baÑos de cera o parafina

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BAÑOS DE CERA O PARAFINA El tratamiento con baños de cera o parafina consiste en ir introduciendo el miembro afectado en el recipiente que contiene la parafina a una temperatura entre 45 y 55 grados, de forma que se van depositando sucesivas capas de cera caliente sobre la piel, hasta conseguir un número de diez a doce capas superpuestas, tras ello se envuelve la mano, por ejemplo, con una sustancia aislante, papel preparado o plástico y todo ello a su vez se vuelve a envolver en una toalla para evitar la pérdida de calor, se mantiene así de 15 a 20 minutos y se pasa a retirar la cera del miembro afecto. Los tratamientos se realizan a diario hasta que remitan los síntomas. Los baños de cera o parafina son muy utilizados como agentes terapéuticos y calmantes del dolor. Los recipientes para baños de cera o parafina tienen unos controles de seguridad y reguladores de temperatura que permiten trabajar sin riesgos con substancias de por si tan inflamables. Obtenemos con los baños de parafina tratamientos locales útiles para procesos reumatológicos y artríticos de miembro superior e inferior, aunque especialmente se tratan manos y muñecas. Baños de parafina La parafina es una mezcla de alcanos que se encuentra en la naturaleza (ozoquerita) y en los residuos de la destilación del petróleo. La empleada en terapéutica debe ser blanca, inodora, insípida y sólida, y se suministra en forma de placas. La parafina tiene un punto de fusión medio de aproximadamente 54,5 °C. La adición de una parte de aceite mineral a 6 o 7 partes de parafina, reduce su punto de fusión; de este modo se mantiene líquida a temperaturas entre 42 y 52 °C. La parafina fundida posee un elevado contenido calórico; es una fuente duradera de calor, pues tarda más tiempo en enfriarse de lo que lo hace el agua a la misma temperatura. Dado que su conductividad y calor específico son bajos, puede aplicarse directamente sobre la piel a temperaturas que no son tolerables con el agua. Para afecciones articulares crónicas de manos y pies, suele preferirse el baño de parafina a los baños de agua caliente o al hidromasaje, ya que proporciona una acción antiinflamatoria y analgésica más duradera. El mecanismo fundamental de transferencia de calor es por conducción, aunque en el estado de cambio de fase de líquido a sólido, durante la aplicación, se produce emisión de radiación infrarroja. La parafina se funde y mantiene en baños controlados termostáticamente (Fig. 2.1). Existen baños de pequeño tamaño, que pueden ser transportados y utilizados para uso doméstico. Los baños necesitan una continua supervisión para evitar que se contaminen. Los termostatos y temporizadores pueden fallar o dañarse, y necesitan revisarse y calibrarse de forma regular. El baño debe ser periódicamente limpiado y esterilizado, siguiendo las recomendaciones del fabricante. Las veces que se reutilice la parafina determinarán la frecuencia con la que el baño ha de limpiarse

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Page 1: BAÑOS DE CERA O PARAFINA

BAÑOS DE CERA O PARAFINA

El tratamiento con baños de cera o parafina consiste en ir introduciendo el miembro afectado en el recipiente que contiene la parafina a una temperatura entre 45 y 55 grados, de forma que se van depositando sucesivas capas de cera caliente sobre la piel, hasta conseguir un número de diez a doce capas superpuestas, tras ello se envuelve la mano, por ejemplo, con una sustancia aislante, papel preparado o plástico y todo ello a su vez se vuelve a envolver en una toalla para evitar la pérdida de calor, se mantiene así de 15 a 20 minutos y se pasa a retirar la cera del miembro afecto. Los tratamientos se realizan a diario hasta que remitan los síntomas.Los baños de cera o parafina son muy utilizados como agentes terapéuticos y calmantes del dolor.

Los recipientes para baños de cera o parafina tienen unos controles de seguridad y reguladores de temperatura que permiten trabajar sin riesgos con substancias de por si tan inflamables.Obtenemos con los baños de parafina tratamientos locales útiles para procesos reumatológicos y artríticos de miembro superior e inferior, aunque especialmente se tratan manos y muñecas.

Baños de parafina

La parafina es una mezcla de alcanos que se encuentra en la naturaleza (ozoquerita) y en los residuos de la destilación del petróleo. La empleada en terapéutica debe ser blanca, inodora, insípida y sólida, y se suministra en forma de placas. La parafina tiene un punto de fusión medio de aproximadamente 54,5 °C. La adición de una parte de aceite mineral a 6 o 7 partes de parafina, reduce su punto de fusión; de este modo se mantiene líquida a temperaturas entre 42 y 52 °C.La parafina fundida posee un elevado contenido calórico; es una fuente duradera de calor, pues tarda más tiempo en enfriarse de lo que lo hace el agua a la misma temperatura. Dado que su conductividad y calor específico son bajos, puede aplicarse directamente sobre la piel a temperaturas que no son tolerables con el agua. Para afecciones articulares crónicas de manos y pies, suele preferirse el baño de parafina a los baños de agua caliente o al hidromasaje, ya que proporciona una acción antiinflamatoria y analgésica más duradera.

El mecanismo fundamental de transferencia de calor es por conducción, aunque en el estado de cambio de fase de líquido a sólido, durante la aplicación, se produce emisión de radiación infrarroja.

La parafina se funde y mantiene en baños controlados termostáticamente (Fig. 2.1). Existen baños de pequeño tamaño, que pueden ser transportados y utilizados para uso doméstico. Los baños necesitan una continua supervisión para evitar que se contaminen. Los termostatos y temporizadores pueden fallar o dañarse, y necesitan revisarse y calibrarse de forma regular. El baño debe ser periódicamente limpiado y esterilizado, siguiendo las recomendaciones del fabricante. Las veces que se reutilice la parafina determinarán la frecuencia con la que el baño ha de limpiarse y esterilizarse, aunque se recomienda hacerlo a intervalos no superiores a 6 meses.

Fig. 2.1. Baño de parafina.

Técnicas de aplicación. Antes del tratamiento, el segmento corporal debe limpiarse con agua y jabón, y posteriormente con alcohol, para eliminar cualquier residuo de jabón y evitar la proliferación bacteriana en el fondo del baño. La parafina se aplica fundamentalmente en manos y pies, de 3 formas: inmersiones repetidas, inmersión mantenida y pincelaciones.

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El método de inmersión repetida: es el más utilizado y consiste en la introducción cuidadosa de la mano o el pie durante varios segundos en el baño; posteriormente se retira, para que se forme una delgada capa de parafina, ligeramente endurecida y adherente, sobre la piel (Fig. 2.2).

Fig. 2.2. Método de inmersión

La operación se repite de 8 a 12 veces hasta que se forma una gruesa capa de parafina sólida. A continuación, la zona se envuelve en una bolsa de plástico y se cubre con varias toallas para facilitar la retención del calor.

La zona corporal debe quedar despojada de cualquier tipo de objeto metálico y se debe procurar que no se mueva la zona introducida en el baño para evitar la aparición de «puntos calientes». Si se moviliza la parte introducida en la parafina fundida, se corre el riesgo de interrumpir la barrera de parafina semisólida, con lo que el paciente sentirá una sensación de quemadura. La mano se debe sumergir con los dedos lo más extendidos y separados posibles.

El paciente debe situarse en una posición cómoda, con la zona elevada, hasta que finalice el tratamiento, para evitar la potencial aparición de edema.

La aplicación se mantiene de 15 a 20 min.

Transcurrido este tiempo, se quitan las toallas y la bolsa, y con un depresor lingual se retira la capa de parafina sólida y se arroja al baño.

Tras la aplicación, debe verificarse el estado de la piel.

Después de la aplicación, la zona se debe limpiar con agua y jabón. La limpieza se puede completar con un suave masaje con una loción hidratante o aceite mineral, para humedecer y suavizar la piel.

Después de una aplicación de parafina, la piel queda más tersa, suave, húmeda y flexible, por lo que resulta más fácil de masajear y movilizar.

El método de inmersión mantenida o de reinmersión: es utilizado en contadas ocasiones, al ser poco tolerado por muchas personas, especialmente aquellas con predisposición a la formación de edemas o que no pueden adoptar una posición estática y cómoda durante el tiempo que dura el tratamiento.

En los casos en que existan dudas sobre la tolerancia del paciente, es preferible pincelar la zona con parafina hasta que se forme la capa sólida protectora, y luego introducirla en el baño.

Se introduce la mano o el pie 3 o 4 veces en el baño de parafina, hasta que se forma una fina película de parafina sólida.

Luego vuelve a sumergirse en el baño y se mantiene la inmersión de 20 a 30 min. Dado que la parafina solidificada sobre la piel posee una baja conductividad térmica, la conducción de calor desde la parafina fundida se reduce, lo que explica que esta aplicación pueda ser tolerada.

Page 3: BAÑOS DE CERA O PARAFINA

Presenta el inconveniente de que, durante la aplicación, la zona se encuentra dependiente, lo que puede contribuir a la aparición o aumento de edema.

La técnica de inmersión proporciona un calentamiento suave, mientras que con el método de inmersión mantenida se obtiene un calentamiento intenso sobre la piel, con un descenso importante de la temperatura en el tejido subcutáneo. Sin embargo, teniendo en cuenta la escasez de tejidos blandos que recubren las articulaciones de la mano, la muñeca, el tobillo y el pie, se produce una elevación significativa de temperatura en las pequeñas articulaciones de estas regiones

El método de pincelación: se emplea con menor frecuencia, aunque permite aplicar la parafina a temperatura más elevada. Se utiliza sobre zonas como los hombros y los codos, que no pueden ser tratadas mediante las técnicas anteriores (Fig. 2.3). Este método se basa en la aplicación de unas 10 pincelaciones rápidas sobre la zona, que posteriormente queda convenientemente envuelta.

Fig. 2.3. Método de pincelación.

Indicaciones. Contracturas y rigideces articulares localizadas en manos y pies. Las contracturas se producen por un acortamiento de los tejidos articulares o periarticulares, por el engrosamiento de la sinovial debido a una afección reumática o por la tensión de los ligamentos y las cápsulas articulares a causa de una enfermedad articular degenerativa. En estos casos puede lograrse un calentamiento selectivo de las articulaciones contracturadas interfalángicas, metacarpo y metatarso-falángicas, elevando la temperatura hasta aproximadamente 43 °C.

A este calentamiento debe seguirle, de forma inmediata, la realización de movilizaciones de las articulaciones o estiramientos moderados, manuales o instrumentales, prolongados durante el tiempo necesario para que se produzca el enfriamiento de las articulaciones, y siempre en el límite de tolerancia al dolor. De esta forma, se puede conseguir un aumento de 5 a 10° en la movilidad de las articulaciones contracturadas con movilidad limitada.

La rigidez articular matutina o tras reposo, característica de la artritis reumatoide y de otras conectivopatías, puede ceder con la aplicación de parafina.

Su uso es muy útil para asociar a técnicas de cinesiología. En tratamientos cosméticos, se usa para disminuir por mecanismo de termolipólisis, la grasa subcutánea de áreas corporales, como abdomen, brazos, muslos, entre otras.