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Análisis: Así hablo Zaratustra -Friedrich Nietzsche

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Page 1: Así habló zaratustra

Análisis:

Así hablo Zaratustra

-Friedrich Nietzsche

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Biografía del Autor

(Leones Martinez Echeverri, 1997)

Friedrich Nietzsche (1844-1900)

Filósofo y escritor alemán, nacido en Röcken. Hijo de un pastor luterano al que Nietzsche no conoció muy bien debido a que murió cuando Nietzsche tenía muy corto edad, y descendiente de una familia de pastores y teólogos; recibió una muy buena educación, que completo con estudios de filosofía, filología y teología. Además el mismo se quejaba de su dispersión, o más bien, en su interés por todas las artes y la literatura; llegó un momento en su vida en la que escribía poesía, estudiaba piano y componía música, y no sabía si estudiar profundamente la música –que lo apasionaba- o dedicarse a la filología. Su gran talento lo llevó a la cátedra en la Universidad de Basilea, aún sin haberse doctorado; se trasladó a Bonn y allí con Jahn y F. Ritschl, estudió y se apasionó por la filosofía. Leipzig en 1865, donde estudió filología y se entusiasmó por la tesis que por casualidad se encontró –de Schopenhauer-; de tal manera puede afirmarse que, en ideas sobre la existencia y sobre la metafísica de la voluntad de dicho filósofo que lo condujo a la sima de la contemplación trágica, se encuentran las más profundas raíces de la problemática central del pensamiento de Nietzsche. Su admiración por Schopenhauer superó la que profesaba por Montaigne. También su amor por la música permitió ser gran amigo de Richard Wagner, en quien descubrió la importancia de la revaloración de los sentimientos trágicos que habían sido olvidados. Defensor del vitalismo metafísico y del ideal del superhombre, su vida y obra están marcadas por el signo del visionario que luchó por romper los esquemas y convencionalismos sociales e intelectuales de la época. Afirmaba que es necesario ser inactual para poder superar la propia época, proyectarse al futuro. En 1870, ya como profesor ordinario en Basilea, conoció a J. J. Bachofer y a Jakob Burckhardt, pero, en 1878, debió abandonar su cargo debido a una grave enfermedad; por esta época ya había roto por Wagner y escrito su obra El nacimiento de la tragedia, que supuso una ruptura con la convencional concepción del mundo griego y mostró hasta que punto Nietzsche chocaba con la “la indiferencia hacia los verdaderos y urgentes problemas de la vida” que compartían los estudiosos del mundo clásico. Es importante destacar aquí su apreciación del mundo griego. Para Nietzsche, la filosofía griega propiamente dicha es la presocrática, ya que, según él, con Sócrates empieza la disolución de los instintos griegos y con su discípulo Platón culmina esta destrucción cuando este inventa al hombre abstractamente perfecto. La culminación del desarrollo de la cultura griega y de su espíritu es Homero, es decir, el apogeo de la tragedia. Por su parte el socratismo es pura decadencia, en cuanto a la dialéctica trata de probar por medio del diálogo, trata de demostrar y, “aquello que necesita ser demostrado, es de poco valor”. En una carta hacia su hermana afirma que no es decente ir “con las afirmaciones en la mano”

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y que no es digno “mostrar los cinco dedos”. Durante los diez años siguientes hasta 1889, fue su periodo de mayor actividad literaria, que transcurrió en Sils-María en los veranos (ya había adquirido ciudadanía suiza) y el resto del tiempo, en la Riviera y en diversas ciudades de Italia y de Alemania, generalmente solo, sufriendo, o en compañía de unos pocos compañeros y discípulos, hasta cuando finalmente la enfermedad y la depresión terminaron por anularlo; agravado por la parálisis que se le sobrevino y que le obligó su traslado a la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Jeneyasí, pasó los últimos años de su vida en Naumburg y Weimar con su madre y su hermana.

Filosofía para que argumentes en la obra

Las ideas centrales de su pensamiento son: (a) su interpretación de la cultura griega y que pueden completarse con los términos apolítico y dionisíaco. (b) la voluntad de vivir: En la cual se enlaza la vida plena, vigorosa y productiva y la define contra toda amenaza. Por tal razón, odia a todo el sistema, debido a que todo el sistema significa estancamiento, así como la antología, las concepciones abstractas, la ciencia pura y la lógica fría. En sus propias palabras “la vida es un querer crecer”, es ascenso. Y donde hay vida hay voluntad de poder. Su admiración por la figura de Dionisos es precisamente el reflejo de su amor por la embriaguez vital que representa. (c)Teoría del eterno retorno (ewige Wiederkunft), idea surgida de la concepción de Heráclito, en el sentido de que todo es devenir, pues la vida es movimiento, no es ser estático. Como los positivistas de su época niega la metafísica y promulga la muerte de Dios entendida como un fundamento último suprasensible que dé sentido al mundo sensible e inmortalidad del alma como base de la afirmación de la vida, que se eterniza en el placer. En el universo todo se combina, en todas las posibles combinaciones; cuando estas posibilidades se agotan recomienza el ciclo, de manera en que todo retorna eternamente, incluidos lo malo, la miseria y la vileza. (d) El superhombre: al hombre le corresponde dirigirse hacia el superhombre, mediante la transformación de sí mismo y del mundo, en lo que denomina la transmutación de todos los valores; si se logra esta transmutación se deseará la vida un infinito número de veces. Su propósito es afirmaren el hombre una poderosa individualidad, una voluntad de poder que es su culminación y el bien máximo que es la misma vida y que lo lleva a un nuevo concepto de moral. (e) La moral de los señores y la moral de los esclavos. Ataca la ética Kantiana del deber, así como la ética utilitaria y la moral cristiana, pues las considera dirigidas a los hombres débiles, enfermizos y fracasados. El Principal valor es la voluntad de dominio que excluye la compasión, que es el sumo mal. De aquí nacen dos clases de moral: la moral de los señores, que afirma los impulsos vitales y, por ser superior y para existir para las individualidades poderosas de vitalidad superior, exigente y rigurosa; y la moral de los esclavos, propia de los seres resentidos, débiles, miserables y degenerados, la

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cual predica compasión, la humanidad y la paciencia. Los sentidos se oponen a lo que se considera superior y por esa razón propugnan el igualitarismo. Sí, pues, Nietzsche establece que hay una conciencia de los valores vitales, posición que origina una verdadera filosofía de los valores y de la vida, a pesar de no ser él mismo un pensador sistemático y despreciar todo el sistema. La tesis de Nietzsche, que persiguen un cambio en la escala de los valores de la cultura del Occidente, han sido profundamente impugnadas por Max Scheler y, en especial, por los filósofos de tendencia marxista y, también, por los católicos. El carácter poético y personal de sus obras es apasionado y subyugador. Es uno de los grandes maestros del aforismo, y la finura y precisión de su estilo son incompatibles. También puede afirmarse que, con Kiekegarard y Schelling, es el precursor del realismo temporalista y de la filosofía de la existencia. Sus obras son: origen de la tragedia en el espíritu de la música; De la filosofía de la época clásica de los griegos; Más allá del bien y del mal; Genealogía de la moral; La voluntad del poder; El humano demasiado humano; Así habló Zaratustra.

Esto lo conduce a una especie de guerra en dos frentes: por una parte, retomar e reinterpretar todos los temas griegos de Nietzsche que, iluminados con soberana lucidez, delinean una nueva visión, compacta y sorprendente, del pensamiento occidental; por otra, analizar estrechamente las conquistas del pensamiento nietzscheano pero también sus grandiosos fracasos, que Colli examina con la peculiar «falta de miramientos» que como el propio Nietzsche enseñó es la única forma de abordar un gran filósofo. Y cada uno de estos dos frentes, nutre directamente un tercer tema del libro, es decir el ataque devastador a muchas ideas del pensamiento moderno: desde la historia justificadora de aquello que sin embargo le escapa a la razón, actualmente escindida de logos del que nació, hasta el supersticioso apego a la ciencia, a los hechos, a las acciones. El resultado es un libro singularísimo, articulado en breves secciones aforísticas, continuamente afiladas y provocadoras, duro y exigente en sus tesis, un libro donde en cada palabra está presente el riesgo mortal que el pensamiento asume, a cada paso, frente a la Esfinge. (Colli,Barcelona)

División de la obra

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Primera parte: “La muerte de Dios”: en ella, habla de tres figuras fundamentales del espíritu: el camello (que soporta el dominio de la moral), el león (que crea una nueva moral) y el niño (que crea nuevos valores mediante el juego); asimismo, propone la necesidad de considerar las virtudes tradicionales como “adormideras”, que impiden ver los valores verdaderos y reivindica la necesidad de imaginar el nuevo sujeto humano como alguien que se atreve a experimentar. El primer volumen fue escrito entre el 1 y el 10 de febrero 1883.

Segunda parte: “La voluntad de poder”: relata la segunda bajada de Zaratustra y expone una nueva serie de discursos que tienen como tema central la “voluntad de poder”, atacando a quienes se oponen a la voluntad creadora de una moral autónoma. Al final de esta parte aparece la visión del “eterno retorno de las cosas”, que aterroriza a Zaratustra por su radicalidad y es, junto a la “voluntad de poder”, uno de los núcleos de su filosofía. Pero esta segunda parte termina también con un fracaso: Zaratustra regresa a su montaña, incomprendido por los hombres que no entienden cuanto dice y se ríen de él. Fue impresa en 26 de junio al 6 de julio de 1884.

Tercera parte: “El eterno retorno de lo idéntico”: tiene una importancia especial. En ella Zaratustra plantea la doctrina del “eterno retorno” y supone el final de la obra en su primer proyecto: el “eterno retorno” es la visión secreta de Zaratustra, su doctrina más preciada. Nietzsche expone esta doctrina empleando gran cantidad de símbolos y discursos alegóricos (en especial, los titulados “De la visión y el enigma”, que constituye una síntesis de toda la obra, y “Los siete sellos”) de tono apocalíptico y de una gran belleza lírica. El tercero fue impreso entre el 8 y el 20 de enero de 1884.

Cuarta parte: “Necesidad de los superhombres”: presenta a un Zaratustra anciano y desanimado ante el fracaso de su tarea, pero que todavía tiene la fuerza suficiente para reivindicar la necesidad de aquellos que denomina “hombres superiores”. Éstos serán los únicos que podrán comprender su doctrina y vivir según la filosofía que Nietzsche representa: son los verdaderos “superhombres” o “uberman”, que habrán anulado la mediocridad de la cultura occidental y constituirán una nueva clase de filósofos. Esta cuarta parte permaneció circunscrita al círculo de amistades del autor —que realizó una edición privada de 40 ejemplares— hasta su publicación en 1890.

Recursos literarios

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Se trata de una fábula, en la que se mezclan elementos narrativos, conceptuales y líricos. Toda la obra posee un carácter poético y se encuentra construida a partir de aforismos, metáforas y parábolas. La obra en sí mismo tiene un carácter poético que se expresa a través de la prosa poética.

Zaratustra es una figura simbólica de la nueva filosofía que el autor pretendía desarrollar, y Nietzsche se denomina a sí mismo el “poeta de Zaratustra”. El conjunto del libro narra los discursos que Zaratustra pronuncia entre los hombres para anunciar su nueva doctrina. Cada una de las partes relata sucesivos “descensos” que Zaratustra realiza desde su retiro en la montaña para relatar a los hombres su nuevo pensamiento. Las partes fundamentales de Así habló Zaratustra son consideradas por Nietzsche como verdaderas “tormentas del espíritu” y cada una de ellas posee una cierta independencia.

Nietzsche pretendía transmitir con este libro un mensaje positivo. A lo largo de sus páginas queda expuesta la propia filosofía positiva de Nietzsche. La idea principal de la obra es el "superhombre"; Nietzsche afirmaba que es algo que debe ser superado, es un puente, no un fin". Zaratustra es una figura simbólica de la nueva filosofía que el autor pretendía desarrollar.

Esta obra, se puede considerar como el libro más célebre y controvertido de toda la obra nietzscheana; en la que Nietzsche expuso algunas de sus tesis fundamentales, tras haber realizado una serie de radicales críticas contra la cultura burguesa de su tiempo y contra la tradición cristiana que la sustentaba, esto es, con los valores sociales existentes. Esta obra tuvo un origen especial, de carácter místico y contemplativo, en dos "visiones" que su autor tuvo en 1881 y en 1883.

Aforismos

...la forma aforística de mis escritos ofrece una cierta dificultad;

pero procede de que hoy no se toma esta forma en serio. Un aforismo

cuya forja y cuño son lo que deben ser no está aún descifrado porque

se le haya leído; muy lejos de eso, pues la "interpretación" entonces es

cuando comienza, y hay un arte de la interpretación... Es verdad que,

para elevar así la lectura a la altura de un arte, es preciso poseer ante

todo, una facultad que es la que precisamente está hoy olvidada -por

eso pasará aún mucho tiempo antes de que mis escritos sean legibles-,

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de una facultad que exigiría casi la naturaleza de una vaca, y "no" en

todos los casos, la de un "hombre moderno": me refiero a la facultad

de "rumiar". Más allá del bien y del mal.

...El aforismo, la sentencia en que yo soy maestro y el primero

entre los alemanes, son las formas de la "eternidad"; mi ambición es

la de decir en diez frases lo que otro dice en un libro, lo que ningún

otro dice en un libro... El ocaso de los ídolos.

La dialéctica sin conciliación de Nietzsche (que no deriva, como Mittner cree, de una «reactividad modernamente impresionista», sino de la crítica del planteamiento dialéctico y de la misma inversión negativo-pesimista de tal planteamiento, por ejemplo, en Schopenhauer) excluye, como ya hemos indicado, la «maxime» francesa iluminista. Tal «maxime», o bien definía un estado de cosas more geométrico, o bien deducía, según criterios de racionalidad, lo utópico de un orden civil-político perfectamente conciliado. La forma de tal «maxime» no mutaba en ninguno de los dos casos. La crítica radical nietzscheana de los conceptos mismos de ratio y utopía (profundamente correlacionada con las funciones «representativas» de la ratio a lo largo de toda la filosofía moderna), hace naufragar inmediatamente la posibilidad misma de la «máxima», del «estilo» que ella encarna. La dialéctica sin conciliación nietzscheana habla el lenguaje del aforismo. Se trata de algo bien distinto de una mutación de formas representativas. La máxima es verdaderamente la rendición de cuentas sensible de la idea racional. Pero el aforismo es, en vez, aquella dialéctica sin conciliación -él la piensa al representarla.

Sin embargo, aforismo aparece como definición; es el acto de establecer límites, de circunscribir -por lo tanto, significa expresar con exactitud, con absoluta propiedad, como lo era mediante la máxima francesa. ¿No está el origen mismo del término en contradicción con la forma en general del pensamiento nietzscheano? Pero aquí aforismo no vale, como se considerará luego en todo el «nietzscheanismo», hasta hoy en día, por «impresionismo», profundidad indefinible, oscilación «ensayística Aforismo es aquí entendido en modo puramente clásico. El aforismo de Nietzsche es comprensible solamente restituyéndose a los orígenes clásicos de su pensamiento y de su prosa: a Herodoto y a Tucídides. Por consiguiente, aforística es la más adecuada definición -la más sobria, fría, desencantada. Aforística es la «téchne» del lógos político en Tucídides. Pero aforístico es, del mismo modo, en la interpretación de Nietzsche, el compás trágico.

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Pero como el aforismo trágico no define una vía dialéctica de superación del destino («de muchos azares es dispensador Zeus...»), ni mucho menos moral como las «fatigosas investigaciones» de Tucídides definen la necesidad de la guerra y la racionalidad de los diferentes comportamientos en relación únicamente a ella- así el aforismo nietzscheano teoriza la relación necesaria del existir por parte del pensamiento, su absoluta relatividad. Definición, por lo tanto, pero de tal relación, de tal relatividad. Aquí aparece la cara oscura del aforismo nietzscheano, que nos lleva a aquella dialéctica sin conciliación de la que hemos partido para definir las diferencias con respecto a la «maxime». Aforismo no es definición solamente -sino definición-relativamente-a. Establecer confines es al mismo tiempo diferenciar, distinguir separar. A la claridad apolínea de aquello que aparece, de aquello que se revela en el espacio «aforizado», se opone lo indeterminado-en torno, aquello que ha sido separado, distinguido -proscripto para que aquella revelación tuviese lugar. La claridad es absolutamente relativa a este indeterminado, a este espacio constreñido en la no-forma, segregado, proscripto de la claridad de la definición aforística. Pero esta claridad se refleja constantemente sobre el fondode tal «oscuro». Más bien, ella asume sus rasgos, mucho más profundamente de lo que Nietzsche mismo hubiese intuido. «Apolo, en su significación envolvente, como símbolo de exaltación cognoscitiva, como apariencia (..) que alude a algo oculto, no sólo se amplía en Dionysos, o al menos es afín a él (...) sino que es el dios de la sabiduría, del mismo modo que lo es del arte, es el protector de la comunidad pitagórica».

El aforismo es la relación Apolo-Dionysos, tal como Nietzsche la ve. Definir es dividir. La dialéctica del lógos es sin conciliación téchne del diferenciar, del distinguir, del separar. Una cara es absolutamente relativa a la otra -así como el lógos apolíneo está armado de arco y flecha como Ares como el templo dórico está cercano al teatro dionisíaco. Y este movimiento es infinito -este definir-distinguirse, formar-proscribir, unir-separar no es un proceso dialéctico hacia la conciliación -sino que es sentido como destino, como tragedia. Y ésta es definida teóricamente. El aforismo la piensa.

Definiendo, por consiguiente, se establecen diferencias -el aforismo es diferencia, el operari de la diferencia Este operari actúa aboliendo toda continuidad, todo «progreso» dialéctico. La ruptura de la forma sistemática que impone el aforismo tiene este significado. Pero tal ruptura proviene de aquella raíz clásico-trágica. No tiene un solo elemento romántico-impresionista, un solo elemento «ensayístico». El aforismo es la relación con el existir aferrado trágicamente: no simple «mudabilidad», no simple «recorrer» -sino definición de los opuestos y de su relatividad -relatividad absoluta del pensamiento con respecto a este juego, como veremos.

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Síntesis de Así habló Zaratustra.

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Cuando contaba con treinta años, Zaratustra —legendario filósofo persa, cuyo nombre en español es Zoroastro, quien se cree vivió en el siglo VI a. C.— decide retirarse a la soledad de la montaña, acompañado solamente por sus dos animales heráldicos: el águila, que simboliza el orgullo, y la serpiente, la sabiduría. Durante su voluntario retiro, adquiere conocimiento y un día considera que ha llegado el momento de bajar a predicar a los hombres.

Al llegar a la ciudad, encuentra al pueblo reunido en el mercado y "comete la gran tontería" de hablar a todos, que es como no hablar. Su fracaso es total y el pueblo se burla de él. Desde entonces, por lo tanto, Zaratustra buscará discípulos a quienes dirigir sus discursos, que en esencia son desafíos a los antiguos ideales y creencias.El tema central de la primera parte es la muerte de Dios, ser cuyo peso —dice— ya no debe abrumar al hombre a fin de ser libre para conquistar, no "el otro mundo", sino este mundo suyo. Luego de explicar de qué manera debe realizarse la evolución del espíritu humano (las tres transformaciones), siguen disertaciones donde ataca las virtudes que actúan como adormideras de esa evolución: "la tranquila somnolencia de la moral", la aridez libresca de una cultura sedentaria, el ascetismo, etc.; en cambio, exalta la guerra, la amistad, la vida, conceptos con sentido en sí mismos y, en fin, la generosidad de la sana virtud dada.

Al terminar la primera serie de sus discursos, Zaratustra se despide de sus discípulos y vuelve nuevamente a la soledad de las montañas. Sus últimas palabras son: "Muertos están todos los dioses; ahora queremos que viva el superhombre."Después de meses y años, Zaratustra vuelve a predicar. El tema básico de la segunda parte es la voluntad de poder, por ello, al principio ataca a quienes se oponen a esa voluntad: los compasivos, los sacerdotes, los virtuosos, los sabios famosos, la chusma, los poetas. Todos ellos —dice— sienten aversión por la vida; están dominados por el espíritu de la venganza. Y luego de algunos capítulos de tono lírico, aparece un esbozo del hombre liberado de ese espíritu vengativo. El capítulo final de esta parte hace emerger, como un monstruo, el pensamiento del eterno retorno, a desarrollar en su siguiente prédica. Por la noche, de nuevo se retira solitario.

El tema de la tercera parte es, como se ha adelantado, el pensamiento del eterno retorno. Zaratustra se embarca y, durante la travesía, narra a los marineros su sueño más reciente "de la visión y del enigma", que produce un terror especial por el misterio y por su significado inefable, inexpresable. Mezclado con frecuentes intermedios líricos de gran valor poético, este pensamiento del eterno retorno aflora una y otra vez en esta parte. Zaratustra celebra ahora la inconsciencia de la felicidad, canta las potencias naturales y la victoria sobre la melancolía, pide a los hombres despojarse

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de su "gravedad" y, finalmente, dicta sus nuevas tablas de valores, que derriban los antiguos conceptos sobre el bien y el mal e invoca a la eternidad en nombre de la alegría.

Muchos años y muchas lunas han pasado sobre el alma de Zaratus¬tra cuando comienza la cuarta parte. De nuevo está en la soledad de su caverna; sus cabellos se han vuelto blancos. De pronto llega a él un grito de angustia: procede de criaturas, símbolos de antiguos valores ya caducos: un adivino (el tedio de la vida), los reyes (la falsedad del poder), un "concienzudo del espíritu» (el veneno del positivismo), un mago (la fantasía esclavizante), un papa errabundo (la muerte de Dios), el más feo de los hombres (el rencor asesino de Dios), un mendigo voluntario (la búsqueda de la felicidad), el viajero y la sombra. Zaratustra saluda a éstos, los hombres superiores, y celebra con ellos “La cena” y “La fiesta del asno”. Sin embargo, pronto se sienten presos de una duda angustiosa. Zaratustra no experimenta compasión por ellos y los expulsa. No es a ellos a quienes aguarda en sus montañas; entona entonces un canto de embriaguez, de afirmación y de fe en el eterno retorno, donde invoca "la profunda eternidad". Y luego, en la radiante mañana, superada su última tentación, Zaratustra abandona su caverna y parte con destino desconocido, "ardiente y fuerte como un sol matinal que viene de oscuras montañas".

La filosofía de Nietzsche expuesta en esta obra, a pesar de constituir una negación virulenta de las -normas y hábitos tradicionales de pensamiento, trata más bien de llamar la atención sobre los débiles fundamentos de nuestras creencias y es, sobre todo, una vigorosa reacción contra el conformismo dominante.Dejando de lado su contenido filosófico —con el cual podemos libremente concordar o disentir—, Así hablaba Zaratustra está considerada como una de las obras maestras de la literatura alemana por su estructura, la unidad de su pensamiento, la riqueza de su estilo y la poesía que domina en numerosos pasajes.

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Aforismos en la construcción de la historia

Cuando Zaratustra va enterrar el cadáver del cirquero:

Aislamiento de Zaratustra hacia las montañas:

Cuando Zaratustra discute con el Papa acerca de quién es más ateo:

Aforismos en la transmisión de mensajes filosóficos

Las tres transformaciones fundamentales del espíritu (Niño):

El eterno retorno de lo idéntico

La voluntad de poder

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