atienza de los juglares núm 64 octubre 2014

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1 ATIENZA DE LOS JUGLARES REVISTA DE ACTUALIDAD, HISTÓRICO-LITERARIA-DIGITAL AÑO 6. NÚMERO 64. OCTUBRE 2014 Atienza (Guadalajara) Extra Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet (1214-2014) Reyes de Castilla y Señores de Atienza Sumario: -Noticias de Domingo de Ylisástegui -Isaac Romanillos, nuestra víctima de las bodas reales -Así era: Semillas, en 1927 -La Migaña o Mingaña, jerga o jerigonza… (2) -Callejero de Atienza: ¿Plaza de Mecenas? -… y mucho más

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ATIENZA DE LOS JUGLARES

REVISTA DE ACTUALIDAD, HISTÓRICO-LITERARIA-DIGITAL AÑO 6. NÚMERO 64. OCTUBRE 2014 Atienza (Guadalajara)

Extra Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet

(1214-2014) Reyes de Castilla

y Señores de Atienza

Sumario: -Noticias de Domingo de Ylisástegui -Isaac Romanillos, nuestra víctima de las bodas reales -Así era: Semillas, en 1927 -La Migaña o Mingaña, jerga o jerigonza… (2) -Callejero de Atienza: ¿Plaza de Mecenas? -… y mucho más

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Atienza de los Juglares

Atienza de los Juglares Número 64. Octubre, 2014 Dirección y coordinación: Tomás Gismera Velasco

Blog de Atienza de los Juglares:

http://www.atienzadelosjuglares.blogspot.com Facebook:

http://www.facebook.com/#!/atienzadelosjuglares

Correo:

[email protected]

Atienza de los Juglares Revista de Actualidad Histórico-Literaria-Digital, es un proyecto altruista y particular, libre e independiente,

ajena a cualquier institución, entidad o asociación pública o privada, local o provincial. Puesto al servicio de los interesados en conocer un poco más Atienza y su entorno, y de quienes deseen dar a conocer, a

través de ella, Atienza y su entorno.

Si deseas colaborar con Atienza de los Juglares, o quieres ver tu trabajo publicado, relacionado con Atienza, la Serranía, el antiguo común de Villa y Tierra de Atienza, o cualquier otro aspecto en el que Atienza y su comarca tenga participación, puedes enviar tus colaboraciones a: [email protected]

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ATIENZA DE LOS JUGLARES/Núm. 64/ OCTUBRE 2014/SUMARIO:

.- 5.- Atienza: Noticias de Domingo de Ylisástegui, maestro de obras y vecino de la villa. Por Juan Luis López Alonso. .- 14.- Oficios para el recuerdo: El cantero y la cantería. .- 14.- Pasajes, en el camino del Cid. .- 15.- Hiendelaencina. La que conoció Juan Catalina García. .- 16.- Una frase del ayer. .- 16.- Atienza: El venerable Fray Antonio de Horta .- 17.- Atienza: Isaac Romanillos, nuestra víctima de las bodas reales. El atentado contra Alfonso XIII. Por Tomás Gismera Velasco. .- 23.- Así era: Semillas, en 1927. .- 24.- Miedes de Atienza: La cátedra de Francisco Somolinos. .-25.- La Migaña o Mingaña, Jerga o Jerigonza de los esquiladores de Milmarcos y Fuentelsaz, en Guadalajara (II). Por Tomás Gismera Velasco. .-29.- Curiosidades que son historia en la comarca de Atienza. De Campisábalos. .-31.- Atienza siglo XX. Crónicas de la historia reciente (30). Por Tomás Gismera Velasco. .-34.- La foto del mes: Todo por la Patria. .-35.- Alfonso y Leonor. Reyes y Señores de Atienza. 1214-2014. .-37.- El Rey Pequeño. .-43.-Elogio de la Reina de Castilla y esposa de Alfonso VIII, Doña Leonor de Inglaterra. .-51.- Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet en Atienza. La Atienza de Alfonso VIII. .-55.- Alfonso VIII en Atienza. .-57.- La Gloria y la muerte. .-59.- Nos vamos al refranero, de octubre. Por José Luis López Alonso. .-61.- Sabías qué… .-62.- Galve de Sorbe quiere ver su castillo reconstruido. .-63.- Callejero de Atienza: ¿Plaza de Mecenas? .-64- El Santoral. Octubre. La Virgen del Rosario. .-65.- Asociación Sibilas de Atienza, crónica del 2014. .-68.- Así éramos, así somos.

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ATIENZA:

NOTICIAS DE DOMINGO DE YLISÁ STEGUI,

MAESTRO DE OBRAS Y VECINO DE LA VILLA

Juan Luis López Alonso

Domingo de Ylisástegui y Acevedo, aunque nacido en el valle de Meruelo (Cantabria), fue vecino de Atienza durante buena parte de su vida. Maestro de obras, llevó a cabo importantes reformas en las iglesias de Atienza, así como en

pueblos y provincias limítrofes.

En las visitas a los protocolos notariales de la Villa de Atienza de la primera mitad del siglo XVIII, aparecen reiteradamente casos que tratan de obras de nueva planta o reparos en edificios. El nombre de Domingo de Ylisástegui y Acevedo, maestro de obras de cantería y vecino de Atienza, aparece repetidamente en ellos durante la cuarta década del citado siglo. Domingo era natural del valle de Meruelo, en Cantabria, patria de numerosos artistas y artesanos de distintas artes: canteros, albañiles, escultores, campaneros, etc., que dejaron su huella en Atienza, su Tierra y toda Castilla. En ocasiones lo vemos trabajando con su hermano José, como sucede en 1.732 en las obras de la

iglesia de Oter, en los límites del obispado de Sigüenza, situado junto al Tajo. Las obras las realizan en 7.100 reales de vellón, precio del remate1.

En otra ocasión lo hemos encontrado en las obras y reparos de la Casa Consistorial de

Atienza2 en 1.735. Lo encontramos también, el 14 de junio de 1.735, haciendo la Traza y

1 AHPGU. P-2303-C. 2 ATIENZA DE LOS JUGLARES Nº 60, Mayo de 2014.

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condiciones de la ermita de Nuestra Señora de la Estrella3, que se ejecutó en 12.900 reales de vellón. El remate de la obra incluía la ermita y una casilla adjunta, ambas de nueva planta. Esta obra la realizan José Palacios San Martín y Domingo Martínez, paisanos de Domingo Ylisástegui y vecinos de Noja (Cantabria), que realizan la Escritura de Obligación ante el Escribano de Miralrío, Domingo García de Beltrán.

El 15 de febrero de 1.736 se halla en Tartanedo4. Su iglesia se encuentra necesitada de

“cierta obra y reparo”. En este caso la Traza y el Condicionado lo realiza Antonio Sancha, vecino de Sigüenza, y el remate de la obra cae en Domingo de Ylisástegui, en una cantidad de 7.734 reales de vellón.

Como maestro de obras del Obispado pasa a revisar la iglesia de Robledo5, que se halla

“indecente y amenazando gran ruina”. En este caso Domingo de Ylisástegui hace la Traza y Condiciones el 22 de marzo de 1.739. La obra se valora en 10.500 reales de vellón.

Se han encontrado en los protocolos las Condiciones de las obras, establecidas por él como

maestro, pero no hemos tenido la fortuna de encontrar las Trazas de los edificios construidos o reparados. Nos podemos imaginar los bellos planos dibujados a dos tintas. No obstante presentamos otras dos obras de Domingo de Ylisástegui en Atienza. Comenzamos con las obras de la iglesia de la Santísima Trinidad6 y continuaremos con las de San Salvador. A estas últimas añadiremos el dorado en 1.765 de su retablo por considerarlo de interés.

OBRAS DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. 1.730

Pedimento: Francisco de San Pedro, en nombre de Pedro del Castillo, vecino de la Villa de Atienza,

Mayordomo de la iglesia parroquial de la Santísima Trinidad de ella, comparece ante D. Francisco Xavier Montero, Provisor y Vicario General en la Ciudad y Obispado de Sigüenza Vmd. y dijo:

“Que ésta se halla con suficientes caudales sin necesitar de ellos para sus gastos

ordinarios. Y con necesidad de fabricarse en ella un pórtico para su mayor perpetuidad y seguridad, como también un retablo para el Santísimo Cristo de los Cuatro Clavos, para su mayor culto, adorno y decencia de la capilla donde se halla colocado.

Como así resulta y parece del informe que hace el Cura de dicha iglesia que presento. En cuya vista suplico a Vmd mande conceder Licencia a mi parte y a dicho Cura para que puedan ejecutar dichas obras con maestros de satisfacción. Y hecho, las ejecuten dichas obras con maestros de satisfacción. Y hecho, les ejecuten de caudal de dicha iglesia, a la mayor utilidad de ésta, que recibirán merced con justicia.

Firmado: San Pedro”.

3 AHPGU. P-2305-II 4 AHPGU P-2305-I 5 AHPGU. P-2304-II 6 AHPGU. P-1926-B

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Atienza de los Juglares Licencia y Comisión:

“Nos, el Dr. D. Francisco Xavier Montero, Provisor y Vicario General en esta Ciudad y Obispado de Sigüenza por su Sª Ilustrísima.

Por la presente damos Comisión en bastante forma a D. Gerónimo Ortega, Presbítero de la Villa de Atienza, y al Cura Párroco de la iglesia parroquial de la Santísima Trinidad de ella, para que con personas peritas y de satisfacción procedan al ajuste de la obra del pórtico de dicha iglesia, y al retablo para el Santísimo Cristo. Hagan poner cédulas para el remate, asignándose día y haciéndole en el mejor postor, y al mayor útil de dicha iglesia. Y hecho, puedan otorgar las Escrituras con las fianzas necesarias. Dado en Sigüenza a 17 de julio de 1.730.

Firmado: Dr. Montero”.

Condicionado: A continuación se da traslado a las Condiciones que se han hecho por Domingo Ylisástegui,

vecino y maestro de obras de cantería de la Villa de Atienza, para las obras que se han de hacer por orden y mandato del Provisor de la Ciudad de Sigüenza en la iglesia parroquial de la Santísima Trinidad de la Villa de Atienza, en el pórtico de la puerta principal, y componer la capilla del Santo Cristo de los Cuatro Clavos de dicha iglesia. Las Condiciones son las siguientes:

“1ª. Primeramente es Condición que se ha de plantear encima del talus7 y su

jargamento que corre a una cornija8 que tenga media vara de salida. Y con la misma labor que tiene la escalera que sube al coro por la parte de afuera. Y habiéndose sentado dicha cornija, se han de embutir los primeros salineres y segundas dovelas. Y si fuese necesario, haciendo su rosca apeinelada y almoillada, según demuestra la Traza.

2ª. Ítem es Condición que por la parte interior se ha de voltear otro arco de yesería en la misma forma que va referido. Y se advierte que encima del arco de cantería se ha de llevar su corriujamiento de la misma suerte que arriba va expresado. Y desde la dicha rosca del dicho cornijamiento, se le ha de echar tres pilastras con dos dedos de relieve. Una en un lado y otra en otra, arrimadas a los estribos, y otra en el medio. Y todas las enjutas de dicho arco han de ser de piedra de sillería, la cual se ha de traer del territorio del Lugar de Cardeñosa, por cuenta del maestro en quien se remate la obra.

7 Talus, era sinónimo de talud. 8 Cornija: parte superior del cornijón. Cornijón: co njunto de molduras que coronan un edificio.

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Atienza de los Juglares 3ª. Ítem es Condición que también se ha de hacer la carpintería con maderas de a

ocho y tabla chilla de corral, todo clavado. Y después su retejo corriendo boquillas y respaldos con buena cal. Y lo demás se ha de retejar a torta y lomo. Y las tejas que alindan a la dicha iglesia se ha de hacer una roza de una cuarta de fondo, donde entre la tercera parte de la teja.

4ª. Ítem es Condición que en la dicha capilla del Santo Cristo de los Cuatro Clavos se ha de hacer un medio cañón de yesería, plantándolo sobre una cornija que lleve los mismos miembros que demuestra la traza. Y ha de llevar tres arcos rebajados. Y otro arco hornacino para embutir el retablo que se hubiere de ejecutar. Y encima de dicho hornacino se han de hacer dos claraboyas en la parte donde más convenga, las cuales han de ser de piedra de sillería, y en la misma forma que está la que hay en la capilla del Señor San Joaquín.

5ª. Ítem es Condición que la puerta que hay en dicha capilla para entrar a la sacristía de dicha iglesia se ha de mudar enfrente de la Contaduría, conforme hoy está para la correspondencia. Y que la grada del altar ha de dar vuelta a las dos puertas, echándole su bocel9 y filete10.

6ª. Ítem es Condición que a la dicha capilla se le ha de rebajar una grada y volverla a baldosar toda la dicha capilla con baldosa cortada y raspeada. Y en el suelo de la sala capitular se ha de meter entre claro y claro una viga del mismo marco que las que hoy tiene. Y dicha capilla se ha de jarrear11 y blanquear con yeso pardo y blanco.

7ª. Ítem es Condición que la rosca del arco se ha de plantear medio pie más afuera que él estuvo y devuelto. Y que las rejas que tiene la dicha capilla han de subir hasta el arrancamiento del dicho arco en ambos lados correspondientes de las puertas.

Con las cuales condiciones se ha de hacer y ejecutar por el dicho maestro o maestros en quien se rematase la dicha obra, poniéndose por su cuenta y riesgo para ella todos los materiales que fueren necesarios y se necesitaren. Y por el precio de 3.800 reales, que a mí el dicho Domingo Ylisástegui, me obligo a hacerla, y en el caso de que fuera rematada dicha obra en otro cualquier maestro, se han de pagar tres pesos por el trabajo de haber hecho la Traza y Condiciones referidas para dicha obra. Y luego que sea rematada, se ha de dar por maestro en quien quedare, la fianza necesaria a satisfacción de D. Pedro Sierra, Cura propio de dicha parroquial, y de D. Gerónimo Ortega de Castro,

9 Bocel: moldura convexa, lisa, de sección semicircu lar. 10 Filete: línea o lista fina que sirve de adorno. 11 Jarrear: cubrir con yeso o mortero una pared.

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Presbítero de dicha Villa, y de Francisco González, Mayordomo de dicha iglesia. Y fenecida y acabada que sea dicha obra, se ha de dar por buena por maestros

peritos puestos por las partes, por estarles a los referidos cometida la Comisión por dicho Señor Provisor. Y lo firmé en la Villa de Atienza, a 5 días del mes de agosto de 1.730.

Firmado: Domingo de Ylisástegui Acevedo

ESCRITURA DE LA OBRA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD:

El 27 de septiembre de 1.730 se reúnen en Atienza ante el escribano Andrés Montero los testigos Andrés Ortiz, Manuel Romero, y Antonio Galán, vecinos de Atienza, y comparecen ante ellos, de una parte, Francisco del Castillo, vecino de la dicha Villa y Mayordomo de la fábrica de la iglesia parroquial de la Santísima Trinidad de la Villa de Atienza, (en virtud de Comisión dada por el despacho del Provisor de la Ciudad de Sigüenza), D. Pedro Sierra, Cura propio de dicha parroquial, y el Licenciado D. Gerónimo Ortega de Castro, Presbítero y Capitular del Cabildo Eclesiástico de Atienza; de la otra parte José Cedrón y José Palacios de San Martín,12 maestros de obra de cantería, vecinos del Lugar de Valle de Hoz, y Villa de Noja, Merindad de Trasmiera (Cantabria), y residentes en Atienza, y dijeron:

“Que por cuanto en el dicho José Cedrón

se ha rematado la obra que se ha de hacer en el pórtico de la dicha iglesia parroquial de la Santísima Trinidad, y de la capilla que hay en ella del Santísimo Cristo de los Cuatro Clavos, en 3.200 reales, corriendo por cuenta de dichos

maestros todos los materiales que necesitaren para dicha obra, según y en la conformidad de la Traza y Condiciones hechas por Domingo de Ylisástegui y Acevedo, vecino y maestro, asimismo de cantería de esta dicha Villa, y firmadas de su nombre. Las cuales con la citada Comisión y Despacho del dicho Señor Provisor que entregarán a mí, el presente Escribano, para que uno y otro lo inserte e incorpore en esta Secretaría, y yo, el dicho Escribano lo recibí para dicho efecto que su tenor, uno en pos de otro, es del tenor siguiente:

(AQUÍ EL DESPACHO Y CONDICIONES) Y en conformidad de los dichas Traza y Condiciones de que va hecha mención en

esta Escritura, los dichos José Cedrón y José Palacios de San Martín, como tales maestros de obra de cantería, juntos y cada uno in solidum, se obligaban y obligaron de hacer, y que harán la dicha obra del dicho pórtico de la referida iglesia parroquial de la Santísima Trinidad, como la de la dicha capilla de los Cuatro Clavos del Santo Cristo que hay en ella, en la forma que se previene en la citada Traza y Condiciones y arreglada a ellas, y sin omitir cosa alguna en la expresada obra de su contenido de todas ellas, y por la cantidad de los dichos 3.200 reales en que le fue rematada al dicho José Cedrón como

12 José Palacios de San Martín intervendrá al año si guiente en la construcción de Nuestra Señora de la Estrella.

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mejor postor (…) los que han de ser en tres plazos y pagas iguales: el uno, luego de como entren a ejecutar dicha obra; otro, al medio de ella; y el último, luego de como se fenezca y dada por buena por maestros peritos de entera satisfacción (…).

Y que para mejor lo cumplir dieron por su fiador a Pedro Beltrán Serrano13, vecino y escribano del número y de su Majestad de la Villa de Miralrío, el cual presenta ésta.”

A continuación se van exponiendo puntos, condiciones y penas en caso de incumplimiento

de la Obligación por una u otra parte. Los maestros constructores y el Mayordomo de la fábrica de la iglesia se obligan al cumplimiento de la Escritura.

Firman: José Cedrón, José Palacios de San Martín, Pedro Beltrán Serrano, Francisco del

Castillo y el Escribano Andrés Montero. Para un mayor conocimiento de las etapas de construcción de la iglesia de la Santísima

Trinidad, recomiendo el siguiente enlace de la red: http://www.academia.edu/1257713/Etapas_constructivas_de_la_antigua_parroquia_de_la_Santisima_Trinidad_en_Atienza_Guadalajara_en_la_transicion_del_Gotico_al_Renacimiento_y_posteriores_del_Barroco IGLESIA DE SAN SALVADOR 14. OBRAS DE REPARACIÓN EN 1.733

El protocolo para las obras de reparación de la Iglesia de San Salvador de Atienza que presentamos a los lectores, consta de cuatro partes: Pedimento, Licencia, Condiciones y Escritura de la obra.

Pedimento:

“José Arbeteta, en nombre Francisco de Torres, Mayordomo de la Iglesia y Fábrica de San Salvador, en la Villa de Atienza, ante Vmd. parezco y digo: que en dicha Iglesia se ha descubierto una quiebra que es preciso repararla con la mayor prontitud para evitar mayor daño. Y respecto de que Vmd. está informado de lo que es, y que dicha Iglesia tendrá el suficiente caudal. A Vmd suplico se sirva conceder licencia a mi parte, para que con intervención del Cura, pueda ajustar el reparo de dicha quiebra, y saber y hacer la cantidad que importará del caudal de dicha Iglesia la que se pondrá en sus cuentas, que así es justicia, etc.” Firmado: Arbeteta.

Licencia:

“Visto el Pedimento de antes, y lo con él reclamado, Su Merced el Dr. D. Francisco Javier Montero, Provisor y Vicario General en esta Ciudad y Obispado de Sigüenza para Su Ilustrísima. En ella a 4 de junio de 1.731 años. Por ante mí el notario, dijo que en atención a constarle y estar informado de la quiebra con que se halla la Iglesia de San Salvador, en la Villa de Atienza, concedía, y

13 Pedro Beltrán Serrano afianza también las obras de la ermita de Nuestra Señora de la Estrella. 14 AHPGU. P-2303-C

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concedió Licencia y comisión en forma al dicho Mayordomo de dicha Iglesia, para que con intervención del Cura de ella, y con asistencia del Vicario Eclesiástico de dicha Villa, ajusten con derechos de satisfacción y reparo de dicha quiebra, al mayor y útil beneficio de dicha Iglesia. Y así ajustada, y hecho reparo, la cantidad en que se ajuste, la ha de pagar dicho Mayordomo. Y a éste se le abone en las cuentas que diere de su mayordomía. Y por su Auto, así lo proveyó, mandó y firmó Su Merced, de que yo el notario doy fe.” Firmado: Dr. Montero.

“Condiciones con las cuales se ha de ejecutar la obra

y reparos, que en la Parroquia de San Salvador de esta Villa de Atienza.

Son las siguientes: Primeramente, es condición que se ha de demoler todo el

calicanto del mediodía, y la carpintería que carga encima de él. Y se ha de volver a plantar con 4 pies de macizo hasta subir 4 pies. Y allí ha de cortar un pie, y llenando su talud de piedra labrada. Y se ha de enlazar por la parte que mira a San Antonio Abad, con la otra obra vieja, cebándole las esquinas necesarias, y aprovechando las que hoy tiene y pudiesen servir.

Ítem es condición que la carpintería que carga sobre dicho calicanto, se ha de volver a poner conforme se halla ahora. Y ha de retejar toda la Iglesia a manta, cogiendo boquillas, caballetes y respaldos, con buena cal.

Ítem es condición que dicho calicanto se ha de revocar por fuera. Y por dentro se ha de muestrear y blanquear, como también algunas quiebras que tiene la sacristía.

Ítem es condición que la puerta principal se ha de quedar en el mismo sitio, volviendo a labrar todas las piedras que tiene. Y encima se ha de hacer un pórtico con dos columnas de piedra labrada, con basas y capiteles de la misma forma. Y encima su carpintería limpia, de la forma que está el de Nuestra Señora de la Soledad de esta Villa. Y las escaleras que tiene, se han de componer, como también las que dan a Puerta Caballos.

Con estas condiciones que van expresadas, me obligo yo, Domingo de Ylisástegui, maestro de obra de este obispado, a ejecutar dicha obra, poniendo todos los materiales por mi cuenta, en su precio y cantidad de 6.500 reales de vellón, que es lo que importa dicha obra. Y de lo contrario la haré a tasación de maestro o maestros de gusto del Provisor. Y a lo demás, Señores, por ser así, lo firmé. Domingo de Ylisástegui.

Más advierto que si gustasen los Señores de hacer los reparos del cementerio, se han de demoler 22 tapias de calicanto que son en el huesario, revolviendo hacia casa de Miguel Galán. Y los pasamanos de encima, y todos los de su circunferencia se han de componer las piezas que faltasen, como también revocarlo, y coger juntas por dentro y fuera. Y recalzar un pedazo que tiene la torre. Dichos reparos importan 1.800 reales de vellón, siendo también todos los materiales de cuenta del maestro. Y porque así lo firmé, con la misma circunstancia que lo arriba. Domingo de Ylisástegui.”

Escritura de la obra de la Iglesia de San Salvador En Atienza, el 8 de junio de 1.733, ante el escribano Antonio Varona de Elgueta y los

testigos Antonio Adradas, Baltasar Cabellos y Francisco de la Torre comparecieron Domingo Ylisástegui, vecino de Atienza y maestro de obras de cantería y mampostería, y Juan Galán Cercadillo, Mayordomo actual de la Iglesia Parroquial de San Salvador y dijeron, que por Francisco

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Atienza de los Juglares de Torres, vecino de la Villa, se presentó una Petición ante el Señor Provisor y Vicario General del Obispado de Sigüenza, participándole como en esta Iglesia Parroquial se había descubierto una quiebra y ruina, por lo que se hacía preciso repararla con prontitud para evitar mayor daño y perjuicio, por lo que se le concedió Licencia, para que con intervención del Cura de la Villa, pudiese ajustar las obras, y que su coste se satisficiese de los caudales que tiene la Fábrica de la Iglesia.

En vista del Pedimento se concedió Licencia por el Provisor Vicario al Mayordomo, para

que con intervención del Cura, y con asistencia del Vicario y Juez Eclesiástico de la Villa, ajustasen con maestros, el reparo de la quiebra. Y en ejecución de ese Auto, se ajustó Domingo de Ylisástegui con D. Diego Arias Saavedra, Vicario y Juez Eclesiástico, con D. Francisco Somolinos, Cura de la Iglesia, y con dicho Mayordomo, obligándose a hacerla por 5.500 reales de vellón, conforme a la traza y condiciones expuestas anteriormente, que todo va inserto en la Escritura siguiente:

(Aquí van la Licencia y condiciones).

“Y usando de los dichos instrumentos de suso insertos e incorporados, en atención a haberse pactado y acondicionado, que para la seguridad, así de que dicho maestro hará y efectuará la dicha obra y reparo, según dicha traza y Condiciones por los dichos 5.500 reales, como para los demás efectos que hubiere lugar y convengan no lo cumpliendo. Ha de otorgar Escritura de Obligación y Fianza en forma.

Y cumpliendo con lo tratado, dicho Domingo de Ylisástegui dijo que en aquella vía y forma que por derecho se requiera, siendo cierto y sabidor del que en este caso le compete, se obligaba, y se obligó a hacer y ejecutar la dicha obra y reparo de la referida Iglesia de San Salvador de esta Villa, por los dichos 5.500 reales, según la dicha traza y Condiciones aquí insertas, poniendo por su cuenta todos los materiales necesarios para ella, en conformidad (…) y para mejor lo cumplir dio por sus fiadores a Pedro Aparicio y a Juan de Madrigal menor, vecinos de dicha villa.”

Continúa la Escritura con los datos de ambas partes y el compromiso de cumplirlos, con las

cantidades y plazos expresados. Firman el otorgante, fiadores, testigos, y el escribano, que da fe de ello.

De Domingo Ylisástegui no tenemos más noticias. Sirvan estas líneas como recordatorio de sus obras. Agregamos a continuación las obras del dorado realizadas en 1.765, que por su interés incluimos.

IGLESIA DE SAN SALVADOR: DORADO DEL RETABLO MAYOR E N 1.76515

Pasan los años y se repite el mismo procedimiento para el dorado del Retablo Mayor. En 1.760, en el mes de marzo, tiene lugar el Pedimento, presentado por el Mayordomo, pues necesita que para su “mayor decencia y hermosura”, se dore. Para ello la fábrica de la Iglesia dispone de

15 AHPGU. P-2438-B

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7.000 reales, y si no es bastante, cuentan con los frutos de ese año, y con ellos bastará para el dorado.

Desconocemos el retablo que presidía la nave principal del templo ubicado detrás del presbiterio. En el saqueo de los franceses de 1.811 fue destruido. Desconocemos los cuerpos verticales o calles, que seguramente estaban formados por pilastras, estípites, esculturas policromadas de algún santo y una profusión de detalles como querubines, guirnaldas, ramilletes y follajes, como solían ser los retablos, renacentistas o barrocos. En cualquier caso son meras suposiciones.

Y así presentado el Pedimento, el Licenciado Gregorio de Ortigosa, Provisor y Vicario de la

Ciudad de Sigüenza y su Obispado, manifiesta que el Mayordomo Manuel Pérez Pradero y el Cura, D. Miguel de Blas Hijes, informen de los caudales, y que ante notario que dé fe, traten el ajuste con un maestro dorador de su satisfacción, procurando la mayor utilidad y beneficio de la Iglesia, y ajustado a las condiciones, y que el Mayordomo junto con el maestro dorador otorguen Escritura de obligación, con el abono de la cantidad estipulada en tres plazos.

Seguidamente el Cura acepta la comisión y facultad que se le concede, y dice estar pronto a

realizar las diligencias conducentes a que con maestro dorador, de conocida habilidad, se ajuste el dorado del Retablo Mayor de la Iglesia de San Salvador, y se pongan las condiciones necesarias.

D. Miguel de Blas Hijes, junto con el maestro dorador José López García, vecino de la Villa

de Atienza, forman las condiciones con las que se ha de dorar el Retablo Mayor de la Iglesia de San Salvador de la Villa de Atienza, que se reproducen seguidamente:

“1ª. Es condición que se haya de limpiar bien todo el polvo, para que reciba los

aparejos. 2ª. Que después se ha de dar una mano de agua de cola bien preparada. 3ª. Que dada la obra de agua de cola, se hayan de preparar todos los nudos, y se

echará lienzo encolado en las juntas, y donde lo necesite. 4ª. Que se hayan de dar las manos necesarias de yeso tosco, yeso mate, y

escofinando bien y recorriendo bien fallas y lisos para su tersura. 5ª. Que luego que esté bien aparejado, se haya de repasar la falta, abriendo los

sentidos de ella. Y los lisos se recorran cuanto fuese posible que queden tersos, a bruñirlos.

6ª. También es condición que dicho retablo ha de ser de oro limpio, bruñendo y bronceando lo correspondiente.

7ª. Que la custodia que hay en dicho retablo también ha de ser dorada correspondiente a la obra.

8ª. Es condición que los andamios han de ser a costa de la Iglesia. 9ª. Y bajo de estas condiciones, y la de quedar la obra a satisfacción el maestro, o

maestros, que el dicho Cura de esta Parroquia quisiere traza, me obligo a ejecutarla por el precio de 10.500 reales de vellón.

Y para que conste lo firmé en Atienza y marzo, 12, de 1.765. Presente para formar estas condiciones el Señor Cura, que consintió en el ajuste, y en su verdad firmó”.

El mismo día se realiza ante el escribano el Ajuste y Convenio del dorado de la Iglesia

Parroquial de San Salvador. Para ello comparecen D. Miguel de Blas Hijes y el maestro dorador José López García, estando conforme en que dicho maestro dorador, había de ejecutar la obra en la cantidad de 10.500 reales de vellón, y consentido en ello el Señor Cura. El maestro se obliga a hacerlo conforme a las condiciones y en la referida cantidad en que se halla convenido y ajustado.

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Atienza de los Juglares Dicho documento lo firman el Cura y el maestro dorador. A continuación el Señor Cura, D. Miguel de Blas Hijes, dice que el maestro dorador José

López García ha dado por su fiador y abonador a Francisco Latorre Romanillos, vecino de Atienza, para que se proceda al otorgamiento de la Escritura de Obligación, que se realiza el 16 de marzo de 1.765. De una parte el Mayordomo Manuel Pérez Pradero, y de la otra el maestro dorador José López García, que se obliga al dorado del Retablo Mayor de la Iglesia de San Salvador de la Villa de Atienza, con las condiciones, precio, fiador, y forma de pago, que ha de ser en tres tercios: la primera parte, al principio de la obra, la segunda a la mitad, y la tercera después de haberse reconocido y aprobado por maestro, o maestros de satisfacción del Señor Cura. Se establecen medidas de manera que la Iglesia en ningún caso pueda ser perjudicada. Al otorgamiento fueron testigos Martín de la Vega, vecino de Bochones, José López Varela, y Fernando Sanz, vecinos y naturales de Atienza. Lo firmaron los otorgantes, testigos y el escribano Nicolás José Sanz Aguirre.

OFICIOS PARA EL RECUERDO: EL CANTERO

Y LA CANTERÍA

La piedra es la materia que ha de utilizar el cantero, empleando para su trabajo diferentes herramientas a fin de dar cuerpo a los bloques de piedra, con los que se labraban los sillares esquineros, en la mayoría de los casos, de las casonas, iglesias, etc., más trabajados que el resto de la obra. Los antiguos artesanos marcaban sus trabajos con lo que podría llamarse “su sello”, la marca de cantería, que servían para conocer su propia producción. En la comarca de Atienza hubo grandes canteros que tuvieron vidas ambulantes, ya que se desplazaban a través de los pueblos que solicitaban sus trabajos. La piedra, también abundante, solía ser extraída de canteras serranas, especialmente Tamajón, a pesar de que su traslado encarecía el

producto, de ahí que la mayoría de las casas empleasen la argamasa en sus fachadas.

PASAJES, EN EL CAMINO DEL CID

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HIENDELAENCINA. LA QUE CONOCIÓ JUAN CATALINA

GARCÍA

De: Vuelos arqueológicos Desde Alcorlo comienza la subida para la meseta que constituye la célebre zona argentífera de Hiendelaencina. Muy pronto se ven a uno y otro lado del camino la serie de pozos, calicatas, escombreras, y otras señales de la ya muerta actividad de los mineros. Ruinas de ventas, casillas, techumbres de pozos, cantinas, etc., son imagen viva de lo

transitorio de las cosas humanas. Allí donde bullían hace cuarenta años millares de ingenieros, contratistas, jornaleros y vividores, reinan ahora con poder soberano la soledad y la muerte. Entre las lajas de las peñas se esconde tímido el lagarto al sentir los pasos del pasajero, y apenas algún pajarillo que vuela de cardo en cardo da señales de que allí no está muerta del todo la naturaleza viviente. No menos triste impresión produce la entrada en Hiendelaencina a quien por la fama conoce la brillantísima y corta historia de sus ricos criaderos de plata. El pueblo labrado casi totalmente mientras la época de las grandes explotaciones, aun está en pie, con sus casas a la moderna, su iglesia de hace pocos años, su amplia plaza y sus jardines agostados, a los que falta la cuidadosa vigilancia del ingeniero inglés o del rico contratista navarro. Pero es un pueblo sin gente de donde huyó la multitud falta de trabajo y de ganancias. Ya no se trabaja en las varias minas donde se enterró casi tanto dinero como produjeron, y solo en la Santa Catalina hay alguna labor; cuyas ventajas deben ser ciertas cuando todavía se mueven sus poderosas máquinas y descienden los obreros a sus tenebrosas galerías. No he de contar la historia de aquellas minas, porque, ni aun oyendo testimonios diversos, se sabe ya con certeza, tan seguro es que los hechos históricos se oscurecen apenas se apartan de sus fuentes. Más si parece seguro que en el descubrimiento de alguno de los más ricos veneros hubo algo que recuerda el origen de la inmensa fortuna del conde de Montecristo, según se cuenta en la novela de Alejandro Dumas. Lo indudable es que si no fuere porque por entre la espesa capa del diluvium que se extiende

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Atienza de los Juglares por la superficie de aquella meseta rompen sus agrietadas puntas y sus cabezas tabulares los bancos de gneis y otras rocas análogas constitutivas del subsuelo, y si no se advirtiera en dichas rocas la presencia de venas de cuarzo, estuche nativo de los minerales de plata, nadie diría que aquel terreno fue manantial generoso del rico metal. En Hiendelaencina comimos y sesteamos, y todavía calentaba el sol, deseoso yo de no caminar de noche para no perder la vista de las circunstancias del terreno cuando emprendimos la marcha hacía Bustares.

UNA FRASE DEL AYER

Rico, sin lugar a dudas, es nuestro idioma castellano, y riqueza tuvieron los dichos de nuestros mayores, que se extendieron por nuestros pueblos para ser parte de nuestra identidad cultura. Muchos de los vocablos utilizados hace cincuenta o cien años se han perdido, también muchas de aquellas expresiones, por ejemplo:

NOS VAMOS A PONER COMO EL CHICO DEL ESQUILADOR

Venía a ser algo así como hartarse a comer. La razón hay que buscarla en tiempos pasados, y oficios. Era tradición que los esquiladores, que en ese oficio trabajaban apenas unos meses, pasaban hambre. Llegando la época de esquila ajustaban con el trabajo, algunas ovejas que les servían de alimento. La llegada a casa de los animales y su matanza, hacía el resto, comían hasta hartarse.

ATIENZA: EL VENERABLE FRAY ANTONIO DE HORTA

Desde Cataluña llegó Fray Antonio hasta Atienza en pleno siglo XVI, para pasar a la historia como un personaje ejemplar, en santidad y sabiduría. Fue hermano de San Salvador de Horta, y como Salvador profesó en la orden franciscana, llegando al convento de San Francisco de Atienza en torno a 1560. Nos cuenta la historia que era hombre de ejemplar virtud,

digna de contarse entre los hombres sabios, y santos. Fue Guardián del convento en varias ocasiones, y en Atienza falleció, siendo enterrado en la cripta de San Francisco, en 1591.

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ATIENZA: ISAAC ROMANILLOS, NUESTRA VÍCTIMA DE LAS BODAS

REALES. EL ATENTAD O CONTRA

ALFONSO XIII

Tomás Gismera Velasco

LA BODA DEL REY Madrid estaba preparado, el 31 de mayo de 1906, para celebrar uno de esos eventos llamados a pasar a la historia de las ciudades, de los reinos, e incluso de los continentes, puesto que la boda del rey de España, Alfonso XIII, con una de las princesas de Inglaterra, aunque la princesa fuese de las llamadas “de segunda fila”, atraía la atención de media Europa, y hasta Madrid, para asistir a las nupcias reales se habían trasladado, de media Europa, representantes de la mayoría de las casas reinantes.

Se hemos de hacer caso a las crónicas del momento, “Madrid se encontraba desbordado de gente y animación”. Y había, por supuesto, entre los altos mandos policiales y miembros del Gobierno, un temor indiscutible a la posibilidad de un atentado. Por aquellos días se cumplía un año de lo sucedido en París, un año del intento de asesinato del Rey Alfonso en la calle Rohan cuando junto al presidente de la República de Francia regresaba de la ópera, en lo que era su primera visita al extranjero. El 31 de mayo de 1905 Hoteles y pensiones madrileñas tuvieron que colgar el cartel de “completo”, también los teatros y los espectáculos, y los cafés, puesto que a Madrid se desplazaron multitud de visitantes de las provincias limítrofes, y del resto de España para asistir a uno de esos espectáculos que la historia permite que se puedan ver dos o tres veces a lo largo de una vida. Se trataba, pues, de un momento realmente histórico para la historia de España. También, para colaborar en la seguridad real, y de los visitantes extranjeros, a Madrid se trasladaron policías de media Europa. Lo contó el conde de Romanones, entonces ministro de la Gobernación: Acudió a Madrid el personal más experto de las policías francesas, alemanas, inglesa e italiana. Y por supuesto la española se encontraba alerta, bajo las órdenes del experimentado Director General Emilio Moreno. Con vigilancia hacía los partidos políticos y personajes destacados que pudieran aprovechar la ocasión para armar revuelo. Se temía, nadie lo negaba, un atentado contra el Rey, o contra alguno de los muchos personajes que se reunirían en Madrid.

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Atienza de los Juglares Las mismas crónicas de aquel día nos dice: El propio Presidente del Gobierno habló con el Rey de la posibilidad de un atentado, temiéndose que ocurriese en la propia iglesia de San Jerónimo, que fue minuciosamente registrada, lo mismo que las calles por las que había de discurrir el cortejo de ida y vuelta, cambiando a última hora el trayecto de retorno, ya que en principio llegaría a palacio a través de la calle del Arenal y a última hora se decidió que lo hiciese por la calle Mayor que, como todas por las que el cortejo discurriría, se encontraba tomada por el público, y por un ejército de policías, y militares, cubriendo carrera. EL ATENTADO El trayecto de ida, desde palacio a la iglesia, discurrió sin apenas incidentes. Salvo los que cuentan de alguna caída de caballo de los carristas, o de los mareos del público, a pesar de que no era un día de demasiado calor, sino con amenaza de lluvia. Tampoco hubo incidente alguno en la iglesia, y el cortejo, que salió de ella pasada la una del mediodía, discurrió sin novedad alguna a través de medio Madrid, por la Carrera de San Jerónimo, uno de los lugares más complejos y temidos para caso de atentado, así como por la Puerta del Sol. El conde de Romanones vuelve a recordarnos aquel paso, que observó desde los balcones de su ministerio, con la tranquilidad de que ya había pasado lo peor. Cuando la carroza de los reyes entró en la calle Mayor, Romanones decidió retirarse a descansar a su casa, después de casi dos días sin apenas descanso. Imaginando que todo había acabado. Cuando salió del ministerio el cortejo de acompañamiento todavía continuaba subiendo por la Carrera, y algunos carruajes avanzaban por la plaza de la Cibeles. Desde la Puerta del Sol a la plaza de la Villa debía de haber unos quinientos metros, y por allí, debía de andar la carroza real con los reyes, a juzgar por los vítores de la gente y el sonido de las campanas de aquella parte de Madrid, pues iban tocando al paso de la comitiva. Eran alrededor de las dos y media de la tarde ya. Entonces, a esas horas, en el espacio que a la altura del número 88 de la calle Mayor de abría, prácticamente frente a la Capitanía General, se escuchó el estrépito de la bomba que, oculta en un ramo de flores, cayó desde el balcón de la esquina del edificio, rebotó con los cables del tendido eléctrico, que lo desvió, y fue a caer a uno de los lados de la carroza real.

La explosión fue inmensa, y el griterío del público lo llenó prácticamente todo. Al instante, una vez que el humo de la explosión permitió ver lo que sucedía, todo el mundo tuvo la certeza de la gravedad de lo sucedido. Algunos de los caballos de la carroza real agonizaban reventados sobre la calle, otros estaban muertos, y entre el público sucedía lo

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mismo. El griterío de los heridos acompañó la salida de los reyes, quienes resultaron ilesos, en busca de la carroza de respeto con la que continuaron a palacio, atrás quedaba un reguero de muertos y muchos, muchos heridos. Las cifras posteriores darían 32 muertos y más cien heridos. En aquellos primeros momentos los heridos fueron atendidos en el mismo lugar, hasta ser trasladados a las diferentes casas de socorro. Al igual que los muertos, la mayoría civiles, aunque no faltaron militares de los que cubrían carrera, la mayoría pertenecientes al Regimiento de Wad-Rás número 50, dedicado a la escolta del Rey. Entre los muertos del Regimiento están uno de los capitanes, dos tenientes, varios soldados, un cabo, el tambor… El autor del atentado, que fue inmediatamente identificado, pues no ocultó su identidad al registrarse en la pensión desde la que llevó a cabo el atentado, escapó en medio del alboroto, ofreciéndose por cualquier información que llevase a su detención, 25.000 pesetas. Todo un capital.

De tal magnitud fue la explosión que algunos de los fallecidos fueron las mismas personas que se encontraban viendo el paso del cortejo desde los balcones de la casa desde la que fue arrojada la bomba: Un fallecido en el cuarto piso, dos en el segundo y cuatro más en el principal, entre los que se contaron a la marquesa de Tolosa y una hija de los condes de Adanero. Algunas personas de la provincia de Guadalajara también se encontraron entre los muertos y heridos: Guillermo Molina y Zenón Llorente, naturales de la capital, y Vicente Taberner, de Hinojosa, y pertenecientes al Regimiento Wad-Rás, resultaron heridos. También algunos espectadores, entre ellos Daniela Hernández, de Molina, y Rafaela Barrios, de Guadalajara. Fueron los nombres que ofreció la prensa provincial, encargándose de dar la noticia de la muerte en el hospital, a causa de las heridas, de Guillermo Molina. Ningún medio comunicó la muerte de Isaac Romanillos Sancho. ISAAC ROMANILLOS SANCHO La confusión de los primeros momentos hizo pasar a Isaac Romanillos por vecino de Madrid, y natural de la provincia de Soria. A pesar de que desde el Regimiento Wad-Rás 50 en el que servía, se apresuraron a informar de que era natural de la villa de Atienza, en la provincia de Guadalajara, a pesar de que por error se confundió su segundo apellido, trastocando el Sancho por un “Sánchez”, con el que fue inscrito, tanto entre los fallecidos, como en el registro civil. No es mucho lo que podemos decir en torno a él, por el paso del tiempo, y porque no tuvo tiempo de vivir demasiado.

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Entierro de los militares fallecidos, entre ellos Isaac Romanillos Sancho. Había nacido, efectivamente, en Atienza, en 1883. La fecha exacta la desconocemos, si bien tenemos el dato de que fue entregado al poco de nacer a la inclusa de Atienza, que por aquellos años todavía funcionaba, dependiente de la Diputación de Guadalajara. No conocemos el motivo por el que fue entregado a dicha institución para su crianza, pero en ella estuvo hasta el mes de febrero de 1885, que fue reclamado por su padre, Cándido Romanillos Cercadillo, y le fue concedida la custodia. Cándido Romanillos, el padre, figura en algunas partidas como pastor, y en otras como labrador, de lo que si tenemos certeza es de que residió en varias poblaciones de los alrededores de Atienza, probablemente ejerciendo su labor. Cándido Romanillos Cercadillo nació en Bochones en 1858, y se casó en Atienza con Vicenta Sancho Somolinos, marchando a vivir a Madrigal, de donde pasaron a Atienza, y tras una estancia de casi 12 años en Barcones, regresaron a Atienza, de donde salió Isaac Romanillos en 1904 para servir al Rey, y morir por el Rey. Un gesto tuvo Su Majestad para con los muertos y heridos, ya que a todos se les concedió una paga, dependiendo del carácter de sus heridas y del estado al que pertenecían, civil o militar. Los militares fueron condecorados y ascendidos un grado. Aparte de ello, y de resultas de las suscripciones populares para ayudar a las víctimas y levantarles un monumento, se repartieron algunas cantidades. A Cándido Romanillos se le entregaron 700 pesetas de lo recaudado, y le dejaron una paga anual por la muerte de Isaac de 273 pesetas con 75 céntimos. Los padres de Isaac no pudieron asistir a los funerales, celebrados al día siguiente, 1 de junio, en Madrid. Su cuerpo, junto a los militares fallecidos de su Regimiento fueron trasladados a una sala de la planta baja de la clínica militar instalada en la iglesia del Buen Suceso, en la calle de la Princesa,

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Atienza de los Juglares que sirvió de capilla ardiente, y que en la tarde del 31 fue visitada por el Rey. El entierro constituyó una auténtica manifestación de duelo, saliendo a las seis de la tarde del 1 de junio, desde la capilla ardiente, hacía el cementerio: El aspecto que presentaba la calle de la Princesa por aquellos alrededores era imponente por la inmensa multitud de gente que aguardaba el paso de la triste comitiva. Era un contraste muy marcado, los adornos y vistosas colgaduras que adornaban la calle de la Princesa e iglesia del Buen Suceso con las fúnebres carrozas que aguardaban se depositasen en ellas las inocentes víctimas. El infante don Carlos de Borbón, acompañado del infante don Fernando y del príncipe Alejandro de Battemberg, llegaron al Buen Suceso a las seis en punto y poco después el príncipe de Baviera y los príncipes Alfonso y Rainiero. A las seis y veinte comenzaron a salir los féretros, el del capitán Rasilla, tenientes Prendergast y Reilli, y los soldados Lorenzo Guerrero, Gregorio Sánchez, Isaac Romanillos, Guillermo Gracia y el escolta José Márquez. A través de unas calles de Madrid totalmente abarrotadas, fueron conducidos al Cementerio del Este, donde recibieron sepultura. A finales de aquel año, y por suscripción popular, se levantó frente al lugar en el que cayó la bomba un gran monumento de recuerdo, en el que figuraron los nombres de todos y cada uno de los fallecidos, monumento que dañado durante la Guerra Civil, terminó retirándose para ser suplido por el hoy existente. La partida de nacimiento de Isaac Romanillos, el único recuerdo de aquel muchacho de 23 años que perdió la vida en el atentado contra el Rey de España, se encuentra en los archivos eclesiásticos de Atienza, la partida de defunción en Madrid, en el registro civil del distrito de Palacio, libro de defunciones, folio 90, libro 123, en él podemos leer: Por don Manuel Kreisler Ubago, Secretario, se procede a inscribir la defunción de Isaac Romanillos Sánchez (Sancho), natural de Atienza, provincia de Guadalajara, de veintitrés años de edad, soltero, soldado del Regimiento de Infantería Wad Rás núm. 50, hijo de Cándido Romanillos y Vicenta Sancho, cuyas naturalezas y demás fuentes se ignoran, falleció delante de la casa número 88 de la calle Mayor, a las catorce horas y treinta minutos del día 31 de mayo de 1906… Nuestro recuerdo en Atienza de los Juglares, ya que en la villa de Atienza, quizá por ser hijo de pastores, nunca lo tuvo.

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PROGRAMA DE ACTOS 10:30 h.- BIENVENIDA a los asistentes, con vino dulce y rosquillas ofrecidas por personas ataviadas con trajes típicos de la zona. DIANA Y PASACALLES con grupos de dulzaineros (KALAVERAS, LA TRAVESAÑA, PICO DEL LOBO) 11.00 h.- Inauguración de la EXPOSICIÓN “Palabras y costumbres de antaño” 11.30h.-Demostración de OFICIOS TRADICIONALES por la ESCUELA DE FOLKLORE DE LA DIPUTACIÓN de Guadalajara. Certamen de PINTURA INFANTIL, competición de CALVA Y YINCANA 12.00 h.- INAUGURACIÓN OFICIAL del VII Día de la Si erra. INTERVENCIONES del Alcalde de El Cardoso, representante de la Diputación de Guadalajara y Presidente de la Asociación Serranía. Pregonero: Paco Martín ENTREGA DE PREMIOS: Serrano del Año (Asociación Buen Valle de Retiendas) y Abuelo Serrano 13.00 h.-DEMOSTRACIÓN de trabajos en troncos de madera, por los MADEREROS DE MOLINA DE ARAGÓN -BAILE VERMÚ por los grupos de dulzaineros - “VAQUILLA” DE PEÑALBA DE LA SIERRA 14.30 h.- COMIDA POPULAR en la zona de las eras (paella limonada o agua, pan y postre). Precio: 5 €. por persona, salvo socios y colaboradores (gratis) (Venta de tickets para la comida en el puesto de la Asociación Serranía de Guadalajara) 16.00 h. FESTIVAL DE FOLKLORE SERRANO con: RONDA DEL OCEJON, RONDA DE EL CARDOSO, RONDA DE MONTEJO, PICADILLO DE JOTAS CASTELLANAS, GRUPO “LA COLMENA” 19.00h. SORTEO Y ENTREGA DE TROFEOS 19.30 h. DESPEDIDA Y CIERRE del día de la Sierra FIN DE FIESTA: VELADA MUSICAL organizada por la Aso ciación de Jóvenes del El Cardoso de la Sierra

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ASÍ ERA: SEMILLAS, en 1927

Es uno de los pueblos que forma parte de Las Hurdes de Castilla la Nueva. Situado en la sierra, en las faldas de un pequeño monte y rodeado de grandes barrancos, se halla aislado de toda comunicación. Sus casas, que más bien parecen hediondas cuevas, por la poca luz que en ellas penetra y la escasa ventilación de que

disponen, están construidas de la forma más primitiva; grandes piedras unidas por la rudimentaria argamasa de barro y paja; cuando no es por la simple superposición de la una sobre la otra, sin una teja, porque las aguas se cubren por pizarra, parecen estar en continua amenaza de ruina. En algunas de ellas se albergan animales y personas, y en todas, en el portal, hay lo que se llama el gamellón, donde el cerdo toma su alimento, confundiéndose entre los chiquillos que juguetean mientras tanto sin cuidado alguno, pues consideran al animal como un miembro más de la familia. Tierra de arena y pizarra, escasamente produce el cereal, gracias a las contantes labores que sus dueños les prodigan y al abundante abono que la echan. Por lo económico prefieren el de animal y entre todos, los excrementos de la oveja. Los habitantes –unos cuarenta vecinos- se hallan sumidos en el mayor caos de ignorancia, poseyendo –la minoría- como máximum de cultura, algunas nociones de lectura y escritura. Hombres de naturaleza sana, envejecen por el duro trabajo a que se ven sometidos día y noche y la poquísima alimentación, llegan -¡es el colmo!- algunas familias a carecer del pan la mayor parte de los días del año. Pero trabajan y trabajan aún en la dura roca, la que se ablanda con el sudor que en ella vierte este rudo campesino. Los niños –¡infelices criaturas!- desde el momento en que se andan solos, quedan abandonados en el arroyo o al cuidado del hermano que aun necesita el calor de la madre, porque esta tiene que ir con el esposo a compartir las fatigas del campo, ya que comparte las miserias del hogar. ¿Qué extraño es, pues, ver al niño descuidado en el aseo, si esas manos tiernas que debían hacerlo tienen que ir a endurecerse con el manejo de la esteva?

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Atienza de los Juglares

Semillas, pueblo de intenso frío en invierno y excesivo calor en el verano, cuenta con un hermoso arbolado que convierte alguno de sus rincones en bonitos lugares de recreo. La fruta, en gran parte, compensa la poca producción del cereal, aunque bien es cierto que si la carretera en proyecto –de Cogolludo a Villacadima- se construyera, aquella sería una buena fuente de ingresos para estos resignados labriegos, ya que así podrían extenderla con mayor rapidez y a punto más distantes de los que ahora lo hacen. La hortaliza, aunque poca, muy buena, y en ganados el cabrío es el que tiene preferencia, por lo apropiado que es para el terreno. Es en este pueblo donde verdaderamente se cumple la sentencia que Dios echó a nuestros primeros padres: ¡Comerás el pan con el sudor de tu frente! Todos son iguales en riqueza, todos pasan las mismas necesidades: no trabajan para vivir, sino que viven para el trabajo. Más estos hombres rústicos creen encontrar el remedio a todos sus males en la escuela, en ese humilde edificio que tan perfectamente encuadra con la pobreza de sus asiduos concurrentes, y a ella envían sus queridos retoños, ansiosos de que adquieran una mediana cultura con la que puedan desligarse de ese mísero trozo de tierra. ¡Así sea! Semillas, 1927. B. Somolinos.

MIEDES DE ATIENZA: LA

CÁTEDRA DE FRANCISCO SOMOLINOS

Francisco Somolinos, cura en su momento de Miedes de Atienza, fundó una cátedra de Latinidad y Gramática en esta localidad, en el mes de noviembre de 1601, dotándola con diversas tierras de labor puestas a censo. Su primer profesor fue Jerónimo de Cózar. Estuvo en vigor hasta la década de 1920. Sus últimos preceptores tenían una asignación de 360 pesetas anuales, y se proveía por oposición.

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LA MIGAÑA O MINGAÑA, JERGA O

JERIGONZA DE LOS ESQUILADORES DE MILMARCOS Y

FUENTELSAZ, EN GUADALAJARA (II).

La utilización de una lengua común como vehículo de comunicación es uno de los elementos básicos, si no el fundamental, que diferencian y definen a un grupo o comunidad.

En el caso de los gremios y agrupaciones profesionales resultó frecuente el empleo de un lenguaje convencional, no del todo comprendido por los extraños al oficio, creado sobre una

base léxica común con el lenguaje habitual. Este vocabulario, alterado por diversos procedimientos, tiene como finalidad la creación de un

vínculo de solidaridad, al tiempo que de diferenciación con el resto de los hablantes. La Migaña, pues, no es un idioma, ni siquiera un dialecto….

(Continuación de la primea parte, publicada en el número anterior) 2.- Una peculiar forma de lenguaje. A través de antiguos textos, y de sus consiguientes estudios en torno a la utilización de la gramática, hemos ido conociendo las diferentes formas de expresarse que dentro de una misma provincia, región o comarca, se han venido utilizando, generalizando una utilización particular del lenguaje que, sin llegar a alcanzar la categoría de dialecto propio, si que han generado el uso de vocablos exclusivos, en la mayoría de los casos por corrupción o malformación de las palabras, en lo que bien podríamos denominar variedad de lenguaje provincial o regional. Resulta habitual al día de hoy, al hacer un estudio sobre las formas de hablar en la comarca que nos ocupa, principalmente entre personas de avanzada edad y al referirse a la capital de la provincia, nombrar "Buadalajara", por Guadalajara.

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Atienza de los Juglares Esto no obedece a una falta de cultura, sino que responde a la forma en la que cada cual escuchó por vez primera el nombre de la capital, e interpretó su forma de pronunciarlo, atendiendo a lo ya escrito por Francisco Delicado en su "Lozana Andaluza", que "conformaba su hablar con el sonido de sus orejas". Como herencia de tiempos pasados, se han transmitido a través de los siglos las distintas pronunciaciones que han designado los objetos de la vida diaria, e incluso la costumbre adquirida, de suprimir vocales a algunas palabras; en otros casos añadirlos, transformando el significado final. Fue costumbre en la comarca la sustitución de la consonante "f" por la "j", la "b" por la "g", o la vocal "e" por "i". De esa manera resulta corriente, incluso al día de hoy, escuchar malformaciones gramaticales con alteración de definiciones, frases o palabras. Resulta habitual que se pronuncie "agüelo", por abuelo. "Juerza", por fuerza, o "custión", por cuestión, a pesar de que algunas expresiones entroncan con las formas literarias utilizadas por Miguel de Cervantes o Santa Teresa de Jesús; vulgarismos que de alguna manera trataron de acercarse al lenguaje coloquial lugareño, "antier", "enantes", "cuantimás"... De la misma manera que se crearon errores de concordancia entre el artículo y el sustantivo, que vinieron a dotar de una característica forma de hablar a poblaciones que permanecieron alejadas, históricamente de núcleos de población importantes en los que la comunicación entre foráneos y naturales del lugar fue enriqueciendo, y unificando, el vocabulario común, y corrigiendo algunas deformaciones. Obras literarias nacidas en torno a los siglos XV o XVI, con su riqueza gramatical y de lenguaje, son fiel exponente de las diferencias de pronunciación entre comarcas cercanas, y a manera de ejemplo podríamos fijarnos en dos, "La Celestina", de Fernando de Rojas, y "El Libro del Buen Amor", del Arcipreste de Hita. Ambas, a pesar de su cercanía en el tiempo, están separadas por una invisible línea comarcal, la que en el momento de ser escritas mediaba entre la utilización del lenguaje por sus distintos autores, así como por la influencia de las tierras que conocieron, dejando de ello en sus respectivas obras el consiguiente rastro a través de expresiones comunes, refranes interpretados de forma distinta en cada uno de los lugares, y dichos coloquiales que, teniendo una clara semejanza, se aplican a distintas situaciones.

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Atienza de los Juglares

Es común a la comarca que nos ocupa la inversión de algunos pronombres, como "se me", por "me se"; o la transformación de vocablos con la simple supresión de una vocal o consonante, "pacencia" por paciencia; "afeto", por afecto; "complido", por cumplido; "mesmo", por mismo; "ansí", por así; "escrebir", por ecribir; "sagudio", por sacudido; "aviarus", por aviaros, etc. Transformación que nos lleva a pensar en un antiguo castellano que sin embargo no tiene cabida en la comarca. Resulta habitual escuchar palabras como "paice" por parece, o "presona" por persona, que acompañándose de una fuerza expresiva singular, parecen dar un sentido distinto a la frase de la que forman parte. Esta peculiar forma expresiva y de vocalización, sin ser exclusiva, si que debió de tener en su momento una relativa importancia a la hora de ir diferenciándose en lugares desconocidos, y si por sus respectivos acentos podemos hoy distinguir a los naturales de cualquier región con idioma o dialecto propio, así debió de suceder entre quienes, perteneciendo a

la misma comarca y pueblos limítrofes, llevaban una vida trashumante y similar durante una buena parte del año, y si grupos étnicos como los gitanos se relacionaban en su propio argot, el caló, o los mendigos utilizaban sus códigos de grafismos particulares para darse noticias entre sí, no es de extrañar que gremios como los alfareros, cesteros, colchoneros, esquiladores o arrieros, habitualmente y a través de caminos, ventas, ferias o mercados, inventasen sus particulares vocabularios, ya fuese la aquí tratada Migaña, las anteriormente citadas Gacería o Maconeiro, o las varias decenas que se conocieron en la Península, en muchas ocasiones derivadas de la propia forma de comunicarse en las provincias y comarcas respectivas. 3.- Jerigonza y Germanía. Si bien las jergas gremiales se unifican en la denominación de jerigonza, y de estas se llega a excluir en algunos casos a la germanía, no cabe la menor duda de que ambas, jerigonza y germanía, confluyen en muchos de sus aspectos. Ambas forman un lenguaje complicado, difícil de entender para los no iniciados, y que fue utilizado en sus diferentes formas por grupos sociales de alguna manera marginales, como anteriormente señalamos.

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Atienza de los Juglares Ambas se crean sobre una base común, el lenguaje habitual, alterando su vocabulario a través de distintos procedimientos que tienen como base la formación de un vínculo diferente y solidario al resto de los hablantes, a pesar de que esos mismos individuos, fuera de su medio laboral o social, empleasen con el mismo dominio la lengua general y su particular vocabulario secreto. Puede considerarse como una variante del idioma común, a pesar de que no implica ningún cambio en los niveles fónico y morfosintáctico de la lengua. El único nivel que se ve afectado es el léxico, ya que es a través de él por el que se alojan los conceptos pertenecientes a los distintos oficios. Se caracteriza por su riqueza expresiva, así como por seguir los mismos procedimientos de formación del habla popular, basándose principalmente en la formación de tropos, con especial relevancia en la metáfora, basada en la semejanza de las palabras a través del desplazamiento o adicción de sílabas, introduciendo en ocasiones sufijos sin aparente significado. Es igualmente frecuente la creación de locuciones derivabas de nombres propios, y casi siempre se emplean voces del castellano común, a pesar de que estas se desplacen hacia los conceptos particulares de quienes utilizan la jerga, que debió de tener su particular expansión con el auge de ferias y mercados en torno a los siglos XIV y XV, llegando a alcanzar su máxima expresión a partir del XVI, al surgir una nueva forma de expresión entre grupos marginales, y perseguidos a raíz del levantamiento de las Germanías (hermandades), de Valencia y Mallorca, y al asentamiento en la península de la etnia gitana con su particular jerga, el caló, haciendo que en algunos aspectos jergas, germanía y caló confluyan y compartan expresiones; a pesar de su diferencia de uso, en parte propiciado por una literatura que, tratando de enriquecerse con el argot popular, elevó, transmitió y de alguna manera propició, que aquellas jergas gremiales, aún devaluadas y en aras de desaparición, hayan llegado a nuestros días a través de la novela picaresca o de autores burlescos y expertos en la parodia, identificándose con algunas tendencias literarias del Siglo de Oro, especialmente con la corriente denominada en la actualidad culteranismo, representada por Luis de Góngora, y seguida hasta bien entrado el siglo XVIII. Como sucede con todo tipo de lenguas marginales y con el habla coloquial, la jerigonza experimenta infinidad de cambios con el paso del tiempo, como una característica esencial que muestra la movilidad dentro de la lengua. De esta manera, voces conocidas y frecuentes en una generación determinada, dejan de serlo en la siguiente, e incluso en un tiempo mucho menor, de forma que en ocasiones resulta difícil distinguir entre voces pertenecientes a la germanía, a la jerigonza gremial o procedentes de gitanismos, que encontramos de una manera especial a través de tres obras literarias en cuyo contenido tienen cabida las jergas de las que hablamos, "El Lazarillo de Tormes", "El Quijote" y "El Buscón".

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Atienza de los Juglares Si en "El Quijote" la prosa española alcanza su cumbre, con un autor perfecto conocedor de los artificios de estilo creados durante el Renacimiento, utilizándolos a veces con ironía e incluso burla, no se nos puede escapar que se sirve de ellos en los momentos de exaltación lírica o dramática, aunque atenuados por el empleo de un idioma natural y sencillo cuyo secreto él solo conoció, utilizando los vulgarismo de los bajos fondos entre los que, en algunos momentos de su vida, se movió Miguel de Cervantes, y si bien en "El Quijote" encontramos decenas de expresiones pertenecientes a la jerigonza o a la germanía, con jergas específicas para caballeros andantes o simples mesoneros, muchas más se incluyen en el "Quijote de Avellaneda", aderezadas con ciertos aragonesismos que hicieron pensar en el posible origen aragonés del autor de la obra, de la misma forma que otros autores señalaron el nacimiento de Cristóbal Colón en Génova, basándose en el dominio que tenía del lenguaje particular de los mercaderes genoveses. Algo similar, empleo de jerigonza y germanía como manera de llegar a nuevos lectores o al menos acercarse a otras formas de vida y lenguaje, alejados de la cultura de las academias, la encontramos en "El Lazarillo de Tormes", cuyo anónimo autor pone en palabras del protagonista: "Comenzamos nuestro camino y en muy pocos días me mostró jerigonza". (Tratado primero). Y aún Francisco de Quevedo, quien lo mismo que Miguel de Cervantes se movió en algunos momentos de su vida por los bajos fondos, emplea la jerigonza en algunas de sus obras, como "La hora de todos", o "La fortuna sin sexo", y en "El Buscón", (libro tercero, capítulo primero), cuenta por boca de Pablos: "Hablaronse los dos en jerigonza", dando a entender ambos autores, lo común que llegó a resultar la jerga en ventas o mesones por quienes frecuentaban los caminos.

CURIOSIDADES QUE SON

HISTORIA EN LA COMARCA DE ATIENZA

De Campisábalos, y tras cobrar por anticipado lo estipulado con el municipio y los vecinos del lugar, se fugó el médico de la población, para su captura y puesta a disposición de la justicia, el Ayuntamiento de la localidad se vio en la necesidad de hacer público bando y anuncio oficial: Habiéndose fugado de esta población en la madrugada del 2 del actual (2 de diciembre de 1888), el médico

titular y particular del mismo, D. José Quintela del Rio, ignorándose donde haya ido a fijar su residencia, sin haber cumplido el contrato que tenía autorizado, después de haber cobrado por adelantado según el contrato 120 fanegas de trigo poco más o menos, con respecto a 7 meses que le faltaban por cumplirle. En nombre de S. M. el Rey (q.D.g.) D. Alfonso XIII, y en su nombre la Reina Regente del Reino, su Augusta Madre, suplico a las autoridades de los pueblos y Guardia civil de la provincia, procedan a su busca, o averiguación de su paradero, a fin de que se presente ante esta autoridad a responder de los perjuicios consiguientes a su fuga y demás oportuno. Campisábalos, 6 de diciembre de 1888. El Alcalde, Luis de Pablo.

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ATIENZA SIGLO XX, CRÓNICAS DE LA HISTORIA

RECIENTE (30)

Tomás Gismera Velasco

No será mucho más lo que conozcamos de la Atienza de 1936 hasta que, de nuevo en el mes de diciembre, vuelve a saltar la noticia, transmitida a través de agencias de prensa radicadas en Lisboa, de que Atienza ha sido bombardeada de nuevo, prácticamente destruida, y encuentra en manos del coronel Lacalle y de las fuerzas de la República. Por supuesto, un bulo más. Detrás de la noticia, por supuesto, se encuentra nuestro fantástico amigo César Calderón quien, todavía para los primeros días de 1937 nos dará incluso cuenta de cómo el coronel Lacalle hizo su entrada en Atienza: Lacalle es un hombre de un dinamismo extraordinario. Recorre el frente sin descanso. Cae allí donde menos se le aguarda. Por eso se metió en Atienza a caballo… Y la noticia, claro está, saltará a la prensa dando por cierto lo que no es sino una

esperanza que no llegará a suceder: …El coronel Lacalle, que viene dando repetidas pruebas de gran estratega, según el parte de guerra consiguió arrebatar Atienza, importantísimo punto para futura operaciones. La noticia nos satisface pues pronto este hecho nos proporcionará nuevas posiciones, con las que una vez conseguidas el fascismo habrá tenido que abandonar el último trozo de tierra alcarreña para no volver a clavar más en ella su odio y su ruindad. A las hijas de don Modesto, ya en los comienzos de 1937, seguirán otros atencinos en aquello de los donativos en oro y dinero para colaborar con el ejército nacional: Pedro y María Teresa Vázquez una Alfonsina de 25 pesetas y dos anillos de oro; Pedro Moreno dos anillos de enlace; Rafael Criado dos monedas de 25 pesetas y una cadena de oro; Isabel Gallego media onza de Fernando VII …

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Atienza de los Juglares En la vida de Atienza, como del resto de España, por estos meses, y años, no cabe otra palabra que guerra. El hospital continúa siendo centro en el que se acogen a los heridos; las noticias de atencinos fallecidos en el frente continúan llegando, y en la vida social, a pesar de cierto relajamiento de la vigilancia y de las tropas, pues el frente ha avanzado hacia el interior de la provincia, la vida militar sigue estando presente, mediado el mes de febrero de 1937, nos darán cuenta las crónicas:

… tuvo lugar en Atienza la brillante ceremonia de bendecir la bandera regalada a la sección de guardias civiles de la comandancia de Jaén que se pasaron a las filas del glorioso ejército nacional. La enseña fue donada por el guardia civil de la citada comandancia de Jaén don Francisco Ruiz Lugo. A las once y media el seño cura párroco después de celebrar misa bendijo la bandera. Terminado el acto formaron en la plaza fuerzas de la Benemérita, compañía de Pontoneros, Requetés, Margaritas y Falange Española en sus dos secciones. La madrina, señorita María Teresa Vázquez Moreno que estaba acompañada de las señoritas Teresa Galán e Isidra Galán, pronunció vibrante discurso que fue contestado elocuentemente por el jefe de puesto de la guardia civil. Seguidamente todas las fuerzas desfilaron ante la bandera presentando armas y después fue colocada en un balcón de la comandancia militar. La Benemérita obsequió a las autoridades civiles y militares, quedando gratísimo recuerdo de tan brillante ceremonia, que resultó altamente emocionante.

De igual manera que se recordará cuanto tiene que ver con la guerra, y sus prolegómenos, celebrándose los triunfos nacionales:

Como a las seis de la tarde del sábado 19 de mayo se tuvo noticia de la toma de Bilbao en esta villa, la cual acto seguido exteriorizó su entusiasmo delirante organizándose una manifestación que, con bandera y la música de Pontoneros recorrió las calles al compás de himnos patrióticos y vivas a España, a Franco, al Ejército, etc., figurando en ella el Comandante de la Plaza y fuerzas a su mando, el Ayuntamiento y demás autoridades, falanges y requetés, margaritas y pelayos, etc., Volteaban jubilosas las campanas de las iglesias, apareciendo como por encanto las calles engalanadas. Al llegar la manifestación a la plaza de Ruilópez sitúose el público ante los balcones de la comandancia en la que aparecieron las autoridades. La maestra doña Rosa Galán pronunció una vibrante alocución y después de hacerlo también el comandante de la plaza se dirigieron todos a la parroquia de San Juan en la que se canto el Te Deum de acción de gracias y no contentos con eso, por iniciativa del párroco y con aplauso general al día siguiente todos asistieron a la función que por encargo de un devoto se celebró en la capilla del Santo Cristo de Atienza. Predicó el párroco don Julio de la Llana, hicieron guardia de honor durante la misa los Pontoneros, terminando con otro Te Deum, cantado, así como la misa por un nutridísimo coro de señoritas. Así ama Atienza a su Patria y a sus héroes.

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Atienza de los Juglares Tampoco faltan las celebraciones que han de tener lugar en conmemoración de los actos anteriores y posteriores al 18 de julio de 1936:

En San Juan, el día 13 (de julio) se celebró el funeral por el alma del Sr. Calvo Sotelo, al que asistieron el Comandante militar con su fuerza, Ayuntamiento y el pueblo entero. A las doce, por encargo del Sr. Vicario Capitular, doblaron las campanas de todas las iglesias y la villa ostentó colgaduras nacionales con crespones de luto. También Atienza, el 18, celebró el Día Nacional engalanado y por iniciativa del Sr. Comandante se aplicaron por el triunfo de España las misas de todas las iglesias y a la de San Juan, cuyo altar habían adornado un grupo de señoritas colocando a la excelsa Generala, la Virgen del Pilar, en muy artístico trono, a cuyos pies cruzaban mosquetones y cascos. Asistió todo el elemento oficial, falanges y requetés en sus distintas ramas, y cantaron la misa muy nutridos coros de señoritas y pontoneros bajo la dirección del señor Cabellos (D. Julio).

El antiguo Hospital de Santa Ana continuará desempeñando su labor como hospital de sangre, atendido por media docena de monjas de la Caridad, y algunas enfermeras y enfermeros del servicio del Ejército. Nunca sabremos el número de militares que por él pasaron, ni el de fallecidos en él. Tenemos la constancia al menos de que a él fueron trasladados algunos miembros del Regimiento de San Quintín, heridos en los frentes de la Alcarria, falleciendo al menos tres de ellos, el alférez Eduardo Firat y dos soldados, que recibieron sepultura en el cementerio de Atienza. No faltarían, al tiempo que se dedicaron misas a estos fallecidos, las conmemorativas en recuerdo de Julio Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera: vilmente asesinados por los marxistas y a las que asistieron el Comandante de la Plaza, autoridades, falanges y requetés, pelayos y margaritas, así como la villa en pleno. Y el 25 de agosto, como anteriormente se hiciese con la caída de Bilbao, se celebra la de Santander por todo lo alto, a juzgar por lo que se nos relata:

… el entusiasmo se desbordó recorriendo la muchedumbre las calles engalanadas y con inmenso júbilo, terminando con un Te Deum en la capilla del Santo Cristo de Atienza con asistencia de autoridades civiles y militares…

Este, y por segundo año consecutivo, las fiestas quedaron suspendidas, salvo los novenarios y funciones al Santísimo Cristo, los consabidos Te Deum de acción de gracias ante los avances de las tropas nacionales, y el recuerdo constante a los fallecidos:

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Atienza de los Juglares

… el 29 del pasado mes de octubre en la parroquia de San Juan, se celebró el homenaje a los mártires de la Patria… … tras la misa el público marchó al Camposanto, donde se rezó un responso. Al regresar a la plaza el párroco don Julio de la Llana glosó cada uno de los componentes del tema de la Falange: Dios, Patria, Imperio, poniendo de relieve el valor de los caídos…

Quien nos sirve de cronista de aquellos días es el concejal de la Villa don Vicente Castel, quien seguirá los pasos de don Miguel Rubio, industrial del comercio que releva en la Alcaldía a don Luciano Más Casterad. Pocos cambios nos traerá el invierno de 1937, y tampoco serán demasiados los que acompañen el inicio del nuevo año, con una España cada vez más empobrecida y dividida a causa de esa guerra que comienza a ser interminable y que continúa sumando muertes y más muertes, odio y más odio, y mucha, demasiada destrucción.

LA FOTO

DEL MES: Todo por la Patria

Según nos contaron, no queda muy claro el tema, ya que nos se mostraron documentos que lo afirmasen y por ello lo hemos de poner en cuarentena, mucho más teniendo en cuenta la fuente municipal que lo ofreció en 2008, la Guardia civil llegó a Atienza, de forma oficial, en 1853, y de entonces acá siempre estuvo por estas tierras, para bien y para mal. Claro que, quienes ofrecieron desde el consistorio la noticia, con homenaje al cuerpo, se olvidaron de que, con anterioridad, el cuerpo de Salvaguardias de la Diputación provincial, antecedente

en la provincia de los civiles, ya andaba por aquí. Los Salvaguardias y algún que otro cuerpo militar que los acompañaba. Lo que nunca se ha dicho, y por ello os lo recordamos, es que el primer cuartel de la Guardia civil en Atienza se situó en la calle de la Zapatería número 24, en este edificio que, desde que llegó a manos municipales pasó por ser colegio, vivienda de funcionarios y juzgado. De la antigua casa de la Zapatería pasó el cuartel a la calle Real número 46, y de aquí a las callejuelas, al caserón de don Baltasar Carrillo.

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ALFONSO Y LEONOR, REYES Y SEÑORES DE ATIENZA 1214-2014

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EL REY

PEQUEÑO

Santiago Arambilet Entre los muchos acontecimientos históricos que con orgullo legítimo puede envanecerse la Soria antigua, no es ciertamente el menor el de haber sido confiada a su lealtad, la guardia y seguridad del llamado durante su agitada minoridad en las viejas crónicas castellanas el Rey Pequeño y que por sus hazañas y altos merecimientos está con justicia considerado en la cronología de la Reconquista como uno de los más grandes y piadosos reyes y esforzados capitanes de aquella memorable y gloriosa epopeya. Se trata de Alfonso VIII el de Las Navas, a quien el marqués de Mondéjar, historiador meritísimo, admirador entusiasta e idólatra sincero de este esclarecido monarca de Castilla, considera no sólo por su gran valor y señalados triunfos, sino también por su heroicas virtudes, como uno de los mayores y más gloriosos príncipes que florecieron en España en todas sus coronas. En efecto, la Crónica General, después de haber referido su muerte dice de este gran Monarca: Morió el mejor Rey que en su tiempo había en cristianismo; ca este este era lumbre

de España e escudo e amparanza de la cristiandad; Rey muy leal e verdadero, en todas las cosas derecho e piadoso, e comprido en todas buenas maneras. E era mucho esforzado; ca este apremió a todos los que le cuidadan apremiar, e tróxolos todos a ser sus vasallos e sus subjetos. E este era muy lozano e muy apuesto, e muy granado e muy sofrido; e con gran saña contra quien la había de haber. E este era cimiento e raíz de todos bienes; e mas comprido fue que aquí habemos contado”. Murió como queda dicho don Alfonso VIII a los cincuenta y ocho años de edad, y según cláusula del arzobispo de Toledo don Rodrigo Jiménez de Rada. que le confesó en cierta aldea de Arévalo que se dice Gutierre Muñoz, y fue sepultado en el Real Monasterio de las Huelgas de Burgos, y entre los prelados que asistieron al sepelio a más del dicho don Rodrigo estaba el obispo de Osma,

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Atienza de los Juglares don Mendo, y era el Rey: de estatura más que mediana, de rostro hermoso. en que sobresalía lo encendido; la frente sin desproporción abultada, el cabello del color de la barba tibiamente negro, los ojos garzos, la nariz inclinada a grande sin desmesura que ocasionase a fealdad. Había nacido Don Alfonso VIII en Toledo a fines de julio de 1156, y dice Mondéjar: “Luego que vio la luz el tierno infante, le entregó el rey don Sancho, su padre, por dictamen del Emperador (Alfonso VII de Castilla), a don Gutiérre Fernández de Castro, para que tomase a su cuenta su crianza y educación, según el estilo practicado entonces en España, que por esta razón daba el título de Amos, a los que después, con voz decente y menos equívoca dixeron Ayos, así como el de Criados, a los mismos Príncipes a quienes educaban”. ¿Quién era este don Gutierre Fernández de Castro para merecer tan distinguida merced y señalada honra? La Crónica soriana le registra como el segundo gobernador de la ciudad cuando era capital de la provincia de la Extremadura (al extremo del Duero) después de la repoblación ordenada por el rey don Alonso I de Aragón, conocido por el Batallador. Graves razones de Estado debieron influir para esta determinación del rey don Sancho, y a lo que parece y se desprende de las relaciones antiguas, debió ser que antes de morir Alfonso VII el emperador, había dividido los grandes estados que poseía entre sus dos hijos, don Sancho y don Fernando, para evitar, como da a entender el arzobispo don Rodrigo, la emulación que entre si mantenían los grandes señores de Galicia con los de Castilla. Don Sancho III era, pues, rey de Castilla, por esta división, en vida de su padre; y de León, con el nombre de II, su hermano don Fernando; y es natural que viéndose en trance de vivir poco el rey don Sancho y teniendo discordias a que pudiera dar lugar la orfandad de su hijo, pues su madre doña Blanca de Navarra había muerto de complicaciones del sobreparto el 12 de agosto de 1156, quisiese protegerlo contra las ambiciones y turbulencias a que estas divisiones de reinos daban lugar.

Don Gutierre Fernández de Castro, a quien se confió tan delicada misión, era uno de los mayores y más poderosos señores de Castilla, como pariente y cabeza principal de la gran casa de Castro, y había sido Mayordomo mayor del mismo don Alfonso VII el Emperador, y Ayo y Mayordomo mayor del rey don Sancho su hijo, y sumamente venerado así por su crecida edad y grandes experiencias, como por ser hijo y sucesor del gran conde don Fernán Ruiz de Castro y de doña Mayor Azures, hija del conde don Pedro Azures, señor de Valladolid. Al morir el rey don Sancho III de Castilla el 31 de agosto de 1158, su hijo y sucesor don Alfonso, estaba en poder del dicho don Gutierre Fernández de Castro, que de Amo o Ayo del tierno príncipe, poco mayor de dos años de edad, pasó a ser tutor del rey, verdadero regente de Castilla, por los plenos poderes y facultades que le había entregado don Sancho. A pesar de su corta edad en la que el egregio niño manifestó las felices esperanzas que se experimentaron después en su acertado y dichoso gobierno, pues advierte el

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Atienza de los Juglares arzobispo don Rodrigo que tenía desde la infancia aspecto vivo, feliz memoria y capaz entendimiento, reinaba ya en tiempos de su padre don Sancho, y cree Mondéjar que por las palabras patris privilegio amplectendus con que el dicho don Rodrigo explicó la jura de don Alfonso, el rey don Sancho hallándose en lo último de su vida, hizo jurar como sucesor suyo al tierno infante para dexar por ese medio asegurado le sucediese en los estados que poseía, considerándole de tan poca edad para fortificar de esa manera el derecho si tenía alguno de heredarlos contra las pretensiones que tan inmediatamente manifestó el rey D. Fernando de León, su tío, intentando por fuerza apoderarse de la corona de Castilla. Hasta entonces parece que no estaba enteramente radicado en el primogénito el derecho de suceder en todos los Estados de su padre, pudiendo creerse con fundamento que esta es la primera jura que se menciona en las crónicas; resultando de todo ello que el Gobernador de Soria, don Gutierre Fernández de Castro, como tutor del rey don Alfonso VIII, adquirió inopinadamente por la muerte del rey don Sancho y la escasa edad de su pupilo el omnímodo poder de la corona de Castilla. Comprendían entonces los Estados que heredó don Alonso, el reino de Castilla, según los límites que se le consignaron al tiempo de casarse el rey don Fernando I con la infanta doña Sancha de León, así como también el reino de Toledo, en el que se incluía la Extremadura inmediata a él y las conquistas hechas en Andalucía, y el derecho a las demás tierras en ella que poseían los infieles. Don Gutierre era ya viejo y las circunstancias todas de su poder, juntamente con la prerrogativa tan extraordinaria que disfrutaba, fueron la ocasión para que se desataran las ambiciones de los otros grandes del reino, los Laras, don Manrique, don Albar Pérez y don Nuño Pérez, que a todo trance se propusieron impedir que se ejecutase la voluntad del rey don Sancho de que don Gutierre ejerciese la tutela de don Alfonso VIII y el gobierno de sus reinos. No era ambicioso don Gutierre, ni le embriagó su poder, antes al contrario, anhelaba la paz a fin de que el rey, cuando su edad lo consintiese, entrase en la plena posesión de sus reinos; y como las cosas se agriaban, más atento al servicio de su pupilo y a la quietud y sosiego de sus estados, que a su conveniencia propia, cedió voluntariamente la crianza y tutela del rey niño en don García Garcés de Haza, alférez mayor de Castilla, que aun cuando medio hermano del mismo don Gutierre, como hijos de la Condesa doña Eva Pérez de Trava, era confidente de los Laras y estaba muy emparentado con ellos.

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Atienza de los Juglares ¿Hizo bien o hizo mal don Gutierre en despojarse de su tutela y poder? Indudablemente lo último, pues la cesión que le hizo en su hermano don García solo sirvió de puente para que por su medio llegase al conde don Manrique, señor de la Casa de Lara, la deseada tutela del Rey y el gobierno del reino; y apoderados ya los Lara de la tutela del rey, no pudo remediar don Gutierre los daños que se iban experimentando en el reino y murió apesadumbrado de la maliciosa astucia con que le habían burlado los Laras. Más de un año se mantuvo don Gutierre en la tutela del rey, y en las postrimerías de su gobierno, puso cerco el rey de Aragón a la ciudad de Calahorra, con todo su poder, y teniéndola cercada, fue forzado a levantar el cerco por don Gutierre, que acudió con el poder del rey de Castilla, cuyo tutor era, venciendo al rey de Aragón y cogiéndole sus banderas, que fueron depositadas en el monasterio de San Cristóbal de Ibeas, pueblo que hoy pertenece a la provincia de Burgos. Debió morir don Gutierre hacía fines de 1159, y en una antigua Genealogía de la nobilísima casa de Castro, hablando de los incidentes de la cesión hecha por don Gutierre a los Laras, se dice textualmente: “Los Conde don Enrique (don Manrique) y don Nuño de Lara sonsacaronselo (al rey) con muchos falagos y juramentos de se lo dar y tornar. Quando el viese que no le daban la crianza que le era menester, porque con el dicho Regimiento tomaron los Condes gran orgullo, y comenzaron fazer por el reyno muchos agravios, este don Gutierre Fernández pidioles que le diesen el Rey según ge lo habían prometido, cuando ge lo pidieren. Al qual pidimiento comenzaron a burlar de el y por esto ovo muchas continedas e gueras y muertes entre la casa de Castro y la casa de Lara. Este don Gutierre Fernández no ovo hijo ninguno; y quando el murió dexo por heredero a don Fernán Ruiz de Castro su sobrino, fijo de don Pero Fernández de Castro su hermano. Y Yace enterrado este conde don Gutierre Fernández de Castro en Sant Christobal de Eveas, a tres leguas de Burgos”. En efecto, el cronista conde don Pedro de Portugal, dice que en su tiempo aun estaban las banderas de Aragón a que se alude más arriba, sobre la sepultura de don Gutierre Fernández. Ello es que muerto don Gutierre y orgullosos los Laras de su triunfo persiguieron a los Castro, quitándoles empleos y honores. Los sobrinos de son Gutierre eran don Fernán Ruiz de Castro, ya mencionado, que era yerno de don Alfonso VII el Emperador, como casado con doña Estefanía de Castilla; don Gutierre Ruiz de Castro, señor de Lemus y Sarriá; don Pedro Ruiz de Castro, señor de Villasila y Villamelendo; y do Alvaro Ruiz de Castro, que tuvo también Estado competente a la dignidad de Rico-hombre de sangre.

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Atienza de los Juglares A estos Castro fueron a quienes el conde don Manrique como tutor del rey por cesión de don Gutierre Fernández, pidió las tierras del rey don Alonso VIII que tenían en honor y custodia hasta que el rey cumpliese los quince años; pero los Castro se negaron a entregar nada, y entonces los Lara, subiendo de punto su indignación, dejándose llevar de los primeros impulsos de la ira desenterraron como dice el cronista soriano Rioja el cuerpo de don Gutierre y le retaron de traidor. “En ningún siglo (dice Rioja) se contará por hazaña retar a un muerto, ni por cordura adjudicar las acciones de los que viven a los que pudieron influir en ellas estando muertos. Redújose a los estrados este desafuero, y condenado por hecho temerario, fue restituido don Gutierre a su honorífico sepulcro”. Lo que pasó después aclarado está en la historia. Irritados con este nuevo agravio, los Castros, reconociéndose inferiores en poder y fuerza a los Laras acudieron a don Fernando II de León para valerse de sus armas, y oponerse con ellas a tan formidables émulos suyos. El rey don Fernando, más ambicioso que prudente, entró con poderoso ejército en las tierras de su sobrino el rey don Alonso VIII, apoderándose de cuantas plazas se le entregaban, entre ellas las de Burgos y Toledo, que eran de don Gutierre Fernández, y por ende, de sus sobrinos los Castro. He aquí una curiosa narración hecha por Fernán Martínez de Burgos, respecto a algunos episodios posteriores que completan este periodo de discordias y ambiciones a que dio lugar la minoridad del rey don Alonso VIII: “El Rey don Fernando de León llevó la renta del reyno (Castilla) bien dos años e todos los otros derechos. E el Conde don Enrique (Manrique) viose en tal afrenta con el Rey de León, que le ovo de fazer homenaje que le diese al Rey don Alfonso su sobrino por vasallaje. E el Rey don Fernando vínose luego para Soria a rescebir al mozo(Alfonso VIII) por vasallo, secund lo prometiera el conde”. Sobre este incidente dice Mondéjar: “luego que se halló en ella (en la ciudad de Soria) pidió don Fernando le traxexen al sobrino para que le hiciese homenaje como vasallo suyo, por cuya noticia los vecinos de Soria a quienes había encomendado el Conde don Manrique la persona del Rey se le volvieron diciéndole: Libre os le damos, guardadle libre”. Y sigue Fernán Martínez de Burgos sobre esto mismo: “E el (el Rey don Fernando de León) cuando lo vio (a su sobrino Alfonso VIII) comenzole de falagar e lloraba muy fuertemente.

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Atienza de los Juglares

Entonces dixo el Conde don Enrique: “Señor el mozo llora por mamar; levarlo he a su ama; e después que lo acallentare, trahervoslo han”. E tomolo entonces en sus brazos e levolo a su ama. E después que el ama acallentó el mozo a le dio la teta tomólo un caballero de Fuente Almexi, que había nombre Pero Melendez por mandado del Conde; e cubriolo de su manto e fuexe quanto mas pudo, de guixa que ese dia allegó a Sant Estevan de Gormaz. E el Rey de León estaba esperando el mozo; e quando vio que tardaba envio saber del ama quera del mozo; e ella dixo que un caballero lo llevara a su tio. E quando esto vio el Rey fue muy sañudo porque non podía haber el mozo, e tornose para su tierra, quemando e estragando la tierra. E después desto levantaron al rey don Alfonso a Soria e estobo allí buen tiempo. E después fue ya grande, sacó su hueste, e cobró todos los castillos que el rey don Fernando su tío le había tomado”. Tal es a grandes rasgos el curioso episodio de la

tutela del rey pequeño que tantos disturbios produjo a Castilla y tanto enalteció a los caballeros sorianos del siglo XII. (Luego Alfonso VIII llegaría a Atienza, y el episodio posterior daría origen a La Caballada) (Recuerdo de Soria. Núm. 8.- 2 de Octubre 1906. Anteriormente publicamos en Atienza de los Juglares este mismo artículo, de forma extractada, en esta ocasión lo hacemos de forma íntegra). El autor: Santiago Arambilet nació en Soria a mediados del siglo XIX. Periodista, escritor, dramaturgo, académico, director de varias revistas y perteneciente al Cuerpo de Archiveros, falleció en Madrid en 1920.

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ELOGIO DE LA REINA DE CASTILLA Y ESPOSA DE ALFONSO

VIII, DOÑA LEONOR DE INGLATERRA.

Fidel Fita Huérfano de padre y madre, único y desvalido vastago del primogénito de Alfonso VII, no había cumplido aún tres años de edad cuando entró á reinar en Castilla Alfonso VIII, el día 31 de Agosto de I I 5 8 , que cayó en domingo. La historia, teniendo en cuenta cuan digno es de eterna loa y gloria inmarcesible el ínclito Emperador, conquistador de Córdoba y de Almería, que en sus diplomas no sin justa razón se intitulaba rey de toda España, que indignado protestó ante la Santidad de Eugenio III en el Concilio de Reims contra la separación de Portugal y á quien rindieron parias de vasallaje los reyes de Aragón y de Navarra y el Conde de Barcelona, no le perdonará, ó por lo menos, ya que trate de excusarla, deplorará la ofuscación que anubló el talento político de aquel excelso monarca, nacida de excesivo amor paternal y del funesto ejemplo que le dieron sus antecesores D. Sancho el Mayor y D. Fernando I, rey de Castilla y de León, y en tiempos más remotos los emperadores Ludovico Pío, Teodosio I y Constantino el Magno. La escisión y debilidad del Estado, fecunda en guerras fratricidas y consiguientes al presunto derecho de estimar la nación como privativa propiedad del Soberano, acarrearon á Castilla males sin cuento. No bien expiró Alfonso VII so la triste encina del Muradal en Sierra Morena, rehízose como por ensalmo el denuedo de la aterrada morisma, que rebasando el Guadiana, puso cerco á Calatrava la Vieja, abandonada de los Templarios; y la misma Toledo, consternada y temblorosa, habría tal vez caído en manos del bárbaro invasor, á no haberse ofrecido para resguardo y tenencia de Calatrava el santo fundador de la Orden militar de este nombre, n oble hermana y digna émula de la de Santiago. Cumplidos catorce años y entrado en el decimoquinto de su edad, tiempo señalado por el testamento de su padre D. Sancho el Deseado para que cesase la tutoría, comenzó D. Alfonso VIII á gobernar por sí solo el reino, que comprendía, además de las dos Castillas, la Rioja, Guipúzcoa, las Asturias de Santillana y la porción de la Extremadura, cuya capital radicaba en Segovia, no sin incluir los derechos feudales de vasallaje inherentes á su Corona sobre las de Navarra, León y Aragón.

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Atienza de los Juglares Para tomar y recibir de sus Estados el homenaje de fidelidad y proclamación en tales casos acostumbradas, los convocó á Cortes en Burgos, donde á buena cuenta debieron éstas inaugurarse el II de Noviembre de 1169. Propúsoles el joven Rey el concierto de matrimonio que había maduramente deliberado y no pudieron menos de aplaudir con entusiasmo los concurrentes, admirados de la sabiduría y circunspección prudentísima del nuevo Salomón. Porque él tenía muyen la memoria el arte político y el enérgico vigor de la Casa Condal de Barcelona, que por medio de semejantes enlaces á muy alto grado de esplendor y engrandecimiento había subido. Con efecto, Doña Dulce, condesa propietaria de Provenza, casando con D. Ramón Berenguer III y Doña Petronila, reina de Aragón, con D. Ramón Berenguer IV, habían cambiado la faz política del oriente de España y abierto el camino a su gran poder naval sobre el Mediterráneo desde más allá del Ródano hasta más acá del Ebro; y ahora era menester que Castilla otro tanto verificase sobre el Océano , aliándose con Inglaterra y resguardándose de Navarra y Francia. Contando con la buena amistad, leal concurso y reconocido vasallaje de Alonso II de Aragón, nada habría que temer de parte de León, ni de Portugal, ni de los almohades de España y de África. Tenían estos Reyes, del mismo nombre que su madre, una hija nubil, que había nacido en Domfront, ciudad y plaza fortísíma de Normandía en el departamento del Orne, y luego fué bautizada con gran pompa y solemnidad por mano del presbítero cardenal Enrique, legado en Francia del Papa Alejandro III. La edad de la princesa Leonor, casi igual á la de Alfonso VIII, su espléndida hermosura de alma y cuerpo, su talento y gracia incomparables, parecían vivo retrato de las que adornaban á su abuela paterna la emperatriz Matilde, encanto de Europa. Los embajadores, llevando ricos presentes, ponderaron en lo justo la grandeza y nobleza de su Rey, que pedía la mano de Doña Leonor, y le señalaba en arras de su futuro desposorio el fuerte castillo de Burgos, y el de Castrojeriz, Amaya, Avia, Saldaña, Monzón, Carrión, Dueñas, Tariego, Cabezón, Medina del Campo, Astudillo, Aguilar y Villaescusa, y las rentas del puerto de Santander, Cabedo, Besgo de Santillana, Tudela, Calahorra, Arnedo, Vigera, Metria, y el castillo y ciudad de Nájera, Logroño, Grañón, Belorado, Pancorbo, Piedralada, Poza, Monasterio de Rodilla, Atienza, Osma, Peñañel, Curiel, Hita, Zurita y Peñanegra, y para su cámara peculiar la ciudad de Burgos y la villa de Castrojeriz con todos sus derechos y rentas, y asimismo donación de la mitad de lo que se conquistase de moros, desde el día que se celebrase el matrimonio. Admitido este ajuste, y no queriendo ser menos que el de Castilla los reyes de Inglaterra, prometieron dar en dote á su hija nada menos que el ducado de Aquitania ó Gascuña, y renunciando en ella el derecho que sobre el mismo ducado sus tres hermanos Enrique, Ricardo Corazón de León y Juan pudiesen algún día tener.

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Atienza de los Juglares Así quedó bien asentada la primera parte del ideal concebido por el joven Alfonso VIII, consistente en acrecentar su poder naval ó.marítimo, base del comercio, agricultura é industria de las naciones, porque no podemos olvidar que el Rey de Inglaterra é Irlanda, Enrique II, padre de nuestra Dona Leonor, había adquirido en 1166 el ducado de la Bretaña francesa, que con el de Gascuña por una parte y el de Normandía por otra, le hacía dueño prepotente de la navegación del Océano, mostrándose ya desde entonces eficaz é intensamente las constantes aspiraciones de la Gran Bretaña, que refleja su entusiasta cantar «Rule> Briíania, rule the sea'». Fueron á Burdeos para requerir y acompañar á su nueva soberana el arzobispo de Toledo D. Cerebruno; los obispos D. Raimundo, de Falencia; D. Guillermo, de Segovia; D. Pedro Pérez, de Burgos, y D. Rodrigo, de Calahorra; y con ellos la más exquisita flor de la nobleza de ambas Castillas, no faltando la representación de las Ordenes religiosas de San Benito y del Cister, y singularmente de las Ordenes militares. A ellos se juntaron, haciendo séquito rara vez visto en el paso de Axpe y de Canfranc, el arzobispo de Burdeos, los obispos de Agen, Poitiers, Angulema, Saintes, Perigord y Bazas, y muchos señores y caballeros ingleses, gascones, bretones y normandos. Cómo se adelantó Alfonso VIII a recibir á su esposa en Tarazona con gran corte y acompañado de los Prelados y Ricoshombres de su reino; cómo el Rey de Aragón, no sólo estuvo presente á la solemnidad, sino que como deudo cercano de Doña Leonor firmó la ratificación del contrato; qué fiestas, qué torneos, qué rivalidad de lucir trajes y joyas y sobresalir una cabe otra nación, razón será de la brevedad que persigo echarlo por alto, y sólo recordar que tan fausto suceso aconteció en Septiembre de 11/O y que el Rey de Castilla, según lo consignó en sus Anales Jerónimo de Zurita, quiso más hacer raya en esto que cuantos Príncipes antes de él reinaron, y se había acostumbrado, teniendo muy presente en su ánimo que el Rey de Inglaterra, su suegro, era el más estimado Rey que había en la cristiandad y era señor de muy grandes Estados de Francia. Larga y abundante fué la prole de tan augusta Reina, hasta el número de doce hijos, de los cuales sólo me cumple recordar, además de Doña Berenguela, las infantas Urraca, Blanca y Leonor, que en matrimonio se unieron, respectivamente, con los reyes D. Alonso II de Portugal, Luis VIII de Francia y D. Jaime de Aragón; Doña Constanza, que prefirió desposarse con Jesucristo, y murió abadesa del Real Monasterio de las Huelgas; Fernando, delicias y esperanza del pueblo castellano, que nació en 29 de Noviembre de 1189, y murió en Madrid á 14 de Octubre de 1211, cuando se aprestaba á salir al frente de aguerrida cruzada contra los moros, estrenando la Parca en este Príncipe denodado y prudente el primer golpe de los que ha arrebatado en esta coronada villa; y, por último, el que sucedió á su padre en el trono con el nombre de Enrique I, que recordaba el de su abuelo materno, y casó con Santa Mafaida, única Reina de Castilla que ha sido elevada al honor de los altares, celebrándose su fiesta el día 2 de Mayo.

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Atienza de los Juglares La escritura de paces definitivas entre Castilla y Navarra se firmó por sus reyes en el mes de Octubre de 1177» muy poco después que en 21 de Septiembre de aquel año la ciudad de Cuenca, que pasaba por inexpugnable baluarte de la morisma, se rindió tras largo y penoso asedio á los ejércitos coligados de Castilla y Aragón, y acrecentados con multitud de extranjeros al impulso de la cruzada, que para este efecto había suscitado el supremo Jerarca de la Iglesia, predicándola su Legado el cardenal que había de sucederle con el nombre de Celestino III. En recompensa del auxilio que Alonso II á tamaña empresa prestó, quedó libre, tanto él como sus sucesores, á perpetuidad, del vasallaje a l a de Castilla, que hasta entonces había pesado sobre las Coronas Real de Aragón y Condal de Barcelona. No fué injusta, como no fué temeraria la guerra declarada al musulmán desleal. Este se había aprovechado de estar ausente Alfonso VIII, ocupado en reivindicar con mano fuerte sus legítimos derechos sobre la Rioja y Navarra, y había corrido toda la tierra boreal de la que es ahora provincia de Cuenca, estragándola á mansalva como torrente devastador, que se estrelló, no obtante, contra el dique que le opusieron los muros y torreones de Amarilla, llave del paso del Tajo y los de Uclés, guarnecidos por la Orden militar y religiosa de Santiago. Indecible sería el gozo de Doña Leonor, cuando purificada la mezquita mayor de Cuenca, trató al momento de erigirla en catedral heredera de las antiguas Sedes de Valeria y Arcábriga, y vio poblarse de cristianos la ciudad, otorgársele fueros, cuya extensión y sabiduría sobrado prueban cuánto habían medrado la libertad, dignidad y prosperidad del pueblo, y auguró conquistas dilatadísimas y ciertamente más estables que las del Cid Campeador y de Alfonso VIL En tal coyuntura, la piedad de la Reina, singularmente, se mostró, según aparece de documentos, con atender muníficamente á la gran obra de la redención de cautivos y con la fábrica y dotación de un hospital de enfermos pobres que confió á la Orden de Santiago.

Después de la rendición de Cuenca, émulo y aliado del Rey de Portugal D. Alonso Henríquez, nunca cesó el castellano de hostilizar á los enemigos déla Fe con frecuentes correrías al otro lado de Sierramorena, que enriquecía su tesoro y el de sus vasallos, y á la par debilitaban el del imperio almohade. Llegó á plantar la enseña de la Cruz y extender su espada sobre la bahía de Algeciras, al pie de Gibraltar, y dirigir al Miramamolín Yacub ben Yusuf este altivo reto: «Si coraje no te falta de medirte conmigo, y hallas inconveniente en venir acá con el enjambre de tus africanos, envíame tus buques é iré yo personalmente con ellos á lidiar contigo en tu propia casa. Si me vencieres, en tus propias manos tendrás el premio y serás el arbitro de la religión; si gano yo, cristianos y musulmanes guardarán bajo mi cetro su respectiva ley.»

No sorprende por arrogante y temeraria esta misiva, muy propia de aquella época en que musulmanes y cristianos blasonaban de caballeros y fiaban del desafío personal de los jefes y Reyes de una y otra parte la suerte de la guerra. Diez años antes, la ciudad de Santarem había sido testigo de un desafío semejante entre D. Fernando II de León v el padre de Yacub, que habiendo devastado á Portugal, amagaba echarse sobre Castilla con igual ímpetu de desolación y estrago, mas la muerte repentina que asaltó al retado sultán impidió el lance.

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Yacub, recogiendo el cuerpo de su padre y dejando en salvo á Castilla, dio la vuelta á Marruecos para ser proclamado allí y deshacerse de sus rivales con mejor fortuna que la de Abdelaziz este año, en tanto que Portugal se rehacía, y en Oriente Ricardo Corazón de León^ triunfaba de Saladino y disponía de la corona de Jerusalén en favor de Enrique, conde de Champaña, y de Guido de Lusiñán, rey de Chipre. Al desafía de Alfonso VIII, no queriendo ser menos, contestó airado, pero cortés, Yacub, y recogió el guante. Sus dominios africanos se extendían desde las fronteras del Egipto hasta el Atlántico, y los europeos comprendían la tercera parte del suelo hispano. Los aprestos de una parte y otra fueron formidables; la expectativa, universal en el orbe cristiano. Entonces, como nunca, se tocaron y sufrieron las dañadas consecuencias políticas del testamento de Alfonso VIL Contaba y debía contar el magnánimo esposo de Doña Leonor con el auxilio y prestigio de su cuñado Ricardo Corazón de León, que libre del ominoso cautiverio que en Alemania

padeció á su regreso de Palestina, pareció resucitar de la tumba, y se hizo coronar por segunda vez en 17 de Abril de 1194. Mas la guerra que luego declaró Ricardo en sus Estados de Normandía á Felipe Augusto, le inhibió para volar en socorro de Castilla. Fiaba además el buen rey Alfonso el salir airoso del tremendo choque que preveía, y que su denuedo había excitado, primeramente del vasallaje que le reconocían y tributaban los reyes de Navarra y de León, pues no hay que olvidar que este último, Alfonso IX, al celebrarse las Cortes de Carrión del año 1188, besó en señal de fidelidad la mano de Alfonso VIII, que le armó caballero; y en segundo lugar, de la adhesión amistosa de Aragón y de Portugal, vivamente agenciada por el Papa Celestino III. Si estos cuatro reinos de España, fundidos en el castellano, hubiesen tenido una sola cabeza, ó monarca que los rigiera, la unidad del mando tan expedita, y los aprestos de combate tan rápidos habrían sido como los de Yacub Almanzor; el cual, más experto que su padre, é imitando á Tárik, vino en derechura al corazón de la Península para darle el golpe mortal. No fué imprudente la resolución que tomó Alfonso VIII, atendidas las circunstancias del momento, de adelantarse para salvar á Toledo y hacer frente al enemigo en la llanura que se tiende sobre la izquierda del Guadiana, al pie del castillo de Alarcos, donde apoyó su retaguardia, y tenía fácil la retirada por las antiguas vías militares, que con tanto primor como exactitud nos dejó descritas nuestro inolvidable compañero D. Francisco Coello en su preclaro Informe Vías romanas entre Toledo y Mérida. Y cuenta que la batalla de Alarcos se dio de poder á poder, y al principio estuvo indecisa y en el promedio se inclinaba la victoria hacia los cristianos, y sólo por un movimiento inesperado de flanco, donde cargó la infinita muchedumbre de la caballería africana y andaluza del sultán, se introdujo el desorden en nuestras filas, que al sentirse envueltas, y más que diezmadas, supieron morir como valientes.

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Atienza de los Juglares Que el Rey huyó: pues ¿cómo rugió el león de los leones en la sangrienta refriega? ¿Quién más que Yacub admiró el valor de Alfonso, su ardimiento en defender hasta el último trance el castillo de Alarcos, su estratagema de evasiva? Los historiadores árabes no disimulan que el número de los muertos y heridos hubo de ser mayor del lado de los secuaces del Alcorán, y que así como la caballería andaluza fué, por su adhesión, parte principal de la victoria del bárbaro, así también por su defección lo fué de la derrota del hijo de Yacub, Alnaser, en la batalla de Ubeda, ó de las Navas de Tolosa. Refieren que Almanzor, ó el victorioso Yacub, dejándose llevar de un generoso impulso de ánimo, dio libertad, sin rescate, á 30.000 cautivos, y que regresó inmediatamente á su tierra, dejando para otro año el llevar adelante, con mayores fuerzas, el plan de reconquista de la España cristiana que había formado. Yo no acabo de creer en tamaña generosidad, y nre sumo que del oro que aportó, y quizá de su presencia Doña Leonor, como un caso igual aconteció imperando en Toledo Doña Berenguela, esposa de Alfonso VII, provino la libertad de aquellos cautivos. Las bulas pontificias de Celestino III é Inocencio III, ¿cuánto no justifican, bien estudiadas, la conducta que observaron Alfonso VIII y su primo Pedro el Católico al agredir el reino de Sancho el Fuerte, permitirle que subsistiera, y, por fin, mancomunados los tres monarcas, vengar la afrenta de Alarcos en las Navas de Tolosa? El hospital y monasterio de las Huelgas de Burgos, debidos principalmente á la iniciativa de Doña Leonor; el testamento de Alfonso VIII en 1204, nombrándola Regente y Gobernadora de sus Estados, caso de fallecer él, hasta la mayor edad de su hijo idolatrado Fernando; la bien meditada elevación de D. Rodrigo Ximénez de Rada en 1210 de la Silla episcopal de Osma á la metropolitana de Toledo, la patética y brillante cantiga ccxxi de Alfonso el Sabio-, los fueros de Madrid y mil otras páginas paso por alto. Básteme indicar de ellas los gloriosísimos resplandores que inmortalizarán la memoria de esta Reina. Con todo, no he de terminar este breve Elogio sin apuntar dos hechos que ponen de relieve ó dan el último toque al retrato de la fortaleza y belleza de su corazón piadosísimo. Resignada á la Providencia soberana de Dios, no perdió la constancia de ánimo cuando aquí en Madrid recogió en sus labios angustiados el último suspiro de su hijo Fernando, esperanza de la nación; mas cuando perdió á su esposo, y le vio morir, murió también ella de quebranto pocos días después. Su cuerpo, desde entonces, yace sepultado al lado del de su esposo en la capilla mayor del templo de las Huelgas de Burgos, aguardando en paz el día de la Resurrección universal; sus almas, en el seno de la gloría perdurable, para siempre unidas, interceden con sus oraciones por la regeneración y ventura de esta su España, á quien tanto honraron, amaron y prosperaron con sus virtudes durante su peregrinación sobre la tierra.

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ALFONSO VIII Y LEONOR DE

PLANTAGENET, EN ATIENZA . LA ATIENZA DE ALFONSO VIII

Francisco Layna Serrano

Aunque Fernando de León se sintiera en extremo contrariado por los sucesos que tuvieron lugar en Atienza, no debió de tomar represalia alguna contra la villa, pues en de lo contrario hubieran dicho las crónicas de su tiempo. Es presumible que los de nuestra villa y su comarca continuaran ayudando al rey en las sucesivas campañas mediante las cuales se ganó Alarcos en 1184 e Iniesta más tarde, como en la victoriosa correría emprendida el año 1189 juntamente con el monarca leonés para conquistar Baños y

Magacela en tierra extremeña, luego Calasparra en la murciana y llegar por el Aljarafe hasta el mar; conquistas nada estables e incluso calamitosas, pues el reconocerse impotentes los moros andaluces para resistir el empuje cristiano llamaron en su auxilio a los almohades marroquíes quienes, al mando de su emir, Abu Yusuf ben Yacub, pasaron el estrecho en varias ocasiones poniendo en grave aprieto a las monarquías castellana y leonesa, pero en especial a la primera. La invasión hízose peligrosa en 1195, que Alfonso determinó hacerle frente reuniendo poderoso ejército en el que formaron las Ordenes militares, las mesnadas señoriales, las milicias de ciudades y villas realengas e incluso las aportadas por los prelados; no faltó la molinesa al mando de su señor don Pedro Manrique de Lara, acudió asimismo con sus hombres de armas don Rodrigo, obispo de Sigüenza, y desde luego los hidalgos y milicias de Atienza y su comarca, siguiendo el apellido de la villa tras el alférez o abanderado. Con escasas probabilidades de error puede afirmarse que fue en los últimos años del siglo XII y primeros del XIII cuando Alfonso VIII consagró la mayor atención a su villa, haciendo cuanto le fue dable porque creciera en importancia bajo cualquier punto de vista, Las empresas militares no interrumpieron la organización interna del país, acometida con empeño y tenacidad por este rey que, si es muy conocido por sus fulgurantes victorias y en especial por la famosa obtenida años adelante sobre el poderío almohade en las Navas de Tolosa, aun debe ser más apreciado por su gran obra social en todos los aspectos de la vida, ya que atendió tanto al robustecimiento de la Corona como a la exaltación de la fe religiosa, favoreciendo el desarrollo o establecimiento de las órdenes

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Atienza de los Juglares monásticas; del mismo modo se interesó por la seguridad del reino al mejorar las defensas de castillos y plazas fuertes, prestó su favor al creciente desarrollo de los municipios que en adelante constituirán el mejor baluarte del trono ante las demasías de la nobleza ambiciosa y prepotente, fomentó la repoblación del país y de igual manera el comercio para lo cual no regateó el favor a las aljamas hebreas, pues harto conocida es la predilección judaica por los negocios. Muy merecidamente se califica al siglo XIII como uno de los más fecundos de la historia de la Humanidad y desde luego como el más glorioso de la Edad Media, pues desde que empieza hasta que acaba no deja de ser constructivo, siguiendo el idealismo espiritual de la época caballeresca, entonces en su mayor auge y mayor pureza; pero los frutos que maduraron en Castilla durante los reinados de Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio, en buna parte se debieron al rico semillero cultivado con amor y perseverancia por Alfonso VIII. Un detenido paseo por Atienza, recorriendo sus calles, sus viejas murallas y el emplazamiento de sus antiguos arrabales permite darse cuenta muy aproximadamente de cómo era el pueblo cuando nació Alfonso VIII y cómo al fallecer este monarca en 1214. Antes de que en tiempos de su abuelo el Emperador comenzara la villa a crecer, el castillo debió de estar constituido por sencillo recinto almenado, e interiormente con su escueto torreón habitable más los aljibes para conservar el agua pluvial así como sencillas construcciones adosadas al muro, propias ara cocinas, cuadras, dormitorios de la tropa y almacenes de bastimentos, dejando en medio un corralón o patio de armas; no otra cosa requerían para una buena defensa la pobreza y simplicidad de los medios ofensivos en aquella época ruda durante la cual se dedicaban a las guerras mediante luchas a campo abierto, cuerpo a cuerpo, sin que se acostumbrara a tomar las plazas fuertes al asalto, pues de ordinario y salvo urgencia o necesidad extrema eran rendidas por el hambre. Transcurrieron años; Atienza se hizo cada vez más importante como plaza fuerte semifronteriza de Aragón y cabeza de extenso territorio delimitado por Alfonso VII. El vecindario no cabía dentro de los viejos muros, so pena de edificar el caserío necesario en la cuesta oriental; pacificada Castilla y libre de las devastadoras algaradas musulmanas, fueron surgiendo arrabales al amparo de las murallas pero al comienzo un tanto alejados de ella y en cambio cerca de los manantiales que brotan al pie de la montaña, pues eran indispensables para los nuevos vecinos consagrados en su mayor parte a la agricultura y ganadería. Esos núcleos urbanos periféricos se crearon alejados unos de otros para constituir otras tantas feligresías en torno a la igledia propia, iglesias cuyos santos titulares dieron nombre a los correspondientes barrios cuando el crecimiento progresivo de algunos arrabales hizo que se fundieran hasta ceñir en forma de media luna la villa alta o primitiva.

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Atienza de los Juglares La desaparición ulterior de no pocos templos, tan absoluta que hoy no se conoce siquiera el emplazamiento, hace difícil la tarea de señalar cualesfueron esos arrabales primitivos, qué iglesias estaban intramuros y las que dieron nombre a aquellos; sin embargo puedo indicar como ciertos el tiempo adelante populoso pero aislado de Puertacaballos con su parroquia de San Salvador, emplazado al pie del cerro de Atienza entre laspuertas de Armas o de la Villa y el Arco de la Guerra; más a Oriene los arrabales de San Gil, el de San Nicolás y desde luego el de San Bartolomé; a espaldas de la fortaleza entre dos temerosos barrancosotro arrabal pequeño con su templo que parece fue el consagrado a San Esteban y del que sólo subsiste el osario a uno y otro lado de la carretera a Brcones y Berlanga. Las murallas aportilladas y el maltrecho castillo erguido coronando el cerro constituyen en su conjunto uno de los monumentos más valiosos de Atienza, y desde luego el que con más altas voces pregona la grandeza y gloria de su pasado. A lo largo del reinado de Alfonso VIII siguió el progreso de Atienza en vecindario e importancia. En cuanto a la vieja fortaleza fueron casi por completo rehechos sus lienzos, fabricado de nueva planta el torreón del homenaje y robustecido. El albacar que se constuyó sobre la meseta en el rellano alto de la parte occidental del cerro, ya a espaldas de la fortaleza, patio exterior circuido por murosalmenados con cubos saledizos de trecho en trecho y sobre la peña, aprovechando una grieta con traza de burda escalera, una poterna para huir en caso de peligro; en la cabecera de la iglesia de Santa María del Rey Se descubrió una galería que parece ascender a la fortaleza perforando el enorme peón junto a la torre del homenaje, galería que probablemente hecha en esta época y mediante la cual se disponía de comunicación secreta entre el castillo y la villa. El nuevo recinto de murallas que abarcando varios arrabales hizo construir Alfonso VIII se consrva más incompleto que el primero hasta el punto de no poderse discernir si abrazó también el populoso arrabal de Puertacaballos o si como parece presumible y más lógico, este estuvo cercado por muralla propia dejando paso directo al arco de la Guerra. Tal muralla aranca por el Norte desde el peñasco que sustenta el patio o corralón exterior hecho entonces para ampliar y resguardar mejor al poderoso castillo roquero y cruzando a espaldas de este desciende a la derecha para abrazar el barrio de San Bartolomé; desde este saliente seguía el muro rumbo al Sudoeste reforzado por robustos torreones aun visibles, para concluir junto al arco de Guerra; tuvo una p de la que hoy solo queda un cubo flanqueado, a la que se llamó de Antequera. No queda el menor rastro de las iglesias de San Martín, San Pedro de Moncalvillo, Dantiago, San Esteban, San Sebastián, San Nicolás el Alto, San Nicolás de Covarrubias y San Miguel, desconocemos en absoluto su estilo arquitectónico e incluso el emplazamiento de la mayoría,asíque resulta imposible discernir cuales datan de esta época y las que se alzaron en la inmediata siguiente, pues todas existían al finalizar el siglo XIII. Cabe atribuir a Alfonso VIII y Leonor de Inglaterra la erección del templo de La Trinidad y probablemente San Juan del Mercado, y es indudable que no se limitó a favorecer con estas importantes construcciones a su villa de Atienza.

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ALFONSOVIII EN ATIENZA

Es Alfonso VIII, sin duda de ninguna clase, el rey que más veces visitó la villa de Atienza en una época en la que la corte real podría considerarse como ambulante y se establecía allá donde el rey se encontraba. Ya conocemos el famoso episodio que dio origen a La Caballada en la que la historia no se pone totalmente de acuerdo a la hora de cifrar el año exacto en el que ocurrió ya que mientras algunos autores señalan que debió de suceder en torno a 1159-60, otros señalan que tuvo lugar en 1161, sin que falten las reseñas, quizá más aceptadas, de que sucedió en 1163, habiéndose adoptado en los inicios de la década de 1960 la fecha de la primavera de 1162, mientras que es común el señalar que los hechos, fuesen en el año que fuesen, ocurrieron a las puertas del invierno. De cualquier manera, debieron de ser varios días los que permaneció el joven monarca por aquel entonces en Atienza, a donde regresaría, convertido en rey, en muchas más ocasiones, de las que la historia nos deja señaladas unas cuantas fechas: -1166. En este año, y desde finales de junio hasta principios de julio, se

encontró Alfonso VIII en Atienza, donde el día 3 de julio concedió al monasterio de San Salvador, de Atienza, los famosos beneficios que ostentaron sobre las salinas de tierra de Atienza, dos bestias cargadas de sal, que semanalmente podían emplear para sus usos. (Pedro Olea Alvarez, El rey en Sigüenza). -1174. Al monasterio de la Vid (nos cuenta la Crónica de Alfonso VIII el Noble), concedió el rey, encontrándose en Atienza el 14 de febrero de ese año, ciertos privilegios cuando venía de acompañar a su tía, la reina doña Sancha de Aragón. De Atienza siguió camino hacía San Esteban de Gormaz.

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Atienza de los Juglares -1181. En este año, nos cuenta Francisco Layna Serrano en su Historia de la villa de Atienza: En Atienza permaneció Alfonso VIII gran parte del mes de julio de 1181, pues en la villa suscribió con fecha 13 la donación de Hornillos y Orbaneja al monasterio de Rocamador, sito cerca del primer pueblo, y el 31 firmaba en Atienza los nuevos fueros de la ciudad de Palencia, más ciertas compensaciones a su obispo y cabildo. -1194. Se encontró Alfonso VIII en Atienza en este año, donde estaba el 12 de diciembre, y desde donde confirmó la fundación del monasterio de Valfermoso, llevada a cabo por ilustres hijos de Atienza. (Pedro Olea Alvarez, El rey en Sigüenza). -1200. También en este año visitó Atienza el rey, donde se encontraba el 25 de octubre, y donde confirmó el acuerdo entre el obispo de Sigüenza, D. Rodrigo y el concejo de Atienza, para la repoblación de Cabanillas. (Pedro Olea Alvarez, El rey en Sigüenza). Francisco Layna nos cuenta que en este año envió el rey a Atienza a su esposa la reina Leonor junto al infante Fernando para que pasasen larga temporada inspeccionando la obra de los muros. -1203. El rey estuvo en Atienza al menos el 11 de mayo, según se recoge en diversos documentos, permaneciendo en la villa durante varios días ya que consta que el 19 de dicho mes salió de la villa con dirección a Berlanga de Duero, a la que llegó el día 20. (Pedro Olea Alvarez, El rey en Sigüenza). -1207. Se encontró el rey en Atienza al menos entre el 14 y el 16 de marzo, donde suscribió diversos documentos (Pedro Olea Alvarez, El rey en Sigüenza), entre ellos una donación al monasterio de Las Huelgas Reales de Burgos (Layna).

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LA GLORIA

Y LA MUERTE Como la falta de frutos precisó al rey a que levantase el sitio de Baeza, volviéndose a Toledo, pasó desde allí a la ciudad de Burgos, donde parece se detuvo parte del verano de 1214, si como escribe el Arzobispo (Jiménez de Rada), fue a verle estando en ella, después de haber poblado la fortaleza del Milagro, a la que inmediatamente sitiaron los moros; y no pudiéndola ganar con varios asaltos, aunque dejando muertos y heridos a casi todos sus defensores, se volvieron a su tierra no menos lastimados; y trayendo a Toledo a los enfermos, envió nueva guarnición para asegurarla mejor. En que es preciso que gastase tiempo considerable, si no pasó de Calatrava a Toledo hasta el Domingo de Ramos que cayó aquel año el 28 de marzo. Con que es regular no pudiese haber emprendido aquella jornada hasta entrado el estio, a cuyo fin partio de Burgos a verse en Plasencia con el rey Alonso de Portugal. Esta Jornada infeliz para Castilla, por haber perdido en ella la vida su heroico príncipe la refiere así el Arzobispo. Habiendo cumplido 53 años en el reino el noble Rey Alfonso, llamó al Rey de Portugal su yerno para verse con él; y habiendo comenzado su camino dirigido a Plasencia, ultima ciudad de su dominio, empezó a enfermar gravemente en cierta aldea de Arévalo que se llama Gutierre Muñoz, donde últimamente agravado de una fiebre terminó la vida y sepultó consigo la gloria de Castilla, habiéndose antes confesado con el Arzobispo Rodrigo, y recibido el sumo sacramento del Viático, asistiéndole Tello, obispo de Palencia y Domingo de Plasencia. Esto escribe quien se hallaba al lado del rey cuando rindió aquel heroico espíritu que le hizo glorioso a su eterno Criador, sin advertir la circunstancia que se contiene en la Crónica general con las palabras siguientes:

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Atienza de los Juglares Estando allí mal aquejado llegó el mal recado de que no quiere venir el rey de Portugal a las vistas de Plasencia más que viniese a medio de ambos los Reynos. E cuanto esto oyo el noble rey don Alfonso de Castiella, tuvose por desdeñado de Portugal e tomo grande saña, e tan grande ira que se ayuntó el pesar con la enfermedad e luego fue muerto. El día siguiente en presencia de Leonor dulcísima mujer suya, de la Reyna Berenguela su hija querida, de Alfonso y Fernando sus nietos, que aun se conservaban en la edad pueril restituyó a su Criador no lleno de días, sino de virtudes y honor, el bien aventurado espíritu que le había dado. Era el 6 de octubre de 1214. El mismo dia que pasó desta vida, puesto su cadáver en un decente ataúd, llegamos a Valladolid, desde allí concurrieron de todas partes del reyno a las exequias de tan gran funeral los Obispos, los Prelados, los Religiosos, los Seculares, los Caballeros, los Grandes los humildes y los mayores. Fue sepultado pues en el Monasterio junto a Burgos, por los obispos Rodrigo de Toledo, Tello de Palencia, Rodrigo de Sigüenza, Mendo de Osma, Giraldo de Segovia, y por otros religiosos, haciendo el gasto de las ostentosas exequias la Reyna Berenguela su hija, la cual concluyó aquella función lúgubre con tan intenso dolor que casi se extinguiera con los golpes y lágrimas que producía. Y así como adelantó el reyno en vida con sus virtudes, llenó en muerte a toda España, o por mejor decir, a todo el mundo de lágrimas. Fue pues sepultado en el sobredicho monasterio por los referidos prelados, donde no podrá borrar ni la envidia ni el olvido la memoria de sus alabanzas. Al día siguiente la comitiva mortuoria inició viaje de retorno al interior de Castilla, a Burgos, en féretro según se cuenta de madera prestado, pues no se encontró aparente para trasladar al Rey a su último reposo, siendo enterrado días después en el panteón de su monasterio de Las Huelgas Reales, donde permaneció la reyna durante varios días y a la que, probablemente acometida por las mismas fiebres que se llevaron al rey, al finalizar aquel mismo mes de octubre de 1214, la vino la muerte a visitar en las vísperas del día de todos los santos. Murió esta santa reina de edad de cuarenta y cinco años

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NOS VAMOS AL REFRANERO, DE OCTUBRE

Juan Luis López Alonso -La nieve en octubre, siete meses cubre.

-Octubre lluvioso, año copioso.

-Cuando octubre truena, viento lleva.

-Dejan recuerdos espantosos los octubres que comienzan tormentosos.

-En octubre, el enfermo que no se agarra, cae con la hoja de la parra.

-En octubre, de la lumbre huye.

-Por octubre, rescoldito de lumbre.

-Si en octubre sientes frío, a tus animales da abrigo.

-De octubre en primero, repón tu apero.

-El labrador para octubre sus deudas cubre.

-En octubre, toma los bueyes y cubre.

-A la primera agua de octubre, echa y cubre.

-Por octubre, echa pan y cubre.

-En octubre, la tierra estercola y cubre.

-En octubre, tu tierra cubre.

-Por Santa Teresa (15), derrama el trigo aprisa.

-De duelo se cubre, quien no sembró en octubre.

-Si quieres tener un buen habar, siémbralo por la Virgen del Pilar (12).

-Hacia la Virgen del Pilar, comienza la tierra a cambiar.

-En seco o en mojado, por San Lucas (18) ten sembrado.

-Por San Lucas mata tus puercos y tapa tus cubas, y para tus yuntas.

-Por San Lucas, echa tus yuntas, mojadas o enjutas.

-Por San Lucas, mata tus puercos y tapa tus cubas.

-Por San Lucas, bien saben las uvas.

-Por San Lucas, suelta el buey de la coyunda, mata el puerco y tapa la cuba.

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Atienza de los Juglares

-Por San Simón (18), siembra el buen labrador.

-Por San Simón, cada mosca vale un doblón.

-Por San Simón y Judas, alza tus bueyes de cobertura.

-Por San Gale (San Galo, 16) ara el monte y el valle.

-Cuando de San Galo llega la hora, la vaca en el establo mora.

-San Simón y Judas, mata los puercos y tapa las cubas.

-Por San Simón, luego coge el nabo, crudo o maduro. -En octubre podarás, mas la encina dejarás. -Por San Simón y Judas, saben bien las uvas. -Por San Simón y Judas, cogidas son las uvas; también las verdes como las maduras. -Por San Simón y Judas, saben bien las uvas, las cocidas y las crudas. -A San Simón y San Judas, dulces son las uvas. -Por San Simón y Judas, galponcito de tres uvas. -Octubre vinatero, padre del buen enero.

-Octubre, corto en ramos y largo en caldos. -Por San Francisco (4), no hay fruto que no sea rico. -Octubre, las mejores frutas pudre. -Santa Teresa, flor en mesa. -Veranillo de santa Teresa en seguida cesa. -Por San Augusto (7), el labrador pasa el susto. -De la olla de san Francisco, comen cuatro y comen cinco. -En la mesa de san Francisco, donde comen cuatro comen cinco. -La otoñada segura, san Francisco la procura. -Por san Francisco, no hay fruto que no sea rico. -Por san Francisco se siembra el trigo, y la vieja que lo decía, ya sembrado -lo tenía. -San Francisco nos procura, una otoñada segura. -San Francisco sembrador, esparce el trigo a más y mejor. -Por San Atilano (5), la vendimia en la mano.

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Atienza de los Juglares -Bendito sea san Bruno (6), que da ciento por uno. -No hay santo como san Bruno, que da ciento por uno. -Lluvia por la Pilarica, muy rica. -Cuando San Galo llega la hora, la vaca en establo mora. -En seco o en mojado, por san Lucas ten sembrado. -Desde san Lucas a Navidad, hay pocos estudiantes de verdad. -A Alcalá putas, que llega San Lucas. -Por san Crisanto (25), piensa en el camposanto. -Por san Crispín (25), el otoño ríe sin fin. -Por san Servando (23), los primeros fríos del año. -Por san Simón (18), una mosca vale un doblón.

SABÍAS QUE…

En Cañamares, en la dehesa boyal, y en el lugar conocido como “Collado Cerezo”, se explotó a lo largo del siglo XIX una importante cantera de pizarra, cuyo producto abastecía a muchos lugares de la comarca, e incluso se hacía llegar a Madrid. Fray José de la Portilla, franciscano, fue colegial mayor del convento de San Pablo de Valladolid y lector de Teología en Atienza, hacía 1700. En 1841 tan solo había dentro de la villa de Atienza una fuente de agua dulce, a la que se la tuvo que dar algunos reparos, entre otros el de la reforma de su canalización de traída de agua. Se trataba de la fuente de San Gil. El proyecto fue del arquitecto José María Guallart, y la obra se tasó en poco menos de 1.100 reales. En la batalla de las Navas de Tolosa, además de todas las fuerzas reales, de Castilla y de otros reinos peninsulares conocidos, estuvieron presentes los concejos de Toledo, Madrid, Soria, Almazán, Atienza, San Esteban de Gormaz, Medinaceli, Valladolid, Olmedo, Segovia y Avila.

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GALVE DE SORBE QUIERE VER SU

CASTILLO RECONSTRUIDO

Galve impulsa una campaña de recogida de firmas para

salvar el castillo

La Asociación Castillo de Galve promueve un manifiesto en el que exige al dueño “mantener el monumento en buen estado” y recuerda a la Junta su obligación de hacer cumplir la ley. La entidad recogerá firmas por escrito y a

través de la plataforma Change.org La Asociación Castillo de Galve ha impulsado un manifiesto y una campaña de recogida de firmas con las

que persigue garantizar el futuro de este edificio y salvarlo de la ruina. El castillo de Galve, del siglo XV, es uno de los monumentos de mayor valor histórico de la Sierra Norte. Actualmente, es de propiedad privada y se encuentra en un avanzado estado de degradación tanto en los muros exteriores, que registran cada año derrumbes, como en su interior, convertido en un estercolero repleto de basura, muros derruidos y todo tipo de residuos. El manifiesto impulsado por esta asociación, titulado “por el futuro del castillo de Galve de Sorbe” y publicado en la web de la entidad, hace historia de este monumento y pone en contexto su situación actual, lastrado por la desatención del dueño y la incapacidad de la Junta de Castilla-La Mancha para obligarle a cumplir la legislación vigente en materia de patrimonio cultural e histórico. El texto indica que “desde 1990, el castillo se ha visto abocado un abandono progresivo. Todas las estructuras arquitectónicas están deterioradas gravemente, incluida la Torre del Homenaje, original del siglo XV, el elemento artístico más relevante del conjunto. La basura, la maleza, los muros derrumbados y las pintadas cubren casi todo el interior, lo que se ha unido durante los últimos años a continuos desprendimientos en los muros exteriores”. Asimismo, el manifiesto redactado por la Asociación Castillo de Galve advierte de que “el propietario se ha desentendido de sus obligaciones y el Gobierno regional no ha logrado hacer cumplir la ley consintiendo la pasividad y la negligencia del titular privado. Éste no ha atendido ni a los requerimientos de la Junta, ni en el periodo comprendido entre 2008 y 2010, ni durante los dos últimos años”. La entidad galvita recuerda que “el propietario debe mantener el castillo en buen estado, atendiendo a los requerimientos de la Administración”. Al mismo tiempo, pide al Gobierno de Castilla-La Mancha que haga cumplir la ley al dueño, “tras ocho años de negociaciones infructuosas entre la Administración y la propiedad del inmueble”. Esta acción, según este colectivo, “requiere completar en el menor plazo de tiempo posible la incoación del expediente sancionador”. La campaña de recogida de firmas, que hasta el momento ya acumula más de 450 apoyos, se hará por escrito, aunque también puede firmar todo el que lo desee a través de la página web de la asociación Castillo de Galve de Sorbe (http://castillogalvedesorbe.wix.com/castillogalvedesorbe) y también de la plataforma Change.org en este enlace: https://www.change.org/p/propietario-del-castillo-de-galve-de-sorbe-y-a-la-junta-de-castilla-la-mancha-garanticen-el-

futuro-y-eviten-la-ruina-del-castillo-de-galve-de sorbe?recruiter=152073915&utm_campaign=mailto_link&utm_medium=email&utm_source=share_petition

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CALLEJERO DE ATIENZA: ¿PLAZA

DE MECENAS? De la historia de las calles de Atienza, y

algo más

Si tomamos cualquier diccionario y buscamos la palabra “Mecenas”, poco más o menos, dependiendo de las ediciones o autores, nos encontraremos con que nos dicen más o menos lo mismo, y nos remitirán, con mayor o menor entusiasmo a Mecenas, a Cayo Cilnio Mecenas, el romano etrusco consejero de Cayo Turino que vivió allá por los tiempos de… antes de Mari Castaña, y de Cristo. Probablemente ni siquiera en el callejero oficial municipal figure el nombre de “Plaza de Mecenas” como reconocimiento al de esta

plaza, y si lo hace ha de ser por la costumbre de los atencinos en denominar, como ese nombre a esta plaza, sin saber por qué. Alguien, en alguna época determinada adelantó este nombre, y con él se quedó y ha ido pasando de generación en generación a lo largo del tiempo, probablemente para eliminar aquel otro que parecía mucho más malsonante: “plaza de los cochinos”, pues en esta plazuela, que no plaza, tuvo lugar a lo largo de varios siglos el importante comercio de animales de cerda que congregaba, habitualmente los sábados y especialmente en épocas de feria, marzo y septiembre, a gran parte de los serranos dedicados a la cría del cerdo, cuando la cría del cerdo no se llevaba a cabo, como ahora, poco menos que de forma industrial. El nombre de “plaza de los cochinos”, nombre popular, nunca oficial, vino a desterrar otro, también popular, el de “plaza o plazuela de la picona”. La picona era el carbón vegetal que se producía en los pueblos de la serranía y que desde aquellos venían sus habitantes a vender a la villa de Atienza, eje del comercio de la comarca, y que en esta plaza convivió junto con el comercio de cochinos o animales de cerda, hasta que las nuevas industrias en torno a la cocina, gas y electricidad, desecharon el carbón. Indudablemente tampoco el nombre de “plaza de la picona” fue nombre oficial. Tendríamos que remontarnos en el tiempo a varios siglos atrás para encontrar alguna referencia al nombre oficial de la plaza, mejor: plazuela, ya que en los tiempos en los que surgen este tipo de espacios municipales por lo general solamente hay una plaza, y muchas plazuelas.

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Atienza de los Juglares En los registros municipales que allá por el siglo XVI comienzan a dar vida al callejero atencino, y especialmente en las referencias que se hacen en torno a la creación de la plaza Mayor (la de San Juan del Mercado), se hace una clara referencia a esta plazuela: PLAZUELA DEL POSTIGO. Lógico, se encontraba al pie del postigo hoy conocido como “Arco de la Virgen”, y entonces “Postigo de Maese Pero Farfán”. En esta plazuela, por la que en algún tiempo se accedía a la villa, al igual que por las otras conocidas, se reunían los comerciantes para vender y comprar a quienes entraban y salían de Atienza, de ahí su importancia en el comercio, que continúa manteniendo. Tradicionalmente fue una plazuela dedicada al comercio, en ella hubo carnicerías, tabernas, panaderías… e incluso estuvo en ella el “estanco de la sal”, cuando la sal, lo mismo que el tabaco, se vendía en estanco. Que no hemos de confundir con el alfolí. Es hoy en día una de las plazas eje de la vida de Atienza, cruzada por la calle de Layna Serrano (anteriormente del Águila, y antes aún Mayor), y por las callejuelas y callejones del barrio de San Gil, incluso del antiguo callejón de la fragua que unía esta plazuela con la plazuela del Mesón, calle de la fragua que nos remite al misterio de las noches de ronda en las que, además de rondar, corría el vino, el aguardiente y, en algunos casos, la sangre.

De: http://tgismeravelasco.blogspot.com

EL SANTORAL. OCTUBRE: LA VIRGEN DEL

ROSARIO

La festividad de la Virgen del Rosario, el 7 de octubre, fue tradicionalmente celebrada en la Serranía de Atienza al menos desde el siglo XVII con diferentes actos, algunas poblaciones incluso llegaron a tenerla como patrona del lugar. En Atienza la festividad se celebrada por su cofradía, en la iglesia de San Juan del Mercado, con misa mayor a lo largo de la mañana y procesión por la tarde, en la que se sacaba la imagen por los alrededores de la Plaza del Mercado, mientras se iba rezando el correspondiente Rosario. La Cofradía de la Virgen del Rosario de Atienza, fundada a finales del siglo XVI, era propietario de un rebaño de ovejas del cual, y coincidiendo con la festividad, se separaba un buen número para entregar a los pobres vergonzantes de la población, ejerciendo la caridad, una de las funciones de los cofrades, junto con el culto a la imagen.

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aSa año 7

Crónica del 2014

Este informe cierra una primera etapa de nuestra Asociación, que deseamos sea la de su infancia.

Ante la falta de voluntarios para dirigirla, en la última asamblea se decidió convocar un encuentro en San Gil el domingo 16 de agosto, como única actividad de 2015, para presentar las candidaturas que, una semana después, serían sometidas a votación. Durante esta etapa de latencia, la misma Junta que se constituyó hace 7 años, seguirá rindiendo cuentas y colaborando para que se forme un nuevo equipo. No organizará en cambio nuevas actividades. Confiamos que este año sabático sirva para dar tiempo a que surja una nueva Junta y que ésta encuentre su propio estilo. Los participantes en la asamblea también quisieron dejar constancia de que, considerando la trayectoria de los 7 años, la Asociación ha logrado notables metas, siempre ha hecho propuestas positivas para la Villa y ha respetado a los otros. Tras tomar estas decisiones se han apuntado nuevos socios. Esperanzador. Miércoles 30 de julio, Encuentro Samia (14 participantes) La Junta explicó que, facultada por los estatutos, había decidido publicar un libro, reeditar unas chapas, contratar un circo y pedir una subvención. La Asamblea ratificó estas decisiones. Se compaginó el programa de agosto según las ofertas de colaboración de los asistentes. Se estableció el 19 de agosto como fecha límite para presentar candidaturas para dirigir la Asociación. La Junta insistió que no se presentaría a la reelección. Sábado 2 de agosto, en el recién estrenado Centro de Cultura Tradicional (80 asistentes) Presentación del libro de Tomás Gismera Velasco “ATIENZA A TRAVÉS DE SUS PERSONAJES”, editado por aSa, a la que el autor cedió los posibles beneficios, si los hubiere. Presidió el acto el Sr. Alcalde y Manuel Martín Galán, presentó a Tomás mediante un escrito leído por nuestra presidenta. El autor hizo mención de los rasgos más significativos de los personajes descritos en el libro. El acontecimiento tuvo una amplia repercusión mediática. Antonio Herrera Casado escribe " un libro de gran valor histórico en el que se aportan datos nuevos (esto es esencial siempre en un libro de historias/historias) y se agrupan los saberes sobre personajes que de un modo u otro hicieron grande, eterna también, a la villa serrana de Atienza. De la que Gismera Velasco es su cronista indiscutible."

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Atienza de los Juglares El atrio de San Bartolomé, nuevo espacio recuperado, aportó una serena acogida a las personas que acudieron al atardecer a un recital de poemas y, dos días después por la noche, a una charla con proyecciones. Jueves 7, Carmina Casala presenta su antología poética “POR DENTRO DE LA VIDA” (54 asistentes) Esta ciudadana del mundo orgullosa de haber nacido en Atienza volvió otra tarde al pueblo que ama. . Sus palabras, acompañadas por suaves notas de la guitarra de Paco Miranda, rociaban de calma y llenaban de intensa vida interior a un público imantado por su cadencia y su sentir. El entrañable acto, como se explica en www.laplazuela,net, empezó con un autorretrato en forma de soneto, se explayó en el verso libre y culminó dedicando a “la luna nueva que lo acrisola todo” estos versos alejandrinos, mientras ya salía la superluna. "Distingo bien la luna de paso impenetrable, la que finge inocencia y consigue naufragios, la creciente que empuja y después languidece, la que altiva despierta con el puño apretado." Sábado 9, relato “MUJERES DE PODER en la Castilla de 1500” (42 asistentes) Jacinto Chicharro, 530 años después del nacimiento en Atienza de la primera catedrática, situó, de manera distendida, a ella, Luisa de Medrano, y a su hermana Catalina, mecenas del convento de San Francisco, en un contexto histórico de mujeres cultas y briosas, cuyo rastro se intentó borrar tras la llegada al poder de Carlos I. Se comprometió a argumentar en "Atienza de los Juglares" la sospecha de que Luisa de Medrano está retratada como sibila Samia, la que se gira para mirarnos Lunes 11. Visita a Naharros y al taller de cerámica TALARIS. ( 28 participantes, 8 de los cuales eran niños). Unos a pie otros en coches compartidos llegamos a Naharros donde Pepe y Mariana nos abrieron hospitalariamente su casa, mostraron su trabajo en cerámica y, lo mejor, nos contagiaron su entusiasmo por la creatividad. Martes 12. Visita al CENTRO DE CULTURA TRADICIONAL. (35 participantes)

José Antonio Alonso, el promotor de este nuevo museo de Atienza financiado con fondos europeos, nos guió durante una visita pausada, tal y como requiere la variedad de lo expuesto. Durante el recorrido, enriqueció la visión de conjunto mostrando pequeñas piezas, que suelen pasar desapercibidas, como “la madera con muescas - Visa de antes”, y fue evocando recuerdos que situaban los objetos en su contexto, muy cercano en el tiempo. Previamente nos habló de la concreción

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Atienza de los Juglares del proyecto, del tiempo de cesión de su colección, de las expectativas de que redunde en pro de Atienza… Una cosa quiso dejar clara: él aceptó la propuesta a la Diputación cuando ya se había descartado la posibilidad de recuperar la residencia de ancianos. En el Antiguo Juzgado, aquel edificio que se abrió al público años después de su restauración para acoger nuestra exposición de "Carracas y matracas", se hizo este año el encuentro Samia y las dos actividades siguientes. No pudimos, en cambio, usarlo a para la Asamblea Cúmea a causa del mal uso durante las fiestas. Miércoles 13, documental MIKA, MI GUERRA DE ESPAÑA presentado por Catherine Ballestero. (35 espectadores) Este reportaje sobre Mika Etchebéhere convocó tanto a quienes habían leído sus memorias, como a los que querían ver imágenes históricas. Esta argentina internacional fue nombrada capitana del ejército republicano tras la muerte, frente a Atienza, de su marido Hipólito. Estuvo sitiada, con 700 personas, en la catedral Sigüenza y reconoce que estaba resignada a rendirse al no concebir que los franquistas bombardearan el templo. Huyó entonces y siguió luchando por sus ideales durante su larga vida. El público siguió con interés el largo reportaje aunque contenía testimonios no traducidos del francés. Jueves 14, Charla REFLEXIONES CRÍTICAS SOBRE LA DEUDA, (23 participantes) Manuel Ballestero, a las 7 de la tarde, comenzó analizando las causas estructurales de una deuda que empobrece a los muchos para hacer ricos a los pocos, criticó la uniformidad de la prensa española en temas económicos, lamentó no tener acceso aquí a Telesur (América) y, mirando al futuro, describió los nuevos ejes del poder: Rusia, Sudamérica y China. Se generó entonces un lúcido y tranquilo debate hasta que, a las nueve y cuarto, se decidió cortarlo. Viernes 15 en la plaza de España. CIRCO (más de 250 espectadores) Con el apoyo logístico del "Elefante Blanco" y la aportación de 300 € de La Caixa pudimos disfrutar

del buen humor y las acrobacias de Kambahiota Troup ganadores II Premio Stuartini de Albendiego. Domingo 17, ENCUENTROS EN SAN GIL . (29 participantes) Al participar en el encuentro un grupo de antencinos nacidos en Rumanía, quisimos conocer la situación de los que llegaron a Atienza

hace más de una década. Reconocimos que son imprescindibles en la economía actual de la Villa y que de sus hijos, que hoy llenan la escuela, depende el porvenir de Atienza. Nos sorprendió, al contrastar con las estadísticas, la invisibilidad de los inmigrantes de otras culturas. Los rumanos asistentes aprovecharon la ocasión para dar testimonio de su fe cristiana. Martes 26, asamblea Cúmea en el Casino (24 socios). Se decidió lo expuesto al principio

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ASÍ ÉRAMOS, ASÍ SOMOS

El actual edificio del Ayuntamiento de Atienza se levantó a mediados del siglo XIX en su actual emplazamiento, sobre el antiguo pósito de trigo. Fue reformado a mediados del siglo XX, y de

nuevo a finales del mismo siglo, adquiriendo la fisonomía actual.

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Un libro en el que se da cuenta de “la otra historia de Guadalajara”, la de la lucha por la recuperación de su historia, de la reconstrucción de sus monumentos, y de las iniciativas

culturales.

A la venta en: [email protected] 20 € (Incluidos gastos de envío)

El importe íntegro de la venta de este libro está donado a la Casa de

Guadalajara en Madrid, donde también se puede adquirir.

Más información en: http://flaynaserrano.blogspot.com.es/

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Para conocer el desarrollo de la medicina moderna en la provincia de Guadalajara, a partir del siglo XIX, y los sucesos y desarrollo de unas

epidemias que en muchas ocasiones, diezmaron los pueblos.

A la venta en: [email protected] 20 € (Incluidos gastos de envío)

Más información en: http://guadalajaraentiemposdelcolera.blogspot.com.es/