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Balseros y chinchorreros de la costa andina: Norte de Chile Roberto Páez Constenla /NTRODUCCION En estas últimas décadas, varios estudiosos sudamericanos han puesto énfasis en la clasificación tipológica de las embarcaciones con data precolom- bina, en las costas del Perú y Chile. Entre los principales aportes se cuentan: R. Latcham (1928: 1006- 1014), Dick y Julio Ibarra Grasso (1955: 1-127), Lautaro Núñez (1979: 1-28), Herman Buse (1981: 1-141 ), María Rostwo- rowski ( 1981: l-180) y Ben te Bittmann ( 1982: 43-70). Para las costas de la zona norte de Chile, resultan particularmente útiles las clasificaciones de Lautaro Núñez y Bente Bittmann. El primero distingue cinco tipos de embarcaciones: 1) balsas de cueros de lobo, 2) balsas de made- ra con estructura de tres cuerpos, 3) balsas de madera con estructura superior a tres cuerpos, 4) embarcaciones monóxilas, y 5) balsas de fibra vegetal (Nú- ñez 1979: 1-28). La clasificación de Bente Bittmann no difiere sustancial- mente de la anterior, al señalar: 1) balsas de tres palos, impulsadas por un canalete de doble hoja o paleta, 2) balsas de madera con más de tres piezas, 3) canoas monóxilas, 4) balsas de totora, y 5) balsas de cueros de lobo mari- no (Bittmann 1982: 43-70). El presente trabajo se refiere a un tipo de balsa de madera, de tres cuer- No. 1, Julio 1987 229

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Balseros y chinchorreros de la costa andina:

Norte de Chile

Roberto Páez Constenla

/NTRODUCCION

En estas últimas décadas, varios estudiosos sudamericanos han puesto énfasis en la clasificación tipológica de las embarcaciones con data precolom­bina, en las costas del Perú y Chile. Entre los principales aportes se cuentan: R. Latcham (1928: 1006- 1014), Dick y Julio Ibarra Grasso (1955: 1-127), Lautaro Núñez (1979: 1-28), Herman Buse (1981: 1-141 ), María Rostwo­rowski ( 1981: l-180) y Ben te Bittmann ( 1982: 43-70).

Para las costas de la zona norte de Chile, resultan particularmente útiles las clasificaciones de Lautaro Núñez y Bente Bittmann . El primero distingue cinco tipos de embarcaciones: 1) balsas de cueros de lobo, 2) balsas de made­ra con estructura de tres cuerpos, 3) balsas de madera con estructura superior a tres cuerpos, 4) embarcaciones monóxilas, y 5) balsas de fibra vegetal (Nú­ñez 1979: 1-28). La clasificación de Bente Bittmann no difiere sustancial­mente de la anterior, al señalar: 1) balsas de tres palos, impulsadas por un canalete de doble hoja o paleta, 2) balsas de madera con más de tres piezas, 3) canoas monóxilas, 4) balsas de totora, y 5) balsas de cueros de lobo mari­no (Bittmann 1982: 43-70).

El presente trabajo se refiere a un tipo de balsa de madera, de tres cuer-

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Artículos, Notas y Documentos ____________________ _

pos o tres palos, mencionado en ambas clasificaciones; se trata de una balsa usada en la pesca con red de chinchorro y cuya observación se efectuó en las playas de Huasco (latitud 28º 27' Sur), norte de Chile. Varios detalles impor­tantes sobre estas embarcaciones han sido ya recogidos en 1974 por Luis Valdivia (1974: 55-60) en el litoral de Arica. Otras informaciones de interés aparecen en un trabajo de Shozo Masuda ( 1981: 182) para la costa sur del Perú.

DESCRIPCION DE LAS BALSAS Y EL CHINCHORRO

Se utilizan dos embarcaciones para la pesca con chinchorro; ambas po­seen dimensiones similares, siendo más ancha la que transporta la red . La bal­sa menor recibe el nombre de patache( I) y lleva los cordeles de la parte iz­quierda del chinchorro.

La balsa mayor y el patache se componen de tres palos de 5 mts. cada uno, teniendo la primera una manga de O, 70 ·cms. Poseen una proa levantada a partir de un sacado especial que se les hace en un extremo; desde este lugar van colocados unos palos de la misma madera(2) unidos con un sistema de amarras ; la eslora total , incluyendo la proa, alcanza a 5,58 m. y su puntal a 15 cms., equivalente al grosor del tronco (Figura No. l ).

Entre los palos exteriores y el central van ubicados otros más delgados, denominados cuñas; éstos sirven para darle más amplitud y firmeza a la em­barcación. Otros palos del mismo grosor se colocan en la estructura de proa ; la embarcación va amarrada por un doble cordel que sujeta la plataforma por su parte superior e inferior.

Para impulsarse se emplean dos tipos de remos: uno de madera y de do­ble paleta, con un largo de 1, 78 m. y un ancho de 24 cms., usado por el proe­ro; el otro lo utiliza el popero y consiste en una caña de bambú cortada lon­gitudinalmente , con un largo de 1, 70 m. y un ancho de 13 cms. El remo de doble paleta siempre se amarra a la proa, con el fin de recuperarlo en el caso de que caiga al agua(3).

Respecto al chincho"o( 4 ), se lo puede clasificar como una red com­puesta, consistente en dos partes: l) uó copo o buche, que corresponde a una red en forma de bolsa de 9,45 m. de diámetro, y 2) las mangas, que son redes ubicadas a ambos lados del copo, con un largo de 31 ,05 m. cada una y una altura de 4,05 m.(5) (Figura 2).

Las mangas y el copo poseen una relinga superior de corchos y otra in­ferior de plomos para mantenerlas estiradas. La malla(6) del tejido es de 6,5 cms., disminuyendo a 4,0 cms. en el copo. El tejido de la abertura del copo está dispuesto en espacios triangulares, denominados cuchillos, que sirven para darle más flexibilidad a esta sección.

Ambos extremos laterales de las mangas van unidos con cordeles a un palo de la misma altura : el calón, y este, a su vez , a un cordel denominado beta o cabo, de 500 m. de largo. El conjunto de cordeles y calón recibe el

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FIGURA No. l

Balsa de tres palos y tipos de remos

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FIGURA No. 2 Red de chinchorro

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nombre de ca/onera y su función consiste en mantener estiradas las redes y tirarlas sin problemas.

PROCEDIMIENTO DE PESCA

Esta pesca se realiza especialmente en los meses de verano, época en que llegan a la costa grandes cardúmenes de diversas especies(?). Se escogen playas sin rocas para que no enreden el chincho"º y, en lo posible, sitios con oleaje suave.

En ocasiones, los pescadores se movilizan de una región a otra o aprove­chan las playas cercanas, como se observó en Huasco. Los desplazamientos hacia las playas se hacen por carretera, llevándose el chinchorro y las balsas en una rampla tirada por camioneta o jeep.

El procedimiento de pesca puede subdividirse en tres etapas: l) despla­zamiento al lugar de calada, 2) acción de calar el chinchorro, y 3) arrastre de la red hacia la playa.

Una primera etapa consiste en dirigirse al lugar de pesca. En cada balsa van dos remeros, ubicados en la proa y en popa. Las maniobras son rápidas, precisas y duran escasos minutos, siendo la más peligrosa el sortear los oleajes o tumbos hasta conseguir llegar a la zona sin rompiente, denominada seguío.

La segunda se efectúa al juntarse las dos balsas, con el fin de amarrar la beta izquierda al chinchorro. Posteriormente se bota el cordel y sale el pata­che hacia la orilla. Simultáneamente, desde la balsa mayor se cala la red y se llega a la costa con la beta derecha.

Por último, al salir los bogadores á la -piaya, proceden a colaborar con los tiradores. Para hacerlo, se ubican dos grupos a una distancia de 200 m. uno del otro, hasta juntarse en el centro con el copo en tierra.

Cuadro No./

Relación entre las acciones técnicas y sus tiempos de duración, utilizando bolsas y red de chinchorro

(Huasco, Región de Atacamo)

Acción técnica

Entrada de la balsa con chinchorro. Entrada del patache. Unión de la beta con el chinchorro. Botadura de la beta y salida del chinchorro. Llegada del patache a la orilla Arribo de la balsa a la costa Remeros y tiradores sacan el chinchorro. Culminación de la etapa de arrastre

TOTAL:

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Tiempo

18,28 (p .m.) 18,30 18,35 18,38 18,41 18,44 18,47 18,55

27,00 minutos

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Luis Valdivia (l 974: 56) había calculado en Arica una duración de 20 a 30 minutos para todo el prócedimiento. Una medición realizada en Huasco nos dio un tiempo similar de 27 minutos. En el cuadro No. l hemos consig­nado las acciones técnicas y los promedios de tiempo en orden de sucesión , lo que demuestra la rapidez del procedimiento.

Respecto al número de caladas, es variable, dependiendo del tipo de es­pecie y del volumen extraído. Cuando la pesca es buena, los balseros y tira­dores .ordenan las redes para guardarlas y se dedican al limpiado y desviscera­do del producto, labor que puede durar bastante tiempo. En otras ocasiones , cuando se sacan peces de alto valor comercial, pero en cantidades pequeñas, se efectúan nuevas caladas hasta completar una cuota suficiente.

TECNICAS DE TRABAJO

Durante el transcurso de la pesca pudieron apreciarse una serie de pau­tas de trabajo, que incluyeron la manipulación de los implementos y su rela­ción con los movimientos corporales. Ambas acciones nos revelaron una acu­mulación de experiencias y la selección de ciertas modalidades técnicas mu­cho más aptas que otras para realizar el trabajo. Cabe destacar, entre las prin­cipales, las siguientes:

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El proero va sentado con_i.Q_sªpies dentro de la embarcación y afirmándo­los en la proa; a su vez, la espalda va delante de las betas o el chinchorro; esto le permite tener dos bases de apoyo y remar con mayor fuerza. Por su parte , el popero dirige las maniobras de desplazamiento, sujetando primero la embarcación con sus manos y desde dentro del agua, con el fin de mantenerla firme y atravesar así el primer oleaje; una vez pasado el primer tumbo se sube y ordena al proero remar conjuntamente para sortear los oleajes interiores. Una labor que requiere destreza, ya que generalmente la realiza uno de los más experimentados , es la acción de calar el clJ,inchorro. Se la efec­túa parado sobre la embarcación, levantando la red hacia el pecho y lan­zándola con fuerza al mar. De esta forma se mantiene el equilibrio y se la cala por partes. El arrastre del chincho"º hacia la playa se hace manteniendo una equi­distancia entre los dos grupos de tiradores. Usan como referencia una boya que flota en la superficie y que va amarrada al copo. Mediante órdenes vocales y señales con los brazos se van comunicando para ex­traer al mismo tiempo la red; las betas se van moviendo al sacarlas del agua, para que los peces no intenten escapar y se dirijan al copo. Factores naturales, como la dirección del viento y del oleaje , el tipo de marea y el lugar donde se calará, son tomados en cuenta antes de entrar al mar. En Huasco, uno de los bogadores hacía esta labor, pero en otras ocasiones las realiza un pescador que permanece en tierra, denominado celador. Los balseros y el celador se comunican mediante señales, em-

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pleando el movimiento de brazos y remos(8 ). El patache se carga con la beta dispuesta en rollos de aproximadalllL'llll' 100 111 .. colocándose extendidos de 4 a 5 rollos , uno detrás lk ot n 1 > unidos mediante un nudo; de esta forma , el cordel va ordenado. 110 se enreda y se desata con facilidad. Sucede lo mismo con la balsa 111ayor, pero en este caso el chinchorro va colocado sobre los rollos , con los cor­chos y los plomos hacia un lado. Todo el conjunto es amarrado con un cordel llamado otrinque, para evitar que el golpe del oleaje lo desorde­ne(9 l. Finalmente se introducen los remos bajo el otrinque, quedando todo dispuesto para una colado, En relación al número de participantes y la división del trabajo al inte­

rior del grupo , la situación resultó más simple que la observada por Luis Val­divia. En Arica se habían contabilizado más de 35 personas (Valdivia 1974: 5 5 ). pero en Huasco su promedio osciló entre 8 a 12 trabajadores. Tarn po~u notamos una división tan marcada como en Arica, ya que los mismos boga­dores se integraban a los tiradores, ordenaban las herramientas y clasificaban los peces. Solamente la colocación y el ordenamiento de las betas y el chi11-chorro sobre las balsas los hacían los mismos remeros.

PRODUCTIVIDAD Y COMERCIALIZACION

En la primera calada se sacaron un total de 850 kgs .. consistentes en:. 150 kgs. de cavinzas (!sacia conceptionis), 100 kgs. de machuelos (Brevortia maculata) y 600 kgs . de sardina española (Sardinops sagax). También se ex­trajeron algunos ejemplares de caballas (Scomberjaponicus pernanus) y sar­gos (Anitrosemus scapu/aris).

A la rnafiana siguiente se realizaron dos nuevas caladas sin resultados alentadores, saliendo algunos ejemplares de pejegallo (Callorhinchus callor­hinchus) y jaibas (Homalaspis plana), totalizando no más de cuatro kilos(} 0) .

Del volumen extraído muy poco fue comercializado, ya que la demanda local (pensiones, residenciales, restaurantes, casas particulares y comercian­tes) prefiere determinadas especies. En el lugar tampoco existen empresas pesqueras que compren el producto. Solamente se aprovecharon algunos ejemplares por un grupo de baiiistas, otros para el autoconsumo y un peque­ño porcentaje de machuelos, cavinzas y sardinas españolas, que fueron ven­didos para ahumado.

Los pescadores manifestaron que su estadía se había prolongado por más de un mes y medio en Huasco, esperando la temporada de la corvina (Ci/11s montti), especie que había sido muy abundante en la temporada pasa­da , pero que aún no penetraba a la bahía(! 1 ).

Por los ejemplos anteriores , y otros casos ·etnográficos y etnohistóricos que a continuación sefíalaremos, puede afirmarse que la productividad utili­zando estas artes de pesca es muy variable, pudiendo extraerse cantidades muy diferentes entre una y otra calada.

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Luis Valdivia indicaba para Arica que en una buena calada podían sacar­se entre 3.500 a 4 .000 kgs., nombrando entre las especies comerciales a las mantas - rayas (Dreviraja sp. ), tollos (Muste/atus macu/atus), corvinas, roba­/os ( Eleginops mac/ovinus ). pichihuenes ( Menticirrhus ophicephalus). ronca­dores o roncachos (Sciaena deliciosa) y sargos (Valdivia 1974: 59).

Václav Solc, en observaciones que hizo entre los aimaras de la isla Suri­que ( Lago Titicaca), señalaba que usando dos balsas de totora y una red de arrastre, denominada k 'ana, se realizaban once redadas en un día, fluctuando cada recogida entre I O a 70 pescados (1979 : 60) .

El marino Luis Pomar describió una técnica similar, pero con empleo de balsas de cueros de lobo , para el siglo pasado, en la desembocadura del río Maipo, en la zona central de Chile :

"El producto de la pesca se divide en terceras partes entre los dueños de la red y la balsa, los pescadores y la gente que saca las líneas de red. Sólo me fué posible presenciar un lance y el producto que rindió fué una lisa y un jurel. pero los pescadores aseguraban que las lisas se habían escapado por sobre la malla de la red durante la operación" (1877: 101 ).

La cita anterior nos sirve también para comparar el reparto de las ganan-cias que se hace actualmente. Es común dividir las ganancias en cuatro par­tes : una para el dueño de las herramientas (red y balsa) ; otra para el transpor­tista , dueño de la camioneta o jeep ; una tercera para los embarcadores, que son los que manejan las balsas; y una cuarta para los tiradores, encargados de arrastrar el chinchorro( 12).

CAPACIDAD DE NAVEGACION

Desde hace un tiempo se vienen acumulando nuevas evidencias docu­mentales sobre la capacidad de navegación de las grandes balsas precolombi­nas. Ya M. Rostworowski (1977 : 97-129) había llamado la atención sobre el tráfico prehispánico, que cubría distancias en balsas desde Chincha , en el Perú central , hasta la zona de Puerto Viejo en Ecuador.

Otro dato de interés Jo proporciona Alfredo Torero ( 1984: 394 ), al se­ñalar un informe del comodoro David Porter, en 1813 , que se refiere a viajes en grandes balsas entre Guayaquil y Lima, abarcando un área aproximada de 600 millas.

Para el caso de las embarcaciones pequeñas, es evidente que debieron cubrir distancias menores. El arqueólogo L. Núñez ( 1979: 11) señalaba que las balsas de tres palos fueron utilizadas en labores de pesquería y traslados menores apegados a la costa( 13 ). Otro arqueólogo sugiere la posibilidad de movimientos migratorios entre la costa sur del Perú y el norte de Chile, en el período Arcaico Tardío (2.000 a 1.000 a. de c.) y la probable utilización de balsas de tres palos (Muñoz 1982 : 143 ).

Si bien es aún prematuro agregar información novedosa sobre la capaci-

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dad de navegación de estas balsas, es posible pensar que podían realizar des­plazamientos rápidos; en Huasco demoraban escaso tiempo en llegar al lugar de calada, distante unos 250 m. de la orilla.

Pensando en distancias más largas, una comparación con las balsas de cueros de lobo podría ser significativa, ya que según el marino peruano Aure­lio García y García (1863 : 28-29), durante el siglo pasado éstas cubrían por lo menos unas 77 ,2 l millas(l 4 ). Distancias menores, que fluctúan entre 25,64 a 16,21 millas, eran recorridas hasta fines de la primera mitad del pre­sente siglo desde la caleta de Chañaral de Aceitunas (latitud 29º 41 ' sur), según la información etnográfica (H. Niemeyer 1965-1966: 258 ; R. Páez 1985: 8) .

DISTRIBUC/ON GEOGRAF/CA Y USO ACTUAL DE LAS BALSAS

En 1974, Luis Valdivia mencionaba el uso de un par de balsas en Arica. La situación ha cambiado en los tiempos actuales; ya que se ocupan unos cuatro pares, todos pertenecientes a diferentes dueños, residentes en dicha ciudad( 15 ).

Del grupo que pescaba en H_uasco , dos habían viajado en años anterio­res, utilizando balsas y chinchorros, a distintas playas del norte: Iquique , Huasco, Los Choros, Temblador, Bahía de Coquimbo, Guanaqueros y Ton­goy , cubriendo de esta manera las actuales regiones de Tarapacá, Atacama y Coquimbo (Figura No . 3)( 16).

Respecto al sur del Perú, el etnólogo Shozo Masuda ( 1981: 181) asocia el uso de balsas al transporte de camarones( 17) en los ríos: Camaná-Majes, Ocoña, Vítor, Tambo y Sama(l 8).

Los pescadores entrevistados en Huasco recordaban haber visto ejempla­res idénticos en el río Camaná, pero sin proa, a diferencia de los que se utili­zan en la costa , ya que la proa es necesaria para romper el oleaje. Nos agrega­ban que estas balsas habían sido reemplazadas en el sur peruano por embar­caciones a motor, aunque se emplean algunas ocasionalmente( 19).

¿PROBLEMAS DE CONTINUIDAD HISTORICA O DE D/FUSION TARD/A?

Bente Bittmann (1982 : 49), preguntándose por la antigüedad cronológi­ca de estas balsas, manifestaba que a pesar de ser muy usadas en el período prehistórico, existía una falta de evidencia escrita en el período colonial. La información para el siglo XIX parece confirmar un proceso de desaparición muy temprano. Por ejemplo, en una Memoria de Marina de fines del siglo pa­sado, el gobernador marítimo de Arica detallaba las siguientes embarcacio­nes, sin mencionar balsas (F.A. Medina 1 ~89 : 140):

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Lugares de pesca aprovechados por los balseros de Arica

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"Botes redondos para pasajeros ..... .. . ..... . ........ ... .... . 3 l Botes para servicios particulares ............ . ................ . l Botes y bongos para pesca ........................... .. .... . 25 Cachuchos para servicio de lanchas ...... .. .. . .. .. ... . .. ........ 3 Lanchas para carga dentro del puerto .. ... ... .. . .... ...... . . . . 26 Total de embarcaciones 86"

Lo mismo puede decirse respecto al censo pesquero publicado a princi-pios de este siglo por Recaredo Amengua!:

"Todas las embarcaciones destinadas a la pesca son botes de más o me­nos 5 metros de eslora por l metro 20 centímetros de manga, siendo todos construidos en el país, ocupándose diariamente en esta industria de 28 a 30 embarcaciones" (Amengua! 1915: 204 ). En relación a los tiempos actuales, uno de los informantes recordaba

que las había visto por primera vez en la década de 1960, en las playas de Arica. En esos años, pescadores peruanos trabajaban cerca de la frontera y llegaban hasta esa ciudad. Este hecho resulta coherente con los datos recogi­dos años más tarde por Luis Valdivia ( 1974: 57), al identificar a algunos tra­bajadores peruanos entre los balseros de Arica. También debemos agregar que uno de los entrevistados en Huasca era de esa nacionalidad.

Otro aspecto que incide en el problema lo constituye la especie de ma­dera utilizada para construir las balsas, muy distinta a los típicos recursos del medio árido y semiárido del norte de Chile, a diferencia de la totora (Thipa angustifolia), el algarrobo (Prosopis chilen$4.Stunz) o los cueros de lobo ma­rino (Otario jubata Forst). La misma fuente etnográfica nos señalaba que los maderos eran adquiridos en Camaná, se traían por carretera y las balsas se arma han en Arica.

En tercer lugar, es importante considerar algunos estudios contemporá­neos relativos a los procesos y épocas de reemplazo de las embarcaciones pre­colombinas en el Pacífico sur.

P. Arana (1976 : 165-182), en una evaluación estadística para mediados de la década de 1970, concluía que en Ecuador la embarcación más común era la canoa, representando un 930/0 del total; el resto estaba constituido por balsas , balandras, lanchas y otras embarcaciones menores. Respecto al Perú, el bote ocupaba un 500/0 del total; las balsas, un 250/0 y las chalanas, un 70/0, además de un porcentaje menor compuesto por canoas, caballitos de totora, pangas, lanchas y bolicheras. Por último, en Chile predomi(!aban el bote y, en menor proporción, las chalupas, lanchas y goletas(20).

Para el caso de Chile, otros trabajos permiten conocer detalles específi­cos de este proceso de reemplazo, que evidencia un cambio más rápido en las costas de nuestro país. Alberto Medina (1984: 53) concluía que las da leas de Chiloé , en el sur de Chile, dejaron de usarse en el último cuarto del siglo pa­sado; J. Montané (1960: 6) señalaba que las balsas de totora habrían persisti­do en Pichilemu, zona central, hasta la década de 1950; otro grupo, consti-

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Art{culos, Notas y Documentos--------------------

tuido por las balsas de cueros de lobo, se habría usado en la caleta de Chaña­ral de Aceitunas , Norte Chico, entre fines de la década de 1 940 y principios de 1950 (H. Niemeyer 196.5-1966: 259 ; R. Páez 1985: 5).

Este panorama se presenta diferente en las costas peruanas ya que aún se utilizan las balsillas de troncos en Puerto Pizarro , Máncora, Los Organos, Sechura, Colán y San Pablo (J. Sabella 1978 : 178-192 ; M. Rostworowski 1981: 105; H. Buse 1981: 64 ), los caballitos de totora entre Pimentel y Pisco, especialmente en Huanchaco (M. Rostworowski 1981 : 106-107) y, por último, las balsas de troncos, entre los ríos Camaná y Sama (Shozo Ma­suda 1981 : 181-182), que son del tipo similar a las empleadas en Chile.

CONCLUSIONES

Si se considera la documentadón histórica , el estudio etnográfico de Luis Valdivia y los datos recogidos en Huasco , debe concluirse que las balsas de tres palos, usadas actualmente en las costas del norte de Chile , correspon­den a embarcaciones introducidas desde el sur peruano, hace algunas décadas atrás.

Aún no conocemos su antigüedad en el sur peruano, pero debe pensarse que la tradición tecnológica, al perdurar más tiempo en esa zona, permitió su transmisión hacia Chile, medta,!!{e las modalidades de compra-venta , por lo menos a partir de la década de 1960.

Ante la pregunta del porqué de su utilización y persistencia frente a em­barcaciones más perfeccionadas, como serían los botes, lanchas y faluchos , la respuesta parece estar en las declaraciones de los mismos informantes: las bal­sas duran mucho tiempo, no necesitan arreglos y calafateos constantes y , es­pecialmente al no usar combustible, bajan en gran medida los costos de ex­tracción.

Es posible, entonces, que en los próximos años, junto al uso de embar­caciones a motor para calar los chinchorros, continúen usándose las balsas de tres palos para la misma finalidad, en las caletas del norte de Chile.

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Roberto Páez Constenla Casilla S90

Universidad de la Serena La Serena, Chile

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NOTAS

( 1) Lautaro Núñez ( 1979: 16), al referirse a los caballitos de totora o a las balsas con­feccionadas con este material, mencionaba uITT! ·comunicación de F . Iriarte, en 1969, indicando la desaparición en el Perú, antes de esa fecha,de una embarcación de ma­yor envergadura denominada patacho.

(2) La especie de madera, al igual que lo señalado por Luis Valdivia ( 1974 : 5 5) era co­nocida como mague por los pescadores , indicándosenos que era traída de la selva peruana. Shozo Masuda ( 1981: 182) la identifica científicamente con la Ochroma sp .. M. Rostworowski , citando a Olaf Holm , señalaba que la madera usada para cons­truir las antiguas grandes balsas ecuatorianas era de la especie Genus ochroma (1977: 111).

(3) Se nos indicó que originalmente los dos pares de remos eran de bambú , pero que al romperse y perderse algunos, debieron confeccionarlos en madera con doble paleta.

(4) Este tipo de red requiere de mayores estudios. Hay mención de ella, para la zona central de Chile, en el siglo XVI (Armando de Ramón y J.M . Larraín 1982: 141) y para principios del siglo XVIII, en las costas de Concón (Pedro Cunill 1964: 11 ). La acepción chinchorro aparece en un diccionario español del siglo pasado referida a: " .. . especie de balsa que usan para la pesca los indios del mar Pacífico" y " .. . es­pecie de red a modo de barredera, semejante a la jábega, aunque algo menor" (R.L. Domínguez 1848: 57).

(5) Los chinchorros son confeccionados en las mismas caletas. Actualmente se utiliza el nylon de monofilamento, más resistente y duradero que las fibras de cáñamo y fe­lástica . Para tejer la red se emplean agujas de madera y metal ; el corcho de los flota­dores se compra en el comercio local, pero los plomos de la relinga inferior se fabri­can con cañerías viejas y se usan moldes especiales.

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(6) "La malla se mide de varias maneras, pero la más aceptada es la medida estirada en­tre nudos" (Mil ton J . Lobell 1954: 93). Es común que la medida de las mallas sea adaptada de pequeños maderos estandarizados, denominados malleros.

(7) El conocimiento empírico de los pescadores respecto a que la abundancia de la sar­dina en esta época es u na señal de la pronta aparición de la corvina, se ve confirma­do por los estudios científicos. Por ejemplo, Guillermo Mann (1954 : 241) indicaba respecto a este pez: "Sus zonas de vida por excelencia son el cinturón de aguas cer­canas a la costa y, muy especialmente, los mares litorales con fondos de arena. Du­rante los meses de verano, en que desova este pez , al igual como tantos otros de la fauna chilena, se acerca con verdadera temeridad a las playas mismas . . . " . Agregan­do: "la alimentación de la corvina es bien variada y su régimen contempla tanto pe­queños peces de las aguas costeras como sardinas y anchoas cuanto también a inver­tebrados asentados en las arenas litorales que ella frecuenta".

(8) Referente a los celadores de Arica, Luis Valdivia ( 1974: 57) anotaba:" . .. con una camisa en sus manos a modo de bandera hace señales. Indica a los embarcadores que se encuentran mar adentro algunas órdenes como: internarse en el mar un poco más, separarse ambas balsas, alto, remar, remar al sur o regresen".

(9) Cuando la beta se acaba y aún no han llegado a la orilla, anudan el atrinque y tiran desde este ex tremo el chinchorro.

( 1 O) En el día anterior a nuestra observación se habían ex traído en una sola calada 3. 000 kgs. de machuelos. La capacidad del copo es generalmente para 5.000 kgs. Pero se nos informaba que en Arica han llegado a sacar sobre 7.000 kgs. en algunas ocasio­nes.

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En el mes de febrero de 1 985 'ya· se había ex traído una cantidad suficiente de corvi­nas. Cuando los cardúmenes no aparecen con regularidad, el dueño de las herramien­tas decide buscar otros lugares, ya que los costos de transporte, alimentación y esta­día, pueden compensarse con una buena calada.

Las ganancias no son nunca iguales, ya que el dueño de las herramientas y el trans­portista perciben el doble que los embarcadores y éstos , a su vez , el doble que los tiradores. Este tipo de relaciones económicas también se encuentran entre los dueños debo­tes, faluchos y chalupas, respecto a los trabajadores que proporcionan su fuerza de trabajo y que no poseen embarcación.

Salvo un ejemplar en miniatura, con estructura superior a tres cuerpos de madera de algarrobo, encontrado en un ajuar funerario del sitio Cáñamo 3 (750 +D.C.) al sur de lquique, que lo lleva a pensar en desplazamientos mayores (Núñez 1979: 12). B. Bittmann ( 1982 : 60) sustenta la misma opinión al decir: "Basándose en la simili­tud de este modelo de embarcación con las grandes balsas vistas por los españoles y otros en la costa del norte de Perú y Ecuador, es posible sugerir que la balsa de Cá­ñamo representa una manifestación temprana de la balsa grande y compleja que pudo usarse para los viajes de larga distancia".

Au relio García y García (1863: 21) mencionaba viajes con balsas de cueros de lobo desde caletas ubicadas al sur de Arica, navegando hasta ese puerto y hasta Islay. Se ha calculado solamente la distancia entre Arica e Islay, ya que no se nombran espe­cíficamente esas caletas ubicadas más al sur.

Una estadística de 1977 para Arica sumaba un total de 112 embarcaciones, entre botes, faluchos y lanchas (0. Gormaz 1977: 16). Al momento de redactar este tra­bajo no teníamos una estadística actualizada, pero debemos suponer que la propor­ción d~ balsas continúa siendo baja en comparación a las otras embarcaciones. Si

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pensamos en una cantidad similar para 1986 y sumamos las 8 balsas , su porcentaje representaría un 6 ,60/0 del total.

(16) Las herramientas se llevan en una rampla tirada por camioneta o jeep. De esta for­ma recorren diversas playas, utilizando la carretera Panamericana y caminos latera­les que conducen a los mismos lugares de pesca.

( 17) La especie de camarón señalada por Shozo Masuda debe ser el Cryphios caementa­rius, que abunda entre los JOº y 30° de latitud sur (según N. Bahamonde e I. Vita 1971 : 17, citando estudios peruanos).

( 18) Sobre el uso de estas balsas en el Perú , Masuda agrega: "Hay dos maneras de concen­trar productos. La primera es la concentración por el balsero. El balsero es acopiador de camarones que utiliza una balsa hecha de palos de madera selvática (Ochroma sp.). Baja el río en la balsa y, haciendo escala en cada choza de camaroneros, compra los camarones recolectados. La balsa es propiedad del comerciante , que tiene en su po­der capital invertible. Se hace cargo del transporte de los palos al lugar donde se monta la balsa. Los camarones concentrados por el balsero se entregan al comercian­te, quien los conserva en un depósito con hielo por varios días. Cuando se reúne bas­tante cantidad, se la lleva a los mercados en las ciudades. La segunda manera de con­centración es por acopiadores que van directamente a los camaroneros con caballos o burros. Sin embargo, este método no es factible en la cuenca del río O coña, por­que es angosta y está flanqueada por acantilados y no hay allí buen camino. Los bal­seros transportan los palos en una camioneta de tracción en las cuatro ruedas por un camino muy empinado hasta lquipi, que está en el curso medio del río, y allí mon­tan las balsas" (Masuda 1981 : 182).

( 19) L. Núñez ( 1979: 11) señalaba que algunos antiguos pescadores que vivían en Tacna aún recordaban la manera de construirlas. Información similar recogió P. Daulberg, en la década de 1960, para la misma zona.

(20) Cabe pensar que las estadísticas recientes deben reflejar un cambio en los tres países respecto al número y proporción de las embarcaciones. Para el Perú, J . Sabella ( 1978: 77) indicaba que las embarcaciones motorizadas tenderían al reemplazo pro­gresivo de los tipos más tradicionales. La misma opinión la proporciona M. Rostwo­rowski (op. cit.: 105) . En Chile, el desarrollo del sistema de cooperativas, los crédi­tos para la pesca artesanal y la compra de motores , durante la década de 1960, con­tribuyeron al reemplazo de las velas en los botes y chalupas de gran parte del país.

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