asociaciones literarias xix

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Introducción a las asociaciones literarias del XIX

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  • Nota preliminar

    l

    1. LOS ACONTECIMIENTOSDEL SIGLO

    N EL CAMPO de la cultura el movimiento de Inde-pendencia signific, para su desenvolvimiento, lasupresin de ciertas trabas. stas fueron la censurabibliogrfica por medio del ndice de libros prohibidos

    y la accin del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisicin. Esta liber-tad de pensamiento dio al mexicano de aquellos tiempos la comuni-cacin con la ciencia universal. Sin embargo, la apata, la pobreza y elaislamiento de los individuos retardaron el desarrollo cultural.

    Los acontecimientos histricos que tuvieron lugar con motivo de laproclama de la Independencia, hicieron derrumbarse a las institucio-nes gubernamentales y sociales del virreinato, incluyendo a la Realy Pontificia Universidad, habiendo quedado en pie slo la Iglesiacatlica.

    Otros sucesos que tuvieron gran trascendencia fueron la repulsaque hubo contra los espaoles, que culmin con la expulsin demuchos de ellos, y la emigracin francesa representada por comer-ciantes: sastres, modistas, sombrereros, zapateros y boticarios.Tambin llegaron, en menor escala, alemanes e ingleses.

    T,Jnmovimiento social de importancia fue el que se origin cuandola gente del campo vino a las ciudades como consecuencia de lasguerras, las revoluciones, y se mezclaron con las familias citadinas, enobvio contraste de presencia y modales. Entonces fue cuando empeza gestarse -como deca Justo Sierra- "la familia nacional"; "aqu no hayms clase social en marcha, que la de la burguesa, aunada al grupointelectual formado por los descendientes de las antiguas familiascriollas".

    Los grandes movimientos revolucionarios del siglo XIX fueron: elmovimiento de Independencia iniciado en 1810 en contra del mal go-

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    berno; el que promovi Valentn Gmez Faras con el apoyo de JosMara Luis Mora y que no fructific; la Revolucin de Ayutla que ter-min con los gobiernos santannistas en 1855; la Guerra de Reforma(1859-1861), y la Intervencin Francesa terminada en 1867.

    Al triunfo de la repblica liberal, se puso en marcha la Constitucinde 1857, la cual estableci que los derechos del hombre son elfundamento y el objeto de las instituciones sociales, y prohibila esclavitud; adems decret la enseanza libre, la libertad de traba-jo, de pensamiento y de imprenta, prohibi las corporaciones civiles yeclesisticas y que stas adquirieran bienes races. As fue como lareinstalacin de un gobierno trajo consigo la consolidacin de lasLeyes de Reforma, las que obtuvieron rango constitucional hasta 1873.

    Durante el gobierno del presidente Benito ]urez se cre unacomisin que tuvo como meta la reforma de la instruccin pblica.Dicho grupo fue precedido por Gabino Barreda, quien se haba for-mado en la filosofa de Augusto Comte, fue introductor de la escuelapositivista en Mxico y fundador de la Es-cuela Nacional Preparatoriaen 1868.

    A la muerte del presidente [urez, en 1872, Sebastin Lerdo deTejada tom el mando del gobierno hasta 1875, fecha en que se impu-sieron las fuerzas del general Porfirio Daz, cuyo mandato se extendide 1876 a 1880 y de 1884 a 1911.

    Durante esta etapa porfirista las Leyes de Reforma mantuvieron suvigencia, pero su aplicacin dej de ser rigurosa. Los liberales influye-ron en las tareas de administracin y educacin; lOS conservadoresotorgaron su apoyo al gobierno.

    A la luz de la economa, se oper un cambio profundo en elpas. La influencia europea, principalmente la francesa fueimportante en las bellas artes. Durante este periodo tuvieronlugar relevantes acontecimientos culturales, como fue la solemnereinauguracin -en 1884- de la reorganizada Biblioteca Nacional y lainiciacin de actividades de la Universidad Nacional de Mxico en1910.

    La accin ms desastrosa que ocurri en el siglo XIX mexicana tuvolugar en 1847, cuando se perdi la guerra con Estados Unidos deAmrica, lo cual dio lugar a la privacin de la soberana en msde la mitad del territorio nacional. Por otra parte, el acontecimiento demayor significacin, a lo largo del siglo, fue la firme gestacin de lanacin mexicana.

    NOTA PRELIMINAR 9

    2. LA SITUACIN GEOPOLTICA

    La mejor obra sobre los cambios geopolticos que tuvo el territorionacional, a partir de la Independencia, es la del historiador EdmundoO'Gorman titulada Historia de las divisiones territoriales de Mxico

    Los numerosos cambios geogrficos en su divisin poltica causaronconfusin en la ubicacin de algunas asociaciones literarias, sin em-bargo, a pesar de ello, se logr la congruencia necesaria.

    Durante la Colonia, la divisin territorial no tuvo carcter poltico,por lo que a sta slo puede considerrsele como un antecedente geo-grfico, pero no ideolgico. El ilustre historiador O'Gorman apuntaque mientras en la Colonia se trataba la divisin territorial como unanecesidad de hecho, en la repblica se le consider como una necesi-dad de derecho.

    En el transcurso de los tres siglos de dominio espaol hubo variasdivisiones territoriales, de las cuales las ms importantes fueron lacompleja divisin eclesistica y la divisin administrativa de distritosjurisdiccionales de las audiencias (gobiernos, corregimientos yalcaldas mayores). En el siglo XVIII se crearon las provincias internasy el sistema de las intendencias que correspondieron a una adminis-tracin fiscal. Estas tres divisiones territoriales coexistieron.

    Los antecedentes de la antigua divisin territorial respondieron aalgunas entidades precortesianas que fueron respetadas, y al procederde la penetracin militar de las huestes espaolas.

    As, en los tiempos en que se inici y consum la Independencia,estuvo vigente el sistema de intendencias y el de las provincias inter-nas. Ellas subsistieron ms de dos aos en el Mxico independiente.Esta divisin estuvo integrada por 23 provincias mayores, de las cualescinco formaron el Reino de Mxico; tres correspondieron a NuevaGalicia; dos a la gobernacin de la Nueva Vizcaya y tres a la deYucatn; las provincias de Chiapas y Soconusco no pertenecieron alvirreinato sino a la Audiencia y Cancillera Real de Santiago deGuatemala.

    1 Edmundo O'Gorman, Historia de las divisiones territoriales de Mxico, Mxico, EditorialPorra, 1979, 326 pp. + 1 mapa.

  • La Independencia

    NOTA PREUMINAR 1110 ALICIA PERALES OJEDA

    El sistema federal, 1824

    Los insurgentes que encabezaron la rebelin de Independencia dierondisposiciones relativas a la divisin territorial. De los documentosconocidos destaca el Decreto Constitucional de Apatzingn del 22 deoctubre de 1814. En su artculo 42 presenta a la Amrica mexicanadividida en diecisis provincias inseparables para su gobierno:Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Yucatn, Oaxaca, Tecpan, Michoacn,Quertaro, Guadalajara, Guanajuato, Potos, Zacatecas, Durango,Sonora, Coahuila, Nuevo Reino de Len. Advrtase la omisin quehubo de las provincias de Texas, Nuevo Santander, Nuevo Mxico ylas Californias. Los historiadores tratan de explicarse esta situacinaduciendo que Texas se encontraba unida a Coahuila, y que lasdems, de igual manera, con alguna otra. Orozco y Berra deca quepoda haber sido por ignorancia u olvido. La provincia de Tecpancareca de antecedente histrico pero representaba una conquistaimportante de la insurgencia y correspondi al que despus se llamestado de Guerrero (1848).

    Con los Tratados de Crdoba (del 24 de agosto de 1821 al 17 dejunio de 1823) puede decirse que se tuvo una divisin territorialpoltica del Mxico independiente, que vino a consolidarse con la pro-mulgacin del acta constitutiva.

    La emancipacin de las capitanas generales (divisin militar) deYucatn y de Guatemala no correspondi l una lucha contra el gobier-no espaol, sino que fue consecuencia de la cada de ste en la NuevaEspaa. Yucatn, una vez libre de Espaa, se uni a Mxico (acta de1821); no aconteci lo mismo con Guatemala que declar su indepen-dencia absoluta en 182l.

    Chiapas, que formaba parte de la capitana de Guatemala, puso demanifiesto su deseo de adherirse al imperio mexicano en 1822. Pos-teriormente se obtuvo la reintegracin de Guatemala a Mxico, perodur poco tiempo, habindose perdido definitivamente en 1823.Por otra parte, Chiapas tambin haba dejado de pertenecer a Mxicopara, finalmente, reincorporarse en 1824.

    En 1721 el territorio tena las provincias siguientes: Mxico, Guada-lajara, Veracruz, Puebla, Nueva Vizcaya, Sonora, Valladolid, Oaxaca,Zacatecas, San Luis Potos, Guanajuato, Mrida, Tlaxcala, Nuevo Reinode Len, Santander, Coahuila, Texas, Nuevo Mxico, las Californias,Quertaro y Chiapas.

    En 1824 hubo necesidad de recurrir a la creacin de entidades polti-cas dotadas de soberana, unidas por una federacin para impedir eldesmembramiento de la unidad nacional, como coment' el historiadorO'Gorman. Se devino en esta situacin por el estado real de inde-pendencia que haban alcanzado las provincias. Fue una divisintemporal en cuanto a terminologa, ya que poco despus se empleel trmino estado que ya se menciona en la ley del 8 de enero de1824, pero fue hasta el 7 de mayo de 1824 cuando apareci eldecreto que estableca la divisin territorial de la manera siguiente:Chapas, Chihuahua, Coahuila (Texas), Durango, Guanajuato, Internode Occidente (Sonora y Sinaloa), Mxico, Michoacn, Nuevo Len,Oaxaca, Puebla de los ngeles, Quertaro, San Luis Potos,Tamaulipas, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Xalisco, Yucatn, Zacateca s:territorios: las Californias (alta y baja), el partido de Colima yNuevo Mxico.

    La ley del 23 de mayo de 1833 modific la divisin territorial ante-rior y de esta manera se constituyeron en estados: Chiapas,Chihuahua, Coa huila y Texas, Durango, Guanajuato, Mxico,Michoacn, Nuevo Len, Oaxaca, Puebla de los ngeles, Quertaro,San Luis Potos, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz,Xalisco, Yucatn, Zacatecas. Territorios: Alta California, Baja California,Santa Fe de Nuevo Mxico, Tlaxcala, Aguascalientes. Un DistritoFederal.

    El centralismo

    Las leyes constitucionales de 1836 confirmadas en 1838 decan,en relacin con la divisin territorial, que la repblica se divida endepartamentos, stos en distritos y, a su vez, en partidos. As fue comose demarcaron 24 departamentos: Aguascalientes, Californias, Chiapas,Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Mxico, Michoacn,Nuevo Len, Nuevo Mxico, Oaxaca, Puebla, Quertaro, San LuisPotos, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Texas, Veracruz, Jalisco,Yucatn y Zacatecas.

    Por este tiempo Texas perteneca a Mxico slo nominalmente,porque el pas haba perdido autoridad y Estados Unidos daba el

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    primer paso para la anexin que radic en el reconocimiento de larepblica tejana por el senado norteamericano, el 1 de marzo de1837. Por otra parte, hubo una sublevacin en Yucatn en 1840 quedur tres aos, al final de los cuales dicho estado se reincorpor alpas. El Soconusco tambin se reintegr a Mxico en 1842.

    El sistema federal, 1843'

    Por segunda vez se adopt el sistema federal en 1843, cuando se pro-mulg la ley del 13 de junio de ese ao. Por este tiempo, la juntanacional legislativa form una comisin que formul un proyecto deorganizacin completa de la repblica, donde se mencion, en trmi-nos generales, la comprensin del territorio de la repblica sin sealarlmites, enumerando slo las diversas partes territoriales con susnombres coloniales. Finalmente, se consideraron a todos los departa-mentos por igual, y se estableci que ciertas regiones podan seradministradas con sujecin inmediata al gobierno.

    Se consider la divisin territorial en 23 departamentos: Aguasca-lientes, California, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango,Guanajuato, Mxico, Michoacn, Nuevo Len, Oaxaca, Puebla,Quertaro, San Luis Potos, Sonora, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas,Texas, Veracruz, Xalisco, Yucatn y Zacatecas.

    Durante el gobierno del presidente Mariano Salas se decret quemientras se publicaba una nueva constitucin regira la de 1824, porlo que los departamentos volveran a ser estados. La divisin polticaprovisional de este tiempo delimit los siguientes estados: Aguasca-lientes, Californias, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guana-juato, Mxico, Michoacn, Nuevo Len, Oaxaca, Puebla, Quertaro,San Luis Potos, Sonora, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Texas,Veracruz, Jalisco, Yucatn y Zacatecas. Territorios: Colima, Tlaxcala.Un Distrito Federal.

    El acta constitutiva y de Reforma de 1847 rigi hasta el ao de 1853.Al mismo tiempo se instal una comisin integrada por: JuanJ. Espinosa de los Monteros, Crescencio Rejn, Mariano Otero,Joaqun Cardoso y Pedro Zubieta. Entonces fue cuando se presentla propuesta de formacin de un nuevo estado con e! nombre deGuerrero, que incluy los distritos de Acapulco, Chilapa, Taxco, Tlapa,y la municipalidad de Coyuca (pertenecientes los tres primeros al esta-

    NOTA PRELIMINAR 13

    do de Mxico, el cuarto a Puebla, y el quinto a Michoacn). El DistritoFederal permaneca en forma provisional y desaparecieron como esta-dos: Aguascalientes, las Californias, Nuevo Mxico y Texas, el cualvolvi a unirse a Coahuila formando un solo estado.

    Con motivo de la invasin norteamericana de 1847 el pas sufri lams grande prdida territorial, que correspondi a ms de la mitad desu extensin. El 2 de febrero de 1848 se firm en Guanajuato, Hidalgo,el Tratado de Paz y Amistad y Lmites, dando lugar a un arreglo defini-tivo entre la Repblica Mexicana y Estados Unidos, sancionado elTratado por decreto del 20 de mayo del mismo ao en la ciudad deQuertaro donde se encontraban los poderes. As fue como seperdieron Texas -como parte de Coahuila-, los territorios de NuevoMxico, Alta California y porciones de los estados de Tamaulipas,Sonora y el territorio de la Baja California. La situacin territorial seredujo a los siguientes estados: Chiapas, Chihuahua, Coahuila (sinTexas) , Durango, Guanajuato, Jalisco, Mxico, Michoacn, NuevoLen, Oaxaca, Puebla, Quertaro, San Luis Potos, Sonora, Sinaloa,Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas, Guerrero (condicional),territorios: Baja California, Colima, Tlaxcala: un Distrito Federal.

    El general Antonio Lpez de Santa Anna, en 1853, dio a la Repblicacomo cdigo fundamental las Bases para la Administracin de laRepblica, con el fin de que rigieran hasta la promulgacin dela constitucin. ste fue el ltimo cdigo de! centralismo, el cualtambin origin cambios en la divisin territorial. Como departamen-tos: Aguascalientes, Chiapas, Chihuahua (afectada por e! Tratado de laMesilla), Coahuila, Durango, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Mxico,Michoacn, Nuevo Len, Oaxaca, Puebla (sin e! distrito de Tuxpan),Quertaro, San Luis Potos, Sinaloa, Sonora (afectada por e! Tratado dela Mesilla); Tabasco, Tarnaulpas, Veracruz; territorios: Baja California,Colima, Isla del Carmen, Tehuantepec, Tlaxcala. Un Distrito Federal.

    El primero de marzo de 1854 se sublev la guarnicin de! pueblode Ayutla, donde se proclam el plan del mismo nombre; ste diocomo resultado que fueran nombrados como presidente del pas e!general Juan lvarez y como sustituto Ignacio Comonfort. Para 1855,ya se encontraba constituido el nuevo Congreso Constituyente de1857. La nueva constitucin a que dio lugar dividi al pas en 25estados: Aguascalientes, Colima, Chiapas, Chihuahua, Durango,Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Mxico, Michoacn, Nuevo Len,Coahuila. Oaxaca, Puebla, Quertaro, San Luis Potos, Snaloa, Sonora,

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    Tabasco, Tarnaulipas, Tlaxcala, Valle de Mxico (antes DistritoFederal), Veracruz, Yucatn, Zacatecas; territorios de Baja California.

    Flix Mara Zuloaga fue electo presidente interino de la Repblica,por mayora de votos, en. la Junta. de Representantes ~e los Depar-tamentos, en 1858. Hubo mterrupciones durante su gobierno, pero elgeneral Miguel Miramn repuso a Zuloaga en la presidencia que dejen 1859, nombrndose sustituto el propio Miguel Miramn; duranteeste lapso, se expidieron leyes que cambiaron la composicin polti-ca del territorio.

    Durante la intervencin francesa, la ley de 1865 dividi al imperioen ocho grandes distritos de ndole militar. Para su administracin, enocho grandes divisiones, cincuenta departamentos; a su vez losdepartamentos estuvieron subdivididos en distritos y stos en munici-palidades. Esta divisin tuvo como finalidades el mayor nmero defracciones polticas, tener lmites naturales entre s, y el que el reapudiera surtir de alimentos al lugar. ste fue un criterio que contrastcon los anteriores, aqu expuestos, en los que prevalecieron pugnasentre las regiones por tener ms extensin en perjuicio de otras. Seemple un criterio europeo con tendencia cientfica, tratando de mejo-rar la administracin pblica deteriorada por tantas revoluciones.

    A lo largo de los ltimos cuarenta aos del siglo XIX tuvieron lugarlos cambios territoriales siguientes:

    1862 El distrito de Carnpeche correspondiente a Yucatn se consti-tuy en estado. Tres distritos militares se instalaron en el Estadode Mxico, por guerra civil. Se agregaron algunos distritos alDistrito Federal.Se decret la separacin de Coahuila y Nuevo Len.Coahuila de Zaragoza se declara entidad separada e indepen-diente.El distrito militar de Hidalgo, perteneciente al estado de Mxico,se convirti en el estado de Hidalgo (Actopan,Apam,Huascasaloya, Huejutla, Huichapan, Pachuca, Tula, Tulancingo,Ixmiquilpan, Zacualtipn y Zimapn). Qued definitivamenteestablecido el estado de Morelos (Cuernavaca, Cuautl a ,jonacatepec, Tetecala y Yautepec).Tuvo lugar la convencin preliminar para el arreglo de loslmites entre Mxico y Guatemala.Se erigi el territorio de Tepic tomado del sptimo cantn deJalisco.

    18641868

    1869

    1878

    1884

    NOTA PRELIMINAR 15

    1902 Creacin del territorio federal de Quintana Roo, formado conterritorio de Yucatn.

    La nueva divisin territorial del siglo XX tuvo lugar con motivo dela promulgacin de la Constitucin de 1917, teniendo comoantecedente las reformas hechas a la Constitucin de 1857.Finalmente, la divisin territorial que consagra la Constitucin de 1917comprende 28 estados: Aguascalientes, Campeche, Coahuila, Colima,Chiapas, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco,Mxico, Michoacn, Morelos, Nayarit, Nuevo Len, Oaxaca, Puebla, Que-rtaro, San Luis Potos, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas,Tlaxcala, Veracruz, Yucatn y Zacatecas. Territorios: Baja California,Quintana Roo. Un Distrito Federal. En el presente se cuenta con 31estados de la federacin y un Distrito Federal. Baja California quedformada por dos estados, el de Baja California Norte y el de BajaCalifornia Sur, desapareciendo as los territorios de esa pennsula y deQuintana Roo.

    3. LA SITUACIN ECONMICO-SOCIAL

    El escenario poltico, econmico y social en que se desenvolvieron lasactividades literarias, educativas y culturales de Mxico durante elprimer siglo de independencia ha sido analizado por un grupo deinvestigadores del Instituto Nacional de Antropologa e Historia con lacoordinacin del especialista Ciro Cardoso, cuyos trabajos fueron pu-blicados con el ttulo Mxico en el siglo XIX, 1821-1910.

    Con el propsito de introducir en esa materia al estudioso lector, sepresenta una sntesis de la situacin que prevaleci en el periodo men-cionado:

    La guerra haba afectado profundamente la zona del Bajo, hacia 1821,rompiendo su equilibrio minero, agrcola y urbano: minas inundadas ydespobladas, canales de irrigacin destrudos, grandes desplazamientospoblacionales; igualmente sufrieron mucho la zona azucarera de Morelosy la regin cerealera y pulquera de Puebla y Tlaxcala.

    La minera de plata sigue siendo la actividad clave en lo concerniente alas exportaciones: la plata acuada dio del 70 al 90% de stas, pero conuna produccin muy disminuida en comparacin con la ltima poca dela Colonia. Ubicadas muy por detrs de la plata, se encuentran las dems

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    exportaciones, habiendo sido la ms importante la de grana cochinilla que,sin embargo, en la segunda mitad del siglo sufrira el impacto de los co-lorantes artificiales. En cuanto a las importaciones, predominan las telascorrientes en competencia con la produccin artesanal y manufactureramexicana, mientras que los renglones que tienen que ver con elequipamiento del pas en bienes de capital (metales, herramientas,mquinas) ocupan porcentajes muy bajos.

    Las guerras de independencia profundizaron la desarticulacin deMxico en "islas" regionales poco vinculadas entre s, desarticulacin yainiciada por los efectos de la poltica econmica de los Borbones, del psi-mo estado de los transportes y la insuficiencia del cabotaje, y de la exis-tencia de aduanas internas. Esta profundizacin se vincula al relativodebilitamiento poltico y econmico de la ciudad de Mxico y el ejeMxico-Veracruz en favor de las oligarquas, ciudades, puertos, sistema deacumulacin de capitales y circuitos de comercializacin de las provinciaso estados. No exista un mercado interno integrado.

    A la insuficiencia -psimo estado de conservacin- de la red decaminos se agregaba su inseguridad: el bandolerismo era muy activo aunen las cercanas de las ciudades, sin que el gobierno central o estataltuviera medios suficientes para erradicarlo; este fenmeno es, al mismotiempo, un reflejo del malestar econmico y social de este tiempo.

    Otro efecto de la guerra de independencia -y de los conflictos internosposteriores, muy numerosos hasta el afianzamiento del porfiriato- fue elde orden financiero. Entonces empez el endeudamiento del pas, por unaparte, y, por la otra, en la segunda y tercera dcada del siglo XIX se pro-dujo un xodo de espaoles con sus capitales difcil de medir en cuantoal monto de valores perdidos por Mxico, pero, en fin, muy importantes.

    La debilidad econmica de Mxico en esta fase de su historia aparececlaramente en sus relaciones con otros pases. El contrabando, imposiblede controlar, tena serias incidencias, sobre todo en la produccin textilnacional. Y el pas sufri una serie de intervenciones extranjeras desas-trosas, culminando con la prdida de ms de la mitad del territorionacional en manos de los Estados Undos.?

    No solamente exista, en el territorio nacional, la precaria situacineconmica y politicosocial brevemente expuesta, sino que persista laorganizacin colonial de castas que se mantuvo en rigurosa separacinde las mismas. Hubo la casta espaola (altura de superioridad), la

    2 Ciro Cardoso, Mxico en el siglo XIX, 1821-1910, Mxico, Editorial Nueva Imagen, 1987,525 pp.

    NOTA PRELIMINAI{ 17

    casta indgena (repulsin social). Se efectuaron mestzajes producidospor la mezcla de los negros y los espaoles, o de los negros y losindios, o de los negros y los mestizos, lo que vino a complicar grave-mente la difcil situacin de los mestizos, producto de la mezcla deindividuos de dos castas primitivas. Los mulatos acabaron por con-fundirse con los mestizos, lo que favoreci su liberacin de la esclavi-tud. Interesantes son las series etnogrficas de pinturas que serealizaron por mandato del gobierno colonial sobre cuestionesraciales, como la Coleccin Riva Palacio, en la que se encuentran 16cuadros con la presentacin del padre, la madre y el hijo y el textoexplicativo de su clasificacin racial: de espaol e india, mestizo; demestizo y espaola, castizo; de castizo y espaol, espaol; de espa-ola y negro, mulato; de espaol y mulata, morisco; de espaol ymorisca, albina; y as hasta completar la serie. La segunda serieconsiste en un solo lienzo con 16 cuadritos, donde de igual maneraque la anterior aparecen las tres figuras, pero la diferencia radicaen que en los ltimos cuadros existe confusin en las mezclas, losindios confundidos con los negros y los llamaron 'tente-en-el-a re" y'no-te-entiendo', como resultado de la falta de precisin.

    As se llega al momento de la Independencia, y Molina Enrquezsostiene que los criollos o americanos ni quisieron hacer ni hicieron elmovimiento de la Independencia: su propsito fue el de la simpleautonoma y que aun en ese propsito fracasaron. "Morelos no grit,sino proclam la independencia: cuando los mestizos, que son el cen-tro de la nacionalidad, lleguen real y verdaderamente a dominar entodo el pas -terrnina diciendo Molina-, celebrarn como fiestanacional el 6 de noviembre, fecha de la Declaracin de Independenciadel Congreso de Anhuac."

    4. LOS IMPRESORES

    Una etapa importante de la historia de la tipografa en Mxico duranteel siglo XIX la cubre Ignacio Cumplido 0811-1887). Cuando este jalis-ciense decidi venir a la capital, ya se encontraba preparado comoimpresor. Hacia 1829 se encuentra trabajando en el Museo Nacional;posteriormente tuvo la oportunidad de dirigir la imprenta que editabaEl correo del federalista. de donde pas a la impresin de El fnix dela lihertad. durante la era santannista Cumplido tuvo puestos oficiales

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    y desempe cargos de representacin. Tambin tuvo que ser encar-celado por razones polticas; sin embargo, fue diputado en 1842 y mstarde senador. Este singular personaje combati a los americanos en laGuerra del '47, viaj a Europa de donde trajo grandes reformas parala tipografa, con la adquisicin que hizo de prensas de vapor y rota-tivas.

    Como figura de todo el siglo, Cumplido tuvo contacto con losautores de su tiempo, los crticos reconocen que de sus talleressalieron, en letra de molde, las ms importantes manifestaciones de lacultura y de la poltica nacionales; as lo estima Enrique FernndezLedesma en su Historia crtica de la tipografa en la Ciudad de Mxico,impresores del siglo XIX.3

    Don Ignacio introdujo la impresin fina en publicaciones literarias,como puede apreciarse en: El Mosaico Mexicano 0836-1837, 1842-1844), El almanaque porttil (1838), El Museo Mexicano (1843-1845),Presente amistoso de las seoritas mejicanas (1847), El lbum mexi-cano (1849-), La ilustracin mexicana (1851). Mxico est presente enla mayor parte de sus ttulos.

    Cumplido fue, por 55 aos, el impresor de El Siglo XIX (1841) coninterrupciones en 1845, 1858 Y 1863. La redaccin de este peridicofue de carcter poltico liberal, habiendo incluido tambin artculoscientficos, histricos y literarios. La polmica fue una de sus carac-tersticas. En torno de este diario se reunieron un nmero importantede literatos dispuestos a discutir sus inquietudes. Se identifica al despa-cho de Cumplido como el centro de reunin de personajes comoGuillermo Prieto, Jos Mara Vigil, Emilio Rey, ngel Pala, IgnacioRamrez, Jos Mara Roa Brcena. All se leyeron versos, se discutieronobras en proyecto. Fue as como Cumplido tena en su oficina unareunin de jvenes escritores a quienes invitaba a colaborar en su pe-ridico. Se sabe que por 1849 Cumplido hizo un llamado a los jvenesde Puebla, Morelia, Guadalajara y Oaxaca para que se agruparan en larealizacin de obras literarias, ofrecindoles las pginas de El lbummexicano para dar aqullas a conocer.

    Manuel Murgua (1807-1860), originario de la Ciudad de Mxico,estableci en 1846 una de las casas editoras ms destacadas de sutiempo. Fue el impresor de Los mexicanos pintados por s mismos(1853), de la sexta edicin de El Periquillo Sarniento, de las obras de

    Francisco Bulnes Las grandes mentiras de nuestra historia y [urez ylas revoluciones de Ayutla, del famoso Silabario de San Miguel, con elque en Mxico se aprenda a leer hasta principios del siglo xx.

    Vicente Garca Torres (1811-1893) fue el comprador de la imprentade Mariano Galvn Rivera, fundada a principios de siglo, situada en laCalle del Espritu Santo nm. 3 y posteriormente en San Juan de Letrnnm. 3. Sus publicaciones tambin fueron bien recibidas e importantespara las letras: El apuntador (1841), El semanario de las seoritas me-jicanas (1841), El panorama de las seoritas y Nuevo Bernal Daz delCastillo (1847).

    Fue Garcia Torres el fundador del influyente peridico El monitorrepublicano (1844-1881), que sufri varias interrupciones.

    5. LA LECTURA

    3 Enrique Fernndez Ledesma, Historia critica de la tipografa en la Ciudad de Mxico.Impresores del sigkXIX, Mxico. Ediciones del Palacio de las Bellas Artes, 1934-1935, 1H5 pp.ms portadas.

    La madurez intelectual de los individuos, como la de los pueblos, pro-viene de la clase de lectores y de lecturas con que se hayan formadodesde la niez hasta la edad adulta.

    Las restricciones para los que saban leer, que fueron los menosdurante el Virreinato, provenan de las disposiciones de las Leyes deIndias y de la vigilancia que sobre las lecturas ejerci el Tribunal delSanto Oficio.

    Esta accin represiva hacia la lectura se hered y se mantuvo, porlo menos, en las primeras tres dcadas del Mxico independiente. Elpoder eclesistico fue el que continu con la censura con la publi-cacin de un folleto titulado Censura eclesistica de la obt a titulada:Misterios de la Inquisicin. Que se publica por orden del Sr. Vicariocapitular de este arzobispado. A esto el gobierno respondi que se ne-gaba a apoyar dicha censura; sin embargo, pareca que simpatizabacon la argumentacin. Con este motivo public por medio de la Secre-tara de Justicia y Negocios Eclesisticos las Disposiciones legales yotros documentos relativos a la prohibicin de impresos por la autori-dad eclesistica, mandados publicar de orden del Supremo Gobierno.

    Por este tiempo, en Guadalajara, Jalisco, se conocan publicacioneseclesisticas de censura como: Prohibicin de la obra Educacin de lasmadres defamilia, o de la civilizacin del linaje humano por medio delas mujeres, por L. Aim Marti, y Prohibicin del libro titulado El retra-to de la Virgen Mara en los cielos. Por otra parte, en Analco, Puebla.

  • 20 ALICIA PERALES OJEDA NOTA PRELIMINAR 21

    la preocupacin por la lectura de libros prohibidos, hizo relucir elfanatismo del pueblo y del clero en varias ocasiones ['..J Otros incidenteshubo [' . .J vergonzosos [' . .J la quema de libros efectuada por el rector delInstituto Literario y Cientfico de Toluca, presbtero Mariano Dvila. Otroincidente [' ..J tuvo lugar en Zacatecas [' . .J El Cabildo eclesistico mandrevisar los ttulos habidos en la biblioteca pblica [' ..l encontrndose va-rios ttulos cuestionados, y lo que era peor, una poltica bibliotecaria deponer los libros a disposicin de cualquier persona que los quisiera leer,sin reparar en su posicin dentro de la sociedad o en su ilustracin. Porsupuesto, estose refera nicamente a los hombres, ya que, hasta dondesabemos, las mujeres nunca se atrevieron a solicitar este tipo de lecturas.

    fsico, difcil de copiar por las condiciones econmicas y fsicas de lamujer de la clase media mexicana. Por otra parte, la lectura para ellasfue un lujo, no abundaban las lectoras, ms bien gustaban de ver lasilustraciones, por eso tan llamativas, de donde obtuvieron informacinpara que las acercara al modelo europeo. Habra que recordar que enestos aos de los gobiernos santannistas hubo para la sociedad unmolesto retraimiento derivado de la inseguridad y la persecucin;las jvenes no disponan de lugares de recreo o esparcimiento con-fiables, y fueron las publicaciones las que ofrecieron momentos deesparcimiento con las crnicas sociales, noticias religiosas, charadas,adivinanzas y la seccin cultural tuvo poesa y novela; participarontraductores de textos extranjeros. Como participantes varones estu-vieron Francisco Gonzlez Bocanegra, Niceto de Zamacois, EufemioRomero y Vicente Segura, quienes completaron el marco literario delas revistas.

    Contra qu criterio se enfrent la cultura femenina de esta poca?Veamos lo que Manuel Payno (1810-1894), militar, con variedad decargos en el gobierno, novelista y crtico social, opinaba sobre la posi-cin de la mujer ante la lectura:

    Este texto pertenece a Anne Staples, autora de la Historia de la lec-tura en Mxico+

    A partir de la Independencia, la liberacin de las leyes de imprentapermiti la produccin de una gran cantidad de material que s se lea,por eso se publicaba. La palabra escrita fue el vehculo masivo decomunicacin de ese tiempo.

    Qu era lo que se publicaba? La tradicin ya secular de la publi-cacion de sermones continu por tres dcadas; los discursos ms gus-tados por la excelente oratoria con que fueron pronunciados, planes,proyectos, pronunciamientos, proclamas y manifiestos resultantes de lainestabilidad poltica; leyes, decretos, informes, memorias, bandos, cir-culares, reglamentos generados por los organismos oficiales; cartillassobre cmo curar enfermedades como el clera, que atac a lapoblacin por 1832; catecismos. Tambin fueron impresas cartas decarcter politicosocial. Aumentaron las publicaciones peridicas, comorevistas, semanarios como el dedicado a la clase trabajadora Sema-nario artstico para la educacin y fomento de los artesanos de laRepblica (1844) y El aprendiz, de carcter didctico.

    A partir de los aos treinta fue en ascenso la importacin de librosfranceses. La cultura femenina de la primera mitad del siglo XIX se vioinfluida por dos corrientes: la europeizante del romanticismo que diolugar a publicaciones dedicadas especialmente a las seoritas mexi-canas +recordernos las publicaciones de Cumplido y de Navarro-,donde se exalt el modelo francs del vestir, de adornarse y aun del

    en cuanto a las mujeres -deca Payno- la lectura debe sujetarse a reglasprecisas. Un hombre culto, sea literato, eclesistico o abogado, puede leertodo: Lutero, Bossuet, los cuentos de Bocaccio y las fbulas de La Fon-taine, las novelas de Voltaire hasta los Mrtires de Chateaubriand; perouna mujer? Ah!una mujer jams debe exponerse a pervertir su corazn, adesviar a su alma de esas ideas de religin y piedad que santifican auna las mujeres perdidas. Tampoco deber buscarse una febril exaltacin desentimientos que la hagan perder el contento y tranquilidad de la vidadomstica. Una mujer que lee indistintamente toda clase de escritos, caeforzosamente en el crimen o en el ridculo. De ambos abismos slo lamano de Dios puede sacada. Siempre que oigis decir que una obra esromntica, no la les.>

    4 Anne Stapies, "La lectura y los lectores en los primeros aos de vida independiente", enHistoria de la lectura en Mxico, Mxico, Ediciones del Ermitao/El Colegio de Mxico, 1988,pp. 94-126.

    y as. por este tenor se haca pasar por consejero el autor de Losbandidos de Ro Fro. As fue como por mucho tiempo se mantuvo ala mujer marginada de la cultura, lo que en algunos sectores se puedeobservar hasta nuestros das.

    A medida que fue avanzando el siglo -explica Anne Staples-aumentaron las rutas de diligencias, la construccin de caminos den-

    5 Ibid., pp. 105-106.

  • 22 ALICIA PERALES OJEDA NOTA PRELIMINAR 23tro del pas y las comunicaciones con el extranjero, mas el crecientecrculo de lectores cre una preocupacin cada vez mayor, no por loque se debera leer, sino por lo que no se poda leer. Se crea que lapalabra impresa, cargada, por el solo hecho de estarlo con una autori-dad insospechada, podra abrir las compuertas a una avalancha deinnovaciones, modernidad, exotiqueces y aventuras totalmente con-trarias a las tradiciones mexicanas. La corona espaola haba tenidomucho cuidado en preservar la ortodoxia religiosa y la poltica en suscolonias; esta costumbre persisti durante una buena parte del sigloXIX y constituy un reto para las autoridades tanto eclesisticas comociviles.

    As como fue una preocupacin nacional combatir las invasionesextranjeras, tambin lo fue el rechazo a las malas lecturas. Sin embar-go, en la crisis se haba dado el cambio: ya no se pudo evitar la circu-lacin de novelas, de poesas, que llenaron las libreras. La Librera delsiglo XIX y La Librera Mexicana, ambas publicaron sus catlogosbibliogrficos, con la descripcin de cada obra y su precio a la mane-ra que lo hizo el Manuel du libraire et de l'amateur des liures, deCharles Jacques Brunet, cuyo conocimiento fue ampliamente utilizadopor bibligrafos y libreros, dando lugar a la iniciacin de la biblio-grafa comercial de Mxico. En las imprentas tambin prohijaron laslibreras; Cumplido imprimi catlogos de sus impresos. Entre 1821 y1853, hubo ms de doscientos establecimientos en la Ciudad deMxico, treinta y dos en Guadalajara, cuarenta y tres en Puebla, quinceen Oaxaca, trece en Mrida y diez en Guanajuato. Un comercio de me-nor categora para los libros fueron las 'alacenas', que, como la dePedro Castera, cubran una funcin popular.

    En fin, las trescientas cincuenta imprentas existentes en la Ciudadde Mxico ofrecieron material de lectura a una poblacin beneficiadacon la introduccin de las lmparas de aceite primero, despus con lasde gas y por ltimo con la instalacin elctrica que elimin por com-pleto a los lectores de luz de vela.

    6. LABIBLIOFILIA

    En el ensayo "Biblifilos' mexicanos" de Manuel Romero deTerreros, publicado en el libro Siluetas de antao= nos expuso suautor cmo, desde la introduccin de la imprenta en Mxico, en tiem-pos de fray Juan de Zumrraga y de Antonio de Mendoza, primerarzobispo y primer virrey de Nueva Espaa, respectivamente, se iniciel amor por los libros, dando lugar al surgimiento de la bibliofilia y a,por supuesto, destacados biblifilos.

    La tradicin novohispnica fue relevante en este campo, tanto entrelos eclesisticos como entre los particulares. Slo no referiremos a latradicin biblioflica en el siglo XIX, que fue cuando tuvo su mayorexpresin. El erudito Romero de Terreros, aludiendo a esta etapa dela vida cultural de Mxico, coment: "No parece sino que los azarosostiempos de nuestra independencia y nuestras interminables luchasintestinas inspiraban a nuestros mayores el constante deseo de cultivoy recrear el espritu en la paz de las bibliotecas." As vemos cmo ern-nentes polticos de los diferentes partidos slo estaban de acuerdo enuna cosa: el amor a los libros.

    Mencinanse como biblifilos del siglo XIX a Lucas Alamn (1792-1853), poseedor de una valiosa biblioteca; a Jos Justo Gmez de laCortina (1799-1868), de nacionalidad espaola, quien tuvo en la lla-mada Casa Colorada su erudita' biblioteca y una galera de pinturas; alabogado poblano Francisco Modesto Olagubel (1806-1865), al que sele califica como apasionado biblifilo y durante su estada en Franciareuni un importante acervo bibliogrfico; a Francisco Olagubel, hijo(1874-1924), quien hered el inters por los libros pero adems fueautor de un valioso volumen de carcter bibliolgico tituladoImpresiones clebresy libros raros, en el que narr la historia de laimprenta y de sus impresiones (aqu tambin es notable la influenciaque ejerci Brunet con su Manuel du Libraire...); a Jos MaraAndrade (1807-1883), que reuni una abundante biblioteca sobre lahistoria de Mxico, la cual ms tarde form parte de la BibliotecaImperial, finalmente subastada en Leipzig; a Jos Fernando Ramrez(1804-1871), cuya coleccin bibliogrfica se pens fuera el principiode la Biblioteca Nacional, y se vendi en Londres en 1880; a Jos MaraAgreda y Snchez (1838-1916), cuyo catlogo public Luis GonzlezObregn; a Genaro Garca, quien coleccion -de Alamn, Guerrero,Santa-Arma, Gmez Farias, Comonfort y otros- libros, folletos, manus-

    La bibliofilia y la bibliografa tuvieron, durante el siglo XIX, sealadosseguidores que procedan de la tradicin espaola y de la culturafrancesa. 6 Manuel Romero de Terreros, "Biblifilos mexicanos", en Siluetas de antao, Mxico,

    Editorial Botas, 1937, pp. 179-190.

  • 24 ALICIA PEl{ALES OJEDA

    critos, todos los cuales fueron vendidos a Texas, a Joaqun GarcaIcazbalceta, quien tuvo una importante biblioteca que hered a suhijo, y ms tarde pas al extranjero. Para conocer mayores pormenoresdel xodo bibliogrfico mexicano puede consultarse La cultura bi-bliogrfica en Mxico.

    I

    Introduccin

    . _.

    1. ANTECEDENTES HISTRICOS EUROPEOS

    SPAA es el antecedente directo de nuestras agrupa-ciones literarias. Si recorremos, aun someramente,su vida literaria podemos descubrir la existencia dereuniones literarias o artsticas desde el Renacimiento.

    En esta poca los salones cortesanos fueron semilleros de escritores,poetas, pintores y msicos. Recordemos los Cigarrales de Toledo deTirso de Molina, caricaturizados por Luis Vlez de Guevara en elDiablo cojuelo.

    En el siglo XVII existieron multitud de sociedades literarias, muchasde ellas particulares. Evoquemos la importancia que tuvo la casa dedon Vicencio Juan de Lastanosa en la formacin intelectual del jesuitaaragons Baltasar Gracin. El espritu de conservacin y la dialcticaque se admiran en sus obras se modelaron en el ambiente que le ofre-ci la residencia de Lastanosa. Aqu se discutieron temas histricos yliterarios. Estas conversaciones constituyeron el antecedente de Elhroe y El discreto.

    A imitacin de la Academia francesa se estableci en Espaa la RealAcademia en 1713. El lema "limpia, fija y da esplendor", tributo al criti-cismo de ese tiempo, cristaliz en la primera publicacin llamadaDiccionario de autoridades. Esta obra representa un valioso acopio decitas de autores de los Siglos de Oro, vigentes hasta nuestros das.

    Ejerci importante influencia en el ambiente literario de la poca laTertulia de la Fonda de San Sebastin, academia particular de letrashumanas que se estableci en Sevilla en 1793, y continuadora de laescuela que floreci desde mediados del siglo XVI.

    Las colonias espaolas recibieron la influencia de la metrpoli entodos los rdenes, especialmente en las letras. La actividad literariase puso de manifiesto en las numerosas reuniones que tuvieron lugar

  • 26 ALICIA PERALES OJEDAen los monasterios, colegios y casas particulares, as como en loscertmenes poticos que se efectuaron en numerosos acontecimientos.

    Debido a la inestabilidad poltica espaola a principios del sigloXIX las colonias se emanciparon y Espaa perdi autoridad polticasobre los pueblos americanos. Durante este periodo funcionaronalgunos centros literarios de importancia. Deben mencionarse losesfuerzos realizados por el Liceo Artstico y Literario, agrupacin fun-dada por Fernndez de la Vega en 1838. Los miembros de este centromadrileo deban presentar mensualmente una obra potica, musicalo pictrica. Como rgano de difusin esta corporacin tuvo la revistaEl Liceo Artstico y Literario, en la que colaboraron clsicos y romnti-cos. Otras agrupaciones de carcter literario fueron el Ateneo deMadrid, El Ateneo Granadino, El Liceo Valenciano y la Sociedad PedroAntonio de Alarcn.

    La actividad literaria asociada no fue privativa de Espaa; antesbien, all se desarroll bajo la influencia de Italia y Francia.

    En el siglo XV Italia tuvo un importante nmero de sociedades litera-rias, apasionadas por la antigedad clsica. Al difundirse la cultura, semultiplicaron los literatos y en las principales ciudades surgieron cen-tros literarios que ms tarde se transformaron en academias. Entre lasprincipales de esta poca deben citarse la Academia Pontaniana enNpoles, la Platnica en Florencia y la de Pomponio Leto en Roma.Ya en pleno Renacimiento surgieron nuevos centros literarios, de loscuales han de mencionarse la Academia della Crusca, la Accademiadegli Scossi para purificar la lengua, la Accademia degli Apatici y laAcademia Florentina fundada en 1540, para estudiar a Petrarca.

    Las academias del seiscientos en Italia son centros de decadencia.La literatura frvola de acrsticos, anagramas y adivinanzas destruye laesencia potica, y la msica y el canto se mezclan a los ejercicios lite-rarios'. La Academia del Cimentos tuvo como principales colaboradoresa los escritores Francisco Redi y Lorenzo Magalotti, y a los cientficosCoprnico y Harvey, que realizaron aqu sus experimentos. Ms tardeexisti en Venecia la Academia de los Graneleschi, que restaur losestudios clsicos. En Miln la Academia de los Transformati saturadade la ~nciclopedia, sustituy la solemnidad clsica por una forma gily sentimental. La Accademia degli Arcadi se cre en Roma en 1690 conel propsito de revivir el estudio de la poesa. Pertenecieron a ellaescritores doctos que legislaron en materia de lenguaje, al mismo tiem-po que adoptaban por nombre arcdico el de algn pastor de laantigedad clsica. La vida del campo, en particular la de los pastores

    INTRODUCCIN 27

    y zagalas, fue el tema de su poesa. La academia lleg a contar conseiscientos rcades.

    La Real Academia de Saboya apareci en 1719, y en 1848 fue trans-formada en Academia Real por Carlos Alberto. Tuvo por lema: Floresfructusque perennes.

    La existencia de salones literarios es un fenmeno tpicamentefrancs, debido probablemente al carcter nacional de sociabilidad.Inicise esta preferencia en el reinado de Enrique IV, a principios delsiglo XVII, con el fin de proporcionar a la sociedad francesa la activi-dad cultural que la corte era incapaz de darle. Procurse que dichossalones fueran verdaderos centros intelectuales, con carcter deuniversalidad, y se cre, en esta forma, una tradicin que se prolon-gara durante tres siglos.

    Catherine de Vivonne, marquesa de Rambouillet, inaugur en Parslos salones literarios. De 1608 a 1665 reuni en su casa o castillos ahombres destacados en el campo de la cultura. A su saln asistieronfuturas personalidades como Richelieu, entonces obispo de Lucen,Courart y Vaugelas, especialistas en materia de lenguaje; Chapelain,Malherbe y sus discpulos Racan, Maynard, Louis Guez de Balzac yCorneille.

    Salons, ruelles, rduits, alcoes fueron los nombres con que se de-signaron estas reuniones literarias.' De simples reuniones de personascultas, evolucionaron hasta convertirse en verdaderas academias litera-rias en donde autores daban a conocer sus obras y escuchabancrticas de ellas. Ms tarde a los asuntos literarios se unieron los filos-ficos, como ocurri en el saln de Ninon Lenclos al que asistiFrancos Marie Arouet, que se hara famoso con el seudnimo deVoltaire.

    A fines del siglo XVII las reuniones literarias de los salonesparisienses llegaron a tomar parte activa en la vida intelectual ysocial de Francia. Los franceses cultos, amantes del placer de la crti-ca y de propagar sus opiniones y gustos, encontraron en los salonesel ambiente propicio para el desarrollo de estas aficiones.

    En el siglo XVIII el saln de madame Lambert fue como una con-tinuacin del de mademoiselle Lenclos, por el libre intercambio deideas filosficas, polticas y religiosas. A estas reuniones asistieronFenelon, La Mette y Montesquieu.

    1 Cf., H~er Picard, Les salons lturaires el la socit francaise, Nueva York, Brentano's Inc.,1943, p-:03.

  • 28 ALICIA PERALES OJEDA

    Los salones literarios del Hotel de Rambouillet, de mademoiselleScudry, de madame Lambert, de madame Tencin, de madameGeoffrin, de madame du Deffand, de mademoiselle Lespinasse y elde madame Necker han sido una autntica creacin francesa, queel siglo XVIII llev al perfeccionamiento. Fueron verdaderas institu-ciones sociales que realizaron una obra cultural en toda Europa.Discutironse problemas literarios con espritu de renovacin, y fueah donde aparecieron los grmenes de las ideas romnticas.

    En la formacin y desenvolvimiento de los salones literarios france-ses tuvo siempre lugar preponderante la intervencin de la mujercomo sostenedora de estos centros culturales.

    En 1634 se instituy la Academia Francesa, a instancias de! cardenalRiche!ieu. El cardenal acudi a unas reuniones que se venan cele-brando con carcter acadmico, y decidi darles carcter oficial paradictaminar en cuestiones de lenguaje. La tradicin de la AcademiaFrancesa ha sido gloriosa y a ella han pertenecido los ms destacadosescritores de Francia.

    Durante el siglo XIX el romanticismo constituy una escuela lite-raria organizada. Los cenculos literarios fueron los centros de reuninde los adictos a la nueva tendencia, que proclamaban una doctrinapropia y tuvieron por jefe a Victor Hugo. Aos ms tarde, en 1866,aparece el grupo literario del Parnasse encabezado por Leconte deLisIe.

    Haciendo un recorrido, de simple enumeracin, por otros paseseuropeos, puede observarse que las academias de bellas artes hanflorecido tambin en Blgica y Holanda. En este ltimo pas pros-per la Sociedad Nil Volentibus Arduum fundada en 1670, as comolas Cmaras de Retrica. En Estocolmo se fund otra corporacinpor esta poca. La academia literaria ms clebre de Alemania fueDie Fruchtbringende Gesellschaft establecida en Sajonia desde 1617.Las academias alemanas fueron en su mayor parte copia de lasitalianas y ejercieron escasa influencia en el lenguaje y en la lite-ratura del pas.

    Inglaterra no ha mostrado entusiasmo por las academias literarias.El ensayista Matthew Arnold se enorgullece de que jams haya exis-tido una academia propiamente dicha en su pas y desea que nuncala haya. En su ensayo sobre la Influencia de las academias literariasdice que las instituciones de esta naturaleza restringen la libertadcreadora, y que si Inglaterra ha tenido valores literarios indiscutiblescomo Shakespeare y Milton sin tener academias, es preferible que con-

    INTRODUCCIN 29tinl~e por e~e ca~ino de Iibertad.z Sin embargo, existieron algunassociedades jte~'anas en. la Gran Bretaa en el siglo XIX. Por ejemplo,The Royal Socle~ of Llterature. of the United Kingdom, The Societyfor rhe Promotion of Hellenc Studies, The Manchester LiteraryClub, The Bailad Club, The Glasgow Scottish Society of Literatureand Art, The Belfast Literary Society y The Liverpool Literary andPhilosophical Society.

    2. LAS ASOCIACIONES LITERARIASMEXICANASEN EL SIGLO XIX

    La resea histrica de las asociaciones literarias de Mxico, durante lacenturia pasada, constituye de hecho la crnica de las letras patrias.Pue?e aceptars~ tal afirmacin si se tiene en cuenta que los principalesescntores del Siglo XIX participaron en estas agrupaciones, y que casino hubo escritor de esa poca que no tuviera conexin con algunasde las asociaciones literarias de su tiempo. De ah la necesidad dedestacar la funcin que desempearon las agrupaciones literarias y lasactividades que realizaron sus miembros en el campo de las letras.

    Denominacin y caractersticas

    El primer problema que nos propone e! estudio de las agrupacionesliterarias del siglo XIX es el de denominacin ms adecuada para ellas.Si las llamramos academias literarias ello implicara darles un carctertradicional y conservador de los cnones clsicos, que en realidad sloexisti en la Academia Mexicana de la Lengua correspondiente a laEspaola y tal vez en alguna agrupacin de provincia, pero en lamayor parte de ellas se discuti libremente sin sujetarse a la rigidezque propiamente debe tener una academia. El carcter liberal de estascorporaciones fue consecuencia de la situacin poltica por la queatraves e! pas durante el siglo XIX, cuyas constantes luchas part-daristas tuvieron que reflejarse en la accin de los grupos literarios.

    2 Arnold Mutrhew, "The lnfluence of Literary Acndemies", en Essavs II Criticisnt. Macrnllan;.tnd Co. Lmited. Londres. 1937. .

  • 30 ALICIA PERALES OJEDA

    En la misma situacin, aunque menos estricta, est el nombre deliceo, muy en boga en el siglo XIX, y la denominacin de sociedad.Esta ltima se dio a los grupos literarios en forma desmedida, pues lamayor parte de las veces stos no constituyeron lo que jurdicamentees una sociedad; es ms, nuestra constitucin no les dio carcter desociedad a esta clase de agrupaciones. Por tanto, la forma ms ade-cuada de llamar a esas reuniones de carcter literario formales einformales que tanto abundaron en la centuria pasada debe ser la deasociaciones, atendiendo a un sentido estricto de lo que fueronverdaderamente estos grupos: simples reuniones literarias con regla-mento o sin l, y que se denominaron indistintamente academiasarcadias, asociaciones, alianzas, ateneos, bohemias, crculos, clubes:falanges, liceos, salones, sociedades, uniones y veladas.

    Estas asociaciones combinaban a menudo los intereses cientficoscon los literarios. Unas veces predominaba el aspecto literario, comoen el caso del Liceo Mexicano Cientfico y Literario, y otras el cientfi-co, como en la Sociedad Snchez Oropeza, de Orizaba. En ocasionesotros intereses de ndole cultural, como la msica y el teatro, seunieron a los anteriores. Fundronse adems asociaciones de carcterpoltico, integradas por escritores que con sus piezas oratorias aumen-taron el caudal literario del gnero. Recurdense al respecto lassociedades patriticas que se establecieron por todo el pas y, en cier-to ~odo, El Liceo Hidalgo que, sin fines polticos, lleg a servir devehculo al Estado para sostener sus principios liberales, por lapoderosa influencia popular de sus discusiones y por la conexin des~s miembros con el gobierno. El carcter social y poltico del GranCirculo de Obreros, que extendi sus ramificaciones por todo el pasc~n el pretexto de proteger la instruccin, cre para tal propsito bi-bliotecas populares, no exentas de propsitos polticos. De carctern:utualista fueron la Asociacin Gregoriana, cuyas conmemoracionesdieron ocasin a Ignacio Ramrez para algunos de sus mejores poe-mas;. la Sociedad Laterana de Guillermo Prieto; la Sociedad deEscritores y otras de menor importancia literaria. Hubo asociacionescomo la Sociedad Catlica y El Crculo Catlico, de carcter esencial-mente religioso, que tuvieron rganos de publicidad en los que co-laboraron escritores conocidos. En oposicin abierta a la SociedadCatlica, se estableci la Sociedad de Libres Pensadores con finesantirreligiosos ms que literarios. Entre sus colaboradores debencitarse a Ignacio Manuel Altamirano y Manuel Acua. Las agrupaciones

    INTRODUCCIN 31

    literarias integradas exclusivamente por seoritas fueron pocas.Algunas de las ms representativas fueron la llamada de Flores, de laCiudad de Mxico, La Siempreviva de Mrida y la Academia DominicalLiteraria de Seoritas, de San Luis Potos. El Liceo Jurez de Tolucaalent la intervencin de la mujer en el desenvolvimiento de la aso-ciacin, pero no fue exclusivamente femenino como las agrupacionesanteriores.

    En contraste con la rigidez, seriedad y circunspeccin de la Acade-mia correspondiente a la Espaola, se encuentran las veladas literariasque, a pesar de la libertad y del carcter festivo de sus reunionestuvieron feliz xito. '

    En cuanto a los nombres que ostentaron las asociaciones, puedeobservarse que la Academia de San Juan de Letrn tom el nombre delcolegio en donde se estableci, y El Liceo Hidalgo se enorgulleci dellevar el nombre del caudillo de la Independencia. Ms tarde lasasociaciones literarias adoptaron los nombres de los escritores mexi-canos de la poca, como Juan Daz Covarrubias, Manuel Acua,Florencio M. del Castillo, Manuel M. Flores, Ignacio Rodrguez Galvny Fernando Caldern; Gustavo Adolfo Bcquer fue el nico poetaextranjero con cuyo nombre se denomin un crculo literario. Despusse emplearon los nombres de Ignacio Ramrez, Ignacio M. Altamirano,Vicente Riva Palacio, fray Manuel Navarrete Ramn Aldana CarlosEscudero, Manuel Eduardo de Gorostiza y Ju~n Ruiz de Alarc6n, figu-ra sobresaliente de la Colonia y antecedente nacionalista de las letrasmexicanas. Llevaron nombres indgenas tres corporaciones: dos deellas se llamaron Sociedad Netzahualcyotl, en recuerdo del legen-dario rey poeta, y una Sociedad Cuauhtmoc, que con ese nombrerenda homenaje a la memoria del heroico defensor de Tenochtitlan.Con el ttulo de Aztec Circle, trabaj a fines de siglo una sociedadsostenida por norteamericanos.

    Hubo otras asociaciones cuyos nombres slo reflejaron sus fines ola esperanza que todos los escritores tuvieron en el porvenir del pas,anhelando la concordia perdida en tantas luchas.

    Distribuciones geogrficas, cronolgicas y por corrientes literarias

    Las actividades de las asociaciones literarias tuvieron su centro princi-pal en la capital de la repblica; aqu fue donde se registr el mayornmero de centros de esa ndole. Sguenle en importancia Yucatn,

  • 32 ALICIA PERALES OJEDA==Jalisco, Michoacn, Puebla, Veracruz, uevo Len, Sinaloa Mxico

    Oaxaca, San Luis Potos, Quertaro, Guanajuato, Zacatecas, Coahuila,Campeche, Durango, Tabasco, Chiapas, Aguascalientes, TamaulipasTlaxcala e Hidalgo. '. Dividiendo e! siglo XIX en atencin a los hechos histricos mslmpo.rtantes que .e~ .l ocurrieron, se pueden reconocer cuatro etapas:la pnmera, que InICIa con e! siglo y termina con el Grito de Dolores080.1,-1810); I~ segunda, la de la revolucin insurgente hasta la consu-macion de la ~ndepende.ncia 0810-1821); la tercera, en que se luchapor dar al pais un gobierno republicano, que al fin triunfa con e!episodio del Cerro de las Campanas 0821-1867); la cuarta y ltimaque. representa la consolidacin de la repblica y de los ideale~nacionalistas, y va desde el restablecimiento de la repblica hasta elnovecientos 0867-1900).

    De estas cuatro pocas, la ms favorable para la asociacin literariafue la cuarta, que :barc~ un periodo ms amplio que las anteriores ye~ la cual empezo a disfrutarse de cierta tranquilidad a partir de!tnun.fo .del Plan de Tuxtepec. Fue entonces cuando prosperaron y semultl'p]caro~ las asociaciones literarias que ya haban tenido buenaacogl?a .al tnu.nfar ~a repblica en 1867, poca en que se produjo elrenacirruento literario que hIZOposible un considerable incremento delas asociaciones.

    ~a poca col~:)Oialfue poco propicia para e! desenvolvimiento Ite-rano. p?! m~dlo de .~sociaciones. A principios del siglo XIX serestnn?lo I.~libre reuruon para evitar que se propagaran las ideas deema~~lpaclon. Despus de iniciada la lucha de 1810, la desorientacinc.undlo por todo el pas y slo hubo escasos grupos de actividad litera-na., A pesa~ de estas dificultades deben mencionarse los esfuerzos dejos .loaquin Fer.nndez d~ Lizardi, de Juan Rodrguez Puebla, delconde De la Cortina, de Guillerrno Prieto, de los hermanos Jos Maray .Iuan Nepomuceno Lacunza, de Jos Mara Heredia, de AndrsQUIntana ~oo, de Francisco Manuel Snchez de Tagle y de FranciscoC?rtega, .qUlenes contribuyeron a iniciar el movimiento de accin litera-na asociada q~e culminara en la segunda mitad del siglo con IgnacioManuel Altamlrano y Luis Gonzlez Obregn.

    De acuerdo con los cuatro diferentes tonos culturales establecidospor ,el pr~fundo conoced~r de las letras mexicanas, don Jos LuisMartInez, en el curso del SIglo XIX se distinguen con cierta precisincuatr~, periodos de diferentes tonos culturales: cada uno con un~duraClon media de algo ms de veinte aos":

    INTRODUCCIN 33

    En el primero, que se extiende de 1810 a 1836, se realiza la guerra deIndependencia, sobreviven en El Diario de Mxico formas dieciochescasy un dbil neoclasicismo, aparece la literatura de combate o insurgente;surge en Fernndez de Lizardi la voz del mestizo que expresa al pueblo,y en las dos primeras dcadas de vida independiente se inicia tmidamenteuna nueva literatura en la que predominan los temas patriticos, losprimeros rasgos de color local y los planteamientos doctrinarios.

    El segundo periodo va de 1836 a 1867. Hacia 1836 comienza actuar laprimera generacin propiamente mexicana. En el campo de las ideas [' ..Jsobresalen los idelogos [,..1 que definen las dos posturas y corrientespolticas; y en el campo de las letras [' . .J se agrupan los primeros romn-ticos mexicanos. Su punto de partida son las reuniones de la Academia deLetrn y modestas publicaciones peridicas en las que el impulso delromanticismo intenta una literatura que exprese el paisaje y costumbresnacionales. Pronto vendrn los aos infaustos y las discordias civiles: elsantannismo, la invasin norteamericana, la revolucin de Ayutla, laGuerra de Reforma, la invasin francesa y el Imperio que dispersan y opo-nen a los escritores [,..1 Abunda la poesa y se inicia la novela sentimentaly folletinesca y comienza a existir el teatro [' . .J A partir de 1841 y 1844,respectivamente, se publican El Siglo XIX y El Monitor Republicano, losgrandes peridicos del siglo y, sobreponindose a las adversidades, seestablecen asociaciones literarias y artsticas y se publican revistas literariasy artsticas.

    El tercer periodo se inicia en 1867, a raz del triunfo de la repblica fe-deral y bajo el signo del impulso nacionalista y la concordia que predicaIgnacio Manuel AItamirano y concluye hacia 1889, cuando sale de Mxicoel maestro AItamirano,y ha comenzado a manifestarse la nueva generacinmodernista. El cambio cultural no se realiza en este periodo, al igual queen el anterior, como una ruptura. No hay una sustitucin violenta deideas y fbrrnas culturales, sino la maduracin y el fortalecimiento de unantiguo impulso que AItamirano organiza como un programa que llega aser empresa nacional, y la integracin cultural, la literatura, el arte, la cien-cia y la historia se cultivan con laboriosidad y entusiasmo singulares porliberales y conservadores l. ..1

    El cuarto y ltimo periodo cultural se inicia hacia 1889 cuandosurge una nueva generacin que impone un cambio radical de tono y ~eideas estticas. Mientras que los tres primeros cambios eran consecuenciade acontecimientos nacionales y respondan a necesidades polticas, esteltimo es un cambio exclusivamente cultural. El modernismo estcondicionado por circunstancias externas, la paz porfiriana, pero se apartapor su propia voluntad de ellas y deja a un lado los imperativos soc~alespara slo buscar una expresin libre, exclusiva del artista y que, en ciertamanera, se aparta de la sociedad de su tiempo e inicia con ello la ruptura

  • 34 ALICIA PERALES OJEDAarte-sociedad l. ..J Aparece la Revista Azul (1894-1896)en que se manifiestala nueva sensibilidad, la renovacin formal y el esteticismo que caracteri-za al modernismo, primer movimiento literario y artstico en el que Hispa-noamrica tiene su voz propia y no sigue ya la corriente espaola [' ..J Almismo tiempo, mientras las letras se modernizan, se transforman tambinlas costumbres e instrumentos de expresin cultural que haban sido carac-tersticos de los periodos anteriores. Las asociaciones literarias, ya innece-sarias, vienen a menos; y los venerables peridicos, El Siglo XIX y ElMonitor Republicano, que tantos servicios haban prestado a la patria y ala cultura, desaparecen en 1896, para ser sustituidos por el periodismomoderno que representa El Imparcial)

    Las corrientes literarias del siglo XIX son fundamentalmente: la neo-clsica decadente, la clsica tradicional, la romntica, la nacionalista yla modernista. A lo largo del siglo se entrelazan las diversas corrientesy cada una de ellas va teniendo preponderancia sobre las dems, deacuerdo con la poca y el temperamento de los individuos. Las ideolo-gas prevalecientes del liberalismo y conservadurismo no influyeron enlas corrientes literarias de una manera definitiva, y en ambas sub-sistieron varias corrientes.

    Para los propsitos de este estudio se han distribuido las asocia-ciones literarias del siglo XIX de la Ciudad de Mxico tomando encuenta las cuatro corriente literarias del siglo que se identificaron conla labor desarrollada por los miembros de ellas:

    1. La corriente literaria del neoclasicismo:2. La corriente literaria del romanticismo:3. La corriente literaria del nacionalismo:4. La corriente literaria del modernismo:

    1801-18351836-18671867-18891888-1910

    Las finalidades

    Adems de las asociaciones antes citadas, existieron muchas otras quedesaparecieron rpidamente y cuya labor se examinar en los captu-los siguientes. Esta voluntad de asociacin se debi, en primer lugar,al deseo que sentan los escritores de reunirse para lograr un sitio deimportancia en el mundo de las letras. Satisfacan esta vanidad cuan-do se ies llamaba por ejemplo "miembro del Liceo Hidalgo". Era esto

    3 Jos LUIS Martinez, "Mxico en busca de su expresin", en Historia general de Mxico, t. 2,Mxico. El Colegio de Mxico/Hada. 1988, pp. 1023-1025.

    INTRODUCCIN 35

    algo as como ser llamado "miembro de la Academia Mexicana de laLengua", a pesar de no tener El Liceo Hidalgo la categora nominal dela Academia. El hecho de pertenecer a tal o cual agrupacin literaria,les daba cierto prestigio profesional que ellos aprovechaban comopropaganda para sus trabajos.

    Los individuos que formaron parte de las agrupaciones literariaperseguan diversos fines. Algunos de ellos trataban de conseguir laamistad de los ms celbres literatos, que tambin lo eran en poltica,para obtener con ello un beneficio personal. Otros aprovechaban laoportunidad que les brindaba la corporacin para obtener la apro-bacin de sus obras, y as conquistar un lugar de privilegio en elmundo de las letras. Los ms se interesaban tan slo por asistir a lasveladas, sesiones y actos literarios, en cuanto esto significaba crditoo prestigio intelectual.

    En esta forma consiguieron los miembros de las diferentes aso-ciaciones que los peridicos y revistas se ocuparan de ellos;frecuentemente se comentaban los sucesos ocurridos en las sesioneso ceremonias de las agrupaciones literarias en la prensa de la capitaly de la provincia.

    Todo lo anterior se explica por el hecho mismo de que la literaturanunca ha pretendido permanecer oculta en las sombras, sino por elcontrario divulgarse por diversas formas. Por otra parte, el siglo XIXmexicano no fue propicio a la difusin literaria; recordemos los esca-sos recursos con que contaron los escritores y las mil dificultades quetuvieron para poner en escena una obra propia, o para publicarla, ascomo la mala retribucin que reciban quienes lograban dar a conocersus investigaciones. Por esta razn el peridico fue el vehculo dedivulgacn ms favorable para el escritor y la asociacin literaria elmedio ms adecuado para satisfacer estas necesidades.

    Debe aludirse, aunque brevemente, a las numerosas asociacionesque se fundaron con fines mutualistas. stas desempearon un papelsocial de importancia considerable, pues auxiliaron a sus miembros ensituacin econmicamente precaria, en prisin y enfermedad, cosamuy frecuente en un pas que sufri tantas asonadas militares, levanta-mientos y revoluciones. Por ello se establecieron un sinnmero deasociaciones mutualistas, filarmnicas, cientficas, literarias, polticas,religiosas, masnicas, pedaggicas, jurdicas, secretas y espiritistas, noslo en la capital de la repblica sino en todo el pas, de acuerdo conlas posibilidades de cada ciudad, pueblo o regin. Tal vez esta repar-ticin de las fuerzas en diferentes grupos aislados perjudic el adela n-

  • 36 ALICIA PERALES OJEDA

    to en las diferentes ramas. Si los mexicanos se hubieran reunido en unnmero menor de asociaciones de la misma ndole, quizs hubierapodido observarse un mayor rendimiento en las labores emprendidas;pero en muchos casos la desorientacin y la falta de seguridad dieronlugar a esa multiplicidad que se observa en una resea general de lasasociaciones de la poca.

    La funcin intelectual

    La posicin ventajosa de las asociaciones literarias en Mxico se deri-va de la funcin que desempearon a lo largo del siglo XIX. En ellasaparece la semilla de renovacin que germina y fructifica, dando unempuje vigoroso a la literatura patria. En efecto, advirtense en trespocas distintas de la literatura mexicana en el primer siglo de inde-pendencia otros tantos impulsos renacentistas que surgieron de lasagrupaciones literarias.

    La Academia de San Juan de Letrn represent el punto de partidade un sentimiento nacional consciente, que aspir a la creacin de unaliteratura nacional, en un ambiente donde clsicos y romnticos convi-vieron unidos por el afn de superacin. Cabe decir que el mrito dela citada Academia radic en ese deseo de formalizar la constitucinde una nacionalidad literaria.

    Despus de la lucha del '47 se avivaron los deseos de independen-cia y libertad. La Academia de San Juan de Letrn se debilit a causa?e las prdidas morales y materiales que tuvo que sufrir, pero susincansables miembros, en unin de los nuevos escritores fundaron unliceo que haba de continuar los principios lateranos. Sus iniciadoresfueron tambin jvenes que, con el deseo de honrar a Hidalgo, caudi-llo de la Independencia, dieron su nombre al grupo.

    Continuando con el criterio nacionalista de la Academia de LetrnEl Liceo Hidalgo alcanz una larga y fructuosa vida de cuarenta aos:con dos interrupciones considerables, ocasionadas por disturbiospolticos, pero que no llegaron a destruir el propsito de los escritoresde luchar por una literatura autnoma.

    La segunda poca de florecimiento literario se realiz por los aosde 1867 a 1870. De las veladas literarias parti el primer impulso quehaba de madurar en las pginas del semanario El Renacimiento (M-xico, 1869) y de las revistas que le siguieron, todas ellas saturadas delas prdicas nacionalistas del maestro Altamirano.

    1 TRODUCCIN 37

    Puede considerarse tambin como una renovacin literaria la crea-cin del Liceo Mexicano Cientfico y Literario, en 1885, por un grupode j:,enes ~1erederos de las experiencias de la Academia de Letrn ydel LICeoHIdalgo. Este centro tuvo como rgano una de las publica-ciones ms valiosas del siglo XIX, la revista quincenal El LiceoMexicano (Mxico 1885-1892), en la que escribieron las personali-dades ms destacadas en todos los aspectos de la cultura.

    La influencia que ejercieron las corporaciones literarias fue consi-derable, ya que pertenecieron a ellas individuos que por s solosconstituyen valores representativos de las letras mexicanas. Notablestrabajos de creacin literaria, de acucosa crtica o de paciente investi-gacin fueron realizados por escritores que, como Altamirano yGonzlez Obregn, tuvieron gran entusiasmo por estas agrupaciones.Las novedades literarias del momento fueron siempre discutidas en lasasociaciones con crtica constructiva, y las dudas o las discrepanciasde criterio fueron siempre motivo de frtiles controversias. Todo estocon una sola finalidad: la creacin y el fortalecimiento de una literaturade acentuado nacionalismo.

    La funcin social

    La importancia social de las asociaciones literarias en Mxico aumen-ta si la estudiamos en sus justas relaciones historicosociolgicas.Preciso es aclarar en qu medida responden estas agrupaciones a unanecesidad interior. Ellas registraron las variaciones del estado espiritualpredominante, pues fueron expresin directa de la poca. Factorsociolgico determinante fue el grupo social que integr aquelloscentros. A la mayor parte de ellos asisti la clase media; excepcional-mente, a principios de la tercera dcada del sizlo un aristcrata -el1:> ,conde De la Cortina- intervino en la constitucin de crculos literarios.El tipo del soldado culto priv en varias de las personalidades queconcurran a las asociaciones y, por otra parte, miembros del partidoconservador representaban a las familias acomodadas y de cierto pres-tigio tradicional.

    No existi aqu el protectorado de un poderoso o aristcrata para elmantenimiento de los grupos literarios. Recordemos al respecto lapresencia de Schiaffino y de Rafael Martnez de la Torre, quienes lpesar de sus ventajosas situaciones econmicas, no respondan preci-samente a las caractersticas del mecenas, el seor poderoso que

  • 38 ALICIA PERALES OJEDA

    protege a los poetas y a quien se rinde homenaje y se le admiteninconsecuencias. En las celebraciones que tenan lugar en los crculosliterarios, el poeta que deseaba sacar provecho lo obtena de su propiainiciativa y de la opinin desinteresada de los dems, sin esperargratificaciones ni proteccin de ninguna clase.

    Otros factores sociolgicos importantes fueron el poltico y eleconmico. El faccionalismo poltico satur por entero el siglo XIX ypor tanto los grupos literarios no fueron ajenos a esta influencia. Lospartidos dominantes rigieron las conciencias de los literatos pormucho tiempo. Vencedores y vencidos convivan; aqullos, muchasveces tolerantes y otras intransigentes, dirigan los grupos literarios; ystos, fieles a sus ideales, soportaban el triunfo del enemigo trabajan-do bajo un mismo techo. La situacin econmica en ninguno de losdos casos era bonancible, pues unos y otros eran por igual vctimas dela pobreza del erario de la nacin. Los liberales, pobres en su mayorparte, no lograban sostener los gastos indispensables de una asocia-cin literaria; las cuotas se cubran irregularmente a pesar de serinsignificantes; las publicaciones se realizaban por pequeos editoresaficionados a la imprenta, gracias a las subvenciones del gobierno, queen algunas ocasiones fueron suspendidas por la situacin anormalque padeca el pas.

    Si analizamos brevemente la situacin econmica de los miembrosque integraron los grupos literarios, veremos con sorpresa la desigual-dad de posibilidades que, en este aspecto, tuvieron los asociados.

    No debe pues olvidarse, en relacin con este asunto, que la mayorparte de los escritores tomaron parte activa en las luchas militaresy polticas y que, al terminar la contienda, tanto stos corno los quepermanecieron alejados de ella buscaron medios propicios para sub-venir a sus necesidades, pues la carrera de las letras ha sido siemprela menos favorecida en poca de crisis.

    Muchos de los literatos se refugiaron econmicamente en su profe-sin; algunos ejercieron la medicina, como Manuel Carpio, Jos PenContreras, Manuel M. Flores, Jos Bernardo Cauto o Porfirio Parra. Laabogaca debi tambin ayudar a Manuel Jos Othn, Jos LpezPortillo y Rojas, Altamirano e Ignacio Aguilar y Marocho.

    Otros escritores ms afortunados desempearon puestos impor-tantes en el gobierno, lo que favoreci tanto a los individuos como alos grupos literarios. En este caso debe citarse al mismo AltamiranoJusto Sierra, Francisco Ortega, Ignacio Ramrez, Guillermo Prieto:Manuel Payno, Jos de Jess Diaz, Salvador Daz Mirn, Joaqun

    INTRODUCCIN 39

    Baranda, que desempearon indistintamente puestos de diputados,senadores, ministros o funcionarios pblicos.

    En situacin econmica de carcter especial, estuvieron aquellosescritores que fueron eclesisticos. Esto no repercuti, como es natu-ral, en los centros literarios, a pesar de haber tomado muchos de ellosparte activa en la formacin de los mismos. Entre los escritores y poe-tas ms sealados en este grupo tenemos al presbtero Vicente de P.Andrade; don Clemente de Jess Mungua, arzobispo de Michoacn;Manuel Moreno y jove; Jos Mara Bassoco: fray Manuel Martnez deavarrete, monje franciscano; Ignacio Montes de Oca, obispo de San

    Luis Potos; monseor Arcadio Pagaza, arzobispo de Veracruz.Crescencio Carrillo y Ancona, obispo de Yucatn, y Francisco de PaulaGuzmn.

    Como diplomticos se distinguieron varios literatos muy popularesen nuestras letras: el cuentista, historiador y novelista general VicenteRiva Palacio; Manuel Eduardo Gorostiza, nuestro primer embajador enEstados Unidos de Norteamrica; Agustn F. Cuenca, y Jos T. Cullar,que en su juventud fue fotgrafo y a cuya cmara llam 'la linternamgica'.

    Ocupa lugar muy especial la rama del magisterio, ya que hubo entrelos poetas y escritores muy distinguidos maestros que han pasado a laposteridad con honrosos ttulos: el de maestro de Amrica para donJusto Sierra, el de maestro para don Ignacio Manuel Altamirano y losno menos clebres Guillermo Prieto, Jos Mara Lacunza y RafaelDelgado. Sierra y Altamirano por s solos cubren toda una poca de laenseanza superior en Mxico.

    Hubo tambin, en contraste con los anteriores, aquellos que porherencia familiar eran hacendados como Joaqun Garca Icazba1ceta,Lucas Alamn, Jos Joaqun Pesado y algunos otros simplemente ricos,entre ellos Francisco Pimentel, Francisco Manuel Snchez de Tagle yAlejandro Arango y Escandn.

    En forma modesta vivieron aquellos escritores que no lograronobtener una posicin ventajosa y llevaron una vida de pobreza.Mencionemos entre ellos a Ignacio Rodrguez Galvn, dependien-te en la librera de su to Mariano Galvn; Manuel Acua, estudiantede medicina; e Ignacio Ramrez, que a pesar de sus relaciones conel gobierno vivi siempre en forma humilde.

    Pertenecieron al grupo burcrata Juan de Dios Peza, Francisco Sosay Luis G. Urbina, y al de los comerciantes Jos Mara Roa Brcena.

  • 40 ALICIA PERALES OJEDA

    En virtud de la influencia que las letras mexicana s ejercieron sobrela prensa del siglo XIX, es innegable que muchos literatos fueron ver-daderos impulsores del periodismo mexicano. Acordmonos de perio-distas ilustres que intervinieron en la formacin de asociacionesliterarias como Jos Joaqun Fernndez de Lizardi, Ignacio Aguilar y~arocho, Gonzalo Esteva, Francisco Bulnes, Manuel Gutirrez Njera,Angel del Campo, Luis Gonzlez Obregn, el espaol Enrique deOlavarra y Ferrari, Luis G. Ortiz e Ireneo Paz.

    Puede afirmarse, en consecuencia, que ninguno de los escritoresantes mencionados logr su independencia econmica por medio desus escritos. Insistamos en recordar lo que nos dijo Altamirano:

    Ya pas el tiempo en que Cardoso, Ramrez y Payno escriban por veinti-cinco pesos en casa de Cumplido y en que los poetas pobres como FlixEscalante y Granadas Maldonado o los novelistas como Fernando Orozcoy Florencio del Castillo se imponan privaciones horrorosas a fin de verpublicados en tomo sus versos o sus novelas que, por supuesto, no lestraan provecho ninguno fuera del gusto de ser ledos.'

    Y, ms adelante, aadi desilusionado: "Todava es el tiempo de losedit,ores, a~uel en que, con artculos que pagaban a cinco pesos,hacan un libro que les produca cinco mil."> Y despus, con escepti-cismo exagerado, afirm "si los das felices que acarici mi esperan-z.a han de llegar en Mxico, ser en el siglo que viene, y que si loslibros han de valer algo a sus autores, ser cuando los publiquenen ingls". 6

    Los directores de los diarios desempearon un papel muy impor-ta~te en el desarrollo literario del siglo XIX. Ellos reemplazaron aleditor: frecuentemente solicitaban de los escritores, segn sus prefe-rencias, artculos, crnicas, comentarios, novelas, cuentos, poesas yhasta la redaccin de noticias de gacetilla. Muchos de los miembrosque concurrieron a las asociaciones literarias ms renombradas notuvi.~ro.n inconveniente en redactar las noticias de la semana para unperdco, y aun las crnicas de modas femeninas' en una palabraI "os escritores ms conocidos redactaban del todo estas publicaciones,

    4 Ignacio Manuel Altamirano, "Honra y provecho de un autor de libros en Mxico" enPaisajes y leyendas, tradiciones y costumbres de Mxico, segunda serie, introduccin y recop-lacn de Ralph E. Wamer, Mxico, Antigua Librera Robredo, 1949, p. 253.

    S Idem, p. 255.6 Ibtd.

    INTRODUCCIN 41

    ya fueran diarios o revistas, y puede decirse que la prensa mexicanadel XIX fue hecha exclusivamente por literatos y no por periodistasespecializados.

    Las asociaciones en general, y en particular las literarias, respondie-ron a una necesidad social, despus de la literaria. El ambiente de estapoca, tan lleno de inquietudes polticas, de desorganizacin, de po-breza y de intranquilidad constante, induca a las personas a asociarsecon el fin de practicar la fraternidad. Estas asociaciones, principal-mente las literarias, eran un centro de descanso, de ilustracin y decamaradera, y no ser exagerado afirmar que la mayor parte de lasveces fueron verdaderos centros de docencia literaria y que, por lanaturaleza de las lecturas y discusiones que en ellas se efectuaron,desempearon el papel de una escuela de enseanza superior o deformacin cultural. Los aficionados a los estudios literarios po tuvieronun centro adecuado en donde mejorar sus conocimientos. Mas, parasuplidos, las reuniones literarias tuvieron como fin principal el de pre-sentar composiciones que se sujetaban liberalmente al juicio y a lasluces de los asistentes a dichas reuniones. Estas discusiones fueronverdaderas ctedras de donde recibieron lo mejor de su formacinmuchos escritores mexicanos.

    Fueron estos grupos tambin organizadores de representacionesteatrales que se verificaban dentro de las veladas literarias, en las quela msica y la declamacin completaban el programa. Las persecu-ciones polticas, desatadas por la imposicin de ciertas leyes o porambiciones personales, dieron lugar a la inseguridad pblica que de-termin que fuesen relativamente escasos los espectculos en losprimeros cincuenta aos del siglo. Para suplir esta deficiencia, los cen-tros literarios organizaban los domingos pequeos festivales pararecreo de las familias, que no contaban con ms distraccin que losPresentes amistosos, o los Calendarios y las revistas de Cumplido oGarca Torres. De aqu la importancia que se dio a estas publicacionesque llegaron a ser verdaderas obras de arte de la tipografa mexicana.

    Las asociaciones literarias, desde el punto de vista sociolgico,fueron una vlvula de escape para una sociedad temerosa y austera.La prosperidad de las asociaciones no lleg a ser mayor a causa de laescasez de los recursos econmicos de que disponan. Hubo en estapoca un vivo deseo de hacer perdurar las asociaciones literarias, apesar de las interrupciones, debido tal vez al hecho de que, segunafirma Schcking, "no hay gente que anse ms la compaa de sus

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    semejantes como los artistas, est en la naturaleza de las cosas que elarte inspire al arte"." La crtica -aade Schcking- es tolerable si vienede un colega y no de una persona ajena al grupo. Es pues de carc-ter universal la sociabilidad de los artistas, pues cuando e impo-sibilita la formacin de grupos, la creacin artstica se resiente. Ellodetermin el vivo deseo de hacer perdurar las corporaciones literariasa pesar de los frecuentes obstculos que impedan su marcha.

    El mensaje literario que nos legaron las agrupaciones literarias estodava motivo de actualidad, ya que las doctrinas presentadas y dis-cutidas en estos centros se mantienen vigentes. Por otra parte, el sen-tido de confraternidad, del que nos dieron un bello ejemplo, hacen deestos centros verdaderas instituciones sociales.

    La emancipacin cultural

    La sola y relativa libertad poltica no llen las ambiciones de losescritores mexicanos en el transcurso del siglo XIX. Fue preciso quepasaran algunos aos despus de iniciada la independencia paraque surgiera la idea de emancipacin cultural. Por mucho tiempo sub-sistieron prolongaciones coloniales que retrasaron el progreso, peroen la Academia de Letrn se iniciaron los trabajos para la completaemancipacin. Los jvenes escritores, agrupados en las diferentes aso-ciaciones, observaron la realidad o la intuyeron, y buscaron las bases,si bien no firmes todava, para crear una literatura nacional. La temti-ca nacionalista abarc todos los rdenes y se quiso, en una palabra,hacer consciente no slo el concepto de independencia poltica, sinoel de emancipacin intelectual. Inicise esta escuela nacionalista par-tiendo de un punto individualista y no social, material y no espiritual,por tanto no fue sino hasta este siglo cuando se logr completarlas tareas emprendidas por los escritores de la centuria pasada. Lahechura compleja del mexicano necesit de una evolucin natural, yno forzada, para crear una cultura mexicana.

    La inconstancia

    La falta de seguridad poltica que priv en Mxico durante la mayorparte del siglo XIX dio lugar a la inconstancia de los literatos para

    7 Leving L. Schckng, r:/ gust literario. Mxico, FCE. 19')0, p. 72.

    INTRODUCCIN 43

    hacer permanente una asociacin. A pesar de ello, la Academia deLetrn se mantuvo cerca de veinte aos, aunque con algunas in-terrupciones, y El Liceo Hidalgo cerca de cuarenta, tambin consuspensiones considerables. La Sociedad Dramtica Alianza, que mstarde se llam Carlos Escudero, labor cerca de veinte aos. Al ladode stas, hubo algunas tan efmeras como las veladas literarias queduraron seis meses, y otras que tan pronto aparecieron dejaron deexistir, como el Liceo Artstico, la Academia Nacional de Literatura, laAcademia Imperial de Ciencias y Literatura y muchas ms. Trminomedio de vida tuvieron el Liceo Mexicano Cientfico y Literario, quetrabaj durante siete aos, y la Sociedad Netzahualcyotl, fundada porAcua, que se mantuvo cinco aos aproximadamente. En las mismascircunstancias funcionaron las asociaciones La Concordia y El Porvenir.De las asociaciones literarias fundadas en el siglo XIX, slo ha sub-sistido hasta la fecha la Academia de la Lengua Correspondiente a laEspaola. De las asociaciones de provincia poco puede decirse desu duracin ya que de muchas de ellas nicamente se sabe queexistieron, y se ignoran sus fechas de fundacin y desaparicin;de cualquier modo puede afirmarse que pocas tuvieron una duracinconsiderable.

    3. LASREUNIONES LITERARIASINFORMALES

    Los hombres de letras del Mxico del siglo XIX, as como frecuentaronlas reuniones formales de un sinnmero de asociaciones, tambinfueron adictos a congregarse en cafs, boticas, libreras de viejo,cajones del Parin, alacenas, tercenas de tabacos, peas, parquescomo la Alameda Central. Durante estos encuentros se mezclaban lostemas literarios con los chistes polticos del momento. Un buenconversador siempre era bien recibido en estos entretenimientos.Grandes conversadores del siglo fueron: Joaqun Garca Icazbalceta,Manuel Doblado, Jos Mara Agreda y Snchez, Manuel Payno, Igna-cio M. Altamirano, Vicente Riva Palacio, Guillermo Prieto, IgnacioMariscal, Juan de Dios Peza, Manuel Snchez Mrmol, Rafael Alba,Carlos Pereyra, Santiago Rarnrez Alorna, Carlos Pacheco, BIas Jos

  • 44 ALICIA PERALES OJEDA

    Gutirrez Flores Alatorre, Salvador Daz Mirn, Justo Sierra, FranciscoBulnes, Manuel M. Flores, Amado Nervo. Entre las mujeres tambinhubo quienes se distinguieron en la conversacin: Luciana Arrazola deBaz, Juana Caldern de Iglesias, Margarita Guilln de Altamirano ySoledad Jurez de Luchich.

    Los cafs

    Desde tiempos de la Colonia se acostumbr tener reuniones informa-les en tabernas, mesones y lugares similares. Con motivo de la intro-duccin del caf en la Nueva Espaa hacia el siglo XVIII se obtuvobuenos resultados y para 1803 se exportaba este producto a Espaa.El primer caf que hubo en Mxico como sitio para beber tazas conesta infusin se inaugur en la calle de Tacuba esquina con la calle deEmpedradillo (Monte de Piedad); en l se conspir a favor de laIndependencia, se hablaba de libros, de los enciclopedistas, del mate-rial bibliogrfico que entraba al pas de contrabando. Al caf Manriqueasisti el cura Hidalgo en 1773 cuando fue estudiante del bachilleratode la Real y Pontificia Universidad.

    La costumbre de reunirse en los cafs se arraig en el siglo XIX. Fue-ron los polticos de esos tiempos quienes frecuentaron estos lugares,adonde diariamente acudieron tambin infinidad de literatos y per-sonas que saban charlar, haciendo aumentar la fama de los cafs.Entre los ms importantes se mencionan: Caf Verolly (La Concordia),Caf la Mexicana (calle Madero); Caf Progreso (calle de 16 de sep-tiembre y Bolvar), con asistencia cotidiana de Guillermo PrietoIgnacio Rarnrez, Rodrguez Galvn, y Fernando Caldern; Caf El Ca~zador (Tacuba y Portal de Mercaderes); Caf La Bella Unin (Palmay 16 de Septiembre), que ms tarde se llam Fulcheri; Caf ElInfiernito (Portal del Coliseo), donde slo se serva 'fsforo' -una com-binacin de caf con spero cataln-; Caf Bazar (bajos del HotelBazar); Caf El Indio Triste (se dice que provena de la Colonia) en losbajos del Conservatorio Nacional de Msica, Caf la Mariscala (nortede la Alameda Central), Caf La Gran Sociedad (planta baja de la CasaBoker), toclos ellos en la Ciudad de Mxico.

    Las alacenas

    En estos sencillos centros comerciales tambin hubo reuniones de lite-raros desde tiempos del virreinato, famosa fue la alacena de Francisco

    INTRODUCI 45

    Sedano (1742-1812), originario de la Ciudad de Mxico, quien sededic a la venta de libros antiguos. Su trato con ellos y su aficin ala lectura le dieron erudicin e inters por escribir: fue autor de unasEfemrides guadalupanas (1731-1807), Y public Noticias de Mxicodesde el ao 1756, coordinadas, escritas de nuevo y puestas por ordenalfabtico en 1800, con informacin til y curiosa que recogi a lolargo de su vida. Se le tiene como el librero anticuario ms antiguo deque se tiene noticia. Los buscadores de libros de segunda manoacudieron a la alacena de Sedano no slo para conseguir lo que nece-sitaban sino que fueron clientes que gustaron de la conversacin condon Francisco.

    Otros comercios de este tipo fueron las alacenas del Portal de Mer-caderes; alacenas de peridicos (Gaceta, Diario de Mxico) adondeasistieron Joaqun Fernndez de Lizardi, el espaol Laza, JuanWenceslao Snchez de la Barquera (padre del biblifilo jacobo), frayManuel Martnez de Navarrete, Anastasio Ochoa, Pablo Villavicencio(Payo del Rosario), Jacobo de Villaurrutia (introductor de la novelainglesa en Mxico) y Carlos Mara de Bustamante; la alacena de loshermanos de la Torre (Francisco y Cristbal) situada en el Portal'de Mercaderes y de Agustinos, a la que asisti Juan Bautista Morales,El gallo pitagrico.

    La peluquera

    En la calle de San Francisco (hoy Madero), esquina con Isabel la Cat-lica, se encontraba la peluquera de Jos Micol, a la cual asistieronAlfonso Lancaster jones, Jos Limantour, el barn Gostkowski, JosMara Villasana, Jos Negrete (quien se hizo notable por los panfletosque escriba sobre la vida privada de las personas conocidas), y AdolfoCarrillo (al cual tambin se le tena como difamador, ya que su peri-dico El Correo del Lunes fue el terror de las familias), todos ellos acom-paantes de Manuel Gutirrez Njera, el Duque Job.

    La Alameda Central

    A lo larzo del siglo XIX la Alameda Central fue centro de reuniones deo 'calidad intelectual. Recordemos la obra escrita por Carlos ManaBustarnante en 1835, titulada Paseos en la Alameda. Se convirti encentro de controversias cuando se reunan all los viejos generales de

  • 46 ALICIA PERALES OJEDAla Guerra del 47 contra los norteamericanos: Niceto de Zamacois, Ma-nuel Rivera y Cambas, Manuel Balbotn y Jos Mara Marroqui.

    Las libreras

    La librera Andrade y Morales fue primero propiedad d