa. Pero Freud mismo da pie, mediante el concepto de fantasma originario y su estatuto de materialidad princeps del ello, a un leite motive del kleinismo: el anlisis de la phantasy desde los comienzos mismos de la vida, y su posibilidad de acceso en vivo. Es desde muchos flancos que puede ser puesto en tela de juicio el estatuto de fantasmas originarios existentes desde los comienzos de la vida, o incluso que formen parte del inconciente originario. En primer lugar: el inconciente se caracteriza por tener representaciones-cosa y por no tener articulaciones lgicas (no hay temporalidad, no hay negacin, no hay tercero excluido), es difcil sostener el estatuto de inconciente originario de ciertos fantasmas que implican una escena y un guin. Entre otros, el estatuto inconciente, originario, del fantasma de castracin, en cuyo estatuto lgico subyace un reconocimiento parte-todo. Para que haya castracin tiene que haber un todo al que le falte un pedazo, y en el inconciente no hay representacin de la ausencia. Si el inconciente no tiene representacin de la ausencia, porque el inconciente se mueve en una pura positividad cul sera el estatuto de la castracin en el inconciente? Es Melanie Klein, posiblemente, en la historia del psicoanlisis quien intenta una resolucin intuitiva, verdaderamente genial, a nivel del modo fantasmtico de inscripcin de la ausencia, cuando plantea que toda ausencia, a partir de esa ausencia paradigmtica constituida por la ausencia del pecho, deviene presencia atacante - el pecho ausente es pecho malo -, estableciendo una mitologa que torna aprehensible, representacional, el carcter del inconciente como una positividad radical, es decir como algo del orden de lo real donde no hay posibilidad de representacin de la nada. Estos elementos, determinacin del objeto -y hago aqu una primera aproximacin aunque luego vamos a ir trabajando cada aspecto-, inconciente existente desde los orgenes (o inconciente constituido) y posicionamiento del sujeto respecto al inconciente, desembocan en lo siguiente: el psicoanlisis es impensable sin el conflicto; conflicto que se define, en el marco metapsicolgico, en trminos intersistmicos, vale decir, intrasubjetivos. Veamos el inters prctico de estas cuestiones: De qu carcter sera una consulta por un nio que se rehsa a comer, consulta cuya interrogacin se clausura con demasiada facilidad al proponer como respuesta demasiado frecuente que se rehsa a comer para oponerse a la madre? Este nio que se rehsa a comer para oponerse a la madre podra ser pensado, al menos, desde dos posibilidades: se rehsa a comer porque, como la bella carnicera del sueo del salmn ahumado, es un nio histrico que logra a travs del deseo insatisfecho la realizacin de algn tipo de deseo; o se rehsa a comer porque es la nica manera de plantarse como sujeto por oposicin a la madre, negndose al deseo de ella para tener un deseo propio, digamos, como una histerizacin primordial de la negacin. La cuestin puede ser planteada en los siguientes trminos: Constituye este momento de la vida psquica del nio un proceso neurtico, de carcter sintomal, o es un momento estructurante que da cuenta de un trastorno en el proceso intersubjetivo de produccin psquica? Dicho de otro modo: estamos ante un trastorno o un sntoma? Implica que hay anlisis posible o no hay anlisis posible? Es interpretable o no es interpretable? Es deconstructible o no es deconstructible?. Y como cuestin fundamental: qu lugar ocupa en la economa psquica del nio? Est al servicio del progreso psquico o est al servicio de algo que se puede enquistar en forma patolgica

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    Esto no se puede seguir decidiendo intuitivamente -a m me parece que lo que le pasa a la madre es tal cosa-. La primera cuestin radica en determinar el objeto en el nio, encontrar con qu funcionamiento psquico estamos para saber si tenemos que seguir avanzando o no. Para m, esto va a ser el eje del trabajo en comn de este ao, dar una cierta coherencia a nuestras intervenciones clnicas a partir de determinadas relaciones entre lo que Laplanche llama descriptivo -es decir, el modelo de aparato con el que trabajamos- y la prescripcin que indicamos. Por qu hacemos o no hacemos esto. Ms todava, podemos no saberlo a priori, a veces podemos tener intuiciones, pero en algn momento tenemos que repensar por qu hicimos las cosas que hicimos o por qu avanzamos en cierta direccin. Planteaba hace un momento la existencia de dos lneas posibles de ordenamiento del campo clnico a partir de premisas tericas de partida diferentes: . Una de ellas la que sostiene un inconciente existente desde los orgenes, con lo cual siempre habra psicoanlisis. Ustedes saben que Arminda Aberastury lleg a interpretarle a nios de seis y ocho meses. Esto que hoy nos suena absurdo, era coherente con la idea -llevada hasta las ultimas consecuencias- de que el nio entiende porque su inconciente esta constituido. Ms raro e incoherente resulta esto en Dolt, siendo lacaniana. Dolt le interpreta y le habla al nio de meses, pero lo hace por otra razn, una razn que podemos sospechar de origen no psicoanaltico: Dolt era una mujer extremadamente religiosa, con lo cual habra que ver si lo que pensaba que tena el nio cuando naca era inconciente o alma, dos cosas que, Uds. saben, son muy diferentes -an cuando arrastren en comn la cuestin de proponer un sujeto provisto de representaciones desde los comienzos de la vida misma, y habitado por algn tipo de espritu... Esto es todo un tema para pensar respecto a la presencia de la ideologa en el campo teraputico. Porque el problema de la existencia o no del inconciente desde los comienzos de la vida tiene que ver con si uno piensa que los seres humanos nacen con o sin representaciones; que no es lo mismo que reconocer que puedan nacer con montantes adaptativos de uno u otro orden, e inclusive, tal como plantean Chomsky o Ren Thom, con esquemas sobre los cuales se instala la experiencia. La discusin es si tiene contenidos o no tiene contenidos el aparato en los comienzos de la vida. Entonces por un lado, esta idea de que el inconciente existe desde siempre. Por otra parte, la idea de que el inconciente es fundado. Ahora, como el psicoanlisis lacaniano -al menos en la poca que yo me form y creo que esto no ha cambiado centralmente- arrastraba un problema coherente con el corpus central del estructuralismo, que implica un ahistoricismo radical, los tiempos fundacionales eran tiempos mticos. Con lo cual, cundo estaba fundada o no la represin originaria -tema que a mi me preocupa particularmente-, cundo estaba o no estaba fundado el inconciente, se determinaba a partir de modelos que tenan que ver con tiempos mticos imposibles de ser cercados en su realidad histrica. Por qu? Porque haba un elemento terico de base que obstaculizaba el acercamiento de la historia, que era la idea de una estructura que se va realizando bajo modalidades combinatorias, no determinada por la vicisitudes de lo vivencial. Y as como para Klein, la historia del nio era la historia de la pulsin, y lo vivido se reduca a veces algn acontecimiento ligado al amamantamiento, al control de esfnteres, pero con carcter causal absolutamente irrelevante. -La funcin del acontecimiento es algo que vamos a trabajar mucho, que ocupa un lugar muy importante en la ruptura de un determinismo a ultranza. Por otra parte, en los casos en los que uno pensaba desde el punto de vista de Lacan, sobre todo siguiendo a Mannoni o a Dolt, haba como una extrapolacin directa -en donde uno nunca encontraba las mediaciones- de la estructura del Edipo a la

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    organizacin psquica del nio. Lo cual llevaba a preguntarse: qu analizo? Desde dnde analizo? Ya que en la estructura de insercin del nio se produca la causalidad suficiente que daba cuenta de la patologa actual, del fantasma presente, y entonces su raz estaba en el otro, haba que remontarse hasta los abuelos, o bisabuelos, no para articular una gnesis del sujeto por aprs coup, sino para organizar una causalidad transubjetiva.

    Los kleinianos en aquella poca -en aquella poca, digo yo, y sigue ocurriendo: Hay textos actuales de Patricia Daniels con Hanna Segal que hemos traducido para trabajar en otros espacios y el modelo de anlisis es actualmente el mismo: el analista es una mquina interpretante, capturante de todas las estructuras del otro. Circula una historia malintencionada pero no ausente de toda veracidad que cuenta que el paciente de un analista kleiniano va corriendo a sesin y responde al paso a alguien que lo interroga sobre su prisa: lo que pasa es que estoy llegando tarde y ya me perd la primera interpretacin. Historia que hace pendant con esta otra: el paciente de un analista lacaniano va caminando muy lentamente y siendo interpelado dice: voy despacito, llegando tarde, as tengo la ilusin de que tuve media hora de sesin. Estas son bromas que no tienen que ver con la teora sino con los juegos que hacemos los analistas respecto a las deformaciones y absurdos de ciertas tcnicas. Pero de hecho, diramos que los absurdos se plantean en los lmites de lo que la teora arrastra en el centro. No se llega a ningn tipo de deformacin que no est plasmada de algn modo en el corazn mismo de una teora. Lo cual no quiere decir que no haya kleinianos y lacanianos ms inteligentes que otros, ni que uno no pueda encontrarlos cuando trabajamos y pensamos sobre materiales maravillosos de colegas que son kleinianos o lacanianos... pero estamos bromeando sobre los lmites de la teorizacin misma, y tambin sobre la sutil variacin que se produce de ortodoxia a dogmatismo. Volviendo ahora al modelo que se plantea desde una y otra perspectiva para el psicoanlisis con nios: tenemos por un lado -desde el kleinismo- un sistema organizado de sentidos, basado en una lectura desde un modelo pulsional, sistema que va a ser aplicado al nio en una lectura traductiva del juego o del lenguaje y, por el otro -desde el lacanismo-, un esquema respecto al modo en que una estructura va a determinar las formas de organizacin deseantes del nio. En nuestra opinin -digo en nuestra porque somos muchos los que pensamos as-, tanto en uno como en otro extremo faltan los modos singulares histricos de constitucin del sujeto. Falta precisamente lo que hace al eje central del psicoanlisis, y lo que est obviado es el mtodo: en ambos casos se transcribe a la situacin singular un modelo general que se aplica al caso, como una ley al margen de toda causalidad singular. Castoriadis ha afirmado algo ms o menos del siguiente orden: la singularidad no es un accidente del ser humano, es su esencia misma. As como yo puedo encontrar dentro de la clasificacin de las plantas, que cada planta es un ejemplar de la planta como categora, la singularidad de lo humano hace a la dimensin humana. Cuando se pierde la singularidad, se pierden las categoras bsicas de lo humano. Esta es una idea muy importante, porque hace justamente a las funciones particulares de la historizacin de las tensiones subjetivas del ser. Reubico simplemente ahora tres o cuatro cuestiones. Vamos a trabajar en los prximos tiempos sobre la prctica psicoanaltica en su articulacin terico-clnica, e iremos pensando todos estos problemas respecto a la historia del psicoanlisis de nios. No voy a desarrollar un seguimiento cronolgico sino a trabajar, ms bien, en el sentido opuesto, viendo, a partir de los problemas actuales que tenemos, cmo se ha intentado

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    su resolucin. Procedemos del mismo modo que aquel con el cual se lee la historia en psicoanlisis: uno no le pide al paciente que le cuente todo desde el momento en que naci, sino que desde la repeticin busca la historia. Lo mismo vamos a hacer con los esquemas terico-clnicos, desde la repeticin, desde lo que insiste sin resolucin, vamos a buscar la historia. Lo segundo que vamos a trabajar son los modelos del funcionamiento psquico. Y ah es donde va a aparecer el tema de neognesis. Para plantear un anticipo marcaramos los siguiente: en 1914, en la Metapsicologa, hay dos conceptos que desaparecen en la obra de Freud. Uno es el concepto de huella mnmica, que ustedes van encontrar reemplazado por el concepto de representante pulsional o representante representativo -representante pulsional incluyendo el representante afectivo y el ideativo, representante representativo en razn de que representa a la pulsin, de origen somtico, en lo psquico. El otro concepto que no desaparece totalmente pero que se eclipsa es el de traumatismo. Este viraje comienza a producirse antes. Tres ensayos, ya es un texto de viraje. Podramos decir que 1904, 1905, es el momento de viraje de una teora exgena de la constitucin del funcionamiento psquico -determinado externamente por inscripciones y por representaciones-, a una dominancia endgena caracterizada por algo que es una derivacin de lo somtico en lo psquico. All es donde se disocian hacer conciente lo inconciente y llenar las laguna mnmicas. Si uno piensa que el inconciente es un inconciente producido por delegacin, puede hacer conciente lo inconciente sin llenar las lagunas mnmicas. No s si se dan cuenta por qu.... Porque hacer conciente lo inconciente es darle una significacin a lo que est en lo manifiesto de orden pulsional pero no necesariamente rastrear histricamente la forma en que se constituy esto que encuentro. De todos modos, sabemos que todo lo que se disocia en Freud, se va reencontrando a lo largo de la obra. Pero hablamos de lneas dominantes, y en este caso el endogenismo pasa a tener un lugar muy importante. Tan importante que deviene una causalidad tautolgica de fcil recurso, y cuya parodia encontramos desplegada a travs de enunciados del orden de: Fulano es agresivo porque naci con mucho instinto de muerte, o, de modo menos burdo, y en este caso en Freud mismo: Conflua en el deseo de Hans por el padre una corriente homosexual efecto de la bisexualidad constitutiva... De todos modos la descaptura del endogenismo no es tan sencilla, y en particular desde el punto de vista prctico. Sabemos que una de las paradojas del funcionamiento psquico es la siguiente: gran parte de lo que el sujeto considera como interior, producto de s mismo, tiene una proveniencia exterior (como ocurre con el yo y su materialidad identificatoria, residual), y por otra parte, gran parte de lo interior es vivido como ajeno, externo (ajenidad radical del inconciente). Es necesario, ms all de que yo pueda sostener un exogenismo radical respecto al origen de las representaciones, a las condiciones de partida de la constitucin subjetiva, marcar que entre lo que est en el exterior y lo que el sujeto encuentra hay un procesamiento que es absolutamente singular, interior. Diferenciar entre interior y endgeno es condicin de conservacin no slo del espacio psquico, sino tambin del espacio analtico, ya que, entre otras cosas, decirle a un sujeto que lo que le ocurre no es suyo, es, por decirlo as, de su madre, no slo es falso en trminos absolutos sino que lo nico que puede producir son modos de centrifugacin masiva, un incremento de la disociacin y de los niveles de proyeccin. Si ustedes quieren leer una forma magistral de producir esto tienen el texto de La primera entrevista con el psicoanalista, de Maud Mannoni, cuando ella le dice al nio: Si tu mam hubiera tenido un pap que tal cosa, no te hubiera

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    pasado tal otra De modo tal que, en el lmite, podramos decir que en lugar de buscar en el interior del nio, en los espacios ocultos del inconciente, de qu manera se produce aquello que padece, propone una interpretacin que bien puede bordear el lmite de una justificacin proyectiva: Yo no puedo hacer esto por culpa de mi mam. Volvamos a la frmula que ana hacer conciente lo inconciente con rellenar las lagunas mnmicas, lo cual implica acceder a un inconciente estructurado histricamente a partir de experiencias que lo determinan. Este inconciente estructurado a partir de experiencias que lo determinan, es un inconciente no tan fcil de buscar en el nio, porque el nio no puede asociar sobre la historia. El nio puede poner en acto, mostrar, y en algunos casos armar alguna articulacin significante que de las pistas para construir los recorridos junto a l y no ejercer un exceso de violencia simblica, pero no deja por ello de plantearse un problema central en el psicoanlisis de nios. Qu quiere decir tomar la historia como elemento determinante en la constitucin subjetiva, y abrir a partir de ello la posibilidad de una neognesis? Quiere decir que, en razn de que no todo est dado desde antes y para siempre, la intervencin del analista no se reduce a encontrar lo que ya estaba, sino a producir elementos nuevos de recomposicin y de articulacin que den un producto diferente al preexistente. Cuando se interviene en momentos estructurantes -lo que yo llamo intervenciones analticas en momentos estructurantes del funcionamiento psquico-, para producir, por ejemplo, un pasaje de la relacin binaria a una relacin terciaria en un anlisis de nios, se est produciendo un proceso de neognesis. Algo que no estaba preformado y que no va a llegar a instalarse por s mismo es producido por la intervencin analtica. Si Uds. releen desde esta perspectiva algunos textos se encontrarn con lo emocionante que es, por ejemplo, redescubrir algunos aspectos no pensados. Tomen el trabajo de Winnicott sobre pseudo self, donde l dice lo siguiente: despus de cuatro de aos de pseudo self apareci el verdadero self, y rastreen el mtodo de trabajo. Yo pienso que en realidad la intervencin de Winnicott, el modo de trabajo de Winnicott, lig y articul un nuevo self. No es que debajo del pseudo apareci el verdadero, sino que se produjo algo que no exista previamente: sobre las representaciones desarticuladas, fracturadas y fallidas, un nuevo entrelazado psquico permiti una composicin menos patolgica. Lo mismo ocurre con el modo de intervencin de Bion, que ubica al analista estableciendo la posibilidad de metabolizar elementos b y transformarlos en elementos a. Les pido disculpas a los que no saben nada de Bion, pero pueden leer algunos textos tan estimulantes como Aprendiendo de la experiencia y Volviendo a pensar. Son dos textos complejos, pero que tienen la enorme virtud de tener como referencia en el horizonte terico muchas de las cuestiones planteadas por Freud en el Proyecto. No me atrevera a decir que Bion lo sabia, pero dira que quien ha ledo el Proyecto, puede sentir mucho placer de leer a Bion. Y quien ha ledo a Bion sin leer el Proyecto, tal vez encuentre placer de leer el Proyecto a posteriori. Uds. saben que Bion, debido a su insertarse bsicamente en el tronco de ideas kleinianas, trabaja con la idea de que el sujeto evaca, expulsa, proyecta o deflexiona elementos determinados por el instinto de muerte, pero el otro no es slo una pantalla de proyeccin, sino que opera un verdadero proceso metablico. Estos elementos, que son metabolizados por la madre mediante la funcin de revrie, se transforman en elementos capaces de ser metabolizados, que producen crecimiento simblico. Cuando esta funcin a fracasa, o los elementos b son excesivos, el sujeto queda librado a procesos de desestructuracin que el anlisis debe recomponer. De modo que la tarea del analista est atravesada por la funcin de revrie, metabolizante y posibilitadora de transformacin de elementos a en elementos b. Hay una tendencia, en ese afn de superponer conceptos de diferentes escuelas, a confundir el holding de Winnicott con la

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    funcin de revrie de Bion. Corresponden a rdenes conceptuales distintos, si bien se pueden articular respetando su campo de pertenencia especfico. El holding es un modo de posicionarse del analista respecto a crear las condiciones de sostn suficientemente buenas para favorecer la emergencia -constitucin, decamos- del self verdadero. La funcin de revrie del analista hace ms a la posibilidad de metabolizacin simblica de las representaciones. En algn momento lo retomaremos. El aspecto que yo sometera a discusin desde los basamentos tericos en que me sostengo, y que puede servir para compartir con Uds. un ejercicio de modelizacin acerca del trabajo de teora, tiene ms bien que ver con lo siguiente. Bion tiene un concepto que creo es muy evocativo, es el de indigestin psquica. Esta indigestin es efecto de la violencia y omnipotencia que en el caso de la intrusividad del esquizofrnico opera produciendo imposibilidad de pensar. Uds. se dan cuenta que la dificultad bsica se plantea del lado del sujeto, la proyeccin es primaria, ella estructura la relacin con el objeto. El descubrimiento interesante es en mi opinin la idea de una dificultad metablica, cuya causalidad podramos invertir: ella no es efecto de que el sujeto -como efecto de la envidia constitucional- proyecta locura que la madre no metaboliza, sino que desde el otro se ejercitan intromisiones no metablicas que dejan al sujeto librado a la locura. Para el tema que estamos trabajando, lo que me interesa marcar es simplemente lo siguiente: cuando Bion ejerce esta funcin de revrie en el interior del espacio analtico, est fundando algo que no estaba previamente, est estableciendo proceso de neognesis, esta abriendo la posibilidad de que se organice algo que no haba existido antes. No es que estaba potencialmente, nunca estuvo. Y no por un dficit constitucional del sujeto, sino del otro psquico que tuvo a su cargo las funciones de humanizacin. Uds. saben que Klein parte de la idea de que en los comienzos existe una unidad -mtica, biolgica?- que luego es clivada como efecto de la necesidad de segregar (deflexin, proyeccin)por la pulsin de muerte. Por el contrario, siguiendo cierta perspectiva freudiana, nosotros vamos a trabajar a partir de la idea de que en los orgenes no hay ninguna unidad, y que luego se constituye, y esto es motor de la diferenciacin tpica por represin, esa unidad. privilegiada es el yo. De modo que cuando hay una falla en el funcionamiento psquico, no se trata de recomponer un yo que en sus orgenes fue clivado por la angustia de muerte, sino que hay que producir una estructuracin en la tpica. Lo cual lleva a una discusin importante en psicoanlisis acerca de las funciones de las distintas instancias en la tpica psquica.: En este recorrido que estoy esbozando vemos que uno de los aspectos centrales en la idea de neognesis remite a un aparato abierto; aparato que si tiene cerradas las vas de salida, siempre tiene libre las vas de acceso. Es un aparato que siempre va a recibir elementos de lo real, y una de las cuestiones fundamentales consiste en preguntarse qu tipo de elementos recibe de lo real, ya que no necesariamente -incluso slo excepcionalmente- va a recibir elementos de lo real cualificados y compuestos. Quera hacer un esquema, no me va a dar el tiempo. Me disculpo, creo que ya me exced en el tiempo. A veces me olvido que tenemos un ao entero para trabajar y produzco indigestin. Me comprometo a remetabolizar, me comprometo a retrabajar elemento por elemento. Jams voy a pensar que la indigestin de ustedes es efecto de la identificacin proyectiva de ustedes paralizando mi mente (risas). Simplemente quise puntuar una serie de cuestiones. Si quieren preguntar algo, todava nos quedan unos minutos.