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  • HISTORIA DE AMRICA LATINA

    LESLIE BETHELL, ed.

    HISTORIA DE

    AMRICA LATINA3. AMRICA LATINA COLONIAL:

    ECONOMA

    EDITORIAL CRTICABARCELONA

  • Captulo 2LA MINERA EN LA HISPANOAMRICA COLONIAL 1

    El oro es el ms subido y estimado metal que nace en la tierra... Entre otras virtudes que la naturaleza le comunic, tiene una particular, que conforta la flaqueza del corazn y engendra alegra y magnanimidad, quita la melancola [y] limpia las nubes de los ojos... 2 As se expresaba un orfebre medio siglo despus de la conquista de Nueva Espaa. Quiz Corts hablaba con menos cinismo del que se le supone al decirle al mensajero de Moctezuma que tenemos yo y mis compaeros mal de corazn, enfermedad que sana con [oro].3 Pero no era tanto el oro como la plata lo que esperaba a los espaoles en Amrica. El oro acumulado durante siglos fue objeto del pillaje a lo largo de las dos dcadas comprendidas entre 1520 y 1540, momento en que se llev a cabo la conquista militar de Meso y Sudamrica. A partir de entonces, aunque se extrajeron cantidades de oro variables, y en ocasiones sustanciosas, el valor y volumen de la plata fue siempre considerablemente mayor.

    1. Este captulo se refiere a la minera de los metales preciosos: plata y, en menor medida, oro. Los minerales de baja ley, aunque eran corrientes en Hispanoamrica, no solieron explotarse durante la poca colonial. La regin ms rica en dichos minerales era la zona central de los Andes, especialmente Charcas, y probablemente la de mayor produccin en cobre, estao y plomo. Tambin se produca' cobre en Chile y en Cuba, sobre todo en el siglo xvi, y en Nueva Espaa en diversas minas de Puebla, Jalisco y Michoacn. Los abastecimientos de hierro se importaban casi totalmente desde Espaa. D e hecho, parece que resultaba mucho ms barato importar los metales de baja ley que producirlos en Amrica. Se descubri una zona rica en perlas alrededor de la isla Margarita frente a las costas venezolanas, durante los inicios de la exploracin del Caribe, pero se agot en las primeras dcadas del siglo xvi. Las minas de esmeraldas en la zona oriental de Nueva Granada, de las cuales tuvieron noticia los espaoles en el siglo xvi, siguen siendo explotadas hoy en da.

    Se han empleado aqu los nombres coloniales de las provincias americanas. Nueva Espaa corresponde a Mxico, Nueva Granada a Colombia, Quito a Ecuador y Per al Per actual aproximadamente, Charcas a las tierras altas de Bolivia, Ri de la Plata a la Argentina central y del norte.

    2. Juan de Arfe y Villafae, Quilatador de plata, oro y piedras, Valladolid, 1572; reproduccin facsimilar, Madrid, 1976, fo. 23v.

    3. Francisco Lpez de Gomara, Historia de a conquista de Mxico, con una introduccin y notas por D. Joaqun Ramrez Cabaas, 2 vols., Mxico, D.F., 1943, vols. II, p. 106.

    4 . H A LC, III

  • so HISTORIA DE AMRICA LATINA

    Antloquia (O. 1546)

    Nvita (O. c. 1690) (distrilo Choc)

    Popayn (O. 1536)

    Barbacoas (O. c. 168D)

    OCANO

    ATLNTICO

    . Zaruma (O, c. 1560)

    , Chachapoyas (O. c. 1550) * Hualgayoc (P, 1771)

    Huancavelica (M, 1563)

    Castrov|rrelnav{P c. 1555)

    OCEANO

    PACFICO

    Seales que indican el primer descubrimiento significativo en cada distrito:P Plata O Oro M Mercurio

    1.000 km

    Principales distritos mineros de la Amrica del Sur hispana

  • LA M INERA 51

    Los espaoles recorrieron de punta a punta las Amricas en busca de yacimientos de ambos metales. Ello explica en parte la asombrosa rapidez con que exploraron y poblaron los territorios del continente que les correspondieron. Poblaron el Caribe con la esperanza de encontrar oro; al encontrar poco en las islas, fueron seducidos por visiones de oro que Ies llevaron hasta el istmo, despus a Nueva Espaa y ms tarde al Per. Tanto Nueva Espaa como el Per y el norte de Nueva Granada, rindieron buenas ganancias en oro. Pero incluso antes de que Pizarro recibiera el rescate en oro de Atahualpa, Nueva Espaa ya haba empezado a proporcionar importantes yacimientos de plata. Sultepec y Zum- pango se descubrieron en 1530, cerca de Ciudad de Mxico. En 1534, Taxco y Tlalpujahua estaban en plena explotacin; y hacia 1543-1544, las minas del extremo occidental de Nueva Galicia (Espritu Santo y otras). Se produjo entonces el gran auge de la plata del norte; ZacatecasM(JL546), Guanajuato (c. 1550), Sombrerete (c, 1558), Santa Brbara (1567), San Luis P~5tos (c. i~592), por mencionar slo algunas. "Mas~Sl sur, 5T5'52 venala Tuz PcHuc. No todas ellas resultaron prsperas o funcionaron desde un principio; pero la distribucin de los depsitos qued determinada en unas pocas dcadas. Lo mismo ocurri en Sudamrica. A finales de la dcada de 1530, ya se haban localizado los primeros grandes yacimientos aurferos de Nueva Granda, en las cuencas del Cauca y del Magdalena; hacia 1541, el oro del centro de Chile; en 1542, el oro de Cara- baya al, este de los Andes centrales. Por aquel entonces, la plata tambin estaba en escena: Gonzalo Pizarro explot los viejos yacimientos incas de Porco hacia 1538. Cerca de all, en Potos^,_se_encontraran en JJ545 los yacimientos argentferos mTncos HeTodosTTiallazgo al que sucedieron muchs'otroslTTrrenor-iin- portancia en Charcas. En Per, el de Castro o virreina, en 1555, fue el primero de numerosos hallazgos importantes. Durante la mayor parte de la poca colonial, sin embargo, la mayor contribucin minera que hizo Per al imperio no fueron los metales preciosos, sino el mercurio descubierto, en Huancavelicaen, 1563. Otros hallazgos en Nueva Granada, Chile y Honduras resultaron insignificantes en comparacin con los ya descritos.

    A medida que estos ricos distritos empezaron a arrojar metales preciosos, surgieron poblaciones en varias regiones inhspitas como el litoral neograna- dino, las tierras altas de Charcas o el norte del altiplano mexicano, por ejemplo, habitadas con anterioridad solamente por una poblacin dispersa y primitiva. Las carreteras y el comercio se extendieron rpidamente a medida que los nuevos circuitos econmicos, potenciados por la minera, se fueron desarrollando. Tejidos, vino e hierro de Espaa, esclavos de frica, sedas y especias de Oriente, todo ello aflua a las poblaciones mineras. Para pagar dichos artculos,; empez a circular una corriente de metal precioso, principalmente plata, si- { guiendo las direcciones inversas. Pero no todo l comercio era exterior. La mine- \ ra tambin estimul el desarrollo interno: cultivo de grano en el Bajo y Michoa- \ cn, elaboracin de vino en la costa peruana y chilena, cria de ganado vacuno y j mular en Ro de la Plata, textiles en Per y Quito; y en todas partes transporte J y artesana. Muy pocas regiones eludieron la influencia de los flujos de metales j preciosos.

    La naturaleza, mediante la orognesis terciaria, haba dispersado la riqueza minera que habra de hacer emerger dichas corrientes. Durante el levantamiento

  • 52 HISTORIA DE AMRICA LATINA

    de las cordilleras andinas y mexicanas en la Era Terciaria, las fallas producidas en varias regiones se rellenaron con minerales metalferos, plata entre otros. Los filones resultantes no fueron, ni mucho menos, todos ellos ricos, pero s suficientes como para hacer de los centros de extraccin de plata un modo caracterstico de asentamiento en buena parte de Nueva Espaa y de los Andes. En ocasiones, los filones se encontraban a gran altura hasta cerca de 4.800 metros en Potos, por ejemplo, y por tanto las poblaciones mineras tambin estaban a altitudes considerables. La mayora se encontraba por encima de los 3.000 metros en Per y Charcas, y entre 1.800 y 2.400 metros en Nueva Espaa. Por el contrario, el oro se extraa a menor altura,' ya que en su mayor parte proceda de yacimientos aluviales situados al pie de las cordilleras, desde donde haba sido transportado por accin hidrulica. Dichos yacimientos se encontraban frecuentemente en selvas pluviosas que dificultaban el acceso y las condiciones de vida. El oro, debido a su composicin qumica, apareca en bruto o en aleacin, cosa que no ocurra con la plata, que slo ocasionalmente se encontraba en estado bruto, siendo ms normal hallarla combinada con otras substancias. Algunos de estos compuestos eran minerales tiles. Un breve repaso de su formacin y d su naturaleza servir como til introduccin a la minera colonial y a las tcnicas de refinado.

    El mineral argentfero original depositado en las fallas de la roca procedente de zonas muy profundas de la tierra, se conoce como mineral hipognico o mineral primario, generalmente sulfuros. Pueden ser ricos como era el caso de Guanajuato, pero no suelen serlo. La mayora de los grandes centro argentferos de Hispanoamrica extraan su riqueza de mineral hipognico enriquecido. Ello poda ocurrir de dos maneras. La primera resultaba de la accin oxidante del agua sobre los sulfuros, convirtindolos normalmente en cloruro de plata (cerargirita), con un alto contenido de plata. Este tipo de enriquecimiento por oxidacin cesaba sin embargo por debajo del nivel fretico, al desaparecer el oxgeno libre. Pero un segundo proceso de enriquecimiento entraba aqu en accin. Este proceso, mucho ms complejo, se denomina enriquecimiento supergnico secundario, y produce sulfuros de mayor contenido en plata que los sulfuros hi- pognicos. Simplificando, el resultado de dichos procesos era que se creaba na zona de mineral rico por encima y por debajo de la capa fretica: cloruro de plata encima, y sulfuro debajo. Los mineros conocan bien las diferencias entre los dos tipos de mineral. Los minerales del primer tipo se llamaban pacos en los Andes y colorados en Nueva Espaa (las tonalidades rojas o pardas a que hacen referencia dichas denominaciones provienen de la limonita, mezcla de xidos de hierro dulce, generalmente presente en la zona oxidada). Eran pacos, por ejemplo, los minerales extrados en la montaa de Potos, que estaban oxidados hasta 300 m por debajo de la cima. Los cloruros eran generalmente fciles de re- finar mediante fusin o amalgama. Los sulfuros se conocan umversalmente como negrillos. Aunque podan ser enriquecidos mediante el proceso supergnico, su componente sulfuroso planteaba serios problemas para refinarl. As pues, los mineros esperaban obtener, por lo general, una mayor productividad segn aumentaba la profundidad, hasta las inmediaciones y por debajo de la capa fretica, que sola estar a unos centenares de metros de profundidad. Pero los cloruros que yacan sobre la capa fretica eran ms aprovechables porque se

  • LA M INERA 53

    Princ

    ipales

    dist

    ritos

    mine

    ros

    de Nu

    eva

    Espa

    a

  • 54 HISTORIA DE AMRICA LATINA

    refinaban coo mayor facilidad. Una vez una mina haba franqueado la capa fretica, no slo la dificultad en tratar el mineral planteaba problemas, sino tambin las inundaciones. Haba entonces buenas razones para abandonar la explotacin y buscar cloruros superficiales en otra parte. La produccin cclica de algunos distritos, quiz fue el resultado de una serie de acontecimientos derivados de la naturaleza de los yacimientos de minerales, que podran resumirse como sigue: descubrimiento inicial de cloruros ricos, incremento de la produccin, trabajos a mayor profundidad con algunas inundaciones y aumento de los sulfuras, niveles de produccin estancados, aumento de las inundaciones y predominio de los sulfuras, cada de la produccin, nuevas prospecciones descubren cloruros superficiales, incremento de la produccin, y as sucesivamente.

    T C N ICA S EXTRACTIVAS

    Pasando la vista por el laboro de las minas de Nueva Espaa... se extraa encontrar an en su infancia un arte que se est practicando tres siglos antes en Amrica...4 En estos trminos escriba el viajero e ingeniero de minas alemn, Alexander von Humboldt, refirindose a la minera de la plata de Nueva Espaa a comienzos del siglo xix. Encontr que se desperdiciaba la plvora, que se excavaban galeras ms anchas de lo necesario para obtener una buena ventilacin, y sobre todo que se careca de comunicacin entre los diferentes niveles o pozos de la mina, lo cual impeda la utilizacin de carretillas y animales para extraer el mineral. El proceso extractivo era sin duda menos sofisticado y eficaz que el subsiguiente proceso para refinar el mineral. Pero deben hacerse algunas matizacio- nes acerca de las observaciones de Humboldt.

    La minera colonial de la plata normalmente explotaba los filones mediante el sistema de excavacin abierta, para despus ahondar la prospeccin a mayor profundidad en busca de concentraciones ms ricas de mineral. Este procedimiento, que llev a trazar tneles retorcidos y estrechos, se llam en Nueva Espaa sistema del rato (en el sentido de sistema oportunista, traducido ms tarde al ingls, errnea pero grficamente, como rat-hole system [sistema de agujero de rata]. Dicho sistema perdur en pequeas minas a lo largo de toda la etapa colonial y tambin despus. Se ha culpado al sistema del rato de muchos de los problemas de la minera colonial. Pero el mtodo surgi de forma natural y tena ciertas ventajas. Si se desarroll fue porque muchos de los primeros mineros fueron aficionados. Los mineros profesionales que haba inicialmente en Amrica resultaban insuficientes para transmitir sus conocimientos sobre el trabajo subterrneo a los miles de extractores individuales que vagaban por los distritos mineros. Y la corona no hizo nada para racionalizar la explotacin del mineral. De hecho, hizo ms bien todo lo contrario. Ansiaba obtener el mximo provecho de sus derechos sobre los metales preciosos, y consider que dejando plena libertad para la prospeccin y la extraccin se conseguira el mximo de produccin. Ms an, las leyes que limitaban el tamao de las concesiones a

    4. Alexander von Humboldt, Ensayo poltico sobre el reino de la Nueva Espaa, Mxico, D.F., 1966, p. 365 (libro 4, cap. 11).

  • LA M INERA 55

    unas dimensiones aproximadas de 100 por 45 m, condujeron a la proliferacin de pequeas minas, que apenas vala la pena explotar con cierto cuidado. Por ltimo, la disponibilidad de mano de obra indgena no favoreca la buena planificacin de las explotaciones: resultaba ms barato, por ejemplo, emplear el sistema del rato, haciendo que los trabajadores sacaran el material a travs de una cadena serpenteante, que cavar pozos verticales especiales. Ello fue as especialmente en las primeras dcadas, mientras abund la mano de obra indgena; hacia finales del siglo xvi sta se fue haciendo escasa y cara, y los indicios de racionalizacin que se evidenciaron entonces en las explotaciones fueron probablemente consecuencia, al menos en parte, de esta contraccin de la oferta de mano de obra.

    La primera mejora que condujo a una notable racionalizacin de las explotaciones subterrneas fue la excavacin de socavones: tneles ligeramente inclinados que, desde la superficie, intersectaban las galeras inferiores de la mina. Los socavones permitan la ventilacin y el drenaje, y facilitaban la extraccin del mineral y los escombros. Resultaba mucho ms ventajoso en las explotaciones concentradas, ya que entonces poda cortar varias minas al mismo tiempo. Concentraciones de este tipo existan en la cima de la montaa de Potos. No debe sorprender, por lo tanto, que en 1556 se iniciase la excavacin de un socavn en dicha mina, ni que a principios de la dcada de 1580 funcionasen nueve. En Nueva Espaa, incluso los grandes centros carecan de semejante concentracin de minerales y de minas. No obstante, el homnimo mexicano de Potos, San Luis Potos, utiliz con excelentes resultados un socavn a principios del siglo x v i i para la explotacin de su fuente principal de mineral, el Cerro de San Pedro. Para entonces, el socavn se haba convertido en una tcnica normal de la explotacin subterrnea llamada a perdurar. Los socavones tambin sirvieron para consolidar las explotaciones como sistemas ms amplios. Los mineros comenzaron a proponerse tal consolidacin hacia mediados del siglo xvn, comprando las concesiones adyacentes y conectndolas mediante socavones y galeras. Las dimensiones de estas explotaciones integradas fue creciendo con el tiempo, hacindose considerables en algunos casos hacia finales del siglo xvm, momento en que aparecieron grandes compaas mineras. Estas compaas podan reunir a numerosos socios cuyo capital serva para financiar extensas explotaciones subterrneas. La empresa La Valenciana,de.C^uanajuato que segn un historiador era una ciudad subterrnea, es el mejor ejemplo.5 Esta era precisamente la mina que Humboldt criticaba. Pero,"con sus galeras con apuntalamiento de obra, sus muchas fuentes de ataque, sus pozos verticales (especialmente el gran pozo octogonal de San Jos con 550 metros de profundidad y 10 metros de ancho), La Valenciana distaba mucho del primitivo sistema del rato. La integracin a gran escala tuvo lugar en otros lugares de Mxico, pero fue infrecuente en Sudamrica, por razones an no elucidadas.

    Deben mencionarse otras tres mejoras aplicadas a la extraccin, de tipo puramente tecnolgico. Hacia finales del siglo xvi, se utilizaban ocasionalmente bombas para el drenaje de las minas. Probablemente eran bombas aspirantes,

    5. D. A. Brading, Miners and merchants in Bourbon Mxico, 1763-1810, Cambridge,

    1971, p. 287.

  • 56 HISTORIA DE AMRICA LATINA

    impelentes o de cadena y trapos, segn los modelos mostrados en el sexto libro de la obra de Agrcola De re metallica, consultada por los mineros espaoles.6 Por lo menos algunas de las bombas eran accionadas mediante fuerza humana. El agua era elevada mediante grandes bolsas de cuero, que podan arrastrarse a lo largo de tneles inclinados, mientras que las bombas requeran pozos verticales especiales. Tambin podan emplearse malacates impulsados por fuerza animal, para este cometido. Los jnalacates* fueron la segunda mejora tecnolgica importante. Hacia el siglo xvm, se haBTrTconvertido en Nueva Espaa en un recurso habitual para la extraccin tanto del agua como del mineral, aunque son menos frecuentes en las minas andinas. Los malacates se hicieron ms potentes a medida que crecieron las explotaciones mineras. En el gran pozo de La Valenciana, operaban no menos de ocho malacates simultneamente, siendo accionados por muas o caballos. El vapor no lleg a Hispanoamrica hasta la segunda dcada del siglo xix. El tercer avance tecnolgico digno de mencin fue la YPla- dura. La primera utilizacin de esta tcnica tuvo lugar en Hungra en 1627; pero se desconoce exactamente cundo se adopt en Amrica. Existen alusiones de su utilizacin en Huancavelica hacia 1635, pero se sabe de su presencia indudable en el distrito de Potos en la dcada de 1670. En el siglo xvm era una tcnica generalizada que probablemente contribuy en gran medida a la reanimacin de la produccin de plata en Hispanoamrica durante la primera mitad del siglo, y a su crecimiento extraordinario durante la segunda.

    Las prcticas descritas hasta aqu eran aplicables a los filones aurferos, aunque dichas explotaciones fuesen considerablemente menores que las minas de plata. Adems, las nunas de filones de oro eran infrecuentes; los principales ejemplos se encontraban en las tierras altas de Hueva Granada. La mayor parte del oro proceda de yacimientos aluviales, de donde se extraa mediante tcnicas relacionadas con el placer o lavadero de oro.

    Procesos de transformacin

    El mineral de plata era desmenuzado en la mina con el fin de eliminar los materiales intiles. El concentrado resultante quedaba entonces listo para ser sometido al proceso de transformacin, que normalmente se llevaba a cabo en una refinera conocida en Nueva Espaa como hacienda de minas y en los Andes como ingenio. La refinera para la amalgana tena una planta compleja. Normalmente consista en una amplia plaza cercada por un muro, donde haba almacenes, establos, una capilla, alojamiento para los amos y los trabajadores, maquinaria para triturar el mineral, tanques o patios pavimentados para amalgamarlo y cisternas para lavarlo. Las refineras se emplazaban en poblaciones mineras, donde se beneficiaban de la concentracin de os servicios y los suministros, como la mano de obra, los artesanos (especialmente carpinteros y forjadores), y la comida. Alrededor de 1600, Potos, que entonces se encontraba en su apogeo, tena 65 refineras; y Nueva Espaa un total de 370. En cualquier

    6. Georgius Agrcola, De re metallica, Basilea, 1556.* Cabrestante movido por caballera para extraer agua o mineral. (N. de la /.).

  • LA MINERA 57

    Figura 1. Vista esquemtica de un molino hidrulico de cuo

    momento de su historia colonial es probable que Hispanoamrica contara con 400 a 700 refineras en activo, variando la cantidad segn las-condiciones imperantes de auge o depresin.

    El mineral concentrado en la refinera era triturado hasta quedar reducido al tamao de los granos de arena, para garantizar as el mximo contacto entre la plata y el mercurio en la amalgama y obtener la mxima produccin de plata. El sistema comnmente empleado era el bocarde o machacadora, mquina simple pero maciza consistente en un cierto nmero de martinetes de pilones con pesado revestimiento de hierro (generalmente seis u ocho) levantados alternativamente mediante levas fijas en un pesado eje rotatorio, y que caan sobre un lecho de piedra, provisto en ocasiones de bloques de hierro (vase figura 1). Cada revestimiento poda llegar a pesar aproximadamente hasta 70 kg. En algunos casos se montaron prensas dobles, en las cuales un solo eje era accionado por una rueda hidrulica dispuesta en el centro verticalmente. En estos casos, el nmero de martinetes poda llegar a diecisis.

    Las machacadoras eran impulsadas por agua, por caballos o por muas. A comienzos de la dcada de 1570, existan en Potos machadoras accionadas mediante fuerza humana, pero desaparecieron debido a su ineficacia. La eleccin de la fuente de energa dependa de las. circunstancias locales. Eran muchas las zonas de Nueva Espaa que carecan del agua suficiente para impulsar la maquinaria, mientras que muchas regiones andinas eran demasiado ridas para sustentar a los animales necesarios. As pues, hacia 1600, solamente un tercio de las

  • 58 HISTORIA DE AMRICA LATINA

    machacadoras mexicanas eran accionadas por fuerza hidrulica, la mayora de ellas en la zona central de Nueva Espaa, ms hmeda que la zona norte del altiplano; mientras que en Potos, hacia la misma poca, no quedaba casi ninguna impulsada por fuerza animal debido a la falta de pastos, lo cual oblig a construir embalses y acueductos que suministrasen agua durante todo el. ao. La documentacin referente a Potos en la dcada de 1570 sugiere, adems, que generalmente las machacadoras impulsadas por agua daban un mayor rendimiento por unidad de capital y trabajo invertido, que las de fuerza animal. Con una idntica inversin de capital en la instalacin, las machacadoras impulsadas por agua trituraban el doble de mineral por da que estas ltimas, mientras que la productividad del trabajo (cantidad de mineral procesado por cada trabajador indgena por da) era quiz cinco veces superior. Los distritos mineros bien abastecidos de agua gozaban, por tanto, de notables ventajas.

    Existan otros tipos d prensas, por ejemplo la clsica rueda de molino girando de costado sobre una base de piedra; pero la machacadora se impuso rpidamente en los principales distritos debido a su mayor capacidad. Su diseo haba sido ya perfeccionado en Europa antes de que se empezase a procesar el mineral a gran escala en Amrica, y est claramente descrito en el libro VIII de la obra de Agrcola De re metallica. Si se requera un mayor grado de pulverizacin, se recurra a otro procedimiento conocido como tahona, arrastre o arrastra. Se trataba de un simple mecanismo consistente en unabase de piedra enmarcada por un mrete bajo, con una o ms piedras duras y pesadas que colgaban de una viga montada sobre un eje clavado en el centro de la base. Los animales hacan girar la viga, arrastrando la piedra sobre la base. Segn Humboldt, la finura de grano conseguida en estas instalaciones no era igualada por ningn centro minero europeo. Sin embargo, la tahona, aunque conocida desde los comienzos de la etapa colonial, se utiliz sobre todo en el siglo xvni en Nueva Espaa, pero no en todos los centros. Su ausencia en otros momentos y lugares carece an de explicacin.

    Una vez triturado, el mineral ya estaba listo para la amalgama. Este proceso lento pero seguro era la base dq la produccin de plata, porque permita refinar con costos bajos las grandes cantidades de mineral de baja calidad de que se dispona en Hispanoamrica. Se sigue discutiendo sobre la identidad de los introductores de dicho proceso en Amrica, y sobre si, de hecho, era un invento totalmente original. La opinin general es que su invencin fue debida a Bartolom de Medina, sevillano que, con los consejos de algn tcnico alemn, introdujo la tcnica en Nueva Espaa a comienzos de la dcada de 1550. No se discute el hecho de qu, a pesar de que los principios de la amalgama se conocan desde la antigedad, su primera utilizacin a escala industrial tuvo lugar en el Nuevo Mundo. En este sentido, se puso en prctica en varios centros mexicanos a finales de la dcada de 1550, en los Andes centrales desde 1571. Este retraso se debi posiblemente a que las minas andinas fueron descubiertas ms tarde, y por tanto se dispuso en ellas hasta una fecha ms tarda que en Mxico de buen mineral de fundicin, por lo que durante un tiempo la amalgama fue innecesaria.

    El clsico proceso de amalgama realizado en Amrica tena lugar en un patio superficie amplia, llana y pavimentada en piedra, techada en ocasiones. Se

  • LA MINERA 59

    gn se nos relata, era all donde se depositaba el mineral triturado (harina) formando montones de entre 1.000 y 1.750 kg; entonces se aada sal comn en una proporcin, por cada quintal de mineral, de 1 a 1,5 kg. Tambin podan usarse otros reactivos. El ms corriente era el magistral, calcopiritas calcinadas, que se aada en una proporcin de entre 3,5 y 5,5 kg por cada montn. A continuacin se exprima sobre el mineral el mercurio, hacindolo pasar por la trama de sacos de tela resistente, en una proporcin de entre 4,5 y 5,5 kg por montn. Por ltimo, se le aada agua y se extenda, formando una torta de hasta 27 m. La combinacin de la plata y el mercurio se ejerca entonces.por afinidad qumica. Durante la mayor parte de la poca colonial, fueron los indgenas los encargados de provocar la agitacin que debera favorecer este proceso. Para ello, removan, con las piernas desnudas, la mezcla espesa y resbaladiza. Hasta la dcada de 1780 no se les reemplaz por caballos o muas. Transcurrido algn tiempo, normalmente seis u ocho semanas (aunque podan darse casos extremos desde tres semanas hasta varios meses, segn la pericia en el refinado, la temperatura ambiental o la naturaleza del mineral), el supervisor de la refinera (azo- guero o beneficiador) precisaba el momento en que se alcanzaba el grado mximo de fusin entre la plata y el mercurio. La mezcla era entonces introducida en un aparato destinado a su lavado, y dotado de una pala rotatoria impulsada por fuerza animal o hidrulica, denominada generalmente tina. Se haca pasar agua a travs de la tina, de forma que arrastrase las impurezas, quedando depositada en su interior la pella o amalgama depurada. La pella se empaquetaba en un saco de lienzo en forma de media, que se retorca para eliminar los restos de mercurio. La separacin final de plata y mercurio tena lugar mediante un proceso de volatilizacin consistente en aplicar calor bajo la pella, tras haber dispuesto sobre ella una cubierta de barro o de metal, consiguindose as la vaporizacin del mercurio. Dicha cubierta era refrigerada con agua para recuperar el mercurio que, en forma de vapor, se condensaba en su superficie interior.

    El proceso realizado en el patio fue el modelo tcnico en toda Nueva Espaa desde principios del siglo xvn. Hasta entonces, la amalgama se haba realizado en cubetas de madera o canoas. En los centros andinos, rara vez se utiliz el patio, si es que se lleg a conocer. Por lo general, en los Andes se empleaban cajones para la amalgama. Cada uno de estos cajones era un depsito de piedra que poda llegar a contener hasta 2.300 kg de mineral, y que a menudo, al menos en el siglo xvi, se construa en alto, para que se pudiera prender fuego debajo. Este procedimiento tena por objeto mitigar las bajas temperaturas de las alturas andinas, acelerndose as la amalgama.. Sin embargo a partir del ao 1600 aproximadamente, y debido posiblemente a la creciente escasez y caresta de combustible, la calefaccin artificial cay en desuso, pasndose a utilizar exclusivamente el calor solar.

    El proceso qumico de la amalgama es complejo. Segn Modesto Bargall, una autoridad en la refinera colonial, las ecuaciones bsicas para el caso de los sulfuras de plata son las siguientes:

    CuS04 + 2NaCl - CuCl2 + Na2S 0 4CuCl2 + Ag2S - 2AgCl + CuS2AgCl + nHg Hg/ 2Ag2 (amalgama) + Hg2Cl2

  • 60 HISTORIA DE AMRICA LATINA

    mientras que se producan simultneamente otras reacciones productoras de plata.7 Los refinadores coloniales ignoraban desde luego estos procesos qumicos. Sus conocimientos eran puramente empricos. Surgieron rpidamente una serie de medidas basadas en la experiencia y que fueron reconocidas comovli- das para ser aplicadas segn tuviera el mineral una u otra apariencia, o segn el color que adoptase el mercurio durante la amalgama. Estas prcticas, a menudo eficaces, eran el resultado de la experimentacin continua. No siempre daban resultado, pero se obtuvieron unos cuantos descubrimientos importantes,; el ms provechoso de los cuales fue el descubrimiento de la utilidad del magistral, sulfato de cobre obtenido mediante la calcinacin de las piritas. Dicha substancia, como evidencian las ecuaciones expuestas ms arriba, era parte integrante de la amalgama, especialmente en el tratamiento de los minerales sulfricos. Puede que su valor fuese descubierto en Potos en la dcada de 1580. En este caso, la prctica de aadir magistral se difundi rpidamente, puesto que antes de 1600 ya se utilizaba en el norte de Nueva Espaa, donde contribuy notablemente al incremento de la produccin. Hasta ese momento, las refineras mexicanas debieron contar, sin saberlo, con cualquier sulfato de cobre natural que contuvieran los minerales, con resultados insatisfactorios.

    El descubrimiento del magistral fue la innovacin ms eficaz. Pero en toda Hispanoamrica se efectuaron pequeos ajustes de la amalgama a las condiciones locales, con resultados positivos. De manera que cuando la corona envi a finales del siglo x v i i i a expertos alemanes para que ensearan en Amrica el mtodo ms innovador de amalgama (el del barn von Bom, que era en realidad una elaboracin de la tcnica de cazo y cocimiento llevada a la prctica por el refinero Alvaro Alonso Barba en Charcas en el siglo x v i i ), los alemanes debieron finalmente reconocer que los procedimientos tradicionales americanos eran los mejores para las Circunstancias americanas. De hecho, uno de los alemanes, Friedrich Sonneschmidt, tras una larga experiencia en Nueva Espaa, escribi con un exceso de entusiasmo que: No es de esperar que jams se experimente un mtodo mediante el cual se pudieran [refinar] todas las calidades de minerales con menores, ni aun iguales costes que exige el beneficio por patio.8 Segn deca, el mtodo era lento, pero poda instalarse en cualquier parte, requera poca agua y maquinaria sencilla y fcil de obtener, y empleaba tcnicas que incluso los ignorantes aprendan rpidamente. Si Sonneschmidt hubiera viajado hasta los Andes, hubiera dicho lo mismo de los mtodos de refinado utilizados all.

    Es imposible calcular la eficacia absoluta de los procesos coloniales de; amalgama es decir, la proporcin total de plata contenida en el mineral que se llegaba a extraer, puesto que las nicas valoraciones del contenido en plata del mineral con que contamos son las facilitadas por los propios refiners, y que calculaban segn los resultados que obtenan .de la misma amalgama. Sin embargo, el hecho de que los refiners aprovechasen incluso aquellos minerales que no

    7. Modesto Bargall, La minera y la metalurgia en la Amrica Espaola durante la poca colonial, Mxico, D.F., 1955, p. 194.

    8. Citado en Modesto Bargall, La amalgamacin de los minerales de plata en Hispanoamrica colonial, Mxico, D.F., 1969, p. 505.

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    producan ms de 45 gramos de plata por cada 45 kg de concentrado tratado con mercurio, nos da una idea de la propiedad esencial de la amalgama, es decir, permitir el tratamiento de grandes cantidades de mineral pobre.

    Una tcnica de refinado secundaria, pero persistente y til, era la fundicin. En este terreno, 1 principio los espaoles fueron deudores de la tecnologa indgena, por lo menos en los Andes centrales, donde la minera haba superado considerablemente las primitivas tcnicas de tratamiento con fuego empleadas por los indgenas mexicanos y otros indios andinos para la obtencin de algunos metales, principalmente oro, plata y cobre. En Per y Charcas, se haba desarrollado una verdadera fundicin. Primeramente, el mineral era triturado bajo un maray, canto rodado de base curva, que se balanceaba a un lado y a otro; entonces se funda en uri pequeo homo, de forma cnica o piramidal, que a menudo no sobrepasaba el metro de altura. En los costados se horadaban varios agujeros de aireacin, a travs de los cuales poda pasar e l viento cuando el horno se situaba en algn lugar expuesto. Se empleaba estircol de llama o carbn de lea como combustible, y se obtenan temperaturas suficientes para fundir los minerales. En esto consista el famoso wayra (aire en quechua) de los Andes. En hornos de este tipo se produca toda la plata de Potos hasta la introduccin de la amalgama en 1571.

    No obstante, la tecnologa de fundicin que habra de predominar fue aportada por Europa, e introducida en su mayor parte por los mineros alemanes enviados en 1528 por la compaa de los banqueros Fugger a las islas del Caribe y Venezuela. La corona haba requerido los servicios de estos expertos para mejorar los conocimientos mineros y metalrgicos en Amrica*, de los que estaban muy necesitados los primeros colonos. Algunos de estos alemanes pudieron haberse instalado en Nueva Espaa; otros seguramente llegaron all en 1536, asentndose en Sultepec, donde construyeron hornos y prensas. La base de las fundiciones era el homo castellano, antigua tcnica consistente en una columna hueca y vertical de aproximadamente 1 m de seccin y entre 1,2 y 1,8 m de altura, construida con piedras o adobes. Los costados estaban horadados para los fuelles, la escoria y el metal fundido. El mineral, triturado a mano o mediante una prensa mecnica, se cargaba en el homo con carbn de lea. Los fuelles eran imprescindibles; en todas las instalaciones importantes eran accionados mediante fuerza animal o hidrulica, mediante ruedas y manivelas. La plata fundida no era pura, ya que contena plomo del propio mineral o que haba sido aadido como fundente. Se proceda por tanto a retinarla mediante copelacin, normalmente en un homo de reverbero, aunque tambin poda servir el modelo castellano.

    La fundicin tuvo mayor vigencia de la que se cree durante la poca colonial. Era la tcnica preferida por los mineros pobres y sin medios o por los trabajadores indios, que reciban mineral como parte de su salario. No costaba demasiado hacerse con una parada de fuelles; aparecieron centenares en las ciudades mineras y en sus alrededores. Pero la fundicin a gran escala tambin sobrevivi a la introduccin de la amalgama, reanimndose considerablemente cuando escaseaba el mercurio, cuando se descubran yacimientos de mineral muy rico, y all donde abundaba el combustible. Estas circunstancias condujeron, por ejemplo, a un importante resurgimiento de las fundiciones en algunas zonas de Nueva Espaa a finales del siglo xvn.

  • 62 HISTORIA DE AMRICA LATINA

    El tratamiento del oro consista meramente en separar el metal puro del material en el que se encontraba: arena o grava en las corrientes o terrazas aluviales, o algn tipo de roca en los filones. Lavar la tierra en artesas era la tcnica bsica en el primer caso. En el segundo, se precisaba el prensado, que poda realizarse a mano o mediante una machacadora. Poda procederse despus a la amalgama para desgajar el oro del material de filn triturado. El oro apareca a menudo asociado a minerales de plata; la amalgama produca entonces una aleacin de ambos metales. El procedimiento preferido para separarlos, al menos hasta mediados de la poca colonial, fue el empleo de cido ntrico.

    M aterias primas

    El tratamiento del mineral de plata requera una cierta variedad de materias primas, alguna de las cuales eran limitadas. La sal, imprescindible para la amalgama, se consegua fcilmente, ya fuera de las salinas del norte de Nueva Espaa o de los Andes centrales, o de depsitos costeros, como en otras zonas de Nueva Espaa. Las piritas, a partir de las cuales se extraa el magistral, se hallaban en cantidades por lo general suficientes en las mismas regiones argentferas. Lo mismo ocurra con el plomo, utilizado como fundente en las fundiciones (aunque con frecuencia el propio mineral contena suficiente plomo para el proceso). El hierro empleado para la maquinaria y, ocasionalmente, pulverizado, como reactivo en la amalgama, proceda de Espaa en su totalidad, perb de todos modos, no sola escasear.

    Madera y agua eran bienes mucho menos abundantes. La madera era el principal material de construccin y combustible. Por consiguiente, los alrededores de las grandes zonas mineras se vean despojados rpidamente de rboles; en alguna de las cuales altas zonas de los Andes y la meseta seca mexicana nunca han vuelto a ser abundantes. A partir de entonces, la lea deba acarrearse desde grandes distancias y a un elevado coste. A finales del siglo xvi, los ejes de las prensas utilizados en Potos, de 6 m de largo por 50 cm de seccin, eran transportados desde los valles bajos andinos a ms de 160 km de distancia. Una vez en Potos, cada eje costaba entre 1.300 y 1.650 pesos, lo que equivala al valor de una casa de tamao mediano. Tambin se precisaba madera o carbn de lea para los hornos; y los carboneros recorran muchos kilmetros desde las minas, aprovechando el matorral all donde no quedaban rboles.

    El agua era fundamental para el lavado de los minerales refinados, y era muy apreciada como fuente de energa. Mediante soluciones ingeniosas -^-pequeos embalses, tinas de lavado accionadas por animales, en todas partes el agua disponible era suficiente para realizar el lavado. Pero solamente en algunas zonas era posible utilizar el agua como fuente de energa sobre todo en el centro de Nueva Espaa y en algunas regiones de los Andes. Hacia 1600, casi toda la energa utilizada en Potos era de origen hidrulico, pero ello slo fue posible tras la construccin de 30 presas interconectadas por canales, lo que permita la acumulacin del agua de lluvia cada durante el verano.

    Una substancia ms crucial que todas las anteriores era el mercurio. Casi todo el mercurio utilizado en.Hispanoamrica provena de tres fuentes: por or

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    den de las cantidades que abastecan, Almadn en el sur de Espaa; Huancavelica, en las tierras altas del centro de Per; e Idrija en la moderna provincia yugoslava de Eslovenia, bajo el dominio de los Habsburgo por aquel entonces. Tambin llegaban pequeas catidades, de vez en cuando, de China y de diversos depsitos menores de Hispanoamrica. En general, Almadn suministraba a Nueva Espaa, Huancavelica a Sudamrica, y se recurra a Idrija cuando no bastaba con las dos primeras.

    En general, el abastecimiento de mercurio cubri la demanda de las minas de plata (la amalgama de oro era comparativamente insignificante) durante dos de los tres siglos coloniales. En el siglo xvi, el yacimiento casi virgen de Huancavelica experiment un notable crecimiento; y la produccin de Almadn se increment a un ritmo acelerado hasta alrededor de 1620. Y en el siglo xvni, Almadn como resultado del descubrimiento de una cuantiosa capa de mineral en 1698, super a partir de entonces su capacidad productiva anterior, lo que compens con creces la debilidad de Huancavelica. Pero en el perodo intermedio, para la mayor parte del siglo x v i i , escase el mercurio, especialmente en Nueva Espaa. La causa fue la baja produccin de Almadn (como resultado del agotamiento de los minerales conocidos y de la ineficacia del refinado), y por el debilitamiento del papel que Huancavelica haba jugado en el siglo xvi (provocado por dificultades similares, unidas a problemas de aporte de mano de obra).

    La escasez resultante fue en parte atenuada gracias al mercurio procedente de Idrija, que fue enviado a Amrica en cantidades substanciales desde 1621 a 1645 (vase figura 2). Este mercurio fue a parar principalmente a Nueva Espaa, mientras que la produccin de Almadn se desvi hacia Per, que result favorecido por ello, puesto que hasta entonces haba sido la principal fuente de plata de ambos virreinatos. La corona encontr dificultades para pagar el mercurio de Idrija, de manera que debieron cesar las compras en 1645. El mercurio alemn, presumiblemente de Idrija, aparece de nuevo en Nueva Espaa en la dcada de 1690, como de hecho ocurri con el mercurio peruano, que se import hasta alrededor de 1730. Pero los grandes cargamentos procedentes de Idrija no se reanudaron hasta 1786, gracias a un contrato realizado en 1785 para el suministro de 10.000-12.000 quintales anuales a Hispanoamrica. Este mercurio fue a parar tanto a Nueva Espaa como a Sudmrica.

    La corona no solamente ejerci un estrecho control sobre la produccin y distribucin de mercurio, sino que tambin determin el precio de venta. En principio, el precio en un determinado centro minero equivala a la suma de los costes de produccin y de transporte a dicho lugar; pero el gobierno pretenda fijarlo en beneficio propio. En realidad, los precios del mercurio siguieron una tendencia a la baja a lo largo del perodo colonial, ya que los refinadores solicitaban constantemente reducciones y la corona haca concesiones ante el argumento de que los bajos precios del mercurio se veran compensados con creces por el incremento de la produccin de plata. Pero el declive fue lento. Entre 1572 y 1617 se redujeron los precios en Nueva Espaa de 180 a 82,5 pesos. Pero no se produjeron ms descensos hasta 1767, al bajar el precio a 62 pesos. En 1778, se impuso el ltimo recorte, hacindolo descender hasta 41 pesos. En los Andes, los precios eran considerablemente superiores, quiz debido a los costes del transporte en terreno montaoso, a pesar de la relativa proximidad de

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    F igura 2. Produccin quinquenal de mercurio, 1570' 1820

    F u e n t e s : Huancavelica, 1570-1789: Guillermo Lohmann Villena, Las minasde huancavelica en los siglosxvi y xvn, Sevilla, 1949, pp. 452-455; 1690-1759 (estimaciones): Manuel de Mendiburu, Diccionario histrico-biogrf ico del Per, Lima, 1933, Vol. 6, pp. 454-455; 1760-1809: John Fisher, Government andsociety in colonial Per. The ntendant system, 1784-1814, Londres, 1970, p. 257. Almadn, 1575-1644: A. Matilla Tascn, Historia de las minas de Almadn, I: Desde la poca romana hasta el ao 1645, Madrid, 1959, pp. 107, 111, 121, 122, 137, 171, 182; 1645-1819 (estimaciones): M- H. Kuss, Mmoire sur les mines et usines dAlmadn, en Annales des Mines, serie sptima, Mmoires, 13 (1878), pp. 149-150. Idrija, 1620-1645: exportaciones a Nueva Espaa: P. J. Bakewell, Silver mining and society in colonial Mxico, Zacatecas, 1546-1700, Cambridge, 1971, p. 256. Tambin hubo importantes exportaciones de Idrija a Hispanoamrica despus de 1786, en cantidades que an deben precisarse.

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    Huancavelica de los centros argentferos. En Potos, los precios decayeron de 104,25 pesos a finales del siglo xvi, a 97 en 1645, permaneciendo estables hasta 1779 en que bajaron a 79 pesos, y en 1787 a 71 pesos. Slo en 1809 lleg a ser casi tan barato el mercurio en Per, a 50 pesos, como lo haba sido en Nueva Espaa en las postrimeras del siglo xvm.

    El aumento general de la produccin de plata a finales del siglo xviii, especialmente en Nueva Espaa, coincidi estrechamente con reducciones del precio del mercurio. Este hecho no puede ser totalmente fortuito, y sugiere que las reducciones anteriores haban sido provechosas para la corona, especialmente a partir del momento en que Almadn empez a producir en abundancia despus de 1700.

    Sistemas de trabajo

    La minera dependa de la fuerza de trabajo indgena. Los negros, esclavos o libres, representaban tan slo una pequea proporcin, excepto en las minas de oro, donde integraban la mayor parte de la mano de obra. La ocupacin ms cercana al trabajo fsico de las minas que realizaban los blancos era la prospeccin; por lo general eran supervisores y propietarios. Tambin podan encontrarse mestizos ejerciendo tareas fsicas en las minas hacia el siglo xvm, pero cuanto ms espaoles parecan, ms difcil era que se dedicarn a dichos trabajos. -

    Los sistemas comunes de trabajo implantados en la etapa colonial proporcionaron a la minera sus trabajadores indgenas: generalmentej-por orden cronolgico, dichos sistemas fueron los de encomienda, esclavisiio,: trabajo forzado y trabajo a jornal. La minera inicialmente practicada en las Antillas antes de 1500, de placer o de excavacin para la extraccin de oro, era realizada por indios que Coln haba distribuido entre los colonos, segn una temprana y despiadada forma de encomienda. Se aadieron rpidamente aborgenes esclavizados de las Pequeas Antillas y rpidamente se agregaron los del mar Caribe. Y despus, cuando la poblacin nativa se derrumb, bajo circunstancias entre las que la demanda de las minas de oro no es la menos culpable, se recurri a los esclavos negros. Mientras tanto, el empleo de indios en la minera en rgimen de encomienda o esclavitud se extendi por Centro y Sudamrica segn estas tierras se iban incorporando al imperio. Por supuesto, el avance de la conquista produjo esclavos, ya que en todas partes hubo indgenas que se resistieron obstinadamente, justificndose as su esclavizacin cuando eran capturados en la batalla. As pues, Corts, por ejemplo, poda emplear cerca de 400 indios en los yacimientos de oro de Tehuantepec en la dcada de 1540.

    El reclutamiento forzado de trabajadores indgenas sucedi a la encomienda, aunque no se puede distinguir una separacin neta entre ambos sistemas. En los dos virreinatos, el reclutamiento de mano de obra para la minera estaba ampliamente organizado hacia finales de la dcada de 1570: se trataba del repartimiento en Nueva Espaa y la mita (tumo en quechua) en el Per. Pero los orgejies de estos sistemas precedieron con mucho a la dcada de 1570. Hacia 1530 en Guatemala; por ejemplo, los colonos y oficiales espaoles simplemente

    5 . H A LC , III

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    obligaron a cuadrillas de indios nominalmente libres a lavar oro durante perodos determinados. Y hacia 1549, los indios de encomienda enviados a Potos por sus amos desde ciertas zonas del Per y de Charcas, se referan a su estancia en las minas como mita, estancia de 6 a 12 meses tras los cuales eran substituidos por otros y regresaban a sus hogares. La utilizacin del trmino quechua, indicaba claramente que se asociaba el trabajo para los espaoles a la mita impuesta previamente por los incas, reclutamiento para diversos tipos de obras pblicas, incluida la minera. Los aztecas haban establecido un tipo parecido de reclutamiento (coatequitl) en sus dominios. Sin duda la existencia de estos antecedentes autctonos facilit la imposicin de sistemas de reclutamiento.

    A lo largo del siglo xvi , la mano de obra reclutada super gradualmente a la de encomienda y a los esclavos indgenas en las minas. A medida que finalizaba la fase militar de la conquista, los suministros de esclavos fruto de las guerras justas decay; y simultneamente se reforzaron las leyes que limitaban la esclavizacin de los indgenas. Mientras tanto, la corona y muchos colonos empezaron a encontrar ventajas en los sistemas de reclutamiento de mano de obra, ya que su consecuencia inmediata era la de apartar a los indios del arbitrario control de los encomenderos y ponerlos a disposicin del creciente nmero de espaoles no encomenderos. En ello, la corona vea tanto una satisfactoria reduccin de la riqueza y poder poltico de los encomenderos, como una utilizacin ms productiva de la menguante mano de obra indgena. Los reclutamientos oficiales tambin proporcionaban a la corona la posibilidad de cumplir otros objetivos: primeramente, crear una.fuerza de trabajo nativa asalariada en Amrica, ya que otra diferencia entre los reclutamientos oficiales y la encomienda era que los indios reclutados reciban un salario; por otra parte, limitar la duracin de los perodos de trabajo de los indios, puesto que se asignaban los reclutamientos para perodos determinados, aunque variables, segn las necesidades locales de trabajo.

    El ms extenso, organizado, famoso y segn las estimaciones generales- infame de los reclutamientos forzados mineros fue la mita de Potos. Puede tomarse como modelo de otros reclutamientos tanto en Nueva Espaa como en Sudamrica, aunque cada uno tuviera detalles especficos. Normalmente se responsabiliza personalmente de la mita de Potos y de su crueldad, al virrey peruano que implant el sistema, don Francisco de Toledo. Pero Toledo actuaba de acuerdo a instrucciones generales de la corona para forzar a los indios a la minera instrucciones que le crearon tales cargos de conciencia que vacil durante dos aos antes de llevarlas a la prctica. Finalmente, en 1572, mientras viajaba del Cuzco a Potos realizando una inspeccin general del Per, empez a organizar la mita, instruyendo a los jefes {curacas) de los altos pueblos andinos para que enviasen hombres bien capacitados a Potos. La zona que finalmente se design como fuente de trabajadores era enorme, y comprenda .unos 1.300 km, entre Cuzco en el norte y Taija en el sur, y un mximo de 400 km a lo ancho de los Andes; a pesar de todo, slo se incluyeron 16 de las 30 provincias que componan la zona, descartndose principalmente las ms bajas y clidas, porque se tema que los habitantes de estas provincias fueran demasiado propensos a contraer enfermedades si se les enviaba a las altas y fras tierras de Potos. Aproximadamente un 14 por 100 (la sptima parte) de la poblacin sometida a tributo

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    BANDERITASNota adhesivael reclutamiento de mano de obra, reduce el poder de los encomenderos.

    BANDERITASNota adhesivael reclutamiento tambin crea una masa de manos de obra asalariada, y limita el tiempo de trabajo de los indios.

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    en dichas 16 provincias (los varones entre 18 v 50 aosl deba trasladarse-a Po- tos para prestar servicio durante un a a Segn el censo elaborado por Toledo, medante este sistemTtoi! obtendra mano de obra suficiente, cerca de 13.500 hombres al ao. Esta cantidad compona la mita gruesa, que, una vez en Potos, era dividida en tres partes, cada un de ellas denominada mita ordinaria, que trabajaban alternativamente, descansando dos semanas por cada una trabajada. De manera que en cualquier momento haba 4.500 mitayos trabajando en minas e ingenios.

    Toledo distribuy a los mitayos entre las minas y las refineras segn las necesidades, prctica seguida por muchos de sus sucesores, y estableci na tarifa de jornales: por el trabajo en el interior de la mina, 3,5 reales; por acarrear mineral a las refineras, 3 reales; por el trabajo en las refineras, 2,75 reales.9 El valor real de estos jornales es difcilmente estimable, puesto que se desconocen incluso los precios de los artculos bsicos de consumo indgena (maz y patatas). Sin embargo, con el jornal de una semana, el mitayo poda comprar unos 14 kg de harina de trigo, que no deja de ser una cantidad considerable. Pero una estimacin contempornea valora el coste del viaje de un indio a Potos y su residencia all durante un ao en 100 pesos, mientras que el salario total de un mitayo por 17 semanas de 6 das ascenda tan slo a unos 45 pesos. La semana normal de trabajo pas de 6 a 5 das. El domingo era un da de descanso o, segn observadores espaoles divulgadores de las crticas convencionales contra los indios, un da de ociosidad y embriaguez. El lunes, los oficiales indios de cada provincia reunan la mita ordinaria de la semana para proceder a su distribucin. El trabajo comenzaba el martes por la maana y se prolongaba ininterrumpidamente hasta el sbado por la noche. La normativa establecida por Toledo estipulaba una jomada de trabajo de sol a sol; pero los propietarios de las minas pronto forzaron a los mitayos a extraer y acarrear mineral de acuerdo a una cuota que se mantena elevada, de manera que se escatimaban el descanso y la comida al mximo.

    La mita expona claramente a los indios a un exceso de trabajosa pesar de las salvaguardas legales previstas por la corona y los funcionarios. Los datos parecen probar que los slarios se pagaban. Pero la carga de trabajo se increment, especialmente a medida que la poblacin indgena andina iba en declive, y que el tumo de un trabajador volva a repetirse antes de transcurridos los siete aos. Hacia 1600, en casos extremos los mitayos deban pasar uno de cada dos aos en Potos. Evidentemente, la mita contribuy a la despoblacin, ya que aceler l declive ya existente al provocar la huida de las gentes de las provincias en las que se realizaban las levas, y al impulsar a algunos mitayos a permanecer en Potos al amparo annimo que les proporcionaban las masas de poblacin india de la ciudad, y al desarticular los ritmos agrcolas y de la vida familiar. A esta sobrecarga de trabajo le siguieron flagrantes abusos. Los indios capaces de hacerlo compraban su exencin de la mita, contratando a sustitutos o pagando a sus propios curacas o amos el dinero necesario para hacerlo. Muchos mineros resultaron favorecidos por esta prctica en el siglo xvn, ya que, una vez agotada la mina

    9. Un peso equivala a ocho reales. Tanto aqu como en el resto del captulo nos referimos al peso de a ocho (conocido en Nueva Espaa como peso de oro comn), equivalente a 272 maravedes, (cor;

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    BANDERITASNota adhesiva14 % de la poblacin sometida a tributo iba a Potos. 16 provincias. Varones entre 18 y 50 aos.13.500 hombres: mita gruesa. Luego dividida en mitas ordinarias de 4.500 mitayos, trabajando una semana y descansando dos.

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  • 68 HISTORIA DE AMRICA LATINA

    o estropeada la prensa, las sumas que pagaban los mitayos para librarse del trabajo poda ser mayor que el valor de la plata que hubiesen extrado en caso de trabajar. Los espaoles llamaban cnicamente al pago de estas cantidades de dinero indios de faltriquera. Esta prctica generalizada era ilegal, as como la costumbre igualmente comente de incluir en la venta de una mina o prensa los mitayos que le haban sido destinados. La ley se esforz por defender la libertad de que en teora gozaban los indios; pero el mitayo reciba un trato como cuando se le inclua en una transaccin comercial de un semiesclavo, a la vez que se le privaba de los beneficios materiales de la esclavitud y de la exencin de impuestos.

    Despus de la mita de Potos, la de Huancavelica ocupaba el segundo lugar en cuanto a la cuanta de los indios reclutados. Tambin sta fue creada por Toledo. Absorba, a principios de la dcada de 1620, unos 2.200 indios cada o, cerca de una sexta parte de los enviados a Potos. Pero los mitayos de Huancavelica debieron padecer muchas ms calamidades que los de Potos, a juzgar por los extraordinarios riesgos que comportaba el trabajo en estas minas de mercurio: vapores txicos y roca blanda propensa a los corrimientos. Tambin existieron reclutamientos forzados menores en otras partes, como por ejemplo para la produccin de oro en Chile a finales de siglo xvi y comienzos del xvii; para el oro de Quito desde, segn parece, el siglo xvi; para la plata de Nueva Granada desde principios de la dcada de 160; y para la plata de Nueva Espaa desde mediados del siglo xvi.

    La corona no ignoraba las inicuidades de las levas; y, de hecho, a pesar del atractivo econmico y poltico que el reclutamiento de mano de obra tena para la corona, su imposicin fue arduamente debatida en Espaa, ya que contradeca el principio de la libertad fundamental de los indios. Generalmente, sin embargo, prevaleci el criterio d que el bien pblico requera el reclutamiento forzado de indios para las minas. Su abolicin no se produjo hasta 1812, aunque hubo intentos de acabar con l mucho antes, como por ejemplo en el caso de una orden real de 1601 dirigida a Nueva Espaa, que slo fue retirada cuando el virrey hizo comprender que una medida semejante significara un desastre. Pero la corona sostuvo su oposicin, anulando, por ejemplo, la concesin de 500 mitayos a Oruro por el virrey Esquilache en 1617. Podran citarse otros casos similares.

    En la orden de 1601, la corona expresaba su deseo de que la mano de obra minera fuera voluntaria. Desde luego, el trabajo voluntario de los indios en todos los sectores productivos era el ideal que se persegua desde los comienzos de la era colonial. Pero la falta de hbito de los indgenas en los trabajos que de ellos se esperaba, la falta de familiaridad con los salarios en moneda, y su natural anhelo de rehuir las pesadas tareas que se les confiaban (interpretado por los espaoles como pereza innata), no favorecan el trabajo voluntario. Sin embargo, siempre hubo un cierto grado de trabajo voluntario originado en la propia sociedad indgena. En las culturas caribeas, los espaoles encontraron al nabora, plebeyo dependiente de un noble y que por tanto no participaba plenamente en los derechos y obligaciones generales de la comunidad.10 Los espao

    lo. Ida Altman y James Lockhart, eds., Provinces ofearly Mxico, Berkeley y Los ngeles, 1976, p. 18.

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    les aplicaron el mismo trmino a una categora social similar en Nueva Espaa, y que ms tarde se hispanizara llamndose laboro. En territorio inca, el yanacona ocupaba ms o menos la misma posicin. Los indios pertenecientes a dichas categoras no tardaron mucho en mostrar su fidelidad a los nuevos seores, los conquistadores espaoles, mientras que muchos otros indgenas imitaban esta actitud, aunque no fueran sino plebeyos comunes, creyendo que una dependencia personal y directa de los espaoles sera ms beneficiosa que la servidumbre indirecta de la encomienda. Naboras y yanaconas asumieron rpidamente una amplia gama de funciones en la sociedad colonial, a cambio de muchas de las cuales reciban un salario, convirtindose, as' n los primeros trabajadores asalariados. Una de sus ocupaciones caractersticas era la minera, de manera que, por ejemplo, inmediatamente despus del descubrimiento de los yacimientos de Zacatecas y Potos, a mediados de la dcada de 1540, haba naboras y yanaconas, respectivamente, trabajando en las minas, mezclados entre esclavos indgenas y trabajadores de encomienda.

    Esta forma incipiente de trabajo asalariado en la minera se increment rpidamente por dos razones. En primer lugar, la minera requera habilidades que una vez adquiridas eran muy apreciadas. Cualquier propietario estaba dispuesto a recompensar a un indio que hubiera aprendido a picar el mineral o los procesos de refinamiento, y a pagarle salarios suficientemente altos como para hacer atractivo el trabajo fijo en la mina. Mucho antes de 1600, ya existan grupos profesionales de mineros y de refinadores indios en los centros principales. En segundo lugar, muchos de los centros mineros se encontraban en zonas donde la poblacin no era susceptible de ser reclutada o sometida a la encomienda, ya fuera por su dispersin o por su belicosidad. Este era el caso del norte de Nueva Espaa, donde las minas fueron trabajadas principalmente por trabajadores asalariados desde un principio. Las valoraciones sobre la composicin de la fuerza de trabajo mexicana extradas de un informe de 1597, aproximadamente, demuestran la importancia del. trabajo asalariado en aquella poca. La mano de obra total ascenda a 9.143 hombres, de los cuales 6.261 (68,5 por 100) eran naboras, 1.619 (17,7 por 100) eran trabajadores de repartimiento, y 1.263 (13,8 por 100) eran esclavos negros. Tambin es sorprendente el hecho de que todos los trabajadores de repartimiento se concentrasen en el Mxico central, y no existiese ninguno en el norte y el oeste. La razn era que solamente en la zona central la poblacin era lo bastante densa y sofisticada como para organizar reclutamientos. Adems, era esta poblacin la que proporcion la mayor parte de los naboras a las zonas del norte y del oeste.

    En Potos se daba una situacin similar. En 1603, haba entre 11.000 y12.000 trabajadores activos en todo momento, de los cuales slo unos 4.500 procedan de la mita ordinaria. El resto eran hombres contratados o mingas. Sin duda, muchos mingas formaban parte de los dos tercios sobrantes (de huelga) de la mita gruesa; pero no cabe duda de que por aquel entonces existan contingentes permanentes de mingas en Potos, compuestos principalmente por mitayos que haban permanecido all tras su ao de servicios. Su paga poda ser hasta cinco-veces superior a la del mitayo: para los mineros, 88 reales por semana, contra 17. Tanto en Potos como en Nueva Espaa se aument el salario en metlico' de los picadores de mineral experimentados, qe normalmente eran asalariados, mediante el mineral que, legalmente o no, tomaban de las minas.

  • 70 HISTORIA DE AMRICA LATINA

    El trabajo asalariado fue la forma preponderante de empleo en los grandes distritos mineros desde finales del siglo xvi en adelante. Los sistemas primitivos no desaparecieron por completo, especialmente en los distritos secundarios o ms apartados: la encomienda neogranadina del siglo xvii, la esclavitud en las zonas fronterizas del norte de Nueva Espaa, donde la lucha contra las incursiones de los indios seguan proporcionando esclavos legalmente. Pero el trabajo asalariado se convirti en la norma, especialmente en Nueva Espaa, donde el crecimiento minero sobrevenido desde finales del siglo x v i i gener tal demanda de mano de obra especializada, que a finales del siglo xvin el costo del trabajo acaparaba hasta las tres cuartas partes de los gastos totales de algunas empresas. En Nueva Espaa siguieron practicndose los reclutamientos forzados, aunque en escasas ocasiones. En los Andes centrales, la pervivencia de la mita fue ms evidente, abasteciendo Potos y Huancavelica de una preciada mano de obra barata hasta finales del perodo colonial, mientras que probablemente los funcionarios gubernamentales locales seguan organizando de manera informal (y estrictamente ilegal) levas de menor importancia, para beneficiar a otras minas. Pero tambin aqu predominaba el trabajo asalariado. Hacia 1789, tan slo 3.000 trabajadores formaron la mita gruesa de Potos, lo que supona una mita ordinaria de 1.000 trabajadores. Pero en 1794, la fuerza de trabajo total con que contaba Potos era de 4.070 en las minas y de 1.504 en las refineras. Estas cifras sugieren que ms de las tres cuartas partes de los trabajadores eran remunerados. Tambin en los distritos peruanos menores, el trabajo asalariado ocupaba un lugar importante a finales del siglo xvm.

    Casi el 14 por 100 de los mineros mexicanos eran negros al finalizar el siglo xvi, proporcin en modo alguno despreciable. Pero, a excepcin de las minas aurferas de las tierras bajas, esta proporcin puede haberse superado en contadas ocasiones. Muchos de los grandes distritos argentferos se encontraban a considerable altitud, 2.400 m o ms; y se crea que los negros no podan realizar trabajos pesados, ni sobrevivir mucho tiempo a tan bajas temperaturas, con una atmsfera tan enrarecida. Aunque no queda clara la verdadera razn, parece ser que los esclavos negros obligados a realizar duros trabajos subterrneos en altitudes considerables, no llegaban a rendir lo suficiente como para amortizar s precio de compra y s manutencin. En Potos, por ejemplo, no se empleaba a los negros para las labores subterrneas. Se les ocupaba en las refineras, pero normalmente formaban parte del artesanado, sobre todo como carpinteros y forjadores, fabricantes de herramientas y maquinaria, o como sirvientes personales de los mineros y refinaderos, como signos de fortuna. En los distritos mexicanos ms bajos (entre 1.800 y 2.400 m), algunos negros trabajaban bajo tierra. En Zacatecas se tiene constancia de picadores de mineral negros (barreteros). Pero tambin aqu, era mucho ms corriente encontrarlos realizando tareas en la superficie. En 1602, un observador sealaba respecto a Zacatecas: en lo que ms se ocupan los negros, es en asistir a la molienda y al incorporar y lavar los metales.11 La artesana tambin ocupaba a muchos negros en las minas mexicanas.

    La alta mortalidad y la baja productividad de los negros en las minas de plata

    11. Alonso de Mota y Escobar, Descripcin geogrfica de los reynos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo Len [MS 1605?], Guadalajara, 1966, p. 68.

  • LA MINERA 71

    de las tierras altas entorpecan las intenciones de la corona para substituir a los indios de reclutamiento por esclavos africanos. Pero en el caso de las minas de oro de las tierras bajas, se daba la situacin contraria: los negros tenan una buena resistencia a las enfermedades y a los trabajos durbs, mientras que los indgenas perecan (especialmente los indios de las tierras altas trasladados a los trpicos, pero tambin indios de las tierras bajas sometidos a una intensidad de trabajo inhabitual). Otra dificultad que presentaban estos ltimos era que no estaban integrados ni econmica ni polticamente, lo que impeda organizarlos como fuerza de trabajo. La minera aurfera de las tierras bajas era, pues, el dominio de los trabajadores negros. La mayor concentracin se dio sin duda en el siglo xvin en Nueva Granada, donde en 1787 las tres principales regiones aurferas (Antioquia, Popayn y el Choc) reunan un contingente de unos 17.000 negros, muchos de los cuales estaban ocupados en la minera. En esta poca, ni mucho menos eran todos esclavos. En el Choc, en 1778 por ejemplo, el 35 por 100 de un total de 8.916 negros eran libres; hacia 1808, el 75 por 100. Chile era la nica regin aurfera de las tierras bajas donde no predominaban los negros. En el siglo xvi, los yacimientos chilenos eran trabajados por indios, tanto esclavos como de encomienda; y con el nuevo auge del oro en el siglo xvm, la fuerza de trabajo se compona esencialmente de mestizos, ya que exista en la poca una cuantiosa poblacin deseosa de trabajar en la minera a falta de otras oportunidades de empleo.

    Condiciones de trabajo

    Segn se desprende de lo dicho anteriormente, las condiciones de trabajo en la minera y las refineras eran siempre incmodas y a menudo peligrosas. Bajo tierra, el trabajo ms desagradable corresponda a los trabajadores ms especializados, los barreteros, quienes extraan el mineral de los filones con picos, cuas y barras. Esta tarea requera un esfuerzo fsico considerable, y se desarrollaba siempre en espacios reducidos, con frecuencia a temperaturas elevadas, y siempre mal iluminados y peor ventilados. Pero mucho peor era el papel de bestias de carga asignado a hombres sin pericia que acarreaban el mineral hasta la superficie; los barreteros estaban mejor remunerados, tanto por sus salarios ms elevados como por la oportunidad, a veces lcita y a veces no, de llevarse trozos de mineral. La suerte de los acarreadores (tenateros en Nueva Espaa, apires en las zonas de habla quechua) era poco envidiable. Portando diversos tipos de recipientes para el mineral cestas de enea, tenates (bolsas de piel), sacos o incluso frazadas de lana de llama en Charcas trepaban por tneles retorcidos, apenas del ancho de un hombre. Se suba por escalones escavados en la roca o por escaleras escarpadas hechas de troncos con muescas o con fajas de cuero atadas a dos palos paralelos. A medida que creca la mina, se formaban grandes cavidades en su interior, y las cadas podan suponer la muerte. Las cargas eran pesadas. Los propietarios de las minas exigan la extraccin de cantidades mnimas, aunque estuviera prohibido hacer tal cosa. Aunque resulte increble, existen indicios de que los tenateros de finales del perodo colonial cargaban 140 kilos a sus espaldas. Trabajaban en la oscuridad, a menudo alumbrados solamente por

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    la luz de una vela atada en la frente o en un dedo, y estaban sometidos a grandes riesgos. Muchos caan muertos o quedaban mutilados, aunque se desconoce exactamente cuntos. Pero el peligro fsico no era el nico riesgo. En las altas minas andinas, especialmente, los cambios de temperatura entre el fondo y la superficie podan provocar enfermedades. En Potos, por ejemplo, incluso antes de 1600, algunas minas tenan ms de 200 m de profundidad, en el fondo de las cuales la temperatura era considerable. Al subir con su carga, el apire sala a casi5.000 m a temperaturas glaciales. El resultado ms frecuente eran las enfermedades respiratorias, a menudo intensificadas por el polvo, especialmente tras la introduccin de las voladuras. Las cadas y las enfermedades eran riesgos mucho mayores que los derrumbamientos de las minas, que no parecen haber sido demasiado frecuentes.

    Las minas de oro y mercurio comportaban riesgos particulares. Puesto que muchos yacimientos aurferos eran placeres en zonas bajas y hmedas, los trabajadores se encontraban expuestos a contraer enfermedades tropicales. Adems deban permanecer largo rato trabajando en el agua. Las minas de mercurio de Huancavelica eran, sin embargo, ms desagradables y peligrosas. Afortunadamente para los trabajadores, eran las nicas minas de mercurio en toda Amrica. Sin duda, eran estas las minas ms malsanas y peligrosas de todas. La roca que rodeaba el mineral era blanda e inestable, lo cual haca que los derrumbes fueran frecuentes. Pero lo peor de todo era que los tneles estaban llenos de gases venenosos, lo que aumentaba enormemente los riesgos del trabajo.

    El refinado tambin encerraba sus riesgos, de los cuales dos eran especialmente graves. Las machacadoras producan mucho polvo, que inevitablemente provocaba silicosis. Por otra parte, en varias etapas de la amalgama los trabajadores estaban expuestos al envenenamiento por mercurio: en la mezcla del per- curio con el mineral, cuando los indios pisaban la mezcla descalzos; en la destilacin del mercurio d la pella; y en la calcinacin para recuperar el mercurio. En los dos ltimos procesos, se intentaba atrapar y condensar el vapor de mercurio, pero siempre escapaba una cierta parte.

    R e p e r c u s i o n e s s o c i a l e s

    Tanto para los individuos como para las comunidades afectadas por ella, la minera tena consecuencias sociales profundas. Para los emigrantes espaoles o los colonos pobres la minera supona una forma rpida, aunque peligrosa, de ascenso social. Las pocas docenas de afortunados que alcanzaron la riqueza en el norte de Nueva Espaa en la segunda mitad del siglo xvi, se convirtieron en smbolos nacionales. Adoptando un estilo caballeresco, psieron disposicin del rey sus riquezas y sus vastos territorios, encabezando la lucha contra los pueblos nmadas del norte; reunieron grandes propiedades desde las cuales exportaban a gran escala carne de vacuno hacia la zona central de Nueva Espaa; contrajeron matrimonio en capas sociales elevadas uno de los primeros fundadores dp Zacatecas se cas con una hija del virrey Velasco I; otro con una hija de Corts y de doa Isabel Moctezuma. La riqueza de la minera report a quienes la ostentaron no slo el reconocimiento social, sino tambin autoridad poltica. Por

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    ejemplo, el mayor propietario minero del siglo xvn en Potos, el gallego Antonio Lpez de Quiroga, lleg a dominar en sus ltimos aos de vida el gobierno local del sur de Charcas. Haba situado a todos sus parientes y yernos como corregidores de varios distritos. Sin embargo, al igual que elevaba a un hombre a los puestos hegemnicos de la sociedad y de la poltica, la minera poda tambin precipitarlo en el abismo. Si se perda un filn o se inundaban inesperadamente los tneles, la mina engulla la plata con la misma velocidad con que antes la arrojaba. Irrumpan los acreedores, embargando tierras, casas y pertenencias. Fueron escasas las familias que siguieron siendo prsperas gracias a la minera durante ms de tres generaciones.

    Tambin para los indios la minera poda suponer cambios sociales profundos. El ms radical era el traslado del medio rural al urbano que impona la minera, que supona el abandono de las comunidades agrcolas tradicionales y el paso a ciudades dominadas por los espaoles. Dicho cambio les fue impuesto a muchos indios afectados por las levas, pero una vez efectuado, algunos decidan quedarse, de manera que desde finales del siglo xvi se form un contingente de mineros profesionales en los centros principales, que trabajaban por un salario y que tendieron a asimilar las costumbres espaolas. Compraban ropas de estilo espaol y quizs incluso prefirieran el vino al pulque. Al adoptar esta actitud, fueron perdiendo gradualmente su identidad india e integrndose en la categora cultural de los mestizos, aunque no pertenecieran a ella por caractersticas genticas. Esta proletarizacin y aculturacin de los indios fue corriente en las ciudades coloniales, ya que stas eran ncleos de presencia espaola, mientras que las zonas rurales seguan siendo predominantemente indgenas; Pero las poblaciones mineras contribuyeron extraordinariamente en dicho proceSo porque atrajeron a grandes cantidades de indios, ofrecan un poder adquisitivo relativamente alto a los trabajadores asalariados, y adems porque eran los nicos asentamientos espaoles en regiones muy extensas por ejemplo, el norte de Nueva Espaa, el altiplano de Charcas, o el norte de Chile.

    A pesar de las posibles ventajas que algunos indios encontrasen en establecerse en las poblaciones mineras, las repercusiones de la minera sobre la comunidad nativa fueron con frecuencia penosas. Resulta difcil evaluar las prdidas de la poblacin indgenas provocadas por la minera, puesto que otras fuerzas destructivas estaban actuando simultneamente, y adems las condiciones variaban de un lugar a otro. De manera que, por ejemplo, el declive ms brusco de la poblacin india mexicana tuvo lugar, segn parece, antes de que se extendiera la minera en Nueva Espaa. Por otra parte, no cabe duda de que la demanda de indios antillanos para la produccin de oro durante las primeras dcadas coloniales fue la causa directa de su prctica extincin hacia mediados del siglo xvi; lo mismo ocurri dos siglos despus en la zona central neogranadina de Choc, donde la poblacin indgena disminuy de 60.000 en 1660 a 5.414 en 1778, tras haber sido obligada primero a participar en el lavado del mineral, y ms tarde a abastecer de alimentos, alojamiento y medios de transporte las minas trabajadas por negros. Probablemente el mayor quebrantamiento de las comunidades indias tuvo lugar en el rea de la mita de Potos, simplemente porque era aqu donde se realizaban las levas ms masivas. Los 13.500 mitayos asignados normalmente a la mina llevaban sus familias consigo cuando abandonaban el hogar para ir a ser

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    vir a Potos durante un ao. Por lo tanto, podra estimarse sin exageraciones que unas 50.000 personas entraban y salan de Potos anualmente. La agricultura del poblado se interrumpa cuando las gentes marchaban, llevndose consigo las reservas comunitarias de alimentos para sustentarse en el viaje, que poda durar hasta dos meses si acudan desde regiones alejadas. Muchos de ellos no regresaran jams. Seguramente no llegar a saberse nunca con exactitud cuntos murieron como consecuencia directa de su actividad en la mina o la refinera. El porcentaje que anualmente permaneca en Potos tambin es difcil de valorar; pero a principios del siglo xvn, se calcula que haba unos 37.000 varones indgenas no procedentes de la mita. Esta estimacin sugiere que dicho porcentaje era considerable. Junto a los que se quedaban haba muchsimos ms. que emigraban a lugares aislados dentro del rea de la mita, o que huan fuera de ella para eludir los reclutamientos, lo cual peijudicaba an ms a sus comunidades de origen.

    L a M INERA Y EL ESTA D O

    La corona obtena ingresos directos substanciales de la minera; el estmulo del comercio le reportaba indirectamente impuestos de venta y derechos de aduana; los impuestos indgenas pasaron pronto a ser pagados en especias; todo ello contribuy a dinamizar las diversas zonas de la economa colonial. No es de extraar, por tanto, que los reyes mostraran un vido inters por la suerte que corra la industria. En principio, la corona hubiera obtenido el mximo provecho de la minera explotando las minas por s misma. Aunque era una empresa demasiado ambiciosa para los medios con que contaba, se llev a cabo hasta cierto punto. La ley obligaba en el siglo xvi a reservar una parte de todo nuevo filn para la corona. Esta norma cay en desuso en Nueva Espaa, pero fue observada en Per y Charcas, donde las minas reales fueron subarrendadas. Por lo que respecta a las refineras, en la dcada de 1570 en Potos haba por lo menos dos refineras reales, regidas por administradores asalariados. La corona conserv siempre un inters particular en la produccin de mercurio. La propiedad de los yacimientos de Almadn y de Huancavelica permaneci totalmente en manos del rey, aunque hasta 1645 en Almadn y 1782 en Huancavelica las minas fueran de hecho explotadas por contratistas a los cuales la corona compraba el mercurio a un precio negociado. Despus de las fechas indicadas, el gobierno pas a explotar directamente las minas, sin grandes resultados en Huancavelica, pero considerablemente buenos en Almadn despus de 1700. Adems, la corona monopolizaba la distribucin del mercurio y determinaba el precio de venta a los refinadores.

    Sin embargo, los grandes yacimientos de oro y plata en Amrica quedaban fuera del alcance de la gestin real directa. Invocando su antiguo derecho de propiedad universal de los yacimientos de metales preciosos, la corona exigi un derecho sobre la produccin, a cambio de conceder la libertad de prospeccin y explotacin de los yacimienos a los sbditos espaoles. De este modo el gobierno se deshaca de los costos de produccin, al tiempo que alentaba la actividad prospectiva. Tras haberse fijado en un principio en hasta dos tercios de la produccin, fue establecida finalmente en 1504 la regala de una quinta parte, el

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    famoso quinto real. Sobre l se aplic brevemente una sobrecarga de 1 a 1,5 por 100. La regala experiment posteriormente frecuentes reducciones, con las que se pretenda incentivar la minera, y algunas de las cuales lleg a la cantidad mnima de una veinteava parte. Ms tarde, se impuso el diezmo. La primera ctince- sin de este tipo fue hecha a favor de los mineros mexicanos en 1548, con carcter temporal primeramente, pero renovada hasta que se convirti en costumbre. Los comerciantes y otras personas que no fueran mineros o refinadores que entregasen plata para el derecho real deban pagar todava un quinto. Pero esta norma result impracticable y, a mediados del siglo xvn, en Nueva Espaa ya se recaudaban muy pocos quintos sobre la produccin de plata.

    Sin embargo, en las minas andinas la exaccin sigui siendo de una quinta parte hasta el siglo xvm. Se concedi el pago del diezmo a determinadas minas a las cuales se consider necesario proporcionar un incentivo (por ejemplo, a Cas- trovirreina en 1594 y a Nuevo Potos en 1640). Pero en las grandes minas de Charcas, es decir, Potos y Oruro, se mantuvo la totalidad del quinto hasta 1736, a pesar de la clara crisis que padecieron. Finalmente, se introdujo como norma el diezmo en Per y Charcas. Los reformadores borbones efectuaron varios recortes ms despus de 1770 para alentar la produccin mexicana. Varios individuos emprendedores se beneficiaron de un total exencin del derecho real, hasta que recuperasen el coste de los esfuerzos invertidos en el intento de poner de nuevo en explotacin viejas minas. Zacatecas, entre otras, se benefici considerablemente de esta medida. Hasta ahora, las investigaciones no han puesto de manifiesto este tipo de concesiones las minas andinas.

    Los derechos reales sobre el oro siguieron equivaliendo a la quinta parte hasta que en 1723 s redujeron a una dcima parte en Nueva Espaa, y en 1738 a una veinteava parte en Nueva Granada. Sin embargo, en los Andes se sigui recaudando el quinto hasta 1778, momento en que se orden una reduccin general para toda Hispanoamrica: un 3 por 100 en las colonias y un 2 por 100 ms a la llegada del oro a Espaa. Gracias a su poder para reajustar los derechos reales, la corona poda ejercer y de hecho lo haca una notable influencia sobre la minera. Las reducciones de los derechos reales solan anunciar un crecimiento de la produccin, y en algunos casos se aplazaron imprudentemente, como en Potos. La negativa a reducir las tasas perjudic seguramente los ingresos de la corona, que se hubieran visto incrementados a raz del aumento de la produccin. Igualmente, la pretensin de la corona de sacar provecho del control que ejerca sobre la distribucin del mercurio mediante la fijacin de un precio, superior al coste de produccin y de transprte, reduca indudablemente la produccin de plata y por tanto tambin los ingresos derivados de diversos impuestos.

    La ostentacin por la corona de tres poderes legales sobre la minera control de los derechos reales, control de la distribucin del mercurio y de su precio, y poder de conceder o denegar los reclutamientos de mano de obra confera a dicha industria un cierto aire de empresa estatal. La administracin virreyes, audiencias y oficiales del tesoro tenda a considerarla como tal, tratando a los mineros y refinadores quiz no como empleados, pero s como una categora especial de servidores de la corona. Los explotadores de minas se sentan agraviados por las disposiciones gubernamentales, dejando or sus protestas, por ejem-

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    po, contra las tasas de los derechos reales o contra los decretos sobre la mano de obra; mientras tanto, intentaban, normalmente sin xito, aprovecharse de su situacin privilegiada, como cuando reciirrieron a su estrecha relacin con la corona para solicitar que se les subvencionara el abastecimiento de esclavos negros.

    Por lo general, la poltica de la corona relativa a la minera careca de coordinacin, lo cual cre un clima de incertidumbre entre los mineros. Algunas medidas tuvieron efectos particularmente adversos, como fue el caso de las tasas excesivamente altas de derechos reales. Un caso excepcional fue la poltica de minas aplicada por los Borbones despus de 1770, que persegua incrementar la produccin de metal precioso, mediante una serie de estmulos complementarios. Algunos de ellos eran obvios: abaratamiento del mercurio; exencin de derechos reales para aquellos mineros especialmente emprendedores; creacin de bancos reales para comprar la plata de los explotadores de minas con moneda, de manera que se Ies evitaran los fuertes descuentos aplicados por los compradores privados de plata en bruto; creacin de bancos para la financiacin de la industria; intentos de mejorar las tcnicas mineras y de refinado, mediante la organizacin de misiones mineras con fines educativos, e integradas por expertos europeos generalmente no espaoles especializados en las nuevas tcnicas; y la creacin en Nueva Espaa de una escuela tcnica especializada en minera, donde los primeros cursos empezaron a impartirse en 1792. Tambin se experimentaron otras medidas ms sutiles encaminadas a elevar el rango de la minera, y a partir de ah hacerla ms atractiva. Tanto en Nueva Espaa como en Per, se cre un gremio minero, segn la pauta de los gremios del patriciado mercantil. En especial, los mineros gozaran a partir de ahora de un alto privilegio: reservado hasta entonces a los grandes entes sociales de Hispanoamrica, la Iglesia y los comerciantes: tribunales propios en Mxico y Lima, que habran de absorber los litigios relativos a ja minera, anteriormente tratados en el foro pblico de las Audiencias. Adems, la propia ley de minera fue renovada, siendo finalmente desechadas las normativas del siglo xvi. En 1783, apareci un nuevo cdigo elaborado por el tribunal minero de Mxico tras consultar con la corona; dicho cdigo, modificado para adecuarse a las condiciones locales particulares, se convirti en ley tanto en Per como en el virreinato del Ro de la Plata en 1794.

    Esta conjuncin de reformas no fue la nica responsable del resurgimiento de la minera a finales del siglo xvin. De hecho, en Per, parece haber sido1 bastante intil; y en Nueva Espaa, fracasaron varios elementos de la reforma (por ejemplo, el banco financiero). De todos modos, debe atribuirse parte del auge experimentado por Mxico en las postrimeras de la poca colonial a los cambios borbnicos. Sin duda, este esfuerzo regio por estimular la produccin de metales preciosos fue la actuacin ms extensa y convincente d todo el perodo colonial.

    E l c a p i t a l

    No hay tema ms importante para comprender el funcionamiento de la minera que el del capital, sus fuentes, coste y disponibilidad en diferentes pocas y lugares. Pero ningn tema dispone de fuentes manuscritas ms escasas y enigm

  • LA MINERA 77

    ticas. Excepto en el caso de la Nueva Espaa tardocolonial, los conocimientos sobre el capital minero son poco ms que conjeturas generales.

    La produccin de plata mediante el primitivo sistema de fundicin requera escasas inversiones de capital: el mineral se encontraba generalmente cerca de la superficie, y era muy sencillo construir un horno de fundicin, pieza esencial del proceso de refinado. La primitiva minera del oro, consistente en placeres trabajados por mano de obra indgena, requera igualmente inversiones mnimas; sin embargo, la produccin de oro que se desarrollara ms tarde, consistente en placeres trabajados por esclavos negros, o las minas de filn y el uso de machacadoras, exigi inversiones en mano de obra y en instalaciones. Pero tales inversiones no alcanzaban jos niveles requeridos por la amalgama de la plata. En este caso, las minas se hicieron ms hondas y con frecuencia requeran la construccin de costosos socavones; el refinado precisaba un amplio conjunto de instalaciones; resultaba imprescindible el uso de potentes prensas machacadoras; y deba suministrarse una fuente de energa, ya fuera animal o hidrulica; tambin era necesario reunir una cierta cantidad de mercurio. Los precios de todos estos elementos variaban segn el momento y el lugar, pero en general una hacienda de refinera figuraba entre los bienes ms costosos que podan comercializarse en las colonias, junto con las propiedades agrcolas, las grandes mansiones urbanas y los barcos. A principios del siglo xvn, una hacienda de minas poda costar, en Zacatecas y Potos, desde 10.000 a 50.000 pesos, dependiendo de su tamao y estado. :

    A juzgar por el caso de Potos, el capital inicial necesario para realizar el proceso de la amalgama, no debi ser difcil de reunir, a pesar de lo que podra esperarse. Mientras se emple la fundicin para el refinado,ose extraan grandes cantidades de mineral demasiado pobre para ser fundido;.: pero que reportaba buenos beneficios cuando era amalgamado. Bastaban mquinas baratas de reducido tamao para triturarlo, y los beneficios eran reinvertidos en prensas mayores para as poder procesar crecientes cantidades de mineral cada vez ms pobre. En Potos, durante los seis primeros aos en que se practic la amalgama (1571- 1576), el 30 o 40 por 100 de la produccin, una vez descontados los impuestos, se destinaba probablemente a construir nuevas refineras.

    Si no se descubran nuevos filones de mineral rico, esta fase de financiacin autnoma se prolongaba durante dos o tres dcadas en cualquier distrito. As pues, cuando se agotaban los minerales de mayor calidad, comenzaba la bsqueda de fuentes crediticias externas para financiar las prospecciones, la excavacin, las reparaciones de la maquinaria, la compra de animales, etc. Generalmente se recurra a la comunidad de comerciantes de los centros mineros. As es como entra en escena el aviador (abastecedor de mercancas y crditos), personaje omnipresente en la minera hispanoamericana. La aparicin de los aviadores fue un proceso absolutamente natural, Los primeros eran comerciantes que concedan crditos a los mineros~sb'breel gnero que les abastecan como parte normal del negoci. Pronto empezaron a prestar tambin dinero. Como pago, aceptaban plata refinada pero sin acuar, puesto que la mayora de los centros mineros estaban demasiado alejados de las cecas para que los mineros llevasen all la pla