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    AUTOBIOGRAFA DE SAN ANTONIO MARA CLARET

    C A P T U L O X I I

    De los estmulos que me movan a misionar, que fue el ejemplo de los Profetas, de Jesucristo, Apstoles,Santos Padres y otros Santos

    214. Adems de este amor que siempre he tenido a los pobrecitos pecadores, me mueve tambin atrabajar para su salvacin el ejemplo de los profetas, de Jesucristo, de los apstoles, de los santos y santas,cuyas vidas e historias he ledo con frecuencia, y los pasajes ms interesantes los anotaba para mi utilidad yprovecho y para ms y ms estimularme, y algunos de los fragmentos los referir aqu.

    215. El profeta Isaas, hijo de Ams, de la Real familia de David, profetizaba y predicaba. Su principal objetoera echar en cara a los habitantes de Jerusaln y dems hebreos sus infidelidades, anunciarles el castigo deDios, que les vendra de los asirios y de los caldeos, como as sucedi. El impo rey Manass, su cuado, lequit la vida hacindole aserrar por medio del cuerpo.

    216. El profeta Jeremas profetiz cuarenta y cinco aos. Su principal objeto fue exhortar a su pueblo a lapenitencia anuncindole los castigos que le enviara el Seor. Fue llevado a Egipto, y en Taphnis, ciudad

    principal, fue muerto, apedreado por los mismos judos. La principal divisa de este gran Profeta es unatiernsima caridad para con sus prjimos; caridad llena de compasin por sus males, no solamenteespirituales, sino tambin temporales; caridad que no le permita ningn reposo. Y as es que en medio deltumulto de la guerra, en medio del desconcierto del reino, el cual se iba arruinando, y en el sitio deJerusaln, durante la misma mortandad del pueblo, trabaj siempre con mucho ardor en la salud de susconciudadanos, por cuya razn se le dio el hermoso nombre de Amante de sus hermanos y del pueblo deIsrael.

    217. El Profeta Ezequiel profetiz y predic veinte aos y tuvo la glora de morir mrtir de la justicia. Fuemuerto cerca de Babilonia, por el Prncipe de su pueblo, porque le reprenda por causa del culto quetributaba a los dolos.

    218. El Profeta Daniel fue enriquecido con increbles dones, como uno de los grandes profetas. El no slopredijo las cosas futuras, como hicieron los dems profetas, sino que adems fij el tiempo [en] que habande suceder. Por envidia fue echado en el lago de los leones, y Dios le libr.

    219. El Profeta Elas fue hombre de fervorosa y eficacsima oracin, de grande y extraordinario (celo). Y fueperseguido de muerte, aunque no muri, sino que un carro de fuego se lo llev.

    220. El Eclesistico, hablando de los doce Profetas que se llaman Menores, no por otra razn sino porqueson breves los escritos que nos dejaron, dice que restauraron a Jacob y se salvaron a s mismos con la virtudde la fe.

    221. Quien ms y ms me ha movido siempre es el contemplar a Jesucristo cmo va de una poblacin aotra, predicando en todas partes; no slo en las poblaciones grandes, sino tambin (en) las aldeas; hasta a

    una sola mujer, como hizo a la Samaritana, aunque se hallaba cansado del camino, molestado de la sed, enuna hora muy intempestiva tanto para l como para la mujer.

    222. Desde un principio me encant el estilo de Jesucristo en su predicacin. Qu semejanzas! Quparbolas! Yo me propuse imitarle con comparaciones, smiles y estilo sencillo. Qu persecuciones!... Fuepuesto por signo de contradiccin, fue perseguido en su doctrina, en sus obras y en su persona, hastaquitarle la vida a fuerza de denuestos y de tormentos e insultos, sufriendo la ms bochornosa y dolorosa(muerte) que puede sufrirse sobre la tierra.

    223. Tambin me anima mucho el leer lo que hicieron y sufrieron los Apstoles. El apstol San Pedro, en elprimer sermn, convirti a tres mil hombres, y en el segundo cinco mil. Con qu celo y fervor predicara...!Qu dir de Santiago, de San Juan y de todos los dems? Con qu solicitud! Con qu celo de un reino a

    otro corran! Con qu celo predicaban, sin temores ni respetos humanos, considerando que antes se debeobedecer a Dios que a los hombres! Y as lo contestaron a los escribas y fariseos cuando les mandaban que

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    no predicasen ms. Si les azotaban, no por esto se amedrentaban y abstenan de predicar; al contrario, setenan por felices y dichosos al ver que haban podido padecer algo por Jesucristo.

    224. Pero quien me entusiasma es el celo del apstol San Pablo. Cmo corre de una a otra parte, llevandocomo vaso de eleccin la doctrina de Jesucristo! l predica, l escribe, l ensea en las sinagogas, en lascrceles y en todas partes; l trabaja y hace trabajar oportuna e importunamente; l sufre azotes, piedras,persecuciones de toda especie, calumnias las ms atroces. Pero l no se espanta; al contrario, se complace

    en las tribulaciones, y llega a decir que no quiere gloriarse sino en la cruz de Jesucristo.

    225. Tambin me anima mucho la lectura de las vidas y de las obras de los Santos Padres: San Ignacio,mrtir; San Justino, filsofo mrtir; San Ireneo, San Clemente, presbtero de Alejandra; Tertuliano,Orgenes, San Cipriano, mrtir; San Eusebio, San Atanasio, San Hilario, San Cirilo, San Efrn, San Basilio, SanGregorio Nacianceno, San Gregorio, obispo de Nisa; San Ambrosio, San Epifanio, San Jernimo, San Paulino,San Juan Crisstomo, San Agustn, San Cirilo de Alejandra, San Prspero, Teodoreto, San Len el Grande,San Cesreo, San Gregorio el Grande, San Juan Damasceno, San Anselmo, San Bernardo.

    226. Lea con mucha frecuencia las vidas de los Santos que se han distinguido por su celo por la salvacin delas almas, y he experimentado que me produce muy buenos efectos, porque me digo aquellas palabras deSan Agustn: Tu non eris sicut isti et istae?T no sers, t no trabajars para la salvacin de las almas como

    trabajaron stos y stas? Las vidas de los Santos que ms me mueven son las siguientes: Santo Domingo.San Francisco de Ass, San Antonio de Padua, San Juan Nepomuceno, San Vicente Ferrer, San Bernardino deSena, Santo Toms de Villanueva, San Ignacio de Loyola, San Felipe Neri, San Francisco Javier, San Franciscode Borja, San Camilo de Lelis, San Carlos Borromeo, San Francisco Regis, San Vicente de Pal, San Franciscode Sales.

    227. En las vidas y obras de estos Santos meditaba, y en esta meditacin se encenda en m un fuego tanardiente, que no me dejaba estar quieto. Tena que andar y correr de una a otra parte, predicandocontinuamente. No puedo explicar lo que en m senta. No senta fatiga, ni me arredraban las calumniasms atroces que me levantaban, ni tema las persecuciones ms grandes. Todo me era dulce con tal quepudiese ganar almas para Jesucristo, para el cielo, y preservarlas del infierno.

    228. Antes de concluir este captulo quiero referir dos modelos de celo verdaderamente apostlico que mehan movido mucho siempre. El uno es del V. P. Jos Diego de Cdiz y el otro es del V. P. Maestro vila. Delprimero se lee en su Vida: El Siervo de Dios, movido del celo de ganar almas a Jesucristo, se consagr portodo el tiempo de su vida en el ejercicio del ministerio apostlico, sin jams descansar. Emprendacontinuamente largos y fatigosos viajes, siempre caminando a pie, sin excusar las incomodidades de laestacin en los trnsitos de un lugar a otro, todo para anunciar la divina palabra y conseguir el deseadofruto. Se cargaba de cilicios, se disciplinaba dos veces todos los das y observaba un riguroso ayuno. Sureposo por las noches despus de las fatigas del da era ponerse a orar delante del Santsimo Sacramento,cuya devocin le era tan agradable, que le consagraba el ms tierno y encendido amor.

    229. De la vida del V. vila Su equipaje consista en un jumentillo, que a l y a sus compaeros lesaliviaba a ratos y conduca los manteos, las alforjas con una caja de hostias para celebrar la santa Misa en

    las ermitas, cilicios, rosarios, medallas, estampas, alambre y tenacillas o alicates para engarzar rosarios quelabraba con sus manos. No llevaba cosa de comer, confiado en la divina Providencia. Raro era el da quecomiese carne; lo ms frecuente era pan y fruta.

    230. Los sermones que haca duraban, las ms veces, dos horas, y era tanta la afluencia y multitud deespecies que se le proponan, que le era muy dificultoso ocupar menos tiempo. Predicaba con tantaclaridad, que todos le entendan y nunca se cansaban de orle... Ni de da ni de noche pensaba en otra cosams que en extender la mayor gloria de Dios, reformacin de costumbres y conversin de los pecadores.Para componer sus sermones no revolva muchos libros ni deca muchos conceptos, ni esos que deca losenriqueca mucho de Escritura, ejemplos ni otras galas. Con una razn que deca y un grito que daba,abrasaba los corazones de los oyentes.

    231. En tiempo que predicaba en Granada el P. vila, predicaba Tambin otro predicador, el ms famoso deaquel tiempo, y, cuando salan del sermn de ste los oyentes, todos se hacan cruces de espantados detantas y tan lindas cosas, tan linda y grandemente dichas y tan provechosas; mas, cuando salan de or al P.

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    Maestro vila, iban todos con las cabezas bajas, callando, sin decirse una palabra unos a otros, encogidos ycompungidos a pura fuerza de la verdad, de la virtud y de la excelencia del predicador.

    232. El principal fin a que se diriga su predicacin era sacar las almas del infeliz estado de la culpa,manifestando la fealdad del pecado, la indignacin de Dios y el horrendo castigo que tiene preparadocontra los pecadores impenitentes y el premio ofrecido a los verdaderamente contritos y arrepentidos,concediendo el Seor tanta eficacia a sus palabras, que dice el V. P. Fr. Luis de Granada: Un da ole yo

    encarecer en un sermn la maldad de los que, por un deleite bestial, no reparan en ofender a Dios NuestroSeor, alegando para esto aquel lugar de Jeremas: Obstupescite coeli super hoc, y es verdad cierta que lodijo esto con tan grande espanto y espritu, que me pareci que [haca] hasta temblar las paredes de laiglesia.

    233. Oh Dios mo y Padre mo!, haced que os conozca y que [os] haga conocer; que os ame y os hagaamar; que os sirva y os haga ser[vir]; que os alabe y os haga alabar de todas las criaturas. Dadme, Padremo, que todos los pecadores se conviertan, que todos los justos perseveren en gracia y todos consigamosla eterna gloria. Amn.

    C A P T U L O X X X I I IDe las misiones que hice en las islas Canarias

    477. El mundo siempre ha procurado impedirme y perseguirme; pero Dios nuestro Seor ha cuidado de my ha burlado todos sus planes de iniquidad. Por el mes de agosto del ao 1847, algunos cabecillas de unoshombres llamados matins o madrugadores empezaron a asomarse en diferentes puntos de Catalua. Losperidicos que hablaban de dichos cabecillas decan que no haran cosa alguna hasta haber consultado conMosn Claret. Esto nicamente lo decan para comprometer mi nombre, y tener as un pretexto paraprenderme e impedirme la predicacin; pero Dios N. S. de tal manera llev el negocio, que me sac de susgarras y me llev a predicar a [las] Islas Canarias, y fue del modo siguiente:

    478. En aquellos das me hallaba en la ciudad de Manresa de paso y fui a predicar a las Hermanas de la

    Caridad que hay en aquel Hospital, y la Superiora me dijo que el seor Codina haba sido electo Obispo deCanarias, y me dijo: Le gustara a V. ir a predicar a aquellas Islas? Yo le contest que no tena gusto nivoluntad; que nicamente me gustaba de ir a donde mi Prelado de Vich me mandase. Por lo que, si miprelado me dijese que fuese a Canarias, lo mismo ira all que a otra parte. No hubo ms que esto.

    479. Y la buena Hermana por s y ante s escribi al S. Obispo electo mi contestacin. Y ste, al momento,escribi a Vich, y el S. [Obispo] de Vich me escribi para que me pusiera bajo las rdenes del Sr. Obispoelecto de Canarias. Este Seor se hallaba en Madrid, y a principios de enero de 1848 me llam, y yo fui. ElSr. D Jos Ramrez y Cotes, Sacerdote ejemplar y celossimo, me tuvo en su casa durante los das [en] que searreglaba el viaje. Yo asist a la consagracin de dicho prelado, y todos los das que permanec en la corteme ocupe en predicar y en confesar a los pobres enfermos del Hospital General.

    480. Salimos de Madrid para Sevilla, Jerez y Cdiz, en que prediqu, y nos embarcamos para Canarias. Aprincipios de febrero llegamos a Tenerife, en que prediqu el domingo, y el lunes salimos para la GranCanaria. Di ejercicios espirituales a los Sacerdotes en un saln de Palacio, y el Sr. Obispo presida todos losactos. Tambin di ejercicios a los estudiantes del Seminario e hice Misin en todas las Parroquias de la Islade la Gran Canaria.

    481. Con mucha frecuencia tena que predicar en las plazas, porque en los templos no caba la muchagente que se reuna en cada poblacin para or la santa Misin. Y siempre prefera predicar en la plaza queen el templo cuando haba mucha gente, por muchas razones que fcilmente se dejan conocer.

    482. Lo que ms me apuraba era orlos a todos en confesin general como deseaban hacerla. (Al) efecto,deca a los dems Sacerdotes que me ayudasen y les deca cmo lo haban de practicar para hacerlo bien yprontamente. A fin de evitar que los penitentes se rieran por coger el puesto antes que otros, hacaformar listas a proporcin que iban llegando. De ocho en ocho, que eran cuatro hombres y cuatro mujeres,les haca signar y santiguar a la vez y rezar conmigo el Yo pecador, etc., y esto me serva mucho; si no, cadauno me detena mucho esperando que se signara y rezara lo que acostumbran antes de confesarse, y as,

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    rezado esto en comn, se acercaba cada uno en particular cuando le daba su turno. De esta manera seahorraba tiempo y se evitaban luchas y el que se echasen encima del confesonario.

    483. Cuando conclua la Misin, toda la gente de la poblacin me sala a acompaar y la poblacin adondeiba me sala a recibir. Los primeros me despedan con lgrimas y los segundos me reciban con alegra. Noexplicar todo lo que ocurri en aquellas poblaciones, porque me hara interminable. Slo s quieroconsignar un paso que me sucedi para que aprendan los Misioneros.

    484. Concludas las Misiones de la Gran Canaria, quiso el Sr. Obispo que pasara a otra Isla llamadaLanzarote, y dispuse que me viniera a acompaar su hermano, el P. Salvador, religioso capuchino, para queme ayudara en or las confesiones, porque en aquella Isla hay muy poco clero. Este Seor pues, es unhombre muy gordo, y como del puerto de la isla habamos de ir a la capital de la Isla como dos leguas sierraadentro, me dijo:Cmo lo haremos? Quiere V. ir a pie o montado?Yo le contest: -Ya sabe V. quenunca monto, siempre voy a pie.Si V. no monta tampoco quiero montar yo, me contest. Yo le dije:Yave cun difcil y trabajoso ser para V. ir all a pie. Yo no [lo] puedo permitir; si V. no quiere montar si yo nomonto, montar para que monte V.

    485. Al momento nos trajeron un grande camello, y los dos montamos en l. Un poco antes de llegar a lapoblacin nos apeamos y entramos en la poblacin y di principio a la Misin. Concluda la Misin, al

    despedirnos, me pregunt un caballero:

    Es V. el mismo misionero que predicaba en la Gran Canaria?

    Leconteste que s.Pues sepa V. que aqu se ha dicho que no era V. porque aquel siempre iba a pie y V. havenido montado, y por esto ha habido quien ha dicho: Yo no voy a orle, porque no es el misionero de laGran Canaria.

    486. A primeros de mayo de 1849 sal de aquellas Islas. El Sr. Obispo me quiso dar un sombrero nuevo y uncapote nuevo, pero yo no quise; slo me llev cinco rasgones que me hicieron en mi capote viejo la muchagente que siempre se me echaba encima cuando iba de una poblacin a otra. En aquellas Islas estuvequince meses. Todos los das trabaj, ayudado de la gracia del Seor. No tena apetito ninguno, y pasalgunos trabajos, aunque alegremente, por conocer que sta era la voluntad del Seor y de MaraSantsima, y adems por la conversin y salvacin de tantas almas.

    487. Oh Dios mo, qu bueno sois! De qu medios tan impensados os valis Vos para la conversin de lospecadores. Los mundanos me queran comprometer en Catalua, y Vos os valis de esto mismo y me llevisa Canarias y as me libris a m de las prisiones y me llevis a aquellas Islas para que os apaciente aquellasvuestras ovejitas de vuestro Padre celestial, por quienes habis tan gustosamente dado la vida para quevivan en la vida de la gracia. Bendita sea vuestra caridad. Bendita sea vuestra grande Providencia quesiempre habis tenido sobre m. Yo ahora y siempre cantar vuestras eternas misericordias. Amn.