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El estrEl estructuralismo latinoamericanoucturalismo latinoamericanocomo filosofía de la historia: como filosofía de la historia: una interpruna interpretación pretación propia opia sobrsobre el capitalismo histórico*e el capitalismo histórico*

Doctrinas económicas

Raú l Be r na l Meza**

* El artículo es síntesis de una de las partes principales del libro que sobre el tema apa-recerá en librerías en el primer semestre de 2005.

** Lic. en Ciencias Sociales y Políticas (Sorbonne), Master en Economía Política (Sor-bonne) y en Relaciones Internacionales (FLACSO), Doctor en Sociología (Sorbonne-UCA); Profesor Titular de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional delCentro y Profesor de la Universidad de Buenos Aires. Autor, entre otros libros de Amé-rica Latina en la Economía Política Mundial (Bs. As., Grupo Editor Latinoamericano,1994) y Sistema Mundial y Mercosur (Buenos Aires, Nuevo hacer/Grupo Editor Lati-noamericano, 2000).

La situación de crisis que vive la casi totalidad de países latinoamericanos, caracte-rizada por el estancamiento económico, la debilidad y fragilidad de los sistemas polí-ticos democráticos, el crecimiento de la pobreza, la profundización de la brecha de ladesigualdad en la distribución de la riqueza de la misma forma que crecen las diferen-cias de riqueza y poder entre las grandes naciones industrializadas y los países en de-sarrollo, mantiene la vigencia del necesario (aunque ausente) debate sobre la concep-ción del desarrollo que debería permitir revertir la situación de atraso y dependencia.

En el artículo se plantea como hipótesis central que la tradición de pensamiento co-nocida como el “estructuralismo latinoamericano” –desde sus primeras formulacio-nes cepalinas y otras coincidentes desarrolladas fuera de la CEPAL- (Prebisch, Furta-do, Pinto, Cardoso, Faletto, Dos Santos, etc.) hasta las más recientes, bajo el llamado“neoestructuralismo” (Osvaldo Sunkel, Luciano Tomassini, Aldo Ferrer, Mario Rapo-port y este autor, entre otros)- es una línea homogénea de pensamiento, que constitu-ye, en su conjunto, una interpretación sobre el proceso global del capitalismo históri-co y su impacto sobre la configuración de sus polaridades: centro y periferia. Desdeeste punto de vista, ella es tal vez la única expresión de una filosofía de la historia ge-nerada en la periferia y que ha confrontado, hasta el presente, con las interpretacio-nes o filosofías de la historia producidas por la inteligencia europea y norteamerica-na.

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Introducción

Nuestros países son extremada-mente dependientes del ámbitointernacional y, al mismo tiempo,muy vulnerables a los trastornos ycambios que en los subsistemaseconómico y político internaciona-les se producen. La razón funda-mental es que sus capacidadesrelativas de crecimiento y desarro-llo están sujetas a dinámicas denaturaleza exógena a sus respec-tivas configuraciones socio-políti-cas y estructuras económicas.

En nuestros análisis sobre lascondiciones para el desarrollo enel presente y las hipótesis de tra-bajo a futuro hay una gran confu-sión –más que duda- acerca de sinuestro problema central es que“nunca fuimos sustentables” o quehemos perdido la sustentabilidaddel desarrollo. Apoyados sobre laexperiencia y la comparación deestudios teóricos sobre la evolu-ción del sistema mundial modernoconsideramos que solamentedesde una perspectiva integral esposible imaginar el desarrollo.

La primera constatación que sur-ge al analizar la dinámica de laeconomía mundial y el rol de Amé-rica latina dentro de ésta, es quese mantiene la naturaleza de ladependencia en un proceso depolaridad global centro-periferiaacentuado y una ampliación de labrecha entre los países desarro-llados y en desarrollo.

Los cambios ocurridos en las so-ciedades y la economía política

mundial han puesto en evidenciaque mientras algunas formulacio-nes teóricas no han perdido vigen-cia como sustento para la formula-ción de políticas públicas correc-tas, muchos modelos, conceptosy categorías incorporados y apli-cados en nuestros países en losúltimos veinticinco años deberánser revisados, a la luz de lo que lapropia evolución de nuestras so-ciedades, locales, regionales ynacionales, va señalando comoresultado: un generalizado fraca-so, cuyos costos sociales estánpagando nuestros pueblos.

La situación de crisis que vive lacasi totalidad de países latinoa-mericanos, caracterizada por elestancamiento económico, la de-bilidad y fragilidad de los sistemaspolíticos democráticos, el creci-miento de la pobreza, la profundi-zación de la brecha de la desi-gualdad en la distribución de la ri-queza de la misma forma que cre-cen las diferencias de riqueza ypoder entre las grandes nacionesindustrializadas y los países endesarrollo, mantiene la vigenciadel necesario (aunque ausente)debate sobre la concepción deldesarrollo que debería permitir re-vertir la situación de atraso y de-pendencia.

En el artículo se plantea comohipótesis central que la tradiciónde pensamiento conocida como el“estructuralismo latinoamericano”–desde sus primeras formulacio-nes –cepalinas y otras coinciden-tes desarrolladas fuera de la Or-

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ganización1- (Prebisch, Furtado,Pinto, Cardoso, Faletto, Dos San-tos, etc.) hasta las más recientes,bajo el llamado “neo-estructuralis-mo” (Osvaldo Sunkel, Luciano To-massini, Aldo Ferrer, Mario Rapo-port y este autor, entre otros)- esuna línea homogénea de pensa-miento, que constituye, en su con-junto, una interpretación sobre elproceso global del capitalismo his-tórico y su impacto sobre la confi-guración de sus polaridades: cen-tro y periferia. Desde este puntode vista, ella es tal vez la única ex-presión de una filosofía de la his-toria generada en la periferia yque ha confrontado, hasta el pre-sente, con las interpretaciones ofilosofías de la historia producidaspor la inteligencia europea y nor-teamericana.

Como tal, ha permitido, en distin-tas etapas del sistema mundialcontemporáneo, desde los tiem-pos de predomio del keynesianis-mo hasta la más reciente, domina-da por el neoliberalismo, funda-mentar una concepción del desa-rrollo y las políticas correctas deinserción internacional de los paí-ses latinoamericanos. En su evo-lución, esta tradición de pensa-miento se proyecta al presente,aggiornada en la comunidad epis-témica del neoestructuralismo, elque ha aportado una visión e in-terpretación distinta, radicalmenteopuesta a la que ha venido domi-nando sobre la globalización en la

perspectiva ofrecida por el llama-do “pensamiento único” o neolibe-ral, desde fines de los años de ladécada de los ‘80. En su conjunto,esta tradición de pensamiento ge-neró una filosofía de la historia,propia de la región y, tal vez, laúnica expresión generada en elllamado Tercer Mundo que ha po-dido explicar –desde nuestraperspectiva- cómo sucedieron loshechos que derivaron en la confi-guración del sistema mundial con-temporáneo.

Al concentrar su atención sobrela dinámica del sistema mundial,el neoestructuralismo, en los tra-bajos de los autores que más ade-lante se abordan, ha generadodos tipos de categorías que expli-can el orden de disposición inter-nacional y la mecánica básica defuncionamiento del capitalismo -centro y periferia-. Asimismo, pu-so de manifiesto lo difícil que esdiferenciar una teoría del desarro-llo de lo que es una teoría de rela-ciones internacionales que sos-tenga –desde las prioridades ycondicionalidades de los paísessubdesarrollados- las políticas ex-ternas necesarias para mejorar lacalidad económica y política de lainserción internacional.

La tradición de pensamiento

A través de distintos autores, quefueron acompañando con la evo-

1 Nos referimos a la CEPAL, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Na-ciones Unidas.

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lución del pensamiento crítico elproceso de cambios ocurridos enla economía política mundial yque incluyeron la sustitución deparadigmas tecnoproductivos ylos modelos económicos de desa-rrollo, se construyó una contribu-ción intelectual original, que apor-tó a la interpretación de las cau-sas, naturaleza y consecuenciasde la configuración de una estruc-tura dual que diferenciaría entrepaíses ricos y desarrollados, ypaíses pobres y subdesarrollados.Esta contribución ha sido la teoríasistémico-estructural, histórico-es-tructural o, simplemente, el “es-tructuralismo latinoamericano”que, nacido en los años cincuen-ta, se desarrolló luego de maneramultidimensional y transdisciplina-ria en los años sesenta y setenta,tendió a desaparecer más tardecomo “comunidad” (bajo la perse-cución ideológica y política del au-toritarismo neoliberal) en losochenta, regresó, aggiornado, enlos noventa, para enfrentar al pen-samiento neoliberal, a su visiónideológica o fundamentalista de laglobalización y su concepciónacerca del “fin de la historia”.

Esa tradición de pensamientofue capaz de construir una filoso-fía de la historia. Es la única cons-trucción –no sólo latinoamericana,sino tal vez de todo el Tercer Mun-do- que nos ha dado una explica-ción sobre cómo sucedieron loshechos de la historia; que nos

ayudó a comprender nuestro pa-sado y nuestro presente, permi-tiéndonos entender qué y por quésomos, en el contexto de un siste-ma mundial a cuya periferia fui-mos incorporados a partir del sigloXVI. Fue esa tradición de pensa-miento la que permitió que nues-tras políticas exteriores avanzaranhacia la concertación y la integra-ción, objetivos en los que coinci-dían la búsqueda de la autonomíapolítica con la búsqueda del desa-rrollo económico.

Pero, cuando abandonamos esa“tradición de pensamiento”, cuan-do nuestros respectivos grupos depoder nacionales adoptaron elneoliberalismo y una visión idea-lista, kantiana, de las relacionesinternacionales, se fueron per-diendo el sentido y los objetivosde la concertación y de la integra-ción. Paradójicamente, ahora, enla confluencia de las democracias,no habría coincidencias en la in-terpretación de la naturaleza delpresente y la formulación de iden-tidades y caminos comunes parasuperar los desafíos que casi dossiglos de historia política indepen-diente no fueron aún capaces delograr. Ahora, con concepcionesidentitarias comunes ausentes, yano se trataba de mejorar las con-diciones para la autonomía, ni deimaginar las posibilidades del de-sarrollo endógeno. Esto no eraposible porque la visión “ideológi-ca”2 o “fundamentalista”3 de la glo-

2 En mi interpretación; cfr. R. Bernal-Meza (1996;1997;2000).3 En la interpretación de Aldo Ferrer. Cfr. Ferrer (1997).

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balización, adoptada por los gru-pos de poder o gobierno, negabaque dichos objetivos (autonomía,desarrollo) fueran alcanzables sino era en el marco de un único yexcluyente camino de subordina-ción, apertura, desregulación ydesconstrucción del Estado; esdecir, no eran posibles sin que seaceptaran los límites y condicio-nantes de una globalización cuyainterpretación no tenía ni un sus-tento histórico ni una acumulaciónde conocimiento empírico y cientí-fico que la sostuviera.

El resultado de la adopción deesta visión ahistórica y acrítica lle-vó a profundas reformulacionesde las políticas exteriores, de losmodelos endógenos de desarrolloy de la concepción de la integra-ción. De esta forma, bajo el para-digma del “regionalismo abierto” yde las políticas exteriores “prag-máticas”, de “bajo perfil” o del “es-tado comercial”, nos encontramoscon la realidad latinoamericana dela hora: América del Sur no tieneen la actualidad una agenda co-mún. Hoy, el único tema de laagenda latinoamericana es ALCA,o sea ni siquiera una idea nuestra,sino de los norteamericanos. Así,al contrario de lo que ocurría enlos años sesenta y comienzos delos setenta, vemos a nuestros paí-ses haciendo en política exterior,comercio y economía internacio-nales, el mejor ejemplo de los in-dividualismos, a no ser por las ex-cepciones de las últimas concer-taciones en las negociaciones dela OMC (Grupo de los 22) y la de-

claración de la “unión sudamerica-na”.

En síntesis, el abandono de unavisión propia sobre nosotros mis-mos, el rechazo a esa filosofía dela historia y de la “tradición depensamiento” nos llevó a la adop-ción de la visión ideológica o fun-damentalista de la globalización,sostenida por la fantasía de las re-laciones interdependientes, dondetodo depende –sólo y exclusiva-mente- de lo que sucede fuera denuestras fronteras; a la adopciónde una visión kantiana de las rela-ciones internacionales en la queno existe un conflicto de interesesentre el Norte y el Sur, entre paí-ses en desarrollo y países desa-rrollados; a la ausencia de una“agenda latinoamericana”; al dete-rioro de la concertación política; ala pérdida de una visión homogé-nea de la integración económica;en definitiva, al deterioro y al retro-ceso de la búsqueda de la unidad,la solidaridad, la cooperación; ensíntesis, a la fragmentación.

Sin embargo, esta “tradición depensamiento” regresó, aggiorna-da a las realidades del mundo ac-tual. Se modificó en sus diagnósti-cos y prescripciones porque cam-bió la estructura de poder, cam-biaron las relaciones militar-estra-tégicas y las político-diplomáticas;cambiaron la economía, las finan-zas, los actores y la tecnología.

Para señalar cuál es ella hoy,permítaseme primero que sinteti-ce por qué ella es la última y másactual etapa de la tradición de

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pensamiento, denominado estruc-turalismo histórico.

1) Prebisch y los orígenes dela teoría del desarrollo4:

Aquí está el principio fundadordel pensamiento latinoamericanopropiamente científico en relacio-nes internacionales, que integratodos los temas de economía po-lítica debatidos en el mundo a par-tir de la crisis de los ‘30 y la se-gunda guerra mundial.

La explicación modélica centro-periferia, construida sobre su teo-ría del deterioro de los términosde intercambio, permitió sostenerque las características del siste-ma internacional determinaban engran medida el comportamientoexterno de la región.

El nivel de abstracción de la con-cepción centro-periferia5 llevabaimplícita una interpretación sobrela configuración histórico-estruc-tural del sistema mundial y del pa-pel que el desarrollo económico ytecnológico habían jugado en laconfiguración del poder interna-cional en el mundo moderno. Esteera así el origen del relato históri-co latinoamericano.

2) Furtado y la teoría del desa-rrollo:

La obra de este insigne pensa-dor recientemente fallecido permi-tió aprehender el “desarrollo” co-mo un proceso global, es decir,sistémico. Furtado interpretó y ex-plicó el fenómeno del desarrollodesde un punto de vista histórico:como consecuencia de la propa-gación del progreso técnico desdelos centros innovadores hacia laperiferia. Esto condujo a la crea-ción de un sistema económico dedimensión planetaria. Es decir,consideró el subdesarrollo comouna creación del desarrollo. Lasrelaciones que se establecieronentre esos dos tipos de socieda-des envolvieron formas de depen-dencia que tendieron a autoper-petuarse en el tiempo.

3) Los enfoques de la depen-dencia:

Los distintos aportes de autorescomo Sunkel y Paz6, Cardoso yFaletto7,Dos Santos8 y otros, per-mitieron comprender la depen-dencia como una condición queconfigura cierto tipo de estructu-ras sociales y políticas internas.Según estas formulaciones, elmodo de integración de las eco-nomías nacionales al mercado in-

4 Sólo para mencionar algunos de sus estudios más relevantes: cfr. R. Prebisch(1949;1951;1963;1964;1987).

5 Puesto que el concepto centro-periferia expresa cuatro niveles de análisis estrecha-mente vinculados: nivel de teoría sistémica; nivel de diagnóstico estructural; nivel decrítica al pensamiento convencional o dominante y nivel de prescripción para políticaseconómicas y de cooperación conducentes al desarrollo.

6 Cfr. O. Sunkel y P. Paz (1973).7 Cfr. F.H. Cardoso y E. Faletto (1969).8 Cfr. Teothônio Dos Santos (1970;1978).

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ternacional suponía formas de in-terrelación de los grupos socialesde cada país entre ellos y con losgrupos sociales externos.

El análisis de estos autores, cen-trado sobre los procesos históri-cos formativos de las sociedadeslatinoamericanas, cuyo punto deorigen común es la configuraciónde la estructura centro-periferia,permitió comprender que el fenó-meno de la dependencia involu-cra tanto elementos externos co-mo internos y no sólo incluye laparticipación de agentes transna-cionales situados fuera de lasfronteras de cada país, sino tam-bién de sectores internos que res-ponden a aquellos sectores y quelas relaciones de dependencia sedan entre distintos Estados nacio-nales y afectan las diversas cla-ses sociales, sectores económi-cos y regiones geográficas al inte-rior de un mismo país.

Al vincular estos enfoques con elestudio de las relaciones interna-cionales surgió un concepto cen-tral: que tanto los países desarro-llados como los subdesarrolladosformaban parte de una estructurade poder internacional y que su si-tuación sólo podía entenderse apartir de ella. Es decir, los proce-sos nacionales podían compren-derse desde el punto de vista delfuncionamiento de un sistemaglobal. La condición dependienteexterna no podía resolverse sinun cambio cualitativo de las es-tructuras internas y de sus rela-

ciones externas.4) La explicación modélica

centro-periferia al estudio delfuncionamiento del sistemaeconómico internacional

Aldo Ferrer aplicó el modelocentro-periferia al estudio delcomportamiento de los corredoresde comercio internacional9. Así,resaltó el papel jugado por la peri-feria –en particular América latina-en el desarrollo de los paísesavanzados. Demostró cómo fun-cionó históricamente el corredorcomercial del subsistema econó-mico centro-periferia y su respec-tivo comportamiento en los distin-tos ciclos históricos.

El embate neoliberal

En síntesis, la tradición de pen-samiento “estructuralismo latinoa-mericano” explicó que los estadosnacionales no son sino segmen-tos imperialistas o colonizados,dominantes o dependientes, deuna misma estructura internacio-nal. Esta estructura es global yestá férreamente integrada; obe-dece a unas reglas de funciona-miento perfectamente claras y és-tas son impuestas por los Estadosdominantes sobre la periferia delsistema. No hay fronteras entrelos factores domésticos y los fac-tores internacionales que intervie-nen en la realidad internacionalcontemporánea –aunque los Es-tados mantienen ciertas capaci-

9 Cfr. Aldo Ferrer (1976).

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dades de maniobra que de hechoutilizaron, como la protección y laregulación- y resalta que no sepuede separar el análisis de lasrelaciones internacionales de unavisión histórica acerca de cómoéstas han evolucionado.

Es decir, para comprender el de-sarrollo de los procesos mundia-les de la economía, la política y lasociedad hay que poner atenciónen el desarrollo histórico del capi-talismo, cuestión que, incluso, au-tores norteamericanos contempo-ráneos advertirían en sus traba-jos10.

Esta formulación teórico-analíti-ca, como “tradición de pensa-miento”, permitiría la revisión y ac-tualización de las políticas exterio-res latinoamericanas conducién-dolas hacia la coincidencia decuestiones esenciales para el de-sarrollo y la inserción internacio-nal. Así, América latina tuvo, enlos años sesenta y setenta del si-glo XX una agenda regional(concertación política, como laCECLA y el “Consenso de Viñadel Mar” e integración económica,tal el Acuerdo de Cartagena) y pu-do dar fundamento a una agendainternacional del mundo en de-sarrollo (debates sobre los pro-blemas del desarrollo; negociacio-nes Norte-Sur y Nuevo OrdenEconómico Internacional). Estoexplica que el autoritarismo de de-recha, las dictaduras que sosten-drían e implementarían el neolibe-

ralismo y los gobiernos democráti-cos populistas-conservadores queles siguieron, desde mediados delos setenta hasta fines del sigloXX, atacaran al pensamiento es-tructuralista como objetivo centralpara poder desplazar el tipo deEstado y las políticas construidassobre su visión.

El aggiornamiento: elneoestructuralismo de los noventa y comienzos delsigloXXI

Dado que la fundamentaciónteórico-conceptual (la nuevaconstrucción ideológico-culturalde dominación) del neoliberalismosería la “globalización”, autoresneoestructuralistas se abocaron aestudiarla, desde la tradición depensamiento del estructuralismohistórico en la nueva etapa del ca-pitalismo. Se ocuparían así de es-tudiar los aspectos genético-for-mativos e históricos, los económi-co-comerciales, los políticos y losculturales.

La síntesis de estos aportes ex-presa que la visión neoliberal dela globalización –que se transfor-maría en dominante- era unaconstrucción ideológica que no sesostenía en la realidad históricade los procesos.

Centrando la atención sobre al-gunos los autores que se ocupa-ron de las relaciones internacio-nales (considerando aquí sólo los

10 Cfr., por ejemplo, Emmanuel Wallerstein (1979;1985) y Paul R. Viotti y Mark V. Kaup-pi (1993).

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aportes en términos de “políticaspúblicas externas”), nos referire-mos brevemente a esos aportes.

El objetivo primero de ellos fueechar luces sobre el vocablo glo-balización, bajo cuya apelación sefundamentaban políticas naciona-les, estrategias de inserción y deagenda internacional.

Aldo Ferrer, en una monumentalobra11, actualizó y profundizó elconocimiento sobre los orígenesdel mundo moderno, fundamenta-les para comprender la gestaciónde la fractura desarrollo-subdesa-rrollo y centro-periferia. Demostróque la globalización era una etapahistórica de la expansión capita-lista y que la misma se remontabaa inicios del siglo XVI.

Apoyado sobre una fundamenta-ción correcta de la historia de-mostró que el desarrollo económi-co y político de los Estados estádeterminado por la forma en queéstos crean, reproducen y combi-nan sus capacidades de poder ylos vinculan con su entorno exter-no (articulación entre el contextointerno y el internacional).

Siempre hubo globalización; pe-ro sobre hechos y cambios con-temporáneos se había construidouna ficción de la realidad, que élllamó “la visión fundamentalistade la globalización”12, la cual su-gería que el dilema del desarrollo,en un mundo global, había desa-

parecido.Luciano Tomassini, desde unos

años antes –y embarcado en untrabajo crítico de las visiones teó-ricas norteamericanas- había co-menzado por plantear una revi-sión de los mapas cognitivos y lascategorías epistemológicas ade-cuadas para analizar la realidadhistórica, social e internacional;cuestión que era necesaria comoconsecuencia de las transforma-ciones ocurridas en la evolucióndel sistema internacional.

Introdujo entonces la idea de“una visión posmoderna” de lasrelaciones internacionales, par-tiendo de concebir éstas desde elperíodo de la Edad Moderna ha-cia otro estadio, en el cual habíaintereses, actores, vinculacionesy perspectivas descartadas poresa visión “moderna” entoncesdominante en los estudios de lasrelaciones internacionales. A par-tir de aquí surgía un nuevo mapacognitivo con el cual se podía in-terpretar el mundo actual: aceptarel cambio y la diferencia y recono-cer la coexistencia de lo uno y lomúltiple13.

Este nivel alto de abstracción lepermitiría considerar el sistemainternacional como fruto de unaconstante interacción entre dife-rentes prácticas y fuerzas queconstituyen la condición para laexistencia y accionar de los Esta-

11 Cfr. Aldo Ferrer (1996;2000).12 Cfr. A. Ferrer (1997).13 Cfr. Luciano Tomassini (1991).

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dos. Esta reestructuración del sis-tema cognitivo heredado de losclásicos y reformulado por los“neorrealistas” planteaba ahoraque el lugar que ocupan la razóny la historia (teoría y experiencia)permitía reconocer que lo cam-biante, lo marginal y lo emergenteera parte integral de la sociedad.

Coincidiría con los otros autoresaquí señalados, al interpretar laglobalización como un proceso,pero dándole el carácter de “ras-go central de nuestra época”. Laglobalización, en etapas anterio-res –según Tomassini- había ca-recido de las condiciones necesa-rias para su pleno desarrollo(transformaciones tecnológicas yculturales) que provocarían unpunto de inflexión: es lo que él lla-maría “un cambio de época”14.

Mario Rapoport se abocó a estu-diar el origen del vocablo “globali-zación”15. Puso en evidencia locontradictorio de su sentido, paraluego abordar la construcción “mi-tológica” del triunfo definitivo dellibre comercio y de los supuesta-mente novedosos fundamentosdel proceso de transnacionaliza-ción.

Abordó la globalización comoproceso, en relación con los cicloseconómicos y los aspectos co-merciales y financieros. Coincide

con los restantes autores aquí se-ñalados en que ella es la expre-sión de un largo ciclo histórico ini-ciado con la expansión del merca-do mundial desde el siglo XVI.

En términos de estudios aplica-dos a experiencias históricas na-cionales, su más significativoaporte fue el estudio del caso ar-gentino16, que permitió profundi-zar, desde un punto de vista em-pírico, la presencia de modelos desubdesarrollo, dentro de un solomundo global: un caso periférico yfrustrado de desarrollo, que seconvirtió en un desarrollo subordi-nado y dependiente asociado.

Finalmente, Raúl Bernal-Meza,desarrollaría sus trabajos en tresplanos: 1) la re-conceptualizacióne interpretación del orden mun-dial17; 2) la globalización comoproceso y como ideología18 y 3) elsistema mundial al fin del sigloXX19.

Contrapuso “globalización” a “bi-polaridad”, señalando cómo elneoliberalismo era la ideología dela globalización y el capitalismosu orden. Se trataba de una mira-da del sistema mundial bajo lapercepción de una dinámica haciaun sistema económico global, enel cual se iban integrando estre-chamente los centros y la perife-ria, bajo la configuración del or-

14 Cfr. Luciano Tomassini (1996;1996ª;1997).15 Cfr. Mario Rapoport (1997).16 Cfr. Mario Rapoport (2000).17 Cfr. Raúl Bernal-Meza (1991;199418 Cfr. Raúl Bernal-Meza (1996;1997).19 Cfr. Raúl Bernal-Meza (2000).

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den posterior al fin de la guerrafría.

Posteriormente diferenció el pro-ceso de mundialización del capi-talismo global del sistema deideas que ahora acompañaba es-ta etapa de la evolución del siste-ma mundial pero que no estabapresente en las etapas anteriores.Esa agregación (proceso + ideo-logía) era la globalización en lacosmovisión actualmente domi-nante.

Finalmente, el estudio sobre elsistema mundial a fines del sigloXX fue la síntesis. Abordó el estu-dio del sistema mundial actualdesde tres subsistemas: el econó-mico, el político y el ideológico-cultural. Señaló asimismo cómo laregionalización de la economíamundial era, paradójicamente, uncorolario ex post de la mundializa-ción, en la medida que los regio-nalismos hacían converger losmúltiples actores estatales, consus diferentes políticas comercia-les y económicas, en una sola po-lítica: la del bloque respectivo.

La síntesis de la obra SistemaMundial y MERCOSUR expresa-ría que el progreso técnico gene-rado por los centros, sobre la ba-se de su estructura productiva y ladivisión internacional del trabajo,asociado con la transnacionaliza-ción de las actividades de produc-ción, distribución y consumo, es-taba generando un enorme im-pacto sobre las estructuras socio-económicas de las sociedadesperiféricas. Pero sus efectos eran

mucho más nocivos, en la medidaque la ideología de la globaliza-ción había conseguido despojar alEstado periférico de su papel re-gulador entre la economía nacio-nal y la economía mundial. Al mis-mo tiempo, reactualizaba la mor-fología con que los dependentis-tas del estructuralismo latinoame-ricano habían identificado los vín-culos entre los segmentos capita-listas (mayoritarios) presentes enlos países desarrollados y los mis-mos sectores –pero minoritarios-en los países subdesarrollados, através de los cuales se conseguíaperpetuar las situaciones de de-pendencia económica y subordi-nación política y cuya expresiónera la naturaleza política y econó-mica de la inserción internacionalde estas naciones.

Conclusiones

Los aportes del pensamiento es-tructuralista latinoamericano, alabocarse al estudio de las diferen-tes etapas del capitalismo históri-co y la configuración de las rela-ciones y estructuras de poder delsistema internacional, señalanque es muy difícil diferenciar quées una teoría del desarrollo deuna teoría de relaciones interna-cionales y desligar ambas comoaplicamientos a compartimentosestancos. La tradición estructura-lista (pasado y presente) constitu-ye el mayor aporte del TercerMundo al pensamiento en relacio-nes internacionales. Ofreció nues-

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tra única filosofía de la historia,con un modelo teórico-metodoló-gico que permite comprender elfuncionamiento de la política in-ternacional a través de los ciclosde larga duración vinculados conlos cambios en los subsistemaseconómico, político y eidético-cul-tural. Como teoría sistémica, seconcentró sobre un subsistemadistinto de las construcciones teó-ricas sistémicas del Norte.

Otros autores latinoamericanos,cercanos en algunos aspectos alestructuralismo, como Jaguaribe20

(Brasil) y Puig21 (Argentina) ha-bían señalado, en sus estudios delos años setenta e inicios de losochenta, la estrecha relación quehabía entre modelo de inserción ypolítica exterior así como tambiénotros -tal los que he denominadoparte de la “Escuela de Brasilia”22-pondrían la atención sobre la rela-

ción existente entre modelo dedesarrollo y política exterior. To-dos ellos utilizarían las categoríasepistemológicas del estructuralis-mo.

En síntesis, con los aportes delos años noventa, el estructuralis-mo, con sus dos tipos de catego-rías que explican el orden de dis-posición internacional y la mecá-nica básica de funcionamiento delcapitalismo, centro y periferia,permitió construir nuestro relatohistórico sobre cómo sucedieronlos hechos de la historia. Más tar-de, los neoestructuralistas pusi-mos atención en el análisis de lasnuevas características del capita-lismo contemporáneo.

Por ello, el pensamiento sistémi-co-estructural latinoamericano hasido la única respuesta teórico-empírica que ha confrontado conel llamado “pensamiento único”.

20 Cfr. Helio Jaguaribe (1970;1972;1972ª;1979;1982).21 Cfr. J.C. Puig (1984ª;1984b).22 Cfr. Amado Luiz Cervo (2000;2001).

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