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IntroducciónLa Independencia de Nueva España ocurrió en un contexto internacional revolucionario. El
siglo XVIII, o Siglo de las Luces, se caracterizó por la Ilustración, un movimiento intelectual de
la burguesía europea, crítico del absolutismo y del Antiguo Régimen, que propuso alternativas
económicas, políticas y jurídicas para organizar a las sociedades y al Estado. Éstas son parte de
la ideología denominada liberalismo, el cual fue la punta de lanza de las llamadas revoluciones burguesas que, a fi nales del siglo XVIII y durante el XIX, transformaron de manera profunda al
capitalismo y la sociedad burguesa. La Independencia de las Trece Colonias inglesas (1776-1783),
la Revolución Francesa (1789-1799) y las independencias en América Latina (1810-1824) se consi-
deran revoluciones burguesas porque en última instancia constituyeron repúblicas, sistemas
político jurídicos basados en la ciudadanía y la participación político-electoral. Sin embargo,
este proceso mundial no estuvo exento de problemas. El liberalismo se enfrentó al antiguo
sistema de privilegios y a las instituciones que legitimaban al Antiguo Régimen, como las mo-
narquías y la Iglesia, que impedían que la sociedad burguesa se consolidara. Al conjunto de
ideologías que resistieron la implantación del liberalismo, —tratando de mantener las formas
tradicionales de organización política y social, las conocemos como conservadurismo— el cual se
manifestó en los países donde el liberalismo se abría camino, como Inglaterra, Francia, Alema-
nia, España, México y el resto de América Latina.
En nuestro país, el movimiento de Independencia fi nalizó
el 27 de septiembre de 1821 cuando el Ejército Trigarante
entró a la Ciudad de México causando un sentimiento
de optimismo (fi gura 1.1). Tras los festejos, los novohis-
panos debían organizar al nuevo país: darle nombre, ele-
gir el tipo de gobierno, instaurar una Junta de gobierno
y cobrar impuestos para sanear las fi nanzas públicas.
El naciente país era un enorme territorio con escasos
caminos que comunicaban a una población que, tras
10 años de guerra, estaba empobrecida; por lo que fue
necesario enfrentar varios problemas vinculados entre
sí. Pero quizá la difi cultad más importante fue la pugna
política por el establecimiento de un proyecto de na-
ción. Dos grandes grupos organizados en un Congreso
Constituyente discutieron acerca de la forma de gobier-
no que más convendría para la nación recién concebida.
De un lado estaban los monárquicos —borbonistas e iturbidistas— que deseaban que un rey
gobernara, y del otro los republicanos —insurgentes y criollos— que proponían la formación de
una república, ya fuese centralista o federal. A este momento histórico le siguieron tres
décadas de agitación política marcada por la polarización entre diferentes proyectos de
Estado-nación, la opción de un republicanismo centralista o federalista, golpes de Estado y
una economía estancada.
Figura 1.1 El Ejército Trigarante entró a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821. Anónimo (ca. 1822). Entrada del Ejército Trigarante.
[Pintura]. México: Museo Nacional de Historia.
Evaluación diagnóstica,
p. 3
Tras la invasión napoleónica a España (1808) y la imposición de José Bonaparte como rey de España, las Cortes españolas se organizaron en Cádiz para establecer un gobierno de resistencia. Como consecuencia, en 1812 se expidió en España la primera Constitución de corte liberal que establecía la igualdad entre peninsulares y americanos.
INFORMACIÓN IMPORTANTE
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Las ideologías al inicio de la vida independienteEn 1821 el proceso revolucionario no había llegado a su fin, faltaba definir un proyecto de nación
para el país; esta etapa estuvo marcada por constantes discusiones y desacuerdos en torno al tipo de
nación que debía construirse. Las élites y oligarquías eclesiásticas, militares y económicas desea-
ban que los privilegios de la sociedad virreinal se mantuvieran intactos y que la Independencia
fuera sólo un cambio de poder, pero no pretendían un verdadero desarrollo político, social y
económico, sino mantener las características del periodo colonial; es decir, su postura era el
conservadurismo. En cambio, los insurgentes, herederos del patriotismo criollo e influidos por la
Ilustración europea y la Independencia de las Trece Colonias inglesas, anhelaban un modelo de
desarrollo totalmente nuevo, que respetara las libertades individuales: el liberalismo. Al mismo
tiempo, en el mundo se desarrollaba un nuevo modelo económico mundial a partir de la Revolu-
ción Industrial y el Imperialismo.
El liberalismo: la construcción de una nueva sociedadLa Independencia de Nueva España abrió la posibilidad de transformar a la sociedad desde lo
más profundo. La Ilustración, la Independencia de las Trece Colonias inglesas y la Revolución
Francesa, mostraron que la política y la sociedad de un país podían cambiar apoyándose en
las ideas del liberalismo, garantizando las libertades individuales y la participación política,
e implantando un gobierno con división de poderes y elección de las autoridades.
Como se revisó en el bloque 5 del curso de Historia de México 1, el liberalismo estaba fun-
damentado en los principios políticos de soberanía nacional, división de poderes, igualdad
jurídica, pero también en fundamentos económicos, como el libre mercado, basado en la
libre empresa, la propiedad privada y la no intervención del Estado en la economía (figura
1.2). La construcción del libre mercado en México fue muy lenta y difícil porque se le opo-
nían los privilegios, sobre todo de la Iglesia, y las formas productivas tradicionales, como la
propiedad comunal de los indígenas y los pueblos. La Iglesia, que en la época colonial fue
uno de los agentes económicos fundamentales, no poseía una lógica capitalista y productiva,
simplemente acumulaba tierras y atesoraba riquezas, por lo que sus propiedades eran muy
poco productivas. Las comunidades indígenas y sus pueblos, por otro lado, producían casi
exclusivamente para el autoconsumo, y aportaban muy poco a los mercados regionales y
nacionales. En México, durante el siglo XIX, la burguesía fue un grupo minoritario, por lo
que implementar una economía auténticamente capitalista fue extremadamente complicado.
Figura 1.2 Esquema de los principios básicos del liberalismo.
Liberalismo
Soberaníanacional
Libertad de mercado
Propiedad privada
Igualdad jurídica
División de poderes
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El conservadurismo: cambiar para que nada cambieLa contraparte ideológica del liberalismo es el conservadurismo, surgido a principios del siglo XIX
en Europa con el fi n de limitar, e incluso revertir, los profundos cambios que estaban suce-
diendo a partir de la Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas. Recordemos que en 1815
se llevó a cabo el Congreso de Viena con el propósito de reestablecer las fronteras europeas de
acuerdo a los límites establecidos con anterioridad a las Guerras Napoleónicas, y, sobre todo,
restaurar el Antiguo Régimen y las monarquías en los países en los que fueron depuestas.
El fi lósofo y político inglés Edmund Burke (1729-1797) es considerado el padre del conserva-
durismo. A pesar de haberse formado ideológicamente en el liberalismo, y haber apoyado
la independencia de las Trece Colonias inglesas, fue un importante crítico de la Revolución
Francesa, porque consideraba que las leyes que proponía eran contrarias a la tradición y al
derecho consuetudinario, que se refi ere a las prácticas legales basadas en las costumbres, los
valores morales y la tradición.
Estados Unidos había cambiado de fondo su régimen político, sin embargo,
el gobierno y el orden jurídico mantenían las costumbres y la tradición
colonial; por ejemplo, las formas internas de organización de los estados
que conformaron la Federación Estadounidense cambiaron muy poco con
su independencia. Otro ejemplo es que la esclavitud continuó por 80 años
más, conservando las formas de la producción económica colonial. No
obstante, la igualdad jurídica y política instaurada por los franceses era
totalmente opuesta al sistema de privilegios y leyes diferenciadas o fueros
del Antiguo Régimen.
El político y escritor romántico francés François René (1768-1848), vizconde
de Chateaubriand, fue radical, pues durante el gobierno de Napoleón Bo-
naparte (1769-1821) defendió a capa y espada, la fe, la Iglesia católica, la
monarquía y la sociedad estamental.
En general, el conservadurismo supone que la división de la sociedad en estamentos, y las
diferencias jurídicas y religiosas que constituyen un sistema de privilegios, son naturales a la
humanidad y deben ser acatadas con base en las tradiciones. También, considera que la moral
religiosa es la única que puede contener los intereses y las pasiones humanas que originan el
caos; por lo que debe ser la Iglesia, y no el Estado, la encargada de administrar la moral social.
En el caso de Nueva España puede decirse que el conservadurismo se gestó durante el periodo
del Despotismo Ilustrado en el Imperio Español, de manera concreta con las Reformas Borbó-
nicas, las cuales tenían el propósito de modernizar la administración pública —concentrando
el poder político y los impuestos— en benefi cio de la Corona. Esto debilitó económicamente
a las instituciones religiosas, que fueron despojadas de importantes bienes, descapitalizando a
la Iglesia. Dichas reformas también causaron un gran descontento y originaron el “patriotismo
criollo” que poco a poco exigió una mayor autonomía para Nueva España y, eventualmente, su
independencia. Algunos criollos se decantaron por una ideología liberal, pero otros por mante-
Durante 1820, los criollos simpatizantes del
absolutismo organizaron la conspiración de La
Profesa para oponerse a la firma de la Constitución
de Cádiz y defender el Antiguo Régimen, a este
grupo perteneció Agustín de Iturbide.
Para que conozcas mejor esta época y la vida y visión de Agustín de Iturbide, el máximo exponente del conservadurismo mexicano, te sugerimos leer la novela La corte de los ilusos, de Rosa Beltrán, editorial Planeta, 1995.
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Actividad 1,p. 4
Figura 1.3 Primera hoja del Plan de Independencia de la América Septentrional (Plan de Iguala).
ner la preeminencia de la Iglesia católica, las formas tradicionales de
tenencia y explotación de la tierra, el respeto a los fueros y privilegios,
y un régimen monárquico más o menos centralizado.
Recordemos que la Independencia se consumó por medio de un
acuerdo de los conservadores durante la conspiración de La Profe-
sa, cuyo objetivo era impedir la aplicación en Nueva España de la
Constitución española de Cádiz de 1812, con características liberales.
Agustín de Iturbide (1783-1824), negoció el Plan de Iguala (fi gura 1.3),
con lo que restaba de la insurgencia liberal y conformó el Ejérci-
to Trigarante, que fi nalmente fi rmó el Acta de Independencia y los
Tratados de Córdoba. Ambos documentos confi rman el carácter con-
servador de la Independencia al declarar al Imperio Mexicano como
una monarquía, garantizar la religión católica e incluso solicitar a
Fernando VII (1784-1833), o a un miembro de su familia, ocupar el
trono del Imperio.
Muy pronto el conservadurismo mostró sus fi suras. Los conservado-
res monarquistas se dividieron en borbonistas —promotores de un
rey borbón español—, e iturbidistas —que impulsaron a Agustín de
Iturbide como emperador de México—. Al igual que los liberales no conformaron un grupo
unido, y sus discrepancias ideológicas iban desde la conveniencia, según las diversas coyun-
turas políticas, hasta diferencias de fondo en ciertos aspectos. Los conservadores radicales
impulsaban la monarquía como forma de gobierno, la preponderancia de un Estado fuerte
y unido —ante el peligro de Estados Unidos, un rival protestante y modernizador—, anhela-
ban mantener a ultranza los fueros militares y eclesiásticos y conservar a la Iglesia como el
árbitro moral de la sociedad.
Mientras que los conservadores moderados proponían una república centralista con un terri-
torio dividido en departamentos provinciales, gobernados por autoridades nombradas desde
el centro. Liberales y conservadores moderados preferían cambios paulatinos para lograr la
transformación económica y social (tabla 1.1).
Tabla 1.1 Proyectos políticos: conservador frente a liberal
Conservador Liberal
• Proyecto de gobierno centralista, preferentemente monárquico.
• En materia económica, pretendían transformar los medios de producción por medio de la industrialización sin dañar las estructuras tradicionales de posesión, propiedad y trabajo de la tierra, e impulsaban una política económica proteccionista.
• Los conservadores consideraban la lucha de Independencia como anárquica, por lo que pretendían restaurar y conservar el régimen que privilegiaba a la aristocracia criolla y española, al clero y al ejército.
• Programa que optaba por un gobierno republicano, idealmente federalista, como el de Estados Unidos.
• Su propuesta económica incluía el libre comercio, la construcción de una sociedad burguesa, el reparto agrario de las tierras del clero y el fomento a las actividades agrícolas y de exportación privadas.
• Para los liberales, la Independencia implicaba la transformación de la sociedad, siguiendo los ideales de libertad y soberanía.
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La crisis política y económica de México a inicios de su vida independienteAunque el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba concluyeron el largo proceso de la
emancipación política de Nueva España, el abandono de los ideales de Miguel Hidalgo
(1753-1811) y José María Morelos (1765-1815) que dieron a la lucha por la independencia un
carácter social, benefi ció a la aristocracia mexicana, sin responder a las demandas de la
mayoría de la población. Esta situación creó un clima propicio para el
estallido constante de luchas entre los liberales que pugnaban en favor
de un modelo de Estado-nación republicano federal, y los conservadores
que, temiendo perder sus privilegios, abogaban por un proyecto centra-
lista y tradicionalista.
El enfrentamiento constante entre las nuevas estructuras políticas —pro-
venientes del pensamiento liberal europeo y estadounidense— y las viejas
formas—muy arraigadas debido a 300 años de colonialismo—, aunado a
la falta de comunicación y unidad entre los habitantes de un extenso te-
rritorio dio como resultado la conformación de una nación frágil que no
podía satisfacer las necesidades de sus pobladores.
Los grupos que se disputaban el poder no mostraron ninguna experiencia o destreza polí-
tica; los militares que habían participado en la Guerra de Independencia poseían el don de
mando, pero carecían de visión para la administración política; los caudillos civiles, como
Lorenzo de Zavala (1788-1836) o Lucas Alamán (1792-1853), detentaban el poder intelectual
y dominaban la teoría política, sin poder aplicar sus conocimientos en la compleja realidad
nacional; y los antiguos dirigentes peninsulares defendían un régimen que pretendía res-
tablecer el pasado inmediato e imponer nuevamente una administración equivalente a la
del Virreinato.
La Guerra de Independencia duró 11 años en los que ocurrieron grandes pérdidas humanas
y materiales: la población se redujo considerablemente y la fuerza de trabajo sucumbió; el
campo, la industria minera y la infraestructura, que se consolidaron durante el Virreinato
para impulsar el comercio, quedaron destruidos casi por completo. La situación económica se
complicó aún más por la fuga de capitales, ya que muchos comerciantes españoles, temerosos
de la inestabilidad que se vivía en México, decidieron regresar a España para salvar sus for-
tunas. Para 1821, el ejército absorbía la mayor parte del presupuesto del gobierno. Por ejem-
plo, el erario de ese año fue de aproximadamente 11 millones de pesos, de los cuales 10 se
destinaron a los gastos del ejército y la marina. Por la necesidad de sostener la Independen-
cia, la élite militar defendía su presupuesto considerándolo imprescindible para el Estado. La
prioridad de los primeros gobiernos independientes fue resolver los problemas económicos,
pero el enfrentamiento entre intereses contrarios entorpeció la construcción de la nueva
nación que ya estaba en marcha en diversos contextos, como se explica en el siguiente texto.
Al inicio de la vida independiente, en el
país no existía un sentimiento de unidad ni
una identidad nacional. La vida cotidiana no había
cambiado con respecto a la del Virreinato.
Actividad 2,p. 5
Al sonoro rugirEn el siglo XIX, la República Mexicana requería construir sus símbolos nacionales para templar
por completo su nueva identidad. Para ello realizaron diferentes intentos de creación de una
bandera (fi gura 1.4, p. 15), escudo nacional e himno mexicano. La bandera representó, en el
blanco, la pureza de la religión; en el verde, la lucha de los insurgentes; y en el rojo, la presencia
española. El escudo nacional, bordado en la bandera, plasmó el símbolo de la patria indígena.
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Los diversos proyectos de naciónEl Imperio Mexicano nació con profundas divisiones y di-
ferentes expectativas acerca del futuro, por lo que comen-
zaron a dibujarse varios proyectos de nación. Durante la
lucha insurgente, e incluso antes de la consumación de
la Independencia, y bajo la infl uencia de procesos como la
Ilustración, el pensamiento liberal y las revoluciones bur-
guesas del siglo XVIII, existieron diversas ideologías políticas
que, se pensaba, podrían transformar la realidad polí-
tica, económica y social de Nueva España.
Cabe recordar que Hidalgo defendió la monarquía española,
pero anhelaba la autonomía de Nueva España y la abolición
del sistema de castas, en aras de construir la igualdad jurídi-
ca; por su parte, Morelos abogaba por un proyecto republicano que se concretó con la Constitución
de Apatzingán (1814), mientras que Agustín de Iturbide concluyó el proceso independentista de-
fendiendo una monarquía constitucional. En ese contexto comenzaron las divergencias y debates
políticos entre los tres diferentes proyectos políticos (fi gura 1.5).
Desde que se inició la gesta independentista se levantaron
diferentes banderas y estandartes como símbolos de la lucha:
la primera bandera saludada con 19 cañonazos fue la de los
insurgentes, con una franja blanca y otra azul, simbolizando
la Real casa de Moctezuma, y una colorada, que representaba la
mezcla española. Después, Fray Servando Teresa de Mier elevó
una bandera con 16 cuadros azules y blancos intercalados y un
águila de perfi l en medio. Finalmente, el verde, blanco y rojo
—con una estrella amarilla en cada franja— de la bandera
de Iguala y del Ejército Trigarante, fue trastocándose hasta
convertirse en la bandera que hoy conocemos.
La primer águila que se dibujó en la bandera era un
águila real que representaba a las clases dominantes, pero
se fue transformando hasta plasmar el águila sobre un nopal
devorando a la serpiente, imagen que encarnaba la raíz indí-
gena a través del símbolo de la peregrinación azteca que los
llevó hasta Tenochtitlan. En 1823 se decretó la forma actual de
la bandera nacional y desde 1843 se dispuso que fuera izada en
todos los festejos cívicos.
Fiordelisio, M. y Navarro, C. (2003). Un viaje por el siglo XIX. México: Santillana, p. 24.
Una de las figuras literarias más importantes de este periodo fue José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827), quien retrató en su obra la cultura y vida política de principios del siglo XIX. Al respecto, te recomendamos leer El Periquillo Sarniento. Busca esta obra en la biblioteca escolar, la de tu localidad, o en la página electrónica http://edutics.mx/wAx (Consulta: 23 de agosto de 2018).
TIC
Figura 1.4 La primera bandera de México, como nación independiente, fue la del Ejército de las Tres Garantías.
Figura 1.5 Como resultado de la consumación de la Independencia, los indígenas, negros y castas fueron reconocidos como ciudadanos en el reglamento del Imperio Mexicano.
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MonárquicosDesde el siglo XV y hasta el XIX, el rasgo político distintivo en Europa fue la conformación
de los Estados-nación bajo el mando de las monarquías centralizadoras absolutistas que se
legitimaron basándose en la teoría del derecho divino de los reyes; es decir, detentaban
el poder gracias al mandato de Dios, lo cual, en una cultura profundamente religiosa, era
incuestionable. Tras los tres siglos de colonialismo español, las estructuras políticas, econó-
micas y sociales de este Antiguo Régimen, se heredaron a las colonias americanas en las que,
durante mucho tiempo, sectores sociales minoritarios poseían todo el poder.
Tras la lucha insurgente, la aristocracia temía perder los privilegios que la Corona española
le había otorgado, por ello defendió a la monarquía como única forma de gobierno. De esta
forma, el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba fueron los documentos en los cuales quedó
expuesto su proyecto, por ejemplo, “Art. 4.º Fernando VII, y en sus casos los de su dinastía o
de otra reinante serán los emperadores, para hallarnos con un monarca ya hecho y precaver
los atentados funestos de la ambición” (1821). Este sector de ideología conservadora tenía la
esperanza de que algún monarca —Borbón, o de cualquier otra casa reinante europea—, to-
mara las riendas de la nación instaurando una monarquía autónoma, pero que mantuviera
cierta relación de dependencia con España, y que les permitiera conservar sus privilegios. Sin
embargo, al recibir la noticia de que las Cortes españolas desconocieron la Independencia,
los llamados borbonistas, consideraron inviable la instauración de una monarquía europea en
México, por lo que decidieron unirse momentáneamente a otro grupo —compuesto por los
antiguos insurgentes— ante la evidente intención de Iturbide de tomar el poder.
Imperialistas
El término imperialismo hace referencia a la actitud, doctrina o acción que conduce al dominio de un Estado sobre otro mediante la fuerza militar, económica y política. Por otro lado, imperio hace referencia a un Estado conformado por diversas culturas y etnias, que logra su consolidación mediante las conquistas y anexiones. En el siglo XIX el proyecto de constitución de un imperio contemplaba la unificación de una nación multiétnica y multicultural mediante la adhesión —pacífica o violenta— de los territorios que habrían conformado Nueva España.
INFORMACIÓN IMPORTANTE
Como la monarquía fue la única forma de gobierno que Nueva España ha-
bía conocido, tras consumarse la Independencia resultó lógico que la aris-
tocracia, de ideología conservadora, pensara en continuar con ese proyecto.
En los primeros cuatro artículos de los Tratados de Córdoba se manifes-
taba que:
1. Esta América se reconocerá por Nación soberana e independiente, y
se llamará en lo sucesivo Imperio Mexicano.
2. El gobierno del Imperio será monárquico constitucional moderado.
3. Será llamado a reinar en el Imperio Mexicano (previo el juramento que
designa el artículo 4.º del Plan) en primer lugar el Sr. D. Fernando Sép-
timo Rey Católico de España, y por su renuncia o no admisión, su her-
mano el Serenísimo Señor infante D. Carlos; por su renuncia o no
admisión el Serenísimo Señor Infante D. Francisco de Paula; por su
renuncia o no admisión, el Serenísimo Señor D. Carlos Luis Infante
de España antes heredero de Etruria, hoy de Luca, y por renuncia o
no admisión de éste, el que las cortes del Imperio designaren.
4. El emperador fi jará su corte en México que será la capital del Imperio.
Applicación 1,pp. 5 y 6
Figura 1.6 Retrato de Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu portando la banda
tricolor. Miranda, P. (1860). [Pintura]. México: Museo Nacional de Historia.
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De esa forma, Agustín de Iturbide (fi gura 1.6, p. 16), los militares, el clero y los peninsulares
y criollos acomodados, se inclinaron por una monarquía constitucional moderada que defen-
diera un sistema conservador de privilegios y fueros, en la que existiera como fi gura central
un monarca, así como una constitución que estableciera un sistema legislativo unicameral,
con representación proporcional a la importancia de las clases. Cuando Fernando VII y los
demás miembros de la casa real borbónica se pronunciaron contra la Independencia de Nueva
España, los seguidores de Iturbide encontraron la forma de legitimar sus intenciones y llevarlo
al trono del Imperio Mexicano.
RepublicanosLos liberales, impulsados por el pensamiento ilustrado, rechazaron el absolutismo y propu-
sieron un sistema político cimentado en la soberanía del pueblo, en el cual el poder político
residiera en la sociedad y que, para organizarse, estableciera un sistema de equilibrio de
poderes, separando sus funciones: el legislativo debía promulgar las leyes, el ejecutivo, im-
plementarlas; y el judicial, garantizar que se cumplan.
Para instaurar este sistema se debía seguir un régimen constitucional, que defi niera con cla-
ridad las atribuciones y funciones de cada órgano de gobierno, así como los límites del poder
político; y que reconociera las libertades individuales. La constitución, ley fundamental de las
naciones, expresa la forma de gobierno, los derechos y las obligaciones de los individuos. Aun-
que una monarquía constitucional podía garantizar la división de poderes, como en el caso
de Inglaterra, el ideal para México era un sistema republicano donde la ciudadanía eligiera al
poder ejecutivo, presidente y vicepresidente, así como a los miembros del poder legislativo.
Para hacer estas consideraciones, los liberales mexicanos de la primera mitad del siglo XIX
tomaron como modelo el régimen de Estados Unidos, aunque también tuvieron infl uencia
de la Constitución de Cádiz de 1812.
Al inicio de la vida independiente, los liberales radicales, reconociendo la diversidad regional
del territorio mexicano, impulsaron un sistema federal en el cual proponían la conformación de
estados autónomos, cada uno con su constitución y sus poderes electos —gobernadores y diputados
locales—, los cuales se unirían en un pacto federal, integrando así los Estados Unidos Mexica-
nos. No obstante, los liberales mexicanos de aquella época no conformaron un grupo homogé-
neo. Ambas facciones, fuertemente infl uidas por las logias masónicas buscaban implementar
diferentes tipos de república. Los liberales radicales querían una república representativa
federal que transformara rápidamente a la sociedad, mientras que los liberales moderados,
muy cercanos a los conservadores moderados, buscaban una república centralista, con un
Estado fuerte, cuyas transformaciones sociales fueran paulatinas.
Actividad 3,pp. 6 y 7
Para conocer el contenido de los Tratados de Córdoba, te recomendamos visitar la página electrónica http://edutics.mx/wwD. Para consultar otros documentos de la historia de México, desde la época colonial hasta nuestros días, puedes visitar el sitio http://edutics.mx/wwz (Consultas: 23 de agosto de 2018).
TIC
Las ideas políticas de las logias masónicasLas logias masónicas, heredadas del pasado medieval europeo, eran clubes secretos dirigi-
dos por personajes ilustres por su trayectoria política o, bien, intelectuales liberales, que
entablaban discusiones y elaboraban diversos proyectos con miras a cambiar las estructuras
políticas y económicas, actuando como verdaderos partidos políticos.
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Un grupo integrado por antiguos insurgentes como Vicente Guerrero (1782-1831), Guadalupe
Victoria (1786-1843) y Nicolás Bravo (1786-1854), fue partidario de la conformación de una re-
pública —federal o central (tabla 1.2)— mediante la cual el país se regiría por la autoridad de
una constitución, el gobierno se dividiría en tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y
los ciudadanos, soberanamente, elegirían a sus gobernantes y representantes sin distinciones
étnicas. Para ellos, un cambio en la estructura política era fundamental para que el poder
Ejecutivo estuviera limitado y no quedara en manos de una sola persona.
Durante los primeros años del México independiente, naciones
como Estados Unidos y Gran Bretaña estaban en plena disposición de
aprovechar, en su benefi cio, la debilidad del país. Para ello enviaron
a embajadores que fungieron como representantes, tanto de los
intereses de sus propios Estados como patrocinadores de proyectos
políticos establecidos a partir de ritos masónicos de tendencia liberal
(figura 1.7). De este modo, Joel R. Poinsett (1779-1851), embajador
de Estados Unidos, y George Ward (1797-1860), su homólogo inglés,
intervinieron directamente en la política del país, infl uyendo con sus
ideas en la gente al frente del gobierno.
La logia escocesa se pronunciaba en favor de la organización de
una república centralista y pretendía la conservación y restauración
de un proyecto de Estado que, aun siendo revolucionario como el
republicano, permitiera a la aristocracia mantener el poder, el control
de la economía y la administración de todos los territorios desde un
gobierno central con sede en la Ciudad de México.
Muchas de las clases medias, a quienes les molestaban los privilegios con los que aún
contaba la alta jerarquía económica, se fueron uniendo a la logia yorkina, a la que pertenecían
los antiguos insurgentes, intelectuales liberales, criollos dueños de pequeñas industrias
manufactureras y pequeños comerciantes. Esta logia, a diferencia de la escocesa, era partidaria
de un modelo político similar al de Estados Unidos, en el que un conjunto de Estados libres,
soberanos, con leyes y autoridades propias, se unían en una república federal cuya máxima
autoridad recaía en una constitución, dejando al Ejecutivo como conciliador de intereses.
Figura 1.7 Las logias masónicas poseían símbolos que las identificaban entre sí. No había un masón
que desconociera los símbolos de las logias.
Tabla 1.2 Centralismo frente a federalismo
República centralista República federal
Estado centralizado. Estado federado.
Su objetivo era la integración de la nación. Busca garantizar los derechos individuales y la libertad.
El poder Ejecutivo es el más fuerte.El poder se encuentra equilibrado y se ejerce en conjunto y mediante consenso.
La separación de poderes es una cuestión de carácter técnico-administrativo, por tanto, el Legislativo y el Judicial se encuentran subordinados al Ejecutivo.
El poder está dividido de manera horizontal (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y vertical (gobierno nacional, estados federados y colectividades locales).
El gobierno central es representante legítimo de la nación, el único autorizado para decidir qué conviene a ésta.
Los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) son contrapesos de un poder soberano único y hay un control recíproco.
El poder reside en el jefe de Estado.Las competencias constitucionales, legislativas, jurisdiccionales y administrativas están repartidas entre el gobierno nacional y las comunidades locales.
Ejercicio 3,p. 7
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Tabla 1.2 Centralismo frente a federalismo
República centralista República federal
Es un régimen de unidad, seguridad y orden público que no toma en cuenta la diversidad social.
Es un régimen de derecho que contempla la diversidad social y busca su homogeneidad.
A pesar de ser un régimen constitucional, el Ejecutivo estaría dotado de facultades dictatoriales.
Es un régimen con una constitución federal de observancia general y de constituciones estatales de observancia particular.
La estabilidad de un Estado centralizado descansa en un gobierno vertical bien organizado.
La estabilidad y el equilibrio del federalismo residen en la eficacia con la que la voluntad del pueblo se transmite a las autoridades.
El poder se mantiene de forma indefinida y/o se transmite, porque el interés particular prevalece sobre el público.
Los poderes se renuevan de manera periódica a través del sufragio. El interés público prevalece por encima del interés particular.
Fuente: A manera de glosario: centralismo vs. federalismo. Este País (13 de noviembre de 2014). Recuperado de
http://archivo.estepais.com/site/2014/a-manera-de-glosario-centralismo-vs-federalismo/ (Consulta: 24 de agosto de 2018).
El Imperio MexicanoAl consolidarse la Independencia, los grupos que se disputaban el poder
comenzaron a discutir el tipo de Estado que requería la nueva nación.
Los más conservadores se inclinaban por mantener la antigua estructura
virreinal de privilegios en la cual la Iglesia, la aristocracia y el ejército
jugaban un papel importante en la política, la economía y la sociedad. Por
su parte, los liberales proponían separar a la Iglesia de las funciones del
Estado, y quitarle algunos de los fueros o privilegios que gozaba.
De acuerdo al Plan de Iguala, mientras el gobierno provisional instaurado
tras la fi rma de los Tratados de Córdoba, al mando de Agustín de Iturbide,
estaba a la espera de la respuesta de la Corona española a la solicitud de
que Fernando VII ocupara el trono del Imperio Mexicano, formó un Con-
greso o Junta gubernativa (fi gura 1.8).
La Junta Provisional Gubernativa, primer órgano del gobierno indepen-
diente, se estableció por disposición de Agustín de Iturbide, y estuvo
compuesta por 38 miembros, entre los cuales fi guró Juan O’Donojú (1762-
1821), el último virrey de Nueva España. Este organismo, de acuerdo con
lo previsto en el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, formó una Regencia, presidida
igualmente por Agustín de Iturbide y cinco personalidades, incluido O’Donojú, hacendados,
miembros del alto clero, miembros destacados del ejército y peninsulares. La Regencia asumió
el poder Ejecutivo, cuya labor implicaba, por un lado, la formación de un Congreso Constitu-
yente encargado de elaborar una constitución, y por otro, la creación de cuatro ministerios
Figura 1.8 Escudo del Imperio Mexicano. En éste se aprecia la inscripción de las tres garantías.
Actividad 4,pp. 7 a 9
Los primeros en reconocer la Independencia mexicana fueron los países sudamericanos, como Chile, Perú y Colombia, en el año 1822. Posteriormente, lo hizo Estados Unidos en 1823. A través de la Doctrina Monroe, Estados Unidos condenaba, so pena de intervención, cualquier intromisión y atentado contra la soberanía de las naciones americanas, reconociendo con ello las independencias que se suscitaban en este contexto.
INFORMACIÓN IMPORTANTE
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que se encargarían de atender los asuntos de mayor
importancia para el país: el de relaciones exteriores e
interiores, el de justicia y asuntos eclesiásticos, el de
hacienda y el de guerra y marina.
El Congreso sólo estuvo en funciones de febrero a octu-
bre de 1822, con el objetivo de redactar la Constitución
de 1822 y aprobar un presupuesto para la recién crea-
da nación. De manera inmediata comenzaron a surgir
grandes diferencias políticas, pues cada sector deseaba
que la organización del gobierno y la promulgación de
las leyes se adecuaran a sus intereses particulares, sin
tomar en cuenta la diversidad de la sociedad.
El 24 de octubre de 1822 la Regencia convocó a un Con-
greso Nacional en el que estuvieran representados los sectores más infl uyentes de la sociedad.
Éste fue integrado por sacerdotes, hacendados, militares, intelectuales y profesionistas, algu-
nos de ellos habían participado como diputados en las Cortes españolas de Cádiz, como Fray
Servando Teresa de Mier (1765-1827), Miguel Ramos Arizpe (1775-1843), Valentín Gómez Farías
(1781-1858) y Lorenzo de Zavala (1788-1836). A pesar de pretender ser un órgano representativo,
en realidad este Congreso sólo tomaba en cuenta los intereses de la aristocracia, por lo que
pronto estallaron las disputas entre las diferentes facciones.
A pesar de que los insurgentes no fueron tomados en cuenta para la formación de la Junta
Provisional de gobierno, en ésta se presentaron los tres proyectos que revelaban las profundas
divisiones y puntos de vista opuestos acerca del destino político que debía seguir la nación.
El único acuerdo fue la permanencia de la religión católica como ofi cial, sin tolerancia de
alguna otra, así como el afán de mantener la independencia.
Los proyectos monárquicos (borbonistas) y republicanos hicieron que la Junta se enfrascara
en discusiones incansables e infructuosas, con frecuencia apoyadas y manipuladas por agen-
tes de Estados Unidos, Inglaterra, España o Francia, quienes veían a la recién surgida nación
como una tierra propicia para su expansión económica. En el contexto del imperialismo
internacional, México era todavía una nación poco desarrollada en todos los ámbitos con
respecto a las potencias, y necesitaba el reconocimiento internacional, por lo que permitió
la entrada de diversos proyectos políticos y económicos importados del extranjero, en aras
de organizar, desarrollar y subsanar la dañada economía nacional.
Debido a las pugnas políticas que se suscitaron y la fuerza que adquiría Iturbide, borbonistas
y republicanos se unieron, entonces los iturbidistas consideraron oportuno promover como
posible monarca a un mexicano que había participado en el movimiento de Independencia
y en los primeros órganos del gobierno independiente, y que era considerado por el pueblo
mexicano un gran héroe nacional. De este modo, esa facción política ejerció tal presión so-
bre el Congreso, que el 21 de julio de 1822 se designó a Iturbide como emperador (fi gura 1.9),
apoyado por la anexión voluntaria de las provincias centroamericanas. Tras la ceremonia de
coronación se consolidó un nuevo gobierno para el Imperio Mexicano, pero en circunstancias
poco alentadoras para erigirse con la fuerza que el nuevo gobierno requería. Una de las pri-
meras acciones, altamente cuestionables del emperador, fue la disolución del Congreso, que
Figura 1.9 José Ignacio Paz. (ca. 1822). Alegoría de la coronación de Iturbide. [Pintura]. México: Museo Nacional de Historia.
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fue sustituido por la Junta Instituyente bajo el manda-
to del emperador, conformada por 45 diputados, todos
partidarios suyos.
El problema más severo que enfrentó el nuevo gobierno
fue el fi nanciero. El Imperio carecía de un erario sufi -
ciente para cubrir todos los gastos del Estado, que sólo
alcanzaban para pagar al ejército y a algunos funciona-
rios. Hay que recordar que, durante siglos, las colonias
enviaban prácticamente toda su riqueza a la Corona y,
tras la Independencia, las minas y haciendas cayeron
en la ruina, y la fuga de capitales, tras los 11 años de
lucha armada, hicieron muy difícil el comercio exterior. Para solucionar-
lo, el gobierno de Iturbide prohibió la salida de capitales, recurrió a su
confi scación, así como a contribuciones y préstamos forzosos, tal y como
lo hizo la Corona española en los últimos años del Virreinato. Además,
creó impuestos para solventar los gastos excesivos con los que mantenía
la vida que la corte de un emperador demandaba y comenzó a emitir
su moneda (fi gura 1.10), obligando a los comerciantes a aceptarla pese a su nulo
valor. Estas circunstancias empeoraron la crisis, y el descontento de comer-
ciantes y propietarios fue en aumento. Si al principio el emperador contó
con el apoyo de estos sectores, ahora empezaba a ser impopular.
En el ámbito social, el gobierno de Iturbide no logró cambios signifi cativos
con respecto al colonialismo español, de modo que la desilusión se apo-
deró de gran parte de la sociedad. A más de un año de haberse logrado la
independencia, los trabajadores y la clase media continuaban viviendo explotación y pobreza,
lo que, aunado al régimen de servidumbre, hacía evidente que la igualdad, promulgada como
estandarte de la lucha insurgente, estaba muy lejos de ser alcanzada.
Ante este escenario, la oposición de los liberales contra Iturbide fue en aumento. La disolución
del Congreso encendió la lucha contra la tiranía. Mientras los iturbidistas sostenían que las
instituciones políticas se debían al orden social existente en el país, el proyecto republicano
de los liberales se negaba a someterse a las circunstancias y realidades del México de princi-
pios del siglo XIX.
Figura 1.10 Monedas del primer Imperio Mexicano en las que se aprecia la figura del emperador Iturbide y el águila real.
En 1821 el Imperio Mexicano comprendía un enorme territorio de más de cuatro millones de km2. Un territorio incomunicado y empobrecido por los más de 11 años de guerra independentista.
Muy a tono con las monarquías europeas, Iturbide fundó la Orden Imperial de Guadalupe, cuyo nombre hacía referencia a un símbolo nacional para la mayor parte de la población. Esta orden, compuesta por la nobleza novohispana, el clero y la milicia, reunía a personas que poseían atributos de honor como riquezas, prestigio, fidelidad al emperador y, sobre todo, servicios a la patria.
INFORMACIÓN IMPORTANTE
CentroaméricaDurante la época colonial, la Capitanía General de Guatemala estaba compuesta por las pro-
vincias de Guatemala, Honduras y Nicaragua, la gobernación de Costa Rica y las intendencias
de Chiapas y el Salvador. En 1821, con la consumación de la Independencia de Nueva España,
estos territorios se declararon, a su vez, independientes. Sin embargo, un año más tarde
aceptaron la anexión al Imperio de Iturbide. Cuando en 1823 Iturbide abdicó, los territorios,
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Iturbide no logró atenuar la difícil
situación económica, política y so-
cial que vivía el Imperio Mexicano.
Aunque, analizando la situación,
difícilmente lo hubiese logrado
cualquier otro gobierno. Los gastos
del ejército que aún luchaba contra
la presencia de tropas españolas en
San Juan de Ulúa, Veracruz, la falta
de inversión extranjera y el descen-
so del comercio exterior, obligaron
al gobierno a solicitar contribucio-
nes forzosas, lo que incrementó el
descontento de la aristocracia.
Poco a poco la confrontación entre
Iturbide y los grupos de liberales re-
publicanos, establecidos en algunas
de las provincias que luchaban por su autonomía, comenzó a exacerbarse, lo cual provocó
conspiraciones que acabaron por derrocarlo. En este contexto, los territorios centroame-
ricanos también iniciaron la búsqueda de un nuevo orden político como respuesta a la ya
previsible disolución del Imperio (fi gura 1.11).
El 1 de enero de 1823, Antonio López de Santa Anna (1794-1876), militar que combatía a los
españoles en Veracruz, estaba enemistado con el emperador porque le fue rechazado un
ascenso, por lo que se pronunció en contra del Imperio de Iturbide por medio del Plan de
Casa Mata que promovió un proyecto republicano. Rápidamente, Guadalupe Victoria, Vicente
Guerrero y Nicolás Bravo, por parte de los republicanos, y el general José Antonio Echávarri
(1789-1834), por los borbonistas, apoyaron la rebelión. Ante este panorama, Iturbide se vio
obligado a abdicar y salir hacia Italia en calidad de exiliado. Un año después, en 1824, regresó
para conseguir algún puesto en el nuevo gobierno federal; no obstante, al contar aún con
seguidores, su presencia avivó las pugnas políticas y discusiones en torno al tipo de gobierno
que se debía implementar. Ante esta situación, el Congreso sentenció y condenó a muerte a
Iturbide por el delito de traición a la patria, por lo que fue fusilado. Sin embargo, para otros
miembros de la sociedad mexicana, él seguía siendo considerado como el verdadero artífi ce
de la Independencia.
a excepción de Chiapas, convocaron a un Congreso Centroamericano que declaró la indepen-
dencia de la Federación de las Provincias Unidas de Centroamérica. En tanto, Chiapas se de-
batió entre una federación y otra, pero fi nalmente, en 1824, decidió anexarse a la República
Federal Mexicana. La Federación Centroamericana fue disuelta en 1838, y con ello se crearon
las naciones independientes de Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Costa Rica.
Figura 1.11 México perdería más de la mitad de su territorio a lo largo del siglo XIX.
Para saber más acerca de la vida de Iturbide, su contexto y relación con otros personajes, te recomendamos: “Iturbide, sueño imperial”, de la serie Héroes de carne y hueso, de Clío TV. Disponible en la dirección electrónica http://edutics.mx/wwK (Consulta: 23 de agosto de 2018).
TIC
Applicación 2, p. 9
Actividad HSE,p. 10
Actividad de integración,
p. 11
Evaluación final,p. 12
Hacia la formación de México como Estado-nación
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Evaluación diagnóstica 1B
Hacia la formación de México como Estado-nación
I. Con base en tus conocimientos de Historia de México 1 resuelve los ejercicios.
1. Ordena de manera cronológica los siguientes procesos y acontecimientos:
a) Grito de Dolores ( )
b) Abrazo de Acatempan / Plan de Iguala ( )
c) Invasión napoleónica a España ( )
d) Constitución de Cádiz ( )
e) Congreso de Chilpancingo / Sentimientos de la Nación ( )
2. Indica un proyecto de nación y un personaje representativo de cada uno de los acontecimientos
anteriores.
Acontecimiento Proyecto de nación Personaje representativo
Grito de Dolores
Abrazo de Acatempan / Plan de Iguala
Invasión napoleónica a España
Constitución de Cádiz
Congreso de Chilpancingo / Sentimientos de la Nación
II. Responde las preguntas.
1. ¿Qué ideologías políticas predominaban en Europa a principios del siglo xix?
2. ¿Cuáles fueron las causas que permitieron el movimiento de Independencia en Nueva España?
3. ¿Qué proyectos de Estado-nación se consideraron viables en México después de la Guerra de In-
dependencia y cuál fue el origen de cada uno?MATERIAL D
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B 1Hacia la formación de México como Estado-nación
COMPARAR Y ANALIZAR LAS PRINCIPALES IDEOLOGÍAS POLÍTICAS DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX
I. Completa la tabla con base en la lectura del apartado teórico (pp. 10 a 13).
IdeologíaCaracterísticas (políticas,
económicas y sociales)Influencia en México
Conservadora
Liberal
UBICAR DE MANERA ESPACIAL Y TEMPORAL LOS PRINCIPALES PROCESOS Y ACONTECIMIENTOS DE 1700 A 1830
I. En parejas, elaboren una línea del tiempo del año 1700 a 1830 en la que incluyan los principales procesos y acontecimientos (políticos, ideológicos, económicos y sociales), tanto de la historia universal como de México. Pueden apoyarse en su libro Historia de México 1 o consultar fuentes impresas o digitales.
II. Intercambien su línea del tiempo con otra pareja y evalúen si está completa o puede mejorarse. Una vez que se retroalimenten, apliquen los cambios necesarios. Para la evaluación de la línea del tiempo tomen en cuenta los siguientes criterios: 1. Proporcionalidad de la línea del tiempo.
2. Establecimiento de los límites temporales.
3. Identifi cación de los ámbitos.
4. Distinción entre procesos y acontecimientos.
5. Registro de los procesos y acontecimientos de acuerdo a su temporalidad y espacialidad.
EJERCICIO 1
ACTIVIDAD 1
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DEFINIR EL CONCEPTO DE ESTADO-NACIÓN
I. Investiga en una enciclopedia o libro especializado qué significa el concepto de Estado-nación, también puedes consultar el video acerca de este tema en http://edutics.mx/wAZ.
II. Explica en una cuartilla, con base en la definición que hayas encontrado, por qué durante los pri-meros años del México independiente éste se consideró un Estado-nación frágil.
III. Comparte tu explicación con el grupo y discutan sus conclusiones.
IDENTIFICAR EL CONTEXTO EN EL QUE SURGIÓ EL IMPERIO MEXICANO COMO ESTADO-NACIÓN
I. Repasa los temas relacionados con la Guerra de Independencia (causas y consecuencias).
II. Completa el esquema señalando el contexto político, económico, social e internacional de México a inicios de su vida independiente.
CONTRASTAR IDEOLOGÍAS Y PROYECTOS DE LA VIDA INDEPENDIENTE DEL PAÍS
I. Completa en tu cuaderno una tabla como la siguiente con los proyectos y las características de las ideologías predominantes del periodo.
Ideología Proyectos de nación Características de los proyectos
Conservadora, se define como…
ACTIVIDAD 2
EJERCICIO 2
APPLICACIÓN 1
Hacia la fundación de un Estado-nación, 1821-1823
Contexto inicial
Político Social Cultural Ámbito internacionalEconómico
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Ideología Proyectos de nación Características de los proyectos
Liberal, se define como...
II. En parejas elaboren una presentación electrónica (de 10 a 15 láminas) con las características iden-tificadas en el punto I. Escriban una reflexión en la que expongan las ventajas y desventajas de cada proyecto y si podrían haber funcionado o no para México a inicios de su vida independiente. Coméntenla con su profesor.
ANALIZAR UNA IMAGEN PARA IDENTIFICAR ELEMENTOS IDEOLÓGICOS
I. Observa la figura 1.1 y descríbela. Escribe en un párrafo una interpretación de la escena con base en la octava que se muestra y en los conocimientos que posees.
II. Responde las preguntas. Si tienes dudas, con-sulta a tu profesor o busca en internet.
1. ¿Qué es una alegoría?
2. ¿Qué personajes históricos identifi cas en la
escena?
3. ¿Qué signifi cado le otorgarías a la mujer, la
corona, el tocado de plumas, el sol y el águila?
ACTIVIDAD 3
Figura 1.1 Anónimo. (1821). La resurrección política de la América. [Grabado].
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III. Identifica y argumenta en un párrafo qué ideología representa esa alegoría y cómo se utilizaron las imágenes para difundir ideologías.
RECONOCER LAS CARACTERÍSTICAS DE UNA REPÚBLICA Y SUS VARIANTES
I. Define los siguientes términos con base en la lectura del apartado teórico (pp. 17 y 18).
a) República
b) Federalismo
c) Centralismo
IDENTIFICAR EN UN TEXTO DIVERSAS INTERPRETACIONES SOBRE UN HECHO HISTÓRICO
I. Lee con atención el siguiente artículo e identifica las diversas interpretaciones que hay acerca de Iturbide y el Primer Imperio Mexicano.
EJERCICIO 3
ACTIVIDAD 4
Claroscuros de IturbideClaroscuros de IturbideAgustín de Iturbide fue un personaje difícil para la historia ofi cial del siglo xx. Expulsado de la galería de libe-
rales —pues rechazó el republicanismo que, según Jesús Reyes Heroles, es consustancial al liberalismo mexi-
cano— no resultaba sencillo ponerlo al lado de contrarrevolucionarios tan ruines como Victoriano Huerta o de
los acusados de traición a la patria como Antonio López de Santa Anna, toda vez que jugó un papel destacado
en el proceso que condujo al nacimiento de México. Por ello, se minimizó su relevancia; su gobierno fue cali-
fi cado más como “efímero” que como “tiránico”, un episodio que no debió haber sucedido y que el propio
Congreso borró de un plumazo el 8 de abril de 1823, en la primera de una serie de insólitas intervenciones
de los poderes del Estado para suprimir una parte del pasado nacional, que culminó con el decreto de Luis
Echeverría que dio a Vicente Guerrero la responsabilidad de haber consumado la Independencia.
[...]
La polémica también se ha presentado en el medio académico. En un estudio que no pretendía enaltecer
la fi gura de Iturbide, William Spence Robinson expresó una hipótesis que le otorgaba el protagonismo
de 1821. En contra, Nettie Lee Benson consideraba que un militar no podía ser autor de un proyecto que
requería inteligencia política, opinión que sostiene Jaime E. Rodríguez. Más recientemente, aunque con
diferencias de interpretación, Timothy Anna y Jaime del Arenal se han propuesto vindicar al primer jefe MATERIA
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del Estado mexicano como promotor de la Independencia y de un orden constitucional. [...] Por supuesto,
los enemigos del gobierno imperial, como Vicente Rocafuerte y Carlos María de Bustamante, se encargaron
de mostrar los aspectos más crueles de su desempeño en contra de los insurgentes, crueldad de la que no
estaban exentos ni otros realistas ni insurgentes que participaron en la guerra fratricida que estalló en 1810.
No hay duda de que Iturbide fue el principal actor del proceso de independencia de 1821, pese a que se
debate la autoría del Plan de Iguala. Para Lucas Alamán fue resultado de una conjura reaccionaria, aunque
Ernesto Lemoine, con una base documental sólida, refutó esa tesis y propuso que había sido Guerrero
quien lo elaboró. Benson y Rodríguez suponen que los autores de la propuesta emancipadora fueron
liberales “autonomistas” de la ciudad de México. Con documentos desconocidos hasta hace poco, Jaime
del Arenal asegura que fue Iturbide quien ideó y llevó a cabo las negociaciones necesarias para alcanzar
la independencia. Debe de haber algo de cierto en todas estas versiones, pues el plan fue apoyado por
destacados eclesiásticos, amenazados por las medidas radicales del trienio liberal; por antiguos insurgentes,
quienes buscaban la independencia y estaban descontentos con la discriminación a los afrodescendientes; y
por los liberales, que exigían igualdad en la representación política y el establecimiento de las diputaciones
provinciales, como señalaba la Constitución. La principal virtud de Iturbide en ese momento fue percatarse
de la diversidad de grupos de interés en Nueva España, desde los “católicos pusilánimes” hasta los “liberales
frenéticos”, y la capacidad para ofrecer un objetivo común, la independencia.
El gobierno de Iturbide tampoco fue distinto de los que lo sucedieron, salvo por haber sido una monarquía.
Los confl ictos con el Poder Legislativo y la incapacidad para sanear la hacienda pública fueron una constante
a lo largo de décadas. Cuando propuso crear tribunales militares ante la falta de un Poder Judicial y el
incremento de la delincuencia, fue acusado de “despótico” por sus opositores, quienes instituyeron tribunales
semejantes después de la caída del Imperio. La crítica que se le hace por haber establecido una monarquía
constitucional es anacrónica. En 1821 esta forma de gobierno era la más aceptable para los pensadores políticos,
desde Constant hasta Hegel, pues reunía las virtudes atribuidas a las repúblicas (el respeto a los derechos
ciudadanos) con las de las monarquías (un gobierno efi ciente) sin los vicios de las dos: la anarquía repu-
blicana y el despotismo monárquico. La ejecución de Iturbide en 1824 no fue una venganza de la república
contra el gobierno imperial, sino consecuencia de su activa participación en diversas conjuras descubiertas
por las autoridades para traerlo de regreso a “ocupar el lugar que la patria quiera darle”.
Personaje con claroscuros, Agustín de Iturbide no es ningún villano. En la coyuntura de 1821 hizo un
excelente análisis de la diversidad de grupos de interés en el país y tuvo capacidad para ofrecer un objetivo
común. Durante su gobierno perdió de vista dicha diversidad, en especial la regional, y fue incapaz de
mantener la unidad.
Tampoco es un héroe, pues los héroes son construcciones sociales, pero un balance de sus actividades no
lo muestra con menos virtudes ni más crímenes que los considerados héroes. Lo que sí es posible afi rmar
es que sin el importante papel de Iturbide no se entiende el proceso de Independencia.
Ávila, A. (2010). Claroscuros de Iturbide. Revista Nexos. México. Recuperado de
https://www.nexos.com.mx/?p=13896 (Consulta: 30 de julio de 2018).
II. Completa la tabla con las diversas interpretaciones mencionadas en el texto anterior.
Autor Interpretación
Lucas Alamán
Ernesto Lemoine
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B 1Hacia la formación de México como Estado-nación
Autor Interpretación
Luis Echeverría
William Spence R.
Nettie Lee Benson
Jaime E. Rodríguez
Timothy Anna
Jaime del Arenal
Vicente Rocafuerte
Carlos Ma. de Bustamante
Alfredo Ávila
III. Escribe en tu cuaderno tu opinión argumentada sobre el tema y compártelo con tus compañeros.
ANALIZAR Y REFLEXIONAR LAS CAUSAS DEL ESTABLECIMIENTO Y DISOLUCIÓN DEL IMPERIO DE ITURBIDE
I. Ve “Iturbide y el Primer Imperio”, de la serie Discutamos México, en http://edutics.mx/w53.
II. Elabora una síntesis del programa en un procesador de textos, tomando en cuenta las opiniones de cada uno de los ponentes, y entrégalo a tu profesor.
III. Reflexiona acerca de las causas del establecimiento del Primer Imperio y su disolución con base en lo que viste en el programa y lo estudiado hasta el momento, y completa el esquema.
APPLICACIÓN 2
Primer Imperio, julio de 1821-febrero de 1823
Causas Características Consecuencias
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Actividad HSE
Simulación de un debate de proyectos de EstadoSimulación de un debate de proyectos de EstadoHabilidad: Relación con los demás
Habilidad específi ca: Asertividad
I. Organicen un debate que simule las discusiones que probablemente se llevaban a cabo en los con-gresos constituyentes de principios del siglo XIX. Esta simulación no corresponde a algún congreso en particular, de modo que deberán echar mano de la imaginación para crearlo.
II. Dividan el grupo en cuatro equipos y repartan los diferentes proyectos de Estado: • Monarquía • Imperio• República federal • República central
III. A cada uno le tocará defender su forma de gobierno e ideología como la mejor opción, según el contexto de México a inicios del periodo independiente.
IV. Organicen la información en fichas de trabajo textuales, de ideas o resúmenes, separándolas en ám-bitos: político, económico y social. De este modo tendrán a la mano los argumentos necesarios para defender su proyecto.
V. Es importante que revisen los demás proyectos de Estado, no sólo el que les fue asignado, para iden-tificar aquellos puntos susceptibles a debatir.
VI. Recuperen datos del apartado teórico y de las actividades que han realizado en este cuaderno de trabajo o, bien, pueden consultar diversas fuentes en la biblioteca escolar o en internet. En la pá-gina Memoria política de México: http://edutics.mx/w5i podrán encontrar información acerca de algunos personajes y documentos históricos.
VII. Recuerden que, como en todo debate, es importante respetar el turno de quien tiene la palabra y escuchar. Dar respuestas claras, puntuales, respetuosas y oportunas; implica escuchar de mane-ra efectiva y reflexionar.
VIII. Tomen en cuenta que para este debate el ser asertivo será indispensable, ya que así practicarán la habilidad de expresar su opinión y defender su derecho eficazmente. Soliciten a su profesor que modere el debate.
IX. Al finalizar, de manera individual, escribe en dos cuartillas una reflexión crítica en la que identifi-ques y compares aquellos sistemas sociopolíticos que tienden hacia la democracia y aquellos que se dirigen hacia el autoritarismo.
X. Incluye en tu reflexión un argumento que haya utilizado alguno de tus compañeros de clase y que tú hayas pasado por alto.
XI. Comparte tus conclusiones con el grupo, reflexiona y valora las opiniones de tus compañeros y enriquece tu punto de vista con las opiniones de los demás.
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B 1Hacia la formación de México como Estado-nación
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Actividad de integración
I. En equipos de cuatro integrantes investiguen acerca de los fundamentos ideológicos de los cuatro principales partidos políticos actuales: Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN), Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento de Regeneración Nacio-nal (Morena) y establezcan un paralelismo entre la filiación ideológica de éstos y la de diferentes grupos políticos que han estudiado en el apartado teórico: monarquía, imperio y república.
II. Organicen la información en una tabla como la siguiente para comparar las características de los partidos políticos y los proyectos que has estudiado en este bloque.
Partido o grupo político
Ideología Propuestas
III. Consulten diversas fuentes, digitales o impresas, así como la página del Instituto Nacional Electoral (INE), en el apartado de los partidos políticos, disponible en http://edutics.mx/w5S. Es importante que también repasen las ideologías y proyectos de nación al inicio del periodo independiente de Mé-xico estudiado en este bloque.
IV. Reflexionen sobre los aspectos económicos, políticos y sociales que los grupos políticos del siglo XIX y los partidos políticos actuales no consideran y para ustedes son importantes, por su impacto en la comunidad que habitan y para la resolución de los problemas que históricamente ha vivido el país.
V. Escriban en un procesador de textos un ensayo y entréguenla a su profesor. Una vez que reciban la retroalimentación de su profesor, compartan sus conclusiones al resto del grupo para valorar las opiniones de sus compañeros.
Lista de verificaciónLista de verificaciónAspectos a evaluar Sí No
Organizo y planeo el trabajo tomando en cuenta a todos los miembros del equipo.
Participo en la elaboración de la tesis o idea central del ensayo.
Busco información en diversas fuentes para enriquecer la investigación.
Analizo la información que obtuve.
Aporto ideas para la elaboración del trabajo y respeto las de los miembros de mi equipo.
Organizo los contenidos del trabajo en apartados, o capítulos, de manera lógica y comprensible.
Reviso en equipo que el ensayo esté escrito de manera comprensible, coherente y sin faltas de ortografía.
Consigno las fuentes consultadas de manera correcta.
Presento conclusiones propias.
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Hacia la formación de México como Estado-nación
I. Selecciona la respuesta correcta.
1. Es un principio fundamental del liberalismo político.
a) Libre mercado c) Soberanía popular
b) Sociedad corporativa d) Concentración del poder político
2. Proyecto de nación que buscaba transformar la sociedad, afi rmar las libertades individuales opo-
niéndose a los privilegios y fueros, secularizar la sociedad y limitar el poder del gobierno me-
diante la representación política y el constitucionalismo:
a) Borbonista c) Monarquista b) Republicano d) Liberal
3. Ideología que se caracterizó por la defensa del orden tradicional hispánico, por ser centralista,
corporativa, clerical, militarista y monárquica:
a) Conservadurismo c) Imperialismo
b) Liberalismo d) Iturbidismo
II. Ordena cronológicamente los siguientes acontecimientos:
1. Plan de Casa Mata ( )
2. Regencia ( )
3. Congreso Constituyente de 1822 ( )
4. Coronación de Iturbide ( )
5. Plan de Iguala ( )
III. Contesta las preguntas.
1. ¿Por qué la primera forma de gobierno que se instauró en nuestro país fue el imperio?
2. ¿Por qué los borbonistas no apoyaron a Agustín de Iturbide como emperador a pesar de ser
monarquistas?
3. ¿Cuáles eran los argumentos utilizados por los centralistas y cuáles por los federalistas para
defender sus propios proyectos, en el contexto de México en el siglo xix?MATERIAL D
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