becker - de qué lado estamos

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De qu lado estamos?

Howard. S. Becker*

Comenzar a partir de la consideracin del ma siempre est con nosotros. Cuando los problema de tomar posiciones que surgen del socilogos se proponen estudiar los proble- estudio de la desviacin. mas que son relevantes para el mundo en Una incursin en cste caso pronto nos reque vivimos, se encuentran atrapados en un velar rasgos que aparecen en la investigafuego cruzado. Algunos los intiman a no to- cin sociolgica de cualquier tipo. Dentro de mar partido, a ser neutrales y realizar estu- la variedad de reas de estudio y en el trabadios que sean tcnicamente correctos y li- jo hecho segn los distintos mtodos a nuesbres de la int1uencia de valores. Otros les di- tra disposicin, no podemos evitar tomar cen que su trabajo es superficial e intil si no posiciones por razones basadas firmemente expresa un compromiso profundo con una en la estructma social. posicin cargada de valor. Algunas veces podemos sentir que los En realidad, el dilema, que parece penoso estudios sobre desviacin exhiben demasiapara algunos, no existe, ya que uno de sus da simpata con las personas estudiadas, a polos es imaginario. Para que este problema tal punto que se refleja en el estudio realizaexista, uno tendra que suponer, tal como al- do. Sospecho que este sentimiento es consigunos parecen hacerlo, que es posible reali- derado tanto cuando hacemos tales investizar una investigacin libre de contaminacin gaciones, como cuando leemos los resultade simpatas polticas o personales. Me pro- dos an cuando trabajemos en otras reas. pongo argumentar que no es posible y que, Nos preguntamos: se distorsionar la invespor lo tanto, el problema no es si debemos tigacin por esa simpata? Ser de alguna tomar partido, ya que inevitablemente lo ha- utilidad en la construccin de la teora cientremos, sino ms bien qu partido tomar. fica o en la aplicacin del conocimiento cien-

Tener valores o no tener valores: este dile-

El presente ensayo fue publicado originalmente en ingls en la revista Sociall'rohlC'/IIs, 1967, pp.

239-247. Traduccin Maleolm.

de Ligia Snehez y Floreneia

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]-]oward. S. Beckcr

tfico a los problcmas prcticos de la sociedad? O Acaso el sesgo introducido al tomar una posicin la cstropear para ambos usos? Rara vcz hacemos este scntimiento cxplcito. En su lugar, ste aparece como una preocupacin prolongada para los lectores de sociologa, a quienes les gustaria tener la seguridad de que pueden confiar en lo que leen, y un rea problemtica de duda propia para quienes hacen investigaciones, a quienes les gustara estar seguros de que cualesquiera sean sus simpatas, no son indecorosas profesionalmente y que, de todas maneras, no estropearn seriamente su trabajo. El que la preocupacin afecte tanto a los lectores como a los investigadores indica que sta es ms profunda que las diferencias superficiales que dividcn las escuelas de pensamiento sociolgico, y que sus races deben buscarse en caractersticas de la sociedad que nos afectan a todos, sea cual fuere nuestra opcin metodolgica o terica. Si se hiciese explcito el sentimiento, tomara la forma de una acusacin por la cual las simpatas del investigador habran iniciado su trabajo y sesgado sus hallazgos. Antes de examinar sus races estructurales, consideraremos cul podra ser el significado manifiesto del cargo. Podra significar que hemos adquirido cierto grado de simpata hacia el grupo que estudiamos, suficiente como para disuadiruos de la publicacin de aquellos resultados que podran resultar dainos para ellos. Uno se puede imaginar un socilogo liberal que se propone refutar algunos de los estereotipos comunes asumidos acerca de un grupo minoritario. Para su desaliento, su investigacin revela que algunos de los estereotipos desafortunadamente son ciertos. En aras dc]

blicando con candor cicntfico los otros resultados que confirman sus crcencias. Pero este no parece ser realmente el meollo de la acusacin, porque los socilogos que estudian ]a desviacin no suelen encubrir casos acerca de la gente que estudian. Ellos estn ms bien descosas de probar que sucede algo que pone al desviado en la posicin en la que cst, an si ellos no estn dispuestos a conceder que ]0 que sucede es aquello de lo cual se acusaba originalmente a ]a gente estudiada. Pienso que un significado ms probable de la acusacin es e] siguiente: en el curso de nuestro habajo y quin sabe porqu razones personales, caemos en profunda simpata con la gente que estudiamos, de forma tal que mientras e] resto de la sociedad la ve como no merecedora de la deferencia que genera]mente se le concede a un conciudadano, nosotros creemos que ellos son, por lo menos, tan buenos como cualquier otro; ms vctimas del pecado que pecadores. Es por ello que no brindamos un cuadro balanceado. Hacemos demasiado nfasis en preguntas cuyas respuestas demuestran que el supuesto desviado est moralmente en lo conecto y e] ciudadano ordinario est moralmente en lo inconecto. Descuidamos hacer aquellas preguntas cuyas respuestas demuestran que el desviado, despus de todo, ha hecho algo bastante malvado y que merece lo que recibe. En consecuencia, nuestra evaluacin global del problema estudiado es unilateral. Lo que producimos es un encubrimiento del desviado y una condena, aunque no sea sino por implicacin, de esos respetables ciudadanos que, pensamos, han hecho del desviado lo que es. Es a esta versin del dilema a ]a que dedicar e] resto de mis observaciones. Sin em-

inters de la justicia y e] liberalismo, podra sentirse tentado, e incluso podra sucumbir a bargo, mirar primero, no a la veracidad o la tentacin, de suprimir esos hallazgos, pu- falsedad del cargo, sino ms bien a las cir-

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estudiantes y alumnos son los subordinados; los mdicos son los dominantes, y sus pacicntes los subordinados. Todos estos casos reprcsentan una de las enunciado y una evaluacin de las circunstancias bajo las cuales se hace el enuncia- situaciones tpicas en las cuales los investido; aunque sigamos un argumento hasta gadores se acusan ellos mismos y son acuencontrar su origen en el inters de la perso- sados de prejuicio. Es sta una situacin en na que lo haya hecho, an no hemos proba- la cual, aunque el conflicto y la tensin exisdo que sea falso. Reconociendo el punto y ten en las relaciones jerrquicas, el conflicto no se ha convertido abiertamente poltico. prometiendo dirigirme a l eventualmente, pasar a las situaciones en las cuales surge Los segmentos o rangos en conflicto no estn organizados para el conflicto; nadie inla acusacin de sesgo. Cundo nos acusamos nosotros mismos tenta alterar el orden jerrquico. Aunque los y a nuestros compaeros socilogos de rea- subordinados puedan quejarse del tratamienlizar investigaciones sesgadas? Pienso que to que reciben de aquellos por encima de ellos, una inspeccin de algunas instancias repre- no intentan moverse a una posicin de igualsentativas mostrar que la acusacin surge, dad o revertir las posiciones de jerarqua. De en una clase importante de casos, cuando la este modo, nadie propone que los adictos investigacin da crdito a la perspectiva de deban hacer y ejecutar las leyes para los poun grupo subordinado en alguna relacin je- licas, que los pacientes deban rccetar a los rrquica. En el caso de la desviacin, la rela- mdicos, o que los adolescentes deban dar cinjerrquica es moral. Las partes dominan- rdencs a los adultos. Podemos llamar a csto tes en la relacin son aquellas que represen- el "caso apoltico". En el segundo caso, la acusacin de partan las fuerzas de la moralidad aprobada y oficial; las partes subordinadas son aquellas cialidad o sesgo se hace en una situacin que es fi'ancamente poltica. Las partes de la que, se alega, han violado esa moralidad. An cuando la desviacin es un caso tpi- relacin jerrquica entran en un conflicto orco, de ninguna manera es el nico. Situacio- ganizado, ya sea intentando mantener o altenes y sentimientos similares de que nuestro rar las relaciones existentes de poder o autotrabajo est sesgado, ocurren en el estudio ridad. Mientras que en el plimer caso los sude escuelas, hospitales, asilos y prisiones, bordinados suelen estar desorganizados y, en el estudio de enfel111edadesfisicas y men- por lo tanto, como veremos, tienen poco que tales, en el estudio del joven "nonnal" y el temer al investigador, las partes subordinadelincuente. En estas situaciones, los secto- das en una situacin poltica pueden tener res dominantes son generalmente las autori- mucho que perder. Cuando la situacin es dades oficiales y profesionales encargados poltica, el investigador puede acusarse o ser de alguna institucin impOliante, mientras acusado de parcialidad por otra persona cuanque las subordinadas son aquellas que ha- do acredita a la perspectiva de cualquiera de cen uso de los servicios de esa institucin. las partes del conflicto poltico. Dejo lo polAs, la polica son los dominantes, los droga- tico para despus y paso ahora al problema dictos son los subordinados; los profesores de la parcialidad en situaciones apolticas.] y administradores, los directores y los maesProvocamos la sospecha de estar sesgado s tros, son los dominantes mientras que los en favor de los subordinados en una situa-

cunstancias tpicas en que se hace o se sientc. La sociologa del conocimiento nos advierte la distincin entre la verdad de un

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cin apoltica cuando contamos ]a historia parcial y distorsionada. Por ]0 tanto, desdc el dcsdc su punto dc vista. Por ejemplo, pode- punto de vista dc un participante socializado mos invcstigar sus quejas, an cuando scan en el sistema, cualquier cucnto narrado por subordinados, sobre ]a forma en se llevan las los de an'iba merece ser considerado como el cosas, tal como si uno debiera dar a sus quc- relato ms creble acerca de] funcionamiento jas tanto crdito como a los enunciados de de ]a organizacin. Y ya que, tal como lo sefala Summer, los asuntos de rango y de las autoridadcs rcsponsables. Provocamos ]a acusacin cuando asumimos, para los pro- estatus estn en las costumbres2 esta creenpsitos de nuestra investigacin, que los cia tiene una cualidad moral. Si somos miemsubordinados tienen tanto derecho a ser o- bros "ajustados" al grupo, estamos moraldos como los superiores; que ellos son id- mente obligados a aceptar ]a definicin imneos para decir ]a verdad tal como ]a ven los puesta de la realidad por e] grupo dominante superiores; que ]0 que ellos dicen acerca de por sobre las definiciones expuestas por los ]a institucin tiene derecho de ser investiga- subordinados. (Por analoga, se mantiene el do y de que se establezca su verdad o fa]se- mismo argumento para las clases sociales de dad, an cuando los oficiales responsables una comunidad). As, la credibilidad y e] denos aseguran que esto es innecesario pues recho a ser escuchado estn distribuido los cargos son falsos. Para comprender este fenmeno, podemos utilizar la nocin de una '~crarqua dc crcdibilidad". En cualquier sistema organizado en rangos o estamentos jerrquicos, los participantes aceptan como dado que los miembros del grupo superior tienen e] derecho de definir cmo son realmcnte las cosas. En cualquier organizacin, no importa ]0 que muestre el resto del cuadro de la misma, las flechas que sealan el flujo de la informacin estn dirigidas hacia arriba, demostrando as (al menos formalmente) que los que estn arriba tienen acceso a una visin ms completa de lo que sucede quc ninguna otra persona. Los miembros de los grupos infeliores tendrn infoD11acin incompleta y, en consecuencia, su visin de la realidad ser diferencial mente a lo largo de los rangos de] sistema. Como socilogos, provocamos la acusacin de sesgo, tanto en nosotros como en otros, al rehusamos a dar crdito y deferencia a un orden jerrquico establecido en e] cual el conocimiento de la verdad y e] derecho a ser odo no estn igualmente disuibuidos. "Todo el mundo sabe" que los profesionales responsables saben ms acerca de las cosas que los legos, que la polica es ms respetable y que sus palabras deben tomarse ms en serio que las de los desviados y los criminales a quienes tratan. Al rehusar aceptar la jerarqua de credibilidad no expresamos respeto por el orden establecido. Cometemos nuesu'o pecado y somos acusados de parcialidad por no prestar atencin

1 Una situacin no es nceesariamente poltica o apolitica. Una situacin apoltica puede ser transfonnada cn politiea por la rebelin abierta de los rangos subordinados, y una situacin poltica puede desembocar cn una situacin en la cul se ha logrado un arreglo y una nueva jerarquia ha sido aceptada por

los participantes. Las categoras, aunque tiles para el anlisis, no representan una divisin fija existente en la realidad.2 William Folkways,

Gram. Summer, Status in the Folkways, New York: New American Library, 1960,

pp. 72-73.

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de: "por qu los adultos presentan tantos problemas a los jvenes?". De f0l111a similar, acusamos de prejuiciados a aquellos que toman demasiado en serio las quejas de los enfermos mentales: y qu de aquellos socilogos que slo toman en serio las quejas de los mdicos, de los familiares y de otras personas accrca de los enfennos mentales? Por qu esta desproporcin en la dircccin de las acusaciones de parcialidad o sesgo? Por qu acusamos (de parcialidad) con mayor frecuencia a quienes estn de parte de los subordinados que a los que estn con los dominantes? Porquc cuando hacemos el primer tipo de acusacin, como miembros socializados de nuestra sociedad que somos la mayora (de nosotros), hemos aceptado la jerarqua de credibilidad y reportamos las Es extrao que, cuando percibimos el ses- acusaciones hechas por las autOlidades resgo, generalmente lo vemos en estas circuns- ponsables. La razn por la cual los oficiales responsatancias. Resulta extrao porque es de fcil bles realizan frecuentes acusaciones se debe confirmacin que el mayor nmero de estudios estn ms viciados en la direccin de precisamente a que son los encargados de la los intereses de las autoridades responsa- institucin. A ellos se les ha confiado el cuibles que de! otro lado. Podemos acusar a un dado y funcionamiento de una u otra de nuesestudioso de sociologa mdica de hacer de- tras instituciones importantes: escuelas, hosmasiado nfasis en las quejas de los pacien- pitales, cumplimiento de la ley o cualquiera tes. Pero no es obvio que la mayora de los que ella sea. Son quienes, en virtud de su rol socilogos mdicos ven las cosas desde el oficial y de la autoridad que lo acompaa, punto de vista de los mdicos? Unos pocos estn en la posicin de "hacer algo" cuando las cosas no son como deben ser, e igualsocilogos pueden estar suficientemente sesgados en favor de la juventud como para mente sern quienes deben responder si faasegurar credibilidad a su descripcin de llan en "hacer algo", o si lo que hacen resulta cmo el mundo de los adultos trata a los j- inadecuado, sea por lo que fuere. Por ser responsables, los oficiales generalvenes. Pero, por qu no acusamos a otros socilogos que estudian al joven de estar mente tienen que mentir. Esta es lli1a fonna sesgado en favor de los adultos? Despus burda de decirlo pero no por ello falsa. Los oficiales tienen que mentir porque, rara vez, de todo, la mayora de las investigaciones sobre la juventud estn claramente disea- las cosas son como deberan ser. Las instituinmediata e "igual tiempo" a las excusas y explicacioncs dc la autoridad oficial. Por cjcmplo, si nos interesa estudiar la forma de vida de los internados en un hospital psiquitrico, naturalmente nos interesarn las limitaciones y condiciones creadas por las acciones de los administradores y de los mdicos que dirigen e! hospital. Pero, a menos que tambin hagamos a los administradores y mdicos objetos de nuestro estudio (una posibilidad que considerar posteriOlmente), no investigaremos el porqu de esas condiciones y constricciones. No brindaremos la oportunidad a los oficiales responsables de explicarse y de dar razones por la fonna en que actan ni la oportunidad para demostrar por qu las quej as de pacientes no son justificadas. das para averiguar por qu los jvenes son tan problemticos para los adultos, ms bien que para averiguar la pregunta igualmente importante desde la perspectiva sociolgica ciones son perversas por una gran variedad de razones bien conocidas por los socilogos. stas no funcionan tal como lo quena la sociedad. Los hospitales no curan a la gen-

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te; las prisiones no rehabilitan a los prisione- excepcin. Lo ms probable es que jams ros; las escuelas no educan a los eshldian- conozcan el informc o, si lo conocen, pensateso Como ellas se supone que lo hacen, las rn que saldrn de la escuela dentro de poco autoridades desarrollan vas tanto para ne- de manera que qu impOliancia tiene esto? gar los fracasos de las instituciones para fun- La falta de organizacin entre los miembros cionar como deberian, como para explicar subordinados de una relacin institucionaaquellos fracasos que no se pueden ocultar. liza da significa que, al no tener responsabiPor esto, un infomle sobre el funcionamiento lidad por el bienestar del grupo, tampoco de una institucin desde el punto de vista de reciben quejas si alguien la difama. El socilos subordinados arroja dudas sobre la lnea logo que favorece la oficialidad se ahorrar oficial y posiblemente la expondra como una la acusacin de parcialidad. falsedad.3 De este modo, vemos por qu nos acusaPor razones similares a las razones de las mos de parcialidad slo cuando nos poneautoridades, los subordinados, en una rela- mos de parte del subordinado. Esto es as cin jerrquica apoltica, no tienen motivo porque, en una situacin que no es abiertapara quejarse del sesgo de la investigacin mente poltica, cuyos aspectos principales sociolgica orientada hacia los intereses de son debatibles, nos unimos a las autoridalos superiores. Los subordinados no suelen des responsables y al hombre de la calle en estar organizados tal que ellos sean los res- la aceptacin no razonada de la jerarqua de ponsables del funcionamiento global de una credibilidad. Asumimos con ellos que el hominstitucin. Lo que sucede en una escuela bre del rango o estatus superior sabe ms. se le acredita o se la carga a la Facultad y a No nos damos cuenta que hay proposiciolos administradores; stos pueden ser iden- nes que tomar y que estamos tomando una tificados y llamados a dar cuenta dc la si- de ellas. tuacin. An si el fracaso de una escuela El mismo razonamiento nos pennite compueda deberse a falta de los alumnos, stos prender por qu el investigador tiene la misno cstn tan organizados como para que uno ma preocupacin sobre el efecto de sus simde ellos sea responsable por fallas que no patas en su trabajo como su colega no comsean las propias. Si l se compOlia bien, mien- prometido. La jerarqua de credibilidad es una tras el resto es aplazado, hace trampas y roba, faceta de la sociedad cuya existencia no poste no es su problema, a pesar de los inten- demos negar, an si estamos en desacuerdo tos del cdigo de honor de hacerla aparecer con su requerimiento de creerle al "hombre como tal. Mientras el informe sociolgico de arriba", Cuando adquirimos suficientes sobre su escuela diga que todos los estu- simpatas hacia los subordinados como para diantes menos uno son embusteros y tram- ver las cosas desde su perspectiva, sabemos posos, todos los estudiantcs estarn com- que vamos en contra de 10 que "todo el munplacidos pensando que ellos son esa nica do sabe" (sentido comn). Este conocimien-

3 He sealado parte de este argumento en forma abreviada en "Problems of Publications of Ficld Studies", en Arthur Vidich, Joseph Bensman y

Mauriee Stein (Eds.). Reflections on Community Studies, New York: John Wiley.

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to nos hace vacilar y hace que compartamos, an cuando sca brevemente, la duda de nucstros colegas. Cuando una situacin ha sido definida polticamente -el segundo tipo de caso que deseo discutir-, las cosas son diferentes. Los subordinados tienen ciel10 grado de organizacin y, con ello, un represcntantc, cquivalente a las autoridades responsables. Los represcntantes, an cuando no pueden ser sefalados realmente como responsables de lo que hagan los miembros de su grupo, sin embargo, pueden hacer afirmaciones cn su nombre y se les tiene como responsables de la verdad de tales afirmaciones. El grupo se compromete en una actividad poltica designada a cambiar las relaciones jerrquicas existcntes y la crcdibilidad de su reprcscntante afecta directamente su suerte poltica. La credibilidad no es la nica influencia, pero al grupo no le conviene desacreditar la definicin de la realidad hecha por su representante, ya que la consccuencia inmcdiata ser cierta prdida del poder poltico. Los grupos dominantes tambin tienen su representante, y se enfrentan al mismo problcma: el de hacer enunciados sobre la realidad que sean efectivos polticamente sin que sean fcilmente dcsvil1Uados. La suerte poltica del grupo dominante -su habilidad para mantcncr en clmnimo los cambios de estatus exigidos por los grupos inferiores- no depende tanto de la credibilidad, ya que este grupo dispone adems de otros tipos de poder. Cuando hacemos una investigacin en una situacin poltica, estamos en un doble peligro, ya que los representantes de los dos gmpos implicados sern sensibles a las implicaciones de nuestro trabajo. Como proponen definiciones de la realidad abiertamente

de nuestra investigacin, una u otra definicin de la rcalidad. Y lo mismo harn nucstros resultados. La jerarqua de credibilidad opera de mancra difercnte en la situacin poltica y en la situacin apoltica. En la situacin poltica ella cs precisamente uno de los puntos en discusin. Como la lucha poltica pone en duda la legitimidad del orden jerrquico existente, sta necesariamente pone en cuestin al mismo tiempo la legitimidad de los juicios de credibilidad. Es decir que los juicios sobre quin tiene el derecho a definir la naturaleza de la realidad, que se toman por dados en una situacin apoltica, aqu se convierten en materia de discusin. Extraamentc, pienso que estamos menos propcnsos a acusamos a nosotros mismos y a acusamos mutuamente- de parcialidad en una situacin poltica que una situacin apoltica, al menos por dos razones. Primero, porque la jerarqua de credibilidad ha sido cuestionada abiertamente, nos damos cuenta de quc hay por lo mcnos dos lados de la versin y, por ende, no pensamos que sea improbable el investigar la situacin desde uno u otro de los puntos de vista en contienda. Sabemos, por ejemplo, que debemos comprender las perspectivas tanto del residente de Watts como de la polica de Los ngeles si queremos entender qu sucedi en ese disturbio.

Segundo, no es un secreto que la mayora de los socilogos es polticamente liberal en un mayor o menor grado. Nuestras inclinaciones polticas nos dictarn con quin estaremos y, como esas preferencias son compartidas por la mayora de nuestros colegas, pocos estn dispuestos a tirar la primera piedra o siquiera estn conscientes de que el conflictivas, nuestro enunciado del proble- tirar piedras es una posibilidad. Generalmenma es susceptible en s mismo a cuestionar y te, tomamos posicin junto al inferior; estahacer problemtica, al menos para los fines mos a favor de los negros y en contra de los

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racistas. No pensamos que nadie est prejuiciado por realizar una investigacin destinada a probar que los primeros no son tan malos como la gente cree o que los ltimos son peores. De hecho, en estas circunstancias, estamos bastantes dispuestos a considerar el problema de la parcialidad como un asunto que debe ser solucionado con el uso de salvaguardias tcnicas. De este modo, estamos capacitados para tomar partido con igual inocencia y falta de intencin -aunque por diferentes razonestanto en situaciones apolticas como polticas. En las primeras, adoptamos la visin del sentido comn la cual asigna, sin duda, credibilidad a la autoridad responsable. (Esto no niega el que unos pocos de nosotros, debido a que algo en nuestra experiencia nos haya alertado sobre la posibilidad, pueda cuestionar la jerarqua de credibilidad convencional en el rea especial de nuestra experticia). En el segundo easo, damos tan por sentada nuestra poltica que esto suplanta la convencin del decidir con quien estamos. (Tampoco niego que algunos pocos socilogos puedan divergir polticamente de sus colegas liberales, sea hacia la derecha o hacia la izquierda, y por ende, ser ms susceptibles de cuestionar la convencin). En cualquier caso, an si nuestros colegas no nos acusan de sesgo en la investigacin en una situacin poltica, los partidos interesados lo harn. Trtese ya de polticos extranjeros que hagan objeciones a estudios sobre cmo la estabilidad de su gobierno puede ser mantenida por el inters de los Estados Unidos (como en el caso de Camelot)4 o de lderes nacionales de los de-

rechos civiles que refutan un anlisis de los problemas raciales centrado en las pretendidas deficiencias de la familia del negro (como la acogida blindada al informe Moynihan)5, las partes interesadas estn prestadas a hacer acusaciones de parcialidad y de distorsin. Ellos basan la acusacin no en fallas tcnicas o de mtodo, sino en defectos conceptuales. Acusan al socilogo no de obtener datos falsos sino de no obtener todos los datos relevantes del problema. En otras palabras, lo acusan de ver las cosas desde la perspectiva de una sola de las partes en connieto. Pero la acusacin es probable que sea hecha por la parte interesada y no por los socilogos mismos. Lo que he dicho hasta aqu es todo parte de la sociologa del conocimiento, sugiriendo por quin, en cules situaciones y por cules razones los socilogos sern acusados de parcialidad y de distorsin. An no me he dedicado al problema de la veracidad de las acusaciones, de si nuestros hallazgos estn sesgados por nuestras simpatas hacia aquellos que estudiamos. He hecho implcita una respuesta parcial, es decir, que no existe una posicin a partir de la cual se pueda hacer la investigacin sociolgica que no est sesgada de una u otra manera. Siempre debemos ver el problema desde el punto de vista de alguien. El cientfico que se proponga comprender la soeiedad, como Mead lo seal hace tiempo, debe meterse lo suficiente en la situacin como para tener una perspectiva sobre la misma. Y es probable que su visin est afectada, en gran parte, por la postura tomada por cualquiera de los participantes en esa situacin. An si su par-

4

Ver: lrving Louis Horowitz, "The Life and Death of Proyect Camelot", Transaction, 3 (Nov. IDee.

5

Ver: Lec Rainwatcr pp. 6-ll,

and Williarn L. Yanccy, Black

Families and the White House, Ibid., 3 (July-August,1966), 48-53.

1965)

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CS"ffiOS?

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tos y tcnicas de nuestra disciplina. Podramos introducir preguntas sesgadas dentro Existe otra posibilidad: en algunos casos, de un cuestionario, o actuar en una situacin podemos adoptar el punto de vista de una de campo de forma tal que la gente se sienta tercera parte implicada directamente en laje- inducida a decimos slo el tipo de cosas con rarqua que estamos investigando. As, un las cuales estamos en simpata. Todas nuesmarxista podra sentir que no vale la pena tras tcnicas de investigacin estn rodeadistinguir entre demcratas y republicanos, das por medidas de precaucin diseadas ya que ambos grupos son igualmente hosti- para preservamos de estos errores. De males a los intereses de los trabajadores. Esto nera similar, an cuando a nivel ms abstracen verdad nos hara neutrales con respecto a to, todas nuestras teoras presumiblemente los dos grupos en cuestin, pero slo signi- contienen un conjunto de directrices que ficmia que hemos ampliado el mbito del con- cubren exhaustivamente el campo por estuflicto poltico para incluir un partido que diar, y que especifican todas las cosas que

ticipacin est limitada a la lectura en el campo, el socilogo nccesariamente lecr los argumcntos dc los partidarios de una u otra posicin dc la relacin y, por ende, estar afectado, por lo menos, por habcr sealado cules son los argumentos y aspcctos importantes. Un cstudiantc de sociologa mdica pucdc decidir que no tomar ni la perspectiva del paciente ni la dcl mdico, pero necesmiamente adoptar la postura que choque con las mltiplcs prcguntas que surjan entrc mdicos y pacientes; no importa la orientacin que adopte, su trabajo tomar cn cuenta o no las actitudes de los subordinados. Si deja de considerar los problemas que stos plantean, estar trabajando del lado de las autoridades. Si plantea estos problemas seriamcnte y encuentra, como puede succder, que tienen algn mrito, entonces se expondr a la critica furiosa de las autoridades y de todos aquellos socilogos que les conceden el punto mximo en la jerarqua de credibilidad. Casi todos los tpicos estudiados por los socilogos, al menos aquellos que tienen alguna relacin con el mundo real que nos rodea, son vistos por la sociedad como juegos de moralidad y nos encontramos, de buen o mal grado, tomando parte en esos juegos ya sea dc un lado o del otro.

usualmente no se introduce, y cuya visin adopta el socilogo. Nunca podemos evitar el tomar partido. De manera que nos queda el problema de si el tomar partido sif,'11ificaque cierto sesgo se introduce en nuestro trabajo tanto como para inutilizarlo. O, menos drsticamente, si se introduce cierto sesgo que debe ser tomado en cuenta antes de que se puedan utilizar los resultados de nuestra investigacin. No me refiero aqu al sentimiento de que el cuadro presentado por la investigacin no sea "balanceado", que smja indignacin al tener una definicin convencional de la realidad con mayor prioridad o igualdad con "lo que todos saben", pues est claro que esto no lo podemos evitar. Ese es el problema de las autoridades, de los representantes y de las partes interesadas y no el nuestro. Nuestro problema es el de aseguramos que, cualquiera sea el punto de vista que adoptemos, nuestra investigacin logre el estndar de un buen trabajo cientfico, que nuestras simpatas inevitables no invaliden nuestros resultados. Podriamos distorsionar nuestros hallazgos debido a nuestras simpatas con una de las partes de la relacin que estamos estudiando o debido a un mal uso de los instrumen-

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debemos buscar y tomar cn consideracin en nuestra invcstigaein. Al utilizar nuestras teoras y tcnicas imparcialmcnte, debemos ser capaces de estudiar todas las cosas que necesitan ser estudiadas en fonna tal que sc obtengan todos los datos requeridos, an cuando algunos de los problemas que han de surgir y algunos de los datos que han de ser producidos vayan cn contra de nuestros prcJUlclOs. Pero el problcma puedc que sea este precisamente. Dadas todas nuestras tcnicas de control terico y tcnico, cmo podcmos estar seguros de que las aplicaremos imparcialmente y en toda su extensin tal como ellas necesitan ser aplicadas? Aqu nuestros textos de metodologa no nos ayudan. Nos dicen cmo cuidamos del error, pero nada sobre cmo aseguramos que utilizaremos todas las salvaguardias a nuestra disposicin. Para comcnzar, podemos tratar de evitar el scntimentalismo. Somos sentimentales

(underdogs) al estudiarlos, acaso no es cicrto tambin quc los superiores en una relacin jerrquica gcneralmente tienen sus propios superiores con quienes deben contender? No es cierto que podramos estudiar esos dominantes o subordinados, presentando sus puntos de vista sobre las relaciones con sus superiores y as ganar una simpata ms profunda con ellos, evitando el prejuicio de lila identificacin unilateral con los inferiores? Esto resulta atractivo, pero tambin falaz. Ya que slo significa que entraremos en el mismo problema con un nuevo grupo de autoridades.

Es cierto, por ejemplo, que las administradoras responsables de una prisin no son libres de haccr lo que deseen, ni pueden ser sensibles a los deseos de los prisioneros. Si hablamos con uno de estos oficiales, seguramcnte nos dir, en privado, que los subordinados en la relacin tienen algunos derechos de su parte, pero que no comprenden cuando, por cualquier razn, rehusamos in- que su deseo por mejorar la situacin se ve vestigar alguna matcria que debera ser con- frustrado por sus propios superiores o por siderada como problemtica. Somos senti- los reglamentos establecidos. De esta manementales, especialmente, cuando preferimos ra, si el administrador de una prisin se disno saber qu sucede, si el saberlo significa- gusta porque hemos considerado las quejas ra violar alguna simpata de cuya existencia, de los prisioneros, podemos sentir que esta incluso podemos no habemos dado cuenta. situacin es superable, y as obtener una viCualquiera sea nuestra posicin, debemos sin ms balanceada si lo entrevistamos a l utilizar nuestras tcnicas con la suficiente y a sus asociados. Si lo hacemos, podemos imparcialidad como para que una creencia escribir un infonne al cual respondern sus hacia la cual tengamos especial simpata pue- superiorcs con gritos de "prejuiciado". Ellos, da ser probada como falsa. Siempre debemos a su vez, dirn que no hemos presentado una revisar nuestro trabajo con el suficiente cui- visin balanceada, porque no hemos examidado de manera que podamos detemlil1ar si nado su lado de la situacin. Y puede que nuestras tcnicas y teoras son lo suficiente- nos preocupemos de que lo que ellos digan mente amplias como para pennitir esa posibi- sea cierto. lidad. El punto es obvio. Al intentar esta aparenPor ltimo, consideremos cul podra pare- te solucin simple, llegamos a un problema cer una solucin simple a los problemas plan- de regresin infinita, ya que todos tienen a teados. Si la dificultad estriba en que simpa- alguna persona situada por encima que le impide hacer las cosas tal como le gustara. tizamos con los inferiores o marginales

Dossier Sociologla de la desviacin: De qu Jado estamos?

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Si interrogamos a los superiores de la administracin de la prisin, ellos (a su vez) se qucjarn del Gobcrnador y de la Lcgislatura. y si vamos al Gobernador y a la Lcgislatura, ellos se quejarn de los que hacen lobby, de las maquinarias partidistas, del pblico y dc los diarios. Esto no se acaba nunca y jams podramos tener una "visin balanceada" hasta tanto no hayamos estudiado la totalidad de la socicdad simultncamcnte. Yo no propongo aguantar la respiracin hasta el que llcgue ese dia feliz. Creo que podemos satisfacer las exigencias de nuestra cicnca aclarando siempre los lmites de 10 que hemos estudiado, marcando los lmites ms all de los cuales no se pueden aplicar con scguridad nuestros hallazgos. Esto no es hacer la denuncia convencional en la cual advertimos que slo hemos estudiado una prisin en Nueva York o en California y que los hallazgos pueden no ser vlidos para los otros 49 estados -10 cual de todas maneras tampoco es un procedimiento til, ya que los hallazgos bicn podran ser vlidos si las condiciones son las mismas cn los otros estados-o Me refiero a una renuncia ms sociolgica en la cual digamos, por ejemplo, que hemos estudiado la prisin a travs de los ojos de los prisioneros y no de los ojos de los guardias o de otras personas implicadas en la situacin. De esta forn1a, le advertimos a la gente que nuestro estudio nos dice slo cmo se ven las cosas desde el punto favorable -qu tipo de objetos son los guardias en el mundo de los prisionerosy que no intenta explicar porqu los guardias

hacen 10 que hacen o de absolvcr a los guardias de lo que pucda parecer una conducta moralmente inaceptable dcsde la posicin de los prisioneros. Sin embargo, esto no nos protcger de las acusaciones de parcialidad o sesgo en la investigacin, ya que los guardias eontinuarn siendo enjuiciados por la visin no balanceada. Si aceptamos implcitamente la jerarquia de credibilidad convencional, nos scntimos atormentados por esa acusacin. Nos acercamos a una solucin al decir que en el transcurso de los aos cada estudio "unilateral" provocar estudios posteriores que ampliarn gradualmente nuestra comprensin de todos los factores relevantes en el funcionamiento de una institucin. Pero esta es una solucin a largo plazo y de poca ayuda para el investigador individual que tiene que enfrentarse a la ira de las autoridades que sienten que l los ha perjudicado, a las crticas de sus colegas que piensan que l est presentando una visin unilateral, y a .. sus propIas preocupaCIOnes. Qu hacemos mientras tanto? Supongo que las respuestas son ms o menos obvias. Tomamos partido segn nos lo dicten nuestros compromisos personales y polticos; utilizamos nuestros recursos tericos y tcnicos para evitar las distorsiones que estos podran introducir en nuestro trabajo; limitamos cuidadosamente nuestras conclusiones; reconoeemos la jerarqua de credibilidad por lo que es verdaderamente, y atrapamos lo mejor que podemos las acusaciones y las dudas que seguramente sern nuestro destino.