blazquez, j. m. hispania desde el año 138 al 235

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    Hispania desde el ao 138 al 235

    J os Mara Blzquez Martnez

    Antigua: Historia y Arqueologa de las civilizaciones [Web]

    Pgina mantenida por el Taller Digital

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    [Otra edicin: Hispania 36, n. 132, 1976, 5-87 (tambin en J.M. Blzquez, Nuevos estudiossobre la romanizacin, Madrid 1989, 341-450)]. Versin digital por cortesa del autor, comoparte de su Obra Completa, corregida de nuevo bajo su supervisin y con la paginacin original.

    Texto, Jos Mara Blzquez Martnez De la versin digital, Gabinete de Antigedades de la Real Academia de la Historia

    Hispania desde el ao 138 al 235

    Jos Mara Blzquez MartnezReal Academia de la Historia. Madrid.

    [-5]

    Din Cassio (71, 36, 4) consider la poca de Marco Aurelio 1 como el momentocumbre del Imperio Romano. La situacin econmica, social y religiosa de Hispaniadurante el gobierno de los Antoninos y de los Severos no ha sido objeto de particularestudio, lo [-56-]que nos proponemos hacer hoy. No pretendemos hacer un estudio ex-haustivo de todo el material, lo que excedera de los lmites de un trabajo, sino slo re-coger los documentos literarios, arqueolgicos y epigrficos ms importantes, que sir-ven para trazar un cuadro general de la poca. Para aligerar el estudio lo descargamos detoda bibliografa de tipo general.

    Minas.Las fuentes posteriores a Plinio dejaron de interesarse por la Pennsula Ib-rica, por lo que los datos sobre las explotaciones mineras del siglo II son escasos. Varios

    documentos hablan de una explotacin intensa de las minas del suroeste a partir delauge de la vida municipal y del impulso que a la economa de las provincias dieron los

    1 Para la economa de Hispania en el perodo anterior cf. J. M. Blzquez, Economa de los pueblosprerromanos del rea no ibrica hasta la poca de Augusto,Estudios de economa de la Pennsula Ib-rica, Barcelona, 1968, 191 y ss. Idem, Exportacin e importacin en Hispania al final de la RepblicaRomana y durante el principado de Augusto y sus consecuencias, Anuario de Historia Econmica y So-cial, Madrid, 1968, 37 y ss. Idem, Estructura econmica de la Btica al final de la Repblica Romana ya comienzos le Imperio (aos 72 a.C. - 100), Hispania, 27, 1967, 18 y ss. Idem, Economa de Hispaniaal final de la Repblica Romana y a comienzos del Imperio segn Estrabn y Plinio, Revista de la Uni-versidad de Madrid, 20, 1971, 57 y ss. Idem.,La romanizacin, I-II. Madrid, 1974-75. A. Tovar - J. M.Blzquez,Historia de la Hispania Romana, Madrid, 1975. A. Balil, Economa de la Hispania Romana,

    Estudios de economa de la Pennsula Ibrica, 289 y ss. Sobre las fuentes antiguas sobre la minerahispana cf. A. Schulten, Geografa y Etnografa antiguas de la Pennsula Ibrica, II, Madrid, 1963, 221y ss. J. J. van Nostrand, Roman Spain,An economic Survey of Ancient Rome, III. New Jersey 1959. 150y ss. L. G. West, Imperial Roman Spain. The Objects of Trade, Oxford, 1929, 40 y ss. En general M.Marchetti, Le Province Romane della Spagna, Roma 1917. El tema de este trabajo lo hemos tratado enHispanien unter den Antoninen und Severern, Aufstieg und Niedergang der rmischen Welt, Berln,1975, II, 3. 452 y ss., pero en la publicacin de Hispania se abordan varios nuevos temas y se completasustancialmente la bibliografa y se defienden nuevos puntos de vista. M. L. Snchez, Economa de la

    Andaluca romana durante la. dinasta de los Antoninos,Salamanca, 1974. Vanse las consideracionesen gran parte aplicables a Hispania de A. Dernan, Matriaux et rflexions pour servir une tude dudveloppement et du sous-dveloppement dans les provinces de l'Empire Romain, Aufstieg..., 3 y ss. A.Prieto,Estructura social del Conventus Cordubensis durante el alto Imperio Romano,Granada, 1973.

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    emperadores flavios y Trajano, como las tablas de bronce de Aljustrel 2 en Lusitania, depoca adrianea. Este impulso en las minas del suroeste continu en poca de los Anto-ninos. Muy posiblemente las minas de plata de los alrededores de Carthago Nova 3 y las

    de Sierra Morena haban perdido parte de su importancia para entonces. Las monedasrecogidas en estas ltimas minas indican que fueron explotadas desde el siglo I a.C. y enlos dos o tres siguientes. En la mina de El Centenillo, Sierra Morena, se dej de trabajardesde finales del siglo II, fecha en que debi cesar la explotacin de mineral en muchasminas de Sierra Morena, como en la de Digenes (Ciudad Real). Las minas de plomohispanas, de las que se obtena la plata, entraron en decadencia en poca flavia, con lacompetencia de las minas britnicas 4. A su decadencia alude Plinio (NH34, 164). Lasminas de [-67-] cobre de Crdoba, confiscadas por Tiberio a S. Marius (Tac.Ann.6,19, 1), en poca de los Antoninos se explotaban todava, como lo demuestra que estecobre, el ms cotizado en poca de Plinio (NH34, 4), se exportaba a Ostia, donde resi-da T. Flavius, Augusti libertus Polychrysus, procurator massae marianae (CIL II,

    1179), griego, a juzgar por el nombre.Rostovtzeff5 se inclinaba a creer que las minas de plata de Hispania se hallaban

    agotadas en parte en el siglo II, lo cual es muy posible para algunas minas; ello explica-ra las medidas adoptadas por Adriano en cuanto a las minas de plata y el florecimientode la industria minera en Britannia. Una inscripcin hallada en Aljustrel 6, fechada en elao 173 o en el 235, erigida por los coloni de la explotacin minera, en honor de un

    procurator metallorum,que, adems, era vicarius rationalium,indica que las minas de-jaron de explotarse algn tiempo, ya que se le llama restitutor metallorum,sindolo denuevo. Las minas del suroeste, o sea, las de la actual provincia de Huelva, tienen su mo-mento de mxima actividad a partir del ltimo cuarto del siglo I, y concretamente en losaos del gobierno de los Antoninos, a juzgar por las monedas 7 y la cermica 8 en ellasrecogida. En los ltimos decenios del siglo II merm mucho su produccin.

    2 A. D'Ors,Epigrafa jurdica de la Hispania romana,Madrid. 1953, 71 y ss. Sobre otros aspectos de lasminas del SO cf. J. M. Blzquez, Explotaciones mineras en Hispania durante la Repblica y el alto Im-

    perio Romano. Problemas econmicos, sociales y tcnicos, Anuario de Historia social y econmica deEspaa 2, 1969, 5 y ss. J. M. Luzn, Los sistemas de desage en minas romanas del suroeste peninsu-lar, Archivo Espaol de Arqueologa 41. 1968, 101 y ss. Idem, Instrumentos mineros de la Espaa An-tigua, La minera hispana e iberorromana, Len 1971, 221 y ss. Las fuentes sobre la minera de Hispa-nia en general en J. M. Blzquez, Fuentes literarias griegas y romanas referentes a las explotacionesmineras de la Hispania Romana,La minera hispana e iberorromana, 117 y ss. con toda la bibliografa.

    3 A. Beltrn, Las minas romanas de la regin de Cartagena, segn los datos de la Coleccin de su Museo,Memorias de los Museos Arqueolgicos Provinciales 5, 1944. 201 y ss. Idem, Objetos romanos deplomo en el Museo de Cartagena y sus inscripciones,Memorias de los Museos Arqueolgicos Provin-ciales 8, 1948, 202 y ss.

    4 R. G. Collingwood, Roman Britain, An economic Survey of Ancient Rome, III. 34 y ss. S. Frere,Britan-nia,Londres 1967, 283 y ss. J. Liversidge,Britain in the Roman Empire,Londres 1968,passim.

    5Historia social yeconmica del Imperio Romano.II, Madrid, 1937. 174. Para las minas de la regin deCastillo cf. Cl. Domergue - G. Tamain,Note sur le district minier de Linares-La Carolina (Jan) dansl'Antiquit,Mlanges de prhistoire, archocivilisation et ethnologie offerts A. Varagnac", Pars 1971,199 y ss. El autor cree que estas minas estaban en el siglo II ya en decadencia, pero que se segua tra-

    bajando en ellas.6 M. Rostovtzeff, op cit.7 A. Blanco - J. M. Luzn, Mineros antiguos espaoles, Archivo Espaol de Arqueologa 39, 1966. 73 y

    ss., fig. 1.

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    Los datos sobre las minas del suroeste arrojan unas ideas muy significativas de laintensidad de su explotacin, que indican que estas minas eran las ms importantes en elSur en el siglo II: Riotinto, de 18 a 20 millones de toneladas de escorias antiguas; Tar-

    sis, de 6 a 7 millones y Lusitania, de 1 a 1,5 millones de toneladas. La mayora de lasescorias del suroeste son de una metalurgia de plata. Aproximadamente un cuarto son demetalurgia de cobre. Gracias a las aportaciones [-78-] de la Arqueologa es posible co-nocer bastante bien el estado social y las condiciones de trabajo, las sociedades y aso-ciaciones de los mineros en las minas de Riotinto. Las tumbas de los mineros con susvasos de cermica sigillata y vidrios suelen ser mejores que las de otras comunidadesde trabajadores. Hay tambin cierta abundancia de lpidas funerarias. La condicin delos esclavos mejor sensiblemente en las minas del SO en el siglo II. Los documentosepigrficos indican unas buenas relaciones entre los siervos y los amos, bien demostra-das por las inscripciones, como la de Theodorus Diogenes,de finales del siglo II, dedi-cada a su amaFirmia Epiphania o las de otros seores a sus esclavos. El sector capita-

    lista de las explotaciones mineras estaba formado por los coloni, socii y occupatores.Auna mujer de esta clase pertenece la lpida de Riotinto deLicinia Materna Novaugusta-na. Los obreros metalrgicos y peones de las minas posean tambin collegia,asocia-ciones, cuyas actividades eran muy variadas: organizar fiestas en honor de los dioses pa-tronos y banquetes en comn en algunas fechas del ao, organizar y administrar los fon-dos allegados al funeral, el entierro dentro del cementerio comn y cuidar de las tumbas.Procedente de Riotinto se conserva una inscripcin dedicada por el collegium salutare a

    Iovi Optimo Maximo.Las lpidas del SO tienen la importancia de sealar casi siemprela procedencia de los mineros, que, como los colonos de las tierras, eran libres en sumayora en estos aos, lo que indica un cambio grande en los sistemas de explotacin,tanto en la agricultura como en la minera. Aparecen mujeres celtberas, como Licinia

    Materna; una familia deEmerita Augusta; un Camalus,que por su nombre debe ser lu-sitano o galaico; un Reburrinus de Castellum Berense en el NO, en territorio de los l-mites, que trabajaba con su hermano y varios talabrigenses,ciudad lusitana entreBra-cara y Conimbriga 9. Esta emigracin de trabajadores del NO, o de la Meseta, no sloera de varones, sino tambin de mujeres; as aparecen cerca de Aroche una Vibia Cris-

    pa, arabrigensis (CIL II, 967) ; Fabia Frisca, serpensis (CIL II, 971);Baebia Crinita,turobrigensis (CIL II, 964) y en Alongo una persona de Olisipo (CIL II, 959). En las mi-nas de Cstulo se ha hallado recientemente una inscripcin dedicada a un joven de vein-te aos, llamadoPaternus,que [-89-] perteneca a lagentilitas de los cntabros orge-nomescos 10. Los compaeros de la tribu encargaron la lpida, lo que indica que eran

    varios, libres y que del N emigraron a Cstulo en busca de trabajo. La primera autoridaddel distrito minero era elprocurator metallorum.De los lmites de este trabajo se cono-cen los nombres de losprocuratores Augusti,citados en las lpidas de Villals 11, Len,

    8 J. M. Luzn, Lucernas mineras de Riotinto,Zephyrus 40, 1967, 128 y ss. J.. M. Luzn - D. Ruiz, El po-blado minero romano de Riotinto,Habis 1, 1970. 125 y ss. F. Mayet, Parois fines et cramique sigillede Riotinto (Huelva),Habis 1, 39 y ss

    9 A. Blanco, Antigedades de Riotinto,Zephyrus 13, 1962, 92 y ss.10 A. D'Ors - R. Contreras, Orgenomescos en las minas romanas de Sierra Morena, Archivo Espaol de

    Arqueologa 32. 1959, 167 y ss.11 M. Gmez-Moreno, La legin VII Gemina ilustrada, Boletn de la Real Academia de la Historia 54,

    1909, 19 y ss.

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    que muy posiblemente eran administradores de las explotaciones aurferas de Las M-dulas 12, en la segunda mitad del siglo II. Eran estos procuradores imperiales: Hermes,

    Augustorum libertus,ao 163; Zoilus, Augustorum libertus,ao 165-166; Aelius Fla-

    vius,ao 167; Valerius Sempronianus,ao 175;Aurelius Eutyches,184;Aurelius Fir-mus,ao 191. Tres de ellos son de origen griego. Los libertos imperiales estaban fre-cuentemente al frente de las explotaciones mineras, lo que indica su importancia en lahacienda del emperador. La presencia de estos procuradores, en la segunda mitad delsiglo II, en el NO demuestra bien a las claras que estas minas se seguan explotando yeran monopolio del emperador.

    Recientemente 13 se ha publicado una serie de lpidas votivas halladas enAsturicaAugusta,capital del distrito minero y en Legio Septima Gemina,asiento de la legin,dedicadas a deidades exticas [-910-]por personal imperial administrativo, muy posi-

    blemente de las minas, como Iulius Silvanus Melanio, procurator AugustorumProvinciae Hispaniae Citerioris, 198-209; haba sido procurator argentariorun en

    Dalmacia, en el Municipium Domavianum, importante centro minero. Se conocen losnombres de otrosprocuradores Augusti,comoPublius Aelius Hilarianus,184-192;Pu-blius Maximus, 192-198; Claudius Zenobius, 212-222, y Gaius Otacilius Saturninus,192-198.

    Las continuas reparaciones de las calzadas del NO en poca severiana, a las quenos referiremos ms adelante, prueban tambin que la minas de oro se explotaban a fi-nales de la dinasta severiana; segn Domergue se deja ahora de trabajar en varias minashispanas, ignorndose las causas.

    Representaciones de mineros se conocen varias. La ms conocida es el relieve dePalazuelos (Linares), que representa una cuadrilla de mineros con sus instrumentos detrabajo dentro de una galera 14. El capataz cierra la marcha y est representado a ta-mao mayor. Lleva en su mano derecha una tenaza y en la izquierda posiblemente unacampana. El minero que le precede lleva al hombro un pico-martillo; el tercero llevauna lucerna. Visten calzn corto cubierto con un mandil de tiras de cuero. La fecha deeste relieve parece ser la poca de los Antoninos. De la misma poca es la estela sepul-cral del nio Quintus Artulus,muerto a los cuatro aos, procedente de Baos de la En-cina, en las proximidades de la localidad anterior. Representa al hijo de un minero con

    12 C. Domergue, Les exploitations aurifres du Nord-ouest de la Pninsule Ibrique sous l'occupation ro-maine, La minera hispana e iberorromana, 141 y ss. Idem, Introduction l'tude des mines d'or dunord-ouest de la. Pninsule Ibrique dans l'Antiquit,Legio VII Gemina, Len 1970, 253 y ss. Idem,

    propos de Pline. Naturalis Historia 33, 70-78 et pour illustrer sa description des mines d'or romainesd'Espagne, Archivo Espaol de Arqueologa 45-47, 1972-74, 499 y ss. Idem, La mise en valeur des gi-sements d'alluvion aurifres du nord-ouest de l'Espagne dans l'Antiquit, une technique d'exploitationromaine, Congreso Nacional de Arqueologa 12, 563 y ss. D. G. Bird, The Roman Gold Mines of

    North-West Spain, BJ, 1972, 36 y ss. P. R. Lewis - G. D. Jones, Roman Gold Mining in North WetsSpain,Journal of Roman Studies 60, 1970, 169 y ss. G. Senz - J. Vlez, Contribucin al estudio de laminera primitiva del oro en el noroeste de Espaa,Madrid, 1974. La importancia de la regin minerade Asturias y Galicia queda bien manifiesta en la creacin de la provinciaHispania, nova, citerior an-toniniana.(CIL II 2661). o sea. de la regin que comprenda los cotos del NO. F. de Almeida, Minas deouro na "Gallaecia" portuguesa,Legio VII Gemina, 287 y ss.

    13 A. Garca y Bellido, Lpidas votivas a deidades exticas halladas recientemente en Astorga y Len, Boletn de la Real Academia de la Historia 163, 1968, 101 y ss. D. Nony, propos des nouveaux pro-curateurs d'Astorga,Archivo Espaol de Arqueologa 43. 1970. 195 y ss.

    14 A. Blanco - J. M. Luzn, op. cit., 85, fig. 5.

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    martillo y cesta de juguete 15. Estos relieves prueban igualmente la explotacin de lasminas de plomo argentfero, en el siglo II, en las proximidades de Cstulo.

    Los metales citados por Plinio 16 deban exportarse en mayor o menor grado en el

    siglo II. Las minas britnicas de cinc dejaron de explotarse desde el ao 50 al siglo III,lo que parece indicar que en las minas de este mineral en Hispania se trabajaba 17. Eltesoro imperial perciba de las minas hispanas la partida ms grande de ingresos. Hispa-nia y Britannia produjeron grandes cantidades de [-1011-] minerales, pero no se des-arroll en ellas una industria de fabricacin de bronces, como en Campania e, incluso,en la Galia. Las minas de oro y plata eran monopolio del emperador.

    Agricultura. Aceite. Arboricultura. Textiles.La agricultura era la principal fuentede ingresos. Los datos mencionados por Estrabn sobre la agricultura hispana, en gran

    parte, se refieren a los aos del Principado de Augusto, pero la situacin agrcola nodeba cambiar mucho en el siglo n y primera mitad del siglo III, hasta la invasin de

    francos y alemanes, hacia el 262

    18

    . Esto se deduce del hecho de que en las monedas deAntonino Po 19 est la efigie de Hispania, de pie, con corona de torres y cogiendo unasespigas; a su pie hay un conejo y confirma el elogio de la riqueza del valle del Betisescrito por Filstrato en poca severiana (VAp.5, 6), en lo que coincide con Estrabn (3,141 y ss.).

    El aceite segua siendo uno de los productos hispanos ms afamados. El momentode mxima exportacin y, por lo tanto, de produccin del aceite btico, se sita entre losaos 140-160, disminuyendo notablemente desde el ao 160 al 200. Pausanias (10, 32,19) en poca de Marco Aurelio, junto a los aceites finos del tica, Sicin y de Istria,menciona el hispano. Galeno (De sanit. tuenda 3, 605) da algn dato interesante sobreel laboreo de la aceituna en Hispania, como es que las aceitunas se prensaban blancas y

    no maduras. El enorme consumo de aceite en todo el imperio, utilizado no slo para usodomstico, sino tambin en droguera y perfumera, determin la poltica olecola de losAntoninos, cuya poca marca el momento de mxima exportacin del aceite hispano,como se ver ms adelante.

    A la arboricultora alude tambin el mdico Galeno, que cita las ciruelas de Hispa-nia (De sanit. tuenda,5, 904; De bonis malisque suc. [-1112-] 5, 15) muy utilizadascomo purgante (De alim. fac. 2,31, 3;De bonis malisque suc.6, 51). El esparto, que fueuno de los productos hispanos ms famosos en el Mundo Antiguo (Plin. NH19, 26 yss.; 37, 203; Mela 2, 86; Str. 3, 4, 9-10), lo menciona Oppiano, escritor de la poca de

    15 A. Blanco - J. M. Luzn, op. cit.,86, fig. 10.16 J. M. Blzquez, Fuentes literarias griegas y romanas referentes a las explotaciones mineras de la Hispa-

    nia Romana,134 y ss.17 M. Rostovtzeff, op. cit.,II, 173.18 J. M. Blzquez, La crisis del siglo III en Hispania y Mauritania Tingitana, Hispania 28, 1968, 5 y ss.

    Sobre las explotaciones agrcolas en el Valle del Guadalquivir cf. M. Ponsich, Prospections archologi-ques dans la Valle du Guadalquivir,Mlanges de la Casa de Velzquez 8, 1972, 603 y ss. Idem,Im-

    plantation rurale antique surle Bas Guadalquivir,Pars 1974. Sobre la esclavitud en Hispania cf. J. M.Mangas, Esclavos y libertos en la Espaa Romana,Salamanca 1971. J. M. Blzquez, L'esclavage dansles exploitations agricoles de l'Hispania Romaine, Mlanges de la Casa de Velzquez 8, 634 y ss.; L.Abad,El Guadalquivir, va fluvial romana,Sevilla 1975.

    19 J. M. C, Toynbee, The Hadrian School,Cambridge 1934, 97 y ss. H. Cohen,Description historique desmonnaies,II, Graz, 1955, 310 y ss. 413.

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    Marco Aurelio (Hal.3, 342), que dice que con l se confeccionaban redes de caza 20.Gran parte de la Btica y de la costa levantina estaba en regado mediante los clebrescanales tartsicos de los que habla Estrabn (3, 2,5; 5, 4) y de los que se conservan al-

    gunos en el levante ibrico, como los de Mijares (Valencia)21

    , que, aunque de comien-zos del Imperio, deba continuar en explotacin. La gran masa de la poblacin del cen-tro y de la mitad norte de Hispania, segua dedicndose a la agricultura, al pastoreo y alas explotaciones mineras.

    Robert Etienne 22 recientemente cree que los nombres de Crdoba,Astigi eHispa-lis,citados en las nforas, indican la vinculacin de la propiedad aceitera a un conventus

    jurdico para el cobro de los derechos de aduanas. El gran nmero de marcas seala unelevado nmero de distribuidores de aceite, pero prueban tambin la existencia de gran-des propiedades familiares, pues seguramente muchos propietarios deban ser distribui-dores como los IIAVR. HERACLAE PAT ET FIL,y losIIIENNIORUM IULIORUM.Un mismo propietario tena varios fundi, lo cual es muy posible, como los III

    ENNIORUM IULIORUM.Variosfundi se vinculaban a un mismo nombre, como el deL. IUNIUS MELISSUSy los fundi Scimmianorum y de F. Paterni,dependientes delconventus de Hispalis.Al nombre Q. FR siguen cuatro nombres de lugar. Q.T.A.dispo-na de 8 villici,lo que correspondera a 8fundi.No hay duda, pues, de la existencia deimportantes propietarios en la Btica. Etienne piensa en la extensin de 1.500 a 2.500Ha. para las explotaciones agrcolas de trigo y olivar, y que posiblemente haba unacierta oposicin entre la pequea y media propiedad alrededor de las villas, trabajadasstas por personal libre, y la gran propiedad, que requerira unas grandes inversiones dedinero, que lo seran por esclavos, pero a partir de Marco [-1213-] Aurelio se debigeneralizar en Hispania, como en frica y an antes, los colonos libres. Estas grandes

    propiedades seran las confiscadas por Septimio Severo, despus del ao 197. La ex-plotacin de Aurelius Heracles,que dispona de tres fundi, Barba, Crumese y Cepar,pas a las manos de tres emperadores, que tienen que ser Septimio Severo, Caracalla yGeta. No hay huellas de que en la Pennsula Ibrica desarrollaran una poltica agrariadel tipo de la llevada a efecto en frica 23.

    Ganadera, Pesca, Caza.La abundancia de ganado bovino queda bien patente enalgunas estelas; as en una procedente de Hontoria de la Cantera (Burgos) 24 se esculpia un pastor que sigue a dos bueyes; en la de Gastiain 25 (Navarra) un gran toro ocupa la

    parte central de la composicin; y en las lpidas de Sos del Rey Catlico, Sofuentes,Artajona, Los Baales, Eslava, Uju, todas ellas en Aragn y Navarra 26, quiz vincula-das con el culto al toro, o con Mitra, hay toros en todas ellas.

    20 J. Vil, El Campus Spartarius, Homenaje al Prof. Cayetano Mergelina, Murcia 1962, 837 y ss. A. Gar-ca y Bellido,La Pennsula Ibrica en loscomienzos de su Historia,Madrid 1953, 443 y ss.

    21 T. M. Doate, Riegos romanos del Mijares, Archivo de Prehistoria Levantina 11, 1966, 203 y ss.22 Les problmes historiques du latifundium,Mlanges de la Casa de Velzquez8, 622 y ss.23 M. Mazza,Lotte sociali e restaurazione autoriataria nell III secolo d.C.,Roma 1973, 157 y ss.24 A. Garca y Bellido, Esculturas romanas de Espaa y Portugal,Madrid, 1949, 376 y ss. J. M. Blz-

    quez, La economa ganadera de la Espaa Antigua a la luz de las fuentes literarias griegas y romanas,Emerita 25, 1957, 159 y ss.

    25 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,381 y 3. n. 385.26 J. Uranga, El culto al toro en Navarra y Aragn, Problemas de la Prehistoria y etnologa Vascas, Pam-

    plona 1966, 223 y ss.

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    Entre los caballos ms veloces cita Oppiano (Kyn.1278-290) los iberos; ms resis-tentes eran, en cambio, los libios. Se conoce bien la raza de caballos asturianos, los famo-sos asturcones, por las representaciones de quidos de ocho estelas vadinienses (Len),

    del siglo III27

    . Bien representado est tambin el caballo en las estelas de Zurita (Santan-der), o en la de Oyarzun, en Guipzcoa 28, o en la de Urbiola (Navarra) 29. [-1314-]La pesca era muy abundante en calidad y cantidad (Str. 3, 2, 7) 30. Galeno (De alim.

    fac.,3, 30, 4) cita el atn hispano y Oppiano (Hal.3, 620-624) describe bien su pescapor los marineros gaditanos. El gramtico del siglo II, Aulo Gelio, en susNoctae Atticae(6, 16, 5) cita la morena tartsica, al igual que el profesor de filosofa en Atenas, Pollux,en su Onomasticon (6, 63).

    La caza continu en poca imperial siendo muy abundante. Galeno (De alim. fac.3, 1, 15) menciona el conejo y Claudio Eliano (De nat. ann.13, 15) le describe. En unainscripcin dedicada a Diana por Q. Tullius Maximus, legatus Angust Legionis VIIGeminae, entre 162-166, se mencionan como animales salvajes de caza, las cabras,

    ciervos, jabales y caballos (CIL II, 2660). Feroces jabales y huidizos ciervos cita otrainscripcin mtrica de Clunia, junto a alusiones a las labores agrcolas 31. Siendo la cazatan estimada por los hispanos, no es de extraar que hubiera una buena raza de perros.Los galgos hispanos los menciona Oppiano en su poema Kynegetik (1, 391); reco-mienda este autor cruzar un perro srmata con una perra ibrica para obtener un buenresultado (Kyn.1, 397). Pollux (Onom.37) alaba los perros peninsulares. La aficin delos hispanos a la caza queda bien patente en una serie de relieves funerarios. Sin negarel carcter funerario del tema de la caza, el realismo indica claramente que los lapicidascopiaban escenas tomadas del natural. Estas estelas proceden de Lara de los Infantes(Burgos). Representan caceras de ciervos y jabales, a veces acompaadas de perros, ode un sirviente, posiblemente un siervo 32. Una escena de caza se representa en la estelade Octavia,hallada en Villatuerta (Navarra). El cazador, seguido de un perro, lleva es-cudo pequeo y espada. La fiera es un oso. Animales salvajes aparecen en otras estelas,como jabales y una cierva en la de Lucretius del Museo de Len 33. Estelas todas queson [-1415-] de poca de los Antoninos o de los Severos. La caza no tena importanciaeconmica, slo como ejercicio fsico y entretenimiento 34.

    Mercaderes. Comercio de exportacin. Aceite. Vino. Garum. Sigillata Hispana.Minerales. Banca. Importacin, terra sigillata, bronces y esculturas, Industria zapateray textil. Centros comerciales.

    Se conoce la existencia de compaas de comerciantes dentro de los lmites de estetrabajo. Los comerciantes hispanos de Puteoli, a finales del siglo II o comienzos del

    27 J. M. Blzquez, Caballo y ultratumba en la Pennsula Hispnica,Ampurias 21, 1959, 287 y ss., figs. 1-4, lms. I-V. E. Marcos, Nuevas lpidas vadinienses de la provincia de Len, Tierras de Len, 1971, 69y ss.

    28 J. M. Blzquez, L'hrosation questre dans la Pninsule Ibrique, Celticum 6, 1963, 416 figs. 11-12. I.Barandiarn, Tres estelas del territorio de los vascones, Caesaraugusta, 31-32, 1968. 200 y ss.

    29 I. Barandiarn, op. cit., 216 y ss.. fig. 6.30 A. Garca y Bellido,La Pennsula Ibrica en los comienzos de su Historia,457 y ss.31 S. Mariner, Correcciones al texto de un epgrafe mtrico cluniense, BSEAA 25, 1959, 17 y ss.32 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,364 y ss., n. 357, 365, 37 ..1. A. Ab-

    solo,Epigrafa romana de la regin de Lara de los Infantes ,Burgos, 1974. n. 115-116, 139.33 A. Garca y Bellido, op. cit.,381, n. 389.34 J. M. Blzquez, Caballo y ultratumba en la Pennsula Ibrica,lm. V, 2.

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    siguiente tenan un almacn donde guardaban las salazones (Elian, De nat. ann.136).Todo el importante comercio btico de aceite, vino, garum y minerales iba a Roma atravs de Ostia. La importancia del comercio peninsular queda bien patente en la pre-

    sencia de una serie de gentes hispanas en la ciudad dedicadas al comercio de productospeninsulares, como Dorotheus, procurator massae marianae (CIL XIX, 52), posible-mente un liberto imperial, como elHispanus (CIL XIV, 4316), que consagr un ara algenio del emperador, agradecido por haber sido nombrado tabularius.En Ostia no haynoticia de la existencia de una corporacin de comerciantes hispanos, como en Puteoli,dedicada a la importacin del vino, aceite y garum hispanos; quiz la administracin deeste comercio, estuviera en manos de comerciantes procedentes de otras regiones im-

    periales 35. Varios son los hispanos residentes en Ostia, como el lusitano M. CassiusMaximus (CIL XIV, 4822), natural deAeminium; el liberto, a juzgar por el cognomen L.Numisius Agathemerus, natural de Hispania Citerior (CIL XIX, 397) y M. AemiliusMalacitanus (CIL XIV, 4778). Esta gente se dedicara toda ella muy posiblemente al

    comercio de productos hispanos. Testigo de este comercio hispano a travs de Ostia sonlas nforas hispanas del Monte Testaccio en Roma, que desembarcaron en el puerto deOstia y los pocos fragmentos de sigillata hispana,aparecidos en las excavaciones deOstia 36 y principalmente los sellos de nforas, que hablan de una intensa actividadcomercial con Hispania, hasta el ao 160. A partir de Cmodo hace en Ostia su apari-cin el aceite africano, probablemente sustituyendo tmidamente, al principio, al btico.Un intenso trfico [-1516-] comercial con Oriente y ms concretamente con Siria, dedonde proceden, indican las anclas de navos naufragados en los puertos de Huelva,Mlaga y Carthago Nova 37; estas ltimas, gemelas de las anteriores, con nombres si-rios. Posiblemente exportaban metales, pues las tres ciudades citadas eran centros im-

    portantes de exportacin de minerales. Una inscripcin griega de Mlaga menciona auna comunidad de negotiatores orientales, sirios y asiticos, presidida por T. Clodius

    Iulianus 38. La inscripcin hoy est perdida y su fecha 110 es segura. Se trata de unacomunidad de comerciantes dedicada posiblemente a la exportacin degarum o de me-tales de Sierra Morena. Parece ser que los malacitanos se dedicaban fundamentalmenteal comercio de las salazones, pues en Roma vivi un cierto P. Clodius Athenius,negotians salsarius,que perteneca a una sociedad de negotiatores malacitanorum (CIL

    35 A. Balil, Hispania y Ostia,Archivo Espaol de Arqueologa 33, 1960, 215 y ss.36 A. Balil, Notas sobre terra sigillata hispnica, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos 43, 1957, 715

    y ss.37 J. Juregui - A. Beltrn Acerca de unas anclas romanas del Museo de Cartagena, Crnica del II Con-

    greso Arqueolgico del Sudeste Espaol, 1946, 336 y ss. A. Garca y Bellido - J. Menndez Pidal, Eldistylo sepulcral romano de Iulipa (Zalamea), Madrid 1963, 74 y s., con todos los testimonios sirios enHispania. De procedencia hispana y de poca de Antonino Po son tres lingotes de cobre de Planier(Francia) (M. Euzennat, Lingots espagnols retrouvs en mer, Etudes Classiques, 3, 1968-70, 89 y ss.).La lectura de M. Euzennat de uno de ellos, que es mucho mejor que la P. Benoit, permite conocer la fe-cha, el nombre, Primulus, del explotador de la mina o agente imperial encargado de su control, el peso,97,250 Kg. y el lugar de residencia del procurador, Ossonoba, en el Sur de Lusitania; un segundo lin-gote tiene el mismo formulario: indicacin del peso, 98,235 Kgs., nombre del explotador, Cossini Crasil(iberti) m(etalli) p(ublici) c(onductoris) y referencia a un procurador que controlaba la explotacin:a(gentis) v(ice) p(rocuratoris); F. Laubenhemer-Leenhard, Recherches sur les lingots de cuivre et de

    plomb d'poque romaine dans les rgions de Languedoc-Roussillon et de Provence-corse, Pars, 1973,36 y ss., para los lingotes de Planier.

    38 A. D'Ors, op. cit., 395.

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    XIV, 9677). Otras inscripciones de Roma mencionan a comerciantes de aceite hticos:negotiatores olearii ex Baetica (CIL VI, 1625b); L. Marius Phoebus, mercator oleihispani ex provincia Baetica (CIL VI, 1935), C. Sextius Regulianus, diffusor olearius ex

    Baetica,que trafic enLugdunum (CIL VI, 29722). Posiblemente traficaba en negociosaceiteros el mercator cordobs M. Fabius, libertus Trium Marcorum,establecido enNarbona (AE,1916, 41). El sur de la Galia atrajo bastantes hispanos, posiblemente dedi-cados al comercio, pues en Nmes exista una regio hispana (CIL XII, 3363). Un proto-tipo de comerciantes en aceite es la familia de los [-1617-]Aelii Optati,procedentes dela Galia y establecidos en la Btica en el siglo II. En Peaflor, entre Sevilla y Crdoba,en plena zona aceitera, se hall una estela funeraria erigida porAelia Opiata en memo-ria de Q. Aelius Optatus 39 (CIL II, 2329). Sus marcas de aceite aparecen en Autun yRoma. La familia parece tener otros miembros dedicados al comercio del aceite, como

    M. Aelius Alexander (CIL XV, 2689) y Q. Aelius Minicianus (CIL XV, 2690). Muchasnforas del Monte Testaccio llevan sobre su panza el nombre o los nombres de los ne-

    gociantes intermediarios. Estos poderosos traficantes compraban al por mayor la pro-duccin de tal o cual marca y aseguraban la expedicin a Roma, o a la Galia o al limesrenano. Los armadores, como los negotiatores,lograban, a veces, beneficios considera-

    bles. Las inscripciones de estas nforas llevan frecuentemente el nombre de L. AeliusOptatus (CIL XV, 3693, 3795). Una inscripcin de Ulia,Montemayor, menciona a L.

    Aelius Optatus (CIL II, 1533); como la inscripcin se fecha entre los aos 222 y 235,debe de ser un descendiente del exportador de aceite. Este estaba asociado para el co-mercio a otros negociantes, los Caecilii (CIL XV, 3795), mencionados en el ao 154(CIL XV, 3775) y cuyo nombre se lee incompleto, D. D. Caeciliorum Hospitalis et

    Materni (CIL XV, 3769), ao 154 y en una inscripcin de cija, D. Caecilius Hospitaliset Caecilia Materna (CIL II, 1474). Los Caecilii de las nforas pintadas de Roma vivanen Astigi hacia el ao 160. Su asociado traficaba por el mismo tiempo en Astigi.Elnombre de esta ciudad va pintado muy frecuentemente cerca del asa en las inscripcionesdel Testaccio. Se puede deducir que dos miembros de la familia, en la misma regin, yaque Peaflor est a poca distancia deAstigi y bien comunicada, se dedicaban al comer-cio aceitero en la misma zona, durante el segundo tercio del siglo II. Las inscripcionesde Sevilla son importantes por citar un colegio de barqueros que negociaban enHispalis(CIL II, 1168-1169). Los scapharii qui Romulae negotianturdedicaron una inscripcina Antonino Po. Es el mismo collegium scapharii Romulae consistentes (CIL II, 1183),que en poca de Marco Aurelio y L. Vero erigieron una lpida a Sextus Iulius,que des-empe muchos cargos militares y civiles y el de ayudante de Ulpius [-1718-]

    Saturnimis, praefectus annonae ad oleum afrum et hispanum recensendum item solami-na transferenda item vecturas naviculariis exolvendas y procurator Augusti ad ripam(CIL II, 1180) 40. Esta inscripcin seala la dependencia econmica en que los scapha-rii,como los navicularii,se encontraban con respecto a Sextus Iulius.Obtenan los navi-cularii por los servicios prestados una compensacin, que pagaba el delegado local del

    prefecto de la annona,que vigilaba todos los collegia de transportistas de la annona.

    39 E. Thouvenot, Una familia de negociantes en aceite establecida en la Btica en el siglo II: Los AeliiOptati, Archivo Espaol de Arqueologa 25, 1952, 225 y ss.; J. M. Caamao Gesto, Los Aelii de la Pe-nnsula Ibrica,Boletn del Seminario de Estudios de Arte y Arqueologa 38, 1972, 144.

    40 Sobre la carrera de Sex. Iulius Possessor, cf. H. Nesselhauf, Sex. Iulius Possessor, Madrider Mitteilun-gen 5, 1964, 180 y ss.

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    Tambin hay inscripciones hispanas que mencionan comerciantes de la localidad, comoQ. Ovilius Venustianus, negotians (CIL II, 4317) yPompeius Faliscus, mercator(CIL II6110), este ltimo del siglo II.

    En poca imperial hasta la gran crisis del siglo III Hispania continu exportandopreferentemente productos alimenticios y materias primas, algn producto de lujo comotextiles y redes de caza; aunque para la poca de los Antoninos y de los Severos, no sedisponga de autores, como Estrabn y Puni, que dan una lista de productos hispanos deexportacin. Luciano (Nav.23) menciona la salazn y el aceite hispano entre los boca-dos exquisitos, lo que indica que se exportaban a Oriente.

    Hispania export en poca de los Antoninos y de los Severos ingentes cantidadesde aceite a Roma y al resto de la Europa Occidental. Slo citaremos algunas marcas a t-tulo de ejemplos.

    L. F. C.,140-198? exporta a Colchester, Corbridge, Richborough, Roma, Vechten,

    Feldberg, Colonia-Mngersdorf, Vidy-Lausanne, Vindonissa, Au Bois de Vaud, Ma-guncia, Haddernheim, Arentsburg, Binchester, Londres, Walton-le-Dale, Autun, Lyon,Solothurn, Arentsburg, Augst, Augmantel, Fort de Compigne, Cannstatt, Saalburg,Bonn, Xanten, desde Estrella de la Torrentera, La Dehesilla y Castillejo, en la Btica.

    L. IUNI. MELISSIP.,poca de Antonino Po y Cmodo, exporta a Benwell, Car-pow, Castor, Chesters, Colchester, Corbridge, Heronbridge, Housesteads, Ilkley, Lin-coln, Londres, Piercebridge, Gilchester, Verulaminum,Wroxeter, York, Roma, Caude-

    bec-Les-Elbeuf, Metz, Neuss, Strasbourg, Treveris, Zugmantel, Clermont, Ruan, Fortde [-1819-] Compigne, Saalburg, Grand, Heddernheim, Handbridge, Malton, Osprin-ge, South Shields, Wroxeter, Augst, Engelhalbinsel, Kapersburg, St. Gervais-sur-Arve.Dpt. de l'Allier, St. Cyr-sur-Dive, Lison Fort de Compigne, Oberparth, Grozen,

    Mandeure, Worms, Wiesbaden, Stolberg, Chesterford, Avenenes, Besanon, Dalheim,Lectoure, Prigueux, Cirencester, Angers, Arentsburg, Braehy, Nantes, Vieux-Virtou,Vidy-Lausanne, desdeAstigi e Italica.El nombreMelisus indica un origen oriental paraesta familia, de condicin servil; el fundador de la firma sera ya hombre libre. En treslugares la firma va asociada a F. SIMMIANO (figlina Scimniana?),o a F. PATERNI.Otras veces aparecen los herederos de la firma.

    III MINICIOR, 160-230?, exporta a Colchester, Corbridge, Londres, Warrington,Roma, Arentsburg, Etampes, Maguncia, desdeArva en la Btica. A la primitiva firma sele uni un tercer miembro de la misma familia. Los dos primeros miembros exportabanen poca de Marco Aurelio y Cmodo, y la sociedad de los tres bajo Heliogbalo y Ale-

    jandro Severo.P. N. N.,160-210?, Caerleon, Cirencester, Colchester, Corbridge, Lincoln, Silches-

    ter, Soyth Shields, York, Roma, Arentsburg, Avenenes, Augst, Heddernheim, Treveris,Ruan, Berkach, Darmstadt, Oberflorstadt, desde Arva,aparece tambin en Moycs de S.Sebastin, Al-colea, y en la Btica. Un nfora lleva las siglas de Hispalis,puerto de em-

    barque.

    Q. I. A., 130-170, exporta a Roma, Boulogne, Wroxeter, Arausio, Heddernheim,Chester, Cirencester, Colchester, Corbridge, Richborough, Wroxeter, Arenstburg, Hed-dernheim, Kastell Echzell, Maguncia, Metz, Treveris, Strasbourg, Walheim, Vienne,desde Malpica, en la Btica. Algunas nforas llevan escrito el nombre deAstigi,que era

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    la aduana donde se pagaban los consumos. En tres nforas se leen los nombres de QQ.Caesiorum Caesiani et Macrini, Q. Caesius Caesianus y Q. Caesius Macrinus; son po-siblemente los consignatarios de los buques o quizs los mismos expedidores de la mer-

    canca.Posiblemente son los mismos que se documentan igualmente en otras nforas (Q.C. C. y Q. C. M.). [-1920-]

    Q. I. M.,130-180, exporta a Ilchester, Roma, Lezoux, Trion, Fin d'Annecy, Arents-burg, Bregenz, Dpt. de l'Oise, Kastell Butzbach, Wiesbaden, Caudebec-les-Elbeuf,Avenches, Rottweil, Londres, Sedlescombe, Augst, Ems, Zugmantel, Mlhausen,Stockstadt, Friedberg, Saalburg, Xanten, Vienne, desde Malpica.

    Q. M. R.,140-180, exporta a Ambleside, Chester, Corbridge, Londres, Papcastle,Richborough, Shopshire, Wroxeter, Roma, Dpt. de l'Oise, Laufen, Strasborug, Vindo-nissa,Zugmantel, Arausio, Vienne, Fort de Compigne, Lunnern, Mardeure, Magun-

    cia, Heddernheim, Arentsburg.Q. ND. AND,130-180, exporta a Roma, Arentsburg, Londres, Kastell Erbach. Un

    nfora lleva el nombre de la ciudad de Crdoba, posiblemente donde estaba la aduana.La hacienda se encontraba probablemente en el conventus de Crdoba, ya queAstigi e

    Hispalisparecen tener aduanas para sus productos.

    SAENIANENSES, 80/90-130/140, exporta a Londres, Richborough, Roma, Alise,Sta. Reina, Augst, Avenches, Bern, Grimmlinghausen, Maguncia, Metz, Neuss, Nijme-gen, Nuits St. Georges, Trion, Vindonissa, Ginebra, Ste. Colombe, St. Albans, Bonn,Vichy, Windisch, Vienne, Baden, Aosta, St. Germain, Studenberg, Basel-Augst, Nuits,St. Georges, Frankfurt, Stolberg, Hammerau, Nyon, St. Colombe, Angers, Acqua Sa-

    baudia,Caerwent, Leicester, St. Albans. Lafligina se encontraba posiblemente en LasHuertas del Ro.

    SAXUM FERREUM,110-160?, exporta a Black Gate, Canterbury, Chester, Ciren-cester, Colchester, Ilkley, Lincoln, Wroxeter, York, Roma, Alise, Ste. Reine, Baden,Maguncia, Trion, Vindonissa, Ginebra, Poitiers, Autun, Melun, Fort de Compigne,Besanon, Bonn, Vechten, Arles, Trinquetaille, Arausio, y en Hispania, La Reina yHuerta de Beln. Una inscripcin del Monte Testaccio lleva el nombre de Crdoba,lugar de la aduana y de los consumos. La figlina se hallaba posiblemente en Huerta deBeln, a pocos kilmetros de Celti.

    F. SCIMINIANO, SCIMNIANI,160-210, exporta a Benwell, Broughon-Humberm

    Carpow, Chester, Cirencester, Colchester, [-2021-] Corbridge, Housesteads, Londres,Norton Disney, Sea Mills, Selby, Silchester, Wakering, Wroxeter, York, Roma, Arents-burg, Bingen, Grand, Heddernheim, Maguncia, Niederbieber, Zugmantel. Un nfora delMonte Testaccio lleva la fraseR(eceptum)oR(ecognitum)/FIG SCIMNIA AS(tigi); estdatada en el ao 161; posiblemente indica que la aduana y los impuestos situados enAs-tigi haba recibido el envase, desde elfiglinum Scimmanum,que deba encontrarse en elconventus de la ciudad.

    Muchas de estas estampillas tienen variantes que son muy importantes para cono-cer las familias de los exportadores, pero aqu se prescinde de ellas, aunque no de los

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    lugares a donde se exportaban. Del estudio de N. H. Callender 41 es posible deducir,como lo hace l, algunos datos extraordinariamente importantes para el comercio btico.Desde el principio del siglo I el sur de Hispania reemplaz a Italia como regin exporta-

    dora de productos, lo que implica la decadencia de la agricultura y vinicultura itlicas;el vaco que en la exportacin dej Italia lo llen la Btica desde principios del siglo I. La annona imperial era el principal consumidor del vino y aceite hispano, es decir,

    la poblacin de Roma y el ejrcito del limes europeo. Como M. H. Callender 42acertadamente escribe: "la enorme extensin del comercio del sur de Hispania quedaatestiguada por las numerosas nforas globulares, estampilladas y sin estampillar halla-das en el Occidente y por la gigantesca masa del Monte Testaccio, el ms importantetestimonio de la exportacin hispana a otros lugares occidentales y el gran nmero denforas globulares halladas en las ciudades excavadas". Ya Dressel, que estudi en elsiglo XIX las nforas del Monte Testaccio, lleg a la conclusin de que la mayora pro-cedan de la Btica y de la Tarraconensis y ms concretamente del Valle del Guadalqui-

    vir. Esta exportacin es de capital importancia para la historia econmica del Occidentee indica el papel importante [-2122-] desempeado por Hispania en los dos primerossiglos de la Era. Este comercio comenz a decaer con los Severos. A partir de AlejandroSevero debi desaparecer en gran parte, posiblemente debido a las confiscaciones deque fue objeto por el fundador de la dinasta. Hasta la poca de los severos fue empresa

    privada. Algunas nforas llevan indicaciones segn lo sealado, de estar bajo confisca-cin imperial, es decir, de haber sido nacionalizadas despus del 197. La mencionadainscripcin de Sextus Iulius Possessor, que durante los aos 161-163 fue procuradorimperial del valle del Betis y ayudante en la inspeccin del aceite de frica e Hispania,indica que posiblemente su cargo no tena por finalidad controlar el comercio aceitero

    por el Estado, como sugiere Rostovtzeff43, quien cree que el aceite exportado a Romaera un impuesto en especie pagado por la hacienda imperial en las provincias, sino,como Van Nostrand indica 44,Iulius Possessorera un inspector de la calidad del aceite.El Estado Romano no pona ningn impuesto a sus propios productos. Las nforas his-

    panas con tituli picti 45 normalmente incluyen los smbolos , ,etc., que posible-mente hacen referencia a un impuesto. Los productos hispanos pagaban un impuestocomo lo indica la inscripcin de Ostia que menciona el impuesto de 2 1/2 por ciento(CIL XIV, 4708).

    En las estampillas del sur de Hispania va indicada frecuentemente la figlina:Barbenss, Ceparia, Grumensis, Salsensis, Scalensia, Saxum ferreum, Scimnianum,Virginenia. Otras estampillas indican la cooperacin de dos o ms miembros de la

    familia en el comercio, como losIIAurelii Heracles,padre e hijo, losIIIErmii Iulii,los41Roman Anforae,Londres 1965. Tambin A. Beltrn,Las nforas romanas en Espaa,Zaragoza 1970,

    589 y ss. E. Thevenot, L'importation des produits espagnols chez les duens et les lincons, Revue Ar-chologique de l'Est et du Centre Est1, 1950, 68 y ss. El ao 257 Hispania dej de exportar aceite, se-gn las nforas del Testaccio. R. Etienne, Les amphores du Testaccio au III sicle, MAH61, 1949, 151y ss. En el libro de M. H. Callender no hay nforas posteriores al 235. E. Rodrguez Almeida, Noveda-des de epigrafa anforaria del Monte Testaccio, Recherches sur les amphores romaines, Roma 1972,106 y ss.

    42Op. cit.,49.43PW,13, 139.44Op. cit.,196.45 M. H. Callender, Op. cit.,22.

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    IIIuni Melisii y losIIMenicii.Las aduanas estaban en Crdoba, Astigi e Hispalis (elnombre deAstigi aparece 95 veces; el de Crdoba 45 y el deHispalis 35). Esta exporta-cin llevaba consigo el cultivo del olivo, la fabricacin de envases, buenas vas fluviales

    y martimas de transporte, gran nmero de puertos de embarque, desarrollo grande de laindustria de construccin naval y una gigantesca mano de obra; todo ello implica uncomercio bien organizado y unas redes de distribucin muy perfeccionadas. En Hispa-nia haba una tendencia no muy grande hacia el gran latifundio. Sin embargo, el desa-rrollo de la [-2223-] industria aceitera presupone la aparicin de una agricultura de tipocapitalista.

    A juzgar por las inscripciones pintadas procedentes del Monte Testaccio, que hanpodido ser datadas, el auge del comercio aceitero hispano se puede situar entre los aos140 y 165, segn se indic ya. Desde el punto de vista de la economa el momento me-

    jor de Hispania fue el reinado de Antonino Po, a juzgar por la exportacin del aceite ylas explotaciones de las minas de Riotinto, confirmando lo escrito por su bigrafo (SHA.

    Vita Anton.1,2) de que bajo su mandato todas las provincias florecieron. En Hispania,en general, se acusan las mismas corrientes econmicas, sociales y religiosas que en elresto del Imperio Romano. Las mismas inscripciones indican que en Hispalis, Astigi yCrdoba estaban las fbricas del Valle del Betis para la fabricacin de nforas. Basterecordar que en la carta de Alcal del Ro, en plena zona aceitera, se hallan 30 fbricas,diseminadas por un territorio de 250 Km2 46. Las tres ciudades estn muy biencomunicadas entre s. La exportacin de aceite a Britannia es prcticamente toda his-

    pana hasta el final del siglo II; despus se debi dirigir a Roma el comercio.Din Crisstomo (Orat.79, 5) alude al coste elevado de las importaciones hispanas

    a Italia y a la sangra de dinero que costaban que, en parte, deba quedar en Italia, de-bido al absentismo de los grandes terratenientes y a su permanencia en Italia, como losValerii Vegeti 47.

    Clculos sobre el volumen de las exportaciones hispanas son muy difciles dehacer. Se calcula por T. Frank48 que el Monte Testaccio tiene unos cuarenta millones denforas aproximadamente, casi en [-2324-] su totalidad procedentes de Hispania, en

    poco ms de un siglo, con predominio del vino y aceite sobre elgarum;en total, unosdos mil millones de litros, ya que la capacidad media de cada nfora es de unos 50 li-tros. El precio del nfora oscilaba entre 20 y 40 sestercios. El valor total del MonteTestaccio puede calcularse en 1.200 millones de sestercios y fue hecho en poco ms deun siglo, a partir del II. T. Frank ha calculado el consumo anual de vino y aceite entreciento doce y siete millones de litros anuales respectivamente y que el 50 % o algo ms

    del vino consumido en Roma proceda de Hispania, siendo todava mayor la importa-46 M. Ponsich,Implantation,292 y s.47 A. Balil, Los Valerii Vegeti, una familia senatorial oriunda de la Btica, Oretania 8-9, 1961, 96 y ss.

    Sobre el Kalendarium Vegetianum, res privata de Marco Aurelio, cf. A. M. Canto, Habis 4, 311 y ss.Marco Lucrecio, citado en esta lpida, es el cuarto funcionario de dicho cargo, lo que indica que esta

    procuratela era de gran envergadura. Se trataba de una donacin que debi desaparecer hacia mediadosdel siglo III. Los funcionarios de esta procuratela son: T. Claudius Proculus Cornelianus entre 161-167;

    P. Magnius Rufus Magonianus, 180-189; L. Cominius Vipsanius Salutaris, 193-209; M. LucretiusIulianus,2-211. Sobre las principales familias bticas cf. C. Castillo, Stdte und Personen der Baetica,Aufstieg..., 631 y ss.

    48 Rome and Italy of the Empire,An Economic Survey of Ancient Rome. V, 272 y s.

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    cin de aceite, lo que suma unos ingresos de 60 y 24 millones de sestercios respectiva-mente. A estas cifras hay que aadir el consumo de Britannia, Galia y Germania.

    M. Ponsich 49 insiste en que el N de Mauritania era, en gran parte, una continuacin

    de la Btica y que las capas superiores de la poblacin tenan preferencia por los pro-ductos hticos, como el aceite; incluso sugiere, al igual que para el llamado garum ga-ditano, que la zona de Tnger enviaba todo su aceite a la Btica, donde posiblementemezclado con el btico era reexportado bajo otra etiqueta a las regiones mediterrneas.Habra, pues, un gran consorcio hispano-marroqu, exactamente igual que para el ga-rum, y esta centralizacin de productos estara en manos de compaas,socii.Todas lasfbricas de salazn del Estrecho, tanto las ya citadas como las de Mauritania Tingitana(Lixus,Arzila, Kouass, Tahadart, Cotta, Sahara, Alcazarsegher, Senia y Torres) forma-ran una gran cooperativa cuya direccin estara en manos de los gaditanos, pueblo co-mercial y marinero por excelencia (Str. 3, 1, 8).

    Hispania export terra, sigillata durante toda la poca imperial. Fragmentos de te-

    rra sigillata hispana han aparecido en Stoskstadt, Germania, Saint Bertrand deCominges, Saint Placart y Ostia. Mauritania Tingitana fue la regin del Imperio queimport ms terra sigillata hispana.Sobre un millar de ejemplares de diversa proceden-cia, hay casi 400 estampillas de procedencia hispana, concretamente de la Btica 50. His-

    pania comienza a exportarterra sigillata a [-2425-] Mauritania Tingitana en la segundamitad del siglo I, sigue la exportacin en el II, para desaparecer en la segunda mitad delsiglo III. La gran masa de vasos hispanos exportados a Mauritania Tingitana procede dealfares localizados en el sur de la Pennsula. Losminerales eran exportados en su mayo-ra a Roma.

    Este gigantesco comercio de exportacin, al igual que el de importacin y la ex-plotacin de las minas, requera una banca bien organizada y bien distribuida en loscentros claves de la economa. Banqueros aparecen citados en varias inscripciones; as

    A. Virgilius, argentarius en Carthago Nova (CIL II, 3440) ; los numularii deEmerita,Augusta (CIL II, 498) y Iulius Secundinus,en Onda, Castelln (CIL II, 4034). En unlegado fundacional de Barcelona de tiempos de Marco Aurelio el capital se coloca al 6% de inters y en uno un poco ms antiguo, de tiempos de Antonino Po, tambinhallado en Barcelona, el inters es al 5 % 51.

    Hispania importaba preferentemente bienes de consumo y productos manufactura-dos, fundamentalmente con carcter decorativo.

    49Recherches archologiques Tanger et dans sa rgion,Pars, 1970. 238, 258 y ss., 282 y s., 287, 290 ys.

    50 G. Martn, Comercio y produccin de cermicas finas en poca imperial, Comunicaciones a la I Reu-nin de Historia de la economa antigua de la Pennsula Ibrica , Valencia 1968, 120. Ac.-CP. OstiaIII, Studi Miscelanei 21, 1969-72, 682 y ss. 688. J. Boube,La terra sigillata hispanique en MaurtanieTingitane, I, Les marques de potiers, Rabal, 1965, Idem, La terra sigillata en Maurtanie Tingitane.Supplment au catalogue des marques de potiers,BAM6, 1966, 115 y ss. En contra de la reciente tesisde M. Gabriela Martn, Consideraciones sobre la terra sigillata hispnica, mauritana y la terra sigillataclara en Marruecos,Papeles del Laboratorio de Arqueologa de Valencia 6, 1969, 151 y ss., quien creeque gran parte de la sigillata de Mauritania, que Boube cree ser de origen hispano, no lo es, est elhecho de que recientemente han aparecido en Andjar (Jan) moldes de terra sigillata que aparece enMarruecos. Y tambin C. Domergue, Marcas de alfareros en "terra sigillata" procedentes de Cstulo yaportaciones a la "terra sigillata" hispnica de tipo B, Oretania 9, 1967, 24 y ss. M. Ponsich, Prennitdes relations dans le circuit du Detroit de Gibraltar,Aufstieg..., 655 y ss.

    51 A. D'Ors, Op. cit.,520 y ss.

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    Hispania import posiblemente a lo largo de los siglos II y III la llamada sigillataclara,de origen africano, documentada en la costa mediterrnea hispana: Rosas, Ampu-rias, Gerona, San Feli de Guixols, Tarragona, Valencia, Jvea, Elche, Cartagena, San

    Pedro de Alcntara, Baleares e Ibiza52

    . Algunos bronces son muy [-2526-] posible-mente importados, como la taza argntea de Alicante 53. La mayora de las esculturashalladas enItalica son buenas copias hechas en Roma. La Venus deItalica,de influen-cia alejandrina, y el Mercurio vinieron igualmente de Roma 54. Llegaban probablementecomo cargas de retorno de los barcos que comerciaban entre Hispania y Roma. En His-

    pania hay un nmero relativamente grande de copias griegas que llegaron en poca delos Antoninos y de los Severos, como el Esculapio, de procedencia desconocida, depoca antoniana, copia de un original griego de poca helenstica 55, la cabeza de Hrcu-les hallada en Tarragona, de influjo escopeo, fechada en la segunda mitad del siglo II 56y el Dionysos de Aldaia, Valencia, creacin romana imperial del siglo II avanzado 57.Importada de Grecia o de Italia es la cabeza de stiro deItalica,de finales del siglo II 58.

    El material de algunas esculturas procede de fuera de Hispania, bien porque llegara enbruto, bien ya trabajado, como las cabezas de Marco Aurelio y L. Vero, halladas en Ta-rragona 59, de mrmol itlico, al igual que el busto de joven procedente de Italica,depoca de Marco Aurelio 60. De mrmol de Carrara es un busto de varn de poca deMarco Aurelio 61. Los sarcfagos llegaban ya tallados y eran la carga de retorno igual-mente de los barcos que transportaban mercancas hispanas. Importado probablementede Roma es el de Husillos, Palencia, con el tema de la Orestiada, fechado a mediadosdel siglo II 62. De [-2627-] poca de los Severos e importado de Roma es el sarcfagode Crdoba con las puertas del Hades 63.

    En Uxama 64, en la provincia tarraconense, en el siglo II, el collegium sutorum eri-gi un ara a los dioses Lugoves (CIL II, 2818). Los Centonarii, fabricantes de lonas,hechas de retazos cosidos, que empapadas en vinagre y agua se empleaban para extin-guir incendios, y de ah tambin significa el trmino bomberos, dedicaron un ara al em-

    perador Antonino Po, en Sevilla (CIL II, 1167). El colegio est compuesto por 100

    52 G. Martn, Op. cit.,121 y ss. L. Caballero, Cermica sigillata clara decorada de los tipos A, A/C y C,Trabajos de Prehistoria 28, 1971, 3 y ss. Idem, Estado actual del estudio de la cermica sigillata claradel Mediterrneo Occidental, Ampurias 28, 166, 139 y ss. Idem, Nuevos datos sobre cermica sigillataclara de tipo B y sigillata brillante, Trabajos de Prehistoria 27, 1970. 300 y ss. M. Fernndez-Miranda -L. Caballero,Abdera. Excavaciones en el Cerro de Montecristo,Madrid, 1975,passim.

    53 A. Garca y Bellido, Parerga de Arqueologa y Epigrafa hispano-romana, Archivo Espaol deArqueologa 39, 1966, 144 y ss.

    54 A. Garca y Bellido, Colonia Aelia, Augusta Italica,Madrid, 1960. 146, lm. 34; 148, lm. 38.55 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,88 y ss. n. 71.56 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,94 y ss. n. 781.57 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,96 y ss. n. 82.58 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,103, n. 96.59 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,36 y ss. ns. 26-27.60 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,59 y ss. n. 47.61 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,61, n. 48.62 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,212 y ss. n. 249.63 A. Garca y Bellido, El sarcfago romano de Crdoba,Archivo Espaol de Arqueologa 31, 1959, 3 y

    ss. F. Matz, Das Problem der Orans und ein Sarkophag in Crdoba, Madrider Mittei lungen 9, 1968, 300y ss.

    64 A. Garca Merino, La ciudad romana de Uxama,Boletn del Seminario de Estudios de Arte y Arqueolo-ga 36, 1970, 383 y ss.; 37, 1971, 85 y ss.

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    miembros; y constitudo directamente por el emperador. Un segundo colegio de fabri-cantes de lonas se documenta en Tarragona (CIL II, 4318) 65. Una fbrica de armas y deestatuas funcionaba en Valencia (CIL II, 3771). Los centros comerciales en poca de los

    Antoninos y de los Severos deban ser los mismos que los enumerados por Estrabn, enel libro tercero de su Geografa, dedicado a Hispania. Carthago Nova,que desempeun papel importantsimo en poca republicana como ciudad comercial y minera (Str. 3,210; 4, 6) debi decaer mucho a comienzos del Imperio 66.

    OFICIOS.

    La lista de oficios atestiguada en Hispania es la siguiente (se excluyen algunas pro-fesiones artsticas y comerciales de las que ya se ha hablado).

    Centonarii, Collegium, Hispalis (CIL II, 1167), de poca de Antonino Po.Infector, Liberalis, Obulco (CIL II, 5519), del siglo II o comienzos del III. [-2728-]Navicularii,cf. Scapharii.Perfector et pictor, Q. Attilius Messor,siglo II, Tarragona (CIL II, 4085).Scapharii, Hispalis (CIL II, 1168-9, 1180, 1183), ao 146 y de Antonino Po y Lu-

    cio Vero.Serrarii augustorum, Italica (CIL II, 1131), siglo III.Stractor, Silius Hospes, Tarraco (CIL II, 4114), poca de los Severos.Sutor, Collegium, Uxama (CIL II,2818), siglo II, Carthago Nova (CIL II, 5125).

    PROFESIONES LIBERALES.

    Varias inscripciones mencionan al homo bonus, en relacin con la justicia delmismo; as en Italica, Q. Cortalinus (CIL II, 1145), siglo III; enHispalis, L. Castritius

    Honoratus (CIL II, 1183); Vimulensis Gallus, en Baesippo, finales del siglo II o co-mienzos del siglo III (CIL II, 1924), y Aemilius Valerius Chorintus,en Tarraco,sigloIII (CIL II, 4261).

    Una inscripcin de poca de los Antoninos est dedicada por los confectores aerisa T. Flavio Angusti liberto, Polychryso, procuratori Montis Mariani (CIL II, 1179),

    procede deHispalis.Una sepultura de Emerita,de poca de Antonino Po, conservaba todo el instru-

    mental de un mdico dentro de dos estuches de bronce; el primero contena: una cucha-rilla de ciruga en bronce, una esptula, dos sondas y un escalpelo; un segundo estucheguardaba dos pinzas, tres planchas rectangulares, dos dobladas en ngulo recto, un ins-trumento impreciso y cuatro mangos, todo ello de bronce, una cuchara, una sonda, tam-

    bin de bronce, dos frceps y unas tijeras de hierro y fragmentos de ampullae de vidrio67.

    65 A. D'Ors, Op. cit.,391.66 J. M. Blzquez, Ciudades hispanas en poca de Augusto, Bimilenario de Caesaraugusta, Zaragoza

    1976. A. Balil, Casa y urbanismo en la Espaa Antigua. Casa familiar y vivienda colectiva en la EspaaRomana,Boletn del Seminario de Estudios de Arte y Arqueologa 38, 1972, 55 y ss. 39. 1973. 115 y ss.Bilbilis en el siglo II deba haber decado bastante, cf. M. A. Martn Bueno,Bilbilis. Estudio histrico-arqueolgico,Zaragoza 1975, 320.

    67 J. Zaragoza, La medicina en la Espaa Antigua, Cuadernos de Historia de la Medicina Espaola 4,1961, 149 y ss.

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    En Alcolea del Ro una inscripcin (CIL II, 6328) menciona a un denudatorgimnasius,finales del siglo II o comienzos del siglo III.

    En las estelas de Lara de los Infantes se representan algunos oficios, como un ven-

    dedor de lquidos y un telar68

    . [-2829-]Se conocen los nombres de algunos artistas que trabajaron en esta poca, como eldel escultorDemetrios,griego, a juzgar por la inscripcin en su lengua y por el nombreque esculpi a mediados del siglo II, en Emerita,en una estatua mitraica; el del pintorC. Silvanus,que trabaj en el siglo III en el techo de la tumba de Postumius en Car-mona; el de Q. Attius Messor,que pint en el templo de Minerva, en Tarragona, en elsiglo II; el del musivarius Perissoterus,que hizo un mosaico deItalica,griego, a juzgar

    por el nombre, al igual que Seleucus yAntius,siglo II yMarcely Marcelinus,que en elsiglo III trabajaron en Italica, el primero era probablemente liberto griego. Un arqui-tecto, indgena a juzgar por el nombre,Belcilesus,trabaj en el siglo III en Segobriga 69.La mayora de estos esclavos eran orientales.

    INDUSTRIA ARTESANA Y CONSERVERA. CERMICA.

    Hispania tuvo buenos talleres de escultura, localizados en Barcelona y Tarragona,en la Provincia Tarraconense. Al primero pertenece un retrato funerario femenino,hallado en Barcelona, con el peinado de Annia Galeria Faustina,esposa de AntoninoPo. Hubo tambin talleres ambulantes de escultores griegos que trabajaron en esta ciu-dad. A uno de ellos hay que atribuir la cabeza de desconocido, mal supuesta de AntonioPo, encontrada en la muralla de Barcelona. El mismo artista labr la cabeza del desco-nocido, coetnea de Faustina Menor y de Lucilla 70; a un taller que trabaj a final de losSeveros o un poco posterior pertenece el sarcfago tarraconense con el rapto de Proser-

    pina

    71

    de mala tcnica, y posiblemente el de las Musas y Apollo, de poca severiana,con algunos defectos evidentes en su composicin, que indica una produccin industrialde taller; est fabricado con mrmol itlico 72. Otros talleres trabajaban en otras regio-nes. Un trabajo local, con defectos en su ejecucin, es el [-2930-] sarcfago de Valado,Lusitania, datado en el siglo III, con Musas 73. Hispania ha dado buena escultura deemperadores fechada en poca antoniniana y severiana, muchas de cuyas piezas puedencompetir con las mejores del resto del Imperio, como los bustos de Antonino Po dePuente Genil 74, de Caparra, 75 y de Mlaga; de Marco Aurelio y de Lucio Vero de

    68 A. Garca y Bellido, Esculturas romanas de Espaa y Portugal,339, J. A. Absolo, op. cit.,n. 148-149.

    69 A. Garca y Bellido, Nombres de artistas en la Espaa Romana, Archivo Espaol de Arqueologa 28,1955, 7 y s., 10 y ss., 15 y s.

    70 A. Garca y Bellido, Retratos romanos hallados en las murallas de Barcelona, Archivo Espaol de Ar-queologa 38, 1965, 55 y ss.

    71 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,222 y ss., n. 252.72 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,228, n. 254.73 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,35 y ss., n. 25.74 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,350 y ss. n. 155; A. Blanco, Un retrato

    del emperador Antonino Po,Miscelnea de estudios dedicados al profesor Antonio Marn Ocete, Gra-nada, 1974, 59 y ss.

    75 J. M. Blzquez, Caparra, Madrid 1965, 60 lms., 18. Idem, Esculturas romanas en el Palacio de losExcmos. Duques de Airn en Plasencia,Zephyrus 14, 1963, 117 y ss.

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    Tarragona 76, de Septimio Severo de Emerita 77 y de particulares, como, adems de losbustos ya citados de Barcelona, el busto de desconocido deItalica,de poca de MarcoAurelio 78. De los aos de este gobierno, se conocen unos cuantos retratos buenos, como

    los procedentes de Jumilla (Murcia) y Villalba (Valladolid)79

    . De poca de Cmodo esel busto de varn de Boston, procedente de Hispania 80. Cabe enumerar otras varias pie-zas, como las cabezas halladas en la provincia de Toledo 81, los retratos de Faustina LaMenor de Utrera y el persa arrodillado de El Arahal (Sevilla) 82, de poca de los Antoni-nos; la estatua de Dionisos, del Mitreo de Cabra (Crdoba), un Eros dormido, fechadosen el siglo II 83, etc.

    Tres ciudades, Tarragona,Italica y Emerita son las que han dado [-3031-] las me-jores piezas escultricas de gran tamao, que indican la existencia de buenos talleres deescultura.

    Entre estas esculturas descuellan: el Mercurio sedente, de mediados del siglo II,procedente de Italica 84; los dos Cronos de mediados del siglo II, el Dadophoros, todos

    de Emerita 85 y el Plutn del teatro de Emerita, de la misma fecha 86; los Dionisosescanciadores de Tarragona y de Valencia 87; las cabezas de Serapis de Emerita yValladolid, de mediados del siglo II y de poca de los Severos, respectivamente 88. Lasmejores esculturas de dioses son la Venus de Emerita,de mediados del siglo II 89, lasDianas deItalica y Emerita 90 y la Ceres-Proserpina de esta ltima localidad, de media-dos del siglo II 91. Hispania puede presentar buenos ejemplares de relieves de edificiosreligiosos, como lo del templo de Marte, deEmerita,de poca severiana 92. A la pocaestudiada en este trabajo pertenece una serie de esculturas thoracatas militares romanas,halladas en Espejo (Crdoba), probablemente de poca de Septimio Severo; en Ibiza, detiempos de Adriano o Antonino Po; en Irua; en Tarragona, dos; y en Mrida, del pri-mer tercio del siglo III, obra de un taller local 93. De poca de los Severos es el Mauso-leo de Sdaba 94, buen exponente de la riqueza de la burguesa hispana de este perodo,que sigue las modas artsticas de Roma. Junto a estos talleres [-3132-] trabajaron otros

    76 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,36 y s., ns. 26-27.77 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,37 y s., n. 28.78 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,59 y s., n. 47.79 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,61 y ss., ns. 48-49.80 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,64 y s, n. 50.81 J. M. Blzquez, Retratos romanos de la provincia de Toledo, Archivo Espaol de Arqueologa 43, 218

    y ss.82 J. M. Luzn - M. P. Len, Esculturas romanas de Andaluca, II, Habis 3, 1972, 258.83 A. Blanco - J. Garca - M. Bendala, Excavaciones en Cabra (Crdoba). La Casa del Mitra (Primera

    Campaa, 1971),Habis 3, 314 y ss.84 J. Menndez Pidal, EL Mausoleo de Los Atilios,Archivo Espaol de Arqueologa 43, 1910, 89 y ss.85 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,117 y ss., n. 118-120.86 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,89 y ss. n. 72.87 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,95 y ss. n. 81-82.88 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,115 y ss. n. 116-117.89 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,141 y s. n. 145.90 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,148 y ss. n. 157-159.91 A. Garca y Bellido,Esculturas romanas de Espaa y Portugal,154 y s. n. 165.92 M. P. Len, Los relieves del templo de Marte en Mrida,Habis 1, 1970, 181 y ss.93 P. Acua,Esculturas militares romanas de Espaa y Portugal.I. Esculturas thoracatas,Burgos 1975.

    46 y ss., 51 y ss.. 56 y ss.. 80 y ss.94 J. Menndez Pidal, op. cit.,89 y ss.

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    tpicamente indgenas que produjeron obras de carcter funerario; son los conocidos conlos nombres de Len, Burgos y Navarra, siguiendo la clasificacin de A. Garca y Be-llido 95. El taller que ms tiende a la decoracin figurativa relivaria es el de Burgos. El

    grupo navarro se caracteriza por desempear los vegetales, la vid y los arbustos un pa-pel importante como elemento decorativo y simblico. En el noroeste, como en generalen toda Lusitania, las estelas estn llenas de signos astrales como en las de Vigo 96 y enlas de Monte [-3233-] Cild 97 hay representaciones de figuras completas. Un tipo espe-cial son las estelas de togados dentro de hornacinas, de un arte brbaro documentadas entoda la Pennsula: Carthago Nova,Cstulo (tres ejemplares), Peal del Becerro y Baos(Jan), Emerita, Talavn (Cceres), Valdunciel (Salamanca), Castro de San Facundo

    95 A. Garca y Bellido,Esculturas rumanas de Espaa y Portugal,321 y ss. Idem, Las ms bellas estelas

    geomtricas hispanorromanas de tradicin cltica,Hommage Albert Grenier, Bruselas 1962, 729 y ss.J. Elorza, Ensayo topogrfico de epigrafa romana alavesa, Estudios de Arqueologa Alavesa 2, 1967,119 y ss. Idem, Estelas decoradas romanas en la provincia de lava, Estudios de Arqueologa Alavesa4, 1969, 235 y ss. Idem, Un taller de escultura romana en la divisoria de Navarra y lava, Cuadernosde Trabajo de la Escuela Espaola de Historia y Arqueologa en Roma 13, 1969, 53 y ss. A. Lozano,Tipologa de las estelas y la poblacin de Hispania, Revista de la Universidad Complutense, 22, 1973,89 y ss.; J. A. Absolo, Nuevas urnas en forma de casa, procedentes de Poza de la Sal (Burgos),Boletndel Seminario de Estudios de Arte y Arqueologa 39, 1973, 434 y ss.; Idem, Epigrafa romana de IglesiaPinta (Burgos),Boletn del Seminario de Estudios de Arte y Arqueologa 38, 165 y ss.; Idem, Dos nue-vas inscripciones aparecidas en la provincia de Burgos,Boletn del Seminario de Estudios de Arte y Ar-queologa 38, 485 y ss.; C. Garca Merino, Una estela indita procedente de Lara (Burgos), Boletn delSeminario de Estudios de Arte y Arqueologa 37, 1971, 433 y ss.; R. Martn, Inscripcin romana deBercial, Alcolea del Tajo (Toledo),Boletn del Seminario de Estudios de Arte y Arqueologa 37, 165 y

    ss.96 J. M. lvarez - F. Bouza Brey, Inscripciones romanas de Vigo, Cuadernos de Estudios Gallegos 16,

    1961, 5 y ss. D. Julia,Etude pigraphique et iconographique des stles funraires de Vigo,Heidelberg1971. Tambin en Lusitania cf. J. M. Blzquez, Caparra, II, Madrid 1966, 35, lm. XX. C. Callejo,Aportaciones a la epigrafa del Campo Norbense, Boletn de la Real Academia de la Historia 157,1965, 30 y ss., lms. 13-14; 17, lm. 23; 68 y ss., lm. 31. Idem, Inscripciones del Museo de Cceres,

    publicadas por Monsalud y por Mallon y Marn,Revista de Estudios Extremeos 26, 1970, 430 y ss.,lms. 1-2; 37 y ss., lm. 6; 441 y s., lm. 13. Las conclusiones a que llega D. Julia en el estudio citadode las estelas de Vigo, que data en la primera mitad del siglo III son importantes desde el punto de vistasocial y religioso: predominio de la onomstica romana (slo dos mujeres llevan nombres indgenas,otros tres nombres asocian el elemento romano al indgena. En esta fecha la onomstica no es pura-mente latina, sino compuesta), el paso de los tria nomina al sistema de nombre nico, la presencia detres clunienses, la gente que ms emigra en Hispania (Julia piensa que posiblemente gozaban de un pri-vilegio fiscal, acordado por un rescripto), el medio social que indicaban estas estelas es el de la clasemeda. La originalidad ms significativa es la riqueza iconogrfica, 13 estelas entre 22 llevan signosastrales, frecuentemente asociados a rosetas, que nosotros creemos que indican una concepcin astralde la ultratumba y que no es un simple elemento decorativo; el signo de Tanit, de origen pnico, apa-rece en dos estelas. En las estelas de Vigo se representan frecuentemente figuras humanas completas.Julia ve en ellas una tradicin indgena tpica del noroeste, lo cual no es totalmente exacto, pues si bienlos llamados togados bajo hornacina se documentan ms bien hacia el noroeste; las estelas con figurashumanas son tpicas de la zona de lava y Navarra. Creemos que estas estelas de Vigo, que forman ungrupo muy homogneo, responden a una poblacin en funcin del puerto, posiblemente no galaica, yaque los mismos temas decorativos (incluso los signos astrales, arcos, tringulos, etc.) parecen ms pro-

    pios de otras regiones de Hispania que del noroeste.97 M. A. Garca Guinea - J. Gonzlez Echegaray - J. A. San Miguel, Excavaciones en Monte Cild. Olle-

    ros de Pisuerga (Palencia),Madrid 1966, 31 y ss.

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    (Orense), Barcelos y Bibrares (Portugal), Santa Tecla, Vigo y Azao (Pontevedra) 98.Junto a estos talleres locales, de tradicin indgena, haba otros talleres muy buenos de-dicados a la labra de la piedra, que produjeron la serie, excelente, de capiteles de orden

    corintio de Clunia99

    .Al lado de todos estos talleres, otros trabajaron una serie grande de obras de carc-ter funcional, imitando modelos helensticos o romanos, en calizas o mrmoles locales,como la crtera del siglo II, la acrtera con cabeza de Medusa, de la misma fecha, elrelieve con fascio, el cipo con cabeza de Medusa, de poca antoniniana, el ara funerariaen forma de templete, de finales del siglo II, o de los primeros aos del siguiente deBarcelona. Todas estas piezas estn fabricadas, menos la primera, que es de mrmol

    blanco, en piedra caliza de Montjuich, lo que indica que fueron trabajadas en tallereslocales de la ciudad, para una clientela al tanto de los gustos y modas de Roma y muyinfluenciada por los modelos clsicos 100.

    Talleres locales trabajaron en muchas ciudades importantes; as de Segobriga se con-

    servan unas columnas decoradas con motivos vegetales, que responden a las corrientes ar-tsticas, bien documentadas en el norte de frica, en poca severiana 101. Hispania cont,igualmente, con buenos talleres de fundidores que hicieron obras [-3334-] excelentes. Un

    buen bronce de hacia el ao 200 es el pasarriendas de Morn (Sevilla) con caballo 102.La industria de salazn continu prspera en esta poca. Una serie de fbricas tra-

    bajaban a lo largo de toda la costa mediterrnea ibrica, de la Btica y del sur de Lusita-nia, como la de Jvea, con numerosos depsitos y una piscina, todo tallado en la roca,con canal de comunicacin con el mar. La piscina poda tratarse de un vivero para laconservacin inmediata de la pesca, antes de su preparacin; Calpe con varios depsitosexcavados en la roca, que comunican con el mar; Tossal de Manises, la antigua Lucen-tum,con algunos depsitos tallados en la roca, prximos al mar; Santa Pola con dep-sitos romanos; Cartagena; Villaricos, con muchos depsitos repartidos en cuatro grupos;el principal est formado por seis depsitos dispuestos en ngulo recto, cuyas dimensio-nes interiores varan entre dos y tres metros; Almucar, la antigua Sexi,que, segnEstrabn (3, 4, 2), Plinio (NH32, 146) y Marcial (7, 78), era un importante centro pro-ductor de garum,con ruinas de depsitos en mal estado de conservacin; Torrox, conun grupo de tres depsitos; Torremolinos; S. Pedro de Alcntara, con dos o tres estable-cimientos de salazn; Carteia,con depsitos muy bien conservados; Villavieja, la anti-gua Mellaria,citada por Estrabn (3, 1, 8) y por Plinio (NH9, 48) como uno de loscentros productores degarum y salazn, con restos de depsitos;Belo,con tres fbricasde salazn, que son las ms completas de las conocidas en Hispania. Segn Estrabn (3,

    1, 8) la ciudad era famosa por las fbricas de garum.El sistema de construccin de losdepsitos recuerda los de Lixus. Hay cinco conjuntos de fbricas de forma y capacidaddiferentes. El primero, con acceso directo al mar, se compone de seis depsitos con unvolumen total de 20 m3; cuatro estn agrupados dos a dos y dos ms pequeos reserva-

    98 A. Garca y Bellido, Sobre un tipo de estela funeraria de togado bajo hornacina, Archivo Espaol de

    Arqueologa 40, 1967, 110 y ss.99 M. Trapote,Loscapiteles de Clunia. Hallazgos hasta 1964,Valladolid 1965.100 J. M. Blzquez, Panorama general de la escultura romana en Catalua, Problemas de la Prehistoria y

    de la Arqueologa Catalanas, Barcelona 1963, 238 y ss.101 H. Losada - R. Donoso,Excavaciones en Segbriga,Madrid 1965, 54, lm. VII.102 A. Blanco, El pasarriendas romano de Morn,Archivo Espaol de Arqueologa 40, 1967, 99 y ss.

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    dos algarum.El segundo conjunto es ms grande y est mejor dispuesto. Se compone denueve depsitos de dimensiones variables y un volumen de 40 a 50 m3. El tercer conjuntoest formado por una gran sala a cuyo alrededor estn alineados seis depsitos de un vo-

    lumen de 35 m3

    . El cuarto tiene ocho depsitos agrupados en una gran sala, y otros dosms pequeos para el garum en una sala vecina con un volumen total de 40 m3. Unquinto conjunto se compone de seis depsitos de 30 a 40 m3 agrupados [-3435-] en unagran sala. Todas estas construcciones parecen ser una pequea parte de la gran instala-cin industrial de Belo;en Barbate, la antiguaBaesippo,se conocen tambin ruinas dedepsitos; Cerro del Trigo, con seis depsitos de salazn; Sanlcar de Barrameda, condiez depsitos que cubren una extensin de 25 m. por 10 m. En la costa lusitana las f-

    bricas de salazn eran muy numerosas: Cacessa, Antas, Torres de Ares, Praia de Quar-terira, Pera de Armao, Portmo, Vo, Senhora da Lux y Boccadorio 103.

    Los alfares para la fabricacin de nforas fueron muy numerosos, dado el intensocomercio de exportacin de aceite, vino ygarum.Ya se ha indicado que las fincas dedi-

    cadas a la produccin aceitera tenan sus propias fbricas de nforas. Cinco alfares hanaparecido en Almodvar del Ro (Crdoba), Torre Alta, Trebujena, Mesas de Asta, Je-rez de la Frontera 104, etc. Una serie de hornos cermicos esparcidos por la costa medite-rrnea hispnica se ha supuesto que eran los que fabricaban lasigillata clara.Estos son:Olocau (dos), Higueruelas, Albalat, Fuente la Higuera, en la provincia de Valencia; Bo-rriol, Val de Ux, Almenara (dos), en la provincia de Castelln; Cardona, Reus (dos),Villanueva y Geltr, Ampurias (dos), Sabadell (dos), San Martn de Sarroca, Fontscal-des, Rub, Ruios, en Catalua; cija y Torrox 105 en Andaluca. De la industria musiva-ria se hablar al referirse al urbanismo. [-3536-]

    POBLACIN. URBANIZACIN. ROMANIZACIN. DESPLAZAMIENTOS DE LA POBLACIN.

    La poblacin hispana en su casi totalidad era de origen indoeuropeo, como se de-duce de la onomstica, incluso en regiones como lava, que despus fueron habitadas

    por los vascos. En las provincias de Lusitania y en la mitad superior de la Tarraconensepredominaba el elemento indgena indoeuropeo 106. En tiempo de Marco Aurelio, el ao

    103 M. Ponsich - M. Tarradell, Garum et industries antiques de salaison dans la Mditerrane occiden-tale, Pars 1965, 81 y ss. G. Martn, Las pesqueras romanas de la costa de Alicante, Saguntum 10,1970, 138 y ss. G. Martn - M. Serres, La factora pesquera de Punta de L'Arenal y otros restos roma-nos de Jvea (Alicante),Valencia 1970. A. Moreno - L. Abad, Aportaciones al estudio de la pesca en laAntigedad, Habis 2, 1971, 209 y ss. M. Sotomayor, Nueva factora de salazones de pescado en Almu-car (Granada), Noticiario Arqueolgico Hispnico 16, 1971, 147 y ss. M. Esteve, Sanlcar de Barra-meda (Cdiz). Fbrica de salazn romana en La Algaida, Noticiario Arqueolgico Hispnico 1, 1953,126 y ss.

    104 G. Bonsor,Archaeological Expedition along the Guadalquivir,Nueva York, 1931. C. Pemn, Alfaresy embarcaderos romanos en la provincia de Cdiz,Archivo Espaol de Arqueologa 32, 1959, 169 y ss.J. F. de la Pea, Alfares y marcas de nforas del valle medio del Guadalquivir, Archivo Espaol de Ar-queologa 40, 1967, 129 y ss.

    105 D. Fletcher, Tipologa de los hornos cermicos romanos de Espaa,Archivo Espaol de Arqueologa38, 1965, 70 y ss. D. Fletcher - J. Alcocer, El horno romano de Olocau,Archivo de Prehistoria Levan-tina 9, 1961, 115 y ss.

    106 M. L. Albertos, La onomstica personal, primitiva de Hispania Tarraconense y Blica,Salamanca1966. Idem, Nuevos antropnimos hispnicos, Emerita 37, 1964, 209 y ss.; 33. 1965, 109 y ss. J. M. de

    Navascus, Onomstica salmantina de la poca romana, Boletn de la Real Academia de la Historia158, 1966, 181 y ss. M. Palomar,La onomstica personal prelatina de la Antigua Lusitania,Salamanca

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    166, llegaron nuevos colonos de Italia e Hispania, probablemente diezmada por la peste(SHA. Vita Marc.11, 7). Se ha calculado la poblacin de Hispania en unos 7 millonesde habitantes y la vida media en algo menos de 40 aos 107. La vida media de los escla-

    vos era algo ms corta. La urbanizacin dio un gran avance en poca imperial. Hay da-tos muy significativos de ello. Ptolomeo (II-IV,passim)enumera en Hispania unas cua-trocientas localidades, cifra algo menor que la de Plinio (NH3, 7-28) 108, que pruebauna concentracin de la poblacin en los ncleos urbanos y en sus territorios.

    En este sentido es muy significativo comparar los datos de Plinio con los de Ptolo-meo. El primero menciona en la provincia Tarraconense 179 centros urbanos y 114 ru-rales opopuli.En total, 293. Hacia mediados del siglo II, Ptolomeo cataloga 248 nom-

    bres de ciudades; el nmero de las comunidades rurales haba descendido a 27. Las ciu-dades haban ascendido a 105 y los populi disminuido a 87. Esta revolucin urbana hade suponerse concentrada casi exclusivamente en el noroeste de Hispania, al norte delro Duero, donde predominaba la poblacin rural. Para crear el ncleo de tales concen-

    traciones Roma se vali [-3637-] de losfora. Los limici,a mediados del siglo II, en elnacimiento del ro Limia, formaban la comunidad urbana delForum Limicorum (Ptol.II, 6, 43), que dio lugar a la moderna Guinzo de Limia. La tribu vecina de los gigurriform elForum Gigurrorum (Ptol. II, 6, 37), origen de Valdeorras, Los bibali se con-centraban en el ncleo urbano delForum Bibalorum (Ptol. II, 6, 42) y los narbasi en el

    Forum Narbasorum (Ptol. II, 6, 48). Las ciudades del norte de Lusitania y noroeste de laTarraconense no alcanzaron el grado de prosperidad econmica de los centros urbanosde la Btica y Levante y conservaron su fisonoma, en gran parte nada romana. La pol-tica implantada por Roma tenda a la concentracin de los caseros dispersos por elcampo. La creacin de concentraciones urbanas destrua poco a poco la vida indgenatradicional y favoreca la introduccin de la cultura romana y la romanizacin. Desde el

    punto de vista econmico la urbanizacin supona la creacin de una burguesa urbana,de una clase de terratenientes, comerciantes e industriales, que vivan en las ciudades ydesarrollaban una gran actividad econmica.

    La extensin de las ciudades hispanas nunca igual a las de la Galia. Carmona me-da 49 Ha., Crdoba 70, Tarraco 40, Caesaraugusta 30, Itlica 30, las dos Augusto-briga y Pompado 50, Uxama y Termantia 30 y 20 respectivamente; an hubo ciudadesde rea ms reducida: Valencia la Velha slo alcanz 12 Ha., Caparra 16,Barcino 12 y

    Lucus Angusti 9 o 10 Ha. Los habitantes de los centros urbanos eran gentes ricas y civi-lizadas, terratenientes e industriales, en beneficio de los cuales trabajaba el resto de la

    poblacin. La mayora de ellos deban ser rentistas; extraan sus ingresos de las propie-

    dades agrcolas.La ciudades hispanas se embellecieron con excelentes edificios durante los aos delos Antoninos y de los Severos. Durante el gobierno de los Antoninos, en Hispania,como en el resto del Imperio, se construy menos que durante la dinasta severiana, con-

    1957. J. Untermann,Elementos de un Atlas antroponmico de la Hispania Antigua,Madrid 1965. J. M.Iglesias, Onomstica prerromana en la epigrafa cntabra,Santander, 1974. Idem,Epigrafa cntabra.

    Estereometra, decoracin y onomstica,Salamanca, 1975.107 A. Garca y Bellido, El promedio de vida en la Espaa romana, Archivo Espaol de Arqueologa 27,

    1954, 259 y ss. M. C. de R., Estudio sobre la edad de la mortalidad en la Lusitania Romana, Caesarau-gusta 5, 1954. 200 y ss.

    108 A. Garca y Bellido, Urbanstica de las grandes ciudades del Mundo Antiguo,Madrid 1966, 188 y ss.

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    firmando el juicio sobre M. Aurelio (SHA. Vita Marc.1, 16) de que era poco amigo deconstrucciones. Este ltimo emperador levant o repar pocos edificios, pero la situa-cin de la hacienda, debido a las guerras, era catastrfica. Del segundo tercio del siglo II

    data el mithraeum deEmerita,que ha proporcionado un conjunto muy variado de escul-turas, ya citadas, referentes a este culto. De poca de los Antoninos data el [-3738-] tem-plo de Jpiterde Caparra 109 y el llamado templo de Diana deEmerita,que muy posi-blemente es el templo dedicado al culto del emperador Antonino Po; de l procede unaexcelente cabeza 110. Los anfiteatros de Tarraco y el deItlica y la parte excavada de laciudad son, segn su excavador J. M. Luzn 111, de poca de los Severos.Italica se her-mose con gran cantidad de mosaicos en poca de Marco Aurelio. Tena una red de am-

    plias vas tiradas a cordel, que se cruzaban regularmente con las transversales, formandograndes rectngulos ocupados por viviendas espaciosas, generalmente dos por cada rec-tngulo. Las vas urbanas estaban recubiertas de grandes losas de formas poligonalesacopladas. A ambos lados de la calzada corran dos amplias aceras porticadas. Tal orga-

    nizacin slo tiene paralelos en las ciudades del Oriente helenstico, como Antioqua delOrontes, feso, Damasco, Gerasa, Palmira y Apamea. La va principal de las excavadastiene una anchura de 16 m. La calzada central meda 8 m. Las aceras para los peatonesmedan 4 m. de anchura. Las vas secundarias medan 14 m. de ancho, 6 en la calzada y4 cada acera. [-3839-] Las casas deItalica son de una sola planta, en algn caso con al-gn piso superior, rectangulares y encuadradas por cuatro calles. Generalmente cadamanzana tena dos viviendas, separadas por paredes dobles. Las habitaciones se distri-

    buan alrededor de los patios, por lo general dos, con aljibe y pozo, y rodeados de unprtico, al que daban las habitaciones. Algunas casas tenan piscinas cubiertas, adorna-das con mosaicos de peces y fuentes. La casa mejor conocida es la llamada "Casa de los

    pjaros" por uno de los mosaicos. Ocupa media insula. Tena dos puertas: una puertaangosta daba acceso a la casa, la segunda a una panadera, a juzgar por el horno. De la

    puerta, protegida por un muro que la defenda de la entrada del aire, se entraba en unvestbulo cubierto, que daba paso a un gran patio columnado de 22 x 40 x 18,30 m. Su

    109 J. M. Blzquez, Caparra,II, Madrid, 1966, 16.110 J. M. lvarez Martnez, El genio de la Colonia Augusta Emerita,Habis 2, 260.111 A. Garca y Bellido, Colonia Aelia Augusta Italica,77 y ss. Idem, La Italica de Hadriano, Les empe-

    reurs romains d'Espagne, Pars 1965, 7 y ss. A. Blanco, (Mosaicos antiguos de asunto bquico, Boletnde la Real Academia de la Historia 131, 1952, 24 y ss.) escribe, "cuando gobernaban el Imperio la di-nasta de los. Antoninos y los Severos, la ciudad de Itli