berlin siempre resucita

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+ 1 Las masías de Castelldefels · El museo de la cerámica La Rajoleta · Entrevista a Mario Casas · El cíclico resurgimiento de Berlín · y m+s... Baix Llobregat Baix Llobregat Revista bimensual gratuita · Nº 43 CONMUEVE CON EL THRILLER “SECUESTRADOS” MANUELA VELLES

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Reportaje sobre Berlin. Publicado en Lo M+s Baix Llobregat 43 y Lo M+s Garraf 14, el 24 de febrero de 2011

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B a i x L l o b r e g a tB a i x L l o b r e g a tRevista bimensual gratuita · Nº 43

CONMUEVE CON EL THRILLER “SECUESTRADOS”

MANUELA VELLES

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Las postales que encabezan este reportaje grafi can la devastación y la reconstrucción de Berlín. Ante a la Puerta de Bradenburgo, en mayo de 1945, la ciudad se despliega en un mar de escombros, destrucción y ruinas. Es la misma ciudad que, medio siglo después, encabeza la vanguardia y la modernidad en Europa. Esta vez, los berlineses no ocultan su pasado debajo de la alfombra, pero ahora miran más allá del presente inmediato. Sus edifi cios y su ritmo de vida lo evidencian.Texto y fotos: Juan Pedro Chuet-Missé

Berlín siempre resucita

VIAJES / BERLÍN

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Qué ha quedado del Berlín medieval? Sólo media docena de ca-

llejuelas retorcidas. ¿Y del Berlín prusiano de inicios del siglo XX? Pues un ejemplo es su Parlamento. Pero claro, lo que más salta a la vista no es su mole de mármol, sino la cúpula futurista, de vidrio y espejos, diseñada por Nor-man Foster tras la reunifi ca-ción alemana.

Claro que hay algunos otros grandes edifi cios y monumen-tos anteriores a 1945, como la pomposa Berliner Dom (Ca-tedral) o la misma Puerta de Brandenburgo. Pero a grandes rasgos, la capital de Alemania casi desaparece de la faz de la Tierra tras la Segunda Guerra Mundial. Y lo que no se salvó de los bombardeos y la me-

tralla de los cañones cayó, al menos en el lado oriental, por la picota de los gobiernos pro-soviéticos, que decidieron que construcciones como el an-tiguo castillo de la ciudad era un mal recuerdo para el nuevo

mundo socialista. Y allí levanta-ron el Palacio de la República, un adefesio de acero y vidrio sin gracia.

Sin embargo, gracias a la locomotora que es la econo-mía alemana, los berlineses disfrutan ahora una de las ca-pitales más cómodas, ecológi-cas y bonitas de ver de Euro-pa. Y para colmo, económicas. Es más barato comer, salir y dormir en la capital que en Munich o Hamburgo. Y bien lo saben los locales, que cuando cayó el Muro se encontraron con miles de pisos y casas a precio de saldo. Conclusión: esos bloques grises y aburri-dos contruidos por el antiguo gobierno de la RDA ahora son coloridos pisos habitados por artistas, bohemios, o gente que se puede permitir invertir

El Reichstag (Parlamento), con la cúpula de cristal y espejos diseñada por Norman Foster. / J.Ch.

El infame Muro de Berlín no ha desaparecido, pero ahora es un motivo turís-tico

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en refacciones, como sucede en el barrio de Mitte.

Un buen testigo del resur-gimiento berlinés es la Potsd-amer Platz. Esta plaza, duran-te la Guerra Fría, era el patio trasero de las dos mitades de Berlín. Por el medio cruzaba el Muro, y a todos le daba mal fario pasar cerca de allí. Ahora, es un colosal centro de vidrio y acero, moderno, de luces que cambian de colores, con una cúpula que es una mara-villa de la arquitectura, y que aloja a un centro comercial, al Sony Center, y a edifi cios que compiten por llegar más alto.

Las mejores vistas de Ber-lín se obtienen en la Fernse-hturm, la torre de televisión de 204 metros de alto que el gobierno socialista había construido como una demos-tración de poder ante sus vecinos capitalistas. Pero la apuesta salió mal: el arquitec-to no tuvo en cuenta que el re-vestimiento de acero refl ejaba la luz del sol en forma de cruz cristiana, todo un fastidio para los gobernantes de la RDA que propugnaban el ateísmo como religión ofi cial. Movidas políticas aparte, el mirador gi-ratorio de esta torre permite

Cerca de la Puerta de Bradenburgo, hay una muestra permanente de la historia del Muro de Berlín / J.Ch.

Berlín es una de las capitales más amplias, cómodas y mo-dernas para vi-sitar en Europa

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perder la vista por esta gran urbe de más de 3,5 millones de habitantes.

Quien nombre a Berlín se-guramente recuerda al famoso Muro. Esta vergonzosa cons-trucción no desapareciódel todo, aunque ahora sólo sirve como un motivo turístico. Que-dan unos bloques en el centro, cerca de la Puerta de Braden-burgo, y al Este hay un tramo de un kilómetro que al día de hoy siguen funcionando como una excelente vitrina de arte urbano y graffi tis. Y también se puede ver un sector en la Ber-nauer Strasse, con casetas de guardia, un fragmento de “tie-rra de nadie” y alambradas.

Pero los turistas optan, en su mayoría, acercarse a la ca-seta -reconstruida- del Chec-kpoint Charlie, escenario de in-tercambio de espías; y donde los tanques de Rusia y Estados Unidos estuvieron a un palmo de liarla en 1961. Allí funciona un museo particular, meritorio e interesante, que permite co-nocer la historia de esta infame pared y de los métodos que más de 5.000 personas utiliza-ron para pasar del sector orien-tal al occidental.

Y como una metáfora del signo de los tiempos, cada visitante puede llevarse un trocito de Muro a su casa: en el mercadillo de Kunstmarkt se venden trozos de todos los tamaños y pesos. Y también medallas, gorros militares y documentos de identidad de la RDA. Paradójico destino de lo que se supone que eran los mejores recuerdos del paraíso socialista alemán.

La torre nueva y la bombardeada de la Iglesia del Káiser Guillermo. / J.Ch.

El símbolo de paso peatonal de Berlín Este se convirtió en un ícono. / J.Ch.

La fastuosa cúpula de vidrio del Sony Center en la Postdamer Platz. / J.Ch.