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Barcelona, 1920, es la época convulsa de las bombas y el pistolerismo.Fernando, Miguel y Víctor se conocen en el Pompeya, uno de los másanimadosmusic halls del Paralelo. Fernando es bandoneonista yMiguel yVíctor trabajan en el puerto; los tres tienen veinte años, son alegres,seductores,amigosdeladiversión,yestándispuestosacomerseelmundo,pero tampoco son ajenos a los ideales políticos que se respiran en elambiente.

Lahistoriadesuamistad,queresistirálascruelesembestidasdelaGuerraCivilylaposguerra,eselhiloconductordeestanoveladetramatrepidanteyadictiva,deagentesdobles,tanguistas,comisarios,anarquistasymaquis,deodio,amor,injusticiasyvenganzas.

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AndreuMartín

CabaretPompeyaePubr1.0Maki29.03.14

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Títulooriginal:CabaretPompeyaAndreuMartín,2011Retoquedeportada:Maki

Editordigital:MakiePubbaser1.0

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Primeraparte.ElPompeyadelParalelo

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1

Eraundomingoporlanoche.Mediadosdelmesdenoviembrede1975.HabíamosvistoelpartidodelaselecciónespañoladefútboldeKubalacontrala

selección de Rumanía, en Bucarest, por la Eurocopa. Habían empatado a dos.Preludio de una tarde interminable y vacía.Yome retiré ami cuarto paramirar eltecho, compadecerme demímismo, suspirar y dejarme llevar por el sueño, ymispadres,despuésdelasiestamásomenosvoluntaria,sefueronadarunpaseoporelcentro,talvezparatomarunahorchataenLaValencianaounamerendolaenlacallePetritxol.

Asuregreso,mepillaronbebiendomiterceracervezaycontemplandosininterésunapelículatituladaTráemeaChristyLovey,desdelasnueve,estábamossoportandoEltorero,susoledadydestino,alaesperadelasnoticiasdelasdiez.

Sólo había una cadena de televisión, en blanco y negro, y la recuerdo borrosa,nevadaporlacaspa.

Mi madre, con aquellos movimientos lentos y cansados, lastrados por elsobrepeso,habíaestadohaciendo lacena tanconcentradacomosi cada ingredientefueraunexplosivodegrancapacidaddestructiva.Callada,ausente,siempreunpocotriste.Ya hacía tiempo que no le preguntábamos: «¿No te encuentras bien, te pasaalgo?». Ya nos habíamos acostumbrado. En lugar de eso, a veces, le decíamos:«¿Dóndeestásahora?»,ysuspiraba:«Enelpasado,enotrostiempos,otrosmundos».Lanostalgiadequienempiezaa tomarconcienciadequeestoseacabaydequelaexperiencia atesorada sólo son recuerdos, tan inconsistentes e inestables como elhumo.

Ahora traía la sopera, las sardinas, la tortilla de alcachofas. Mi padre y yoponíamoslamesa.Lajarradelagua,elpan,loscubiertos,losplatos,lasservilletas.Él siempredinámicoe infatigable.Era increíblecómoseconservabaa suedad.Lagente lecalculabapocomásdesesenta,quizá lossetentacomomucho,peronuncapodíanimaginarqueyatuvierasetentaycinco.Cadadíadabaunalargacaminataporlaciudad,yestabasegurodequeeraesoloquelealargabalavida.«Mientrastengafuerzaenlaspiernas,todoirábien»,decía.

Sacó del frigorífico el champán que había descorchado a mediodía e inició eldebatesobrelaineficaciademeterelmangodeunacucharilladecaféenlabocadelabotellaparaevitarquesepierdaelgas(él,encatalán,decíaques’esbravi).

—Estonosirveparanada—eralaopinióndemipadre.—Puesencasalohemoshechoasítodalavida—defendíamimadre.—Tendréqueabrirotra.—Sí, hombre. A ver si ahora cada domingo te vas a beber dos botellas de

champán.

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—Cadadomingo,no.SólomientrasdurelaagoníadeSuExcelenciaelJefedelEstado.

—Vamos,anda.—Sólo conunpocode champán entrepechoy espaldapuedo soportar queme

hablendelashecesenformademelena—mipadreestabaobsesionadoconlashecesen forma demelena desde que las habíamencionado el equipomédico habitual elúltimodíadeoctubre,«sehanapreciadoheceshemorrágicasenformademelena»—.¿Cómoseránlashecesenformademelena?Desdequelodijeron,cadavezquevoyal váter,miro cómo sonmis heces, y nomeparece que sean en formademelena.Claroquevetetúasaber.

Desdeel12deoctubre,FranciscoFranco,elGeneralísimo,seestabamuriendo.Ycadanoche,cuandoibanadareltelediario,mipadrenoshacíacallarparaescucharatentamentelospartesdelequipomédicohabitual.

«LascasasCivilyMilitarcomunicanquelaevolucióndelaenfermedaddeS.E.elJefedelEstado,hospitalizadoenlaCiudadSanitariadeLaPazeslasiguiente:

»El curso postoperatorio continúa con constantes de presiones arterial, venosa,ritmoyfrecuenciadepulsodentrodelímitesaceptables.

»Lasituaciónpulmonarpermaneceestable.Sigueconrespiraciónasistida,segúnlas técnicas habituales de reanimaciónpostoperatoria.La sesióndehemodiálisis serealizóconbuenatoleranciayeficacia.Elpronósticosiguesiendogravísimo.

»Firmado:Elequipomédicohabitual».Ymipadrebebíaelchampánasorbitosysefumabaunpurohabano,ymimadre

loreñía,porqueelmédicolehabíaprohibidorotundamentetantoelalcoholcomoeltabaco.

—Sondíasmuyespeciales.—Puesespératealdíaenquesemuera,queaúnserámásespecial.Yolomirabaconantipatía.Noestábamosenbuenasrelaciones.Nuncalohabíamosestado,desdelaépocade

mi rebeldía adolescente. Cuando me casé y escapé de casa, tuve una perversasensación de liberación. Por fin, rompí las rejas queme encerraban y asfixiaban ydescubrí elmundo real donde gente de verdad follaba y bebía, y se colocaba contodo,ysecasabadecualquiermanera,ycometíaadulterio,ysedivorciaba,yllorabaporrinconessolitariosysedabadecabezacontralaparedhastahacersesangre,yseliabaconunadelasjefasdelaeditorialdondetrabajabay,porfin,undíacatastrófico,sepeleaba con la amante-jefa, jefa-amante, llegabana lasmanos, y abandonaba supuesto de trabajo para no tener que verla nunca más, y tenía que regresar, a mistreintayunaños, acasadepapáymamá,conel raboentre laspiernas,derrotado,fracasadoyhumillado,paracomprobarquepapáymamá,asussetentaypico,aúnfollabancomoniñatos.Erayoquienmedespreciaba,ahorayalosé,erayoquienme

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sentía inútil, patético e impotente, pero entonces creía que eran los otros quienespensabanesodemí.Miexprimera,ylaamante-jefa-cargo-importantedelaeditorial,ymisamigos,perosobretodomispadres,sobretodomispadres,yoestabasegurodequemedespreciaban.Yesasensaciónnomeayudabaprecisamenteareconciliarmeconelmundo.Comoesnatural,enjustareciprocidad,yotambiénlosdespreciabaatodos.

Ami padre, pequeño, delgado,manso y siempre sonriente y amigo de todo elmundo.Yamimadregruesa,hinchadaporsuspirosderrotistas,conpapadadetantoagachar la cabeza, piernas pesadas sobrecargadas por la resignación. Formaban latípicaparejadetebeo,élentrandoencasademadrugada,borracho,conloszapatosenlamanoydepuntillas,yellaesperándolocon rulosybatadeboatiné,detrásde lapuerta,conelrodillodeamasarenlamano.Unafamiliadeputochiste.

—¿A qué viene tanta celebración —le solté aquella noche, porque me habíabebidounascuantascervezasyahorameayudabaconelchampán—,siatiFranconuncatehizonada,sisiempretelahatraídofloja?

Sepusomuyserioymeclavóunamiradafuriosacomounabofetada.—¿Quenuncamehizonada?Pero¿quédices?Supongoqueaquellanochelosdoshabíamosbebidodemás.Mimadreacababa

deservirlasopaysuspiróruidosamente.—Bueno,vamosacenar,queestofríonovalenada.—Másdeunavezteheoídodecir—insistí—que,antesdelaguerra,estoeraun

caosdetirosyasesinatosyterrorismoyquealguienteníaqueacabarconeso.YquefueFrancoquienpusoorden.

—Antes de la guerra —reivindicó—, vivíamos muy bien. Había cultura ylibertad.Libertaddepensamiento,palabrayobra.

—Túlorecuerdasasíporqueerasjoven—intervinomimadreescéptica.Yéllevantabalavoz,comosiseindignara:—Vivíamosenelpaísquepermitióquesurgieranartistasdefamamundial,como

Picasso,Dalí,Buñuel,PauCasals,unpaís enque todospodíamospensar,opinarydecirloquequeríamos.

—Había de todo—iba diciendomimadre como acompañamiento de fondo—.Tambiénhabíatirosybombas.

—…Antesde laguerra, éste eraunpaís idealista,utópico,generoso,donde seluchaba para que los hombres, algún día, fueran todos iguales, y para quedesaparecieralamiseria,laexplotaciónylaesclavitud.

—Habíadetodo.—…Yhabía desórdenes, y pistolas y anarquismo, también, sí, y alguien tenía

queacabarconlostiroteosylasbombas,sí,yllegaronlosseñoresdelpuñetazoenlamesaydijeron:Bastaya.Yentoncesnosaplastaronatodos,atodoelmundo,atodos

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losespañoles.Ynoselimitaronaapagarelfuegoyvolversealcuartelillo.Apagaronelfuegoyapagaronelfuegoyapagaronelfuegoyapagaronelfuego,ycuandoyanohubo fuego trituraron a los incendiarios y luego a las víctimas y luego a los quepasabanporahí.Aplastaronlastertuliasdeintelectualesquesereuníanenloscafés,aniquilaron lapoca ilustraciónquehabíaenestepaís, el respetopor la cultura.Noacabaronconlaanarquía:acabaronconPicasso,conLorca,conBuñuel…

Se estaba congestionandomucho.Hastamimadre se volvió hacia él alarmada.Tanpocacosacomoera,huesudo,arrugadocomounapasa,tantaenergíaparecíaqueteníaqueromperloenpedazos.Uninfarto,unaembolia,lovialbordedelamuerte.Odelalocura.

—…JodieronatodaEspaña.Jodieronatodoslosespañoles,atodos.En ese momento, tuve que haber entendido que hablaba de personas muy

concretas, íntimamente relacionadas con él. Hablaba de heridas que no se habíancerradotodavía,quenosecerraríanjamás.Yyoestabahurgandoenesasheridas.Avecessomoscruelesynopodemosdejardeserloaunquenosdemoscuentadeello.

—A ti poco te jodieron—me atreví todavía—. Tú estabas por ahí, enGrecia,Italia,Turquía,quéséyodónde.

Mimadremedisparóundardoderecriminación.—Jordi—avisó.—Esverdad—insistí—.TúpocosufristeaFranco.—Jordi—repitió la matriarca conciliadora—. Tu padre estaba trabajando para

alimentarnosatiyamí.Mi padre me miraba irritado. Hacía rato que yo movía la cabeza con lástima

insultante.—Franconosjodióatodos—insistió,bajandolavoz—.Alosqueprotestaronya

losquecallaron,yalosquesefueronaSudamérica,yalosqueseescondieronenunsótano, y a los que murieron y a los que sobrevivimos. A todos. Incluso a losfranquistasdetodalavida,queahoralollorarányserasgaránlasvestiduras.Aellostambiénlosjodió,aunqueparezcaqueno.

Mimadrecallabaytratabadeevadirseconlavidadelostorerosenlatelegris.Yoencendíuncigarrillo.Fumabaysorbíalasopaalmismotiempo.

—Entonces,qué—continuómipadre,provocadorybelicoso—.¿Nolocelebro?¿Hagocomosinada?

—Yosólodigo—replicabamimadre,siemprefijaeneltelevisorquenotendríasquebeberalcoholnifumar.Esoesloúnicoqueyodigo.¿Quépasa?¿QuetequieresirconFranco?¿Osenterramosalosdosjuntitos?

Enesemomento,llamaronalapuerta.EraVíctorLuys.

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Fueaabrirmipadre.Porqueestabaexacerbadoyelsonidodeltimbredisparótodoslos resortes de su cuerpo y lo proyectó fuera de la silla y del comedor con tantoímpetucomosipensarapartirlelacaraalintrusoqueacababadeinterrumpirsumitin.¿Quiénseráasemejanteshoras?Unvecino.Averquépasa.

El sonido de la puerta al abrirse fue seguido de un silencio tan denso quemimadreyyo,despuésdeuninstantedeinquietud,nosdirigimostambiénalrecibidorconlaseguridaddequenosíbamosaencontrarconalgomuygrave.

—¡Víctor!Elgritonospillóporelpasilloyacelerónuestrospasos.Mipadre se encontraba ante unhombretónde tórax enorme, unagranmata de

pelo blanco, gafas de gruesos cristales y nariz prominente, ganchuda y soberbia.Vestíaconmodestia,unacamisadecuadros,pantalonesdetrabajoanchos,bastosymanchados,yunacazadoradepieldecarnero,conlassolapasrecubiertasdeespesopeloamarillento.Contemplabaconplácida ternuraamipadre,queestabaplantadoanteél,ledabacachetesydecía:«Victorino,Victorino,lamadredeDios,mecagoenla madre que te parió». Me fijé especialmente en los ojos del recién llegado.Pequeños, de mirada serena y firme, brillaban con lágrimas trémulas. Movía lacabeza afligido comoun niño pillado en falta, había puesto susmanazas sobre loshombros de mi padre, y sólo atinaba a insertar palabras sueltas en su verborreaarrolladora.Leoídecir:«Losiento.Nopude.Necesitabaotravida».

—LaVirgen,Victorino—decíamipadre—,estásvivo,siyoyasabíaqueestabasvivo,cuandomelodijoMiguelnomelocreí,porlamaneracomomelodijonomelopudecreer.Figúrate,si todoshabíamospasadopormuertos.AmímedisteispormuertoenelfrentedelEbro;aMiguelcreímosquelehabíanaplicadolaleydefugas,¿teacuerdas?Ahora te tocabaa ti.LedijeaMiguel:«¿Dóndehamuerto?¿Cómo?Quieroverelcuerpo»,ledije.Yél:«Imposible».Digo:«Nomelocreo,sinoloveo,nolocreo».Yaquíestás,lamadredeDios.Suertequenosufrodelcorazón,cabrito,porque, si no, me matas, apareces aquí de pronto y me matas, cabrón… Siemprepenséquesaldríasenel69,¿teacuerdas?,cuandoprescribieronlasresponsabilidadespolíticas y los topos salían de sus escondites, ¿os acordáis?, todos aquéllos queestuvieronescondidosensótanosycuevasdurantetreintaañosy,depronto,salieronalaluz.Entonces,penséquesaldríastúy,cuandoviquenosalías,medije:«¡Malo!»,enesemomentodudé.Peroaquíestás,queyosabíaqueestabasvivo…

Seabrazaron.Unotangrandoteeimponente,elotrotanesmirriado,«Victorino,lamadrequeteparió»,conlavozestranguladaporelllanto.

—¿Te acuerdas? La última vez que nos vimos fue en Ca l’Agustí, en la calleBergara.

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Mimadretambiénsehabíaquedadodepiedraalveraaquelhombre.Sehizooírentrelasexclamacionesincongruentesdemipadre:

—¿Víctor?¿EresVíctorLuys?Mi padre se volvió hacia ella, hacia nosotros. Entonces vi los lagrimones que

caíanporsusmejillashundidasymalafeitadas:—¡EsVíctor!¿Recuerdasquesiempretedijequeestabavivo?¡Siempredijeque

estabavivo!PorlamaneracomomelodijoMiguel.Nolecreí.Ledije:«Nomelocreo,Víctornoestámuerto».

Elvisitantesedirigióamimadrecontemplándolaconfrancaveneración.—Montse —dijo—. Qué ojos y qué boca. Eso no cambia, ¿eh? Siempre tan

hermosa. Siempre mucha mujer—se soltó de mi padre, lo dejó atrás y, con grandelicadeza,comoparanoestropearnada,besólasmejillasdemimadrealtiempoquemurmuraba en un catalánmuy catalán—:Tranquila,Montse, que hoyya no traigopistola.Seacabaronlaspistolas.Yanotenemosedad.

Ellamemiródereojo,conaquellaexpresióntansuyadequenolooigaelchico,yesodesviólaatencióndeVíctorLuyshaciamí.Metendiólamanoy,delamismaformaque,cuandohabíaatendidoamipadre,nohabíanadiemásenelrecibidory,cuandobesóamimadre,ellaeralaúnicaprotagonistaensuvida,alacercarseamímesentívalorado,acogido,animado,vivo.Elapretónfuecalloso,dehierro,llenodepromesasylealtad.

—Ytúereselchaval.Coño,elchaval.Todounhombre.¿Quéedadtienesahora?—Treintayuno.—Òstima,treintaaños.Cuandoteconocí,acababasdenacer.Teníasmeses.Eras

un renacuajo —dijo—. Te vi antes yo que tu padre. Òstima, òstima. ¿Cómo tellamas?

—Jordi.Ijapotsparlarcatalà,queenaquestacasaparlemcatalà.—Imposible—serioél.Diounpasoatrásparaabarcaralostresalavezconla

miradayelgestoy,comomipadrequedaba incluidoenelámbitodesuauditorio,continuóhablandoensucastellanoacatalanado—.Yoatupadreloconocíhablandoen español.Qué digo español. En argentino. En auténtico lunfardo—parodiaba—:Este,vihte,quesosunsoficasiempreconelcamandulaje,che…—eraunacaricaturaespantosa,peroél se reíadesímismoyvolvíaapasar subrazoporencimade loshombrosdemipadre,quehabíacerradolapuerta,yledabaunachuchóncómplice—:¿Teacuerdas?LellamábamoselFueye,¿teacuerdas?ElFueye.

Replicabamipadre:—YtúVictorino.—LosTresdelPompeya—rematabaelotro,orgullosodesupasado.Siguióunparpadeo simultáneo, significativoydoloroso.Yomepreguntéquién

seríaeltercerodelPompeya.Avanzábamoshaciaelcomedor.

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—Bueno,¿cuáleselúltimo?—preguntó.—¿Elúltimo?—Coño,elúltimochiste.—Huy—hizomipadre,comoavergonzado.Víctorloobservabaconunbrilloexpectanteenlosojillosyunanuncioderisaen

labocafruncida.Mipadreseanimó:—Dicequeeraunhombretanpequeño,tanpequeño,tanpequeñoquenolecabía

lamenorduda.Víctor estalló enunacarcajadaespléndida,unpremioexageradoparaunchiste

tanviejo,pero tangenerosa, limpia,espontáneay llenadevidaquemimadreyyopermitimosquesenoscontagiara,aunquemeconsteque,hastaaquelmomento,noshabíamosestadoresistiendoalaalegría.

—Tendremosqueabrirunabotelladechampán,queestohayquecelebrarlo—dijomi padremientras nos sentábamos alrededor de lamesa—.Montse: saca otrabotelladechampán,queéstaestáesbravada.¿Hascenado?

—Bueno,mehetomadounbocadilloenelbardeabajo.Nosabíasisubiraestashoras. He visto que la portería estaba abierta y me he dicho: «Qué coño». Perovosotroscenad,cenad.

—Quéjoder.Íbamosporelprimerplatoytútambiéncomerásunpoco.Ah,alasdiez,dentrodeunmomento,vanadarelpartedelequipomédicohabitual.Aversihoyhablandelascacasenformademelena…¿Perodóndecoñotehabíasmetido?

—EnunpueblodelasierradelCadí,cercadeAndorra—respondióelvisitante—.Tengo una casa, un terreno, cuatro vacas, cuatro ovejas, gallinas, conejos, unamujer,doshijos…¿Sabesquiénsevinoavivirconmigo?Xavi,elhijodeTeresa.

Evocacionesde este tipo conseguían llenar de lágrimas losojosotravez.Amipadreselecurvabalabocadeternura:

—Xavi…Javierito.—Alfinal,loencontré.Loestuvebuscando,lolocalicéy,enfin,unavidanueva

—resumíaVíctor—.Yatecontaré.—Noteimaginodepayés.—Bah, no es difícil. Se trabaja de sol a sol, pero almenos comemos bien. Y,

mientrastrabajas,nopiensas.—Pero,porfin,hasvenido.—Son momentos muy importantes y tenía que pasarlos contigo. Como si

hubiéramosllegadoalúltimocapítulo,¿noteparece?Noqueríapasarloallísolo.Notenemos tele y los chavales no han vivido nada. He venido a recordar los viejostiempos.Quenosenosolviden.

—Cómosenosvanaolvidar.—¿Cómoeraaquéldelanenaquellevabalavacaaltoro?

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—Ah,sí.Laniñaquevaconunavacaporelcampo,yseencuentracondosdeciudadqueledicen:«¿Dóndevas,nena?».Diceella:«Allevarlavacaaltoro».Yledicen:«¿Yestonopuedehacerlotupadre?».Ylaniña:«No:tienequesereltoro».

—¡Jajajajaja!Iniciaron una larga, larguísima, interminable conversación sobre los viejos

tiempos.Yyoescrutabaelrostrodemimadrecomosifueralaprimeravezqueloveía,y

descubrí que efectivamente tenía una mirada hermosa y poderosa y unos labiosgruesos, de línea delicada.Yme preguntaba cómo podía haber vivido con aquellamujertodamividasindarmecuentadeello,fijándomeúnicamenteensusarrugasysu papada y en su cabello despeinado y sumueca despectiva que, si uno se fijababien, eranmeros añadidos que no conseguían arrebatar la belleza al conjunto. Depronto,comprendíaporquémipadrepodíahaberseenamoradoundíadeella.

EnesemomentomedijequesiempredeberíaestaragradecidoaVíctorLuysporhabermeayudadoaveramimadredeaquellamanera.

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VíctorLuyssequedóadormiraquellanoche(«¿cómotevasairaunhotel?,estarásloco,sitenemosahíunacama,enelcuartodelaplancha»)ylosdíassiguientes,hastala muerte de Franco y después, él y mi padre llenaron la casa de recuerdos, devivencias, de chistes y lágrimas, amistad, cariño y rabia, y yo me convertí en unespectadormudoyembobadoanteunmundoquedesconocíaporcompleto.

Laprimeranoche,cuandomispadresdormían,VíctorLuysabandonóelcuartodelaplanchaysemetióenelmíoymedespertó.Loencontrésentadoenelbordedelacama,observándomeconsusojosmansoseinsistentes.

—Tu padre es un gran hombre —me dijo antes de que yo terminara dedespertarmedeltodo—.Ynomehagustadocómolemirabas.Tienesquevalorarlomás.Habrácosasdesupasadoquenotehacontadoporrespetoatumadre.Cuandoseconocieron, tupadreyaeramayor,yahabíavividomucho.Perosiempre fueunhombreextraordinario,unbuenamigo,unhombredecorazón.Undíatenemosqueirtú y yo a tomarnos unoswhiskies por ahí, y te contaré cosas que no te puedes niimaginar.Yundíanosiremosdejuergaporahílostres,ytupadrenoscontarácosasqueniyomepuedoimaginar.

En días sucesivos, se cumplió su deseo. Salí conVíctor, yme reveló aspectosinsospechadosde lavidademipadre,y luegosalimos losdosconmipadre,comotres amigos. Y, en las terrazas de las Ramblas, o en un banco del parque de laCiudadela,opateándonos lascallesdelBarrioChino(«aquíestaba laBombonera»,«aquí tuvimosunbar»),hablaronyhablaronyhablaron,yyoescuchéyescuchéyescuché.

Y un día en que ellos no estaban, porque habían ido a ver a su amigoMiguelJinete,meanimépor finahablarconmimadre.Ydescubríqueella también teníauna vida. Resultó que los cuadros del pasillo, que siempre me habían parecidovulgares,loshabíapintadoella.Ydejarondeparecermevulgares.

No llegué a conocer al tercer miembro del Trío del Pompeya, Miguel Jinete,porque murió poco antes de las Navidades de aquel 1975, pero me acerqué a sufamilia,conocíasuhijoEduardoy,atravésdeél,entréencontactoconunindividuomuy peculiar, llamadoMadurga, del que hablaré más adelante y que me ayudó aconstruir la biografía de ese tercer personaje, acaso elmás fascinante del Trío delPompeya.

Y, en enerode1976,despuésde las fiestas, yamepresenté en el despachodeldirectoreditorialdeBrugueraconelprimerproyectodeestelibroque,inicialmente,setitulaba«LosTresdelPompeya».

AcababadeentregarlatraduccióndeunlibrodeJaprisotyyamehabíanconfiadootro de Jean-PatrickManchette, cuando le pregunté aMaríaDolores, la chica que

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siempremeatendía:—¿Túcreesqueeldirectoreditorialmerecibiríaahora,silepidocincominutos?Para mi sorpresa, ella dijo: «Claro», descolgó el teléfono, murmuró cuatro

palabrasymeindicóqueyapodíasubir.Desde lasprofundidades, todoparecíamáscomplicadoyprotocolariode loque

era. Cuando llegabas a la quinta planta, los despachos no eran tan lujosos ni susocupantes tan soberbios como esperabas. Me recibió un argentino joven, afable yparlanchín.Era el creadorde la coleccióndenovelapoliciacadonde sepublicabanmis traducciones y resultó que le gustaba mi trabajo. Me dedicó un discursoprofundo, largo y enfático sobre la sublime liturgia del traductor, que oficia desacerdoteentreelgenioartísticoyelhumildeconsumidordelecturasy,actoseguido,después de echar una somera ojeada a mi proyecto, me miró esforzándose enaparentarindiferenciaypreguntó:

—¿PorquélosTresdelPompeya?¿QuéeselPompeya?

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Barcelona,marzo/abrilde1920

ElPompeyaeraunmusic-hallubicadoenlaesquinadelacalleCondedelAsaltoconelParalelo,aquelhervideroescandaloso,risueñatierradenadiedondeseencontrabanobreros con gorra y señoritos con sombrero que firmaban una treguamomentáneaparaaplaudiralasmismascabareteras.Lafachadahacíapensarenunasórdidanaveindustrialperoelinterioreraunestallidodevida,placeres,mujeres,juego,cancionesyalcohol.

CuandoaquellanocheentraronVíctoryMiguel,sinembargo,reinabaenellocaluna insólita quietud. El globo de espejitos giraba en lo alto disparando destellosazules, rojosyverdessobreunacantanteangelicalque teníahipnotizadoalpúblicosalvajeycervecero.

—Esella—dijoMiguel.En el foso, la orquesta de siete músicos del argentino Pablo Alfaro. En el

escenario, una pareja de bailarines porteños dibujaba firuletes complicados yespectaculares, ella enseñando las piernas, él castigando. Pero la admiración de laparroquiababeante,laquemanteníaaquelsilencioreverente,eralacantante,AuroritaEscolá.Unade lasmúltiples cupletistasquehabían incorporadoa su repertorio losnuevostangosconletraquellegabandeBuenosAiresfirmadosporContursi.QuizánocantaratanbiencomoOfeliadeAragón,LaBellaDoritaoRamoncitaRovira,quetriunfaban en otrosmusic-halls pero era mucho más hermosa que las tres juntas.VíctorLuysnuncahapodidoolvidaraquelcuerpo,vestidodenegrocontrastandoconla tezblanca, lamirada tristedepestañas larguísimas, los labios intensamenterojosquesilabeabanconmuchosentimientolaletradeMilonguita:

Milonguita,loshombrestehanhechomalyhoydaríastodatualmaporvestirtedepercal.

—¿Quéteparece?¿Aqueesunamaravilla?Víctor estaba impresionado. Su forma de cantar aquella historia de mujer

degradada resultaba remilgada y provocadora a un tiempo, inocente y canalla,distanteperoansiosadeproximidad.TodohombrequevioaAuroritaEscoláquedóconmovidoparaelrestodesusdías.

…Yentreelvinoyelúltimotango

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p’alcotorrotesacaunbacán…¡Ay,quésola,Estercita,tesientes!Silloras…¡dicenqueeselchampán!Milonguita,loshombrestehanhechomalyhoydaríastodatualmaporvestirtedepercal.

Unaensordecedoraexplosióndeaplausos,bravosypiropossaturólasaladuranteunbuenrato.AuroraEscolásaludó,agradeciólaovaciónysaliódeescenaparadejarpasoalasotraschicasdelelenco,queharíanaullaralaconcurrenciamostrándoleslaspartesmás íntimasde su anatomía, y a los cuadros cómicosde actoresgritones enropa interior, o a algún número de acróbatas o equilibristas. Mientras no actuabaAuroraEscoláelpúblicodelPompeyanodejabadeberrearydecirordinarieces.Mipadrerecordabaeldíaenqueaunprestidigitadorlehabíafalladountrucoysepegófuego y se convirtió en una antorcha humana y el público se reía y aplaudíaentusiasmado.

VíctoryMiguelpaseabanporellocal,echandounaojeadaalazonaservidaporcamarerasdelaentrada,dirigiendoguiñosalasfulanasqueselesinsinuabandesdeunpalco,asomándosealasaladondesejugabaalassieteymedia,perosuobjetivoaquellanocheeraAuroraEscolá.Selohabíanprometidoalsalirdecasa.

Erandosjóvenesaltosyfuertes.Miguelmáselegante,concamisareluciente,elnudodelacorbatamuybienhechoypañueloenelbolsillosuperiordelaamericana.Víctor,conaquellanarizaristocrática,vestíadeformamásmodesta,sincorbatayconalpargatas, pero la percha lo ayudaba. Los dos con gorra. Los dos dispuestos acomerseelmundo.

Cuandoempezóuncuadrocómicoylosmúsicospudierontomarseunrespiro,losdos localizaron al joven bandoneonista, que se sentó solo a una mesa, pidió unacopita de ojén y permaneció pensativo,melancólico, absorto en el vaso de líquidotransparente, comosi a travésdeélpudieraverunmundomejor.Eraun individuomenudo,delgado,fibroso,cargadodeenergía.

—¿Podemossentarnos?Losmiródereojoy,congestovago,lesdioaentenderqueledabaigual.—MellamoMiguelJinete,yésteesmiamigoVíctor.Túeresmúsico,¿verdad?

—el hombre delgado esperaba. Y Miguel Jinete continuaba—: Sí, eres elbandoneonista.Tocasdefábula,amigo.Eresunartista.Meencantanlostangos.Perosobretodomeencantalatanguista.Amiamigoyamínosgustamucholatanguista.¿Noslapodríaspresentar?

Elmúsicosuspiró.

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—No soy la persona ideal para presentársela —dijo con marcado acentoargentino. Se bebió el aguardiente—. Primero, porque estoy enamorado de ella.Segundo, porque estamismanoche le he declaradomi amor.Y tercero porquemeacabadeenviaralpedo.

Los dos amigos se rieron. Les hizo gracia lamanera que tenía aquel sujeto deconfesarsudesengañoamoroso.Serieronybromearonhastacontagiarlesualegría,yle invitaron a otra ronda, pagabaMiguel, y en seguida se impusieron lamisión deanimarlo.

—¿Cómotellamas?—lepreguntaron.—FernandoGavanza—eramipadre.Enaquelmomentoteníaveinteañosyno

necesitabamuchoalcoholparaarrinconarsuspenas.—¿Veinteaños?—gritaronlosotrosdosacoro—.¡Igualquenosotros!¿Naciste

enel1900?Habíanacidoenel1900ybrindarontambiénporeso.Ymediahoradespués,mi

padreyaestabacontandounchiste:—Uncurapredicandoenuncolegiodemonjas:«…Ypensadque,porunahora

deplacer,podéiscondenarosaunaeternidadenelinfierno!».Ylevantalamanounadelasniñasypregunta:«¿Cómolohaceparaqueledureunahora?».

Entonces,pudoescucharporprimeravezlaespléndidacarcajadadeVíctorLuys.—Miguelnuncaacababadeentenderloschistes—comentómipadre—.Sereía,

pero sólo comoecode las carcajadasdeVíctor, y almismo tiemponosobservabainseguro,comoparacomprobarquenoleestábamostomandoelpelo.

—Sí—intervinoVíctor—.Recuerdoquehabíaunacosaquelehacíapartirsederisa.Cuandotúdecías,así,enargentino,Mirávos,quépiola,¿teacuerdas?

—Ah,sí—celebrabamipadre—.FueconeltangoConfesióndeDiscépolo.PeroesoseríacuandolaRepública,enel31,oporahí.Eltangodice—cantabamipadre—:«Soldemivida/fuiunfracasao/yenmicaída/busquédejarteaunlao/porquetequisetanto/ytantoquealrodar/parasalvarte/sólosupehacermeodiar…».

Víctoraplaudía:—¡Sí!Éseera,éseera,sí…—Espera, espera… Y dice al final: «El recuerdo que tendrás de mí/ será

horroroso,/me verás siempre golpeándote/ comounmalvao…/ ¡Y si supieras bienquégeneroso/fuequepagaseasí/tugranamor!».

Lahilaridadloatragantabaylointerrumpía.YVíctortomabaelrelevo:—Ytúdecíasaquello:Mirávos,quépiola,lafajaapuñadasyluegodicequeera

por hacerle un bien, yMiguel se descuajaringaba de la risa. Sólo tenías que decirMirávos,quépiola,ysemeabaencima.¿Teacuerdas?

Aquella noche, la primera del Pompeya, en honor a mi padre los dos amigosrenunciaronprovisionalmenteaAuroritaEscoláyfueMiguelquienpropuso:

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—¿Quéosparecesinosvamosaconoceraunasseñoritas?Ysefuerondeputas.

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Salieronalacalleyconquistaronlaciudad.Barcelona era entonces una metrópolis enloquecida por el dinero. Acababa de

enriquecerse con la Gran Guerra que, mientras devastaba Europa, convertía elterritorio neutral en paraíso de estafadores, especuladores, traficantes de armas,vendedores de secretos militares y mercaderes de señoritas y cocaína, que solíancelebrarreunionesdondesedestapabanlasbotellasdechampánadocenas.Losqueya eran millonarios se hicieron entonces multimillonarios y los que tenían unpequeñocomercio,ounlocal,ounaidea,osimplementeunaocurrencia,terminaronamasandomásdinerodelqueelloscreíanqueexistíaenelmundo.SehizofamosounfabricantedeTerrassaquedijoenpúblico:«Yo,aGuillermo II, le tendríaquehacerunbustodeoro».YDomingoMumbrú,elgranbailaríndetango,seapropiódeestafrase:«Noséquéhacerconeldinero».

Tantariquezavolviólocaalaciudad.Yanosetratabadecompraruno,odos,otres automóviles, que desplazaban a los carros tirados por caballerías, ni que lasseñoras vistieran tremendos abrigos de pieles y se coronasen con sombrerosinverosímiles, y los señores fueran cada vezmás gordos y fumaran puros habanosinterminables y cruzaran sus abdómenes con pesadas leontinas refulgentes. Eso noera nada, estaba al alcance de cualquiera. Había que conseguir lo que nadie máspudiera tener,parahacerostentacióndeello.Habíaquecomprar lo imposible.Yloimposible se conseguía en los cabarets, en losmusic-halls, en los teatros, o en lascasasdeseñoritas.

Miguelselasconocíatodas.LlevóamipadreyaVíctoralChaletdelMorodelpasajedelaPau,dondelaschicasibanvestidasdeodaliscasyloscamarerosparecíanelgeniodelalámpara;yaCasaEmilia,delacalleCondedelAsalto,12,principal,donde loscoitossemultiplicabanpormilgraciasa lagrancantidaddeespejosquehabíaportodaspartes;yalasalaApolo,«sociedadrecreativaconcincuentaseñoritasdispuestasabailar»;yaLaCubista,conunasalaoctogonalalfombradadecolchones;y aLaSevillana, que tenía pianista y una tertulia literariamuy aburrida.Una vez,para celebrar su cumpleaños, los invitó al mítico local de Madame Petit, conespectacularesmuralesdemotivosprocaces,ycompartimentosdesdedondepodíanelegira lachicasinservistos.Unlujo.Otravez,paragastarlesunabroma,Migueldijoquelosllevaba«aunsitiomuyespecial»,dondehabíandeencontrar«lonuncavisto», y los metió en un antro asqueroso llamado el As de Oros, en la calle deRobador, esquinaSantPau,donde sorteabanmujeres adiez céntimos el número, yotravezloscondujoaloquesellamabalaTerraNegra,enelParalelo,detrásdelafábrica de electricidad donde pululaban lasmujeresmás estropeadas y envilecidasquemipadrehabíavistonunca.

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AmipadreyaVíctornolesgustabanaquellasbromas,lesasqueabalasensacióndeestar jugandocon lamiseriaajena,quizáporqueellosnosesentían tan lejosdeaquella miseria. Bueno, en realidad, a mi padre no le gustaba la aventura de ir aconocer señoritas, como decíaMiguel. Tenía su corazón y su mente ocupados enexclusiva por la divinaAurorita Escolá, y ninguna otramujer conseguía despertarrealmentesuinterés.Sedejaballevar,porquesedivertíamuchoconsusamigos,ydevez en cuando probaba suerte pero, cuando salían, siempre acababa comentando:«Yo,quéquieresquetediga,estodebajarmelospantalonesdelantedeunaseñoritaaquienleimportounrábano,puesquéquieresquetediga».Lamayoríadelasveces,mientras los otros dos se revolcaban con sus parejas, él se quedaba en el salón,mirandoocharlandocon laschicasocon lamadama.Así fuecomoestablecióunarelajadaamistadconaquellasdosandaluzasquesiempreandabanjuntasysehacíanllamarDulceyBombón.Legustabahacerlesreírconsuschistes:

—La chica que va en el tranvía, apretujada por todas partes. Y el tipo que secoloca detrás y pone la mano donde no debe. La muchacha se vuelve parareconvenirle: «Oiga, joven, me parece que se equivoca». Y el tipo dice: «¿Meequivoco?¿Noeselculo?».

Las ocasiones en que subía con alguna chica normalmente se debían a que lamadama le reñía por no hacer gasto o por probar una nueva, pero eramuy difícilsacarlodel«Quéquieresquetediga».

Los realmente aficionados al puterío eran Víctor y Miguel pero, aunque eraMiguelquien tomabasiempre la iniciativa(«¿Vamosaconocerseñoritas?»),elquesacabamásjugodeaquellasexperienciaseraVíctor.

Se diría que Víctor no tenía una especial necesidad de sexo, le daba igualquedarseprolongandouna sobremesa,o ir al teatroo al cineaverunadeCharlot.Migueleraelentusiasta,elqueentrabaenlosburdeleshaciéndosenotarmásyelqueelegíaprimeroalaschicasparaasegurarsedequesequedabaconlamásguapa,olamás exótica, o la más tetuda. Pero, después, mientras Miguel decía: «Estupendo,estupendo», y se desprendía de la chica con gesto fatigado, Víctor salía de lahabitación abrazado a su compañera, soltando sus carcajadas contagiosas, y sequedaba charlando animadamente con ella, como si en aquel rato hubieran forjadouna amistad para toda la vida. No importaba que se hubiera quedado con la queMiguel no había querido, la más fea, la más boba, la más marginada, la másmelancólicaolamásamargadayarisca,nadiesabíacómolohacía,peroconseguíaquesufindefiestafuerafelizparatodos.Siempresabíaencontraralgoespecialenlachicadelmomentoy,luego,locomunicabaasusamigosconentusiasmo,comosisetrataradeun tesoro.Consudesabrido«Estupendo,estupendo»,Miguelsequedabaconlasensacióndehaberrecibidomuchomenosporsudinero.

Unpar,otres,devecesalasemana,VíctoryMiguelibanabuscaramipadrea

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supuestodetrabajoysalíanaliberarsusinstintosysuimaginación.Comoélpodíadormirtodoeldíaantesderegresaralmusic-hallporlanocheylosotrosdoseransuspropios jefes, las juergas se podían prolongar y se prolongaban tanto como lesapetecía.Normalmente,salíanlossábadosyalgúnotrodíaentresemana,elmartesoelmiércoles,peronadalesimpedíatomardeterminacionestransgresorasque,porlocomún,teníansuorigenenlasugerenciadeMiguel:«¿Ysimañananohaybarco?».

Si no había barco, quedaban otras tareas que hacer, pero no eran tan duras nihabíaporquéhacerlasaprimerahoradelamañana.Avecesnisiquierahabíaporquéhacerlas. De manera que la frase: «¿Y si mañana no hay barco?» equivalía adeterminarquelanochenoteníalímites.

Miguel Jinete aparentaba estar siempre relajado y dispuesto a transgredir lasnormaspero(mecomentóVíctor)laverdaderaque,cuandodecía:«¿Ysimañananohay barco?», era porque ya lo había calculado y al día siguiente no había ningúnbarcoquedescargarybarrer.

Muchasdeaquellaslargasnochesdesábadolashabíanpasadojuntos,dormitandoencamasajenasoenbancosde lacalleoenel rincóndeunbar,paracontinuareldomingo con sus aventuras. Pronto fueron conocidos como los Tres del Pompeya.VíctorrecordabaquefueronDulceyBombónquienes los llamaronasíporprimeravez.Luego,yafuenormalqueelcamarerodeestebaroelporterodeaquelteatrolosrecibieranconlaexclamación:«¡YaestánaquílosTresdelPompeya!».

Sehabíanmetidoenbodasalairelibreparacomerdegorra.Laslocalizabandeantemano,porlaprensaoporelchivatazodealgúnpárrocoamigo,ysevestíanparalaocasión.Dabanelpego.Deloaltodelarmariodelcuartodelaplancha,mipadremepidióquebajaraunacajadezapatosqueestaballenadefotografíasantiguas.AllíencontramosunpardelTríodelPompeya.Mipadre,elmáselegante,eraelúnicoqueusabasombrero.Losotrosdos,másaltos,congorra,parecíanlosguardaespaldasdeun gángster peligroso. Con aquella apariencia, tan guapos y simpáticos y buenosconversadores, una vez superados los controles pertinentes se mezclaban con losinvitados y se divertían gorreando, conociendo gente e inventándose relacionesfantasiosasconelnoviooconlanovia.Sialgunavezhabíandetectadosuintrusiónnadielesdijonadaparanoperderseelplacerdesucompañía.

Una vez, cuando tomaron un taxi para regresar a casa de madrugada y elconductorlespreguntódóndeiban,lecontestaron:

—Yaseloindicaremos.Y,cuandoeltaxistasepusoenmarcha,empezaron:—Frío, frío, frío… —cuando doblaba una esquina—: Caliente, caliente. Se

acerca,seacerca.Ahora,seenfría.Tibio,tibio.Frío,frío…Caliente,caliente.Otro día, Miguel los llevó a una timba clandestina para levantar el muerto.

Consistíaenrondarporlaruleta,atentoalosapostadoresyasusapuestas.Habíaque

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localizaralosqueponenmuchasfichassobrelosnúmeros,demaneracompulsiva,yseleccionaralqueibamuyborrachooestabadistraídoylevantarlesuapuestaysusbeneficiosalprimerdescuido.Sólolohicieronunavez,porqueamipadreyaVíctorlesparecíaqueesonoeranadamásqueunrobo,peroMiguelnoeralaprimeravezquelohacíaporqueelcroupierloconocíay,mirandoparaotrolado,canturreóporlobajounfragmentodelchotisquecantabaRaquelMeller:«…MiraniñoquelaVirgenlovetodo…».

Conteniendolarisaysindirigirseanadieenparticular,Miguelcontinuólamismacanción:«…Quémalaentrañatienespa’mí…».

Era él quien pagaba casi siempre.Decía que tenía un negocio familiar que ibavientoenpopayqueleservíaparapasárselobienconsusamigos,asíquenoadmitíadiscusión.Mipadreteníaqueinsistiryadelantarseavecesenabonarconsumicionesporque,alfinyalcabo,ganabaquincepesetasaldía,quenoeramalsueldo.YVíctorsedejabainvitarsininmutarseporquenoledabaningunaimportanciaaldinero.

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6

VíctoryMiguelseconocierondurantelaSemanaTrágica,enjuliode1909,durantelaquemadeunconventodelEnsanchebarcelonés.Teníanentoncessólonueveydiezaños,respectivamente,yerandosdelosgolfillossuciosyandrajososquesesumaronal tumulto revolucionario que, después de haber volcado y quemado tranvías enPoblenou,setrasladóalcentrodelaciudad.

LospadresdeVíctorsealarmaroncuandonofueadormiracasaysemovilizaronparaseguirlelapista.SelespusieronlospelosdepuntacuandoalguienlesdijoquehabíavistoalpequeñoVíctorconlosrebeldesdePekín.SesuponíaqueenelbarriodePekínvivía la purriamásmiserablede toda la ciudad.Fueronhasta la plazadeCataluñaylocalizaronaunvecinodePoblenouquelesdirigióadondeestabanlosdePekín.

Encontraron al chaval en la calle de San Antonio Abad, en pleno asalto alconvento de las jerónimas. Él y Miguel habían visto, maravillados, cómo unoshombresrociabanconpetróleolapuertaprincipaldeltemplo,cómolepegabanfuegoy cómo irrumpían en el recinto sagrado con la ayuda de un ariete. Luego habíansacado a la calle bancos, confesionarios y toda clase demuebles, hicieron un granmontónconellosyconloslibrosytodoelmaterialcombustiblequeencontraronyprendieronunahogueraenorme,comosifueralanochedeSanJuan.Unenjambredeniños sucios y chillones bailoteó alrededor de la pira junto a una pandilla deborrachosquevestíanropasdemisa.Otrossacaronalaaceraunaseriedeimágenesde yeso policromado, santos, vírgenes, ángeles, jesucristos, y unos cuantos sededicaronadestrozarlosaculatazosconsusfusiles.

A continuación, unas mujeres salieron aullando y riendo de manera salvajemientrascargabancadáveresputrefactosyesqueletos troceados.Habíanencontradouncementeriodequince tumbasen lacriptay loestabanprofanandoysacandolasmomiasalaluzparademostrarquelasmonjaserantorturadasensuclausura.

Cuando sus padres encontraron a Víctor, Miguel acababa de regalarle unacalaverayandabanjugandoconella.MiguelselaponíajuntoalamejillaparaqueVíctorcomparaseunacaravivaconotramuerta.Unaexperienciainolvidable.

LamadredeVíctor,Margarita,arrebatóaqueldespojodelamanodelniño,gritó:«¿Quécoñohacéisconesaporquería?»,latiróaunladosinreparoalguno,ysellevóalchicoasucasaconpescozonesygritos,«¿Peroquétehascreído?¡Mevasamataradisgustos!».Yelrecienteamigodesuhijolessiguiócomounperritoperdidohastaaquel deplorable barrio de chabolas que había junto a las tapias del cementerio dePoblenou.

Recorrieronunacallejasinasfaltar,dondeperrospulgososlevantabanpolvoysesacudían las pulgas, flanqueados por frágiles barracas sin cimientos, inclinadas y

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desvencijadasporcientempestadesinclementes,hastallegaraunacasitadeadobe,lamás bonita del lugar, enjalbegada y techada de madera. El interior parecía reciénpintadoy se veía obsesivamente limpioy ordenado, condetalles ornamentales quehacíanagradableelcuchitril.

Unavezdentro,Margarita se volvióhacia suhijo y descubrió al acompañante.Eraunniñomuysucio,elmássucioqueMargaritahabíavistoensuvida,suciodeunnegro hollín, mucho más sucio que cualquiera de los pequeños trinxeraires quedormíanenlacalle.

—¿Ytúcómotellamas?—Miguelín.HablabacastellanoylafamiliaLuyssedirigióaélencastellanomientrasestuvo

conellos.Semovíaconcautelaylosojosmuyabiertos,comosisesupieraperdidoenunmundo infestadodepeligros,peroalmismo tiemposumamenteatractivo.Lemaravillólapulcrituddelamoradadesuamigoyenseguidapreguntó:

—¿Tenéisbañera?No tenían, claro está. Por no tener, en aquel barrio no había agua corriente ni

alcantarillado. Pero aquel niño zarrapastroso no podía entender que una casa tanimpolutanotuvierabañera.

Aquellanoche,MiguelíncenóconlossietemiembrosdelafamiliaLuys,queloaceptaronsinlamenorextrañeza.Margaritacocinóunasopadeajoyunarenqueporcabeza, el señor Luys de ojos rojos le alborotó el pelo y Víctor le presentó a suscuatrohermanos.Fraternal,elmayor,entoncesteníadiezaños;Eleuteri,elTeri,seis;Llibert,cinco,yGiordanoBruno,queeraelpequeñajodedos.Víctoreraelsegundo,entreFráteryelTeri.

TodosdieronporsupuestoqueMiguelíneraunniñoabandonado,delosdiezmilquesobrevivíanrobandoloquepodían,mendigandoydurmiendoporlascallesdelaciudad.SegúneralabuenazadeMargarita,nohabríatenidoningúninconvenienteenadoptar al nuevo amigo de su hijo porque siempre estaba dispuesta a compartir losuyoconcualquiervecinoquehubieracaídoenfermooquenecesitaraalgúntipodeayuda.Peroaldíasiguienteelchiquillodeclaróporsorpresaquedeseabaregresaralacasadesusabuelos.

—¿Abuelos?¿Tienesabuelos?—Sí.—Puesestaránmuypreocupadosporti.¿Sabesladireccióndetucasa?—CalledelaVía,2,Poblenou—dijoél,mecánicamente.—¿Ynosabescómoir?—Esquenosédóndeestoy.—Noestálejos.Yoteacompañaré.La casa de los abuelos de Miguel era una carbonería situada en un recóndito

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edificiodedospisoscuyafachada,enaquellaépoca,mirabaalmarydistabacuatropasoscontadosdelavíadeltrendeMataró,quecadadosportrescruzabaavelocidadinfernal, como un vendaval ensordecedor, ante las narices o por encima de quiensaliera del edificio sin prestar atención. Con el pasar de los años, unos cuantosmuertosdespués, el ayuntamiento seanimóal fin a levantarunmuroentreaquellalíneadecasasylavíaférrea,ylacalledelaVíaseconvirtióenunestrechocallejónsinsalidaescondidotraslasfábricasdePoblenou.

Quefueraunacarboneríaexplicabalasuciedadtanintensayespecialdelapielylas ropasdeMiguelín,yallí encontróMargaritaaunhombreyunamujerdeedadindefinida, espantosamente sucios,queaceptaban ser losabuelosdel chicoperonoparecíanmuypreocupadospor su ausencia. «Bueno, devez en cuandodesaparece,perosiemprevuelve».

Víctorcasinuncafueajugaralaoscuraeinhóspitacarboneríapero,encambio,Miguelínprácticamente se instalóavivir encasade losLuys.Margarita intercediópara que sus abuelos le permitieran asistir a las clases del Centro Libertario, conVíctor,dondeenseñabanaleer,escribirylascuatroreglas,ydesdeentoncesellaseencargabadeirabuscarlosylesdabademerendarantesdequeMiguelínregresaraalacarbonería,quenoestabamuylejos.Losdoscríoscrecieroncomohermanos.

Once años después, cuandoVíctor yMiguel llevaron ami padre a la casita deadobe, junto al cementerio de Poblenou, y le presentaron a Margarita, los dos lallamabanmamá.Eraunamujerexcepcional.Unaluchadoraalta,fuerte,irreductible,siempre sonriente y descarada, con voz tonante pero, al mismo tiempo, atenta ydelicada.DeellaaprendióVíctoratrataralagenteyamiraralosojoscomoquiensemiraenunespejomágico.

Siempre trabajó como costurera, zurcidora y bordadora para una modista delcentroynodebíadeserlenadafácilsacaradelanteasuscincohijos,despuésdelamuertedesumarido.Todosloshermanostuvieronqueponerseatrabajaraedadmuytemprana en distintas fábricas de los alrededores o en la construcción del metro.VíctorteníadiezañoscuandoentróenlafábricadeladrillosAymericheHijos.

Eran tiempos duros. Mientras la ciudad crecía, prosperaba y enloquecía en elParaleloyenelcentro,enloslujosdelLiceuydelpaseodeGraciaydelaRambladeCataluña, la mano de obra en los suburbios vivía en la miseria. Sin embargo,Margaritanuncapermitióquesushijospasaranhambre.Cuandohizofalta,nodudóenacudiraloscuartelesparaconseguirelsobrantedelrancho,oalosmercados,pararevolver la basura en busca de lo que otros habían despreciado. Comían bacalao,arenques o lo que se llamaba carne de sábado, que era grasa desechada en elmatadero;aunquefuerapanseco,suschicosseibanadormirconelvientrelleno.Ymásdeunavezrecurrióalsistemadelaincautaciónquepredicabanlosanarquistas.MásdeunavezlaacompañaronVíctoryMiguelaunatienda,ylavieronelegiruna

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buenacantidaddecomida,comosi fueraparasuconsumodoméstico,antesdequeentraraunindividuo,armadoono,quearramblabaconlascestascargadasdevíveresyselasllevabaporlasbuenasoporlasmalas.

Algunas noches, había preparado la cena y había dejado a los chicos solosmientrasellaseibaconungrupodevecinosqueregresabanhorasdespuéscargadosdevíveres.Cuandoeranmayores,Margaritalescontóque,enaquellasocasiones,loshabitantesdelaschabolas,oprimidosporelhambre,oenfurecidosporlassubidasdeprecios y la arrogancia de los patronos, iban a asaltar almacenes y depósitosportuarios.Yalgunavezllevóaalgunodesushijosaunrestauranteparacomersinpagar,loquesellamabacomeralafuerza.

—No robamos—les decía con énfasis, muy convencida—. No le quitamos lacomidaanadie.Nadiesevaaquedarsincomerporquenosotrosnoshayamosllevadoloquenecesitábamos.Alcontrario:seremosmáslosquecomeremos.Escomosinoshubieraninvitadolosricos,¿comprendéis?Y,creedme,selopuedenpermitir.

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—¿Asíquetúnoeresargentino?—No—decíamipadreconaqueldejeporteñotanexótico—.Yonacíaquí.Pero

mimadremurióduranteelparto.Mipadresequedómuysoloy,comoteníafamiliaenArgentina,sefueparaallí,conmigo,parabuscarfortuna.

Afinalesdesiglo,unhermanodemiabuelo,quesellamabaLuisLuysporqueelbisabueloeramuybromista,sefueaArgentinayentróatrabajardecarreteroenunaempresadetransportes.TeníaunahistoriamuycuriosamitíoLucho,allílellamabanDonLucho.TrabajaballevandomercancíasysuministrosdetodotipodesdeBuenosAireshastaNeuquén,enlaPatagonia.Eraunviajemuylargoypenoso.EltíoLuchosequedabaunosdías enNeuquény luego regresaba a la capital cargadode lanayotrosproductosdeaquellatierra.Pero,undía,unestancierolepidióquellevaranoséquécargamentoaunpuertollamadoIngenieroWhite,enBahíaBlanca,dondehacíapocoqueacababadellegarelferrocarrilyqueenseguidaseconvertiríaenzonadeembarque de todos los cereales de aquellas latitudes. Aunque ni el carro ni loscaballoseransuyos,eltíoLuchorealizóelencargo,seembolsóeldineroy,nosóloeso, seapropiódelcarroyde loscaballosysequedóenNeuquénaceptandootrostrabajosyseolvidódesupatróndeBuenosAires.Asíprosperó,trabajandodesolasol,sobretodocarreteandocerealesdesdecualquierpuntodelaPatagoniaaIngenieroWhite, y fundó su propia agencia de transportes.Cuando el empresario porteño setrasladóalsurparaverquéhabíapasadoyexigirqueledevolvieranlosuyo,el tíoLuchoyaeraDonLucho,unhombremuyrespetadoenNeuquén,yyateníamuchosvehículosy empleados,y ledevolvió concreces el costedelviejo carromatoy loscaballosylaspérdidasquepudierahaberocasionado.Nosóloeso:seasocióconeldeBuenosAiresy,al final,acabósiendoeldueñoúnicode laempresa,unode losnegocios de transportes más importantes de Argentina, que cubre la provincia deBuenosAires,desdelacapitalhastalaPatagonia.

CuandollegaronaNeuquén,en1901,eltíoLucholediotrabajoamiabuelo.Mipadreteníaunañoycrecióensuestancia.Vivieronmuybien.AllícontabamipadrequeviounodelosprimeroscamionesdemotorquehuboenArgentina.UnLeyland.MiabueloyeltíoLucholeenseñaronaconducirlo…

—¿Sabes conducir automóviles?—semaravillabanVíctor yMiguel cuando elrelatollegabaaestepunto.

—Sí,bueno,noesmuydifícil…—mipadreluchabacontrasumodestianatural.—Yallíaprendistetambiénatocarelbandoneón,claro.—Primero, laguitarra.Y luego,elbandoneón.Allí,ahora,esel instrumentode

moda.Gardelesunhéroenacional.—¿Yporquéosvinisteis,siestabaistanbien?

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—Mipadre…—retomabaelnarrador,refiriéndoseamiabuelo—.Bueno,esunapersonadetemperamentomelancólico.Lecostómuchoreponersedelamuertedemimadrepero, en1903, se volvió a enamorar comoun adolescente.Se casó conunamujermuyjovenymuyhermosa,Kinga…

—¿Cómo?—Kinga,esnombrepolaco,erapolaca.Conellatuvoamisdoshermanos,bueno,

hermanastros,Cándido yErnesto, que ahora tienen dieciséis y catorce años.Vivenconnosotros.Peroaquellodurópoco.Ellasequedóembarazadaporterceravez,haceunaño,ounañoymedio,ymurióenelparto.

—Nomejodas—exclamóMiguel—.Comotumadre.—Murieron.Ellaylacriaturaquellegaba.—Nomeextrañaquetupadretengaeltemperamentomelancólico.—Yaúnnoseharecuperado.Enlasdosmuertesdesusmujeresveunaespecie

defracasopersonal,comosifuerasuculpa.LamaldicióndelosGavanza.Alládecíaqueeramufa.TuvoqueabandonarArgentinaporquenosoportabaverningunodeloslugares donde había estado con su esposa, y decidió regresar a Barcelona porquenuncasehabíadesprendidodeltododelamorriña.Ynosvinimosparaaquí,élymisdoshermanosyyo.

—¿Ydequétrabajaahora?—Tiene un remanente de dinero que ha traído deArgentina, y el tío Lucho lo

ayuda.Secompróuncoche,unStudebaker,seafilióalaFederacióndeArrendadoresdeAutomóvilesyahoratieneuncochedeplaza…

—Estaxista—apuntóMiguel,porutilizarunapalabramoderna.—Legustapasarseeldíarecorriendolaciudad.Y,cuandonoestádeambulando

porahíoesperandoenlasparadas,sequedaencasa,leyendooentreteniéndoseconsucoleccióndesellos.

—¡Eh,tenéisautomóvil!—exclamabaMiguel—.Mepodrásenseñaraconducir,¿no?

—Selopuedodeciramipadre.Undíatenéisqueveniracasaaconocerlo.Mi padre, sus hermanastros y mi abuelo vivían en el chaflán de Borrell y

Diputación,enuncuartopisodetreshabitacionespequeñaseincómodas,deformes,conlosrinconesenángulosagudosuobtusos.LosTresdelPompeyaconocieronalabueloAlbertofrenteasucolecciónfilatélica.

—Hola,padre.Quieropresentarleaunosamigos.El abuelo Alberto, según he podido comprobar en las dos fotos que mi padre

conserva de él, tenía su misma complexión y unos ojos grandes y redondos, depárpadospesados.Miróalostresjóvenesypestañeóunavezparademostrarlesquelesestabaviendoyquelosaceptabaensucasa.

—Dicenquelesgustaríaquelesenseñaseustedaconducirelautomóvil.

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Miabueloconcedióelfavorconotroparpadeosolemne.Y,enseguida,lesmostrósuqueridacoleccióndeestampillas,comodecíaél.

HabíaempezadoareunirsellosantesdeiraArgentina,demuyjoven,apartirdelacorrespondenciaquemanteníaconmitíoLucho.Unavezestuvoallí,prosiguióconsu afición carteándose con gente de España y de otros países del mundo, y hastaestudióunpocodefilatelia,entretenimientocaracterísticodegentesolitaria,quesólopuede relacionarse con el exterior a través del correo. Tenía sus estampillasperfectamenteordenadasendosálbumesdetapasdecartónforradasdetelaroja.Suestampillapreferida eraunaverde,dediezpesos, con las inscripciones«RepúblicaArgentina»y«DiezPesos»yuna ilustraciónenblancoynegroque representabaaunadamamuydigna,quizápersonajemitológico,deperfilyalrevés,cabezaabajo.Por lovisto,se tratabadeunerrorde impresiónyamiabuelo lehabíandichoqueaquello daba un valor enorme a la estampilla y, por tanto, a la colección. Cuandomostrabasusálbumes,muyorgulloso,antesdenadaabríaelálbumunoporlapáginadelajoyaverde.

—Yo creo que esto debe de valer muchísimo—decía tímidamente—. ¿No osparece?

VíctoryMiguelleaseguraronquesí,quedebíadevalerhorrores.Todavíanohabíanlevantadolavistadelacoleccióncuandollamaronalapuerta.

Mi abuelo puso los ojos en blanco ymurmuró: «La Llusieta, lo queme faltaba».Pronunciaba«Yuseta».

La Llusieta resultó ser la vecina de arriba, una mujer pequeñita, redonda,rubicunda,congrandespechos,sonrisadeorejaaorejayojillostraviesos,portadoradeunasgalletasqueacababadecocinarellamisma.

—VergeSantíssima, losheoídodesdemipiso—dijo,muypizpireta—,ymehaparecidoquelesgustaríaprobarlasconlamerienda.

—No,señora—rezongómiabuelo,encastellanosecoyesquivo—.Precisamenteahoraíbamosasalir.

PeroaMiguelyaVíctorlesgustólaformaenquelaLlusietamirabaamiabuelo.—Bueno, no hay prisa —intervinieron—. Podríamos quedarnos un rato a

probarlas.Tienenmuybuenapinta.Miabuelomiróamipadrecomosileacabarandeentrarganasdeasesinarlo,aél

yalosgamberrosquehabíatraídoconsigo.Asíqueprepararoncaféconlecheparamojarlasgalletaseiniciaronunacharla

queenseguidadespertó larisa locadeaquellamujercillavivazydescaradaquenoparabadeexclamarVergeSantíssimadeunamaneramuycómica.

Contabamipadre:—Unodice:«Oye,¿cómose llamanloshabitantesdeGuadalajara?».Yelotro,

despuésdepensarlounpoco,pregunta:«¿Todos?».

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LascarcajadasdelaLlusietayelVergeSantíssimasemezclaronconladeVíctory,duranteunbuenrato,reinólafelicidadenaquelpisosombrío,debombillasdeluzamarillenta. En seguida, los dedos de la señora se escapaban hacia los brazos deVíctorynotuvoelmenorreparoenpalparlelosbíceps.

—Quéfuertesestáis,VergeSantíssima.Noseréisboxeadores,oalgoasí.—Puessí,señora—respondióMiguel—.Yosípracticounpocodeboxeo.—¿Deverdad?—chillólamujer,admirada—.¡VergeSantíssima,nomelodigas!—Bueno,sólounpoco,nadaprofesional.—¡VergeSantíssima,siamímeencantaelboxeo!—proclamóellaagritos.Yse

vequemiabuelofruncíaelceñoantesusvoces,visiblementemolesto—.ProcuroircadasemanaalCircoBarcelonésoalFrontónCondal.MiscombatespreferidossonlosdelClubdelPugilista,sonmásprofesionales,¿noosparece?

—¿Enserio?Puesdebemosdehabercoincididoporallí…—VergeSantíssima.Mevuelveloca,elboxeo.Siyo,alseñorAlberto—señalaba

alabuelo—,lepidosiemprequemeacompañe,porqueyaséquenoesunambienteadecuadoparaunaseñoritasola.¿PorquénovamoslasemanaquevienealparquedelaCiudadela,queboxeanKamaloffyHoche?¡VergeSantíssima, seráestupendo!YllevamosalseñorAlberto,paraqueseaireeunpoco,quesiempreestáaquí,tansolo,conestacoleccióndesellos…

—Nomegustaelboxeo—dijomiabuelo.—VergeSantíssima.Peroquedaronenello.Cuando salieron a la calle, Víctor y Miguel estuvieron de acuerdo en que la

LlusietaestabaenamoradadelabueloAlbertoydecidieronhacertodoloposibleporcasarlos.Mipadresereíaycabeceaba.Tratabandeconvencerle:

—…Lamujertienerazón.¿Quéedadtienetupadre?¿Cuarentaycinco,cuarentayseis?Noesedadparaquedarsetodalatardeenesepisooscuromirandosellosdecorreos.¡Tenemosqueespabilarlo!

Tareaímproba.Lasemanasiguientenoconsiguieronsacarlodesucasa.Dijoquetenía trabajo y se fue a recorrer la ciudad con su taxi.Y losTres del Pompeya sefueronalboxeoacompañandoaaquellamujerredonda,bajitaytetuda.

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Barcelona,juliode1920

Era un caluroso domingo de verano con resaca. La noche anterior, el Trío delPompeya había estado celebrando la inauguración de un pisito que acababan demontar sus amigas Dulce y Bombón. De alguna manera, se habían despedido delburdeldondetrabajabanyhabíanestablecidosupropionegocioenunpisoantiguo,enorme, de la calle d’En Carabassa, que se iba a llamar la Bombonera. En lacelebración, se habían divertido tanto como había sido posible, habían conseguidoechar la primera cabezada en lecho ajeno, de madrugada habían combatido lamigrañaconunbañoheladoenlaplayaalaluzdelalunayhabíandespertadosobrelaarenacuandolosprimerosbañistasacudíanasucitasemanal.Luegosiguióundíaabotargado, con el sofoco del sol y la costra de la sal crepitando sobre la piel.Comieronencualquierpartey,alahoradelcafé,conlacopa,fueMiguelquientomóladeterminación:

—Quiero presentarte a una persona —se dirigió a Víctor—. Tenemos quepresentarleaJuliol.NopuedepasarniunminutomássinquelepresentemosaJuliol.

SetrasladaronentranvíaaPoblenou.Alapearse,Miguelanuncióqueteníaqueiradarseunaduchaasucasa.

—Ymepondréotraropa,porquemeparecequemañananohaybarco,Victorino,y habrá que continuar la juerga. Id al Centro, que yo en seguida me reúno convosotros.

Víctorymipadrearrastraronsuagotadorafelicidad,gastandoenellosuúltimoaliento,hastaelateneodelacalleCanalsiGuerau,conocidocomoCentroLibertario.

AllíeradondeVíctoryMiguelhabíanaprendidoa leeryescribir. Inicialmente,no era más que una taberna con estantes llenos de libros manoseados y en cuyatrastienda convivían los barriles, las cajas de botellas y el tufo del alcohol con lasmesasybancosdondeseapiñabanloschavalesparacantarelabecedarioolastablasdemultiplicar.Cuandomipadreloconoció,elCentrohabíacrecido.Susdirigenteshabían comprado los almacenes que flanqueaban la taberna primitiva y así habíanpodidoampliarsuofertadeservicios.Latabernasehabíaconvertidoencafédondehabitualmente bullía una tertulia discutidora y que servía de sala de actos paraconferencias y debates. En la trastienda había una gran cocina donde se impartíanclases para quienes querían ser cocineros y donde se elaboraba comida paraindigentescuandohabíaconqué.Labibliotecaeraenorme,conmuchasestanteríasllenasdelibrosdesegundamanodeZola,Proudhon,Hugo,Gorki,LaNovelaIdeal,LaNovelaLibre, el periódicoSolidaridadObrera y revistas comoElEscándalo oL’EsquelladelaTorratxa,ycompartíaespacioconcincoaulasdondeseescolarizaba

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aniños,pero tambiénaadultosenesforzadasclasesnocturnas.Yel almacénde laderechasehabíaconvertidoengimnasioconaparatosycuadriláteroparaboxeadores,porque los anarquistas consideraban que tan importante era el cultivo de lainteligenciacomoeldelcuerpoylasalud.

—AquívenimosMiguelyyoaboxear—dijoVíctor—.¿Porquénoteapuntas,túquetieneslasmañanaslibres?

Solo en la biblioteca, acodado en la mesa, rumiando el final de un domingointerminableyagarradoaunvasodeaguardiente,estabaJuliol.

—Eselhombrequenosenseñótodoloquesabemos.Aquínosdabamatemáticasygramáticaygeografía.Ynossacóalexteriorparaqueconociéramoselmundo—eraevidentequeVíctorsentíaungranrespetoporél—.Juliol:quieropresentarteaunamigo.SellamaFernandoGavanza.Esargentino.LellamanoselFueye.

—Casiargentino—matizómipadre.Julioleraunhombredemasiadoderrotadoparasuedad.Elaguardienteyelhumo

del cigarrillo le enturbiaban la mirada y lastraban sus movimientos y su dicción.Huesudo, de rostro chupado y ojos saltones y llenos de furia, con el pelo lacio ygrasiento,ymanoslargasdededosexpresivos,vestíaconelblusónylaboinaylasalpargatasdelosobreros.Ysemovíamuylentamenteparaenfatizarcadaunadesusfrases.

—Semblesunburgès,collons—dijo.—No—dijoVíctor—,peroesmúsico.Y,además,vienedeArgentina.Le hablaba en castellano para que el otro se percatara de que mi padre no le

entendía.—Ah,siesmúsicoyvienedeArgentina…—aceptóJuliolconretranca.—Anda,cuéntaleésequemecontasteanoche…—Ah, sí —dijo mi padre dispuesto a seducir al viejo—. Entra uno en una

zapateríaypregunta:«¿Tienenustedeszapatosdecocodrilo?»,ylecontestan:«Claroquesí.¿Quénúmerocalzasucocodrilo?».

Víctorestallóencarcajadas.Juliolsóloarrugóunpocoelrostro.Quedabaclaroquesileperdonabaamipadrelaeleganciayelsombreroyelcastellanoeraporqueveníaenbuenacompañíayporquelaborracheradeldíaanterior,yelbañonocturno,yelcansanciohabíandeterioradosuficientementesu imagencomoparaconvertirloenpersonadeconfianza.

—Amí, llámame Juliol—decía, pronunciando la jota desgarrada a la maneracastellanayremarcandolaelefinal—.Juliol.Enrealidad,mellamoJulioperoquieroquequedebienclaroqueesJulioporelmesdejuliodelcalendarioromano,enhonoraJulioCésar,ynoJulioporsanJuliopapa,quefueuncabrón.Bueno,ésteyalosabeperolodigoparaquelotengasclarotú,queacabamosdeconocernos.Anda,quítateesesombrero,siéntateybebamos.

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—Aquí se empeñó Juliol en hacer de nosotros unos buenos libertarios—decíaVíctor con orgullo—. Nos hacía escribir dictados donde siempre aparecían laspalabrasco-mu-nis-moypro-le-ta-ria-do.

Juliolnoseavergonzabaporello.Alcontrario,sereafirmaba:—TextossacadosdelibrosdeBakunin—yrecitabadememoria—:«Elhombre,

animalferozporexcelencia,eselmásindividualistadetodos.Pero,almismotiempo—y éste es uno de sus rasgos distintivos—, es eminente, instintiva y fatalmentesocialista…».

Suexalumnoleinterrumpía.—Ynos llevaba a pasear por la ciudad.A conciertos demúsica clásica que se

dabanalairelibre,enelparquedelaCiudadela…Oaqueldía,alRomea,paraqueoyéramosaMigueldeUnamuno.Yonomeenterédenada.Latardemásaburridademivida.

—Peroalgoqueda,algoqueda…—murmurabaJuliol,parasí,convozronca.—Nosllevabaporlosbarriospobres,máspobresqueéste,porlaschabolas,que

conocíamosdesobra,ynosmostrabayexplicabalasenfermedadesqueproducíanlamiseriaylafaltadehigiene.Nuncasemeolvidará.Quesieltifus,quesielcólera,lameningitis, la tuberculosis, incluso la peste bubónica. Y luego nos llevaba a losbarrios ricos, al paseo de Gracia, para que viéramos aquellas tiendas de lujo, yaquellos cochazos, y aquella gente tan limpia y bien vestida y orgullosa. Y decía:«Ésteeselmundodeverdad,nosotrosvivimosenel sótano,nos tienenencerradosallí, aislados en subterráneos asquerosos para que nos creamos que el mundo esaquello, perono,noos engañéis: elmundodeverdades éste».Ynos señalaba lasiglesiasydecía:«Yahínosvendenelmundodementira».Nosmostrabaloscuras,con esas capasnegras: «Esospajarracos son los encargadosdevender resignación,conformidadypaciencia.Mientras el patrónos pisotea la cabeza, estos cuervososquierenconvencerdequeasíescomohadeseryquevivísenelmejordelosmundosy,sinoosgustaéste,osprometenque,despuésdemuertos,estaréismejor…».

—Pero,sobre todo—interveníaelmaestro—, lesmostrabaelmiedoque tienenlos ricos a los pobres. Esa manera de arrugar la nariz al vernos, como si olieranmierda.Losgestosdeasco.Cuando llevábamosun rato cercadeaquellas joyerías,aquellos bancos, aquellos teatros, aquellos escaparates, en seguida hacían acto depresenciaunpardeguardiasmoviendolasporrasparaecharnosdeallí.«Perosisonniños»,lesdecíayo.«Sólosonniños».Nada,nada,«¿novequeestánmolestando?,¿novequeestánsucios?,¿nolosve,cómomiran,conesosojos?».Ynosechaban.Les dábamosmiedo sólo con lamirada. Les damiedo lamiseria, y eso es buenaseñal, porque demuestra que conocen nuestra fuerza, que saben que más valetenernosmiedo.

Enesemomento,llegóMiguel,contrajenuevo,aplastadoelcabellonegroporla

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brillantina.Juliolselevantóparadarleunabrazo.Parecíaespecialmentecontentodeverle.

—Ayermataronauncompañero,¿teenteraste?ElcapatazdelacanteraBorinotdeMontjuïc,untalJoséVilalta.Detrestiros.Nopertenecíaaningúnsindicato,peroerabuenoconlosobreros.Másdeunavezhabíaintercedidoporsushombresanteelpatrón—¿porquéselocomentabaaél,precisamenteaél,yalosotrosdosnoselohabíamencionado?En seguida,manteniendo el brazo protector sobre los hombrosdelreciénllegado,añadió—:Yohabríahechodevosotrosunosbuenosanarquistasdenohabersidoporelpadredeéste—sereferíaaVíctor.

El padre deVíctor, Dimas, se enfrentó una vez a Juliol. Fue a verle al rincóndondesolíabeberdespuésdelasclases.SeleacercódecididoyllevabadelamanoasuhijoyaMiguelín.

—¿TúeresJuliol?—Sí.—¿Elqueenseñaaleeryescribiramihijoyaestechico?—Entreotros.Sí.Dimas de sentó. Los chicos se quedaron de pie, uno a cada lado. El padre de

Víctor tenía los ojos enfermos, sangrientos y lacrimosos, porque trabajaba en unafundición de antimonio, conocida como la fundición de las diarreas porque allí semanipulabanácidosque,alentrarencontactoconelantimonio,emitíangasestóxicosytodoslosobrerosestabanenfermosdeunaformauotra.Enrealidad,bastabaconrespirarpolvodeantimonioparaterminarasmáticoymediociego.Y,aveces,enlafábricaseproducíanexplosionesdondehabíamuertomásdeunoymásdedos.JuliolconocíaperfectamenteesteaspectodelavidadeDimasyesohacíaqueleguardaraungranrespeto.

—Yo soy anarquista —continuó el padre del chico, después de escrutar unosinstantes almaestro—.Mis hijos se llamanFraternal,Víctor, que es éste,Eleuteri,LlibertyGiordanoBruno,conquecalculatúsiseréanarquista.Peronomegustanlaspistolasnilasbombas,ynoquieroqueéstosacabensiendopistolerosnidinamiteros.Elactadefundacióndeesteateneodicequeestáabiertoatodoslosobrerosdebuenafeybuenavoluntad,noalosdeunacreencia,claseopartido,porquesesuponequetodos somoshermanos. ¿Es así o no es así?—era así—.Puesháblales de justicia,háblales de solidaridad, háblales de unión, háblales de sus derechos, enséñalesesperantoyhazlosvegetarianos,siquieres,peronoleshablesdeviolencia.

—Laluchadeclases—dijoJuliol,duroysininmutarse—esunalucha.Ynohayluchasinviolencia.

—De la violencia les hablaré yo, en mi casa. Y cuando haga falta luchar, lostendrás en primera línea de combate. Pero ése es un tema delicado que quierocontrolaryo.Quieroasegurarmequedaránlasbofetadasenlacaraadecuadayenel

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momentooportuno.¿Estamos?Julioltardóencontestar.—Sinoestamos,yaenseñaréyolascuatroreglasaloschicosenmicasa.—No,no—cedióporfinelmaestro—.Estamos.Estamos.DimasLuyssepusoenpie.—Llévales al mercado de San Antonio —dijo— o a los puestos de Santa

Madrona,aqueveanlibros,quesonelfuturo.Juliol sostuvo lamirada de ojos enfermos y terminó accediendo con la cabeza,

con una actitud tan sumisa y reverente, tan ajeno al maestro que conocían susalumnosqueniaVíctorniaMiguelselesdespintójamás.

—Deacuerdo—murmuró—.Creoqueteequivocas,peroentuschicosmandastú.

Aqueldíadelaño20,yamayores,Juliol,siempreamargo,comentó:—Tu padre era un inútil. Eramuy buen hombre,muy inteligente,muy entero,

perouninútil,porquenoeraunhombredeacción.Porlovisto,esaspalabras,enbocadeJuliol,erantodounhomenaje.Muchos años después, en un viejo bar llamadoBoston de la calleAribau, casi

esquinaconAragón,Víctornoscontaba,amipadreyamí,aspectosdelavidadesupadrequerecordabaconadmiración:

Un día, los llevó a él y aMiguel a unmitin en un teatro deBarcelona. En elescenario, tras una mesa, había una serie de personajes políticos lanzando susencendidosdiscursos.Enunmomentodado,elpequeñoVíctorledijoasupadre:

—Noentiendoloquedicen.Ysupadrelerespondió:—No están hablando contigo. Ni conmigo. Hablan entre ellos. Nosotros sólo

somoseltemadeconversación.TalcomohabíaprometidoaJuliol,unavezencasaleshablódelaviolencia:—Tal vez haya que destruir para volver a construir, pero lomalo es que quien

sabe destruir difícilmente sabrá construir. Y yo prefiero que seas de los queconstruyen.

Víctor había retenido discursos enteros de su padre y los había convertido enlemasdesuvida.

—Noluchesnuncaporideaspolíticas,quesonmerosdiscursoscamaleónicosentornoalaideadelpoder,deldominioylamanipulacióndelasmasas.Lucha,sí,porlajusticia.Porlajusticiasehadedarlavidaincluso,porquenomerecelapenavivirenunmundoinjusto.

—Puede que haya gente de buena fe que destruya, queme,mate y robe por elidealde implantarelcomunismo libertario,no losé,yocreoquenoheconocidoanadie así. Todos los que yo he conocido han acabado siendo destructores,

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incendiarios,asesinosyladrones.DimasLuysmurióen1910,deunmalditoataquealcorazón,alostreintaycinco

años, catorce meses después de que Miguel lo conociera. A partir de entonces,MargaritaselastuvoqueapañarsolaconsuscincohijosysuahijadoMiguelín.

Aquelcalurosodomingodejuliode1920,yaanochecía,yyasehabíantomadounos cuantos vasos de aguardiente, y empezaban amirar el reloj para irse, cuandoJuliolsedirigióaMiguely lepusolamanosobreelantebrazo,reteniéndolo,comoconganas de hablarle envozbaja.Yahacía rato que lomirabade forma especial,comosituvieraalgoespecialquecomunicarle.

—¿Porquéllevaspistola?—preguntóentonces.Víctorymipadre sevolvieronhaciaMiguelmuy sorprendidos, casi asustados.

JuliolhabíadetectadoelarmaenlasobaqueraalabrazaraMiguel.—¿Yo?Caramba, no se te escapa nada—ganaba tiempo el aludido conmedia

sonrisa,mientrassusamigosdecían:«¿Unapistola?¿Unapistola?».Yañadió,comohaciendo un esfuerzo, muy azorado—. Bueno, pues llevo pistola porque soy unhombrede acción.Yo sí que soyunhombrede acción—yañadió—:Estoy enungrupodeafinidad.

Víctorymipadrenopodíandisimularsuestupefacción.—¿Peroquédices?—Bueno,aélselopodemosdecir,¿no?—continuóMiguel.Seinclinóhaciasu

mentorparacontarleelsecreto—.Aúnloestamosformando.Esprematurohablardeelloaún.

Sus amigos semirabanpero decidieron seguirle la corriente.Era lo que hacíansiempre en los bromazos que gastaban a cualquiera durante sus juergas sabatinas,sóloqueaquellavezlaocurrenciaparecíaunasalidadetonoexcesiva,dirigidaalapersonaequivocada.

—Bien—decíaelmaestroanarquista,conentusiasmo—.Losgruposdeafinidadson nuestra punta de lanza en la lucha contra el capitalismo. ¿Cómo os llamáis?¿Tenéis nombres? Yo conozco a miembros de «Los Indomables», «LosDesheredados»,«LosFillsdePuta»…

—Nosotrosnosllamamos«ProgresoHoy».—¿«ProgresoHoy»?Esomeparecedemasiadointelectualparati…—Dinamitacerebral,Juliol—decíaMiguel,siempreenvozbaja,alimentandoel

desconciertodesusamigos—.Ésaesnuestraarmaprincipal,¿no?—¿Ycuántossois?—Demomento,seis.Nosotrostresyotrostres.Yatenemoselideólogo,perono

nos queremos complicar mucho la vida. El objetivo de nuestra lucha son los tresochos: ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir y ocho horas para ladiversiónylaeducación.

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Juliollevantabaeldedoíndice:—Pero no lo olvidéis nunca, no perdáis nunca estamáxima: no luchamos para

mejorar las condiciones de trabajo de los obreros, luchamos para terminar con elcapitalismoyelEstadoyporelnacimientodeunasociedadsinclases.

—¡Naturalmente!—aplaudíaMiguel,muyserioyresponsable.LehabíandadoaJuliollamayoralegríaquepudieraimaginarse.Ahoracolocaba

sus manos sobre los antebrazos de Fernando y de Víctor, para transmitirles lasvibracionesdefelicidadquelosacudían.

—Bravo,muchachos,muybien:porquesabedqueestamosmáscercaquenuncade la victoria. Los patronos andan desesperados. Apostaron por la política delMáuser, han tenido que acudir a pistoleros de baja estofa y eso es prueba de sudebilidad.Yanocreenenlapolicíanienlas leyesburguesas:hanvenidoanuestroterreno,ynosotrosyanoscargamosalcabritodeBravoPortillo,elChulo,ese jefesuperior de policía, espía, asesino, sicario de la patronal; y el mes de mayoexpulsarondelpaísalasquerosobaróndeKoening,quenierabarónnieranada,queeraunmangantequetrabajódeespíaparalosalemanesyalacabarlaguerrasequedósintrabajoyvinoaquíatirardepistola.Todoelmundosabíaqueeranellosquienesescribenanónimosamenazadoresalosempresariosparaluegoofrecerlesprotección,yquefueronellosquienesmataronaljefedelaPatronalGrauperaporquenoqueríacedera suchantaje.Se lesestáhundiendoelnegocio,chicos.MilansdelBoschyanospusoenestadodesitioynoconsiguiónada.Y,desdequevinieronelreyyDatoaBarcelona y se percataron del aire que se respira en esta ciudad, el Gobierno yaempieza a condenar los asesinatosde losSindicatosLibres, quenohacenmásqueenrarecerelambienteyprovocaralosobrerosdelSindicatoÚnico.Siestosigueasí,dentrodedosdíastambiéncerraránelchiringuitoalospistolerosdelLibreyyasólonosquedarávenceralapolicía.

CadapalabraquepronunciabaJuliolconfebrilalborozoaumentabalaaprensióndeVíctorydemipadre,quelasabíanprovocadaporunamentira.

—Todojuegaanuestrofavor—insistíaelanarquista—.Españasiguesiendounpaíspobre,catastróficamentepobre.Enelprimersemestredeesteaño,sehanidoaSudaméricamásdecincuentamilespañoles,¿losabíais?Ysólounodecadatreintaytresespañolessemueredeviejo,¿sabéiseso?Elpromediodevidaentrelosobreroses de treinta y nueve años, ¿lo sabíais? En Andalucía, el dos por ciento de lospropietarioscontrolaelcincuentayseisporcientodelariqueza.Ylospobresseestánhartandoyadesucondición.Laguerranoshapuestodemasiadariqueza,demasiadaaltanería, demasiados Hispanosuizas y Renaults delante de los morros. Durante laguerra, era prematurohablar demejoras sociales porque el negocio estaba en augepero no había alcanzado todavía su objetivo ideal. Nos aumentaron los alquileresentreuncincuentayuncientocincuentaporciento,peronos tuvimosqueaguantar

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porqueesoeraprogresoyelprogresoesparatodos,esoesloquenosquierenhacercreer. Pero hoy, ah, hoy ya es demasiado tarde porque, con el fin de la guerra, seacabó lo que se daba. Como ahora los fabricantes exportan menos, empiezan aprescindirdelosobreros.Lazanahoriaquenosobligóatirardelcarrodesaparecedeprontoyelobrero ingenuoesahoraunobrerodecepcionadoyresentido.Comolossindicatos los fuerzan a unos sueldos que les parecen excesivos, llenan trenes deandaluces, que en su tierra estánmuchomás explotados, y los traen aquí para quetrabajenenlasobrasdelmetroyensusfábricasamitaddeprecio.Ylosinmigrantesaceptan,naturalmente,porqueallíseestánmuriendodehambre,quegananjornalesdedospesetas,yelGobiernonoquiereacabarconelcaciquismoyelrégimenfeudal,yseconviertenenesquiroles.Peroquenoseequivoquenesoschupasangresporquecuantosmásobrerostraigan,másengrosanlasfilasdelejércitoproletarioconelquetendránqueluchar.EsosinmigrantessevaninstalandoenHospitalet,SantaColoma,SantAndreu,ycrecenycrecen.Tenemosqueaprenderquenuestrosenemigosnosonlosesquirolesandaluces,quesontanvíctimascomonosotros,sinolospatronosquecadaveztienenmenosrazónymenosfuerzas.Ytenemosqueeducaralandaluz,oalmurciano, o al extremeño que llega para que no vea en el catalán a un enemigoegoísta que no quiere compartir el sueldo de diez pesetas con ellos, sino a unluchador que le enseñará a luchar y que quiere luchar con él codo con codo paraconseguirunjornaldeveintepesetas.

»LesenseñamosdequééramoscapacesconlahuelgadelaCanadiense,cuandodejamos sin agua, electricidad, gas y transporte a toda la ciudad durante cuarentadías.Nilosteatrosfuncionaronenesosdías.Implantamosla“censuraroja”yningúnperiódico pudo hablar contra nosotros. Ni con el estado de guerra pudieronvencernos.Y, al final, conseguimosque soltarana todos losdetenidos,másde tresmil,yquereadmitieranatodoslosdespedidos.Desdeentonces,laCNThatriplicadoel número de sus afiliados, somos ya más de setecientos mil, el sindicato máspoderoso porque es un sindicato único y unánime. Faltanmeses, creedme, apenasunosmeses,paraqueimpongamosalosopresoresladictaduradelproletariado.

»EnFrancia,BélgicayHolandayatienenlajornadadeochohoras,¿sabíaiseso?EnMúnich,seacabadeproclamarelgobiernosoviéticocomunistadelaRepúblicadelosConsejosObrerosdeBaviera.YenmarzodeesteañosehafundadoaquíelPartidoComunistaEspañol.Estállegandonuestrahora,amigosmíos.

LosTresdelPompeyasemirabanentresíynosabíanquédecir.

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9

ElabuelodeMiguelsalíadecasacadadíaa lascincode lamadrugadayse ibaalpuerto con su nieto. Supuestamente, iban a barrer las bodegas de los barcos quetransportabancarbón,despuésdequehubieranpasadosucargaaloscarros,camionesovagonesdeferrocarrilquelosllevaríanalasfábricasoadistintospuntosdeventa.Éldecíaquesóloeraunbarrenderomáspero,enrealidad,eraeljefedelabrigada,elque decidía cada mañana quién cogía la escoba y quién no. Y, gracias a unaspropinillas interpuestas, resultaba que los descargadores solían dejarse una buenacantidaddecarbónenlasbodegas.EralacantidadqueelabueloJineteysushombresbarrían, limpiabany transportabanaunoodoscamionesycon laquealimentabangratuitamenteelsótanodelacarboneríadelacalledelaVíadelPoblenou.

Miguelhabía sidobarrenderode carbóndesde antesde losdiez añosy,muchotiempo después, cuando conoció ami padre en el 20, ésa era todavía su forma deganarselavida.Sóloquesuabueloyaestabamuymayorparairalpuertocomoantesy Miguel se fue limitando a organizar la cuadrilla de barrenderos y a impartirórdenes. Y, en cuanto pudo, le dio trabajo a su amigo Víctor. Él, muy señorito,vociferaba desde el muelle con las manos en los bolsillos y Víctor dirigía a lacuadrillasubiendoconellosalbarco,indicándolesquéeraloqueteníanquebarrer,qué era lo que debían acumular en un rincón y en qué camiones cargarlo paratransportaraquellossobranteshastalacarboneríadelacalledelaVía.

Desde que era un niño, la higiene personal era una idea fija paraMiguel. LoprimeroquepreguntócuandoaccedióalacasitadelosLuysfuesiteníanbañera.Loprimeroquehizoencuantoselopudopermitirfueconstruirseenlaazoteadesucasaunaduchadeaguade lluviaycadatarde,al regresardel trabajo, tantosihacíafríocomosihacíacalor,connieve,vientoogranizo,semetíabajoladuchaysefrotabahasta el último pliegue de su cuerpo para librarse de lamenor traza de hollín quepudiera llevar consigo. Estaba obsesionado con la limpieza y con la elegancia. Sehacía los trajes, las camisas y los zapatos a medida y, huyendo de la suciedadasfixiante de la carbonería, buscaba con desesperación el lujo de la cosmópolis, laalegríadesusnocheslocas,losespectáculosdeslumbrantes,elambientebohemio,laschicas fáciles, las timbas febriles, las orgías sofisticadas, le florecían clavelesreventonesenlassolapasyfumabaMuratti.

Tanto mi padre como Víctor estaban de acuerdo en que, si frecuentaba elgimnasiodelCentroLibertario,másqueporsuaficiónalboxeoeraporelplacerdedarseunabuenaduchadeaguacaliente.

Aquel día, con calzón corto, sudoroso y con los músculos en tensión, Miguelestabaenviandoalcostalseriesdetresjabsdeizquierdarematadasporunderechazocontundente.Un,dos,tresyzas;un,dos,tresyzas.Resoplabayjadeabaconrabia.A

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sulado,Víctorsaltabaalacuerdafrentealespejo,másreposado.Mipadresehabíaquitadolachaquetayelsombreroporqueallíhacíamuchocalor,comosilaenergíaqueemanabadelosatletasqueseejercitabanenellocal,saltandoenelcuadriláteroolevantando pesas o simplemente gritando, tuviera el efecto de una especie decalefaccióncentral.

Hasta ese momento, la conversación sostenida el domingo anterior con Juliolhabíaquedadosuspendida,comounaanécdota intrascendente,comounabromasingracia. Ni Víctor nimi padre aprobaban queMiguel le hubiera tomado el pelo almaestro de su infancia aprovechándose de la ceguera que le provocaban susconvicciones, y Miguel había sabido torear las preguntas directas con hábilesquiebrosquenolecomprometíananada.

—¿Peroporquétuvistequedecirleeso?—Unabroma,joder,unabroma.Noeslaprimerabromaquegastoenmivida.Y,

silahubieraisapoyado,noshabríamosreídomucho.—Nonoshabríamosreídomucho,Miguel.YonoquieroreírmedeJuliol.¿Ypor

quéllevaspistola?—Todoelmundollevapistola.Estánmatandoagenteporlascalles,coño,¿oes

quenolosabéis?Llevamosdieciséistiroteos,conmuertosyheridos,enloquevademes, joder.DesdequesecargaronaElizalde,endiciembre,¿cuántosmuertosvan?QuesielTero,quesicasisecarganaGraupera,quesecargaronaesefrancés,Genny,deSabadell,queatentaroninclusocontraelNoidelSucre,joder.Enelmesdemarzodeesteaño,catorcebombas.Losrarossoisvosotros,quevaisdesarmados.

No eran respuestas satisfactorias, pero sus amigos dieron por cerrada laconversación antes de pasar a otros campos de interés. Por eso les sorprendió queaqueldía,cuandoMiguelsecansódeaporrearelcostalydejócaer losbrazosa lolargodelcuerpo,mirandoalsueloysinaliento,dijera:

—Voya fundar esegrupodeafinidadque ledije a Juliol, «ProgresoHoy».Heestadopensandoenelloy…

Se estaba quitando los guantes. No decía más. Sus amigos lo miraban sincomprender.

—¿Peroquéestásdiciendo?—Bueno,enrealidadyaheempezadoafundarlo.EnunbardelacalleCortesque

sellamaElTranvía.ConuntíoquesellamaGuitard,unteóricoquesabemuchodeBakunin y los anarquistas y todo eso. Y dos estudiantes, que se llaman Ussía ySegura.Tendríaisquevenir.

—¿Tehasvueltoloco?MiguelsetrasladabaalazonadeduchasyVíctorymipadreleseguíanperplejos,

sinpodercreerloqueoían.—Joder,tardeotemprano,Juliolquerráconoceralosmiembrosdelacélula.

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—¿Peronodecíasqueeraunabroma?MiguelsevolvióhaciamipadreyVíctorparpadeandomuydeprisa.—Noeraunabroma.Era…—¿Quéera?En aquelmomento, supieronqueMiguel se disponía a revelarles algode suma

importancia.—Mepreguntóporquéllevabapistolay…—¿Yporquécoñollevaspistola?—Noselopodíadecir.—¿Nomelopuedesdeciramí?—exigíaVíctor,crispado.—Sí,ati,sí.Atisítelopuedodecir,claro.—Puesdímelodeunavez,coño.—EstoyafiliadoalSindicatoLibre.Poresollevopistola.Víctorpalideció.—¿ElLibre?¿EstásconlospistolerosdeRamónSales?—Noseasabsurdo.Notecreastodoloquetedicen.—¿Que no? —exclamaba Víctor en un susurro, echando ojeadas en torno,

temerosodequealguien lesoyera—. ¡Por favor,Miguel!¿Cuántasveces lohemoshablado?ElSindicatoLibrelofundaronloscarlistasdelAteneoLegitimista,RamónSales, Laguía y toda esa pandilla y los dirigió el hijoputa asesino y espía de losalemanesBravoPortillo,noparaprotegera losobreros,ni siquieraparaprotegeralospatrones,sinoparaexterminaralosasociadosalaCNT.Estomelohasdichotúmilveces.YestuvieronconectadosconlabandadepistolerosdelbaróndeKoening,queleshacíaeltrabajosucio.Dicenque,cuandoentrasenelLibre,conelcarnettedanlapistola,yahoraacabodecomprobarqueesverdad…

Víctor se habíametido bajo la ducha para eludir aquella situación embarazosa.Gritabaparahacerseoírporencimadelchorrodelagua.

—¡Esmentira!Lapistolamelahecompradoyo.¡YnohevistoaRamónSalesenmivida!

—¡Me cago en la puta, Miguel! ¡El Libre es la patronal, la Mano Negra, lospistolerosdeKoening!¡EllosatentaroncontraelNoidelSucreeneneroynopararánhastamatarlo!¿Esverdadqueospaganquincepesetasdiarias,ylosatentadosaparte?

Miguelsonreíaparaaparentarqueerainmunealaspullas.—Simplementeme apunto al caballo ganador, hermano. El boxeador obrero y

delgado,hambrientoymalnutrido,oelboxeadordelapatronalfuerteymusculoso,¿porquiénapuestas?

Víctorresopló.—Te equivocas: son diez boxeadores obreros y cargados de rabia contra un

boxeadorpagadoporlapatronal.¿Porquiénapuestas?

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Miguelsaliódeladuchaenvalentonado,comosielaguahubieraaumentadosusfuerzas.Procedióasecarseconunatoallagrandecomounatúnica.

—Soyempresario—dijo—.Te recuerdoque soyempresarioy tengoque sabercuálesmilugar.

—¡Túquécoñovasaserempresario!Nisiquieraerescarbonero.Eresbarrenderodelpuerto,barrenderodecarbón.

Mipadredecíaquenuncaloshabíavistodiscutirdeaquellamanera.Y,depronto, aVíctor se le dilataron losojosy sequedóboquiabierto como si

acabaradedescubrirunapresenciafantasmalenelvestuario.—¿Y estás fundando un grupo de afinidad anarquista? ¿Una célula? ¿Tú, del

SindicatoLibre?¿Paraqué?Miguelsepusomuyserioparasaliralpasodeunagraveacusación.—LohagoporJuliol—declaró.—EsprecisamenteloquesiemprehanhecholosdelLibre…—¡LohagoporJuliol,Víctor,noesloquepiensas!—EseltipodetrampapropiodeKoening…—¡Noesningunatrampa!—¡Crearunacélulaanarcosindicalistaparadenunciarlaalapolicíay,despuésde

quelahayananiquilado,darlarazónalospatronosycolgarsemedallas!—¡Novoyadenunciaranadie, joder!Y tú tampoco lovasahacer.Tienesque

confiarenmí,Victorino,coño,enmibuenafe—y,arrastradopor la inerciadesuspropiosgritos,revelólaverdad—:¡Lohagopormí,porquequierotenercubiertaslasespaldas! ¡Quiero estar a salvo! Tú lo has dicho antes: unos desconocidos atentancontraelNoidelSucrey lapolicíaenchironaalNoidelSucre.¿Cómoseentiendeeso?Ése es el bando equivocado,Víctor.El bandoque seguroque sale perdiendo.Soyempresario,perotambiénsoyobrero,mecrieenesteputocentro,coño,peronoquieroquevenganingúnpistoleroanarquistaymevuele lacabezasóloporquemesobra dinero para divertirme.Tú sabes que nunca le tendería una trampa a ningúnobrero,nuncalevantaríamimanocontraningúnobrero,Víctor,ytúlosabes.Aunquellevepistola,nohagodañoanadie,túsabescómosoy,túmeconoces.Séevitarlassituacionesescabrosas, sénadaryguardar la ropa,nomemetoen jaleos,nuncahedisparadoelarma,ni siquierapara tiraralblanco.Sólosobrevivo.Ynopasanada.¿Cómopuedesdesconfiardemí?

Undía,hablandodeMiguel,mipadredijo:—Miguel era el que tenía más miedo de los tres. Era un pobre desgraciado

asustado.Yo,queenaquelmomentoyaconocíatodalahistoria,protestéairado:—¿Unpobreasustado?¡Eraunhijodeputa!—Esotambién,perounhijodeputaasustado.

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—Medaigualqueestuvieraasustado.Loestásdisculpando.—Loestoydescribiendo.Sólotratodeentenderlo.—Noquieroentenderlo—meresistía—.Medaigualqueestuvieraasustado.—Hay que entender a las personas para no caer en los errores en que ellas

cayeron.—Empiezasentendiendoalaspersonasyterminasdisculpándolas.—Nodigasmajaderías.

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10

No conocí a Miguel Jinete porque murió poco después de Franco, en el mes dediciembrede1975,díasantesdeNavidad.YoyahabíadecididorecopilaryordenarelmaterialhistóricoquemeproporcionabanmipadreyVíctorLuysymefastidiólapérdida de aquel miembro del Trío del Pompeya. Incluso llegué a pensar que sudesapariciónharíaimposiblelaescrituradellibroporquehabíamuchosdetallesdelavidadeMiguelJinetequemipadreyVíctordesconocían.

Leílaesquelaenelperiódicoyletransmitílanoticiaamipadre.Soltóunligerorespingo, como si acabara de experimentar un pinchazo interno, agudo pero sinimportancia.

—Teníamiedad—comentó—.YladeVíctor.Los tresnacimoselmismoaño:1900.

Ynadamás.Mimadre,enlacocina,hizounamuecadedisgustoynegóconlacabeza.TelefoneéaVíctor.Ensupueblo, sólo teníanunaparato,encasadeunvecino.

Anunciéquellamaríaotravez,porlanoche.Cuandolohice,sepusoél.Ledije:—QuesehamuertoMiguelJinete.Respondió:—¿Ah,sí?Vaya—nadamás.Enseguida—:¿Ytupadre,quétalestá?—Bien.Acudí al funeral con la sensación de iniciar, almismo tiempo, el luto por esta

obraqueteníaquesalvarmivida.Unavezenlaceremonia,sinembargo,meresistíadarmeporvencido.Semeocurrióqueaúnteníaunaoportunidad.

Fueunentierromultitudinario,conmuchapresenciaoficialdesubsecretariosdelGobierno Civil y viejos policías franquistas y nostálgicos, pero no se respiraba elmenoralientodecalidezyafecto.Elnoventaynueveporcientodelosasistentesnosemolestabaendisimularlasganasdelargarseencuantoconsiderasencumplidoeltrámite,yelunoporcientorestanteestabarepresentadoporunaesposaensimismadayalejadadedoshijos,unanuerayunosnietostotalmenteinexpresivosqueenningúnmomentolepusieronlamanoencima.

Escuchamos disciplinadamente los rezos y las evocaciones del sacerdote,acompañadoporlosgemidosdeunviolín,uncheloyunpiano;seguimosalféretrohastaunpanteóndelcementeriomásmonumentaldelaciudadycontemplamoscómolo metían en la fosa y lo ocultaban bajo la pesada losa de mármol que había degarantizar que no se movería de allí en toda la eternidad. Se disolvió el duelorápidamente,demasiadorápidamente,abandonandoalosparientesimpávidos.

Durantetodalaceremonia,mehabíafijadoenlaseñoraJinete.Lateníanolvidada

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enun rincón.Ellamismaparecíahaberseolvidadode símisma.Sólodistinguí susojos tristes y hermosos, demirada lejana, y nome animé a hablar con ella demiinterés por su marido. Me quedé rezagado y aproveché la primera ocasión parapresentarmeanteunodeloshijos,quesellamabaEduardo.

Teníaunosdiezañosmásqueyo,unabarbamuybienrecortadayparecíacómodoensutrajeysucorbata,comosiésafueralaindumentariaqueusarahabitualmente.En la época de la transición en que nos encontrábamos, ésa era una característicanegativa,desdemipuntodevista.Merecibióconmiradadereojo,unpocohostil.

Lecontéquiéneramipadre,leresumíloquesabíadelaviejaamistad,leanunciémiinterésenescribirunlibrosobreelloyélmiróalsuelotaciturno.

—No sé mucho de la vida de mi padre—dijo—. Nunca contaba nada de sutrabajo en casa—pero tenía ganas de ayudarme. Hacía muecas de contrariedad ycabeceabadubitativo.No sabía si echarmeunamanoono.Entoncesno lo entendíperoahoraséqueésefueunmomentoimportanteensuvida.Depronto,sehabíanpuesto a hervir en su interior sentimientos y resentimientos, recuerdos y deudaspendientes,laprudenciaylarabia,yganóelafándevenganza.Sonrióamablementey tomó una determinación—: Hay un hombre que se llama Madurga. MarianoMadurga.

»Fuecompañerodemipadreen laBrigadaPolítico-Socialprácticamentedesdesufundación,desdequeentraronenBarcelonalastropasdeFranco.Esmuymayorya,perotienebuenamemoriay,sobretodo,conservamuchosdocumentos,escritos,cartas,declaraciones,einclusounaespeciedememoriasdemipadre.Vinoavermeconlaintencióndevendérmelos,peroamínomeinteresahurgarenelpasado.Alomejoratiteconvengan.

MeproporcionóelteléfonoyladireccióndeMarianoMadurga.Y,cuandoseloagradecí y le estreché lamanoyyame iba,me retuvoymemiródemaneramuysignificativaparadecirme:

—Noledigasqueteenvíoyo.Deningunadelasmaneras.Sisabequeteenvíoyo, no te dirá nada. Telefonea al Departamento de Prensa de la Jefatura de VíaLayetanayhablaconunoquesellamaGracia.Dilequeestásescribiendounlibroyque te gustaría hablar conMadurga, que te dé su dirección o su teléfono.SiemprepodrásdecirquelohasencontradoatravésdeGracia.

Asentí.Sonrió.Mesoltólamano.Recuerdo que fui a visitar a MarianoMadurga el martes 13 de enero del 76.

Martesytrece.Simbólico.Vivíaenunedificiomuygrandeymuyantiguodelapartebajade lasRamblas, cercadel restauranteAmayaydel frontónColón.Apartir demediatarde,aquellasacerassellenabandefulanasaburridas,vendedorasdetedio,yenelcentrodelbulevar,alotroladodelacalzada,seapiñabaunamuchedumbredemirones, indecisos o decididos únicamente a mirar, que me intimidaron. Al

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destacarme de ellos y cruzar la calle, parecía que mi objetivo sólo podía ser lacontratacióndeunadeaquellasseñoritas.Y,cuandopasabaentreellasignorandosusmiradas,suschistidosysusproposiciones,meconvertíenbichoraroysospechoso.

Penetré en aquel portal majestuoso pero sucio y mal iluminado, con artísticaspinturasymoldurasocultasporlaroña,ytuvequesubirapiehastaeltercero,porquenohabíaascensor.Laescalinataeraanchayascendíaencurva,pretenciosa,sindudadiseñadapensandoenvestidoslargosquearrastrasensucolaporlosescalones,yporsombrerosdecopaaristocráticos,yunalentitudmayestática.

Llamé a la puerta, esperé, y me abrió un individuo grotesco. Era un rostroenrojecidoporalgunaenfermedadcutáneaquelohabíahinchadoylehabíaapatatadola nariz, de ojillos pequeños, porcinos y lacrimosos, arrugas de amargura queinducíanalacompasión,yunpeluquínrojizoespantoso,despeinado,comounaboinapeluda y ladeada. Vestía camisa blanca arrugada y pantalones baratos algo caídosbajosupanzaesférica.Memirabacomosimipresencialedieraasco.

—¿ElseñorMadurga?—Sí.—SoyJordiGavanza…Lecontéquiénera,yquéquería.Escribíaunlibrosobretresamigos,unodelos

cuales era Miguel Jinete, sobre el cual me habían dicho que él tenía muchadocumentación.

—¿Quiénselohadicho?—AlguiendelaJefaturadeVíaLayetana.Mehandichoquetrabajóustedconel

señorJinetedurantemuchosaños.Meescrutabaindiferente.—¿QuiéndeJefatura?—ElseñorGracia,delDepartamentodePrensa.Pensabaypensaba.Nosabíasilegustabamivisita.Leeraútil.—Pase.Elpisohabíasidodelujo,peroestabaabandonado,maliluminado,cubiertopor

aquella capa de cochambre que parecía característica de todo el edificio. Hacíamuchotiempoquenopintabansusparedes,yhacíamástiempoaúnquealguienlohabía llenado de muebles caros, pesados y heterogéneos que ahora se ibanconvirtiendo en antigüedades bajo el polvo y una cantidad agobiante de objetoshorteras acumulados con los años. Una concha con el letrero pintado a mano:«Recuerdo de Villagarcía de Arosa». Un cenicero «robado en Restaurante LasArcadas».

En la gran sala comedor, con dos balcones que se abrían a las Ramblas, a lasputasy a losmirones, el televisor era el rey anteun espectacular sillón forrado encuero negro y, en lamesita al alcance de lamano, una botella de coñac destapada

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para ganar tiempo y un vaso largo sucio. En el suelo, demadera, había rayas queparecían trazadas con navaja, dos calcetines hechos un burujo y el estallido de unlíquidoqueacasoenelpasadofueseinvisibleperoquesehabíaimpregnadodepolvosuficientecomoparavolversenegroydetexturaaterciopelada.

El hombre me condujo hasta la mesa del comedor. Por lo visto, lo habíasorprendidoponiendoordenenunacoleccióndemilesdecintasdecassette.Peret,Los Chunguitos, Julio Iglesias, Mocedades. En medio de tanto pop, distinguí unacopadecoñacllena,unlápizdelabiosyunacajitaredondadepolvosdecosmética.

Levolvíacontarloquedeseaba.NopodíarelatarlavidademipadreydeVíctorLuyssincontarladeMiguelJinete.

Meescuchóensilencio,indiferenteyhastiado,talvezpensativo.Por fin,dijo:«Unmomento», se levantóy salióde lahabitación.Yomequedé

soloconlascintasdecassette.Triana,JoséLuisPerales,ManoloSanlúcar.ElbimbódeGeorgieDann.

Oí cómomarcaba un número en un teléfono del pasillo y cómopreguntaba depronto,conunsusurroestridente:

—¿Eduardo Jinete?—sí, hablaba con Eduardo Jinete—. SoyMadurga. Bueno,hoy ya es el ultimatun —dijo «ultimatun», con ene—. Quiero saber si hareconsideradomioferta.Leadviertoquetengolaposibilidaddehacerpúblicotodoloquesédesupadre.Puesestámuyequivocado.Haygenteinteresada.Gentedispuestaapagarmuchodineroporloqueyosé.Estáustedloco,señorJinete.Siyocuentoloque sé, la memoria de su padre quedará embarrada para siempre. Tengo papeles,tengodocumentos.

EnesemomentocomprendíquealhijodeMiguelJineteledabacompletamenteigualquesalieraalaluzelpasadoturbiodesupadre.Másaún:semehizoevidentequeEduardoJineteteníacuentaspendientesconsupadreyqueríaquesuvidafueraconocidaportodoelmundo.Aesorespondíalamiradazozobrante,ladudatrémulaquepudeobservarenelcementerio,justoantesdequemeescribieraladireccióndeMarianoMadurgaenunpapel.

Eduardo Jinetequeríaponer el cadáverde supadredesnudoante la sociedadyadivinéquehacíatiempoyaqueMadurgaleestabaproponiendoelchantajeyelhijodeMiguelloestabaprovocandoparaquesacaraalaluzlospapelesquetenía.¿PeroquéibaahaceraqueldesgraciadodeMadurga?Eraincapazdeescribirunlibroynosabríanicómoconseguirunaentrevistaconunperiodista.NicómoconvencerlodequelahistoriadeMiguelJinetepodíainteresarleaalguien.Miapariciónnopodíasermás oportuna. Yo representaba la solución perfecta. Para Madurga, que podríaobtenerundineropor sus secretos,yparaEduardoJinete,queveríacumplidossussueñosdevenganza.

Sonó estrepitoso y enfermizo el timbre de la puerta. El dueño de la casa

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interrumpió su discurso telefónico para decir: «¡Va!». Me levanté y me dirigí alvestíbulo.

Elquehabíallamadoeraunniñomuypálido,conlospelosdepunta,quesellevóunsustoalvermeyesquivómisojos,visiblementedesasosegado.

—VeníaajugarconelseñorMariano,perosinoestámevoy—dijomuydeprisa,deuntirón.

Diomediavueltayhuyóatodaprisaescalerasabajo.Medejódesconcertado,conunsuspiroenelpecho,yregreséalamesacubiertadecassettes,LorenzoSantamaría,LoleyManuel,Massiel,conaquellápizdelabiosypolvosdemaquillaje.

Me senté y pensé que tenía miedo, que quería salir de allí cuanto antes.Despavoridocomoelniñoqueveníaajugar.

Madurgaregresóalfinalcomedor.—¿Quiénhallamado?—mepreguntó.—Un niño —le comuniqué, clavándole la mirada entre ceja y ceja, con la

esperanzadediscernirunachispadeperversión—.Decíaqueveníaajugar.Madurgasesentójuntoalamesa,seacodóenellaymepreguntó:—¿Cuántopagaríaporesospapeles?—¿Cuántomepediríausted?—Teníalamedalladeplata,larojaylablancaalméritopolicial,loquesignifica

unapensióndeldiezporcientoyelquinceporcientodelsueldo,quenoesmocodepavo.YlaCruzdeCaballerodelaOrdendeCisneros,laCruzdelMéritoMilitar,laEncomiendadeAlfonsoXelSabioyquéséyocuántasmás.Noestamoshablandodeunbofia de tres al cuarto.Y loque tengoyo en esas carpetas es dinamitapura—probó—:Cienmilpesetas.

Iniciamoselregateo.Pasadas las fiestas, cuando fui a Editorial Bruguera y tuve la entrevista con el

editor argentino que me preguntó: «¿Por qué los Tres del Pompeya? ¿Qué es elPompeya?», después de transmitirle mis pretensiones, adoptó de nuevo aquellaexpresióndepasmoqueteníatanensayada.

—¿Cincuenta mil pesetas? —exclamó—. ¿Me está pidiendo un adelanto decincuentamilpesetasporunlibroquetodavíanohaempezadoaescribir?

En Bruguera eran tiempos de generosidad y derroche. El grupo de jóvenesejecutivosagresivosqueacababadeirrumpirenlaquintaplantasehabíapropuestodignificaragolpedetalonarioaquellaeditorialespecializadaentebeosynovelitasdeaduro.Habíancreadounacoleccióndenovelapoliciacaa imagenysemejanzadelSéptimoCírculodeBorgesyBioyCasares,ymásadelantecompraríanlaCrónicadeunamuerteanunciadadeGarcíaMárquezporunacantidadexorbitanteparalaépoca.De momento, se iniciaron en su magnanimidad concediéndome las cincuenta milpesetasnecesariasparacomprarlosdocumentosdeMarianoMadurga.

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11

Elgrupodeafinidad«ProgresoHoy»sereuníaenelbarElTranvíadelacalleCortes,esquina con Urgel, muy cerca del piso donde vivía mi padre con el abuelo, tíoCándidoytíoErnesto.

Mipadre yVíctor asistieron a unas cuantas de las reuniones que se celebraronduranteaqueltórridoveranode1920y,sialprincipioibanconreceloymolestosporlas manipulaciones de su amigoMiguel, pronto se relajaron y se lo tomaron a laligera. Porque a Víctor le resultaba muy fácil disculpar a cualquiera, y más si setratabadesuhermanodelalma,yporquemipadreaúnhablabaconacentoporteñoyteníatendenciaacompararlotodoconlosenfrentamientossocialesquesevivíanenlaArgentinadeYrigoyen.

Para ir a encontrarse con los compañeros de la célula, Miguel se quitaba lacorbata,secolgabalachaquetadelbrazoysedespeinabaunpoco.AVíctoryamipadrelesdabarisaesecambiodeimagen.Fruncíaelceñodemaneramuyestudiada,entraba en el bar de súbito y se precipitaba al rincón donde le esperaban suscorreligionarioscomositodofueramuyurgente.

En un principio, eran tres estudiantes, jóvenes, sesudos, trascendentales y congafas (Guitard, Ussía y Segura) que, sumados al Trío del Pompeya, formaron ungrupodeseisquepagabanlacuotareglamentaria,diezcéntimos,cincodeloscualesibandestinadosalperiódicoSolidaridadObrera.

Despuésdesentarseydepediralgodebeber,generalmenteunacerveza,Migueldecía con gravedad: «Salve, camaradas», a lo que todos respondían: «Salve», ycomenzabaconunpequeñoexordiocompuestoconpalabrasyconceptosde Juliol.«Nuestro objetivo son los tres ochos, ocho horas de trabajo, ocho horas de sueño,ochohorasdediversióneinstrucción,peronoolvidemosjamásquenuestroobjetivono es el de mejorar las condiciones de trabajo sino el fin del capitalismo paraimplantaruna sociedad sin clases…».Obien:«Nodebemospermitirque sehaganhoras extramientras haya compañeros en paro…».O «No podemos fiarnos de lospolíticos,quefatalmentenostraicionarán…».Oeldiscursobasadoenelconceptodeque,sielobreroestásatisfecho,suespíriturevolucionarioseduerme.

Acontinuación,Guitard,elideólogo,solíaleerlesalgunospárrafossignificativosdeautoresesencialescomoKant,Spinoza,Bakunin,KropotkinoProudhon.Susdoscompañeros,UssíaySegura,loidolatraban.Ussíasabíamuchodecasitodoycreíaquedebíademostrarloacadamomento.

—HoyvamosaleerunfragmentodelaobradeBakunin…—empezabaGuitard,porejemplo.

YUssíaintervenía:—Ah, sí, Bakunin. Miguel Bakunin, filósofo ruso que sentó las bases del

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socialismolibertario.O,másbien,anarcocolectivistaporquefueKropotkinquienseadjudicóeltérminosocialismolibertariocomocríticaalanterior…

Segura,encambio,siempreteníapreguntasquehacer.Ysolíaañadireladverbio«exactamente»alinterrogante:

—¿Perocuáleraexactamentesuposturaanteelconceptomarxistadelaluchadeclases,porejemplo?¿Yenquésediferencianexactamenteelanarcocolectivismoyelsocialismolibertario?

—¡Bueno, vamos a ver! —Miguel tenía que poner orden—. Dejémonos deinterrupcionesque,sino,novamosaterminarnunca.Lee,Guitard.

MipadreyVíctoraduraspenaspodíancontenerlarisa.La célula inicial resultaba demasiado intelectual e inane y distante de la clase

obrera,demaneraqueincorporaronaotroscuatromiembros,Sifrot,Súñer,SánchezyFábregas,queaportabanlarudezadelamanodeobraexplotada.Sifroteraeldueñodel bar, simpatizante de la causa, que empezó sentándose con ellos para ver quéhacíanyterminósumándosealasdiscusiones.Súñer,barrendero,eraunhombrecillocalvo que escuchaba atentamente, asentía con su gran cabeza y, si tenía que deciralgo,semostrabadispuestoacualquiercosa.

—Si hay que hacer la revolución, se hace y ya está. Vosotros decidme lo quetengoquehacer.

Sánchez y Fábregas, obreros de la construcción, eranmás entusiastas. Sánchezpedíaarmas:

—¿Dónde están las pistolas, los revólveres? Vamos a incautar algo, ¿no? ¿Ybombas?¿Tenemosdinamita?—medioenserio,medioenbroma.

—Ahora estamos en período de instrucción, Sánchez—le decíaMiguel—. Yavendrálahoradelasarmas.TúestateatentoaGuitard.Sigue,Guitard.

GuitardcontinuabalalecturadeBakunin:—«…SiexistierarealmenteunaidentidadsustancialentreelcantóndeTesinoy

Lombardía, no hay duda alguna de que Tesino se uniría espontáneamente aLombardía. Si no es así, si no siente elmás leve deseo de hacerlo, ello demuestrasimplementequelaHistoriareal—lavigentedegeneraciónengeneraciónenlavidarealdelpueblodelcantóndeTesino,y responsabledesudisposicióncontrariaa launiónconLombardía—esalgocompletamentedistintode lahistoriaescritaen loslibros…».

Fábregaseraunsoñador:—Cuando hagamos la revolución,me voy a comprar uno de esos automóviles

franceses, un Peugeot, o un Citroën, de ésos que llaman limusinas, y me veréiscirculandoporelpaseodeGracia,fumandounpurazodeésos…

—Queno,coño,quenoeseso—lecorregíanMigueloGuitard.—¿Cómoquenoeseso?¿Quépasa,queyanovamosafabricar limusinas?¿Y

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losobrerosque trabajanenesas fábricas,qué?¿Todosa lacalle?Y,siconstruimoslimusinasynolasusamosnosotros,¿quiénlasvaausar?

Fábregas tenía lavirtuddehacerpreguntasqueUssíaySeguranosabíancómoresponder.DeesoseencargabaMiguel,echandomanodelasenseñanzasdeJuliol,ysabíahacerloconsulenguajellanoycomprensibleparasorpresadelosestudiantes,quenopodíandisimularsuadmiraciónporél.

—Se trata de construir un mundo mejor, y no podemos hacer nada mejor, nisiquierabueno,sobrelasruinasdeéste,queesinjustoycruelyabsurdo.Tendremosque partir de cero, y eso hace muy difícil imaginar cómo será el futuro. Tú eresalbañil,¿verdad?Sabesque,siquiereslevantarunacasa,tendrásqueallanarbienelterreno, dejarlo bien liso, eliminar por completo los restos del edificio que habíaantes,arrancarhastaloscimientos.Osino,tunuevaconstruccióntequedarátorcida.Injusta,cruelyabsurdacomolaanterior.

Como predicaba la necesidad de sindicación de las mujeres, Miguel tambiéninvitóalasesposasdesuscompañeros,queenseguidaasistieronalasreunionesconmás fervor e interés que susmaridos, si eso era posible. Conchita, la de Sifrot, labuenacocinera;Esperanza,ladeSúñer,erahermosayrepartíaseductorascaídasdeojosatrocheymoche;laRemedeSánchezerainocentecomouncorderito,conojosazulesquehacíanpensarenunángelunpocobobo;Elisaeraredonditayamable,conaireidodebeataenelrosario.EscuchabalaslecturasdeGuitardmientrashacíalabordeganchillo.Apartirdesullegada,lasreunionesseconvirtieronenmeriendasenquese bebía café o chocolate acompañado de churros o de galletas caseras que ellastraían.Lamás hermosa era laReme, señora deSánchez, con aquellos ojos azules,pero Esperanza sabía mover mejor las pestañas, en unos parpadeos que parecíanpromesasdenocheslocas.Todospensabanquesumarido,elcabezónSúñer,eraunpobre infeliz y un cornudo. Solía dormitar durante la lectura, «el hombre, diráZaratustra,esuntránsitoyunocaso…»,ySánchez,queeraunguasón,lodespertabadeuncodazoylegritaba:«¡Despierta,coño,queteestásperdiendolomejor!».

Asíseformó,enaquelveranode1920,elgrupodeafinidad«ProgresoHoy».YsufundadorllevabaenelbolsilloelcarnetdelSindicatoLibre.

MipadreyVíctorselopasabanengrandeenaquellasreuniones.Y,enelfondo,losdospensabanque,siestabanallí,eraparaimpedirqueMiguelpudierahacermaluso de aquel extraño experimento y de la confianza que aquellas pobres gentesdepositabanenél.

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12

UndíamellevaronalBoston.EstabaenlacalleAribau,número50,casiesquinaconAragón,dondeahorahayunTexMex,yen1975seconservabaprácticamenteigualcomoeraen1920.Lasmesasdemármolconpiedehierroforjado,unmostradorconapenas unos pocos apliques de formica, el perchero con repisa en lo alto para lossombreros.

—Aquí—dijomipadre—,cuandoentraban,losdelLibredejabanelsombreroylapistola.

Lo que me dio a entender que alguna vez había acompañado a Miguel a suspartidasdepóquercon losdelLibre.Se lopregunté.Antesdequemerespondiera,meparecióqueledabaunpocodeapuroreconocerlodelantedeVíctor,comosilohubiera hecho a sus espaldas, como si nunca se lo hubiera comentado,premeditadamente.

—Bueno—respondió,evasivo—,algunavezhabíavenidoabuscarloaquí.Poreso,pudoindicarnoscuáleraelrincónqueocupabalapandilladeMoscoso,y

poresopudodescribirnosalostiposquelacomponíanyelambienteenrarecidoqueallí se respiraba. Eran seis o siete y todos vestían bastante bien, la mayoría consombrero.Moscosoeraelquellevabaelvozarróncantante,gritónyampuloso,altoyfornido, unamole humana con bigote y cejas espesas y risa ultrajante. Le reía lasgraciasunomuypálidollamadoRodrigo,ylosacompañabasiempreunodelosquellevabagorra,alque llamabanelMahonés, retraídoyhosco,conel rostroagrisadopor una barba pertinaz que brotaba a los diez segundos del afeitado. Todos eranmayores que Miguel, al que trataban como niñato inexperto, sin ningunaconsideración.

—¡Hombre, ya está aquí elMilhombres!—le llamabanMilhomes, en catalán.Todoslosdelapandillahablabanencatalán.

Enunodesusprimerosencuentros,Miguelhabíacometidoelerrordecontarlesuna mentira para darse importancia. Que se había encontrado en la calle con tresobrerosborrachosysuciosquelahabíantomadoconélporelbrillodesuszapatos.Quelehabíaninsultadoyhabíanpretendidoqueseapearadelaaceraparadejarlespasar.EralaaceraestrechadelacalledeSanPablo.Miguellesplantócarayacabósacandolapistolayaunoledioungolpeenlaceja,queempezóasangrar,ytodossalieronhuyendodespavoridos.LapandilladeMoscosonunca leechóencaraqueaquellofuerauninvento,peroporlaformaenquerecibieronlanoticia,acarcajadasacompañadasdepalmadasenlamesa,eraevidentequenolecreían.

—¿Quépasa?¿Quenomecreéis?—decíaél,manifestandoundesconciertoyundesconsuelodelatores.

—¡Sí,hombre,sí!¡Venga,Milhombres,siéntateconnosotrosysacaelparné,que

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tevamosadesplumar!Moscososetomabalalibertaddedarlecachetestancariñososcomohumillantes.Enaquellastertuliassecomentabanavoceslasafrentasrecibidasporpartedelos

anarquistas y las hazañas propias. Durante el mes de julio, el 6, los activistaslibertarios habían matado al cocinero Joan Purcet, que trabajaba en el restauranteRoyal; el 8, Moscoso, Rodrigo y un carlista llamado Baldrich al que llamabanl’OncloseencargarondeVicensRoig,uncenetistadelramodelagua,enlaplazadeUrquinaona. La policía atrapó a l’Onclo y aún no lo habían soltado. El 21, losanarquistasrecaudadoresdecuotasmataronaAntoniPons,quequeríaecharlosdesutaller;yel24,aJoanCasanovas,quequeríamontarelSindicatoLibredelaGoma.El4deagostofueacribilladoenValenciaelcondedeSalvatierra,gobernadorcivildeBarcelonaqueenmásdeunaocasiónhacíadichoquelosatentadoserancosanormalensuciudad.

—Esos cabrones nos están ganando la partida —rezongaba Moscoso—. ¡Nosestamosdurmiendo,joder!

LoúltimoquefaltabaeraquelosanarquistasloshubieranechadodelquioscodebebidasdelaplazadelPesodelaPaja.

LosdeMoscosoacostumbrabanairallíenverano.Seestababien,enlaterraza,ala sombra, tomandounacerveza fresquita.Aquélhabía sidosu territorioduranteelveranoanterior.Eninvierno,habíanelegidoelBostonpararesguardarsedelfríopero,con la llegada del buen tiempo, habían regresado al bienestar de la sombra y losrefrescos.Entonces,pudieroncomprobarquehabíaenellocalalgunosparroquianosquemirabanmal sus expansiones, sus risotadasy las exhibicionesdeBrowningsyalgún tiro al aire para celebrar lo que fuera.Naturalmente, llamaron al orden a losinoportunos y, naturalmente, se encontraron con réplicas desagradables, «si no legusta a ustedmi compañía, ya se está largando con lamúsica a otra parte».Huboalgúnclientequenosabíaconquiénestabahablandoyseatrevióaplantarlescara.Demaneraquelepegaronunapalizaallí,enmediodelaplazadelPesodelaPaja,loconvirtieronenunabolaabasedepuñetazos,puntapiésyunalargaseriedesilletazosy, durante unos días, los del Libre pudieron disfrutar de aquel enclave con paz ytranquilidad,«quevienedetranca».

Pero, recientemente, losanarquistashabían reconquistadoel lugar.Eldía28dejulio, mientras Moscoso, Mahonés, Rodrigo y los otros fanfarroneaban, unosdesconocidossefueronmezclandoentreelpersonale,inesperadamente,sepusieronadisparar.CayeronheridostresdelLibreque,enmediodelosgritosyladesbandada,replicaronal tiroteoymataron aun anarquista llamadoRestitutoGómez.Todos sealejaron corriendo por las callejas adyacentes, agresores y agredidos. Y al díasiguienteeran losanarquistasquienes llenabanelquioscoy,demomento, reinabanallícondesenfadoinsolente.

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Los libros de historia que recrean aquella época de Barcelona mencionan labatalla del quiosco de bebidas de la plaza del Peso de la Paja. En los papeles deMiguel Jinete consta una referencia basada en los comentarios que sobre aquelincidentehacíalapandilladeMoscosoenelBostonyeltestimoniodeprimeramanodelaquetalvezfueralaúltimaescaramuza.AqueldíadejulioqueMiguelJinetenoprecisa,Moscososehabíabebidoyamásdesustrescoñacshabitualesydescargólapalmadelamanosobrelamesaparahacerseoír:

—¡Yaséporquénosecharondelquiosco!¡PorquenoteníamosconnosotrosalMilhombres,coño!Poresonosecharonesosdescamisadostrinxeraires.¡Mecagoenlamar,pueshoy,comohayDiosquevamosareconquistarlaplaza!

Decía esto mientras ponía la mano sobre el hombro de Miguel y le dabasacudonesbajolamiradasocarronadesusamigos.

MiguelhabíaaseguradoaVíctor,enpresenciademipadre,quesabíacapeareltemporal, que sabía evitar las situaciones escabrosas, que sabía nadar y guardar laropa,quenunca semetía en jaleos,quenuncahabíadisparadoel arma,ni siquieraparatiraralblanco.Peronopodíaescabullirseeternamente.Tardeotempranoteníaque llegar aquel momento. En las pandillas de bravucones uno siempre acabateniendoquedemostrarsubravuconería.Loibanaponerapruebay,siqueríaseguirconellos,nolequedabaotroremedioquesuperarla.

Salierona la calley sedirigierona losdosCitroënque les esperabanenfrente.Moscosoexclamó:

—¡No,no!DejadqueseaMiguelquienconduzca,quedicequeélyasabe.Venga,demuéstranosquesabesconducir,Milhombres.

Decididamente, aquél era el día de su iniciación. Miguel agarró la manivela,como había visto que hacía el conductor de la pandilla, y los otros lo rodearon,Moscoso desafiante. Era evidente que nunca habían creído que supiera conducir yesperabansuprimererrorconlasrisotadasylaspalabrashumillantesbailandoensuslabios.

Miguel encajó la manivela en el morro del automóvil, le imprimió dos girosenérgicos y el motor se puso en marcha. A continuación, corrieron todos a losasientos del Citroën, montaron en él, Miguel al volante, Moscoso a su lado. Ycomenzaronaavanzar, lentamenteprimero,quizásconalgunasacudida inesperada,pero luegocadavezmásaprisa,másaprisa,con todaseguridad.YMiguelJinete,segúncuentaensusescritos,recibióunaestrepitosaovación.

—¡Coño,puessíquesabeconducirelMilhombres!Siemprequepodía,Miguelibaalencuentrodemiabuelo,alaplazadeCataluña,

dondesolíaesperarquelocontrataran,ylepedíaqueleenseñaraaconducir.Y,simiabuelonoteníatrabajo,lepermitíadarunpardevueltasalaplaza.

Fue un corto trayecto por la calle de Muntaner abajo hacia la ronda de San

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Antonio. Ahí estaba la irregular plaza del Peso de la Paja, como un meroensanchamientodelaronda.Dejaronlosdosautomóvilesaprudentedistancia,enlaplaza de Goya, accionaron las automáticas para colocar la primera bala en larecámarayseapearon,cuatrodecadaautomóvil,ochohombretonessacandopecho,avanzando decididos por la acera de la derecha de la ronda, escrutando con ojosentrecerrados.

Pero no escrutaron lo suficiente. Mientras cruzaban la calle, Miguel se fijóúnicamenteenunhombremalafeitadoqueestabaapoyadoenunárbol,yenotroqueparecía distraído mirando el escaparate de una ferretería. Los dos hicieronmovimientosbruscos,unometiendolamanoenlachaqueta,elotrobuscandoenelbolsillodelpantalón.«Ésevaasacarunapistola»,pensóMiguel.Yseprecipitaronlascosas.

Es curioso cómo lo expone Miguel Jinete en su escrito, por riguroso ordenalfabético:

Abuelasentadaenbanco,petrificada,desmigandopan.Bandadadepalomasquesedesvanecenalborotadas.Cristalesdelosescaparatespulverizados.Chillidosdemujeres.Dueñodelquioscobajoelmostrador.Estallidodebotellasenlosestantes.Frenazosdelosautomóvilesqueveninvadidalacalzadaporladesbandada.Gritosdehombres.Horrorenlosbalcones.Impactossecoscontralostroncosdelosárboles.Jadeosdepánico.Kermesedeexplosionescentelleantes.Ladridosdeperritoferoz.Mesasymármolesyrefrescosyvasosporlossuelos.Nieblaacre.Ñoñeríagimoteantedeltimorato.Onzasdeplomorebotandoenlosadoquines.Petardeoensordecedoreinterminable.Quebradurasenlasparedes.Rodrigocorriendocomoungamo,disparandosinmirar.Silbidorabiosodelasbalas.Transeúntesbocaabajoenlaaceracubriéndoselacabezaconlasmanos.Ululardeunniñoespantado.Vibracionesdemuerteenelaire.Whisky, coñac, anís y cazalla de las botellas rotas lloviendo sobre la camisa

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nuevadelquiosquero.Xilófonodeobjetosmetálicosrebotandosobrelasbaldosas.Ydeprontotodosetermina.Zas,ysilencio.Zas.Eldesierto,elsilencio,el«¿Yaestá?», lasmanosqueseapartande lascabezas

concautela,miradasmedrosasqueseasegurandequerealmentehapasadoelpeligro,elmásvalientequese levantaysesacudeelpolvodelpantalón, laprimeravozdeprotesta: «¡Siempre estamos igual, hombre, esto no puede ser!», las palomas queregresanporlasmigasdepanquelesdarálaviejecitaencuantosalgadelestupor,elperritoferozquedejadeladrar,eldueñodelquioscoasomandolanarizporencimadelmostrador.

MiguelJineteesdespiadadoconsigomismoenelrelatodeesteepisodio:«Corrícomounconejo»,escribe.

Todoscorrieroncomoconejos,enrealidad.LabandadeMoscososedesperdigóporlosalrededores,seperdióporlascallesdeErasmo,FerlandinaylaPaloma.

Nose sabeque seprodujeraningunavíctimaenaquella refriega.Lahistorianisiquierahabladeella.Pero,apartirdeesemomento,yanosemencionalabatalladelquioscodelPesode laPajaque,por lovisto, pasóa serpropiedadexclusivade laCNT.

LopeorfueelregresoalatertuliadelBoston,aldíasiguiente,«¡Coño,miradaquién tenemosaquí,elMilhombres!»,ysoportardenuevo laspalmadasdemasiadofuertes, los cachetes humillantes, las miradas desdeñosas, el afecto excesivo,empalagosoyfalso,«¡Venga,chaval,notedesanimes,queesduroesodehacerseunhombre!».

—¡Joder,Milhombres,cómocorríasayer!¡Corríascomounconejo!FueMoscoso quien utilizó aquella expresión. Luego, al escribir susmemorias,

Miguel la reprodujo tal cual, «como un conejo». Eso describe perfectamente unaspectodelamaneradeserdeMiguelJinete.Aunqueparecieralocontrario,sefijabamuchoentodoloqueocurríaasualrededor,loreteníatodo.

Nuncaolvidaba.SereíaenelBostonydecía,tratandodehacerseoírporencimadecarcajadasy

groserías:—Ayertodoscorrimos,Moscoso,todoscorrimos,nosóloyo.

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13

En la tertulia delBoston en algúnmomentoMiguel presumió de que conocía a lacupletista más guapa del Paralelo, Aurorita Escolá, la estrella del Pompeya.Probablementeinclusoexageróunpocoenloreferenteasuintimidadconella.YunsábadodeagostoMoscosoylossuyosdecidieronponerlonuevamenteaprueba.Porlanoche,sepresentaronenelPompeyaconél.

Sólo tres del Boston:Moscoso, Rodrigo y el Mahonés. Tres matones sacandopechoyoteandoelhorizonteenbuscadecamorra,Moscosoconsubigotazo,RodrigopálidocomounmuertovivienteyelcazurrodelMahonés.Y,juntoaellos,unMigueldescolorido,comounmatóndeimitación.

SelescortóelalientocuandosefijaronenAuroritaEscoláque,enesemomento,estaba cantandoElRelicario, gran éxito queRaquelMeller había puesto demoda.«Ibaencalesa/pidiendoguerra/yyoalmirarlo/meestremecí…».

Asegura Miguel en su escrito que se les cortó el aliento, con estas mismaspalabras.EraasombrosocomprobarqueaquellabellezaconseguíaconmoverinclusoabrutoscomoaquellospistolerosdelLibre.

—Joder—murmuróMoscoso—.Esunamuñeca.MiguelsabíaqueMoscosolomataríasialgunavezseatrevíaadifundirquehabía

pronunciado aquellas palabras. Pero las pronunció. Y se le alteró el aliento. Y elMahonés,granujiento,resolló:

—Yesosojos,¿noleveslosojos?Sonojosdellorar.Aesatíalegustallorar.Ojostantristes.Lavozdelicada,comodecristal,escalofrianteycursi.Vestidade

negroconbrillosdeazabaches,moviendolasmanosaunladoyaotro,consuavesoleadassentimentales,inconscientedeloscentenaresdeojosquelaobservabanconarrobo y en suspenso. Transmitía felicidad, sosiego, comodidad, como si hubieranacido para cantar y aquellos instantes fueran su medio natural, el mar hermoso,quietoyprofundoenelquesuvidaflotabaapaciblementealgunashorasaldía.

LoscuatroarrimaronunassillasysesentaronalamesadondeestabanVíctorymi padre. Al llegar a la tanda de cuplés, el bandoneón descansaba y mi padre setrasladabaalazonademesasservidasporcamareras,cercadelaentrada,parahacercompañíaa suamigo.Se formócierto jaleocon laspresentaciones,«éstos sonmisamigosVíctor y Fernando»,Moscoso y elMahonés levantaron demasiado la voz,«¡puesmuy bien, hombre, los amigos demis amigos sonmis amigos, coño!», sinningúnrespetoporlacantante.Huboquienchistóexigiendosilencio.Luego,eljaleode pedir las bebidas a la camarera. Primero el coqueteo con ella, que si cómo tellamas, que si cuánto te llamas, prenda. Tardaron en ponerse de acuerdo.Anís delMonoconaguaparatodos.InvitóMiguel.

—¿Yésaquecanta,quiénes?¿TuAurorita?

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—Joder,estábuena,latía.¿CantaLaPulguita?LaPulguitaerauncupléquehabíapopularizadolaBellaChelitoparadesnudarse

conlaexcusadeandarbuscandounapulgaocultaentrelasropas.Víctor recordaba perfectamente la expresión airada y torva de mi padre. Una

mirada furiosa «como pocas veces he visto en él». Una sacudida de rabiaproporcionalalafectoquesentíaporaquellamujer.

Moscosocaptólaojeaday,enconsecuencia,provocador,continuóhurgandoallídondedolía.

—¿Ytelatirastú,Milhombres?¿Cuáldelostresselatira?Miguelforzabaunasonrisaquebrada.Susojoserancomoungimoteo.—Ninguno —dijo, débilmente. Y, para quedar bien con los brutos que le

acompañaban—:Todavía.—¡Me cago en la mar! —gritaba Moscoso, consiguiendo que algunos

espectadoressevolvieranparamirarledisgustados—.¡Puesaversiespabiláis,queoslavamosaquitar!

Víctor se acodó en lamesa.Como siempre, semostraba amable y conciliador.Muyamableyconciliador.Demasiadoamableyconciliador.

—No,no—dijo—.Lachavalayaestáadjudicada.—¿Ah,sí?¿Aquién?¿Ati?Algúnreojodebiódeescaparsehaciamipadreque,depronto,seconvirtióenel

centrodeatención.Peroélyahabíadadolabatallaporperdida.IntervinoMiguel:—Aélyamí.Nosotroslavimosprimero.Moscoso paseaba la vista deMiguel aVíctor, deVíctor aMiguel, tratando de

adivinarsujuego.Descartóamipadre:—Porquetúno,¿eh?Túyaperdistetuoportunidad.Laatmósferaseestabahaciendotandensaquelossegundospasabanunoauno,

condificultad.—Él es quien tiene más oportunidades —intervino Miguel, solidario—. Es

músicodelaorquesta.Peronocuajólamentira.—Siesmúsicoytodavíanoselahatirado,selehapasadolaoportunidad.Ahora

la niña está entre vosotros dos. Y después nos tocará a nosotros —compartía suopiniónconsuscompinches—:¡Porqueestábuenalatía,¿no?!

—¡Yomepresentovoluntario!—sereíaelMahonés.Auroritaterminabaelcuplé:—… que un relicario me voy a hacer/ con el trocito de mi capote/ que haya

pisado/quehayapisado/tanlindopie—chispum.El público, enamorado e incondicional, premió la actuación con aplausos

enloquecidos, gritos y silbidos que se prolongaron cuando salió al escenario el

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presentador, un caricato que anunciaba con gansadas a la artista siguiente, unaseñoritaexhibicionista.

—¿Porquénooslajugáisacaraocruz?—propusoMoscoso—.Sinoesparaelmúsico,seráparatioparaelMilhombres.Vamos.Ylainvitáisparaquevengaalamesa.Elqueganeselatiraprimero.Luego,elotroy,después,nostocaráanosotros—salióalpasodelasmiradasencendidasdemipadre—:¡Queesbroma,coño,queenestepaísloquefaltaessentidodelhumor,joder!¡Venga,aquítenéisunamoneda!

Echóunamonedadediezcéntimosquetintineósobrelamesa,entrelosvasosdeanísaguado.

Víctor tardó unos largos segundos en tomar una determinación. En ningúnmomentohabíadejadodesonreírpero,alcabodeeselapsodetiempo,surostroseiluminó un poco más. Aceptó, «de acuerdo», y a mi padre aquellas palabras lesonaroncomouninsulto.Cogió lamonedadeencimadelamesaysevolvióhaciaMigueldandoporsupuestoquetambiénaceptaba.

—¿Quiereslanzarlatú?—preguntó.—Laecharéyo—seofrecióMoscoso.—Nomefío—Víctorbuscóalrededor.Localizóaunniñoqueenaquelmomento

cruzabaelbar,procedentedelasaladondesejugabaalassieteymedia,conunacajallenadebilletesdebanco.Laspropinas.Lellamó—:¡Chinchín!

ChinchíneraelhijodeChencho,elencargadodellocal,CrescencioRamos.Confrecuenciaandabaporallíelmuchachorecogiendovasosdelasmesasolaspropinasdelasaladejuegos.Aunquenotendríamásdeochoaños,legustababromearconlascamareras.

—Venunmomento,chico.—Tengoquellevarleestoamipadre.Nada desviaba al niño de su misión. Cumplió con su deber y, después de

consultar conChencho, se aproximó con aprensión a los seis señores vociferantes.Eraunniñodeojosgrandes,negrosyespabilados.Elhombredelanarizgrandeteníaunamonedadediezcéntimosenlamanoyledecíaalotro:

—¿Quépidestú,Miguel?—Ditú.—Cara.Migueldijo«Cruz».Víctorleentrególamonedaalniño.—Tírala al aire, a ver si sale cara o cruz. Luego te la puedes quedar. ¿Sabrás

hacerlo?Alchicoleparecióbieneltratoynosehizoderogar.Noeralaprimeravezque

jugabaaaqueljuego.Lanzólamonedaaloaltohaciéndolagirarenelaire,larecogióeneldorsodelamanoizquierdaylaretuvoyocultóconunaaplastantepalmadade

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los dedos de la derecha. Visto y no visto. Ahí estaba la moneda, oculta por susdeditos.Esperó.

Víctor miraba ilusionado a Miguel, Miguel miraba angustiado a mi padre, mipadre miraba a Moscoso con rencor, Moscoso miraba con codicia la mano deChinchín.

—Aver.Elniñolevantólosdedosdesumanoderecha.Lamonedadecobre,sobreeldorsodelaizquierda,mostrabalaefigiedeAlfonso

XII,porlaGraciadeDiosylafecha1878.Cara.Víctor soltóunadeaquellascarcajadasconque solíacelebrar loschistesdemi

padre.Enaquelmomento,erauntriunfador,eltriunfadorabsolutoporencimadelosotroscincohombretonesquecompartíanconélmesayanísaguado.Sepusoenpie.

Mipadrelomiróy,añosdespués,muchosañosdespués,cincuentaycincoañosdespués, Víctor recordaba todavía el dolor agudo que vibraba en aquellos ojos, eldesengaño, la ofensa, la humillación, ymi padre confesaba que tuvo que hacer ungranesfuerzopornodoblegarsealllanto.

Peroasíeseljuego,yenelamoryenlaguerratodovale,yhayquesaberperdery,alfinyalcabo,mipadreyahacíadíasquehabíarenunciadoaAuroritaEscolá.LasuertehabíafavorecidoaVíctor,demaneraquefueéstequiensepusoenpiecomounvencedoryapoyólasmanossobrelamesaparaaproximarsunarizotaalosrostrosdeMoscosoydeMiguel.

—Nomegustaquememirenmientrastrabajo—susurró—,demaneraqueyaosestáis largando.Miguel, llévales alCafé de las Siete Puertas, que dice que hay uncómicomuydivertidoque se llamaAladyyunabailarinaa laque llaman laBellaAspirina.DejadmeasolasconAuroritaylosdosnosreuniremosconvosotrosallíyoslapresentaré.Siosportáisbien.

Noadmitía réplica.Eraelganadoryél imponía las reglas.Miguel,concaradenada, fue el primero en ponerse en marcha, «de acuerdo, vámonos», y con él lohicieronMoscoso,RodrigoyelMahonés.

—Yonovoy—dijomipadre,rotundo—.Tengoqueactuarotravez.Perosutonoindicabaquenoiríanunca,deningunadelasmaneras,quejamásse

uniría a semejante tropa y, probablemente, tampoco a Miguel y a Víctor. Allíterminabalabroma.

SefueronlosdelSindicatoLibreconMiguel,ymipadre,alegandoqueprontoletocaría actuardenuevoyquequería ensayarunpoco, se alejó conpaso cansinoydesaparecióporalgunapuertadondeseadvertíaqueestabaprohibidoelpaso.

VíctorsequedósoloparainiciarelasediodeAuroritaEscolá.Ahíestabaella.Muyseria,consuvestidonegrobrillantedeazabaches,quefuera

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delescenarioparecíadeluto,bebiendoalgosinalcoholencompañíadeunosseñoresy señoras que seguramente eran de su familia y estaban allí para protegerla de losimpertinentes.

Víctorsealisólaropa,semetiólagorraenelbolsillo,seatusóelpelo,seacercóalamesa con paso firme, se inclinó hacia la hermosamujer de los ojos tristes y sepresentó:

—Discúlpeme, señorita.Me llamoVíctor Luys y quisiera hablar con usted unmomento.SoyamigodeFernandoGavanza,elbandoneonista.

Ellalomiróalosojos.Alanariz.Ylegustóloqueveía.

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VíctorllegótardealacitaconMiguelysusamigosdelLibreenelCafédelasSietePuertas.Habíanbebidodemásyhabíanentradoeneseestadode fatigaalcohólicaque reblandece los músculos a una hora determinada de la noche. Lo miraronhastiadosymáshastiadosaúnalcomprobarque,ademásdetarde,llegabasolo.

—¿YAurorita?—Lo siento.Debo confesarmi fracaso.He estado hablando con ella, yme ha

escuchado,yhemostomadounacopitadelestudiante,peronohaqueridovenir.Seharesistidorotundamente.Esunamujerinexpugnable.

—Cuando yo le meta la mano encima, verás si es inexpugnable —comentóMoscoso,aburrido.

—Aesamujerlegustallorar—comentóelMahonés—.Tieneojosdellanto.—Tú —aseguró Víctor mirando fijamente los ojos del pistolero— nunca le

meteráslamanoencima.Víctor, en el Pompeya, había hablado con Aurorita durante un buen rato. La

invitóaanísenturbiadoconaguayellaaceptólainvitaciónylecontóqueaaquellabebidaellalallamabalacopitadelestudiante.¿NosabíaVíctorquesellamabaasí?

Yconversaronyconversaron.Ymipadre,segúnmeconfesóotrodía,losestuvoespiandodesde loaltodelescenario,entrebastidores,conesemasoquismopatéticopropio de los enamorados que no saben renunciar deportivamente al objeto de sudeseo.Viocómohablabanyhablabanhastaquelollamaronaescena.

Semetióenelfosodelosmúsicos,agarrósubandoneónytocólomejorquesupoMilonguita («loshombres tehanhechomal»)yUnamás («Tequiero,medecía elembustero») yRosa de fuego («porque sus labios quemaban al besar»), y AuroraEscolálosinterpretóconaquellavocecitalastimeraqueponíanudosenlagarganta.Enunpardeocasiones,seencontraronlasmiradasdelacantanteyelbandoneonista,y él la esquivó mientras ella parecía querer insistir, como para transmitirle algúnmensaje.

Cuando terminaron la actuacióny cesaron los aplausosy apareció en escena elcómicodelasgansadas,mipadreenfundósuinstrumentoysedirigióresueltohaciala puerta, «mañana será otro día». Le sorprendió que Víctor se interpusiera en sucamino, entre las mesas de las camareras. No quería pasar junto a él, pero no lequedabaotroremedio.Apretóelpaso.Peroalgolodetuvo.LavozdeAuroritaasuespalda.

—Fernando.Sevolvió.Lamiró.Semiraron.—He estado hablando con tu amigo Víctor —mi padre, mudo—. ¿Podemos

sentarnosunmomento?

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VíctormecontóaquelloundíaenquesalimoslosdossolosynossentamosenlaterrazasoleadadelbarAlegríade lacalleBorrellparadescansardeuna larguísimacaminata.Noqueríaqueestuvieramipadrepresente,nimuchomenosmimadre,parapoderexpresarseconlibertad.

Mientrastomabansuscopitasdelestudiante,Víctorlehabíahechoalacantanteun retrato de mi padre enamorado, con todas sus virtudes y su sensibilidad, ledescribió el sufrimiento de la renuncia al ser amado y su resistencia firme a laresignaciónypreguntóporquésparalosqueellanoteníarespuesta.

—NoséexactamenteloqueledijeaAurorita—merespondía,dubitativo,añosdespués,enlaterrazadelbarAlegría—,peroelcasoesquelaconvencí.Sellevóatupadreaparte,sesentaronunofrentealotroynoseplanteóelnoviazgodesopetón,pero síqueella lediounaoportunidad.Y tupadreaprovechóaquellaoportunidad,puedescreerlo.

MipadrepegandoelgritoenelPompeya,con lágrimasen losojos.AgarrandorepentinamentelamanodeAuroritaEscolá.

—¡¿Deverdad?!¿Meloestásdiciendoenserio?¿Noesunabroma?SeleescapabanojeadashacialamesadondeestabasuamigoVíctorLuys,quese

pusoenpielentamenteyseencaminóalasalidaparadejarenpazalostortolitosydirigirsealCafédelasSietePuertasdondeleesperabanlospistolerosdelLibre.

—Noséloquedijeparaconvencerlaperosíséloqueledijotupadre.Auroritasedescuajaringabaderisacadavezquelorecordaba.Lecontóunchiste.Yonotengolagraciaquetieneélperotediréquesetratadeunhombrequesepresentaalospadresdesunoviay lesdice:«Vengoapedir lamanodesuhija»,yelpadre lepregunta:«¿Lamayorolamenor?»,yelmuchachodice:«¿Notienelasdosmanosiguales?».

—¿Yquéhabríapasado—pregunté—,sihubierasalidocruz?Sonrióyentrecerrólosojos.Respondiómirandoalagentequeseapresuraba,que

cruzabalacalle,loscochesquepasaban.—¿YquéhabríapasadosiyonohubieraconvencidoaAuroritadequeprestara

atención a tu padre? ¿Sime hubiera enviado al cuerno? ¿Y siAurorita se hubieraenamoradodemí?¿Ysiyomehubieradejadocautivarporella?Nolosé.Sólopuedocontarteloqueocurrió.Lavidapasa.Daigualloquepreveas,loquedeseesoloquetemas.Puedesprepararlotodoparaquecadadíasucedaloquetúquieresquesuceda,opuedesdejarlo todoal azarydejarte sorprender.Da igual.Seacomosea, lavidapasa. Pasa lo que pasa.Y luego lo cuentas y la gente responde «pues claro, comoteníaqueser»odice«¡esincreíble,parecementira!».Cuandoteencuentrasconalgoque te gusta y deseas, estás de suerte, adelante, aprovecha. Si sale cruz, da igual:continuarásviviendoypodrásrectificaryvolveraprobar.Siempreestásatiempodetirar lamonedaalaireyverquésale.Ysiemprehaydosopciones:que tegusteelresultadooquenoteguste.Y,sitedaigualloquevayaasalir,másvalequedejesde

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jugarporquequieredecirqueestásmuerto.AsíhablabaVíctorLuys.En el Café de las Siete Puertas, se inclinó sobre el cuarteto abotargado que le

esperabaydijo,sindisimularsuregocijo:—Aurorita se ha quedado con elmúsico—se dirigía aMoscoso—:Ya te dijo

Miguelqueeraelqueteníamásposibilidades.YlededicóunguiñoaMiguel,quelocontemplabaperplejo.—Esunplacerhacer feliza tupadre—medecíaVíctor—.Cuando tupadrees

feliz,irradiasubienestarcomounhogarirradiacalorylocontagiaatodoslosquelerodean.¿Nolonotastecuandoyollegué,despuésdetantosaños?Sualegríapusoluzensusojos,ensurisa,ensumanerademoverse.Depronto,habíamásluzentucasa.Cuandotupadreesfeliz,haceloposibleparaquetodobrilleasualrededor.Cuentachistes,tocaelbandoneón.Canta.Porquetupadrecantamuybienlostangos.Diquenosehadedicadoaeso,peroloscantamuybien.LellamábamoselFueye,así,conpronunciación argentina,Fueshe, ¿sabes por qué? Porque en lunfardo, en el argotargentino,albandoneónlollamanelfueye.¡Fueye!

»Era un placer ver a tu padre a partir de aquel día. Cuando volvimos aencontrarnos,meabrazóymebesóenlasmejillas.Reía,cantaba,lloraba,saltaba.

Víctorhacíaunapausa,emocionadoporlosrecuerdos.Mentalmente,seplanteabaalgunacuestióníntimay,despuésdereflexionar,decidíacompartirlaconmigo.

—TupadreamómuchísimoaAurorita—afirmóporfin—.Nopuedodecirsilaamómásquea tumadre,perosíqueteaseguroquelaamódeunaformaespecial,distinta.Mehacepensarenelamordetuabueloporsusmujeresylaformaenquelovivió, con tanta intensidad y exclusividad. También tu padre se entregó a AuroraEscolácomoquienselanzadecabezaalmar.

»DuranteunosdíassealejódeMiguelydemí.Enseguidaenvolvióalacantantecon su entusiasmoy se hicieronnovios. Si ella quería resistirse durante un tiempoparaobservarlodelejos,apenasdispusodeunpardedíasantesdeverseatrapadaporlostentáculosdelmúsico,yllegaronlosbesosylapasiónytodoesoynohuboenBarcelonaparejamásdichosaqueellos.

»Pasadoelprimerestallido,volvióareunirseelTríodelPompeya,peroconuncuarto mosquetero añadido. Nuestro D’Artagnan era la maravillosa Aurorita. Tupadre quiso compartir su dicha con nosotros y la sumó al grupo para que tambiénMiguelyyopudiéramoscontagiarnosdetantobienestar.

»Aurora se revelócomounamujerextraordinaria.Curiosa, interesadapor todo.Era perfectamente capaz de participar en las gamberradas del Trío, como aquellanoche en que fuimos a hacer el resopón al restaurante Can Culleretes y salimoscorriendosinpagar,perseguidosporuncamarero,ellalevantándoselasfaldas,lamásvelozdeloscuatro;perotambiéneracapazdehablarconentusiasmodelaOlimpíada

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de Amberes, o dar lecciones magistrales de pintura abstracta o de fotografía. Tuabuelo Alberto la paseaba en su taxi y hasta le dio unas clases de conducir; y lallevamosalascasitasdelcementerioparaqueconocieraamimadreyamiscuatrohermanos,yestuvococinandoconellaunbacalaoalallaunainsuperable.

»Igualmente,nosotrostuvimoslaoportunidaddeconoceralosEscolá.VivíanenunacasamodestadelbarriodeGracia.Elpadre,elseñorElías,estabaempleadoenuna imprenta y, además, tenía en su casa un laboratorio fotográfico dondeinmortalizabaareciénnacidos,bautizos,primerascomuniones,bodasydifuntos,yenesenegocioleayudabasuhijo,quetambiénse llamabaElías.ElpadresededicabaasimismoalapinturamodernayfrecuentabalosambientesbohemiosdeElsQuatreGatsolassalasdeexposicionesdelacallePetritxol.Siempredecíaestarpreparandounaexposciónsublimeyprovocativa,peronomostrónuncaningunadesusobras.Suesposa, doñaAurora, era partidaria de la emancipación de lamujer,muy liberal yexigente y, sin duda, llevaba los pantalones de la casa. En la distancia corta, nosintimidabaunpocopero,delejos,leagradecíamosquedejaraasuhijaenlibertadylepermitierallegaracualquierhoradelamadrugada,sisabíaconquiénestaba.

»Undía,fuimosconAuroraalcinePalace.Poníanunapelículadeldesiertoydosjornadas de un serial que se llamabaEl rugido en la sombra, pero sobre todo nosdivertimosmuchísimoconladerisa,quesetitulabaElcastoCasiano.Quérisatanbonita tenía Aurora. Aguda y contagiosa, y se movía con una especie de frenesíinfantil.Laspelículas eranmudasyunpianistaponía el fondomusical.Devezencuando,elmúsicosecansabadetocar,bajabalaintensidaddesutecleoyelpúblicorugíaparaprotestar:“¡Música,grandul!”.Yledescubrimoselboxeo,adondeellanohabíaidonunca.FuimosalIrisPark.CompetíanVallespínyCecil,pesosgallo,porunacopadeplata.NosacompañaronlaseñoraLlusietaVergeSantíssima,ytuabueloy todo. Qué risas aquella noche, también. Entre Aurorita que se asustaba y dabagrititosyseabrazabaatupadre,peronopodíaapartarlosojosdelring,ylaLlusietaquenoparabadegritarVergeSantíssima.

»Aquella noche, tu padre se inventó un chiste.El del boxeador que está hechopolvocontra lascuerdas,perohechopolvo,sangrandopor todaspartes,magullado,descoyuntado, y entre un asalto y otro se le acerca el preparador y le dice: “Tucontrincantetieneproblemas,estáaturdido,destrozadopordentro…¡Esque,porunmomento,secreíaquetehabíamatado!”.

Mipadreelchistoso.Quiénmeloibaadecir.—Inevitablemente —dijo Víctor—, cuando consideramos que ya estaba

preparadaparaello,lallevamosaconoceraJuliol.

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Se hablabamucho de anarquismo en la casa de la familiaEscolá.Ninguno de susmiembrosmilitabaensindicatoalgunoperoeranmuycríticosconelfuncionamientodelasociedad,creíanqueprontodeberíancambiarlascosasteniendoencuentaalosdesfavorecidos y el comunismo libertario era la única solución que en aquellosmomentos se vociferaba por las calles. Por eso, paraAurorita fue una experienciasignificativaconoceraJuliol.YelTríodelPompeyadabaporsupuestoqueaJuliollegustaríaconoceraAurorita.

CuandollegaronalCentroLibertariodelPoblenou,Auroritalorecorriócomosifuera un palacio real. Se detuvo ante el tablón de anuncios donde se exponían losdiversos actos previstos y quería apuntarse a todo: mostró su entusiasmo ante laposibilidaddevisitarelObservatorioFabrayelMuseodelFomentoRegionaldeSantMartí de Provençals, incluso de tomar un cursillo de hipnotismo, quería conocerlotodo.LaternuraentristeciósugestocuandosorprendieronalcorodeniñosdelbarrioensayandoelhimnodelosAteneos:

AteneusdeCatalunya,centresinstructiusobrerssoulajoiamespreuadadelgrancarrodelprogrès…

Juliolandabaporlabiblioteca,buscandoalgoentrelosestantes.Cuandollegaronhastaél,acababadeencontrarlo.Unlibro.Sedirigióamipadreyseloentregó.

—Mira,llegasjustoatiempoporqueprecisamenteestabapensandoenti.Queríaregalarteesto.

Eraunagramáticacatalana.—Creía que los anarquistas estabais a favor del idiomauniversal, el esperanto,

paraentendimientodetodoslospueblos—dijomipadre.—Unacosanoquitalaotra,amigoFernando—repusoelmaestro—.Lapatronal

estáutilizandoelidiomaparadividiralosobreros,demaneraquenosotrosdebemosusarlotambién,peroparaconseguirlauniónylacomplicidad.LaLliga,encatalán,revienta huelgas con sus somatenes organizados, y en catalán aporrea a los quereparten propaganda anarquista. Con eso fomenta la idea de que los catalanes sonricoscapitalistasysóloesobreroaquelinmigrantequehablaencastellano…

Estaban apretujados en el estrecho pasillo de estanterías llenas de libros y esohabíaimpedidoqueJuliolvierainmediatamenteaAurora.Laatisbómientrashablabaysusojossellenarondeinterésydevida.

—…Esodaprotagonismoalosobrerosqueacabandellegaryseconformanconsueldosínfimosyrenuncianaderechosquenuncaconocieronensulugardeorigen,ydebilitaa losobreroscatalanesquehanconseguidounasventajasafuerzade lucha

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sindical, anarquista y obrera—sin dejar de perorar, se abrió paso entre mi padre,VíctoryMiguelparallegarhastalamujermáshermosaquehabíavistoensuvida.Aquellos ojos tan tristes—. La Lliga fomenta que los obreros canten de foravinguerenquedecasaettraguerenyCatalunyaésplenademerda,sortentenimdelsmurciansque lanetegenamb la llengua.Así,nos tienendivididos, enfrentados losunos contra los otros, quitan poder a los más exigentes y se lo dan a los másignorantesyconformistas—terminóprecipitadamentesudiscurso—:No,amigo: laluchaesconjuntay,si todossabemosexpresarnosencatalányencastellano,nadiepodráusarnosaunoscontraotrosytodosformaremosuntodo.¿Quiénesestachica?

Tendiólamanomaquinalmente.AurorasaludóalmaestrodeVíctoryMiguel,dequientantolehabíanhablado,

como si fuera una personalidad de fama mundial. Y el maestro, como todos loshombresqueteníanelprivilegiodecontemplaraAuroritaEscolá,seenamoródeellainmediatamente,ylosTresdelPompeyaintuyeronquelaibaamimarmuchomásaella que a cualquiera de ellos. En seguida, Aurora y Juliol se sentaron, pidieroncopitasdelestudiante(«yolallamoasí,¿nosellamaasí?»)ysepusieronadiscutircomosi losotrosnoexistieran.Establecierondeentrada lospuntosencomún.Lospobres tenían el derecho inalienable de proteger su existencia como fuera, porcualquier medio a su alcance, tanto si era legal o ilegal. Una cuestión de defensapropia. El derecho a la vida. Y, para sorpresa de sus amigos, a partir de aquelmomentolacantanteseexpresóconundesparpajoyunaingenuidadqueellosjamásse habrían permitido ante el furibundo anarquista.Dijo la chica que ella estaba deacuerdo en que había que cambiar las cosas, pero no estaba segura de querer unarevolución,«esdecir,unviolentogirodecientoochentagrados».

—¿Puesquéquieres?—ironizóJuliol,unpocodespectivo—.¿Unsuavegirodenoventagrados?

—Hayquedesmontarunrelojparavolveramontarloy tenerunrelojmejor—decía ella, con candidez seductora, bajo la mirada orgullosa del Trío que laapadrinaba—,¿peroquépasa, sidespuésdedesmontarlo,nosabemos reconstruirlootravez?

—Teequivocas.Sidesmontamosunreloj,noesparamontarotrorelojsinoalgocompletamente distinto. Si desmontamos un sistema capitalista explotador ydespiadado,noesparaconstruirotro sistemacapitalistamejorninadaparecido.Sicaemos en los errores de conservadurismo burocrático, nos estaremos cavandonuestrapropiatumba.

—Pero las piezas son de reloj—objetaba ella, sin ceder terreno pero ávida deaprender—.Quierodecirquelaspiezasquecomponenloquetenemossonhombresymujeres, con sus pasiones y sus envidias, capaces de grandes heroicidades y detraiciones, codiciososygenerosos,grandescreadoresyabsolutos ineptos incapaces

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dehacernadaaderechas.Ésassonlaspiezas,ésaeslamateriaprima,yconellahastaahora lahumanidad sóloha sidocapazde fabricarun reloj, estaporqueríade relojque tenemos. Y tú pretendes ahora que, con estas piezas, se construya unalocomotora.No loveo.Loqueamímepareceesque,conpiezasde reloj, sólosepueden fabricar relojes. Sólo que confío en poder construir un reloj que no seaexplotadornidespiadado.

Sihubieraestadodiscutiendoconotrapersona,Juliolyahabríasacadoelgenio,elpuñetazoenlamesaylaspalabrasgruesas.InclusocuandodebatíadepolíticaconelTríodelPompeyasemostraba intolerante.Aurora,encambio,conaquel«relojquenoseaexplotadornidespiadado»,consiguióarrancarleunarisaquenisiquierahabíaafloradoconloschistesdemipadre.

—Túnotepreocupes,relojera—dijoalfin,atreviéndoseaagarrarlelamano—,porque estamos ganando la guerra. El Sindicato Único de la CNT ya pasa de lossetecientos mil afiliados. Sólo en Barcelona tenemos un cuarto de millón demiembros. Vivimos en la capital del anarquismo europeo y aquí haremos que lautopíasehagarealidad.

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16

12deseptiembrede1920

Aquel domingo llovía intensamente sobre Barcelona, sobre el Paralelo y sobre elPompeya. La edificación delmusic hall era tan precaria como cualquiera de losalmacenesdelcercanopuerto,yelestruendodeldiluviotraspasabatechoyparedesyeraperfectamenteaudibleinclusodesdeelfosodelaorquestadondemipadreestabatocandoelbandoneónconlamiradafijaenlosojostristesdeAurorita.

EllaestabacantandoAquelmalditotangoconsuvozagudaycursilona.«…Fuientoncesenlacocaína/miconsueloabuscar…».Lagentequeentrabaenellocallohacía precipitadamente, encogida, sustrayéndose a la lluvia del exterior. Cerrabaparaguas y se desprendía de gabardinas empapadas. Reían aliviados, como siacabarandesalirdealgunaclasedeinfiernoparaentrarenalgunaclasedeparaíso.

Recordabamipadrelosojosrepentinamentedesorbitadosdelacantanteylabocaque se paralizó en forma de o cuando estaba diciendo «… tango quemata y quedomina…»,enelmomentoenqueAuroritadistinguióelhumoquesalíadedebajodelagorraabandonadasobreunadelassillas.Lovioalmismotiempoqueelhombredelamesadealladoque,sorprendidoporel«oloratraposquemados»,levantólagorraydescubriólabombahumeantequeallíseocultaba.Seinterrumpióensecoeltango,«¡maldito sea el tango aquel!», y continuó la orquesta inconsciente, por inercia,acompañandoloquedeprontofueunchillidodesgarrador.

Mi padre aún tuvo tiempo de preguntarse qué le pasaba a Aurorita, por quédesafinabadeaquellamaneracuandomássolíalucirse,ycomprendióalinstantequealgohorribleibaasucedercuandoviocómolacantantecaíadebrucesyocultabaelrostroentrelasmanos.Acontinuación,elmundoestallóenmilpedazos.

Ésaes la sensaciónqueproduceunabomba.Hayante tusojosuna realidaddepersonasfelicesyundecoradoordenadoylógicodondecadacosaocupaellugarquele corresponde y, súbitamente, un relámpago cegador te hace pestañear y unestampido instantáneoy fugaz te cierra losoídoscomosiunadagaentrarapor tusorejas al tiempo que una granizada enloquecida de piedras y cascotes cae sobre ticomo diluvio y, en el segundo siguiente, al salir del parpadeo, el mundo ya escompletamentedistinto.Sehanapagadolasluces,sehanparadolosrelojesalasdoceydieciochodelanoche.Laoscuridadyunpitidoinhumanoenlosoídostesitúanenunmundodesconocidoy aterrador.Y, cuando alguienprende candiles y cerillas, ypuedesempezaraveryoíralgodescriptible,elhumoyelmiedoponenenlosojoslágrimas que desdibujan cuanto abarca la vista. Y todo es caos y destrucción,desorden,dolor, seispersonasdescuartizadas,dieciochoensangrentadasy aullando,unmundodemesaspatasarribaysillasastilladas,sembradodediminutosespejosde

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laboladeltecho,todoilógicoeinadmisible.—¿Ylosbailarines?—pregunté.Mipadreinterrumpióelrelatoytitubeó.—No,nohabíabailarinesenaquelmomento.Norecuerdoquehubierabailarines.

Auroraestabasolaenelescenario.Algunavez, a lo largodemivida, en reuniones familiareso apartir de alguna

imagenaparecidaeneltelevisor,mipadrehabíacontadoalgodeunabombaquecayócercadeélpero,hastaaquelmomento,yoloteníaolvidado,confundidoentremuchasotrasanécdotasdelaGuerraCivilodelaSegundaGuerraMundialquenuncaacabédecreerdeltodo.Cuandomelorelatabaaqueldíadefinalesde1975,enunaterrazade las Ramblas, lejos de mi madre, comprendí que nunca me había resultadoconvincente, un suceso insulso, inofensivo como un petardo de verbena, porque lefaltaban detalles y pasión. Le faltaba Aurorita, a quien mi padre jamás mencionódelantedemimadre.Le faltabaelmiedopor loquepudierahaberlesucedidoasuadoradaAurora,éseeraeldetalleesencialquelefaltaba,yesacarenciadesvirtuabaabsolutamentelabombadelPompeya,porqueelespantodesubombadelPompeyafue la angustia ante lo que le pudiera haber sucedido a ella y el alivio sobrevinocuandosaltóaloaltodelescenarioylaabrazóypudocomprobarqueestabailesa.SiAurorita no había sufrido ningún daño, no había pasado nada, todo estaba bien, elmundovolvíaaestarenorden.

Luego vendría el horror ante los muertos, los heridos, la sala destrozada, losalaridos, loscharcosdesangre,pero(decíamipadre)si túestásasalvoy tusseresqueridosestánasalvo(decíamipadre,«yaséqueesterribledecirlo,muyegoístaeinhumano», con cierto pesar, quizá remordimientos), al final resulta que todo estábien.

—Pormalqueesté—decíamipadre—,todoestábien.

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La CNT culpó al Sindicato Libre y los del Libre dijeron que habían sido losanarquistas. La policía actuó rutinariamente y persiguió y encarceló a tantosanarquistas como pudo. ¿Pero quién se lo iba a creer? Losmuertos eran de claseobrera.DecíaJuliol:«¿QuéanarquistapondríaunabombaenelPompeya?».

Habíaunpolicíaenelbarrio,muybigotudoyconojosvidriososdealcohólico,que se llamaba Arredondo y que, en ocasiones como ésta, visitaba a Juliol en elCentroLibertario.Juliolnosolíamoversedeallí.Elpolicíaseplantabaantesumesaylemostrabaeldedoíndice.

—Juliooool—decía,alargandolao.—Nomevengasconhostias,Arredondo—le respondíael anarquista—.Murió

genteobrera.Quesabestanbiencomoyoqueestoescosadelosvuestros.El otro asentía con los párpados en una resignada confirmación, amenazaba de

nuevoconelíndice,comodiciendo:«Tetengoenelpuntodemira»,ylamayoríadelasvecesseibasinmás.Ocasionalmente,deteníaaJuliol,lollevabaacomisaríayloponíaenmanosdesuscompañerosquelepegabancuatrosopaposantesdeaceptarquenosabíanada,quenohabíapodidoorganizarnadadesdeaquelrincóndelbardelCentro.Otrasveces,Arredondosequedabaconél,seinvitabanmutuamenteaanísoacazallaypasabanelratocomentandoqueelmundoeraunamierda.

—Sí, pero losmíos van ganando—decía Juliol en aquella época—.Y, cuandolleguen,tevamosacolgarporloshuevos.

Elpolicíarespondíaconunamuecademandíbulaquesignificaba,alavez,queledabaigual,queibaapasarmuchotiempoantesdequellegaranlosdeJuliolyquenoteníahuevospordondepudierancolgarle.

Aquella vez no le detuvo. Se sentó al otro lado de la mesa con la fatiga delvencidoquehaagotadoyatodassusfuerzas.

—Ya no engañan a nadie —rezongó refiriéndose a ellos, a los pistoleros delLibre.

—Nuncahabéis engañado a nadie—respondió Juliol, reuniendo en el plural almismo policía, a los amigos del policía, y al jefe de la policía Arlegui yprobablementehastaalgobernadorcivilFedericoCarlosBas.

No consiguieron engañar a nadie. En el Ministerio del Interior ya se estabanhartandode tantos tirosy tanto juego sucioenBarcelona.Alguien se enfrentó a lapatronal, que continuaba exigiendo la aniquilación de los sindicalistas por la víarápida. Había que poner orden en Cataluña antes de que volviera a estallar laindignaciónobrera.Yel7deoctubreunospistolerosdelSindicatoLibre(osicariosde los patronos, o los mismos agentes de policía, que todos estaban en el mismobando)mataronaunmiembrodelSindicatoÚnicodeVaqueros.Yel jueves,15de

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octubre,tirotearonenMontjuïcaunoquehabíatrabajadoparaelbaróndeKoening,al que llamaban elPintor.Corrían rumoresdeque losdel somaténpreparabanunamatanza indiscriminada de anarquistas. Y, por fin, desde el Consejo deMinistros,llegóelgritodebastaya.YelgobernadorcivilBasestabadeacuerdoenoponersealosmétodosdelapatronal.

Esemismojueves15,dospolicíasdetrajesarrugados,bigotesycejasespesasdepocosamigos,entraronenlatascaycasadecomidasLaTranquilidad,enelParalelo,juntoal teatroVictoria.Erasabidoque laclienteladeese localestaba formadaporanarquistasy sindicalistasqueallí se sentíancomoencasa.Tancomoencasaquesolían organizar sorteos de pistolas Star entre la parroquia. Eran frecuentes lasredadasylasreyertas,lostiroteosylascarrerasenLaTranquilidad.Peroenaquellaocasión,cuandollególaautoridad,sólosenotósupresenciaporquecallóelniñoquecorreteaba entre las mesas pidiendo una pequeña aportación para la causa, «cinccentimets per a la dinamita!, ¡cinco centimitos para la dinami…!». Nadie hizo elmenorgestoparaprotegerodefenderalhombremenudoyescuchimizadoquebebíavinoenunextremodelmostrador,debajodelretratodeFerreriGuàrdia.

—¿Inocencio Feced? —dijo uno de los policías, que se llamaba Ronceño—.Tengalabondaddeacompañarnos.

Enlosdíassiguientes, lapolicíafuesoltandoalosanarquistasdetenidos,másomenosmaltrechos.

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Durante lasvacaciones forzosasque siguieronal atentado,mientras reconstruían elPompeya, mi padre y Aurorita Escolá estrecharon más sus relaciones. «Que sehicieron novios, vaya», dijo Víctor mirando a mi padre con picardía, como si lodesafiara a contármelo todo, las partes más embarazosas de toda relación, lostocamientosen lugaresoscuros, losencuentrosenhabitacionesajenas, losbesos, lacomplicidaddelasmiradas,lasbromasdelosamigos,elridículoruboroso.Entoncescomprobé que mi padre no quería hablar de ello. Hurtaba su mirada y se leamargabanlasfacciones,comosisualmaseprecipitaraenelabismo.

SóloaccedióahablardepaseosporelSalóndeVíctorPradera,olaasistenciaaunaobradeteatrollamadaElsunsse’nportenlafamainterpretadaporlaCompañíaSantpere, del padre de Mary Santpere; y la película El casamiento de Jimy, conDouglas Fairbanks, y otra, por episodios, Barrabás, Barrabás, Barrabás, peroinclusoesoledolía.LlegóhastaelincidentedelchisteenelcaféEspañol,peronofuecapazdeirmásallá.TuvoqueserVíctor,enaquelpaseoasolas,quienmecontaraelterribledesenlace.

Demomento,nada:díasfelices.LasvisitasaJuliol,quesiempreacababacitandoaBakunin(«alabolirelmatrimonioreligioso,civilyjurídico,restauramoslavida,larealidad y la moralidad del matrimonio natural basado exclusivamente sobre elrespetohumanoylalibertaddedospersonas:unhombreyunamujerqueseaman»),insuflándoleseloptimismodeunpróximo,cadavezmáspróximo,triunfodelaclaseobrerasobreelcapitalismoopresor.Algunanocheenquesalieronloscuatro,elTríodel PompeyamásAurorita Escolá, algo bebidos y cantando «Y responde la niña:/“Como somos tan pobres,/ los niños, en casa,/ los hace papá.”/ Firu-firu-lí, firu-firulá».UnaexcursiónalMontseny,llenándoselospulmonesdeairepuroqueolíaalibertadyafelicidad.YaquellaveladadeboxeoenelIrisPark,dondeMiróvenciópork.o.aAlaixenelsegundoround,conunalaseñoraLlusietaquenoparabadedecirVergeSantíssimayunaAuroritaquenoqueríamirar,quenoqueríamirar,entrerisasdeMiguelydemipadre.

Poraquellasfechas,mipadreentróencasade losEscolá.Participóencomidasfamiliares,contíosyprimosalosqueerapresentadocomoelxicotdel’Aurorita.Elhermanode lachica,Elías,se llevabaaparteamipadrey lehablabadepolíticaensusurros.Sehabíaformadolaideadequeeraunanarquistamilitante,lesuponíaunosprofundosconocimientossobreteoríalibertariadebidoasuprofesióndemúsicoyasu acento argentino, que lo hacía exótico, procedente demundos fascinantes, y lepedíaconsejoconavidez,qué libros teníaque leer, aqué reunionesdebíaasistir, aquiénconveníaconocer.Eraunchavaldeapenasquinceañosymipadreletomabaelpelo.DonElíasydoñaAurora, padresdeAurorita,miraban a su futuroyerno con

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admiraciónporque lesparecíamaravillosoconoceraalguienquesupiera tocarmásdeuninstrumentomusical.Paraellos,lamúsicaeraunaformaexcelsadeculturayeranadoradoresdelacultura.Confrecuencialepidieronquellevaraalasreunionesfamiliareselbandoneónolaguitarra.

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Miguel Jineteentróuna tardeenelBoston, talvez ladel15deoctubre,viernes,oquizáladellunes18,despuésdehaberpasadounestupendofindesemanaconsusamigos,yseencontróaMoscosoylosotrosmásborrachosquedecostumbre,máspeligrososportanto,golpeandoelmármoldelamesaconlosvasosparadarmayorcontundenciaasusprotestasindignadas.

—¿Quépasa?—¡QuehandetenidoaFeced,joder!Quedicenquefueélquienpusolabombaen

elPompeya.Queyanotepuedesfiarnidetusamigos,coño.Miguel tardó un poco en comprender a qué se referían.Les parecía intolerable

queRonceñohubieradetenidoaFecedporquedabanporsupuestoquelosdoseranamigos,porquesabíandebuenatintaqueFecedtrabajabaparalapolicía,queerauninfiltradoentre los anarquistasy servíadeconfidente.Si lodeteníany loacusabanpúblicamente, eso significaba que alguien había decidido acabar en serio con laguerrasecretade lapatronalyelSindicatoLibre.Para lapolicía,unconfidenteeramuy importante y tenían que haber recibido presiones tremendas desde las alturasparaecharleelguante.

—¿Perofueélquienpusolabomba?—preguntóMiguelelingenuo.—¡Coño,claroquefueél!—escupióMoscosoconinsultantedesdén—.Esoeslo

peordelasunto.Sidestapanquefueél,sesabráquenofueronlosanarquistas,quefueunmontaje.Poresodigoqueestándesmontandoeltinglado.

El desaliento abrumaba a los pistoleros del Libre.Comentaban quemuchos deellos, los que teníanmás delitos de sangre y se habían significadomás, se habíanalistadovoluntariosenelTercioExtranjerodelgeneralMillán-Astray,condestinoalaguerradeMarruecos.DesdequehabíanechadoalbaróndeKoeningdelpaís,sedecíaqueelgobernadorcivilBasestabadispuestoinclusoaplantarcaraalsomatényal Sindicato Libre. Sólo había faltado que el rey Alfonso XIII y el presidente delgobiernoDatohicieranunavisitaaBarcelonapara«resolverelconflictosocial».

Hablabanyhablabanlospistoleros(«Vienenapornosotros, joder,vienenapornosotros») y disparaban miradas significativas en dirección a Miguel, como siestuvieran enfadados con él, como si le echaran la culpa de algo. Y, al fin, elMahonésleespetó:

—…Ytodoporculpadetuamiguita.—¿Miamiguita?—Espero que ya te la hayas tirado bien tirada porque pronto nos va a tocar a

nosotros.Miguelprocurómantenerseimpertérrito.—¿Dequécoñoestáishablando?

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—DeAuroritaEscolá,latanguistadelPompeya.Miguel Jinete resume esta conversación, en pocas palabras, en un documento

titulado«Púgilesdedespacho».Yomepermitoalargarloydialogarlo,apoyándomeen loqueVíctormecontó.Un jovenMiguel Jinete clavadoen la silla, sin aliento,asustadoporlaspalabrasdesuscompañerosdemesaypistola,yporlasmiradasquelotaladraban,desafiantes.

—…HemossabidoqueAuroraEscolásetiróalsuelodelescenarioantesdequeexplotara la bomba. Eso quiere decir que lo vio todo, desde allí arriba. Ella vio aFecedponiendolabombaysóloellahapodidoirachivarsealapolicía.

«Quétontería»,escribeMiguelensuspapeles.Yyosupongoquelodijotalcual:—Quétontería.CualquierapudohabervistoaFeced.Losqueestabansentadosa

lamesadeallado.Loscamareros.Lasputasdelospalcos.EstosdíashehabladoconAuroritaynomehadichonadadequevieseaFecednianingúnotroponiendolabomba.

—Sí,claro.Atiteloibaacontar.AuroraEscolánuncadijoaningunodelTríodelPompeya,nisiquieraamipadre,

quehubieravistoalterrorista.Decíanlospistoleros:—Malditachivata.Mecagoenlamadrequelaparió.—Esahijadeputanoslatienequepagar.Ensuspapeles,MiguelJineteescribe«Mec-enlamadrequelap-»y«Esap-nos

la tiene que pagar» porque en aquella época las plumas se resistían a las palabrasfeas.

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ElcaféEspañolerasindudaelmásgrandedeEspañayprobablementedeEuropa.Sus mesas, en la calle, ocupaban casi una travesía entera del populoso Paralelobarcelonés. En el interior, un conjunto de siete músicos, el Septimino Armónico,amenizaba las numerosas tertulias que se formaban en torno a sus mesas. Allí sereunían excéntricos artistas de variedades, vocingleros asentadores del mercado,discretosgitanosconsuscompraventas,bulliciososaragoneses,siniestrosanarquistasconspiradoresypolicíasalacecho.Ensusótanosepodíancontarmásdecincuentamesasdebillar.

Decíamipadreque,alentrarenelcafé,sobreunveladordemármolteesperabayalabotelladeaguaycuatrocopas,dentrodelascualesestabaelazucarilloenvueltoen papel cebolla, con dos colas retorcidas, como un caramelo. En seguida venía averteLeandro,calvoyceñofruncido,zigzagueandoentrelosnumerososveladoresysus correspondientes sillas, muy serio, como absorto en tremendos pensamientos.Pero, en cuanto llegaba a tu mesa, iluminaba el semblante con una especie deexplosióndejúbilo.

—¿Quétomamos,donFernando?—Pueslodesiempre.SevolvíaLeandrohaciasushuestes,queesperabanjuntoalabarra:—¡Aboquen!Elgritomovilizabaalabocador,unjovendeexpresióningenuayacoquinadaque

corríahastatumesaconlacafeteraylajarradeleche.—¿Caféconleche,donFernando?¿Unasgotitas?—ofreciendounasgotasderon

odeanísparaalegrarelcaféconleche.—No,gracias.—¿EsperandoalaseñoritaAurora?—Puessí.El gesto del camarero de momento no significó nada, sólo una pausa brusca,

como un tropezón involuntario, como si tuviera algo que decir pero no recordaraexactamentequé.Unmínimogestoquequisopasardesapercibidoperoque,unavezadquiridosuplenosignificado,segrabaríaparasiempreenlamemoriademipadre.

Luego loscuchicheosdeLeandroyel abocadoralotro ladodelbar,dirigiendohaciaélmiradasdesoslayo.

Aurora se estaba retrasando.Un cuarto de hora era lo normal.Veinteminutos,veinticinco,ya inducíanaquemipadreconsultarael relojdebolsilloy locotejaracon la gran esfera que presidía la pared de enfrente, qué raro, ya tendría que estaraquí.Yyapasabancuarentaycincominutos.Cincuenta.Casiunahora.

Dosmúsicosconocidosllegaronysesentaronalamesa.

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—¿Quétal,Fernando?—Puesaquíestoy,deplantón.—¿Algúnchistenuevo,Fernando?—Bueno,yosiempre.Llegaba corriendo Leandro, haciendo quiebros de cintura entre mesas y sillas,

paradarlabienvenidaalosreciénllegados.—¿Quévamosatomar?—Café.—Cafécongotas.—¡Aboquen!Seacercabaelabocador,Manolo,conunamiradaaprensivarondandoamipadre.—Espera,espera,Leandro,queahoranosibaacontarunodesuschistes.—Aver.Seponíamipadre:—Ésteesuntipoquelediceaotro:«Ayerestuveconlamuchachamáshermosa

quetepuedasimaginar…».Manolo se dirigía a la mesa que mi padre tenía a la derecha, donde un señor

mayor, solo, alzaba la voz debido a su evidente sordera, y preguntaba algo queempezabapor«¿Noesésteelmúsicoque…?».

Mipadrecontinuabaconaquelchistequenopodríaolvidarjamás.—«…Unaspiernasmaravillosamentetorneadas,tobillosfinos,hastasusrodillas

eranbonitas,ymiraqueesdifícil…—dosmiradasmaldisimuladasdieronenélyrebotaronparafingirquehablabandeotro.Manoloserascabalasienparaocultarsuslabios, “sí, el del Pompeya”—. Cintura de avispa, un busto extraordinario. Unasmanosdelicadas…»—ahíseinterrumpió,«perdonadmeunmomento»,paradirigirseaManoloyalparroquianodeallado—.Perdonen,¿estánhablandodemí?

Sorprendidos,sonrojados,azorados:—Oh,no,no…—No,deustedno…—Hablábamosde…—Oh…—¿Sí?—mipadresabíaarquearunacejamientraslaotramanteníaelgestoferoz

yasí transmitía lasensacióndequeestabadispuestoa todoyeramuypeligroso—.¿Dequiénhablaban?

—DelaseñoritaquecantatangosenelPompeya.Lehemosvistoconellamásdeunavezy…

—¿Yqué?Manoloeraunbuenchico.Moviólacabezaconunaligeratorsióndecuelloque

equivalía a la toma de una determinación, «sí, don Fernando es cliente, no se lo

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podemosocultar,quépensaría».—QuenovienelaseñoritaAurora,¿verdad?—No —se prendió la alarma, como un chispazo que deja humo y llama en

papelescercanos.—No,quealomejorestáensucasa—¿quétratabadedecir?—.Alomejorha

consideradomásprudentenovenir.Elfuego,vivoyluminoso,elhumo,laniebla,laasfixia.—¿Más prudente? ¿Pero por qué? ¿Qué pasa? —la alarma ya era incendio,

llamaradacolgándosedelascortinas,lasirenadelosbomberos.—A lomejor, le han llegado rumores.Ayer había unos, allí, en las butacas del

fondo,quehablabandeella.—¿Unos?—Unos del Libre —muecas de asco—. Y hablaban mal de ella, como si le

tuvieranojeriza.Amipadrelefueimposiblerelatarloquesucedióacontinuación.Elepisodiodel

chisteinterrumpidoyatuvoquearrancárseloVíctorconcautelosainsistenciayconlaseriedad que se reserva para las tragedias que marcan una vida. Mi padre nuncaterminó de contar aquel chiste y nunca más lo contó, y sólo sé cómo era porqueVíctor añadía a la narración aquello que a mi padre se le atascaba en el paladar.CuandoempezabaadecirquesaliódisparadodelcaféEspañol,tropezóconsulímitey enmudeció. Tragó saliva, desvió la mirada para fijarla en el suelo y cabeceó,cincuenta y cinco años después, como si los hechos hubieran vuelto a pillarledesprevenido.

Víctordijo«déjalo»yabandonamoslahistoriaconciertodesasosiego,ytuvequeesperaraotrodíaparaqueelamigodemipadre,a solas, terminaradeponermealcorrientedeloshechos.

Los señores Escolá carecían de teléfono. Había muchos taxis aparcados en elParalelo.TomóunoquelollevóaGracia.Auroritanoseencontrabaallí.Sufamiliaestabamuypreocupadaporquenosabíanadadeelladesdequehabíadichoqueibaareunirseconmipadre.Unaccidentedetráfico,eltranvía,unautomóvil,unaagresióncallejera,unabomba,untiroteo,unaequivocacióndelapolicía,lospeorespresagios.Loshospitales,losdispensarios.

Desde Gracia, mi padre corrió al Centro Libertario de Poblenou, donde solíaencontrarse el Trío desde la destrucción del Pompeya. Allí le esperaban Víctor yMiguel. Se quebraron las risas de bienvenida, se esfumaron las bromas, no hubopalmadasniquéquierestomarantelaexpresiónatormentadadelreciénllegado.

—¿Quéhapasado?—Aurora.Víctordijo:

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—Enesemomento,semellenóelpechodeairey lacabezadenada,y tuve lasensacióndeflotarmuylejosdeallí.Unmareo.Unnaufragio.

AMiguelseleagrióelgestoencuantooyóelnombredeAurora.Palideció,selecontrajeronlosmúsculos,sepusoenpieydijo:

—Noosmováisdeaquíhastaquevuelvauosenvíeunrecado.Dormidaquísihacefalta,simeretraso,peroosquierotenerlocalizados.

—¿Pero dónde vas? ¿Qué piensas que pueda haberle sucedido? —preguntóVíctor.

Miguel no contestó. Se puso la gabardina gris y el sombrero flexible y saliócorriendoalanoche.Yahabíaoscurecido.

Fuemipadrequienmurmuróconlabiosprietosysupersticiosos:—Moscoso.

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21

Entre lospapelesdeMiguelJinetequemedioMadurga,hayunacarpetadecartónmarrón,sujetacongomaselásticas,conunaetiquetablancadondepone«Púgilesdedespacho».Previamente,Miguelhabíaescrito«Malaconciencia»,perolotachó.

En el interior, hay una colección de papeles de todo tipo, algunos con elmembretedediversoshoteles.Enunosfoliosamarilleadosporelpasodeltiempoybajo el título «Mala conciencia. El primero», escrito a mano, de su puño y letra,Miguelrelataloquesucedióaquellanochedeljueves22deoctubrede1920.

Comosifueranapuntesparaunescritoposteriormásdesarrollado,seexpresadeformaesquemática.DespuésdereferirelrumorquelellegóenelBoston,continúa:«BuscoaMoscosoylossuyos.CalledeSagristans.HabloconSales.Nosabenadadeellos.SóloqueRodrigoestabacelebrandosucumpleaños.Digo“correnpeligro,lespersigueuncomitéanarquista”…».

Interpreto.En la calle deSagristans estaba la sede del SindicatoLibre.Miguelinició su búsqueda por allí.Habló conRamón Sales, el presidente de laUnión deSindicatosLibresdeEspaña.LeaconsejaronquebuscaraporloslocalesdelParalelo.Me lo imagino recorriendo la larga avenida, pasando de una acera a otra, bajo lasluces deslumbrantes delmusic-hall Apolo hasta los carteles multicolores del granteatroCondal,pasandoporelNoveltyyelMadrid-Concert,preguntandoaunosyaotros,porterosycamarerosylimpiabotasovendedoresdeloteríaotabaco.

—Tengoqueencontrarlosconurgencia.Uncomitéanarquistalosestábuscandoparamatarlos.

SiguiólapistahastauntuguriodelpeorBarrioChino.Dedía,lapestilentecalleMigdiaestaballenadepordioserosqueesperabanjuntoalcuarteldelasAtarazanasque les echaran las sobras de la comida.Denoche, no se sabía exactamente quiénpululabaporallíporqueescaseabanlasfarolasdegas.Sólosombrasfurtivas,comofantasmas,comoamenazasinconcretasporlosrincones.

Enelinteriordeunlocaltenebroso,encontróaRodrigo,aquelpistoleropálidoyenfermizo que, junto a la pista, tiraba de la cinta húmeda y larguísima que salíalentamente del sexo de una bailarina desnuda. Ella movía las caderas sinuosa ydiabólica. Él dedicaba la proeza al tendido, a sus amigos carcajeantes, a todo eldistinguidopúblicoquechillabayaplaudía,felizmenteperverso.

Acodadoenelmostradordelaentrada,conelsombreropuestoylevantadaslassolapas de la gabardina gris, Miguel esperó a que acabara, que disfrutara de losaplausosylasrisasygroseríasdelospresentes.Duranteesetiempo,comprobóqueniMoscosonielMahonésniningúnotromiembrodepandillaseencontrabanenlasala.Rodrigoestabacelebrandosucumpleañossolo.Esoeraextraño.Cuandolaatencióngeneral se apartó de él porque otra cabaretera salía para continuar animando al

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personal,Miguelsesentóasuladocongestodequienacabadellegarimpelidoporunaurgencia.

—Tienesquevenirconmigo.HanheridoaMoscoso—Rodrigolemiróconojosturbios—.Vienenapornosotros.Unosanarquistas.

—¿Moscoso?—dijoelotro—.¿Dónde?Queríaasegurarse.Desconfiaba.ÉlsabíadóndeestabaMoscoso,ysabíaqueno

eraprobablequeallílohubieranencontradolospistolerosdelaCNT.Miguelpasólamanoderechapordebajodelsobacoizquierdoyleclavólapistolaenlascostillasdemaneraquenadiepudierapercatarsedenada.Sinvariarlaexpresión,murmuró:

—Ahora, nos vamos a la calle. Estoy dispuesto a matarte, cabrón —lo de«cabrón»dichoconénfasisvalientedequienpretendemortificarelorgulloantesdematarelcuerpo—.Simontasbulla,seráselprimeroencaer.

—¿Peroquéhaces?—protestóelotro,incrédulo,comosisospecharaqueaquellasituaciónsóloeraproductodelexcesodealcohol.

—Tevoyamatar.Comonotelevantesahoramismo,ereshombremuerto.Para contener el temblor del miedo, Miguel agarrotaba la mandíbula y los

músculos del cuello y la voz le salía deforme, seca y tensa, cargada de peligro,convencidadequerealmenteposeíalosredañosnecesariosparahacerloquedecía.ElsustoevaporabalacogorzadeRodrigo.

—Miguel, hombre, que yo no tengo nada que ver —casi sollozó: sabíaperfectamentecuáleraelmotivodeaquelcomportamiento—.Sonlosotros.Aurorita.Yonomehequeridometereneso.

—Túlohasquerido—definitivo:unadespedida—.Adiós.Rodrigosepusoenpiecasideunsalto.Hizodemasiadoruidoconlasillaperoel

público sólo tenía ojos para los pechos que la chica del escenario acababa dedescubriryatronabalaatmósferacongritos,aplausosysilbidos.

MiguelagarróaRodrigodelahombreraylocondujotandisimuladamentecomopudohastalapuertadelantroyenseguidapasarondelapenumbradelaslucesrojasalaoscuridaddelacallesinfarolas.

—Oye,Miguel,nojodas,queyonohehechonada…—¿Tieneselcochecerca?—Ahí.ElCitroënnegroestabaestacionadocercadelaesquinasiguiente.Seacercarona

él.Rodrigometiólamanoenelbolsillo.Miguel,muynervioso,ledioungolpeenlamejilla con la pistola. «Cuidado». El otro sacaba las llaves del coche, se lasentregaba,sumiso.

—Llévatelo—ledijo.Miguelaceptólasllavesy,sindejardeencañonarle,mirándolealosojos,selas

guardó en el bolsillo con la izquierda. Le empujó contra el coche estrujándole la

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pecheradelacamisaylepusolapistoladelantedelanariz,paraquelavierabienapesardelapenumbra.

—¡Miguel, coño, si yo no he sido, los he dejado allí, les he dicho que yo noqueríametermeeneso…!

Dos hombres discutiendo en el callejón. Nadie los iba a molestar. Era unasituaciónfrecuenteenaquelbarrio.

—¿Dóndeloshasdejado?—Miguel, coño…—sollozabaelhombrepálidoyenfermizo.Le temblaban las

piernas—.Yonohequeridojugar.Legolpeóconelcañóndelapistolaenlosdientesybrotósangredelasencías,

peronolepareciólobastantedolorosoyvolvióapegarconsaña.Mássangre.—Miguel,porfavor…Enfurecidoporlaresistenciayenvalentonadoporsudebilidad,Migueldescargó

elarmacontralasiendeRodrigoquecayóderodillas.—Quéhijodeputa,voyatenerquematarte.En un escrito posterior,Miguel hablaba de la fuerza que nace de la fragilidad

ajena. «Cuando dominas o humillas o anulas a otra persona, no estás destruyendonada, no eliminas su energía, sinoque te alimentasde ella, como si le chuparas lasangre,lavida.Lavíctimasevaachicandoporqueelvictimariocrece,yelvictimariocrecegraciasaquelavíctimaempequeñece,yelobjetosereduceanada,entonceselsujetosevuelvetodo».Miguelloaprendióaqueldía.Crecióycreció;cuandoelotrosollozó,sehizogigante;ycuandoalfinconfesó,yafuetodo,comoéldecía.TODO.

Disparó.PusolapistolacontralasiendeRodrigoyapretóelgatillo.Elhombrepostradose

convirtióenunbultoinforme,basuracontralapareddelacalleoscura.BasuraqueunMiguelirreconocibleporelsombreroylasanchassolapasdelagabardinametíaenelmaleterodelCitroënrápidamente,atironesnerviosos.

Luegosepusoalvolanteyarrancóydesaparecióelcochedelcallejón.Todoestoescritobajoeltítulo«Malaconciencia».«Elprimero».

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22

Aquellanoche,segúnVíctor,mipadresequebró.Lloróymostróunarabiayundolorquesusamigosnuncalehubieranimaginado.MaldijoaMiguelporhabersemezcladoconpistolerosdelLibre,comosiaquelladecisiónhubierasidounactodeinfidelidadcontraélycontraVíctory,sobretodo,contraAurora.Hablandoconelvasodevino,recriminómilvecesquehubiera llevadoaMoscosoy los suyos alPompeya.Pero,cuandollegóMiguel,conaquelsombreroflexible,elalasobrelosojos,lagabardinagrisenvolviéndolocomounacapa,noledijonada.Sólolemirócomosemiraaquientraelasolucióndelosproblemas.

—Venía cambiado —me contó Víctor—. Él también había cambiado aquellanoche. Creo que aquella noche todos cambiamos. Advertí perfectamente latransformacióndetupadreydeMiguel,perosupongoqueyotambiéndebíadeestarmutando.Eramiércoles,20deoctubrede1920,díaesencialennuestrasvidas.Nosembargabaesasensaciónquesueleasaltarnosenlosmomentosdeangustia,comosilas horas de diversión, risas y felicidad hubieran sido una estafa o, almenos, unamiserablepérdidadetiempo.

Migueldijoqueteníauncocheesperando,lesordenóquesalierandeinmediato.MontaronenelCitroën,quedemomentonadieentendiódedóndehabíasalido,yélsepusoalvolante.

Mi padre se sentó atrás, cabizbajo, acongojado, débil, vencido.Ni él niVíctorsabíandóndesedirigíanniquésedisponíanahacer.

—Ahoraveo—mecontabaVíctor—atresjovenzuelosdespavoridosydirigidospor el que se sentíamás culpable, elmás asustado, elmás temerario también sóloporquellevabaunaBrowningenlasobaquera.

Enmediodelsilencioinsoportable,dijomipadre:—¿Dóndevamos?Miguel,concentradoenlaconducción,nocontestó.—LatieneMoscoso,¿verdad?Víctor ymi padre pendientes de lo que pudiera decirMiguel, que semantenía

callado. Abochornado. Para qué contestar, para qué hablar si los tres pensaban lomismo.

Alcabodeunrato,murmuróentredientes:—Esehijodelagranputa—conlavozestranguladaporunsollozo.—¿Peroquévamosahacer?—insistíamipadre.Nada.Silencio.¿Atiquécoñoteparecequevamosahacer,Fernando?,perono

lodecíanadie.—¿Notendríamosquellamaralapolicía?—¡Porfavor!—gruñóMiguel,impaciente,exasperado—.¡Ellossonlapolicía!

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—¿Entonces…?Entonces,Víctorpusolamanoenelhombrodemipadreparahacerlecallar.Migueldetuvoelcochejuntoalaacera.—Yahemosllegado—dijo—.Vamos.EstabanenunacalledeHorta,encuesta, flanqueadaporcasitasdedosplantas,

quiénsabesirefugiodeentretenidas.Pasabaunorganilleroporelcruce.Losniñosloseguían,saltandoygritando,alaesperadequesedetuvierayempezaraelconcierto.La gente saldría al balcón, el organillero llamaría su atención chistando, «¡Pchst!¡Pchst!»,yletiraríanmonedas.

Miguel precedió a mi padre y a Víctor hasta un hotelito con veleidadesmodernistas.Cruzaronunbrevejardínconunlimoneromuerto,protegidoporsetosralosydespeinados.Seoíanlejoslasprimerasnotasdeunpasodoblemarchosoylosgritosdealegríadelpúblicoinfantil.SuspirosdeEspaña.

Yaante lapuerta,Miguelmetió lamanoen la chaquetayextrajo laBrowning.Miróamipadreyselaofreció.

Mipadre ledevolvióunamiradadehorror.Parecíaapuntodeecharseagritar.Susojosdecíanque teníamuyclaroparaquéservíaunapistolaynoqueríausarla.AunqueMoscosohubierasecuestradoaAurorita,aunquelehubierahecholoquelehubiera hecho. Dijo Víctor que fue un instante muy violento. Mi padre tembló,avergonzadopornosercapazdematar,conscientedequeestabadecepcionandoasuamigoy,talvez,dequeestabaperdiendoaAuroritaenaquelinstante,dequeestabaempezandoaperderlaporquenohacíanadapormerecerla.TambiénMiguelsesintiómalporqueleestabapidiendoasuamigoquematara,porqueleestabademostrandoamipadrequenoeracapazdematar,porqueloestabaenfrentandoasucobardía.

Víctordecíaquelapistolaretuvosumiradaylohipnotizó,comosinuncahubieravistounartefactotandiabólicoquenosóloservíaparamatar,sinoquesacabaaflordepiellospeoressentimientosdelaspersonas.Ypensó(mecontaba)queteníaqueagarraraquellaherramientayusarlaélennombredemipadre,usarlapararedimiramipadre,peronolohizo,nolediotiempoporqueyaMiguelseimpacientóylahurtóa lasmanos de uno y otro, y llamó al timbre y asumió el protagonismo de lo quesucedieraacontinuación.

AbriólapuertaMoscosoenpersonairradiandofelicidadinfantil,conunasonrisababosayojosdemañanadeReyes,eltorsodesnudo,fláccidoslosmúsculosbajolapiel lechosa, bigotazo y cejas anchas de malo de cine. Lagrimeaba porque habíaestadollorandoderisahastapocoantes.Conserenidaddeestatua,Miguelalargóelbrazo,leapoyóelcañóndelaBrowningentrecejaycejaydisparósindudar.SonóunestampidodelosquehacenparpadearydejanpitidosmetálicosenlostímpanosyMoscososeconvirtióenunmonstruoycayódeespaldas.

Nohayagujeroslimpiosenuntiroabocajarrocomoaquél.Losgasesquesalen

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porlabocadelarmaseinfiltranentrelapielyelhuesoylafrentesehinchacomoungloboylacarasedeforma,losojossesalendelasórbitas,lanarizpierdesucurva,caretagrotescaqueelhijodeputasellevóalinfierno.

Antesdequeelcadáverhubieradadoconlaespaldaenelsuelo,Miguelyaestabaenelrecidibordelacasa,yamirabaaunladoyaotroylocalizabaalhombrepeludocomounosoqueaparecíaenel fondodelpasillo,concaradesusto,atraídopor laexplosión. Iba en mangas de camisa, los pantalones mal abrochados, el cinturónsuelto.Nollevabazapatos.

Miguel alargó el brazo otra vez, para poner la pistola lomás cerca posible delblanco, y apretó cuatro o cinco veces el gatillo, porque esmuy difícil darle a unapersonaaunaciertadistancia.ElhombreeraelMahonés,rústicoytorpe,yrecibiódosimpactosensuanchotórax.Elrestodebalasperforólaparedqueteníadetrásypulverizóunobjetodecerámicaquedesapareciócomoporartedemagia.

Enelpapelamarillentoencabezadoconeltítulo«Malaconciencia»,despuésdelrelato de la muerte de Rodrigo, el primero, Miguel había escrito: «El segundo,Moscoso; el tercero, el Mahonés; para salvar a Aurora». A continuación, tiempodespués, con tinta de otro color y letra más comprimida y puntiaguda, quedemostraba que a lo largo de los años había vuelto a leer y a reflexionar sobreaquellas notas, había añadido «Con el beneplácito de Dios». Pero luego lo habíatachado.

Miguelrecorrióelpasilloconfirmezamilitar,precedidoporlapistola,yseplantóante lapuertapordondehabía salidoelMahonés.Víctorvioqueechaba lacabezahaciaatrás,comosiaquelloqueveíalehubierahechoelefectodeunescupitajoenlacara.

Semetiólapistolaenelbolsilloydijo:—Quédateahí,Fueye.Peromipadrenosequedóahí.AunqueVíctorleagarródelamangaytratóde

impedírselo, él se desprendió de un tirón y se dirigió hasta donde se encontrabaMiguel,hastadondeseencontrabaAurorita.

Estaba echada en una cama de sábanas revueltas, desnuda, atada en forma deaspa,alacabecerayalospiesderelucientelatón.Dirigíaelrostroangustiadohaciaelrincóndelcuartodondenopodíaveranadie,comosiasíevitaraquelaviesenaella.

Miguel se sentó a su lado y, mientras deshacía los nudos de sus ataduras, lesuplicabaconvoz temblorosaquedijeraa lapolicíaqueélhabíaestadoenaquellacasa,quenolehabíatocadoniunpelo,peroquehabíaestadoconMoscosoyconelMahonés,«dilo,porDios,porquesinoquerránmatarmetantolosdelLibrecomolosdelaCNT».Decía:«Diqueheestadoaquí,teloruego».

MientrasVíctor cubría a lamuchacha conmantas, ymipadrebuscaba su ropa

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desparramada por todo el piso, y ninguno de ellos sabía qué decir ni dóndemirar,MiguelsehizoconunamaletadecartónquehabíadebajodelacamaymetióenellalasBrowningsdelostrespistolerosylasuyapropiayanduvodeunladoparaotro,abriendounaventanadelacocinaylimpiandohuellas.

Porfin,muyavanzadayalanocheycuandoelorganilleroylosvecinoshabíandejadolacalledesierta,montarontodosenelCitroën.Porelcamino,Miguelnodejóderepetir,suplicante,quelamuchachateníaquedeciralapolicíaqueélhabíaestadoen la casadeHorta,queno lehabía tocadounpeloperoqueestabaallí, queunosanarquistas los habían atacado de pronto y la habían salvado, que Miguel habíaescapado por la ventana de la cocina, que eran unos anarquistas quienes la habíanacercadoasucasaenelbarriodeGracia.

Yladejarondemadrugadaaunatravesíadesucasa,«nopodemosacompañarlahasta la misma puerta, no, no podemos».Magullada, temblorosa, envuelta en unamanta,cabizbaja,arrastrandolospies,vieroncómosealejaba,imagenpatéticadelahumillaciónyladerrota.

La primera vez que mi padre se había acercado a ella, en la casita, en eldormitoriodelaprofanación,lamuchacharehuyósusmanosydijo:«Porfavor,no».SólopermitióqueVíctorlaayudaraavestirse.Quiénsabeporqué.Talvezporqueelcontactodemipadre lehacíapensar en el sexoy eso era loquemásdetestaba enaquelmomento.Talvezesofueloquelosalejódefinitivamente.Elsexo.Elultraje.Lacobardía.Lavergüenza.

Estanfrágilunarelación.

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Segundaparte.Elhombredelagabardinagris

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MipadrenovolvióaveraAuroritaEscolá.Intentó visitarla dos veces. La primera, el señor Elías y la señora Aurora le

dijeronquesuhijanoqueríasalirdesudormitorio,muyafectadaporlosucedido,yquenorecibíaanadiemásquealdoctor.Queyano ibaavolveracantar,nienelPompeyanienningunaotraparte.Noqueríasabernadadeloshombres.«Tienesqueentenderlo,Fernando».Quenoeranadapersonal.Queyaleavisarían.

Lasegundavezquemipadrearrastró lospieshastaelbarriodeGracia, lacasaestabacerradaylosvecinoslenotificaronquelafamiliaEscolásehabíamudadoaunpueblo de la provincia de Tarragona de donde eran originarios. Ya no lo volvió aintentar.

SeencerróenelpisodelacalleBorrellconDiputaciónyseenfrascóenelestudiode lacolecciónfilatélicademiabuelo.Seacabaron loschistes.MedijoVíctorquetardó tantos años en oírle contar un nuevo chiste a mi padre que podía recordarperfectamentecuálfueelprimerodespuésdelaburridoparéntesis.Eldelborrachoylafarola.

Enaquellaépoca,selellegóaoírdecir,abrumadoporlamelancolía:—Mierdadepaís.EnmiArgentinaqueridanoocurrenestascosas.Sólo salía de casa para buscar trabajo. Cuando se terminó la restauración del

Pompeyayfueronabuscarle,dijoquenopensabavolveratocarenpúblicosinoerapara acompañar la voz aguda y cursi deAurorita Escolá. Elmismo director de laorquesta,PabloAlfaro,fuehastasupisoparatratardeconvencerloyalfintuvoquedesistir.Alegabaque,detodosmodos,prontotendríaquedejarlotodoparacumplirlostresañosdeserviciomilitar.

Miabueloledijo:—Túnoirásalserviciomilitar.Cabíasuponerqueestabadispuestoapagar lasdosmilpesetasestipuladaspara

libraraloschicosdelaobligacióncastrense.Esedineroquehacíaquesólolospobressevieranobligadosatomarlasarmasyusarlasenprimeralíneadefuegodecualquierconflictoajeno.Loaceptó,porquesabíaqueamiabueloleibabiensutrabajo,perocontinuóbuscandounempleoquenotuvieranadaqueverconlamúsica.

Lo encontró en los Grandes Almacenes El Siglo, donde permanecería durantediecisiete años, empezando como dependiente y luego como jefe de sección,muyvaloradoporquesufacilidadparalosidiomaslepermitíaatenderalosricosclientesextranjeros.

Sinembargo,noabandonólaaficiónporeltango.Cadadía,alcaerlatarde,paramantenerlaagilidaddesusdedos,tecleabaenelbandoneónlosarpegiostonalesylasescalasmayoresymenores.Ytocabatangostristes.

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Durante el tiempo que tardó en encontrar trabajo y se quedó enclaustrado, laseñoraLlusietaseacostumbróabajaravisitarle.Primero,con laexcusadedarleaprobaraquellasgalletitasque terminabadehacer, tanbuenaspara lameriendayeldesayuno.Luego,simplementeparaoírletocar.«Siaustednoleimporta,megustantanto estas canciones, y cómo suena el bandoneón…». Las prácticas de mi padrecoincidían con la hora en que ella solía pasar el rosario, de manera que terminódándoselaextrañasituacióndequemipadretocabatangos(«Dicequeeltangotiene/una gran languidez/ y por eso lo ha prohibido/ el Papa Pío Diez»), mientras ellamurmurabaavemaríasyVirgoPotensyVirgoFidelis.

Muyprobablemente, laseñoraLlusietaempezóavisitarelpisode losGavanzaparacontinuarprobandosuerteconmiabueloAlberto,aprovechandoquemipadreeramássimpáticoyacogedor,peroprontodesistiódesuempeñocansadadetropezarunayotravezcontralaresistenciaariscadelviejotaxista,quellegóaespetarle:

—Viudodosveces,señoraLlusieta.Másvalequenobajetantasveces,quetraigomalasuertealasmujeres.

Renuncióaunfelizmatrimonioperonodejódebajarparacuidaraloshombresdel cuarto piso, mi abuelo, mi padre y sus dos hermanastros, tío Cándido y tíoErnesto. Y un día les llevó un caldito y otro día un estofadito y otro día unosmacarroncitos,y terminócocinandopara ellosunpar,o tres, deveces a la semanaporqueella,sola,«yasesabe,siempreacabohaciendomáscomidadelaquepuedocomer».

OtroqueseasomabaporelirregularpisodeBorrelldíasídíanoeraVíctor.SeofrecióparairaveraAuroritaytratardehablarconellayhacerlarazonar,peromipadrenoseloautorizó.«Esevidentequemeculpaportodoloquepasó»,decía.«Esevidentequemeodia».Detodasformas,VíctorfuealpisodelosEscoláenGracia,perosinéxito,asíqueseabstuvodecomentarlo.

—¿YMiguel?—lepreguntómipadre,undía,con lacauteladequienviolauntabú.

VíctorhabíavistoaMiguelaldíasiguientemismodelrescatedeAurorita,enelmuelledelMorrot, cuando losdosacudieronal trabajopuntualmente.Se reunieroncon la cuadrilla de limpieza, Víctor con el mono de trabajo, Miguel con su trajecortadoamedida,afiladalarayadelpantalón,perfectoelnudodelacorbata,airosoelsombrerodemediolado.Apenassecruzaronsusmiradasinexpresivas.

—Apartirdehoy,osponéisa lasórdenesdeVíctorLuys—dijoMiguel—.Yovoyaestardeviajeduranteunosdías.

Noledirigiólapalabraasuamigo.Sólodiomediavueltaydesapareció.Nolovieronaldíasiguiente,nialotro,nialotro.

Cuandomipadrepreguntóporél,Víctorrespondió:—Precisamenteayer,Juliolmedionoticias—estosucedíaenlaúltimadecenade

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octubre—.Parecequefueaverleunodelacélula«ProgresoHoy».Mipadreenarcólascejas.Sabíacómosehabíacreadoaquelcomitédeaccióny

loveíadeltodoincompatibleconJuliol.Leparecíaqueelviejoanarquistaenseguidadetectaríaqueaquelloslibertarioseranmásfalsosqueundurodemadera.

Pero así habían sido las cosas. Súñer, el barrendero cabezón, había llegado alCentroLibertariodelPoblenouconunaactituddeconspiradorquehacíaextrañoquela policía no lo hubiera detenido en su desplazamiento. Se había mostradoextremadamente respetuoso con Juliol, como un neófito ante el Dalai Lama, y lecontó queMiguel lo enviaba para tranquilizarlo, a él y a sus amigos. Que estabaescondidoprovisionalmente.Que lohabíadetenido lapolicíapor lamuertede tressindicalistas del Libre, que le habían dado unos cuantos pescozones y lo habíansoltadoporfaltadepruebasyahorapermanecíaescondido.Habíaidoaveralacéluladel bar El Tranvía y les había pedido que hablaran con Juliol, que le dijeran queestababien.

JuliolcelebróconrisotadastriunfalesqueaMiguelleatribuyeranlosasesinatosdetressindicalistasdelLibre.HabíaleídoenlosperiódicoslanoticiadelamuertedeMoscoso, el Mahonés y Rodrigo y le hacía muy feliz poder poner al ejecutor elnombredesuqueridoMiguelJinete.

—Vapor ahí—murmurómi padre, pensativo y suspicaz—pregonando que hamatado a tres del Libre y haciéndose pasar por anarquista, después de pedirle aAuroritaquedijeraalapolicíaqueélformabapartedelabandadeMoscoso.

—Líosdelossuyos—sentencióVíctor,renunciandoacomprender.

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DespuésdeacompañaraAuroritaaGraciaydedejaramipadreyaVíctorenalgúnpuntodelEnsanche,MiguelcontinuóconelCitroënhastalapartebajadelaciudad,siempreconscientedequellevabaenelportaequipajesuncadáverycuatropistolasenunamaleta.

Abandonóelautomóvilenelpuerto,enuncallejónestrechoyoscuroentredostinglados.Tirólamaletaalmar.Luegosefuecaminandoasucasa,alpisocaóticoysucioquehabíaencimade lacarboneríade lacallede laVía,y tratódedormirunpoco.

Aprimera hora del día siguiente, jueves 21de octubre, acudió a su cita con labrigadadelimpiezadebarcosdelmuelledelMorrotynotificóelnombramientodeVíctorcomojefedelacuadrillaensulugar.LuegodesayunóysefuealasededelSindicatoLibre,enlacalledeSagristans.PreguntóporSales,elpresidente,ysesentóaesperarquellegara.

Sobrelasoncedelamañana,logróencerrarseenundespachoconRamónSalesymantuvieron lo que Miguel, en sus papeles, resume como «una larga entrevista».Pasadoelmediodía,Salespidióque lepreparasensuautomóvilehizouna llamadatelefónica.SetrasladaronlosdosaledificiodelGobiernoCivil,enelPladelPalau.

AllílosrecibióMiguelArlegui,eljefesuperiordepolicía.Altoydelgadocomoun vampiro, de cabello blanco y espeso, cortado al estilo militar, sobre un rostrohuesudo surcado de arrugas amargas como cicatrices.Miraba, hablaba y semovíacomosiledieraascoverseobligadoarelacionarseconlaspersonas.

—¿Quépasa?—dijo.—Esreferenteaesosasesinatos…—empezóSales,protectordeMiguel.—Sí.MoscosoyelMahonés.Qué.NohabíanencontradotodavíaelCitroënconRodrigoenelmaletero.Entre los documentos de Miguel, encontré una libreta con el título de

«Interrogatorios»llenadeejemplosdelosquehabíaaprendido.Lasprimeraspáginastenían fecha de 21/10/20 y reconstruían su primer encuentro conArleguimedianteanotacionesdealumnoaplicado.Empezabadiciendo:«Arleguidepie,yosentado,élporencimademí,yodebajo,sometido,élmás,yomenos,sepaseayconfrecuenciaseponedetrásdemí,nopuedoseguirloconlavista,noloveo,mepuedesorprenderporlaespalda,atacarmeatraición,estoyensusmanos».

MiguelJinetecontósuversióndeloshechos.ÉleraamigodeMoscoso,miembrode la banda, afiliado al Sindicato Libre, como podía certificar con su carnet. Sehabían llevadoa lacasadeHortaaunacabareteradelParalelo,una tanguista,yseestabandivirtiendoconella.Unafiestaprivada.Bah.No.Volvíaatrás.Enrealidad,yahacíauntiempoqueélseestabatirandoalamuchachayaqueldíahabíadecidido

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compartirlaconlosamigos.Enesemomento,ArleguisevolvióaSales,queparecíaaburrirse.—Túyatepuedesir.Ésteyyoyanosentendemos.Sales se levantó de la silla, se puso el sombrero y colocó unamano ingrávida

sobreelhombrodeMiguel.Selimitóadecir,comodespedida:«Trátalobien,esunbuen chico», con lamuecaque acompaña a las cosasdepoquísima importancia; ydesapareció.

Cuando se quedaron a solas, Arlegui se frotó los ojos y recuperó el tema deconversación:

—…Habías decidido compartirla con los amigos—«Tuteándome, que damásmiedo».

—Sí, Moscoso y el Mahonés insistían y aquella noche accedí y, bueno, nosestábamosdivirtiendo.Y,entonces,llegaronunosanarquistas.

—¿Cómollegaronunosanarquistas?—Llamaronalapuerta.Yoestabaenlacocina.OíqueMoscosodecía:«Debede

serRodrigo»,otrocomponentedelgrupo…—SéquiénesRodrigo.—Empecéaoírtiros.Yoestabaenlacocina,ymeasustéysaltéporlaventanaa

lapartedeatrásdelacasa,ymeescapécorriendo.—¿Ycómosabesqueerananarquistas?—seiniciabauninterrogatorioenelque

Miguelerasospechoso.—¿Quiénes más podían ser? Cuando matan a alguien del Libre, son los

anarquistas, ¿no? Y cuandomatan a un anarquista, es uno del Libre. Esto es unaguerra.

—Supongamosquefueelchulodelatanguista.Osusamigos,oparientes.Quenolesgustabaloqueleestabaishaciendoalamuchacha.

Comentaba Miguel: «Primera premisa: el declarante miente. El declarantesiempreeselprimersospechoso.¿Porquéhavenidoacomisaríaadeclarar?Buscaralternativas a loquedigay soltárselas como si fuera laverdad contrastada.Así, ledicesquesabesqueestámintiendoyquenotevaaengañar».

Miguel calló. ¿El chulo, amigos, parientes?Podía ser pero, en todo caso, él nopodíasaberlo.Nopodíaestarsegurodequeerananarquistas,sihuyóporlaventana.No podía tener réplica para aquella suposición.Dejó que el silencio ponderase laspalabrasdelpolicíayleparecióquelabalanzaseinclinabaafavordelosanarquistasasesinos.

Arleguiasintió,comoaprobandoelexamendelalumno.—¿Yquéquieresdemí?—¿Quéquiero?—Miguellomiróalacarayjugósuscartas—.Lucharcontrael

anarquismo, eso quiero. Pero no a la manera de Moscoso. La guerra entre los

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Sindicatos Libre y Único sólo sirve para crear confusión. La destrucción delanarquismotienequesercosadelapolicía.

—¿Quieresserconfidente?¿Cuántodinerocreesqueganaunconfidente?—No lo haría por dinero. No lo necesito. Soy comerciante, aunque modesto.

TengounacarboneríaenelPoblenou,vivodeella.Loquequieroespazenlascalles.—Pazenlascalles—repitióArleguicomosihablaradeunidealinalcanzable—.

Y paz en la tierra para los hombres de buena voluntad—añadió, sin alterarse—:Mierda de ciudad.Durante laGranGuerra, se echó a perder. Entrómucho dinero,mucho. ¿Pero quién lo trajo?Mercachifles sin escrúpulos que igual vendían a unbando que a otro, traficantes de armas y de cocaína y demujeres. Se llenaron losbarriosbajosdemacarras, ladronesy sicarios.Asínos llegóesacarroñadeRudolfStallmannoStillmann,quesehacíallamarbaróndeKoening.Loechamos,perodejóaquíatodossusgángsters.Estoyanohayquienloarregle,joder.Y,paracolmodemales, en Rusia las tropas del ejército rojo han vencido a las tropas zaristas deWrengel.Eldía15cayóSebastopol.

Para Arlegui ya estaba todo perdido. Ya todo le daba igual. Pero le interesóMiguellosuficientecomoparaanimarseaformularlasiguientepregunta:

—¿Yquépodríasvendernosahora?—CosasdeMoscosoylossuyos.—YalosétodosobreMoscosoylossuyos.—Alomejor,no.—Y,además,estánmuertos—yañadió—:Ybienmuertosqueestán.—¿Usted sabe algo de la batalla del quiosco del Peso de la Paja?—pregunta

ingenuaparaqueéldijera:«Claroquelosé»,ybajaselaguardia.—Claroquelosé—replicóelpolicíacondesdén.—¿YcómomataronaPedroTorres?—¿Pedro Torres? —frunció el ceño. Quizá sabía, pero le daba a Miguel la

oportunidaddelucirsusconocimientos.—PedroTorreseraunobrerodelaconstrucciónquefueheridoenlabatalladel

quiosco del Peso de la Paja. Lo llevaron al Hospital Clínico. Moscoso le teníaespecial ojeriza porque decía que había herido a un amigo suyo en el quiosco, demaneraquefueaesperarleconRodrigoalasalidadelClínico.Undíadefinalesdejulio,primerosdeagosto,cuandoTorressalíavendadoymaltrechoaún, lepegaroncuatro tiros. No murió. Cargaron con él, lo metieron de nuevo en el hospital, looperarondeurgencias.Sesalvó.Saliódenuevoalacalleelúltimodíadeagosto,másvendado y más maltrecho todavía. Moscoso y Rodrigo volvían a estar allí,aguardando,cargadosdepaciencia.Volvieronadispararleyesavezyalomataron.

Arlegui esbozó media sonrisa, como si acabara de escuchar una anécdotasimpática.

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—SabesmuchodeMoscosoylossuyos.—He sido uno de los suyos. No se dedicaba sólo a la CNT, ¿sabe? Cuando

necesitaban dinero, robaban bancos o gasolineras, o cajas fuertes de fábricas.Saqueabanpisosytorresdelapartealtadelaciudad.

—Peroyaestánmuertos.—Siinvestigaenladirecciónqueyoleindico,podrárecuperarbotinesquetienen

escondidos, o que están en los pisos de sus fulanas… y los podrá devolver a suslegítimospropietarios.Joyas,objetosdearte…

Arleguisesentó.Respirabacomplacencia.—¿Yquémedicesdelosanarquistas?Miguelsuspiró.—Tambiénsécosas.NacíenPoblenou,unbarriodeanarquistas,y frecuentoel

CentroLibertario,conozcoaalgunos.Meaceptan.Ydirijounacuadrilladelimpiezaenelpuerto.TodossusmiembrossondelaCNT.Tiposduros,conaccesoaarmas,tantocortascomolargas.

—¿Accesoaarmas?—Sí,ahoraquehanprohibidolaventadearmasdefuegosinosetienelicencia.

No sirve de nada.Desde queAlemania se rindió, por el puerto no dejan de entrarmuchísimasarmasdecontrabando.Sobretodo,lapistolaStar,francesa,quelallaman«lasindicalista».Lastraenencarguero,oenpequeñasbarcasdepesca,oderemos,porlasplayasdelaBarcelonetayPoblenou.Hayquienlasrobaenlasarmeríasdelosbarcos,quesiemprellevanunbuenarsenal.

EscribíaMiguelensuspapeles.«VicómoArleguisederretíaantemí».—Sólotenemosunpolicíaporcadasetecientoshabitantes—selamentó—.Ymal

preparados. Ymal pagados. Así no haymanera. Lamayoría de agentes tiene quetrabajaramediajornada,paraindustriales,paraempresarios,paraelLibre,ynoselopuedorecriminar.Asínohaymanera.YentoncesvienelaGuardiaCivilynospasalamanoporlacara.

—Atravésdelacuadrilladelpuerto,conseguirécontactosentrelosanarquistas.Simedejalasmanoslibresynolosmolestan,seguirélapistadelasarmasqueentranpor el puerto.Y, con loque sédeMoscosoyde los suyos, podráneutralizar a loshombresdelbarón.

Arleguiensanchóelpecho.Casisonrió.—Yahora—dijo«yahora»comosiyalehubieraconcedidounfavoryllegarael

momentodepedirlealgoacambio—,yahora,¿quélepasóaMoscoso?—Exactamenteloquelehecontado.—¿Dóndefuistedespuésdeescaparteporlaventanadelacocina?—Deputas,señorArlegui.Necesitabadesahogarme.

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—¿Dónde?—AunpisitoquelellamanlaBombonera,enlacalled’EnCarabassa,cercade

Escudellers.EstuveconunaquelallamanDulce—Arleguilemirabaconinsistenciayrumiabalainformaciónlentamente,comodicenquedigierenlasanacondas.Miguelañadió—: ¿Peroquiere que le diga una cosa?Yono le daríamuchas vueltas a esecaso.

—¿Ah,no?—Moscosoeraunamalapersona,señorArlegui.Muymala.—Esmiobligaciónaveriguarquiénlomató.—Sí. Y averiguar quién mató al albañil Pedro Torres, y no sabía que fueron

MoscosoyRodrigocuandoestuvieronmontandoguardiaanteelClínicodíasydíasydispararonsinocultarlacara.LosquemataronaMoscosofueronanarquistas,ytardeotempranocaerán.Loquequieroevitar,yustedlocomprenderá,esquemolestenalatanguistadelParalelo…—dejócaercomoporerror—:AAuroritaEscolá.

—¿Cómosellama?—pillándoloalvuelo,mordiendoelanzuelo.—AuroraEscolá—Arleguilohubieraaveriguadodetodasformas—.Megustaría

quenolainterrogara,queladejenenpaz.¿Sabe?Ahoramearrepientodeloquelehicieron…—poníaMiguelcaradedoloryarrepentimiento.Midiendocadapalabra—.Siyonohubieraestadotanasustado.

—¿Quéhabríashecho?—Siyonohubieraestadotanasustado…—¿HabríasmatadoaMoscosoyalMahonés?—Elcasoesquenolohice,señorArlegui.¿Meharáestefavor?¿Dejaráenpaza

AuroraEscolá?

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25

Miguel Jinete se reincorporóa lavidapúblicael29deoctubre, enunamemorableveladapugilísticaenelIrisPark.FerrandocontraTorelló,VallscontraAmericanoy,enletraspequeñas,alfinaldetodo,JinetecontraGoñi.

Eldíaanterior,jueves,sepresentóenelCentroLibertarioparadarleunabrazoaJuliol.

—¡Miguel! ¿Es prudente…?—preguntó el veterano anarquista, emocionado deverle.

—Dicenquesí.Nopuedopermanecereternamenteescondido.Enrealidad,yamedetuvieronynolesquedómásremedioquesoltarme.Simehemantenidoalmargen,ha sido por si acaso, por lo que pudieran averiguar a continuación, una prueba,nuevostestigos,yasabesloqueeseso.Peroahoramedicenqueestoyseguro,queyanadiepreguntapormíniporloqueocurrióaquellanoche…

—¿Aquellanoche?¿Moscoso…?—¡Schsst!¿Túcómoestás?—Como siempre. Orgulloso de ti. ¿Te has enterado de lo de los rusos? ¡El

socialismohaderrotadoaloszares!Unnuevoabrazoemocionado.—¿YVictorino?¿YelFueye?¿Vienenporaquí?—Víctor,sí.ElFueyeestámuyjodido.—¿Quélepasa?—Desde aquella noche. Ya sabes. Aurorita no quiere saber nada de él. Está

hundido.MiguelfuealpisodelacalleBorrell.Llamó al timbre. Mi padre lo vio a través de la mirilla. Latió en el aire la

posibilidad de que lo rechazara comoAurora lo había rechazado a él. «Déjame enpaz». Pero no lo hizo. Fue duro. Exigió un esfuerzo visible. Pero abrió. Sin decirpalabra,seabrazaron.Ymipadre,enbrazosdeunamigo,lloródenuevo.

No hablaron de lo de aquella noche.Apenas unamención, «me han dicho queAurorita…»,«déjalo»,yenseguidalasnovedadestristesdemipadre,«hedejadolamúsica»,«¡nomejodas!»,«trabajoenlosGrandesAlmacenesElSiglo»,«¿peroquédices?»,ylasnoticiasalegresdeMiguel:

—MañanadebutocomoprofesionalenelIrisPark.Ah,sí,señor,nopongasesacara. Jinete contra Goñi, ahí me verás en los carteles, en letra pequeña pero yacrecerá.LoorganizaelAteneoEnciclopédicoPopularenelIrisPark.Estodelboxeoestá en alza en todo elmundo, Fueye. En Francia están como locos desde que sucampeónCarpentiernoqueóalamericanoLewinski,enNuevaYork.Eseldeportedelfuturo,yyosoyunode losprincipalesvaloresdeestepaís.¿Qué teparece?Dicen

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que pronto van a fundar la Federación Española y quiero ser uno de los primerosafiliados. Estos días he estado yendo a un gimnasio del Raval, uno de verdad, nocomoeldelCentro,yheentrenado,ymipreparadordicequeestoylistoparapartirleelalmaaGoñi.Ymañanaquieroverteallí,enprimerafila,pidiéndomeagritosquelomate.

LaexpresióndesoladademipadrehacíapensarqueseidentificabaconelpobreGoñi.

—El caso es que mañana pensábamos ir, con Víctor y la Llusieta, a ver elTenorio…

Habíanestadoeligiendoentrelasseisdiferentesversionesqueseofrecíanaquelaño, como era tradición en las vísperas de Todos los Santos, en los teatrosNovedades,Doré,CircBarcelonès,España,BosqueyCírcoldeSans,yyasehabíandecididoporelDoré,dondeAnitaAdamuzhacíadedoñaInésyManoloGonzálezdeDonJuan.

—¡Pues lodejáisparaotrodía!Mañanaosquierovera ti,aVíctor,a laseñoraLlusieta…¿TodavíalegustaelboxeoalaLlusieta?¿TodavíadiceVergeSantíssimatodoelrato?—aprovechóquemipadresonreíaparapreguntar—:¿Cuáleselúltimo?

—¿Elúltimo?—¡Elúltimochiste,coño,Fueyito!—Ah,No.Seacabaronloschistes,Miguel.—Nomejodas.Seacabólamúsica,seacabaronloschistes,hasdejadodevera

DulceyBombón…—¿Cómolosabes?—¿Quecómolosé?Nohaymásqueverte.Estosdíasheestadoescondidoenel

piso d’EnCarabassa.Y estamisma tarde, en cuanto localice aVictorino, iremos averlasy lesharemos loshonores,porqueestonopuedeser.Dejaestacoleccióndesellosparatupadre,coño.¡Quetienesveinteaños,joder!¡Eresjoven,estásvivo!

DescubríalgointeresanterespectoaDulceyBombónysuBomboneradelacalled’En Carabassa. No recuerdo que ni mi padre ni Víctor hubieran mencionado laubicaciónexactadelburdelcuandoaparecióenlarelacióndeloshechosdelanochede19deenerodel21,quemásadelanterelataré.EscribióMiguelJinetequesalíanconÁngelEspadadelaBomboneray,«allímismo,enlaesquinad’EnCarabassaconEscudellers…».Esa referenciame remitió a un documentomuy especial que teníacarpeta propia entre los papeles queme dioMadurga: un contrato de compraventafechado en 1962 mediante el cual Miguel Jinete vendía el piso segundo, puertaprimera,delnúmero5delacalled’EnCarabassa.EsoevidenciabaqueMiguelJinetehabíasidoelpropietariodelaBombonera,queélhabíaretiradoaDulceyBombóndelburdeldondelashabíaconocido,probablementehabíapagadounprecioporellasylashabíainstaladoallíparaquetrabajaranparaél.Esoexplicaque,entreel22yel

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29deoctubresehubieraescondidoallí,comodijo.Alfinyalcabo,aquéllaerasucasa.

Llegó Víctor y, al ver que mi padre había aceptado a Miguel (que tenía susdudas),tambiénloacogióconunabrazoyconrisas.ElTríodelPompeyareunidodenuevo.

—¿Sabéis quéme han dicho?Que, al reconstruir el Pompeya, en lugar de lasmesasquehabíaalrededordelescenario,hanpuestounosbancos,comodeiglesia.

—Qué bárbaro. Te pondrás allí como esperando a que te recen el dóminusvobiscum.

—Bueno,tienesuatractivo.Resultaunpocodepravado,¿noosparece?Fue feliz el reencuentro con aquellas dos mujeres, Dulce y Bombón, tan

hermosas, siempresonrientes, siemprecomplacientesy tansabiasenel tratode loshombres.Ellassupieronenvolveramipadreenhalagosyperfume…yesoestodoloquepudeobtenerdeVíctor:queellasenvolvieronamipadreenhalagosyperfume.Supongoquedebointerpretarquemipadre,pocoapoco,ibavolviendoalavida.

La noche siguiente, Víctor, mi padre, mi abuelo Alberto, la señora Llusieta yDulceyBombónseencontraronvociferandofrentealringdelIrisParkdondeMiguelse enfrentaba a un sujetomás canijo y torpe que él, llamadoGoñi, que atacaba yatacaba,enfurecidoeinofensivocomoelperroladradoranteelbueypaciente.Miguelestuvoabsorbiendosinesfuerzoaparentesusgolpespredeciblesdurantedosrounds.Al principio del tercero, se cansó de bailar, pasó al contraataque y, con un par dedirectosalamandíbula,tiróalotroalalonayganópork.o.

DulceyBombóndabansaltitosychillaban,yatraían lasmiradascodiciosasdeloshombresdealrededor.EllassecolgabandeVíctorparaquelasprotegiera.Juntoalostres,laseñoraLlusietaseponíacolorada,semordíalosnudillosygritabaVergeSantíssima. El abuelo permitía, tolerante, que se le contagiara la excitación. Ymipadremereconocióquesesentíaorgullosodellamarseamigodelcampeón.

Entreunroundyotro,Víctorlecomunicólanoticiaamipadre:—Herecibidounacarta.Mehanllamadoafilas.—¿Ah,sí?¿Ysabesdóndeteenvían?—¿Dóndemevanaenviar?AÁfrica.Amatarmoros.—Entonces,notardaránenllamarmeamítambién.Tenemoslamismaedad.

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26

Alfinal,conelpretextodeunasonadahuelgade lametalurgia, lapatronalganóelpulso a los buenos propósitos del Gobierno. Basta ya de tantas contemplaciones,tantos tiroteos, tantas bombas, tantos heridos y tantos muertos. Triunfó laindignación,elpuñetazosobrelamesa,elciegoybrutalbastaya,laguerramássuciatodavía.«Ahoravanaveresospiojosos».Elgobernadorcivildelaciudad,FedericoCarlos Bas, se percató de lo que se avecinaba y dimitió. «No quiero ser ungobernadorasesino»,dicenquedijo.Ycediósupuestoalquehastaaquelmomentohabíasidogobernadormilitar,SeverianoMartínezAnido.

—¿Loconoces?—preguntómipadreaJuliol,alverlamuecaconqueésteacogiólanoticia.

EstabanlosTresdelPompeyayelviejoanarquistaacodadosenunamesadelatabernadelCentroLibertario.

—Una bestia —respondió Juliol—. Estuvo en Filipinas. Fue uno de esosimperialistasquenopudodigerir lapérdidadel imperio.Esunmilitarderrotadoy,por tanto,frustrado,y,por tanto,rabioso.Sipensabaisqueestos tiemposnopodíanserpeores,comprobaréis loequivocadosqueestabais.Volveremosa los tiemposdeMilansdelBoschyBravoPortillo.Milanspusodejefedelapolicíaaundelincuenteasquerosoysanguinario,queeraBravoPortillo,asesinadoenbuenahora.MartínezAnido no tendrá que buscar mucho porque ya tiene en el puesto al carnicero deArlegui.Baserauningenuomanipuladoporunajauríadelobosqueseaprovechabande él y le tomaban el pelo.MartínezAnido es unmilitar que nos atacará como sifuéramos losmorosdelRifycadaunade las sedesde laCNT,oateneos,centros,comités,células,loquesea,fuerantrincherasenemigas.

No obstante, después de una andanada como ésta, Juliol se reía ymostraba unentusiasmotandesconcertantecomocontagioso:

—Pero no temáis. Todo eso precisamente nos hacemás fuertes.Ya nos hemoslibradode lospistolerosdelLibreyMartínezAnidono les darámásprerrogativasporque no quiere tener competencia. Ahora, sólo tendremos que enfrentarnos a lapolicíayalejército,ypodremosconellos,yaosdigoyoquepodremosconellos.

»Demomento—añadió,comosifueraundatosinimportancia—,yoyatengounnichoenelcementerioylovoyllenandodefusilesypistolas.Paracuandollegueelmomento.

Mi padre yVíctor intercambiaron unamirada de sorpresa. Juliol yMiguel, encambio,sesonrieroncómplices,comosicompartieranunsecreto.

—¿Quéeseso?—preguntóVíctor—.¿Unnichodelcementeriollenodefusiles?—Y pistolas —repetía Juliol, travieso—. Y, en cuanto podamos, dinamita,

¿verdad,tú?

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Miguelasentíaconlacabeza,misterioso.ElgeneralMartínezAnidoeligióeldía19deoctubrepararealizarlagranredada

quehabríadeterminardefinitivamenteconlaCNT.MiguelArleguidiolaordendemadrugadaymilesdeagentesdelCuerpodeVigilanciaydelCuerpodeSeguridadsedesperdigaronporlanochetranquilaconunosobjetivosmuyconcretos.Detuvieronamás de treinta personalidades destacadas de la vida política barcelonesa, entre lascualesestabaelabogadoLluísCompanys.

Sonaronlosgolpesenlapuertadelacarboneríacomotruenos.Miguelsaltódelacama,setambaleóadormiladoaúnyentendióquelasvocesquellegabandelacalleanunciaban la presencia invasora de la policía. «¡Abra a la policía! ¡Abra a laautoridad!».

Sepuso lospantalonesyunacamisa, temiendoque losexasperados importunosterminaran por derribar la puerta, y se encaró con ellos, al fin, sin acabar deabrocharse,losfaldonesporfuera.

—¿EsustedMiguelJineteValle?—Sí.—¡Desepreso!Lepusieronlasesposasylepropinaronempujonesinnecesarios.Miguelnoopuso

resistenciaalguna.Nopreguntóquésucedía,niporquélodetenían.Sabíaqueasíseahorraría algunosgolpes.Sedejó llevar por unapareja uniformadadejando atrás adosdepaisanoqueentraronen lacasadispuestosaponerlo todopatasarribahastaqueencontraranalgoquedemostrarasupertenenciaaalgúngrupodeindeseables.Noibanaencontrarnada.

Fueelprimerodeunacuerdadepresosque,enprocesión,fueconducidahastaeledificio delGobiernoCivil. Coincidieron en el Pla del Palau con otras cuerdas depresos sumisos y cabizbajos, como pequeños rebaños controlados por pastores deuniforme.

Losepararondelosdemás.«¡Tú!¡Poraquí!».Losotrosdetenidoslomiraronconlástimaporqueenestoscasosnuncaesconvenienteserdistinguidodelresto.

Lo metieron en una habitación pequeña, de paredes desnudas, mal pintadas ysucias,conunasillaplantadaenmedio.Loesposaronalasilla.Unodelosagentesledijotímidamente:«Hijoputa»,ylodejaronsolo.

Despuésdeunbuenratodeespera,asfixianteycargadadelospeoresaugurios,seabriólapuertayentróArlegui,delgado,huesudo,arrugado,adusto,acompañadodeuntipodepieloscuraycabellonegro,conbigote,ceñofruncido,hombrosanchosypuñosenormes.

Arleguidijo:—ÉsteesMiguelJinete,ésequetedigo—y,conlamismaentonación—:Estás

jodido, chaval. ¿Sabes que todo elmundova diciendopor ahí que tú te cargaste a

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Moscosoylossuyos?Un día me dijo mi padre que Miguel era un pobre hombre asustado, el más

cobardedelosTresdelPompeya.Nosé,élloconocióyyono.TratodecompaginaresaideaconelcomportamientoqueMiguelJineteseatribuyeensuspapeles,cuandodescribeel«Segundointerrogatorio».Loimaginotragandosalivaymirandoalosdoshombresconojosdesorbitados.Talvezleresultaranútileslapalidez,lostembloresyeltartamudeoparaganarlelapartidaalveteranopolicía.

Arleguidiounpasoadelanteylesoltóuninesperadoysonorobofetón.—¿Losabes?—insistió.—Sí, señor —respondió él. Y tragó saliva—. Lo voy diciendo yo. Voy

presumiendodehaberlosmatado.EsomedabuenafamaentrelosanarquistasdeLaTranquilidad,odeLaElectricidad,obarescomoésos.Locontéalosdelacuadrillade barrenderos del puerto con la intención de que lo difundieran. Cuando llego altrabajo por las mañanas, también les digo «Salud, compañeros» y les hablo deBakunin.Soyunhéroeparaellos.Creíqueustedqueríaquemeinfiltraseentreesagentuza,señorArlegui.

—¿Qué te parece? —dijo el jefe superior—. Ya te he dicho que quiere serconfidente.

—Astuto—roncósuacompañantebigotudodepieloscura.Arleguilopresentó:—ÉsteesJoaquínEspada,mimanoderecha.Cuandonomequieromancharlas

manos,lollamoaél.—Ahora verás cómo me ensucio las manos, muchacho. Te diré que me gusta

ensuciármelas.—Perolohedichodebuenafe—tartajeóMiguelconvozaguda—.Yalecontélo

quepasóaquellanoche.Yonofui.Deberíahaberlocomprobado.—Locomprobé—dijoArlegui—.Yelcasoesquehayuntestigoquetevio.—¿Untestigo?—En un tugurio llamado El Sapo. Rodrigo estaba celebrando su cumpleaños.

Llegastetú,hablasteconélysalisteisjuntos.Miguel se quedó petrificado mientras pensaba: «Imposible, yo no me quité el

sombrero y llevaba levantadas las solapas de la gabardina y había poca luz,imposible, yo no había estado nunca antes en El Sapo en compañía de Rodrigo,imposible,nohantraídoanadieparaquemeidentifique,puedequetenganuntestigoque viera a alguien con sombrero y gabardina pero no pueden saber que era yo».Pero,sobretodo,pensó:«YonopuedosaberquemataronaRodrigo».Pensamientosatropelladosenelsilencioylainmovilidaddelpánico.

—¿Rodrigo?—soltóenvozmuybaja.—Lo encontramos muerto, metido en el portaequipajes de un automóvil

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abandonado.Miguelsólofuecapazdedecir«No».Arlegui lepegóotrabofetada,másfuerte

quelaprimera.—¡Tetenemosagarradoporloshuevos!—No.Esmentira.Traigaaesetestigo.Quemeidentifiquemirándomealosojos.—Ya lo tenemos a punto de caramelo, jefe —intervino Espada, los puños

cerrados—.Déjemeloamíyenunminutolotendrácantandounasaeta.—Puede comprobarlo—seguíaMiguel, ansioso—. Hable con las chicas de la

Bombonera,quemevieronaquellanoche…Yalohabíanhecho.DospolicíasfueronalaBomboneramientrasMiguelestaba

escondido allí. Dulce y Bombón dijeron lo que tenían que decir y ellos, no muyinteligentes,deslumbradosporlosescotes,seconformaronsininsistencias.Usarondelaschicassinpagarysefuerontancontentos.

—Yaestuvimosallí—dijoeljefesuperior.Lamiradadelpolicíaagarradaalamiradadespavoridadeldetenido.Unpulso.A

verquiénresistíamásratosinparpadear.Porfin:—Y hablamos con Aurora Escolá. Cerdos. La traeremos aquí y la pondremos

delantedetiysehundirácomouncastillodenaipes—esosignificabaqueAuroritatambiénhabíadicholoqueteníaquedecir—.Tetenemosagarradoporloscojones,pobredesgraciado.

MiguelJinetevolvióatragarsaliva,convencidoyadequenoloteníanagarradopor ninguna parte, pero sostuvo la mirada, impertérrito en su actitud espantada, ysupo que había ganado o que, al menos, estaba bien enrocado, a salvo de lasartimañasdesurival.

—¿Ledoy,jefe?—insistíaEspada,relamiéndose.Arleguinolehizocaso.—Tienesunamaneradelibrartedeésta.Demuéstramequedeverdadestásdemi

parte.Comprométetepormí.¿Loharías?—El otro día se lo pedí a propósito. Quiero luchar contra el anarquismo. De

verdad.Quieroayudarlesaustedes.Lodije.—¿ConocesauntalFranciscoLayret?—¿Qué?—FranciscoLayret.¿Loconoces?—Es…Unabogado,¿no?—Leguleyodefensordeanarquistas.Untullidoasqueroso,tramposoqueengatusa

a los jueces para que suelten a esos terroristas que por su culpa pueden continuarponiendobombas impunemente.FranciscoLayret, sí.Esta nochehemosmetido enchirona amás de cuarenta cabecillas de la CNT pero ese Layret ya debe de estarhaciendosuschanchullosparasoltarlos.¿Dequécoñosirvelalaborpolicialsiluego

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losjuecesestánatrapadosporesostrapisondistas?Miguelnopodíahacerotracosaquetragarsalivayesperar.—¿Nosayudaríasalibrarnosdeél?Pausatensa.Miguelindicóquesíconlacabeza.—¿Cómoloharías?—Como… como lo hacían Moscoso y los suyos. Montaríamos la parada

alrededordesudomicilioy…lorodearíamos,leharíamoslamediacaña—elargotdelosasesinoslohacíamáscreíble.

—Tevoyasoltar—añadióArlegui—.Irásaveraunapersonaqueseguramenteyaconoces.CarlosBaldrich,aliasl’Onclo.

—Sí.Uncarlista,militantedelLibre,amigodeMoscoso.EllosdosyRodrigosecargaronaunoenlaplazaUrquinaona.

—Yo te diré cómo encontrarlo. Dispondréis de veinte mil pesetas, ¿me oyes?Veintemilpesetas.

—Yonoquierodinero—murmuróMiguelJinete,cabizbajoyterco.—¿Quéquieres?—Primero,noquieroquemellamenalserviciomilitarniquemeenvíenaÁfrica.

Y,segundo:quieroserpolicía,comousted—yañadió,dándoloporhecho—:Ynopuedosalirasí.Diránquemehantratadodemasiadobien.

El jefesuperiordepolicíacontuvounasonrisadeaprobación.Legustabacómohabíaaguantadoeltipoaquelchavaldeapenasveinteaños.SedirigióaEspada:

—Tócaleunpocolacara.Quepuedapresumirdetorturas.—¿Lehagoeltrimotor?—seilusionabaelhombresimiesco.—Noseasidiota.Sólounpocolacara.Ysuéltaloestamismanocheysinquitarle

lasesposas,comosihubieraescapadodeunaleydefugas.SaliódelcuartuchoyEspadadisparósupuño,grandeysólidocomounamaza.Al día siguiente, se correría la voz de que dos sindicalistas detenidos por la

policíahabíanintentadoescapar,unofrentealaplazadetorosMonumentalyotroenlacalledelCondedelAsalto,ytuvieronqueserabatidosatirosporlosguardiasqueloscustodiaban.LagentesupoenseguidaqueaquellonoeraciertoyqueMartínezAnido estaba desenterrando la antigua ley de fugas que el conde deSalvatierra yahabíapuestoenpráctica.

Miguelgolpeó lapersianametálicadelbarElTranvía,de lacalleCortes,hastadespertaralpropietario,Sifrot,quevivíaenelaltillo.Ésteseasomóalaventana,levioesposado,conlacarasangranteytumefacta,sollozando.Corrióaabrir.

—Porfavor,ayudadme.Mehanaplicadola leydefugas.Hepodidoescapardemilagro.Meperseguíanatiros,perohecorridomásqueellos.

Miguelsehabíaorinadoencima.Esohabíasidolomásfácil.

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Dijomipadre:—Los partidarios de lamano dura y las soluciones expeditivas se equivocaron

una vez más. Martínez Anido era militar y los militares, para conseguir la paz,preparanlaguerra.Y,si laguerrayaestá iniciada,comoeraelcaso, larecrudecen,peronoacabanconellaporquelaguerraessuprofesión.

En cuanto se hizo cargo del Gobierno Civil de Barcelona, Martínez AnidoilegalizólaCNT,estableciólacensurapreviaparalaprensa,detuvoamásdetreintasindicalistas, incluido el idolatrado Salvador Seguí, el Noi del Sucre; recuperó losmétodosde torturas del odiadoMilans delBoschy, contra los vaticinios de Juliol,nadieparó lospies a lospistolerosdelLibre.Apesarde lo cual, oprecisamente apropósito de lo cual, los atentados, los tiroteos, muertos y heridos aumentaron deformaescalofriante.Desdeeldía9denoviembre,enqueelgeneralocupósucargo,hasta el día 30, hubo veintidós muertos de uno y otro bando, y un númeroincalculabledeheridos,conlasconsiguienteshuelgasymanifestacionesdeprotesta.

Esedía30denoviembrede1920,porlamañanafueronconducidasalpuertolastreinta y seis personalidades delmovimiento sindical, entre las que se encontrabanSalvadorSeguíyLluísCompanys,paraserdeportadasalpenaldeLaMoladeMahónenelbarcoGiralda.

A las seis de la tarde, cuando ya habían encendido el alumbrado público, elabogado Francesc Layret salía de su casa de la calle de Balmes, número 26,tambaleándosesobresusmuletas,paramontarenelcochedelaseñoradeCompanysque le estaba esperando. Se disponían a trasladarse al ayuntamiento para intecederpor los deportados. Unmuchacho de unos veinte años, vestido conmono azul demecánicoygorragris,cruzólacalleágilmente,pasópordetrásdelcoche,sacódelbolsillo un revólver, alargó el brazo para poner el arma bien cerca del rostro delabogado y apretó siete veces el gatillo antes de que el hombre atónito empezara adesplomarse.Unabalaleperforólafrenteysalióporelparietalizquierdo,otrasdosledestrozaronlospómulos,unacuartalanarizylasotrastres,altuntún,dieronenelcuerpoconvulsoquecaía,unaenlaaxiladerecha,dosenelhombroizquierdo.

SegúnlospapelesdeMiguelJinete,elchicodelmonosellamabaFulgencioVeraylellamabanMirete,ysólocobrócienpesetasporlaejecución.Asualrededor,enlas esquinas y la otra acera,montando la paradaquehabía deproteger su retirada,estabanCarlosBaldrichl’Onclo,ÁngelCollyFulgencioGrisca.Miguelnomencionasupropionombre.

LaseñoraCompanysexclamó:«¡PobreseñorLayret!».Al día siguiente, los vendedores de periódicos en las esquinas vociferaban:

«¡AsesinadoFrancescLayret!¡Asesinadoelabogadodelosobreros!».

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En el Centro Libertario gritó Juliol, mientras estrujaba el periódico entre lasmanos, «¡Hijos de puta, los mataremos a todos!». Y como Arredondo, el policíagordo y abúlico, desde lejos le hacía señas de advertencia y precaución, continuógritando,exclusivamenteparaél:

—¡Vengaremos a Layret, sea quien sea su asesino! ¡Sea quien sea su asesino,Arredondo,aunqueseauncolegatuyo!

YJuliolnofueelúnicoquegritó.—¡Estecrimenmereceunarespuesta!—¡Layretvalepordiezcomoellos!—¡Siquierenguerra,latendrán!Gritosqueseahogabanenelsilencioespesoydeletéreoquedeprontoasfixiaba

la ciudad. Silencio de tranvías y automóviles inmóviles, silencio de corazones ensuspensión, silencio de industrias infructuosas, de huelga general espontánea einevitable,silenciocargadodegruñidosdeperrosquemuestranloscolmillosantesdeatacar,silenciodecascosdecaballosdelCuerpodeVigilanciasobrelosadoquines,silencioenelcentelleoamenazantede lossablesdesenvainados,silenciodemiedo,silencio sobrevoladopordetonaciones lejanas,procedentesdelCampde l’Arpa,deFabrayPuigoSantaEulalia,dondelosdelLibrehabíantratadodeabortarlahuelgaatirosylaprimeraencaerhabíasidounamadecasadelacallePremiáque,asomadaa ver qué sucedía, había recibido una bala perdida. Silencio, en fin, respetuoso,devoto,eldía2dediciembrea las tresde la tarde, frentealnúmero26de lacalleBalmes, cuando cuatro obreros sacaron el ataúd a la calle y lamultitud reunida sequitó gorras y sombreros y se santiguó, o apretó los puños y se tragó improperiosrabiosos.

Enmediodelgentío,estabanmipadreyVíctoryJuliol,yloshermanosdeVíctor,FráteryelTeri,ysumadre,laseñoraMargarita.MiabueloAlbertonoasistióporque«nolegustabameterseencosasdepolítica»,yaMiguelnolovieronynadiesabíadóndeseescondía.Temíanporloquepudierahaberlepasado.

El cortejo fúnebre, encabezadoporEugeniod’Orsyun joven representantedelayuntamiento llamado Nicolau d’Olwer, avanzó lentamente hacia la plaza deCataluñaconlaintencióndebajarporlasRamblashaciaelParalelo.«Vamosallevarelataúdpordelantedelospalaciosdelospatronosquehanpagadoalosasesinos».Lapolicíanoloibaapermitir.Caballosimpacientessobrelosadoquinescubiertosdearena para no resbalar, sables desenvainados. La manifestación silenciosa y tercainsistió en forzar el paso. Nunca creyó que los jinetes fueran a cargar. No seatreverían.Seatrevieron.Cargaron.

Un griterío sobrenatural rompió en mil pedazos el silencio, la multitud y ladevoción.LoshermanosLuysseagruparonentornoasumadre,paraprotegerla.Mipadre se vio apretujado por todas partes, atropellado por los que querían huir,

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rebotadoentrelosmásosadosquepretendíanlanzarsecontralacaballeríaatacante.Inesperadamente, se vio a un par demetros escasos del ataúd que los obreros

llevabanahombros luchandocontrael torbellinohumanoque losarrollaba.Viomipadrealpolicíaacaballoqueenarbolabaelsableylodescargaba,sacrílego,sobrelacajademaderaqueconteníalosrestosvenerados.Sintióunescalofríocuandolahojadelsablesepartióyungritodehorroracompañóaldesequilibriodelosportadoresavasalladosporelcaballoencabritado,yelataúdbasculó,sedecantóycayóalsueloconestrépito.

Fueotrotipodesilencioelquesiguió.Unsilencioexclusivoenelcerebrodemipadreque,depronto,pensóquesehabíansuperadotodosloslímitesyquenohabíavuelta atrás. Intuyó en ese instante un futuro de furia y venganza incontenibles, yaquelrecuerdoyaquelestremecimientoleacompañaronyaporsiempre,durantelosacontecimientos que vendrían luego, durante los horrores de la Guerra Civil y lapesadilladelfranquismoposterior.

EljovenpolíticoD’Olwertuvoelcorajedeinterveniragritos,enfrentándosealacargadestructora.

—¿Sepuedesaberquédemoniosestánhaciendo?¡Respeto,respetoaldifunto!Lacomitiva tuvoquedesviarsepor laGranVíade lesCortsCatalaneshacia la

plaza de España, renunciando al recorrido por las Ramblas, y con aquellaclaudicación pudo recuperar al fin la compostura y la paz de la muerte hasta elcementerio del Sudoeste, enMontjuïc, donde el maltrecho féretro fue introducidoparasiempreenelnicho242.

Aquellanoche,comolasprecedentes,comolasqueseguirían,triunfabaMauriceChevalierenelPrincipalPalace.

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Estaba Víctor con Juliol en el bar del Centro Libertario, tomándose unos vinos,hablandode la loteríadeNavidad,cuandollegarondos tipos tanaltosy tanfuertescomoél,tanparecidosaélquesólopodíansersushermanos.

—Víctor.¿Podemoshablarasolas?Víctor se alegró de verlos. Los presentó a Juliol, «son Fráter y Teri, mis

hermanos, ya te he hablado de ellos», y se excusó para conducirlos a una mesaapartada.

—¿Quéhay?Losinvitóaunosvasosdevinotintocomoelquetomabaél.—Mal,Víctor.—ElcabróndeMontaguthadeclaradoellock-out.Losdos trabajabanenuna fábricadeproductosquímicosdeSabadelly losdos

sufríanconjuntivitisytosescrónicas,comosupadre.Despuésdeunahuelgaenquelos obreros habían demostrado su unanimidad y su fuerza, el industrial, llamadoMontagut,habíaechadoatodoelmundoalacalleyhabíacerradoelnegocio.Dosmil trabajadoreshabían tenidoque irse a su casa. «Yo tengo suficientedineroparacontinuar viviendo a todo tren aunque no volviera a abrir la fábrica», había dichoMontaguta los representantessindicales.«Vosotros,dentrodeunasemana,estaréispidiendolimosna.Entonces,veremosquiéneselmásfuerte».

—¿Yquépensáishacer?—preguntóVíctor.—Unatraco.Víctorpermaneciócalladoyexpectante,mirandoasushermanosyrespirando.—Todoelmundolohace,Víctor—dijosuhermanoFraternal,elmayor,unaño

mayor que él—. Es ladrón el comerciante, que vende tan caro como puede, sólodependiendode algo tan relativo e inconcreto como la competencia; y es ladrónelindustrialquesehacericoysólodaalobreromigajasdeloqueganaporquetambiénsebasaenelprincipiodelacompetencia.Comohaymuchosobreros,somosbaratos.Ycompetimosentrenosotrosparavendernoscadavezmásbaratos,porqueelcaronotrabajará.Lospolicíashacenlavistagordaacambiodedinero,losjuecesperdonanacambiodedinero,loscaseroscobranalquileresdesorbitados,losabogadosdesfalcan,lostabernerosaguanelvino,lospanaderosnosrobanelpesodelpan,losmásricosmientenparanopagar impuestos.Todoelmundo roba,Víctor.Sóloquehayquienroba cada día del año, desde primera hora de la mañana hasta que se acuesta, ynosotrossólorobaremosunavez.Ungolpequenospermitaestablecernospornuestracuenta.

—Pondréisuncomercio—ironizóVíctor,pesimista—,ysisaréisenelpesodeloquevendáis.

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—Ésas son las reglas del juego —dijo Teri—. Ahora, por fin, las hemosaprendido.Haremosloquetodoelmundohace.

—¿YqueréisatracaraMontagut?—Nadielomerecemás—dijoFraternal—.Peroelloshancerradolafábrica.Allí

nohaydinero.No:pensamosenunafábricamáspróspera,enelPoblenou.Aymerichehijos.Tienen técnicosquecobranmuchodinero,y tambiénobreros,y jornaleros.Justo antes deNavidad, reciben una gran cantidad para pagar a todo elmundo.EldineroentraaprimerahoradelamañanadeldíaanterioraNavidadylorepartenamedidaquesalenlostrabajadoresdelosdiferentesturnos.

—¿Cómolosabes?—Tenemosuninformanteallídentro.Uncompañerodeconfianza.—Malo—torcióelgestoVíctor—.Seráloprimeroqueinvestigarán.Sidancon

él,danconlosladrones—hizounapausabajolamiradaescrutadoradesushermanos—.¿Yparaquévenísavermeamí?

—Porquesomoshermanos—dijouno.—Porqueunavezcomentastequeenelpuertosepuedenconseguirarmas.Ytú

trabajasenelpuerto.—Entodaspartespodéisconseguirarmas.EnelbarLaTranquilidaddelParalelo

las rifan. Las venden a plazos. Pero en el puerto se obtienen más baratas, y másdiscretamente,esoesverdad.

—Túteencargaríasde lasarmas.Yunacuartapartede loquesacáramosse lodaríamosamamá.

—Sondosmiltrabajadores—dijoTeri—.Aunpromediodedoscientaspesetasalmes,soncuatrocientasmilpesetas.Sileañadesaguinaldos,queesmuyprobablequelosden,almenospodemoscalcularmediomillón.

—¡Podrás redimirte del servicio militar! —remachó Fraternal, que se habíalibradodeiraquintasporqueeraprimogénitodeviuda.

—Esoseríaloúltimoqueharía,Fráter.Noseáisimbéciles.Yocontinuarésiendopobre y yendo a mi servicio militar. Y vosotros seréis pobres que comprarán unnegocioacréditoytendréisgrandesdificultadesparapagarlo.Suertetendréisdequeosvaadarmuchodinerotrabajandoduroydesolasol.Poquitoapoco,iráentrandoese dinero. No os va a permitir lujos, no podréis tirar nada por la ventana.Continuaréissiendoobrerosmalvestidos.

—Claro,Víctor.Esoyalohemospensadonosotros.Nosomosidiotas.—…Y,cuandoyoregresedelserviciomilitar,meencontraréunnegocioqueirá

milagrosamente viento en popa o a una familia estúpida y en la cárcel. Eso seráasuntovuestro.¿Enquépensáisinvertir?

—EnunatabernadelRaval.Yaletenemosechadoelojo.Yahemoshabladoconeldueño,unviejoquenoslavenderíaporqueyasequiereretirar.Seríaunnegocio

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para toda la familia.Para ti también,Víctor.Paraque, cuandovuelvasdel serviciomilitar,tengaslavidasolucionada.

—¿Aguaríaiselvino?—Claro.

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DíasantesdeNavidad,nevó,cosanadafrecuenteenBarcelona,ylablancuradelascalles, combinada con unos días de sol espléndido y la típica venta de pavos yfiguritas de belén y muérdago y niños cantando villancicos en las iglesias,proporcionóunespejismodeilusiónaquienesprocurabanmantenersealmargendela violencia.Regresabami padre de una larga y agotadora jornada en losGrandesAlmacenesElSiglo,elparaísodelosregalosdeReyes,cuandoencontróamiabuelosentado a la mesa camilla, con las manos posadas sobre ella, extendidas, en esaactitudde«Teestabaesperandoytenemosquehablar»quesueleprecederalasmalasnoticias.

—¿Qué pasa?—preguntómientras se sacudía la nieve de los hombros—.Estánevando,¿tehasfijado?

—Siéntate.Antes de obedecer, mi padre volvió al recibidor mientras se desprendía del

sombrero,elabrigoylabufanda.—¿Pasaalgomalo?—Nadamalo.Todovabien.Venaquí.Colgólasprendasderopaenelperchero.—¿YCándido?¿YErnesto?—Yavendrán,Fernando.Ahoraquierohablarsólocontigo.Hazelfavordevenir

aquíysentarte.Mipadresesentóanteélconsemblantepreocupado.—No te preocupes, todo va bien—lo tranquilizó el abuelo Alberto—. Voy a

ampliarelnegocio,¿sabes?Creoquepodrécompraruncamión,yotroautomóvil,ycontrataraalguienparaqueloconduzca.

—¿Entonces…?—Tengoquehablartedealgoquenuncatehecontado.Laactitudgraveytrascendente,unidaalaintencióndehablarlargoytendido,tan

poco frecuente en él, resultaban alarmantes. Con un gesto, mi padre le animó acontinuar.

—Siempretehedichoquetumadremuriócuandotúnaciste.Enesemomento,lasmanosdemipadreempezaronatemblarysintióunaespecie

demareo,comosiestuvieradespegándosedelsuelo.—Sí.—Noescierto.EstávivayviveenBarcelona.Yasí,derepente,abocajarro,sinpreparaciónprevia,sinquemipadrealbergara

previamentelamenorsospecha,miabueloAlbertolecontóunadeesashistoriasquetodaslasfamiliastienenguardadasconllaveenunarmario.

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En los últimos años del siglo XIX, mi abuelo Alberto trabajaba en una fábricatextildeSantMartíyallíconocióaunajovencitadeldepartamentodeconfección.EnIndustriasVillarroyanosólosehacíanlonas,lonetasyotrostejidosresistentes,sinoquetambiénseconfeccionabanuniformesmilitaresy tiendasdecampaña.Mientrasél se pasaba doce horas en los telares, ella, que se llamabaHortensia y sólo teníadiecisiete años, operaba en una máquina de coser grande como un tanque. Seenamoraronconelentusiasmodesesperadodelajuventud.Pero,almismotiempo,seenamoró de ella, «se encaprichó», dijomi padre exactamente, JuliánVillarroya, elhijodeldueñodelafábrica.Acosabaalamuchacha,leprometíalaluna,leexigíaquedejaraamipadreparacasarseconél.

Undíadenoviembrede1899,Hortensiaseenteródequeestabaembarazada.Selo comunicó a Julián Villarroya como argumento para rechazarlo definitivamente.Suponíaqueélyanoquerríatenerningunarelaciónconunachicaquehabíaquedadoembarazadadeotro.Sostuvieronunalargacharla.Eraelultimátum.

—NoséquélediríaaquelcabrónaHortensia—concluíamiabuelosurelato—pero,despuésdeaquellaentrevista,vinoavermemuyconfusa,asustada,incapazdemirarme a los ojos, ymedijo que se iba a casar con Julián.Yono lo podía creer.Habíamoshechoplanes,y lasabíasumamente ilusionadaante laperspectivadesermadre.Peroestabaaterrorizada.Medijoquenoqueríaalniño,quemeloquedarayoy que desapareciera de su vida—el abuelo Alberto no sabía cómo justificarse nicómomiraramipadre,ymipadrenosabíacómodevolverlelamiradaniquédecir—. En aquel tiempo, los poderosos eran muy poderosos, Fernando. Amenazó demuerteatumadre,amí,atimismo,yHortensiayyosabíamosqueeramuycapazdecometerundisparate.Y…—seavergonzaba—nosupimosoponernosaVillarroya.Noéramosluchadores.Noéramosvalientes.Nosqueríamos,nosécómoconvencertedecuántonosqueríamostumadreyyo,perosimplementenopodíamoscontrariaranuestrodueñoyseñor.Lavidadelospobresestáhechaderenunciasyderesignaciónante la injusticia y, aunque ahorameparece horrible reconocerlo, obedecimos, nosrendimos. Hortensia y yo nos dimos un fuerte abrazo, lloramos, y un beso dedespedidaquemedesgarróelcorazón.

»Cuando naciste, yo había contratado a la comadrona, yo llevé a su casa a lasamigas que la acompañaron, y estuve en la habitación de al lado, fumando uncigarrillotrasotro.Oítullanto,tesacaron,tepusieronenmisbrazos,ytellevéacasadeunamadecríaqueteesperaba.Entodoesetiempo,tratédeconvencermedequeeralomejorparatumadre.YonuncalehabríapodidodarloqueledioVillarroya.Enaquella época no pensábamos en la felicidad, ¿sabes? Hay que tener un poco dedineroparaempezarapensarenlafelicidad.Sólonospreocupabalasubsistencia.Medijeron que tu madre ni siquiera te vio. No quiso verte. Me dijeron que llorabamientras te paría, y no por el dolor, en todo caso no por el dolor físico. Decía

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“Lleváoslo,lleváosloporque,siloveo,meloquedaré”.»Dosdíasdespués,mellamóelencargadoasudespachoymediounsobrecon

mucho dinero y me despidió. Yo le había dicho a tu madre que pensaba irme aArgentina,bienlejos,contutíoLucho,demaneraqueenelsobrehabíadosbilletesdebarco,unoparatiyotroparamí.Recuerdoqueunoficial,cuandoíbamosasubirporlapasarela,mepreguntó:“¿Ylamadre?”,yyodije,porprimeravez,«Murióenelparto»,ymeechéallorar—secubriólacaraconlasmanosynegóconlacabeza,vencido—:Noséquémásdecirte.

Eradifícilhablar.—¿Porqué?—pudopreguntaralfinmipadre—.¿Porquémelodicesahora?El abuelo se apartó lasmanos de la cara, no supo qué hacer con ellas. Se las

sujetóconfuerza,comosituvieramiedodeque,depronto,pudierandesmandarseycometeralgunainconveniencia.

—Porque uno de estos días volví a ver a tu madre —confesó—. No quierollamarlatumadre.Nuncaquisoserlo.Nolomerece.Diosmío,habíaestadopensandoeniraverladesdequeregresamosdeArgentina.Ymedecía:«Nodebeshacerlo,ellaestámuerta,noexiste,nuncaexistió».Peroelotrodía…—tragósaliva—.Necesitabadinero para redimirte de tu servicio militar. Yo tengo algo ahorrado, pero quieroampliar el negocio, quiero que heredes un negocio próspero, que te garantice unfuturo de comodidades, como temereces.Te voy a pedir que trabajes conmigo encuantopuedas.CelebroquehayasdejadolamúsicayconsideroqueestodeElSigloes provisional. Haremos crecer la empresa, que es tu futuro, hijo—se iba por lasramas.Dioun cabezazoparaobligarse avolver al tema—:Ymedije: «Qué coño,tambiéneshijosuyo,aunquenoquiera».YfuiaverlaasumansióndelaDerechadelEnsanche,cercadelArcodelTriunfo.

—¿Y…?—Triste. Le pedí que intercediera por ti ante su marido, que tiene buenas

relaciones con losmilitares y accedió en seguida. Yo temía que no quisiera sabernada, ni de ti ni de mí, que me recriminara que hubiera vuelto, pero accedió enseguida.Sinentusiasmo,conunaespeciedeindiferenciamuydolorosa,peroaccedió.Dijo:«Notepreocupes,yohablaréconJulián».

—¿Y…?—Ynadamás.—¿Nopreguntópormí?¿Notedijoque…?—Nadamás.

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—¿Unatraco?—exclamé.AVíctorlehizograciamiexpresiónescandalizada.Sonrió.—Recuerdaquemimadre,depequeños,nosllevabaaexpropiarenlastiendaso

en los almacenes, y a comer a la fuerza en algún restaurante. Y nos decía: «Norobamos.Nadie seva aquedar sin comerporquenosotrosnoshayamos llevado loquenecesitábamos».Enaquelmomento,yotambiéncreíaquenadieseibaaquedarsincomersinosapropiábamosdeloquenecesitábamos.

El24dediciembrenevabaenBarcelona.EnelvestíbulodelgranbancoHispanoColonial,deVíaLayetana,número3,conversabandoshombresmuyelegantes,consombrero,bigoteylentes,rayageométricaenlospantalones,unoinclusoconbotines,leontina en el chaleco, los nudos de las corbatas perfectos, ¿quién podría imaginarque eran atracadores?Nadaquever con los desharrapados sindicalistas de la claseobrera.Eranseñores.Señoreshablandodecosasimportantesenmitaddelpaso.

EnlacalleblancasedetuvounacamionetadecajadescubiertaconeldistintivodelTejardeAymerichehijos.Nosehabíainventadotodavíaelfurgónblindadoparaeltransportedecaudales.Viajabanenellatresguardiasdeseguridad.Unosequedóal volante, procurando que no se parase el motor para no tener que recurrir a laengorrosamaniveladearranqueenelmomentodereemprenderlamarcha.Losotrosdos,armadosconfusilesMáuseryportandodosbolsasdelonavacías,semetieronenelimponenteedificiomodernista.Nisiquieraseatrevieronalevantarlavozcuandotuvieron que pedir respetuosamente a los dos hombres de negocios «por favor,despejendeaquí,despejen»ynocomprobaronsileshacíancaso.

Entraronhastaelfondo,llenaronlasdosbolsascondinerosacadodelaenormecámara acorazada, y volvieron a salir con lamisión de llevarlo a la fábrica de losAymerichenelPoblenou.

Unodelosguardiasibacantando«EstanocheesNochebuenaymañanaNavidad,dame la bota María que me voy a emborrachar». Los dos señores elegantescontinuaban en medio del paso y uno dijo: «Felices fiestas», lo que tendría quehaberles hecho sospechar porque esta clase de señorones nunca dicen «Felicesfiestas» a unos vulgares guardias de seguridad, y cuando los dos uniformados leshabíanrebasadoyestabanapuntodesalir,eldelasFelicesfiestaspusounapistolaen la nuca del guardia cantor mientras el otro señorón se encargaba del segundoguardia.Enun instante, lesquitaron los fusiles, lesarrebataron lasbolsas llenasdedineroylosempujaronhaciaelinteriordelbanco.Mientraslosmanteníanarayaconlas pistolas, retrocedieron rápidamente. Curiosamente, los dos llevaban bigote ygafas. Sombrero, bigote y gafas, y nadamás, ahí acababa la descripción. Para unobservador ocasional, asustado y desconcertado por la violencia y el peligro, la

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combinacióndesombrero,bigoteygafasborralaformadelanarizydeloslabios,yelprognatismoolabocadentona.

Salieronalacalle.Allí, otro caballero respetable acababa de sorprender al tercer guardia de

seguridad que se vio desplazado del volante y se encontró en medio de la callemientras la camioneta se alejaba a toda velocidad entre violentos petardeos, ydesaparecíadelavistadelosuniformadosaldoblarlaesquinadelpaseodeIsabelIIparaperderseacontinuaciónporlacalledelMarquet,olacalledelaPlata,hastalascercanías de la plaza de laMercè, donde apareceríamás tarde. No se encontró elmenorrastrodeloshombresdelossombreros,losbigotesylasgafas.Ah,sí,porqueelqueactuóenlacalletambiénllevababigoteygafas.

Aunque el dinero pertenecía a la familia Aymerich, tanto la policía como laprensahablaronúnicamentedelasaltoaunbanco.Deestamanera,nadie sospechódelinformantequelosLuysteníandentrodelafábrica.Lasinvestigacionespartieronendireccionesequivocadas.Porejemplo,losatracadoresnohabíangritado«¡Vivalaanarquía!»,ni«¡Estoesunaexpropiación!»,ni«Muertealcapital».Nodebíadeser,pues,ungrupodeacciónanarquistaenunadesusexpropiacionesoconfiscacióndenóminas para el Comité Pro Presos. Además, uno de ellos sabía conducir, lo queapuntaba a miembros de la clase alta y tal vez a los sindicalistas del Libre, o aprofesionales extranjeros, marselleses tal vez. O ni una cosa ni otra. Volviendo alinicio,algúnpolicíaperspicazsugirióquetambiénpodíanserlibertariosquehubieranvariadosumodusoperandiparadespistar.Habíaqueaguardaraquelamismabandarepitieraelgolpe.Laidentificaríanporelmodusoperandi.«Siemprerepiten,cuandoleshasalidobien».Y,alfinal,terminancometiendoalgúnerror.

LepreguntéaVíctorLuys:—¿Habríasdisparadosialgunodeaquellosguardiastehubieraplantadocara?Dudóantesderesponder,mirandoalolejos,comoparalozalizarenelhorizonte

alVíctorjoveneingenuoyburlarseunpocodeél,consonrisacondescendiente:—Simehubieraspreguntadoenaquellaépoca,tehabríadichoquesí,claroque

sí.Que,siempuñasunapistola, tienesqueestardispuestoaapretarelgatillo.Pero,luego,conlosaños,descubríqueno.Quehaydosclasesdepersonas:losquematanylosquenomatan.Yyosoydelosquenomatan.

Mecontabaestoundíaenquenosencontrábamossolosporqueseguramente lehabríadadovergüenzaconfesarlodelantedemipadrey,muchomás,delantedemimadre.Eraunhombremayor,desetentaycincoaños,ylavidatodavíalereservabasorpresas.

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Elúltimodíadelaño1920,mipadremetióenelpisodeBorrellmuchamásgentedelaquecabía.Ademásdemiabueloydemis tíosErnestoyCándidoyde laseñoraLlusieta,invitóalafamiliaLuysalcompleto.VíctorysushermanosFraternal,Teri,Llibert y el pequeñoBruno, que llegaron cargados de comida, el pavo ejecutadoytroceadoaquellamismamañana, los turrones, elvino,el champán, los licores,y laseñoraMargarita, lamadraza enorme, redonda, sonriente y espléndida, dispuesta acocinar.EllaylaseñoraLlusietasimpatizaronmuchoysubieronalquintopiso,conErnestoyelhermanopequeñodeVíctor,Bruno,paraencargarsedelosfogones.

También se presentó Juliol, aunque protestandoque a él no le gustaba celebraraquellas fiestas.Mi padre defendía, como siempre, que había que celebrarlo todo,todo, fiestas civiles y religiosas, e incluso paganas, tanto el cumpleaños como laonomásticaoeltriunfodelequipodefútbololarecuperacióndeunamigo.«Porque,si no», decía, «en cuanto te descuidas, la familia sólo acabará reuniéndose en losentierros».

—Quéformatanraratieneestacasa,¿verdad?—Esqueestamosenplenochaflán.Tuvieronque juntar lamesadelcomedorcon lamesacamillaybajar sillasdel

pisodearribaparaapretujarseentornoalaescudellaycarnd’ollayalpavorellenoylosturronesylabebidainterminable.

—Mehabíanhabladomuchodeusted…—Esperoquefueraparabien.Alospostres,cuandoyaestabantodosunpocoachispados,Juliolnotificóagritos

queteníaalgoquedecir:—…Sóloparalosquemeentiendan—advirtió—.Ésteesunchismeprivado—

soltó—: Miguel está vivo —gran alegría para mi padre y para Víctor. Algoemocionante.Risasybrindis.Ypreguntasávidasparaconocermásdetalles,¿cómolo sabes?, ¿quién te lo dijo?—: Lo detuvieron cuando la gran redada, comosuponíamos, y quisieron aplicarle la ley de fugas. Pero consiguió escapar, y ahoraestáescondido.

Mi tíoErnesto también teníaalgo importantequedecir,ymetemoque losoltócomo réplica a la intervención de Juliol, como provocación. El año 21 iba arepresentaruncambioesencialensuvidaporquehabíadecididoentraraestudiarenel seminario.Estaspalabras congelaron la atmósferaduranteunos segundosque sehabríanhechoeternossiVíctornohubierarotoelhieloconsupropianoticia:selollevabanaÁfrica.Nopodíahabernoticiapeor,peroélmismoseencargódedevolverlaalegríaalaconcurrenciaconunadesusrisotadascontagiosas.

A medida que iba corriendo el champán, menudearon los comentarios

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inoportunos.Comoenvozbaja, comoenprivadopero procurandoque lo oyera eljovenErnesto, Juliol le comentó ami padre: «Anda, que tienes una familia…».Ysoltaba,conmásfrecuenciaquedecostumbre,sublasfemiainevitable,Cago’nDéu!,mirando de reojo al futuro sacerdote, a Cándido o a la señora Llusieta, que sepersignabarápidamentesinabandonarlaeuforia.

Pasada la medianoche, cuando ya habían tomado las doce uvas, una por cadacampanada,saltólafuriadeCándido,queteníamalaspulgas.SelevantódelasillaysedirigióaJuliol:

—Sepaustedque,comovuelvaablasfemar,leecharédemicasaporque,porsinolosabe,éstaesunafamiliacatólica.

IntervinoelabueloAlberto,rompiendosuhabitualcircunspección:—Túnovas a echar anadie,porqueesta casa esmíay aquí todoelmundoes

libre de pensar y expresarse como quiera—y añadió, dirigiéndose a Juliol—: Detodasformas,leruegoquecuidesuspalabras,porrespetoalosdemás.

Juliolestuvoapuntodereplicar,peromipadreyVíctor lesalieronalpasoconmiradaconvincente.«Déjaloya».

Luego,mi padre sacó el bandoneón y resultó que el hermanomayor deVíctorsabía tocar la guitarra, y cantaron tangos, boleros y cuplés con fuego cruzado demiradas resentidas.La señoraLlusieta teníabuenavoz.Cantaba«Tápame, tápame,tápame que tengo frío…» y retaba al abuelo Alberto con ojos picarones, VergeSantíssima.

Miabuelohabíacompradounacámarafotográficaparalaocasióny,cincuentaycinco años después, rescatamos la instantánea entre el montón de las que seconservaban,enconfusamezcla,en lacajadezapatosquehabíaenelcuartode laplancha. Allí conocí a Juliol y a la señora Llusieta y a mi tío Ernesto y a mi tíoCándido,yaVíctoryaloshermanosdeVíctor.Mipadreestabasentadoenprimertérminoy sostenía elbandoneónentre lasmanosy en las rodillas.Ymiabuelonosalíaporqueeraelquetirabalafoto.

Y,cuandoyasedespedíantodosenelrellanodelaescalera,congranalborotoyabrazosybesosyapretonesdemanos,mipadreagarrólosbrazosdeVíctoryledijo:«Joder,aÁfrica…Joder,joder».Víctorlemiróconpesar,comosituvieraenlapuntade la lengua laspalabras«Ytúno,¿verdad?»,ymipadrehizounamuecacomosireprimieralaspalabras«Yyonovoy».YVíctor,alfin,consiguiósuspirarparadecir:

—Venga,Fueye,cuéntameelúltimo.—¿Elúltimo?—Elúltimochiste,coño.Paraelviaje.Mipadrehizounesfuerzoinfructuoso.—Nopuedo.Hacemuchotiempoquenadiemecuentaninguno.Víctornomanifestósudecepción.Sólounabrazomuyfuerte,unapalmadaenel

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brazodelamigoy«Adiós,Fueye»,ynadamás.—Adiós,Victorino.Adiósynadamás.

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Una de las carpetas que me proporcionó Madurga, azul y con la inscripción«Anarquistas», contiene un informe muy extenso, escrito a máquina, en hojas depapelcebolla,evidentementecopiasdepapelcarbónavecespocolegibles,dondesedetallantodosycadaunodelosserviciosquelehabíanvalidoaMiguelJineteValleseradmitidoenelCuerpodeVigilanciadeBarcelonaenmarzode1921,yunpardemedallas,unael30deabrilde1921,conmotivodehaberdesbaratadoelplanparaatentar contra el reyAlfonsoXIII yMartínezAnido, y otra, a finales demayo delmismoaño,porhaber—literalmente—«descabezadoydesarticuladodefinitivamenteel sindicato anarquista conocido como Confederación Nacional de Trabajadores,CNT».

EsalarguísimaretahíladecasosdaideadelaintensaactividaddeMiguelJinetemientraspermanecióoculto,despuésdehabersesalvadomilagrosamentedelamuertecuando querían aplicarle la ley de fugas. Había ido recopilando sus proezas, conabundanciadedetallesyreferenciascomprobablesconvistasaquelesirvieranenunfuturo, y conservó aquellos documentos, escondidos quién sabe dónde, incluso enépocas en que era un alarde suicida conservarlos. Eran una demostración de queMiguelJinetenuncahabíadejadodepensarenelfuturo,encubrirselasespaldas,enmilitarsiempreenlasfilasdelvencedor.

«… una célula anarquista que siempre se reunía, con la complicidad de unosferroviarios,enunvagónenvíamuertadelaestacióndeFrancia…».

«…Enenerode1921,supimosqueRudolfStallmann,aliasbaróndeKoening,habíavueltoaBarcelonaysededicabaalaventaambulante…».

«…ElgrupodeacciónquesereúneenlatabernadeuntalMartínezValls,enlacalle Valencia, suele efectuar clases de tiro con pistolas Star, en un terraplén delCampo de la Bota o en una cantera abandonada deMontjuïc. Éstos alardearon enpúblico de haber secuestrado a un esquirol y haberlo llevado a Poblenou, para“pelarloenlapareddeCanGirona”…».

«…Enelcuartopisodelnúmero10delacalledeToledo,seencuentrauntallerclandestinodondesefabricangranadasdemanoyexplosivos…».

En sus escritos, Miguel Jinete se permitía incluso incluir algunos párrafos deopinión: «Salvador Seguí, el Noi del Sucre, era incompatible con los anarquistasutópicos,individualistas,sentimentalesyalejadosdetodarealidad,queleamargaronlavidahaciéndolenotarconstantementelacontradicciónquehabíaentresuconductaparlamentaristaypactistaysusupuestaideologíalibertaria».

«…Un tal FernandoArchs está preparando un atentado contra EduardoDato,MartínezAnidoyJoaquínEspada…».

«…(Arleguimedijo:“LascosasdeMadrid,quelasinvestigueMadrid”)…».

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«…LosasesinosdelpresidentedelgobiernoEduardoDato(8/3/21)pertenecíanalsindicatodelametalurgiadeBarcelona…».

«…Advertídel frustradoatentadocontrael reyAlfonsoXIIIenelapeaderodelpaseodeGraciaconAragón,ydilosnombresdesusautores(JoanBaptistaAcher,JosepPérezyPereVandellós)unmesantesdequesecometiera(24/4/21)ynadiemehizocaso…».

«…ElplenodeLéridadelaCNTsecelebraclandestinamenteenBarcelona,enun piso de la calle Salvá del Pueblo Seco, al pie deMontjuïc. Se votó a favor desolicitararmasalosrusosparaunlevantamientopopularysedesignóaAndrésNin,a Jesús Ibáñez, aHilarioArlandis y a JoaquínMaurín para que fueran aMoscú aentrevistarseconTrotsky…».

«… Existencia de un grupo de acción sumamente peligroso en las calles delOlmo,deSanBeltránydeSantaMadrona…Éxitodeespectacularredada…».

«… Ramón Archs y Pere Vandellós preparan un plan para matar al alcalde(20/5/21)…IntencióndemataraMartínezAnidoduranteelentierrodelalcalde…».

«…ProporcionolosdatosparaladetencióndeVandellós(c/Bofarull,24/5/21)yRamónArchs (plaza deUniversidad, 25/5/21).Con ellosmuertos,MartínezAnidoconsideraquelaCNThasidodefinitivamentedescabezada,desmanteladayyanuncamásresucitará…(¿?)…».

Llamó mi atención que, en la larga lista de asesinatos, atentados y atracosatribuidosalosanarquistasVandellósyArchs,entre«asesinatodemaestrodeobrasUrgellet11/12/20»y«participanteactivoeneltiroteodelcaféMonumental6/1/21»constara«robode500000pesetasdelbancoHispanoColonial24/12/20».

SereferíaalroboquehabíancometidolosLuysyloatribuíaaotraspersonas.LepreguntéaVíctor:

—¿Perocómopudosaberlo?—Notengoniidea—dijoél,desconcertadoporeldatoquelehabíapuestoante

losojos—.Nuncamehablódeello.Meacabodeenterar.Tuvieronquepasarunosdíasantesdequemepropusieraunaposibleexplicación:—Yoobtuvelasarmasatravésdelostiposdelacuadrilladelpuerto.Seguroque

Miguelestabaencontactoconellos,parasusnegocios,ylecomentaríanmicompra,y él siguió la pista.Quizás hastame siguió amí.Quién sabe.No sabíamos lo queestabahaciendoMiguelenaquellosdías.Enrealidad,nuncasupimosmuybienaquésededicaba.Y,entodocaso,yonuncalemencionéquehabíacometidoelatraco,niélmelopreguntó,yélnuncamedijoquelohabíacargadoalacuentadeVandellósyArchs.

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19deenerode1921

Miguel Jinete se había dejado crecer el pelo, ibamal afeitado, vestía ropas viejas,arrugadas,desaliñadas,zapatosembarradosyunagorraqueleibagrande,yteníaunacéduladeidentidadanombredeManuelCórdobaColom.VivíaenlatrastiendadelferreteroquelehabíalibradodelasesposasyqueeraamigodeSifrot,eldueñodelbarElTranvía.Bajoesedisfraz,recorríalaciudadtodoeldía,buscandoconfidenciasen losbaresde los anarquistas, alardeandode supuestasproezas,discutiendo sobrelas diferentes maneras de ver la revolución de Lenin o Trotsky, o incluso de loscarbonariosdeÉtienneCabet y suutópica Icaria, y se entrevistaba conpolicías enlugaresdiscretosconvenidosdeantemano.Ynuncafaltaba,nunca,alasreunionesdesucélula«ProgresoHoy»,enelbarElTranvíadelacalledelesCortsCatalans.

Teníaconvencidosatodossusmiembros,tantoalosintelectualesGuitard,Ussíay Segura como a los más primarios Sánchez, Fábregas, Súñer y Sifrot y a susmujeres,dequeaquéllaeraunacélula«dormida».Ningunodesusmiembrosestabafichado, ninguno se significaba públicamente como libertario, todos ciudadanosvulgaresapuntoparaactuarporsorpresacuandonadieloesperase.

Aquella noche, después de cenar, estaban todos reunidos y él trataba deexplicarleselconceptodeautopropiedaddelinvididuo,queesdueñodesímismoy,por tanto, señor de su propia vida y libertad, cuando vio reflejado en el espejo aJoaquínEspada,elgorilabigotudodepieloscura,manoderechadeArlegui.

MiguelJinetenosolíasentarsedecaraa lapuerta,comoaconsejaban todossusamigospolicías.NolehubieragustadoquesumiradasetropezaradirectamenteconladeEspada en aquelmomento.Preferíamantenersede espaldas a la entrada, quecontrolabaatravésdelespejosituadoenunacolumna.

Espadaseencontrabaenlacalle,observandoporunodeloscuadradosdecristalde la puerta. Inconfundible, con aquella sombra alrededor de los ojos y la raíz delcabellotancercadelascejasespesas.ComoelmalodelaspelículasdeCharlot.

Automáticamente,Miguelagarróunodelosenvoltoriosdelazúcary,conunlápizqueteníaamano,escribióenél«PolicíaEspadaCuidado».Sindejardehablar(«…perotodoestonadatienequeverconlapropiedadprivada…»),lodesplazósobrelamesa exigiendo cautela con la mirada, por si hubiera alguno de los hombres deEspada camuflado por el local. Una de las maneras de llenar el tiempo de lasreuniones,queavecessevolvíantediosas,habíaconsistidoenelestudiodemedidasdeseguridad.Eldisimulo,ellenguajeenclave,lasseñas,loquehabíaquedeciryloque había que callar. Eso transmitía a los asistentes la sensación de que se ibaaproximandoelmomentodeentrarenacciónydequetantosuresponsabilidadcomo

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elpeligroqueibanacorrerseríanenormes.Por eso disimularon perfectamente y la conversación varió de manera

imperceptiblehaciatemasinofensivos,comosinada.QueseacababadeconstituirlaFederaciónEspañoladeBoxeo,bueno,másexactamente,laFederaciónEspañoladeDeportesdeDefensaporqueincluíatambiénlaluchagrecorromana;«ymañanahayveladaenelIrisPark,¿iréis?».

Depronto,Miguelselevantó,sedespidió,estrechómanos.Sedirigióalperchero,descolgó el pesado chaquetón de marinero, se caló la gorra hasta las cejas,intercambióunaúltimabromaconloscontertulios:«Salve,compañeros».

Salióalacalle.Hacíamuchofrío.EchóacaminarcomosinosupieraqueEspadaestabaallí.En

seguidalocalizósusombranegraenlaoscuridad,juntoalapuertadelbar.—Miguel,quésorpresa.Fingióunsobresalto.Sevolvióhaciaél.—Coño.¿Quéhacesporaquí?—¿Ytú?Miguel apresuró el paso, haciéndole gestos perentorios y disimulados para que

fueraconél.Hablóentredientes,consusurrodesustoyurgencia:—Camina,camina,camina,rápido.Vámonosdeaquí.—¿Dequéhuyes?—dijoelotro,arrogante,levantandolavoz,sinmiedo.Miguel dio media vuelta, sonrió teatral para cualquier posible espectador,

exclamó:«¡Hombre,notehabíaconocido!»yloabrazóapesardelgestodefensivodelpolicía.Lecuchicheóaloído:

—Estoymetidoenunacélulamuypeligrosa.Dinamita.Vámonosdeaquíantesdequenossorprendan.

Espadabajólavozparareplicar:—¿Dinamita?—Camina.Echaron a andar uno junto al otro.Dos camaradas que hacía tiempoque no se

veían.—Esunacélulaanarquistamuypeligrosa.Ningunodesusmiembrosestáfichado,

aparentemente todossonciudadanosvulgares.Perosonlosmáspeligrosos.Acabanderecibiruncargamentodedinamita.Meenterépor losdelpuerto.Heconseguidoque me acepten como uno de los suyos, pero todavía no sé dónde tienen losexplosivos.

Cienmetrosmásallá,JoaquínEspadayaestabaconvencidoysehabíarelajado.De sus ojos tenebrosos no acababa de desaparecer la suspicacia pero al menos sepermitióalgoqueparecíaunasonrisadeadmiración.

EnlaplazadeUniversidadtomaronuntaxi.

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—¿Dóndevamos?—preguntóelpolicía.—Adivertirnos—dijoMiguelJinete.Ypidióalconductorquelos llevasea las

Ramblas,alaplazadelTeatro.Porelcamino,Espadadijoderepente:—Ya viste cómo es Arlegui. No es normal que un jefe superior de policía

participe personalmente en los interrogatorios.Disfruta con ello. Es desconfiado yrencoroso. Peligroso incluso para los que trabajamos a su lado. No puedes fiartenuncadeél—yterminó,comosieldiscursonotuvieramásintenciónqueresumirseenaquellafrase—:Devezencuando,todavíadicequenoestátansegurodequenotuvierasnadaqueverconlasmuertesdeMoscoso,elMahonésyRodrigo.

—Nopuedohacernadamásporconvencerle.—¿Hasoídohablardeuntíoconunagabardinagris?—¿Untíoconunagabardinagris?—Aprimerosdelnoviembrepasado,mataronauntalAvelinoParets,quehabía

sustituidoatodasuplantillaporobrerosdelLibre.¿Recuerdas?EnlascercaníasdelaPlazaReal,muy cerca de lasRamblas.No tenemos ni idea de quién lo hizo.Dostestigosdelhechovieronhuirdellugarauntipoconunagabardinagrisysombreroflexible.Noteníanmásindicacionesqueésas.Gabardinagrisysombreroflexible.

—Esmuyvago.HaymuchosgabanesgrisesenBarcelona.Ysombrerosflexibles.Espadaguardóuninstantedesilencio,reflexionando,yacontinuaciónexplicóla

asociacióndeideas:—ConRodrigo,elamigodeMoscoso,pasólomismo.EstabaenElSapoytodos

vieronqueun tipocongabardinagrisysombrero flexiblehablabaconélyse ibanjuntos.Untipocongabardinagrisysombreroflexible.

—Nosénadadeeso—dijoMiguelinmutable—.Yapreguntaré.SeapearondeltaxienlaplazadelTeatro.PenetraronporlacalledeEscudellersy

porelladesembocaronenlad’EnCarabassa.—TendríaquehabersupuestoquemetraeríasalaBombonera—exclamóEspada

satisfecho—.Eresclientehabitual,¿verdad?—Sivienesconmigotetrataránbien.—Aunpolicíasiempreletratanbienenestossitios.—Tetrataránmejor.Dieronunaspalmadasyenseguidaacudióelsereno.—¿Dóndevan?—AlaBombonera.Sacó un enormemanojo de llaves, les franqueó el paso y les proporcionó una

pequeñacandelaencendidaparaquesubieranenlaoscuridad.Ledieronunapropinagenerosa.LosclientesdelaBombonerasiempredabanpropinasgenerosas.

LesabrióDulce.QuiendefendíaqueDulceyBombónhacíanvidamaritaldaba

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porsupuestotambiénqueDulceasumíaelpapelfemenino.Hacíahonorasuapodo.Era dulce, delicada, menuda, frágil, de ojos claros y sonrisa tímida. Vestía unquimonoy,dealgunamanera,conseguíainsinuarquedebajonollevabaningunaotraprendaderopa.

—Hola,Dulce.—Ay,mimadre—dijo ella, tan andaluza—, qué pinta desastrosame traes,mi

alma.—Gajesdeloficio.TepresentoamiamigoJoaquín.Quieroquemelotratéismuy

bien.Peroquemuybien,¿meoyes?Y,apartirdehoy,clienteinvitado.DulcemiróaEspadaalosojos,lesonrióydijo:—Yalohasoído,corazón.—Coño,Miguel—exclamóelpolicíadeslumbrado—.Túaquíeresmásqueun

cliente,¿no?—Másqueuncliente—confirmóMiguel—.Déjatecuidar.Yoiréaasearmeun

poco.Miguel Jinete se tomóuncoñacen la saladondeclientesy señoritas charlaban

tranquilamente, servidospor un camareronegroy escuchando las alegresmelodíasque un borracho gordo interpretaba al piano. Estuvo hablando con Bombón, alta,morenaza,anchadehombros,pechosenormes,yledijoloqueteníaquedecir.Luegoseduchó,sepeinóconbrillantinaplanchándoseloscabellosabundantes,ysecambióderopa.Camisa,corbataceleste,trajeazulmarino.EsperótranquilamenteaEspadaenunasalitadiscreta,élsolo.

Espadaapareciórebosantedefelicidad.Habíachispitasensusojos,quemirabansinfijarse.

—Estupendo,Miguelito, estupendo, ninguna queja.Hoy,mi vida ha cambiado.Perotienesquecontarmequélesdasaestasseñoritasparaquetetratentanbien.

MiguelJinetesepusosugabardinagrisysusombreroflexible.Salieronalacalle.—¿Dóndevas,tandandi?—preguntóelpolicíamientrascaminabanhacialacalle

deEscudellers—.Conesagabardina…—seinterrumpió.Comosilagabardinagristuvieraalgúnsignificadoespecialparaél.

—Paramí,lanocheempiezaahora—dijoMiguel.Se detuvieron en la esquina d’EnCarabassa conEscudellers porque pasaba un

carrodelabasura.Conelceñofruncidoylaintencióndeañadiralgomás,JoaquínEspadavolvióa

miraraMiguel.Éstesujetabaunapistolaenlamanoydisparó.Labalareventóelojoizquierdoycausódañosirreparablesenelcerebro.

Losbasureros, y el sereno,yunanciano insomnequemirabadesdeunbalcón,declararonmástardequehabíanvistohuirdellugardeloshechosaunhombrequellevabasombreroflexibleygabardinagris.

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ElserenodeclarótambiénantelapolicíaqueelseñorEspadahabíallegadoalaBomboneraacompañadodeun tipodesconocidoconpintadeobrero,posiblementeanarquista.DulceyBombónrecordabanasimismoal tipoconpintadeobrero,peroleshabíaparecidoquenollegabajuntoconEspada,quedebíandehabercoincididoenelportalperonoseconocíandenada.Entodocaso,Espadasehabíaencontradoenelpisoaunconocidoyhabían salido juntos.Sí,unocongabardinay sombreroflexible.No,noconocíanaesehombre.Noconocíanelnombredecasiningunodesusclientes.ElseñorEspadatampocohabíadichoquiénera,niqueejercíauncargoen la policía. Los usuarios de los prostíbulos suelen ser partidarios del anonimato.Pero, naturalmente, Dulce y Bombón advertirían a las autoridades en caso de quevolvieranporelestablecimientoelhombreconpintadeobrerooeldelagabardinagris,claroquesí.

Cualquieradelosdos.

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Los miembros de «Progreso Hoy» estuvieron más de un mes sin aparecer por ElTranvía,porsilainvestigaciónpolicialconducíaalosagenteshastaallí.Nofueasí:porlovisto,Espadahabíallegadoalbarporsucuentayriesgo,talvezsiguiendoaMigueldesdesuúltimoencuentroconfidencial.

Dulce yBombón lo pasaron peor en los calabozos delGobiernoCivil. Fueroncitadas dos o tres veces y las interrogó Arlegui en persona sin la menorcontemplación, pero ellas, como el camarero negro, como el pianista gordo yborracho, como el gorila que tenían oculto para neutralizar riñas, se mantuvieronfirmes en sus primeras declaraciones. No sabían nada del hombre de la gabardinagris,nosabíannadadelobreroquesubióalburdelconEspada.

Arlegui estaba furioso. Desplegó a todos sus hombres por la ciudad endevastadorasredadasporloscentroslibertariosmásfamosos.Nopodíapermitirquequedara impune el asesinato de su hombre de confianza, de su otro yo. Ordenódetenera losbarrenderosyalvigilantede lacalled’EnCarabassaporque«podríanhaberevitadoelasesinatoynolohicieron».

ElpolicíaArredondovisitóaJuliol,comoeracostumbre.Loencontróeufórico,entusiasmado.Lapalabraexactaera«orgulloso».Orgullosodelossuyos.

—¿QuésabesdelamuertedeJoaquínEspada,Juliol?—SóloséqueLayrethasidovengado.—Julioooool—rezongabaelpolicíagordoyabúlico.CuandoArredondosefue,elviejoanarquistaextrajodelbolsillodelpantalónla

postal que le había entregado, dentro de un sobre, el camarero del Centro. Quealguienlahabíadejadoparaél.«¿Peroalguien,quién?».«Nosé,alguien».Elanversoeraunpaisajede laBarcelonarica,para turistas,elpaseodeGracia.Enel reverso,alguienhabíaescrito:«ConmiespadavenguéaLayret».Firmado:«MJ».

Juliolnopodíadisimularsueuforia.EnlaviviendaquehabíasobrelacarboneríadelacalledelaVía,MiguelJinete

acabó de fumarse un cigarrillo, lo lanzó por la ventana, por encima delmuro queseparabalacasadelavía,ytomóunadeterminación.

Fueaducharsealaazotea.Luegosepusolacamisa,lacorbata,eltrajeazul,elchaleco, los zapatos impolutos. Se puso la gabardina gris y el sombrero flexible ysalióalacalle.

Aprimerahoradelatarde,elfabricanteJaumeMerangesregresabaconsuhijadeun paseo en tartana. Tan tranquilos los dos, tan puestos, tan ufanos, tan ricos. Unhombre que andaba por la acera de la calle de Craywinckel se volvió hacia elloscomoconintencióndesaludarlos.Teníaunapistolaenlamanoydisparótresveces.Lastresvecesdioenelcuerpoorondoysatisfechodelindustrial.Tantolahijacomo

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elcocherosalieronindemnes.Enaquellacarpetatitulada«Púgilesdedespacho»,queinicialmentesedenominó

«Mala conciencia», después de los nombres de Moscoso, el Mahonés y Rodrigo,constabanlosdeJoaquínEspadayJaumeMeranges.Juntoa losdosúltimos,habíaañadidolasletrasHGG.

Supongoquesignifican«HombreGabardinaGris».

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VíctorLuysestabacumpliendosuserviciomilitarenÁfrica.Ylaprensainformabadequecincomilsoldadosaterrorizados,acorraladosenel

culo del mundo, en algún punto del norte de África llamado Annual, habían sidositiadospordieciochomilrifeñosdecididosaexterminarlos.

Hastaesemomento,elejércitoespañolhabíaavanzado,triunfalydespreocupado,soberbioydespectivo,sinencontrarresistencia,conquistandomásymásterritorios,elmundoerasuyo,losmorosnoeranenemigos.Ylasfuerzasseibandesperdigando,serepartíanenguarnicionescadavezmenosnumerosasymásconfiadasmientrasquelosindígenasseagrupaban,cadavezmásofendidosyfuriosos.

Bastóconunavictoriadelosrifeños,unapequeñavictoria,sólouna,enAbarrán,paraqueseencendierasuardorguerreroyconsiguieranlaadhesióndemáscabilas,ymás,bajoladireccióndeldoctorenderechoAbdel-Krim,hastallegaraaqueljueves21dejulioenqueunamareadedieciochomilhombresavanzabaimplacablesobreAnnual y los oficiales españoles se veían paralizados por el pánico y las órdenescontradictorias.«¡Vámonos,vámonos,vámonosdeaquí!».Sólo teníanvíveresparacuatrodías,municionesparaundíayniunagotadeagua.

ElgeneralManuelFernándezSilvestrehabíadecididoevacuarelcampodenochecondirecciónaMelilla,oa lacercanaposicióndeSidi-Dris,peroenlamadrugadadel22lasuperioridadleordenóquesequedaradondeestaba,queprontollegaríanlosrefuerzos.Lossoldadosnoaguantabanmás.«¡Vámonosdeaquídeunaputavez!».Pasó la noche y seguían allí, esperando. Y, a la salida del sol, los ojeadoresadvirtieron de la llegada de seismil rifeñosmás. Entonces sí, Fernández Silvestreordenólaevacuación.Peroyaerademasiadotarde.

A lasoncede lamañana,bajounsolaplastante, semovilizóuna larga reatademulascon los impedimentosy,detrás, la tropaapresurada, losheridos,el lastredelarmamento pesado y lento. Salieron a campo abierto y, como era previsible, cayósobre ellos un apocalipsis de plomo, fuego y metralla, y los cinco mil hombressalieron corriendo despavoridos en todas direcciones. Se convirtieron en simplesblancosmóvilessobrelosquehacerpuntería.Ladesbandada,ladesorganización,laderrotaanticipada.DecíanqueelgeneralFernándezSilvestresemetióensutiendaysedisparóuntiroenlasien.

Másdedosmilquinientosespañolesquedarontendidosenelcampo.Yotrosmilquinientos fueron aniquilados en las posiciones cercanas. Trescientos veintiséissoldados españoles cayeron prisioneros. Y, cuando el Gobierno español tuvo quepagar aAbd el-Krimun rescate de ochentamil duros de plata, cuentan que el reycomentó:«Quécaravalacarnedegallina».

Detodoesto,apenasnadadijeronlosperiódicosdelosdíassiguientes.Sóloeldía

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24,antesdequelacensurapudieraamordazarlosperoantesdequellegarannoticiasfiables, informaban de que el rey Alfonso XIII y el Consejo de ministros, elgobernadorcivil, eldirectorgeneraldeOrdenPúblicoyel capitángeneral interinohabíaninterrumpidosusvacacionesparareunirseenMadrid,yconesobastabaparaquesepropagaralaalarma.

Elpueblo se echóa la calleyorganizómanifestaciones encontrade laguerra.Comosiempre.

Se preguntaba La Vanguardia: «¿Ha muerto el general Fernández Silvestre?».Martínez Anido declaraba: «Lo ocurrido en Marruecos es un contratiempo muylamentable».

EnelcaféEspañol,conelperiódicoolvidadoentrelasmanos,mipadreestuvounrato largo sin reaccionar.Nopodíaquitarsede la cabezaque él, pagando, sehabíaliberado de aquel infierno y, en cambio, su amigo Víctor estaba allí, tal vez enprimeralíneadefuego,expuestoalasbalasdelosmoros.

Obsesionado por la idea de que su amigo podría ser uno de los cuatro milsoldadoscaídosenAnnual,corrióasucasayregistróafondolaspertenenciasmásíntimas de mi abuelo. En seguida encontró lo que buscaba, anotado en la libretadonde constaban las cuentas del taxi. El domicilio de Julián Villarroya. Calle delBruch,cercadelArcodelTriunfo.

Hacíamuchotiempoyaquemipadrequeríaefectuaraquelregistro.Desdequesehabíaenteradodelaexistenciadesumadre.Hortensia.EldesastredeAnnualnoeramás que un pretexto. El pretexto. El único que podría haberle llevado hasta aquelportalimponentedelacalledelBruch.

Se había puesto su mejor traje, su camisa más nueva y mejor planchada, elsombrerodelosdomingos.Lecostóinternarseenelzaguándeaquellacasa,hablarconlaportera,«¿losseñoresdeVillarroya?»,«Enelprincipal».

No tuvo que subir en ascensor ni por la escalera que conducía al resto de lospisos.Delzaguán,concapacidadparaunpardecarruajes,arrancabaunaescalinatasolemnequeconducíahastalapuertaenmarcadaconfloriturasretorcidas.Mipadrelevantóunamanoque, antesde llegar alpulsadoreléctrico, sedetuvoa rascarunaceja. Cerró los ojos y, superando una resistencia sobrehumana, llamó por fin altimbre.

Abrióunacriadadeuniformealmidonado.—¿LaseñoraHortensia?—¿Estabausted citado con ella?—preguntó lamujer, arisca, dando a entender

que,siestuvieracitadoconlaseñora,ellalosabría.—No.—Nosésipodrárecibirle.¿Aquiéndeboanunciar?—AFernandoGavanza.

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¿Ysi sumadreno sabíaque se llamabaFernando?¿Lehabríapreguntadoa supadre: «Cómo se llama nuestro hijo?» ¿Diría «nuestro hijo»? No importaba. ElapellidoGavanzateníaqueserlobastanteconvincente.

El vestíbulo había sido decorado para impresionar al visitante. Lo presidía ungran cuadro oscurecido por el tiempo, que representaba una escena del AntiguoTestamentollenadepersonajesquesobreactuaban.SalomépresentandoensociedadlacabezadelBautistaenunabandeja,algoasí.Sobreunarcón, lareproducciónenminiatura de un barco de vela de tres palos, con todos sus detalles, y al lado uncrucifijoy,sobreunfacistoldescomunal,unabiblia igualmentedescomunalabiertapor una página ilustrada a colorines sobre pergamino por algún monje medieval.Antigüedadesentrepesadoscortinajes.

Mipadreesperóunrato.Muchorato.Ypensó:«Nosaldrá.¿Cómopuedohabercreído en algúnmomento que iba a salir?Me dirán que no está.Me dirán que noquiereverme.Saldráuncriadomuyaltoymuyfuerteymeecharáapatadas».Paraevitarlaignominia,estuvoapuntodedarmediavueltaysalircorriendo.

De pronto, entre las cortinas, apenas sin tocarlas, como filtrándose a través deellas,apareciódoñaHortensia,HortensiaCarballidodeVillarroya,mipadresiemprela llamó señora Hortensia. «Majestuosa» fue el adjetivo que utilizó cuandome locontaba.Elegante,comosalidadeunarecepciónrealdelasquesereproducíanenlasrevistas de lujo, soberbia, despótica, temible.En sus ojos, una tristeza insuperable.Mástarde,mipadrepensaríaenlosojostristesdeAuroritayllegóapreguntarsesilegustarían lasmujeres de ojos tristes porque, de algunamanera inexplicable, habíaintuidocómoeranlosdelamadreausente.

Entró aquella mujer y le miró de arriba abajo, de cabeza a pies, y procurómantenerseimpertérrita,perotragósaliva,nopudoevitarlo,tragósalivayflaqueólaaltaneríadesumirada.

Mipadrenodijo«mamá»ni«madre»,yellanodijo«¿quéestáshaciendoaquí?»ni«¿aquévieneesto?».Tampocohuboabrazos,nilágrimas.Eraelencuentrodedosdesconocidos.

Hablóprimeroelvisitante:—Mipadre,Alberto,medijoquenoviniera.Pero…hetenidoquevenir…Ibaadecir«parapedirleunfavor»,peroellalointerrumpióconun«Claro»quele

hizo tropezar, porque «Claro» significaba que a la mujer le parecía natural ycomprensiblequeélhubieraquerido irhastaallíparaverla,yélseveíaobligadoaaceptarquelológicoynaturaleraquehubieraidoaaquellacasaparaencontraralamadreque lohabíaparidoynoa intercederporelamigoquese jugaba lavidaenÁfrica.

Yelladijo:«Pasa»,yélpensó:«¡No!»,peropasó.Entróatravésdeloscortinajespesadoscomomurosaunacasaoscuracomounagruta,cerradaalexterioryrepleta

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deantigüedadesimponentes.LlegaronaunsalóndominadoporunretratodeHortensiadetamañonatural,yun

pardetresillosyunpiano.Mipadresesentóenelbordedeunodelossillones,comosinoquisieradejarhuelladesupasoporallí.Estrujabaelsombreroentrelosdedoscrispados,deformándolosincompasión.

—Supongoquehasvenidoparaquetepidaperdón—dijoellaeneltonodequiennotienelamenorintencióndepedirperdón.

—¡No!—exclamómi padre espantado—.Al contrario, he venido a pedirle unfavor…

—¿Unfavor?Entiendo.Unfavoracambio.Comocompensación.—No,no, nohaynadaque compensar—insistíamipadremuynervioso—.Al

contrario.Bueno,nosé.Quierodecirqueloquesucedióentreustedymipadrenoesasuntomío…

—¿Quenoesasuntotuyo?—replicóella,sarcástica.—Bueno, quiero decir que yo no puedo juzgarlos. Mi padre me contó las

circunstanciasdel…Yyono…—¿Quétecontó?—ésaeralagranpregunta,sumáximapreocupación.Loquemi

abueloibacontandodeella.Mipadredijo:—Queenaqueltiempolospoderososeranmuypoderosos.—Siemprelohansido.«¿Han?». Incluso a ella le sonó desconcertante aquel «han» en lugar de un

«hemos».¿LlevabaveinteañoscasadaconVillarroyaytodavíanocreíapertenecerasucasta?Sequedócalladaunosinstantes,arrepintiéndosetalvezdehablar tanalaligera. Mi padre la veía como una esfinge, un objeto inanimado y duro como elbronce, blindado contra cualquier ataque del exterior. Una hermosa mujer que, afuerzadesoportarynegarseeldolor,sehabíavueltoinvulnerable.

Mipadretragósalivaysearmódevalorparapreguntar:—¿Hasidofeliz?—seruborizóautomáticamente.La estatua parpadeó y lo miró como si acabara de descubrir su presencia.

Reflexionólarespuestaduranteunossegundosy,alfin,casisonrió.—Supongo que quieres preguntarme si valió la pena prescindir de ti. ¿Feliz?

¿Quésignificaserfeliz?¿Tenerlotodo?Sí,lohetenidotodo—hizounapausay,enseguida,inexpresiva—:Menosunhijo.

—¿Notuvieronhijoscon…?—mipadreobvióelnombredeldueñodelacasa.—No.—¿Yporqué?Lamujer,consusojoscargadosdeintención,lerecriminólainsolencia.Lopuso

ensusitio.«Atitelovoyadecir».

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—Notuvimoshijos—concluyó.Mipadreenrojecióaúnmás,muyconfuso.Sequeríair.—Perdone.—Bueno,élsítuvohijos—añadióellasúbitamentecomunicativaycasirelajada

—. Con otra mujer. Y los ha reconocido como propios. Pero conmigo —lainterrumpióunsuspiroinoportunoqueladesconcentró—nohatenido.Nomemiresasí. No supuso ninguna desilusión. Nunca leí novelas románticas, nunca me hiceilusiones.Enmicasa,mispadresvivíancomovivimosJuliányyo.Respetomutuo.Distancia.Ningunaqueja.Nadade confianzas.Lavida es comoes.Sóloque elloseranpobresyyosoyrica.Nohetenidohijos,perohetenidoamigos,muchosamigos,ycriados,yanimalesdecompañía,yunjardín.Yheviajadomucho.Heestudiado.Tengounacultura.Túeres…Túfuiste…—nopodíamás—:Unasorpresa.

Mipadresesintiósumamenteincómodo.Entendióqueloestabandespidiendoyselevantóparairse.

—Peroespera—dijoella—.Veníasparapedirmeunfavor.—Noeraparamí.Eraparaunamigo.Peronosésipedírselo.—Unodelosplaceresquemeayudanaenvejecereseldesentirmeomnipotente.

Ponmeaprueba.Sitelopuedoconceder,medarásunaalegría.—Unamigomío.VíctorLuys,conygriega.Estáhaciendoelserviciomilitaren

África,ysufroporél.NosésiseráunodeesospobresdesgraciadosquehanmuertoenAnnual.Mehorrorizapensarqueyopudelibrarmedeaquelinfiernoyélno.

Lamujerasintió,bastanteconvencidadesuomnipotencia.—¿Sabesdóndeestádestinado?—No exactamente.Hace unosmeses queme escribió una carta desdeMelilla,

pero no podía dar detalles de su situación por la censura de guerra—mi padre letendióelpapelquetraíapreparado—.SellamaVíctorLuysconygriegaMedranoyéstossonlosdatosdequedispongo.

Lamujer, queno sehabía levantadoporque las reinasno se levantandel tronopara despedir a los súbditos, tomó el papel y las manos de la madre y del hijoestuvieronmuy…muycerca,peronollegaronatocarse.Losdospusieronunempeñoespecialenello.

—Bueno…—dijomipadre.—Puedesvolveravermecuandoquieras.—Sí.Mi padre temblaba. Tenía uno de esos suspiros vibrantes que parecen tan

próximosalsollozo,ydiomediavueltayapuntoestuvodetropezarconlacriadaquealomejornuncasehabíamovidodeallí.

—Acompañealseñoralapuerta.Ésaeraladespedida.

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«Sí»,sedijomipadre.«Paratumadre,yaeresunseñor.Unseñormás».Lacriadaloacompañóalapuerta.Otra cosa que rescaté de la caótica caja de zapatos de mi padre: la carta que

VíctorleescribióparacontarlequehabíasidofelizmentetrasladadoalcuartelgeneraldeCeuta donde, por esas razones irracionales del ejército, lo habían nombrado degolpe y porrazo ordenanza de un coronel. «Criado para todo», decía él. «Perometratanbien».

En losmeses siguientes, continuó el desastre deÁfrica. El ejército español nohizomásque replegarsey los rifeñoscontinuarondiezmándolo.Fue ladesbandadadel río Igan, donde los primeros en escapar fueron los oficiales, y lamatanza delmonteArruit,dondelosoficialesfueronquemadosvivos.Hastalarendiciónformaldeunatropadesmoralizadaaquelfatídico9deagostode1921enquelosmorosnorespetarona lossoldadosqueyahabíandepuesto lasarmas.De los tresmilqueseentregaron,únicamentesobrevivieronsesenta.

PeroVíctoryanoestabaallí.

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24deoctubrede1922

Lanochedel23deoctubrede1922,trespolicíasuniformadossepresentaronenunapensiónde la calledeSerraXic, junto a laplazadeSantAgustíVell. Irrumpieronintempestivos en los pasillos haciendomucho ruido, despertando a los huéspedes,preguntandoavocesporuntalEladioCardoso.

Éste salió de su habitación protestando inocencia. Él no había hecho nada, lehabíanaseguradoquenolepasaríanada,habíatrabajadoparalapolicía.Lehicieroncallarconunculatazoenlaboca.Unodelospolicíasentróaregistrarsuhabitaciónyenseguidaencontrólasllavesdeunamoto.

—LasllavesdelaIndian—dijo.Cardoso continuó farfullando, entre escupitajos de sangre y dientes, que había

traídolaIndianporqueselohabíapedidolapolicía,queélactuabaennombredelapolicía, «preguntadle a Córdoba, que él me avala, preguntadle a Arlegui». Logolpearondenuevoyloarrastraronalacalle.«¡Datepreso,quedasdetenido,quetecalles!».Lepusieronlasesposas,loempujarondelanteparaqueseencaminarahacialacalledeArmengol,o lacalledeLlàstics,queallíseformaunconfuso laberinto.Pasaron por delante de la flamante moto Indian con sidecar que Cardoso habíaconducidodesdeCastellón.

—¡Melopidiólapolicía!—¡Quetecalles!¡Tirapa’lante!EladioCardosoavanzó,ynosepercatódequelosagentesnoavanzabanconél

sinoque sequedaban rezagados, y se llevaban los fusiles a la cara antes degritar:«¡Alto,alto!¡Altoalaautoridad!».Sedetuvo,helado,alcomprenderqueleestabanaplicandolaleydefugas.Sonóladescargadedosfusiles,sintióelbrutalimpactoenla espalda y cayó de bruces sobre los adoquines, con la garganta obturada por elberridoderabiadelostraicionados.

Unavozanónimagritó«¡Leydefugas!»,yotralehizoeco,«¡Leydefugas!»,yotra, «¡Ley de fugas!», como la voz de la conciencia sobrevolando las azoteas deCiutat Vella. Los gritos ahuyentaron a los guardias que, espantados, retrocedieronhacia la plaza de Sant Agustí Vell, alejándose del caído, acaso temiendo unlinchamiento.

Almomento, de los portales surgían almas caritativas para atender al fusilado.Sólo una bala se había clavado en la espalda de Cardoso, que no estaba muerto.Cargaronconél.«¡Unherido,unherido!¡Uncoche,quealguientraigauncoche!».

Lo llevaronaldispensariodelbarrioyelmédico,alver seccionada lacolumnavertebral, torcióelgesto.Allí, tendidodebrucesenunacamilla,elheridoagarróla

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manodequienestabamáscercaybalbució:—Memuero.Quécanallada.Quierohablarconel juezdeguardia—eldolor le

forzaba a expresarse entre dientes—. No quiero policía. Si viene la policía, mematará.Sólounjuez.Loquetengoquedeciresdemasiadoterrible.Eljuez.

No llegó un juez sino el fiscalDiegoMedina. Él le aseguró que era tan fiablecomounjuez.Másincluso.

—La policía—le dijo Cardoso ante numerosos testigos, gruñendo de dolor yagarrándole de la solapa con desesperación—, la policía ha preparado un atentadocontra Martínez Anido. Arlegui lo ha organizado. Fingen un atentado para poderexterminar a los anarquistas impunemente.Me han aplicado la ley de fugas. Haytestigos.Esoes loquehacenArleguiyMartínezAnido.Dígaseloal juez,dígaloalmundo.AmímecontrataronInocencioFecedyuntalCórdobaColom,quedicenquees policía. Inocencio Feced trabaja para la policía, enMadrid lo saben, él puso labombadelPompeyapagadopor lapolicía.Hoy tratarándeatentarcontraMartínezAnido, pero no serán los anarquistas, compruébenlo, por el amor deDios, quemimuertenohayasidoenvano.

DiegoMedinalecreyó.Ypudocomprobarqueaquellanochelapolicíasehabíadesplegado con la excusa de un supuesto atentado contra el gobernador civil. Nohabía tenido siquiera la paciencia de aguardar a la puesta en escena que debíanmontarcon laayudade lamoto IndianmatrículaV-1544queCardosohabía traídodesdeCastellón.AtacóelCuerpodeSeguridadalosanarquistascuandoéstosestabanaún apostados y acabados de armar.Y, en una noche, cuatro detenidos trataron defugarsey fueronabatidospor las fuerzasque losconducíanaJefatura.Demasiadasfugasparaunanoche.Demasiadostirosporlaespalda.Demasiadasleyesdefuga.

El fiscal se puso en comunicación con el presidente del gobierno en persona,señorSánchez.

—¿Quéhago?—preguntó.Al gobierno de Madrid no le gustaba Martínez Anido. Lo habían nombrado

gobernadorcivildebidoalapresióndelapatronalcatalana,peroteníanmuypresenteque susmétodos eran causa de desprestigio e incentivo para la anarquía.Lamanoduranoessutilysueledestrozar todo lo frágilque toca.Y lapolíticaespañola,enaquellosmomentos,eratremendamentefrágil.

ElpresidenteSánchezGuerratelefoneóaMartínezAnidoeldía24deoctubreylenotificóqueArleguiquedabadestituidodesucargodejefesuperiordepolicía.

DijoMartínezAnido:—Éstaesunaintromisiónintolerable.MesolidarizoalcienporcienconMiguel

Arleguiy,siustedinsisteensudestitución,meveréobligadoadimitir.—Enesecaso—lecontestóSánchezGuerra—,entregueelmandoalpresidente

delaaudienciayvengaaMadridcuantoantes.

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Cuandolaprensalepreguntó,SeverianoMartínezAnidodijo:—Nodimito.Medestituyen.Dosdíasdespués,el26deoctubre, reaparecióMiguelJinete.Comoporartede

magia,sematerializóenelbardelCentroLibertarioy lediounfortísimoabrazoaJuliol,quelorecibiócomoaunhéroe.Bebieron,rieronyteorizaronsobreelfuturodelasociedad.Enaquellostiempos,Julioltodavíaeraoptimista.Paraél,lacaídadeMartínezAnidoyArleguieraunapruebainequívocadequelossuyosllevabanlasdeganar.Despuésdeunoscuantosvinos,ocoñacs,oloquefuera,aquelMiguelJinetevital,dinámico,arrollador,llamóaltimbredelacasademipadreyloenvolvióensusbrazosporsorpresa.

—PeroMiguel,tú,hacíatantotiempoquenosabíamosdeti…—¡He vuelto, joder, he vuelto! ¡Y mañana mismo empiezo de nuevo en el

gimnasio!¡Yelañoqueviene,campeóndeEspaña,¿quéteapuestas?!Abrazos y lágrimas, largas sesiones de confidencias. Mi abuelo y la señora

Llusieta queríanmucho aMiguel. Inclusomis tíos Ernesto yCándido, que habíantomadomucha inquina aVíctor y sus hermanos.CuandoErnesto le dijo que iba aestudiarparasacerdote,Miguelrompióareíryrepuso:«Hombre,québien,asípodrébautizarme,quehastaahoranoheencontradoyouncuradeconfianzaparaquemebautice», y lodijode talmaneraque todos celebraron la salida con risas, nadie seofendió.

—¿YVíctor?—EstáenÁfrica,¿nolosabes?—Coño, por esomedejó plantado el negocio. ¿Sabes que ahora la plantilla de

limpiezadelMorrotladirigeotro?Nosbirlaronelnegocio,Fueyito…—¿Yquéqueríasquehicierasiselollevaronporlafuerza,Miguel?—Simelohubieradicho,lohabríamospodidoredimir…—¿Cómoteloibaadecirsiandabasperdido?—Esotambiénesverdad.—¿Ycómoloibasaredimir?¿SeloibasapediraDurruti,oalNoidelSucre?Sereían.CuandosereuníandosmiembrosdelTrío,siempreacababanriendo.—¿Ycuáleselúltimo,Fueye?—Nohayúltimo,Miguel.Yahacemuchotiempoquenomecuentanchistes.—Bueno,mejor,porqueyotampocolosentiendo…Yjajajá.Recuerdo a mi padre, tantos años después, con aquella mirada de nostalgia y

resignación.—Yjajajá,yonomeenterabadenada—selamentaba—.Elmundopasabapor

milado,yyoniloveía.Víctorcometióunatracoycambiótodasuvida,yyonimeenteraba. Nos veíamos, bebíamos juntos, bromeábamos, podíamos hablar de

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cualquiercosa,oesocreíayo,noslocontábamostodo,oesocreíayo,yluegoveníaMiguel y me decía que había estado escondido por ahí, sin hacer nada, o quetrabajaba«ensusnegocios»,oen«sudespacho»yyotragaba,ylosdosseibanconsussecretosyyomequedabatanfelizycontentoportenerdosamigostanmajos.

Lodecíaconciertoresentimiento.Víctor le pasaba un brazo sobre los hombros, le daba una palmada cariñosa y

decía:—Tú eras la seguridad, Fueye. Lo inmutable. La ignorancia y la inocencia te

permitíanmantenertesegurodetimismo,detutrabajo,detufamilia,detumaneradeconcebir y conducir la vida.Yono sé lo que le pasaba aMiguel, pero creoque lomismo que a mí: tú eras lo más importante de nuestra vida porque sabíamos quesiempreestaríasahíyqueundíanosperdonaríasnuestrasmentiras.

RegresóMigueleinvitóamipadreairalaBombonera.«Que,sinovengoyo,tienesabandonadasalasmuchachas,coño,conloquetequierenellas».Yllegabanallí,alacalled’EnCarabassa,ylostratabancomoareyes.

—AlFueyitoatendedlemejorquesifuerayomismo.—Caray,Miguel,quélesdas.Québientetratanaquí.Pagaba él. Se suponía que pagaba él. Eso creíami padre, almenos. No podía

imaginarque,enrealidad,éleraquiencobraba.

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NotodoslosanarquistasqueríanalNoidelSucre.Loadmirabanporsucapacidaddearrastraralasmasas,esosí.Nadiepodríaolvidarsufigurapoderosaencandilandoaunpúblicodeveintemilpersonasen laplazade torosdeLasArenas.Erael19demarzo de 1919 y se trataba de dar fin a la famosa, multitudinaria y contundentehuelgadelaCanadiense.Laplazarebosabadeobrerosexaltadosquemanifestabansudesacuerdo con silbidos, gritos, abucheos y pataleos que interrumpieron yapabullaron una y otra vez a los cuatro oradores previos. El quinto que tomó lapalabra fueSalvadorSeguí,elNoidelSucre,yéste,aplenopulmón, sinayudademegafonía de ninguna clase, hizo callar a aquel público hostil y consiguió queterminaran votando unánimemente el retorno al trabajo. Nadie movía a las masascomo él. Peromuchos, losmás idealistas y utópicos, le recriminaban que hubieracaído en la trampa de la política parlamentaria y el diálogo y que se manifestaracontrarioalosatentados.

—Nosepuedeserlibertarioypactarconlaburguesía,comohaceél—rezongabaJuliolcuandohabíantocadoeltemaenelbardelCentro—.AhoraandacriticandolaRevoluciónrusayaLenincuandodijoaquello tanbrillantede«Libertad, sí.¿Peropara quién? ¿Para qué?». Dice Salvador Seguí: «¡Libertad para todo el mundo!».¿Ah,sí?¿Tambiénparalospatronos,paraquenosexplotenasugusto?DiceSeguí:«Sinlibertadseconcibealrebaño,peronoalhombreconsusatributosydignidades».Y luegohablade la«catástrofemoralquesufreRusiaactualmente»ydicequeera«superioralaeconómica».Nosepuedemeteratodosloshombresenunmismosaco.Seguíesunposibilista,undemagogo,capazdecualquiercosaparaobtenerresultadosconcretosyprácticosahoramismo.

EraAuroritaEscoláquien,instaladaenlatrincheradesuingenuidad,ledabalaréplicaaJuliolsinapartarlavista.

—Esloquemegustaríaquehicierantodoslospolíticos—lerespondía—.Nomeinteresaquesepierdanenelucubracionesteóricas,sinoqueconsigancosasprácticas.SeguíapoyólahuelgadelaCanadiense,yconsiguiólajornadadeochohoras…

—… Hablando —la cortaba Juliol cada vez más exasperado—. Negociando.Pidiendoycediendo.Yasínosehacenlascosas.Unsindicatoimplicaeldiálogoconel patrón, implica el pacto, la creación de intereses…No queremos la jornada deochohorassinoeladvenimientodelcomunismolibertario.Cuandonosconcedenlajornadadeochohoras,lospatronosnosparecenbuenosyhumanitarios,¿esquenoloveis? Si, además, nos aumentan el sueldo, ya serán como hermanos. ¡Así nuncallegaremosalarevolución!

—¿Perotúquéquieres?¿Quelosobrerosvivancomoesclavos?¿Túsaldríasenpúblicoylesdiríasalosobrerosque,porelbiendelarevolución,esconvenienteque

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los exploten doce horas al día, que esténmal pagados, que pasen hambre, que losatormenten?

—¡Nuestramisiónconsisteenaniquilardeunavezportodaselcapitalismo!AvecesresultabadifícilterminarcondiscusionesconJuliolysiemprelodejaban

porimposible.Perodecíamipadreque,aunquepensabandistinto,siemprepudieronhablarconélysiempreconsideraronqueeraunmaestroyunamigo.

Lanochedelviernes,9demarzode1923,SalvadorSeguí,sumujerTeresaysuhijoHeleni,desieteaños,salierondelteatroCómicodelParaleloytomaronuntaxiparadirigirseasudomiciliodelacalledeValencia,número559,entreDosdeMayoeIndependencia.Detrásdeellos,salióuncocheenelqueviajabantreshombres,unodeloscualeseraInocencioFeced.SalvadorSeguíviajabadelante,conelconductor,ysuesposaysuhijoibandetrás.Aunadiscretaseñaldeltaxista,ellídersindicalistasevolvióvariasvecesparahablarconlamujeryelniñoycomentaralgúndetalledelafunciónqueacababandever.Habíasidounarepresentaciónbenéficaafavordeloscompañerospresos.Enseguidacomprobóquelosestabansiguiendo.

Alllegarasudestino,SalvadorSeguíseapeódelcocheyacompañóalamadreyal hijo hasta el portal. Abrió la puerta, les dijo «ahora subo» y la mujerprobablementepreguntaría«¿adóndevas?»,peroélno respondió.Cerróelportalyvolvió a la calzada. Ahí estaba el coche que los había seguido. Se plantó delanteofreciendodesafiantesuoronda,imponentepersona.«¡Disparad,cobardes!»,lesgritóencatalán.Tireu,covards!

Nodisparon.Elconductorpisóelaceleradorysealejórápidamentedeallí.Salvador Seguí se dirigió al taxista para pagarle y lo encontró mirándole

maravillado por su temeridad, boquiabierto, como si estuviera contemplando a unmuertoviviente.

—¿Cuántoledebo?—No.Nada.Apartirdeaquelmomento,SalvadorSeguíeraunauténticomuertoviviente,yél

lo sabía. Si iban a por él, lo encontrarían, porque elNoi del Sucre era un hombrepúblico,quedabalacara,quedecíaloquepensabaynuncasehabíaescondido.Noconcebía la posibilidad de encerrarse en un lugar seguro. Tal vez por eso, al díasiguiente, sábado, 10 de marzo, al salir de casa después de comer, dio un abrazoespecialmentecalurosoasuesposaTeresa,ylamiróalosojosconintensidadcuandoledijo:

—Voyatomarcafé.ConLluísCompanys,enElTostadero.LuegotengoqueiracomprarpinturaalacalledeSantRafael—SalvadorSeguíeradeprofesiónpintordeparedesyseabastecíaenunatiendadelacalledeSantRafael.

—¿Teesperoacenar?—lepreguntóella,insegura.Talveznotóeltactodelaautomáticabelgaqueélsehabíametidoenelbolsillo.

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—Claro—respondióelNoi.Dicen los librosdehistoriay lashemerotecasque InocencioFecedy los suyos

teníanmontadalaparadaenelcaféElTostaderodelaplazadeUniversidad,dondeSalvadorSeguípasólasprimerashorasdelatardedelsábadojugandoalbillarconeldiputadoCompanys,y los sindicalistasBotellayFranciscoComas,conocidocomoPeronas.Amediatarde,salieronjuntosSalvadorSeguí,BotellayComasy,paseando,sedirigieronalasRamblas.Cuentanquelospistoleros,apostadostraselmonumentodeldoctorRobert,noseatrevieronadispararporquelaplazaestaballenadeniños.Ala altura de la plaza de Cataluña, Botella siguió su camino y Seguí y ComascontinuaronelpaseohastalacalledeSanPabloy,porella,hastaSantRafael.Alassieteycuarto,pasabanfrentealnúmero19,cercadelacalledelaCadena.InocencioFecedllegópordetrás,acercóelcañóndeunrevólveralanucadeSalvadorSeguíydisparó. La pequeña estatura del pistolero dio lugar a que la bala tuviera unatrayectoriadeabajoarribayseincrustaraenlaregiónfrontal.CayóSeguí.Almismotiempo,otrosdosindividuostambiénempezaronadispararsusarmas.UnoalcanzóaFrancisco Comas en el costado derecho y en la pierna izquierda. El otro tiró adiscreción,paraquecundieraelpánicoynadielescerraraelpaso.Éstealcanzóaunamujer,MargaritaMiquel, de sesenta y seis años, que pasaba por allí. Después deaquella serie de explosiones ensordecedoras y una desbandada espectacular, en unabrirycerrardeojos,lospistolerosyanoestabanallí.

NotodoslosanarquistasqueríanaSalvadorSeguí,elNoidelSucre,perofueroncientosdemileslosquesalieronalacalleelfunestomartesy13siguiente,cientosdemileslosquedejaroneltrabajoyparalizaronlaciudad,yprotestaronconhuelgasentodoslossectoresyorganizaronunainmensamanifestaciónconmotivodesumuertey de las circunstancias confusas y vejatorias de su entierro. Porque, después deinsinuarqueSalvadorSeguíquizáshubieramuertoenunavilreyertaentremaleantes,a manos de los mismos anarquistas, el gobernador civil tuvo el atrevimiento dellevarloalcementerioyenterrarloensecreto,demadrugada,enuncocheordinarioysindistintivos,conlaexcusadequenadiedelafamiliahabíaidoareclamarelcuerpodespuésdelaautopsia.

EnmediodelamultitudqueabarrotabalaplazadeCataluña,destacabaconluzpropia,comounaantorcha,lamelenacolordecobredeunamuchachadepielblancaycubiertadepecas.Elgrupoque formabanmipadre,Miguely loshermanosy lamadredeVíctorfueapararprecisamentejuntoaella,queresultóqueestabaallíconsumadre, una señora de actitud tan fiera que casi daba risa, y tres compañeros detrabajomuyparlanchines.Enseguidasimpatizaronlosdosgrupos,yjuntosgritaronconsignasenfurecidas,ylamentaronelasesinatodelpobreNoidelSucreycriticaronlostejemanejesdelgobernadorcivil,yhuboquienremarcóquetalvezfueunpocoposibilista,yquienlodefendiósinreparos,ycasilepartenlacara,todosjuntos,aun

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desaprensivoquelosprovocódiciendoqueelNoieraconfidentedelapolicía.Elena.Otramujerdelaquemipadrenoqueríahablar,dequiennuncanoshabló,ami

madreyamí,ycuyamenciónlohundíaenunaespeciedepozonegro.La citóVíctor, ymi padre se lo recriminó con una ojeada.Entonces,Víctor le

puso la mano en el hombro y le dijo: «Dejémoslo», y él se lo agradeció con unmovimientodecabeza.

Encuantotuveoportunidad,formulélapregunta,claroestá.—¿QuiéneraElena?—La esposa de tu padre—me respondió Víctor—. Se casaron. Y tuvieron un

hijo.Él no estaba presente en el momento en que se conocieron, durante la

manifestaciónporelentierrodeSalvadorSeguí,porqueseencontrabaenÁfrica,perosumadre, sus hermanos yMiguel se lo contaron luego. Decían que había sido laresurreccióndelFueye,queselevioespecialmenteconversadorybrillanteaqueldía.Después demucho tiempo abrumado por la amargura, y a pesar de que aquel díatodoslostemasdeconversaciónerantristesyfunestosporquegirabanentornoalairreparablepérdidadelNoidelSucre, todos tuvieron la sensacióndequemipadreacababade encontrar la puerta de salida de lamelancolía.Gracias a una frase quetomó prestada del padre deVíctor, «no están hablando con nosotros, hablan entreellos y nosotros somos su tema de conversación», atrajo y retuvo la atención deaquella pelirroja de rostro rectilíneo y labios estrechos, que se llamaba Elena ytrabajaba ayudando a su madre en la cocina de una casa de comidas llamadaHermanosMarchena.

Secomentabaluego,entrerisasyguiños,eltonoespecialmentecantarínconquemi padre se había interesado por las especialidades culinarias de la citada casa decomidas, y se dio por supuesto que al día siguiente había corrido a aquelestablecimientoparaprobar el conejo al ajillo.Entonces,mipadre salía al pasodetamaña inexactitud diciendo que fue Elena quien le visitó a él en los GrandesAlmacenes El Siglo y que le sorprendió mientras estaba vendiendo una fajaadelgazante a una señora muy empingorotada. Entonces sí, ya resultó imposibleevitarunacomidaenlacasadelosHermanosMarchena,dondefuebienrecibidoyagasajado.

Elena fue elmotivo de quemi padre volviera a salir de casa y a pasear por laciudad.ConElena, fue a ver las películas por episodiosParissette yDefenderse omorir, y De corazón a corazón, en el teatro Goya; y fueron a reírse con lasatraccionesdelTibidabo,yundíamipadreabrióa lapelirroja lapuertadesucasapara que le oyera ensayar tangos con el bandoneón junto a la encandilada señoraLlusieta. Después de estar con Elena, según decía Víctor que contaba mi abuelo

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Alberto,mipadresequedabaconunrecuerdodebesosenloslabiosyunarcoirisenlosojos.

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Mipadreseguíafielalprincipiodequehayquecelebrarloabsolutamentetodoysubiografía de aquella época es una larga sucesión de celebraciones. Celebrarononomásticas y cumpleaños, y fiestas mayores, y las Navidades y Nocheviejas, ycelebraron el regreso de Víctor de África sano y salvo, y celebraron la toma deposesión de su puesto de trabajo tras el mostrador del bar Luys de la calle deRobador,ycelebraronlabodademipadreconElena,ycelebraronlaampliacióndelnegociodemi abueloAlberto en el garajede la calledeEntenza,y celebraron losprimerosvotosdemi tíoErnesto,ycelebraron la inauguracióndelmetroyelgranéxito de la Exposición Universal de 1929, y las elecciones democráticas y laproclamacióndelaRepúblicade1931,ylaproclamacióndelEstatCatalàenel34.Siempre los tres amigos juntos de nuevo, bebiendo champán, llorando de risa,tambaleándoseabrazados,felices,otravezelTríodelPompeya.

Escuchando ami padre, diría que el golpe de estado de Primo de Rivera y ladictadurasubsiguientelosobrevolósinrozarlosiquiera.Nodioningunaimportaciaalhechodeque,derepente,setruncaraeloptimismodeJuliolqueempezóahablardelregresode losmilitares como la peor de las catástrofes.Decía, con aspavientos deprofetailuminado:

—EnItalia,laoperetadeMussolini.Ahora,aquí,lazarzuelaespañola.Y,pronto,Alemania, ¡noperdáisdevistaAlemania,quevendráconunaóperawagnerianaencincoactos!

Pero ésa era la única queja. Lamayoría de los ciudadanos daba la razón a lospartidariosdelpuñetazoenlamesayelsabledesenvainadoporquelociertofueque,conladictadura,callaronlaspistolasenlacalleydisminuyóelnúmerodemuertosyheridosenlaspáginasdelosperiódicos,einclusoelejércitoderrotóaAbdel-Krimyacabó de una vez con aquella guerra de Marruecos que parecía interminable. Mipadreestabaconvencidodequelapolicía,mejorpagadaqueantes,enconsecuenciaseríamenoscorrupta.Yelquemejorpodríahaberleilustradosobreloqueenrealidadpasaba,queeraMiguelJinete,noleconfesóqueerapolicíamuybienconsideradoenel Gobierno Civil como experto en anarquistas, sindicalistas y revolucionarios engeneral.Paramipadre,MiguelsededicabaaunosnegociosalosquesiemprealudíasuperficialmenteyqueresolvíaenunpequeñodespachoubicadoenlapartebajadelasRamblas,enelpasajedelaBanca,dondeahoraseencuentraelMuseodeCera.Mipadretuvoqueesperarmásdecincuentaañosparaenterarsedeque,ademásdeperteneceralapolicíasecreta,suamigoMiguel,tangenerosoydinámico,eradueñode un burdel, traficaba con armas y dirigía una banda de libertarios que atracabanbancos.

ElaperitivodelascelebracionesfuelafiestadebienvenidaqueledieronaVíctor

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ensupropiobarLuysdelacalledeRobador,calleestrechaespecializadaencasasdegomasiluminadasenrojoyazul,individuascallejerasqueparecíancansadasdeviviry prostíbulos baratos que se caían a trozos. Era un local estrecho pero profundo,decoradoconazulejosdeValencia,conelmostradorniqueladoylagranneveraalaizquierdayunensanchamientoalfondodondecabíaunapequeñatarimaconpianopara que, a partir de las nueve de la noche, un cantante de tangos, una frívola, unbarítono y, en ocasiones, un cantaor y una bailaora, deleitaran al personal. Lasactuacionesdecadanocheestabanescritascontizaenlapizarradelapuerta.Unadelas camareras triunfaba cantando,medio desnuda, un temamuy sensual que decía:«Al Capone pone, pone/ pone cara de rufián…». Se despachaban los chatos aveinticincocéntimosyacincuentalacañadecerveza.

TantoMiguelcomomipadreabrazaronaunVíctorrapadoyresplandecientedefelicidad, no sólo por haber regresado ileso de África sino también y sobre todoporque sus hermanos habían actuado con sensatez y nadie sospechaba cuál era laprocedenciadeldineroconquehabíanlevantadoaquelnegocio.Albrindisañadieronlaceremoniade tirar las llavesdel locala laalcantarilla,comosímbolodequesuspuertas siempre iban a estar abiertas. (En el año 33, cuando hubo una huelga decamareros, los propietarios tuvieron que cerrar sus bares formando barricadas conmesasymuebles,porquecarecíandepuertas).Claroque,enaquellasegundaocasión,lohicieronconllavesfalsasporquelasauténticasyahabíanidoapararalascloacasenlainauguraciónde1921.

Marisco de todo tipo, fiambres, quesos, platitos con fricandó cocinado por laseñoraLlusietaenlacocinadelbar,ycerveza,vino,champánycoctelessinlímite;sialguienpreguntódedóndesalíaeldineroparapagaraquelderroche,ledijeronqueelnegociofuncionababastantebienyqueundíaesundía.Laverdaderaqueelnegocioiba bien y casi no habían tenido que echarmano del botín de cientos demiles depesetasqueseescondíaenunaaparatosaeinviolablecajafuertedelpisodearriba.

Aqueldía,allí,Víctorlepreguntóamipadresiteníaconsigoelbandoneónysesorprendió al encontrarse todavía con lamirada esquivay su resistencia a tocar enpúblico.

—Venacasa.Porlasnochesensayo.—¿Aún te acuerdas deAurorita?—susurróVíctor, pasando el brazo sobre los

hombrosdemipadre.Éstenorespondió.Sólomiróparaotraparte.YVíctorzanjólaconversaciónconunsuspiro—:¿QuéhabrásidodeAurorita?

LosLuys disimularonmal su frustración porque tenían con ellos a un cantantellamadoLaloValentequeactuabaalgunasnocheseneltablaoyhabíamanifestadosudeseodecantaracompañadoporelbandoneóndelFueyito.SemaravillóalenterarsedequemipadrehabíavividoañosenArgentina,porque resultóque,apesarde suacentobonaerense,nisellamabaLaloniValentenieraargentino,sinocanario,yno

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había cruzado jamáselAtlántico.Él era argentinoporvocación,que todo lohabíaaprendidoenloslibros,enlosdiscosyenlosdiariosyquesehabíafijadoelobjetivodetriunfartangueandoalgunavezenelColónoenalgúnbulíndelacalleCorrientes.Seemocionóal saberquemipadrehabíaestudiadosolfeoybandoneónconÁngelCrego,delbarriodeSanTelmo,yseconcentraronenunacomplicadaconversaciónsobrestaccatosymaticespianissimos,yfortissimoslegatossinperderlacuadratura,yrisascuandoresultóquelosdoseranseguidoresdelaescueladeOsvaldoFresedoyCarlodiSarli.Naturalmente,terminaronhablandodelgranCarlosGardelque,desdeenero,estabatriunfandoenelteatroApolodeMadridydecíanqueprontoviajaríaaBarcelona.

La pelirroja Elena se añadió con entusiasmo a la tertulia milonguera porque,despuésdeunatemporadadeescucharlosensayosdemipadre,sehabíavueltounaincondicionaldeltango.Lasúltimasnovedades,reciéneditadas,eranYtodoamedialuz, Corrientes, tres, cuatro, ocho, segundo piso ascensor… yMano a mano. Mipadre confesó que no le gustaba que Elena cantara tangos, pero no se lo podíaimpedir.Simplemente,ledecíaquecantabamuymal.

Fue esa noche cuando Lalo Valente reveló al Trío del Pompeya el tangoConfesiónquetantogustóaMiguel.

Fueaconcienciapuraqueperdítuamor…¡Nadamásqueporsalvarte!Hoymeodiasyyofeliz,mearrinconopa’llorarte…Elrecuerdoquetendrásdemíseráhorroroso,meverássiempregolpeándotecomounmalvao…¡Ysisupieras,bien,quégenerosofuequepagaseasítubuenamor…!

Ymipadreexclamaba,conaquellaexpresiónirónicatansuya:—Mirá vos, quépiola.La faja a puñadas y luegodice que erapor hacerle un

bien—yMiguelseretorcíadelarisa.

¡Soldemivida!…

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fuiunfracasaoyenmicaídabusquédejarteaunlao,porquetequisetanto…¡tanto!quealrodar,parasalvartesólosupehacermeodiar.

Yaquellanoche,allí,enelbarLuys,mipadreporfinselanzóacontarunchistequeparaVíctorseríainolvidable.Eldelborrachoylafarola.

—…Estáunborrachoagarradoaunafarolaylagolpeaconviolencia.Vieneotroborracho que le pregunta: «¿Pero qué haces?». Dice el primero: «¡Pues que estoyllamando,estoyllamandoalapuertaynomeabren!».Ydiceelotroborracho,quellegaba:«Puestúinsiste,quearribahayluz».

—EsedíasupequenuestroFueyitoyasehabíarecuperadodelbachedeAurorita—comentóVíctorcuandonosreímosdelchisteenunadenuestrassalidasnocturnasporlasRamblas.

Mi padre comentó cabizbajo y entre dientes, quizá creyendo que no podíamosoírle:

—Nunca me recuperé de aquello, nunca —y no sé si dijo «recuperé» o«recuperaré».

La fiestadelbarLuysseprolongóen laBombonera,naturalmente.FueMiguelquienlosarrastróaúltimahora.

—…Que tienes que ir a saludar aDulce y Bombón,Victorino, coño.Que yasabenquehasllegadoy,sinovas,sevanaenfadar.

—Escurioso—reflexionabaVíctora sus setentaycincoaños—.Ahoraque séqueMigueleraeldueñodelaBombonera,cambiamivisióndeaquellasvisitastanfrecuentes.SiemprepenséqueestabamedioenamoradodeDulceodeBombón,odelas dos. Pero ahora tengo la sensación de que nos invitaba a su casa.Nunca pudoorganizarunafarraenelpisoasquerosoquehabíaencimadesucarboneríayescomosihubieramontadoaquellacasadeputasparaagasajarnoscomosabíaypodía.

Había ampliado el negocio de la calle d’En Carabassa comprando el piso dearribaycomunicandolosdosconunaescaleradecaracolyhabíaintroducidounpardereformasdelasqueestabamuyorgulloso.Proyeccióndepelículaspornográficasen una pequeña sala oscurísima donde, a veces, también se hacían «cuadrosartísticos»y,comoelgobiernodeladictadurahabíaprohibidoeljuego,unpequeñocasinoclandestinoconruletaymesasdepóquerybacarrá.

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Miguel, que todavía no había renunciado a triunfar en el mundo del boxeo,siempre andaba con tiritas de tafetán por la cara. Durante el año 1924, tuvo tresencuentros,enmayo,junioyseptiembre,aloscualestantomipadreyVíctorcomolaseñoraLlusietaylahermosaypelirrojaElenafueronavociferargritosdeestímulo.Ganóelprimercombatecontraunnegroguineanoque,segúnmipadre,boxeabacontanta habilidad como la señora Llusieta «seguro que no paró de chillar VergeSantíssima acadaguantazoque lepegaste».Víctoropinabaquehabíaelegidoa sucontrincanteparadeslumbrarnos.Apartirdeloscomentariosdesusamigos,paralosdos combates siguientes buscó rivales de categoría y perdió los dos, en junio porpuntos después de recibir una somanta fenomenal y en septiembre por k. o. en eltercerasalto.

—En la fiesta deNochevieja de 1924, nos confesóquehabía decididodejar elnobleartedelmarquésdeQueensberry—dijomipadreconciertasorna.

MiabueloAlberto,quesabíatantodeestudiossacerdotalescomoyo,manifestóunavez sudeseodeque fueraErnestoquien casara amipadrey aElena.Eso leshabría supuesto un noviazgo de diez o doce años porque Ernesto no salió delSeminarioMayorhastael33ynocantómisahastadosañosdespués.Quizácomoreacciónaaqueldeseo,oporlainsistenciadeElenadequequeríadejarlacocinadelosHermanosMarchena,osimplementeporquemipadreyaestabasuficientementebien situado, se casaron en el 25, a casi dos años de conocerse, en la imponenteiglesia basílica de Sant JosepOriol, en la calleDiputación, y Ernesto no ofició laceremoniaperoalmenosayudóaella llevandolasvinajerasdeunladoparaotroyhaciendosonarlacampanillaenelmomentodelaconsagración.Elenacomulgó.Mipadre,no.Mástarde,duranteelbanquete,quecelebraronocupandola totalidaddelrestaurantedelosMarchena,suhermanastroCándido,siempreenfurruñado,fueasuencuentroconacrimonia:

—¿Se puede saber por qué no has comulgado? Tu hermano Ernesto está muytriste.

—¿Yporquénovieneadecírmeloél?—PorqueErnestoesmuybueno.—Ytúno,¿verdad?—No.Yono.Y,comonolosoy,ademástediréquenomegustanadaquehayas

traídoatusamigoslosanarquistas.—¿Quéamigosanarquistas?—Víctor y sus hermanos, Fraternal y los otros, que sólo con los nombres ya

pagan.YeseviejoJuliol,ocomosellame.—Porsuerte,esmibodaynolatuya.—No.Alamía,novendrán.Yatedigoyoquenovendrán.Paramí,anarquistay

asesinoestodouno.

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Mi padre continuaba en los Grandes Almacenes El Siglo y había declinado laofertadetrabajarenelnegociodetransportesdesupadreparanoencontrarseallíconsu hermano Cándido, con quien cada vez se enturbiaban más las relaciones. EsosignificóundisgustoparamiabueloAlberto,peroalfinserindióantelaevidenciadeunaincompatibilidadcasipatológica.

Mipadre,después,fueahablarconsuhermanastroErnesto.—Sinohecomulgado—ledijo—hasidoporrespetoatufeyamímismo.Me

hecasadoenunaiglesiaporqueaElena,apadreyatioshacíailusión,peronocreoentodoestoytodosestáis informadosdeello.Creoque,simehubieratragadoesepedazodepanfingiendodevoción,habríasidoigualqueunamentira,unsacrilegio,comosimeestuvierariendotantodetuscreenciascomodelasmías.

—¿Delastuyas?—sonrióErnestoconmansedumbre—.Túnotienescreencias.Entremeses, Canelones Rossini, Ternera a la moda, Langosta, Poularde asada,

Pasteldebodas,Vinodemarca,JerezyChampagne,CaféyCognac.Otraespléndidacelebración.Enunrincóndelrestaurante, tocabaunquintetodemúsicosamigosdemi padre y los asistentes al convite pudieron bailar el blackbottomy el charlestóncomoDios les dio a entender. «¡Madre, cómprame un negro, cómprame un negropara bailar…!».Tangos, no.El tango, según deseo expreso demi padre, lomenosposible.SólocuandoElenalopedíayElenapidiósólounpar.Aunquenadielehabíacontado nada deAurorita Escolá, ella ya comprendía que algo raro pasaba con eltangoymipadre.

—Y,sobretodo,queElenanocanteningúntango,porquelohacefatal.Sólounpoco.Corrientes,tres,cuatro,ocho,segundopisoascensor…Nomucho

más.Pero cuandoCarlosGardel llegó aBarcelona, en 1925, todos fueron a verle al

teatroGoya,dondeactuaba.Todos.ElTríodelPompeyayloshermanosdeVíctor,yJuliolylaseñoraLlusieta,yhastamiabueloAlbertoylaseñoraMargarita,lamadredelosLuys.Ycuentanquemipadreseemocionóyaplaudióarabiarpuestoenpie.

ElnuevomatrimoniosevinoaviviraestepisodeGranVíaesquinaconEntenza,dondeahoravivoyestoyescribiendoestaspáginas.Aunqueeralógicoquequisierancasa propia, entre otras cosas porque el piso deBorrell era demasiado pequeño, elabueloAlbertoyCándidovivieronlamudanzacomounaafrenta,comosimipadrelosestuvieraenviandoalcuerno.

Nosetratabadeesopero,porlovisto,enlaceremoniadelbautizodelprimerhijode mi padre y Elena, el pequeño Tomás, Tomasín en el recuerdo, volvieron acoincidirlosbiempensantesparientespróximosylosamigotespseudoanarquistasdelpadredelacriaturayserepitieronlascaraslargasfrentealosgestosdespectivos,losCago’nDéuentredientesperoaudibles,lasmiradasdeodio,loscuchicheosrabiosos,y parece que Miguel Jinete, harto, se acercó a Cándido y le endiñó alguna

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inconvenienciaamenazantequedejómudoalinquisidoraficionado.TantoMiguelcomoVíctoropinabany ledecíanamipadreque laconductade

Cándidoúnicamentepodíaexplicarseporlaenvidia.Erauntipomuymediocre,sabíaque era inepto en el negocio de transportes, sin ninguna iniciativa propia, y teníamiedodeserdesbancadopormipadre,muchomássimpático,inteligenteybrillante.

Y en estos momentos escribo con orgullo y convicción sobre la simpatía, lainteligencia y brillantez de mi padre en un intento de hacerme perdonar tantos ytantosañosdepensarqueeragris,aburridoeinsignificante.

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EntrelospapelesdeMiguelJinete,encontréunacarpetatitulada«ProgresoHoy».Enella,serelataunaversiónépica,fantasiosaydistanciadadelacreaciónyactividadesdelacélulalibertaria.Segúnella,elfundador,ideólogoyorganizadores«unoscurotipodelametalurgiallamadoCórdobaypresuntamentevinculadoal“míticohombrede la gabardina gris”». En esa carpeta guardaba recortes de periódico alusivos adiversosatracosperpetradosentre1924y1930,quedanaentenderque lapandilladelbarElTranvíasehabíacansadodeestarenletargoy,alllegarladictadura,tomóladeterminacióndeecharsealacalleparacomportarsecomoanarquistasdeverdad.Dejaron de ser un durmiente grupo de afinidad para convertirse en un grupo deacción.Anarquistasdelosqueasaltabancualquiersitiodondehubieradinero,desdeentidadesbancariashasta taquillasde cinespara«animar aotrosobreros enparo adeshacersedelespírituservil»,yconvertíanlosasaltosenmítinesdidácticos.

—SomoscomoRobíndelosBosques.Robamosalosricosperonoparadárseloalospobres, sinoparaque lospobresaprendandeunavezquées loque tienenquehacer. Hay que entrar en los bancos con pistola igual como otros entran con uncheque.Esexactamentelomismo.

MiguelseencargabadequeJuliolseenterasedeestasacciones,yasíseganabasuadmiracióny lade libertariospróximosy sepropagaba la leyendadeunmíticoJineteque,pistolaenmano,ibalabrandoysembrandolassemillasdelarevolución.Deslumbrabaasuviejomaestroconsecretosquedemostrabanqueestabaconectadoconredesmuybienorganizadaseinformadas.Contabaque,porelasesinatodelNoidelSucre,InocencioFecedysusamigoshabíancobradoveinticincomilpesetasquepagó un tal Muntadas, de la España Industrial. Y Juliol se lo creía todo porqueMiguelerasurepresentanteenelmundoexterior,elquerealizabatodoaquelloqueélpredicabaperoeraincapazdellevaratérmino.

Luego,MiguelsalíadelCentroLibertariodelPoblenouparairse,porejemplo,alGrillRoomdelacalledeEscudellersytomarsemediadocenadeostras,unvermutitalianoounpardewhiskiesencompañíadealgúnmandamásdelapolicía.

Por aquel entonces, pertenecía a la Brigada Especializada en Anarquismo ySindicalismo, donde lo había metido el señor Hernández Maullos, el primer jefesuperiordepolicíadeladictadura.

—ElgeneralMartínezAnidomehahabladomuybiendeusted—lecomentóelprimerdíaenquesevieron,comosiquisierapresumirdeamistadesinfluyentes.

—Entonces,yasabrácómotrabajo—ledijoMiguel—.Estoyinfiltradoentodoslos ambientes anarquistas.Me aceptanporqueMiguel Jinete es unmito.Se cuentaquehematadoamuchosempresarios,amuchospolicías,quehecometidomuchosatracosyatentados.Meadmiranyporesoobtengomuchainformación—seescudaba

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enaquellagruesacarpetarepletadetodaslasdetencionesrealizadasgraciasaélenlaépocadeArlegui.Eljefesuperiorcontemplabaaquelhistorialconsonrisatenueylomiraba mansamente por encima de los quevedos—. En Jefatura, soy Córdoba, elinspectorManoloCórdobaColom.Yya le adviertoquevamos adar unos cuantosgolpes—elotrofruncióelrostrolevemente,comositemieraoírunruidoestrepitosodeunmomentoaotro—.Algunosbancos.Nada.Nohabrásangresinointervienenpolicías. Con eso ganaré prestigio y creo que conseguiré llegar a una fábrica deexplosivosquemehandichoquehayporHospitalet.

Conlaposibilidaddedesmantelarunafábricadeexplosivos,siempreconseguíaloquepedía.Tantoconeseprimerjefesuperiorcomoconelquelesucedió,quesellamaTenorio,comodonJuan.

En aquellos años Barcelona estaba en ebullición. Con vistas a la próximaExposiciónUniversalquehabíade inaugurarseen1929, seestabanhaciendoobrasportodaspartes.SeconstruíaelgrancomplejoarquitectónicodeMontjuïc,desdelaplaza de España hasta lo alto delmonte, se terminaron de construir el edificio deCorreosylaestacióndeFrancia,yeledificiodeTelefónicadelaplazadeCataluña,considerado el primer rascacielos barcelonés; se sustituyó definitivamente lailuminacióndegaspor laeléctrica,se inauguróelaeródromodelPrat,sesoterróelferrocarrildeSarriáquehabíamatadoatantosimprudentes,ysehizollegarlalíneademetrohastaSants.Laciudadseexpandíaentodasdirecciones.Todoellofavorecióquese incrementara lapoblaciónde laciudadenmilesymilesde inmigrantesqueveníanatrabajartantoconpicoypalaporlascallescomoconplumaytinteroenloscientosdeoficinas,delegaciones,comitésyagenciasquesenecesitaronparallevaracabo aquel monumental acontecimiento. A mi padre lo fueron a buscar desde elayuntamientoporquehablabacorrectamenteelinglésyelfrancésy,conpermisodeladirectivadeElSiglo,estuvotrabajando,desdemediadosdel28hastamediadosdel29,enlasoficinasderecepcióndeautoridades.

Con tanto jornalero ansioso por ganar dinero, probablemente decepcionadoporquelavidanoeratanfácilenCataluñacomoselohabíanpintadoypresafácildelas teorías libertarias, las autoridades teníanmuchomiedodeque se incrementaranlas actividades delictivas, incluso se contemplaba seriamente la posibilidad de unatentado contra el rey en la inauguración. Por tanto, la brigada de Miguel Jineteestaba constantemente en pie de guerra y se le permitía cualquier método queparecieraefectivo.Por lovisto,elamigodemipadreeraunode lospocospolicíasimaginativosdelcuerpoyesoeramuyvaloradoenaquellosmomentos.

YllegaronconsustangosaBarcelonalosinolvidablesIrusta,FugazotyDemareen 1927, yCarlosGardel continuó aquí hasta el 28, y aquéllos fueron los años deCaminito,Un tropezón (cualquiera da en la vida),A la luz del candil,Barrio reo,Esta noche me emborracho, tan cruel: Sola, fané y descangayada, la vi esta

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madrugadaalsalirdeuncabaré…YelcineyaerasonoroyamipadrelegustabaGretaGarbo,VíctorestabaenamoradodeGloriaSwanson,MigueleraunadoradordeClaraBowylaseñoraLlusietaestuvoundíaenterollorandoydelutocuandoleyóquesehabíamuertoRodolfoValentino.

FueronrecuerdosrisueñosyapaciblesparamipadrequeeramuyfelizconElenayveíacrecerconorgulloaunTomasínvestidodemarineritoy,devezencuando,sepermitíaalgunasjuergasconsusamigosdelalma.

Y, un día, Primo de Rivera dejó el gobierno para dar paso a lo que se dio enllamar la «Dictablanda» y, por fin, se celebraron las elecciones del 12 de abril de1931y,comodijoelpresidentedelgobierno,señorAznar,elpaísquesefueadormirmonárquicosedespertórepublicano.Unpaístradicionalmentecatólicodeprontofuelaico y disolvió la Compañía de Jesús, y, en medio de una euforia explosiva, selegalizó el divorcio y se concedió el voto a la mujer, y a las calles salieron losdefensoresdelnudismoydelesperanto,ylasjovencitasllevabanenelpeloadornosconloscoloresrepublicanos,yloshombres,tirantesconloscoloresrepublicanos.YFrancescMaciàsalióalbalcóndelaGeneralitat,enlaplazaqueenadelantesellamódelaRepública,paraproclamarelEstatCatalàylaRepúblicaCatalanaporunrato.HastaquellegaronlosministrosdeMadridylehicieronentrarenrazón.

A mi padre no le gustaba hablar de la política de aquella época. Cuando lepregunté,sereiterócomoburguésvocacional,dedicadoencuerpoyalmaasumujer,su hijo, su trabajo y sus amigos, alejado de una familia crispada por un Cándidodemasiado intolerante y medroso, y contertulio silencioso en el bar del CentroLibertariodelPoblenou,donde Juliol les transmitía laversiónanarquistade loqueestabasucediendo.

—¿República de trabajadores? —decía cada vez más intransigente a suscincuentaydosaños—.¿Dóndeestánlostrabajadores?Desdeluego,enelgobierno,no. En el gobierno están los mismos chupatintas de siempre, mercachifles delblablablá, mucha palabrería con chistera y con levita. A nadie se le ha ocurridodepuraralejército,quesonlosdesiempreysiempreestánapuntoparasacarelsabley, si no, ya visteis cómo pusieron firmes a Macià cuando hizo el ridículoproclamando la república catalana. ¿Y la Iglesia? Han cerrado los colegios de losjesuitas para quedar bien pero yo, por la calle, todavía veo cuervos de negro,siniestrosy fanáticos.¿Ydóndeestáel repartode las tierras?¿Ycómonoestamosfusilando a los aristócratas, y a los terratenientes? ¿Tú has oído que hayamosejecutadoaalgúncacique?Puesyotampoco.

»YenCataluñalascosasestánpeorqueenelrestodeEspaña.EnMadridestánquemando iglesias y aquí, en cambio, tan tranquilos. Dicen que esto es el oasiscatalán. Qué bien está eso. El oasis catalán. Rodeados de desolación y muerte ynosotros tan contentos, remojándonos los pies en un charco. Ésta no es nuestra

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República.Estoesunespejismo,esteputooasiscatalándelquetodoelmundoestátan orgulloso, una ilusión de prestidigitación que nos impide lanzarnos a la luchaarmadaeimponerelcomunismolibertariodeunavezportodas.

»¿Habéisoídohablardeladetencióngubernativa?¿Sabéisloqueesladetencióngubernativa?Puesquetepuedenmeterenlatrenadurantedossemanas,siquieren,sin darte explicaciones. Basta con que resultes sospechoso… Sospechoso, ¿quéquiere decir sospechoso? De repente, te pueden acusar de cooperación moral. Decooperaciónmoral,¿peroquéeseso?

Mipadredescribíaalospolíticoscomoimprudentesestúpidosquehacíanjuegosmalabares con botellas de nitroglicerina, empezando por Primo de Rivera que,cuando se cansó de jugar a los soldaditos, se largó sin más, dejando al paísempantanado,hastaAlfonsoXIII que, comounniñomalcriado, se enfurruñó al verqueelpueblonoloqueríaydimitiódereyysefuetambiéndandounportazo.Ydelos izquierdistas que tomaron el poder, mi padre opinaba que eran unos alegresdescerebradosque,enalgúnmomento,llegaronacreerquelosricosdetodalavidaibanaempezararepartirsusriquezasentretodos.

Devezencuando,enlatertuliadelCentroLibertario,Juliolfulminabaamipadreconunamiradaquerecriminabasutraje,susombreroysupulcritud,ylepreguntaba,provocador:

—¿Ytúquépiensas?Mipadrerespondíaquelariquezaestabamuymalrepartida,quenopodíaserque

hubieraricostanricosypobrestanpobresyquehabíaquehaceralgoalrespectoycuantoantes.

—Ycuandohagamos algo al respecto—le soltó Juliol una vez—, ¿qué pasarácontigo?

—Yoestarésiempredelladodelosbuenos—replicómipadre.Juliol fingió que se daba por satisfecho y, con un asentimiento, le permitió

continuarpresenteenlareunión.Losnuevosorganizadoresdelapolicíaconsideraronqueerainaceptablequeenla

nuevaRepúblicaexistieraunaBrigadaespecializadaenAnarquismoySindicalismo,demaneraque le cambiaron el nombre.Deundíaparaotro,Miguel Jinetepasó apertenecer a la Brigada de Investigación Social. Y con el recién nombrado jefesuperiordepolicíatratóderepetirlaescenadesiempre:

—…EnJefatura,soyelinspectordesegundaclaseManuelCórdobaColom.Éseesmimétododetrabajo.

—Pero no es mi método de trabajo—le replicó el jefe—. Si usted quiere serpolicía,seráunpolicíacomolosdemás.Todosiguales.SisellamaMiguelJinete,sellamará Miguel Jinete. Sin privilegios. Sin subterfugios. No soy partidario detejemanejes.

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Miguelrecogiósuhistorialantianarquistaycalló.«Tardeotemprano,loserás».Peroprontoyanopodríadisimularqueerapolicíayseleplanteóelproblemade

comunicarloalmundo.—¿Sabéis qué?—les dijo a Víctor y ami padre, una nochememorable en el

Pingouin—. He decidido interesarme por la política y ponerme al servicio de laRepública.Noquieroseguirtodamividaconlosbrazoscruzados.

Susamigoscreyeronquehabíabebidodemás.El Pingouin era un bar nuevo que se había puesto de moda en la calle de

Escudellers,muycercadelaBombonera,condivanesdeterciopelocolorBurdeosyunagramolaconsordinaquedifundíamelodíaslánguidas.

—¿Y qué vas a hacer? —preguntó Víctor, dispuesto a escuchar una de lastonteríasconqueamenizabanlasnochesdejuerga.

—Quierohacerelpapeldepuenteentrelosanarquistasyelgobiernocivil.—¿Estáshablandoenserio?—Tengoamigospróximosalapolicía,yséquedesconfíandelosanarquistasy

sindicalistas,yyo, comosabéis, también tengocontactoscon laCNT.¿Porquénointentarunareconciliación?

—¿Quierestrabajarconlapolicía?—¡Claro!¿Porquéno?EldíaenquemostréamipadreyaVíctorlosdocumentosquecertificabanque,

cuandolescontóaquello,suamigoyaerapolicíadesdehacíadiezaños,sequedaronasombradosysinpalabrasyrecordabanelmomentoentrerisasadmirativas.Mipadrecabeceabaynodejabaderepetirqueélnuncasehabíaenteradodenada.

—¡Claro! ¿Por qué no?—exclamó Miguel—. Una sociedad republicana debetenerunapolicía republicana,quequieredecirhonrada, íntegra, respetuosacon losciudadanos. Han creado la Guardia de Asalto, policías motorizados, policíasmodernosqueyanopeganconelsablesinoconunaporradegomacubiertadecuero,muchomás civilizado.Han renovado a toda la cúpula demando.Hay que romperdefinitivamente con la policía de la monarquía y la dictadura —«Qué cinismo»,comentaba mi padre cuarenta años después, al recordar. Víctor decía «Quépayaso»—.Y,siselodejamosaellos,seránlosbofiasdesiempreconlosmétodosdesiempre.¿Noosparececonvenientequealguien tiendaunpuenteentre lapolicíaylosanarquistas?

Convencer aVíctory amipadreno le resultómuydifícil.Enel fondo (creíanque) les daba igual a qué se dedicara su amigo el carbonero mientras continuarayendoconellosdecopas.LorealmentedifícilseríacontárseloaJuliol.

Mipadrehabíacomentadoautomáticamente:«AverquédiceJuliolcuandoselocuentes», y, al parecer, aquél fue un compromiso sin réplica para el siguiente

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encuentroconelviejoanarquista.Recordaban perfectamente aquella tarde de domingo en que, después de haber

reparado la resaca del sábado en el cine Urquinaona, disfrutando de la deliciosaJeanette MacDonald enNáufragos del amor, arrastraron los pies hasta el CentroLibertariodelPoblenou,singanasdellegar.Teníanclaroqueaquélibaasereldíadelagranrevelación.

Juliol había bebido lo bastante como para lanzarse a uno de sus magistralesdiscursosdidácticosytardóunratoencederleslapalabra.Antes,habíaqueridodejarclaroqueaquellaRepúblicanoeraloquelosanarquistasquerían.

—… Todavía no habían pasado cinco meses desde la proclamación de laRepúblicayya sacaronmuertoauncompañerocenetistade lasmazmorrasdeVíaLayetana.Lotraenlosperiódicos:anteayer,unguardiadeasaltodetuvoaunobreroporqueleestabamirandoconcararara.Concararara.AporrearonadostranseúntesporquedijolaGuardiaCivilquesehabíanburladodeunburguésenbicicleta.¿YlaBrigada de la Represión de la Venta Ambulante? Una excusa para meter en elcalabozoypegarpalizasalos«mendigosygentemaleante».

MipadreyVíctormirabanaMiguel,consocarronería,comohaciéndoleentenderqueprontodeberíatomarlapalabra.Miguelnosabíadóndemirar.

—…Nisiquierahanterminadoconlaleydefugas.IbaunacuerdadepresosporelpaseodeIsabelII,aplenaluzdeldía,ylosguardiasquelaconducíanmataronatresdelosdetenidosehirieronaotroscinco.¿Yelotrodía,queelmotordeuncochese tiróunpedodeésosquemeteny,aloír laexplosión,unosguardiasdeasaltoseliaronatirosymataronaunvigilante?

Porfin,Miguelfruncióelceñoparaindicarlesalosotrosdosqueledejaranaél.Suspiróytomóalientocomosisedispusieraadarungransalto.PeroJulioltodavíateníacosasquedeciryoptóporcontinuarescuchandorespetuosamente.

—Lasarmasdelapolicíaestánalserviciodelosparásitosburguesesy,portanto,sonenemigasdelosobreros—yJuliolhizounaltoydijo—:Bueno,yvosotrosqué,¿quémecontáis?

Víctorymipadremiraronasuazoradoamigo.—Éste,que…YMiguelreplicó:—¿Éste qué? ¿Qué? Éste nada. Que no hacen más que reírse de mí, hombre.

Tengomissecretos,yellosseríen.Todoelmundotienesussecretos,y losamigosquelossabensetienenquecallar,osonunoscabrones.

—¿Quésecretossonésos?—Sisecuentan—dijoMiguel—,yanosonsecretos—yañadió—:Nada,cosas

defaldas.Quesecreenquemeheechadonovia,ynoesasí.Y,conunaojeada,dejósentadoquenopensabarevelarsusecretoaJuliol.Ysus

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amigos,comoamigosqueeran,callaron.

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El 27 de diciembre de 1932, fiestas de Navidad, un pequeño tren eléctrico enminiatura recorríaunode losescaparatesde los imponentesGrandesAlmacenesElSiglo.Representabauntrendemercancíascargadoderegalosparalosniñosbuenos.Cuandocerraronaqueldía,nadiepensóendetenereljuguete,quecontinuócorriendopor el circuito cerrado de vías, una vuelta y otra y otra, hasta que el trenecito serecalentó,saltóunchispazoqueprendióenelpapeldeenvoltoriodelosregalos,yenelpapiermachédeldecorado,yenelcartón,lamaderaylascortinasdelescaparate,para convertirse en uno de los incendios más estremecedores de la historia de laciudad.DestruyólossietepisosdeaqueledificioespléndidodelaRambla.

Aquello afectó sólo relativamente a la vida de mi padre. Los almacenes setrasladaronaotrohermosoinmuebledelacalledePelayodondeestabaubicadootronegociollamadoCanDamians.

En1933,cuandoErnestoterminósusestudiosenelSeminarioMayor,amipadrenole invitarona lacelebración.MiabueloAlberto,conelqueseveíaunaveza lasemana,tratódejustificarse:

—Noteinvitamosporquesabíamosqueatinotegustanestascosasdecurasydelareligión—mipadremanifestabasudisgusto.Élerapartidariodecelebrarlotodoy,además,Ernestoerasuhermano,bueno,hermanastro,ysellevabanbienyledeseabalomejor.EstabasegurodequeladecisióndenoinvitarlohabíasidodeCándidoelamargado. El viejo Gavanza intentaba quitarle hierro al asunto. Incluso trató debromear, cosa insólita en él, recurriendo a un chiste que se contaba por aquellasfechas—:Ahorayapodemosdecirquesomosunafamiliapróspera.Tenemosagua,gasysacerdote.

Alabueloseleveíaalgomásanimadoquedecostumbre.Lascosasleibanbien.HabíaalquiladounalmacénenlacalledeEntenza,cercadelaCárcelModelo,habíaadquiridounpardecamionesyotroautomóvilyhabíacontratadoatreschóferes,unmecánicoyunasecretaria.Antesydurante laExposiciónUniversal le llegómuchotrabajo y la empresa empezó a poner anuncios destacados en los periódicos yostentaba un rótulomulticolor y orgulloso en losmuros que delimitaban el garaje:TRANSPORTESGAVANZATAXIS.Apesarde locual,miabuelose resistíaaquitarse lagorraylabatadetaxistaycontinuabarecorriendolaciudadocho,diezyhastadocehorasaldía.Elqueestabaeneldespacho,comogerentedelaempresa,eraCándido.

EltiempofuedandomásymásmotivosparaeldesencantodeJuliol.Aprincipiosdel33,lamatanzadeanarquistasenelpueblogaditanodeCasasViejaslosumióenlaangustia.

—ÉstanoesnuestraRepública.No era la República de los anarquistas porque el objetivo del comunismo

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libertarioconsistíaenacabarconelEstado,demaneraquecontinuaronexplotandobombas en las calles, saboteando sobre todo edificios en construcción, yproduciéndose tiroteosyexpropiacionesen losbancos.Había tantosatracosqueunperiódico,L’Opinió,publicabaunasección fija titulada«Elatracodeldía».Pero laviolencia se vio aún más incrementada porque tampoco era la República de losmonárquicos,ylasfuerzasdeladerecha,enfurecidas,tambiéndecidieronmanifestarsudescontentoconelusodelapólvora.Esomultiplicabalosfrentesenqueteníaqueluchar la policía y, más temprano que tarde, el jefe de la Brigada Social se vioobligadoarecurriralosmétodosexpeditivosypocoortodoxosdeMiguel.

—Deacuerdo.Perorecuerde:yoaquímellamoManuelCórdobaColom.Fue en esas fechas cuando Miguel cambió el nombre de la carpeta «Mala

conciencia»porelde«Púgilesdedespacho».Aunqueabandonólaspretensionesprofesionalesenelring,MiguelJinetenunca

perdiósuaficiónporelboxeo.Confrecuencia,arrastrabaaVíctoryamipadreyaElenayalaseñoraLlusietaVergeSantíssimaalasveladasqueseorganizabantodaslas semanas.Él los apasionaba comentándoles los triunfosdePaulinoUzcudun, suluchamitológicacontraPrimoCarnera.CuandoseenfrentaronlosdosgigantesenelestadiodeMontjuïcy,mástarde,enlaplazadeSiena,enlaItaliadeMussolini,leshizoverqueeraunarepresentacióndelaluchadelademocraciacontraelfascismo.ElcasoesqueUzcudunperdióenambasocasiones.Perovolvieronaverleenaquellajornada irrepetible del estadio de Montjuïc, cuarenta mil espectadores, tres rings,treinta y cinco combates, setenta boxeadores y Uzcudun contra Max Schmelling.Víctor recordaba aMiguel y a la señora Llusieta abrazados, llorando de felicidad.VergeSantíssima.

MiguellesdescubrióalfenómenoGironés.Conélsiguieronlacarreratriunfaldeeste boxeador de Barcelona, el Crac de Gracia, en las gloriosas veladas en querevalidóeltítulodecampeóndeEspañacontraBartosenelOlympiayconsiguióeltítulodecampeóndeEuropaderrotandoaKnutLarsenenMontjuïc.ElmismodíaenqueUzcudunperdíacontraPrimoCarnera,GironésnoqueabaalfavoritoJackKirby.Y fueron a verle cuando consiguió combate nulo contra el campeón del mundoPanamá Al Brown. Cómo admirabaMiguel a José Juan Gironés. Iba al gimnasioPunchingBalldeGraciaparavercómoentrenabaconsupreparadorÁngelArtero.Aveces,seponíafrenteamipadre,ofrenteaVíctor,conlospuñosenalto,enguardia,como si los provocara, les enviaba suaves derechazos al hombro y decía: «Venga,pega,pega,quesoyGironés».

Y,con frecuencia, losdetenidos loencontrabanen los sótanosdeVíaLayetanadesnudodecinturaparaarribayenlaposturadeunboxeadorenelring.

—Venga —les decía—, defiéndete. Nunca te volverás a encontrar en unasituación parecida. Te voy a dar la paliza de tu vida, pero vas a tener ocasión de

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defenderte.Vamos,pega,pega.Eldetenidono tenía lamenoroportunidad.Miguel loaporreabasinpiedada la

vez que repetía: «¡La has cagado, imbécil, porque yo soyGironés, soyGironés!».Terminabansacandoaldetenidoarastras,conelrostrodeformado,yahísequedabaMiguel Jinete, fatigado y satisfecho, con el torso brillante de sudor y las manosentumecidasymanchadasdesangre.

—SoyGironés,joder.Aestasvíctimasatrapadasenloscalabozoslasllamaba«Púgilesdedespacho».En laNavidadde1933murióel ancianopresidentMaciá.Mipadreescuchó la

retransmisióndelentierroquehizoRàdioAssociaciódeCatalunya.Aunquemipadrecontinuabaalejadoymásbienignorantedetodohechopolítico,leimpresionóaquellamanifestacióndedolorylutodecientosdemilesdepersonasqueacompañaronalacomitivafúnebredesdeelPalaciodelaGeneralitat,enlaplazadelaRepública,hastaelcementeriodeMontjuïc.

… Y todo esto fue lo que sucedió como si nada hasta que Víctor conoció aCarmenBrondo.

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Terceraparte.Carmen

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41

Elviernes,5deoctubrede1934,ungrupodemuchachos irrumpióen losGrandesAlmacenes El Siglo de la calle de Pelayo y obligó a todos los dependientes yempleados,mipadreincluido,adejarsutrabajoysaliralacalle.Allí,pudieronverqueunagranmultitudalborotabalaciudadyunospiquetesarmadosconWinchestersforzabanelcierredetodosloscomercios.

Mipadresefueacasaparaapiñarseconsufamilia.Amiabuelo,quecirculabaconsutaxiconduciendoaunclientealaestacióndeFrancia,lodetuvieronenplenacalleyleobligaronadejarcocheyclienteallímismo,enTrafalgarjuntoalaplazadeCataluña, bajo la amenaza de destrozarle el automóvil si insistía en continuar lacarrera. Nadie cerró el bar de los Luys, sobre todo porque no tenía puertas perotambién porque estaba en la calle de Robador y porque normalmente los piquetesanarquistas preferían mantener abiertas las tabernas por si les venía sed a mediajornada.PeroVíctorysushermanossequedaronallí,alertaypendientesdelaradio.

DeMiguelnohubolamenornoticiadurantelostresdíasquesiguieron.Laradioles informó de lo que ocurría. Primero, el president Companys hizo un par dediscursos en que venía a decir que la situación general de España era inquietante,peroquenopasabanada,loquefueinterpretadoporlaciudadaníacomoqueestabasucediendoalgomuygordo.QuienesentrabanysalíandelbarLuys traíanrumoresmásomenosfiables.QuecuatrodestructoresyuncruceroacababandeatracarenelmuelledeSanBertrán.QuehabíanllegadoalaeródromocivildelPratescuadrillasdeaviones dispuestos a bombardear la ciudad. Que detrás de todo aquello estaba elComitéEjecutivodelKomintern.

Y,como remate, la radiodifundiendo lavoz serenadeLluísCompanyscuandoproclamaba, comoyahabíahechoMacià tres años antes, «pero ahora en serio», elEstatCatalàylaindependenciadeCataluñadentrodeunestadofederal.

—…EnnomdelpobledeCatalunyaproclamo l’EstatCatalà, queamb tota lacordialitatprocuraremintegraralaFederaciódeRepúbliquesIbèriques.Queda,desd’aquests moments, format el govern de la República Catalana… Esperem quevosaltres estareu disposats, com tots nosaltres, a morir per Catalunya i per laRepública. Seny, poble català, que la victòria és nostra.ViscaCatalunya!Visca laRepública!

Mipadreencasa,conElenayTomasín,subíacontinuamenteacasadelavecinaqueteníateléfonoparacomunicarseconelabueloAlberto,quetambiéntenía.

—¿Cómo estáis?—«Bien, ¿y vosotros?»—. ¿Y la señora Llusieta?—«Arriba.PasandoelrosarioconCándido».

La radio transmitíaque sehabía establecidoel comunismo libertario en toda lacuenca minera asturiana. El sábado 6 de octubre, mi padre se fue a dormir

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convencidodequeestabaapuntodeestallarunaguerracivil.«Fuecomounensayogeneralparael18dejuliodel36»,decíaañosdespués.ElGobiernodeMadridnoibaapermitir lasecesión.Enel restodeEspañahablabanpestesde loscatalanespero,curiosamente,nuncalesibanapermitirquesefuerandesulado.

Y,sobrelaunadelamadrugada,enelsilenciodelanoche,tronaronloscañonesenlaplazadelaRepública.ElgeneralBatethabíaplantadounabateríadeartilleríaanteelpalaciodelaGeneralitatyhabíadadoordendedisparar.

Enseguidaseprecipitó lacapitulacióndelpresidentede laGeneralitatydesusconsellers.Losescamots deMiquelBadía escandalizaron con su ausencia. ¿DóndeestabaelejércitodeCataluña?

Sedecretóelestadodeguerra.DetuvieronyencarcelaronaLluísCompanys.Elmartes 9,mi padre no pudo contenersemás y se trasladó al bar Luys, para

reunirse conVíctor.Le sorprendióy alegróverque allí estaba tambiénMiguel.Seabrazaron,secontaronelmiedoquehabíanpasadoy,comosiemprequesereuníaelTríodelPompeya,terminaronriendo.

—Hoytengodinero,amigos—notificóMiguel,trascendente—.Osruegoquemeacompañéis esta noche en una juerga que tiene que ser histórica—mi padre iba aponeralgunaobjeción—:Nadadeobjeciones,Fueye,porfavor.Hoynoestáscasado.Telefonea a tumujer, o telefonea a tu vecina, o al tabernero de abajo, para que lediganatumujerqueestanochevasallegartarde.Oquenovasallegar—lepusolamanoenelbrazo,casicomounasúplica—:Esmuyimportanteparamí.

Miguel llevó a Víctor y a mi padre a cenar a un restaurante llamado elContinental.Tomaroncremadevolaille,medallonesdefiletealamascota,langostaen salsa tártara y melocotones melba. Vino blanco, vino tinto y champagne pararematar.Y,alahoradelbrindis,Miguellevantósucopaydijo:

—Queridosamigos,estoesunadespedida.—¿Unadespedida?—Bebamos.Seráunaausenciacorta.Necesariaperocorta.Prontovolveremosa

lanormalidad.Mástarde,tuvoqueexplicarse,claroestá.—Estoydesengañadodeestepaís—dijotratandodealigerareltonoamargoque

lo abatía—. Me he comprometido demasiado y esto ya me da asco. Teníamosilusionespor arreglar lapolicía,pornormalizar las relacionesentre lapolicíay losciudadanos,conseguirquelapolicíatrataraalosanarquistascomoapersonas.Ymehe encontrado con que la policía continúa torturando, que los nacionalistas comoMiquelBadíasontanomásfascistasquelosotros.LaRepúblicateníaquevelarporlos obreros, ¿verdad? Pues ya oísteis a Companys pidiéndoles públicamenteserenidad,pacienciaydisciplina, ydiciendoque elparo eraunproblemadeordenpúblico,unasuntopolicial,comosiestuviesehablandodecriminales.MiquelBadía

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hasidounodelosprincipalesorganizadoresdeestadeclaracióndeindependencia,¿ydónde está? ¿Lohandetenido?No: se ha largado al extranjero, dicenque ya teníapasajeparauntransatlánticoqueaestashoraslollevaaColombia.¿Ydóndeestáelejércitocatalánquellevabaañosformando?Nosalierondesuscasas.Ylaizquierda,en lugar de pactar y fortalecer sus vínculos para detener el avance de todos losfascismos,nohacemásquedividirse.Los libertarioshanolvidadoquiénes son susenemigos. Ya no son los burgueses. Han decidido que sus enemigos son loscomunistasylossocialistasygastantodassusfuerzasenenfrentarseaellos.Inclusolos mismos anarquistas se dividen y se enfrentan entre sí, la CNT y la FAI, loscomités regionalesacaban sus reunionesabofetadas…Esdesalentador.Estoymuydecepcionado.Necesitounrespiro.

Parabuscareserespiro,decidierontrasladarsealacalledelCid,dondeestabanLaCriollayCa’lSagristà,unosantrosdeperdiciónen lomásprofundode losbarriosbajos.

En ese momento, mi padre se despidió. Se debía a su familia. Estaba casado,dijeraloquedijeraMiguel.

Sediounfuerteabrazoconsuamigo.Tuvo lasensacióndequepasaríamuchotiempo antes de volver a verlo. Incluso se le ocurrió en aquel momento que novolveríaaverlonuncamás.Y,mientrasregresabaasucasa,conladigestiónpesadaytambaleándoseporefectodelalcohol,searrepintiódenohabercontinuadolagresca.LoahuyentabalaseguridaddequeelsiguientepasoseríaeltrámiteobligadodeiraconocerseñoritasyqueríademasiadoaElenacomoparapoderpermitírselo.

VíctoryMiguelbajaronporlacalledePerecamps,haciaelreclamodeunrótulodeneónrojoquedisfrazabadeinfiernoalcallejónyqueproclamabaqueallíestabaLa Criolla. Un gentío llenaba aceras y calzada formando un auténtico tumulto.Marineros, soldados, pordioseros, borrachos, una pareja que se permitíamás de lopermisibleenlassombras,hedoresrepugnantes,vendedoresdegrifa,decocaína,demorfina,elquevomitaba,elenfurecido,elquepretendíacantarmalunariadeóperaparahacerseelgracioso.

Un portero con levita verde y gorra de almirante les permitió el paso y, en elinteriordellocal,losrecibiólamúsicaenloquecidadeunajazzbandcompuestapormúsicosintelectualescongafasdecarey.Interpretabanunfoxtrotylaconcurrenciatenía que vociferar para hacerse oír.Un ejército demujeres de todas las edades sealquilabaparabailar.

Doschicashabíanentradoenelhervideroalmismotiempoqueellos.Unateníaelcabellomuynegro,enmediamelenahastaloshombros,conlaspuntashaciadentro.Vestidocolorcrema,conchaqueta,yunrojocollardecoral.Laotraerarubia,llevabaelpelocortoyrizadoyunvestidodecoloresestridentes.MiguellediouncodazoaVíctorencuantolasvio,conactituddepredadora.

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—Lamorenaparamí—vociferóaloídodesuamigo.PeroVíctordijo:—No.Muytajante.Porprimeravezdesdequerecordaban.Normalmente,Miguelelegía

yVíctorseconformabaconelresto,porquecontodasseentendía,acualquieraeracapazdeencontrarencantos.Peroaqueldíadijo«No».Miguelsevolvióparamirarledesconcertado,comoungeneralanteladesobedienciadelrecluta,y—enpalabrasdeVíctor—«debiódepercatarsedemitransfiguración».

—Misojossecruzaronconlamiradadeaquellamujer,firmecomoelpedernalynegraybrillantecomoelazabache,yexperimentéfísicamenteuncambioenmivida,como si acabara de entrar en otra dimensión. El mundo en que habitaba aquellamorenazanopodíaserelmismoqueyohabíaconocidotodamivida.Carmenyyoestábamos predestinados, la una para el uno, el uno contra la otra. Fue muyimpresionanteparaMiguel,inclusodiríaqueemocionanteparaalguientanpropensoa la emoción, se lo vi en la cara.Rebotó enmi «no», se replegóy se resignó a larubia.

—¿Cómotellamas?—Carmen.—Yo,Víctor.Curiosamente,niVíctornimipadrepudieronrecordarinmediatamenteelnombre

delarubiarizada.«Sí,hombre,¿cómoera?»,«Eraalgoasícomo…»,«Lotengoenlapuntade la lengua».Decíamipadrehaciendogaladeaquelsentidodelhumorquehabíamantenidoocultodurantemisprimerostreintayunañosdevida:

—Teníacaradequeso.Yonoséexactamentecómodescribirunacaradequeso,perounavez,enAlemania,conocíaunachicaqueteníaunacaraparecidaytodoelmundodecíaqueeracaradequeso.Inclusolallamaban«Caraqueso»,algoasícomoKäsekopf. Pielmuypálida, casi amarillenta, óvalo redondo,mofletes, sensación deblandura…

—Sí,sí,muybien.Caraqueso.¿Perocómosellamaba?Tuvieronquepasarunpardedíasantesdequemipadreexclamara:—¡Lolita!Se llamabaLolita,Lola,Loles,Dolores, que aveces sehacía llamar

Doles, oDoly, oDolly, pronunciando la elle, comomuñeca en inglés.Doll,Dolly,Doly,Doles,Loles,Dolores,Lolita,Lola…

—Coño,miraqueteníanombresynonosacordábamosdeninguno.Conesoestádichotodo.

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Undíafuimosacomersolos,Víctoryyo.Mipadresequedóencasa,noséquéteníaquehacer,ponerordenenlacajadefotografías,atenderamimadrequesemanteníaalmargendeaquella relaciónacabadadeestrenar,nosé,creoqueVíctormedioaentenderquequeríahablarasolas.TeníalanecesidaddehablardeCarmen.

Me llevó a comer al restaurante que hay en lo alto del Tibidabo, junto a esetemplocreadoa imagenyenvidiadeldeMontmartre,y luegobajamosapiedesdeallíarriba,parándonosdevezencuandoatomaralgúncaféoalgunacervezaporelcamino.Memaravillabaelaguanteextraordinariodeaquelhombretón,tantoalahoradecaminarcomodebeberalcohol.Tambiénesverdadqueaquellatarde,parapoderhablardeCarmen,tuvoqueingerirmásalcoholquedecostumbre.

Se le comprimían las facciones del rostro cuando se le perdía la mirada yrecordaba.

—Eraunamujerexcepcional.Medicuentadeelloenseguida,alprimergolpedevista. Una mujer misteriosa. Bellísima. Un defecto en la nariz, quizá demasiadoancho el puente, o como si le hubieran roto el tabique de un golpe, pero no teengañes,hermosísima,casimeatreveríaadecirqueéseeraeltoquedefinitivoparahacer única, irrepetible, tanta hermosura. Una mirada intensa, noble, orgullosa,provocadora,desdeñosa,casicruel,desmentidapor lasombradeunasonrisaen lascomisurasdesus labiosmullidos.Lasuyanoeraunamiradadeputa.Tampocoeraunamirada de los dieciocho años que decía tener.Yno hablaba como la puta quedecíaser.Sepresentabadiciendo:«MellamoCarmen,comoladeMerimée»,ousabaexpresionescomo«Seconocieronenelsentidobíblicodelapalabra»o«Eldineronoda la felicidad, pero ¿para qué queremos felicidad si la felicidad no da dinero?».Nunca creí que fuera puta. Se lo dije la primera noche, en aquella estrecha yasquerosahabitaciónporhorasdelacalledelCid.

—Túnoeres.—Nosoyqué.—Túnoeres.—Cómoquenosoy.—Comoqueno.—Mehaspagadoporadelantado.—Yqué.Noeres.—¿Porquélodices?¿Quéhagomal?—Lohacesdemasiadobien.Túbuscaselplacer.Túdisfrutas.—¿Sesuponequelasputasnodisfrutamos?—No.Nodisfrutan.Heconocidoamuchas.Supuse que Víctor quería hablarme de todo aquello a solas porque le habría

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estorbadolapresenciademipadre,elbiempensante.Peronecesitabacontarlo.Medicuenta de que él, igual que mi padre, hacía mucho tiempo que no había podidocompartir con nadie según qué intimidades, según qué recuerdos dolorosos y, depronto,descubríaqueyoestabalobastantelejosdeélcomoparaconvertirmeensuconfidente.

Mecontóque,porlogeneral,lasputasnoaceptanelbesoenloslabios,nisegúnquéotrascosas.Lamayoríaadoptaunaactituddehumildadque,enrealidad,ocultauna rabiayunadureza cargadasde resentimiento.Hanhechode la humillación sumododeviday,aunquetratendeconvencersedequenopasanada,dequesonellaslasquedominanlasituación,dequelosdesgraciadossonsusclientes,lociertoesqueesosmismos puteros desgraciados se encargan de demostrarles cinco, diez, quinceveces al día que la suya es una esclavitud abyecta y degradante que nunca secompensarácondinero.Algunasreaccionancontraestasensaciónconunafogosidaddesmedida, en el papel de ninfómana enloquecida y devoradora, dispuestas acualquiercosa,avasalladorasdelsexo,peroalfinresultanlasmáspatéticas,lasmásincapacesdeobtenerelmenorplacerogratificación.

—… Ni siquiera con Dulce y Bombón —decía Víctor, que aquella tarde semostraba especialmente melancólico—, con la amistad de años que nos unía y lanaturalidad con que llevábamos nuestra relación, ni siquiera con ellas logré unarelacióncomolaquetuvimosconCarmenaquellaprimeranoche.Meparecióqueeralaprimeravezquemeencontrabaconunamujer,unamujerdeverdad,ynoconunaputa.

—Túnoeres.—Vasaversinosoy.Túdéjamehacer.Unavezmás, salieron a la calleVíctor yMiguel con sus respectivas parejas y

Miguel se encontró con aquella complicidad envidiable que había nacido entre suamigo y Carmen. Aquellas risas relajadas, aquella familiaridad, aquel afecto deamigos de toda la vida. Pero en aquella ocasión, cuando Miguel se disponía adespedira las fulanasconunapalmadaenel trasero,Víctorse resistió.Noeraunanoche ni una chica como las otras. Víctor se empeñó en continuar la juerga.Chocolate con churros junto almercadode abastos delBorn.Ver salir el sol en elpuerto. Y, ya que estaban cerca de la estación de Francia, ¿por qué no viajar acualquierotraciudad,comoquiensedisponeacomenzarunanuevavida?

Los cuatro estabanborrachosde alcohol y sexo cuandomontaron en el trendeprimerahoradelamañanaquehabíadeconducirlosaMadrid.

Desembarcaron en la estacióndeAtocha como alegres gamberros impregnadosdelhollíndelalocomotora,laropaarrugada,gorrasysombreritosdemediolado,sinafeitarellos,conelmaquillajecorridoellas.Habíandormidoduranteelviaje,habíancompradobocadillosparadesayunar enno séquéparaday llegaban lanzadosyde

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buenhumor.Demasiadahilaridadpara ser respetables.Los agentesde la autoridadlosmirabanmal.Cuandoseacercaronapreguntardóndehabíabuenosrestaurantes,los ciudadanos honorables huían despavoridos. Tuvieron que recurrir a un paletodesharrapadoconboina,mantayalpargatasque,sinapartarlosojosdelospechosdelasmuchachas,lesindicólamaneradellegaralaPlazaMayor.

Recordaba Víctor que no pararon de comer y beber. Cerca de la estaciónencontraronunrestaurantequesellamabalaNuevaParrilladondecomieronpajaritosfritos, que a las chicas les daban mucha pena. Luego, junto a la plaza Mayor,comieron cocidomadrileño en un restaurante de la calle deBotoneras.Más tarde,estuvieronenunatabernaqueparecíahabersedetenidoeneltiempodelosAustrias,aprendiendoabailarelchotisenmediodeunapretujadogentío.

Por la noche, avanzaban descoyuntados hacia una pensión de la calle de laBallestacuandoMiguel,enunaparte,susurróaVíctor:

—Estanochelamorenaparamí,¿eh?Quelamíatequiereprobar.Efectivamente,LolitaCaraquesodisparabaojeadasansiosaseinsinuantes.—No—dijoVíctor.—Qué.—Queno.QueCarmenesmía—ydejabaperdidalavistaenelhorizonte,elceño

fruncido,dandoaentenderquenohabíamásquehablar.Miguelachicólosojos,asintiósinconvicciónynoinsistiómás.Pasó la segunda noche con Carmen, y Víctor ya se quedaba contemplándola

pensativo,sinhacerpreguntas.Decíaella:—¿Quémiras?Yél:—Nada.Mepreguntoquiéneres.—Carmen.UnaputaquesellamaCarmen.—Unaputamuyrara.Aldíasiguiente,Miguelsehabíaido.—¿YMiguel?—No está—dijo Lolita, desconcertada, como dolida—. Se ha idomientras yo

dormía.Noséaquéhora.Noleheoído.Ya lo había advertido. Había dicho que se iba, que aquélla era la juerga de la

despedida. Pues bien, adiós. Víctor experimentó tanta angustia como si ya fueradefinitivo.

—Medejóadosvelas.Yonoteníaniunduro.Niparapagarlapensiónniparaelviajedevueltaniparanadamás.

EnlasnochesdeparrandaqueorganizabaMiguel,siemprehabíapagadoél,desdeel primer día en que los dos salieron juntos. Eran comohermanos, yMiguel teníadinero y Víctor no, y eso ya no se discutía. Por costumbre, Víctor nunca se

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preocupaba de llevar mucho dinero encima. El día anterior, había pagado unascuantas cosas, copas, algún capricho paraCarmen, y los honorarios para acostarseconella,porqueellaestabaempeñadaenconvencerledequeeraunaprofesionalylasprofesionalescobranporadelantado;ycuandoseleacabóeldinerocontinuósiendoMiguel quien subvencionaba la comida y la bebida con billetes ymás billetes quesalían de un bolsillo que parecía no tener fondo. Cuando su amigo desapareció,Víctorconstatóquesusbolsillossíteníanfondo,unfondomuypalpableymuyvacío.

Desalentado,tratódeencontrarunasolución.—Prestadmealgo—pidióalaschicas—.Oslodevolveréencuantovolvamosa

Barcelona.—Nihablar—replicóCarmen—.Sinotienesdinero,teinvitaremosnosotras.Tú

déjanos libreestahabitaciónduranteeldíay,por lanoche, a lahoradecenar,nosrepartiremoselbotín.

—No—soltóVíctorinstintivamente.Porprimeravez,tropezóconaquellamiradademármolnegro,hirientecomoun

insulto.—¿No?Sitienesdinero,eresmiclienteytúmandaspero,sinolotienes,como

mucho puedes aspirar a ser mi chulo. Yo trabajo, yo gano, nosotras ganamos ynosotras tedamostuparte,y todosfelices.Aversiasí teconvencesdeunavezdequesoyunaputa.

Sereíanmientrashablabanasí.InclusoVíctorsereía.Comosifueraunabroma,latípicagroseríaquecaracterizaalasfulanas.Jajá,sinopasanada,anda,veteadarunavuelta,guapo,queyotesolucionolavida.

Víctorestuvoapuntodeestallar.Posiblemente,eraeso loqueellabuscaba.Sevengaba por haber sido tratada como una puta, escupía a la cara del putero comotodaslasputasdelmundohanqueridohaceralgunavezensuvida.Tanorgullosaydespótica que ahora él era el humillado. Víctor quisiera haberle gritado que semetiera su dinero en el culo, que él no necesitaba que lomantuviera unamujer, ymucho menos una fulana, y mucho menos permitiría que le hablara con tantainsolencia.PodíairaCorreosypedirleaFráteroaTeriquelepusieranungiro.Perolos ojos despiadados le estaban diciendo que, si no aceptaba las condiciones, novolvería a ver a aquella mujer nunca más. Se sintió víctima de una injusticia. Élnuncahabíatratadoaunamujer,putaono,contantadesconsideraciónydesprecio.Nosemerecíanadasemejante.

LolaCaraquesotratabaderelajarlatensión:—Jolines,Carmen,quécosastienes.Víctorsevistióy,cuandoibaasaliralacalle,Carmenleofrecióunosbilletes,los

mismosqueéllehabíadadolanocheanterior.—Unpréstamo—ledijo.Ysonrióafectuosa—.Porfavor.

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Víctorlosaceptó,comounagranafrenta,yseperdióporMadrid,cabizbajoyconlasmanosen losbolsillosvacíos.Deambulóporcallesdesconocidasdeunaciudaddesconocida,donderecordabaquehabíaunamujergordaquevendíacañamonesenla acera,«¡Lacañamonera! ¡Cañamones!»,y elmielero,«¡Mielde laAlcarria!»,yunajovenhermosaydesamparadaquerecitabaconunacadencialánguida:«Azafránde laMancha, azafránmanchego, azafránmanchego, azafrán de laMancha», queluego, siempre que oía hablar de la zarzuela La rosa del azafrán, recordó a lamuchachaqueteníatanpocaconvicciónmercantil.PasóporlaplazadeNeptuno,yvioelHotelPalace,ylacalledeAlcalá,dondesealineabananacrónicascalesasconcocherosdesombrerodecopacharolado,yhabía tambiénunciegoquecantabademanera lastimera. Entró a comer en cualquier parte y comió cualquier cosa,probablemente callos. Y bebió. Sobre todo, bebió. Probablemente, vino de Toro.Luego,unpocoajumao,semetióenuncine.Viounapelícula tituladaScarface,elterror del hampa (pronúnciese «Escarfase»), donde Paul Muni interpretaba a ungángster llamadoTonyCamonte que todo elmundo sabía que, en realidad, eraAlCapone. «Pienso ir hasta el final», decía Paul Muni. «Sólo hay una ley: hazloprimero,hazlotúmismoycontinúahaciéndolo».Juntoaél,GeorgeRaftnoparabadelanzarunamonedaalaireylaatrapabadeunmanotazo.Desdeaqueldía,lafuriayelatractivodeCarmenseconfundíancon las imágenesdeaquellarubiaplatino tanelegante y perversa y del gángster odioso con los ojos chispeantes. Soñaba unaCarmen desdeñosa, sinuosa, hipnótica como una serpiente, venenosa, divina, diosaomnímoda,todopoderosa,adorableporterrible.

Se dijo y se repitió que no tenía por qué volver a la pensión de la calle de laBallesta,queFraternalpodíaponerleungirodesdeBarcelona,quepodíaregresarporsu cuenta, que no debía volver a ver a Carmen ni a la Caraqueso. Pero a la horaconvenidaestabaotravezenlahabitación.Porquenuncahabíaconocidoaningunamujercomoaquélla,porquenoqueríadejarlaperder.Porqueecharladesuvidaseríacomorenunciaralmayordelostesorosqueleofreceríajamáseldestino.Sisealejabadeella,searrepentiríaduranteelrestodesuexistencia.Recordóalgoquehabíadichoalgunavezsupadre:«Sólotearrepientesdeloquenohashecho».Y,cuarentaañosdespués,sedeteníaenunaesquinadelacalledeBalmes,cansadoyadetantohablarydetantocaminar,meagarrabadelbrazoysecontradecía:

—Esoesunatontería,claro.Unosearrepientedeloquenohizo,porloquepudoser y no fue, pero también se arrepiente de lo que hizo, incluso de aquello querepetiría inevitablemente. Lo que ocurre es que la vida, a veces, simplemente teobligaaarrepentirtedehabervivido.

—¿QuieresdecirqueCarmenfueunamalaexperiencia?—La mejor experiencia de mi vida. Pero una experiencia tan tremenda, tan

arrasadora, tan enloquecedora, que creo que no estaba preparadopara ella. Junto a

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Carmen,mesentíasuperado,aplastado,vencido.Fuecomoencontrarseenmediodeunterremoto,odeunaviolentatempestadnavegandoenunacáscaradenuez.Algoinevitable y espantoso pero, a la vez, único y exultante. El momento en quemásganas tienes de vivir, en quemás valoras la vida y la sensatez, segundos antes devolverteloco.

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Serepartieronelbotínentre risotadasnerviosasy falsas, fingiendounasatisfacciónquenosentíanperoqueeraimprescindibleparamantenerlosjuntos,ytomaroneltrennocturnodeMadridaBarcelona,pagandolosbilletescondineroganadoporCarmenyLolitaenlacalle.

Mediahoradespuésdesalirdelaestación,laCaraquesopreguntóconsuvocecitachirriante:

—EseMiguel…¿Esmuyamigotuyo?—Muyamigo—confirmóVíctor.—Comotehahecholaputadadelargarseydejarteplantado…—Esunhijodeputa—sentencióCarmenmirandoparaotraparte.—Quésabrástú—protestóVíctor.—Miracomounhijodeputa.—Tútambiénmirascomounahijadeputa.—Esqueyosoyunahijadeputa.—Amítampocomegustó—interveníaLolita,temerosadequeaquelloterminara

enunnuevoenfrentamiento—.Nomegustócómometrataba.—Te trató como los puteros tratan a las putas—le soltóCarmen—.Nimás ni

menos.—EstoyseguradequeatiVíctortetratómejor.Lolita Caraqueso se durmió en seguida después de comerse el bocadillo de

calamares. Una hora después, Víctor estaba fumando en el pasillo, expulsando elhumo por la ventana para que se mezclara con la niebla densa y apestosa de lalocomotora.

Carmenseleacercópordetrásyleabrazósuavementeporlacintura.—Megustas—dijo—.Sitúquieres,podrássermihombre.Él no se atrevía a decir nada. Sólo respiraba, y miraba hacia el exterior, y

respirabaprofundamenteyfumaba,ynadamás.Losdospodíannotarloslatidosdesuscorazones.

—…Pero tienesqueaceptarmecomosoy.Buscabasunaputaymeconocisteamí.Luego,cuandotegusté,decidistequemequeríasparatisolo.Perosoyunaputa,Víctor.

—Noloeres.—Cobroporjoder.Noséquénombremedaríasentuidiomapero,enelmío,la

quecobraporjoderesputa.Acéptamecomosoy,Víctor.Él pensó que era como un castigo. Al conocerla, la había tratado como a una

ramerayesosiempreesofensivo,aunquesetraterealmentedeunaramera.Yahoraellalecastigabacomportándosecomoramera.Seleocurrióqueerauncastigoyque,

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tal vez, cuando hubiera purgado su culpa, podría esperar otro comportamiento porpartedeella.

Cedió.AlllegaraBarcelona,fueronadormiralpisoquecompartíanlasdosmuchachas

enelPobleSec,enlacalledelaBòbila,lugardepasoparalosdominguerosqueibanalMontjuïcdeexcursión,oparaenterrarlasardinacuandollegabalaCuaresma.

Chocaronconlamaldicióndelarutina.Ellashablabanagritosconelvecindarioy salían a la calle con mucha prisa, a lo suyo, porque tenían no sé qué cosaspendientes,yVíctorsequedósoloenunhabitáculoestrechoymiserable.Hastaquesecansódeesperary,sinpedirlepermiso,lospieslellevaronhastaelbarLuysdelacalle de Robador, buscando la compañía de sus hermanos, el reencuentro con mipadre, cliente fijo, y una visita a la chabola del Poblenou, que ya no era chabolaporquelahabíanreconstruidoconladrilloytejas,paradarleunbesoasumadre.

—¿Cómoestás,mamá?—Bien.Comosiempre.Nomepuedoquejar.Margarita nunca se quejaba. No podía recoger nada del suelo sin llevarse una

mano a la cintura, y caminaba arrastrando los pies, y respiraba con dificultad almenoresfuerzo,ycadavezteníaqueacercarsemásalanarizlasprendasquezurcíaparaunacasanobledelpaseodeGracia.Peronosequejaba.Nosepodíaquejar.Noselopermitía.

—Ven,siéntate,quetevoyaprepararunpotajedegarbanzos,consusespinacasytodo,quetevasachuparlosdedos.

Al día siguiente,Carmen yLolita se presentaron en el barLuys de la calle deRobador.

—¿Quéhacéisaquí?—Migueldijoquepodríaisdarnostrabajo,queestebarnecesitabaanimación.EnelbarLuysyateníantrabajandoamediadocenadechicas.Enaquellacalle,

enaquellazonadelaciudad,erainevitable.FráteryTeri,alprincipio, lasechaban,«quenoqueremoschicas,queno,fuera».Pero,entonces,lamitaddelaclientelaseiba a otros bares donde sí había chicas, aunque sólo fuera por mirar, alternar ytoquetear. Y la otramitad, la parroquia de partida de dominó y café con leche dedesayuno, cada vez era más escasa, ahuyentada por el puterío y la morralla quecomporta.Ensulugar,eranlasprostitutaslasqueibanatomarcaféconleche,oanís,uorujo,ensusmomentosdeasueto,porqueenaquelbarnohabíanegocioypodíanreposarsinsermolestadas.Perolosmacarrasnoentendíanquehubieralugaresdondesuschicasnoencontraranclientesysemetíanenaquellatierradenadieparahablarcon ellas, y solíandemostrar su inconformidad conmuymalosmodos, «¿peroquécoño hacéis aquí?, ¡venga pa’ la calle!», a lo que ellas respondían a gritos quedesembocabanenviolencia.LoshermanosLuys,quenoqueríanpeleasensulocal,

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tenían que intervenir para poner orden y salían en defensa de las mujeres con elargumentodequeenelbarpodíaentrarquienquisiera,«aversinosvaisaespantarlaclientela».Enconsecuencia, lasmujeres se sentíanallí respetadasyprotegidasyalgunasdecidieronquepreferíantrabajarendondemejorlastratabanyseofrecieronalosLuysgarantizandoespléndidosbeneficioseconómicos.Algunadeellasinclusosuplicaba:«Porfavor,porelamordeDios,dejadmecurrelaraquí,queelcabritodemihombremevaamatar».Sesublevabanloschulosysepresentabanenelbardelos Luys dispuestos a recuperar a sus chicas. Los hermanos Luys se vieron en lanecesidad de hacer piña, y llamaron a unos cuantos amigos, y les plantaron cara.«Estasmujerestienenderechoatrabajardondequierany,simepaganunacomisión,yotengolaobligacióndedefenderlas».Despuésdealgunassesionesdeguantazosenquetodossalieronperdiendoporquenohabíanegocioniparaunosniparaotros,sellegóalafasedeldiálogo,elacuerdoylospactosnoescritos,yunascuantasfurciasseinstalaronenelbarLuysdemaneraoficial.Claroqueesonosignificabaelfinaldelproblema.Esaclasedemujeressuelensergroseras,maleducadas,liantesypocofieles,comoconsecuencialógicadelavidaquellevan,yeldueñodelbartienequesaber mantenerlas disciplinadas. Además, uno se acostumbra a un volumen deingresos y, si las empleadas hacen lo que les da la gana, la economía delestablecimiento termina resintiéndose, loqueobligaalencargadoa recurriraalgúncorrectivo severo. Y, como puntualizaba Víctor mientras me ponía al corriente detodo esto, «en aquella época, cuando se hablaba de correctivos severos, nosreferíamosaunaseveridadmuchomásseveraqueladehoyendía».Yasíeracomolos honrados dueños de un bar de la calle de Robador terminaban ejerciendo deprósperos proxenetas. Resultaba inevitable, como un engranaje perfectamenteengrasadoquemovieraunamaquinariaque,porpurainercia,casicontratuvoluntad,tellevabadelpuntoAalpuntoB.YéstefueelcaldodecultivodondefueronapararCarmenyLolitaafinalesdeoctubredel34.Dosempleadasmásparaelnegocio.

—No—dijoVíctorantesdequeFraternalabrieralaboca.YaCarmen—:Tú,siquieresestaraquí,novasatrabajar.Arreglaremoselpisodearribaparavivirenél.

Sereferíaalpisodondeestabanloscuartosdondetrabajabanlasputas.Ellasonriódeaquellamanera.Fráterreaccionó:—¿Ylaschicas?—Que vayan a las pensiones de fuera —replicó Víctor sin apartar la mirada

desafiantedeCarmen—.Viviremosarriba.Sisoytuhombrecomodices,túnovasatrabajardeputa.

—Esoesuncontrasentido—respondióCarmen,unpocodesazonada—.Unchulonopuedehacerquesuputadejedeserputa,porque,entonces,élyanoeschuloyseacabalarelaciónyyanadatienesentido.

—Lasputasnohablanasí.

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—¿Quiénlodice?¿Dóndehayunaleyquedigaquelasputasnohablanasí?—Lárgate.Fueradeestelocal.Siquierestrabajardeputa,vetealbardeallado,o

acualquierotrodondetequieran.Opatéatelacalle.Cuandotequieraencontrar,yasabrédóndebuscarte.Siquieresquedarteaquí,vivirásarribayserásloqueyodiga.

Ellacontinuabasonriendodeaquellamanera.

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ElbarLuysestabacomunicadoconelpisodearribamedianteunaescaleradecaracolsituadaalfondo,juntoaltablao,porlaquesubíanybajabancontinuamentelaschicasconsusclientes.Enloalto,habíaunpasilloycincopuertas,dosacadaladoyunaenfrente.Lascuatrohabitacioneseranpequeñasy sóloconteníanuncamastroyunaguamanil.Lapuertadelfondodabaaunámbitomayor,concocinaybaño,yallíseencontraba la cama donde dormíaVíctor. Ese espacio estaba comunicado con unaescalera de pisos de la calle de Sant Rafael, demanera que se podía acceder a laviviendasinnecesidaddeatravesarelbar.

Víctor dedicó los días siguientes a tirar tabiques y levantar otros nuevos hastaconvertir aquel habitáculo en un piso de tres habitaciones y comedor, con unadistribuciónalgopeculiarperooriginalyconfortable.Carmenleayudó.Primerono.Primero, permanecía sentada en la cama observándole con sorna. Pero un día ellamismatuvoquereconocerquesuactituderaestúpidaysemovilizóypusomanosalaobra.Eligieronjuntoselpapeldelasparedes,ylosmueblesylaropadecama,yfueron construyendo algo muy parecido a un hogar a su medida. Un hogarextravagante,negroyrojo,conadornosdecó,segúnelrefinadogustodeella.

Poresosdías,mipadreconocióaCarmen.—Eraunamujer imponente—contó,paradescribirla—.Uncuerpocomoelde

JosephineBaker.Sóloteníadieciochoaños,perodabamiedo.También la llevaron al Poblenou, para que conociera a Juliol en el Centro

Libertario, y a la señoraMargarita en su chabola que ya no era una chabola.ConJuliolcongeniaronenseguida.Compartíanlaideadequeelmundoeraunamierda.YMargaritalarecibiócomorecibíaatodoelmundo,conlosbrazosabiertos,apesardequeCarmennosemostrónadaafectuosaenunprimermomento.

Elena, la esposa de mi padre, se alarmómucho ante tanta familiaridad. No legustaba Carmen y se temió que las visitas a Poblenou fueran el preludio de unarelación definitiva. También a ella le parecía una mujer peligrosa, aunque en unsentido distinto de como lo vivíami padre. Si él pensaba en su propia integridadcuandolodecía,quizáporqueteníamiedodeservíctimadelatentacióndesemejanteser mitológico, Elena se fijaba en el peligro que corría la felicidad de Víctor enmanos de aquella mujer. Víctor era una persona demasiado generosa como parapermitirquealguienlohicieradesdichado.Seguramenteporesoempezóaconspirar.

Porlanoche,VíctorabrazabaaCarmenconfuerzayledecía:—Frena. Vas lanzada a toda velocidad. Te vas a hacer daño. Quédate aquí,

conmigo,quietaycallada.Yoteayudaréasosegarte.Yoamortiguaréelgolpe.Algúndía,Carmenamanecíaenfurecida,comoreciénarrebatadaaunapesadilla.

NohablabaconVíctorniconnadie.Sevestíaydesaparecíadecasa,comofugitiva,

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durantehoras,enocasioneshastaundíaentero.—¿Dóndehasestado?—Porahí.EnelpisodePobleSec,conDolly.Víctorteníalasospechadequehabíaestadoconunhombre.Amediadosdenoviembre,ElenalepresentóasuamigaTeresa.Mipadreyella

invitaronaVíctor,unsábado,acenar,conscientesdequeCarmennoloacompañaría.Y,cuandollegóalpisodeGranVíayEntenza,seencontróconqueestabaallíunaamiga de Elena que había sido compañera suya en la cocina de los HermanosMarchena.Eraunachicaapocada,discreta,quemirabaelmundoconunosenormesojos infantiles y que en seguida se puso a jugar con Tomasín y sus juguetes yacabaron riendo los dos, muy compinches. Llevó el niño a dormir y le contó uncuentodepríncipesyhadasbuenas.TodolocontrariodeCarmenlaarpía.Modesta,complaciente,educada,másinclinadaalasonrisasuavequealadimensióntrágicadelavida.

—Ah, Víctor —dijo cuando fueron presentados—. Fernando y Elena me hanhabladomuchodeti.Ymuybien.

Víctorenseguidaentendióeljuego.Habíaqueserciegoparanopercatarsedelatrampa.Pero jugó.Hacíamucho tiempoqueElena le insistíaenquedebíacasarse.Teníayatreintaycuatroañosy,segúndecíaella,nolesentababienelpapeldeeternosolterón juerguista.«Te tomaránpor loquenoeres»,solíadecirle.YVíctor talvezvinieradeunadesusdiscusionesencrespadasconCarmen,otalvezempezaraaserpermeablealosargumentosdeElenayseestuvierarindiendoalaevidenciadequeCarmennuncaseríaunaesposaymadrecomoesdebido,elcasoesqueestuvoconTeresatansimpáticoyseductorcomoeracapaz.Ymipadre,paracrearunaatmósferafavorable e inolvidable, sacó el bandoneón y estuvo cantando tangos y contó unmontóndechistes.«Una iglesia tanestrecha, tanestrechaque,en lugarde tenerelCristocrucificado,loteníanahorcado».Ellaquedódeslumbrada.Acordaronvolveraverse los cuatro el domingo siguiente para ir al cine porque estaban poniendoCleopatra,conClaudetteColbert,unasuperproduccióndirigidaporCecilB.DeMillequedecíanqueeramuybuena.

Aqueldomingo,Víctor ledijoaCarmenque ibaapasarloenPoblenou,consumadre,quenoseencontrabamuybien.Comocabíaesperar,Carmennoinsistióenirconély,así,Víctorsesintiólibrepara irconmipadre,ElenayTeresa.Sedejaronimpresionarporlamagnificenciadelfilm,quesuperótodaexpectativa.Ylaparejitacuchicheaba dejando al margen al matrimonio que los acompañaba y observabacomplacido.

Afinalesdenoviembre,CarmenlepidióaVíctorquelallevaraalLiceu.—¿AlLiceu?¿Tú?¿Porqué?—BorisGodunov,interpretadaporZaleskyylaCompañíadeÓperaRusa.

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Eraunaprovocación,naturalmente.Hacía tiempoqueCarmennolehacíanotarqueeraunamujerenigmática.

—Carmen,¿quiéncoñoeres?¿Quéestástratandodedecirme?VíctorconsiguióunasentradasparaelLiceu.Platea,fila10.Lecostaronmucho

dinero. Cuando le dijo a Carmen que las tenía y, muy ilusionado, la invitó a ir acomprar ropa adecuada para la ocasión, ella rompió a llorar en un ataque de furiainusitado.

—¡NoquieroiralLiceu!—gritaba—.¡MéteteelLiceuenelculo!—Perosidijiste…—¡Alamierda,elLiceu!¡Noquieroentrarahínuncamás,nuncajamás!NofueronalLiceu.Aquellanoche,abatidaenlacama,exhaustadetantollorar,le

contóaVíctorqueellahabíaestadoapuntodeentrarenelcuerpodebailedelLiceu.Había estudiado danza, era una alumna aventajada y prometedora, y aspiraba apracticarladanzaplástica,alamaneradeIsadoraDuncan.CuandoSergeDiáguilevestuvo en Barcelona, ella tenía catorce años y bailó para él, que estaba buscandoniños para un montaje de La maledicció del comte Arnau de Eduard Toldrà, condecoradosdeAlexanderCalder.TambiénlehizopruebasVicenteEscuderoparaunasGoyescas. Tenía que ser una Pavlova, una SolveigHornbeck. Pero todo se truncócuandosupadrelaechódecasa.

—Sí—confesóalfin,comocansada,desengañadadetodoydetodos,asuedad—,soydeunafamiliarica, inclusoriquísima.MiabuelodecíaquecomerciabaconcaféyespeciasdeCuba,peroenrealidadtraficabaconesclavos.Presumíadehabermatadoacincopersonasensuvida,«sincontarlosnegrosylosmoros».Enmicasa,tenemosunoscuadrosmuyantiguosygraciososenqueseveaunostraficantesmuychulos y bien plantados azotando a unos negros ridículos y simiescos. Así es mifamilia.Peronotepreocupes.Lapolicíanomebusca,nadiemeestábuscando,notevoyameterenningúnlío.Mifamilianoquierevolveraverme.Noquieresaberdemínuncamás.

—¿Peroporqué?—Porquesonmalos.Porqueyosoymala.Enrealidad,esoatinoteimporta.La

últimavezqueviamipadreestabasangrandoporqueyolehabíarotounjarrónenlacabeza.Queríamatarle.

Apesardelocual,cuandoseacercabalaNavidaddeaquelaño,Víctorcometióelerrordedecirlequelopasaríanenfamilia,encasademipadre,conElenayTomasín,ylaseñoraMargaritayloshermanosLuys,inclusoconlaseñoraLlusieta,«yaveráscómotegustalaseñoraLlusietaVergeSantíssima».

Ellanodijonada.Demomento,ledioaentenderque,bueno,haríaelsacrificio,yalomejorestabarealmentedispuestaahacerlo,peroeldía24dediciembre,cuandoVíctordespertó,ellayanoestabaallí.YnovolvióporNavidad,niporSanEsteban.

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VíctorcelebrólaNochebuenaconFernando,ElenayTeresa,enelpisodeGranVía,ysellevólasorpresadeencontrarseallíconLaloValente,elcantantedetangosamigodelosLuys.ATeresaleencantabacómotocabamipadreelbandoneón,yseentusiasmóconlaformadecantardeLalo,ytambiénVíctor,ylamúsicalosunióunpocomás.El34fueelañodeCambalache,«Queelmundofueyseráunaporqueríayalosé…»,yaTeresa,conlaayudadelvinoyelchampán,lebrillabanaquellosojostan grandes e infantiles. Y Víctor se atrevió a pasar el antebrazo por encima delrespaldodelasillaqueocupabalamuchacha.

Carmen reapareció en el piso el 28, Día de los Inocentes. Llegó frenética,vibrante,comoapuntodeestallar.

—¿Dóndehasestado?—Dondemehadado la gana.Toma—le tiró dinero a la cara,muchosbilletes

revoloteandoporlahabitación—.Haafloradolaputaquehayenmí.LaCarmenqueconociste,¿recuerdas?Laque tecautivódeverdad, laCarmenauténtica,miseñoraHyde,quenolapuedocontener.Soylaputaquesiemprequisistequefuera.

—Aquélla fue la primera vez—me contóVíctor—que le crucé la cara con labofetadamás fuerteque jamáshabíapropinado.Y, comonodejabademirarmedeaquellamaneraymeparecióqueestabaapuntodecontinuarhablando,lepeguéotramásfuerte todavía.Yotrayotrahastaque learranquésangredel labioyellasaliótrastabillando hasta dar contra la pared.Y continué…—se interrumpió ymemiróavergonzado,conteniendoaquellairaquecuarentaañosdespuéstodavíaloagitaba—.¿Cómopodría convencerte de que, en aquelmomento, la quería con locura?Dios,cómolaquería.Aunquenopuedasentenderlo.

Sípodíaentenderlo.Noperdíadevistaque,enaquellaépoca,Víctorteníatreintaycuatroañosyyo,cuandoescuchabasuhistoria,teníatreintayunoyhabíapasadoyaporunmatrimoniodesquiciadoyunaseparaciónenfermizaregadaconalcoholenabundancia.

SesentóVíctorenunbancode laGranVía,agotado,comosi los recuerdos lofueranenvejeciendopalabraapalabra,segundoasegundo,yseacodóenlasrodillas.Sepellizcóelpuentedelanarizpordebajodelasgafas,quedemomentoquedaronflotandosobresufrente.Sefue.Duranteunosinstantesestuvomuylejosdeallí.Dijo:

—Novivimosenunmundodebuenosymalos.Sólohaymalos.Sólopodemossermejoresopeoresperosiempreenel terrenode lamaldad.Nohaygradosen labondad:oeresbuenooeresmalo.Puedesserunpocomalo,omalísimo,olopeordelopeor;peronopuedesserunpocobueno,obuenísimo,olomejordelomejor.Sieresbueno,eresbuenoybasta,nadamás,peroesmuydifícilserbueno.Eresbuenomientrasmantieneseltipoyelequilibrioantelosembatesdelamaldad.Peroesoesinsostenibleeternamente.Tardeotemprano,caesenlatentacióndemaloyculpable.Yyaestáspringado,esmuydifícilsalirdeahí.Aunquevolvierasaserbueno,serías

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unodeésosqueunavezcometióunamaldad.Nuestracaracterísticaesencialesquesomosmalos,continuamente,notehagasilusiones,hijo.Porquelatentaciónsiempreestáahí,tirandodeti,yesimposiblenocaerenella.Nuestramisiónenlavidaesserbuenoselmayortiempoposible,perolamaldadeslasopaenquenadamos,hijo.

Dejétranscurrirunalargapausaypregunté,sinaliento:—¿Yluego?—Luego—concluyóVíctor—,echadaenelsueloamispies, tapándose lacara

magulladaconlasmanos,medijo,así,apaloseco:«Estoyembarazada».

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Mipadrenuncavioasuamigomuyilusionadoantelaperspectivadetenerunhijo.LasombraamenazadoradeCarmenoscurecíaelfuturoydirigíalaatencióndeVíctorhacialacompañíamásamabledeTeresa.MipadreyElenaoficiabandealcahuetes,favoreciendosusencuentrosypropiciandoaconcienciaeldesencantodelaotra.

Fue por esas fechas cuandoMargarita decidió visitar el bar que sólo le habíanmostradounavez,eldíadesuinauguración,treceañosantes,cuandotodavíaeraunestablecimientohonestoycargadodebuenasintenciones.Habíaviajadoalcentro,entranvía, para visitar a un médico del Hospital Clínico y, una vez allí, se animó aacercarsealacalledeRobadorparasaludarasushijos.Ramblasabajo,yluegoporlacalledelHospital,y,pasadoel teatroRomea,por laestrechacallequeseabríaa laizquierda.Eracasimediodíayelambientenoalcanzabatodavíalosmáximosgradosdesordidez,perosorprendía lapresenciade tantosmarineros,ychinos,ynegros,yhombresreciosdecoradosconlápizdelabiosyrímel,yquedabaclaroquelasseñoraso señoritas que pululaban por las aceras se dedicaban a lo que se dedicaban,exactamenteigualquelasqueprovocabanalostranseúntesdesdelaspuertasdelastabernas.

La señora Margarita llegó hasta el bar Luys y, al mismo tiempo que seenorgullecíaunpocoalverelapellidodesumaridocoronandolaentrada,sedetuvoenelumbralysequedóallí,contemplandoestupefactaelinterior.

Eraunaseñoragruesa,castigadaporlosaños,vestidaconunamodestiarayanaenla pobreza, con unmoño blanco en lo alto y expresión angelical.Una puta estabacantando espontáneamente, sin acompañamiento de piano, aquello de «Al Caponepone,pone/ponecaraderufián»,ycallóensecoalverla.Enmudecierontambiénlospocos clientes quehabía en la sala posiblemente pensando todos ellos si la intrusaseríalaabuelaolamadredealgunodelospresentes.Detrásdelmostrador,FráteryVíctorperdieronlasonrisaysesintieronapabulladosporlaposibilidaddecausarasumadrealgúntipodedesengañofatal.

Fueellaquienrompióelominososilencioexclamando:—¡Fráter!¡Víctor!¿Quépasa?¿Novaisasaludaravuestramadre?Se abrazaron los tres, felices, y ella se paseó por el bar emitiendo comentarios

inofensivos, como si nada: «Oye, qué bien puesto tenéis el negocio, qué bonita lacafeterayquéguapas lascamareras,buena idea lode lascamarerasporque seguroqueatraenclientela,¿cómotellamas,guapa?».

Era como un hada buena desfilando con desenvoltura entre los parroquianosdesconcertados. Todo le gustaba: el níquel bruñido del mostrador, las baldosasvalencianas, la tarima ahora vacía, el piano polvoriento y silencioso. Saludaba aderechaeizquierdayrepartíasonrisasbeatíficas,comounareina.

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Víctorcreyóconvenienteorientarlahacialaescaleradecaracoldelfondo.—Quieroenseñartecómohaquedadoelpisodearriba.Subiócontrabajolamujerconlaayudadesusdoshijos,ysemaravillóalverel

piso restaurado por Víctor. «¡Qué moderno!». El empapelado rojo y negro, losmueblesdecó,lasfiguritas.TodoelegidoporCarmen.Tododeungustoexquisito.

Yallí,comoseñoradelacasa,estabaCarmen.Margaritalaabrazóconfuerzayemoción.Nuncasuponadiesisimpatizabaconellaono,peroeralaeleccióndesuhijoy,paraMargarita,lafelicidaddesuhijoerasagrada.

—Eresguapísima—ledijo.YCarmen,comojuezquedictasentencia:—Estoyesperandounniño.Quería que sonara como unamaldición.Margarita,madre amantísima, tuvo un

leve asomo de tristeza, porque poseía la sabiduría de la vejez, pero en seguidaprevaleció la valentía y arrancó a su alma una sonrisa deslumbrante y repitió elabrazoconmásfuerzatodavía.

—Hijamía—dijo.CarmenmirabaaVíctorporencimadelhombrodelafuturaabuela.Margarita se colgó del brazo de su hijo, con la boca temblorosa y los ojos

indecisos.—Yopodrévenir,devezencuando,yocuparmedelniño…—por lamentede

Víctorpasóel imposible,peroellapresionócon susdedosycon sumirada—:Asípodréissalirydivertiros—palpaba,seleibanlasmanosypellizcabaelantebrazodesu hijo con la derecha, el antebrazo de Carmen con la izquierda, y eranmanos ytoquesansiosos,suplicantes—.Vabienparalosmatrimonios,quesediviertanjuntos,paraunirlos,paraquecadaunodescubra losaspectosbuenosdelotro.Aveces, losniños, ¿sabéis?, digan lo que digan, no unen a los padres, sino que los distancian.Paraesoestamoslosabuelos.

Carmensearrimóaellaylesonrió.—Claroquesí,abuela—murmuró—.Claroquedejaremosquecuidedesunieto.Elniñonacióel13deagostode1935ylepusieronelnombredeEduardoporque

lodecidióCarmenyaVíctorledabaigual.Decíamipadrequeelcríologrósacarlopeorquehabía enVíctor.Soncosasquepasan.Acasoporquehayhombresque seachicanysientenenvidiaantelacapacidadcreadoradelamujer,oquizáporqueunhijo representaba una atadura demasiado firme, un compromiso a demasiado largoplazoconunamujerquenoteníalamisióndehacerlefeliz.AlomejoreraqueestabarealmenteenamoradodeTeresaydelavidaapaciblequeella leofrecía.Elcasoesque,duranteesaépoca,solíaausentarsedecasaconlasmásvariadasexcusas,parairaveraJuliol,oparavisitaramipadreyElena,opararesolverasuntosdelnegocio,enelbancooenalmacenesdeabastos.ConfrecuenciallegabaMargaritaparaveral

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nietoyencontrabaaCarmensola,leyendolibrosdeMarcelProustodeAndréGide,fumando, intratable. Nada se sabe de las tardes que pasaron juntas y las largasconversacionesquesostuvieron.

Enlaintimidad,continuabaunarelacióntormentosayatormentadaentreVíctoryCarmen.Combatesardientesenlacama,discusionesagriasrecorriendolacasadeunladoparaotroconfondodellantoinfantil.AlgunaausenciaintempestivadeCarmen,con alaridos de niño desesperado, algún guantazo incontinente de Víctor, algúnarañazofelinodeella,cacharrosquevolabanporlosairesyseestrellabancontralasparedes.

Undía,llegóMargaritaynadiecontestóasusllamadasconlaaldaba.Elportaldela calle de Sant Rafael era estrecho, no tenía portería y siempre estaba cerrado.Aunquerepitiótresveceslaseriedegolpeslargosycortoscorrespondientealpisodesu hijo, nadie tiraba de la cuerda que,mediante una polea, abría desde lo alto. LamadredelosLuyssiempreentrabaporallí,dondeelputeríoeramenosnotorio,peroen aquella ocasión tuvoquedar el rodeopor la calle deRobador hasta el bar.Laschicaslarecibieronbien.LaconocíanylaqueríanporqueleshabíallevadocremaporSanJosé,ycocadepiñonesenlaverbenadeSanJuan,paraquecelebraranunpoco,pobrecitas (siempre que hablaba de las fulanas del bar, añadía la palabra«pobrecitas»).Tanto ellas comoFráter le dijeronqueVíctor yCarmenno estaban,quehabíansalidoconelniñoyqueno,quenosabíandóndehabríanidoniaquéhoraregresarían.Lomismosucedióunpardevecesmás.En realidad,Carmen sehabíatrasladadoconEduarditoasupisodelPobleSec,conlaCaraqueso,yVíctorandabaporahí,acicaladopara llevaraTeresaalTívolioalPolioramaaveralgunarevistamadrileña;oborrachocuandolospensamientosloamargaban,oescondidodetrásdelaspersianas,resistiéndoseaabrirasumadreporquenosabíacómodecirlequelasdiscusionesconCarmenhabíanllegadoaunextremoinsostenible,queellanocesabadeprovocarloyhumillarlo,desparramandoodioacadapaso,yéllehabíadadootrapaliza,y lahabíaexpulsadodesuvidaporelniño,sobre todoporelniño,paranohacerledañoalniño,quenoparabadellorar.

LaseñoraMargaritareaparecióamediadosdeseptiembre,undíagrisazotadoporunvientosecocargadodearenillaquearañabalapiel,pocoantesdelcumpleañosdeVíctor. Repartió unos pastelitos entre las chicas, pobrecitas, y casi suplicó que ledierannoticiasdesuhijo,porquequeríacelebrarelcumpleañosconél.Eraevidentequesospechabaloquehabíasucedido.Rogabaqueledejaranverasunietocomositemiera que se lo fueran a arrebatar para siempre. Se fue sin ver satisfechos susdeseosporquenadiesabíarealmentedóndeestabaVíctor.

Cuando él entró en el local, aquella noche, Fráter y Teri lo reprendieronseveramente, e incluso intervinieron en la regañina algunas de las putas que leafearonlaconducta.Aldíasiguiente,cuandoestabapasandoporeltormentodeuna

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resaca preñada de culpas, telefonearon al bar desde el Hospital Clínico paracomunicarlesquehabíaningresadoaunaseñoradenombreMargaritaMedrano.Lamujer había caído desvanecida en mitad de la calle y la habían llevado a undispensarioprimeroyalhospitalenambulanciadespués.

Víctor siempre tuvo la sensaciónde que losmédicos no sabían lo que tenía sumadrenilesimportabalomásmínimo.LatuvieronenelClínicounasemana.Luegoles aseguraron que había mejorado mucho y la enviaron a casa a principios deoctubre. La trasladaron al piso de Sant Rafael y allí se reunieron sus cinco hijos,Fráter,Víctor,Teri,LlibertyGiordanoBruno,ytambiénlavisitabancuandopodíanlasputasdelbardeabajo,pobrecitas,paradarleconversaciónyánimos.

PerolaseñoraMargaritayanoseaguantabadepie,nopodíaonoqueríacomer,nopedíanada,noleapetecíahablarnipreguntarporsunueraysunieto.

El día 15 de octubre ya no fue capaz de levantarse de la cama («es que estoydesanimada»,dijo)yel17llamóaVíctorasulado,leagarróunamanoconfuerzayledijo:

—Cásate,Víctor,que tevasadesgraciar—Víctornosabíaquéresponder—.Yquenomeentierrencomopobredesolemnidad…

—¿Peroquédices?—Yaséqueesungasto,ylosiento.Nosédedóndevaisasacareldinero,pero

quierounentierrocatólico,quenomellevenalafosacomún.—¡Claroqueno!—Ytúcásate,Víctor.HazloporEduardito.PorCarmen,pobrecita.

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46

ElcuerpodelaseñoraMargaritayacíaplácidamenteeneldormitoriogrande,dondelahabíantenidodesdequela trajerondelClínico.Vestidadenegro,conelatuendoque había servido para el luto de su marido, y un moño alto, muy bien peinadoporqueunade las furciasdeabajohabía sidopeluquera, esperaba la llegadade losfunerariosquehabíandetraerelataúdyelpapeleonecesario.

Víctorrecordabaperfectamenteasumadremuerta.Unadeesasimágenesquenose pueden olvidar.Al contemplarla allí, en el lecho, volvió a verla tan seria y tanenteracomocuandovelóasudifuntoesposo,respirandoprofundamenteconunsubeybajadesuampulosopechoqueeramásderabiaquedelamento,enérgicayvitalcuandoselanzabaalacallepararealizarlasexpropiacionesnecesariasparaalimentarasushijos,animosacuandoseremangabaparaponermanosalaobra,tangenerosacuandoabríalaspuertasdesuchabolaatodoelmundoycompartíaconcualquieralopoco que tenía, tan maternal cuando acogió a Miguel convencida de que era untrinxeraire, un pobre niño abandonado, tan alegre cuando cocinaba con la señoraLlusieta,oconElena,tanimprescindiblecuandoabrazóaCarmencomodándolelabienvenidaaunmundoenquemerecíalapenavivir.

—Hijamía.HabíaarrugasenelrostrodeceradelaseñoraMargarita,peronoeranarrugasde

amarguranidecansancio,sinomarcasdevida,señalesquesehabíaprovocadoellamismaalreír,alllorar,alhablar,algritar,ensucontinuoafánporcomunicarseconlosdemás.Eralahermosamáscaraquesehabíaconfeccionadoparamostrarsealosdemástalcomoera.Muchasarrugas,quizá,parasussesentaaños.Muchasvivencias,muchosamigos,muchosamores.

Enel comedor,habían retirado lamesay, sentadosen sillaspuestas encírculo,velabansushijosconlasrespectivascompañeras,entrelasqueyasecontabaTeresa.Además,estabanmipadre,Elena,miabueloAlbertoylaseñoraLlusieta,quepasabaelrosarioenvozaltaacompañadaúnicamenteporlavocecitatímidadeTeresa.

—Diostesalve,María,llenadegracia…—SantaMaría,madredeDios…Había sido la presentación oficial de Teresa en la familia. Mi abuelo Alberto

habíaestadoapuntodemeterlapata.—ÉstaesTeresa,donAlberto—dijoVíctorconesesusurroahogadoquesesuele

utilizarcercadelosdifuntos.—Ah,sí.Encantado.Carmen,¿verdad?—No,no.Teresa.—Teresa—intervenía mi padre con la firmeza de quien establece una verdad

absolutayseextrañadelaincongruencia.

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—Teresa,padre—añadióElenaconel tonode«Aquiénse leocurre,dedóndehabrásacadoesenombretanraro».

—Ah,Teresa—seconformóelabueloconexpresiónconfundida,«pueshubierajuradoque».

LasputasdelbarhabíanpasadoadespedirsededoñaMargaritaaprimerahoradelamañana,antesdequellegaranlasvisitasdecompromiso,yenaquellosmomentosteníanprohibidovolverasubir.

—Diostesalve,María,llenadegracia…—insistíalaseñoraLlusieta.YTeresa,porcumplir,laacompañaba:—SantaMaría,madredeDios…Elena se había levantado para tomar un vaso de agua en la cocina y, cuando

regresabaalcomedor,echóunaojeadacasualporelbalcón,quizáporversillegabanyalosdelafuneraria,yvioaCarmenque,conelniñoenbrazos,cruzabalacalzada.

Conunarápidazancada,secolocódetrásdeVíctorylesusurróaloído:«Llévatea Teresa, que viene Carmen». En seguida, corrió a transmitir el mismo mensajesecretoamipadre.

Apenas consiguieron disimular el sobresalto ante unaTeresa que, ajena a todo,ensimismadaensusorapronobis,nosepercatódelamovilizacióngeneral.Elenalainterrumpióderepenteconanimaciónimpropia:

—Ven,Teresa,quetevoyaenseñarelpiso.—Pero…YlaseñoraLlusieta,molesta:—Pero,Elenita,mujer…—Nada,nada,queéstavaasertucasaytienesqueconocerla.Entre Elena y Víctor casi levantaron en volandas a la desconcertada Teresa

mientrassonabaeltimbredelapuerta,porqueelportalestabaabiertoparafavorecerlasvisitas,ymipadreyacaminabahaciaallí,yasedisponíaatirardelcerrojo,ylavozdealarmacorríaencuchicheosentreloshermanosycuñadasdeVíctor.AlgunadeellasnosabíaquiéneraCarmen,«¿peroquéCarmen?»,yhabíaquehacerlecallarconunchistido.ElabueloAlbertoylaseñoraLlusietaseremovíanensusasientos,escandalizados, «¿pero qué está pasando aquí?», «tranquilos, tranquilos, ustedestranquilos,quenopasanada».

—¿Peroquépasa?—¡Chist!Víctor,ElenayTeresasehabíanmetidoyaenlacocinacuandomipadreabrióla

puertayentróCarmenconEduarditoenbrazos,vestidadenegro,hermosa,elegante,impresionante,granseñora,tanseriaysombríaquesemejabaunamaterializacióndelaParcaquefueraacontemplarelresultadodesuobra.

—Carmen,quésorpresa—lerecibiómipadre.

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—HeleídoenLaVanguardiaquehamuertolaseñoraMargarita.Cuentanquesumiradanegraypenetrantehizoestremeceratodoslospresentes

cuando la paseó despacio por aquel comedor que ella misma había decorado deaquella forma extravagante, empapelado en rojo y negro, seguramente tratando delocalizaraVíctor.

Mi padre acompañó a Carmen al dormitorio grande mientras Víctor y Elenaentretenían a Teresa, «¿has visto la cocina económica?, un lujo, y esto es lacarbonera,yaquíladespensaconestatelametálica,paraquelasmoscasnolleguenal queso». Teresa no sabía qué decir. Lo apreciaba todo sin elogios, sólo con unasonrisitaforzada,diciendosinpalabrasquenoleparecíaelmomentomásoportuno.Duranteuntiempo,estuvocomentandoquesenotabaqueElenaqueríamuchoadoñaMargaritaporqueduranteelvelatoriotuvouncomportamientomuyexcéntrico.«Selaveíafueradesí».

Carmenhabíacruzadoelcomedorcomounapresenciamágica,comounavirgende negro, como una aparición inolvidable.Mi abueloAlberto y la señora Llusietacuchicheaban: «ésta es Carmen», decía ella, que ya lo había entendido todo; ymiabuelo: «¿Carmen? ¿Pero no era Teresa?». Le hacían callar con chistidos ymanotazosalaire.

Cabizbaja,acompañadaúnicamentepormipadre,CarmenentróeneldormitoriodondeseencontrabaelcuerpodeMargarita.Sedetuvoalospiesdelacamaymiróelcadáverconunareverenciatrascendental.Porfin,cerrólosojoscomoarmándosedevalorparallevaracaboalgomuydifícil,ybordeólacamayseinclinólentamente,siempreconelniñoenbrazos,hastabesaraquelrostroamarillentodeojoscerradosparasiempre.

Seechóallorar.NiVíctor ni Elena consideraban la cocina refugio seguro porque, en cualquier

momento,aCarmenpodíaapetecerleunvasodeaguayellanonecesitabapermisoparadesplazarseasusanchasporelpiso.AsíquesacaronaTeresaalpasilloyVíctorbalbució,envozmuybaja:«Yaquíestáelcuartodebaño».

Semetieronenelcuartodebañoconscientesdeque tampocoera lugar seguro,porqueCarmenpodía necesitar acudir allí en elmomentomenospensado, así que,antes de entrar en él, Víctor hizo a sus hermanos una seña perentoria. Ellosentendieronquelaúnicasalidaquelesquedabaeraelbary,mientrasElenamostrabaa una estupefacta Teresa todos los elementos del baño, uno por uno, «y ésta es labañera,ymiraqué lavabo,yquégrifos tanbonitos,yhastabidety todo»,FráteryTeribajaronatodaprisaporlaescaleradecaracol.

Carmen lloraba. Ella, Carmen, la que no lloraba nunca, lloró amargamente deespaldas a mi padre, que vio cómo se sacudían sus hombros y oyó un sollozocontenido.

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—Cómo sería esa mujer —comentaba tantos años después— que tuve laintencióndeacercarmeparaconsolarla,ponerlelasmanosenloshombros,abrazarla,yoquésé.Peronomeatreví.Sólomequedéallíplantado,viéndolallorar,sinhacernada,comounimbécil.

Sepreguntabanluego,mipadreyVíctor,quédebíadeestarpensando,quédebíadeestarsintiendo,ellaqueabominabadelafamilia,queconsiderabaquenuncahabíatenido padres. Se preguntaban cuáles debían de haber sido las confidencias eintimidadesqueCarmenyMargaritahabrían intercambiadodurante aquellas tardesenque,estandoVíctorausente,cuidabanlasdosdeEduardito.

Carmenllorabayelniño,ensusbrazos, le tocaba lasmejillasyelbrillode laslágrimassincomprender.

Enesemomento,FráteryTeriirrumpíanenelbarcomobomberosenunedificioenllamas.

—¡Aver,chicas,aquí!¡Todasaquí!—Y ustedes, señores clientes, lo siento mucho pero tendrán que desalojar el

local…—sólohabíacincocamarerasytresputerosenaquelmomentoylosochosesobresaltaronanteaquellapeticióninsólita,temiéndoselainminenciadeunaredadapolicialoalgosemejante.Nose lesconcedióelderechoaréplica—:Abandonenelbar,porfavor;sivienendentrodeunahora,tendrántodogratuito,lasseñoritasylabebida,peroahoralárguense,porfavor…

Teri encendió las luces blancas y generales, las que utilizaban a la hora de lalimpiezaparanodejarsuciedadenlosrincones.

—…Yvosotras,nenas,allavabo.—¿Cómoqueallavabo?—¡Al lavabo deprisa y sin chistar! —en su papel de proxeneta, Fráter había

desarrolladounasdotesdemandoexcepcionales—:¡Ahíencerradas,yniunavoz,niunruido!

Todos obedecieron a Fráter y a Teri, como el rebaño de ovejas dirigido por elmastín.Losclientesjugadoresdedominótampocoentendíannada,peroaellosselespermitióquedarseporqueparecíaquedabanunaimagenrespetablealbar.

Acababa de salir el último cliente cuando, en lo alto de la escalera de caracol,aparecieronVíctor, Teresa y Elena, esta última hablando animadamente, sin parar,ligeramentehistérica:

—…Ah,¿nosabíasqueVíctor teníaunbar? ¡Puessí, sí,unbarestupendo,yaves!Denoche,haycantantes,tangos,ópera,flamenco,lagenteselopasalamardebien…

Teresa lamiraba un poco asustada, y observaba cada detalle del local como sitemiera que, de detrás de algún mueble, pudiera salir algún loco armado con unhacha.

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Dio un saltito cuando irrumpió en el bar, procedente de la pensión de enfrentedonde acababa de despachar a un cliente, una de las fulanas de voz especialmentechillona.

—¿Peroquépasaaquí?¿Dóndeestálagente?Fráter,queestabadetrásdelmostrador,improvisó:—LasDamasRedentorasdeMujeresDescarriadasyahanpasado.Estaránenel

bardeallado.—¿Peroquédices?¿Quéredentoras?—¡Quetevayasalbardeallado!¡Queaquínotequeremos!—gritabaFraternal,

deespaldasaTeresa,haciendoguiñoscon losojosyaspavientoscomprimidosconlasmanos.

Laputacomprendió.Hizounamuecamuycómicaysaliócorriendo.Secruzóenel umbral con un cliente habitual que acababa de cobrar un dinerillo y llegabadispuestoaderrocharlo.

—¡Averquiénsequiereganarunasperras!¡Averquiénsevaacomermirabo!Entretanto,porsifuerapoco,llegabanalpisolosdelafuneraria.Llamabandesde

la calle porque les parecía que el ataúd no iba a caber por la estrecha escalera ypreguntaban si había alguna polea para entrarlo por el balcón. Bajaron Liberto yGiordanoBrunoparaayudarles.Noteníanpoleasy,siponíanelataúdvertical,síquecabíaporelhuecodelaescalera.

Losubieronconmuchasvoces,golpeándolocontra lasparedesy trizándose losdedos,«¡cuidado,coño,queseraya!».

Yelcomentario«Yaveréisluego,paravolverloabajarlleno».—Fuera—ledecíaFráteralclienteinoportuno,enseñándolelosdientes.Elintrusoyahabíabebidounascuantascopasynocaptóelmensajealaprimera.—¡Me quedo con la pelirroja—gritó, señalando aElena—, que dicen que son

calientescomoelfuego!—¡Quetelargues!—rugióFrátercongestodeestarapuntodesaltarporencima

delmostradorparaarrancarlelacabeza.Elclientehabitualsaliódespavorido.—Lomaloeselbarrio—explicóElenaalaaterrorizadaTeresasindarlemucha

importancia.TeresamirabaaVíctor.—¿Ytúquéhacesaquí?—lerecriminóconeltonodequienyatienesuficiente

confianzacomopararecriminar.—Bueno…—tartamudeóVíctor—.Sirvolasmesas,atiendoalosclientes,esun

negociohonrado…—Digoquequéhacesaquí,quedeberíasestararriba,contumadre.Anda,anda,

sube,queyoyavoy.

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Víctor no se resistió. Asintió con la cabeza, dándole sumisamente la razón, yescalólaescaleradecaracolhaciaelpiso.

En el dormitorio, frente al cadáver, Carmen al fin se tranquilizó y limpió suslágrimas.Cabizbaja, comoavergonzadapor el llanto, se volvióhaciami padre.Yaestaba, ya se podían ir. Entonces, entró un funcionario de la funeraria en eldormitorio.

—Queyatenemosaquílacaja.—Pasenustedes—dijomipadre.Titubeó antes de regresar al pasillo.No sabía cómo advertir a los de fuera que

volvíaasalirlavisitante,queseanduvierancontiento.NosabíaquehabíanbajadoaTeresaalbar.EstabasegurodequeCarmenyelniñoseibanatropezarconellaenelpasillo,«¿yéstaquiénes?»,ynoqueríaniimaginarloqueocurriríaenesecaso.

Tuvieronquedejarpasoalosdepompasfúnebres,aLibertoyaGiordanoBruno,quetransportabanelféretro,unbultodemasiadograndeypesadoparaunespaciotanreducido.Carmendelanteymipadredetrás,llegaronalcomedor.

LaseñoraLlusietacontinuabacantandoletanías,Virgopredicanda,orapronobis,Virgopotens,orapronobis,VirgoClemens,orapronobis…

Lavozhabíacorridoensusurros.YatodoslospresentessabíanquiéneraCarmenylamirabanconcuriosidad,respetoymiedo.Nadieconcompasión,aunquellevaseun niño de meses en brazos. Si había un sentimiento que Carmen no despertaríajamás era el de la compasión. Aunque tuviera sus hermosos ojos colorados ehinchadosdetantollorar.

Depronto,sedetuvoenmediodelcírculoqueformabanlassillasdelvelatorio.Yel corazón de todos estrujado en un puño.Consolatrix afflictorum, ora pro nobis,Auxiliumchristianorum,orapronobis…Víctorhabíallegadoporelpasillo.

Carmenestabadeespaldasaél,perooyócómoseabríaycerraba lapuertadelfondoeintuyósupresencia.

Sevolvió.Conelniñoenbrazos.Estabatanhermosadenegro,tansobria,tandistinguida,tanfirme.Yelniño,de

seisosietemeses,sorprendidoalencontrarseconpapá.—Pensabaquequerríasveralniño.—Claro—sinaliento.El alma de Víctor se extraviaba en el cosmos que había más allá de aquellas

pupilasnegras.Tomóalniñoensusbrazos,peronoatendióaltactodelaspalmasdesusmanossinoalacariciadeldorso,casiinvoluntaria,contraelcuerpodeCarmen.Sesentíamásalteradoensupresenciaquedelantedelcuerpodesusantamadre.

Eduarditohizounpuchero.Noquería losbrazosdepapá.Quería ir conmamá.Víctorlodevolvió,quizáunpocodolido,yCarmendijo:

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—Bueno.Adiós.Víctordijo:—Adiós.En seguida hicieron su aparición los funerarios con el ataúd cerrado, torpes,

dominadosporunpesoqueparecíainesperado.Fue todo un lío bajarlo por las escaleras.Había que ponerlo de pie y aquellos

funcionariosineptosestuvieronapuntodeponerloconlacabezahaciaabajo.Aellosles daba igual. «¡Cuidado, hombre!». Los hermanos Luys se estremecieron alimaginarelcadáverdesumadre,enelinterior,patasarriba,elmoñodestrozado.

Condujeron el féretro hasta el cementerio de Poblenou (donde Juliol decía quetenía un nicho lleno de fusiles y dinamita) en uno de los coches de caballos másmodestos de que disponían los servicios funerarios, y en la capilla se rezó unresponso, sin misa, y luego metieron el ataúd en el nicho y todos los asistentesvivieronlaangustiosasensacióndeque,sinMargarita,sequedabanirremisiblementesolos.

Yseacabó.Víctor,quehabíapermanecidocalladodurantemuchorato,sedirigióaTeresaya

los otros, pero sobre todo a Teresa, y pidió con un murmullo que lo disculparan.Alegó que quería estar solo. Mi padre, convencido de que lo abrumaban lossentimientos de culpabilidad, le puso la mano en el hombro y le dijo: «No teatormentes».

MiabueloAlbertoseofrecióparaacompañarloentaxi.—No,gracias.LlevaaTeresaasucasa,porfavor.Yoiréapie.Quieropensar.No se fue a pie. Tomó un tranvía hasta el Poble Sec, hasta aquella calle de la

Bòbilaquehacíapendiente,hastaelpisodeventanasorientadasalMontjuïc.Llamóalapuerta.Carmenestabasola.NoestabannilaCaraquesonielniño.Loesperaba.

Chocaron sus bocas con avidez, se comieron a besos. Víctor no entraba endetalles.Loresumíatodohablandodecombatesferoces,dezarpazosyarrebatos,demordiscos y explosiones de placer, un castillo de fuegos artificiales como nuncahabíaconocidoyjamásvolveríaaconocer,niconTeresa,niconDulceyBombón,niconningunadesuspupilas.Connadie.

SóloconCarmen.SóloCarmen.

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Cuartaparte.Desbarajuste

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47

Marzode1936

Dos hombres de traje gris, corbatas a rayas, sombreros flexibles y movimientoselásticos, pasaron junto al porterodisfrazadode almiranteque custodiaba la puertadelhotelRitzyentraronenel templodel lujocon toda laautoridaddelmundo.AlporterolechispearonlosojosporquehabíareconocidoaMiquelBadíaque,duranteseismesesde1934,habíasidojefesuperiordepolicíadelaGeneralitat.

NohacíaniunmesquelacoalicióndeizquierdashabíaganadolaseleccionesyaMiquel Badía le habían concedido ya la amnistía. Los periódicos decían que,inmediatamentedespuésdeltriunfodelFrentePopular,habíaregresadodeColombia,o de Francia, o donde fuera que estuviera exiliado, para presentarse ante laAudiencia, donde se le notificó que ya era un hombre libre. Ahora, él y suacompañanteavanzabanconresueltaszancadassobrelaalfombrarojadeunpasillodelhotelmáslujosodeBarcelonayllamabanconlosnudillosaunapuertadedintelmuyalto.

Lesordenaronqueentraran.EljefesuperiordepolicíadelEstadoyeltenientecoroneldelaGuardiaCivilque

ostentabaelcargodedirectorgeneraldelOrdenPúblicodeCataluñaestabandepieen medio de una sala de reuniones, con las manos en los bolsillos y actitudconcentrada.Eltenientecoronellucíaunapatriarcalbarbablancayvestíadepaisano.Losreciénllegadosparecíangángsterssacadosdeunapelículaamericana.

Sehicieronlaspresentacionesyloscuatrohombresseestrecharonlasmanos.—AquestéselMiquelJinete—dijoBadíaencatalándesafianteanteelhombrede

Madrid—.Suposoquejan’hansentitaparlar.—Elcazadordeanarquistas—murmuróel jefe superior,quizás conundejede

recelo.—Ensucarteratraeunextensoinformequedetallatodoslosserviciosprestados

contralacausaanarquistadesdeelaño21.¿Quierenverlo?—Nohacefalta—dijoencastellanoeldirectorgeneralconénfasisparaconducir

laconversaciónhaciaelidiomacomún—.Estamosinformados.Yconsupalabranosbasta.Apesardetodo.

Les indicómediante un gesto que se sentaran en el sofá.Mientras hablaba, sehabía dirigido a la largamesa de reuniones donde había una bandeja de plata conbotellasyvasosdecristaltallado.Lespreguntóquéqueríantomar.Brandy,gracias.Eldirectorgeneralsirviócuatrovasosgenerosos.

—¿Apesardetodo?—dijoBadía,altivoperoenelidiomadelImperio.—El presidentCompanys no quedómuy satisfecho del comportamiento de sus

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escamots, aquel 6 de octubre, cuando proclamó la independencia. Se cuenta quesalieron corriendo, abandonando sus armas por las calles. Y los anarquistas sededicaronarecogerlas,ygraciasaesoahoraestánarmadoshastalosdientes.

—Exageraciones.—ACompanysnolegustaqueyoacudaausted.—Loimagino.Los Migueles, Badía y Jinete, ocuparon el sofá. Los dos jefes tuvieron la

amabilidadde sentarseen los sillones,a su lado, lejosde la formalidadde lamesacapazdereuniraquincepersonas.Comosisetrataradecuatroamigos,ynadiefueramásquenadie.

El jefe superiordemostró su superioridad rechazando la copadecoñac.MiguelJinetelamentóhaberaceptadolasuya.

—¿Ha regresado para recuperar sus cargos y sus poderes, señor Badía? —preguntó el director general de Orden Público al ex director general de OrdenPúblico.

Badíaencajóelgolpesinpestañear.—No.He regresadopara recuperarmi libertadymibuennombre.Dispuesto a

recomenzardecero.—Y,paraello,vieneacompañadodelseñorJinete.¿Esquienleavala?—El señor Jinete ya era inspector de tercera clase en los tiempos deMartínez

Anido y Arlegui —Badía hablaba el castellano con un acento catalán exagerado,comoparademostrar que estabahaciendoun esfuerzo sobrehumano—.Cuandoyoasumíelcargoqueahoraocupausted,conelpresidentMacià,recurríaél.Vinoalapolicíacatalanaconlacondicióndeconservarsusprivilegiosymododeactuar,yselo concedí, naturalmente, porque sabía que ello era garantía de su eficacia.Colaboramos juntos y obtuvimos muy buenos resultados. El señor Jinete ya erainspectordeprimeradelaBrigadadeInvestigaciónSocialenel34,cuandollególaderechona.

—… Y, entonces, se largó con usted al extranjero—lo cortó el guardia civilbarbudo,conseveridad—.¿Nofueunaespeciededeserción?

—No tergiversemos loshechos.Cuando llegó laderechonay seprodujeron loshechos del 34, cesaron a todos los funcionarios del Cuerpo de Investigación yVigilancia.Fueronmuchoslosquesevieronenlacalle.

—Pero,luego,muchosvolvieron.—Muchos, no.Unos cuantos.Ciento diez exactamente.Y Jinete consideró que

eraelmomentodeenviaralamierdaaquienesnosrepresaliaban.Ylohizo;ehizobien.

—Sisehubieraquedado,ahoraalomejorseríacomisario.MiquelBadíamostrabasuimpaciencia.

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—Silehubieranpermitidoquedarse,cosaimprobable,ahoraseríaunodetantosqueaúnestánesperandoensucasaque los readmitan.¿Sabequeesosagenteshanformadounacomisiónqueha idoaGobernacióna reclamarsuscargos?¿Sabequéles han respondido? «Tomad las comisarías por asalto», les han dicho. Ja ja. Unabroma.Ahora,además,senospidequetengamossentidodelhumor.Muybien.

Losdosjefessemiraron, intercambiandosuspiros,ponderandolaspalabrasylaactitudinsolentedeBadía.Elguardiacivilapoyólamanoenelbrazodelabutaca,peroeljefesuperiorseleadelantó,sepusoenpieydiotrespasoshastalamesadereuniones,quedandodeespaldasaellos.Pornoimitarleydarsensacióndehastaaquíhemos llegado, el hombre de la luenga barba dejó sus posaderas donde estaban yabriólabocaparadeciralgo.Peroeljefesuperior,deespaldas,envueltoenelhumodelcigarrillo,seadelantódenuevo.

—¿Es usted un policía honrado, señor Jinete? —preguntó en un tono de vozinesperado.

—Sí,señor—respondióMiguel,firmeysindudar.—¿Abnegado,sacrificado…?—Nimásnimenos.—¿Cuántocobra?—Elsueldonormal.Ochomilquinientaspesetasalañomásunagratificaciónde

setecientascincuenta.—Nolleganaochocientasalmes.—Sí,señor.EljefesuperiordiomediavueltaparamiraraMiguelcasisonriendo.—¿Esustedsobornable,señorJinete?Jinete se mantuvo imperturbable, como un espejo, para que el otro se sintiera

incómodoconsureflejo.—Sicobraramilalmes—replicó—,seríamenossobornable.Miquel Badía se acodó en las rodillas, relajado, para poner paz pidiendo

confianza:—Cuandounoentraenel laberintoendemoniadoquees lapolicíadeestepaís,

sólo destaca si es eficaz. Policía catalana, Guardia Civil, mossos d’esquadra,miquelets,policíaurbana,policíadetránsitourbano,serenosyvigilantes…Enmediode toda esta confusión, tenemos a un cazador de anarquistas y eso es lo que vale.Cualquieradeesoscuerposdepolicíase lodisputaría.Yasabenustedesporquésereordenó la policía española en febrero de 1908. Para liquidar al terrorismoanarquista: ése fue su principal objetivo. Y en este Frente Popular que ahora nosgobierna —continuó Badía ante la expectativa de los otros—, el peso de losanarquistas es excesivo. Cuando Lluís Companys tomó posesión de su cargo degobernador civil, entró en el edificio del Pla del Palau escoltado por un grupo de

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cenetistasarmados.Yaantes,haceaños,enel25,durante ladictadura,MaciàyunmiembrodelPartidoComunistaEspañolfueronaMoscúparanegociarcondirigentesdelKominternquedebíanayudarles aderrocar aPrimodeRivera.AndreuNin lessirvió de intermediario y parece que confraternizaron alegremente incluso conTrotsky. Por suerte, Stalin no entendió qué relación ideológica había entre susvisitantesynolesprestólaayudaquepedían.

»DesdeelgolpefallidodeSanjurjo,loslibertariosvivensegúnlaprofecíadeuninminente golpe de Estado y eso se lo justifica todo. Hay arsenales de la FAIdistribuidosporpisosde todalaciudad.¿NofueenlasoficinasdelSindicatode laConstrucciónde la calleMercadersdondedescubrieron, hacepoco, un almacéndemuniciones?¿YlafábricadebombasenSantAndreu?Secalculaqueenestaciudadhay unos seismil anarquistas armados, dispuestos a echarse a la calle.Y, frente aesto,meparecequenocontamosconmásdedosmilagentesdepolicía.¿Esasí?

El teniente coronel de la Guardia Civil asintió apesadumbrado, casi derrotado.Bebióunsorbodecoñac.Nolopaladeó.Dijo,conunsuspiro:

—Nonospodemosfiardeellos.Demomento,yaestánpidiendolaamnistíaparatodos lospresos anarquistas.Y, cuandonosdescuidemos, concederán la amnistía atodoelmundo,anarquistasono,y lascallessenos llenaránotravezdechorizosyasesinos.

—Ya están saliendo —ratificó Badía. Tendría que haber dicho «Ya estamossaliendo»,porqueélhabíasidounodelosprimerosbeneficiadosporlaamnistía—.Y,sinoespabilamos,senoscomerán.

—Por eso está usted aquí, señor Badía. Porque es el enemigo natural de losanarquistas…

—…YporqueconozcoaMiguelJienete.—Efectivamente.—Yporqueempleométodoseficaces—añadióBadíaconexpresióndesafiante,

casirencorosa.—Métodosque le valieronun juicio, sudestitucióny sudestierro—recordó el

hombre deMadrid—.Métodos tal vez aprendidos en su época separatista, cuandopertenecía al grupo terroristaBanderaNegraque atentó contraAlfonsoXIIIcuandoveníadevisitaaBarcelona.Sehacíallamar«capitánCollons»,¿verdad?

—Sí,mellaman«capitánCollons»—afirmódesafiante—.Ytambiénmellamanfascista,quealomejoresdondeustedqueríallegar.PorquehicedesfilarenelestadiodeMontjuïc,delantedeMacià,amisochomilescamotsuniformados,elejércitodeCataluña.Hoyendíaestádemodallamarfascistaatodoelmundo.Yseequivocan.FascistaesMussolini;Hitleresnacionalsocialista,yJoséAntonioPrimodeRiveraysus huestes son falangistas y los de la CEDA de Gil Robles soncontrarrevolucionarios,imperialistasalamaneradeFelipeII.Acadacuallosuyo.Mi

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ideología no tiene nada que ver con la del fascismo, aunque creo, eso sí, que sólopodremosconseguirpazyrespetomediantelaautoridadyladisciplina.

—Todosestamosdeacuerdoeneso.Peroalomejordisentimosenloreferentealosmétodosparaconseguirlo.

—Pues mis métodos continúan siendo los mismos. Si estamos hablando deeficacia,noconozcootros.LagentedelaFAIesdestructiva.Destruirparaconstruir.Parten de la premisa de que todos somos buenos y utilizanmétodosmalvados. Elgénerohumanoestanbuenoquenonecesitapolicíanigobiernoqueregulennuestrasvidas y, para conseguir este mundo ideal, matan, hacen explotar bombas, roban yextorsionan. Basta con llamar ejecuciones a los asesinatos y expropiaciones a losatracos y todos los ladrones, carteristas, estafadores y asesinos de la ciudad seconviertenenanarquistas.Sihayalgunalógicaenello,semeescapa.Perosoypolicíay,mientrasseapolicía,todoaquélquemate,pongabombas,robeyextorsione,esundelincuente,tantosilohaceennombredelaSantaAcraciacomosilohaceporDios,por la Patria y el Rey,me da igual. No se deben poner bombas. Las bombas sonmalas.Ylapolicíaexisteparaevitarquelagentepongabombas.SupongoquesabeloquedijoDurrutieldíadelaseleccionespasadas—eljefesuperiordepolicíamiróal delegado deOrden Público, que afirmó con la cabeza, siempre apesadumbrado.MiquelBadíarecitó—:«Votadsiqueréis,peroluego,ganequiengane,corredacasaaporlapistola».Consideroquesonunacarcomaquenonospodemospermitir.

Unsilencioreverenteytensosiguióalaamenaza.—¿Ylosmétodosdeél?—señalaronaJinete.—Él es un anarquista más. Ése es su método. Los faístas y los cenetistas lo

admiran.Creenquehaestadoexiliadoporqueestáenbuscaycaptura.Confíanenél.—¿Esunodeellos…—elguardiacivilsevolvióhaciaMiguelJinete,invitándolo

aintervenir—yquiereacabarconellos?—Nacípobre—dijoMiguelconhumildad—,soypobre,vivoentrepobres…y

quiero acabar con la pobreza. ¿Le extraña? Y conozco a burgueses que nacieronburgueses, y son burgueses y luchan al lado de los anarquistas para acabar con laburguesía.Nacíentreanarquistasyprecisamenteporeso,porquelosconozco,quieroacabarconlosanarquistas.Asísonlascosas.

—¿Ynosesienteunpocotraidor?—No.Yonuncametraiciono.—¿No?Paraque confíen enusted, tendráquepermitir que algunos actúen con

libertad.—Ésaeslarelaciónquesetieneconlosconfidentes.Eselriesgoqueentraña.—El grupo de acción «ProgresoHoy», por ejemplo—soltó el teniente coronel

barbudo,mirandoalsuelo—.Conésosnosehametidonunca.SiguióunsilencioqueMiguelJineteprolongóapropósito,comosi lefastidiara

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quehubierantocadoaqueltemaylaindignaciónleimpidiesehablar.—«ProgresoHoy»esmifuentemásfiabledeinformación,elnúcleodesdedonde

puedollegaratodaspartes.Sonpeligrosos,perolostengocontrolados.El jefe superior de policía marcó una pausa soplando una nube de humo con

solemnidadpreparatoriadediscursolapidario.Hablóconvozgravesinmiraranadieenparticular.

—SeñorJinete:celebroquefueraustedtanútilentiemposdeMartínezAnidoyArlegui, pero ahora son otros tiempos. Funcionamos de manera diferente. En elcuerpoqueyodirijo,lospolicíassonpolicíasylosdelincuentessondelincuentes.Ynonosfiamosdequienestienenunpieaquíyelotroallí.

—Perdone—intervinoBadía—,peroloúnicoquehahecholaRepúblicaporlapolicía es subir los sueldos y crear los modernos guardias de asalto. Y el sueldocontinúasiendoinsuficiente,comoyahemosdejadoclaroantes.Policíasmalpagadossonsobornables.Ylosguardiasdeasaltohancargadotantocontralosciudadanosdeapiequeyalosllamanloscastigantesytodoelmundolosodia.

»Desengáñese.Noesfácilcambiaralapolicía.Nisiquieradesmilitarizándola.Alosmilitares, con su obediencia ciega, basta con cambiarles losmandos. Un buenpolicía, en cambio, es él y sus confidentes, sus contactos, sus redes y susconocimientosdelaciudad.Siprescindedeesehombre,prescindirádetodoesoyelquelesustituyatendráqueempezardecero.Noestanfácil.

—Pues hay que cambiar —insistió el jefe—. Porque si, para combatir a losanarquistas, usted tiene que ser anarquista, nunca terminaremos del todo con losanarquistas,porlacuentaqueletraeausted.Meparecequemeexplico,¿verdad?

Miguel Jinete asintió y el jefe de Madrid, siempre sin mirarlo, emitió suveredicto:

—Contaremos con usted, Jinete. Recuperará el cargo de inspector de primeraclase del cuerpo de Vigilancia en la Brigada de Investigación Social. Su misiónconsistiráespecíficamenteenminarlacausaanarquistateniéndonosinformadosdesudespliegue,desusintenciones,puntosdereunión,estrategiasyautoríasdedelitos.Yselepermitirácontinuarconsusmétodos,manteniéndoseinfiltradoentreellos.Perodeberá estar localizable cada día, continuamente, y rendirá cuentas de sus actos alfinaldecadajornada.

MiguelJinetemiróaMiquelBadíayalguienque loconocieramuybienhabríasabidoverensuspupilasundestellodegratitud.

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MiguelJineterenacióenlaentradasinpuertasdelbarLuys,concamisasincuellonicorbata,untrajemarrónabaratadoporeltiempo,gorrayunasonrisaespléndidaquedabaporsupuestaunarecepcióneufóricaporpartedesusamigos.

Mipadrebajabacadatardeajugarallísupartidadedominó,despuésdeltrabajoyantesdeiracasa.AElena,sumujer,nolehacíamuchagracia,porquesabíaquelacalledeRobadorysusbaresestabanllenosdetentacionesyporquesesentíarelegaday olvidada junto a Tomasín, pero en aquella época las relaciones entre hombres ymujereserandistintasalasdeahorayexistíalacreenciadequelosceloseranbuenalimento del amor. Los celos que daba el hombre a lamujer, se entiende. «Por elhumosesabedóndeestáelfuego/delhumodelcariñonacenloscelos…»,decíanenlazarzuelaDoñaFrancisquita,queseestrenócuandoelgolpedeEstadodePrimodeRivera.

Víctor y mi padre formaban pareja contra dos parroquianos ajenos al puteríoambiente, que teníanmuymal perder y que protestaron cuando los dos amigos selevantarondeun saltoparadar labienvenidaal recién llegado,«pero,bueno, ¿quépasa aquí? ¿Estamos por el juego o qué?». Hubo abrazos y palmadas sonoras ycachetescomocariciasviriles,ydenuevoabrazos,yrisas.

—¿Perodóndehasestadotodoestetiempo?—EnFrancia,persiguiendofrancesas.—¿DosañosenFrancia?—Esotromundo.—¡Ah,laviemondaine!—exclamómipadre.—¿Cómo? —a Miguel Jinete siempre le costaba entender las bromas. Y en

seguida—: No estaba dispuesto a quedarme aquí, viendo cómo esos fascistasdestruíanelpaís.Peroahoraeslanuestra.Ahorahanganadolosnuestros.Eslagranoportunidad.

—¡La madre que te parió, Miguel! —gritó Víctor—. ¡Me dejaste tirado enMadridsinunaperra!

—¡Condosperras!—lecorregíasuamigoconlaclasedechistequelegustaba—. ¡Condosperras que seguroque te hicieronmuy feliz! ¿Cuántasperritas tienesahora?

—Yanotengoperritasdeningunaclase.Estoycasado.Gransorpresaynadiehubierapodidodecirsieraunasorpresaagradable.—¿Casado?¿ConCarmen?—No —sonrió Víctor como si lo abrumara lo mucho que puede llegar a

equivocarseunapersona—.ConTeresa,claro.—¡ConTeresa!

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Víctor se había casado con la adorable Teresa en noviembre, apenas un mesdespuésdehaberleprometidoasumadrequesecasaría.«Cásate,Víctor», lehabíasuplicadoMargarita, «hazlo por Eduardito, porCarmen, pobrecita».Y él prometióque se casaría porEduardito y porCarmen, pobrecita, y se casó conTeresa.Ymipadre, siguiendo su principio vital de que había que celebrarlo todo, ejerció deentusiastamaestro de ceremonias.Una vezmás, cerraron el barLuys al fulaneo ytrajerondelaBoqueríalomejorqueencontraron.InclusocontactóconunosmúsicosquesolíanactuarenelMonumental,FelipeysusCubanolas,queeranamigossuyosylehicieronbuenprecioporanimarlafiesta.Nohabíaquepreocuparseporlosvecinosporquelosnoviosseibanavivirprecisamentealpisoquehabíaencimadellocal,eldelacalledeSantRafaelquehabíadecoradoCarmenBrondoconaquellosnegros,aquellosrojosyaquellosdetallesdecó.

—CasadoconTeresa.Vaya.Tefelicito,hermano.AMiguellecostóarrancarunasonrisa,perolohizoalfin,yseabalanzósobresu

hermanastroparadarleunabrazoconmáspalmadasyhastabesoenlamejillaytodo.—Deverdad,sinceramente,¡pormuchosaños,Victorino!—Ah, Miguel… —Víctor cambió el tono y su amigo borró la expresión de

alegríadelrostro.Losoltó—:Muriómamá.Miguelabriólabocaypermanecióasí,inmóvil,paralizado,duranteunbuenrato.

Enesemomento,mipadrepudoverensusojoslamiradadeMiguelín,elniñosuciode la carbonería, el que no tenía padres, el que fue acogido generosamente por lafamiliaLuys y terminó llamandomamá a la señoraMargarita.Esperó una lágrimaquenosalió,sólounparpadeotriste,unsuspirodedicadoaunpuntomuyconcretodelsueloylaresurrecciónresignada.

—Mehabríagustadoestarasulado.¿Cómofue?Mipadreeraunespectadordiscretoydichoso,desdesuingenuidad,ycelebraba

conunaalegríamuyíntimaelreencuentrodelosTresdelPompeya,unavezmás.—Estabaahí—decíaañosdespués,pensativoyafligido—.ElMiguelJineteque

lepegóaMoscosoel tiroen la frenteestabaahí,nosemeolvidaba,peroquedabaemboscadoentremejoresrecuerdos.Éramosamigos.Todavíaéramosamigos.

Setomaronunacopa,claroquesí,paraelbrindis,elbrindisdelreencuentroyelbrindisdelabodayluegoenviaronalcuernoalaparejadejugadoresrezongonesysalieronmuyanimadosalacalle.

Sorprendentemente,MiguelJinetenolespropusoquefueranalaBomboneraparasaludar a Dulce y Bombón, sino que preguntó por Juliol y los arrastró al CentroLibertariodelPoblenou.

El establecimiento, en aquellas fechas, desde el triunfo del Frente Popular, eraunaburbujallenadelaexaltaciónqueproducelalibertad.Habíanpintadodenuevosus paredes y ahora estaba iluminado por una bandera tricolor grande como una

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sábanadematrimonio, retratosdeMarx,BakuninyFerrer iGuàrdiayeldistintivorojinegro de la FAI. Los camaradas que circulaban por allí, movidos por prisasexcesivas, lo hacían con el aplomo con que suponían que se movían los grandesburgueses en sus mansiones. Reían fuerte y daban palmadas y puñetazos en lasmesas, como si todoshubieran tomadoparamerendarun tónico reconstituyentedegraneficacia.

Julioleraunamanchasombríaensumesadelrincóndelbar,agarradoasuvasodevino.

—Hombre,Miguel—notancordialcomocabíaesperardespuésdedosañosdeausencia.

—¿Cómovaeso,Juliol?—Miguel,encambio,estabaexplosivo—.Siempretanjoven.¿Quémecuentas?¡Vengaunabrazo!

Juliolaccedióalabrazoperonocomootrasveces.Mipadrenotóelaguijonazodeuna mirada recelosa y amenazante y, de pronto, se sintió incómodo en su trajeimpecable de encargado de los Grandes Almacenes El Siglo, y bajo el únicosombrero del local. Muchas veces Juliol le había criticado aquellas pintas deintelectualburgués,«undíaésosdeahítevanadejarenpelotas»,peromipadrelereplicabaqueelhábitonohacealmonjeyésosdeahíyasehabíanacostumbradoasupresencia.Aqueldía,sinembargo,elviejoanarquistaselimitóalamiradadesdeñosayfuepeor.Comotruenosyrelámpagosenelhorizonte.

Fueronalabarraabuscarsusvasos,porquenoestababienvistalainsinuacióndeservidumbrehaciaelcamaradacamarero,ysesentaronalamesa.

—Qué—espetóMiguel—.¿Cómotevalavida,Juliol?Noteveocontento.—¿Quecómomevalavida?¿Aticómoteparecequeva,Miguel?¿Tegustalo

queves?—Coño,miraaloscamaradasdeahí.Contentoscomocastañuelas.—Aésosnolosheeducadoyo.Nosabeninterpretarlasseñales.PerotúyVíctor

tendríaisquesaberleerentrelíneas.HaganadoelFrentePopular.Bien.Ahorasalalacalleydimequéves.Quéhacambiado.YdimesitegustaesteoasisquedicenqueesunaCataluñaqueyasehaolvidadodequemariglesias.¿Teparecequelospolíticosquetenemosvanaecharalmaratodosloscurasymonjasyobisposysacristanes?

—No me gusta lo que veo —replicó Miguel por complacerle, tratando deatemperarlosánimosconseriedad—,perolopodemosarreglar.Porqueganaronlosnuestros.

—Depende de quiénes sean los tuyos, Miguel —Juliol no ocultaba suanimadversión.

—Han perdido los burgueses parásitos, ¿no era eso lo que queríamos? Hanperdidoyyanovolveránalevantarlacabeza.

—Hacemuchotiempoqueperdieronlosburguesesparásitos,Miguel—relajóel

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tono el viejo, como si hubiera estado esperando otra respuesta y ahora se sintieradecepcionado por la ingenuidad del discípulo—. España nunca será fascista a lamanera deHitler oMussolini. Ésos aquí ya han perdido su oportunidad. Pero haymuchasmanerasdeserfascista,Miguel.

—¿Ah,sí?Miguel se acodó en la mesa, siempre atento y receptivo a las palabras del

maestro.Julioltambiénseacodóenlamesa.—Denadasirvecambiaralaspersonas,inclusolasideas,sidejamosintactaslas

instituciones. El sistema económico está podrido.El capitalismo ha fracasado y, sinosempeñamosencontinuarjugandoconsusreglas,nosotrostambiénfracasaremos.Nohaymássoluciónqueelcomunismolibertario,destruirlotodo,hacertablarasayempezardenuevo.Estademocraciaquehoy tenemosesburguesa, esunacreacióndel capitalismo, exactamente igual que el fascismo. No podemos llamarnos deizquierdas y continuar conservando el mismo sistema de votaciones, los mismospalaciosdelasCortesconlosmismosescaños,elmismosistemadediscursoshuecosyfalaces.

»Pero hay compañeros nuestros, gente que se llama de izquierdas, rojos,comunistasyhastaanarquistas,quecreenquesí,quehanllegadoalpoderyacabande descubrir que siempre quisieron ser políticos de chistera. Ahora se quitan lachistera y se ponen sombreros hongos, pero se disponen a hacer lo mismo,exactamentelomismoquehacíanlosministrosburgueses…

—Ya veo por dónde vas—le interrumpióMiguel, sobre todo para demostrarleque estaba muy interesado en su discurso—. Pero tú me enseñaste lo que dijoTrotsky:«Renunciaralaconquistadelpoderesdejarlovoluntariamenteaquienesyalotenían,osealosexplotadores».

—A Trotsky ya hace siete años que lo expulsaron de Rusia, muchacho. Estáhuyendodespavoridoporquesabeque,cuandoloatrapen,lomatarán.YesoquesuspensamientossonmuchomásparecidosalosdeStalinquelosmíos.No,Miguel.Note dejes engañar. Ahora, se planteará la profunda contradicción en el seno de laizquierda.LoscomunistasenelpoderyanovanalucharmáscontraelEstadoporqueellosmismosformaránpartedelEstado.¿Esquenoveiscómoseestánacercandoalas burguesías europeas con toda educación, con modales de político burgués?¿Dóndeestálarevolución?¿Quiénhablayaderevolución?Nadie.Ahorayaestántanfelicesensusescaños,vestidoscontrajesdeElDiqueFlotante,hablando,hablando,hablando, de espaldas a todos los obreros, la explotación, la miseria, que decíancombatir.ElpresidenteAzaña,¿creéisquelesvaaquitarsusfábricasalospatronos?¿Vaasacareldinerodelosbancosparadistribuirloentrelospobres?¿Osparecequesedisponeaterminardeunavezportodasconlapropiedadprivada?¿Dóndeestála

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revolución?»Poresemotivoprecisamentelosanarquistasnopodemossentarnoseneltrono,

esemismotronoquequeremosdestruir.Seremossiemprelasmoscascojonerasquerecordaránaloscomunistasqueestánperpetuandolaexistenciadelosquemandanylos que obedecen, los amos y los criados, los verdugos y las víctimas. Y quedarádemostradoeldíaenqueellos,losquecontrolanelpoder,laIIIInternacional,decidahacer callar a los que renunciamos al poder por coherencia y convicción. Y sedemostraráunavezmásquehayverdugosyhayvíctimas,ylosverdugosseránellos,ylasvíctimasnosotros.

—Quéfuturotannegro—comentóMiguel,admirado.—Poresotenemosqueestarpreparadosparalalucha,Miguel—Juliolleseñaló

conelíndiceparadaraentenderquesereferíaaalgomuypróximoalosdos—.Hacemucho tiempo que alimento nichos en el cementerio de Poblenou, Miguel, ya losabes.Fusiles,pistolasydinamita.Sobretododinamita.Lotengotodopreparado,lasconsignas están dadas, el pueblo alerta, por toda la ciudad. El día en que loscomunistasnosataquen,yomismocargaréuncamióncontodosaquellosexplosivosy me iré a la plaza de la República. Está todo previsto. Dos o tres tanquetas delejércitohabrán llegadoallíymeabriránpaso,controlando lasentradasde laplaza.Todoprevisto.YvolaréelPalaciodelaGeneralitat.Ah,sí,amigomío.Melanzarécontra ese Palacio y moriré en la gloriosa pira. Porque si la izquierda ataca a laizquierda,jamáspodrásobreviviry,sinohayesperanzadeunmundomásjusto,yonoquierovivirenél.¿Noesesoloquedecíatupadre,Víctor?

No,noeraesoloquedecíasupadre,peroVíctor,sobrecogido,entendióloquesuantiguomaestroqueríadecir.

—…YcuandosevengaabajoelPalaciodelaGeneralitat,serálaseñalparaquemi guerrilla particular se lance a la conquista de Barcelona. ¿Y sabes quiénescomponenesaguerrilla,Miguel?Tugrupodeafinidad«ProgresoHoy».Nomemiresde esa manera. Te admiran, son aguerridos, se saben invulnerables porque hanpermanecidodormidosdurantemucho tiempo.Se echarán a la calle armadoshastalosdientes.YlasbateríasdeloscañonesdeMontjuïcapuntaránhacialaciudadylabombardearán, esta vez, por una vez, en nombre de laLibertad.Hace años que lopreparo,Miguel,ytúlosabes.

Había soltado el discurso en un cuchicheomorboso, como la amenaza de unavíbora entre las matas. Calló, y tanto mi padre como Víctor y, sobre todo, comoMiguelguardaronunsilencionegrocomolahulla.

Juliol,depronto,suspiróyserelajó.Ybebiódeuntragoelvinoquequedabaenelvaso.

—Unodevosotros—dijo,ronco—,¿podríatraerotraronda,porfavor?

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Mariano Madurga me entregó los documentos de Miguel Jinete metidos en unacuriosamaleta pequeña, demimbre trenzado,muy estropeada, sin asa ni bisagras,sujetacondoscinturonesdeimitacióndecuero.Lascarpetasmásgrandescabíantanexactamente en su interior que quedaban encajadas y costaba cierto esfuerzoextraerlasysusbordessehabíanresentido.LaqueestabamásalfondoymecostómássacarteníaescritoabolígrafoyenletradepaloelnombredeMiquelBadía.

Contenía una serie de recortes de prensa y un montón de copias de informeshechas con papel carbón y en papel cebolla, que resumían las investigacionesrealizadasporMiguelJineteentreel29deabrilylosprimerosdíasdejuliode1936.

Lasnoticiasdelperiódicodecíanqueelmartes,28deabril,alastresymediadela tarde, loshermanosMiquely JosepBadía salierondelnúmero52de la calledeMuntaner, donde vivían con su madre, hermana y cuñado, cerca del chaflán deConsejodeCiento,ycaminaronendirecciónalaGranVíamanteniéndoseenlaaceradelosnúmerospares.CercadelasiguientecalledelaDiputaciónhabíaunhombreleyendoeldiario.Lodoblóbruscamenteyselopusobajoelbrazo.UnhombrequeparecíaestarleyendolapizarradepreciosdelbarBremensindecidirseaentraryotroque apareció entre dos coches aparcados echaron a andar rápidamente hacia loshermanos Badía, que acababan de pasar. Los dos vestían elegantes trajes grises ysombreros flexibles que parecían privarles de otras señas de identidad, dosciudadanos normales, señores, tal vez hombres de negocios, serios, formales, porencimadetodasospecha.UnForddecolorrojooscuroiniciólentamentelamarchaporlacalzada,unosmetrospordetrásdeperseguidosyperseguidores.

Habíanmontadolaparadaparahacerlamediacaña.Frenteaunatiendadebicicletas,unodeloshombresdijo:«¿Badía?»,yMiquel

Badíasevolvióhaciaél.Seencontróantelabocadeunapistola.Recibióelprimerbalazoenelrostro.Otroimpactoenelpecho,otroenelhígado.Almismotiempo,elsegundo hombre disparaba contra Josep. A la nuca y a la espalda. Fueron cincoestampidos bruscos, inesperados, inoportunos a la hora de la siesta, ese sonidoinstantáneoqueparecegolpeardirectamentelabasedelacolumnavertebral,pacpacpac,queprovocaparpadeossobreojosdilatadosporelterror.Lasexplosionesdelasarmas rompen laescena, lagente seapartaprecipitadamente,corre,derribasillasymesas de la terraza del bar Bremen, hace girar todas las ruedas de la tienda dereparacióndebicicletas,vuelandesapavoridas laspalomas,sialguiengritanadie looyedemomento,lamuertecreaunvacíosobrelosdoscuerpostendidosenlaaceradondecrecelabrillantemancharoja.

Lospistolerostambiéncorrieron,ycorrióelhombredelperiódico,hacialacallede la Diputación, en cuyo chaflán les esperaba el coche Ford de color granate,

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matrículaB-39763.Montaronenél.Portazos.Bruscay ruidosaarrancada.Chirridoderuedassobrelosadoquines.Seesfumaronenelaire,porDiputaciónhaciaplazadeEspaña,mientraslamultitudempezabaaregresarparallenarelvacíoquelamuertehabía provocado y dos guardias de seguridad llegaban, heroicos, al galope de suscaballos,desdelacercanacalledeAribau.

Enelmargendelprimerdocumentoescritoenpapelcebollasepuedeleer,alápizycon la letrapuntiagudayelectrizadadondeyoyahabíaaprendidoa reconocer laindignacióndeMiguel: «Me llamóCasellas enpersonaymedijo: “Investiga a losanarquistas”».Casellaseraelguardiacivildelabarbapatriarcal,directorgeneraldelOrdenPúblico.«Investiguéalosanarquistas».

Loqueseguíaerael resultadode suspesquisas.Mepuedo figuraraunMiguelJinete con gorra y chaleco y alpargatas, mal afeitado, en antros frecuentados pormaleantes,preguntandoalengualargasinfielesquedicensaberlotodoparapresumirde traicionar a todo el mundo; o en tabernas como La Tranquilidad, o centrosculturales o ateneos, intercambiando alegremente información con compañerostrabajadores;odestilandoconfidenciasrecogidasporDulceyBombónysuschicasenlasdependenciasdelaBombonera;o,yadetraje,corbataysombrero,tanatildado,saboreandounMuratti,alternandoconperiodistasoabogados,enelLiond’Or,oLaMaisonDorée,oelGlaciar,muyserioyanalítico,osimplementereceptorpasivooinclusodesganadodenovedadesentornoalasesinatodeMiquelyJosepBadía.EnBarcelonanosehablabadenadamásaquellosdías.Inclusopuedoimaginármeloencamiseta,enunsótanodeVíaLayetana,enviandopuñetazosyproclamando:«¡SoyGironés!».

Enaquellosmomentos,Gironésyahacíaunañoquesehabíaretiradoynopudoexhibir sus cualidades en el ring del recién inauguradoNouPrice, el Price, que seconvertiríaenlacatedraldelboxeo,delaesquinadeFloridablancayCasanova.

Elresultadodetantasconversacionessereflejaenlosinformes,quetengoenesaespeciedecajademimbre,sobrepapelcebolla,aveces ilegibleporeldesgastedelpapelcarbón.

Unos cuantos documentos hablan de la culpabilidad de hombres de la FAI,anarquistas, y concretamente apuntan a uno que se llamaba irónicamente JustoBueno.Un informante especificaba, además,queunparientede JustoBuenohabíaquedadotetrapléjicodespuésderecibirunapalizaencomisaríacuandoMiquelBadíaera el jefe. Eso explicaría que Bueno le hubiera vengado cometiendo el dobleasesinato.

PeroMiguelnosehabíaconformadoconeso.Diferentespersonasdediferentesambienteslehabíandadodiferentesrespuestas.

Enlosbajosfondos,porejemplo,todoelmundodabaporhechoquelosasesinosdelosBadíahabíanactuadoporcuentadeldueñodeLaCriollayCa’lSagristà,que

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habíasalidomuyperjudicadoporlaacciónpolicialcuandolaGeneralitatprohibióeljuego.DetodoseranconocidaslastimbasclandestinasdeloslocalesdelacalledelCidy,porlovisto,supropietarionoqueríaexponerseaqueMiquelBadíavolvieseaocuparuncargoderesponsabilidadenlasfuerzasdelorden.

Naturalmente, otros dedos señalaban a sus enemigos naturales, los fascistas deFalangeEspañola,quehacíatiempoqueandabansacandopechoporahí,provocandoconlaspistolasenlamano.

Noobstante,lalíneadeinvestigaciónqueapuntabaaladerechaseconcretabaenunasupuestaconspiraciónllevadaatérminoporunoscarlistasquesehabríanreunidoenlaiglesiadelaConcepción.Dostestigos,entreloscualesunsacerdotequeviolabael secretode confesión, establecíanque elmotivodel crimen eraqueBadía«teníademasiado controlados a los anarquistas y convenía que se desbordaran». Palabrasquemehandadomuchoquepensardurantehoras,sobretodoahora,cuandosabemoscómollegaronadesbordarselosanarquistascuandotuvieronocasión.

PeroMiquelBadíatambiénteníaenemigosentresuspropiasfilas.Lamayoríadelos confidentes le hizo notar aMiguel Jinete que el president Companys odiaba aBadíadesdequesesintióabandonado,porélyporsusochomilescamots,eldíadelaproclamacióndelaindependenciadeCataluña,el6deoctubrede1934.Ahora,anteelregresodeMiquelBadíaalavidapolíticacatalana,sehabríaaseguradodequenovolvieraamolestarle.

Por si fuera poco, alguien suficientemente solvente como para que Miguel setomara lamolestia de incluir sus palabras en un escrito oficial le dijo queMiquelBadía y Companys estaban enamorados de lamismamujer, una tal Rosa, Roseta,casada, hermosa y aguerridamilitante deEsquerraRepublicana deCataluña y, portanto,elasesinatonoseríamásqueunsórdidocrimenpasionalypersonal,venganzaentreadúlteros,laexplosiónderabiadeunburladorburlado.

LaversiónquemástiempohabíaentretenidoaMiguelJinete,yenlaquehabíagastado más papel y suelas de zapatos, abundaba en esta animadversión existenteentreBadíayCompanys.Sinelmenoreufemismo,elamigodemipadreexponíaqueMiquel Badía nunca habría tenido lamenor oportunidad de entrar de nuevo en lapolítica mientras Companys estuviera al frente de la Generalitat. De manera quehabíaregresadodelexilioconunextensoinformecargadodepruebasqueinculpabana unos cuantos miembros de Esquerra Republicana, el partido de Companys, decargosmuyseveros,nadiesabecuáles.Segúnconfidentesanónimos,Badíalehabríapedido a un importante miembro de Esquerra que estudiara aquel informe eintercedieraporél.Habíanquedadocitadosprecisamentelatardedeaquel28deabrilen el café Términus de la calle Aragón. Se suponía que Badía se disponíaprecisamenteaentregarelinformecuandosaliódesucasaalastresdelatarde.Sesuponía que los hombres que le habían disparado habían recogido del suelo un

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portafoliosdepiel…Laletrapuntiaguda,eléctricaeirritadadeMiguel,escritaconlápizenelmargen

del primer informe, decía simplemente: «Me llamóCasellas en persona ymedijo:“Investigaalosanarquistas”.Investiguéalosanarquistas.Ahorametiratodosestosinformesa lacarayrepite:“Investigaa losanarquistas,céntrateenlosanarquistas,búscameaeseJustoBueno”».

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OacasoelasesinatodeloshermanosBadíafueraelprimerdetonadornecesarioparahacer explotar la gran bomba. La primera espoleta, la del oasis catalán dondellevaban años presumiendo de paz y tranquilidad. Un crimen que encendiera losánimos,queenfrentaraaanarquistasynacionalistas.LuegollegaronlosdetonadoresdelosasesinatosdeltenientedelaguardiadeasaltoCastilloyeldellíderdeextremaderecha José Calvo Sotelo. Detonadores necesarios aunque no imprescindiblesporque ya hacía tiempo que los financieros del golpe habían ingresado el dinerocorrespondienteenlascuentascorrespondientes,ylosgolpistashabíanpuestoasusfamiliasasalvoenelextranjero,ylosrepresentantesdelosqueseibanasublevaryahabían hablado con los representantes de Hitler y deMussolini y seguramente deotrosmandatarios europeosmás prudentes, y ya se había diseñado exactamente elplan de la reconquista. Esos asesinatos fueron el golpe de efecto definitivo parajustificar lagranpalmadasobre lamesa,elgrangritode indignación,elgranbastaya.

TantomipadrecomoVíctorrecordabanperfectamenteloquehabíanhechoaquel18dejuliode1936.Laciudadexcitada,estremecidaporlailusióndelaOlimpíadaPopularyObreraquehabíandeinauguraraldíasiguiente,domingo,comoréplicayboicot a las olimpíadas nazis que se preparaban para el siguiente agosto con laintencióndeglorificarunpocomásaHitlery la razaaria.Veintemilvisitantesdetodo el mundo, turistas, periodistas y hermosos atletas, llenaban las calles ycontribuíanalbullicio.Ydescubríanque,debajodelalborozoaparente,hervíaotrotipodeagitacióndistinto,unacorrientesubterráneaderumorescrispadosqueañadíana la tensiónunvibratodepeligro.«Sehansublevado losgenerales».Aunantesdeescuchar por radio la alocución nocturna que emitió Lluís Companys, muchosrecordaban las palabras que había pronunciado apenas cuatromeses antes, cuandoregresóaBarcelonaparahacersecargodelapresidenciadelaGeneralitat:

—…Tornaremasofrir,tornaremalluitar,tornaremavèncer!

Aquellanochedel18dejulio,calurosa,sofocante,dijo:

—… Catalunya ara com sempre donarà proves del seu fervor per lesinstitucions republicanes, per la Constitució democràtica i pels idealsd’autonomia,llibertatiprogrés…

Habíamultitudesllenandolascallesporquesehabíadeclaradolahuelgageneral.MipadrenohabíaidoalosGrandesAlmacenesElSigloynosaliódecasaentodoel

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día, como si temiera que se le pudiera contagiar la efervescencia rabiosa de laadrenalina.Estuvopaseandodeunladoaotrodeestepisoenormedondehoyestoyescribiendo,mirandoporelbalcónlasdoscúpulasdeledificiodeenfrente,pisandoestasbaldosasblancasyverdes, octogonales las blancas, cuadradas las verdes, quetodavíahoypuedocontemplar;pasando lasmanossobre lamesadelcomedor,oelbufet, o la cómoda del dormitorio, como si buscara unamota de polvo o como siestuvieracomprobandoqueaúnseguíanallí.YmirabaaElena,alapelirrojaypecosaElena,yaTomasín,alsimpáticoTomasíndeonceaños,conelarrobodelprimerdía.«¿Peroqué tepasa?», ledecíaellaadmirada,conscientedequemipadreseestabaenamorandodeellaunavezmás,ymás,ymás.

Élnocontestaba.Selimitabaamirarporelbalcón,lasmanosenlosbolsillos.—Yaveráscómonovaapasarnada—lo tranquilizabaella,preocupadaporsu

ensimismamiento—. Una algarada más de esos militares cazurros. Nada. Unasanjurjada.

—…ElordenenCataluñaescompletoysiencualquiermomentoloselementosfascistas quisieran alterarlo las autoridades responderían con rigurosa eficacia.Nuestropueblonosdaelsoportedesuasistenciacalurosa…

Víctor no semovió del bar en todo el día.Me dijo: «Los dueños de los bareséramoslosmásescépticosycínicosenpolíticaporque,aundurantelashuelgasylasmanifestaciones, se daba por supuesto que continuaríamos en nuestros puestossirviendovino».Laschicasaqueldíatrabajaroncomonunca.Acardar,acardar,ques’acabaelmón!Entrelosturistasdesmelenados,losatletasendiosadosylosobrerosdespavoridos,nuncahubotantotrajínentreelputeríodelacalledeRobador.

—…EnlaluchacontraelfascismoycontraintentonasdictatorialeselFrentedeIzquierdasdeCataluña,losorganismosobrerossindistinción,laciudadaníatoda,endefensadelEstatuto,lalibertad,ydelderecho,ybajoelsignodeladignidadcivilyhumanaformanunejércitoinvencible…

Durante un buen rato,mi padre estuvo tocando tangos con el bandoneón,másapasionado,melancólicoyemocionadoquenunca.Cuarentaañosdespuésmedecíaque loagarrotabaunpresentimientonefastoe inconfesable.A lo largodeaqueldíainterminableyaburrido,diounrápidorepasoasuvidayconcluyóquehastaaquelmomentohabíasidolamejordelasvidas,auntropezandoconelrecuerdopavorosodelahistoriadeAurorita,queconsiderócomounanotadetragediainevitable,tributonecesarioparagozardefelicidadenelrestodelasexperiencias.Aqueldíasesintióestafado,desazonado,comoquiensehaextraviadoenunlugarlejanoypeligrosoyrecuerdaconnostalgiaelbienestardecasaydelarutinadiaria,ylevinoalamentelaidea de que todo eso se estaba acabando, que se lo iban a quitar por la fuerza.Ymantenía en los bolsillos los puños crispados por la furia mientras la radio leinformaba de la sublevación de unos militares africanistas en el Protectorado de

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MarruecosyenlasCanarias.YLluísCompanysdecía:—… Al pueblo de Cataluña le recomiendo serenidad, que no priva, sino que

prestamáseficaciaalavoluntaddispuestayalánimodespierto.NadaninadiepodrácontranuestropueblonicontralademocraciaprogresivadelaRepública,quesaldrádeestapruebamásfortalecida,másenriquecidaysuperada.Salut,catalans.Elcritdesempre,ambl’emociódesempre:ViscaCatalunya!ViscalaRepública!

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Comoimpelidoporelmismopresagiofunesto,Víctorexperimentó lanecesidaddevisitaraCarmenensumodestodomiciliodelPobleSec.Quizáhubieraidodetodasformas,puestoquesolíahacerlo,sobretodolossábados,peroaquellaveznolohizoconelpasomuelledelcalaveraennochealegresinoconlapremuraansiosadequiencorreaunaurgencia.Lascallesestabanrepletasdegentequehablabamuydeprisaymuyalto.ElParalelohervíaconlaexaltacióndelcoroquepreludiaunaóperatrágica.El niño lloraba entre los brazos deCarmen.No había forma de calmarlo.Dolly laCaraquesoteníalosojoshinchadosdellorar.Enalgúnmomento,hablandosola,seleoyómurmurar:«¡Nopuedocreerque,despuésdeestavida,nohayanadamás!¡Nopuedenohabernada!».

Víctor recordaba que se llevó a Carmen al dormitorio en un arrebato, ycomentaba que en ningún momento lo movió el ardor sexual sino una necesidaddistinta,más ciega todavía,más inexplicable, cargada de angustia y de furia, y setrenzaron y retorcieron sus cuerpos con un frenesí sobrenatural en un acto tal vezcargadodeorgasmosperodesprovistodeplacer.

—Eran losprolegómenosdelcombate—medijo, tantosañosdespués—.Nosécómoexplicarlo.

Se durmieron, aunque el niño continuaba berreando como un oráculoenloquecido.Y creyeronque los despertaba su llanto, pero no era el llanto infantilsinolassirenasdelasfábricasydelosbarcosdelcercanopuerto.Sirenascomovocesdeultratumba.

Alaridosdedesesperación,quetambiénarrancaronamipadreyaElenadellechomientras Tomasín corría por el pasillo accionando todos los interruptores queencontraba,«¡papá,papá,lacalleestállenadesoldados!».

Mipadregritó:—¡Apagalasluces!Desdeelbalcóndelcomedor,abrazadoasuesposayasuhijo,mipadrepudover

alastropasqueavanzabanporlaGranVíadelesCortsCatalanesprocedentesdelaplazadeEspañaycondirecciónalaplazadeUniversidadparaconquistarelcentrodelaciudad.Todoelmundoconocíalasconsignas:«Silastropasseechanalacalle,haremossonarlassirenas.Alesarmeselproletariat!».

Eralaguerra.En Poble Sec, Víctor y Carmen también estaban en pie. El niño había callado

porqueCaraquesoseencargabadeél.Antesdequeterminarandevestirse,oyeronlosdisparosdefusil.Los tirosmás lejanoserancomouncrepitar imprecisoperohabíaotrosahí,alavueltadelaesquina,enelParalelo,quesonabancomoexplosionesqueimpactaranenmitaddelpecho.

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—Yaestánahí.Yelgriterío.—Yo no puedo quedarme aquí—dijoCarmen—.Hay que luchar.Que no nos

quitenlopocoquehemosganado.Víctor, en cambio, se había espantado al comprobar que eran las cinco de la

madrugada.Desdequeestabacasado,nuncahabíallegadotantardeasucasa,dondele esperaba Teresa, y le corroía la angustia que ella debía de estar sufriendo. Nisiquiera se le ocurrió tratar de disuadir a Carmen cuando la vio tan decidida aincorporarsealtiroteo.Eramuypropiodeellayresultabaimposibledetenerlacuandotomaba una determinación. Salieron juntos del piso. La Caraqueso se asomó alrellanodelaescaleragritandoqueellanoqueríaquedarseconelcríoyCarmen,sinvolverse siquiera amirarla,mientras saltaba los escalones de dos en dos, le gritó:«¡Volverépronto!¡Liquidamosaesosfascistasdemierdayvuelvoenseguida!».

YaenlaalborotadacalledelaBòbila,Víctorlasujetóporlosbrazos, lamiróasusojosdemiradaintensaybalbucióalgoantesdesepararse:

—Cuídate.¿Nodeberías…?Ellainterrumpió:—No es la derecha de siempre,Víctor.No son pacificadores de buena fe, que

quieranacabarcontodoestopornuestrobien.Eselfascismo.EsHitler,esMussolini.EslaFalange.

—Yotengoqueiramicasa—dijoél,sintiéndosecobardeydesertor.—Ve.Víctor echó a correr por Conde del Asalto hacia las Ramblas. En dirección

contrariallegabaunamultituddeobrerosdesaliñadosyenfurecidos,algunosdeellosarmados con fusiles, quegritaban«¡Viva laCNT!»o«¡Vamosamatar fascistas!».Habíallegadolahoradelarevolución.

Carmensesumóaungrupodepersonasquearrancabanadoquinesdelsueloparaconstruirunabarricadaquecerrara laampliaavenidayqueseríaconocidacomolaBarricadadelMolino,porqueestaba juntoalMoulinRouge.Lossoldados rebeldesvenían desde Hostafrancs con la intención de reunirse con el destacamento deAtarazanasyocuparelpuerto.Enesemomento,debierondeinformaraCarmendeque casi todos los cuarteles de la ciudad se habían levantado y avanzaban haciapuntosneurálgicosdelcentro.

—…Perodicenquesonpocos,porquelamayoríaestádevacacionesdeverano—leaseguróunoptimistaquecargabaadoquinescomoella—.Yhayquedescontaralosdesertores,quesonmuchísimosporquelaclasedetropasaledelproletariado.Ynosotrossomosmás,siemprehemossidomás,yahoraestamosarmados.

Al otro lado de la barricada, se inició el enloquecedor martilleo de unaametralladora. Los silbidos de los proyectiles ensordecían y sus impactos sonaban

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como granizo diabólico. Unas mujeres que transportaban colchones requisadosemitieron un coro de alaridos y se echaron de bruces al suelo.Carmeny los otrosresistieron la tentación y continuaron agachados, acarreando adoquines hasta labarreradondesuscompañerosrespondíanalfuegoenemigoconsusviejosMáusers,Browningsdebolsilloyescopetasdecazaque tronabancomocañones.Unode lossoldadosenemigosgritó:«¡Vivaelfascio!»,ycatapultóunagranadademano.Mástarde,Carmencontaríaquelagranadalepareciómásinofensivadeloquepensaba,apenasunpetardomuyfuertequenohirióanadienirompiónadamásquelacalzada.Laembriagabaunaespeciedeinconscienciasuicida.Muchomáspeligrosaleparecióla ametralladoraHotchkiss de sietemilímetros con aquellas andanadas terroríficas,capacesdepartirunárbolporlamitad.

Carmenviocómounabalaalcanzabaaunobreroy loproyectabapor losaires,cienmetrosmásallá,dondeelhombrequedóretorciéndosededolor.Corrióasulado.

—Déjameamí,compañera—gritóelherido,barbudoysucio,conojosdediosvengativo—.Cogeunfusilyveapararaesoscerdos,quehoyeseldíadeltriunfodela clase trabajadora. Hoy cambiaremos el mundo para que reinen la igualdad, lalibertad y la fraternidad.Mata curas, bonita, mata burgueses, mata patronos, matamilitares.Mataaesoscuervosnegros.

Y murió. Carmen nunca olvidaría aquel discurso. Años después, era capaz derecitarlopalabraporpalabra.

Entretanto, Víctor se había internado por las calles del Barrio Chino, querebosaba de exaltación y gritos.Cuando por SanRamón llegó hasta Sant Pau, viopasar el primer coche particular, sin duda confiscado, con las letras CNT y FAIgarabateadasenblancosobrefondonegro.Dentroviajabanmáshombresconfusilesde los que estaba previsto que cupieran. También se veían coches con las siglasPOUMcomounaonomatopeya.

De lejos vio la humareda y las llamaradas siniestras que envolvían la iglesiarománicadelextremodelacalle.Aqueldomingonoseibaaoficiarningunamisaentodalaciudad.

Amanecía ya cuando alcanzó el portal de la calle de Sant Rafael, cerca de laesquinaconRobador,ysubiódedosendoslasescalerasquellevabanalpisodondeestaríaesperandoTeresa.

Abriólapuertacontalímpetuqueella,enmitaddelcomedor,pegóungritoy,alverqueeraél,queeraélynounpuñadodesoldadosarmados,seechóallorartanviolentamente que le fallaron las piernas y cayó de rodillas. Ella tan apacible, tantímida y discreta, que nunca había dado rienda suelta a sus sentimientos. Ella, tanfrágilconsuenormeembarazodesietemeses.Mientrassearrodillabajuntoaellaytratabainútilmentedeabrazarla,«¡Déjame,quemedejes,vete!»,Víctorobservóqueel suelo estaba alfombrado de objetos hechos pedazos. Jarrones, lámparas, platos,

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vasos,fuentes,botellas,cuadrossinbastidorconelcristalrotoy la láminarasgada,hasta los muebles desvencijados eran indicadores del terror y la furia que habíaposeídoalamujerdurantelaausenciadeVíctor.

—¡Déjame!¡Quemedejes!¡Vete!Aquellamujerdeojosgrandeseingenuos,taninfantilesqueerapecadoanegarlos

delágrimas.Aquellamujerqueibaadaraluzunhijosuyo.Víctorentendióquesabíadónde había pasado la noche, y que era en casa de lamujer que había diseñado ydecoradoelpisoyporesohabíatenidoquedestrozarlo.Sepercatódequeélestabaapunto de destrozar también su matrimonio, de echar por la borda no sólo susesperanzas sino también y sobre todo las de Teresa y las del niño que estaba encamino,yseempeñóenabrazaraqueltorbellinodeodiodebilitadoporelllanto,yseencontróbesandolospárpadoshúmedosdeunachicainocenteydesengañadaquenoqueríaquererle.

Almismotiempo,desdeelbalcóndelpisodeGranVíayEntenza,mipadrepudover a guardias de asalto que, desde las azoteas de enfrente, disparaban contra lossoldadosquesehabíandespistadoporelbulevar,yamediamañanaoyóelestrépitodelasametralladorasinstaladasenlaplazadeUniversidady,másallá,cercadelhotelRitz;yamediodíaasistióalvuelorasantedelosavionesquearrasabanconunalluviade balas aquellas posiciones rebeldes. Luego supo que venían de bombardear elcuarteldeSantAndreu.

Es de suponer que Miguel Jinete estaría en la Comisaría General de OrdenPúblicodeVíaLayetanacuandoelpresidentCompanysseinstalóenella.Y,alasdosde la tarde, presenciaría la emocionante llegada de dos mil guardias civiles que,desplegadosenformacióndecombate,seplantaronantelasedecentraldelapolicíay,cuandonadiesabíacómoibanareaccionar,saludaronmilitarmentealpresidentedeCataluña,sepusieronasusórdenesysedesplegaronporelcentroparaterminarconlos combates que allí se libraban. Redujeron a los amotinados que habían sidodesalojadosdelrascacielosdelaTelefónicaporlosanarquistas,losacorralaronenlacalleBergarayenellujosohotelColón,enelCírculodelEjércitoylaArmada,yenelespléndidorestaurantedefachadamodernistaconocidocomoLaMaisonDorée.

A las 3 de la tarde, cuando sonaban cañonazos en la carretera de Sants y elParalelo, había llegado el general Goded en hidroavión, desde Mallorca, con lapretensióndeponersealfrentedelossublevados.Alas7delatardefuedetenidoy,tantomi padre comoElena y Tomasín, comoVíctor, comoTeresa, comoCarmen,pudieronoírporradioeldiscursodesuderrota:

—La suerte me ha sido adversa y he caído prisionero. Si queréis evitar elderramamientodesangre,quedáisdesligadosdelcompromisoquetenéisconmigo.

Losgritosysaltosyabrazosycarcajadasylágrimasydisparosalairecorrieronportodalaciudad,porcalles,plazasyavenidas,enlosbaresatestadosdegente,enel

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pisoburguésdemipadreyenelpisodestrozadodeVíctoryTeresa,enlasbarricadasy en los hospitales. Mi padre dice que liberó la tensión llorando abrazado a lapelirrojaElenayalexcitadoTomasín.Víctor,despuésdeundíaamargoycrispadoconlaingenuaTeresa,consiguióarrancarleporfinunasonrisatibia.Habíansofocadolarebelión,habíansalvadosusvidas,sumatrimonio,elhijodelvientre.Alguiendijo,añosdespués,queTeresa,enaquelmomento,seconsiderótanderrotadaysometidacomolosmilitaresgolpistas,agotadaslasfuerzasenunestallidodestructivodecóleraquenadievionioyó,elprimergritodefuriadesuvida;incapazdeimaginarunavidalejos de Víctor, humillada ante la evidencia de que tendría que compartirlo y desaberselaotra,lasegunda,laesposa,lamujerdesegundacategoría.Peroalfinaldeaqueldía,aligeradadelaamenazadecatástrofe,esbozóalfinunasonrisaysuspiróydecidióque,enadelante,seríamejorfingirqueseencontrabadivinamentejuntoasuqueridomarido.

HabíaterminadolaguerraenBarcelona.Apartirdeaquelmomento,comenzabalarevolución.

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52

CuandoMiguelJineteseapeódelmajestuosoBuickdeochocilindros,conlassiglasFAI-CNTpintadastorpementeenlacarrocería,vestíaunaflamantecazadoradecueronegro, con el calor que hacía, pantalones de pana, llevaba la cabeza descubierta ypañuelo rojo y negro al cuello, y ostentaba al costado una pistola en inmaculadafundadecuero.EntróconmuchaautoridadenlaporteríadelchaflándeBorrellconDiputaciónysubióalcuartopiso.Llamóaltimbreyabrióelhermanodemipadre,tío Cándido, chulo, bien vestido y tan erguido como le era posible pero con laspupilastrémulasdepánico.

—¿Quépasa?—dijo,insolente.—Quita—replicó Miguel al tiempo que lo apartaba de en medio y avanzaba

haciael fondodelpasillodonde leesperabaelabueloAlbertoparalizado—.Tienesqueespabilar,abuelo,porquelacosaseponefea.

—¿Quépasa?—gimió el hombrede sesenta y dos años, escuchimizado, enuntonodistintoaldesuhijo.

Más allá, en el comedor de base romboidal porque el piso se hallaba en plenochaflán,pasabaelrosariolaseñoraLlusietahechaunflan.

—La revolución —espetó Miguel—. El poder para el pueblo. El comunismolibertario.Seacabaronlapropiedadprivada,laburguesía,laRepública,loscurasylamadrequelosparió.Basta,señora.Tambiénseacabaronlasjaculatorias—arrancóelrosario de las manos de la pobre mujer, que exclamó Verge Santíssima—. Ahoramismo,vamosairavuestraempresadetransportesylavaisacolectivizar.

—¿Peroquéestásdiciendo?—gritótíoCándido.Yseatrevióacolgarsedeunamangadesucazadora—.¿Tútecreesquevamosaregalarelnegociofamiliaraesoshijosde…?

Miguelsevolvióylegrabóloscincodedosenlamejillafofaenunabofetadaquesonó como un disparo. Tío Cándido quedó boquiabierto y alelado. Todos lospresentes quedaron boquiabiertos y alelados. Plaf. La señora Llusieta repitió, sinaliento:

—VergeSantíssima.MiguelJineteestabagritando:—¡Yonocreonada,imbécil!Yoledigoatupadreloquetienequehacerporque

no quiero que lo maten. Y usted, señora Llusieta, deje de repetir eso de VergeSantíssimaolamatarán—lapobremujersellevóelíndicealoslabios—.Ynohagaeso,nohagaesegestode reclamar silencioy secreto,porquesi lavencreeránquetiene algo que ocultar y la fusilarán —los tres ocupantes del piso contenían larespiración atufados por un silencio espeso.Miguel varió ligeramente el tono parademostrarles que era amigo y sólo quería su bien—. Estoy hablando en serio,

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háganmecaso.Así están las cosas.Los anarquistas son losdueñosde la calle,hantomadoelcuarteldeSantAndreu,queeselmayorarsenaldefusilesyametralladorasde la ciudad.Dicen que tienenmás de treintamilMáusers, y bombas demano, yametralladoras, y pistolas como para armar a toda Cataluña. Y han exterminado atodalaguarnicióndelcuarteldelasAtarazanas,yhanquemadotodaslasiglesiasdela ciudad. Son los dueños, son los héroes. Companys, acorralado, ha tenido quecederleselpoder.Sonlosdueñosdelmundoysólovalesuleyyestándispuestosamataratodoelquenoseaanarquista,obreroyateo.

LosojosylacurvadelabocadelabueloAlbertoindicaronqueeldesalientoloestabaahogando.Miguelinterpretósuspensamientos:

—¿QuésesabedeErnesto?—Nada.Lapalabracayóentreelloscontodoelpesodelanada.—Tratarédelocalizarlo.Sivieneporaquí,dígalequesequitelasotana,quetirea

labasura todos loscrucifijosymisalesyqueaprendaacagarseenDiosdevezencuando—añadió,tranquilizador—:Nolepasaránada.Yomeencargodeello.Sinohacetonteríasnolepasaránada.Vámonos,abuelo.Así,sinsombreronichaquetanicorbata, con alpargatas si es posible. La única forma que tienes de conservar tuempresa es regalándola a los sindicalistas, siendo más rojo que los rojos, másanarquista que Bakunin. Porque esto no va a durar mucho, abuelo, créeme, ya loverás.Esospelanasnoestaránmuchotiempoenelpodery,entonces,recuperaráslotuyo.Teloprometo.

Cándido dijo que prefería quedarse en casa, con la señora Llusieta.Miguel sellevó al compungido abueloAlberto que, al salir a la calle y ver el incendio de lacercana basílica de Sant JosepOriol, donde se casómi padre, se detuvo aterrado,comosi larealidadfueseunobstáculo insalvablequenolepermitíadarniunpasomás. Los revolucionarios habían amontonado en medio de la calzada todos losobjetos religiosos combustibles que habían encontrado, libros, ropa, bancos,confesionarios,yhabíanhechoconellosunahogueraqueseelevabaporencimadelasazoteas.

Conunzarpazo,Miguelloagarródelamangadelacamisa,tiródeélyloforzóaentrarenelsoberbioBuick.SalieronhaciaelgarajedelacalleEntenza,TRANSPORTESGAVANZATAXIS,alavelocidaddequiensesabedueñodelaciudad.

Mástarde,haciamediodía,Miguelsepresentóencasademipadre,enEntenzaconGranVía,ylosorprendió,aél,aElenayaTomasín,comiendocolconpatatasysardinas en escabeche, que era lo único que Elena había podido encontrar en lastiendasdelosalrededores.

—¿Hayunpocoparamí?—preguntóconaquellasonrisademedioladoconquepedíaexcusasporsuatrevimiento.

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Claro que había para él. Mi padre suponía que su amigo tendría noticias deprimeramanoyleapetecíaconfirmarsuoptimismo.Miguelletranquilizócontándolelo que habían hecho con su padre en el garaje. Todo había salido bien. Lostrabajadores sentían mucho aprecio por don Alberto, que siempre había sido untrabajador como ellos, circulando con el taxi por la ciudad inclusomás horas queellos, y habían aceptado formar el comité de gestión dando a entender que loconsiderabanungestodecomplicidad.

Mi padre se alegró y tomó la palabra. Aquella mañana, había estado en losGrandesAlmacenesElSigloysehabíaencontradoconqueloshabíancolectivizadoy, de una vocinglera asamblea, resultó un comité obrero de gestión que habíadecidido inmediatamente que todo elmundo iba a cobrar lomismo, que se iban asubirlossalariosyquereduciríanelhorarioalascuarentayochohorassemanales.Optimista,comentóqueestabaconvencidodequeelgolpedeEstadoseríaunfracasoabsoluto.

—TodoslospaísescivilizadossepondránafavordelaRepública.Esoscafresnopodránganarenlasgrandesciudades,nienMadrid,nienBilbao,nienSevilla,nienValencia, y los banqueros se pondrán a favor de la legalidad porque la legalidadsuponeseguridady labancasabequela inseguridadesmalapara laeconomía.Sinindustriaysinelcontroldelaeconomía,notienenlamenoroportunidad.

Enaquellaocasión,Miguelsonrióynodijoniquesíniquenopornocontrariartanbuenosaugurios.Lescontóque,demomento,eraunengorrosaliralacalleporloscontrolesdeseguridad,ensumayoríacomandadosporcazurrosqueni siquierasabían leer la documentación que pedían. Anunció que pronto se iba a crear unComité deDefensaConfederal donde se apuntaría su grupo de defensa, «ProgresoHoy»,yquedeestamaneraélmantendríaunciertocontroldelasituación.

—… Contad conmigo para cualquier cosa —dijo. Pero, en seguida, comocobrándoseelfavorporadelantado,seacodóenlamesaypidió—:Fueye…Creoquesería conveniente que me dieras la dirección de tu madre, ¿cómo se llamaba?,Hortensia, la que está casada con aquel Villarroya. Tenemos que buscarles unesconditeporqueellossícorrenpeligrodeverdad.

Mipadre pensóqueMiguel era unbuen amigoy se enterneció.Ledijo que legustaría ir con él a ver a su madre, pero después de comer debía regresar a losGrandesAlmacenes.Nopodíaexponerseaqueloecharan.Miguelreplicó:

—Primeroestumadre.DelosGrandesAlmacenesyanosocuparemosdespués.Antesdesalir,lehizolasmismasrecomendacionesquealabuelo:—Sinsombrero,nicorbata.Tiratodostussombrerosycorbatasalabasura.Y,si

tienesalpargatas,mejor.Además,sesacódelbolsillodoslibrosylosdejósobrelarepisadelpercherode

la entrada.La asociación roja, de Bakunin, yMemorias de un revolucionario, de

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Kropotkin.—Déjalosahí—aconsejó—.Porsivienealguien.Quelosvean.Aquella tarde,mientrasmipadre ibaasalvaraJuliánVillarroyayamiabuela,

Elenametióenunacajadecartóntressombreros,ochocorbatas,undevocionarioquelehabíanregaladocuandohizolaprimeracomunión,unlibrodeonomásticasyvidasdesantos,yunasantacenaquehabíapresididoelcomedor,ysesubióalaazoteaylotirótodoporunpatiocomunalquenocorrespondíaasupiso.Lacajahizounruidotremendo al estrellarse entre el montón de objetos de los que ya se habíandesprendidootrosvecinos.

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53

Abrióaquellacriadaarisca,concofiaydelantalalmidonadossobrenegrurademonja.Miguellaseñalóconeldedoíndiceylesoltósinpreliminares:

—Quítateeseuniforme.Siyofueraunmilicianoanarquista,yatehabríapegadountiro.

Lamujer sequedóparalizadaporqueMiguel Jinete tenía todoel aspectodeunmilicianoanarquista,conaquelpañuelorojoynegroalcuello.Unhombretónenormede cabeza enorme y tórax enorme y panza enorme y piernas como columnas, decabello muy blanco y nariz aguileña, irrumpió entre las pesadas cortinas granatescomoZeusentrenubarrones.

—¿Quépasaaquí?—tronóconenergía insólitapara los sesentaypicodeañosquedebíadetener.

VestíabatínderasobrillantesobrelacamisadecuellodesbocadoyhacíajuegoconlagranpinturaquemostrabaalaperversaSaloméyelBautistadecapitado.

—¿Señor Julián Villarroya? —dijo Miguel con suavidad. Y se adelantó a larespuesta—:Venimoscomoamigos.¿EstádoñaHortensia?

—¿Quéquieren?—Soysuhijo—murmurómipadre,tímido.Elhombretóndescubriólapresenciademipadreconunaespeciedesobresalto.

Migueldiootropasoadelantepara interponersepor si seproducía alguna reaccióninesperada,perounavocecitafemeninadominólasituación:

—¿Fernando?Espera,Julián.¿EsFernando?AparecióladistinguidadoñaHortensiaconvestidosobrio,largoycerradoenel

cuello,impertérritaauncuandocomprobabaqueeraFernando,efectivamente,quienacababadellegar.

—Soyamigodesuhijo—lenotificóMiguel,expeditivo,altiempoquemostrabasuscredenciales—.Inspector jefedelapolicía, infiltradoenlosgruposanarquistas.Creoqueesconvenientequeseescondan.

LaspupilasdeJuliánVillarroyasaltabandeMiguelamipadreydemipadreaMiguel.

—¿Tanmalestánlascosas?—Estamañana,enuncontrol,hanpilladoauntiposindocumentación.Cuando

lehanpreguntadosunombre,hadichoquesellamabaJuanRico.Lehandicho:«Ennuestra sociedad, no hay sitio para ricos», y le han pegado un tiro en la cabeza.Dentrodenada,caeránsobreustedes.Violaránlacorrespondencia,intervendránsusteléfonos,aparecerándelatoresentodaslasescaleras,entodoslosbarrios.

JuliánVillarroyasonrió.Amipadreleparecióqueeralasonrisadeundiosquesesabía inmune a la crueldad y la estupidez de los simples humanos. Asintió, sin

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disimularsudesconcierto:—Estábamos empezando a hacer lasmaletas.Mehandichoquehaygente que

pormildurosnosayudaríaacruzarlafronteraconFrancia.—Siconfíanenmí,notendránquesalirdeBarcelonaynolescostarániunduro.

Sólotendránquepermanecerocultosunosdías,mientraslascosassetranquilizan.Villarroyafruncióelceño.—¿Quéentiendeustedportranquilizarselascosas?Miguel respondió,conperfectanaturalidad,algoquecontradecíaabsolutamente

eldiscursoquehabíasoltadomipadredurantelacomida:—Unejércitobienorganizadoydisciplinadosiemprevenceráaunapandillade

desharrapados que no acepta ley ni orden de ninguna clase. Los anarquistas estándesplazando a todos los que podrían ser sus aliados naturales: los nacionalistascatalanes, los comunistas, los socialistas están asustados y les están cediendo elpoder,porqueellossonloshéroesquenoshansalvadoy,sobretodo,porqueellossonquienes tienen las armas y están dispuestos a usarlas. Y están actuando comobandoleros contra la granmasa que sólo pide seguir viviendo. Se apropian de lospequeñosnegocios,pormodestosquesean,atacanacualquieraquelleveunsímboloreligioso, queman las iglesias donde van amisa las hermanas y lasmadres de suspropioscompañeros.Pronto sevanaganar la enemistadhastade lamadreque losparió—ymiróamipadrecomosiporfinrespondierasinceramenteasuoptimismodelalmuerzo—:Yningúnpaísvecinosevaaponerdepartedeestoslocos.Quizáloharían si ésta fuera una guerra contra el fascismo, pero los anarquistas dejan bienclaro que se trata de una revolución contra el capitalismo, es la gran revoluciónanarcosindicalista, y todos los países que nos rodean son capitalistas, y muycapitalistas.

JuliánVillarroyasonreíamásampliamenteaún,felizdeoírloqueoía,ymipadrepensabaqueMiguelestabamuybieninformado,teníaunasintencionesmuyprecisasynomostrabasuscartashastaquenoloconsiderabanecesario.Habíaescuchadosusopiniones mientras comían sin molestarse en contradecirle, y seguro que se habíainformadomuchoacercadelasideaspolíticasdeJuliánVillarroyaantesdehacerloqueestabahaciendoydecirloquedecía.ProbablementeyaconocíaeldomiciliodeVillarroya,ysilehabíapedidoamipadrequeloacompañaraeraporquequeríaqueasistieraaloqueestabapresenciando.

—Acaben con sus equipajes, pero que no sean excesivos. Despéinense yensúcienseunpoco,ypónganseropasbaratas.Usted,señora,fueraesepeinadoyesemaquillaje. Cuando salgamos de aquí, Fernando llevará las maletas y, si alguienpregunta, les estaremos deteniendo para llevarlos a la Comisaría Central de VíaLayetana.Sesentaránenlapartedeatrásdelcoche,dondehaycortinillas.

TodoserealizócomodijoMiguelyconlapremuraqueélimpuso.Lascortinillas

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delBuickerandesedayenrollables.Miguelibaalvolanteymipadreasuladoconelpistolónenlasmanosbienvisible.JuliánVillarroyaapartabaligeramentelacortinayatisbabaalexteriorhaciendocomentariosdesvaídos.

—Gentuza. Son una deformación biológica.Un error de la naturaleza.No haymásqueverleslascaras.Primitivossincerebro.CriminalesdelBarrioChino.Brutos.

Seencontraronconunascuantasbarricadasypuestosdecontrol,perolassiglasFAI-CNTdelapuerta,lapintadeMiguelconelpañuelorojoynegroalcuelloyelpistolón en las manos de mi padre hicieron innecesaria cualquier clase deidentificación,nisiquieraexplicaciónalguna.Losmilicianossaludabanconelpuñoen alto, Miguel respondía con idéntico gesto y resultaba que todos eran alegrescompañerosenelcombate.

En la plazadeCataluña,mi padre tuvo la oportunidaddever gran cantidaddecaballosmuertosaconsecuenciadelintensotiroteodeldíaanterior,yaquelenormecartelquecasitapabalafachadadellujosohotelColón,enlaesquinaconelpaseodeGracia:«Incautadopor las JuventudesSocialistasUnificadasdeCataluñayPartidoSocialistaUnificadodeCataluña(PSUC)».

Pasaban tranvías y taxis con altavoces que difundían cantos revolucionarios.«Arriba, parias de la tierra, en pie famélica legión…». Cruzaron la plaza de laRevolución,entrelaGeneralitatyelAyuntamiento,controltrascontrol,barricadatrasbarricada, «¡salud compañero!», y puño en alto, «¡viva la CNT!, ¡viva larevolución!»,yporlacalledeFernandollegaronaAvinyó.BajaronhastaeledificiodelaBomboneradelacalled’EnCarabassa.

—Yahemosllegado.Albajardelcoche,Migueladvirtió:—Cuidadocon los francotiradores.Ahora, lospacosyanosonanarquistassino

fascistas,perohacenigualdedaño.Subieron.NisiquieraentoncesmipadresediocuentadequeMiguelJineteerael

dueño del burdel. Como siempre, supuso que era un buen cliente, especialmentemimadoporDulceyBombón,laspropietarias.

—Quieroquecuidéisdeestosseñores.—Seanbienvenidos.El nuevo gobierno aún no había prohibido los prostíbulos y «espectáculos de

desnudo»y elmatrimonioVillarroya se encontró conun escandalosopanoramadepechos y muslos al aire, y sonrisas lascivas, y ese tedio insolente que sueledesprenderse de las putas.Mi padre no perdía de vista aHortensia, que trataba dedisimularungestodeaprensión.

—Tienenquepasardesapercibidos—ordenóMiguel.—Notepreocupes.Aellalavestiremosdeputamadura—dijoDulce,másdulce,

perversayofensivaquenunca—,yaéldeputero.Noserádifícil.Yaquídentronose

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necesitamás.Mipadredijo:—Bueno,adiós—conlacabezagacha,lamiradaesquiva.Hortensialepusolamanoenelhombro.—Fernando.Se puso ante él, para forzarlo a mirarla. Para mi padre, fue un instante

trascendental, el auténtico reencuentro con su madre perdida, olvidada, muertadurantetantosaños.Enunburdel,conunapistolaenelbolsilloylascallesarrasadasporelpeligro.

—Gracias—dijoHortensia.Lediounbesoenlamejilladerechamientrasleacariciabalaizquierdaconuna

manosuave,muysuave.—Gracias.Mipadre tragó saliva, semordió el labio inferior y salió de laBombonera con

Miguel.ConsuamigoMiguel.Fuerona losGrandesAlmacenesyMiguelJinete, revestidoconlaautoridadde

sus credenciales policiales, su aspecto, su pistola y sus dotes demando, habló conrepresentantesdelcomitédegestiónylesrecomendóamipadre:

—Esunbuencamaradaquehahechomuchoporlacausa—dijo.ElbuenamigoMiguelJinete.

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54

MiabueloAlbertoy tíoCándido estaban en el garaje, losdosvestidos conburdosmonos azules, abatidos, ausentes, laxos sobre sendas sillas, contemplando sin verunas oficinas sin sentido. Su presencia en la empresa sólo estaba justificada paraimpedir que les confiscaran los muebles y la única máquina de escribir que lesquedaba, o para atender el teléfono, aunque no se les ocurría quién podría quererhablarconellos.Todolodemáshabíadesaparecidoya.Dosdeloscuatrocamionesque tenían estaban circulando de iglesia en iglesia, cargando objetos de valor parallevarlosquiénsabedónde;losotrosdoshabíansidoutilizadoscomoarietescargadosde explosivos contra uno de los últimos puntos donde resistían soldados rebeldesirreductibles. Bombas rodantes, polvorines que habían forzado puertas para entrarhasta el mismo núcleo del nido de ametralladoras donde se habían convertido enbolasdefuegoexterminadoras.

Sóloquedabauncocheenelpatio,elviejoStudebaker,elprimertaxidelabuelo,conelpretextodequeestabaestropeado.Enrealidad,lehabíanquitadounapiezayalgunoscables,queguardabanmezcladosentreotraspiezasyotroscablesdeltaller.Sóloesperabanque losmilicianosno fueranadesguazarloennombrede laDivinaAcracia.

Ami abuelo ya nadie podría convencerlo de que la prosperidad vendría de lamanodelarevoluciónquesusempleadosandabanhaciendoporlaciudad.

Porlaventanapudieronvercómoentrabaunodeestosempleados.Eraunbuenhombre que parecía exhausto bajo el peso del fusil que acarreaba. Llegabavisiblementecompungido.Cruzóelpatio,entróenel taller, subió lasescalerasqueconducíanalaltillodondeseencontrabanlosdespachos,ylohizocontalparsimoniaypesadezquemiabuelosupodeinmediatoquetraíamalasnoticias.

—¿Quépasa?MiabueloymitíoCándidoenguardia,conunsuspirointerrumpidoenelpecho.—SuhijoErnesto,señorAlberto.Nohizofaltaquedijeramás.Mi tíoErnestohabíacantadomisaunañoantesy

ejercía en una parroquia de Horta. Hablaba de su misión en la tierra, y de suresponsabilidaddivina,yde suentregaa losdemás, con la exaltacióndeun santo,como si tuviera comunicación directa conDios.Y, a veces, eseDios era severo yexigentehastalatemeridad.Unavez,Elenahabíapreguntadoamipadre:«¿TúcreesqueErnestoseflagela,ollevacilicio,oesosautocastigosquesedicequesehacen?».Amipadrelehabríagustadodecirqueno,queeraimposible,perolociertoesquenotuvorespuesta.

Nadie supo cómo sucedió, pero no era difícil imaginárselo ante el altar,poniéndoseentre losmilicianossacrílegosy lacustodiaoelcopón.Talvez incluso

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vestidoconcasullaparadecirmisa.Alfinyalcabo,eldía20habíasidodomingo.Habíaquedecirmisa.Talvezélladijo.Quizáfueloúltimoquehizo.

Lofusilaron.Sucuerpoteníaincrustadasseisbalasdedistintosfusiles.Nopudieronenterrarlo.Noeraprudenterealizar laceremoniadelsepeliodeun

sacerdoteenaquellaBarcelona.Podíanverte.Podíanseñalarteconeldedo.MiabueloAlbertosehizounpocomáspequeño.AmitíoCándido,encambio,la

furialohizocrecerseyenfrentarseconmipadre.—¡Estolohanhechotusamigoslosanarquistas!—¿Y tú qué decías? —le pregunté a mi padre—. ¿No sentiste la rabia de la

venganza? ¿No tepusiste a favorde los sublevadosdeFranco, quequerían acabarcon todo aquello? ¿No te cagaste de una vez por todas y para siempre en larevolución?

Mipadrenosabíaquéresponder.Ensugestomedrosoeindecisoyoimaginabalaactituddeestuporconquemiabuelo,queenpazdescanse, ibaencajandotodoslosrevesesdesuvida.

Esto sucedía enuna sobremesade caféy coñac conVíctorymimadre, undíadespuésdelamuertedeFranco,probablementeenlaúltimacenaconVíctorantesdequeésteregresaraalpuebloconsufamilia.

Con la vista fija en la copa, abatido por el alcohol y los recuerdos, empezódiciendo:

—Lomalodel anarquismoesquebasa su teoría enelprincipiodeque todoelmundoesbueno.Deestamanera,nosabediferenciaralagentuzaquesecuelaensusfilas y se apropia de sus ideales y los prostituye. Porque eran gentuza… —seinterrumpióy,acontinuación,añadió—:Porqueerangentuza losquemataronamitío Ernesto. Y eran gentuza los que aquel día semetieron en el piso de la señoraLlusieta…

FruncíelceñoymiréaVíctor,queselimitóarespondermeconunademánquesepodía interpretar como«Calla y escucha, la vida esmuchomás cruel de lo que teimaginas».

ElabueloAlbertoytíoCándidosesobresaltaronaloírunestruendosorprendenteen el piso de arriba. Gritos de la señora Llusieta, muebles que se arrastraban,cacharrosqueserompían.VergeSantíssima,VergeSantíssima.

Cuando salieron a la escalera, se encontraron con unos cuantos milicianos yguardiasdeasaltoquesevolvieronhaciaellosconbrusquedad.Todosteníanarmasenlamano.Pistolasyfusiles.Enunmomento,elabueloyCándidopudieronverque,desdeelquintopiso,dondevivíalaseñoraLlusieta,ibanarrojandoporelhuecodelaescalera imágenes de santos, de yeso y policromadas, que se hacían añicos en elzaguán de la casa. Y siguieron un crucifijo, y la clásica santa cena, y muebles,cualquiercosa.Y,derepente,unVergeSantíssimamuyagudo,elúltimo,unchillido

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desolador,ylaseñoraLlusietacayóporlasescaleras,debruces,resbalandocomoporuntobogán,conlacabezapordelantegolpeandoencadaunodelospeldaños,clac,clac, clac, clac, hasta quedar aovillada en el rellano, a los pies de uno de losmilicianosqueexclamóconungolpederisa:

—¡Menudahostiasehapegadolavieja!Otroexplicó,ceñudoyparaconvenceralmundode la justiciaybondaddesus

actos:—EstabaenunalistadesanturronesqueviajaronaLourdesavermilagros,lahija

deputa.Muy violento, el guardia de asalto que estabamás cerca se enfrentó al abuelo

Alberto:—¿Ytúquémiras,conesacara?Elguardiallevabalaguerreradeluniformedesabrochada,mostrandolacamiseta,

ylagorrahaciaatrás,yuncigarrillolecolgabadeloslabios.Yaparecióotroenlaescalera:

—¡Laviejanoshadichoqueestetíotieneunhijocura!Yelabuelo,destrozado,disfrazóelterrorconunamuecadeascoydijo:—Quéhijadeputa.Cualquiercosacontaldeperjudicarnos,labruja.¿Ynoteha

dichotambiénque,desdequemihijocantómisaysededicóabendecirameapilascomoella,nohavueltoaponerlospiesenestacasa?¿Quiéndijoqueelhombreessiemprelavíctimayelsacerdotesudivinoverdugo?¿Yqueloscuervosconsagradosde la iglesia siempre llevan en su corazón algo de cruel y de sanguinario? ¿FueBakunin?Loscurasmedanasco,¿verdad,Cándido?

—Verdad—dijotíoCándido.Elguardiade asalto, quenohabía leídonadadeBakunin, dudóun instante, se

quitóelcigarrillodeloslabios,escupióunahebraalsueloymurmuró:—De todas formas,mirad cómo está, queme parece que la vieja se ha hecho

daño.Salud,camaradas—levantabaelpuñoyempezabaavolverseparaempezarabajar lasescaleras,cuandounanuevaidealodetuvoylearrugóelceño—:¿Pagáisalquiler?¿Estacasaesdealquiler?

—Sí—reconocióelabuelo—.Esdealquiler.—¿Pagáisalquiler?—y,sinesperarrespuesta—:¡Nopaguéiselalquiler!¡Nohay

que pagar el alquiler! ¡Si tú vives en esta casa, la casa es tuya! ¡Basta ya deexplotación!

—Bastadeexplotación—concedióelabueloalmismotiempoque levantabaelpuñoparadespediralosinvasores—,bastadeexplotación,sí,señor.

—¡Sí,camarada!¡Losseñoresyanoexisten!¡Sí,camarada!—Sí,camarada.Loshombresarmadosdesaparecieronescalerasabajo.

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—…LaseñoraLlusietaestabamuerta,claro—suspirabamipadrecuarentaañosdespués—.Probablementenoquisieronmatarla,peroellasemurió.DiciendoVergeSantíssima.

—¿Y el odio? —insistí yo—. Te enteraste de eso y… ¿y cómo te quedaste?¿Quieresdecirmequenoteasaltóningúnansiadevenganza?

Mipadrerespondiósinlevantarlavista.Supongoqueyotratabadeavergonzarlo,yloestabaconsiguiendo.

—…Nunca había simpatizadomucho con los anarquistas. Ni siquiera cuandoíbamosalCentroLibertarioaveraJuliol.Esa teoríadedestruirparaconstruir.Medabanmiedo.MegustabacuandoAuroritadiscutíaconJuliolyledecíacosasqueyohabría querido decir y me callaba. Escuchaba y callaba, y supongo que sólo mequedabaconlapartedeldiscursoquemegustabaoír.Peromedabanmiedo.Veíaalos anarquistas como a un felino muy maltratado, humillado, herido, vencido yolvidadoenunrincón.Cuandoentrabaallí,eracomosimemetieraenlajaulaconlasensacióndequepodíadespertarsedeunmomentoaotro, con todas sus fuerzasytodosurencor,paravengarsedetodosnosotros.

»Venganza.Sicreesqueyodeberíasentiransiasdevenganzacontralosasesinosdemi tíoErnestoode la señoraLlusieta, tambiénpodrásentenderque losobrerosembrutecidos, porque a los patronos les había interesado que se mantuvieranembrutecidos,quisieranvengarseigualmentedequienesloshabíanobligadoavivirenlamiseriadurantedécadassinpermitirlessalirdeellajamás.Ellossevengabandemanera ciega e indiscriminada de quienes los habían explotado, y yo deberíavengarmeporsuscrímenes.Avecesparecequelahistorianoesmásqueunaseriedeagraviosyvenganzasencadenadas.

»No volví al Centro Libertario ni volví a ver a Juliol. Pero tampoco deseé eltriunfodelfascismofranquista,porqueyasuponíaloqueesosignificaba.

»… Tu abuelo Alberto, en cambio, y tu tío Cándido, sí. Desde aquel día sepusieron rotundamente contra la República y a favor de las tropas golpistas. Y laseñora Llusieta, si hubiera sobrevivido, también habría sido partidaria de Franco.Cada nueva agresión de las patrullas de control o de los incontrolados ibaaumentando el número de ciudadanos que ansiaba la victoria de losmilitares. Lasviejas beatas que habían vistomorir a su párroco y que pensaban que nuncamáspodrían ir a misa, que tal vez eso las condenara al infierno; los comerciantes yempresariosquecreíanquenuncamásibanarecuperarsuspropiedadesincautadas;losnacionalistasqueseveíantildadosdefascistas…

»TutíoCándidosíqueseencendióconlafiebredelavenganza.Eracomounabomba de odio a punto de explotar. Cuando me fui a reunir con el abuelo paraacompañarlo en el sentimiento de la muerte de tío Ermesto, Cándido se me vinoencima echando llamaradas por los ojos ymostrándome los colmillos como sime

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quisieramorder.Meagarrópor lassolapasymezarandeó:“¡Esto lohanhecho tusamigoslosanarquistas!¡EseVíctorysushermanosLuysquetienenunbardeputasen el Barrio Chino! ¡Ellos hanmatado ami hermano y han arruinado a tu padre!¡Ellosestánbuscandolaruinadetodosnosotros!”.

»Loagarróelabuelo,paraquenomehicieradaño.“Quieto,Cándido,tuhermanono es anarquista, te prohíbo que digas estos disparates”, como si le recriminara lapeordelasofensas.

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—Y,atodoesto—pregunté—,¿quéeradeJuliol?Víctormemiróyesbozóunasonrisatristeynostálgica.«Juliol…».—Recuerdo—respondió—queestamismapreguntamelahizoMiguelundíade

diciembre, cuando salíamos de la casaCambó, junto a la catedral, donde se habíainstaladoelComitéRegionaldelaCNTydelaFAI.Undíaimportante,aquél.

Mipadrenovolvióapisar elCentroLibertariodelPoblenou,peroVíctor sí lohabía hecho. Nunca olvidaría la educación que le había dado aquel viejo ácratagruñón.

¿Quéeradeél?Sus sueños se habían hecho realidad y le costaba asimilarlo.Vivía estupefacto,

desconcertado,ydesconfiabadetantafelicidad.Conunapistolaalcinto,saliódelbarydelcentro,dondesiemprelohabíanvisto,ysepaseabadebarricadaenbarricada,decontrolencontrol,dandoconferenciasinterminableseinsoportablessobreMarx,Bakunin, Kropotkin y Stalin que nadie escuchaba. Tenía ya 62 años, estabaalcoholizadoytorpe.Nosequitabadelacabezaque,durantelaRevoluciónrusa,losanarquistas habían sido exterminados, acusados de ser pequeñoburgueses yantirrevolucionarios,ynoparabade repetirqueaellos tambiénacabaríandándolesporelculo.

—…Nobastaconmataratodoslosfascistas—decía,comoquienhablasolo—,ahora hay que ir a por los comunistas antes de que los comunistas vengan a pornosotros…

—Siempre ha sido clarividente—murmuróMiguel—. ¿Todavía habla de aquelarsenalescondidoenelcementerio?

—El famoso cargamento de dinamita —confirmó Víctor, sonriendocondescendiente—. El camión convertido en una bomba inmensa que, al estallar,hundiráelpalaciodelaGeneralitat.YlosconductoresdecarrosblindadosqueirándirectamentealaplazadelaRevolución,ylosartillerosdelasbateríasantiaéreasdeMontjuïc que dispararán sobre la ciudad. Ésas son sus fantasías y su tema deconversación preferido. La otra noche organizó una incursión en el puerto parahacerse con las armas de los oficiales de unos barcos que tiene allí laTransmediterránea.ElUruguay,elArgentina yno séquéotro.Se llevaronmuchaspistolas, ciento cincuenta fusiles Máuser, municiones, incluso dinamitaencontraron… Al día siguiente, vinieron los guardias de asalto por el CentroLibertario,yaquelpolicíaviejoygordo,¿cómosellama?,Arredondo.Loregistrarontodoynoencontraronnada.Yatepuedesimaginardóndeestá.

Vivíancomosinohubieraunaguerraapocoskilómetros,comosinisiquierasehubiera producido la revolución. La guerra, para la ciudad de Barcelona, había

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terminadoeldíaenquesalióporlaavenidadel14deJulio,allá,elúltimovehículodelabulliciosacolumnaDurruticaminodelfrentedeAragón.Autocares,autobuses,camiones,cochesparticulares,todosconeldistintivodelaCNTyeldelaFAIyeldelPOUM,llenosdeluchadoresyluchadorascargadosdefusileseilusión.Laguerraestaba lejos,enotropaís,enotromundoenque triunfaban losmilitarescazurrosyfascistasdelsaludoalaromana.

Y la revolución ya había pasado, ya había sido instaurado un nuevo orden, demanera que la siguiente consigna era que había que vivir una vida normal. Lashoguerasde librosymueblesprocedentesde lasbibliotecasdelmuseodiocesanoodelseminarioyasehabíanapagado.Yanosequemabaniglesiasporqueyanohabíaiglesias;todashabíansidoreconvertidasencomercios,depósitosdecoches,corralespara el ganado, cines, teatros, refugios para pernoctar. Los periódicos ya noasegurabanque«lasbibliotecasfuesenalmacenesdepensamientoburgués,montonesdebasura, legajosdementiras»,niaconsejaban«hayqueseguirquemandohastaelúltimodocumentodepropiedadoprivilegio».RadioBarcelonayanoanimabaalosmilicianos a quemar iglesias «aunque fueran monumentos artísticos». Ya nadiegritaba «¡hay que destruir!», porque ya estaba destruido todo aquello querepresentaba la barbarie, la incivilización, e incluso un peligro constante para laexistenciadelaclaseobrera.Durrutihabíadicho:«Hemosdecrearunmundonuevo,diferentedelqueestamosdestruyendo»,bueno,puesyaestabadestruido,yDurrutiyahabíaluchadoenAragónyluegoenMadrid,dondehabíatenidounamuerteheroica.Y las tiendas, los bares, los coches particulares, los tranvías, los taxis y hasta loslimpiabotashabíansidocolectivizados.

Había llegadoal finelmomentodeconstruiry todoelmundopensabaque losgobernantesseibanaponeralatareadeunmomentoaotro.

Paraempezar,enseptiembre, losniñoshabíanregresadoalasescuelas(laicasymixtas,claroestá),ylasindustriasyafuncionabanaplenorendimiento,sejugabalaligacatalanadefútbol,seasistíaaloscombatesdeboxeodeSafontydeLloveraysepodía iralcineaverTiemposmodernos,deCharlot;oSombrerodecopa, deFredAstaireyGingerRogers; oLa llavedecristal, deGeorgeRaft; o las aventuras deCharlieChan;o,enelteatro,Ay,mamáInés.«Ay,mamáInés;ay,mamáInés,todoslosnegrostomamoscafé».

YTeresayVíctorhabíantenidounhermosohijoalquehabíanpuestoelnombredeJavieryqueeraunapromesadefuturorisueñoyvital.Elnacimientodeunniñoeslocontrariodelaguerra.Borralapresenciadelaguerraporquesonincompatibles.

Aqueldíadediciembre,cuandoVíctoryMiguelsalieronde«CanCNT»aVíaLayetana,convertidaenVíaDurruti,ibanhablandodeJuliol.Esperaronaquepasaraun autobús de dos pisos con el distintivoCNT-FAIy dos patrulleros de control enpoderosasmotosy,alllegaralaotraacera,Miguelsedetuvo,sevolvióeindicóasu

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amigo que hiciera lo mismo. Se vieron enfrentados a una majestuosa fachadaneoclásica, donde siempre había estado el Fomento del Trabajo, que ahora estabaocultaamediasporunapancartamalescrita:«COMITÉREGIONALCNT-FAICasadelPueblo».

—¿Túsabesloquehayahídentro?Víctornosupoquéresponder.Acababandesalirdeallí.Habíanestadoenunas

oficinasbulliciosasdondeseamontonabanpapelesymáspapelesydondeleshabíanorientado sobre el lugar donde podían encontrar a la camarada Carmen Brondo.Migueldespejóladuda:

—Ahí está lo que llaman Comisión de Investigación, una especie de policíaobrera.LaauténticapolicíaqueestáfuncionandohoydíaenBarcelona.AlasórdenesdeuntíodelaFAI,unamalabestiaquesellamaEscorzadelVal.Éleselquedecidequién tieneque ir a los sótanosdelconventodeSanElías,yelqueda lasórdenesparaquesepeguentirosenlanuca,yéldiceaquiénydónde,ysitienenquedejarlostiradosenlacarreteradel’Arrabassada,oenHorta,oenCasaAntúnezoenRieradeVallcarca. Entretanto, la otra policía, la que está un pocomás arriba, la auténtica,tienequemantenerlasmanosenlosbolsillosyquedarsecalladitaysoportándoleloscaprichos.

Mientrashablaba,habíaechadoacaminar.RecorrieronlaavenidadelaCatedralypasaron frente al templo,unode lospocosquehabíapermanecido intacto, quiénsabe debido a qué sentimiento supersticioso. Había carteles policromados queidealizaban el 19 de julio. «19 de julio de 1936. Siempre/ nuestro común objetivoserá aplastar al fascismo», «19 de julio de 1936, más convencidos que nunca deltriunfodelaLibertadIntegral.CNT-FAI»,decoradosconmuchashoces,martillosyestrellasdecincopuntas.

—…Cuandoempezótodoesto—continuabaMiguel—,laCNTylasJuventudesLibertarias tenían unas consignas muy claras. Había que colaborar con todos losantifascistas,fuerandelatendenciaquefueran,porqueloprincipaleraaplastaralosfascistas. ¿Creesque losde laFAI respetanestas reglasdel juego?Ahora elpoderestáenmanosdelosmilicianosydelaspatrullasdecontrolydelaFAI,yesevidentequetratandeanularpolíticamentealaGeneralitat…

Unode loscartelesde laparedmostrabaaunsimioconunacruzcolgandodelcuelloyentaimadaposiciónacechante.«Labestiaacecha:cuidadoalhablar.»

—… De momento, Companys se mantiene perplejo, paralizado, incapaz dereaccionar, pero ¿cuánto tiempo crees que tendrá que pasar antes de que la otrapolicía,laauténtica,sedecidaapasaralaacciónytomarelmandoydecirbastaya?Conelgobiernoqueacabadesubirahora,elnuevocomisariojefedeOrdenPúblicoesuncomunista.

LlegaronporPortaferrissahastalasRamblas,dondeunosaltavocescolgadosde

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los árboles difundían una y otra vez unos coros muy enérgicos que cantaban LaInternacional.Eralacancióndemoda.Resultabaimposibleiraalgunapartedondeno sonara La Internacional. Incluso en los noticiarios del cine había que oír LaInternacionalcomomúsicadefondodelosreportajesdelmovimientorevolucionarioeditadosporlaOficinadeInformaciónyPropagandadelaCNT-FAI.

Recordabami padremalamente una canción que también se escuchabamuchoaquellos días: «Viva la FAI y la CNT, luchemosmuchachos… no sé qué decía…contraelrequeté!».Víctorselacantaba:

—VivalaFAIylaCNT/luchemoshermanos/contralostiranos/ylosrequetés.PorlascallejasdelBarrioChino,tuvieronlaoportunidaddeverenmediodela

acera un desvencijado confesionario donde alguien había colgado el letrero queanunciaba: «Meadero». Llegaron a una de las viejas iglesias góticas del barrio.Cruzaron una verja para entrar en un patio de tierra apisonada donde jugaba unenjambre de críos. Era la hora del recreo de la escuela que habíanmontado en eledificio anexo al templo, donde antes estaba la sacristía. Envueltos en gruesosabrigos, tocados con gorras y gorros de lana, unos niños jugaban a las cuatroesquinas,otrospegabanpuntapiésaunapelotadetrapo,losmáspequeñosibandeunladoparaotro,persiguiéndoseoempujándose,oberreando,osorbiéndoselosmocos.

Elinteriordelaiglesiaeranegrocomounagrutadecarbón,yservíadesiniestrodecoradoparaunahileradediezodoceataúdesconsuscorrespondientescadáveresmomificados.Cuencasvacíasydientes aldescubiertoymanos secasy agarrotadassobre el pecho, una exhibición impúdica de la muerte en su faceta másestremecedora.Ésaeraotradelasaficionesdelosbarceloneses:quemarconventosyabrirsuscementeriossecretosparasacarlasmomiasalaluz.Inevitablemente,VíctoryMiguelrecordaronelmomentoenquesehabíanconocido,cuandoeranniñoscomolosquecorreteabanporelpatio.MiguelseponíaunacalaverajuntoalamejillaparaqueVíctorcomparasesucaravivaconlacaramuerta.

—¡Pasadyved, camaradas!—gritabaunborracho sacrílegode rostrovioletayojosencendidosyperdidos,ataviadoconunacasullayunroquete—.Pasadyvedalasmonjastorturadas,alasmonjasenterradasconsushijos,alasmonjasretorcidasdedolor,enterradasvivas…

—¡Dejaenpazamisniños,Comecuras!—legritóCarmenBrondo.—¡No tengasmiedo, que estos niños no se van a hacer curas nimonjas en su

vida!¡Noseacercaránaunaiglesianihartosdevino!—¡Noteacerquesamisniños,Comecuras!Carmenestabaagachada,atendiendoaunniñoquehipabaposeídoporunllanto

desconsoladoqueleimpedíahablar.—Bueno,bueno—ledecíaella—.Noesnada.MiguelapartódeunempellónalborrachoComecurasysedirigióaunmiliciano

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quefumabauncigarrillounpocomásallá.Lepreguntóporelcomandantedelpuestoyeltipoleindicólaantiguasacristía.MientrasélibaenaquelladirecciónparapedirquelepermitieranllevarseaCarmen,Víctorseacercóalachica,quesehabíapuestoenpieyleesperaba.Secubríaconunpesadochaquetóndelanacaqui,ceñidoenelcuello por una bufanda negra, y pantalones de pana marrón y botas como unmiliciano.Fumabay,alexpelerelhumo,fruncíaloslabiosylosojosconungestodeconcentraciónqueaVíctorleparecíasumamenteerótico.Teníaelpelorecogidoatrásylasmejillascoloradasporelfrío.Seplantóanteellaysemiraron,ypasóunlargoinstantevacíoduranteelcualnosabíanquiéneseranniquéqueríanniquésentían.Entreellos,lasombradeTeresa,taninoportuna,sufriendoensilencioycuidandodelniño.Víctor se contuvoparano comerle los labios.Losdos respirabanprofundayacompasadamente,comofierasenreposo.

—Mehacostadomuchoencontrarte—selamentóVíctoralfin.Ellasuspiró.MiródereojohaciadondesehabíaidoMiguelysoplóelhumo.—¿Ytumujer?¿Quétal?¿Bien?—Carmen.—¿Yelniño?—Carmen.—¿Quéquieredenosotrosesetío?—Carmen.EsMiguel,miamigo.Sóloquiereayudarnos.—Vaya.Quésuertetenemos.—¿Quéhacesaquí?—Cuidoaestoscríos.HijosdesoldadosqueseestánmatandoenAragón,ode

mujeresquesehanmetidoaputasoestánasaltandopanaderíascolectivizadasparadarlesdecomer.¿Nohasleídolosperiódicos?Estamosenguerrayestamosencrisis.Yosoylaguardianadelacrisis.

—Teveoamargada.—Tanto tiempo esperando que llegara la revolución y resulta que es esto.

Saquearoneloroylaplatadelasiglesiasconlaexcusadecomprararmamento,peroen seguida resultó que tenían más armamento del que necesitaban, y el botín hadesaparecido.Oro,plata,obrasdearte,¿dóndeestán?BuscaenelalmacénquehayenPoblenoufrentealAteneoColón,dondefundenoroyfabricanlingotesypreguntadónde van a parar esos lingotes. Pregúntaselo a Manolo, el jefe del Comité deInvestigacióndelaCNT-FAI,yaljefedelaspatrullasdecontrol,yaldelegadodelcuarteldeSanElías.O,sinirtanlejos,buscaaesegrupodecenetistasyfaierosqueasaltan joyerías y el otro día se metieron en una taberna de la calle Aragón, sebebieron todo lo quepudierony, al final, le pegaron fuegopara divertirse.Viva larevolución.Destruirparaconstruir.

SalióMiguel.

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—Hola,Carmen.¿Vamos?Ellanosemovió.—¿Dóndevamos?—AcomerconFueye.Osinvito.Tengoquehablarconvosotros.EllaqueríareplicarconinsolenciaperoVíctorlainterrumpióagarrándolaporel

codo.—Vamos, Carmen. Hace tiempo que no nos vemos. Cuando hemos pasado a

buscarteportupiso,hevistoalniño.Estámuyhermoso.—¿Dolloshadichoqueestabaaquí?—No,Dollnoshadichoquenosabíanada.Miguelhamovidoinfluenciasenel

comitéregionaldelaCNT.Ya cruzaban la verja y salían a la acera cuando Víctor distinguió, entre las

momiasdecolordeóxido,laefigiedeunaVirgenMaríaconloslabiospintadosdeun rojo intenso y los ojos de un negro emputecedor, disfrazada con montera ychaquetilladetorero.

Caminaron hasta la calle Pelayo, donde recogieron a mi padre, que ya lesesperabaalapuertadelosGrandesAlmacenesColectivizados.HabíaavisadoaElenadequeaqueldíanoiríaacomeracasa.«DiceMiguelquemeinvitaacomer»,«¿Yqué te quiere?», «Ya te contaré». La relación con Miguel, aunque fuera un granamigo,siempredabaunpocodegrima.CruzaronhacialacercanacalleBergaraparameterseenelrestauranteAgustí.

Lohabíaninauguradoel4dejuliodeaquelaño;quincedíasdespués,laCNTlohabíaincautadoyenseptiembreyalohabíandevueltoalosdueñosporquenosabíancómo administrarlo.Ahora era uno de los restaurantes quemejor funcionaba en laciudad, aunque estaba atendido por camareros que no vestían como tales, que notolerabanque les llamaran conun silbidoodandopalmasyque tratabana todoelmundodetúporelaquéldelarevolución.Peroellocalacababadeabriryofrecíaunambiente acogedor con una densa niebla de cigarrillos, olor a humanidad yvozarronesestentóreos.

Demomento,nosequitaronlaschaquetasnilosjerséisporquelaestufadeleñaque había en el centro no parecía suficiente para caldear el establecimiento.Progresivamente,sefueronimpregnandodelcalorhumanoyterminaronenmangasdecamisa.Mipadre,Carmen,VíctoryMiguel.Teníanelaspectodetresesforzadosobrerosensuhoradedescanso recibiendoconsignasdelcomisariopolíticoMiguelJinete,tandesenvueltoyfirmequedabamiedo.

Pidierontodoslomismo,arrozalacubanaconsuplatanitoybacalaoalallauna,porquetantoMiguelcomoeldueñodelrestaurantetodavíaselopodíanpermitir,aunapesardelacrisis.Yvino,ah,sí,elvinoquenofalte.

—Oye,¿túaquétededicas?—preguntóCarmenaMiguel,abocajarro—.¿Eres

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poli?—Miguellerespondióconunasonrisadesuficiencia,peroellainsistió—:Porloquesé,undíadejastedebarrerelpuertoydijistequeteibasaacercaralapoli.Derepente,parecequeereselalcalde.

Miguelmantuvosurictusinexpresivoysedirigióasusdosamigos.NadaensurostrohacíapensarquesearrepintieradehaberinvitadoaCarmen.

—Oshereunidoporqueestovaparalargo—dijo—.EstegolpedeEstadoyestaguerrasonungranfracaso,unagranchapuza.Todossecreenquesonelombligodelmundo.Losmilitaresestabanconvencidosdeque,cuandopegaranelzapatazoenelsuelo, todo el mundo iba a levantar la mano y a decir Heil Franco, y se hanencontrado con más resistencia de la que imaginaban, que no es tan fácil comopensaban…

—Ono—intervinoCarmen,altiempoqueexpulsabaelhumodelcigarrillo—.Oaellosyalesconvienequevayaparalargo.Lohacendurarporque,cuantomáslargasealaguerra,másrojosmatarán.ProbablementeFrancoestácalculandoqueéstaseaunaguerradeexterminio.

Víctor asintió ymi padre también semostró de acuerdo con aquellas palabras.CarmenintimidabaamipadrecasitantocomoMiguel,peroadmirabasuinteligencia.

—Loquesea—lacortóMiguel—,perovaadurarmuchotiempo.Y,entretanto,losanarquistasvivenconvencidosdequesonlamayoría,dequehablanennombredela mayoría, porque todavía recuerdan aquellas multitudes abrumadoras que secongregaronenelentierrodeLayretodelNoidelSucre.Nosequierenenterardequeesasmuchedumbres indignadasnoestaban formadasúnicamentepormilitantesdelaCNTodelaFAI.Yestánsolos,ycadavezestaránmássolos.Conestoquierodecir que vamos de cabeza al desastre, y me parece que es conveniente que osprotejáis.

—¿Yquiénnosvaaproteger?—seinsolentabaCarmen—.¿Tú?—Yoosvoyadarunosconsejos—lereplicóMiguel,albordedelapaciencia—.

El que quiera seguirlos, que los siga, y el que no, que haga lo que quiera. Tú,Fueye…—señalóamipadre—,ytú,Víctor,deberíaisalistaros.

Mipadreseechóhaciaatrás,buscandoelapoyodelrespaldodelasilla.—¿Alistarnos?¿Amiedad?—Tardeotempranotevanareclutar,Fueyito—sentencióMiguel—.Enelfrente

van cayendo como moscas. Necesitan personal. ¿Cuántos años tienes? ¿Treinta yseis? Te reclutarán. Como ha dicho Carmen, los franquistas van a una guerra deexterminioycadavezhabráquealistaraquintasmásjóvenesymayores,ytúeresdelos mayores. Si te alistas ahora, podrás elegir tu destino. Puedes alegar que estáscasado, que tienes un hijo, una familia. Sabes conducir. Si te apuntas al cuerpodetren, podré echarte una mano para que no te envíen al frente. Dispondrás de unvehículo para venir a ver a Elena y al niño cuando quieras. Y, si hace falta, para

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largarteaFranciacuandolascosasseponganfeas.—¿Tanfeascreesquesevanaponer?—Siemprehecalculadolaperspectivapeory,deestamanera,heestadosiempre

enelruedoynuncamehapilladoeltoro.Túhazmecaso.Yati tedigolomismo,Víctor.Exactamentelomismo.

—¿Yamíquémevasaaconsejar,Miguel?—lodesafióCarmen.—Queteescondas.Porloquesé,tehassignificadomuchoentrelosdelaFAI,y

no siempre para bien. De momento, te respetan porque estuviste construyendobarricadas con los de la Federación de Barricadas del cuartel Bakunin, e inclusopegandotiros,peromehandichoquehayalgúnmandamásquetelatienejurada.

—Undesgraciado.—Quetepegóunahostiaenpúblico.—Casilearrancolosojos.—Ytuvisteque irtede laFederacióndeBarricadas.Elculo tehueleapólvora,

Carmen.Sinotematauncenetistaundíadeéstos,temataránloscomunistascuandoselesacabendehincharloshuevos.Yotepropongoqueteescondascontuhijo.Quedesaparezcas.

—¿Dónde?¿EnlaBombonera?¿Ydepasohagodeputa?Víctor tuvomiedodequeMigueldijera«nosería laprimeravez»oalgoporel

estilo.Peronolodijo.Replicó:—EnmicasadelPoblenou,enlacalledelaVía,laviejacarbonería.Allínadiete

iráabuscar.NiatiniaEduardito.Carmenfruncióloslabiosylosojos.—¿Tú qué eres? ¿Policía? ¿Inspector? ¿Comisario? ¿Miliciano? ¿Anarquista?

¿Comunista?¿Franquista?—Estoydetulado.—Lodudo.IntervinoVíctor,unpoconervioso:—Estamos en el mismo bando, Carmen —en el tono de «¿cómo puedes

dudarlo?»—,yteestásalvandolavida.—Nomedigas.Víctorpusosumanosobrelamanodelachica:—Escúchalo,Carmen.Creoquetienerazón.Tienesunhijo.Nohagaslocuras.Carmen calló.Bebióvino.Calló unpocomás, con los seis ojos de sus amigos

clavadosenella.Terminódiciendo:—YDolores.Doll.Ellacuidadelniño.Esunasegundamadreparaél.—Bueno,pueslaCaraquesotambién.¿Quédicestú,Fueye?Mipadre,achantadocomosiempre:—Hombre…YoqueríapasarlasNavidadesencasa…

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SesintióridículocuandoMiguellesoltó:—¿Pasar las Navidades? ¿Pero qué dices? ¿Estás loco? La Navidad no existe,

Fueye.¡Tepegaríanuntiroenlanucasitepillabanmontandoelbelén!

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MiguelJinetelimpióaconcienciaelprimerpisodeaquellacasaocultaenuncallejónsinsalidadePoblenou,compróunosmueblesyarreglólainstalacióneléctrica.

Abajo,lapuertadelacarbonería,conlapersianametálicaechada,eraunrincóninhóspito donde los torbellinos creados por el paso de los trenes arremolinabanbasuraydondeibanamorirlosperros.Lapuertadeaccesoalaviviendaparecíanohaber sido utilizada en años porque Miguel se había entretenido en ensuciar lacerradurademaneraqueparecieravieja,oxidadaeinservible.

En lo alto de la escalera de doce peldaños, después de tanto abandono, elcontraste resultaba desconcertante. Una estufa, dos camas, la cuna, la cómoda, lamesadecomedor,lassillasydossillonesusadosperodeaparienciaconfortable.Yunflamanteaparatoderadioenlugarpreferente.Seveíaelesfuerzodeunhombretorpeperobienintencionadoparahacerhabitableloquesiemprehabíasidocavernoso.Serespiraba todavía la mugre que los abuelos de Miguel habían permitido que seacumularadurantetodasuvida,peroCarmenpensó—pensó,quenodijo—que,siabríalasventanasyaireabaunpocoelambiente,elhedorseiríaenseguida.

Lacocinaeraunpocomásprecaria,enelfondomásoscurodelavivienda,negraydetechobajo,perolaalacenaestaballenadeconservasyembutidos,untesorodevalorincalculableenaquellostiemposdecrisis.

—Tendrás todo lo que necesites—dijo Miguel—. Cuando haga buen tiempo,podrássubiralaazoteayducharteconaguadelluvia.

Procuraba no mirarla a la cara, como si temiera que de los ojos de Carmenhubiera de salir una luz cegadora. Ella apretaba los labios y fumaba. Doll laCaraquesocargabaconelniño.

—Yovendré,devezencuando,porsitefaltaalgo—dijoMiguel.LediolasllavesysalióalacalleparairalbarLuysdondeleestabanesperando.LuegoaCarmenselellenaríanlosojosdelágrimas,yseabrazaríaaVíctor,yle

susurraríaeloído:—Vieneapormí.Mequierejoder.—¿Peroquédices?—protestaríaVíctor.—Siemprehaqueridojoderconmigo.—¡Porfavor,Carmen!¡Esmiamigo!—Noesamigodenadie.—¡Quetecalles!Somoshermanos,hemoscrecidojuntos…—¿Yqué?¿Poresosuponesquesetienequecomportarigualquetú?CarmennoasistióalacenadedespedidaporqueallíibaaestarTeresa,yElena,y

Tomasín,ymiabuelo.Devezencuando,enelbarLuysdabanfiestaalasputasparaquecamparanpor

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sucuentaenlacalle,oparaquedescansaranundíaensuscasas,yhacíancomosifuera un establecimiento familiar de un barrio decente. Juntaban las mesas, lasmujerescocinabanarriba,enelpisodeVíctor,yorganizabanlagrancomilonaconesposas y niños.Mi padre, y el abueloAlberto de la triste figura, de luto desde lamuerte de suhijoErnestoy la señoraLlusieta; yElena, yTomasín, yVíctor, y suTeresa de ojos grandes e incautos, madraza del Javier recién nacido, que reía ypataleabaensucochecito,yFráteryTeriLuys,consusrespectivasyniños.YMiguelJineteenelextremodelamesa,ufanocomounemperador.

Brindaronparadesearsuerteamipadre,quesehabíaalistadosegúnelconsejodesuamigodel alma.Eradomingo,11deenero,y aldía siguiente se incorporaría alcuerpo de tren. Ya le habían dicho que iba a tener un camión a su cargo para elrepartodelcorreoporalgunazonadeCataluña,untrabajoseguro,deretaguardia,quele permitiría pasar los domingos en casa. Mi padre levantaba el vaso y sonreía aMiguelcongratitud,yMiguellevantabasuvasoconlamiradatiernaydistantedelmodestobenefactortodopoderoso.

—Yo también me voy —anunció Víctor por sorpresa, después de exhalar unprofundosuspiro.

La afirmación provocó la sorpresa de todos los presentes y el sobresaltodisimuladodeTeresa.MipadreyMiguelhabíaninvitadoaVíctorairconellosalasoficinasdereclutamientodelcuarteldeVorochiloff,peroélhabíadeclinadolaofertaporque, según decía, se lo estaba pensando. Sabían que asistía a cursillos sobreprimeros auxilios que organizaba la Cruz Roja y cosas por el estilo. De ahí laextrañezageneral.

—Yotambiénmevoy.—¿Ah,sí?—¿Dónde?—Peroyomevoyapegartiros.—¿Apegartiros?—AlfrentedeAragón.Mi padremiró aTeresa, y supuso que todos estabanhaciendo como él.La vio

páliday,másquedesconcertada,aterrorizada.Conojerasoscuras.Sinrespiración.—¿Perocómo?¿Porqué?—Porquecadaveztenemosmásrusosencasay,siqueremosquenoscontinúen

vendiendo armas y tanques, acabarán por exigir que el gobierno extermine a lostrotskistasyanarcosindicalistascomolohicieronellosenlaUniónSoviética.PorqueloschicosdelaCNTylosdeUGTyahanempezadoatirotearseunosaotros.El3dediciembre, los de la FAI se cargaron a Andreu Revertés, el comisario general deOrdenPúblico,ylosdeUGTyaestánpidiendovenganzaagritos.Mevoyalfrenteporque mi padre me enseñó que hay que luchar por la justicia. No por las ideas

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políticas,perosíporlajusticia.Porquenomerecelapenavivirenunmundoinjusto.SólohablabaparaTeresa.Ellabajólavista,sumisa.Cadavezmáspálida.—Palabras—confesóVíctormuchosañosdespués—.Laspalabrasnuncaquieren

decir únicamente lo que dicen. «Me voy porque lo he pensado y creo que es lomejor» puede significar «Me voy porque no quiero pensar, porque no tengo otrasalida,porquetodoloquehagoespeor».

»Huía—nosconfesabaamipadreyamí,cabizbajo—.HuíadeCarmen,porquepensabaquesóloyéndomealfrentepodríalibrarmedesuinflujo,desuposesión.Yhuía de Teresa, para no hacerle más daño y para que su mirada desolada no mehicieramásdañoamí.Yhuíatambiéndelosanarquistasydelhorrorqueseestabapreparando, de aquella especie de trampa hacia la que corríamos ciegos yenloquecidos. Huía de la inconsciencia de aquellos idealistas ofuscados por larevolución, que no se daban cuenta de que aquello no tenía sentido. Aun siganábamoslaguerra,¿quésecreían?¿Quepodríanextendersurevoluciónportodoelpaís?Asíquemefui.

Víctor en fuga. A sus setenta y cinco años, confesaba su vergüenza, y me laconfesabaparaqueyotomaranotasyescribieraeste libro,enunactodeexpiaciónimprescindible.Leviotravezenmarcadoenlapuertadecasa,abrazadoamipadreaquellanochedereencuentro,mirándonosamimadreyamí,yentendíquenohabíabajado desde el pueblo a Barcelona únicamente para disfrutar con su amigo de laagoníadeldictadorsino también,ysobre todo,parapasar revistaasuvidaypedirtodos los perdones necesarios. Perdón por haberse fingido muerto cuando no loestaba. Perdón por su relación con Teresa y con Carmen. Perdón por haberabandonadoaTeresayaJavierreciénnacido.Perdónportodaslasvecesquehabíacorridoaesconderse,abrumadoporresponsabilidadesquenoeracapazdecargar.

—Noospreocupéis—dijoaqueldíadeenerode1937—.Parairalaguerra,yalodijoDurruti:sólohacefaltavalorysabermatar.

Siguiólacenadedespedidaconvinoyrisas,ychistesdemipadre,«¡Soldado,icelabandera!¡Pueslequedóaustedmuybonita,micapitán!»,lascarcajadasdeVíctorylaperplejidaddeMiguel,quenuncaentendíaloschistes,yborracheraslenitivas,ysollozossofocados,yaquellapalidezfantasmaldeTeresa.

YVíctor,alfinal,huyó.Continuóhuyendo.Unavezmás.Sepusoenpie.—Ahora,tengoqueirme.Mirando intensamente a Teresa para hacerse perdonar. Ella respondió con una

mueca que significaba «Claro, como quieras, mi amor». Nadie le preguntó dóndetenía que ir a aquellas horas. Y a mi padre le extrañó la serenidad en los ojosredondosdeTeresa,quenosehumedecieron.

Cabizbajoyfurtivo,abochornado,Víctorseescabullófueradelbar,ycorrióhaciaPoblenou, a la carbonería de la calle de laVía, dondeCarmen se le abrazaría y le

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diríaqueMiguelselaqueríatirar.LapelirrojaElenaseacercóaTeresacuandonadiesefijabaenellas,sesentóen

lasilladeallado,cuchicheó:—Teresa,estásmuypálida,¿teencuentrasbien?—Sí,sí,claro.Bueno,nomegustaqueVíctorsevaya…alfrente,peroclaro,es

lomejorquepuedehacer.Esmuyidealista.—Tienesqueconvencerledequenosevaya.—Qué.—Javierytúlonecesitáis.—No,no.Yonopuedopedirlequesequede.Yélnopodríaquedarse.Esmuy

idealista.No.

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Un sábado de febrero de 1937.Aúltima hora de la tarde,mi padre llegaba a casacargadoderegalos.Mermelada,hortalizas,algúnqueso.BesabaaElenayaTomás,hablaba con ellos, les contaba unas anécdotas y chistes. Se bañaba, se afeitaba, seponíasumejortrajeyseibaalbardelosLuysparacenarunpocoypreguntarporlasúltimas noticias que se tuvieran de Víctor. Allí solía encontrarse con Miguel ydepartíanunratoconFráteryTeri—yquizáconlaschicas,aunqueesoamipadrenolegustabamencionarlo—,jugabaunapartidademanillaodedominóyregresabaacasapletóricohabiendorecuperadosucondicióndeciudadanodeapie.

—Las cosas estaban cambiando —comentó mi padre ante mis preguntas,sonriendounpoco—.ElenaempezóainsinuarquenolegustabamuchoqueyomefueraalbarLuys lasnochesde lossábados.Decíaque,en todocaso, legustaría irconmigo,ytuvimosalgunasdiscusionesalrespecto.Enaquellosdíasyasehablabadefeminismo.Larevoluciónhabíaimplicadoalamujer,queteníaquehacertrabajosquehastaentoncessólohabíanhecholoshombres,porqueloshombresestabanenelfrente, yElenay su amigaTeresa empezaron a asistir a reunionesde agrupacionescomoDonesLliures, que era de laCNT, oUnió deDones deCatalunya, y allí seconcienciaban mientras tejían jerséis para los soldados, y organizaban tómbolas yrifasparalasvíctimasdelaguerra.Tambiénvisitabanalosheridosenloshospitales,ohacíancompañíaalasviudasyloshuérfanos.Yterminabanreclamandoquedebíansertratadascomoloshombres,reivindicandosusderechosdeigualdad.Peroañadían:«Comomínimo,mientrasdurelaguerra».

Elena se había comprado un mapa de España y otro de Cataluña, y los habíaclavadoenlaparedprincipaldelcomedor.EnelmapadeEspaña,calculabacadadíacómoprogresabalaguerraensusdiferentesfrentes,segúnlasnoticiasdelosdiarios.EnelmapadeCataluña,seguíaelrecorridodesumarido.«Hoypapáestáaquí»,ledecíaaTomasín.«Hoydebedehaberidodeaquíaaquí».

Pongamos que fuera el domingo 7 de febrero, cuando todavía no se habíaproducidoelespantosobombardeodelaciudadacargodelcruceroitalianoEugeniodi Savoia, el primero que causó víctimas y aterrorizó a los barceloneses.Aprovechandoqueeraunodeesosdíassoleados,mediterráneos,enqueelfríonoesimpedimentopara ir apasearpor elparquede laCiudadelaopara ir a laplazadeCataluña,adaralverjasalaspalomas.ATomasínyaElenalesgustabacontemplarlosescaparatesdelastiendasdelcentroconaquelloscristalescruzadosporartísticosdibujos hechos con tiras de papel adhesivo que evitarían que, durante losbombardeos,seconvirtieranenunagranizadamortal.

Amediodía,elvermutconaceitunasypatatasenunbardelasRamblas;quizásacomer a Ca l’Agustí, donde a mi padre ya lo conocían; y por la tarde a una

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chocolateríadelacallePetritxoldondeservíantazasdeacinco,quinceoveinticincocéntimos,conmadalenas.ATomasínlegustabanmucholasensaimadas,perodeesonohabíaporqueMallorcahabíacaídoenmanosdelosfascistas.

O,sino,seibanauncine,alAvenida,juntoalParalelo,porejemplo,areírseunratoconlosHermanosMarxenUnanocheenlaópera.Fantásticos,losMarx,granéxito.CuandoGroucholedaba lanotadel restaurantea laseñoragorday ledecía:«Estoescarísimo,yoensulugarnolopagaba».O«lapartecontratantedelaprimerapartees iguala lapartecontratantede lasegundaparte».Eléxitode losHermanosMarx enEspaña se debía sin duda a que estrenaron esta película en plenoperíodorevolucionario. Eran los cómicos más dinamiteros, irreverentes, surrealistas ycáusticosdelaépoca.YTomasínteníaunarisaestrepitosa,estupendaycontagiosa.Se retorcíaen labutaca, teníaque sujetarse la tripaporque lascarcajadas ledolíanallí, se partía de risa. Se le caían los cacahuetes del cucurucho.Se le veía feliz detenerconsigoasupadre.Lomirabaconarrobo,noparabadepreguntarlecosas.

—Comotúahora—medecíamipadre,ymedabaunapalmadaenelhombro.MipadreyElenasetomabandelasmanos,sesonreíanysesentíandichosos.Y

sebesaban.Sí, sebesabanenmitadde lacalle,cosa insólitahastaelmomento.Enaquella sociedad joven, atrevida, revolucionaria y en guerra, sobrecogida por laconciencia del peligro de muerte, las parejas hacían ostentación de su cariño enpúblico,porquenadaincitamásalsexoquelaproximidaddelamuerte.

Habíamomentos en quemi padre llegaba a pensar que nunca había estado tanbien.Legustabamás andar con suviejo camiónpor lospueblosdeGeronaque lapenumbraaburridadelasoficinasdelosGrandesAlmacenes.Allínoseentendíaconlos jefes que le había impuesto la revolución. Según decía él, antes a cada cual lecorrespondíaunpuesto,unsueldoyunaresponsabilidad,ysóloteníasqueaprendertecuáleratupuestoytuquehacer,yhacerlobien,ysantaspascuas.CuandollegaronlosdelComitédeGestión,sinembargo,sesuponíaquenadieeramásqueotroynosepermitíaquenadiemandaraporquenadiequeríaobedecer,y esonohacíamásquecomplicarlascosas.Ensunuevotrabajo,encambio,sesentíalibrecomounpájaro.Éleraquienconducíaelcamión,unviejoChevroletdeseiscilindrosqueseponíaenmarcha con la manivela de arranque, y en su recorrido por las zonas rurales deGerona solían detenerse enmasías donde siempre podían picotear una cosa u otra.Esasmermeladas,embutidos,quesos,vinosqueluegollevabaacasalossábados.Y,además,cobrabadiezpesetasdiarias,quenoestabanadamal.

Lo acompañaba en el camión un tipo llamado Chueca, muy aficionado a loschistes.Era un jovenmal afeitado y de cabello largo, herrero en la vida civil, quetenía vocación de señorito y se empeñaba en quemi padre le enseñara normas debuenaconducta.

—¿Asíquenoesdebuenaeducaciónusarelpalilloparaescarbarselosdientes?

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—Deningunamanera.—¿Ysisetemeteunpedazodecarneentrelosdientes?—Teaguantas.—Ydimeotracosaquenuncahayquehacermientrascomes.—Hablarconlabocallena.—Bueno,esoseentiende.—Nisoplarelcaldooelplatocaliente.—¡Nomejodas!¿Deverdad?Sereíayrepetía«nojodas»conadmiracióninfantil.Tranportaban el correo, y despachos oficiales, y paquetes personales, y a veces

cargamentosde intendencia, ropa, armasyhasta alimentos, deBarcelonaaGeronaporelMaresme,ydeallíaFigueres,Olot,Ripoll,aveceshastaPuigcerdá,ydeallílossábadossolíanregresarhaciaBarcelonaporManresa.

Undía llegaron a unamasía y,mientrasChueca entregaba a los dueños lo quefuera que les habían llevado, mi padre se quedó junto al camión jugando con uncayadoqueencontróporallí.Lobalanceabacomosifueraunpalodegolf,azotandola hierba, golpeando una piedra con estilo, zas, lanzándola a lo lejos.Cerca de él,cacareabaunagallinacoquetaydespistada(mipadreensurelatoutilizabasiempreestas palabras, «gallina coqueta y despistada»), picoteando esto o aquello ycloqueandoenunmonólogointeriormuysuperficial.Yamipadreseleocurrióunaidea y casi de inmediato la puso en práctica. Balanceaba el bastón y zas, lobalanceabayzas,ylagallinaallí,ensuscosas,ymipadrequehacepuntería,preparaelgolpeyzas, ledaa lagallinadetalmaneraquesequedóseca,convertidaenunpuñadodeplumas.Lametióenelcamiónydisimuló.

Luegofueronaunafondaquehabíajuntoalacarretera,alaentradadeFigueres,ypidieronquelescocinaranlagallina.

—Lahemosatropelladosinquererconelcamión—dijeron.Mipadresesentíatanbienqueenaquellaépocainclusollegóapensarenvolver

adedicarsealamúsica.«CuandotocabaenelPompeya,teníamuchamáslibertad»,decía. Los domingos, mientras Elena y Tomasín se arreglaban para salir, solíadesempolvar el bandoneón y tocaba sus tangos preferidos. Mano a mano,Cambalache,Cuestaabajo…Entresemana,Elenaleconseguíapartiturasdetangosnuevos. Se pudieron comprar un gramófono que iba a cuerda y el domingo por lanoche, cuando Tomasín ya dormía, escuchaban discos tomados de la mano, a larománticaluzdelasvelasodelcarburo,yavecesinclusobailaban.OtrosdomingosfueronaverLaCortedeFaraón, que ponían en elPrincipalPalace, o una revistamuypícaraquesellamabaDuesvergesdepreu,enelEspañol.

Asífuelaguerrademipadreduranteuntiempo.YellunesvolvíaalcuarteldeVorochiloff,seencontrabaconChueca,cargabanel

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viejoChevroletdeseiscilindros,yseibanporelMaresmecondirecciónaGerona,yvueltaaempezar.

—Oye, ¿y es verdad que las manzanas hay que comerlas sin manos, con elcuchilloytenedor?

—Naturalmente.—Pero,coño,¿cómoesposible?¿Ysitesalerodandolamanzana?Yoloprobéy

mesaliórodando.¿Cómosehace?

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Hacía tres días que estaban en aquella posición, en lo alto de un cerro, y desde elprimerinstanteunosveteranosmalparidosnodejabandetomarleelpeloalmásjovendelacolumna.Loemborrachaban,cuchicheabanconél,lemetíanmiedo.Lehacíancallar para que escuchara el silbido de las balas perdidas y se quedaban atentos aaquellossonidosmortalescomoquienmiraalcieloesperandoverunaestrellafugaz.

—¿Lo oyes?—le decían—. ¿Lo oyes? Si estuvieras de pie, esa bala te habríaarrancadolacabeza.

Laverdaderaquenoseoíanada,peroelprimerdíaelpobrechicohabía idoagatastodoelrato.Cavabaagachado,comounjorobado,montabaguardiaencuclillas,comíaderodillas.

—¿Peroquéhaces,Viñas?¿Quétepasa?—Esque…Lasbalasperdidas…Jajaja.SellamabaViñasyeramuyjoveneingenuo.Decíaquesehabíaalistadoporsus

ideales, para cambiar el mundo. Los veteranos decían que le habían obligado suspadresparacobrarlasdiezpesetasdiariasyconseguircadadíaelchuscodepanqueelchicolesenviaba.

El segundo día, como reacción a la broma del primero, el chico andaba bienerguido,inclusocuandopasabaporalgúnlugardescubierto.

—¡Mecagoendiez,Viñas!¡Agachalacabeza,quetevanadar!Lo cierto es que nadie creía que hubiera enemigos en ninguno de los cerros

vecinos,todossemejantes,delamismaaltura,separadosporpequeñasdepresiones.Habíanllegadoenseiscamiones,tresdeloscualesibanocupadosporlostreinta

soldados de la columna, y los otros tres cargados de sacos terreros, alambre deespinosyherramientas.Víctoreligióaquelpuntoporqueenélseencontrabaelcráterde un obús, de dos metros de diámetro por uno de profundidad, y pensó que lesfacilitaríaeltrabajo.UnadelascolinasdelaizquierdaestabaocupadaporunpuestodelPOUM,que sedistinguíapor subandera roja, yno seveíanporningunapartebanderas monárquicas, ni de la República, que a veces también enarbolaban losfranquistas.La columnacomandadaporVíctor plantó allí la bandera rojinegraqueindicabaqueerananarcosindicalistasyelprimerdíahabíanimprovisadounparapetoderocasparainstalarlaanticuadaametralladoraquedebíaprotegerlos.Enseguidasehabíanentregadoacavaruna larga trinchera, a apilar sacos terrerosya tenderunaalambrada en el mismo borde del terraplén que descendía hacia el valle. Los dosprimerosdías,delostreintahombresqueformabanlacolumna,nuevesededicabanamontarguardia,porturnos,lasveinticuatrohoras,muyatentosalmenormovimientoque pudiera observarse en las colinas cercanas; dieciocho trabajaban durante doce

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horas,deochodelamañanaaochodelanoche,condescansoscadadoshoras;ylosdos soldados restantes procuraban la intendencia: iban con uno de los camiones alcampamentobaseabuscaraprovisionamiento,ycocinaban.

Perosefueronconvenciendodequenohabíafranquistasenlasproximidades.Enotras zonas donde habían trabajado, los oían charlar o cantar o reírse, y se habíanintercambiado insultos. «¡Fascistashijosdeputa!», «¡Rojosdemierda, osvamos acortarloscojones!»,«¡Desgraciados,éstanoesvuestraguerra!¡Vosotrossoisobreroscomo nosotros!». «¡Viva España! ¡Viva Franco!», «¡Viva la revolución!». Ante elsilencioylaquietudquelosrodeaba,Víctorlimitólasguardiasauncentinelaencadaturno, encargado de la ametralladora, y así podían tener a veinticuatro hombrestrabajando.

—Cuantomáscavemos,antesterminaremoslatrinchera.Conunpocodesuerte,despuésdeéstapodremostomarnosunosdíasdepermiso.

Víctorestabaalfrentedelacolumna.CuandosehabíaalistadoenBarcelona,lehabíandadoautomáticamenteelgradodecabo,debidoasuedad,yalllegaralfrente,loascendieronasargento,así,sinmás,porlaedad,yhabíanpuestotreintazapadoresasusórdenes.Enaquelejércitopopularypopulachero,existíaunaciertaconfusiónentre oficiales, mandos y soldados rasos, todo elmundo se llamaba de tú y, si seterciaba, todos opinaban. Le encargaron que cavara trincheras y establecieraposiciones.Eligióaquelcerroparaelfuturopuestodemando:unatrincheraenformadeestrella,otratrincheradeevacuaciónyunbúnkersubterráneoparalosmandosyelnidodeametralladoras.

Si al principio pareció algo sumamente peligroso, a la larga Víctor ibacomprobandoqueno loera tanto.Éseeraunpuntodondesepreveíaqueestaría laprimeralíneadefuego,perotodavíanoloera.

Hacíaunfríopolar.Alolargodelajornada,nosedabancuentaporquelosdíaseranclaros,elsolcalentabayloschicossudabanlagotagordacavandolazanjaenaquellamalditatierradura,pedregosaypolvorienta,peroenelúltimodescanso,entrelascincoylasseisdelatarde,ibannotandopocoapocoqueelfríoselesmetíaenloshuesosyrecordabanquenoteníanmásquequincecapotesparalostreinta,ysólolasmantasquecadaunosehabíatraídodesucasa.Dormíanpegadoslosunosalosotros,paratransmitirsecalorhumano.

—Sargento:estoymuertodefrío—dijoViñas.Víctorestabasentadoenunrincóndelatrincheraestrellada,engrasandoelviejo

fusil rusoque lehabíandadoyque teníagrabada la fechadesu fabricación:1898.Disfrutaba de la puesta de sol y probablemente estaba pensando en Carmen, o enTeresayJavier,oenCarmenyTeresayJavieryEduardito.Echóunaojeadaaljovensoldadoquesehabíaplantadoanteél.Vestíacamisadefranela,unjerseydelana,ungruesochaquetóndepiel,pantalonesdepana,botas,ungorroqueletapabalasorejas

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yguantes.Noleparecióprobablequemurieracongelado.—No te preocupes. Mañana terminamos la trinchera y nos vamos. Ésta es la

últimanochequepasarásaquí.—No, es que se me ha ocurrido que no lo podré soportar. He pensado…Ahí

abajo,juntoaltorrente,estáesacaseta,esecorral,loquesea.Yhepensadoquevoyairapasarlanocheahíabajo…

—No,Viñas.Túvasapasarlanocheaquí.—No,escuche,misargento. Iréabajoypasaré lanocheallíymañana,en todo

caso,revientolacasetaconestagranada…El chico sostenía en la mano una de las pocas granadas de mano de que

disponían.Víctorsepusoenpie.—¿Dedóndecoñohassacadoeso?¡Dámela!Eranartefactosmuypeligrosos.Las llamaban«bombasFAI»ydecíanqueeran

«imparciales»porqueigualmatabanalenemigoquealquelaslanzaba.—…Revientolacasetayasítendremosleñaparahacerunahoguera.Lasvigas,

losmarcosdelasventanas,loquesea…—Estásloco,¿quiéntehametidoesaideaenlacabeza?¡Quemedesesechisme!—… Podemos poner una contraseña por si las moscas. Por ejemplo, yo digo:

«¡Leña!»,ycontestan:«¡Almono!»…—¿Meestástomandoelpelo?¡Mecagoendiez,damelabomba!Leechóunzarpazo,peroelchicoalejólamano,diounpasoatrás, tropezócon

unapiedra,diountraspiés.—Voyabajar,sargento.Estabamuyasustado,aquellabombaeraunpeligroinminenteyalotroladodela

trincheraseoíanlasrisasahogadasdelosveteranos.—¿Tehangastadootrabromaesostíos?—murmuróVíctorentredientes—.¿Qué

tehandicho?AViñasselearrugóelrostro.—Dicenquesoycomunista,quesoyunespíayqueestanochemevanamatar…

¡Yonoquieropasarlanocheaquí,sargento!—Lamadrequelosparió.—Ydicenqueustedtambiénescomunista.Quelosmandossoncomunistasyque

traenalosanarcosindicalistasaloslugaresdemáspeligroparaquenosmaten…Elchicohabíabajadolaguardia.Víctordiounpasoalfrente,leagarródelbrazo

ylearrancólabombadeentrelosdedos.AlejódeunempellónaViñas,quesedioconlaespaldacontralapareddelatrinchera,ledijo«Esperaaquí»yechóacaminarporelestrechopasillohaciaelotroextremodondeestabanlosbromistas.

—Yonosoycomunista,sargento—casisollozóViñasasuespalda.Víctorestabamásquehartodeaquellosveteranos.Eramuydifícilmantener la

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disciplinaenaquelejércitorevolucionarioyrebeldedondecualquiergritodemandoycualquierarrestosepodíanconsiderarunamanifestacióndefascismo.Empezabaacreerquelaúnicamanerademeterencinturaalosguasoneseraconunpardehostiasbiendadas.Maldijounavezmáslaestampadequienesinsistíanencagarsedentrodela trinchera, que era una especie de carrera de obstáculos pestilente, y tomóconcienciadeque,entresdías,habíanconvertidoaquellugarenunestercolerodondese mezclaba la basura con montañas de excrementos, y lo interpretó como unametáfora de la guerra misma. La llegada de los soldados afeaba el paisaje, loensuciaba,lodescomponíaenhonoralaDiosaMuerte.

Antesdequellegaraalextremodondesonabanlascarcajadasylasvocesdelosveteranos,alguiengritóasuespalda:

—¡Pero,Viñas,¿quécoñohaces?!VíctorsevolvióatiempodeveraljovenViñasencaramadoalossacosterreros

que coronaban la trinchera, y cruzando a tirones y tropiezos por encima de laalambrada.

Gritó «¡Viñas!» y volvió atrás a la carrera. El chico se lanzó al terraplén y seperdiódevista.Sindudar,Víctor seencaramó tambiéna loaltode la trinchera, sesubióalossacosdetierrayseabriópasoporelengorrosoobstáculodelaalambrada.IbagritandoelnombredeViñas,ypensandoqueelchicohabíadecididopasarsealenemigoyqueteníaquedetenerloparaquenolescontaraloquesabía.Despuésdelas alambradas, se abría el terraplén que bajaba casi en picado hacia el valle. Alfondo, entre unos pocos árboles que delataban un arroyo, se veía la toscaconstrucción.Viñas,quehabíabajado rodando,yaestaba llegandoallí.ElbarrancohacíatantapendientequeVíctortuvoqueclavarlostaconesdelasbotasyapoyarelculoparadescenderenlínearecta.

Quedóencaradoalapuestadesolmáshermosadesuvida.Locegóunsolrojorodeadodecálidosanaranjadosyamarillos.

Derepente,seprodujoelterremoto.Una lluvia de balas golpeó un punto de la ladera en una súbita explosión de

rocalla,comoelchorroconcentradodeunamangueraqueenseguidafueabuscarloaél.Fuecosadedossegundos,nomás.Víctorvioconclaridadcómoseacercaba lacadenade impactosque levantabapequeñaserupcionesa supaso, comounanimalimaginarioyferozqueselanzarasobreélparamorderle.Pensóquelaráfagaleibaapartirporlamitad.Pensóquehabíademasiadadistanciaentreimpactoeimpacto,yque las balas eran demasiado pequeñas comopara que pudieran alcanzarle. Pensó:«Seríademasiadacasualidad».Pensóqueteníaunabombademanoenelbolsilloyque, si una bala daba ahí, se acabó. Y detrás de ése se acabó había un silencioabsoluto,lanadaabsoluta,elcerebrovacío.

—Dirásquepensémucho,paraserapenasdossegundos—mecomentóVíctoren

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el75—.Laverdadesquehevueltoaviviraquellasituaciónmilveces,alolargodemivida,ensueños,enpesadillasqueaúnhoymedespiertanenmediodelanoche.Yen cada pesadilla pienso una cosa distinta. Hay pesadillas en que las balas pasansobre mí sin tocarme y experimento un gran alivio; otras noches se produce laoscuridad, la nada más angustiosa. No sé lo que pensé exactamente en aquelmomento, pero te puedo decir que todas mis fantasías sobre la muerte estánambientadas en aquel escenario. Las cosas que nos pasan no quedan atrás y sepierdenenelolvido,sinoquesealmacenanenalgúnlugardenuestrocerebro,enunaneurona infinita, capaz de conservar cada momento de la vida para que podamosrevivirlosiemprequesenosantoje.

Fueungolpeenelpechoquelocegó,loensordeció,lequitólarespiraciónyloenvolvióenuntorbellinodedolor.Comounpuñetazoenelestómagoounpuntapiéen los testículos, undolor absoluto, difuso, la sensaciónde que el cerebro le iba aestallar o que se iba a ahogar en su propia sangre. Se le aflojaron las pieras y elsiguientepensamientodepánicofueque,sicaíaalfondodelbarranco,nadiepodríabajararecogerlo.Demaneraque,instintivamente,girósobresímismoparaponersedebrucescontralapared,yclavólaspuntasdelasbotasylosdedosenaquellatierra,yseagarróa losescasosmatojosque teníaalalcance,ycon lamejillapegadaa lapared,conlasensacióndeofreceralenemigoelaspectodeunamoscaapuntodeseraplastadadeunmanotazo,seoyógritar:

—¡Noosvayáis!¡Noosvayáisqueestoyvivo!Ycontinuógritándolomuchasvecesporque,automáticamente,porencimadesu

cabeza,sussoldadoshabíanrespondidoalfuegoenemigoconlagranametralladorayconlosMáusersylosmosquetonesyestabasegurodeque,conelestruendodelosdisparos,noloibanaoír.

—¡Noosvayáis!¡Noosvayáisqueestoyvivo!Noloibanaoír.NuncamásvolvióaveraViñas,nialosveteranosjuerguistas.Nuncasupoqué

fuedeellos.

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Aveces,mipadrecompletabalaanécdotadelagallinayelgolfconotramásterrible.Lamayoríadelasveces,noobstante,seabsteníadehacerloporquesabíaque,si laanterioribaseguidaderisasyrelax,éstacausabaunsilencioamargo.Sólolacontabacuandosesentíaenlaobligaciónderecordarquelaguerraeslaguerrayquenohaynadamáshorrorosoquelaguerra.

En una ocasión se detuvieron ante una masía con el viejo Chevrolet echandohumoportodaspartes,elradiadoralrojovivo,apuntodeestallar.AChuecaparecíaquelahumaredanoleimpresionabalomásmínimo.Élcontinuabaobsesionadoconlasnormasdeurbanidad.Ibadiciendo:

—…Puesyocreíaquenuncahabíaquecomerconlosdedos.—Bueno,haymuchosexpertosquedicenquecasinuncahayquecomerconlos

dedos —le respondía mi padre—. Pero hay cosas que incluso los más radicalesconsideranquenosóloestápermitidosinoqueesobligatoriocomerlasconlosdedos.

—¡Nomejodas!¿Elqué,porejemplo?—Elpan.—Bueno,claro,elpan,sí.¿Perodecomidadeplato…?—Losespárragos,porejemplo.—¿Ah,sí?—Ylasaceitunas.Nuncatratesdepincharunaaceitunaconeltenedorporquehay

unsetentaporcientodeposibilidadesdequesalgadisparadacomounabala.—¡Esverdad!¡Joder,sinomehapasadovecesamí…!EratardeyyasehacíaevidentequenopodríanpasarlanocheenFiguerescomo

pretendían, de manera que pidieron asilo al matrimonio mayor que vivía allí, unhombreyunamujerapabulladospor losuniformes, lasarmasy laautoridadde losdos soldados que irrumpían en su casa como invasores. Aquella gente, humilde yamable,losinvitóacenarylesdijoqueprepararíanundormitorioparaquepasaranlanoche.

Mientrasmipadreestuvoreparandolaaveríadelcamión,Chueca lesujetaba lalinternaycontinuabapreguntando:

—Asíqueelpanhayquecomerloconlosdedos,ytambiénlosespárragosylasaceitunas.¿Quémás?

—Las alcachofas, por ejemplo. Para irles quitando las hojas, una a una. Pero,bueno,hayquiendicequeelmariscotambiénsepuedecomerconlosdedos.

—¿Ah, sí? ¿El marisco? —esa palabra desconcertaba a Chueca porqueprobablementenuncahabíatenidoocasióndecomermarisco.

—Las langostas, las gambas, las cigalas, los mejillones, las almejas… Loscaracoles,alomejor.Peroenunacomidadegalanotevanaservircaracoles.

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Elmatrimoniode lamasía casi se excusópor la cena improvisada, que resultóestarcompuestadeingredientesriquísimos,probablementelomejorqueteníanenladespensa.Panblancohechoporellosmismos,verdurareciénrecogidadelhuertoypollo, que, en según qué relatos, era precisamente la gallina que mi padre habíamatadojugandoalgolf.

Durantelacena,unosruidosllamaronlaatencióndemipadreydeChueca.Másque los ruidos, la alarma en las expresiones del matrimonio. Fue Chueca quienpreguntó:«¿Quépasaarriba?»,ylosanfitrionessepusieronmuynerviososy,alfin,alosgritosdestempladosdeChueca,confesaronquearribaseescondíasuhijo,quenohabíaqueridoiralfrenteporqueestabamuertodemiedo.

Intervinomipadreparadecirqueelmuchachonoteníaporquépreocuparse,quepodíasalirdesuescondrijoporquenoleibanahacernada,nileibanacontaranadiequeestabaallí.

Salió unmocetón de cuello ancho,mandíbula prominente y expresión ceñuda,muycohibido,quecomiódeprisayamedrentado,comoelmendigoinvitadoalacenadeNavidaddelosricos.

De pronto, espontáneamente, sin que nadie le preguntase nada, sin levantar lavistadelplato,comohablandoconsigomismoobendiciendolamesa,dijoqueyaerahoradequealguienacabaradeunavezcon«estapandilladeladrones».

MipadreyChuecadejarondecomer.Lospadresdelchicoyahacíaratoquenoprobabanbocado.

—…Vinieronaquíydijeronquelamasíaestabaexpropiada.Seinstalaron,nosdestrozaron el huerto, se llevaron las vacas, las ovejas y casi todas las gallinas, yluegoselodevolvieronamispadresporqueyanolesservíaparanada.Alospayesesque se opusieron los fusilaron y dijeron que eran fascistas. Y luego recorrieron lacallepreguntandoaquiénhabíaquematar,buscandoalosguardiasciviles,aquienesfueranamisa,aloscarlistas,alospropietariosdealgo,deloquefuera.Veníanconganas dematar, eran bestias feroces.Y fusilaron al señor cura, y al sacristán, queteníasetentaaños,yaotros treintavecinosmás.Aunosporquehabíanvotadoa laCEDAoalaFalange,yalBenetdeCalGanxolomataronporqueel18dejuliodijo:«Ya era hora». Luego el pregonero leyó un escrito que le había dado el maestro,dondedecíaque«nuncahuborevoluciónsinsangre»,elhijodeputa.

MipadrevioenseguidaqueChuecaseibaponiendonerviosoyselecontagiólainquietudporqueelchicoseibamanifestandocadavezmásimpulsivoeimprudente.Demaneraquecontóunpardechistespararelajarlosánimos,anuncióqueseestabamuriendo de sueño y precipitó el final de la cena para arrastrar a Chueca a unahabitaciónde la planta baja donde les habían preparadounpar de jergones y unasmantas.

Chueca estuvo despotricando contra el joven emboscado y su mirada de odio

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hastaquelovencióelcansancio.Al día siguiente, los despertó el canto de un gallo. En la masía reinaba una

quietudabsoluta,comosisushabitanteshubierandecididohuirdeallíparasiempre.Entontraronlecheytorrijassobrelamesadelacocina,lasconsumieronrápidamenteenundesayunovorazysalieronalpatioconánimodellegaraFigueresantesdequealguienseextrañaraporsutardanza.

Alcanzaronelcamión,queestabaaunoscincuentametrosde lamasía.Chuecamontóenél,conganasdelargarsecuantoantes;ymipadresedisponíaahacergirarla manivela de arranque cuando oyó un ruido metálico contra el capó, como siacabaraderompersealgúnresorte.Allevantarlavista,vioenlaplanchaunarañazollegadodelanadaqueenseguidalehizocomprenderloquesucedía.Oyóentoncesotroextraño ruido, comoungolpeenel aire,y tantoél comoChueca sevolvieronhacia lamasía a tiempo de ver la nubecilla blanca que flotaba frente a una de lasventanasdearribayqueelvientoarrastrabalentamente.Ladetonaciónyelchoquedelabalacontraunárbolcercano.

Mipadreseguareciódetrásdelcamióny,segúncontabaañosdespués,loprimeroque le vino a la cabeza fue: «Yo ya estoy a salvo, ahora ese maricón me va adestrozarelmotordemivehículo».Chuecasoltóunablasfemia:

—¡Eselhijo!—rugió—.¡Elhijodeputaquenosestádisparando!¡Mecagoenlamadrequeloparió!

Los dos entendieron de inmediato que el chico enfurecido habría estadoangustiándosetodalanocheantelaposibilidaddequelosdossoldados,alregresarasucuartel,contaranloquesabíandeél.Seguroquehabíapasadorevistaacadaunadelaspalabrasquepronunciódurante lacena,y laexpresióndecabreodeChueca,queeramuyexpresivo.Y llegóa laconclusióndeque losdos soldadosnopodíantenerotropropósitoqueelde joderlevivo.Ydebíadeconsiderarque, sidisparabacontraellos,sóloeraendefensapropia.

Chueca se apeódel camiónconuna enormepistolaAstra en lamanoy echóacorrerhaciaeledificiosinelmenortitubeo.Mipadredioungrito.Enlaventanadelamasíahubootrodisparoyenelsuelodelaeraselevantóungéiserdegravaypolvo.Chueca no corría en línea recta. Ahora daba tres zancadas hacia la izquierda y,cuando menos lo pensabas, echaba a correr hacia la derecha, avanzando hacia eledificiosiempreendiagonales,comoelveleroqueorzacontraelviento.

Encuantosonóaqueltercertiro,mipadresefiguróalchicoaccionandoelcerrojodelfusilparaponerlasiguientebalaenlarecámara,yechándoseelarmaalacara,paraencontrarseconqueChuecayaestabademasiadocerca.Cuatropasosmásyyallegaría a la puerta. No se dio tiempo para afinar la puntería, de manera que lasiguientebaladiomuylejosdelcompañerodemipadre,queyaentróenlacasa.

Mipadrecontuvolarespiración.Viomovimientoenlaventanadelfrancotirador

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yadivinóloqueibaasuceder.Enaquelinstanteexperimentóundesalientoterrible.VolvióasumentelaterroríficamuertedeMoscosoysediocuentadequeyacontabacon que nuncamás iba a vivir de cerca una situación semejante.Cerró los ojos alescucharlaseriededisparosdelapistolaAstradeChuecayloestrujóeldesasosiego,una especie de sollozo, la seguridad de que no hay dos sin tres y de que,inevitablemente, a lo largo de su vida, tendría que chocar una y otra vez conespantosasescenasdeviolenciacomoaquéllas.

Despuésdeunosinstantes,Chuecasaliódelamasíaconlapistolahumeanteenlamano,avanzandoconelcontoneochulescodequiensesientebastanteorgullosodeloquehahecho.

Mi padre arrancó el camión con la manivela, y por suerte lo consiguió a laprimera,ysepusoalvolante.Chuecamontójuntoaélyresopló:

—Mecagoenlamadrequeloparió.Sefuerondeallí.Mipadrenoseatrevíaapreguntarnada,elotroparecíaabsorto

ensuspreocupaciones.Alcabodeunkilómetroodos,dijoChueca:—…Oseaque losespárragossecomencon losdedos.Pero¿y lascostillasde

cordero?¿Esotambiénsecomeconlosdedos?¿Yelmuslodepollo?

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60

Víctorsonreíaparahacerseperdonar.Decía:—Teprometesatimismoque,encasodecrisis,aguantaráseltipoytemorderás

los labiosantesdequedarenridículo,perollegadoelmomentoes imposible,nolopuedescontrolar.

Despuésdelbalazo,perdióel sentidoy lo recuperó repetidasveces,comosi sumente quisiera huir lejos de allí, a un benéfico estadode coma en que el dolor noexistiera,yeldolorylaasfixia,encambio,tirabandeél,despiadados,volviéndoloalarealidadsóloparatorturarlo.Serecordabaarrastradoporencimadelaalambradaque le rasgó la ropay leprovocóheridasde lasqueaúnconservabacicatrices.Oíagritos,vocesmuchomásasustadasqueél,queledecían«estonoesnada,unasimplerozadura,labalanoestádentro,notehantocadopormilímetros»,peroélnopodíaprestarles atención ni tomárselas en serio porque estaba poseído por la terroríficasensacióndeque lospulmonesse leestabanencogiendo.Noqueríaofreceraquellapatética imagen de desesperación, pero no podía evitarlo. Se veía braceando, seimaginabaconlosojosdesorbitadosyboqueandocomounpez.

LabalahabíatrazadounprofundosurcoenelcostadoderechodeVíctor,amediocaminoentrelaaxilaylacadera,ylehabíarototrescostillas,yunadeellasseclavóenelpulmón.Deahíveníaneldolorpenetrante,laasfixiaylafiebre.

De repente, ibaviajandoenun camiónque lo zarandeabaviolentamente con laintencióndematarlo,ydescubríaquelapresiónenelpechoeradebidaaunavendaqueleapretabademasiado,produciendoelmismoefectoquesialguienloestuvierasofocandoconunaalmohada.Yexigióagritos,conchillidosfemeninosytimoratos(asílocontabaél),quelequitaranlavendaqueleimpedíarespirar.Bajounatiendade campaña donde eran muchos los heridos que aullaban y maldecían comocondenadosenel infierno,unhombredemasiadoserenoparamoverseenmediodeaquel caos le puso la primera inyección demorfina. Eso no arregló demasiado lascosasporque,sibienlealivióeldolor,aumentóencambiolasensacióndeasfixia.Seahogaba,seahogaba,nopodíapronunciardeuntirónpalabrasdemásdedossílabas,sus pulmones debían de ser del tamaño de una aceituna y no podían contener eloxígeno que él necesitaba para vivir. Tenía la sensación de que, en la próximainhalacióno exhalacióndeoxígeno, le iba a sobrevenir el colapsomortal. «Ahora,cuandoecheselaire,yanopodrásaspirarmás.Nuncamás.Seacabó».

También fue consciente de cuando le robaban.Mientras le quitaban el reloj depulsera, metió la mano izquierda en el bolsillo y empuñó lo que allí llevaba, unencendedor antiguo de los que llevaban colgando una larga mecha amarilla. Loescondióbajo lanalga.¿Porquéelencendedor?Nosupodecirlonunca.Sólose leocurría que quiso salvar alguna de sus pertenencias, una cualquiera, por pura

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dignidad.Ademásdelreloj,lequitaronlapistolayunanavaja.Llegóaacostumbrarsealdolorya laangustiade lafaltadeaire.Sedecía:«Al

igualquehesoportadounpardedíasasí,podrésoportaruntercero,ouncuarto»,obien:«Y,simemuerodentrodecincominutos,casimejorporqueestonohayDiosquelosoporte».

Unmédicode ojos turbios le dijo que«con lo suyo»nohabía nadaquehacer.Sóloreposo,muchoreposoypaciencia.Esperarquelascostillasylaperforacióndelpulmónsesoldaranporsísolas.

Lo trasladaron a Barcelona en tren, con la pretensión de que se mantuvieradurante todo el viaje sentado en un rudimentario banco demadera. Iba abotargadopor lamorfina y los antibióticos, resollando como un viejo, el aire arañándole lasentrañasalentrarysalir,yterminóvomitando,ysedesmayóydespertóenlacamadeunhospital.

Eraunantiguocolegiodelazonaaltadondeunospocosmédicosyenfermeras,conescasomaterialquirúrgico,tratabandeatenderaunacantidadingentedeheridosquenohacíamásqueincrementarse.Víctorfueapararaunahabitacióndeprivilegioconotros tresheridos,de loscualesunoteníaamputadas lasmanosyotrosehabíaquedadociegoynoparabadellorar.

Asíescomounosevacurando.Undía,nosabesihaaumentadosucapacidaddesoportar el dolor o si es el dolor el que ha remitido. A las seis de la primeramadrugada que pasaba allí, una enfermera exhausta le llevó un tazón de chocolateconchurros.Nisiquierafuecapazdemirarlo,suoloryalecausabanáuseas.Bueno,perounotienequealimentarse,demaneraquelasegundamañana,oquizálatercera,comonohabíanadamás,yasecomióunchurro.Yalpocoyasevioconánimosdetomarseinclusoelestofadodemediodía.

Yenseguidaestuvieronallílosamigos.MipadreconElenayTomasín,yMiguel,yTeresayelniño,TeriyFráter.Losotrosdoshermanos,LlibertyGiordanoBruno,estabanenelfrente.

—Puestienesbuenacara—ledecíamipadre,paraanimarlo.—Noteextrañe.Aquímedandecomermásqueentodamivida.Chocolateenel

desayuno,yluegoescudella,huevosfritos,fricandó,pan,vino…ComoenelRitz.—Pues aprovéchalo, porque vienen tiempos muy duros —comentó Miguel,

agorero.Sepusieronserios.—Cuéntame.¿Cómoestánlascosas?—Cadavezpeor.Hahabido algunos tiroteos entregentede laCNTy laUGT.

Correnporahíunospanfletosquedicenquelosanarquistasestánhaciendoeljuegoalos franquistas.Que esos incontrolados,matando a quienmatan, están aumentandolassimpatíaspor los fascistas,yademás lesestánahorrando trabajoporquecuando

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ganen, siganan,ya tendrán lamitadde la faenahecha.Algúngraciosoa laFAI lallamaFai-lange.

Víctorteníalanecesidaddesuspirar,peroaúnledolíaelpecho.—Hacetiempoqueestoseprepara—informabaMiguel,tantoasusamigoscomo

alosotrosheridosocupantesdelahabitación,queescuchabanensilencio—.Desdeque, en noviembre pasado, los rusos empezaron a enviarnos armamento. Como esnatural,Rusiaquiereayudaraloscomunistas,noalosanarquistas,ymenossiéstosestánhaciendolarevoluciónconelculo.YelGobiernodelaGeneralitat,quenosabequéhacer,queandaporahícomounpatomareadopresionadoporloscomunistasylosde laLligaydemás,prontovaadisolver laspatrullasdecontrol.YentoncessíquesearmaráladeDios.

Víctordesviólamiradahaciamipadre.—¿Ytúquémecuentas,Fueye?Hazmereírunpoco,coño,queconestasnoticias

mevienenganasdemorirme.Perosólounpoco,quelarisameduele.Según recordaba Víctor, mi padre contó el chiste de los tres paisanos que se

habíanperdidoenmediodelaguerra,conlaniebladelasbombasyelcanguelo,laconfusión, tiros por aquí, tiros por allí, y se encontraron con una patrulla que enseguidalosencañonóconsusMáusers.Ypreguntaelcabo:

—¿Túquéeres?¿DeFrancoodelaRepública?—¡DelaRepública!—diceuno.Ytratatatatá,lofusilanallímismo.Caeredondo.—¿Túquéeres?—lesueltaelcaboalsegundo—.¿DeFrancoodelaRepública?—¡DeFranco,vivaEspaña!Ytratatatatá,locosenabalazosallímismo.Ydiceelcaboaltercerpaisano:—¿Túquéeres?¿DeFrancoodelaRepública?Ydiceelpaisano:—¡Mierda,dilotúprimero!Estechistenotieneningunagraciapero,enaquellosmomentos,provocabarisas

nerviosasyescalofríosenelespinazoporque resumíade formacruel laguerraqueestaban viviendo, todas las guerras en general.Contaba el chiste que, en el frente,anteelenemigooanteelpelotóndefusilamiento,lasideologíassedesvanecían.Lospaisanos —como decía mi padre en el chiste—, los ciudadanos de a pie, no lospolíticos, ni los aventureros, ni los amantes de la violencia sino aquéllos que sehabíanencontradoconunfusilenlamanosinquerer,enlaguerradejabandepensar.Anteunasituacióndevidaomuerte,dabaigualsiunopensabaquehabíaquerepartirlasriquezasobienacumularlas.Aquéleraelchistede lasupervivencia, tantoenelfrentecomoenlaretaguardia.Lasupervivencia.

SerioVíctoraduraspenas, felizdehaberseencontradoconsusamigos.Y,porsorpresa, sacó de entre las sábanas un objeto y se lo echó ami padre para que lo

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pillaraalvuelo.—Toma,quetelohasganado.Eraelchisquerodelargamechaamarillaquehabíasalvadodelsaqueo.Cuarentaañosdespués,aestasalturasdelrelato,mipadreselevantódelasillay

se fuea suestudio.Despuésdeestar enredandoun ratoentre sus cosas, regresóalcomedor donde le esperábamosVíctor y yo,mostrando un antiguo encendedor delquependíaunamechaamarilla.

—¡Coño,elmechero!—exclamóVíctormuycomplacido.—Desdeaqueldía—dijomipadre—, siempre lo llevéconmigo.Haencendido

muchoscigarrillosesteaparatejo.Esunmecanismomuyelemental.Unaruedecillaarrancaaunapequeñapiedrala

chispa que prende en la gruesa mecha de tela. No salta la llama, sólo la brasasuficienteparaalumbraruncigarrillo.

Duranteelrestodelavelada,losdosamigosestuvieronjugandoconelchisquerocomosifueraunvaliosoamuleto.

—Peronomehagas reír tanto,Fueyito,quesemesaltan lospuntos.Cuéntamecosastristes.

Así que mi padre le contó sus aventuras en la retaguardia. La historia de lagallina,probablemente,«ja ja ja,que tehedichocosas tristes, joder,quemevasamatar», y la historia del emboscado en la masía. La estremecedora sangre fría deChuecacuandofueamataralmuchacho.

—…Cada vez que pasamos por aquella zona, Chueca se empeña en que nosdetengamosenlamasía.Ylasvisitassonauténticossaqueos.Lesacaalmatrimoniodetodo,gallinas,conejos,embutidos,detodo.Nolebastaconhaberlesmatadoaunhijo.YencimaChuecavadiciendoqueundíadeéstosterminarátirándosealavieja.

Inclusocontandoaquellahistoriatremebunda,mipadreconseguíaquesupúblicoserieraagusto.

Mientras duraba su disertación, Víctor observó que Miguel miraba el reloj,agarraba a Teresa del codo, cuchicheaba con ella y se la llevaba fuera de lahabitación.

El pasillo estaba ocupado por lasmiserias de la guerra. Colchones en el suelopegados a la pared, dejando apenas dos palmos de espacio para que médicos,enfermerase intrusospudierancircular.Vendajesensangrentados,ayesyestertores,gemidos suplicandoayuda,maldicionesyblasfemias.SiVíctorhabía idoaparar auna cómoda cama de una habitación de cuatro era gracias a las influencias de suamigoMiguel,esonoseleescapabaanadie.

Hizo caminar a Teresa hasta una estancia donde no estorbaran. Se mostrabapreocupado. Le dijo sin rodeos que Víctor estaba en peligro. Los oficiales de subatallónloconsiderabanunanarquistadescerebradoyportantoculpabledecualquier

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cosa,dehaberabandonadoasushombres,dehaberseexpuestoinútilmente,dehaberordenadolaretirada,aunquenolahubieraordenado,deloquefuera.Antesdequesehubierarepuestodeltodo,losoficialescomunistassepresentaríanenelhospitalylepedirían cuentas y lo arrastrarían fuera de allí, quizás a la cárcel de San Elías. Seacercabainexorablementeelfindelreinadoanarquista.

—¿Yqué tenemosquehacer?—preguntóTeresa,desconcertadacomosiempre,perdidaenlamarañadeaquelmundotansuperiorasusposibilidades.

Cuandoyanopodíanverla,CarmenBrondosaliódeunrincónysemetióenelcuartodeVíctor.SeabriópasoentremipadreyElenayTomasín,yTeriyFráter.Unamuchedumbre.

—Víctor.Se inclinó hacia él. Le besó en los labios. Él le puso lamano en la nuca y la

retuvo un momento, sólo un momento, antes de distanciarla de sí y tomar unaprofundabocanadadeaire.

—Meahogo—dijo—.Mehanjodidounpulmón.Carmennosabíaquéañadir.Lomirabaenelfondodelosojoscomosiallídentro

buscaraaotrapersona.—Tehaduradopocolaguerra.(De eso se acordaban perfectamente, tanto mi padre como Víctor. En aquel

momento,Víctorhabíapensadoqueibaadecir:«Tehaduradopocolafuga»).En la sala de espera, Miguel acababa de explicar a Teresa las circunstancias

adversas en que se encontrabaVíctor. Ella lo escuchaba reverente y amedrentada,dispuestaahacercualquiercosaqueéllepidiera.

—Tienequeesconderse.Desaparecerdelmapa.Y,sitúestásdeacuerdo,yomeencargodeeso.

—Claroqueestoydeacuerdo.—Nopodrásesconderteconél.Seríaexponerseinútilmente.Noconvienequeos

arriesguéis los dos juntos. Él tendrá más libertad de movimientos si va solo. TúpodríasirteaviviracasadelFueye,odelabueloAlberto.

—No, no—replicó ella con timidez—.Yo tengo familia. Puedo…—lo pensómejor—: Bueno, si Fernando me quiere en su casa… Elena y yo somos amigas,vamosjuntasalaUniódeDones…Estamostrabajandojuntascasicadadía…

—EstosignificaquenovasaveraVíctordurantemuchotiempo.—Bueno…Perosiesporsubien…Miguellediounabrazoyleacaricióelcabello.—Bien.Sabíaquepodíacontarcontigo—seseparódeellaylamiróalosojos—.

Eresmuyvalienteyabnegada,¿sabes?Cuandovolvieronalahabitación,Carmenyanoestaba.Y aquellamisma tardeMiguel se presentó en el hospital con la arrogancia del

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policíadespóticoylaplacapordelante.—Tengoquellevarmeaestehombre.Selollevócomoporlafuerza,porqueentiempodeguerranadieseresistealas

credencialesdeunaautoridadconpistola.Al finyal cabo,aquello significabaquequedaba una cama libre y ya se había puesto demanifiesto que la única forma decurar aquellas heridas era conpaciencia y reposo.Losmédicos dirían después quevino un policía y se lo llevó detenido y probablemente losmilitares tendrían otrascosasquehacerantesqueperseguiraVíctor.

Bajarona lacalleymontaroneneleleganteBuickdecoradocon las letrasFAIgarabateadasensuspuertas.DuranteeltrayectohastaPoblenou,Miguelcomentó:

—¿Sabes qué dicen por ahí que significan las siglas FAI? Federación deAutomóvilesImponentes.

Víctor se rio todo lo que la herida le permitía. Era el primer chiste que le oíacontaraMiguelentodalavida.Elpoderpotenciaelsentidodelhumor.

Llegaron a la calle de la Vía. Entraron por la puerta disimulada que parecíaimpracticable. Miguel le ayudó a subir las escaleras hasta el piso. Allí esperabaCarmen.

—Miguelsabíaquenoteníaningunaoportunidadconella—concluyómipadre—ypropiciabaquevivieraisjuntos.

—No—lerespondióVíctor,contundente—.Miguelnosobligóavivirjuntosunavez más para que nos diéramos cuenta, una vez más, de que era una pretensiónimposible.Enrealidadfueunatrampa.Peronoloentendimoshastamuchodespués.YosalíadelasgarrasdelamuerteycreíaqueCarmeneralavida,lavidadeverdad,lapasión,elcoraje,laaventura,lodesconocido.Enaquelmomento,lavidaquemeofrecíaTeresasemeantojabaaburridaysinemociones.

Lodecíaconelpesardequien reconocequedurantemucho tiempovivióenelengaño.Másqueenelengaño:enlaestafa.

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Todo el mundo esperaba la celebración del Primero de Mayo más brillante,multitudinaria, gozosa y triunfal de todos los tiempos, en aquella Barcelona queacababa de inaugurar Revolución. Desde finales del siglo XIX se veníaconmemorandolahuelgaqueseprodujoen1886enDetroit,yafueraconviolentasmanifestaciones y huelgas de protesta o con desfiles alborozados. Era la fiesta delObrero,yenBarcelonalosobreroshabíanconseguidofinalmenteelpoder,demaneraqueaquélteníaquesereldíamásimportantedelaño,losdosprincipalessindicatosavanzando por las calles cogidos del brazo, bajo pancartas de reafirmación yconcordia,laUGTsocialistaylaCNTanarquista,formandounúnicobloquesólidoeinvencible. Se habían levantado monumentos colosales en la plaza de Cataluña yCanaletasparatanmagnoacontecimiento.

Y,sinembargo,aquelaño,precisamenteaquelaño1937,eldía1demayo,quecayóensábado,Barcelonanocelebrónada.Todoelmundofueatrabajar,comoundíacualquiera.

Sólo eso, tanta quietud, tanta tranquilidad, ya era una espeluznante señal dealarma.Seestabapreparandoalgotanterriblequenadieseatrevíaamoverundedonialevantarlavozpormiedoaqueesamanifestacióninesperadafueralachispaqueincendiaraelpolvorín.Nuncalacalmahabíasidotanpremonitoriadetempestad.

Mipadrellegóconelcamión,comocadasábado,peroaquellanochenosefuealbar. Elena lo vio tan preocupado ante el balcón, las manos en los bolsillos,contemplandolascallesdesiertasyoscuras,queledecía:«Sal,hombre,sal,quenovaapasarnada»,paraquenoselecontagiaraelmiedo.Ymipadrerespondía:

—Vaapasar,vaapasar,seestápreparandounadecampeonato.Por las calles, la policía paraba a los transeúntes y les requisaba las armas de

fuego.Al pedir la documentación, si alguien les entregaba el carnet sindical de laCNT,seleconfiscabatambiéno,peoraún,lorompíanensupresencia.

El domingo, soleado de primavera, mi padre, Elena, Tomasín y Teresa y elpequeño Javier fueron a pasear por el parque de la Ciudadela, donde había unaballadadesardanes.Mipadre, taciturno, repetía:«Nomegustanadadejarossolosestavez»,yElenarespondía:«Novaapasarnada».

—Sívaapasar,Elena.Estaguerranopuedeterminarbienparanosotros,esosevevenir.Tardeotemprano,secomplicaránlascosas,nosvaareventarenlosmorros,ycuandoesoocurraquieroqueestemostodosjuntos.

Tomasín,paracombatirlasmalascarasylosmalosauguriosquelehorrorizaban,estuvocontandocontododetallelossimulacrosdebombardeoquehabíanefectuadolasemanaanterior.Sonabanlassirenasentodalaciudadylosvecinosdelaescaleraechabanacorrerybajabanalsótanoquehabíadebajode laviviendade laportera.

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Allí esperaban pacientemente a que las sirenas les indicaran que ya podían salir.Teníanquellevarunbastoncitoatadoalamuñecaparamorderlocuandocayeranlasbombas; era lamanera de evitar que se les rompieran los tímpanos.ATomasín leparecíamuydivertidoyemocionante.Unaaventura.

FueronacomeraCal’Agustí,enlacalleBergara,quesehabíaconvertidoenunodelosmejoresrestaurantesdelaciudadapesardelasrestricciones.Eldueño,señorRosPalau,lesconfirmóquelascosasseestabanponiendomuymal.Nosóloporquelosmilicianoscontinuabanempeñadosenpagarleconvales,«Valeporunalmuerzo»,firmado: «El Comité», que luego no pagaba nadie, sino, sobre todo, porque elpersonalestabacadavezmásexcitado,porqueelhombrepillabaconversacionesaquíy allí donde parecía que el enemigo no estuviera en el frente sino en la acera deenfrente.

LuegollevaronalniñoalPim-pam-pumAntifascistadelaplazadeUniversidadpara tirar unos pelotazos contra las caricaturas de Franco, Hitler y Musolini, yTomasínganóunestupendocochedelata,muycolorido,quefuncionabaconcuerda.Cuandoyasedisponíanairacasaentranvía,sonaronlosprimerosdisparos.

Sonaron lejos, en la plaza Cucurulla, junto a la calle del Pino, pero fuerondisparosdefusil.Silosoyócasitodoelmundo,siresonaronportodalaciudad,fueporqueenelfondolosestabanesperando,selosestabantemiendo.Fueunincidenteaislado,unerrorsinexplicación.Perofuerondisparos.Defusil.Ydespuéssesabríaqueresultóheridounjovenlibertario.

Denoche,enlacama,mipadreabrazóaElenaylesusurró:—Sipasaalgo,ponteencontactoconMiguel.

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Entre los papeles de Miguel Jinete que Madurga me entregó metidos en aquellamaleta desvencijada demimbre, había una libreta escolar, de páginas rayadas paracaligrafíaymárgenesdelimitadosporuna línearoja,dondehabíaescritocon letrasquequeríansergóticas:«DíadelSacrificio».Empezabadiciendo:«Lavidaescomounagranpartidadeajedrez.Elmundoeseltableroyhaypeonesyalfilesytorresyreyesyreinas.Yhayjugadores.Hayquieneligepiezayquieneligeserjugador.Yoelegíserjugadorporqueteníamiedo.Porquetantolospeonescomolosreyestienenquemataromorir,selajuegan,debenatenerseaunosobjetivosypuedeserquenolleguenalfinaldelapartida.Elrey,concretamente,seguroquemorirá.Eljugador,encambio,nuncamuere,nisiquieracuandoesderrotado.Siempretienelaoportunidaddevolverainiciarunapartida.Poresoquiseserjugador.Unosesentíamuchomásseguro entre jugadores, allí, en aquel despacho de Vía Durruti que afuera, en lascalles, en el tablero, donde los ciudadanos vivían con el ansia de no saber a quécasilla los íbamos amover y quémisión les íbamos a encargar ni si los íbamos asacrificarono.

»Aquella noche del 2 de mayo de 1937, en el despacho del jefe superior,desperdigadosentornoalamesayeltresillodelrincón,ydepie,algunoapoyadoenlapared,noshabíamosreunidosieteuochojugadores.Bebíamoscoñac,fumábamospuroshabanos,nosreíamosacarcajadas.Porquesabíamosqueanosotrosnadienosibaamoverni,muchomenos,asacrificar.Éramoslosquemovíamoslaspiezas.

»Entróelcomisariodiciendo:»—Qué.¿CuándovamosaliquidaralosdelaFAI?».No sé quiénes eran los siete u ocho jugadores a que se refiereMiguel. En su

libreta,élsólocitaelnombredeArtemioAguadé,consejerodeInteriordelGobiernodelaGeneralitat,ymencionaalsecretarioyaesecomisarioquepodríamossuponerque fuera el comisario general Rodríguez Salas. También cita, más adelante, aValentín Cubero y Luis Valladares, pero queda claro que ésos no eran más queescoltasdelconsejero,merospeones,loquedejareducidoacincooseiselnúmerode«jugadores»presentes,unodeloscualesalmenoseracomunista.

El comisario fue quien entró risueño y formulando la pregunta que ya era unabromaenelambientedelapolicía:

—Qué.¿CuándovamosaliquidaralosdelaFAI?ArtemioAguadé(segúnMiguelJinete)respondió:—Deesoestábamoshablando.Hayquehacerlocuantoantes.Estonosepuede

soportarmás.Elcomisario,queveníadeguasa,cambiódegolpelasonrisaporlasorpresayla

preocupación. Le pusieron al corriente del tiroteo de aquella tarde, porque había

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pasado el domingo en el campo. Unos jóvenes idiotas del Estat Català habíandisparadocontrajóveneslibertariosylehabíandadoaunoenelpecho.Precisamentecuando loschicosdelComitéRegionalde JuventudesLibertariasestabanhablandodequenodebíandejarsearrastraralalucha.

—La bomba está a punto de estallar —dijo Artemio Aguadé después de unsuspiro—. En los locales de sindicatos y asociaciones políticas se están haciendoturnosdeguardia,ytodoelmundovaarmado.Porlacalle,hayquienllevagranadasenelbolsillo.Labombaestáapuntodeestallarymásvalequelahagamosestallarnosotros,siqueremoscontrolarlosdañosylasconsecuencias.Estamosenguerra.Enguerracontralosfranquistas,quierodecir.Noentrenosotros.

—Desgraciadamente, entre nosotros también —se quejó alguien—. Y elpresidente Companys el primero. Desde que aplastaron el levantamiento con susalvajismoprimitivo,y lesdijo:«Hoysois losdueñosde laciudadydeCataluña».¡Selotomaronalpiedelaletra!Lesdijo:«Sinomenecesitáisonomequeréis,meiré». Y le dijeron: «No, quédate, quédate, pero calladito». Y aquí nos tenéis,calladitos,enmanosdeesaspatrullasdecontroldel talDionísEroles.Perdiendolaguerra.

IntervinoMiguelJinete.—Siempezamosahablardeltema—ytodossevolvieronamirarlo.«¿Quiénes

ése?»—,siempezamosahablardeltema,tenemosqueactuardeinmediato.Queseaundichoyhecho.Porqueunonuncasabedequiénsepuedefiar.Siahorahablamosdeacabarconlosanarquistas—murmuraban:«Esunexpertoenanarquismo»—,hayqueiraporellosinmediatamente.Porquerecuerdoqueaquíyasehablódeeso.Enundespachodeestacasa,AndreuRevertésenelmesdeeneropasadoyahablódeacabarconlaFAIdeunavezportodas.YalareuniónasistíauntipollamadoDuránquecorrióacontárseloaDionísEroles.Yeldía3dediciembre,comorecordaréis,AndreuRevertésaparecióasesinado.EnMartorell.

Una oleada de incomodidad sobrevoló a los reunidos. Nadie ignoraba que elchivato llamado Durán militaba en Esquerra Republicana de Catalunya, y el quepresidía aquella mesa, Artemio Aguadé, pertenecía a Esquerra Republicana deCatalunya.Miguelacusó lamirada torvadelconsejero,perocontinuóhablandosinperderelaplomo:

—Oseaquepropongoqueestoseaundichoyhecho.Soyespecialistaeneltemadelanarquismoyospuedoasegurarquesonpeligrosos.Nosóloporquevanarmadosytienenbombasdemanoysonprimitivosydestructores,sinoporquehaysoldadosenpuntosmuydestacadosyestratégicos,quecontrolancañonesantiaéreosycarrosblindados.

—Necesitamosunpretexto—dijoelcomisario.—Estáelasuntodelaharina—murmuróelquedebíadesercomunista—.Nohay

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harinaenBarcelonaporculpadelaCNT.—¡Por favor!—saltóotro, fastidiado,quizá irritadopor elmiedo—.No toques

eso.LaConsejeríadeAbastosesde loscomunistasy todoelmundosabeque sonellosquienesestánespeculandoconlaharina…digáisloquedigáis.

—Nohaypretextoquevalga—intervinodenuevoMiguel, saliendoalpasodediscusiones que podían alejarles del tema principal—. Los anarquistas sabenperfectamentequeelcónsuldeRusia,eseAntonovComoseayel representantedelKomintern,elhúngaroGeróoComosellame,nosestánpresionandoparaacabarconellos.Esunclamorpopular.Osevanlosanarquistasonosquedamossinarmasrusas,sin camiones rusos, sin el apoyo ruso, y sin eso no somos nada. Lo saben losanarquistasylosabetodoelmundo.¿Porquélosestamosdesarmandoporlacalle?¿PorquélesrompemoselcarnetdelaCNT?¿Porquéorganizanmítinesparadecirasus jóvenesquenosedejenarrastrara la lucha?Sabenperfectamentequevamosaporellos.EnelhotelFalcón,enlasRamblas,ayerestabanrepartiendocinturonesycartucheras.Nonecesitamosningúnpretexto.Noengañaremosanadie—sentenció—:Loquenecesitamosesunchivoexpiatorio.

Unsilenciohelado.—¿Unchivoexpiatorio?YdijoMiguel:—ElPOUM.—¿ElPOUM?—Sí, el Partido Obrero de Unificación Marxista. Los trotskistas de Maurín y

AndreuNin.—Sí,yasé,yasé.¿PeroelPOUM?—quienpreguntaba lohacíaconociendo la

respuesta.Estabaponiéndoleaprueba.Comoenunconcurso,comoparaasegurarsedequeMiguelJinetesemovíaporlosidealescorrectos—.¿PorquéelPOUM?

—Porque no podremos acusar directamente a los anarquistas de nada. Porque,hastaahora,Barcelonahasidolacapitaldelanarquismo.Porquelosanarquistassonhéroesytienenmuchoapoyopopular.

—Pero…Noentiendo.Vamosaircontralosanarquistas,¿no?—Hay que aprovechar la confusión. Anarquistas y trotskistas se confunden en

unaamalgama.Atacara los trotskistasesatacara los libertarios.Siconstruyenunabarricada, los dos estarán al mismo lado, codo con codo; disparar contra unossignificadispararcontralosotros.Pero,cuandoseevaporeelhumo,cuandohayamosganado, diremos que nuestro objetivo real era el POUM, porque ellos son loscontrarrevolucionarios, la quinta columna de Franco, fascistas, traidores, asesinos,cobardes,loquesea.

—Pero los del POUM —se resistía uno aún—… La mitad de las BrigadasInternacionalessondelPOUM.Yestánluchandoenprimeralíneadefuego.

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—Pero no son nada —insistía Miguel como un iluminado—. Son trotskistas,heterodoxos,noestánconnadie,son loscríticos, loscriticones, los tocacojones,nosiguenlasconsignasdelaIIIInternacional,enRusiaacabaronconellosigualqueconlosanarquistas.TrotskyhasidodeportadoaSiberiaonosédónde.ElconsuladorusoyahainsinuadoqueesediariodelPOUM,LaBatalla,tienetendenciasfascistas,yalos hemos expulsado de todos los cargos de responsabilidad que ocupaban. Sonminoría, no son nadie. ¿Sabéis lo contentos que se van a poner los rusos cuandodigamosquelaculpadetodolatienenlostrotskistas?Silohacemosasí,seguroquenosenvíanunoscuantosavionesmás,depropina.Pero,volviendoaltema,estamosdeacuerdoenquehayquecortarlasalasalosanarquistas,¿verdad?

Siguióunsilencioduranteelcualpareciósolidificarseelhumode loshabanos.Habíacambiadolaexpresióndelospresentes.

—Hayque recuperar la industriadeguerracolectivizadapor losanarquistas—admitióuno—.Oseaquesí,quehayquecortarleslasalas.

—Hoymismo—añadióotro.—Mañana—murmuróArtemioAguadé,cejijunto,despuésdeconsultarelreloj.—¿Pordóndeempezaríamos?—PorlaTelefónica—apuntóelcomisario,comosihubierapensadomuchosobre

ello—.Esuncentrodecomunicaciónvitaly,mientraslacontrolenellos,estaremoscontroladosnosotros.

Unosminutosdespués,selevantabantodos,seajustabanlascorbatas,seponíanlos abrigos. Tomaban sus sombreros quienes todavía se atrevían a llevarlosprotegidosporsucategoríadepolicías.Fueronsaliendo.Quieneshablabanlohacíancon susurros crispados. «… Queda claro que este Jinete es comunista… sólo leinteresatenercontentosalosrusos…».

ArtemioAguadé,consejerodeInteriordelGobiernodelaGeneralitat,sedetuvoanteMiguelylesonrió.

—AsíquetúereselfamosoMiguelJinete—unapausa.Miguelnodijonada—.Porlovisto,sabesmuchodeanarquistas.Dicenquevivesentreellos,comounodeellos.Y también sabesmucho de confidentes—añadió endureciendo la expresión,para demostrar que no había olvidado la alusión al «tal Durán de EsquerraRepublicana»—.Bueno,puestevasaquedaraquí,deretén,hastanuevaorden.Nomegustaríaquefuerasporahícontandoatusamigosanarquistasloqueaquíhemoshablado.

Miguelsequedódepiedra.—Perosihesidoyoquienhahablado.Silosanarquistasvanaporalguien,seráa

pormí.—Dametupistola.«Aveces,losjugadoresnosestorbamoslosunosalosotros.Nohayqueolvidar

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que,porencimadelagranguerradelaspiezaseneltablero,estálacompeticiónentrelas mentes pensantes que las mueven. De vez en cuando debemos recordar quenuestro enemigo no es el rey negro sino el camarada que está al otro lado de lamesa».

ArtemioAguadé lepresentóa susdosescoltas, jóvenes fornidosquenohabíanbebidocoñacnihabíanabiertolabocaentodalanoche.

—Son Valentín y Luis. Se van a quedar contigo hasta que la Telefónica seanuestra.

Miguel había desenfundado la pistola.La entregó como si no tuviera nada queocultar.

—No te preocupes —añadió el consejero—. No tendrás que esperar mucho.Ahora iremos a dormir un poco y mañana, después del almuerzo, mandaremosnosotros.

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El lunesal amanecer,mipadre saliódeesta casadeGranVíaconEntenza,dondeahoraescribo,ysefue,apie,Entenzaarriba,pasandopordelantedelacocheradelostranvíasydelacárcelModelo,hastaelcuarteldeVorochiloff.Teníalasensacióndequeabandonabaasuesposayasuhijoaungranpeligro.

ConfiabaenlaayudadeMiguelJinetecomootrosconfíanenlaayudadeDios.SeencontróconChueca,queveníaencendido.—Tendríamosquequedarnosparamatara todos losputoscomunistas—ledijo

entredientes,mirandodereojoyconodioaltenientequelesdabaórdenes.MontaronenelviejoChevroletysalierondeBarcelona.—Bueno—dijoChuecaconunsuspiro,ycarraspeó—,mecomentabaselsábado

quenohayquedecirnunca«Buenprovecho»,ni«Ustedesgustan»…Mipadresuspirótambiénantesdeproseguirlaconversación:—Ni«Muchogusto»ni«Elgustoesmío».—Nojodas.Entretanto,MiguelJinetehabíapasadolanocheenlasaladevisitas,encompañía

deLuisValladaresyValentínCubero,losdosescoltasdeArtemioAguadé.«…Hayfichasmuyvaliosasqueunodeseaydebepreservaratodacosta.Fichas

sinlascualesunocorreelriesgodeversemutilado,cojo,ciego,antelasacometidasdeladversario.Perotambiénhaymomentosenqueeljugadorseplantea:“¿Porqué?¿Aquévienetantoempeñopordefenderestapieza?¿Quéganoteniéndolaahí?”.Hayocasiones en que perder una torre, un caballo, una reina, es inevitable e inclusoaconsejable,pormuchoquenosduela».

El escrito de Miguel sobre el jugador de ajedrez utilizaba este párrafo parareflexionarsobreJuliol.Sihubierapodidocorrerensuayudalanochedel2demayo,le habría advertido, tal vez incluso le habría confesado que era policía y le habríaconvencidodequedesistieradellevaracabosusplanesdelirantes.Perodudaba:¿lehabría advertido realmente? ¿Le habría confesado que era policía? ¿Le habríaconvencidodequedesistieradellevaracabosusplanesdelirantes?¿YquérespuestaesperabaobtenerdeJuliol?

Dice en sus notas que aquella noche se rindió, se tumbó en el sofá y trató dedormir.Nodicequedurmierasinoquetratódedormir.Loimaginotodalanocheconlos ojos abiertos, la mente llena de recuerdos de Juliol, el hombre eternamenteagarradoalvasodeaguardiente,elqueleenseñóaleeryaescribir,elquelollevódelamanoporprimeravezavisitarel lejanomundode los ricos,mundo imposibleeirrealdesombrerosdecopayabrigosdepielesyautomóviles.LosabrazosdeJuliolyelolorpenetranteyadorablequesedesprendíadeél.«¿Porqué?¿Aquévienetantoempeñopordefenderestapieza?¿Quéganoteniéndolaahí?».

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Por la mañana, cuando le subieron el desayuno, trató de convencer a susguardianesdequeledejaranlibre.

—Seestápreparandoalgoterrible.Losanarquistaslotienentodopreparadoparadarlaréplicasisesientenagredidos.Siintervenimosahora,quizáevitaremosdañosmayores.

ValentínCubero,muyrecioysevero,insobornable,replicóconacritud:—¿Sabesalgoquenonoshasdicho?CallóMiguel, inquieto,paranoverseacusado.Ypasaronunpardehorasmás.

Recorriendodeunladoparaotroelampliodespachodeldirector.—Bueno,sí,séalgo.Ynecesitovuestraayuda.Losdosescoltasplantadosanteélcomoinquisidores.—¿Quésabes?—HayuntipoenPoblenou.Tieneungrancargamentodearmasymuniciones,y

dinamita,sobretododinamita,ocultoenalgunaparte.Haceañosquevienediciendoqueundíaloscomunistasiránaporlosanarquistas,comoenRusia,yhaceañosqueviene elaborando un plan de réplica.Hará estallar un camión de explosivos, no sédónde,y almismo tiempo intervendrán lasbateríasdeantiaéreosdeMontjuïc,queestándirigidascontralaciudad,yunacompañíadecarrosblindadosselanzarásobrelaplazadelaRevoluciónyatacarálaGeneralitat.

No le creyeron.No le quisieron creer. Supusieron que les contaba aquello conalgunaoscuraintención.

—Anda ya—escupió LuisValladares, despreciativo—. ¿Por qué no lo habríasdicho antes? —Miguel no sabía qué responder—. Y, si lo sabías, ¿por qué nodetuvisteaesetipoyasugrupo?¿Leshasdejadocampar,tantranquilos,paraquesefueran armando y armando? ¿No habría sido mejor neutralizarlos antes de queterminarandeacumularesearsenal?

—Hablaréconelconsejero—dijoValentín—.Élsabráquéhacer.—No—Miguel se puso ante la puerta para cerrarle el paso—. No, por favor.

Tengo que ir yo en persona. Esto tenemos que arreglarlo nosotros —el otro sedisponía a hacerlo a un lado de un empellón, demanera que rectificó—:Bien, deacuerdo,esmentira,meloheinventado.

—¿Porquételohasinventado?—Porque…—mintió—:Porquesédóndeguardanlosmilicianosuntesoroenoro

yplataypiedraspreciosasquesacarondelasiglesias.Sóloqueríallegaryoantesquenuestroscompañeros.Elquellegueprimeroselovaaquedar.

Luis Valladares y Valentín Cubero se miraron. Acaso en los ojos del primerohubieraunasomodecodicia,peronoenlosdesucompañero,incorruptible.Miguelse trasladó a un rincón. Y pasó otro largo rato. Siempre pendientes de los ruidosprocedentesdelexterior.Cadapetardeodemotordecochelesparecíaeliniciodeun

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tiroteo.Unsobresaltoy, luego,nada.No llegabanunca,nopasabanada.Miguelsetranquilizabaconlaideadeque,sinadieasaltabalaTelefónica,Juliolnotendríaqueponerenmarchasuplan.

ValentínCuberofueacompraralgoparacomer.—Y…—dijoLuisdurantesuausencia—…esoquehasdichodeltesoro…—Meloheinventado.—Vamos.—Meloheinventado,deverdad.Séquehayalmacenescomoelquedigo,llenos

de tesoros, sé incluso que hay tipos que se los han ido llevando en barcos alextranjero.Peronosédóndeestán.

Luisfrunciólosojos.—¿Quétetraesentremanos?Miguelyahabíaabandonado.DecidióquenopodíahacernadaporJuliol.—Nada.LlegóValentínycomieronsardinasconpannegro.Yyaeranlasdos.Ybebieron

cerveza, y se hicieron las dos ymedia.Y en todo el edificio resonaron botas a lacarrera y el estrépito de chasquidos metálicos de cerrojos de mosquetones.Movilizacióngeneral.Porfin.Gritosdemando.

—¿Ysifueraverdad?—soltóValentínCuberoderepente.—¿Verdad?—sesobresaltóLuisValladares—.¿Lodeltesoro?—No.Lodelaconspiraciónanarquista.Losantiaéreosdirigidoscontralaciudad,

loscarrosblindados,elcamióndedinamita…MiraronaMiguel.Entonces, les llegaron los disparos, como truenos de una tormenta lejana. Un

destacamentodeguardiasdeasaltocomandadopersonalmenteporRodríguezSales,comisario general de Orden Público de la Generalitat, acababa de llegar a laTelefónica y sus ocupantes los habían recibido a tiros desde las ventanas.Desbandada.En segundos, la batalla campal.Los transeúntes gritabany echaban acorrerenbuscadeunrefugiodondeguarecerse.

—¿Dóndeirías?—Primero, al Centro Libertario de Poblenou, para ver si estamos a tiempo de

pararleslospies.Sillegamostarde,tendremosqueiradondeescondenlasarmas.—¿Sabesdóndelastienenescondidas?—seescandalizóValentín.Miguelasintió:—En el cementerio—y, en seguida—:Ese tipo, el que lo ha organizado todo,

es…comomipadre,elhombrequemeenseñótodoloquesé.Poreso,no…—tragósaliva.Acababadeentregarseaellosencuerpoyalma.

Valentín Cubero se levantó y se dirigió al teléfono. Miguel y Luis le vierondescolgarelauricularypulsarelbotónque locomunicabacon la telefonista.Pidió

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que le pusiera en comunicación con el castillo deMontjuïc, concretamente con elcomandanteenjefedeartilleríaencargadodelabateríaantiaérea.Tuvoqueesperarun tiempo, crispado por las detonaciones que llegaban de la cercana plaza deCataluña.

Habló:—SoyelinspectorValladaresdelapolicía.LehablodesdelaComisaríaGeneral

deOrdenPúblico,conmotivodelosdisturbiosqueacabandeproducirseenelcentrode la ciudad.Debemos asegurarnos de que podemos contar con sus efectivos antecualquier eventualidad —calló. Escuchó apenas cinco segundos y cortó lacomunicación.SevolvióhaciaLuisyMiguelydijo—:Meacabadeenviaratomarpor culo. Dice que nos van a joder vivos, a todos los comunistas de mierda.Exactamentehadicho«putosrusoscomunistasasesinosdemierda».

Nohuboquedecirnadamás.Salieroncorriendo.BajaronlasescalerasestrechasqueconducíanalacalleMieres.SalieronaVíaDurrutiatiempodeverpasarunpardecamionescargadosdemuchachosconpañuelosrojinegrosalcuello,confusilesypistolasametralladoras,endirecciónalaplazaCataluña.Algunodisparabacontralasazoteas.Elguardiadeasaltoquecustodiabalapuerta,muyasustado,lesdijoquenoquedabancoches,queseloshabíanllevadotodos.

Saltaronalacalzadayabordaronlacamionetadeunpintordebrochagorda,consuescaleraysusbotesdepintura,quesehabíadetenidoalpasodelosanarquistas.

—Queda incautado este camión —gritó Valentín al tiempo que arrastraba alconductorfueradelvehículoyocupabasulugaralvolante.LuisyMiguelsubieronconél—.¿DóndeestáeseCentroLibertario?

—Yoteguío—ledijoMiguelJinete.La flamante radio que Miguel había incluido entre los enseres del piso de la

carbonería interrumpió el programa musical para dar la noticia de que fuerzaspolicialesestabancombatiendoenlaplazadeCataluñacontra«fuerzasatrincheradaseneledificiodelaTelefónica».Parecíaqueellocutorestabatanpendientedeloquesucedíaenlacallecomoelrestodelosciudadanosy,apenashabíasonadoelprimertiro, se había abalanzado sobre el micrófono para dar la voz de alarma: «¡HaempezadoelFindelMundo!».

Víctorestabaencama,convaleciente,inmóvilparahacerlecasoaldoctor,reposoabsoluto,yCarmenleleíaunanovela,Crimenycastigo,lastribulacionesdelpobreasesinoRaskólnikof.«…Acambiodeunasolavida,milesdeseres salvadosde lacorrupción. Por una sola muerte, cien vidas. Es una cuestión puramentearitmética…».UnalámparadepantalladepergaminoconcentrabatodasuluzenelhermosoyenérgicoperfildeCarmen,ensusmanospequeñasyhuesudas.CaraquesojugueteabaenelsueloconEduardo,parloteandolosdos,diciendononadas.Ylaradiointerrumpióuncuplé.Cuandoseescuchólanoticia,CarmenyVíctorapenastuvieron

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queintercambiarunamiradaparaentenderse.PensaronenJuliol.—Voyyo—dijoella.—No,Carmen.Tengoqueiryo.Caraquesoquiénsabeenquépensó.Talvezsólo«mevoyatenerquequedarsola

conelniñootravez».—Tendrásquequedarteconelniño,Doll—anuncióCarmen.Yelladijo:—Claro.Víctorsaliótorpementedeentrelassábanas.SevistióconlaayudadeCarmen.

Tiritaba.—Era miedo —me confesó Víctor cuarenta años después—. Desde que me

habían herido,me sentía débil y vulnerable y nunca había sentido tantomiedo demorir.

Veinteminutosdespués,yaestabanrecorriendolascallesdelPoblenou,dondelosvecinosbajabanlasmetálicasyestrepitosaspersianasdesusnegocios,ypudieronveralagentelanzándoseescalerasdelmetroabajo,pensandosóloenbuscarrefugioensuscasas.

MiguelylosotrosdospolicíastuvieronquefrenarensecounatravesíaantesdellegaralCentroLibertario,antecuyapuertaunoshombresestabanconstruyendounparapeto conmuebles, y tres o cuatromilicianos armados oteaban el horizonte enbusca del enemigo atacante. Alguien se fijó en los policías y paralizó todomovimiento,alerta,preguntándosesidebíadarlavozdealarmaono.

—Nodesmarcha atrás—recomendóMiguel—.Nadademovimientosbruscos.Bajemos de la camioneta y vayamos hacia la esquina con calma. Ya correremoscuandononosvean.

—¿Ydóndehayqueirahora?¿Alcementerio?—Noestálejos.Seapearondelvehículodelpintordebrochagordaycaminaron tranquilamente

mientras los hombres armados, cien metros más allá, los señalaban, se dabancodazos, se preguntaban: «¿Y ésos?», «Espera a ver». Alguno debió de decir:«Esperaaver»,porquenodispararon.

MedijoVíctor:—SiempremehabíagustadomuchoelcementeriodePoblenou.Yadepequeño,

meparecíaunlugarmisterioso,atractivocomounacasadefantasmas.Mimadre,omis hermanos, me habían contado historias tremendas ambientadas en aquelescenario. Los muertos salían de sus tumbas y hacían fiestas algunas noches. Unhombre fue enterrado vivo y, cuando consiguió levantar la losa de su sepulcro, seencontró con una multitud de cadáveres putrefactos que le daban la bienvenida.LuegonoscolábamosconMiguel,denoche,saltandoelmuro,paracomprobarsilas

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leyendaseranverdad,yrecorríamosaquellascallesconscientesdequelospanteonesestabanllenosdemuertos.Nosabesloexcitantequeresultabaeso.

»Es una fachada neoclásica, rectilínea, simétrica y racional, sin cruces nivírgenes,conunapuertaqueda lasensacióndeserpequeña,comoelaccesoaunacripta.Y,sobre todo,en la fachadaprincipal,aambos ladosdeesapuerta,haydostriángulosenormesconaberturasenmedio, comoojos,que tehacenpensar enesesímboloquerepresentaqueDiostodolove.Sinembargo,nuncatuvelasensacióndequeaquélfueseunrecintosagrado,nidecurasnidenadaporelestilo.Alcontrario,aquellorespirabamuerte,demonio,pecado,algoimpuro,sumamentetentador.

»Bueno,puesaqueldía,cuando llegamosconCarmenyencontramosabierta laverja de par en par y entreabierto el portón, pensé en ladrones de tumbas y enprofanacionesnefandas,perosediríaquelossacrílegosnohabíanpodidoirmásalláde aquella entrada. Volví a ver aquel recinto tan misterioso como años atrás, tanprofano, herético y diabólico, pero ya no me pareció que se desprendiera de élmagnetismoalguno.Alcontrario:medetuveasqueadoyCarmentuvoquetirardemí.

Atravesaronaquellaespeciedetúneloscuro,ytuvieronquebajarunasescalerasantes de llegar a la ciudad de los muertos, ordenada racionalmente en callesflanqueadasporelevadosedificiosdenichos,quedesembocabanenplazasampliasdecoradas con jardincillos, donde se agrupaban las grandes residencias, losmausoleos señoriales de los poderosos. Quieta ciudad de los muertos que parecíaréplicaenminiaturadelaurbequebullíamásalládelmuro.

AVíctorseleocurriólomismoqueaMiguel:Juliolnecesitabauncamiónparasusplanes,yporallínopodíaentraruncamión.Sólohabíaunaccesoposible,enelotroextremodel camposanto.EmpujóaCarmenenaquelladirección.Leardíanelpechoylacabeza,comosiestuvieranapuntodeestallar.

Miguel,ValentínyLuishabíanidodirectamentea lacalledeReraelCementiriVellhastaencontrarabiertoelportóndehierroquedabaa laampliaexplanadapordondeentrabanloscarruajesyseponíalatarimadeldiscursofinalenlosfuneralesdegrandespersonalidades.

Elcamiónestabaenlacalledelfondo.Allíasomabasumorro.Habíandadounpardezancadascuandounhombresaliódelanada,comounfantasma.Llevabaunapistolaenlamano.Gritó:«¡Eh!»,yseinterrumpiócomoquiensemuerdelalengua.Había reconocido a Miguel. Era Segura, aquel estudiante de gafas que siempreformulabapreguntasusandolapalabra«exactamente».

—¡Miguel! —parpadeaba, agarrotado e indeciso, miraba a Luis y a Valentín,nerviosohastaelfrenesí—.¡Lapolicíaatacaalaclaseobrera!

Miguelsupodeinmediatoquenoerabienvenido.Quehabíaperdidolaconfianzade Juliol.Debería haberlo supuesto cuando sumentor no lo había invitado al granacontecimiento.

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SeacercóaSeguracomoparahacerlealgúntipodeconfidencia,leagarródelamuñeca, le retorcióelbrazoen laespalday learrebató lapistola.Lohizocaminardelantedeélhaciaelcamión.

Eraunacalleconnichosaunladoypanteonesalotro.Juliolyunpardejóvenesestaban cerrando la caja del camión, ya habían terminado de cargarlo, echaban loscerrojos.Sequedaronestupefactosalverlos.

—¡Juliol,espera!—dijoMiguel.YValentín:—¡Policía!YLuis:—¡Arribalasmanos!Cuando sus ojos vidriosos y miopes se fijaron en Miguel, Juliol se convirtió

repentinamenteenunanciano.Lodemudóunasombradefatiga.Quisopronunciarlapalabra«Miguel»ynolesalió.Moviólamanodesmayadahaciasushombresqueyalevantabanlasarmas.

—Juliol —dijo la voz firme de Miguel Jinete—. Deja eso. Basta ya. Hemosperdidolabatalla.Déjalo.Hayqueganarlaguerra.

—¿Hemos?—soltóal finelviejoanarquista—.¿Hemosperdido labatalla?¿Aquéterefieres?¿Dequéhablas?¿Deti?—vibrabaelsollozoensugarganta.

—Dejaeso,Juliol.Víctor y Carmen habían pasado junto a panteones monumentales. Estatuas de

mármolrepresentabanaángelesqueasistíanapersonasyacentesypacientes.Duranteaquel recorrido, Víctor tomó conciencia de que un cementerio es un depósito dedolor.«Quedescanseenpaz»,porquesinodescansaenpazningunodenosotrosloharemosalmorir.«Noteolvidamos»,noqueremosolvidarteporque,silohacemos,nadie se acordará de nosotros cuando muramos.Resurrectionis horam mortuorumexspecto, porque sería demasiado horrible que no hubiera otra vida mejor. Uncementerioesunpozonegrodedoloryangustia,esunatenebrosanadadondesevaacumulandoaquelloquemáshaaterrorizadoa laHumanidaddesdeelprincipiodelostiempos.

Víctorseahogaba,muypálido,albordedeldesmayo.Carmentemíaunarecaída,laneumoníaconqueleshabíaamenazadoelmédico.Peronopodíandetenerse.«Note pares, no te pares», resollaba él con voz estrangulada. Unas voces al fondo lesguiabanelcamino.Gritoscrispados.

Recorrieron lacalledenichospegadosa lapared,desembocaronenunespacioabierto ocupado por grandes sepulcros y Víctor pudo ver a Juliol y a otras tres ocuatropersonasjuntoauncamióny,másallá,aMiguelprotegiéndosedetrásdeaquelestudiante ingenuoque se llamabaSegurayencañonandoalviejomaestroconunapistola.Todospresididosporunatallaespeluznantequerepresentabaaunesqueleto

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aladobesandoaunhombredesnudoyexánime.Elbesodelamuerte.—Dejaeso,Juliol.—Todo se confunde—balbució el viejo maestro, temblando de rabia—. Es el

caos, el mundo al revés. Esto es la revolución. Todo mezclado, anarquistas controtskistasdelPOUM,socialistasycomunistasenelPSUC…Lodearribaabajo,lodeabajoarriba.Marxistasatacandoalosobreros,hijosmatandoasuspadres…

—¡Sí, Juliol, elmundoal revés!—le interrumpióMiguel agritos, con idénticafuria y sentimiento—.Camaradas que se devoran entre símientras los fascistas sevanapoderandodelmundo.Túquieresdestruir loque tienes, Juliol,y los fascistastambiénquierendestruirloquetenemos.¿Piensasaliarteconellos,Juliol?¿Quieresfacilitarle el trabajo a Franco? ¿Volar la Generalitat, diezmar a nuestros hombres,distraerlaatencióndeloshombresquemuerenenelfrente?

—¡Nos estamos defendiendo! —aulló el viejo—. ¡Vosotros queréis matarnos!¡Sólonosestamosdefendiendo!

—Nopuedopermitirquelohagas,Juliol.Dejaesoyveteacasa.—¿Cómoteatrevesahablarmeasí,amí?¿Vasaenseñaratupadreatenerhijos?—Diatushombresquetirenlasarmasytengamoslafiestaenpaz.—Eresunsuciohijodeputa—gruñóJuliol.Ymetiólamanoenelmacutoque

llevabacolgado.«Eresunsuciohijodeputa»,contodaslasletrasytodalaintención—.Hijosuciodeunacarbonería.¡Hijodelinfierno!

Saliósumanodelmacutoarmadaconunagranada.Silaechabadentrodelacajadel camión, haría explotar la dinamita que lo llenaba y se desencadenaría elApocalipsis.Susacólitos levantaronlasarmas.Miguelempezóadispararalmismotiempoqueavanzabahaciaelvehículo,empujandoalaterrorizadoSeguradelantedeél.ValentínyLuistambiéndispararon.YloshombresdeJuliolecharonacorrerentodasdireccionesyapretaronsusgatillos.Juliolhabíaarrancadoyalaespoletadelabomba,tirandodelafrágilcinta,cuandorecibiólosimpactosdelarmadeMiguel.

Hayinstantesenqueseparaelmundoyaquéleraunodeesosinstantes.Cayóelviejocomosilehubieranrotolaspiernasy,yaenelsuelo,seprodujola

explosión,unaexplosióndemierda,apenasunpetardazo,ysucuerposaltócomounpeleleyquedóquebradoygrotescoentrelasruedasdelcamión.Ladeflagraciónnohabíaalcanzadoladinamita.

Sindetenerse,MigueldisparóalasiendeSegura,dejóelcadáverporelcamino,comoundesecho,ysesubióalestribodelcamión,valiente,apechodescubierto,paradefenderlo.Alrededor, resonaban ensordecedoras las armasdisparadasde cualquiermanera.Humodepólvoraysilbidosdebalas.TirabaalguienparapetadotraselgrupoescultóricodelBesodelaMuerte.Valentínlereplicódesdeloaltodeunedificiodenichos donde se había encaramadousandouna larga escalera.Apareció de la nadaSúñer,elbarrendero,aquelhombrecillocalvo,cabezónydispuestoacualquiercosa.

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Depronto,estabacorriendohaciaelcamióncon losojosenrojecidospor la locura,empuñando un fusil con la intención de dispararlo contra el interior del camión yprovocarelcataclismo.Miguelloencañonóyapretóelgatilloantesdequellegaraasuobjetivo.Pam,yledioensucabezón,enaquellaexpresiónvoluntariosa,«sihayquehacerlarevoluciónsehaceyyaestá».Pam,ySúñerfuedecabezónalsueloysiguióaquelbruscosilencio,elgranvacío,lagrannadanegra.

Valentín y Luis se acercaron a Miguel, en tensión todavía, atentos a posiblessupervivientes,conlaspistolascalientesyhumeantesenlamano.

Miguel dirigió su mirada hacia donde estaban Víctor y Carmen, dándoles aentender que hacía rato que se había percatado de su presencia. Y que no habíapodidoevitarlosucedido.

Víctornopodíarespirar,aturdidocomosileacabarandegolpearenlacabezaconuna barra de hierro. Boqueaba sin palabras. Y también lo vi aturdido y se quedómudo,loslabiosapretados,mientrasmelocontaba,tantosañosdespués.Agarróunaservilleradepapelyprocedióalimpiarselasgafasdespuésdehumedecerlasconelaliento. Cuando se las quitaba, parecía que se aislase del mundo, como simomentáneamenteseencerraraenunreductomuyíntimoyexclusivo.

Medijo:—Enaquelinstante,fuiabsolutamenteconscientedemiimpotencia,delamíay

de la de todo el pueblo idealista, ingenuo, que pensaba que un día sería posiblecambiarelmundo.Todasaquellasideasutópicasdeigualdad,fraternidadylibertad,elrepartodelariqueza,laabolicióndelaesclavitud,todosevaalamierdacuandoalgúnimbécilaprietaungatillo,seadelbandoquesea.Comprendíqueesinútiltratarde arreglar estemundo, porque la esencia del hombre es lamaldad, la torpeza, laidiotez,ycadavezquehemosqueridoerigireltemplodelaBondad,hatenidoquevenir un papanatas a derribarlo. No merece la pena vivir aquí. Lo pensé en esemomento y todavía lo pienso. Aquella experiencia marcó mi vida para siempre.Vivimosporinercia,porquenopensamos,porquenosdamuchaperezamorirynosacostumbramosavivirentremaldadymezquindadymiseriayegoísmoyestupidezabasedeconvencernosdeque,devezencuando,lopasamosbien.Nohayformadedescribir la desolación de unmomento como aquél.Miguelmatando a Juliol.Quéasco.Quéascodetodo.Mefui.Carmendijo:«Quéhijodeputa,siempredijequeeraunasquerosohijodeputa»,tiródemí,ynosfuimos.

—¡Víctor!—gritóMiguel.Valentín y Luis iban a salir corriendo tras las dos presencias que desaparecían

entrelastumbas,peroMiguellosdetuvo:—¡No!Dejadles—yunsollozodeformósugritohastaelpuntodequeValentín,

queestabaasulado,nopudoevitarconsolarloconunabrazo.MiguelterminabasudescripcióndelamuertedeJuliolconunapalabraenpunto

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yaparte:Lloré.

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«4demayode1937.»DíadelSacrificio.»…Enocasiones,hayquesacrificaralgunapieza.Esunadecisióndifícil,incluso

dolorosa,ytepuedesequivocar,pero…».Elrestodeaqueldía3,mientrasenlaciudaddejabandefuncionarlostranvíasy

la sensatez engeneral, y sedesatabaunabatalla tan furibunda como la del día dellevantamiento, Miguel Jinete lo pasó en la Comisaría General de Vía Durrutiescribiendo un largo informe y sometiéndose al interrogatorio de sus superiores.InclusoelconsejeroAguadéquisoiraverleunmomento,antesderecibiralpresidentCompanys,quellegabadesdeBenicarló.

Se rindieron a la evidencia de que Miguel Jinete había desmantelado unaimportanteypeligrosaconspiraciónde losanarquistas,y seolvidarondepreguntarporquénolohabíadenunciadoantesosipodríancontinuarconfiandoenél.ValentínCubero y Luis Valladares certificaron el terrible sacrificio que había representadoparaélacabarconelcabecilladelatramaporquehabíansidotestigosdelamuertedeJuliolysabíanloqueaquelhombresignificabaparaMiguel.

Él, sin embargo, conservó su actitud impertérrita y dura para asegurar que noterminabaallíelconflicto.Aseguróque,sibienlosanarquistasteníaneldefectodeserdesorganizadoseindisciplinados,esolesdabalaventajadeagruparseencélulasmuydistintasydistantesentresí.Yliquidaraunadeesascélulasnoeragarantíadehaber terminado con ellos, ni siquiera con una mínima parte. Cabía suponer quehabríaotrasmuchascuadrillasautónomasporlaciudaddispuestasatomarlasarmas.Basándose en ello, pidió libertad de movimientos para el día siguiente. Sus jefescomprendieronque,despuésdelvaliososervicioprestadoalaRepública,seretiraseasucasa,abatidoporlamelancolía.

Cuandosaliódecomisaría,yyahabíabarricadasportodalaciudad,searmódecorajeparairavisitaraVíctoryaCarmenalpisodelacarbonería.Noestabanallí.SóloencontróalaCaraquesoaburridayalniñodormido.

—Nosédóndeestán.Nomehandichonada.Nohanvenidoentodoeldía.Norespondióalteléfonoalasdosdelamadrugada,cuandoloreclamabanporque

los anarquistas estaban asaltando el Palacio de la Generalitat. Y, a las diez de lamañanadeldía4,limpioyfresco,vestidoconuntrajegrissobrecamisasincuello,como un vulgar asalariado, ya se dirigía a la calle Cortes, donde estaba el bar ElTranvía.LlevabalapistolaAstraA-40del9largometidaensufundadecuero,bajoel faldón de la chaqueta y sobre el glúteo derecho. Lleno el cargador de ochocartuchosydieciochobalasmássueltasenelbolsillo.

TuvoquedarunrodeoporlacalleDiputaciónparaevitarelintensocombatequesedesarrollabacercadelaUniversidad,frentealasededelaspatrullasdecontrol.Un

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caballoydoshombresmuertosenmediodelacalzada,guardiasdeasaltodisparandoparapetadosdetrásdelosplátanosdelacalle.Esepenetrantesilbardelasbalas.

ElbarElTranvíateníalapersianametálicaechadaamedias,peroMiguelsabíaqueencontraríaasusdueñosenelinteriorporquevivíanallí.Seagachóparaentrar.

Sólounpardevelasencendidasponíanluzalaespesapenumbra.—¿Quiénandaahí?Sifrotsurgiódeentrelassombras,detrásdelabarra,y,alverle,fruncióelceño.

Nosonriócomosolía,nileabriólosbrazos.Torcióelgesto.—Salve,camarada—ledijoMiguel,comoenlosviejostiempos.—¿Quéhacesaquí?Juliolhabíaadvertidoalosmiembrosde«ProgresoHoy»quenodebíanfiarsede

MiguelJinete.Loshabíapuestocontraél.—¿Dóndeestátumujer?Quevenga.Sifrot no estaba dispuesto a obedecer sus órdenes ni susmalosmodos.Miguel

tuvoqueesgrimirlapistolayponérselaadosdedosdelpecho.—Dilequevenga.—Conchita.Ven.LlegóConchitay,alveraMiguelysupistola,sequedóplantada,conlasmanos

unidas a la altura del pecho, estrujando una bayeta. Tomó una bocanada de aireinterminable, hinchandoelpechocomo sinohubiera suficiente aire en todoel barpara evitarle la asfixia. Como si se encontrara en una situación temida ydescorazonadora.

—¿Dóndeestánlosotrosdelgrupo?—¿Paraquéquieressaberlo?—¿Dóndeestánlosotrosdelgrupo?—¿Departedequiénestás,Miguel?—¿Dóndeestánlosotrosdelgrupo?Lapistola.—EstánconJuliol.—NoestánconJuliol.¿Dóndeestánlosotrosdelgrupo?—Erespolicía,¿verdad?—TevoyamatarSifrot.Atiyatumujer.—Nosédóndeestán—temblorenlavoz.Undía,Sifrotsesentóalamesadelos

ácratas porque le gustaba lo que decían y leían, y disfrutaba de la buena sintoníaexistente entre ellos. Nunca fue un anarquista convencido. Aquellas enseñanzas leparecíanunautopíainalcanzable,puroilusionismo—.Nosédóndeestán.LapolicíadetuvoanocheaSánchezylollevóalacomisaríadelSur,laqueestáaquí,enlacalleCortes,cercadelaplazadeEspaña.Hicieronpiñaentornoasumujer,laReme,yleprometieronquehoymismoiríanasacarlodeallí.Nosénadamás.

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Sánchez, el guasón. El que, medio en serio, medio en broma, pedía armas,pistolas,revólveres,dinamita.

—¿YGuitard?—NosénadadeGuitard.No sabían nada.Ni Sifrot ni su paralizada esposa.Un buen policía en seguida

sabesileestánocultandoalgoono.«…Aveces,hayquesacrificaralgunapieza.Puedeserendefensapropia,porque

eslaúnicamaneradeimpedirqueacorralenaturey…».ApretóelgatilloylaStarcobróvidaensumano.Primerocontraél,queestabaal

otro lado delmostrador y salió despedido contra la estantería de atrás, rompiendobotellasyvasos.Suesposasumóunchillidoalestrépito.Miguelnolediotiempodeaterrorizarsemás.Lojusto.Chillidoabortadoporelsegundodisparo,pam,y laviodesaparecerenlasombra.

Sacó el cargador de la pistola. En el bolsillo contó dos balas, una y dos, y lascolocócuidadosamente,presionandoconelpulgarquesepringóunpocodegrasa.Unaydos.Encajódenuevoel cargador en la culata conungolpe seco.Salió a lacalle.SefuecaminandohacialaplazadeEspaña.Entodalaciudadresonabanecosdedisparos.Unterriblecastillodefuegosartificialesquenodecorabaelcielo.

A lo lejos,Migueldistinguió lamultitudquehormigueaba frentea lacomisaríadelSur,precisamenteunpocomásalládelaesquinadelacalleCortesconEntenza,debajomismo de este piso, donde vivíanmi padre con Elena y Tomasín. Tirabandesde la sede policial y corrían los asaltantes abajo vaciandoMáusers y pistolas yrevólveresdesdedetrásde losárbolesydeun tranvíavaradoensus raíles,vacíoydeformadopor losbalazos.Elaireestabasaturadodesilbidos, impactos, roturasdecristales,gritos,ayes,maldiciones,humodepólvoraqueirritabalosojos.

Miguelllegóallíagitandounpañueloblanco,comohacíantodoslostranseúntesocasionales y, cuando estuvo muy cerca, escondió la bandera blanca y corrióagazapadohastaeltranvíatraselqueseaglomerabancincooseischavalesdenomásdequinceaños,armadosyenfurecidos.

QuizáElena,TomasínoTeresaadvirtieransupresenciaentrelamasaqueasaltabala comisaría de abajo. No sería extraño que estuvieran atisbando por el balcón, ypodríanvereltranvíaqueestabadetenidoalotroladodelacalleCortes.Deserasí,se preguntarían qué estaba haciendoMiguel Jinete entre tanto sindicalista rabioso.¿Noera élpolicía?¿Estabaasaltandounacomisaríagubernamental? ¿Oesque lospolicíasdelacomisaríaerananarquistas?No:porquelosasaltantesparecíanobreros.¿Peroquiénpodíagarantizaryanada?Lasdosmujeresyelniñoeranlosciudadanosconfundidosyperplejos,acojonadosporlasdecisionesdeloslocosdelfusil.

Miguelpreguntóaunodeaquellosmuchachosconvozcargadadeautoridad:—¿SabesdóndeestálaReme?—elotrolomidiódearribaabajodesconcertado,y

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Miguel le repitió sin miedo, de igual a igual—: ¿Sabes dónde está la Reme? ¡LaReme,lamujerdeSánchez,eldetenidoquevenimosarescatar!¡Soyamigosuyo!

Contestóunachicamuyguapa,casiunacría,congorroycorreajesdemiliciano:—Estáahídelante.Detrásdeesebanco.Sí, la vio,muycerca.Acuatropatas,muyazorada, tras el bancodepiedradel

paseo.Lallamó,sehizonotar.—¡Reme!¡Venpa’cá!Ellaarqueólascejas,sorprendidaperoconfiada.—¿Miguel? ¿Cómo estás aquí? —como diciendo «Aquí, entre tus enemigos,

cuandodeberíasestardisparándonosdesdeesosbalcones».—¡Venpa’cá!¡HandetenidoaJuliol!¡LohanllevadoaSanElías!Oh,no,SanElías, laprisión terrible,elconventomalditodondesecontabaque

habíanhechodesaparecera tantagente.LaRemeparpadeó,contuvoelaliento.Eraunbuenmotivocomoparaavanzaragatas,incorporarseunpocoyganarconcuatrosaltoselresguardodeltranvía.SepusoenpieyseencaróconMiguel.

—¿Quéestásdiciendo?—HanllevadoaJuliolaSanElías—repitióMiguelmientrasmirabaaunladoya

otro,comopersonamuyimportanteymuyatareadaquebuscasoluciones—.Vamosahacer una cosa, Reme. Primero, liberamos a tu marido de ahí dentro. Luego nosreunimostodoslosdelgrupoparasacaraJulioldeSanElías.

Unpedazodepan.Tancándidacomosusojosazulesdelentoparpadeo.—¿Nosvasaayudar?¿Enserio?—Claro.—¿Pero cómo piensas…?—lamujer, desconcertada, no sabía siMiguel iba a

hacervalersucondicióndepolicíaysepreguntabacómoibanareaccionaraquellosmuchachosapasionados—.Nosquierenaniquilar,Miguel.

—Notepreocupes.HeoídodecirquehansacadotropasdeartilleríadelfrentedeHuesca para traerlas a Barcelona a luchar contra Companys y los comunistas —seguramente,laRemenosepercatódelaironíadelaspalabrasdeMiguel—.¿Quiénmásdelgrupoestáaquícontigo?

—Ussía,elGafas.Estáahíenfrente,¿loves?Juntoalapareddelacomisaría.Ahíestabaelestudiante,consusgafas,bajitoyfrágil,armadoconpistolaycon

unaexpresiónferozquelesentabacomounacaretadecartón.—Vamosallá.Se alejaron del tranvía y del tiroteo. Cruzaron Entenza como si fueran a

Universidady,luego,lacalleCortesenuncírculoamplioyprudente.—¿Peroquépiensashacer?—preguntabalaRememientrascorrían.—Loharédesdedentro—dijoél—.Larevolucióndesdedentro.—Amímeparecebienpensado—aprobóella,conlarespiraciónalteradaporla

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carrera—. Guitard y Ussía dicen que eso es contrarrevolucionario, pero a mí mepareceunabuenaidea…

—¿Dóndeestánlosotros?—leinterrumpióMiguelconbrusquedad.—¿Qué?—¿Dóndeestánlosotros?Fábregas,sumujer,Guitard,losotros.—Ah.AElisa,lamujerdeSúñer,lahanherido.Nada,unrasguño.LosFábregas

se la han llevado a su casa. Pero,mira, lo que te estaba diciendo, cómohacen lasbombas,losabes,¿verdad?LosobusesquetirarondesdeaquelbarcocontralacasaElizalde: tienen suficiente fuerza como para atravesar los muros pero explotandespués,cuandoestándentrodeledificio.

—¿DóndevivenlosFábregas?—¿Qué?—¿DóndevivenlosFábregas?—Ah,enlacalleJaumeFabra,cercadelParalelo,juntoalcineAmérica.Unavez,

hicimosunareuniónallí.Miguellorecordaba.—Ah,sí.Yella,sindejardecorrerasulado,sinresuello:—Pueseso…Lasbombasexplotandespués,cuandoestándentrodeledificio.Así

causanmuchosmásestragos.Puesyodigoque tenemosquehacer lomismo.Si túestásdentro,o sea,dentrode lapolicía,puedescausarmuchosmásestragos.Y,depaso,sacasaMariano…—sereferíaasumarido.

Fuera ya del radio de acción de la comisaría, llegaron hasta el portal de esteedificiodondeescriboahora,enelchaflán,entrelatiendadecomestiblesyelbarLasArenas. Se pegaron a la pared para acercarse donde estaba Ussía bien decidido aentrarenlasedepolicialaporsuamigo.

Lellamaron:«¡Ussía!¡Venpa’cá!».El chico los vio y dudó. Lo atrajeron más los aspavientos de la Reme que la

presenciadeMiguel.Seacercó.—Salve,camarada—losaludóelpolicía.—¿Quéhaceésteaquí?—consuhabitualexpresióndesabelotodo,«amínome

engañas», mueca de insolente desafío, «soy demasiado listo para que me jodas,desgraciado».

LaReme:—QuediceMiguelquevamosahacerlarevolucióndesdedentro…Miguel casi daba la espalda al sabelotodo, como buscando soluciones y

respuestasenotraparte.TeníalamanoderechaylaStardentrodelachaquetay,pordebajodelbrazoizquierdo,disparóatravésdelaropa.Ussíacayócomounfardoyelpolicía señaló a lo altodel edificiodeenfrentegritando:«¡Unpaco!», igualque si

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acabara de descubrir la presencia de un francotirador en una de las ventanas. Enmediodelatracadeestampidos,ladetonacióndesuarmaapenassehabíadestacado.Habíapocosasaltantesa lavistaenaquellaesquina,perotodoshicieroncasodesugritoyseagacharonycorrieron.LaRemevioelagujeroqueélmismosehabíahechoenlachaqueta,bajolaaxila,ylasangredeUssíaquelehabíasalpicado,ygritó:«¡Tehanherido,estásherido,Miguel!».Yélseaprovechódelaconfusión.Seapoyóenlaparedcomosi le fallasen laspiernas.Seagarródelbrazode laReme,que tambiénestabapreocupadaporhuirdelfuegodelfrancotiradorfantasma.LaRemenoparabadegritar:«¡Unpaco,unpaco,Miguel,tehanherido,jolín,tehanherido!»,yaduraspenas se tragaba los «por dios» y «virgen santa».En su aturdimiento, resultómuyfácilarrastrarlaalinteriordelaportería.Esamismaporteríaqueveréahora,cuandosalgaacomer.Ahíledisparó.Enelcorazón,paraquenosufriera.

Mástarde,cuandoterminólabatallaconlaintervencióndelapolicíayladerrotade los jóvenessindicalistas,oquizáaldíasiguiente,cuandosalieranparahacer lascompras,ElenayTeresa encontrarían el cadáver en el zaguán.Mipadre recordabaqueElenaselohabíacontado.Unamujermuertadeuntiroenelpecho.Noeratanextraño, después del intenso combate; había muertos por todas partes. Peroencontrarteunoalpiedelaescaleradecasasiempreimponemás,claroestá.Yniellani Teresa ni mi padre habrían podido sospechar jamás que aquella pobre víctimaestuviera directamente relacionada con ellos, con su historia, con su amigo yprotector Miguel Jinete que, después del asesinato, encogió la cabeza entre loshombros, comoquien saleal aguacero,y se lanzóa lacarrerapor la calleEntenzaabajo,hacialaavenidaMistral,sinquenadieledijeranada.Secruzóconcochesdepolicíaquellegabanatodavelocidadparaayudarasuscompañerosacorraladosenlacomisaría. Calculó que ellos se encargarían de Sánchez, el bromista. Con que lossindicalistashubieranheridoomatadoaunpolicía,aunquesólofuerauno,bastaríaparaquelosagentesdelaleyyelordensevengaranensañándoseconeldetenido.Noeraprobablequesalieravivodeallí.

«…Aveces,hayquesacrificaralgunapieza…lainmolacióntambiénpuedeteneruna finalidad estratégica: si el adversario mata a tu caballo, pierde una posicióncentral privilegiada que estorbaba tus movimientos y te abre camino para tuofensiva…».

En la esquina de Mistral con Floridablanca, se metió en un portal, recostó laespaldacontralapared,extrajoelcargadordelarmayrepusoloscartuchosgastados.Unoydos.Aúnlequedabandieciséisenelbolsillo.

ElParaleloerauncampodebatalla,unacatástrofenatural.Allí,alosfusilesylaspistolas, se sumaban un par de ametralladoras pesadas y hasta obuses. El silbidoescalofriante,lasexplosionesdemoledoras,eltableteopesado,eltintineodemilesdecasquillosrebotandoenelpavimento,todocontribuíaadarunaterroríficasensación

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deterremoto.Habíamuertostiradosyolvidadosenunrincón,heridosgimoteantesyheridosblasfemantes,odiosólido,órdenes ladradas,elolor tóxicode lapólvora, laborracheradelaadrenalina.Nosesabíamuybienquiéneraquiénniafavordequébandoseluchaba.

En un balcón, un tipo con un megáfono se desgañitaba: «¡Dejad las armas!¡Abrazaos como hermanos!». Probablemente, un auténtico anarquista, pacifista,vegetarianoyesperantista.Deunmomentoaotro,alguienleibaapegaruntiroparahacerlecallar.

Y la sorpresa de encontrar a aquella señora redondita y amable, la que hacíaganchillo durante las reuniones del grupo de afinidad del bar El Tranvía, ahoraagarradaalasade lagranametralladoraHotchkiss,disparando toneladasdeplomo,convulsionadaporcarcajadassalvajes,quiénloibaadecir.

—¡Elisa!Estabademasiadoconcentrada,comosiseencontrarasentadaantelamáquinade

coser,efectuandoalgunadelicadafiligrana.Migueltuvoqueinclinarseporencimadesuhombroparahablarlealoído:

—¿Dóndeestátumarido?Dejódedispararparamirarle.Selaveíaexcitada,enajenada,comodespuésdeun

orgasmoviolentoeinesperado.—¡Qué!—Salve,camarada.Tumarido.¿Dóndeestá?—HanheridoaEsperanza,laesposadeSúñer.Manololahasubidoacasapara

curarla.—Aquí,enlacalleJaumeFabre,¿verdad?Dimeladirecciónexacta.Tengoque

hablarconél.Instantes después, Miguel se alejaba de Elisa consciente de que acababa de

perdonarlavidadealguienquealgúndíapodríaperjudicarle.Tardeotemprano,ElisalecontaríaaalguienqueMiguelJineteeraelfundadordelgrupoanarquistadeacción«ProgresoHoy».¿Peroquiénlaibaacreer?

ParallegaralacalleJaumeFabre,Migueltuvoqueabrirsepasoentrelosferocesasaltantes del cine América. Tuvo que correr, echarse cuerpo a tierra cuando unaexplosión lo azotó con su onda expansiva, reptar, apostarse tras el montón deadoquines,sacosterrerosybasuraquecomponíanlabarricada,ydispararaltiempoqueintercambiabaaullidosincomprensiblesconalgúnguerrillerocercano.

Claro que, si pensaba que la realidad iba a resultar inverosímil, ¿por qué ibasacrificando las piezas de «Progreso Hoy»? Después de un titubeo, se justificódiciendoqueunapersonanopuedecrearunrumorconvincenteperooncesí.Ytomóconciencia:¿once?Caramba,cuántaspiezassacrificadas.

Al entrar en la portería, el estruendo quedó atrás y, de repente, experimentó la

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sensacióndesacudidadequiensesustraeaunvendaval.Selerelajaronlosmúsculos,respirómejor, sintió la necesidad de dejarse caer sobre los escalones para reposar.Pero se reprimióporquenopodíapermitírselo todavía.Subió las escalerashasta elsegundopiso.Forzó lapuertade losFábregasconunpuntapié.LaStarA-40en lamano.Aportodas.

Nadie en el comedor, ni en la cocina, ni en el cuarto de baño. Piso modesto,inculto,burgués,dequedarbien,cuatromueblesbaratosydoscuadroschapuceros,pero mucho más lujoso de lo que Miguel podía suponer para un obrero de laconstruccióncomoeraFábregas.Claroquepodíahaberprosperadoenaquellosaños,desde que fundaron «Progreso Hoy». ¿Cuántos años? Más de quince ya, québarbaridad.

Fábregas estaba en el dormitorio, con la esposa de Súñer, Esperanza, la de lasvertiginosascaídasdeojos,desnudoslosdos,follandodesbocados,enplenogalope.Ella con las piernas en alto, los ojos centelleando de ilusión, y el vaivén del culopeludo de Fábregas, el soñador, el que planeaba comprarse una limusina cuandohicieranlarevolución.Siemprehabíasidounapersonaambiciosa.

—Nomeextraña—dijomipadreconsonrisasocarrona—.Nomecuestacreerlo.Yatehedichoque,enaquellostiemposdeguerra,comoreacciónysupongoqueparahacerostentaciónde la libertaddequedisfrutábamos, lagente, jóvenesymayores,hacía demostraciones de cariño en plena calle como no se habían hecho antes. Sebesabanenloslabiosenplenacalle,sí,noterías,entoncesesonoeranadausual.Laguerra tiene esos efectos. Y, más tarde, en Berlín, durante los bombardeos, vi aparejas fornicando en plena calle, follando, sí, follando contra la pared, y parecíainclusoqueesaspersonasnoseconocíandeantes,queacababandeencontrarseallí.Eraelúnicorecursoqueselesocurríaparalibrarsedelaangustiadelamuerte.

Sevolvieronhaciaelintruso.—¡Miguel!—Salve,camaradas.Coitus interruptus. «Que Dios te dé una buena muerte», gran deseo. Miguel

disparódeinmediato.Pam,pam.Noqueríaquelaamarguradelamuerteestropearaelplacerdelpolvo.Noqueríasercruel.Primeroleagujereóelcráneoaéldosveces,pam,pam,yenseguida,paranodartiempoalpánico,dostirosmásalamujerentrelastetas,enplenocorazón,québienparpadeabala jodida,fulminante,muertaenelacto.

«…Aveces,hayquesacrificaralgunapieza…Noestandolorosocomoparece.El jugador debe tener presente que mañana, cuando inicie una nueva partida,dispondrádeotrapiezaigual.Tanigualqueleparecerálamisma…».

Miguelcolocóenelcargadorlascuatrobalasquehabíagastado.Habíaperdidolacuentadelasquelequedabanenelbolsillo,demaneraquelassacó,lascolocósobre

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una mesa y las fue alineando cuidadosamente, una tras otra, para contarlas ytranquilizarse.Docebalas.Unadocenatodavía.Bien.

Ya sólo faltaba llegar hasta Guitard, el intelectual, el cerebro, el anarquistateórico.

Nofuefácilsalirdelcentrodel infierno.Miguel tuvoqueesperarenaquelpisodelParalelo, velando los cadáveres de los amantes interruptus, temerosodeque laredondita Elisa se cansara de disparar la ametralladora y subiera al piso parasatisfacer alguna necesidad y lo forzara a sacrificarla también. Por algún motivodesconocido, a Miguel le habría repugnado especialmente disparar contra laentusiastaElisa,apacibletejedora.

Luego se enteraría deque, a las dosdelmediodía, dos carrosblindadoshabíanhechounintentodeatacareledificiodelaGeneralitatenlaplazadelaRevolución,peronisiquierasehabíanacercado.DispararonunasalvainofensivayridículadesdeVíaDurruti y siguieron su camino, disimulando, despistados, como si se hubieranperdidoonosupieranadóndeir.

Esperó a que amainara el combate, cansadas las armas de tanto disparar oexterminados los más recalcitrantes fusileros, y se escabulló al exterior, raudo ysinuosocomounavíbora.SeextravióporlascallejasdelPobleSecllevadoporesaideaextrañadeque,siunonosabedóndeestá,nadiepodráencontrarlotampoco,yeran ya más de las cinco de la tarde cuando avanzaba por las calles de Sants,arrimadoa lasparedes,metiéndoseenalgúnportaldevezencuandoparaesquivarbalasperdidas,yllegófinalmentealdomiciliodeGuitard.

No estaba seguro de encontrarlo allí, pero tampoco sabía en qué otro lugarbuscarlo. Y creía conveniente dejar zanjado el asunto de una vez por todas aquelmismodía.AlllegaralacalleGayarre,unabalarebotóenlosadoquinesdemasiadocerca de él. A continuación, otro estampido, otro silbido rasgando el aire y otroimpacto cercano, en la pared, y la evidencia de que él era el objetivo.Lo supo enseguida.Guitard.Apostadoenlaventanadesucasa.Esperándole.Armado.Muertodemiedo.

Salió disparado como conejo huyendo del cazador, dobló la primera esquina,disparócontraelcerrojodelprimerportalqueencontró,forzólapuertaysemetióenlaoscuridaddeunzaguándesconocido.Subióhastaelúltimopiso,hasta laazotea.Conocía la geografía del barrio lo bastante bien como para saber que las azoteasestabanalamismaalturaynoeradifícilsaltardeunasaotras.Abriéndosepasoenunocéanode ropa tendida, llegóhasta el edificio dondevivíaGuitard.Unapuertainconsistente le permitió el acceso a otra escalera iluminada por una generosaclaraboya.Bajólosescaloneslentamente,depuntillas,hastalapuertadelpisodelaúltimafichaquequedabaporsacrificar.

Ladescerrajódeuntiro.Entró.

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—¡Salve,camarada!—gritó.Le dispararon desde el interior. Se agachó, buscó la protección de un tabique,

tropezóconunaconsolayladerribócontodosucontenido.Serompieronunjarrónyunespejo.

—¡Miguel!—gimoteó la vozdel teóricoque sabía tantodeBakunin, que solíaleer párrafos deKant, Spinoza yKropotkin.AMiguel le pareció que vivía en unacasamuyburguesa,casirica.

—Hayquedestruirparaconstruir,Guitard.¿Recuerdas?—Porfavor—lloraba—.Porfavor.¡Teayudaré!¡Haréloquequieras!Migueltuvolástima.—¡De acuerdo, camarada!Sólo he venido para hablar.Túmismodebes de ver

que esto se está acabando. Quiero hablar del asunto. Cómo liquidamos «ProgresoHoy»antesdequenosliquidenloscomunistas.

—¡Túerescomunista!¡Mequieresmatar!—¿Porquédiceseso?—Hasechado…—¿Cómopuedesdecireso?—Hasechadolapuertaabajo.¡Vienesconpistola!—¡Mehasdisparadodesdelaventana!¿Cómoquieresquevenga?¿Conunlirio

enlamano,ensondepaz?—Porfavor…—sollozaba.—Tranquilo,camarada.Miguel se incorporó y salió al pasillo.Al fondo, estabaGuitard con sus gafas,

agachado,elfusilenelregazo,cabizbajo,llorandodesconsoladamente.—Nuncateloperdonaré,Miguel—hipaba—.Nuncateloperdonaré.Hasjugado

conmigo.Meengañaste.—¿Quiéntehadichoeso,chico?—Juliol.AMiguel le rompía el corazón saber que Juliol había ido hablandomal de él.

Destruyendo todo loque él había construido.Destruir para construir.Qué absurdo,quéconfuso.

Guitard levantó la vista. Las lágrimas le empañaban los cristales de las gafas.Estaba en muy mala postura para echarse el fusil a la cara y hacer puntería. Nisiquieratendríatiempodemetereldedoenelguardamonte.

—Miguel—dijo.—Destruirparaconstruir,Guitard.Yél:—Estoymuertodemiedo,Miguel.¿Porquémemetisteenesto?Miguellevantóelbrazoyapretóelgatillo.Pam.Ypam,ypam,ypam,ypam.

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Cuatroocincoveces.Muchas.Másdelasnecesarias.Luego,tendríaquecontarlasbalasquelequedabanenelbolsillo.

«Reynegroxpeónblanco.Yasíquedaexpuesto,rotoelenroque,yésaserásuperdición.Así,ganarélapartidaporqueyojuegoconlasblancas.¿Yojuegoconlasblancas?¿Peronoeselreynegroquienvamatando,quienhasacrificadoatodoslosde “Progreso Hoy”? ¿Y el rey negro no era yo? Bueno, lo guía la mano de otrojugador pero es mi intención la que le ha llevado a sacrificar al peón. Es muycomplicado.Ylavidaestodavíamáscomplicadaqueunapartidadeajedrez».

Guitardsufrióunascuantasconvulsionesymurió.Alasseisdelatarde,loscarrosblindadosvolvieronaasomarseporlaplazadela

Revolución,comoquienechaunaojeadasóloporcuriosidad.Ysiguieronsucaminoerrante.LosdefensoresdelaGeneralitatsuspiraronaliviadosy,comonohabíansidoagredidosniporlastanquetasniporlosantiaéreosdeMontjuïc,supieronquehabíanganadounanuevabatalla.

Yalgunosdeellos,altoscargos,genteimportante,pensaronenMiguelJineteyseloagradecieron.

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HastaqueintervinoelgobiernodeMadrid.Elmiércoles5llegaronalpuertodeBarcelonadosdestructores,elLepantoyel

SánchezBarcaiztegui.Alastresdelatarde,medianteunanotaescueta,elministerioseincautódelOrdenPúblicodeCataluñaynombródelegadodelEstadoauntenientecoroneldelejércitoparaquepusieraorden.

Ese mismo día, llegaban de Valencia ochenta camiones y dos compañíasmotorizadas,untotaldecincomilguardiasdeasalto.MiguelJinete losviodesfilardesdeelbalcóndelaComisaríaCentralyrecordóalosdosmilguardiascivilesqueel día 19 de julio se habían puesto a las órdenes de Companys en aquellamismaavenida, y los camiones de anarquistas que dos días antes habían cruzado por allídelante, armados y alborotando, para socorrer a sus camaradas de la Telefónica.También estos guardias de asalto gritaban y disparaban al aire, fanfarrones yprovocadores. Su grito era «Muera la FAI», «Muerte a la anarquía», en unamanifestaciónbastanteanárquicaporcierto.Parecíansedientosdesangre.

Fue un ejército de ocupación el que terminó con la supremacía anarquista enBarcelona.Cuandoel teniente coronel, el comandante al queacababandenombrarcomisario general del Orden Público y un siniestro agente del Servicio deInvestigaciónMilitar(SIM)entraronenlasoficinasdelacomisaría,Migueltuvoporprimera vez la sensación de pertenecer a un ejército vencido que entregaba subandera y se sometía a la penitencia. La segunda vez sería cuando entraron losfranquistas.

—Señores—dijo el teniente coronel enun castellanomuycastizo—, elEstadomehaencargadounamisión,unaúnicamisión,quesepuederesumirenunaúnicapalabra:disciplina.Barcelona,quedebíasermodelodesensateze integridad,sehaconvertidoenuncaossinleyniordenniconcierto.Peroestoseacabó.Seacabólaautonomía catalanay se acabaron las dispersiones.Ahora, aquí, quienmanda es elGobierno Central y el Gobierno Central me ha encomendado que ponga firmes-firmesatodoDios.Yvoyaempezarporustedes.Alpiedelaletra.Quierodecirque,apartirdeahora,cuandoentreenestasalaunsuperior,aquéllosqueesténpordebajodeélenrangoyresponsabilidaddeberánponerseenpie,firmesyrespondersiempre«Sí, señor»o«Asusórdenes»,yobedecer sin rechistar.Novoya tolerar lamenorirregularidad. Supongo que no debo recordarles que estamos en guerra y que todoaquelloquenosentorpeceayudaalenemigo,yquienayudaalenemigoesuntraidor,yalostraidoresselesfusila.

Al oír que el teniente coronel no iba a tolerar la menor irregularidad, MiguelJinetesedioporaludido.Siempresehabíasentidoelagentemásirregularenaquellaempresa.Permanecióenunrincón,enfrascadoenordenarlosmontonesymontones

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de folios que tenía preparados, mientras sus superiores actuales y los anterioresestabanreunidoseneldespachocentral.Cuandosalieron,comosetemía,élfueunadelasprimeraspersonasconquienquisieronhablar.

—Túsabesmuchodeanarquistas,¿verdad?—lepreguntóeltenientecoronel—.¿Ycuálestuversióndeloquehasucedidoestosdías?EnValenciayMadridsedaporsupuestoque, tantoelPOUMcomolaFAIsonquintacolumnistasque luchanafavordeFranco.Sedicequeladerrotadelossublevadosel18dejulioenBarcelonano fuemás que una puesta en escena porque sabían que los ciudadanos nunca sepondríandesulado.Deestaforma,todaslasarmasdelaciudadquedaronenmanosde los faístas y no de los comunistas o los de Companys, por ejemplo. Y, desdeentonces,esagentuzasehadedicadoadesprestigiarlaRepúblicahastaconseguirquelaopiniónpúblicaestédeseandoqueFrancogane laguerra.¿Teparecequeesasí?Pues vamos a demostrárselo al presidente de la República, que todavía no sabequiénessonéstosdelPOUM.

El teniente coronel era hombre demuchodiscurso y poca atención.Alguien lodefiniócomounapersonamuyabiertaalmonólogo.Miguelenseguidaentendióquenoesperabaquerespondieranasuspreguntasyselimitóadepositarantesíelmontóndefoliosquetraía.Unbreveinformeyunalarguísimalistadenombres.

—Ahí tiene todo lo que yo sé del anarquismo de Barcelona. Aparte de lasdoscientas personas que ya hemos detenido, éstos son los parientes, amigos,conocidos,simpatizantesdelaacraciaodeltrotskismoqueyotengocensados.Sólohabráquepreguntaraestaspersonasloquequeremossaber.Yahínoestátodo.Yonopuedosaberlotodo.Peroloquenosepamos,sepregunta.

EscribíaMiguelJineteensuspapeles:«Unapersonaelementalyobtusa,cuandoestáenfadadayofendida,sólopiensaenelcastigo.Noenlasolucióndeproblemas.Noenrestablecerlapaz.Noencomprenderlasituaciónparaevitarqueserepita.No.Sólopiensaenlavenganza,enlarevancha,endesahogarlarabiadelamaneramásdolorosa posible sobre quien le ha causado la ofensa. Si esa persona elemental yobtusa, además, esmilitar, ansiará torturas y fusilamientos. Por eso, aquel tenientecoronel sonrió cuando yo dije “lo que no sepamos, se pregunta”. Porque, para unmilitar elemental y obtuso, preguntar es casi sinónimo de interrogar. Y, cuando seinterrogaaunenemigo,seletortura».

AsífuecomonacieronenBarcelonalaschecas.LoqueenRusiaseconocíacomoCheresvechainaiaKommissia (ComisiónExtraordinaria, abreviadacon sus inicialesCHK), cuya misión consistía en combatir la contrarrevolución, el sabotaje y laespeculación.YMiguelJineteseconvirtióenunchequista.

El convento de San Elías, en la calle San Elías 26, entre Tavern yBrusi, que,desde julio del año anterior, había sido prisión infernal para religiosos, rentistas yrepresentantesde lapatronal,apartirdeaquelmomentopasóa serprisión infernal

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paratrotskistasyácratas.AlamayoríadeloscuarentamiembrosdelComitéCentraldel POUM que fueron detenidos se los trasladó a Madrid, pero algunos de ellosmurieronenlossótanosdeSanElíasoenlacarreteradelaArrabassada.

LosguardiasdeasaltollegadosdesdeValenciaparabanacualquieraporlacalle,yleexigíanlacédulaconmalosmodos,comositodosfueransospechosos.Deteníana quienes aún conservaban el carnet de laCNT o del POUM.Hacían pedazos loscarnetsenpúblico,comoejemployescarnio.Enaquellasfechasempezóaescucharseelgritoquemásadelanteseharíatristementefamosoentrequieneshablabancatalán:«¡Hablaenespañol,coño!¡Hablaencristiano!».

MiguelseencontrabaenlassalasdeinterrogatorioamilitantesdelPOUMquelomirabanfijamentealosojosyledecían:«¿Cómoesposible?¿Estamosluchandoenprimera línea de fuego, jugándonos la vida contra los fascistas de Franco, yentretanto,enlaretaguardia,nostorturáisynosejecutáisacusadosdealta traición?¡SoiscómplicesdeStalin,queespeorqueHitler!».

Miguel soportabamal aquellasmiradas y no sabía cómo responder al absurdo.Poresopidióquelimitaransutrabajoaloqueéldenominaba«ablandaralcliente».Élproporcionabalistasdenombres,investigaba,seinfiltrabaeinformaba.Y,luego,«ablandaba al cliente».Tampoco le gustabadar el tiro en la nuca, quedejabaparaotros,«quesabíanmásdeleyesqueél».

El convento de San Elías resultaba un decorado perfecto para la tortura y lasejecuciones.Lossótanoseranauténticasmazmorrasmedievales,quecombinabanconlosgrilletes, los látigos, las tenazas, losmachetes, lasangre, losgritosdelreoylasrisotadasdelosverdugos.

Allí,enunsótanohúmedoymalaireado,MiguelJineteseceñíalosnudillosdehierroyrecibíaalosdetenidosdesnudodecinturaparaarriba.

—Vamosaentrenarnos,campeón,quenosabeslasuertequehastenido.HoytetocaentrenarconGironésenpersona.¿HasoídohablardeGironés,campeón?Dicenqueseretiróhacedosaños,cuandolotumbóMillerconaquelcrochetalasien;dicenquese fueaMéxico;perono,ca, sigoaquí,nomehe ido,nomehe retirado.SoyGironésytevoyahacerunademostración.Arribalospuños,campeón,ypeleacomounhombre.Anda,pega,pega.Estásperdido.

Los nudillos de hierro arrancaban sangre de los labios y de las cejas y hastarompían pómulos y mandíbulas. Mientras pegaba, Miguel solía cantar su tangopreferido: «El recuerdo que tendrás de mí/ será horroroso,/ me verás siempregolpeándote/comounmalvao…».

Aquellosdías,ensutiempolibre,buscabaaVíctoryaCarmen.Lasiguientevezquefueabuscarlosalacarbonería,yanoestabanallítampoconilaCaraquesonielpequeñoEduardo.FuealpisodeSantRafaelynadierespondióasusllamadas,yalbardelacalledeRobadorparahablarconloshermanosLuys.

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—NosénadadeVíctor—ledijoFraternal,yselenotabanlasganasdeañadir:«Y,silosupiera,tampocotelodiría».

Cadasábadovisitabaamipadrecuandosabíaquellegabadepermiso.PreguntabaporVíctor con insistencia, deunamaneraquemipadredefinía comodesesperada.InterrogabaaElena,aTeresa,inclusoaTomasín,comosiselefueralavidaenello.YtuvoquedarlelanoticiadelosucedidoconJuliol,naturalmente.

—Juliol ha muerto —empezó diciendo con la mirada gacha—. En estos díasabsurdos.Teníauncamiónllenodedinamitayestabadispuestoahacerloestallar.Sehabía vuelto loco. Quise impedírselo, quise impedírselo por las buenas, hablando,convenciéndole, pero él estaba dispuesto a encender la mecha, inmolándose él yasesinándomeamíyatodoslosqueestábamosalrededor,demaneraquetuveque…—pausadramáticaconlosojosaprensivosfijosenmipadre—…tuvequedisparar.Tuvequematarle—seinterrumpíaparatomaraire.Mipadrefruncióelceño,quizámásatentoalaangustiadelamigoquealanoticiaqueacababadetraerle—.Víctor,me temoqueVíctorno loentendió.Por favor, si loves, sivieneaverte, sipuedeshablarconél,dilequelosiento,quenoquise,quequisehablarconél,queledebounaexplicación.

Mipadreledijoquesí,quebien,queasíloharía,yprocurónopensarmuchomásenello.

EscribióMiguelJinete:«Mesentíasoloe incomprendido.Sialmenoshubieranpermitidoquemeexplicara.

»Elrecuerdoquetendrásdemíseráhorroroso…».Torturas.Tirosenlanuca.Ytantaytantagenteconvencidadequeesoerabueno

ynecesarioparaelbiendetodos.

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Hayquiendiceque el gobiernodeLargoCaballero cayóporquenoquisodeclararfueradelaleyalosmiembrosdelPOUMylapresiónestalinistafueexcesiva.Trasél,llegóJuanNegríny,conNegrín,seacabólarevolución.Declaróquerespetaríalapropiedadprivada,seabrieronlasiglesiasalculto,seanularonlascolectivizaciones,sevieronnuevamentesombrerosycorbatasporlacalle,volvieronaversepasteleríasyjoyeríasdelujoymuchosseñoritosyseñoronessalieronalaluz,sabiéndoseasalvode la revancha obrera. La paz estaba garantizada por aquellos guardias de asaltosecos,agresivosysuspicacesqueinfundíanmásmiedoquerespetoconsusflamantesfusilesMossin-Nagant.

Ycomosihastaaquelmomentoelespíritudelarevoluciónanarcosindicalistalahubieraestadoprotegiendodemaneraprodigiosa,encuantoeseespíritudesapareció,cayó sobre Barcelona la guerra en su aspecto más salvaje y cruel. A partir demediadosdel37,laescasezseconvirtióencarestíaabsolutayempezólaépocadelosbombardeos.

Elprimeroquesufriólaciudaddespuésdelossucesosdeprincipiosdemayofueel 29 de ese mismomes, un sábado en que mi padre se encontraba en casa. Losaviones italianos, Saboya S.81, llegaron de madrugada, a traición, cuando todo elmundo dormía. Las sirenas crisparon la ciudad y, antes de que mi padre, Elena,TomasínyTeresahubieranpodidosaltardelacama,yalosensordecióelestruendodelosmotoresdesietepavasy,a travésde lasrendijasde laspersianas,penetróelfulgordelasbengalasquelanzaronparaorientarse.Nobajaronalsótanodelacasa,nitomaronningunaotraprecaución.Decíamipadreque,sobrecogidoporlasorpresa,pensabaque,sinosehabíanresguardadoantesdequeestallaralaprimerabomba,yaerademasiadotarde,yanoteníaningúnsentidolahuida.Abrióelbalcónyasistierona un espectáculo mágico. Los focos antiaéreos del Carmelo buscaban al enemigodanzando en la oscuridad, y estallaban en lo alto los proyectiles defensivos comocohetesdeverbena.Lasexplosionesdelasbombassacudíanlaatmósfera,alolejos;e, inesperadamente, ya no fue tan lejos. Cayeron dos o tres muy cerca, a tresmanzanas de aquí, en la calle deAragón, porque buscaban la vía del tren que allícorríaporlasuperficie.Y,enseguida,otrasdosbombasenlaplazadeEspaña,juntoalaplazadetorosdelasArenas.

Estacasatienelasvigasdemaderayacusacualquiertipodevibración,comosiestuviera construida sobre cimientos flexibles.Cuandodepequeñoyocorríapor elpasillo,tremolabanlasllamasdelasvelasyrepiqueteabalacristaleríadentrodelosmuebles, de manera que imagino el estremecimiento de estos tabiques cuando lasondas expansivas llegaban hasta aquí. Y, como las bombas eran incendiarias, alsacudón del estallido seguían las llamaradas que se elevaban por encima de las

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azoteas.MipadreserecordabaenelbalcónquedabaalacalleCortes,abrazadoaElenay

aTomasín, apiñados los tres conTeresa, que apretaba contra su pecho al pequeñoJavierquenodejabadeberrear,paralizadosporelespectáculoinfernal,atemorizadosporlaamenazadequealgunodelosproyectilespudieracolarseporelbalcónabierto.Loscorazoneslatiendodolorosamenteentrelascostillas,cuatrobocasabiertasysinaliento.Yelllantoexasperantedelniño.

Lociertoesque,enestacasa,nuncafaltóalgodecomer.Desuviajesemanal,mipadre solía traer algunos huevos, hortalizas o frutas, y a eso se añadían lasaportaciones generosas deMiguel Jinete que proporcionaba azúcar, harina, arroz yhastachocolate,queconseguíaenlosalmacenesdeabastosquehabíaenVíaDurruti,cerca de la comisaría. No obstante, tanto Elena y Teresa como Tomasín debíandisimular su fortuna porque el hambre genera crispación, y envidia, y odio, y enaquellaépocaelodiopodíainspirardenuncias,detencionesycastigosejemplares.Elhombre gordo y bien vestido despertaba a su paso comentarios mordaces,«estraperlista hijo de puta», y hasta nostalgia de los faieros o cenetistas que unosmesesantesloshabríancolgadodeloshuevossinpestañear.

ElenayTeresaeranmuyconscientesdeque losvecinoscomíanmuymalonocomían. Que tenían que hacer larguísimas colas para comprar el pan, o el aceite,vigiladasporguardiasdeasaltoacaballoquepreservabanelorden.Quedesayunabanharina de maíz disuelta en agua, y lentejas para comer y, con un poco de suerte,lentejasparacenar,ypocomás.Aunqueelracionamientogarantizabaciengramosdebacalao,carneopescado,enlascarniceríassóloseencontrabaalgodetocinocuandolohabía,queeraimposibleverhuevosyfrutayquelospescadoresnosalíanafaenarporquelaspatrullerasfascistasametrallabansusbarcos.Habíaquiencocinabagatos,opalomas,oalmortas,oalgarrobas,ysefumabanhojasdepatatasecadasalsol.

Ysemejanteescasezdebíasercompartidaconcompatriotasde todos lospuntosdelpaísquehabían tenidoquedejar suscasasy sebatíanyaen retirada.GentedeAragón,quehuíadelaespantosaviolenciadelfrente,ydeMálagaydelPaísVasco,con su lehendakari incluido, todos se iban distribuyendo por pisos de Barcelonadondequedaranhabitacioneslibres.

Laporteradeestacasaposeíaunamiserableviviendaenlaazotea,pocomásqueunachabola,yenellacuidabatresgallinasqueponíanhuevos.Cadadosdías,veníanunos soldadospara llevárselos, con el pretextode«alimentar a nuestros camaradasdel frente», y lo que les daban a cambio no bastaba para saciar el apetito delmatrimonio y los cuatro chiquillos que tenían. Elena empezó dándoles sobras decomida «para las gallinas» y, cuando ya se hizo evidente que eran ellos quienesconsumían aquellas migajas, amplió el concepto de sobras y se volvió todo lodesprendidaquelepermitíalaprudencia.Resultabanterribleslasmiradasrencorosas

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dealgunosvecinos,comolosNavío,queapenassecontrarrestabanconlasexcusasde que «mi marido está en el frente, jugándose la vida, y allí los alimentan muybien», y la reivindicación de que había que considerar ami padre como un héroeporque«habíaidovoluntario,asuedad,queyatienecasicuarentaaños,demasiadomayorparaestostrotes,ydelicadodesalud».

A la irritación vecinal se añadía el terror de las bombas. De repente, lossimulacros de bombardeo se hicieron realidad. Las sirenas, la estridencia de losmotores, elmensajepor radioya travésde losaltavocesde lascalles,«¡Atención,barceloneses!Haypeligrodebombardeo,dirigíosconcalmayserenidadavuestrosrefugios,laGeneralitatdeCataluñavelaporvosotros»,elprecipitadodescensoalasterroríficascatacumbas,lasrestriccionesdegasyelectricidad,lasfarolaspintadasdeazul, que daban luz tenebrosa a las calles, las carreras para sepultarse en refugios,sótanos, alcantarillas, el metro, y las explosiones sobrenaturales, que hacíancastañetearlosdientes.

El19dediciembre,domingo,alasnueveymediadelanoche,laspavasitalianasdescargaronmuertesobreelcercanoMontjuïc,yserompieronloscristalesdecasa.Aquella vez, ni mi padre, ni Elena, ni Tomasín, ni Teresa pudieron verlo porqueestabanhacinadosenelsótanoconlosotrosvecinos,mordiendoelbastoncillo,oelpañuelo, o la mano entre el pulgar y el índice para proteger los tímpanos. Luegosalieron a la calle y tuvieron que afrontar la nauseabunda destrucción. El tranvíadestrozado, humeante y lleno de carne humana, losmuebles escupidos fuera de lacasaen ruinas, losefectospersonales impúdicamenteexpuestos, el cuerpodelniñocolgando del árbol, los gritos desconsolados, los llantos, la rabia y ese desalientotraidorporquehaceeljuegoalenemigo,porqueesloqueéstebusca,matarelalmamásqueelcuerpo.

Se impuso la espantosa evidencia de que queríanmatarlos a todos, a ellos, losniños,lasmujeres,losancianosquesehabíanquedadoenlaciudadynoempuñabanarmasniagredíananadie.Elsistemáticoataquecontralapoblacióncivileinocente,unanuevaformadeguerrainventadaporlosasesinosfascistas,esosmilitaresqueseufanabandeserexpertosenelartedeganarguerras.Seleshabíaocurridolabrillanteidea de que, si mataban a las madres y a las abuelas y a los hijos de quienescombatíanenel frente,eso losdesmoralizaría, losdeprimiríay,por tanto, losharíamás vulnerables y vencibles. Y, según lo pensaron, lo hicieron. No trataban dedestruir industrias o edificios militares estratégicos, más bien al contrario: debíanandarconcuidadoconellosporquelasindustriaspodíanperteneceraalgunodelosquefinanciabanellevantamiento,yenloscuarteleshabíaoficialesamigosyposiblescolaboradores.

Bombardearon el día 1 de enero de 1938, y el 7, y el 8, y el 11. Bombasincendiariassobrelapoblacióncivil.

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Alprincipio,Tomasínselotomabacomounjuego,averquiénllegabaprimeroalrefugio,aversiconseguíanbuensitioenlosbancosdepiedra,yluegoescuchabaelestruendo sobre su cabeza y resultaba emocionante preguntarse qué estabasucediendoahíafuera.

LoscuatrojinetesdelApocalipsis,laMuerte,laGuerra,elHambreylaVictoriadelEnemigo,galopabansueltosydesbocadosporlaciudad.

El16demarzode1938lellegóaElenalanoticiadequealdíasiguientehabríazanahoriasenunatiendadelaesquinadelacalleCortesconCalabria,dostravesíasmásalládeestacasa.Tomasínsepusomuycontentoporquelegustabanmucholaszanahorias. Precisamente aquella noche se inició una serie de bombardeosdevastadores.Alasdiez,lassirenasarrastraronaElena,TomasínyTeresaalsótanodelafinca,dondeseinstalaronconlosotrosvecinos.Retumbabanlasdetonacionessobre sus cabezas y crujía el edificiomientras todos ellos se preguntaban, unavezmás,si lacasaresistiríaencasodeseralcanzadade lleno,siaguantaríael impactoaquelsubterráneoquenohabíasidoconcebidoparapasarpruebascomoaquéllas;sisevendríaabajolacasayobturaríalaentradaynopodríansalir.

ATomasínsólolepreocupabaunacosa:—¿Iremos a comprar zanahorias? ¿Tú crees que mañana venderán zanahorias,

mamá?—Claro que sí. Si nos levantamos temprano. Mañana todo habrá terminado y

todoserácomoantes.Pasaronlanocheenaquelencierrotenebrosoyagobiante.Ysonaronlassirenas,

y losantiaéreos,y lasbombasdestructoras,amedianoche,y luegoa lasdosmenoscuarto de la mañana. Y las miradas de los vecinos envidiosos reptaban por laoscuridad, y la palabra «estraperlistas» sonó alguna vez más alta y clara de loprudente. La tempestad infernal rugiendo por encima de sus cabezas y Tomasínobsesionadoconsuszanahorias.

Alassietedelamañanadel17demarzo,elsilencioindicabaquehabíapasadoelpeligro.ElenayTomasínseplantaronante la tiendadeCortesyCalabriasinhaberdormidoyagotados,peroeufóricoscomosiacudieranaunafiesta,yyaencontraronunacoladediezseñorasqueesperabanconimpaciencia.Teresadejóalniñoconlaporteraysereunióconellos.Abrióeldueñoalassieteymediayempezóaatender,debuenhumor,alasamasdecasacongregadas.Tomasínhabíaheredadodesupadre(demipadre)lahabilidaddecontarchistesyestuvohaciendoreíralaconcurrenciacon aquél del que dice: «Tira el ancla», y el otro responde: «¿Por qué, si estánueva?»,yaquélalquepreguntaban:«¿Ustednonadanada?»,ycontestaba:«Esquenotraje traje».Unadelasseñorasqueesperaban,muyrisueñas,simpatizóconélypegó lahebra con laspreguntas típicas,«¿cuántos años tienes?»,«¿quéquieres sercuandoseasmayor?».Tomasínrespondió:

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—Policía,comomitíoMiguel.—Policía—respondiósorprendidalamujerqueteníaedadsuficientecomopara

haberconocidolapolicíadeArleguiyMartínezAnido.—Sí,señora.Porqueprotegenalosbuenosymatanalosmalos.—Nosóloalosmalos—mascullóelamadecasaconsarcasmo—.Nosóloalos

malos.Yaseestabanacabandolaszanahoriasylesibaatocarelturno,yeltenderoyla

señora de delante se hacían un lío con la cartilla de racionamiento, si cortaba uncupónodos,ocuántos,yTomasín saltabade impaciencia,«nose lasquede todas,señora,por favor,no se lasquede todas»,yElena se reíade suespontaneidady lerecriminaba la impertinencia con chistidos benévolos, cuando sonaron las sirenascomoavisodebombardeo.Luego,elmartilleodelosantiaéreos.Luego,elbramardelosaviones.

Aquel sonido fantasmagórico tenía el poder de electrizar a todo el mundo.Cayeronalsuelolacartilladeracionamientoylasmonedasdelcambio,laseñoradedelante se agachó para recogerlas; la que había hablado con Tomasín pegó unempujónalchicoysepusoagimotear«deprisa,deprisa,coño,quevienenlaspavas».Sedesparramólahileradecompradorasporlascallesenbuscaderefugios,peroyaletocaba aElena y ahí quedaban cuatro zanahorias, y no podía irse en aquel precisoinstante, «¡vamos, vamos, señora, que cierro!», «¡no cierre, sólo quiero esaszanahorias, tome,quédese conel cambio!».El ensordecedor rugidode losmotoressobrevolabalaciudadcomoelalientodeldragóny,cuandoElena,TomasínyTeresaecharonacorrer,yasonabanexplosioneslejanas,alotroladodelaciudad.

Llegarona laesquinadeRocafort,yTeresa tuvo la intencióndemetersepor laboca delmetro, que en aquel instante engullía a unamuchedumbre apelotonada yenloquecida,peroElenayTomasínnoquisieronentretenerse,«¡vamosacasa,acasa,que está ahí mismo!», y Teresa vio que su amiga y el niño seguían corriendo,cruzaban la calle y se alejaban por la acera de la derecha de la avenida, y ella lessiguióconlasensacióndequelaabandonaban,ycorrióycorrióycorrió,sinalientopor lacarrerayelespanto,yentoncessonaron lasexplosiones tanderepentey tancerca,asuespalda,comosiungiganteaporrearaelpavimentocontodassusfuerzas.Teresa pensó que no podían estar bombardeando allí, a ella, porque allí no habíaningúnobjetivomilitarysesuponíaqueenlasguerraslosmilitaressematabanentreellos,yaunquelehabíandichoquelosfascistasnolohacíanasí,queFranco,ylosalemanes,ylositalianos,eranpartidariosdelaguerradeexterminioyhabíansoltadobombassobrecolegiosyhospitales,noselopodíacreer,noselopodíacreer.

Diezmetrosmásadelante,deunaporteríaasomóunancianoalarmado,agarróaElenadelamangaytiródeellahaciaelinterior.

—¡Métaseaquí,porDios,quelavanamatar!

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Tanto el viejo como Elena y Tomasín se volvieron hacia Teresa y, al ver laenormidaddeloqueleperseguía,abrierontantoojosybocaycontalexpresióndepánicoqueTeresatuvoquemirarhaciaatrás,porencimadelhombro,comoesposadeLot, auna sabiendasdelpeligrode convertirse en estatuade sal, yvio sobre laGranVíalosseisbombarderosSaboyaS.79,losfalchidelleBaleari,ylaexplosiónenmitaddelbulevarquedestrozólafachadadelaMutuaGeneraldeSeguros,ypercibióaquelsilbidopenetrantequecortabalamédulayleadvertíadequelapróximabombaibaacaersobreella,yselanzódebrucesalsuelogritandoyllorando.Lainterrumpióelcataclismohorrísono.Sesintiólevantadadelsuelo,flotóenelaireyvolvióacaerde bruces con un trompazo que repercutió en todo su cuerpo, desde lamandíbulahasta las rodillas, y perdió el mundo de vista en un parpadeo durante el cual fuecruelmente apedreada. Al abrir los ojos, no había mundo, estaba dentro de unaimpenetrable niebla blanca y pensó que había muerto, y en seguida que se habíaquedadociega.Sehabíameadoencima,habíaenloquecido,ylloraba,ylloraba,ynopodía dejar de llorar, y, cuando consiguió ponerse en pie, temblorosa y dolorida,flotabatodavíaenlanieblablancaeirreal,y,situvoqueaceptarqueseguíaviva,eraporque le dolían las rodillas y lamandíbula, y la cabeza, y la espalda, debido a laterrible lapidación sufrida, y, aparte del dolor, aquel llanto que la sacudía, y ladesolaciónanticipadaporloquesabíaqueibaaverencuantosedisiparalaniebla.Que la casa ya no estaba. La casa donde se habíanmetido Elena y Tomasín, y elanciano que pretendía salvarles la vida, el número 451 de la avenida de les CortsCatalanes, ya no estaba allí. En su lugar había unamontaña de cascotes, ladrillos,vigasymueblesdestrozados.YElenayTomasínyanoestabanallí.Yanoestabanallí.

Me lo contaba mi padre, viejecito y encorvado, a sus setenta y cinco años,acodadoenlasrodillas,lamiradaclavadaenelsuelo.

Losacudíaelllanto.

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Elmundosevinoabajo.Literalmente.ElmismodíaenquemurieronElenayTomasín,treshorasdespués,alasdiezy

media, los aviones italianos habían vuelto para bombardear la ciudad con saña yferocidadcriminalesyalcanzaronunapanaderíadelacalledelCarmenylaescuelaMilàiFontanals,llenadeniñosaesahora.Yalasdosdelatarde,treshorasdespués,atacaron otra vez, y los proyectiles cayeron sobre un camión, cargado con cuatrotoneladasdenatamina,queestabaaparcadoenlaesquinadelacalledeBalmesconGranVíadelesCortsCatalanes,lacalleCortes,produciendomásdelamitaddelasmilvíctimasquesepodríancontabilizaralfinaldelajornada.Yalasdiezymediadelanochedeesemismodía,ochohorasdespués,mástoneladasdedestruccióncayerondelcielo,estavezsobrelosbarriosricosdeSanGervasioyelPutxet.Yalaunaycuartodelamadrugada,treshorasdespués,sonaronotravezlassirenas,aunqueestavezfuefalsaalarma.Peroalascuatroycuartodel18demarzo,treshorasdespués,elmonstruosobrevolónuevamenteBarcelonaylamachacóaconciencia.Yalassietedelamañana,treshorasdespués,lapesadilladestruyómáscasasdelEixampleydeSantAndreu.Ya lasnueveymediade lamañana,doshorasymediadespués, lassirenas,elrugirdelosmotoresyelsustodelasexplosionesvolvieronaenloqueceralosciudadanos.Yalasdosdelmediodía,cuatrohorasymediadespués,serepitióelataque.Yalastresdelatarde,unahoradespués,estepisoenelqueestoyescribiendovolvióaserzarandeadoporquelasbombascaíanahíallado,enlaavenidaMistralyenungarajedelacalledeAragón.

Hastaelsábadoporlatardenopudierondesenterrarloscuerpos.EstábamoseneserincóndelparquedelaCiudadelaprotegidoporunseto,frente

alaesculturalánguidaytristedeunamujerabatidaporeldolorqueundíatallóJosepLlimona.ElDesconsuelo. Sentados los tres en un banco de piedra,mi padre en elcentro,Víctoraunladoyyoalotro,ycomprendíquemipadrenuncahabíapodidocompartiraquellosrecuerdosconmimadreniconmigoporquehabíaamadomucho,muchísimo, a Elena y a Tomasín, igual como había adorado a Aurorita Escolá, yprobablemente consideraba que la permanencia de aquellos sentimientos en sucorazón era una especie de infidelidad hacia mi madre. Eso me ha hecho pensarmuchas veces en los equívocos que perpetúan la incomunicación y empobrecen larelaciónentredospersonas.

Llegabamipadreelsábado,19demarzo,SanJosé,quetodohayquecelebrarlo,porlatarde,directamentedelcuarteldeVorochiloffparapasarelfindesemanaconsufamilia,comodecostumbre,conunpardefrascosdemermeladadeciruelaenelmacuto. Caminaba deprisa, con paso casi alegre, sobrecogido ante las ruinas

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producidaspor losataquesaéreosperorelajado,confiadoporque todoaquellonadateníaqueverconél.SóloexperimentóunprincipiodesobresaltoalverqueMiguelJineteloestabaesperandosentadoalaterrazadelbarLasArenas,elquehayjuntoalportaldeestacasa.Miguellesalióalpasoymipadreexclamóalegremente:«¡Coño!,Miguel, ¿qué haces por aquí?», y el policía le impidió que siguiera andando, y suexpresión,susojos,lamuecadesuboca,yaloestabandiciendotodo.

—Hapasadoalgo,Fueye…Mi padre quedó petrificado en mitad de la acera, como una estatua, tieso de

horror,conlaviolentasensacióndequesucerebrosevaciabadetodopensamientoysentimiento. Y continuó impávido, aturdido, incapaz de entender nada, durante elresto del día, cuando lo llevaron al depósito del Clínico para identificar a supelirrojita,ElenalaBuenaCocinera,sucompañeradesdehacíadiezaños,llenandolacasa de olores exquisitos, toda una vida, una vida completa y acabada, y su hijoTomás,Tomasín,quesereíacomolocoviendoalosHermanosMarx,queselecaíanlos cacahuetes del cucurucho, y todas las ilusiones, todas las esperanzas, todo elfuturo.

—Pocoantesdemorir—contabaTeresatanensimismadacomoél—,unaseñoralepreguntóquéquería serdemayor,y éldijo:«Policía, comomi tíoMiguel,paraprotegeralosbuenosymataralosmalos».Esloúltimoqueleoídecir.

Estabanmipadre,MiguelyTeresaesperandoenunasala,enmediodeaquelcaosde ayes de dolor donde se juntaban los heridos del frente con las víctimas de losbombardeos, cuando apareció Carmen, Carmen Brondo, sí, la hermosa CarmenBrondo,conaquellosojazos,vestidaconunabatagris,recogidoelcabelloenlanucayunoscuantosfoliosen lamano.Empezabaa llamaraalguienyse interrumpióalveralostrespresentes.EvitólamiradaacuosadeTeresa,yllevósusojosdeMiguelamipadre,detestandolapresenciadeunoylamentandoprofundamentelapresenciadelotro.Niellamismasabíaquéhabíapasado.Nohabíantenidotiempotodavíaderegistrarloscadáveresdeldíaanterior.

—Elena—balbuciómipadre—.YTomasín.Consiguió no derrumbarse al verlos sobre las camillas, los miró como si no

significarannadaparaél,ysedejóabrazarporMiguel,yporTeresa.Leimpresionólo sucios y lo rotos que estaban, y le obsesionó la necesidad de lavarlosinmediatamente,porquequeríaverelcolordeloscabellosdesupelirrojitaantesdequeselallevaranalcementerio.

Los enterraron el domingo por la tarde, tan pronto como fue posible, en elcementeriodeMontjuïc.

—NiCarmenniyofuimosalentierro—confesóVíctoraquellatardeenelparquedelaCiudadela,envozbaja,contantosentimientocomosiconfesarauncrimen—.Después de ver cómo Miguel mataba a Juliol, decidimos alejarnos de él. Ya no

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volvimosporlacarboneríadelacalledelaVía.Primero,nosmetimosenlachaboladelPoblenoudondeaúnvivíamihermanopequeño,GiordanoBruno,queacababaderegresar del frente tullido, sin los pies.Allí nos tuvieronunpar dedías.Yo estabamal, me dolía el pecho y, además, estaba muy afectado por lo que había visto.Carmeneraunabombaapuntodeexplotar.Sihubiesetenidooportunidad,creoquehabríamatadoaMiguel.Yonosabíaquépensar.Enseguida,nostrasladamosaotracasa.TemíamosqueMigueltrataradelocalizarnosallí,comosabíamosquehabíaidoalbardeRobador.FuimosabuscaralaCaraquesoyalniño,ynosacogióunoquehabía trabajado con Miguel y conmigo en el muelle, uno de los barrenderos decarbón,untalOrtuño,enlabarracaqueteníaenCanTunis.

»Yoconseguíquenomeobligaranavolveralfrente.Porlaheridaysussecuelas,ytambiénporlaedad.Medieronelcertificadomédicodeinutilidadparaelcombatey, con Carmen, nos pusimos a trabajar como voluntarios en la Junta de DefensaPasiva.

Mástarde,cuandotuveaccesoalospapelesdeMadurga,pudecontrastarloqueMiguellehabíadichoaTeresa:quelosoficialesdelejércitoperseguiríanaVíctoryqueeraabsolutamenteimprescindiblequeseescondiera.Víctormoviólacabezaensentidonegativo,dandoaentenderqueaMiguelnohabíaquehacerlemuchocaso.

—Avecesteníaestascosas.Muchaalarma,muchomisterio,«confiadenmí,queyo os salvaré». Y luego todo quedaba en agua de borrajas. Seguramente lo dijoporquequeríaqueCarmenyyonosescondiéramosjuntosenlacarbonería,lejosdeTeresa.Yonoconstabaenningunapartecomoanarquistaynadiemereclamónada.Me pusieron a construir refugios por la ciudad, y Carmen empezó trabajandoconmigo,perotuvoquedejarloeldíaenquelaCaraquesonosabandonó.

Lepregunté:—¿YTeresa?Bajólavistaytragósaliva.Noteníapalabrasparaeso.Continuó:—Para soportar elmiedoa losbombardeos,Dolores laCaraquesobebíacoñac.

Undía, sedurmió tanprofundamentequeni siquiera se enteródeque sonaban lassirenas,nollevóaEduarditoalrefugio.Ladespertaronlasbombas,queenCanTunistambiéncayeron,yenabundancia, recuerdoqueeraun1deoctubre,yalabrir losojos vio que el niño no estaba allí. No salió a buscarlo, no se atrevió. Se quedóencerrada en la casa, llorando. Luego una vecina le llevó el niño, que se habíaencontrado en la calle, dos puertas más allá. No le había pasado nada pero,evidentemente,nopermitimosqueaquellamujer locuidaraniundíamás.AsíqueCarmensequedóencasahastaqueencontramosaalguienquesehicieracargodelniño y entretanto yo estuve en una brigada de auxilio cuando las inundaciones delBesós,aquelmismomes;sacandomuertosdelbarroenLaSagrera,yenlabrigadadereparacióndelpuentequesecayó.Terminécomovigilantedeunrefugioencuanto

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empezaronlosbombardeosenserieyenserio.Teníalallaveyeraelresponsabledequetodoelmundoentraraysalieraordenadamente.CarmenempezóatrabajarenelClínico, donde se había creado el primer banco de sangre del mundo. Estuvocolaborandoallíy,cuandoTeresa,mipadreyMiguelsepresentaronparaidentificarloscuerposdeElenayTomasín,eraunade las responsablesdehacerconstara lasvíctimas de bombardeos en libros de registro con el fin de pedir responsabilidadespenalesycivilesalosfascistas,cuandoterminaralaguerra.

»Y, bueno, el caso es que no queríamos ver a Miguel. Sabíamos que iría alentierrodeElenayelcrío,ynoqueríamosencontrarnosconél.Poresonofuimos.

Mipadrehizoungestoconlamanoquesignificaba:«Noimporta».Yasehabíandadolasexplicacionesoportunascuandohabíallegadoelmomento,yahabíantenidotiempodeperdonárselotodo.

Despuésdelaceremoniafunerariadeaqueldomingo20,mipadreseemborrachó.Unalargaborracheraquecasiduraríaunasemana.

—Mevolvímedioloco—decía—.Olocodeltodo.Nodiréquenosupieraloquehacía,perosíquenomecomportabacomoantes,nomereconocía.Mesentíatorpe,tonto,inoportuno,caprichoso.Depronto,meparecióquehabíaquehacerunesfuerzodemasiado tremendo para vivir, para comportarte como los demás esperan que tecomportes, para sonreír cuando toca, para ser comprensivo, amable, generoso,animoso,optimista.Ymerelajé.Mesolté,renunciéatodoesfuerzoypensé:«asísoyyo realmente, cuando no finjo», y dejé de ser comprensivo, amable, generoso, yresultóqueeraunamierda.Ynomegustabavivirenmicompañía.

El lunes, a primerahorade lamañana, su compañeroChueca fue a disculparleantelosoficialesdelcuarteldeVorochiloff,«queenunbombardeohabíanmuertosumujerysuhijo,queyateníacasicuarentaaños,quenecesitabaunpermiso,almenosdeunasemana».Ledijouncapitán:

—¿Quécoñotehascreído?¿QueestoesunaexcursiónalMontseny?¡Estamosen guerra! ¡Y la estamos perdiendo, coño! ¡Y el soldado que no está en su puestocuandosecuentaconélesundesertor,yenguerraalosdesertoresselesfusila!

Chuecaseretiróunosmetros,esperóaqueelcapitánregresaraaaqueldespachoquenohabíaabandonadodesdeel19dejuliode1936,montóenelcamiónysefue.Teníanentoncesunodeaquellostatuadosconlassiglas3HCencaracterescirílicos,popularmente conocidos como Tres Hermanos Comunistas. Antes de atravesar labarrera, le dijo al centinela: «Oye, que le digas al capitán que por fin ha venidoGavanzayqueestálistoparaelservicio».

Realizó él solo el recorrido aquella semana del 21 al 26 de marzo, haciendoconstarentodaspartesquemipadreloacompañaba.Entretanto,mipadresereponíaenestepisodeGranVía,consoladoporlasacrificadaTeresa.

—Teresa era una mujer espléndida —decía años después con nostalgia—.

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Excepcional. Tenemos tendencia a ignorar e incluso despreciar a las personasmodestasygrises,quenosesignificanynodestacan.Hastaquenecesitamosayudayresultaquesonellas,ysóloellas,lasquesurgendelanadayseentregananuestrocuidadoconabnegacióndesantas.

»Ellaserecuperóantesqueyodelgolpe,yesoquehabíaestadoapuntodemorir.Tendríais que haberla visto, cojeando, y con aquella cara deformada por loshematomas,ysinembargoatendiendoasuhijoJaviercontodoesmero,yyendodeunladoaotrodelacasaparatraermealsillónlopocoqueyocomíaylomuchoquebebíaparaanestesiarmidolor.BebíacoñacSorel.Antesdeldesastre,bromeábamos:“Coñac Sorel, el que nos traeMiguel”. Recuerdo los ojos de Teresa tan grandes,redondos y brillantes, atentos amis sentimientos y amis necesidades.Una sonrisatímida, dulce, para invitarme a levantar el ánimo, pero reprimida para no herirmisusceptibilidad,no la fueraaconsiderar irreverente.Sesentabaami lado,poníasumanosobrelamíaypodíaestarmuchoratoahí,callada,sólohaciéndomecompañíaysoportandomislamentosomisfurias.

EnelparquedelaCiudadela,mipadresesecólaslágrimas,suspiró,seirguió,enunintentoderecomponersuimageneleganteydigna.

—Mevolvíunpocoloco—reconoció—.Aquellosdíastuveuncomportamientogrotesco,desquiciado.¿Sabéisquépensé?QuerealmenteexistíalamaldicióndelosGavanzaylasmujeres.Siemprehabíatenidolasospecha,porquemipadredecíaquese lehabíanmuerto lasdosque tuvoy, aunqueHortensia siguieraviva, suhistoriahabía sido igualmente trágica. No era de extrañar que mi padre rehuyeraempecinadamentelasolicituddelaseñoraLlusieta.YelrecuerdodelamuertedelaseñoraLlusietanohacíamásqueconfirmarmistemores.YyomehabíaenamoradodeAuroritaEscolá,ypasó loquepasó,y luegoconstruímividaen funcióndemiqueridísima pelirroja y del chistoso Tomasín, y habíanmuerto enmi ausencia.Yodecía:«Sialmenosmehubieraestadojugandolavida»…Perono:estabadándomeuna vuelta por las masías de Gerona, enseñándole modales a Chueca. Teresa selamentaba: «Yo les dije que no fuéramos a comprar zanahorias. Habían estadocayendobombas toda lanoche.Elenadijoque,precisamenteporeso,alhacersededía,dejaríandebombardear.Mefuiconellospensandoque,siteníamosquemorir,loharíamostodosjuntos».

DuranteaquellasemanaenqueChuecaencubriósudeserción,mipadrefueavera Hortensia a la Bombonera. Quizá le pasó por la cabeza que, puesto que nuncapodría volver a tener una novia formal ni casarse como era debido, tendría queregresaral consuelode lasputas.Para siempre.Tuvoesa ideamuypresenteen losañosquesiguieron.Eraunapestadoyseprohibióasímismorecurriraningunaotramujer decente. Pero quizá también fuera a la Bombonera para buscar el amor demadre, y para darle amor de hijo, puesto que ella también era una víctima de la

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maldicióndelosGavanza.Hacíatiempoquenopisabaelburdel,yloencontrómásdeterioradoysiniestro,

con lasparedes resquebrajadasy sucias.Le sorprendióel cartelquehabíaquedadocolgadoen lugarpreferente,desde laépocadelgobiernodeCNTyFAI:«Seruegaque traten a las mujeres como camaradas. El Comité». También le sorprendióencontrarse conunMiguelmuy atribulado, que cuchicheaba en un rincón condonJuliánVillarroya.FumabanCamel,conelpaquetebienalavista,sobreunasilla,loqueenaquellostiemposeraseñaldelujo,desvergüenzayestraperlo,ymanoseabanconavidezunosdocumentos.

—¿A usted le parece que no basta? ¿Cree que no va a bastar? ¿Pero quémásquieren?

Hortensiadebíadetenerpocomásdesesentaañosylosllevabamuybien.Auncuandonosehabíamaquilladoysutezpálidarevelabaquehacíamuchotiempoquenosesometíaa losrayosdelsol,auncuandovestíaunabatadeandarporcasa,sufiguraesbeltaysuandarmajestuosoledabanunairearistocráticodeactrizsoberbia.Leabriólapuertadesuhabitación.Unahabitacióndeputaalaquehabíaañadidounsillóndeorejas, casiun trono,y trescuadrosdeevidentevalor.Ella se sentóeneltronoyélenlacama.Lecontóqueacababadeperderasumujeryasuhijoenlosbombardeosyellanosupoconsolarlebien.Dijoqueen laguerrayasesabe.Ymipadredijoque«éstaeslatarjetadevisitadeesoshijosdeputa,queademásdehijosdeputasonimbéciles,porquelamitaddelapoblaciónlosestabaesperandoconlosbrazosabiertosy,ahora,conestasalvajada…»,yellarespondióque,enunaguerra,todoelmundoesmalo,imbécilysalvaje.Yélentendióqueelladabalabienvenidaalas bombas y a la destrucción porque tenía la intención de dar la bienvenida a losfranquistas.Ylesorprendióque,actoseguido,sumadrelepidiera,eneltononeutrodequienidentificapedirconmendigar:

—Llévameatucasa.Yonopuedovivirmásaquí.—Perono…—desconcertado,mipadrenosabíaquédecir—…Yanohacefalta

que viváis aquí. Mucha gente que permanecía escondida ha salido ya, y harecuperadosuscasas…

—Sivoyamicasa,tendréquehacerloconJulián,yélestámuybienaquí,entreputas. Es su ambiente preferido, su ambiente natural. Aquí puede conspirar paramayorhonraygloriadeFranco.¿Nolohasvistoahíafuera,coneseamigotuyo,elcontrabandista, los dos jugando a los espías?Viene día sí día también con listas ylistasylistasdepersonas.Papelesypapeles.Esungrancoleccionistadedocumentos.Y Julián se comporta como si él solo estuviera dirigiendo los ejércitos franquistasdesdeesteprostíbulo—y,conunafrialdadestremecedora,añadió—:Simellevasatucasa,renacerámicondicióndemadreytecuidaré.

Mipadreexperimentóunaespeciedeataquedepánico.«Ya tedigoqueestaba

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medioloco».NoqueríaaHortensiaensucasa.Noqueríaquelocuidara.Preferíalasatenciones de Teresa. Pero no encontraba palabras para negarse.No podía decirle:«Túnoquisiste sermimadreyyonoquiero ser tuhijo», entreotrascosasporquehabía corrido a la Bombonera en busca de su abrazo. Adujo, vagamente, que noestabaviviendosolo,quedebíaconsultarloconlagentequeteníaconélensucasa.«Lagente»,dijo,refiriéndoseaTeresa.NoqueríaqueHortensiapudierapensarquehabíasustituidoinmediatamenteaElenaporsumejoramiga.

En cambio, cuando salió de allí, siempre aturdido, «un poco loco», dirigió suspasoshastacasadesupadre,enlacalledeBorrell…LuegolediríaaTeresaquefuepara pedirle permiso antes demeter aHortensia en casa, porque le parecía que elabueloAlbertopodíatomárselomal,sinoseloconsultabaantes.

Teresaledijo:—¿Porquéteníasquepedirlespermiso?Sinovienennuncaporaquí.Yéstaestu

casa.Mipadredecíaysedecíaquesólohabíaidoapediresepermiso,peroquizásubió

alpisodeBorrellsóloporquenielabueloAlbertoniCándidohabíanidoalentierrode Elena y Tomasín. No quería exigirles explicaciones ni discutir con ellos, sólonecesitabacomprobarqueestabanahí,ytalveztransmitirlesquenopasabanada,quelocomprendíayqueconsiderabaqueseguíansiendouna familiabienavenida.Poreso, en aquellos días de confusión y depresión, se le ocurrió queHortensia era unbuenpretextoparalavisita.

Era el atardecer, en plena restricción eléctrica, y el piso de planta irregular yrinconesagudosyobtusosúnicamenteestabailuminadoporunalámparadecarburo.EncontróalabueloAlbertoenlacama,muydelgadoydesmejorado.Teníafiebrealtaytosíamucho.Dijoqueestabaunpocoresfriadoyquesesentíamuydébil.Mipadrele llevaba una lata de carne. Cándido lo recibió con malos modos, como si leofendieraserobjetodelacaridaddesuhermanastro.

Mipadresesintiómuytontoalcontartorpementeque,alomejor,Hortensiaseiríaavivirconél.

—¿Ahoravasameteraesamujerentucasa?—loridiculizóCándido—.¿Yahasolvidadoloquehizoapadre?¿Yloquetehizoati,yapuestos?

Aquel día,mi padre se enteró también de queMiguel había ido al almacén decoches en que se había convertido la plaza de toros de Las Arenas, y habíaconseguidoparael abueloAlbertoyCándidounpardevehículosquehabíahechorepararyponerapuntoparaquelosutilizarancomotaxis.

—¿Dos? —le había gritado Cándido a la cara—. ¿Sólo dos? ¿Sabes cuántoscochesteníamos,ycuántoscamiones,cuandovinierontusamigosdelaFAIynoslosquitasteis?

—NodigasmisamigosdelaFAI—lecorrigióMiguelsinsulfurarse.

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—Cuandoviniste,conducíasuncochedelaFAI,quellevabalasletritaspintadas,ynosdijistequeerasdelaFAI,ynosordenastequeregaláramostodalaflotillaatusamigosdelaFAI.¿Onoesverdad?

NofueMiguelquienlecontóestoamipadre,nisiquieralomencionócuandoseencontraron con motivo de la muerte de Elena y Tomasín. Fue Cándido, aqueltenebrosoatardecerdemarzo,muyorgullosodehabersidocapazdeescupiralacaradequienleshabíaechadounamano.

Por fin, Hortensia no vino a vivir a este piso de la calle Cortes.Mi padre noregresóalaBombonera,nosepusoencontactoconella,yellunes28demarzoyasetrasladó al cuartel deVorochiloff y se encontró conChuecay salieron a sumisiónsemanal por tierras de Gerona. Corrían rumores de que se les iba a terminar elprivilegioporquesenecesitabancamionesparatrasladarefectivosalfrentedelEbro.

Algúndíade aquella semana,Chueca indicó amipadreque sedetuviera en lamasíadondehabíamatadoalmuchachoemboscado.Mipadre,avergonzadotodavíaporaquelincidente,nosemoviódelcamión,ysucompañerofuealacasay,alrato,saliócargadodeembutidosycarnedecerdo.

—Lasemanapasada—seexplicóChuecacuandoreemprendíanelcamino—,lesdijequeteníanquehacer lamatanza,quenecesitábamosembutidos.Sóloteníanuncerdo, pero que se jodan. Tú lo necesitas más que ellos. He pensado que, paraconsolarte, no había nada mejor que estas butifarras —y, después de una pausa,añadió—:Esosí:selopedíconmuybuenasmaneras.

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Apartirdeesemomento,losrecuerdosdemipadreeranmuyconfusosyélnohacíaningúnesfuerzoporaclararlaconfusión.

—Mevolvímedioloco.Olocodeltodo.Llegado ya el buen tiempo, un lunes les dieron a Chueca y a él la orden de

incorporarse a una larga expedición de camiones que transportaban pontones ypontoneros,alambredeespinosyzapadoresparaconstruirtrincheras.

Por razones estratégicas, fueron por carreteras comarcales del interior, pasandopor Vilafranca, Montblanc, Borges Blanques, hasta Flix, a las orillas del ríofronterizo,abrumadosporladesolacióndeunpaisajeintensamentebombardeadoporlosfranquistas.Amedidaqueseacercabanaprimeralíneadecombate,lospueblosestabanmásymásdevastados,convertidosenamasijosderuinas,ylaexpresióndelosrostrosdeloscampesinosquelosmirabandesdelacunetahablabadeunfracasoirremediable.Mipadredecíaquenosesentíamuyafectadoporello.Lesdevolvíalamirada con indiferencia. En aquella época bebía mucho y todo le daba igual. SeacabaronlosfinesdesemanaenBarcelonayesotampocoleimportó.Ledabaigualestaraquíqueallí,dormirenunacama,oenuncatre,oenunpajar,oenelsuelo,bajounatiendadecampaña.

Durante abril y mayo, fue repitiendo ese trayecto, porque se preparaba unaofensiva.Undíaleshicieronira loscuartelesKarlMarx,queseencontrabanenlaCiudadela, para cargar un nuevo reemplazo de soldados que iban al frente. Eranchavalesdediecisieteodieciochoaños,nacidosen1920o1921,quenotendríanquehaberhechoelserviciomilitarhastael41.LaQuintadelBiberón.Vestíanconropadecalle,nisiquierateníanbotasmilitaresnicorreajes.Sóloleshabíandadounfusil,unmacutoparalasmunicionesyunpardebombas.Muchosdeellossollozabantandisimuladamentecomoleseraposible.Mipadrevioamuypocosarrebatadosporelardor guerrero, por no decir ninguno. Y también había tipos de treinta años, delreemplazo del 27.Asustados, cabreados, resignados almatadero. En esemomentorespirómipadreladerrota,muchomásqueentrelasruinasdelfrente.

«¡Resistiresvencer!»eralaconsignaqueproclamabanlospolíticosagritosyloscartelesacuatrocolores.Ymipadrepensaba(pensaba,quenodecíaparaquenolefusilaran por derrotista): «Tonterías. Si no nos rendimos de una vez es porquesabemosque,cuandolleguen,nospasaránacuchillo,comohicieronenBadajoz».

Y no desapareció su desaliento cuando se inició la entusiasta ofensiva y losrepublicanos, el 26 de julio de 1938, cruzaron el Ebro e hicieron retroceder a losfascistas veinticinco kilómetros, y reconquistaron once pueblos. «¿Para qué?», sepreguntaba. Oyó decir que era una operación para distraer al enemigo, que estabaasediandoValencia.«Bueno,¿yqué?».Laderrotasepercibíaencadametrocuadrado

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del terreno, en la cara de los soldados exhaustos y de los oficiales irritados ydesorientados,enladesorganizaciónanárquicadeunejércitopobreysinrecursos,enlos discursos histéricos y absurdos de Companys y los demás políticos quecontinuabanazuzandoalossoldadosacontinuarcombatiendo.

—Teníamos—decíamipadre,apesadumbradoyavergonzado—sólotrescientoscañones viejos y estropeados en toda Cataluña, y ellos nos atacaban con tres milpiezas de artillería modernas y en perfecto funcionamiento. Ellos eran un ejércitoprofesional,bienpagadoporlospatrocinadoresdelaguerra,ynosotroséramosunapandilla de desharrapados. Cuando entrenaban a los reclutillas de la Quinta delBiberón, sólo les hacíandesfilar arriba y abajo,marcando el paso, «uno, dos, uno,dos,uno,dos,derecha,izquierda»,comosilospreparasenparaeldesfiledelajuradebandera.Cuandomontabanen loscamionesnosabíanaúncómocargarunfusil,nicómodesmontarlo,olimpiarlo,nisiquieracómoapuntarconél.

Enagosto, tuvieronque iralpuertodeBarcelonaacargarbarcas, tantasbarcascomo fuera posible, porque los nacionales habían abierto las compuertas de lospantanosdeTrempyCamarasa,conlasriadasconsiguientes,ytroncoscargadosconexplosivos habían destrozado y arrastrado todos los puentes tendidos, cortando laretiradade las tropas republicanas.Enseptiembre, laSociedaddeNacionesordenóqueseretirasenlasBrigadasInternacionalesdenuestraguerraylacaravanaenqueseencontraba el camión de mi padre y Chueca se dedicó a recoger a los soldadosextranjerosendistintospuntosdelfrenteyatrasladarlosaBarcelona.

—… En octubre nos enviaron un par de veces a Figueres, un terreno queconocíamos, para transportar archivadores llenos de documentos, supongo queporquealguienprevióqueaquélseríaelúltimoreductodelGobiernodelaRepública.En noviembre ya volvimos al frente con la misión de evacuar heridos, y nosencontramosconlaguerradeverdad,laguerraensuformamásespantosa.

»Losfantasmasdeladerrotayeldesalientotraíanrumoreshorriblesdelaprimeralínea.Que losmoros llegaban a la cabeza y violaban amujeres y niños, e inclusohombres, antes de asesinarlosmediante los tormentosmás salvajes que se puedanimaginar. Prometían benevolencia y ecuanimidad con el vencido y reunían a losoficialesymandosdelejércitorepublicano,yalosalcaldesyfuncionariospúblicosymaestros, y a todo aquél que creyeran que había ocupado un cargo deresponsabilidad,oacualquieraqueseñalaseeldedodeldelator,y los fusilabansinjuicionipiedad.Serumoreabaquelosfranquistasmultiplicabanpordiezlaviolenciaquepudieranhaberejercidosusenemigos,¿ycómononosloíbamosacreerdespuésdelosespantososeinhumanosbombardeosdelaaviaciónitalianayalemanasobrelapoblacióncivil?

»Undíadelasegundaquincena,cuandoyahabíamosdadolabatalladelEbroporperdida,habíamoscruzadoparaacáenretiradayhabíamosvoladoelpuentedeFlix,

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acabábamosdecargarenelcamiónaquinceoveintehombresheridosenunpueblodelquenuncasupeelnombre,unocualquieradelariberadelEbro.Erahorroroso:alquenolefaltabaunbrazo,lefaltabaunapierna,unparotresestabandesmayados,quizá en coma, o muertos. Las llagas mal curadas, la sangre a la vista. Nosalejábamos del pueblo, subiendo por un cerro, cuando sobrevino un ataque aéreo.Íbamosnosotrossolos,noséporqué.Depronto,unestruendoanuestraespaldaylosgritosdelosheridosquetransportábamos.“¿Quépasa?”.Chuecayyonosvolvimos.Horrible. La tierra estallando, las casas pulverizándose bajo las bombas de unaescuadrilla de aviones alemanes que volaban bajos.Messerschmitts, me parece. Yunodeellosdebiódevernos,yavisóasuscompañeros,yvinieronapornosotros.Yodielgritodealarma,noséquédije,ysaltamosdelcamiónenloquecidos.Quisimosayudar a bajar a los chicos que no podían por su propio pie, pero no llegamos atiempo de sacarlos a todos. Los aviones estuvieron en seguida allí. Todos los quepudimoscorrimos,nosdesperdigamostratandodeocultarnosenunpaisajedesértico.Un par buscaron amparo bajo un árbol raquítico, otros se pegaron a las rocas, seacurrucaronenzanjas.Tendríaisquehabervistoaaquellospobreschavales,heridos,arrastrándose, pegando saltos, gimoteando, suplicando piedad entre las rocas. Yoapenaspudedardoszancadasymetirédecabezaalsuelo,comoquienselanzaalapiscina.Yahímequedé,tapándomelacabezaconlasmanos,laespaldaexpuestaalsol y a las balas. El sonido de las ametralladoras retumbando en mi cerebro y elsilbidodelasbalassaturandoelaire.Perforaronlalonadelcamiónydieronadosdelos chicos que iban dentro y que murieron en el acto destrozados. No hubo másvíctimasyelcamiónnoestallócomoyoesperaba,porquenohicieronmásqueunapasada,pordivertirse.

»Mientrasaguardábamosinmóvilesporsivolvían,Chuecaestabacerca,yledije:“Chueca,yomevoydeaquí.Yanoaguantomás.Seacabó.Estoesunamierda.Estaguerraestápodrida”.

»Chuecame sonrió.Me tendió lamano. “Que tengas suerte, dandi.Ha sidounplacer”.

Mi padre se alejó agazapado, casi a gatas. Algo más allá, entre las rocas, viocorreraalgunodelosheridosquetambiénhabíadecididorenunciaralabsurdodelaguerra.Nofuedifícil.Aquellosavionespodríanhaberlosmatadoyenaquelmomentoserían cuerposmuertos en la cuneta.Desaparecidos en combate.Y el desbarajusteque había observado en los pueblos por donde habían pasado garantizaba que, siandabanconcuidado,nadieseibaafijarenellos.

Estuvomuchosdíascaminandosiniraningunaparte.Sedesprendiódetodoslosefectos militares que pudo, correajes, pistola, la cazadora y la gorra con losdistintivosdel cuerpode tren,yen laprimerahogueraqueencontróarrojó toda sudocumentación.Sóloconservó, con fervor supersticioso, el chisqueroqueVíctor le

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habíaregalado.Enaquelinstantequisocreerqueaquelobjetohabíasalvadolavidadesuamigoytambiénselasalvaríaaél.

Cuandoencontróunasmaletasabandonadas,sehizoconunabrigodecivilqueleveníagrandeyunagorra,ycambiólasbotasporunaszapatillasdeandarporcasa.Conaquellaspintas,yunospantalonesdepana,ysobre todosuscuarentaaños, suaspectoesqueléticoydesmejorado,lotomabanantesporuncampesinodesposeídodesustierras,ahuyentadoyenloquecidoporlaguerra,queporundesertor.Semezclóentre los miles de civiles que llenaban las carreteras en un éxodo sin destino,cargandosuspocaspertenencias,yviviódelacaridadodelassobrasdelranchodelossoldadosqueencontrabaporelcamino.

Más tarde, cuando llegó el frío, se recordaba desnudando a un muerto, en lacunetadeunacarretera,quitándolelasbotasylachaquetaylacamisa,ydejándoloallí tirado, con las carnes al aire, aquellos ojos que parecían cerrados de maneraobsesiva,unrostroterroríficoquemásdeunavezseleapareceríaensueños.

Vagósin rumboyvivióunavidaolvidada,sinconcienciadevivirla,yal finsedejóarrastrarporlariadadegenteendirecciónalafronterafrancesa.Hacíaunfríoespantoso,empezóanevar.PensabaenTeresa, laveíaenelpisodeGranVía,solacon el niño, pasando frío, y se sentía culpable por abandonarla. La recordabacuidándole, y se decía que no podía ir a reunirse con ella, primero porque era laesposadeVíctor,yluegoporqueteníaquesalvarladelamaldicióndelosGavanza.Por lasnoches, loatormentabanpesadillasen lasque laveíavioladapor las tropasmorasdeFranco.

IntervinoVíctor:—…Y,entretanto,nosotrostedimospormuerto,cabrón,quepodríashaberdicho

algo.LaúltimavezledijisteaTeresaqueteibasalfrentedelEbro,yyanosupomásdeti—continuóelamigodemipadre—:Sihubierasvueltoacasa,atucasadeGranVía,mehabríasencontradoamí.AmíyaTeresa,esperándote.

Asentíaapesadumbradoporsuserrores.Sí,Teresa,JavieritoyélesperándoloenlacasadeGranVía,Teresa,Javieritoyél,lostresjuntos,lafamiliareconstruida.Seexplicaba:

—NoerafácilvivirconCarmen,¿sabes?Fuesoportablemientrasyoconvalecíademiheridayellaeramienfermera,bueno,quierodecirquealmenosnollegábamosa lasmanos. Pero en seguida afloró aquella loca explosiva que no podía evitar ladestrucción de aquello que amaba. Habíamos discutido porque queríamos hacer elamorynosloimpedíalapresenciadelaCaraquesooEduardito,oporqueellaqueríahacerelamoryyono,oporqueyoqueríahacerelamoryellano,oporcuestionespolíticas, o porque ella eramás desordenada que yo, o porque ella abominaba delMiguelasesinoyyosalíaendefensadelMiguelamigodelainfancia,oporqueamínomegustaba cómocuidabadel niño, opormiderrotismo,opor su triunfalismo,

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todoeramotivodediscusión.Yundíaellamelanzóunzarpazo,yyolecrucélacaradeunbofetón,ylegritéqueviviríamejorconTeresa,queeramiesposa,queeraconquientendríaqueestarviviendo,yellasemostródeacuerdoyademásmetildódecobardeporandarmeescondiendoyabandonándola,aellayaJavier,yaqueldíamefuiaviviralpisodelbarLuys.Yaldíasiguiente,fuiabuscaraTeresayalniñoalpisodeGranVía.

»Ellamerecibióconsonrisaysinlágrimas,comosisiemprehubieracreídoquemidesapariciónsedebíaamotivosdeseguridadynodeencoñamiento.Seabrióamí, permitió conmansedumbre que le hiciera el amor, y reanudamos nuestra vidamatrimonial, ella tan apacible como de costumbre, yo culpable y solícito, los dosembobadosyunidosporunJavierqueyateníacasidosaños.

»AquellosdíasaprovechóTeresapara intercederen favordeMiguel.Mecontóquemiamigomehabía estadobuscandocondesesperación,quevivíamiausenciacon angustia, que la visitaba día sí, día también para decirle que me debíaexplicacionesporloqueconsiderabaunhorriblemalentendido.

»Unmalentendido, sí.Así eracomose referíaa lamuertede Juliol.TeresamehizoentenderqueMiguelsehabíavistoobligadoaapretarelgatillo;meconvenciódeque,enrealidad,JuliolhabíaprovocadoaMiguelparaquelomataracuandosacóaquellagranadadelmacuto.Sihubierapermitidoquelalanzaraalinteriordelcamiónde los explosivos, habría volado todo el cementerio, habría muerto Juliol perotambiénloshombresqueestabanconél,tambiénMiguel,yyomismo,yCarmen,queestábamospresentes.Miguelinsistíaenqueyohabíasidoespectadordelasituaciónytenía que saber que lo que decía era verdad. Disparó contra Juliol, sí, disparóinstintivamente, endefensapropia, ydespués, cuandohabíapodidopensar en ello,habíaentendidoqueJulioldeseabaqueéldisparase,loprovocóporqueyanopodíaseguirviviendodespuésdeaquelmomento.

»NosécuántascosasmásmecontóTeresa,nicuántoinsistió,peroundíaporfindecidíiraencontrarmeconMigueldenuevo,dejandoquepesaranmáslosañosdeamistadquenosuníanantesquelaputaguerraquenosconvertíaenbestias.

»Estabamuydesengañado.SupongoquenoqueríaqueeltiroquehabíamatadoaJuliolmatase amás personas o vivencias. Supongo que ya había claudicado ymeconformabaconaquellaatrocidadporquesóloeraunaentrelosmillonesymillonesdeatrocidadesquecadadíavanpudriendoelmundo.

»Yundíadeprimerosdediciembre,undíaquenevabaintensamente,fuimosconTeresayJavieralbarLuysyallíestabaMiguel,tanfuerteyfirme,elegante,guapoysegurodesímismo.Alvernos,selevantódelasillacomoimpulsadoporunresorteyme abrazó como se abrazan los amigos después de años de noverse y después demuchosagraviosperdonados,ynossentamosabrindarconaquelcoñacSorel(elquenos trae Miguel) y fumamos Lucky Strike en aquella época de absoluta carestía.

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Hablamosdemuchascosas,claroestá,perosobretododetupadre.¿Quéhabíasidodeél?Miguelnoteníaningunanoticia.Nosprometimosbuscarlo.

»—¿Ytúquévasahacer?—mepreguntóMiguel.»—Nada—busqué lamanodeTeresa y la oprimí, para infundirle valor y para

infundírmelo a mí—.Me quedo. No creo que nadie venga a por mí. No me danmiedo.

»—Deberían dártelo —dijo el policía—. Vienen cometiendo muchasbarbaridades.Danriendasueltaalaguardiamora,comounahordadevándalos,conpermisoparael saqueoy laviolación.“TransformaremosMadridenunvergel”,hadichoeseQueipodeLlano,¿losabes?,«Bilbaoenunagranfábrica,yCataluñaenuninmensosolar».

»Pero yo no estaba dispuesto a dejarme convencer.Miguel siempre agitaba labandera del miedo. Miguel el Miedoso viendo peligros por todas partes, siempreusando el ataque como lamejor defensa.Al fin y al cabo, él había profetizado unmontón de desgracias cuando yo saliera del hospital y nadieme había perseguido.Nosmirábamosfijamentealosojos.“¿Quépretendes?”.MiguelelPolicíaañadió:

»—Desde luego, en Jefatura no encontrarán ninguna constancia de tu pasadoanarquista.Yameheencargadoyodeello.Perotefuistevoluntarioalfrente,yahísíqueyonopodréhacernada.

»Ledije:»—¿Cómo lo van a saber? ¿Y si lo saben, qué?Ni siquiera estuve unmes en

primeralínea,ynoparticipéenningúncombate.Y,entodocaso,silascosassevanaponertangravescomotememos,quieroestaraquíparaprotegeraTeresayalniño.

»En los días siguientes, fuimos al cuartel de Vorochiloff y, después demuchopreguntar,conocimosaesetipollamadoChueca,quenosdijoqueFernandoGavanzahabíadesaparecidoduranteunataquedelaaviaciónfascistacercadelEbro.Yyanostienesallí,llorandotumuertecomoidiotas.

—Y entretanto—tomó la palabra mi padre— yo vivía una serie de aventurasespeluznantes.Perofuimostantoslosquelasvivimos,eslahistoriadetantosytantosespañoles,quenotienenadadeoriginalcontarlas.LleguéaGerona,vivíencasadegentequeconocíaallí,yseguíelcaminohaciaFigueresy,deFigueres,alafrontera,siempreconlasensacióndequelosfascistasnospisabanlostalones.Meaterrorizabaquelosfranquistasseenterasendequemehabíaalistadovoluntarioalejército.Esoles daría la idea de que era un encendidomilitante de izquierda ansioso pormatarcuras, monjas y empresarios. Días y días de marcha, durante los cuales llegué apensar que, si hubiera regresado aBarcelona, tal vez habría podido reconstruirmividajuntoaTeresa,comosiellafueramiúltimaesperanza.Claroqueprobablementeesohubiera traídouna serie interminable dedesgracias para ella, pero, en aquellosmomentosdeconfusiónmental,medecíaquemedabacompletamenteigual.Estaba

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medioloco.»MerecuerdoenunacarreteradeGerona,másalládeFigueres,unadeaquéllas

que conocía por haberlas recorrido conmi camión3HC.Medejaba llevar por unamultitudencorvadaporladerrota,supervivientesqueempujabanoarrastrabancarrosdemano,algunoconcaballerías,cargadosconmuebles,lámparas,alfombrasytodaclasedeobjetosqueconsiderabanimprescindiblesparacontinuarviviendo.Meperdíentre loscientosdemilesdehombres,mujeresyniñosque lohabíanperdido todo,querenunciabanatodofuturoyhuíanhacialafronteracomoautómatas,arrastrandolos pies junto a algunos vehículos militares, camiones, furgonetas, tanquetas, queavanzaban con lentitud exasperante. Y recuerdo el ruido de aviones que nosbuscaban.Messerschmitts alemanesenvuelo rasante.Ladesbandadadelpánico, elgriterío, el horror cuando estallaba el tartamudeo de las ametralladoras. ¿Por quédisparabancontra aquellosdespojoshumanosqueyahabían renunciadoa la lucha,que no hacían más que huir, cuya muerte ya no iba a desmoralizar a ningúncombatiente porque ya no quedaban combatientes que desmoralizar? ¿Por quéqueríanmatarnos?

»Disparabanlasametralladorasylasbalasdestrozabanelasfaltodelacarretera,destrozabanuncarroabandonado,alcanzabanaalguienalazar,mujer,niño,anciano,loque fuera, ¿quémás lesdaba?, era comocazar conejos. Imaginoque lospilotosiríanriendocomoniñostraviesos.

»Yamínomediolagana.Todaaquellagentehumillada,lanzándosedecabezaalacuneta, temblandodemiedo.Nomediolagana.Yadigoqueestabamedioloco.Porque no tenía nada que perder, porque lo había perdido todo ya y mi vida, sinsentido,novalíanada.Inclusopenséque,simematabanenaquelmomento,seríaunamuertedigna,valiente,memorable,másdignaquetodamividaanterior.Ymequedésoloenmitaddelacarreteraymevolvíhacialosaviones,furioso,ylosvipicandohaciamí.Lasdetonacionesllenabanmicabeza,lossilbidosdelasbalasmeenvolvíancomounamortaja,losimpactoshacíansaltarpedazosdeasfaltoamialrededor.Lesmostrélosdedosíndiceymeñique,putoscornudos,ylesgrité“¡Hijosdeputa!”contanta convicción, los maldije con tanto odio, que estoy seguro de que sus vidasempeoraronapartirdeaquelinstante.

»No me alcanzó ninguna bala. Salieron de sus escondites mis compañeros deviajeymehablaronconadmiraciónlosunosyconrecriminaciónlosotros.“¿Peronovesquetepodríanhabermatado?».

»Lasiguientevezquenosatacaron losaviones,un tipomásviejoqueyo,perotambiénmásfuerteporqueseveíaqueeraunpayés,meagarródeloshombrosymeobligóa tirarmeal suelo.Se loagradecísinénfasis.Memiróa losojosymedijo:“Chico:sinotienesganasdevivir,novivirás”.Yyopensé:«Puesnoviviré».

»Despuésdeunodeaquellosataquesaéreos,encontréaunaniñadeunossieteu

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ochoañosquelloraba,desconcertadayperdida,buscandoasuspadres.Lepregunté:“¿Tehasperdido?”,ymedijo:«Semehanrotolasgafas».SellamabaEsperancita,unnombremuyoportuno.EsperancitaMuñozGarcía,ysabíadecirladireccióndelacasadondehabíavividoenunpueblodeMálaga llamadoAlhaurínde laTorre.Letendílamano,agarrélamanitaydejódellorar.Perorepetíaconinsistencia:«Semehanrotolasgafas».Caminamosjuntosunpardekilómetrosantesdequeaparecieranlos padres de la chiquilla. Fue un reencuentro muy emocionante. Cuando los vio,echóacorrerhaciaellos,gritó:«Semehanrotolasgafas»,yseabrazómuyfuerteasumadre.

»Alpresentarnos,sólosemeocurriódecir:“Malagueños,coño,comoPicasso”.Estabamedioloco.«Quédensela,lesdije,queyotraigomalasuerte».

»Me adoptaron unos días. Venían huyendo desde Málaga. “La guerra nos haarruinado”,decían.Yyolesdecía:«Mataronamimujeryamihijo.Yfijaossiseránimbéciles—porqueyo, enaquellosdíasmeempeñabaendecirque los franquistaseranmásidiotasquemalos;decía—:HanllenadoCataluñadeodioymiedo,¿yasípiensangobernarnos?Losrecibiránconelsaludomussolinianoyhitleriano,quetantolegustaaFranco,ydaránvivasalamadrequeloparió,ysereiránmuertosdemiedo,¿esquenosedancuenta?¿Esesoloquebuscan?¿Gobernaraunpueblomuertodemiedo?».

»Ymedijoelmalagueño:“Sí,Fernando,esoesloquequieren,esoesloquelesgusta.Sólosabenodiarytemer.EstánllenosdeSantaIndignaciónySantoTemordeDios, indignación, quequieredecir rabia, y temor, quequieredecirmiedo, rabiaymiedo, y por eso sólo saben hacerse respetar por la violencia y por elmiedo. Nosabennadamás”.

»Llegamosalafrontera.Habíasenegalesesdeuniforme,conarosenlanarizylasorejas.Ymagrebíes, supongoqueargelinos, a losque luego llamábamosmojamés.NosempujabanconlasculatasdesusfusilessincontemplacionesydecíanAllez,hop,allez, allez. En seguida, unos militares con casco nos cachearon de arriba abajorepitiendosincesarlapalabra:Pistolé,pistolé,pistolé,pistolé!TeníanmiedodequealgunodenosotrosentraraarmadoensupaísyorganizaraporsegundavezlatomadelaBastilla.Porunmomento, tuvemiedodequemequitaranelmecherodeVíctor,peronisiquieranotaronsutactoalpalparmelospantalones.Cuandometomaronlafiliación,dijequenoeramilitarsinocivil.

»YasípaséaFrancia.»Pero, ya digo, éramos tantos y tantos y tantos los que vivimos aquellas

peripecias, y tantos que vivieron peripecias peores, y tantos que murieron en elcamino,quetengolasensacióndequenofuenadaespecialloqueamímepasó.Entodocaso,lohorrorosoesquetantasytantasvoceshayansidoamordazadasdurantedécadas,queelolvidohayacaídosobreloquecientosdemilesdepersonassufrieron.

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Tuvieronqueesmerarsemucholosquevinierondespuésparasoterrarlahistoria,paradesfigurarlaverdad,parahacernoscreerquetodolosucedidoyloquesucederíaenadelantehabíadeserbueno,justo,necesario,equitativoysaludableparatodos.

»Y empezaron por tratar de convencernos de que los rebeldes que habíamosempezadolaguerrafuimosnosotros».

Reproduzco las palabras de mi padre tal como quedaron registradas en elmagnetofónporquenuncanuncalehabíaoídohablardeaquellamanera,antesdeldíaenquelloróenelparquedelaCiudadelafrenteaElDesconsuelodeLlimona.

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Quintaparte.Heridasabiertas

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En lagaleríaalaire libredelpisoprincipalde la JefaturadePolicía,bajo los ricosartesonados de madera noble y con los ojos fijos en las baldosas polícromas,aguardaban once hombres muy elegantes, con camisas limpias y corbatas,arrebujadosensusabrigosygabanes.

Los once habían ejercido como policías en la Barcelona republicana y a lasórdenesdepolíticosdeizquierdasynacionalistas,ysabíanqueesopodíacostarleslavida.Losvencedoreshabíanpuestoelmundodelrevésysearrogabanelderechoacondenaraalguienpor«habersidocontrarioalGloriosoAlzamientoNacional»oportener un trabajo público antes del golpe de Estado, y ejecutaban a funcionariossimplemente«por loquepodríanhaberhecho».La inmensamayoríadesus jefesycompañeros habían huido, algunos en coches oficiales, otros a pie y despavoridos.Ellos,encambio,habían realizado todos los trámitespertinentesparaajustarsea laLey de Depuración de Funcionarios. Se habían esmerado en la redacción deinstancias,«Elquesuscribe,MiguelJineteValle,decuarentaañosdeedad,expone:…»,«…queespersonadeordenydecreenciasreligiosas»,«…queel18dejuliode1936ocupabaelcargodeinspectordepolicía»,«…quejamásseadhirióalgobiernomarxista»,«queprestóserviciosalGloriosoMovimientoNacionalcomoinformantedesdeelbandorojobajoelcódigoenclaveZ-23»,«…conlosavalesdedospersonasadictasalrégimendelasolvenciadedonJuliánVillarroyay…»«…Declaraquelosmásnotoriosizquierdistasdesudepartamentoeran…».

Duranteunasemana,unaseriedeoficialesiniciadosenlamásortodoxadoctrinacatólico-franquista habían estado estudiando aquellos documentos y ahora sedisponíanaleersusveredictos.

Pero, sobre todo, aquellos once se habían quedado porque confiaban en algúntriunfo protector extra. Listas de nombres, fotos, declaraciones juradas, en losmaletines o carteras de cuero que sujetaban fuerte entre las manos. Eso, de unamanerauotra,significabaqueibanatraicionaraalguien.Salvaríansuvidaacambiodeentregarotrasmuchas.Peroeranconscientesdequesejugabanlapropia.Muchosoficiales, funcionarios y políticos que habían confiado en la benevolencia de losvencedores y habían entregado las armas sin temor a las represalias habían sidoejecutadoscontralosmurosdelcementeriomáspróximo.

Semirabande soslayo,procurandoque susojosnocoincidierany, cuandoestosucedía,desviabanlavistademanerafugazyfurtiva.Fumaban.Hacíamuchofrío.

Fuera,lamuchedumbreyanogritaba«Franco,Franco,Franco»,perolosefectosdelclamorhistéricopermanecíansuspendidosenelairedemaneraobsesiva.

Entre los papeles amarillentos que habían pertenecido a Miguel Jinete y,apretujadosybarajados,estabanenelmaletíndemimbre,habíanuevefoliosescritos

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amano con letra irregular, casi ilegible, titulados «Mi perroMadrugón».En ellos,diceMiguel Jinete:«Eraunclamormonstruosoy sucio,bastardode la ilusiónyelmiedo,laconfianzaingenuayangustiadaenunfuturoquenopodíaserpeorqueelpasado y el pánico ante el trato que podían dar a sus vidas aquellos salvajes quehabíanmachacado laciudadsin lamenorcompasión.“Franco,Franco,Franco”eraungritoquetransmitíadesasosiego.Penséquemedabaascolacobardíaabyectadelasmasas,yqueteníanmerecidotodoloqueleshabíasucedidoyloquelespudierasuceder.Y,mientraspensabaeso,evitabacuestionarme loquepudierasucedermeamí.Meparecióquemeibadespersonalizandoenaquellabutaca,semevolabanlospensamientosylassensaciones,meibacosificando.Eraeljugadordeajedrezque,derepente, descubre que se está convirtiendo en pieza. La incógnita era si me iba avolverpeónoalfil,caballooreina,ycuándodecidiríansacrificarme».

Aparecierondepronto,conaqueltaconeodebotasqueparecíapataletainfantil,elzapateadodelamuerte.Delante,conaplomodesuegraalentrarenlacatedralparacasaralahija,uncoroneldelejércitoconbigotedeAdolpheMenjou.MiguelJinetepensóque lecomplacía tenerunciertoparecido físicoconelCaudillo,peroaún legustabamás sermás altoque él yposeerunavozmásviril.Tras él, dos capitanesjóvenesyheroicos,probablementemiembrosdelaColumnadeOrdenyOcupación,unodeelloscongafasyunacarpetaenlasmanos,ydosrudosfalangistas.Unodeéstos era un inspector conocido por todos los presentes, un talQuintán, que habíadesaparecidoen losprimerosmesesde laguerraycorríael rumordeque sehabíapasado a los nacionales. Allí estaba, con la camisa azul y el yugo y las flechasbordadosenrojo,ylaboinaroja.Unpolicíamediocreyenvidiosoqueahoramirabaalosquehabíansidosuscompañerosconsuperioridadysatisfacciónmaldisimulada,conscientedequelasvidasdeaquellosoncedesgraciadosestabanensusmanos.Nosaludó a nadie y nadie le saludó.Apenas tal vez unasmiradas de reconocimiento,«hombre, mira quién está aquí», «coño, volvemos a vernos», «vaya, no pensabavolveraencontrarte»,«tehasjodido,chaval,conéstenohaynadaquehacer».

Eljovencapitándelasgafasaulló:«¡Enpie!»,yaquellosoncehombresateridosque estaban sentados se pusieron en pie, y todos en posición de firmes, y todoslevantaronelbrazoconelsaludofascista.

—¡VivaFranco!—¡Viva!—¡ArribaEspaña!—¡Arriba!«(…)Elcoronelnosdedicóunaojeadadesdeñosa,propiadeljefedeunpelotón

deejecución,yfrunció los labioscomosisedispusieraaescupirnos.Llevabaenlamanounpuñadodeoctavillasquehabíapilladoalpaso,enalgúndespachocercano».

—¿Sepuedesaberquécojonesesesto?—gritó—.¿Estáescritoencatalán,oen

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francés,oenquécoñoestáescrito?Respondió tímidamente un tal CarlosOmar, un hombretón de cuarenta y ocho

añosreducidoalacategoríadechiquilloruboroso.—Estáescritoencatalán,micoronel—y,antesdequeeloficialloagredieracon

el próximo berrido—. Son octavillas que lanzaba la aviación nacional paradesmoralizaraloscatalanes,micoronel.

—¿Ah,sí?—Sí,micoronel.—¿Yquédicen?—Más o menos dicen: «Catalanes, con el Caudillo llega la paz. Entregad las

armas a su benevolencia y acabad con esta guerra cruel.No temáis las represaliasporqueFranciscoFranco,GeneralísimodelosEjércitos,ostraeelpanylajusticia».

—Porquetúhablascatalán.—Sí,micoronel.Elcoronellevantólabarbillayfrunciólosojos.—¿Cuántosmáshabláiscatalán?Nuevedelosoncelevantaronlamano.UnodeelloseraMiguelJinete.—¿Yquéhacíanahíestospapelorios?—Algunoslosredistribuíamosporlacalle,micoronel.Paraquelosleaelmayor

númerodegente…Antesdequeterminasedehablar,elmilitaryaestabagritandodenuevo:—¡Como salga de aquí una sola de estasmierdas, te pego un tiro en la nuca,

imbécil! ¡Quemadlas inmediatamente! ¡No quiero volver a verlas jamás! ¡Y alprimeroquepillehablandoencatalán,levuelolacabeza!¿Estáentendido?

Estabaentendido.El coronel,muy a gusto en su papel de coronelísimo, se volvió hacia el joven

capitándelacarpeta.—¿Sonéstosloshombresqueteníamosqueentrevistarhoy?Despuésdeconsultarsusdocumentos,elcapitándijo:—Aquísólomeconstanochonombres,micoronel.—Paselista.Pasó lista. «Pedro Coma», «¡Presente!», «Fernando Costa», «¡Presente!»,

«Claudio Ferrer», «¡Presente!», «Federico Fluviá», «¡Presente!», «JoséGalofre»…Rigurosoordenalfabético.

Pronunciabacadanombreylevantabalavistadeldocumentoparaobservaralquehabíacontestadocomosiquisieraaprendersedememoriasusfacciones.

—MiguelJinete.—Presente.Los ojos de Miguel se encontraron con los del capitán. «Pensé: “demasiado

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joven”,yelcapitánsediocuentadequeyoerapeligroso,ylegustóloqueveía».Habíanquedadotresinnominados.—¿Yvosotros?—tuteando,claro.Uno, Gervasio Climent, tomó la palabra, firme y corajudo, agarrotado por el

miedo.—Como policía y como persona —afirmó con acento catalán—, siempre he

defendido la ley y la justicia. Creo en Dios y creo que el Caudillo ha venido asalvarnosdelcaos.Y,aunquenotengoquienmeavale,pongomilealtadalserviciodelanuevaEspaña.

Losotrosdospolicíassoltarondiscursossimilares.MiguelJineteescribiría:«GervasioClimentfuefusiladoalcabodetresdías».Luego tuvieron que aguardar otra vez, esquivándose lasmiradas, hasta que los

llamabanaldespachodeljefesuperiorparaenfrentarseaaquellaespeciedetribunal.—PedroComa.YPedroComadesaparecía tras lapuertaenormedel infierno,delparaísoodel

purgatorio, armado con la cartera donde escondía sus triunfos, sus secretos, susdelaciones,losdocumentosdequienesleavalaban.

—MiguelJinete.Selevantó.Seentretuvounmomentoenrecogerdelsuelolacarteradecuero,la

másabultadadetodaslasquehabíaenelsalón.Entróenelgrandespachodecoradoconunagranbanderarojigualdaquecolgaba

fláccida de un mástil en el rincón, detrás de la mesa. En la pared, una foto deFrancisco Franco y otra de José Antonio Primo de Rivera y, entre los dos, uncrucifijo.MiguelJinetehabíaestadomuchasvecesenaquellaestancia,inclusohabíadormidoenellaaquellajornadamemorabledemayodel37,peroenaquelmomentoleparecióabsolutamenteirreconocible.

Eljovencapitándelasgafasestabasentadotraselescritorio,comopresidiendoeltribunal. El coronel, a su derecha, miraba hacia alguna telaraña del techo paraaparentarindiferenciayaburrimiento.Elotrocapitánestabaalaizquierdaylosdosfalangistassentadosenunsofá,«paraloqueustedquisieramandar».Quintánmirabaal frente, absortoen suspensamientos,ynodecíanada.Yadebíadehaberlodichotodo en las reuniones preliminares. Las sentencias ya estaban dictadas, aquellaentrevistaeraunpurotrámite.

MiguelJinetesaludóconelbrazoenalto.Nodijo«VivaFranco»ni«ArribaEspaña»ynosuposiésepodíasersuprimer

error.—MiguelJineteValle.—Presente—muymilitar.—Descanse—todomuymilitar.

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—Dice aquí que es usted especialista en la lucha contra el anarquismo —murmuróeljovencapitán.

—Sí,micapitán—Miguelyaestabasacandodesucarteraungruesopaquetededocumentosylosdepositabasobrelamesa.«Másdedoscientosfolios»,decíaensuescrito.

—Aquítieneunresumendemisoperacionescontraelterroranarquista,desdelaépoca en que el general Severiano Martínez Anido era gobernador militar deBarcelona,yduranteladictaduradePrimodeRivera,ydurantelaguerra.SéqueelgeneralMartínezAnidoconocemisactividadesdeinformaciónyhaintercedidopormí…

Elcoronelseinteresóporlospapeles,sintocarlos,apenasacariciándolosconlavista. Murmuró, en un rezongo grave, «el general Martínez Anido murió endiciembrepasado;yanoestáparaavalaranadie»,ylevantósusojoscuriososhaciaelinterrogado.

—¿Ycómosabestantodeanarquistas?—Meinfiltrabaentreellos,micoronel.—Teinfiltrabasentreellos.Tehacíaspasarporunodeellos.—Sí,micoronel.—Yhablabascomoellos.Yvivíascomoellos.—Sí,micoronel.—Ycantabassusmismascanciones…—Sí, mi coronel. Y los denunciaba, y desarticulábamos sus células, y los

desarmábamos.Yacabábamosconellos,micoronel.Ahíestádocumentado.—¿LosllevabaisalachecadeSanElías?—Sí,micoronel.—¿Ylosinterrogabastúmismo?—selehacíalabocaagua.—Sí,micoronel.—¿Eratantremenda,comosedice,lachecadeSanElías?—Sí,micoronel.—¿Torturapsicológica?¿Conlucesintermitentesyescenariosextraños,ydibujos

enlasparedesparadistorsionarlarealidad…?—Sí,micoronel.Yladuchadeaguacongelada,ylasillaeléctricaylaguillotina.—Dicenqueechabaisloscadáveresaunapiaradecerdosquehabíaporallí.—Sí,micoronel.—Estoydeseandoconoceresesitio.—Cuandoquieraselopuedomostrar,micoronel.—Así que torturabas y matabas siguiendo las órdenes del Marxismo

Internacional, ¿no? Eso es lo que me estás contando. ¿Tú qué eras? ¿Del SIM?¿Estalinista?¿Trotskista?

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MiguelJinetetragósalivayrespiróporlanariz.—Medabaigualquiéndieralasórdenescontaldeacabarconlalacraanarquista.

Y,almismotiempo,lerecuerdoquecolaborabaconlaquintacolumna,micoronel.Yo era el agente Z-23 y se me otorgó el grado de sargento del ejército nacional.Supongoquetienenconstanciadeello.

—Sí,sí.PeroenlachecadeSanElíastambiénlesdabaislosuyoalossacerdotes,yagentedederechas.

—Yonuncalohice,micoronel.Noencontraráanadiequepuedadeclararcontramí.

—¡Losmatasteatodos!—gritóelcoronelalavezquedescargabaunapalmadasobrelamesaysoltabaunarisotadasalvaje.MiguelJinetenosuposidebíasonreírono. Asistió impasible al estallido de hilaridad y esperó a que el oficial franquistarecuperase las formas para volver a contemplar las telarañas que eran su musainspiradora—.Infiltradoentrelosanarquistas,espíaparanosotros,quévidalatuya,siempredisimulando,siempredisfrazándote,siempremintiendo.Quéasco.Yahoraelembusterovieneymecuentaunahistoriaqueyometengoquecreer.

—ElseñorVillarroyaconfirmarámispalabras,micoronel.Yolesalvélavida,aél y a su esposa, los protegí, los alimenté.Y le pasaba información para que él latransmitieraalejércitodeFranco.Ahoramismo—metiólamanoenlacarteradepiely sacó otra carpetamarrón que dejó sobre el escritorio, cerca de lasmanos que eloficial mantenía allí posadas, como si estuviera a punto de impulsarse para saltarsobre él—, ahoramismo traigo información sobre todos los parientes, conocidos ysimpatizantesdelascélulasanarquistasquedesmantelamos.

—¿Villarroya?—leinterrumpióelcoronelsintocarlacarpeta.—Un industrial,micoronel—apuntóelcapitán jovende lasgafas,queparecía

algocontrariadoporquesu superior le robabaprotagonismo—.Hacolaboradomuyeficazmenteconnosotrosdesdelaquintacolumna.ÉlavalaaJinete.

—Unindustrialcatalán—comentóelcoronel,conlaatenciónfijadaenlatelaraña—.Mecagoenlosindustrialescatalanes.

—Dehecho,elfundadordelafábrica,padredeesteVillarroya,noeracatalán,micoronel—lecorrigióelcapitán—.EradeSoria.

—Viveaquí.Podríahaberse idoamontar sus fábricasaotraparte,aSoria,porejemplo.Perovinoaquí.Industrialescatalaneshijosdeputa.Losdejamosmontarseaquí la industria española y convierten esta tierra en un nido de anarquistas,comunistas,marxistas,masonesyseparatistas.Y,cuandoseahoganensumierda,nospidenquevengamosasalvarlos.Hijosdeputa—hablabasingritos,sinpasión,comosi sólo tratara de razonar con las telarañas—. Ahora los enviaremos a la mierda.Vamos a terminar con la industria en Cataluña, ya se lo puedes decir. Nos lallevaremos aEspañay aquí que se jodan.Esemierda que lo avala estará pidiendo

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limosna dentro de un año. Se van a enterar los catalanes de quiénes somos. Tantoseparatismoytantaanarquíaytantamierda,joder—gritódepronto—:¡Madurga!

ElfalangistaqueconteníalarespiraciónenelsofádelrincónjuntoaQuintánsepusoenpiedeunbrincoydisparóelbrazoenalto.

—¡Asusórdenes,micoronel!—Nohacefaltaquegritestanto.TútequieresquedarenBarcelona,¿verdad?—Mehandestinadoaquí,micoronel—afirmóelfalangista,porsiacasodesear

vivirenBarcelonafuesealgopenadoporlanuevaley—.Cumploórdenes.—¿Sabesparaquétenecesitamos,siesquetenecesitamos,Jinete?—elcoronel

derivósuatenciónhaciaMiguelJinete,queseencorvabaligeramentedelantedeél—.ParaqueleenseñesaunforasterolealcomoMadurgacómoesestaciudad,cómosonsuscallesysushabitantes.Lavidadelpolicíaestáenlacalleytúhassidopolicíayconoceslasdeaquí.Madurgaesunbuenpolicía,lealalacausa,ynolasconoce,poresotenecesita.Élnecesitaqueleenseñeslacalleytúnecesitasqueéltepongacollary bozal, de manera que os necesitáis mutuamente. Y, para empezar y para que teportesbien,empezarásrecibiendounagratificacióndetrescientaspesetasalmes.

HayunafotografíadeMadurgayMiguelJineteenelfútbol,losdosconabrigosgruesos,gafasoscurasysombrerosdegángsters.ReconozcoeneldelafotoalviejodesastradoMarianoMadurgaqueyoconocí.NoeratanaltocomoMiguelJinete,nitancorpulento.Parecíaunniñatoingenuoaprendiendoacomportarsecomounadultoperverso.Ensusojosesacuriosidadjuvenilyestúpidadequienbuscaemocionesportodaspartes.

En su escrito titulado «Mi perro Madrugón», dice Jinete: «Me lo adjudicaroncomoperropastordiciéndolequeyoeramalganado.

»Fuefácildedomesticar.SequeríacomerBarcelonaytíoMiguellollevódelamanita a conocerla, yBarcelona se lo comió.TíoMiguel le dio a probarmanjarescuandoelpobredesgraciadohabía sufridohambredesde sumás tierna infancia, loemborrachóconwhiskycuandoélcreíaqueelnéctareracomoelaguardientedesupueblo, comió chuletón cuando el ruidode las tripasde susvecinos atravesaba lasparedes,ydepostrelediaprobarundulcebombón».

«Dulcebombón»,decía.«Suertetuvedeél,mifiel,leal,querido,entrañableMadrugón».

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A sus treinta y tantos años, mi padre se veía convertido en un viejo decrépito,derrotado, medio enterrado en la arena y mirando el mar desde el fondo de unatristeza inmensa. Con el pelo y la barba largos y completamente blancos, norecordabamucho de sus primeros días en el campo deArgelers. Sólo confusión ymuchagente, así es como resumía la llegadaa laplaya inmensadonde losdejarontirados. «Confusión,mucha gente, gritos, codazos, lamentos, yo iba aturdido,muyaturdido».Recordabaalosmojamésporlaplaya,acaballo,ansiosospordemostrarsuautoridadysuintransigencia.Devezencuando,selosveíaalgalope,alacazadealgunos refugiados para castigarlos por cualquier cosa. Uno que hablaba españolrecorría el campo voceando: «¿Quién quiere ir a España? ¿Quién quiere ir aEspaña?».Loasaeteabanportodaspartesconmiradasfulminantes,comosifueraunvendedordetraiciones,publicitariodelacobardíayladeslealtad.

Como los primeros días les distribuyeron los alimentos lanzándolos desde uncamión y la multitud tenía que atraparlos al vuelo y terminaban peleando por lospedazosdepanytocino,mipadre,sinfuerzasnifísicasnipsíquicas,estuvobastantetiemposincomer.Mirabadelejoslabatallacampalyrenunciabaatodo.

No había barracones donde guarecerse del invierno más crudo de los últimosaños,quellegóalosdiezgradosbajocero,nihabíacamas,nicamastros,nijergones,nisiquieralesdieronmantas.Quedaronalaintemperiey,paracombatirelfrío,ylahumedad,ylalluvia,ylanieve,nolesquedabamásremedioquecavarseunnidoenlaarenaysepultarseenella.

Unafamiliagranadinasecompadeciódeélyloadoptó.SellamabanGuijarro,yestabacompuestaporunmatrimoniodeunostreintaañosquehablabanmuchoymuydeprisa y no paraban de moverse, y dos hijas, de unos doce y quince años. Seconocieron cuando ellos intentaban encender una hoguera con una cerilla que seapagósinqueprendieralallama.Entonces,aparecióunaluzenlosojosmuertosdemi padre, que de pronto abandonó el hueco de la arena donde se acurrucaba y searrastró hacia ellos. Lo miraron con miedo, como si fuera un perro sarnoso yamenazador, y él los tranquilizó mostrándoles aquel chisquero de larga mechaamarillaquelehabíaregaladoVíctor.Elhombredelafamiliafrotólaruedecilladelaparato con insistencia hasta que saltó la chispa y prendió, y soplaron, y brotó lallama,yelhumo,ytuvieronunaconfortablehoguera.Mipadre,porseñas,exigióqueledevolvieranelencendedoryregresóasusitio.Elpadre, lamadreylasdoshijasGuijarro,agradecidos,insistieronparaqueseaprovecharadelcalordelafogata,casiloarrastraronparaquesesentaraconellos.

LahijamayorsesabíamuchasrimasdeBécquer,ymipadrerecordabaeltactodesusdedosentresuespesayembarulladacabelleraparadespiojarla.LosGuijarro le

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llevaronalbarberodelcampoparaquelecortaraelpeloyloafeitaraaconciencia.Ycompartieronconéllacomidaqueconseguían,hastaqueselaempezaronaracionarcorrectamenteymipadresevioconánimosparahacerseconunplatoyacudiralosperoleshumeantesdedondesalíaelranchodiario.

Luego estaba la primera línea de mierda. Todo el que pasó por el campo deArgelersrecuerdalaprimeralíneademierda.Eranmásdecincuentamilpersonasquealiviabansusnecesidadesfisiológicasenelmar,donderompíanlasolas,alavistadetodos, de manera que el vaivén de las aguas iba cargado de olores y coloresrepugnantes.

MipadreteníatanmalaspectoqueanadieseleocurriótratardeconvencerleparaqueseapuntaravoluntarioalasCompagniesdeTravailleursÉtrangers.Tampocolohabríanconseguido.Serumoreabaquetellevabanalevantarbúnkersenlasfronterasdelnorteenprevisióndeunaeventual invasiónalemana,oaconstruiruna líneadeferrocarrileneldesiertoargelino.

Los Guijarro siempre dijeron que se lo iban a llevar con ellos a México.Consideraban que allí estaba la salvación. México no reconocía a la España deFrancoyasegurabanqueotorgabaautomáticamente lanacionalidadmexicanaa losinmigrantesrepublicanosespañoles.«Tútevendrásconnosotros,Fernando»,decíanlosGuijarro.

Y, poco a poco, fue renaciendo el instinto de supervivencia demi padre. Se leavivólamiradaparadescubrirlamiseriadesuentorno,eincluso,undía,seatrevióaescabullirseconGuijarropadrepordebajode lasalambradas,noparaescapar sinoparaconseguir,enlosalrededores,unoslistonesdemaderayunascañasconayudadelascuales,ydeaquelabrigoquelequedabademasiadogrande,seconstruyóunaespeciedeprecariatiendadecampañaprotectora.

Pero su resurrección, «su auténtica resurrección» (lo decía así), llegó con lamúsica.

Depronto,unrasgueodeguitarrayunoslamentosflamencosenalgunaparte,ymipadrelevantólacabezayescuchó,alertacomoelanimalqueolfateapresenciasenlabrisa.Y,comounniñodeHamelin,seincorporó,selevantó,saliódesunidoyfuealencuentrodelcante.Eraundíaheladodeprincipiosdeprimaveraenqueelvientolevantaba los granos de arena para lapidarle y cegarle, pero en seguida localizó lahogueraalrededordelacualcantabanunosgitanosmelómanosymelancólicos.

—¡Malhayalaropanegra,/yelsastrequelacortó,/queminiñaestádeluto/sinhabermemuertoyo!

Mipadre jamáspodríaolvidar aquella copla.Siguieronotras, ypalmas, yolés,hasta que al guitarrista se le acabaron las ganas o el repertorio, y dijo: «Ya está».Dejabayaelinstrumentocuandomipadrediounpasoalfrente,levantótímidamenteundedoydijo:

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—¿Puedo tocar yo?—y se aclaró la garganta para insistir, más fuerte—: ¿Medejaslaguitarra,porfavor?Soymúsico.

Ycontabaquelevieronconunaspectotanpenosoquenadielehubierapodidonegarnada.Asíqueleentregaronlaguitarra,atentosaloquepudierahacerconella.

Mipadreseabrazóalascurvasyalmástil,pulsólascuerdas,escuchósusonidofamiliar, «fue comoencontrarmeconunavieja amiga».Había aprendido a tocar laguitarraantesqueelbandoneónyenaquelmomentotuvolaoportunidadderecuperarymostrartodasuciencia.«Nunca,niantesnidespués,toquétanbiencomoaqueldía.Si lamúsicaes sentimientoenestadopuro, enaquel instante supedestilar todomidolor, mi piedad, mi rabia, mi rencor y mi derrota en una versión improvisada eimperfectadeltangoEstanochemeemborracho.

»Sola, fané y descangayada… flaca, tres cuartas de cogote, y una percha en elescote,bajolanuez;chueca,vestidadepebeta,teñidaycoqueteandosudesnudez»esladescripcióndeunamujer ajadapor el tiempoy lamalavida.Peroyono estabahablando de una mujer—puntualizaba mi padre—, porque ya no existía ningunamujerenmivida,porquemelashabíanmatado.Yomeestabarefiriendoamiciudad,a mi país, a la patria que había dejado atrás, arrasada por las bombas y el odio.«Nuncapenséquelaveríaenunrequiescatinpacetancruelcomoeldehoy;mirensino es pa’ suicidarse que por ese cachivache sea lo que soy; fiera venganza la deltiempoquelehaceverdeshecholoqueunoamó…Esteencuentromehahechotantomalque,si lopiensomás, terminoenvenenao;estanochemeemborrachobien,memamobienmamao,pa’nollorar».

Los aplausos lo arrancaron de sumelancolía y su dolor. Lamúsica lenitiva, laaprobacióndequieneslorodeaban,elpobreéxito, lassonrisas, lasensacióndequetodavía quedaban muchas fuerzas y muchas maneras de defenderse y combatir alagresor.

Curiosamente,añosdespués,mipadretuvoocasióndeescucharenundiscounaespeciedehimnodelcampodeArgelers,quesecantabaprecisamenteconlamúsicadeEstanochemeemborracho.Él asegurabaquenunca looyó cantar allímientrasestuvoynodescartabaqueelgermendelhimnohubierasidoaquellaversiónqueélentonópararesucitar.

SomoslostristesrefugiadosQuedeEspañallegamosDespuésdetantoandar.HemospasadolafronteraApieporcarreteraConnuestroajuar.Mantas,macutosymaletas,

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TreslatasdeconservaYalgodehumor.EsloquehemospodidosalvarDespuésdetantolucharContraelfascismoatrás.YenelcampodeArgelerssurMerNosfueronaencerrarpa’nocomer.

Cegado por los lagrimones, estrangulado por sollozos que se anudaban en sutráquea, cantó otros tangos,Adiós muchachos,Mano a mano, y mientras lo hacíaacudió a su mente el recuerdo del bandoneón que había quedado olvidado en unarmariodelpisodeGranVíaconEntenza.¿Quéhabríasidodesubandoneón?Lovioentreescombros,destrozadoporunabomba;oenlasmanosprofanasdenacionalesque lo requisabano lo tirabanporelbalcón.Yoyóalvoceroodiadoqueavanzabaporelcampodeconcentracióngritandoenmalespañol:«¿QuiénquiereiraEspaña?¿QuiénquiereiraEspaña?»,yenaquelmomento,abrazadoaúnalaguitarra,tomóladeterminaciónderegresaraBarcelona,sólopararecuperarsubandoneón.

YpensarquehacetresañosEspañaenteraeraunanaciónfeliz,libreyobrera.Abundabalacomida,nodigamoslabebida,eltabacoyelpapel.Habíamuchasdiversionespa’alegrarloscorazonesymujeresagranel.Hoyquenicagarpodemossinquevengaunmojamé,nostratancomopenadosynosdicenlossoldados:Alé,Alé!

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Lopublicaronentodoslosperiódicos,loleyeronenlaradio,aparecióenpasquinespegados a las paredes o a los árboles: «A la tarea complicada de hacer justicia enCataluña, después demás de treintameses de dominación anarcocomunista, debencooperartodoslosciudadanos.AquéllosquetenganreferenciasexactasdeinjusticiascometidasporloshombresquedurantetodoelperiododeCompanyshandispuestoasu capricho de las vidas y haciendas de las personas que no pudieron escapar delterror rojo deben ponerlas en conocimiento de las autoridades competentes, puestoquedeestamaneracolaboraráneficazmenteenlaobradejusticiatannecesariaqueactualmenteserealizaenCataluña».

Se formaron largas colas de delatores ante las oficinas que los militares o laFalangeabrieronendistintospuntosdelaciudad.Erabiensabidoquetodapersonadenunciadaeradetenidaeinterrogada.

Así,Barcelonasevolvióunaciudadencogidayamedrentada.InclusolacalledeRobadorperdiósucolorysuvivacidad.Lasputascirculabancohibidas,apabulladasporunossoldadosarrogantesquecreíanhaberseganadoelderechodehacerconellaslo que querían sin pagar. Los clientes del bar Luys sorbían sus vinos y cafésencogidosporelmiedoa las frecuentes irrupcionesdehombresuniformadosqueagritosexigíanelbrazoenalto, losarribaspañas,vivafrancosehimnosderigor,yladocumentación, coño, y «¡se habla el idioma del Imperio, joder!», y a ver esasmiradas, y a ver esos modales bajo la amenaza de ser encerrados en las temidasceldasdecastigodedondecasinadiesale.

Víctor,consushermanosTeri,FráteryLlibert,erancamareroscalladosyhoscos,quenodabanconversaciónanadiequenolapidieray,cuandohablaban,eraenvozbajaysinalegrías.GiordanoBruno,asusveintiúnaños,habíaperdidolosdospiesenel frente y malvivía, amargado y alcohólico, en la casita de Poblenou (entonces,PuebloNuevo)conunaesposaabnegadaalaquemaltratabadepensamiento,palabray aveces inclusodeobra.Miguel leshabíaprometidoque en Jefaturanoquedabaconstanciadesuspasadosanarquistas,peroanadieescapabaqueunveteranopolicíadelaRepúblicanoestabaencondicionesdegarantizarnadabajoelmandatodelasescuadrasvictoriosas.

Y llegaronde repente,enelmesdemayo,confirmando todas lasprevenciones,conunestallidodegritos, violencia, taconazosydestrucción.Uniformesverdesdeguardiacivilycaquisdemilitar, ladridospunzantes,pistolasynaranjerosenmano,«¡quietos todos!, ¡contra la pared!, ¡las manos arriba!», «¡cabrones rojos hijos deputa!,¿quiénesVíctorLuys?¿QuiénesFraternalLuys?¡Ladocumentación,coño!».

Teresalosoyódesdeelpisosuperior,ycorrióaabrazaralniñodedosañosquejugaba por el suelo, y pensó: «No me lo matéis, no me lo matéis», y se quedó

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petrificada,boquiabierta,conlosojosdilatadosporunexpectanteterror,llorandosinquerernidarsecuenta,incapazdebajaradefenderasumarido.

Un militar alto, macizo e inexpresivo como un muro aulló: «¿Qué coño denombreeséstedeFraternal?¿Esunnombreateoanarquista?»,yañadió:«¡Contesta,joder!», al tiempo que le golpeaba en la cabeza con su pistola. Fraternal cayó derodillas, la cara ensangrentada. Esposaron las manos a la espalda a los tres Luyspresentes, Fraternal, Eleuterio yVíctor, y los sacaron a la calle a empellones. Losmetieronenunafurgoneta.Selosllevaronmientrasunossoldadoslocosdestrozabanbotellas,vasos,mesasysillasaculatazos.Sereían,gritaban,intercambiabanbromasentreellos.

Subieronalpiso,yTeresapensó:«¡Mevanaviolar!¡Mataránalniño!».Losdiscursos quedaba el generalQueipodeLlano enUniónRadiodeSevilla

habían llegado a todas partes. Todo el mundo conocía sus palabras: «Nuestrosvalientes Legionarios y Regulares han demostrado a los rojos cobardes lo quesignifica ser hombre de verdad.Ahora susmujeres sabrán lo que son hombres deverdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen ypataleen».Y,mientrasresonabanlasbotasenlaescaleradecaracol,yarmasypuñosaporreaban la puerta, salió por la puerta que daba a la escalera de la calle de SanRafael (desde le victoria de Franco era San Rafael, sin te), arrastrando al niñoaterrorizadoconsigo,yseescabullóporlascallejasdelBarrioChinosinsaberadóndeir.

Decían las proclamas de ejército triunfador: «… Así podrá la nueva policíaespañolallevaracabolavigilanciapermanenteytotal,indispensableparalavidadelaNación,queenlosEstadostolitariosselogramercedaunaacertadacombinacióndetécnicaperfectaydelealtad».

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CuandoMarianoMadurga hizo su aparición en los papeles deMiguel Jinete, «miperro Madrugón», decidí que era el momento de volver a verle. Con nuevasentrevistas personales, ahora que sabía lo que sabía, seguro que enriquecería yampliaríalahistoriadelquehabíasidosucompañerodurantetantosaños.Peroaqueltiponomeibaadecirniunapalabrasinoledabadineroacambio,asíquetuvequepedirleprestadoamipadrey,portanto,ponerlealcorrientedemiinvestigaciónydemiintencióndeescribirestelibro.

Nodisimulósucontrariedad.—¿Yquévasacontar?—TodoloquemehabéiscontadoVíctorytúenestosdíaspasados.Ycosasque

he averiguado de Miguel Jinete. Este tipo al que tengo que ver es un antiguocompañerosuyo.

—¿Todoloquetecontamos?—Sí,todo.Tuvida.—¿Todo?—Todo.Meprestócincomilpesetasconunacondición:—Nopubliquesellibrohastaqueyomehayamuerto.Volvíalportalmajestuoso,siniestroyroñosodelapartebajadelasRamblas,y

aqueldíamefijéenque,enelumbral,habíaunaseriedemarcasqueconvertíanelgranitoenemmental,piedraatacadadeviruela.Eranlasperforacionesque,alolargode los años,habíancausado los taconesdeagujade lasmujeresquehabíanestadomontando guardia allí, noche tras noche, horas y horas. Subí al tercer piso sinascensor por la escalinata que fue suntuosa y ahora escondía condones usados enrinconesnegros.MarianoMadurgameabrió la puerta, carirrojoyojosde cerdo, yaquelbisoñé rojizoquesehabíacolocadoamanotazos.No teníaganasdedejarmeentrar,nidehablardelpasado.Parecíaaturdido,comosihubierabebidomuchooseacabaradedespertardeunasiestaconresaca.LoconvencieronlascincomilpesetasylaperspectivadequepudieransaliralaluzlasmiseriasdelavidadeMiguelJinete.

Sonreíacomplacidoalrecordaraquellamañanademayode1939enqueMiguelJinete llegó a Jefatura tan dandi como siempre, con un traje que parecía cortado amedida,elnudodelacorbataperfectamentesimétrico,elsombrerounpocoladeado,lacabezabienalta,sacandopechoysumiradadeseductor.Enlasceldasdelsótanoleesperabauncentenardedetenidosalosqueinterrogar.Aesosededicabaporlasmañanasy,porlastardes,redactabalosinformesylasfichasresultantes.

Madurga se dirigió a él cuando estaba colgando el sombrero y la chaqueta delperchero.

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—¿Vasabajo,Miguel?—Enseguida.—Vamoscontigo.JoséGalofreyFedericoFluviáselevantarondesusmesasconunadeterminación

yunaclasedemiradasquedespertaronlaalarmadeMiguel.—¿Pasaalgo?—No,no.¿Quévaapasar?Alcruzarpordelantedeldespachodel inspector jefePedroPolo,éstealargóel

cuelloparaecharunaojeadayarquearlascejascomoquienpregunta:«¿Ya?».Pasabaalgo.Bajaron por las escaleras estrechas que descendían a los Infiernos. Madurga

delante; luego Miguel Jinete y, detrás, Galofre y Fluviá. Galofre hizo algúncomentariosobrelospolacos,queestabanhaciendomanifestacionesantialemanasyatacandopropiedadesalemanas.

—Están locos—comentóFluviá—.Precisamente ahoraque se están aliando elFühreryelDuce.Lesvanadarpa’lpelo.

Llegaronalpasillolóbregodelasmazmorras.Maliluminado,sucio,pestilente.Alfondo,lasrejasyrumoresdegenteaterrada.Entraronenlasaladondeserealizabanlosinterrogatorios.Enelcentro,unasilla.Lasparedessuciasdesangreseca.

—Pasa—dijoMadurga,muyamable.Se hizo a un lado. Galofre y Fluviá agarraron aMiguel de los brazos, por la

espalda, y lo empujaron violentamente, lo obligaron a atravesar la estancia y loestamparondebrucescontralapared.

—¡Rojohijodeputacabróntraidordemierda!Galofreloagarródelpeloylegolpeólosmorrosdosvecescontraelmuro.Luego

le trabajaron los riñones con saña, hasta que le flaquearon las piernas.Madurga lorecordaba perfectamente, paso por paso, golpe a golpe, nunca se lo había pasadomejorensuvida.Loagarrarondelaropayloarrojarondebrucessobrelamesa.Allí,GalofreyFluviásealternaronparaaporrearlelacabezaylaespalda,ahoratú,ahorayo,ahoratú,ahorayo.Migueltosía,gemía,balbucía:«¿peroporqué?,¿quéhehechoyo?,¿quéhehecho?».

Lolevantarondenuevocomoaunpelele,lopusierondeespaldascontralaparedyledieronpuñetazosenlacara,enelestómagoyenelvientre.Nopermitíanquesecayera.Sisedoblabaloenderezaban.

—Le pegamos un palizón de órdago—se reíaMadurgamuchos años después,mientras me lo contaba regocijado como un niño—. Lo dejamos hecho un mapa.Sangraba a chorros.Nospusimosde sangreque casi tuvimosque tirar la ropaquellevábamos.

—Cuidado,cuidado,cuidado—avisóMadurga.

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Los otros se apartaron, sujetando a Miguel contra la pared, como un cristocrucificado.Madurgalanzóelpuñoderechodeabajoarriba,alaentrepierna.«Ento’slos güevos», según sus propias palabras. Se ahogaba de risa, como si evocararecuerdosentrañables.Ah,quétiemposaquéllos.

MiguelJinetesederrumbóinevitablemente.Loagarrarondenuevoentrelostres.Losentaronenlasilladelosinterrogados,le

esposaron lasmanosatrás.Nohabíandejadode insultarloen todoel rato,«cabrón,rojodemierda,hijoputa,traidor,asqueroso,tramposo,vendido».

Miguel Jinete abrió los ojos y se encontró ante el jefe de la Brigada Político-Social.PedroPoloBorreguero,bajito,venenoso,envueltoenhumo, tensocomounglobodeodioapuntodeestallar,queledijo:

—El experto en anarquistas, hijo de puta. Experto para proteger a tus amigosasesinos,¿verdad?Nosentregasadiezysalvasaveinte,¿verdad?¿Tútecreesquesomostontos?¿Tecreíasdeverdadquepodríasengañarme?

—Noentiendo—musitóMiguel.—¿No entiendes? Pues te lo diré más claro. Dadle un poco más, para que

entienda—ledieronunpocomás.Sobretodopuñetazosenlacara.Peronomuchos,porqueestabancansadosynoqueríanqueperdieraelsentido—.LoshermanosLuys,Luys con y griega. Víctor, Fraternal, Eleuterio y el otro, que nome acuerdo. ¿Loentiendesahora?Nomedigasquenolosconocesyquenosabesloquehacían,suscrímenes.¿Quieresquetelocuentemejor?UnsacerdotellamadoErnestoGavanza.¿Ono?FraternalyVíctorlomataronconsuspropiasmanos.¿Ono?YadoñaLucíaSendra.¿Ono?

El «No» deMiguel hizo detonar la exasperación de sus compañeros policías ydesencadenóunanuevalluviadepuñetazos.Miguelcayódelasilla.Aovilladoenelsuelo, encajó los puntapiés sañudos de los tres inspectores. Pedro Polo fumaba ymiraba.

—¿Queno?¿Queno,rojoasqueroso?¿Queno,cabrón?¿Queno?Volvieronacolocarlosobrelasilla.—Tenemosel testimoniodeCándidoGavanza, testigopresencialdeunode los

crímenesdeesafamiliadeasesinos.ÉlviocómotirabanadoñaLucíaSendraporlasescaleras. Y Cándido Gavanza te conoce, y tú lo conoces a él, ¿verdad? Y nosadvirtió de que tú protegerías a los Luys porque sois culo y mierda. Sois culo ymierda,¿verdad?¡¿Aquesoisculoymierda?!

PedroPoloagarróotrasillaysesentófrenteaMiguel.Tiróalsueloelcigarrilloyloapagócon lapuntadelzapato.Sacó lacajetilla,sepusootropitilloen labocayFluviáseloencendió,oportunoylameculos.Acontinuación,lopusoentreloslabiosdeMiguel.Yvariósutonodevoz.

—Tranquilo—dijocasiconunronroneo—.Atino tevaapasarnada.Estoha

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sidosóloparaqueveasquenonospuedesengañar,ynotepasesdelistoconnosotrosnuncamás.Séquehabrásaprendidola lecciónporqueconozcoa lagentecomotú.Noeresíntegro,noereshonrado,notienesescrúpulosnieresfielaningúnprincipioporquenotienesprincipios.Eresdeesaspersonasquesólohacenloquelesconvieneen cadamomento. Has sido anarquista cuando tocaba ser anarquista, y comunistacuandotocabasercomunista,yseparatistacuandomandabanlosseparatistas.Ahorasabes que tienes que ser franquista y lo serás a conciencia, a rajatabla, mientrasnosotrosmandemos.Yameva bien.Ojalá todos fueran como tú. Porque,mientrasmandemos,obedeceráscomounperrito.

»LoshermanosLuysyahansidodetenidos.Seránjuzgados,condenadosamuerteyfusilados.Ytúnoharásnadaporevitarloporquesabesque,silohaces,seguirássumismasuerte.Sihacefalta,túenpersonaserásquienlespegueeltirodegracia.

Sefue,muyorgullosodesudiscursodemoledor.Desfiguradoyensangrentado,MiguelJinetesequedórespirando,dandocaladas

al cigarrillo y soltando el humo, y respirando y echando humo, muy quieto, muyquieto,muyquieto.

Yanteél compareció fugazmenteel rostroafectuosoyadmirativodeMadurga,quequeríadespedirsecomoesdebido.

—Eres un hacha, Miguel. ¡Estás como un toro, joder! Lo que aguantas. Quéresistencia,québárbaro.Yonohabríasoportadonilamitad.Quécojonestienes.Quéaguante.

Miguel Jinete asintió con la cabeza un poco ladeada, como agradeciendo conmodestia. Y volvió a quedarse solo, respirando y dando caladas al cigarrillo ysoltandoelhumo,muyquieto,muyquieto,muyquieto.

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—¿QuiénquiereiraEspaña?—Yo—dijomipadre.Aunqueyaconocíansusintenciones,inclusolafamiliaGuijarrolocontemplócon

dolorida decepción. Para ellos, la opción de irse a México era una especie derebelión, una manera de privar a Franco y a los suyos de toda colaboración,aceptación o apoyo. Se negaban a vivir en una España gobernada por militaresusurpadores.Yelqueregresaba,encambio,eraelclaudicante,elquedabalarazónalosvencedores.

Cuandosedespidieron,losabrazosnofueronfirmesniconvencidos,nilosbesoscariñosos,nihubolágrimasnicalor.Claroquea lomejoreraporquepensabanqueibadirectoalamuerte.MientraslosmojamésloconducíanhacialapuertadesalidadelcampodeArgelers,seoyeronvocesentrelamultitud:

—¡Cobarde!—¡Traidor!—¡Hijoputa!—¡Fascista!Tuvo que esperar hasta que llenaron la caja de un camión con otros desertores

comoél,yalfinselosllevaronhastalafrontera.Unodelosdesgraciadosqueviajabaasuladonodejódegimoteardurantetodoeltrayecto:«¿Quénosvanahacer?¿Quénosharán?¿Quénosharán?».

—¡Cállateyadeunavez,joder!Eranquinceyofrecíanundeplorable aspectodemendigosmuertosdehambre.

Con ropas demasiado grandes, rotas y deshilachadas, sucios hasta la náusea,encorvadosyvencidos.

EscondióelchisquerodeVíctordentrodesuscalzoncillos,detrásdelescroto,unrincóndesucuerpotansucioquesupusoacertadamentequenadieibaameterallílamano.No podía quitarse de la cabeza que, cuando los franquistas supieran que sehabíaalistadovoluntario,loconsideraríananarquistaconvencidoylecastigaríanporello.Y,siseleocurríaocultarloydecirqueeracivilynuncahabíavestidouniforme,terminaríanpor localizar sunombreen las listasde lospertenecientes al cuerpodetrenycaeríansobreélconmásfuriatodavía.Alfin,optópordecirlaverdad.Porquede aquella forma evidenciaría su buena fe y porque, al fin y al cabo, si se habíaalistadovoluntario,fueparanoiralfrenteapegartiros.

LodijoalcapitándelaGuardiaCivilqueletomódeclaración.Yelguadiacivillevantólavistaysonrió:

—¿Ah,sí?¿Tealistastevoluntarioparanoiralfrente?¿Cómosecomeeso?—Sabíaque,dadamiedad,ycomosabíaconducir,medejaríanelegirdestino,y

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mehabíandichoqueenelcuerpodetrenmemantendríanlejosdelfrente.—Dadatuedadnoteibanallamarafilasnunca.—Sí,alfinalllamaronalosdemiquinta,parallevarlosalEbro.—AlEbrotellevarondetodasformas.SeguroquetúestuvisteenelEbro,sieras

delcuerpodetren.Mipadrepensó:«Mehanpillado.Meequivoqué».—¿Participasteenalgúnactodesangre,yaseaenelfrenteoenlaciudad?RecordóaChueca,elincidenteenlagranjadelchicoqueseocultaba.Lostiros.

Temióqueaquellasimágenesasomaranasusojos.—No—dijo.LosmontaronenunvagóndemercancíasdeuntrenquefuehastaBarcelona.No

había ventanillas que les permitieran ver los arrabales ni respirar el oxígeno de suciudad querida.Ami padre se le aceleraron las pulsaciones sólo de pensar que seestabaacercandoasubandoneón.

LeshicieronbajarenlaestacióndeFrancia,peronolesdejaronsalira lacalle.Les obligaron a formar y, para tenerlos entretenidos, les hicieron cantar himnospatrióticos, como elCara al sol, debidamente rematado por los gritos de «ArribaEspaña, Viva Franco, gritad, rojos de mierda, gritad fuerte que no os oigo,maricones».

Alcabodeunashoras,loshicieronsubirenotromercancías,comoganado,y,sinexplicación alguna, los trasladaron al gran campo de concentración deMiranda deEbro.

Entrelosandenesylapuertadelcampo, losobligaronaformaryeloficialquelos conducía se desgañitó para dedicarles una arenga enfática: que, antes de darlescabidaenlanuevasociedadespañola,habíaquecomprobarsusolvencia,suhonradezy su fidelidad inquebrantable a los principios del GloriosoMovimiento Nacional.Que necesitaban una reeducación, porque los nuevos españoles eran de unaintegridadyunahombríaquenisiquierapodíanimaginar.Queteníanquelimpiarsusmentesdelasnefastasinfluenciasintroducidaspordemoniosrojos.

Laspuertasdelcampoestabanabiertasy,pegadosaellas,enelinterior,esperabanendosfilasquinceoveintesoldadosconporras.

—Ahora—dijoeloficial—irédiciendovuestrosnombresyprimerapellido.Elque mencione gritará alto y claro su segundo apellido y entrará en el campo tandeprisacomopueda.Conganas.Elcuerpodeguardiaosesperaparadarosunacálidabienvenida.Entrada la carrera, conganas.Cuantomáscorráis,menosbienvenidasrecibiréis.

Empezóapasarlista.—¡RicardoSellén!RicardoSelléngritó«¡Sánchez!»yselanzóalacarreraysemetióentrelasdos

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filasdelcuerpodeguardiaquelorecibióaporrazos.Mipadre,comotodoslosqueaguardabanconél, seestremecióaloírel ruidode losgolpesy losgritosdedolor.Luego,eloficialgritóotronombreyapellido,«¡AlfredoChiquillo!»,yelsiguientedesgraciadorespondióconsusegundoapellido,«¡Moreiras!»,yseinternóeneltúneldelosporrazos.Ysiguióotro,yotro,ysesucedieronloszurriagazosylosayesdedolor, y hubo el que consiguió pasar a toda velocidad y frustró al comité derecepción,yelquequedótrabadoentre lasporras,enunbaileridículo, tratandodecubrirseconbrazosymanosconelmovimientoconvulsodequien luchacontraunenjambre de abejas. Y, por fin, «¡Fernando Gavanza!», y mi padre que respondió«¡Carballido!»ysepusoadarzancadasparalanzarsedecabezaaltormento.Cruzóelumbraldelcampo,notóunadescargaeléctricaenlacolumnavertebral,cerrólosojosysedioporvencido,«nopuedomás,nopuedomás,pensabaquelosoportaríaperono puedo».Durante una interminable e insoportable caída en el vacío, oyó la vozgruesaquetronaba:

—¿Yéstequécoñohaceaquí?Yotravozqueseexcusaba:—Joder,esquecreíaquelohabíanmatado.—¡Ojalá!¡Unrojomenos!Abriólosojosyseencontróenunamuyprecariaenfermería.Le dieron de comer una especie de caldo a base de patatas hervidas con piel,

hojasdecolyunaexcepcionalpuntadetocinoparaqueserepusieray,enseguida,elalta y la orden de que fuera a raparse y a incorporarse al barracón que lecorrespondía. No sabía cuál era su barracón, no sabía dónde estaba el barbero,caminabacomounexploradorperdidoeneldesierto.Enmitaddelpatioseencontrócon un cabo de vara gordo, bigotudo y montaraz, con su larga camisa a rayasblanquiazules;quelollamódesdelejos.«¡Eh,tú,tú,eh,tú!».

—¿TúeresGavanza?—lepreguntócuandoestuvieronfrenteafrente.Mipadreapenaspudoresponder«Sí»antesdeque labestia feroz lepartiera la

ceja izquierda de un porrazo. Cayó al suelo, sangrando. Aquella vez no perdió elsentidoypudoescucharperfectamenteeldiscursodelcabodevara:

—¡Estoesparaversiestáscuradodeltodo,mequetrefe,notehayansoltadodelaenfermeríaantesdetiempo!Ytambiénparaqueentiendasquenovasarecibirningúntratodefavoraunqueseasunalfeñiquedemierda.Aquíhayqueserrudoyespartanoonosernada,¿entendido?¡Yahora,veaqueterapen!

Mipadrepensóque lehabía sucedido lopeorque tepuedeocurrir enun lugarcomo aquél: se había hecho notar, ya tenía mote, ya lo conocían. Desde aquelmomento,fueelAlfeñiquey,aveces,AlfeñiqueMaricón.

Siguió la rutina del campo de concentración. Día tras día arrastrándose en uninfiernoqueempezabaconeltoquedediana,alas7delamañana.Formabandeprisa

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y corriendo sin tiempo para vestirse o lavarse. Se pasaba lista, «¡FernandoGavanza!»,«¡Carballido!»,yen seguida se izaba labanderaycantabanelCara alsol,ygritaban«¡España!»,«¡Una!»,«¡España!»,«¡Grande!»,«¡España!»,«¡Libre!»,y,porfin,«¡Franco!¡Franco!¡Franco!»,antesdedesayunar.

Unamañana, cuandoestaban tomandounagua suciay calientequepasabaporcafé, sonóundisparo enunbarracón.Corrió la vozde queunmuchacho se habíadormidoyelcapitánlehabíapegadountiroenlacabeza.

Aveces,tambiéncantabanelhimnodelaLegión:«…Soyunnoviodelamuerte/quevaaunirseenlazofuerte/contanlealcompañera…».

Elrestodeltiempo,habíaquetratardehacerseinvisible,quenadiesefijaraenél,quenadieloseñalaraconeldedo.«¡Vosotros,losrojos,notenéisderechoalavida!¡Cobardes,hijosdeputa,quenoservísparanada,sóloparadestruirnuestraEspañagloriosa!».

Aquel cabo de vara feroz, conocido como la Foca, pegando gritos en el patio:«¡Eh,tú,hijoputa,tú,rojodemierda,sí,tú,quetehevisto!».Agarróauntipoalazar,unoqueestabacharlandotranquilamentejuntoamipadre.

—¡Hassaludadolevantandoelpuño!—Nohabíasaludadolevantandoelpuño—aclarabamipadretantosañosdespués

—.Allínadieseatreveríaasaludarlevantandoelpuño.Loeligióalazar.Igualpodríahabermetocadoamí.

La Foca y dos de sus ayudantes estuvieron dándole con las porras durante uncuartodehora largo.Se lo llevaroncomomuertoysalióde laenfermería,dosdíasdespués,conelbrazoderechoentablilladoyenalto,enunforzadoyperpetuosaludofascista.Elcabodevara,queeraunprisionerocomolosotros,loseñalabaysereíatantocomolosoficiales.

Alahoradecomer,uncaldoaguadodejudíasypatatas,avecesconremolacha,avecesconcol,avecesconguijas,yunpanecillodenomásdeciengramos.Después,incandescentes discursos patrióticos de los ideólogos militares o falangistas; yazucaradashomilíasdesacerdotesconversoresdeinfielesincitandoalosprisionerosalarrepentimientoyalaconfesión,queseconfundíaconladelación.Ylosdíasdefiesta,misaobligatoria,yacantarenlatín,yaserposiblecomuniónpúblicaydevotapara dar buena imagen.Y, amediodía, como extra de fiesta de guardar, lentejas ogarbanzoshervidosconelcaldo.

Algunas tardes, el espectáculo de los fusilamientos. Todos formados para vercómoponíanaalgúncompañerocontraunmuro,frentealpelotónconrepresentacióndefalangista,tenientedelaguardiacivilysacerdote.Sermóndelsacerdoteparadejarclaro que, si duro es el castigo en laTierra,muchomás duro será el castigo en elInfierno.Y todos los rojos presentes cantando elCara el sol con el brazo en alto.Decíami padre que siempre asociaría la letra de aquel himno a las espeluznantes

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escenasdelaejecucióndeunhombre.Se paseaba por el campo un oficial alemán más gordo que fornido llamado

Winzermann, de ojos muy azules, pelo cortado al cepillo y nariz rota, con aqueluniformequeevocabaespectacularesmontajeshitlerianos.Nosesabíasiestabaallíparaadiestraralosfranquistas,oparasupervisarloquehacían,oparaaprender,peroeraomnipresente.Todossabíanqueasistíaalassesionesdetorturasqueserealizabanadeterminadospresos en el barracóndel fondodel campo.Eramemorable porquesiempre iba comiendo descomunales bocadillos y le encantaba dirigirse a loshambrientos prisioneros con la boca llena y escupiendo migajas. Apenas hablabaespañolynadieentendíaloquedecía,niganas.

Por la noche, antes de la cena, formaban militarmente de nuevo y, mientrasarriabanbandera,volvíanacantarloshimnosdesiempre,«Caraalsol»,porenésimavez,«conlacamisanueva…»,oelhimnoespañolconlaletradeJoséMaríaPemán,«VivaEspaña,alzadlosbrazos,hijosdelpuebloespañol,quevuelvearesurgir…».Y,después de gritar con todas sus fuerzas «¡Viva España!», «¡Arriba España!» y«¡Franco, Franco, Franco!», iban a dormir en sus catres estrechos, sobre unoscolchonesrellenosdemuypocapajaydeingentescantidadesdepiojos,chinchesypulgas.Hastaeldíasiguiente.

Lanochedel20defebrerode1976,tresdíasantesdesumuerte,oíelruidodelospasos de mi padre arrastrando sus pantuflas por el pasillo hacia el comedor dedelante,ycómotrasteabaentrelasbotellasdelavitrina.Meacerquéyloencontréenpenumbra,bebiendocoñacyfumándoseunpurohabano.

—Papá—lereñíconunsusurrocómplice—.QueFrancoyasehamuerto.—NoestoycelebrandolamuertedeFranco.Ahoraestoycelebrandolamía.—Nodigaschorradas.Estuvimos hablando mucho rato, me contó sus penalidades en los campos de

concentraciónyacabépreguntándole:—¿Porquénomehabíascontadonuncatodoesto?Contestó:—Porqueanadielegustacontarcómoledieronporelculo.Porquesiemprequise

que tuvieras demí una imagen íntegra y digna, y en aquel campome quitaron ladignidadymerompieronpordentro.Allí,elmiedomevolviólameculosdequienesmeaporreaban,aceptéquequientienelafuerzatienelarazón,lesentreguétodamihonestidadymisprincipios.¿Cómoqueríasquetecontaraeso?¿Paraqué?

En aquel momento, no tuve respuesta. Como si le diera la razón. Pero luegopensé:¿Paraqué?Paraecharfueralaangustia,paravomitareseinjustosentimientodeculpabilidadyvergüenzaqueallíleinocularonundíayqueloenvenenóduranteelrestodesuvida.Entendíentoncessussilencios,quetantolohabíandistanciadodemíydemimadre;yentendísuschistesysusonrisaperenne,esamáscaraartificial

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queanteelmundolodisfrazabadesimpáticoyamable,eseesfuerzodesesperadoycontinuoparahacerseaceptable,parahacerseperdonartodalamierdaquecreíallevarensuinterior.

Nosemeocurrióqué responderleenaquelmomentoyahora, cuandoya tengounaréplica,esdemasiadotarde.

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LaGranMeretrix(1)novelagalante

biografíapsicalíptica

Unalibretadeespiral,pequeña,del tamañodemediacuartilla,hojascuadriculadas,escrita con letra más que nerviosa, exasperada, muy difícil de comprender.Puntiagudaycríptica.Unextrañoejercicioliterario.

Cuenta el día de julio en que una espléndida mujer de treinta y tres años seencontróconelHombreenelbarLasArenas,enelchaflándeGranVíaconEntenza,dondelasvivarachashermanasAnitayRositaservíanlamejorhorchatadelaciudad.

Describe a la mujer como «una espléndida vampiresa de vestido negro, loscabellos largosparaqueno laconfundieranconunarojarepresaliada, recogidosenunmoño sobre el cual hacía equilibriosun sombrerito cónico aderezadocon lacitocomoenvoltoriodepastelería».

Ylallama«LaGranMeretrix».«(…)SequedóanteelHombre,altaneraysojuzgadora».—Siéntate.—¿Quétehapasadoenlacara?—QuisedefenderaVíctor.Nopude.Perdí».Enlabiografíapsicalíptica,VíctorsellamabaVíctor.Ellasesentóalotroladodelpequeñoveladoryasusojosasomólafragilidad.—¿Quélehanhecho?—Ledetuvieron.Hacedosmeses.Yacabandecondenarloamuerte.Lamujerdenegropalideciódetalformaquesusojoscentellearonyelcarmínde

sus labios pareció sangre fresca. En palabras de Miguel, «transmutada en fierapeligrosa, sus luceros diamantinosmás lucífugos que nunca y el encarnado de suslabios como hemorragia, se recostó en el respaldo del asiento retadora como elpugilistaquereposaentreroundyroundsinapartarlavistadesurival».

—¿Cómofue?—LedenuncióCándidoGavanza,elhermanastrodeFernando.—Qué hijo de puta—asomaron dos manchas de rubor a sus mejillas.Miguel

Jineteescribía:«LaGranMeretrixhizoconstarsusdudasrespectoalamoralidaddelamadredelaludidoylaseguridaddequenoconociónuncaasuprogenitor».

Temible, ella. Rostro hierático cargado de tenacidad, y aquella nariz que hacíapensarquehabíarecibidomásdeunupper-cutyeracapazdeencajarmuchosmás.«Montóunaextremidadinferiorsobrelaotra».Lomirabaporencimadelveladordemármolyhierroforjadodondereposabaneleleganteborsalinodeélydosvasosde

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horchataconpajita.—Cándido dijo —prosiguió el Hombre— que Víctor había asesinado a su

hermano Ernesto, Ernesto Gavanza, el cura, y a una vecina de la casa —era undiscursoespeso,rencorosoycargadodedoblesintenciones,eralavozdelDiablo.Elpolicía hizounapausapara serenarseunpoco—.Por suerte, el juicio fue rápidoyrutinario,sinmuchaceremonia.PorloquesénisiquieracomparecióCándidocomotestigo.Hevistotantoelactadeljuiciocomoladelasentenciayelveredictoysonimpresosprotocolariosdondesólohayquerellenaramanolaslíneasdepuntos.Dice:«Acusado de» y, sobre línea de puntos alguien garabatea «Auxilio a la rebeliónmilitar»…

—¿Auxilioalarebeliónmilitar?—Cualquiercosa.Luego,«Alegacionesdeldefensor»,y, sobre líneadepuntos:

«máxima benevolencia»; «preguntado por el señor presidente, el procesadomanifiesta»,y,sobrelíneadepuntos:«quenotienenadaquedeciryqueseratificaenladeclaraciónquetieneprestadaanteelseñorjuez».Paranoperdereltiempo.Asíescomo se hacen docenas y docenas de juicios diarios —la mujer se mostrabaconsternada.Nosabíaquéreplicar—.Nolodicen,nosaleenlosperiódicos,perohaymuchasejecuciones,cadadía,enelCampodelaBota.

—¿Ylasentenciafuede…?—«Es condenado a» y, sobre línea de puntos: «pena de muerte». Eso juega a

nuestrofavor.—Noveocómo.—Significa que no investigaron la denuncia a fondo, que probablemente él no

confesó los asesinatos ni bajo tortura, que actuaron por pura inercia, que nadie sejugónadaenesejuicioyque,sitocamoslasteclasadecuadasyllegamosatiempo,conlamismafrivolidadquedecidieronunacosapuedendecidirotra.

—¿Yquéteclassonésas?—Unasqueyonopuedo tocar.Estoy inmovilizado,paralizado,vigilado.Sime

venmoverundedoafavordeVíctor,mehundiránconél.—¿Yyo?—Tú…—mínimapausaparatomarimpulso—:Túpuedesllegardondeyonunca

podríallegar—másclaro—:Tú,comomujer,tienespoderesqueyonotengo.EnlaexpresióndelHombreseprendióunaluzcegadoradesúplicayesperanzay

deseoyansiedadyurgencia,ylamujer,quesupointerpretarexactamenteelmensaje,bajólavistayliberóunasonrisadeinteligenciacongestodetímidaruborosa.Sóloqueellanoseruborizó.Elmovimientoequivalíaaun«Acabáramos».

ElHombre se inclinóhaciadelantepara acercarle el alientoy apoderarsede lamanosobreelmármol,entreelborsalinoylosvasosdehorchata.

—Ahímismo, a la vuelta, hay una comisaría, y nome conviene queme vean

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contigo.¿Porquénovamosaunsitiodondepodamoshablarconmástranquilidad?Noocultabasus intenciones.Perohabíapuestoenelanzueloelúnicoceboque

ellanopodríarechazar.Víctor.EstandoenjuegolavidadeVíctor,nohabíaobjeciónposible.

Sepusieronenpie.Élsedesplazóhaciainteriordelbarparapagarlashorchatas.Entraronenlaportería.Laporteranoestaba.Oestabadeespaldas.Novionada.

Nohabíaentradonadie.Subieronlasescalerashastaeltercerpiso.Noventaycincopeldaños.Laescalera

deestacasadondemeencuentroahora.El Hombre abrió la puerta del piso con llave propia. Este piso. En aquel

momento,estabadecoradoconelgustoempalagosode losburdeles, rosaydorado.Paredes empapeladas con dibujo de balaustrada y tiestos de frondosas plantas ypaisajequesepierdeen lontananza,ycortinasdesaténbrillante, rosasocremas,ylámparasdepantallasfruncidas,ytodoamedialuz.

Noparecíaquehubieranadie.Laslucesestabanencendidas,peroelpisoestabavacío,esperandoa losdosocupantesqueentraronenunode losdormitorios,noséexactamenteencuáldeellos,sindudaenelmáslujoso,monopolizadoporlacama,conespejos en tresde las cuatroparedes, tocador conperfumesen frascosdeperacon borlas, y uno de esos olores pentrantes que parecen pegarse a la piel.«Afrodisíacos»,diceelescritodeMiguelJinete.

Élsevolvióhaciaella.—Túsabesquemegustas—ellaledejabahablar—.Noseríacapazdeenviartea

esta misión mientras entre tú y yo no haya otro tipo de relación, más intensa yfirme…

—Quieresdecirque,sitengoqueirajoderconotros,antesdeberíajodercontigo.Élseofendió.—No. Así, no. No hables así. He empezado diciendo que te amo. Ésa es la

verdad. Te amo, y te voy a pedir un sacrificio para salvar a nuestro amigo. Pero,antes,quierodejarconstanciademiamor.Quierodejarclaroquetusacrificio,comoelmío, sebasaenel amory la amistad—reaccionóaungestodeella—:Y, sinopuedesevitarestasmuecasdefastidio,serámejorquelodejemos.Salporesapuertay,paraayudaraVíctor,yamelasapañaréyocomopuedaysepa.

Medio segundonecesitó laGranMeretrixparaponerse lamáscarade ternuraysimpatía,yacercarsealhombreyacariciarlelassolapas.

—Porfavor,porfavor,peroquédices.¿Quépiensas?Nomemalinterpretes.Loqueocurreesqueestoytriste,tristeydesesperada,tantristecomotúporloquepuedasucederleaVíctor…

En este escrito, Miguel Jinete hacía gala de unas pretensiones literarias querayabanconelridículo.

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«…Sinprevioaviso,estampillólaGranMeretrixsuslabiossobrelosdelHombremientras con una de las manos acariciaba la tumefacción de sus pantalones. Actoseguido,procedióadespojarsedesuindumentaria,prendaporprenda,sujetador,fajayliguero.Suesbeltaestampaeraunobsequiodebuengustoartístico,unregaloparalavistayunimándondeelhombrequedabaadheridoasuatracción.Aldescenderlamiradaporsucuelloangelical,dosmediaslunasdesafiantesconducíanaladianaquecertificaba la ligazón biológica. Luego el color azabache orlaba el punto donde laplacenteragravitacióndeloshumanosforjasucontinuidad.Doscolumnastorneadaspor la sabia naturaleza y afianzadas por sus adorables bases sostenían a la mujermaravillosa, que se postró devotamente ante él para adorar, en muda plegaria, elepicentrofísicodelHombre,prodigiosamentedesarrollado.

»El silencio de la casa deshabitada fue sesgado ipso facto por el chapaleo queemanabadel fervorde laGranMeretrixque se leofrecía enpenitencia, ingiriendoglotonaelpandelasalvación…».

—La colección de sellos del viejo Alberto… —dijo el Hombre, más tarde,abrazadoslosdossobresábanasrevueltas.

—¿Lacoleccióndesellos?—preguntólaGranMeretrixcomosileinteresara.—Sí.ElviejoAlbertoGavanzateníaunacoleccióndesellosmuyinteresante,con

un ejemplar muy raro, argentino, me parece recordar. Sé de un capitán muyaficionado a la filatelia. Y me parece que, con esa colección en la mano, podríaconvencerledequehicieraalgoporVíctor.

—Perotúnomehastraídoaquíparaconvencermedequeconsigaunacoleccióndesellos.

—No.Perotodoayuda.EsecapitánesvocaldelConsejodeGuerraPermanentequehayenestaciudad,ymuyamigodelcomandantequeejerciódejuezmilitarenlacausacontraVíctor.Sontanamigosquelesgustacompartirmujer.Losdosalavez.YsuelenirdecazaalaParrilladelRitzyalCasinoMilitar.

—¿Yquéclasedecosaslesgustahacer?—preguntabalaGranMeretrix,mimosayabrumadaporelabrazodelHombredesnudo.

El Hombre se excitaba al imaginar las fantasías que debían de tener los dosmilitares.

«… Recordaba pasajes de la Biblia que referían cierto castigo que sufrió unapoblaciónylaGranMeretrix,queestabadocumentadasobreelcaso,comprendiódeinmediatosusanhelosbíblicos.Sinoponerlamenorobjeción,adoptólaposturaidealparaquelosbesosfrancesesdelHombrerealizaranvariasveceselrecorridodesdelafisuraprimordialalumbralfalso,yaquídetuvosupaseoperonolaexploración.Elloavivó en lamujer el deseo castigado por el Libro Sagrado. Cuando la lubricaciónalcanzósulímite,elHombremasajeóelitinerarioqueluego,oficialmente,recorreríaparasafisfacersucapricho.Lasquejasdeellafueronelacolchadoqueamortiguólos

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jadeosdeél…».

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75

EnelcampodeconcentracióndeMirandadeEbromipadrecontinuabalevantándosecon la corneta de diana, a las siete,martirizadopor chinches y piojos, cantando elcaralsol, y España una, España grande, España libre, Franco, Franco, Franco, ydesayunandomierda líquida que pasaba por café. Avemarías y vivaspañas a todashoras,bazofiaparacomer,algúnfusilamientoopalizaencarnizadaamediatarde,elserviciodelimpiezatrasladandoalafosacomúnquehabíaalaizquierdadelcampocuerposenvueltosenmantas,tiroteadosporelpelotónofulminadosporladisentería,eltifusolatuberculosis;todoaliñadocongritosygritosygritos,«rojosdemierda»,ycaralsolesyvivafrancosporlanocheantesdecaerotrasvecesenlasfaucesdelospiojosylaspulgasyloschinches.

Sehizopopularporque,sialguienconseguíauncigarrillo,sabíaquemipadreleproporcionaría fuego. Llegó un momento en que incluso los cabos de varas yoficialessabíanqueteníaaquelchisqueroyanadieseleocurrióconfiscarlo.Muyalcontrario,lepedíanfuego.«Eh,Chispa»,solíanllamarle.«Damefuego,Chispa».YélsacabaelencendedordeVíctory,almismotiempoquesesentíaimportanteyútil,pensabaensuamigo.

Unavezmás,eltangosalvóamipadre,comounapremonición.Casipodíaoírlavoz lastimera que en lunfardo lo reñía por haberle tenido tanto tiempo olvidado.«¿Por quéme abandonaste para trabajar de contable en losGrandesAlmacenesElSiglo?¿Cómoseteocurrió?».

Le llegó el rumor de que alguien cantaba tangos en el tercer barracón, en losmomentosdeociodespuésde lacena.Tuvoqueacercarse,claroestá.Delejosoyóunavozgrave,condeje fanfarrónycanalla,yunperfectoacentoargentino.«Siyotuviera el corazón,/ el corazón que di,/ Si yo pudiera como ayer/ amar sinpresentir…». Y resultó que conocía al cantante. Era aquel tipo canario, amigo deVíctor,quesehacíallamarLaloValente.«Esposiblequeatusojos/quemegritansucariño/ loscerraraconmisbesos…/Sinpensarqueerancomoesos/otrosojos, losperversos/losquehundieronmivivir…».Alto,atractivo,relativamentebienvestido,mostrabaunaapariencia tangallarday tanenteraquemipadre seavergonzóde suaspectoytuvoquehacerunviolentoesfuerzoparaacercarseaélydarseaconocer.

—¿Merecuerdas?Bandoneonista.MisamigosmellamabanFueye.—¡Claroquesí,Fueyito!¡Fernando,tellamabas!Sivosyyoactuamosjuntos,en

tu casa, aquel día de Navidad, ¿te acordás? Hará cuatro o cinco años. CantéCambalache,yvosmeacompañastecomounmaestro,che.«Queelmundofueyseráunaporquería,yalosé…».

Conservabaelacentoargentinoenprivado,inclusocuandonocantaba.Parecíaunargentinoauténtico.Contemplóamipadredepiesacabezayenseguidadecabezaa

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piesparafijarseenqueandabadescalzo.Justoeldíaanterior,unodelosmojaméssehabíaquedadomirándole lasbotas, aquellasbotasquemipadrehabía robadoaunmuerto,ysólonecesitódecir«Botas»,unavez,conaquellaexpresión impasibledeojos fruncidos,y lasbotas fueronsuyas,ymipadre sequedósinellas.Elmorosealejódespuésdedecir«gracias»enuninolvidablealardedeurbanidad.

Ibadescalzo.Ylasropasandrajosas,ytantasuciedad,ylacostradesangresecasobrelacejacasicubriéndoleelojo.

—Pero,Fueyito…Aunque a la entrada del campo les obligaban a dejar todas sus pertenencias,

carteras,relojes,plumasestilográficas,fotografíaspersonales,llaveros,todo,incluidoel dinero, LaloValente llevaba consigo algunasmonedas y le contó ami padre laformadeganarlas.Losoficialeshabíanorganizadouneconomatoenelcampo,conelquepensabanforrarse,ypusieronalfrenteaunbrigadallamadoCifuentes.Pero,silesquitabanalosreclusoseldinerocuandoentrabanynolesdabanlaoportunidaddeganarseunasperras,¿cómoibanacomprarnadaeneleconomato?AsíqueelbrigadaCifuentesseconvirtióenundefensordelosderechosdelosprisioneros,porelinterésdelosoficiales.Hablóconelcoronelqueestabaalmandodelcampo,einclusoconun tenientegeneralqueundíapasópor allí, para conseguirquenoutilizarana lospresoscomoesclavosen losdiversos trabajosdiarios,yque lespagasenundinero.Una vez concedido el mínimo privilegio, el mismo Cifuentes se encargaba deencontrar y adjudicar las pequeñas tareas remuneradas. Lalo Valente, en aquellosmomentos,cuandoestabalibredeservicio,cuidabaelhuertoquehabíaenunodelosextremosdelcampo.

Se llevó a mi padre al economato, saludó al brigada Cifuentes con una ciertaconfianza y le dijo que su amigo el músico necesitaba calzado. «Cualquier cosa,aunque sean botas rotas, ya se las arreglará él». Entretanto, mi padre miraba conansiedad los productos que allí había expuestos, un arenque a dos céntimos; dosarenques, tres; unpandekilo a sesenta céntimos; botes de leche enpolvo…Pero,sobre todo,se interesóporelpapeldecartasy laplumillay la tintaquenecesitabaparaescribiraBarcelonaypedirauxilio.

«…RuegovengáisalCampodeMirandadeEbro,Burgos,condeclaracióndealmenosdospersonasdesolvenciaquecertifiquenmiirreprochableactuacióndesdeel18dejuliode1936enadelante…».

Escribióunacartaasupadreyotra,alamismadirección,asuhermanoCándido.YotraaVíctorLuys,albarLuysdelacalledeRobador,yotra,porfin,despuésdemuchodudar,alaseñoraHortensiaCarballido,delacalledelBruch,cercadelArcodelTriunfo.Sumadre.Noalbergabademasiadasesperanzas,porquenocreíaquenisu padre niCándido niVíctor pudieran hacermucho por él, y no se quitaba de lacabezaqueundíasumadre lehabíasuplicadoque lasacaradelburdeldeDulcey

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Bombón,yélnolehabíahechocaso.—Cuandosalgasdeaquí—ledijoLaloValente—,quesaldrás,veaBarcelona,a

laBodegaBohemia de la calle Lancaster y pregunta pormí a un tal Palmiro, quesiempreestáenellocal.Entonces,siyonotepuedoayudarati,túmeayudarásamí.Seguro.

Ycontinuaronpasandolashoras,losdías,lassemanas,losmeses,devoradosporchinchesypiojos,domesticadosporcaralsoles,yEspañauna,Españagrande,Españalibre,yvivafrancos,avemaríasypadrenuestros,fusilamientosamediatarde,ytifus,disentería y tuberculosis, y bazofia a todas horas, y misa solemne y lentejas losdomingos.

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76

Mipadremuriólanochedellunes23defebrerode1976.Laprimerapersonaalaquetelefoneómimadre para notificárselo fue Víctor Luys, y amediamañana del díasiguienteyaloteníamosencasa,firme,cariñosoyeficiente,paraecharnosunamano.

Enalgúnmomentoanterioralfuneralyalentierro,sentadosenincómodassillasdeunasaladeesperadelHospitaldeSanPablo,lecontémisconversacionesconmipadreenlastresnochesanterioresasumuerte,ylemencionémipregunta:«¿Porquéno me contaste nunca tus penalidades en el campo de concentración?», y surespuesta:«Porqueanadielegustacontarcómoledieronporelculo».SuponíaqueaesosedebíaquetampocoVíctorhablasemuchodeloscasiseisañosquepasóenlacárcel.

—Exactamente—meconfirmóconrictustriste—.Porqueanadielegustacontarcómoledieronporelculo.Esofueloquehicieron,exactamente.Unaconcienzudaoperacióndesometimiento,vejaciónylavadodecerebro.

ApocodeentrarenlacárcelModelodeBarcelona,cuandoaúnestabaenesperade juicio, fue a verle el capellán de la prisión, un tipomás joven que él, siempresonriente,ajenoasualrededor,demodalesempalagosos:

—Hijomío—lepasóelbrazosobreloshombros—,¿enquéerroresfuisteacaerparaquetehayantraídoaquí?

—Ningunoqueyosepa,padre.Noséporquéestoyaquí.—¿TesumasteaalgúnhechogravecontraelMovimientoNacional?—No,padre.—¿Ynoestabasinscritoenalgúnpartidomarxista…?—No,padre.—¿No participaste en algunos de los actos que se cometieron contra la Santa

MadreIglesiaenlazonaroja?—Dicenquematéaunsacerdote,peroesoesfalso,padre.Yoeraamigodeese

sacerdote.Éramoscomohermanos.Tengolaconciencia tranquila,padre,se lodigodeverdad.

Elsacerdotesonreía,benévolo,cerrabalosojosantetantaignorancia,cabeceaba.—Piensa,hijomío,piensaybuscaentumentelospecadosquecometiste.Porque

lamagnanimidadyespíritudejusticiadenuestroinvictoCaudillonocastiganuncaaningúninocenteporgusto.Rezaconmigo,Víctor:«Yopecador,meconfiesoaDiosTodopoderoso…».

YVíctorLuysseaprendiólaoraciónyrezaba.EncadaunadelasgaleríasdelaModelo,habíanescritoconletrasdedosmetros

VIVAESPAÑAFRANCOFRANCOFRANCOparaqueningunodelospresosseolvidaradelapersonaaquiendebíaaquellapenitencia infamante,peroen realidadel lemadel

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lugar era: «La culpabilidad se le supone», o también: «Todo elmundo es culpableaunquesedemuestrelocontrario».«Rojosdemierda,algohabréishechoparaestaraquí».Seacostumbrabanalos insultos,ya laspalizas,ya loscaralsoles,yfranco-franco-franco,ylosdomingoslamisasolemnedondelashomilíasseconfundíancondiscursospatrióticos,losporrazos,losescupitajos,todoeralomismo.

—Franco pidió al gobierno francés que repatriara a los menores de edad,muchachos de entre diecisiete y veinte años de la Quinta del Biberón que habíanparticipadoenlabatalladelEbro.«Quenolespasaránada»,prometió.AmedidaquellegabanaEspaña,ibanentrandoenlacárcel.Adolescentesengañadosporlosunosylosotros,dabalástimaverlosmetidosallí.

Después del juicio, trasladaron a Víctor a la cuarta galería, que era la de loscondenadosamuerte.

—Éramos muchísimos —decía Víctor—. Vivíamos apretujados en las celdas.Piensa que se realizaban miles de juicios en los meses siguientes a la victoriafranquista,yeranpocoslosque,habiendosidodenunciados,selibrabandeuntiempode reclusión.Más de diezmil juicios antes de terminar el año 39.Y cada día, demadrugada, nos despertaban para leer la lista de los que iban a morir. «Fulano,presente,Fulano,presente,Fulano,presente,Fulano,presente».Aquellasdespedidas,aquellosabrazos,aquellaslágrimas,aquellarabia.Yyanolosvolvíamosaver.

Unanoche, se colóungrupode falangistas en laModelo.VíctorLuys tenía lacelda cerca del distribuidor central de donde arrancan las seis galerías, y pudo oírperfectamentesusvoces.

—¡Venimosamatarrojos!—decíanconelcorajedelosborrachos—.¡Quítatedeahí,quevamosamatarrojos!¿Quémásosda,silosvaisamatardetodasformas?¡Aver!¿Cuálessonloscondenadosamuerte?¿Losdelacuartagalería?¿Dóndeestálacuartagalería?

Siguió una traca de disparos de pistola que, amplificados por los ecos de lososcuros rincones, se desparramaron por todo el establecimiento penitenciario, portodo el barrio tal vez. Los prisioneros dejaron de ser una masa informe paraconvertirse en una infinidad de individuos aterrorizados, encogidos, reducidos a lamitaddesutamaño.

Luego llegaron los gritos de la autoridad, «¿pero qué coño pasa aquí?, ¡firmestodoelmundo!,¿quiénoshadejadoentraravosotros?, ¡guardadesaspistolas!»,ypocoapocosefuediluyendolaviolenciayelincidente.

—…Me encontré—contaba Víctor— agachado contra un rincón de la celda,cubiertoporel jergóncomosi tuviera laesperanzadeque fueracapazdeparar lasbalas.Ypensé:«Yanopuedescaermásbajo,Victorino,yanopuedescaermásbajo».Luego nos enteramos de que habían conseguido matar a cuatro presos, de los deconfianza, de los que teníanmás libertad demovimientos. Lameculos y soplones.

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Bueno,almenosesodecíamosparaconservarunmínimodefeenlajusticia.

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LaGranMeretrix(2)novelagalante

biografíapsicalíptica

«LaGranMeretrixqueabandonóaquelvehículofúnebreyanónimoenlaesquinadela calle deUrgel con la deDiputación era una anciana combada como si quisieratocar con su apéndice nasal en los adoquines, envuelta en una frazada de lanacochambrosa a pesar del pegajoso calor canicular reinante, y que avanzaba conexasperantecachazaypasovacilante,sobreunospiesdescalzosysucios.Unaviejamendigaqueprobablementeibapidiendolimosnaporlascasas,cosanadararaenlostiempos de penuria que corrían. Luego, cuando la policía investigara, si es queinvestigaba, losposibles testigosaseguraríanquehabía sidovistacuandoentrabaysalíadeotrosportales,otravíctimaluctuosadelhambreydelaguerra».

SemetióenelportaldeBorrellconDiputacióny,mientrassubíaporlaestrechaescalera,sequitódeencimalamantamugrienta,ladoblósobresubrazoderechoysetransfiguróenlamujerresuelta,deexpresióngraveeimponente.Depositólamantaenelsuelo,juntoalapuerta,yllamóaltimbredelcuartopiso.

AbrióCándido.«LaGranMeretrixyaveníaadvertidaporelHombredeque,enaquellahoradel

mediodía,elSoplónestaríasoloconsuviejopadre,quenohabríamorosenlacosta».Delgado,decomplexiónparecidaa lademipadrepero inestabley frágilcomo

unaporcelanachina,yunticquelemartilleabaelrostro.—¿CándidoGavanza?SoyamigadetuhermanoFernando.Estáenuncampode

concentraciónynecesitaayuda—¿cómosabíaquemipadreestabaenuncampodeconcentración? ¿Lo sabía Miguel Jinete? ¿O fue un tiro al azar casualmentecoincidenteconlarealidad?—.¿Puedohablarcontupadre?

—Mipadreestádurmiendo—respondióelSoplón,ariscoyansiosoporcerrarlapuertadenuevo.

—¿Quiénes,Cándido?—gimióunavozagónicaenalgúnpuntodelpiso.—¡SoyamigadeFernando!—repitiólamujerlevantandolavoz—.¡Necesitasu

ayudaparasalirdelcampodeconcentración!Cándidonoqueríaayudaramipadre, le importabaunbledomipadre,peroera

incapazdecerrarlapuertaenlasnaricesdeaquellamujerhermosa.—¿Quiénes,Cándido?—lavozagónica.—No es nadie—contestó el hijomedroso—. Unamujer, padre. No sé lo que

quiere.La Gran Meretrix lo apartó y entró con pasos resueltos. Con aquel gesto

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comprobó la inconsistencia del tipo, que reaccionó con movimientos retráctiles ydefensivos.Captóeltemorensuticyenlasmanosqueselevantaroninstintivamenteparaprevenirunaposibleagresión.Laclasedepersonaquedelataacualquieracontaldecongraciarseconeltirano.Nisiquieratuvoalientoparadecir«Oiga,oiga».Selimitóacaminartrasellaprocurandonopisarlelostalones.

Penetraron en el piso asimétrico, con sus ángulos agudos y obtusos, con lasparedessuciasdeañosperoconalgúntoquedeprosperidad.Lavitrinadelrecibidorcon algo que parecía cristal del bueno, demasiado grande para tan poco espacio,quería ser una demostración pública de la gran cantidad de dinero que entraba enaquella casa gracias a la empresa de transportes Gavanza. No había lugar paraperderseenaquelhabitáculo.EnseguidaencontróalviejoAlberto.Hubierapodidoguiarseporeloloraenfermomalcuidadoymallavado,adormitoriomalventilado.UnahabitaciónenpenumbrayelviejoAlbertocomounsimpleydiscretobultoentrelas sábanas. Esa palidez amarillenta, la mandíbula hundida, los ojos enormes yredondos,depesadospárpados,cavernososybizqueantes,ladesesperacióndequienseestáyendosinquererysindespedirseantesdeloqueteníaprevisto.

—Señor Alberto—ella se plantó a los pies de la cama—. Soy una amiga deFernando,nosconocimosenelfuneraldeunaseñorallamadaMargarita,enlacalledeSanRafael,¿seacuerdademí?

—MihijoFernando.¿Dóndeestá?—Enuncampodeconcentración.—¿Enuncampodeconcentración?¿Estávivo?—Sí,claro.—¿Estábien?—Nadieestábienenuncampodeconcentración.—¿Cómo?—Quesí,queestávivo.Perotenemosquesacarlodeallí,¿mecomprende?Hay

quesacarlodeallí.—Sí.—Padre,nolehagacaso…—tartajeabaCándidoensegundotérmino.—¿Perocómo?—Hay un oficial del ejército, muy influyente, que es muy aficionado a la

filatelia…—¿Alaqué?—Alafilatelia.—¿Ala…?—noentendía.—Coleccionesdesellosdecorreos.—¿Sellosdecorreos?Yotengomuchos.Tengounacolección.—Sipudiéramosregalarlelacolecciónaesemilitar,loconvenceríamosparaque

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soltaraaFernando.—¡Padre,porfavor,nosedejeengañar!—exclamóCándido.Boquiabierto, el viejo tardó unos instantes en procesar el discurso. Al fin,

entendió.—¡Cándido!Cándidoestabaahímismo,enlapuerta,furioso.—Nolehagacaso,padre.—DalelacoleccióndesellosquesalvaráaFernando.—Que no le haga caso, padre —el hijo se crispaba a los pies de la cama,

dirigiéndose al anciano moribundo porque no tenía agallas para mirar a la GranMaretrix—.¿Novequelequiereestafar?

—Estáenlacómodadelpasillo,enelcajóndearriba.Cándidomascullóunablasfemia,sevolvióprecipitadamenteyfueelprimeroen

saliralpasillo.LaGranMeretrixdijo«Gracias»yfuetrasél.Aúnnohabíacruzadoelumbralcuandoya teníaen lamanoelcalcetínde lana

rellenodeperdigones.Lacómoda,unaantigüedadenorme,casibloqueabaelpasillo.Cándidoalargólosbrazoshaciaella.

La Gran Meretrix golpeó como el Hombre le había enseñado. Fuerte,endureciendo el bíceps y la muñeca, concentrando toda la fuerza en el puño. Lodifícileragolpearconprecisiónunpuntoquequedabaalaalturadesupropiacabeza,perolohabíaensayadomuchasvecesquebrandolistonesdemadera.«…Unimpactoen el punto geométrico exacto, penetrante, fatal…». En la nuca, directo a lascervicales,loquesellamalabasedelcráneo.

Cándidocayódebrucescomositropezaraconelcordóndelzapato,sediocontralacómodatanfuertequeladesplazóunoscentímetros,conestrépito.

—¿Cándido?—lavozdelviejo.LaGranMeretrixsearrodillójuntoalcaído.Lemiróalacara.«Conunpocode

suerte,nohabrámuerto»,lehabíadichoelHombre.«Lonotarássiparpadeaunpoco,yentoncespodrásdecirleunaspalabrasdedespedida».

Unligeroparpadeo,unmovimientodelaboca,unestertorcasiimperceptible.—¿Cándido?—gemíaelviejoenlahabitacióndeallado.LaGranMeretrixseinclinóparasusurraralaorejadelcaído:—Hijo de la gran puta. Esto es por denunciar a Víctor Luys. ¿Te enteras?De

partedeVíctorLuys.Ydescargósobresucabezaunnuevoporrazo.—¿Cándido?Yotro,yotro,yotro.—¿Cándido?¿Quépasa?

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Cándido se quedómuyquieto.Yno sangraba.Ésa era la principal prevención,quenoseabrieraherida.Sólocontusiones.Huesosrotos,quizá,peronosangre.

—¿Cándido?—tremolabalavozdébilyasustada.LaGranMeretrixseincorporólentamente.Ibavestidadenegro,negroscabellos

recogidosenmoño,miradanegra.Entróeneldormitorioapestoso.Losojosdelviejobrillabandelágrimasenlaoscuridad.

—¿Hapasadoalgo?LaGranMeretrixavanzóhastaponersejuntoalacamaysesentóenella.Elviejo

Albertoteníalasmanossobreelpecho,lamiradadereojo,laslágrimasdeslizándoseporsusmejillaschupadasyhuesudas.

—¿Hapasadoalgo?—Espere,abuelo.LaGranMeretrixlepusolamanoenlanuca,levantólafrágilcabezalevementey

retirólaalmohada.Depositódenuevolacabezasobreellecho.—Diga: ¿ha pasado algo? —aquellas palabras ya no significaban nada para

ningunodelosdos.LaGranMeretrixlepusolaalmohadasobreelrostroypresionóconlafuerzade

susdosbrazosydetodoelcuerpo.Contóhastacien.Alaalturadelcincuenta,sedetuvopararepetirse,unavezmás,

quenopodíadejarlovivo,quelapolicíaharíapreguntas,queeraunactodedefensapropia,que,detodasformas,elpobreancianoyaestabaesperandolamuertedesdehacíamuchotiempo.

Elviejonosemovió.Lasmanosquietasycruzadassobreelpecho,enlaposturacomoestámandadoqueseesperelallegadadelaParca.

DiceelescritodeMiguelJinete:«LaGranMeretrixnotuvolasensacióndequeestabaasesinandoaunapersona».

Dijo mi padre cuando me prestó aquellas cinco mil pesetas para sobornar aMadurga:

—Nopubliquesellibrohastaqueyomehayamuerto.Nohacía falta queme lo dijera.Yono iba a permitir que se enterase de cómo

habíamuertoelabueloAlberto,supadre.TampocoselodijenuncaalamigoVíctor.VolviólaGranMeretrixalpasillo.AgarróaCándidodelosbajosdelpantalóny

tiródeélhacialapartedeatrásdelacasa,dondehabíaunaventanaabiertaaunpatiointerior.ElHombrelehabíadadotodoslosdatos,lehabíahechounplanodelacasa.

LaGranMeretrix arrimó el cuerpo a la ventana y lo levantó con facilidad.Nopesabanadaysedejabahacer.Sacóhaciaelexterioreltórax,quequedóapoyadoenlascuerdasdetenderlaropa.Nocontabaellaconlascuerdasdetenderlaropa.Lolevantó de las piernas y empujó hacia fuera. Las cuerdas de tender la ropa no ledejaban caer. Empujó más y se doblaron las piernas, y los brazos y la cabeza se

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enredarondeformagrotescaeneltendedero.Me la imagino recitando enloquecida aquel discursodel heridodel 19de julio,

aquelhombrebarbudoysucio,conojosdediosvengativo,queledijo:«Matacuras,mata curas, bonita, mata burgueses, mata patronos, mata militares. Mata a esoscuervosnegros».Laimaginorepitiéndoloconrabiamientrasforcejeabaconelcuerpode tío Cándido Gavanza, según lo describe Miguel Jinete en su novela galante,biografía psicalíptica. «Mata, bonita,mata burgueses,mata patronos,mata.Mata aesoscuervosnegros».

Continuó empujando, exasperada, poniendo las manos ya en cualquier parte,empujandounbulto informequeparecía resistirse adar el gran salto con frenéticadesesperación.

Serompieronalfinlossoportesdelasmalditascuerdasyelcadáverdesapareciódeprontodelcampodevistadelamujer,comoporartedemagia.Antesdequeledieratiempodeasomarse,escuchóelgolpetremendo,ensordecedor.

Seretiróhaciaelinteriordelpiso.Tomódelcajónsuperiordelacómodalosdosálbumes de tapas de cartón forradas de tela roja. En el rellano de la escalera, seenvolvióotravezconlamantasuciaypegajosa.

«LaGranMeretrixquesaliódelportaldelacalledeBorrellconladeDiputaciónvolvíaaserunaancianacombadacomosiquisieratocarconsuapéndicenasalenlosadoquines,envueltaenunafrazadade lanacochambrosaapesardelpegajosocalorcanicular reinante, que avanzaba con exasperante cachaza y paso vacilante, sobreunos pies descalzos y sucios. Luego, cuando la policía investigara, si es queinvestigaba, losposibles testigosaseguraríanquehabía sidovistacuandoentrabaysalía de otros portales. Otra víctima luctuosa del hambre y de la guerra. Y nadierecordaría haberla visto subirse a un vehículo oscuro y anónimo en la siguienteesquina».

—Miguel—dijoeljefedelaBrigadaSocial.Miguelsedetuvo.Seasomóalapuerta.—Aquenodiríasnuncaquiénsehamuerto.—¿Quiénsehamuerto?—NimásnimenosqueCándidoGavanza.—¿CándidoGavanza?—EltíoquetestificócontratuamigoVíctor.—Vaya.—Sesuicidó.—Vaya.—Parecequesemuriósupadreyélsesuicidó.—Vaya.—Oalomejormatóasupadreyluegosesuicidó.

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—Vaya.Pausa.Miradas.—No,sólotelodecíaparaquelosupieras.Hesupuestoquetealegraríasaberlo.Puntofinal.

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78

Undíadediciembre, conel camponevadoyel termómetrobajocero,un sargentoborrachocastigóamipadreporalgunaarbitrariedadyaolvidada.Leordenóquesedesnudaraylecolgódelafrenteunsacodearenamedianteunalambre,yleobligóamarchardeunladoparaotrohastaquesecansó.Elalambrecortólacarneylasangrebajaba a borbotones por la cara, cegándolo.Aquello que yo siempre tomépor unaprofundaarrugadelafrenteeraenrealidadunacicatriz.

Unpardedíasdespués,cuandollevabaaúnlafrenteceñidaporunavendasucia,lellamaronalasoficinascentrales.

Apesardetodo,teníamejoraspectoquecuandoentró.Habíaaprendidoahacerseinvisiblealosojosdeloscabosdevaramásasilvestrados,sehabíahechoamigodelcapellán,donPancracio,abasedeayudarenmisayconfesarycomulgarcadadosportres,yeradelosprivilegiadosquetrabajabanenelhuerto,ocupandoelsitioquehabíadejadovacíoLaloValentecuandoporfinlogrósalirdeallí.

El director del campo era un coronel demasiadomayor para desempeñar aqueltrabajo;unabuelodecanas,probablementeconnietosamadísimos,queseesforzabaenponercarade loboferoz inclusodurante losfusilamientos,cuandoelcuraponíacaradecorderilloasustado.

—¿ConocesaltenientegeneralCabañas?Mipadretratódepermanecerimpasibleynoseanimóadecirnisínino,porsi

acaso.—Ahoranocaigo—lesaliódébilmente.—¿YalseñorJuliánVillarroya?Fuecomosiseencendieraunfocomuypotenteenelsórdidodespacho.Mipadre

tuvoqueparpadear.—Sí,micoronel.AlseñorVillarroyasíloconozco.Somos…—¿«eselmaridode

mimadre»?,¿«sólolohevistounpardevecesenmivida,unadeellasenelburdeldeDulceyBombón»?—,ejem,somosmedioparientes.

—Enlanotificación judicialde libertadprovisionalqueacabamosderecibir—pausadramática,avercómoreaccionabaelrecluso—,semencionanunascartasdeavalmuyelogiosassobreti.DiceelseñorVillarroyaque,porloqueélsabe,eresunbuen cristiano, que nunca temetiste en cuestiones políticas, honrado y trabajador,músicoinspiradoycontableeficaz.

—ElpadrePancraciocertificaráquesoybuencatólicoyhonrado,micoronel.—¿PorquédiceVillarroya«porloqueyosé»?Amipadreselesecabaelaliento.—Debedeserunamaneradehablar,micoronel.—Puedesignificar:«Alomejoresunrojomatacurassacrílego,peroamínome

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lohadicho».—Nocreoquesignifiqueeso,micoronel.—Entonces,¿porquéhuisteaFrancia,enlugardequedartearecibiralastropas

victoriosasdelCaudilloparasaludarbrazoenalto,comoeratuobligación?—Porquemehabíaalistadovoluntarioenelejércitoytemíalasrepresalias—se

apresuró a añadir—:Yo sabía que había hechomal,mi coronel, yme arrepentí dehaberlohechodesdeelprimerdía,peronoqueríairalfrente,tienequeentenderlo,micoronel,noqueríapegartiroscontralastropasdelCaudillo.Ylaúnicamaneraquesemeocurrióparaevitarlofuepresentándomevoluntarioypidiendoundestinolejosdelfrente.

Elcoronelasintió,compasivoybonachón,abueletetolerante,yseconformóconlaexplicación.Mipadresabíaquenolequedabamásremedio,quelasuerteestabaechadadetodosmodos.

—Veahablarconelcapellány,siélteconcedesubendiciónporescrito,mañanayapodrásirteapasarlasNavidadesencasa.

—Gracias,mi coronel—y, conganas de salir corriendopara vociferar y pegarsaltos—.¿Ordenaustedalgunacosamás?

—Puedesretirarte.Mipadrehablóconelcapellán,donPancracio.—¿Loves,hijo?—tuvoqueoír—.¿VescómoDiosaprietaperonoahoga?Estos

díasquehaspasado aquí—mipadrepensó«¡sietemeses!»—habrán sidodegranutilidadparatualma.Ahoravuelvesaunatierradetentacionesymaldad.Cataluñaera la SodomayGomorra deEspaña y sobre ella ha caído la lluvia de azufre quemerecía, pero las lluvias de azufre no bastan para expulsar a los demonios. Seprecisan vidas, muchas vidas, hombres, muchos hombres de verdad, vidas desantidad, de abnegación y penitencia, un tiempo de sacrificios y oración hasta laeliminación total de todos losgérmenesdelmal.Denadahabrá servidoquehayassidosantoaquídentro,dondeteobligábamosaserlo,sinocontinúassiéndolofuera,donde sólo tú te vas a obligar a timismo. Porque, si no te obligas túmismo a labondad,alguientendráqueobligarte.Noteabandones,Fernando.

—Nomeabandonaré,padre.Ledieronunsalvoconductoquedecía:«…SeruegaalasAutoridadesdeltránsito

noleponganimpedimentoalgunoensumarcha,facilitándolelosauxiliosyracionesquelecorrespondenyalmargenseexpresan.MirandadeEbro,19dediciembrede1939».

Y,sinnadamásquelaropaquellevabapuesta,unalatadesardinasenescabeche,unchuscoydocepesetasganadasenelcultivodelhuerto,mipadresaliódelcampodeconcentración,montóenuntrendemercancíasy,muchashorasdespués,muchas,horasdeexcitaciónyalegría,yexpectativasytemores,llegóalaestacióndeFrancia

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deBarcelona.LeahogabanlasganasdellorarcuandosalióalaavenidadeEduardMaristany,

rebautizadacomoavenidadelMarquésdeArgentera,ylodesorientabanlaslágrimasmientras caminaba, feliz, hastaColón, y luegoRamblas arriba.Vio unaBarcelonatriste, destrozada, vencida, violada, con edificios en ruinas por todas partes, conmilitares armados imponiendo su ley, y boinas rojas de falangistas, y la cara deFrancoyelyugoylasflechasensuciandolasparedes.ViounaBarcelonaasustadayencogida,peroparaéleraelParaíso.Comosiuna fajaasfixiante lehubieraestadooprimiento el pecho y, de pronto, al salir a la luz barcelonesa, alguien se hubieracompadecidodeélyselahubieraaflojado.

Porelcamino,lloró.Eraunadeesaspersonaspatéticas,andrajosasygrisesquearrastraban sus pies Ramblas arriba. Cuatro veces lo detuvieron los militares paraexigirle la documentación, porque su cabeza rapada era indicio de que acababa desalirdeuncampodeconcentración,y,aunapesardelsalvoconductoqueloprotegía,las cuatro veces consideraron imprescindible hacerle cantar elCara al sol con elbrazoenaltoyagritos.Enmitaddelacalle.Ylascuatroveceslosotrostranseúntesenmuchosmetrosalaredondatuvieronquehacerunaltoensupaseoparalevantarelbrazoycantartambién,fingiéndosecontagiadosdeamorpatrio.

PasóporlaplazadeCataluña,ylaplazadeUniversidad,yrecorriólacalledelesCortsCatalanes,reconvertidaenavenidadeJoséAntonioPrimodeRivera.

Y llegóaestacasa,en laesquinaconEntenza.Abajoestabaelcolmadode losArnau,llenodeescasez,yallíestallaronlosprimerossaludosdealegría,losabrazos,lasrisasylaslágrimas.

—Pensábamosquetehabíanmatado—decíanunayotravez—.Pensábamosquetehabíanmatado.

—¿Hayalguienenmipiso?—Sí,hayalguien.Sube.—¿Ymiscosas?—Nosénada.Sube.—¿Peroquiénhay?Seencogíandehombros.Nolosabían.Subió los noventa y cinco escalones hasta el tercer piso. Cansado, derrotado,

hambriento,vestidoconharapos.Comounmendigoquefueseapedircaridad.—Lesdiré:«Sóloquieromibandoneón.Silosnacionalessehanquedadoconla

casa, tendréquerenunciaraellaperoalmenosquierorecuperarmibandoneón»—pensaba—:Porfavor,mibandoneón.Porfavor.

Le abrió la puerta una mujer tan hermosa que no podía ser de verdad. Tanhermosaque,aprimergolpedevista,nolareconoció.Peroenseguidaconstatóquesíeradeverdad,yseleocurrióquealomejorsusuerteempezabaamejorar.Enlos

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últimosmeses, su suerte había empeorado tanto que no podía empeorarmás: sólopodíamejorar.

—¡Fernando!EraBombón,laespectacular,morenaza,tetuda,exuberanteBombón.Vestidacon

uno de aquellos quimonos de seda que tanto le gustaban.Él se avergonzaba de sucabezarapadaydesusropas.

—¡Fernando!Ydetrásdeellaapareciólamenuda,frágil,delicadaDulce.—¡Fernando,porDios!Loenvolvieronconsusbrazosamorosos,sepegaronaélcomosóloellassabían

hacerlo,leacariciaronlacabezarapadaasegurandoqueteníauntactodelicioso;ymipadrecayóenlacuentadequehacíamásdeunaño,muchomásdeunaño,casidos,que no estaba con una mujer, y se encendió. Decididamente, su suerte habíacambiado.

—Pasapa’cá,miarma,quenecesitasunbuenbaño,corazón,quenosvasallenarlacasadeliendres.Dulce,cariño,telefoneaaMiguelydilequiénestáaquí.

Recordó las palabras del padre Pancracio: «Ahora vuelves a una tierra detentacionesymaldad».

Tenían teléfono.Y un bañomuy grande.Habían empapelado toda la casa y lahabíandecoradoconelementosquemipadrehabíavistoantesenlaBomboneradelacalled’EnCarabassa.Yunparde chicas jóvenes se asomarona laspuertasde lashabitaciones.Habíanhechodeestepiso,estepisodondemeencuentroyoahora,unburdel,unaBomboneraenminiatura.Unasucursal.

—Miguelnosdijoquenosinstalásemosaquíparaquenadieconfiscaratupiso.Esunpolicíamuyimportante,enestosmomentos,enestaciudad.Hizounchanchullodepapelesyahoraconstacomosifuerasuyo,peronosmandóqueconserváramostodastus cosas. Aunque por ahí contaban que estabas muerto, él dijo que no tirásemosningunadetuscosas.

Nodejabaderesonarlavozdelcapellándelcampoensumente:«…laslluviasdeazufrenobastanparaexpulsaralosdemonios…».

—¿Mibandoneón?—Quéséyoloquehabráporahí.Todastuscosas.—Yohevenidoapormibandoneón.—Déjateahoradetangos,queloprimeroesloprimero.ParaDulce yBombón, lo primero fue desnudarlo, tirar sus ropas a la basura y

sumergirloenlabañeramonumentalquehabíaninstaladoenelcuartodebaño,unabañera con patas de león que recuerdo haber visto, de pequeño, y que tiraronmispadrescuandohicieronlareconstruccióndelpiso,enlosañossesenta.

«…Denadahabráservidoquehayassidosantoaquídentro…».

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Cuandoestuvo limpioy relajado,pasarona celebrar el tan esperado,necesario,imperioso,ritualdelsexo.

—¿Quieresalgunadelaschicas?Ahíhaydosquesonmuymonas…—No,porfavor.Yasabéisquenomegustahacerlocondesconocidas.—Puesteequivocas,porquelacamaesellugaridealparaconocergente.—Sipuedeser,convosotrasserácomovolveralosbuenostiempos.«…CataluñaeralaSodomayGomorradeEspaña…».Le hicieron sentir querido, le hicieron sentirse aceptado, le hicieron sentirse

hombre,potenteotravez,capazdeenfrentarsealavidaapechodescubierto.Lázaroresucitandoentresábanasderasoydosputasgenerosas.Nolohabíaimaginadoasí,perono leextrañabahaber llegadoa talsoluciónporque,desdequeseenteróde lamuerte de Elena y Tomasín, sabía que no volvería a tener novia formal jamás, niesposa,nihijos.LamaldicióndelosGavanza.Novolveríaacaerenella.Laúnicaformaquelequedabaparadesahogarsusnecesidadeseranlasprofesionales.Esoeraloqueélcreíaenaquellosmomentosyloshechosconsumadoslesalíanalpasoparadarlelarazón.

Se durmió como un niño. Elmás feliz y reparador de los sueños hasta doce otrecehorasdespués,cuandolodespertaronsusamigascongritosdealegría.

—¡Quevienenaverte,quevienenaverte!—¡Unasorpresa,unasorpresa!EraMiguel,conunabotelladecoñacSorel(elquenostraeMiguel)ylafelicidad

iluminándolocomounaura.—¡Fernando!¡Creíamosqueestabasmuerto!Fernandohabíaencontradosuvestuario,elquehabíadejadoen losarmariosde

aquellacasa,esperándole,planchadoylimpio,alpiedelacama.Salióenmangasdecamisa,conelgozodesbordandoporencimadelhambre,ladelgadezylafatiga.

—Miguel.«¿Loves,hijo?¿VescómoDiosaprietaperonoahoga?».Fueunabrazofuerteydesesperado,crispado,cargadodeafectoynecesidad.—Yotampocosabíaquéhabíasidode ti.¿Medicenquesiguessiendopolicía?

¿Conesterégimen?EltemaincomodabaaMiguel.—Lavidaesdura,Fernando.Hayquesobrevivir.Ylaúnicaformadevencera

estagentuzaesuniéndoseaellos,créeme.Yatecontaré.Antetodo,estepisoestuyoysiempreloserá.Depropiedad.

—¿Depropiedad?—siemprehabíasidodealquiler.—Locompré.Notepreocupes.Barato.Elpropietarioeraunrojo.Nomedebes

nada. Lo puse ami nombre precisamente para conservarlo para ti en caso de quereaparecieras.Encuantopuedas,mañanamismo,arreglamoslospapeles.

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Mipadreseemocionó.Nosabíacómoagradecérselo,«pero,Miguel»,«¿somosamigosonosomosamigos?»,«tedevolveréeldinero»,«nodigas tonterías».Y,enseguida:

—¿QuésesabedeVíctor?Estabansentadosenelsalónprincipal—supongoqueelcomedordedelante,con

balcón a la Gran Vía—, mi padre envuelto en un albornoz, en un mano a manoobservadoporunaschicasjóvenesdesdesegundotérminomientrasDulceyBombóncocinabanalgunacosa.

Miguelsepusoserioyseacodóensusrodillasparaestarmáscercadesuamigo.—Haymalasnoticias,Fernando—pausaconsuspiro—:Lodetuvieron.Mipadreendureciólaexpresión.«…Seprecisanvidas,muchasvidas,hombres,muchoshombresdeverdad,vidas

desantidad,deabnegaciónypenitencia,untiempodesacrificiosyoraciónhastalaeliminacióntotaldetodoslosgérmenesdelmal…».

—Lodetuvisteis.—Nopudehacernada,Fernando,telojuro—replicóMiguelconvehemencia—.

Que te lodiganDulceyBombón.Medestrozaronagolpescuandoseenterarondeque lo estaba protegiendo. Llegué aquí hecho un cristo. Estuvieron a punto deencerrarmetambiénamí.Peroestoyhaciendotodoloposible,Fernando,telojuro.Lovamosasacardeahí,yaverás—más:lamanodeMiguelatenazabaelbrazodemipadreparainfundirlevalor—.Perohaymásnoticiasmalas,Fernando.Despuésdeunaguerra,siemprehaymalasnoticias.Yéstaspeoresporquesonirreparables—mipadrearqueólascejas,atento,esperándosecualquiercosa—.Tupadre.

Nohabíanadaquedecir.Elsuspiro,elabatimiento.Ladurarealidad.«Noteabandones,Fernando.»—Nomeabandonaré,padre».—Murióelmespasado.Llevabamuchotiempomuymal…Yesemismodía,tu

hermanoCándido se quitó la vida. Saltó por la ventana de la galería. Estabamuyunidoatupobrepadre.

—Ah.—Teacompañoenelsentimiento.Siguieroninstantesdesilencioymelancolía.Mipadrepensóquelegustaríallorar

o,mejor,quedeberíallorar,peronolesalieronlágrimas.NolamentóenabsolutolamuertedeCándido.Ysupadre,al finyalcabo,estabamuymayoryhacíamuchotiempo que no tenía interés ni entusiasmo por nada. Y había que reponerse. A lamierda.«Nomeabandonaré,padre».

Mi padre decía que uno siente que no tiene derecho a la tristeza cuando hasobrevividoaexperienciascomolasqueélhabíasuperado.Creíatenerlaobligación

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dedargraciasydemostrarconstantementesujúbiloporestarvivo,ylimpio,ybienalimentadoporelabundantedesayunoquelesirvieronlasdosmadamasdelburdel.Yhabíamáspersonasporlasqueinteresarse.

—¿YTeresa?—Está bien.A los Luys les requisaron el bar, pero ella continúa viviendo con

Javieritoenelpisodearriba,enlacalledeSanRafael.Yyomeencargodequeestébien.No le faltadenada—cambióde tema—:Fernando: tienesqueperdonar estainvasión.Aconsejé aDulce yBombón que trasladasen aquí su negocio, porque esmásdiscretoyestánprotegidaspor lapolicía,quees importante.Estosmilitaressehancruzadoconchupaciriosyahorason imprevisiblesen todos los terrenos.Enelpisodelacalled’EnCarabassahepromovidounclubmilitar,socialyexclusivo,muydistinguido,muyviril,alamaneradelosclubsingleses.Devezencuando,laschicassedanunavueltaporallíparaalegraralpersonal,aunqueésteseempeñeenquenoes putero. Pero éste es tu piso y tienes tu habitación. Cuando quieras, Dulce yBombónsetrasladaránaotraparte.

Nisiquieraentoncesmipadrecayóen lacuentadequeMiguelJinete leestabahablandodesupropionegocio.CreíaqueeranellaslaspropietariasyqueMiguelnoeramásqueunamigoqueleshacíafavoresacambiodefavores.Tampocoselepasójamáspor la cabezaqueMiguel Jinetehubiera tenido la intencióndequedarseconestepiso.

—Otra cosa, Fernando —Miguel deseaba agotar la orden del día—. Está lacompañíadetransportesdetupadre,quellevabaCándido.Lesestabayendobien.Terendirábuenosbeneficiossisabesllevarla.

—Nolaquiero.Siencuentrounbuencomprador, lavenderé.Prefieroeldineroquemedenporella.

—¿Perotúquéharás?¿Cómoteganaráslavida?—Ya me espabilaré. Con el dinero de mi padre y la venta de la empresa,

aguantaréuntiempo.Luego…InterrumpióDulcealaespaldademipadre:—¿Porquénonostocasunpoco,Fernando?Respondiómipadre:—¿Todavíaquieresquetetoquemás…?Alvolverse,yanovioasuamiga.Sóloviosusmanosporque,entreellas,estaba

elestuchedelbandoneón.Habíatenidoladelicadezadequitarleelpolvo.Mipadretomóaquelestuchecomounsacerdotetomalahostiaconsagradadela

patena. Lo abrió y allí, bajo aquel viejo paño de color granate, estaba su queridoinstrumento, hermoso, un Alfred Arnold Doble A con incrustaciones de nácar. Larazón por la que había regresado a España y había soportado las privaciones delcampodeconcentracióndeMirandadeEbro.

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Loextrajodelafunda,incapazdepronunciarniunapalabra.TocóSur, perono lopudo cantar, porque lo estrangulaban los sentimientos.Se

fueavolarconlamúsica,élsolo,observadoporMiguel,yDulce,yBombón,ylasotraschicas,ysupoquesehabíanterminadosuspenalidades.

«Noteabandones,Fernando.»—Nomeabandonaré,padre».

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LaGranMeretrix(3)novelagalante

biografíapsicalíptica

«Yacentes laGranMeretrix y elHombre sobre el tálamomaculado, entre sábanasalborotadas,desprovistoslosdosdetodaropaypudor,bebenchampagnefrancésdelque no existe en esta tierra de penuria, y ella, con ronroneo felino, refiere sustrapisondaslascivasconelcomandanteysuamigocapitáncomosideunacontiendabélicasetratara(…)

»(…) Una vez genuflexa la fortaleza, la táctica consistía en distraerla por lavanguardiaconelgruesodelastropasdelcomandantebienfirmey,cuandomordíaelanzuelo, ymientras lo chupaba, lo lamía y lo besuqueaba con fruición, el capitánatacaba por detrás con su ariete batiendo en sucesivas embestidas tan fuertes queconseguíanconmocionaratodosloscuerposenlid.Despuésdelocual,debidamenterespuesto el armamento y lasmuniciones, penetraban a la vez las dos puertas delcentro gravitatorio del enemigo, delantera y trasera, hasta conseguir arrancarle larendiciónenformadealaridosdesúplicaymilperdones(…)»

ElHombreseexcitabaconelrelatopronunciadosinpasiónycontodaclasededetalles, al gusto del consumidor. Él se sentía feliz al comprobar el efecto que lanarracióncausabaensuanatomía,yseabalanzabasobreellapara taparle labocaabesos y poseer una y otra vez aquel cuerpo tanto tiempo deseado. Ella lorecompensaba con un plañido complaciente, y él retrocedía y le suplicaba quecontinuarahablandoauncuandofueseaexpensasdeinventarseloquefuera.

—¿Yquédijeroncuandolesofrecistelaniña?—Sevolvieronlocos—laGranMeretrix,átonaylejana—.Fueentoncescuando

meprometieronqueno ibanamataraVíctor.Yaestánfantaseandosobre loque levanahaceralaniña.

—¿Yquéleharán?¿Quéleharán?—Deentrada,lomismoqueamí.Luego…—¿Qué,qué?Conunamuecadehastíoquelahacíamuchomáshermosa,perversayapetecible,

la Gran Meretrix continuaba hablando mientras se incorporaba y tomaba condelicadeza la jeringuilla que la esperaba sobre la mesita de noche, junto a lacucharilla, el polvo blanco de la papelina y una goma elástica que la ayudaría aencontrarselavena.

—¿Yquémás?Despuésdelpinchazo,adormiladacontraelcabezaldelacama.

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—Habléconellosdefilatelia,¿sabes?—¿Cómo?—Quehabléconellosdefilatelia,¿sabes?—Unaputanohabladefilateliaconsusclientes.—Yonosoyunaputanormal.¿Sabes?Nielunonielotrosabíanloqueeraun

apócrifo.Niunacalcografía,nilafiligrana.Lossellosdecorreosselatraíanfloja.Alosdos.

—Alomejor,sólolesgustamirarlosdibujitos.LaGranMeretrixconlosojoscerrados,desnuda,tansucia,tanhermosa.—Eresunhijodeputa.Eseálbumdeselloseraparati.—¿Yesoatiquémásteda?Anda,síguemecontando.¿Quémáslevanahacera

laniña?—¿Yesoatiquémásteda?—repetíaella,comouneco,lejosdeallí.

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Un día, llamaron a Fráter y a Teri, Fraternal Luys Medrano y Eleuterio LuysMedrano,yVíctorlesdioelúltimoabrazo,yselosllevaron,ydicequelosfusilaronenelCampodelaBota,peroquenoeraseguro,quealomejorsólolostrasladaronaotra cárcel de la otra punta de España. A Llibert sí que parece seguro que se lollevaronaotraparte,primerolocambiarondegalería,luegoaMadrid,dicequeparatrabajarenelValledelosCaídos.Peronoeraseguro.Noeraseguro.ElcasoesqueVíctorperdió lapistadesushermanosynovolvióasaberdeellosnuncamás.Noestaban apadrinados por un comisario de la Brigada Político-Social. Y el pequeñoGiordanoBrunomurióalosveintidósañosenlacama,dedondenopodíalevantarseporquelefaltabanlospies,despuésdehaberingeridounabotellaenteradecazallaenpresenciadesuabnegadaesposaquenoselopudoimpedir.

Poco a poco, entre la multitud de presos, uno iba encontrando afinidades.Procurabanoapretardemasiadoloslazosdelaamistad,paraquelasnoticiasdelosfusilamientosno fueran traumas insuperables,perono resultaban reconfortantes lascharlas,loscontactos,simpatizarconviejosanarquistasojóvenesluchadores.

Los recién llegados traían noticias de la transformación del mundo exterior.Restriccioneseléctricascadadosportres,québarbaridad,ylaescasezquedisparabalosprecios,quéhorror,y la cartillade racionamientoquenodabaparanaday, sinpresión sindical, lospatronosquehacían loque lesdaba lagana.Pero la auténticabarbaridad,elauténticohorror,eranloshematomas,lasheridas,lasmutilaciones,lasquemadurasdecigarrillosqueostentaban lamayoríade reclusosenelmomentodeentrar.MuchosveníandelconventodeSanElías,alqueyanosedenominabacheca,peroquesecontinuabautilizandocomocentrodedetenciónytorturas.

—…Yhancontratadoaboxeadoresprofesionalesparaqueseencarguendelosinterrogatorios.¿Sabesquiénestá?Gironés,elcampeóndeEuropadelpesopluma.Seplantaanteticonaquellosnudillosdehierroydice:«¡Defiéndete,defiéndete,quesoyGironés!».Y,mientras tepega,disfrutaycanta,elcabrón.Cantaun tangoquedicealgoasícomosiempremevasarecordarpegándote,comounmalvao…

—No esGironés—murmurabaVíctor, avergonzado de algo que los demás noentendían—.Esunhijoputaquesehacepasarporél.

—Quésabrástú.Víctoragachabalacabezayseretirabaalasoledaddesurincónparalamentar—

no llorar, llorar no, pero lamentar sí—, lamentar profunda y desgarradoramente ladisolucióndefinitivadelTríodelPompeya.

Una vez, cuando Teresa fue a visitarle con el niño, los recibió inusitadamenteceñudoymalhumorado.«ÉstenoesmiVíctor».Lacárcelcambiaalaspersonasparamal.

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—NoquieroquetengasningunarelaciónconMiguel,¿mehasentendido?Niqueteayude,niqueosveáis,ninada.

Ellatitubeócomosinoentendierasuspalabras,ocomosiélestuvieradiciendoalgunainsensatez.

—Pero,Víctor,siélnomeayuda,JavierpodríairapararaunhogardelAuxilioSocial.

—Puesquevaya.—PeroloshogaresdelAuxilioSocialsoncomocárcelesparaniños.—Bueno,¿yqué?Supadretambiénestáenunacárcel.Quevayaaprendiendo.—Víctor,noloentiendes.Ahoralascosassondistintas.Todoelmundonecesita

tener amigos entre los que mandan. Si no, se te puede complicar mucho la vida.Miguel y tú sois amigos de la infancia. Me ayuda de buena fe, sin pedir nada acambio,sepreocupapor ti, tesalvólavida.Nopuedorechazarsuayudaydarle laespaldaderepente.

Víctorestallódefuriacomonuncalohabíahechoconella.—¿Esquenoentiendes loque tedigo?¡Noquieroque tengasningún tratocon

Miguel!¡Noquieroqueloveas,niquerecibasnadadeél,niqueJavierloconozca!UnVíctordesconocido.YaelviejoJuliolleshabíaenseñadoqueelsistemapenal

no hacía más que transformar a los reclusos en animales. La cárcel no es unprocedimiento para cambiar al hombre, hacerle comprender sus errores yrehabilitarlo,sinounaferozvenganzadelEstado.«Lacárcelesunalmacéndeescoriaparadegradarasusocupantesyparahacerquesesientandegradados.Losapartanoyaparaquenoestorben,que inclusopodría serunmotivocomprensible, sinoparaquesecontagienlosunosalosotrossupropiadegradación,paraqueseahoguenenel pánico colectivo, y quienes no salgan con los pies por delante lo haganconvencidosdesupropiainanidad».AbasedeCaraalsol,Franco-Franco-Francoymisascontinuas,«rezad,pecadores,pedidperdónporquehabéispecadogravementede pensamiento, palabra y obra, por vuestra culpa, por vuestra culpa, por vuestragrandísimaculpa».

—¡VíctorLuysMedrano!Elescalofríodelamuerte,«yaestáahí,yamehatocado».—¡Presente!—paralizadoenlacelda.—¡Cogetuscosasyvenconmigo!«¿Cogetuscosas?».Alosquevanafusilarnolesdicen«cogetuscosas».—¿Dóndevamos?Avanzando,agarrotado,bajolasmiradasaprensivasdesuscompañeros.Elfuncionariomurmura:—Tranquilo,Luys.Sitesacandelacuartaesqueyanotevanadarmulé.Pero

yo,entulugar,nosésimealegraríamucho,porquetevasalasexta,queestállenade

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locosymaricones.Todavía tardaron tresdías ennotificárselooficialmente,quién sabeporqué.Le

habíanconmutadolapenademuerteporladeveinteañosyundía.Mientrasmecontabaesto,enelfuneraldemipadre,Víctorsequitólasgafasy

jugueteabaconellascomosisuscristalesfuerancapacesdereflejarelpasado.—Penséentupadre.Penséqueeltangodiceque«veinteañosnoesnada».Joder.

«Veinteañosnoesnada»,peroveinteañosyundía…

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El 23 de diciembre, vestido con el mejor de sus trajes de antes de la guerra,debidamenteretocadoconpericiademodistasdealtacosturaporDulceyBombón,yconunsombreroflamante,mipadresefuedevisitas.

Primero,alportalmajestuosodelacalledelBruch.Letemblabanlasrodillasylavoluntad,yseleconfundíaelmiedoconlafuria.Poralgunarazón,nopodíasentirseconmovido ante la perspectivade reencontrarse con la señoraHortensia.Laúltimavez que se habían visto, ella le había pedido, casi suplicado, que la sacara de laBomboneraylallevaraconél,ysehabíaofrecidoparacuidarlealfin,comodeberíahaber hecho cuarenta años atrás; y él se había negado, la había ignorado. Ahora,cuandosesentíaenlaobligacióndeentrevistarseotravezconella, laconfusióndesentimientos le irritaba y ofuscaba. Pensaba que podía justificarse diciendo que lamuertedesuesposaysuhijolohabíanvueltolocopero,deinmediato,seleocurríaqueasuesposayasuhijoloshabíanmatadolosaliadosdeHortensiaysumarido.Seríamejorquenotocaraaqueltema,quenosejustificara,quenocontaranadadesusúltimospadecimientos.

Leabrióunacriadadistintadeaquellamujerariscadeuniformealmidonadoqueconociólaotravez.Éstaeraunamujervencida,resignada,humildeyhumillada.

—¿PuedoveralaseñoraHortensia?—¿Departedequién?—Dígalequesoysuhijo.Se quedó solo en el ostentoso vestíbulo cuya decoración había cambiado por

completo. Ya no había pesados cortinajes sino una puerta demadera clara, reciénbarnizada, con cristales translúcidos de dibujos exquisitos. Donde antes estaba elarcóny la reproduccióndeunagalera,habíaahoraunaefigiedelSagradoCorazónsobreunaespeciedealtar,concincolamparillasdeaceite,yaunladounsillónyunaconsolaadornadaconunjarrónconfloresyuncrucifijo.Tantanovedadypulcritudhizopensaramipadreenladestruccióndequedebíadehabersidoobjetoaquelpiso.Imaginó a cenetistas y faieros rasgando el cuadro de Salomé con la cabeza delBautista o destrozando a culatazos el facistol descomunal y deshojando la bibliailustradaacolorinesporlosmonjes.Yseexaltabacomosiseestuvieraidentificandoconlosdestructores.

Entró Hortensia, más hierática y hermosa que nunca, con uno de aquellospeinados que se daban en llamar «arriba españa». Le pareció que se estremecía alverle,tandelgado,conelcabellotancorto.

—Ah,Fernando.Pasa.—No—seleescapó,comounrepudio;ysearrepintióautomáticamente—.Sólo

veníapara…—sinaliento—:Agradecerle,agradecerlesaustedyasumaridoqueme

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sacaran del campo de concentración. No sé qué habría sido demí si no hubieranintercedido. Aquello era… —ella desvió la vista, como si no se viera capaz deescucharningunaclasedehorror—.Bueno,daigual.Sóloqueríadarleslasgracias.

Pausa.—¿Yquéharásahora?—Oh, no se preocupe. Mi padre tenía una empresa de transportes… —se

interrumpió.Supadre.Tenía.ElsilenciobruscoatrajolamiradadeHortensia—.Ah,mipadre.Alberto.Tambiénqueríadecirlequemurió.

Hortensia hinchó el pecho en un suspiro que la pilló desprevenida. Se hizoevidentequehubierapreferidoquenoselenotaratantoelimpactodelanoticia,peronohabíapodidoevitarlo,yahoradebíadeestardiciéndoseque,alfinyalcabo,hacíamucho tiempo que su relación conmi abuelo se había roto y que no tenía sentidollorarnidesfallecer.Ysequedóplantada,tiesa,sinsaberquéhacer.

—Alberto.Pero…¿quéedadtenía?Noteníaedad.¿Dequémurió?—No se sabe. Murió en la cama. Estaba muy débil y muy mal desde hacía

tiempo.Ellaestabaatónita.—Sinodebíadetenermásdesesentaycinco…Habíasidoelamordesuvida,yelhombrequecuidóamipadredesdeelprimer

día.Losdosteníanmotivosparacompartireldolor,paradarsemutuamentelaayudaque todo el mundo necesita cuando la muerte le ha pasado rozando. Pero no lohicieron.Élestabajuntoalapuertadesalidaconelsombreroenlamano;ella,muylejos,enelotroextremode laestancia.Atmósferaasfixiante.Éldecidiendoqueseteníaqueir,ellaanhelandoquesefuera.

—Bueno…—Sinecesitasalgunacosa…—No.Yabastantehanhechopormí…—Siquierespasar,pasa.¿Porquénopasas?—No,no,deverdad.Tengoqueirme.Acabodellegarytengoquearreglarunas

cosas…—yateníalamanoenelpestillodelapuerta,peronopodíairsesindecirlotodo,porqueestabacasisegurodequenuncamásvolveríaaveraaquellamujer—.Ma…—apuntodedecir«madre»,o«mamá»—.Quería…

Paralizadoslosdos.—…Mefuialfrente.MellevaronalabatalladelEbro.Poreso,nopudellevarla

austedamicasa,comomepidió.Losiento.SéqueloestabapasandoustedmalenlaBombonera,peronopude…

—Noimporta.—Nopude.Losiento.Bueno,adiós,buenastardes.Salió al rellano. Bajó la escalinata de mármol donde alguien había restaurado

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todoslosdesperfectosexceptolosimpactosdebalaenlasparedes,ysalióalacalle.Allí, lloró.Tuvoqueapoyarseenunárbol,ocultandoel rostroconel sombrero

comosiseencontraramalyestuvieseapuntodevomitar.Nadielepreguntóquéleocurría, ni se ofreció para ayudarle porque, después de una guerra civil, todo elmundo suponía lo que debía de sucederle y no le podían ayudar porque todo elmundoteníaproblemassimilaresopeores.

Lollorótodo.Sevacióporcompleto.LloróporElenayTomasín,yporVíctorenlacárcel,yporMiguelenlapolicía,yporsupadreyporlaguerra,yporsumadre,yporlaposguerra,y,sobretodo,porsímismo.Llorótodoloquenohabíalloradoentodasuvida.

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YvolvióallorarenbrazosdeTeresa.Cuandollegóa lacalledeRobadoryestuvounratoante laspersianascerradas

del bar Luys como quien rinde homenaje a un difunto ante el panteón en elcementerio,creíaqueyasehabíarepuestoporcompleto.

Despuésdeunosinstantesderecuerdosyduelo,doblólaesquina,llegóhastaelprimerportaldelacalledeSanRafaelyllamóalpicaporteconlaclavedemorsequenunca se le olvidaría. Arriba, tiraron de la cuerda que, a través de una polea,accionaba el pestillo, y subió la escalera empinada hasta la hermosa, querida,dulcísimaTeresa,queloesperabaconojosbrillantesysonrisatriste.

—Fernando.CuandovioaTeresaysevioenvueltoportantacalidezytantabondad,brotaron

las lágrimas otra vez. Se abrazaron comohermanos,muy fuerte, se besaron en lasmejillasymezclaronlosllantos,yélempezóadecir«perdona,laemocióndeverte»,pero,enseguida,yaleestabacontandoelencuentroquehabíatenidoconsumadreyloquetanmalallíhabíanhablado,ylamuertedesupadre,yellaseconteníaparanoreplicarleel«siyotecontara».

Entraron en aquel pisoqueya casi no conservabaningunode losdetalles decóque Carmen Brondo había utilizado para ornarlo. Javier, el hijo deVíctor, de tresaños,exigíaquesumadrelosubieraenbrazos,ydesdeallímirabaconcuriosidadalvisitante.

Hablaron del día en que la Guardia Civil había ido a buscar a Víctor y a sushermanos;deldíaenque lo sentenciaronamuerte;de la recientenoticiadeque lehabíanconmutadolapena.

—¿Losabías?—decíatemblorosadealegría—.Dicenqueyanolovanamatar.Lehanrebajadolapenaaveinteañosyundía.Veinteaños,Fernando,veinteaños.

Sí,Fernandolosabía.Miguellehabíatransmitidolanoticia.Lehabíanrebajadolapenaaveinteaños.Veinteaños,Fernando,veinteañosyundía.

Salvadoporlospelos.EsolesllevóarecordareldíaenqueaquelcabollamadoChueca, en el cuartel deVorochiloff, lesdijo a ellay aVíctorqueFernandohabíamuerto.YmipadrelehablódesulocuradespuésdelamuertedeElenayTomasín,desupasopordoscamposdeconcentración…

Descubrieron que estaban muy a gusto uno con otro, ella resultó mucho másparlanchinadeloquemipadrerecordaba.Lamaternidadlahabíahechomásmaduray más hermosa. Y continuaron hablando del desarrollo de la guerra que se habíadesencadenadoenEuropa.

—Loquesiemprehabíamosesperado—se lamentabamipadre—.SiAlemaniahubieraatacadoPoloniaunañoantes,siGranBretañayFranciayCanadáylosotros

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lehubierandeclaradolaguerraantes,todohabríasidomuydistinto.—Peroesquenosotrostambiénformábamospartedelplan,Fernando—replicó

Teresa,muchomásagudadeloqueélesperaba—.¿Esquenotedascuenta?NuestraGuerra Civil forma parte de ésta que ahora se extiende por Europa.No somos unfenómenoaislado.HitlerempezólaguerraporEspaña,delegandoenFranco,queessuesbirromásfieldespuésdelDuce.Unavezcontroladonuestropaís,sabiendoqueestáenmanosamigascomoItalia,unavezcontroladoelsurdeEuropa,Alemaniayapuede prestar atención a otros flancos. Ahora, Polonia y, luego, vete tú a saber,seguiráFrancia,olainvasióndeGranBretaña.

—¿Dequévives?—preguntómipadreenotromomentodelatarde.—Miguel Jineteme ayuda—dijo ella—. Porque yo, conmimarido rojo en la

cárcel,notengoderechoacartilladeracionamiento.Yatehabrásdadocuentadequeéstosdeahora—dijo«éstosdeahora»—sonarbitrarios,porcualquiercosatepuedenbuscarproblemas.Porhablarcatalán,porno ir amisa,por tenera tumaridoen lacárcel.Suertehe tenidodequenomehayanrapadoymehayan llevadoahacer lalimpiezade los cuarteles.Siempregracias aMiguel.Meconsiguió trabajoconunamodista, doña Pepita, una buena mujer.Me llevo al niño conmigo. Somos cuatromujeres trabajando,y lascuatrocuidamosdeél,ycosemos,yestoydistraídaymegano un dinero —después de un silencio—: Suerte de Miguel. Él me ayudó aconservarestepiso,consiguióquenolodestrozaran,quenoloconfiscaranconelbar.Ahora, si pudiéramos hacer que Víctor saliera pronto… Porque veinte años sonmuchosaños,Fernando.Veinteañossonmuchosaños.

¿Yquéibaadecirmipadre?—Peropasarán,Teresa.Alfin,pasarán.—Nolosé,Fernando.Nolosé.Ella le invitó a reunirse laNochebuena y el Fin deAño en aquel apartamento

donde pensaba celebrar las fiestas sola con su hijo, y él aceptó porque no seimaginabaenestepisodeGranVíadondeladecoraciónprostibulariaibaacontrastardemasiadoconlasguirnaldasnavideñas.Ymipadretocóelbandoneónycantaronyseemborracharonunpoco.Ysemiraronintensamentealosojosypensaronenloquepodríahabersidodesusvidas.

Y, después de Reyes, cuando ya había conseguido formalizar la venta de losTransportesGavanza(locales,almacénygarajedelacalleEntenzayuncocheydoscamiones) a un teniente coronel recién llegado, por unasmiserables quinientasmilpesetaspagaderasendoceplazosmensuales,cargóconelestuchenegroysetrasladóalaBodegaBohemiadelacalledeLancaster.

Ellocal,enaquellashorascerradoalpúblico,parecíatandesoladocomoelrestode la ciudad.Dedía,mal iluminado, se veía decrépito, polvoriento,mal ventilado,conaquelpianodeparedenlatarimaylassillaspatasarribasobrelasmesas.

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—¿UstedesPalmiro?—preguntómipadretímidamenteaunhombrecalvoycontirantesqueestabapasandolaescoba.

Palmirolepegóunrepasodearribaabajoysonrióilusionadoparadecirquesí,pueshacíatiempoquenadiepronunciabasunombre.

—Soybandoneonista.UncantantedetangosllamadoLaloValentemedijoundíaque,sinecesitabatrabajo,pasaraporaquíypreguntaraporusted.

—Aquínohaytrabajo…Larespuestaalarmómuchoamipadreaunquecontabaconello.—Podría hacer una audición, no para ahora, pero a lo mejor, si hay una

oportunidadparamásadelante…—Nohaytrabajo,perosiquierehablarconLaloValente,lotieneahí.Señalócon la cabezahaciaun rincónmediooculto trasunacolumna,donde se

encontrabaunapuestoLaloValente,muydivertidoconlasituación.Sorpresa proclamada a gritos y abrazos, «mecagoental, Lalo», «Fernando,

Fueyito,¿quétehisiste,queestásmásgordo?»,«¡yvos,che,quépiola!».Pidieronunascervezas.—Teestabaesperando—dijoelcantante.—¿Deverdad?—Pero no para actuar aquí. Aquí no nos quieren —le hizo un guiño de

complicidadaPalmiro—.Tengouncontratoenelbolsillo, fijo,paraorganizarunaorquestadequincemúsicos.¿Queréssermifueye,che?

—Esonisepregunta.Alprecioquetúdigas.Duranteeltiempoquetúquieras.—ActuaremosenunhoteldeAtenas.—¿Dedónde?—DeAtenas,Grecia.—¿NosvamosairaGrecia?¿Ahora?¿Atocartangos?¿Aunhotel?—Sí,sí,sí,sí,sí,aunhoteldelujo.AlGrandeBretagne,enplenocentrodela

capital.Partimosdentrodeunasemana.—PeroenEuropahayguerra,¿no?—EnGrecia,laúnicaguerraquehabráeslaquevamosadarnosotros.¿Querésir

ono?—¿Quesiquieroir?¿Quesiquieroir,preguntas?¿Quesiquieroir?¿Quéclase

depreguntaesésa?¿Quesiquieroir?Mediovasodecervezaymipadreyasesentíaborrachodeltodo.

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Dosnochesantesdelamuertedemipadre,enlamadrugadadel21al22defebrerode1976,volvíaoírelruidodesuspantuflasporelpasillo,comolanocheanterior.Y,como lanocheanterior, lediunpocode tiempoantesde levantarmeyo tambiényllegarmehastaelcomedordispuestoacontinuarlaconversacióndondelahabíamosdejadolanocheanterior.

Ahíestaba,bebiendocoñacyfumandounpuro.¿Se estaba suicidando? ¿Bebía coñac y fumaba igual que Sócrates bebió la

cicuta? ¿Se le habían terminado las ganas de vivir? Estoy convencido de que enmuchas ocasiones la muerte llega cuando la persona, en un acto voluntario yconsciente, le da permiso para que llegue. Vivimos porque, inconscientemente,hacemosunesfuerzoporvivir,yhaygenteque,undía,abandonaeseesfuerzoysevadeestemundoexactamenteenelmomentoqueelige.

Después de las fiestas de Navidad de aquel inolvidable 1975-1976, teníamosprevisto subir al pueblo de alta montaña donde vive Víctor para mostrarle losdocumentosquemehabíadadoMadurgaycomentarlos,peronopudimosirporquemipadretuvounataquecardíaco(másexactamente,unafibrilaciónauricular,segúnlos médicos), y tuvo que ser ingresado en el Clínico. Fue Víctor quien bajó a laciudaddeinmediatoparacomprobarque,alfin,todoquedabaennada,«demasiadochampánytabacoenestasfiestas,viejo,queestásyahechounviejo,coño».Setentay cinco años. Un mes y ocho días después, allí estaba don Fernando Gavanza,insomne, ensimismado ymelancólico, dando sorbos a la copa de balón y echandohumocomounalocomotora.Sinnecesidaddequeyolehicieraningunapregunta,sepuso a rememorar su viaje a Grecia, aquella espléndida fuga de la España de laposguerra.

Dijo,roncoysusurrante:—CasiconsideroobscenohablardelobienquemelopaséenAtenasmientrasen

Españatantosmillonesdeespañolessufríanhambreymiseria.En cuanto montaron en el transatlántico italiano Francafassio, procedente de

CentroaméricaydepasoparaGénova,losdiezcomponentesdelespectáculodeLaloValente ya se encontraron con unmonumental banquete de bienvenida. Un buffetlibreconcincoclasesdistintasdeensaladas,todotipodepastas,espagueti,lasañasyraviolis; carneasada,pescadoalhorno, filetesyentrecots acompañadosdepatatas,asadasofritas,ypanblanco,eltanañoradoycrujientepanblanco.Tanabundanteeralaofertaquemipadreconsideróqueaquélladebíadeserlacomidaparatodoelviajeysefuealcamaroteconlosbolsillosllenosdepanyfiambres.

Desde Génova, viajaron en ferrocarril hasta Brindisi, en el Adriático, junto altacóndelabotaitaliana,yallíembarcaronenelHesperos,quelosllevóalpuertode

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ElPireo.Apartirdeesemomento,suvidaseconvirtióenunagranfiesta.Enunafoto,que

sacó de la caja de zapatos del cuarto de la plancha, se puede ver a los diezcomponentesdelespectáculo.Losmúsicos,conbombachasdegauchoceñidasporelamplio cinturón de cuero negro claveteado, botas de caña alta, camisa blanca demangasanchasyfruncidasypañueloalcuello,piano,batería,contrabajo,clarinete,trombóndevaras,guitarra,elvocalistaLaloValente,yahí,alaizquierda,sentadoyconelbandoneónenelregazo,elvirtuosobandoneonistaFernandoGavanza.Juntoaél,lahermosaparejadebaileLucíayCamilo,ellaconvestidoescotadoyajustado,mostrando su pierna por la raja de la falda; él vestido de cafisho, con sombrero ygestodisplicente.

En elmarco espectacular del hotelmás lujoso deAtenas, el Grande Bretagne,situado en el mismo centro de la capital, en la famosa plaza Syntagma. Cuandotocabanenlaterraza,laorquestaquedabaencaradaalaimpresionanteAcrópolis.

—Todavíanonoshabíacrecidodeltodoelpelo,despuésdelaúltimarapadaenelcampodeconcentración; todavía teníamosen lapiel lasmarcasde laspulgasy loschinches,y esaperenne sensacióndedesmayoquedaelhambre,yde repentenosencontrábamos rodeados de esmóquines, y vestidos largos con grandes escotes, ypajaritasycollaresdeperlas,yrisascantarinasycristalinas,yelaromadelospuroshabanosylasburbujasdelchampán.

»Supongo—divagódespuésdeunsuspiro—,supongoqueidentifiquélavidaconelsexo,ymevolvíunmujeriegodesaforado.QuizásibahuyendodelamaldicióndelosGavanza,noqueríacomprometermeconningunamujerparanocondenarlaa ladesgracia,yporesoibadelaunaalaotrademaneraenloquecida.Unacadadíay,sime era posible, dos —me miró de reojo antes de soltar—: El acto sexual es larepresentaciónmáximade lavida—nuncamehabíahabladoasí,y losdoséramosconscientesdeello.Fueentoncescuando toméconcienciadeque talvezésta fueraunadelasúltimasvecesenlasquetendríamosocasióndehablar—.Enelmomentode joder, estásmás vivo que nunca. Eso es lo que pensaba yo en aquelmomento,porque venía delmundo de lamuerte, ¿comprendes?, y necesitaba vida. Yo habíapasadoelúltimoañoresignadoamorir,entregadoalamuerte.Teníaquecompensarlas ideas fúnebresynegrasdeaquelmomentoenquedesafié a losMesserschmittsalemanes,“¡Hijosdeputa!”,ocuandomedejabamorirenlasarenasdeArgelers.Depronto,enelsexoencontrélavida.Haytantavidaenelsexoquepuedesdarvidaaotra,oaotro.Elplacernoestásóloencorrertetú,independientementedeloqueleocurraaella.Elplacerdelsexotambiénestáenelplacerquedas.Poresonosgustanla felaciónyelcunnilingus,dondeunode losdos sólodisfrutaporhacerdisfrutar.Placeresvidaigualquedoloresmuerte.Cuandodasplacer,dasvida.Elorgasmoesunaexplosióndevida,comositeahogarascontantavida.Noséquiénfueelimbécil

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quedijoqueelorgasmoera«unapequeñamuerte».Ésenohabíafolladobienentodasuvida.

»Lasreligionesabominandelsexoporquesurazóndesereslamuerte.Todaslasreligionesnacendelmiedoalamuerte,alMásAllá,ysesustentansobrelapromesadeunavidaeterna.Yteprohíbenelsexoporqueenélhaytantavidaqueinclusotepermitecrearvida.Ynacenniñosyniñas.Ésaesotra.Elsexoespecadoporquetehace creador, comoDios.Creador, pletóricoyomnipotente.Los curas noparanderecordarteque,cuandofollas,nocreas,nocreasnada.Noerestú,tedicen.Cuandofollas,pecas,hacesalgomalo, tedicen,algorepugnante.Porqueaquí,elúnicoquecreaesDios.¿Quétehascreído?NotevayasaconfundirconDios.Porque,sino,aDiosnolequedaríamásnegocioqueeldelamuerte.Poresoellos,loscuras,cuandojoden,lohacenaescondidas.

Dedujeque, simipadrehablabaasí, eraporqueya se sentíaenpresenciade lamuerte.Elmoribundo,ensusúltimashoras,recurrealadefensadelsexo.Elmuertoempinado.

—Asíque,duranteaquelaño1940,jodícomonohabíajodidoentodamivida.Ymujeresacuálmásguapa,acuálmásexótica.Jodí,quilé,follé,chingué,mojé,hiceelamor.Conunalargalistadegriegas,atenienses,salonicenses,cretenses,italianas,dos inglesas, una de ellas se llamaba Marjorie y era la mujer más rara que heconocidoenlacama;casadas,solteras,viudas.Ah,eldonjuánespañolexiste.Noesmuyalto,perosabemirar,ysonreír,yhalagar,yacariciar,ycontarchistes,ytocalaguitarra y el bandoneón, y sabe respetar, y es generoso en el placer, y vive de talmaneraquelamuerte,paraél,nuncaseráunaestafa.

Alquiló una habitación en una pensión modesta y limpia situada en la calleKydathinaion, en el intrincado barrio de Plaka, a los pies de la Acrópolis, y solíacomerenunrestaurantecercano—unestiatori,comosediceallí—,dondeconociólamusaka,elpastichio,layemistá,elkokonistó,einclusoaprendióunpocodegriego.Lefascinabaaquel idiomaqueconservabafrescoelrecuerdodelaGreciaclásicayllamabaéxodosa las salidas,yéxtasisa lasparadasdeautobús,y loscamionesdemudanzas decían que eranmetáforas, y para pagar había que pedir el logaritmo, yacracia era debilidad, y ángel el mensajero y lo pequeño era micro y lo grandemégalo,ylosdueñosdealgoerandéspotes,y loscónsuleseranproxeneyos—¿quésonlosproxenetassinocónsulesdesuspupilas?

Desde allí, como protegido por una barrera que lo hacía inmune, supo de laexpansiónestremecedorade las tropasnazisque invadíanDinamarcayNoruega,ylosPaísesBajos.Y,conelcorazónenunpuño,comentóconunaparisinalacaídadeParís,yconlainglesaMarjorielaterriblebatalladeInglaterra.

YesperabaconilusiónesemomentodelanocheenqueelpresentadorgritabaelnombredeLaloValenteamorradoalmicrófonoypedíaungranaplausoparaellos,y

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Lalosalíaaescenacomounhéroeyexclamaba:—¡España!Laorquestarespondía:—¡Una!YLaloValente:—¡España!Ylaorquesta:—¡Dos!YLaloValente:—¡España!Ylaorquesta:—¡Tres!—¡España!¡Un,dos,tresy…!Y empezaba el espectáculo. La orquesta con toda brillantez y Lucía y Camilo

dandoformaconmovimientoeleganteysensualalritmoyalanota.Entreelpúblico,ojosfemeninosquebuscabanaunooaotro,sobretodoaLaloValenteperotambiénal pianista conocido comoCromañón, o al delicado bandoneonista, que tenía tantaagilidad en los dedos. Miradas que decían: «¿Nos vemos luego?», parpadeos quesignificaban:«Naturalmente».

El día 28 de octubre de 1940, el sonido penetrante de las sirenas eléctricasdespertó a mi padre en compañía de una cantante griega que se llamaba EvaEvangelides,perosehacíallamarLoladeCórdobaparacantarcuplésenespañol,auncuandonosabíaniunapalabradeespañolynoentendíaloquedecía.LositalianoshabíancruzadolafronteradesdeAlbaniayhabíaniniciadolainvasióndeGrecia.

Enmediodelaalarmaycrispación,elgerentedelGrandeBretagnecitóaLaloValente y, como éste tenía pocas facilidades para todo idioma que no fuera ellunfardo,sellevóconsigoamipadre,elpolíglota.

—Losiento—lesdijoelgerente,señorGianakopoulos—,perodebemosrescindirelcontrato.Comprenderánustedesque,estandoenguerra,nuestropúblicono tieneánimos para fiestas y bailes —cuando ya lo habían comprendido y se estabandespidiendo,elhombrepreguntó—:¿Sevanairdelpaís?

—No—dijomipadre—.Aunenguerra,estoysegurodequeaquínosvanatratarmejor que enmi país. Si necesita unosmúsicos para animar a los soldados o parafestejarlavictoria,yasabedóndenosencontrará.

Luego, en la calle, cabizbajo, preocupado, con lasmanos en los bolsillos,Lalopreguntaba:

—¿Estássegurodequequieresquedarte?—Claro. ¿Quénospuedepasar?Si ganan los italianos, somos españoles y, por

tanto, franquistas y, por tanto, tan fascistas como ellos.Y, si ganan los griegos, el

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señorGianakopoulosnosllamaráparacelebrarlavictoria.Lalocabeceó:—¿Yentretantodequévasavivir?—¿Nosabesquesoyrico?Antesdevenir,vendílaempresademipadre.Tengo

dineroenelbanco.Irésubsistiendo.Y,cuandosemetermine,yaveréquéhacer.Acudieron al consulado español, en busca de protección y consejo. Allí, el

representante de la España de Franco les tranquilizó diciéndoles que España sesituaba almargen del conflicto. «Somos neutrales», afirmó textualmente. «Italia yEspañasonnacioneshermanadasporunosmismosideales».

Eso resultó difícil de aceptar cuando el 1 de noviembre la aviación italianabombardeóAtenas.Mipadreserecuerdaparalizadoenlahabitacióndesupensióndela calleKydathinaion, presade algoparecido aun ataquedepánico. «Otravez lasbombas».Lassirenas,lasexplosiones.Nisiquieraseleocurriósalircorriendohaciael refugio.Recuerdaque tenía la cabezaapuntode estallaryqueestuvohablandoconElenayTomasín,anunciándolesquealomejorestabanapuntodevolverseaver.

Poraquellasfechas,conociómipadreaunfuncionariodela legaciónespañola,untalIgnacioFuster,untipomuysimpático,desumismaedad,siempredinámico,siempre risueño, que tenía un ojo desviado y los dientes irregulares y que contabachistes con mucha gracia. «Que se conoce que había ido a Sevilla don AlbertoMartínArtajo,elpresidentedeAcciónCatólica,quedioundiscursodetresparesdenarices.Ylagenteenfervorizada,apasionada,queselocargaaloshombrosylovapaseandoporlaciudad,vitoreándole:“¡Artajo,Artajo,Artajo,Artajo…!”.Ysaleunviejo republicano, que no entiende nada, y grita: “¡Qué coño, ar Tajo! ¡ArGuardarquiví,queestámáscerca!”».

Simpatizaronenseguida.Mipadreloreconocióporqueeraunodeloshabitualesdel espectáculo del Grande Bretagne. Solía ponerse en alguna de las mesas de laprimera fila y aplaudía a rabiar, sobre todo la parodia del «¡España, un-dos-tresy…!».

ÉlseofrecióparamostrarleamipadrelossecretosdeAtenasqueaúnnoconocía.Por ejemplo, unas cuantas tiendas del barrio de Plaka, propiedad de judíos quevendían a buen precio cortes de traje, abrigos, prendas de seda, zapatos, relojes yjoyas.Eransefardíes,judíosespañolesdescendientesdelosqueexpulsaronlosReyesCatólicosen1492.

Inesperadamente,elejércitogriegofuecapazdefrenarlaacometidaitalianay,enunespléndidocontraataque,losobligaronaretrocederhastalafronteraalbanaymásallá.UneufóricogerentedelhotelGrandeBretagnevolvióallamaraLaloValenteyamipadreparacomunicarlesqueseabríadenuevoel restauranteyelbaileyquequeríancontarconellosparacelebrarlavictoriadesuejércitosobrelositalianosalmismotiempoqueelpasodelaño1940al1941.

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Probablemente,losmiembrosdelGobiernodelpresidenteJohannisMetaxas,quemoriríaveitinuevedíasdespués,noestabantancontentoscomoaquellosjuerguistasde sombreritos de papel, pero a la gente queposeemuchodineroy poder le gustasentirse invencible y omnipotente y suele exorcizar su miedo con ruido, música,carcajadas y alcohol. A ellos nadie les iba a hacer daño. Y debían de continuarcreyéndolo cuando, el 23 de febrero, ya muerto el fascista Metaxas, llegó a lapenínsulaelprimerministrobritánico,conferencióconelnuevopresidenteKorysisylos griegos aceptaron la ayuda de los aliados. Ésa sí que era una buena jugada.Apostabanporelcaballoganador.

Seleshelaronlassonrisasenelrostrocuandoel6deabrillesllególanoticiadeque el ejército alemán había lanzado en territorio griego su estremecedora GuerraRelámpago, Blitzkrieg, que atravesó el país a grandes zancadas. La llamaronOperaciónMarita. El día 9 ya habían tomado Salónica, el 18 ya expulsaban a losinglesesdelMonteOlimpoyelpresidentedelConsejosesuicidó.Corrióelrumordeque lo habían asesinado en la embajada británica. Y el 27, Atenas era declaradaciudad abierta, las tropas alemanas desfilaron por la avenida Ermou, ocuparon laplaza Syntagma, una gran bandera roja con la esvástica en el centro ondeó, comohistórico insulto, en lo alto del Partenón; y así comenzaron los duros años de laKATOXH,laocupaciónalemanaenGrecia.

Unavezmás,elgerentedelGrandeBretagne,señorGianakopoulos,citóaLaloValenteasudespacho.Y,comoLaloteníapocasfacilidadesparatodoidiomaquenofueraellunfardo,lepidióamipadrequeloacompañaradenuevo.

Unagranbanderanazidecorabalafachadadelhotellujoso,quesehabíarodeadodealambradas,garitasyguardiasarmados.Aquellavezlesresultómásdifícilentrarallí.

AsíconocieronalmajorLotharBöhm.QueríaquelaGranOrquestadeLaloValentefueralaquedirigieraelbailepara

festejarlavictoriadelReichsobrelaViejaGrecia.

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LaGranMeretrix(4)novelagalante

biografíapsicalíptica

«(…)ElHombreylaGranMeretrixenunaposentociegocuyasúnicasaberturasalexterior eran los espejos; y, en una coqueta, dos artefactos de forma obscena quesugieren gustos sofisticados y depravación. Ella en el centro de la estanciadesprovistadetodaprendadevestirporqueaéllegustacontemplarlay,mientrassedeleita con el espectáculo de sus redondeces, va palpándose como sin querer suspartesnoblesjugandoahacerlascambiardetamaño.

»—¿Has oído hablar de la conspiración judeomasónica? —pregunta deimproviso.

»LaGranMeretrixparalizaelgesto,retieneenlabocaelhumodelcigarrillo,losoplaalfinlentamente.SevuelvehaciaelHombre.(…)»

HabíaqueentrareneledificiodeVíaLayetanaporlacallePortet,sesubíanunaspocas escaleras hasta el entresuelo, se recorría el pasillo de los compañeros de laBrigada Criminal, se torcía a la derecha antes de llegar al archivo y, al fondo delpasillo,enunespaciodemasiadoreducidoparalaactividadqueallísedesarrollaba,seencontrabanlasdependenciasdelaBrigadaPolítico-Social.

Undía,resultóqueelespaciotodavíaeramáspequeñoporqueunpardeestanciashastaentoncesdedicadasadespachosysaladeinterrogatorioshabíansidoocupadaspor tres o cuatro alemanes, una bandera con cruz gamada, un aguilucho y otrossímbolosnazis.

ElHombrepreguntósóloconelgestoyMadurga,desdesumesa,lerespondióenvozbajaconunasolapalabra:«Gestapo».

LaGeheimeStaatspolizei,policíasecretaalemana.—¿Yquécoñohacenaquí?Elcomisario,porsorpresa,pusosumanosobreelhombrodelHombre.—Yavesquetendremosqueapretarnosunpoco.Losamigosalemanesnosvana

ayudarenlaluchacontralaconspiraciónjudeomasónica.Ellossabenmuchodeesteasunto.

Lollevóalcuartopiso,dondelosgrisesdelaPolicíaArmadateníanmontadaunacantina.Allíencontraronauntipodepaisanoconpintadecamioneroquecomíaunbocadillo de atún con voracidad escandalosa. Tenía los ojos muy azules, el pelocortadoalcepillo,lanarizrotayeraalemán.Cuandoelcomisariolospresentó,noseestrecharon lasmanos porque las tenía pringosas de aceite.Hicieron gesto de «noimporta».

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—Es Herr Winzermann —dijo el comisario, pronunciando «Güínzerman». Sesentaron—. Director del Servicio de Control Portuario Alemán. Entre otras cosas,estáaquíparaencargarsedeladisciplinadelosresidentesalemanesenEspaña—lesonrió para que el otro creyera que estaba hablando a su favor, y prosiguió,aprovechándose de que no entendía el castellano—: Él y los suyos ejecutan lassentenciasdeuntribunalnazisecretoeilegalqueoperaennuestraciudad.Mandanmás que nosotros, estos cabrones —movía la cabeza afectuosamente, y el otrorespondióconelmismogestoamistoso—.Tambiéntienelamisióndecontrolaralosjudíosquevivenaquí,quesonmuchos.Élnosayudará,ysuayudaesmuyvaliosa,porquelaGestapoeslaGestapo,ynosotrostenemosórdenesdeayudarlestambién.Apartirdeahora,encuantotengamosnoticiadealgúnjudío,debemospasárselaaéloasushombres.Y,sihacefalta,detenerloytraerloaquí.

—Judío—arrugólanarizelHombre—.¿Ycómoseconoceaunjudío?LeentregaronunalistadepersonasempadronadasenBarcelonaysospechosasde

perteneralarazaylareligiónhebreas.—Existelasospecha—dijoelcomisario,observadoatentamenteporelalemán—

de que algunas de las personas más poderosas de esta ciudad puedan ser judíosaunqueparezcanespañoles.Miembrosactivosde laconspiraciónjudeomasónica.Yprobablemente nosotros no podamos hacer nada contra ellos porque, a lo mejor,financiaronelGloriosoAlzamientodenuestroCaudillo.Yasabesquesontraidores,siemprejugandoadosbarajas.Perolosalemanessonotracosa.Aellosnadiepuedeponerleslímitesnicondiciones.¿Comprendes?

ElHombrelehablódeelloalaGranMeretrix.—…Yotepasarélalista,ymeencargarédeaveriguarcómoydóndeencontrarás

a los fulanos en cuestión. Te los tiras, les cobras, y luego me dices si estáncircuncidadosono.

Ella tardó en responder. Lo miraba como si no pudiera creer lo que estabaoyendo.Decepcionada.Amargada.

—Nocuentesconmigo.—Nome jodas.¿Dequé te lasdasahora?Eresunaputa.Siemprehassidouna

puta.Lo eras cuando te conocimos,Víctor y yo.Ymantuviste aVíctor enMadridjodiendoporlasesquinas.YtrabajastedeputaenelbardeVíctor…

—Esono.—Nomejodasqueahoratevienenreparos.Tienesvocacióndeputaynuncalo

ocultaste.Lotuyoeseloficiomásantiguodelmundo.—Noes eloficiomásantiguodelmundo.Antesdeque lamujer sededicara a

esto, un hombre tenía que dejarse dar por el culo para obtener el dinero con quepagarnos.

—Esloquemegustadeti.Eresinteligente,yleída…

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—Notrabajarédeputaparati.—Paramí,no—lamanoderechasaliódisparadayestallócontralamejilladela

mujer,quegirósobresímismaporlaviolenciadelimpactoyquedódeespaldasaél,agarrotada—.Loharásporlapolicía.Porque,si túayudasalapolicía, lapolicíateayudará.Y,sino,tejoderá.Yhaymuchasmanerasdejoderte,¿sabes?TienesunhijodeunanarquistaqueahoraestáenlaModelo.¿Porquétecreesquetehandejadoenpaz hasta ahora? ¿Por tu cara bonita?—se arrimó a ella por detrás y, pasando lasmanospordebajodesusbrazos,leagarrólospechos—.Lapoliseportabiencontigoporque tú te portas bien con la poli. Y tu hijo no tendrá que ir a los hogares delAuxilioSocial,sitúteportasbien.Inclusoloadmitiránenuncolegiodepago,quetúpodráspermitirteporquetendrásmuchodinero.Túrecórreteesalistay,sinotepaganellos,tepagaréyo.Paraquetecompresvestidosyledesunaeducaciónatuhijo.Tealquilaréunpiso,paraquenotengasquellevaralosclientesatucasa.Queunacosaesunacosayotracosaesotracosa.

«(…)LosdedosdelHombrejugabanconlospezonesylaGranMeretrixcerrabalos ojos, extática. Apretaba con fuerza los labios. Para no llorar, quizá, o para nomaldecir,oescupiromorder(…)»,escribíaMiguelconcrispadaortografía.

—QuieroveraVíctor.ElHombrepermitióquerespirasecuatroveces.Unainspiración,otra,otra,otra.

Podíacontarlasporquecontinuabaestrujandosuspechosadosmanos.—Claro—exclamóporfin,conungolpederisa.Ylasoltó,seseparódeella—.

Nohay ningún inconveniente.Vete a ver aVíctor, claro, y le das recuerdos demiparte.

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EneldespachodelgerentedelGrandeBretagne,señorGianakopoulos,lesesperabaIgnacioFuster,delconsulado,yfueélquienlespresentóalmajorLotharBöhm,delaLuftwaffe.

—Van a utilizar este hotel como cuartel general del Tercer Reich en Grecia yquieren que ustedes sean la orquesta oficial. A los alemanes les gusta mucho lamúsica.Ellosvanacorrercontodoslosgastosyprometensergenerosos.

—¿Teníamoselección?—sepreguntabamipadre—.Comoelobreroquepermitequeelpatrónexplotadorlepaseelbrazoporencimadeloshombros.Comolamujerqueaceptaelbesodesumaridoadúlteroqueaveceslepega.Comoelesclavoquelecuentaunchistealdueñodellátigo.AsífuemirelaciónconelmajorBöhm.

Eraimponente,unespécimenhumanoperfecto.Conaqueluniformeimpecableyterriblequeparecíacortadoamedidayacabadodeestrenar,ysuconsiderablealtura,ylaposturaerguidaymarcial,losojoscolordeaceroymandíbulacomounbloquedegranito.

—… Vino hacia Lalo y hacia mí, sonriendo y tendiéndonos la mano, afable,realmente encantado de conocernos. «Me entusiasma el tango». Masticaba elcastellano.Yañadía:«PorqueyoluchéenEspaña»,comosiesofueraunmotivoparaquelegustaraeltango.«YoluchéenEspaña»,tanorgullosodesímismo,esperandomuestras de simpatía por nuestra parte. A lo mejor era uno de los pilotos queametrallaban lacarreteradeFigueresaPortbou;a lomejormehabíavistodesde lacarlinga de suMesserschmitt cuando yo lo desafiaba haciendo los cuernos con lamanoy llamándolohijodeputa.Opodíahabersido tripulantede laputapavaquemachacóBarcelonaaquelputodíademarzo,cuandoElenayTomasíndesaparecieronparasiempre.¿Peroquésesuponíaque teníaquehaceryo?¿Negarleelapretóndemanos?¿Apartarle lacara?¿Escupirlea lacara?¿Quéclasedeesclavoquería ser?¿El que, atado a un poste, recibe los latigazos o la descarga del pelotón defusilamiento?¿Oelquesefumaunpuroconeldueñomientrashablandefútbol?Quécoño.

Mientras hablaba de sus recuerdos, a veces mi padre parecía abatido yabochornado,yaveceslevantabalacaradesafianteparaimponerlaevidenciadequecadacualescomoesy,alolargodesuvida,actúacomobuenamentesabeopuedey,alfinal,nohayquedarexplicacionesnipedirperdónanadie.

—¿CuántaspersonascreesquehubierandadolaespaldaalmajorBöhmenaquelmomento?Bueno,puesyopertenecíaalgrupoquenolediolaespalda.Algrupoquesonríeyestrechalamanoyexclama:«¡Ah!»,encantadodelavidamientraspiensa:«Hijodelagranputa».Nosécómosellamaalostiposcomoyo,peromeparecequeaquello no es lo peor que he hecho en mi vida. Y supongo que ahora entenderás

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mejortodosestosañosdesilencioydevergüenza.Eradenoche.Dosnochesantesdemorir.Bebíacoñac.Chupabaelpuro.—La vida se hizo mucho más agradable —suspiró—. Resulta confortable,

tranquilizador, convivir con el enemigo. Y, de algunamanera, me tranquilizaba lapresencia de Ignacio Fuster allí. Era una persona que me infundía confianza ytranquilidad. Honestidad. Uno pensaba: «Si Fuster puede hablar con este tipo, yotambién puedo hacerlo». En seguida nos volvimos amigotes de juergas, LotharBöhm,Fusteryyo.UnanocheFusternosllevóaldistinguidobarriodeKolonaki,acasa de una señora que se llamaba Elefteria, maman Elefteria, y que tenía unapandilladeseñoritascomplacientesasuservicio.UnaBomboneraalagriega.

Bebíanjuntos,yreíanjuntos.Ymipadrecontabachistesimposiblesdetraduciralalemán: «¿En qué se parece el invierno a los EstadosUnidos? En que en EstadosUnidos hay las cataratas del Niágara y, en invierno… No me niagarás queta’catarras!».FusterymipadresepartíanderisayelmajorBöhmnoentendíanadapero permitía que se le contagiara la hilaridad. Con las carcajadas, a Fuster se ledesviabaunpocomáselojo,yesoeraunmotivomásparacontinuar las risas. Ichverstehenichts,aberdieserMannistsehrlustig,decíaLotharBöhm.«Noentiendonada,peroestetipotienemuchagracia».

—Estáunoenunbar, tomándoseunacerveza,yenestoque leentranganasdemear.Tremendasganasdemear.Tienequeirallavabo,perotienemiedodeque,ensu ausencia, alguien se le beba la cerveza.Demanera que arranca una hoja de suagenda y escribe en ella: «He escupido dentro», y deja la hoja junto a la jarra decerveza.Vaamear.Y,cuandovuelve,seencuentralajarradecervezatalcual,peroalguienhaescritodospalabrasensumensaje:«Yotambién».

Risas.Talvezinfluidoporelmiedoylaparanoia,mipadresiempretuvolasensaciónde

queaquelhombredeojosdeacerolomirabadeunaformaespecialdesdeelprimermomento,comosifuesecapazdeleerleelpensamientoysupieraperfectamentequenopertenecíanalmismobando.Unamiradaenque semezclaban la sospechay lacomplicidad. «Sé quién eres, pero no se lo diré a nadie… de momento». En lasimpatíadislocadademipadrehabíaunachispadesúplica,«porfavor,noselodigasanadie,porfavor,nomedelates».Porqueloquenuncahuboensuposturaabyectafue«somosdelmismobando».

—… Resultaba confortable convivir con el enemigo. Bailar con el diablo. Tesientesseguro,¿sabes?Sitecomportasconprudencia,estásmásseguro.Sicreenqueeresdelossuyos,noteharándaño.Ynoeratandifícilportarsebien,¿sabes?,porquenadie cometía ninguna barbaridad ante mis ojos. Yo no vi a los Batallones deSeguridad griegos, los Tagmata Asfaleias, en acción contra los comunistasresistentes.YosólonotabalaocupacióndeAtenasenlacantidaddeuniformesnazis

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yrepresentantesdelosgruposfascistasgriegoscomolatripeE(EllenikiEthnikistikiEnosis) o la Sidera Irini, que llenaban el Grande Bretagne cada noche, durantenuestraactuación.

Claroque,aveces,sereuníaconellosotrooficial,éstedeinfantería,concaradebulldog,unaespeciedeEdwardG.RobinsonllamadoRolfMettert.Teníaunaeternaactitud enfurruñada y huidiza, como un niño tozudo emperrado en ser como era ydecirloquedecía.Hablabaenalemánysutemaúnicoeranlosjudíosylanecesidadde exterminarlos. No sabía hablar de otra cosa.Monologaba para nadie porque niBöhm,niFuster,nimuchomenosmipadreledabanréplicanimostrabanelmenorinterésporprolongarlaconversación.

—Nosonunarazainferior—murmurabaenalemán—.Alasrazasinferioresnohay que eliminarlas, se eliminan solas. Eso de la raza inferior se dice para tenercontenta a lamasa, que actúa pormecanismos elementales. Los soldadosmataránmásagustosipiensanquesólomatanratas,perolaverdadnoesésa.Laverdadesque, si hay que acabar con los judíos, es precisamente porque no son inferiores,porquesoncompetidoresdemasiadopoderosos.Eslaúnicarazaquepuedeimpedirquelanuestraseexpansione.¿Noesesoloquehayquehacerconlacompetencia?¿Quitarla de en medio? No puede haber dos machos dominantes en una manada.Luchanentreellosyunotienequemataralotro.Esunaleynatural.Elfuertegana.Eldébilseextingue.Yasívamejorelmundo.Sinoeliminamosalosjudíosahora,ellosnosacabaráneliminandoanosotros.

Confrecuencia,mipadrefingíaquenoentendíaelalemánbarboteadodeMettert.—¿SabequéfueloprimeroquehicecuandolleguéaAtenas?—«no»,decíami

padreconsonrisabobalicona—.Mataraunafamiliadejudíos.—¿Cómo?—mipadrecongelabalasonrisaysusojosparecíanpedirauxilio.—WareinejüdischeFamiliezutöten—repetíaelbulldogenalemán—.Ledijea

un funcionario griego: ¿Dóndeviven los judíos de esta ciudad?Me lo enseñó.MellevóauncallejóndePlaka. ¿Aquí? ¿Éstos son judíos?Entré enuna tiendadondevendíanyreparabanrelojes.Losmatéatodos.Matéalpadre,matéalamadre,matéalosniñosyaunviejoqueestabaenunsillón,alfondodelatrastienda.Así,desdeelprimerdía,sabenquiénmanda,¿comprende?Selocuentanlosunosalosotros.«Sonlosnazis»,dicen.«Yesverdadloquesedicedeellos.HanmatadoatodalafamiliaCohen».

Mipadrecontinuabamirándolofijamenteconcaradebesugo.—Losiento,peronoentiendo—ledecíaensupeoralemán—.Mialemánesmuy

malo.Ichsprechesehrschlechtdeutsch.Recordaba con nitidez un día de verano en que Fuster y él habían ido solos a

visitar la isla deMykonos.Durante la travesía en ferry, los había sobrevolado unabandadadeStukasdelaLuftwaffe,unnubarrónletalqueoscurecióelcielo,yFuster

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sequedóobservandoamipadre.Mástarde,estabancercadeunaiglesiamuyblancaymuyhermosa, en lo alto de un acantilado, contemplando la inmensidad delmar,cuandoelfuncionariodelconsuladomurmuró,despuésdeunlargosilencio:

—Sonunoshijosdeputa.Acontinuación,echóunarápidamiradadereojohaciamipadre,paraobservarsu

reacciónotalvezparasolicitarsuapoyo.Mipadresemantuvoimpasible,comosinohubieseoídonada,conlosojosfijosenelhorizonte,atentoalosgritosylasrisasdeunamadrequejugabaconsushijosenlasinmediaciones.

La vida se hizo muchomás agradable porque, a poco de conocerlos, Böhm yMettert llevaronundíaamipadrealpuertodeElPireoy le invitaronavisitardosbarcosmercantesylepresentaronasuscapitanes.UnbarcosellamabaTenerifeyelotro Quevedo y los dos llevaban pabellón español pero toda la tripulación eraalemana.Transportabanclandestinamentematerialbélicoa la isladeCretay, enelviaje de vuelta, aprovechaban para cargar las bodegas de aceite de oliva queproporcionabanotablesbeneficiosenelmercadonegro.Desdeentonces,cuandomipadrenecesitabaaceite,yasabíaadóndeirabuscarlo.Leregalabanunpardelatasobotellasendeferenciaasusamistades.Yenlaembajadaalemanaconseguíatarjetasdelpanyconservasycafé.

Repetíamipadre,pensativoyapesadumbrado:—Lavidasehizomuchomásagradable,sí.Desdelaterrazadelhotel,el30demayolaorquestapudoasistiralahazañade

dosmiembrosdelaresistencia,ManolisGlezosyApostolosSantas,quetuvieronelcorajedesubiralaAcrópolisparaarriarlabanderanazieizarensulugarlabanderagriega.

Ylanochedel20dejuniode1941,laorquestadeLaloValentetocóanteAdolfHitler y Heinrich Himmler en persona. Estaban en el restaurante del GrandeBretagne, con su séquito de guardaespaldas y lameculos, brindando porque, al díasiguiente, sus tropas ibana irrumpir en laUniónSoviética, ansiosaspordevorar alGranOso.

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LaGranMeretrix(5)novelagalante

biografíapsicalíptica

ParairaveraVíctor,lamujersevistiódeformadiscretaymodesta.Unablusacolorcremacerradaenelcuelloconunlacitocursi,unafaldadecente,elcabellorecogido,ni rastro demaquillaje.Pero ahí estaban sus ojazosnegros, y los labios gruesos, yaquellanarizextrañaqueledabaairesdeluchadora.

—Estásmuyguapa—ledijoVíctor,emocionado.Ni punto de comparación con laGranMeretrix de noche.Vestidos de lamé, el

abrigodeastracán,ojosdemujerfatal,bocaperfiladaparaelbesoy laprocacidad,uñaspintadasparadecorarlascopasdechampán.RisascristalinasenlaParrilladelRitz.

Ay,yonoséloquepasapormí,peroyavequemesientofeliz.Sigaapretandoaunquemiremamá,quesiseirritayasecalmará…

Mientras en el exterior continuaban las cartillas de racionamiento que dabanderechoa125gramosdiariosdepannegroydenso,y lascolas interminablesy lasrestriccionesmiserables,yunobrerocobrabaapesetalahoraytrabajabadiezhorasdiarias,delunesasábado,ylossindicatosleinvitabanacantarelCaraalsol,laGranMeretrix comía caviar con cuchara sopera, y cochinillo, y al faisán le poníanunosadornos de papel muy monos y en el escenario la orquesta de Bernard Hildainterpretabamelodíasdehoyydesiempre.

AunquecienañosllegaseaviviryonoolvidaríalastardesdelRitz.

—¿CómoestáEduardo?—preguntabaVíctor.—Muy bien.Muy crecido. Ya tiene siete años y esmuy inteligente. Va a una

academiadelbarrioyeldirectorestámuycontentoconél.

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—¿Cómotelasapañas?—Bueno. Miguel me echa una mano —Víctor desviaba la vista. «… Me

recordarás siempre golpeándote como un malvao…». Compañeros de celdamutiladosporunoquedicequeesGironés—.Suerte tengoconél.Sino, solterayconunhijo,loestaríapasandofatal.

Víctorpugnabaporrecuperarlasonrisa.—Oseaqueoshabéisreconciliado.—Sí.Bueno,nomucho.Nosomosmuycompatibles,peronosvemos.»(…)Ocasionalmente,elHombreylaGranMeretrixcoincidenenlaterrazadel

Moka,enplenasRamblas,yallídepartenconcaballerosteutonesquetienencercasusoficinas,enelportaldeallado.Ylosgermanossientenenvidiadelpolicíaespañol,distinguidoycalavera,tandemundo,porqueesevidentequeposeelosderechosdelamujerenexclusiva.

»—¿Cuántomecobraríaporunahoradeintimidadconesamujer?»—Esamujernoleconviene.Melocuentatodo.(…)»(…) Para que su Hombre guardara grandes e inolvidables recuerdos de los

momentos de amor que acababa de despertar en ella, adoró, en muda plegaria, elepicentro físicoqueconsu ímpetuyvehemencia tanta felicidad lehabíaprodigado(…)»

—¿ContinúasenaquelpisodelPobleSec?—Víctornoparabadepreguntar.Nodaba oportunidad a que ella le preguntara: «¿Y tú cómo estás aquí?». Le habríaresultadomuydifícilresponderaesosinperderlacompostura.

—Sí.Elvecindariomeconoce.Seguimossiendo losmismos,conexcepcióndelos Trabal, claro, que los fusilaron. Cuidan de Eduardo cuando yo tengo que ir atrabajar…

NoledijoqueMiguelJinetelealquilabaunpisoenlaavenidaMistraldondesecelebraban fiestas, orgías, disparates que tenían fritos a los vecinos. Cuandoprotestaban,laGranMeretrixlesgritabaporelpatiointerior:«¡Llamadalapolicíasinoosgusta!».

Pisolobastantegrandecomoparaalbergaratresmujeresguapasyelegantes.LaGranMeretrixdisponíade lamitaddelespacioparaella sola.Ypodía llevarallí aquien le diera la gana, y a Miguel no tenía que pagarle ningún porcentaje comohacíanlasotras.AMiguelsóloleproporcionabainformación.LacuentabancariadelaGranMeretrixeracadavezmásnutrida.Yasecomprabajoyasdeverdad,orodeverdad,hastadiamantesdeverdad.Ycocaínadeprimeracalidad.

Suvidaeraunacarcajada.—¿Ycómoteganaslavida?—Nopreguntes.Yatelopuedesimaginar.Lavidaesdura.Víctorcreíaqueseloimaginaba,porquehabíaconocidolavidameretriciadelas

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chicas que frecuentaban el bar Luys, pero en realidad no podía formarse lamenoridea.NoveíalaParrilladelRitzensusnochesdeinsomnio,nilosesmóquinesnialoshombrespanzonesquesesujetaban loscalcetinescon liguero,ni lacantidaddedinero que llegaba a cambiar demano. Pinchazos, polvos blancos, ojos vidriosos,valíatodo,«¿porquénonosmontáisuncuadroartístico?»,dosmuchachasperversas,tres,laschicasyelperro,todovalía.YEduardoquenosabíanada,sobretodoquenose entere, tan repeinado con raya a la izquierda, y la bata de colegio con rayitasazules.«Unbeso.Noteolvideselbocadilloparaelpatio».Yalcole.«Yonotengopapá.Semuriócuandoyoerapequeño».«¿Y tumamá trabaja?».«Sí, escriadadeunacasamuyrica.Ellosmepaganelcolegioporquenotienenhijosydicenqueyosoycomounhijoparaellos».

—RespectoaEduardo…Heestadopensando…Yonopuedoeducarlocomoesdebido.Nopuedo.Loheestadohablandoconélymeparecequeéltambiénestádeacuerdoenquelodéenadopción—Víctorabriólabocaparaprotestar,peroellaseadelantóconundesafío—:¿Puedescuidarlotú?

—Porfavor,Carmen,¿quésignificaesodequeteparecequeéltambiénestádeacuerdo?Nopuedesdarloenadopción…

—Esmayor,éltambiéntienesuopinión…—Tendríamosque…—¿Tendríamosqué?Cuandosalgas,¿tededicarásacuidarlotú?¿Trabajaráspara

darledecomer?Y,porcierto,¿sabescuándovasasalirdeaquí?¿CreesqueEduardotendráqueesperarmuchoparacomerbien?¿Cuánto?¿Unaño?¿Dos?

—Carmen:nopuedesdarloenadopción.—Loquenopuedoesnodarloenadopción.—Carmen:soysupadre.—Porqueyolodigo.Erainútilseguirdiscutiendo.Enlasoledaddelsueño,apiñadoconotrosoncereclusosen laceldaasfixiante,

Víctorveíaa lamujerynoqueríaverla, laveíade rodillasanteun tipopanzudoybrutal, pero no podía figurarse que el auténtico trabajo de la mujer consistía enobservarydescubrirpenes.Ydarconversación.

—Caramba,¿eresjudío?¿Sabesquepodríasbuscarteunproblema,conuncarajoasí?

Respuestasdistintascadanoche:—No,nopiensesmal.Meoperarondeniño.Teníaunaenfermedad.O:—No te preocupes por mí. Estoy por encima de estas cosas. A partir de un

número determinado de millones en el banco, ya no tenemos nada que temer denadie.

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O:—Ocúpatedetuscosas.Obienelquelaagarródelcuelloconmanazamonstruosaylaaplastócontrala

paredparaladrarlealacara,salpicándoladesalivilla:—Ésteseránuestrosecretoy,sialgúndíaalguienseenteradenuestrosecreto,ya

sabréquiénhahabladodemás.¿Mehasentendido?Lavidaeramuydura,tambiénfueradelacárcel.Carmen hablando con su hijo, el hijo de ambos, y razonando con él la

convenienciaonodedarloenadopción.Víctor,ensucelda,conlosojoscerrados,nodejabadedarvueltas.—¿Tequieresestarquieto,joder?¿Quécoñotepasa?¿TehadadoelmaldeSan

Vito?

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Precisamenteel jueves20denoviembre,cuandolaradiodifundiólanoticiadequeFrancohabíamuerto,fueeldíaqueeligieronmipadreyVíctorparairavisitarasuantiguoamigoMiguelJinete.

Salieronamediamañanaynosdejaronsolosamimadreyamí,conlaatmósferadoméstica rebosante de una especie de luto terrorífico. Según el diario hablado, lamuertedeFrancoera lopeorquenoshabíaocurridodesdehacíasiglosyobviabanporpudorlapreguntahistérica:«¿Quévaapasarahora?».

Mi madre planchaba en silencio y yo, apoyado en el quicio de la puerta, lepregunté:

—¿Ytúqué?—¿Yo?—dijo,sinmirarme.—Sí. Todos estos días, papá yVíctor han estado hablando de sus vidas. ¿Y la

tuya?—¿Lamía?—comosifueraridículopreguntarporella.—¿Nohaspensadoque,enestacasa,hemosvividoañosyañosahogadosporel

silencio? Sobre todo, vosotros dos, papá y tú. Un silencio espantoso que lo pudretodo.Amedidaquepapámehaidocontandocosasdesuvida,mehesentidomuchomejorconél.Élsiemprehabíasidomipadre,sólomipadre,laautoridaddecasa,elquetrabajaytraeeldineroypocomás.Ahora,loveocomounapersona.FernandoGavanza,unapersonaconunahistoriatremendaquedatademuchoantesdequeyonaciera.Yahoratepregunto:¿Ytú?

—¿Yyo?—losojosfijosenlaplancha,enlasarrugas,ensusmanosenvejecidas—.Yo,nada.Yonotengohistoria.Quéquieresquetecuente.

—Cómo os conocisteis, por ejemplo. Nunca me habéis contado cómo osconocisteis.

—¿Nunca?EnunbarcoquehacíalatravesíadeGénovaaBarcelona.¿Notelohecontado?

—Quizásí,peronocondetalle.¿Quéosdijisteis?¿Dedóndeveníastú?¿Dóndeibaél?

Entonces empezó a hablar mi madre. Y ya no calló en todo el día, hasta queregresaronVíctorymipadre.

El barco se llamabaGuadix, navegaba bajo pabellón español y era mixto, decargayconcapacidadparaunosquinientospasajeros.HacíaescalaenBarcelonaentránsitohaciaBuenosAires.Enlosprimerosdíasdediciembrede1942,laorquestadeLaloValentehabía terminado su contrato con el hotelGrandeBretagneyhabíafirmadootroparaactuarenSalónica,apartirdelanochedeFindeAño.Entretanto,podíantomarsetressemanasdefiestaymipadrehabíadecididoviajaraBarcelona

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paraponerdenuevosupiso,estepisodeGranVíaconEntenza,asunombre.NoeraquedesconfiaradeMiguelJinete,perosíhabíallegadoalaconclusióndeque,tardeotemprano, él había de regresar a su ciudad y quería estar seguro de tener un lugarpropiodondealojarse.

Escribió a su amigo para que preparase los papeles y la visita al notario yembarcóenElPireoconrumboaBrindisiyenBrindisitomóeltrenhastaGénovayenGénovaocupóuncamarotedelGuadix.

Allí, en cubierta, vio por primera vez a Montserrat Ansó. Estaba pintando uncuadro.Vestíaunabrigodecolorverdeyunfulardrojoqueondeabaasuespaldaysujetabaloscabellosconunapamelafijadaconunacintabajoelmentón.

Un tros de dona, me dijomi padre al evocar aquel momento. «Un pedazo demujer».Alta,elegantey,sobretodo,misteriosa.«Alejadadelmundo,autosuficiente,creativa, ausente, me pareció unamujer inalcanzable, y eso la hacía terriblementeatractiva».

Y, ante ella,mipadre, unhombrede rostro enjuto, conun abrigo largobajo elcual salíanunaspernerasdepantalón tanbienplanchadasque la raya serviríaparacortarpan.Yloszapatosrelucientes.Teníaquesujetarseelsombreroparaquenoselo llevara el viento y en su postura había algo cómico que lo hacía sumamentesimpático.

Eraundíafríoperoalsolnoseestabamal,yellaparecíamuyconcentradafrenteal caballete,manejandoelpincel condelicadeza.El lienzoestabadeespaldasamipadre,quenopodríaverlaobraamenosquesepusieradetrásdelaartista,enelpocoespacioquehabíaentresusillaplegableylabarandilla.Sepreguntóquépodíaestarpintando.Sinoera la línearectadelhorizonteyelcieloazulsinnubes,sólopodíatratarsedelcastillodeproaounbotesalvavidas.Picadopor lacuriosidad, inicióelrodeo.

—No,porfavor—fueronlasprimeraspalabrasqueledirigiómimadrequehastaentoncesnoparecíahabersepercatadodesupresencia—.Nomire.

Mi padre se detuvo, sorprendido. La mano derecha en alto para sujetarse elsombrero.

—¿Porqué?—Pintoparamí.Hastaquenohayaterminado,nosabrésiquieromostrarlo.—Elmomentomágico—recordabamipadre—fuecuandomemiró.Esosojos

entrecerrados por una especie de alegría desbordante, de mirada tan aguda yperspicaz, tan comprensiva y abierta. Sonrió y fue como si se desnudara en parte,comosiseofrecieraymepermitieraelaccesoasuvida.

—¿NoledamiedoviajarporesteMediterráneoenguerra?Ellahizounamuecaencantadora.—ElMareNostrumesdelositalianosylositalianossonamigosdelosespañoles

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yésteesunbarcoespañol.Nadienospuedehacerdaño.Mi padre se preguntó: «¿Será fascista devota de Mussolini? ¿Eso del Mare

Nostrum de los italianos lo habrá dicho con entusiasmo fanático?». Y, al mismotiempo,mimadre:«¿Habrápensadoquesoyfascista?».Peroningunodelosdoshizoelmenorcomentarioalrespecto.EstabanenunbarcoespañolqueviajabadelaItaliade Mussolini a la España de Franco. Oficialmente, todos eran fascistas o, de locontrario, tendrían que estar en la cárcel. Así que mi padre, presunto franquista,aquellanochebailóconmimadre,presuntamussoliniana,ylahizoreír,ymimadre,sensibleeinsegura,liberósurisamáshermosa.

Porque necesitaba reír. Porque tenía treinta años y la convicción de que estabaviviendo lapeorde lasvidasposibles.Había llegadoa losveinticuatrodedicadaalestudiodelarteyalcuidadodesuspadresysuadoradoabueloRoc,enunpisodelbarrio de Sants, pensando que le quedaban aún muchos años antes de empezar aplantearse un noviazgo, un matrimonio y unos hijos. Pero sus veinticuatro añoscoincidieronconlaexplosióndejuliodel36ytodoloquesiguióacontinuaciónfueun desastre. ¿Quién piensa en noviazgos ni matrimonios durante una guerra? Supadre, Felip Ansó, era concejal por Esquerra Republicana, se había significadomuchoporsusideasseparatistasyunapartidadelaFAIfueabuscarleparadarleunpaseo.Tuvoqueesconderseylosanarquistaslesdestrozaronelnegociofamiliardetintorería.Montserrat,sushermanas,NuriayMercé,ysumadreentraronatrabajarenunafábricadondeconstruían tanquetas.Trabajoencadena,febril,a ladesesperada,en un edificio que todos sabían que era objetivo prioritario en cada bombardeo.Pasaronhambre.Murióelqueridoabueloque,duranteunbombardeo,fuealcanzadopor una esquirla y ya nunca se repuso de la herida gangrenada. Y así se habíaplantadoMontserrat en los veintisiete, una edad un poco tardía, en aquella época,paraponerse abuscarnovioyhacerse ilusionesdematrimonio.Sobre todoenunaciudadcuyapoblaciónmasculinahabíasidodiezmada.

Yluegovinolaentradadelejércitovencedor,queenseguidafueabuscaraFelipAnsó porque había sido concejal por Esquerra Republicana y se había significadomuchopor sus ideas separatistas.Por fortuna,quien llegóa su casa fueuncapitánmadrileñodeojosazulesycorazónbondadoso,DanielMartos-Trujillo,quesefijóenMontserrat y perdonó la vida de su padre a cambio de una cita o dos, de muchasimpatía,y regalos,ycomprensión,yunaamplituddemiras insólitaenunode losinvasores. «Si a mí me gustan mucho los catalanes, trabajadores, esforzados yemprendedores,ysóloatribuyoasuentusiasmoeseerrordepensarquepuedenvivirsinEspaña.Conunpocodehumildad,serán—decía“serán”,nuncadijo“seréis”—colaboradores esenciales de laNuevaEspaña, puntal industrial y laborioso en estepaís de vagos aristócratas a los que hay que darles siempre la comidamasticada»,mientraslamanotontaacariciabaeldorsodelamanodeMontse.

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En 1940, ya eran amantes. Daniel Martos-Trujillo, así, con guión entre losapellidos, ascendió a comandante «por méritos de guerra» y obtuvo un cargoimportante que le obligó a instalarse en Madrid, pero que le permitía viajar confrecuenciaaBarcelona,másdeunavezalmes,enlaarduatareadelareconstruccióndeunaEspañamaltrecha, para verse conMontserrat enunhotel de lasRamblas yjurarleamoreterno.

En 1941, cuando Montse tenía veintinueve, era la novia olvidada. Una vagapromesa:«Encuantomehagancoronel,mevanadestinaraCataluña,yentoncesnoscasaremos»,unespejismodefelicidadcuandoDanielllegaba.Ylasdiscusionesconsupadre,quehabíavistotransformadosuapellidodeAnçóenAnsó,«eresnoviadeesecriminaldeguerrabajoamenazademuerte:sinoteentregasaél,memata»,yellareivindicandounamorsinceroyapasionadodelquenoacababadeestardeltodoconvencida.

1942 había sido el año de Roma. El comandante Daniel MartosTrujillo,universitario, intelectual y políglota, fue enviado allí para tratar con autoridadesitalianas y alemanas, y aMontse los treinta años ya la habían alcanzado. Mundoagitado,entrelaespadaylapared,ylosespañolesalaexpectativadelahistoriaparaapoyar al vencedor, fuera quien fuera, y abominar del vencido a las primeras decambio.YMontseharta,reclamandomásatención,«túamíyanomequieres»,yélexasperado, «¿qué te hace dudar demí?, ¿cómo te atreves?». Para demostrarle subuenafe,hacíaquincedíasquelahabíallevadoaRomaconél,«paraqueveas».Yenseguida habían discutido porque en Roma Daniel Martos-Trujillo también estabaausenteylaabandonabaenlahabitacióndelhotelmientrasasistíaareunionesquesealargabanhastalamadrugadaydelascualesvolvíaborrachoyviolento.Apesardelocual,ellasehabíahecho ilusionesdepasar lasNavidadesconély,cuandose lodijo,provocóunareaccióndelomásdesagradable.«¿Perotúquétehascreído?¿Quete iba a tener aquí dosmeses, a pany cuchillo?».Y,de repente, quién sabe cómo,salióalaluzqueestabacasado,quesiemprehabíaestadocasado,yaloestabacuandoganaronlaguerra,yacuandosalvólavidadelseñorAnsó,yacuandolejurabaamoreternoyleprometíamilvecesqueseibanacasar.EsposaytreshijosenMadrid,enunpisodelaCastellana.

—No quiero acercarme a un hombre durante unos cuantos años—le dijo mimadreamipadreaqueldíadediciembrede1942—.Estoyconvaleciente.Melohaprohibidoelmédico.

Asíhablabamimadre.Asíme lo contó ellay, luego, lo certificómipadre conestasmismaspalabras.«Noquieroacercarmeaunhombre,estoyconvaleciente,melohaprohibidoelmédico».Nomeimaginabaquemimadrepudierahaberhabladoasíentodasuvida.

—En todo caso —le replicó mi padre—, no te conviene acercarte a mí. Los

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Gavanzatraemosmalasuerteanuestrasmujeres.—¿Enserio?—exclamóella,muyinteresada.Al llegar a Barcelona, antes de abandonar el barco, intercambiaron sus

direccionesynúmerosdeteléfono.MipadrelohizoconscientedequelaúltimavezquehabíaestadoenelpisodeGranVíaeraunburdelconmuchoaspectodeburdel.

Bajaronjuntoslapasarela.Lescostabasepararse.Selesacercaronlospadresdeella, señor y señora Ansó, un matrimonio modesto y tímido, acobardado por lapresenciadeaquellospolicíasomnipresentesvestidosconununiformequemipadreaúnnoconocía.Abrigosde colorgris rata condistintivos rojos en las solapasy lagorra.DonFelipe(ahora,conFranco,eraFelipeynoFelip)ydoñaAnita,elconcejalindependentista a punto de ser fusilado por rojos y azules, y la mujer que habíatrabajadoenunafábricadetanquetas.Misabuelosmaternos.

—…OspresentoaFernandoGavanza,esmúsico,estátocandoconunaorquesta,enAtenas.

—¿EnAtenas?Al grupo se unieronMiguel Jinete, tan dandi como siempre, con sombrero de

gángsterdemedioladoypuntasdepañueloblancoasomandoporelbolsillosuperiordelaamericana;yTeresa,laqueridaTeresa,cadavezmáshermosa,másmadura,másmujer, sumirada redonda, asombrada y brillante, más firme ymenos ingenua. Laacompañaba un Javier de seis años, muy alto y muy formal. Cuandomi padre laabrazó, tuvoquecerrar fuerte losojosy, al separarse, ella sepasóundedopor lospárpados. De inmediato, el abrazo efusivo de los dos amigos, con palmadas en laespaldaytantosrecuerdosreunidosenunsilencio.

—Joder,Fueyito,cuántotiempo.Ylaspresentaciones.—Montserrat:tepresentoaMiguel,mimásqueridoamigo,yaTeresa,laesposa

deotroamigoquenohapodidovenir…Apretonesdemanos.—Encantada.Sesepararon.—Bueno,adiós.—Hastaotra.—Telefonéame.—Claro.Teresa,Javier,Miguelymipadresedirigieronalcochenegroyrelucientequeles

esperabaconunmalcaradochóferdepaisano.—¿QuésabéisdeVíctor?—Está bien—dijo Teresa—. Dice que existe la posibilidad de que salga más

prontodeloqueesperamos,¿verdad,Miguel?

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—¿SigueenlaModelo?—Sí.—¿Puedoiravisitarlo?—Yo me encargo de eso —prometió Miguel. Y, luego, mientras recorrían el

centrode laciudad,añadió—:¿Sabesqueyonuncahe idoaverle?—mipadrenohizoningúncomentario,yélcontinuó—:Creoquemesientoculpablepornohaberpodidoahorrarleesesuplicio.Tendríaquehaberhechoalgomás.Peronopude.Nopude.

NohablódelapalizaquelehabíandadosuscompañerosdelaBrigadaPolítico-Social.

—Encontréunaciudadhorrible—mecomentómipadre—. Inmunea los rayosdelsolyatodotipodemúsica,agrisadaporlosuniformesdeunosagentesdepolicíaanalfabetosycrueles,siempredispuestosalaagresión,quemetíanmiedoalosniños.MeresultabamástenebrosaqueAtenasbajoeldominiodelosnazis.QuizáporqueyoamabamásaBarcelonaqueaAtenas.

Le llevaron al piso deGranVía, que ya no era un burdel.No era nada, estabavacío.Conservaba el empapelado con dibujo de balaustrada y tiestos de frondosasplantas y paisaje que se perdía en lontananza, pero ya no había cortinas de saténbrillantenilámparasdepantallasfruncidas.Sólounospocosmueblesdeantesdelaguerraquehabíanpermanecidoamontonadosen lahabitacióndel fondodelpasilloconlaspertenenciaspersonalesdemipadre,ElenayTomasín.

Fuedolorosovolveraenfrentarseconaquellasropas,aquellosjuguetes,aquelloscuadernosdecolegio,aquelcosturero.Ymeterlosenunacajadecartónparabajarlosalacalleyqueselosllevaraelbasurerooalguienquelosnecesitabamásqueél.

—¿YDulceyBombón?—Ya sonmayores—dijoMiguel, despectivo—. Se han retirado. Y no podían

ocuparmásestepiso.Estuyo.Amipadreseleencogióelcorazón.—¿Perocontinúasestandoencontactoconellas?¿Sabescómolocalizarlas?—Pueslaverdadesqueno.Bueno,noestoyseguro.Yasabescómosonlasputas.

Si busco, seguro que las acabo encontrando, pero, bueno, ahora soy una personarespetable,¿sabes?Ytútambién.

—Megustaríaverlas.—Claro,claro.Ypunto.Fueun«claro,claro»tantajanteydesanimadoquemipadrenolevolvió

apreguntar nuncamásporDulceyBombónynuncamás las volvió a ver ni tuvonoticiadeellas.Peronuncapudoborrarlasdesurecuerdo.

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Enlosdíassiguientes,mipadrefirmóundocumentoantenotariomedianteelcualsecertificaba que este piso era de su propiedad. Después del rito, respiró tranquilo,segurodequeundíavolveríaaBarcelonaparaquedarse.

Salíandecasadelnotario,cuandomipadrelepidióaMiguelJinetequehicieralos trámites necesarios para ir a visitar aVíctor a laModelo y el policía, como sipidiera una compensación a cambio, le propuso que salieran a cenar el sábadosiguiente,ylepidióquellevaraconélasu«amigadelbarco,esaalta,tanhermosa».

—Úsamede excusaparaverlaotra vez—sugirió—.Dileque tu amigo te pidequelatraigas.

—¿Telaquierescamelar?—No,no.Ya sabesqueno tengonadaquehacer contra ti,Fueye.Lasmujeres

siempreteprefieren.Además,yotambiéniréacompañado.YtetraeréunacartayunsalvoconductoparaquetedejenentrarenlaModelo.

QuedaroncitadosenCanCulleretes,eserestaurantefundadoelaño1786,elmásantiguodeBarcelona,situadoenunacalleestrechayoscuraenlafronteradelBarrioChino.

MipadreseencontróconmimadreenlaplazadeCataluñaybajaronpaseandoporlasRamblas.

—VeráscómotegustamiamigoMiguel.Hacemuchosañosquenosconocemos.Hemosvividomuchascosasjuntos,muchas.

Imagino que mi padre no podía quitarse del recuerdo alMiguel que apoyó lapistola contra la frente deMoscoso y apretó el gatillo, aquella explosión, aquellamonstruosidad.

Fueron los primeros en llegar a Can Culleretes. Pidieron vermut negre para laespera.HablarondelaterriblebatalladeStalingradoqueseestabalibrandodesdeelmesanterior.Parecíaque lascosasno les iban tanbiena losnazis.Por fin, resultóquelosdoseranpartidariosdelosaliados.QuéodiosoMussolini.QuéodiosoHitler.Conunpocode suerte, los fascistasperderían todas susguerrasyFrancoquedaríaaisladoyridículoenunmundodedemocracia.MimadredecíaqueFrancoeraunapersonataninconsistenteque,sinelapoyodeAlemaniaeItalia,tiraríalatoalla.

MiguelentróacompañadodeCarmen.Carmen Brondo, aquellamujer espectacular, el amor loco deVíctor.Miguel y

Carmen,losdostanguapos,unpocovolados,sobrevolandoelmundo,escandalosos.LaGranMeretrixysuHombre.

—¡MiqueridoFernando!AmipadreCarmensiemprelehabíadadounpocodemiedo.Aqueldía,mientrasplanchaba,dijomimadre:

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—Nomegustaron.Niaprimeraniasegundavistamegustaron,niMiguelJineteni Carmen Brondo. Los vi insolentes, descarados. Malos. Y noté que tu padretambiénestaba incómodo.Fueunacenamuy incómoda.Aquellosdoscoqueteandoentreellos,haciendomanitas, riendoybebiendosinparar.Sospechéqueyahabíanbebidoantesdellegaryquizáinclusohabíantomadoalgunadroga.Teníanpintadetomardrogas.Ellase reíay,con la flojerade lacarcajada,apoyaba lacabezaenelhombrodeél,quesedejabaquerer.

Ydijomipadre:—Lo que más me dolió de aquella cena fue la mirada de Carmen. Como si

estudiaramisreacciones.Unamiradapenetranteydesafiante.Cruel.«¿Yqué?¿Quétienesquedecirme?¿Quémepuedesreprochar?».Unaexhibición,unaprovocación.Miguel Jinetehabíaacudidoa lacenaparapresumirdequeCarmenera suya.Y,acontinuación,mediolosdocumentosquemepermitiríanentrarenlacárcelModelo.Para que fuese a visitar a Víctor. Para que corriera a decirle a Víctor queMiguelJinetesehabíaquedadoconCarmen.

Luego,fueronaunespectáculodeflamencoenunantrosubterráneodelacalledeEscudellersque se llamabaLasCuevas.Peromispadres se retiraronpronto, comoquien huye del infierno. Por un momento, mi padre se planteó la posibilidad deinvitaramimadrealpisodeGranVía,peroresolvióqueno,queeraprematuroy,además,elpisonoestabaencondiciones,ocupadotodavíaporelespíritudeElenayTomasínyconresiduosdeperfumesprostibularios.

Laacompañóen taxihasta su casa familiardeSants, encimadelnegociode latintorería,yvolvióentaxi.Undineralparalaépoca.Peropodíapermitírselo.

—Porfin—dijomipadreestrujadoporeldolorosorecuerdo—,fuiaveraVíctoralacárcel.

—Sí—confirmaríamás tardeVíctorLuys,comoquienconservaunbuensabor—.Porfin,tupadrevinoavermealaModelo.

—Yselodije.—Ymelodijo.—Yateníacasitodoelpeloblanco,grismuyclaro,quemarcabalaintensidadde

sussufrimientos.Por lodemás,continuabacomosiempre.Firmeyentero.Comosime recibieraen lacárcelparaatendermisquejasyhacermealgún favor.Recuerdomássus«¿cómoestás?»quemispreguntas, recuerdosualegríaalenterarsedequeme iba tan bien en Atenas y su tolerancia ante el hecho de que tuviera queconfraternizar con losnazis. «Mientrasmandaquienmanda,hayque serhumildes,Fernando», me dijo, «hay que vivir con eso. Pero han pinchado en Stalingrado,tendránqueecharseatrás,hanqueridoabarcarmuchoyaprietanpoco.Prontollegaránuestrahoraypodremosdejardefingirquetoleramosbienlascadenas».

YdijoVíctor:

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—Me alegré muchísimo de ver a tu padre. Porque venía intacto, ¿sabes? LohabíamosdadopormuertoenelfrentedelEbroyestabavivo.Esverdadquetodosnos dimos por muertos en un momento u otro. Y había perdido a su maravillosaesposa y a su hijo, pero conservaba su integridad, elegante como siempre, con subigotito,ysusimpatía,ysuschistes.Mecontóaquéldelquesepresentaanteeljuezyésteledice:«Cincopersonaslovieronrobarelcoche»,yélreplica:«Sí,perohaymilesymilesdepersonasquenomevieron»,yono tengograciacontándolo,perocómo nos reímos con tu padre. Era la viva imagen de la esperanza, aunque veníadesesperado.Enlacárcelnopodíamoshablarclaroperoeracomosimedijera:«Elmundoesdelosfascistas,elloshanganado».Laesperanzaestabaprecisamenteensudesesperación,¿comprendes?Ledije:«Tranquilo,Fernando.Túyyoestamosvivosyresistiendo».«¿Peroquédices?Yotocoparalosnazis,mevoydejuergaconunnazi,soyelbufóndelosverdugos».Yledije:«Esoesmentira,ytúyyolosabemos,perodejaqueellossigancreyéndolo».

Calló Víctor, pensativo y nostálgico. Estábamos en el cementerio, durante elentierrodemipadre.Murmurabaunaespeciederesponso:

—Y me lo contó. Sí, me lo contó. Que Carmen estaba con Miguel. «Muyacaramelados», me dijo. «No ocultaban que son pareja». ¿Y sabes qué me contótambién?

»Que,enunmomentodelacena,Carmenseacodóenlamesa,acercóelrostroaldetupadre,queestabasentadoenfrente,ysusurró:“MiguellesalvólavidaaVíctor,lolibródelpelotóndefusilamiento.Peronolohizogratis.Pidióunacosaacambio.La colección de sellos de tu padre. ¿Te acuerdas de su colección de sellos? Uncapricho.YofuiaveratupadreyatuhermanastroCándido,yselapedí,supliquéquemeladieran,losconvencídiciendoqueeraparasalvarteati.Ymeladieron.YMiguelJinetemovióloshilosysalvólavidadeVíctorLuys”.

»Miguelmiraba amis padres sin inmutarse.Negaba con la cabeza.No le hizoningunagraciaqueCarmencontaseaquello.Ninguna.

»—Nodigastonterías.Estásborracha.Amimadre lahorrorizó aquella revelación.Enel viaje en taxi hastaSants,mi

padretuvoqueponerlaalcorrientedetodo.Susurrando,aloído,muycercalosdos,paraquenolosoyeraelconductor.QueMiguelJineteerapolicíayquesuotroamigodel alma, Víctor, estaba en la Modelo. A ella le costaba entenderlo, pero leimpresionómuchoelsentimientoprofundoconquemipadrehablabadesusamigos.

LosTresdelPompeya.Ylacariciadesualientoenlaoreja.

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LaGranMeretrix(6)novelagalante

biografíapsicalíptica

ElcomisariollevóalHombreyaMadurgaalamesadelrincón.DesdequeestabanallílosdelaGestapo,sehabíavistoprivadodedespachopropioy,devezencuando,se encontraba cuchicheandoymirandode reojo a los ladospara asegurarsedequesólo le oía quien él deseaba que le oyera. Dijo que les quería hablar de un judío.Quizádebidoalaproximidaddelosalemanes,últimamenteestabaobsesionadoconlosjudíos,casimásqueconlosanarquistas,loscomunistasolosseparatistas.

—Desde que los alemanes invadieron Grecia, los judíos sefarditas de allícorrieron a la embajada de España para pedir la nacionalidad española. Se ve quetienenderechoapedirla,porquesondescendientesdeaquellosjudíosqueecharonlosReyesCatólicosen1492.Dicenquetodavíaconservanlallavedellugardondevivíany tienen la pretensión de volver aquí y ocupar sus casas, si es que aún existen,echando a los propietarios que ahora residen en ellas. Bueno, el Gobierno está encontra, naturalmente, porque esto sería un caos, de repente una invasión de judíoscreyéndoseconderechoatodo.Noolvidemosquelaconspiracióninternacionaljudíaestádetrásdetodoslosmalesdeestepaís,delarevoluciónsocialista,delapérdidade las colonias americanas, de la leyenda negra, del separatismo catalán… Peroagarrándose a no sé qué subterfugio legal, hay algunos que han conseguido esanacionalidadespañolay,portanto,podránveniraEspañatranquilamentesinquelosnazislestoquenniunpelo.

»Entreéstos,hayuno,unrabinomuyimportante,muyrico,alquelasSSleteníanechadoelojoperoqueselesvaaescapar.Porquenohaynadaquehacer,porquehaintercedido por él una personalidad eclesiástica española muy influyente en altas,altísimasesferas.

Madurganorecordabaelnombredeaquellapersonalidadeclesiástica,nicuálerasu cargo, si obispo, cardenal, prior, abad; sólo sabía que había que tratarlo conguantesypinzas.En sunovelapsicalíptica,Miguel Jinete lo llamaba elSochantre.Contantainsistenciahabíahabladoafavordeljudíosefardita,alqueJinetebautizócomo Marrano Guarro, que atrajo la atención del ministro español de AsuntosExterioresy,enconsecuencia,delaDelegacióndelaGestapoenEspaña.

Enelquintopisode la JefaturadeVíaLayetana,habíaunabrigadadedicadaainterceptarllamadastelefónicasycorrespondenciaqueteníauninterésmuyespecialenabrirlascartasdelSochantre.PorellasseenterarondequeMarranoGuarrohabíatransferidounascantidadesdedineroexorbitantesalacuentapersonaldeSochantre,

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quesehabíaencargadodepasarlasaunbanconorteamericano.Tambiénconstabaenlascartasunintensoregateoporunacantidadqueelreligiosoespañolteníaquedarlealjudíoacambiodealgodevalorincalculable.Sochantreintentabaaprovecharsedesu posición favorable para conseguir cierto tesoro a un precio muy económico.«Bástelesaber»,argüía,«queconloqueyoledépodrávivirunosdíasenBarcelonayviajarconsufamiliahastaAmérica,dondetienelavidasolucionada».Eljudíosedefendíaalegandoqueteníaotroscompradoresposibles,yque«elobjetoencuestiónhaestadosiempreconmi familia, loque leda,ademásdesuvalor intrínseco,otrovalor sentimental que bien ha de multiplicar el precio». Pero ni uno ni otromencionabanquéeraelobjetoencuestión,loqueincrementabadeformaexasperantelacuriosidaddelosalemanes.

Estaba fuera de cuestión acorralar al Sochantre con la comprometedoracorrespondencia en lamano, porque eso revelaría que la habían estado violando yprovocaríaunconflictodeconsecuenciasimprevisibles;ylarelacióndeljudíoconelSochantre impedía quenadiemetieramano en las cuentas de uno sin perjudicar alotro,apesardelocuallosalemanesinsistíanenaveriguarcuáleraeltesoroporque,evidentemente, querían arrebatárselo. Tal vez no pudieran evitar que el rabinoescaparadesuszarpaspero,almenos,conseguiríanarruinarlo.

—…que—comodecíaelcomisario—eslamejormaneradedestruiraunjudío.«El Hombre habló a la Gran Meretrix del caso del Sochantre y el Marrano

Guarro.Yellayahacíatiempoquenolenegabaningúnfavor».

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Mipadre pasó laNavidad de 1942 con la familia deMontse, losAnsó, y despuésvolvióaGrecia,porquelaorquestadeLaloValentedebíaprotagonizarelréveillondeFindeAñoenuncabaretdeSalónicallamadoLeRenardBleu.

Duranteuntiempo,seescribióconmimadre.Hastaque,enelmesdefebrerodel43, en respuesta a una de sus cartas, recibió la demi abuelo, el señorFelipAnsó,donde le comunicaba que Montse había viajado otra vez a Roma. No tenía sudirecciónnisabíanadadeella.SólopodíadecirquelaotravezqueMontseestuvoenRoma se había alojado en el Albergo del Sole al Pantheon. Mi padre escribió, einclusotelefoneó,aesehotelromano,peronologrólocalizaramimadre.

Enelmesdemarzo,cuandoterminódeactuarenSalónica,laorquestadetangosdeLaloValente, con la parejaLucía yCamilo, se trasladó a unhotel de la ciudadcostera de Patras para amenizar cada noche el fin de fiesta y baile y,mientras enEuropa los alemanes se daban por vencidos en Stalingrado y proclamaban que la«guerra total es la guerramás corta», y ya se luchaba enAsia,África,América yOceanía,mi padre iba enfermando de añoranza.Demujer enmujer y de cama encama,seibaconvenciendodequeaquéllanoeralavidaquedeseaba,abrumadocadavezmáspor lanecesidaddevolveraencontrarseconMontseAnsó.«¿Quéserádeella?¿Havueltoconesecomandantefranquista?¿Dóndeestáahora?¿Seacordarádemí?».

Enverano,estrenaronunnuevoespectáculoenelGrandeBretagne,estavezcondos parejas de baile, y mi padre recuperó con grandes muestras de alborozo lacompañíadeIgnacioFuster,delmajorLotharBöhmeinclusoladelmalcaradoRolfMettert.

—Mis amigos los militares nazis —ironizaba mi padre— no estaban muycontentosconlasnoticiasquelesllegabandelosdistintosfrentes.LoshabíanechadodeÁfrica,losestabanechandodeRusiaylosavionesaliadosestabanmachacandolasciudades alemanas con furia diabólica, Düsseldorf, Rotterdam, Hamburgo, y leshabían destrozado las presas hidroeléctricas de la cuenca del Ruhr… En cambio,Fusterapenasdisimulabasuplacermorbosocuandocomentaba,consurisarotaysuestrabismo equívoco, que al parecer a Hitler no le iban las cosas como habíaplaneado.Ellos ponían cara depóquer y desmentían lo que calificabande rumoresderrotistas,peroeraevidentequehabíanperdidogranpartedelaeuforiaqueantesloscaracterizaba.

Pasóelverano,ylosaliadosavanzabanporItalia, liberabanSicilia,entrabanenRoma, yMussolini era derrocado y encarcelado y los rusos recuperaban terreno asangre y fuego, y llegó el otoño y a primera hora de una mañana de finales denoviembrede1943,IgnacioFusterdespertóamipadreconunallamadatelefónica.

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Aquel día, según mi padre, no tenía señorita a su lado pero sí una resacadespiadadaaplastándolelacabeza.

—Diga.—¿Fernando?—¿Sí?—SoyNachoFuster.—Ah.—¿TúconocesauntalMiguelJinetedeBarcelona?Alerta:—Sí.—Teestábuscando.SabíaqueparabasporAtenas,peronoexactamentedónde,y

hallamadoalconsuladoyhahabladoconmigo.Haymalasnoticias,Fernando.Unafrasedeésasquetedespiertandegolpe.Mipadresefrotólosojos.—¿Quépasa?—Mehadichoque tumadre,doñaHortensiaCarballido,estámuymal.Lahan

ingresadoenunhospital.Yquiereverte.El choque emocionalnovino tantodel anunciode enfermedadgrave comodel

hecho de que Hortensia quisiera verle antes de morir. Le dijo a Fuster que lepreparaseunvisadoparaviajaraEspañacuantoantesyqueiríaaverlealconsuladoalolargodelamañana.Fusterrespondió:

—No. Veámonos mejor en la taberna Potiraky de la plaza Omonoia. Allítomamos un aperitivo y hablamos—lo dijo de tal manera que mi padre supo enseguidaqueleesperabaunasorpresa.

Eraundesapacibledíadeinvierno,convientoylluvia.Loscristalesdelatabernaestaban empañados y no permitían ver el exterior. Aunque en el centro delestablecimientohabíaunaestufadeleña,IgnacioFusterconservabapuestosuabrigoy también el hombre que estaba con él, al otro lado de la mesa. Un hombre decabellosmuynegrosybarbadensaybienrecortada.

Selevantaronlosdosalallegadademipadre.—QuieropresentartealseñorElíasPaesdeLeón,unamigoespañolqueviveen

Greciadesdehacemuchosañosytienemuchointerésenhablarcontigo.Sesentaron,mipadrejuntoaFusterparaquedarfrentealtalElías,pidieronunos

vasosdeouzoyquedóclaroqueesperaronaqueelcamarerosefueraynopudieraoírlosantesdecontinuarlaconversación.

—Fernando…Lamentoelestadodesaludde tumadre.SuertequeesteMiguelllamóy,casualmente,fuiyoquiencontestóalteléfono.

—¿Ytedijoquéesloquetiene?—Nomedijonadamás.Yoyateheconseguidoelvisado.Viajarásenunbarco

de la Cruz Roja Internacional que viene de Sicilia, hace escala en el puerto de

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CivitavecchiayvahastaBarcelonapasandoporMarsella.ConloscombatesnavalesquehayenelMediterráneoyacasinocirculaningunalínearegular.

—Sí,gracias.—PoresoqueríapresentarteamiamigoElías.Él…—dudó,paseabalavistadel

rostrodePaesa lapuerta,yalvasodeouzo,«¿selodigoyoose lodices tú?»,sebebíaelvasodeouzo,semirabalasmanos,«avercómoselodigo»—…TienequeenviarunpaqueteaBarcelonayhepensadoquetú,yaquevasparaahí…

Mipadrefruncióelceñoparamostrarsudesconfianza.—¿Quéclasedepaquete?—Nada—seapresuróadecirElíasPaes—.Unlibro.Sólounlibro.—Quenosepuedeenviarporcorreo.—Bueno,talcomoestáEuropa,laguerra,unonuncasabe…—¿Quéclasede libroes?¿El librodeclavesdelserviciodeespionajealemán?

¿Losmapas de las instalacionesmilitares deAlemania?Nome jodas.Me queréismeterenunlío.

—No,señorGavanza—intervinoElíasPaes,unpocoansioso,comosipensaraque Fuster había echado a perder su oportunidad enfocando las cosas de maneraerrónea—.Yolecontaré—pausa—.Yosoyjudío,señorGavanza, judíosefardí,deunafamiliaquevivedesdehacesiglosenSalónica…—decíasefaradíyTeshalónica.Favlabaunidiomamuypeculiar,elladino,judeoespañolodjudezmo,quemipadreno sabía imitar pero que le fascinó. Una especie de castellano antiguo, muycomprensible si le prestaba atención, que evocaba una visión delmundo arcaica yplácida, con eses como eshes y eshes en lugar de y griegas—. Shomoshdeshendientesh d’aqueshos djidiyos que esharon los Reyes Católicos en 1492 —imposibleimitarlo—.Siemprehemosañoradonuestrapatria,conservamoslasllavesdelascasasquedejamosatrás.Yahora,enabrilde1941,tuvimosqueabandonarotracasa, ladeSalónica,probablementeparasiempre.Corremospeligro.Usted losabe,¿verdad?Losalemanesnoscapturan,nosdeportanaAlemania.

Mipadresehabíapuestoenguardia,sacudidoporlasvibracionesdelpeligro.—¿SabeloquehacenconlosjudíosenAlemania?¿OenPolonia,oenRusia,o

encualquieradelosterritoriosquehanconquistado?MipadrepensóqueenGreciaunalemánpresumíadehabermatadoatirosatoda

unafamiliajudía.NoqueríaniimaginarloqueleshacíanenAlemania.Noqueríanihablardeello.

—Desde1942nosestánaplicandoloqueellosllaman«soluciónfinal»,yquenoesmásque la intencióndeexterminaranuestropueblo.Hanconstruidocamposdeconcentracióndondedicenqueseentraporlapuertaysesaleporlachimenea.Sabeloquesignificaeso,¿verdad,señorGavanza?—mipadrenopodíaapartarlamiradadelosojosfebrilesdeaquelhombre,encendidosdetemoryfuria—.Cadadíasellena

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el consulado español de sefarditas que quieren conseguir la nacionalidad españolaparapodertrasladarseaEspañasinqueFrancolosentreguealosnazis.

Intervino Fuster, decidido a completar la información con todos los datosposibles,yaquesetratabadeponeramipadrealcorrientedetodo.

—Desde 1492, en Salónica vive una colonia de más de sesenta o setenta miljudíos sefardíes. En 1924, el general Primo de Rivera dictó un real decreto paraconceder la nacionalidad española a todos los sefardíes de origen español quevivieranenelextranjero.Disponíandetiempohastael31dediciembrede1930ynisiquierateníanqueviajaraEspañaparaformalizarlo.Peropocosjudíoshicieroncasodeeso.Enaquellaépocavivíanbienynosenacionalizaronmásdecuatroocincomil. Ahora, quienes no lo hicieron se arrepienten y vienen a reclamar esanacionalidad.Loscónsulestienenórdenesdenoconcederlayentregaralosjudíosalos alemanes, pero haymuchos, afortunadamente, que se las apañan para colarlos.Noshandadouncupodehastadoscientasnacionalizaciones.Ynosotrosduplicamoslos pasaportes. El mismo número para toda la familia. Si el límite es el númerodoscientos,cuandollegamosadoscientosvolvemosaempezar.Elseñorcónsultienelacasallenadesefardíesqueduermenporelsuelo,enlospasillos,enelcomedor…Ylosestáalimentandodesubolsillohastaquepuedanirse.

—¿Yusted?—mipadresedirigióaElíasPaes.—Yoestoyasalvo.Tantoyocomolosmíos,tenemoslospasaportesylosvisados

apunto.Inclusohecompradoyalosbilletesdeavión.—¿Entonces…?—El problema es el libro. Es un libro muy valioso. Una antigüedad que ha

acompañadoamifamiliadesdeelsigloXIV.Unhagadá,un librodehistorias.HayunapersonaquemelocompraenEspaña,uncoleccionistaquesabeapreciarsuvalor.Enrealidad, todamisubsistenciafuturadependedeél.Ytemoque losnazismeloquitenenlafrontera.Meconocen,sabenquepiensollevarmemispertenenciasyqueentre ellas tienequehaber cosasdevalor.Medejarán salir si tengo lospapeles enreglaynolesquedamásremedio,peromeregistraránafondoymequitarántodoloque consideren aprovechable.No podría soportar que este libro familiar cayera enmanosdeesagente.

—Y por eso ha pensado—aclaró Fuster— que podrías llevarlo tú. A ti no teregistrarán,detinosospecharán.Y,aunqueteloencontraran,noteloquitarían.Noeres judío. Puedes ser un coleccionista que lo acaba de comprar a un judío, porejemplo.Nocorresningúnpeligro.Notepuedenhacernada.

Elías Paes de León puso encima de la mesa un envoltorio de veintiséiscentímetrosporveintedeancho,envueltoenpapelbastoysujetoconuncordel.Loempujóconlapuntadelosdedoshaciamipadre,quecontemplabaelobjetocomosisospecharaqueeraradiactivo.

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—CuandoyollegueaBarcelona,letelefonearéylediréquétienequehacerconél.

—Pero…—queríadecirqueno—.Pero,ysimepreguntanquéesesto…Tendréquedeciralgo.

—Esunhagadá.Unlibrodenarracionesparaniños,dondesecuentaelmundomedieval.Letragruesa,paraque losniñospudieran leerlo. Inclusohaygarabatosydibujosdeniños,queloteníancomountesoropersonal.Algunodelosdibujosalomejorlohiceyo.Habladelavidamedieval,delacelebracióndelaPascuaJudía,defiestas, de gastronomía; cuenta pasajes de la Biblia, escenas del Éxodo, Moiséshuyendodelfaraónquelepersigueconsusperros.FueconfeccionadoenelCalldeBarcelona,amediadosdelsigloXIV.

Mipadretomóelpaqueteconlapuntadelosdedos.—Bueno…—balbució.Enrealidad,queríadecirqueno.

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El28denoviembre,IgnacioFusteracompañóamipadreenunimponentecochedelconsulado hasta el puerto de Patras, donde estaba fondeado el barco Ambriz,portuguésconpabellóndelaCruzRojaInternacional,y,enél,inicióunatravesíaquedebía hacer escalas en los puertos de Siracusa, en Sicilia, Civitavecchia, Génova,Marsella y Barcelona antes de proseguir viaje hasta Lisboa, «si no había nuevaorden».

Desde que los aliados habían ganado la guerra del Norte de África y habíanliberadoSiciliaeibanascendiendoporlabotaitaliana,ylosalemanessehabíanvistoexpulsadosdeCórcegayhabíanlanzadolaofensivapararecuperarlasislasdelEgeo,yanohabíacrucerodepasajerosqueseaventuraseasurcarelMediterráneo.TodoloqueseveíaenelMareNostrumeranbarcosdeguerraoesosnavíosdelaCruzRojaquevelabanporlosprisionerosdeguerradeambosbandosdistribuidosendiferentescampamentos,llevándolessuministrosdesocorroycorrespondencia.

ElcónsulhabíaconseguidoqueadmitieranamipadreenelAmbriz«porcausadefuerzamayor»,comoeraelinminentefallecimientodesumadre.

Contodo,nohabíasidofácilsubirabordo.CorríalavozdequelosbarcosdelaCruz Roja eran utilizados por espías, tanto aliados como nazis, como punto dereuniónoparairdeunladoaotro,yesohacíaquelosoficialesdelasSSlosmirasencomo enemigos y registraran a todos los que subían o bajaban de ellos como situvieran la seguridad de que llevaban microfilms ocultos en las costuras de loscalzoncillos.Porsifuerapoco,hacíadosmesesqueEspañahabíadecididodejardeser«paísnobeligerante»paravolverseneutral,yesotampocohabíagustadonadaalosalemanes.«EseSchwulerFeiglingdeFranconosvaapegarunapuñaladaporlaespalda en cuanto nos descuidemos», había comentado Lothar Böhm al leer lanoticia, en una terraza de la plaza Syntagma. Eso también hacía que las SS nosmirasencomotraidoresderrotistas.

Naturalmente,elObersturmführerquehurgóenelequipajedemipadreleobligóadesenvolverelpaquetedelahagadáyaabrir lacajadecartónque loconteníaylevantar los papeles que lo protegían, y reconoció a primera vista los caractereshebreos.

—¿Yesto?—Una antigüedad—dijomi padre en su pobre alemán sin variar la expresión,

comoquienilustraeducadamenteaunignorante—.CompradoaunjudíoenelbarriodePlakadeAtenas.Vendenbaratotodo—añadióconguiñodeyanosentendemos—.Sieverkaufenallesgünstig.Todovendenbarato.

Eloficialsonriócondesdén,hizounamuecacargadadeenvidiayledevolvióellibrodiciendoScheiße.

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En el recorrido dePatras a Siracusa y deSiracusa aCivitavecchia a través delestrecho de Mesina, mi padre se dedicó a observar a marineros y pasajerosplanteándosesiseríacapazdedistinguiraunespíaysustejemanejessecretos.Nolofue. Habló con un médico portugués, con un ingeniero danés, con un arqueólogoegipcioyungeólogosuizoyconcluyóquetantopodíanserespíascomonoserlo.Esloquesuelesucederconestaclasedeprofesionales.

En Siracusa, fue un alivio y una satisfacción ver los vehículos, uniformes ybanderas norteamericanas en el puerto. No les permitieron descender ni embarcóningúnpasajeronuevoperobastabaconveralastropasdelademocraciaparaquelaesperanzalellenaraaunoelpecho.Eralarepresentacióndelainminentederrotadelfascismoenelmundo.Unagrannoticia.

El30denoviembreesundíamemorableenmi familia.Encasasiempresehacelebradocomofiestamuyespecial.Mipadretraíaunregaloparamíyotroparamimadre, y un pastel, y descorchábamos champán, y la abrazaba y la besaba condelicadeza.Comosicumplieraconunaliturgiamuyíntima.Porqueyonacíun30denoviembre,sí,perotambiénfueun30denoviembre,de1943,cuandomipadre,queestabaacodadoenlabordafumandouncigarrilloyobservandoelajetreodelpuertode Civitavecchia, vio que una mujer hermosa subía la escalerilla del barco, y esamujerhermosaeramimadre.MontserratAnsóenpersona.

Unadeesascasualidadesincreíbles,unprodigiodelquenoquedamásremedioquesacarsignificadosdefinitivos.

Naturalmente,mipadreteníapensadoponerseencontactoconlosseñoresAnsóen cuanto llegase a Barcelona, y preguntarles por Montse y, sin duda, habríaterminadopor encontrarlayprobablemente el resultadohubiera sidoelmismo:yo.Pero,enesecaso,losacontecimientossehabríandesarrolladoconlentitudysosiego,pasoapaso,manitas,elprimerbeso,lasansiasreprimidas,elsíperono,elnoperosí,elquesealoqueDiosquieradelosinicioscomoesdebido.

—Peroaquello,sinduda,precipitólascosas—medijomimadre,sinocultarsuregocijo,aqueldíaqueplanchaba.

Yafirmómipadre,dosnochesantesdemorir,cuandolepregunté:«¿Creesqueaquelencuentrofortuitoprecipitólascosas?».

—Claroqueprecipitólascosas.Fueunaexplosióndesentimientosysensacionesen todomi cuerpo.Hacía casi un añoquepensaba constantemente en tumadredemanera obsesiva. Estuvo presente en todas las habitaciones que compartí condiferentes señoritas y me amargaba los polvos porque sabía que ella seríainfinitamente distinta e infinitamente mejor. Me quitaba el sueño de noche y laconcentracióndedía.HabíasoportadolasbromasdeIgnacioFustercadavezquemesorprendía ensimismado: «¡Quítate aMontse de la cabeza, papanatas, que te tienesorbidoelseso!».Y,derepente,porartedemagia,estabaallí,conunabrigoazuly

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unfulardnegrodetoposyaquelsombreritodemediolado,tangracioso.Rompióallorarencuantovioamipadre,antesdequeledieratiempodeechara

correrypegarseaélenunabrazosuplicante.—Yo estaba destrozada —me contó mi madre—. Había sido un año muy

tormentoso. Daniel Martos-Trujillo había ido a buscarme a Barcelona, y me juróamoreternoporenésimavez,yañadióqueabandonaríaasuesposaehijospormí,ymeaseguróquenopodíavivirsinmí,yyo,imbécil,medejéconvencer,porqueerademasiadoloquehabíavividoconélyaprendidoconél.Sobretodo,habíaaprendidoadarvotosde confianza a ciegas, a creerme lasmentiras condocilidad, a dejarmeenternecerporunamiradaazuloelcalordeunalientoen laoreja,yaolvidarmispropiasexperienciasyasilenciarlosrecuerdos.HabíasidounañoenqueparecióqueDanielhabíarotorealmenteconsufamilia,yparecióquesehabíavenidoaviviraBarcelona,yparecióqueluegomellevabaavivirconélaRoma,yparecióqueporlasnochesseemborrachabaperonoibaconotrasmujeres,yparecióqueseibaconotrasmujeresperonolasamaba,«sóloeracontactofísico»,yparecióquesusviajesaMadrid sólo eran de trabajo, y pareció que si se encontraba con su esposa eraúnicamenteparaverasushijos,yparecióquesiseacostabaconsumujererasóloporinercia,noporamor,«sóloeracontactofísico»,yparecióquesuslargasylargasylargasycontinuasausenciasestabanjustificadasporsutrascendentalparticipaciónenlapolíticainternacional.Pareció.

Mipadrelamiróalosojosyledijo:—Quieroenseñarteunacosaquetevaagustar.Latengoabajo,enmicamarote.Latomódelamanoylaarrastróasucamarote.Exclamabamimadresinpoder

contenerlahilaridad:—¡Yeraverdad!¡Teníaunacosaquemostrarme!Unhermoso libromedieval, auténtico, una joya escrita en caracteres hebreos y

conilustracionesmaravillosasatodocolor.—Hepensadoquetúquepintasteníasquedisfrutarlo.Sesentaronlosdosenlacama,unojuntoalotro,yhojearonellibrocomentando

cadadibujo,cadadetalle.Aquelguerreroapuntodedispararunaflechacontraunalechuza,lapeleadegallos,elcampesinoquecargabaconuncorderoyesgrimíauncuchilloenlamanoizquierda.«Seguroquetodoestoessimbólico,seguroquetienesignificadosquenopodemosnisospechar».

—Yo—recordabamimadre—lemirabadereojoymedejabacontagiarporsuentusiasmoinfantil,porsucuriosidadinagotableyporsusganasdecomplacerme.Ymepreguntaba:«¿Seráposibleque realmente sólomehaya invitadoa sucamerinoparaenseñarmeestelibro?».

Exclamabamipadre,dosnochesantesdemorir:—Yo iba con otras intenciones, naturalmente. Desde que seme apareció en la

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escalerilladelbarcoseencendióenmíeldeseo.«Nopuedespermitirqueseteescapeotra vez». Al verla en el puerto de Civitavecchia lo entendí todo. Supe que habíavueltoconDanielalacasilladesalida,ymedije:«Ahorametocaamí;sidejopasarlaocasión,nosemevolveráapresentarjamás».Ibaconotrasintenciones,claroquesí. Pero no sabía por dónde empezar. Yo, el donjuán de Atenas, el calavera de laAcrópolis, no sabía cómo empezar. Tu madre era mucha mujer. Siempre ha sidomuchamujer.Y,bueno,elcasoesquepasó.Probé,cedióypasó.

Mimadrehabíautilizadolamismaexpresión:—Pasó.Síquepasó,sí.Pasó.Loqueteníaquepasarpasó.Yparecíaquemivida

porfinibaaencarrilarseporelmejordeloscaminos.Parecía—repetíamimadreconunsuspiro—.Parecía.

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LaGranMeretrix(7)novelagalante

biografíapsicalíptica

«MarranoGuarrobajódelaviónalas18:30deundía13dediciembre,SantaLucía,patronade los ciegosyde lasmodistillas.Mientras los invidentes se agolpabanenmultitud en la capilla de la santa, junto a la catedral, las profesionales de la agujahacíanfiestaysalíanalacallevestidasdepuntaenblanco,muyexcitadas.

»ElHombresehabíapersonadoenelaeródromodelPratdeLlobregat,conunafoto del Marrano a la vista y la compañía de Madurga y otros dos compañerosdecididosaamargarlelavidaalfulano.

»Agazapados en un despacho próximo, los alemanes se mordían las uñas ytransmitíanalospolicíasespañolesdescargastelepáticasenqueexigíanunaeficaciagermanadelaqueestabanconvencidosquelosotroscarecían.

»Fue avanzando la fila de los recién llegados y Marrano Guarro se acercabainexorablementealHombre.Alfin,llegó.

»—Aver,supasaporte.»Pasaporteycredencialesnuevas.Ningúnsello.Todoenorden.Hijodeputa,se

creíaquelesibaatomarelpelo.»—Aver,paseporaquí.Suequipaje.»Leabrieronelequipaje.Eldeélyeldetodasufamilia.Selorevolvierontodoa

malaconciencia.Laropa,loscalzoncillos,laropadelaseñora,delosniños,todoaun ladohechounburujo.Elneceser, los joyeros.Loszapateros.Y,sise rompíaunfrascodeperfume,nopasabanada.Y,sidesaparecíanunosgemelosdeoro,pueslosientomucho.¿Peroquédiantresestamosbuscando?¿Unajoya?¿Unaobradearte?¿Una pintura famosa? ¿Una escultura? Nada de todo eso se encontraba entre lacoleccióndeporqueríaque llenabaaquellasmaletas.A todo ledieron lavueltadelrevés.Calcularonsilasmismasmaletasnopodíansereltesoroencuestión.

»Cuando se dieron por vencidos, fueron los alemanes quienes, incapaces deaguardar más, salieron a la luz. Se identificaron como Gestapo, Marrano Guarropalidecióysufamiliasepintólacaraconmuecasdepánico.Lointerrogaron.Aél,asumujeryasushijos,porseparado.LepreguntaronporelSochantre.Noloconocía,oesodijo.

»Lopescaronenflagrantementira.Lesacaronlascartasquehabíaintercambiadoconelreligioso.

»—Esverdad—reconoció—quetengonegociosconelSochantre,peroélnolesperdonaránuncaquelossaquenalaluzyseinmiscuyanensusasuntos.Sicreenque

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esnecesario,díganlequevengaaquíyhablaremosentretodos,peronocreoqueaélle haga ninguna gracia. Y ustedes sabrán que tiene influencias directas con loscírculosmáspróximosalCaudillo.

»Unodelosalemanesdijo“Yonopuedotolerarqueunjudíomehableasí”,Ichkann es nicht tolerieren, dass ein Jude somitmir spricht. Pero no pudieron hacernada.Losoltaron.

»MarranoGuarronosepermitiónilamásmínimasonrisadesatisfacción.Pobredeél».

HerrWinzermann,rojodefuror,leespetóalHombre,allí,delantedetodos,queerauninútilyunIdiot.Luego,MadurgasereíamuchomientrastomabanunascopasenunacerveceríadelarondadeUniversidadyrepetíamachacónlapalabraalemana,Idiot.

Elcomisariotambiénseenfadómucho.—Esto no puede quedar así. Quiero saber cómo nos han tomado el pelo. Un

informecompleto.Quénoshacoladoesejudío,cómolohanhechoycómopodemoshacerparajoderle.

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Incluso antes de ir alHospital deSanPablo para ver a sumadre enferma, inclusoantesdeponerseencontactoconMigueloTeresa,mipadrefueavisitaralosseñoresAnsóylesexpusosuspretensionesconlafórmularitual:«Tengoelhonordepedirleslamanodesuhija».

Selaconcedierondeinmediato,detodocorazón.Veíanenmipadrelasoluciónde laatormentadavidasentimentaldeMontse.Lepreguntaronaella:«¿Atiqué teparece?»,yellacontestó:«Yoyalehedadoelsí».Ynohabíanadamásquehablar.Descorcharonunabotelladevinoymipadrecontóchistes.

Hortensia sufría un cáncer de ésos que se van comiendo con voracidad a lavíctimapordentro,quevampirizayvaerosionandolavidahastaquitarelcolorylacarne, dejando sólo piel fláccida, huesos puntiagudos y unos ojos redondos comohorribles canicas. Mi padre hubiera preferido que la última visión de su madrehubierasidoaquellamujertandigna,serenayhermosaquelorecibiótresvecesensucasayunaenlaBombonera.«Llévameatucasa.Yonopuedovivirmásaquí».«Mefuialfrente.MellevaronalabatalladelEbro.Poreso,nopudellevarlaaustedamicasa,comomepidió.Losiento.SéqueloestabapasandoustedmalenlaBombonera,peronopude…».

ConellaestabaelvenerableVillarroya,muyerguido,altivo,orgullosodeserelsuperviviente.Ymásgentequemipadrenoconocía.

Lodejaron soloconHortensia.Murmullosde fondo:«¿Yéstequiénes?».«Unparientelejano».Lasmurmuraciones,paramástarde,cuandonolosoyeraVillarroya.

Ellaleagarródelamanoyexhalólapalabra«hijo».Sóloeso.Ylomirabacomosiquisieracaptarfielmentesusrasgosparallevarsesurecuerdoalatumba.

Lo siguiente fue telefonear a Atenas y hablar con Ignacio Fuster y con LaloValente.

—Nomeesperéisenuntiempo.Mevoyacasar.—¡Nojodas!¿Contraquién?—ContraMontse.—¡Pero Fernando! ¡Los donjuanes no se casan! Cuando un donjuán se casa,

pierdesuidentidad,dejadeserquienes.¡Dejadeser!Perolosdoslefelicitaronysealegraronporél.—Siempreteesperaremos—ledijoLalo—.Siempretendrásunlugarennuestra

orquesta.¿Necesitasdinero?No.Aúnlequedabadinerosuficienteparalaboda,paraelpiso,parala lunade

miel.Hortensia murió en seguida. No fue una sorpresa. «Se acabó». Todos lo

esperaban, casi con impaciencia. El entierro, en el cementerio deMontjuïc, en un

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panteón tan grande como una iglesia, con unas letras doradas y enormes queproclamabanqueaquéllaeralaúltimaresidenciadelafamiliaVillarroya.

Mipadrehizoactodepresencia.Sóloeso.Seindignóconelcuraqueseatrevióadecir que, después de la muerte, la vida es mejor. Él, yMontse, y los padres deMontse.Yallí fuedondepudoabrazar aMiguel Jinetey aTeresaporprimeravezdesdequehabíallegado.

—Lo sabía —le dijo Miguel en presencia de Montse—. En cuanto vi a estapreciosidad,medije«ésta será laesposadeFueyito».Felicidades,amigo.Vamosatener que celebrarlo. ¿Qué os parece? Permitidme que os invite a un restaurantedondesecomedemaravilla.¿ConocéisCanLluís,delacalledelaCera?

Teresaleacompañómuysinceramenteenelsentimiento.—¿QuésabesdeVíctor?—Serumoreaquevaasalirpronto.LosaliadosvanaganarlaguerrayFrancova

atenerquecambiarsupolíticaotodoelmundoseleecharáencima.Cadavezestáconcediendomásamnistías.

Elgrupoqueacompañabaamipadresemantuvoanónimoalfondodelamultitudyfuerondelosprimerosenabandonarlaceremonia.NoledieronelpésamealseñorVillarroya.

QuizáfueéseelprimerdíaenquemipadreseextrañódequeMiguelJinetenoacudiera acompañado por su esposa. Se preguntó si estaba casado, pero no se lopreguntóaél. Imaginóque laseñoradeJinete,siesquehabíaexistidoalgunavez,debíadeestarhastalacoronilladeél.

MipadrefuealacárcelparadarleaVíctorlanoticiadelaboda.—Felicidades,Fueye.NotraigasaMontserrataquí.Yalaconocerécuandosalga,

quenodebedequedarmetanto tiempo.Noquieroverlaenesteambienteniquieroqueellameveacomoestoy.

Laverdadesqueseleveíamuybien.Teníaloscabellosmásblancosquelaotravez,peroconservabalasonrisadelirreductible.

Estepiso,dondeaúnvivíamipadresolo,sellenódepintoresyempapeladores,que habían de devolverle su aspecto familiar. Un día, poco antes de Navidad,mientrasestabasupervisandolabuenamarchadelostrabajos,sonóelteléfonoyunavozgrave,hablandouncastellanomuypeculiar,dijo:

—AmigoFernando.SoyElías.Yapuedeustedentregarelpaquete.—¿Sí?—soltómipadre,pilladoporsorpresa.—Vayaalacatedral.—¿Alacatedral?—Alasseisde la tarde.Enelprimerconfesionarioqueencuentrea laderecha,

habráunsacerdotequesellamadonLuis.Váyaseaconfesarconélydeleelpaquetecondiscreción.

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—Deacuerdo.—Ymuchísimasgraciasporelfavor.Leestaréeternamenteendeuda.Mipadre salió de casay tomóel tranvía con la sensaciónde estar perpetrando

algomuyprohibido,muyimportanteymuypeligroso.Ellibropesabatoneladas.SeapeóenlaplazadeCataluñaybajóporPuertadelÁngelhastalacatedral.Entróenella y localizó el primer confesionario de la derecha. Había en él un sacerdote demedianaedad,muycalvoymuypresumido.Deesoscalvosque sedejancrecerelpelodeunladoparapeinárselosobreelcráneo,pegoteándoloconmuchabrillantina.

Mipadrecontabaconqueestuvieraocupado.Queríaesperarunpocoparatomarfuerzaseimpulso,peronadieleimpedíaqueseacercarayaynotuvomásremedioquearrodillarseanteelcuradeinmediato,sinmáspreámbulos.

—¿PadreLuis?—AveMaríaPurísima.—¿EsustedelpadreLuis?—Sí,hijomío.¿Cuántohacequenotehasconfesado?Mi padre no tenía ninguna intención de hacerse perdonar los pecados. En el

campodeconcentración,loscurasquebendecíanfusilamientoslehabíanquitadolasganasderelacionarseconlaIglesiaparasiemprejamás.Habíaidoallíaentregarunpaqueteylargarsecuantoantes.Demaneraquepusoellibroenmanosdelsacerdote.

—EsdepartedeElíasPaesdeLeón.Elreligiosoagarróellibroconunamanomientrasaferrabaconlaotraelhombro

demipadre,confirmezapolicial,yrepetíaconseveridad:—¿Cuántohacequenotehasconfesado?No hay que olvidar que la guerra que Franco declaró amedia España fue una

Cruzada,yquelasmonedasrecordabanalciudadanoqueFrancoeraCaudilloporlagraciadeDios,yqueentrabaenlascatedralesbajopalio,comosifueralahostia.Enaquella época, un cura no era una persona con unas creencias, sino con un poder.Como unmilitar, o un policía, o un banquero.Omás.Así quemi padre rindió lacabezaymintió:

—Haceunasemana,padre.—Dime.¿Cuálessontuspecados?Mipadrecerrólosojos.Seleocurrióqueluegoseríadivertidocontárseloasus

amigos.—Elsextomandamiento,padre.—¿Dequémanera?—Bueno.Fornico. Fornico conmucha frecuencia.Conmi novia. Pero también

conprostitutas.Soyinsaciable.—¿Cuántasveces?—Dos,tres,cuatro.Cadavez.

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—¿Cadavez?—Sí,cadavezquelohago.Dos,tres,cuatroveces.—¿Dos,tres,cuatroveces…encadasesión?—Esagotador.—¿Ycadacuándoescadasesión?—Cadadía.—¿Cadadía?—Siesposible,sí,padre.Y,además,megustamuchoqueminoviamelachupe.—¿Ah,sí?—Sí,padre.Megustamucho.—Ya—amipadre leparecióqueel confesor seponía cómodo—.¿Ycómo lo

hace?—mipadretardabaenresponder—.Quierodecir:¿lalameconlalenguaousaloslabios,chupasólolapuntitaoselameteentera…?—mipadresehabíaquedadosin palabras. Retrocedió para escudriñar en los ojos del sacerdote y comprobar siestaba hablando en serio o le estaba tomando el pelo.Vio cómoparpadeaba y, sininmutarse, leaclaraba lasituación—:Necesitosaberloparaconocerexactamente lanaturalezadelpecado.

—Claro,claro—leconcediómipadre—.Bueno,hacedetodounpoco.Yolevoyindicandoparaobtenerelmáximoplacerposible.

—O sea que la induces. Eres consciente de que estamos hablando de pecadomortal.

—Sí,padre.Ypidoperdón.—Y,dime…¿cómoesdeintensatunecesidad?Lopreguntoparasabersipodrías

resistirteaestapulsión,porquecuantomáspoderosaseaesafuerza,másrelativoseráelpecado.Porejemplo:¿cuándonotas laereccióny la tentación lúbrica?¿Alverladesnuda,porejemplo,ocuandoyahabéisiniciadoel,digamos,escarceoerótico?

—Amí semeempina en cuanto laveovestida, padre.Esmuyhermosa.Tieneunospechos,yunaspiernas,yunoslabios…Yenseguidameimaginoloquevamosahacer.

—¿Ah, sí? Ya. Al verla vestida, ¿eh? —el capellán se rascaba la sien,reflexionabacabizbajo,digeríasesudamentelaspalabrasdelpecador—.¿Ynosehadadonuncaelcasodeque,inclusoviéndoladesnudaydispuesta,noexperimentaraslaerección?

—Sólocuandovoymuyborracho,padre.—Ah.¿Yentoncesquéhaces?—Melameneo,padre.Metoco.Hastaquesemeempina.—Ah, te masturbas. ¿Delante de ella? ¿No te da vergüenza que ella te vea

hacerlo?—No,padre.Avecesmelohaceellamisma.Porlacuentaqueletrae.

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—Claro,claro.Medecíamipadre:—La de veces que conté aquella anécdota en diferentes ambientes. Cómo nos

reíamos.AFusteryLotharenAtenas,yluegoenBerlín,durantemisviajes,yluegoaquí,enBarcelona.Bueno,pregúntaleaVíctorloquenosllegamosareírcuando…—seinterrumpiómipadredegolpe—.Laspocasvecesquenosvimoscuandosaliódelacárcel.Porquenosvimosmuypocasveces—sequedabapensativo,comosi,derepente, no recordara haber visto aVíctor ninguna vez después de su salida de lacárcel.

Recuperabalarisa.Dosnochesantesdemorir.Risas.Yyomerecriminabaporlaspocasocasionesquehabíatenido,antesdeaquélla,

dereíragustoencompañíademipadre.Fueron a cenar mis padres conMiguel a Can Lluís. Aquella vez el policía se

presentóacompañadoporTeresa,loquediolugaraunaconversaciónmásrelajadayagradablequelaotravez,cuandoestuvoconCarmenenCanCulleretes.

—«Doctor,doctor:¡quemequemé!».Ydiceelmédico:«¿Quétequete?».Miguel Jinete nunca entendía los chistes. Y, al final de la comida, tuvo que

introducirunasombrasiniestraenelencuentro.Nopodíaevitarlo.Vivíaenvueltoenunatinieblainvisiblequeenturbiabacadaunadesuspalabrasyactos.Susonrisa,elbrillodesusojos,sudesenvoltura,losgestosdesusmanos,suelegancia,todoparecíamanchadoypringoso.

—Ahorayalohanarreglado—dijodepronto,refiriéndosealrestaurante—,perohastahacepocoestoestabahechounamierda.Menudalaqueocurrióaquíharáunostresmeses.Lareoca.

»Habían atracado una empresa de la ronda de San Pedro. Se habían llevadodoscientasmilpesetas.Trestiposconpistolas.Yunamujer.LosdelaCriminalnostrajeronlospapelesdelasinvestigacionesdandoporsupuestoqueerananarquistasy,portanto,nosotros,losdelaSocial,tendríamosreferenciadeellos.Teníanrazón.Enseguidaidentificamosaunodelostíos,untalPacoUtrera,deunacélulaanarquistadeestebarriodeSanAntonio.

»PerolobuenoesquemeenseñanlafotodelamujerdeestePacoUtreray,mecagoendiez, la reconozco.EraElisa, ¿te acuerdasdeElisa?Laque fueesposadeFábregasenelgrupo“ProgresoHoy”,Fábregas,aquelpaletaquehabíaprosperadoymontó una empresa de albañilería, que tenía la obsesión de comprarse cochesfranceses. Reconsagrada Elisa. La última vez que la vi fue durante los hechos demayo, cagándose de risa mientras disparaba una ametralladora Hotchkiss en elParalelo. Y entretanto sumarido, el Fábregas, le estaba poniendo los cuernos conEsperanza,laesposadeSúñer,aquélladelosojazos.Bueno,lareoca.

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»AveriguamosqueestePacoUtrerayElisaveníanporesterestaurante.Pusimosojeadoresyunanoche,veintedíasdespuésdelatraco,nosllamaelconfidente.Queestánaquí.

»Montamoseloperativo,nosvenimosaesterestauranteconveintehombres,trescochesyuna furgoneta, todos con losnaranjeros, porque eragentepeligrosa.PacoUtrerayunaniñaestabancomiendoenesamesadelrincón,iluminadosconlámparasdecarburoporqueeranochederestricciones.Y,cuandoentro,veoqueElisaestáahí,juntoalperchero,conunamanoenelbolsillodelabrigo.Sevequenoshabíanolido.Irrumpimosallí. “¡Manosarriba! ¡Todosquietos!”,ynuestraqueridaElisa sacadelbolsillodelabrigounabombademanoylatiraaquí,¿ves?,enelmismocentrodelcomedor,queaúnquedalaseñal,¿laveis?Unaexplosióndelcarajo.Yoestabajustoen la puerta, di un paso atrás hacia la calle y sólo vi el relámpago, la humareda,bueno, la rotura de cristales, los gritos.Murió uno de mis hombres, el dueño delrestauranteysuhijo,ylapobreElisa,naturalmente,quequedóahídestrozada.

Mi padre recordaba perfectamente a Elisa, y experimentó un vahído dedesconsuelo.MiguelJinete,encambio,continuabasonriendo,comosinada.Comosiacabaradecontarunodeloschistesquelegustabanamipadre.

—«Buenas, soy paraguayo y venía para pedir la mano de su hija». Y dice elpadre:«¿Paraqué?».Ydiceelotro:«Paraguayo».

Risas.CelebraronlabodaenlaparroquiadeSantaMaríadeSants,cercanaalacasade

los Ansó, y el banquete fue en un restaurante llamado Casa Isidro. Además de lafamilia Ansó al completo, con tíos, primos, cuñados y cuñadas, asistieron unoscuantos amigos de mi padre, casi todos músicos, Teresa, que les regaló unamantelería bordada por ella misma, yMiguel, que les trajo un centro demesa decristaltalladoconbasedeplata.

TampocoenaquellaocasiónconocieronalaseñoradeJinete.Mipadrevolvióapensarenelloperodenuevoseabstuvodepreguntarnada.

BrindaronporVíctor.ElviajedebodasconsistióenunasemanaenunbalneariodeCaldesdeMontbui.

Erantiemposfelices.—Parecíantiemposfelices—puntualizómimadre,desanimada.

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LaGranMeretrix(8)novelagalante

biografíapsicalíptica

«VenidyosmostrarélacondenacióndelaGranMeretrixquefornicóconlosreyesdelatierra,ylosquehabitanenlatierraseembriagaronconelvinodesuprostitución.

»Ahí estaba la mujer sentada sobre una bestia escarlata cubierta de nombresblasfemosyqueteníasietecabezasydiezcuernos.Llevabaunvestidopúrpuraconribetesrojos,yadornabasucuerpoconaretesypulserasdeoroyanillosdepiedraspreciosasycollaresdeperlas.Ensumanoteníaunvasolargoconunlíquidooscuro,unarodajadelimón,abominacionesylasimpurezasdesuinmoralidad.Ensufrentese podía leer un misterio: “Barcelona la grande, madre de las meretrices y lasabominaciones de la tierra”. Era evidente que la mujer estaba embriagada con lasangredelossantosyconlasangredelosmártiresdeJesús.

»ElSochantrevestíadepecador, sindistintivoalgunoquedelatara sudignidad.Seencontraronenunbar anónimoy,mientras consumían lasbebidasde la espera,hablaron muy distantes, como si la razón de su encuentro únicamente estuvierarelacionadaconelplacerintelectual.

»—¿Yquéopinausteddelosjudíos?¿Creequesontanpeligrososcomodicen?»Élfruncióelceño,talvezmolestoporlapregunta,peronoeludiólarespuesta.»—Ya hace tiempo que la iglesia católica se ha definido al respecto. Ha

condenado explícitamente obras comoMein Kampf, de Hitler, y el racismo. Losjudíosnosonmalosporunproblemagenéticodesuraza.Siunjudíoseconviertealcatolicismo,seguroquedejadeserunpeligroparalasociedad.

»—Pero,mientrasnoseconvierta,¿creequeeslícitomantenerrelacionesconél?Quierodecir,hacernegocios,compraventadecosas,oayudarleaeludirpeligros…

»ElSochantrelevantólavistayleparecióverfugazmente,enelhermosorostrodelamujerembriagada,lallagapunzanteydepravadaqueeslamarcadelaBestia.

»—¿Meestáustedhaciendounaentrevistaparaalgúnsemanario?—lereplicó—.¿Podríamosiraunlugarmásreservado,paracontinuarcharlando?

»LaGranMeretrixlodesafiaba,burlona,conunbrillodecristalenlosojosquelaelevabaporencimadelossimplesmortales.

»—Claro.»El bar era tan anónimo que, cuando lo dejaron atrás, se esfumó como si no

hubieraexistidojamás.Invisibles, llegaronalportaldelaavenidaMistral,yresultóque la GranMeretrix llevaba en su bolso la llave gigantesca, parecida a un armaofensiva, para no tener que molestar al sereno. Subieron las escaleras silenciosos

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comosiflotaranyatravesaronlapuertacomofantasmas.»Entraronenunahabitaciónpintadaderojoynegro,conadornosdecó.Lafigura

deunarlequíndemarfilyébano,ladeunamujerpaseandogalgos,ladelatenistadefaldamuy corta, cuadros abstractos en la pared, cubistas o algo por el estilo.Y lacama, enorme, de aspecto excesivamentemullido. De pronto, la GranMeretrix semovíaconunadesenvolturaquellenabalaestanciahastadesbordarla,“¿quéquierestomar?”, aquí dentro el tuteo, descarada como una cupletista en el escenario. SudesparpajoexpansivoempujabaalSochantrecontralapared.

»—¿Quéquierequehagamos?»—Elamor—respondióélcabizbajo,sinmirarla—.Quieroquehagamoselamor

sinpecado.Peroparecequeesoesunautopía.¿Cómoesposiblequevayansiemprejuntosamorypecado?

»—Lo bueno del pecado, padre, es que se limpia en seguida con la confesión.Sólohayqueprocurarnomorirseeneltrayectoentrelacamayelconfesionario.

»—Nomellamespadre.Esimprocedente.»—¿Ycómoquieresquetellame?»—Amor.QuieroserAmor.QuierosertodoAmor.Ysi,paraserAmor,hayque

pecar,sólosemeocurreunaformadeabordarestepecadoinevitable.»SequitóelSochantrelachaqueta,lacorbata,lacamisaylacamiseta,sepostró

derodillasytendióalamujerunafustadehípica.»—Antepongamos la penitencia a la ofensa, humillemos el cuerpo terrenal,

adormezcamoselalmaparaqueseasomealaconcupiscenciasinvértigo.»La Gran Meretrix fue como Judith antes de matar a Holofernes, gritando:

“¿Quién soy yo para contradecir a mi señor? Haré gustosamente todo lo que leagrade,yesoseráparamíunmotivodealegríahastaeldíademimuerte”,ygolpeósinpiedadlaespaldainmaculada,ZAS:

»—¡ÉstaporelAmor!»Suspiróelsacerdoteconteniendoelgemido,yañadióentredientes:»—Puedes irte desnudando para ganar tiempo. Mi cuerpo en seguida estará a

punto.»SedesnudólaGranMeretrix,deformaqueélpudieraversucuerpoyaumentara

eldeseo.Y,comoJezabelquesirvióaBaaly loadoró,ydestruíaa losprofetasdeJehovah,legolpeóotravez,ZAS,aullandoconfuriadiabólica:

»—¡YéstaporlaVirtud!»Ynecesitóélbajarse lospantalonesyelcalzoncillopara liberarsuentusiasmo

perentorio.YlocastigólaGranMeretrixportangranatrevimiento,comoJudithquegritara“¡Abatesusoberbiaporlamanodeunamujer!¡Quemipalabraseductoraseconviertaenheridamortal!”,ZAS:

»—¡Yéstaporlosjudíos!

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»Yélsetocó,ysejustificógritandoqueSansónfuebendecidoporelEspíritudeJehovahy,cuandofueaGaza,seunióaunamujerprostituta,yenlaBiblianadieseloreprocha,ylaGranMeretrix,feroz,“¡Fortalécemeenestahora,DiosdeIsrael!”,continuóinfligiéndolelapenitenciayarrancósangredesuespalda,ZAS:

»—¡Yéstaporsalvaralosjudíosdelosnazis!»Yélinterrumpiósumasturbación,paralizadocomounaestatuadepiedra.Yella,

crueljuguetona,“¡Adivinaquiéntedio!”,repitióelsalvajetormento,ZAS:»—¡Acambiodedinero!»Yelmártirabriólosojosyprestóatención,ZAS:»—¡Yéstaporlosregalitosquenostraenlosjudíos!»Y él pegó un respingo que parecía una concesión al dolor y se revolvió

enardecidohaciaella.»—¿Quéestásdiciendo?¿Quésabestúdeeso?—learrebatólafustaylagolpeó

enlacara—.¡Esmentira!¿Quiéntelohadicho?—ylagolpeóensudesnudez,ylaGran Meretrix flotaba en su nube de cocaína, el dolor la hacía reír, la muerte leparecía un tiovivo—. ¿A quién se lo has dicho? ¡Difamaciones, puta depravada yembustera! —la golpeaba y la golpeaba, cada vez más excitado, olvidado de supenitencia y entregado a la santa ira de Dios—, “¡Maldita seas, como la higuera,nunca jamás coma nadie de tu fruto!, ¡tú has hecho de mi templo una cueva deladrones,hijadeldiablo,Herodías,Jezabel,mehasengañado,mehasposeído,GranMeretrix,Dalila,Judith,perdónala,Señor!”—yexigíaconvozdeeunuco—:¿Quiénte lo dijo?—y ella, acorazada por la cocaína e inmune al dolor, «un pajarito»—.¿Quiénteenvía?—yella,sangrando,«unpolicíaquetematará»—.¿Quién?

»—¡UnpolicíadelaSocial!»ElSochantre,ensudivinalocura,terminódesahogándoseenella,fueradesí,y,

a continuación, quedó congelado en un rincón de la pieza, pálido de terror, lasvergüenzas expuestas almundo, temblando al verse en peligro de desprestigio, debefaymofaenridículomortis,profundotormentoydesesperación.

»YaborrecióalaGranMeretrixyladejódesoladaydesnuda».

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Mientraspasaba laplanchasobreunacamisablancademipadre,aqueldíaenquesaltabantaponesdechampánentodasdireccionesporqueelCaudillohabíamuertoalfin,mimadrehablabayhablabaensimismada,detalmaneraquemeparecióquesehabíaolvidadodequeyoestabaallí.

—Parecía —repetía—. Parecía. Todo parece. Sólo vemos las apariencias, nopodemosvermásallá.Ynadaescomoparece,perodeesonosdamoscuentaluego,cuandoyaesdemasiadotarde.Medijo:«Yoatinotevoyadejarnuncasola».ÉlnoibaasercomoDaniel.Nomeibaadejarnuncasola.Y,parademostrármelo,mellevóaAtenas.

»Dediciembre,cuandonoscasamos,aabril,fueronlosmesesmásfelicesdemivida,esosí.UnasNavidadesespléndidas.Tupadretocandoelbandoneónycantandotangosparamifamilia.Ycontandochistes.Fueelreydelasfiestas.Tusabuelosloadoraban.Noscompramosuncoche,unCitroënestupendo,comodelujo.Íbamosdeaquíparaallá,excursionesalMontseny,oalaplayadeCastelldefels,queeninviernoesmásromántica,largospaseosporlaCiudadelaoporMontjuïc.Nosbesábamos,aescondidasporqueentoncespodíanllevarteacomisaríasi teveíanbesándoteporlacalle, “escándalo público”, pero a escondidas era mejor, más picante. Largasconversaciones,planes,esperanzas.Enfebreromequedéembarazada.Deti.Fueunagran alegría. Tu padre pensaba que ya era mayor para engendrar un hijo. Y ahíllegabastú.Eramaravilloso.Siemprejuntos.Tupadretanatento,tandetallista.Hastaque llamó Lalo Valente desde Atenas. «Te necesitamos». Por lo visto, el agenteartísticodelaorquesta,untalIvánKiriakof,habíaconseguidouncontratoenNuevaDelhi.

»Bueno,nosotrostambiénlosnecesitábamosaellos,ésaeslaverdad.Lacuentadel banco había disminuido muchísimo entre montar el piso, la boda, el viaje denovios,elcoche.Yelembarazo.Tupadreteníaquetrabajar.

»Eradifícilviajarenaquellaépoca,estandoEuropacomoestaba,pero tupadredijo:“Nada,sitúnovienes,yotampocovoy.Notevoyadejarsola”.Semellenaronlos ojos de lágrimas. «Mira qué bueno». Removió cielo y tierra, recurrió a lainfluencia de Miguel Jinete, a la de Ignacio Fuster del consulado de allá. Senecesitabanvisadosysalvoconductosparadarunpaso.Peroloconseguimos.

»SalimosenavióndeBarcelonaparaZúrich,depaísneutral apaísneutral.UnDC-3.Eralaprimeravezquetupadreviajabaenavión.Estabaemocionadocomounniño.Nosdijeronque iríamospor el corredor aéreoK-22.Teníamosque creerqueexistíancorredoresaéreosparaavionesdepasajerossupuestamenterespetadosporlaaviacióndecombate,perono ignorábamosquecorríamospeligro.SobrevolaríamosunaFranciasometidaaunaguerraterribleynoseríararoquenosencontráramoscon

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bombarderosaliadosdecaminoparadestruirAlemania,oconuncombateaéreodeSpitfires contra Messerschmitts. Hacía cuatro días que habían bombardeado unaciudadsuizaporerror.Pero,bueno,nosucediónadadeeso.LlegamosaZúrichsinproblemas y, desde allí, nos trasladamos en coche alquilado hasta la frontera deAustria. Nos recibió un funcionario alemán muy huraño y nos proporcionó lossalvoconductosquenospermitiríancontinuarelviaje.Despuésdepasarmilcontrolesyregistrosdelequipajeydenuestraspersonas,yderellenarformulariosysufrirnosé cuántos interrogatorios, pudimos ir a tomar el tren que descendía aAtenas, sinabandonarterritorioocupadoporlosalemanes.

»El recibimiento que le dieron a tu padre fue emocionante. Dejaba bien a lasclaras su capacidad de hacerse querer. Los abrazos que le dieron Ignacio Fuster yLalo Valente, y los músicos; incluso la sonrisa que dulcificó el rostro del alemánllamadoBöhm,meconvencieronunavezmásdequeestabacasadaconunapersonaexcepcional. Palmadas en la espalda, grandes risotadas, pellizcos en lasmejillas, ymiradasmuycomplacientesparamí,quemesentítratadacomounareina.

»Nosdejarondescansarlojustoy,enseguida,nosorganizaronunafastuosacenadebienvenidaenuncomedorprivadodelGrandeBretagne.

—Montserrat—mecontómipadre—sequedóheladaante la fachadadeaquelhotel de lujo decorada con la impresionante y temible bandera de la cruz gamada.Ellasólohabíavistoaquellaparafernaliaenlosnoticiariosdecine,enblancoynegro,y le había parecido algo tan extraño e imposible como las fantasías de la películaMetrópolis,deFritzLang,quevioenelcineKursaalcuandoteníatreceaños.Enlavidareal,contemplándoloconsuspropiosojos,resultabahorripilante.Ymássi,parallegarhastalafachada,habíaquecruzarunascuantasbarrerasdealambredeespinosyrecibirelbeneplácitodeunoscuantossoldadosrobóticos.

—…Pero,unavezdentro—continuabamimadre—,nadiediríaqueestábamosenunaciudadocupadaporunejércitoinvasoryqueenlascallesdeAtenasreinabalamiseria.Allínofaltódenadaytodoelmundoerafeliz.

Ademásdemispadres,asistieronalacenaLotharBöhmcomoanfitrión,IgnacioFuster, Lalo Valente y su esposa Liliana, el agente artístico Iván Kiriakof y unaacompañantemuyexcéntrica;elpianistadelaorquesta,quesellamabaMarañónylollamabanCromañón,yelbatería,unorechonchoconocidocomoCharles.

—¿Ysabesqué?—mimadredejódeplancharyexhalóunsuspirodefatiga—.Quenomegustaron.Nomegustaron tampoco aquellos amigos de tu padre.Entrerisas y chistes y brindis, me pareció percibir unas miradas cargadas de malasintenciones.Medije:«Nopuedeser,eresunadesagradecida,nosestántratandomuybien, no puedes desconfiar siempre de los amigos de Fernando». No me habíagustadoMiguelJinete,niaquellaCarmendipsómana,nisiquieralamodositaTeresa,porquemirabaatupadrecondemasiadofervor,comosimeloquisieraquitar.Yno

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megustóFuster,consuojodesviadoysusdientesmellados,quemeobservabacomoa una intrusa; ni Lothar, tan alto y apuesto, con aquel uniforme de demonio, fríocomouncadáver, seguroquecruelydespiadado;niLaloValentey suesposa,queeran la viva caricatura del chulo y la furcia; ni los músicos, que parecían dosfacinerososdepelículas.Tuvelasensacióndequeaquellacenaeraunatrampadelaquenoíbamosapoderescapar.

Mipadre,siempresolícito,reparóenseguidaensuincomodidadylaatribuyóalembarazo.

—¿Teencuentrasmal?¿Quieresquenosretiremos?Ellamurmuróunsítandébilquequedóenterradobajolasprotestasexaltadasde

los amigotes. «¡No te vas a ir, Fernando, es muy temprano, no me digas que elmatrimonioteestáconvirtiendoenunapersonaformal!».Ymimadreseapresuróaañadir:

—No,no,meretiroyo.Élsequeda,hastaqueelcuerpoaguante.Selevantarontodosdesussillas.Mispadressedieronunbesomuyaplaudidopor

lospresentesymipadrelesusurróaloído:«Siquieresquevayacontigo,dímelo»,yella replicó:«¡No,no!»,yél insistió:«Simenecesitas,no tienesmásque llamararecepción,quemelocalicen,nomevoyamoverdeaquí»,yellaconcluyó:«Novoyanecesitarte,todoestábien».

LotharBöhmlecomunicóqueteníaasudisposiciónuncochequelallevaríaalapensióndelacalleKydathinaion,dondesehabíanalojado.

—Estábien,gracias—ibadiciendomimadredesmayadamente—.Gracias.Estábien.

—…Alsalirporlapuerta,oíqueunodelospresentesdecíaamiespalda:«Sí,Fernando,tenemosquehablar»,supongoqueeralavozdeLaloValente,ysemefueel alma a los pies. Pensé: «Ya está, se acabó, lo he perdido». Me encerré en lahabitación de la pensión y no pude dormir. Muy nerviosa y angustiada, estuvecaminandodeunladoparaotro.Meechéallorary,mientrasmeconvulsionabasobrelacama,conel rostrohundidoen laalmohada,medecía:«Eresuna tontahistéricaquellorasinmotivos,todosonimaginacionestuyas».

—Sí,Fernando,tenemosquehablar—dijoLaloValente.Mi padre también tuvo el pálpito de que iban a darle una mala noticia. Le

sirvieron una copa de coñac. Todos los presentes le miraban. Todos estaban alcorrientedealgomuyimportantequeélignoraba.Parasusorpresa,fueLotharBöhmquientomólapalabra.

—¿Tehacaídoalgunavezunabombacerca?Poruninstante,sevioenelClínicoanteloscadáveresdeElenayTomasín,yse

vioenlasarenasdelaplayadeArgelerscompletamenteidoyvacío,yestuvoapuntoderesponder:«Mecayóunatancercacomopuedecaerteunabomba,destrozándote

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pordentroperosinmatarte».Perono lodijo.Tragósalivaysearmódevalorparaaparentarquenopasabanada,quenohabíamalasexperienciasnimalospresagios.Disimulósuinquietudyseacodóenlamesa,sonriendo:

—Muy cerca. Pensad que a Barcelona se la conocía como «la ciudad de lasbombas».Unanoche,estabayotocandoenelmusic-hallPompeya,con laorquestade Pablo Alfaro, y cantaba en el escenario una mujer admirable y hermosísima,cuandoestallóunabombaenlaplatea.

Mi padre sabía contar historias. En seguida los tuvo hipnotizados. Tocaban«Aquelmalditotango»,«tangoquematayquedomina»,yfueraestaballoviendo,yde pronto fue el chillido, el relámpago cegador, aquel estampido ensordecedor, lagranizada de piedras y cascotes, la oscuridad, las lágrimas, el humo, el caos, eldesorden,eldolor,pedazosdepersonasdescuartizadas.

—Pompeya—recogióLotharBöhmalfinal,conesasolemnidadconquesuelenhablar siempre los alemanes—. Bonito nombre para un lugar destrozado por unaexplosión. Como la ciudad de Pompeya, destrozada por el Vesubio. Casipremonitorio.

—Mira, Fernando —empezó Lalo Valente, con brusquedad—. El contrato deNuevaDelhinohasalido.Y,encambio, tenemosunapropuesta,quehemosestadodiscutiendoynospareceinteresante.

—¿Cuál?—Podemos ganar mucho dinero, Fernando. Mucho dinero —mi padre nunca

había olvidado ni la expresión de codicia del rostro del cantante ni sus palabrasexactas—.Iríamosdondenadie,enestemomento,nadiequiereir.

—¿Dónde?—Cuarentamillibrasesterlinasparacadauno.Unosdosmillonesdepesetas.—¿Cuarentamillibrasesterlinas?—gimiómipadre.—Paracadaunodenosotros.Dosmillonesdepesetas.Era una fortuna inimaginable en aquel momento. Mi padre había vendido la

empresadelabuelo,contodosucontenido,porsólomediomillón.Nopodíaserlegaldeningunamanera.

—Pero…—Formaremos un terceto, tú al bandoneón o guitarra, Cromañón al piano y

Charlesa labatería.Yocantaríayvendría tambiénLolaCórdoba,paracantary,enalgunosnúmeros,bailaríaconmigo.

Mipadrehizouncálculo rápido.Cincopersonasa razóndecuarentamil librasesterlinas por persona. ¿Quién estaba dispuesto a gastarse doscientas mil librasesterlinasenellos?

—¿Dedóndeestamoshablando?—volvióapreguntar,cadavezmásalarmado.—Berlín—soltóLaloValente.

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Y,enseguida,LotharBöhm:—EsunaideadeGoebbelsparalevantarlamoraldelosoficialesqueestánallí.

Seempiezananotarunosciertosindiciosdederrotismo.LaLuftwaffeprácticamentehadestruido todoelcentrodeLondresyGranBretañayaestáapuntoderendirse.PeroestonopuedensaberloquienesestánenBerlínapabulladoscadadíaporlafuriadelosbombarderosaliados.Paraellosseacabaelmundo.Ellosnopuedenentenderque esta furia enloquecida de la RAF son las últimas boqueadas, el ataque a ladesesperadaantesdelarendición.Ytenemosquellevarlesvida,optimismo,alegría,baileychicasbonitas.DesdeBerlín,no seentiendequeel repliegueactual sóloesmomentáneoytácticoparaquelosaliadosseconfíen,bajenlaguardiaycreanensusuperioridad,queesfalsa.Estamosprovocandoquesalgandesuislainexpugnableyvengan a por nosotros creyéndose omnipotentes, creyéndose lo que no son. Nopuedenniimaginarseelcontraataquequelestenemospreparado—sehabíaexaltadounpoco.Rebajó el tono—:Tus amigosmehanpedidoque os paguemos en librasesterlinas,porquenose fíande loqueestoydiciendo.Deacuerdo,yo lesdigoquepagaremosen libras,enBerlín tenemosdesobra,enBerlín tenemosde todo.Pero,cuandolleguéisaBerlínyosenteréisdecómoestánrealmentelascosas,mevaisapedirqueospagueenmarcos,seguro,porqueprontoelmarcoserálamonedaúnicaentodaEuropa.

Hacía un rato quemi padre había dejadode prestar atención a las palabras delalemánparaorientarlahacialosrostrosdelosamigosquelerodeaban.Lalo,Liliana,Fuster,Cromañón,Charles.Todosparecíanmuyconvencidos.

—Fernando —se adelantó Lalo Valente a cualquier pregunta u objeción—.Hemos pasado una guerra, hemos estado en campos de concentración, nos hanbombardeado, nos han disparado, nos han dado palizas y hemos sobrevivido.Tambiénsobreviviremosaesto,¿tedascuenta?Pordosmillonesdepesetas.

IgnacioFustertambiénseacodóenlamesayfijóenmipadresusojosestrábicos.—Estaréisseguros,Fernando—aseguró—.TodoBerlínesunbúnker.Allíestán

Hitler,Goebbels,Himmlerytodalacompañía,yestánseguros,segurísimos,puedesestar convencido de que a ellos no los va amatar una bomba aliada. Son búnkersalemanes, de lo más resistente, y no tenéis que salir de ellos. No estarás nuncaexpuestoanada.

—Y son cuarenta mil libras esterlinas, Fernando—lo tentaba la voz grave deCromañón—. Dos millones de pesetas. ¿Tú sabes lo que puedes hacer con dosmillonesdepesetasenEspaña,hoydía?Montamosunnegocioynosretiramosparasiempre,Fernando.Avivirdelcuentoelrestodenuestrosdías.

—Osloingresaremosenunbancosuizo.Vuestrasfamiliaspodránteneraccesoaldinero desde cualquier banco español. En Berlín, tendréis marcos alemanes paravuestrosgastos.

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Dos noches antes de morir, mi padre me habló de mi madre, de suincomunicación, de sus silencios, de sus desencuentros. Daba un repaso a sucomportamientodelaépocayseleensombrecíaelrostroyselecurvabalaespalda.

—Yotodavíaestabaunpocoloco—rezongóconalientoacoñac,envueltoenelhumoyelaromadelpurohabano—.Todavíaestoylocoahora.Heestadolocotodamivida.¿SabesqueatumadrenuncalehehabladodeElenaydeTomasín?«Tuveunamujeryunhijo,melosmataronenlaguerra,prefieronohablardeeso»,ynadamás.Nisiquierasabesusnombres.Ytumadreseconformó.Nopreguntó.Supongoquenoleapetecíahablardelaesposaquehabíatenidoantesdeella,nidelhijoqueteprecedíaati.Nidecualquierotramujerquehubierapodidohaberenmivida.¿Cómole iba a hablar deAurorita Escolá?Yo no decía nada y ella no preguntaba.Habíamuchosotrostemasdeconversación.Peroelsilenciohacedaño.Elsilenciolopudretodo—me sorprendió que recurriese a lamisma expresión que yo había utilizadocuandohablabaconmimadre—.Lasmentirasgerminanenelsilencioyarraiganyfructificanyseconviertenenverdadesasquerosas.Laignoranciacreceenelsilencio,y se fortalece y se convierte en sabiduría mendaz sobre la que se construyeninjusticias.

—Pueshabla,habla—leinstabayo.—SupongoqueyoteníanecesidadderecordaraElenayaTomasín—murmuraba

él, ajeno a mí— y, a la vez, tenía necesidad de olvidarlos, y esa contradicciónmanteníalatentemidemencia.

—Pueshabla.Todavíaestásatiempo.—Yaestoyhablando.Contigo.Comonunca lohabíahecho.Peroyanoestoya

tiempodenada—yprosiguió,ahogándoseenamargura—:Cuandotumadremedijoqueestabaembarazada,mellevéunagranalegría,perotambiénungransusto.Sentípánico.LamaldicióndelosGavanza.LaspavassoltandobombassobrelaGranVía,sobreelnúmero451delaGranVíadelesCortsCatalanes.SiMontsecontinuabaamilado,leocurriríaalgunadesgracia.Noséquémepasó.Pensé:«Noserécapazdevivir todo eso otra vez, quiero irme de aquí».Me di cuenta de ello en cuantomepropusieroniraBerlín.NoviajabaaBerlínparaganardinero,meibaparahuirdetumadreydeti.

»DespuésdelacenaenelGrandeBretagne,IgnacioFustermeacompañóensucoche a la pensión del barrio de Plaka. Era de noche y conducía él, habíamosprescindido del chófer. Nos pararon unos soldados alemanes para pedirnos ladocumentación.Encuantolosdejamosatrás,Fusterseaclarólagargantaydijo:

»—¿SabesquemataronaRolfMettert?—elbulldogqueseparecíaaEdwardG.Robinsonypresumíadematar judíos—.La resistenciagriega.Estámásactivaquenunca.LepegaronuntiroenlanucacuandosalíadelacasademamanElefteria.

—Vaya—comentómipadre,inexpresivo.

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EraFusterquienloshabíallevadoalburdeldemamanElefterialaprimeravez.YFusterprosiguió,comosiunacosaestuvierarelacionadaconlaotra.—No hagas caso de lo que dice Lothar. Los alemanes ya están vencidos. Los

aliadosvanaganarlaguerra.Peronotepreocupesportuseguridad.TengoamigosenBerlínqueteprotegerán.

Mipadresintiócómoseleevaporabalaborrachera.Suelesuceder,cuandounoseveamenazadoporalgúnpeligro.

—¿Meprotegeránamí?—preguntódespuésdeunapausa—.¿YaLalo,yalosotros?

—También, claro. Pero digamos que tú serás el portavoz. Sólo tú hablarás conesos amigos que tengo. Son aliadófilos, comprenderás que no pueden andarpregonándoloaloscuatrovientos.

—¿Dequéestamoshablando?Habíanllegado.—Yacontinuaremosmañana,uotrodía.Sóloqueríaqueestuvierastranquilo.En

Berlínestarásprotegido.Semantuvieronlasmiradas,tratandodeleercadaunolospensamientosdelotro.—¿PorquénoselopidesaLalo?¿Porquénopuedeserélquienhableconesos

amigostuyos?—Porquemefíomásdeti.Porqueteconozco.Porqueséqueloharás,yloharás

bien.Yatendremostiempodehablarsobreello.—¿Queharéqué?—Buenasnoches,Fernando.Estarde.Montseteespera.Entrómipadreenlapensión.Subióasucuarto.Semetióenélsinhacerruido.

Todoaoscuras.Montsedormía.Nodormía.Quizápretendíafingirlo,peronopudopermanecercallada.—¿Todovabien?—susurródepronto.—Ah.¿Estásdespierta?—Sí.¿Cómohaido?¿Quétequeríandecir?Mipadreseibaquitandolaropa.—Bueno,quenovamosaNuevaDelhi.Seharescindidoelcontrato.—¿Yquévaisahacer?—NosvamosaBerlín.—¿NosvamosaBerlín?Todoestoaoscurasyensusurros.—No, tú no vas a poder venir, embarazada como estás y con la que allí está

cayendo. Pero a nosotros no nos quedamás remedio.Y, además, paganmuy bien.Dosmillonesdepesetasacadauno.Nopodemosdejarpasarestaoportunidad.

—¿Vasatocarparalosnazis?

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—Yahetocadoparalosnazis.Ahorasólovoyacambiardesitio.Mimadresequedóensilencio.Mipadrenosabíayaquédecir.Semetióenlacamaylehizoelamor.Ensilencio.Unsilencioespeso,asfixiante,

desconsolado,comolaoscuridadenlaquesemovían.—Tumadrenoseopuso.Medejóhacer.

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LaGranMeretrix(9)novelagalante

biografíapsicalíptica

Laaltadignidadeclesialdioungritoytemblaronloscielos;descargóunpuntapiéenel suelo y siguió un terremoto, se balancearon las lámparas de unministerio, y elministro exigió explicaciones a otro ministro, que le pegó cuatro gritos al jefesuperior de policía de Barcelona, qué se había creído, investigar a una figurarelevantedelaIglesiaespañola,hurgarensuvidaprivadaparachantajearlayforzarlaameterse en negocios innobles, y un alto cargo deBarcelona se vio insultado sinconsideraciónycorrióaclavarensusitio,a fuerzadeberridos,aunHombreyunMadurgaqueterminaronamedrentadosyencogidos.

—¿Sepuedesaberquéhanhecho,enquéestabanpensando?ElHombre entró en el piso de la avenidaMistral hecho un témpano. LaGran

Meretrix estaba leyendoenel sillón, junto albalcón.Vestíaunquimonode sedaychinelas.Alzólosojos,interrogante.Élseabalanzósobreellasinpreocuparseporsidejaba marcas o no. Y le dijo: «Nunca más». Y le dijo: «Se acabó». Entreimprecacionesnefandas.

—…Losbifes—losvecinosmedecían—parecíanaplausos,parecían,deunanochedegalaenelColón.(Biaba/MúsicadeEdmundoRivero/LetradeCeledonioFlores).

«LosperroscomeránaJezabelenlaparceladeJezreel.»¿Cómo va a haber paz, mientras continúen las fornicaciones y las muchas

hechiceríasdetumadreJezabel?»Y el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre la superficie del campo (2

Reyes,9)».LanovelapsicalípticadelaGranMeretrixterminabruscamentedeestaforma.El

restode laspáginasde lapequeña libretadeespiraldehojascuadriculadasestáenblanco pero, entre las páginas hay, doblados y amarillentos, un par de recortes deperiódicoencuyosmárgenesalguienescribióamanoyconplumaestilográfica lasfechas«11mayo44»y«12mayo44».Eldorsodeunodelosrecortesestáocupadocasi exclusivamente por un anuncio de Tónico Nervioso Cera, fósforo puro,estricninaehipofosfitos,yeltitulardeunhomenajealalmiranteBastarreche;yenelrevés del otro hay un par de breves religiosos, «Acción Católica. Conferencia de

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liturgia»e«IndicadorPiadoso.MesdeMaríaMadredelAmorHermoso».Eltextoconfecha«11mayo44»dice:

HalladoelcadáverdeunajovenenMontjuïc.Dos hombres, padre e hijo, se suicidan en su taller. Ambos hechos parece que están estrechamente

relacionados.Ayer, alrededor de las dos de la madrugada, en la calle Méjico se oyó el estrépito de una colisión

automovilística,quecausólanaturalalarmadelserenoydelvigilante,quecomparecieronatiempodevercómounautomóvilFordSedandoblabalaesquinaechandohumoendirecciónalaavenidadelMarquésdeComillasdespuésdehaberchocadocontrauncocheestacionadoydehaberlodejadodestrozadocasiporcompleto.Paraexigir responsabilidades al fugitivo, emprendieron su persecución a pie los referidos funcionariosmunicipales,convencidos de que, debido a la avería, no podría llegar muy lejos, hasta unos metros más allá del PuebloEspañol, donde se encontraba el vehículo inmovilizadoyhumeante conuna rueda reventada.Se tratabadeunSedancuatropuertas,ypudieronapreciarquelamatrículadelaparteposterior,V-9934,habíasidoforzadacomosihubieranintentandoarrancarla.Observaronqueenelinteriorhabíaabundantesmanchasdesangre,yenunodelos estribos encontraron unmazo demadera, nuevo, de los utilizados por los hojalateros, igualmente tinto ensangre. Medía el referido mazo unos 50 centímetros de mango, y la cabeza del conjunto tenía un diámetroaproximadodeunabotelladetamañocorriente.

DeinmediatolosfuncionariosmunicipalesdieronpartedesuhallazgoalacomisaríadepolicíadeplazadeEspaña, de donde fueron destacados dos policías armados y un agente del Cuerpo General, para efectuar lasinvestigacionespertinentes.

Duranteelregistroderigor,seencontróbajounodelosasientosdelanterosunbolsodeseñoraquecontenía280 pesetas en billetes de Banco, artículos de tocador y una cédula blanca de una cartilla de racionamientocorrespondienteaMaríadelCarmenB.A.,de28añosdeedad,naturaldeBarcelona.Alabrirelmaletero,dieronconunapalasinestrenar,aúnconelprecioescritocontiza.

Siguiendounrastrodegotasdesangrequesalíandelautomóvil,nolejosdelasfaltodelcircuitodeMontjuïc,entre unos setos, se hallaba el cuerpo de una joven morena de elegante indumentaria con una gran heridasangranteenlacabeza.Elrostrodelamuchachacoincidíaconlafotodelatarjetaderacionamientoantescitada.Secubríaconunabrigodeastracándeunvalornoinferioralas50000pesetas.

Informadodeloocurrido,sepersonóenellugardeloshechoseltitulardelJuzgadodeGuardianúmero4,donJoséLuisAlisio,quedispusoellevantamientodecadáveryeltrasladoaldepósitodelHospitalClínicoquefuerealizadoenunaambulancia.

MaríadelCarmenB.vivíaenlacalledelaBòbiladelPuebloSeco,enunpisomodestoquecombinamalconlasropascarasqueellavestía.Interrogadassusvecinas,sehasabidoqueeldíadesumuertehabíaidoarecogerasuhijodeochoañosalcolegioylohabíallevadoacasa,dondelehabíadadodemerendar.Sobrelasnuevedelanoche,loconfióaunavecinayellasalióalacalle,muyacicalada,comoerasucostumbrecasicadanoche.Sedapor cierto que fue iniciada en la mala vida en su más tierna juventud por un anarquista que fue juzgado ycondenadoamuertepocodespuésdelfindelaCruzada.

MaríadelCarmenB.A.ha resultado serhijadeunanotableydignísima familiadeestaciudad,de laqueescapóhacediezañosdemaneraqueseleperdiólapista.Suspadres,despuésdeinfructuosabúsqueda,lahabíandadoyapormuertay,desconsolados,handeclinadoefectuarningunaclasededeclaraciones.

LasinvestigacionesposterioresllevaronalapolicíahastaeldomiciliodelospropietariosdelFordSedan,enlaavenidadelPadreClaret,justoatiempodeasistiralmomentoenqueunodeellosselanzabaporelbalcónparaestrellarsecontralaacera,dondequedóheridodegravedad.SetratadeJacintoAragonés,de24años,hijodeuncerrajerodelbarrio,AnacletoAragonés,aquienlapolicíaencontrócolgandodelganchodelalámparaensupiso.Ensupoderobrabanunbrazaletedeoromacizo,delquependíaamododefeticheunelefantedelmismometalcuyosojosestabanconstituidospordosbrillantes,unasortijaconunaaguamarina,uncollardemonedasdeoroyunos pendientes con perla, joyas que al parecer llevaba puestas la víctima al salir de su casa, de donde sedesprendequeelmóvildelcrimenhabíasidoelrobo.

Cabededucir,pues,queAnacletoyJacintoAragonésabordaronaMaríadelCarmenB.alsalirdesucasay,después de robarle y acabar con su vida, pretendían enterrarla en algún lugar deMontjuïc.La presencia en elcochedelapalareciéncompradayelhechodequelamazatambiénfueranuevaevidencianquesetratadeun

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alevosocrimenpremeditado.Pese al deseonatural del periodistadedar a los lectores tanta información como seaposible, ladiscreción

aconsejaabstenersededivulgarmásdatoshastaquelaBrigadadeInvestigaciónCriminaldelaJefaturaSuperiordePolicía,detanreconocidacompetencia,hayadadoelcasoporresuelto.

Eltextoconfecha«12mayo44»dice:

ResueltoelasesinatodeMontjuïc.Los dos autores del crimen trataron de suicidarse. Uno de ellos está muerto y el otro, en el hospital con

pronósticograve,haconfesado.MaríadelCarmenB.poseíaunpisoen laavenidaMistral,donde solía llevara susamistades.Sindudase

dirigíaaél,apie,puestoquenoestálejosdelPuebloSeco,cuandolosAragonés,padreehijo,lesalieronalpaso.Hapodidosaberlapolicíaquenoerandesconocidos.

Debidamenteinterrogadoenellechodelhospitaldondesereponedesuslesiones,JacintoAragonésconfesóqueélysupadreeranpropietarios,enlaramblaVolart,deuntallerdecerrajeríadelqueprocedenbuenapartedelasganzúasypalanquetasutilizadasporlosdelincuenteshabitualesdeestaciudad,ydijoqueconocíaaMaríadelCarmen B. porque se veía con su padre frecuentemente y en más de una ocasión él le había proporcionadodeterminadosproductosdecontrabandoa losqueellaeramuyaficionada.Reconocióquehabíanabordadoa lamujeren lacalledeEntenza,cuandosedirigíaaunpisoqueposeíaen laavenidaMistral,dondeenocasionesrecibíaaamigosycelebrabafiestas,yque tenían la intencióndeacabarconsuvidapara robarle las joyasquellevaba puestas y, luego, con las llaves del piso de la avenida Mistral, entrar en él para apropiarse de otraspertenencias,despuésdehaberenterradoasuvíctimaenalgúnpuntodeMontjuïc,porqueestabaninformadosdequeposeíajoyeríayobjetosdeartequemalvendidospodríandarmásdecincuentamilduros.

LosagentesdelaBrigadadeInvestigaciónCriminal,quegozandejustanombradíayfamaporsusmagníficosservicios,nosóloennuestraciudadsinoenel restodeEspaña,e inclusoenelextranjero,pudieroncomprobarduranteeldíadeayerqueel trío fuevisto,entre lasnuevey lasdoce,enunbarde laplazadeEspaña,dondeestuvierontomandounosaperitivosprimeroycenandodespuésenunalargasobremesaalfinaldelacualdeclarauncamareroqueoyócómounodeloshombresproponía:«¿Quéosparecesinosechamosalmonte?»,ylosotrosdos, algo entorpecidos por la bebida, corearon a gritos que se iban a echar al monte, y se fueron camino deMontjuïc.

Conducía el vehículoAragonéshijoy a suderecha se sentabaMaríadelCarmen.Detrásde lavíctima ibaAragonéspadre.Porlovisto,cuandoemprendíanlacalleMéjicoarriba,MaríadelCarmencomenzóadarriendasuelta a susmelososdeliquios conAragonéshijoy, en aquel instante, encendidos los celosdelpadre, fue éstequiendescargóelprimermazazoenlacabezadelavíctima.

Apesardequehabíanpretendidoembriagarlapreviamenteyconesteobjetolainvitaronatomarunascopasenelbaraquealudíamosennuestrasedicionesanteriores,novieroncumplidosuobjetivo,yaque lapresuntavíctimaresistióatodoloquebebióynosucumbióalprimergolpe.Bienalcontrario,reaccionóconunafuerzayunaferocidadinesperadas,resistiéndoseyenzarzándoseenunaluchatitánicadurantelacualAragonéshijoperdióel control del Ford y colisionó estrepitosamente contra otro vehículo aparcado, lo que atrajo la atención delvigilanteyelsereno.Desdeatrás,Aragonéspadrecontinuógolpeandoalamujerhastaqueéstaquedóinmóvil.

Conunaruedareventadayelmotorseriamentedañado,enseguidacomprobaronlosasesinosquenopodríanirmuy lejos y, perseguidos por los funcionariosmunicipales,muchomenos podrían realizar sus propósitos decavarunafosayocultarenellaaMaríadelCarmen.Cuandoelautomóvilsenegóaseguircorriendo,algomásalládelPuebloEspañol, losdosdesalmadoscargaronconelcuerpode lavíctimaycruzaron lacalzadaa todaprisa,paraabandonarloentrelossetosyemprenderlafuga.

Regresaron a pie hasta su domicilio en la avenida del Padre Claret, en el otro extremo de la ciudad, y,convencidosdequeeracuestióndehorasquelapolicíallegasehastaellos,fueronvencidosporladesesperación.El lapsode tiempoqueempleóJacintoen tomarunaduchaque le limpiase lasangreque lehabíasalpicado lebastóasupadreparaquitarselavidacolgándosedelalámparadelcomedor.Aloírlassirenasdelapolicíaquellegaban a su domicilio, siguiendo la pista del automóvil de su propiedad que había quedado por el camino,tambiénelhijodecidióacabarcontododeunavezysaltóporencimadelabarandadelbalcón,aterrizandounpardepisosmásabajomilagrosamentevivo.

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ElJuzgadodeInstrucciónnúmero4ylosagentesdelaBrigadadeInvestigaciónCriminalsiguentrabajandoactivamente en las diligencias propias del caso, por lo que ante la Justicia han declarado varias personasrelacionadasconlosprotagonistasdeltrágicosuceso.

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—¡VíctorLuys!¡Tienesvisita!VíctorLuysabriólosojos.Estabaacostadoensucama,enloaltodelalitera,el

sitiode losveteranos conquistadodespuésdepasarpor el duro sueloyunode loscatresdeabajo.

SeríanTeresayJavier.SabíaqueeranTeresayJavier.Antesdesalirdelacelda,sealisólaropaamanotazosysepasólosdedosporel

peloparanoparecerdesaliñado.Y,mientrascaminabadetrásdelfuncionario,tratódecomponer un tema de conversación apropiado para queTeresa y el niño se fuerantranquilos y contaran a sus amigos que «Víctor no estabamal, que se le veía tananimadocomosiempre».

Nolesibaacontarqueeranochoenunaceldadecuatro,lamitadenlasliterasylosotrosenelsuelo,durmiendocodoconcodo,moviéndosecuandoelotrosemovía,rezongando cuando el otro soñaba y gemía o parloteaba, teniendo que pasar porencima de los cuerpos acostados cuando tenías que orinar a medianoche. El peorsitio,eldelnovatomásarrastrado,erajuntoalaletrina,esenauseabundoagujeroenelsuelo.Nohablaríandeeso.

Comotampocopodíahacerreferenciaalarabiayalafiebredevenganzaqueallídentrocrecíaycrecíaylecomíapordentrocomoelpeorcáncer.Nosequitabadelacabezalaspalabrasdesupadre,«luchaporlajusticia,porlajusticiahayquedarlavidaincluso,porquenomerecelapenavivirenunmundoinjusto».Hervíadesantaindignaciónporqueera injustoqueél estuvieraencerradoenaquellacárcel,porqueerainjustoqueloshombresdelpuñetazoenlamesayenlacarahubierandestruidotodoslossueñosdeigualdadyrepartodelasriquezasparaponerelmundoenmanosde una pandilla de religiosos hipócritas ymercaderes de carne humana ymilitaresdespiadados cuya principal consigna durante la guerra había sido: «Ni heridos niprisioneros,tirosalabarriga».

No les hablaría tampoco aTeresay Javier de JoanArnalot, el joven anarquistahiperactivoqueparecíaunareencarnacióndelviejoJuliol,«laluchadeclasesesunalucha,ynohay lucha sinviolencia», elprofetaquepredicabaquehabía llegado lahoradelaspistolas.LosdiscursosdeArnalotcontagiabanentusiasmoyalimentabanelánimocongrandesdosisdeesperanza.Antesdequesefueranadormir,paraquetuvierandulcessueños,lescontabaqueelimperiodeFrancoeraruinoso,quenosehabíaconsolidado,quecincoañosdespuésdelaguerra,enelOctavoAñoTriunfal,todavía se consideraba que era período de posguerra, posguerra interminable concartillasderacionamiento,ymiseria,yjuiciossumarísimosyfusilamientos(dieciséisfusiladosenloquellevabandeaño,únicamenteenelCampodelaBota).

—Saben—decíaArnalot— que los aliados van a ganar la guerra y saben que

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entoncesllegarásufin,yesolesdesespera.Recientemente,unosfalangistasasaltaronydestrozaronlaredaccióndelarevistaDestinoporqueescribíaafavordelosaliados,y otros invadieron la sede de laUnión Excursionista deCataluña, y han tenido elatrevimientodequemar,enplenacalle,unaediciónrecientedelasObrascompletasdeJacintVerdaguer.Másaún:otrajauríadedoscientosfalangistasirrumpióenelcineSavoydelpaseodeGraciadondepasabanunnoticiarioquedecíaquelosalemanesestaban perdiendo la guerra, y rasgaron la pantalla a navajazos. Son como bestiasacorraladas. Están desesperados y ése es el indicio inequívoco de nuestra victoriainminente.

Arnalotcontabaestascosasenvozbaja,paraquenolooyeranlosfalangistasqueestabanallídentroencerradospor«excesodepatriotismo».Semanteníanal fondo,juntoalosguardiascivilescondenadosporatracoamanoarmada.

YseguíahablandoelfantasmaexultantedeJuliolporbocadeljovenArnalot:—… Porque, al mismo tiempo, nuestras fuerzas están más vivas que nunca.

TenemosmásdediezmilenFrancia, luchandocon laResistenciacontra losnazis,dinamitandopuentesyvíasférreas,destrozandolíneaseléctricas,atacandocárcelesyliberandoresistentes,saboteandominasdecarbónyfábricas.YesonoesmásqueunentrenamientoparaloquevanahacerenEspaña,paraloqueyaestánhaciendoenEspaña nuestros grupos de acción. ¿O a quién pensáis que hay que atribuir lascontinuasrestriccioneseléctricas,sinoanuestroscomandossaboteadores?

No les hablaría tampoco de eso a Teresa y Javier. Ya verían cómo se lasarreglabancuandosalieradelaModelo,peroteníaclaroquehabíallegadolahoradelas pistolas. «Cuando haga falta luchar», le había prometido el padre de Víctor aJuliol,«tendrásamihijoenprimera líneadecombate…Ydará lasbofetadasenlacaraadecuadayenelmomentooportuno».

Cuando ya estaba llegando al locutorio, se le ocurrió que podría tranquilizar aTeresaconlosúltimosrumoresquecorríanporlacárcelreferentesalainminenciadeamnistías. Se sabía que Franco, ante la inevitable caída de los fascismos, habíaconmutadotrescientaspenasdemuerteyhabíacerradomásdeveintecárcelesdelasquehabíahabilitadodespuésdelaguerraparalosenemigosdelrégimen,entreellasla del convento de San Elías, esa checa comunista de la que los franquistasabominabanperohabíanmantenidoabierta,corregidayaumentada,hastacuatroañosdespuésdesuvictoria.¿Noeraéseunbuenindicio?

«Estonopuededurar»,seríaellemadelaentrevista,ademásdel«¿cómoestáis?»y«¿vasyaalcolegio?».

Teresaleesperabahermosaypacientealotroladodelareja.Lavivaimagendelsosiego.Taninocente.Lasmanosunidasenelregazo.Losojosgrandesyredondos,conparpadeoscomopausastranquilizadoras.Peroelniñonoestabaconella.

—¿Cómoestás?

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—Bien.ContinúoyendoacoseracasadelaseñoraPepita,unasanta.Mesalenbienlostrajesdechaqueta.Dicenquetienemuchomérito.

—¿YJavierín?—Bien.Muymayor.Alomejor,lapróximavezlotraigo.—¿Yavaalcolegio?—Vaaunaacademiacercadecasa.Nada,leenseñanaleeryescribirylascuatro

reglas.Pero,escucha,Víctor,tengoquedecirteunacosa…—¿Una cosa? —Víctor supuso que le iba a decir que había conocido a otro

hombre,queseibaacasarconotro,queyanopodíaesperarmás—.¿Quécosa?Nodiotiempoapasaral temadelasamnistíasposibles.Teresasalióalpasode

cualquier optimismo. Quizá podría haberlo hecho con más delicadeza, pero secomprendequeaellanoleresultarafácilhablardeCarmenBrondo.

—HanmatadoaCarmenBrondo.Víctorseencogiócomosileacabarandepropinarunpuñetazoenelestómago.Se

desmoronó.Teresaañadióquehabíasidouncrimenextraño,conmuchasincógnitasquejamásseibanadespejar,peroélnolopudoescuchar.

Y,antesuhundimiento,Teresanosabíaquéhacer.

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Sextaparte.Laguerrainterminable

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LostrámitesparaconseguirpermisosquepermitieranalaorquestadeLaloValentetrasladarseaBerlínseestabanprolongandohastatalpuntoquellegaronapensarqueelviajenoibaapoderrealizarse.

IvánKiriakofcomentó:—NoséquépasaenBerlínquenocontestanlascartas…IgnacioFusterlereplicó:—¿QuenosabesloquepasaenBerlín?¡PuesquelaRAFlesestáenviandomiles

detoneladasdebombasynoestánparacartasniparamúsicas!Mimadre llegó a hacerse ilusiones. «Poco a poco, esa locura de Berlín se irá

olvidandoyvolveremosaEspaña,onosiremosaNuevaDelhi,odondesea».Ylarealidad parecía que quería darle la razón. En junio, los aliados desembarcaron enNormandía, y en el frente de Italia llegaban hastaRoma almismo tiempo que losalemanes retrocedían apabullados en el frente del Este; y en julio se produjo elatentado contra Hitler, que demostraba hasta qué punto se había desprestigiado lafiguradelFührerycundíaeldesalientoentresusallegados.YenagostolosaliadosestabanalaspuertasdeParís.

Yentonces,precisamenteentonces, llegó lanoticiadequese ibanaBerlín.Nosólo laorquestasino todos losnazisqueestabanocupandoGrecia.LosnecesitabanparadefenderlacapitaldelReich.

LaorquestadeLaloValentenorecibiólanoticiacongritosnisaltosdealegría,sino conmiradas de expectación y temor, «enmenudo lío nos hemosmetido».Mipadreseexcusabaconmimadre,queya lucíaunvientredeseismeses.«Quizánodebierair»,murmurabaconlabocapequeña.Yellaexclamaba:«No,no,yocreoquesítienesqueir,sivasaganartantodineroyvasaestartansegurocomodicen…».

Se suponía que era Fuster quien garantizaba su seguridad. La última noche enAtenas,procuróencontrarseasolasconmipadreylevolvióahablardesusamigosberlineses.

—Cadavezhaymásberlinesesqueapoyanlacausaaliada,concretamenteladelosinglesesyamericanos.Túayúdalesyellosharánlomismollegadoelmomento.Tedigoquenovasacorrerningúnpeligro.

Largo silencio. Avanzaban lentamente por una avenida larga y recta llamadaAmvrosiouFrantzi,peroFusterconducíasuautomóvilconcentradocomosifueranatodavelocidadporunacarreteradecurvasyprecipicios.Mipadre,conlarespiraciónalterada, no quería decir nada. Sólo le apetecía interrumpir allí la conversación ydesaparecerdentrodelapensiónymeterseenlacamaconMontse.«Mira,sabesqué,quenosvolvemosaBarcelona».

—Iránaverte.Ytedirán:«¿Porquénotocaselclavicémbalooelarpa?».

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—Oye,no.—Ytúlesdices:«EnArgentinanadietocanielclavicémbalonielarpa».—Nomejodas.Noquierosabernada.—Te expones a que entren los aliados en Berlín y digan: «Mira, un fascista

español»,ytedenelmismotratoquealosalemanes.Sóloteestoyproporcionandounpocodeprotección.

—Meestásmetiendoenunlíodecojones.—¿Más lío de cojones que instalarte en Berlín, donde casi cada día caen

toneladasdebombasaliadas?Túsólo tendrásquehaceralgunaspreguntas,algunasfotos…

—¿Preguntas? ¿Fotos? ¿Pero qué estás diciendo? No podré hacer fotos. En lafronteramequitaráncualquiercámaraquelleve.Túnosabescómoteregistran…

—Te quitarán la cámara, pero en Berlín mis amigos te darán otra. Pequeña,discreta.Ytú,sipuedes,harásfotos.Y,sinopuedes,noharásfotos.Notepidoquetejuegueslavida.Pero,siquieresquesevayanestosfascistashijosdeputa,tendrásqueecharunamano.Silosaliadosgananlaguerra,tambiéndaránporelculoaFranco.Nopierdasesodevista.

Palabrasgruesaseinquietantes.NuncahabíahabladoIgnacioFustertanclaro.Aldíasiguiente,cuandosedespidieronconunabrazo,aningunodelosdosseleocurrióunchistequecontar.Lodejaronparaunmásadelantequenuncallegó.Novolvieronaversenuncamás.

Provistosde laArbeitskarte, el permiso de residencia, y elAnmeldung, que lesibanapermitircircularporterritorioalemán,salieronentrennocturnoLaloValenteyLiliana,Cromañón,Charles,IvánKiriakof,lacantanteEvaEvangelides,quesehacíallamarLoladeCórdoba,ymispadres.Atenas,Salónica,Sofía,Belgrado,Budapest,Viena,Praga,Berlín.Tambiénmimadre,hastaViena.Allítuvieronpocotiempoparadespedirse. El tren sólo paraba diez minutos y mi padre y Lothar Böhm laacompañaronatodaprisa,conlosequipajes,hastauncocheoficialquehabíanpuestoa su disposición. Con él había de trasladarse a la frontera con Liechtenstein, pordondepasaríaaSuiza,yenZúrichtomaríaelaviónparaBarcelona.Nofueunviajefácil,auncuandoconstantementerecibióunoscuidadosexquisitos.

Treinta años después aseguraba, con voz ronca y susurrada, como si laconfidenciafueradesenterradadeunlugarmuyprofundoyoscuro:

—Me sentía como si tu padremehubiera echadode su vida. Prefería irse a laguerra,bajolasbombasinglesas,queestaramilado,cuandomáslonecesitaba.

Yotratabadeinterceder:—Peropapásiemprehasidobuenocontigo,amable,atento…Ellaarqueabalascejasconungestode«sí,pero»ycontinuabaplanchando.Mipadretambiénsellevóundisgustotremendoenaquelladespedida.

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—Abrazadoaella—mecontabaaquellanoche,conlacopadecoñacenlamanohuesuda, envuelto en humo de habano—, me di cuenta de que me estabaequivocando,dequeestabacometiendoelpeorerrordemivida.Comosientendieraque lamaldiciónde losGavanza lacreábamos losmismosGavanza.Deellanuncasaliólamenorrecriminación,perosuformademirar,no,miento,susilencio,esofueloquemásmedolió.Creoqueaquélfueelprimersilenciodelalargaseriequenosamargaríalavida.

Faltabandosdíasparaquemuriera.Yesaspalabrastanradicales,«amargaríalavida», me causaron una intensa impresión. Me rebelé contra ellas, le quise hacernotaramipadrequesuvidaconyugalnohabíasidotanamarga;asussetentaycincoañosaúnpodíanhacerelamorysalíanapasear formandounaparejaentrañable,eiban al cine, y hablaban de todo, de arte y de política, ¿a qué venía aquello de laamargura?

Mi padre negaba con la cabeza comodiciendo «nome entiendes», como si nohubieraremedio,nadaquehacer.Entodocaso,dejóbienclaroslossentimientosqueloacongojabanduranteaquellargoyfuerteabrazoyqueloacompañaronduranteelrestodelviaje,porPragayDresde,hastaBerlín.

En la gran estación de Anhalter, los recibieron con todos los honores. Allíestrechómi padre lamano de JosephGoebbels, aquel hombre bajito, con cara demalalecheyundefectoenelpiederechoquelehacíacojearvisiblemente.Éleraelresponsable de los grandes desfiles, las consignas seductoras, las estrategias paramanipularlaopinióndelpuebloyasegurarselaadhesiónincondicionalalrégimen.

—Nosotros —decía mi padre— formábamos parte de una de sus grandesmentiras.LlevóalaestaciónaperiodistasdetodoslosmediosqueaúnfuncionabanenBerlínparaquedifundieranqueartistas internacionalescontinuabanacudiendoalacapital alemana, apesarde todo,paraquequedaraclaroqueno la considerabanpeligrosaniseventeabadeningunamaneraladerrota.

DeGoebbelssedesprendíaunentusiasmoenfermizoquesecontagiabaaquieneslo rodeaban y devenía en triunfalismo delirante que contrastaba con el aspectodesolador de la ciudad. Adonde uno dirigiera la vista, se encontraba con edificiosderruidos, las aceras y las calzadas sembradas de cascotes, a veces pedruscos tangrandesqueloscochesteníanquecircularenzigzag.Lasruinasreteníanlaatenciónde talmanera que nimi padre ni sus compañeros se fijaron en ninguna otra cosaduranteeltrayectohastaelhotel.EramuchopeorquelaBarcelonaquemipadresehabíaencontradodespuésdelosnefastosbombardeosdel38.Muchopeor.Yaquellotodavíanohabíaterminadoylatracafinallosibaapillaraellosenmedio.Ruinas,cascotesycielogrisydenso,bajoyamenazador.

ElhotelsellamabaAstoriayconservabaunaspectoaceptable.Lashabitacioneseran grandes y cómodas y a mi padre le correspondió una individual, con dos

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ventanales, una cama baja y ancha,mesita de noche y dos sillones. En un rincón,sobre unamesa escritorio, había unbusto delFührer de bronceoscuro.El botonesque transportó el equipaje, para simpatizar con los nuevos huéspedes, estuvohablandodeFranco,elcreadorde lanuevaEspaña.Desde laventana, sedivisabanlos jardines del parque zoológico. Les comunicaron que en los sótanos delmismohotelhabíaunrefugioantiaéreoylesindicaronentresonrisasforzadaslamaneradellegaraél.

Mientrasabríalamaleta,mipadresepercatódequeteníaunaespeciedetemblorfrenéticoycontinuoinstaladobajolapiel,enlosmismoshuesos.Comounatiritonaprovocada por un frío intenso, irreprimible e interminable.Nometió la ropa en elarmario porque se imaginó que, de unmomento a otro, tendría que cargar con elequipajeysalircorriendodeaqueledificioque,inexplicablemente,todavíanohabíasucumbidoalasbombas.

Cuando se reunió con Lalo y el resto de la orquesta en el vestíbulo, llevabaconsigoelbandoneónensuestuche.FueabuscarlosLotharBöhm,consuimpecableuniformedelaLuftwaffeysuactitudimperturbable.Comosiempre,mipadretuvolasensacióndequelededicabaunamiradaespecial.

Mientraslosconducíaaconocersulugardetrabajo,queestabalobastantecercacomo para ir dando un paseo, el major les comunicó que, en cuanto pudieran,deberíanpasar por la tenencia de alcaldía deBerlín-Charlottenburgpara obtener laWanderpersonalkarter, que les proporcionaría unos cuantos cupones deracionamientoextra.

Cruzaron un par de calles hasta la estación de metro del Parque Zoológico.ZoologischerGarten lo llamabanellos.Yalmetro lo llamabanU-Bahn.HabíadoscentinelasconcascosymetralletasSchmeizerjuntoalasescalerasquellevabanalaestación subterránea, que resultó ser muy grande, cruce de diferentes líneas parahacer transbordo, conmuchospasillosymuy largos.Enunodeestospasillos, a laderecha,seabríaunapuertayalotroladohabíaunsoldadoconunamesa,unasillayunflexo,quesepusoenpiedisparandoelsaludofascistaal techoencuandovioaBöhm. Allí tuvieron que identificarse, Lalo Valente, que no se llamaba Lalo niValente; su compañera Liliana, rubia como un espécimen ario de pura cepa; elpatibulario Cromañón, el orondo y apacible Charles, la esbelta ymenuda Lola deCórdoba,queenrealidaderagriegaysellamabaEvaEvangelides;ymipadreconsubandoneón.

—¿Quéllevaahí?—Miinstrumentomusical.Elbandoneón.—Aver.Lesfranquearonelpaso.Bajaronelequivalentedetrespisoshacialasprofundidadesdelatierra,porunas

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escalerasdecemento,entreparedesdebloquesdehormigónarmadoconcañeríasalavistaquedebíande contener el cableadoeléctricoyotras conduccionesnecesarias.Recorrieron un pasillo siniestro, con puertas a un lado y a otro, algunas de ellasabiertas,quelespermitieronveroficinas,generadores,mapasmuralesadornadosconchinchetasdecoloresygrancantidaddeteléfonosyteletipos.

Al fondo, sobre una puerta metálica, un folio de papel con letras góticasanunciaba:

CABARETPOMPEYA

Talcual.MipadresevolviócomplacidohaciaLotharBöhm.Evidentemente,aquéleraun

guiñoensuhonor.UnrecuerdoparaelPompeyadelParalelo.Unhomenaje,talvez,paraAuroritaEscolá.

LotharBöhmdijoencastellano:—PompeyarenacidadelascenizasdelVesubio.Indestructible.Unsímbolo.Alotroladodelapuerta,unescenarioconpianoybatería,veladores,sillas,una

barrabienprovistadebotellas.Nosenecesitanadamásparahaceruncabaret.Más tarde se enterarían de que había otra entrada al local,más directa, para el

público,porlossótanosdeunhotelllamadoParnassus.AllíseanunciabaelBunkerKabaretconreclamosenlosquesemezclabadeformagrotescaelintentodefingirquenopasabanadayque lasituaciónestabacontroladay lanecesidadde llevar ladiversiónalascatacumbas,asalvodelosbombardeos.

La única decoración,muy poco estimulante para los componentes del cuarteto,consistíaenunosenormesretratosdeHitleryGoebbels,unaexageradabanderaconlaesvásticaypequeñasbanderitasnazisencadamesa.

—Quizá habrá que poner unas cortinas —consideró Lalo Valente, después deechar una ojeada a las desabridas paredes de hormigón. Y añadió, para que nadiecreyeraquesetratabadeunafrivolidadafeminada,inaceptableentiemposdeguerra—.Paramejorarlaacústica.

Pusieroncortinas,ylaorquestasonóestupendamenteenlaprimeranoche,ladelainauguración. Asistió JosephGoebbels con su esposa, ymuchosmilitares con suscruces de hierro y condecoraciones de colores. Había también gran cantidad demujeres jóvenes y hermosas. Y, además, la orquesta de Lalo Valente alternaba suactuación con la de una orquesta de señoritas alemanas, desvergonzadas yprovocadoras,queponíanlanotacómicayprocazalespectáculo.

—¿Dedóndesalentantaschicasguapas?—seasombrabamipadre.—Nopodíanfaltar—dijoBöhm—.¿Cómovamosalevantarlamoraldelatropa

si no tenemos chicas guapas? —parecía asumir la responsabilidad de haberlo

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organizado todoyestabamuyorgullosodeello—.Sonsecretarias,administrativas,enfermeras, cocineras, hermanas de oficiales. Y hemos pagado a algunasprofesionales por si alguno anda muy necesitado y no quiere compromisos. Éstasseránelreclamoparaatraeralasotras.

Las camareras servían champán en algunas mesas, pero también una cervezacargadaconuntoquedecoñacquecausabaestragos.

Mi padre arrancó conElDanubio azul al bandoneón, que fue recibido con unaplauso entusiasta, e inesperadamente, con la entrada del piano deCromañón y labateríadeCharles,derivódeltresporcuatroaloscuatrotiemposparaquehicieransuapariciónLaloValenteyLoladeCórdoba,tanelegantesellos,confiruletesbienreosyenérgicos,agarradoseinsolentes,paradibujarelChoclo,eltangouniversal,quizáelquemejorconocíanlosalemanes,ylaexhibicióndelosbailarinesdesatótalfervorenlosasistentesquemipadresupodeinmediatoquelosteníanenelbolsilloyquelaactuaciónibaaserunéxito.Sentadoenprimerafila,entreelmatrimonioGoebbelsyunahermosaEvaBraun,queenaquelmomentonadiesabíaquefueralaamantedeHitler,elmajorBöhmsonreíacomplacido.

Luego, Lalo Valente cantó el tango europeo Jalousie «Celos son,/ los que meprovocan, sí,/ esta tortura,/ de amante con locura…», mientras Lola de Córdobarepartíaentreelpúblicounospapelesmecanografiadosconlasletrasdelostemasqueibanacomponerelrepertoriodelanochetraducidasalalemán,demaneraquetodosterminaroncantandoNostalgiasacoroyavozengrito.

Losaplausosy losvítores insistentes losobligarona cuatrobises, elpasodobleCoplas, los tangos Sentimiento gaucho yCaminito y, por fin,El Danubio azul denuevo, esta vez con los presentes arracimados, cada uno con los brazos sobre loshombrosdelosadyacentesbalanceándosealcompásdeltresporcuatrovienés.

Porfin,elbandoneónpudoregresarasuestuche.Mipadreloestabaguardandoyprotegiendoconelviejopañogranatedesiemprecuandooyóunavozfemeninaasuespalda:

—Me ha gustadomucho cómo tocas el bandoneón. ¿Pero por qué no tocas elclavicémbalo,oelarpa?

Mipadreseincorporólentamenteysevolvióhaciaella.Eraunamujermuyaltaymuybellaquelesonreía.Sonrióyrespondióconactituddehombredemundo.

—EnArgentinanadietocaelclavicémbalonielarpa.

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Accionóélmismo,con lamanoderecha,elpestillode lapuerta inscritaenelgranportón demadera que da a la calle deEntenza, a la libertad, y ante él apareció lavisiónsorprendentedecochesquecirculabanagranvelocidad,ytranseúntesqueibanadondelesdabalaganacomosiesonotuvieraningunaimportanciay,enlaaceradeenfrente,lamilagrosapresenciadeTeresa.Conunabrigomarróndesolapaancha,yelcabellocortoyondulado,apacibleypaciente,lailusiónbrillandoensusojos,yelniñoasu lado,nueveaños, jerseyde lana,pantalóncortohasta las rodillasybotasbienresistentesparaquesoportarantodaslaspatadasalbalónquehicieranfalta.

VioenTeresaa lamujerdesuvida, lamujerdeverdad,yquedescanseenpazCarmenBrondo,ysintiódegolpeelpesodelatristezaporqueeraconscientedequelamujer de su vida no existía, porqueyano cabía unamujer en la vida deVíctorLuys.

Cruzó,concuidadodequenoleatropellaran,porqueleaturdíatantovehículoytanta velocidad y tanto ruido, y abrazó aTeresa tan fuerte comopudo, que no fuemuchodebidoalaresistenciayalastrabasdeella,nofueraaserquelosdetuvieranpor escándalo público. Besos en la mejilla y miradas intensas, no mucho más, sereservaron para casa donde ya tendrían tiempo de liberar sus efusiones. El niño,Javier,resultómásgratificado,concosquillasyachuchonesylevantadoenviloparavolarcomounavión,«cómopesa,eljodido».

Bajaron caminando por Entenza hasta la GranVía—avenida de José AntonioPrimodeRivera—paratomareltranvíaqueteníaqueacercarlesalasRamblasyalpiso de la calle San Rafael. Una Barcelona amarillenta como las bombillas quellenaban de penumbra sus noches tristes de restricción, ciudad resignada a losapagones,alaoscuridad,descoloridayempobrecida,quesesantiguabaalpasodelosentierrosyquecambiabadeacerafurtivamentesiparecíaqueleveníadefrenteuncamisaazul,acoquinadaporcañonesque,enlugardeapuntarafueradefensores,laescrutabanamenazadoresyfieros.BarcelonadelNovenoAñoTriunfal.

La conversación fluía lenta y a tirones: «¿Qué haces?, ¿sigues cosiendo?», «Aver», «¿Con la misma señora?», «Doña Pepita, ¿qué quieres?». Ya no era «doñaPepita,unabuenamujeryunasanta»,porque,coneltiempo,quienmandamandayparaél todoestábiencomoestá,yelqueobedeceobedecey,siundíacreeque letienenqueaumentarelsueldo,aprenderáquelascosassoncomosony,sinolegusta,ahíestálapuerta.Perohayqueseguirtrabajando,quésino,yunosevaresignando,quélevamosahacer.

Yesoera loqueVíctornoestabadispuestoaaceptar, elqué levamosahacer.Aquéllaeralamalanoticia.

—Tengo que presentarme dos veces al día,mañana y tarde, en el cuartel de la

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GuardiaCivildelacalledeSanPablo.—Vaya.—Peroesonovaadurar.Noloaguantarépormuchotiempo.Teresanopreguntaba.Dejabaquefueraélquienhablara.Teníamiedodeloque

pudierasignificaraquellodequenoaguantaríapormuchotiempo.¿Quéeraloquenoaguantaría?¿Lavidaqueellaleofrecía?¿Unafamilia,unamujer,unniño,laluchaparatiraradelantecomofuera?

PasaronfrenteaestacasadeEntenzaconGranVía,yVíctorcomentó:«AhíviveFernando,¿quésesabedeél?».Teresalediolanoticiadequemipadresehabíaidoatrabajar a Berlín, y que Montserrat había tenido que regresar a Barcelona, muyembarazadaymuysola.

—¿ABerlín?Joder.QueMontserratsehabíaidoavivirconsuspadres,aSants,yallímehabíatenido

amí. Teresa la había visitado una vez, pero la encontró hosca y un poco estirada,comosinosimpatizaraconella,niquisierasimpatizar.

LlegaronalpisodelacalledeSanRafael.Reprimieronsusnecesidadessexualesporlapresenciadelniño.

Todo estaba muy cambiado. La decoración modesta, con visillos y tapetes deganchillo hechos por la misma Teresa en sus ratos libres. Muebles artesanalescomprados en algún taller de ebanistería del barrio, sillas con asiento de enea,maderassinpintarnibarnizar.Camillaconbraseroyjarroncitoconmargaritasenelcentro.Unainsólitasantacena.

—¿Yesto?—Todoelmundolotiene.Esmejor,sitevisitan.Habíadesaparecidolaescaleradecaracolqueuníaelpisoconelbardeabajo.En

sulugarlaviviendaseahogabaenuncallejónsinsalida.—¿Yelnegociodeabajo?—Esunbar.Lollevaunexlegionariomuymalcarado.Tienemujeres,ylapolicía

noledicenada.Yasabes.—Tienesteléfono—observóVíctor—.Estoesunlujo,¿no?—¿Un lujo?No—replicó ella sin darle importancia—.Todo elmundo lo está

solicitando.Yesmuypráctico.Ynoesmuycaro,sinohablasmucho.—¿Ytúconquiénhablas?—Conmis amigas.Con la señora Pepita, si tiene alguna urgencia, con las que

trabajanallíconmigo.Comonopuedosalir,porelniño…Comieron,nada,verduraconpatataytortillapaisana.LuegoTeresaacompañóalniñoalcolegioyVíctorsedesnudóysequitólaroña

carcelaria en aquella ducha que un día instaló él mismo, y se metió en la cama,desnudo, a esperar entre el placer de las sábanas limpias, y el colchónblandoy la

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libertad, que hacía el airemás puro, que activaba los pulmones averiados de tantorespiraratmósferaenrarecida.Sedurmiófelizy lodespertóelregresodeTeresa,elfrufrú de sus ropas mientras se las quitaba, el movimiento del lecho cuando seintrodujoentrelassábanas.

Duranteunbuenrato,suabrazo,sutacto,elcuerpoacuerpo,losbesossintrabas,lapasión,derritieronlafuriadeVíctoryelmundoparecióacogedoryperfectoyelfuturosólopodíaconsistirenuntrabajohonradoymáshijos,ypaseosdominicalesycomidas familiares. La tentación estuvo ahí, danzando seductora por la habitación,pero en seguida, con el reposo del después, y el suave y lento aterrizaje, y elcigarrillo,regresaronelrencorylarabia,loscompañerosfusiladosenelCampodelaBota,exactamentemilseiscientoscuarentaytresmientrasélestuvoenlaModelo,lostorturadosdeVíaLayetana,«Merecordarássiempregolpeándotecomounmalvao»,«Han contratado al boxeador Gironés», «No es Gironés», el idealismo aplastado,eliminada toda posibilidad del reparto de riquezas, el triunfo de los militaresdespiadados a sueldo de empresarios traficantes de carne humana, el precio delobrerosujetoalaeconomíadelmercado,comounamercancíamás.

—No me voy a someter, ¿sabes? —dijo de repente. Y calló, preparando lasiguienteacometida:«…ynovolveremosavernosnuncamás,nocuentesconmigonuncamás».Ysiguió,contrasuvoluntad—:Notevoyaabandonar.Continuaremosviéndonos siempre que pueda, pero nome voy a conformar con esto. Paramí, laguerranohaterminado,nohahechomásqueempezar.Yasabrásqueelañopasadosiete mil camaradas intentaron la invasión de Cataluña por el Valle de Arán, ¿losabías? No, supongo que la noticia no os habrá llegado. Bueno, pues sucedió, yaquello no fuemás que una prueba. Ahí aprendimos que no se puede hacer nadamedianteunataquefrontal.Entonces,sedecidiólaguerradeguerrillas.Guerrillerosinfiltrados en la sociedad, como si nada, y golpeando cuandomenos lo esperen ydondemáslesduela.Voyadesaparecerdelmapa,Teresa.Meentrenarán,harándemíunsoldadoylucharé.

Teresa no dijo nada. Apenas un suspiro disimulado, un involuntario trago desaliva.Nodijonada.Tampocoleagarródelamano,niloabrazó,nipusolacabezasobresupechocomoaéllehabríagustado.

Nodijonada.Deningunamanera.

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100

Se llamaba Inge Berckholtz. Era alta, de estructura sólida, atlética, amazónica,invulnerable e invencible, pero sus ojos rezumaban una fragilidad infinita queenvolvíatodosucuerpocomounaura.Eraunaniñaenormeperdidaenelbosquequenosabíacómohacerparapedirayuda.Surostro,enmarcadoporunamelenarubiaylacia,eraangelical.DijoquetrabajabacomosecretariaderedacciónenelperiódicoVölkischerBeobachter,quehabíavividounosañosenArgentina,yporesohablabaespañol—porcierto,conaquelmelodiosodejeporteñoquemipadrehabíaolvidado—, y que le gustaba mucho el tango y, especialmente, el sonido del bandoneón.Vestía un traje de chaqueta gris con grandes hombreras que hacía su figura máscuadradaeimponente,yunjerseydelanadecuellocerrado.Luego,alsalir,setapócon un abrigo de visón, que a mi padre le pareció un poco ostentoso y queevidenciabaunaltoniveladquisitivo.

Impusosupresenciaconabsolutanaturalidad,comosihubieranquedadocitadosde antemano, aunque su postura apocada y la manera en que jugueteaba con susdedos denotaban una cierta incomodidad ante las miradas desvergonzadas ysarcásticasdeLaloValenteoCromañón.LotharBöhmtambiénestabapendientedeellos pero a mi padre le pareció que en su mirada no había tanta picardía comosuspicacia.

Salieronporlapuertaprincipaldelcabaret,quedabaalossubterráneosdelhotelParnassus, y echaron a caminar porHardenbergstrasse.Unavez que se le prestabaatención, Inge era de lo más agradecida. No dejó de hacer preguntas mientras setrasladaban al hotel Astoria. Hacía una noche ventosa y fría, pero no mostraronninguna prisa, enfoscados los dos en sus gruesos abrigos. Mi padre la encontróadorable,consucabellolacioalborotándosealrededordelacarainfantil.Dedóndevenían,dóndehabíanactuadoantes,siAtenaseratanhermosacomodecían,sihabíaestadoalgunavezenArgentina,siconocíaelbarriodeNuevaPompeya,alquealudeel tango Sur: «Pompeya y más allá la inundación»; ella había vivido en el barrioCaballito,enelmismocentro;ycómoeraBarcelona,ycómosehabíavividoallílaGuerraCivil,quéhorrible.Niunaalusiónalosnazis,nialavancedelosaliadosnianadaparecido.NimuchomenosaloqueseesperabaquehicieramipadreenBerlín,ademásdetocarelbandoneón.

HastaquellegaronalahabitacióndelAstoria.Allí,despuésdequitarseelabrigodevisón,extrajodesubolsounadiminutamáquinadefotografiarylehizoentregadelamismacomosisetrataradeunobjetosagrado.Eramáspequeñaqueunpaquetedecigarrillosyparecíaunjuguete,laminiaturadeunacámaradeverdad.Amipadreleparecióquepesabamásdelacuenta.Lavibraciónenfermizacontinuabapresenteenlabocadesuestómago.

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Y,mientras ledetallaba laclasede instantáneasquequerían—queríanellos,unsujetoelípticoeinnombrable—,procedióadespojarsedelachaquetay,enseguida,sinprevioaviso,deljerseydelanadecuellocerrado.Teníaunospechosvoluminosossujetadosporunaprendaderasoqueparecíaconfeccionadaporelmismodiseñadordel tanquePanzer.A Inge se la veía repentinamente ansiosa, como si no estuvieseacostumbradaahaceraquellaclasedecosas.

—Oye—ledijomipadre—.Nohacefalta.Estamosaquíporloqueestamos.Notesientasobligada.

—Sí—afirmóella,condeterminacióngermánica.Yabrazóamipadre,másaltaque él, el abrazo de la osa, para susurrarle al oído—. Después, tus amigos tepreguntarán.Ytútendrásalgoquedecir.

Su aliento jadeante demostraba que le apetecía hacerlo, que lo necesitaba. Laangustiadelaclandestinidadseliberabadeprontoenlabúsquedadelorgasmo.

—Desabrochar aquel sujetador —rememoró mi padre— era tan difícil comocolarseenelinteriordeunPanzer—ytartamudeabaacontinuación—:Yonoperdíadevistaqueestabacasado,casireciéncasado,conunhijoapuntodellegar,pero,enfin,quéquieresquetediga,nosupenegarme.Tuvelasensacióndequeparaellaeratan violento como para mí, pero absolutamente necesario, inevitable, y me solté.Tambiéntengoquereconocerqueamísiempremehacostadomuypocosoltarme.Elcasoesquelohicimos,quéquieresquetediga.Lohicimos.Aquéllafuelaprimeravezquevivíelsexocomoremediocontraelpánico.

»Inge hacía el amor mecánicamente—proseguía aquel padre impúdico que sequitólacaretadosdíasantesdemorir—.Comosihubieraaprendidolaprácticadelcoitoenunmanualmuyprecisoyrigurosoyllevaseatérminocadaindicaciónalpiedelaletrayarajatabla,puntoporpunto,sinsaltarseunayempleandoencadafasedel proceso el tiempo previsto, ni un segundo más ni menos. Digamos que miiniciativa, mi creatividad y mis improvisaciones ardorosas encontraban seriosobstáculos.Bueno,puessilohacíamosparateneralgoquedecircuandomiscolegasy su curiosidadmalsana me interrogaran, eso fue exactamente lo que conté. Y serieronmucho.

Aldíasiguiente,Ingemadrugóparairatrabajarymipadresalióalacalleparahacer fotografías.Además de las instrucciones, la alemana le había proporcionadounaguíaturísticadondehabíatrazadoconlápizelitinerarioquedebíaseguir.

Salió a laKurfürstendamm, conocida comoKu’Damm,y caminóun rato hastatomarunmetro—elU-Bahn—quelollevóaUnterdenLinden,elgranbulevarquehabíatenidocuatrohilerasdetiloshastaqueGoebbelstuvolaideadeeliminardosdelashileras,paraque susdesfilesespectacularesdispusierandemásespacio.Allí seencontróenlacosmopolitaPariserPlatzylaimpresionantePuertadeBrandeburgo,laBrandenburgerTor.Alprincipio,noseleocurríaquépodíafotografiar,apartedelos

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edificiosenruinas.Cuandoencontróalgoqueleparecióinteresante,elproblemafuecómohacerlo.Mirandoaun ladoyaotro,paraasegurarsedequenohabíaningúncuriosoenlascercanías,conscientedequeesosvistazosalrededoryalehacíanmuysospechoso;yluegocolocándosebajolosárboles,paraquenopudieranotearlodesdealguna azotea, o pegado a un portal, el corazón latiéndole impetuosamente en lagarganta,clic,ycontinuarcallejeandocomosinada.

Eldíaenquemipadrerecurrióalacajadezapatosdelarmariodelcuartodelaplancha para mostrarme fotografías del Trío del Pompeya, extrajo también unfascículomuyestropeadoporeluso,dobladoenformadetubo,unapublicacióndequioscodelosañossetentaquellevabaeltítulodeLaSegundaGuerraMundialenimágenes.Era el fascículonúmero98y tratabade«LaCaídadeBerlín».Traía unmontón de fotos en blanco y negro que mostraban la desolación de la capital deAlemaniaen1945.

—Aquíestabastú—comenté,sobrecogido.—Másaún—mecorrigió—.Estasfotoslashiceyo.Misorpresaaumentó,ymeconstaqueVíctorestabatanestupefactocomoyo.—Cuando estuve haciendo de espía—se pavoneaba mi padre—, yo hacía las

fotos deBerlín, y entregaba los carretes a alguien, y ese alguien lo haría llegar alserviciodeespionajeinglésoamericano.Lesperdílapistaydeprontofigúratequeenlosañossetentareaparecenaquí,enestapublicación,salidasnosesabededónde,sincopyrightnireferenciaalguna.

—Caramba—comentéadmirado.Foto de un cartel fijado a un poste donde se lee: Plünderer werden mit der

Todesstrafebestraft,«Lossaqueadoresseráncastigadosconlapenademuerte».Fotosdetrestorresantiaéreas,colosales,ladelbúnkerdelZooenelTiergarten,la

Humboldthain y la Friedrichshain.O del búnker de la estaciónAnhalter, que teníatresplantasporencimadelniveldelacalle.

Inge también le había dicho que sería bienvenido todo comentario, opinión oinformación que pudiera salir de los oficiales con los quemi padre y losmúsicosalternaban.

—Enunprincipio,penséquepocoibaasacardeellosporquenoestabadispuestoasometeranadieauninterrogatorioexhaustivo,peroescuriosocómo,sitefijasyledas a cada cosa el valor que le corresponde, y sabes leer entre líneas, todo resultarevelador.

La segundanochedeconcierto,Lalo,Cromañón,CharlesyLothar recibieronamipadreconelchoteoderigor.Laprimeranocheyeldonjuányahabíaconseguidoaunalindaseñorita.Lepreguntaronquiénera,dedóndesalíaaquellabellezaycómohabía sido su encuentro, hasta los más mínimos detalles. Pero, luego, mientrascenaban, llegó la horade los chistes, ymipadre contóunoy el otro contóotro, y

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Lotharsoltó:—¿Elchistequemás se cuentaúltimamente enBerlín?«Sépráctico: regalaun

ataúd» (Denk praktisch: verschenke einen Sarg)—y, luego, entre copa y copa, yaturbioslosojosporelalcohol—:Nohayquepreocuparse:Hitlerseestámuriendodecáncery,cuandoélsemuera, laguerraseterminaráporfaltademotor.Selehabráacabadolagasolina.Lasangre.

¿Eraunchiste?Luego llegó Inge, y actuó la orquesta, y obtuvieron los aplausos de siempre, y

LaloValentecomentó:—¿Vas a repetir con ésa?Creí que tu lema era «Nomás de una noche con la

misma».¿Quétepasadesdequetehascasado,Fernando?—Es tangrandotaqueanochesólopudedisfrutarde lamitad.Hoy toca laotra

mitad.Peroeraunaviso.Ingetomóbuenanotadelaspalabrasquemipadrehabíacaptado.Probablemente

fuerancomentariossalidosdelapoblacióncivilymuyconocidos,peropodíaresultarsignificativoque los repitieranoficiales de alto rango.Poco a poco, la cantidaddevodkaodecoñacquetrasegaban,yaquelloscomentariosbalbuceados,ylaexpresiónde sus rostros, y el desaliento de sus gestos cuando perdían la rigidez militar,delatabanunavanzadogradodedesesperación.

Inclusolasmanifestacionestriunfalistasporlasquebrindabandevezencuandodenotabanqueseleshabíanacabadolosargumentosrealesyteníanquerecurriralafantasía. Cuando en septiembre comenzó el lanzamiento de las poderosas V-2, sediríaqueyadabanlaguerraporganada.Porlovisto,Londresseestabaconvirtiendoenunamasijodeescombros,calleporcalleymonumentopormonumento.¿DóndeestabaelBigBen?Loslondinensesyanosabíannilahoraqueera.¿Ylabatalladelas Ardenas, en diciembre? También dijeron que allí los alemanes estabandestruyendo las últimas esperanzas de los ingleses y norteamericanos, gracias a unmilagroso gas anestésico, una de las armas secretas que el Führer reservaba paradarleselgolpedegracia.EsosinolvidarelPanzerconcañónde75mmyblindajede110mm,yelElephant«cazatanques»,yelcañónautopropulsadoWespe,unobúsde105mm…Ah,yParísestabaapuntodeserreconquistada,naturalmente.

MipadrerecordabaaquellanochedeNavidadenqueaLotharBöhmselehabíaensombrecidoelrostroy,conlavistafijaenunpuntodelsuelo,habíamurmurado:«Entreunascosasyotras, laofensivadelasArdenasnoshasupuestolapérdidadeochentamilhombres».

TodoerainformaciónqueparecíasumamenteinteresanteparaInge.Aunque,esosí,porprudenciahabíantenidoqueinterrumpirsusencuentrossexuales.

—NovuelvasporelPompeya—lehabíadichomipadre—.Allímeconoceny

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sabenquenomeacuestoconunamismaseñoritamásdeunavez.Sinosvuelvenaverjuntos,podríansospechar.

LeparecíaqueLotharBöhmyasospechabaalgo.Durante aquellos meses, mi padre aseguraba haber escrito muchas cartas a mi

madre,peroellanorecibiómásquelaprimeray,cuandoseabordabaeltemaencasa,solíahacerunamuecade incredulidad con los labios.De ella,mipadreno recibiómásqueunapostaldondeseveíalaplazadeCataluñay,aldorso,sepodíaleer:«Hanacido niño. 30 noviembre. Una preciosidad. Le pondremos Jordi. Te quiero.Montse».FueLotharBöhmquien lehizo llegar lanoticiayquien ledio el primerabrazo,queparecióafectuosoysincero.

A veces,mi padre contaba la broma: «Celebré el nacimiento de Jordi con unasenorita».Yen seguidaaclaraba:«Las senoritas, así, escrito sin la tildede la eñe,eranunospuritosdelgadosquese fabricabanenHolandayveníanenunacajitadehojalata».Nosésiselooíalgunavezenpresenciademimadre,nomeextrañaría.Yonuncalehabíadadoningunaimportancia,«unadesusbromas»,hastaqueconocílascircunstanciasenqueseencontrabaenBerlín.Desdeaqueldía,laocurrenciaparamíperdiótodalagracia.

Siguieron unasNavidades tristes, nevadas, gélidas y cargadas de amenazas. Elhielo del miedo sólo se fundía por la noche cuando mi padre arrancaba con elbandoneóny le seguíanCromañónalpianoyCharles a labatería, ybailabanLaloValenteyLoladeCórdoba, tanpegados, tansensuales,yatronabanlosaplausosdeaquelpúblicocadavezmásrelajadoyborracho.

—…Antenuestrosojos,aquellossoldadostanmarcialesdelosnoticiarios ibanperdiendolasformasdíatrasdía.Tendríasquehabervistocómocorríaelalcohol.

Entraronenelaño1945comiendogansoasado,yunpescadollamadosander,ychucrut,ysalchichas,ystrüdel,convinosychampánfranceses.

—Tendríasquehabervenido—ledijomipadreaIngecuando,aldíasiguiente,paseabanporelMitte.

—Nopudevenir—respondió laalemana,abatida—.Estababuscandoortigasycarbónparacocinarlas.Tuvequeconformarmeconunasopadepatatayremolachacruda.Muchomejorquelasopadeaguadelosotrosdías.

Nolodijoparamortificaramipadre,sinoporqueteníamuchointerésenrecordarcómoeralasituaciónqueestabanviviendo,comosimipadrefueraunreporteroquerecabaradatosparaalgunarevistaextranjera.Ocomosipensaraqueéleraelúnicoque ibaa sobreviviry tuviera laobligacióndeconocerhastaelúltimodetalleparadifundirloposteriormente.

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—Fuiaveratumadre—mecontóVíctor—pocosdíasdespuésdesalirdelacárcel.Fuerondíasenquemedabalasensacióndequeestabarecogiendolospedazosdemivida para reconstruirla de nuevo. Estuve buscando trabajo pero sin demasiadaconvicción.Conscientedeque,encontrara loqueencontrase,no ibaadurarmuchotiempoenelpuesto,porqueteníalaintencióndeirmeconlaguerrilla.Dediquégranpartedemientusiasmoa rastrear lapistadeEduardo, elhijoquehabía tenidoconCarmen.Fueunabúsqueda infructuosa,porqueno sabíamuybiendóndebuscar,yporqueenaquellaépocahuboungrannúmerodeadopcionesirregulares,sobretododehijosderojosmuertosdurantelaguerraodespuésdeella.

»Tupadreformabapartedeesareconstruccióndelrompecabezas.PoresofuialpisodeGranVíaymepreocupónoencontrarallíatumadre.QueríasabernoticiasdeFueyito en Berlín. No pasaba día sin que los periódicos dijeran que los aliadosestabandescargandomilesdetoneladasdebombassobrelacapitaldelosnazis.El3de febrero habíanmuerto tresmil habitantes en aquella ciudad. ¿Qué coño estabahaciendoallítupadre?

SedirigióacasadelosseñoresAnsó,enSants.Latintoreríaerafácildeencontrarporque tenía la fachada de baldosas blancas y negras, comoun tablero de ajedrez.Ellosvivíanenelpisodearriba.Llamóyabriómimadre.Apenasunresquiciopordondeatisbar.

—SoyVíctor.VíctorLuys.Habráoídohablardemí.Unamigodesumarido.—Sí—recordabamimadre—.Víctor vino a verme.Tú erasmuy pequeño, no

tendríasmásdetresmeses, terecuerdominúsculoentrelosbrazosdeesegigantón.Estosería,sí,aprimerosdefebrerodel45.

»Yonoqueríaabrirlelapuerta.Nomehabíagustadoningunodelosamigosdetupadre. Ni Miguel Jinete, ni la pobre Carmen, ni los músicos de Atenas, quealternaban con los nazis y me parecieron todos crápulas y viciosos. Ni siquieraaquellaTeresa,lamosquitamuerta,queparecíaquenohubierarotonuncaunplatoysiempreempezabamirandoaloshombresporlabragueta.Además,MiguelJinetemehabíaestadomolestando.

CuandollegóaBarcelonaprocedentedeAtenas,enelmesdeagosto,mimadreseinstalóenelpisodeGranVíaparatomarposesióndeél,parahacersealaideadequeéste ibaa ser sudomiciliodeentoncesenadelante,comoefectivamente lo fuedurante el resto de su vida. Convino con sus padres en que, cuando llegara elmomentodelparto,yaselasapañaríaconsumadreyconalgunadesushermanas,tíaNuriaytíaMercé.

Lascosasnorodarontanbiencomoellaesperaba.Enseguidaabrióunalibretaenla Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros y, como le habían aconsejado,

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solicitóquesepusieranencontactocondeterminadobancosuizodelqueteníaquerecibir una gran cantidad de libras esterlinas. Ya le salieron, de entrada, con queaquéllaeraunatramitacióncomplicadaqueibaallevarmuchotiempo.

Undíadeseptiembre,llamaronalapuertayellaabrióyseencontróanteMiguelJinete,sonriente,eleganteyfeliz,elsombreroenunamanoyunramodefloresenlaotra.Hablóenperfectocatalán,cosainsólitaenunpolicíadelaépoca.Mimadrelohizopasaralcomedordedelanteyestuvieronhablandodeestoyaquello.Sólohabíarecibido una carta demi padre, porque el estado de guerra hacíamuy difíciles lascomunicaciones. Durante toda la visita se sintió incómoda, agredida por aquellasonrisaburlonaydesuficienciaydeaquellosojossinalmaquenoseapartabandesuvientre hinchado. Le pareció que aquel hombre sólo tenía pensamientosmorbososmientrashablaban.CuandoMiguelsefue,sedijoquenolovolveríaadejarentrarensucasanuncamás.

Entretanto, en la Caja de Pensiones, le iban dando largas con pretextoscontradictorios. Que se habían puesto en contacto con la banca suiza y estabanesperando respuesta, que aquello no podían negociarlo desde aquella sucursal sinodesde la central de Vía Layetana, que todo estaba listo y sólo se requerían unostrámites legales que no podían retrasarse, que le habían escrito una carta que notardaríaenrecibir,quetododependíadeunafirmaquehabíadellegardeMadrid…Y, durante la espera de aquel montón de libras esterlinas, mi madre dependíaeconómicamente de mis abuelos, con la promesa de la devolución de todo elpréstamoante lasprotestasdeellos,«¡nodigas tonterías!»y«¿aquiénse leocurrefiarsedeesosnazisqueestánperdiendolaguerra?».

En noviembre, nací yo. Sagitario, intelectual y simpático, superficial,irresponsable e inquieto, para servirles. Exactamente dos años después de quemispadressereencontrasenenelpuertodeCivitavecchia,abordodelAmbriz.

Despuésdeunaalarmaprevia,mimadresehabíatrasladadoacasadesuspadresy allí me parió, en el dormitorio conyugal, con la asistencia de una comadrona.Escribióamipadreaquellapostalquedecía:«Hanacidoniño.30noviembre.Unapreciosidad.LepondremosJordi.Tequiero.Montse».Jordi,nombrecatalán,propiode la familiaAnsó.Pobablemente, simipadreGavanzahubiera estado allí, yomehabríallamadodeotramanera,quiénsabesiVíctor,quiénsabesihastaMiguel.PeroelúnicoGavanzaqueestuvopresenteenminacimientoyenmibautizofuiyo,ymellamécomoqueríanlosAnsó.

MimadreyyopasamosaquellasNavidadesencasadelosabuelosy,amediadosdeenero,regresamosalpisodeGranVía.

Con la preparación del parto y la novedad demi nacimiento, mimadre no sehabía acercado por la Caja de Pensiones. Cuando lo hizo al fin, le dijeron quecontinuaban sin noticias de Suiza y las excusas resultaronmás escuetas que antes.

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«Ésteesunprocesomuy lentoycomplicado,piensequeEuropaestáenguerra, lehemos escrito una carta, no tardará en recibirla, no vuelva hasta que no recibanoticiasnuestras».

EnesasituaciónestabacuandoreaparecióMiguelJinete,ufano,eleganteyfeliz,con otro ramo de flores en una mano y otro sombrero en la otra. La porteraconfirmaríamástardequehabíaidoapareciendoporestepisodeGranVíadevezencuando, preguntando porMontserrat y si había parido ya. Le dijo en catalán queveníaavisitarlasóloparavercómoestabayayudarlaenloquefueraposible.

Aquellavez,mimadrenoledejópasardelapuerta.—Losiento,estoysola,estoylimpiando.—PeroyosoyamigodeFernando.—Sí,bueno,cuandovuelvaFernando,alomejor.—¿Peroquétecrees?Anda,déjamepasar.Sóloseráunminuto.—No.Losiento.Miguel Jinete perdió la sonrisa y la felicidad.El desencanto estuvo a punto de

volversefuria.Apretóloslabiosyseforzóacontinuarmirándolaalosojos,porquesinoreaccionabaconviolencianosabíacómoreaccionar.

—Estábien—serindió—.Perdonasiteheimportunado,sóloqueríaayudarte.Sitienes algún problema, de ahora en adelante, no dudes en llamarme. Acéptame elramodeflores,porlomenos.

Mimadreaceptóelramodeflores.Élleentregóunatarjetaconeldistintivodelapolicía,«MiguelJinete,comisario»,sepusoelsombreroysefue.

Pocosdíasdespués,quienpulsóeltimbredelapuertafueuntipobajito,derostrobrutal,conlacamisaazuldelaFalangeyelyugoylasflechasbordadosenrojo.Lefaltaba un brazo y se presentó como mutilado de guerra durante la Cruzada, quevendíaunosnúmerosparaunarifa.Mimadrerepusoquenoleinteresabanlasrifas,gracias, que no jugaba, y quiso cerrarle la puerta.El ex combatiente puso el pie yendureciósusmodales.

—Señora, no estoy pidiendo caridad. Estoy tratando de ganarme la vidahonradamente.¿Cuántosnúmerosdelsorteolepongo?

—No quiero números del sorteo y creo que no tengo ninguna obligación decomprarlos.Hagaustedelfavordequitaresepie.

—¡Señora, ¿pero usted qué se ha creído?! ¡Usted no sabe con quién estáhablando!¡Señora,ustednosabeloquehace!¡Meestáofendiendo!

—¡Puesloofenderétodavíamássinoquitaelpiedeahí!—¡Señora,ustednosehaenteradotodavíadequiénganólaguerra!Elhombrenoeramuyalto,ymimadresí,yademásélnoesperabaqueunama

de casa le pegara un empujón y cerrase con un violento portazo.Gritó: «¡Roja demierda,comunista,yatehecalado,vamosaveniraporti!»,yyoasustadomepusea

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berrearenlacuna,alcanzadoporlaondaexpansivadelaviolencia,elodioyelterror.Amimadre,mientrasmeabrazabaymeacunabaparacalmarme,se leocurrióqueestabaenpeligroyquehabíallegadoelmomentodetelefonearaMiguelJineteparaquelaprotegiera.Perono,nopensabapedirleauxilio,noqueríaabrirlelapuertadecasa ni quería depender de él.Ymentalmente continuaba culpando ami padre delmiedoabominablequeestabapasando.

Días después, volvió a sonar el timbre y era la policía. «¡Policía! ¡Abra!». Setemió lopeor, la detención, las esposas, la denunciadel falangista en comisaría, latortura, la cárcel, y yo llorando enmi cuna, que no paraba de llorar. Entraron dostipos tenebrosos, con bigotito a imitación del de Franco, miradas acusadoras,«documentación», ni orden judicial ni nada, registro en toda regla y «aquí laspreguntaslashacemosnosotros».Sobretodoseinteresaronporloslibros.Buscabanautores comunistas, títulos prohibidos, de ésos que algunos libreros subversivosvendíanbajomano.LaCelestina,Episodiosnacionales,dePérezGaldós,elLibrodebuen amor, Valle-Inclán, Max Aub, Baroja, Espronceda. Abrieron cajones yarmarios, y se asomaron a la carbonerapero sin ensuciarse.Lepreguntaronpor sumarido,hicierongestosburloneseincrédulosalenterarsedequeeramúsicoyestabatrabajandoenelextranjero,pusieronendudaqueyo fuerahijodemipadre,yellatuvoqueexhibirlaúnicacartarecibidaydioexplicacionestragándoseelllanto.DenuevopensóqueeraelmomentodeinvocarelnombredeMiguelJineteymarcarsunúmero de teléfono, y una vez más se resistió. Que no. Que era mi padre quiendeberíaestarasulado.QuelallevaranaJefaturasiquerían,queellanoteníanadaqueocultar.

Dosdíasdespués,latelefoneóMiguelconvozcantarinaysiempreencatalán:—¿Quétalestás?—Bien—respondiómimadre—.Estupendamente.—Por mi despacho he visto una nota donde parecía que te habían estado

molestando…Degolpeloentendiótodo.Tendríaquehabersedadocuentaantes,quétonta.No

lecreíacapazdetanto.HabíasidoMiguelJinetequienlehabíaenviadoalfalangista,yalosdosdelaSocial,ylecontinuaríaenviandogentuzahastaque,porfin,elmiedolaobligasearecurrirasuayuda.

—No, no—respondió con naturalidad, casi sin que le temblara la voz—.Sóloerandospolicíascumpliendoconsudeber.Notengonadaqueocultar,yalosabes,yameconoces.

—Bueno, sé que tu padre tenía antecedentes, antes de la guerra. Tienes queandarte con cuidado. A veces, amis hombres se les va lamano. Unamujer sola,comotú,conunniño…

—Tienesrazón.Hedecididoquemeiréavivirconmispadreshastaqueregrese

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Fernando.Miguel no se había atrevido a molestarla cuando se instaló en la tintorería de

Santsantesdelparto,ytampocoseatrevióaquellavez.Mimadrenosupomásdeél.YundíadefebrerovolvieronallamaralapuertayeraVíctorLuys.

—SoyVíctor.VíctorLuys.Habráoídohablardemí.Unamigodesumarido…—Noqueríaabrirlelapuerta—dijomimadre,ydejódeplanchar,conunsuspiro,

lastradaporunrecuerdoquenoeradesagradabledeltodo—,peroselaabrí.Yasabescómo es. Sabe hablar, sabe mirar. En aquel momento, pensé que era inofensivo.Luego, resultó que… Pero, de momento, pensé: «Es inofensivo, y necesito quealguienmeayude».Entró,ynossentamos,yhablamos.Estuvomuycariñosocontigoycontusabuelos,yseinteresabaportupadrecomounbuenamigo,detodocorazón.Yasabescómohabla,queparecequeescuchamásquehabla,quenohacemásquepreguntas,consiguequesiempreseaslaprotagonistadelareunión,lamásguapa,lamásinteresante,laúnicaquepuedecontaralgoquemerecelapenaescuchar.

»Recuerdoquemeconfiéaél,quelloréymedesahoguécontándolequetupadremehabíadejadoenlaestacada,quenosehacíaefectivoeldineroquelosnazisnoshabíanprometido,quetodoeratandecepcionante.Yélsalióendefensadetupadre:“Se está jugando la vida por vosotros”, dijo.Y ¿quieres que te diga una cosa?, enaquelmomentoperdonéatupadre,medicuentadeloinjustaqueeraconél.Víctorsuporescatartodalafelicidadquetupadremehabíadadoy,ensunombre,mejuróqueme la continuaría dando cuando volviera y me quitó un peso de encima.Meencontré llorando de felicidad, sintiéndome muy afortunada de haber conocido aFernando,elFueyito,comoéllellamaba.YasabescómoesVíctor.

»“Sí,perolosnazisnopagan”,ledije.»Dijo:“Nazishijosdeputa,¿quésepodíaesperardeellos?”.»Yya,porfin,lecontéque,porsifuerapoco,estabaMiguelJineteacosándome.»Setransfiguró.Seconvirtióenotrapersona.Esadulzuraquetieneenlamirada

seborróderepenteyvienélaunhombremalo,envilecidoporlacárcel,dementesucia,dispuestoatodo.

—Lomataré—dijo.Víctormeloconfirmó,tantosañosdespués.—Esverdad—sonreía,benévoloconsigomismo—.Dije:«Lomataré».—Lomataré.Comotevuelvaamolestar,lomataré.Lomatarédetodasformas,

porqueyanopuedoperdonarlenadadeloquehahechoensuvida.—… Y se desabrochó la chaqueta —subrayó mi madre con la mandíbula

agarrotadaporelmiedo—yviquellevabaunapistolaaquí,bajoelbrazo.Measustémucho.Mediounvuelcoelcorazónyledije:«Fuerademicasa,¿estásloco?¿Nosquieres traer la desgracia? ¡Aún no hace ni quince días que he tenido a los de laSocialencasa,yahoravienestúcontupistolón!».

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—Esverdad—ratificabaVíctor—.Dijo:«…¡vienestúcontupistolón!».—Yloeché.Cuandolorecordaba,lasgafasgruesasdulcificabanlamiradadeVíctorydejaban

muylejoslaimagendelpeligrosopistolerodelmaquis.—Ymeechó.—«¡Fuera de aquí!». Me dolió mucho, mucho, porque durante un rato había

pensadoquealfinteníaunabuenapersonaenquienconfiar.Perono,aquelamigodetupadretampocomeconvenía,unanuevadecepción.Ynolovolvíaver.

»Durantetodalavida,tupadreloshaidodefendiendo,alosdos,aMiguelJinetetambién.Quehanvividomucho,quehansufridomucho,quecadacualescomoes.Peroparamínuncasemezclaron.Conpistolay todo,Víctorquedóenmirecuerdocomoelhombrequeaquellatardemehizocompañía,ymeconsoló,ymehizosentirimportante,yhastamehizoquererunpocomásatupadrehablándomebiendeél.YMiguelsiemprehasidoMiguel.

»Yelotrodía,depronto,apareceahí,enelrecibidor,abrazandoatupadre,treintaaños después, yme dice, ¿cómo dijo?, “hoy ya no traigo pistola. Se acabaron laspistolas,queyanotenemosedad”.

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102

—Había bombardeos —comentaba mi padre, cabizbajo y pensativo—, claro quehabíabombardeos.Devezencuando,sonaban lassirenas,y teníasquesaltarde lacama,oabandonarelcomedorparaprecipitartealsótanodelhotel,oalosrefugiosantiaéreosmarcadosconlasletrasLSR(LuftSchutzRaum),desdedondeescuchabaslasexplosionesynotabasel temblorde la tierra.Peroalprincipiodeestarallíeranocasionales.LagranbatalladeBerlínparecíahaberseinterrumpidoenmarzodel44,cincomeses antes de que llegáramosnosotros. Segúndifundía la propagandanazi,eraporquea losaliadosse leshabíanacabado lasbombas.Lavidacontinuabacontodanormalidad, losobreros ibana las fábricas enmetro, laFilarmónicadeBerlíncelebraba sus conciertos con regularidad. A lo mejor, los truenos lejanos nosinterrumpíanuntango,ounamilonga,ynotábamoslassacudidasde la tierraynosnevaba encima un polvillo de cemento, pero entonces tocábamosmás fuerte y nosolvidábamosdelamuertequenossobrevolaba.NuncamehabíanpilladolassirenasmientrasrecorríalaciudadsacandofotosocuandomeencontrabaconIngeenalgúncafé,despuésdelmediodía,paraentregarleelresultadodemitrabajomatinal.

Laprimeravezquemipadresintióelimpactodelamuerteenlapielfueel3defebrero cuando, en plena actuaciónde la orquesta de señoritas, de golpey porrazoparecióqueelmundoseveníaabajo.Fuecomosiunaviónacabaradechocarcontralapareddeallado,parpadearonlaslucesy,porlapuertaprincipaldelcabaret,entróunanubedepolvodensayasfixiantequeborróelentorno.Unanieblacegadoraqueengullóalpúblicoentregritosdepánico.

ElrefugiohabíaaguantadoperoluegosupieronqueelhotelParnassus,sobresuscabezas,habíasidoalcanzadodellenoporunabomba.

Apartirdeaqueldía, losbombardeosse intensificaronyseconvirtieronenunaobsesión.Despuésdecadaunodeellos,mipadresalíaparafotografiarlosestragosycadavezseasustabamásymás.

Foto de mujeres haciendo cola ante un establecimiento donde se anunciabanKleinstenEssensportionen(racionescríticas).Fotodeunamujercalentandounaollasobre un hornillo improvisado con tres ladrillos puestos de canto que rodeaban yprotegíanunaexiguafogata.Fotodeunamujeragatasenunvertederoymirandoalacámara con la fiereza de un animal dispuesto a defender a sus crías.Mi padremecontóquesetratabadeunaberlinesaqueacababadeencontrarunacortezadesandía.«Estabaenfurecidacon lapersonaquesehabíaatrevidoa tirarla,yaquímeestabadiciendoquesehacíaunasopaexquisitaconlacortezadesandía».Fotodelcuartelgeneral para la defensa de Berlín instalado en el Hohenzollerdamm, rodeado deruinasdesoladoras.

Undía,seencontraronconIngealapuertadelparquezoológico,quecontinuaba

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abierto.Ellalehabíacontadoque,desdelaventanadesucasa,cadadíaseasomabaparaversielhipopótamoKnautschkecontinuabavivo.Decíanque,deloscatorcemilanimalesquehabíaallíantesde laguerra,yasóloquedabanmilseiscientosporquehabían caído sobre el zoo más de cien bombas. Y contaban que el hipopótamoKnautschke,cadavezqueseaproximabaunataqueaéreo,semetíaensuestanqueypermanecíasumergidoenélhastaquepasabaelpeligro.

EstabanfrentealespacioreservadoaKnautschkecuandoIngeseñalóunacasadelotroladodelparque.

—Losaludocadamañanadesdemiventana,aquélladeallí.Mipadreobservólaventanadeledificiotodavíarespetadoporlasbombas,yse

volvióhaciadondeestaba suhotel, tambiénen las cercanías,ypor fin sedirigióaIngeylatomódelamano.

—Meparecequedesdelaventanademihabitacióndelhotelpodríadeseartelosbuenosdíascadamañana.

—Avecesteveocuandotelevantas.—Oh,Diosmío—exclamómipadreparahacerlareír.Fue un día memorable. Después de entregarle a Inge los carretes de aquella

mañanaydehabercomprobadoqueKnautschkeseguíavivo,seencaminaronhacialasalida.Mipadrenunca le preguntó a lamuchacha cómohacía llegar las fotosy lainformaciónamanosde losangloamericanos,yenaquelmomento fuecuandoellahizoespontáneamentesuúnicamenciónalrespecto:

—SomosmuchoslosberlinesesqueluchamoscontraHitler.Berlínfuelaciudadquemás seopusodesde elprincipio alnacionalsocialismo,y ahorano lepodemosperdonar que, por su culpa, nuestra querida ciudad esté siendo destruida de estemodo.

—Pero,sitantosoponentestenía,¿cómoesposible…?—Hitler ganó unas elecciones —le interrumpió Inge—. Y somos muy

disciplinados.Enesemomento,sonaronlassirenasensordecedoras.Corrieronhaciaelrefugio

antiaéreo marcado con las siglas LSR que había en la estación del U-Bahn máscercana, como muchos otros transeúntes despavoridos. Comenzaron a oírse lasexplosionesyvibróelpavimento.

Bajaronlasescalerasapretujadosentrelamultitud.—Elmiedohuele—susurrabamipadre,recuperandounramalazodelaemoción

deaqueldía—.Elmiedohacesudaryhuele,yseconvierteenunasensación,enunapercepción colectiva, sólida e intensaque empujaunas contra otras a las personas,unasenbrazosdelasotras,loquesellamabalaVolksgenossenschaft,lacamaraderíapatriótica. Se podía ver a hombres y mujeres fornicando delante de todos, sin elmenorpudor.Nobastabaconel abrazo reconfortante, necesitabasmás.Nobastaba

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con el beso de cariño y consuelo, necesitabas lengua y saliva. No bastaba con lacalidez del cuerpo de al lado, necesitabas su ardor. Y qué coño, ¿sabes qué?, yomismo no me pude contener. Esas cosas se contagian. Inge venía abrazada a mí,temblandodehorror,latempestaddefuegocaíasobrenuestrascabezasyagrietabalabóvedadelsubterráneo,ymeencontréaplastándolacontralapared,besándonoslosdos como posesos. Fue como si tuviera a la muerte respirándome en la nuca ypensara:«Unúltimodeseo,por favor,unúltimodeseoantesdemorir».Yquéotrodeseosepodíapedirqueunadescargadeplacerydevida.Lebajélasbragasymebajé los pantalones y fue un polvo rápido entre el gentío y el griterío,muy rápidoperoquizáselmásintensodemividamientraselmundosehacíapedazosanuestroalrededor.

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103

Amediados de aquel febrero,VíctorLuys dejó de presentarse en el cuartel que laGuardiaCivilteníaenlacalledeSanPablo.

CuandosedespidiódeTeresa,leavisódequeagentesdelaBrigadaSocialibanairrumpirensucasaylainterrogarían,yalgunabofetadasonaría,yprobablementeselallevaríanaJefatura,ylepidióperdónportodoello,arrugadoporlaangustia.Ellano pudo contener las lágrimas, se abrazó con fuerza a su cintura y apenas pudobalbucir,entresollozos,«mequieroircontigo,mequieroircontigo».Élledijo:«Nopuedeser,Teresa,tenemosquepensarenelniño».Yañadió:

—Dilesatodosqueteheabandonado,quenomevolverásaverjamás.VíctorllegóaunaapartadamasíadelaCerdaña,despuésdeunlargoviajeentren

y de dos horas de marcha por caminos rocosos y empinados entre bosques. Lesorprendióuncomitéderecepciónarmadoconmetralletasydispuestoadispararalamenorsospecha.Gentemalcarada,dura,depocapaciencia,guerrilleroscurtidosenFrancia, ejecutores de nazis, expertos en volar puentes y tender emboscadas,condecorados con la Croix de Guerre, la Médaille de la Résistance o la Légiond’Honneur.Había voluntarios de todos los países. Rusos, argentinos, cubanos.Delgrupo destacó Joan Arnalot, el joven anarquista hiperactivo que parecía unareencarnacióndelviejoJuliol,elqueleavaló,elquelehabíaproporcionadolosdatosnecesariosparallegarhastaallí.

UntipollamadoQuílez,fornidoydemiradaclaraydura,seplantóanteél.—Mehandichoqueestáscasado.—Yano.—Eldivorcionoexiste.—EnlaEspañadeFrancono,peroenlaRepúblicasí.Yyovengoalucharporla

República.—Tienesunhijo.—Yano.Eltipoestuvounosinstantessopesandolasinceridadyelaplomodesuspupilas

y,alfin,cabeceóyañadióquehabríaqueeliminaraquelcabelloblancoquelehacíademasiadoidentificableaojosdecualquiertestigo.Seloteñiríandenegrocadavezque bajaran a Barcelona y se llamaría Canut, Canoso, «¿y qué nombre quieres depila?»,«Fernando»,puesFernandoCanut,FerranCanutencatalán.

Lo incluyeron en el grupo de uno al que llamaban el Inglés, calvo y socarrón;Aregall, Rojo, Lapiedra, Arnalot, Pamplinas y Canut; y los pusieron a cargo delveterano Quílez. Él les enseñó a disparar con pistola automática y con metralletaSten,inglesa,tansencilla,conelcargadorlateral;yalanzargranadasyamanipularexplosivos,yreptaronporlosbosquesyseescondierontraslosárbolesysetendieron

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trampas los unos a los otros. Se mantenían en forma haciendo largas marchascargandomochilasde treintakilos, ademásde laSteny lasgranadas,ycavaban latierra y cortaban árboles para que se les encallecieran lasmanos, que la policía sefijabamuchoenlasmanos,desconfiabadelosqueteníancaradeobreroymanosdeseñoritoysimpatizabaconlosrudoslabriegosquesesuponíaquenoentendíannadadepolítica.Lesdabanclasesteóricasdetácticaydeanarquismo(«Sinelinventodelasociedad,elhombrecontinuaríasiendounanimalsalvaje,osea,unsanto»)ylestransmitían noticias que los enfurecían y los predisponían para el combate.Que seestaban abriendo numerosas industrias en toda España bajo el sello de «IndustriaAutorizadafueradelámbitodelasprovinciascatalanas»,paraquese lebajaranloshumosalaciudadindustrialdeBarcelona,cosmopolita,prepotenteyarrogante.Quelabancacatalana,quehabíasidopunteraentodaEspaña,ahorasólorepresentabaeltresporcientodetodalabancaespañola.QueelgobiernoestimulabalainmigraciónpagandolamitaddelbilletedetrenatodoaquélquequisierainstalarseenCataluña,nada como un buen alud de palmas y bulerías y alegrías andaluzas para ahogar elseparatismo catalán, tanto seny y tanta sardana, y tanto hecho diferencial. LeshablabandeunaBarcelonaconcincomilpersonasalbergadasencuevasyantiguosrefugios antiaéreos, sesentamil en barracas y ciento cincuentamil realquiladas enpisosconderechoacocina.

Y,depronto,lesinformarondequeibanairaBarcelona«paradarseaconocer».Disponíandeuna semanaparaasestaruna seriedegolpesdemanoa losobjetivosqueselesindicaban,paraquetantoelrégimenopresorcomoelciudadanooprimidotuvieranconstanciadequelaguerracontinuabayelresultadonoestabatandecididocomo todos creían.Despuésde lo cual, se trasladarían a otro lugar delPirineopordonde cruzarían la frontera para llegar a un refugio que les tenían preparado enPerpiñán.

Estabanpreparandosuspertrechos,lamochila,lasarmas,ropayalgodecomida,cuandoArnalotagarróaVíctordelamangayselollevóaparte.

—¿PiensasenTeresa?—lepreguntó,muyatentoasureacción.—¿QuéTeresa?—Tumujer.—YanohayTeresa.Yanotengomujer.—¿Nosienteslatentacióndeiraverla?—Nohaymujer,Arnalot.Sólolalucha.Arnalotasintióconlacabezayseconformó.Inglés,Aregall, Rojo y Lapiedra bajaron a la ciudad en un camión cargado de

toneles de aceite, dentro de uno de los cuales ocultaban las armas. Payeses quebajaban alMercadodelBornque abastecía la ciudad.Pamplinas,Arnalot yVíctorfueronentren,cadaunoporsulado,cadacualconsuexcusa,quesivoyalhospital,

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quesivoyaveramihermana,quesimehanllamadodeCapitanía,quemequieroalistarvoluntarioenelejército.«Semehaolvidadolacartaencasa».Respuestasparatodoporqueloscontroleserancontinuos,todavíaenaquelNovenoAñoTriunfal,seisañosdeunatristeposguerraqueyadurabamásquelaguerramisma.Quizásporqueeraverdadquelaguerraaúnnohabíaterminado.

LabandadelInglésactuóporprimeravezunlunesdemarzoenlacalleValenciade Barcelona, 270 bis, atracando la joyería Rudolf Bauer. Víctor esperó fuera, alvolante del coche; Pamplinas y Arnalot vigilaban la puerta; e Inglés y Aregallmantuvieronarayaalosempleadosyclientes,mientrasRojoyLapiedravaciabanlacajayseapoderabandelasjoyasexpuestas.

El Inglés, que tenía una voz gruesa y sabía entonar comoun político en plenomitin,declamó:

—No somos atracadores. Somos resistentes libertarios. Lo que nos llevamosserviráparadardecomeraloshijosdelosantifascistasquehabéisfusiladoyquehoyseencuentranabandonadosysufrenhambre.Somoslosquenohemosclaudicadoniclaudicaremos y seguiremos luchando por la libertad del pueblo español mientrastengamosunsoplodevida.

Sellevaronquinientasmilpesetasenmetálicoycientosesentamilenjoyas.Laprensanodijonadadeaquelsuceso.Nosemencionabaningúndelitoenlos

periódicosdelmartes.Sólosedestacabannoticiascontitularescomo«ElcamaradaSanzOrriopresidevariosactossindicalesenReus»o«Concentracióndecamaradasde la Sección Femenina» o un artículo de fondo que se titulaba «Tengo fe en elCaudillo» y que empezaba diciendo «Tengo fe en Franco. En cuanto veo osimplemente presiento cualquier contingencia acechante en mi Patria, después deelevarmiplegariaaDios,vuelvolosojosalCaudillodeEspañaymesientollenodeconfianza».

Víctorrememorabaestaetapadesuvidasinjactanciaysinentonación.Unpocotriste.Lavidaesasí:pasaloquepasayluego,almiraratrás,noquedamásremedioque conformarse con lo que fue.En todo caso, únicamente puedes preguntarte porquésucedió,paranovolveracometerlosmismoserrores.Peronohayquedepositardemasiadasesperanzasenello.

—Habíallegadolahoratanansiadademirevancha—explicabaelamigodemipadre—.Unarevanchapersonalporseisañosdecárcelinjustaycruel,porlamuertedeCarmen,porlavidadesgraciadademishijos,entregadounoenadopción,perdidopara siempre. Podía hablar de la revolución, de la derrota del capitalismo, de laabolicióndelapropiedadprivadaydelaigualdaddeloshombrespero,enelfondo,enverdad,noluchabaporlajusticia,comosiempremeaconsejómipadre,sinoporlavenganza,quees justo locontrariode la justicia.Aquéllaeraunamanifestaciónderabiacontraquieneshabíandestruidomimundo,aquelmundoidealistadeantesdela

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guerra,utópico,imposibleeimperfecto,peroquealmenosestabacargadodebuenasintenciones,decompasiónydesolidaridad.Ylosautoritariosfascistas,despiadadosycodiciososhabíanacabadoconél.Nopodíaquedarmecruzadodebrazos.Almenos,devolverlospuñetazos,aunquesólofueraantesdesucumbir.

»Sinembargo,nopuedonegarquedentrodemípalpitaba laduda.Cuandomeencontraba empuñando aquella Browning, me sentía absurdo. ¿Vas a disparar?Cuandoestabaencañonandoalosempleadosdeunajoyeríaodeunalmacén.¿Vasadisparar?¿Vasasercapazdemataralprimeroquesemueva,comodices?Cuandoesgrimes una pistola, tienes que estar dispuesto a apretar el gatillo, amatar.De locontrario,¿quéestáshaciendoconaquelchismeentrelosdedos?Yyosabíaquenoera capaz de disparar.Que aquella arma no tenía nada que ver con un juez, ni unjurado,niunfiscalniundefensor,queaquelcacharronoeramásqueodioyrabiaymiedo y muerte y yo nunca sería capaz de apretar el gatillo. ¿Qué coño estabahaciendoallí?

»Elmartes de aquella semana,mientras Inglés yArnalot y alguno de los otrosibanaporuncargamentodearmasquehabíaquetrasladaraunescondite,medieronel día libre. Se suponía queme quedaría en la habitación de la pensión esperandoinstrucciones,perodesobedecí.SabíaaquéhorasalíaTeresadecasaparaacompañaralniñoalcolegio,yallímeapostéparaverlosalosdos,tanfelices.

»Los seguí hasta una modesta academia de barrio, un piso de la calle de laCadena,próximaallugardondehabíanmatadoalNoidelSucre.AcademiaLloverasanunciaba un rótulo en el balcón. Ante el portal, se agolpaban padres y niñoschillones. Entrómi hijo, desapareció escaleras arriba, y Teresa echó a andar, sola,camino del taller de doña Pepita, donde cosía. Me acerqué a ella por detrás y,manteniéndomeaunadistanciadeunpardepasos,murmuré:“Notevuelvas,nomemires, soy Víctor, te dije que vendría a verte, preciosa, querida mía, y aquí metienes”.

»Se quedó sobrecogida, lo noté, parada al borde de la acera, como si tomaraexcesivasprecauciones antesde cruzar.Le transmití las instruccionesqueyahabíapreparado. Que telefoneara a doña Pepita disculpando su presencia, que estabaenferma,queiríamástarde.Quetomarauntranvíaysetrasladaraalapartealtadelaciudad,VíaAugustaesquinaconDiagonal.Yoyadisponíadeuncocherobadoalquehabíacambiadolasplacasdelamatrícula,ypaséaporella.Tanbonitayangelical,consuabrigomarrónyunpañueloestampadodefloresalcuello.Entróenelcoche,muy emocionada, y la llevé al meublé Pedralbes de la carretera de Sarriá. Paraprotegerlaidentidaddesusclientes,elestablecimientopermitíaelaccesodetaxisycochesparticularesalgaraje,pordondesepodíapasardirectaydiscretamentealashabitaciones.Allí, rodeadosdeespejosycortinajes rojos,ellasoltó la risaantemiscabellos negros, teñidos conLaCarmelaLópezCano (perfume selecto), ymedijo

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queparecíamásjoven,ynosbesamos.Después de pronunciar estas palabras, Víctor se quedó silencioso y pensativo,

abrumadoporlamelancolía.Alolargodelasinvestigacionesquetuvequellevaracabo para reconstruir estas historias, muchas veces lamenté haber despertadorecuerdostanpesadosydolorosos.

Aldíasiguiente,miércoles,Arnalot,VíctoryelInglésentraronenlafábricadeautomóvilesEucortdelacalleConsejodeCiento.

—¡Nosomosatracadores!¡Somosresistenteslibertarios…!Se llevaron cienmil pesetas. Pero la noticia tampoco trascendió. El jueves,La

Vanguardia dedicaba la primera plana a la Catedral de Colonia y la informaciónnacionalsecentrabaenlacelebracióndelsantopatróndelosestudiantes,lavisitadelastunasuniversitariasalCaudilloyelhomenajedelaFalangealgeneralSolchaga.

A medianoche de ese jueves, Víctor requisó un enorme Cadillac en el garajeLuxordelacalleNeptuno,número10.Conél,recogióaunafulanadelacalledelasTapiasyselallevóalmeubléPedralbesdelacarreteradeSarriá.Unavezdentrodelgaraje,VíctoraconsejóalaprostitutaquesemantuvieraalmargenyabrióelampliomaleteroparaquesalierandeélArnalotyAregall.Inmovilizaronalosempleadosyabrieronlapuertaquedabaalacalle,pordondehicieronsuapariciónelInglés,Rojo,PamplinasyLapiedra.Fueronirrumpiendoenlashabitaciones,dondesorprendieronahombresymujeresenlasposturasmáscomprometidas.

—¡Manos arriba! ¡Fuera de aquí! ¡No somos atracadores! ¡Somos resistenteslibertarios!¡VuestrodineroserviráparadardecomeraloshijosdelosmilseiscientoscuarentaytrescamaradasquehabéisfusiladoenelCampodelaBota!

En el interior de una de las habitaciones, se produjo una serie de explosionesinesperadas y silbaron las balas entre el griterío y el pánico general. Cayó JoanArnalotcontralaparedyretrocedieronsuscamaradas.ElprimeroenreaccionarfueelInglés,quereplicóalosdisparoscondisparos.Seoíalavozroncadeunhombredentro del cuarto, «¡hijos de puta, rojos de mierda, ladrones asquerosos!». A losbalazosdelapistoladelIngléssesumaronlosdeRojoyPamplinas,queperforaronelentrepañoyastillaronelmarco.Enelsilenciosiguiente,elInglésempujólapuertadeun puntapié para encontrarse a un hombre desnudo, despeinado y ensangrentado,muertoalospiesdeunacamadondeunaputapataleabaunataquedehisteria.

—Fue terrible tener que dejar allí el cuerpo de JoanArnalot, gran compañero,entrañableamigo.Peroallíquedó.

—Ahorasíquesehablarádenosotros—exclamóelInglésmientrashuían.Pero se equivocaba.Aquella vez, como las anteriores, la prensa los ignoró. Se

consignaba,esosí,ladetencióndevarios«amigosdeloajeno»,ladronesdeplumasestilográficas,estuchesdemanicura,ruedasdemotocicleta,unamáquinadeescribiryvarioscoches,loquetalvezquisieradecirquelapolicíaestabareaccionandopero

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nosabíaenquédirecciónmoverse.El viernes por la mañana, los seis supervivientes de la banda del Inglés se

llevaroncientosetentaydosmilpesetasdelasucursalqueelBancodeBilbaoteníaenlacalleMallorca.Elsábado,caminodelafronterafrancesaenuncamiónrobado,aúnlesdiotiempodeatracarunamasíadelMontseny,dondeobtuvieroncincuentaycuatromil pesetas, veinticincokilosdeproductosdel cerdo, treinta y seis paresdealpargatas,unagabardinayunaescopetadecaza.

Cuando llegaron a Perpiñán, los esperaba su instructor, Quílez, en un viejocaserón de las afueras, rodeado de un jardín selvático, que a partir de aquel díadenominarían la Osera. El Inglés llegaba enfurecido, con sensación de fracaso,protestando que ni siquiera matando a un fascista habían conseguido que losciudadanos se enterasen de su existencia, pero Quílez, por el contrario, se mostróentusiasmado.

—Lapolicíasíquehaoídohablardevosotros—lesdijo—.Estánenloquecidos.Habéis salidode lanada,no se lo esperaban,ynohan sidocapacesde reaccionar.¿Habéisencontradoalgúncontrolenlacarretera?Claroqueno.¿Ymayorpresenciapolicial por las calles? Tampoco.Habéis actuado y salido disparados antes de quepudieran preparar un plan de acción. Han movilizado a sus confidentes, pero lamayoríadeellossonamigosnuestrosynosinformanmásanosotrosqueaellos.Yaempieza a correr el rumor de que existe una banda del Inglés. Hemos iniciado laleyenda.Lospolicíastienenmujeresehijosquehacencorrerlavoz,ylosconfidentestambién. IdentificaronaArnalot, claro,y lohanasociadoaPamplinasy se suponeque también a ti, Víctor, porque coincidisteis en la cárcel y tú eres de losdesaparecidos.Todoesojuegaanuestrofavor.

»Han encargado del caso al comisario Miguel Jinete, que es muy burro, harámuchasdetencionesyalborotaráelgallinero,yesotambiénjuegaanuestrofavor.Lohemosconseguido,muchachos,lohemosconseguido.

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A los atracos de la banda del Inglés, siguieron días de pesadilla para las célulasanarquistas de la ciudad. Policías de paisano y de uniforme irrumpían en pisos yprocedíanaregistrossalvajesyarbitrariasdetenciones.Porrazos,chillidos,algúntiroqueotro,ylasconsiguientespalizasytorturasenlaJefaturadeVíaLayetana.

Lamayoría de los detenidos no eranmilitantes izquierdistas ni lo habían sidonunca, sinosimples sospechosos,parientesdealgúnprófugoo reclusodeconocidamilitancia, o que en algún momento habían dicho o aplaudido determinadainconvenienciaencontradelrégimen.Setratabadesacarlesalgo,cualquiercosa,unindicio, un nombre, una dirección que pusiese a los investigadores sobre la pistacorrecta.

Las células anarquistas de Barcelona pertenecientes al MLR (MovimientoLibertariodeResistencia),quesededicabanacuestionesorgánicasdeproselitismoypropagandayquehabíanconseguidomantenerseasalvo,elevaronsuprotestaa losdirigentesdelMLE(MovimientoLibertarioEspañol)enelexilioyéstosreclamaronresponsabilidadesalgrupodelaOsera.

Siguieronnopocas discusiones y recriminaciones entre unos y otros, yQuílez,comojefedelgrupo,enlugardesentarsearazonarconsussuperiores,porquecreíaquenoteníasuperioresyaquenohayanarquistasuperioraotro,decidióactuarporsucuenta y enviar a los militantes barceloneses un mensaje que los pusieradefinitivamenteensusitio.

Unacartaenlaqueseexigíasucolaboraciónincondicionalenlaluchaarmadayen la que se les advertía de una próxima acción contundente contra el régimenfascista.YVíctorLuyshabíadeserelencargadodeentregarlacartaenmano.

Cinco sobres escondidos en el doble fondo de la maleta de cartón, llena depobreza, que llevaba consigo el campesino Fernando Canut, mal afeitado, manoscallosas y sucias de labrador, boina con el polvo y la paja de la era, camisa decuadros, chaqueta barata, pantalones con rodilleras y alpargatas.Si le preguntaban,balbuciría una excusa complicada referente a una herencia perdida, un hermanomalvadoquesehabíaquedadocon laparteque lecorrespondíaaél,oquizásunastierrasperdidasenunapartidadenaipesylanecesidaddeirabuscarselavidaenlacapital.

Desde la estación de Francia se encaminó, por detrás de losmuelles de carga,tinglados y grúas, hacia la apartada Barceloneta de bloques de casas dispuestosordenadamente para formar calles estrechas y sombrías. Olor a mar y a pescado,redes a la vista, señoras cosiendoy charlando a las puertas de las casas ahora queempezabaahacerbuentiempo.

Llegóaunadelasviviendas,anónimaycomoabandonada,enlacalledelaSal,

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refugio conocido con el nombre de la Ostia, porque a la Barceloneta siempre lahabíanllamadolaOstia,quiensabesiporreferenciaalaOstiaAnticadeRoma.

—IrásalaOstia—lehabíadichoQuílez.—¿Cómo?—AlaOstia,alaBarceloneta.CalledelaSal,número5.Tomalasllaves.Se decía de laBarceloneta que era un barrio de tradición catastrófica, que seis

añosdespuésdeltriunfofranquistaaúnparecíaunazonadeguerra.Entreel37yel39habíancaídosobreellamásdecuarentabombasynadieparecíahaberhechoelmenoresfuerzoporrepararlosestragoscausados.Enlossolaresseamontonabanloscascotes y las vigas, en algunas paredes se podía ver el último empapelado quehabían colocado sus habitantes o el bodegón colgado y torcido. Las casas quequedabanenpie,bajas,dedosotrespisosalosumo,estabanresquebrajadasporlosterremotosylasondasexpansivas.Y,enmediodeaqueldesastre,todavíasobrevivíanalgunasvecinasquesacabansillasalacalle,enlaespléndidatardemediterránea,paraverpasarlavidaoparapegarlahebraconelprimerinterlocutorquepillaran.

Semetióenunacajadezapatos.Unhabitáculodetreintaydosmetroscuadradosconmesa, sillasyun fogoncito enun rincón.Un sótanoalque se accedíaporunatrampilla de relinga situada enmitad del paso.Abajo,muchas cajas demadera.Elcargamento de armas que días atrás habían trajinado Inglés y los otros desde elpuerto.Arriba,unaltilloconcatredondepasarlasnoches.

Enaquel refugio,elpalurdoseconvirtióenciudadanogris,normalycorriente.Camisabarata,trajenomuybienplanchado,corbata,zapatosmuyusados,sombrero,alguien anónimo, Fernando Canut, del comercio, con maleta llena de cartones debotones,cintas,carretesdehilo,agujasdecoser,alfileresycorchetes.Y,debajodetodoello,lascincocartas.

SeencontróconLucioPuenteenunbardelchaflándeGranVía—avenidadeJosé Antonio Primo de Rivera— con Borrell. Se sentó a la mesa donde le estabaesperandoaquelhombrecargadodeespaldasyrostroamargo,peronopidiónadaalcamarero.Sóloentregóelprimersobreydijo:«Contamosconvuestracolaboraciónincondicional»,ysefuesinpararseaescucharlaréplica,«¡nonosjodáis!,¿meoyes?,¡nonosjodáis!».

Mateo Pérez y Pérez quiso verle en el tranvía, en la parada de la plaza deUniversidad.Unencuentrosinpalabras.Erauntipocongafasgruesas,conmiradaymuecadehostilidad,queagarróelsegundosobredeunzarpazoylediolaespaldadeinmediatoparaapearseenlasiguiente,sinmás.

Enun taxi,se trasladóVíctora laDiagonal—avenidadelGeneralísimoFranco—, en la parte alta de la ciudad, donde estaban construyendo pisos de lujo, y elcapatazdeunaobra,JuliánRodrigo,salióasuencuentropararecibirlamisiva.Éste,grueso,fornido,concaradeogro,lepidióresponsabilidadesconmalosmodos.«¡Con

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vuestras acciones irresponsables, ponéis en peligro toda la infraestructura quetenemosmontadaaquí!».Eltemblordesusdedosalrasgareltercersobreyextraerlacartadelatabansumiedoincontrolable.

—Cadavezquevosotrosjugáisalosgángstersaquí,losseñoresvienenavernosyalgunodenosotrossellevaunapaliza.CuandotehagaselGeorgeRaft,piensaqueportuculpagenteinocentevaarecibirunapalizacomomínimo.Esosinolehacenla bañera, o el submarino, o le pegan descargas eléctricas en los huevos. Que laúltimavezdetuvieronamisobrinodediezaños,¿lohasoídobien?,dediezaños—leyó la nota allí, enmitad de la calle, y la arrugó entre sus dedos crispados,muycolorado,albordedeunataque.Yamenazóconundedoíndicecomounaporra—.¡Nocontéisconmigo!¿Mehasoído?¡Nocontéisconnosotros!

LecontagióelpánicodetalmaneraqueVíctorseencontróhuyendodeallíatodaprisa.Suseguridadse tambaleaba.La justicia.Lucharpor la justicia.Lavenganza.Vio a Joan Arnalot cayendo fulminado en el pasillo del meublé y experimentóentonces,entoncesynoantes,lasacudidadeldolor,delhorrorylairaporlamuertedelamigo.

—¿Quécoñohacíayodiciendoaaquellapobregentequeteníanqueapoyarnosalahoradematar,siyoeraincapazdemataraunamosca?

Llegótantrastornadoalaacademiadondeestudiabasuhijoqueleflaqueabanlaspiernas, y se acercó a Teresa, que estaba esperando a Javier mezclada con otrospadres.Sepusotrasellaylehablóaloído:

—Deja al niño con alguien. Ven. Te necesito. En Vía Augusta con Diagonal,comolaotravez.

Notósuestremecimientoysesupoamadoyentendióqueaquélerasulugar,unlugar pequeño, con unamujermodesta,muy lejos de las grandes ideas utópicas einconcretas,amuchadistanciadelasalvacióndelgénerohumanoydelcambiodelordenestablecido,porinjustoquefuera.¿Quécoñosignificabalucharporlajusticia?

—Tupadreerauninútil—habíadichoJuliolunavez—.Uninútil,porquenoeraunhombredeacción.

—Yyoeraun inútil—añadióVíctorcuandoseconfiabaamí—.Mesentíauninútil,porquetampocoeraloqueseentendíaporunhombredeacción.

Teresa le esperaba, como la otra vez, cuando él pasó a recogerla en un taxi y,cuandoellamontóasulado,tuvoquereprimirlasansiasdebesarla,detocarlaydesuplicarle que lo salvase. Ella, tan pegada a él como permitía la moral cristianaimperante,lesusurróaloído:«Nomellevesaunmeublé,nomegusta,mehacesentirsucia».Él,sindudar,lepidióalconductorquelosllevasealaBarceloneta.

EntraronenelrefugiodelaOstiacomosifuerasuhogar,ysubieronalaltillo,ypasóloquepasó,asílodecíaVíctorconlamiradaperdida,eldíaenquemecontabasupenosavidadepistolero,pocodespuésdelamuertedemipadre.

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—Pasóloquepasó—ysuspirabacomolohacenquienesrecuerdanelmomentomástrascendentaldesuvida—.Mientraslehacíaelamor,entendíqueyonoservíanisiquierapara lucharcon lapalabra,porqueno tenía lapalabraniconocía laverdadabsoluta, y porqueme parecía que palabra y lucha eran palabras incompatibles.Yeso, esos pensamientos pequeñoburgueses y repugnantemente reaccionarios, mecolocabanenunpuntodondenoservíaparanada.Noservíaparanada.

»Ynoséquiénempezó,siellaoyo,perolosdosestuvimoshablandodeeso,yTeresa sedestapó.No legustabaencontrarseconmigoenunmeublé, no legustabaestarsolaencasa,nolegustabaqueJaviernotuvierapadre.

—Me vino a buscar la policía, lo sabes, ¿verdad? Vinieron a buscarme, y mepegaronunascuantasbofetadas.YsuertetuvedeMiguel,quelesparólospies,ylasmanos,ymesoltó.YnoquieroqueseaMiguelquienmeproteja.Quieroqueseastú.Noquierounmaridovalientefueradecasa.Quierounmaridovalienteencasa,paraqueprotejaamihijo,aunquelosdemásdiganqueesunacobardía.

Víctor suspiraba como si el dolor lo estuviera ahogando.Aquella conversaciónconTeresa lo cambió, esodecía él, y al día siguiente fueotroVíctor el que fue alencuentrodeuntalEnriqueZarra,enelmuelledeSanBeltrán,muycercadedondeél y Miguel Jinete habían trabajado juntos, tantos años atrás, con la cuadrilla debarrenderosdelosbarcosdecarbón.EnriqueZarraerauntipodeunoscuarentaaños,musculoso y recio, de mandíbula cuadrada, que aceptó la cuarta cartadisciplinadamente.«Loquehayaquehacersehará,perocreoquenoeselmomento».Víctorlerespondió:

—¿Ycuándoseríaelmomento,segúntú?Se separaron sin respuestas, como dos piedras que chocan en el aire y salen

despedidasendireccionescontrarias.EnlaestrechacalledeRamónBerenguerelViejo,queunelacalledelArcodel

TeatroconladelCid,estabaelmercadodeloscolilleros,esforzadosciudadanosque,despuésde recolectarpor toda la ciudadpuntasde cigarrilloypuroquepinchabanconunpaloespecialmentediseñadoparaello, reconvertían lashebrasde tabacoennuevos cigarrillos liados con papel Smoking. En el suelo, sobre enormes pañuelosque se podían recoger rápidamente de unmanotazo en caso de que alguien gritara«¡Agua!»aladvertirlapresenciadelaautoridad,seexhibíaunaampliacoleccióndezapatos y relojes, plumas estilográficas, billeteros usados y bisuteríamás omenosauténtica.Másallá,lasputasgateras,quebirlabanlacarteradelclientemientrasésteseconcentrabaenquilarconunacolegaenalgúnpisoruinosodelacallePeracamps,oCid,oMina.Y,enunaesquina,unamujerofrecíahogazasdepanblancoenvueltasenunpañoharinoso.

Una vez en la calle del Arco del Teatro, recovecos malolientes, presenciasfamélicasenvueltasenpapelesdeperiódico,cabezasrapadasparaevitarpiojosotiña,

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o para delatar al que acababa de salir de la trena.Y el primer portal a la derechaconducía a unas escaleras estrechas, empinadas, tenebrosas y fatigosas, y lasescalerasllevabanalpisodeVenancioPedrosa.

—Adelante.Pasa,pasa.Cojo y encorvado por una herida de guerra, cara de niño, siempre jovial y

optimista,larisaapunto,demasiadosumisoyhalagadorquizá,demasiadasganasdegustar.Frágil e inseguro frente al corpachóndeVíctorqueobturabayoscurecía elpasillo.

—Pasa,pasa.Pisodondeseamontonabanbotinesderobopagadosapreciodesaldo.Aparatos

deradio,neveras,lámparasdepie,prendasderopa,unacajadebotesdecremaPondsparaelcutis.

—Pasa,pasa.Víctor no quería pasar. Quería acabar cuanto antes e irse de allí. Se sentía

encerrado,comoenunaceldadecastigo.Todoslosencuentrosanterioreshabíansidoalairelibre.LeentrególaquintacartayVenancioPedrosaabrióelsobre,loleyóynoreaccionódeningunamanera,comosiyaconocierasucontenido.Sólodijo:«Ya».

—Ya —y dejó la misiva a un lado, sobre una mesa cubierta de objetosheterogéneos. Añadió—: Miguel Jinete sale todos los días de la Jefatura de VíaLayetanaalasdosparairacomerasucasadelacalleProvenza.EnuncocheoficialconchófersuelesubirporlacalledeMarina,juntoaltemplodelaSagradaFamilia,entrelasdosycuartoylasdosymedia.

—¿Y…?—preguntóVíctortratandodepermanecerimperturbable.—Díselo al Inglés. Él ya sabe de qué va.Marina, Provenza, Sagrada Familia,

entrelasdosycuartoylasdosymedia.

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Aprincipiosdemarzo,sedifundióelrumordequeelejércitorusohabíallegadoalOder, a ochenta kilómetros deBerlín, ymi padre conoció lo que es unapoblaciónposeída por el terror. La perspectiva de que los rusos pudieran entrar en la ciudadantesque los inglesesynorteamericanosera lapeorde lasnoticias.Losrusoseranconsiderados como salvajes, despiadados, obcecados por el afán de vengar lasatrocidadesqueelejércitoalemánhabíacometidodurantelainvasión,enSmolensk,enLeningrado, enKiev, enSebastopol, en Stalingrado.Durante demasiado tiempohabíanoídohablardelosrusoscomoalimañasalasquehabíaqueaniquilarparaqueahoranotemieranquelasbestiasacosadasserevolvieranysecebarancontraellos.

«¡Quevienenlosrusos!»,seoíagritarportodaspartes,yseveíapintadoporlasparedes de la calle, o en los tabiques de los lavabos, Der Iwan kommt!, y seimaginabanaunashordas soviéticasnutridas, según los rumores, porunmillóndepsicópatas criminales sacados de los gulags. Tiempo atrás, Von Ribbentrop habíadicho que Alemania había perdido la guerra pero aún conservaba la potestad dedecidircontraquiénperder.Esoyanoeraverdad.Hastaentonces,sehabíacontadoelchistedeque losoptimistasestabanaprendiendo inglésy lospesimistas, ruso;peroesohabíacambiado.Ahoradecíanquelassiglasqueseveíanentodoslosrefugios,LSR (Luft Schutz Raum, refugio antiaéreo), significaban Lernt Schnell Russich:«Aprendarusoenseguida».

Por sorpresa, una noche el cabaret Pompeya se llenó de cosacos camorristas.«¿Quiénessonéstos?».Yahabíanllegadolosrusos.Eranmiembrosdelbatallóndeun ruso antisoviético llamado Andréi Vlasov, que formaba parte de la divisiónDöberitz, comandadosporel coronelZajarovyconocidoscomo losPanzerknacker(DestrozaPanzers). Su comportamiento corroboró los temores de los berlinesesreferentes a la supuesta brutalidad eslava. Se emborracharon a conciencia y teníanmalvino.Rompieronalegrementevasos,copasybotellas,seempeñaronenbailareltango con Lola de Córdoba, se abalanzaron sobre la orquesta de señoritas, laemprendieron a puñetazos con quienes les llamaron la atención, Lalo Valente elprimero,ytuvieronqueserdesalojadoscontodalacontundenciayenergíadeunpardepatrullasdelaVolkssturm,quenosalieronmuybienparadasenlareyerta.

Aquelincidentefuelaconfirmacióndeloquelesesperabaalosberlinesessilosrusosllegabanalaciudadantesquelosenemigosoccidentales.Asíeranlosrusosqueluchabanafavordelosalemanes:resultabaespantosoimaginarcómoseríanlosqueluchabancontraellos.

Y el día 18 de marzo se produjo el gran bombardeo sobre Berlín. Todos losanteriores habían sido tímidos ensayos comparados con aquél. Mil doscientoscincuenta bombarderos de la USAF sobrevolaron la ciudad y soltaron tres mil

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toneladasdebombas.Mipadre lo vivió en el refugiodel hotel, apretujado con losdemás huéspedes, sus compañerosmúsicos y el personal que allí trabajaba. Todosconlasmiradasfijasenlastresvelasqueiluminabanlaescena.Unavelaestabaenelsuelo, otra sobre una silla y la tercera sobre una repisa, a la altura de un metroochenta.Conellassecomprobabaelbuenfuncionamientodelsistemadeventilación.Si se apagaba la del suelo, era indicio de que se estaba agotando el oxígeno; si seapagaba la de la silla, entendían a partir de qué nivel el aire era irrespirable ylevantabanalosniñosenbrazos.Apartirdeesemomento,lagenterezabaparaqueterminaraelbombardeoantesdequeseapagaralaterceravela.

FotodelprecipitadotrasladodelosenfermosyheridosdeloshospitalesCharité,AugusteViktoriaylaClínicadeRobertKochhaciaunsolocomplejo.Fotodeniñosde doce y catorce años trabajando en la construcción de parapetos y barricadas,llenando con arena y adoquines las carcasas de tranvías destrozados para quesirvieran de obstáculo a los tanques, o cavando zanjas. Se podía observar que sehabían fabricado cascos militares a la medida del cráneo de los niños. Foto delInstitutodeFísicaKaiserWilhelmy la llamadaCasadelVirus,dondesedecíaqueestaban fabricando la bomba atómica y donde se suponía que había un ciclotróncapazdegenerarunmillónymediodevoltios.

Lasiguientevezqueseencontraron,Ingeseagarródelassolapasdemipadreylomiróconojosdespavoridos:

—¡Llévame contigo! —le suplicó—. Los rusos van a llegar antes que losamericanos.Dicen que violan a todas lasmujeres y que después lasmatan de unamanera espantosa. Hemos estado haciendo todo lo posible para ayudar a losamericanos a que llegaran primero, les hemos enviado fotos, tus fotos, y tusinformaciones,peronolohemosconseguido.Llévamecontigo,Fernando,porfavor,telosuplico.

Luego resultóque inclusoGoeringyHimmlerhabían tratadodeestablecerunaespeciedealianzaanticomunistacon inglesesyyanquisperoyanohabíanadaquehacer.

Una noche, mientras actuaba la orquesta de señoritas y algunas de suscomponentesseperseguíanporelescenarioyenseñaban las tetas,unoficialde lasSS,desbordantedevodka,seatrevióadecirloenvozalta:

—WirwerdendiesenKriegnichtgewinnen.Novamos aganar estaguerra. ¿Esqueno loveis?Losalemanesnosomosguerrilleros.Cuando los rusosentrenen laciudad, no sabremospararles los pies, no sabremos improvisar porqueno sabemosactuar individualmente. Seríamos incapaces de ocupar una estación ferroviaria siantesnocomprásemos losbilletesdeandén.¿Esqueno loveis?Seht ihresnicht?Todosestamospensandoyaensivamosatomarcianuroonosvamosapegaruntiro.Sehtihresnicht?

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Enseguidalohicieroncallar,quesesentaraydejaradepegarvocesydisfrutaradelaspayasadasdelasFraulein,peroésafueunademostracióninnegabledequeelfinestabamuycercano.Díasatrás, lohabrían fusiladopordecir algo semejanteenpúblico.

AúnnosehabíarestablecidolacalmacuandomipadreseacercóaLotharBöhmconcautela.

—Cuandonosvayamos…—empezó.Lotharlointerrumpióconunamiradamuytriste.Teníalaguerreradesabrochada

hastaelpechoyelcabellodespeinado.Estabairreconocible.Dijo,desdeelfondodesuborrachera:

—Hitler sóloha cumplidounade todas sus promesas.Dijo:GebenSiemirdieMacht, und innerhalb von zehn Jahren werden Sie Deutschland nichtwiedererkennen.Dadmeelpodery,dentrodediezaños,noreconoceréisAlemania.Sí,señor,lohaconseguido—apretólosdientesyserindióalamelancolía—:Eratanfácily tanhermoso.Veníamosdelagranderrota, teníamosquedecirnosanosotrosmismosquenoéramosunamierda,exigíamoslarevancha,lasegundaoportunidad,yel Führer nos la dio. Nos hizo creer que éramos superhombres, los mejores delmundo, los únicos susceptibles de ser los dueños delmundo.Eramuy hermoso, yestimulante.Ytanfácil.

Mi padre guardó un respetuoso silencio ante el lamento del nazi vencido y, acontinuación,seaclarólagargantayvolvióaempezar:

—Cuandonosvayamos,Lothar…Unapersonasevendráconmigo,unaberlinesa.Seendureciólaexpresióndelalemán,quedisparódesoslayounamiradaquefue

comounflechazogrisentrecejayceja.Un«¿Quién?»quefuecomoun«No»,yun«No»quesignificabaalmismotiempo«Nomepidaseso»y«Notevoyaconcederloquemepides».

—Unamujer,Lothar—insistiómipadre,paralizadodemiedo—.Sevaavenirconmigo,yquieroquetúmeayudes.Porfavor,Lothar.Bitte,Lothar.

No iba a permitir que la maldición de los Gavanza alcanzara también a IngeBerckholtzyleamargaralavida.Nopodíapermitirloporquenopodíapermitírselo.

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DeMiguel Jinete se decía que, en su despacho deVíaLayetana, detrás del sillón,teníaunretratodeManuelBravoPortillo,elquefuerajefedelapolicíadeBarcelona,feroz represor del anarquismo en1917, jefe de unabandade asesinos que actuabaparalelamentealadelbaróndeKoening,encarceladoyexpulsadodelapolicíael23de junio de 1918, ejecutado por los anarquistas el 5 de noviembre de 1919 en laesquinadelascallesdeCórcegaySantaTecla.Y,aambosladosdelretrato,unpardevitrinas donde se exhibían las armas confiscadas a los anarquistas detenidos omuertos.Cuarentaycincoaños,grandote,panzudo,eleganteybrutal,contabanqueseempeñabaentorturarpersonalmenteaquienescaíanensusmanos.Lehabíanoídodecir:«YaséquememataránlosdelaCNTpero,hastaqueesoocurra,mellevaréunoscuantospordelante».

Aquellunes,2deabrilde1945,leestabanesperandoenlacalledeMarina,entrelascallesdeMallorcayProvenza,frentealinacabadotemplodelaSagradaFamilia.

Eranlasdosycincodelmediodía.Al hombre del mono azul, que fingía reparar una furgoneta estropeada, le

llamaban el Inglés. Había dos hombres más dentro del vehículo, Pamplinas yLapiedra,yotrostresalotroladodelacalle,enelchaflán,dentrodeunFiat.Aregall,RojoyVíctorLuys.

—¿Quéhacíayoallí?ÍbamosamataraMiguelJinete.AMiguelJinete,¿tedascuenta?

Víctor había llegado a Perpiñán y había transmitido al Inglés y a Quílez elmensajedeVenancioPedrosapronunciandoelnombredeMiguelJinetecomosinotuviera nada que ver con él, y había escuchado los planes para acabar con suhermano,amigo,traidor,aquiendebíalavida,comosinoseleretorcieranlastripasllenasdeserpientesanudadas.Teníalaintencióndeapartarsedelgrupo,deproclamarsu cobardía o su incapacidad para la acción, pero el nombre de Miguel Jinete loparalizaba. No quería matarlo. ¿O sí? Había jurado tantas veces que lo mataría.Queríanegarseaparticiparenelatentado,peronosupocómohacerloporquealgunasde sus convicciones le empujaban a considerar que la muerte de un comisariotorturadorseparecíamuchoaunactode justicia.Pero…MiguelJinete,unode losTresdelPompeya.ElquesereíatantocuandoFernandodecíaMirávos,quépiola.Merecordarássiempregolpeándotecomounmalvao.

—…Depronto,teníaunametralletaStenenlamano,ynohabíareplicadonadacuandoel Inglésmedijoqueyomeencargaríadel fuegocruzado,que tantasveceshabíamosensayado.Dudétanto,«lodigoonolodigo,mevoyonomevoy»,queyaestabaallí,yesosignificabaqueibaamatar,porprimeravezenmividaibaamatar,y además iba a matar a mi hermano, a mi hermano el traidor, el embustero, el

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tramposo,elasesino,yyonoqueríaestarallí.Aquélnoeramisitio.Peroyanopodíaecharmeatrás.

«Quierounmaridovalienteencasa»,habíadichoTeresa,«paraqueprotejaamihijo,aunquelosdemásdiganqueesunacobardía».

—Ahíestán.«Si piensas, te hundes». Había que pasar a la acción. Emborracharse de

adrenalina.Y,después,decoñac,odeloquefuera,cualquiercosaqueparalizaralospensamientos,queadormecieralossentimientosyconservaraintactalaesperanza.

—Vamos.UnimpresionanteCitroënStrombergdecolornegro.Enelinterior,MiguelJinete,

suamigodelainfancia,elqueundíade1909lemostróunacalaveradefraile,sacadadelacriptadeunconvento,yestuvieronjugandoconella.Noqueríadisparar.Queríairsedeallí.«Mefusilaránportraidor,mefusilaránporcobarde».

ElIngléssaliócorriendo,seplantóenmitaddelacallearmadoconsumetralletaSten y vació el cargador en dos segundos de estrépito ensordecedor.Simultáneamente, Víctor y Rojo, junto al Fiat, enviaron una granizada de fuegocruzado.

Enlaconfusión,Víctordirigiósusbalashaciaelotroladodelacalle,destrozóloscristalesdeuncocheaparcado.«Mefusilaránportraidor».ElStrombergtropezóconunmuroinvisibleenvueltoenunhalodecristalespulverizados.

Seeternizaron lasdetonacionesyen seguida, también, el silencio repentino.Seprodujounvertiginosovacíoenelespacioyeneltiempo.

El Ingléscorrióhaciaelautomóviloficialmientrasseescuchabael rugirde losmotoresqueiniciabanlafuga.Todosvieronsugestodeexasperación.Lafurgonetapasóporsulado,elIngléssaltóalestriboenmarchay,antesdemeterseenlacabina,gritó:

—¡NoeraJinete,coño!¡NoeraJinete!Nadieabriólosbalconeshastapasadomuchorato,nadieseasomóalosportales

hasta que se hubieron asegurado de que los pistoleros habían hecho mutisdefinitivamente.Luegoseescucharonsirenasqueseaproximaban.

Losmuertos eranSantiagoDuesoBallesta, secretario del Frente de JuventudesdelDistritoUniversitario,ysuchófer,AvelinoPuntoaltoRamírez.

MiguelJinete,ensudespacho,continuódiciendo:«Yaséquememataránlosdela CNT pero, hasta que eso ocurra, me llevaré a unos cuantos por delante». Y loestuvorepitiendohastaquelojubilaron.

Aldíasiguiente,laprensadijo,enunrincóndelapágina8:Criminalagresión.EnlaJefaturaSuperiordePolicíasefacilitóayeralosinformadoreslasiguiente

nota:

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A primeras horas de la tarde de hoy, en la calle deMarina, entre Mallorca yProvenza,uncochedelParqueMóvildelosMinisteriosCiviles,enelqueviajabandon Santiago Dueso Ballesta, secretario del jefe del Frente de Juventudes de esteDistritoUniversitario,yelchóferdedichoParque,AvelinoPuntoalto,quesedirigíaalcampodedeportesdelFrentedeJuventudes,sitoenlabarriadadelGuinardó,fueobjeto de una bárbara agresión perpetrada desde una camioneta que se hallabaapostadaendicholugar.Loscriminalesqueocupabandichovehículodispararonconpistola ametralladora, ocasionando la muerte de los dos ocupantes del automóvilagredido.

Nadamás.Ningúneditorial,ningúnartículodeopinión.Ningunasecuelaendíassucesivos.Nadamás.

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La primera versión que escuché del atentado contra Miguel Jinete, de labios deVíctor,fuesuperficialyalgoapartadadelarealidad.

Estábamosmispadres,Víctoryyo en la sobremesade la cenade aqueldía enque, con el amigo demi padre, habíamos caminado tanto, desde elTibidabo hastacasa.Élmehabía invitadoacomerenel restaurantequehay juntoal temploymecontó la historia deCarmenmientras paseábamosmontaña abajo, hasta Balmes, yBalmesabajo,hastaAragónoGranVía,deteniéndonosdevezencuando,agotadoyomás que él, y maravillado ante tanto aguante a sus setenta y cinco años. «Unacaminata asíme lahagoyo,día sí díano, a lamontaña», seufanabaél. «Sino esnada».

Alllegaracasa,caíderrengadoenelsofáyéldisimulósucansancioy,despuésdecenar,aúnnosquedamoscharlandoyviendo la televisiónduranteunbuen rato.Fueeldíaenqueelequipomédicohabitualhablabade«Extremasituacióncrítica»,preparándonos para el final del Caudillo. La situación cardiocirculatoria se habíadeteriorado, presentaba tendencia a la hipotensión arterial, empeoraba la funciónrespiratoria,teníalatemperaturareguladaatreintaycuatrogradosypersistíaelfallorenal agudo pero, por lo visto, el estudio electroencefalográfico acreditaba una«actividadbioeléctricacerebralconservada»,loquequeríadecir,comonosecansabade hacer notar mi padre, que estaba consciente y notaba que se estaba muriendolentamente.«Brindemosporello».

Ydeprontomipadredemostróunavezmássudespisteeingenuidadalcomentar:—ElquetambiéndebíadeserunbuenpájaroeraMiguel.—¿Un buen pájaro? —Víctor lo miró de reojo, alzando una ceja—. Fue un

torturadoryunhijodeputa.—Bueno…—mipadrenosabíacómorescatarelrecuerdodelviejoamigo.—Amínuncamecayóbien—observómimadre.Y,despuésdeunapausa,Víctordeclaró:—Yo una vez fui a matarlo. Estuve a punto de matarlo. Metralleta en mano.

DelantedeltemplodelaSagradaFamilia.Daba a entender que había asistido a su frustrada ejecución con pleno

convencimientoyganasdematar.Fuemuchomásadelante,yadespuésdemuertomipadre, cuando me relató las cosas tal como habían sucedido, con sus miedos ycontradicciones, y la descarga contra el coche equivocado, pero aquella noche laconversaciónquedóencalladaahíycentradaenlapersonalidaddelamigopolicía.

Fue entonces cuandomi padre afirmó queMiguel Jinete era el que tenía másmiedodelostres,unpobredesgraciadoasustado.Yoprotesté:«¿Unpobreasustado?¡Era un hijo de puta!», y mi padre aceptó: «Eso también, pero un hijo de puta

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asustado».—Siempre que pudo, nos echó una mano—insistía mi padre en su papel de

abogadodefensor.Sevolvióamí—:Enel68,sinirmáslejos,cuandotepillaronenla manifestación y te metieron para adentro, ¿quién te crees que te sacó?MiguelJinete.Élyaestaba jubilado,pero lo localicé, lo llaméa sucasayenunmomentoconsiguióquetesoltaran,yaquellanochedormisteencasa.

—Sí—reconocióVíctor—.Hacía favores.Amíme condenaron amuerte y élevitóquememataran,esoesverdad.Seesforzabaendarbuenaimagendesímismoanosotros,susamigos,paraqueloaceptáramos.Perosólopensabaensímismo,ensacarprovechodecadasituación.

—Enesotienesrazón—comentómipadre,recordandoalgodepronto—.Evitóque te fusilaran,pero¿sabesqué ledijoaCarmencuandoella fuea suplicarlequehicieraalgoporti?

Víctorasintióconlacabeza.—Sí.Me lo contaste cuandomeviniste a ver a la cárcel.Le pidió que fuera a

convenceratupadredequeledierasucoleccióndesellos.Claroquemeacuerdo—duranteunlargoinstante,todospensamosenello.YVíctorconcluyó—:PueséseesMiguel—y,enseguida,frunciólosojos—:¿Hasdichoquetienessudirecciónysunúmerodeteléfono?

—Sí. Si todavía continúa viviendo en el mismo sitio. Calle Provenza, si norecuerdomal.

—CalleProvenza,esverdad.CercadeltemplodelaSagradaFamilia.Ydijomipadre:—¿Puessabesquemegustaríaverle?—Víctornegóconlacabeza,peromipadre

insistió—: Vamos: han pasado muchos años. Y la gente es como es. Y vivimosmuchas cosas juntos, los tres. Los Tres del Pompeya. No pienses en el hijoputafranquista.PiensaeneldiscípulodeJuliol,quefundóungrupodeacciónanarquista.¿Teacuerdas?«ProgresoHoy»,pobregente.Mipadreconservósufábricadurantelaguerragraciasaél.Yestepisoesmío,demipropiedad,graciasaél.Ymimadresesalvóporqueéllaescondió.Atitesalvólavida.¿Dicesdeverdadquenotegustaríaverleysaberquéhasidodesuvida?¿Sabessisecasó?¿Notienescuriosidad?

Víctoragachólacabezaysequedómirandolosrestosdecomidadesuplatoenunaespeciedetrance.

En la televisión ponían una película tituladaSatánnuncaduerme, conWilliamHolden.MisionerosenChina,1949,luchandocontraperversosrevolucionarios.

DijoVíctor:—Enlacárcel,meprometíquenovolveríaadirigirlelapalabra,ylohecumplido

hasta hoy.Cuando salí, quisematarlo.Disparé unametralleta contra él.Y ahora…Vienestúymedices…—sequedósuspendidodesuspropiaspalabras.Claudicó—:

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Laverdadesquesí.Síquemegustaríairaveraesehijoputaypreguntarlecómolehaidolavida—miróamipadre—:Ypedirlequetedevuelvalacoleccióndesellos.Esohoydebedevalerunafortuna.Habíaunsellomuyraro,¿verdad?Argentino.Estuya.Teladebe.

Aldíasiguientefueronavisitarle.

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El12deabrilde1945,despuésdehaberrealizadopuntualmentetodoslosconciertosde la temporada, la Orquesta Filarmónica de Berlín llevó a cabo su últimainterpretación en el Schauspielhaus (Palacio de Conciertos) de Gendarmenmarkt.Dirigió Wilhelm Furtwängler, y el programa incluía el Concierto para violín deBeethoven, la Octava sinfonía de Bruckner y, para terminar, el final deGötterdämmerung (Lacaídadelosdioses)deWagner,enlaqueintervinieronWilliDomgraf-Fassbaender, barítono; Tiana Lemnitz, soprano; y Margarete Klose,mezzosoprano.Por alguna razón, ese día el cabaretPompeya cerró sus puertas,mipadre pudo asistir al acontecimiento y lo hizo con IngeBerckholtz.Conservaba elprogramaentrelosrecuerdosdesucajadezapatos.ElPalaciodeConciertosestabamedio en ruinas, no había calefacción, el público tuvo que conservar puestos susabrigosysesentaronensillasqueellosmismosllevarondesuscasas.

—Fueespléndido—comentómipadre—.Muyemocionante.Entre el público, se comentaba con regocijo que el presidente norteamericano

FranklinDelanoRoosevelt acababademorir.Se insinuabaqueaquel recitalnoeramásqueuncantodealegríaporsumuerteyqueapartirdeldíasiguiente,viernesy13,ibaacambiarlasuertedesupatria.

El major Lothar Böhm estaba entre los presentes y fijó su fría mirada conintensidadtantoenmipadrecomoensuacompañante,hastaquelosdossepusieronnerviosos. Durante la interpretación, mi padre se estuvo preguntando si podíaconsideraralnazicomoamigosuyo,yquésignificabalapalabraamigoparaunooparaotro,sihabíaalgunadiferenciaentreunamigoalemányunamigoespañol.

A la salida, unos chavales de las Juventudes Hitlerianas, muy marciales,repartieron entre los presentes cápsulas de cianuro que sacaban de unas cestitasprimorosamentedecoradas.

Eraunaprimaveramuyagradableybenignay,despuésdeunlargopaseobajolasestrellas,porUnterdenLindenyatravésdelTiergarten,mipadreeIngeterminaronenelhotelAstoria,entre lassábanas.Lamuchachalloróotravezy lesuplicóamipadrequelallevaraconélaBarcelona(Fernando,bitte,bitte,mimmmichmit!).

Al amanecer de aquel funesto viernes, 13 de abril, un puño de piedra golpeóenérgicamentelapuertadelahabitación.MipadreeIngeseincorporarondeunsalto.Türaufmachen!HieristdiePolizei!,dijounavozgruesaeintolerante.

Mi padre perdió el mundo de vista. Años después, recordaba que notó que seponíamuycolorado,comosilacabezalefueraaestallar,ysólopensóenlibrarsedelapequeñacámaradefotos.Seprecipitóalasilladondeteníalaropay,delbolsillodelpantalón,sacóelminúsculoaparatoynoseleocurrióotracosaquecolocárseloentrelaspiernas,detrásdelescroto,dondetiempoatráshabíaescondidoelchisquero

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deVíctor.Machauf,machauf,machauf,«¡abre,abre,abre!»,conminabaaIngecondesesperación.

HieristdiePolizei!,insistíalavoz,apuntodeecharlapuertaabajosóloconeltono.

—Machauf,machauf,machauf!Precariamente envuelta en una sábana, apenas un minuto después del primer

porrazo,Ingeaccionólallaveenelcerrojoyabrió.Losdostiposqueirrumpieronenlaestanciasorprendieronamipadrejustocuandoseestabaponiendoloscalzoncillos,aúnno subidosdel todo.Se leocurrió:«Yaestá, ahora lespareceráquemeestabaescondiendoalgoahídentroymemeteránmanoentre laspiernasy encontrarán lacámara».LacabezaapuntodeestallarysucorazónyeldeIngelatiendocontantafuerzaquedespertabaecosenlosrincones.

—Papiere!Unode losdos tiposconabrigosdecueronegroseenfrentabaaellosconojos

perforadoresy lamano tendidayexigente.Elotroarrancó las sábanasde lacama,miródebajodelcolchón,hurgóenlamaletademipadre,cuyocontenidonuncahabíasidocolocadoenelarmario.Nada,unregistrosuperficial,comoparacumplir.

Ladocumentaciónestabaenorden.LaArbeitskarteyelAnmeldung.PeroaltipodelacaradeserpientenoleinteresabamásquelaidentidaddeInge.IngeBerckholtz?Habló con ella tan deprisa que mi padre sólo podía imaginar lo que decían.Wasmachtsiedennhier?,¿quédemoniosestabahaciendoellaallí?,yella:Wonachsiehtesdennaus?,«Meparecequeesevidente».

Tomaronnotadelnombredelamuchacha,ydesudirección,ydesuprofesión,mientras mi padre balbuceaba el nombre de Lothar Böhm, temblando como unparkinsoniano, protestando que él estaba allí invitado por elministro Goebbels enpersona,asegurandoensualemánlimitadoqueprotestaríaporaquelatropelloanteelministroyanteelmismoFührersieranecesario.

Antesdesalir,losdelaGestapolomiraronconlástimainsultante.Inge rompióen llantoymipadre tuvoquecorreral cuartodebaño, totalmente

descompuesto. Ella susurraba en castellano, a través de la puerta: «Tienes quellevarmecontigo,porfavor,llévamecontigo,Fernando,porfavor».

Mi padre estuvo pensando en telefonear al major Böhm para pedirleexplicaciones, porque estaba seguro de que aquella visita había sido por iniciativasuya,peronoseatrevió.FueLaloValentequienlellamóalahabitación.Eltimbrazodelteléfonoprovocóunsobresaltoeléctricoenlaparejahistérica.

—QueLotharquierevernos—ledijoelcantante.Inge se fue a la redacción del periódico y ami padre se le hizo larguísimo el

tiempo que transcurrió hasta la hora de comer en el restaurante del hotel. Loaprovechóparadeshacersede lamicrocámaraarrojándolaentre loscascotesdeuna

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casaenruinas.Se sentaron a la mesa Cromañón, Charles, Lola de Córdoba, Lalo Valente,

Liliana,mipadreyelmajordelaLuftwaffe.Éste,porunavez,notuvoniunasolamirada,nisiquieradereojo,haciamipadre.Loesquivaba,yésaeralapruebadequehabíasidoélquienhabíaenviadoalaGestapo.

—Lascosasseestánponiendomuymal—empezóBöhmcongravedad—,perotengoquepedirosunfavormás.QuieroqueosquedéisenBerlínhastaeldía20,quees el cumpleaños del Führer. Faltan siete días justos, ni uno más. Queremos quetoquéisparaélesedía,queremosquetengaunacelebraciónportodoloalto.Nohaynadaquetemerhastaeldía22.Sabemosdebuenatintaquelosrusosnovanalanzarsu ataque hasta el día 22, cuando celebran el aniversario del nacimiento deLenin.Haréislafunciónel20porlatardey,luego,porlanoche,tendréisunaviónapuntoqueosllevaráaBarcelona.

MipadrenoseatrevíaadecirnadaperotuvoquehacerdeintérpretecuandoLaloValente pasó a transmitir sus inquietudes. Tanto el cantante como Lothar parecíandemasiadonerviososodemasiadoborrachosparaentenderseencastellano.Entoncesse enteró de que hacía días que el cantante de tangos estaba reclamando que lossacarandeBerlín.

—CorreelrumordequeHitlerhaordenadoladestruccióndetodoslospuentesyvíasférreasysistemasdetransporteengeneral…

—Nohasidoasí—salióalpasoelmilitar—.ElFührerdio laorden,escierto,peroelministrodeArmamentos,AlbertSpeer,lohaimpedido.Estoesabsolutamenteconfidencial,porsupuesto.Eldía20porlanocheosgarantizoquetendréisunaviónenTempelhof.

Sealargóladiscusión,hubotitubeospero,alfin,accedieronlosmúsicos.Alguiendijo: «Qué remedio». Al fin y al cabo, sólo faltaba una semana para el granacontecimiento.Hacíaochomesesqueestabanallí.Ochodíasmásnoimportaban.

Selevantarondelamesatambaleándose.Erandíasenlosquesecomíapocoysebebía mucho. Mi padre se quedó rezagado y Lothar Böhm lo notó y propició elencuentro. Salieron los demás y se quedaron solos en el gran comedor.Mi padre,acasoenvalentonadoporelvinoyloslicores,quizáimpulsadoporlaideaqueélteníadeunamigo,seplantóanteaquelhombretónalqueteníaquemirardeabajoarriba.

—MehasenviadoalaGestapo.Añosdespués,hacíaunaltoensurelatoparareflexionar:—Extraña, la relación con aquel tipo. Los días de juerga en Atenas, los

intercambiosdechistes,elguiñodellamarcabaretPompeyaallocalenmihonor,mellevabanadejardeverlocomounoficialnaziparatratarlocomoaunigual.Después,pensabaque,sifueraespañol,italiano,mediterráneo,mireclamaciónseríanormalycomprensible. «Somos amigos, joder, ¿me vas a negar ese favor que no te cuesta

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nada?».Peroaqueltipoeraalemányparalosalemaneslasórdenessonórdenesylasnormassonlasnormasyesimpensableapartarsedelrectocamino.Después,muchotiempo después, pensé que en aquel momento yo había perdido contacto con larealidad,quememovíaporunapercepciónquepodíaserabsolutamenteequivocada.

—¡Me has enviado a la Gestapo! —le espetó—. Vine aquí por amistad, parahacerteunfavoratiyatucausanazi.¿Yahoradesconfíasdemí?

Böhm pestañeó con paciencia, sin perturbarse lo más mínimo, y respondió encastellano:

—Queríasaberquiéneraesachica.Sóloveíasalasmujeresunavez.Yahoratecasas,yvasatenerunhijo,¿yteencariñasdeésta?¿Porquélavesunavezyotravezyotravez,inclusoentutiempolibre?¿Quépasaconlasdemásquerevoloteabanatualrededor?¿Quéteestápasando?

—¿Quésuponesqueestápasando?—lodesafiómipadre.—¿Éstaes lamujerquequieres llevartecontigoaBarcelona?—mipadreabrió

una boca seca a la que costaba mucho arrancar una palabra—. ¿Y qué le dirás aMontserrat?¿YquéharásconMontserratytuhijo?

—¿Yatiquémásteda?—lereplicómipadre—.Habéisperdidolaguerra,todosestáis pensando en suicidaros.Que los rusos ocupen este hotel es sólo cuestión dedías,ytodoslosabemos.¿Quémástedaloquepaseconmivida?—y,muyagitado,ahogándose de miedo, terminó—: Tocaremos el día del cumpleaños del Führer y,luego,IngeBerckholtzsevendráconnosotroseneseaviónquenostienespreparado.

El major Lothar Böhm pestañeó una vez más y fingió una sonrisa y puso sumanazasobreelhombrodemipadreparadecirlesuavemente:

—Así, no, Fernando. Por favor. Por favor y en nombre de nuestra amistad. Yentonces,sí.Perocongritosyconexigencias,no.Porquecongritosyconexigenciasaquímandoyoytepegountiroenlaboca.

Esodijo.«Ytepegountiroenlaboca».Perotambiénhabíadicho:«Yentonces,sí».

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AlatentadocontraMiguelJinetesiguióunaactividadpolicialenloquecida,comonose conocía desde los días siguientes al fin de la guerra. Además de la BrigadaPolítico-Social,seimplicaroneneloperativolaBrigadaCriminal,laGuardiaCivil,laGuardia Urbana y un buen número de agentes que, como refuerzos, envió laDirección General de Seguridad desde Madrid. Cincuenta agentes de policíaocuparonotros tantos taxisparacaptarconversaciones indiscretasque interrumpíanbruscamenteconunadetenciónporsorpresa.

En todos los barrios se podían ver coches de la policía, con distintivos ocamuflados,yanumerososagentes,depaisanoodeuniforme,queinvadíanedificios,de día o de noche, para efectuar registros domiciliarios.Con frecuencia, sacaban aempellonesahombresymujeresesposados.Losgrisesimpedíanqueseformaranenla calle grupos de transeúntes demás de tres personas, fueran caballeros, amas decasa,ancianosoniños.Losespectáculosnocturnosfueronsuspendidosy,apartirdelasochodelanoche,sólocirculabanporlascalleslaspatrullasdelaPolicíaArmada.

Se decía que, en los calabozos de los sótanos de Vía Layetana, habíanconcentradoungrannúmerodepresospolíticos,traídosinclusodelaCárcelModelo,porque teníanmiedodeque les pusieranuna cargadedimanita en las alcantarillasquepasabanpordebajodeledificio.Habíaquienasegurabahabervistoacomisarioseinspectoresque,alsalirdeservicio,seabrazabanydespedíancomoquiensevaalaguerra.

Pero,pasadasdossemanas,larespuestadelapolicíasehizomuchomásconcretayfulminante.

Elviernes,13deabril,unhombresubíapor lacalleBorrell.EraLucioPuente,aquelcamaradacargadodeespaldasy rostroamargoque lehabíagritadoaVíctor:«¡Nonosjodáis,¿meoyes?,nonosjodáis!».AcababadesalirdelaestacióndemetrodeUrgell,habíacaminadouna travesíapor laGranVía—avenidadeJoséAntonioPrimo de Rivera— y se dirigía a la calle Diputación. Un coche se detuvo a suespalda. De él se apearon sus cuatro ocupantes. Bigotes recortados, sombrerosflexibles o bien cabezas refulgentes de brillantina. Lucio Puente quizá escuchó elruidodelasportezuelas,opasosprecipitadostrasél,oacasoloalarmólaexpresióndealgunodelospeatonesqueveníadefrente.Notuvotiempodevolverseaverquéocurría.Unodeloscuatroatacantesdisparóy, luego, losotroshicieroncoro.LucioPuente salió proyectado de bruces contra el suelo. Los cuatro tipos, sincronizados,sacaronsusplacasylasmostraronenderredor,«¡Policía!¡Policía!¡Circulen!»,yseagacharonjuntoalcuerpoparaasegurarsedequeestababienmuerto.

El lunes, 16, a primera hora de lamañana, tres individuos de paisano, camisaslimpias, corbatas y trajes de confección, llamaron a la puerta del piso que Julián

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Rodrigo tenía en la Torrassa. Julián Rodrigo era aquel capataz de una obra de laDiagonal, corpulento, con cara de ogro y agarrotado por el miedo, que le dijo aVíctor: «Cada vez que vosotros jugáis a los gángsters aquí, los señores vienen avernosy algunodenosotros se llevaunapaliza».Aél no ledieronunapaliza.Lomatarondeseistiros,sinmediarpalabra,enelrecibidordesupisomodesto,delantedesuesposaysustreshijos.

Elmismolunespor la tarde,a las19,50,doshombrescharlabantranquilamenteenlaparadadeltranvía42,enlaesquinadelBruchconTrafalgar.EranEnriqueZarrayJoséLuisBarrueco,miembrosdelllamado«GrupoTalión»quemesesatráshabíanatracado un prostíbulo de la calle Bolívar, una joyería del paseo de Gracia, dosconstructorasyelmeubléLaCasitaBlanca,actosquetampocohabíanfiguradoenlosperiódicos. Enrique Zarra era aquel individuo de unos cuarenta años,musculoso yrecio, que aceptó las consignas de Perpiñán disciplinadamente y con un solocomentario: «Lo que haya que hacer se hará, pero creo que no es el momento».Víctor le había espetado: «¿Y cuándo sería elmomento, según tú?». Sumomentollegóenunautomóvilquesedetuvodelantedeellosparadispararlesunaandanadamortal. Enrique Zarra y José Luis Barrueco cayeron ensangrentados ante mediadocenadetestigoshorrorizados.

Detodoesto,laprensatampocodijonada.

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Pasóel13deabril,viernes,ymipadrenotificóaIngequeelviernessiguiente,20,debíaestarpreparadaconsuequipajeporquese la llevaríaconél.Poresas fechas,apareció en el cabaret una mujer hierática, distinguida y ensimismada, ida, quellevabaconsigounapiernaortopédica,ladesuhijoquehabíaregresadomutiladodelfrente y habíamuerto alcanzadopor unabomba inglesa en la casadondenació.Apartirdeentonces,nofaltóniunsolodíaalafunción,peronoparecíaqueescucharaa los músicos ni que disfrutara del entorno. Sólo prestaba atención a la piernaortopédica.

Y pasó el 14, sábado, con mucha más asistencia de público en el cabaretPompeya, tanto de personal militar como civil. Hitler continuaba empeñado endesmantelar las vías férreas, las carreteras, las líneas telefónicas, el telégrafo y laradioysecomentabaquehabíaungeneral,untalReymann,dispuestoahacerlecasoy a demoler todos los puentes de Berlín. Decían que se trataba de impedir que lapoblacióncivilabandonaralaciudadporquedeestamaneracreíanquelossoldadosseibanabatirconmayordenuedo.

Y el 15, domingo, un hauptmann se apoderó del micrófono para gritar:«¡Tenemos que resistir, berlineses! El ejército deWenck avanza para socorrernos.Unosdíasmás,yBerlínvolveráaserlibre»,ylointerrumpióunoberführerquesepegóuntiroenunadelasmesasdelfondo,derepente,despuésdeanestesiarseconalcohol,ensoledad,sinungritodedespedida,pam,ycayóalsueloconmesa,botella,vaso y silla y todo.Y ungeneraloberst veterano y cruel sollozaba encogido en laprimerafila.

El16,lunes,seinicióelataquedelastropasdelgeneralZhukovsobrelaciudad.Noesperarona lacelebracióndelnacimientodeLenin.UnadescargaaplastantedecohetesKatyuskaycontinuasexplosionesdeobusesquedemostrabanqueelenemigoseencontrabalobastantecercacomoparausarlaartilleríaynodependerúnicamentede laaviaciónparadestruirlos.Tembló laciudad.Aunakilómetrosdedistanciadedonde caían las bombas, se columpiaron las lámparas, se resquebrajaron espejos,estallaron los pocos cristales de ventanas que quedaban enteros, vibraron objetossobrelasmesas,repiquetearonlostimbresdelosteléfonos,seagrietóelasfaltodelascalles y se ensancharon las fracturas de los muros, se descolgaron cuadros de lasparedes, se tambalearon las personas que se atrevían a mantenerse en pie, fue unseísmoconsiderable causadopor el hombre, elmartillo deThor jugando al críquetcon el globo terráqueo. Los berlineses eran conscientes de que aquello era elprincipiodelfin.Gritaban:Stalinanteportas!

Elmartes, 17, amaneció soleado y cálido pero las continuas explosiones,bum,bum,bum,incansables,obsesivas,yelestrépitodelascasasalhundirse,lovolvieron

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neblinosoyopaco.Erantanintensosycontinuoslosbombardeosquelosciudadanosyanosalíande

losrefugiosydelostúnelesdelU-Bahn,nisiquieraparabuscarcomida.InclusomipadreylosotrosmúsicossehabilitaronunoscamastrosenunodelosdespachosdelbúnkerdelPompeyaporque lesdabamiedotrasladarseadormiralhotel.Contabanlashorasquelesfaltabanparairse.

El día 18, cuatro de las señoritas de la orquesta habían desaparecido,probablementeenunadelaslargascaravanasquesalíandelaciudadenvehículosdetodas clases. Se quedaron tres, las más alcohólicas, envilecidas y dispuestas alsuicidio. «¿Por qué se han ido las otras?No puedo entenderlo. Llegan quincemilrusos ansiosos de sexo, ¿y se van? ¿Qué significa eso? ¿Son frígidas?». Hacíanchistesdeestecalibre.Ybebían,bebíantantoqueluegoeranincapacesdetocardosnotassindesafinar.Todosuarteseresumíaeneructaryenseñarlastetas.Yelsentidodelhumordelpúblicosedegradabahastareírlesinclusograciasdeestetipo.

LaorquestadeLaloValente,elmiércoles18deabril,arrancócomocadanochealgrito de «¡España! ¡Una!, ¡España! ¡Dos!, ¡España! ¡Tres!, ¡España, un-dos-tresy…!», y puso en el espectáculo todo el entusiasmo de que aún disponían suscomponentes, que ya era poco. Temas seguros, muy conocidos, para que losasistentesloscorearanaplenopulmón:«Valenciaeslatierradelasflores,delaluzydelcolor».LaloyLolabailaronmáspegadosyaguerridosquenuncaparadignificarun poco la escena y contrarrestar las groserías del trío de señoritas supervivientes.LoladeCórdobalucíaporelcortedesucortovestidoelbrochedelnegroligueroquetensabasumediadesedaylosrápidosquiebrosdecinturadeLaloValenteforjabanelcontinuoensamblajedelapareja.LuegoLalocantóAlmadebandoneón,yPorunacabeza,yCambalache («Queelmundofueyseráunaporquería,yalosé…»),ylagriegaLolaentonósu temaestrella,éxitoasegurado,Lamorenademicopla.Y enéstasestabancuando,sobrelasdiezycuartodelanoche,irrumpióenlasalaelmajorLotharBöhmacompañadodedossoldadosconcascoySchmeizer.Amipadrelediounvuelcoelcorazón.Tuvolaseguridaddequeibanadetenerle.

Cuando terminaron el tema, la presenciamilitar con carácter de urgencia habíaenfriado tanto los ánimos que no hubo ni un gesto de aplauso. ElmajorBöhm seacercóalosmúsicos.

—Recogedelequipaje.Estoseacabó—miróelrelojparaquetodoslomiraran:eranlasdiezymedia—.Dentrodemediahora,alasonceenpunto,osrecogeremosalapuertadelhotelconuncamiónqueosllevarádirectamenteaTempelhof,dedondesaldráunaviónalasonceymedia.Nohaytiempoqueperder.

MipadrepensóenIngeytratóderesistirse:—¿YelcumpleañosdelFührer?Lothar lo miró como si siempre hubiera sospechado de él y por fin viera

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confirmadasudesconfianza.—Secelebrarádeotramanera.Siqueréissalirdeaquí,tienequeserhoy,ahora,

porquecadavezhaymenosposibilidadesdehacerlo.Estamosrodeados.—Perounahora,no.Necesitounpocomásdetiempo.LamiradadeBöhm,clavadaentrecejayceja,decía«séenquiénestáspensando

ynopiensojugartujuego;sinoquieresabandonarBerlín,quédate,peroyonovoyaesperaranadie,¿hasentendido?,anadie».

—Unahora.Fue la desbandada. Los músicos, camino del hotel, para hacer el equipaje. El

público, ahuyentado por el «señores, terminamos por hoy», corrió a transmitir laúltimanoticia: si cerraban el cabaretPompeya era que las cosas estaban realmentemal.Sólomipadresequedóclavadoensusitio,sinsaberquéhacer,preguntándosecómo podía advertir a Inge de que salía el avión dos días antes de tiempo,repitiéndosequenopodíadejarlaenlaestacada,aéstano,teníaqueimpedirquesecumpliera una vez más la maldición de los Gavanza. No quería que Inge searrepintiera de haberlo conocido. ¿Pero cómo comunicarse con ella en aquellashoras?Noconocía sudireccióny, aunquepudiera localizarel edificiodondevivía,detrásdelzoo,aquellaventanaqueseveíadesdesuhabitación,nohabríaformadeentrar, el portal estaba cerrado de noche, ni siquiera podía gritar para llamar suatención, porque por las calles pululaban patrullas de la Volkssturm, cazadores dedesertoresyderrotistas.

Por fin, se leocurrióuna idea,peroenello invirtiómásdecincominutosyyaestabasoloenelcabaretPompeya.

Aunquehacíadíasyaquehabíanvueltoaabrirlaentradaprincipaldelcabaret,enuna precaria caseta levantada con unos pocos ladrillos entre las ruinas del hotelParnassus,mi padrey los demásmúsicos continuaban entrandopor la estacióndelmetro de Zoo-Bahn, que quedaba más cerca del Arcadia, y hacían aquel largorecorridosubterráneoporpasilloscondespachosydependenciasoficialesaunladoyaotro,llenosdegeneradores,teletipos,teléfonosydemás.Y,aunqueotrosteléfonoshubieran sido desconectados, aquéllos seguro que continuaban funcionando. Y(calculó mi padre) también estarían conectados los del Volkischer Beobachter, elperiódicodondetrabajabaInge,porquelosperiódicosnopuedenpermitirseellujodequedarseincomunicadosconelexterior.Ésaeralaúnicaoportunidad.Peroélnoseríacapazdeexpresarseenalemánconlasolturaylarapideznecesarias.

Se precipitó en el interior de una de aquellas oficinas, donde siempre habíatelefonista de guardia. Los conocía a casi todos.Al pasar por delante de la puertacada día, había intercambiado bromas con los hombres y había flirteado con lasmujeres. «Tiene usted que ayudarme a practicar el alemán».Sie sollenmir helfen,Deutsch zu üben. Mi padre siempre supo hacerse popular, con sus chistes y sus

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payasadas. En aquel momento, estaba de guardia la joven telefonista de la cararedondayelcabellofalso,falsorubioyfalsoondulado.

La sorprendió pendiente de la radio y le dio un buen susto porque estabaescuchando laBBC.Sevolvióhaciaél,horrorizada,quizáesperandoverseanteunoficial con una Luger en la mano, a punto de descerrajarle un tiro. El alivio alentender que sólo se trataba del músico simpático de los chistes la predispuso aconcederlecualquierfavorquelepidiera.

Mipadreseexpresócondificultad,entorpecidoporlaangustia.Quetelefoneara,por favor,bitte, que llamara al periódicoVolkischerBeobachter y que localizase aalguienqueconocieraaIngeBerckholtz.Teníanquehacerlellegarunmensajemuyurgente,devidaomuerte.Latelefonistaarrugólascejascomounamalaactrizquequisiera parecer enfadada y en seguida se puso a conectar y desconectar clavijas.Hablómuy deprisa.Mi padre entendió «IngeBerckholtz» almismo tiempo que elrelojledecíaqueeranlasoncemenosdiezyquedesuslabiossalíansinquererlaspalabras«vidaomuerte»,EsgehtumLebenundTod,yexperimentóunciertoalivioaloírquelamuchachatambiénlaspronunciaba,LebenundTod.

—…Que lediganque tienequeestarenTempelhofa lasonceymedia.Sobretodoquelehaganllegarestemensaje.EnTempelhofalasonceymedia,departedeFernando.

LatelefonistadecíaInNamenFernandossagihr,yalotroladonocomprendíantanextrañonombreylaobligabanarepetir,Fernandos,inNamenFernandossagihr.

Se acabó la comunicación, bruscamente—¿pero quémás había que decir? Yaestaba todo dicho, ¿qué más había que decir?—, y se alisó el ceño de la caritaredonda que recuperó una sonrisa complaciente e infantil, «¿sí?, ¿ya está?, ¿lo hehechobien?».

Mipadretragósaliva,leagradecióelfavorcomosupo,danke,dankeschön,ysedespidió con un abrazo.En seguida, desapareció de la vida de aquella persona tandefinitivamente como aquella persona se esfumó de la suya como si no hubieraexistido jamás; y recorrió a toda prisa los pasillos de cemento armado, y subióescalerasyescaleras,unossetentaescalones,elequivalentedetrespisos,yluegolospasillos del metro alicatados de blanco con baldosas resquebrajadas, y por fin aloscuroexterior,alacallevacía,fríaynocturna.Conzancadasdevelocistacruzólascalles a tientas, solo bajo la luz de un cuarto creciente que pintaba sombras en eldecoradoencalma,loscincosentidospuestosenelposiblegritodealgunapatrulladel Volkssturm, o en el disparo que había de cazarlo como a un conejo, roto elsilenciopor su respiraciónalteradayporel ronroneodecañones lejanos, laguerraquenocesa.

—Melajugué—reflexionabamipadremuchosañosmástarde—.Laverdadesque mis amigos me habían abandonado y era muy peligroso circular solo y

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despavorido por las calles de Berlín. Corrí entre ruinas y soledad y el miedo meagarrotabalosmúsculos.Peronoeramiedoamorir.Nisiquierapenséenlamuerte.Nuncalamuertemepareciómáslejanayajena.Enaquelmomento,teníamásmiedodetorcermeeltobilloconlaspiedrassueltasquealfombrabanelasfaltoquedemorir.Pero,esosí,eraunmiedotantremendo,tancatastrófico,tanabismal,quecreoqueseme escapaba un gemido involuntario del fondo de la garganta. Y, durante todo eltrayecto,movíaloslabiosenunparloteodeloco:«¿Bastará?¿HabrásidosuficienteelmensajeparaInge?¿Podríahaberhechomásporella?».

Llegóconcincominutosderetraso,quizáunpocomás,alasonceyalgo,yuncamión del ejército ya estaba allí, y Lalo Valente, Liliana, Lola de Córdoba,Cromañón,Charles,LotharBöhmydossoldados,casitodosfumando,contemplandosucarreradesbocada.

—¡Vamos,vamos,vamos,Los,los,los!¡Fernando!¿Peroquétepasa?—Perdón —decía mi padre—. Verzeihung, tut mir sehr leid —con sonrisa

contemporizadoraquedabapordescontadoelperdón—.Perdón.LaloValentesehabíatomadolalibertaddeentrarensudormitorioyguardarel

neceserenlamaleta,queestabaesperandoamipadreenlaacera,juntoalestuchedelbandoneón.

—Jetztgeht’slos!—gritóLotharBöhm,«¡Vámonos!», impaciente,siempreconlamiradagrisclavadaenmipadre,comosilaordenfueraexclusivamentededicadaaél.

Con aquella simple ojeada, ya se entendieron. «Estaba atendiendo a la chica»,queríadecirmipadre,«quetienequevenirconnosotros».«Sinollegaatiempo,osiréissinella»,transmitíaeloficial,inflexible.

Montaron en el camión. Avanzaron por calles inhóspitas hacia el sur. Vieronbarricadashechas con sacos terreros alrededor de cañones antiaéreos atendidosporniñosyancianos.Sentadosendosbancosencarados,Lalo,Liliana,LolayLotharaun lado frente a Cromañón, Charles, mi padre y un soldado armado que parecíaamenazarlosatodos.Callados,conelcorazónenunpuño,escuchandoatentamenteelfragordecombatescadavezmáscercanos.MipadrecontinuabapensandoenInge.Le angustiabamucho pensar que no pudiera llegar a tiempo al avión. ¿Y si en elúltimosegundoLotharBöhmnolepermitíaviajar?

Llegaron al aeropuerto, queparecía abandonadoy en ruinas, era imposiblequedesdeallísepudierancontrolarelaterrizajeoeldespegue.Penetrarondirectamenteen la zona de pistas, pasando por una barrera levantada y custodiada por mediadocenadesoldados.Mipadrereaccionócontantabrusquedadqueparecióqueestabaagrediendoalmajoryelsoldadoseinterpusoyloagarróconfuerza.

—¡Lothar!¡Tienesquedecirqueladejenpasar!—enseguidasevioqueaquellonoeraunataquesinounasúplica—.¡Queladejenpasarcuandollegue!

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LotharBöhmconsultósureloj.—Yaestarde.Mipadreconsultósureloj.—¡Noestarde!¡Sonlasonceyveinticinco!Faltancincominutosparaquesalga

elavión.Mientrascargamoselequipajeytodo…—unapausayunsusurro—.Nomehagasestaputada,Lothar.Somosamigos.

Lapalabraamigosflotóyvibróentrelosdos.¿Eranamigos?Lotharsuspiróconfastidioysevolvióparaotrolado.Se detuvo el camión y saltaron losmúsicos a la pista para encontrarse con un

cuatrimotorgigantesco,unJunkers-290congrandesbodegascapacesde transportarpersonas,pertrechos,einclusocincotoneladasdebombas.Deunostreintametrosdelargo, resultaba terrible, erizado de ametralladoras, con la esvástica en el timón decola y la identificación D-AITR en el fuselaje. Había una treintena de personasaguardando ante la escalerilla, una oscuramasa humana de abrigos y sombreros yequipajedemano,pocacosaparauna fuga.Nisiquierahabíanempezadoasubirabordo.Mipadrecalculóque,entreunascosasyotras,aúndispondríandemediahoraantesdequedespegaraelaparato.

Dejó sus dos bultos junto a los de sus colegas y siguió aLotharBöhmque seencaminabahacia lapatrullade labarrera.Loalcanzóyseadaptóasupaso.Enelhorizonte,losrelámpagosdelaguerrarecortabanelperfildelascasasrotas.

—Undíamecontarásquépasaconesachica.—Meencantaría—dijomipadre—.Significaríaquenosvolveremosaver.¿Qué

tecreías?¿Queéramosespíasoalgoasí?Llegaronalabarrera.NadiesaludóconelbrazoenaltonigritóHeilHitler.Tanto

los soldados como el oficial parecían aburridos de tanta ceremonia. Nunca habíaestadotanperdidaunaguerra.Lotharhablóconelcabo,oelsargento,oloquefuera,queestabaalmandodeaquelloshombres.Mipadrevolvióaconsultarelreloj.Ingenollegaba.

Lacuestióneraquelehubierallegadoelmensajeyqueellahubieratenidotiempodereaccionar,cargarunaspocascosas,unmínimoequipaje.EnseguidaleangustiócuálibaaserelfuturodelamuchachafueradeBerlín.¿CómoibaaganarselavidaenBarcelona?¿Dóndeiría?¿Quéesperabaencontrarmásallá?Lepasóporlacabezaque talvez fueramejorqueella sequedaraenBerlín, en sucasa, en su tierra, consuertelallegadadelosrusosnoseríatanespantosa,seensañaríanconlosculpables,peronocon los inocentes,muchomenosconunaprofesional comoella,quehabíaestadoayudandoa lacausaaliada.Perotodosestosrazonamientossehacíanañicoscontralosfantasmasterroríficosquehabíanidotomandocuerpoenlosúltimosdías.El Volkischer Beobachter había sido el periódico que había difundido con másfanatismo las ideas nazis y los discursos deHitler yGoebbels.Nadie que hubiera

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trabajadoenelVolkischerBeobachterpodíaserconsideradoinocente.Yyaeranlasonceymediay,puntualescomorelojes,Los,los,los,einsteigen!,

«Vamos, vamos, vamos, a bordo», ya habían abierto la puerta del cuatrimotor y lagentesubíalaescalerillaapretujándoseconpremura.Los,los,los,einsteigen!

Mipadreoteabalacallepordondehabíaentradoconelcamiónypordondeahoranoveníanadie.LotharBöhmsepusoanteél.

—Hallegadolahora—dijo,comosedicealoscondenadosamuerte—.Tienesqueirte.

—Bitte.Eloficialnegócon lacabeza.Diomediavueltayechóacaminarhaciaelgran

avión.Losmúsicosya tenían lasmaletasen lamano.«Anda,vámonosdeunavez,coño».Mipadredetrásdel oficial nazi, suplicando: «Esperemosunmomentomás,Lothar,porfavor,unmomentomás».

Sus compañeros ya subían la escalerilla. Lalo Valente, Liliana, Cromañón,«venga, Fernando, déjalo ya, sube», la griega Lola de Córdoba que a base desarcásticascaídasdeojosnodejabaderecordarlequeundíahabíanrevueltosábanasjuntosynohabíahechotantacomediaporella;ydetrásCharles,quesiemprese leibanlasmanoshacialasnalgasdelabailarina,«vamos,hombre,Fernando».

Y mi padre plantado, con la maleta en una mano, el bandoneón en la otra,temblándole las piernas, ante un Lothar Böhm frenético que disimulaba su frenesípero estaba a punto de explotar, pasaban ya más de diez minutos de la hora, unalemán faltando a la puntualidad,mein Gott. La crispación le salió en forma deexabrupto:

—Sí, supongo que sois espías. Ella te estaba esperando. Tú le debes de haberpasadoinformación.

—¡No!—exclamabamipadrealegremente, sinsubir laescalerilla, sinmoverse—.No,¿peroquédices?

—No sé qué información. Tal vez mis indiscreciones. A lo mejor, con misconfidenciashasayudadoalosrusosaquedestruyeranBerlín.

—¿Peroquéestásdiciendo?¿Tehasvueltoloco?¿Túmevesamídeespía?Losmúsicoshabíanllegadoarriba.Laescalerillaestabalibre.Todaparamipadre.

«Vamos,coño,Fernando,quenosvamossinti».—Sube.Entonces, llegóel coche.Unosbocinazosdesde labarrera,unMercedesnegro,

lustrosoymagnífico, los soldadoshaciendo señas con losbrazos.Lothar sevolvióhacia ellos y dudó. Estuvo muy quieto unos segundos, como si planeara castigaraquel retraso,ZumTeufelmit denen!, «Pues ahora, que se joda, el avión se va sinella». Pero al fin ganó el amigo, ganó la flexibilidad mediterránea. Respondió albraceodelossoldadosconungestoperentorio,«quepasen,deprisa»,yselevantóla

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barreracondiligenciateutonayentróenlapistaelMercedesnegro.MipadreesperóhastaverbajardeélaInge.Tanrubia,conunsombreronegrode

alaflexibleyelabrigodevisóntanaparatoso.Losojosdeniñaextraviadaamercedde los ogros. Al verla, mi padre experimentó una descarga de ternura; en unrelámpago,todoslosmomentosquehabíanvividojuntos,enlacama,lamecánicadelamor,elcariñoconquecontabalahistoriadelhipopótamoKnautschke,«Losaludocada mañana desde mi ventana, aquélla de allí», el tacto de la mano suave ydelgadísimaentrelosdedosdemipadre.Eraelmomentodelgritodeemoción,delalágrima,delenamoradoquesueltaelequipajeycorrehaciaellaalmismotiempoqueellacorrehaciaél,perdiendolacompostura,ysefundenenunabrazointenso,perono hubo nada de todo eso porque, a continuación, bajó del automóvil una niña deunossieteaños,yluegootradeunoscincoaños,muyrubiaslasdos,tanparecidasasu mamá, y a continuación un hombre grandote con abrigo y sombrero homburgrígido,decolorgris.Y,porfin,elconductorqueloshabíaacompañadoylosdespedíaconcariño,quizáuncompañerodelperiódico.

LotharBöhmsedirigióaellosconmuymalosmodos.Enseguidaentendióqueaquellonoeraunlíodeldonjuánsinounmatrimonioconhijosysevolvióhaciamipadreparacomprobarsiéltambiénloentendía.Mipadreeraunbloquedehieloqueesperaba oír qué significaba aquello, que de ningunamanera iba ameter a cuatropersonas en el avión cuando él sólo esperaba una, y miraba a Inge mientras ellacargaba a una de las niñas en brazos, y el hombre del homburg descargaba elequipaje,mucho equipaje, demasiado equipaje, y la contemplaba con intensidad ytristeza porque aquello era un final,más final de lo que él pensaba, y apenas oyócómoelmayorLotharBöhmledecía:

—¿Sabescuántovana tardar los rusosen tomarBerlín,Fernando?—mipadrevolvió a la realidad, lo miró con ojos empañados por las lágrimas. Y el nazi,sonriendo, terminó—: Tardarán dos horas y media. Cuando entren en la ciudad yveannuestrasdefensas,estarándoshorasriéndoseacarcajadas.Y,luego,emplearánmediahoraenhacerselosdueñosdeBerlín.

Eraunchiste.Ah,eraunchiste.Ja,ja.—Anda,sube.Mipadreemprendióel ascensode las escalerillas comoquienhuyedespuésde

haber cometido una fechoría. Llegó arriba, y dedicó una última ojeada al majorLotharBöhmy,¿quémáshacer?,nopodíasaludarleconlamanoporqueteníalasdosocupadas por el equipaje, sólo un gesto, unamueca, y semetió en el cuatrimotor.Habíaunoscincuentaasientosparapasajeros.Encontróunolibreentresusamigoslosmúsicos, Cromañón a la derecha y Lalo Valente a la izquierda, «siéntate aquí,Fernando,coño».LapersonalidaddeIngeatrajotodaslasmiradas,ellaconsushijas,unaenbrazos,laotradelamano,ydetráselmarido,queyanoerapresuntoporque

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lodecíalacompasiónyelarrepentimientodelosojosdelamujerrubiaqueapenasdedicóamipadreunmovimientodecabeza.Él levantó lamanoysujetó ladeellapor un instante, no podían fingir que no se conocían, pero el amenazadordesabrimientodelhombredelsombrerohomburgaconsejabamantenerlasdistancias.Fueronaocuparasientosalfondo.

Luego, cuchicheos y murmuraciones, «joder, está buena», «¿ésta es la que tetirabas?»,«¿yeltíoquiénes?,¿elmarido?,joder,¿sabíasqueteníamarido?».

Mipadre callóypidió silenciodiscretamente.Después, fingióque sedormíayentendióque,siIngeBerckholtzsehabíametidoensucamadesdeelprimerdía,fuepara tenerlo bien agarrado, en previsión de aquel desenlace. Todo calculado: lonecesitabaparalibrarsedelfinalhorriblequelesllegaríaconlavictoriadelosrusos.Conlasfotos,debíadecompraraalguiensuinmunidadyladesufamiliaencasodequefueranlosnorteamericanosquienescruzaranprimerolalíneademeta.Mipadreeralasegundaposibilidad.Ysupoquéhacerexactamenteparaganárselo.

—Bueno—se conformaba mi padre, años después—. Todos nos buscamos lavidacomopodemosycomosabemos.Yhayquereconocerqueellanolohizomal.Sesalióconlasuya.

El Junkers-290despegóen lanochedecuartocreciente,conmiedoaencontrarotros aviones de rapiña por el camino. El piloto les comunicó que volarían aBarcelonaporelcorredoraéreodenominadoK-22,elmismoquehabíanutilizadounañoatrás,cuandohabíanviajadoconmimadredeBarcelonaaZúrich.

—No nos dirigimos la palabra durante el viaje, ni al bajar del avión, ni unamirada,nada.Y,comodetantasotraspersonasquehanpasadopormivida,novolvíatenerningunanoticia,nuncamás.

Aquellavez,lamaldicióndelosGavanzanosehabíacumplido.Quizásehubierarotoelhechizoalfin.OjaláquetodoaquellohubieraservidoparasalvaraMontserratdeladesgracia.

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Elviernes,16deenerode1976,estábamospreparandoelviajeparairalpueblodelaCerdaña donde vivía Víctor, cuando mi padre, a media mañana, se puso muyenfermo.

Elmartesanterior,yohabíavisitadoporprimeravezaMarianoMadurga,quemehabía entregado el maletín de mimbre con los papeles deMiguel Jinete. Llamé aVíctorde inmediatoparacomunicarle lagrancantidadde informaciónqueacababaderecibiryqueselosllevaríamosalpuebloparaquelosviera.Asíconoceríamossufamiliaysucasa.

Afortunadamente,antesdeefectuarelviaje,tuveaccesoalcuadernoqueMigueldedicaba a Carmen Brondo, «la Gran Meretrix» y donde se contaba que aquellamujer habíamatado ami abuelo y ami tío…Ydecidí que aquello no se lo podíaenseñarnunca,niaVíctorniamipadre.

Teníamosintencióndesalirelviernesdespuésdecomer.Porlamañana,mipadreselevantótarde,cosararaenél,ymurmuróqueestabamuydeprimido,quedebíadeserel tiempo,queaél lasbajaspresionessiempre lehabíanafectadomucho.Y,depronto,sedejócaerenlaprimerasillaqueencontróydijo:«Huy,no,yoestoymalo,estoymuymal,llamadalmédico».

Telefoneamos al médico de la mutua pero en seguida, antes de que llegara,solicitamos una ambulancia. Lo llevaron al Clínico. Le diagnosticaron fibrilaciónauricular,debería estar tresdías enobservacióny, apartirdeaquelmomento, tuvoquemedicarseyportarsebien.

Durantegranpartedelproceso,mimadreestuvorezongando,«estoesporculpadelchampányelcoñacylospurosdeestosdías,tantocelebrarycelebrar,asuedad,queparecementira,quecualquieradiríaquesequeríamatar,porqueyamecontarás,sino»,peroluego,mientrasaguardábamosenlasaladeespera,despuésdeunlargosilencio reflexivo,me agarró lamanoymepareció que se arrepentía.No sólo porhaberrezongado,sinotambiénporloquemehabíadichodíasatrás,cuandoVíctorymipadrehabíanidoaveraMiguelJineteyellaplanchabaylehicehablar.

—No me hagas caso —dijo de pronto—. Siempre me estoy quejando. Y sinrazón. Tu padre es una persona excelente. Yo tuve mucha suerte de conocer a tupadre,yhasabidohacermemuyfeliz.Lodigoporque…—nomeaclaróporquélodecía.Calló,yyointerpretéqueintentabacontrarrestarelefectodeaquellaprimeraconversación. Liberó una sonrisa triste, suspiró y continuó—: La verdad es quetuvimos mala suerte, un mal comienzo. Yo embarazada y sola mientras tu padreviajaba a Berlín, en plena guerra, y naciste tú y él no estaba, y encima Miguelmetiéndome miedo. Pero, luego, regresó… —se interrumpía para revivir lasimágenes pasadas enmedio de la nostalgia que interfería en su relato, y volvió a

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sonreír, invocando el sentido del humor demi padre—. Regresó y sobre nosotroscayó la maldición de los Gavanza. Tu padre siempre lo decía. «Me persigue lamaldicióndelosGavanza,yoesquesoymufa».

»Porque llegóy, loprimerode todo, se fuea la sucursalde laCajadeAhorrospara solucionar el asunto de las libras esterlinas, pues pensaba que éramosmillonarios, que debíamos cobrar cuarenta mil libras esterlinas, dos millones depesetas.Yseencuentraconque,efectivamente,enelbancosuizohabíauningresoasunombredecuarentamillibrasesterlinas,peroqueestabanretenidasporquecorríaelrumordequeelgobiernoalemánhabíaestadofalsificandolibrasesterlinasagranescala,millonesymillones,paradesestabilizarelmercadointernacional…

Luego,seconfirmóqueeracierto:enelcampodeexterminiodeSachsenhausen,enAlemania,obligaronalosprisionerosamontarunagranindustriadefalsificacióndelibrasesterlinasprimeroydedólaresdespués,deresultasdelacualGranBretañatuvoinclusoquecambiareldiseñodesusbilletesbancarios.

—…Ynosquedamossinnada—rematabamimadrecomosise trataradeunaanécdota jocosa—.Tanto tiempo jugándose lavidabajo lasbombasparanada.Losnazisnosestafaroncomoachinos,nosmetieroneltocomocho.LamaldicióndelosGavanza.Tupadreylosotrosdelaorquestatuvieronqueponerseabuscartrabajoynosotros,duranteuntiempo,vivimosacostademispadres,tusabuelos.Porsuerte,latintoreríalesibabienydabaparatodos.

»Elotrodíaquizátedilasensacióndequelascosassiemprehabíanidomalentrenosotros,entre tupadreyyo.Noesasí.Noquieroquecreaseso.Fueunprincipiomuy complicado, pero tener a tu padre a mi lado ha sido un privilegio. Siempreanimoso, divertido, emprendedor, entregado, generoso. Lo que pasa es que serecuerdanmáslosmalosmomentosquelosbuenos.Milesdeavionesvuelancadadíadeunladoaotrodelmundoynopasanada,perosecaeunodeprontoypiensasquelosavionesfallancontinuamenteyquevolaresmuypeligroso.Añosdefelicidadnoafectanparanadaalapieldelaspersonasperolaheridadeuninstantedejacicatrizyesacicatrizestaráahívisiblepara todalavida.Cuandoeresfeliz,nopasanada,nohay nada que contar. La huella la dejan los disgustos, las contrariedades, losaccidentes, lasdiscusiones.Perosisólocontamoslosmalosmomentos,noestamoscontandotodalaverdad.

»Tu padre, por ejemplo, estimuló mucho mi afición a la pintura. Durante untiempo incluso vivimos de ello. En el 46 o 47, él ya estaba trabajando con LaloValente en el Rigat de la plaza de Cataluña, o en el Ritz, el Tívoli, las fiestas deGraciaodeSants,enfin;tocabanenlaradio,ygrabaronundiscoodos,oesofuedespués. Bueno, no importa, el caso es que en el Rigat tu padre conoció a unmarchantedearte,unexperto,untalAnglesola,ylohizoveniracasaparaquevieralo que yo hacía… Esto sería en el 50, antes de que tu padre se fuera a Persia.

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Entonces,nosibanbastantebienlascosas.Yahabíamosdevueltoatusabuelosloquelesdebíamos,bueno, loquequisieronaceptarnos,ynohablábamosparanadade lamaldicióndelosGavanza.Yel tipoaquelseentusiasmóconmiobra.Meorganizóunaexposiciónyhasta tuveunacríticaelogiosaenLaVanguardiay todo.Decía…¿cómo decía?, decía que “Montserrat Ansó pinta según su temperamento”,«pánicamente»,decía.Yluego,espera,quemeloaprendídememoria:«Ynoesquelaspremisastécnicasnoexistan,sinoalrevés,desdeelcortedelcuadroalarabesco,al,nomeacuerdocómoera,equilibriocromático,lasmasasdeloscoloresplanos,nome acuerdo, al sabiomanejo de la luz…Pero es una técnica que no se ve, que nienfada —remarcaba la palabra enfada— ni destruye el lirismo de la obra». Megustabaquedijeraquelatécnicanoenfadaba.Meloaprendídememoria,ahorayasemeborra.Vendícasitodosloscuadrosyél,Anglesola,compróelresto.Teníamuchodinero,eltalAnglesola.

»Pero,enel51,aLaloValentelesalióuncontratoparairaTeherán,Persia.SeacababadecasarelShaconSorayaytodoelpaísestabaenfiestas.¿Notehacontadotupadrequetocaronenpalacio,queleestrechólamanoalShayaSoraya,lamujermás hermosa delmundo?Lo contaba siempre.Bueno, el caso es que se fue.Otrodisgusto, otra vez lamaldición de losGavanza.Amí nomegustaba que se fuera,peronoquedómásremedio,lavidadelmúsicoesasí.Y,almenos,allícobró,ycobrómucho dinero.Así empezó su vida nómada. EnOriente Próximo, en Italia, sur deFrancia…Llegóunmomentoenqueel tangoteníamásaceptaciónenelextranjeroqueaquí,demaneraquelosviajessehicieronmásfrecuentesymáslargos.

»CuandosefueaTeherán,enel51,aqueltipo,Anglesola,vinoapormí.Eraunhombremayor, de unos sesenta años, muy arrogante, muy rico, que se creíamuyatractivo, irresistible, y un día me invitó a cenar en un restaurante estupendo quehabíaporelEnsanche,norecuerdosunombre,ysequisopropasar.Meacompañabaacasaensucocheyaparcóencualquiersitioysemeechóencimayyolorechacé.Lorechacé de mala manera, incluso puede ser que me excediera en la violencia.Recuerdoquelearañéylediunpuñetazo.Tengomásfuerzadelaqueparece.Élsecreíaqueselasveíaconunamujercitaindefensayseencontróconunpuñetazoenlanariz, y empezó a sangrar y a gimotear. Su dignidad por los suelos.Y no lo pudosoportar.Volviócontramílarabiamásdañinaquepudoencontrar.Mesoltóquemiscuadroseranunaporquería,quedabanasco,que la críticadeLaVanguardiahabíatenidoquepagarladesubolsillo,queconsusamigossehabíanreídoacarcajadasdelquedenominaban“cuadrode las señorasbizcas”odel«bosquedelvendaval»,queteníatodoslosárbolestorcidosporunvientoinexistente.Sisehabíavendidoalgúncuadroeraporqueélhabíaconvencidoacuatroincautosdequeundíasecotizarían.Yquetodolohabíahechoconlaúnicaintencióndeacostarseconmigo.Presumiódeque en sus manos estaba la posibilidad del éxito clamoroso o del fracaso más

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estrepitosodeunartista,yqueseibaaencargardequeyonomontaraningunaotraexposiciónjamásenmivida.Unasqueroso.

»Yonuncamehabía tenidoporpintoragenial.Megustabapintarymeparecíaquemiscuadrosnoestabanmalymecomplacían loshalagos,claro.Aqueldíamehundí. Regresé a casa llorando y decidí no pintar nunca más. Me dije que no lonecesitaba,queeldineroyalotraíatupadreacasa,quehabíahechoelridículomásespantosoyquenoestabadispuestaapasarjamásporunasituaciónsemejante.Measusté.Tiréel caballete, tiré laspinturasy lospincelesyescondíenel armario loscuatro cuadros que tenía. Si esas dos pinturas están en el pasillo es porque, a suregreso,tupadreinsistióenponerlas.Peronoinsistióparaqueyovolvieraapintar,“sinoquierespintar,nopintes”,yyaves, tambiénaélse leolvidódecirteque lashabíapintadoyo.

Pregunté:—¿Yporquénomelodijistetú?Dejóquemipreguntasedisolvieraenelaire.—Apartirdeentonces,viví lavidadomésticacomoun fracaso.Pero fueculpa

mía.No quiero que pienses que le echo la culpa a tu padre. Fue culpamía, o delentorno,dilocomoquieras.Mispadres,tusabuelos,envejecieronmal,ymetocóamícuidarlos. Me trasladé contigo una larga temporada al piso de Sants, cuando mimadre no se podía valer por sí misma. Tu tía Núria tenía problemas con elsinvergüenzadesumaridoyMercétuvotantoshijosquenopodíahacernadamás.Yo, en cambio, estaba sola contigo y, en fin, cuando murió mamá, mi padre setrasladó a vivir aquí y me forzó a continuar encerrada. Pero casi me daba igualporquecadavezquemehabíaasomadoalexteriormehabíanescupidoalacara.Yloqueerapeor:unavezmás,tupadrenoestabaallí.Poresoheodiadotantosusviajes.

Suspiróyañadió:—Sin embargo, no quiero que me malinterpretes. Si odiaba sus viajes, era

precisamenteporque,cuandoestabaaquí,conmigo,meayudabamuchoymehacíamuy feliz. Te lo digo ahora, cuando temo por su salud, porque no quiero que tequedesconlasensacióndequenomehagustadolavidaquehevivido.Tuvemuchasuertealconoceratupadreyalpodervivirconél.Ytútambiéntienesmuchasuertede haberlo tenido como padre.Aunquemuchas veces no estuviera ahí en persona.Tuvoqueviajarperoséque,adistancia,noscuidaba.Supocuidarnos.

Eso fue lo que dijo mi madre en la sala de espera del Clínico mientrasaguardábamoseldictamendelmédico.

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112

En la sala principal del viejo caserón conocido como la Osera, entre paredesdesconchadas,manchasdehumedadenlosrinconesdeltechoyundedodepolvoenel suelo donde se plasmaban las idas y venidas de los presentes, celebraban unareuniónlosseismiembrosdelabandadelInglésconsujefeQuílez.

Yahabíansuperadounpardepuntosdelordendeldía,losmáspositivosymásfácilesdetratar:sehabíancongratuladoporladerrotadelfascismointernacionalconlas noticias de que lospartigiani habían linchado aMussolini y a su fulana,ClaraPetacci,colgándolospatasarriba,comocerdos,enungarajedeMilán,ydequelosrusoshabíanentradoenBerlínyHitleryEvaBraunsesuicidarondesendostirosensu búnker; y habían recibido la gratitud demuchas familias cuyosmaridos habíansidofusiladososeestabanpudriendoenlacárcelysehabíanbeneficiadodelbotíndemás de un millón de pesetas que estos hombres habían traído de su incursión enBarcelona.Bien.Hastaaquí,muybien.Acontinuación,debíanabordarelpuntomásconflictivo,elqueborrabalasonrisadetodoslosrostros.

—EnBarcelona,hayunsoplón.Unchivato,unconfidente,unmembrillo,unbocazas.Untraidor.—Después de unmesde dar palos de ciego como tontos, sin ver de dónde les

venían las bofetadas, de pronto, en dos días, nos liquidan a cuatro de nuestroshombres más valiosos y desmontan dos células con todo su potencial; imprenta,panfletosyarmas.Esosóloloconsigueunsoplón.

Seis hombres formando un corro enmitad de la gran pieza, sentados en sillas,Aregall yRojo ahorcajadas, con los antebrazos apoyados en el respaldo;Lapiedrarepantigado, como si quisiera mantenerse lo más alejado posible de los otros. ElInglés y Pamplinas, en cambio, acodados en las rodillas, con el cuerpo inclinadohacia delante, como corredores en la línea de salida, dispuestos a ponerse enmovimientoencuantosueneeltiro.Algoapartadodelresto,Víctorescuchabaconlasmanossobre lamesadel rincón, jugueteandoconsuBrowning.Extraíaelcargadorcon un chasquido, y con el pulgar iba sacando una a una las balas que rodabanruidosamentesobreeltablero,yéllasdeteníaylasagrupabaenelcentroconlamanoizquierda.

—…Y,además,losmatan—añadíaelInglés,indignado—.Quierodecirquesepuedenpermitirellujodematarlosenpúblico.Nolosdetienen,nolosinterrogan.

—No los interrogan —decía Quílez— porque no necesitan interrogarlos. Yatienenunconfidentequelescuentatodoloquenecesitan.

InterveníaRojo,sindisimularsuira:—Los matan en público para que sirvan de lección, después del atentado a

Jinete…

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—AtentadofrustradoaJinete—puntualizabaLapiedra,máspesimista.—Sinosotroslesmatamosdos,ellosnosmatancuatro.Essuley.Víctor semanteníadistante, comoausente.Losotros atribuían su actitud auna

maneradeser,cadacualmanifiestasuodiocomosabeypuede.Élpensabaqueteníaqueabandonar elgrupo,perono sabía cómohacerlo.Perpiñán sehabía convertidopara él en un techo demasiado bajo, aplastante. Unmalestar asfixiante le impedíaquedarse quieto y le forzaba a fumar un cigarrillo tras otro. «Ahora se lo diré»,pensaba.«Ahora,diloahora».«Pero,coño,Víctor,¿quétepasa?»,«Nada,dejadmeen paz».A los otros les resultaba alarmante sumelancolía.Asistía a las reunionescomosidieraporsupuestoquenoibanadecirnadaqueleinteresara.«Ahora,díseloahora». ¿Pero cómo iba a desertar cuando preparaban el gran golpe contraMiguelJinete, precisamente Miguel Jinete? ¿Y cómo iba a abandonar después del golpefrustrado, o cuando estaban asesinando a sus compañeros de Barcelona, o cuandodebatíanquehabíaunchivatoentresusfilasyvotabanporquecreíanquehabíaqueiraporél?

—¿Iraporél?—seresistíaAregall,quesiemprehabíasidoelmásprudente—.¿Talcomoestáahoralapolicía?Habrácontrolesportodaspartes.Nosvanaatrapar,seguro.

—Esahoracuandohayqueir—impusoQuílezconenergía—.Ahora,cuandosecreen que nos están derrotando, cuando creen que ya nos tienen con un pie en elcuello.Localizaremos al soplóny lo ejecutaremosdelante de sus narices, para queveanqueestánmuylejosdelavictoria.

—¿Ysinosdetienen?—objetóLapiedra—.¿Ynostorturan,ynoshacencantar?Nosotros conocemos el funcionamiento de todo lo de aquí. Pondríamos en peligrotodalainfraestructuradelsurdeFrancia.

Quíleztambiénteníarespuestaparaeso,perocediólapalabraalInglés.—Repartiremoscápsulasdecianuro.Nopuedenagarrarnosvivos.Las miradas circularon por toda la estancia, buscando las miradas de los

compañeros.Cápsulasdecianuro.Avidaomuerte.Laatmósferaeraespesa,sólida,irrespirable.Aregallcarraspeóparaabrirsepasoa

travésdelsilencio.—Perohayquehacerunainvestigación.¿Alguientieneunasospecha,unindicio,

unapista?¿Pordóndeempezamos?—Tenemoscuatropuntosdepartida—tomólapalabraelInglés—.Dosclasesde

colaboradores.Tenemosespíasmuycercadelapolicía,yyomeencargarédehablarcon ellos. Hay otros amigos en el Barrio Chino, putas ymacarras y chorizos quetambiénandanbieninformados.¿Rojo?

—Yolosconozco—dijoRojo—.Yohablaréconellos.

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—Y,luego,hayunpardecompañeros,vinculadosalosmuertos,aquienesporlovisto la policía no ha molestado. Uno es Mateo Pérez y Pérez. Es raro que,habiéndose cargado a los del «Grupo Talión», no lo hayan molestado. Otro esVenancioPedrosa,unsujetoquenoacabadeestarconnosotrosyquetienecuentasconlapolicíaporperistayqueconocíalosnombresdetodos.¿QuerríasencargartetúdePérezyPérez,Pamplinas?

—Hecho—dijoPamplinascontodasuatenciónpuestaenelcigarrilloqueteníaentremanos.

—¿YVenancioPedrosa…?Víctorvolvíaa introducir lasbalasenelcargador,una,dos, tres,enfrascadoen

ellocomosilatarearequirieratodasuatención.Levantólavista.ElInglésmirabaaLapiedra.—¿Lapiedra?—Meparecequeyopaso—dijoLapiedra,avergonzado.Arrancóalmechero la

llamaquearrimóalcigarrillo.Aspiróelhumo,loexpelióyañadió—:Nomegustacómoestánlascosasahíabajo.EstánmuyfeasporBarcelona,demomento.

—Siemprehanestadofeas—leriñóQuílez—.Desdeel36,nopuedenestarmásfeas.Poresotenemosqueir.Poreso,nopodemosquedarnoscruzadosdebrazos.

—Noloharíabien—terminóLapiedra,sinsaberdóndemirar.ElInglésmiróaAregall,yVíctortuvolaseguridaddequenoqueríaenviarloa

él.Curiosamente,ésefueunacicateparaintervenir.Sehabíaolvidadodelarmaqueteníaentrelosdedos.Seoyódecir:

—YoheestadoeneldomiciliodePedrosa.Aregall también estaba esquivando la mirada del jefe, de manera que éste se

volvióhaciaVíctor.—Puesirástú.Víctortragósaliva.«Nomequeríaenviaramí».

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113

Amediamañana, supimos queFranco habíamuerto, pero observé quemi padre yVíctornoacogíanlanoticiaconlaeuforiaquehacíanpreverlospreparativosdedíasanteriores.PesabamuchomásensuánimoladecisióntomadalanocheanteriordeiravisitaraMiguelJinete.SobretodoVíctordebíadehaberpasadolanocheenblancotratandodeimaginarcómoibaaresultarlaexperienciaysupreocupacióndesbancóalasexpectativasdelamuertedeldictador.

Desayunaron en casa, se trasladaron al barriode laSagradaFamilia en taxi, sedieron ánimos mutuamente, se plantearon muchas preguntas, decidieron notelefonearleparaadvertirledesullegada,«queseaunasorpresa»,«aversiledaunataque», y por fin se plantaron ante el portal modernista y ampuloso de la calleProvenza, tan cerca de la Sagrada Familia, donde el mismo Víctor había estadoesperando un día con una metralleta Sten en la mano. Todavía tenían portero, unindividuotoscoymalafeitadoconunguardapolvogrisenuncubículoalfondodelzaguán, junto al ascensor. Se extrañó ante los dos ancianos que preguntaban aaquellashorasdelamañanaporelseñorMiguelJinete,comosileparecieranintrusoseinoportunos,perosí,elseñorMiguelJineteestabaarriba,enelcuarto,tercera.

Subieronenunascensormajestuoso,ajuegoconelportal,maderanoble,asientoacolchado, espejo y sin pintadas ni grabados de gamberros, y se plantaron ante latercerapuertadelpisocuarto.

Mipadrellamóaltimbre.Víctorsequedórezagado,ensegundotérmino,quizáparatomarimpulso.Algoemitióunzumbidosordoenlapuertayelpestillochascó.Mipadreempujó

lapuertaconlapuntadelosdedosyaccedieronaunrecibidorpresididoporungrancuadro,conaparienciadeantiguo,querepresentabaasanJorgematandoaldragóny,sobre una consola, entre dos candelabros con bombillas puntiagudas que sepretendíanllamasdevelasdepasta,habíalaestatuilladeotrosanJorgematandoaldragón.Enunrincón,unabutacadeterciopelogranatemuygastadoy,asulado,unamesa-tablero de ajedrez con piezas pesadas, grandes y de color verde, comoesmeraldasgigantes.AmipadrelerecordóelvestíbuloquelosVillarroyateníanenlacalledelBruch.SupusoqueMigueldebiódequedartanimpresionadoporellujodelprimer pisodemillonarios queveía que, en cuanto tuvooportunidad, reprodujo suestilo,talvezinclusoinconscientemente.

Aladerecha,seabríaunapuertadecristalesesmeriladosyporallíllegóprimerounsuavezumbidomecánicoy,enseguida,unavozgrave,«pasa,guapa,pasa,comosiestuvierasentucasa»,yporfinMiguelJineteenunasilladeruedasconmotor.

Se mostró desconcertado al verlos porque no respondían a la categoría de«guapa» que él esperaba y, en el instante siguiente, los reconoció. Se quedó

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boquiabierto.—No—unapinceladademiedo.«Vienenapormí.Porfin,mehanatrapado».De

inmediato—:Nomejodasqueeres,quesois,lamadrequemeparió.Estabagordoycalvo,enormeenaquellasillaquebajosucorpachónparecíade

miniatura. Con batín de seda, camisa negra con los tres primeros botonesdesabrochados, su sonrisa tensa quería decir: «Qué alegría», su mirada fría ypenetrantemascullaba:«Quécoñoestánhaciendoéstosaquí».

—Perovenidaabrazarme,joder,queosquedáisahícomopasmarotes.¡Fernando,Víctor,mecagoenlamar,Fueyito,Victorino!

Respondieronasusgritosconabrazosyélnoparabadedecir«lamadrequemeparió».

Toqueteaba lasgafasdeVíctoryse reía:«¡Mírateconesasgafotas,cuatroojos!¡Yotodavíatengovistadelince!».

—¡Quitalamano,coño!—Víctorleacompañabaenlarisayeljuego.Aquella visita fue trascendental en la vida de mi padre y de Víctor. En su

transcurso, descubrieron algo que los impresionó profundamente, que varió porcompleto sumanera de entender el pasado. Eso hizo que, a su regreso a casa,mecontarancómohabíaidoelencuentrodeunaformamuysuperficial,desganadaysindetalles.Queríanresumirlotodoenvaguedades,«bueno,estabaallí,nopuedeandar,vaensillade ruedasyparecíamuysatisfechodevivircomohavivido».Tuvequeinterrogarlos a fondoparaquemedescribieranunagran sala comedorconcuadrosantiguos,arañasdelágrimas,fuentesdeplataconfrutasdecera,alfombrasmullidas,tresillos tapizados con telas estampadas de flores, la estatua de una especie deperversogeniodelalámparaatamañonatural,unrelojdesobremesadeoro,elbufetconfotosdelafamilia,Miguelyesposacuandosecasaron,Miguelyesposacondosniñospequeños,Miguelyesposaconlosniñosmayores,Miguelconsuuniformedepolicíacubiertodemedallas,MiguelestrechandolamanodelCaudillo,yunavitrinaconmuchocristaldeBohemiayselectaspiezasdecerámica.

Y,luego,laconversación,aretazos.Miguel Jinete les informó de que estaba esperando a «una niña», y los hizo

partícipesdesusecreto,«quécoño,alfinyalcabosomoslosTresdelPompeya,contodo lo que hemos vivido juntos no puede haber secretos entre nosotros». Por lovisto,cadaviernesporlamañana,enviabaasumujer,«laparienta»,decomprasconsusamigas,ya jugaralbridgey, luego,acomeraalgún restaurantecaro,ydabanfiesta a la criada, y él se quedaba solo con sus cosas. Era un pacto al que habíanllegado, «elmínimo espacio vital que necesita un hombre enmis condiciones».Yentonces,cuandosequedabasolo,telefoneabaaunaseñoritacomplaciente«paraquemehagaunamamadita,porelamordeDios».

—Porque—presumía—estomíofunciona.Yonoséavosotros,peroamíesto

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aúnmefunciona.Aveces,cuandolanenaestáahíabajodándolealalengua,ledigo:«Anda, súbete,nena, súbetea la silla»,y semeencaramaaquíy se lahincocomocuandoteníaveinteaños.¿Tútambiénfuncionas,Fernando?¿Ytú,Víctor?

Casinoleshabíapermitidoquehablaran.Losdosvisitantesestabandeacuerdoenquesepusomuynerviosoyliberabasutensiónhablandosinparar.Tardómuchoenpreguntarlesquéeradesusvidasyaquésededicaban,yaVíctor lo trató igualqueamipadre, comosi sólo sehubieran separadoporazaresdeldestino, comosiVíctornuncalohubieraencañonadoconunapistolapensandoenmatarle,comosiélnuncahubieramatadoaVíctorLuys.

Comentabamipadredurantelacenadeaqueldía:—Lo que sí ha ganado es sentido del humor. Aquello que ha contado de las

mujeres…—Ah,sí—replicóVíctorsinentusiasmo.Leshabíaexpuestosuteoríadequetodaslasmujeres,todassinexcepción,fingen

duranteelcoito.Élseloagradecíadetodocorazón,porqueleparecíaundetalledeurbanidadydebuengusto;alfinyalcabo,lohacíanparaquesequedaracontento.Habíallegadoalaconclusióndequetodasfingíanporquenopodíacreerquetantosgritos,tantosgemidos,tantosaspavientosyojosenblanco,yronroneosypromesasdeamor,pudieransersiempresinceros.Siempreno.

—…No te digo que, alguna vez, una se lo haya pasado estupendamente, pero¿siempreytodas?No,nomelocreo.Todasfingen,todasmienten.

Mipadre se había reído a gusto con el discurso.Víctor no tanto.Hacíamuchotiempo recordaba haber pensado que el poder potencia el sentido del humor. Paramuestraunbotón.

Lesofreciódebeber.—¿Podéistomardeesto?¿Oslopermiteelmédico?¿Whisky,vodka?Yotengo

unmédico queme deja. Eso sí: es carísimo. ¿Queréis que abramos una botella dechampán?

Víctorsugirió:—ParabrindarporlamuertedeFranco.Miguelnosedefiniórespectoalmotivodelbrindis.Comosinada:—¡Venga,vamosaporlabotelladechampán!¿Osimportatraerladelfrigorífico?

La cocina está ahí, en el pasillo, la segunda puerta de la derecha. Las copas lasencontrarásenlavitrina.

Sesirvieronchampánfrancésybebieron.—¡PorlamuertedeFranco!—insistióVíctor,provocador,atentoalareaccióndel

comisariodelaSocial.—PorelTríodelPompeya—dijomipadre,romántico.—¡Paraquenuestrospitoscontinúenfuncionandocomoelprimerdía!

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—Nohabía alegría en el encuentro—reflexionóVíctor cuandomedescribía lasituación—.Eraunafalsaalegría.Demasiadascosasnosepodíantocar,nosepodíandecir.Miguelsabíademasiadodenosotrosdos,ynosotrosnonosatrevimosahablardesegúnqué.Habíaquellenarlossilencioscomofuera,yyonoeracapazdehacerlo.Miguel,encambio,eraunvirtuosoenestearteyFernando,tupadre,eraespecialistaen escuchar y complacer, y así no llegábamos a ninguna parte.Demanera que degolpemedecidíaabordareltemaquenoshabíallevadohastaallí.

—AyerestábamoshablandoconFernandodelacoleccióndesellosdesupadre.¿Quéfuedeaquellacoleccióndesellos?

Miguelperdiósusonrisa.—¿Coleccióndesellos?—…Apartirdeaquelmomento,empezóapreguntarsecómonosibaaecharde

sucasa.—Claro que te acuerdas—afirmó Víctor ante la prevención de mi padre, que

habría preferido salir de allí sin formular la pregunta—. Se lo pediste aCarmen acambiodeconseguirlaconmutacióndemipenademuerte…quenuncateagradecerébastante.

MiguelJinetefrunciólosojosparaindicarqueél,encambio,noleibaaperdonarjamás que lo pusiera en aquella situación y, en seguida, se evadió con unamuecadesdeñosa.

—Ah,sí.Novalíanada.Latuveencasadurantemuchotiempoy,undía,vinounamigo,expertoenfilatelia,yselaenseñé.Nada.EstabaaquelsellodeArgentina,conun error de impresión, pero nada más. Le regalé la colección a ese amigo mío,convencidodequeéllasabríavaloraryledaríamejorusoqueyo.

—Pero…Había muchas más cosas que decir, pero Miguel no estaba dispuesto a

escucharlas.Gruñó:—Nome toques los cojones ahora con las estampitas, coño. Nadie les estaba

haciendocaso, tupadreni siquiera recordabaque las tenía,ya tino te interesaronnunca.

—Esonoescierto—tratódereivindicarmipadre.Peroya era inútil.Miguel Jineteno iba adar explicaciones.Y, antesdeque se

crisparanmáslosánimos,llególaputita.Sonóel timbrede lapuerta,yMiguelsedesplazócon lasillahastaelpulsador

que la abría a distancia.Despuésdel zumbidoydel chasquido siguientes, recitó lafórmula ritual,«Pasa,guapa,pasa, comosi estuvierasen tucasa»,yun taconeo seacercóporelpasillo.

Era una chicamuy joven, de ropadesvergonzaday pose tímiday retraída, conuna pizca de resentimiento inexplicable. Contempló aquella reunión de vejestorios

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convisibleaprensión.—Venga,osinvito—dijoeldueñodelacasa—.Aprovechadlaocasión,siesque

esotodavíaosfunciona.TantomipadrecomoVíctordeclinaronlainvitación.—¿Yosimportaqueyovayaalomíomientrashablamos?—No,no—dijoVíctor—.Yanosvamos.Tedejamoscontuintimidad.—Perosiaellanoleimporta—sereíaMiguel.Ya se iban, casi huían, de lapareja compuestapor el viejogordode la silla de

ruedasylajovencitafeladora,queseestabapostrandoanteélalmismotiempoqueélleponíalamanoenlacabezayledecía:«Ven,ven,hazfelizaestepobreanciano»,cuandoVíctorseasomóconcuriosidadalacoleccióndefotosdefamilia,ynopudocreerloqueveía,ysusojosbuscaronlosdemipadreparaqueseposaransobrelasmismas imágenes, con la consiguiente conmoción, y los dos se volvieron hacia elpolicíaque,enlosprolegómenosdelamamadadecadaviernes,lesrespondióconunguiñodescaradoytriunfal.

—Había estado esperando aquel momento toda su vida —me dijo Víctor,temblandodeindignación.

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—Salimos de Perpiñán por separado, cada uno por su cuenta. El Inglés, Rojo,Pamplinas y yo. Cada cual con su disfraz y su coartada. Y la cápsula de cianurooculta enunapluma estilográfica.Bueno, yono.Yo iba conmi caracterizacióndeCanut el palurdo y pensamos que resultaría sospechoso que me encontrasen unaplumaestilográficaencima.Yosaqué lacápsulay laprotegíenunacajitametálicamuypequeñaqueescondíenlabadanadelaboina.

»EntréenEspañaporPortbou,siempreunpuestofronterizodistinto,paraquenopudieran recordarme, reconocerme, extrañarse por nada. Tardé unas ocho horas enllegaraBarcelona,mepuseallíalascuatroypico,talcomoestabaprevisto.Conloscompañeros, nos habíamos dado un día para hacer nuestras indagaciones. Al díasiguiente,aesodelasochodelanoche,nosreuniríamosenlaOstia.

Deprontocalló,cabizbajo,yselevantódelasillaycaminóhastaelbalcónparamiraralacalleycontinuarconunciertodesasosiego:

—Pero,duranteelviaje,yoyadescubríquiéneraelsoplón.Nomehacíafaltairavisitaranadie,nipreguntarlenadaanadie.Depronto,entendíquéeraaquelmalestarquemeasfixiabadesdehacíatantosdías,aquellasganasdeabandonarelgrupoy,alavez, la imposibilidad de dar el paso definitivo.Aquella insoportable contradicción.No era que yo quisiera dejar al grupo, yo quería continuar en la lucha, inclusoesperandoaMiguel Jinete con laStenen lamano.Yo sabíaque teníaquedejar elgrupoporquepodíaperjudicarle,porqueloestabaperjudicando.Y,sinolosabía,lointuía.Teníaamialcancetodoslosdatosparaentenderloqueestabaocurriendo.

UnavezenBarcelona,VíctorfuedirectamentealpisodelacalledeSanRafael.Tenía llaves,claroque tenía llaves,cómono ibaa tener llavesdesupropiacasa,yentró,ysubiódandoporsupuestoqueTeresanoestabaallí,sinotrabajandoencasade laseñoraPepita.Alasseis iríaabuscaralniñoa laacademiayhasta lasseisymedianollegaríaacasa.

—Si ella misma me lo estaba diciendo —murmuraba entre dientes, como sireviviera la tensión del momento del descubrimiento. Y repetía—: Me lo estabadiciendo.Meloestuvoadvirtiendo…

Se paseó por el piso que había levantado con sus propias manos. Se recordóderribandolostabiquesqueseparabanloscuartuchosdondelasputasrecibíanasusclientes, y levantando nuevas paredes para delimitar el dormitorio donde habíamuertosumadre,yelotrodondehabíahechoelamorconCarmen,yconTeresa,ylasaladondeCarmenyTeresacoincidieronduranteelvelatoriodesumadre,ylelatíaelcorazóncomosisehubierahinchadoigualqueungloboapuntodeestallar.

—¿Elteléfono,unlujo?«No,nadadelujo.Todoelmundoloestásolicitando.Yesmuypráctico.Yno esmuy caro, si no hablasmucho». ¿Todo elmundo lo está

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solicitando? ¿Y a cuántos se les concede? En 1945, el teléfono era un lujo. PeroTeresa lo tenía.Lohabía solicitadoy se lohabíanconcedido.Aella,que trabajabacosiendoparaunamodistayestabacasadaconunrojoencarcelado.

En el perchero de la entrada, un hermoso sombreroBorsalino de fieltro. En elcuartodebaño,unabrochayjabóndeafeitar.Enelarmario,unacamisadehombre,muyelegante,conlasinicialesMJbordadasenelpecho.Ylassábanasmanchadas.

Un largo, un larguísimo silencio.Víctormiraba a la calle, dándome la espalda,hablandoconsigomismo.

—Melohabíadicho.Laúltimavezquenosencontramos,cuandonoquisoiralmeubléylallevéalaOstia.«Mevinoabuscarlapolicía,losabes,¿verdad?Vinieronabuscarme,ymepegaronunascuantasbofetadas.YsuertetuvedeMiguel.Éstelesparólospies,ylasmanos,ymesoltó».Meloestabadiciendo.

Víctor cabeceó, y dio media vuelta para alejarse del balcón y venir hacia mí,hacialamesayalacopa.Cabeceódenuevocomosi,ademásdelanarraciónquemededicaba,estuvieramanteniendounavibrantediscusiónconsigomismo.

—Decidíqueerayoquienteníaquemorir.»Dejéelpisotalcomolohabíaencontradoysalíalacalle.SefueadormiralaOstiaydurmiópoco.Diovueltasyvueltassobreelcatredel

altillodondeletorturóelrecuerdodeque,enalgúnmomentodelaúltimanochequepasóallíconTeresa,habíaextendidoelbrazoynohabíaencontradosucuerpoasulado.Había sido como un sueño, una de esas experiencias que al día siguiente nosabessifueronrealesono.Ellanoestabaallí.Seausentó.

Elaltillodondeestabaelcatreeraenrealidadunbalcóndesdedondesepodíaverperfectamente laúnicasaladeabajo.Si sehubieraasomado,VíctorprobablementehabríapodidoveraTeresahurgandoensuscosas,copiandolosnombresdeloscincocamaradas que debían recibir las cinco cartas. Víctor se preguntaba si no habríareprimidosusganasdeatisbarparanosorprenderalapobreTeresa,paranometerlaenunapuro.Quisoconvencersedequelohabíasoñado.Peronolosoñó.

Terminólevantándoseyvistiéndoseparairafumarseunoscuantoscigarrillosenlaplaya.CaminóentrelosmontonesdeescombrosdelaplazadelaFont,dondeel1deoctubredel37habíancaídosietebombas,siete,elmismodíaenquedestruyeronel colegio de la calle Balboa y ametrallaron a los niños y profesores que salíandespavoridos de él. Bordeó edificios abandonados donde gentes siniestras secalentabanalrededordehogueras.Sesentóenlaarenaycontemplóelmardenocheyescuchó el romper de las olas hasta la madrugada.Me dijo que estuvo pensando,sobretodo,enelTríodelPompeya.Algunanochesehabíanquedadoadormirsobreaquellaarenadespuésdeunanochedejuerga.

Conlosprimerosrayosdelsol,pudovislumbrar,entrelaniebla,lasruinasdelafábricadelgasLebonydelaMaquinista,ydelaEscueladelMar,ydelHospitalde

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Infecciosos y, más allá, el pavoroso Campo de la Bota, escenario de miles deejecuciones, y el amasijo de cientos de chabolas que configuraban el llamadoSomorrostrodondesecalculabaquevivíanunasveintemilpersonas.

Volvióalarealidadconunescalofrío.Disparólacolilladelcigarrilloconeldedoyechóacaminarhaciaelcentrodelaciudad.

Antes de las nueve, ya estaba apostado en la calle de la Cadena, frente a laAcademiaLloveras.

Vio llegar a Teresa con Javier, vio cómo el niño se reunía alborozado con susamigosycómosemetíanenelportalysubíanlasescaleras.Éleraelcazurrodelaboinaqueseaproximócomoporcuriosidadalaaglomeracióndepadresymadresyhabló al oído de Teresa. «No vayas a trabajar, discúlpate con la señora Pepita, teesperoencasa».Aquellavez,lareaccióndelamujerfuemásbruscaquenunca.«¿Encasa?»,replicósusurrandoporencimadelhombro.Eralaprimeravezquereplicaba.«Encasa»significabamuchascosas.Peligro.Significabapeligro.Quisodecirlequeno,quenopodíaniralpisodeSanRafaelporque,porejemplo,cabíalaposibilidaddequeestuvieravigiladoporlapolicía,porqueponíanenpeligrolavidadesuhijo.PeroyanotuvoocasiónporqueVíctoryanoestabaallí.

Llegóélprimeroalpisoytuvoqueesperarunosdiezminutos.Demasiadorato.Danparamucho,diezminutos.

Le desazonaba comprobar que,mientras él andaba atracando o conspirando enPerpiñán, en aquel piso delBarrioChino reinaba la calma, la alegría, el gusto pordecorar, un sosegado bienestar a pesar de todo.A pesar de la tiranía de Franco, apesardelamiseria,apesardelapolicíatorturadora,apesardelosfusilamientosdelCampodelaBota.Losdiariosnohablabandeello:éseeraelgransecreto.Sinolodecíanlosperiódicos,lascosasnosucedían.Poreso,nuncapasabanada.

Enesetiempo,VíctorjugueteóconelBorsalinoydecidióqueseloibaaquedarporque,paralasúltimashorasdesuvida,resultabamuchomásdignoqueunaboina.Depositó la pistola ante sí, sobre lamesa.UnaBrowning con capacidadparaochocartuchos.Tambiénsacódesuesconditeenlabadanadelaboinalacajitametálicaqueconteníalacápsuladecianuro.Naturalmente,pensóenmorderaquellaampollayacabardeunavez.Pensóenpegarseuntiroenlasienoenlaboca.ImaginóaTeresaquellegabayseencontrabaconsucadáver.

—Quizá el suicidio habría sido la mejor solución —me dijo, en un tonofalsamenteligero—,peronopude.Sinoeracapazdemataraundesconocido,¿cómoibaasercapazdematarmeamímismo,quemeconocíadetodalavida?

Cuando llegó Teresa, ésta se asustó al ver la pistola y se temió lo peor. A losconfidentesdelapolicíaselesejecutaynohabíamásquehablar.Todoestabadichoya.PerolaTeresaqueentrónoeramansayresignadacomoVíctor laconocíasinounamujer valiente que no estaba dispuesta a bajar la vista, ni a suplicar.Él era el

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débilenaquelmomento,abrumadoporinterrogantes.Se había encontrado sola, con un hijo, asediada por una policía omnipresente

obsesionada por capturar rojos, o esposas de rojos, o hijos de rojos, y darles unescarmientoquegarantizaraquenuncajamáslevantaríanlacabeza.Y,conlapolicía,lapresenciaseductoraysalvadoradeMiguelJinete.

—¿Quiéncreesquemeechóunamanocuandoati tedetuvieronenelbaryyomeencontrécorriendoporlascalles,conelpequeñoJavierdelamano?¿Quiénnosconvirtióenintocables,aJavieryamí?¿Quiénmeconsiguiótrabajo?¿Quiénestabaahícuando túdecidisteechartealmonteynosdejasteencasa,ysepresentarondenuevolosdelaSocial,ymeesposaron,ymellevaronaJefatura,ymellamaron«rojaasquerosa»,ymedijeronquemeibanaviolar?¿Sabesquiénestaba?¡Túnoestabas!¿Quéderechotienesavenirapedirmeexplicacionesahora?

Enlacalle,sonabalacornetadelbasurero,queadvertíaalasamasdecasaparaquesacaransusmiseriasalacalle.

—¿Eresdelossuyos?—lepreguntóVíctor,frunciendoelceño,dolorido.—Lo preguntaba —me aclaró años después— porque quería saberlo,

francamente.Porquepensabaqueteníaderechoahabersepasadoalbandocontrariodespuésdecómolahabíatratadoyo…

—…¿Eresfranquista,dederechas,apoyaselMovimientoNacional?—¡Nodigastonterías!—replicóella,queyahabíaperdidolospapeles,ylloraba

enfurecida—.¡Esosólosonpalabras!Palabrería.Sólosoyunasuperviviente.Estoysalvandolapielcomopuedo.Porqueahífueraestállenodemonstruosyestoycagadademiedo.

Cagadademiedoantelapistolaquehabíasobrelamesa.Porquealasdelatoraslasmatanynohaymásquehablar.

VíctormirabalaBrowningypensabaqueaquellanoche,enlaOstia,ellasehabíalevantado del catre mientras él dormía y había tomado nota de los nombres yapellidosdeloscamaradaslibertariosconquienélteníaquereunirse,«LucioPuente,Mateo Pérez y Pérez, JuliánRodrigo, Enrique Zarra,Venancio Pedrosa». Tambiénpensaba que le estaba haciendo pagar por todo lo que le había hecho sufrir conCarmen, tandescarado,y luegoyéndoseal frentecuandoelniñoacababadenacer.«Todos tenemos nuestro purgatorio aquí, en la tierra. Cuandomorimos, ya hemospagadoporadelantado,pornuestrospecados».

Dijo:—Estábien,seacabó.Seréyo.Elsoplónseréyo.Alfinyalcabo,losoy.Cuando

yodesaparezca,túyanotendrásinformacióndeningúntiposobrelosmovimientosanarquistas.YanolepodrástransmitirnadaaMiguel.

Ellaempezóamurmurar,atónita:«¿Peroquéestásdiciendo?».—Quetienesrazón.Quetehetratadomuymal.Quemelotengomerecido—se

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pusoelBorsalinounpocoinclinado,conchulería,ysedirigióalapuerta—.Paramiscamaradasnoexistes,nitampocoexistemiamistadconMiguel.Yoseréelsoplón.

Teresa, que hasta aquelmomento temía su explosión de furia, su venganza, lapistolaylaejecución,palidecióytemblódeformadistinta.Quisoretenerlo,agarradadelamangadesuchaquetabarata,ylloródeotramaneraparasuplicarlequenolohiciera,quenosesacrificaraporella.

Fue un final muy melodramático, de gritos, tirones y empellones. Víctordesprendiéndose de ella, bajando aquella escalera empinada por última vez en suvida,yellaarriba,derodillas,sollozando:«¡No,no,no!».

Unadeesassituacionesembarazosasqueavecessedanenlavida.

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Mipadre,pensativoyabatido:—Enel 68, cuando fui a verle para decirle que te habían detenido, cuandome

hizoelfavordequetesoltaran,meinvitóacenarasucasa.«VenidconMontse,quete presentaré ami señora».Y luego repitió la oferta, un par, o tres, de vecesmás,cuandoasistíaanuestrasrepresentacionesenelRigat,oenotrossitios,siempresolo,nuncaconsuseñora.Yosiempremenegué,porquenohabríaarrastradoatumadreacasadeMiguelJineteniatada,pero…Peroahoraentiendoquequeríapresentarmeasuesposa,queteníaunespecialempeñoenpresentarmeasuesposa.Esoeraloquequería.

Luego, repasando mis notas para este libro, y los caóticos escritos del mismoMiguelJinete,pudesacarmispropiasconclusiones.Habíaunmomentoclaveensubiografía:aquélenqueVíctorconocióaCarmenBrondoy,enlugardedejarleelegir,comohabíahechosiempre,cuandoMigueldijo:«Lamorenaparamí»,élreplicóuntajante: «No». Y, luego, fue Carmen quien rechazó a Miguel de la manera másexplícita.EstabanenMadridy fuecuandoMiguel Jinetedesapareció.Se fue.Dejóplantadoasuamigo,yaCarmen,yalaCaraqueso,sinunduroenelbolsillo,ytardócasidosañosenregresar.Y,despuésdeaquello,yanorecuerdoquepasaraningunasNavidadesnifiestasseñaladasconsusamigos.Entendíquehabíatenidounataquederabia al verse superado por su amigo y rechazado por la hermosa y cautivadoraCarmenytomóunadrásticadeterminación.Piensoquefueentoncescuandosecasó.Asuregreso,lescomunicóquehabíaestadoenFrancia,conMiquelBadía,peronolesdijoquesehabíacasadoniconquién.

ComonopudoteneralamujerdeVíctor,corrióaapropiarsedelaquehabíasidolamujermásqueridapormipadre:AuroraEscolá, lacantante.LamáshermosadetodaslascupletistasquecantabantangosdeContursi.

Milonguita,loshombrestehanhechomalyhoydaríastodatualmaporvestirtedepercal.

Aurorita Escolá de ojos tristes, voz delicada, como de cristal, enternecedora ycursi,vestidadenegroconbrillosdeazabache,moviendo lasmanosaun ladoyaotro,consuavesvaivenessentimentales.VíctoryMigueljugándoselaacaraocruz.AuroritaEscolá, interrumpiendo la interpretación del tango, «¡maldito sea el tangoaquel!»,ytirándosedecabezaalsuelocuandoviolabombaenmediodelpúblicodelPompeya.Atadaaunacamadelatónrelucienteydesábanasrevueltas,desnuda,en

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formadeaspa,exhibiendoelsexodeunamaneraquejamássepodríaperdonar.Migueldebiódemanteneralgúncontactoconella,desdeelgraveincidentedelos

añosveinte,elladebiódeconservarsesolteraacausadeltraumaqueleprovocóaquelsuceso,yquinceañosdespuésélsuposeducirlaylaconsiguió.

Víctor cavilaba y cavilaba, e iba sacando conclusiones como si unospensamientosseencadenaranconlosotros.

—…YluegosehizoconCarmen.Ylaprostituyóylacorrompióhastalamuerte.«Laobligóamataramiabuelo»,podríahaberañadidoyo.Yaúnmás:también

estuvoacosandoamimadre,aunquemipadrenuncallegóasaberlo.—Y, luego, Teresa. Y no se conformaba con poseerlas. Tenía que destruir lo

mejor que tenían. No quiero ni imaginarme la vida que debió de darle a la pobreAuroritaEscolá.

Codiciabaloqueteníansusdosamigos.Nopodíasoportarquetuvieranalgodeloqueélcarecía.

NuestroqueridoamigoMiguelJinete.

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Víctorempezóacontarmesuvidacomoatracadoreldíadelentierrodemipadre,enelmomento en que los funcionarios tapiaban el nicho y se daba por terminada laceremonia y los asistentes se dispersaban. Habían hecho acto de presencia unoscuantos músicos, un ancianísimo Lalo Valente, compañeros de oficina que habíatenidoenLaVozdeSuAmoensusúltimosañoslaborables,yparientesyvecinosdemi madre, y la tía Núria y la tía Mercé y sus maridos e hijos. Yo había podidocomprobarquehabíamuypocagentedispuestaaacompañarmeenelsentimiento.Miexmujer,queapenasmedirigiólapalabra,comoparadejarclaroquehabíavenidoporque siempre le habían hecho gracia los chistes de mi padre pero no porque leimportara nada mi estado de ánimo; unos amigos que conservaba de EditorialBrugueraynorecuerdoanadiemás.Lapersonamáspróximaamí,elquemepasóelbrazosobreloshombrosyestuvoamiladoconstantemente,fueVíctorLuys.

Y,mientrasobservábamosalosfuncionariosdelcementerioponiendoargamasayencajando la lápidanueva, letrasdoradas sobremármolnegro, «FernandoGavanzaCarballido,11-8-1900/23-21976»,seaclarólagargantaymurmuró:

—QuizálapenúltimavezqueviatupadrefuecuandovinoavisitarmealacárcelModelo.Ylaúltimavez…—secorrigió—:Laúltimavezantesdeésta,claro,antesde queme dieran pormuerto en el 45. Esa vez también fue una despedida. Teníanecesidaddedespedirmedeél,dedarleunabrazo.

Me relató su salida de la cárcel, después de cinco años y siete meses decautiverio,ysureencuentroconTeresa,lapugnaentresuamorporellayelodioylanecesidaddelucharcontraelrégimenfascista…

Interrumpiólanarraciónparaatenderamimadre,quesehabíaquedadosolaconsus hermanasNúria yMercé y sus cuñados, y esperaba que la rescatáramos de suverborrea,ynosfuimosacomeraunrestaurante.Luego,mimadrequisodormirunasiestayVíctoryyonospreparamosunoscafésydestapamoslabotelladecoñac,lamismaquehabíadejadoamediasmipadrelanocheanteriorasufallecimiento.

Fumando y bebiendo, Víctor retomó la historia que desembocaba en el últimoencuentro que había tenido con mi padre. Su biografía como atracador. EldescubrimientodequeTeresaeralaconfidentedeMiguelJinete.

Sudecisióndemorir.—Estabatandecididoamorirquetuvelanecesidaddedespedirme.Ysóloseme

ocurrióunapersona,apartedeTeresa,aquienmeapetecierarealmentedarelúltimoabrazo.Esapersonaeratupadre.

Apuródeuntragolacopadecoñac.—Lo último que sabía de él era que había regresado de Berlín sano y salvo,

porquehabíatelefoneadoaTeresanadamásllegar,peronohabíantenidoocasiónde

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verse.«NosacordamosmuchodeVíctor»,habíadichotupadre,muyimprudente,ysequedócallado,comosiesperasequeTeresaledijera:«Puessí,loveounavezalmes…». Bueno, le llamé desde un bar, dondeme dejaron el listín telefónico paralocalizar el número de Gavanza, Fernando, avda. José Antonio 426, y así pudeescuchar la voz demi querido amigo, «¿dígame?». Se llevó un alegrón enorme aloírme.Aquelmediodíaestabalibre,sí,porquedemomentonotrabajaba.Laorquestade Lalo Valente estaba en negociaciones para tocar en el Rigat de la plaza deCataluña,perotodavíanoteníanadaquehacermásqueensayar.Locontabacomosifueraunabuenanoticiaporqueesolepermitíaencontrarseconmigo,despuésdetantotiempo, y brindar por mi libertad. Ése era tu padre. Ahí estaba, siempre que lonecesitabas.

Penséenloquemehabíadichomimadre:«Unavezmás,tupadrenoestabaallí».—LeinvitéaCal’Agustí,enlacalleBergara,pararecordarviejostiempos.Nos

daban bastante dinero cuando salíamos de misión y yo creía que ya no lo iba anecesitar.Nosencontramosalaunaymediaolasdos.

Habíamoshabladodeaquellaúltimareuniónconmipadre,claroquesí.Casifueloprimeroquesemencionódespuésdelreencuentrodetreintaaños.

—¿Te acuerdas? La última vez que nos vimos fue en Ca l’Agustí, en la calleBergara.

Mi padre derrochaba euforia. Estrujó a Víctor entre sus brazos, propinándolefuertespalmadasquelevantarondelachaquetapolvodelaera.

—¿Yestepelonegro?—susurró,excitado—.¿Telotiñes?¿Vasdisfrazado?Víctornofuemuyexplícito.—YatehabrácontadoMontserrat…Mipadrehabía invitadoamimadreparaqueasistieraa lacomida,peroellase

habíanegadosecamente,comosilainvitaseaunaquelarre.—Quita,quita.Ytútampocotendríasqueir,quetevasabuscarundisgustocon

estascompañías.Mipadreenseguidatomólapalabra.HablódeBerlín,delosbombardeos,dela

estafadelaslibrasesterlinasfalsas.CuandoletocóelturnoaVíctor,fuemásparcoymástriste.Paraélerasuúltimoencuentro,eldefinitivo.

—Hevenidoadespedirme.—¿Tevas?¿Dónde?—Nolosé.Nosédóndevoy,perosísédóndenoquieroestar.Odóndenodebo

estar.YnoquieroestarenBarcelona,jugandoaunjuegoquenoesparamí—yaseentendían.Nopodíasermásexplícito—.YnodeboestaralladodeTeresaporquenolehagoningúnbien—aquí,mipadreprotestaba, senegabaacreerlo,«¿Noosvanbienlascosas?¡PerosiTeresaesunamujerfantástica!¡Siformáisunagranpareja!».Víctorlesalióalpaso—:Lehehechomuchodaño.ConCarmen,túlosabes.Estaba

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embarazada y la dejé para irme con Carmen. Luego la dejé para irme al frente.Después,ladejéporquememetieronenlacárcel.Ahoraladejoporquetengoqueirasalvaralmundo.Soncosasquenoseperdonan.Sedejanpasar,peronoseperdonan.Y,porsifuerapoco,lacárcelhacemuchodaño.Noscambia.Yoyanosoyelmismohombrequeellaconoció…

Mipadrequisohacerunabroma,comosiempre,«Talvezseasmejor»,peroporunavezsuamigonoselario.

—No puedo darle lo que necesita—dijo—. Y ahora esto ya no hay quien loarregle.

—¿Hayotrohombre?—Sí.Podríamosdecirquehayotrohombre.Sí:eseso.Hayotrohombre.Mi padre se ofreció para interceder, para dar a Teresa las explicaciones que

hicieranfalta.Queno,queno,queyaestabatodopensadoytodohablado,yqueéltenía que irse.Desaparecer de una vez.Y que, por favor, cuidara de Teresa en suausencia.

—Cuidadeella,porfavor.Eso fue todo. «Me voy» y «Cuida de Teresa». Ninguno de los dos recordaba

haber hablado deMiguel Jinete. Seguramentemi padre lomencionara peroVíctordebiódeesquivarel tema.«Noquierosabernadadeesehijoputa».Ah,yesosí:elchistequenopodíafaltar.

—¿Recuerdaselchistequemecontaste?—Escurioso—comentómipadre—.Detodaslaspersonasqueconozcoqueno

cuentanchistes,ereslaúnicaquelosrecuerdatodos.—Sólo aquéllos que fueron importantes enmi vida. Y tú has contadomuchos

chistesimportantesenmivida.Eraeldelpacientequevaaveralmédicoy…—Ah,sí.«Doctor,¿quémedijoqueera?¿GéminisoCapricornio?».Yelmédico

ledice:«No,señora.Ledije“cáncer”.Ledije“cáncer”».—No.Otro. Elmédico le dice: «Le quedan dosmeses de vida», y el paciente

dice:«¿Podríanserjulioyagosto?».Se rieron. Se abrazaron ya en la calle. A mi padre le costaba poco que se le

humedecieranlosojos.—Perovolveremosavernos,¿no?—Enotromundomejor—prometióVíctor.Y, luego, durante la digestión de la reconfortante comida, se fue a visitar a

VenancioPedrosa.VolvióalcallejóndeRamónBerenguerelViejo,abarrotadoporelmercadodelos

tiñosos y los desperdicios, los colilleros, las putas gateras y el pan blanco delmercadonegro.EntróenelprimerportaldelacalledelArcodelTeatroyascendióporlasescalerastenebrosashastaelpisodeVenancioPedrosa.

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Elperistacojitranco,embusteroysolícitosesorprendióalverle.—¡Canut!—paraPedrosa,VíctoreraFerranCanut—.Noteesperaba.Pasa,pasa.Renqueó ante él precediéndole por el pasillo oscuro como gruta, apestoso,

saturadodepolvoymiasmasensuspensión.Bajosuspies,habíabaldosassueltasqueformaban baches en los que resultaba muy fácil tropezar. Una bombilla solitariacolgabadeuncableen lasalaprincipaly lo teñía tododeamarillodeprimente.Noparecía que hubiera ninguna ventana en toda la casa agobiante, repleta de trastoscomo la tienda de un anticuario, o la de un ropavejero.Cambalache.Montones dealfombrasenrolladasenunrincón,piezasdemotordecocheporelsuelo,unagranpajarera,unfonógrafoconaltavozdetulipán,unjarróndemetroymediodealtocondibujos azules, cuadrososcurecidospor los siglos, unpardebaúles, unmaletíndemédico, dos o tresmaletas abiertas con su contenido revuelto, una caja demaderarebosantedevirutasprotectorasquequiénsabeloqueconteníaocontuvo.Porquería,yalosé.

—¿Aquédeboelplacerdetuvisita?Víctor extrajo la Browning del bolsillo de la chaqueta y encañonó la espalda

encorvadadeVenancioPedrosa.—Tevoyamatar.Venancio Pedrosa se volvió hacia él con aquella cara de chiquillo avejentado,

aquellasonrisaangelical,yduranteunosinstantesnosupointerpretarloqueocurría.Siemprehahabidochorros,maquiavelosyestafados.Fueunprocesolento,hastaqueentendióqueaquellaherramientadelamanodelvisitanteeraunapistola.Suslabiosformaronunaoquefuelarepresentacióndeungritomudo.

—¿Peroporqué?—Porque eres el soplón que entregó a Lucio Puente, y a Julián Rodrigo, y a

EnriqueZarra…Desplieguedemaldadinsolente.No tenía ningún músculo en tensión y el dedo índice estaba fuera del

guardamonte, lejos del gatillo, y deseaba que Venancio Pedrosa se fijara en esosdetalles.

—¡Nofuiyo!¿Quédices?¡Nofuiyo!VenancioPedrosaúnicamentemovíalaspupilas.Aunladoyaotro,buscandouna

escapatoria.Hoy resultaque es lomismo serderechoque traidor, ignorante, sabio,chorro,generoso,estafador.

—Sí. Fuiste tú. Tú tenías los nombres de todos, y compras y vendes objetosrobados,lapolicíateconoceytúconocesalapolicía.Lotienestodo.

—¡Peronofuiyo!Recorríacon lavista losobjetosquecubrían lamesaque teníaalalcancede la

mano.Unaesculturadeatletaenplenacarrera,unquinqué, tresaparatosreceptores

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deradiocongrandesbotonespararegularlasintonizacióndeemisorasyelvolumen,heridaporunsablesinremachellorabaunaBibliajuntoauncalefón,unacuberteríadeplataenunestucheforradodeterciopelo.Todoesigual.Nadaesmejor.Ahíhabíacuchillos.

—Pero,cuandoaparezcasmuerto,todoscreeránquefuistetú,yesoesloquemeconviene,¿comprendes?—Víctorrelajóelbrazoydirigiólabocadelapistolahaciael suelo—. ¿No vas a hacer nada por defenderte?No puedomatar a un hombre asangrefría.Tratadeatacarme,porelamordeDios—quehabíaquedecírselotodo—.Te volaré la cabeza de todas formas, perome gustaría tener la sensación de estarmatandoaunhombreynoaunaestatuadecera.¡Demuéstramequeeresunhombre,coño!

VenancioPedrosamovía el índice de lamano derecha a la altura de la cadera,negandotanenérgicamentecomoundedoíndiceescapazdenegar.Y,depronto,esededoloentendiótodoyseagarrotó.

—¿Porquefuistetú?Lomismounburroqueungranprofesor.Conunparpadeoyunsobrioasentimiento,Víctorleindicóquehabíaacertado.—Estohayquezanjarloenseguida.AntesdequealguiendescubraqueMiguel

Jineteyyonoscriamosjuntos.—¿MiguelJineteytú?—Siemprefuimoscomohermanos.Élconsiguióquemeconmutaranlapenade

muerte.Ledebolavida.¿Porquéhablartanto?Sólolosmalosdelaspelículasseentretienendandolargas

conferencias a sus futuras víctimas, ofreciéndoles la oportunidad de que lossorprendan,lesarrebatenelarmaylosderrotenconvistasaunfinalfeliz.

Apartólamirada,comosiestuvieraemocionado.Elgolpellegóderepente.Fuecomosileestallaralasienenastillas.Quéfaltaderespeto,quéatropelloalarazón.VenancioPedrosahabíaagarradounodelosreceptoresderadioylehabíadadoconél,crac,tanfuertequeVíctorcayódecostado,fueatropezarconlamesayladerribócontodosuheterogéneocontenido.Sintióquelapistolaseleescapabadelasmanos.Desdeelsuelo,vioelmovimientoquebradodePedrosayseleocurrióque,siaquelindividuosehacíaconelarma,lomataríasindudar.¿Dóndehabíaidoapararlaputapistola?

SeloindicóelmismoPedrosaalalargarlamanohaciaunpuntodelsuelo.Víctorreptó,gateóysaltóparaagarrarseasubrazojustocuandolahabíaempuñado.Conelimpulso de la embestida, los dos fueron a parar catastróficamente sobre el granfonógrafoyserevolcaronenunmerenguesobrepiezasdemotordecoche,cayeronsobreelloslasalfombrasenrolladasdelrincónyenelmismolodotodosmanoseados.LasdosmanosdeVíctor se agarraban a lamuñeca armadadePedrosamientras la

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otramanodelperista le tirabade lospelosy learañaba lamejillay lebuscaba losojosconelfrenesídelcondenadoamuerteensusúltimossegundos.Víctorpensóqueseibaadispararlapistolayatraeríalaatencióndelosvecinos,delapolicíaquizá,ysedecidióaromperaquellosdedosdelicadosdecarterista,unoauno.Dale,nomás,dale, que va, que allá en el Horno nos vamo’ a encontrar. Crac, el primer dedo.Pedrosachilló.Pataleabanlosdosenelaire,enviandopuntapiésquedestrozaronlapajarerayeljarróndelosdibujosazulesyecharonavolarlasmaletasysucontenido.Sehamezcladolavida.Labombillasebalanceabaenloquecidaalcabodelcableycambiabade sitio las sombrasconbrusquedad, comosi el escenariode la lucha sehubiera trastornado tanto como los contendientes. Venancio Pedrosa aullaba ylloraba.Elquenolloranomamayelquenoafanaesungil.Crac,otrodedoroto.Cayólapistolaalsueloconestrépito,bom,yVíctorserevolviófurioso,yasinmiedoaldisparo.AgarróaPedrosacomosifueraunpeleleylolanzóporlosaires,contralapuerta,haciaelpasillo,paraversiaquelimbécilentendíaelmensajedeunaputavezyselargaba.

ElcuerpotorcidodelpobrehombrehizotalestrépitocontraelsueloqueVíctortemióhaberlomatado.Perono.Loviorodarsobresímismocomounapelotaerizadadebrazosypiernasymanosdesesperadas,ygatearporelpasilloallá,hacialapuertasalvadora.Adiós,Pedrosa,vete, largo,correacontarlea todoelmundoqueVíctorLuys te ha queridomatar porque es el soplón, el que entregó a los camaradas quefueronvilmenteasesinadosporlapolicía,largodeaquí,quemebusquen.Yquemeencuentren.

VíctorselevantóyrecuperóelBorsalinodeMiguelJineteylapistola.Nopiensesmás.Sentateaun lao, queanadie importa si nacistehonrao.Y saliódel piso tandeprisaytanfurtivamentecomopudo.

Despuésdetodo,eslomismoelquetrabajanocheydíacomounbueyqueelquevivedelasminas,queelquemata,queelquecura,oelqueestáfueradelaley.

Yasóloteníaqueesperar.SeencerróenlaoscuridaddelcineArgentina,enlacalledeRobador.Decíanque

era un cine donde la gente iba a dormir.Echóde su lado a una solícita pajillera ymantuvolavistafijaenlapantalladuranteunbuenrato.ViounpocodeElmagodeOz,conJudyGarland,quebailaba juntoaun leóncobarde,unespantapájarosyunhombredelata,peronoconsiguióinteresarsedemasiadoporelargumento.

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117

LaOstiaeraunbuenlugarparairamorir.Lasruinas,lasmontañasdeescombrosylamiseriaeraneldecoradoperfectoparalaruinaylamiseriadelfinaldeunavida.SeleocurrióaVíctorqueentrarenelcuchitrilclaustrofóbicodelacalledelaSaleracomometerse en el panteón antes de tiempo. Le hubiera gustado que las cosas fuesendistintas,claroquesí.Legustaríaquelollevaranalaplaya,paraquesuúltimavisióndeestemundofueraelhorizontedelmarylacariciadelsolsobresupiel.Alomejor,silopedíabien,seloconcederíancomoúltimodeseo.

Lo estaban esperando. En la calle de la Sal, que terminaba al fondo contra lamontañade escombrosde loquehabía sidoplazadeFrancescMagrinyà,nohabíavecinas en sus sillas, cosiendo redes o cotilleando, sino dos hombres que por suaspectomuybienhubieranpodidoserpolicías.

EranRojoyPamplinas.Fumando,mirándoselaspuntasdelospies,aburriéndoseencompañía.Leecharonunaojeaday susojos sedesviaronde inmediatohaciaelportal del número 5, que estaba abierto. Le invitaban a entrar. Prácticamente, loestabanempujandoconelpensamiento.

Víctor llegó a la puerta y entró. Sentado a la mesa, ante la luz turbia de unalámparadecarburo,fumandoeincómodo,estabaelInglés.Elsombreroleocultabalacalvayparecíamuchomásjovendeloqueera.Seleveíaabatido,comosiacabaradehacerunesfuerzosobrehumano.

—Víctor.¿Quéhacesaquí?Unapreguntadesconcertante.—Habíamosquedadoaquí.ElInglésafirmóconlacabeza.Eraverdad.Habíanquedadocitadosallí.—HemosestadoinvestigandoaMateoPérezyPérez—informó—.Loatrapóla

policía.Aélnolomataron.Lodetuvieronensucasa,demadrugaday lo tienenenJefatura.Nuestrosinformantesaseguranqueloestántorturandosinparar—alInglésseleentristecíanlosojoshastaelabismo,selecurvabalabocahaciaabajo—.PeronoesélquiendelatóaPuente,RodrigoyZarra,porquelodetuvieronelmismodíaenque losmataron.Éldebedehabercontadomuchascosas,peronodelatóaPuente,RodrigoyZarra.

Víctor tragaba saliva. Era el momento de revelar que el soplón era VenancioPedrosa,averquépasaba.PeroelIngléscontinuó:

—Nuestrosconfidentesdicenquenadiesabededóndesale la información.Lasórdenesllegandirectamentedelasalturas,comosilafuentehablaradirectamenteconunmandamás.

Ya no merecía la pena hablar de Venancio Pedrosa. Venancio Pedrosa era unpelanas,unchorizodetresalcuartoquenoserelacionabaconningúnmandamás.

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Víctor se había quedado en el umbral de la puerta pero Palmplinas y Rojotambiénqueríanentrary,aunquenolotocaron,sesintióempujadohaciaelinterior.AcorraladoentreellosdosyelInglés.

—Y Venancio Pedrosa —añadió el Inglés, no como pregunta sino como sicontinuaraenumerandonoticias—,VenancioPedrosadiceque lehasqueridomatar—Víctoryanoteníaqueañadirniunapalabramás.Habíanllegadoalcabodelacalle—.Dicequeelsoplónfuistetú,queeresamigodelainfanciadeMiguelJinete,queledebesfavores.

Víctoryaesperabaeltiroenlanuca.—¿Sabesloquesesienteenesemomento?Unaurgenciadesesperada.Tienesla

sensacióndequetequedanmuchísimascosasporhaceryquelamuertenopuedesermás inoportuna.Me dije: «Se acabó», y no iba a resistirme, ni a suplicar, porquehabíaidoallíprecisamenteparaencontrarmeconaquello,«seacabó,peroquéputadaque tenga que acabarse». Sobre esos momentos de terror indescriptible se hanconstruidotodaslasreligiones.

ElIngléslevantólavistahaciaél.Echómanoalbolsillo,lentamente,muyatentoalasmanosdeVíctor,yextrajosupistola.Víctornosehabíamovido,petrificadoporla presencia de los dos pistoleros a su espalda, de manera que no hacía faltaencañonarlo.Sólodepositóallílacacharra,sobrelamesa,entresusmanos.

—¿Pero sabes qué pasa, Víctor? —el Inglés hablaba muy lentamente, atrompicones—. Que, si hubieras querido matar a Venancio Pedrosa, lo habríasmatado. Y me extraña que, después de que se te haya escapado milagrosamente,hayasvenidoaquí,comosipensarasquenoibaalocalizarnosyacontárnoslotodo.¿Aquéhasvenido,Víctor?¿Hasvenidoalsacrificio?¿Aquetematemos?

Víctorpensó:«Sinosacomipistola,nomematarán».Lallevabaenelbolsillodelachaqueta.

—Habéis venido hasta aquí —murmuró, con voz ahogada—. Esperabais queviniera.

—¿Perosabesporqué?Porqueséquenoerescapazdehacer loquesesuponequehashecho.Conozcoalaspersonas.Túsólomontaríasestacomediaparaprotegeraalguien.Aalguienmuyquerido.Pensando,pensando,sólosemehanocurridodospersonas.Tumujery tuhijo. ¿Cómose llama?¿Teresa?Sesuponeque losdejasteatrásparasiempre…

«No,aTeresadejadlaenpaz».—Teresa no tiene nada que ver en esto—mascullóVíctor. «Ahora, tengo que

sacarlapistolayliarmeatiros».—Sifuerasundelator,Víctor—dictaminóelInglés—,habríashuido,otehabrías

presentadoaquíconlapolicía.Seprodujounbruscomovimientoenloalto,cercadeltecho,yenelbalcóndel

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altilloaparecióunhombresonrientequedecía«Exactamenteloquehahecho»yunapistolaquedeprontoestallóenfogonazosyhumareda.Ylaexplosiónseprolongóenunasalvaapocalípticadetruenosyrelámpagos,ylapólvorametiéndoseporlanarizhasta irritar losojos.Víctor reaccionó sinpensar.Sacó suBrowningdelbolsilloy,casisinquerer,corrióhacialaescaleraqueconducíaalaltillo.

ArribaestabaMiguel.NuestroqueridoamigoMiguelJinete.Víctorlevantólamanoarmadayloencañonó.Miguelsevolvióhaciaél.Desde loalto,comoundios,eleganteysegurodesí

mismo,unpocomásgordodecomolorecordaba,susojosunpocomásapagados,contentodeverle.

Víctor,asustado,muchomásasustadoqueelhombrequeestabaalotroladodelapistola, desvió lamirada para comprobar que el Inglés, Pamplinas y Rojo estabanmuertosenelsuelo,juntoalasillacaída.Lalámparadecarburosacababrillosalasangre.Depie,llenandoelespacioquehabíanocupadolosdosguerrilleros,habíadostiposarmados.UnodeelloseraMarianoMadurga.

MecontóMadurgaqueMiguelJineteloshabíamovilizadoconurgenciaaquellamismamañana.HabíanentradoenlaOstiaconlaayudadeunaganzúayMiguelsehabíaapostadoenelaltillomientrasqueMadurgayelotro,unoquesellamabaPlaza,invadieron laviviendadeenfrentea fuerzadeplacayautoridad.Estuvieronallídeplantón, cuatro o cinco horas, convencidos de que, tarde o temprano, los maquisacabaríanporpresentarsealacita.

Llegaron primero el Inglés, Pamplinas y Rojo. Miguel Jinete contenía larespiraciónagazapadoenelaltillo.

Aguardaronuntiempoqueparecióirracionalmentelargo.Y,porfin,llegóVíctor.MiguelJinetesiguiólaconversaciónentreélyelInglésdesdelasalturas.Alver

quelosdosguerrillerosdefuerasemetíanenlacasa,MadurgayPlazaabandonaronsurefugiodeenfrente,cruzaron lacalleyseapostaronaambos ladosde lapuerta,atentosalaseñaldelcomisario.

Por fin, el Inglés dijo: «Si fueras un delator, te habrías presentado aquí con lapolicía», y Miguel se asomó al balcón que dominaba la sala y exclamó:«Exactamenteloquehahecho»,almismotiempoquealargabaelbrazoparaacercarlapistolaa lacabezadelInglésyapretabaelgatillo.MadurgayPlazaseplantaronantelapuertaabierta,chocandoelunoconelhombrodelotro.Anteellos,elmurodelas espaldas deRojo y Pamplinas, desprevenidos.Dispararon contra esas espaldas,contrasusnucasparamásseguridad.Tresocuatrobalascadauno.Ysedesplomóelmurohumano.

Tenían orden de respetar aVíctor Luys, que losmiró espantado y devolvió suatención a Miguel Jinete, que continuaba en lo alto de la escalera, sonriendo

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confiado.Víctorloapuntabaconlapistola.—Eresunhijodeputa,Miguel—ledijo.«Nuncamehabía sentido tandébil e

inofensivo».—SuertehastenidodequeTeresamehayallamadoestamañana…—Suerteninguna.Teníanquematarme.—NosécuántotiempohacíaqueTeresaconocíaesteescondite,¿perosabesque

nunca me lo había mencionado? Le digo hoy por teléfono: «Me ocultabasinformación».Dice:«EselrefugiodeVíctorynoqueríaquepillarasaVíctor».Dice:«Peroahoraescuestióndevidaomuerte,tienesquesalvarlo».

—¿Comoellatesalvóati?—replicóVíctor,tembloroso—.¿FueellalaqueavisódequeteesperábamosenlaSagradaFamilia?

—No, amigo —el aplomo de Miguel resultaba insultante—. Eso fue puracasualidad.Aqueldíaprestémicocheaunosamigos.Elángeldelaguardaquenosprotege a los buenos. Tu ángel de la guarda es Teresa. Suerte tienes con Teresa,Víctor.Notepuedesimaginarcuántotequiere.

—Tevoyamatar.—No,Víctor.Nolehagáiscaso,chicos.Esedesgraciadoquehablabacontigono

teconocía.Dice:«SihubierasqueridomataraPedrosa,lohabríasmatado».No,noteconocía. Tú eres incapaz de matar a nadie, eso hace muchos años que locomprobamos.Eresincapazdematar.

Ahora,eraVíctorquienteníalapistolaenlamanoyeldedoenelgatillo.Éleraelimbécilcapazdedestruirunpedazodemundo.Dispararaquellabalaloconvertiríaenunmiembromásdelejércitodedestructores,esosidiotasquecreíanque,sisiegasuna vida, sólo siegas una vida. Miguel era un mundo para él, un universo devivencias,recuerdosycreencias,unacatedraldenaipesquepodíaderribarsóloconmoverundedo.

Víctornohabíaidoallíamatar,sinoamorir.ElviejoDimaslehabíaenseñadoarespetar la vida. «El que sabe destruir difícilmente sabe construir, y yo quiero queseasdelosqueconstruyen».«Lomato,¿yluegoqué?».Aquelniñotansucio,elhijodelacarbonería,elquelediotrabajoenelmuelle,elquelepagabalasjuergas,elquesiempreleadmiróconfervor,elquenopermitióqueCarmenniTeresanisushijospasaranhambre,nipisaranuncalabozo,elquelesalvólavidaaHortensia,lamadredeFernando;elquesalvólaempresadelpadredeFernando.ElquesalvólavidadeVíctor.«Lomato,¿yqué?¿Cómosigoviviendo?».«Tupadreerauninútil—habíadichoJuliol—.Uninútil,porquenoeraunhombredeacción».

—Disparé unametralletaSten contra ti—laúltimabravata, intento patético desalvarlahonra—,contratucoche,delantedelaSagradaFamilia.

—Nomelocreo.Nomecreoniqueestuvierasallípero,siestabas,nodisparaste

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contraelcoche.Túno,Víctor.Quehacemuchosañosquenosconocemos,joder.«Ahora.Aprietaelputogatillo.Acabadeunavez».Silohacía, losotrospolicíasdispararíantambién,demaneraautomática,contra

él.Yfin.—Esunanuevaoportunidadparati,Víctor.VíctorLuys,elguerrilleromuriótal

día como hoy en laBarceloneta. En su lugar, nació otra persona, un tío que pudohacerselavidaasumedida.Ahora,yaconocescuálessontuslímites.Yasabescómoeres.Porejemplo,túeresdelosquenomatananadie.Puesmóntateunavidaenlaquenotengasquemataranadie.Dametucéduladeidentidad.

Tendiólamano.¿Peroquésehabíacreído?—No.—Noseasidiota.Nomevasamatar.«¿Queno?».No.Noibaadisparar.Ahorayaseríaunasesinatoasangrefría.«Nopuedo.No

quiero».—Dametucéduladeidentidad.Eralagranderrota.Peorquelamuerte.Noibaamataranadieynadieleibaa

mataraél.Dejócaerelbrazoalolargodelcuerpoysoltólapistola,quegolpeóelsuelocon

ruidometálicoy,poralgúnmotivoincomprensible,percutióalmismotiempoensusien,parecióqueleestallabalacabezaylasescaleras,MiguelJineteylacasaenteragiraronvertiginosamenteasualrededor.

Depronto,percibióelolordelmaryelaire fríoenel rostromientrassesentíatransportadoenvolandas.Abriólosojosyeradenocheoquizásnoabriólosojos.Sesentía tan mareado como si se hubiera bebido toda una botella de coñac y cayópesadamentesobrelaarenablanda.Oíapasosquecrepitabanasualrededor.

YlavozdeMiguel:—Sí,elhijodeputa.Tuamigoelhijodeputa.Suertehastenidodemíentodatu

vida,Víctor.Suertehastenidodemí.Fueentendiendoqueunode lospolicíassehabíaacercadoaélconsigiloy,en

cuantovioquesoltabaelarma,lehabíagolpeadoconlaculatadesupistolaenlasienparadejarlosinconocimiento.

MarianoMadurgamelocontótantosañosdespués,riéndosecomosinohubieraen elmundo nada tan divertido como golpear a alguien en la cabeza y verle caerredondo.«Lepeguéunahostiaquesequedófritoantesdepegarseelmorróncontraelsuelo.Quélechesedio».

Sefuerecuperandopocoapoco,alritmodeloleaje.Selevantócontorpeza.Diotrespasosdeborrachoaunlado,cayóderodillasy

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tuvo que tomarse un respiro antes de ponerse en pie de nuevo y empezar a serpersona. Mientras caminaba sin rumbo fijo, sólo para comprobar si era capaz dehacerlo, se palpó las ropas y descubrió que en la cartera conservaba el documentonacionaldeidentidadanombredeFernandoCanut,deprofesión«agrícola»,ydiezmil pesetas que antes no estaban allí. Miguel había permitido que conservara elBorsalino,unpocoarrugado,yenlabadanaencontrótodavíalacajitametálicaqueconteníalacápsuladecianuro.

LlegóalasruinasdelaBarcelonetayseperdióporellas.Deaquel incidente,síhablaron losperiódicos.Nomuchoymal,perohablaron.

Referíanunabrillanteoperaciónpolicial contraunabandade tresmalhechoresquehabíanresultadomuertosduranteuntiroteo,cuandoofrecieronresistenciaalafuerzapública.SetratabadelosatracadoresEstebanRojoAsensio,TeodoroRibasGibertelInglés,yVíctorLuysMedrano.Desugradodepeligrosidaddabacuentaelarsenalencontradoen los sótanosde suguarida en laBarceloneta. 30 revólveres, 4 fusilesMáuser, 25 metralletas, 50 granadas de mano, 4 minas, 20 kilos de explosivosplásticos,30cargasdemechaBockford,2aparatosportátilesemisores-receptoresdemarcanorteamericana,2cajasdedetonadoresde15unidadescadauna,einclusouncentenardebilletesfalsosdelotería.

—¿Fernando?—¿Sí?—Oye,quesoyMiguel.—¿Miguel?—MiguelJinete.—¡Hombre,Miguel!¿Quéesdetuvida?—Quetengomalasnoticias.—¿Quépasa?—Víctor.—¿QuépasaconVíctor?—Hamuerto.—Nojodas.—Untiroteo.EnlaBarceloneta.—Nomejodas.Nomelocreo.—Leelosperiódicos.Lodicen.VíctorLuysMedrano.—¿VíctorLuysMedrano?—Esél.—No,no,peronopuedeser.—Esél.Losiento.—No. Mira, Miguel, no puede ser porque últimamente iba por ahí con

documentaciónfalsa.¿Cómolohabéisidentificado?

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—Yolohevisto.—Nomejodas.Yoquieroverlotambién.—Noesposible.¿Quépasa?¿Quenotefíasdemí?—Tienequehaberunaequivocación.Noesél.—Losiento,Fernando.Víctorestámuerto.—Tiene que haber una equivocación. No me lo creo. Tiene que haber una

equivocación.

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Laputitadeaquelviernesparecíaunaninfaangelical.Conunasenaguasblancasdelaabuela,comoseusaronduranteunaépoca,yloscabelloslargos,laciosysueltos,muyhippy,alpargatasycanastocolgadodelhombro,resultabamuydifíciladivinarsuprofesión.Víctorlaestabaesperandoyhabíaconocidosuficientesputasensuvidacomoparareconoceraunaaunquefueradisfrazada.

Lesalióalpaso.—¿VienesaveralseñorMiguelJinete?Ella lomiró temerosadeque le echaraunabroncaporhaberhechoalgomalo.

Víctorlointerpretócomounaafirmaciónylepusounosbilletesenlamano.—Yatepuedesir.Estáenfermo.Notepuederecibir.Lachicasequedómirandolosbilletes,indecisa.Seguroqueaquellacantidadera

superioralaquepensabapercibir.Seencogiódehombros,conindiferenciainsolente,ycontinuósumarchaporlacalleProvenzasinrumbofijoaparente.

Víctor esperó a que el portero saliera para hacer algún recado en una de lastiendasdeallado,ysecolóeneledificiosinservisto.Subióporlasescalerasparanoperder tiempo esperando y abriendo y cerrando las puertas del vetusto ascensor.Descansóenelsegundopiso,ysedijoqueyaestabademasiadoviejoparasegúnquécosas.Perosiguióarriba,ydescansótambiénenelcuarto,antesdellamaraltimbredelatercerapuerta.

Zumbó el pestillo para franquearle el paso. Empujó la puerta. Entró en elvestíbulo de los sanjorgesmatandodragones.La silla de ruedas se acercabapor elpasillo.LosojosmortecinosdeMiguelcobraronvidasúbitamentealverlo.

—Soyyo—ledijoVíctor.—Coño.—¿Podemoshablar?—Bueno, estoy esperando visita —le salió un rictus quebrado y canalla de

complicidad,«entreputerosnosentendemos»—.Hoyesviernes.—Ya losé—laactitudmansadeVíctorsignificaba:«Vengoensondepaz»—.

Terminoenseguida.—Víctor: tú yyoya lohemoshablado todo.Temoriste, ¿recuerdas?Te regalé

otra vida, pero yo no quiero estar en esa vida. Te la has montado tú solo yseguramentelohashechodeputamadre.Bueno,puestefelicito.Peroatiyanoteconozco.ConocíaaVíctorLuys,perotúnoséquiéneres.¿Meentiendes?Ynoestásinvitadoaestacasa.

«Me tienemiedo»,pensóVíctormientras inclinaba lacabezacon la firmezadequiennoestádispuestoacederysearmadepacienciaporqueintuyequelaluchavaaser largaydura.Diodospasosyocupólabutacadelrincón,deterciopeloverde,

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juntoaltablerodeajedrezdepiezasverdesygrandescomoesmeraldasgigantes.«Nomevoyamoverdeaquí».MiguelJinetegirabaensusilladeruedasmotorizadayloobservabaamenazante:«Túamínomeconoces,noabuses».

—Imagínatequesoyunavisitadeultratumba.Víctor,elamigomuertoqueseteaparece. Sólo quiero que me contestes a una pregunta —el dueño de la casa leconcedióeldeseo—.¿Eresfeliz?

—Veteatomarporelculo.—Quierodecir: ¿hasvivido siempre tanquilo?¿Conformecontigomismo?¿No

tienesremordimientos?—No,Víctor—fuecategórico.Serecostóenelrespaldocomounreyensutrono.

Estabamuyorgullosodesímismoyencendíalasatisfacciónensurostroparahacerostentación—.Hevividolamejordelasvidas.Ven.Quieroqueveasunacosa.

Pusoenmarchalasillayenfilóelpasillo.Víctorlosiguió.—Hemosvividoenelmejordelostiempos,Víctor.Loslocosañosveintecuando

correspondía,enlalocajuventud.Entonces,éramosidealistas,anarquistas,agresivos.Pasamoslacrisisdelamadurezdurantelaguerra,ymenudacrisis.Elidealismodelos anarquistas y comunistas chocando contra el materialismo capitalista, o elmaterialismomarxistayateochocandocontralosidealesdelareligiónylaIglesia.Yoquésé.Vivimosrevolcaosenunmerengueyenunmismolodotodosmanoseaos,comodecíaeltango.

—¿Yvivesagustoenese lodo,enesemerengue?¿Vivesagustomanchadodemierdaenestapocilga?

Habíanentradoenundormitorioenorme,condosbalconesalacalle,obtenidosinduda de la unión de dos habitaciones a base de tirar tabiques. La cama tenía elcaprichodeundoselylainsigniadeuncrucifijoenlacabecera,yelarmarioeradeluna y de dos cuerpos, y había un reclinatorio frente a un atril con biblia, y en elcentroespaciosuficientecomoparaquelasilladeruedassedesenvolvierasintrabas.

—Después…—continuóMiguelJinete,alosuyo—.Cadacualrecogeloquehasembrado. Siembras en la juventud, y en la madurez soportas las tormentas y losvendavales, la nieve, el granizo, y el embrión se desarrolla, crece, lucha porsobrevivir…Y,porfin,lasensatezdelviejosabioquesabeloqueleconviene.¿NofueChurchillquiendijoqueelquea losveinteañosnoes revolucionariono tienecorazón,yelquealoscuarentalosiguesiendo,notienecabeza?Últimamente,todoloquesehadichoenelmundoparecehaberlodichoWinstonChurchill.

Abrióunadelaspuertasdelarmario,sacóuncajónquehabíaenlaparteinferior,debajo de chaquetas, pantalones, esmóquines, el uniforme y hasta un chaqué, y lovaciósobrelaalfombra,alospiesdeVíctor.

—Y luego, cuando vuelve la calma,miras qué plantas dan frutos y cuáles no.Éstossonmislogros.Éstossonmisreconocimientos.Éstesoyyo.Medalladeorode

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la ciudad de Barcelona, medalla de plata al mérito policial, cruz roja al méritopolicial,cruzblancaalméritopolicial…

Víctormurmuró:—Chatarra.—…CruzdeCaballerodelaOrdendeCisneros,encomiendaalméritocivil,cruz

alméritomilitardesegundaclase,encomiendadeAlfonsoXelSabio,encomiendaconplacadelaOrdenImperialdelYugoylasFlechas…

Víctorrepitió:—Chatarra.Laexhibicióndemedallasnohabíasidomásqueunsubterfugioparadistraersu

atención. Miguel Jinete había abierto otro cajón, metió la mano en él y ahoraempuñabaunapistolaautomáticaLlama.Teníalosdedosdébilesytorpes.Lamanazacallosa deVíctor los apretó y los devoró. La pistola cayó a un lado, rebotó en laalfombrayMiguelJineteseencontróconelrostrodeVíctorapocoscentímetrosdelsuyo,abrasándoloconlamirada.

—Siyo tedijeraquevasamorirenestemomento,¿tedesesperarías?¿Pediríasconfesión,tearrepentiríasdealgo?¿TendríasmiedodelMásAllá?¿NoseteapareceelfantasmadeJuliol?¿Yeldelosotrosquemataste,ylosquetorturasteenJefatura?¡Merecordarássiempregolpeándotecomounmalvao!¿NoseteapareceelfantasmadeCarmen?

—¡ACarmennolamatéyo!—¿YTeresa?¿QuéfuedeTeresa?—¡YoquéséloquefuedeTeresa!Medijo:«Noquierovertenuncamás»,yno

mevolvióaver.¡Déjameenpaz!¡Nomearrepientodenada!—¿LehasdadobuenavidaaAuroritaEscolá?Seenfureció,virulento:—¡Ellame ha dado buena vida amí!Y ahora puede jugar al bridge e irse de

comprasconsusamigasycomerenelRitz.¡EsmásdeloquelehabríapodidodarFernando!

LamanocallosadeVíctorpegóunsaltoyseestampóconfuerzacontralamejilladel otro. La bofetada sonó como un disparo y aMiguel se le llenaron los ojos delágrimas.

—¡NohablesasídeFernando!Hevisto la fotode tusdoshijos.Unoseparecemuchoati,lamismapintadegalánpapanatas.Peroelotrotieneminariz,mialtura,misojos.

—EsEduardo—escupióelpolicía,desafiándoleaunanuevabofetada,«averquéerescapazdehacermeahora»—.EsEduardo,sí,elhijoquetuvisteconCarmen.Éltambiénhatenidomejorvidadelaquetúpodríashaberledado—eraélquienhabíaadoptadoalniñodeCarmen.También lehabíaquitadounhijo—.Estudióderecho,

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tieneunbufetedeabogadoyganamuchodinero.Ynuncasehaavergonzadodesupadre.Sitútehubierashechocargodeélalsalirdelacárcel,¿creesquehabríatenidounavidamejor?¿Másemocionante,quizá,acompañándoteatusatracosaburdeles?

—¿Yvivessatisfechocontodoesto,Miguel?Miguel Jinete abrió la boca para responder, sumirada echándole un pulso a la

miradadelotro:—Puesclaroquevivosatisfecho.Siempreheprocuradoelbiende laspersonas

quehequerido.Tesalvélavida,coño,meencarguédetushijosmientrasestabasenlacárcel…

—Ydemismujeres—lecortóVíctor.MiguelJinetetopóconlarealidad.Callóensecoporqueeraconscientedeloque

estabasucediendoeibaasucederacontinuación.Conlabocaabiertadisimulabalagravidezdeunarespiracióndespavorida.

—Sí—aceptó,conscientedeque lasentenciadependíadeesebrevesí—.Ydetusmujerestambién,sí.Almenos,entuausenciaestuvieronbienfolladasporalguienquelasqueríaylasrespetaba.Sí.

Víctornoapartólavista.Noseinmutó.—¿Duermesbien?—Mejorquetú.Peroalfincedió,porqueelotroerainvencible,ymiróaunlado.YVíctordioun

paso atrás. Por un momento, también él pareció vencido, rechazado por la fuerzasobrehumana del otro. Miguel Jinete le devolvió la mirada y estuvo a punto deenarbolarlasonrisadetriunfo,mostrandosusdientesdelobo,perotuvoquefruncirelceñoanteladeterminaciónquevioensuexamigo,exhermano,excompañerodejuergas,queintroducíalamanoenelbolsillodelachaquetamientrasdecía:

—Puespeorparati,imbécil;porquesimehubierasdichoquenoerasfeliz,quesufrías, que te atormentaban los remordimientos; si me hubieras dicho que tearrepentías con frecuencia de todo lo que has hecho en tu vida, ahora mismorecordaríaqueenlaotravidafuimoshermanosytalveztendríacompasióndeti…

Sacaba lamano aparentemente vacía, no había pistola ni puñal en ella, sólo elpuñocerrado,¿quéhabíaidoahacerallí?

—Nomevasamatar.—…Pero sidespuésdevivir comohasvivido,mevienesconqueeres felizy

duermesbienynotienesremordimientos,tuvidaesunaindecenciaintolerableyhayqueterminarconestodeunaputavez…

¿QuécoñoteníaVíctorenlamano?Unadiminutacajitametálica.Ylaabríacondedos torpes por la edad, el trabajo del campo, ¿qué coño tenía en aquellos dedoscomobutifarras?

—¡Notecanses,idiota!¡Yaloprobasteunavezynopudiste!

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CuandoVíctormecontabaelatracoquehabíacometidoconsushermanosenelbancoHispanoColonial,yolehabíapreguntadosihabríasidocapazdedisparar.Mehabíadicho,consonrisatriste:

—…No.Haydosclasesdepersonas:lasquematanylasquenomatan.Yyosoydelasquenomatan.

Pocodespués,apenastresmesesdespuésdehablarconmigo,leestabadiciendoaMiguelJinete:

—… He tenido mucho tiempo para pensar y prepararme. Treinta añospreparándome.

—¡Túnoeresdelosquematan!—…Yno tedigoquenomecuestedecidirme,pero teveo tansatisfechode ti

mismo,tanrico…—No,no,no,espera.—…¡Quepiensoquenohayderecho,quenoesjusto,tuvidaesunabasura,una

peste,ytevasalamierda!Seabalanzósobreélyleechólasmanosalacara.Lasillaretrocedióhastachocar

contralapared.Conlamanoizquierda,Víctorletapólanarizyconlapuntadelosdedos de la derecha le presionó los labios. Miguel Jinete desorbitó los ojos y seresistió a permitir que nada entrase en él al tiempo que emitía un agudo ¡mmmm!Víctor sehabíacolocado tantosobreél, tanpechocontrapecho,quesuvíctimanopodía hacer nada con brazos ni manos sino golpearlo en los costados, pero nodedicabamuchaenergíaaelloporquetodasuatenciónestabacentradaenlanarizqueelotroleoprimíaylabocaquenoqueríaabrir,ysepusomuycolorado,conlacaracomoapuntodeestallar enpedazos.Desprendía tantocalorque seempañaron loscristalesdelasgafasdeVíctory,porfin,cedió.

Cedió para inhalar una bocanada de aire al tiempo que gemía: «¡Sí que mearrepiento,mividaesun infierno,por favor, somoshermanos,por favor!»,pero lacápsula ya había penetrado en su boca y las mandíbulas crispadas rompieron laprotección del cristal, y tuvo un espasmo, no por efecto del cianuro sino por lacomprensión repentina de lo que acababa de suceder y de lo que inevitablementesucederíaacontinuación.

Losdosloentendieron.Víctor retrocedió para contemplar su obra, como un pintor después del último

retoque.MiguelJinetelomirabafijamenteytodavíatuvotiempodedecir:—Somoshermanos.Unancianodesvalido,desconsolado,desengañado,quedabamuchapena.Veintecentígramosdecianuroesunadosismortal.Pero los periódicos no hablaron de cianuro. Decían que Miguel Jinete había

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fallecido cristianamente a la edad de setenta y cinco años habiendo recibido losSantosSacramentosylaBendiciónApostólica(Q.E.D.)ysuplicabanunrecuerdoenlasoracionesdeloslectores.

Dosdíasdespués,lotelefoneéyo,alpueblo.LedijeaVíctor:—QuesehamuertoMiguelJinete.Respondió:—¿Ah,sí?Vaya.¿Ytupadre,quétalestá?—Bien.—MiguelJinetenomuriódemuertenatural—medijoVíctoren laestaciónde

autobusesdeAlsina-Graells,cuandoyaseibadespuésdepasartresdíasencasaconmotivodelsepeliodemipadre.

—De pronto—reflexionaba con lamirada clavada en un puntomuy concreto,comositodavíaestuvieraviendoelcadáverensutronoderuedas—,locomprendí.EntendíqueMiguelnosintieraningúnremordimientoporqueyotampocolosentíaenese instante. Sólo calculaba qué vería la policía, qué deduciría y si había algo quepudieraconducirlahastamí.Lasmedallasylapistolaporelsuelosugeriríansuicidio.Sedespidiódesuscondecoraciones,queeracomoecharunaojeadaasuvida,yluegopensó en utilizar la pistola Llama. Pero al final lo pensó mejor. Conservaba unacápsuladecianuro…¿Conservabaunacápsuladecianuro?Eraevidente.Nolosabíanadie, pero la conservaba, la prueba está en que la ingirió. Nadie me había vistoentrar y, si el porterome veía salir, fugazmente, sólo podría hablar de un anciano.¿Quéanciano?NadiepensaríaenVíctorLuys,aquelmaquismuertoen1945.Habíaterminadoconunaviday esonoparecía afectar ennada ami conciencia.En todocaso,eraungranalivio,unrespiro.Lasatisfaccióndeundeseoquememortificabadesde hacía treinta años. ¿Por qué no le disparé aquel día en la Ostia? ¿Porquetodavíaestabademasiadocercanuestrainfanciacomún,nuestrajuventud,elTríodelPompeya,lasputascompartidas?Quizásí.Necesitémásdetreintaañosparaquelafuriasefuerasedimentandoyprevalecieralarazónyelsosiego,osealasangrefría.YpenséenMiguelJinetemientraslabrabaysembrabaycosechaba,ysacabaapastara las vacas, y pensé en Miguel Jinete cuando capábamos al cerdo, o cuandodespellejábamosunconejo,ocuandolavacaparíaaunternero,yfueronnecesariosesos treinta años para convencerme de que hay un orden en las cosas, un ordennatural, que es loque entendemospor justicia, comodiríamipadre, y en el ordennatural demi vida no cabía una persona comoMiguel. Era demasiado injusto queviviera feliz, satisfecho y contento, sin la menor amenaza de castigo en la tierra,después de haber hecho lo que hizo. Por eso, nome causó ningún dolor, antes alcontrario,quitarledeenmedio.Porqueestorbaba.Porquesobraba.Porque,talvez,sialguien lo hubiera quitado de en medio muchos años antes, por ejemplo, en elcementerio del Poblenou, cuando se atrevió a disparar contra Juliol, o junto a la

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SagradaFamilia,cuandoleesperábamosconmetralletasStenenristre,muchosmilesdepersonashabríansidomuchomásfelicesdeloquefueron.Dijounavezmipadreque,cuandohicierafaltaluchar,queríaasegurarsedequeyodaríalasbofetadasenlacara adecuada y en el momento oportuno, y estoy convencido de que eso fueexactamenteloquehice.

Elautocaribaacerrarsuspuertas.Víctormontó en él.Me saludó con lamanomientras yo contemplaba cómo se

alejabapor la callePelayo, endireccióna laplazadeCataluña,ypensaba:«Joder,estetíoqueyoconozcohamatadoaunapersona».Ymevolvíparamiraraaquellaspersonas que me rodeaban pero vivían ajenas a mí. El hombre de las gafas,impaciente junto a sus maletas, la jovencita que parecía incómoda en su ropa, elsujeto de aspecto inquietante y canalla que ahora encendía un cigarrillo, la señoraoronda y bajita que caminaba a toda prisa, contoneándose, dispuesta a comerse elmundo,gentequenisiquierasabíaqueyoexistía,nilosabríajamás.Ymeempezabaapreguntarpor lasexperiencias insólitasquellevabanconsigoy,depronto,zas,yano estaban, se habían ido de mi vida para siempre y, en su lugar, en la plaza deUniversidad, había otra muchedumbre desconocida. La pareja de enamorados quequizáestabanpensandoensuprimerpolvoporveniroalomejorestabancansadosde follar. Y he conocido al hijo de uno que mató a centenares de personas, quecantaba:Merecordarássiempregolpeándotecomounmalvao,mientraslastorturaba.Elhombredeltrajequemirabaelreloj.Elgordoperezosoqueserascabalacabeza.Lachicadelmoñoqueibaalosuyo,vistaalfrente,ignorandoalospiropeadoresquedaba por supuesto a su alrededor. Y mi padre fue espía en la Segunda GuerraMundial.

Y,depronto,zas,yanoestaban.

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Unanochede febrero,medespertéypercibíun ruidoextrañoenalgún lugarde lacasa.Unas zapatillas que se arrastrabanpor el pasillo conpaso inseguro.Luegooíque alguien abría la vitrina, y el tintineo de las copas y de las botellas que allí seguardaban.Eralaclasederuidotenuecausadoporalguienquenoquierehacerruido.Movimientosfurtivosdeladrón.

Me levanté y me dirigí al comedor, procurando también ser lo más silenciosoposible.Noencendíningunaluz.

Mipadreestabasentadoanteelbalcón,conuncodosobrelamesa,sujetandounacopa de balón llena de coñac, y miraba la calle que, en mayo del 37, bullía deanarquistas exaltados y armados, pegando tiros en la comisaría de abajo, y dondeMiguel Jinete había matado a la Reme y a Ussía, el Gafas; y por donde pasaronVíctor,TeresayJavieraqueldíaqueVíctorsaliódelacárcel.

—Papá—ledije—.QueFrancoyasehamuerto.Nosemovió.Meacerquéaél.Depronto,mepareciómuyviejo,unanciano.Le

temblabalamanoquesujetabalacopa.—NoestoycelebrandolamuertedeFranco.Ahoraestoycelebrandolamía.—Nodigaschorradas.¿Quéhacestomandocoñac?Elmédicotehadichoqueni

enbroma.—Nomevoyavolveralcohólico.Yanomeda tiempo—ycontinuóhablando,

paraquitarleimportanciaaltema—:Estabapensandoentodoloquehevividoynotehecontado.TodasesashistoriasquerecordamosconVíctorparaeselibroquequieresescribir.

—Queestoyescribiendo.—Y que no publicarás hasta que yomemuera—respiraba pausadamente, con

unaciertafatigaqueibareparandoconcalma—.Pensabaenlacantidaddepersonasquehanaparecidoenmividauninstante,unosdías,ymehanayudado,inclusomehansalvado lavida,y luegohanquedadoolvidadasparasiempre.UnaniñaquesellamabaEsperancitaMuñozGarcía,queeradeMálaga,deAlhauríndelaTorre,yalaqueselehabíanrotolasgafas.Oaquellafamilia,losGuijarro,queteníanunahijaque me despiojaba mientras recitaba rimas de Bécquer: «Del salón en el ángulooscuro».

Aquella noche, me contó sus peripecias del final de la guerra, después de lamuerte de Elena y Tomasín, cuando, como él decía, se volvió loco. Argelers, elregreso a Barcelona para recuperar su bandoneón, el campo de concentración deMiranda de Ebro. Fue cuando le pregunté: «¿Por qué no me contaste nunca tuspenalidades?», y contestó: «Porque a nadie le gusta contar cómo le dieron por elculo».

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Eralanochedel20al21defebrerode1976.Aldía siguiente,durmióhasta tarde, se tomósucafé con lecheconcroissant a

mediamañana,salióapasear;despuésdecomer,hizouna largasiesta,por la tardeestuvoviendolatelevisióny,durantelacena,mientraspasabanKojak,dormitaba.

Más allá de lamedianoche, volví a oírle deambular por la casa, y se repitió lamisma situación que veinticuatro horas antes. Me levanté y allí estaba. No habíaencendidolaluz.Nosmovíamosentresombras,enlatenueclaridadquenosllegabadelexterior.Alacopadecoñachabíaañadidounpurohabanocuyabrasarefulgíaenla oscuridad. En aquel momento, tuve intuición de tragedia. Demasiado coñac,demasiado puro. ¿Qué era aquello? ¿Un suicidio? Pareció leerme el pensamiento.Dijo:

—«Doctor:¿cómopuedohacerparavivircienaños?».Diceeldoctor:«Bueno,nobeba,nofume,novayaalcinenivealatelevisión,noforniqueconsumujer…».Ydice el hombre:«¿Yasímeaseguraqueviviré cien años?».«No:vivirá losquetengaquevivir,peroseleharánmuylargos».

Mesentéasulado.Dijo:—«Doctor:¿cómopuedohacerparavivircienaños?».Diceeldoctor:«Bueno,

nobeba,nofume,novayaalcinenivealatelevisión,noforniqueconsumujer…».Ydiceelhombre:«¿Ysinobebo,no fumo,novoyalcineniveo la televisión,nifornico,paraquécoñoquierovivircienaños?».

Yono le reía los chistes tan bien comoVíctor.También hay que saber reír loschistes.Melevantéyfuiabuscarotracopaalavitrina.Lapusejuntoalasuya.

—Mehas convencido—dije.Me serví un poco.Brindamos.Bebimos—. ¿Másrecuerdos?

Suspiró.—No se acaban nunca. Una vida da paramucho—memiró de reojo con una

sombradesonrisayunachispadepicardía—:Casiconsideroobscenohablarde lobien que me lo pasé en Atenas mientras en España tantos millones de españolessufríanhambreymiseria.

Pasó entonces a contarme su vida en Atenas, la proposición de Nacho Fuster,¿quéhabríasidodeél?,suspaseosporelBerlíndestruidoporlasbombasdelamanodeIngeBerckholtz,¿quéhabríasidodeella?,«miraquefueraroaquello».

Apurólacopay,despuésdedarmeunapalmadaenelhombro,dijoburlón:«Lavidaesmuylargayda tiempoparaquepasede todo,mecagoen lamar».Conunsusurroquetodavíasuenaenmisoídos.

Y,aldíasiguiente,22defebrero,volvióalevantarsetarde,másalládelmediodía,yapesardetodosetomósucaféconlecheysucroissant,ignorandolasprotestasdemimadre,«queluegonocomerás»,«bueno,nocomerporhabercomido»,ycomióconapetitolasespinacasgratinadasconpiñonesypasasyelfileteconpatatas,yyole

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pelé una naranja tal como a él le gustaba, de forma que pudiera tomar los gajosenteros,«sinpringue»,ydurmióunasiesta larga,hastamedia tarde,«sinodormía:sólo estaba pensando, recordando», y luego salió con mi madre a dar una vuelta,porque era domingo, los vi desde el balcón, los dos tan lentos, tan viejecitos,cruzando la calle. Por la noche, vimos en la tele un episodio de la serie Las seismujeresdeEnriqueVIII,ynosfuimosadormir.

Yaesodelasdosdelanoche(yoyaestabaatento),percibíruidoenlaquietuddelacasa.Medisponíaaabandonarlacamayacercarmealcomedorparatomarmeunacopadecoñacconél,cuandomedicuentadequenohabíasalidodesudormitorio.Estabahablandoconmimadre.Hastamíllegabanlosmurmullosadosvoces.

Indiscreto, me levanté y presté atención. Distinguí la voz ronca de mi padre:«Tengoquepedirteperdónpor tantas cosas…»,y lavozdemimadre:«¿Peroquédices?Sivamosaeso,yotambiéntendríaquepedirteperdón,ydartelasgracias,ytúmedirías“graciasdenada,yotambiéntengoqueagradecerte…”,ynoacabaríamosnunca.Después de treinta años juntos, esas cosas ya se dan por habladas».Así seexpresabamimadre.

Cerré lapuertademihabitación,ymevolvía lacama, imaginandoqueella lediríaloquemehabíacontadoamímientrasélestabaenelhospitalunmesantes:«Siodiabalosviajesdetupadre,eraprecisamenteporque,cuandoestabaaquí,conmigo,meayudabamuchoymehacíamuyfeliz.Tuvemuchasuertealconoceratupadreyal poder vivir con él. Y tú también tienes mucha suerte de haberlo tenido comopadre».

Cuando abandonó la orquesta de LaloValente porque ya se sentíamuymayorparaaqueltipodevida,entróatrabajarenladiscográficaLaVozdeSuAmocomoletristayarreglista.Traducíacancionesdeconjuntosinglesesalcastellano,paraquelasinterpretaranlosdeaquí,comolosMustang.ÉlfuequienconvirtióWeallliveinayellowsubmarineenAmarilloelsubmarinoes.YTickettorideenUnbilletecompró.

Yellunes,23defebrero,mipadreselevantótardeotravez,undíamásviejoqueeldíaanterior,ydesayunósucaféconlecheconcroissant,«queluegonocomerás»,«bueno, no comer por haber comido», y a mediodía dio buena cuenta de losespárragosconmayonesaylamerluzaquesemordíalacola,ynaranja«sinpringue»depostre,ydurmiólasiesta,yporlanochepusieronenlateleunapelículainglesaexcelente,LasextrañasmujeresdePittStreet,quenosdivirtiómuchoalostres.

Alasonceymedia,misoídosyaestabanatentosacualquierruido,ycaptéelrocede las ropas. «¿Adónde vas?», preguntó mi madre (que no había preguntado«¿Adóndevas?»ningunadelasnochesanteriores).«Amear,duerme»,dijolavozdemipadre.

Sepusolamangaderechadelbatín.Buscólaspantuflasconlospies,laderecha,laizquierda,ycuandosedisponíaaenfilarlamangaizquierda,cayóruidosamenteal

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suelo.Mimadregritó:«¿Fernando?¡Fernando!».Salícorriendo.Luego,lallegadadelmédico,yainútil,yeltrastornodelosserviciosfunerarios,

elpapeleo,lallamadaaVíctor,lapresenciadeVíctor,tresdíasdeconfidenciasconél, la despedida junto al autocar de Alsina-Graells, «este hombre que conozco hamatadoaunapersona»,yregreséacasa,dondeencontréamimadrezurciendounospantalonesgastadosenlaentrepierna.

Fuialcuartodelaplancha,mesubíaunasillay,deloaltodelarmario,bajéelestuche negro. Luego, con los gestos pausados y respetuosos del sacerdote queaccede al sagrario, lo abrí, y aparté el viejo, deshilachadopañode colorgranatey,duranteunbuenrato,mequedécontemplandoconternuraelqueridobandoneón,unAlfredArnoldDobleAconincrustacionesdenácar.

Frankfurt,10deoctubrede2007Barcelona,11denoviembrede2010

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Agradecimientos

Estanoveladebemuchoamuchísimagentey,porlotanto,esseguroquemevoyaolvidar demencionar a alguien y debopedir perdónpor adelantado, porque habríasido incapaz de escribirla de no ser por todas las personas que me han contadohistorias,quemehanasesorado,quemehananimado,quehanleídoloqueescribíamientrasloescribía,quemehancriticadoyqueinclusomehanfinanciadodesdequeundíapedípermisoparainiciarestetrabajo.

Deberíaempezarconunrecuerdoparamispadres,quemecontabanhistoriasquehabíanvivido,oquehabíanvisto,oquehabíanoídodecir;mipadreysupasoporÁfrica en guerra, por la Guerra Civil, por los campos de concentración, y por laBarcelona fascinante de los años veinte en que todo el mundo, incluso él, llevópistolaalgunavez;ymimadreylashistoriascotidianasquenoscontabaamiamigoJaumeCasasyamí,aquellatardefelizenquelavireírsecomonunca.

Y a mi tío Chinchín, claro, Crescencio Ramos Prada, mi admirado tíobandoneonista,elquesiempredecía:«Losquehemoshecholaguerra…ylahemosperdido…», el que me dejó aquellas memorias en que detallaba sus aventuras enGrecia y en elBerlín nazi, que yome he permitido corregir y aumentar con otrasfuentes.

Ymás cotilleos de familia, de tío Pepín y de su hermanoManolo, que era elcomisario de la comisaría de laAudiencia, junto alRitz; y de tíoMiguel, que eraguardiadeasaltocuandoloshechosdemayodel37ylehirieronensalvasealaparte.

Pero todoempezócuandomiamigo,espléndido,ValentíGómez,en laFeriadeFrankfurt,meagarróporlassolapas,mezarandeóyexigióqueyoteníaqueescribir«la gran novela negra deBarcelona».Entonces sonreí y le dije que eso era lo quetrataba de hacer cada vez queme ponía a trabajar y que continuaría haciendo losposibles. Creí que no le prestaba mucha atención, pero lo cierto es que aquellasacudidafuelasemilladedondenacióestaidea.

«¿CómotendríaqueserlagrannovelapoliciacadeBarcelona?»,mepreguntéenel viaje de regreso en avión. Y me respondí: «La Barcelona de las pistolas. EsaBarcelona llenadehistoriasque,enbocademipadre,parecíanprotagonizadasporgángstersdeChicago.YloscamionesquetransportabanaloschicosdelaQuintadelBiberón.YelSabatéyelFacerías,querecordabaconveneración».

Un día, reuní a mi agente literaria Carina Pons, digna heredera del genio deCarmenBalcells;yaRamónConesa,yaJorgeManzanilla,ylesrelaté,alolargodetoda unamañana, cómo sería mi novela futura.Me aplaudieron yme animaron aempezar y, desde entonces, no dejaron de estimularme con su alabí-alabá-a-la-bimbom-ba.

Luegoelprocesodedocumentación.TengoquehablardeAgustíVehí,elpolicía

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localdeFigueres,doctorenHistoria,especializadoenHistoriadelaPolicía,profesorenlaUniversidadAutónomadeBarcelonayformidableescritordenovelanegra.NospresentómibuenamigoJoanMiquelCapelly,desdeentonces,puedopresumirdesertambiénsuamigo.

También debo reconocer la ayuda del historiador Jordi Finestres; del escritorLluísArcarazo,quemeproporcionódocumentaciónsobreArgelers;deRoserPeiró,TobiasGrößlyAlexanderPérezCarmona,quemeayudaronconBerlínyelidiomaalemán; de mi amiga imprescindible Maribel Blanco y el comisario José LuisBlázquez,queundíameabrieronlaspuertasdelaominosaJefaturadeVíaLayetana;delaotraamigadelalma,VerònicaVila-San-Juan,quesiempreestápresente,yasupadre,FelipeVila-San-Juan,que,durantetresdíasdelañoenqueyonací,detallóenLa Vanguardia el asesinato de Carmen Broto; y al maestro Juan Marsé, que meenseñó a corregir mi primer libro («este libro es bueno, pero no es muy bueno»:nuncaseloagradecerébastante),quesiemprehahabladodeCarmenBrotoyensuCaligrafía de los sueños me ha hecho revivir cómo contábamos las aventis; y aFerranRodríguezdeCanLluís,quemealimentaconsucordialidad,subuenhumordechistesmalosymecontólahistoriadelabombayeltiroteoensulocal;yaAgustíRosa,aAnnaRosayaPepCabotdeCal’Agustí,eserestaurante,delosmejoresdeBarcelona, que fue fundado quince días antes de que estallara la revolución en laciudad;yalexcelenteautordenovelanegraPetrosMárkaris,quemeorientóenmipaseoporlaAtenasdelosañoscuarenta.

YalosamigosamiguísimosJaumeCasasyMiquelFerreres,yPacoCamarasayMontseClavé, de la libreríaNegra yCriminal; que leyeron la primera parte de lanovelayaunasícontinuaronsiendoamigosamiguísimos;yaVicenteCarballidoyMaria Rempel, que eran editores y se ofrecieron los primeros para editarme; y alamigo y ahijado Dani Nel·lo, que marcó el recorrido exigiéndome que fuese unanovelapoliciacaperonounanovelahistórica(nosésihesabidocomplacerle).

YaVicentPons,secretarioeficienteyabnegado,quepusoordenenelcaos,yalamisteriosasecretariaVeselaRumenova,queundíadesapareciósindejarrastro.

Y,claroestá,aRosaM.ª,miesposa,yaClara,mihija,quemedanlaestabilidad,lacalidezylaconfianzanecesariasparaescribiryescribiryescribircadadía.

Ymás,yadigo,muchosmás,queesimperdonablequeahoraolvide,yaquienes,ademásdedeberleslasgracias,tengoquepedirlesperdónporlaomisión.

Todostenéisquesaberquenecesitabaescribirestelibroyque,graciasavosotros,hasidoposible.

Noospodéisimaginarelinmensofavorquemehabéishecho.Gracias.

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ANDREUMARTÍN.Guionistadecómicycine,estáconsideradocomounode losmaestros de la novela negra española. Aficionado a la literatura de aventuras y alcómic, durante el bachillerato empezó a escribir guiones de cómics, actividad queserásuprincipalfuentedeingresosdurantemásdediezaños.Tambiénsienteinterésporel teatro.En1965comienzaaestudiarPsicologíaenBarcelonayselicenciaen1971. No ejerce la profesión, pero su obra demuestra en la construcción de lospersonajesylosargumentoselprofundoconocimientoqueelautortienedelmundodelalocuraylaobsesión.

Haganadovarios premiosde importancia: en1979ganó el premioCírculodelCrimen,conlanovelaPrótesis;en1989elPremioNacionaldeLiteraturaJuvenil;haganadotresveceselPremioHammet,concedidocadaañodurantelaSemanaNegradeGijónporlaAsociaciónInternacionaldeEscritoresPolicíacos,alamejornovelanegrapublicadaoriginalmenteencastellanoenelaño;en1992ganóDeutscheKrimiPreis,premioalamejornovelapolicíacapublicadaenelañoenAlemania.Tambiénha obtenido el Premio Ateneo de Sevilla en el 2000, con la novela Bellísimaspersonas;elpremio«Lasonrisavertical»en2001,conEsperaponteasí;elIIPremioAlandar de Narrativa Juvenil de la editorial Edelvives y en 2004 ganó—junto aJaumeRibera—elPremioBrigada21a lamejornoveladelañoescritaencatalán,conAmbelsmortsnos’hijuga.Enelaño2011seleconcedióelpremioCarvalhoenelmarcodeBCNegraytambiénelSantJoanUnnimporlanovelaCabaretPompeya,ambientadaenlaBarcelonadelaprimeramitaddelsigloXX.

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