bécquer. cartas literarias a una mujer

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Carta I En una ocasión me preguntaste: [2 ]¿Qué es la poesía? ¿Te acuerdas? No sé a qué propósito había yo hablado algunos momentos antes de mi pasión por ella. ¿Qué es la poesía? me dijiste; y yo, que no soy muy fuerte en esto de las definiciones, te espondí titubeando: la poesía es... es... y sin concluir la frase buscaba inútilmente en mi memoria un término de comparación, que no acertaba a encontrar. Tú habías adelantado un poco la cabeza para escuchar mejor mis palabras; los negros rizos de tus cabellos, esos cabellos que tan bien sabes dejar a su antojo, sombrear tu frente con un abandono tan artístico, pendían de tu sien y bajaban rozando tu mejilla hasta descansar en tu seno; en tus pupilas, húmedas y azules como el cielo de la noche, brillaba un punto de luz, y tus labios se entreabrían ligeramente al impulso de una respiración perfumada y suave. Mis ojos que, a efecto sin duda de la turbación que experimentaba, habían errado un instante sin fijarse en ningún sitio, se volvieron entonces [3 ] instintivamente hacia los tuyos, y exclamé al fin: ¡la poesía... la poesía eres tú! ¿Te acuerdas? Yo aún tengo presente el gracioso ceño de curiosidad burlada, el acento mezclado de pasión y amargura con que me dijiste: ¿Crees que mi pregunta sólo es hija de una vana curiosidad de mujer? Te equivocas. Yo deseo saber lo que es la poesía, porque deseo pensar lo que tú piensas, hablar de lo que tú hablas, sentir con [4 ] lo que tú sientes, penetrar por último en ese misterioso santuario en donde a veces se refugia tu alma, y cuyo dintel [5 ] no puede traspasar la mía. Cuando llegaba a este punto se interrumpió nuestro diálogo. Ya sabes por qué. Algunos días han transcurrido. Ni tú ni yo lo hemos vuelto a renovar, y sin embargo, por mi parte no he dejado de pensar en él. Tú creíste, [6 ] sin duda, que la frase con que contesté a tu extraña interrogación, equivalía a una evasiva galante.

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Literatura Española; Romanticismo; Prosa; Bécquer

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Carta I

En una ocasin me preguntaste: [2]Qu es la poesa? Te acuerdas? No s a qu propsito haba yohablado algunos momentos antes de mi pasin por ella.Qu es la poesa? me dijiste; y yo, que no soy muy fuerte en esto de las definiciones, te espond titubeando: la poesa es... es... y sin concluir la frase buscaba intilmente en mi memoria un trmino decomparacin, que no acertaba a encontrar.T habas adelantado un poco la cabeza para escuchar mejor mis palabras; los negros rizos de tus cabellos, esos cabellos que tan bien sabes dejar a su antojo, sombrear tu frente con un abandono tan artstico, pendan de tu sien y bajaban rozando tu mejilla hasta descansar en tu seno; en tus pupilas, hmedas y azules como el cielo de la noche, brillaba un punto de luz, y tus labios se entreabran ligeramente al impulso de una respiracin perfumada y suave.Mis ojos que, a efecto sin duda de la turbacin que experimentaba, haban errado un instante sin fijarse en ningn sitio, se volvieron entonces [3] instintivamente hacia los tuyos, y exclam al fin: la poesa... la poesa eres t!Te acuerdas?Yo an tengo presente el gracioso ceo de curiosidad burlada, el acento mezclado de pasin y amargura con que me dijiste: Crees que mi pregunta slo es hija de una vana curiosidad de mujer? Te equivocas. Yo deseo saber lo que es la poesa, porque deseo pensar lo que t piensas, hablar de lo que t hablas, sentir con [4] lo que t sientes, penetrar por ltimo en ese misterioso santuario en donde a veces se refugia tu alma, y cuyo dintel [5] no puede traspasar la ma.Cuando llegaba a este punto se interrumpi nuestro dilogo. Ya sabes por qu. Algunos das han transcurrido. Ni t ni yo lo hemos vuelto a renovar, y sin embargo, por mi parte no he dejado de pensar en l. T creste, [6] sin duda, que la frase con que contest a tu extraa interrogacin, equivala a una evasiva galante.Por qu no hablar con franqueza? En aquel momento di aquella definicin, porque la sent, sin saber siquiera si deca un disparate.Despus lo he pensado mejor, y no dudo al repetrtelo. [7] La poesa eres t.Te sonres? Tanto peor para los dos. Tu incredulidad nos va a costar a ti el trabajo de leer un libro y a m el de componerlo.Un libro! exclamas palideciendo y dejando escapar de tus manos esta carta. No te asustes. T lo sabes bien: un libro mo no puede ser muy largo. Erudito, sospecho que tampoco. Insulso, tal vez; mas para ti, escribindolo yo, presumo que no lo ser, y para ti lo escribo.Sobre la poesa no ha dicho nada casi ningn poeta; pero en cambio hay bastante papel emborronado [8] por muchos que no lo son.El que la siente se apodera de una idea, la envuelve en una forma, la arroja en el estadio del saber y pasa. Los crticos se lanzan entonces sobre esa forma, la examinan, la disecan y creen haberla comprendido cuando han hecho su anlisis.La diseccin podr revelar el mecanismo del cuerpo humano; pero los fenmenos del alma, el secreto de la vida cmo se estudian en un cadver?No obstante, sobre la poesa se han dado reglas, se han atestado infinidad de volmenes, se ensea en las universidades, se discute en los crculos literarios y se explica en los ateneos.No te extraes. Un sabio alemn ha tenido la humorada de reducir a notas y encerrar en las cinco lneas de una pauta el misterioso lenguaje de los ruiseores. Yo, si he de decir la verdad, todava ignoro qu es lo que voy a hacer, as es que no puedo anuncirtelo anticipadamente.Slo te dir, para tranquilizarte, que no te inundar en ese diluvio de trminos que pudiramos llamar facultativos, ni te citar autores que no conozco, ni sentencias en idiomas que ninguno de los dos entendemos.Antes de ahora te lo he dicho. Yo nada s, nada he estudiado, he ledo un poco, he sentido bastante y he pensado mucho, aunque no acertar a decir, si bien o mal. Como slo de lo que he sentido y he pensado he de hablarte, te bastar sentir y pensar para comprenderme.Herejas histricas, filosficas y literarias presiento que voy a decir muchas. No importa. Yo no pretendo ensear a nadie, ni erigirme en autoridad, ni hacer que mi libro se declare de texto.Quiero hablarte un poco de literatura, siquiera no sea ms que por satisfacer un capricho tuyo; quiero decirte lo que s de una manera intuitiva, comunicarte mi opinin y tener al menos el gusto de saber, que si nos equivocamos, nos equivocamos los dos, lo cual, dicho sea de paso, para nosotros equivale a acertar.La poesa eres t, te he dicho, porque la poesa es el sentimiento y el sentimiento es la mujer.La poesa eres t porque esa vaga aspiracin a lo bello que la caracteriza y que es una facultad de la inteligencia en el hombre, en ti pudiera decirse que es un instinto.La poesa eres t porque el sentimiento que en nosotros es un fenmeno accidental y pasa como una rfaga de aire, se halla tan ntimamente unido a tu organizacin especial, que constituye una parte de ti misma.ltimamente, la poesa eres t; porque t eres el foco de donde parten sus rayos.El genio verdadero tiene algunos atributos extraordinarios que Balzac llama femeninos y que efectivamente lo son. [9a]En la escala de la inteligencia del poeta hay notas que pertenecen a la de la mujer y stas son las que expresan la ternura, la pasin y el sentimiento. Yo no s por qu los poetas y las mujeres no se entienden mejor entre s. Su manera de sentir tiene tantos puntos de contacto. [9b] Quizs por eso... pero dejemos digresiones y volvamos al asunto.Decamos..., ah! s, hablbamos de la poesa.La poesa es en el hombre una cualidad puramente del espritu; reside en su alma, vive con la vida incorprea de la idea y para revelarla necesita darle [10] una forma. Por eso la escribe.En la mujer, por el contrario, la poesa est como encarnada en su ser; su aspiracin, sus presentimientos, sus pasiones y su destino son poesa: vive, respira, se mueve en una indefinible atmsfera de idealismo que se desprende de ella, como un fluido luminoso y magntico; es, en una palabra, el verbo potico hecho carne.Sin embargo, a la mujer se la acusa vulgarmente de prosasmo. No es extrao. En la mujer es poesa casi todo lo que piensa; pero muy poco de lo que habla. La razn yo la adivino, y t la sabes.Quiz cuanto te he dicho lo habrs encontrado confuso y vago. Tampoco debe maravillarte.La poesa es al saber de la humanidad lo que el amor a las otras pasiones.El amor es un misterio. Todo en l son fenmenos a cul ms inexplicables; todo en l es ilgico; todo en l es vaguedad y absurdo.La ambicin, la envidia, la avaricia, todas las dems pasiones tienen su explicacin y an su objeto, menos la que fecundiza el sentimiento y lo alimenta.Yo, sin embargo, la comprendo; la comprendo por medio de una revelacin interna, [11] confusa e inexplicable.Deja esta carta, cierra tus ojos al mundo exterior que te rodea, vulvelos a tu alma, presta atencin a los confusos rumores que se elevan de ella, y acaso la comprenders como yo.(Se continuar.)[El Contemporneo, jueves 20 de diciembre de 1860.]Notas1.Tomo como texto base el de su primera publicacin, enEl Contemporneo, los das 20 de diciembre de 1860, 8 de enero de 1861, 4 y 23 de abril de 1861.2.preguntastes EC [El Contemporneo].Corrijo comoO2.3.se volvieron instintivamente O2.4.sentir lo que O2.5.umbral O2.Es frecuente en Bcquer la confusin entre dintel esto es, la parte superior de una puerta o ventana y umbral. Mantengo la lectura original.6.crestes EC | sientes O2 |Mantengo la leccin original, salvando el vulgarismo.

7.repetirlo O2.8.borrado O2.9a.Lpez Estrada [1972: 114-134], editor de estas cartas, ha rastreado los contactos literarios entre Bcquer y Balzac. Cita, en concreto, el pasaje deLa peau de chagrinen que su protagonista, Rafael, declara: Yo, que soy a la vez en una misma hora hombre y nio, ftil y grave, supersticioso y despreocupado, yacaso mujer como ellas,no les habr dado ocasin a que tomen mi candidez por cinismo, y la pureza misma de mi imaginacin por libertinaje? La ciencia les parecera hasto, y debilidad mi languidez femenil.9b.contacto... O2.10.darla O2.11.intensa O2

Carta IIEn mi anterior [12] te dije que la poesa eres [13] t, porque t eres la ms bella personificacin del sentimiento, y el verdadero espritu de la poesa no es otro.A propsito de esto, la palabraamorse desliz de mi pluma en uno de los prrafos de mi carta.De aquel prrafo hice el ltimo. Nada ms natural.Voy a decirte el porqu.Existe una preocupacin bastante generalizada, aun entre las personas que se dedican a dar formas a lo que piensan, que a mi modo de ver es, sin parecerlo, una de las mayores.Si hemos de dar crdito a los que de ella participan, es una verdad tan innegable que se puede elevar a la categora de axioma, el que nunca se vierte la idea con tanta vida y precisin, como en el momento en que sta se levanta semejante a un gas desprendido, y enardece la fantasa y hace [14] vibrar todas las fibras sensibles, cual si las tocase una chispa elctrica.Yo no niego que suceda as. Yo no niego nada, pero por lo que a m toca, puedo asegurarte que cuando siento no escribo. Guardo, s, en mi cerebro escritas, como en un libro misterioso, las impresiones que han dejado en l su huella al pasar; estas ligeras y ardientes, [15] hijas de la sensacin, duermen all agrupadas en el fondo de mi memoria, hasta el instante en que, puro, tranquilo, sereno, y revestido, por decirlo as, de un poder sobrenatural, mi espritu las evoca, y tienden sus alas trasparentes que bullen con un zumbido extrao, y cruzan otra vez a mis ojos como en una visin luminosa y magnfica.Entonces no siento ya con los nervios que se agitan, con el pecho que se oprime, con la parte orgnica y material que se conmueve al rudo choque de las sensaciones producidas por la pasin y los afectos; siento, s, pero de una manera que puede llamarse artificial; escribo, como el que copia de una pgina ya escrita; dibujo, como el pintor que reproduce el paisaje, que se dilata ante sus ojos y se pierde entre la bruma de los horizontes.Todo el mundo siente.Slo a algunos seres les es dado el guardar, como un tesoro, la memoria viva de lo que han sentido.Yo creo que stos son los poetas. Es ms, creo que nicamente por esto lo son.Efectivamente es ms grande, ms hermoso figurarse al genio ebrio de sensaciones y de inspiracin, [16] trazando, a grandes rasgos, temblorosa la mano con la ira, llenos an los ojos de lgrimas o profundamente conmovido por la piedad, esas tiradas de poesa que ms tarde son la admiracin del mundo; pero qu quieres? No siempre la verdad es lo ms sublime.Te acuerdas? No hace mucho que te lo dije a propsito de una cuestin parecida.Cuando un poeta te pinte [17] en magnficos versos su amor, duda.Cuando te lo d a conocer en prosa y mala, cree.Hay una parte mecnica, pequea y material en todas las obras del hombre, que la primitiva, la verdadera inspiracin desdea en sus ardientes momentos de arrebato.Sin saber cmo, me he distrado del asunto.Como quiera que lo he hecho por darte una satisfaccin, espero que tu amor propio sabr disculparme.Qu mejor intermediario que ste para con una mujer?No te enojes. Es uno de los muchos puntos de contacto que tenis con los poetas, o que stos tienen con vosotras.S, porque lo s, aun cuando t no me lo has dicho, que te quejas de m, porque al hablar del amor detuve la [18] pluma y termin mi primera carta como enojado de la tarea.Sin duda, a qu negarlo?, pensaste que esta fecunda idea se esteriliz en mi mente por falta de sentimiento.Ya te he demostrado tu error.Al estamparla, un mundo de ideas confusas y sin nombre se elevaron en tropel de mi cerebro, y pasaron volteando alrededor de mi frente como una fantstica ronda de visiones quimricas.Un vrtigo nubl mis ojos.Escribir! Oh, si yo pudiera haber escrito entonces, no me cambiara por el primer poeta del mundo.Mas... entonces lo pens, y ahora lo digo. Si yo siento lo que siento para hacer lo que hago, qu gigante ocano de luz y de inspiracin no se agitara en la mente de esos hombres que han escrito lo que a todos nos admira?Si t supieras cmo las ideas ms grandes se empequeecen al encerrarse en el crculo de hierro de la palabra; si t supieras qu difanas, qu ligeras, qu impalpables son las gasas de oro que flotan en la imaginacin, al envolver esas misteriosas figuras que crea, y de las que slo acertamos a reproducir el descarnado esqueleto; si t supieras cun imperceptible es el hilo de luz que ata entre s los pensamientos ms absurdos, que nadan en su caos; si t supieras..., pero, qu digo? T lo sabes, t debes saberlo.No has soado nunca?Al despertar te ha sido alguna vez posible referir con toda su inexplicable vaguedad y poesa lo que has soado?El espritu tiene una manera de sentir y comprender especial, misteriosa, porque l es un arcano; inmensa, porque l es infinito; divina, porque su esencia es santa.Cmo la palabra, cmo un idioma grosero y mezquino, insuficiente a veces para expresar las necesidades de la materia, podr servir de digno intrprete entre dos almas?Imposible.Sin embargo, yo procurar apuntar, como de pasada, [19] algunas de las mil ideas que me agitaron durante aquel sueo magnfico, en que vi al amor envolviendo la humanidad, como en un fluido de fuego, pasar de un siglo en otro, sosteniendo la incomprensible atraccin de los espritus, atraccin semejante a la de los astros, y revelndose al mundo exterior por medio de la poesa, nico idioma que acierta a balbucear algunas de las frases de su inmenso poema.Pero, lo ves? Ya quiz ni t me entiendes, ni yo s lo que me digo.Hablemos como se habla. Procedamos con orden. El orden! Lo detesto, y, sin embargo es tan preciso para todo!...La poesa es el sentimiento; pero el sentimiento no es ms que un efecto, y todos los efectos proceden de una causa, ms o menos conocida.Cul lo ser? Cul podr serlo de este divino arranque de entusiasmo, de esta vaga y melanclica aspiracin del alma, que se traduce al lenguaje de los hombres por medio de sus ms suaves armonas, sino el amor?S; el amor es el manantial perenne de toda poesa, el origen fecundo de todo lo grande, el principio eterno de todo lo bello y, digo el amor, porque la religin, nuestra religin, sobre todo, es amor [20] tambin, es el amor ms puro, ms hermoso, el nico infinito que se conoce, y slo a estos dos astros de la inteligencia puede volverse el hombre, cuando desea luz que alumbre en su camino, inspiracin que fecundice su vena estril y fatigada.El amor es la causa de sentimiento, pero... qu es el amor?Ya lo ves, el espacio me falta, el asunto es grande y..., te sonres?... Crees que voy a darte una excusa ftil para interrumpir mi carta en este sitio?No; ya no recurrir a los fenmenos del mo para disculparme de no hablar del amor. Te lo confesar ingenuamente, tengo miedo.Algunos das, slo algunos, y te lo juro, te hablar del amor a riesgo de escribir un milln de disparates.Por qu tiemblas? dirs sin duda. No hablan de l a cada paso, gentes que ni aun lo conocen? Por qu no has de hablar t, t que dices que lo sientes?Ay! acaso por lo mismo que ignoran lo que es, se atreven a definirlo.Vuelves a sonrerte?...Creme; la vida est llena de estos absurdos.[El Contemporneo, martes 8 de enero de 1861.]12.interior EC | anterior O2Sigo aO2, que corrije una ms que probable errata.13.eras O2.14.hacer ECCorrijo la errata evidente.15.ardientes hijas O2.16.inspiraciones O2.17.pinta O2.18.mi O2.19.pasado ECErrata clara.20.un amor O2.

Carta IIIQu es el amor?A pesar del tiempo transcurrido, creo que debes acordarte de lo que te voy a referir. La fecha en que aconteci, aunque no la consigne la historia, ser siempre una fecha memorable para nosotros.Nuestro conocimiento slo databa de algunos meses; era verano y nos hallbamos en Cdiz. El rigor de la estacin no nos permita pasear sino al amanecer o durante la noche. Un da..., digo mal, no era da an, la dudosa claridad del crepsculo de la maana tea de un vago azul el cielo; la luna se desvaneca en el ocaso, envuelta en una bruma violada, y lejos, muy lejos, en la distante lontananza del mar, las nubes se coloraban de amarillo y rojo cuando la brisa precursora de la luz, levantndose del ocano fresca e impregnada en el marino perfume de las olas, acarici al pasar nuestras frentes.La naturaleza comenzaba entonces a salir de su letargo con un sordo murmullo.Todo a nuestro alrededor estaba en suspenso y como aguardando una seal misteriosa para prorrumpir en el gigante himno de alegra de la creacin que despierta.Nosotros, desde lo alto de la fortsima muralla que cie y defiende la ciudad, y a cuyos pies se rompen las olas con un gemido, contemplbamos con avidez el solemne espectculo que se ofreca a nuestros ojos.Los dos guardbamos un silencio profundo, y no obstante los dos pensbamos una misma cosa.T formulaste mi pensamiento al decirme:Qu es el sol?En aquel momento el astro cuyo disco comenzaba a chispear en el lmite del horizonte, rompi el seno de los mares. Sus rayos se tendieron [21] rapidsimos sobre su inmensa llanura, el cielo, las aguas y la tierra se inundaron de claridad y todo resplandeci como si un ocano de luz se hubiese volcado sobre el mundo.En las crestas de las olas, en los ribetes de las nubes, en los muros de la ciudad, en el vapor de la maana, sobre nuestras cabezas, a nuestros pies, en todas partes arda la pura lumbre del astro y flotaba una atmsfera luminosa y trasparente en la que nadaban encendidos los tomos del aire.Tus palabras resonaban an en mi odo. Qu es el sol? me habas preguntado. Eso, respond sealndote su disco que volteaba oscuro y franjado de fuego en mitad de aquella difana atmsfera de oro; y tu pupila y tu alma se llenaron de luz, y en la indescriptible expresin de tu rostro conoc que lo habas comprendido.Yo ignoraba la definicin cientfica con que pude responder a tu pregunta; pero de todos modos, en aquel instante solemne estoy seguro de que no te hubiera satisfecho.Definiciones!! Sobre nada se han dado tantas, como sobre las cosas indefinibles. La razn es muy sencilla. Ninguna de ellas satisface, ninguna es exacta, por lo que cada cual se cree con derecho para formular la suya.Qu es el amor? Con esta frase conclu mi carta de ayer y con ella he comenzado la de hoy. Nada me sera ms fcil que resolver, con el apoyo de una autoridad, esta cuestin que yo mismo me propuse al decirte que es la fuente del sentimiento. Llenos estn los libros de definiciones [22] sobre este punto. Las hay en griego y en rabe, en chino y en latn, en copto y en ruso, qu s yo, en todas las lenguas muertas o vivas, sabias o ignorantes que se conocen. Yo he ledo algunas, y me he hecho traducir otras. Despus de conocerlas casi todas, he puesto la mano sobre mi corazn, he consultado mis sentimientos y no he podido menos de repetir con Hamlet:palabras, palabras, palabras!Por eso he credo ms oportuno recordarte una escena pasada que tiene alguna analoga con nuestra situacin presente, y decirte ahora como entonces: Quieres saber lo qu es el amor? Recgete dentro de ti misma, y si es verdad que lo abrigas en tu alma, sintelo y lo comprenders, pero no me lo preguntes.Yo slo te podr decir que l es la suprema ley del universo; ley misteriosa por la que todo se gobierna y rige desde el tomo inanimado [23], hasta la criatura racional; que de l parten y a l convergen como a un centro de irresistible atraccin todas nuestras ideas y acciones, que est, aunque oculto, en el fondo de toda cosa y, efecto de una primera causa, Dios, es a su vez origen de esos mil pensamientos desconocidos que todos ellos son poesa, poesa verdadera y espontnea que la mujer no sabe formular, pero que siente y comprende mejor que nosotros.S. Que poesa es y no otra cosa esa aspiracin melanclica y vaga que agita tu espritu con el deseo de una perfeccin imposible.Poesa, esas lgrimas involuntarias que tiemblan un instante en tus prpados, se desprenden en silencio, ruedan, y se evaporan como un perfume.Poesa, el gozo improviso que ilumina tus facciones con una sonrisa suave, y cuya oculta causa ignoras dnde est.Poesas [24] son, por ltimo, todos esos fenmenos inexplicables que modifican el alma de la mujer cuando despierta al sentimiento y la pasin.Dulces palabras que brotis del corazn, asomis al labio y mors sin resonar apenas, mientras que el rubor enciende las mejillas! Murmullos extraos de la noche, que imitis los pasos del amante que se espera! Gemidos del viento que fings una voz querida que nos llama entre las sombras! Imgenes confusas, que pasis cantando una cancin sin ritmo ni palabras, que slo percibe y entiende el espritu! Febriles exaltaciones de la pasin, que dais colores y forma a las ideas ms abstractas! Presentimientos incomprensibles, que iluminis como un relmpago nuestro porvenir! Espacios sin lmites, que os abrs ante los ojos del alma vida de inmensidad y la arrastris a vuestro seno, y la saciis de infinito! Sonrisas, lgrimas, suspiros y deseos, que formis el misterioso cortejo del amor! Vosotros sois la poesa, la verdadera poesa que puede encontrar un eco, producir una sensacin, o despertar una idea!Y todo este tesoro inagotable de sentimiento, todo este animado poema de esperanzas y de abnegaciones, de sueos y de tristezas, de alegras y de lgrimas, donde cada sensacin es una estrofa y cada pasin un canto, todo est contenido en vuestro corazn de mujer.Un escritor francs ha dicho, juzgando a un msico ya clebre, al autor delTannhauser[25]:Es un hombre de talento que hace todo lo posible por disimularlo, pero que a veces no lo puede conseguir y a su pesar lo demuestra.Respecto a la poesa de vuestras almas, puede decirse lo mismo.Pero qu? frunces el ceo y arrojas la carta?... Bah! No te incomodes... Sabe de una vez, y para siempre, que tal como os manifestis yo creo, y conmigo lo creen todos, que las mujeres son la poesa del mundo.[El Contemporneo, jueves 4 de abril de 1861.]21.extendieron O222.difinicionesECCorrijo la errata.23.inaminado ECErrata24.poesaO225.Richard Wagner (1813-1883). Su peraTannhuserfue estrenada el 19 de octubre de 1845.

Carta IVEl amor es poesa; la religin es amor. Dos cosas semejantes a una tercera, son iguales entre s.He aqu un axioma que deba ahorrarme el trabajo de escribir una nueva carta. Sin embargo, yo mismo conozco que esta conclusin matemtica, que en efecto lo parece, as puede ser una verdad, como un sofisma.La lgica sabe fraguar razonamientos inatacables, que, a pesar de todo, no convencen. Con tanta facilidad se sacan deducciones precisas de una base falsa!En cambio, la conviccin ntima suele persuadir, aunque en el mtodo del raciocinio reine el mayor desorden. Tan irresistible es el acento de la fe!La religin es amor y, porque es amor, es poesa.He aqu el tema que me he propuesto desenvolver hoy.Al tratar un asunto tan grande en tan corto espacio y con tan escasa ciencia, como la de que yo dispongo, slo me anima una esperanza. Si para persuadir basta creer, yo siento lo que escribo......................................................................................Hace ya mucho tiempo, yo no te conoca, y con esto excuso el decir que an no haba amado, sent en mi interior un fenmeno inexplicable. Sent, no dir un vaco, porque sobre ser vulgar, no es sta la frase propia; sent en mi alma y en todo mi ser, como una plenitud de vida, como un desbordamiento de actividad moral, que no encontrando objeto en que emplearse, se elevaba en forma de ensueos y fantasas, ensueos y fantasas en los cuales buscaba en vano la expansin, estando como estaban dentro de m [26] mismo.Tapa y coloca al fuego un vaso con un lquido cualquiera. El vapor, con un ronco hervidero, se desprende del fondo, y sube, y pugna por salir, y vuelve a caer deshecho en menudas gotas, y torna a elevarse, y torna a deshacerse, hasta que al cabo estalla comprimido y quiebra la crcel que lo detiene. ste es el secreto de la muerte prematura y misteriosa de algunas mujeres y de algunos poetas, harpas [27] que se rompen sin que nadie haya arrancado una meloda de sus cuerdas de oro. sta es [28] la verdad de la situacin de mi espritu, cuando aconteci lo que voy a referirte.Estaba en Toledo; en Toledo, la ciudad sombra y melanclica por excelencia. All cada lugar recuerda una historia, cada piedra un siglo, cada monumento una civilizacin; historias, siglos y civilizaciones que han pasado y cuyos actores tal vez son ahora el polvo oscuro que arrastra el viento en remolinos, al silbar en sus estrechas y tortuosas calles. Sin embargo, por un contraste maravilloso, all donde todo parece muerto, donde no se ven ms que ruinas, donde slo se tropieza con rotas columnas y destrozados capiteles, mudos sarcasmos de la loca aspiracin del hombre a perpetuarse, dirase que el alma, sobrecogida de terror y sedienta de inmortalidad, busca algo eterno en donde refugiarse, y como el nufrago que se ase de una tabla, se tranquiliza al recordar su origen.Un da entr en el antiguo convento de San Juan de los Reyes. Me sent en una de las piedras de su ruinoso claustro, y me puse a dibujar. El cuadro que se ofreca a mis ojos era magnfico. Largas hileras de pilares que sustentan una bveda cruzada de mil y mil crestones [29] caprichosos; anchas ojivas [30] caladas, como los encajes de un rostrillo [31]; ricos doseletes [32] de granito con caireles [33] de yedra, que suben por entre las labores, como afrentando a las naturales; ligeras creaciones del cincel, que parece han de agitarse al soplo del viento; estatuas vestidas de luengos paos, que flotan, como al andar; caprichos fantsticos, gnomos, hipogrifos [34], dragones y reptiles sin nmero, que ya asoman por cima de un capitel, ya corren por las cornisas, se enroscan en las columnas, o trepan babeando por el tronco de las guirnaldas de trbol; galeras que se prolongan y que se pierden, rboles que inclinan sus ramas sobre una fuente, flores risueas, pjaros bulliciosos formando contraste con las tristes ruinas y las calladas naves, y por ltimo, el cielo, un pedazo de cielo azul que se ve ms all de las crestas de pizarra de los miradores, a travs de los calados de un rosetn [35].En tu lbum tienes mi dibujo; una reproduccin plida, imperfecta, ligersima de aquel lugar, pero que no obstante puede darte una idea de su melanclica hermosura. No ensayar, pues, describrtela con palabras, intiles tantas veces.Sentado, como te dije, en una de las rotas piedras, trabaj en l toda la maana, torn a emprender mi tarea a la tarde, y permanec absorto en mi ocupacin hasta que comenz a faltar la luz. Entonces, dejando a un [36] lado el lpiz y la cartera, tend una mirada por el fondo de las solitarias galeras y me abandon a mis pensamientos.El sol haba desaparecido. Slo turbaban el alto silencio de aquellas ruinas el montono rumor del agua de la [37] fuente, el trmulo murmullo del viento que suspiraba en los claustros, y el temeroso y confuso rumor de las hojas de los rboles, que parecan hablar entre s en voz baja.Mis deseos comenzaron a hervir y a levantarse en vapor de fantasas. Busqu a mi lado una mujer, una persona a quien comunicar mis sensaciones. Estaba solo. Entonces me acord de esta verdad, que haba ledo en no s qu autor: La soledad es muy hermosa..., cuando se tiene junto alguien a quien decrselo.No haba an concluido de repetir esta frase clebre, cuando me pareci ver levantarse a mi lado, y de entre las sombras, una figura ideal, cubierta con una tnica flotante y ceida la frente de una aureola. Era una de las estatuas del claustro derruido, una escultura que arrancada de su [38] pedestal y arrimada al muro en que me haba recostado, yaca all, cubierta de polvo y medio escondida entre el follaje, junto a la rota losa de un sepulcro y el capitel de una columna. Ms all, a lo lejos y veladas por las penumbras y la oscuridad de las extensas bvedas, se distinguan confusamente algunas otras imgenes: vrgenes con sus palmas y sus nimbos, monjes con sus bculos y sus capuchas, eremitas con sus libros y sus cruces, mrtires con sus emblemas y sus aureolas, toda una generacin de granito, silenciosa e inmvil, pero en cuyos rostros haba grabado el cincel la huella del ascetismo y una expresin de beatitud y serenidad inefables.He aqu, exclam, un mundo de piedra: fantasmas inanimados de otros seres que han existido y cuya memoria leg a las pocas venideras un siglo de entusiasmo y de fe. Vrgenes solitarias, austeros cenobitas, mrtires esforzados, que, como yo, vivieron sin amores ni placeres; que, como yo, arrastraron una existencia oscura y miserable, solos con sus pensamientos y el ardiente corazn inerte bajo el sayal, como un cadver en su sepulcro. Volv a fijarme en aquellas facciones angulosas y expresivas; volv a examinar aquellas figuras secas, altas, espirituales y serenas, y prosegu diciendo: Es posible que hayis vivido sin pasiones, ni temor, ni esperanzas, ni deseos? Quin ha recogido las emanaciones de amor que, como un aroma, se desprenderan de vuestras almas? Quin ha saciado la sed de ternura que abrasara vuestros pechos en la juventud? Qu espacios sin lmites se abrieron a los ojos de vuestros espritus, vidos de inmensidad, al despertarse al sentimiento?... La noche haba cerrado poco a poco. A la dudosa claridad del crepsculo haba sustituido una luz tibia y azul; la luz de la luna que, velada un instante por los oscuros chapiteles [39] de la torre, ba en aquel momento con un rayo plateado los pilares de la desierta galera.Entonces repar que todas aquellas figuras, cuyas largas sombras se proyectaban en los muros y en el pavimento, cuyas flotantes ropas parecan moverse, en cuyas demacradas facciones brillaba una expresin de [40] indescriptible, santo y sereno gozo, tenan sus pupilas sin luz, vueltas al cielo, como si el escultor quisiera semejar que sus miradas se perdan en el infinito buscando a Dios.A Dios, foco eterno y ardiente de hermosura, al que se vuelve con los ojos, como a un polo de amor, el sentimiento de la tierra [41].(Se continuar.)[El Contemporneo, martes 23 de abril de 1861.]26.s O227.arpas O228.era O229.Parte de la celada, que, en figura de cresta, se levanta sobre la cabeza y en la cual se ponen las plumas. || Min. Parte superior de la veta, que sobresale de la roca. (DRAE1884).30.La ojiva corresponde al arco apuntado, caracterstico de la arquitectura gtica, y que es calada cuando est perforada al modo de un encaje para dejar pasar la luz.31.Adorno que se ponan las mujeres alrededor de la cara, y hoy se les pone regularmente a las imgenes de Nuestra Seora y de algunas santas (DRAE,1869).32.Miembro arquitectnico voladizo, que a manera de dosel se coloca sobre las estatuas, sepulcros, etc. (DRAE, 2001).33.Guarnicin que queda colgando a los extremos de algunas ropas, a modo de fleco (DRAE,2001).34.Animal fabuloso que fingen tener alas y ser la mitad caballo y la otra mitad grifo (DRAE, 1869). El grifo, a su vez, era de medio cuerpo arriba guila, de medio abajo len (DRAE,1869).35.Ventana circular calada, con adornos (DRAE,2001).36.mi O237.aquella O238.un O239.Remate de las torres que se levanta en forma piramidal (DRAE,2001).40.O2suprimede41.del alma O2