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ASPECTO DE LA ARQUITECTURA MUDEJAR ALMERIENSE: MATERIALE Y TECNI A
O. - INTRODUCCION
~1. • DEL ROSARIO TORRES FERNA DEZ EMIL IO . VILL NUE A 1 ÑOZ
En el Segundo imposio Internacional de Mudejari mo: Arte, pre entamo una p nencia a su ección tercera, en la que analizábamos la di tin1as tipología de ·armadura cxi lente en la igle ia · de la provincia de Almería. En este Tercer impo-io pretendemo e Ludiar otro a pecio, en cierto modo complementario, con isiente
en el análi i de las técnica y materiale con. tructivo empleado en la edificación de lo templo almerien e del siglo , VI, aju tándon a la directrices de la ección egunda: El Si tema de Trabajo en el Arle Mudéjar.
Algunos de lo. e Ludios publicado de los impo. io anteriores, han venido poniendo de manifie to la nece idad de abordar el fenómeno mudéjar de de nuern punto de vi ta, enire los cuale. ocupa un lugar importante el capitul de lo materiale y técnica d edifi ación. osotros rreiendcmm, dentro de e ta línea, dar a conocer la características de la edificación mudéjar en lmería, contribuyendo de e te modo a ir completando el panorama geográfico del rte Mudéjar en nue. tro país.
l. - FACTORE HISTORICO DE LA ARQUITECTURA ALMERIENSE DEL SIGLO XVI
Antes de pasar a de cribir las diver a técnicas con tructi\a de la arquitectura almeriense del siglo XVI, creemo conveniente recordar alguno de lo\ factore hi -tóricos en cuyo contexto se de envuelve.
Como e abido, por las campaña de 148 ~ 1489, el territorio almeriense pasa a dominio de la Corona de a tilla, quedando convertida su población, mediante capitulacione , en va allo mudéjare . E ta ituación re ultaría efímera, pue to que tra la rebelión de los mudéjare de la ciudad de lmcría en 1490 (1) y los levan-
( 1) Acaba con la drástica medida de la t:\pul.16n de lo mudéjares de la dudad, lo que hace i!11pre cindible la repoblación >' el consiguiente repartimiento de Almería. EGURA GRAiNO, Cri tina. El libro del repartimiento de Almería. Madrid, Uni~er\idad Compluten e, 1982.
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tamientos de 1500-1501 en la práctica totalidad del territorio almeriense. acaban perdiendo este estatus, decretándo e la conver. ión forzosa ) co1N:cuentemen1e \U
transformación en moriscos. Después de la conquista, los único lugare que van a conocer reroblación cri\
tiana, además de la ciudad de Almería, son Fiñana, Vera y Mojácar. Esta situación va a mantenerse en líneas generales hasta la rebelión de lo moriscos en 1568, pue~ éstos constituyen una población abrumadoramente dominante en las areas rurale~. concentrándose especialmente en la Alpujarra, Taha de Marchena, Valle del Almanzora, Sierra de Filabres y Marquesado de los Vélez. Por el contrario, lo. cri~t ianos viejos tienden a situarse, además de en la poblaciones mencionadas, en otro\ puntos de Ja faja costera (2). Tra la expul ión de los mori co corno con ecuencia de la guerra a partir de 1570, se produce un profundo de censo de población que <;e intenta paliar mediante un proceso de repoblación que fracasará en buena parte (3), hundiendo a la provincia de Almería en una gravísima crisis demográfica y económica de la que se tardará décadas en salir.
Un•aspecto fundamental de la política general i:¡ue se va a ejercer sobre el territorio, es la creación del aparato eclesiástico cuya fundamentación jurídica radicaba en Ja constitución del Patronato Regio, in trumento que concede a los Reyes Católico la facultad de erigir y dotar catedrales, colegiatas, parroquia y monasterio\. De esta manera, la actual provincia queda repartida entre los obi pados de Almería, Guadix y Cartagena-Murcia, y el arzobi pado de Granada. Y su red parroquial, a~pecto que tiene especial interé en el tema que nos ocupa, queda configurada por la erección de fray Diego de Deza en 1505 (4).
Otro aspecto que ubrayamos, es el amplio proceso de eñorialización del territorio que se extiende entre 1490 y 1515 (5), con el que la nobleza se ve compensada por su participación en la Guerra de Granada. Representa el paso a jurisdicción señorial de extensas áreas de la provincia: la Taha de Marchena, Sierra de Filabres, Valle del Almanzora, Comarca de lo Vélez, etc., sólo quedan como realengas la poblaciones de la Alpujarra, la ciudad de Almería y su entorno, los puntos defensivos costeros (Adra, Níjar, Vera y Mojácar) y algunas localidades del interior: Macael, Purchena, Fiñana, Tabernas, etc.
Teóricamente, dentro del proceso de asimilación de la masa de población morisca, ocupa un Jugar destacado Ja construcción de las iglesias y templos parroquiales de las diversas localidade , capaces de cumplir las exigencias evangelizadoras y de culto. Sin embargo, hay que puntualizar que este proceso tuvo un irregular de arrollo, puesto que si la edificación en las áreas de realengo discurrió por cauces de relativa normalidad (6), no puede decirse otro tanto de los lugare de señorío. Los e-
(2) CABRILLANA ClEZAR, icolás, Almeria Morisca. Universidad de Granada, 1982. ANDUJAR CASTILLO, Francisco, «Almería en la época moderna». Almería, Editorial Andalucía de Ediciones Anel, Granada, 1983, 1. IV, págs, 1.118-1.121. (3) CABRILLANA, Nicolás, «Repoblación y despoblación en Almeria ( 1572-1599)». Rev·ista de Archivos. Bibliotecas y Museos. Madrid, LXXX (1977), n.º 4, oc1.-dic., págs . 703-729. (4) LOPEZ Y ANDRES, Jesús Maria, «Real Patronato Eclesiástico: La Iglesia de Almeri~ como Iglesia de Estado, en época de los Reyes Católicos». Boletín del Instituto de Estudios Almerienses, Almería, n. 0 1, 1981, págs . 127- 140. (5) ANDUJAR CASTILLO, op. cit., págs, 1.122-1.124. (6) Un documento de 1550 es muy revelador de esta ituación: « ... que luego que se convirtieron los moros des1e reyno a nuc tra ·ama fe catolica que fue por el año de quinientos e por todos pueblos los señores Reye~ Catoli o enbiaron a Atiem;a capellan mayor que a la sazon era de la capilla Real de Granada para que se juntase con el prior que a la sazon hera de la <;ibdad de AJmeria y ambos juntos hiziesen hazer y edificar todas las igle ias del dicho obispado que son de la Cora (Corona) Real y lo dichos capellan e prior cumplieron lo mandado por los dichos señore Reyes ... ». Arch. R. de Granada, leg. 1.227, n. 0 12, f. 12.
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ñore territoriales, a pesar de percibir lo do tercio de los diezmos de los cristianos nuevo , e resi t ían cuanto podían a construir y reparar los templos de sus villas y lugare , a que estos ingre os le obligaban, motivando larguísimo pleitos entre el Obi pacto de Almeria y la práctica totalidad de aquello (7). E ta circunstancias traen como con ecuencia, en primer lugar, la precariedad de medios con que se abordaban casi siempre estas empre as constructivas, acentuad a por la pobreza tradicional del territorio, y en segundo lugar , un distanciamiento de las fuente medievale , que ocasiona la pérdida del repertorio ornamental mudéjar sólo con ervado en la arpinteria.
2. - LAS OBRAS DE FABRICA
E preci amente la carpintería acabada de mencionar el elemento que mejor define el mudéjar almerien e, por cuanto porta lo rasgo más significativos del estilo. A ella dedicamo el trabajo anteriormente mencionado (8). Vamos a centrarno ahora en las técnica y materiales empleado en la obra de fábrica sobre la que e asientan las armaduras ya estudiadas.
2.1. - Cadenas de si llares y muros de mampostería
La con trucción a base de muros de mampostería reforzados por cadena de sillares en la e quina , es la obra común de lo que podíamo llamar, en la provincia de Almería, arquitectura mudéjar de montaña; ya que apareciéndono en muy diferentes y distanciada comarcas, bajo regímenes jurídico-administrativos distintos (numero os señoríos y realengo ), e incluso formando parte de varias demarcacione ecle iá tica , siempre exi te el denominador común de una orografía montañosa, en una provincia cuyo relieve e caracteriza por la variedad, unida a una considerable altitud media, que con u 861 metro ólo es uperada a nivel estatal por Granada y Tenerife (9). En este contexto se desarrolla una arquitectura mudéjar a ociada a igle ias levantadas en pequeños núcleos rurales situados en las laderas o al pie de la má destacadas sierras almerien e : Sierra Nevada , Sierra de Gádor, de Filabre , de María, Alhamilla, etc.
orno e normal en e tos casos, e aprovechan los materiales del entorno natural, utilizando un tipo de piedra u otro en función de las caracterí tica litológica de la zona. El tipo de mampo tería má frecuente es la ordinaria, aba e de piedra irregulares, mampue tos, aju tados mediante ripios y unido con argamasa aunque en oca iones e pueda tender a una labor más cuidada, como la mampo tería careada, la aparejada e incluso la poligonal.
La cantería e reserva siempre para reforzar lo ángulos, con illare alternantes en esquina formando aristones, y para las portada , donde se tallan jambas, dinteles y dovelas, extendiéndose en ocasiones por los paramento inmediatos, e pecialmente la enjutas. La cantería se emplea también, pero ya de una manera no tan
(7) CABRlLLANA ClEZAR, Nicolás. Almería Morisca, op. cit., págs. 204-206. En el documemo citado en la no1a anterior, f . 24 al 29 y 58-59, e hace una completa relación de los pleitos entre el Obispado de Almería y alguno de lo señores terriioriales. (8) VILLANUEVA MUÑOZ, Emilio Angel y TORRES FERNA DEZ, M.ª del Ro ario, «Armaduras mudéjares en las iglesia de la provincia de Almería». Actas del 11 Simposio Internacional de Mudejarismo: Arte. Teruel, lnstitulo de Es1udio Torolense , 1982, págs. 291-302. (9) DIAZ AL VARE , Jo é R. (Director), Atlas Geográfico Provincial Comentado de Almería. Granada, Edi1orial Andalucía de Ediciones Anel, 1984, pág. 26.
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general, para moldura de coronamiento de zócalo (10) y orni a en lo alto de lo muro bajo los aleros del tejado (11).
Con e to materiale y e La técnica con tructiva se edificaron a lo largo del iglo XW iglesias de estructura muy imple, ca i iempre de una ola nave de planta rectangular cubierta con armadura mudéjar de par y nudillo, o má frecuentemente de limas, configurando templo encillos en forma de cajón (12). Lo paño de los muros perimetrale aparecen apenas perforados, ya que i exceptuamo las do entrada normales, las ventanas on pequeña y e casa , cuando no totalmente inexi lentes. Las puerta , una en lo pies y otra en el lateral principal, forman encillas portadas de cantería, adintelada (13) o cubierta de arco de medio pun!O (14), que en los caso má monumentales e enriquecen con molduras (15) que pueden llegar a configurar encuatlramientos del arco a modo de alfiz, de tan notorias remini cencias islámica (16).
Con lo templos de mayore preten ione aparece una capilla mayor diferenciada, pero de idéntica estructura: planta cuadrada o rectangular, alzado de muro de mampo tería reforzados de sillare en los ángulo y armadura obre la que descan~a el tejado (17).
El elemento complementario más importante, y a Ja vez má caracierí tico de e -ta iglesias, es la torre campanario, que forma un volumen independiente ado ado al lateral junto a la cabecera. Su planta e cuadrada (a veces tiende a rectangular) y sus muros de mampo tería reforzados por illare en las esquina se elevan in olución de continuidad prácticamente ha ta el alero del tejado a cuatro agua que la cubre, perdorado en u parle uperior por ventana de arLo de medio punto que definen el campanario propiamente dicho. El volumen de e ta torre e con iderable, sobre todo en relación con el tamaño de Jo templo a lo que e ado a, y comportan un cierto carácter defen ivo, con a pillera , muro a vece en talud (18) en algún caso remate de matacane (19), con una dualidad religio o-militar que caracteriza los templos almerien es del siglo XVI empezando por u catedral.
Otro elemento complementario de este tipo de templo e la sacristía (20), que forma una con trucción adosada de pequeña dimensione con truida con lo mí -mos materiale y té nicas que el resto del edificio, aunque frecuentemente e usa como tal la planta baja de la torre, lo que e rela iona con u considerable volumen y u ubicación junto a la cabecera (21 ).
Al esquema general responde la igle ia de María (1.108 metros de altitud). al n'orte de la ierra de u nombre, concluida a mediados del siglo XVI (22). En la olana de Sierra Nevada destacan la iglesia de Bayarcal (1.257 m. de alt .) y Paterna
( 10) lgle ia de Baya real. (11) Ibídem . (12) TORRES FERNANDEZ, M . • del Rosar io, «La arquitectura civi l y religiosa en lo siglos XVI al XVIII» . Almería, op. cit., pág. 1.301. (13) lgle ia de Enix. (14) Iglesia de Vicar (lateral), Turrilla (laleral y pies), Huebro (lateral), María (pies), e1c. (15) Igle ia de Bayárcal. (16) Puertas laterale de las igle ia de In tinción (cegada) y Maria . (17) lgle ia de Paterna del Río, In tinción y en cierto modo María. (18) Iglesia de Vicar . ( 19) Iglesia de ijar. (20) « ... así me mole requiero haga una iglesia ... e una LOrre e campanario e una acristia». Arch . R . Ch . Granada, leg. 2.252, n. º 13, / f. (21) Iglesia de Vicar . (22) Se terminó en 1557 según TAPIA GARRIDO, J . ., \'élez Blanco. La \'illa Señorial de los Fajardo. Madrid , Ed . de la Diputación Provincial de Almeria, 1959, p<ig . 258.
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del Río ( 1.193 m. de alt .). La vertiente urde la ierra de Gador pre en ta la igle ia de Enix (722 m. de alt.), uno de los ejemplare más puro de e te tipo de templo del mudéjar ser rano almerien e, al que debió pertenecer también la cercana iglesia de Féli (812 m. de alt.), hoy muy reformada, y al que pertenece con todo derecho la igle ia de Vicar, a unque ya al pie de la ierra, concluida a mediados del siglo XVI (23). En la iglesia de ijar, al pie de la ladera meridional de Sierra Alhamilla, la pureza tipológica se enrarece con la introducción de otras técnica . Pero al mismo grupo general debieron pertenecer en su origen dos templo situado en cotas má altas de la mi ma ierra, las iglesia de Huebra y Turrilla (847 m. de alt .).
Las iglesia de la Sierra de Filabre e apartan de la tipología general en la menor importancia que conceden a las torre y portada , apareciendo además en nue -tros días totalmente enfoscada al exterior, ocultando de e te modo su materiales y técnicas con tructivas. No obstante, podemo mencionar en la vertiente ur de la sierra. las igle.ias de Yelefique (924 m . de alt.) y Benizalón (935 m. de alt.), y en la vertiente norte la igle ia de Bacare ( 1.201 m. de alt .).
Fuera del paisaje de montaña vamo a destacar do ejemplo : la iglesia de In -tinción en el Valle del Río Andara , al norte de la ierra de Gádor, y la igle ia del convento de la Purí ima Concepción en Almería, al pie de la estribaciones má orientale de aquella ierra, fundado en 1514 (24).
2.2. - Rafas de ladrillo y cajones de mampostería o tapial
El ladrillo, cuyo u. o con fine con tructivos o decorativos tanta veces ha ervi·do para definir el mudéjar de otra área del paí , tiene también un notable papel en el almerien e. Hay que precisar, sin embargo, que la obra latericia e bastante restringida, reservándose para aspecto muy concreto tale como pilares, arco , contrafuerte (25), vano , y en el cuerpo de campana de numerosa torres, independientemente de la tipología de la igle ia a la que pertenecen (26).
Lo habitual es un tipo de aparejo mixto donde rafas y verdugada de ladrillo delimitan en el centro de lo paramento cajones de mampo tería o tapial. La cara externa de los muro , que es la única vi ible, mue tra con frecuencia Las hiladas de lo ladrillo a oga alternando con la hilada a tizón (27) y en menor medida a oga o a tizón olo (28). Entre ellas se depo ita una capa de mortero de un espe or imilar a la altura del ladrillo, lo que unido a la mayor proximidad de las llagas verticale crea una textura de líneas horizontales continua . En cuanto a las dimen iones de lo ladrillo , e aprecia primeramente, en la largura una o citación que va de los 23 a los 27 centímetros de uno ca os a otros y que incluso dentro de un mismo edificio puede er de do centímetro aproximadamente; mayor regularidad se da en la anchura y la altura, quedando entre 13-14 y 4-5 centímetro re pectivamente. Los cajone por u parte, en ca o de realizar e a ba e de mampo tería, esta suele er' ordinaria, pero su perficialmente una generosa capa de argama a oculta en buena medida los ripio regulariza lo más po ible la uperficie. Otras veces se rejuntan los mampuesto mayore dando lugar a una especie de red poligonal muy irregular. Por
(23) En u portada lateral porta el escudo del obi pode Almería Antonio Carrionero (1558-1570). (24) BURO , Claudio, Lo · Mártires Agustinos de Huécija . Archi\O Agustiniano, v. LXIV, n.º 182, 1980, pág. 341, nota 16. (25) lgle ias de Fiñana y Serón . (26) lgle ia de Enix, Purchena, In tinción, Huebro, Níjar, Tijola. Fuente Victoria, Lucainena, Gérgal, Fiñana, Serón, etc. (27) Iglesias de Taberna , Abla, etc. (28) Parte iníerior de lo muros de la ermita de S. Juan en la !cazaba de Alrriería.
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último, en ocasiones una capa de enlucido da lugar a un esgrafiado ui géneris en el que quedan al de cubierto lo materiales del fondo a travé de silueta de cierto tamaño y dibujo curvilíneo que llenan LOdo el espacio (29). Cuando e trata de cajones de tapial, éste se recubre de un enfoscado po terior o « o tra» que le proporciona la dureza necesaria para re~istir a la intemperie. Sea cual sea el material de que están hechos los cajones, regularmente e separan por tre hiladas de ladrillo al tiempo que e procura la alternancia de uno largos y otros más corto buscando en cada paramento un efecto compositivo en el que se tiene en cuenta la presencia de vanos, contrafuertes u otros elemento que interrumpan la uperficie.
En la documentación de mediados del siglo XVI, referente a los pleito del Obispado de Almería con los titulares de los señorío , hallamos referencia a esta técnica con tructiva. Así, en 1543 se dice que « ... en el lugar de Partaloba (Partaloa) no ay yglesia nynguna que su eñoría del eñor marques (de los Vélez) la mande hacer con su sacrístía y torre e campanario con su rafa de ladrillo ala e quina y en medio con su costra en la tapias ... » (30). Poco más tarde, en l 550, se menciona como las, iglesias de Lijar y Cóbdar habían ido con anterioridad con truidas «de cantería ha ta la mitad y de allí arriba de tapias con u rafas de ladrillo» (31 ).
Como elemento decorativo, el ladrillo tiene un campo aún más limitado . Lo vemos correr bajo los alero de los tejados, dando lugar a líneas simples o doble de esquinillas (32). El ladrillo aplantillado aparece formando apretada eries de canes; ésLOs están constituidos por grupos de tre ladrillos que tienen perfil de cima recta o, sucesivamente, cima recta y reversa (33). Aunque con meno frecuencia también puede formar el abocinado y moldurado perfil de determinado vanos (34). Tal vez una de sus funciones má en la línea de la tradición mudéjar, sea la de dar lugar a la moldura que, a modo de alfiz, encuadra algunas portadas (35). Y cuando otras veces las posibilidades económica no permiten di poner de una portada de piedra en iglesias a las que determinadas instancia quieren dar mayor empaque, entonces el ladrillo se apresta para traducir pila tras, entablamento , frontones y otro elementos procedentes del lenguaje clá ico, situándono ya fuera del estilo que tratarnos (36).
Dentro del panorama almeriense esta técnica con tructiva es propia de los valle de los ríos (Andarax, Nacimiento, Darrical, Almanzora, etc.) o rambla (Gérgal, Tabernas, etc.), lugares en los que suelen localizar e abundantes masas arcillosa y que, en cualquier caso, pueden abastecerse con relativa facilidad de materiale pétreos para la mampostería .
Un aspecto a destacar del aparejo que hemos descrito en su dos variantes, mampostería y tapial, e u adaptabilidad que lo hace e tar pre ente en la triple gama de posibilidades estructurales que ofrece el mudéjar almeriense:
a) Iglesias de cajón: no existe diferencia alguna en relación con las características descritas en el apartado anterior, señalando únicamente que lo ejemplo on menos numerosos. Este es el caso de la ermita de San Juan en la Alcazaba almeriense, seguramente levantada a fine del siglo XV, único ca o de portada con arco
(29) En las iglesias de Lucainena, Taberna y 1orre mirador siiuada obre la enirada del wnvento de la Purísima Concepción. (30) Arch. R. Ch. de Granada, leg. 2.252, f. 11. (31) Ibidem, leg. 1.227, f. 4. (32) Ermita de S. Juan en la Alcazaba de Almería e iglesias de S. Cayetano y parroquial de Tíjola o parroquiales de Serón, Tabernas, etc. (33) Iglesias de Tabernas, Fuente Victoria, Benecid, etc. (34) Oculos del hastial de la iglesia de Tabernas. (35) Ermita de S. Juan en la Alcazaba e igle ia de Benecid y Alsodux. (36) Iglesias de Fuente Victoria, Abla, Gérgal, etc.
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de herradura apuntado y alfiz; en el alto Valle del Andarax la igle ia de Benecid y en la Baja lpujarra la ermita de San Te ifón en Ca tala (Bcrja); en la Cu nea del Almanzora la modesta igle ia vieja de Oria y la parroquial de Lúcar, reformada en el iglo VII.
b) Iglesia con la capilla mayor diferenciada: también obedecen al mi mo esquema que las aludida en el mudéjar de las zona montañosas, como puede verse en la igle ias de Lucainena y Darrícal situadas en el Valle del río Darrical, esta últi ma con la torre como volumen independiente; o la igle ia de Fuente Victoria, Rágol, Terque y Bentarique, toda ellas en el Valle del Andarax; de tacan en e te grupo por . u monumentalidad la igle ia de Abla en la cabecera del río Nacimiento, construida a mediado del siglo XVI y en la que hay que de tacar la poca profundidad de la capilla mayor y su magníficas armaduras, y la parroquial de Tíjola en el Valle del Almanzora, que debió terminar e a comienzo del siglo XVII, como lo evidencian su portada de corte manieri ta.
e) Iglesia de tre nave : representan la culminación de la complicación e pacial de lo templo mudéjare almerien e , perteneciendo a e te apartado los caso má monumentales ubicado en lo alidade de mayor entidad o en centro comarcale . Son espacio os edificios de planta basilical, dividida en tres naves, eparada por pilares obre lo que apean ar os formero de medio punto; salvo excepción e aprovecha la diferencia de altura de las nave para crear un cuerpo de luce . Normalmente la capilla mayor aparece diferenciada (37), situándose levemente elevada tra el arco toral, mientra que a los pies no uele faltar un coro alto o tribuna. La presencia de dos estancias a ambo lados de la capilla mayor, de tinadas una a acri tía y la otra a acceso de la torre, alinea el te tero de la cabecera y da lugar a que lo muro perimetrale dibujen en planta un rectángulo y al aspecto ba tante compacto de los volúmene de los que olamente se de taca la torre. La eficacia de la armadura mudéjare e pone de manifiesto aquí, acomodándose una de limas con u posible. variantes en la nave central, do de colgadizo en la colaterale y para
el espacio cuadrangular de la capilla mayor otra de lima . No podemos olvidar la pre encia de portada de cantería en ella que van poniendo de manifiesto la evolución e tilística que no lleva de de el renacimiento de mediado del siglo XVI ha ta los planteamientos manierista de comienzos del iglo XVll. La igle ia de anta Fe de Mondújar en el Valle del Andarax, parece la má antigua del grupo; la de Gérgal y Taberna en las rambla de u re pectivo nombres, de tacando e ta última por u portada y armadura ; la parroquial de Serón en el Valle del Almanzora; y la má monumental del grupo, la Encarnación de Fiñana en la cabecera del río Nat:imiento, en la que sobre alen ademá de la portada, las e pléndida armaduras de la nave central y capilla mayor. Todos e tos templo se concluyeron en la egunda mitad del iglo XVI o en lo~ primero años del XVII (38).
2.3. - La problemática de la cantería
Hemo vi to como el empleo de la cantería aparece a ociado a muy distinto tipos de fábricas, aprovechando, por una parte, u capacidad de re i tencia en punto e trut:turalmente destacado de la edificación, y por otra, u buena talla para labores en relieve, reproduciendo elemento simbólico (e cudo ) o formas arquitectónico-rcpresentati\aS en las portada (columna , entablamento , etc.)
En el primer ca. o, la t:antería . e integra totalmente en la edificación in connotat:ione esti li tit:as de. tacadas. pero en el egundo u. rasgo pronto adoptan pecu-
(37) Como excepción no aparece en la iglesia de Taberna . (38) La-; igle. ias de erón y Taberna. tienen el escudo del obispo Ponocarrero (t603-1631), ) lm rn\gos manierista5 menudean en su~ portada .
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liaridade artísticas que, si exceptuamos lo ejemplo má encillo - eguramente más antiguo - con arco de medio punto encuadrado por molduras, a cab¡;¡llo entre el recuerdo del alfiz musulmán, la portada del gótico tardío y la incipientes forma remn:entista , se a a definir con u arco de medio punto enmarcado por columnas o pilastras con entablamento, o portada adintelada recercada de moldura clásicas, como interpretaciones más o meno puras, má o meno marginale de la arquitectura renacenti ta o manieri ta, y por tanto ajenas a la tradición mudéjar.
Y es que aquí, en la provincia de Almería, en pleno iglo VI, alvo lo ca o expuesto más arriba, la cantería aparece como símbolo de los ri tiano , moderno y culto frente a lo musulmán, medieval y popular del mudéjar.
A í, cuando el obi po Fernández de Villalán, in lugar a duda el má. imo exponente de aquellas idea , e hace cargo de la dióce i en 1523 decide con truir u catedral, la levanta, iguiendo la forma del gótico final , en illería labrada por cantero vascos, cuyos nombres han ido recogido por Nicolá Cabrillana, destacando como u trabajo se realizaba « in mezclar e on la población almeriense» y subrayando como «no deja de ser curio o el hecho de que habiendo en Almería a larife mori os y cri tiano viejos ean preci amente va co los que realizaran la obra de la catedral. Posiblemente -agrega- e trata de e peciali ta ambulante , que al tener noticia de una con trucción importante acudían a ofrecer su trabajo» (39). Má tarde, doblada ya la centuria, la catedral recibiría u elemento renacenti ta , igualmente en cantería: portada , capillas, acri tía, ere., de mano del e cultor arquitecto Juan de Orea.
La inrervención de Juan de Orea e tá documentada en otro do templos almerienses (40), debido igualmente a la iniciativa del obispo Villalán, con truidos también en cantería pero cubierto con armadura mudéjar. o referimo a la igle ia de Pur hena y parroquial de Santiago en Almería. La primera e un templo proyectado seguramente para cubrir con bóveda - u grueso muro de cantería llevan incluso contrafuerte exteriores e interiores- que se terminó cubriendo con una intere ante armadura mudéjar, ba tan te extraña al contexto sobre el que e asienta. La igle ia de AJmería, que debió de e tar cubierta por una armadura angular, po iblemente mudéjar, de la que no no ha quedado ra tro, e un templ de e tructura gótica y vocabulario renacentista en la área vi ible (41 ), que con u patrón antiago a ociado a la idea del Matamoro (42), rompe con la rradición mudéjar imponiendo in paliativo la nueva religión y su lenguaje arquitectónico (góti o y renacimiento), con una ideología propia de vencedore , oprimiendo y provo ando a lo habitante morisco de la ciudad su entorno en ví peras del Je,·antamient de 1568.
2.4. - Los revestimientos: tejados, enlucidos y olado
Una vez concluida la obra de lo muro y montada la cubierta de carpintería en forma de armadura mudéjar, e terminaba la parte e tructural de la edifi ación, obre la que e efectuaban después una erie de labore de reve timiento, entre la, cuale , por u importancia, vamo a de tacar tre : tejado , enlucidos y olado .
En el largo pleito que enfrentó al Obi pado de Almería con el Marquesado de los Yélez, para que e construye en o terminaran la iglesias de su eñorío , hay nu-
(39) C BR,ILLANA CIEZAR, Almería Morí ca, op. it . , pág. 120. (40) TAPI GARRIDO, J. A., Almería hombre a hombre. Almería, Ed . del l. de P. Caja de Ahorro de Almeria, 1979, pág. 76. (41) Las área no vi ible e tán construida con rafa de ladrillo y cajones de tapial. (42) Sobre e te aspecto ver el cap . 11 « antiago Matamoro » en el libro de C BRILLA A CIEZAR, Almería Morisca, op. cit., págs . 217 y s.
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·\Wff!O.' DE t \ ARQl.JtTECTUR 1\ tUDEJAR AL~tERtEN E. ~tATERtAL ' TE ICA
merosa . referencia a lo templos a lmeriense del iglo XVL, en las que e pone de manifie t como «enlucir y 1ejar ladrillarn (43) eran obras de remate con la que e ponía fin a la completa edifica ión de l inmueble.
La frccuen1es referencia que la documentación de los pleitos hacen a la necesidad de concluir la obra de lo · templo que e encontraban en alberca, e decir, con los muro perimetra le levantado per sin techumbre, mediante «tejar y ponellc \U tablaLOn de madera» (44); o la que e hacen cuando se encuen tran terminada las igle ias en cue tión, diciendo que «e ta cubierta ... y tejada» (45); unido a lol. cuantio o ejemplo que han llegado ha ta nue tros días (46), ponen de manifiesto como el tejado fue la solución má común, cuando no exclu iva, para cubrir los templos mudéjare en e ta pro incia. El tejado e adapta a la armadura repitiendo en vertientes los faldone de aquella, a do agua obre la de par y nudillo y a cuatro en las de limas . En es10 últimos la vertiente menare , obre los pie y cabecera. pre~cntan forma trapezoidal, ya que u parce uperior no llega ha ta la cumbrera debido a que en lo extremo de é ta aparecen endo triángulo verticale , normalmente perforados, que deben permitir la aireación de la parte de la armadura comprendida enlre el almi zate y la hilera (47). La teja empleada, lógicamente, e la árabe, imbricada iguiendo la técnica tradicional, pero con una panicularidad que merece la pena subrayar: frecuememente e macizan con argamasa lo canale alt rnantes a lo largo de todo su recorrido, con lo que e potencia la fijación de la teja~ a la cubierta.
Tanto la igle ias construidas con una técnica o on otra de la mencionada , dejan vi\iblc su. materiale constructivo a l exterior. pero por dentro re ·u bren los paramento~ de sus muro mediante enlucido . La referencia documentale reiteran la nece idad de enlucir lo templo : < ... declaro que e ha de enlucirn, y frecuentemente: « ... que , e ha de enlucir de dentro» (48), lo que mue tra como e la labor de revestimiento es exclusivamente interna de tinada seguramente a proporcionar un interior «decoro o», al mi mo tiempo que aumente la lumino idad de lo o curo inleriore , dada la e ca ez de ventana que caracteriza los templos mudéjares almerien es.
La 1ercera labor de revestimiento a que no vamo a referir e el olado, que, a falta de ejemplo claros con ervado . podemo conocer a travé de la documentación del iglo XVI. Esta habla de solado a base de ladrillo, pues cuando una iglesia e. tá terminada e refiere a ella diciendo que «esta cubierta .. ., tejada y el uelo ladrillado»; llegando el término ladrillar a convertirse en inónimo de solar, como en el iguiente texto referido a una igle ia sin c ncluir: « .. . que la igle ia ... e ha de enlu
cir y ladrillar» (.+9) .
3. - ON LU 10 E
La dificultades económicas por la que atravie a la generalidad de las edificacione religiosa almerien e del siglo V 1, debidas a la e ca ez de lo cauda le de
(43) Ar h. R. Ch. de Granada, leg. 1.252, f. 11 v. (44) Ibidem, f. 11 v. (45) lbidem , f. / f. (46) En [a actualidad algunos tejado. se e tán sustituyendo por cubiena5 de uralita. (47) A pesar de cubrir armadura. de limabordón, y no ólo de limas mahamares como e lo u ual en e to ca os . 1<Mesa redonda obre restauración de techumbre mudéjares». Acta del 11 Simposio .... op . cit., págs. 368 y 377, fig. 9. (48) Arch. R. Ch. de Granada, leg. 1.252, s/ f. (49) Ibidem , leg. 1.252, ./f.
~l. ' DEL ROSARIO TORRE FER'IANDEZ Y E~llLIO A. VII LA L.,EvA ~Jl '\O/
fábrica (50), la resi tencia de los titulare de lo eñoríos a cumplir con . u obligaciones, los modesto recur o del obi pado dirigidos primordialmente a la catedral, los daños oca ionados por la Guerra de lo Moriscos, la cri. is demográfica y de producción que ignificó u expul ión, los problema de la repoblación, ele .. 1raen como consecuencia una arquitectura mudéjar de gran implicidad, con e l rucl ura. sencilla , bastante desornamentadas, utilizando materiale del entorno donde el factor geográfico adquiere una gran importancia, condicionando al mi mo tiempo las técnicas constructivas que por este motivo tienen una largui ima tradición en la zona, como la mampostería, u otra , igualmenie modestas, como el ladrillo combinado con la mampostería y el tapial. relacionada. con lo mu ulmán y de 1an istcmático empleo en lo mudéjar; en cuanto a lo revestimiento. , e to no hacen má~ que confirmar la pobreza de medios ::on que se abordan e tas empresas arquitectónica .
(50) LOPEZ DE COCA CASTAÑER, Jo é Enrique: «El Reino de Granada (1354-1501)». Historia de A ndalucía, Edi1orial Planeta, Barcelona, 1981, t. 111, pág. 451.
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l. - Iglesia parroquial de Enix.
2. - Detalle de la constmcción e11 la 1gle w parroquial de Taberna .
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