Alexander F. Skutch 1904 – 2004 Contenido

Boletín de la Asociación Ornitológica de Costa Rica

Volumen 8, número 1 Junio 2004

El contenido de los ar culos es la responsabilidad del autor y no necesariamen-te representa la posición de la AOCR.

Presentación ............................................................ Portada interior Un retrato de Alexander F. Skutch ........................................... 1 Saludos del presidente ................................................................ 2 Alexander F. Skutch

Rosario Navarro ................................................................................ 3 A. F. Skutch y su contribución a la ornitología

Julio Sánchez y Leonardo Chaves ....................................................... 7 Evolución: azar, valores y teleologismo

Guillermo Coronado ....................................................................... 10 Skutch, el Naturalista

Carlos Raabe .................................................................................. 22 La presencia de la reinita azul y negro

Rafael Gmo. Campos Ramírez ........................................................ 29 Una nueva localidad para la reinita cabecigualda

Rafael Gmo. Campos y Jane R. Zucker ............................................ 32 Especies de aves que visitan las flores del arbol “Cortés”

Daniel Martínez .............................................................................. 35 Primer registro de Molothrus bonariensis

Ernesto M. Carman y Daniel Martínez .............................................. 38 Lista de aves de Los Cusingos ............................................... 40

ZELEDONIA

ISSN: 1659‐0732

Roy H May, Editor Janet Woodward, Carlos Chinchilla, María Emilia Chaves, Alexander Pérez, Comité editorial La Asociación Ornitológica de Costa Rica (AOCR) fue fundada en 1993 para investigar, divulgar y promover diversas actividades que incentiven el conocimiento de la avifauna costarricense, y contribuir a la conservación de las poblaciones silvestres y sus respecti-vos hábitats.

Junta Directiva

Dr. Alexander F. Skutch, Presidente honorario

Mario Ossenbach S., Presidente Gustavo Flores Y., Vicepresidente Walter Coto C., Secretario Heriberto Cedeño C., Tesorero Miriam de Echandi, Primer Vocal Roy H. May, Segundo Vocal Alexander Pérez J., Tercer Vocal Carlos Raabe C., Fiscal Alejandra Linner S., Directora Ejecutiva

Asociación Ornitológica de Costa Rica APDO 2289-1002, San José, Costa Rica http://www.zeledonia.org

Se ofrece una charla a las 6:30 p.m. de cada segundo lunes en el Museo Nacional y una gira el domingo siguiente.

Dibujo de la Zeledonia coronata por Willy Alfaro

Volumen 8, número 1 Junio 2004

ZELEDONIA Bole n de la Asociación Ornitológica de

Costa Rica

Presentación Los observadores de aves y los

ambientalistas debemos mucho a don Alexander F. Skutch, presidente honorario de la AOCR. Naturalista de vocación y botánico y ornitólogo de profesión, también era filósofo y escritor. Además, era miembro fundador de la AOCR, de ASCONA y miembro muy activo del CCT.

Para la mayoría de nosotros, su contribución más conocida es el libro Guía de las aves de Costa Rica, escrito junto con Gary Stiles. Esta guía de campo nos ha facilitado el conocimiento de las aves que de otra forma no hubiera sido posible tener.

Dedicaba su larga y frutífera vida—que alcanzó los 100 años—al estudio y a la conservación de la naturaleza. Nos enseñó mucho y todavía tiene más que enseñarnos. Termina uno de sus muchos libros con la siguiente sobria observación: “En el atardecer de la vida, me aflige el pensamiento de que a la humanidad, como un todo, le falta generosidad para compartir libremente un planeta excepcionalmente favorecido aún con las criaturas libres más compatibles que nos rodean. La Tierra no se hizo para el beneficio de una sola especie”.

Sin duda alguna, la mejor forma de manifestarle nuestro agradecimiento es por medio de nuestro compromiso de compartir la Tierra con las aves y con las otras criaturas que don Alexander tanto amaba. A don Alexander dedicamos este número de Zeledonia.

Roy H. May

Alexander F. Skutch Presidente honorario de la

Asociación Ornitológica de Costa Rica 1904 – 2004

Foto, cortesía de Marco Saborío

Saludo del Presidente Queridos amigos:

Nuestro Presidente Honora-rio, el Dr. Alexander F. Skutch, falleció el día 13 de mayo del 2004, una semana antes de cum-plir sus 100 años. En nombre de todos los miembros de la ASO-CIACION ORNITOLOGICA DE COSTA RICA, de la Junta Direc-tiva y a título personal quiero ex-presar la pena por tan sensible pérdida.

Roy May había sugerido de-dicarle el presente número de ZE-LEDONIA con motivo de sus 100 años. Quede entonces el presente boletín como un homenaje póstu-mo en su memoria. Nuestro últi-mo reconocimiento en vida fue el 'Concurso de Fotografía Dr. Ale-xander F. Skutch', en cuya inau-guración nos hubiera gustado te-nerlo en persona una última vez.

No quiere extenderme enume-

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rando sus logros en tantos años de estudio y trabajo. En este ejem-plar de ZELEDONIA habrá quien nos relate su biografía y quien enumere sus contribuciones a la ornitología, la filosofía, la ética y también, last but not least, a la literatura.

Solamente quiero agregar que la ornitología en Costa Rica no sería lo que es sin el Dr. Alexan-der F. Skutch. La Junta Directiva de la Asociación Ornitológica de Costa Rica considera su deber trabajar para llenar el enorme va-cío que deja su muerte en la orni-tología de Costa Rica. ¡Gracias don Alexander! Dr. Mario Ossenbach S. Presidente AOCR

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Alexander F. Skutch nació el 20 de mayo de 1904 en Baltimore, Maryland, EE.UU. Pocos días antes de cumplir 100 años, el 13 de mayo de 2004 murió en su finca Los Cusingos. Ya desde su infancia se empezó a manifestar su curiosidad y sensibilidad por animales, plantas y en general, por toda la naturaleza que le rodeaba. Estas actitudes que se verían reforzadas posteriorrmente con estudios y observaciones más profundas, durante su formación y viajes al trópico americano.

A los 16 años, después de leer la poesía y ensayos de Shelley, decidió hacerse vegetariano. Inicialmente, la razón se fundamentaba en el amor y afecto que sentía por los animales. Más tarde encontró razonamientos científicos que lo respaldaron; como él mismo indica, “posiblemente una de las principales causas de la destrucción de las selvas tropicales es el deseo de sembrar pasto para la ganadería. Ciertamente esta es una forma poco económica de proveer alimento al ser humano”.

A los 17 años ingresó en la Universidad John Hopkins, en Baltimore, donde recibió el título

de bachiller en botánica en el año 1925. En 1926 viajó a Jamaica a realizar un estudio sobre la anatomía de la hoja del banano en una plantación de la United Fruit Company (UFC). En 1927 publicó su tesis doctoral titulado “Anatomy of Leaf of Banana, Musa sapientum L. Var. Hort. Gros Michel”, por la que recibió el doctorado en botánica en 1928. Ese mismo año obtuvo una beca para continuar sus investigaciones sobre el banano en otra de las estaciones experimentales de la UFC, cerca del Puerto de Almirante en Panamá.

Estos fueron sus primeros contactos que tuvo con la naturaleza tropical y especialmente con las aves tropicales americanas que lo absorverían por el resto de su vida. Dedicó más de 60 años al estudio de sus hábitos de vida (comportamiento social, reproducción, anidación, alimentación, etc.).

A comienzos de los años 30 viajó a Honduras, Guatemala, Ecuador, Venezuela y Costa Rica. El resultado de estos viajes era una abundante producción escrita sobre flora y avifauna tropicales, gracias a sus observaciones e investigaciones. Su labor fue

Alexander F. Skutch Rosario Navarro

Centro Científico Tropical

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ampliamente reconocida en publicaciones de historia natural (revistas y boletines sobre botánica, ornitología y reino animal) y posteriormente en libros patrocinados por sociedades ornitológicas, universidades norteamericanas y otras instituciones conservadoras de la naturaleza.

En 1935, se trasladó a Costa Rica, a El Valle del General, para cumplir con contratos para coleccionar plantas para museos y jardines botánicos de EE.UU y Europa. Esto le proporcionaba el dinero suficiente para desarrollar diferentes estudios sobre las aves. Aquí residió, con ausencias cortas, en los años posteriores.

En 1941 se estableció definitivamente en Quizarrá de Pérez Zeledón, donde compró una finca al lado del río Peñas Blancas y la llamó “Los Cusingos”, por el nombre local del tucancillo piquianaranjado (Pteroglossus frantzii). La finca constaba de bosque primario, bosque secundario y además tierras ya desmontadas donde podía cultivar en pequeña escala.

Vivió aquí por más de 60 años, dedicado a estudiar las aves y a reflexionar sobre el comportamiento animal y humano. Aquí encontró el lugar idóneo que le permitió llevar un estilo de vida coherente con su filosofía y su esencia de

naturalista. Y aquí desarrolló su prolífica labor como escritor, plasmando toda su sabiduría y humanidad en más de 35 libros y cientos de artículos sobre ornitología, botánica y filosofía.

En 1950 se casó con doña Pamela Lankester, hija del naturalista y cafetalero inglés Charles H. Lankester, fundador del Jardín Botánico Lankester en Cartago. Doña Pamela demostró un profundo amor y respeto por don Alexander, como él mismo reconoció, “al abondonar su comodidad para vivir con simplicidad en una finca donde faltaban muchas cosas que la gente urbana, como ella, considera indispensables”. Fue una persona entrañable, de gran valor humano, reconocida y querida por todos aquellos que tuvieron oportunidad de compartir momentos y conversación con ella. Pamela Lankester murió en junio de 2001. Relación con el Centro Científico Tropical (CCT) y la Asociación Ornitológica de Costa Rica (AOCR)

Don Alexander se incorporó como socio del CCT, en el año 1964, organización en que ocupó cargos en la junta directiva en dos períodos. Pudo conocer los valores y seriedad de esta organización. En 1993, consciente de su avanzada edad y

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preocupado por el destino de su bosque, el Dr. Skutch se acercó al CCT. Gracias a la National Fish and Wildlife Foundation, Weeden Foundation, Tara Foundation, Friends of the Monteverde Cloud Forest y contribuyentes individuales, el CCT le compró la finca Los Cusingos al Dr. Skutch y permitió que él y su esposa continuaran viviendo allí. Con el propósito de proteger y honrar el esfuerzo de toda una vida del Dr. Skutch por conservar la naturaleza, el CCT ha convertido Los Cusingos en un santuario para aves. En 1999 el Centro reconoció nuevamente el mérito de don Alexander al construir el Laboratorio de Investigaciones Alexander Skutch en su Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde.

Don Alexander también dio su apoyo a la fundación de la AOCR. A los 89 años se hizo presente en la reunión fundante en 1993 y fue nombrado “presidente honorario“, título que siempre mantuvo. Don Alexander contribuyó con la revista Zeledonia (1998:1), con el artículo, “Comportamiento de una pareja de guacos”, en el cual explicó que “el guaco no ataca otras aves sino las beneficia disminuyendo el número de culebras que toman sus huevos y pichones”.

Aportes a la Ciencia Quizás el aporte más

importante que don Alexander hizo a la ornitología han sido los estudios completos de los hábitos de vida de cerca de 300 aves del trópico americano, incluido el quetzal, “ave de belleza superlativa”, según sus palabras. Además, demostró que la procreación de las aves tropicales es más lenta que la de las mismas familias del norte; estudió y observó la dispersión de las semillas por parte de las aves y algunos mamíferos.

El estudio de las aves fue su prioridad pero no por ello dejó escapar cuaquier observación descriptiva y de comportamiento sobre otros animales (mamíferos, insectos, reptiles, etc.) en los ecosistemas tropicales que exploraba. Con sus observaciones pacientes y reflexivas, consiguió definir las asociaciones e interacciones que establecen algunos animales con el medio que les rodea.

Es obligado resaltar su importante contribución a la botánica. Sus estudios y recolecciones de plantas en el trópico para diferentes museos y jardines botánicos, dio como resultado el descubrimiento de especies florísticas desconocidas para la ciencia. Es relevante su estudio sobre el sistema de reproduccion cruzada del

aguacatillo (Persea caerulia) y sus estudios sobre el guarumo (Cecropia sp.). En reconocimiento por sus importantes aportes a esta ciencia muchos autores han dado el nombre de skutchii a las especies de plantas que descubrieron.

La capacidad observadora, reflexiva y humana de don Alexander también daría origen a la producción de numerosos textos de filosofía y ética, reflejo de sus experiencias personales sobre la vida animal y vegetal.

Tan importante como su obra escrita de naturalista y filósofo, para los centroamericanos, especialmente los costarricenses, y en general para cuantos amen la naturaleza, ha sido la propia vida de Alexander Skutch, verdadera encarnación de sus ideales y estilo de vida, narrada en sus libros: La Finca de un Naturalista, Un Naturalista en Costa Rica, The Imperative Call, entre otros, libros de gran poder descriptivo y gran valor natural, cultural e histórico.

Unas palabras recogidas en su libro The Imperative Call definen claramente su esencia de vida:

Dos voces convocan al ser humano con un llamado tan imperativo que pocos de los que las escuchan pueden oponerse. Una de ellas es la voz de la religión, la cual nos ordena abandonar todo interés mundano y buscar la santidad,

Dios y vida eterna. La otra es la voz de la Naturaleza, la cual nos invita a llenar nuestros espíritus con la belleza y la maravilla y nos reta a descubrir algunos de sus más ocultos secretos. En obediencia a alguna de estas llamadas, podemos ignorar casi todo lo que un ser humano prudente aprecia y busca afanosamente: riqueza, seguridad, confort total y status social. Podríamos aún abandonar la familia, amigos y nuestra tierra natal para seguir la llamada en la infinidad donde el riesgo acecha.

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Nada podría ser más gratificante para mí que estas notas imperfectas, el fruto de observaciones llevadas a cabo con tiempo limitado y recursos de un solo individuo, estimularan a muchos otros a estudiar las aves de la América Tropical como seres vivos. A. F. Skutch, 1960. Definitivamente don

Alexander generó ese estímulo que hoy en día influye sobre cientos de científicos y naturalistas para seguir estudiando las aves tropicales. Sus más de doscientos artículos y docenas de libros ilustran esa dedicación absoluta a la naturaleza. A diferencia de la gran mayoría de biólogos que realizan giras de investigación al campo, don Alexander decidió vivir en el campo permanentemente, vivir donde las aves lo hacían, despertándose por más de sesenta años con el coro del amanecer de cientos de aves en su finca Los Cusingos, en Quizarrá de Pérez Zeledón.

Se requeriría un equipo grande de ornitólogos con sus asistentes y muchos años para tratar de replicar su monumental obra, sobretodo hoy en día con mucho menos recursos y una gran

burocracia para estudiar las aves en su ambiente natural. Algunos ornitólogos saben que las notas de don Alexander serán aun más valiosas porque para muchas especies ya su hábitat no existe o sus poblaciones son tan bajas que realizar cualquier estudio será cada vez más difícil.

De acuerdo con el propio don Alexander, sus dos aportes más relevantes para la ornitología tropical son la serie de tres tomos llamada Life Histories of Central American Birds y la existencia de “las aves ayudantes” en el Neotrópico. El primero forma una de las bases de la ornitología de campo en Centroamérica, destacándose como mayor contribución la biología reproductiva que describe la construcción de nidos, los huevos, los períodos de incubación, cría de pichones y su posterior desarrollo. También detalla otros datos de historia natural como los cantos en sus diferentes contextos, tipos de forrajeo, dieta, los despliegues territoriales y sexuales. El segundo aporte define el papel que cumplen las “aves ayudantes”, las cuales cooperan con sus padres en la construcción del nido y el cuido de las nuevas nidadas,

Alexander F. Skutch y su valiosa contribución a la ornitología

Julio Sánchez y Leonardo Chaves

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comportamiento conocido como “cooperación reproductiva”.

Pero con toda seguridad el aporte más práctico y mejor conocido mundialmente para ornitólogos y aficionados es la obra A Guide to the Birds of Costa Rica de F.G. Stiles, A. F. Skutch y D. Gardner como ilustrador, obra pionera en el ámbito latinoamericano con ilustraciones de cada una de las aves presentes en ese momento en el país, y con datos precisos de nidos, huevos e historia natural. Esta guía, ya considerada un clásico, internacionalizó el conocimiento de la avifauna de Costa Rica, convirtiéndola en referencia obligada para futuras guías del área. También su difusión contribuyó enormemente con la llegada de turistas naturalistas.

Hay eventos tan particulares en la vida de las aves que difícilmente podrían ser observadas por otro ornitólogo como lo hiciera don Alexander. A diferencia de los ornitólogos de la época durante su juventud, don Alexander cambió el rifle de colecta por su lápiz, libreta y su máquina de escribir para tomar nota cuidadosa de cada aspecto. Llama la atención su capacidad de observar, visualizar y plasmar en papel sin perder ningún detalle, para describir algún evento

relacionado con aves tal y como sucedió. Esto, sumado a la habilidad de analizar la información de otros investigadores, le permitió sintetizar en sus obras ese cúmulo de conocimientos de una manera comprensible y agradable para todo público, lo que lo convirtió en un biólogo-comunicador fuera de serie.

Se ha señalado que don Alexander escribió de forma poética, con prosa llena de anecdóticos detalles con menor rigor científico y estadístico. Pero eso no evita que sus libros sean una fuente enorme de información para futuros trabajos de ornitología. De hecho, cada año seguimos leyendo en revistas ornitológicas artículos llenos de estadística que siguen citando el trabajo de Alexander F. Skutch. Sus aportes a la ornitología se seguirán estudiando y aplicando por siempre. Agradecimientos

Salomé Hernández amablemente aportó ideas y revisó el texto. Bibliografía Abarca, Carlos. 1997. A.F.

Skutch. San José, Costa Rica: Editorial y litografía Génesis.

Skutch, Alexander F. 1960. Life Histories of Central American Birds II. Berkeley, California: Cooper Ornithological Society.

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Willie, Chris. 1993. “The imperative call”. American Birds 47/1:24-33. Zúñiga, Alejandra. 2000. “Apóstol de las aves”. La Nación, Revista

Dominical, 28 de mayo, pp. 12-13.

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La creación de seres aptos para comprender y apreciar, capaces de gratitud y de gozo, parece el fin y la meta del proceso del mundo. ... Un universo sin un solo ser para disfrutar de su existencia en él, para celebrar su belleza, o para maravillarse de su inmensidad, sería un universo estéril. El cosmos logra valor y una razón de existir exactamente en la medida en que contiene seres para gozarlo, apreciarlo y entenderlo (12-13).* Un mundo sin seres que sientan y gocen aparecería carente de significación. No importa cuan hermosos sus cielos, cuan suaves sus aires, cuan verdes sus paisajes, sin habitantes conscientes se mostraría tan desolador como las esferas de Mercurio y la Luna, sin vida y abrasado por el Sol. Todo valor en el Universo –todo aquello que,

hasta ahora podemos decirlo, le dé significación y mérito- depende de su aspecto síquico, infortunadamente mucho menos evidente y accesible a la investigación que su aspecto físico pesado (197). Un interesante reto, al

enfrentar la cosmovisión de Alexander Skutch, tal como la desarrolla en su libro El ascenso de la vida, es no malinterpretar los epígrafes anteriores como si implicaran un teleologismo a ultranza que, en última instancia, también creara un conflicto con la ciencia biológica. En efecto, él reconoce que el principal dominio de su exposición no pertenece a la ciencia en sentido tradicional, a pesar de ser un científico practicante la mayor parte de su larga vida. Pero por ello mismo no busca que sea incongruente con la ciencia, aunque sí distinta. Sin embargo son preguntas de índole filosófica y no típicamente

Evolución: azar, valores y teleologismo La perspectiva de Alexander Skutch

en El ascenso de la vida Guillermo Coronado

Director de la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica

(*) Las citas se refieren al número de página de la primera edición de El ascenso de la vida, publicada en 1991, por la Editorial Costa Rica.

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científicas las que plantea en su bello texto, a saber, preguntas acerca de la importancia del universo, de cuál es la fuente de sus valores, y cuál la pérdida si fuera aniquilado en algún instante, entre otras muchas.

No son preguntas científicas, en efecto, pero no solamente en virtud de las limitaciones metodológicas que la ciencia se impone, sino porque ellas tienen que ver con “valores que acrecientan la existencia y hacen preciosa la vida”, y no solamente “con hechos y mediciones” (17). Más claramente, se tiene que el enfoque temático del libro El ascenso de la vida, busca establecer una valoración del proceso evolutivo que lleve a justificar el que, como seres humanos, le brindemos lealtad: lealtad cósmica. Y ello es definitivamente algo que va más allá de la objetiva descripción fenoménica típica de lo científico.

Obviamente, como tal, reiteramos, esta dimensión valorativa no corresponde a la forma tradicional en que la ciencia trata el fenómeno de la evolución. No obstante, si se coincide con ella, con la ciencia normal (Kuhn) enfatiza Skutch, en el asumir que la evolución es:

un juego de azar, por el cual la vida ha tenido que sortear su camino hacia arriba en

ausencia de un guía inteligente, compasivo y previsor (20).

Y con esto último, nos conectamos con el tema de nuestro trabajo, a saber, cómo interpretar los elementos constitutivos de la cosmovisión skutchiana. Cosmovisión que prima facie recuerda algunos de los teleologismos planteados en el pasado, como el de Bergson, que se alude y se rechaza por Skutch, o bien, el de Teilhard de Chardin en su Fenómeno humano que está ausente del texto pero que no deja de ser un referente interesante.

Tres factores se deben considerar en lo que sigue para construir una adecuada interpretación del pensamiento de nuestro autor, a saber, un finalismo de la valoración estética, un rechazo de un agente divino benéfico y la aceptación del azar como motor del proceso evolutivo. Prima facie, la tarea es sumamente difícil pues los tres factores se presentan como radicalmente opuestos. No obstante, además de la belleza del texto de Skutch, esta correlación conceptual resulta de enorme atractivo intelectual. Pasemos de inmediato a la tarea, considerando tales factores constitutivos de la interpretación del proceso de evolución cósmica en algunos textos del ensayo de Skutch.

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En primer lugar, un texto nos presenta al ser humano como ese gran apreciador o valorador que le daría culminación y plenitud al proceso evolutivo, pero al mismo tiempo se afirma que no fue resultado de un designo divino para tal efecto:

Aunque el hombre cuenta con atributos que lo capacitan para jugar un papel esencial sobre su planeta, no fue ciertamente diseñado por una mente maestra para llenar su rol a la perfección (14). Ahora bien, si el hombre no

fue el resultado de un designio por un agente capaz de un plan o diseño de la naturaleza, cabe preguntarse si esa misma naturaleza sí lo es. En este respecto, Skutch también es claro y preciso: no hay tal plan de la creación. Lo dice de así:

Aunque parece que el Universo ha sido establecido para evolucionar en una cierta dirección, su evolución no ha estado obviamente dirigida por una mente cósmica con la previsión y el poder necesarios para guiarlo de manera infalible hacia su meta más elevada. Con frecuencia la evolución ha desatinado y errado el camino, destruyendo una y otra vez lo que ha logrado, y emprendiendo nuevos

comienzos. Pero, con persistencia indomable, nunca ha cesado de esforzarse, con el resultado de que ha creado mucho que es bello y admirable y a la vez mucho que es horrible y repugnante. Debido a su método de tanteo, sus mejores logros se han pagado al precio de enorme sufrimiento (13-14). Dada tal ausencia de plan, el

proceso evolutivo no es más que un constante e interminable esfuerzo de prueba y error, que produce sendas que muchas veces tienen que recorrerse nuevamente. Ahora bien, debemos tener presente que esto no supone un lamarckismo, en el que una naturaleza se repite a sí misma creando nuevamente las especies que se extinguen. Un tal lamarckismo supone una naturaleza como matriz generadora de las mismas especies en largos períodos. En Skutch, por el contrario, se tiene un proceso evolutivo sin direccionalidad privilegiada, contra los finalismos estrictos, pero tampoco con una circularidad siempre presente a gran escala. Lo que se extingue se pierde para el fenómeno de la vida. Pero, ese proceso se mantiene y ha creado mucho de bueno pero también mucho doloroso y terrible.

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Uno de los resultados de esta situación se destaca cuando Skutch hace énfasis en lo que llama la paradoja del ser humano: el ser viviente capaz de apreciar y valorar la belleza del mundo pero al mismo tiempo destructor del mismo en gran escala.

Esto nos lleva a una situación causante de perplejidad. Somos, entre todos los habitantes de un planeta excepcionalmente favorecidos, los mejor equipados para disfrutarlo, comprenderlo y apreciarlo. Sin embargo, el mismo proceso evolutivo que nos dio dotes superiores, nos cargó de apetitos y pasiones que nos hacen dañar o destruir lo que más necesitamos (15-16).

O explicitando más detalladamente la paradoja, escribe:

Nuestro planeta se halla en la encrucijada. Hasta donde podemos decirlo, nunca antes, durante los billones de años desde que se originó el primer rudimento de vida en los mares primordiales, ha estado en situación tan crítica. Si el hombre, su animal dominante, hace un esfuerzo amplio y sostenido para desarrollar en sí las cualidades peculiarmente humanas de comprensión, apreciación y

responsabilidad, el planeta puede moverse constantemente hacia su plenitud. Si, por el contrario, el hombre permite que sus elevados atributos sean dominados por la voracidad, la hostilidad y los ciegos impulsos reproductivos, entonces la abundancia y calidad de vida de la vida vegetal y animal de la Tierra, incluyendo la suya misma, declinarán progresivamente, y aquella promesa que entrañaban en ella los crecientes rasgos espirituales del hombre, no tendrán cumplimiento (16-17). Esta doble función del ser

humano no debe achacarse a una naturaleza extraordinaria, creemos, sino al reflejo del proceso evolutivo en general. Empero, Skutch no se contenta con simplemente establecer el anterior hecho, sino que sugiere cuatro vías para superar, hasta lo posible, esta situación paradójica: aumentar el conocimiento sobre la unicidad de la Tierra; investigar el papel que nos corresponde en nuestra situación, es decir, una interpretación filosófica; mediante la educación y la cultura profundizar nuestro conocimiento y nuestra apreciación del bien y la belleza; y finalmente, desarrollar suficiente fuerza moral para controlar o amortiguar las

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pasiones e impulsos que debilitan nuestra función de valoradores de la Tierra y sus valores y resultan peligrosos para el mismo planeta (16).

Tomando el extremo positivo de la anterior paradoja, se tiene que los seres humanos se presentan, según Skutch, como sujetos que pueden generar valores y también disfrutarlos, pero argumenta que no necesariamente son únicos en esta función. No defendería un antropocentrismo estético a ultranza. El ejemplo que cita es el siguiente: el deleite que producen los animales por su belleza, gracia, canto melodioso y maravillosas construcciones. En consecuencia sospecha que “al menos algunos de ellos, encontrando satisfacción en sus propias vidas y actividades también disfrutan de valores” (19). Ciertamente, en el caso de las plantas la interpretación le resulta más difícil, pero advierte que no se puede ser dogmático negándoles alguna capacidad para el sentimiento. De hecho, más adelante en su libro, Skutch también rechazará la concepción cartesiana respecto de animales y plantas que las convertiría en máquinas incapaces de sentimiento alguno.

Ahora bien, de manera general, Skutch establece la tesis de que,

Un amplio examen sobre el ascenso de la vida debería conceder atención a ambos aspectos de valores –la habilidad de cada organismo para disfrutar de su propia existencia, así como su capacidad para ensanchar las vidas de las criaturas de las criaturas circundantes (19).

Y esto, en la dimensión del ensanchamiento de la vida de las otras criaturas a su alrededor, nos recuerda la tesis de Francis Bacon relativa al conocimiento, el que no se agotaría en la simple comprensión de las causas sino que debe también producir el beneficio de la sociedad.

Respecto del sujeto capaz de realizar la contemplación estética del mundo y por ende sus potencialidades de belleza, en particular, tenemos que Skutch lo plantea en varios momentos y niveles. Primero respecto de una naturaleza dominada por lo vegetal que sería en cierta forma incompleta:

Un planeta con un magnífico escenario, cubierto de hermosas formas vegetales bajo un cielo encantadoramente azul y blanco en los días de buen tiempo y enjoyado con

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incontables estrellas por la noche, estaría incompleto sin seres que respondan con apreciación agradecida a toda su belleza y sublimidad, que pregunten y traten de comprender su mundo y a sí mismos. Esta es la razón más apremiante para creer que necesita de animales con ojos y oídos y mentes para suplementar el trabajo constructivo de las plantas y hagan uso de la energía que ellas proporcionan a las actividades vitales. ¿Qué sabemos acerca de la sensibilidad estética y la curiosidad intelectual de los animales no humanos? (118). La respuesta es obvia respecto

de lo último, no existe, pero en cambio se defiende una aceptación de la sensibilidad estética. Bajo la imagen de esferas sucesivas de lo viviente, Skutch describe la formación de la esfera de la vida vegetal. Pero reconoce que esa conformación de vida vegetal supondría esquemas de belleza que no podrían ser contemplados apreciativamente por observadores capaces de valorarla:

Un planeta con sólo vida vegetal no realizaría sino una fracción de los valores que la vida puede experimentar. Y en un Universo que parece

estar esforzándose, aunque ciegamente, por producir y actualizar todos los valores que él envuelve potencialmente, ¿no deben los elevados valores que las plantas no pueden conocer de alguna manera salir a la luz? Pero los animales, aparte de

reproducir algunas de las actividades ya anticipadas por las plantas, resulta que introducen dimensiones de gran destrucción. La imposibilidad de los animales de sintetizar su propia energía, los lleva a depender de los vegetales para esta síntesis, y en consecuencia, a destruirlos generando gran matanza y destrucción. Skutch especula sobre vías alternativas en las que la movilidad animal se agregara a la fotosíntesis vegetal, por una parte, y que el reino vegetal proveyera con frutos más nutritivos a la alimentación animal, por la otra. Pero no se cumplieron. Y el resultado es la predación del reino animal sobre el vegetal que provoca el que la esfera biológica que suma ambas dimensiones vivientes sea un espectáculo de destrucción y muerte.

Lo anterior le sirve a nuestro autor para re-plantear una argumentación crucial para su cosmovisión y para nuestro trabajo de interpretación de su

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pensamiento. En efecto, ante esas dos posibilidades no aprovechadas, presenta la posibilidad de un creador benéfico -- un dios bondadoso, demiurgo o creador añadimos nosotros—para establecer que:

En ausencia de una divina supervisión, la vida ha tenido que ir a tientas en su camino hacia adelante, a menudo desatinando, tomando direcciones infructuosas, comenzando de nuevo, sufriendo mucho, logrando sin embargo algunos admirables resultados (108). Así reafirma su rechazo a la

existencia de un diseñador y planificador divino de la naturaleza física en general, y de la viviente en particular. O bien en otros términos, con cierto aire de reducción al absurdo, expresa que

el planeta privilegiado que mediante una deidad benéfica para guiar la evolución pudiese haber llegado a ser la morada de una inmensa diversidad de criaturas viviendo en concordia, se convirtió en un lugar mixto, donde la belleza y la fealdad, la paz y el temor, la felicidad y el horror, se mezclan en el contraste más intrincado (109).

Finalmente, y en relación con las posibilidades científico-tecnológicas actuales, tendríamos una nueva manera de ver la misma situación al reconocer, Skutch, que recientemente los científicos han comprendido el modo que átomos y moléculas se imbrican en el proceso de la vida, aunque todavía no sean capaces de sintetizar la forma más simple de vida. Pero él se pregunta, y ello es lo significativo:

¡Qué no lograría hacer con ellas un superquímico, determinado a crear lo mejor con estos materiales tan versátiles y dóciles, evitando mientras tanto cualquier combinación desafortunada? En ausencia de una supervisión benévola semejante, la vida ha tenido que cometer equivocaciones en su camino ascendente a base de prueba y error, dependiendo de fortuitas recombinaciones de átomos para cada avance. La evolución ha sido un proceso lento y doloroso: sus logros han sido comprados a un elevado costo en incontables vidas y sufrimiento sin medida (167).

Pero nuevamente es claro que no hay un tal guía benevolente y la evolución es proceso azaroso a partir de prueba y error.

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Antes de sistematizar todo lo anterior, vale la pena señalar que para Skutch habría un principio explicativo de mayor generalidad que también se relaciona con el asunto. Un elemento interpretativo fundamental en su cosmovisión y que él llama el Principio de armonización: impulso social que impele a establecer esquema de orden caracterizados por patrones de amplitud, coherencia y complejidad. Para nuestro autor, las entidades básicas de la naturaleza son sociables, y no solamente ellas, sino también sus productos más sofisticados, nosotros mismos como humanos.

El ejemplo básico de este principio de armonización es la forma de actuación de los átomos, con una sociabilidad indiscriminada, gravitación, y otra más selectiva o discriminativa, la afinidad química (37). La evolución orgánica es obviamente también una manifestación de tal armonización aunque por su evidente complejidad muchas veces se complica y disfraza. Este principio de armonización permite una primera aproximación al tema del “amor”, como aquello generado por acciones tales como el cuidado de los jóvenes miembros de la especie, privilegiando, entre otros casos en “ciertos insectos, peces,

ranas, los mamíferos” a los pájaros, lo cual es comprensible por su experiencia como estudioso de los mismos. En el caso del hombre, esta armonización lleva no solamente al amor sino también a la solidaridad, como manifestaciones de la perfección de lo humano.

Para cerrar de manera más sistemática este breve trabajo, se puede reunir todo lo anterior y apuntar que de manera categorial lo que se tiene es que el proceso evolutivo no es un proceso teleológico radical en virtud de la acción de algún guía bondadoso que condicione la causación evolutiva desde el pasado hasta el futuro. No obstante, un teleologismo de la valoración sí tendría algún sentido, pues la naturaleza engendra y contiene valores, tales como la belleza y la armonía, que requieren que en algún momento del proceso evolutivo se produzca un sujeto capaz de distinguir y apreciar tales valores.

Muchas de las hermosas citas del texto en discusión apoyan esta cosmovisión. Sin embargo, este sujeto apreciador de valores, el ser humano, tampoco puede tomarse como un hito único y necesario, pues la evolución biológica no exige instancias particulares. En efecto, en otros

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sistemas solares bien podría darse seres vivientes capaces de reconocer los valores del Universo en sus respectivas situaciones espacio temporales. Y en nuestra Tierra, si el ser humano no cumpliera con la dimensión valorativa y más bien se inclinara por la acción destructiva y antivalorativa, y llegara a extinguirse, otros seres podrían asumir su función.

Esta contingencia es coherente con la verdadera fuerza impulsora de la evolución, a saber la combinatoria azarosa de los factores sociales últimos, motor del proceso evolutivo que coincide con las explicaciones típicas del pensamiento científico. Ahora bien, como la ciencia, por razones metodológicas propias, no puede enfrentar este tipo de concepciones, Skutch insiste en la viabilidad de un enfoque evolucionista que no excluya la inmanencia de valores resultantes de la omnipresencia del principio de la armonización, como los de la belleza, la bondad y la verdad, o sus contrapartes o antivalores, como fealdad, maldad y falsedad.

Skutch examina, en especial, estos tres tipos o categorías de valores que normalmente se toman como los más elevados, para establecer que si bien pueden traslaparse cuando se les considera en su generalidad,

puesto que verdad y belleza son formas de la bondad, por ejemplo, lo más importante es que sus diferencias resultan bien definidas cuando se les precisa adecuadamente. Así, según él, la verdad debe restringirse al dominio del intelecto, la belleza al de las impresiones de los sentidos, y la bondad al de la voluntad o determinaciones morales (212). En consecuencia, resulta que en tal caso, la belleza sería el valor o categoría “más diseminada, primitiva y fundamental”. Se presenta de manera más inmediata y espontánea; aunque puede mejorarse mediante la educación es también causa de deleite en “el niño y el salvaje”. Por el contrario, la bondad y la verdad no se dan espontáneamente sino que requieren de esfuerzo: ser bueno es difícil y la búsqueda de la verdad no es solamente difícil sino interminable.

Al igual, que la presencia de los valores y los sujetos capaces de reconocerlos y apreciarlos no es resultado de un designio de un agente divino bondadoso, tampoco debe suponerse que la presencia de antivalores como el dolor sean el resultado de un principio metafísico del mal.

El mal, que es la destrucción de valores o su reemplazo por desvalores, ... nace de la intensidad misma del

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movimiento que trae el bien al mundo, más que por la acción de un principio del mal, algún espíritu maligno, como han supuesto ciertos pensadores. Si el movimiento para traer bien al mundo fuera menos intenso, este mundo sería menos malo. El mal es el efecto secundario o subproducto del proceso mismo que crea al bien, en especial cuando el proceso se torna excesivo (164). Skutch ofrece una descripción

exhaustiva de lo que entiende por una mente apreciativa que puede encontrar el sentido o por qué de la vida; las notas que la caracterizan serían las siguientes:

reflexión, imaginación, simpatía, sensibilidad estética, humildad, generosidad, gratitud, carencia de sensualidad y adquisitividad, una gran capacidad para ocuparse o preocuparse de cuanto se ama y admira, aspiración –he allí los atributos sobresalientes de una mente apreciativa (300-301).

Ciertamente muchas de estos rasgos son de índole más bien innata, pero también es posible fomentarlas mediante una adecuada educación, como quedó establecido en los cuatro sugerencias discutidas antes.

Dado todo lo anterior, se tiene que para Skutch el papel de los seres humanos en este particular y altamente probable único proceso biológico en nuestro sistema solar es de culminación y realización plena, puesto que son los sujetos apreciadores de las potencialidades axiológicas de la naturaleza. Pero también es comprensible que los mismos seres humanos puedan actuar como agentes de destrucción y muerte, porque la misma evolución los ha dotado de pasiones y actitudes contrarias a la realización de lo bello y bueno. Pero precisamente porque esto es así, no importa cuán contingente sea, creemos que tanto para Skutch como para cualquier otro intérprete, nosotros mismos, esto hace más sublime y maravillosa la función apreciativa y creadora del hombre.

Ni un ser divino resultante de un dios guiador, ni un factor de maldad metafísica actuando como contrapartida. Un contingente agente, producto accidental, pero realizador hasta sea posible de las más altas potencialidades de la naturaleza. Un animal sí, pero un animal sublime, y esto es también bello y maravilloso. Nos parece que esta es la mejor y más completa conclusión –contingente, por supuesto, pero fáctica, del proceso de la evolución de la vida. Un animal

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imperfecto pero perfectible como nos enseñaba en sus clases el profesor Víctor Brenes en sus lecciones de la Universidad de Costa Rica. Y una tal situación, imperfección y perfectibilidd, es lugar de demeritar el proceso cosmológico lo enriquece y nos enriquece como especie y como individuos.

Es incuestionable el enorme aporte que don Alexander Skutch le ha dado a la ornitología a lo largo de tres cuartos de siglo, especialmente en lo que respecta al estudio del comportamiento de las aves de la América tropical. Sin embargo, se tiende a olvidar que dentro de su programa de estudios universitarios, las aves, como él mismo lo indica en algunos de sus libros, estuvieron prácticamente ausentes. Don Alexander no tuvo estudios formales en ornitología. Su formación académica fue en botánica, en la Universidad John Hopkins, donde recibió el doctorado en 1928, a los 24 años de edad.

Como es lógico, sus primeros trabajos fueron en el campo de la botánica. Mientras cursaba su carrera universitaria, dedicó varios de sus períodos de vacaciones a colaborar, como asistente en investigaciones realizadas en la costa del Estado de Maine. Estas pretendían determinar el efecto de las mareas sobre las algas y otros tipos de plantas.

Su primer viaje al Trópico, específicamente a Jamaica, se realizó en 1926, es decir, antes de

su graduación, y tuvo como objetivo investigar la anatomía de la hoja del banano.

Sus siguientes dos viajes le permitieron continuar sus estudios sobre la anatomía y fisiología de la planta del banano y, al igual que el primero, fueron patrocinados por la United Fruit Company. En su primer viaje, de noviembre de 1928 hasta mediados de 1929, estuvo en la zona de Almirante, en la costa Atlántica de Panamá. Su segundo se extendió desde abril de 1930 hasta principios de 1931, y tuvo como destino la costa norte de Honduras. Es interesante indicar que su pasión por las aves despertó al inicio de su estadía en Panamá; hasta entonces sólo habían sido para él “un interés subordinado”.

Desde febrero de 1932 hasta enero de 1934 permaneció la mayor parte del tiempo en Guatemala, dedicado al estudio del comportamiento de las aves. Sin embargo, aún durante ese período, hizo envíos de muestras de plantas a centros académicos de los Estados Unidos.

Entre julio de 1934 y enero de 1935 fue contratado como recolector de plantas por el

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Don Alexander Skutch, el Naturalista Carlos Raabe Cercone

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Arnold Arboretum de la Universidad de Harvard, y concentró sus actividades en el Altiplano de Guatemala. Este trabajo de recolección de muestras botánicas fue tan relevante que varias especies nuevas fueron bautizadas con su nombre. En los relatos sobre sus exploraciones en Guatemala incluídos en el libro The Imperative Call, hace mención de dos de ellas: una Gesneraceae de bellas flores, la Kohleria skutchii, y una Asteraceae, el Cirsium skutchii. Sin embargo, la lista de plantas de Guatemala y del sur de Mexico que recibieron su nombre es mucho mayor y comprende, entre otras, una palmera del sotobosque, la Chamadorea skutchii, un roble, el Quercus skutchii, así como el Acer skutchii, conocido como Arce Guatemalteco, Arce Mexicano o Arce de Skutch, el Prunus skutchii y la Rosaceae Buddleia skutchii.

Desde agosto de 1935 hasta setiembre de 1940 residió en Costa Rica, la mayor parte del tiempo en el Valle de El General, donde combinaba la recolección botánica con el estudio de las aves. El envío de muestras de plantas a museos y jardines botánicos de los Estados Unidos y Europa constituyó, durante este

período, su única fuente de ingresos.

En setiembre de 1940 fue contratado durante seis meses por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos como botánico entre un grupo de expertos para evaluar las existencias de árboles de Hevea o caucho, en la sección occidental de la cuenca del Amazonas y en la provincia ecuatoriana de Esmeraldas, experiencias que relata vívidamente en sendos capítulos de uno de sus libros mas conocidos, A Bird Watchers Adventures in Tropical America.

Después de esta expedición regresó al Valle de El General en donde invirtió buena parte de sus ahorros en la compra de la finca que luego denominó Los Cusingos y en la construcción de su vivienda.

El interés de Don Alexander por las plantas de toda índole se refleja en el gran número de intercalaciones de carácter botánico que introduce en sus libros y que, la mayoría de las veces, resultan extraordinariamente amenas. Algunos capítulos de varios de sus libros tienen una total orientación botánica. Podemos mencionar el capítulo denominado “Las vidas de algunas flores tropicales” del libro Un Naturalista en Costa Rica, el

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de “Flores curiosas” de A Naturalist Amid Tropical Splendor, en que describe algunas flores de Los Cusingos, especialmente la Aristolochia pilosa, o el de “Hojas versátiles” de este mismo libro. Adicionalmente, en el Capítulo 4 del libro Life Ascending, llamado “Plantas sustentadoras de la vida”, describe el proceso de evolución de las plantas, dándole énfasis a la importancia del proceso de fotosíntesis.

Los largos años de trabajo como recolector de muestras botánicas en el sur de Costa Rica generaron un gran número de especies adicionales bautizadas con su nombre. En esta larga lista se cuentan desde dos especies de helecho, Megalastrum skutchii y Diplazium skutchii, hasta una conocida Laurácea, la Ocotea skutchii. Otras especies de la lista son: Phyllanthes skutchii, Sanchezia skutchii, Acalipha skutchii, Rudgea skutchii, Mikania skutchii, Dicliptera skutchii, Scleria skutchii, Hesteria skutchii, Cordia skutchii, Costus skutchii, Ilex skutchii, Ipomea skutchii y Croton skutchii. Incluso, una especie de Morácea fue asignada a un nuevo género que recibió su nombre, la Skutchia caudata, aunque luego se descubriría que la especie ya había sido descrita.

Pese al enorme y reconocido trabajo de don Alexander como ornitólogo, es particularmente llamativo que sólo una especie de ave haya sido denominada con su nombre. Esta, la Skutchia borbae (Pale-faced Bare-eye), es un formicárido endémico de Brasil.

El hecho de que su formación profesional y sus primeras actividades laborales fueran como botánico posiblemente explique por qué don Alexander tendió a definirse como un Birdwatcher u observador de aves o como un “naturalista”, pero no como un ornitólogo. Aunque desde los 24 años la pasión de don Alexander fueron siempre las aves, su marcada tendencia a definirse como naturalista es muy interesante. Puede también ser un indicio de su interés por la naturaleza y los procesos naturales no circunscrito a un solo grupo de seres vivos. Sus libros, aunque enfocados básicamente hacia las aves, no sólo están llenos de referencias sobre plantas, sino que abundan en relatos de experiencias con otros seres vivos, ya sean mamíferos, insectos, reptiles o peces.

Entre sus muchas observaciones acerca de los mamíferos está un capítulo denominado “Pequeños mamíferos” en La Finca de un Naturalista, en que describe las

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especies más frecuentes en Los Cusingos, concentrándose particularmente en la guatusa (Dasyprocta punctata). En Un Naturalista en Costa Rica aparecen varias menciones sobre la martilla o kinkajú (Potos flavus) que resultan particularmente interesantes, ya que parecen reflejar una gran dosis de aprecio por este carnívoro de hábitos alimenticios tan atípicos. En The Imperative Call describe algunos contactos con un par de armadillos y un joven pecarí o zaíno (Tayassu tajacu) en Honduras, así como el comportamiento de un coatí o pizote (Nasua narica) cautivo, observado en Ecuador.

Las descripciones sobre insectos son también relativamente frecuentes y entre ellas pueden citarse el capítulo denominado “Cooperación con hormigas” de La Finca de un Naturalista, en que describe su relación, hasta cierto punto amistosa, con las hormigas zompopas (Atha) o el llamado “Mariposas” del libro Origins of Nature’s Beauty. En Un Naturalista en Costa Rica, dos capítulos están dedicados a los insectos. En el 19, “Insectos sociales, sus hogares y enemigos”, describe varias especies de hormigas y avispas, entre ellas, las hormigas del

género Eciton conocidas en Costa Rica como “arrieras”, mientras que en el 21, denominado “Mariposas y polillas” explica, entre otros aspectos, las migraciones de las mariposas del género Urania.

Las referencias sobre animales acuáticos, aunque no inexistentes, son mucho menos frecuentes. Entre ellas se tiene una detallada explicación sobre las especies de peces que habitan el río Peñas Blancas a su paso por Los Cusingos, que aparece en el capítulo “El cauce rocoso” de La Finca de un Naturalista.

En lo que se refiere a reptiles, existen, en casi todos sus libros, infinidad de menciones acerca de las serpientes pero, en su gran mayoría, de carácter totalmente negativo. Resulta particularmente llamativo su odio hacia estos animales a los que consideró aberraciones de la evolución y a los que reconoció haber eliminado siempre que se le presentó la oportunidad. Sólo durante su estadía en la Isla de Barro Colorado en Panamá en 1935, menciona haber matado tres serpientes mica en los nidos de una pareja de Ramphocelus dimidiatus, y a una cuarta en un nido de Cacicus cela. Este odio hacia las serpientes puede parecer contradictorio en una persona que valora a los seres vivos por sobre

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todas las cosas. De hecho, su amor por los seres vivos lo llevó a convertirse en vegetariano a partir de los 15 años. Una frase suya nos permite entender los justificantes de dicha actitud: “las serpientes se han derivado de ellos –los reptiles ancestrales- por especialización con degeneración, las aves por un avance creativo largo y complejo”. El papel tan importante de algunas especies de serpientes como predadoras de aves jóvenes tuvo un impacto totalmente negativo en la imagen de don Alexander sobre todo este grupo de animales.

Pese a su interés por los seres vivos de cualquier tipo, no podríamos considerar a don Alexander como ecólogo. Podrían incluso ser consideradas como anti-ecológicas sus creencias tan firmes en la superioridad de lo que él denominó seres “perceptivos”, como son las aves y los mamíferos, respecto a otros seres vivos, y su tendencia a considerar la predación como una desviación negativa de la evolución.

En lo que respecta a otros temas, los libros de don Alexander contienen gran cantidad de indicaciones detalladas sobre diferentes aspectos del clima de las regiones tropicales y templadas, y hasta una completa descripción del

sistema solar, en la que analiza las características de cada uno de los planetas, demuestra lo poco propicios que son todos ellos para el desarrollo de la vida, y recae, finalmente, en la singularidad de la Tierra. Esta sección de divulgación astronómica ocupa toda la primera parte del libro Life Ascending.

Aunque don Alexander no puede ser considerado un científico social, algunos de sus libros abundan en observaciones históricas, sociológicas y antropológicas de gran perspicacia e interés. Debemos recordar que don Alexander vivió casi todo el proceso de colonización del Valle de El General como un observador de primera mano, y en sus libros La Casa de un Naturalista y Un Naturalista en Costa Rica, hay un gran número de referencias y opiniones que resultan muy valiosas para el historiador que desea investigar ese período. También en ambos libros hay muchos apuntes de gran interés sobre los hábitos y costumbres de los campesinos que tenía como vecinos. La mayoría de ellos llaman la atención por su objetividad, ya que, a diferencia de algunos sociólogos y antropólogos extranjeros que describieron a la Costa Rica de la primera mitad del Siglo XX, no tiende a concentrarse sólo en lo

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positivo,sino que detecta y describe una serie de costumbres y rasgos culturales que considera negativos. A modo de ilustración, anota aspectos tales como la falta de higiene personal de sus vecinos, que se regían por el dicho de que “es mejor tierra en cuerpo que cuerpo en tierra”. También critica sus hábitos alimenticios, especialmente el excesivo consumo de manteca de cerdo. A su vez, queda impresionado positivamente por la honradez de la gran mayoría de ellos, aunque no logra entender como estas personas pueden conciliar ese grado tan alto de honradez con una tendencia tan elevada a la mentira y el chismorreo. Tal como él mismo dice, a él, formado bajo la creencia popular de “enséñame un mentiroso y te mostraré un ladrón”, esta coexistencia de la honradez y la falta de sinceridad en los campesinos ticos le resulta casi imposible de entender.

Por último, debe mencionarse que don Alexander también incursionó en el campo de las letras y que escribió una serie de cuentos publicados bajo el nombre de Cuentos de un Naturalista, en los que reafirma sus puntos de vista sobre la naturaleza utilizando hechos y personas ficticiosas. Esos mismos puntos de vista también afloran

continuamente en su novela corta denominada Merenda: Un Romance en las Selvas del Trópico.

En esta breve reseña, hemos dejado de lado, a propósito, varias otras facetas importantes de la producción escrita de don Alexander. Sus contribuciones en los campos de la filosofía y la ética son también muy valiosas, al igual que su particular teología, la cual plantea como objetivo final de la evolución, el desarrollo de seres capaces de apreciar la naturaleza, poseedores de lo que él denomina la “mente apreciativa”.

Aunque don Alexander es considerado corrientemente como un ornitólogo, su producción bibliográfica es definitivamente de tal amplitud temática que tenemos que llegar a la conclusión de que su misma auto-clasificación como “naturalista” se ha quedado definitivamente muy corta. Libros mencionados Skutch, Alexander F. 1992. The

Imperative Call: a Naturalist Quest in Temperate and Tropical America. Gainesville, Florida: University Press of Florida.

Skutch, Alexander F. 1997. A Bird Watchers Adventures in Tropical America. Austin,

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Texas: University of Texas Press.

Skutch, Alexander F. 1992. A Naturalist in Costa Rica. Gainesville, Florida: University Press of Florida.

Skutch, Alexander F.1987. A Naturalist Amid Tropical Splendor. Iowa City, Iowa: University of Iowa Press.

Skutch, Alexander F.1985. Life Ascending. Austin, Texas: University of Texas Press. [El ascenso de la vida. San José, Costa Rica: Editorial Costa Rica, 1991].

Skutch, Alexander F. 1985. La Finca de un Naturalista. San José, Costa Rica: Asociación Libro Libre.

Skutch, Alexander F. 1984. Origins of Natures Beauty. Austin, Texas: University of Texas Press.

Skutch, Alexander F. 1997. Tales of a Naturalist. San José, Costa Rica: Producciones Liliana Halder, S. A.

Skutch, Alexander F. 1997. Merenda: Un Romance en las Selvas del Trópico. San José, Costa Rica: Producciones Liliana Halder, S.A.

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La presencia de la reinita azul y negro (Dendroica caerulescens: Parulidae), en el Bosque del Niño,

Grecia, provincia de Alajuela, Costa Rica Rafael Gmo.Campos Ramírez*

Una gran mayoría de las especies de la familia Parulidae son migratorias boreales; algunas pasan el invierno norteño en Costa Rica y otras son de paso. Un buen número de estas especies migratorias neotropicales son fáciles de observar en los hábitats apropiados. Pero hay un número menor de especies de esta familia que se consideran raras o difíciles de observar en el campo (e.g. Dendroica tigrina). Una de ellas es la Reinita azul y negro (D. caerulescens), la cual, según Stiles y Skutch (1989), ha sido reportada en seis ocasiones, principalmente en las faldas caribeñas de la Cordillera Volcánica Central (Cariblanco, Carrillo y La Hondura) y en el sector Pacífico de la región de Coto Brus (San Vito).

En este artículo presento los primeros registros visuales de la Reinita azul y negro (D. caerulescens) para las faldas del Pacífico de la Cordilla Volcánica Central, así como también un incremento en la altitud donde se ha registrado anteriormente (600-1300 msnm) (Stiles y Skutch 1989). De acuerdo con una información oral (J.E. Sánchez,

com. personal), un funcionario de la Universidad de Costa Rica vio un individuo, posiblemente de esta especie, en el Bosque del Niño, 10 km E de la Ciudad de Grecia, en las cercanías del Parque Nacional Volcán Poás.

El 11 de diciembre de 1996 me trasladé al Bosque del Niño, en compañia de D. Holabird, para buscar esta especie, la cual nunca había visto anteriormente en Costa Rica. Luego de una breve conversación con el guadaparques M. Calvo, seguimos un sendero, el cual conecta con el Parque Nacional Volcán Poás. Después de un recorrido de unos 1200 m encontramos una bandada mixta, y entre los individuos de la misma, observamos una hembra de la Reinita azul y negro, forrajeando como a unos 2 m del suelo. La observamos durante cinco minutos aproximadamente, a una distancia de 5 a 6 m. Las otras especies que formaban la bandada mixta eran: Trepadorcito aceitunado (Sittasomus griseicapillus); Trepador cabecipunteado (Lepidocolaptes affinis); Capulinero negro y amarillo (Phainoptila

*Ticornis@hotmail.com

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melanoxantha); Reinita trepadora (Mniotilta varia); Reinita cariamarilla (D. virens); Reinita gorrinegra (Wilsonia pusilla); Candelita pechinegra (Myioborus miniatus) y Mirlo montañero (Turdus plebejus). Diez días más tarde, el 21 de diciembre, el grupo de observadores participantes en el Censo de Aves de Navidad en Grecia (en adelante CBC, por sus siglas en inglés) no encontró a la hembra observada por nosotros (Campos 1997).

La zona donde localizamos la bandada mixta se caracteriza por tener árboles de roble (Quercus sps) de 8 a 12 m de altura, como especie dominante, y un sotobosque de 1,5 a 2 m de alto. La altitud en esta localidad, según la hoja cartográfica Naranjo (IGN 1982), es de 1700-1800 msnm.

El área del Bosque del Niño ha sido incluído en los CBC desde 1989 hasta el año 2002, pero la Reinita azul y negro ha sido registrada solamente en una ocasión. El 22 de diciembre de 1995 se registró un individuo del cual no se obtuvo detalles en cuanto a sexo (Campos 1996). Esto nos da evidencia de cuan rara es esta especie que pasa el invierno norteño en el sur de la Florida (EEUU) y las Indias Occidentales (Bahamas y las Antillas Mayores (Curson et al. 1994; Stiles y Skutch 1989).

Agradecimientos A Julio E. Sánchez, por

pasarme la noticia de la reinita; a A.M. Calvo, el gran guardaparques del Bosque del Niño; a D. Holabird por su compañía en el campo; a Marlene, Oliver, Cucho y Jane, por mantener su interés en las aves de Costa Rica y compartirlo conmigo. Bibligrafía Campos, R. G. 1996. The Ninety-

Sixth Christmas Bird Count: Grecia, Costa Rica. Field Notes 50:881-882.

Campos, R.G. 1997. The Ninety-Seventh Christmas Bird Count:Grecia, Costa Rica. Field Notes 51:658.

Curson, J., D. Quinn y D.Beadel. 1994. Warblers of the Americas: An Identification Guide. Houghton Mifflin Company, ix-252 pp.

IGN. 1982. Hoja Naranjo. Escala 1:50,000. San José, Costa Rica: Instituto Geográfico Nacional.

Stiles, F. G. y A.F. Skutch. 1989. A Guide to the Birds of Costa Rica. Ithaca, Nueva York: Cornell University Press, ix + 511 pp.

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Hay algunas especies de la familia de la reinitas (Parulidae) que son migratorias neotropicales. Ente ellas, algunas son consideradas raras, casuales o inclusive esporádicas en Costa Rica. Una de estas es la Reinita cabecigualda (Dendroica occidentaalis), especie que ha sido reportada principalmente en elevaciones medias en el sector Pacífico, en Monteverde, el Volcán Irazú y cerca de San Vito, y solamente una vez en la vertiente Caribe, cerca de la Colonia Paimareña (Stiles y Skutch 1989).

Presentamos aquí los primeros registros de esta especie en la Finca Inés-Bosque del Niño, en la faldas del Parque Nacional Volcán Poás, cantón de Grecia, provincia de Alajuela.

La primera vez que se observó a la Reinita cabecigualda (D. occidentalis) fue el 22 de noviembre de 1992 en la Finca Inés, como a 1,5 km N de las instalaciones recreativas del Bosque del Niño. RGCR, D. Hernández y F. Espinoza observaron un macho adulto que buscaba alimento entre el follaje de un ciprés (Cupressus

lusitanica). El 20 de diciembre del mismo año, durante el Censo de Aves de Navidad en Grecia (en adelante CBC, por sus siglas en inglés), D. Hernández y compañeros reportaron haber visto un macho de esta especie (posiblemente el mismo individuo visto en noviembre) en la misma zona que fuera observado anteriormente (Campos 1993).

La Reinta cabecigualda (D. occidentalis) ha sido registrada de manera esporádica y en números bajos en los CBC de Grecia. En diciembre de 1992 se reportó un macho (Campos 1993); el 28 de diciembre de 1994 se reportaron tres individuos, sin mayores detalles en cuanto a sexo (Campos 1995); el 20 de diciembre de 1997 se registraron dos individuos, y al igual que en el registro anterior, tampoco hubo detalles en cuanto a sexo (Campos 1998); el último registro para un CBC fue el 20 de diciembre de 1998, cuando se registró un solo individuo, sin detalles en cuanto a sexo (Campos 1999). A pesar de que en el CBC de 1996 no se reportaron individuos de esta especie, el 11 de diciembre de ese

Una nueva localidad para la Reinita cabecigualda (Dendroica occidentalis: Parulidae) en Costa Rica

Rafael Gmo. Campos R. Jane R. Zucker

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participado en los CBC de Grecia a través de todos estos años. Bibliografía Bonta, M. y D.L. Anderson. 2002.

Birding Honduras: A Checklist and Guide. ECOARTE S.de R.L., xx+186 pp.

Campos, R. G. 1992. The Ninety-Third Christmas Bird Count: Grecia, Costa Rica. American Birds 47: 988-989.

__________. 1994. The Ninety-Fifth Christmas Bird Count: Grecia, Costa Rica. Field Notes 49:844-845.

__________. 1998. The Ninety-Eighth Christmas Bird Count: Grecia, Costa Rica. American Birds: 554-555.

__________. 1999. The Ninety-Nineth Christmas Bird Count: Grecia, Costa Rica. American Birds: 573.

Curson, J. , D. Quinn y D. Beadle. 1994. Warblers of the Americas: An Identification Guide. Houghton Mifflin Company. ix-252 pp.

Howell, S.N.G. y S. Webb. 1995. A Guide to the Birds of

Mexico and Northern Central America. New York: Oxford University Press. xvi+851 pp.

Stiles, F.G. y A.F. Skutch. 1989. A Guide to the Birds of Costa Rica. Ithaca, Nueva York: Cornell University Press. ix+ 511 pp.

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noté que algunas de las especies de aves coincidían con las del Jardín Botánico Wilson pero otras eran diferentes.

A continuación la lista de las especies y la fuente de alimento para cada una:

Especie Ave Fuente alimento Lugar

Amazila tzacatl Flores(Nectar-polen) JBW/PZ

Amazilia decora Flores(Nectar-polen) JBW*

Amazilia edward Flores(Nectar-polen) JBW/PZ

Phaethornis striigularis Flores (Nectar-polen) JBW

Coereba flaveola Flores (Nectar) JBW/PZ

Icterus galbula Flores (Insectos-nectar) JBW/PZ

Dacnis venusta Flores (Nectar-insectos) Florida PZ**

Chlorophanes spiza Flores (Nectar-insectos) Florida PZ

*Jardín Botánico Wilson (JBW) **Florida de Pérez Zeledón (Florida PZ) Las anteriores son apenas algunas notas rápidas, a lo sumo de unos

pocos días, sobre la observación de algunas especies de aves que visitan el árbol de Cortés Tabebuia chrysantha y Tabebuia sp. Considero que es interesante darle seguimiento a otras especies de aves que posiblemente visitan las flores de las diferentes especies del género Tabebuia en otras zonas de vida del país para conocer sobre su relación de dependencia (alimentación, reproducción, migración, etc.), así como la dispersión de semillas, la polinización de estos árboles y el control de insectos en plantaciones. Bibliografía Gentry, A.H. 1991. “Tabebuia ochracea ssp. neochrysantha

(Bignoniaceae) (Guayacán, Corteza, Cortés, Corteza Amarilla)”, en Janzen 1991:338-339.

Janzen, D. 1991. Historia Natural de Costa Rica. San José: Editorial Universidad de Costa Rica, 338-339pp.

La dispersión del Chamón parásito (Molothrus bonariensis) hacia el norte por el Caribe durante los ultimos 93 años, ha sido bien documentada (Baltz, 1995; Post et al. 1977; Cruz et al. 1985). Es originario de Suramérica y está ampliamente distribuido en Colombia, Ecuador y Argentina. Como otros Ictéridos, esta especie ha ampliado su rango de distribución debido a la deforestación. Desde principios del siglo pasado se ha propagado hacia el norte y el este entre Panamá y Las Antillas, en Bahamas (Baltz, 1995), alcanzando Puerto Rico, Cuba en 1982, y pocos años más tarde el sureste de los Estados Unidos y la Península de Yucatán.

La mayoría de especies de vaqueros ó piuses (género Molothrus) son parásitos de cría, es decir no construyen nido y depositan sus huevos en nidos de otras especies de aves, por lo que representan una anomalía en una familia que incluye los tejedores más hábiles del mundo occidental. En Costa Rica existen dos especies de vaqueros (M.

aeneus y M. oryzivorus) de las seis especies descritas (Stiles y Skutch, 1989). Los hospederos más frecuentes son emberízidos, tangaras, zorzales, mosqueros, soterreyes y otros ictéridos. Los Ictéridos se encuentran desde el nivel del mar hasta el limite de vegetación arbórea, pero principalmente en areas abiertas con árboles dispersos (Hilty and Brown, 1986), lo que le ha permitido a algunas especies ampliar su distribución.

El 26 de abril del 2004 se observó una hembra de Molothrus bonariensis en El Cruce de Hone Creek, Limón (30 msnm aprox.), Costa Rica, entre las 12:40 y las 13:00 horas. Forrajeaba en pasto recién cortado cerca de la carretera. Se diferenciaba de Molothrus aeneus (Vaquero Ojirrojo), el cual es común en la zona, por su ojo pardo, coloración grisácea con estrías oscuras en su dorso y una ceja clara evidente.

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Primer registro de Molothrus bonariensis, Icteridae (Chamón Parásito) en Costa Rica

Ernesto M. Carman y Daniel Martínez

La llegada de Molothrus bonariensis a Costa Rica no es tan sorprendente ya que es una especie muy adaptable que ya estaba establecida en Panamá. Tampoco será de extrañar que dentro de pocos años esta especie esté distribuida en gran parte de las áreas abiertas de Costa Rica, de igual forma como lo hicieron los Zanates (Quiscalus mexicanus) y el Tordo Cantor (Dives dives). Será importante monitorear la colonización de esta especie y ver sus posibles efectos sobre las especies nativas a las cuales pueda llegar a parasitar.

Bibliografía Baltz, M. E. 1995. “First Records

of the Shiny Cowbird (Molothrus bonariensis) in the Bahama Archipielago”. The Auk 112 (4): 1039-1041.

Hilty S.L. y L.W. Brown. 1986. A Guide to the Birds of Colombia. Princeton, New Jersey: Princeton University Press.

Stiles, F.G. y A.F. Skutch. 1989. A Guide to the Birds of Costa Rica. Ithaca, New York: Cornell University Press.

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Scientific name / Nombre Científico

English name

Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Tinamus major

Great Tinamou

4 1 2 7

Nothocercus bonapartei

Highland Tinamou

0

Crypturellus soui

Little Tinamou

1 1 1 3

Tachybaptus dominicus

Least Grebe

6 6

Cochlearius cochlearius

Boat-billed Heron

22 22

Ardea alba Great Egret

1 1

Bubulcus ibis Cattle Egret

5 1 1 8 6 21

Butorides virescens

Green Heron

3 3

Coragyps atratus

Black Vulture

8 5 21 15 49

Cathartes aura

Turkey Vulture

16 10 5 2 12 45

Sarcoramphus papa

King Vulture

1 1

Elanoides forficatus

American Swallow-tailed Kite

1 1 8 9 25 44

Elanus leucurus

White-tailed Kite

1 1

Harpagus bidentatus

Double-toothed

Kite

1 1 2

Buteo magnirostris

Roadside Hawk

1 2 1 3 4 11

38

Los Cusingos Perez Zeledón, Costa Rica

Hoja de registro de las especies observadas 18 de abril de 2004

Scientific name / Nombre Científico

English name

Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Buteo platypterus

Broad-winged Hawk

2 1 3

Buteo brachyurus

Short-tailed Hawk

2 2

Buteo swainsoni

Swainson's Hawk

1 1

Micrastur ruficollis

Barred Forest-Falcon

2 2

Caracara plancus

Crested Caracara

1 1

Milvago chimachima

Yellow-headed

Caracara

1 1 2

Herpetotheres cachinnans

Laughing Falcon

2 1 3

Ortalis cinereiceps

Gray-headed

Chachalaca

5 8 6 5 24

Odontophorus guttatus

Spotted Wood-Quail

5 5

Laterallus albigularis

White-throated Crake

1 1

Aramides cajanea

Gray-necked Wood-

Rail

1 2 1 4

Gallinula chloropus

Common Gallinule

3 3

Jacana spinosa

Northern Jacana

3 3

Columba livia

Rock Dove

2 2

Columba cayennensis

Pale-vented Pigeon

2 2

39

40

Scientific name / Nombre Científico

English name

Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes Total

Columba speciosa

Scaled Pigeon

8 2 10

Columba flavirostris

Red-billed Pigeon

3 3

Columba subvinacea

Ruddy Pigeon

4 1 5

Columba nigrirostris

Short-billed Pigeon

6 2 8

Columbina minuta

Plain-breasted Ground-

Dove

1 1

Columbina talpacoti

Ruddy Ground-

Dove

2 3 5

Leptotila verreauxi

White-tipped Dove

4 1 2 3 3 13

Leptotila cassinii

Gray-chested Dove

1 1

Geotrygon montana

Ruddy Quail-Dove

1 1

Pyrrhura hoffmanni

Sulfur-winged Parakeet

30 15 45

Brotogeris jugularis

Orange-chinned Parakeet

4 10 40 35 10 99

Pionus senilis White-crowned Parrot

20 6 25 11 14 76

Piaya cayana Squirrel Cuckoo

2 3 2 3 2 12

Tapera naevia

Striped Cuckoo

1 1

Nyctidromus albicollis

Common Pauraque

10 8 10 28

Nyctibius griseus

Common Potoo

1 1

Scientific name / Nombre Científico

English name

Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Streptoprocne zonaris

White-collared Swift

3 15 4 5 27

Chaetura pelagica

Chimney Swift

0

Chaetura vauxi

Vaux's Swift

11 10 21

Chaetura spinicauda

Band-rumped Swift (Costarican)

4 1 5

Phaethornis guy

Green Hermit

2 3 5

Phaethornis longirostris

Long-billed Hermit

8 3 11

Phaethornis striigularis

Stripe-throated Hermit

1 13 2 1 17

Phaeochroa cuvierii

Scaly-breasted Hummingbird

1 1 2

Florisuga mellivora

White-necked Jacobin

3 2 1 6

Colibri delphinae

Brown Violet-ear

2 2

Lophornis adorabilis

White-crested Coquette

1 1

Chlorostilbon canivetii

Canivet's Emerald

2 2

Thalurania colombica

Violet-crowned Woodnymph

3 1 1 5

Hylocharis eliciae

Blue-throated Goldentail

2 2

Amazilia decora

Charming Humming-bird

5 1 6

42

Scientific name / Nombre Científico

English name

Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Amazilia edward

Snowy-bellied Humming-bird

2 1 1 4

Amazilia tzacatl

Rufous-tailed Humming-bird

2 3 3 4 12

Elvira chionura

White-tailed Emerald

2 1 3

Heliodoxa jacula

Green-crowned Brilliant

3 3

Trogon bairdii

Baird's Trogon

1 3 2 6

Trogon violaceus

Violaceous Trogon

1 1 3 5

Trogon collaris

Collared Trogon

5 1 6

Trogon rufus Black-throated Trogon

1 1

Momotus momota

Blue-crowned Motmot

5 6 4 1 16

Eubucco bourcierii

Red-headed Barbet

1 1

Aulacorhynchus prasinus

Emerald Toucanet

3 5 8

Pteroglossus frantzii

Fiery-billed Aracari

1 2 6 1 10

Ramphastos swainsonii

Chestnut-mandibled Toucan

2 2

Picumnus olivaceus

Olivaceous Piculet

1 2 3

Melanerpes rubricapillus

Red-crowned Woodpecker

3 1 2 5 11

Piculus rubiginosus

Golden-olive Woodpecker

4 4

43 43

Scientific name / Nombre Científico

English name Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Dryocopus lineatus

Lineated Woodpecker

1 1

Campephilus guatemalensis

Pale-billed Woodpecker

2 1 1 4

Synallaxis albescens

Pale-breasted Spinetail

2 2

Synallaxis brachyura

Slaty Spinetail 2 2 4

Cranioleuca erythrops

Red-faced Spinetail

2 1 3

Premnoplex brunnescens

Spotted Barbtail

2 2

Automolus ochrolaemus

Buff-throated Foliage-gleaner

1 1

Xenops minutus Plain Xenops 1 1 2

Xenops rutilans Streaked Xenops

2 1 3

Dendrocincla anabatina

Tawny-winged Woodcreeper

3 2 5

Dendrocincla homochroa

Ruddy Woodcreeper

1 1

Glyphorhynchus spirurus

Wedge-billed Woodcreeper

1 1

Dendrocolaptes sanctithomae

Northern-barred Woodcreeper

1 1

Xiphorhynchus susurrans

Cocoa Woodcreeper

1 1

Xiphorhynchus lachrymosus

Black-striped Woodcreeper

1 1

Xiphorhynchus erythropygius

Spotted Woodcreeper

1 2 3

Lepidocolaptes souleyetii

Streaked-headed Woodcreeper

2 2 4

Thamnophilus bridgesi

Black-hooded Antshrike

2 2

Thamnistes anabatinus

Russet Antshrike

1 1

Scientific name / Nombre Científico

English name Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Thamnistes anabatinus

Russet Antshrike

1 1

Microrhopias quixensis

Dotted-winged Antwren

2 2 4

Cercomacra tyrannina

Dusky Antbird 2 3 5

Myrmeciza exsul

Chestnut-backed Antbird

1 6 5 12

Formicarius analis

Black-faced Antthrush

2 5 7

Formicarius rufipectus

Rufous-breasted Antthrush

2 2

Camptostoma obsoletum

Southern Beardless-Tyrannulet

4 4

Elaenia flavogaster

Yellow-bellied Elaenia

1 2 5 8

Elaenia chiriquensis

Lesser Elaenia 3 3

Elaenia frantzii Mountain Elaenia

2 2

Mionectes oleagineus

Ochre-bellied Flycatcher

16 16

Leptopogon superciliaris

Slaty-capped Flycatcher

1 1

Zimmerius vilissimus

Paltry Tyrannulet

3 5 2 4 14

Lophotriccus pileatus

Scale-crested Pygmy-Tyrant

2 8 10

Oncostoma cinereigulare

Northern Bentbill

4 4

Todirostrum cinereum

Common Tody-Flycatcher

1 2 3 6

Rhynchocyclus brevirostris

Eye-ringed Flatbill

1 1

Tolmomyias sulphurescens

Yellow-olive Flycatcher

4 2 6

44

Scientific name / Nombre Científico

English name Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Platyrinchus coronatus

Golden-crowned Spadebill

2 2

Myiobius sulphureipygius

Sulphur-rumped Flycatcher

4 1 5

Mitrephanes phaeocercus

Tufted Flycatcher

1 1

Contopus cooperi

Olive-sided Flycatcher

1 1

Contopus lugubris

Dark Pewee 1 1

Contopus sordidulus

Western Wood-Pewee

3 1 4

Contopus virens Eastern Wood-Pewee

2 3 5

Contopus cinereus

Tropical Pewee

2 12 14

Empidonax flaviventris

Yellow-bellied Flycatcher

1 1

Empidonax minimus

Least Flycatcher

2 2

Attila spadiceus Bright-rumped Attila

2 1 3

Myiarchus tuberculifer

Dusky-capped Flycatcher

1 1 1 3

Myiarchus crinitus

Great-crested Flycatcher

1 1

Pitangus sulphuratus

Great Kiskadee

3 10 3 1 17

Megarhynchus pitangua

Boat-billed Flycatcher

5 2 9 2 1 19

Myiozetetes similis

Social Flycatcher

14 2 5 3 24

Myiozetetes granadensis

Gray-capped Flycatcher

2 1 3

Myiodynastes maculatus

Streaked Flycatcher

4 4

Myiodynastes luteiventris

Sulphur-bellied Flycatcher

5 5

Scientific name / Nombre Científico

English name Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Legatus leucophaius

Piratic Flycatcher

1 1 2 4

Tyrannus melancholicus

Tropical Kingbird

6 20 3 5 34

Tyrannus savana

Fork-tailed Flycatcher

3 1 4

Lipaugus unirufus

Rufous Piha 4 5 2 11

Pachyramphus versicolor

Barred Becard 1 1

Pachyramphus cinnamomeus

Cinnamon Becard

2 2

Pachyramphus polychopterus

White-winged Becard

1 2 3

Tityra semifasciata

Masked Tityra 2 2 1 3 8

Tityra inquisitor Black-crowned Tityra

2 1 3

Cotinga ridgwayi

Turquoise Cotinga

2 2

Manacus aurantiacus

Orange-collared Manakin

3 9 2 6 20

Corapipo altera White-ruffed Manakin

1 1 2

Pipra coronata Blue-crowned Manakin

5 2 7

Pipra mentalis Red-capped Manakin

3 12 2 17

Vireo flavifrons Yellow-throated Vireo

2 2

Vireo philadelphicus

Philadelphia Vireo

2 2

Vireo olivaceus Red-eyed Vireo

20 1 1 22

Vireo flavoviridis

Yellow-green Vireo

2 4 6

46

Scientific name / Nombre Científico

English name Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Hylophilus decurtatus

Lesser Greenlet

18 4 22

Vireolanius pulchellus

Green Shrike-Vireo

2 2

Cyclarhis gujanensis

Rufous-browed Peppershrike

2 2 4

Pygochelidon cyanoleuca

Blue-and-white Swallow

25 17 10 52

Stelgidopteryx serripennis

Northern Rough-winged Swallow

3 3

Stelgidopteryx ruficollis

Southern Rough-winged Swallow

3 2 6 11

Petrochelidon pyrrhonota

Cliff Swallow 9 5 14

Hirundo rustica Barn Swallow 19 50 150 4 8 231

Thryothorus semibadius

Riverside Wren

4 4

Thryothorus rutilus

Rufous-breasted Wren

6 1 7

Thryothorus rufalbus

Rufous-and-white Wren

2 2

Thryothorus modestus

Plain Wren 11 2 13

Troglodytes aedon

House Wren 6 2 6 3 3 20

Henicorhina leucosticta

White-breasted Wood-Wren

2 4 2 4 12

Henicorhina leucophrys

Gray-breasted Wood-Wren

10 10

Microcerculus marginatus

Scaly-breasted Wren

2 2

Ramphocaenus melanurus

Long-billed Gnatwren

4 4

Polioptila plumbea

Tropical Gnatcather

1 1

Myadestes melanops

Black-faced Solitaire

1 3 4

Scientific name / Nombre Científico

English name Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Catharus aurantiirostris

Orange-billed Nightingale-Thrush

2 5 6 13

Catharus fuscater

Slaty-backed Nightingale-Thrush

4 4 8

Catharus ustulatus

Swainson's Thrush

10 44 100 9 21 184

Turdus plebejus Mountain Robin

1 1 2

Turdus grayi Clay-colored Robin

13 4 20 3 9 49

Turdus assimilis White-throated Robin

70 7 77

Ptilogonys caudatus

Long-tailed Silky-Flycatcher

5 5

Vermivora peregrina

Tennessee Warbler

2 2 4

Parula pitiayumi

Tropical Parula

1 1 2

Dendroica petechia

Yellow Warbler

5 5

Dendroica pensylvanica

Chestnut-sided Warbler

4 6 1 1 12

Seiurus aurocapillus

Ovenbird 1 1

Seiurus motacilla

Louisiana Waterthrush

1 1

Oporornis philadelphia

Mourning Warbler

1 1 2

Geothlypis poliocephala

Gray-crowned Yellowthroat

3 3

Wilsonia pusilla Wilson's Warbler

1 1

Wilsonia canadensis

Canada Warbler

1 1

Myioborus miniatus

Slate-throated Redstart

15 9 24

48

Scientific name / Nombre Científico

English name Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Phaeothlypis fulvicauda

Buff-rumped Warbler

3 6 1 1 11

Coereba flaveola

Bananaquit 1 1 2

Chlorospingus ophthalmicus

Common Bush-Tanager

30 30

Eucometis penicillata

Gray-headed Tanager

1 2 2 5

Habia rubica Red-crowned Ant-Tanager

6 6

Piranga flava Hepatic Tanager

1 1

Piranga rubra Summer Tanager

1 1 2

Piranga olivacea

Scarlet Tanager

6 1 1 8

Piranga bidentata

Flame-colored Tanager

1 1

Ramphocelus costaricensis

Cherries´s Tanager

29 20 45 24 118

Thraupis episcopus

Blue-gray Tanager

12 8 20 12 9 61

Thraupis palmarum

Palm Tanager 2 2 1 1 7 13

Euphonia luteicapilla

Yellow-crowned Euphonia

3 3

Euphonia elegantissima

Elegant Euphonia

10 2 12

Euphonia imitans

Spotted-crowned Euphonia

2 2 3 7

Euphonia minuta

White-vented Euphonia

2 2

Chlorophonia callophrys

Golden-browed Chlorophonia

10 10

Tangara icterocephala

Silver-throated Tanager

50 15 65

49

Scientific name / Nombre Científico

English name Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Tangara guttata Speckled Tanager

1 3 4 5 13

Tangara gyrola Bay-headed Tanager

1 8 4 9 22

Tangara larvata Golden-hooded Tanager

11 6 15 13 14 59

Dacnis venusta Scarlet-thighed Dacnis

3 12 15

Dacnis cayana Blue Dacnis 1 1 1 3

Chlorophanes spiza

Green Honeycreeper

1 2 3 3 7 16

Cyanerpes cyaneus

Red-legged Honeycreeper

2 2 2 9 4 19

Volatinia jacarina

Blue-black Grassquit

24 2 2 28

Sporophila americana

Variable Seedeater

6 2 5 6 19

Sporophila nigricollis

Yellow-bellied Seedeater

5 4 9

Oryzoborus funereus

Thick-billed Seed-Finch

3 3

Tiaris olivacea Yellow-faced Grassquit

8 10 1 6 25

Atlapetes albinucha

White-naped Brush-Finch

4 4

Arremon aurantiirostris

Orange-billed Sparrow

12 3 15

Arremonops conirostris

Black-striped Sparrow

2 2 1 5

Zonotrichia capensis

Rufous-collared Sparrow

20 8 28

Saltator striatipectus

Streaked Saltator

4 2 5 3 14

Saltator coerulescens

Grayish Saltator

6 6

Saltator maximus

Buff-throated Saltator

10 4 10 1 25

52

Scientific name / Nombre Científico

English name Biblio-teca

Cusingos Canforro F. Escon-dida

Las Nubes

Total

Pheucticus ludovicianus

Rose-breasted Grosbeak

3 3

Cyanocompsa cyanoides

Blue-black Grosbeak

1 1

Quiscalus mexicanus

Great-tailed Grackle

2 1 3

Quiscalus nicaraguensis

Nicaraguan Grackle

0

Molothrus aeneus

Bronzed Cowbird

4 2 5 4 15

Icterus galbula Baltimore Oriole

1 1 2

Individuos observados p/ruta

419 467 1021 305 511 230

Especies por ruta

84 102 119 74 115 # especies

TOTAL INDIVIDUOS

2723

53

Se agradece a Dana Gardner por el permiso de reproducir el arte. Los dibujos vienen de Alexander F. Skutch, Trogons, Laughing Falcons and Other Neotropical Birds. Ilustrado por Dana Gardner. (College Station, TX: Texas A&M University Press, 1999). El Sr. Gardner colaboró con el Dr. Skutch en varios libros.

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