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Peter Koch & Wulf Oesterreicher-Lengua hablada en la romania_ Español, francés, italiano-Gredos (2007)

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  • PETER KOCH WULF OESTERREICHER

    LENGUA HABLADA EN LA ROMANIA:

    ESPAOL, FRANCS, ITALIANO

    BIBLlCITECA ROMNICA HISPNICA

  • PETER KOCH y WULF OESTERREICHER

    LENGUA HABLADA EN LA ROMANIA: ESPAOL, FRANCS, ITALIANO

    La cuestin de la lengua hablada ha gozado tradicionalmente de gran po-pularidad en la Lingstica y en la Ro-manstica y contina siendo de suma ac-tualidad. Koch y Oesterreicher, grandes conocedores del tema, presentan en esta obra una sntesis del espaol, el francs y el italiano que resulta de capital im-portancia para la docencia de estas tres lenguas. Los autores pretenden ubicar los fenmenos lingsticos dentro de una concepcin global de la oralidad y la escrituralidad. Para ello, emplean un mo-delo uniforme, fundamentado en una teoria del lenguaje y desarrollado a tra-vs de una terminologa coherente. El marco creado gracias a este modelo permite responder de forma precisa a las numerosas cuestiones lingsticas que plantea este campo, adems de proyec-tar nueva luz sobre hechos conocidos y abrir a la investigacin nuevos mbitos fenomnicos. Este marco de interpreta-cin promueve asimismo la integracin de cuestiones sincrnicas y diacrnicas. El hecho de que en el espacio lingstico de estas tres lenguas hayan coexistido desde la Antigedad variedades habla-das y escritas permite incluir la historia de la lengua en la problemtica tratada y esbozar la evolucin de las relaciones entre la lengua hablada y la escrita en

    (Pasa a la solapa siguiente)

  • LENGUA HABLADA EN LA ROMANIA: ESPAOL, FRANCS, ITALIANO

  • BIBLIOTECA ROMNICA HISPNICA FUNDADA POR

    DMASO ALONSO 11. ESTUDIOS Y ENSA vos, 448

    PETER KOCH y WULF OESTERREICHER Primera edicin, 1990, MAX NIEMEYER VERLAG, TBINGEN

    EDITORIAL GREDOS, 2007 Lpez de Hoyos, 141, Madrid

    www.editorialgredos.com

    Ttulo original: Gesprochene Sprache in der Romania:

    Franz6sisch, Italienisch, Spanisch

    Versin espai\.ola revisada, actualizada y ampliada por los autores

    Diseo grfico e ilustracin: Manuel Janeiro

    Depsito Legal: M. 3903-2007 ISBN 978-84-249-2866-7

    Impreso en Espaa. Printed in Spain Impreso en Top Printer Plus

  • PETER KOCH y WULF OESTERREICHER

    LENGUA HABLADA EN LA ROMANIA: ESPAOL, FRANCS, ITALIANO

    VERSIN ESPAl'lOLA DE ARACELI LPEZ SERENA

    GRtDO~ BIBLIOTECA ROMNICA HISPNICA

  • Para Johannes y Alma

  • PREFACIO A LA EDICIN ESPAOLA

    Los autores se complacen enormemente en poder ofrecer ahora a los lectores hispanohablantes, no slo una traduccin, sino tambin una segunda edicin actualizada de un trabajo que, en los aos 90, en Alemania, disfrut de una notable y muy positiva recepcin. La obra original apareci en 1990, en un momento en el que la investigacin sobre la cuestin de la oralidad y la escrituralidad, as como sobre la lengua -hablada, se encontraba en un estado de total ebullicin. Por una parte, nos pareci entonces indicado contribuir a proporcionar una orientacin terica en este campo y, por otra, pareca necesaria una pre-sentacin panormica que abarcara las tres lenguas romnicas ms importantes, situacin de la que en la primera edicin nos hacamos eco tanto en el prefacio como en el captulo 1.

    Los ltimos quince aos se han caracterizado por una intensifica-cin de la investigacin en el terreno de la lengua hablada. La lings-tica hispnica, para la que a finales de los aos 80 constatbamos an grandes carencias en este mbito (cf. 1. y 3.1.5.), ha ido, en el nterin, recobrando terreno con gran fuerza.

    Sin embargo, a pesar de los mltiples progresos que, a este res-pecto, se han producido en relacin con cada una de las tres lenguas de las que nos ocupamos, nos sigue pareciendo que el planteamiento fundamental de esta obra contina teniendo vigencia. ste se asienta, por un lado, en la distincin sistemtica entre oralidad y escrituralidad en los sentidos medial y concepcional de los trminos, y, por otro,

  • 10 Lengua hablada en la Romana

    hace hincapi en el estatus diferenciado, dentro de la oralidad, de los fenmenos universales e idiomticos, que pertenecen a distintos nive-les de categorizacin. La rentabilidad de este aparato conceptual ha sido puesta de manifiesto durante este tiempo, no slo en el mbito idiomtico, sino tambin en relacin con las tradiciones discursivas; no exclusivamente en la descripcin sincrnica de la lengua, sino jus-tamente tambin en la diacrnica; y, dentro de la diacrona, no slo con respecto a la historia externa de la lengua, sino tambin en rela-cin con la teora del cambio lingstico. En general, surgen zonas de contacto no slo con investigaciones de corte cognitivista o con pro-puestas de anlisis del discurso, sino tambin con cuestiones relacio-nadas con la teora de la literatura.

    Con respecto a la primera edicin, se han llevado a cabo las si-guientes modificaciones:

    l. Se han incorporado numerosas publicaciones recientes -as co-mo sus resultados-, producto de lo cual ha sido una ampliacin considerable de la bibliografia. Al mismo tiempo, se ha reducido en parte la bibliografia alemana citada.

    2. En el captulo 2, dedicado a la cuestin de la oralidad y la escritura-lidad a la luz de la teora del lenguaje, se ha precisado e ilustrado con mayor detalle la caracterizacin comunicativo-concepcional de determinadas formas de comunicacin y tradiciones discursivas.

    3. En el captulo 5, el concepto de pluricentrismo, que en la edicin original de 1990 an se mantena en un segundo plano, ha sido aplicado ahora al espaol de forma consecuente, a la vez que se discute tambin, brevemente, en relacin con el francs.

    4. Los apartados dedicados a la descripcin histrica del captulo 5 (5.1., 5.2., 5.4. Y 5.6.) han sido actualizados de acuerdo con los avances producidos, en estos quince aos, en la investigacin.

    5. Debido al impetuoso desarrollo de la llamada lingstica de cor-pus en los ltimos aos, este campo de investigacin ha cobrado tal grado de autonoma y ha suministrado una cantidad tan ingente de material que no hemos podido seguir integrando la totalidad de

  • Prefacio a la edicin espaola 11

    sus avances. Con todo, proporcionamos indicaciones al respecto en el captulo 3.2. Este captulo contiene tambin una lista de los criterios que estructuraron, en la primera edicin, la presentacin de los 36 corpus, cuya descripcin detallada no aparece aqu, ya que reflejaban el estado de la cuestin a finales de los aos 80.

    6. Para mantener, como se hizo en la primera edicin alemana, el criterio de presentar las tres lenguas de las que nos ocupamos siempre en riguroso orden alfabtico, hemos debido alterar la nu-meracin de los captulos 5.1. a 5.7. Y de los ejemplos; el orden es ahora espaol/francs / italiano.

    7. Las ejercicios que en la edicin original alemana se incluan al fi-nal de cada uno de los captulos han sido completamente elimina-dos en la presente edicin.

    Queremos agradecer a todos los lectores crticos y a los numero-sos recensores de la primera edicin sus observaciones. Damos las gracias tambin a los colegas de Mnich y Tubinga que nos han ayu-dado en la revisin, actualizacin y correccin del texto, especialmen-te a Sebastian Greusslich, Teresa Gruber, Martha Guzmn, Katharina Hahnel, Stefan Hofstetter, Eberhard Matt, as como a Lola Pons, de la Universidad de Sevilla.

    A nuestros lectores y lectoras nos gustara pedirles que nos hagan llegar posibles crticas y sugerencias.

    Un reconocimiento especial merece, asimismo, nuestra traducto-ra, Araceli Lpez Serena, sin cuya competencia cientfica y compene-tracin con la traduccin no habra sido posible realizar la presente versin.

    Por ltimo, agradecemos a la Editorial Gredos la inclusin de esta obra en la serie Biblioteca Romnica Hispnica y la ayuda que nos ha brindado en todo momento.

    Peter Koch y Wulf Oesterreicher Tubinga y Mnich, marzo de 2006

  • PREFACIO A LA EDICIN ALEMANA

    La cuestin de la 'lengua hablada' ha gozado tradicionalmente de gran popularidad en la Lingstica y en la Romanstica, en particular, contina siendo, asimismo, de suma actualidad. De hecho, ya se dis-pone de importantes trabajos sobre el espaol, el francs y el italiano hablado, que han dado como fruto abundantes materiales e interesan-tes resultados.

    Despus de habernos ocupado a fondo del tema en los ltimos aos en clases y publicaciones, nos pareci llegado el momento de aventurar una sntesis para las tres lenguas mencionadas. Una presen-tacin de este tipo era y es deseable por mltiples razones. Se trata de un tema, por sobrados motivos, absolutamente central para la do-cencia universitaria de estas tres lenguas. Adems, la consideracin conjunta de tres lenguas tan estrechamente emparentadas y aun as distintas proporciona la inapreciable ventaja de una comprensin en profundidad de las respectivas lenguas individuales en una perspecti-va sincrnica, pero tambin histrica. Era preciso, finalmente, docu-mentar amplia y uniformemente los fenmenos del espaol, el francs y el italiano hablados, con ayuda de material lingstico autntico pa-ra su interpretacin.

    Nuestra presentacin no se detiene, sin embargo, en un inventario emprico de los fenmenos lingsticos, sino que pretende ubicarlos en el marco de una concepcin global de la oralidad y la escriturali-dad tericamente fundamentada. Rogamos al lector que acometa para

  • 14 Lengua hablada en la Romania

    ello el esfuerzo requerido por los inevitables neologismos conceptua-les y terminolgicos.

    Este libro es el resultado de una labor de colaboracin que ha constituido un placer para ambos autores. En su realizacin se ha pues-to en prctica un tipo especial de cooperacin, de forma que la discu-sin de cada detalle e incluso la formulacin de cada palabra se han llevado a cabo de forma conjunta.

    A nuestros lectores y lectoras nos gustara pedirles que nos hagan llegar posibles crticas y sugerencias.

    Hacemos constar nuestro profundo agradecimiento a nuestros in-formantes Gilles Buscot, Mercedes Figueras, Daniel Pirazzini, Car-men Rodrguez de Gauger, Jean Savarit, Romilda Scaldaferri, Alberto Tettamanti, Amador Vega i Esquerra, a los amigos que han realizado una lectura crtica, Eugen Bader, Hans-Martin Gauger, Thomas Kre-feld, Bettina Reccius, Theresia Saarne, Martje Saxen-Hansen, Kekke Schmidt, Achim Steiger y Judith Zimpelmann, as como, por la ayuda en la elaboracin del manuscrito, a Batrice Jurick, Theresia Saame, Gnay San y Raymund Wilhelm. A un agradecimiento especial es-tarnos obligados con Thomas Koch por la excelente mise en page. A los editores Gustav Ineichen y Bemd KielhOfer les agradecemos su disposicin a aceptar el libro en la serie Romanistische Arbeitshefte a pesar de su extensin. Recordarnos con gratitud la colaboracin con Manfred Kom-Weller de la Editorial Max Niemeyer, que falleci a causa de un accidente a principios de septiembre de 1989.

    Friburgo y Maguncia, octubre de 1989

  • SMBOLOS Y ABREVIATURAS

    al. alemn esp. espaol esp. ant. espaol antiguo fr. francs fr. ant. francs antiguo fr. modo francs moderno it. italiano it. ant. italiano antiguo lat. latn

    act. activo fem. femenino indo indicativo mase. masculino pers. persona pI. plural preso presente sg. singular subj. subjuntivo > se convierte en la diacrona en <

  • CAPTULO 1

    INTRODUCCIN E INSTRUCCIONES DE USO

    Quien desee recabar infonnacin sobre el espaol, el francs y el italiano hablado puede recurrir a un nmero considerable de trabajos, entre los que ocupan un lugar destacado los dedicados al francs. El italiano, por su parte, ha ido ganando terreno sustancialmente en los ltimos aos y el espaol, sobre todo, en los aos noventa. Estos tra-bajos presentan los hechos ms importantes y ofrecen muchos puntos de vista sugerentes. La dificultad estriba, sin embargo, en que nor-malmente se limitan a acumular los hechos, en que la interpretacin de stos est, en parte, regida errneamente por una incursin teri-ca insuficiente y en que distintas disciplinas lingsticas parciales se ocupan del objeto 'lengua hablada', sin tenerse en cuenta mutuamen-te. De este modo, el estatus terico lingstico de las ocurrencias in-dividuales queda en vilo: Se trata de fenmenos que caracterizan la lengua hablada de todas las comunidades humanas? Se trata de ele-mentos especficos de la variedad hablada de una detenninada lengua en particular? Qu posicin ocupa la lengua hablada en relacin con otras variedades (dialecto, lengua regional, lengua popular, lengua co-loquial)? La lengua 'hablada' puede ser tambin 'escrita' (y vicever-sa)?

    En lo que sigue, tales imprecisiones sern tratadas con ayuda de un modelo unifonne, fundamentado en una teora del lenguaje, que,

  • 18 Lengua hablada en la Romana

    junto con una tenninologa coherente, desarrollamos en el CAPTULO 2. A travs de la aplicacin de este modelo se crea un marco de inter-pretacin para los problemas de la oralidad y la escrituralidad que pennite responder de fonna ms precisa a las cuestiones lingsticas arriba mencionadas, as como proyectar nueva luz sobre hechos co-nocidos, al tiempo que abrir a la investigacin nuevos mbitos feno-mnicos. Dado que explcita y categricamente tratamos el problema de la lengua hablada como un problema de variacin, nos apartamos del enfoque usual, centrado mayoritariamente en la relacin entre fo-na y grafia, que est especialmente extendido en la descripcin del francs. (No se espere, por tanto, de nosotros, atencin sistemtica al-guna a problemas ortogrficos.)

    En el CAPTULO 3 proporcionamos, en primer lugar (3.1.), algunas indicaciones sumarias sobre la historia de la investigacin de la len-gua hablada. No se trata en absoluto de un estado de la cuestin, sino exclusivamente de un breve recorrido crtico a travs de la historia de la reflexin lingstica sobre el trasfondo de las directrices desarrolla-das en el captulo 2. A quien le uIja la necesidad de material concreto del espaol, el francs y el italiano hablado puede saltarse el apartado 3.1. Sin embargo, s debera leerse, en cualquier caso, 3.2. Esta sec-cin contiene importante infonnacin sobre los corpus de lengua hablada autntica y sobre las convenciones de notacin a las que nos atenemos en el uso de los fragmentos de corpus empleados para la ejemplificacin en los captulos 4 y 5.

    El CAPTULO 4 documenta la gran atencin que prestamos preci-samente a las caractersticas universales de la lengua hablada. Esta perspectiva logra establecer una conexin entre la lingstica de las variedades y la sociolingstica, por una parte, y, por otra, entre aqu-lla y disciplinas como el anlisis de la conversacin, la pragmtica, la lingstica textual y la psicolingstica, as como con la nueva discu-sin terica sobre oralidad y escrituralidad. Esperamos que se reco-nozca la posibilidad de trasladar los resultados de este captulo a otras lenguas y que se fomente su emulacin.

  • Introduccin e instrucciones de uso 19

    Nuestro marco de interpretacin promueve tambin la integracin de cuestiones sincrnicas y diacrnicas, como queda patente en el CAPTULO 5. El hecho de que en el espacio lingstico que hemos considerado hayan coexistido desde la Antigedad variedades habla-das y escritas nos permite incluir la historia de la lengua en nuestra problemtica y esbozar la evolucin de las relaciones entre la lengua hablada y la escrita en espaol, francs e italiano (5.1., 5.2., 5.4., 5.6.). Para cada una de nuestras tres lenguas es posible reconocer en qu medida la respectiva historia lingstica propia ha fraguado la fi-sonoma de la lengua hablada actual. La inconmensurabilidad de las caractersticas lingsticas idiomticas del espaol, el francs y el ita-liano actual, que es el resultado de las diferentes historias de cada lengua, se aprecia en los epgrafes 5.3., 5.5. y 5.7. En ellos se presen-tan -siempre en relacin con el espacio variacional respectivo-- los fenmenos ms importantes del espaol, el francs y el italiano ha-blados, tanto en sentido estricto como amplio.

    El CAPTULO 6 contiene una sinopsis final.

    INSTRUCCIONES DE USO

    l. Las referencias bibliogrficas, que en el cuerpo del texto aparecen como Soll, 1985: 114-117, se ofrecen completas en la Bibliogra-fia final.

    2. En los captulos 4 y 5 los fenmenos lingsticos discutidos se ilus-tran con ayuda de fragmentos de corpus autnticos del espaol, el francs y el italiano hablados. Estos fragmentos se enumeran segn el esquema 1 *E, 1 *F, 1 *1; las lneas se numeran con cifras en sub-ndice 1.2.3' etc. (sobre la notacin en particular cf. 3.2.1.). Los fe-nmenos pertinentes para la discusin se resaltan en el respectivo fragmento de corpus en negrita. A los fenmenos restantes conte-nidos en un determinado fragmento de corpus, pero tratados en otro lugar, se remitir, tanto prospectiva como retrospectivamente, de la siguiente forma: 46*E'6' 34*E'4/6' etc.

  • CAPTULO 2

    ORALIDAD Y ESCRITURALIDAD A LA LUZ DE LA TEORA DEL LENGUAJE

    2.1. ORALIDAD Y ESCRITURALIDAD: CONCEPCIN y MEDIO

    Para el nefito, pero tambin a menudo en la propia ciencia lin-gstica, los trminos 'hablado' / 'oral' y 'escrito' / 'escritural' desig-nan en primera instancia la realizacin material de expresiones lin-gsticas, es decir, el hecho de que stas se manifiesten, bien en la forma de sonidos (fnica), bien en la forma de signos escritos (grfi-ca). Sin embargo, por mucho que la justificacin de esta diferencia-cin sea evidente, por s misma no da cuenta de la compleja proble-mtica de la oralidad / escrituralidad. Todos conocemos expresiones realizadas fnicamente, cuya configuracin lingstica apenas se co-rresponde con nuestra intuicin de la oralidad (por ejemplo, oracio-nes fnebres, explicaciones durante una visita guiada por un castillo o un pregn de fiestas). Por otra parte, tambin hay expresiones reali-zadas grficamente que dificilmente coinciden con nuestra idea de es-crituralidad (por ejemplo, notas o apuntes de clase, los bocadillos de los cmic s o una carta privada).

    Estas contradicciones, que evidentemente ya haban llamado ante-riormente la atencin a los lingistas, fueron suprimidas por Ludwig S611 en 1974 mediante una puntualizacin conceptual y terminolgica

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora del lenguaje 21

    (S611, 31985: 17-25). S611 diferencia, como se muestra en la figura 1, dos aspectos del problema: por una parte el MEDIO de la realizacin (FNICO / GRFICO) y, por otra, la CONCEPCIN (HABLADA / ESCRITA), que concierne a la configuracin lingstica de la expresin (por ej., planificacin sintctica, coherencia textual, variedades empleadas, etc.). Las cuatro posibilidades lgicas que resultan de esta doble diferencia-cin se ilustran aqu con un ejemplo sencillo para cada una de nues-tras tres lenguas:

    MEDIO {

    cdigo grfico

    cdigo fnico

    CONCEPCIN HABLADA i ESCRITA

    esp. decirme la verdad! fr. jau! pas le dire it. lui non ce /' aveva esp. [de'8irmela~er'Oa] fr.[fopal'di:R] it. ['luinontI ela've:va]

    esp. decidme la verdad! fr. iI ne jau! pas le dire it. egli non /'aveva esp. [de'8iOmela3er'OaS] fr. [i1nefopale'di:R] it. ['eUinonla've:va]

    FIGURA 1: Oralidad y escrituralidad - concepcional y medial

    Un punto importantsimo, que necesita ser aclarado en relacin con la figura 1, es el hecho de que la lnea divisoria continua entre el medio fnico y grfico representa una disyuncin, es decir, una DI-COTOMA estricta. La lnea divisoria discontinua indica, por el contra-rio, que la relacin entre lo hablado y lo escrito slo puede ser con-cebida como un CONTINUO entre las manifestaciones extremas de la concepcin (cf. 2.3. y la figura 2).

    Naturalmente, con este esquema cuatripartito (fig. 1) no se postu-la en absoluto la plena equivalencia de las cuatro posibilidades que ofrece la combinacin de medio y concepcin. Obviamente, son in-discutibles las afinidades, es decir, las relaciones de preferencia, que se dan, respectivamente, entre hablado y fnico, por una parte (por ej., una conversacin confidencial), as como entre escrito y grfico (por ej., un artculo periodstico), por otra. No obstante, existen asi-mismo, como es evidente, las combinaciones escrito + fnico (por ej.,

  • 22 Lengua hablada en la Romania

    un pregn de fiestas) y hablado + grfico (por ej., una carta privada). De hecho, el principio imperante es que todas las formas de expre-sin, con independencia de su concepcin, pueden ser transferidas desde su realizacin medial tpica al otro medio l. De este modo, pon-gamos por caso, un artculo periodstico (escrito + grfico) puede ser tambin ledo en voz alta, e incluso una conversacin confidencial (hablado + fnico) puede quedar fijada por escrito. No hace falta ex-tenderse en que tambin una carta privada (hablado + grfico) puede ser leda en voz alta, as como un pregn de fiestas (escrito + fnico) ser registrado grficamente.

    Ya en este punto hay que indicar que precisamente los tipos de combinacin ms corrientes entre medio y concepcin son, desde una perspectiva cultural e histrico-lingstica, altamente significativos. Adems, es necesario tener en cuenta tcnicas de comunicacin como dictar, levantar acta, leer en voz alta, etc., que comprenden un cambio de medio (cf. 5.1.2.).

    Dado que a nosotros nos interesan las diferencias entre la oralidad y la escrituralidad en espaol, francs e italiano, sobre todo desde el punto de vista de la variacin lingstica, en los captulos que siguen, los aspectos concepcionales de la oralidad y la escrituralidad son los que ocupan el primer plano. Sin embargo, en determinados momentos de la exposicin tambin sern importantes algunos problemas me-diales.

    2.2. ASPECTOS UNIVERSALES E IDIOM ncos DE LA LENGUA HABLADA

    En 2.1. hemos expuesto la diferenciacin entre los aspectos con-cepcional y medial de la oralidad y la escrituralidad con total inde-pendencia de las tres lenguas que vamos a considerar (los ejemplos de la figura 1 servan nicamente de ilustracin). Aunque el enfoque

    1 ef. Lyons (1981: 11).

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora del lenguaje 23

    comparativo entre varias lenguas fomenta el examen de las caracters-ticas supraidiomticas de las realizaciones lingsticas orales y permi-te apreciar las diferentes manifestaciones histricas de la oralidad en las distintas lenguas individuales, todava necesitamos un aparato con-ceptual que nos permita determinar con mayor exactitud el ESTATUS TERICO de cada uno de los fenmenos de la oralidad concepcional y poner de relieve con mayor precisin su especificidad.

    Para ello partimos de la definicin del lenguaje humano (Iangage) de Eugenio Coseriu: El lenguaje es una actividad humana universal que se realiza individualmente, pero siempre segn tcnicas histri-camente determinadas ('lenguas') [ ... ] En el lenguaje se pueden, por tanto, distinguir tres niveles: uno universal, otro histrico y otro indi-vidual (Coseriu, 1981 a: 269 sig.). De esta definicin, cuyas causas y consecuencias ha expuesto Coseriu de diferentes maneras, se sigue que lo lingstico puede ser considerado, fundamentalmente, en tres niveles 2:

    a) El nivel UNIVERSAL concierne al HABLAR, que comprende las ac-ciones generales, no especficamente histricas, de los sujetos hablantes, es decir, las operaciones lingsticas que consisten en referirse lingsticamente a algn objeto (referencializacin), en decir algo sobre ese objeto (predicacin), en situar espacio-tem-poralmente nuestros enunciados (orientacin dectica), en asumir y repartir papeles comunicativos, en insertar nuestros enunciados en contextos (contextualizacin; cf. 2.3.2.), en otorgar sentido a nuestros enunciados en el marco de objetivos o fines pragmticos (finalizacin), etc. (cf. el principio de 2.3.).

    b) El nivel HISTRICO comprende dos aspectos. En primer lugar -y esto es lo prioritario para la cuestin que nos interesa en este li-bro-- estn las lenguas individuales como tcnicas histricas y sistemas de normas (cf. 2.4.3.), es decir, el latn, el espaol, el francs, el italiano, el alemn, el ingls, el turco, etc.; en este nivel

    2 Cf. Coseriu (198la: captulo X, 269-286; 1981b: 7, 35-47). Sobre la relevancia de esta diferenciacin de niveles, cf. Oesterreicher (1988).

  • 24 Lengua hablada en la Romania

    se ubican tambin las diferentes variedades de estas lenguas hist-ricas. Pero, en segundo lugar, hay que considerar tambin en este nivel las tradiciones discursivas J, independientes de las lenguas histricas particulares, y que, en principio, pueden ser puestas en prctica en diferentes comunidades lingsticas: gneros (adivi-nanza, cancin folclrica, novela, soneto, texto legal, ensayo, ora-cin fnebre, etc.), formas de interaccin conversacional (conver-sacin palaciega, confesin, informacin sobre una direccin, transaccin comercial, etc.), estilos (manierismo, conceptismo, genus humile I mediocre I sublime; trobar e/us, dolce stil novo, etc.). Aunque las tradiciones discursivas no son cruciales para lo que se debate en este libro, orientado hacia la cuestin de las len-guas histricas, debemos tenerlas en cuenta, sin embargo, en rela-cin, sobre todo, con el perfil concepcional de los discursos y con su interaccin con la historia de las lenguas histricas particulares (cf. los captulos 5.2., 5.4. Y 5.6.).

    c) El nivel INDIVIDUAL o ACTUAL concierne al DISCURSO como enunciacin particular y nica en el hic et nunc. Para la lingstica -a diferencia, por ejemplo, de la teora de la literatura-, los fe-nmenos de este nivel solamente son relevantes en tanto que tales acontecimientos lingsticos singulares aportan el material para el descubrimiento de reglas y normas supraindividuales de los tipos esbozados en b); justamente en este sentido nuestros corpus re-presentan discursos (cf. 3.2.). En cualquier caso, el nivel del dis-curso es, indudablemente, de importancia decisiva como punto de partida de todos los procesos del cambio lingstico.

    Sobre el trasfondo de este sistema terico lingstico queremos, a continuacin, esbozar, por una parte, las caractersticas universales de la oralidad y de la escrituralidad relevantes para el aspecto concep-cional (2.3.). La manifestacin de las caractersticas UNIVERSALES de

    3 Sobre los conceptos 'tradicin textual' o 'tradicin discursiva', cf. Schlieben-Lange (\ 983: 138-148), Koch (1997b) y Oesterreicher (1997b y 2002b).

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora de/lenguaje 25

    la oralidad en las tres lenguas que vamos a examinar ser tratada, pos-teriormente, en el captulo 4. Por otra parte, en 2.4. presentaremos los criterios para el anlisis de la oralidad y la escrituralidad desde una perspectiva histrico-idiomtica. Partiendo de esta base podremos exponer ms adelante, en el captulo 5, las caractersticas IDIOMTI-CAS del espaol hablado, el francs hablado y el italiano hablado ac-tuales sobre un trasfondo diacrnico.

    2.3. CONDICIONES COMUNICA TIV AS y ESTRATEGIAS DE VERBALIZACIN EN LA LENGUA HABLADA FRENTE A LA ESCRITA

    Los aspectos universales de la oralidad y la escrituralidad concep-cional no pueden ser entendidos de forma adecuada desde una pers-pectiva puramente irunanentista, puesto que estn relacionados nti-mamente con circunstancias comunicativamente relevantes, pero EXTRAlingsticas.

    Tengamos presente, por un momento, las instancias y factores ms importantes de la comunicacin lingstica. Al menos dos parti-cipantes en la interaccin entablan un CONTACTO entre s, durante el cual ---en muchos casos de forma altemativa- asumen los PAPELES COMUNICATIVOS de EMISOR y RECEPTOR. De este modo surge un men-saje, un DISCURSO o TEXTO, que se refiere a OBJETOS y CIRCUNSTAN-CIAS de la realidad extralingstica. La produccin del discurso o tex-to supone una dificil LABOR DE FORMULACIN, que se encuentra en una zona de tensin entre la LINEALIDAD de los signos lingsticos, las normas de la LENGUA mSTRICA PARTICULAR y la compleja reali-dad extralingstica MULTIDIMENSIONAL. Emisor y receptor estn en-vueltos en campos DECTICOS personales, espaciales y temporales, en determinados CONTEXTOS y en determinadas condiciones EMOCIONA-LES Y SOCIALES.

    Es evidente que en todas estas instancias y factores de la comuni-cacin lingstica hay posibilidades de variacin. Esta variacin arro-

  • 26 Lengua hablada en la Romana

    ja una escala de condiciones de comunicacin en la que se basa el continuo concepcional entre la oralidad y la escrituralidad.

    2.3.1. CONDICIONES COMUNICATIVAS l'

    En nuestra opinin, en la caracterizacin de realizaciones lings-ticas en el marco del continuo concepcional hablado / escrito, al me-nos los siguientes parmetros ---que se pueden establecer fcilmente a partir de las instancias y factores de la comunicacin lingstica antes mencionados- desempean un papel importante 4:

    a) Grado de PUBLICIDAD, es decir, el carcter ms o menos p-blico de la comunicacin, para el que son relevantes el N-MERO DE INTERLOCUTORES (desde el dilogo entre dos hasta la comunicacin de masas), as como la existencia de pbli-co y sus dimensiones.

    b) Grado de FAMILIARIDAD ENTRE LOS INTERLOCUTORES, que depende de la experiencia comunicativa conjunta previa, del conocimiento compartido, del grado de institucionalizacin de la comunicacin, etc.

    c) Grado de IMPLICACIN EMOCIONAL, que puede estar regida por el interlocutor (afectividad) y/o por el objeto de la comu-nicacin (expresividad).

    d) Grado de ANCLAJE de los actos comunicativos en la SITUA-CIN o en la ACCIN.

    e) CAMPO REFERENCIAL, para el que es decisiva la distancia de los objetos y personas referidas con respecto al orgo (ego-hic-nunc) del hablante (cf. Bhler, 1965: 102 sigs.).

    4 cr., por ejemplo, Steger et al. (1974: 76-95), Lorenzo (\980: 39 sigs.), Koch / Oesterreicher (1985: 19-23; 2001: 586 sig.), Biber (1988 y 1995), Raib1e (1994), Eh-lich (\ 994), Briz (1996, 1998), Henne / Rehbock (2001: 32 sigs.), Lpez Serena (2002 y 2005a), Koch (2005: 41-43, especialmente nota 3).

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora del lenguaje 27

    f) INMEDIATEZ FSICA DE LOS INTERLOCUTORES (comunicacin cara a cara) frente a la distancia fisica en sentido espacial y temporal.

    g) Grado de COOPERACIN, medido segn las posibilidades de intervencin de los receptores en la produccin del discurso.

    h) Grado de DIALOGICIDAD, para el que, en primera instancia, son detenninantes la posibilidad y la frecuencia de la asun-cin espontnea del papel de emisor (en sentido amplio, se pueden adscribir a la dialogicidad fenmenos corno las ape-laciones al interlocutor; cf. tambin c y e).

    i) Grado de ESPONTANEIDAD de la comunicacin. j) Grado de FIJACIN TEMTICA.

    Evidentemente, todos los parmetros enumerados, excepto J, son, en s mismos, de naturaleza gradual. As, a, por ejemplo, comprende una escala entre la privacidad y el carcter totalmente pblico de la comunicacin; mientras que b comprende una graduacin que va des-de una gran familiaridad entre los interlocutores hasta el total desco-nocimiento de stos entre s, etc. Cualquier fonna de comunicacin imaginable est necesariamente caracterizada por un haz de valores paramtricos de estas condiciones comunicativas concretas, que pue-den ser descritas con ayuda de los parmetros mencionados. As, se pueden nombrar, por ejemplo, para una carta privada prototpica, los siguientes valores paramtricos:

    a) privacidad, b) familiaridad entre los interlocutores; c) implicacin emocional relativamente fuerte; d) ausencia de anclaje en la situacin, quiz un anclaje limitado en la accin; e) imposibilidad, en principio, de dexis centrada en el origo del hablante, excepto con respecto al ego; f) distancia fisica; g) imposibilidad de cooperacin en la produc-cin; h) dialogicidad estrictamente regulada (intercambio de corres-pondencia); i) espontaneidad relativa; j) desarrollo temtico libre.

    Esto se puede reflejar grficamente de la siguiente fonna:

  • 28 Lengua hablada en la Romania

    inmediatez distancia a)

    b) .1.-. e) ---.. dJ_ ""? e) ..( 1)

    -------g) ~ h) ~ !l

    ----j) ~

    FIGURA 2: Valores paramtricos comunicativos de la carta privada

    Para un sennn, por el contrario, el esquema grfico seria:

    inmediatez distancia I

    -b) -----

    e) eo:::::::::: d) ~ e) ~ O g) T h) ~ i) < j) ..

    FIGURA 3: Valores paramtricos comunicativos del sermn

    Los valores paramtricos correspondientes seran: a) carcter pblico; b) ningn desconocimiento absoluto; c) com-ponentes emocionales claros; d) escaso anclaje en la situacin o en la accin; e) nfima referencializacin con respecto al origo del hablante; f) inmediatez fisica; g) ninguna posibilidad de coopera-cin en la produccin; h) monologicidad; i) espontaneidad reduci-da; j) alto grado de fijacin temtica.

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora del lenguaje 29

    Corno tercer ejemplo, veamos an, sin comentarlo, la tradicin discursiva de la entrevista personal:

    inmediatez distancia a)

    --

    b e) d e) f) g ~ h

    -

  • 30 Lengua hablada en la Romania

    metafricamente la extensin de este tnnino y hablar tambin de inmediatez y distancia social (cf. los parmetros a-d, g y h) o de in-mediatez y distancia referencial (parmetro e). Es ms, nos parece es-clarecedor concebir el conjunto de las condiciones comunicativas que resultan de los parmetros enumerados, as como su combinacin y ponderacin, con ayuda de los conceptos de INMEDIATEZ y DISTANCIA COMUNICATIVAS S.

    Se puede decir, por tanto, que los dos polos extremos del continuo hablado/ escrito delineados anterionnente se corresponden con for-mas de comunicacin que encaman, en todos los parmetros, en un caso, la mxima inmediatez comunicativa (hablado) y, en el otro, la mxima distancia comunicativa (escrito). En el espacio multidimen-sional que delimitan ambas fonnas extremas de la comunicacin lin-gstica, se pueden ubicar todas las posibilidades concepcionales entre la oralidad y la escrituralidad. Este continuo entre distancia e inme-diatez est representado grficamente ms abajo, en la figura 5. Los parmetros y condiciones comunicativas constituyen el marco de las posibilidades de variacin en el nivel del hablar --en el sentido sea-lado en 2.2.-, que se encuentran por encima de cualquier concrecin histrico-idiomtica. El sujeto hablante reacciona ante estas condi-ciones universales variables con estrategias de verbalizacin asimis-mo universales, de las que nos ocuparemos a continuacin.

    2.3.2. ESTRATEGIAS DE VERBALIZACIN

    Mientras que el apartado anterior trataba de las condiciones extra-lingsticas que rigen la concepcin de los actos comunicativos lings-ticos, ahora queremos atender a los aspectos concepcionalrnente rele-vantes de esos actos comunicativos (resumidos asimismo en la figura 5). Tampoco aqu cabe considerar nicamente hechos exclusivamente

    , Cf. al respecto Koch I Oesterreicher (1985) y Koch (1986).

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora de/lenguaje 31

    lingsticos, ya que la comunicacin lingstica -indiferentemente de su concepcin- tiene lugar siempre en estrecha dependencia de con-textos no lingsticos.

    Un primer aspecto en que se diferencian las estrategias de verba-lizacin de la inmediatez y de la distancia comunicativas tiene que ver, justamente, con la medida en que los enunciados lingsticos ---discursos inmediatos o distantes- estn anclados en diferentes ti-pos de contexto. A este respecto, hay que diferenciar, al menos, entre las siguientes CLASES DE CONTEXTOS 6;

    1) contexto situacional: personas, objetos y acciones o estados de cosas perceptibles en la situacin de comunicacin;

    2) contexto cognitivo: (a) por una parte, un contexto cognitivo individual (viven-

    cias comunes de los interlocutores, conocimiento mutuo del uno sobre el otro, etc.);

    (b) por otra parte, un contexto cognitivo general, que abarca el conjunto de conocimientos humanos, bien sean socio-culturalmente especficos o de carcter universal (hechos culturales, valores, etc.; relaciones lgicas, leyes fisicas y biolgicas, etc.);

    3) contexto comunicativo lingstico: enunciados y partes de enunciados anteriores o posteriores al enunciado en cuestin (tambin llamado co-texto);

    4) otros contextos comunicativos: (a) contexto comunicativo paralingstico: fenmenos de en-

    tonacin, rapidez locutiva, intensidad del sonido, etc. (b) contexto comunicativo no lingstico: gestos y mmica

    concomitantes, etc.

    El contexto lingstico como, en general, todo lo lingstico, se caracteriza por su carcter DIGITAL, es decir, por el hecho de contri-

    6 Cf. sobre todo Coseriu (1955 / 56).

  • 32 Lengua hablada en la Romania

    buir a la comunicacin con ayuda de unidades discretas claramente identificables. Por el contrario, todas las otras clases de contextos mencionadas manifiestan un carcter global o ANALGICO, es decir, continuo 7.

    Se reconoce claramente que en la comunicacin inmediata, en principio, todos los tipos de contexto mencionados pueden entrar en accin, mientras que en la comunicacin distante hay que contar, por lo general, con restricciones, que conciernen, sobre todo, a los contextos analgicos. As, por ejemplo, en una situacin de distancia fisica entre los interlocutores y de escaso anclaje del discurso en la si-tuacin o en la accin comunicativas, no se puede recurrir ni al con-texto situacional (1) ni a los contextos paralingstico o extralings-tico (4a, 4b). Lgicamente, en casos de desconocimiento total entre los interlocutores, queda tambin descartado el concurso del contexto cognitivo individual (2a). De esto se sigue, ineludiblemente, que en la distancia comunicativa extrema esta falta de contexto slo puede ser compensada mediante una participacin reforzada del contexto lin-gstico (3), es decir, mediante la transformacin de informacin con-textual en 'co-texto'. En la inmediatez comunicativa extrema, por el contrario, precisamente el co-texto lingstico pasa a segundo trmi-no. En lo tocante al contexto cognitivo general (el saber que pertene-ce al universo discursivo respectivo), ste constituye -y este aspecto pasa inadvertido con demasiada frecuencia-, en todas las formas de comunicacin del continuo entre inmediatez y distancia, un compo-nente analgico imprescindible.

    Tras esta primera mirada a los contextos, en lo que sigue nos ocu-pamos de las caractersticas concepcionalmente relevantes de los pro-pios enunciados lingsticos.

    Mientras que los enunciados de la distancia comunicativa mani-fiestan un alto GRADO DE PLANIFICACIN Y son considerados, por tan-to, como elaborados, todas las condiciones comunicativas de la inme-

    7 Cf. Watzlawick et al. (1967).

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora del lenguaje 33

    diatez (aunque no la inmediatez fisica!) favorecen, o incluso, po-dramos decir, imponen, en la fonnulacin de los enunciados, un grado de planificacin muy escaso en comparacin con aqul (cf. es-pecialmente 1 *E*F*I; 29*1; 30*F; 31 *E; 31 *E*F*I; 33*E*F*I).

    De este ESCASO GRADO DE PLANIFICACIN se siguen otras caracte-rsticas del discurso propio de la oralidad concepcional como, por ejemplo, su CARCTER EFMERO Y de construccin en marcha o en proceso. Esto conduce, por una parte, a una verbalizacin parca, mo-derada o parsimoniosa, podramos decir, y, por otra, a una configura-cin formal del discurso frecuentemente EXTENSIVA, lineal y AGRE-GATIVA (enunciados 'incompletos', parataxis, etc.). Por este motivo, en la inmediatez comunicativa se da, comparativamente, una MENOR DENSIDAD informativa del discurso. Con ella contrastan la alta densi-dad y la rpida progresin informativas que propician las condiciones de la distancia comunicativa, en la que una verbalizacin intensiva y compacta da como resultado un alto grado de integracin y compleji-dad de las unidades lingsticas. No es sorprendente, por tanto, que precisamente los discursos as construidos sean considerados, aten-diendo a su carcter definitivo y reificado, como prototipo de texto. Por ello, en 10 sucesivo, empleamos el trmino texto nicamente en el sentido de discurso de la distancia.

    El ltimo aspecto mencionado resulta til para comprender las afinidades que existen, por una parte, entre el medio grfico -ya de por s materialmente reificador- y la escrituralidad concepcional (distancia comunicativa) y, por otra, entre el medio fnico ---que mate-rialmente propicia lo pasajero-- y la oralidad concepcional (inmedia-tez comunicativa). Estas afinidades quedan expresadas en la figura de la pg. siguiente, que resume los resultados de 2.3. mediante la repre-sentacin grfica de las dos 'mitades' de la dicotoma medial en for-ma de tringulos:

  • Cond

    icio

    nes c

    om

    unic

    ativ

    as

    Cond

    icio

    nes c

    om

    unic

    ativ

    as

    -co

    mu

    nic

    aci

    n pr

    ivad

    a -

    com

    un

    icac

    in

    pbl

    ica

    -fa

    mili

    arid

    ad

    -de

    scon

    ocim

    ient

    o -

    emo

    cion

    alid

    ad

    -n

    ingu

    na e

    mo

    cion

    alid

    ad

    -an

    claje

    en la

    situ

    aci

    n y

    acci

    n

    -in

    depe

    nden

    cia

    de la

    situ

    a-co

    mu

    nic

    ativ

    as

    cin

    y a

    cci

    n co

    mu

    nic

    ati-

    -po

    sibl

    e re

    fere

    ncia

    lizac

    in

    desd

    e vas

    el a

    qu y

    aho

    ra d

    el h

    abla

    nte

    -im

    posi

    ble

    refe

    renc

    ializ

    aci

    n -

    inm

    edia

    tez

    fisic

    a de

    sde

    el a

    qu y

    aho

    ra d

    el h

    a--

    fuer

    te c

    oo

    pera

    cin

    bl

    ante

    -

    car

    cter

    dia

    lgi

    co

    grf

    ico

    -di

    stanc

    ia fi

    sica

    -es

    pont

    anei

    dad

    III

    V

    VII

    I IX

    -

    dbi

    l co

    ope

    raci

    n

    -li

    bert

    ad te

    mt

    ica

    INM

    ED

    IAT

    EZ

    D

    IST

    AN

    CIA

    -

    car

    cter

    mo

    no

    lgi

    co

    etc.

    C

    OM

    UN

    ICA

    TIV

    A

    CO

    MU

    NIC

    AT

    IVA

    -re

    flexi

    n

    Estra

    tegi

    as d

    e ve

    rbal

    izaci

    n

    -co

    nte

    xtua

    lizac

    in

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    alin

    gs

    tica,

    ge

    stua

    l, m

    mic

    a, e

    tc.

    -es

    casa

    pla

    nific

    aci

    n -

    car

    cter

    efim

    ero

    -es

    truc

    tura

    cin

    agr

    egat

    iva

    etc.

    II IV

    V

    I V

    II f

    nico

    -

    fijaci

    n tem

    tic

    a et

    c.

    Estra

    tegi

    as d

    e ve

    rbal

    izaci

    n

    -co

    nte

    xtua

    lizac

    in

    ling

    stic

    a -

    esca

    sa p

    lani

    ficac

    in

    -ca

    rct

    er d

    efin

    itivo

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    estr

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    FIG

    UR

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    : Med

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    .

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora del lenguaje 35

    En las figuras 2, 3 Y 4 hemos ofrecido, a modo de ejemplo, la ca-racterizacin interna de determinadas formas de comunicacin y tra-diciones discursivas, de acuerdo con los parmetros comunicativos y concepcionales. De forma complementaria, la figura 5 muestra, desde un enfoque global que abarca tanto el medio como la concepcin -esto es, desde una perspectiva externa-, la ubicacin relativa de diferentes formas de comunicacin y tradiciones discursivas en el con-tinuo entre inmediatez y distancia comunicativas. Se trata, concreta-mente, de una conversacin familiar (1), una conversacin telefnica privada (II), una carta privada (III), una entrevista de trabajo (IV), la versin impresa de una entrevista periodstica (V), un sermn (VI), una conferencia cientfica (VII), un artculo editorial (VIII) y un texto jurdico (IX).

    2.4. VARIEDADES IDIOMTICAS y LENGUA HABLADA

    En 2.3.2. hemos concebido la variacin lingstica en el nivel universal como un continuo entre los polos del hablar inmediato y el hablar distante. Una variacin concepcional semejante existe, natu-ralmente, en todos los niveles del lenguaje mencionados en 2.2. Por esta razn, paralelamente al continuo entre HABLAR INMEDIATO y HA-BLAR DISTANTE, el continuo HABLADO/ESCRITO se puede designar, en el nivel histrico de las lenguas particulares (idiomas), como con-tinuo entre LENGUA INMEDIATA Y LENGUA DISTANTE; en el nivel his-trico de las tradiciones discursivas, como continuo entre TRADICIN DISCURSIVA INMEDIATA Y TRADICIN DISCURSIVA DISTANTE, y, final-mente, en el nivel actual, como continuo entre DISCURSO INMEDIATO Y DISCURSO DISTANTE 8. Tradicionalmente, los problemas de la orali-dad y la escrituralidad concepcionales se han tratado exclusivamente en el nivel histrico-idiomtico. Hasta ahora hemos mostrado la im-

    8 er. Oesterreicher (1988: 370-380).

  • 36 Lengua hablada en la Romania

    portancia crucial del nivel universal para esta cuestin. Pero en lo su-cesivo es tambin indispensable ocuparse de la lengua de la inmedia-tez y de la distancia comunicativa en el nivel histrico-idiomtico, lo que implica la consideracin de su relacin con el diasistema varia-cional.

    2.4.1. HISTORICIDAD y VARlACIN LrNGSTICA

    Podemos partir del hecho de que lo lingstico siempre se mani-fiesta necesariamente en la forma de lenguas histricas, lo cual -jun-to al fenmeno del cambio lingstico- puede ser considerado como la expresin ms clara de la historicidad del lenguaje humano (lan-gage). La historicidad del lenguaje presenta dos aspectos estrecha-mente relacionados 9. Desde una perspectiva externa, se constata la DIVERSIDAD lingstica entre las diferentes lenguas histricas (por ejemplo espaol frente a francs, italiano, rumano, fins, suajili, etc.). Desde una perspectiva interna, nos topamos con el hecho de la VA-RIACIN lingstica intraidiomtica (por ejemplo, dialectos, sociolec-tos, tecnolectos, estilos, etc.). En general, se distinguen tres dimen-siones de la variacin lingstica intraidiomtica 10:

    La variacin DIATPICA se refiere a las diferencias desde el punto de vista espacial (por ejemplo, en espaol: leons, anda-luz, extremeo, etc.; en francs: picard, poitevin, qubcois, etc.; y en italiano: piemontese, toscano, lucano, etc.). La variacin DIASTRTICA concierne a las diferencias que se corresponden con la pertenencia a grupos y estratos sociales (por ejemplo, en espaol: el cal, etc.; en francs: argots, etc.; yen italiano: italiano popo/are, etc.).

    9 cr., sobre todo, Oesterreicher (2006a), tambin (1983: 173). 10 Cf. Coseriu (1980: 49-52). Sobre el problema del concepto lengua coloquial, cf.

    Holtus I Radtke (1984b).

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora del lenguaje 37

    La variacin DIAFSICA, fmalmente, tiene que ver con los l1a-mados estilos de lengua, que se adecuan a situaciones comu-nicativas determinadas (por ejemplo, en espaol: espaol lite-rario, coloquial, etc.; en francs: fran~ais littraire, familier, etc.; yen italiano: italiano letterario,familiare, etc.).

    La suma de las variedades diatpicas, diastrticas y di afsicas de una lengua histrica da lugar a un sistema estructurado de tradiciones y normas lingsticas, un DIASISTEMA. La acuacin histrica espec-fica del sistema de variedades de una lengua histrica particular se denomina tambin ARQUITECTURA.

    2.4.2. CUATRO DIMENSIONES DE LA VARIACIN LINGSTICA

    En la diasistemtica esbozada se echa de menos la diferenciacin entre oralidad y escrituralidad, que, en nuestra opinin, es fundamen-tal para una modelacin adecuada del espacio variacional idiomtico de una lengua histrica. Fenmenos autnomos de una dimensin va-riacional hablado / escrito se encuentran en todos los dominios que tienen que ver con hechos lingsticos que no estn determinados ni diatpica, ni diastrtica, ni diafsicamente. As, seria errneo, en nues-tras tres lenguas, atribuir a las oraciones segmentadas (por ejemplo esp. No lo he ledo, el libro; fr. Je ne l'ai pas lu, le livre; it. Non l'ho letto, il libro) alguna de las tres marcas diasistemticas mencionadas. Se trata ms bien de una manifestacin calificable simplemente de hablada, que no est motivada por nada ms que por las condiciones comunicativas de la inmediatez (cf. 2.3.1. y 4.3.4.) Y no corresponde a una regla de construccin de la tcnica idiomtica que llamamos es-paol, francs o italiano.

    En una consideracin ms profunda, la manifestacin histrico-idiomtica del continuo entre inmediatez y distancia comunicativas (lengua inmediata/lengua distante) se revela como constituyente cen-tral del diasistema variacional. Como veremos, este continuo propor-

  • 38 Lengua hablada en la Romania

    ciona incluso el principio de acuerdo con el que est estructurado to-do el espacio variacional de una lengua histrica. Las conexiones que vamos a discutir a continuacin se representan grficamente ms aba-jo en la figura 6.

    Las investigaciones desarrolladas hasta la fecha sobre las tres va-riedades diasistemticas mencionadas han mostrado una y otra vez que las diferencias diatpicas, diastrticas y diafsicas no coexisten de forma completamente inconexa dentro de una lengua histrica. A este respecto, es importante reconocer que entre las diferentes dimen-siones de la variacin lingstica se establecen relaciones en una di-reccin fija determinada, de tal modo que, en la sincrona, lo diatpi-co puede funcionar como diastrtico y lo diastrtico como di afsico, pero no a la inversa 11. As, una expresin dialectalmente muy marca-da de un hablante puede ser calificada como diastrticamente baja. Al mismo tiempo, una expresin que en s est marcada como diastrti-camente baja puede ser empleada por hablantes de procedencia social muy diversa en una situacin relajada e informal (diafsicamente ba-ja). De ahora en adelante nos referiremos a este mecanismo puramen-te sincrnico con el trmino CADENA v ARIACIONAL.

    En vista de lo expuesto, llama la atencin el hecho de que en la lingstica variacional muy rara vez se reconozca una dimensin pro-pia diferenciada HABLADO/ESCRITO 12. Esta dimensin variacional, que es expresin directa del continuo universal entre inmediatez y distancia comunicativa, se revela, sin embargo, justamente como la verdaderamente central, ya que comprende todos los hechos lingsti-cos histrico-idiomticos que resultan de las condiciones comunicati-vas y estrategias de verbalizacin no especficamente idiomticas ilus-tradas en 2.3. (la en la figura 6): una construccin lineal, ms simple, frente a una construccin jerrquica y ms estructurada del discurso; sintaxis parcelada frente a sintaxis compleja; vocabulario vago frente

    11 Cf. Coseriu (\980: 50 sig.). 12 cr., por ejemplo, Steger (1987).

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora del lenguaje 39

    a vocabulario preciso, etc. Los fenmenos de esta naturaleza sern tratados por extenso en el captulo 4.

    Junto a tales caractersticas universales de la lengua hablada fren-te a la escrita, la dimensin variacional 1 tambin abarca hechos his-trico-idiomticos, cuyas condiciones de uso no se pueden compren-

    universal- f la esencial L

    inmediatz < 7 distancia

    no marcado

    ESTATUS

    MARCA -------- DIASISTE-

    idiomtico- MTICA contingente (histrico) bajo (-- -------- a Ita marcado

    (- diatpicamente ---3> dbil '---------------------' )

    FIGURA 6: El espaciovariacional histrico-idiomtico entre inmediatez y distancia comunicativas

    der ni explicar ---como se suele intentar hacer- en el marco de la dia-fasia. Se trata de hechos que no se pueden caracterizar de otra forma que con los trminos hablado / escrito o inmediatez / distancia (1 b en la figura 6; cf. los ejemplos de la figura 1). Fenmenos de esta clase se tratan en los apartados 5.3.3., 5.5.3. Y 5.7.3.

    La posicin central de la dimensin variacional 1 (hablado / es-crito) salta a la vista en la medida en que, como verdadero punto final de la cadena variacional, admite elementos de cualquiera de las otras

  • 40 Lengua hablada en la Romania

    tres dimensiones (cf. 5.3.1., 5.3.2., 5.5.1., 5.5.2., 5.7.1. Y 5.7.2.)13. Su importancia resulta tambin evidente por el hecho de que, a conse-cuencia de lo anterior, las otras tres dimensiones diasistemticas orien-tan su escala de marcas internas de acuerdo con el continuo entre in-mediatez y distancia comunicativas. De este modo, podemos hablar, por una parte, de LENGUA HABLADA en sentido ESTRICTO (parte iz-quierda de la dimensin 1 en la figura 6) y, por otra, de lengua habla-da en sentido AMPLIO (parte izquierda de las dimensiones 1, 2, 3 Y 4 en la figura 6). En lo sucesivo, hablaremos, a este ltimo respecto, de MBITO DE LA INMEDIATEZ COMUNICATIVA 14.

    Claro que este modelo no muestra an de qu manera nuestras tres lenguas revisten cada una por su parte este espacio variacional, ni c-mo, ni en qu medida explotan las diferentes dimensiones. Adems, habra que tener en cuenta las complicaciones que representan las lenguas pluricntricas (para todo ello, cf. el captulo 5, especialmente 5.2. y 5.4., as como la figura 7 en 5.8.).

    2.4.3. ORALIDAD y ESCRITURALIDAD, VARIACiN LINGSnCA y NORMA

    Cuando se habla de variedades lingsticas, siempre se tropieza, ineludiblemente, con el concepto de norma lingstica. Sobre este problema ofreceremos ms adelante, al final de nuestras considera-ciones tericas, algunos breves apuntes.

    En la lingstica, la diferenciacin entre NORMA DESCRIPTIVA Y NORMA PRESCRIPTIVA ha demostrado ser fructfera e importante 15. So-bre este trasfondo podemos adscribir cada una de las variedades de las cuatro dimensiones de la variacin que hemos considerado en 2.4.2. a una norma descriptiva. Tambin el cal, el fran(:ais populaire o el

    13 Cf. tambin BelTUto (1993a: lO sig.). 14 Cf. Oesterreicher (1988, especialmente 376-378). 15 Cf., por ejemplo, Mller (\ 985: 263-294), Koch (1988a: 327-333) y Settekom

    (1988: 1-18,29-37).

  • Oralidad y escrituralidad a la luz de la teora del lenguaje 41

    dialetto lucano constituyen normas, en la medida en que en determi-nadas situaciones comunicativas son esperadas de forma recproca por determinados hablantes y oyentes y, consecuentemente, realiza-das (expectativas sobre expectativas). Conforme a esto, cada lengua constituye un sistema de normas complejo e histricamente variable, con una vigencia limitada.

    Contrariamente, la norma prescriptiva (o el estndar) es una especie de supranorma que se caracteriza principalmente por una exigencia de exclusividad y una alta estabilidad (conservadurismo). El cambio lings-tico (cf 2.4.2.) queda suspendido en cierta medida a travs de la codifi-cacin y la intervencin y preservacin institucional. Por una parte, en cada lengua histrica usualmente slo una variedad asume el carcter modlico de la norma prescriptiva. Por otra parte, el cambio lingstico se ve retardado a causa de la codificacin. Con todo, cada norma pres-criptiva no deja de ser, hasta el momento de su fijacin e imposicin, el resultado de determinados procesos histricos -que obedecen sobre to-do a causas extemas- y transformaciones en el interior del sistema de normas descriptivas. Incluso despus de su fijacin, tampoco la norma prescriptiva queda al margen del cambio histrico.

    El continuo entre inmediatez y distancia comunicativas ofrece una excelente base de interpretacin para este proceso de normalizacin prescriptiva. De las condiciones comunicativas de la distancia (2.3.1.) surgen no slo determinadas estrategias supraidiomticas de verbali-zacin (hablar distante, cf. 2.3.2.), sino tambin determinadas exigen-cias en el nivel histrico-idiomtico (lengua de la distancia), justa-mente en relacin con las variedades empleadas. De este modo, la comunicacin a travs de grandes espacios de tiempo (distancia tem-poral) requiere una considerable estabilidad de las reglas lingsticas. Un radio de comunicacin muy amplio (distancia espacial) y el carc-ter pblico de la comunicacin hacen deseable la utilizacin de una variedad lingstica diatpicamente neutra. La distancia fisica (espa-cial y temporal) y el desconocimiento de los interlocutores entre s comportan la obligacin de que el hablante se presente a s mismo ex-clusivamente con ayuda de medios lingsticos, de tal forma que se

  • 42 Lengua hablada en Ja Romania

    potencia el empleo de variedades diastrticas y diafsicas valoradas corno prestigiosas. Estas exigencias se corresponden exactamente con las caractersticas de la norma prescriptiva (o estndar), que es, por tanto, en un cierto sentido, lengua distante por excelencia. A pesar de las diferencias de detalle entre las distintas lenguas, la norma pres-criptiva es fcilmente localizable en la parte derecha del esquema en la figura 6. La gnesis histrica de las normas precriptivas de nuestras tres lenguas ser tratada en los captulos 5.2., 5.4. Y 5.6.

    Al margen del descriptivo y del prescriptivo, debernos a Coseriu un tercer concepto de norma 16. ste apunta en una direccin enteramente distinta a la de los otros dos conceptos de norma y no tiene ninguna re-lacin con la tensin entre inmediatez y distancia comunicativas. La norma en el sentido de Coseriu significa la realizacin normal de cual-quier forma lingstica, en oposicin, por una parte, al habla, a la que pertenecen las caractersticas individuales nicas de una realizacin lingstica y, por otra parte, al sistema, entendido corno el mbito redu-cido de lo que en una forma lingstica es funcionalmente relevante.

    Sin embargo, en determinados puntos de nuestra exposicin, esta diferencia entre las categoras funcionales del sistema y los hechos materiales, que slo pertenecen a la norma, ser de gran importancia para la evaluacin de las diferencias entre las variedades de las tres lenguas de las que nos ocuparnos (cf. 4.6. y 5.8.).

    16 Cf., por ejemplo, Coseriu (1973). El concepto de norma en el sentido de Cose-riu no se diferencia siempre con la suficiente claridad del concepto de norma descrip-tiva, lo cual es imprescindible (cf. Koch, 1988a: 333-336).

  • CAPTULO 3

    LENGUA HABLADA

    OBSERVACIONES SOBRE EL DESARROLLO DE SU INVESTIGACIN Y CARACTERIZACIN DE LOS CORPUS

    En la reflexin lingstica occidental es posible apreciar a primera vista, ya desde los orgenes, un cierto inters por la 'lengua hablada'. Ms recientemente, en las corrientes lingsticas que se han desarro-llado a partir de 1800, se hace reiterada referencia, de forma en cierto modo tpica, a la primaca de la lengua hablada. Tambin las pro-puestas ms modernas de la lingstica giran todas en tomo a la cues-tin de la lengua hablada. Ahora bien, a este respecto, es necesario realizar determinadas distinciones y precisiones a la luz de la termi-nologa y el aparato conceptual desarrollados en el captulo 2 (cf. in-fra 3.1.). En cualquier caso, entre los resultados de los indiscutibles avances en la investigacin de la lengua hablada se cuentan los es-fuerzos para conseguir contar con corpus autnticos tiles. De ah que en 3.2. nos ocupemos del reciente surgimiento de una nueva lingsti-ca del corpus.

  • 44 Lengua hablada en la Romania

    3.1. BREVE APUNTE HISTRICO SOBRE LA INVESTIGACIN DE LA LENGUA HABLADA

    3.1.1. LA REFLEXiN LINGSTICA HASTA 1800

    En las publicaciones actuales, el repertorio de citas sobre la len-gua hablada, que se intercalan, bien como refuerzo argumentativo, bien como mera ornamentacin, alcanza desde la Antigedad grecola-tina hasta la Ilustracin. Esto conduce a una rpida y excesiva genera-lizacin, a una prdida de la perspectiva. En este sentido, queremos mostrar, a travs de unos pocos casos ejemplares, que sin las diferen-ciaciones conceptuales establecidas en el captulo 2 no es posible comprender de fonna adecuada las distintas posturas y filiaciones. Ante todo, hay que establecer una distincin tajante entre los aspectos medial (fnico/grfico) y concepcional (inmediatez/distancia), en los tnninos propuestos. Asimismo, dentro de la dimensin concepcional de la variacin hablado / escrito, hay que considerar por separado el nivel universal y el nivel histrico o idiomtico del anlisis. Adems, conviene diferenciar entre las tomas de posicin terica explcitas y los supuestos implcitos reconstruidos.

    No cabe duda de que, desde los orgenes de la reflexin sobre el lenguaje, se ha hecho hincapi en la primaca de la realizacin ME-DIAL fnica de la lengua, concibindose la escritura como mera ima-gen o copia, como representacin secundaria del sonido. ste es el enfoque tradicional que prevalece desde Aristteles (De interpreta-tione, 1, 16a) hasta las valiosas aportaciones de Humboldt.

    Interesantes son los autores en los que, ms all de la atencin manifiesta a cuestiones de fona y grafa, se filtran tambin algunas consideraciones -todas ellas de ndole muy diversa- sobre aspectos concepcionales. As, desde una actitud escptica hacia la escritura, personificada, por ejemplo, en la figura de Platn (Fedro, 274b-275b),

  • Lengua hablada: desarrollo de su investigacin y corpus 45

    se destaca, entre otras cosas, el carcter indirecto, mono lgico y defi-nitivo del medio grfico, denostado como responsable de adulterar el habla viva -pensemos tambin en la conocida oposicin entre ratio scripta y viva vox en San Agustn (Doctrina Christiana, 44}-. Sobre todo durante la Ilustracin crece una actitud optimista que ve en el uso de la escritura una conquista del gnero humano, garante del pro-greso cognitivo, cientfico y social (Condillac, Condorcet). Desde esta ptica se ponderan, fundamentalmente, las cualidades de la distancia comunicativa.

    Las observaciones netamente concepcionales han desempeado un papel importante en la retrica y la potica occidentales desde Aristteles (por ejemplo, Retrica, III, 1413b), siempre que se ha tra-tado de caracterizar y diferenciar gneros y estilos, esto es, tradicio-nes discursivas: los tres estilos genus humile, mediocre, sublime, los gneros conversacionales, los gneros poticos, la retrica epistolar, etc. Claro que en este contexto, obviamente, slo se tiene en cuenta una estrecha fraccin del continuo concepcional, que indudablemente se encuentra prxima al polo de la distancia comunicativa. Con todo, hay excepciones que conciernen a las tradiciones discursivas en la l-nea del genus humile, como la comedia o la concepcin de la carta como conversacin, en las que la oralidad se construye deliberada-mente.

    Mientras que las opiniones esbozadas hasta aqu tienen como ob-jeto EXPLCITO de reflexin -ya sea desde un punto de vista medial, ya sea desde un punto de vista concepcional- la oralidad considera-da desde una perspectiva UNTVERSAL, el anlisis concepcional IDIO-MTICO de la oralidad slo se lleva a cabo de forma IMPLCITA en el seno de una tradicin de estudios gramaticales (gramtica y lxico) de orientacin normativa. sta censura las variedades comunicativamen-te inmediatas (en sentido amplio) debido a su desviacin de la norma prescriptiva (cf., por ejemplo, el Appendix Probi e infra 5.2.2., 5.4.2. Y 5.6.2.), por lo que constituye la expresin de un ESCRIPTISMO nunca analizado en profundidad, que se remonta a los inicios y a las condi-ciones en que se desarrolla la reflexin lingstica occidental: del

  • 46 Lengua hablada en la Romania

    mismo modo en que la conquista medial de la escritura dio origen a la reflexin lingstica, sta fomenta tambin -desde una perspectiva concepcional- la orientacin estricta de la lingstica hacia lo comu-nicativamente distante, lo cual impide la dignificacin de las varieda-des e idiomas comunicativamente inmediatos l.

    3.1.2. LA REFLEXIN LINGSTICA DEL SIGLO XIX

    Como se sabe, la reflexin lingstica experiment un giro signi-ficativo poco despus de 1800 con la fundacin de una verdadera CIENCIA LINGSTICA, que slo fue posible a partir del surgimiento de una conciencia histrica, que se impuso masivamente en los diferen-tes mbitos de conocimiento (historia, filologa, arqueologa, historia del arte, teologa, jurisprudencia, etc.). En el marco de la filosofia del lenguaje, es importante la figura de Humboldt, pero tambin la de Herder, que impuls fuertemente el giro romntico hacia los cuentos, los cantos folclricos, etc., como expresin de la lengua viva y autn-tica (cf. tambin los hermanos Grimm). Por lo que respecta a la lin-gstica, para la cuestin que nos interesa, es menos importante el de-sarrollo en esa poca del mtodo histrico-comparativo que la nueva visin de lo lingstico que subyace a l, que reconoce y otorga a to-das las formas lingsticas, tambin al DIALECTO, a la LENGUA POPU-LAR, a la LENGUA COLOQUIAL, etc., una dignidad propia como formas hi stricas 2.

    En la lingstica romnica, en proceso de constitucin, esta nueva orientacin se manifiesta con toda claridad en un concepto de crucial importancia metodolgica, el del llamado LATN VULGAR. Oponin-dose a la opinin de Raynouard y otros, Diez consider plausible que

    1 Cf. Harris (1980: 6). 2 Sobre las circunstancias del nacimiento de la lingstica, cf. Gauger (1989). So-

    bre la valoracin de las variedades lingsticas antes y despus de 1800, cf. Oesterrci-cher (1983) y, sobre todo, las contribuciones en Auroux (2000, tambin 1992). Sobre el siglo XIX en general, cf. tambin Christmann (1978).

  • Lengua hablada: desarrollo de su investigacin y corpus 47

    existiese una continuidad directa entre las diferentes formas diatpi-cas del latn vulgar hablado y las lenguas romances. En este sentido, es muy significativo que, a partir de Diez, la localizacin del latn vulgar en el espacio variacional (en el sentido de la figura 6) pudiera ser precisada sucesivamente a lo largo de la cadena variacional 3-2-1 b (cf. tambin 5.1.2.).

    La escuela de los neogramticos, que domin el ltimo tercio del siglo, subraya sin ambages, de forma programtica, la importancia de la lengua hablada. Sin que llegaran an a diferenciar entre medio y concepcin, los neogramticos desarrollaron un gran inters tanto por la oralidad medial (fona, pronunciacin), por una parte, como por la oralidad concepcional (variedades comunicativamente inmediatas, so-bre todo en los niveles diatpico y diastrtico), por otra. Mientras que la DIALECTOLOGA decimonnica utilizaba como materiales discursos y textos diatpicamente marcados con perfiles concepcionales muy diversos -llegando incluso a 'fabricar' traducciones en dialect0 3-, en el umbral del siglo xx la GEOGRAFA LINGSTICA dio, con la in-vestigacin de campo (encuestacin de informantes en sus vidas coti-dianas), el paso hacia una relativa autenticidad de los materiales (cf. tambin 3.1.4.). Al mismo tiempo se depura y perfecciona el instru-mental para el registro de la realizacin fnica, es decir, los sistemas de transcripcin.

    En el seno de la investigacin decimonnica (de la lengua comu-nicativamente inmediata en sentido amplio), a todas luces centrada en 10 idiomtico, ocupa un lugar especial el germanista Wunderlich (1894), en la medida en que bajo la etiqueta de 'lenguaje coloquial' rene y presenta aspectos esenciales del hablar inmediato. Tambin lo harn ms tarde Hofmann (1926 / 3195 1) Y Havers (1931), as como Spitzer (1922).

    Para terminar, queremos llamar la atencin sobre el hecho de que, hasta donde sabemos, en 1899 Behaghel, en una conferencia sobre el alemn escrito y hablado (1927: 24, 27), fue el primero en expresar

    3 Cf. al respecto Pop (1950: 477-486).

  • 48 Lengua hablada en la Romania

    con meridiana claridad -aunque, eso s, con una terminologa dife-rente- la dependencia entre FONA e INMEDlA TEZ COMUNICATIVA, por una parte, as como entre GRAFA y DISTANCIA, por otra, a la que nos hemos referido en 2.1.

    3.1.3. DE SAUSSURE A CHOMSKY

    A pesar de todos sus deslindes con respecto a la lingstica del siglo XIX, el estructuralismo adopta, en principio, el postulado neogramtico de la primaca de las formas lingsticas orales. As, SAUSSURE aborda la cuestin de diversas formas, aunque sin llegar a diferenciar entre los aspectos medial y concepcional 4 Tras la estela de Saussure, dos de las escuelas estructuralistas ahondaron en el aspecto concepcional de la cuestin. En la ESCUELA DE GINEBRA, Bally (1965: 24) hizo hincapi en la relevancia terica y metodolgica del concepto de lengua hablada. Una buena ilustracin de esto para el francs constituye la Grammaire des Jautes de Frei (1929), de enorme valor por su gran abundancia de materiales. En la ESCUELA DE PRAGA, la investigacin de los llamados estilos funcionales, as como la 'Tema de la lengua escrita', conduje-ron a una diferenciacin de contextos concepcionales 5 Sin embargo, a pesar de todos los logros, ninguna de las dos escuelas llegar a concebir como formas autnomas los aspectos medial y concepcional de la ora-lidad6. Mientras que las dos escuelas mencionadas, gracias a su pre-ocupacin por aspectos concepcionales, nunca pierden de vista la cues-tin de la variacin, el resto de escuelas estructuralistas, que apuesta por un marco conceptual rgido y ahistrico, se ve obligado a relegar los problemas variacionales y, con ellos, la especificidad de los hechos concepcionales, en favor de una consideracin restringida a lo medial. He aqu algunas de las posturas tpicas:

    4 cr. Saussure (1916: 14,20,41,45,47,51 sigs.). 5 Cf., por ejemplo, Havrnek (1971). 6 Ilustrativa de esto es, por ejemplo, la argumentacin de Vachek (1939: 234 sig.),

    que se apoya indiferenciadamente en puntos de vista mediales y concepcionales.

  • Lengua hablada: desarrollo de su investigacin y corpus 49

    a) La ESCUELA DE COPENHAGUE abandona la idea de la primaca de lo oral, de forma que las realizaciones fnica y grfica de una expresin son consideradas equivalentes 7.

    b) El ESTRUCTURALISMO AMERICANO empirista radicaliza el pos-tulado de la primaca de lo oral hasta el punto de ocuparse exclusivamente de la realizacin fnica de la lengua, conside-rndose irrelevantes los problemas grficos 8. Hay que desta-car, con todo, la importante conviccin fundamental de que el anlisis lingstico (description) debe basarse en registros lo ms exactos posibles de realizaciones lingsticas individuales (corpus) (cf. tambin 3.1.4.).

    c) El ESTRUCTURALISMO FRANCS de posguerra entiende, asi-mismo, por 'primaca de lo hablado', en primera instancia, la preeminencia de la realizacin fnica, dejando escapar la po-sibilidad de delimitar tambin el mbito de los hechos de la oralidad concepcional, que en francs resultan especialmente evidentes (cf. 5.5.3.)9.

    La GRAMTICA GENERATIVO-TRANSFORMACIONAL fundada por Chomsky se caracteriza, finalmente, por una falta absoluta de aten-cin por todos los aspectos de la oralidad y de la escrituralidad. Por lo que se refiere al medio, tericamente, slo se tiene en cuenta lo fni-co -aparentemente en la lnea de la posicin (b) mencionada ms arriba-o Pero, en realidad, la descripcin fonolgica se encuentra fuertemente influida por la grafia, otro ejemplo de un masivo escrip-tismo latente 10. En cuanto a la concepcin, la idealizacin alejada de lo emprico, que subyace a los conceptos de competencia y gramati-calidad, obliga a describir una forma homognea del idioma que no

    7 Cf. Uldall (1944: 16). 8 Cf. 8loomfield (1935: 21,282). 9 Cf. Dubois (1967: 59). Una mayor diferenciacin muestra, sin embargo, Marti-

    nel (1980: 160 sig.). JO Cf. Hausmann (1975: 26 sigs.), Harris (1980: 6, 8, 11), Linell (2005), Slreel

    (1984: 66), Toolan (1996: 13) y L6pez Serena (2005a y 2005b).

  • 50 Lengua hablada en la Romania

    puede ser concebida sino como comunicativamente distante (libre de anacolutos, con oraciones completas con una perfecta consecucin de la concordancia, etc.). La variacin lingstica en los sentidos de 2.3. y 2.4., en tanto que factor de perturbacin, queda desterrada al mbito de la actuacin 11.

    3.1.4. ENFOQUES Ms RECIENTES

    Desde los aos setenta del siglo pasado han alcanzado especial importancia, viniendo a ocupar el primer trmino, corrientes de inves-tigacin lingstica que, desde los mrgenes de nuestra disciplina, han quebrantado el inmanentismo estructuralista y generativista y han da-do as, directa o indirectamente, nuevo impulso a la investigacin en el mbito de la oralidad y la escrituralidad concepcionales. A este res-pecto, cabe mencionar las propuestas psicolingsticas, sociolings-ticas, pragmalingsticas, de la lingstica textual o del anlisis del discurso.

    En la -ya desde hace mucho tiempo bien establecida- PSICO-LINGSTICA, la adquisicin del lenguaje constituye un tema tradicio-nal. En relacin con l se observa que en las fases ms tempranas de la ontognesis se dan condiciones comunicativas y estrategias de ver-balizacin similares a las propias de la comunicacin inmediata (an-claje en la situacin, implicacin emocional y espontaneidad, fuerte uso de la gestualidad, la mmica, etc., escasa verbalizacin a travs de una mnima sintaxis y de la mera dexis). Adems, la psicolingstica aborda el carcter procesual de la produccin y la recepcin lingsti-cas. De este modo se potencia tambin, entre otras cosas, la conside-racin de los reflejos del proceso de formulacin o de la dinmica ha-blante-oyente en el discurso. En la medida en que la psicologa se ocupa de cuestiones cognitivas, se interesa tambin por las capacida-des insertas en los procesos de verbalizacin y comprensin (implici-

    11 Cf. Oesterreicher (1979: 131-141, 154, 165,247 sig.).

  • Lengua hablada: desarrollo de su investigacin y corpus 51

    tud / explicitud, grado de complejidad, construccin y actualizacin del conocimiento, etc.), que varan de acuerdo con el perfil concep-cional de la realizacin lingstica. Claro que, obviamente, en la psi-colingstica se tratan nicamente aspectos universales de la inmedia-tez y la distancia comunicativas 12.

    La SOCIOLlNGSTICA desencaden, en los aos sesenta y setenta, agitadas discusiones sobre usos lingsticos especficos de determina-das clases sociales, barreras lingsticas, igualdad de oportunidades, etc. Slo posteriormente se ha visto con claridad que tambin aqu se trata, principalmente, de problemas de oralidad y escrituralidad con-cepcional. As, la hiptesis deficitaria desarrollada por Bemstein -opo-sicin entre un cdigo restringido (restricted code) de los hablantes de clase baja y un cdigo elaborado (elaborated code) de los hablan-tes de clase media- slo resulta enteramente comprensible a la luz de la perspectiva universal de la comunicacin inmediata frente a la comunicacin distante. Carece de sentido, por tanto, oponer a la de Bemstein la llamada hiptesis deficitaria de Labov (funcionalidad y valor pleno de las variedades consideradas inferiores), puesto que sta apunta a la variacin diastrtica dentro del nivel idiomtico 13. La va-riacin diastrtica, erigida por la sociolingstica en el centro del de-bate, presenta amplias zonas de contacto con otras dimensiones de la variacin lingstica (cf. figura 6), a partir de las cuales se han produ-cido importantes propuestas para la constitucin de una LINGSTICA VARIACIONAL 14. De esta forma, fue posible para la dialectologa ita-liana tender, de manera en absoluto forzada, un puente de la diatopa a la diastrata (migraciones de hablantes de diferentes dialectos, pro-blemas lingsticos propios de la ciudad, etc.). Ni la dialectologa ni la sociolingstica dejan de lado el hecho de que los hablantes hablan

    12 Cf., por ejemplo, Hiinnann (1976). 13 Cf., por ejemplo, Bernstein (1960/61); Labov (1970); Schlieben-Lange (1983:

    87 sig.). 14 Cf., a este respecto, por ejemplo, Cortelazzo (1969 / 72, l., especialmente 138-

    228); De Mauro (1970a) y las contribuciones reunidas en Dittmar / Schlieben-Lange (1982).

  • 52 Lengua hablada en la Romania

    de fonna diferente en situaciones distintas. As, resulta inevitable el salto a la dimension diafsica. La variacin multidimensional en las realizaciones lingsticas y la bsqueda de las correspondientes va-riables debi de conducir de fonna casi necesaria a un perfecciona-miento de los mtodos de recogida de datos en la investigacin de campo, as como a numerosos esfuerzos por conseguir materiales lo ms autnticos posibles. Entretanto, frente a la geografia dialectal tra-dicional, tambin haban mejorado las posibilidades tcnicas de regis-tro (grabadora, incluso vdeo). Muchos de los corpus que utilizamos en este trabajo deben su existencia a un inters principalmente socio-lingstico (A, BD, CP, HCBA, HCBo, HCC, HCM, HCMex, HCS, HUS, Ro) 15. Dado que todos los corpus pertenecen en mayor o menor medi-da al mbito de la inmediatez comunicativa (en sentido amplio), pue-den servir fcilmente para el estudio de la inmediatez comunicativa en sentido estricto, es decir, en el sentido de la variedad 'hablada' idiomtica de una lengua histrica.

    Por ltimo, se debe llamar la atencin sobre el concepto de 01-GLOSIA, que debemos a la sociolingstica 16. Se refiere a la estricta divisin funcional de dos variedades de una lengua muy distanciadas la una de la otra (variedad baja = low variety, frente a variedad alta = high variety) y apunta, por lo tanto -algo que no ha sido visto con claridad-, a una diferencia idiomtica extrema entre la lengua inme-diata y la lengua de la distancia comunicativa en sentido estricto (cf. 5.l.2., 5.2.1., 5.4.1., 5.4.3., 5.6.l. y 5.8.).

    La LINGSTICA TEXTUAL sanciona en cierto modo los esfuerzos de la lingstica por abrirse a la comunicacin inmediata. Hace exten-sivo el concepto de 'texto' -frente a su significado tradicional- a todos los tipos de realizacin lingstica, independientemente de su extensin y de su constitucin medial y concepcional. Por nuestra par-te, aunque aceptamos esta delimitacin del objeto, no vamos a adhe-

    15 La interpretacin de las siglas que se refieren a los corpus que empleamos en este libro y a algunos otros corpus a los que haremos alusin se resuelve en la biblio-grafia final.

    16 Cf. Ferguson (1959).

  • Lengua hablada: desarrollo de su investigacin y corpus 53

    rimos a esta regulacin tenninolgica, sino que reservamos el tnni-no 'texto' slo para los discursos de la distancia comunicativa; cf. 2.3.2.). Sorprendentemente, la disposicin programtica de la lings-tica textual se incumple reiteradamente de Jacto, en la medida en que el 'texto' se reduce a una 'secuencia oracional' (transfrstica) y se es-tablecen reglas de coherencia y de cohesin que slo resultan plena-mente vlidas para los discursos de la distancia (cf. 4.2.1.). La discu-sin sobre TIPOS TEXTUALES ha producido, por el contrario, resultados valiossimos, que irremisiblemente han hecho patente tambin la es-cala 'gradual de diferentes fonnas de realizacin lingstica que se ex-tiende entre la inmediatez y la distancia comunicativas (en el sentido de los parmetros expuestos en 2.3.). En cualquier caso, hay que tener presente que bajo la etiqueta 'tipo textual' tambin encuentran cabida diferencias histricas entre tradiciones discursivas de la inmediatez y de la distancia comunicativa (cf. 2.4.) 17. En relacin con la ltima problemtica mencionada, la de las clases o tipos de texto, la lings-tica textual converge en gran medida con cuestiones de la llamada PRAGMALINGSTICA 18. sta se interesa especialmente por el anclaje de las realizaciones lingsticas en contextos de actuacin y, en gene-ral, por las condiciones comunicativas que favorecen el xito o el fra-caso de los actos de habla (papeles del hablante y el oyente, situacio-nes y contextos, estado de conocimientos, etc.). Las variaciones ~n la verbalizacin que dependen del contexto se ponen de manifiesto, es-pecialmente, en las acaloradas discusiones sobre los llamados actos de habla indirectos. El carcter universal de estos problemas podra haber conducido a un conocimiento ms preciso de las estrategias de verbalizacin que se ponen en prctica entre la inmediatez y la dis-tancia comunicativa. Lamentablemente, el tratamiento de las cuestio-nes pragmticas dej mucho que desear con respecto a su investiga-

    17 Cf., para el conjunto de las cuestiones acabadas de esbozar, Beaugrande I Dressler (1981), Coseriu (1981 b), Koch (1 997b ) Y Oesterreicher (l997a, 1997b y 2002b).

    18 Cf. a este respecto, por ejemplo, Austin (1962), Searle (1969), Grice (1975), Schlieben-Lange (1983: 138-144), Sperber I Wilson (1994), Levinson (1997).

  • 54 Lengua hablada en la Romania

    cin y comprobacin empmca. Con frecuencia, pareca bastar con ejemplos aislados e inventados. Ms prometedora y con una mayor orientacin emprica es, en todo caso, la investigacin de las llamadas partculas modales, que han disfrutado de una atencin fundacional ms que satisfactoria en el seno de la pragmalingstica y que revisten una gran importancia para la caracterizacin de la inmediatez comu-nicativa (cf. 4.1.7.).

    El intento de sintetizar los enfoques sociolingstico, pragmalin-gstico y de la lingstica textual condujo al modelo del comporta-miento lingstico desarrollado por Steger et al. (1974). Con ayuda de tipos de CONSTELACIONES COMUNICATIVAS se cataloga la variacin lingstica, ordenndose segn las distintas categorias que se han de tener en cuenta en la formulacin de los parmetros concepcionales que se consideran relevantes para la determinacin del continuo entre distancia e inmediatez comunicativas presentado en 2.3.l.

    El ANLISIS DEL DISCURSO (o anlisis conversacional) 19, surgido en los aos setenta, que integra mtodos y resultados de la sociolin-gstica, la lingstica textual, la pragmalingstica y tambin de la psicolingstica, se caracteriza por una nueva orientacin clara hacia la empiria y la elaboracin de corpus. Un principio fundamental de esta investigacin es la obtencin de materiales absolutamente autn-ticos en la forma de (partes de) discursos, producidos en el mbito de la inmediatez comunicativa. As, para no adulterar la actuacin lin-gstica natural durante su observacin (cuestin relacionada con la PARADOJA DEL OBSERVADOR, de la que tanto se discute en la socio-lingstica), se desarrollan tcnicas de registro y mtodos de investi-gacin cada vez ms refinados 20. Al mismo tiempo, se perfeccionan los sistemas de transcripcin (anotacin en forma de partitura, consi-deracin de la gestualidad y la mmica concomitantes, as como del comportamiento no lingstico, anotacin de la entonacin, las pau-

    19 ef., sobre todo, Henne / Rehbock (2001). 20 Una alternativa interesante es la desarrollada por Reich (2002), quien relativiza

    el ritual izado requisito de autenticidad de la socioling!stica y construye situaciones comunicativas en las que se elicitan datos autnticos.

  • Lengua hablada: desarrollo de su investigacin y corpus 55

    sas, la velocidad de habla, etc.). A este respecto, se ha conseguido un estndar de anotacin, en virtud del cual se pueden medir todos los corpus disponibles por el momento (cf. 3.2.1.). No obstante, a pesar de tantos progresos, no se puede abrigar la ilusin de que los actos de comunicacin concretos puedan llegar a ser completamente recupera-bles con ayuda de medios tcnicos 21.

    Una debilidad de la corriente del anlisis del discurso es su escasa dedicacin a la sistematizacin terica. Los anlisis se disipan fcil-mente en particularidades, cuando no se generaliza precipitadamente. Adems, apenas se reflexiona sobre el estatus terico (universal, idio-mtico, ligado a una determinada tradicin discursiva, individual) de los fenmenos (cf. especialmente 2.2. y 2.4.).

    Una vez completado el viraje de la lingstica actual hacia la ora-lidad en sentido amplio, en los ltimos tiempos es posible constatar tambin un inters renovado por la escrituralidad22 . Ya no se trata, desde luego, de una relacin inocente con una escrituralidad dada por supuesta. Ms bien ocurre que una visin agudizada por el anlisis de la oralidad permite aprehender ahora tambin la ESCRITURALIDAD EN su ESPECIFICIDAD.

    De esta forma se descubre, desde una perspectiva medial, el verda-dero valor de la ortografia en el marco de una conciencia lingstica moldeada por el uso de la escritura 23 Ms all de esto, se discute tam-bin sobre las consecuencias del paso a la escritura en sociedades que originariamente eran completamente orales, es decir, sobre las caracte-rsticas generales de las culturas escritas 24. En este contexto, con dema-siada frecuencia, la relacin entre medio y concepcin se contempla de una forma excesivamente mecanicista, sin considerarse que tambin en las sociedades orales existe una variacin concepcional considerable:

    21 Cf. Lpez Serena (2006). 22 Cf., sobre todo, los dos volmenes editados por Gnther / Ludwig (1994 /

    1996); cf. tambin Derrida (1967), Trabant (1986), Glck (1987), Koch (1997c), Oes-terreicher (1998).

    23 Cf., por ejemplo, Coulmas (1982), Gnther (1988). 24 Cf., por ejemplo, Ong (1982), Schlieben-Lange (1983: 45-64).

  • 56 Lengua hablada en la Romana

    desde la conversacin cotidiana a lo que se podra denominar 'oralidad elaborada' 25 (refranes, poesa oral, habla ritual, etc.).

    Tambin hay que mencionar, por ltimo, una aproximacin pro-nunciadamente concepcional al problema de la escrituralizacin de lenguas comunicativamente inmediatas que tiene lugar en el seno de culturas en las que ya existe la escritura; pinsese, por ejemplo, en el antiguo alto alemn, en el ingls antiguo, en el irlands, en las lenguas criollas 26 (obviamente, este aspecto es crucial tambin para las lenguas vulgares romances de la Edad Media; cf., a este respecto, 5.1., 5.2.1., 5.4.1. y 5.6.1., donde se trata la cuestin con mayor exactitud).

    En relacin con los dos ltimos puntos mencionados, los estados de lengua pasados desempean un papel fundamental. Pero hay que hacer hincapi en que, en este sentido, no slo es importante la es-crituralidad. Las pocas pasadas tambin posean, en cualquier caso --con independencia de la existencia o no de un sistema de escritu-ra-, una oralidad medial y concepcional. A este respecto, nos topa-mos con el dificil problema de la documentacin y estudio de las va-riedades del mbito de la inmediatez que hoy en da, obviamente, nos son accesibles nicamente en forma grfica. A fin de cuentas, preci-samente para la Romanstica, dado su profundo calado historicista, esta cuestin es extraordinariamente familiar, puesto que desde su fundacin en el siglo XIX ha debido ocuparse del llamado latn vulgar (cf. 3.1.2. y 5.1.). Desde otra perspectiva muy diferente, este tipo de problemas cobr actualidad a partir de los aos ochenta en el seno del ANLISIS HISTRICO DEL DISCURSO, as como a consecuencia de un inters renovado por los documentos escritos ms antiguos y, final-mente, sobre todo, en una LINGSTICA DE LAS VARIEDADES DIACR-NICA consecuente con su cometido 27.

    25 Cf. Duggan (1973 y 1989), Montgornery (1977), Zurnthor (1983), Koch IOes-terreicher (1985: 29-31) y Oesterreicher (1 997a y 2002b).

    26 Cf. Zurnthor (1983 y 1987), Wolf (1988), Tristram (1988), Schaefer (1992), Hazael-Massieux (1993) y Ludwig (1996a).

    27 Sobre el anlisis histrico del discurso, cf. Henne (1980), Schlieben-Lange (1983), Radtke (1994), Oesterreicher (1994, 1996 Y 2002b); cf. las contribuciones en

  • Lengua hablada: desarrollo de su investigacin y corpus 57

    Caracterstico de los aos noventa fue el fuerte impulso que tom la LINGSTICA DE CORPUS Y que dura hasta nuestros das, sobre el que volveremos con ms detalle en 3.2.2. Recentsimamente surgen, adems, en el marco de una lingstica de corpus diacrnica, puntos de contacto con las cuestiones histricas mencionadas en el apartado anterior (cf. Pusch / Kabatek / Raible, 2005, y 3.2.2.).

    3.1.5. OBSERVACIONES SOBRE LA INVESTI-GACIN DENTRO DE LA ROMANSTICA

    Si se pregunta de forma retrospectiva a qu aspectos de la historia de la investigacin hasta aqu esbozada ha contribuido la lingstica romnica, se obtiene el siguiente perfil.

    La conciencia del significado de las variedades comunicativamen-te inmediatas es muy acentuada en la Romanstica del siglo xx desde un principio (cf., por ejemplo, Spitzer, 1922; Bauche, 1920 / 21946; Frei, 1929; Beinhauer, 1930/ 31978; Bally, 1932/ 4 1965; Sauvageot, 1962; Cortelazzo, 1969 / 1972, I1I). El fruto ms maduro de esta lin-gstica variacional romnica es, claramente, la obra de Ludwig S6ll (1974), que no slo documenta ampliamente los fenmenos propios del francs, sino que tambin proporciona directrices tericas (cf. su-pra, sobre t