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Ateneo de Trabajadores Sociales

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Ateneo de Trabajadores Sociales

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DesdeelfondoCuadernillo Temático n° 45. Año xiii.Paraná, agosto 2008.Producido por el Área de Comunicación Institucio-nal, Secretaría de Extensión e invesigación.e-mail: [email protected]

PropietarioFacultad de Trabajo Social,Universidad Nacional de Entre RíosDirectorMgs. Sandra Marcela Arito

AutoridadesDecanaMgs. Sandra Marcela AritoVicedecanaLic. Carmen LeraSecretaría AcadémicaLic. Mónica JacquetSecretaria de Extensión e InvestigaciónLic. Diego GantusSecretario Económico FinancieroSergio Dalibón

Ley 11.723 Registro de la Propiedad Intelectual n° 362132, issn 1515-9507. Aprobado por Resolución n° 023/96 del Consejo Directivo de la Facul-tad de Trabajo Social de la uner de fecha 1 de abril de 1996. Los artículos pueden citarse siempre que se haga mención de la fuente y del autor.

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Editorial

Sandra Marcela Arito (Magister en Salud Mental - Decana de la Facultad de Trabajo

Social - uner - Docente e investigadora de la misma facultad).

Los ateneos: interlocución entre pares y sentidos de las prácticas.

Entrevista a Carmen Lera (Licenciada en Trabajo Social - Vicedecana de la Facultad

de Trabajo Social - uner y Coordinadora de la carrera Licenciatura en Trabajo Social

- Docente e investigadora de la misma facultad).

Salud y Minoridad: análisis de una intervención familiar

Laura Salazar (Licenciada en Servicio Social - Profesional del Servicio de Protección

de Derechos de la niñez y la familia «La Posta»- Consejo Pcial. del Menor

Lidia Camejo Licenciada en Trabajo Social - Profesional Centro de Salud "Corrales"

Relación Trabajo Social - Salud Mental - Alcoholismo (Proceso Salud-Enfermedad)

Lilia E. García (Licenciada en Trabajo Social - Coordinadora del Equipo Interdisci-

plinario gia Roballos), Maricel Fabre (Licenciada en Trabajo Social - Miembro del

Equipo Interdisciplinario gia Roballos), Miriam Reatto (Licenciada en Trabajo So-

cial - Miembro del Equipo Interdisciplinario gia Roballos), Natalia García (Psicóloga

- Miembro del Equipo Interdisciplinario gia Roballos), Mariela Guzmán (Doctora

- Miembro del Equipo Interdisciplinario gia Roballos), Cecilia Albornóz Doctora -

Miembro del Equipo Interdisciplinario gia Roballos).

Cuando la intervención no es bienvenida… Reflexiones sobre los límites y posibilidades de

una intervención desde el sector salud

Lucrecia Godoy (Licenciada en Trabajo Social - Profesional del Centro de Salud Mu-

nicipal «San Martín»), Carina Carmody (Licenciada en Trabajo Social - Profesional

del Hospital «Dr. Gerardo Domagk»).

La Defensoría del Pueblo: un lugar de protección y promoción de derechos

Cecilia Greca (Profesora en Filosofía), Patricia Brumatti (Licenciada en Servicio

Social)

Programa de Viviendas por Autoconstrucción y Ayuda Mutua «Nación-Caritas»

Alicia S. Beker (Licenciada en Trabajo Social), Claudia M. Hermosid (Licenciada en

Trabajo Social)

Los Centros Integradores Comunitarios como política pública y el rol del trabajador so-

cial como especializando

Leonel Del Prado (Licenciado en Trabajo Social), Belén Formentti (Licenciado en

Trabajo Social), Betiana Cepeda (Licenciado en Trabajo Social), Maricel Fabre (Li-

cenciado en Trabajo Social)

Desde un tiempo sin lugar a un espacio singular

Viviana Becker (Licenciada en Servicio Social), Maximiliano Bruera (Psicólogo)

Índice

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En esta oportunidad les proponemos las producciones de los Ateneos de Trabajadores Sociales desarrollados entre junio y diciembre del año 2007. Éstos fueron organizados por la Secretaría de Extensión e Investigación y el Área Graduados de nuestra Facultad, y por la Comisión de Capacitación del Colegio de Asistentes Sociales de la Provincia de Entre Ríos. El objetivo, convertido en desafío, fue compartir experiencias y, en este espacio común, permitirnos poner, pensar y debatir en situación.

Sin querer emular a los ciudadanos griegos, nos apropiamos del sentido tradicional otorgado al término Ateneo para significarlo como el espacio de reunión de poetas, de oradores, de filósofos; como el lugar de debate de la palabra pública. Discutir entre pares los modos en que realizamos nuestra intervención profesional ante los determi-nados casos que se nos despliegan en el quehacer cotidiano.

Multiplicidad de voces se reúnen en esta edición a modo de memoria de esa expe-riencia de intercambio que, como referencia Carmen Lera en la entrevista que aquí presentamos, es una voluntad de no dejar la propia práctica impensada, de poner en común y en cuestión las experiencias de abordajes profesionales del Trabajo Social ante situaciones complejas y variadas. En este diálogo, Lera también contextualiza los orígenes de esta propuesta.

Laura Salazar y Lidia Camejo comparten el análisis de una intervención familiar, abriendo las estrategias planteadas, el por qué de esas decisiones, los cambios de rum-bo en el abordaje, y las dificultades y obstáculos en el trabajo con profesionales de otras disciplinas.

Por su parte, el equipo interdisciplinario Grupo Institucional de Alcoholismo del Hospital Neurospiquiátrico «Dr. Antonio L. Roballos» expone su metodología de tra-bajo, sustentada conceptualmente como proceso de salud-enfermedad y desde una in-tervención singular del Trabajador Social.

Lucrecia Godoy y Carina Carmody analizan sus intervenciones profesionales en el complejo sector de la salud pública, planteando las posibilidades y limitaciones de este tipo de abordajes y abriendo una interesante perspectiva acerca del sentido social de la tarea del profesional del Trabajo Social.

Cecilia Grecca y Patricia Brumatti describen la tarea realizada desde la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Paraná. Ámbito que a la vez que se consolida institucional-mente posibilita abrir, plantear y proponer el ejercicio del rol profesional. En este caso, particularmente a partir del Área de Servicio Ciudadano.

Claudia Hermosid y Alicia Becker plantean su experiencia en el Programa de Vivien-das por Autoconstrucción y Ayuda Mutua «Nación Cáritas», y las características del trabajo interdisciplinario que allí despliegan.

Leonel Del Prado, Belén Formetti, Betiana Cepeda y Maricel Fabre, relatan las carac-terísticas y funciones de los Centros Integradores Comunitarios, como así también los objetivos y lineamentos de la especialización en «Abordaje integral de Problemáticas Sociales en el ámbito Comunitario» de la Universidad Nacional de Lanús.

Finalmente, Viviana Becker y Maximiliano Bruera nos convocan a reflexionar en torno a la intervención realizada con adolescentes desde el «Grupo Historias del Pan»,

Editorial

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dispositivo de trabajo desplegado de la «Casa del Joven» (Secretaría de Salud y Consejo Provincial del Menor). Experiencia en la que el rol de lo grupal, el espacio de la palabra y la escucha del otro, y el «hacer» bajo un nuevo significado van «amasando» historias singulares y colectivas.

Puestas entonces en escena estas palabras, que comience el debate…

Mgs. Sandra Marcela AritoDecana de la Facultad de Trabajo Social-uner

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Los ateneos: interlocución entre pares y sentidos de las prácticas. Entrevista a la Lic. Carmen Lera

Carmen Lera es Licenciada en Trabajo Social. Actualmente se desempeña como Vicedecana de la Facultad de Trabajo

Social (uner) y como coordinadora de la carrera Licenciatura en Trabajo Social. Es docente e investigadora de la misma

facultad. Como integrante del Área Trabajo Social, participó en el año en 1999 de la presentación de la propuesta deno-

minada «Ateneos de Trabajadores Sociales». En oportunidad de esta publicación especial, que presenta las producciones

de los Ateneos del 2007, recuperamos con ella el sentido y el desarrollo iniciales de esta experiencia.

—¿Cuando surgió la idea de propiciar los Ateneos de Trabajadores Sociales y en qué contexto institucional?

—Justamente fui a hacer un poco de memoria y para

eso me valí del expediente. La propuesta surge y se pre-

senta en Consejo Directivo en junio de 1999 y tenía que

ver con algunas cuestiones que se anudaron, que ve-

nían del lugar de la práctica profesional y de conversa-

ciones que íbamos teniendo al interior del Área Trabajo

Social de la Facultad, básicamente.

—¿A qué apuntaban esas cuestiones?—Más que nada tenían que ver con que los profesio-

nales muchas de veces nos sentimos trabajando desde

la soledad en nuestras intervenciones; trabajamos con

casos, evaluamos, tomamos decisiones y en sí no tene-

mos institucionalizados espacios de interlocución para

poder reflexionar en conjunto acerca de las prácticas co-

tidianas. No tanto de las prácticas docentes, que quizá

era a lo que estábamos acostumbrados en la Facultad,

sino de las prácticas profesionales. La idea era consoli-

dar la propuesta y que se institucionalizara de manera

que fuera natural que hubiese estos espacios, que sabe-

mos que en otras disciplinas existen. Es así que toma-

mos el nombre de Ateneo, que tenía que ver con expe-

riencias que yo particularmente tenía en el espacio de

salud donde trabajaba. Allí, ante situaciones bastante

complejas, se realizaban discusiones a modo de ateneos

con profesionales médicos y enfermeros.

Desde el Área nos parecía entonces, que la Facultad

era un ámbito interesante para poder conformar estos

espacios de interlocución.

—¿La propuesta fue organizada con el Colegio de Asis-tentes Sociales de la provincia?

—Se presentó en 1999 desde el Área y transcurrió un

tiempo hasta que trabajamos con el Colegio. Los prime-

ros fueron más bien internos. Trabajamos uno, dos ca-

sos con Mercedes Di Giusto; incluso en todo lo que fue

la puesta en escena de los primeros ateneos; pero fue

más bien en la Facultad con alumnos nuestros y gente

de la casa. Después, cuando estuve a cargo de la Secreta-

ría de Extensión e Investigación, sí lo organizamos con

el Colegio Profesional, con la comisión de capacitación.

La verdad que las chicas lo tomaron bien, interesante.

Al principio costaba… hay quienes querían presentar

un caso, después se fue tornando algo natural, la gente

venía y decía: «Yo tengo interés de presentar, tengo una

situación un tanto compleja y me gustaría charlarla».

Es así que se fue naturalizando el espacio, no en térmi-

nos de acrítico, sino institucionalizándose.

Hoy sigue siendo una actividad cogestionada entre la

Facultad y el Colegio.

—¿Cómo se pensaba el desarrollo del Ateneo?—Como te decía, la idea era generar ese espacio de

interlocución.

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En torno a la organización del ateneo había una cues-

tión importante que, en ese momento de la propuesta y

en la primera etapa de la que participé desde la Secre-

taría de Extensión e Investigación, coordinábamos con

los expositores. La idea era trabajar la documentación

que uno había elaborado en la situación cotidiana y no

preparar un caso, armarlo, construirlo para presentar

en el ateneo. Esto tenía que ver con otra de las deudas

que, nos parecía, teníamos y tenemos como disciplina;

la cuestión de jerarquizar y ser rigurosos con nuestros

documentos de trabajo, que son los informes sociales,

los informes institucionales, los seguimientos de casos;

documentos que uno va llevando en la rutina cotidia-

na, pero que pocas veces somete a juicio, a una mirada

crítica.

Este era el sentido que queríamos darle a los Ateneos

y fuimos bastante rigurosos, por lo menos en la prime-

ra etapa.

Sabíamos que como no estaba institucionalizado el

espacio, al principio iba a operar cierta idea persecu-

toria; en términos de que se viviera como un examen,

como que tenías que exponerte para leer un documento

que elaboraste en un momento porque pensaste tal y

cual cosa. Después eso se desmitificó en la práctica y, al

contrario, la gente lo vio bien.

Retomando, yo defendería esa idea de trabajar con la

documentación producida en situación, no pensar en

cómo preparo una exposición para dar a conocer. De

algún modo, también es ir analizando qué categorías se

ponen a jugar en los escritos, qué decisiones y si esas

decisiones están lo suficientemente fundamentadas

como para que se pueda llegar a entender que debido

a esto que estoy describiendo, valorizando, este es el

curso que pienso, el mejor para determinada situación;

para ver si hay relación entre los cursos de acción y los

argumentos que dan lugar a que sean estos los cursos

de acción. Por eso nos parecía que la cuestión del rela-

to del documento escrito era insumo básico del ateneo,

sujeto al diálogo y a la discusión.

—¿Cúales son estos escritos de los que hablás y cómo se trabajaron?

—En los primeros ateneos trabajamos con los infor-

mes sociales, que son los documentos que realizamos

los trabajadores sociales para presentar ante una situa-

ción. También están los cuadernos personales donde

uno hace el seguimiento de la misma y va tomando

nota permanentemente, toma aspectos que después

pueden estar traducidos en un informe. Pero esto no

quiere decir que en el informe ponga todo lo que tenga

en su cuaderno; según el destinatario se seleccionan,

se filtran informaciones, en base a la conveniencia o no

de poner tal o cual cosa. Por eso es importante trabajar

con la documentación escrita en el espacio del ateneo,

como espacio de interlocución con pares. Uno intenta

intercambiar con el otro las razones por las cuales se

toman decisiones, y esas situaciones tienen que ver con

las valoraciones que uno hace.

En otro sentido, considerábamos entonces que los

Ateneos aportaban a mirar los propios escritos, los rela-

tos que Trabajo Social iba construyendo.

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Salud y Minoridad: análisis de una intervención familiar*Laura Salazar - Lidia Camejo

El emergenteSe comienza la intervención con la familia cuando la Sra. Estela se presenta en el Área Social del Centro de Salud Dr.

Oñativia ex Corrales de la ciudad de Paraná (Entre Ríos), solicitando un informe socioeconómico para tramitar la Pen-

sión por incapacidad, dado que manifiesta no poder trabajar por las quemaduras que presenta en ambos brazos.

En esta primera entrevista se relevan datos generales en relación con la composición familiar, la situación de salud

del grupo familiar, la situación habitacional y la laboral. A partir de ella puede detectarse que se trata de una familia

de riesgo, por las condiciones de vida sumamente vulnerables en la que se encuentra y más aún por la situación de salud

de sus dos hijos menores. Se toma conocimiento que su casa consiste en una carpa de plástico negro, y que no hay un in-

greso estable por parte del jefe de familia. Pero lo más alarmante es descubrir el estado de salud de su hija menor, María

(4 meses), quien estuvo internada por bronquiolitis aguda en el Hospital San Roque y en ese momento se encuentra sin

atención médica, con un grado alto de desnutrición y con diarrea.

Se constatan ciertas limitaciones por parte de los padres de la niña para cumplir con la atención médica necesaria

ante el cuadro de riesgo que la misma presenta. Los datos concretos son la no asistencia a los turnos programados con la

pediatra de la institución, así como el incumplimiento para realizarle diferentes estudios indicados por la misma. Otro

dato es la no concreción del registro del nacimiento de la misma para poder obtener su dni En relación con este tema sur-

ge otro problema, ya que la madre expresa que su marido no está seguro de ser el padre. Por su parte, éste manifiesta no

tener problema de inscribir a la niña, pero de hecho tampoco se ocupa de hacerlo excusándose en su trabajo. Aún cuando

manifiesta no tener trabajo en forma permanente.

Ante lo dicho, además de disponer de la atención desde el Centro de salud «Dr Oñativia»1 , se decide trabajar en red con

otras instituciones, ya que la situación excedía la intervención desde un solo sector (es decir, además de las coordinaciones

específicas al interior del sector, como es con el Hospital de Niños San Roque).

*Trabajo presentado en el Ateneo desarrollado el 6 de junio de 20071 Es un centro de referencia que cuenta con una mayor complejidad médica que otros centros de salud, esto puede plantearse como un facilitador al momento de coordinar la atención médica y si es necesario otros estudios (laboratorio, rayos, ecografía).

La estrategia

Se comienza a elaborar una estrategia de intervención

conjunta con el Servicio de Protección de la niñez y

la familia (spd) «La Posta», del Consejo Provincial del

Menor (cpm); tomándose conocimiento además, de la

historia familiar que brindaría mayores elementos para

comprender la situación de entonces.

Desde ese primer momento se evalúa como sumamen-

te dificultosa la permanencia de la niña junto a su familia

directa. Basándose esta opinión tanto en la historia fa-

miliar como en los datos objetivos que se tienen hasta

ese momento en relación con la capacidad/potenciali-

dad de los padres ante el crítico estado de salud de la

niña. Es así que la estrategia de intervención tiene dos

líneas de trabajo. En primer, lugar agotar y poner a dis-

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posición de la familia los dispositivos existentes a fin de

poder definir la potencialidad de la familia en relación

con el cuidado de los niños. En segundo lugar, y viendo

las escasas posibilidades para que dicha capacidad sea

la necesaria para superar el riesgo de vida de la niña, ir

generando las alternativas posibles para que la menor

permanezca con otra familia —consanguínea o cerca-

na por afecto—, sin que ello signifique desvincularla de

su familia de origen.

Al respecto cabe mencionar que Estela expresa en

forma reiterativa: «no puedo más», «no puedo sola»; lo

cual —si uno recupera su historia— podría permitir

entender su limitación para asumirse como madre y su

demanda de tener ella una madre. Más aún consideran-

do que en realidad sus hijos fueron criados siempre por

otra persona.

De todas maneras, dado que a la vez se evalúa que

no se había realizado un proceso de intervención siste-

mático con la familia desde las instituciones vinculadas

con ella1 , es que se decide poner a disposición aquellos

recursos necesarios para asegurar la atención física y

psicológica de ambos niños; es decir, acercarles los dis-

positivos que existían en la zona.

Por ello se asegura el transporte en remís de los ni-

ños y de su madre cada vez que tengan un turno médi-

co para la atención general de los mismos; se acuerda la

inclusión de ambos niños —junto con su madre— en

el Centro de Estimulación Barrial «Patitas». En breve

tiempo se incluye a Juan en el Jardín Maternal de la

zona, a sugerencia de la psicopedagoga del Centro de

Estimulación, quien considera imprescindible que el

niño comience a relacionarse con niños de su edad y

realice juegos acorde a la misma, ya que demuestra se-

rias limitaciones al respecto. Juan no juega. Deambula

y manifestaba ausencia de límites.

Desde un principio se habla directamente con ambos

padres (aunque siempre por separado ya que el padre no

asistió a ninguna de las entrevistas pautadas) respecto

del grave estado de salud en el que se encuentra la niña;

del hecho que si en poco tiempo no se ve un cambio fa-

vorable en su situación, será necesario que la misma per-

manezca con otra familia; y que de ser así, ellos —como

padres— decidirán con quién puede estar su hija.

Dado el tiempo transcurrido, que el mejoramiento de

la niña es leve y que no se ve una modificación en el

grupo familiar, es que se comienza a trabajar con ma-

yor énfasis en esta última alternativa.

1 Sólo se habían realizado acciones en relación con los conflictos aislados que se presentaron: expulsión del hogar por violencia, internación de los hijos en hogares del cpm.

Al respecto, la familia paterna (que vive en el mismo

predio) manifiesta no querer hacerse cargo de la niña

a fin de no tener conflictos con Estela ni con Pedro.

La abuela paterna sugiere que María permanezca con

unos tíos paternos que no tienen hijos y que siempre

les han propuesto hacerse cargo de la beba, además de

contar con vivienda y trabajo estable ambos adultos.

Mientras el padre está de acuerdo con dicha posibi-

lidad, la madre se niega. Pero su negativa no es en re-

lación con que el cuidado de su hija sea asumido por

otro, sino sólo a que lo sea por su cuñado y la esposa.

A su vez, las alternativas que brinda no son viables por

diversos motivos. Por ejemplo: su hija mayor que está

radicada en La Pampa y que tiene dos niños de 2 y 3

años; o su padre, que es una persona mayor, enferma y

que vive solo; también menciona una amiga con la cual

se crió, pero con quien no ha tenido relación desde hace

años, y que al ser consultada expresa no querer asumir

el cuidado de la beba.

De todas maneras se coordina con la Residencia So-

cio Educativa (rse en adelante) «Ramón Otero», con el

propósito de que los niños permanezcan allí durante

la tarde y la noche, asegurándoles alimentación, vesti-

menta, abrigo y cuidados médicos transitorios. Por las

mañanas la madre se presentará a dicha rse —a fin de

continuar la atención de la beba en el Centro de Estimu-

lación Temprana—, y a la atención médica en el Centro

de Salud «Dr. Oñativia» y en el Hospital San Roque.

Mientras tanto, Juan continuará asistiendo al Jardín

Maternal. Además, desde el inicio se dispone una ope-

radora comunitaria para el acompañamiento de Estela

en el cumplimiento de los turnos o trámites que debe

realizar, viendo las dificultades de comprensión que a

veces manifiesta.

Algunas comisiones vecinales de la zona en que se

encuentra la vivienda del grupo familiar, ayudan con

alimentos y vestimentas para los niños, como así tam-

bién en la gestión para el mejoramiento de la vivienda.

Y al final… llegó el modelo médico-hegemónico

En este momento del proceso de intervención se estaba

cuando la pediatra del Centro de Salud, sin consultar

con el resto de los profesionales intervinientes, se en-

trevista con el Director del Centro de Salud y le informa

sobre los riesgos que corre la niña si continúa viviendo

en estas condiciones, debido al frío. Allí mismo, desde

el Centro de Salud, se efectúa una presentación en De-

fensoría informando sobre la situación y solicitando la

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intervención inmediata de la justicia, sugiriendo que los

niños no pueden permanecer junto a sus padres. Ante

esto, la justicia actúa disponiendo el retiro inmediato de

los niños, específicamente de la beba, del hogar.

Dado que la decisión al respecto es a sugerencia del

Director del Centro de Salud y que la situación alar-

mante refiere al estado de salud de la beba, es que se

sugiere que la niña ingrese al Hospital de Niños San

Roque junto con su madre, a fin de continuar con los

estudios y los controles médicos que aún faltan hacer.

A los pocos días, se solicita desde el Hospital San Ro-

que el alta de Estela y su hija, ya que se considera que

no hay motivo para que permanezcan allí, e incluso

que es más riesgoso para la beba ante la posibilidad de

contagio de otros virus. Estela por su parte, hace todo

lo posible para continuar allí; sólo reclama que su hijo

Juan también pueda estar con ella. Mientras tanto, se

continúa trabajando —como ya se venía haciendo— en

relación con las familias alternativas para la permanen-

cia de María. Y desde el Área Social del Hospital se ga-

rantizan las condiciones para que María sea inscripta

en el Registro Social.

Algunas consideraciones

En primer lugar, la necesidad de realizar una rápida

comprensión de la situación familiar, posibilita ejecutar

procesos de intervención operativos y eficaces (siempre

dentro de lo que es posible en el marco del Estado que

tenemos). Y también saber que los límites o márgenes

con los que jugamos en la intervención son sumamente

difusos e inestables.

Esto nos habilita a generar diversas alternativas al

interior de la estrategia de intervención, pensando que

desde la misma situación puede darse un camino que

permita hacer surgir las potencialidades personales, fa-

miliares, comunitarias e institucionales; o bien otro ca-

mino que es el de no hallar lo necesario para el abordaje

del problema.

Siempre debemos pensar alternativas de máxima y de

mínima, y para cada una de ellas tener delineadas estra-

tegias: el para qué y el por qué de las mismas traducidas

luego en qué acciones, cuándo, cómo, dónde y con quié-

nes. Esto es básico en la intervención del trabajo social,

pero no siempre se hace consciente y se analiza.

En segundo lugar, lamentablemente confirmamos

sistemáticamente que si bien podemos hacer acuerdos

sumamente sólidos entre los profesionales del primer

nivel o de base —aquellos que estamos con el cuerpo—,

no siempre contamos con un acuerdo estable desde los

niveles superiores o con otros profesionales que están a

la par. O bien creemos que vamos caminando en una

misma dirección y cuando acordamos, nos quedamos

solos.

Esta es una crítica constructiva —en todo caso to-

mémoslo como aprendizaje. En este caso construimos

una red sumamente sólida y amplia con las diversas

instituciones y profesionales de base, pero evidente-

mente hubo un nivel que se nos escapó, que fue el de

convencer con mayor firmeza al nivel superior y com-

prometerlo en el mismo sentido que lo estábamos noso-

tras. Cabe recalcar que hay profesionales con los cuales

es sumamente difícil lograr lo antes dicho, uno de ellos

es el sector de los médicos, quienes desde su lugar he-

gemónico escuchan y consideran sólo a pocos.

En nuestro trabajo, permanentemente nos encontra-

mos frente a decisiones, y al decidir optamos. Y en ello

nos jugamos lo ético. ¿Qué significa esto? Para todos

los profesionales que estuvimos involucrados en esta

situación, hubiese sido más fácil tomar la decisión de

pedir a la justicia que disponga sacar a los niños de su

familia desde un principio. Esto hubiese sido tranquili-

zador, en tanto no hubiéramos corrido ningún tipo de

riesgo como profesionales.

Pero por otro lado, somos conscientes que no somos

dueños de la vida de nadie, que no podemos modifi-

car la situación de pobreza extrema de la mayoría de

nuestra población. Sólo arrimamos muy pocos, casi in-

significantes, recursos materiales; pero muchísimo de

miradas, de pensamientos, de formas de mirar al otro,

de confirmarlo al otro en un lugar. Mucho más de lo

que nos damos cuenta.

De esta manera podemos devolver al otro una mirada

suya desde la dignidad de su singularidad como suje-

to, dueño de sí mismo, de sus hijos, de su vida; o bien

mirarlo desde su incapacidad como un objeto demos-

trándole que por eso, porque sólo es una cosa, podemos

apropiarnos de él, de sus hijos y de su vida.

Como dijimos, desde un principio sabíamos las pocas

posibilidades que había para que ambos niños perma-

nezcan con sus padres, pero debíamos agotar todas las

alternativas para ello jugando con los márgenes que te-

níamos. Ese trabajo entre los márgenes implica poner

en juego lo ético, lo político y el conocimiento de todos

los que estamos involucrados.

Hoy por hoy…

Habiendo transcurrido casi un año de todo aquello, al-

gunas cosas han cambiado.

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María se encuentra con sus tíos paternos, concurre a

un jardín maternal cercano a la vivienda que habita con

su nueva familia. Juan se encuentra con una familia con

la cual mantiene un muy buen vínculo. Si bien sus pa-

dres tienen la posibilidad de tener encuentros programa-

dos con ellos, casi no han solicitado verlos en los prime-

ros dos meses, cortándose el vínculo en la actualidad.

Por último, una reflexión: las historias de los pobres no

las cambian los pobres por sí solos, ni los profesionales

por si solos. Los cambios siempre provienen de una deci-

sión política. Sólo que desde hace varios años, la decisión

no siempre ha sido a favor de los más vulnerables.

Conformación familiar a mayo 2007

Elaborado a partir de los datos obtenidos de los registros

institucionales del cpm y Centro de Salud , así como de

las entrevistas individuales.

Familia NuclearMadre (Estela):

Mujer de 42 años, secundaria incompleta. π

Problemas de salud diversos (quemaduras, proba- π

ble tbc, permanentes dolores óseos, etc.)

Capacidad para la búsqueda de estrategias de so- π

brevivencia.

Capacidad para desenvolverse en las instituciones. π

Capacidad para comunicarse, aunque su relato pre- π

senta confusiones en cuanto a la ubicación temporal de

los hechos.

Hija extramatrimonial: convencida que era adopta- π

da porque es lo que le decían tanto su madre (madras-

tra) como sus hermanos (medios hermanos).

Hija biológica de una pareja ocasional de su padre, π

asumiendo su crianza la esposa legítima del padre.

El trato que recibía de su madrastra era sumamente π

estricto (podría inferirse un maltrato tanto físico como

emotivo y psicológico).

A los 15 años Estela es madre de una hija mujer. π

A esa edad (según su versión) la madrastra le pren- π

de fuego a Estela mientras dormía. Permanece en tra-

tamiento y con internaciones periódicas, durante 1 año

aproximadamente. Al egresar vuelve con su madrastra.

La madrastra asume la crianza de la nieta. π

A los 20 años aproximadamente se casa con Pedro π

su actual pareja.

Tienen 2 hijos varones. π

Estela y Pedro se separan ante la denuncia que ella π

hace contra su marido por violencia familiar. Si bien el

juez dicta la exclusión del marido, Estela vuelve con su

madrastra ya que no podía cuidar de sus hijos (de 1 y 3

años) sola por tener problemas de salud.

Todo este tiempo Marta —la hija mayor de Este- π

la— continúa siendo criada por la abuela.

Durante la adolescencia los dos hijos ingresan a π

instituciones del cpm, uno por tener causas penales y el

otro por presentar problemas de adicción.

La madrastra comienza a padecer Alzheimer y Es- π

tela asume su cuidado total. Esto lleva a soportar las

actitudes agresivas que la madrastra comienza a tener,

así como tener que salir a buscarla a cualquier hora del

día ya que se iba y se perdía. Esta situación lleva a un

gran desgaste físico y mental de Estela.

Estela queda a cargo de sus 3 hijos. π

Luego de 13 años, Estela vuelve con Pedro debido a π

que el juez había dispuesto la externación de sus hijos,

Esteban y Pablo, otorgándole la guarda al padre; a la vez

explícita que sola no puede con todo.

Se fueron a Santa Elena pensando que allí evita- π

rían que sus hijos continúen teniendo problemas. Es-

tela dice que con la plata que su madrastra le había de-

jado, compran una pieza que había que arreglar. Pero

nunca lo hicieron.

Nace Juan, que hoy tiene 2 años, y cuando está em- π

barazada de María regresan a Paraná debido a que su

marido vende la casa y quedan en la calle.

Vuelven a Paraná. Se les asigna un terreno conti- π

guo al de su suegra y sus cuñados.

Esteban y Pablo permanecen en la calle reingresan- π

do a instituciones del cpm.

Mientras tanto nace María. π

Padre (Pedro):

Hijo mayor de 17 hermanos. π

De 53 años. Casi analfabeto (su esposa es quien lee π

y escribe).

Oficial albañil. Changarín. Ladrillero. π

Alcohólico y agresivo. π

Al separarse de Estela forma pareja con otra mujer π

pero la deja cuando ella decide volver con él.

Delega en su mujer todo lo que hace a la búsqueda π

de recursos y a la atención de los niños, excepto cuando

ella tiene que asistir a alguna institución, entonces se

queda con los niños, pero a la vez luego le recrimina a

Estela si pierde su trabajo por quedarse con ellos.

Hijos (en total 5):

Marta (23) vive en La Pampa, está casada con un π

militar, tiene dos hijos pequeños. Demuestra preocu-

pación por su madre y sus hermanos.

Esteban y Pablo continúan en Residencias Socio π

Educativas dependientes del cpm. Desde los equipos

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profesionales han trabajo en pos del egreso de los mis-

mos pero estarían evaluando como imposible su retor-

no con su familia, ante las características de la misma.

Juan y María nacieron después de la reconciliación π

entre Estela y Pedro.

Juan (2 años), se encuentra bien de peso y talla. π

Dando cuenta de un desarrollo biológico adecuado,

pero da cuenta de serias dificultades en su desarrollo

psico-emotivo. Uno de los indicadores es que no habla,

se da a entender por señas. Disperso, muy inquieto.

Permanentemente busca irse a la calle.

María (8 meses), presenta una desnutrición de casi π

3° grado cuando se acerca por primera vez al centro de

salud. Se la ve con escasa (casi nula) estimulación física

y emotiva.

Familia extensaPaterna:

Diferencias sustanciales en cuanto a condiciones π

de vida y hábitos.

No colaboran en la crianza de los hijos de Estela y π

Pedro argumentando que aquella se enoja.

Responsabilizan exclusivamente a la madre por el π

estado de salud de los niños.

Denuncian maltrato (gritos, sacudones y desaten- π

ción) hacia Juan.

En determinada oportunidad se hicieron cargo π

también de Esteban y Pablo para que salgan del hogar

de menores, pero inmediatamente ambos también se

fueron de la casa de la abuela.

Materna:

Al fallecer la madrastra de Estela, sus medios her- π

manos le niegan todo derecho sobre los bienes que eran

de propiedad de la madrastra y la dejan sin nada.

Desde entonces no mantiene vínculo con ninguno π

de ellos.

El padre de Estela se separó de su madrastra y vive π

solo en la ciudad de Paraná, pero no existe ningún con-

tacto entre ambos.

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Ateneo de Trabajadores Sociales

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Relación Trabajo Social - Salud Mental - Alcoholismo (Proceso Salud-Enfermedad)*Lilia E. García - Maricel Fabre - Miriam Reatto - Natalia García - Mariela Guzmán - Cecilia Albornóz

Nuestro proceso de intervención es llevado a cabo en el Hospital Neuropsiquiátrico «Dr. Antonio L. Roballos», enmarcado

en el campo de la Salud Mental.

Salud Mental que para nosotros (desde la concepción de Pichón Rivière) se identifica con la adaptación activa a la reali-

dad, implica relación con el mundo en términos de aprendizaje, transformación recíproca en función de sus necesidades.

Trabajamos desde la concepción de Salud-Enfermedad como Proceso, siendo el sujeto sano en la medida en que apre-

hende la realidad en una perspectiva integradora y tiene capacidad para transformar esa realidad transformándose a la

vez él mismo.

Se intenta, desde este marco, el acompañamiento del sujeto y sus referentes vinculares en un proceso de reconocimiento y

apropiación de su historia de vida y condiciones concretas de existencia, en función de construir su devenir en la compleja

relación sujeto-mundo, a partir de su capacidad de toma de decisiones y cambio.

Por ello, cuando en el 2004 la Secretaria Técnica de dicho hospital, quien es Trabajadora Social y actualmente Direc-

tora de la Organización Institucional, nos propone abocarnos al abordaje del alcoholismo interpelando a profesionales

del Trabajo Social para llevar adelante el mismo, decidimos echar a andar este desafío adoptando la metodología gia

(Grupo Institucional de Alcoholismo).

El mes de Mayo de 2004 tres Trabajadoras Sociales comienzan a construir un espacio de Abordaje Integral e Integrador

del proceso de alcoholización comprendido como un proceso grupal donde nos enfermamos y curamos socialmente, en un

hospital psiquiátrico, defendiendo el abordaje del mismo desde los espacios de la salud pública, reconociendo la existencia

del problema y no contribuyendo a su prevalente negación.

El Modelo Terapéutico de trabajo se organiza en la Asistencia, Prevención, Promoción e Investigación del proceso de

alcoholización, con una mirada integradora bio-psico-social y desde un triple Abordaje Singular, Socio Familiar y Gru-

pal. El objetivo es trabajar sobre la construcción de un proyecto de vida resignificado y re-encontrado desde las historias

de vida, los vínculos y las relaciones, los sueños y los aspectos inherentes a la identidad, como desde la autonomía de la

persona en el proceso salud-enfermedad.

Se aborda la matriz social del Proceso de Alcoholización, haciendo una lectura del camino social del enfermar, en lo

grupal y en cada persona, en un proceso de internalización de nuevas identificaciones, rupturas y recomposiciones vincu-

lares, reemplazando la habitual muleta por un instrumento y soporte independizador.

Asimismo, a partir del fuerte convencimiento de que debe ser llevado adelante desde un trabajo interdisciplinario,

cuando se da inicio a la construcción de este espacio se realiza la apertura del mismo a otros profesionales que prestan

servicios en la Organización Institucional. Consideramos que la compleja realidad socio familiar en tensión con el Pro-

ceso de Alcoholización, no puede ser abordada desde una sola disciplina, sino que la atención debe ser brindada desde un

equipo de salud constituido por diversos profesionales, en el cual cada uno de ellos domina un campo disciplinar a raíz

de su especialización, pero quienes en conjunto interactúan y tensionan saberes y concepciones en pos de construir una

mirada integradora que posibilite un abordaje integral desde la concepción de totalidad.

*Trabajo presentado en el Ateneo «La fuerza del proceso grupal: estrategias de abordaje integral del alcoholismo», desarrollado el 27 de junio de 2007.

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Metodología de trabajo

Dada la multiplicidad de factores intervinientes en el

proceso de salud-enfermedad en relación con el alcoho-

lismo, es importante comprender las dificultades para

instrumentar modelos de tratamiento que abarquen pre-

vención secundaria y terciaria a las que intentamos abo-

carnos en este espacio, por ello consideramos acertada la

idea del triple abordaje: Singular, Familiar y Grupal.

1. Primer entrevista

La primera entrevista configura, en algunos casos, la

única oportunidad de incorporar a la persona al siste-

ma de atención y sobre todo de comenzar un tratamien-

to de desintoxicación y rehabilitación del alcoholismo;

por ello es fundamental realizar los máximos esfuerzos

para percibir o detectar en esta instancia las necesida-

des subjetivas que trae cada persona.

En relación con el alcoholismo, quienes están viven-

ciado esta problemática suelen ser personas con una

gran vivencia de soledad, desesperanza y con imperio

del presente anónimo y pasivo, con la convicción de

que sus proyectos están condenados anticipadamente

al fracaso. En muchos casos son sujetos con exagerada

necesidad de dependencia o bien, sentimientos de in-

ferioridad y baja autoestima. En otras ocasiones, serán

las disfunciones orgánicas o corporales los motivantes

de la consulta. Asimismo, es tarea del equipo despe-

jar todas las dudas asibles referentes al problema que

la persona y los referentes que lo acompañan plantean,

como así también respecto al tratamiento que se le ofre-

ce como propuesta.

Es sumamente importante detectar y fomentar los

«motores» que podrían impulsar la motivación para

dejar de consumir alcohol y mantener la abstinencia.

La modalidad e interrelación entre los profesionales y

quienes asisten a la consulta va a incidir en gran me-

dida en la participación y concurrencia a las siguientes

entrevistas.

En esta instancia, de ser posible, se comienza un

control médico general con solicitud de estudios com-

plementarios adecuados a cada situación personal, los

cuales le son debidamente informados y explicados

llegado el momento, siendo necesario notificar en los

términos más didácticos y menos dramáticos posibles,

dando a conocer objetivamente los riesgos de continuar

con la ingesta.

En esta primera entrevista se comienza a configurar

un diagnóstico socio-familiar de la persona (situación

económica-laboral, familiar, tipo y lugar de vivienda,

relación con su entorno social, situación judicial si co-

rrespondiere, entre otros); y asimismo se le explica la

metodología de abordaje del tratamiento.

El momento del espacio grupal es considerado muy

importante en el proceso de recuperación y necesita de

la participación del sujeto, quien influye y se ve influido

por otros sujetos; motivos por los cuales consideramos

necesario establecer ciertos criterios de inclusión al

abordaje grupal como una forma de respetar el funcio-

namiento de la dinámica de mismo, como así también

de que la persona pueda rescatar aspectos beneficiosos

del grupo.

2. Abordaje Singular

Esta es una instancia en que la persona puede expre-

sar o comunicar inquietudes, experiencias, angustias

y otras situaciones que no se atreva a llevar al grupo y

plantearlo. En estos casos el equipo evaluará la infor-

mación y aconsejará si es prudente y productivo o no,

el tratamiento de esa temática en la instancia grupal.

De la misma forma, se puede continuar o profundizar

con el/los tema/s que el equipo considere que ha dejado

algún tipo de marca o huella en el sujeto desde el gru-

po, o que le hubiesen despertado nuevas inquietudes.

También se da en este espacio continuidad a la profun-

dización de la indagación de la historia personal y de las

condiciones de vida actual de la persona, en función de

seguir configurando el diagnóstico iniciado en la pri-

mera entrevista e ir delineando temas a trabajar. Y se

llevaba adelante control estricto e individualizado de la

medicación y del estado de salud de la persona.

Siendo un momento propicio para realizar los máxi-

mos esfuerzos para elevar la autoestima de la persona

y estimular o favorecer la creación de proyectos vitales,

decisiones éstas con gran repercusión positiva en vistas

al apego y al compromiso con el tratamiento.

La negación es el mecanismo psíquico defensivo más

importante de la persona con problemas de alcoholis-

mo y es el obstáculo que debe enfocarse en la primera

entrevista y continuarse en este y los otros abordajes.

3. Abordaje Familiar

Pichón Rivière veía la familia como un grupo pequeño

que representa o refleja los conflictos de la comunidad,

la nación o el país; conflictos que se desarrollan dentro

de la interacción. Interacción concebida como la acción

o influencia mutua entre dos personas, produciendo

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Ateneo de Trabajadores Sociales

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efectos. Uno de ellos es la modificación de los sujetos

intervinientes a nivel de al dimensión intrasubjetiva a

partir del análisis de los vínculos del sujeto, de sus con-

diciones concretas de existencia.

No sólo se aborda el mundo interno del sujeto, sino

también lo intersubjetivo desde el interjuego entre el

mundo interno y el mundo externo; es decir que se

internaliza una modalidad de experiencia, relaciones

vividas que adquieren otra dimensión. Esa dimensión

intrasujeto también va a modificar lo intersubjetivo, lo

relacional.

Es en ese contexto que una conducta adquiere signifi-

cación y coherencia; una vez que una conducta se hace

significativa y comprensible es más factible que sea

modificada. Con respecto al interjuego de roles que se

despliega en la familia, cabe explicitar que para Pichón

Rivière el rol «es un modelo organizado de conducta,

relativo a cierta posición del individuo en una red de in-

teracción ligado a expectativas propias y de los otros».

Desde esta concepción se adjudican o se asumen,

dialécticamente a través de complejos mecanismos, di-

ferentes tipos de roles. Y será labor del equipo intervi-

niente contribuir, desde sus señalamientos, a favorecer

la operatividad y dinámica familiar desestructurando

las conductas estereotipadas que obstaculizan el apren-

dizaje y la comunicación.

El objetivo en esta instancia, es significar al grupo

familiar como un sistema de interacciones que pro-

muevan el desarrollo, el crecimiento y la comprensión

de cada uno de sus componentes. Se intenta reforzar la

capacidad de comunicación y definir con claridad las

responsabilidades, los derechos y los límites en las li-

bertades de cada miembro familiar, con el objeto de que

los mismos puedan ayudarse entre sí.

Cabe destacar aquí que entendemos como grupo fa-

miliar al grupo primario de pertenencia, no necesaria-

mente vinculado por lazos sanguíneos o parentales,

sino también por vínculos afectivos, de confianza y/o

amistad, por lo que en ocasiones suelen ser personas

que acompañan a la persona afectada por la problemáti-

ca, transformándose así en referentes circunstanciales

en el tratamiento.

4. Abordaje Grupal

Sostenemos que el grupo es el instrumento y el sopor-

te principal de la recuperación. Posibilitador de que la

persona tome la decisión de recuperarse, en un mundo

interno interpelado por el mundo externo. Esta es una

instancia sumamente importante en el proceso de recu-

peración de la persona, puesto que el sujeto pertenece

a un mundo de relaciones sociales, cultural e histórica-

mente concreto, donde las interacciones se juegan de

modo cambiante según los hechos y discursos que do-

minen el campo colectivo.

En este espacio la inseguridad, la desesperanza, la im-

punidad, el deterioro familiar y personal, conviven en

distintos momentos con la solidaridad, la reconstruc-

ción de los grupos primarios, la confianza en las propias

fuerzas y la construcción de nuevos proyectos de vida.

Esta tarea grupal apuntala la recuperación de los

afectados directos y sus familiares. El grupo es un es-

pacio abierto que se ofrece para rever, corregir, volver a

rever «la Carrera alcohólica» de la persona; proceso que

en cada uno de los miembros del grupo tiene un modo

particular de vivirse y producirse, pero que al ser abor-

dado colectivamente adquiere una dimensión y una ex-

plicación más profunda y amplia.

Cabe mencionar que a la familia le permite ver, reco-

nocer y elaborar su propio papel, tanto en la emergencia

de la problemática del alcoholismo como en ser agentes

de marginación y negación.

En la historia de vida de cada uno está un poco la de

todos, dándose el fenómeno del espejo, el cual es propio

y específico de este tipo de abordaje, facilitando el análi-

sis de las relaciones interpersonales y haciendo sentir a

los participantes integrantes de un sistema social. Este

método favorece asimismo el «insight» del problema

quebrando definitivamente la negación estructurada

como defensa psíquica; ambos fenómenos psicológicos

(espejo e «insight») siembran el terreno para que la per-

sona pueda realizar su propia catarsis y retroalimenta

nuevamente todo el proceso.

Es necesario aclara aquí que consideramos, tal como

pregona el Dr. Jorge Pellegrini, que se trata de un es-

pacio de aprendizaje a partir de la vida concreta de sus

miembros, el cual ayuda a romper el círculo de aban-

dono e individualismo suicida, para mostrar la posibi-

lidad de otro encuentro humano, en el que la identidad

no quede determinada por lo que se consume.

Por ello desechamos la idea de grupo de alcohólicos

para usar la de alcoholismo, grupo en el cual sus inte-

grantes forman parte de la asistencia, la investigación,

la docencia y la recuperación. Tampoco practicamos el

anonimato porque cada ser humano tiene su nombre y

apellido, el que sintetiza su identidad, su pertenencia

a una familia, un pueblo o una nación, en definitiva a

una historia humana y su rol en ella.

Cabe mencionar la importancia que reviste el estable-

cimiento y sostenimiento de un encuadre de trabajo, el

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definir referentes claros, lo cual hace alusión al día, la

hora, el lugar y el coordinador de la tarea, de cada en-

cuentro grupal; se requiere claridad permanente como

respuesta terapéutica. Esto permite ir inscribiendo el

dispositivo en la vida cotidiana de la organización insti-

tucional donde se halla inserto.

Las reuniones se componen de tres momentos espe-

cíficos, presentación-desarrollo-evaluación, los cuales

no se desarrollan de forma esquemática sino en rela-

ción con la dinámica de cada encuentro.

Es importante que el grupo posibilite la reconstruc-

ción de los vínculos familiares y sociales deteriorados,

reconstruyendo a su vez aquellos que operan como faci-

litadores de la enfermedad. Como así también que per-

mita y acompañe el proyectarse de cada persona en fun-

ción de una nueva identidad, construida sobre la base

de su historia personal, siendo conciente de lo vivido y

aprendiendo diferentes formas de adaptación activa a

la realidad.

El gia es una metodología de abordaje de una de las

problemáticas más preponderantes de los últimos tiem-

pos. Si bien al alcoholismo tiene un desarrollo históri-

co, es significativo el incremento del abuso de alcohol,

principalmente en adolescentes. Por ello, desde el hos-

pital Roballos, adoptamos la perspectiva creada por el

Dr. Jorge Pellegrini, desde hace más de 20 años, como

Propuesta de Abordaje, singular, familiar y social.

«Solo no puedo… con otros quizás…», es una de las

frases que abren en pensamiento a la posibilidad de lu-

char con otros, desde la vida cotidiana, desde la singu-

laridad, con horizontes colectivos.

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Cuando la intervención no es bienvenida… Reflexiones sobre los límites y posibilidades de una intervención desde el sector salud*Lucrecia Godoy - Carina Carmody

La «realidad» se presenta hoy como un «exceso» que pareciera hacer fracasar nuestra formación, los esquemas concep-

tuales que nos permiten entender y explicar lo que sucede, más aún cuando vivimos en un contexto donde prevalece el

criterio del «pensamiento único». La idea es entonces, en contraposición a la unicidad del pensamiento, problematizar,

realizar un ejercicio de elucidación, es decir, «pensar lo que se hace y saber lo que se piensa».

A continuación se recupera una experiencia de intervención desde el sector salud, que se inició en febrero de 2007, en

la ciudad de Paraná, Entre Ríos.

*Trabajo presentado en el Ateneo desarrollado el 15 de agosto de 2007.

1. Presentación de la situación

La situación que presentamos a continuación tiene

como protagonistas a María, una joven de 26 años de

edad, y sus cinco hijos (de distintos padres): Mariano

(8 años), Nadia (4 años), Andrea (2 años), Belén (1

año) y Camilo (5 meses). Además, María está cursando

un embarazo de 2 meses aproximadamente.

Los mayores están reconocidos legalmente por su pa-

dre y lo ven de vez en cuando. Andrea, Belén y Camilo,

no están reconocidos por sus respectivos padres bioló-

gicos, aunque saben de su existencia.

Esta familia vive en una zona perteneciente al Barrio

Alloatti de la ciudad de Paraná (Entre Ríos), que ha cre-

cido en cuanto al número de viviendas allí asentadas

(de precariedad extrema) en estos últimos dos años.

Las condiciones habitacionales de María revisten esas

características de precariedad y hacinamiento (casilla

de chapa, paredes de chapa, piso de tierra, sin baño y

sin agua).

Los ingresos que percibe provienen en su mayoría de

planes sociales (paf, a nombre de María; praf, a nom-

bre de Mariano; Incinipa, a nombre de Nadia) y ade-

más $170 en razón de cuota alimentaria por sus dos

hijos mayores (Mariano y Nadia). Para la subsistencia

cotidiana asisten al comedor de la Escuela Esparza y

reciben ayuda los fines de semana del comedor de la

iglesia Guadalupe. Los niños en edad escolar asisten a

la mencionada escuela.

Respecto de la red familiar y vincular, se observa que

los lazos familiares son débiles: inestables en el tiempo,

sin posibilidades de compartir/colaborar en la tarea co-

tidiana para subsistir, cargados de historias previas de

abandono y alcoholismo. Específicamente con su ma-

dre, María tiene una vinculación mayor en algunos mo-

mentos. Pero en otros, la comunicación se interrumpe y

ya no puede recurrir a ella para el cuidado de sus hijos.

En cuanto a los vecinos, sólo se relaciona con una sra.,

que ha sido quien le ha brindado contención y ayuda en

ocasiones de urgencias.

2. Recorridos de nuestras intervenciones

2. a) Motivo de intervención

Tomamos contacto con este grupo familiar a raíz de

una derivación desde el Centro de Salud Balbi ante la

falta de controles de salud periódicos de los niños (en

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especial del mayor de ellos, Mariano, quien presentaba

riesgo de desnutrición), como también ante el avanzado

embarazo de María con un solo control a los 8 meses.

2. b) Estrategias:

Debido a la accesibilidad geográfica al Centro de Salud

(cs) San Martín, y a su vez, siendo el barrio Alloati parte

del área programática del Hospital Domagk, comenza-

mos a intervenir en forma coordinada realizando varias

visitas domiciliarias, tanto en forma conjunta como

individualmente, con el objetivo central de entablar un

vínculo con la sra. y de determinar las líneas de acción

en pos de mejorar la situación de los niños, fundamen-

talmente.

En las primeras visitas (dos o tres) María se mostró

accesible al diálogo y pudimos ir acordando algunos as-

pectos sobre los cuales podíamos intervenir (asesoran-

do, acompañando, facilitando el acceso):

garantizar el control pediátrico y del embarazo (esta- π

ba embarazada de Camilo en ese momento), facilitando

tarjetas para transporte urbano y turnos programados;

acompañarla en la tramitación del π dni de la menor

de las niñas, Belén (nació en el domicilio y no contaba

aún con partida de nacimiento);

comenzar a gestionar diversas alternativas para pa- π

liar la situación de indigencia (inclusión excepcional al

Plan Familia, entrega de leche, gestión para la obten-

ción de materiales para mejorar las condiciones habi-

tacionales).

Después de este primer acercamiento, interrumpimos

el contacto durante dos meses aproximadamente (debi-

do a las inundaciones que afectaron la zona y a las inten-

sas lluvias). En ese período María da a luz a Camilo.

Luego entonces, se realiza una nueva visita para faci-

litar algunos turnos para que pueda llevar a controlar

a su bebé recién nacido (se le entregan tarjetas de co-

lectivo), obtener leche y evaluar alguna medida de anti-

concepción ante su manifestación de no querer quedar

embarazada nuevamente.

En esta oportunidad, ya comienza a demostrar hosti-

lidad ante nuestra presencia. Acuerda con nosotras ac-

ciones a seguir, asumiendo algunas responsabilidades

que luego no puede sostener (que los niños asistan re-

gularmente a la escuela y al comedor, que lleve a control

al más pequeño, que iniciemos los trámites de dni para

tramitar otro tipo de beneficios, etc.).

A fines de julio, María se acerca al cs San Martín

ante una complicación de salud del más pequeño, de 4

meses de edad. Por el cuadro que presenta, la sugeren-

cia de la pediatra es continuar realizando controles en

forma diaria. Pasados cinco días sin asistir, decidimos

acercarnos junto con la pediatra a su vivienda, ya que

entendíamos las dificultades de María para acceder co-

tidianamente al Centro de Salud. El niño es derivado

entonces al Hospital San Roque para su internación.

En esta oportunidad, María manifiesta en forma cla-

ra y explícita su total desacuerdo con nuestra presencia.

Al llegar, la joven se enojó porque nos estábamos me-

tiendo en su vida, sin ningún motivo, ni permiso, ni

razones. Manifestó también que no quería que estemos

ahí, que no estábamos cuando necesitaba que le cuiden

los hijos, que no le habíamos dado nada, que no preten-

diéramos que hiciera lo que le pedíamos…

En este encuentro además, pusimos en juego la fi-

gura del Juez: «mirá que yo estoy obligada a informar

al juzgado por el tema del dni», pero asumido desde

lugares distintos. Una de nosotras desde el lado de «te

entiendo, te quiero acompañar en esto», y otra del lado

«estoy obligada a informar».

Esta intervención no es casual. Intenta poner un «or-

den desde afuera»: lo que ocurre a nivel doméstico, fa-

miliar, debe ser «controlado desde algún lado», y si bien

comprendemos la situación, justamente por ello inter-

venimos. Pues mientras se van buscando alternativas,

los niños tienen que continuar con la escuela y contar

con la atención de salud necesaria, que en este caso,

era vital.

Pero además, informando al Juzgado o al Consejo

Provincial del Menor (reconociendo sus falencias y lí-

mites) redistribuimos las distintas responsabilidades

institucionales ante esta situación en sus aspectos es-

tructurales y coyunturales.

2. c) Más estrategias…

A lo largo de este proceso de intervención, ante el fuer-

te cuestionamiento hacia nuestra «intromisión» y a la

necesidad (a nuestro criterio) de generar estrategias de

contención socio-familiar, nos preguntamos cuál sería

la mejor manera de llegar a María, qué necesitaba ella,

qué podíamos ofrecer nosotros, es decir, cómo «nego-

ciar» esta intromisión.

Nos pareció que era fundamental que María asumie-

ra un rol activo y protagónico en la definición de las

líneas de acción y en las prioridades, corriéndonos del

lugar de la asistencia material que nos reclamaba María

(absolutamente necesaria) y abriendo el juego para que

ella decida, reconociéndola en su capacidad y fortale-

ciendo de esta manera su autonomía.

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Ateneo de Trabajadores Sociales

21

Así es que, en el marco de una estrategia definida en

lograr construir una relación de confianza con María, y

luego de que el pequeño estuviera internado, retoma-

mos el diálogo, esta vez, sólo desde el cs San Martín.

Es a partir de allí que comenzamos a trabajar en pos de

lograr una relación de mayor acercamiento para poder

lograr, por un lado, contención y confianza que nos per-

mita ir trabajando junto con ella las necesidades mani-

festadas como urgentes y, por otro, aquellas cuestiones

que nosotras planteamos como necesarias en cuanto

a ir instalando lugares de inclusión (educación, salud,

identidad) y que a su vez permitiera la gestión ante el

Programa Familia.

Entonces, la entrevista hizo eje en lo que a ella le pa-

saba, cómo se sentía, qué quería hacer, qué podía hacer,

con quiénes contaba, etc. Este cambio de centramiento

permitió otro diálogo en el que surgieron muchos as-

pectos relacionados con su vida familiar, la relación con

los padres de los niños, la relación con los vecinos.

Mientras tanto, el sexto embarazo en curso…

2. d) Recuperando la historia y sus vínculos

En cuanto a su familia de origen: María dice tener una

relación bastante distante porque siempre discuten, pe-

lean. Pero otros motivos por los cuales ella no quiere

dejar a los niños bajo el cuidado de su madre es que

la sra. no tiene mucho tiempo disponible por su traba-

jo, así como por su enfermedad (alcoholismo). Por otro

lado, la mamá y una hermana cuestionan a María en su

rol de mujer y de madre.

De aquí nos surgen varios interrogantes: ¿cómo ha-

brá sido la infancia de María?, ¿cómo ha sido la relación

con sus padres estos años?, ¿cómo participa su familia

en la crianza de los hijos de María?, ¿cuál es el lugar

que deberían ocupar? María manifiesta haber vivido en

un hogar: ¿cómo este hecho ha marcado su vida?, ¿cuál

es la relación del mismo con la desconfianza que mani-

fiesta hacia nosotras?, ¿qué representación tiene de no-

sotras (debido a que parte de su enojo hacia nosotras se

manifiesta en que no le hemos conseguido nada, en el

sentido de chapas, leche, algún plan social, etc.)?, ¿qué

lugar se le otorga al Trabajador Social en el imaginario

social?

En cuanto a sus parejas, podríamos afirman que Ma-

ría nunca ha tenido una, sino relaciones esporádicas

sin convivencia que se han terminado ante cada emba-

razo. Con el papá de Andrea, la relación ha estado ses-

gada por situaciones de violencia y agresiones con él y

con su familia. Sólo refiere haber «querido» al papá de

Camilo. Con el papá del bebé en camino está conforme

porque tiene una buena relación con los demás niños,

se ha ocupado de Camilo y la ha ayudado con algunos

bienes materiales (lavarropas, secarropas, etc.), aunque

ya no están juntos.

Ante esta situación surgen más interrogantes: ¿cómo

es la relación de María con los varones?; ¿qué significa-

do tiene para ella la maternidad (por un lado, lo define

como una muestra de ese amor a esa pareja, pero por

otro lado, no lo buscó ni deseó el actual embarazo)?;

¿qué lugar ocupan los padres en la vida de los niños?

En el caso particular del padre de Mariano y Nadia, si

bien él los reconoció, les proporciona una mínima cuo-

ta alimentaria y los ve de vez en cuando. ¿Cómo partici-

pa en la crianza de ellos? ¿Se ocupa? ¿Se preocupa? Con

respecto a los demás padres, si saben de la existencia de

los niños, ¿por qué la negación?

¿Y los derechos de los niños a la identidad, a saber

su historia? ¿Qué hacemos como trabajadoras sociales

ante esta situación? ¿Naturalizamos también la inequi-

dad de género? ¿Qué estrategias proponemos en este

sentido? ¿Cómo las negociamos con María?

Relaciones vecinales

María afirma no tener mucha comunicación con los ve-

cinos, excepto con una de ellas que es quien la ha ayu-

dado en algunas oportunidades, cuidando a los niños o

acompañándola al hospital.

Por otra parte, permanentemente manifiesta preocu-

pación por «qué dirán los vecinos de ella», argumen-

tando que son ellos quienes hablan de ella sin saber

cuál es la realidad que vive y que nuestra presencia allí

es por causa de los vecinos.

¿Por qué María otorga tanta importancia a lo que

piensen o digan los vecinos? ¿Cuál es la representación

que ella tiene de los mismos? ¿Cómo es la relación con

los vecinos? ¿Es conflictiva? ¿Cómo abordar la situación

que está viviendo con la vecina con quien tiene el pro-

blema del pozo? ¿Qué representación tienen de noso-

tras los vecinos (María ha manifestado en varias oca-

siones que no le gusta que los vecinos vean que vamos

a hacerle las visitas domiciliarias)?

3. Y… ¿a la fecha?

A la fecha de edición de este material podemos decir

que, habiendo retomado la relación con María y con un

fuerte acompañamiento (buscándola y llevándola), se

pusieron al día las cuestiones de documentos y se for-

malizó la gestión en el Plan Familia en diciembre de

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2007 (estando a la espera de una respuesta). La ayuda

de materiales nunca llegó. La relación con la familia si-

gue con sus vaivenes.

A pesar de que conocimos un poco más de ella y su

historia, y de poner en marcha otros modos de relación,

los aspectos estructurales y de vulnerabilidad no se mo-

dificaron: los niños yendo poquitos días a la escuela,

comiendo lo que hay, sin vacunas…

Llegó un nuevo año (2008) y con ello un nuevo niño a

la vida de María, Joaquín, quien al principio representa-

ba para ella un embarazo no deseado. Pero después del

nacimiento asumió un rol activo brindándole cuidados,

protección, cariño. Hoy Joaquín está creciendo con sa-

lud y asiste periódicamente a los controles al Centro de

Salud San Martín.

A principios de 2008, María comienza a asistir a una

Iglesia Evangélica de la zona, puesto que sentía una ne-

cesidad de mayor contención espiritual. Allí conoce a

Graciela, una señora de 64 años, quien reside en zona

de Bajada Grande y quien se involucra afectivamente en

la vida de María, principalmente en la de Camilo, quien

desde el nacimiento presentaba desnutrición.

María, embarazada, comienza a trabajar en casa de

Graciela, ayudándola con las tareas del hogar. A cam-

bio de ello Graciela comienza a ocuparse de Camilo y

ayuda a María con la crianza y la alimentación de todos

los niños.

Graciela y María acuerdan que Camilo se quedaría

por un tiempo, hasta que Joaquín naciera, en casa de

Graciela, puesto que para María era muy difícil en su

estado y condición poder cuidar de todos los niños y de

su persona. Es así que desde febrero de 2008, Camilo

vive con Graciela…

Actualmente, Camilo se ha recuperado de la desnu-

trición, dio sus primeros pasos, sus primeras palabras,

y entabló con Graciela una relación muy especial. Es

ella quien lo lleva al cs para los controles y lo sigue te-

niendo a su cargo, con su familia, en su casa; y María va

a visitarlo casi a diario.

Esta nueva reorganización familiar (accede a que Ca-

milo viva con Graciela puesto que entiende que es un

beneficio para el niño) le permite a María poder ocu-

parse de los niños y de ella desde otra postura. María le

otorga importancia y accede a pautas anticonceptivas,

puesto que entiende que no puede tener más niños, que

no tiene los medios para criarlos y que implica además

un riesgo para su salud.

Con la crianza de Joaquín y los demás niños la ayuda

una vecina, quien la acompaña, los cuida, los alimenta,

etc.

La aparición en la vida de María de Graciela y de Ruth

(vecina), le implica otra manera de organizar su cotidia-

neidad y la de sus hijos, pero: ¿por qué debe una familia

estar separada para poder sobrevivir?, ¿qué le implica

a María que sus hijos estén con otras familias?, ¿y los

padres?, ¿dónde está el Estado?, ¿y las instituciones que

deben velar por los derechos de los niños?

Nosotras, como profesionales de la salud, ¿desde qué

postura continuamos interviniendo con esta familia

«sustituta», entendiendo que ha sido una pieza funda-

mental para la recuperación de Camilo y para el creci-

miento de Joaquín? ¿Continuamos fortaleciendo y po-

tenciando los vínculos con estas personas? ¿Cómo se

reconfigura la relación del niño con su madre biológi-

ca? Nos seguimos preguntando también por el lugar de

la familia de origen de María, quienes por momentos se

involucran y por momentos no.

4. Reflexiones finales… ¿qué debieran ha-ber sido iniciales?

Hasta aquí, nuestras intervenciones, truncas, decepcio-

nantes… Si Marilda Iamamoto leyera este trabajo, segu-

ramente le serviría como un ejemplo actualizado acer-

ca de sus definiciones del trabajo social: «…el asistente

social es solicitado no tanto por el carácter propiamente

técnico-especializado de sus acciones, sino antes y bási-

camente, por las funciones de cuño educativo, morali-

zador y disciplinador…»1 .

No es que desconozcamos las relaciones profundas

que guarda nuestra profesión con la conservación de un

orden social capitalista, sólo que Iamamoto lo describe

de una manera que puede conducirnos, a veces, a una

actitud paralizante (nada es posible hacer, lo que haga-

mos no tiene ninguna incidencia en la vida material de

estos sujetos, etc.). Para atenuar este sentimiento frus-

trante, nada mejor que recordar las palabras de Marga-

rita Rozas al reflexionar sobre la coexistencia en toda

relación social de los polos de la regulación y la eman-

cipación: «…La manera de construir un dispositivo de

respuesta no es la postura acerca de cómo reposiciona-

mos la condición humana del sujeto, sino de qué mane-

ra asistimos para que no terminen muriéndose (…) Hay

una comprensión muy pegada de la intervención vincu-

lada a la materialidad, a la carencia. La carencia y la ma-

terialidad es lo constitutivo de la condición humana, es

un elemento, pero no es lo que la define, hay otros ele-

1 IAMAMOTO, Marilda V. Renovacao e cnoserfadorismo no servi-co social. (9na. Edición) (Traducción propia). Brasil: Cortez Edi-tora. Pág. 42.

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mentos en la condición humana. (…) La práctica siem-

pre se estructurará en función de estas dimensiones.

Ahora, la intervención por si sola no acentúa un polo

—en términos globales— si no puede construir alteri-

dad, como posibilidad de cambio, de ruptura. Entonces,

la intervención en términos de otras condiciones im-

plica trabajar desde otros valores, estaríamos, desde el

polo emancipatorio, definiendo la dimensión ética»2 .

Entonces, ¿cómo redefinimos la intervención? Porque

además de lo dicho, debemos considerar que nuestro

anclaje institucional es la salud pública, lugar de con-

trol y disciplinamiento social típico. En este contexto, la

demanda institucional es clara: detectar precozmente

situaciones de mayor riesgo para desplegar una estrate-

gia cuyo objetivo no siempre tiene que ver con mejorar

la calidad de vida, la salud, sino que mayormente que-

da reducida a evitar mayor enfermedad, complicación,

muerte.

Con las acciones implementadas, no logramos los ob-

jetivos propuestos tendientes a garantizar los derechos

de los niños a la identidad y a la salud, fundamental-

mente por la siguiente cuestión: solicitamos controles

pediátricos, ginecológicos y vacunas al día a una mamá

sola, que antes que llevar a sus hijos a vacunar tiene que

ver qué comen ese día, con qué los abriga para asistir a

la escuela, con qué los calza, al cuidado de quién deja

a los demás hijos mientras ella controla su embarazo o

asiste a la pediatra, en qué llega al hospital si no tiene

dinero para el colectivo, cómo llega al cs cuando el acce-

so geográfico también se vuelve un obstáculo para una

mujer embarazada…

María es un rostro concreto, real, que pone en eviden-

cia uno de los mayores «logros» del capitalismo, que

es «condenar clases enteras de la población a luchar

cotidianamente por la satisfacción de las necesidades

existenciales puras y simples…» 3. Nos preguntamos en-

2 ROZAS, Margarita. Apuntes del Curso de Actualización «In-tervención Profesional y Cuestión Social» de la Maestría en Tra-bajo Social, uner, 2003.3 PEREYRA, Pontyara (2000). Necesidades humanas. Para una crítica de los patrones mínimos de sobrevivencia. San Pablo: Cortez Editora, Pág. 68.

tonces si en estas condiciones podemos exigir «prime-

ro» que se ponga al día con la atención de salud, para

«luego» evaluar dónde canalizar una solicitud de ayuda

económica para mejorar sus ingresos o las condiciones

habitacionales. O si generamos estrategias para garan-

tizar el derecho vital a una alimentación adecuada, a

ingresos económicos mínimos, a una vivienda digna,

para luego sí, con estos aspectos cubiertos, pensar en

los controles nutricionales periódicos necesarios (com-

prometiendo de esta manera también a otras institu-

ciones responsables como son acción social municipal

y provincial).

¿Qué significación tienen para esta familia las pre-

tensiones de control de salud? Ir al centro asistencial,

¿«les devuelve salud»? En esta estrategia, ¿qué lugar

ocupa María? ¿De «observadora», «población objetivo»,

«beneficiaria», o «sujeto activo»? Si María «no puede

garantizar el cuidado de sus hijos», ¿quién lo define?,

¿quién determina su aptitud?, ¿qué alternativas «salu-

dables» se pueden generar?

Margarita Rozas nos habla de desplegar la condición

humana del sujeto en términos de autonomía, pero sa-

bemos que esto requiere de un proceso que no se logra

de hoy para mañana. Pero además, no es una posibili-

dad que sólo ponemos en juego nosotros, los y las tra-

bajadores sociales, porque si pensamos así, volveríamos

a una actitud de omnipotencia que nos frustra como

profesionales y como personas y que no aporta a una

construcción de verdadera ciudadanía.

Cómo esto lo ponemos en juego con María primero, y

luego con el Estado y la sociedad…

Son muchos los interrogantes que nos presenta la

realidad, compleja, cambiante, en la que son cada vez

más los que no pueden acceder dignamente a un modo

de vida. La lucha constante por la satisfacción de las ne-

cesidades mínimas, la falta de respuestas, las carencias,

la precariedad… síntomas de una sociedad individua-

lista, globalizada, que va dejando afuera a un crecien-

te número de personas, niños, adultos, familias… Y en

esta realidad, ¿qué lugar ocupamos nosotros, los traba-

jadores sociales?

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La Defensoría del Pueblo: un lugar de protección y promoción de derechos*Cecilia Greca - Patricia Brumatti

En el año 2003, en el ámbito de la ciudad de Paraná, se pone en marcha la primera Defensoría del Pueblo en la Provincia

de Entre Ríos creada por Ordenanza n° 8.391 del mes de Diciembre de 2002.

La Defensoría goza de autonomía; su relación con el Concejo Deliberante es funcional. Se trata de una Institución

independiente que incide más allá de los intereses concretos sobre los cuales le cabe intervenir, entendiendo que cada vez

que se defiende un Derecho en una situación particular se procede a la afirmación de ese Derecho y de otros vinculados al

mismo. Es un órgano extrapoder, es decir, no es un órgano de gobierno, ni un amortiguador de disputas políticas; es una

institución de y para los ciudadanos. No sustituye a los órganos de contralor ya estatuidos, sino que los complementa.

En relación con el ejercicio de la independencia, actúa con total libertad sin recibir órdenes de ninguno de los Poderes

de la Municipalidad. Independencia que se observa en el desarrollo de las actuaciones, las resoluciones, las recomenda-

ciones, los programas implementados, las relaciones establecidas; todo se ha dado y se da sin interferencias, conservando

así el carácter y sentido constitucional de su figura.

*Trabajo presentado en el Ateneo «La defensoría del Pueblo y la Promoción de Ciudadanía», desarrollado el 5 de septiembre de 2007.

La misión de la Defensoría del Pueblo de Paraná

Su misión es la defensa, protección y promoción de los

derechos y garantías, individuales y colectivos; apun-

talada por una acción dirigida a restituir la igualdad:

de oportunidades, de trato, de acceso. La igualdad en

la esfera pública, base del acuerdo que posibilita la con-

vivencia en democracia, encuentra respaldo en las le-

yes y herramientas varias que reconocen los derechos

a todos: hombres, mujeres, niños, ancianos, personas

con necesidades especiales. En este sentido, Pactos y

Convenciones Internacionales de Derechos Humanos

representan un recurso principal.

La tarea regular de la Institución se estructura, en-

tonces, según los ejes de:

a) Servicios al Ciudadano: que atiende al denomina-

do carácter «pasivo» de la ciudadanía, entendiendo al

ciudadano como poseedor de derechos, garantías y se-

guridades, y como receptor de servicios con calidades

elementales, según esos derechos.

La tarea se centra en defender y representar al veci-

no de Paraná ante cualquier negación, privación, vio-

lación, maltrato, incumplimiento o insatisfacción en el

libre ejercicio de algún Derecho Individual, Colectivo,

Social, Cultural, Económico, Ambiental, o cualquier

otro derecho ciudadano. No sólo se recibe el reclamo,

denuncia u otro tipo de presentación y se realizan las

correspondientes actuaciones para corregir la situación,

también se puede iniciar de oficio cualquier actuación y

realizar propuestas de mejoras o cambios en cuestiones

que hacen a problemáticas vinculadas a los ciudadanos

y al pleno ejercicio de sus derechos.

b) Promoción de la Ciudadanía: que referencia a la

capacidad y posibilidad del ciudadano de ser partícipe,

de ser actor transformador de situaciones, promotor de

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Ateneo de Trabajadores Sociales

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nuevos derechos, autónomo para el ejercicio de sus de-

rechos y para la actuación dentro del espacio público

como ciudadano pleno.

La promoción es concebida como una tarea que com-

bina la difusión con una labor educativa, así como la

participación en redes en defensa de los derechos. Se

concreta en la realización de visitas, reuniones, talleres,

con el objeto de dar a conocer los derechos trabajando

junto a los/las ciudadanos/as, para profundizar su reco-

nocimiento de ser tales. También se busca profundizar

el conocimiento —como condición del acceso— respec-

to de los derechos (en particular Económicos, Sociales y

Culturales) por parte de distintos grupos de ciudadanos

que históricamente —y debido a su condición de ser

«menores de edad», «el sexo débil», «los viejos», etc.—

han sido considerados incapaces, viendo así menoscaba-

da su condición de sujetos plenos de derechos.

El área de Promoción ciudadana desarrolla dos pro-

gramas fundamentales: «Encuentro con los Ciudada-

nos» y «La Defensoría en la Escuela», bajo cuya acción

se articula con las redes de Defensorías del Pueblo —la

Red por los derechos de las Mujeres y la Red por los de-

rechos de los Ciudadanos con Necesidades Especiales.

El ejercicio del rol profesional del T. S. en el Área de Servicio Ciudadano

Desde el área se prioriza la atención inmediata del re-

clamo, la consulta o la denuncia, realizando los con-

tactos y trámites que sean pertinentes con la mayor

celeridad posible, garantizando una información per-

manente sobre el avance y el estado de las actuaciones

realizadas.

Las tareas son desarrolladas por personal especiali-

zado en las diferentes disciplinas (economía y finanzas,

legales, social, construcción e infraestructura, educa-

ción, etc.), según las cuales se organiza la atención de

los reclamos y se coordinan esfuerzos entre las distin-

tas áreas en abordajes interdisciplinarios.

Se recibe el reclamo, se analiza la problemática y se

procede a la consecución del trámite ante el organismo

pertinente, bajo los siguientes principios: impulsión e

instrucción de oficio, informalidad, accesibilidad, in-

mediatez, gratuidad, celeridad.

En muchas oportunidades el vecino se presenta des-

conociendo el funcionamiento de las áreas del Estado

Municipal y/o Provincial, e incluso desconociendo la

existencia de organismos de contralor en las diferen-

tes áreas de servicios. A partir de estas situaciones, se

informa y orienta al ciudadano en la realización de su

gestión. Esta tarea involucra un importante espacio en

el trabajo diario.

En el trabajo cotidiano con los problemas, reclamos

y denuncias de los ciudadanos paranaenses, se observa

una gran brecha —cuando no carencia absoluta— en la

accesibilidad al pleno ejercicio de los derechos Econó-

micos, Sociales y Culturales (desc) de la población. Bre-

cha que, sin duda, va de la mano de la pobreza y la indi-

gencia, acentuada por la persistencia de esta situación,

que pone en entredicho la concreción de estos derechos

para grandes grupos de ciudadanos; pero que, además,

afectan el ejercicio pleno de los derechos civiles y polí-

ticos, la libertad, la autodeterminación. En definitiva,

nada más y nada menos que la ciudadanía.

Si bien los desc se encuentran consagrados en nues-

tra Constitución y reconocidos en los Pactos Internacio-

nales a los que nuestra Nación ha adherido, no están

establecidos los mecanismos globales para la identifica-

ción y el tratamiento de las violaciones individuales para

todos los derechos referidos que posibiliten a los ciuda-

danos u organizaciones la facultad y las herramientas

para denunciar al Estado o Gobierno que no atienda,

proteja o garantice, derechos fundamentales como son:

el derecho a la vivienda; a la salud; a la educación; a la

alimentación. Por ello, la tarea de la Defensoría es vital

en la defensa y protección de los mismos.

Ante el desconocimiento generalizado de los ciuda-

danos acerca de las diferentes gestiones posibles —ante

organismos públicos y privados— tendientes a procurar

la restitución de un derecho vulnerado, así como sobre

la existencia y plena vigencia del derecho, la función

de asesoramiento y orientación general que se brinda

desde la Defensoría —y desde el Área de Servicio Ciu-

dadano en particular— posee un profundo sentido de

promoción ciudadana, puesto que para el ejercicio de

los derechos es condición su conocimiento y reconoci-

miento. Y es también en este sentido que se inician las

actuaciones y se apela a los organismos responsables

de la reparación del derecho vulnerado, considerando

fundamental el papel que nos compete —como institu-

ción— en la exigibilidad del cumplimiento efectivo de

los derechos sociales toda vez que se anteponen trabas

o impedimentos de índole económica y/o presupuesta-

ria a su efectiva vigencia.

En el año 2007, el grupo de desc fue el de mayor inci-

dencia de reclamos, constituyendo el 49 % de las actua-

ciones iniciadas: Derecho a la protección integral de la

familia, a la Seguridad Social, a la Vivienda, a la Salud,

a la Alimentación, a la Educación, a un Ambiente Sano,

de Niño/as y Adolescentes, de los Ancianos.

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Programa de Viviendas por Autoconstrucción y Ayuda Mutua «Nación-Caritas»*Alicia S. Beker - Claudia M. Hermosid

La experiencia presentada en el Ateneo realizado en septiembre de 2007, da cuenta del Programa de Autoconstrucción

de viviendas asistida y participativa por esfuerzo propio y ayuda mutua, que se está desarrollando desde el año 2004 en

distintas localidades del interior de la provincia de Entre Ríos. El mismo es implementado desde Cáritas Arquidiocesana

Paraná, a través de un equipo Interdisciplinario conformado por Trabajadores Sociales, Arquitectos, Maestros Mayores

de Obras, Abogados y Contadores.

Este programa posee como punto nodal la articulación desde los distintos ámbitos del Estado y la Sociedad Civil, pro-

moviendo una estrategia organizativa desde lo barrial, lo local, lo regional, lo nacional, en permanente interacción. Ante

todo promueve la construcción de ciudadanía a través de la valorización del trabajo, la promoción de la cooperación, la

participación en la toma de decisiones, la recuperación de la autoestima por parte de las familias participantes.

La experiencia desarrollada desde Cáritas no sólo pretende dar respuesta a la necesidad de una vivienda digna, sino

que también intenta reconstruir, re-significar, el vínculo con el «otro», los lazos familiares y grupales.

*Trabajo presentado en el Ateneo «Hábitat y vivienda», desarrollado el 19 de septiembre de 2007.

Características del Programa

El Programa tiene como objetivo general permitir el ac-

ceso a la vivienda y al mejoramiento de las condiciones

del hábitat de familias que no cumplen con los requi-

sitos de acceso de otros planes recuperando la cultura

del trabajo, facilitando la capacitación en oficios tanto

como en administración de recursos materiales, finan-

cieros, humanos y en modelos asociativos. La población

destinataria son aquellas familias vulnerables y margi-

nadas territorialmente, en forma estructural y/o empo-

brecidas.

La propuesta tiene la modalidad de ser por autocons-

trucción y ayuda mutua, reconociendo el desafío que

esto implica. Pero se cuenta con el antecedente y la ex-

periencia de Cáritas en un programa similar, en la de-

nominada Campaña Reconstruir con Esperanza, junto a

los Inundados, realizada a raíz de la emergencia hídrica

ocasionada por la llamada Corriente del Niño (1997/8).

El actual Programa de Viviendas corresponde a un

Convenio entre Cáritas Argentina y el Ministerio de

Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios

(Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda), el

cual financia materiales, mano de obra (albañiles y

subsidio no remunerativo a beneficiarios de la vivien-

da) y Asistencia Técnica durante el tiempo de la eje-

cución.

Los terrenos en general son donaciones de cada Mu-

nicipio local, o de la propia familia, siendo un criterio

principal la escrituración a nombre de la misma al fi-

nalizar la obra.

Estas viviendas tienen una superficie promedio de 55

m2 y están conformadas por tres dormitorios, cocina/

comedor y baño. Poseen paredes de ladrillo y cemento

revocadas; techos de zinc, aislante y machimbre; pisos

de cerámicos; instalación para la conexión de luz, agua

fría y caliente; gas y desagüe cloacal (a red pública o

pozo según el lugar).

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En cuanto a la calidad, se respetan los «Estándares

mínimos de calidad para vivienda de interés social»,

todo de acuerdo a la norma nacional vigente.

Los proyectos surgen en base a demandas de las co-

munidades locales, (equipos de Caritas Parroquiales) y

son formulados por ellos mismos con el asesoramiento

técnico del equipo de Vivienda de Caritas Arquidioce-

sana.

Se trabaja en forma articulada con los municipios

(donación de tierras, servicios básicos, entre otras cola-

boraciones), interactuando también con otros organis-

mos locales.

En la Arquidiócesis de Paraná se construyeron: 10 Vi-

viendas en Feliciano, 10 en María Grande; 20 en Villa-

guay; 10 en Viale; 7 en Nogoyá; 18 en La Paz; 7 en Gral.

Paz (estas últimas financiadas por el Ministerio de De-

sarrollo Social de la Nación). También se proyectan 40

más en Villaguay, 20 en Villa Clara y 11 en Seguí.

Sobre el Trabajador Social y su injerencia en el Programa

Debido a la complejidad social del campo de interven-

ción que se presenta en este tipo de proyectos de vivien-

das, se hace imprescindible la intervención del Trabaja-

dor Social en forma conjunta con profesionales de otras

disciplinas. Este trabajo parte de considerar a la Vivien-

da no sólo desde lo edilicio, sino como el espacio don-

de la persona desarrolla su vida cotidiana junto con su

familia, donde establece sus vínculos, crece, se educa,

se proyecta.

La autoconstrucción significa que cada persona tiene

la posibilidad de realizar su vivienda por esfuerzo pro-

pio, y la ayuda mutua consiste en que estos beneficia-

rios, organizados en grupos, se ayuden recíprocamente

en la construcción de sus viviendas. Esto implica tanto

la construcción como la formación de dichas personas,

quedándoles la capacitación en oficio, entre otros va-

lores.

«La participación activa de los propios involucrados

en la resolución de sus problemas permite su concien-

tización (…) como así también, la apropiación y revalo-

rización de su propia vivienda (…) Es de esta manera

que el trabajo social significa uno de los pilares básicos

en este programa, como disciplina que estudia los pro-

blemas sociales y capacita a las personas para abordar-

los y transformarlos con su esfuerzo propio (…) el que

orienta hacia el abordaje de otros factores importantes

de la familia como lo son la educación, salud, trabajo,

capacitación laboral, el que básicamente logra para la

familia un espacio para su desenvolvimiento pleno, el

que fomenta la convivencia y la cooperación solidaria, el

que transforma habitantes de un barrio en vecinos» 1 .

Algunas de las funciones del Trabajador Social en

este programa son: planificación de la intervención de

los momentos pre, durante y post obra; relevamiento y

selección de las familias; elaboración participativa de un

«Reglamento de Trabajo en Obra»; seguimiento de las

familias garantizando la participación de éstas; realiza-

ción de talleres periódicos para integración y organiza-

ción comunitaria basados en temáticas propuestas por

las familias, convocando a profesionales especialistas

en las mismas; trabajo en la adaptación de los benefi-

ciarios en su cambio de hábitat y condiciones de la nue-

va vivienda y barrio (como propietarios, con los deberes

y derechos que ello implica); elaboración de informes

mensuales de avance; entre otras. Además, como requi-

sito del Programa, fomenta un sistema de recupero con

las familias beneficiarias, para ser aplicado en un fondo

común con el destino que la misma comunidad dispon-

ga (micro-emprendimientos o infraestructura que no

contempla el programa, como pueden ser veredas, de-

pósitos de residuos, canteros, etc.).

Algunas reflexiones finales

Si bien el acceso a la vivienda digna es un derecho de

los ciudadanos y competencia del Estado, las organiza-

ciones de sociedad civil, como es el caso de Caritas, no

buscan reemplazar dicha intervención, pero si pueden

colaborar con algunas familias que no acceden a otros

programas.

No obstante esto, aquí se ve una acción conjunta del

Estado Nacional, los Municipios locales y la sociedad ci-

vil. Por ende, un nuevo espacio de intervención para el

Trabajador Social, con los obstáculos y los facilitadores

propios de cualquier espacio de intervención.

Una de las limitaciones es que no se garantiza un

empleo estable, al ser una organización sin un ingreso

permanente, por lo tanto, en este tipo de programas la

retribución es por asistencia técnica durante el período

de obra, no siendo remunerados el pre y post obra.

Otro obstáculo al iniciarse la tarea, que luego se ha

convertido en un facilitador, es el trabajo con discipli-

nas que no tienen incorporado «lo social» en su forma-

ción. En la práctica esto se ha ido transformando paula-

tinamente logrando un reconocimiento de la profesión

1 KISNERMAN, Natalio (1983). Vivienda y Promoción Humana. Editorial Humanitas. Págs. 10-11.

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como así también en un espacio de intercambio y de

aprendizaje en forma interdisciplinaria.

Para finalizar, se agradece a los organizadores de los

Ateneos «Trabajadores Sociales en su Tinta» la invita-

ción para compartir y reflexionar acerca de la interven-

ción en la temática. Estos espacios siempre enriquecen

la labor profesional, ya que permiten un debate y aná-

lisis conjunto.

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Los Centros Integradores Comunitarios como política pública y el rol del trabajador social como especializando*Leonel Del Prado - Belén Formentti - Betiana Cepeda - Maricel Fabre

El día 24 de octubre de 2007, se participó como grupo de Especializándos del Ciclo «Ateneo de Trabajadores Sociales»

organizado por el Colegio de Asistentes Sociales de la Provincia de Entre Ríos (casper), la Secretaría de Extensión e

Investigación y el Área de Graduados de la Facultad de Trabajo Social-uner.

La actividad se llevó adelante en la Biblioteca Popular de Paraná, y de la misma participaron estudiantes de trabajo

social, profesionales, especializandos, tutores y docentes.

El Título que nos convocó fue: «Los centros integradores comunitarios como política pública y el rol del trabajador

social como especializando». En el encuentro se plantearon los objetivos y las características de los Centros Integradores

Comunitarios (cics) en Entre Ríos, la Especialización en «Abordaje Integral de Problemáticas Sociales en el Ámbito

Comunitario», para luego trabajar sobre las diferentes experiencias de intervención profesional en los cics. El mismo se

dio en base a tres ejes: Análisis Situacional, Experiencias de trabajo, y Aportes e Interrogantes para pensar las políticas

sociales actuales.

La experiencia de encuentro fue valiosa, en tanto consideramos que el ateneo funcionó como una «supervisión hori-

zontal», dado que en el mismo se pusieron en común los diferentes modos de abordar las problemáticas con las que nos

afrontamos día a día como trabajadores sociales.

La riqueza del ateneo reside en el intercambio de las diferentes experiencias de trabajo, los obstáculos y los facilitadores,

las preguntas e interrogantes, así como las propuestas superadoras de las problemáticas. Tal como remarcan Castronovo-

Montañez, en los ateneos «se subraya la utilidad del aporte de los pares y el beneficio secundario de obligar a que los pro-

fesionales sistematicen permanentemente sus trabajos para la presentación ante sus pares»1 .

*Trabajo presentado en el Ateneo desarrollado el 24 de octubre de 2007.1 «Módulo Trabajo Interdisciplinario del Abordaje Territorial». Especialización de Abordaje Integral de problemáticas Sociales en el Ámbito Comunitario. unla. Bs. As. 2006. Pág. 55.

1. Centro Integrador Comunitario

1.a Qué es un cic

Los Centros Integradores Comunitarios constituyen un

modelo de gestión pública que implica la integración

y la coordinación de políticas de Atención Primaria de

Salud y Desarrollo Social en un ámbito físico común de

escala municipal.

Es un espacio público de integración comunitaria,

cuyo fin es transformar la realidad en pos de la inclu-

sión social potenciando el desarrollo local desde los dis-

tintos territorios, promoviendo los recursos en poder de

las comunidades.

Parte de una concepción de trabajo interdisciplinario,

intersectorial y participativo, profundizando el sentido

integral de las acciones de salud y desarrollo social, con-

tribuyendo al mejoramiento de la calidad de vida de las

comunidades.

1.b Objetivo

El objetivo principal de los cics es implementar un mo-

delo de gestión pública integral en el territorio nacional

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que tienda al mejoramiento de la calidad de vida de las

comunidades y al desarrollo local. Asimismo, profundi-

zar las acciones de promoción y prevención socio sani-

tarias, como también lograr una mayor participación e

integración de las instituciones involucradas, para res-

ponder de manera integral a las demandas y necesida-

des planteadas en territorio.

1.c Modalidad de trabajo

Integralidad. La intervención profesional (com- π

prendida en las instancias de diagnóstico, planificación,

ejecución y evaluación) deberá ser realizada de manera

interdisciplinaria y articulada con el fin de brindar una

atención integral que responda a la concepción de la

persona como ser bio-psico-social.

Asistencia/Prevención/Promoción. El equipo de π

trabajo del cic abordará los distintos aspectos de la

atención (asistencia, prevención y promoción) constru-

yendo estrategias que puedan intervenir en las necesi-

dades sociales y de salud que no son expresadas de ma-

nera inmediata.

Participación Comunitaria. Promover la participa- π

ción de la comunidad en las instancias de diagnóstico,

planificación, ejecución y evaluación de las distintas ac-

tividades que se desarrollen. El acceso a la información,

el espacio y las decisiones del cic deberán generarse con

formas participativas y toma de decisiones colectivas.

Para profundizar el sentido integral de las acciones

de Desarrollo Social y de Salud, es fundamental la par-

ticipación de la comunidad y las organizaciones socia-

les, contribuyendo a mejorar las condiciones de vida de

la población.

1.d Actores

De la creación y funcionamiento de los cics participan

el Estado en sus niveles nacional, provincial y munici-

pal; las organizaciones de la sociedad civil; y las diferen-

tes expresiones activas de las comunidades locales.

2. Especialización en «Abordaje Integral de Problemáticas Sociales en el Ámbito Comu-nitario» (UNLA)

La Carrera de Postgrado con carácter de Especialización

de la Universidad Nacional de Lanús, propone profun-

dizar la formación de los profesionales de las Ciencias

Sociales que participen de la implementación de las ac-

tuales políticas sociales, desempeñándose en los cics.

El Programa está organizado de modo semi-presen-

cial y presenta una lógica de formación en servicio que

combina diferentes instancias del aprendizaje: Práctica

supervisada en cic; Autoaprendizaje con tutoría; Cla-

ses, talleres y seminarios.

Las Asignaturas de cursado obligatorio son: Planifi-

cación Estratégica, Epidemiología Social, Políticas So-

ciales, Desarrollo Local, Organización Comunitaria y

Promoción Social, Redes Sociales y otros dispositivos

de articulación de Actores, Instrumentos de Interven-

ción Comunitaria, Trabajo Interdisciplinario del Abor-

daje Territorial, Seminarios Temáticos (cuatro).

El proceso finaliza con la presentación y defensa del

Trabajo Final Integrador.

2.a Objetivos y finalidades del Postgrado

La formación de posgrado a nivel de Carrera de Especia-

lización tiende a articular una sólida formación episte-

mológica de carácter teórico-conceptual con la incorpo-

ración de destrezas metodológicas y técnicas aplicables

al desarrollo profesional aspirado.

En este sentido, la Carrera se sustenta pedagógica-

mente a partir de la modalidad de educación a distancia,

a la vez que propone una complementación de actua-

ción tutorial in situ, propia de la formación en servicio.

Esta metodología de formación supone un seguimiento

permanente por parte de los responsables del Ministerio

de Desarrollo Social junto al monitoreo llevado adelante

por el equipo de trabajo de la Universidad Nacional de

Lanús, que a su vez tiene a cargo la redacción y organi-

zación del material de formación, así como el desarrollo

del campus virtual específico para la Carrera.

2.b Perfil del egresado: lineamientos

Desde el punto de vista de los conocimientos, la forma-

ción del profesional deberá demostrar competencias

teóricas y conceptuales acerca de:

La dinámica comunitaria, sus actores y las redes π

relacionales que se desarrollan en su interior.

Las políticas sociales actuales y la promoción de π

derechos ciudadanos que las inspiran y nutren, junto a

los propósitos de desarrollo humano integral.

El desarrollo local como lógica de promoción social, π

estrategia de crecimiento productivo y medio para el for-

talecimiento de la participación y la inclusión social.

Las problemáticas sociales prevalecientes en el ám- π

bito comunitario y en la región, desde la comprensión

de su complejidad.

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Ateneo de Trabajadores Sociales

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Desde el punto de vista de las habilidades, la forma-

ción del profesional deberá demostrar competencias

procedimentales e instrumentales para:

Articular los planos asistenciales, preventivos y π

promocionales en el tratamiento de las problemáticas

comunitarias, potenciando las capacidades propias de

las comunidades y la integralidad de la acción colecti-

va a través de la transferencia de saberes y capacidades

instrumentales.

Percibir integralmente la realidad social tomando π

como eje organizador la dimensión territorial.

Identificar las fortalezas y recursos en cada comu- π

nidad para su desarrollo y consolidación.

Promover las capacidades organizativas y autoges- π

tivas en los grupos comunitarios.

Aplicar la planificación estratégica y otros instru- π

mentos de programación y gestión de proyectos y pro-

gramas sociales.

Trabajar en base a la articulación intersectorial e π

interdisciplinaria.

Realizar análisis de actores involucrados, y detec- π

ción y fortalecimiento de redes sociales y otros disposi-

tivos de articulación de actores.

Operar en la implementación de planes sociales π

armonizando estas acciones con la atención de las de-

mandas, al tiempo que ofrecer respuestas sobre proble-

mas coyunturales.

Desde el punto de vista de las actitudes, la formación

del profesional deberá demostrar competencias éticas y

destrezas en el desempeño que pongan de manifiesto:

Compromiso con la defensa de los derechos ciuda- π

danos integrales.

Convicción acerca del imperativo ético-político que π

señala «donde hay una necesidad hay un derecho» y por

lo tanto, corresponde al profesional movilizar los recur-

sos institucionales y comunitarios para hacer efectiva

la materialización de la respuesta a las necesidades so-

ciales.

Reconocimiento acerca del papel fundamental de π

las políticas públicas y de sus agentes en la protección

de los derechos ciudadanos, la integración social y la

construcción de relaciones más igualitarias entre los

individuos y entre los diferentes grupos sociales.

Respeto por las diferencias culturales, étnicas y re- π

ligiosas.

Consideración hacia los derechos de las minorías y π

especial atención hacia los grupos más débiles y/o des-

protegidos.

Valorización de las capacidades, iniciativas y deci- π

siones propias de los grupos comunitarios, promovien-

do su autonomía y organización.

Grupo de Especializandos en Territorio Pro-vincial

Ciudades: Chajarí, Concepción del Uruguay, Con-

cordia, Crespo, Diamante, Gualeguay, Gualeguaychú,

La Paz, Lucas Sud, María Grande, Nogoyá, Oro Verde,

Paraná, Victoria, Villa del Rosario, Villa Paranacito, Vi-

llaguay.

CASTRONOVO, Raquel y MONTAÑEZ, Graciela (2006). Modulo

Trabajo Interdisciplinario del Abordaje Territorial. Especiali-

zación en Abordaje Integral de Problemáticas Sociales en

el Ámbito Comunitario. Buenos Aires: unla.

Cuadernillo Introductorio Especialización en «Abordaje Integral

de Problemáticas Sociales en el Ámbito Comunitario»

(unla–mds).

Ministerio de Desarrollo Social: www.desarrollosocial.gov.ar

BIBlIogrAFíA

Page 30: Ateneo de Trabajadores Sociales...Ateneo de Trabajadores Sociales 9 En torno a la organización del ateneo había una cues-tión importante que, en ese momento de la propuesta y en

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Desde un tiempo sin lugar a un espacio singular*Viviana Becker - Maximiliano Bruera

«El texto es un mecanismo perezoso que requiere la plusvalía que le otorga el lector». Umberto Eco.

«La arena de los relojes, hizo crecer el desierto. No digas que allí hay silencio, podría decir que no oyes». Ismael Serano.

Venimos aquí porque nos sentimos convocados por esta temática, ya que nuestro trabajo se vincula con la misma.

Nuestra intención es presentar la experiencia de trabajo con un grupo de adolescentes, anhelando pensar entre todos lo

complejo de la tarea con ciertos jóvenes que, aquejados por ciertas circunstancias, no pueden decir nada al respecto. Mejor

dicho, que encuentran dificultades al poder contar con espacios que tiendan a respetar los tiempos propios de cada uno,

tiempos que de no reconocerse, terminan prologando el silencio de estos jóvenes.

Es por eso que nos pareció adecuado presentar este dispositivo, en un intento de poder pensar entre todos otras moda-

lidades de intervención institucional a la hora de poder apostar a que algo de la palabra surja, así como también de im-

plicar al sujeto en su historia. Pues reconocemos que hay derechos irrenunciables que, muchas veces, tienen que poder ser

nombrados primeramente para que puedan ser reconocidos, desnaturalizando así situaciones en donde estos derechos son

vulnerados, iniciando un camino de restitución de los mismos.

*Trabajo presentado en el Ateneo «Historias del Pan» desarrollado el 4 de diciembre de 2007.

¿Cuál es la relación entre el Grupo y el Con-texto socio-político?

Quienes trabajamos en el Estado vemos que se puede

apreciar un doble movimiento en la implementación

de las políticas sociales. Por un lado, el efecto de frag-

mentación, de atomización, de estigmatización con una

marcada inclinación al aislamiento.

Y, por el otro, se puede visualizar que también en las

instituciones estatales se generan otras formas de orga-

nización o dispositivos que se sostienen en el tiempo.

Dispositivos que operan como soporte ante situaciones

sociales límites de los jóvenes que concurren a la insti-

tución, lugares que permiten la restitución de algo de

la dignidad.

Ahora bien, ¿cómo surgen estos espacios?, ¿por qué

se sostienen en el tiempo? Quienes coordinamos este

grupo no podemos dejar de interesarnos en la rela-

ción que existe entre todo aquello que sucede dentro

del grupo y el acontecer social en que las actividades

se desarrollan. Desde la práctica concreta, desde las in-

tervenciones diarias, se generan articulaciones que des-

dibujan las barreras afuera-adentro grupal. ¿Podemos

hablar de cómo o cuánto lo social influye sobre lo que

acontece en el grupo? En este sentido, se puede decir

que no hay una realidad externa que produce mayores o

menores efectos de influencia sobre los acontecimien-

tos grupales, es decir que tal realidad es parte del pro-

pio texto grupal en sus diversas modalidades (palabras,

actos, silencios, pactos).

El llamado contexto es el texto del grupo. Y la pala-

bra con-texto alude a lo que va con el texto que lo ro-

dea. Ahora… ¿cuál sería el texto del grupo? No se puede

obviar que el término texto remite a escritura y por lo

tanto, a algo del orden del lenguaje. Ahora bien, ¿cuáles

son esos textos, esas escrituras, en este grupo?

¿Cómo se empieza a contar? Contar con un tiempo,

contar en el tiempo, un lugar, una historia, un grupo…

Eso intentaremos transmitirles: cómo constituimos

esta historia que surge a partir de la pregunta acerca

de qué ofertar a estos jóvenes que, carentes de toda de-

manda explícita, vienen «mandados» a ocupar un es-

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Ateneo de Trabajadores Sociales

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pacio para hablar de lo que les pasa, presuponiendo a

partir de este mandato que hay un algo del que se pue-

de hablar. Pero, ¿de qué hablar cuando no hay un regis-

tro? Muchos jóvenes llegan en esta situación a nuestra

institución «Casa del Joven» derivados por diversos or-

ganismos y/o familiares. Y en relación con ella es que

empezamos a pensar en un espacio diferente que se

pueda ocupar, en donde la invitación a un hacer funcio-

ne como posibilitador de un decir.

«Vengo porque me mandan», «No sé muy bien a qué

vengo», «Vengo a zafar de las causas» son, muchas ve-

ces, los términos de estos adolescentes que así se pre-

sentan. Presentación que da cuenta de la imposibilidad

de cuestionarse acerca de los que les pasa, del descono-

cimiento de lo que es el tratamiento al que son enviados

y de su desinterés ante la propuesta.

Esta falta de cuestionamiento naturaliza determina-

dos sucesos y modos de resolución en la vida cotidiana,

en donde algunos quedan en lugar de espectadores y

no de actores partícipes. Esto los deja en una situación

de riesgo, definida así por quienes los derivan, sin po-

der ser reconocida por ellos, lo que los torna aún más

vulnerables.

Esta dificultad para poner en palabras lo que les acon-

tece podría relacionarse con el abandono de los trata-

mientos individuales, en los que la invitación es a hablar.

Dicho planteo surge al cotejar los resultados estadísticos

de la institución, los cuales dan cuenta que el mayor por-

centaje proviene de jóvenes derivados desde el Consejo

Provincial del Menor (c.p.m.) y desde la Justicia.

Es por esto que la invitación inicial no es a hablar,

sino a participar en un hacer. Concretamente, a par-

ticipar en la elaboración de distintos productos de pa-

nificación con el acompañamiento y asesoramiento del

maestro panadero, Sr. Alberto Herlein, quien con su ex-

periencia y saberes, más allá del pan, se incluyó en un

más acá del grupo siendo un escritor más de este texto.

Marcando tiempo y modos no sólo en relación con la

panificación, sino con el «leudado» de algunos proce-

sos con los chicos.

Este dispositivo está dirigido a jóvenes de 13 a 21 años

quienes, si bien se encuentran en situaciones definidas

a priori como problemáticas, no se encuentran proble-

matizados. Fuga del hogar familiar, transgresiones a la

ley penal, abuso de sustancias, violencia familiar, abuso

sexual, etc.

Jóvenes que están transitando la adolescencia, etapa

en la que se pueden presentar comportamientos comu-

nes, como por ejemplo la timidez que impide hablar

por uno mismo, la imposibilidad de mostrarse como

sujetos autónomos más allá de un determinado grupo.

Grupo que, en esta etapa, puede jugar como un lugar

de transición que permite el paso de un «adentro fami-

liar» a un afuera social y que muchas veces le impone

determinados tipos de comportamientos borrando aún

más su singularidad. Ya que si bien les proporciona un

«como si» en relación con una identidad, les dificulta el

propio reconocimiento.

Intentaremos que esta singularidad pueda aparecer

en base al reconocimiento de su pasado, sus vivencias y

su historia. Producción nueva que, de generarse, habi-

litaría un pasaje de espectadores a sujetos expectantes

en relación con su futuro.

En pos de esto fue que, haciendo y recuperando histo-

rias, empezamos a construir este lugar a contar hoy.

En este proceso se fueron construyendo, a partir de

lo relatado y lo que «amasamos» en las discusiones, al-

gunos pilares que sostienen y dan un marco a este dis-

positivo. El estar en el grupo, no es de cualquier modo.

Las modalidad del ingreso tiene un procedimiento

definido: por derivación del equipo de Admisión de la

institución, previa apertura de la Historia clínica; por

derivación intrainstitucional a cargo del profesional tra-

tante; por derivación extrainstitucional a partir de una

entrevista con el equipo derivador.

En la Historia clínica se empezará a nombrar a un jo-

ven, tomando registro. Nombrando para intentar posi-

bilitar que pueda empezarse a nombrar, pero por sobre

todo, marcando el paso de ingreso a una institución en

donde se intenta alojarlo. En todos los casos, el joven

tendrá una entrevista con uno de los coordinadores en

la que decidirá, a partir de la invitación, su inclus ión al

espacio grupal o no.

Invitación en donde se le explicitará el encuadre que

funciona como marco regulatorio de nuestro quehacer

en el grupo, un conjunto de normas: los participantes

debemos responsabilizarnos de los objetos y herra-

mientas, del cuidado de la institución y del trato entre

nosotros. Lo que se produce es para compartirlo en la

merienda y lo que queda de lo producido, quien quiera

lo podrá llevar para vender, debiendo devolver la mitad

del importe de lo que recaude.

Invitación en donde la decisión de ingresar queda del

lado del joven. Esto apunta a que pueda responsabilizarse

en su decisión de pertenecer, de estar, la que deberá sos-

tener sobre la base del reconocimiento de estas normas.

Invitación que apunta a un intento de romper con ese

presentismo con el que muchos jóvenes llegan, donde

pasado, presente y futuro aparecen (con) fundidos. In-

tento de posibilitar que puedan registrar que algunos

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de sus actos pueden traerles consecuencias; de registro

de un presente en donde su estar ahí, en ese grupo,

implica un estar diferente… perteneciendo. Siendo par-

te de un grupo que puede albergar a algunos, ya que

un grupo que pretenda albergar a todos, de cualquier

modo, deja a todos por fuera. Pues no hay un reconoci-

miento posible de quienes formamos parte del grupo y

quienes no. Ya lo decía Lacan: «Como base de la filia-

ción estuvo la segregación».

Reconocimiento de pertenencia que pudimos ir in-

firiendo en el acto de un joven que, tras varios años de

deambular por las instituciones, sostiene una actitud

demandante en relación con ellas, en donde quedan en

el lugar de ser quienes deben darles respuestas a sus

pedidos asistenciales. Joven que dijo: «hoy no llevo por-

que estoy durmiendo en la plaza y me lo voy a gastar».

Renuncia que fue aceptada por el grupo, que en otra

oportunidad se elevó primeramente en forma de pro-

testa al decir que no iba a pagar hoy lo que debía por-

que con ese dinero quería comprarse cigarrillos, la cual

pudo constituir en una aceptación a pagar ya que con el

dinero sobrante se compraría «puchos sueltos»; acepta-

ción y reconocimiento de querer estar en el grupo.

Devolver que primeramente lo pensamos como un

intento de diferenciar este grupo de un espacio asis-

tencial en donde el pertenecer es a pura ganancia. De-

volver que resonó en nosotros, tras palabras de un refe-

rente y amigo, en que este acto marcaba la posibilidad

de volver, reconocimiento además, de un valor de este

producto y de la labor que conllevaba. El producto y la

labor de cada chico, en este espacio conformado por un

nosotros; marca de que lo particular en un grupo no

sólo es posible, sino a la vez necesario.

En la llegada a la cocina, luego de la presentación del

joven que llegó, se le ofrece una nueva invitación, a un

lugar a ocupar. A su modo, a su tiempo y así empieza a

aparecer su particular manera de estar. Muchas veces el

acercamiento se produce en el simple mirar, desde un ce-

bar mate o una simple pregunta, que permite un primer

contacto de ese nuevo con los otros que ya pertenecen. Y

así, alrededor de la masa y la mesa se amasan palabras y

vivencias que, junto al pan ,empiezan a tomar forma.

A partir de esto empezamos a intervenir para que

eso que se va amasando tome forma… pero de histo-

ria. Lo cual se constituye señalando, preguntando, in-

terpelando, sancionando (en la doble acepción de la pa-

labra), donde no sólo se habla de algunos hechos que

ocurrieron, sino también sancionando determinados

actos dentro del grupo. También se intenta que el joven

pueda responsabilizarse de lo sucedido, lo que permi-

te que alguno de estos actos que quedarían por fuera

del discurso, puedan empezar a hablarse. Por lo menos

algo de su estar ahí, en un presente, presente y portador

de una palabra y que por tanto «es pues un acto y que,

como tal, supone un sujeto» a aparecer, que aparece y

desaparece en los ambages del discurso.

Estas intervenciones son posibilitadas por el rol que

ocupamos en el grupo, ya que si bien pertenecemos es-

tando bajo las mismas reglas, es con una función y un

rol diferenciado: el de coordinadores. Y es desde allí que

se construye un vínculo reconociendo y respetando los

tiempos de los jóvenes, el cual habilita a otras interven-

ciones más allá del grupo, que permiten conocer y re-

cuperar la historia, su cotidianeidad y posibilitan cons-

truir nuevos caminos en pos de restablecer algunos de

sus derechos no respetados.

En este sentido se interviene con la familia en entre-

vistas y visitas domiciliaras, se coordina con otras ins-

tituciones (el juzgado, centros de capacitación, hogares

del c.p.m.)

Intervenciones que muestran diferentes miradas en

la práctica compartida, posibilitada por la conjunción

de distintos saberes de quienes coordinamos. Encuen-

tro que es posible por el sostenimiento de una ética en

común que apunta a que algo de lo particular pueda

emerger (que el malestar pueda ser subjetivado y no im-

puesto desde un afuera que así lo sanciona).

Práctica compartida que se realiza atravesada por

preguntas, dudas, discusiones, incomodidades. Avata-

res de esta práctica que a veces intentamos subsanar a

partir de discusiones o del el llamado de un tercero que

nos escuche; lo que también intentaremos que aparezca

en esta presentación.

Avatares que intentamos sobrellevar desde una

apuesta, sin lugar a dudas, en donde los que apostamos

sabemos también que podemos perder.

Por eso en palabras de Claude Bemard retomadas

por Freud: «travallier comme une bete» (trabajar como

una bestia), con esa tenacidad pero sin preocupación en

cuanto al resultado. Ya que si lo que se desea es trabajar

por fuera de la mera imposición, se deberán propiciar

las condiciones para que el sujeto deje de ser especta-

dor, pero intentando no sentirnos implicados en tanto

personas y profesionales en los efectos. Cuidando tam-

bién de no velar por el bien del sujeto que viene.

Caso «Juan»

Juan llega a la entrevista de Admisión, a «Casa del Jo-

ven», en Octubre del 2003, por sugerencia del juzgado

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Ateneo de Trabajadores Sociales

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Penal de Menores. En ese momento tiene 15 años. Vive

con su madre y sus hermanos menores en un barrio

periférico de la ciudad. El padre no convive con ellos

desde hace 6 años.

Asiste a dos entrevistas y deja de hacerlo. A partir de

la revisión de la Historia clínica, de leer una frase suya

—«no sé cómo hacer para parar de robar y de drogar-

me»—, a la situación de exposición y riesgo que se in-

fiere de sus dichos, como también de los de sus padres,

quien es director de la institución en ese momento con-

voca a la Asistente Social para conocer la situación del

joven.

En ese momento la pregunta es: visitarlo e invitarlo

¿a qué? Qué ofrecer cuando el profesional que lo había

atendido manifiesta que Juan presenta resistencia a ha-

blar y a trabajar en un espacio de entrevista individual.

Tomando sus palabras de no poder parar. Pero… ¿pa-

rar de qué? Pregunta que nos habilita a suponer que

algo más se puede decir; se concurre a la plaza donde

cuida autos junto a su padre y se lo invita al grupo His-

toria del Pan, que se está conformando.

En esa visita Juan dice que no quiere hablar, pero no

deja de hacerlo, dice que no quiere ir a entrevistas, pero

en esa plaza… la sostiene.

No asiste al primer encuentro por lo que se vuelve,

a la misma plaza, a renovar la invitación. Esta vez da

su palabra de hacerlo y efectivamente se incorpora al

grupo.

Empieza a concurrir, no falta nunca, se muestra inte-

resado y empieza a trabajar activamente en el grupo.

Simultáneamente se convoca a los padres a sostener

una entrevista, en ese marco se le señala una situación

repetitiva a la madre, pues termina siempre recurrien-

do a la justicia para decir que ellos hagan algo con su

hijo, que ella ya «no sabe qué hacer». A partir de di-

cho señalamiento y contando con el acuerdo de ellos,

el trabajo con estos padres incluye el sostenimiento de

entrevistas que deriva en su incorporación al Grupo de

Reflexión para padres que funciona en la institución.

Desde esa instancia, el desafío es posibilitar el pasar

de «no puedo hacer nada» a un «…algo puedo hacer»,

intentando posibilitar la recuperación y reconocimiento

de ciertos recursos propios, así como también la res-

ponzabilización en sus funciones.

En cuanto a Juan, compartiendo la panificación se da

un acercamiento diferente. Empieza a aparecer algo de

su historia y se sostienen con él entrevistas individua-

les no pautadas, en ese momento en el que aparece algo

y con el coordinador que él elija para hablar. Ahí, en

donde algo puede decir, es donde se interviene con él y

se empiezan a alojar sus dichos. En ellos aparecen un

querer «zafar». ¿Zafar de qué?, es la pregunta, ya que si

bien referencia al consumo de droga, lo que deja traslu-

cir es su intento de zafar de la justicia. Este punto nos

lleva a pensar, entonces, que el joven puede captar rápi-

damente cuales son las pautas que lo pueden regular y

al reconocerlas, buscar las fisuras de las mismas, para

quedar por fuera.

Zafar que lo muestra en su posición y a la vez permite

intervenir en que siempre termina perdiendo en su in-

tento de zafar. Intento de construcción de una historia,

a partir de señalar ciertos hechos que le puedan posibi-

litar ver la propia. Posibilitar un tope al congelamiento

temporal y subjetivo del «todo bien». A partir de este

señalamiento puede relatar situaciones limites, pero no

reconocidas por él como tales: se queda con vueltos de

la venta de droga, roba en el barrio, ingresa en casas

mientras están sus dueños, roba a su padre, la ropa de

sus hermanas… no puede parar aún reconociendo que

recaen sobre él varias amenazas de muerte y que cada

vez son menos los lugares por donde puede circular.

El dinero es destinado casi exclusivamente a la compra

de drogas, siguiendo el abuso de las mismas. En una

entrevista con sus padres, los mismos comentan que se

sigue intoxicando y que en ocasiones es encontrado en

la calle semi-inconsciente sin poder respirar.

En base a un comentario de Juan en el tiempo del

amasado referido con lo que hace con sus amigos y al

modo de broma en que se jacta de cómo quedan algu-

nos «tirados», se le marca el hecho que cuando uno

queda así también se puede morir. Esto es trabajado en

un espacio individual con él y, ahora sí, haciendo refe-

rencia a esto que sus padres habían contado se señala

la gravedad de su situación. Juan admite algo, se asusta

y algo del «todo bien» empieza a tambalear. Todo bien

que siempre hace referencia a que todo es «manejable»

para él.

Solicita internarse. ¿Efecto de subjetivación en rela-

ción con el riesgo de vida que el consumo podría traer-

le? ¿O intento de zafar de las amenazas que sobre él re-

caen? Sí, el reconocimiento de un limite al pensar que

algo le puede pasar.

Atendiendo a este pedido de interacción y valorando

el riesgo de vida, que efectivamente el joven presenta,

se realizan entrevistas con los profesionales del Equipo

de Adicciones del c.p.m. y con el Juzgado, para acordar

criterios, modalidades y el lugar de internación, el cual

puede ofrecer un limite. Es así que se sugiere que sea

efectivizada por sus padres quienes cubren parcialmen-

te los costos con su Obra Social y lo acompañan en su

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estadía en el centro de rehabilitación. Hecho que apun-

tó a posibilitar un desempeño activo en sus funciones

parentales.

Sólo permanece un mes y se va, aduciendo que extra-

ña a su familia. Su padre va a buscarlo a Santa Fe y jun-

tos se presentan en la Comunidad Terapéutica avisando

que dejará el tratamiento. En una entrevista sugerimos

a los padres que concurran al Juzgado que dictaminó la

internación a regularizar la situación de su hijo y para

que Juan de cuenta de los motivos por los que abandona

la internación. Intento de responsabilizar tanto a sus

padres en esta decisión de retirarlo de la comunidad te-

rapéutica, así como también al joven de su decisión.

El retorno al domicilio materno no es a cualquier pre-

cio, ya que su madre se posiciona de manera diferente

expresando: «si querés entrar es bajo ciertas reglas».

Dicho que, a posteriori, leemos como que algo de la in-

terdicción pudo empezar a transmitir, ya que las reglas

marcadas incluyen a todos los que viven en esa casa,

con horarios claros, con espacios pautados y con un tra-

bajo a realizar.

A su regreso a la institución se le ofrece un espacio de

atención individual con otro profesional para que pueda

hablar de lo que le sucede con alguien por fuera del gru-

po. Decisión que se basa en que en la relación estable-

cida en el grupo, con el psicólogo antes interviniente,

puede contaminar la transferencia; así como también,

pensándolo a posteriori, en dificultades de este último

de poder tomar una distancia en cuanto al caso.

A partir de lo trabajado en diversas reuniones con el

psicólogo que lo atiende entonces y teniendo en cuenta

el compromiso mostrado en cuanto al cumplimiento de

las reglas y el trabajo, realizamos gestiones para la ob-

tención de una pasantía laboral rentada. Petición fun-

damentada en el riesgo que le representa su deambular

por la ciudad al realizar las ventas ambulantes, debido a

las amenazas de muerte que sobre él recaen, y en el or-

denamiento que le genera contar con un marco regula-

torio que le posibilita encontrar un parar. Junto con esta

intervención se le informa sobre los recursos escolares

con los que puede contar a la hora de culminar sus estu-

dios primarios, información que hace propia iniciando

las gestiones para su ingreso.

Todas estas intervenciones apuntan a posibilitar a

que Juan pueda ir reconociendo algo de su situación, a

desnaturalizar el hecho de haber perdido sus derechos,

así como también a posibilitarle un ordenamiento en

su vida cotidiana.

Juan sigue en el grupo Historias del Pan y concurre

a entrevistas individuales por el término de dos meses,

dejando de asistir luego de ese tiempo. En este contexto

donde el joven pudo responsabilizarse en la consecu-

ción de algunas de sus actividades y teniendo en cuenta

que el marco pudo reducir los niveles de exposición y

de riesgo, y que la madre podría actuar como referente,

es que se solicita al Juzgado que deje sin efecto el pe-

dido de localización. Esta solicitud es reforzada por el

Equipo Técnico del c.p.m. y acordada en la justicia, pero

nunca se hace efectiva.

A fines del 2004 es detenido por la policía por recaer

sobre él esta orden. Si bien en el momento no se le im-

puta ningún hecho delictivo, a posteriori esta situación

influye en el no sostenimiento de ciertos puntos de re-

ferencia que le permitían su ordenamiento. Se ve lan-

zado a realizar ciertos excesos que ponen nuevamente

su vida en riesgo: participa de peleas callejeras, lo choca

un auto cuando corre por la calle persiguiendo a otro

joven.

Estas situaciones son potenciadas de algún modo por

su padre, quien además lo induce a robarle a la madre,

para después señalarla culpabilizándola de no saber

cuidarlo.

Diferencias entre sus progenitores, enfrentamientos,

denuncias que empiezan a hacer tambalear ese marco

de contención que en otro momento lo resguardó.

Y otra vez el no poder parar, otra vez la calle, sin ho-

rarios, sin limites. En mayo de este año reincide en he-

chos delictivos por lo que es detenido y puesto a dispo-

sición de la Jueza, quien dictamina su retorno a una

Comunidad Terapéutica. Pero esta vez hay una diferen-

cia, Juan alude al consumo de drogas para «zafar», se

auto define como adicto para no tener que ir a un Hogar

a los que se llega por las causas penales, para evitar pro-

cesamiento judiciales.

Al advertirlo, se lo interpela en este punto y se pide

a la Jueza que de internarlo, no sea en una comunidad

terapéutica, debido a que el hecho cometido no se rela-

ciona con el abuso de sustancias. A la vez se evalúan los

efectos de su internación en un hogar, donde muchas

veces es la legalidad propia de los jóvenes la que rige.

Esto le permite nuevamente la posibilidad de zafar.

Por tal motivo, se elabora una propuesta alternativa

que se hace llegar a la Justicia. En la espera de una res-

puesta a la sugerencia elevada al Juzgado es internado

transitoriamente en el Centro de Diagnóstico, Rehabili-

tación y Tratamiento del c.p.m. Sugerencia en donde se

solicita que se dictamine una sanción responsabilizan-

te que posibilite un no zafar a partir de la realización de

una actividad ad-honorem en una institución. Actividad

en donde están pautados los días, los horarios y las ta-

Page 35: Ateneo de Trabajadores Sociales...Ateneo de Trabajadores Sociales 9 En torno a la organización del ateneo había una cues-tión importante que, en ese momento de la propuesta y en

Ateneo de Trabajadores Sociales

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reas a realizar. Este trabajo es pensado como una san-

ción reparatoria ante los delitos cometidos y como un

acto que pueda empezar a producir un resto.

Mediando la elaboración de un acta judicial donde

queden plasmadas las responsabilidades de los distin-

tos actores (Joven, padres y el equipo tratante), se solici-

ta su egreso del Centro de Diagnóstico.

Es así que, habiendo dado lugar la Jueza al pedido,

retorna al domicilio materno y comienza a trabajar en

una institución que accedió brindarle un espacio.

Esta es la labor llevada a cabo. Con respecto a poder

ver los efectos, los veremos a posteriori.