belleza libre

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BELLEZA LIBRE Y BELLEZA ADHERENTE Immanuel Kant* El juicio de gusto, mediante el cual un objeto es declarado bello, bajo la condición de un concepto determinado, no es puro. Hay dos clases de belleza: belleza libre (pulchritudo vaga) y belle- za sólo adherente (pulchritudo adhaerens). La primera no presu- pone concepto alguno de lo que el objeto deba ser; la segunda pre- supone un concepto y la perfección del objeto según éste. Los modos de la primera llámanse bellezas (en sí consistentes) de tal o cual cosa; la segunda es añadida, como adherente a un concepto (belleza condicionada), a objetos que están bajo el concepto de un fin particular. Las flores son bellezas naturales libres. Lo que una flor deba ser sábelo difícilmente alguien, aparte del botánico, y éste mismo, que reconoce en ella el órgano de reproducción de la planta, no hace referencia alguna a ese fin natural cuando la juzga mediante el gus- to. Así ; pues, a la base de este juicio, no hay ni perfección de nin- guna especie, ni finalidad interna a que se refiera la reunión de lo diverso. Muchos pájaros (el loro, el colibrí, el ave del paraíso), mul- titud de peces del mar, son bellezas en sí que no pertenecen a ningún objeto determinado por conceptos en consideración de su fin, sino que placen libremente y por sí: Así, los dibujos à la grecque, la ho- jarasca para marcos o papeles pintados, etcétera, no significan nada por sí, no representan nada, ningún objeto, bajo un concepto deter- minado, y son bellezas libres. Puede contarse entre la misma especie lo que en música se llama fantasía (sin tema), e incluso toda la música sin texto. En el juicio de una belleza libre (según la mera forma), el juicio de gusto es puro. No hay presupuesto concepto alguno de un fin para el cual lo diverso del objeto dado deba servir y que éste, pues, deba representar, y por el cual la libertad de la imaginación, que, * Immanuel Kant, Critica del juicio, trad. de Manuel Garcia Morente, Ed. Vicente Jorro, Madrid, 1914, pp. 102-106. En la actualidad hay otra edición de esta versión española de Librería "El Ateneo" Editorial, Buenos Aires, 1951. 18

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BELLEZA LIBRE Y BELLEZA ADHERENTEImmanuel Kant*El juicio de gusto, mediante el cual un objeto es declarado bello,bajo la condición de un concepto determinado, no es puro.Hay dos clases de belleza: belleza libre (pulchritudo vaga) y bellezasólo adherente (pulchritudo adhaerens). La primera no presuponeconcepto alguno de lo que el objeto deba ser; la segunda presuponeun concepto y la perfección del objeto según éste. Los modosde la primera llámanse bellezas (en sí consistentes) de tal o cualcosa; la segunda es añadida, como adherente a un concepto (bellezacondicionada), a objetos que están bajo el concepto de un finparticular.

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  • BELLEZA LIBRE Y BELLEZA ADHERENTE

    Immanuel Kant*

    El juicio de gusto, mediante el cual un objeto es declarado bello,bajo la condicin de un concepto determinado, no es puro.Hay dos clases de belleza: belleza libre (pulchritudo vaga) y belle-za slo adherente (pulchritudo adhaerens). La primera no presu-pone concepto alguno de lo que el objeto deba ser; la segunda pre-supone un concepto y la perfeccin del objeto segn ste. Los modosde la primera llmanse bellezas (en s consistentes) de tal o cualcosa; la segunda es aadida, como adherente a un concepto (bellezacondicionada), a objetos que estn bajo el concepto de un finparticular.

    Las flores son bellezas naturales libres. Lo que una flor deba sersbelo difcilmente alguien, aparte del botnico, y ste mismo, quereconoce en ella el rgano de reproduccin de la planta, no hacereferencia alguna a ese fin natural cuando la juzga mediante el gus-to. As; pues, a la base de este juicio, no hay ni perfeccin de nin-guna especie, ni finalidad interna a que se refiera la reunin de lodiverso. Muchos pjaros (el loro, el colibr, el ave del paraso), mul-titud de peces del mar, son bellezas en s que no pertenecen a ningnobjeto determinado por conceptos en consideracin de su fin, sinoque placen libremente y por s: As, los dibujos la grecque, la ho-jarasca para marcos o papeles pintados, etctera, no significan nadapor s, no representan nada, ningn objeto, bajo un concepto deter-minado, y son bellezas libres. Puede contarse entre la misma especielo que en msica se llama fantasa (sin tema), e incluso toda lamsica sin texto.

    En el juicio de una belleza libre (segn la mera forma), el juiciode gusto es puro. No hay presupuesto concepto alguno de un finpara el cual lo diverso del objeto dado deba servir y que ste, pues,deba representar, y por el cual la libertad de la imaginacin, que,

    * Immanuel Kant, Critica del juicio, trad. de Manuel Garcia Morente,Ed. Vicente Jorro, Madrid, 1914, pp. 102-106. En la actualidad hay otraedicin de esta versin espaola de Librera "El Ateneo" Editorial, BuenosAires, 1951.

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  • por decirlo as, juega en la observacin de la figura, vendra a serslo limitada

    Pero la belleza humana (y en esta especie, la de un hombre, unamujer, un nio), la belleza de un caballo, de un edificio (comoiglesia, palacio, arsenal, quinta), presupone un concepto de fin quedetermina lo que deba ser la cosa; por tanto, un concepto de superfeccin: as, pues, es belleza adherente. As como el enlace de loagradable (de la sensacin) con la belleza, que propiamente sloconcierne a la forma, impide la pureza del juicio de gusto, as elenlace del bien (para el cual lo diverso es bueno a la cosa misma,segn su fin) con la belleza daa a la pureza de sta.

    Podran aadirse inmediatamente en la intuicin de un edificiomuchas cosas que nos pluguieran, si no fuera porque debe ser unaiglesia; podra embellecerse una figura con toda clase de rayas yrasgos ligeros si bien regulares, como hacen los neozelandeses consus tatuajes, si no tuviera que ser humana, y sta podra tener ras-gos ms finos y un contorno de las formas de la cosa ms bonitay dulce, si no fuera porque debe representar un hombre o un gue-rrero.

    Ahora bien: la satisfaccin en lo diverso de una cosa, en relacincon el fin interno que determina su posibilidad, es una satisfaccinfundada en un concepto; pero la de la belleza es de tal suerte queno presupone concepto alguno, sino que est inmediatamente unidacon la representacin mediante la cual el objeto es dado (no me-diante la cual es pensado). Pero si el juicio de gusto, en considera-cin al objeto, se hace dependiente del fin en el concepto, comojuicio de razn, y, por tanto, es limitado, entonces no es ya un librey puro juicio de gusto.

    Ciertamente, mediante ese enlace de la satisfaccin esttica conla intelectual, gana el juicio de gusto, en que es fijado, y, si bien noes universal, sin embargo, en consideracin de algunos objetos deter-minados, conformes a un fin, pueden prescribrsele reglas. stas noson, sin embargo, entonces, reglas del gusto, sino solamente de launin del gusto con la razn, es decir, de lo bello con el bien, me-diante la cual aqul viene a servir de instrumento para el propsito,en consideracin de este ltimo, de poner aquella situacin de esp-ritu que se conserva a s misma y tiene un valor subjetivo universal,bajo aquel modo de pensar, que slo mediante penosa resolucinpuede conservarse, pero tiene un valor objetivo universal. Pero, pro-piamente, ni la perfeccin gana por la belleza ni la belleza por laperfeccin; mas como, cuando comparamos la representacin me-diante la cual un objeto nos es dado con el objeto en consideracin

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  • de lo que debe ser, mediante un concepto, no puede evitarse el quela juntemos tambin con la sensacin en el sujeto, resulta que lafacultad total de la representacin gana cuando estn de acuerdoambos estados del espritu.

    Un juicio de gusto, en lo que se refiere a un objeto de fin internodeterminado, sera puro slo en cuanto el que juzga no tuvieraconcepto alguno de ese fin o hiciera en su juicio abstraccin de l.Pero despus, aunque, habiendo juzgado el objeto como belleza li-bre hubiera enunciado un juicio de gusto exacto, vendra a ser cri-ticada por otro que hubiera considerado su belleza como bellezaadherente (mirando al fin del objeto) y acusado de gusto falso, ha-biendo ambos, cada uno a su modo, juzgado exactamente: el uno,segn lo que tiene ante los sentidos; el otro, segn lo que tiene erael pensamiento Por medio de esta distincin pudense arreglar al-gunos disentimientos de los jueces de gusto sobre belleza, mostrn-doles que el uno se atiene a la belleza libre y el otro a la depen-diente, que el uno enuncia un juicio de gusto, puro, y el otro, unoaplicado.