Átame a ti- prólogo

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tame a tiBreeze Baker

Edicin Junio 2012 Derechos de autor Breeze Baker Prohibida su reproduccin total o parcial sin autorizacin

ResumenBastien Schneider es un vampiro que ha vivido avergonzado por su condicin durante casi cuatro siglos. Reniega de lo que es y vive recluido en una cabaa en Boulder, Colorado. Una noche, el destino pone en su camino a una joven que necesita de l. Vivianne est herida y no recuerda nada de lo sucedido. Bastien debe luchar por vencer su sed de sangre, pero tambin deber luchar por lo que Vivianne despierta en l. Ella lo necesita pero Bastien no quiere atar a nadie a su vida

Prlogo

Hamburgo, Alemania. Primavera de 1697Apenas abri sus ojos, Bastien supo que algo no andaba bien. Se movi inquieto en la enorme cama en donde la noche anterior, l y su amante haban hecho el amor hasta saciarse. Estir su brazo pero Ingrid se haba ido y el lugar vaco que haba dejado ya estaba fro. Se incorpor y al hacerlo experiment un intenso mareo; pareca que llevaba varias copas encima, sin embargo no haba bebido ni una sola gota de alcohol. Qu demonios le suceda entonces? Pareca que desconoca su propio cuerpo. Apart las sbanas de seda y contempl su desnudez; se haba despertado con la vaga sensacin de que algo extrao haba ocurrido mientras dorma. Sus ojos negros escudriaron la elegante habitacin, no haba seales de Ingrid por ninguna parte. Estaban en la casa de ella, por lo tanto dudaba que se hubiera marchado, mucho menos sin despedirse de l. Se incorpor y dej escapar un suspiro, se senta agotado, fsica y mentalmente; como si algo o alguien le hubieran consumido las fuerzas. Intent llamar a su amante pero de su garganta solo sali un dbil murmullo. Alz su mano derecha y la pas por su cuello; se horroriz. Pudo distinguir dos pequeas marcas cerca de la yugular y cuando mir sus dedos, stos estaban manchados de sangre.

Se levant de la cama de un salto y tambalendose camin hacia el tocador de Ingrid. Cuando se mir al espejo sus peores sospechas se hicieron realidad. All estaban, dos incisiones de las cuales an manaba un fino hilo de sangre.

Cielos, esto no puede estar pasndome! Se repiti una y otra vez mientrascontemplaba estupefacto su imagen en el espejo. Lo ms extrao era que la herida ni siquiera le dola, solo experimentaba una aguda debilidad. Apoy ambas manos en la cmoda y escondi la cabeza entre los hombros. Cerr los ojos y los apret con fuerza, deseando con toda su alma que al abrirlos, aquello no fuese ms que una absurda pesadilla. Bienvenido a mi mundo, Bastien. La voz sedosa de Ingrid le pareci en ese momento que provena del mismsimo averno. Levant la cabeza y abri los ojos. Qu me has hecho, Ingrid? La mujer de oscuros cabellos se acerc por detrs; su voluptuoso cuerpo se peg a la espalda del hombre que amaba. Unirte a m para siempre le susurr al odo, provocando que un helado escalofro bajase por la espina dorsal de Bastien. l se dio vuelta bruscamente y la cogi de los hombros. Con un demonio, mujer! No tenas derecho! le espet Bastien menendola hacia delante y hacia atrs. Pero la solt cuando se dio cuenta que aquello quiz haba sucedido por su propia culpa; l saba a qu se estaba exponiendo al involucrarse con una mujer como Ingrid Vodanova. No era secreto, al menos para l, que la morena perteneca a una ancestral familia de vampiros que haba llegado a tierras germanas provenientes de una aldea, perdida en el norte de Bulgaria.

Ella lo haba hechizado con su melena azabache y sus enormes ojos azules; al punto de olvidarse de su ralea. Y ahora estaba pagando el precio de su insensatez. Un precio muy alto. Respir profundamente mientras la observaba sonrer victoriosa. Por qu lo has hecho? Haba resignacin en su voz. Ingrid volvi a pegarse contra l, apoy sus generosos senos contra el pecho desnudo de Bastien y con uno de sus dedos acarici los labios de su amante. Porque te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo respondi tratando de besarlo. Bastien la apart una vez ms de su lado, camin hacia la ventana pero tuvo que detenerse de inmediato cuando un rayo de sol alcanz su mano derecha. Aquel simple y cotidiano contacto le hizo tomar conciencia de la realidad. Tuvo que retroceder para impedir que la luz que ingresaba por la ventana siguiera quemndole. Contempl su mano un poco enrojecida, ni siquiera se dio cuenta que Ingrid se haba acercado. Ella toc su mano lastimada y dej escapar un hondo suspiro. Una de las desventajas de ser vampiro dijo ella al ver la incredulidad en sus ojos. Bastien movi la cabeza hacia un lado y hacia el otro; tratando an de negar su nueva condicin. Bastien, mi amor no entiendes la magnitud de lo que he hecho por ti anoche? pregunt Ingrid besando su mano apenas quemada por los rayos del sol. Me has condenado, Ingrid me has condenado a vivir un infierno. l clav sus ojos negros en el rostro de la mujer que le haba hecho perder la cabeza una noche de invierno, apenas dos meses atrs.

No, no es as, amor mo. Vivirs eternamente a mi lado. Es normal que ahora te sientas dbil, confundido y te enfades conmigo, pero creme agradecers lo que he hecho por ti. Te he dado el ms grande de los poderes; el de la inmortalidad. La ira volvi a instalarse en el semblante empalidecido de Bastien. Te has detenido a pensar por un segundo que quiz yo no quera esto? Dime! Lo has pensado? Cre que me amabas que queras pasar el resto de tu vida conmigo dijo Ingrid con la voz queda. Comenzaba a darse cuenta de la verdadera razn por la cual Bastien renegaba del poder que ella le haba otorgado. Nunca dije que te amaba, Ingrid, y lo sabes replic l sin importarle que estuviera rompiendo su corazn dicindole aquello. Lo lo percib en tus ojos, en tu forma de tratarme. Trag saliva y respir profundamente. No digas que no me amas, Bastien, no podr soportar tanto dolor. En ese momento, Bastien percibi, por primera vez, un destello de furia en los ojos azules de su amante. Si su intencin haba sido convertirlo en vampiro para que estuviera a su lado por toda la eternidad, estaba muy equivocada. No iba a atar su vida a la de ninguna mujer; mucho menos se unira a la culpable de su desdicha. Ingrid haba cometido un grosso error al morder su cuello la noche anterior, lo haba traicionado sin ningn miramiento. Debera hacerle pagar por su osada. La observ, tan frgil y al mismo tiempo tan intensa. Nunca la haba amado, aunque senta por ella un deseo casi irracional. Eso no era amor, solo pasin. No te amo, Ingrid. Ingrid retrocedi un par de pasos. Las fras palabras de Bastien abrieron una brecha en su corazn. Se sinti morir. Su negra y vaca existencia haba sucumbido la noche que lo haba conocido y supo que l, Bastien Schneider sera

el amor de su vida. No poda echarla de su lado precisamente ahora que estaban unidos ms all de la muerte. Eso eso no es verdad respondi ella en un susurro. Bastien frunci el entrecejo. Lamento contradecirte, Ingrid pero s es la verdad. Fue hacia la cama y se dej caer en ella. Cubri su desnudez con la sbana de seda y dej escapar un suspiro. Necesitaba estar solo, la presencia de Ingrid comenzaba a incomodarlo. Ni siquiera poda odiarla por lo que le haba hecho, lo cierto era que el nico sentimiento que le inspiraba la mujer, era pena. Pero Ingrid no estaba dispuesta a marcharse. Se acerc y se plant frente a l. Sus enormes ojos azules destilaban rabia. No voy a permitir que me dejes! Ests unido a m por un lazo ms fuerte que la muerte! Me has convertido en vampiro, no en tu esclavo ironiz l clavndole la mirada. Ingrid intent abofetearlo pero l detuvo su brazo en el aire. Eres un maldito! grit ella mientras se echaba a llorar. Bastien cogi a Ingrid por ambas muecas y la oblig a estarse quieta. Escucha, no hay nada que pueda hacer para revertir lo ocurrido; me has condenado a vagar por este mundo como un asqueroso vampiro y nunca te lo voy a perdonar hizo una pausa, sus labios se curvaron en una sonrisa burlona. El juego te sali mal, Ingrid. No te amo, nunca lo hice. No volvers a verme, me marcho hoy mismo de esta maldita ciudad. Se puso de pie y al hacerlo, ella se aferr a su espalda con fuerzas. No, Bastien, no! Sultame, si tienes un poco de dignidad djame ir! exhort apartndola de l para arrojarla a la cama.

No puedes salir con la luz del sol le record ella. Bastien se detuvo, maldijo en silencio y, desnudo, sali de la habitacin azotando la puerta con furia.

Esa noche, cuando el sol se escondi en el horizonte, Bastien supo que era hora de poner distancia y alejarse de la mujer que haba convertido su existencia en un infierno. Haba permanecido todo el da en el estudio, recostado en un silln, meditando sobre qu hara de ahora en ms. No haba visto a Ingrid desde que la dej esa maana en la habitacin y era mejor as. Se marchara de Hamburgo esa misma noche; pensaba embarcarse rumbo a Inglaterra y comenzar una nueva vida lejos de la tierra que lo vio nacer. Ya nada volvera a ser lo mismo para l, deba acostumbrarse a su nueva condicin y deba hacerlo pronto. Se puso de pie, dispuesto no solo a abandonar la casa de Ingrid sino a dejar atrs todo su pasado. Era un vampiro un maldito chupasangre. Se sirvi un trago, contempl durante unos cuantos segundos el lquido ambarino mecindose en la copa. Qu sucedera cuando la bestia que llevaba en su interior tuviera sed de sangre? Ni siquiera poda imaginarse enfrentar semejante vicisitud, sin embargo saba que no tardara en manifestarse su necesidad de beber sangre. Bebi el trago de un solo sorbo y arroj la copa contra la ventana. Rpidamente los cristales rotos se esparcieron por encima de la alfombra. Permaneci quieto durante un instante, observando la copa que acababa de hacer aicos. Luego, con paso cansino se acerc a la ventana. Se arrodill y cogi uno de los cristales. Cerr su mano alrededor y apret con fuerza. Sinti el pinchazo y su piel desgarrarse. Respir profundamente.

Abri su mano y vio la sangre escurrirse por sus dedos. Sus ojos negros se tornaron ms oscuros de lo habitual y su corazn comenz a latir desaforado dentro de su pecho. Sinti como se le resecaban los labios. No poda hacerlo y sin embargo no poda apartar la mirada de su propia sangre. Era ms fuerte que l y supo entonces que no haba marcha atrs. Se llev la mano a la boca y chup con exacerbacin. Pareca que no iba a saciarse nunca. La sangre tibia entr en su organismo y aquel acto provoc en l algo muy similar al xtasis. Cuando termin y se dio cuenta de lo que acababa de hacer, se sinti invadido por una inmensa tristeza. Se dej caer de rodillas en el suelo y por primera vez en mucho tiempo, Bastien Schneider, llor.