balotario de filosofía

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Balotario de Filosofía 1. ¿Qué es la filosofía? Es un sistema de ideas que trata de las leyes más generales que nos permite conocer e interpretar la realidad, a través de ella podemos interrogar y analizar cómo se origina y desarrolla la materia. Es el conjunto de problemas no susceptibles de una repuesta precisa. La importancia de la filosofía se halla exclusivamente entre los bienes del espíritu y solo los que son indiferentes a estos bienes no pueden llegar a la persuasión de que estudiar filosofía no es perder el tiempo. La filosofía es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestro pensamiento. 2. ¿Qué diferencia a la filosofía de otros saberes? La filosofía es un conjunto de ideas que busca la explicación del origen de las cosas o materia su interpretación, análisis. Es el conjunto de problemas o preguntas que aún no tienen respuesta precisa. La "filosofía" se diferencia de la ciencia en que muchas de las preguntas que se plantea no pueden ser respondidas recurriendo al empirismo experimental, y se diferencia de la religión en que no puede aceptar explicaciones basadas en el dogmatismo, la fe o la revelación, precisamente porque su razón de ser está en tratar de hallar las respuestas dentro de la propia realidad de este mundo. Históricamente se dice que la filosofía es la madre de todas las ciencias porque la palabra filosofía deriva del griego y significa "amante del conocimiento". En la antigüedad, los filósofos, los que amaban tanto el conocimiento que se interesaban por todas las disciplinas, eran los sabios, que no estaban especializados en un área sino que sabían mucho de todo. Posteriormente, con el avance científico y los descubrimientos, se hizo imposible saber todo, por eso hoy hay tantos especialistas en diversos campos. Pero, todas las ciencias hoy se dice que derivan de la filosofía, por ese concepto antiguo. 3. ¿Qué características tiene la actitud filosófica? CARACTERISTICAS DE LA ACTITUD FILOSOFICA -Problematiza dora: el pensamiento filosófico es una manera peculiar de abordar los problemas, más que de resolverlos. El valor de la filosofía no reside en las respuestas que proporciona, sino en las preguntas que formula. -Racional: porque se basa en argumentaciones lógicas, en observaciones de la experiencia. La filosofía trata de descubrir porque las cosas son precisamente así, y para ello se basa en demostraciones y reflexiones lógicas. -Sistemático: ya que exige que todas sus afirmaciones estén relacionas; de forma que la explicación de cuestiones particulares se base en la de aspectos generales. -Critico: pues no se admite nada sin un examen racional previo, y cualquier conocimiento deber ser revisado y rechazado si se encuentran razones para ello. Ataca los temas de raíz sin dar nada por supuesto. Intenta descubrir errores,

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Balotario de Filosofía

1. ¿Qué es la filosofía?

Es un sistema de ideas que trata de las leyes más generales que nos permite conocer e interpretar la realidad, a través de ella podemos interrogar y analizar cómo se origina y desarrolla la materia. Es el conjunto de problemas no susceptibles de una repuesta precisa. La importancia de la filosofía se halla exclusivamente entre los bienes del espíritu y solo los que son indiferentes a estos bienes no pueden llegar a la persuasión de que estudiar filosofía no es perder el tiempo. La filosofía es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestro pensamiento.

2. ¿Qué diferencia a la filosofía de otros saberes?

La filosofía es un conjunto de ideas que busca la explicación del origen de las cosas o materia su interpretación, análisis. Es el conjunto de problemas o preguntas que aún no tienen respuesta precisa.

La "filosofía" se diferencia de la ciencia en que muchas de las preguntas que se plantea no pueden ser respondidas recurriendo al empirismo experimental, y se diferencia de la religión en que no puede aceptar explicaciones basadas en el dogmatismo, la fe o la revelación, precisamente porque su razón de ser está en tratar de hallar las respuestas dentro de la propia realidad de este mundo.

Históricamente se dice que la filosofía es la madre de todas las ciencias porque la palabra filosofía deriva del griego y significa "amante del conocimiento". En la antigüedad, los filósofos, los que amaban tanto el conocimiento que se interesaban por todas las disciplinas, eran los sabios, que no estaban especializados en un área sino que sabían mucho de todo. Posteriormente, con el avance científico y los descubrimientos, se hizo imposible saber todo, por eso hoy hay tantos especialistas en diversos campos. Pero, todas las ciencias hoy se dice que derivan de la filosofía, por ese concepto antiguo.

3. ¿Qué características tiene la actitud filosófica?

CARACTERISTICAS DE LA ACTITUD FILOSOFICA

-Problematiza dora: el pensamiento filosófico es una manera peculiar de abordar los problemas, más que de resolverlos. El valor de la filosofía no reside en las respuestas que proporciona, sino en las preguntas que formula.

-Racional: porque se basa en argumentaciones lógicas, en observaciones de la experiencia. La filosofía trata de descubrir porque las cosas son precisamente así, y para ello se basa en demostraciones y reflexiones lógicas.

-Sistemático: ya que exige que todas sus afirmaciones estén relacionas; de forma que la explicación de cuestiones particulares se base en la de aspectos generales.

-Critico: pues no se admite nada sin un examen racional previo, y cualquier conocimiento deber ser revisado y rechazado si se encuentran razones para ello. Ataca los temas de raíz sin dar nada por supuesto. Intenta descubrir errores, falacias y manipulaciones ideológicas. La filosofía persigue la emancipación del género humano.

-Radical: ir a la raíz de las cosas, de los problemas para que puedan ser explicados y desarrollados de manera precisa por los filósofos.

-Fundamentos (totalizadora): es lo esencial.

4. Ubicar la etapa a la que perteneció cada filósofo estudiado

La historia de la Filosofía comienza con el filósofo y matemático griego Tales de Mileto, en el siglo VI a.C.

La primera etapa (Filosofía Antigua) abarca desde el siglo VI a.C. hasta la irrupción del cristianismo en el Imperio Romano —la cual, dado que fue gradual y progresiva, no puede ser fechada de modo preciso, pero se ubica entre los

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siglos II y IV—. Esta etapa se caracterizó por la actitud de asombro de los pensadores ante la Naturaleza. Los antiguos creían que el mundo existía desde siempre y que tanto los dioses (inmortales) como los hombres (mortales) formaban parte de él. Los dos filósofos más destacados de esta época fueron: Platón (427-347 a.C.) y Aristóteles (384-322 a.C.). A ellos deben sumarse los presocráticos (Heráclito, Parménides, Pitágoras, etc.), el propio Sócrates, los sofistas (Protágoras, Gorgias, etc.), los epicúreos y los estoicos, entre otros.

La segunda etapa (Filosofía Medieval) se extiende desde que la cosmovisión cristiana se impone en el ámbito cultural griego y romano hasta la crisis de la humanidad europea en el siglo XVI. Se caracteriza por la fe que, siendo compartida de modo casi unánime, genera una nueva unidad en torno a la temática y a los criterios desde los cuales abordarla. En esta etapa se entiende que el único que existe por derecho propio es Dios y que el mundo y los hombres somos porque Dios nos da el ser. Hace su aparición (en la Filosofía) el concepto de Creación. Los dos filósofos más destacados de este período fueron: Agustín de Hipona (354-430) y Tomás de Aquino (1225-1274). A ellos se suman Boecio, Juan Escoto Eriúgena, Anselmo de Canterbury, Buenaventura, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockam .

La tercera etapa (Filosofía Moderna) comienza con el intento de superación de la crisis de la cultura europea del siglo XVI, llevada a cabo por Descartes, y culmina con la muerte de Hegel, acaecida en 1831. La caracteriza la duda como actitud desconfiada y exigente del filósofo que busca la certeza. El centro de la atención lo ocupa el hombre, y todos los demás temas pasan a ser secundarios respecto de éste, ya que nada puede decirse de Dios o del mundo si no se define antes con claridad qué es capaz de conocer el hombre con seguridad. Sus figuras más destacadas fueron: Kant (1724-1804) y Hegel (1770-1831). Además merecen ser mencionados Descartes, Leibnitz, Hume, Spinoza, Fichte y Schelling.

La cuarta etapa (Filosofía Contemporánea) abarca el período que va desde la muerte de Hegel (1831) hasta nuestros días. Es un tiempo de incertidumbre y ambigüedad. Mientras Nietzsche hablaba en el siglo XIX de la "muerte de Dios", hoy los estructuralistas hablan de la "muerte del hombre". Se extiende el concenso respecto de la imposibilidad de arribar a conocimientos absolutos ya sea respecto de Dios, del hombre o del mundo. Sus principales exponentes han sido: Nietzsche (1844-1900) y Heidegger (1889-1876). Junto a ellos se destacan Schopenhauer, Kierkegaard, Marx, Dilthey, Husserl, Scheler, los existencialistas (Sartre, Jaspers, Marcel), la Escuela de Frankfurt (Marcuse, Habermas), Gadamer, Ricoeur y Foucault, entre otros.

etapa inicio actitud filósofos tema principal

Antigua siglo VI a.C. asombroPlatón

 AristótelesMundo

Medieval cristianismo feAgustín de Hipona

Tomás de AquinoDios

Moderna siglo XVI dudaKant

HegelHombre

Contemporáneamuerte de Hegel (1831)

ambigüedadNietzsche

Heidegger

imposibilidad deun saber absoluto

5. ¿Por qué decimos que Tales es el primer filósofo?

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Tales de Mileto, también conocido como Tales el Milesiano es considerado el primer filósofo, porque fue el primero en iniciar la indagación racional sobre el universo. También es considerado filósofo presocrático, porque nació antes de Sócrates. También se incluye entre los filósofos de la naturaleza, porque en su filosofía él se basaba en conceptos naturales, en el especial el agua (el arjé de las cosas). Y, finalmente, es considerado uno de los Siete Sabios de Grecia. Tales es considerado el primer filósofo por cuanto, frente a las explicaciones de la realidad de carácter mítico y religioso, nos ofrece por primera vez una explicación basada en la razón, es decir, en la que no se apela a entidades sobrenaturales para explicar lo real ni se admite lo contradictorio, rechazándose, además, la heterogeneidad entre la causa y el efecto: si la realidad es física, su causa ha de ser también física (el agua, por ejemplo).

6. ¿Qué es el escepticismo?

En general el escepticismo es la denominación que recibe la actitud de cuestionar o poner en duda algunas afirmaciones que bajo algunos contextos se dan por sentado. En la filosofía clásica el escepticismo es una corriente filosófica basada en la duda, representada en la escuela de 'Skeptikoi', de quienes se decía que "no afirmaban nada, solo opinaban".[1] El escepticismo se diferencia del negacionismo por exigir evidencia objetiva a las afirmaciones, y en caso de haber tal evidencia aceptarla, en tanto que el negacionismo cuestiona o rechaza las evidencias.

Aunque actualmente con la palabra escéptico muchas veces se hace referencia a una persona que no cree en nada, que es pesimista, esta no es la definición correcta o académica. Al analizar la etimología de esta palabra encontraremos que más que "el que no cree" es "el que duda, que investiga". Los escépticos usualmente no creen en una verdad objetiva, porque para ellos todo es subjetivo, dependía del sujeto y no del objeto.

Por ejemplo un escéptico diría siento frío pero no hace frío, ya que él sólo puede saber que él tiene frío o calor. A esta postura de no emitir juicios, sino exclusivamente opiniones, se la llamó suspensión de juicio.

En la filosofía, esta actitud los llevaría a la paz del alma porque, al no creer en nada, no entraban en conflictos con nadie y no se veían obligados a defender sus opiniones ya que, para ellos, no existían verdades objetivas.

Causas que provocaron la aparición del escepticismo:

La diversidad y oposiciones de los sistemas, como los de Demócrito, Empédocles, Platón, etc. que crean abstracciones y dudas. La influencia en la política exterior de hechos como la muerte de Alejandro Magno y la diversidad en las costumbres, religiones e instituciones de las ciudades.

Pirrón fue el creador del escepticismo. Un gran viajero que conoció muchas culturas con los ejércitos de Alejandro Magno, cosa que le permitió dudar de las verdades evidentes y tradiciones de su cultura. Se dice que Pirrón llevó al extremo la suspensión de juicio, hasta el punto de sacarse las cuerdas vocales.

Otro importante escéptico fue Sexto Empírico, autor de Esbozos Pirrónicos. En esta obra sostiene que en la vida práctica hay que seguir:

Las señales que aporta la naturaleza

Las necesidades del cuerpo

Las tradiciones y las leyes

Timón el Silógrafo continuó la tradición escéptica poniendo en duda las ideas aristotélicas, dudando incluso de los primeros principios de la deducción aristotélica.

Sin embargo, el sistema socrático de hipótesis y deducciones nunca fue puesto en duda por los escépticos, aunque se ganaron fama de desbaratadores y perdieron popularidad al luchar contra los ritos, leyendas y supersticiones arraigadas.

Durante el siglo I a. C. el escepticismo volvió a cobrar importancia paulatinamente hasta Luciano de Samosata y Sexto Empírico, que representan a los últimos escépticos clásicos.

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Hasta el Renacimiento, con la figura del creador del género ensayístico, Michel de Montaigne, y concretamente hasta que el médico Francisco Sánchez escribió una obra fundamental, Quod nihil scitur (Que nada se sabe), el escepticismo no fue tomado como una hipótesis válida para indagar en la verdad, de forma tal que constituyó el fundamento primero de Descartes y su duda metódica, con la cual el escepticismo vuelve paulatinamente a cobrar importancia hasta el Siglo de las luces donde impregna todo el pensamiento ilustrado.

A mediados del siglo XIX, el Romanticismo ya domina la sociedad y reclama para sí todo un modo de vida menos analítico, más evocativo donde se pueda mezclar realidad y fantasía.

El escéptico

Escéptico es alguien que profesa duda o está en desacuerdo con lo que generalmente está aceptado como verdad. La palabra "Escéptico" viene del griego skeptikoi (de skeptesthai que en griego significa examinar), el nombre dado a los seguidores del filósofo griego Pirrón.

Pirrón profesó una doctrina que abandonaba el juicio y creía que no había nada verdadero o falso, bueno o malo, hereje o sagrado. Pirrón estaba en contra del pensamiento dogmático. Pirrón no dejó nada escrito, pero a él se le atribuyen frases como:

1. Nunca llegarás a conocer la verdad.

2. No digas "Así es", sino "Me parece que es".

3. La diversidad de opinión existe entre sabios igual que entre ignorantes. Cualquier opinión que yo tenga puede ser repudiada por personas igual de listas y preparadas que yo, y con argumentos tan válidos como los míos.

7. ¿Qué es el empirismo?

El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del conocimiento. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también en cuanto a su contenido. Se parte del mundo sensible para formar los conceptos y éstos encuentran en lo sensible su justificación y su limitación.

El término «empirismo» proviene del griego έμπειρία, cuya traducción al latín es experientia, de donde deriva la palabra experiencia.

El empirismo, bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna como fruto maduro de una tendencia filosófica que se desarrolla sobre todo en el Reino Unido desde la Baja Edad Media. Suele considerarse en contraposición al llamado racionalismo, más característico de la filosofía continental. Hoy día la oposición empirismo-racionalismo, como la distinción analítico-sintético, no suele entenderse de un modo tajante, como lo fue en tiempos anteriores, y más bien una u otra postura obedece a cuestiones metodológicas y heurísticas o de actitudes vitales más que a principios filosóficos fundamentales. Respecto del problema de los universales, los empiristas suelen simpatizar y continuar con la crítica nominalista iniciada en la Baja Edad Media.

En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento que los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general obtenían a través su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición al conocimiento teórico concebido como contemplación de la verdad al margen de cualquier utilidad.

8. ¿Quiénes son los sofistas?

En la antigua Grecia hubo un grupo de intelectuales llamados sofistas (los sabios de profesión), quienes lograron tener gran influencia en la juventud griega ya que poseían gran dote de retórica y de dialéctica.

Muy por el contrario de los filósofos, su finalidad intelectual no era la búsqueda de la verdad, sino lograr un alto prestigio en sus discípulos y oyentes, obtener jerarquía política, social y monetaria.

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En un comienzo ser sofista no era deshonroso. Gracias a su preparación e influencia, el sofista fue considerado como la imagen intelectual y carismática del saber, siendo apreciado por gran parte de la élite social ateniense.

Sin embargo, el movimiento degeneró, se convirtió únicamente en un medio lucrativo: manipular a la sociedad griega con argumentos relativos y hasta con falsas nociones tan sólo para obtener alguna utilidad material.

Para el pensamiento sofista la verdad depende del sujeto, de la interpretación y visión de cada persona. El bien y el mal, lo verdadero y lo falso, dependen de la perspectiva personal con la que se valora algún hecho o situación.

Entre sus célebres sentencias se encuentran:“Todo es relativo”, “el hombre es la medida de las cosas”, “la verdad no existe”, “existen sólo opiniones no verdades”, “cada individuo percibe el mundo a su modo y conveniencia”.

9. Definir relativismo

EL RELATIVISMO

Con el alumnado de segundo de Bachillerato estamos terminando de explicar el tema de “Los Sofistas”, en el que aparecen dos conceptos muy representativos de su quehacer en la vida cultural de la Atenas del siglo V a. de C.: relativismo y escepticismo.

El relativismo es una teoría filosófica iniciada por los propios Sofistas y considera que la verdad está en relación con el sujeto que cree tenerla, por oposición a la teoría objetivista que mantienen que la verdad es independiente de las personas que la formulan, y por tanto puede ser conocida.

Debemos ser cuidadosos y procurar no confundir el relativismo con la existencia de diversas opiniones sobre un mismo hecho. El relativismo surgiría si las personas que las mantienen afirmaran que esas opiniones son verdaderas.

Aunque el relativismo puede ser aplicable a cualquier aspecto de la vida cognitiva, fue en el ámbito de la moral y de la política donde más repercusión tuvo en aquella época, pues tenía a su favor la decadencia de la aristocracia ateniense y el auge de la democracia. Todo ello supuso que los valores tradicionales aristocráticos fueran muy criticados, sobre todo por la juventud emergente, y se sustituyeran por una nueva axiología.

Esta postura relativista fue muy criticada por Sócrates, contemporáneo de Los Sofistas, y por Platón, discípulo de aquel, al entender que esa teoría, además de absurda, imposibilita el conocimiento, pues afirma la inexistencia de la verdad. El relativismo fue también criticado por las consecuencias en el plano moral y político, al entender sus detractores que degradaba la vida de la ciudad.

Desde entonces, el relativismo ha estado presente en el debate social, y se puede afirmar que hay personas que se muestran relativistas en el plano ético, por ejemplo, y asegurar ser objetivista en el terreno de la ciencia natural.

Por su parte, el escepticismo niega cualquier posibilidad de conocer la verdad y afirman que todo es tan subjetivo que sólo se pueden emitir opiniones porque el proceso cognitivo está condicionado por el sujeto, y no por el objeto. También aquí es normal que existan personas que se manifiesten escépticas respecto a algunos hechos concretos y no lo sean respecto a otros.

10. ¿Qué cosa es el agnosticismo?

El agnosticismo (del griego α- a-, sin + γνώσις gnōsis, conocimiento) es aquella postura filosófica o personal que, a grandes rasgos, considera inaccesible para el ser humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende o va más allá de lo experimentado o experimentable. El agnosticismo es una doctrina basada en observaciones y experiencias, y por lo tanto declara como inaccesible todo fenómeno que escape de la experimentación o reproducibilidad. En otras palabras, para un agnóstico, el valor de verdad de ciertas afirmaciones (particularmente las metafísicas respecto a la teología, el más allá, la existencia de Dios, dioses, deidades, o una realidad última) es incognoscible o, dependiendo de la variante de agnosticismo, imposible de adquirir su conocimiento debido a la naturaleza subjetiva de la experiencia.

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En algunas versiones (como el agnosticismo débil) esta falta de certeza o conocimientos es una postura personal relacionada con el escepticismo. En otras versiones (como el agnosticismo fuerte) se afirma que el conocimiento sobre la existencia o no de seres superiores no sólo no ha sido alcanzado sino que es inalcanzable. Finalmente hay versiones (apateísmo) en las cuales se afirma que la existencia o no de seres superiores, no sólo no es conocida sino que es irrelevante. En general, los agnósticos consideran que las religiones no son una parte esencial de la condición humana, pero sí de la cultura y de la historia humana.

Quienes profesan el agnosticismo no son necesariamente antirreligiosos, siendo el tipo ideal de agnóstico respetuoso con todas las creencias que proceden de una reflexión individual y honesta. El agnóstico entiende las creencias sobrenaturalistas sólo como una opción personal de cada individuo, que él no comparte.

Los servicios de investigación demográfica normalmente incluyen a los agnósticos en la misma categoría que los ateos y personas no religiosas, aunque esto puede ser engañoso dependiendo del número de agnósticos teístas que se identifican primero como agnósticos y en segundo lugar como seguidores de una religión particular.

De esta forma, el agnóstico no niega la existencia de un dios, pero insiste en que ésta no es demostrable o que no se ajusta a los supuestos establecidos en las diversas religiones oficiales.

11. Ideas de Platón

La Teoría de las Ideas

La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica, el eje a través del cual se articula todo su pensamiento. No se encuentra formulada como tal en ninguna de sus obras, sino tratada, desde diferentes aspectos, en varias de sus obras de madurez como "La República", "Fedón" y "Fedro". Por lo general se considera que la teoría de las Ideas es propiamente una teoría platónica, pese a que varios estudiosos de Platón, como Burnet o Taylor, hayan defendido la tesis de que Platón la había tomado directamente de Sócrates. Los estudios de D. Ross, entre otros, han puesto de manifiesto las insuficiencias de dicha atribución, apoyando así la interpretación más generalmente aceptada.

La formulación tradicional

Tradicionalmente se ha interpretado la teoría de las Ideas de la siguiente manera: Platón distingue dos modos de realidad, una, a la que llama inteligible, y otra a la que llama sensible. La realidad inteligible, a la que denomina "Idea", tiene las características de ser inmaterial, eterna, (ingenerada e indestructible, pues), siendo, por lo tanto,ajena al cambio, y constituye el modelo o arquetipo de la otra realidad, la sensible, constituida por lo que ordinariamente llamamos "cosas", y que tiene las características de ser material, corruptible, (sometida al cambio, esto es, a la generación y a la destrucción), y que resulta no ser más que una copia de la realidad inteligible.

La primera forma de realidad, constituida por las Ideas, representaría el verdadero ser, mientras que de la segunda forma de realidad, las realidades materiales o "cosas", hallándose en un constante devenir, nunca podrá decirse de ellas que verdaderamente son. Además, sólo la Idea es susceptible de un verdadero conocimiento o "episteme", mientras que la realidad sensible, las cosas, sólo son susceptibles de opinión o "doxa". De la forma en que Platón se refiere a las Ideas en varias de sus obras como en el "Fedón" (el alma contempla, antes de su unión con el cuerpo, las Ideas) o en el "Timeo" (el Demiurgo modela la materia ateniéndose al modelo de las Ideas), así como de la afirmación aristotélica en la "Metafísica" según la cual Platón "separó" las Ideas de las cosas, suele formar parte de esta presentación tradicional de la teoría de las Ideas la afirmación de la separación ("khorismós") entre lo sensible y lo inteligible como una característica propia de ella.

El dualismo sensible/inteligible

Una de las primeras consecuencias que se ha extraído de esta presentación tradicional de la teoría de las Ideas es, pues, la "separación" entre la realidad inteligible, llamada también mundo inteligible ("kósmos noetós") y la realidad sensible o mundo visible ("kósmos horatós"), que aboca a la filosofía platónica a un dualismo que será fuente de numerosos

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problemas para el mantenimiento de la teoría, y que Aristóteles señalará como uno de los obstáculos fundamentales para su aceptación.

Lo inteligible

En cuanto a las Ideas, en la medida en que son el término de la definición universal representan las "esencias" de los objetos de conocimiento, es decir, aquello que está comprendido en el concepto; pero con la particularidad de que no se puede confundir con el concepto, por lo que las Ideas platónicas no son contenidos mentales, sino objetos a los que se refieren los contenidos mentales designados por el concepto, y que expresamos a través del lenguaje. Esos objetos o "esencias" subsisten independientemente de que sean o no pensados, son algo distinto del pensamiento, y en cuanto tales gozan de unas características similares a las del ser parmenídeo. Las Ideas son únicas, eternas e inmutables y, al igual que el ser de Parménides, no pueden ser objeto de conocimiento sensible, sino solamente cognoscibles por la razón. No siendo objeto de la sensibilidad, no pueden ser materiales. Y sin embargo Platón insiste en que son entidades que tienen una existencia real e independiente tanto del sujeto que las piensa como del objeto del que son esencia, dotándolas así de un carácter trascendente. Además, las Ideas son el modelo o el arquetipo de las cosas, por lo que la realidad sensible es el resultado de la copia o imitación de las Ideas. Para los filósofos pluralistas la relación existente entre el ser y el mundo tal como nosotros lo percibimos era el producto de la mezcla y de la separación de los elementos originarios (los cuatro elementos de Empédocles, las semillas de Anaxágoras o los átomos de Demócrito); también Platón deberá explicar cuál es la relación entre ese ser inmutable y la realidad sometida al cambio, es decir entre las Ideas y las cosas. Esa relación es explicada como imitación o como participación: las cosas imitan a las Ideas, o participan de las Ideas.

Lo sensible

Por su parte la realidad sensible se caracteriza por estar sometida al cambio, a la movilidad, a la generación y a la corrupción. El llamado problema del cambio conduce a Platón a buscar una solución que guarda paralelismos importantes con la propuesta por los filósofos pluralistas: siguiendo a Parménides hay que reconocer la necesaria inmutabilidad del ser, pero el mundo sensible no se puede ver reducido a una mera ilusión. Aunque su grado de realidad no pueda compararse al de las Ideas ha de tener alguna consistencia, y no puede ser asimilado simplemente a la nada. Es dudoso que podamos atribuir a Platón la intención de degradar la realidad sensible hasta el punto de considerarla una mera ilusión. La teoría de las Ideas pretende solucionar, entre otros, el problema de la unidad en la diversidad, y explicar de qué forma un elemento común a todos los objetos de la misma clase, su esencia, puede ser real; parece claro que la afirmación de la realidad de las Ideas no puede pasar por la negación de toda realidad a las cosas.

El alma en Platón

Pero Platón no se limita a afirmar la existencia del alma, sino que la dota también de otras características además de la de ser "principio vital". Y es en estas características en donde se encuentra la originalidad de la interpretación platónica. El alma, nos dice Platón, es inmortal, transmigra de unos cuerpos otros y es, además, principio de conocimiento. En la medida en que conocemos "por" el alma, ésta ha de ser homogénea con el objeto conocido, es decir, con las Ideas, por lo que no puede ser material. La idea de que el alma es inmortal y transmigra le viene a Platón, casi con toda seguridad, de los pitagóricos. A su vez éstos la habían tomado con probabilidad del orfismo, movimiento de carácter religioso y mistérico que se desarrolla en Grecia a partir del siglo VIII, y cuya creación fue atribuida a Orfeo. Se trataba, al parecer, de una renovación del culto dionisíaco que se proponía alcanzar la purificación a través de rituales ascéticos, en la creencia de la inmortalidad y transmigración (metempsícosis) de las almas, que se encontrarían encerradas en el cuerpo como en una prisión. Pero, para quienes no fueran próximos al orfismo o al pitagorismo, la afirmación de la inmortalidad del alma no podía dejar de ser una afirmación sorprendente. De ahí la necesidad de Platón de demostrar dicha inmortalidad.

El alma, en el Fedón, no solamente es inmortal sino que Platón la identifica fundamentalmente con la mente o intelecto, y se opone frontalmente al cuerpo siendo, además, de naturaleza afín a las Ideas eternas, inmutables y simples. Por lo demás, la separación entre las Ideas y las cosas se reproduce con la misma intensidad entre el alma y el cuerpo.

El punto central de la filosofía de Platón (427-347 a. C.), lo constituye la Idea. Platón observó que el Logos de Sócrates era una serie de características que percibimos en los objetos (físicos o no) y están asociadas a él. Si a ese Logos lo

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separamos del objeto físico y le damos existencia formal, entonces se llama Idea (la palabra "Idea" la introdujo Platón). En los diálogos platónicos aparece Sócrates preguntando por lo que es justo, valeroso, bueno, etc. La respuesta a estas preguntas presupone la existencia de ideas universales cognoscibles por todos los seres humanos que se expresan en estos conceptos. Es a través de ellas que podemos captar el mundo en constante transformación.

Las ideas son el paradigma (paradeigma) de las cosas. Su lugar está entre el ser y el no-ser. Son anteriores a las cosas, que participan (methexis) de ellas. En sentido estricto sólo ellas son. Las cosas particulares que vemos sólo representan copias más o menos exactas de las ideas. La determinación o definición de las ideas se obtiene a través del ejercicio dialógico riguroso, enmarcado en determinado contexto histórico y coyuntural, delimitando aquello en lo que se ha centrado la investigación (la idea).

Con la teoría de las Ideas Platón pretende probar la posibilidad del conocimiento científico y del juicio imparcial. El hecho de que todos los seres humanos tengan la posibilidad de acceder a un mismo conocimiento, tanto en el campo de las matemáticas, como en el de la ética, lo explica a través de la teoría del “recuerdo” (anámnesis), según la cual recordamos las ideas eternas que conocimos antes de nuestro nacimiento. Con ello Platón explica la universalidad de la capacidad racional de todos los seres humanos, enfrentándose a algunos de sus contemporáneos que sostenían la incapacidad de acceder al conocimiento por parte de esclavos o pueblos no-helénicos, entre otros.

La tradición postplatónica muchas veces entendió la teoría de las ideas de Platón, en el sentido de que habría supuesto una existencia de las ideas separada de la existencia de las cosas. Esta teoría de la duplicación de los mundos, en la Edad Media condujo a la polémica sobre los universales.

12. ¿Qué es autarquía? Y pensamiento aristotélico.

Autarquía: (condición del ser humano que no necesita de otro para su propia existencia). Para él el Estado es anterior por naturaleza a la familia y a cada ser humano individualmente. Y decía que ningún hombre podía vivir fuera del estado, porque si no sería un animal o un Dios. La prioridad del estado se basa en el hecho de que sólo él se puede bastarse a sí mismo (autarkeía). No se trata de una autarquía exclusivamente económica, sino fundamentalmente ética y humana: sólo el estado puede alcanzar el reinado del bien y de la justicia, la perfección última del ser humano.

La metafísica

La preocupación metafísica de Aristóteles es a la vez crítica, con respecto a la de su maestro Platón, y constructiva, puesto que se propone una nueva sistematización. Lo que pretende con la metafísica es llegar a saber "de los principios y de las causas primeras". Aborda los temas de la metafísica en lo que él llama "filosofía primera", ciencia que considera el ser en cuanto ser. Por ocuparse de las primeras y verdaderas causas, puede ser considerada igualmente ciencia de lo divino, ciencia teológica (Theoldgiké épistéme).

Aristóteles rechaza la teoría platónica de las Ideas separadas de los entes de este mundo. Lo verdaderamente existente no son los "reflejos" de las Ideas, sino los entes individuales, captados por la inteligencia y en los que reside el aspecto universal. En todo ser se da la sustancia (ousìa, esencia de cada ente individual subsistente en sí mismo) y el accidente (cualidad que no existe en sí misma sino en la sustancia). Las sustancias sensibles se hallan constituidas por dos principios: materia, que dice de qué está hecha una cosa, y forma, disposición o estructura de la misma.

Para explicar el cambio se vale de las nociones de acto y potencia, determinaciones primeras del ser. Ahora bien, con estas dos nociones sabemos cómo suceden los cambios o movimientos, pero no sabemos por qué. Esto lo conocemos mediante las razones o causas del cambio, que Aristóteles concretiza en cuatro: causa material, causa formal, causa eficiente y causa

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final (o teleológica). Esta última es de gran importancia para el Estagirita, ya que está convencido de que todo existe para cumplir un fin, pues todo, por su propia inmanencia, busca su intrínseca perfección.

La ciencia metafísica de Aristóteles culmina en la teología, la cual se ocupa del ser que existe per se, o sea, el ente en su sentido más pleno, la forma pura sin materia. Para probar la existencia de ese ser, apela a varios argumentos: "Entre las cosas que existen una es mejor que la otra; de allí que exista una cosa óptima, que debe ser la divina". Su argumento más conocido es el denominado de predicamento cosmológico: las cosas de este mundo son perecederas, y por lo tanto sufren cambio; este cambio acaece en el tiempo. Cambio y tiempo son, pues, imperecederos; mas para que se produzca el cambio o movimiento eterno ha de existir una sustancia eterna capaz de producir ese movimiento. Pero no podemos retrotraernos al infinito para buscar las causas de las causas, por lo que debemos llegar a un Primer Motor inmóvil. Este motor es Dios, concebido por Aristóteles como fuerza inmaterial inalterable. Ese Ser, sin embargo, no aparece en Aristóteles como creador del mundo, porque éste es eterno.

Alma y conocimiento

Todos los seres vivos se presentan a Aristóteles como poseedores de alma (psyché), con lo cual se distinguen de los seres inanimados o inorgánicos. Distingue tres clases de alma: vegetativa (propia de las plantas, pero presente también en los animales y en el hombre), sensitiva (propia de los animales y del hombre), racional (exclusiva del hombre). Ésta tiene tres características: es causa del movimiento del cuerpo, conoce y es incorpórea.

Con respecto al conocimiento, Aristóteles no admite las doctrinas de Platón, ni tampoco el innatismo. La mente al nacer es "tamquam tabula rasa", en la que nada hay escrito. El conocimiento comienza en los sentidos, como nos demuestra la experiencia. Las captaciones de los sentidos son aprehendidas por el intelecto, generándose así el concepto. De esta forma llegamos al conocimiento suprasensible.

Política

Para Aristóteles el hombre es un "animal político" por naturaleza. Sólo los animales y los dioses pueden vivir aislados. La fuerza natural hacia la reproducción y la conservación inclina a los hombres a vivir unidos, primero en la familia, luego en la aldea (unión de varias familias) y finalmente en la ciudad-estado (ni muy pocos, ni demasiados habitantes). El buen funcionamiento de una ciudad-estado no se asegura solamente por aunar voluntades hacia un mismo fin; se requiere también de leyes sensatas y apropiadas que respeten las diferencias y eduquen a los ciudadanos para la responsabilidad civil dentro de la libertad (Aristóteles, en su mentalidad clasista griega, no concibe el derecho de ciudadanía ni para las mujeres ni para los esclavos).

Existen tres formas de legítimo gobierno: monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno de los mejores) y república (gobierno de muchos). A esas formas rectas de gobierno se oponen la tiranía, la oligarquía y la democracia (Aristóteles entiende por "democracia" el gobierno de los pobres). No se puede decir cuál de las tres es mejor, pues la teoría concreta para un pueblo hay que deducirla de una indagación objetiva de las varias formas históricas de gobierno, y definir según las circunstancias cuál es más conveniente para un determinado estado (Aristóteles recogió y estudió las constituciones de 158 estados). En principio, toda forma de gobierno es buena si quien gobierna busca el bien de los gobernados. (Intemporales) como ideas prácticas son fines del obrar humano; 3. la historia consiste en que la “experiencia” e “ideas” se aproximen; 4. el destino último del hombre es inalcanzable en la historia porque nunca van a coincidir totalmente el mundo sensible del inteligible; 5. Hay un intermediario (entre la idea y la realidad) y es el Estado y 6. la filosofía de la historia es una ciencia práctica.

Sostiene que tiene que haber un Estado supranacional, formado a través de un tratado de paz con Estados independientes y debe ser un pacto sin reservas.

13. Pensamiento de Immanuel Kant

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Todo aquel que se ocupe de filosofía moderna no puede dejar de lado a Kant; tal vez haya que decir lo mismo de todo aquel que se ocupe de filosofía. Su obra es típicamente alemana, muy elaborada y un tanto nebulosa. Encerrado en su gabinete, donde pasó su larga vida de casi 80 años, cuidaba poco el filósofo del mundo banal, aun cuando lo frecuentaba con placer.

Encasillado en su subjetividad, a la manera de Descartes, da a sus teorías una dirección muy distinta a la del filósofo francés. Descartes se adentra en su yo, pero ha de encontrar el camino para elevarse a Dios, y a un tiempo, para dar «certidumbre╗ al mundo físico o de la res extensa. Kant, encerrado en un mundo fenoménico, ha de descalificar la posibilidad de contactar a las cosas en sí mismas. Sean las del mundo, la de Dios, la del alma.

La filosofía de Kant no niega la existencia de Dios, ni un orden moral, ni la realidad pensable de un mundo físico. Lo que niega —salvo en lo moral— es que la razón humana pueda trascender y llegar a esos entes en sí mismos: sean el «mundo», «Dios» o el «alma». Además Kant constituyó la idea de que el mundo, el sol y todos los planetas son complementarios unos con otros.

Kant parte de la conciencia, de las representaciones fenoménicas del yo. Sean provenientes del mundo externo o interno. Y se aboca, desde un principio, a la estética trascendental.

Kant entiende por sensación el efecto de un objeto sobre la facultad representativa, en cuanto somos afectados por él. Se entiende que se prescinde por completo de la naturaleza del objeto afectante y que solamente se presta atención al efecto que se produce en nosotros, en lo puramente subjetivo.

La intuición empírica es una percepción cualquiera que refleja a un objeto, y así el conocimiento es considerado como un medio. La intuición empírica es la que se refiere a un objeto, pero por medio de la sensación. El fenómeno es el objeto indeterminado de la intuición empírica. El árbol puede afectarnos y de él tenemos una representación fenoménica. Nada podemos saber del árbol en sí. La realidad de la cosa, en ella misma, es un noúmeno no alcanzable.

Estética trascendental

En la Crítica de la razón pura se parte, asumiendo los resultados del empirismo, afirmando el valor primordial que se le da a la experiencia, en tanto esta permite presentar y conocer a los objetos, desde la percepción sensible o intuición (Anschauung). La capacidad de recibir representaciones se llama sensibilidad, y es una receptividad, pues los objetos vienen dados por esta. La capacidad que tenemos de pensar los objetos dados por la sensibilidad se llama entendimiento. Las intuiciones que se refieren a un objeto dado por las sensaciones se llaman intuiciones empíricas y el objeto sensible es llamado fenómeno (término de origen griego que significa «aquello que aparece»). Asimismo a las representaciones en las que no se encuentra nada perteneciente a la sensación se las llama puras. Se sigue que la ciencia de la sensibilidad es llamada Estética trascendental, que forma parte de la Doctrina Trascendental de los Elementos en la Crítica de la razón pura.

El empleo del término «Estética» en Kant difiere del uso que hizo Alexander Gottlieb Baumgarten del mismo término, en cuanto ciencia de lo bello. El uso de Kant es en realidad más fiel a la etimología (αισθητική, aisthetike, viene de αἴσθησις, aisthesis, que significa 'sensación, sensibilidad') pero el de Baumgarten tuvo mejor fortuna.

La Estética trascendental muestra que, a pesar de la naturaleza receptiva de la sensibilidad, existen en ella unas condiciones a priori que nos permiten conocer, mediante el entendimiento, los objetos dados por el sentido externo (intuición). Estas condiciones son el espacio y el tiempo.

Para que las sensaciones sean referidas a objetos externos, o alguna cosa que ocupe un lugar distinto del nuestro, y, asimismo, para poder entender los objetos como exteriores los unos a los otros, como situados en lugares diversos, es necesario que tengamos «antes» la representación del espacio, que servirá de base a las intuiciones. De lo que se infiere que la representación del espacio no puede derivar de la relación de los fenómenos ofrecidos por la experiencia. Todo lo contrario: es absolutamente necesario dar por sentado de manera a priori esta representación de espacio como dada para

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que la experiencia fenoménica sea posible. El espacio, argumenta Kant, no puede ser un concepto del entendimiento puesto que los conceptos empíricos se elaboran sobre los objetos ya intuidos de forma sensible en el espacio y el tiempo; el espacio, como intuición, es anterior a cualquier intuición de objeto, anterior a cualquier experiencia; por eso, dice Kant, es una intuición pura.

La representación del espacio no es un producto de la experiencia; es una condición de posibilidad necesaria que sirve de base a todas las intuiciones externas. El espacio es la condición de posibilidad de existencia de todos los fenómenos.14

Es importante comprender que el espacio es la forma en la cual todos los fenómenos externos se dan, o dicho de otro modo, en el espacio se da la intuición sensible. De lo anterior se sigue que el espacio tendrá una doble cualidad: en tanto condición formal en la que se dan los fenómenos, el espacio posee una idealidad trascendental en la cual se prescinde de la sensibilidad, y una realidad empírica en la cual se validan objetivamente los fenómenos intuidos.

Por su lado, el tiempo es también una forma pura de la intuición sensible y es presupuesto desde el sujeto cognocente (de manera a priori) El tiempo es una condición formal a priori de todos los fenómenos y posee validez objetiva en relación solo con los fenómenos. El tiempo, al igual que el espacio, tampoco es un concepto discursivo, sino una forma pura de la intuición sensible.

Pero en este caso, el tiempo es además la forma del sentido interno. Kant se refiere a la capacidad que los sujetos tienen de intuirse a sí mismos, en la «apercepción», es decir la percepción de la propia identidad empírica, en una sucesión de momentos, que constituyen el tiempo.

El espacio da validez objetiva a los fenómenos en tanto estos existen en la sensibilidad (sentido externo) que pone en relación al sujeto con el objeto que es percibido como fuera.

El tiempo da validez objetiva a los fenómenos en tanto que estos son percibidos no solo en el espacio exterior, sino desde la apercepción que se percibe a sí misma y en relación con su experiencia externa según un antes y un después, es decir, en un momento de esa intuición pura que es el tiempo. Se sigue de lo anterior que es posible pensar objetos que no estén dados en el espacio, pero no es posible pensar objetos que no estén dados en el tiempo. El tiempo es en consecuencia la forma de la intuición pura de la sensibilidad interna y tiene en sí mismo realidad subjetiva en tanto permite al sujeto pensarse a sí mismo como objeto en el tiempo. Finalmente el tiempo es asimismo forma de la intuición externa en la cual devienen todos los fenómenos intuidos en un espacio determinado.

De lo anterior Kant deduce que es imposible que los fenómenos existan por sí mismos, pues toda la realidad empírica se valida como algo real en tanto es intuida por el sujeto. En consecuencia, espacio y tiempo, al ser formas puras de la intuición sensible, son también condiciones inherentes al sujeto que intuye y sin estas al sujeto se le haría imposible recibir representaciones. Es así como la Estética Trascendental constituye el primer estadio de conocimiento del sujeto, y que tiene directa relación con la percepción sensible de objetos de la experiencia.

Cuando proyectamos hacia el exterior lo que denominamos extensión, estamos aplicando o sobreponiendo a los datos sensibles algo que no viene dado por ellos, algo puramente subjetivo, una forma, una condición previa de nuestra sensibilidad. Todo lo que llamamos corporal no va más allá de la representación interna, aunque lo consideremos como externo.

En la primera edición de la Crítica de la razón pura Kant dice: «El concepto trascendental de los fenómenos en el espacio es una advertencia crítica de que en general nada de lo percibido en el espacio es una cosa en sí, que el espacio es además una forma de las cosas; los objetos en sí nos son completamente desconocidos y lo que llamamos cosas exteriores no son más que representaciones de nuestra sensibilidad».15

Podemos resumir la Estética Trascendental de la siguiente forma:

1. Que son las impresiones (elemento material del conocimiento) las que ponen en marcha la mente humana.

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2. Que las impresiones son condición necesaria, pero no suficiente, para que se produzca el conocimiento sensible, o sea, para que podamos ver, oir, tocar... Hace falta algo más.

3. Ese algo más que falta es aportado por el sujeto que conoce, por dos formas a priori de la sensibilidad: el espacio y el tiempo; con lo que cualquier acceso a las cosas en sí mismas sería en principio imposible para una mente receptivamente sensible como es la humana. Lo en-sí hay que suponer que existe, independientemente de que un sujeto lo conozca o no. Además, es causa de las impresiones que afectan nuestra sensibilidad, pero cualquier afirmación sobre ellas carece de sentido.

4. Cuando, gracias al espacio y al tiempo ordenamos las impresiones, se produce el conocimiento o representación sensible, es decir, podemos ver, oir, tocar... Se ha realizado entonces la síntesis de aprehensión.

De esto Kant extrae dos conclusiones adicionales:

1. Existe un límite, una demarcación clara entre lo que puede ser conocido de un modo objetivo y lo que no puede serlo, es decir, una demarcación clara entre ciencia y metafísica. Ese límite es la experiencia.

2. Los matemáticos —por ej. en geometría— pueden llegar a establecer verdades a priori sobre el espacio y aplicar esas verdades al mundo físico en la medida en que su ciencia tiene como objeto un espacio que es a priori.