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1 BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO © Salvador Castellote Cubells Composición de originales: SIFTEL, Servicio de Informática dee la Facultad de Teología de Valencia Trinitario, 3, 45003 Valencia. Tel. 96 3155803. Fax: 096 3155904. E–Mail: [email protected] ISBEN: Depósito Legal: Imprime: Artes Gráficas Soler, SL, Olivereta 26

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BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO

SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO

© Salvador Castellote Cubells Composición de originales: SIFTEL, Servicio de Informática dee la Facultad de Teología de Valencia Trinitario, 3, 45003 Valencia. Tel. 96 3155803. Fax: 096 3155904. E–Mail: [email protected] ISBEN: Depósito Legal: Imprime: Artes Gráficas Soler, SL, Olivereta 26

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INTRODUCCIÓN

Ya hace tiempo, desde mis estudios en el Seminario de Valencia, allá por los años 1950–1957, que rondaba por mi cabeza hacer una biografía del obispo Castellote, entre otras cosas porque era tío abuelo mío. Por entonces vivía aún su hermana Dª Joaquina, tía mía y madrina en mi bautizo, quien se empeñó que me pusieran por nombre de pila el de su hermano: Salvador. Y así fue, aunque mi padre se llamaba Francisco. Cuando le comuniqué a mi tía mi decisión de entrar en el seminario, se alegró mucho y, poco a poco, me fue regalando algunos de los recuerdos que guardaba con gran cariño de su hermano, que había fallecido en el año 1906 siendo obispo de Jaén y proclamado arzobispo de Sevilla Entre éstos, se encon-traban, sobre todo, dos libros manuscritos con las obras pastorales y académicas completas del obispo Castellote, además de un retrato de Castellote, vestido de canónigo de Valencia, pintado al óleo por Sal-vador Giner, además de un Cristo de marfil que le habían regalado cuando fue nombrado obispo de Me-norca.

Con ocasión del X Simposio de Teología Histórica (noviembre 1999), que cada dos años celebra la Facultad de Teología “San Vicente Ferrer” de Valencia, y que trataba de la historia de esta Facultad, pre-senté una comunicación sobre algunos rasgos sobresalientes del obispo Castellote. Y a partir de entonces, me dediqué a buscar más documentación sobre él en el Archivo Secreto Vaticano y en los archivos cate-dralicios de Valencia, Menorca y Jaén. Como resultado de estas investigaciones, y, reconociendo que no soy historiador, ofrezco al lector esta biografía, esperando sacar del anonimato la obra pastoral y científi-ca de este hombre, que según testimonio de su condiscípulo en el colegio de los PP. Escolapios de Valen-cia, José Benlliure, hubiese llegado a ser cardenal.

Por el interés que despierta su personalidad como ingeniero, y por el anonimato en que se encuen-tra su figura, añado un capítulo sobre los datos más signifiativos de D. José María Castellote y Pinazo, hermano del obispo.

I. SITUACIÓN RELIGIOSO-POLÍTICA EN LA ESPAÑA DE LA “RESTAURACIÓN”

La actividad del obispo Castellote se realiza en pleno periodo de la RESTAURACIÓN, periodo que en España tiene un significado específico: se trata de la restauración de la dinastía de los Borbones, ex-pulsados de España por la revolución de 1868 y vueltos al trono en 1874, tras el pronunciamiento del ge-neral Martínez Campos en Sagunto. La Restauración en España comienza, pues, en 1875 y acaba, o bien en 1898, con la pérdida, de Cuba, Puerto Rico y Filipinas y la muerte de Cánovas del Castillo, o bien en 1902 con el comienzo del reinado de Alfonso XIII.

Los liberales y los integristas se van turnando con cierta asiduidad y sin demasiadas crisis. Sube Silvela que tiene como ministro a Villaverde tras la caída de los liberales. Y se suscita la cuestión del re-torno e inscripción civil de las congregaciones religiosas, provenientes de su exclaustración en Francia.

El gabinete liberal lo ocupa Sagasta, quien emite decretos contra las congregaciones religiosas pa-ra someterlas a la inspección del Estado. El papa, por medio del Nuncio Rinaldini, en un gesto de pacifi-cación, aconseja obediencia.

Por otra parte, la revolución de 1868 había provocado un resurgimiento del movimiento carlista, que vio una nueva oportunidad para implantarse en los sectores más conservadores, ante el creciente anti-clericalismo y que fue una de las posibles causas de la tercera guerra civil del siglo XIX en España, y que preparó futuros y sangrientos enfrentamientos en el XX. Los católicos y la jerarquía solían ver en el Car-lismo el único instrumento político-religioso para la salvación de la unidad religiosa de España, puesta en tela de juicio por los revolucionarios. Su carácter españolista y católico atraía al pueblo cristiano y a la je-rarquía. Pero... tenía ya en su seno rasgos de cierto anacronismo, ante las ideas liberales moderadas que se iban imponiendo en el ámbito político y en algunos sectores del catolicismo moderado.

Al anticlericalismo revolucionario, no siempre de carácter antirreligioso, se oponía frontalmente la reacción católica de un fuerte conservadurismo beligerante, que llegó, en ocasiones, a darle la primacía a la cuestión religiosa y eclesial por encima de banderías dinásticas, ya fueran carlistas o no.

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Se produce en España una débil incorporación a la revolución industrial del resto de Europa, si-guiendo, no obstante, en su mayor parte en una situación rural, latifundista y caciquil. No obstante, se aprecia un importante “movimiento obrero”, integrado incluso en una asociación internacional, pero, ca-rente, no obstante, de vínculos políticos que le permitan ejercer sus derechos de forma democrática. Con-tinúa el caciquismo y la oligarquía, con ciertos intentos de reforma por parte del Estado y de la Iglesia, bajo el gran pontífice León XIII.

El gran artífice de la Restauración fue Cánovas del Castillo; la mejor empresa, la Constitución de 1876, y su gran catástrofe el repliegue de fuerzas internacionales ante el desastre militar con los Estados Unidos de América.

El esquema parlamentario se mueve entre dos partidos, al estilo anglosajón, el Partido Liberal, li-derado por Sagasta, de carácter “fusionista” y el Partido Conservador, por Cánovas, moderado y unionis-ta, que se alternan con cierto un pacifismo.

He aquí cómo describe el arzobispo de Valencia, Monescillo, esta situación al Nuncio de Su Santi-dad en Madrid, el 7 de marzo de 1881:

“1. Hay dos bandos: el liberal y el tradicionalista. 2. Están divididos en espíritu y conducta; toman rumbos según conveniencias particulares. 3. Los periódicos del liberalismo menoscaban los derechos de la Iglesia; otros los combaten fren-

te a frente. El Regalismo semijansenista es la forma de los más templados. El Racionalismo es la de los radicales y republicanos.

4. Los periódicos tradicionalistas, salvo raras excepciones, están en manos de seglares, no todos capaces y puros; todos guiados del interés, en términos de adquirir inscripciones o no perderlas sostendrán con empeño y contra el propio sentir el sí y el no y el contra sin miramientos.

5. Los que combaten la religión y los que la defienden sirven a quien les ayuda o a las subvencio-nes, cambiando de actitud, según las circunstancias les favorecen o les perjudican.

6. Las pocas revistas donde hay eclesiásticos no medran, porque los seglares ni las recomiendan ni siquiera las mencionan a fin de que no se acrediten ni puedan prevalecer.

7. El periodismo obra como disolvente de la sociedad. Desacreditado el que estaba al servicio de la Iglesia, no se le da ni apoyo. Sus redactores fingen respeto a la Iglesia y las personas ecle-siásticas, pero en realidad las menosprecian. Lo quieren todo: el magisterio, la dirección, el prestigio y el lucro para que la Iglesia les viva agradecida y supeditada.”

Continúa hablando de que se deben hallar medios para editar periódicos y revistas bajo la direc-ción de la Iglesia y a expensas propias. Que no hay otro modo de provecho en bien de la religión y de la moral.

El Dictamen final reza así: Que en Madrid y en alguna Metrópoli se editen Revistas semanales ó mensuales, bajo la dirección de los Prelados; que sus redactores sean los prebendados de oficio y los ca-tedráticos de Seminarios o algún seglar inteligente, dócil y piadoso.

Le pide al Nuncio alguna indicación reservada sobre el particular. Está firmado por: Antolín, Arzobispo de Valencia.”1

A todo esto, el Carlismo había sido derrotado, y su pretendiente, Carlos VII, nombra a Cándido Nocedal su representante en Madrid, que actúa desde el periódico “El Siglo Futuro” con gran influencia y con un espíritu católico-carlista, agresivo y combativo, intentando derrocar el orden político establecido, y entrando incluso en enconadas discusiones con la jerarquía católica, como veremos más adelante. Esto motivó la desunión del carlismo, una de cuyas partes, la más intransigente e “integrista” (“íntegra verdad católica”) encontró en el hijo de Nocedal, Ramón, uno de sus más fervientes seguidores. Esta desunión provocó, consecuentemente, una profunda escisión entre los católicos, cuya jerarquía se ve obligada a fomentar la formación de un “partido” que, olvidándose de las discordias políticas, sepa reconocer, bajo la jefatura de la jerarquía católica, la defensa de la religión y de la moral cristiana, por encima de todo.

Durante el sexenio, entre la revolución y la restauración de Alfonso XII, la Santa Sede, bajo Pío IX, tuvo que guardar un difícil equilibrio para no romper las relaciones diplomáticas con el gobierno de España –formalmente atento al Papado, ante el que declaraba “amistad y buena correspondencia”, pero

__________ 1 ASV, NM, 510, 507–508. En adelante, las citas del Archivo Secreto Vaticano: Archivo Nunciatura de Madrid se darán

así: ASV, NM, seguido del número de la carpeta y del número o números del documento o documentos correspondientes.

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realmente anticlerical en su legislación y en su planteamiento ideológico–,2 empujado por la fuerte pre-sión de los carlistas influyentes en Roma y sabedora de la importancia del pueblo español, católico en su mayoría, para la Iglesia universal. Las pésimas y trágicas relaciones entre los revolucionarios anticlerica-les y los católicos en España se desarrollaron más endogámicamente que en las relaciones diplomáticas entre Roma y Madrid. Baste citar la actitud del primer ministro del partido liberal, Sagasta, ante el acoso del Vaticano por parte de las fuerzas italianas: se puso a favor del Papa.

Pío IX, Giovanni Maria Mastai-Ferreti, había sido elegido papa a la muerte de Gregorio XVI, des-pués de haber realizados importantes misiones en Chile y otros países de la América hispana.

Nacido en Senigallia el 13 de mayo de 1792, de familia noble, parece que durante su juventud ha-bía sufrido algunos ataques epilépticos. Buena parte de su experiencia pastoral la obtuvo en el hospicio de “Tata Giovanni”, ayudando a los pobres allí acogidos y modernizando sus instalaciones. Ordenado presbí-tero en 1819, fue enviado en 1823 a Chile por Pío VII, sufriendo durante su larga singladura hasta Améri-ca innumerables dificultades de todo tipo: la muerte del papa, la peste, que le obligó en Mallorca a ingre-sar en un lazareto, ataques de piratas junto a Canarias, etc. Su misión en América era solucionar diversos problemas internos de la Iglesia particular, que, debido a las revoluciones en aquellos países, fue casi in-fructuosa, volviendo a Europa en 1825.

Fue Pío IX el que proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción (1854) sin contar con un Con-cilio; publicó –después de muchas y contrapuestas redacciones por parte de conocidos teólogos (Guéran-guer, Ram, Pie, Perrone) y menos conocidos obispos (Gerbert, ob. de Perpignan, cuya redacción fue, sin embargo, definitiva para la publicación) y de diferentes opiniones sobre su oportunidad3– el Syllabus (re-sumen de los errores modernos: panteismo, racionalismo, naturalismo, indiferentismo, socialismo, maso-nería, comunismo, galicanismo, etc.), junto con la Encíclica Quanta cura; el Concilio Vaticano I definía en 1870 la infalibilidad pontificia. Su figura fue decisiva y muchos sectores buscaban el reconocimiento de la Santa Sede. Pero lo que causó incluso un cambio en su comportamiento fue la pérdida de Roma y su huída a Gaeta: hombre de gran cordialidad, se tornó un hombre algo desconfiado y vacilante en sus reso-luciones.

La Iglesia de Roma siempre estuvo a favor de una avenencia dinástica entre carlistas y alfonsinos, y los consejos de Pío IX a la reina Isabel II son buena prueba de ello, aunque ésta fue la gran exiliada du-rante la Restauración, teniendo que mirar a su querida España desde la isla de Mallorca, único lugar al que le fue permitido llegar por Cánovas.

Esta labor corrió a cargo del Nuncio Antonelli, hombre de gran capacidad diplomática, que supo dirigir con prudencia y eficacia la política exterior de Pío IX. Había nacido en Sonnino en 1806 de familia pobre, pero fue ennoblecida durante el pontificado de Gregorio XVI. Este papa fue el que nombró a An-tonelli protonotario apostólico, pero fue Pío IX el que disfrutó y a veces padeció las decisiones de este gran diplomático, que con su estrategia intentó equilibrar los conflictos ideológicos nacidos de las con-frontaciones nacionalistas y el papado, y el encargado de llevar a cabo las demandas de reforma exigidas por los soberanos de las distintas naciones europeas. Fue su Secretario de Estado durante veintiocho años y nombrado cardenal en 1847. Durante la estancia de Pío IX en Gaeta fue su más fiel colaborador.

A la muerte de Pío IX, escribía sobre él el periódico inglés Times:

“Ya no existe Pío IX por quien el mundo civilizado mostró por espacio de treinta años tanto interés, admiración, curiosidad y aun amor más allá del debido a los simples mortales... Si al-guien quería realizar algo nuevo, prever lo futuro, unir a los que estaban divididos, elevar a los

__________ 2 Supresión de la Compañía de Jesús e incautación de sus bienes; extinción de monasterios, colegios y conventos fundados

tras la ley de 1837; disolución de asociaciones religiosas, como las conferencias de san Vicente de Paúl; suspensión de las asigna-ciones oficiales a los seminarios, etc. etc.

3 Montalembert, en el congreso de Malinas (agosto de 1863), se opone a su publicación, por creerla contraria al espíritu de concordia entre “Dios y la Libertad“ (lema del periódico “L’Avenir”) que él, junto con Lamennais y Lacordaire, siempre había de-fendido. Döllinger también se manifestó contrario a su publicación en el mismo congreso de Malinas y después de su publicación escribió airado contra la misma. También Ketteler calificó el Syllabus como la “carta de los ultramontanos”. El mismo Antonelli pa-recía discrepar de su oportunidad y Napoleón intentó prohibir su publicación en Francia. Lo mismo ocurrió en Austria y en Italia, con Passaglia y en algunas publicaciones progresistas españolas (“La Iberia” y “Las Novedades”). El defensor de la publicación y su último redactor fue Luigi Bilio. Los jesuitas dieron de él una interpretación algo maximalista.

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humildes, enseñar a los ignorantes o llevar a cabo una buena obra, tenía que contar con Pío IX como amigo o enemigo...”4

El pontificado de León XIII, sucesor de Pío IX, continuó sus relaciones con España y, a pesar de varias dificultades religioso-políticas, siempre fue respetado incluso por los más integristas. No así sus adláteres, cardenales o secretarios de la curia romana, para quienes era objeto de fuertes críticas.

León XIII había nacido el 2 de marzo de 1810 en la villa italiana de Carpineto. Su nombre era Joa-quín Pecci. Estudió en Viterbo con los jesuitas. A los 21 años recibió el título de doctor en sagrada teolo-gía en el Colegio Romano. El 31 de diciembre de 1937 fue ordenado sacerdote por el cardenal Odescalchi en la capilla privada de su Vicariato. En enero de 1843 es creado Arzobispo de Damieta, y enviado como Nuncio a Bruselas. Logró solucionar con su habilidad diplomática los conflictos que habían surgido entre la universidad de Lovaina y los jesuitas de aquella ciudad. El 9 de diciembre de 1853 es creado por Pío IX cardenal-presbítero del título de san Crisógono. En 1859 inauguró la Academia científica de santo Tomás para el estudio del escolasticismo. Escribe una pastoral contra el libro de Renán La vida de Jesús, hacién-dose su apologética presente en la Pastoral sobre las Tendencias del presente siglo contra la Religión. Gran admirador de santo Tomás de Aquino, celebra el sexto centenario en la Academia de Perusa. El 7 de febrero de 1878 es elegido Papa. El 4 de agosto de 1879 publica la famosa encíclica Aeterni Patris para la restauración de la ciencia por la doctrina de santo Tomás de Aquino.

Si bien los partidos políticos y la Constitución de Cánovas intentaron un diálogo y equilibrio, que sacara a España de la confrontación radical entre un liberalismo anticlerical y un catolicismo reaccionario, dentro del mismo catolicismo hubo, durante el pontificado de León XIII, fuertes desavenencias y oposi-ciones radicales: fue una lucha intestina que llegó incluso a enfrentar a los propios prelados, como es el caso del cardenal Ciriaco María Sancha, Primado de Toledo a la sazón, y el arzobispo de Sevilla, Marcelo Spínola, sobre la obligación de acatar el régimen establecido legalmente.

En enero de 1882, Rampolla, es nombrado Nuncio en España. Poco después, el 8 de diciembre, León XIII, en una encíclica, conmina enérgicamente a los católicos españoles, enfrentados en luchas in-testinas, a que, bajo la dirección de los obispos, promuevan, como en otros países, una convivencia entre ellos.

Esto motivó una fuerte reacción de Nocedal, a través del diario “El Siglo Futuro”, que veía en ello un abandono de la lucha por un catolicismo íntegro y sin concesiones, una aceptación callada del régimen canovista y de su constitución. Nocedal ponía en entredicho la autoridad del Nuncio, que en cuestiones internas debía someterse, según él, al episcopado español. Jacobini, Secretario de Estado del Papa, recha-za enérgicamente esta idea, tildando a Nocedal de febronianista.

León XIII quiso evitar a toda costa la formación de partidos católicos. Una “Unión Católica”, pos-tulada por Alejandro Pidal, hubiera enconado más aún las malas relaciones entre los mismos católicos.

León XIII insiste a los obispos españoles a que, después de la muerte de Alfonso XII (26.11.1885), se olviden del Carlismo y acepten la regencia de María Cristina, a quien le hace llegar la “Rosa de Oro”; el mismo Rampolla actuó de padrino en el bautizo del recién nacido (10.5.1886) Alfonso, futuro Alfonso XIII.

Después de haber sido nombrado Rampolla Secretario de Estado (1887) las controversias entre los católicos se agudizan aún más.

El 9 de marzo de 1881, el arzobispo de Valencia, Antolín Monescillo, escribe al Nuncio de SS, dando cuenta del Proyecto de una Revista que piensa publicar y cuyo empeño ha comunicado ya a los su-fragáneos de Valencia.

Entre otras cosas dice: “Será de utilidad para la inteligencia entre hermanos y de alguna utilidad para la Diócesis. Se lo-

grarán en su totalidad los fines que el Santo Padre propone al pedirnos datos y noticias.” Le pide que le dé su juicio reservado y particular.5 La revista llevará por título: REVISTA DIOCESANA DE LA PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE

VALENCIA, y saldrá el 15 de cada mes.

__________ 4 Edimbourg Review, 1840. 5 ASV, AM, 510, 509.

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Sus objetivos serán: dar a conocer actos oficiales; propagar doctrinas sanas de religión, de moral, de filosofía, de historia y derecho con el posible esmero de señalar a los seminaristas las fuentes puras pa-ra sostener los fueros de la Iglesia y sustentar los buenos principios. La quiere común para las cinco dió-cesis, y busca arbitrar medios para la defensa común. Desea que haya buenos redactores, sacerdotes y se-glares.6

Ofrecemos, desde otra perspectiva, la necesidad de la unión de los católicos españoles: Vicente Carderera, Canónigo Doctoral de la S. I. Catedral de Huesca, escribe un folleto Sobre la

necesidad de una nueva y pronta organización de las fuerzas católico políticas en España.7 “Motivos y objeto de este folleto. Impónese, pues, la acción de la autoridad como único remedio para levantar de su postración las

fuerzas católicas, incapaces, en su actual estado, de reorganizarse por sí mismas y salir de la nulidad é impotencia en que se hallan, hecho del cual se deduce la necesidad de abrirles pronto una nueva y fecunda esfera de acción.”

“EL PARTIDO CATÓLICO-TRADICIONALISTA es un partido antiliberal en defensa de la reli-gión y la iglesia y las tradiciones patrias”, con estas características:

Abarca dos épocas: 1.ª Tiempos heroicos desde el 1833 hasta la restauración alfonsina; 2.ª Deca-dencia. Que dura hasta el momento presente.

La primera época es una época de gran prestigio: se realizan congresos con muchos tradicionalis-tas. La razón de la decadencia parece ser ésta: “unir, de una manera indisoluble, la suerte de la causa su-perior y perdurable de la Religión y de la Iglesia á una causa política, efímera y secundaria. Vencida ésta, entre sus ruinas cayó envuelta la otra” (p. 9) De hecho fue arrebatada por la corriente liberal.

La segunda época: “Ya no es más el único y legítimo sostenedor de la política católica; otros ele-mentos también católicos... le arrebataron tanta honra”. Sigue la “confusión de los intereses católicos con los políticos”. Otra desgracia: “ha caído en pecado”, que no es otro que la desunión de los católicos. La solución que se propone es buscar la unión bajo la dirección de los Prelados y del Papa. Pero esto no lo quieren seguir los tradicionalistas, que dicen: “Yo en los asuntos de religión sigo al Papa, en los políticos al jefe de mi partido”.8

Resulta, pues, lamentable la situación del tradicionalismo: división, prensa cuasiliberal, crítica eclesiástica, riñas intestinas, distanciamiento de los obispos, etc.

Los Católicos no Tradicionalistas son católicos en un “tercer grado de liberalismo”. Su mérito es haber sosegado los ánimos después de la revolución violenta contra lo eclesiástico: Se

firma el Concordato con la Santa Sede, considerado como aceptable; se produce la lucha contra el anticle-ricalismo entre 1854 y 1856 y se aprovecha la restauración alfonsina para ordenar las relaciones Iglesia-Estado.

Sin embargo, sus errores son muchos: No han cumplido el concordato; España es y debe seguir siendo una, católica y tradicional; se han vendido al capital extranjero; buscan el concierto europeo que les ha dejado abandonados a la “brutal rapacidad norteamericana”;9 toleran la licencia de la prensa, etc.

La religión y la iglesia se hallan indefensas: “Después de... sesenta y cinco años... todavía no han acabado de comprender los tradicionalistas

que erraron en los medios...”10 El Remedio puede ser éste: “El Padre Santo nos ha dicho y los Obispos nos han predicado: 1. Que nos es lícito á los católicos, dentro de la ortodoxia, profesar diversidad de opiniones polí-

ticas. 2. Que, esto no obstante, el bien supremo de la Religión exige que demos tregua á nuestras par-

cialidades y prescindamos de las diferencias de orden inferior que nos dividen, para contra-__________

6 ASV, NM, 510, 512-513) 7 Huesca, Impr. de T. Blasco, á cargo de F. Delgado, 1899: ASV, NM, 630, 249. 8 Ibid., p. 10. 9 Ibid., p. 18. 10 Ibid., p. 19.

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rrestar todos juntos la unión y empuje de los enemigos del Catolicismo: incurriendo en caso contrario en gravísima falta.

3. Que nuestro honor y nuestra conciencia nos piden obediencia y sumisión sincera a los poderes constituidos, aunque sean díscolos, y mayormente en España, por las singulares cualidades personales de quien actualmente lo ejerce en grado supremo.

4. Que, al mismo tiempo, tenemos estrecha obligación de oponernos, por todos los medios líci-tos, pero con grande energía, a toda legalidad contraria á los derechos del Catolicismo.

5. Que en tales empresas debemos trabajar bajo la dirección del Papa y los Obispos.”

Así se podrá evitar un error secular: “para evitar que la Iglesia fuera víctima de los partidos libera-les, no pocas veces hemos pretendido inconscientemente hacerla sierva de los partidos católicos”. Ni lo uno ni lo otro. Colóquesela á la altura que le es propia...

¿Y cómo se conseguirá bien tan grande?... ocupando cada cual el lugar que por ley le corresponda. El Papa y los Obispos el del magisterio y dirección suprema; los ciudadanos fieles el de la acción en la arena del combate”.11

“...Pero eso –se me dirá– no es más que una nueva cofradía. Sí, en cuanto a la substancia... Toda la economía del catolicismo descansa en el principio de autoridad. Ahora bien... digo que ninguno de los dos [partidos tradicionalistas] posee la que se necesita para los altos fines de la política católica”.12

Presenta, a continuación, una serie de Consejos y Verdades Prácticas: 1. No anteponer los intereses de la política a los de la Religión. 2. Que los tradicionalistas no se “emboben con ciertas rutinas ya caducas”. 3. Cesar en nuestro “poco airoso papel de butibambas del catolicismo”. No somos irreemplazables

–dice–; hay que salir de la atmósfera de vanidades: “Dios no se ha abreviado tanto; fuera de no-sotros, los tradicionalistas, hay católicos que son tan buenos como nosotros”. Por tanto, hay que quemar los dioses que adoramos.

Esto por parte de los tradicionalistas. Los católicos no tradicionalistas tienen que saber que “se acabó la excusita... que los ha manteni-

do... adheridos á la perdición liberal y masónica”.13 Hay expresiones demasiado “liberales”: “Desde que las formas de gobierno son de suyo indiferen-

tes y con todas ellas vive el Catolicismo, lo mismo los afiliados á una dinastía que á otra, á una monarquía que á una república, á una democracia conservadora que á una democracia progresista, pueden ser ínte-gramente católicos con tal que no sean liberales”.14

Se debe someter a una fuerte crítica el término “liberal”: “Y liberales, no como lo enseñan algunos periódicos católicos... que no há mucho obligaron a decir a un sabio Cardenal que ‘ya no sabía lo que era liberalismo’, sino liberales, según se define en el Syllabus de Pío IX y en las encíclicas Immortale Dei y Libertas de León XIII...”15

Es necesario que se unan tradicionalistas con no tradicionalistas. Se pregunta el autor, a continuación: ¿Qué elementos constituirán la asociación de católicos? Sus Jefes –dice– serán el Papa y los Obispos; la recluta aún está por hacer, pero se espera que lle-

guen, entre otros: 1. Tradicionalistas, que son firmes en sus creencias, pero con una educación política equivocada y

refractarios a las novedades. 2. No tradicionalistas (hay más que tradicionalistas y tienen una mayor influencia social y políti-

ca).

__________ 11 Ibid., p. 22. 12 Ibid., pp. 23-24. 13 Ibid., p. 26. 14 Ibid., p. 26. Letra negrita mía. 15 Ibid.

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3. Resabiados del liberalismo más o menos inconsciente: intelectuales e ilustrados desilusionados; poco ilustrados a quienes les repugna afiliarse a causas políticas que siempre les fueron odiosas.

4. Católicos “que la Iglesia utiliza para su acción religiosas de piedad, caridad y propaganda en cofradías,....”16 Y entre éstos puede haber no tradicionalistas (¡) “‘¡Cómo! ¿devotos liberales?.... El liberalismo es un pecado más grave que el homicidio y el adulterio’. Y yo contesto: verdad innegable. Pero es que en buena teología, á veces hay pecado y, sin embargo, no hay pecador. Y además ¿liberales que vengan á defender la política de la Religión y la Iglesia bajo la jefatura del Papa y los Obispos? Que vengan a millares, á millones. Ya está visto que nosotros, los tra-dicionalistas, no hemos sabido convertirlos; pero los convertirá la Iglesia, que se ha hecho para eso, para convertir pecadores.”17

Se impone, en consecuencia de todo este análisis, un gran deber: Duro ataque a los tradicionalistas inoperantes: “Yo digo, pues, a los católicos: malo es el libera-

lismo ¡Dios lo confunda!; malos son los liberales ¡Dios los convierta! Pero, en adelante, podrá haber algo que será peor: los católicos indisciplinados. Los liberales podrán pervertir a los buenos; pero esos católi-cos pervertirán á los mejores...”18

“...el creer que todas las desgracias de la Religión y la Patria se deben á los liberales, como si en esas desgracias no hubiesen tenido parte alguna las imprevisiones de los católicos.”19

No se olvida el autor de sacar Corolarios de todo este análisis: 1. Caída en la impotencia de las fuerzas católico-políticas. Sus causas han sido: el liberalismo, la

masonería:20 los mismos católicos españoles tanto tradicionalistas como no tradicionalistas. 2. La experiencia muestra la incapacidad de reacción de los católicos de uno y otro bando.

Y como final de todo, un gran remedio: crear un organismo único.”21 Esta unión fue siempre fomentada y aconsejada por Roma y sus sugerencias eran casi siempre bien

recibidas por la jerarquía, que las difunde por medio de cartas circulares.22 También Pío X, en 1906, en carta dirigida al entonces obispo de Madrid, Guisasola, toma parte en

la disputa que se había originado entre la revista de los jesuitas Razón y Fe y el discutido y polémico Si-glo Futuro, bastión de los carlistas, acerca de la actitud que debían tener los católicos en las elecciones de candidatos, inclinándose por la opinión de la revista jesuítica que proclamaba en clave probabilística el mal menor: que se elijan aquellos candidatos que sean menos peligrosos para los intereses de la Iglesia, a favor de la concordia y evitando todo tipo de partidismo. En una alocución dada en Roma a los peregrinos vascongados, reitera el pontífice su clara opinión sobre el tema:

“Os hemos enseñado ya muchas veces, pero hoy Nos complacemos en repetirlo solemnemente que, cuando se trata de defender los intereses de Dios y de su Iglesia, debe cada uno de vosotros prescindir generosamente de sus propias opiniones y unirse estrechamente a su Obispo para for-mar, sin distinciones de partidos, aquella unión de católicos que constituye la fuerza... Con esto, Nos no intentamos obligaros a renunciar a vuestras lícitas opiniones políticas; sólo queremos que, dejando aparte estas diferentes opiniones políticas, los católicos que pertenecen a los varios parti-dos, se una todos en la defensa de la causa de la religión y del orden, por cuanto esta causa es su-perior a todas las otras y con razón se sobrepone a todos los partidos. Muy claramente hemos ex-presado esta Nuestra voluntad en la carta que, hace poco tiempo, hemos dirigido al Obispo de Ma-drid-Alcalá. Nada debemos añadir a ella, si no es declarar públicamente que el dignísimo Obispo

__________ 16 Ibid., pp. 28-29. 17 Ibid., p. 29, nota (1). 18 Ibid., p. 31. 19 Ibid., p. 32. 20 Los católicos veían en el socialismo y en la masonería los enemigos más acérrimos contra la Iglesia y la Religión. El so-

cialismo evoluciona hacia la masonería o viceversa: la masonería evoluciona hacia el socialismo. Un socialismo, que no tiene nada que ver con el socialismo utópico anterior a Pablo Iglesias, que no es más que “algunos miles de pobres obreros sin iniciativas y sin influjo para nada.” [EC (30 de octubre de 1897), nº 352, p. 2821]. Y para colmo de males, un ex fraile, escolapio, por más señas, Jo-sé Cabrera, se les convierte a los católicos en el primer obispo protestante de España. La reacción y los lamentos episcopales fueron unánimes en contra de este hecho [Cf. EC (13.20 y 27 de octubre de 1894), pp. 1537.1545.1564].

21 cf. Ibid., p. 32. 22 Acta Leonis, XIII, 317 ss; CC 15, VIII, 5ss.

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de Madrid-Alcalá ha interpretado exactamente Nuestras instrucciones y ha explicado perfectamen-te Nuestros deseos...”23

Las disputas entre la misma jerarquía tiene un modelo inigualable en la lucha abierta entablada en-tre el Primado de Toledo, cardenal Sancha y el arzobispo de Sevilla, Marcelo Spínola y Maestre,24 sobre la obligación en conciencia de seguir la normativa de la santa Sede de fidelidad al poder constituido.

El asunto, resumido fue el siguiente: El cardenal había escrito en su diócesis un opúsculo titulado Consejos del cardenal Sancha al cle-

ro de su arzobispado,25 que publicado el 25 de febrero.26 Trata, entre otras cosas, de la “pertinente obe-diencia y sumisión que debéis [los católicos] prestar a los poderes públicos constituidos.” Y que no se de-jen arrastrar por consejos o conveniencias de interés privado, sino que se unan bajo la dirección de su Pre-lado para el decoro y tranquilidad de la religión y de la Patria (de la carta de León XIII a Sancha).27

El cardenal de Sevilla, Marcelo Spínola, da el VºBº a un folleto escrito y publicado, bajo censura eclesiástica hecha por Bartolomé Romero Raga, y que tenía como autor al Canónigo Magistral de Sevilla, José Roca Pousa, “Observaciones que el capítulo XIII del Opúsculo del Sr. Cardenal Sancha, Arzobispo de Toledo, ha inspirado a un ciudadano español”. El tal canónigo había sido director de la “Revista de las Palomas”. Lo que más contrariaba al cardenal Sancha era el hecho de que el mismo arzobispo de Sevi-lla, Spínola, le hubiese dado el VºBº; esto saca de sus casillas al Cardenal Sancha, que se pone a la defen-siva.

Se queja escribiendo una carta pastoral: Carta pastoral del Eminentísimo Señor Cardenal Arzobis-po de Toledo sobre la obediencia debida a los Prelados,28 que se publica también íntegra en el periódico “El siglo futuro”,29 enviada por Ramón Nocedal, representante insigne del carlismo más integrista, a pesar de haber sido acusado gravemente en esta carta pastoral por el cardenal Sancha, y a pesar, también, de que había publicado algunos capítulos de los Consejos para su aclaración. Nocedal invoca el derecho a su defensa. Y se extraña de que casi toda la carta pastoral vaya contra él. “¿Acaso –dice– porque “El Siglo Futuro” la transcribió? Pero estaba dado el imprimatur por Sevilla... y no sería mucho que un simple fiel... se equivocase en asunto en que aun los obispos no están acordes y dudan y no se resuelven.”30 Mientras no se aclaren –dice– “yo me atrevería a preguntar al Sr. Cardenal si no me es lícito seguir a los prelados y sostener el dictamen que, en mi humilde juicio, más se conforman con la razón, la evidencia y el bien y la salud de mi patria.”31 Había defendido Nocedal –según Sancha–, como principio de derecho natural, que “sin unidad católica no podía haber, nunca ni en ningún caso, rey ni autoridad legítimos”. Pero Nocedal se defiende, alegando que él no dijo semejante atrocidad, sino más bien que “el Rey, para ser rey de Es-paña, había de jurar el mantenimiento de la fe católica... esto no es cuestión teológica, ni filosófica, ni de derecho constituyente, sino de derecho constituido, o más bien de hecho, de averiguar si nuestras antiguas leyes dicen eso o no lo dicen.”

Sancha se sigue quejando de la publicación de Observaciones y envía a Roma el texto de sus “Consejos...” para someterlo a juicio de una comisión cardenalicia. Acusa al Prelado de Sevilla diciendo que no debió permitir la publicación dando el VºBº.

__________ 23 En Boletín Oficial de la diócesis de Jaén, Año XLIX, 1 de Agosto de 1906, Núm. 16, p. 240. 24 El cardenal Spínola estudió leyes en Valencia y en Sevilla. Ordenado sacerdote, fue párroco arcipreste de S. Lorenzo en

Sevilla desde 1871 hasta 1879; en 1879 es nombrado canónigo de la catedral hispalense. El obispo de Sevilla, D. Joaquín Lluch, lo propone para su obispo auxiliar y como tal es nombrado por el papa, con el título de obispo de Milo, en 1880, siendo consagrado el 6 de febrero de 1881. En 1885 es obispo residencial de Coria y en 1886 es trasladado a Málaga. Fue Senador del Reino por la pro-vincia de Málaga. Al morir el obispo valenciano de Sevilla, D. Benito Sanz y Forés, es preconizado arzobispo de Sevilla, el 2 de di-ciembre de 1905. Y a finales de este año alcanza la dignidad de cardenal, recibiendo el birrete cardenalicio el 1 de enero de 1906. En enero de 1906 se anuncia su grave enfermedad que le lleva a la muerte en 19 de enero de 1906 (Cf. BO de Jaén 19 febrero 1906, pp. 47s.). Como veremos después, Castellote es proclamado su sucesor, pero no llega a tomar posesión por su prematura muerte. Hay noticias de prensa en las que se anuncia como posible candidato a la sede hispalense al obispo de Barcelona, cardenal Casañas, pero el gobierno, atendiendo a las peticiones del mismo, que prefiere quedarse en Barcelona para que su traslado a Sevilla no sea mal en-tendido, abandona la idea de proponerlo como tal. (Cf. LAS PROVINCIAS, 23 de febrero de 1906).

25 Toledo, Impr. y libr. de la viuda é hijos de J. Peláez, 1899, 111 págs.: ASV, NM, 630, 366. 26 Cf. Boletín Of. Arz. Toledo, año LIII, nº 25, cuarta época, p. 393. 27 Ibid., p. 391 28 Toledo, Impr. y librería de J. Peláez, 1899, 43 págs.: ASV, NM, 630, 456 (es copia de la carta original). 29 Sábado 29 de julio de 1999. 30 El Siglo Futuro, sábado 29 de julio de 1899, portada. 31 El Siglo Futuro, Ib.

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León XIII, a través del Pro Nuncio, Francica, le contesta, en carta, fechada en Roma y publicada en latín y castellano en el B.O. de Toledo,32 con fecha 16 de agosto de 1899. El Nuncio, al remitirle esta carta, y a petición del cardenal Rampolla,33 reprocha suavemente y en privado, de parte de León XIII, al arzobispo de Sevilla, Marcelo Spínola, y le ruega que se retracte y publique la carta al cardenal Sancha. Rampolla insiste en que no se haga público este rifirrafe entre obispos, sobre todo, por la próxima convo-catoria del Congreso católico de Burgos en el que se “deliberara un atto collettivo diretto a promovere la tan necessaria e desiderata concordia ed unione dei cattolici di Spagna, nel modo indicato e voluto dall’Augusto Capo della Chiesa.”34

El arzobispo de Sevilla se excusa ante el Pro-Nuncio apostólico, Francica, en un tono de total so-metimiento al Papa, pero de enfrentamiento al cardenal Sancha:

“...a Vd. consta y es notorio en España mi filial amor al Vicario de Cristo y mi señalado respeto a la persona de León 13. Puedo asegurar a V.Em. que ninguno de los disgustos que he experimenta-do durante mi larga vida episcopal, y no han sido pocos ni leves, me ha llegado á lo hondo como éste. Agradezco por extremo la delicada benignidad que ha usado conmigo el Papa, no queriendo significar de manera pública su descontento, por más que obrando en justicia, como obra siempre el Sucesor de Pedro, no habría podido decir de mí que procedí maliciosamente, sino que erré, pues es verdad que de haber creído malo lo que hice, ciertamente no lo hubiera hecho. Ignoro los térmi-nos en que se hallará concebida la carta del Papa al Cardenal, pero, fueren los que fueren, la acata-ré... y aunque no necesito hacer constar de forma fehaciente mi sumisión, porque en el folleto no se ponía en duda la autoridad del Soberano Pontífice, sino antes se reconocía, debatiéndose sólo el sentido y el alcance de la palabra pontificia, y, además, porque yo no he emitido juicio sobre el asunto, limitándome a consentir bajo la fe de un censor digno de respeto la publicación de un es-crito, en el que nada se vio contrario a la doctrina católica. Como en materia de obediencia y fide-lidad a la Silla Apostólica no me duelen prendas, diré muy alto que cuando Roma habla á todos nos toca callar. Y si del tenor de la carta resulta que todavía me pertenece hacer más, lo haré con la gracia de Dios, olvidándome de que si el cardenal de Toledo se ha sentido lastimado por mis actos, el Arzobispo de Sevilla ha sido tratado por el Prelado Toledano en un documento pastoral, que se ha leído en todas las iglesias de su diócesis, de un modo, que no quiero calificar porque no es éste el momento oportuno para ello. ...21 de agosto de 1899 Firmado: † Marcelo, Arzobispo de Sevilla35

Pero el litigio sigue y se complica, pues el canónigo Magistral de Sevilla no se calla y envía su es-crito a la Congregación del Índice, para que lo juzgue, y, en el caso de que fuera condenado, que se le di-gan los errores cometidos, para que pueda retractarse [como se puede vislumbrar, hay una ironía en este acto de sumisión a la Congregación, pues bien sabe el autor que se trata no de errores dogmáticos, sino de rencillas. Lo que le parece al Nuncio, en su Informe al Secretario de Estado, Rampolla, del 2 de octubre de 1899, es que se pretende, por parte de los carlistas e integristas conseguir de la Santa Sede un juicio que elimine toda sospecha de herejía del opúsculo del Magistral, a fin de poder seguir indirectamente su campaña contra Sancha, que, por otra parte, es la del Santo Padre36; prepara, por otra parte, un segundo opúsculo “En propia defensa”, de sus “Observaciones...” El Pro-Nuncio recibe de Rampolla una carta en la que se le pide que lo antes posible hable con el arzobispo de Sevilla para que convenza al Magistral de que no publique el folleto preparado y que no haga una segunda edición de sus “Observaciones”.37

El Nuncio, por su parte, envía a Rampolla otro informe sobre los “Opúscula” del Magistral de Se-villa, que no tiene desperdicio:

Le dice que debe ser objeto de un buen análisis. Pero se permite dar su opinión:

__________ 32 Año LIII, Nº 25, cuarta época, pp. 389-392: ASV, NM, 630, 354-355. 33 ASV, NM, 630, 275-276. 34 ASV, NM, 630, 276. 35 ASV, NM, 630, 343-344. 36 ASV, NM, 630, 291. 37 ASV, NM, 630, 277.

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“Prego l’en fissare principalmente la sua attentione alla teoria che si sostiene... Ammettendosi l’autore, con incredibile contradizione, il fatto della soveranitá popolare como e inteso dal domi-nante liberalismo, e dimenticando che.... non puo distruggere o mortificare la natura delle cosi stabilita dalla Divina Providenza, afferma che... Stati con costituzione liberale alla moderna: 1º Non si debe obidienza al Re, poiche questi regna e non governa; 2º agli altri poteri dello stato si deve solo un’obidienza limitata e relativa, poiche in evi non risiede l’autorita somma e completa; e del resto sarà questa l’obidienza che puo prestare il delegante verso il suo delegato, e pero conci-liabile con la piu radicale [subrayado en el texto] opposizione.”

Cita literalmente el texto del opúsculo del Magistral:

“Cuando, pues, un católico o muchos católicos hacen la oposición siquiera la más radical á un Go-bierno á la moderna, no hay desobediencia, no hay falta de respeto, no existe rebeldía (á lo menos si marchan por las vías legales), lo que hay es la manifestación de la Autoridad originaria y princi-pal contra la delegada, una protesta del Poderdante contra el Poderhabiente”.38

Y sigue el Nuncio diciendo que lo que se dice sobre las “vías legales” es para temperar un poco la crudeza (crudezza) de la doctrina: la teoría de la soberanía popular.

“Non ho bisogno –dice el Nuncio– dire quanto funesta e pericolosa debbe riussire una dottrina si-fatta, massime si se tiene conto del libro in cui essa si contiene... publicato da un canonico con l’approbazione del’autoritá ecclesiastica...”

Es enorme la influencia que esto puede producir en un país que está debilitado en su espíritu a cau-sa de los desastres sufridos y de las dolorosas consecuencias económicas. De ello quieren sacar ventajas los carlistas y los integristas para ir contra los poderes constituidos. Esta idea de la soberanía popular es la que inspira muchos artículos de “El Siglo Futuro” y el “Correo Español”, haciendo uso de la doctrina en-señada por el cardenal Zigliara referente al derecho del pueblo contra un poder usurpador y tirano.

Da otra cita:

“Lo político en nuestro régimen constitucional es el cuerpo, lo liberal es el alma, y ciertamente que no alienta, respira, vive y obra sino por el liberalismo”.39

La reacción contra la actitud del cardenal Sancha es manifestada también en periódicos integristas. Así, por ejemplo, el periódico “LA VERDAD”, en un número extraordinario, opina sobre la situación de la Iglesia en España, pero, sobre todo, sobre los proyectos secretos del cardenal Sancha:

Presenta, en primer lugar, una relación de los Documentos notables sobre la cuestión católica Hace un examen de la última pastoral del Sr. cardenal Sancha:

“...que hay obligación bajo pecado grave de aceptar por todos los católicos españoles el régimen constitucional vigente sincera y lealmente, sin subterfugios y sin segunda intención..., que sacrifi-quemos nuestras ideas y nuestra voluntad.... y lo que es más que pisoteemos nuestros más puros sacrificios... para acabar con las divisiones y establecer la unión de los católicos (perdónesenos el atrevimiento, pero creemos que la frase no está completa, porque la unión no solo se verificaría en-tre los católicos, sino entre católicos y liberales) los que, según opinión del Sr. Cardenal solo pue-den unirse en la aceptación sincera, leal, etc. de la constitución del 76.”

“Como el Sr. Cardenal no tiene facultades para resolver una cuestión doctrinal é imponer una ley de carácter general, y como naturalmente se debía tomar lo que él decía como una opinión de un doctor particular, aunque se expresara bajo la forma de una Pastoral, y como además á él le era muy fácil el obtener una declaración auténtica de quien podía darla, no haciéndolo, se dedujo y con razón por muchos, muchísimos católicos, que se podía impugnar lo que decía el Sr. Cardenal... sobre todo cuando los argumentos en que apoya su parecer no son concluyentes.

...tal pastoral se combatió en artículos y folletos, sobre los que descuella uno publicado en Sevilla con la aprobación eclesiástica, notable por su forma y fondo y por su vigorosa argumentación.

__________ 38 pp. 42-43 del Opúsculo. 39 pp. 52-53 del Opúsculo.

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....se le ocurrió al “El Siglo Futuro” publicarlo con autorización de su autor... el Sr. Cardenal ha dado una nueva Pastoral increpando al Sr. Arzobispo de Sevilla por haber dado permiso de que se publicara dicho folleto... ¿Por qué se queja el Sr. Cardenal, después que “El Siglo Futuro” lo ha copiado y no se quejó antes? No lo sé, pero es lo cierto que el Sr. Sancha ha dado una nueva Pasto-ral dura, muy dura, sobre todo contra el Sr. Nocedal, á mi modo de ver con poca oportunidad, sea dicho con todo respeto....”

El cardenal se queja de que haya tenido tanta oposición por parte de los católicos y adelanta una posible razón muy poco afortunada, según el autor de este artículo: “Tal vez con ellos [con los Consejos] viniera a frustrarse algún plan misteriosamente organizado y de Nos ignorado...”

El Sr. Cardenal protesta de “que sólo se propuso dar á conocer las normas dadas por León XIII en lo pertinente a la obediencia y sumisión á los Poderes públicos constituidos”.

Con respecto al opúsculo Observaciones dice “que tergiversa la significación de muchas palabras, inventa suposiciones... concluye el escritor por negar que sean del Romano Pontífice las normas de con-ducta que el Cardenal propone en sus Consejos”

“Manifiesta que se ha inspirado en lo dicho por el Sumo Pontífice... pero que ha podido equivocar-se, pues no es infalible; mas en el mismo caso están el autor y censor de las Observaciones, y ya que por la presunción de derecho la verdad estaría en su favor, (lo cual no vemos claro) debían, di-ce, haber acudido a Roma, como él ahora lo ha hecho, (y ¿por qué no antes?) mas bien que impug-nar su Pastoral.”

La doctrina la confirma el Sr. Cardenal con dos cartas de León XIII al arzobispo de París y al Sr. cardenal de Malinas.

La primera parte de su segunda Pastoral, como vemos, es doctrinal: acerca de la obediencia debida al Obispo.

La segunda parte es una dura crítica al arzobispo de Sevilla, al autor y al censor, diciendo que todo el asunto es obra de “un plan apasionadamente combinado de una hipocresía repugnante y de un viaje ruidoso llevado a cabo por la región andaluza.”

De la crítica del arzobispo a Nocedal, de que ha secundado los planes de Gil Robles, dice el autor: “Sabido es que Nocedal no ha querido secundar los planes de Gil Robles.”

Sigue una crítica razonada y fría, pero dura, sobre la tesis de Sancha: La autoridad del Obispo está limitada a su diócesis y lo que él propone es de carácter general. Se destruye la doctrina de todos los escolásticos y teólogos y filósofos católicos modernos respec-

to del tirano, ya sea de régimen ya sea de usurpación. Todos admiten la resistencia así pasiva como activa. Obedecer a vuestros superiores –dice la Iglesia– incluso a los díscolos. Pero también dice que hay

que obedecer antes a Dios que á los hombres. Se seguiría un absurdo: obedecer a un obispo hereje. Ofrece a continuación una serie de testimonios históricos: Nestorianismo y Eusebio... Ek contra Lutero, siendo éste aún seglar, etc.

La oposición al cardenal Sancha y a sus planes se vio reflejada en un largo artículo del periódico “La Verdad”, titulado: Revelación de planes misteriosos en la cuestión católica y que toca los siguientes temas:

1. Conjura terrible contra el Partido Católico

“Al negociarse la Paz de París, los liberales, temiendo un levantamiento del carlismo para vengar las ofensas a la Patria, creyeron conveniente apuntalar las instituciones con un plan combinado: En Madrid, la Regencia; el Ministro de Gracia y Justicia Groizard, el Nuncio de SS y el Cardenal Sancha. En Roma, el embajador de España ante el Vaticano y Rampolla, Secretario de Estado de SS. El alma, Rampolla que enviaría instrucciones a Sancha, brazo ejecutor de este plan. Era fundar un nuevo partido católico con un periódico de gran difusión: no el mestizo partido de Pidal, ni in-tegrista ni carlista, sino un partido católico dirigido por los Obispos, sin color político, pero adhe-rido a las instituciones liberales alfonsinas; dirigido por los Obispos, Cardenal de Toledo, como Primado,... para encubrirlo así con el pretexto de unión de los católicos sin bandería política; un partido católico constitucional alfonsino. Sería una nueva versión del mesticismo de Pidal y Mon, pero en vez de un Pontífice levita. Pidal, un Prelado cortesano: Sancha. Abierto a los desertores del carlismo y del integrismo. Se necesitaban tres cosas: Permiso de Roma, conformidad de los com-

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pañeros de Sancha en el episcopado, destruir el carlismo y el integrismo... por sorpresa, no de fren-te.”

2. Trabajos hechos cerca del Vaticano y fracaso

“El embajador de España y Rampolla han trabajado mucho para conseguir del Pontífice que man-dara a los católicos españoles el reconocimiento de legitimidad de la dinastía liberal alfonsina, ex-cluyendo al carlismo como ilegítimo. No lo consiguieron. Solo hubo mensajes de adhesión a la Regente. Tampoco en la última peregrinación española a Roma lo consiguieron: solo lograron aquello de “someterse respetuosamente al poder constituido”.

3. Nuevos trabajos de zapa y fracaso de los vaticanistas

Al no conseguir esto, pidieron que se autorizase un nuevo partido católico, condenando, por man-dato, el carlismo. Al no conseguir el mandato, pidieron que, por lo menos, fuese “aconsejado” el nuevo partido. Pero tampoco lo consiguieron. Rampolla, en último intento, debía pedir a Sancha que explorase la opinión de los obispos españoles sobre el asunto, para que no fuese Roma la que tomase la iniciativa, sino los españoles.

Sancha lo hace y pide contribución (30 o 40.000 reales) económica para el sostenimiento del pe-riódico. Pero no pregunta, sino que da por hecho el asunto. Este taimado proceder fue descubierto por El Siglo Futuro, al publicar una carta de Valencia en que se revelaba el plan. El Correo Español también re-vela el secreto. Además, los obispos no estaban de acuerdo con pagar tan gran suma de dinero, ni con la ideología subyacente. El plan quedó abortado por miedo a un cisma.

4. Se redoblan los esfuerzos de los vaticanistas y sufren una nueva derrota Es entonces cuando Sancha, contrariado, publica sus Consejos..., encaminados al reconocimiento

de la constitución del 76: los poderes constituidos. Una hoja clandestina de Barcelona Lo Mestre Titas ironizó sobre la pastoral poniendo en contradicción los textos de Sancha con los de Sto. Tomás, Suárez, Belarmino y Balmes. Siguen muchísimos artículos contra la susodicha Pastoral en unos sesenta periódi-cos carlistas e integristas. Pero, sobre todo, el folleto de Sevilla “el más perfecto que hemos conocido en su género... ha traído una completa derrota a los trabajos del cardenal Sancha”, autorizado por el arzobis-po de Sevilla, Spínola.

Sigue la segunda pastoral de Sancha, terriblemente ofendido. Cree el autor del reportaje que esto se debe, sobre todo, a combatir al jefe del integrismo Ramón Nocedal y a que fue El Siglo Futuro el que reveló el plan secreto de la formación de un nuevo partido católico.

De ser ciertas sus noticias –dice el autor del artículo– se debe su agresividad “al hecho de que el Cardenal, antes muy amigo de Nocedal, quedó poco satisfecho de éste, desde que en vísperas de formarse la concentración Silvela-Polavieja, le ofreció formar en el nuevo ministerio, con tal que se pusiese con to-do el grupo integrista y abrazase la Constitución vigente: a lo cual no pudo acceder; precisamente porque así desaparecería el grupo integrista, quitando un estorbo de en medio, y no quedaría ya enfrente mas que el partido carlista, a lo cual ni pudo acceder Nocedal por parte de sus convicciones, ni por parte del grupo integrista, que lo habría abandonado desde el momento en que hubiese intentado ponerlo al servicio de los poderes constituidos.”

Últimos esfuerzos de los vaticanistas fracasados. Nuestro juicio sobre la última Pastoral, que está publicada para salir del paso, pues no contesta a las Observaciones, y es un ataque visceral contra Noce-dal.

No está conforme con el carácter de una carta pastoral: evangélica, moral, doctrinal; son ataques personales.

Que no necesita el cardenal llenar de textos para convencer a los católicos que deben obedecer a los obispos, pues esto es muy conocido, pero, esto sí, en materia de fe y costumbres, no en materia políti-ca. Tiene que definir el sentido de sus palabras.

La apelación a Roma para que le digan si él o el de Sevilla tiene la razón, es inútil. Tampoco Roma habla ni se impondrá en materia política, sino en materia de fe y costumbres.... “y que nosotros ni pode-mos, ni debemos, ni queremos dejar de ser carlistas.”

No podemos ser “reconocementeros” de los poderes constituidos. Preferimos estar con el Syllabus de Pío IX (Spínola) que con la Constitución del 76 (Sancha).

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BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 15

Mala cosa es la alabanza de la pastoral de Sancha por parte de los periódicos liberales El Impar-cial, El Heraldo, El Liberal, El País.

Si no ha suspendido nunca a un clérigo por tomar parte en reuniones liberales, en Valencia sus-pendió a clérigos por asistir a reuniones carlistas.

Fiera persecución contra los católicos La Masonería y El País atacan y persiguen lo religioso, intentando promover luchas intestinas en-

tre miembros del clero secular y regular. Llamamientos a los católicos Tenemos que imitar a Francia, con la Gran Liga Nacional frente a masones, librepensadores, ju-

díos, anarquistas. Y también tenemos que imitar a Inglaterra, Irlanda, Suiza, Alemania donde los católicos han obligado a veces a los gobiernos a adoptar leyes beneficiosas para la Iglesia.40

Como vemos, la situación era tensa no sólo entre la Iglesia y el anticlericalismo político, sino tam-bién entre los mismos católicos. Por eso Roma busca, por encima de todo la reconciliación entre los cató-licos, viendo en la sumisión a los poderes constituidos de la política canovista una buena base para este propósito.

He aquí otro ejemplo de esta situación: El obispo de Málaga protesta ante el Nuncio por una carta de un capuchino, Fr. Luis de Valdile-

cha, publicada en el periódico integrista “El Noticiero de Málaga”, y dirigida al Gobernador de Málaga, el 3 de septiembre de 1904. El periódico se cierra y el capuchino responde al Gobernador con una muy bien razonada carta, diciéndole, entre otras cosas, que el Gobernador no se ha leído el Motu Proprio de Pío X, que versa sobre la “democracia cristiana” y su regulación, pero “¿qué autoridad ha dicho jamás que esta-mos obligados a ser demócratas?” El periódico –dice– habla sobre la “lenidad de los Prelados”: “La Igle-sia no ha podido sustraerse a la atmósfera pestilente que se respira”.41

Observa el obispo de Málaga lo divididos que están los católicos y el fuerte integrismo de algunos periódicos.42

En Valencia hay también opositores al cardenal Sancha: José Domingo Corbató, carlo-integrista escribe un libro titulado Los consejos del cardenal Sancha o apología católica del carlismo (1899). Este Corbató era un religioso exclaustrado y exiliado en París.

Incluso, un beneficiado de Toledo se atreve a dirigirse a la Congregación del Santo Oficio hacien-do la siguiente consulta sobre el folleto de Sancha Los consejos...:

“Utrum cives catolici possint directe approbare, recognoscere aut stabilire potestatem supremam quae injuste et illegitime rerum potia est, atque fidem catholicam bonumque commune… vertit.”43

La respuesta fue política: “Aténgase a la doctrina de los Santos Padres de la Iglesia.”

Como vemos, se utilizan aquí algunas doctrinas tradicionales de la Iglesia –ya desde sto. Tomás, Suárez y Mariana, sobre la tiranía del poder constituido–, pero enfocadas desde otras perspectivas (car-lismo, integrismo) y en situaciones políticas muy determinadas, cuyo uso lo hacen, cuanto menos, cues-tionable. No sólo se ataca al poder civil, sino y con bastante agresividad a la jerarquía por su falta de cri-terios unificadores. Hay felicitaciones a uno que escribe Observaciones al capítulo XIII del opúsculo del Cardenal Sancha, diciendo de ellos que es un “ilustrado y valiente andaluz y que ha recibido mil pláce-mes de varios Prelados de la Iglesia... Los príncipes de Israel están hoy discordes en puntos de doctri-na”.44

__________ 40 ASV, NM, 630, 25. 41 ASV, NM, 657, 27-32. 42 ASV, NM, 657, 26-27. Pueden verse en V. Cárcel [Escritos del Vedat 10 (1980) 107-128] una serie de informes, y la

odisea de su localización, que tratan sobre la situación de la iglesia española, redactados por Antonio Vico. El primero de ellos se ocupa con realismo y cierta crudeza de los obispos y de los capítulos en España, diciendo entre otras lindezas: “teniendo presenti le esigenza di questa o di quella situazione política che presieduto alla nomina di varî vescovi, senza che la Santa Sede e la Nunciatura abbiano potuto opponere motivi canonici alla nomina dei medesimi.” (Ib. 114). También se fustiga a ciertos canónigos por sus au-sencias injustificadas al coro.

43 España Cristiana (en adelante EC). EC (5 de agosto de 1899), n.º 444, p. 3561. 44 EC (8 de julio de 1899), nº 440, p. 3528.

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El periódico “El Nacional”, de tendencia liberal, informa sobre las maquinaciones entre Rampolla y Merry del Val,45 Sancha, Silvela, Morgades y Polavieja. Parece ser que Roma ha llamado al orden a los Prelados españoles, que no son dinásticos, entre ellos a un cardenal, previniéndoles de que no pongan di-ficultades a los Consejos del Primado de España, Sancha.46

En Valencia la situación no era distinta. Los integristas se oponen a todo lo que huela a liberal. Es-to lo pudo percibir en sus propias carnes D. Roque Chabás, a quien España Cristiana pone de vuelta y media por su iconoclasia contra las reliquias de los santos de Alzira, Bernardo, María y Gracia, y por su puritanismo histórico-científico que echa por tierra tradiciones venerables entre el pueblo. A favor de este gran historiador valenciano se levantó la voz de D. Teodoro Llorente que desde su periódico “liberal” de-fiende la romanidad, apostolicidad y catolicidad de D. Roque.

Castellote era buen amigo de D. Teodoro, a quien le dedica un ejemplar de la edición de sus Con-ferencias científico-religiosas,47 pronunciadas y editadas en Madrid. Era Castellote, como vemos, una fi-gura que no quiso nunca formar tomar con los intransigentes e integristas, a pesar de que se mantiene en buena amistad con el poderoso y polémico director de la España Cristiana, Gascó, pero sin participar en sus modos agresivos, y, al mismo tiempo, busca la relación con personajes más liberales, pero que por su altura intelectual y buen sentido querían contribuir al bien de la Iglesia y de España con métodos que es-taban en esta época algo vedados: los de la razón, el estudio, la investigación y el trabajo. Castellote no nació en buenos momentos y su figura era como un oasis en medio de un mar de insultos, agresiones y apologética descabellada.

Otro Papa que gobernó la Iglesia en los últimos años del obispo Castellote fue Pío X (1835–1914), proclamado Papa en 1903, a la muerte de León XIII. Castellote guarda muy buenos recuerdos de este san-to pontífice. Fue obispo de Mantua desde 1884, y arzobispo cardenal de Venecia desde 1893. Fomentó la disciplina eclesiástica y se esforzó en combatir el modernismo.

II. SITUACIÓN CIENTÍFICO–FILOSÓFICA DURANTE LA SEGUNDA MITAD DEL S. XIX EN EUROPA

El completo estudio antropológico que Castellote publicó, después de haberlo dado a conocer en forma de conferencias cuaresmales en la Catedral de Madrid, al tomar posesión de su canonjía por oposi-ción, siendo obispo de esta ciudad el Sr. Sancha, nos impone que presentemos la situación científico–filosófica en la segunda mitad del siglo XIX en Europa.

El hecho mismo de haber sido el mismo Castellote el que decidió el tema de las conferencias cua-resmales nos muestra el interés que despertaban en su ánimo estas debatidas cuestiones antropológicas, y la importancia que daba a su conocimiento para un fructífero diálogo entre fe y ciencia. El título, poco afortunado, por cierto, de Conferencias científico–religiosas ha ocultado por mucho tiempo que se cono-ciera su verdadero contenido, que no es ni más ni menos que una completa antropología científico–teológica, sin escamotear ninguno de los temas, por comprometidos que éstos pudieran parecer a una con-cepción teológica de aquellos tiempos. Su conocimiento de las lenguas francesa, alemana, griega e italia-na le permitieron bucear en los mismos textos originales, aunque algunas veces se sirva de ensayos o de obras que sintetizaban la situación de entonces. Éste es el caso de la obra de Janet, Le materialisme con-temporain (Paris 1984)48 o de Pesch, Institutiones Philosophiae Natauralis, (Fribourgi Brisgoviae, 1880).

Las muchas citas de autores de obras científicas, sobre todo franceses, alemanes e italianos, nos pone de manifiesto su capacidad de dialogar con las corrientes más opuestas a la entonces vigente con-cepción científica y a su deseo de cohonestar la ciencia y la fe.

Raro parece que en una cátedra de la Catedral de Madrid, en unas conferencias cuaresmales, se di-serte sobre un tema antropológico, en el que se discuten temas científicos. Así lo reconoce Castellote, al

__________ 45 Los periódicos integristas, como “España cristiana” suelen disculpar de la situación a León XIII, pero atacan duramente a

Merry del Val y a los católicos liberales, diciendo de ellos que “son peores que los demonios de la Commune.” [EC (23 de agosto de 1899), nº 451, p. 3611].

46 Citado en EC (10 de junio de 1999), nº 436, p. 3492. 47 Cf. Bibliografía. 48 Trad. castellana: El materialismo contemporáneo (Valencia, Biblioteca de filosofía contemporánea, 1877). Versión de

Aguilar y Lara, 170 págs.

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comienzo de la primera conferencia: “No es frecuente –dice– en España traer a esta cátedra las cuestiones que se agitan en el vasto campo de las ciencias experimentales.” Y la razón que aduce es “la fe proverbial de nuestro pueblo” y que “son pocos los que abiertamente y en nombre de la ciencia, han combatido aquí sus creencias.”

1. Situación general

La filosofía alemana, después del idealismo hegeliano, recorre caminos contrapuestos, aunque to-dos ellos derivados del mismo Hegel: la izquierda –que pronto discurrirá hacia una extrema izquierda– el centro y la derecha hegeliana. La izquierda contó, en primer lugar, con Michelet de Berlín y Strauss, quienes negaron tajantemente la personalidad divina y la inmortalidad del alma humana. Sin embargo, permanecieron fieles a la distinción hegeliana entre la idea y la naturaleza, la lógica y la física, el espíritu y la materia. Pero la extrema izquierda pierde de vista esta concepción. Esto es lo que hicieron L. Feuer-bach (“¡Sólo el hombre es el salvador verdadero!”), L. Büchner, Bruno Bauer, Max Stirner (el predicador de la autolatría: “Quisquis sibi Deus”) y Arnold Ruge (“el ateismo es un sistema religioso”)49, entre otros.

En medio de este cambio, cobra importancia la figura de Schopenhauer, que había vagado sin rumbo en busca de una nueva filosofía opuesta a Hegel, pero su vigencia duró poco. La comunidad cientí-fica se iba inclinando hacia una nueva forma de pensar en la que dominaban las ciencias de la naturaleza. ¡Era demasiado idealista este Schopenhauer, tan cercano a Kant y a Fichte, aunque bien a su pesar!

Esta izquierda pronto (1848) pasó de ser una antropología filosófica a convertirse en una izquierda revolucionaria, uniéndosele el ateísmo y el “socialismo” de aquel entonces. Así Lassalle y su escuela, que, junto con la de Proudhon, formaron un grupo materialista y revolucionario, pero todavía dentro de un materialismo abstracto.

¿Por qué precisamente en Alemania, nación dada hasta entonces al idealismo y al misticismo, se introduce este craso materialismo, importado, en parte, desde Francia? ¿Es suficiente aducir como causa el retorno a la pura experiencia y al método científico experimental? No en Alemania, donde incluso la misma experiencia estaba sometida, desde Kant, a la interpretación trascendental. La experiencia inme-diata nada dice respecto del materialismo, pues éste es ya una interpretación de la experiencia. Más bien creemos que la recrudescencia de este sistema filosófico en Alemania se debe, como dice P. Janet, a “la tendencia a la unidad. Quiérense explicar todas las cosas por una sola causa, por una sola ley.”50

La derecha hegeliana estaba representada por Fichte (Anthropologie, die Lehre der menschlichen Seele, 1861), Zeissin, Oken, Oerstedt, Burdach, Carus y Müdler que se adhieren a la corriente espiritualis-ta.

Podemos distinguir, en primer lugar, un materialismo teórico-práctico. El materialismo teórico es o científico –y, como tal, se apoya en los experimentos parciales de la investigación físico-química–, o histórico. El materialismo descansa en el desconocimiento del yo pensante; el hecho de que el pensamien-to y la conciencia estén relacionados con la presencia de materia (cerebro), no demuestra para nada la esencia del pensar, de su aparición y de su sentido, ni siquiera de su concepto más elemental. El materia-lismo histórico considera la economía como fundamento de toda la cultura espiritual. El materialismo teó-rico puede ser considerado o como una orientación metafísica o como un principio regulativo. Como principio regulativo sólo significaría el sistema de considerar en toda investigación que la materia es la única cualidad del ser y que esto sería suficiente para la explicación de todo. Como dirección metafísica, el materialismo ha adoptado una forma monística y una dualística. Según la forma dualística (Demócrito, Epicuro) hay dos formas esencialmente diferentes de materia: una burda y una fina (materia corporal y materia anímica). Según la concepción monística, toda materia es exacta y esencialmente igual (Hobbes, Vogt, Moleschott, Büchner, etc.). Dentro de esta concepción se pueden considerar tres formas distintas de entender la materia, de las cuales la forma atributiva concibe lo espiritual como una cualidad de la mate-ria.51

__________ 49 Cfr. M. Saint-René Taillandier, Revista de dos mundos (15 julio 1874). Citado por P. Janet, El materialismo contempo-

ráneo, Valencia 1877, pp.5ss. 50 O.c., p. VII. 51 Cfr. Lange, Geschichte des Materialismus und Kritik seiner Bedeutung in der Gegenwart, 1866, y otras ed. más recien-

tes.- O. Frank, Die Allmasse. System eines qualitativen Materialismus, 1926.

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Pero se fue forjando otro tipo de materialismo que prácticamente sólo reconocía validez a las cien-cias experimentales, sobre todo a la fisiología. Para Büchner, por ejemplo, toda la Naturphilosophie no es más que “un término de desprecio para la ciencia.”

Durante la segunda mitad del siglo XIX recorre la Europa central, sobre todo Francia y Alemania, esta corriente científico–filosófica que se ha denominado “materialismo”, esa cosmovisión, según la cual no hay más realidad que la materia, de manera que también el alma, el espíritu y el pensamiento son con-siderados como fuerzas o movimientos de la materia.

Hubo, como veremos más adelante, una famosa discusión sobre el materialismo en Alemania. Esta discusión tuvo lugar a mediados del siglo XIX entre el zoólogo Carl Vogt –profesor de Zoología en Gies-sen y Ginebra y uno de los principales representantes (junto con Büchner y Moleschott) del materialismo del XIX, y, después, del darwinismo, y discípulo de Agassiz52– y el fisiólogo de Gotinga, Rudolf Wagner, así como entre Jakob Moleschott y el químico Justus Liebig.

Rudolf Wagner habló, en 1854, en la asamblea de científicos celebrada en Gotinga, sobre “la crea-ción del hombre y la sustancia del alma”, defendiendo así la cosmovisión cristiana. Fue publicado en dos escritos posteriores: 1854 y 1857. Wagner postulaba una duda metódica en ciencia y una fe sencilla (fe de carbonero). La fe de carbonero significa una fe ciega en los dogmas de la Iglesia. Un carbonero (Köhler) preguntó en cierta ocasión a un teólogo qué era lo que él creía y éste el contestó: “lo que cree la Iglesia”. Y siguiendo con las preguntas, insistió el carbonero ¿Y en qué cree la Iglesia? Y la respuesta del teólogo fue: “Lo que yo creo”.

Sobre el tema, Lutero ya había dado su opinión en su Warnungsschrift (1533). En Über Wissen und Glauben mit besonderer Beziehung auf die Zukunft der Seelen (1854) siguió

Wagner defendiendo la fe de carbonero. Carl Vogt, a quien Wagner había atacado, se defendió en su libro apologético Köhlerglaube und

Wissenschaft (1854) y tomó una postura claramente materialista en sus sucesivos escritos. A la obra de Justus Liebig, Chemische Briefe (1844), contestó Moleschott con su libro Der Kreis-

lauf des Lebens (1852). Moleschott, fisiólogo, materialista, docente en Heidelberg fue amonestado por su materialismo;

después fue profesor en Zürich, Turín y Roma. Defiende la idea de que la actividad cerebral depende de la presencia de fósforo: “Sin fósforo no hay pensamiento” (Ohne Phosphor kein Gedanke).

Podemos afirmar que las tendencias idealistas iban poco a poco sufriendo un desgaste significati-vo, tanto en filosofía como en política, ya por los años 1848–49. Por otra parte, se percibe un desarrollo de la técnica y de la “cultura material”, que intenta sustituir los intereses poéticos, especulativos y religio-sos del romanticismo. Fueron precisamente los investigadores de la naturaleza los que, apoyados prime-ramente en la Naturphilosophie de Schelling y de Hegel, quisieron ver en esta naturaleza algo más que re-laciones de ideas divinas o juegos de formas.

2. El positivismo evolucionista

W. Hamilton (1788–1856) desarrolla en Inglaterra una filosofía de la “creencia”: lo absoluto no es cognoscible, sólo es “creíble”, preparando así el camino al agnosticismo de H. Spencer (1820–1903), quien, a su vez, será el pionero de la nueva ley de la evolución, como fundamento de toda filosofía, biolo-gía, psicología y ética.

Siguieron la obra de Spencer Th. Huxley (1825–1895), para quien cualquier resto de religiosidad o de romanticismo spenceriano quedan relegados al olvido.

Dentro de este positivismo, pero con significativas diferencias con respecto al materialismo reinan-te, está la obra de Claude Bernard (1813–1878). Para él no todo se explica por medio de las ciencias expe-rimentales y menos de las materialistas, pues, aunque la ciencia es necesaria, no debe reducirse la realidad a puro materialismo biológico. Hay que clarificar, antes que todo, la metodología propia de cada una de las ciencias en cuestión, dando a cada una de ellas sus propios medios. Pasteur (1822–1895) descubre la existencia de los microbios, desarrolla métodos para evitar las infecciones en las intervenciones quirúrgi-

__________ 52 C. Vogt escribió su biografía: La vie d’un homme (1896).

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cas y su obra fue, sobre todo, tenida en cuenta en la negación de la por aquel entonces resucitada genera-ción espontánea.

En E. Renan (1823–1892) había influido la obra del materialismo químico de Berthelot (1827–1907), dándole alas para una concepción puramente cientista, aunque plagada aún de nostalgias espiritua-listas: incluso la religión no es más que “la organización científica de la humanidad”. Su crítica del cris-tianismo (Vida de Jesús, Orígenes del cristianismo) nace de esta misma concepción: no hay nada sobre-natural, todo se puede explicar desde ideales morales puramente humanos.

Durante la segunda mitad del siglo XIX se produjo una revolución técnica, posibilitada por los in-numerables y espectaculares descubrimientos científicos, sobre todo en biología, neuropsicología, psicofí-sica (ciencia inventada en esta época con Weber y Fechner), psicología neurológica, química aplicada a la agricultura, etc.

La obra de Lamarck Philosophie zoologique (1809) pretendía explicar la transformación de las es-pecies por su poder de adaptación al medio ambiente. Sin embargo, su obra fue muy criticada, hasta por el mismo Comte. En 1850 publica Darwin su gran obra El origen de las especies, en la que mostraba que las leyes que rigen la evolución son la lucha por la vida y la selección natural, a través de las variaciones ge-néticas. Con él llega el evolucionismo a su mayoría de edad creándose un nuevo sistema científico–filosófico, aunque Darwin siempre se mantuvo al margen de un craso materialismo biologista, sobre todo en lo que al hombre respecta.

Habían ya conocido Alfred Russel Wallace (1823–1915) y E. Haeckel (1834–1919), antes que el mismo Darwin, la transformación de las especies biológicas, siendo éste después un ferviente seguidor de Darwin. Y fue Haeckel el que más influyó en España, que conoció el evolucionismo más bien desde Haeckel que desde el mismo Darwin. Para Haeckel el evolucionismo no es sólo una manifestación de la ciencia experimental, sino que constituye el fundamento de un monismo filosófico total, en el que están de más Dios, el alma y la misma libertad. Este intento globalizador y precipitado, animado por una espe-cie de “fe en la ciencia” trajo, en ocasiones, el descrédito a la auténtica ciencia, al creer suplantar la reli-gión por la ciencia, como ya había anunciado el mismo Renán en El porvenir de la ciencia (1890).

Ya en 1839, Schwann reconoce, gracias al uso del microscopio, la célula como el elemento princi-pal del organismo vivo, animal y humano. La obra de Liebig Chemische Briefe descubre los fundamentos químicos de la fisiología vegetal y animal (1844). Con él nace la química como ciencia independiente en el primer laboratorio alemán en Giessen. Schleiden, por su parte, se opone vigorosamente a la “fuerza vi-tal” (Lebenskraft) que intentaba ser la explicación de la vida. Faraday descubre la unidad y la interacción de todas las fuerzas de la naturaleza y Robert–Mayer (1814–1878) es el descubridor de la conservación de la fuerza, al detectar que el movimiento se transforma en calor. También por entonces Humboldt escribe su obra Über die Erhaltung der Kraft (1847). Weber (1795–1878) y Fechner (1801–1887) introducen la medición en psicología, poniéndole el último su expresión matemática. Había nacido, como bien dice Castellote, la Psicofísica. Con Wundt, la “psicología sin alma” –expresión poco afortunada para su obra– alcanza una dimensión científica, pero sin perder, por ello, su rasgo espiritualista al conceder suma impor-tancia a la experiencia inmediata, esto es, a la conciencia, que había sido reducida a mera manifestación neurológica. Para Wundt la idea de Dios sigue vigente como expresión o idea–límite del progreso hu-mano.

Castellote se recrea citando famosos descubrimientos con los que se demostraba que la química es capaz de producir sintéticamente elementos nuevos; que la fisiología ha descubierto que muchas funcio-nes orgánicas se pueden explicar como funciones químicas.

Por todo ello, la ciencia de la naturaleza redescubre los principios que había tenido en el siglo XXVIII. El mismo Faraday nos dice que la cantidad y la dirección son los materiales con los que se cons-truye el mundo. A estos investigadores, por lo general, les unía un elemento común: no sólo estaban preo-cupados por la ciencia experimental, sino que intentaban establecer una nueva epistemología o teoría del conocimiento. El mismo Helmholtz desarrolló una teoría de este tipo.

Se iba abriendo paso un nuevo materialismo, desde La Metrie, Moleschot, Vogt, Büchner, Czolbe y Strauss, que son los nuevos pioneros de la ciencia biológica, llegando a afirmaciones tales como que la materia dotada de movimiento es la base del universo, que sin fósforo no hay pensamiento, como ya he-mos dicho, y que el cerebro segrega pensamiento como los riñones, orina. El hombre es para todos ellos la suma de muchos elementos y la química la ciencia más alta y sublime de todas. La materia no es pen-

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sable sin fuerza (que viene a sustituir al espíritu), formando una unidad indisoluble, con lo que el materia-lismo se transforma en monismo (Büchner).

Ya hemos hablado antes de la famosa discusión habida en Göttingen (1854) entre el fisiólogo Wagner y el zoólogo Karl Vogt sobre la constitución del hombre. Wagner pronuncia una conferencia (Menschenschöpfung und Seelensubstanz), intentando defender la correlación positiva entre el relato bí-blico sobre la creación y la ciencia, pero sólo concede a la fe un valor mínimo y superficial: “la fe de car-bonero” (Köhlerglaube). La oposición de Vogt no se hizo esperar, proclamando abiertamente en su escri-to Köhlerglaube und Wissenschaft que “el pensamiento tiene las mismas relaciones con el cerebro que la bilis con el hígado y la orina con los riñones”. No hay ni inmortalidad del alma ni sustancia anímica: todo es química y fisiología.

Büchner se relaciona con Vogt y con Moleschott, dando a la imprenta uno de los libros más cono-cidos y traducidos de la época: Kraft und Stoff (1854), participando de un materialismo fisiologista, según el cual la máquina del organismo produce una suma de efectos, de la misma manera que la máquina pro-duce vapor, y que llamamos “alma” o “pensamiento”. Su monismo materialista queda de manifiesto al afirmar que fuerza y materia son sólo dos aspectos de un mismo y único principio original. No es, sin em-bargo, Büchner tan burdamente materialista como Vogt, pues afirma que no hay que traspasar nunca los umbrales de la experiencia, por lo que el misterio de la vida persiste: “La acción de una máquina de vapor no debe confundirse con el vapor”. “El pensamiento no es ni físico ni visible como la orina o la bilis”. Pe-ro en su intento de establecer una nueva epistemología se queda en niveles bastante superficiales. En las repetidas citas de Schopenhauer que hace Büchner, éste nos lo intenta presentar a aquél como una autor “asequible” (¡) al gran público, sin darse cuenta de que el sistema del pesimista autor alemán es un claro idealismo, fruto de la influencia kantiana, y que algunos han considerado como reaccionario.

En los primeros capítulos trata el libro de Büchner sobre la materia; la materia y el movimiento; la materia y la vida. En ellos expone los principios de la materia: está “fuera de nosotros”, “no hay dos co-sas: calor y luz, sino una sola, que se diversifica en los órganos de los sentidos”; admite la divisibilidad de la materia, renunciando al atomismo. La materia y el movimiento están íntimamente unidad entre sí. Mu-chos físicos –dice– se ven obligados a interpolar términos metafísicos y crípticos en sus exposiciones. Sobre el importante tema de las relaciones entre materia y vida, éstas son sus ideas principales: hay gene-ración espontánea; la vida es una propiedad de la materia o el resultado de algunas de sus propiedades dadas en ciertas condiciones.

Los últimos capítulos de este libro tan difundido tratan sobre la inmortalidad del alma, el innatis-mo, las diferencias entre hombre y animal.

Incluso los críticos de este libro, como Janet, reconocen en este autor una nobleza y claridad de exposición: “...conservan... el candor..., la hombría de bien y la falta total de hipocresía y de disimulo. Ofrece grandes ventajas para la crítica, porque así puede tomar ésta las cosas tal como se dicen, sin nece-sidad d andar buscando sentidos ocultos.” “Libro corto, conciso, claro y bien compuesto; no tiene “esos fantasmas invisibles que, flotando entre el materialismo y el espiritualismo, no nos permiten atacarles por ningún sitio.”53

Otros autores, como M. Spietz, escribieron sobre temas relacionados con la fisiología. Así. Fisio-logía del sistema nervioso.– Sobre las condiciones corporales de la actividad del alma. Y E. Loewenthal publicó un libro, elogiado por el mismo Feuerbach, titulado Materialismo creyente.

Casi todos estos nuevos científicos decimonónicos tienen una sensibilidad por el hombre y son de-fensores de la verdad humana, pero les falta esta virtud ante la ética y la sociología.

Por aquella época se hizo famosa la obra de fisiólogo alemán E. Du Bois–Reymond: Die sieben Welträtsel (Los siete enigmas del mundo), en la que enumeraba los siete grandes problemas insolubles pa-ra la ciencia: El origen de la materia y de la fuerza; el origen del movimiento; el origen de la vida; la fina-lidad en la naturaleza; el origen de la conciencia y de la sensibilidad; el origen del pensamiento racional y, por último, la libertad. Fue precisamente E. Haeckel (1834–1919) quien pretendió dar una respuesta a es-tos enigmas: cortó el lazo gordiano reduciéndolo todo a un evolucionismo materialista. Lo hizo famoso su “Ley biogenética fundamental”, según la cual la ontogénesis es una repetición de la filogénesis.

Aunque hasta ahora hemos hablado sobre todo de Alemania, la verdad es que el materialismo francés, apoyado en las investigaciones naturales, fue el que influyó en Alemania. La entrada en Alema-

__________ 53 Janet, Historia del materialismo contemporáneo, o.c., pp. VI.37.

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nia del materialismo se produjo en la revolución de julio de 1830. Czolbe cree que D. F. Strauss es el pa-dre del materialismo alemán, mientras que otros otorgan esta paternidad a Feuerbach. Lo que distingue, sin embargo, a los materialistas de Feuerbach es que éste pone al hombre como el “único, universal y más alto objeto de la filosofía”, mientras que los materialistas ven al hombre como una “ola” en el piélago de la naturaleza material. La naturaleza del hombre es para ellos sólo un caso especial de la fisiología, como el pensamiento lo es de la cadena de procesos físico–vitales. Feuerbach cae, por otra parte, en el realismo acrítico: en la percepción se da una manifestación adecuada y total del ser. Su sensismo se acerca en esto a los materialistas.

Todo parece como si las ideas de la nueva ciencia alemana hubiesen reproducido el pensamiento positivista de Comte.

Richet, Beaunis, Besson, Cuvier, Delboeuf, Dufay y otros muchos realizaron en Francia valiosos experimentos que promocionaron la técnica aplicada a la agricultura, a la minería y a la medicina.54

Cabanis ofreció ya una filosofía materialista, mientras en Alemania dominaban aún Schiller y Fi-chte como idealistas. A partir de Cabanis, prevalece la idea de una reducción de las funciones espirituales a la actividad de un sistema nervioso, que tiene a la fisiología como ciencia madre. Este materialismo francés es tanto más fuerte cuanto sus defensores no se preocupan de concienciarse de que están en reali-dad ofreciendo una concepción filosófica del hombre y de la vida. La lucha filosófica subyacente es más importante en Alemania que en Francia y en la misma Inglaterra, seguramente porque al genio alemán le es más grata la discusión filosófica que la puramente experimental. Sin embargo, parece bastante proba-ble que fue el mismo idealismo alemán el que preparó el camino al materialismo europeo. No se puede, con todo, negar en absoluto que en Alemania no hubiese habido siempre un interés especial por las cues-tiones científico–naturales, pero, de alguna manera, quedaba ocultado por la afición a un pensamiento más especulativo y ético.

Kant, Herder y Goethe tienen claras insinuaciones naturalistas y el mismo Kant, en uno de sus pe-riodos se acerca bastante al materialismo. Incluso los filósofos de la Naturphilosophie muestran signos de aprecio por la experiencia.

Pero, poco a poco, la filosofía metafísica y el chauvinismo alemán van haciendo lugar a las nuevas cosmovisiones. La poesía de Heine empezaba a cansar a los espíritus científicos. Alemania dudaba de su futuro y veía en Francia un modelo a seguir como nación progresista. Figuras como Fleurens, Margendie, Leuret, Longet y otros muchos son prueba del desarrollo científico francés y, como hemos dicho, fueron los que prepararon el camino a Vogt y a Moleschott. La “psicología” sin alma de Francia pasó también pronto a Alemania.

En 1838 aparece en Alemania la traducción de la obra del insigne estadístico Quételet Über den Menschen, en la que este famoso astrónomo belga, fundador de la estadística moderna, intenta hacer una teoría de la naturaleza de los actos humanos sociales, apoyada en la investigación estadística. De este aná-lisis estadístico surgen tendencias fatalistas y la negación de la libertad humana, aunque el propio Quéte-let deja siempre su lugar a ésta, como una “causa accidental”, en medio de las leyes de la naturaleza, cuya fuerza queda neutralizada por la “ley de los grandes números”. El antiguo y siempre nuevo problema de la dialéctica entre necesidad y libertad vuelve a aparecer, como lo hizo ya en el Renacimiento.

En Italia, Cesare Lombroso (1836–1909) reducía a características psicofísicas la criminalidad, con lo que se constituye en el fundador de la escuela positivista del derecho penal, poniendo en entredicho la misma libertad del hombre y el sistema de castigos sociales.

A todo esto se unía el hecho de que los nuevos descubrimientos físico–químicos ofrecían buenas perspectivas a la industria, sobre todo a la agricultura.

El gusto por la religión romántica y poetizada iba a su vez desapareciendo, dejando así un mayor hueco al materialismo. Hengstenberg, desde Berlín, y la Tübinger Schule desarrollan una crítica fría a la Biblia y a la historia de la iglesia. En 1835 –año en el que se inauguró el primer ferrocarril en Alemania– aparecen los escritos de Mundts Madonna y Gutkows Walley, que fueron condenados y su autor encarce-lado por sus ataques al cristianismo. La obra de Strauss Leben Jesu también tuvo una gran relevancia por su crítica al cristianismo. Strauss figura así al frente de una crítica a la religión, comenzada en Inglaterra y continuada en Francia.

__________ 54 El lector puede ver en el apéndice final una lista de los autores citados en la obra de Castellote Conferencias científico–

religiosas..., en la que se aportan datos biográficos y un breve resumen de sus investigaciones.

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También se urgía una política mejor y más acomodada a los tiempos. Los escritos de la Neues Deutschland aparecen con toda su fuerza.

Sin embargo, el espiritualismo no había muerto del todo y la derecha hegeliana seguía adelante con nuevos intentos apologéticos. Su punto de partida era el reconocimiento de un Dios personal. Así M. Fichte, hijo, (1796–1879), con sus obras Anthropologie, die Lehre der menschlichen Seele (Leipzig 1856, 1861).– Esbozos de un sistema de filosofía (1833–1846).– Psicología (1864-1873), etc. intenta subrayar el finalismo en toda la naturaleza, de manera que haga posible la existencia de la vida espiritual, que en el hombre actúa mediante una fuerza espiritual superior. Rudolf Hermann Lotze (1817–1881) escribe su gran obra Microcosmos (1856–1858), a la que sigue Metafísica (1841). En ellas afirma que el espíritu no está reñido con el materialismo, pues la misma naturaleza manifiesta en su orden su subordinación a un plan racional, del que Dios es la causa. También M. Ulrici (1806–1884), en Halle, es partidario de un cierto espiritualismo (Gott und Natur). Lo mismo Wirth, que, junto con Ulrici, fueron redactores de la re-vista fundada por M. Fichte (Zeitschrift für Philosophie und philosophische Kritik¸ Halle); M. Zeising combate el materialismo en varios artículos de esta revista. El espiritualismo se encuentra también repre-sentado en la escuela de Herbart, representada sobre todo por M. Drobisch, cuya obra sigue M. Ritter, ese gran historiador de la filosofía. Hermes (1819–1880), en Berlín; MM. Schaller, Leib und Seele (Weimar 1860) y Das Seelenleben des Menschen (Weimar 1860) (trad. española Vida espiritual del hombre); Westhoff, Stoff, Kraft und Gedanke (Münster 1862) (trad. esp. Materia, fuerza y pensamiento); Dross-bach, Esencia de la inmortalidad individual; Dr. Michelis, El materialismo erigido en artículo de fe del carbonero; Schellwein, La crítica del materialismo; Zeising; Africano Spir (1837–1890); E. Hartmann, Filosofía del inconsciente (1869) que defiende una filosofía como síntesis del espíritu absoluto hegeliano; Eucken y otros.

También en Francia cunde el espiritualismo con Jules Lequier (1814–1862), defendiendo una filo-sofía de la conciencia, cuyo elemento insustituible es la libertad. Lo mismo piensan Charles Sécrétan (1815–1895) en su obra La filosofía de la libertad (1840) y Felix Ravaisson–Mollien (1813–1900), in-fluenciado por Aristóteles: Ensayo sobre la filosofía de Aristóteles (1837–1846) y por Pascal: La filosofía de Pascal (1887). A éstos se unieron Jules Lachelier (1832–1918), J. Jaurés (1859–1914), Emile Bou-troux (1845–1921), Octavio Hamelin (1856–1907), etc.

En Inglaterra figuran como espiritualistas J. Balfour (1848–1930), que escribe, entre otras obras, Defensa de la duda filosófica (1879), C. C. J. Webb: Los problemas de la relación entre hombre y Dios (1911), etc., J. Ward (1834–1925): Naturalismo y agnosticismo (1899), etc.

En los Estados Unidos de América el romanticismo inglés y la filosofía hindú influyeron en la ideología de Ralph Waldo Emerson (1803–1882), cuya obra El espíritu de la naturaleza (1836; trad. cas-tellana: Buenos Aires 1999) intentaba poner de manifiesto un nuevo “trascendentalismo” con rasgos pan-teístas (“el alma es Dios”). Otros personajes de esta ideología en las colonias inglesas independizadas fue-ron M Fuller, Th. Parker, W. Ellery y H. David Thoureau.

Los católicos no se quedaron atrás, partiendo de Bolzano (1781–1848) en Praga; Rosenkrantz (1821–1874), en Munich; Günther (1783–1863), en Austria, proponiendo este último un curioso dualismo entre materialismo y espiritualismo, entre Dios y el mundo: en la naturaleza tienen vigencia los principios de Schelling y Hegel, pero no en el espíritu. Esto le valió ser condenado por hereje.

Italia está representada por Pietro Marinetti (1871–1943): Introducción a la metafísica (1904), etc.; Varisco Carabellese (1850–1933): Conócete a ti mismo (1912), etc.

La crítica del materialismo se diluye muchas veces en medio de la disputa entre espíritu y materia a favor de una ciencia de características comtianas con una gran dosis de experimentación, que intenta equilibrar el gran peso de formalismo metafísico. M. Brentano con su famosa obra Psychologie (Leipzig 1874); Helmoltz, Óptica fisiológica; N. Hartmann, La filosofía del inconsciente, con influencia de Scho-penhauer; Lange, Geschichte des Materialismus und seine Bedeutung in der Gegenwart (Iserlohn 1866); etc.

En estos momentos se abre paso el neotomismo, fomentado por la encíclica de León XIII Aeterni Patris. El catolicismo alemán aplaudió el proyecto y desde 1887 se publicaron tres famosas revistas: Jah-rbuch für Philosophie und spekulative Theologie (Viena, con Commer como director), Philosophisches Jahrbuch (Fulda. Colaboran Gutberlet, Chr. Schreiber y Pohle) y St. Thomas Blätter, ésta más popular que las otras dos, en la que colabora C. M. Schneider. En Halle aparece Zeitschrift für Philosophie und philosophische Kritik.

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En Bélgica, nace en Lovaina la Revue néoscholastique, con el cardenal Mercier al frente. Historiadores buenos los hubo, aunque con cierto control por parte del Magisterio eclesiástico. Así

Clemens Bäumker en Munich (1853) y G. von Hertling (1843–1918). En moral destaca Chr. Pesch (1853), Inst. Phil. Natauralis, Fribourgi Brisgoviae, 1880; Cathrein

con su Moralphilosophie (1911), J. Mausbach en Münster. La psicología está representada por J. Geyser. El jesuitismo cobró pronto una gran influencia, contra el que nada pudo hacer ni el catolicismo re-

formista ni el modernismo. Nace un neoaristotelismo representado por Adolf Trendelenburg (1802–1872), que favoreció los

estudios históricos con su obra Logische Untersuchungen (Berlín 1842), al que hay que añadir, como el más importante, a Franz Brentano.

Esta reacción espiritualista adoptó las más de las veces una actitud apologética, en la que se intenta destacar la vitalidad de la iglesia renovando y promoviendo congresos católicos, peregrinaciones a Roma y círculos de obreros.

A partir del año 1860, sobre todo, se produce en España un espectacular movimiento que intenta armonizar el relato bíblico de la creación con los nuevos descubrimientos y teorías geológico–antropológicas, muchas de las cuales estaban transidas de un materialismo crudo y de una beligerancia clara contra lo religioso, creyendo imposible cualquier tipo de compaginación.

La mayor parte de la información llegaba a España a través de las traducciones de obras científi-cas, sobre todo francesas, pero también alemanas. Los menos leían en sus originales las nuevas teorías. Éste parece ser el caso de Castellote, cuyas citas son casi todas de obras escritas en francés, originales o traducciones del alemán.

La insistencia que mostraba el prólogo de la traducción al español de la obra del francés Pierre Jean Corneille Debreyne, Teoría bíblica de la Cosmogonía y de la Geología (Barcelona 1854, p. 16)55 pa-ra que los clérigos estudiasen las nuevas teorías de las ciencias naturales, no se puede aplicar sin más a Valencia, en cuyo seminario se estudiaban estas ciencias, bajo la influencia del gran publicista e investi-gador Alonso Perujo.

En España se refleja la tensa situación entre los defensores de la moderna ciencia como opuesta a la religión y, en especial, a la católica, los apologistas “no ilustrados” y los “ilustrados”.56 Destaca singu-larmente la obra científico–natural del P. Arintero y la obra filosófica del cardenal Ceferino González. Otras figuras sobresalientes de la época son Donoso Cortés y Jaime Balmes.

La apologética en España tomó caracteres de lucha ideológica.57 Especial significación tuvo el cer-tamen convocado por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España sobre el tema “Armo-__________

55 Citado por F. Pelayo, Ciencia y creencia en España durante el siglo XIX (Madrid, CSIC, 1999), p. 48. 56 Hay abundante bibliografía sobre las relaciones entre la fe y la ciencia en España: Especial significación tienen las reper-

cusiones, positivas y negativas, que produjo en España la publicación en 1874 del libro de Juan Guillermo Draper. [Trad. castellana: Historia de los conflictos entre la Religión y la Ciencia. Trad. por Augusto T. Arcimis (Madrid 21885)], pero de las que no da cuen-ta Castellote. A pesar de su prolija bibliografía de autores extranjeros, cita a muy pocos españoles. Exponemos algunas de las obras referentes a este periodo, algunas de las cuales no fueron conocidas por Castellote, al ser publicadas o mucho antes de su primera ac-tividad científica, o durante su actividad más pastoral, como obispo, después de su muerte:

Francisco Pelayo, Ciencia y creencia en España durante el siglo XIX, (Madrid 1999); Id. La ciencia española (Santander 1953); J. R. Carracedo, Estudios histórico–críticos de la ciencia española (Madrid 1917); Juan T. Arintero, La evolución y la Filo-sofía Cristiana (Madrid 1898): Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles (Madrid 1932); Tomás Cámara, Religión y Ciencia (Valladolid 1879); Id., Contestación a la Historia del conflicto entre la Religión y la Ciencia de Juan Guillermo Draper; Joaquín Rubió y Orts, Los supuestos conflictos entre la Religión y la Ciencia, o sea, la obra de Draper ante el tribunal del sentido común, de la razón y de la historia (Madrid 1881); Antonio Comellas y Cluet, Demostración de la armonía entre la Religión católi-ca y la Ciencia; Miguel Mir, Armonía entre la ciencia y la fe (Madrid 1881); Juan Manuel Ortí y Lara, La Ciencia y la Divina Reve-lación (Madrid 1881); Id., La última etapa del liberalismo católico (Madrid 1882); Ceferino González, La Biblia y la Ciencia (Ma-drid 1891); N. Salmerón¸ “Consideraciones sobre los conflictos entre la religión y la ciencia”, en Revista de España 51 (1876); J. Martín de Olías, Influencia de la religión católica, apostólica y romana en España contemporánea (Madrid 1876); Manuel de la Revilla, “Los dioses se van”, en La República Ibérica (14–XI–1870); F. de Asís Aguilar, “la edición de los conflictos entre la reli-gión y la ciencia de Draper está agotada”, en La Cruz (Diciembre 1878); Mendive, La religión católica vindicada de las imposturas racionalistas (Madrid 1887); Gabino Tejado, El Catolicismo liberal (Madrid 1875); J. M. Cornoldi, Examen crítico de la “Historia de los conflictos entre la religión y la ciencia de Guillermo Draper (Madrid 1878); Id., “La conciliación de la fe católica con la ver-dadera ciencia”, en La ciencia cristiana 9 (1879); A. D. White, Historia de la lucha entre la ciencia y la teología (Madrid); Abdón de Paz, Luz en la tierra. Demostración de que entre la religión católica y la ciencia no pueden existir conflictos (Madrid 1881); R. Ruiz Amado, Los peligros de la fe en los actuales tiempos (Barcelona 1905), etc. Cfr. el bien documentado artículo de Diego Núñez, “La religión y la ciencia. Historia de las controversias entre ambas”, en Mundo científico 166 (marzo 1996).

57 Cfr. R. Sanus Abad, “Algunos aspectos de la apologética española en la segunda mitad del siglo XIX”, en Almena, pp. 11s.

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nía entre la ciencia y la fe”, que se declaró, por cierto, desierto en su primer premio.58 No obstante, hubo algunas aportaciones dignas de ser tenidas dignas de un accésit. Observa muy bien Sanus59 que ya el título de este certamen era significativo: no se trataba de evitar el conflicto entre fe y ciencia, sino de buscar su armonía y una armonía positiva, es decir, la ciencia “exige lógicamente... las soluciones que sólo la meta-física, primero, y la religión, en última instancia, son capaces de aportar.”60 No se intentaba, pues, mani-festar la diferencia de métodos y de objetos científicos, sino de imponer la supremacía de la religión in-cluso en las ciencias naturales. Se imponía el concordismo, representado por el gran apologista Duilhé de Saint Projet.

La obra del cardenal González,61 está muy bien documentada, aunque en un principio se muestra contrario a admitir el dilema ciencia–fe, tal y como se estaba explicando en aquellos momentos, conce-diendo un progreso dogmático, en contra del estatismo muchas veces predicado, y una diferenciación me-todológica, que evita este dilema; con todo no se muestra partidario de que la apologética tenga que estar basada en esta diferenciación de objetos y métodos científicos, llegando a la conclusión más común de un cierto concordismo o armonía entre Biblia y ciencia.62 De manera semejante a como lo hará Castellote, ve que el objetivo, por lo menos subjetivo, de la ciencia de la naturaleza más que buscar la verdad, busca ar-gumentos contra la fe cristiana y contra la Biblia.63

Por su parte, el P. Arintero,64 gran conocedor de la ciencia natural de la época, y preocupado por el estado de angustia en que se encontraban muchos buenos católicos ante los ataques de la ciencia, y enemigo de todo integrismo irracional y grotesco, se muestra conciliador con el evolucionismo, aunque le recrimina el haberse metido en campos que no son de su competencia, como es la metafísica.65 Se está re-firiendo claramente no a Darwin, sino a Haeckel, que hace del darwinismo un monismo metafísico, su-perando los datos experimentales e intentando suplantar a Dios por la razón autónoma.66

Castellote –que, por cierto, no cita las obras aparecidas en España más representativas de la época con carácter apologético u opuesto a la religión: G. Draper, Historia de los conflictos... (Madrid 21885); T. Cámara, Religión y Ciencia (Valladolid 1879); A. Comellas, Demostración de la armonía entre la Re-ligión católica y la Ciencia (Madrid 1881); J. M. Ortí y Lara, La Ciencia y la Divina Revelación (Madrid 1881)– presenta, por su parte y haciendo más bien gala de un conocimiento muy amplio de autores ex-tranjeros, una alternativa para resolver este problema:

En primer lugar es consciente de que “este género de polémica exige gran suma de conocimientos y una atencións iempre despierta para saber por dónde van las corrientes de última hora...”67. Y, conscien-te de su posición propone que “ningún temor deben causarnos los adelantos de la ciencia..., antes por el contrario... los aplaudimos cuando son de buena ley y de ellos nos servimos... Es cierto –y ésta es una fra-se sin desperdicio– que la Religión no ha necesitado, para propagarse, del auxilio de la Ciencia, pero sería inferirle el más grave de los ultrajes decir que sólo puede conservarse en el seno de la ignorancia”.68

Con respecto a la hermenéutica bíblica está totalmente abierto: “Libre es cada cual de seguir... la exposición que mejor le plazca; desde la literal... hasta la ideal, alegórica o mística... desde la concordis-ta... hasta la moderna teoría de la restauración;... desde la profética,... hasta la poética... todas caben den-tro de la fe... Vuelvan, pues, sobre su acuerdo los doctores materialistas y no digan que la Iglesia es un obstáculo para el adelantamiento del estudio de la naturaleza, ni que la ciencia ha de ser por necesidad atea y materialista”.69

__________ 58 Fueron premiados los accesits de Ortí y Lara, La ciencia y la divina revelación (Madrid 1881); Rubió y Orts, Los supues-

tos conflictos entre religión y ciencia... (Madrid 1881); Miguel Mir, Armonía entre la ciencia y la fe (Madrid 1881) y Abdón de Paz, Luz en la tierra. Demostración de que entre la religión católica y la ciencia no pueden existir conflictos (Madrid 1881).

59 Ibid. 17. 60 Ibis. 17s. 61 Sobre todo, La Biblia y la ciencia (Madrid 1891). 62 O.c. XXXVII. 63 O.c. XI. 64 Juan T. de Arintero, La evolución y la Filosofía Cristiana (Madrid 1898). 65 O.c. 55. 66 O.c. 427. 67 Conferencias científico–religiosas, o.c., p. IX. 68 Ibid., p. 260. Citamos según la segunda edición de las Conferencias, titulada Moisés vs Darwin (Valencia 2000) y edita-

do por mí. 69 CCR, o.c. segunda conferencia.

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Y en cuestiones más científicas toma posiciones que intenta demostrar, aduciendo siempre los da-tos científicos de la época y subrayando el “dogmatismo científico” que quiere sobrepasar sus propios métodos experimentales, negando objetos que están fuera de ellos, como la fe, la religión o la moral.

“...o el origen de la vida se explica por la existencia de una causa creadora, distinta del mundo y de la materia, o se concede a la materia y a las fuerzas que sobre ella actúan, el poder de producirla. ‘No existe otra alternativa: quien no admite la evolución secular de la materia, tiene que admitir el milagro, hipótesis necesaria que no puede destruirse ni con argumentos a priori, ni con experimentos de laborato-rio.’70 Pero el milagro, como no muy acertadamente llaman a la Creación los materialistas, es según ellos incompatible con la Ciencia, y quien lo admite, sólo por este hecho se hace indigno a la consideración de los hombres sabios; luego es preciso afirmar que la vida procedió en su origen fatalmente de la materia agitada y removida por las fuerzas brutales del Universo.”

“...si el materialismo ha de mantener sus categóricas afirmaciones, demuestre con hechos positivos y científicamente comprobados, que la vida en su origen procedió espontáneamente de la materia, sin la intervención de Dios.”

Todo se reduce, pues, en este caso a la existencia o no de las generaciones espontáneas: “...era pre-ciso explicar de alguna manera el origen de la vida, sin recurrir a la acción del Criador.”

Se nota que el evolucionismo es conocido más por Haeckel, con su monismo y materialismo, que por Darwin, a quien se le dispensa en aquella época un tratamiento bastante amistoso. Baste con aducir la frase con que comienza la conferencia segunda. “Hay cierta grandeza en considerar la vida, con todas sus propiedades, como un don primitivo del Criador.”71

“Este hombre soñador impuso al materialismo moderno el nombre de monismo, y salió a defender-lo con razones de tanto peso como las que voy a exponeros, citando textualmente sus palabras, para que nadie me tache de parcial.”

“La generación espontánea es una hipótesis necesaria, sin la cual no puede concebirse el origen de la vida sobre la tierra... ¿Cómo aparecieron los cuerpos vivos en un planeta puramente mineral? Quími-camente se formaron a expensas de los compuestos inorgánicos: el ázoe y el carbono formaron esa sus-tancia compleja que llamamos protoplasma, y en la cual radican constantemente todas las energías vitales. En el fondo del mar y a enormes profundidades, vive todavía sin protoplasma homogéneo y amorfo de extrema sencillez, llamado bathybius. Cada una de esas partículas amorfas y vivientes se llama mónera. Las móneras primitivas nacieron en el mar por generación espontánea, como se forman los cristales sali-nos en las aguas madres. Ésta es una hipótesis exigida por la ley de causalidad inherente a la razón huma-na...”72

Pero parece absurda esta posición que no tiene base experimental: “...por eso los jefes del materialismo condenan la teoría haeckeliana, y ponen en caricatura las mó-

neras y el batibio, que nunca han existido, fuera de la imaginación calenturienta de quien los dio a luz.” Ahora bien, esta alternativa no siempre se podía mantener y hubo quien intentó compaginar ambas

teorías, eliminando de cada una de ellas lo que no era absolutamente necesario: la interpretación literal del Hexamerón bíblico y el monismo materialista de Haeckel, Vogt y otros, así como teorías que no parecían estar bien fundadas y a las que oponían otras.

Hubo partidarios de esta compaginación armónica (concordismo) entre ciencia y Biblia. Así Juan Vilanova y Piera, en España, partidario de esta armonía y enemigo tanto del fanatismo religioso como del orgulloso cientifismo. Castellote apoya, sin citarlo, su teoría de que las leyes de la naturaleza no han va-riado desde el principio y, si ahora no se puede fabricar vida desde lo inorgánico, tampoco antes.

Pero hubo también fuertes detractores de todo lo que sonase a transformismo o evolución: así el catastrofismo de Cuvier en contra del desarrollo gradual de los organismos. O la aceptación del diluvio como causa de las transformaciones geológicas. O la interpretación literal de los “días” en el relato bíbli-co.

El catastrofismo creía que, tras cada catástrofe, desaparecían especies y se creaban otras nuevas, todo de forma progresiva y de acuerdo con la Biblia, permaneciendo fijas, y siendo su única alteración la producida por el hombre. __________

70 Soury, traduc. de Haeckel, Preuves du Transformisme, pref. 71 CCR, p. 37. 72 E. Haeckel, Anthropogénie, pág. 321-322. Histoire de la Création, pág. 299.

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Entre los creacionistas se propusieron varias soluciones:73 Creación única y simultánea de todas las especies (Blainnville) Creaciones sucesivas de las especies (Cuvier y D’Orbigny y aceptada generalmente en España) Creación continua y gradual, no transformista de las especies (Lyell) Creación continua y posterior transformación (Geoffroy Saint-Hilaire y Lamarck, aunque con dife-

rencias, pues éste mantenía un “tendencia progresiva de la materia orgánica a elevarse hacia la perfec-ción”74).

Creación simultánea de determinadas especies (J. Barrande que tuvo mucho éxito en España). Ba-rrende defendía la existencia de una “fauna primordial” o vestigios primitivos de la vida animal (trilobi-tes), seguida de otras dos.

Precisamente la oposición a Barrande por parte de los partidarios de una progresión del registro fó-sil, en lo concerniente a esa “fauna primitiva”, se apoyaba en que los trilobites, con una alta organización se encontraban en las capas geológicas más antiguas, mientras que otros menos organizados estaban en las superiores. Debía existir, por tanto, una capa mucho más inferior aún desconocida.

Es entonces cuando dio comienzo una larga discusión75 acerca de la naturaleza del Eozoón cana-dense (foraminífero, protozoo) del que habla Castellote, descubierto en 1858 en rocas precámbricas más profundas. Éste sería el primer ejemplar orgánico, que favorecería la teoría darwinista. El mismo Darwin se vanagloria en la cuarta edición de su obra Origen de las especies (On the Origin of species, London 1859) haber previsto ya la existencia de seres anteriores al Cámbrico, por lo que se alegraba de este ha-llazgo. Pronto se descubrió que se trataba de “un accidente mineralógico”.

Éste es el espectáculo que se le presenta a Castellote, que buen conocedor del francés y del alemán se dedica en esta época de su vida como canónigo de Madrid a recopilar una bibliografía muy extensa y selecta, intentando ofrecer un panorama objetivo para después tratar de dialogar en el propio terreno de los adversarios y ofrecer la alternativa cristiana en todos los aspectos de la antropología.

III. LA NUNCIATURA DE MADRID Y SUS NUNCIOS

He aquí la serie de nuncios que actuaron en tiempos de nuestro biografiado: CATANI. Nuncio (1877-1879)

Cardenal (1879) BIANCHI DE MIRA. Nuncio (29-9-1879/9-1882) MARIANO RAMPOLLA DEL TÍNDARO (*Sicilia 1843-† 1913)

Pío IX lo envía a España como Consejero de la Nunciatura Apostólica de Madrid (1875-1876), con el Pro-Nuncio Simeón. Al ser creado cardenal Simeón, Rampolla se queda en Madrid como Encargado de negocios de la SS (1876-77).

León XIII lo nombra Nuncio en España (1882-1886). Cardenal y Secretario de Estado (1887). La Reina Regente le impone el birrete de cardenal.

ANGELO DI PIETRO (*1828-† 1914) Nuncio (16-5-1887 / 16-1-1896).

SERAFINO CRETONI. Nacido en Soriano (Roma), fue profesor de filosofía y Literatura en el Seminario de Roma, archivero de Propaganda Fide y Secretario-Consultor del Vaticano I. Nuncio en España desde 189 a 1896.

JOSÉ F. DI BONTIFE. Nuncio (1896-1899). ARÍSTIDES RINALDINI. Nuncio (1899-1907).

__________ 73 Citado por F. Pelayo, Ciencia y creencia en España durante el siglo XIX (Madrid, CSIC, 1999), pp. 74-76. 74 Ib. 75 Cf. O’Brien Ch, “Eozoon Canadense, The Dawn Animal of Canada”, en Isis 61 (1970) 206-223. Citado por Citado por F.

Pelayo, Ciencia y creencia en España durante el siglo XIX (Madrid, CSIC, 1999), pp. 78s.

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IV. CONGRESOS CATÓLICOS

Hubo mucho interés en la celebración de congresos católicos con una finalidad muy clara: unir a los católicos, defensa de la Iglesia y actitudes político-religiosas en las relaciones con el poder civil.

Durante el tiempo de nuestro estudio se celebraron los siguientes: 1. Madrid: Abril - mayo de 1889.76 2. Zaragoza: Octubre de 1890 3. Sevilla: Octubre de 1892. Castellote pronunció en la cuarta sesión pública de

este Congreso un Discurso, titulado Influencia del Pontificado.77 4. Tarragona: Octubre de 1894 5. Burgos: 30 Agosto–4 septiembre 1899 6. Santiago de Compostela: Julio 1902.

Por el interés especial que tiene el de Burgos, damos una referencia más explícita sobre sus ob-jetivos, tomados de un folleto de la época:

“Art. 1º. Defender los intereses de la religión, los derechos de la Iglesia y del Pontificado, di-fundir la educación e instrucción cristiana y acordar los medios para la restauración moral de la sociedad.

Art. 2º Se prohíbe mezclarse... en asuntos meramente políticos y entablar discusión sobre los mismos y tomar parte en las luchas de partidos.

....Puntos de estudio Sección 1ª: Asuntos piadosos … Sección 2ª: Asuntos de propaganda: 1º Medios y forma de realizar la unión sincera de los católicos españoles 2º Inconvenientes de no permitir a los eclesiásticos la entrada en las Cortes 3º Modo de conseguir que se funde... un diario católico 4º Cómo se podrá conseguir que sea mayor el fruto de los Congresos católicos .... Sección 3ª: Asuntos sociales ... Sección 4ª: Asuntos jurídicos 1º Reforma del código penal .... 3º Delito de apostasía que cometen los que se casan civilmente; conveniencia de que el Códi-

go determinara.... quiénes ha de entenderse que no profesan la Religión Católica 4º Ataques contra la propiedad de la Iglesia desde la revolución de septiembre; modo de evitar

nuevos despojos y de hacer que se cumplan las disposiciones concordadas vigentes. 5º Necesidad de que a los Clérigos... se les exima del impuesto de consumos recaudado por el

sistema de reparto municipal, y de que,... se les permita contribuir de otra forma.78

__________ 76 Participaron, entre otros, en este congreso el cardenal Ceferino González con un discurso titulado “La antigüedad del

hombre y la prehistoria”, criticando “suavemente” la teoría darwinista. (Cf. Crónica del Primer Congreso Nacional Español... Ma-drid 1889, t. I., 243–294; ID., La Biblia y la Ciencia, Sevilla 18922) y Vilanova, Juan, cuyo discurso también sobre la relación entre la tradición bíblica y el darwinismo, se publicó en la misma Crónica, ib., 475-498.

77 Discurso pronunciado en la carta sesión pública (22 de octubre de 1892) por el Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, ca-nónigo de la Santa Iglesia Metropolitana Basílica de Valencia, Valencia, Imp. de Nicasio Rius Monfort, 1893, 34 págs.

78 ASV, NM, 630, 216.

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V. LOS CÍRCULOS CATÓLICOS

Fueron instituciones que buscaban la formación del pueblo con el fin de tener personas bien dis-puestas e ilustradas en la defensa de la religión.

En Valencia, el primero se erigió en Alcoy, durante el sexenio revolucionario. José Vilaplana fue su presidente.

Otro se fundó en la capital Valencia, en junio de 1881, por Gregorio Gea. El tercero, en Oliva, en 1883. El cuarto en Lliria, en 1883; y en este mismo año el de Torrent. En La Ollería, en 1884, etc. En todo este asunto fue alma el padre jesuita Antonio Vicent (1837-1912).79 Escribió un libro dan-

do cuenta de la importancia de estos Círculos, Socialismo y anarquismo.80 En él se discuten temas tan im-portantes para entonces como anarquismo, marxismo, liberalismo.

VI. LOS ARZOBISPOS DE VALENCIA EN LA ÉPOCA DE CASTELLOTE

MARIANO BARRIO FERNÁNDEZ (nació en 1805, en Jaca; consagrado obispo: 18-3-1861 por Pío IX; cardenal en diciembre de 1873; murió: 20-11-1876).81 Gran amigo y estimado por el Nuncio Barili por su fidelidad a la Santa Sede. Fue obispo respectivamente de Murcia (1847) y arzobispo de Valencia (1861). Se preocupó mucho del clero parroquial, realizando muchas visitas pastorales. Participó en el centenario de la Virgen de los Desamparados de 1867. Tuvo alguna que otra diferencia con las autoridades civiles, cosa poco extraña por aquellos tiempos. Su dedicación al seminario se reflejó en un aumento progresivo de alumnos, que llegó a alcanzar en 1867 el no despreciable número de 1.260 seminaristas.82

Durante su pontificado fueron elevados a la dignidad episcopal nada menos que ocho sacerdotes de Valencia, entre los que destacamos al futuro cardenal Miguel Payá y Rico (1811–1891) y a Joaquín Hernández y Herrero83 (1808–1868), emparentado con nuestro biografiado, Dr. Castellote.

Durante la revolución llamada “Gloriosa” (septiembre de 1868), expulsada de España la reina Isa-bel II, tuvo que sufrir Barrios en su diócesis la demolición de algunos templos y la expulsión de los jesui-tas, entre otras desgracias para la Iglesia de Valencia. Con reservas, firmó la Constitución de 1869 para evitar daños mayores, según aconsejaba el mismo papa Pío IX.

Llegada la primera república (11 de febrero de 1873), se produjeron graves escaramuzas en la ciu-dad, sobre todo, en Alcoy, ante las que el arzobispo pidió la paz y la reflexión. Al Nuncio Franchi le co-mentaba en cierta ocasión la situación político-religiosa con estas palabras: “La revolución es el conjunto de las negociaciones y de éstas no pueden resultar más que males progresivos.”84

__________ 79 Para más información, cf. V. CÁRCEL, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia, 1986, t. 1, pp. 665-682. 80 Cf. EC, año 3 (25 de febrero de 1893), nº 108, p. 861. 81 Sobre Barrio, cf. V. CÁRCEL, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia 1986, t. II, pp. 565-581. 82 Cf. V. CÁRCEL, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia 1986, t. II, 571. 83 El obispo Joaquín Hernández y Herrero era natural de Las Eras (Alpuente, Valencia); nació el 16 de enero de 1808, dedi-

cándose en su niñez y primera juventud al pastoreo. Estudió en las Escuelas Pías de Valencia hasta la exclaustración de 1820. Estu-dió en la universidad filosofía y teología, donde a sus 22 años, regentó una cátedra de filosofía. Fue ordenado sacerdote el 21 de di-ciembre de 1833, después de haber sido beneficiado en los Santos Juanes. El arzobispo de Valencia, a la sazón, D. Joaquín López Sicilio, lo nombró secretario de Cámara y Gobierno. En 1849 obtuvo por concurso de curatos la parroquia de El Salvador. Buen orador, colaboró en la edición mejorada de la “Vida de la V. Inés de Beniganim”. El 13 de julio de 1857 fue elegido canónigo Peni-tenciario de Valencia. El 21 de diciembre de 1863 fue preconizado obispo de Badajoz, y el 10 de abril consagrado como tal, actuan-do de consagrante el arzobispo de Valencia, Mariano Barrio Hernández, y el obispo de Segorbe, Domingo Canubio Alberto. La en-trada solemne en la capital pacense la realizó el 12 de junio de 1864. Al morir Canubio, D. Joaquín fue trasladado a Segorbe, donde el 4 de febrero de 1866 hizo su entrada solemne, a las tres y media de la tarde, dándole la bienvenida el alcalde, D. Gonzalo Valero Montoro. Previamente, el 29 de enero de 1866, tomó posesión por poderes D. Rafael Martínez, deán de la Catedral. Según la cos-tumbre, el obispo electo entró sobre una mula acompañado por una cabalgata compuesta por veinte caballos y una gran multitud de segorbinos. Por la noche hubo serenata a cargo de las dos bandas que entonces existían en la ciudad. Murió en Segorbe el 19 de fe-brero de 1868. (Cf. Herrero, Valeriano, La villa de Alpuente, (Segorbe, Castellón 19932), pp. 363-378. Cf. también Jaime Faus y Faus, Cronista Oficial de la Ciudad de Segorbe). El obispo Hernández era tío de nuestro biografiado, el obispo Castellote, pues el padre de éste, D. José Castellote y Manuel, estuvo casado en primeras nupcias con la hermana del obispo Hernández, Dª María Jose-fa Hernández, y, después, con una sobrina, Dª María Pinazo, madre del obispo Castellote.

84 ASV, NM,

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BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 29

Niceto Alonso Perujo, introductor del tomismo en Valencia, y gran publicista, con el que colaboró muy de cerca Castellote, como después veremos, consiguió una canonjía durante este pontificado de Ba-rrio.

ANTOLÍN MONESCILLO Y VISO (1811 – 11 agosto 1897). Proclamado arzobispo de Valencia por el ya anciano Pío IX, el 22 de junio de 1877, después de seis meses de sede vacante, tras la muerte del cardenal Barrio. León XIII lo creó cardenal en el consistorio del 10 de noviembre de 1884. Fue Senador del Reino, del Consejo de S. M., Gran Cruz de Isabel la Católica, Comendador de la Real Orden de Carlos III y so-cio correspondiente de la Real Academia Española.

Tras su frustración, al no serle concedido el arzobispado de Toledo por parte de la Santa Sede y a petición del Gobierno, entró en Valencia el 5 de octubre de 1877, siguiendo el rito tradicional: montado en una mula.

Hombre de gran actividad y de fortaleza física, admiró por su laboriosidad y eficacia en sus pro-yectos, aunque no siempre sin roces con miembros eclesiásticos, dado su carácter un tanto irascible y ex-traño, como veremos en seguida. Recorrió la diócesis, visitó el seminario, intervino en la solución más o menos acertada de conflictos sociales y eclesiásticos, como los de los labradores que se negaban a pagar sus arrendamientos, siendo algunos de ellos deportados a Menorca; promocionó los círculos de obreros, etc.

Estuvo empeñado en la celebración del concilio provincial de 1889, primero después del de Pérez de Ayala en el siglo XVI.

Fue un prelado celoso de su autoridad, lo que le proporcionó diferencias con su propio clero. Pre-cisamente fue Castellote uno de los que experimentó este celo, siendo alejado de la ciudad por motivos que, por ahora, no he podido averiguar. También se enfrentó con el rector del seminario, Luis Badal Trenco y con el canónigo Niceto Alonso Perujo, con quien, como veremos, colaboró asiduamente Caste-llote.

Durante su pontificado hubo tumultos varios protagonizados por Blasco Grajales. Pero no se vie-ron tampoco libres de su autoritarismo los mismos católicos. Prueba de ello es el pleito contra la Cofradía de la Virgen de los Desamparados y la condena del periódico “La Ilustración Económica”. El Consejo de Estado le dio la razón al arzobispo, a pesar de que la Cofradía había alegado su condición de “real”, por lo que no estaba bajo la jurisdicción directa del arzobispo. Pero fue en vano. Se impuso su carácter intransi-gente, tenaz y legalista.

Con la misma prensa tuvo sus discrepancias, imponiendo dos periódicos (“La Unión”, publicada en Madrid; “La Unión Católica”, pidalista) y una revista (“La Cruz”, dirigida por Carbonero y Sol).

También tubo sus diferencias con los jesuitas valencianos. El periódico “La Antorcha Valenciana”, anticlerical y radical en extremo, le abrió un juicio por

supuestas injurias a su director Aurelio Blasco Grajales, vertidas en una carta homenaje al papa León XIII, suscrita por Monescillo.85 Igualmente reproduce a toda página este periódico, rabiosamente anticris-tiano y radicalmente “anti” y promasónico, una “refutación del cardenal Monescillo pronunciado en el Senado el día 14 de mayo de 1891”.86

Bajo su pontificado se declaró Patrona de Valencia a la Virgen de los Desamparados (1885). El 12 de agosto de 1892 fue trasladado a la primada de Toledo, a su ya avanzada edad de 80 años,

por León XIII, que había reconocido en varias ocasiones la labor del arzobispo valenciano. Probablemen-te salió de Valencia en el tren correo de Madrid el 7 de agosto de este año.87 Hizo su entrada en Toledo el 13 de agosto. La muerte de Monescillo, ocurrida casi en los mismos días del asesinato de Cánovas, no fue muy sentida por todos: “Quién sabe si desde la silla del Paraíso podrá mucho mejor que desde la de Tole-do hacer algo por España.”88

CIRIACO MARÍA SANCHA Y HERVÁS. Nació el 18 de junio de 1833 en Quintana del Pidio (Burgos), hijo de Ambrosio y de Baltasara. Estudió en el seminario de Santo Domingo de Guzmán de Burgo de

__________ 85 EC año I, (1 de septiembre de 189), n.º 7, p. 2. 86 EC año III, (9 de junio de 1891), n.º 50 p. 9. 87 EC (6 de agosto de 1892), p. 632 88 EC (21 de agosto de 1897), p. 2743.

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Osma, siendo ordenado sacerdote el 27 de febrero de 1858 y alcanzando el título de licenciado en teología el 20 de agosto de 1861, en el Seminario Pontificio de Salamanca. Llevó una vida llena de enfrentamien-tos intraeclesiásticos por Cuba, donde llegó en junio de 1862, como secretario del arzobispo de Santiago de Cuba, D. Primo Feliciano Calvo Lope. A la muerte del arzobispo de Cuba, acaecida en Madrid el 28 de noviembre de 1868, el Cabildo catedralicio de la archidiócesis cubana elige al sacerdote valenciano Sr. D. José Orberá y Carrión Vicario Capitular y Gobernador eclesiástico, sede vacante, siguiendo Sancha como secretario, y nombrado pronto, el 17 de febrero de 1869, canónigo penitenciario.

Defendió desde su cargo los derechos canónicos de la Iglesia y la independencia de la isla de Cu-ba. Ante la pobreza reinante pensó y fundó una congregación: Hermanas de los Pobres Inválidos, que fue inaugurada el 5 de agosto de 1869 y aprobada por el Vicario Capitular de Santiago de Cuba el 5 de agosto del año siguiente. Ante las dificultades de mantenimiento de su recién fundada congregación, intentó su fusión con las Hermanas de los Ancianos Desamparados, que no llegó a realizarse de forma total. Mons. Nouel, arzobispo de Santo Domingo, donde se había realizado la fusión, además de en Puerto Príncipe y Trinidad (Cuba), intentó crear una nueva congregación diocesana con el nombre de Hermanas de los Po-bres de Nuestra Señora de la Altagracia, pero no prosperó el intento, ante la firmeza de las comunidades de Cuba. El 23 de diciembre de 1953 fue aprobada por la Santa Sede la fundación de Sancha. Pero en 1961 la congregación tuvo que salir de Cuba tras la victoria de la revolución castrista.

La osadía de Pedro Llorente y Miguel, que intentó dirigir los destinos de la archidiócesis cubana sin mandato canónico, con el único nombramiento del gobierno de España, obligó a Pío IX a advertir al Sr. Orberá, gobernador eclesiástico, para que le impidiese la administración de la archidiócesis. De nada sirvieron los esfuerzos de éste y de Sancha, llegando incluso éstos a estar encarcelado, por sus diferencias político religiosas con las autoridades cubanas, en el castillo del Morro de la Habana, después de haber pasado en prisión varias veces. Acabado el cisma el 9 de febrero de 1874, Sancha fue castigado a vigilan-cia, aunque capacitado para ejercer su ministerio. Después de la proclamación de Alfonso XII como rey de España, Sancha es nombrado obispo auxiliar (obispo de Areópolis) del cardenal Moreno, arzobispo de Toledo; llegando a ser, entre 1882 y 1886, obispo de Ávila y desde 1886 hasta 1892, de Madrid–Alcalá, sucediendo al obispo Martínez Izquierdo.

En 1892 es trasladado al arzobispado de Valencia, a la edad de 59 años. Tomó posesión por pode-res.89 Su llegada a Valencia, el 17 de noviembre de 1892,90 fue anunciada por varias revistas de la época: Llegó en el tren correo, en un “suntuoso coche puesto a su disposición por la Compañía de Ferrocarriles del Norte”,91 realizando una parada en Fuente la Higuera, límite interdiocesano, siendo allí recibido por sendas comisiones del Cabildo, Ayuntamiento y Diputación Provincial. También se detuvo el ferrocarril en el paso a nivel de la calle de Játiva;92 se hospedó durante tres días en el Colegio Jesús-María de la ciu-dad, sito entonces en la plaza de Socós. La procesión de entrada discurrió por el convento de la Trinidad, S. Pío V, Jardines del Real, Sto. Domingo, Pza. de Tetuán, Glorieta, Parterre, calle de las Barcas, Bajada de S. Francisco, Cajeros, S. Vicente, Sta. Catalina, calle Zaragoza hasta su entrada en la Catedral.93 Pero no estuvo exenta de protestas por parte de los anticlericales. Algunos pueblos, como Segorbe, desagravia-ron al arzobispo con actos religiosos por los agravios recibidos.94 En Valencia trabajó mucho a favor de los obreros, difundiendo la caridad cristiana y fomentando la creación delos Círculos Obreros. Insistió en la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Durante su episcopado se realizó la peregrinación obrera a Roma que se realizó a pesar de los incidentes habidos en su contra. Y, actuando como Secretario Castello-te, se celebró en Valencia el primer Congreso Eucarístico Nacional con gran éxito de organización y de resultados.

Sancha fue creado cardenal en el Consistorio del año 1894, asignándosele la iglesia de San Pedro in Montorio. Se le confirió la dignidad de senador por derecho propio y recibió el Collar de la Orden de Carlos III. Su decisiva lucha contra la masonería le valió ser nombrado presidente de la Junta Antimasó-__________

89 D. J. Cirujeda y Ros es quien toma posesión en nombre de Sancha. El Cabildo de Valencia, reunido en el Aula Capitular, le da posesión canónica, vacante de Monescillo (BOAV, n.º 1096, p. 181). Acta Notarial de su toma de posesión del arzobispado de Valencia, fechada el 14 de noviembre de 1892, en Archivo de la Catedral de Valencia, Leg. 407. El BOAV, en su n.º 1093, p. 165, da a conocer el nombramiento de Sancha como arzobispo.

90 BOAV, n.º 1095, p. 181. 91 BOAV, n.º 1097, pp. 193-203. 92 BOAV, n.º 1097, pp. 193-203. 93 EC (12 de noviembre de 1892), p. 743 94 EC (21 de abril de 1894), p. 1343.

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nica Española. Hizo su entrada solemne en Valencia el 17 de junio de 1894.95 No fue bien acogido por to-dos. Así, el diputado Sr. Vallés defendía a los que “silbaron desaforadamente” al nuevo cardenal, dicien-do: “la silba no es delito”.96

La birreta cardenalicia se le impuso en la capilla del Palacio de la Regenta.97 Se anuncia a Sancha como Primado de las Españas y a Casañas, obispo de Seo de Urgel, para Valencia.98

Fue Sancha un “hombre infatigable y de grandes impulsos”, como lo reseñan algunas revistas de la época.99 Condenó la revista quincenal La Antorcha Valentina, revista muy agresiva, irónica, anticlerical, anticristiana, pro-masónica, pero con una gran capacidad de réplica y de información.100 Bajo su aproba-ción se editó una revista mensual titulada “Soluciones católicas”, que se ocupaba apologéticamente de cuestiones religiosas, científicas y culturales. Esta revista fue muy alabada por el Nuncio M. Rampolla.101

Salvador Castellote, que había alcanzado en Madrid muy buena reputación como orador y confe-renciante, y que se había granjeado la amistad del obispo Sancha, fue nombrado canónigo de Valencia por real decreto de la reina regente, ya antes de haber sido nombrado Sancha arzobispo de Valencia.102 Y a los pocos días de haber tomado posesión éste de su nueva sede, lo nombró Sancha, desde Madrid, Secretario de Cámara y Gobierno.103 Ya sabemos que Castellote había obtenido una canonjía por oposición en Ma-drid, donde el entonces obispo de esta diócesis, Sancha, le tomó mucho aprecio.

En Madrid, Castellote pronunció una serie de conferencias,104 impuestas como obligación a los ca-nónigos de nueva creación. Estas conferencias conforman en su totalidad una antropología completa des-de el origen de la vida hasta el tema de la resurrección de los cuerpos. Las fuentes que utiliza son impre-sionantes, siendo conocedor de todos los científicos de su época: Norteamericanos, alemanes, franceses, belgas, rusos, italianos, suizos y españoles. Su objetivo fundamental es mostrar que entre la ciencia y la fe no hay contradicción. Más tarde haremos una exposición pormenorizada de este magnífico ejemplo de análisis científico en un sacerdote de finales del siglo XIX, como era Castellote.

Valencia era entonces un hervidero de luchas político-religiosas en las que figuraban con fuerza los republicanos blasquistas. Sancha lucha contra el anticlericalismo valenciano, impregnado de blas-quismo.

Su gran interés fue la unión de los católicos que andaban divididos por cuestiones políticas y que le acarrearía, ya como arzobispo de Toledo, serios enfrentamientos con los carlistas intransigentes, como hemos consignado más arriba.

Apoyó en gran manera al jesuita P. Antonio Vicent en sus actuaciones pastorales a favor de los obreros y en la fundación de los círculos obreros, donde daría varias conferencias el Dr. Castellote, como veremos después al hablar de su actividad oratoria.

Colabora en la reorganización eclesiástica, tras la firma del Concordato entre España y la Santa Sede, después de muchos años de guerra civil y enfrentamientos político-religiosos, que habían afectado profundamente a la iglesia española. Participa en la organización del plan de estudios de los seminarios. El ministro de Gracia y Justicia, en colaboración con la Nunciatura, redacta un nuevo plan de estudios –

__________ 95 BOAV, n.º 1156, p. 279. 96 EC (23 de junio de 1894), p. 1409. 97 EC (2 de junio de 1894), p. 1391. 98 EC (25 de agosto de 1897), p. 2784. Casañas llegó a ser arzobispo de Barcelona y candidato para Sevilla, como sucesor

de Spínola. Pero no quiso moverse de Barcelona para que su traslado a Sevilla no fuese malinterpretado. En su lugar será preconiza-do arzobispo de Sevilla Castellote, que tampoco llegará a tomar posesión por su muerte repentina en Jaén.

99 EC (16 de julio de 1892), pp. 601-602. 100 EC (1 de diciembre de 1894), p. 1595. 101 BOAV, n.º 1113, p. 245. 102 El Cabildo catedralicio de Valencia le encarga al canónigo del mismo, Castellote, que comunique a Sancha, que se en-

contraba por aquel entonces en Lisboa, la petición de la superiora del convento de Jesús-María de Valencia para que el nuevo arzo-bispo se hospede en dicho convento antes de la entrada solemne en la ciudad. Castellote contesta al Cabildo desde Lisboa, que el Sr. Sancha deja a criterio del cabildo dónde se ha de hospedar. Se hospedará en este convento –decide el cabildo (Deliberaciones y acuerdos capitulares, Archivo de la Catedral de Valencia, f. 36).

103 BOAV, n.º 1097 del 10 de noviembre de 1892, p. 204. La primera firma de Castellote como Secretario de Cámara de Sancha aparece en el BOAV del 1 de diciembre de 1892. Todas las notas periodísticas y los episcopologios de Menorca y Jaén dicen que Sancha se “trajo de Madrid a Castellote”, pero, históricamente no fue así, pues éste ya era canónigo de Valencia cuando Sancha fue nombrado arzobispo. ¿Intervino Sancha ante la casa real para que Castellote fuese nombrado canónigo de Valencia, sabedor ya de que su futuro nombramiento como arzobispo de Valencia? No lo he podido averiguar documentalmente. Posiblemente fuera así.

104 CCR, Madrid 1892, pp. XIV+231

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que no se pudo poner en práctica en su totalidad–, que se extendió por toda España. En 1896 se crea la Facultad de Teología. 105 Promovió el estudio de la teología, a partir de la publicación de la encíclica Ae-terni Patris, que intenta reinstaurar el tomismo en los centros superiores de estudios eclesiásticos.

Tiene ocasión de conectar con el Nuncio para indicarle el juicio que hay en Valencia y en España, en general, sobre el partido político la Democracia cristiana.106

Sus frecuentes achaques le obligan a viajar con relativa frecuencia al balneario de Vichy.107 Esta gran labor la realiza el canónigo ya conocido Niceto Alonso Perujo. La salida de Valencia de Sancha fue aplaudida por la prensa carlista con el lenguaje irónico carac-

terístico de la época: “El miércoles se fue de Valencia, por fin, el cardenal arzobispo D. Ciriaco Sancha. ¡Nuestro Señor, la Virgen Santísima y el Ángel de la guarda que lo acompañen!108

En el Consistorio del 24 de marzo de 1898, Sancha es preconizado para la sede toledana, llegando a la ciudad imperial el 5 de junio de este mismo año. Su gran preocupación fue la unidad de los católicos lo que le valió enfrentamientos con el arzobispo de Sevilla, Spínola, como ya hemos reseñado antes. Inició la reforma del seminario, ofreciendo becas para alumnos pobres y enviando a estudiar a Lovaina a varios seminaristas. Reorganizó el clero y las parroquias, imponiendo disciplina y exhortando fraternal-mente. Intentó el diálogo con políticos mediante sus libros Régimen del terror en la Italia Unitaria y El Kulturkampf internacional (1901); defendió al arzobispo de París, cardenal Richard, contra las agresiones que venía recibiendo del gobierno francés. Su interés por los pobres le valió el titulo popular de “padre de los pobres”.

Enfermo y de precaria salud desde 1884, escribe en 1908 al Nuncio comunicándole su situación, a pesar de lo cual asiste al Congreso Eucarístico de Londres. Muere el 25 de febrero de 1909 a los dos y media de la madrugada.109

VICTORIANO GUISASOLA Y MENÉNDEZ. Llega a Valencia el 11 de mayo de 1906. Se trasladó a Va-lencia en tren, siendo recibido en la estación de Venta la Encina por una comisión de la Diputación pro-vincial de Valencia integrada por los señores Simó, Alapont y Carbonell. Al llegar a Fuente la Higuera lo recibió igualmente una comisión del Ayuntamiento valenciano, del que era alcalde el Sr. Sanchis Bergón, compuesta por Maestre y Pérez de Lucía, otra del Cabildo catedralicio, presidida por su Deán, Cirujeda y Ros, acompañado por el canónigo Juliá. En Mogente y en las estaciones siguientes fue saludado por los respectivos ayuntamientos, hasta llegar a la ciudad de Játiva donde fue recibido por su alcalde Julio Ruiz y el diputado a cortes, M. Iranzo, por el párroco arcipreste D. José Plá y por el de Sta. Tecla, Sr. Laviña.

VII. LA PRENSA ESPAÑOLA

No hay duda de que la prensa, diaria, semanal, quincenal, etc. tuvo una enorme influencia en los avatares político-religiosos durante el periodo de la Restauración. Se pueden contar por miles los títulos, a cual más curioso, de esta prensa.110 En general se trata de una prensa ideologizada al máximo, combativa, apologética, y, sobre todo, “anti”.111 El obispo de Málaga da cuenta de lo divididos que están los católicos

__________ 105 Sobre la figura de Monescillo, cf. V. CÁRCEL, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia 1986, t. II, pp. 581-592. 106 Mrs. Manacorda, obispo de Toscana, la recrimina; el catedrático Tonollio escribe un artículo muy razonado a su favor.

Los dos congresos, el de Lyon y el de París, la defienden. La impugna severamente Le Courier de Bruselas y se nota algún recelo en los prelados de Francia y Bélgica. Pide a Dios que se evite cualquier división interna entre los católicos. En España –termina dicien-do Sancha– “no hay hasta ahora peligro alguno.” Cf. ASV, NM 618, 266-267.

107 Castellote, ya preconizado obispo de Menorca, lo recibe una de estas veces en la estación de Valencia. Cf. LAS PRO-VINCIAS, 8 de julio de 1896.

108 EC (23 de abril de 1898), p. 3023. 109 Biografías de Sancha: Isidoro García Herrera, El Cardenal Sancha, Arzobispo de Toledo (1958); Francisco Moreno Chi-

charro, Monseñor Sancha Hervás (1980); Pablo López Oliveros, El Cardenal Ciriaco María Sancha, padre de los pobres (1989); J. J. Asenjo Pelegrina, Saturnino López Novoa, fundador d las Hermanas de los Ancianos Desamparados.

110 Se cuentan hasta 1.078 títulos de periódicos en el censo general de prensa española de la época. En la relación del 5º in-forme sobre la iglesia española, presuntamente redactado por Antonio Vico, secretario de la Nunciatura de Madrid, del que habla V. Cárcel Ortí [Escritos del Vedat 10 (1980) 126-128], sólo se incluyen 300 de ellos.

111 He aquí los títulos de algunos de los periódicos más conocidos: Anales de la Felicitación Sabatina, Boletín del Ejército Real de Aragón (bisemanal, Morella, 1840).- Diario de Valencia (carlista, Jaime III).- El Adalid (cat.).- El Adalid Seráfico (Sevi-lla).- El Alicantino (masón).- El Aragonés.- El Católico (Madrid).- El Centro (cat.).- El Clamor Setabense.- El Contemporáneo (gu-

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y el fuerte integrismo de algunos periódicos con motivo de una protesta que eleva ante el Nuncio, moti-vada por una carta del capuchino Fr. Luis de Valdilecha en el periódico integrista El Noticiero de Málaga, dirigida al Sr. Gobernador de la ciudad, el 3 de septiembre de 1904. El periódico fue sancionado con clau-sura, pero el capuchino responde al Gobernador diciéndole que no se ha leído el Motu Proprio de Pío X, que versa precisamente sobre la Democracia Cristiana y su regulación. Pero al capuchino no le interesa el tema, porque: “¿qué autoridad ha dicho jamás que estamos obligados a ser demócratas?” El periódico, dice, habla sobre la “lenidad de los Prelados”: “La Iglesia no ha podido sustraerse a la atmósfera pesti-lente que se respira”.112

Durante el pontificado de Castellote en Jaén se publicaron en el B. O. las Conclusiones de la Asamblea Nacional de la Buena Prensa.113

Creo que sería conveniente ahondar más en la historia de la Restauración a través de los periódicos de la época. Filtrando en ellas las ideologías subyacentes son fuente histórica de acontecimientos y de in-terpretación, aunque sesgada, de los hechos acaecidos. Así, por ejemplo, de la España Cristiana podemos saber que el Papa León XIII envió astrónomos a Elche para estudiar el eclipse de 1900.114 Que el historia-dor Chabás se enfrenta con ciertos grupos de católicos por negar la autenticidad histórica de las reliquias de los santos de Alzira,115 del estandarte real de la Reconquista.116 Que en Valladolid se privó a los católi-cos de sus cátedras.117 Conocemos también por esta revista las cuestiones disputadas del momento, pro-puestas a los suscriptores, por ejemplo: ¿Es el infierno obra de la misericordia de Dios?118 Tenemos in-formación sobre el número de organizaciones católicas en Valencia en el año 1902.119 Que el Municipio de Valencia no quiere pagar los 40 duros para la fiesta del Patrono, san Vicente Mártir.120 Que el gobierno deroga la rebaja de impuestos al colegio de san José de los jesuitas de Valencia.121 Conocemos la enérgica protesta de los católicos por la expulsión de las religiosas del hospital de La Coruña y su sustitución por enfermeras laicas.122 Sabemos que en Valencia se abre la primera peluquería “católica”.123

________________________________________________________________ bernamental).- El Correo.- El Cosmopolita.- El Criterio (Salamanca).- El Criterio Gallego.- El Crisol (Alicante, masónico).- El Cri-terio Valenciano.- El Defensor de Valls.- El Día (Madrid).- El Diablo Cojuelo (cat. satírico).- El Diario de la Plana.- El Diario de Villanueva y Geltrú.- El Diluvio (Barcelona, masónico).- El Distrito (Aranjuez).- El Eco de la Verdad (Ávila, masónico).- El Ede-tano (Valencia).- El Federal (Valencia, librepensador).- El Globo.- El Heraldo (Madrid, Canalejas).- El Imparcial (Madrid, librepen-sador).- El Liberal (Alicante).- El Liberal (Menorca).- El Maestrazgo (Tortosa, liberal).- El Mentor (Valencia, cat.).- El Morellano (órgano de Burgós, disidencia nocedaliana).- El Motín.- El Movimiento Católico.- El Nacional (Madrid, canovista).- El Norte de Vich.- El Nuevo Alicantino.- El Nuevo Régimen.- El Obrero Católico (Castellón).- El pensamiento astorgano (enero de 1904, cat.).- El Pensamiento español (carlista).- El pensamiento de Valencia (trad., fundada por Aparisi y Guijarro en 1875).- El Peregrino.- El Progreso (liberal).- El Racionalismo (San Feliu de Guixols, masónico).- El Regional.- El Reino (moderado).- El Resumen (monár-quico).- El Taller (Sevilla, masón).- El Testigo Fiel (Madrid, protestante).- El Torneo.- El Trabajador (círculos cat.).- El Tradicional (cat.).- El Universo (Ortí y Lara. Empieza el 1 de octubre de 1900. El primer número inserta una carta del card. Rampolla, ASV NM 657, 163).- El Urbión (está prohibido en algunas diócesis: Valencia, Lérida. El Nuncio lo prohíbe el 27 de agosto de 1900, ASV NM 657, 116, 1359).- El Viajero (Barcelona, librepensador).- España Cristiana (Valencia, cat.).- Germinal (anticat.).- Grano de Arena (Menorca).- Hispania (Barcelona).- La Antorcha Valentina (liberal, promasón).- La Armonía del Catolicismo y la Libertad (clerical liberal).- La Asociación (masónico).- La Bandera Federal (librepensador).- La Bomba Final (cat. satírico).- La Campana de Gracia (librepensador).- La Campana de la Vela (Granada, cat., dir. Diego Toledo y García, antiguo director del semanario satírico “El Ma-nicomio”. Se solicita que pase a diario, pero el Nuncio se lo prohíbe por su beligerancia con otros periódicos. ASV NM 657, 4).- La Concordia.- La Correspondencia.- La Cruz (Sevilla, católico).- La Enseñanza Católica.- La Época (gubernamental).- La España Cristiana (Valencia, cat. carlista).- La Esperanza (cat., Cuenca).- La Iberia (progresista).- La Juventud Liberal (Marchena).- La Lec-tura dominical.- La Leyenda de Oro (Barcelona, cat.).- La Libertad (cat.).- La Libertad (Orihuela, cat.).- La Lid Católica (Villanueva de la Serena).- La Locomotora (Béjar).- La Lucha (carlista).- La Reforma (Madrid, prot.).- La Regeneración (católico).- La Restau-ración (trad. Valencia, fundada por Aparisi y Guijarro, 1815–1872). La Revista Católica (Alcoy, órgano de Burgós). La Solidari-dad.- La Tempestad (Segovia, masónico).- La Unión Católica (Cádiz, 1901) La Verdad (Castellón).- La Voz de la Patria (Barcelona, Nocedal).- La Voz de las Afueras (Barcelona, masónico).- Las Novedades (progresista).- Lo Mestre Titas (Barcelona).- Los Debates (Valencia).- Masonería Federal.- Revista Católica (Alcoy).- Valencia Cristiana, etc. etc.

112 ASV, NM 657, 26-32. 113 Cf. B. O. de la diócesis de Jaén, 1904, pp. 197-209. 114 EC (26 de mayo de 1900), nº 486, p. 3895. 115 EC (18 de noviembre de 1899), nº 459, p. 3677s. 116 EC (17 de marzo de 1900), nº 476, p. 3815s. Cf. Ibid. (18 de noviembre de 1899), nº 459, p. 3677s. 117 EC (10 de febrero de 1900) nº 471, p. 3775. 118 EC (23 de noviembre de 1901),nº 543, p. 4348. 119 25 arciprestazgos, 337 parroquias, de las cuales 47 son de término, 110 de ascenso y 150 de entrada y 86 ayudantías. Cf.

EC (18 de enero de 1902), nº 551, p. 4415. 120 EC (18 de enero de 1902), nº 531, p. 4420 121 Ibid. 122 EC (18 de enero de 1902), nº 551, pp. 4413s.

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34 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS

Por la Antorcha Valentina (semanal, librepensador, radical y promasónico) –siempre dispuesto a ir contra todo lo religioso, bíblico y cristiano, tildándolo de sectario y anticientífico y de “mística ficción”– sabemos qué repercusión tuvo en estos ambientes la actitud de Monescillo; cómo se recibió la condena de este semanario por Sancha. Pero también conocemos el juicio que hace sobre católicos “liberales”, como Ceferino Gonzáles, de quien reconoce sus méritos, su modestia: “es enemigo –dice– del lujo y de la os-tentación, instruido y de talento, capaz de renunciar al episcopado.”124 Ya hemos mencionado antes que El Liberal de Mahón (librepensador y radical) tiene elogios para el obispo Castellote, precisamente por su estilo, su instrucción, su preparación intelectual y su manera de comportarse.

Sólo podemos lamentar hoy que no se hubiese llegado entonces a un acuerdo entre los dos bandos contendientes, cosa que hoy vemos bastante evidente y que, entre otras virtudes, fue obra del Concilio Vaticano II. Pero no había entonces ni por parte de los liberales, ni por parte de los católicos carlistas o no, voluntad de concordia. Sólo había actitudes reactivas y no activas.

VIII. LA COLABORACIÓN DE CASTELLOTE EN LA OBRA DEL CANÓNIGO DE VALENCIA, NICETO ALONSO PERUJO

El Dr. Castellote colaboró con un eminente y culto eclesiástico afincado en Valencia por razón de su canonjía, y cuya figura destaca por su enorme y diversa producción literaria entre la que destaca la primera edición valentina de la Suma Teológica de sto. Tomás, y el Diccionario de ciencias eclesiásticas (Valencia, Imp. F. Doménech, 1885-1890, 10 vol.– Otra edición: Barcelona, Lib. De Subirana hermanos, editores, calle de la Puertaferrisa, núm. 14, 1883-1890, 10 vol.). Me refiero a D. Aniceto Alonso Perujo. Por la importancia, pues, de esta última obra monumental, analizaremos algunos de sus aspectos más im-portantes, sobre todo los referidos a la colaboración en ella del Dr. Castellote.

Perujo agradece al diácono Castellote su colaboración, como corrector de pruebas, en la edición de la Suma tomista con estas palabras: “al diácono Salvador Castellote, alumno de este Seminario y ayudante nuestro”.125 Y admirando la capacidad, no sólo intelectual, sino poética del ya presbítero Castellote, inclu-ye en el t. IX de esta misma obra una poesía suya titulada La visión de fray Tomás, título claramente alu-sivo a la poesía de Núñez de Arce a Lutero, La visión de fray Martín.126 Esta poesía había sido leída por el mismo Castellote en la “solemne sesión dedicada al Ángel de las escuelas”, en la Academia de la Juven-tud Católica de Valencia.127

Hela aquí:

________________________________________________________________ 123 “... no se consentirán allí blasfemias ni palabras indecorosas, que tampoco se han de permitir discusiones de carácter po-

lítico.” Se inaugurará el día 8 de junio de 1892 en la calle de Caballeros, 7, entresuelo. [EC (28 de mayo de 1892), pp. 550.574]. 124 LA (15 de noviembre de 1894), nº 195, p. 3. 125 “...deinde primas typographiae probationes, ut vocant, ad normam illius compositas, et jam bis correctoribus praeli cas-

tigatas, quidam Diaconus, Salvator Castellote, hujus Seminarii alumnus, et adjutor noster, bis etiam attente legebat, et post eum nos ipsi bis iterum emendabamus.” Summa theologica..., Typ. Friderici Domenech, editoris, 1880, t. 1, p. VIII.

126 Perujo justifica así la inclusión de esta poesía en su magna edición de la Suma del Aquinate: “Nos parece digna de figu-rar en uno de los tomos de la edición valentina de la Suma de Santo Tomás, la presente, bellísima composición de nuestro antiguo colaborador el ilustre Presbítero D. Salvador Castellote. En cuanto á la forma, es una imitación de la desdichada de Núñez de Arce, La visión de fray Martín, que es como una apología de la apostasía de Lutero, pero la supera en mucho en cuanto al fondo, el pen-samiento y la pureza de la doctrina. La de Núñez tuvo la poco envidiable gloria de alcanzar los aplausos de los protestantes, y ser traducida al alemán: la de Castellote merecerá los sinceros plácemes de todos los admiradores del Doctor Angélico.” (Summa theo-logica, t. IX, pp. 5). La poesía ocupa desde la pág. 5 hasta la 9 de dicho tomo.

127 La Academia de la Juventud Católica de Valencia era un centro de conferencias y de reuniones de grupos católicos, bajo la protección del cardenal Sancha, que ofrecía en sus varias secciones (por ejemplo: Apología de la Iglesia y del Pontificado, presi-dida por el canónigo chantre D. Urbano Ferreiroa y Millán) a los jóvenes ideas, sobre todo apologéticas, sobre la doctrina de la Igle-sia. En ella colaboró, como socio activo, el futuro cardenal Benlloch, junto con Castellote.

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Desierto estaba el claustro del convento donde los hijos de Guzmán vivían. La oscura noche con su negro manto Las góticas murallas envolvía De aquel recinto solitario y triste; Alcázar del silencio de la vida Oculta entre las sombras del misterio En un sepulcro al parecer habita. Los cánticos del coro enmudecieron; Del órgano la santa melodía, Que alegra el corazón e inunda el alma De gracias inefables y de dicha, Cuando a torrentes de sus trompas sale, Los vientos se llevaron con la prisa Del que un tesoro en su camino encuentra, Dejando sin acentos la capilla. Callaron las campanas cuyos ecos, Vibrantes y sonoros repetían Los hondos valles del vecino monte Cantando su plegaria vespertina; Ocultos en el fondo de las celdas, Descansan los austeros cenobitas, Que lejos del bullicio de los hombres Del Dios de paz la santidad meditan. Los anchos corredores en tinieblas Dejaban penetrar por sus ojivas El viento que en revuelto torbellino Como serpiente gigantesca silva Al través de los fúnebres cipreses, Que en el medio del claustro se veían Agitando sus copas funerales, Por la fuerza del viento retorcidas. Era la hora en que uno de los frayles Su dulce sueño interrumpir solía Para orar de hinojos cabe el ara Del templo oculto en la mansión divina. Con grave andar y mesurado paso El joven religioso se encamina, Cruzando los sombríos corredores, En busca del consuelo de sus cuitas Del Dios que inflama con viviente fuego El corazón, y el pensamiento inspira. La blanca veste que su cuerpo cubre Con tosco cuero alrededor ceñida La sombra misteriosa y animada Del mármol de una tumba parecía Y los pliegues del santo escapulario Que el recio viento en su placer agita, Parecen en las sombras ser las alas

Que el ángel por las sombras extendía. Llegó, por fin, al solitario templo, Lugar de su descanso y su delicia. Cruzó la nave con sus negros muros; Informes cenotafios se divisan Al tibio resplandor de algunas luces Que los viejos retablos iluminan Con su claridad incierta y vaga Más espantable que la sombra misma. Delante del Altar do el Sacramento Augusto de la Santa Eucaristía Oculto en el Sagrario se reserva, Para ser de las almas pan y vida, Humilde y sigiloso el dominico Postrose reverente de rodillas, Y entonces como el cáliz entreabierto De la flor columpiada por la brisa Exhala en la floresta su fragancia; Cuál sube hacia la cúpula atrevida De inmensa Catedral, la santa nube Que el pueblo fiel a su Señor envía Quemando en el sagrado pebetero De Oriente las esencias exquisitas, Así también del penitente monje Al cielo las plegarias ascendían. Sintió que el fuego del amor ardiente Sus pensamientos íntimos fundía En una sola aspiración... ¡el cielo! ¡Patria feliz en donde tiene fijas De su alma piadosa las miradas! Creció la llama, deslumbró su vista El brillante fulgor de una aureola Delante del sagrario suspendida, Como el velo del alba transparente, Que el sol alumbra al apuntar el día. Siguió creciendo y ya en las tibias luces Que ardían en las fúnebres capillas Con áspero y tenaz chisporroteo En astros fulgurantes convertidas Del templo inundan la espaciosa nave Con el surco inflamado de sus chispas. Del seno de la nube alzose al punto La sombra de una Virgen peregrina La túnica talar con pompa grave Sus púdicos contornos encubría, Oculta en un cendal su casta frente Con lumbre celestial esclarecida, Revela en su conjunto la pureza Angelical de la visión divina

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36 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS

–¿Quién eres? – Conturbado el santo monje Dijo al alma visión: –¿Quién vivifica De tu implacable ser la sombra vaga Que alumbra refulgente mi pupila? –¿Quién eres tú que a interrumpir viniste De mi humilde oración las armonías? –Yo soy la Fe, Tomás, no te conturbes; El Dios tres veces santo es quien me envía Para mostrarte de sus hondos senos El gran secreto, el misterioso enigma. Yo soy la Fe que desde el alto asiento, Do entre Querubes el Señor habita, Las fervientes plegarias que amoroso Del pecho exhalas, escuché benigna. Levanta, pues, del miserable polvo En que escondes tu frente pensativa Y crucemos del ancho firmamento, En raudo vuelo la extensión vacía.– Dijo, y del monje solitario el alma, Por la visión celeste conducida, Cual águila caudal se remontaba Del místico Tabor hasta la cima. Cruzó del aire la región serena El éter impalpable donde giran Los planetas, los mundos y los soles, Que cantan en la bóveda infinita Las glorias del Señor. Los aledaños Del mundo material ya transponía, Cuando el eco de música lejana Le anuncia que se acerca a las orillas Risueñas y apacibles de esa patria Por quien el alma sin cesar suspira. Los ángeles cantaban en la altura Al son acompasado de sus liras Los triunfos de la Fe, sus armonías Con esa ciencia por la cual el sabio Del mundo los placeres sacrifica. Fugaz como el relámpago inconstante, Que enciende los nublados con su chispa, Veloz como la nave que en los mares Por recios huracanes sorprendida Las olas espumosas hiende osada En la arista cortante de su quilla, La santa aparición por los espacios Al alma de Tomás sirvió de guía. De espíritus inmensas muchedumbres Ordenadas en triple Jerarquía Radiantes de candor y de hermosura De ancho cielo la extensión cubrían.

Allí el Arcángel de brillante cota Al frente de la angélica milicia Lanzó a las huestes de Luzbel soberbio Del hondo infierno en la profunda sima. Allí resuena en eterno canto Del coro angelical la salmodia Con ese acento misterioso y grande Que en el arpa vibró de Jeremías. Allí los Querubines inflamados Agitando sus alas purpurinas En torno del Señor tres veces santo Con cánticos de amor le respondían. Por fin Tomás con la visión llegaba A ver de Jehová las maravillas, Al Dios excelso que en la enhiesta cumbre Sostiene con su mano suspendida La inmensa tienda que en la fosca noche Se extiende por la bóveda sombría De los orbes que ruedan a sus plantas. Contuvo el vuelo la visión divina Y en éxtasis sublime arrebatada El alma de Tomás fijó su vista En el blanco caudal en cuyo seno El Señor de los mundos se escondía. Reinó el silencio entonces, y en la nube Misteriosa de una voz, así decía: – Espíritu inmortal que en raudo vuelo Surcar te vi las ignoradas vías Que ciñe de mi manto esplendoroso La siempre nueva dilatada fimbria, Oye y estas conserva en tu memoria Palabras que mi amor te significan: Tú serás entre miles escogido Heraldo angelical de mi doctrina Cual lo fue el astro rey entre los soles, Cuyos fulgores su fulgor eclipsa. En el momento erigirás gigante, Que los embates de Satán resista Y anuncie a las edades venideras El triunfo que alcanzó la Teología Cuando en grandiosas inmortales páginas, Los arcanos de mi visión escribas. Yo te daré para escribir la pluma Del inspirado Juan Evangelista De Pablo el genio, de Agustín la ciencia; El cetro de David, y de Isaías La entonación severa con que canta Del Verbo inenarrable la venida. Tu verbo cual ariete formidable

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BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 37

Batirá las murallas enemigas Do el vicio y el error con fiera saña En su orgullo invencibles se creían. Tú alumbrarás el horizonte oscuro De la austera y sutil Filosofía Como estrella polar que de las naves Los rumbos inconstantes ilumina, Ocultas en el fondo de sus antros La insana duda y la razón impía, Devorando en silencio su malicia, Temblarán espantadas por tu nombre. Mi santa inspiración será tu guía Al través de los campos dilatados

De las ciencias humanas y divinas. Y después de enseñar allá en la tierra, Vendrás a poseer la gloria mía.

Calló la voz, y el alma extasiada De nuevo al cuerpo de Tomás unida Sintió la soledad de su desierto En el sepulcro de la carne fría. Absorto y confundido el santo frayle Besó la tierra cuando ya se oía La monótona voz de la campana Del claustro por los ámbitos perdida Anunciando a los míseros mortales El comienzo feliz de un nuevo día.

Una obra de la envergadura de una enciclopedia, como el Diccionario, no se podía editar sin cola-boradores. Y Perujo los tuvo y buenos, uno de ellos el joven Castellote, que a la sazón, al publicarse el primer volumen, tenía 27 años de edad y era profesor en el Seminario. Las colaboraciones de Castellote son las siguientes:

Vol. 1 (1883). Voces: Abisinios (pp. 51-53).- Abismo (pp. 53-54).- Abono (69).– Abreviatura (pp. 86-92).- Abstemio (p. 114).- Abstracción (pp. 116-118).- Academia (pp. 124-128).- Adversidad (pp. 224-225).- África (pp. 234-236).- Agonía (pp. 248-249).- Agonía de Jesucristo (249–250).– Albarracín (pp. 294-296).- Alcorán (pp. 314-316).- Ancira (pp. 471-473).- Anfiteatro (pp. 480-482).– Angelo (Casti-llo de Sant) (489–490).

Vol. II (1985). Voces: Bacon, Francisco (pp.19-20).- Bacon, Roger (20-22).– Bulgaria (385–386).– Búlgaros (pp. 386-437) Vol. III (1885). No hay colaboración de Castellote. Vol. IV (1886). Voces: Evangelio (pp. 364-367). Vol. V (1887). Voz: Geología (pp. 57-62). En esta voz estudia Castellote las teorías geogénicas de

la época, citando las tres más usuales: Atomismo (formación de la tierra por atracción molecular), Pluto-nismo (la tierra es un sol apagado o estrella enfriada; constituye la llamada teoría física) y Neptunismo (teoría alemana o teoría química, dice que la tierra se formó de una esfera líquida que cristalizó). Se es-fuerza en eliminar conflictos entre religión y ciencia. Cita a Almera, Cosmogonía y geología, a Pozzy, Le terre et le Récit biblique, y a Piancini, Cosmogonia naturale comparata col Genesi.

Vol. VI (1887). Voces: Job (68-71).– Libros sagrados (438-446). A partir de este volumen VII ya no tiene Castellote ninguna colaboración más. Los colaboradores, con mucho los más frecuentes en la gran obra de Perujo, son, por supuesto, el

mismo Niceto Perujo, que es el que más voces tiene en su haber. Le siguen en frecuencia de artículos Francisco Caminero (que murió desgraciadamente en 1885 al finalizar el vol. II); S. Magdalena; J. Go-mar, SchP;128 C. Tormo Casanova; Modesto Sebastián y J. P. Angulo, coeditor de la obra con Perujo. Otros autores colaboran con menos frecuencia. He seleccionado algunos de ellos:

Vol. I (1883): Jaime Martí Bestard, SChP.- Manuel Polo y Peyrolón.129- M. Esteban Ruiz..- A. Maier.- E. Fernández.- J. M. Ortí Lara.- F. Baigorri.- J. M. Salvador Barrera, etc. etc.

II Vol. (1885): J. Donderis.- Modesto Sebastián.- Manuel Encinas.- Melquíades Portilla.- José Ci-rujeda (can. Arcediano).- C. Tormo, etc. etc.

III Vol. (1885): La Pastora.- Serrano.- José Giner.- José Cueto, OP.- Escriche.- M. Encinas, etc. etc.

IV Vol. (1886): Manuel Encinas, Terol y Llopis, etc. etc.

__________ 128 Muere el martes, 4 de mayo de 1897: EC (8 de mayo de 1897), nº 327, p. 2625. 129 Gran amigo de Salvador Castellote, con quien se reunía en el Rinconet de la Academia de la Juventud Católica, junto

con otros amigos, como Gadea Orozco, Saavedra, el Barón de Santa Bárbara, Ruiz Caruana, Rodríguez de Cepeda, etc. Cf. Boletín-Revista de la Academia de la Juventud Católica (Valencia 1896) 42, nota pie de página.

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38 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS

V Vol. (1887): Carbonero y Sol.- Casimiro de Erro e Irigoyen (Magistral de Zamora).- Eduardo Juárez de Negrón.- Tomás Sucona.- De Moy.- Terol y Llopis, etc. etc.

VI Vol. (1888): Tormo Casanova.- Luis Badal (canónigo de Valencia).- C. Tormo (artículos im-portantes de filosofía: Kantismo, Libertad de pensar, Libre albedrío, R. Lulio, etc.).- Cavero.- Caparrós.- José Mª Llopis (voz: Lutero), etc. etc.

VII Vol. (1889): Vicente de Manterola (Canónigo Penitenciario de Toledo).- Sanchis Die.- El Ba-rón de Santacruz.- Herrero Maldonado.- J. Sanchis Sivera.- J. Belda. etc. etc.

VIII Vol. (1889): Catalá.- Antonio Ruiz.- Espinel.- Valero.- Martínez García.- Antonio Ruiz (De-cano del Tribunal de la Rota), etc. etc.

IX Vol. (1889): Valero.- Manuel Encinas (Voz: Revelación).- Barcia (Voz: Salamanca, Universi-dad).- F. Mellado.- Dr. Lucio (Voz: suicidio).- etc. etc.

X Vol. (1890): P. Pascual Vallés, OP.- J. Sanchis Sivera.- Calvo, etc. etc.

En realidad esta enciclopedia recoge muchos de sus artículos de fuentes ya editadas: el Dicciona-rio de Teología Dogmática, de Bergier y su Suplemento; el de Moral de Pierrot; los de Derecho canónico de Ferraris y André; el de Sagrada Escritura de Calmet; los de Disciplina de Tomasino, Martiguy y Jehan, el de las Herejías de Pluquet; el Enciclopédico alemán de Teología católica. Acepta voces de la Fi-losofía de Ceferino González, de obras de Balmes, etc. Lo que no disminuye su gran aportación como ins-trumento de trabajo para el clero de aquellos tiempos tan faltos de medios.

Castellote fue un viajero incansable, conocedor de los idiomas europeos más extendidos: inglés, francés, alemán, además de los clásicos latín, griego, y de los bíblicos hebreo y arameo. Testimonio de sus innumerables viajes por Europa son los resguardos de hoteles, billetes de ferrocarril, tranvías de dis-tintas ciudades, tales como Berlín, Hamburgo, Munich, París, Roma.

IX. DATOS BIOGRÁFICOS DEL DR. CASTELLOTE130

1. Partida de Bautismo

“En S. Juan de Valencia, día diez de noviembre de 1856.

Yo, Don Santiago Pascual, vicario de la mis-ma, bauticé solemnemente a Salvador, José, Juan, hijo legítimo de José Castellote, jalmero, natural de Gestal-gar y de María Pinazo, natural de Alpuente, casados y parroquianos de ésta. Abuelos paternos: Fabián Caste-llote y Salvadora Manuel, naturales de Gestalgar; ma-ternos: Antonio Pinazo y Tomasa Andrés, naturales de Alpuente. Padrinos: Mariano Martínez, natural de Chelva y María Josefa Castellote y Hernández, natural de ésta de S. Juan, a quienes previne el parentesco espi-ritual y obligación de enseñarle la Doctrina Cristiana.

Nació dicho día a las seis y media de la mañana. Testigos: Lorenzo Gil y Vi-cente Martínez, sacristanes de esta iglesia. Lo que certifico. Santiago Pascual. Rúbrica.

Archivo Santos Juanes Valencia. fl. 155-7-54, años 1856 á 58. Nota marginal. Día 20 de julio 1892 tomó posesión del canonicato de Valencia. 18 de junio 1896,

nombramiento de Obispo de Menorca. Obispo de Jaén. Arzobispo preconizado de Sevilla. † en Jaén 23 Noviembre 1906.

Esta segunda nota esta puesta por su amigo del alma Silvino Beneyto Tasso.”

__________ 130 No coinciden en los datos todos los documentos consultados.

José Castellote, Padre de Salvador

Salvador Castellote, de joven

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BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 39

2. Informes del Archivo Secreto Vaticano

Nació en Valencia, el 10 de noviembre de 1856. Fue nombrado obispo de Menorca el 25 de junio de 1896, consagrado en Valencia en Octubre de 1896. Trasladado a Jaén el 16 de diciembre de 1901. Su-cede en la diócesis de Jaén a Victoriano Guisasola y Menéndez, que es trasladado a la diócesis de Ma-drid–Alcalá. Nombrado arzobispo de Sevilla el 6 de diciembre de 1906 (AAS 40, p. 12). Muerto en Jaén el 22 de diciembre de 1906. (Annuaire 1908, p. 672).

3. Informes periodísticos y de Boletines episcopales de Menorca y Jaén sobre la biografía general de Salvador Castellote y Pinazo

De varios artículos de la prensa valenciana entresacamos los siguientes datos biográficos genera-les, que después iremos analizando más detenidamente.

1) Almanaque de LAS PROVINCIAS de 1897

“Valencia ha tenido en el presente año la satisfacción de que fuera elevado a la dignidad epis-copal uno de sus beneméritos hijos, elevación que todos han saludado como una nueva y fundada esperanza para la prelacía española.

El nuevo obispo es hijo del pueblo, sacerdote celosísimo, con bríos de apóstol, maestro que ha estudiado mucho y de los que estudian toda su vida, hombre de mucha acción, y –con especial gus-

to lo consignamos– muy valenciano. Lleva en el rostro la tenacidad. No es un místico; no son propias

de él –así nos parece– las contemplaciones estáticas, ni tampoco las sutilezas metafísicas. El trabajo y la lucha parecen ser sus elemen-tos; el sentido práctico, su criterio ¿No son éstas las condiciones más adecuadas para un prelado católico en estos tiempos en que la acción de la iglesia ha de influir tanto para salvar a la sociedad de pavorosos conflictos?

Es joven para obispo; aún no había cumplido cuarenta años al ser consagrado. Nació el 10 de noviembre de 1856, en una casa modesta de la calle de la Carda.

Sus padres, José Castellote131 y María Pinazo,132 constituían un matrimonio ejemplar. Sencillez en sus gustos, parcos en sus necesi-dades les afanaba su industria de jalmeros y la educación de sus hi-jos,133 que correspondían bien a los afanes de tan buenos padres.

__________ 131 Falleció en Valencia, el jueves, 29 de marzo de 1894, después de haber recibido de manos de su hijo Salvador Castellote

los últimos sacramentos (17-3-94). La revista España Cristiana reseña estos acontecimientos, tratando a Castellote como “nuestro suscriptor y amigo” (España Cristiana. (En adelante la citaremos así: EC) Año IV, 1894, pp. 1302, 1310, 1319. D. José Castellote era hijo de D. Fabián Castellote, natural de Gestalgar y oriundo de Teruel, donde está situada la villa de Castellote, y de Dª Salvado-ra Manuel, natural de Gestalgar. José Castellote se dedicaba al comercio de la seda, acarreándola por arrieros contratados, que diri-gían largas reatas de burros hasta otras ciudades españolas, sobre todo a Madrid. Igualmente, fundó en la calle de la carda, en un ba-jo, hoy desaparecido, en frente de la posada aún existente, una tienda de bordados para enjaezar caballos y monturas para las proce-siones y cabalgatas, figurando el nombre de CASTELLOTE en esas piezas de gran calidad y colorido que todavía hemos podido contemplar no hace aún mucho por nuestras calles en las procesiones del Corpus Christi.

132 María Pinazo Andrés falleció en el mes de enero de 1897, a la edad de 68 años, en la calle de Cadirers, número 7, siendo el entierro corpore insepulto en la parroquial de san Pedro y san Nicolás. Era natural de Alpuente, e hija de Antonio Pinazo, natural de Alpuente, y de Dª Tomasa Andrés Hernández, natural de Alpuente. Al enterarse de su muerte su hijo Salvador, obispo ya de Me-norca, se embarcó en el vapor Lulio, siendo recibido en Valencia por el rector de los Santos Juanes, el Sr. D. Juan Dorda y varios amigos íntimos

133 Tuvieron 4 hijos, tres varones: Salvador, José María y Vicente (abuelo del autor de esta biografía) y una mujer: Joaqui-na, casada con D. Salvador Gassent, fundador de una famosa chocolatería en la calla de la Carda, esquina a la actual posada, pero dedicado en cuerpo y alma a la bolsa. Tuvo otra hija, María Josefa, hija del primer matrimonio de José Castellote Manuel con María Josefa Hernández, y casi de la misma edad que la segunda esposa de éste, María Pinazo Andrés, por lo que no extraña que fuese madrina de su hermanastro el futuro obispo Salvador Castellote. María Josefa Castellote Hernández era sobrina, hija de la hermana, María Josefa Hernández, del que fue obispo de Badajoz y de Segorbe, D. Joaquín Hernández y Herrero; estuvo junto a él bastante

Salvador Castellote, Obispo

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40 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS

Salvador Castellote estudió mucho: en las Escuelas-Pías, primero; en el seminario, después, y a los 24 años había terminado la carrera de teología con las mejores notas, había recibido todas las órdenes sagradas, y se sentaba como profesor en la cátedra de aquellas aulas, de las que acababa de salir como discípulo. Y a partir de 1880 a 1890, el joven sacerdote se formó con ímproba labor pa-ra sus brillantes destinos. Hizo en parroquias rurales el definitivo aprendizaje de la cura de almas; hizo en Valencia el estudio, aún más difícil, del mundo y la sociedad; trabajó en las Academias li-terarias, brilló en el púlpito con elocuencia viril, intencionada, desprovista de afeites retóricos, cla-ra y vibrante siempre.

No le faltaron contrariedades, oportunas quizás, para completar en él y la experiencia de la vi-da. Con razón o sin ella –que esto no lo juzgamos ahora–134 disgustó en cierta ocasión al cardenal Monescillo, y éste, arzobispo de Valencia entonces, le alejó de la ciudad. Castellote, que –como hemos visto– es muy valenciano, deseaba volver a su querida Valencia; tardaba en conseguirlo, e hizo oposiciones a prebendas vacantes en otras diócesis. Ganó una canonjía en Barcelona, después en Tortosa y después otra en Madrid. Allí estaba su suerte: pronto sobresalió en el clero de la cor-te. Quien primero fijó en él los ojos fue el perspicaz obispo de Madrid-Alcalá, D. Ciriaco María Sancha. En el joven canónigo encontró un auxiliar inmejorable para sus vastos planes. Parece ex-traño, y, sin embargo, era muy natural: el fogoso, enérgico, algo rudo sacerdote valenciano, mere-cía toda la confianza de aquel prelado tan amable, tan benévolo y cortés. Castellote correspondió bien a aquella predilección; el buen nombre que había adquirido en el cabildo y en el palacio arzo-bispal le confirmó la opinión del público católico e ilustrado. Las conferencias que dio en la cate-dral de San Isidoro, publicadas luego en un libro,135 le acreditan de pensador tan profundo como orador elocuente.

Castellote con sus hermanos y otros familiares

Lo demás ha venido por sus pasos contados. El hoy cardenal Sancha trajo consigo al predilecto canónigo, le dio una prebenda en esta catedral y le nombró Secretario de Cámara.136

En este puesto hizo, por adelantado, el aprendizaje de la autoridad eclesiástica, ayudó a su pre-lado en obras de tanto empeño, como el Congreso Eucarístico137 y la peregrinación obrera a Roma,

________________________________________________________________ tiempo en Segorbe. Junto con ella y al cuidado del obispo Hernández estuvo también su sobrina, María Pinazo y Andrés. Al quedar viudo José Castellote Manuel de la hermana del obispo Hernández, éste le aconsejó a su cuñado que se casara en segundas nupcias con su sobrina, María Pinazo y Andrés. Vicente Castellote, tuvo dos hijos con Dolores Martín: José y Francisco. Éste († 1936) se casó con Francisca Cubells Candel († 1985) de cuyo matrimonio nacieron dos hijos: Francisca y Salvador Castellote Cubells, autor éste último de esta biografía. El nombre de Salvador se me impuso en el bautismo a petición de la que fue madrina de mi bautismo, Dª Joaquina, hermana del obispo, y que quiso así honrar la memoria de su hermano. Dª Joaquina se casó con Salvador Gassent, pero no tuvieron descendencia.

134 No hemos podido averiguar la causa de este disgusto con el arzobispo Monescillo, que lo alejó de la ciudad. 135 Conferencias científico-religiosas pronunciadas en la Catedral de Madrid por D. Salvador Castellote y Pinazo, presbí-

tero, Doctor en Teología, y Canónigo por oposición de la mencionada iglesia, Madrid, Imprenta católica de Adolfo Ruiz de Castro-viejo, 1892. En el ejemplar que usamos de esta edición (Biblioteca Municipal de Valencia, sig. 8749-138) hay una dedicatoria de puño y letra de Castellote que dice: “A mi distinguido amigo el eminente literato valenciano, D. Teodoro Llorente. Salvador Caste-llote.” España Cristiana anuncia con todo pormenor estas conferencias, dando el índice de las mismas: “En las ocho conferencias que comenzarán mañana en la Catedral de Madrid, nuestro particular amigo D. Salvador Castellote se propone desarrollar los si-guientes temas...” (EC Año II, (13 de febrero de 1892), nº 54, p. 431.

136 Diciembre de 1892. 137 Congreso Eucarístico Nacional, celebrado en Valencia el 18 de noviembre de 1893. EC (18 de noviembre de 1893), p.

146.

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y en el pasado mes de junio (1896) se vio sorprendido con la noticia de su presentación para la se-de episcopal de Menorca, en la cual –así lo creemos firmemente– ha de prestar a la Iglesia, y es posible que al Estado también, servicios que le allanen el camino para llegar más alto.

La designación del Sr. Castellote para obispo de Menorca fue muy bien recibida en Valencia, y el aprecio al nuevo prelado se patentizó en la solemne fiesta de su consagración celebrada el día 4 de octubre en la catedral. El cardenal arzobispo de esta diócesis Sr. Sancha fue el consagrante, asistiendo también los obispos de Mallorca Sr. Cervera y de Coria señor Peris Mendieta (valen-ciano). Entre los muchos regalos que recibió el nuevo prelado figuraba, en primer término, un pre-cioso cáliz, obsequio del Ayuntamiento de esta capital.

El día 10 de noviembre marchó el Sr. Castellote para tomar posesión de su sede episcopal, siendo su despedida una nueva manifestación del afecto de sus paisanos.”

2) LAS PROVINCIAS, 19 de junio de 1896

“El Dr. Don Salvador Castellote, según reza el telegrama recibido, ha sido propuesto por nues-tro gobierno para el obispado de Menorca, y Su Santidad confirmará el nombramiento en el Con-sistorio que se celebrará el día 23.

Al calor de esta grata noticia, vamos a apuntar algunas notas de la vida de este sacerdote apreciado y querido en Valencia.

Es Valenciano y lo es hasta los tuétanos; no hay más que verle y oírle, para apreciar en él el sabor de la tierra. Nació en una casa mo-desta de la calle de la Carda138 el día 10 de noviembre y 1856, proce-dente de la clase popular. Sus padres José Castellote, († fallecido), y María Pinazo, constituían un matrimonio ejemplar. Sencillez en sus gustos, parcos en sus necesidades, les afanaba su industria de jalmeros y la educación de los hijuelos, de los que, si no vamos mal en los re-cuerdos, 2 iban en carrera: uno de éstos era el Seor. Castellote.

De 1867 a 1871 cursó y aprobó éste en el Instituto de Valencia la segunda enseñanza y en octubre del año último obtuvo el grado de Bachiller. Estos primeros estudios los hizo en las Escuelas Pías, sien-

do Rector D. Vicente Juliá y teniendo por maestros a los padres Juan Cabrera y Vicente Pons, muertos ya.

En 1872 incorporó el segundo año de latín y todas las asignaturas del Bachillerato al Seminario Conciliar Central, con la nota de sobresaliente. Desde este año hasta 1879, ganó con la calificación de meritissimus, siete cursos de Sagrada Teología, obteniendo el premio en el mes de junio de 1885, recibiendo en este establecimiento los grados de bachiller, licenciado, y doctor en Sagrada Teología, con la censura de nemine discrepante.

En 1880 había recibido ya las órdenes sagradas,139 y pronto fue Maestro en aquel mismo semi-nario, en el cual aún era discípulo. Sustituto de la cátedra de humanidades sagradas en los cursos de 1880 a 1881 y 1881-1882, fue nombrado en 1885 profesor de filosofía, cuya ciencia explicó hasta el año 1887.

Fue Cura Regente de Agres, y durante el terrible cólera de 1885 desempeñó igual cargo en la iglesia Arciprestal de Liria.140 Desde 1882 a 1890 fue capellán de la gran Asociación de Nuestra Señora de los Desamparados en Valencia y en esta fecha hizo oposiciones a canónigo lectoral de la catedral de Barcelona, siendo aprobados los ejercicios con la calificación de sobresaliente y obte-niendo en la elección dos votos, y por unanimidad obtuvo la aprobación de las nuevas oposiciones que hizo poco después a la canonjía lectoral de Tortosa. Dos meses después de estas últimas, que fueron en junio, entró en Madrid en las que hubo a una canonjía de las llamadas de gracia y de

__________ 138 Parroquia de los Santos Juanes. 139 En 12 de octubre de 1880 celebró su primera misa en la parroquia de los Stos. Juanes de Valencia. 140 Allí hay una calle dedicada al obispo Castellote.

Castellote, Obispo de Menorca

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42 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS

turno de la Mitra, vacante en aquella catedral, y por unanimidad figuró en el primer lugar de las ternas, siendo nombrado canónigo por el entonces obispo de Madrid-Alcalá Seor. Sancha.

Cuando este digno prelado vino a Valencia trajo consigo al canónigo Castellote, a quien había cobrado un gran afecto. El 11 de julio de 1892 lo nombró canónigo de esta catedral,141 y el 20 de noviembre Secretario de Cámara y Gobierno, cargo que desempeña desde entonces, y en el cual ha prestado grandes servicios, no siendo uno de los menores la parte que tomó en la organización del Congreso Eucarístico,142 como secretario de esta asamblea, y la peregrinación obrera a Roma.143

El señor Castellote es hombre enérgico, activo, celosísimo, joven todavía, lleno de vida y de salud. Su oratoria impresiona y convence: en ella se nota el afán de expresar la idea, cogiéndola claramente, como vulgarmente se dice, y huyendo de rimbombancias pedantescas. Muy docto en sagradas letras, domina también la historia y la filosofía, y demuestra pronto desde el púlpito que ha estudiado mucho; que su memoria es buena, y que tiene inteligencia y discernimiento para ha-cer uso oportuno de lo asimilado. Colaboró con D. Aniceto Alonso Perujo en la publicación de la primera edición Valentina de la Suma Teológica de Santo Tomás, y con los señores Angulo y Pe-rujo en el Diccionario de las Ciencias Eclesiásticas. Siendo muchos los artículos que van firmados por él. En el certamen que en mil ochocientos ochenta celebró la Academia de la Juventud Católi-ca de Valencia obtuvo el primer premio por una Memoria histórica sobre las vicisitudes por que ha pasado en España la creencia de la Inmaculada Concepción de María Santísima. Publicó en 1892 un tomo de Conferencias científico-religiosas que había dado durante la Cuaresma en la ca-tedral de Madrid, y que llamaron muchísimo la atención, y últimamente un bellísimo discurso que hizo en el púlpito de San Martín cuando el cuerpo de artilleros celebró honras fúnebres por la

muerte del Conde de Mirasol, acaecida en el famoso pronunciamiento del general Villacampos.

Por esto y por la parte que tomó en las fiestas del jubileo sacerdotal,144 el Papa le ha condecorado con la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice, poseyen-do, además, el título de examinador sinodal en las diócesis de Segorbe, Madrid-Alcalá y Cádiz.

Ya terminamos, porque lo dicho excusa comentarios. La personalidad que nos ha ocupado es muy conocida en la diócesis va-

lenciana. Por eso baste este ligerísimo índice de su laboriosa vida. Añadiremos tan sólo que, infatigable para el estudio y el trabajo, ha

cultivado también la pintura y la música; es aficionadísimo a la náutica; posee bien el latín, el griego, el caldeo, el francés, el inglés, el alemán y el italiano.

Salió de la humildad y ha sobresalido por su fervor religioso, por su talento y su laboriosidad. Nadie mejor que él, salido del fondo del pueblo, podrá defender en esta capa social cuánto bien encierra nuestra santa religión.”

3) Otra versión de LAS PROVINCIAS, 7 de septiembre de 1897

“Es el más joven de los prelados españoles, y, sin embargo, al saber su nombramiento, todos los que le conocen dijeron: “Será un excelente obispo.” Éste es el mejor elogio que puede hacerse de él, y también del clero valenciano, en el cual tan dignos sacerdotes se forman.

...Por las buenas noticias que de él se tenían, fue perfectamente recibido en su diócesis isleña: lo mismo en Ciudadela que en Mahón agasajaron mucho al joven valenciano. Aún no hace un año que está ejerciendo allí su cargo pastoral, y ya se ha captado, no sólo el respeto, sino también el

__________ 141 No siempre coinciden las fechas de nombramietos y tomas de posesión de sus respectivos cargos. 142 El 20 de noviembre de 1893. 143 En el mes de abril de 1894. 144 Celebrado en 1888. Con tan fausto motivo, se realizó un gran esfuerzo en toda la cristiandad para abrir la Exposición

Vaticana, con los regalos que recibió el Papa, abierta en 1887 y cuyo contenido se refleja en una magnífica revista “La Exposición Vaticana Ilustrada”, editada en Barcelona (el primer número es del 12 de noviembre de 1887 y el último el 22 de julio de 1888, con un total de 29 números en formato de 38 x 27 cm. con muchísimas y preciosas ilustraciones en blanco y negro).

Dedicatoria de Castellote a un amigo

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afecto. En Roma, adonde fue por honrosa invitación de Su Santidad, encontró en el Vaticano la mayor consideración. Todo esto son felices augurios de su episcopado, que esperamos ha de ser muy fructuoso para la Iglesia y también para la Patria, pues el obispo Castellote es español de los pies a la cabeza, y aún nos atreveremos a decir que es del mismo modo valenciano.”

4) J. MONTIJANO CHICA, Historia de la diócesis de Jaén y sus obispos, Jaén, Instituto de Estudios Giennenses (C.S.I.C.) Confederación Española de Centros de Estudios Locales, Excma. Diputación Provincial, 1986, pp. 197-199.

“Salvador Castellote y Pinazo. Nació en Valencia el 5 de noviembre de 1856. Hizo sus prime-ros estudios en el Colegio de los Padres Escolapios de Valencia, en donde también cursó la segun-da enseñanza.

Ingresó, en 1872, al Seminario Conciliar Central, terminando en él sus estudios de la carrera eclesiástica el año 1879. Durante toda la carrera literaria, tanto en el Colegio de los Padres Escola-pios como en el Seminario, se distinguió por su aplicación y especiales dotes de inteligencia que le conquistaron el primer puesto entre sus compañeros y le merecieron el honor de ser profesor del Seminario siendo aún alumno del mismo, desempeñando, en 1880, la clase de Hermenéutica sa-grada y más tarde la de Filosofía hasta 1889. La erección de la universidad pontificia de Valencia ocurriría el año 1896.

Al mismo tiempo que catedrático del Seminario, fue capellán de la Cofradía de la Virgen de los Desamparados, de Valencia, desde el año 1882 al 1890. Fue cura regente de Agres, por algún tiempo, y durante el cólera de 1885 estuvo al frente de la parroquia arciprestal de Liria. En 1890 opositó a una canonjía de la catedral de Madrid, prebenda que obtuvo. En 1892 fue promovido a una canonjía en la catedral metropolitana de Valencia y nombrado, por el arzobispo... Ciriaco Ma-ría Sancha y Hervás, que había sido trasladado a la sazón a Valencia, Secretario de Cámara y Go-bierno, encargándole, entre otras importantes actividades, la organización del primer Congreso Eucarístico Nacional, celebrado en Valencia del 20 al 25 de noviembre de 1893. En 1896 fue pro-movido para la sede episcopal de Menorca y consagrado como tal en la catedral de Valencia por el mismo arzobispo Sancha del que había sido un eficaz colaborador.

En Valencia colaboró en la revista católica, dependiente del arzobispado, España cristiana,145 de la que había sido fundador Manuel Gascó y Alfonso con una orientación netamente “carlista, católica militante, dogmática, belicosa e intransigente”,146 frente a los anticlericales que publicaban el semanario republicano La Antorcha Valentina.

Su actividad intelectual, antes de su elevación el episcopado, se centró fundamentalmente cola-borando con el canónigo Alonso Perujo en la publicación de la primera edición valentina de la Summa Theologica de Santo Tomás (Valencia, F. Doménech, 1881-1883). La Santa Sede, por me-dio de León XIII, había preconizado la restauración tomista, y en Valencia fue Monescillo el que

__________ 145 Esta revista se llamaba al principio Valencia cristiana, pero cambió por el de España Cristiana en 1893. 146 Cfr. V. CÁRCEL ORTÍ, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia 1986, t. II, p. 660. Relacionar a Castellote con esta

revista intransigente es una afirmación no contrastada y ambigua, pues aunque Manuel Gascó, fundador y el editorialista más fre-cuente de esta revista trata a Castellote de “querido amigo y suscriptor”, las colaboraciones de éste en la revista España cristiana se reducen a un solo artículo, titulado La realeza de Jesucristo [EC (31 de diciembre de 1892), nº 100, pp. 793-795], en el que, citando a san Leandro de Sevilla, sintetiza la realeza de Cristo en tres aspectos: hereditario, electivo y de conquista. Su estilo es descriptivo, analítico y suavemente apologético, como podemos ver en estas frases: “Hoy como ayer, se frustrarán sus maquiavélicos proyectos, y cuando a la tempestad sucederá la calma, Cristo, con sus vestiduras resplandecientes, aparecerá de nuevo sentado en su inconmo-vible solio.” (Ibid. p. 794). Contrasta este estilo con el usual de Gascó: piadoso, irónico, muy apologético, inteligente, carlista, anti-liberal activo, insultante, patriótico, belicoso incluso con la jerarquía católica en sus momentos de pacificación, con diatribas furi-bundas contra los adversarios a quienes trata de asesinos, infames, sectarios, endiablados, etc. etc. No obstante, está bien informado y dispuesto valientemente a lanzar retos dialécticos, cosa que también la hacían las revistas anticlericales valencianas, como La an-torcha valentina. Esta revista califica a España Cristiana como el “periódico católico más batallador de la localidad”, lo que repro-duce esta revista como timbre de gloria [EC (6 de agosto de 1892), p. 631]. En esta época tan beligerante las censuras de las revistas unas contra otras eran siempre interpretadas por las acusadas como algo positivo. Así, por ejemplo, la prohibición a los católicos de la lectura de La Antorcha [La Antorcha en adelante LA (17 de noviembre de 1894), p. 1] en carta remitida a esta revista por el arzo-bispo Sancha, es considerada por ésta como la mejor propaganda, diciendo de Sancha que “excomulgando a periódicos queda a la altura de Monescillo” [LA (1 de diciembre de 1894), nº 193, p. 3]. Entre los redactores más usuales de la España Cristiana se en-cuentran, además de Francisco Gascó, Corbató, J. D., Dieguez, A., Escuder, J. Mª, Forcades, V., Morayta, Querol, V., Rodrigo, V., Spínola, M. card., Tejado, G., Veciana, J., etc. etc.

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logró su promoción a través de Perujo, hombre culto e inteligente, que había llegado a Valencia a sus 34 años en 1875

Sus artículos publicados en el Diccionario de Ciencias Eclesiásticas, editado por Perujo en co-laboración con Juan Pérez Angulo (Valencia, F. Doménech, 1885-1890); su Memoria Histórica sobre las vicisitudes por que ha pasado en España la creencia en la Concepción de María Santí-sima –que fue premiada por la Academia de la Juventud Católica de Valencia–; sus discursos so-bre La filosofía de Santo Tomás y sus conferencias científico-religiosas, pronunciadas en la cate-dral de Madrid dan testimonio de su talento como historiador y tomista. Pero, además de ser muy versado en las ciencias eclesiásticas y profanas, hablaba correctamente, además del latín y el grie-go, el francés, el italiano, el alemán y el inglés, y por la circunstancia de haber viajado mucho por Europa aumentó su ilustración y sus conocimientos.

Se dio a conocer siempre como activo y laborioso en el campo de la Acción Católica. Contri-buyó posteriormente a dar impulso a la Juventud Católica de Valencia y a la obra del «Jubileo sa-cerdotal del Papa» como miembro que fue de la comisión española que en 1888 fue a Roma con dicho motivo. Tomó parte muy activa en la realización de la peregrinación obrera a Roma en ho-menaje al papa León XIII, en 1894. Igualmente, siendo obispo de Menorca, con ocasión del Año Santo, promovió y organizó la primera peregrinación menorquina a Roma, que fue muy celebrada por lo numerosa.147

Fue trasladado a la diócesis de Jaén en diciembre de 1901, sucediendo al obispo Victoriano Guisasola, que había sido trasladado a Madrid, y que más tarde sería arzobispo de Valencia.

En sus cinco años de episcopado giennense el obispo Castellote hizo la visita pastoral en todas las parroquias de su extensa diócesis y celebró concurso a curatos. Fue senador del Reino por la archidiócesis granadina. Siguió, con mucho celo y actividad, la construcción del nuevo Seminario de Jaén que había iniciado su predecesor. Bendijo el edificio y lo inauguró el 6 de enero de 1905. Era un elocuente orador sagrado que causaba admiración cuando predicaba, sobre todo en la cate-dral.

Fue preconizado arzobispo de Sevilla el 6 de diciembre de 1906, y predicando en la catedral de Jaén, el día 23 de diciembre de 1906, y despidiéndose de sus diocesanos ante su inmediata toma de posesión de la archidiócesis sevillana, murió repentinamente en el púlpito. Está enterrado en la ca-pilla del Niño Jesús de la Catedral de Jaén. Al quedar vacante la sede sevillana, Guisasola pidió su traslado a Sevilla, pero le fue denegada la petición por cuestiones políticas,148 teniendo que regresar a Valencia el 23 de enero de 1907.

Cuantos trataron al obispo Castellote y le conocieron en el desempeño de sus importantes y de-licados cargos admiraron su saber y alta ilustración, su gran actividad y su ardiente celo pastoral.

De su ilustración dan idea sus notables escritos y en ellos la diversidad de ciencia que cultivó con provecho y la universalidad de sus conocimientos.

El epitafio que hay en la capilla del Niño Jesús, en donde se le dio honrosa sepultura, dice lo siguiente:

__________ 147 Fueron 200 los peregrinos de Menorca. Cf. Sebastián Juan Sampol de Palós, Crónica de la peregrinación menorquina á

Roma, Ciudadela de Menorca, Imp. católica del Sagrado Corazón de Jesús, 1901, 213 págs. 148 Cfr. CÁRCEL ORTÍ, V., o. c., p. 703.

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BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 45

VERBO ET EXEMPLO

HIC JACET EXCELENTISIMUS AC REVERENDISIMUS

DOCTOR DOMINUS SALVATOR CASTELLOTE Y PINAZO VALENTIAE EDETANORUM NATUS

ANNO DOMINI MDCCCLVI DEI ET S.A.S. GRATIA

MINORICENSEM ET GIENNENSEM DEXTERE REXIT ECCLESIAM

ARCHIEPISCOPUS HISPALENSIS NUPER CREATUS CONCIONEM ADHUC

IN HAC EPISCOPALI CATHEDRA PERAGENS SUBITO MORBO CORREPTUS EST DIE XXIII DECEMB. ANN. MCMVI

IN QUA INMATURA MORTE OCCUBUIT IN DOMINO.

R.I.P.A.”

5) EPISCOPOLOGIO DEL OBISPADO DE MENORCA (Ciudadela)

Salvador Castellote y Pinazo, Obispo de Menorca [cap. XVII]

D. Salvador Castellote y Pinazo Nació en la ciudad de Valencia el día 10 de noviembre de 1856. Afanaba a sus virtuosos pa-

dres, D. José y Dª María, la educación cristiana de los hijos que la Divina Providencia les había concedido, de los cuales dos149 seguirían carrera. Uno de éstos era D. Salvador, quien muy pronto, dotado de un privilegiado talento, dio señaladas muestras de aplicación y aprovechamiento en los estudios de segunda enseñanza, que desde 1867 à 71 cursó en el Instituto de Valencia.

Incorporadas en 1872 al Seminario Conciliar Central de dicha ciudad las asignaturas propias del Bachillerato habiendo obtenido en estos exámenes la nota de sobresaliente, probó y ganó en los

años siguientes, hasta el 79, siete cursos de Sagrada Teolo-gía con las calificaciones de meritissimus. En 1880 fue or-denado de Presbítero, y joven y discípulo todavía en el mencionado Seminario sustituyó al Catedrático de Herme-néutica... y fue Profesor de Filosofía, cuya cátedra estuvo desempeñando hasta 1889.

Por algún tiempo interrumpió el Sr. Castellote sus traba-jos escolares, mientras fue ejerciendo diversos cargos, co-mo el de Capellán de la Asociación de la Virgen de los Desamparados desde el 82 al 90, el de Cura Regente de Agres, é igual cargo en la iglesia arciprestal de Liria, donde realizó verdaderos y heroicos esfuerzos durante la terrible epidemia del cólera, que en 1885 tantos estragos iba ha-ciendo en muchos de los pueblos del reino de Valencia. En 11 de junio del mismo año recibía la investidura de Doctor en Sagrada Teología, previos los ejercicios literarios que,

practicados en el Seminario Central de dicha ciudad, le habían sido aprobados con la nota de Nemine discrepante.

Después que en 1890 firmara oposiciones a la Canonjía Lectoral de Barcelona, siéndole apro-bados sus ejercicios con la censura de sobresaliente y obtenido dos votos en la elección, y de haber conseguido por unanimidad la aprobación de todos sus actos literarios en otras oposiciones que hi-

__________ 149 Salvador y José María. Éste fue un insigne y famoso ingeniero naval del que damos, en esta biografía de su hermano

Salvador, una pequeña reseña biográfica, esperando que su figura sea más y mejor conocida por los valencianos y españoles en ge-neral.

Escudo episcopal de Castellote

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zo poco después á la de Lectoral en Tortosa, se presentó, al cabo de dos meses á las que se habían publicado en Madrid para la provisión de una de las Canonjías llamadas de gracia y de turno de la Mitra, vacante en aquella Catedral. El resultado de sus brillantes ejercicios fue que, figurando en el primer lugar de la terna propuesta por el Tribunal, le nombrara Canónigo el que era á la sazón Obispo de Madrid-Alcalá, señor Sancha.

Cuando este Prelado fue trasladado á la silla Arzobispal de Valencia, conocedor de los méritos del señor Castellote, á quien había cobrado gran afecto durante su residencia en Madrid, lo llevó consigo, y en 11 de julio de 1892 lo nombró canónigo de aquella Metropolitana, y cuatro años después, Secretario de Cámara.

En el desempeño de este importante cargo hizo el Sr. Castellote más ostensibles sus bellísimas dotes personales, que ya antes había demostrado, colaborando con el Sr. Sancha, y dando nuevas pruebas de su talento y actividad, de lo cual hay vivos testimonios en la diócesis valenciana, donde su elección para el mencionado cargo habría sido acogida con el más unánime aplauso.

Tal era su celo verdaderamente apostólico, por el que se distinguió en cuantas obras religiosas se promovieron durante el pontificado del Sr. Sancha en Valencia, que, limitándose siempre a la pura idea católica, prestó entonces grandes servicios a la Iglesia y a su Prelado. Con su poderosa ayuda fue organizado el Congreso Eucarístico siendo él su Secretario; en la peregrinación obrera a Roma, sacrificó sus intereses y sus actividades personales para el mejor éxito; y en el Jubileo Sa-cerdotal del Papa León XIII tomó una parte tan activa, que Su Santidad, le concedió la cruz Pro Ecclesia et Pontifice como justa recompensa á su meritoria labor de propaganda.

Que el Sr. Castellote era un escritor castizo, lo están acreditando sus obras propias todas ellas de su ministerio sacerdotal. Colaboró con D. Niceto Perujo en la publicación de la primera edición valentina de la Suma Teológica de Santo Tomás. El Diccionario de ciencias eclesiásticas de los Srs. Perujo y Angulo lleva el sello de la poderosa ayuda que les prestó el Sr. Castellote con los in-numerables artículos por él firmados. Su Memoria sobre las vicisitudes por que ha pasado en Es-paña la creencia de la Inmaculada Concepción de María Santísima le valió el primer premio de la Juventud Católica de Valencia en el certamen celebrado en 1880. Es un trabajo erudito, de una sencillez tal que campeando en él historia, la religión y la política, se juntan en admirable consor-cio. Las Conferencias científico-religiosas, que predicó en la Cuaresma del 96 en la catedral de Madrid, son un documento bellísimo que mereció aplausos de toda la prensa. Y la Oración fúnebre por el Conde de Mirasol es un notable discurso de indiscutible actualidad, en el que reveló al señor Castellote todo su ingenio en el púlpito de San Martín de Valencia.

Pero la nota distintiva del señor Castellote, aparte de las de organizador y escritor profundo y en asuntos eclesiásticos, fué ya desde un principio la oratoria sagrada, de que eran acabados mode-

los sus brillantes sermones. Su palabra dulce y sencilla, como propia del país en que nació, y su frase de una naturalidad que encantaba por la galanura con que sabía revestirla, tenían cier-to atractivo para los fieles va-lencianos que, ávidos de apro-vecharse de las saludables é ins-tructivas enseñanzas del Sr. Castellote, afluían con entu-siasmo á escuchar la divina pa-labra predicada por el joven sa-cerdote. Jamás se le notaron ex-presiones rutinarias, y huyendo de rimbombancias pedantescas presentaba sus discursos llenos

de erudición, en los que iba demostrando desde el púlpito sus vastos conocimientos en las Sagra-das Escrituras, la Historia y la Filosofía que eran en la nota dominante que sus oraciones sagradas

Dedicatoria a Llorente de las Conferencias

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Distinguido con el nombramiento de Representante de España del Congreso Antimasónico de la ciudad de Trento,150 trabajaba con afanosa é incansable actividad en el desempeño de tan honro-so cargo, recabando de todas las diócesis españolas un sinnúmero de Socios Honorarios para aque-lla respetable Asamblea y adhesiones entusiastas á sus sabias y acertadas determinaciones, cuando le sorprendió la primera noticia de que el Gobierno, de acuerdo con el Sr. Nuncio de Su Santidad, había resuelto proponerle para el obispado de Menorca, que acababa de quedar vacante por la tras-lación del Ilmo. Sr. Obispo Comes a la diócesis de Teruel. Preconizado en el Consistorio del 25 de julio de 1896, fue consagrado el 4 de octubre del mismo año en la Metropolitana de Valencia por el Emmo. Sr. Cardenal Sancha y los Obispos de Mallorca y Coria Ilmos. Srs. Cervera y Peris Mencheta.151

Con inusitado esplendor y las rúbricas prescritas para tan grandiosa ceremonia se celebró la Santa Misa. El señor cardenal, vistiendo los ornamentos pontificales regalados a la Basílica de Va-lencia por el Papa León XIII con ocasión de su jubileo sacerdotal, impuso el libro de los Evange-lios sobre la cabeza del consagrando. Después del Ofertorio tuvo lugar la ofrenda, y dicho el Pre-facio se entonó el Veni Creator, procediendo Su Eminencia á ungir al nuevo Obispo que recibió en el acto el báculo y el anillo; y terminadas todas las ceremonias, entretanto que se cantaba el Te Deum, el Ilmo. Sr. Castellote revestido ya de pontifical, acompañándole los señores obispos de Mallorca y Coria, dió una vuelta por el interior del espacioso templo para bendecir al pueblo fiel. El día 12 del mismo mes, fiesta de nuestra Señora del Pilar, celebraba el recién consagrado Obispo de Menorca su primera Misa pontifical en su parroquia de los Santos Juanes.152

Dos circunstancias que concurrieron en la consagración del Sr. Castellote cual testimonios inequívocos del alto precio en que le tenía el pueblo valenciano. Una de ellas fue la asistencia de todas las Autoridades y de elevados personajes a la solemne función. Allí estuvieron... el Gober-nador Civil, el Presidente de la Diputación, el Gobernador Militar, el Presidente de la Audiencia, el General Sr. Ortiz, el Alcalde Sr. Santonja, Tenientes Srs. Quinzá, Herrero, Bau y Paredes, Conce-jales Srs. Calabuig, Ortega, Ventura, Esparza, Orts Giménez del Río, Bellveser, Martí Grajales, Gómez Igual, Carreras y Álvarez, y en corporación, el Secretario Sr. Cortés.153

La otra circunstancia fueron los valiosos regalos que en aquellos días se le ofrecieron. En pri-mer lugar, el Ayuntamiento de Valencia, del que una comisión fue a visitar al nuevo Obispo para hacerle entrega de un precioso cáliz, regalo que le ofrecía la ciudad; y sus condiscípulos regalaron

__________ 150 Al congreso internacional antimasónico de Trento asistieron 17 obispos y muchos eclesiásticos y seglares que hacían un

total de 500 congresistas. Presidía el cardenal Haller de Salzburgo. Los discursos de las correspondientes cuatros sesiones corrieron a cargo de M. Mustel, director de la Revue catholique de Contances, del padre Tardivel, director de la Verité de Québec, del español Sr. Collell de Vich y del comendador Pacelli de Roma. Hubo numerosas adhesiones españolas, entre las que destaca la del general Azcárraga. El Congreso tuvo como presidente de honor al príncipe de Loewestein. Cf. LAS PROVINCIAS (30 de septiembre de 1896 y 2 de octubre de 1896).– En el Boletín Oficial de la Archidiócesis de Valencia (N.º 1209 del 1 de febrero de 1896, pp. 51-55, se encuentra el programa para este congreso.

151 “A más de estos dos prelados, estuvieron presentes á la ceremonia de la consagración los Srs. Obispos sufragáneos de Orihuela y Segorbe, ocupando sitios de preferencia en el presbiterio, á los que seguían los asientos destinados al Cabildo Metropoli-tano que apadrinaba al nuevo obispo.”

152 Cf. también LAS PROVINCIAS, 4 de octubre de 1896, donde se describe más minuciosamente el acto de la consagra-ción: “A las siete y media de la mañana entrará el cabildo y clero de la Catedral en el coro, empezando en seguida las horas canóni-cas. El Ayuntamiento, en corporación, presidido por el alcalde Sr. Santonja, con los maceros en traje de gala, pasará, poco antes de las nueve, desde la casa Vestuario a ocupar sus bancos en la Basílica. En la parte derecha del presbiterio aparecerá un altar con los ornamentos pontificales del señor obispo de Menorca, y encima del altar mayor otro terno para el señor cardenal consagrante. Asi-mismo, habrá dispuestas, frente al trono del señor Arzobispo de Valencia, cuatro sedes para los señores obispos asistentes. A las nueve se revestirá en el presbiterio el señor cardenal con ornamentos blancos, los demás obispos con roquete, amito, estola y capa pluvial, y el doctor Castellote con amito, estola y capa. Hecha la oración, el consagrante electo y asistentes subirán al altar mayor, colocándose sentado de espaldas al altar el señor arzobispo y a su frente los otros tres prelados. Entonces el obispo asistente más an-tiguo presentará al electo al consagrante; preguntará el señor cardenal si traen mandato apostólico, y al contestar que sí, será leído éste por un notario, siguiendo después el juramento y el examen. Luego principia la misa, que será rezada. Terminado el gradual, el doctor Castellote tomará asiento en su sede, y recibirá la estola, tunicela, dalmática, casulla y manípulo. En seguida, se leerán las le-tanías y terminadas, el señor cardenal, tomando el libro de los Evangelios, lo impondrá sobre la cabeza del obispo electo. Tras la ce-remonia se recitará el Veni Creator Spiritus, y será ungido el Sr. Castellote con el Santo Crisma; recibirá luego la mitra y el báculo, y después de bendecir el anillo pastoral, le será entregado. Al terminar el ofertorio presentará su ofrenda el obispo electo al celebran-te; a su tiempo recibirá la Comunión el de Menorca, y se acabará la misa con el ósculo de paz, cantándose, por fin, un solemne Te-Deum.”

153 “También asistieron el Rector de la Universidad, el catedrático Sr. Rodríguez de Cepeda, el Rector del Seminario y alumnos, D. José Orellana, los diputados á Cortes, Srs. Conde de Buñol, Espinós, Gadea (D. José) é Ibáñez de Lara, D. Basilio An-dreu, D. José A. Orts, la familia del Dr. Castellote, gran número de sus amigos y un público tan numeroso que llenaba por completo las espaciosas naves de la basílica.”

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también un magnífico pectoral y anillo de brillantes, cuya dádiva agradeció mucho el Sr. Castello-te, habiendo prometido a sus condiscípulos usar el anillo y pectoral en el acto de la consagración.154

Al tener que abandonar Valencia para dirigirse a su nueva diócesis, fué despedido por sus compatricios con vivísimas e indescriptibles demostraciones de singular afecto, llegando a Ciuda-dela el sábado 14 de noviembre acompañado de una Comisión Capitular y del Alcalde de esta ciu-dad D. Francisco de Despujol. Apenas la campana mayor de la Catedral echada al vuelo anunció que se divisaba el vapor “Menorquín” innumerable gentío acudió a la explanada de San Nicolás y al camino que corre á la orilla del puerto, no cesando de aclamar al suspirado Pastor cuando, des-pués de verificado el trasbordo en el vaporcito “Constante” en que iban las Autoridades con el Sr.

Deán y el Secretario de Cámara, era conducido al muelle el nuevo Prelado saludando y dando á todos su paternal bendi-ción.

Serían cerca las diez cuando saltó a tierra S. S. Ilma., viéndose asediado por apiñada muchedumbre que anhelaba verle de cerca y le vitoreaba con entusiasmo, al propio tiempo que le saludaban dos bandas de música con los acordes de la marcha de Infantes. Desde el muelle S.S. Ilma. acompañado del reve-rendo Clero con manteo y bonete, del M. I. Ayuntamiento y demás Autoridades, sin cesar un momento las músicas y los vítores, se dirigió a la Catedral que profusamente iluminada y adornada con sus más ricas galas, ofrecía un aspecto sorpren-dente; y después de una solemne Salve y de haber dado la bendición al pueblo, la misma numerosa comitiva le acompa-ñó al Palacio episcopal… A cuantas personas podía daba á be-sar su pastoral anillo, mostrando en su semblante la expresión de su gratitud á las entusiastas demostraciones de afecto y res-peto de que era objeto en aquellos momentos

En el palacio le dió el Sr. Deán la más cordial bienvenida en nombre del Clero, Autoridades y fieles todos de Menorca, agradeciendo después S. S. Ilma. los votos de los menorqui-

nes, a quienes dijo ya pertenecía “en cuerpo y alma” y que á todos los tendría siempre “dentro su pecho”. El día primero de noviembre había tomado anticipadamente posesión del obispado me-diante poderes otorgados el M. I. Sr. D. Diego Trives, Deán de la Santa Iglesia Catedral;155 pero faltaba aún cumplir una rúbrica del ceremonial. Con este fin, a las 12 del mismo día de su llegada a Ciudadela, mientras dos bandas de música recorrían las calles de la población tocando alegres pa-so-dobles y repicaban las campanas de todas las iglesias, el pregonero de la ciudad, de orden del Sr. Alcalde invitaba al vecindario a tomar parte en los festejos con que debía celebrarse la solemne ENTRADA del nuevo Prelado en su capital diocesana

A las 10 de la mañana del domingo día 15 de noviembre, fiesta del Patrocinio de la Virgen Santísima, salía de su palacio el Ilmo. Sr. Castellote, y subiendo en un magnífico carruaje se diri-

__________ 154 “Otros muchísimos regalos recibió el obispo de Menorca, siendo los más principales: un anillo de oro con una gruesa

amatista rodeada de brillantes, regalo del Sr. Cardenal, un báculo de plata, también donativo de Su Eminencia; un anillo con un to-pacio rodeado de diamantes, de D. Francisco Peris Mencheta; otra hermosa sortija con amatistas y diamantes, de donante anónimo; y otra sortija, un precioso báculo y un rico pectoral, que pertenecieron á su difunto tío el obispo de Segorbe D. Joaquín Hernández [cf. supra, p. 28, nota pie de página] regalo de la familia de éste, un bastón caña de India y puño de oro, del obispo de Coria; una mi-tra de alama de plata bordada en oro del personal del Palacio Arzobispal de Valencia; otras dos muy valiosas de amigos particulares del nuevo Prelado, una caja de guantes para oficiar de Pontifical, del Sr. Provisor de Coria, y un magnífico crucifijo de marfil. [Este hermoso crucifijo, lo conservo yo, regalo de su hermana, Dª Joaquina Castellote, y madrina mía]

Además, infinidad de albas, amitos y purificadores, capisayos, trajes corales, bandejas, cubiertos, vinajeras, palmatorias, li-bros ricamente encuadernados y otros objetos de uso religioso llenaban las grandes mesas al efecto dispuestas.” (Cf. LAS PRO-VINCIAS, 4 de octubre de 1896).

Siguió un banquete y serenata: “Hoy, después de la festividad religiosa en la Basílica, Su Emma. dará un banquete en Pala-cio, al que asistirán todos los Prelados aquí reunidos, los cuales concurrirán también a la Catedral, aunque en el acto de la consagra-ción solo han de actuar los obispos de Mallorca y de Coria. Por la noche será obsequiado el Sr. Castellote con una serenata por la música de la Asociación de Católicos.” (Ibid.)

155 Asistieron á la toma de posesión en calidad de testigos los Iltres. Srs. Conde de Torre-Saura y Barón de Lluriach y no-bles Srs. D. Tomás Salort y D. Mariano Sintas, cuyo acto revistió pomposa solemnidad y fue presenciado por numerosísima concu-rrencia que llenaba la espaciosa nave de la catedral.

Edición manuscrita de las obras oratorias

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gió a la plaza del antiguo convento de padres Antoninos para agregarse á una lúcida cabalgata que la componían cuatro individuos... montados todos en briosos corceles lujosamente enjaezados. Después de haber orado breves instantes en la iglesia de San Antonio, montando un hermoso caba-llo blanco,156 púsose en marcha la cabalgata que era presidida por el Sr. Obispo y seguida de co-piosa muchedumbre de moradores tanto de la ciudad como de los demás pueblos de la isla

En la explanada, hoy plaza de Colón, ordenados procesionalmente, le aguardaban el Ilmo. Ca-bildo, Rdo. Clero y numerosas representaciones de las Cofradías y Asociaciones Católicas de Ciu-dadela con sus respectivos pendones y estandartes y dos bandas de música la “Popular” y la “Lui-siana”. Allí mismo apeóse el Prelado, y vestido de Capamagna, después de adorar, á la entrada de la espaciosa plaza del Borne, la Cruz que le presentó el M. I. Sr. Deán, bajo un elegante y esbelto arco triunfal que le dedicaran las dos Corporaciones Capitular y Municipal, entró S. S. Ilma. en la capital eclesiástica, como mensagero de paz, saludado con disparos de mortero, el romper de las dos músicas y alegre repique general de campanas.

Mientras los Sochantres entonaron la antífona Sacerdos et Pontifex, revistióse el Ilmo. Sr. Obispo con los ornamentos pontificales en un altar que se había levantado junto a la pirámide del Borne, empezando a desfilar la procesión. El Clero y la Capilla de la Catedral alternaban en el can-to de las estrofas del Himno Iste Confessor, las dos músicas ejecutaban marchas de su escogido re-pertorio, de los balcones y ventanas desprendíase copiosa lluvia de poesías impresas en papeles de variados colores, y el venerable Pastor aparecía debajo del Palio, cuyas varas eran sostenidas por ocho individuos del Ayuntamiento, cerrando tan numerosa y selecta comitiva los demás miembros de la Municipalidad, presididos por el M. I. Sr. Delegado del Gobierno de S. M. En Menorca, acompañado del M. I. Sr. Alcalde de esta ciudad vestido con uniforme de Caballero Maestrante de Valencia, del M. I. Sr. Gobernador Militar de esta isla y del Sr. Diputado a Cortes por este distrito.

La procesión recorrió la acostumbrada carrera que se veía transformada en un paseo de frondo-sos árboles; sencillos, pero esbeltos, arcos de triunfos, se levantaban en las embocaduras de las ca-lles embellecidas con ricas colgaduras y empavesadas con banderas pontificias, valencianas, espa-ñolas y menorquinas, que entrelazaban coronas de mirto y laurel. Por todas partes leíanse cariñosas y sentidas inscripciones dedicadas al obispo doctor Castellote, y tremolaban al aire vistosos pabe-llones y una gran variedad de gallardetes.

Eran ya las doce cuando entraba el Prelado en la Catedral, donde se canto solemne Te-Deum; y después de haber dado a besar su pastoral anillo al Clero, Ayuntamiento y Autoridades, desde el presbiterio dirigió su autorizada palabra al numeroso concurso de fieles allí reunidos saludándoles como Jesucristo a sus discípulos: “La paz sea con vosotros”. Dijo que llegaba a Menorca con el corazón lleno de gozo y de santas esperanzas: que ponía desde aquel momento su Diócesis bajo la protección el Sagrado Corazón de Jesús y de la Inmaculada María, alentando á sus diocesanos a que implorasen su intercesión para salvar a España implantando en ella la paz que su paternal co-razón deseaba reinara siempre en esta isla; y dio las gracias al Clero, Autoridades y pueblo por su entusiasta recibimiento, pidiendo la ayuda de las oraciones de todos para cumplimiento de su cargo pastoral ofreciéndose a todos como Pastor y Padre, pero muy especialmente a los pobres y necesi-tados á quienes miraría en todo tiempo como hijos predilectos, y terminando su elocuente y con-movedor discurso con dar á todos su paternal bendición y concederles cuarenta días de indulgen-cia. Aquel mismo día el Sr. Obispo envió quinientas pesetas al Sr. Alcalde para que fueron distri-buidas entre las familias pobres de esta ciudad.

Tres días consecutivos duraron las fiestas con que el pueblo ciudadelano obsequió á su Prelado, y en sus noches, al repique de campanas, aparecían iluminadas a la veneciana las principales calles de la ciudad. Un nuevo y sorprendente espectáculo fue presenciado en la primera noche. Organi-zóse una concurridísima procesión cívica que, formada de representaciones de todas las sociedades benéficas y recreativas, acompañaba un magnífico carro triunfal figurando un bellísimo y artístico jardín de flores, en cuyo centro sobresalía un gracioso cesto coronado por un heraldo llevando un pendón. Rodeábanle un grupo de niñas vestidas de ángel y dos parejas con sus característicos tra-jes representaban a Ciudadela y Valencia. Gran realce y fantástico efecto iba prestando a tan en-

__________ 156 Es ya tradicional costumbre en esta ciudad que el nuevo Obispo, al hacer su entrada de Ceremonial, vaya montado en

caballo blanco lujosamente enjaezado y precedido de una lucida cabalgata que le acompaña desde la plaza de San Antonio hasta la de Colón, pasando por las afueras de la antigua población, transformados hoy en las calles del Príncipe, Isabel II, Alfonso III, Con-quistador y Negrete.

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cantador cuadro la continuada iluminación de numerosas bengalas, mientras lanzaban al aire sus argentinas y sonoras notas los instrumentos de las bandas “Popular” y “Luisiana”.157

Obsequiaron a S. S Ilma. con un hermoso globo aerostático, cuya ascensión presenciaba el Sr. Obispo desde los claustros del mismo establecimiento; y terminaron estas alegres fiestas con los fuegos artificiales que la última de las tres noches se dispararon en la plaza del Borne, dibujándose en una de las ruedas las insignias episcopales.

El domingo, día 29 del mismo mes de noviembre abrió el Ilmo. Sr. Castellote la Santa Pastoral Visita en la Iglesia Catedral con las ceremonias y solemnidad acostumbradas; y después de haber celebrado su primer Pontifical en la festividad de la Purísima, salió al día siguiente para la ciudad de Mahón, con el objeto de continuar en ella la Santa Visita y cumplimentar a las dignísimas Auto-ridades superiores de la isla, acompañándole en su viaje tres Srs. Capitulares y los Srs. Alcalde de Ciudadela D. Francisco J. de Despujol y Diputado provincial D. José de Olives.

Las Autoridades y numerosas Comisiones de las Asociaciones religiosas y de otras Corpora-ciones de aquella ciudad salieron á recibirle en el límite del término municipal, y le acompañaron hasta la población, donde apeándose Su. Ilma. y la Comitiva fué recibido también con alegría e in-descriptible entusiasmo por los Rvdos. Cleros de las Parroquias y por el pueblo en masa. Difícil es enumerar las muchísimas pruebas de afecto y respeto con que se le distinguió, correspondiendo por su parte Su. Ilma. á tantos obsequios como le tributaron, recibiendo con afabilidad á cuantas personas le visitaban y aceptando las invitaciones que se le hacían.

Con detención practicó la Santa Visita a las tres Parroquias de Santa María, San Francisco y Nuestra Señora del Cármen, administrando en las mismas el Sacramento de la Confirmación, res-pectivamente en los días 11, 12 y 13, al propio tiempo que se informaba de las necesidades de aquellas feligresías, deseoso de remediarlas. Visitó el Convento y la Comunidad de Religiosas Concepcionistas, el Hospital, el Asilo y demás Establecimientos benéficos de la población. Invita-do para presidir una sesión de las Conferencias de San Vicente de Paúl, exhortó á los socios á la práctica de la hermosa virtud de la caridad, y presidió también la distribución de premios á los alumnos de las Escuelas de la referida ciudad pronunciando un notabilísimo discurso.

En aquellos días, con ocasión de celebrar la Asociación del Apostolado de la Oración, estable-cida en la Parroquia de Santa María, un solemne Triduo en desagravio y súplica para alcanzar la anhelada paz en las Antillas, predicó el Ilmo. Sr. Castellote en las tres noches consecutivas demos-trando sus relevantes dotes oratorias y su vastísima ilustración; y habiéndosele ofrecido otra nueva ocasión de manifestar una vez más que no le eran indiferentes las desgracias que en aquella época afligían á nuestra desventurada patria, acudió á despedir en el puerto las tropas que iban á embar-carse para Filipinas, arengándolas con palabras altamente patrióticas á defender los intereses de nuestra madre la nación española. Incansable fue la actividad de aquel celoso Prelado, realizando tan numerosos trabajos pastorales durante su corta estancia en Mahón, sin haber dejado de cum-plimentar á las Autoridades y Corporaciones que le visitaron y presenciar los brillantes festejos que en su obsequio se habían organizado.

Señalado por S. S. Ilma. el día 14 para regresar á Ciudadela, despidióse con frase de gratitud de los habitantes de Mahón. También manifestó á las Autoridades y Comisiones que le despidieron en el límite del término municipal, la gratísima impresión y hermoso recuerdo que guardaría siempre de su visita á aquella ciudad; y al regresar á su capital diocesana, con los mismos Señores que des-de su salida le habían acompañado, le tributó á su llegada el pueblo ciudadelano un entusiasta reci-bimiento.

Como que, antes de posesionarse de la diócesis, había sido nombrado Representante en España del Congreso Antimasónico de la ciudad de Trento, una de sus primeras disposiciones fue que, el domingo 14 de Febrero del siguiente año 1897, se inaugurase solemnemente en la Catedral la Liga de Oraciones para alcanzar el triunfo de la Iglesia y de España sobre la Masonería y la conversión de los masones. Al efecto celebró en dicho día misa de comunión general, á la que fueron invitadas todas las Asociaciones de la ciudad, oficiando después de medio pontifical en la misa mayor y ocupando la sagrada Cátedra el mismo Dr. Castellote, quien expuso en su elocuente discurso los nefandos propósitos de la Masonería con todas las obras de perdición que por ella han sido consu-

__________ 157 La comitiva se detuvo ante el Palacio episcopal, habiendo salido en uno de sus balcones el Sr. Obispo, acompañado de

las Autoridades y otras personas que se hallaban á su lado en aquellos momentos, quienes aplaudieron con el mayor entusiasmo la espléndida manifestación con que el pueblo de Ciudadela obsequiaba a su Prelado. Inmediatamente subieron a saludarle los niños que iban en la carroza, recitando una de aquellas niñas una hermosa poesía dedicada a S. S. Ilma.

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madas, y exhortó a sus diocesanos para que cuanto antes emprendieran con verdadera fé la lucha contra la malvada secta asociándose á la Liga de Oraciones.158

En la invitación que había dirigido á los católicos menorquines para establecer en la diócesis esta misma Liga de Oraciones, decía el Dr. Castellote que el primer Congreso Antimasónico Inter-nacional celebrado en Trento había adoptado grandes resoluciones, todas ellas interesantísimas, eminentemente prácticas y de inmediata aplicación. A esto añadía: “España ha ocupado en Trento un lugar muy honroso y muy en armonía con sus arraigadas creencias católicas enviando á aquella respetable Asamblea numerosas adhesiones, concienzudos trabajos y una representación distingui-da por la calidad de las personas que la componían”; y teniendo en consideración la acrisolada fé de los hijos de Menorca, bien demostrada por las muchas y cualificadas adhesiones que por su conducto habían sido remitidas al Congreso de Trento, manifestó su deseo de que en esta diócesis se celebrase cada día una Misa, se ofrecieran comuniones, horas de adoración al Santísimo Sacra-mento, rezo del Sacratísimo Rosario, Via Crucis y otras obras de piedad y devoción por las inten-ciones de la Liga, á cuya invitación correspondieron el Clero, las Comunidades y Asociaciones re-ligiosas y fieles de la isla con ofrecimientos muy superiores por cierto á cuanto de más halagüeño podía esperar el Prelado, como lo están atestiguando las listas de distribución de Misas y los pia-dosos ejercicios que desde aquella fecha fueron anunciándose todos los meses en el Boletín Ecle-siástico de la diócesis.

Poco tardó en continuar la Santa Pastoral Visita en las parroquias del obispado; y deseando promover en todas ellas la enseñanza del Catecismo, á cuya obra regeneradora de la sociedad y ab-solutamente necesaria para la educación de la juventud procuró dar siempre toda la importancia que se merece y que de un modo especial reclaman la general corrupción de costumbres y la pro-paganda de nocivas lecturas, estableciendo primero en Ciudadela un Consejo Diocesano y procu-rando después ayudado por éste que no faltaran en dicha ciudad y demás poblaciones de la isla los correspondientes Centros Catequísticos para la enseñanza de la Doctrina cristiana á los niños de uno y otro sexo.”159

Invitado por el Santísimo Padre el Papa León XIII á tomar parte en la solemnísima fiesta que había de celebrarse en la capital del orbe católico, con motivo de la canonización de los Beatos Antonio María Zacaría y Pedro Fourier, el día 9 de mayo embarcaba en Mahón el Dr. Castellote para Barcelona y Roma. El 17 del mismo mes era ya recibido por su Santidad en audiencia particu-lar. Largo rato estuvo conversando con el Papa, quien se mostró muy cariñoso con él, habiendo aprovechado esta ocasión para presentarle las ofrendas del amor filial y profunda veneración del Clero y fieles de su diócesis, las que fueron recibidas por el Santo Padre con visibles muestras de satisfacción, autorizando al Prelado de Menorca para bendecir solemnemente á sus diocesanos de Ciudadela y Mahón en un día festivo después de celebrada Misa Pontifical.160

Durante los días que permaneció en Roma trabajó sin descanso en activar la solución favorable de varios asuntos, y no perdonó medio para conseguir las muchas gracias con que favoreció des-

__________ 158 De antemano había ordenado que en el referido día los reverendos Curas y Comunidades religiosas pusieran de mani-

fiesto á S. D. M. en su respectivas iglesias, y que en todas, después de los cultos que se creyesen más convenientes, se cantaran antes de la reserva las Letanías de todos los Santos, á fin de que la Liga de Oraciones se inaugurase con gran solemnidad en toda la Dióce-sis.

Concluida la función de la Catedral, dirigió al Emmo. Sr. Cardenal Rampolla el siguiente telegrama: “Roma–Vaticano Emmo. Sr. Cardenal Rampolla Celebrada hoy solemne inauguración Liga de oraciones en cumplimiento resoluciones Congreso de Trento, Cabildo, Clero

y Pueblo fiel unidos á su Prelado envían testimonio de amor filial al Padre Santo y piden su Bendición. Obispo de Menorca” Contestóle al día siguiente el Emmo. Sr. Secretario de Estado de Su Santidad en estos términos: “Ilmo Sr. Obispo de Menorca. Complacido por inauguración Liga nacional Su Santidad por ello felicita á V.S.I. le bendice con su Cabildo, Clero y fieles. M. Cardenal Rampolla” 159 Sólo en Ciudadela se fundaron siete Centros en las iglesias de San Agustín, del Rosario, de San Francisco, San Antonio,

María Auxiliadora, San Miguel y Sagrado Corazón, con un Presidente en cada uno de ellos y varios auxiliares. 160 Estas dos Bendiciones papales fueron dadas por el Prelado el día de la festividad del Santísimo Corpus Christi en la Ca-

tedral de Ciudadela, y el domingo infra Octavam en la parroquial iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Mahón.

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pués á sus diocesanos, mereciendo grande estima las preciosas reliquias que adquirió para la Santa Iglesia Catedral, entre las cuales hay algunas verdaderamente notables.161

Consiguió que la Santa Basílica Lateranense, por Decreto de 23 de Mayo de 1897, se dignara conceder la agregación del Santuario de Nuestra Señora de Monte Toro á la expresada Basílica, pudiendo en adelante los fieles que visiten dicho Santuario con las debidas disposiciones lucrar en determinados días varias Indulgencias plenarias y parciales.162

El inmortal Pontífice León XIII, ya en los primeros días de su glorioso Pontificado, manifestó sus vivísimos deseos acerca de lo que habían de ser los Seminarios eclesiásticos de la época pre-sente; y en cuantas ocasiones se le presentaron, no dejaba de exhortar a los Prelados del Orbe Ca-tólico á que, consagrando la parte más principal de su pastoral solicitud á esos centros docentes, trabajasen con ahínco para que los sacerdotes sólidamente instruidos en las ciencias eclesiásticas y más sólidamente formados en las virtudes cristianas, respondieran con perfección á lo que de ellos tienen derecho á esperar la Iglesia y la sociedad. A este fin encaminaba aquel sabio Pontífice la restauración de la Filosofía cristiana en las escuelas católicas según los principios tan admirable-mente definidos por el Doctor Angélico Santo Tomás de Aquino. De todo esto tenía noticia el Obispo de Menorca Dr. Castellote.

También le constaba que la Sagrada Congregación de Estudios, de mandato de Su Santidad, en 30 de Junio de 1896, había dirigido á varios Prelados españoles una instrucción encaminada á real-zar el prestigio de los grados académicos que se conferían en los Seminarios Centrales; y aunque observó desde un principio que eran ejemplares el orden y disciplina en el Conciliar de esta dióce-sis...., ordenó los estudios eclesiásticos, dando forma definitiva á los Estatutos provisionales sa-biamente dispuestos por sus predecesores los Excmos. Sres. D. Mateo Jaume y Garau y D. Manuel Mercader y Arroyo, ambos de feliz memoria, fundador el primero del Seminario y autor el segun-do de prudentísimas reglas para la mejor ejecución de los mencionados Estatutos.

Y porque el Dr. Castellote en su viaje á Roma, después de haber expuesto de palabra al Padre Santo el estado del Clero menorquín y de su enseñanza, tuvo el consuelo de oír de sus augustos la-bios indicaciones y consejos que recibiera como mandatos de inapreciable valor, cumplidas las prescripciones del Santo Concilio de Trento (Sesión XXIII, cap. De Reformat.), se resolvió dotar de nuevos Estatutos á este Seminario Conciliar para el régimen interior del mismo, estableciendo el plan de estudios que había de seguirse en lo sucesivo y conservando las preceptorias de Mahón y Alayor, en las que debían cursarse los tres primeros años de Gramática latina con sujeción á los textos y programas del referido seminario.

En el mes de diciembre de 1897 el Dr. Castellote, como muestra de singular aprecio, regaló al Ilmo. Cabildo un precioso Libro Cantoral que contiene el Oficio y Misas propios de San Antonio Abad, Patrón de la Isla, cuyo rezo había conseguido de la S. Congregación de Ritos para el Rvdo. Clero de la diócesis en fecha 23 de Julio de aquel mismo año.163

La elección del obispo de Menorca para Senador del Reino de la provincia eclesiástica de Va-lencia, produjo en el ánimo de todos los menorquines indescriptible entusiasmo, quedando éste bien demostrado con la manifestación general de simpatía que en la misma tarde de haberse reci-bido la noticia tributaron el Cabildo, Clero, Autoridades y gran número de personas de todas las clases sociales que, precedidos de las dos músicas de Ciudadela, La Popular y La Luisiana, se pre-sentaron al Palacio Episcopal con objeto de felicitar al nuevo Senador, quien no dejó de aprove-

__________ 161 Estas reliquias, según el Boletín Oficial de la Diócesis (tomo I, de la segunda época, núm. 88, pág. 252), son las siguien-

tes: Ex Fascia Sanctissimae Virginis quae veneratur Romae in Ecclesia Sancti Marcelli.– Ex una spina coronae SS. Domini Nostri Jesu Christi.- Ex uno dente S. Gregorii VII.- Ex ossibus S. Theodori M.– Ex dent. S. Cassiani M.- Ex ossibus S. Vincentii Levit. M.- Ex habitu S. Mariae Franc. á Vulneum Alcantarinae.- Ex ossibus S. Vincentii M.– Ex habitu Philipi Benitii.- Ex ossibus S. Modes-ti.- Ex dent. S. Modesti.- Ex ossibus S. Constantini M.- Ex ampulla sanguinis S. Rufini M.- Ex ossibus S. Fortunati M.- Ex sanguine et habitu S. Peregrini Latiosi.- Ex ossibus S. Valentini M.- Ex ossibus S. Perpetui M.- Ex ossibus S. Faustinae M.- Ex ossibus S. Ur-bani P. M.- Ex ossibus S. Victoris M.- Ex ossibus S. Gaudentiae V. M.- Ex ossibus S. Theophili M.- Ex ossibus S. Patientis M.- Ex ossibus S. Artemii M.- Ex ossibus S. Probi M.- Ex ossibus S. Iusti M.- Ex ossibus S. Pastoris M.- Ex ossibus S. Rufini M.- Ex uno craneo puerorum innocentium.

162 Boletín Eclesiástico de Menorca, segunda época, tomo I, núm. 88, pág. 250 y siguientes. 163 Este regalo, digno de la magnificencia del donante, es una preciosa obra que recuerda aquellas obras monumentales,

prodigios de arte y paciencia, que se conservan como ricas joyas en algunas Catedrales. La portada, dibujada con mucho gusto y co-rrección, resulta muy artística y de verdadero mérito; y la imagen del Santo, obra del pintor Sr. Román, es admirable en su conjunto y rica en detalles. Todo el libro está adornado con profusión de viñetas y variedad de letras capitulares, resultando un trabajo com-pleto y acabado.

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char después su asistencia á las sesiones de la Alta Cámara y su permanencia en la Corte para promover y fomentar los intereses morales y materiales de la isla.

Desvanecidas las esperanzas de que pudiese tener pacífica y honrosa solución el conflicto de España con los Estados Unidos; desestimada que fue por aquellos nuestros rivales la mediación del Vicario de Cristo en la tierra, interpuesta para impedir que dos pueblos se lanzaran á la pelea; fra-casadas al propio tiempo las negociaciones de las potencias europeas encaminadas á evitar un gue-rra injusta y cruel, y atendiendo el Prelado de Menorca Sr. Castellote á que en aquellas horas corría ya abundante, generosa y como siempre heroica la sangre en defensa del honor de nuestra bandera ultrajada, en 2 de mayo de 1898 se apresuró á ordenar que en todo este mes, consagrado á la Santí-sima Virgen María, los actos religiosos que se celebrasen en los templos de esta diócesis se ofre-cieran en calidad de rogativas, y que los Rvdos. Párrocos exhortasen á sus feligreses a que todos los domingos y días festivos rezaran públicamente, en devota procesión, el Sacratísimo Rosario, oración eficacísima y que por ser tan española había de constituir en tan terrible trance la principal de las armas espirituales para los buenos patricios.164

Con la misma fecha 2 de mayo dirigía una entusiasta alocución “Por la Patria” á los menorqui-nes, en vista de las incalificables vejaciones de que España era objeto por parte de la orgullosa Re-pública de los Estados Unidos; y a fin de dar cumplimiento á un Real Decreto por el que se abría una Suscripción Nacional, y al honroso encargo de la Junta Provincial de Baleares le confiara de promover en Menorca la referida Suscripción, acordó se constituyera en la isla bajo su presidencia una Junta auxiliar compuesta de las primeras Autoridades militares, civiles, judiciales y adminis-trativas, y otra Junta local en cada pueblo, la que debían componer el Cura Párroco más antiguo, el Presidente del Ayuntamiento, el Juez municipal y uno de los mayores contribuyentes. Estas Juntas habían de proceder por cuantos medios les sugiriese su patriotismo á iniciar y fomentar la Suscrip-ción Nacional en sus respectivas localidades; y tal fue el resultado de aquella, que á los tres meses ascendía á más de 6.500 pesetas, habiendo merecido el Dr. Castellote que el Presidente de la Junta Central de Madrid, Sr. Chacón, le manifestara en su día ser digno del mayor elogio su desprendi-miento y el de sus diocesanos, no menos que la grandiosa alocución que les había dirigido, fortale-ciendo en sus corazones el santo amor de la Patria.

Tratándose de promover entre los católicos de todo el mundo un solemne homenaje de gratitud y devoción á Jesucristo Redentor y de amor y obediencia á su augusto VICARIO el ROMANO PONTÍFICE, en el año 1900, término del siglo XIX, el infatigable Dr. Castellote no sólo dio acer-tadísimas disposiciones para que sus fieles diocesanos pudieran ganar el Jubileo del Año santo, se-ñalando al efecto las iglesias que debían visitarse, sino que indicó sus deseos de que oportunamen-te se constituyesen comisiones en Ciudadela y Mahón, para estudiar la manera y forma de solem-nizarse tan memorable fecha, habiendo desplegado dichas comisiones gran actividad y celo en el desempeño de su honroso cargo.

Las Asociaciones del Apostolado y Guardia de honor de Ciudadela, establecidas en la iglesia de San Agustín, celebraron, al final del siglo, solemnísimo Triduo en honor del Deífico Corazón, viéndose el templo a todas horas, durante el día y la noche, concurrido por fieles que ofrecían su homenaje de amor á Jesús sacramentado. Pero no bastaba á los católicos ciudadelanos asistir á tan extraordinarias y edificantes funciones para llenar los deseos de su piedad y los del celoso Prelado. Su devoción y su fé reclamaban un testimonio más solemne é importante, á cuyo efecto organizóse una brillante y numerosa manifestación católica compuesta de personas de todas las clases socia-les, la que en la noche del último día del año recorrió las principales calles de la ciudad, enarbo-lando como el más honroso trofeo un precioso estandarte con el emblema del Sagrado Corazón de Jesús, vitoreando al Redentor del mundo y entonando religiosos himnos con acompañamiento de una banda de música.

El pueblo que correspondía presuroso á tan entusiasta manifestación, antes de comenzar los Divinos Oficios de la S. I. Catedral, á las 10 de aquella misma noche ocupaba ya por completo la espaciosa nave y capillas del templo. Después del rezo de Maitines se puso de manifiesto a S. D. M., cantándose acto seguido solemnes Laudes.165

__________ 164 Manifestó igualmente su deseo de que en cada pueblo y en el santuario ó altar más devoto de los dedicados á la Virgen

Santísima se celebrase diariamente, á hora fija, el santo sacrificio de la Misa, turnando todos los sacerdotes que voluntariamente qui-sieran hacerlo, y rezándose al final de ella, después de las oraciones prescritas, la Letanía Lauretana.

165 Terminado el canto de Laudes, como acto de desagravio á Dios Nuestro Señor y para impetrar de su divina misericordia el perdón y olvido de tantos pecados y aberraciones que en el siglo pasado se habían cometido, colocada toda la presidencia en el

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En la solemnísima Misa, que empezó a las 12 de la noche, comulgaron muchísimas personas, como también en las iglesias parroquiales del Rosario y San Francisco, y en Sta. Clara, S. Antonio y Sagrado Corazón de Jesús.

Con igual esplendor y admirable entusiasmo fue obsequiado en la ciudad de Mahón el Reden-tor del mundo en esa misma fecha de la clausura del pasado siglo y entrada en el nuevo. Brillantí-simo resultó el Triduo celebrado en la parroquia de Santa María, cuyo templo, que presentaba un aspecto sorprendente y encantador, vióse por completo atestado de fieles, y muy especialmente de todo lo más notable y distinguido que encierra la población, los que se asociaron á tan extraordina-ria solemnidad para tributar público y solemne testimonio de su vasallaje á Cristo Redentor. Nu-merosas fueron también las comuniones, y mucho contribuyó al mayor realce de esa extraordinaria solemnidad la circunstancia de hallarse aquellos días en Mahón el Exmo. Prelado señor Castellote, quien tomó una parte muy activa en todas las funciones, oficiando algunas veces de Pontifical.

Se esforzaron los Rvdos. Párrocos en dar cumplimiento a los deseos del Sumo Pontífice é indi-caciones del Prelado diocesano, asociándose con decisión y entusiasmo, según la medida de sus fuerzas, al universal homenaje del orbe católico á Jesús nuestro Señor.166

Glorioso fue el pontificado del inolvidable Obispo doctor Castellote en esta diócesis de Menor-ca, la que, bajo el cayado de tan buen Pastor, tuvo la gran dicha de saludar hermosos días de paz y bienandanza. Ya su magnífica Carta pastoral de entrada, que vino á ser como el exordio de otras muchas elocuentes que dejó escritas, bien puede considerarse como el programa que constante-mente iba desarrollando para mejorar la condición de las clases desvalidas, atraer hacia ellas á las de posición más elevada, y unir á pobres y ricos con los dulces y estrechos vínculos de una verda-dera solidaridad, cimentada en la firmísima base de la caridad cristiana.

Atento siempre á este propósito, fomentó con decidido empeño las instituciones benéficas y de carácter social ya existentes en la isla, y emprendió con entusiasmo la creación de otras nuevas, habiendo merecido que Dios bendijera visiblemente sus esfuerzos. Merced á ellas se reanimó el “Círculo Católico” de obreros de Ciudadela, aumentando de un modo considerable el número de sus socios y estableciéndose en él una Caja de Ahorros, y bajo sus auspicios se fundó más tarde un “Centro Agrícola”, con la correspondiente Sección de socorros mutuos en una y otra Sociedad. En Mahón dejó instalados el “Gremio de Pescadores”, el “Monte de Piedad” y el “Fomento Agrícola Industrial” con sus gremios de labradores y artesanos; en Alayor un Gremio de agricultores y un Centro de buenas lecturas para la clase obrera, y en Ferrerias otro Gremio de labradores que cons-ta, como los demás, de un buen número de agremiados.167

Las Conferencias de San Vicente de Paúl fueron asimismo objeto de especial solicitud por par-te de aquel egregio Prelado. Jamás dejó de favorecerlas y de alentar á los socios á llevar adelante con entusiasmo y perseverancia su caritativa empresa; y tuvo al propio tiempo el consuelo de ver que no solo fuesen prosperando las ya entonces establecidas en algunas parroquias del obispado, sino que se fundaran en Mahón la de Caballeros de Santa Eulalia y la de Señoras de Nuestra Seño-ra del Carmen y de San Francisco de Regis para la regularización de los matrimonios.

También le mereció muy preferente atención la educación cristiana de la juventud menorquina. Prueba manifiesta de ello son el cariño con que distinguía a la Congregación Mariana de San Luis Gonzaga establecida en Ciudadela, el interés que tomó en la fundación y sostenimiento de la de San Estanislao de Kotska en Mahón y Alayor, y el celo con que contribuía eficazmente á la con-servación y prosperidad de los varios centros de enseñanza en todos los pueblos de la isla. Y mi-rando como el más principal de los cuidados pastorales la formación y santificación del Clero, no satisfecho con haber dotado al Seminario de sabios Estatutos, alentaba incesantemente á los jóve-nes aspirantes al sacerdocio á progresar en la ciencia y virtud. Reglamentó las Conferencias dog-

________________________________________________________________ presbiterio recitóse pausadamente el salmo Miserere, ante el Ssmo. Sacramento, que permaneció expuesto hasta las 12 del primero del nuevo siglo.

166 Después de la solemne Misa de media noche, que se celebró el primer día del siglo actual en la Catedral, en las parro-quias y demás iglesias de mayor importancia de la diócesis fueron bendecidas e incrustadas en puestos visibles y adecuados para que pudieran ser besadas, con el fin de lucrarse la indulgencia plenaria concedida por el Papa León XIII, unas cruces de hierro fundido conmemorativas del homenaje universal á Nuestro Redentor, costeadas y regaladas por el Obispo Dr. Castellote á las indicadas igle-sias. En estas cruces se lee la siguiente inscripción: JESUS CHRISTUS, DEUS, HOMO, VIVIT, REGNAT, IMPERAT. MCMI..

167 Mucho contribuyó al desarrollo de estas Sociedades la primera visita que hizo a Menorca el Rdo. P. Antonio Vicent, de la Compañía de Jesús, cuyo infatigable apóstol de la cuestión social en España, prodigó sus trabajos en esta diócesis dando confe-rencias en el “Fomento Agrícola” de Mahón, en la parroquia de Santa María, y en el “Círculo Católico” y “Centro Agrícola” de Ciudadela, hablando en todas ellas, con la competencia y erudición que le son peculiares, de tan gravísima é importante cuestión y proponiendo los medios prácticos para solucionarla.

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mático–morales para los eclesiásticos de la diócesis, á quienes no dejaba de excitar al cumplimien-to de sus sagrados deberes y nutrir su espíritu, ora con fervorosas exhortaciones en días de retiro, ora facilitándoles la práctica de santos ejercicios bajo la dirección de maestros experimentados pa-ra ilustrar y santificar á los que eran sus amados cooperadores en el desempeño del ministerio pas-toral.

Como testimonio de su vivísimo interés por el decoro de la Casa de Dios y esplendor del culto, indicaremos la restauración de la iglesia de Religiosas Concepcionistas de Mahón, la del antiguo é histórico templo de San Lorenzo de Benixems de Alayor, que el mismo Prelado bendijo en 22 de Mayo de 1899, y la construcción del oratorio público de Nuestra Señora del Carmen de Ciudadela para la residencia de las Hermanas Carmelitas. Durante su pontificado se erigieron también y res-tauraron multitud de altares é imágenes y se emprendieron obras de arte tan importantes como la reforma del frontis de la ayuda (sic) parroquia de la Concepción que el doctor Castellote no pudo ver terminada.

En cuanto á manifestaciones de fé promovidas por tan celoso Pastor, basta recordar los solem-nísimos cultos con que se celebró en toda la diócesis la consagración universal del linaje humano al Sacratísimo Corazón de Jesús. A principios de su pontificado por iniciativa suya fue instituida la “Propagación de la Fé”, y á mediados de 1899 se instaló en Mahón la “Sección Adoradora Noctur-na” obra edificantísima que se reconocerá siempre como hija de la acendrada piedad del virtuoso Prelado, y que al calor de su celo alcanzó ya gran desarrollo en los primeros días de su existen-cia.168

Y entre todo este cúmulo de merecimientos que orlará en todo tiempo la memoria de este ilus-tre Príncipe de la Iglesia, no es el menor ni el menos apreciado el beneficio de las sabias enseñan-zas que desde el púlpito iba dispensando a sus diocesanos. Porque, nadie ignora que la inclinación preferente del Obispo Sr. Castellote y el ministerio en que más se hacía admirar, era la predicación que le colocaba a la altura de los oradores sagrados más notables de España. Todos los pueblos de esta isla oyeron su palabra, escucharon sus incomparables sermones, siempre elocuentes, siempre arrebatadores, saturados de saludable y abundantísima doctrina y caldeados al fuego avasallador de un celo verdaderamente apostólico.

Pero todos esos timbres de gloria bien merecen ser dignamente coronados por los que el mismo Dr. Castellote llamaba dos milagros que durante su pontificado se realizaron en esta diócesis, cua-les eran: la instalación de la obra de Don Bosco en Ciudadela y la Peregrinación menorquina a Roma.

Grandes dificultades se ofrecían para traer á los Salesianos á esta ciudad, entre otras la falta de recursos para hacer frente á los gastos indispensables que había de importar la fundación del nuevo Establecimiento. Todos esos obstáculos supo vencerlos aquel infatigable Prelado con sus incesan-tes gestiones, hasta lograr el éxito más feliz, y con los trabajos y sacrificios que para ello se impu-so, no menos que con la iniciativa de crear bajo su presidencia una Junta protectora compuesta de personas dispuestas como él á dar los primeros ejemplos de generosidad y desprendimiento, y di-vidida en dos Secciones, una encargada de allegar fondos por medio de donativos y suscripciones, y la otra para dirigir las obras de proyectado edificio. El 27 de diciembre de 1900 fue inaugurado el nuevo local con la bendición del Prelado, quien en la función académica que tuvo lugar aquel mismo día, con la elocuencia que tanto le caracterizaba, ponderó el gran bien que reportaría á Ciu-dadela la instalación de los Salesianos, providencia que no habían podido conseguir otras ciudades mucho más importantes, encareciendo á los ciudadelanos la necesidad de conservar siempre el re-ciente Instituto, tan digno de la protección de los ricos como de la gratitud de los pobres, á cuyos hijos procura los inestimables beneficios de una sólida doctrina y de una esmerada educación cris-tiana.169

¿Y quién no recuerda el gran acontecimiento de la Peregrinación menorquina á Roma, que pre-sidida por el propio Prelado... recibió la Bendición Apostólica en el Jubileo del Año Santo? Em-

__________ 168 Esta Sección Adoradora celebró por primera vez la vigilia extraordinaria de las Espigas en la iglesia de Monte Toro el

día 2 de junio del año 1900, trasladándose los adoradores desde Mahón á Mercadal, en cuyo templo parroquial bendijo el Sr. Obispo el nuevo estandarte de dicha Sección, y dirigiéndose después en peregrinación, presididos por el mismo Prelado, al devoto Santuario de Nuestra Señora del Toro.

169 Este benemérito establecimiento experimentó creciente desarrollo bajo la dirección del P. José Marmo, durante cuyo tiempo fueron construidos de nueva planta dormitorios, pórticos, sacristía, biblioteca y un espacioso salón; y por lo que se refiere al Colegio, que en un principio solo constaba de dos Secciones, se aumentó en seis que abrazan la primera y segunda Enseñanza, con material completo y arreglado al moderno régimen escolar.

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presa ardua tuvo que ser precisamente reunir en Menorca, la diócesis más pobre y reducida de Es-paña, el número inverosímil de doscientos peregrinos,170 que fueron en dicho Año los primeros en dar el edificante ejemplo de dirigirse a la capital del orbe católico para rendir pleito Homenaje al Redentor del mundo y á su Vicario en la tierra; entretanto para el Obispo doctor Castellote fue la mayor de sus satisfacciones, como varias veces él mismo repetía, el haber presentado tan conside-rable porción de su grey menorquina al inmortal Pontífice que, por su prodigiosa vida y excepcio-nales prendas, llegó á ser en aquella época la primera figura del mundo.171

Decretado estaba en los designios de la Providencia divina que muy pronto habían de quedar rotos los sagrados vínculos que unían al Excmo. Dr. D. Salvador Castellote con la diócesis de Me-norca. El Papa León XIII en el Consistorio de 1901 le preconizó para la Silla episcopal de Jaén; y apenas circuló esta noticia, fué recibida en toda la isla con el doloroso sentimiento que naturalmen-te había de producir la separación del bondadoso Prelado que con tanto acierto gobernara esta dió-cesis de Menorca desde noviembre de 1896. A medida que se acercaba el momento de ausentarse de su primitiva grey, veíase de un modo público y evidente lo mucho que le querían sus diocesa-nos, y al propio tiempo el afecto paternal que les profesó siempre el que dentro breves días iba a ser su Obispo.

Cuando la campana mayor de la Catedral anunció al vecindario de Ciudadela que era llegada la hora de la despedida del Prelado, todo el Clero acudió al palacio episcopal para acompañarle al templo que se hallaba lleno de fieles. Una vez en la Catedral se cantó solemne Salve, y finalizada ésta dio la última bendición al pueblo, acto que conmovió no sólo al Obispo, que no pudo darla sin derramar lágrimas, sino también á los concurrentes que llorando y sollozando la recibieron. Prece-dido del Cabildo y Clero, acompañado de las Autoridades, de sus numerosos amigos y de un gen-tío inmenso que le seguía, ávido de besar su pastoral anillo, teniendo frases afectuosas para cuantas personas se le acercaban, siguióse al punto del embarque, donde se despidió de todos dando un Viva á Ciudadela y otro viva á Menorca católica, y despidiéndole todos con muestras inequívocas de la emoción que en aquellos momentos sentían.

Hizo su entrada en Jaén el 20 de abril de 1902. Como buen pastor fijó desde luego sus miradas en el Seminario que se estaba construyendo, cuyas obras se esforzó con tanto ardor en que conti-nuaran hasta tener la satisfacción de bendecirlas... En 1905 pudo ya llevar á sus colegiales al nuevo establecimiento, dotando á la diócesis de Jaén de uno de los mejores Seminarios de España, per-suadido de que estos Centros docentes son el preferente cuidado de la Iglesia y la esperanza en nuestros días de la regeneración de los pueblos. Convocó además un concurso para la provisión de los curatos vacantes, reanudó las Conferencias morales y la enseñanza Catequística en las parro-quias del obispado, y últimamente se había dedicado á organizar la acción católica.

Pocos días después de su preconización, el lunes 24 del mismo mes de diciembre, nos comuni-caba el telégrafo que en la tarde anterior había fallecido casi repentinamente el Exmo. Sr. Obispo de Jaén, Dr. Salvador Castellote y Pinazo, cuya inesperada noticia produjo en los primeros mo-mentos honda pena y gran desconsuelo en toda la isla, viniendo más tarde la prensa á confirmar tan triste suceso con la relación de algunos de sus detalles.

Aquella mañana predicaba en la Catedral con motivo de ser cuarto domingo de Adviento, y aprovechaba la ocasión para despedirse de sus diocesanos antes de marcharse a Sevilla, toda vez que le estaba escuchando un considerable número de fieles que ocupaban la espaciosa nave del templo. Parece no se encontraba bien de salud el Obispo Dr. Castellote y al dar la última bendición á su numeroso auditorio, lo que debió afectarle en gran manera, sintióse ya gravemente indispuesto hasta el punto de tener que conducirle a la Sala Capitular varios sacerdotes. Allí le asistieron algu-nos Srs. Canónigos y el médico Dr. Molina, á quien se había llamado, el cual declaró que todos los síntomas eran de un ataque cardíaco.

__________ 170 Estos peregrinos son: de Ciudadela 96, de Mahón 73, de Alayor 9, de San Luis 4, de Ferrerias 4, de San Clemente 3, de

Villacárlos 2, de Mercadal 2, de San Cristóbal 2 y de Mallorca 5; total 200. Los peregrinos Mons. José Jover, M. I. D. José de Oli-ves y Dña. María de Despujols y de Chaves hicieron desde Barcelona el viaje en ferrocarril.

171 Una Comisión de peregrinos nombrada por el Ayuntamiento de Ciudadela, que la componían los Srs. D. Joaquín Come-lla, Teniente primero de Alcalde, D. Lorenzo Cardona, Teniente segundo, el Concejal D. Juan Capó y el Secretario D. Sebastián Fe-brer, después de ofrecer el homenaje profundo de adhesión y amor al Jerarca Supremo de la Iglesia, depositó en sus sagradas manos una respetuosa y bien razonada exposición para interesar el paternal corazón del Papa León XIII en la conservación de la Silla epis-copal de Menorca, ya entonces amenazada de supresión por el proyecto que parece iba acariciando el Gobierno de S. M., encamina-do á reducir el número de diócesis de España.

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Trasladado al palacio episcopal en una camilla, que llevaron en hombros varios Capitulares, veíansele desaparecer sus fuerzas por instantes, y al propio tiempo se perdía la esperanza de sal-varle. A petición suya le fueron administrados los Santos Sacramentos; y á las dos y 45 minutos de la tarde del mismo domingo 23 de diciembre, rodeado de gran número de sacerdotes, entregó su alma á Dios el sabio y virtuoso Prelado, á quien lloraron tres diócesis, por haber causado la noticia de su fallecimiento profunda sensación en Menorca, Jaén y Sevilla, habiendo sido también motivo de luto para sus admiradores y numerosísimos amigos. Recibiéronse en Jaén telegramas de pésame de la familia Real, del Nuncio de Su Santidad, del Ministro de Gracia y Justicia y de todo el Epis-copado español. El entierro fue una manifestación imponente,172 habiendo permanecido cerrados los establecimientos de ducha ciudad... En la Catedral se cantó el Oficio de difuntos y la Misa de Requiem á gran orquesta,173 y después de la oración fúnebre pronunciada por el M. I. Sr. Canónigo Magistral Dr. D. Leopoldo Eijo Garay, y de los cinco Responsos que prescribe el Ceremonial de Obispos, fueron sepultados los mortales restos del Ilustre finado en la capilla del El Salvador, don-de se le puso este epitafio:174

6) El Diccionario de Manuel Caballero Venzalá

He aquí como describe la actividad de Castellote en Jaén el docto D. Manuel Caballero Venzalá en su Diccionario Bio-Bibliográfico del Santo Reino de Jaén:

“LXIV Obispo de Jaén, según la cronología de Montijano Chica. En el seno de una modesta familia, nació en Gestalgar (Valencia) el 5-XI-1856. Con esfuerzos y sacrificio, sus padres lo en-viaron al colegio de los Escolapios de la capital y en 1871 revalidó su título de bachiller en el Insti-tuto. En el período 1872-79, realiza sus estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar Central, de Valencia, habiendo sido profesor de menores antes de ultimar la Teología. El 18-IX-1880 es orde-nado de Presbítero por el Arzobispo –antes Obispo de Jaén– D. Antolín Monescillo y Viso. Fue párroco de Agres y encargado de la Arciprestal de Liria, durante la epidemia de cólera de 1885.

Este año de 1885 fue intensamente vivido por Castellote; por una parte, en el terreno académi-co, consigue sucesivamente los títulos de Bachiller, Licenciado y Doctor en Sagrada Teología; por otra, se cuestiona la posibilidad de realizar su vida sacerdotal como jesuita e ingresa en la Compa-ñía, si bien no llegó a tomar la calidad de novicio, reintegrándose al clero diocesano.

En 1880 fue profesor de Hermenéutica Sagrada y de Filosofía (hasta 1896), en la Universidad Pontificia de Valencia. Durante ocho años fue capellán de la Asociación de Beneficencia de la Virgen de los Desamparados (1882-90).

En junio de 1890, gana por oposición la Canonjía Lectoral en la catedral de Tortosa y, en agos-to del mismo año, otra en Madrid.

En la corte permanece hasta el 11-VI-1892 en que S.M. lo promueve a una canonjía vacante en la S.I.M. de Valencia.

Cuando se reintegra a su diócesis de origen, se da la circunstancia de coincidir con el traslado del obispo de Madrid-Alcalá a Valencia. El que después había de ser Cardenal de San Pedro in Montorio y ahora ya Arzobispo de Valencia, Ciriaco M.ª Sancha y Hervás, conociendo desde Ma-drid la valía de Castellote, no duda en nombrarlo su Secretario de Cámara y Gobierno; más aún, no vacila en confiarle la Secretaría del Congreso Eucarístico Nacional, que tuvo lugar en Valencia del 19 al 26-XI-1893 y cuyas sesiones de estudio giraron esencialmente en torno al reinado social de Jesús Sacramentado. El Cardenal Sancha, durante su episcopado valentino, encontró en aquel jo-

__________ 172 El fúnebre cortejo fue dirigido por el Maestro de Ceremonias de aquella Catedral en la forma siguiente: Gallardetes de

todas las Cofradías existentes en Jaén; Sección de niños huérfanos; otra Sección de pobres asilados de San José, Comisiones y Cor-poraciones civiles y militares; Secciones Adoradoras Nocturnas; Cruces parroquiales; Alumnos del Seminario; Clero parroquial y Cantores; Universidad de Párrocos; Cruz de la Catedral; Tribunal Eclesiástico y Srs. Capitulares. El féretro cubierto de ricos paños de terciopelo negro con galones de oro sobre el que descansaba el ataúd, era conducido por Srs. Sacerdotes. Después del Preste y ministros presidían la numerosa comitiva el M. I. Sr. Arcipreste, los Srs. Gobernadores civil y militar, Presidente de la Audiencia, Delegado de Hacienda, Presidente de la Diputación Provincial y Alcalde de Jaén.

173 En la Catedral y Parroquias de Menorca se celebraron también honras fúnebres en sufragio del alma del Excmo. Dr. Castellote, que por espacio de cinco años estuvo al frente de esta diócesis.

174 Cf. supra, p. 44.

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ven sacerdote el más eficaz colaborador de sus luminosas iniciativas. En este sentido, Castellote organizó y tomó parte en la Peregrinación Obrera a Roma, con motivo del jubileo Sacerdotal de León XIII (1888); con tal motivo, el Papa le concedió la Cruz “Pro Ecclesia et Pontífice”.

El 25-VI-1896 es promovido al Obispado de Menorca. Seis años y medio estuvo Castellote ri-giendo aquella diócesis. Las líneas de su pastoral en la isla serán las mismas que luego reflejará en su etapa giennense: los niños, la juventud, las clases menesterosas y la problemática social del mundo obrero, son los polos de su atención preferente. Su cordial devoción al Pontífice, una vez más, le llevó a realizar una Peregrinación Diocesana a Roma, en 1900.

El 22-XII-1901 es promovido al obispado de Jaén, vacante por traslado de D. Victoriano Gui-sasola y Menéndez a la Silla Primada de Toledo. El 10-IV-1902, el Dr. D. José Jover y Balaguer, su posterior Secretario de Cámara, toma, en su nombre, posesión de la Mitra; diez días más tarde, él hace su entrada solemne y para ella el maestro Milagro compuso un Himno de Bienvenida. [No-ta oral del actual canónigo organista de Jaén: “No se conserva esta obra en el archivo musical de la Catedral de Jaén”].

Cerca de cinco años, hasta su muerte en 23-XII-1906, fue Obispo de Jaén. Trataremos de hacer una síntesis valorativa de su persona y de su pontificado.

El Obispo Castellote, de gran cultura humanística, hablaba correctamente el latín, inglés, ale-mán, francés e italiano, más unos sólidos fundamentos de griego y hebreo. Cruz Rueda nos ha de-jado una cumplida alabanza de su biblioteca, en la que no faltaban las mejores revistas nacionales y extranjeras.

De gran sensibilidad artística, cultivó la poesía. Algunos de sus poemas se publicaron en la prensa de Jaén. Montijano Chica nos ha recogido aquella décima suya que, grabada en mármol, se encuentra en el cementerio de Baeza y que comienza: ‘De un ser querido la muerte...’, completada con otra del canónigo D. José Juliá Sanfeliú.

Como correspondía a su vinculación familiar con los pintores Ignacio Pinazo Camarlench y sus hijos: Ignacio y José Pinazo Martínez, el obispo de Jaén también pintaba regulares cuadros, según el testimonio de D. Sebastián Aguilar.

El mismo Aguilar nos ha dejado este perfil humano de Castellote:

“Más que débil, era contemporizador y bondadoso; enemigo de las vanidades mundanales, sa-bía rodear su persona de prestigio; de tosca apariencia, tenía un corazón de oro, atento siempre a su misión pastoral, todo lo comprendía y todo lo perdonaba.

Como intelectual y teólogo, fue digno sucesor de un Monescillo o un Guisasola, sus anteceso-res más inmediatos. Con Niceto Alonso Perujo colaboró en la edición valentina de la Summa Theologica de Sto. Tomás y en la redacción del Diccionario de Ciencias Eclesiásticas (1883).

Brillantes fueron sus intervenciones en el Congreso Católico Nacional de Sevilla (1892), donde disertó acerca del Pontificado; en el de Burgos (1899), donde por iniciativa del cardenal Rampolla se abordó el tema de la unión de los católicos españoles, siendo la intervención del entonces obis-po de Menorca una luminosa aportación en la redacción del documento episcopal con que terminó el Congreso. Siendo ya obispo de Jaén, asistió al último de estos Congresos, el celebrado en San-tiago de Compostela (1903).”

Cruz Rueda nos conserva el recuerdo de Castellote asistiendo a las clases del P. Billot en la Universidad Gregoriana, cuando fue a Roma para realizar la Visita “ad Limina” como obispo giennense. Aprovechando aquella estancia en Roma, allí publicaría su Memoria histórica sobre las vicisitudes por que ha pasado en España la creencia en la Concepción Inmaculada de María. Aprovechaba su tiempo: se actualizaba teológicamente y seguramente perfilaría aquella obra que, tiempo atrás, le fue premiada cuando en Valencia era presidente de la juventud Católica.

Fue un fecundo predicador y conferenciante. En la biblioteca del Seminario de Vitoria pudimos ver sus Conferencias científico-religiosas, pronunciadas en la Catedral de Madrid (Madrid, 1892) y en la prensa giennense del tiempo se refleja una sana y vigorosa emulación entre el obispo y su gran amigo, el entonces canónigo magistral, Eijo Garay.

Finalmente, la figura de Castellote también significa una aportación en el terreno de la Pedago-gía. D. Rufino Blanco nos valora su Instrucción Pastoral. La Educación Cristiana (Ciudadela,

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1897) con estas palabras: “Aunque el fin es religioso, no faltan en el texto ideas y pensamientos de algún interés pedagógico”.

Su labor práctica al frente de la diócesis de Jaén se resume en los siguientes puntos, eminente-mente positivos:

I. Protección del patrimonio artístico: El alto sentido de responsabilidad de nuestro prelado como depositario y conservador del patrimonio artístico-religioso acumulado a lo largo de los si-glos en nuestros templos, se hizo manifiesto apenas verificada su toma de posesión, a través de una “Circular sobre la enajenación y protección del patrimonio artístico diocesano” (BO de la diócesis de Jaén, 1902, pp. 237-39),175 tratando de poner coto a la depredación del mismo. Al siguiente año, después de haber visitado las comarcas de Andújar, Linares, Baeza, Úbeda, Villacarrillo y Orcera, publica sus “Mandatos a los Párrocos de los arciprestazgos visitados”176 con los cuales da normas de conservación y siembra sentido de respeto frente a este patrimonio.

II. Seminario Conciliar: Cuando Castellote se hace cargo de la diócesis, el Seminario de Jaén continúa su construcción, bajo la dirección y planos del arquitecto Flores Llamas. El 6-1-1905 el obispo bendecirá solemnemente la capilla, pero mucho antes –el 8-IX-1902– había redactado y firmado los “Estatutos” del centro. La crispada situación que se produjo entre el obispado de Jaén y la ciudad de Baeza, desde que en 1883 el obispo D. Manuel M.ª González trasladó a la capital la Facultad de Teología, venía enconándose. El sucesor, D. Victoriano Guisasola, comienza la cons-trucción del nuevo Seminario y, con la publicación del folleto “La cuestión de los Seminarios de la Diócesis de Jaén (cfr. t. I, n.º 75859), se reverdecen las tensiones. Castellote, con pulso firme, mantiene la línea de sus predecesores, si bien trata de limar asperezas. Para ello, declarando patro-na principal del Seminario a la Inmaculada Concepción, designa en primer lugar copatrón a San Felipe Neri; después, a los Stos. Eufrasio y Tomás de Aquino. El propio obispo hará de su mano el dibujo del sello del Seminario; en él, con la Inmaculada en el centro, irán las figuras de S. Eufrasio y S. Felipe Neri, indicando la asunción del legado histórico del Colegio de Baeza por parte del Seminario de Jaén. Poca cosa era, pero menos hubiera concedido Guisasola. Por otra parte, el Co-legio de San Felipe continuaba abierto y Castellote se volcó en atenciones y cuidados frente a él. Prueba de ello, fueron las restauraciones hechas en la capilla y la adquisición para la misma de tres cuadros, obra del pintor Gabriel Palencia.177

III. Catequesis: Sabido es que con el pontificado de S. Pío X sobreviene un reflorecer del mo-vimiento catequético. El obispo, que desde Menorca venía preocupado por la atención a la infancia y a la juventud, se siente espoleado por las directrices que le llegan de Roma. Siguiéndolas, crea la Asociación Catequística del Obispado de Jaén, constituida por sacerdotes y seglares, y desarro-llando su actividad práctica a través de las correspondientes junta Parroquiales. El 12-XI-1905, es-tando en Roma para la visita ‘ad limina’, consigue la agregación de su Asociación a la Archicofra-día Pontificia de la Doctrina Cristiana.178

IV. Atención al Clero y a los Fieles: Estimuló la práctica anual de los Ejercicios Espirituales para Sacerdotes, así como el restablecimiento de la Conferencia de Teología Moral y de Liturgia. Nunca se dispensó de hacer llegar su palabra a los fieles, sobre todo en los “tiempos fuertes” (Ad-viento y Cuaresma). Buscando el mejoramiento espiritual de su pueblo y como instrumento esti-mulante de sus sacerdotes, convocó en 29-XI-1905 el correspondiente Concurso de Curatos vacan-tes, pese a las acritudes que a veces acarrean esta clase de pruebas al prelado que las convoca. Usó de la visita pastoral como instrumento de acercamiento del Pastor a las clases populares, eludiendo con cortesía las invitaciones de hospedaje que se le hacían, y prefiriendo convivir con sus sacerdo-tes en las casas pastorales.179

Por todo ello, Castellote supo ganarse a su pueblo. Cuando sobrevino su fallecimiento, un pe-riodista anónimo resumía así su figura, desde la conflictiva ciudad de Linares: ‘El Sr. Castellote contaba aquí con numerosos y distinguidos amigos, sintiendo especial interés y predilección por la

__________ 175 Cfr. Bibliografía. 176 BO de la diócesis de Jaén, 1903, pp. 360-66. 177 En el BO de la diócesis de Jaén (agosto de 1903, pp. 367 s.) se publica un edicto de apertura de curso académico 1903–

1904 con varias disposiciones para los alumnos. 178 Cfr. Bibliografía. 179 Cfr. Bibliografía.

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clase obrera, de quien era generalmente querido y a quien visitó a menudo en sus grandes fábricas y talleres, conversando con ellos y bendiciendo sus hogares. Era el obispo demócrata que sabía aquistarse con su palabra, con su ejemplo y con su caridad, el amor y el cariño del pobre, la amis-tad y veneración del rico, el respeto y la consideración de los creyentes, las alabanzas justísimas de los descreídos e indiferentes que ensalzaban al hombre de ciencia y se descubrían ante el varón in-signe de preciaras y rarísimas virtudes.

No olvidemos, por otra parte, que Castellote se había ganado todas las simpatías de la clase obrera, cuando a principios de 1906 hizo su interpelación en el Senado sobre la situación precaria del agro andaluz.

Preconizado arzobispo de Sevilla, vacante por fallecimiento del cardenal Marcelo Spínola y Maestre, después de predicar el sermón de la IV Dominica de Adviento (23-XII-1906), se sintió súbitamente enfermo en el presbiterio de la Catedral. Trasladado a la sacristía, fue atendido por los Dres. D. Bernabé Soriano, D. Luis del Río, D. Gabriel Bonilla y D. Juan José Molina, que se en-contraban con el todo Jaén que había venido a escuchar la despedida del obispo. Los facultativos diagnosticaron una aortitis con sucesiva embolia cerebral, que acabó con la vida del Prelado a las dos cuarenta y cinco de la tarde, en el Palacio Episcopal, a donde había sido trasladado horas an-tes.

Al siguiente día se celebraron las solemnes honras fúnebres, en las que predicó el magistral D. Leopoldo Eijo y Garay. Sus restos mortales descansan en la capilla del Niño Jesús, bajo una lauda de mármol blanco. Era Caballero de la Orden de Isabel la Católica y San Pío X le había nombrado Asistente al Sacro Solio Pontificio, por Breve de 20 de febrero de 1904.”

X. JOSÉ MARÍA CASTELLOTE Y PINAZO, HERMANO DEL OBISPO CAS-TELLOTE, INGENIERO JEFE DE 1ª CLASE DE LA ARMADA ESPAÑOLA

D. Salvador Castellote tuvo un hermano, José María Castellote, que fue un insigne ingeniero na-val.

Nació José María Castellote en la ciudad de Valencia el 23 de mayo de 1860 y fue bautizado, al igual que su hermano Salvador, en la iglesia parroquial de los Santos Juanes, cerca de la cual se hallaba la casa donde los padres de los Castellote poseían un negocio más bien modesto de jalmeros.

Hubieron de esforzarse sus padres, y lo hicieron con muchísimo agrado, para dar carrera a dos de sus hijos, que demostraban disposiciones para el estudio. José María, después de cursar los primeros estudios en las Escuelas Pías, tan próximas a su domicilio, se preparó para el ingreso en el Cuerpo de Ingenieros de la Armada bajo la dirección del ingeniero indus-trial don Juan Codoñer.

A los diecinueve años, acudió a la convocatoria de 1879 de la Es-cuela de Ingenieros de la Armada, junto con otros diecinueve aspirantes. De todos ellos solamente fueron aprobados nueve. Y el que obtuvo el se-gundo lugar fue el valenciano Castellote, ingresando en esta Escuela como Alférez de Fragata.

Por Real Orden de 21 de septiembre de 1880 ingresó en la Escuela Especial del Cuerpo de Ingenieros de la Armada, dando principio a sus es-tudios el 12 de octubre siguiente, hasta el 1 de julio de 1881.

Muy pronto demostró cualidades de inteligencia y de carácter nada comunes, por lo que el Gobierno le encargó misiones delicadas y difíciles ya desde los comienzos de su carrera oficial.

El 17 de octubre de 1881, por Real Orden, fue promovido al empleo de ingeniero 2º y destinado al Departamento de Ferrol, siendo agregado a

la 2ª Sección. También por Real Orden de 14 de noviembre de 1882 fue destinado al Departamento de Cartagena donde hizo su presentación el día 23, encargándose el 25 de la Jefatura de la 4ª Sección, para la confección de planos y construcción del “Conde de Benadito”, que realizó con gran éxito. Y tanto en ello como en las reformas que introdujo en el crucero “Reina Mercedes” acreditó una evidente competencia en

José María Castellote, Ingeniero de la Armada

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arquitectura naval. El 1 de febrero fue agregado a la 3ª Sección, y el 14 se le nombró profesor de la Es-cuela de Maestranza. El 1 de mayo cesó en la Jefatura de la 4ª Sección, encargándose en la misma fecha de la Jefatura de la 3ª.

El 1 de julio de 1882 “salió pasaportado”, en comisión de servicios, a Mahón, en la que cesó el 1 de septiembre, encargándose de nuevo de la Jefatura de la 3ª Sección y del profesorado de la escuela de Maestranza, en la que cesó el 22 de diciembre, por haber sido de nuevo “pasaportado” a Mahón, en comi-sión de servicios, regresando a sus anteriores cargos el 26 de enero de 1883.

Por Real Orden de 7 de enero de este mismo año, fue nombrado alumno de la Escuela de Torpe-dos, en la que se presentó, después de haber cesado en sus destinos anteriores, el 1 de octubre de 1883. Por otra Real Orden del 7 de julio se le conceden dos meses de licencia para Italia a la que renuncia para cursar en la Escuela de Torpedos. El 3 de junio aprueba el curso de torpedos siendo aprobada el acta por Real Orden de 18 del mismo.

Fue después destinado al Departamento de Cartagena, el 18 de junio de 1884, donde se hizo cargo de la 2ª Sección del arsenal de Cartagena.

El 1 de agosto de 1884 se le asignó a la 2ª Sección y fue nombrado Jefe de Estudios de la Escuela de Maestranza, haciendo entrega de esta Jefatura el 22 del mismo mes, pasando a Madrid como Vocal del Tribunal de exámenes de ingreso en el cuerpo.

Volvió al arsenal de Cartagena, a la 2ª Sección, el 22 de octubre de 1884, al término de su anterior gestión, cesando en la misma el 1 de noviembre siguiente, para hacerse cargo de la Jefatura de la 3ª y ac-ceder otra vez al profesorado de la Escuela de Maestranza.

Por Real Orden de 23 de mayo de 1885 fue nombrado profesor de la Academia de Ampliación, siendo de nuevo “pasaportado” para San Fernando el 10 de junio, presentándose en el Departamento de Cádiz el 15 del mismo mes.

Por otra Real Orden, fue promovido el 7 de julio de 1885, a la Jefatura de la 2ª Sección con anti-güedad de 17 de marzo.

El 10 de enero de 1887 cesa como profesor de la Academia de Ampliación. Por enfermedad, obtiene dos meses de licencia, de la que disfruta desde el 16 de octubre hasta el

16 de diciembre del mismo año. El 1 de febrero de 1888 fue nombrado Auxiliar de la Sección 2ª del Centro Técnico Facultativo y

Consultivo de la Marina, tomando posesión del mismo el mismo día. El 22 de julio de 1890, a consecuen-cia de la nueva organización dada al Ministerio de Marina, cesó en dicho cargo, pasando con el mis-mo cargo a la Sección 2ª del Consejo Superior de la Marina.

Por Real Orden de 3 de febrero de 1891 fue promovido al empleo de Ingeniero Jefe de 1ª clase de la Armada con la anti-güedad de 26 de enero anterior. El 7 de enero de 1892 cesa como Auxiliar de la 2ª Sección del Consejo Superior de la Marina, siendo nombrado en la misma fe-cha Ayudante Secretario del Ins-

pector General de Ingenieros. El 12 de agosto de 1891 se

le concede la Cruz Blanca de 2ª clase del mérito naval por su servicio de Profesor. El 23 de abril de 1895 fue encargado, por Real Orden, de los proyectos de los acorazados tipo

“Princesa de Asturias”. El 4 de noviembre del mismo año fue nombrado, también por Real Orden, para formar parte, junto

con el ingeniero Villamil, de la Comisión que había de gestionar en Inglaterra la adquisición de dos “Des-troyers”, comprando los denominados “Terror” y “Furor” que prestaron muy buenos servicios a la Arma-

José María Castellote en Alemania

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da Española. Para conducir los explosivos que la Comisión había adquirido, propuso Castellote la compra por muy poco dinero del Nautilus, evitando así los enormes gastos de fletaje, a la par que daba pruebas de su vasta cultura naval que supo valorar las condiciones de tan importante barco desestimado por los ingle-ses.

Durante 1896 siguió como Ayudante Secretario del Inspector General de Ingenieros y encargado de la terminación de los proyectos de los acorazados antes mencionados.

El 18 de abril de este mismo año, fue nombrado, por Real Orden, para formar parte de la Comisión que había de informar acerca de las condiciones del dique flotante, sistema Stephanon, que había en Bris-tol (Inglaterra), cuya comisión desempeñó satisfactoriamente.

Sigue con los proyectos de los acorazados “Princesa de Asturias”; se le encarga hacer el proyecto de un cañonero de 300 t. para Filipinas. En un concurso de proyectos para cañoneros con destinó a Filipi-nas, fechado el 5 de mayo de 1897, fue elegido el presentado por el ingeniero valenciano, a quien con tal motivo se le concedió a la Cruz de Primera Clase de Mérito Naval.

Tras la catástrofe del crucero “Reina Regente” se le comisionó, con Villamil, para investigar las causas de lo ocurrido, y redactó una Memoria que llamó la atención en España y el extranjero y que me-reció imprimirse por el Ministerio.

El 18 de agosto de 1897 es nombrado Jefe del Negociado de la Dirección del Material y toma po-sesión el 4 de septiembre, cesando como Ayudante Secretario del Inspector General de Ingenieros.

El 12 de abril de 1898 le fue otorgada la cruz de 2ª clase del Mérito Naval blanca pensionada, por el resultado que dieron sus proyectos para la estabilidad y calado del crucero “Cardenal Cisneros”, cesan-do el 11 de octubre de 1899 de la categoría de Oficial de 1ª del Ministerio, con arreglo a lo dispuesto en el Real Decreto del 10 del mismo mes y Real Orden del día siguiente, siendo ambas disposiciones conse-cuencia del Real Decreto de carácter general del 28 de mayo de 1899.

El 30 de noviembre de 1900 fue nombrado Jefe del Negociado 2º de la Dirección del Material. El 24 de junio de 1901 se le nombra para inspeccionar las pruebas de recepción del dique flotante

de 12000 t. construido en Inglaterra para Suvich (Filipinas), pero que, con la pérdida de este archipiélago por España, se ordenó que fuese trasladado a Mahón. Castellote desempeña esta misión hasta el 13 de septiembre. Las pruebas quedaron interrumpidas por deficiencias del dique, descubiertas por Castellote, hasta que, después de largas controversias con el ingeniero constructor inglés, logró que éste las remedia-se.

Nombrado para representar a España en el Congreso Nacional de Ingenieros Navales, que tuvo lugar en Alemania en 1902, se des-plazó a este país, junto con el Excmo. Sr. D. Enrique García de Angulo y Esteban, Inge-niero Inspector de primera clase, mereciendo ser recibido por el Kaiser de quien oyó las más expresivas felicitaciones, a la par que le entregó un retrato autógrafo. En este viaje tuvo ocasión de visitar la fábrica Krupp, ad-quiriendo grande y sincera amistad con su propietario y jefe, Herr Friedrich Krupp, que significó a España de modo elocuente los ta-lentos de Castellote.

El 13 de mayo de 1903 es nombrado Ingeniero de Estado Mayor Central de la Armada, y el 22 de agosto, Auxiliar del Ne-gociado 2º de la Inspección General de In-genieros.

Comisionado por una sociedad constituida en Madrid para pescar esponjas en las costas españolas del Mediterráneo, recorrió, en 1903, el archipiélago griego, donde estudió aquellas pescaderías y contrató personal y material flotante, que trajo a España.

El acorazado Cisneros , con dedicatoria de Castellote

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En octubre de 1904 se le conceden dos meses de licencia por enfermedad, desplazándose a Jaén, donde residía su hermano Salvador, como obispo de esta sede. 180

Castellote, ingeniero jefe de 1ª clase de la Armada y competentísimo especialista en arquitectura naval, era, por otra parte persona grandemente aficionada a las letras y a las artes. Dominaba los idiomas francés, inglés, italiano y alemán.181 Además, se caracterizaba por una gran simpatía, que sabía conjugar con una franqueza a la que no ponía límites angostos y, finalmente, poseía una modestia tan auténtica que tal vez haya contribuido a que su nombre no resuene como debiera. Admítase ello como disculpa al hecho de que Valencia no haya honrado debidamente a un hijo de tantos méritos.

Es destacable en el currículo de José María Castellote su relación con el gran inventor español del submarino, Isaac Peral y Caballero.182 El discutido inventor, al ir a comenzar la construcción de éste, co-mo en realidad jamás había construido buques, se aconsejó de José María Castellote, a quien presentó los planos, que el ingeniero valenciano examinó, corrigió y adicionó, según claramente lo indica León Vi-llanúa, en su Biografía de Peral.

Así lo describe Villanúa: “Para resolver las muchas dificultades que la construcción [del submarino] tenía, Pe-

ral tuvo que hacer muchos viajes.183 Hay en su expediente personal notas que prueban hasta qué punto fue víctima de la burocracia estúpida.... En el viaje que hizo en diciembre del 88, paró en Madrid en casa de su amigo, el eminente marino don Pedro Novo y Colson, entu-siasta de Peral y de la navegación submarina, y la noche del 17, Novo reunió en su casa a lo mejor de la Marina para que Peral explicase su invento.

Allí fueron Valderrama, Rodríguez de Rivero, Ariza, Torres, Moreno, Gil de Borjas, Matheu Spottorno, Gávez, Castaño y Pastorín. De civiles había una buena representación, principiando por José Echegaray, que iba de abogado del diablo, Fernández Flórez, mar-qués de Valdeiglesias, Eduardo del Palacio, Javier de Burgos, Ortega Munila... Echegaray probó sus grandes conocimientos físicos y matemáticos, y Peral triunfó... hasta hacerle ex-clamar a Echegaray:

– Después de estas explicaciones puedo decir, señores, que la navegación subma-rina está descubierta...

Al empezar la construcción, Peral se aconsejó de un gran ingeniero naval: D. José María Castellote.

Peral no había construido buques y don José Castellote examinó, corrigió y adicionó los planos. Hecho esto, se puso la quilla en el dique número 3.

En la calle Real estaba la Academia de Ingenieros Navales y era profesor de Arqui-tectura naval el comandante de ingenieros navales Castellote, valenciano simpático y fuer-tón. Este hombre, gloria de la Marina, fue el que proyectó los cruceros protegidos de reduc-to central, según el modelo que tanto furor hizo en Inglaterra por entonces (Príncipe de As-turias, en San Fernando; Cataluña, en Cartagena y Cardenal Cisneros, en Ferrol, además de los tres de Bilbao: María Teresa, Almirante Oqueno y Vizcaya)...

Don José Castellote fue consultado por Peral; tuvieron varias conferencias sobre la forma de construir el casco del barco. Peral sentía una por Castellote una gran admiración: sabía de él que fue el discípulo de Comerma, el mejor arquitecto naval del principio de si-glo. Castellote, que era francote y leal, le dijo un día a Peral:

__________ 180 Notas tomadas del Historial del Cuerpo de Ingenieros de la Armada, que se encuentran en el Archivo Museo Don Álva-

ro de Bazán de El Viso (Madrid), firmados (VºBº), entre otros, por Casimiro de Bona, Manuel de la Cámara, Eduardo Reyno, Arturo Garín.

181 De los muchos viajes que tanto él como su hermano Salvador hicieron por Francia, Italia, Holanda y Alemania por los años 1880-86 dan fe los curiosos recuerdos, que él iba recogiendo en un armario y que hoy obran en mi poder, de las facturas de ho-teles (Hotel de Londres de Gênes; Hotel de Genève; Hotel Spanier in Hannover), de restaurantes (Ristorante Giotto dei Fratelli de Firenze; Restaurant zum “Zigeunerbaron” de Berlín; Café “Humor” de Berlín), vapores (Barambio de Valencia a Alicante), museos (Antwerpen Modern Museum), y hasta billetes de tranvía (Tramway de Louvaine; Omnibus Genovesi) y de ferrocarril (Aufgabe Schein Expressgut (Milch) von Starnberg nach München), etc. en los que figuran los precios y los menús de la época.

182 Peral era profesor de Física en la Academia de Estudios de Ampliación de la Marian española. 183 Peral dio cuenta de su invento, en carta reservada, al vicealmirante, Sr. Pezuela, entonces ministro de la Marina, hasta

que S.M. la Reina Regente examinó en el Ministerio de Marina un modelo del principal aparato, ingenioso y sencillo, del barco, so-bre el cual se procuraba guaradar absoluta reserva. (Cfr. La Ilustración española y americana, 1888, n.º XXXVI.

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– Si ha descubierto usted alguno de los problemas que hacen imposible la navega-ción submarina, ha hecho usted un gran adelanto para la navegación. La visualidad bajo el agua es lo principal.

– He descubierto, además, un nuevo acumulador que causará una revolución en la electricidad.

– ¿Y lo va usted a usar en el submarino? – ¡No, señor! – ¿Para cuándo guarda usted el buen vino, amigo Peral?... Pasaron los años...”184

Tras la catástrofe del crucero “Reina Regente” se le comisionó –como ya hemos di-cho– a Castellote, con Villamil, para investigar las causas de lo ocurrido, y redactó una Memoria que llamó la atención en España y el extranjero y que mereció imprimirse por el Ministerio. Y con este motivo sigue diciendo Villanúa en boca de Castellote:

– “Eso me costó más trabajo que a Peral con su submarino” Y continúa así Villanúa: “Castellote era muy amigo de don Manuel, suegro de Peral, médico y boticario... Y

Peral hizo caso a Castellote en los consejos para hacer el cacharro, que es como llamaban al casco los técnicos de la ribera. El asunto era difícil, pues se trataba de construir un barco sin proa, ni popa, ni cubierta, niquilla; en fin, un barco cuyo puntal era igual a la manga.

– Usted quiere hacer una boya que ande, una boya modernista, acabada en punta. Peral había estudiado con gran cuidado la forma del torpedo Whitehead. Los malévo-

los decían que el célebre aparato de profundidades era era una copia fiel del torpedo...”185

El buque submarino Peral fue “botado al agua en la Carraca el 8 del corriente [1888]... Según los periódicos... el Peral estaba en la grada quinta... próxima a las oficinas. Lindando a éstas se había prepa-rado una capilla, cuya mesa de altar erea de plata... frente al torpedero se alzaba un templete con las auto-ridades... A las dos de la tarde..., día 8, llegaron los señores Capitan General, Comandante general del ar-senal, Mayor general, Teniente vicario y brigadier de artillería, Sr. Morquecho, el cura párroco del arse-nal... bendijo la nueva embarcación... en tanto que los marineeros daban cumplimiento a las órdenes del Sr. Peral... El torpedero estaba sobre un carro que contenía 1.417 kilos de hierro... a fin de que éste, al in-gresar en el mar, se fuera a fondo y quedase en la superficie, como sucedió..., la concurrencia... prorrum-pió en vivas y aplausos, siendo felicitado el Sr. Peral por gran número de personas...; mide el buque 21,90 metros de eslora y 2,74 de diámetro, porque es de forma cilíndrica, está dotado de dos hélices, motor eléc-trico y tubo lanza–torpedos... La Armada española contará en breve con el primer torpedero submarino, que habrá resuelto el problema de la navegación submarina á grandes velocidades y su aplicación a la guerra.”186

Óbito de José María Castellote en Jaén

El óbito de D. José María Castellote y Pinazo ocurrió cuando todavía hubiera podido rendir mucho al país, pues solamente contaba 44 años de edad. Falleció en Jaén, estando con su hermano el obispo, el 23 de octubre de 1904.187 Murió posiblmente, a consecuencia de una caída que sufrió de pequeño, el 23 de octubre de 1904.188

En Jaén, ciudad en la que había estado en varias ocasiones, visitando a su hermano, el obispo, go-zaba de una gran simpatía como lo demuestran las notas de prensa publicadas con ocasión de su muerte.

__________ 184 León Villanúa, Peral, maestro de España. Biografía, Madrid, Colección Europa, 1934, pp.94ss. 185 Ibid. p. 97. 186 La Ilustración española y americana, 1888, n.º XXXVI. 187 Cf. Levante, 24 de septiembre de 1967. Firmado por Francisco Almela y Vives. Según contaba su hermana Dª Joaquina,

José María murió a consecuencias de la caída de un árbol cuando se encontraba con su hermano, Salvador, en Menorca. 188 Cf. Levante, 24 de septiembre de 1967. Firmado por Francisco Almela y Vives. Según contaba su hermana Dª Joaquina,

José María murió a consecuencias de la caída de un árbol cuando se encontraba con su hermano, Salvador, en Menorca.

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BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 65

El diario La lealtad de Jaén consigna:

“El duelo que a la España oficial causa y a los verdaderos católicos la muerte de tan preclaro hijo de Valencia... El Sr. Castellote... había captado grandes simpatías por su sencillez admirable, su modestia sin límites y su inteligencia, que subyugaba pronto al que poseía su amistad... El féretro era magnífico y llevaban sus cintas seis jefes del ejército. El duelo era grande, pues todo Jaén tenía en él brillante y numerosa representación.”189

Igualmente, La Regeneración de Jaén se expresa así por la muerte del Sr. Castellote:

“Era el difunto hombre de sólidos conocimientos, de afable carácter y corrección exquisita que le valieron generales simpatías en cuantas poblaciones residió, y aquí, en Jaén, gozaba del aprecio y afecto que se mereciera, a pesar de no haber permanecido entre nosotros mucho tiempo... Si hay algún lenitivo al dolor inmenso que abruma hoy el ánimo apenado de nuestro Obispo por la pérdi-da de un ser tan querido para él, debe encontrarlo, aparte de la resignación cristiana, propia de al-mas fuertes como la suya, en el convencimiento de que en su justo duelo toma parte activa el pue-blo de Jaén, que le profesa el cariño que a un padre, y siente como propios sus dolores.”190

En Datos y Fechas se dice:

“Las dotes excepcionales que le adornaban, los servicios incomparables prestados a la patria y las virtudes que atesoraba su alma han motivado el duelo de cuantos apreciaron sus méritos. Durante todo el día 23 y 24 el Palacio episcopal se vio visitado por personas de todas las clases sociales que acudían a inscribirse en las listas como prueba del cariñoso respeto que Jaén profesaba al Prelado. La misa de corpore insepulto, que tuvo lugar en la Parroquia de Santa María a las once de la ma-ñana del día 24, oficiando el Párroco de San Pedro, acompañado por los Srs. Cano y Morales, y el entierro que se celebró a las cuatro de la tarde del mismo día, bajo la presidencia de los Ilmos. Srs. Gobernadores Militar [Sr. Salas] y Civil [Sr. Salvador y Celades] y de los M. I. Srs. Deán de Se-gorbe, D. Joaquín Debón y Hernández y D. Saturnino Sánchez de la Nieta, Provisor y Vicario Ge-neral del obispado de Jaén, [y el Pro–Secretario de Cámara, Sr. Corredor] se vieron tan concurri-dos que por sí solos hablan con más elocuencia de la estimación que a nuestro Rvdmo. Sr. Obispo tenían todas las clases sociales, que cuanto se puede consignar aquí. Al cementerio acompañaron al cadáver muchos amigos de la casa, quedando depositado en la Capilla para su vela hasta la ma-drugada del día 25 en que recibió cristiana sepultura. La familia pidió que no se hiciera ninguna entrega de coronas.”191

La Patria nos ofrece estas sentidas palabras:

“El Sr. Castellote era persona dotada de especiales prendas de carácter, de una erudición tan vasta y un don de gentes tan excepcional, que bien pronto se atraía el afecto y consideración de cuantos le llegaban a tratar. Aquí en Jaén... contaba el finado con sólidas y leales amistades que pagaba con el más sincero y entusiasta afecto a nuestro pueblo al que profesaba acendrado cariño desde que puso en él los pies por primera vez. El entierro que revistió los caracteres de una imponente mani-festación de duelo, evidenció las simpatías de este pueblo al difunto y a su ilustre hermano el Obispo de esta Diócesis... La Patria envía al Excmo. Sr. Obispo la expresión del más sentido due-lo...”192

Por su parte, El Pueblo Católico, después de ofrecer un breve y glorioso currículum del ingeniero Castellote, termina así su necrológica:

“Su rara cultura se manifiesta claramente considerando que el Sr. Castellote hablaba y conocía a la perfección el francés, inglés, italiano, alemán, griego y latín. Su alma tierna y delicada se reveló siempre haciéndole aparecer como pintor notable y excelente paisajista. Humilde con la humildad que es compañera inseparable de la verdadera sabiduría fue su vida entera y ha sido hasta su muer-te un ejemplo ininterrumpido de virtudes cristianas por cuya causa abrigamos la esperanza de que

__________ 189 Cf. BO de Jaén, noviembre de 1904, p. 338. 190 Cf. BO. de Jaén, noviembre de 1904, p. 339. 191 Publicado en DATOS Y FECHAS. Cf. BO de Jaén, Noviembre 1904, p. 335. 192 Ib., 340.

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Dios Nuestro Señor habrá premiado con la gloria eterna las relevantes dotes de su vida terrenal. Descanse en paz el ilustre soldado.”193

XI. CASTELLOTE, ESTUDIANTE EN LOS PP. ESCOLAPIOS DE VALENCIA

Cerca de la calle de la Carda, donde había nacido Castellote, en la calle Carniceros, se encontraba el colegio de los PP. Escolapios, fundado en el siglo XVIII. Con bastante seguridad, Castellote ingresó en las “Escuelas Pías de la Plaza”, que eran escuelas gratuitas y que se encontraban situadas en el edificio, hoy inexistente, situado en frente de la puerta de la iglesia actual de los PP. Escolapios, y cuya puerta re-caía a la plaza de las Escuelas Pías, cara al mercado central de la ciudad. Parte de este terreno lo compró después el arzobispo Fabián y Fuero, y parte se cedió como vía pública, de donde surgió esta plaza. Estas escuelas se cerraron en el año 1968, integrándose en un solo colegio el alumnado gratuito y el no gratuito. Este edificio fue, por fin, vendido en 1970 a Vicente Bodía Fita.194

Castellote estudió y aprobó en este colegio, desde 1867 a 1871, las “asignaturas de segunda ense-ñanza y en octubre de 1871 obtuvo el grado de bachiller.”195

Entre los alumnos destacados de esas Escuelas de la Plaza figuran personalidades relevantes de Valencia, de las que citaremos las más significativas: Vicente Blasco Ibáñez, José Benlliure Gil, Francis-co Domingo Marqués, Constantí Llombart, Ignacio Pinazo Camerlech, Ricardo Lloréns Cifre, Antonio Montaña y el mismo Salvador Castellote y Pinazo.

Castellote fue condiscípulo del pintor José Benlliure (1855-1937), como nos lo atestigua la carta que este famoso pintor valenciano envió al Colegio de los PP. Escolapios. En esta carta narra Benlliure sus recuerdos como estudiante y, entre otras cosas, habla así de los que fueron condiscípulos suyos, entre otros, Salvador Castellote:

“Tuve por maestro en la escuela llamada de “Escribir” al bonísimo P. Juan Pascual... fui uno de sus mejores ayudantes de corte de plumas de ave196... Pasé luego a la clase de “Cuentas”, y en ella fue mi maestro el P. Juan Fabregad... A este bondadoso maestro le hice el retrato pintado al óleo... tan agradecido quedó y tan modesto me veía siempre de indumentaria, que mandó a mi casa un corte de traje de lanilla.... Fueron amigos y condiscípulos el docto Obispo Castellote, que hoy se-ría Cardenal si viviera;197 el sapiente P. Cervera, Obispo de Tánger...”198

Benlliure había pintado en Roma un hermoso lienzo “La visión del Colosseo”, que fue premiado en 1887 con la medalla de primera clase de la Exposición Nacional de Madrid. Poco después, se dedicó a la confección de otro cuadro monumental y dantesco, titulado “Valle de Josafat en el día del Juicio Final”, en el que aparecía la figura de san José de Calasanz. Pero cuando en 1919 se celebró el V Centenario de la muerte de san Vicente Ferrer, los dominicos sugirieron a Benlliure que incluyese a san Vicente en ese “Juicio Final”, a lo que se avino el escultor y pintor valenciano, sustituyendo a Dante y a su amada por el santo dominico valenciano. Este cuadro se puede contemplar hoy en el vestíbulo del colegio de los PP. Escolapios de la calle de Carniceros, donado en 1953 a la orden de las Escuelas Pías, por María Benlliure Ortiz, hija de D. José.

__________ 193 Ib., p. 337. 194 Cf. Diccionario Enciclopédico Escolapio (dir. Luis María Bandrés Rey), Salamanca, Ed. Calasancias, 1983, vol. II, pág.

831; Apertura de las Nuevas Escuelas Pías (Academia s/pie de imp., s. a. (ca. 1785); ABC, Madrid, 12 y 13 de octubre de 1968; LAS PROVINCIAS, Valencia, 13 de noviembre de 1969.

195 Libro de actas del Archivo de la Catedral de Valencia, pág. 76. 196 Los alumnos más hábiles cortaban plumas de ave para hacer de ellas “plumas de escribir”. 197 Negrita por mí. 198 Carta citada por el P. JOAN SEGUÍ ESTEVAN, en su artículo de LAS PROVINCIAS, jueves 27 de agosto de 1970.

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XII. CASTELLOTE EN EL SEMINARIO DE VALENCIA

Sabido es que los papas tuvieron vivo interés por los seminarios en España, sobre todo, después de la renovación de relaciones diplomáticas entre España, con el reconocimiento de Isabel II, y la Santa Se-de.

En el Seminario de Valencia ingresó Castellote, en 1872, incorporando el segundo año de latín y todas las asignaturas del Bachillerato, estudiadas en los Escolapios, al Seminario Conciliar Central con la nota de “sobresaliente”. En el seminario estudió los siete años preceptivos de ciencias eclesiásticas hasta 1879, obteniendo la calificación de “meritissimus”, y obteniendo el premio en los cursos cuarto, quinto y sexto, llegando a ser profesor de Hermenéutica sagrada, desde 1880, año de su ordenación sacerdotal (18 de septiembre), hasta 1882. En 1885 fue nombrado profesor de primer año de filosofía, cuya cátedra desempeñó hasta 1889.

La facultad de teología había sido suprimida de la universidad valenciana y su rector, Francisco Villaba, cesado de su cargo, pero fue nombrado rector interino del Seminario, fundado por el arzobispo Fabián y Fuero allá por el año 1790. En el curso 1845-46 se iniciaron los estudios en este seminario. Los planes de estudio eran muy variados y dispares, a pesar de que existía un plan modelo, nunca puesto to-talmente en práctica, creado 1852 y en vigor hasta 1896, año en el que se erigieron las universidades.199

Desde 1861 estaba regido por los estatutos de régimen interno promulgados por el arzobispo Ba-rrio.

Durante los estudios de Castellote como seminarista (1872-1879) tuvo de Rectores del Seminario a Gómez Salazar (rector en 1864), futuro arzobispo de Burgos, a Baltasar Palmero (rector en 1876), durante cuyo rectorado el seminario destacó por sus actividades académicas. Este rector es el que firma el título de Doctor conferido a Castellote el 3 de junio de 1885.200 Pero el gran rector fue Luis Badal, que ya había sido antes vice-rector, cuando tomó posesión Monescillo de la sede de Valencia, actuando de Secretario general del Seminario D. Vicente Ribera.

Conservamos manuscrita la solicitud de admisión a la “primera clerical tonsura”, cuando contaba con 21 años de edad, y cursando el sexto año de Teología, dirigida al Excmo. e Ilmo. Sr. Arzobispo de Valencia, fechada el 31 de enero de 1878.201

Firmado por el Secretario del Seminario Conciliar Central de Valencia, D. Vicente Ribera y Tarra-gó y con el VºBº del Rector del mismo, D. Luis Badal, hay un documento que certifica, en fecha 31 de enero de 1878, que

“D. Salvador Castellote y Pinazo... ganó y probó en este Seminario en los escolares de mil ocho-cientos setenta y dos á mil ochocientos setenta y siete, “previos los estudios de segunda Enseñan-za”, los cinco primeros años de Sagrada Teología, habiendo obtenido en todos ellos la censura de “Meritissimus” y que en el presente curso escolar se halla matriculado en el sexto año de la ex-presada Facultad. Así resulta.....”202

Igualmente, el Rector, Luis Badal y Trenco, certifica su buena conducta, diciendo:

Que D. Salvador Castellote y Pinazo... ha observado una conducta irreprensible, frecuentando los Santos Sacramentos y cumpliendo con puntualidad las obligaciones de seminarista. Y para que conste...”203

El Vicario de la Iglesia parroquial de los Santos Juanes de Valencia, certifica:

“Que Don Salvador Castellote y Pinazo... durante su residencia en esta Parroquia ha observado una conducta ejemplar y cristiana, frecuentando los Santos Sacramentos de la Penitencia y Euca-

__________ 199 Cfr. V. CÁRCEL, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia, 1986, t. II, pp. 597-638 200 Cf. más arriba: “Título de doctor”: p. 68. 201 Archivo Diocesano Arzobispado de Valencia, Sec. 1, fondo 1, carp. 82, elem. 16. 202 Ibid. [Cf. Reg. lib. 1, pág. 39 de la Secretaría del Seminario]. 203 Ibid.

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ristía, llevando una vida conforme al estado eclesiástico que desea abrazar, según informes. Y pa-ra que conste...”204

El arzobispo Monescillo suscribe un Edicto, fechado el 26 de febrero de 1880, firmado P.O. por su Secretario, Carranz, y publicado en la Iglesia Parroquial de los Santos Juanes de Valencia, pidiendo in-formes sobre Castellote, en orden a recibir el Diaconado, y dice, entre otras cosas oficiales:

Que D. Salvador Castellote y Pinazo, Subdiácono,... pretende recibir el Sagrado Diaconado en las próximas órdenes de la 5ª semana de Cuaresma, á título de patrimonio.205

Juan Gallent, Vicario de la misma parroquia, certifica que el Edicto anterior ha sido publicado en esta iglesia el 29 de febrero de 1880 y “que no se ha presentado impedimento que obste a que D. Salva-dor Castellote y Pinazo reciba el Sagrado orden del Diaconado.”

Siguen las declaraciones de varios testigos: D. José Mencheta y Estevan, de 93 años de edad, so-guero de profesión, avalado por documentos oficiales de la época, responde a las preguntas reglamenta-rias que “... D. Salvador Castellote y Pinazo como sus padres y abuelos son de limpia y casta genera-ción... Que todos son de buena y limpia generación y cristianos viejos y que no le consta hayan jamás ejercido oficio vil ni cometido delito alguno que los haga infames ni les prive derecho alguno... Que to-dos lo tienen por muy bueno, que frecuenta los SS. Sacramentos y que será un buen sacerdote... Que la conducta moral y política... es ejemplar, que ha usado... el hábito correspondiente a su clase y que ha llevado y lleva corona abierta.”

Hay un segundo testigo, D. Antonio Guillot, comerciante, que, avalado igualmente por su docu-mentación, dijo “todo exactamente como el primer testigo...”

Un tercer testigo, D. Juan Antonio Blasco y Bello, alpargatero, de 46 años de edad, bien documen-tado, declara “todo exactamente como ellos...”

Finalmente, viene la certificación del vicario, D. Juan Gallent, firmada el 2 de marzo de 1880.206 La Santa Sede había autorizado a los seminarios de Toledo, Salamanca, Valencia y Granada, que

parecían tener las condiciones económicas y académicas necesarias para ello, a que pudieran conceder los títulos de licenciatura y doctorado en Teología, que eran reconocidos por el Estado español.

Aquí destacó Castellote por sus cualidades intelectuales que le merecieron ser elegido, siendo aún diácono, por el canónigo Perujo como colaborador (corrector de pruebas) en la edición valenciana de la Summa Theologica del Aquinate, como ya hemos dicho más arriba Igualmente llegó a ser profesor del Seminario, desempeñando, en 1880, la clase de Hermenéutica Sagrada y, más tarde, la de Filosofía hasta 1889.

Según relatos familiares, escuchados por mí a su hermana Dª Joaquina Castellote, su hermano lu-chó por mantener los símbolos tradicionales del manto y la beca azul contra los que querían cambiarlos.

XIII. CASTELLOTE, SACERDOTE, DOCTOR EN TEOLOGÍA Y CANÓNIGO

Fue ordenado sacerdote el 18 de septiembre de 1880 y cantó misa en la parroquia de los Santos Juanes de la ciudad de Valencia el día 12 de octubre del mismo año. Ejerció diversos cargos, como el de Capellán de la Asociación de la Virgen de los Desamparados, desde el 1882 al 1890, el de Cura Regente de la iglesia parroquial de Agres, e igual cargo en la Iglesia Arciprestal de Liria, donde se mostró su dedi-cación y su virtud caritativa durante la terrible epidemia del cólera, que en 1885 hizo estragos en todo el Reino de Valencia. Ya hemos dicho que tuvo ciertas discrepancias con su arzobispo Monescillo, que pa-rece ser la causa de su alejamiento de la ciudad, siendo destinado como Cura Regente a Agres y, después, a Liria.

Obtuvo el doctorado el 3 de junio de 1885, previos los ejercicios literarios practicados en el Semi-nario Central, y con la calificación de Nemine discrepante.

__________ 204 Ibid. 205 Ibid. Sección 1, Fondo 1, carp. 86, elem. 12. 206 Ibid.

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BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 69

Título de Doctor en Teología por la Facultad de Teología de Valencia

A.M.D.G. Perantiquo ac venerabili simulacro

CRUCIFIXI DOMINI NOSTRI JESU CHRISTI sub titulo Sancti Salvatoris

pietatis valentinae gloriosissimo trophaeo, SALVATOR CASTELLOTE ET PINAZO,

presbyter, in Sacra Theologia Licenciatus

D.O.C. sequentem sibi sortitam thesim:

Verus Samuel apparuit Sauli in Endor, non vi incantatricis Pythonissae, sed Deo ita volente;

quam pro doctorali laurea in eadem emerenda facultate,

Angelico doctore s. Thoma Aquinate et Seraphica Carmelitarum Matre

S. THERESIA A IESU opem ferentibus,

publico propugnabit certamine IN SEM. CONCIL. CENT. VALENT. LITT. LYCEO

Die III. Junii Ann. Dom. M.DCCC.LXXXV. Hora X. cum dimidia matutina

Imprimatur: Balthasar Palmero

Canonic. Dec. Rector En el certamen celebrado el 8 de diciembre de 1880 por la Academia de la Juventud Católica de

Valencia, su Memoria sobre las vicisitudes por qué ha pasado en España la creencia de la Inmaculada Concepción de María Santísima207 obtuvo el primer premio de esta institución: La Pluma de Plata. Es un trabajo erudito, con citas históricas y relacionando ampliamente la religión y la política. Distingue 4 eta-pas históricas sobre las vicisitudes del dogma de la Inmaculada y añada varios apéndices: El mandato de la Reina, Dª María de Aragón, a favor de la Inmaculada; El Decreto de D. Juan I, Rey de Navarra en las Cortes de Barcelona del año 1451 (en catalán); La fórmula de la profesión de los RR. Concepcionistas; La Carta del Rey D. Francisco el Católico, que certifica que “bajo el título de Ntra. Sra. de la Puridad se ve-nera en Valencia la Concepción Inmaculada de la Sma. Virgen María.

Durante este periodo pronunció varios discursos en la Academia de la Juventud Obrera, entre ellos, cabe destacar:

La Suma Teológica. Discurso leído en la Academia de la Juventud Católica de Valencia.–208 Santo Tomás y la Filosofía. Discurso leído en la solemne sesión dedicada al Ángel de las Escuelas, santo To-más de Aquino, en la Academia de la Juventud Católica de Valencia.– La Visión de Fray Tomás. Poesía leída en la solemne sesión dedicada al Ángel de las Escuelas, santo Tomás de Aquino, en la Academia de la Juventud Católica de Valencia.– ¡Viva el papa! Poesía leída en la solemne sesión celebrada con moti-vo del Jubileo Sacerdotal de S. S. León XIII en la Academia de la Juventud Católica de Valencia.209

En esta renombrada institución compartió responsabilidades, durante varios años, como socio acti-vo, con el futuro cardenal Benlloch210, por entonces joven sacerdote, que llegó a ser Vicepresidente de la sección de Literatura y Música de esta Academia.

__________ 207 Cf. Bibliografía. 208 Cf. Bibliografía. 209 Cf. Bibliografía. 210 El Dr. D. Juan Bta. Benlloch y Vivó nació en Valencia el 29 de diciembre de 1864, era, pues, un año mayor que Caste-

llote. Como éste, fue alumno de las Escuelas Pías de Valencia. Se educó igualmente en el Seminario Conciliar Central, del que fue becario. Se doctoró con la censura nemine discrepante. Fue profesor auxiliar del Seminario y numerario de Latín, Humanidades, Re-tórica y Poética y Metafísica. En el seminario de Segovia explicó la Suma del Aquinate. Como sacerdote se le encomendó primero

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La Oración fúnebre por el Conde de Mirasol es un notable discurso de indiscutible actualidad, en el que reveló Castellote todo su ingenio en el púlpito de San Martín de Valencia.211

Célebres fueron sus sermones: Sermón de San Juan de la Cruz.212 Sermón de Santa Teresa.213 Ser-món sobre los desposorios místicos de Santa Teresa de Jesús.214 El celo sacerdotal (Sermón predicado a la Congregación de Sacerdotes de Valencia).215 Panegírico de la Santísima Virgen María (Sermón predi-cado en la Real Capilla de la Virgen de los Desamparados de Valencia). Sermón (pronunciado en la pa-rroquial Iglesia de Santa María de Alcoy, el 1 de enero de 1883, con ocasión de la fiesta que en honor de la Sagrada Familia celebró el Círculo Católico de Obreros de la misma ciudad según costumbre de todos los años).

En las fiestas de Alcoy del año 1893 predicó Castellote, según anuncio de España cristiana.216 Igualmente, se anuncia su predicación en el triduo de Sedaví como preparación para la fundación

del Círculo Católico de este pueblo.217 Innumerables son los sermones que por diversos motivos predicó el canónigo Castellote.218 El 30 de diciembre de 1888 fue condecorado por SS León XIII con la cruz Pro Ecclesia et Pontífi-

ce con ocasión de su Jubileo Sacerdotal, en el que había tomado una parte tan activa, como justa recom-pensa á su meritoria labor de propaganda.

El 2 de febrero de 1891 fue nombrado Consiliario de Hacienda del Seminario de Madrid. En 1892, firmó oposiciones a la Canonjía Lectoral de la catedral de Barcelona, siéndole aprobados

sus ejercicios con la calificación de sobresaliente y obtenido dos votos en la elección. En junio del mismo año, tomó parte en los ejercicios de oposición a una canonjía, de las llamadas de gracia y del turno de la mitra, en Tortosa, habiéndole propuesto el tribunal por unanimidad en el primer lugar de la terna. Fue elegido canónigo por el obispo el 26 de agosto del mismo año, tomando posesión de ella el 1 de septiem-bre siguiente.

Al cabo de dos meses, se presentó a las oposiciones que se habían publicado en Madrid para la provisión de una de las Canonjías llamadas de gracia y de turno de la Mitra, vacante en aquella Catedral. Figuraba en el primer lugar de la terna propuesta por el Tribunal, y el obispo Sancha lo nombró canónigo.

Las Conferencia científico–religiosas en la Catedral de Madrid

En Madrid tuvo ocasión de demostrar su preocupación científica por un temas de gran importancia en aquellos momentos de luchas ideológicas, cual era la antropología filosófica. Esta ocasión surgió cuando fue nombrado canónigo. Sancha había dispuesto que los prebendados debían pronunciar cada año por la Cuaresma, una serie de conferencias científico-religiosas. Y Castellote, eligió “las gravísimas cues-tiones que constituyen la base fundamental de la antropología, y llenan hoy con ruidosas discusiones el

________________________________________________________________ la parroquia de Almácera (1888); después fue beneficiado de los Santos Juanes, llegando a ser a sus 29 años Cura Rector de la mis-ma. En la Curia fue fiscal general, Provisor y Vicario General. En Segovia obtuvo la dignidad de chantre en el cabildo catedralicio. A los 36 años fue nombrado Administrador Apostólico de la diócesis de Solsona (obispo de Hermópolis) por el papa León XIII. Su consagración episcopal tuvo lugar en Madrid (2 de febrero de 1902) y en ella estuvo presente como obispo asistente el Dr. Castello-te, a la sazón obispo de Jaén, junto con el de Segovia, actuando como consagrante el Obispo de Sión, en sustitución del Nuncio Ri-naldini, que, por indisposición, no pudo asistir. En el Consistorio de 6 de diciembre de 1906, fue proclamado obispo de Urgel, to-mando posesión el 19 de agosto del Principado de Andorra (cf. Memorias de un cronista. Relación de las fiestas que la munificencia del Prelado-Príncipe Dr. Benlloch... dedicaron a San José de Calasanz en Seo de Urgel del 7 al 11 de septiembre de 1911, Valen-cia, Tipografía moderna a cargo de Miguel Gimeno, Avellanas, 11, 1912, págs. 283-302 (biografía del Dr. Benlloch).

211 Cf. Bibliografía. 212 Cf. Bibliografía. 213 Cf. Bibliografía. 214 Cf. Bibliografía. 215 Cf. Bibliografía. 216 EC (24 de junio de 1893), p. 998. 217 EC (10 de marzo de 1894), p. 1294. 218 Por ejemplo, el sermón que predicó en la Catedral de Valencia en honor de san José (cf. LAS PROVINCIAS, viernes,

20 de marzo de 1896, o el que pronunció en el Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de san José en el décimo aniversario de la insta-lación de reserva (cf. LAS PROVINCIAS, domingo, 2 de febrero de 1896).

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mundo científico.”219 Secundaba así las preocupaciones de León XIII en sus encíclicas Dei Consilio (1878) y Æterni Patris (1879). Como buen científico, fijó previamente la metodología que iba a seguir en sus exposiciones conferencia. Su apologética, presente ciertamente en estas conferencias, no llega, sin embargo, al nivel insultante y poco fundamentado de ciertos medios de comunicación de uno y otro signo. Dice Castellote que, ante las doctrinas que pretenden argumentar contra la fe cristiana, “no por eso debemos mirar con indiferencia, ni mucho menos con desprecio, los ataques contemporáneos del error contra las verdades religiosas, más vastos y más terribles, en opinión del cardenal Newmann, que la ex-plosión de las más formidables herejías. Deber nuestro es combatir las formas nuevas del error con la verdad siempre nueva... con las mismas armas con que luchan nuestros adversarios.”220 Su método es sin-tético, expositivo, altamente divulgativo, crítico, comparativo, hermenéutico y apologético: “Era menester sintetizar la doctrina en muchos libros esparcida... y presentar las objeciones... y la verdad católica con toda su claridad.” La exposición, en forma de conferencias, debe ser “atractiva, que no la hiciese pesada y enojosa, huyendo.... del tecnicismo y evitando la vulgaridad.” Se apoya en “autoridades nada sospecho-sas... y muchas veces francamente hostiles a los principios católicos...”221 “Me he propuesto –dice Caste-llote– no adelantar ninguna afirmación que no vaya acompañada de sus pruebas...”222 “La doctrina que no se apoya en hechos positivos, está destinada a desaparecer.”223 El caso Galileo, dice, nos “enseñó a proce-der con cautela y a tomarnos tiempo para admitir o rechazar las opiniones científicas.”224 Igualmente, es metodológicamente necesario que “no debemos apresurarnos a establecer entre el Génesis y la Ciencia, armonías tan completas que tengamos después que retocarlas.”225 Con respecto a la hermenéutica bíblica, en temas referentes a la antropología, es avanzado: “Libre es cada cual de seguir... la exposición que me-jor le plazca [literal, ideal, alegórica o mística; concordista (de Cuvier, a la que considera Castellote co-mo la mejor), teoría moderna de la restauración (ya existía entonces la idea, defendida por Westermayer, Wiseman y otros, de que nuestra tierra está formada de las ruinas de otro mundo), Poética (de Mons. Clif-fort, ob. de Clifton)]”.226 “Hace suya la declaración de la Sociedad Real de Londres, de julio de 1864, sus-crita por 210 científicos: “Nosotros los naturalistas, que firmamos este documento, damos público testi-monio con este nuestro acto, del dolor que nos causa ver que algunos abusan de las ciencias naturales, pa-ra impugnar verdad y autenticidad de las Sagradas Escrituras. Tenemos por imposible que la palabra de Dios, escrita en el libro de la naturaleza, y la palabra de Dios escrita en los libros santos, puedan contra-decirse.” 227

Es impresionante el índice de autores citados: “Taine, Charcot, Richet, Beaunis, Ferrière y Ribot, en Francia; Lombroso, Sergi y Mosso, en Italia; Spencer, Lewes, Maudsley y Bain, en Inglaterra; Fech-ner, Wundt y Helmholtz, en Alemania; Herzen y Vogt, en Suiza; Grote, en Rusia; Delboeuf, en Bélgica; W. James, en los Estados Unidos.”228 Todos son considerados positivistas, al negar la espiritualidad del alma, “que no hay más alma que la función del cerebro”.229 Pero, además de estos científicos reseñados en el prólogo, son muchos más los citados a lo largo de las ocho conferencias: unos directamente, otros indi-rectamente.

Comenzó la primera el 14 de febrero de 1892, sobre el tema “El problema de la vida ante la reli-gión y la ciencia”. Estuvieron presentes, además del obispo de Madrid, Sancha, los arzobispos de Zara-goza, Cardenal Benavides, el de Valladolid y el de Santiago de Cuba; los obispos de Salamanca, Cádiz y Coria.

__________ 219 CASTELLOTE, S., Conferencias científico-religiosas..., Madrid, 1892, pp. XI-XII. (en adelante CCR). EC anunció con

todo pormenor los títulos de estas conferencias sobre un tema tan poco usual en los debates que por aquel entonces llenaban los li-bros, las revistas y los periódicos: EC Año II, n.º 54 (13 de febrero de 1892), p. 431

220 Ibid., p. X. 221 Ibid., p. XIII. 222 Ibid., p. 6. 223 Ibid., pp. 9s. Es una máxima del positivista Herzen, que Castellote, acepta, sin embargo, de buen grado, como señal de

su metodología científica. 224 Ibid, p. 48. 225 Ibid., p. 52. Aduce maravillosos textos sobre el tema de San Agustín (De gen. ad lit. I, cap. XVIII) y de sto. Tomás

(Summa Theologica I, q. 68, a. 1). 226 Ibid., p. 54. 227 Cita de Atheneum (17 de septiembre) 375. Ibid. 6s. 228 Ibid. p. XII. 229 Ibid.

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Después de un breve recorrido histórico desde la escuela jónica hasta el monismo actual, presenta la pregunta crucial: ¿Qué es la vida? Dos soluciones: ¿Resultante de fuerzas físico-químicas o un princi-pio distinto de la materia? Recoge de Claudio Bernard la imposibilidad de definirla, tantas son las defini-ciones que de ella se han dado (entelequia de Aristóteles, Torbellino vital de Cuvier; la ecuación del uni-verso, de Burdach; el conjunto de las funciones que resisten a la muerte, de Bichat; lo contrario de la muerte, de la Enciclopedia francesa; principio de acción que impide la indiferencia química, de Tiede-mann). La biología, sigue argumentando Castellote, apoyado en Herzen, es “un acto de fe”, es un “creer” en el monismo o en el dualismo, pues ninguna de estas teorías está “científicamente” demostrada.230 Pasa después a analizar si el materialismo, que reduce todos los seres, vivos y no vinos, a la pura materia, es una teoría “racional”.

Después de pasar revista a los materialistas monistas, como Haeckel,231 a quien se le ha llamado el “patriarca del monismo”, y constatar que ni siquiera éstos pueden demostrar su tesis, cita a varios antimo-nistas o vitalistas (Cuvier, Müller), que afirman la existencia de un “fuerza vital” que diferencia a los se-res anorgánicos de los orgánicos, reconociendo, sin embargo, las innumerables ventajas que han aportado a la ciencia las experiencias de laboratorio sintetizando elementos propios de los cuerpos vivos, tales co-mo la urea (Woehler en 1828), el ácido fórmico (Berthelot, en 1856). Concluye que los materialistas mo-nistas no pueden científicamente llamar “superstición” a los que afirman la existencia de un principio vi-tal.

Ésta es, para Castellote, la tesis de la “doctrina cristiana”. Cita Castellote en pie de página una lar-ga lista de los defensores de este vitalismo (Wallace, Hyrtl, R. Wagner, Schmidt, Naegeli, Askenasy, Pre-yer, Fechner, Agassiz, de Baer, de Beaumont, Blanchard, Heer, Kölliker, Mivart, Quenstedt, Spiess, Vol-ger, todos según cita de Pesch, Inst. Philosophiae Naturalis, Fribourgi Brisgoviae 1880, p. 129). Ante las acusaciones de que el cristianismo ha procedido siempre analíticamente o a priori, sin realizar experien-cias, aduce Castellote las teorías tomistas en una larga cita (Contra Gentes, lib. IV, cap. XI.). Dicho esto, se adentra en la difícil tarea de decir explícitamente “lo que la Religión prescribe acerca del problema de la vida”232 Esta doctrina es, como no cabía esperar otra cosa, la del Génesis: “En el principio creó Dios el cielo y la tierra”.

Postura ésta una un poco peligrosa, pues en la mayoría de los casos se basa en la impotencia de la ciencia de entonces de explicar el fenómeno de la vida. Lo cual es peligroso, porque ¿y si en una de éstas lo puede demostrar la ciencia? Hubiese sido mejor adoptar otra postura, delimitando los campos de la ciencia y de la religión metafísica, pero para aquellos tiempos ya ésta que adoptó Castellote suponía un gran adelanto. Aunque esta postura de un Dios “tapa agujeros” era corriente en su tiempo, como lo hace, por ejemplo, el mismo Liebig: “Había pecado contra la sabiduría del Creador... Quise perfeccionar su obra, y en mi ceguera llegué á creer que la admirable cadena de leyes que presiden á la vida...., faltaba un escalón, que yo... debía colocar, cuando vi que... el eslabón estaba puesto.”233

La segunda conferencia lleva por título “El origen de la vida”. En la portada hay una cita de Ch. Darwin: “Hay cierta grandeza en considerar la vida con todas sus propiedades, como un don primitivo del Criador.”234 Parte de una postura objetiva en la que se distinguen claramente los métodos científicos de la fe y la ciencia: “Nosotros, los creyentes, que sabemos de dónde venimos y a dónde vamos, nada tenemos que reprochar a los que tales cosas inventaron; veríamos pasar sin admiración ni extrañeza las hipótesis que, desacreditadas, desaparecen, y las que, llenas de presunción, vienen a reemplazarlas; asitiríamos tranquilos a las evoluciones de la ciencia, esperando sus conclusiones definitivas, si no hubiese quien abusando de nombre tan respetable, convirtiera en bandera de impiedad sus problemáticos adelantos.”235 Hay un respeto a la ciencia y a sus adelantos; nada se les tiene que reprochar; no niega el talento a los que se empeñan en poner conflictos donde nunca pudo haberlos; pero hay científicos que abusan de sus méto-dos. Por eso, el objetivo de la apologética de Castellote no es un concordismo positivo, que pone a la fe

__________ 230 Ibid., p. 12. 231 En España, el “darwinismo” más conocido fue el monista materialista de Haeckel, más que el de Darwin, que –como

vemos en el lema, previo a la segunda conferencia científico-religiosa que pronunció Castellote en la catedral de Madrid. (cf. Bi-bliografía), El origen de la vida– era considerado como un buen creyente. Así reza este lema: Hay cierta grandeza en considerar la vida con todas sus propiedades, como un don primitivo del Criador. Darwin

232 Ibid., p. 28. 233 Ibid., p. 30. Citado por Liebig, Química aplicada á la Agricultura y a la Fisiología, 7ª ed. 234 Ibid., p. 31. 235 CCR..., p. 41.

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como primum analogatum de la ciencia, sino que quiere poner de manifiesto el abuso que se comete comprometiendo así a la misma ciencia, con intenciones no siempre honestas y científicas: alcanzar cele-bridad y abandonar lo tradicional. ¿Qué sabe en verdad la ciencia de la vida? –se pregunta Castellote–. Sólo hay dos soluciones: la primera causa creadora o la materia capaz de producir la vida. No está de acuerdo en que los materialistas llamen “milagro” a la creación por Dios, porque en el fondo lo que quie-ren decir con esta expresión es que los que admiten la creación están en flagrante oposición con la cien-cia. Esta contraposición no tiene que superarse con una harmonización o concordismo positivo, sino dan-do a cada cual sus propios objetos materiales y formales. Ya negó en cierta época el materialismo el ori-gen de la materia, declarándola eterna; pues lo mismo podría decir ahora de la vida. Pero, no. La ciencia natural no se lo permite. Ha habido períodos en el planeta tierra sin vida: “época azoica”. Y si la vida ha tenido principio, el onus probandi recae en la ciencia: que demuestra cómo ha surgido la vida. Aduce la opinión del mismo Huxley, para quien “la ciencia no encuentra la manera de formular su opinión acerca de los comienzos de la vida: sólo puede adelantar conjeturas sin carácter científico.”236 Discute la hipóte-sis de la generación espontánea, hipótesis renacida en aquellos tiempos, a pesar de su antigüedad (Aristó-teles, Lucrecio. Virgilio, Avicena, varios filósofos escolásticos, y entre los más modernos Van Helmont, Buonnani, Aldovrandi, etc. Fue Redi y después, sobre todo, Pasteur los que dieron el golpe de gracia a la generación espontánea de los heterogenistas con sus descubrimientos y sus aportaciones al concurso con-vocado por la Academia de París. Esta postura fue reforzada por Tyndall. Pero los materialistas no “arria-ron su pabellón”; había que explicar el origen de la vida de alguna manera sin recurrir al Criador” (p. 29). Los estrepitosos fracasos que siguieron a los presuntos orígenes de la vida con el descubrimiento del fa-moso batybius Haekeli, que, como demostró Moebius, se trataba de un producto artificial: un precipitado de sulfato de cal disuelto en el agua, merced al alcohol en que se habían conservado sus preparaciones. Pero, supongamos que se demuestre la generación espontánea. “¿Se habrá de seguir de aquí la ruina del dogma de la creación? –se pregunta Castellote–. No, pues también la admitieron s. Agustín, s. Basilio, s. Buenaventura, Pedro Lombardo y Suárez, y no por eso renegaron intelectualmente de la creación. Señal que distinguían entre metodologías, considerando siempre a Dios como el origen de estos supuestos hete-rogenistas, pues no tenían entonces otra manera de explicarlo. Invita tanto a la ciencia como a la religión en ser parcas en sus declaraciones dogmáticas. Ya tenemos bastante con el caso de Galileo, que por cierto –dice Castellote– no fue una declaración dogmática, sino una mera acción disciplinaria. No pretende de ningún modo “exagerar la concordancia entre el Hexamerón mosaico y el Hexamerón geológico” (p. 60), porque la ciencia no ha hecho más que trazar en líneas generales la historia de la tierra y La Biblia “no es un manual de ciencia naturales, ni andan tan conformes los intérpretes católicos, que unánimemente crean ser posible semejante concordancia” (p. 60) He aquí cómo describe magistralmente Castellote el objeto del relato de la Creación:

“... a otros intentos se dirigía Dios cuando le dictó a Moisés las páginas del admirable Pentateuco. El monoteísmo, opuesto a las supersticiones politeístas que entonces señoreaban el mundo; el dogma de la creación, desarrollado en cuadro de entonación sublime y acomodados al carácter oriental del pueblo hebreo; la institución divina del sábado y de la semana como ley fundamental de Israel; la materia comenzando sus evoluciones con el tiempo; la vida comunicada por el Criador a la naturaleza; el hombre, recibiendo con el soplo divino el alma y hecho a imagen y semejanza de Dios son las verdades que campean en la relación mosaica, las verdades que enseña la fe, las verdades que nunca desmentirá la ciencia” (p. 61s.).

No se opone a ninguna de las interpretaciones de aquel entonces de la Biblia, como ya hemos se-ñalado antes. La conclusión de esta conferencia es clara: La Iglesia no es un obstáculo para la ciencia ni la ciencia tiene que ser necesariamente atea y materialista. La historia tardará bastante tiempo en reconocer estas verdades –podríamos añadir nosotros–.

La tercera se titula: El principio vital del hombre, introducida por una significativa cita del Géne-sis: “Inspiravit in faciem ejus spiraculum vitae, et factus est homo in animam viventem” (Gén. 11,7). Ya en sus inicios la considera como el momento que los materialistas se habían escogido para librar la batalla decisiva contra la fe (pp. 70s.). Y él mismo la considera fundamental en la antropología que esta diseñan-do: “no podemos prescindir de saber lo que somos” (p.71). Postula una igualdad en la especie humana, en contra de los racistas de la época, y una diferencia con el animal, en contra no sólo del zoologismo, sino

__________ 236 Ibid. 45.

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incluso contra los que, defendiendo la diferencia entre materia y vida, niegan el principio espiritual del hombre. Su primer argumento es de autoridad y proviene de la encíclica de León XIII Libertas, en la que se afirma que el hombre tiene un alma por naturaleza simple, espiritual, capaz de pensar. Siente una gran preocupación por la nueva ciencia: la psico–física. Cita a Cabanis: “es necesario considerar al cerebro como un órgano... destinado... a segregar el pensamiento” (p. 74). A continuación se enfrenta con las tesis materialistas de Vogt y Büchner: El alma es la función del cerebro; el espíritu debe relegarse al país de las quimeras” (p. 75). Pero su discurso no es una afirmación unilateral, sino un diálogo con sus oponentes: “No se alarme vuestra fe –dice– ...quiero pedir al materialismo cuenta de las suyas [razones], para que nunca se diga que lo condenamos sin oírlo” (p. 76). Su primer argumento es negativo: que no se ha podi-do comprobar la existencia de una sustancia espiritual, a pesar de los instrumentos que emplea la ciencia: reactivos, análisis espectrales, etc. Pero sí que admiten otras cosas que nunca han visto, como el “éter y los átomos eternos”, y numerosas hipótesis, aunque parezcan carentes de fundamento, con tal de conver-tirla en arma de combate. Argumenta con sto. Tomás, diciendo que no se pueden rechazar cosas que, por ser inmateriales, no pueden tener representaciones de la imaginación (Suma Teol. I, q. 75, a. 1). Claro que no son éstas los únicas ni las más serias razones de los materialistas. La constatación de que no hay inteli-gencia sin cerebro la consideran razón suficiente para la negación del alma espiritual. Era época en la que se descubrieron las funciones cerebrales y su participación en el fenómeno del pensamiento. Fue la época en la que Fechner descubrió la estesiometría. Y esto lo defiendo Castellote, citando casos experimentales (enajenación; atrofia senil cerebral; anemia; anestésicos; venenos psíquicos (como Castellote llama a las drogas), etc., en los que se comprueba esta relación. Y nunca la antropología cristiana ha negado este he-cho incontrovertible. Pero esto no arguye necesariamente la negación del alma, sólo su necesario condi-cionamiento. Por eso cree Castellote que hay que probar, además, y de forma experimental y directa, la realidad del principio vital. Aduce los argumentos clásicos de la personalidad permanente, a pesar del metabolismo orgánico, y la conciencia. Realmente –dice– “asunto es éste de la personalidad y la con-ciencia que lleva a mal traer a los doctores materialistas” (p. 90). O se niega su realidad o se la reduce a un fenómeno mecánico. Y si se niega su realidad es porque tienen un concepto equivocado de los que es la conciencia: un fenómeno “resultante del choque nervioso y de la actividad cerebral” (p. 91s.). Pero la conciencia es un fenómeno irreducible a estas causas, como lo afirmaba el mismo Tyndal, autor nada sos-pechoso: “¿Cómo las acciones físicas están enlazadas con los hechos de la conciencia” (p. 92). Los mis-mos materialistas se niegan a sí mismos, diciendo que lo que dicen es sólo un fenómeno mecánico. Aduce la “autoridad” del mismo Renán para quien “el alma es la primera delas realidades y la única completa, porque la materia es un compuesto múltiple, divisible y falto de unidad” (p. 94s.). Siguen a continuación una serie de observaciones sobre fenómenos mentales, con las que intenta mostrar que hay hechos excep-cionales que ponen de manifiesto el abismo que separa las funciones orgánicas de las operaciones del en-tendimiento” (p. 95). Prescinde de los fenómenos místicos de la visión intelectual, porque son más cosa de la fe. Habla de fenómenos que los mismos materialistas admiten, adentrándose en el mundo de la teo-sofía (Swedemborg), del hipnotismo y de la clarovidencia, visión mental y doble vista. Si se admiten es-tos fenómenos como reales, ¿cómo explican los que niegan la existencia del espíritu esos grandes miste-rios? El mismo Bacon advertía que hay ciertos estados fisiológicos que “desprenden al alma de sus liga-duras del cuerpo y la hacen más capaz de gozar de su propia naturaleza” (p. 97s.). Una de sus más enérgi-cas protestas va en contra de los fatalistas (Herzen) que auguran un fatal final a la especie humana: la ac-tividad cerebral adquirirá cada vez más un carácter instintivo, reflejo, automático y mecánico, y cada vez será menos conscientes... y el enfriamiento gradual del sistema solar habrá hecho imposible la vida sobre la tierra. Su respuesta es una pregunta: ¿A quién satisfarán estos fatídicos augurios abiertamente contra-rios a la Historia y a las aspiraciones más nobles y más legítimas del género humano?

La cuarta conferencia está titulada así: La materia y el espíritu, y tiene por objeto la unidad psico-física del hombre; “¿qué relaciones hay entre la materia y el espíritu?” (p. 106). Y lo primero que habría que hacer es definir estos términos, pues de toda ha habido, quienes han negado la realidad del espíritu, porque no es palpable (materialismo) y quienes han negado también la realidad de la materia, considerán-dola como una ilusión (gnosis). ¿Qué es la materia? –se cuestiona Castellote con una pregunta que es co-rriente entre los físicos actuales. Pasa revista a las distintas acepciones: desde la “hylé” (caos, confusión) griega hasta las modernas. Y les conmina a los materialistas a que hagan experimentos con la materia, que todos reconocen, pero que muy poco se sabe de sus propiedades, y verán que no se trata de una serie de “ladrillos” (es expresión de Heisenberg), sino que cambia, se desvanece, adquiere propiedades que antes no tenía... “dejándoos solos en el laboratorio” (p. 109) Desconocemos la “esencia de la materia”, aunque

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conozcamos algunas de sus propiedades. Pues que hagan lo mismo con el espíritu: no conocemos su esencia, pero observamos sus propiedades que nos inducen a su existencia real. Pide a los científicos –con Bacon– que acepten la religión “que impide que la ciencia se corrompa” (p. 109). ¿Qué escogeremos de las muchas concepciones que de la materia se han dado? ¿Demócrito o Platón? ¿Condillac o Descartes? ¿materialismo que nos rebaja o idealismo que nos adula? Tampoco le satisface el aristotelismo, incluso después de la purificación “de sus herrumbres en aquella soberana alquimia del escolasticismo” (p. 110). El hombre necesita saber más: No es suficiente para saber lo que es un monumento contar sus sillares o admirar la corrección de sus líneas. “Necesitamos elevarnos a la idea que presidió a su ejecución y cono-cer el simbolismo profundo de su fábrica” (p. 110). ¡Qué cuestionamiento tan moderno que nos refleja la aspiración de la física moderna por saber el origen del universo desde ese misterioso “big–bang”! Sigue una apología de la concepción religiosa del hombre como”eslabón que junta al mundo visible con el mundo de los espíritus” (p. 110). Pero no se detiene en ella; intenta confirmar la verdad del hombre cabal con argumentos, que parten de la pregunta clásica: ¿Hay en cada hombre tres principios según la diversi-dad” de sus operaciones, como quería Platón? ¿Hay sólo dos, como afirman los vitalistas de la escuela de Montpellier? Considera estas preguntas de gran importancia por sus relaciones con la fe, manifestada en el concilio Constantinopolitano V (869) y por Pío IX (30 de abril de 1860. ¿Cuáles son, pues, las razones? Es un hecho –dice– la íntima relación de solidaridad que existe entre las operaciones del hombre. Este ín-timo consorcio –concluye– sería inexplicable si no fuese uno e idéntico el principio en que radican todas las energías vitales... “porque decir que estos hechos son efecto del comercio del alma con el cuerpo es enunciar el mismo fenómeno con palabras distintas, pero sin determinar su verdadera causa (p. 114s.). Pe-ro se presenta un problema: ¿por qué se observan en el cadáver manifestaciones vitales (movimiento ver-micular de los intestinos, latidos del corazón con muerte violenta, contracción de los músculos al aplicar-les una corriente eléctrica? Su respuesta está avalada por la fisiología de su tiempo: la contractilidad mus-cular no depende de la sensibilidad; distingue con Bichat dos tipos de contractibilidad: la animal (espon-tánea y voluntaria) y la automática (involuntaria, mecánica e inconsciente). Esto supuesto hay que averi-guar de qué clase de unidad se trata en el caso del hombre. Muchas son las doctrinas aducidas por Caste-llote: el dualismo platonizante de Descartes (“ridículas cuestiones del comercio del alma con el cuerpo” y del “sitio” del alma, p. 121); el ocasionalismo de Malebranche, la armonía preestablecida de Leibniz, el mediador plástico de Cudworth; la conciencia del pensamiento de Kant. Todos ello pecan de lo mismo: o se refugian en las alturas de la naturaleza humana, despreciando la materia o buscan en ella el único prin-cipio, negando el espíritu. La solución que aduce Castellote es un hilemorfismo actualizado por los des-cubrimientos científicos de la época: “El hombre resulta de la reunión de los elementos bajo la actuación de una forma humana (según cita de Leibniz)” (p. 124). Concluye estas reflexiones citando a s. Agustín para quien esta unión de alma y cuerpo es un “insondable misterio”, incluso mayor que la unión hipostáti-ca. En consecuencia, sabemos qué clase de unión existe, pero “no acertamos a comprender cómo esa unión se verifica” (p. 127s.).

La quinta se refiere a la libertad y el determinismo. Como vemos no deja ninguna cuestión por di-fícil, compleja y amenazadora que parezca. Lo primero que le llama la atención a Castellote es que “el si-glo de la libertad ha visto renacer los viejos errores del fatalismo” (p. 133). El determinismo es una con-secuencia ineludible tanto del panteísmo, que considera al hombre “parte integrante de la divinidad” y su modo de ser sólo será una “evolución fatal de la sustancia única” (p. 135), como del materialismo, que ve en el hombre una “máquina complicada, pero enteramente sujeta a las leyes matemáticas de la materia cósmica” (Ibid.). Tampoco el islamismo acepta la libertad total, pues “no encontró la manera de conciliar el libre albedrío con la predestinación eterna de las almas y vio escritas por Alá en sus inmutables decre-tos todas las vicisitudes del género humano” (Ibis.). Tampoco Lutero se salva, según opinión de Castello-te, de caer en cierto determinismo, al asegurar que el libre albedrío es una “ilusión” (Ibid.). Pero estos de-terminismo vuelven a estar en boga con la nueva ciencia: “Afirman que la dura ley de la necesidad es la ley del linaje humano; que el bien y el mal no existen,... que la virtud y el vicio son dos productos como el azúcar y el vitriolo (Littré); que el genio es una neurosis y la santidad un erotismo, el crimen una en-fermedad (Lombroso) y el criminal un loco; que la sociedad guarda en su seno el germen de todos los de-litos... y el delincuente el instrumento ciego (Quetelet); que la civilización es el resultado de la raza, del medio ambiente y del momento histórico; que el mundo es... un mecanismo universal...” (p.136s.). Si se intenta afirmar la libertad no es porque se trate de una verdad enseñada por la fe. Si fuere así no habría problema. Pero se trata de un “hecho experimental, atestiguado por la conciencia” (p. 137). Tampoco se trata de una afirmación absoluta de la libertad, sino de ver en qué condiciones la ejercitamos. Su argu-

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mento se reduce a que el hombre es un ser que se pregunta por la verdad; pero este conocimiento no es lo suficientemente claro para que veamos en él reflejado el bien que conduce a la felicidad del hombre. La experiencia nos atestigua que hay una fuerza que “rompiendo las vacilaciones d la razón, nos permite en-trar por el camino que bien nos pareció.” (p. 141s.). Y esta fuerza es la libertad. Las consecuencias de su negación serían catastróficas para la sociedad –éste es un argumento por reducción al absurdo– “Suprimid la libertad y convertiréis en fábula la Historia” (P. 137). Es, pues, la conciencia psicológica la que nos re-vela la existencia de la libertad; y la conciencia moral la que nos dice hasta qué punto somos dueños de nuestros actos. Sin libertad no hay responsabilidad. Ante estos hechos experimentales los materialistas buscan cortar el nudo gordiano: negar la conciencia, calificándola de ilusoria. La libertad sólo consiste en el conocimiento que tenemos de nuestros apetitos y la ignorancia de las causas que los determinan (Her-zen). Podemos “sentirnos” libres, pero no serlo de verdad –dicen– como sucede en la hipnosis y en el sueño. Rechaza estos argumentos como fútiles, pues una cosa son los apetitos de las pasiones y otra muy distinta las decisiones de la voluntad, pues ésta lucha y puede decir que no a sus mismos apetitos por ra-zones más altas. La voluntad ejerce su libertad en constante actividad, preparando los medios que al ser variados solicitan nuestra elección. El argumento basado en la conservación de la energía, que esgrimen como el fundamental para negar la libertad, no tiene sentido, porque una cosa es la conservación y otra el redireccionamiento de la energía. Pero la ciencia mecánica no autoriza a la fisiología para interpretar con arreglo a sus principios los fenómenos de la vida y mucho menos las operaciones del alma. Y la razón que expone Castellote no puede ser más kantiana: “El determinismo comienza por suponer como principio lo que debía ser la consecuencia, y mientras no pruebe que la vida y el alma son el resultado d las fuerzas de la materia cósmica... no tendrá ningún derecho para negar en nombre de la ciencia la libertad, ni tendrán sus hipótesis, contradichas por la experiencia, ningún valor científico” (p. 155). La ley de la conservación de la energía –según Ravier– ha sido demostrada en un orden abstracto, cerrado, con elementos inertes y sólo se ha demostrado en los dominios de la física y la química. Muy diferente a esto es lo que Kant de-nominaba como el “mundo interno” –en el que reina la libertad y la razón práctica, incluso como funda-mento de la teórica –, a diferencia del “externo”, sometido éste a las leyes newtonianas. Pero incluso con-cediendo que la mecánica tuviese su influencia en la fisiología, esto tampoco sería argumento contra la li-bertad, porque la transformación de la energía potencial, de la que habla la mecánica, en trabajo mecánico puede verificarse en momentos diferentes y los movimientos pueden cambiar de dirección, conservando invariable la cantidad de energía. Si suponemos que el organismo es como el volante de una gran máqui-na de vapor que almacena y conserva energía y que todo es una transformación de movimientos molecu-lares, siempre será verdad que podremos actualizarlos cuando queramos y cambiar su dirección si nos pa-rece. No hay contradicción con la ley de la conservación de la energía. No creamos nuevas fuerzas, sino que disponemos de ellas para bien o para mal. También le toca el turno al evolucionismo, con cuyo de-terminismo se pretende explicar la marcha de la humanidad. No le satisface la advocación de Stuart Mill a la ley de la causalidad, pensando que la voluntad es un “principio absoluto” (p. 161). No lo es –responde Castellote–, pues en realidad es un “efecto proporcionado de una causa eficiente puesta en condiciones de producirlo; la causa es la voluntad, el yo libre; y las condiciones, los motivos conocidos y juzgados por la inteligencia” (Ibid.). Se extraña, al mismo tiempo Castellote, de que los fenomenistas como Mill, que re-pudian el principio de causalidad, lo hagan valer ahora contra la libertad.

La libertad, pues, no es ni absoluta ni perfecta, pues no se extiende a todos nuestros actos; sólo afecta a los actos voluntarios no a los vegetativos u orgánicos. Se opone radicalmente Castellote a la así llamada libertad de contradicción, que supone que la libertad consiste en elegir el bien o el mal. La Elec-ción del mal –supuesto que somos seres racionales y conocedores del bien último del hombre– es un abu-so de la libertad.

Por último insiste en la fortificación de la libertad por parte de Dios por medio de la gracia: “qui facit peccatum servus est peccati; ubi spiritus Domini est libertas” (2Cor 3,17).

La sexta conferencia trata sobre la inmortalidad del alma. Tema muy debatido en todos los tiem-pos y más ahora en tiempos de un soberbio biologismo naturalista “del hombre no quedará más que un puñado de fosfato de cal y unas cuantas sales raras” (p. 170). Los argumentos que esgrime Castellote co-mienzan por la reducción al absurdo: “¡Pobre humanidad si se tuviese que regir por tan fatales augurios! ¡Tristes destinos los de la raza humana, si no esperase más justicia que la de la Historia...” (p.170s.). Pero pronto entra en una posible demostración por medio de la razón, que no es otra que la clásica: de la espiri-tualidad del alma se sigue su inmortalidad. La inteligencia y la voluntad del hombre, potencias del alma espiritual, revelan la vitalidad del alma en contra de los desafíos fatales del organismo. Cita incluso a Sch-

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leirmacher para quien el hombre “posee una potencia indestructible” (p. 176), y a Goethe, quien asevera que “la convicción de mi inmortalidad es efecto de la idea que tengo de mi actividad” (p. 177). Se pregun-ta extrañado Castellote, al final de su conferencia, por qué se ha negado con tanto ahínco la libertad. Que la niegue el materialismo es comprensible, pero que la nieguen también los defensores del alma como al-go distinto de la materia, es inconcebible e “no se explica” (p. 180). Propone otro argumento el de la uni-versalidad en la aceptación de la libertad en todos los pueblos (Egipto, sobre todo), citando casos especia-les (p. 183s.), entre los que figura el pueblo hebreo, al que algunos (Renán y Darembourg) consideran opuesto a la libertad. Esto lo niega rotundamente Castellote, con citas de Bossuet y de la Escritura: Gen 15,15; 25,8–17; 35,29; 47,9; Ex 8,26; 32,28; Deut 18,11-12; de Mat 22,23.

Concluye con que la inmortalidad es la “esperanza que nos mantiene en las luchas de la vida” (p. 195).

La séptima conferencia toca un tema muy escabroso en el diálogo entre la fe y la ciencia: la resu-rrección de los cuerpos. El materialismo –dice– “ha querido celebrar la apoteosis de la materia” (p. 203), haciéndola inmortal y eterna, poniéndola en lugar de Dios y se revuelve contra la Iglesia porque ésta de-fiende la mortificación del cuerpo. A esto opone una interesante afirmación: que la Iglesia nunca ha de-nostado la materia, fuera de los espiritualismos gnósticos de todos los tiempos. Empieza haciendo una poética apología de las estructuras orgánicas, como la de la mano y la del cerebro, que los mismos fisió-logos hacen. Pero no hay apología mejor del cuerpo humano que las que la fe nos propone. “¿Acaso no sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo y el templo del Espíritu Santo?” (1Cor 6,11.13.15.19). La Encarnación de Cristo es una alabanza de la materia y del cuerpo humano. Y S. Pablo es definitivo en este tema: ... porque si los muertos no resucitan, tampoco ha resucitado Cristo y si no ha resucitado Cristo se desvanecen nuestras esperanzas y somos los que tal creemos los más desdichados de todos los hombres (1Cor 15,13-19). La ciencia es incapaz de dar explicaciones a este dogma, en cuanto se refiere al cómo, pues el hecho de que el alma criada para informar al cuerpo, vuelva a reunirse con él y no quedarse en estado de violencia, es una conclusión derivada del fin del hombre. A pesar de afirmar que este dogma es inexplicable por la ciencia, puede ésta ofrecernos argumentos de conveniencia. No es posi-ble –dice– que la naturaleza humana haya de quedar para siempre mutilada, desconcertando el plan armó-nico de la creación. Pero el argumento principal aducido por Castellote, además del moral y de su repara-ción definitiva, es el de la fe, con citas de s. Pablo: La muerte es el último enemigo con quien Dios acaba-rá en el mundo (1Cor 15,26). Con respecto al problema de la identidad personal después de la resurrec-ción –objeción tan antigua como nueva– dice que esta identidad no es ni perfecta ni absoluta, en el senti-do de que tenga que ser la misma materia que se tuvo durante la vida la que resucite. Esto “sería mons-truoso” (p. 228). Basta con que el cuerpo resucitado “reproduzca las mismas diferencias específicas que le caracterizaron antes dela muerte” (p. 228). El cuerpo será el mismo, pero sus condiciones habrán variado notablemente. Aduce argumentos traídos de la química, según la cual los cuerpos isómeros sin variar su composición varían sus condiciones y sus propiedades. Así también, debajo de las cualidades físicas y químicas del cuerpo hay un substratum permanente, esencial, que en nada repugna a la idea de una vida perpetua e inmortal.

La última conferencia, la octava, está dedicada a la vida futura. Quiso así Castellote ofrecer una antropología total en la que apareciese lo que él llama el evolucionismo cristiano (p. 225).

Rechaza de entrada la doctrina oriental de la trasmigración de las almas. Y la razón es que nuestra conciencia y el sentido común y los presentimientos de la naturaleza se sublevan contra esta concepción parecida al tormento de Sísifo, que nunca encontró su descanso. Dice Sto. Tomás que “las cosas que se mueven no se mueven por moverse, sino para llegar; caminan todas hacia el reposo (S. Th. 1 p., q. 79, a. 8). La naturaleza humana encuentra su descanso en Dios.

Es curioso notar que la presencia episcopal en las conferencias de Castellote disminuyó poco a po-co: sólo estuvieron presentes en la segunda conferencia los arzobispos de Valladolid y Santiago de Cuba, el obispo de Cádiz, además del Sr. Sancha. La tercera se titula “El principio vital del hombre”. Asisten el obispo de Zamora y Sancha. La cuarta “La materia y el espíritu” solo fue oída por el obispo de Zamora. A la quinta “La libertad y el determinismo” asistió el arzobispo de Burgos. A la sexta “La inmortalidad del alma” sólo el Sr. Sancha. A la séptima “La resurrección de los cuerpos”, sólo Sancha. Y, por fin, la octa-va, titulada “La vida futura”, tuvo como oyentes especiales a Mons. A. di Pietro, arzobispo de Nacianzo y Nuncio de S.S en España y al Sr. Sancha, su obispo.

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78 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS

La altura intelectual y científica de estas conferencias es asombrosa. Conoce las obras más impor-tantes de los fisiólogos, químicos y antropólogos de la época. No duda en afrontar los problemas más ar-duos y confrontarlos con la revelación, intentando mostrar que no hay contradicción entre la ciencia y la fe. Pero esto lo hace no al estilo de la época, con aseveraciones sin fundamento y con un espíritu belicoso, sino con objetividad, aunque reafirmando la validez de la cosmovisión cristiana. Mereció el aplauso de toda la prensa, incluso de la anticlerical que descubría en el talante del canónigo un nuevo estilo de decir las cosas de la iglesia. En todas las recensiones se subraya su “ilustración”.

Baste este esquema para descubrir el ingente trabajo de información y de crítica que realizó Caste-llote en estas ocho conferencias. Es nuestro deseo publicarlas íntegramente, pues constituyen un tratado de Antropología filosófico–teológica, con la ventaja de darnos una información de la literatura científica de la época llegada a España.

XIV. CASTELLOTE CANÓNIGO DE VALENCIA

Cuando Sancha fue trasladado á la silla Arzobispal de Valencia,237 conocedor de los méritos del señor Castellote, como ya quedó consignado antes, á quien había cobrado gran afecto durante su residen-cia en Madrid, lo nombró Secretario de Cámara y Gobierno. Previamente, el 11 de diciembre de 1892, Castellote había sido promovido por S.M. la Reina Regente238 a una canonjía vacante en la Santa Iglesia Metropolitana de Valencia, y al no poder estar presente en su toma de posesión, lo hizo por delegación el Dr. Caparrós,239 llegando Castellote a Valencia para tomar posesión personal el jueves 20 de julio de 1892.240 “La Gaceta” publica su nombramiento el 16 de julio de 1892.241

En el desempeño de estos cargos colaboró con el arzobispo Sancha, y dio pruebas de su talento y actividad, de lo cual hay vivos testimonios en la diócesis valenciana, donde su elección para el menciona-do cargo habría sido acogida con el más unánime aplauso. 242

Colaboró como Secretario en la organización del Congreso Eucarístico de Valencia,243 siendo vi-cepresidente del mismo D. José Cirujeda y Ros, deán de la Catedral, y tesorero D. Tadeo Sancho; fue res-ponsable de la organización de la peregrinación obrera a Roma; en el Jubileo Sacerdotal del Papa León

__________ 237 Alguna revista anunciaba ya de antemano la candidatura de Sancha para Valencia, en contra de la opinión de otros pe-

riódicos. Así EC dice: “la candidatura del Sr. Sancha se ha confirmado, a pesar de que otros periódicos proponían a otro.” Insiste también en que Sancha traerá consigo al canónigo Castellote. [EC Año II, (14 de mayo de 1892), n.º 54, p. 535.]

238 Así dice, entre otras cosas, el decreto de nombramiento: Dan Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España y en su nombre y durante su minoría de edad la Reina Regente del Reyno.– Muy Reverendo en Cristo Padre Cardenal Arzobispo de Valencia, mi muy caro y amado amigo vuestro Provisor y Viario General u otra cualquier persona que para lo aquí contenido tuviera poder, sabed: que en uso del derecho de presentación y nombramiento de Prebendas y Beneficios eclesiásticos que compete a la Corona de España, con arreglo al último Concordato y teniendo presente lo dispuesto en varios decretos expedi-dos de acuerdo con el M. R. Nuncio Apostólico en esta Corte para llevar a puro y debido efecto el expresado Concordato, en consi-deración a las circunstancias que concurren en el presbítero doctor D. Salvador Castellote y Pinazo, Canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Madrid y Alcalá, que reúne las condiciones exigidas por el artículo séptimo del Real Decreto concordado de veinte y tres de Noviembre del año próximo pasado; por otro Real Decreto el once del mes actual, tuve a bien promoverlo a la Canonjía va-cante en esa Santa Iglesia Metropolitana de Valencia, pro promoción de Don José Ramón Quesada. Por tanto por el presente os ruego y encargo muy encarecidamente que presentándose ante Vos el referido Don Salvador Castellote y Pinazo con este título, dentro de los treinta días desde su fecha y previo el correspondiente juramento y concurriendo en su persona las condiciones que se requieren para obtener la indicada Canongía, le hagáis colación y canónica institución de ella, dándole su posesión; y sirviéndola y recibiéndola según fuere obligado, haced se le acuda con la asignación que le corresponda con arreglo a las disposiciones vigen-tes, en inteligencia de que no tomando posesión de dicha Canonjía en el término que va señalado, queda nula y sin efecto esta gra-cia, conforme está resuelto por punto general y de este título se ha de tomar razón en la oficina de Hacienda que corresponda... Dado en Palacio a doce de julio de mil ochocientos noventa y dos. Yo la Reyna Regente. Hay rúbrica. El Ministro de Gracia y Jus-ticia. Fernando Garzón (?). Hay un sello en seco. Treinta y dos pesetas y setenta céntimos.... (Libro de Actas del Archivo de la Ca-tedral de Valencia, pág. 76r–78v.

239 EC Año II, (23 de julio de 1892), n.º 77, p. 616. 240 Libro de Actas del Archivo de la Catedral de Valencia, f. 78r. Cf. EC Año II, (16 de agosto de 1892), n.º 81, pp. 647-

648. 241 EC Año II, (16 de junio de 1892), n.º 76, p. 606. 242 El nombramiento de Castellote como Secretario de Cámara es anunciado en España Cristiana con estas palabras:

“Aplaudimos el acertadísimo nombramiento del Dr. Castellote, por su virtud, por su ilustración, por su valencianismo.”( EC Año 2, 3 de diciembre de 1892, n.º 96, p. 766).

243 El nombramiento de Castellote como secretario del Congreso en BOAV, n.º 1114, p. 249. El arzobispo Sancha escribe una Carta Pastoral con motivo de este Congreso sevillano (BOAV, n.º 1110, pp. 183-200). El Reglamento del Congreso se puede leer en el BOAV, del 20 de octubre de 1893, n.º 1112, pp. 220-223.

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XIII tomó una parte tan activa, que Su Santidad, le concedió la cruz Pro Ecclesia et Pontífice, como justa recompensa a su meritoria labor de propaganda.

Asiste como delegado del arzobispo a la apertura del curso 1893-94 del Seminario de Valencia, en la que disertó el Dr. Vicente Lliso Machí.244

Tenemos constancia de algunos certificados que como Secretario de Cámara y Gobierno emitió con el V.B. del cardenal, arzobispo de Valencia.245

Colaboró con el general Azcárraga, intentando la creación de bibliotecas en los cuarteles de solda-dos para que las tropas en los ratos de ocio se recreasen con lectura sana. El plan quedó, sin embargo, frustrado, al ser trasladado Azcárraga a Madrid.246

Algunos informes de prensa cercana a Castellote nos confirman la simpatía que despertaba entre sus paisanos, como se demostraba en las innumerables felicitaciones que recibía por su onomástica.247

Muy significativo fue el discurso, que, siendo canónigo de Valencia, y a invitación del arzobispo de Sevilla, D. Benito, pronunció Castellote en la cuarta sesión pública del Congreso Católico de Sevilla el 22 de octubre de 1892, titulado: “Influencia del Pontificado en nuestro siglo: Acción civilizadora del ac-tual Pontífice León XIII, desde los puntos de vista: religioso-moral, científico-literario y político-social.248 Este fascículo está editado en Valencia, Imprenta de Nicasio Rius Monfort, 1893, 34 págs. En él demues-tra Castellote su gran aprecio y simpatía por la labor de León XIII, y la preocupación por sus avatares po-lítico-religiosos.

Fueron muchas las oraciones sagradas que pronunció en toda Valencia.

“Pero la nota distintiva del señor Castellote, aparte de las de organizador y escritor profundo y en asuntos eclesiásticos, fue ya desde un principio la oratoria sagrada, de que eran acabados modelos sus brillantes sermones. Su palabra dulce y sencilla, como propia del país en que nació, y su frase de una naturalidad que encantaba por la galanura con que sabía revestirla, tenían cierto atractivo para los fieles valencianos que, ávidos de aprovecharse de las saludables é instructivas enseñanzas del Sr. Castellote, afluían con entusiasmo á escuchar la divina palabra predicada por el joven sa-cerdote. Jamás se le notaron expresiones rutinarias, y huyendo de rimbombancias pedantescas pre-sentaba sus discursos llenos de erudición, en los que iba demostrando desde el púlpito sus vastos conocimientos en las Sagradas Escrituras, la Historia y la Filosofía que eran en la nota dominante que sus oraciones sagradas.”249

XV. CASTELLOTE, OBISPO DE MENORCA

1. Informes sobre la idoneidad de Castellote para obispo

Transcribimos ahora los informes y referencias ministeriales sobre la idoneidad de Castellote para obispo, que, a petición del Nuncio, fueron enviadas a la Nunciatura de Madrid por las personas a quienes se preguntaba bajo secreto, pero que hoy están a disposición de los investigadores en el Archivo Secreto Vaticano, en las cajas destinadas a la Nunciatura de Madrid. Todas ellas son muy laudatorias y sus ala-

__________ 244 BOAV, n.º 1128, p. 491. 245 Hay un escrito en el que se certifica que se ha instruido expediente de limpieza de sangre a favor de José Catalá y Loren-

te, vecino de Benicolet y natural de Valencia, fechado el 10 de agosto de 1894. 246 “Mi buen amigo el Dr. Castellote (hoy obispo de Menorca) propuso, con el beneplácito del General [Azcárraga] la crea-

ción de bibliotecas...” EC (28 de agosto de 1897), p. 2750. Azcárraga, trasladado a Madrid, y con los ánimos encrespados fue desa-fiado en duelo por el general Sánchez Mira, según nos dice EC (9 de octubre de 1897), p. 2800.

247 “Expresivas e inequívocas pruebas de respeto y simpatía recibió el jueves, nuestro amigo el Dr. Salvador Castellote. Puede hallarse satisfecho de lo que aquí se le quiere; como lo ha venido a confirmar el fabuloso número de telegramas, tarjetas, car-tas y visitas personales que tuvo con tan fausta ocasión [celebración de su onomástica el día 9 de noviembre] EC (11 de noviembre de 1893), p. 1159.

248 Por razón de haber sido invitado a pronunciar este discurso en Sevilla, Castellote solicita del Cabildo catedralicio permi-so para ausentarse, debido a que se encontraba dentro de los dos meses de presencia obligatoria como canónigo. El cabildo, tras lar-ga deliberación, se lo concede. (Deliberaciones y acuerdos capitulares, Archivo de la Catedral de Valencia). Las conclusiones de este Congreso se encuentran en el BOAV, n.º 1099, pp. 228-262.

249 Episcopologio de la diócesis de Menorca, cap. XVII,

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banzas no buscan quedar bien ante el público, ya que fueron solicitadas bajo secreto de conciencia, lo que demuestra el gran afecto, simpatía y veneración de que gozaba Castellote en Valencia y en Madrid.

a) Carta del P José Xercavino, SJ.

“JHS Colegio de S. José Valencia 12 de junio de 1896 Exmo. Sr. Nuncio de su Santidad Mi venerado Sr. Nuncio. A la carta de V.I. pidiendo informes sobre el Dr. Salvador Castellote

se habrá encargado de contestar el P. José Castellá, Superior de la Residencia a quien creo que iba dirigida. Pero en vista del urgente telegrama que acabo de recibir y para no perder tiempo me apresuro a contestar para alcanzar el correo de esta tarde.

El Dr. Castellote es un sacerdote ejemplar, de gran talento y vasta instrucción, por lo cual le reputo dignísimo de la dignidad episcopal y su nombramiento será indudablemente recibido con aplauso de todos los buenos católicos.

Cuanto me alegro de tener esta ocasión de saludar al amantísimo Sr. Nuncio que tanto nos honró durante su estancia en Valencia en el Congreso Eucarístico. ¿No se acuerda V.I.? El pri-mer acto público á que asistí V. E. el mismo día de su llegada fue nuestra velada literaria en ho-nor de S. Francisco de Borja. Aquí le recordamos como si fuese ayer y bendecimos aun el nombre de Ms. Cretoni. ¿Cuándo volveremos á verle a V.E.? No vaya a Roma sin pasar por Valencia y hospedarse en nuestro colegio que aunque humilde está lleno de amor a nuestro amantísimo señor Nuncio.

Beso el pastoral anillo de V. E. y le pido la bendición especialmente para el buen resultado de nuestros exámenes.

Ínfimo hijo y siervo en Cristo a V.P. José Xercavino, S.J.250

b) Manuel Sánchez de la Virgen de los Dolores, SChP

“Colegio de Escuelas Pías Valencia 10 de junio de 1896 Excmo. é Ilmo. Sr. Nuncio Apostólico de S.S., Madrid Mi venerado Señor. En cumplimiento del encargo, tan honroso como delicado y difícil, que V.

E. Ilma. tuvo la dignación de hacerme en su carta del 7 de los corrientes, debo manifestarle a V. E. Ilma. lo siguiente:

Que es pública voz y fama, y con ella concuerdan mis noticias particulares, que el sacerdote D. Salvador Castellote, actualmente Secretario de Cámara del Emmo. Sr. Cardenal Sancha, es de vida ejemplar, piadoso y de intachable conducta moral; celoso en el cumplimiento de los deberes de su estado y de su cargo; prudente, activo e infatigable cuando se trata de la gloria de Dios y de su Iglesia santa católica apostólica romana. Es también hombre de claro talento, de mucha cien-cia sagrada y profana, de vasta ilustración y de recto y sano criterio; esto hace que le quieran y admiren los amigos y le teman y respeten los adversarios. Tiene, pues, virtud prudente, ciencia y conocimiento del corazón humano y de la época en que vive: cualidades todas que, en mi humildí-simo entender, son excelentes dotes de gobierno.

Por todo lo es(sic)puesto, es mi pobre opinión, que el indicado sacerdote es digno de ser pro-movido a la dignidad episcopal, la que sostendrá con honor. Señor, es cuanto en conciencia y en

__________ 250 ASV, NM, 605, ff. 445-446.

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cumplimiento de las órdenes de V. E. Ilma. tengo el honor de manifestar a V. E. Ilma., cuya pre-ciosa vida Dios guarde para bien y gloria de su Iglesia.

Señor, se atreve a suplicar su bendición para sí y para la comunidad y alumnos de este cole-gio, su adictísimo y humilde hijo en el Señor q.b.s.a.p.

Manuel Sánchez de la Virgen de los Dolores.”251

c) El obispo de Palencia

“Particular Santa Pastoral Visita del Arciprestazgo de Dueñas 10 de junio de 1896 Excmo. y Redmo. Sr. Nuncio de Su Santidad Muy Sr. mío y reverendo hermano. Poco mas de un año, perteneció al cabildo de Madrid D.

Salvador Castellote, siendo yo Deán de esa Santa Iglesia. Adornaban en aquel entonces á dicho Señor las prendas de piedad, celo, virtud y prestigio que se requieren para el dificilísimo cargo de Prelado. Nada puedo asegurar respecto de las dotes de gobierno, pero siempre me pareció digno de ser promovido a la dignidad Episcopal.

Mas han pasado ya cuatro años, y durante este tiempo, ninguna noticia en concreto he vuelto a tener del referido Sr. Castellote.

Dispense Vd. que no haya contestado a la mayor brevedad, por estar ocupado en la Santa Vi-sita, y haber llegado su carta con dos días de retraso.

Con la mayor consideración se repite suyo afmo. s.s. y Hermano q.s.m.b. † El de Palencia”252

d) Jesús López Soldado, SJ, a Alejandro Barona

“Ilmo. Sr. D. Alejandro Barona Muy Sr. mío y de mi consideración mas distinguida: Muy poco ó casi nada hemos tratado los

Padres que aquí residimos al Sr. Castellote los años que ha permanecido en Madrid. Sin embargo, como he sido persona que me he dedicado bastante a conocer, puedo asegurar, por lo que de pú-blico se dice, que ha disfrutado de muy buena reputación, que ha predicado mucho y con acepta-ción y nada se ha dicho respecto a su conducta.

Los Padres de Valencia son los que podrán informar con más seguridad porque antes de su venida á Madrid y después de su vuelta á aquella ciudad con el Sr. Cardenal Sancha, sé que se conserva con ellos en muy buenas relaciones y que le aprecian mucho.

Aprovecha esta nueva ocasión para encomendarse en su Santo Sacrificio y oraciones su afect. s.s. y humilde hermano en Cristo.

Jesús López Soldado, SJ. 7 de Junio 96.”253

e) José Castellá, SI

“20 de junio de 1896 Excmo. Sr. Arzobispo de Damasco, Nuncio Apostólico

__________ 251 ASV, NM, 456-457. El P. Manuel Sánchez nació en Alobras (Teruel) el 17-6-1848 y murió en Roma el 3-11-1910, siendo Ge-

neral de la Orden de las Escuelas Pías. Enseñó en el Colegio de los PP. Escolapios de Valencia, del que fue Rector; fue provincial de Valencia (1896-1902) donde conoció muy bien a Salvador Castellote, antiguo alumno del Colegio, como se ve por la carta al Nun-cio. Se le tuvo como un elocuente predicador. Cf. Diccionario Enciclopédico Escolapio, (dir. Claudio Vila Palá y Luis Mª Bandrés Rey), t. I, pp. 490s.

252 ASV, NM, 360, 448-449. 253 ASV, NM 605.

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Rvdmo. y Excmo. Sr.: Cumpliendo con sumo gusto el inmerecido encargo, que su E. Rvdma. se digna hacerme, debo decirle, que el presbítero D. Salvador Castellote, Secretario de Cámara del Exmmo. Sr. Cardenal Sancha, posee en alto grado las cualidades de piedad, ciencia, celo y pres-tigio necesarias para el elevado cargo que su E. Rvdma. indica.

Juzgo, por consiguiente, al Sr. Canónigo Castellote muy digno de ser promovido a la dignidad de Obispo, esperando que en ella dará mucha gloria a Dios y honra á la Iglesia por su ciencia, virtud, actividad, buena estima y filial amor a la Silla Apostólica.

Con esta ocasión tiene el gusto de ofrecerse humildemente á las órdenes de su E. Rvdma. y be-sar su anillo. Su affmo. en Cristo.

JHS José Castellá, SJ.”254

f) Alejandro Barona

“Madrid 18 de junio de 1896 R. P. Superior del Colegio de S. José de los Jesuitas Valencia Muy estimado Padre: Recibí oportunamente la muy atenta carta del Pr. José Castellá y la de

V. Le agradezco las amabilísimas frases de la misma. El recuerdo de mi visita a ese colegio y de la brillantísima velada literaria está grabada en mi corazón y nunca podré olvidar las muchas amabilidades que recibí. A pesar de mi deseo me parece algo difícil que pueda volver.

Suplico a V.... Alejandro Barona”255

g) El Ministerio de Gracia y Justicia, Conde de Tejada de Valdesera, al Nuncio

“El Ministro de Gracia y Justicia B.L.M.

al Excmo. Señor Nuncio de Su Santidad y tiene el honor de participarle que el Sr. Castellote acepta la silla episcopal de Menorca y en su consecuencia mañana se presentará a S. M. para su firma el oportuno Decreto para poderlo comunicar inmediatamente a Roma

El Conde de Tejada de Valdesera aprovecha esta ocasión para reiterar a dicho señor las seguridades de su mas distinguida con-

sideración. Madrid 18 de junio de 1896.256

“El Ministro de Gracia y Justicia B.L.M.

al Excmo. Sor. Nuncio Apostólico y tiene el honor de remitirle adjunto copia del telegrama que acaba de recibir del Sor. Castellote.

El Conde de Tejada de Valdesera aprovecha..... Madrid 16 de junio de 1896.”257

__________ 254 Ibid. 255 Ibid. 256 ASV, NM, 360, 452. 257 ASV, NM, 454.

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h) Respuestas de Castellote al Nuncio

Secretaría de Cámara del Arzobispado de Valencia Particular Excmo. Sr. Nuncio Apostólico 18 de junio 1896

Venerado señor: acabo de recibir el telegrama en que V. E. me felicita. Confundido desde que supe, por carta del Excmo. Sr. Ministro de Gracia y Justicia, que se trataba de elevarme a la dig-nidad episcopal y creyendo que hubiese podido evadir tan tremenda carga no acierto a salir de mi sorpresa. Si Dios lo quiere, sea El bendito.

Hubiese salido en el correo de hoy para esa Corte, cumpliendo las indicaciones de V.E. pero como mi viaje ocasionaría grave perjuicio a los opositores a mi beneficio vacante en esta Metro-politana por formar yo parte del tribunal y comenzar hoy los ejercicios, remito adjunta la partida de bautismo y por telégrafo designo como testigos de la información a D. Manuel Sanahuja, Rec-tor de las Calatravas y a D. Honorato Giménez, cura párroco de San José, suponiendo que esto será suficiente.

Aprovecho esta ocasión para ponerme incondicionalmente a las órdenes de V.E. felicitándole de todo corazón por su próxima y merecida elevación á la Sagrada Púrpura y rogándole enco-miende á Dios á su mas humilde servidor y amigo

q.b.s.a. Salvador Castellote”258

(Telegrama) “Valencia 16-3-30 tarde Recibida carta V.E. profundamente reconocido propósitos Gobierno suplico breve tregua para

consultar Cardenal Sancha ausente en Vichy. Salvador Castellote”259

i) Telegramas de Castellote al Nuncio

“Exmo. Nuncio Apostólico Para Madrid de Valencia Profesión fe salida correo hoy; he telegrafiado esta mañana Martín, Secretario Justicia. Castellote Depositado, 22 a las 7 h.”260

j) Rechazo de un candidato para la sede de Menorca y propuesta de Castellote

Como el lector podrá observar en la documentación que sigue, Castellote fue un segundo candida-to a la diócesis de Menorca, después de haber sido rechazado por las razones que allí se aducen un primer candidato. Junto a Castellote figuraba como segundo candidato José María García Escudero.

“Emo. Sr. Card. Roma Oggeto Nuovo candidato per la diocesi di Menorca 8 ging 96

__________ 258 ASV, NM 605, 445. 259 ASV, NM, 605, 450. 260 ASV, NM, 615, 11 [apartado Obispos]. Hay otro telegrama a Cretoni en el que le comunica que ya ha enviado su profe-

sión de fe (ASV, NM, 615, I). A Francica (19 de marzo de 1897), felicitándole por su onomástica (ASV, NM, 618, 2).

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84 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS

Nº 421 La divina providenza che veglia pella Chiesa, mi ha posto di grado all’ultima ora... che il sa-

cerdote Giuseppe Agrada y Bartha, Dottorale di Cordova, proposto ed accettato per la sede di Menorca,… lettera N. 411, e dalla sua venerata risposta N. 30,609 á ben tempi datta meritava la promozione alla dignita episcopale…, per un providenziale incidente sono venuto a sapere che gravitono sopra di lui quattro enormi accussa in materia di costume… Non era fata ancora fortu-natamente la nomina della Regina... Intanto mi sto occupato col S. Ministro de una nuova propos-ta... Intanto... dirle que... due altri: il primo é il sacerdote Salvatore Castellote y Pinazo, gia cano-nico di opposizione de Madrid e attualmente canonico nella Metropolitana di Valencia, e Segreta-rio di Camera dell‘Emo. Sr. Card. Sancha, che lo ha racommandato, uomo di vasta istruzione.... Il secundo Giuseppe Mª García Escudero... abate della Collegiata di Logroño, dottore in Teologia e licenciato in dritto canonico, gia professore e Retore del Seminario... di anni 49.261

k) Invitación con motivo de su consagración episcopal

El Excmo. Cabildo Metropolitano de Valencia, padrino en la Consagración Episcopal del Ilus-trísimo Señor Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, Obispo preconizado de Menorca, tiene el ho-nor de invitar a V. a tan solemne acto, que tendrá lugar en esta Santa Iglesia Metropolitana Basí-lica, el día 4 de Octubre próximo, festividad del Santísimo Rosario, á las nueve de su mañana. Se-rá Consagrante el Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal Arzobispo de esta Archidiócesis, y asistentes los Excmos. é Ilmos Sres. Obispos de Mallorca y Coria.

Valencia 28 de Septiembre de 1896

2. La Juventud Católica al Obispo Castellote

El Boletín-Revista de la Juventud Católica le dedicó en un número especial las siguientes poesías:

EN HONOR DEL ILLMO. SR. DR. D. SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO

__________ 261 ASV, NM 605, 334-335.

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De júbilo inefable rebosa el alma mía; orea mis entrañas un aura de alegría, Que viene á mí impelida por hálitos de amor. Las flores, siempre tristes, del sentimiento mío, Jamás tanto su cáliz abrieron al rocío De lágrimas de dicha que vierte el corazón.

¿Diréis que mis palabras son fútiles lirismos? Pues yo en verdad declaro que por mis triunfos

mismos Jamás sintiera mi alma tan férvido placer. No inspira la lisonja los versos que ahora canto: Veréis mi pobre numen por qué se alegra tanto: Y que en mis toscos versos no todo es oropel.

Prodúceme entusiasmos el mérito eminente Del sacerdote humilde que ve sobre su frente, En premio merecido, la mitra episcopal; Y siento mis entrañas de regocijo llenas, Al ver á mi maestro, mi amigo y mi Mecenas, De un nimbo circundado de excelsa dignidad. Me place que en el cielo de pura transparencia, Que cubre el paraíso del pueblo de Valencia, Do Santos, sabios y héroes refulgen como el sol Por darle nuevo ornato, fulgure ya otra estrella Que en los anales patrios nos deje de su huella Regueros perdurables de límpido fulgor.

Alégrame la gloria que cabe á esta Academia Que honrándole en su triunfo, el gran cariño pre-

mia, Que siempre le mostrara quien antes la rigió. De hoy más, si en tu desprecio se alza algún mur-

mullo, ¡Oh Juventud! Levanta tu frente con orgullo, Mostrando con el dedo á tan ínclito varón.

De júbilo se llenan los buenos corazones, Al ver que en estos tiempos de infandas

sinrazones En que el favor vitando se erige en falsa ley Y entre la vil soberbia que á la humildad inmola Aún pueden las virtudes ceñir una aureola, Aún hay para el talento coronas de laurel.

Me admira ver a un hombre que tiene humilde cuna,

Sin que sus fuertes alas le preste la fortuna, Siguiendo a pie la senda del bien y la virtud; Que tal senda ilumina que estaba muy oscura Con luces del trabajo, llegando a tanta altura, Que al mundo de las almas prestar puede su luz.

Mas no causa, por cierto, grandísima extrañeza El ver que de ese modo se eleva á tal grandeza; Ya símbolo de aumento sus apellidos son. En él sus nombres eran presagio del destino:

Aumenta Castellote, Pinazo aumenta á pino; Para salvar alturas le llaman Salvador.

Me asombran de unos padres afanes tan prolijos, Que al fin recompensados los miran en sus hijos, Que brillan por su ciencia de modo excepcional. ¡Felices estos padres! El uno ya en el cielo, Su premio ha recibido; la otra, acá en el suelo, Soñar nunca pudiera mayor felicidad.

II

¿Queréis saber ahora las auras de alegría Que orean mis entrañas en este fausto día, Por qué van impelidas por hálitos de amor? Veréis, pues, cómo debo querer en alto grado A quien honramos todos, al ínclito prelado; Veréis cómo le quiero con alma y corazón.

Entraba yo en el ciclo feliz de la existencia. Mostraba ya mi alma la hermosa florescencia De ensueños é ilusiones de gloria y de placer; Sentía de mis ansias arder la llama intensa; Lo bello y lo infinito, con su atracción inmensa, Tenían absorbida la esencia de mi ser.

Mi espíritu soñaba que alas le crecían, Que espléndidos espacios sus vuelos recorrían, Llegando adonde mora la diosa Inspiración; Que allí bebiendo fuego de labios de la diosa, Por no tener del genio la lira majestuosa, Me hacía una con fibras del joven corazón.

Mas ¡ay! cuando salía de tan hermoso sueño Volar al alma le faltaban espacios, aire y luz. Obscuro, pobre y sólo cantaba mis pesares Y no escuchaba nadie los fútiles cantares De quien no echaba flores que da la juventud.

¡Se ahogaba el alma mía!... Llegaba ya al ocaso Mi estrella de esperanza; veía ante mi paso La cerrazón medrosa de un triste porvenir... Mas vos, prelado ilustre, benigno Castellote Vos fuisteis mi Mecenas, que al ver el tierno brote Aquí lo trasplantasteis y aquí creció feliz.

Y fuisteis desde entonces mi próvido maestro Con útiles lecciones nutriendo el pobre estro Del que antes no tenía ni libros que leer. De amigo me otorgasteis el título honorífico, Hallando en ocasiones en vos el específico Para sanar heridas de un alma sin placer.

¿Señor, guardáis memoria? Yo al recordarlo lloro De gratitud profunda, y siento que un tesoro Os guardo eternamente de amor muy especial. Enfermo, desvalido, marchito y solitario, Estando luengos días ausente del santuario

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86 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS

De mi paterna casa, me ví en un hospital.

Allí pasar veía las horas muy amargas, Tan largas como días, y á veces aun más largas, A veces á mi madre llamando en mi sufrir; Y no venía ella, que lejos ¡ay!, estaba, Mas vos, Padre, veníais y un bálsamo aspiraba De célicos consuelos al veros, junto á mí.

Por ello es inefable la dicha que ahora siento. Al veros en la altura de tan honroso asiento, Llevando en vuestras manos el báculo obispal. Por eso no mis versos son fútiles lirismos Pues en verdad declaro que por mis triunfos

mismos. Jamás sintiera mi alma mayor felicidad.

Tened, pues, este canto, sin ritmo y sin aliño, cual grato testimonio de férvido cariño, Que os da un amigo humilde, de todos el más fiel. Yo he puesto de mi alma la esencia en estos

versos; Por eso aunque no sean armónicos ni tersos, Veréis que en su conjunto no todo es oropel.

Yo hubiese deseado, de tal cariño en prenda, Haceros la más grande, la más valiosa ofrenda; Mas ¿cómo, si vos mismo sabéis cuán pobre soy? En cambio, es siempre mi alma de gratitud venero, Y en sitio preferente de vuestra mitra quiero Que brillen, como perlas, mis lágrimas de amor. JUAN ALEGRE ORTIZ

AL ILMO. SR. D. SALVADOR CASTELLOTE SONETO

Al himno que en tu honor canta hoy Valencia, Con júbilo se asocia el alma mía, Que es justa por demás nuestra alegría Al ver premiadas tu virtud y ciencia.

En su honor consagraste tu existencia, Y hoy recoges el fruto que te envía Dios, por quien trabajaste noche y día, Honrando su amorosa providencia.

A nuevos sacrificios sus mercedes Hoy te obligan; dichoso si constante El camino empezado fiel prosigues.

Dichoso, sí, mil veces tú, que puedes, De la ciencia y virtud rendido amante, Hacer mayor el premio que hoy consigues.

J. GUZMÁN GUALLAR

EL ARROYO AMBICIOSO Al pie de una colina y junto á un valle Oculto entre los árboles y flores, Cual se esconde en la rama el pajarillo, Que huye del sol los cálidos ardores, Tranquilo descansaba pueblecillo, Cuyas plantas besaba un arroyuelo, Que, juguetón y alegre, Sus aguas regalaba al fértil suelo, Que el favor estimando, Las flores á su paso derramaba, Y á más le regalaba Blanda alfombra de musgo y lecho blando.

Sencillo el riachuelo, Con sus murmullos gratos Corría serpenteando por el suelo.

A veces se encogía, Y tímido y medroso, Veloz, veloz corría. A veces entregábase al reposo Y al uno y otro lado Sus aguas extendía,

Marchando á paso lento, y sosegado. Mas siempre, por doquiera que marchaba, Vida y ventura en pos de sí dejaba, Logrando ser querido De toda la comarca y bendecido.

Tentó el demonio al infeliz riachuelo, De orgullo y ambición, su testa hinchando, Y desde entonces fué todo su anhelo Dominar con su mando Aquel hospitalario y fértil suelo.

Sus aguas a las aguas de un torrente Quiso juntar por ser más poderoso; Y engrosó enhoramala su corriente Y el murmullo suave y delicioso Del humilde arroyuelo, Trocóse en un estrépito estruendoso Seguro nuncio de desdicha y duelo, Que en su seno llevaba el codicioso.

La hierba, flores, árboles robustos, Del suelo en que nacieron arrancaba Las quejas no escuchaba

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BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 87

Y el pobre labrador, lleno de espanto, Desaparecer veía en un momento El pan de su familia, y su sustento. Vertiendo en su dolor amargo llanto. Y ardiendo en odio y de coraje ardiendo Maldijo al presuntuoso riachuelo Al que en su frenesí le iba diciendo: «Maldito para siempre, infame, seas, »Y aguas limpias y puras nunca veas, »Y huyan de ti los hombres al mirarte, »Y hacia el mar con veloz carrera vayas, »y éste fiero, al tragarte, »No te deje acercar nunca á las playas »Y en su profundo te sepulte airado, »Donde seas de todos maldecido, »Donde seas de todos olvidado”.

Desde entonces, camina entre eriales, Despeñándose en barrancos muy profundos, Sin que á aliviar sus males

Le salgan al camino bellas flores, Brindándole su encanto y sus olores. Por doquiera que marcha, luto y duelo Ofrécele tan sólo el duro suelo.

Así pasa á los hombres que ambicionan Riquezas y poder sin tasa alguna; Con lágrimas ajenas sólo amasan Eso que llama el mundo su fortuna. Y por doquier que pasan Les siguen sin cesar las maldiciones De pueblos afligidos y naciones.

Bendito el hombre, humilde que procura Lágrimas enjugar de sus hermanos Con generosas manos. Que Dios en premio le dará ventura Más dulce que la miel y más segura. FRANCISCO DE A. SEMPERE

AL ILMO. SR. D. SALVADOR CASTELLOTE OBISPO DE MENORCA

Por tu virtud y tu saber profundo, Has sido entre millares elevado Al egregio divino episcopado, Para esparcir luz clara por el mundo.

Maestro de la verdad siempre fecundo, Tu palabra atraerá al descarriado Que en el error cayó, y abandonado No hay quien lo saque de su fango inmundo.

Ésta fué la misión divina y santa Que Cristo á los Apóstoles les diera Al fundar nuestra Iglesia sacrosanta:

Y continúa en una y otra era Con valor que al averno siempre espanta, Y un nuevo atleta hoy en ti le espera. ENRIQUE GARCÍA BRAVO

EL RUEGO DE UNA MADRE Brotó a la vida, y el gozo También en su madre brota; Con los lirios y azucenas Que su regio manto adornan Hace cuidadosamente Una cunita preciosa Y en ella mece á su hijo Y apura del bien la copa.

Si junto á la cuna, cándida Está la madre amorosa, Sus suspiros en alados Ceferillos se transforman; Truécase el aire que aspira En el más fragante aroma, Y sus sonrisas poéticas En pájaros y en palomas.

También sus muchos hermanos Como su madre lo adoran; Pues si alguna vez la pena,

Mirándole rencorosa, Hace que tiemble ó se asuste, Sus hermanos se incomodan Y la ponen, acosándola, En fuga vertiginosa.

Algunos, como Ausias-March, Y Luis Vives, y Arolas, Y otros muchos, que á su Madre De laurel dieron coronas, Deseando que el pequeño Grande llegue á ser en gloria, Depositan en su frente Muchos besos, que atesoran De sus perfecciones ínclitas Las semillas más preciosas; En el campo de su mente, Que por lo fértil asombra, Entran todos esos besos, Dejan las semillas todas; Tras esto se modifican,

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88 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS

Se liquidan, se evaporan, Y en rocío convertidos, Humedecen con sus gotas Las semillas excitando Su virtud germinadora, Por la cual serán un día Plantas de ricos aromas Que de virtud y de ingenio Frutos han de dar copiosas.

II

De tres Abriles el niño, Con su Madre seductora Porque seductora es La que Valencia se nombra, En la capilla penetra De su preclara Patrona. Allí suspira la Madre, Y de rodillas se postra, Y es su alma una plegaria Que el trono de Dios adorna.

____ ¡Madre mía! ¡Virgen Santa!

De amor; por él estoy loca; Y lo estoy, porque es mi hijo, Y porque su ser adornan De virtud y de talento Las más envidiables joyas.

Por eso rogarte quiero, Sin que ser quiera ambiciosa, Que lo encumbres, que lo lleves A donde la fama mora, Y que su nombre conviertas En sol perenne de gloria.

III

De que oyó el ruego la Virgen, Pruebas hay y muy notorias; Que el hermano de Ausias-March De Luis Vives y Arolas, Y otros muchos, que á su Madre De laurel dieron coronas, Hoy en día, por de pronto Es ya obispo de Menorca.

ANTONIO P. CHENOVÉS

AL ILMO. SR. DR. D. SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO OBISPO DE MENORCA

Tu talento excepcional, Cual el águila caudal Que salva nevada cumbres Y bebe del sol la lumbre En la región celestial,

Se elevó con la esperanza De ver sus lauros premiados; Que el genio todo lo alcanza Al mirar en lontananza Sus deseos, coronados

Y hoy lo están, sabio Prelado, Hoy han llegado á su meta Aquel trabajo esforzado Y aquel valor denodado De la virtud y del atleta.

Pues cuando fué necesario, Con tu clara ilustración Triunfaste del tiempo vario... ¡¡Que siempre ha de haber calvario Si ha de haber resurrección!!

Y de una en otra parte, Dios tu gloria floreció La cual pudo vindicarte Porque supiste humillarte Y ese Dios te enalteció.

¡Loor, pues, á la victoria

Del profundo pensador! Y honores mil á su gloria, Que hoy es la fama notoria Del elocuente orador.

Del pastor que diligente Ha de guiar su redil Enseñando sabiamente Con su consejo prudente Y su elocuencia viril.

Y del diestro timonel Que en el mar de su bondad Manejará siempre fiel Los remos de su bagel Que son la fe y caridad.

Sin sentir el desaliento Ni la improductora anemia, Vibró aquí con ardimiento Todo el poder de su acento Para esta ilustre Academia;

Y al conseguir su renombre Cual ella triunfante fué De Dios propaganda el nombre: Porque Dios responde al hombre Si éste le llama con fe.

Y cual otro campeón, Contra la fría razón

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BIOGRAFÍA DEL OBISPO VALENCIANO SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO 89

Puso científica lid, Como cristiano adalid De tan noble Asociación:

Que entre las conquistas fieles De esta Juventud, y sus glorias Con modestos oropeles, Fué amontonando victorias Al carro de sus laureles...

Recibe de la amistad Su aplauso más absoluto, Hay en él sinceridad,

Que si es pequeño el tributo Es grande la voluntad.

Y no olvides, alejado, La valenciana región; Que aquí serás recordado, Pues en ti hemos alzado Un solio en el corazón. Valencia 4 de Noviembre de 1896 VICENTE MANDIOLAGOITIA

LO SOMNI DE UNA MARE

Era una mareta Qu’adormía al nen Tancantli amorosa Los ulls en un bés. Somiant en los angels Sonría‘l fillet La mare agrunsantlo Somniaba també. “Non, non, vida meua; ¡Per tú vetllaré! ¡Si sempre ho poguera En la vida fer! ¡Si fora, ma falda. Per tú‘l mon sancer Mos brasos guardante, Fillet d’un mal vent! Per tró‘t donaría Mon cor; may un rey Tindría un reyalme Més dols y fedel. Mes ¡ay! vuy acarone Tos tendres pehuets, Demá serán ales Que‘t durán sap Deu. Cantantli eixes troves Més dolses que mel, Beçantlo amorosa La mare‘s dorgué. Somiá qu’una sima S’obría á sos peus, Tan fonda y tan negra Que no‘s veya res. De sopte dos ángels Baixaren del cel Y allá en lo més fondo Del abisme aquell Una llum mes clara Qu’el sol s’ençengué La mare admirada, Guaytaba y vegué Son fill que seguía La senda del bé. No faltaben pedres,

Ni asprors, com es lley: Sa sanch donaría Per ferlas clavells. Al llunt entre núbols D’or y rosicler, Aixixit s’alsaba Nostre Micalet. ¿Per qué les campanes Al vol, fins al cel Un himne enviaben De gloria y content? ¿Per qué‘l portal ample, Semblant ben estret, En pena engolía La onada de gent? La mare guaytaba, Y en son pit batent De goig, resonaba Del orgue la veu. La Séu tota plena De joyós esplet, De flors y armoníes, De llums y de incens; Y allá dalt sos brasos En crea estenent Benehint al poble Lo Bisbe novell! ¿Quí es? ¿No l’engayen Sos ulls? No; qu’es éll, En bácul y mitra, Son volgut fillet. Un crit la desvetlla; Es que plora‘l nen; La mare sospira: «¡Fon somni no mes!» Mes arribá un día De joya y content, La Séu tota plena De llums y d’incens, De flors y armoníes Y sorolls de gent: Son himne de gloria Canta l’Micalet;

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90 SALVADOR CASTELLOTE CUBELLS

Y plorant la mare De goig y plaer, Veu com en son somni Los brasos en creu Benehint al poble Son volgut fillet. La branca pomposa Qu’alegre floreix Corona es de’l abre Que brotarla feu. La gloria y la ditja Qu’alcansa un fillet Son de la mareta Lo millor joyell.262

LEOPOLDO TRENOR

__________ 262 He copiado literalmente la poesía.

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AL ILLMO. SR. DR. D. SALVADOR CASTELLOTE

OBISPO DE MENORCA SONETO

Ya en la cumbre, que escalan victoriosas La ciencia y la virtud, tenéis asiento; ¡Premio divino al soberano aliento Que sublima las almas fervorosas! Mas no corona de fragantes rosas Os regale en su altura el pensamiento, Que en su breve vivir no halla contento El que precia cual Vos las más gloriosas.

Tejed la vuestra en la inmortal porfía, Con los duros abrojos florecidos De Cristo Rey en la sagrada frente, Que esa corona, ensangrentada un día, Vence en luz, al llevarla los ungidos, Á la del alba en el sereno Oriente.

JUAN B. PASTOR AICART Benejama 18 de Octubre de 1896

EN PRUEBA DE LA ADMIRACIÓN QUE LE PROFESA DESDE EL AÑO 1880

AL HOY ILUSTRÍSIMO SEÑOR OBISPO DE MENORCA SU AFECTÍSIMO EL VETERANO PEPE

Todo el tiempo de la vida

Es solemne para el hombre, Pues cuando á la vida nace Ya está de la muerte al borde. Mas hay en la vida misma Momentos y situaciones En que el placer, por muy hondo, Por muy grandes los dolores, Por muy vivos los recuerdos, Por fuertes las pasiones, Marcan con sello indeleble Estos instantes veloces, Que son señal que da el tiempo De que nuestra vida corre. Hoy que tu misión comienza, Sabio Doctor Castellote, Y la santa ley cristiana Grandes deberes te impone, Hoy ha llegado el momento, De que el sentimiento noble Que en tu pecho se agitaba Todo á tu semblante asome, E irradien de luz tus ojos, Y haga que tus bendiciones Con humildad y sonrisa Santifiquen cuanto obres En este esperado día, Cuyos instantes veloces Se gravan con letras de oro En la memoria del hombre. Tu misión es sacrificio,

Bondad y amor y perdones; Es caridad y esperanza Partir el pan con el pobre, Despreciar la vil materia, Que como vil se corrompe, Y con la mirada fija En remotos horizontes, Ver á través del espacio La luz de infinitos soles, Que en un tiempo sin medida Dan al alma eternos goces. Ese es el alto destino Que á la razón no se esconde Y que la fe nos enseña Y la virtud se propone. Premio para el alma buena Que guarda de Dios el orden, Y cuyos altos designios Por la conciencia conoce. Valor, pues, para el combate Con la nutrida cohorte De pasiones y miserias Que al pecho humano corroen. Y en tanto llega la muerte Que fin á la vida pone, Graba en la mente el recuerdo De esta Academia y su nombre. J. VALENTÍ

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AL ILLMO. SR. DR. D. SALVADOR CASTELLOTE AL SER NOMBRADO OBISPO DE MENORCA

Yo te saludo, valenciano ilustre, Mi labio con orgullo en tu alabanza, Es eco fiel de las sonoras notas Que por doquiera tu valer proclaman.

Un hijo soy de la ciudad del Turia, Las glorias de su historia me entusiasman, Y ante el nuevo laurel con que se adorna, De todo corazón bato las palmas.

Valencia, por el cielo distinguida, Valencia cuna de eminencias tantas, Tiene un título más que agradecerle A la excelsa Patrona valenciana. Tus virtudes, talento y altas dotes Merecen el lugar á que te llaman, Y al celoso Pastor Menorca espera Cifrando en él seguras esperanzas.

¡Muy pesado es el báculo bendito Que á tu mano le dan; horas amargas Quizá allí sufrirás en la escabrosa

Senda que el bien ofrécele á tus plantas! Los hijos de Caín, cual fieros lobos

Que cifran su placer en la matanza, Ansiosos de imperar, guerra sin tregua A las ovejas fieles les declaran.

Mas tú sabrás corresponder, valiente, A tu misión tan noble como santa Y tu rebato quedará á cubierto De la ponzoña que Satán derrama.

Allí podrás mostrar á dónde llegas; Corre á tu Sede, con afán te aguardan, Y al decirnos adiós, ten por consuelo Que el Cariño de todos te acompaña.

Y yo, al besar tu anillo, te aseguro Que á esta Academia tu memoria grata Siempre será, rogándole al Altísimo Te conceda una dicha ilimitada. JOSÉ CAMPOS MARTÍ

AL ILLMO. SEÑOR DR. D. SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO OBISPO DE MENORCA

UN SECRETO ROMANCE

Del nuevo Obispo yo sé Un recóndito secreto, Y si me otorga su venia Os lo descubro, lo cuento. ¿Dice que sí Su Ilustrísima? Muchas gracias y comienzo. Solo estaba aquella noche Y rezando en su aposento: Sé recibió la noticia... ¡Era ya un Obispo electo! Profunda fue su emoción Y cumplido su contento. ¡Aspiración noble y santa, Digna de todo respeto! El corazón palpitante... La mente con pensamientos... ¡El pasado..., el porvenir...! Zozobras y desaliento...,

Alegrías y temores.... Reir y llanto deshecho, Sentir mucho, pensar hondo..., En torbellino revuelto Todo junto, en un instante Por su mente pasó luego. Y, cayendo de rodillas, A Dios dirigió sus ruegos: Como en éxtasis quedó, Guardó sepulcral silencio, Cerró los ojos, sus brazos Lánguidamente cayeron, Quedando pronto dormido En profundísimo sueño. Un Ángel se le acercó; El celestial mensagero Preguntóle, de esta suerte:

–Expréseme sin rodeos: ¿Por qué te alegras tú?

Al verte Prelado electo... ¿Por los honores... la gloria?

–Eso no, dijiste quedo. Aunque hombre, los honores Me llamen á rendimientos, Por ello ni más alegre Ni más dichoso me siento.

–¿Será tal vez por los dones Y los mayores provechos Del destino que hoy alcanzas?

–Mil veces no; jamás eso. –¿Ello habrá sido tal vez,

Viéndote joven y experto, Por juzgar tu porvenir Ya seguro y sin linderos?

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–No, exclamaste decidido, Sin vacilar un momento.

–Tu alegría, pues, mayor Habrá sido y bien lo infiero, Por pensar en otros muchos, Que un día no te quisieron, A quienes hoy mortifica Tu triunfo noble y excelso.

–Tampoco, no, repetiste Al Ángel de aquel ensueño.

–Pues entonces, clamó el Ángel, Si no te alegras por eso, Te alegrarás mucho más, Y duda ya no la tengo, Por verte siervo de Dios, Escogido en primer puesto Para servirle y amarle Con fervor, con ardimiento, Como Apóstol del Señor, Como Pastor de su pueblo: Por ser útil á su Iglesia Con tu virtud y talentos, Luchando contra enemigos Sin tregua ni desaliento.

Creyó el Ángel acertar Al verte guardar silencio; mas yo sé por qué callaste, Y en eso está tu secreto, Que pasaré á descubrir Pues me diste asentimiento.

Mucho te alegró saber El celebrado suceso, Por la gloria, los honores, Por el porvenir abierto En la ilustre jerarquía; Por tus amigos, tus deudos, Y, mucho más, mucho más, Por servir en primer puesto, A la Iglesia Sacrosanta Con tus luces y tu celo...

Mas fué mayor tu alegría, Y en ello vá tu secreto (Y tú lo ignoras también, Porque al fin siendo tan bueno, No has querido confesarlo, Ni decirlo, ni aun saberlo).

Más yo lo sé ¡no lo niegues! Te alegraste, lo sé cierto, Fué tu mayor regocijo, Al saber que eras electo, Allá en el hondo rincón De tu corazón abierto, Tú, tan bueno, tan buen hijo... ¡Por tu madre!... ¡Tu secreto! Confiésalo; nada temas, Que el mismo Dios el primero Es en querer á su Madre. ¡Amor divino y eterno!

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Quizá, quizá por cariño Pude pecar de indiscreto. Pero perdone el Prelado A su antiguo compañero En esta Academia ilustre Que presidió con acierto, Y en que supo darnos prueba De su valer y talento. Con sus discursos profundos Y sus bellísimos versos, Con sus pinceles de artista Y... hasta contándonos cuentos.

Allá en el gran rinconet, Rincón que echamos de menos, En que unos pocos amigos

Unidos por lazo estrecho, Gozamos de su amistad, Y sus donaires amenos. Unos ya fueron á Dios Y por sus almas roguemos; Otros, los que aún vivimos, (Y en nombre suyo me expreso), Le damos la enhorabuena el santo amor de su pecho; Con los mayores afectos; Se la damos á su madre, Y nos la damos aquí Consocios que le queremos; Y le pedimos en cambio, Como sus fieles y siervos, Su bendición apostólica, La bendición de los cielos. ¡Que nos tenga en su recuerdo! JOSÉ Mª GADEA OROZCO263

__________ 263 Gadea Orozco era el presidente de la Academia

de la Juventud Católica de Valencia. El rinconet hace alu-sión a uno de los ángulos del salón de conferencias de esta Academia, a la que diariamente solían asistir, á más del Il-mo. Sr. Castellote, los Srs. Gadea Orozco (D. Vicente y Don José Mª), Saavedra (D. Diego), † Llopis (D. José Mª), † Llopis (D. Matías), Polo y Peyrolón, Rodríguez de Cepeda (D. Rafael), Barón de Santa Bárbara, Matutano, † Sanchis Catalá, Iranzo, † Ruíz Caruana (D. Vicente) y Farinós.

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XVI. LA DIÓCESIS DE MENORCA

A los 39 años, 10 meses y 24 días de su nacimiento el Dr. Castellote fue nombrado obispo de Me-norca, diócesis que le dispensó un extraordinario recibimiento, como se puede leer en el extenso artículo del Boletín del obispado de Menorca. Esta diócesis no tenía muy asegurada su supervivencia como tal, así que expresó su mayor alegría al verse dotada de tan prestigioso, aunque joven obispo.264 Sus muchas acti-vidades constan en el mismo artículo.

Una pormenorizada relación de su consagración la encontrará el lector en el documento del Bole-tín de la diócesis de Menorca.265

El Boletín Oficial de Valencia da cuenta de su nombramiento como obispo de Menorca.266 Tuvo como sustituto en la Secretaría de Cámara y Gobierno de Valencia a D. Bonifacio Marín.

Su vinculación con Valencia267 no quedó interrumpida, según consta en las invitaciones que recibió para predicar en el Colegio de Corpus Christi en la fiesta del entonces beato Juan de Ribera del mes de octubre.268

Puesto a la búsqueda de alguna noticia sobre cómo recibió la prensa liberal el nombramiento de Castellote como obispo de Menorca en el periódico El Liberal de Mahón, anticlerical, además de liberal, no pude encontrar nada al respecto. Pero me llamó la atención la publicación en él de una poesía dedicada al nuevo obispo. Lo importante no es la poesía en sí, tildada por el periódico de muy mala (versas), sino el hecho de su publicación y el reconocimiento de la gran ilustración del Dr. Castellote por un periódico que se considera republicano y anticlerical. Hela aquí con la forma muy típica de aquel entonces:

E ntre vítores y aplausos. T riunfalmente entró en

Mahón. O bsequiado por el pueblo. L lorando de la emoción. L a grey toda al contemplarle, E s feliz hasta lo más, T eniendo en cuenta sus luces, S u virtud, su celo audaz. A lma grande, raro ingenio, C orazón noble y de Rey, R ectitud en todas obras, O ído atento si es de ley. T ened en cuenta de fijo C uántas virtudes y amor O h mi Dios! ¡Éste ha de ser D e Menorca el Salvador!

__________ 264 En aquella época había en España 9 arzobispados, 46 obispados, 543 dignidades, 1.239 canónigos, 16.991 curas, 5.771

vicarios, 23.698 beneficiados, 13.244 capellanes patrimoniales, 37.363 religiosos profesos, 161 sacerdotes congregantes, 2.990 no-vicios, 10.774 ordenados menores, 7.862 legos, 20.552 monjas, 1.003 novicias, etc. Un total, pues, de 159.087 personas con carácter religioso. Cf. EC (25 de junio de 1898), p. 3097.

265 Cf. supra, p. 46ss. 266 “Con gran satisfacción hemos recibido la noticia de haber sido presentado por el Gobierno de S. M. y aceptado por Su

Santidad, para ocupar la Silla episcopal de Menorca el M. I. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, canónigo de esta Santa Iglesia Metropolitana y Secretario de Cámara y Gobierno de este Arzobispado. Felicitamos cordialmente al elegido por el elevado cargo a que la Providencia le ha destinado y a la Diócesis de Menorca que tendrá pronto en el Sr. Castellote un Prelado dignísimo por su ciencia y sus virtudes, que sabrá trabajar por los intereses de la Iglesia y de sus diocesanos.” (Boletín Oficial del Arzobispado de Va-lencia, n.º 1224 del 20 de junio de 1896, p. 287.

267 Como siempre, el semanario la España Cristiana hace referencia a su solemne entrada en la diócesis de Menorca: “Ha llegado felizmente a Menorca su nuevo Prelado, Ilmo. Sr. D. Salvador Castellote. La entrada se verificará mañana, domingo.” EC (14 de noviembre de 1896), nº 302, p. 2425.

268 EC (11 de julio de 1896), nº 284, p. 2779.

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O h ventura inesperada P ara el pueblo menorquín S erá el doctor Castellote I magen del Agustín! B uen Pastor, grandilocuente, O bispo de brillantez, L ápida de la herejía, E scudo de la honradez, A lma de la bienandanza V ida de la religión, I mán de los descreídos, V aso que guarda perdón.

Antonio Roca y Várez, Catedrático de Religión y Moral del Instituto de Segunda Enseñanza de Ciudadela (Mahón)

Tomado de “El liberal”. Diario de Unión Republicana. Mahón, viernes 18 de diciembre de 1896. Número 4606. Nota de la redacción: Es de sentir que al señor Castellote, cuya ilustración todos reconocemos, se

le dediquen tales “versas” con la aprobación del Ordinario. Si la hemos publicado es porque está escrita por un catedrático de instituto. (Ibid.).

Con motivo de su entrada solemne en la capital de la diócesis de Menorca, Ciudadela, escribe Cas-tellote, el 28 de noviembre de 1896, una hermosa Carta pastoral269 al clero y fieles de su nueva Diócesis, en la que presenta el programa de su acción pastoral. Describe, en primer lugar, la situación lastimosa de la sociedad, la malicia del siglo, los adelantos científicos peligrosos, el desprecio de la ley santa de Dios, la miseria de los tiempos actuales, la afiliación de la clase obrera a nuevas teorías... la causa de todo ello es que el hombre se aparta del camino trazado por el Evangelio. A los obreros les recomienda sobriedad, aunque esto parezca a primera vista extraño (por fuerza han de contentarse con poco), pero es una so-briedad que consiste no en usar parcamente de las cosas, sino en reprimir el deseo y la codicia de poseer. Pide, con León XIII (Rerum novarum), que “débese tener en cuenta antes que todo con los de la clase ín-fima y pobre. Porque la raza de los ricos, como que se puede amurallar con recursos propios, necesita menos del amparo de la pública autoridad; el pobre pueblo, como carece de medios propios con que de-fenderse, tiene que apoyarse grandemente en la autoridad del Estado.”270 Existe un mal ejemplo por parte de las autoridades públicas: la injusticia reina por doquier. La solución nos la da la Sagrada Escritura: “diéronse un ósculo la justicia y la paz” (Salmo 84, 11). Las grandes virtudes son la sobriedad, que nos aparta de los deseos mundanos; la justicia, que nos hace respetarnos los unos a los otros; y la piedad, compendio de nuestras obligaciones con Dios y que constituye el fundamento de todo. Alaba la fidelidad a la religión católica del pueblo menorquino durante la dominación inglesa. Consagra la diócesis al Cora-zón de Jesús. Pide al cabildo, cooperación; a los sacerdotes de uno y otro clero, dedicación a los feligreses con dulzura y constancia; a las religiosas, oración y virtud, observancia. Se ofrece, por último, a las Auto-ridades civiles en todo lo que pueda colaborar con ellas, pide a los diocesanos que las respeten para en-grandecer a la Religión y a la Patria. Invoca el patrocinio de la Virgen María y de san José, patrón de la Iglesia universal, y de san Antonio Abad, patrón principal de Menorca.

El 18 de junio de 1896, recién nombrado obispo de Menorca, escribe Castellote al Nuncio Cretoni diciéndole que tiene que retrasar su ida a Madrid por razón de unas oposiciones.271

El 13 de enero de 1897 escribe Castellote al Nuncio Francica, felicitándole por su nombramiento como Nuncio,272 y el 4 de mayo del mismo año, le agradece la invitación para ir a Roma a la canonización

__________ 269 Valencia, Imprenta y Litografía de José Ortega, 1897. 270 Ibid., pág. 14. 271 ASV, NM, 605, 8. Cf. supra, la carta de Castellote al Nuncio, p. 82.

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de A. M. Zacaría y P. Fournier, que equivaldría a la visita ad limina.273 Vuelve a dirigirse a Francica, el 18 de abril de 1898, comunicándole que ha sido elegido Senador del Reino por la provincia eclesiástica de Valencia.274

Con motivo de la Instrucción Pastoral sobre la educación cristiana, en la que explica con gran profusión de conocimientos bíblicos, patrísticos, teológicos, filosófico tomistas y psicológicos, instituye un Consejo Diocesano de Catecismo, dada la urgencia en la regeneración de la sociedad mediante la edu-cación de los niños y adolescentes.

El nombramiento de Castellote como Senador del Reino por la archidiócesis de Valencia, tuvo muy buena acogida en su ciudad natal. “Creemos –comenta “España cristiana”– que su elocuente pala-bra se dejará oír en las altas esferas, tan pronto como lo reclame algún asunto de interés para la Reli-gión y la Patria.”275

En este mismo año tuvo lugar la entrada solemne del nuevo arzobispo de Valencia, Guisasola, que fue bien recibida por la prensa integrista, recordándole al nuevo Prelado que en Valencia somos “intran-sigentes con el error y la maldad y pecado de obstinación... católicos tradicionalistas... para combatir a los liberales... liberales de buena fe no existen hoy entre hombres de mediana ilustración”276

El año 1898 constituye para España el principio de su decadencia como metrópoli y dentro del tea-tro de las naciones europeas. ¿Cómo se vivió en Menorca este acontecimiento por parte de la iglesia y de su joven obispo Castellote?

El ambiente de los periódicos y semanarios provinciales rezuma pesar y odio: pesar por los opro-bios infligidos a España; odio, porque las culpas se las echan a los gobiernos promasones de España. Veamos algunos ejemplos:

“El horizonte de la Patria se nubla y ennegrece condensos vapores que indican próxima y te-rrible tormenta. Por los cuatro aires nos llegan vientos de borrasca, que impresionan y aterran a los más intrépidos y valentones. Cargada está la atmósfera por la parte de Cuba y Estados Uni-dos, de Filipinas y España. La tan temida y espantosa catástrofe viene a pasos agigantados. ¡Bo-nito provenir el que se avecina!”277

“Última hora. El crucero Vizcaya se ha visto precisado a salir de Nueva York, para no expo-nerse a las iras de los marranos de la Cerdería.”278

“¡¡¡Los cerdos vienen!!! La paz deshonrosa. La nave de los marranos a la vista de Cádiz.”279

“La masonería eligió a España por víctima.” “¡Qué noche tan larga! ¿Cuándo amanecerá el día?”280

Incluso se habla de un complot masónico para arrebatar a España Baleares y Canarias.281

Menorca, con su obispo al frente, vive tan terribles noticias con coraje, tensión, oración y aborre-cimiento a los Estados Unidos de América. Prueba de ello es la breve, pero intensa Exhortación del obis-po Castellote a sus amados diocesanos con motivo de la guerra de España con los Estados Unidos. He aquí algunos párrafos de la misma:

“Las esperanzas de que pudiera tener solución pacífica y honrosa el conflicto de España con los Estados Unidos se desvanecen. La mediación del Vicario de Cristo... ha sido desestimada... y han fracasado las negociaciones de las potencias europeas... El grito de guerra resuena vigoroso, im-ponente, aterrador.... Gran calamidad es la guerra y fuente inagotable de ruinas, de cruentos sa-crificios, de lágrimas y de luto... La nación española... se ha erguido enfrente del coloso que sólo

________________________________________________________________ 272 ASV, NM, 616, 6. 273 ASV, NM, 633, 4. 274 ASV, NM, 618, 3. 275 EC (23 de abril de 1898), p. 3024. 276 EC (25 de junio de 1898), nº 386, p. 3091. 277 EC (12 de febrero de 1898), nº 367, p. 2941. 278 EC (26 de febrero de 1898), nº 370, p. 2961. 279 EC (9 de julio de 1898), p. 3121. 280 EC (6 de agosto de 1898), p. 3145. 281 EC (17 de noviembre de 1898), nº 427, p. 3384.

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cuenta con la fuerza... Mentira parece que la civilización tolere la agresión de que somos objeto... civilización que tanto tiene de barbarie, que sanciona los hechos consumados y el predominio del más fuerte sobre la razón y el derecho, como sancionó la desmembración de Polonia, la opresión de Irlanda y el despojo del Patrimonio de San Pedro... Es la hora de la acción y de la pelea y no debéis extrañaros... de que nuestro lenguaje habitualmente reposado y tranquilo... cambie de tono y resuene marcial... El Dios de los ejércitos es nuestro Dios... Con las armas en la mano pueden y tienen obligación de agruparse alrededor de su madre querida para defenderla... Hemos pecado... desconociendo que la grandeza de España estuvo siempre ligada a la unicidad de la fe... convir-tiéndonos de corazón a Dios apartaremos de nosotros el rayo de la justicia divina...”282

En una Alocución, dirigida a los menorquines, les invita a tomar parte en la suscripción en ayuda al ejército español en Cuba. Así comienza:

Las repetidas e incalificables vejaciones de que ha sido objeto nuestra querida España por parte de la orgullosa república de los Estados Unidos de América, aguantadas por nosotros con una calma que de haber durado más tiempo se hubiese traducido en cobardía; la agresión injusta con que la demagogia yankee pretende robarnos a mano armada nuestras colonias, atropellando las leyes divinas y humanas que garantizan el derecho de propiedad, obligan a la hidalga nación española a desplegar al viento su inmaculada bandera para contestar a la guerra con la guerra, y recogido el guante que desde Washington nos arrojan los modernos cartagineses, nos hemos levantado unánimes y decididos todos los españoles, para defender a la madre Patria como en los tiempos antiguos la defendieron Numancia y Sagunto y en los modernos Gerona y Zaragoza.

En trance tan solemne, en tan supremas circunstancias, es un deber sagrado, que por igual nos obliga a los hijos de esta legendaria tierra, el de ofrecer vidas y haciendas por la Patria, porque todo es suyo cuando de todo necesita. Los que no tienen otra cosa más que la sangre de sus venas se la han dado abundante y generosa y están dispuestos a darle más, mientras les quede una gota, que nunca los españoles supimos regatearla enfrente del enemigo.

Pero el nervio de la guerra es el dinero y de él se necesita más en las guerras modernas que en las antiguas, y mucho más cuando han de sostenerse a larguísimas distancias como en los actuales momentos en que tenemos que pelear en las antípodas y en el mar de las Antillas.283

Con motivo de la celebración del Congreso Católico Nacional de Burgos, en 1899, se le envía un mensaje a la Reina y al Presidente del Consejo de Ministros de todos los obispos allí reunidos, entre los que se encuentra Castellote.284

Cuando accede Rinaldini a la Nunciatura de Madrid, en 1900, recibe éste una felicitación de Caste-llote,285 e igualmente le comunica, el 1 de abril de 1900, su opinión sobre el periódico El Urbión,286 y que saldrá al frente de la peregrinación de la diócesis de Menorca a Roma con motivo del Año Santo de 1900.287

El periódico El Urbión publica un artículo, según noticia facilitada por La España cristiana, titu-lado pomposamente ¡Viva el Obispo de Menorca!, felicitando al Dr. Castellote porque “imitando a los Apóstoles de Cristo, ha ido a la cárcel de Mahón para fortalecer con palabras de aliento al Rvdo. D. Ga-briel Coll, director del “Grano de arena”, preso por combatir a la Masonería. Si los publicistas católi-cos contasen solo con la ayuda moral de los príncipes de la Iglesia, entonces ya sacarían (sin miedo a nadie) las castañas del fuego, y le pondrían al gato mil cascabeles.”288

En el año 1900 Menorca organizó una peregrinación a Roma, con motivo del Jubileo del Año San-to, durante el pontificado del papa León XIII, cuya Bula se había publicado el 11 de mayo de 1989, festi-

__________ 282 CASTELLOTE, S., Exhortación con motivo de la guerra de España con los estados unidos, En: Obras completas

manuscritas, t. II, s. p. 283 Cf. Bibliografía. 284 ASV, NM, 630, 7. 285 ASV, NM, 640, 5. 286 ASV, NM, 657, 1. 287 ASV, NM, 656, 5. 288 EC (27 de agosto de 1898), p. 3168..

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vidad de la Ascensión del Señor. El obispo Castellote alentó con todo fervor este, para aquellos tiempos complicado, viaje en barco. Un extenso folleto titulado Crónica del peregrinación menorquina a Roma, de D. Sebastián Juan Sampol de Palós,289 relata pormenorizadamente esta peregrinación. En él figura una Circular del Obispo de Menorca, fechada el 5 de abril de 1900:

“A Roma, pues, todos los que se hallen en condiciones de soportar las incomodidades propias de todos los viajes, pero en este, grandemente compensadas por la santa fraternidad en que lo hare-mos y por las gratísimas emociones que ha de experimentar los que lo hagan. Vamos a la ciudad señora del orbe, al imperio de las artes y las letras, a la ciudad que si perdió el imperio de la fuerza.... fue para coronarse con la tiara de los Papas y regir las almas con el cetro de la justicia y de la paz; a venerar el sepulcro de los apóstoles, y las santas catacumbas, a besar el polvo que regaron con su sangre los mártires”290

En la página 33 del mismo folleto se incluye una segunda circular del obispo Castellote, fechada el 28 de abril de 1900, en la que anuncia la inmediata salida hacia Roma: “Tenemos –dice, entre otras co-sas– el alto honor de ser los primeros, siendo como somos por el número, por la extensión y por los re-cursos los más pequeños y como los últimos... La historia religiosa de Menorca escribirá con letras de oro este acontecimiento”291 El Ayuntamiento de la ciudad de Ciudadela nombró una Comisión para se-cundar la peregrinación promovida por el obispo, presidida por el Teniente de Alcalde, D. Lorenzo Car-dona. En el anuncio de su constitución recuerda al primer obispo de Menorca, Severo (s. V) y a D. Anto-nio Vila Camps, ordinario de Menorca durante la dominación inglesa de la isla, por su tesón en defender los derechos de la iglesia católica en manos de protestantes ingleses.292

La salida estaba fijada para el 7 de mayo de 1900, a bordo del “Menorquín”, rumbo a Civittavec-chia. El Obispo bendijo, en la misa celebrada en la parroquia de Santa María, el estandarte que iba a ser llevado en la romería y que habían confeccionado las religiosas Concepcionistas de Mahón. A continua-ción, el obispo “dirigió a la concurrencia su autorizada palabra, y en elocuentes y sentidos párrafos ex-plicó el alcance de la peregrinación, de la cual dijo que no había de considerarse como un viaje artístico ni recreativo, sino completamente religioso... para rendir homenaje al gran León XIII..., fiel custodio de las... verdades de Cristo. Presentó... el orador [Castellote] a la Ciudad Eterna como centro de la Unidad Católica, en la que se guardan las maravillas del arte, que pregonan... que muy lejos de que sea refracta-ria nuestra Iglesia a la ciencia y al arte, ha sabido inspirar al ingenio humano las más grandes maravi-llas...”293

Ni qué decir tiene que el viaje resultó lleno de dificultades, sobre todo en o que se refiere al aco-modo de tantos viajeros en el pequeño vapor el “Menorquín”. Refiriendo algunas anécdotas del viaje di-ce:

“Serían las cinco de la mañana cuando nuestro Excmo. Sr. Obispo, después de haber visitado en las cámaras respectivas a cuantos el terrible mareo retenía en las literas, prodigando a todos nuestro Prelado frases de aliento y de dulzura, reunía un grupo de sacerdotes en el alcázar del vapor, cantándose seguidamente... las Vísperas de Nuestra Señora... Ave Maris Stella!”

El Obispo acompañó a los peregrinos durante todas sus visitas a la ciudad eterna, celebrando en las cuatro basílicas el santo sacrificio de la Misa. Desgraciadamente, tuvo que anunciar el fa-llecimiento de un sacerdote que iba con los peregrinos, el Rvdo. D. José Pellicer. El funeral por el eterno descanso de D. José se celebró en la Iglesia española de Ntra. Sra. de Montserrat, en la Via Apia. En el Colegio Español de San José, en el palacio Altemps, cedido por León XIII a Espa-ña, se celebró una solemne velada literario musical, con asistencia de los obispos de San Luis de

__________ 289 SEBASTIÁN JUAN SAMPOL DE PALÓS, Crónica de la peregrinación menorquina á Roma, Ciudadela de Menorca, Imp. ca-

tólica del Sagrado Corazón de Jesús, 1901. 290 Ibid., p. 23. Cuando se cita en el ejemplar que he utilizado el nombre del Secretario de Cámara del obispado, José Jover,

éste se encuentra tachado. Cf. las relaciones entre Castellote y Jover, supra, en la p. 97. 291 Ibid., pp. 33s. 292 Ibid. p. 41. 293 Ibid. p. 44.

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Potosí, de Menorca, Dr. Castellote, y el dimisionario de La Habana, la familia del cónsul español, los distinguidos pintores españoles (D. José) Benlliure y Puerto...294

El jueves, 17 de mayo, por la mañana, se celebró en el Vaticano el gran Consistorio para la apro-bación definitiva de las causas de canonización del Beato Lasalle, al que asistió, entre otros, el Dr. Caste-llote y el arzobispo de Valencia, Dr. Herrero. El viaje de regreso a Menorca fue menos duro que el de ida, pudiéndose celebrar a bordo la santa Misa el viernes y el sábado. El 19 de mayo se divisó el cabo de la Mola de Menorca, a la una de la tarde. El desembarque fue solemnísimo. El Prelado dio la bendición. Por las calles se oían aclamaciones al Papa y al Obispo de Menorca.

La aprobación de cuentas, hecha por el tesorero, Sr. Juan F. Talafull, nos da idea de lo que supuso económicamente el viaje a Roma: La Comisión había entregado a cuenta 29.292,46 pesetas, todo inclui-do. Una vez hecho el balance, que ascendía a 29.237,59 pesetas, resultó un superávit de 54,87 pesetas, que se entregaron al Prelado para su libre disposición. Fueron a Roma un total de 200 peregrinos.

Admiración sentí, cuando al visitar al actual archivero de la diócesis de Menorca para pedirle in-formación sobre el obispo Castellote, me dijo que, según le constaba, Castellote fue un obispo que se en-frentó valientemente, pero sin el estilo grosero y envalentonado de una época extremadamente apologéti-ca, a las autoridades civiles, llegando incluso a excomulgar al gobernador porque quería arrebatar a la iglesia la propiedad de un cementerio. Hubo otros obispos –me contó– que se escondían en su palacio pa-ra ver desde la barrera los acontecimientos.

Entre los nombramientos de Castellote, figura uno que, por lo que veremos en seguida, tuvo su importancia en la vida privada del obispo de Menorca.

D. José Jover fue nombrado por Castellote Secretario de Cámara y Gobierno del Obispado de Me-norca. Aparte de la aparición de su firma en el Boletín de Menorca y en algunas pastorales y crónicas, es-te personaje no tendría mayor importancia, a no ser por una circunstancia especial en relación con el obispo Castellote. Por lo que he oído directamente de labios de mi tía Dª Joaquina Castellote y Pinazo, hermana del obispo y confidente del mismo en muchas ocasiones como la que nos ocupa, es que el tal Jo-ver se enemistó con su obispo y, al parecer, según la versión de Dª Joaquina, no dejaba de enviarle cartas amenazándole de muerte. Y, aunque, en una carta que ella recibió de su hermano, éste le confesaba que “el feroz lobo [con clara referencia al tal Jover ]se había convertido en manso cordero”, ésta nunca creyó en la veracidad de este arrepentimiento, hasta tal punto que cuando le sobrevino al obispo Castellote en Jaén la muerte repentina, no dudaron ella y otros amigos del obispo en pensar que “había sido envenena-do” por el tal Jover, intentando incluso sus amigos la exhumación del cadáver, a lo que se opuso firme-mente su hermana Joaquina. Relata refero.

Desde Menorca fue invitado a la sesión celebrada en Valencia en 1889, para honrar el Jubileo Sa-cerdotal de Su Santidad el Pontífice Romano, León XIII, en la que leyó los siguientes versos, en los que podemos apreciar el ambiente crispado de la época con respecto a lo sucedido en el Vaticano:

__________ 294 Ibid. p. 150.

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NON PRAEVALEBUNT

No importa que el mar bravío Sacuda con saña fiera

De sus ondas la cimera, De su imperio el poderío; Si el papa con su navío Recorre sus soledades A través de las edades, Viendo hundirse en lo profundo A los piratas del mundo Cargados de iniquidades.

No importa que el Rey clemente En su alcázar prisionero, Con acento lastimero Sus males refiera y cuente, Si entre la perdida gente Que hizo brecha en sus murallas No está el Dios de las batallas Que desconcierta los planes De los bravos capitanes Y pone al infierno vallas.

No importa que el regio manto Cuya fimbria, reverentes, Besan los pueblos creyentes, Mojado esté por el llanto Del Papa infalible y santo, Si yacen hechos jirones Los mantos de las naciones Que enfrente del Vaticano Alzaron con torpe mano De su orgullo los pendones. No importa que el fiero averno Aliente la insana guerra, Que los hombres en la tierra Y Luzbel desde el infierno Declaran contra el Eterno, Si sus dardos enconados

Quedaron siempre embotados En el duro peñascal Que sirve de pedestal Al Papa y á sus soldados.

No importa que el invasor Con su cetro fementido Matar haya pretendido De San Pedro al sucesor, Si nunca muere el Señor Que fundó el Pontificado, Y después de bien sellado, En medio de un pueblo impío, Está el sepulcro, vacío, De Cristo crucificado.

¡No temáis los que afligidos Contempláis el sol de Roma! El Dios que incendió Sodoma Escuchará los gemidos De los pueblos convertidos, Y azotando sus bridones, Al frente de sus legiones Combatirá por el Papa, Y hará pedazos el mapa Que trazaron las naciones. Y si arrecia el temporal Aún tenemos catacumbas Para buscar en sus tumbas Nuestro templo funeral; Y con acento marcial Un Te Deum entonaremos, Al ver que por fin volvemos A vivir como los Santos; Ya al compás de nuestros cantos ¡Viva el papa gritaremos!

SALVADOR CASTELLOTE

El 28 de octubre de 1899 es invitado por el Presidente de la Academia de la Juventud Católica de Valencia, D. Vicente García Orozco, a inaugurar el curso de ese año, al que asistió el Rector de la univer-sidad literaria, Dr. Nicolás Ferrer y Julve.295

El 5 de marzo de 1901 escribe una carta al Nuncio, informándole de forma muy pormenorizada sobre las comunidades religiosas de la diócesis de Menorca, añadiendo que le gustaría estar en Toledo pa-ra celebrar el 25 aniversario de la consagración episcopal del cardenal Sancha.296

Preocupado por la permanencia de la diócesis de Menorca, escribe a Rinaldini, el 22 de junio de 1901, recomendando la petición del Ayuntamiento de Ciudadela para que no se suprima la diócesis de Menorca.297

El 6 de diciembre de 1901 comunica a Rinaldini datos sobre la ayuda económica al Colegio Espa-ñol de Roma, según el deseo del Papa.298 __________

295 LAS PROVINCIAS, 28 de octubre de 1899. 296 ASV, NM, 669, 48. 297 ASV, NM, 661, 14. 298 ASV, NM, 655, 5.

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Hasta que en 1901 acepta su traslado a Jaén, en carta enviada al Nuncio Rinaldini, el 14 de di-ciembre, exponiendo las razones que aconsejan dilatar un poco la notificación oficial de su preconización y de la consiguiente sede vacante de Menorca. Igualmente consta la satisfacción del cardenal Sancha por el nombramiento, como obispo de Jaén, de su antiguo amigo y colaborador en Madrid y Valencia.299

Fue sustituido en esta diócesis de Menorca por el también valenciano, D. Juan José Laguarda, has-ta entonces obispo Auxiliar de Toledo.

XVII. CASTELLOTE, OBISPO DE JAÉN

El 24 de febrero de 1902 toma posesión de D. Saturnino Sánchez de la Nieta como Vicario Capitu-lar de Jaén,300 cantándose un solemne Te Deum.301

Castellote fue nombrado obispo de Jaén el 16 de diciembre de 1901, sucediendo al obispo Victo-riano Guisasola y Menéndez, que fue trasladado al obispado de Madrid-Alcalá. Figura con el número 64 de la lista de los prelados de esta diócesis. Tomó posesión de esta silla y obispado, en nombre del obispo, el Ilmo. Sr. Dr. D. José Jover y Balaguer, presbítero doméstico de Su Santidad, realizándose el acto con todas las formalidades de Derecho y según Estatutos y loables costumbres, concurriendo, aparte del clero, las personas más distinguidas de la capital y muchedumbre de fieles. Dio fe el Notario Mayor del Tribu-nal Eclesiástico y los representantes de los Srs. Gobernadores Civil y Militar, y Alcalde de la ciudad. La ceremonia terminose con la distribución de monedas, arrojadas desde el coro y balcones de la hermosa Basílica de Jaén.302 La solemne entrada se hizo el domingo 10 de abril de 1902 a las 16,30 horas, siendo recibido a los acordes de la Marcha Real.

Castellote agradece las muestras de afecto y felicitaciones recibidas por su nombramiento.303 Con motivo de su entrada en la nueva diócesis, publica una Carta pastoral, dirigida a sus diocesa-

nos,304 en la que describe el programa pastoral previsto para la diócesis de san Eufrasio. En ella siguen los lamentos jeremíacos ante “la angustia y zozobra para los pueblos” “Pax, pax, et non erat pax.” La paz necesita orden, según san Agustín. Y el orden fue dado por Dios, pero el abuso de la libertad humana “turbó el orden que Dios había establecido..., resonó el grito de guerra... Sólo la justicia que viene de lo alto es capaz de restablecer el orden perdido.” Pero los derechos del individuo proclamados por la revolu-ción francesa, a la que el mismo Renán la tilda de experiencia fracasada,305 no bastan porque se contrapo-nen directamente a los derechos imprescriptibles de Dios. Y hacer de la Iglesia una corporación puramen-te natural y humana, sin sacramentos y sin dogmas, sería condenarla al desprestigio.

La Carta está llena de citas de autores que niegan los principios fundamentales de la tradición cris-tiana: Büchner (Fuerza y materia),306 Hegel (Gott ist in werden: Dios está haciéndose); Proudhon (Dios es el mal); Feuerbach (Dios es una proyección del espíritu humano); Bebel (Queremos en religión el ateís-mo), Bakounine (emancipación del pueblo de la creencia en Dios); Winterer (El socialismo es el ateísmo práctico); El alma es una secreción del cerebro, una función del sistema nervioso; la libertad es sólo ilu-sión, dependemos de atavismos, del medio ambiente, de la conservación de la energía. Hay una curiosa cita de Kant, el defensor implacable de la libertad humana, llega a decir, en opinión de Castellote que “si tuviésemos cabal noticia [de las determinaciones ambientales], podríamos pronosticar todo lo que ha de hacer un hombre durante el curso de su vida.”307 Le preocupa mucho la cuestión social en cuya interpre-tación sigue fielmente la doctrina de la Rerum novarum de León XIII.308

__________ 299 ASV, NM, 659, 4. 300 Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, 20 febrero 1902, n.º 4. 301 Ib., p. 51. 302 Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, año XLV, del 10 de abril de 1902, N.º 7. 303 Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, 26 de abril 1902, p. 154. 304 Jaén, Imp. de la viuda de Guindos, 1902. 305 Questions contemporaines, París, Levy, pág. III. 306 Castellote –como ya sabemos– había publicado en Madrid las Conferencias científico–religiosas cuaresmales y aquí re-

toma algunas de aquellas reflexiones. 307 Carta pastoral, (Jaén) l.c., págs. 20s. 308 Muchas de estas citas se encuentran ya en las Conferencias científico-religiosas, que Castellote pronunció en la Catedral

de Madrid, durante la Cuaresma. Cf. Bibliografía.

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Pero siempre ha habido, a pesar de ser adversarios de la Iglesia, quien defienda la influencia de la Iglesia en la solución de todos estos males: Viviani en Italia y Bruno Wille en Berlín (“La Iglesia es la primera personalidad moral e intelectual de este mundo”;309 “La única potencia que queda en medio de nuestra sociedad pulverizada310). Postula la existencia de dos principios fundamentales para la paz social que son la caridad y la justicia. “La caridad es el móvil, la justicia el instrumento”. Antes de hablar de la caridad hay que hablar de la justicia, como lo presenta León XIII en su famosa encíclica. Nos ofrece Cas-tellote dos hermosas citas al respecto: una la del obispo de Nottingham, Mons. Bagshawe: “...si las clases directoras quisieran devolver a los pobres lo que les deben en estricta justicia, las cantidades que por este concepto habrían de pagar serían infinitamente más considerables que todos sus donativos y limosnas reunidos.”311 Y la segunda la del famoso jesuita alemán, P. Kolb, quien desde el púlpito de la iglesia de san Pedro de Viena, dijo: “La solución de la cuestión social no es asunto de beneficencia o caridad... El trabajador no quiere vivir de limosna..., quiere ganarse la vida con su trabajo.”312 Pero no es sólo tarea de la Iglesia: “exige necesariamente el concurso de todas las fuerzas sociales.”313

Solicita la colaboración de todos.

Desde Valencia. Lo Rat Penat se le dedica esta poesía:

POESÍA Al Excelentissim Senyor Doctor D. Salvador Castellote y Pinazo

Bisbe de Jaén

Gran creu vos dona el gobern, joyosa, brillant, daurada, y altra teniu més pesada: lo bácul contra l’infern. Pastor vos ha fet l’Etern pera cuidar ses obelles, que entre espines i flors belles portéu al prat del bon Deu, arropintles baix la creu de les Santes Maravelles. La enhorabona, oh Prelat, llumenera valenciana, que á Jaén, nostra germana, ompliu de alta claritat. Aquest humil Rat-Penat, paysá ilustre i benvolgut, sols te desitja salut, y fa vots pera que un día lo Capell de porpra sia corona de ta virtut.

J. BODRÍA

En Jaén –como nos dicen las crónicas– se preocupó mucho del seminario, cuya construcción había ya iniciado su predecesor. El 23 de octubre de 1902 escribe Castellote al Nuncio Rinaldini sobre el con-

__________ 309 M. DE VOGUÉ, Spectacles contemporains, pág. 68. Citado por Castellote, Carta pastoral (Jaén), l. c., pág. 25. 310 PRINS, Démocratie et régime parlamentaire, pág. 215. Citado por Castellote, Carta pastoral (Jaén), l. c., pág. 25. 311 [En el original: Citado por Gregoire] Cf. Carta pastoral (Jaén), l. c., pág. 28. 312 [En el original: Ibid., pág. 124]. 313 Carta pastoral (Jaén), l. c., pág. 30.

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flicto que enfrentaba a Jaén y Baza como sedes del Seminario y la manera más eficaz de resolverlo.314 Re-suelto el conflicto, bendijo el edificio, situado en las afueras de la ciudad, y lo inauguró el 6 de febrero de 1905. Merry del Val envía un telegrama de adhesión al acto.315

Fue senador del Reino por la archidiócesis granadina. El 15 de julio de 1902 se anuncia en el BO de Jaén316 el viaje del Excmo. Sr. Obispo a las sesiones

del 6º Congreso Católico de Santiago, actuando como Provisor y Viario General D. Saturnino Sánchez de la Nieta. En este mismo boletín se incluyen las conclusiones de este Congreso católico.317

A la muerte de León XIII, Castellote pronuncia en Madrid la Oración fúnebre en presencia de re-presentantes de la Santa Sede (el Nuncio apostólico A. Rinaldi), de S. M. el Rey (Excmo. Sr. Conde de Altamira) y del Gobierno (Excmo. Sr. Ministro de Instrucción pública).318

En marzo de 1904 se anuncia en el BO de Jaén el nombramiento de Castellote como Prelado Asis-tente al Solio Pontificio, por Breve de Pío IX de 26 de febrero del mismo año.319

Quizás la “oración sagrada” de más envergadura pronunciada por Castellote, siendo obispo de Jaén, fue con ocasión del IV Centenario de la Universidad Literaria de Valencia, celebrado en esta ciudad el año 1902,320 en la solemne función religiosa habida en la Basílica Metropolitana. Así expone el editor de la Crónica del IV Centenario, la intervención de Castellote: “Al Evangelio ocupó la cátedra del Espíri-tu Santo el Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinaza, obispo de Jaén, y pronunció una notabilísima oración sagrada, que mereció los más sinceros plácemes de todos cuantos tuvieron el gusto de escucharla. Conocida es la fama que como orador sagrado goza con muchísima justicia este sabio pre-lado, lo que nos dispensa de ser extensos en los justos elogios a este sermón. Sólo diremos de él que lla-mó la atención por lo erudito, profundo y elevado de los conceptos, emitidos con palabra fácil y brillante,

__________ 314 ASV, NM, 666, 3. 315 Cf. BO de la diócesis de Jaén, 2 enero 1905. 316 BO de la diócesis de Jaén, n.º 14, 15 de julio 1902. 317 Ibid., pp. 299–300. 318 Cf. Bibliografía (Obras impresas). 319 Cf. BO de la diócesis de Jaén, n.º 6, 30 de marzo 1904, p. 95. 320 El 13 de octubre de 1502, vencidas importantes dificultades, puestos de acuerdo los Cabildos Catedral y Municipal, y

contando la ciudad con las aprobaciones Pontificia y Regia, se hizo en Valencia la Crida o pregón anunciando que se habían reunido todas las escuelas diseminadas y se agregaban nuevas enseñanzas en el Studi general o Universidad, que entonces se inauguraba con gran júbilo de los valencianos.” Así que Valencia celebró el IV Centenario, no el 13 de octubre de 1902, como estaba dispuesto, sino unos días más tarde “con objeto de que pudiese asistir el Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes [D. Álvaro Fi-gueroa y Torres, Conde de Romanones, Presidente honorario de la Junta Organizadora del IV Centenario], al que retenía en la Corte ineludibles obligaciones.” No obstante, ese mismo día hubo grandes solemnidades, dando cuenta extensa de las mismas el hermoso libro, editado por Manuel Giner San Antonio, abogado del ilustre colegio de Valencia: Crónica del IV Centenario, Valencia, Domé-nech, 1906, pp. 25s. Podemos citar, entre otras, la comitiva, que, presidida por el Rector-Presidente de la Junta Organizadora, D. Manuel Candela y Plá, al que acompañaba el Claustro Universitario, una nutrida representación del Cabildo Metropolitano, el Exc-mo. Ayuntamiento, presidido por su Alcalde, D. José Igual y Torres, y otras comisiones, se dirigió al Paraninfo, donde el Rector le-yó un breve pero vibrante discurso alusivo a la efemérides. A continuación el Secretario general de la Universidad y de la Junta or-ganizadora, D. Fernando Reig y Flores, dio lectura al acta, escrita por el Dr. D. Jesús Bartrina, que fue firmada por todas las autori-dades. Tomó a continuación la palabra el Dr. Urbano Lolumo, aludiendo a las enseñanzas que en un principio se dieron por el Ca-bildo y la intervención de éste en la creación del primer centro docente valenciano. El Alcalde, Sr. Igual, recordó a continuación la importancia del Consejo Municipal en el establecimiento del Estudi general. Hubo, por la noche, una función en el teatro-circo Apo-lo, organizada por el elemento escolar. Se cantó la ópera Aida de Verdi por la compañía dirigida por el maestro Tolosa, intervinien-do en los entreactos la orquesta municipal con la sinfonía de Mercadante, y una banda militar, cedida por el Capitán general, D. Francisco Loño y Pérez. Al final se leyeron poesías compuestas por estudiantes. Hubo extensión universitaria, asamblea de Ense-ñanza Universitaria Nacional, Asamblea Pedagógica Regional de primera enseñanza, Función de teatro clásico: La fuerza de la cos-tumbre de Guillén de Castro, Procesión cívica para descubrir lápidas en la ciudad allí donde estuvieron emplazados los primeros es-tudios, cuya redacción corrió a cargo de D. Teodoro Llorente, encargándose de la localización de los mismos el archivero municipal D. Vicente Vives Liern, Las Casas de los estudios en Valencia: 1. Escuela de Gramática y Artes del Consejo de la Ciudad (calle de la Maravilla, hasta la esquina En Borrás, a la entrada de la plaza de Beneyto y Coll). 2. Escuela de Artes del Cabildo Catedral (ibi-dem). 3. Reunión de las escuelas del Cabildo y de la Ciudad (Casa de Mosén Pedro de Vilaragut, en el edificio palacio del Duque de Gandía, entonces de la Sra. viuda de D. Juan Fontanals, en la plaza de San Lorenzo). 4. Definitiva ubicación de todas las escuelas en el edificio de la calle Maravillas hasta la creación del Estudi general, en el mismo sitio en que se encuentra hoy la Universidad, calle de la Nave. No estudia el autor las enseñanzas dadas por el Cabildo en la casa llamada de la Almoyna y en el aula capitular, porque no hay discusión sobre las mismas. Hubo un Certamen Nacional. Una función religiosa en la que se recoge la intervención del arzo-bispo D. Sebastián Herrero y Espinosa de los Monteros y a la decidida cooperación prestada por el Sr. Obispo de Jaén, preconizado ya arzobispo de Sevilla, Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, que, como “ilustre valenciano y amante entusiasta de las glorias de nuestra verdadera Alma mater” (Ib. p. 116), pronunció el día 1 de noviembre en la Catedral una notabilísima oración sagrada. A con-tinuación hubo un concierto por la “Capella de Manacor”; un festival escolar; una excursión a Sagunto; Fiesta en honor de Cavani-lles; exposiciones, etc.

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cualidades todas que cautivaron la atención del auditorio.”321 Son dignas de mención las coincidencias y diferencias entre aquel IV Centenario y el V que estamos celebrando en estos días del año 1999. Dice tex-tualmente Castellote en su discurso que

“contrasta singularmente este acontecimiento con las ideas dominantes en nuestro tiempo... Se ha hablado mucho de antagonismos y de conflictos entre la Religión y la Ciencia... que el mundo re-clama la manumisión del pensamiento y es menester que yo os exhorte... a que, haciendo lo que ahora hacéis, no os dejéis seducir por los cantos de la sirena librepensadora, que sin duda llevará muy a mal esta demostración vuestra de gratitud hacia Dios y de adhesión a su Iglesia.”322

Las semejanzas son que en nuestra actual universidad se mantiene el dogmatismo ya periclitado de un antagonismo entre Religión y Ciencia, cuando son muchas las circunstancias histórico-científicas que lo hacen caduco. Las diferencias son que en aquella universidad de 1902 las autoridades académicas, a pesar de todo, quisieron que la iglesia valentina tuviera una presencia en la efemérides, por razón de su vinculación histórica y social con el surgimiento de la universidad valenciana. Así lo entiende Castellote con estas palabras:

“Hace precisamente un año que celebraba su IV Centenario la Universidad de Glasgow, que es una Universidad archiprotestante... Un Papa, el gran Nicolás V, la fundó; como en Valencia, fue su primer canciller el Obispo de la ciudad y católica como nació se mantuvo, hasta que el cisma de Inglaterra la arrancó de brazos de la Iglesia para seguir la suerte de las instituciones públicas de aquel país. Pues bien, Señores, con ocasión de tan solemne aniversario, el claustro y los alum-nos suscribieron un elocuente mensaje, redactado en latín, para participar al Sumo Pontífice León XIII el gozo de que se hallaban poseídos al recordar las glorias de su Universidad, enriquecida con grandes privilegios por la Santa Sede; y haciendo caso omiso de toda suerte de prejuicios, y sobreponiéndose con muy recto sentido a la prevención con que sus correligionarios aborrecen las cosas de Roma, rogaban al Papa que enviase un representante suyo a honrar con su presencia las fiestas centenarias.”323

León XIII contestó a este ofrecimiento con un Breve del 9 de junio de 1901. “Escrito está –dice Castellote, refiriéndose a este Breve– para confusión de los ánimos mezquinos que, sin haber negado la fe, no se atreverían a hacer, como vosotros, pública profesión de sus creencias, de la gratitud que deben a la Iglesia...”324

En junio de 1905 se celebró en Zaragoza la Coronación canónica de la imagen de la Virgen del Pi-lar, con motivo del 50º aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción, siendo arzobispo de la ciu-dad D. Juan Soldevila y Romero. Asistió el Nuncio de SS Arístides Rinaldi; la representación de S.M. el Rey la ostentaba el Excmo. Sr. Duque de Zamora y la de la Reina estuvo a cargo de Excma. Sra. Condesa Viuda de Torrejón. La misa de Pontifical y el acto solemne de la coronación de la Virgen del Pilar fueron presididos por el Sr. Nuncio, estando el sermón a cargo de Excmo. Sr. Obispo de Sión. El obispo de Ma-drid, Victoriano Guisasola era el presidente de la Peregrinación al Pilar. Se congregaron fieles de toda España y las oraciones sagradas corrieron a cargo de diversos Prelados españoles. Uno de éstos fue Caste-llote, quien pronunció el día 24 de junio, un sermón bajo el lema “Non est mortua puella, sed dormit”, dentro de la segunda expedición de peregrinos alaveses y vizcaínos, en el solemne Pontifical de ese día presidido por el Arzobispo de Zaragoza.325 Destaca esta oración por la articulación de grandes metáforas literario-religiosas, muy propias del resto de los sermones pronunciados en esta ocasión, pero que giran

__________ 321 GINER SAN ANTONIO, Crónica del IV Centenario..., p. 117. +Tres Apéndices (I. Cartel Publicidad.– II. Acta.– III. Poe-

sías.– IV. Memoria.– V. Discurso del Rector.– VI. Discurso de D. Melquíades Álvarez.– VII. Comunicación al Ministro de I.P y B.A.– VIII. Extracto del discurso de D. Eduardo Vincentí.– IX. Discurso de D. Amalio Gimeno y Cabañas.– X. Oración sagrada por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote Cubells.– XI. Salutación a S. M. el Rey por el Dr. Candela.– XII. Relación de documentos y libros expuestos.– XIII. Relación de ejemplares de la colección paleontológica de Rodrigo Botet. [Colofón: Acabóse de imprimir esta Crónica el día XXVI de julio de MCMVI en Valencia, Tip. Doménech, calle del Mar, Núm. 65].

322 GINER SAN ANTONIO, M., Crónica del cuarto centenario de la Universidad Literaria, Valencia 1906, pp. 252s. 323 Ibid. p. 263. 324 Ibid. 325 Crónica de la coronación canónica de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza. Peregrinación nacional a su Basílica, Zaragoza

1905, Apéndice, pp. 12-18. (Dictamen–Prólogo por el M. I. Sr. Don Francisco de Paula Moreno, Canónigo de la S. I. M. de Zarago-za, pp. 7-14, fechado el 30 de marzo de 1906). En este acto se cantó la Misa de Perossi y la célebre “Ave Maria” de Gimeno.

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todas alrededor de un eje intelectual, que es un pasaje bíblico, aunque tomado en sentido metafórico, y con una profunda visión histórica y teológica del tema socio cultural de la religión y la fe a finales del si-glo XIX en España. Regresa a su diócesis de Jaén el 23 de junio de ese año326 partiendo para Roma el 4 de octubre de ese mismo año.

El 16 de octubre de 1905 se anuncia en el Boletín Oficial de la diócesis la celebración de las Bodas de Plata sacerdotales, celebradas en la parroquia de los Santos Juanes de Valencia.327

Sus relaciones con el fundador de la Institución Teresiana, Beato Pedro Poveda Castroviejo

Una de las relaciones personales que tuvo el obispo Castellote durante su pontificado gienense fue con el que fue después beato Pedro Poveda Castroviejo y fundador de la Institución Teresiana. Así nos lo relata Flavia, historiadora de la Institución povedana:

“RENDIDO” Y “DESENGAÑADO”

“...La espera que se alarga imprevisible, la inactividad forzada y el desgaste del ánimo hacen que Pedro Poveda decida finalmente regresar a Linares.

En estos momentos duros, Pedro Poveda ha contado con la amistad y el consejo de Don Miguel Montejo Padilla, compañero de estudios del seminario de Jaén, un curso mayor que él. D. Miguel Montejo es adjunto en la curia de Madrid. Acaso orientado por él, a primeros de septiembre, escri-be a D. Miguel Corredor, beneficiado de la catedral de Jaén, dándole cuenta de su situación y soli-citando su intervención ante el prelado para que autorice su incorporación a aquella diócesis, en la que está incardinado.

Cuando Pedro Poveda fue a Jaén para estudiar en el seminario, era ya Don Emilio Corredor pro-secretario de las oficinas de lo obispado; tal vez fue también profesor del seminario mismo. Desde entonces se conocían ambos. Emilio Corredor ha debido presentar con interés a su obispo la solicitud de Poveda. Por su parte, D. Salvador Castellote, obispo de Jaén, también Senador del Reino por la archidiócesis de Granada, acaso conoce mejor y más de cerca las personas y los pro-blemas de la diócesis colindante de Guadix. Don Salvador no tiene inconveniente en acceder a la petición de D. Pedro y le concede las licencias absolutas.

El 7 de septiembre de 1905,”vendido” y “desengañado”, Pedro pueda emprender el regreso, en derrota, hacia Linares.328

Otras actividades en Jaén

Tuvo como Secretario de Cámara en Jaén al que después sería arzobispo de Madrid, Eijo Garay, nombrado Canónigo Magistral del cabildo catedralicio de Jaén el 16 de enero de 1905.329 Eijo fue elegido, después de la repentina muerte de Castellote, Ecónomo de la Mitra330 y pronunció la oración fúnebre en la Catedral de Jaén. Con él hacía frecuentes viajes a Valencia, alojándose en la casa de su hermana Joaqui-na, en la calle de la Carda, 11, donde vivía ésta con su marido.331

__________ 326 Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, 23 de junio 1905, p.235. 327 Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, 16 octubre 1905, p. 371. 328 FLAVIA PAZ VELÁZQUEZ, Cuadernos biográficos Pedro Poveda, N.º 2. En los cerros de Guadix, Narcea, S. A. de edi-

ciones (Madrid 1995), p. 278. Esta rápida relación entre el obispo de Jaén y Pedro Poveda la descubrí providencialmente cuando siendo capellán del Colegio de El Armelar de la Institución Teresiana, llamó la atención de las teresianas la coincidencia de nombres Salvador Castellote, el obispo de Jaén, que tanto –decían– ayudó al Padre, y Salvador Castellote, nuestro capellán. Se descubrió la relación de parentesco y de simpatía por la Institución.

329 Cf. BO de Jaén 16 enero 1905. El 4 de octubre del mismo año es nombrado canónigo Secretario D. Emilio Corredor. 330 Cf. BO (Extraordinario) de Jaén, 24 diciembre 1906. 331 Según noticias orales familiares, al obispo Castellote le había tocado en cierta ocasión la lotería y con este dinero se

compró una masía, situada en el antiguo camino de Algirós, cerca de la también antigua y ya desaparecida fábrica de cervezas “El Águila”. Esta masía era conocida por los vecinos como “el huerto del obispo Castellote” hasta que fue parcialmente expropiado a sus herederos por el Ayuntamiento, construyéndose allí el actual instituto “Sorolla”. Igualmente, Dª Joaquina, hermana del obispo Castellote, nos dijo que su hermano, al morir, quedó personalmente endeudado, tal era su caridad para con los necesitados, y que fue ella la que las pagó todas.

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Organiza suscripciones de socios para el Congreso Católico, secundando los deseos del Sr. Carde-nal Martín de Herrera; organiza subastas para la reparación de templos.332

También, siendo obispo de Jaén, colaboró con el canónigo valenciano D. José Sanchis y Sivera, escribiendo un largo y bien documentado prólogo a su libro sobre Italia y Roma.333

El 21 de julio de 1903 envía, desde Baeza, un telegrama al Nuncio Rinaldini lamentando profun-damente la muerte del papa León XIII.334

Algunas anécdotas

Me gustaría, por último, destacar una simpática anécdota relatada por Ángel Cruz Rueda, con mo-tivo de su estancia en Roma y en la Universidad Gregoriana, siendo residente en el Colegio Español, en Altemps, palacio regalado a España por León XIII y situado por entonces en la plaza de Sto. Apolinar, a donde pasó después de abandonar el palacio Artieri:335

“Eminente era el Profesorado. Citemos, por citar a algunos, al jesuita P. Billot, después carde-nal; tan escrupuloso de conciencia que, disconforme con la Santa Sede en la cuestión de Francia, depuso el capelo por humildad, como manifestación, y sanción propias al haberse equivocado. El profesor de Derecho Canónico era el P. Wers; disfrutaba también, como el P. Billot, de fama mun-dial. Y, sin embargo –o, por lo mismo– era humilde; así, un día le visitaron algunos discípulos para que les hiciera la merced de resolverles una consulta y les contestó: –Con mucho gusto, pero ahora he de terminar de preparar la lección de clase.– ¿Qué opinarán de esto los catedráticos vanidosos que todo lo saben... sin saber de nada?

Pues don Salvador Castellote y Pinazo, ya obispo, debió de pensar que le sería conveniente o necesario afianzar algunos conocimientos de este orden superior y se instaló en el Colegio español, para asistir a la Universidad Pontificia. Así lo hizo, como uno de tantos, sin distintivo especial al-guno. Y se mezcló con los mil estudiantes que cabían en cada aula. Mas como todo se sabe, al-guien debió de manifestarlo a los profesores. Y un día los alumnos, al entrar en la clase de Teolo-gía, que era corta, pero muy ancha, vieron en el amplio pasillo, frente a la cátedra –cátedra muy en alto, para dominar a todos los estudiantes–, un sillón dorado, principesco. El P. Billot, desgarbado, se hallaba de pie en su sitial de profesor. Un bedel se acercó al Sr. Castellote y le rogó, en nombre del sabio jesuita, que se sentara en el sillón principesco. Se levantaron los alumnos; los españoles acompañaron, como guardia de honor, al Sr. Castellote hasta su nuevo puesto. Y empezó la clase.

XVIII. NECROLÓGICA

“El telégrafo nos sorprende con una noticia que nos produce profundísimo duelo, como lo cau-sará a la mayoría de los valencianos: la muerte repentina del Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote, arzobispo preconizado de Sevilla y obispo de Jaén, ocurrida ayer en esta ciudad. Duran-te los oficios divinos en la catedral, en los que oficiaba de pontifical, sintióse enfermo, e inmedia-tamente fue trasladado a la sala capitular y de allí a su palacio, en donde fallecía a la media hora.

El señor Castellote era una de las figuras más sobresalientes de nuestro episcopado. Era hijo de sus obras. Procedía del pueblo. Nació el 10 de noviembre de 1865 en una modesta casa de la calle de la Carda. Sus padres eran jalmeros. Estudio mucho: en las Escuelas Pías, primero; después en el seminario, y a los 24 años había terminado la carrera de teología con las mejores notas; había reci-bido todas las órdenes sagradas, y sentábase como profesor en la cátedra de aquellas aulas, de las que acababa de salir como discípulo. De 1880 a 1890, el joven sacerdote se formó, con ímproba

__________ 332 Cf. B.O. de la diócesis de Jaén, 26 de abril 1902, p. 168. 333 Prólogo del Excmo. Sr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Jaén al libro de José Sanchis y Sivera, Dos meses en

Italia. Impresiones y recuerdos. Valencia, Ángel Aguilar, editor, caballeros, 2, Valencia 1902. Cita varios autores, Lacordaire, Vir-gilio, Tito Livio, Cicerón, empleando su característica prosa poética y haciendo gala de un rico y bien ensamblado lenguaje, que siempre tiene como fondo la perspectiva histórica.

334 AASV, NM, 644, 10. 335 Cf. Bibliografía: Modestia de Castellote.

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labor, para sus brillantes destinos: Hizo en parroquias rurales el difícil aprendizaje de la cura de almas; hizo en Valencia el aprendizaje, aún más difícil, del mundo y la sociedad; trabajó en las academias literarias, brilló en el púlpito con elocuencia viril, intencionada, desprovista de aceites retóricos, clara y vibrante.

… (Sigue el mismo texto que en otra referencia anterior de LAS PROVINCIAS: 19 de junio de 1896. Cf. p. 41)

Hemos dicho que era el prelado difunto un valenciano de cuerpo entero, y no hay en esto exa-geración. Castellote no podía permanecer largos períodos alejados de su querida ciudad, y frecuen-temente hacía excursiones a Valencia. No hace muchas semanas pasó una corta temporada en “Ca-seta Blanca” de su querido amigo el señor Aguirre, y allí tuvimos el gusto de saludarle. ¡Cuánta sa-tisfacción sentía, al verse rodeado de paisanos suyos, y conversar con ellos en la dulce habla va-lenciana!

La muerte de Castellote nos recuerda la de su hermano D. José (cf. p. 60) también repentina, hará unos dos años. Era también éste una inteligencia privilegiada: pertenecía al cuerpo de ingenie-ros navales y se le juzgaba llamado a ocupar elevadísimos puestos. Una mañana, como todas, le-vantóse para dedicarse a su diaria labor, y estando en ella, sintióse de pronto herido de muerte; a las pocas horas era cadáver.

Y cerramos aquí. La hora ya avanzada a que llegó a nuestro conocimiento la tristísima noticia, nos impide ser más extensos, obligándonos a trazar sólo ligerísimas líneas.

El episcopado español, como decíamos al principio, ha perdido una de sus figuras más grandes, y Valencia, nuestra querida ciudad, uno de sus hijos más esclarecidos, de los que más gloria, y quizás algún día beneficios, hubieran podido proporcionar.

Descanse en paz el ilustre prelado, y reciba su familia, especialmente su hermano, modesto in-dustrial, continuador de la casa de su padre, nuestro más sentido pésame.336

Así publica el Boletín Oficial del Arzobispado de Valencia337 la muerte repentina de Castellote:

D. SALVADOR, CASTELLOTE, Y PINAZO El domingo 23 del pasado Diciembre falleció víctima de agudísima enfermedad, el ilustre hijo

de Valencia Excmo. Señor Dr. D. Salvador. Castellote y Pinazo, Obispo de Jaén, Arzobispo pre-conizado de Sevilla.

Había predicado en su catedral la Homilía del cuarto domingo de adviento, y atacado de mortal accidente cuando descendía del púlpito, murió a las pocas horas, después de recibir los auxilios es-pirituales.

Telegramas dirigidos al Ilmo. Sr. Obispo de Loryma, dieron cuenta en la tarde de dicho día 23, primero de la gravedad y, más tarde, del fallecimiento del sabio Prelado, siendo muy grande la im-presión causada entre sus numerosos amigos de esta ciudad, donde tanto había trabajado y tanto se le quería. En cuanto á la causada a sus hermanos, fácil es adivinarla, cuando esperando su visita para dentro de algunos días, (deseaba descansar entre sus deudos breve tiempo, antes de posesio-narse de Sevilla) recibieron la triste nueva. ¡Adoremos los caminos de la Providencia que así prue-ba á los suyos!

Nacido en Valencia el Sr. Castellote, cursó en su Seminario, dando muestras de gran capacidad para toda clase de humanas disciplinas, siendo pasmosa su facilidad, no sólo para los estudios de filosofía y teología, propios del sacerdote, sino también para los de literatura, artes y lenguas, lle-gando á poseer, muy joven aún, varios idiomas, aprendidos como recreo en ratos de solaz y espar-cimiento.

Teniendo 24 años (en 1880) cantó su primera Misa en la parroquia de los Santos Juanes de esta ciudad, comenzando entonces su vida pública, ejercitándose en obras de propaganda y celo.

Después de brillantes oposiciones en Tortosa y Barcelona, se presentó en Madrid, ganando una canonjía que llevaba como carga la predicación anual de conferencias en la Santa Iglesia Catedral.

__________ 336 LAS PROVINCIAS, 24 de diciembre de 1906. 337 BOAV, Época II, Miércoles, 2 de enero de 1907, N.º 1528, pp. 11s.

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Sólo una serie llegó á predicar en la corte, pero ello fue bastante para granjearle fama de erudito y sabio apologista, pues su palabra sonora y correctísima, puesta al servicio de una inteligencia pri-vilegiada, hizo resonar el primer púlpito de Madrid con hermosos discursos, que llamaron podero-samente la atención.

Trasladado á esta sede de Valencia el Ilmo. Sr. Sancha, fue por él nombrado Secretario de Cá-mara, dando en este cargo brillantes pruebas de su talento organizador, especialmente con motivo del primer Congreso Eucarístico aquí celebrado.

Nombrado en 1890 obispo de Menorca, fue, algún tiempo después, trasladado á Jaén, habiendo sido preconizado en el consistorio de Diciembre último, Arzobispo de Sevilla.

Cuando, joven aún, podían esperarse grandes frutos de sus preclaras dotes, el Señor le ha lla-mado á Sí. ¡Él le haya recogido en su seno y no le olviden en sus oraciones los que le conocieron! R. I. P. A.

Y éste es el texto del Boletín Extraordinario de la diócesis de Jaén:

“Con profunda pena y amargo desconsuelo ha de manifestar a los fieles de esta Diócesis que nuestro amadísimo Prelado, el Excmo. Sr. Don Salvador Castellote y Pinazo ha muerto.

Ayer predicando el Sermón de la 4ª Dominica de Adviento sintió los pasos de la muerte; se sin-tió enfermo; y como si la detuviera con imperio, por las energías de su temperamento, concluyó el sermón.

Ya en el Presbiterio empezó la terrible lucha en la que fue vencido, falleciendo a las dos y cua-renta y cinco minutos de la tarde. Dios que premia al que legítimamente pelea en su nombre, habrá llevado a su seno al Excmo. Prelado que tanto trabajó en defensa de su doctrina.

Su memoria será seguramente imperecedera, porque su exquisita prudencia, su extraordinario celo e inagotable caridad, obrada en silencio, vivirán siempre.

En su consecuencia, encargado del Gobierno de esta Diócesis por delegación del Excmo. Ca-bildo mientras se nombre al Vicario Capitular, ordenamos como principal deber que en todas las Iglesias tanto Parroquiales como de Comunidades de esta Diócesis de cualquier clase que sean, se hagan exequias públicas y solemnes según se acostumbra en estos casos, rogando a su Divina Ma-jestad por el eterno descanso del alma de su Excia. Ilma.

Y para que llegue a conocimiento de todos, publicamos la presente circular en el Boletín Ecle-siástico a fin de que tenga cumplimiento lo mandado. Jaén, 24 Diciembre 1906. El Gobernador Ecco. Elías Gutiérrez de Ancos. Arcipreste. Por mandato de S. S. el Gobernador Ecco. Emilio Corredor, Canónigo Srio.”338 Y el 31 de diciembre del mismo año, D. Saturnino Sánchez de la Nieta publica la siguiente Circu-

lar, como Vicario Capitular: “Obligado por imperiosa necesidad a participar al clero y pueblo fiel de nuestra elección de Vi-

cario Capitular de esta amada Diócesis, verificada el día 28 del presente mes, sentimos que nuestro ánimo desfallece y que la pluma vacila en nuestra mano temblorosa.

Y no puede ser de otra manera. El elevado cargo con que el Excmo. Cabildo se ha dignado exaltar nuestra pequeñez y encumbrar nuestra persona a una altura que está muy por encima de nuestra mirada y escasos conocimientos, si bien nos honra y enaltece, también echa sobre nuestros hombros un peso que nos abruma y anonada.

Por otra parte, deslumbrado con la luz que despide la brillante estela del Prelado difunto, he-mos de declarar públicamente nuestra impotencia para seguir sus huellas, a pesar de que en ello ci-

__________ 338 Boletín Extraordinario de la diócesis de Jaén, año XLIX, 24 diciembre 1906, Núm. 27, pp. 416-418.

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framos el fin primordial y único de nuestros deseos y aspiraciones. No, no abrigamos la presunción de seguir de cerca derroteros de un Prelado, cuya muerte trágica e inesperada. coronó una vida de abnegación y sacrificio. Porque, ¿cómo hacer otra cosa que no sea la de admirar á aquel genio, que por las virtudes de su alma, por su talento peregrino, por la universalidad de sus conocimientos y por las cualidades todas de su corazón magnánimo, se había conquistado un puesto preeminente en el Episcopado y era una legitima gloria de la nación española? ¡Ah! Las elevadas regiones donde habitualmente moraba el llorado Sr. Castellote, sólo pueden ser accesibles á los gigantes del saber. Por eso, aunque su recuerdo nos sirva de poderoso acicate en el cumplimiento de los graves debe-res que el cargo nos impone, no nos atrevemos siquiera á llamarnos su humilde continuador: nos daríamos por satisfecho con mantener en pie la, obra por él sólidamente levantada.

Ved, pues, amados diocesanos, cuán fundados son nuestros temores y por qué nos sentimos abrumados y desfallecidos.

De ahí que, para llenar la misión. que se nos ha encomendado por la docta Corporación Capitu-lar, á la que estamos y estaremos siempre agradecido, solicitemos en primer término, en la espe-ranza de que no ha de faltarnos, el sabio consejo y las oportunas observaciones de todos y cada uno de sus dignos individuos.

Esperamos, asimismo, que han de venir en nuestro socorro y fortalecernos en nuestra flaqueza, las oraciones de todos nuestros diocesanos, y singularmente la solicitud, celo y laboriosidad de nuestros cooperadores en el santo ministerio de dirigir las almas.

Finalmente, nos anima y conforta sobremanera el grato pensamiento de que ha de ser muy bre-ve el tiempo que habremos de soportar las penosas tareas que lleva consigo el gobierno de la Dió-cesis, porque la divina Providencia nos deparó anticipadamente, para regirnos en paz y caridad, en santidad y justicia, otro Prelado lleno de juveniles entusiasmos é insigne por su sabiduría y sus vir-tudes, el cual no tardará en hacer su entrada triunfal en esta ciudad en medio del cariño y de las aclamaciones de sus nuevos hijos amantísimos.

Con tan valiosos auxilios, con la mirada fija en Dios y en la Cátedra de Pedro, de donde ha de venirnos la luz, y con una voluntad decidida por nuestra parte, emprendemos nuestra misión, acep-tada por amor á esta Diócesis, á la que hemos consagrado, desde los primeros años de nuestra vida, los esfuerzos de nuestra ruin inteligencia y el cariño acendrado y siempre creciente de nuestro po-bre corazón.”339

Jaén, 31 de Diciembre de 1906 Dr. Saturnino Sánchez de la Nieta.

“El M. I. Sr. Magistral de esta Santa Iglesia Catedral, Dr. D. Leopoldo Eijo Garay, ha sido ele-

gido Ecónomo de la Mitra en sesión Capitular del día 28 del presente mes. Reciba nuestra más cariñosa enhorabuena por esta designación tan justa como honrosa.”340

__________ 339 Bol. Extraordinario de la diócesis de Jaén, año XLIX, 24 de Diciembre de 1906, Núm. 27, pp. 419–421. 340 Ibidem, p. 421.

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ANEXOS

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Torino, 1964; hay también traducción española, Valencia, 1974, incorporada como volumen XXIV de la Historia de la Iglesia de Fliche-Martin).

AYARZAGÜEÑA, M., La arqueología prehistórica y protohistórica española en el si-glo XIX, Madrid (tesis doctoral en UNED).

BALMES, J., Pío IX, Madrid, 1847, y Obras completas, edición de la BAC, t. VII, Ma-drid, 1950.

BECKER, Relaciones diplomáticas entre España y la Santa Sede, Madrid, 1908. BELLOCHI, U., Tutte le encicliche e i principafi documenti pontifici, Ciudad del Vati-

cano, 1995, t. IV, dedicado a los de Pío IX. BETIER DE SAUVIGNY, G., Metternich, Staatsmann und Diplomat im Zeitalter der

Restauration, München, 1996. BOGLIOLO, Luigi, Pío IX. Profilo spirituale, Roma, 1989. BOWLER, P. J., Fossils and Progress. Paleontology and the Idea of Progress in the

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rino, 1978. CARLO JEMOLO, A., Chiesa e Stato in Italia negli ultimi cento anni, Einaudi, edic. de

1971. CAROZI, A, “Une nouvelle interprétation du soi–disant catastrophisme de Cuvier” en

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ginas 79 y sgs. COSSLET, T. (ed.), Science and Religión in the Nieneethen Century, Cambridge 1984. CUELLO, J, “Los científicos del XIX y el darwinismo”, en Mundo científico 2 (1982). CUENCA TORIBIO, La Iglesia española en tiempos de Pío IX, en: Aubert, o.c., págs.

567 y sgs. ID., Apertura e integrismo en la Iglesia decimonónica española, Sevilla, 1970. DE CÉSARE, Roma e lo Stato del Papa dal regreso de Pío IX al XX settembre, Roma,

1907. DE LA FUENTE, V., Historia eclesiástica de España, Madrid, 1873-18752. DEL GIUDICE, La questione romana e i rapporti fra Stato e Chiesa fino alla Concilia-

zione, Roma, 1948. Dictionnaire de Théologie Catholique, tomo VII, voces «Immaculée Conception»; «In-

faillibilité du Pape», París, 1927.

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drid, 1990. FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA, La revolución de Roma y la expedición española a Ita-

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Roma della Restaurazione, 1792-1827, Roma, 1995. FALLOT, P., “Élie de BEAUMONT et l’évolution des sciences géologique al Collège

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1974. GILLISPIE, C. C., Genesis and Geology. A Study ot the Relations of scientific Tought,

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vigésimo segundo y vigésimo tercero, Barcelona, 1887-1890. LAUGEL, Ciencia y filosofía, Paris 1802. MARTÍ GILABERT, Iglesia y Estado en el reinado de Isabel II, Pamplona, 1996. MARTÍN TEJEDOR, J., Los obispos españoles en el concilio Vaticano I como apéndi-

ce a la traducción española de Aubert (págs. 653 y sgs.). MARTINA, G., Pio IX (1846-1850), Roma, 1974. Id., Pío IX (1851-1866), Roma, 1986.

Id. Pío IX (1867- 1878), Roma, 1990. MOMMSEN, W., Bismarck, in Selbstzeugnissen und Bilddokumenten, Rororo, 1983.

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POLVERARI, A., Vita di Pío IX, I: dalla nascita al 26 nov. 1848; 11: dall’esilio di Gaeta al Regno d’Italia y III. dal 1861 all 878.

POSSE, J. A., Memorias del cura liberal don Juan Antonio Posse con su discurso sobre la Constitución de 1812 (edición a cargo de Richard Herr), Madrid, 1984.

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II. BIBLIOGRAFÍA DEL OBISPO DR. D. SALVADOR CASTELLOTE Y PINAZO

OBRAS IMPRESAS

Arreglo Canónico de la Iglesia Excolegiata de Santiago de Castellar de Santisteban, Imp. de la

viuda de D. N. de Guindos, Bernabé Soriano, 18, (Jaén 1906), 11 pp., 20 x 14,5 cm. Port., Vuelta en blanco. Se puede encontrar en: Jaén, Provincial.

Carta pastoral que el Excmo. é Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Jaén, dirige a sus diocesanos con motivo de su entrada en la capital de la diócesis, Tipografía moderna a cargo de Miguel Gimeno, Avellanas, 11, (Valencia 1902), 41 págs.

Carta pastoral que el Excmo. el Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Jaén, dirige a sus diocesanos con motivo de su entrada en la capital de la diócesis, Imprenta de la viuda de Guindos, Bernabé Soriano, 18, (Jaén 1902), 34 págs. [Otra edición: Valencia, Tipografía Moderna, á c. de Miguel Gimeno, Avellanas, 11, (Valencia 1902), 41 págs.].

Carta pastoral que el Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Menorca, dirige al clero y fieles de su diócesis con motivo de su entrada solemne en la capital de la mis-ma, Imprenta y litografía de José Ortega, calle de Ruzafa, 47, (Valencia 1897), 23 págs.

Circular [del obispo Castellote] con motivo de la peregrinación menorquina a Roma, en: Sebas-tián Juan Sampol de Palós, Crónica de la peregrinación menorquina a Roma, Imp. cató-lica del Sagrado Corazón de Jesús, (Ciudadela de Menorca 1901), pp. 21-24.

Circular. Jaén, 4 jul. 1902. Aclarando lo referente a la ejecución del Decreto “Quemadmo-dum” de la S.C. de Obispos y Regulares, de 17 dic. 1890. En: GASPAR LARROY, Pe-dro,”Documentos pontificios... para el buen gobierno de las Comunidades de Religiosas de Clausura”, (Jaén, 1902), pp. 40-42. Se puede encontrar en: Jaén, Bernardas.

Conferencias científico-religiosas pronunciadas en la Catedral de Madrid por D. Salvador Castellote y Pinazo, presbítero, Doctor en Teología, y Canónigo, por oposición, de la mencionada iglesia, Imprenta católica de Adolfo Ruiz de Castroviejo, (Madrid 1892), XIV+231 págs. [dedicada a Ciriaco María Sancha y Hervás, obispo de Madrid-Alcalá]. [En otro ejemplar de esta misma edición, que se encuentra en la Biblioteca Municipal de Valencia, hay una dedicatoria de puño y letra del autor al insigne escritor y amigo D. Teodoro Llorente: “A mi distinguido amigo el eminente literato valenciano D. Teodoro Llorente. S. Castellote”].

Discurso pronunciado en la cuarta sesión pública (22 de octubre de 1892) por el doctor Salva-dor Castellote y Pinazo, canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana Basílica de Valen-cia, Congreso Católico de Sevilla, Imprenta de Nicasio Rius Monforte, (Valencia 1893), 34 págs.

El descanso dominical. Carta Pastoral del Exmo. e Ilmo. Sr. Obispo D. Salvador Castellote y Pinazo, (Ciudadela 1897), 18 págs.

Estatutos, reglas escolares y plan de estudios del Seminario Conciliar de Jaén (Adorno), Est. Tip. de Don Tomás Rubio y Campos, Impresor de la Real Casa, (Jaén 1902), 44 págs. num., 21,6 x 15 cm.

Descripción: Port. Vuelta en blanco, [Carta]: “A nuestros amados hijos el Rector, Profesores y Alumnos de nuestro Seminario (5-8). ESTATUTOS para el régimen interior del Semina-rio Conciliar de San Felipe Neri de Jaén (sic) Cap. 1. Del título y Patronos del Seminario

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(9). Cap. II. De los oficios para el régimen del Seminario (9-10). Del Rector (10–11). Del Vice-Rector (11-12). Del Director Espiritual (12). Del Mayordomo (12-13). Del Secreta-rio de Estudios (13-14). De los Prefectos (14). De los cargos menores (15). Cap. III. De la administración del Seminario (15-16). Cap. IV. De los seminaristas (17-20). Cap. V. De las obligaciones de los seminaristas y reglas generales de disciplina (20-25). Cap. VI. De los ejercicios de piedad y actos religiosos que han de practicar los seminaristas (25-27). Cap. VII. De la distribución del tiempo y tenor de vida que han de guardar los seminaris-tas (27-30) (Al final: Jaén, el día de la Natividad de Ntra. Sra. del año 1902. Salvador, Obispo de Jaén). REGLAS ESCOLARES (31-38). PLAN DE ESTUDIOS (39-44).

Se puede encontrar en JAÉN, Caballero. Exhortación pastoral del Ilmo. y Rvdmo. Señor doctor D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo

de Menorca. Adviento de 1897, Tipografía católica a cargo de R. Masanet, (Ciudadeal de Menorca 1897), 15 págs.

La educación cristiana, Tipografía católica, (Ciudadela de Menorca 1897), 34 págs. Los respetos humanos. Carta pastoral del Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo

de Menorca. Cuaresma de 1898, Tipografía católica a cargo de Rafael Massanet, (Ciuda-dela de Menorca 1898), 21 págs.

Memoria histórica sobre las vicisitudes por las que ha pasado en España la creencia en la Concepción Inmaculada de María Santísima desde los primeros siglos hasta la declara-ción dogmática del 8 de diciembre de 1854 por D. Salvador Castellote y Pinazo. Pre-miada con la pluma de plata en el Certamen celebrado por la Juventud Católica de Va-lencia el 8 de diciembre de 1880, Vda. de Ayoldi, á G. de M. Manáut, calle de Salinas, núm. 16, (Valencia 1881), 92 págs. [Otra edición: Imp. de los Artesanillos de San José, Via S. Prisca, N. 8, 9, (Roma 1904)]. 142 págs. num. 15 x 9,5 cm.

Descripción: Port. Vuelta en blanco. Texto (3-115). Apéndice I. Misa de la Concepción de María Santísima, según el Misal gótico-mozárabe (117-127). Ap. II. Mandato de la Reina doña María de Aragón en favor de la limpia Concepción de la Virgen (128-13l). Ap. III. Decreto de D. Juan I, Rey de Navarra, Lugarteniente general de Alfonso IV su hermano, en las Cortes celebradas en Barcelona el año 1451 (132-138). Ap. IV. Fórmula de profesión de las Religiosas Concepcionistas, extractada de la bula de Julio lI, que em-pieza “Ad statum”, data en Roma el año 1511 (139). Ap. V. Carta del Rey D. Fernando el Católico declarando que, bajo el título de Ntra. Sra. de la Puridad, se venera en Valencia la Concepción de la Santísima Virgen María (140-142).

Oración Fúnebre que en la solemne vigilia celebrada en la iglesia parroquial de San José de Madrid, el día 19 de octubre de 1903, víspera del día nonagésimo del fallecimiento de Su Santidad el Papa León XIII, pronunció el Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Jaén, Pontificia y Real Congregación de la Purísima Concepción, Imprenta del Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús, calle de Juan Bravo, núm. 5, (Madrid 1903), 37 pp. num., 23,5 x 9,5 cm.

Sanchis y Sivera, Dos meses en Italia. Impresiones y recuerdos. [Prólogo del Excmo. Sr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Jaén], Ángel Aguilar, editor, caballeros, 1, (Va-lencia 1902), XV [Prólogo]+448 págs.

Se puede encontrar en: Madrid, Bibl. Nacional; Valencia, Hemeroteca municipal. Sermón del Excmo. Sr. Obispo de Jaén [Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo], en: La Corona-

ción canónica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Peregrinación nacional a su Ba-sílica, Zaragoza 1905. Crónica de las solemnes fiestas que se celebraron en Zaragoza con motivo de fausto suceso de la coronación canónica de la imagen de Nuestra Señora del Pilar y de la Peregrinación Nacional a su Basílica por el presbítero Antonio Magaña Soria, precedida de una monografía del Santo Templo Metropolitano del Pilar, escrita por el Excmo. Sr. D. Mario de la Sala Valdés, General de Artillería. Mariano Salas, Im-presor del Excmo. Sr. Arzobispo, Plaza del Pilar, Pasaje, Zaragoza 1906, págs. 12-18.

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[Otra edición: Establecimiento tip. de “La Unión”, calle Álamos, núm. 18, (Jaén 1905), 27 pp., 19 x 11,2 cm.]

Se puede encontrar en JAÉN, Caballero.

Oración sagrada que pronunció el Excmo. y Rvdmo. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, Obispo de Jaén, Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, Obispo de Jaén en la solemne fun-ción religiosa, celebrada en la Basílica Metropolitana con motivo del IV Centenario de nuestra universidad. En: Suplemento al núm. 563 de LA VOZ DE VALENCIA, corres-pondiente al 4 de Noviembre de 1902, Imprenta de LA VOZ DE VALENCIA, María de Molina, 2. En: Universidad Literaria de Valencia, Crónica del IV Centenario de su fun-dación por Manuel Giner San Antonio, abogado del Ilustre Colegio de Valencia, Estable-cimiento tipográfico Doménech, (Valencia 1906), 286 pp., Apéndice décimo: Oración sagrada que pronunció el Excmo. y Rvdmo. señor Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, Obispo de Jaén en la solemne función religiosa, celebrada en la Basílica Metropolitana, pp.251-267. (Ejemplar numerado con el núm. 9 de 25 ejemplares).

Sobre la enseñanza de la doctrina cristiana, Imp. de la viuda de Guindos, Bernabé Soriano, 18,

(Jaén 1905).

Descripción: Port., Vuelta en blanco. Carta Encíclica de S.S. Pío X sobre la enseñanza de la Doctrina Cristiana (3-13). [Carta del] Obispo de Jaén a los Reverendos Señores Curas Párrocos [Jaén 10-V-1905] (14-17). Observaciones prácticas que pueden ser útiles para la formación y régimen de un Catecismo [publicadas por la Asociación Catequística de los Obispados de Oviedo, en 1882] (18-25). Indulgencias y gracias concedidas a todos los que aprendan o enseñen la Doctrina Cristiana (25-27). Biblioteca del catequista (27). Se puede encontrar en: Jaén, Caballero.

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OBRAS MANUSCRITAS

(2 tomos, encuadernados en piel y lomo dorado)

I. Obras oratorias

A. Obras oratorias del Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Menorca.

1. Sermón de San Juan de la Cruz. (27 págs.). 2. Sermón de Santa Teresa. (24 págs.). 3. Sermón sobre los desposorios místicos de Santa Teresa de Jesús. (19 págs.). 4. El celo sacerdotal. Sermón predicado a la Congregación de Sacerdotes de Valencia. (17

págs.), 5. Panegírico de la Santísima Virgen María. Sermón predicado en la Real Capilla de la

Virgen de los Desamparados de Valencia. (23 págs.). 6. Sermón pronunciado en la parroquial Iglesia de Santa María de Alcoy, el 1 de enero de

1883, por D. Salvador Castellote y Pinazo, presbítero, con ocasión de la fiesta que en ho-nor de la Sagrada Familia celebró el Círculo Católico de Obreros de la misma ciudad se-gún costumbre de todos los años. (27 págs.).

7. Oración Fúnebre en las honras que celebró el Real Cuerpo de Artillería en la iglesia pa-rroquial de San Martín de Valencia. (23 págs.).

B. Discursos académicos:

1. La Suma Teológica. Discurso leído en la Juventud Católica de Valencia. (47 págs.). 2. Santo Tomás y la Filosofía. Discurso leído en la solemne sesión dedicada al Ángel de

las Escuelas, santo Tomás de Aquino, en la Academia de la Juventud Católica de Va-lencia. (27 págs.).

3. Influencia del pontificado. Discurso leído en la cuarta sesión pública del Congreso Ca-tólico Español de Sevilla. (48 págs.).

4. La Visión de Fray Tomás. Poesía leída en la solemne sesión dedicada al Ángel de las Escuelas, santo Tomás de Aquino, en la Academia de la Juventud Católica de Valencia. (14 págs.).

5. ¡Viva el papa! Poesía leída en la solemne sesión celebrada con motivo del Jubileo Sa-cerdotal de S. S. León XIII en la Academia de la Juventud Católica de Valencia. (6 págs.).

6. Índice. (1 pág.).

II. Obras pastorales del Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Me-norca:

1. Carta pastoral que el Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Menorca,

dirige al clero y fieles de su diócesis, con motivo de su entrada solemne en la capital de la misma. Palacio Episcopal de Ciudadela de Menorca 28 de Noviembre de 1896 (36 págs.).

2. Invitación a los católicos menorquines para establecer en esta Diócesis una Liga de ora-ciones encaminadas a alcanzar del Señor el triunfo de la Iglesia y de España sobre la Masonería, y la conversión de los masones. Ciudadela 2 de enero de 1897 (5 págs.).

3. Educación cristiana. Instrucción pastoral del Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pi-nazo, obispo de Menorca. Cuaresma de 1897. Dado en Ciudadela de Menorca, día de la festividad del Patriarca San José, 19 de marzo de 1897 (59 págs.).

4. Circular sobre el descanso dominical. Ciudadela 28 de junio de 1897 (7 págs.)

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5. Circular sobre el mes del Santísimo Rosario. Ciudadela, 20 de Septiembre de 1897 (7 págs.).

6. Invitación al Rdo. Clero de la Diócesis para que practique los santos Ejercicios Espiri-tuales. Dado en Ciudadela a 15 de Noviembre de 1897 (8 págs.)

7. Adveniat Regnum tuum. Exhortación pastoral del Ilmo. y Rdmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Menorca. Adviento de 1897. De nuestro Palacio Episco-pal de Ciudadela de Menorca, a 25 de Noviembre de 1897 (23 págs.).

8. Los respetos humanos. Carta pastoral del Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Menorca. Cuaresma de 1898. Dado en nuestro Palacio Episcopal de Ciudade-la de Menorca, el día de la festividad del apóstol San Matías del año 1898 (36 págs.).

9. Exhortación con motivo de la guerra de España con los Estados Unidos. Ciudadela 2 de Mayo de 1898 (11 págs.).

10. Alocución a los menorquines invitándoles a que tomen parte en la Suscripción Nacional para el fomento de la Marina y gastos de la guerra. Ciudadela 2 de Mayo de 1898 (8 págs.).

11. El descanso dominical. Carta pastoral del Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D. Salvador Castellote y Pinazo, obispo de Menorca. Cuaresma de 1899. Dada en nuestro Palacio de Ciudadela de Menorca a cinco de Febrero de mil ochocientos noventa y nueve (42 págs.). Índice (1 pág.).

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III. PUBLICACIONES EN EL BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE JAÉN (Jaén 1902-1906):

1. “CARTA PASTORAL con motivo de su entrada en la Diócesis”, 1902 (113-43). 2. “CIRCULAR. Sobre el culto al Corazón de Jesús”, 1902 (173-76). 3. “CIRCULAR. Sobre la situación del Pontificado Romano”, 1902 (205-209). 4. “CARTA de felicitación que los prelados reunidos en Madrid han dirigido al Santo Padre con

motivo de su jubileo Pontificio, En: La Fe Católica (en adelante F) Madrid, 20-V-1902. La firman 31 prelados. BO 1902 (229-30).

5. “CIRCULAR. Sobre la enagenación (sic) de bienes eclesiásticos y protección del patrimonio artístico diocesano, BO 1902 (237-39).

6. “INSTRUCCIÓN PASTORAL de los Prelados reunidos en el Congreso Católico de Santiago de Compostela a los fieles de sus Diócesis, En: F, Santiago, 25-VI l- 1902. La firman 18 prelados. BO 902 (285-93).

7. “CIRCULAR. El Mes del Santísimo Rosario”, BO 1902 (331-33). 8. “CIRCULAR. Ejercicios Espirituales del Clero Diocesano”, BO 1902 (349-52). 9. “EXHORTACIÓN PASTORAL. Sobre el Adviento”, En: F, Jaén, 26-XI-1902. 1902

(389-96). 10. “EXPOSICIÓN que el Excmo. Sr. Arzobispo de Granada, los Excmos. Sres. Sufragáneos,

Cabildos, Clero y Fieles elevan a S. M. el Rey, pidiendo no se lleve a cabo la reforma del Concordato, especialmente en lo que se refiere a esta antigua y gloriosa Metrópoli”, En: F, Granada, 23-X-1902, BO 1902 (406-14).

11. “CIRCULAR. Jubileo Pontificio de S. S. León XIII”, 1903 (3-6). 12. “INSTRUCCIÓN PASTORAL sobre la santificación de las fiestas”, En: F, Jaén, 14-II-

1903. BO 1903 (33-57). 13. “DISCURSO” (Recensión). En la Velada Literaria con que la ciudad de Jaén celebró el

XXV Aniversario del Pontificado de León XIII, el 1 de marzo de 1903, en el Paraninfo del Instituto, BO 1903 (147-48).

14. “Fallecimiento de S.S. el Papa León XIII”, BO 1903 (319-22). 15. “Elección de S.S. Pío X”, BO 1903 (339-42). 16. “Santa Pastoral Visita. Mandatos a los Párrocos de los arciprestazgos visitados” [Andújar,

Linares, Baeza, Úbeda, Villacarrillo y Orcera], BO 1903 (360-66). 17. “CARTA PASTORAL sobre el Santo Tiempo de Adviento”, En: F, Jaén, 24-XI-1903. BO

1903 (455-63). 18. “CARTA PASTORAL con motivo de la Santa Cuaresma”, En: F, Jaén, 24-111904, BO

1904 (51-59). 19. “CIRCULAR. La música sagrada”, BO 1904 (161–63).

20. “Peregrinación Nacional al Pilar de Zaragoza”, BO 1904 (211-12). 21. “CARTA PASTORAL al Clero y fieles del Arciprestazgo de Andújar”, En: F, Jaén, 11–

VIII-1904, BO 1904 (262-64). 22. “El mes del Rosario”, BO 1904 (279-8 l).

23. “CARTA PASTORAL acerca de la festividad de la Inmaculada Concepción”, En: F, Jaén, 30-XI-1904; BO 1904 (359-70).

24. “Protesta de los Reverendísimos Prelados de la Provincia Eclesiástica de Granada con moti-vo de las impiedades de algunos periódicos”, En: F, Granada, 15-XII-1904. (La firman los seis prelados de la provincia), BO 1905 (60-66).

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25. “CARTA PASTORAL sobre el tiempo de Cuaresma”, En: F, Jaén, 25-11-1905; BO 1905 (109-126).

26. “Representación de los Prelados de España a S. M. el Rey (q. D. g.) con motivo de un pro-yecto de ley sobre Tribunales”, En: F, Toledo, 10-11-1905. (La firman 50 prelados y 9 vica-rios capitulares), BO 1905 (119-123).

27. “CARTA PASTORAL sobre la enseñanza de la Doctrina Cristiana”, Jaén, 10-V-1905, BO 1905 (202-205).

28. “CARTA a sus diocesanos con motivo de su visita “ad limina”, BO 1905 (349-35l). 29. “CARTA PASTORAL con motivo de su viaje a Roma”, En: F, Jaén, 2-XII-1905; BO 1905

(419-24). 30. “CARTA PASTORAL con motivo de la Cuaresma”, En: F, Jaén, 24-II-1906; BO 1906

(65-77). 31. “El mes del Rosario”, BO 1906 (305-309). 32. “INSTRUCCIÓN que los Prelados de la Provincia eclesiástica de Granada dirigen al Clero

y Fieles de sus respectivas diócesis sobre el Sacramento del Matrimonio”. La firman los cuatro prelados y el vicario capitular de Almería. BO 1906 (321-25).

33. “CIRCULAR para el restablecimiento en las Parroquias de las conferencias de Teología, Moral y de Liturgia”, BO 1906 (325-27).

34. “REGLAMENTO de las Conferencias de Teología Moral y de Liturgia” BO 1906 (328 -330).

35. “ARREGLO CANÓNICO de la Iglesia Excolegiata de Santiago de Castellar de Santisteban, llevado a cabo por el Prelado de la Diócesis Excmo. e Iltmo. Sr. Doctor D. Salvador Caste-llote y Pinazo, y el Patrono de dicha Iglesia, Excmo. Sr. D. Luis Jesús Fernández de Córdo-ba y Salabert, Duque de Medinaceli y Santisteban, con vista del resultado de la conmutación de los bienes de la misma y en consonancia con lo dispuesto en los artículos 21 del Conve-nio-Ley y 33 y 38 de la instrucción”. Firma el obispo de Jaén el 22 nov. 1906. En Madrid el 10 dic. 1906 firma por poder del Duque, Juan Sendín. BO 1906 (403-408).

36. “[Concesión de Indulgencias para la obra de la Coronación Canónica de la Virgen de la Ca-beza. Jaén, 7 nov. 1906]”, BO 1906 (412).

Se pueden encontrar en: JAÉN. Archivo Parroquial, Sagrario. COLABORACIONES en El Pueblo Católico (en adelante PC) de Jaén.

1. La visión de Fray Tomás, Empieza así: “Desierto estaba el claustro del convento...” En: PC, 21-IV-1902.

2. CARTA PASTORAL con motivo de su entrada en la Diócesis” En: PC, 29-IV a 20-V-1902. 3. Sermón en las Fiestas Centenarias de la Universidad de Valencia, En: PC. 7-IX-1902. 4. ¡Viva el Papa!, E.: “No importa que el mar bravío...” En: PC, 27-11-1903. 3. Fallecimiento de S.S. el Papa León XIII, En: PC, 24-VI–1-1903. 6. [INTERPELACIÓN en el Senado sobre la situación precaria del agro andaluz]”, En: PC,

5-11-1906. Se pueden encontrar en JAÉN. Arch. Diario “Jaén”.

COLABORACIONES en La Ilustración Española y Americana (Madrid)

Causas y remedios del desorden social, En: La Ilustración Española y Americana (Madrid, 30-X-1903). (Reproducción en: La Regeneración 5-XI-1903 y en: PC 6-XI-1903). Se puede encontrar en JAÉN, Arch. Provincial.

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COLABORACIONES EN NICETO ALONSO PERUJO-JUAN PÉREZ ANGULO, DICCIONARIO DE CIENCIAS ECLESIÁSTICAS (Barcelona 1883ss.)

TOMO 1: “Abisinios” (51-53).– “Abismo” (53-54).– “Abono” (69).– Abreviatura (pp. 86-92).–“Abstenio” (144).– “Abstracción. Abstracto” (116-18).– “Academia” (124-28).– “Adver-sidad” (224-25).– “África” (234-36).– “Agonía” (248-49).– “Agonía de Jesucristo” (249-50).– “Albarracín” (314–16).– “Ancira” (471-73).– “Anfiteatro” (480–82).– “An-gelo (Castillo de San)” (489-90).

TOMO II: “Bacon (Francisco)” (19-20).– “Bacon (Roger)” (20-22).– “Bulgaria” (385-386).– “Búlgaros”(386-87). TOMO IV: “Evangelio” (364-367). TOMO V: (1887) “Geología” (57-62). TOMO VI: “Job” (68 -71).- “Libros Sagrados” (438-446).

Se puede encontrar en: JAÉN. Catedral. Bib. Capitular.– VALENCIA, Facultad de Teo-logía San Vicente Ferrer.

BIBLIOGRAFÍA SOBRE EL OBISPO CASTELLOTE

1. GASPAR LARROY, PEDRO, “Un rasgo del nuevo Prelado”, En: El Pueblo Católico (en adelante: PC). 21-IV-1902.

2. “APUNTES biográficos”, En: PC, (21-IV-1902). 3. “NOTAS biográficas...”, Boletín Oficial de la diócesis de Jaén (en adelante BO), 1902

(24-25). 4. AGUILAR JIMÉNEZ, JUAN, “Cuatro palabras”, En: PC, (21-IV-1902). 5. LEÓN MUÑOZ-COBO Y ESTEBAN, “¡Viva nuestro Prelado!”, En: PC, (21-IV-1902). 6. NUÑO NÚÑEZ, “D. Salvador Castellote, poeta”, En: PC, (21-IV-1902). 7. NECROLOGÍA, En: PC, 24-XII-1907. 8. VALLADAR SERRANO, J., “Triste recuerdo”, En: PC, (24-XII–1907). 9. GARCÍA RUEDA, EMILIO, “Primer aniversario”, En: PC, (24-XII-1907). 10. “NOTAS Biográficas...”, BO (1902) 24-25. 11. CRÓNICA del Tercer Congreso Católico Español (Sevilla, 1893). 12. CRÓNICA del Quinto Congreso Católico Español (Burgos, 1899). 13. CRÓNICA del Sexto Congreso Católico Español (Santiago, 1903). 14. CRÓNICA del Primer Congreso Eucarístico Nacional (Valencia, 1894). 15. SEBASTIÁN AGUILAR, Descripción de la Catedral de Jaén y Notas biográficas de sus

Obispos, (Jaén, 1907) 138-43. 16. ENCICLOPEDIA ESPASA, t. XII, p. 289. 17. MONTIJANO, J., “Los Obispos de Jaén, a través de la Historia”, (Jaén 1-VII-1971); “So-

bre dos epitafios en la portada del cementerio de Baeza”, (Jaén, 1-XI-1978). 18. MONTORO PALOMARES, “Baeza. Día de Todos los Santos y de Difuntos”, (Jaén, 4–

XI-1978). 19. CÁRCEL ORTÍ, VICENTE, Segunda época del Seminario Conciliar de Valencia

(1845-1896), (Castellón de la Plana, 1969), p. 69. 20. CRUZ RUEDA, ÁNGEL, “Modestia de Castellote”, En: Paisaje. Crónicas históricas de la

provincia de Jaén, 1944–1966. Facsimile (Jul.-Ag. 1946) 721-723. (en adelante P), Ri-quelme y Vargas ediciones, Jaén (Revista dirigida por D. Luis González López, Cronista de la Provincia de Jaén).

21. ARIAS ABAD, F., “Cálamo currente”, En: P, 52 (Sept. 1948) 1449-1450. 22. N.º Extraordinario de EL LIBERAL DE JAÉN (Mayo, 1904).

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23. GIENNIS, “La muerte del Prelado”, En: El Combate (en adelante CO), (Jaén 31-XII-1906).

24. CORRESPONSAL, “Desde Linares”; “Circunstancias en la muerte del Prelado”, En: CO, (31-XII-1906).

25. “NECROLOGÍA”. En: El Correo Josefino, (Tortosa, feb. 1907) 40-41. 26. BLANCO SÁNCHEZ, RUFINO, Bibliografía Pedagógica, t. IV (Madrid, 1911) p. 585. 27. CANTACLARO, MODESTO, “Voto en Pro”, En: La Regeneración (en adelante R),

(22-III-1906). 28. ANÓNIMOS: “Nuestro Obispo en el Senado”, En: R, (3-II-1906). 29. “El nuevo Arzobispo de Sevilla”, En: R, (15-III-1906). 30. “El entierro del Obispo”, En: R, (29-XII-1906). 31. “Velada en la Económica” [en ella hizo su elogio D. FRANCISCO RODRÍGUEZ LÓPEZ], En:

R, (5-XI-1907). 32. CABALLERO VENZALÁ, MANUEL, Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino de

Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, Exma. Diputación Provincial, t. II, letra C, voz: Castellote y Pinazo, Salvador, Jaén 1986, pp. 151–157.

33. Diario LAS PROVINCIAS (Valencia, 19 de junio 1896); (7 septiembre 1897); (24 di-ciembre 1906).

34. Almanaque LAS PROVINCIAS (Valencia 1897). 35. Diario LEVANTE (Valencia, 24 septiembre 1967). [refiriendo el currículo de D. José Ma-

ría Castellote y Pinazo, hermano del Obispo]. 36. Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, (Valencia 1973), t. III, voz: Castellote, Sal-

vador, p. 110, col. 1-2.

Para más información sobre los discursos, conferencias, homilías, etc. En los tres obispados en que estuvo el obispo Castellote, puede dirigirse a:

[email protected]