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La meta geografa de la memoria colectiva. Fisuras e intersticios de las subjetividades en la geografa global.

En cuanto sal esta tarde, fui con Abba Jrome a ver a Emawayish [mujer etope] Y darle plumas, tinta y un cuaderno, a fin de que anote por su cuenta o le dicte a su hijo [sus canciones], dndole a entender que si el jefe de la expedicin queda satisfecho, Ella recibir el regalo que desea. Cuando esta tarde le dije que sera especialmente acertado que pusiera por escrito algunos cantos de amor como los de la otra noche, las palabras de Emawayish fueron: Existe la poesa en Francia? Y luego: Existe el amor en Francia?. Leiris, Michel.,[1934]. frica fantasma.

Por Alexandra Bo Roiz1.

A manera de abrebocas He querido comenzar este ensayo, con un epgrafe, de marcado tinte antropolgico, que permita mi dislocacin retrica hasta la incertidumbre del estar all, en el espacio geogrfico de la experiencia africana y el escribir aqu en otro territorio. Al escuchar a Emawayish preguntando si existe la poesa o si puede ser cantado el amor etope en Francia2 su interrogante devela, en las pocas lneas de su dilogo, la transformacin que ella percibe de lo otro. Emawayish intuye, la dificultad que tendr para viajar hasta Francia, la memoria ancestral de sus tradiciones, en la mente de ese antroplogo que no logra desmarcarse de su rezago colonialista y que visualiza a una Emawayish primitiva.

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Alexandra Bo Roiz, Filloga y licenciada en idiomas de la Universidad Libre de Colombia. Diplomada en Antropologa cultural de la Pontificia Universidad Javeriana y candidata a Magister en Relaciones Internacionales de la misma institucin. Ha sido Coordinadora del rea de Formacin bsica y docente de la Facultad de Comunicacin Social de la Universidad Cooperativa de Colombia. Igualmente, ha sido conferenciante invitada en la Universidad Santo Toms, Universidad Cooperativa de Colombia, Pontificia Universidad Javeriana y docente en las Universidades Javeriana y Distrital, entre otras. Actualmente es investigadora del Centro de Estudios sobre Integracin (CESI) adscrito a la Facultad de Ciencias Polticas de la Pontificia Universidad Javeriana donde coordina el grupo de Identidad. 2 Tomado de Geertz, Clifford., [1989]. Estar all y escribir aqu. En: Facetas. Ediciones Paids ibrica. Barcelona. Espaa.

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Con todo esto en mente comenzar por hablar sobre las reconfiguraciones de lo geogrfico en torno a la nocin de la meta geografa3 como herramienta de interpretacin de las subjetividades en el territorio de la memoria colectiva. Esta nocin de meta geografa, como herramienta conceptual para leer los cambios espaciales y de desterritorializacin en la globalizacin, requiere de una mirada trans [versal] [regional] [disciplinar] y trans [cultural] que propenda por ver los planos del mundo de las subjetividades latinoamericanas atravesadas por procesos sociales diferenciados, que dejan de lado las dualidades: Distante-cercano y externo- interno 4. La consideracin de este concepto evidencia la complejidad de las sociedades y el dinamismo de la diversidad cultural desde fenmenos locales, regionales, nacionales y globales. En este orden de ideas, propongo observar los conceptos de identidad, integracin, desarrollo y globalizacin utilizando como herramienta conceptual la metfora la meta geografa de la memoria colectiva a partir de tres puntos de anlisis: El primer aspecto, presenta un paneo general en torno a la reconfiguracin de lo geogrfico comenzando en la perspectiva del espacio y el territorio. En este sentido, se desea comprender la importancia de estos dos ltimos conceptos para el proceso de integracin de Amrica latina en la trama de la globalizacin. El segundo referente, plantea el tema de la identidad como espacio que permite pensar la memoria colectiva de las sociedades latinoamericanas en la particularidad de las subjetividades. Y el tercer y ltimo componente pretende unificar lo anteriormente expuesto, mediante ese armazn terico mencionado anteriormente. Aqu vale la pena anotar que la indagacin por lo que est debajo de [meta] explica cmo el conocimiento transdisciplinar proporciona nuevos elementos de anlisis para comprender la dinmica de lo subjetivo y lo identitario en esa conformacin pluricultural de la geografa humana.

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La meta geografa es un conjunto de estructuras espaciales a travs de las cuales, nosotros, el hombre, podemos ordenar el conocimiento del mundo. Tomado de Martin W. Lewis y Karen E. Rigen. The Myth of continents. University of California Press, 1997. P. IX. 4 Tomado de Ortiz, Renato., [1998]. Otro territorio. En Espacio y territorialidad. Pg. 42. Convenio Andrs Bello.

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1.

Cartografiar

el

territorio

geogrfico

en

el

proceso

de

integracin

latinoamericano.

Como se puede observar, el planeta tierra vive en constante convulsin, ebullicin de guerras estatales e interestatales, desplazamientos forzados, migraciones, acuerdos de paz, abundancia alimenticia y opulencia econmica en algunas regiones, mientras hay sequa, hambruna y pobreza extrema en otros territorios. Este prembulo de caos y anarqua en el sistema internacional contemporneo crea continuamente nuevas redes y reglas comunes a nivel institucional [Bull:1995:10] e intergubernamental. Ahora, desde las teoras del realismo y el realismo estructural las viejas coyunturas enmascaradas de novedosas hacen resurgir la explicacin del equilibrio de poder [Waltz:1979:117] y la preservacin del Statu quo entre naciones [Morgenthau] mediante el uso de armamento militar, disuasin nuclear o la actuacin defensiva [diplomacia preventiva] en la esfera inter-estatal.

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En efecto, aparecen nuevos universos geogrficos en esta sociedad global propensa a choques civilizatorios desde guerras de lnea de fractura [Huntington]5 o de civilizaciones [Bull.H.,1995:11], en tanto los conflictos locales y regionales traspasan el espacio y el territorio en el marco de guerras identitarias. Estas turbulencias en las relaciones inter-estatales6 muestran por una parte, el reclamo legtimo del respeto a la difference7 y la diversidad cultural, pero sobre todo, plantean otra manera de ver a los Estados-nacin. En este sentido, las caractersticas del entorno fsico y el conocimiento del desarrollo tcnico-cientfico han reconfigurado la concepcin del espacio y el territorio de tal manera que el poder, la ciencia y la geografa forman en las coyunturas globales, el trinomio orgnico de los nuevos centros de poder y sus reas de influencia [Uscanga:2002].

El panorama esbozado anteriormente no deja de lado la reconfiguracin de los universos geogrficos contemporneos. Estos tambin traspasan sus propios lmites y atraviesan la espacialidad de las cosas, los objetos, el medio ambiente y el imaginario colectivo propendiendo por la organizacin en bloques continentales y buscando la sincronizacin con esta cartografa dominante llamada globalizacin [Uscanga; 2002, 66]. Hay una nueva creacin de lugares particulares en la cartografa global tales como shoppings, aeropuertos y grandes avenidas. Tambin surgen identidades planetarias conformadas por movimientos ecolgicos, tnicos, gays,etc[Ortiz:1998:29] as como la constitucin de una memoria internacional-popular elaborada a partir de las imgenesgestos y transmitidas mundialmente por las mass-media[Ortiz:1998:29]. Esto nos lleva a buscar una nocin de espacio que se articule, se mezcle, y al mismo tiempo determine espacios de otra naturaleza[Ortiz:1998:29] en los que se identifiquen las nuevas congregaciones humanas.5

Las guerras de lnea de fractura son definidas en palabras de Huntington, como guerras locales entre grupos locales con conexiones ms amplias, y, por tanto, fomentan las identidades de civilizacin entre quienes participan en ellas. Tomado de Huntington, P. Samuel., [1997]. El choque de civilizaciones y la reconfiguracin del orden mundial. Cap. II. El dinamismo de las guerras de lnea de fractura. Ediciones Paids Ibrica, Barcelona, Pg 321.6

Tomado de Shaw, Martin., Global Society and International relations. Cap I. Sussex University, Inglaterrra. [Versin electrnica]. 7 Trmino tomado del francs que significa, diferencia.

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Al llegar a este punto se advierte la necesidad de considerar lo geogrfico a partir de los estudios de rea buscando con ello dos fines: Uno, reconceptualizar la nocin del espacio y el territorio en el sistema internacional, legitimar nuevas formas de pensar y entender el espacio fsico-geogrfico al comprender que el fin entonces de esos lmites geogrficos de los Estados-nacin, son slo una manifestacin de cambios que rearticulan la nocin del trabajo y su distribucin internacional. Este contexto no deja de lado lo concerniente a la movilidad del capital, las mercancas, los servicios, la inmovilidad del trabajo y la deslocalizacin de la fuerza laboral. Un ejemplo de ello son las multinacionales que decidieron desplazarse de un punto a otro del planeta dependiendo de las ganancias que les proporcionen las inversiones en uno u otro pas [2000:Vega Cantor:135]. En segunda instancia, fortalecer las estrategias de dominio geopoltico y geoeconmico sobre los recursos minerales o naturales encontrados en las regiones [Uscanga;2002, 68-69] en tanto poder y geografa se conectan en el estudio de las regiones y subregiones a partir de los estudios de rea. A decir verdad, las potencias, con USA a la cabeza iniciaron la implementacin de los estudios de rea, en el contexto de la guerra fra8. Ellos comprendieron la importancia geoestratgica del espacio geogrfico y de su ubicacin regional para insertarse en las redes econmicas y financieras de poder de acuerdo a sus intereses de Estado [Uscanga, 2002]. A travs de esa consolidacin de grupos en bloque, como lo ha de ser el caso de la Unin Europea, que redefini la nocin de espacio y territorio geogrfico como ejemplo de integracin, ya no de carcter geogrfico sino econmico y poltico. USA, Canad y Mxico con su NAFTA trataron de consolidar este tipo de acuerdos ficticios y desiguales de integracin en lo comercial, sin dejar de lado, la pretensin de extender esta visin de integracin con los pases de Amrica latina, mediante los ya8

Wallerstein fue uno de los primeros en decir que el concepto de Mundos regionales no es nuevo. De acuerdo con Wallerstein, en 1943, en el comit de Mundos regionales del Consejo de Investigacin en Ciencias sociales, que contena algunas ideas sobre el impacto de la segunda guerra mundial y la necesidad de entender a las regiones del planeta a travs de un anlisis comparativo como mtodo para trascender la vaguedad de las generalizaciones y la generacin de conocimientos ms precisos. Tomado de Immanuell Wallerstein., Op, cit. Pp. 195-197.

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conocidos tratados y acuerdos bilaterales que buscan conformar una Asociacin de libre comercio que haga contrapeso a la Unin Europea y al Sudeste asitico en Bloque. Pero al no darse la flexiblizacin contextual de polticas econmicas justas en estos pases latinoamericanos de la periferia, marcados por grandes asimetras en lo laboral, lo financiero y lo poltico, se convierte en dudosa la posibilidad de una integracin medianamente Paritaria [Arroyo, 2002, 39]. Se necesita, por lo tanto, generar un conjunto de valores que posibiliten la participacin en las redes econmicas de los pases latinoamericanos. Ya que el obstculo imperante para esta insercin, tiene que ver con el desconocimiento del espacio geogrfico, como territorio fsicomaterial, que se posee, en lo micro y en lo macro regional 9.

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Tomado de Los dos rostros culturales de Amrica latina. Identidad, Integracin, desarrollo y globalizacin de Jos Matos Mar. En: Amrica latina: Un espacio cultural en el mundo globalizado. Pg 100.

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2. Identidad y subjetividad Fisuras e intersticios de las subjetividades latinoamericanas en la geografa humana global. Si la modernidad y la postmodernidad es ruptura y continuidad, movilidad -de la fuerza del trabajo, los individuos, las mercancas-. Lo moderno no es, en si, ruptura con lo antiguo, sino continuidad con la tradicin que se hace novedosa. As lo moderno, se piensa como tradicin, novedad y a su vez como incorporacin de hbitos, costumbres e identidad [Ortiz:1998]. En este sentido, Amrica latina podra considerarse un espacio postmoderno, en el cual cohabitan tanto los avances industriales como la precariedad de recursos materiales. La historia oficial, cuenta una realidad de hroes y la historia subrepticia cuenta la realidad de los vencidos, la de los ricos en biodiversidad y territorios imposibilitados para utilizar ptimamente estos recursos, ya que el conocimiento no se encuentra al alcance de las mayoras y la potencialidad de esa dimensin de lo espacial [Matos; 2002,101] se vuelve un utpico. En esta medida, conocer el espacio geogrfico es tambin percatarse que se forma parte de un proyecto cultural, de una historia y una identidad latinoamericana que colinda entre el mestizaje y el ascendiente indgena. Y al llegar al panorama de la identidad se percibe la renuencia a querer hablarse de lo histrico. En este sentido, el afianzar nuestra matriz indgena como raigambre cultural, la articulacin a las nuevas exigencias de identidad, integracin, desarrollo y democracia [Matos;1998;105] que solicitan nuestros ancestros. Es por ello que esa cartografa de lo subjetivo, no lineal y curveado, que sigue el rastreo de las postmodernas congregaciones humanas en el territorio geogrfico latinoamericano, maneja musicalmente el movimiento de la diversidad y la etnicidad en medio de adagios lentos y cantabiles melodiosos, ejecutados con allegros rpidos que

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van forte in crescendo10 en el discurso de la diferencia. Tradicin, identidad y subjetividades de gnero, urbanas, rurales, tnicas, polticas, entre otras. Se llenan de variaciones, con largos caprichos, improntos, obligados y ritornellos11que necesitan someterse a una ruptura [Foucault, 1975], a una fisura y punto de quiebre de s mismo, de su autoimagen, desprenderse de imgenes homogeneizantes y estereotipos provenientes de los medios de comunicacin, as como de la negacin de nuestras lites criollas en reconocerse indgenas de tez morena, ojos rasgados y piel cobriza, en tanto procuran el parecido sajn. Estos cambios han provisto un modo de comprensin, en la actualidad, los cambios dados de la geografa humana que conoce un poco ms de la realidad, pero que genera al interior identidades locales y regionales mientras se diluye lo nacional con el fenmeno globalizador [Matos, 1998]. La integracin en Amrica latina desencanta ya que las rupturas del mundo idealizado, aparatoso y maquinal del progreso registran un presente de asimetras y desigualdades, en trminos regionales y locales entre los pases desarrollados [industrializados] y los pases en desarrollo -considerados por algunos como premodernos-. La integracin se encuentra con la expansin de una civilizacin norteamericana, con relaciones de contacto que se realizan entre esta periferia y el centro, de acuerdo a polticas y discursos de dominacin, elaborados por los pases colonizadores [Ortiz:1998]. Luego la integracin, es parte de la ficcin imaginada que manejan nuestros pueblos al pensar que podrn alcanzar el Estado de modernidad y desarrollo de los pases del primer mundo cuando se desconocen los problemas estructurales del sistema, la precariedad de recursos materiales, los niveles de pobreza, las fragilidades en nuestras10 11

Trmino en italiano que significa Fuerte en crecimiento. Quise analogar el concepto de ruptura y continuidad del cual habla Ortiz. Estableciendo una relacin entre los movimientos de las notas musicales y la movilidad de la modernidad al ilustrar los cambios abruptos y cclicos que este autor percibe en el movimiento de la ola globalizadora. Los trminos musicales son trados del Italiano y significan adagio [lento, reposado], cantabile [melodioso], Forte [fuerte], crescendo [creciendo], largo [alargado], allegro [rpido] y legato [ligado]. Tomado de Encarta Microsoft. 2003.

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democracias. All, en esa dualidad de rostros que mezclan la premodernidad y la modernidad. Establecen rupturas en el flujo de las continuidades del proceso de globalizacin de sociedades del primer mundo respecto de sociedades con economas emergentes. De este modo estos dos rostros del fenmeno global deben ser considerados como procesos diferenciadores y civilizatorios. Por lo anterior esa civilidad, esa nueva ciudadana del mundo globalizado transporta lneas poderosas de dominacin a travs de los medios de comunicacin. La esfera de lo cultural aparece movilizando abrumadoras cantidades de flujos de capital, a travs de las oficinas de los productores de empresas de publicidad, cadenas de televisin, cinematografa, radio, prensa, internet y medios virtuales. Estos espacios se transforman en grandes industrias culturales que actan articulados a nivel planetario y en escala conectada a temarios como mercado, consumo y tecnologas de informacin [Ortiz:1998]. Al llegar a este punto, la pregunta que se plantea al interior de esta discusin sobre el proceso globalizador es la de cmo articular esa maraa de mltiples identidades y subjetividades en el contexto local y regional en tanto se diluye lo nacional, en medio de continuas transiciones de los procesos democrticos, pluralidadades, multiculturalismos, sincretismos y asimetras marcadas?.

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3. La meta geografa de la memoria colectiva. Cuestiones del Desarrollo y la integracin en la Amrica latina virgen. En esa lgica de la meta geografa como proceso unificador y holstico del conocimiento. Se considera importante la concepcin de la transdisciplinariedad, lo transcultural y transglsico en la construccin de los nuevos espacios geogrficos y en las conformaciones regionales y subregionales. Estas subjetividades humanas, que en el proceso social re[com]parten experiencias, tradicin, costumbres, lenguas, utilizan el pasado como espacio y territorio para [re]visitar la memoria y el recuerdo. Es all, en ese momento de la memoria colectiva como proceso social que se construye en la cercana y el intercambio afectivo, intelectual, poltico y cultural de lo otro. La poltica del reconocimiento, del encuentro de mltiples subjetividades implica, la no exclusin del concepto de integracin, no slo en trminos econmicos, sino en el sentido ms amplio de la palabra. Es decir: Ese poder salvar lo propio [mi identidad, dolor, miedos, etc] se hace susceptible frente a lo extrao, frente al prximo. Frente a ese otro expuesto a su muerte la cual me acusa y cuestiona como si yo, merced a mi eventual indiferencia, me convirtiese en cmplice de esa muerte invisible para el otro que est expuesto a ella; y como si, incluso antes de ser invocado en cuanto tal, tuviese que responder de esa muerte de otro, como si estuviese obligado a no dejar al otro en su soledad mortal. Y ah, precisamente en esa apelacin a m responsabilidad respecto del rostro que me seala, que me llama, que me reclama, en ese cuestionamiento, el otro es mi prjimo12. Existe pues, una territorialidad desarraigada[Ortiz, 1998] en esa memoria colectiva, determinada por la multiplicidad y transdimensionalidad de la meta geografa que12

Levinas, Emmanuel., Entre nosotros. Ensayos para pensar en otro. Pg 174.Editorial Pre-textos. Valencia. Espaa. 1993.

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plantea el surgimiento de reivindicaciones locales, como oposicin a la unificacin y estandarizacin de la conducta. El movimiento de la desterritorializacin de la memoria colectiva se ve claramente a travs de los medios de comunicacin, en el transplante de la memoria internacional-popular [matriz y referente cultural] a la realidad de los espacios que se articulan, mezclan y determinan de otra forma. En este sentido la metageografa de la memoria colectiva trasciende a los individuos, las ciudades, los Estados-nacin y las culturas. La meta geografa de la memoria colectiva se realiza en la diversidad, la individualizacin de las relaciones sociales y la autonoma. Por lo tanto, hablar de la meta geografa, es considerar la idea de transversalidad que nos hace pensar en la centralidad y en la idea de arraigo como principio fundante del territorio. Se evidencia la discusin sobre identidad como el debate de lo local ya que la bsqueda de arraigo, de races es lo que se encuentra en juego en el nuevo espacio geogrfico. El desarraigo por lo pronto, se ve como un despegue de la vivencia inmediata, una amenaza, peligro, prdida, alejamiento de los antepasados y de los valores que lo trascienden. Es as como en el mbito global, los grupos humanos transitan meta geografas de otros espacios fsicos, tecnolgicos, informticos o imaginados, por los cuales transita la memoria colectiva, habitados por la desterritorializacin desde la deslocalizacin del trabajo y la descentralizacin de lo local-global, piensan las relaciones sociales desde otro tipo de orden social. Al llegar hasta aqu, el proceso de desarraigo identitario y cultural de lo local-nacional y lo regional-local en la globalizacin desconoce la fijacin del hombre a la tierra. Es pues el desarraigo en la globalizacin, el comienzo cclico del modus vivendi de trashumancia y esquizofrenia colectiva. La memoria del desarraigo es cuando menos, el eje central de la neurosis postmoderna. La neurosis del desencantamiento del

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mundo. El desarraigo de la identidad se muestra en la globalizacin como el caldo de cultivo que configura una sociedad de riesgo mundial13. La era de memorias colectivas narcisistas, postmodernas y sincrticas es el inicio de la era del vaco [Lipovetsky] que destierra a la memoria colectiva de la ex-perientia en su funcin de consolidacin de los recuerdos del pasado en relacin asociativa con lo espacio-temporal14. Lo explicitado anteriormente, pone de manifiesto el otro rostro de la identidad. El de la meta geografa de la memoria colectiva, que no destierra a la experiencia de la experiencia misma, sino que se deja afectar o traspasar, en ese salir hacia fuera y pasar a travs, como algo que nos alcanza, nos acaece, nos tumba o nos aborda en lo propio15. Por ltimo, frente a este planeta de cambios, complejo, desordenado e impredecible, la cultura adquiere una dimensin humana de creacin y mediacin, en las lgicas de la memoria colectiva y las subjetividades de los individuos. Se requiere por lo tanto una sociedad latinoamericana que reconozca la multiplicidad de grupos, invisibilizados por la homogeneizacin. Grupos que articulen esfuerzos y no acten unos sobre otros, sin tener una idea clara de integracin o solidaridad. [Matos;1998,117]. Sin un principio integrador que potencie la idea de unidad transfiriendo su poder a los mercados financieros y con esto, perdiendo la capacidad de establecer polticas de desarrollo para reducir el impacto devastador de las crisis cclicas[Matos, 1998, 118].

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El trmino de Sociedad de riesgo mundial es acuado por Ulrich Beck, quien sustenta que existe una incoherencia entre lenguaje y la realidad, en tanto que vivimos, pensamos y actuamos con conceptos anticuados, que, no obstante, siguen gobernando nuestro pensamiento y nuestra accin[] Nos encontramos atrapados en este viejo mundo conceptual en el que respondemos por medios convencionales[] Surge pues, la sociedad del riesgo global al percibir las miserias de las consecuencias globales de nuestras acciones como civilizacin. Tomado de Ulrich. Beck.,[2001]. Sobre el Terrorismo y la guerra. Conferencia presentada en la Duma estatal de Mosc. Noviembre. Editorial Paidos. Barcelona. Espaa. Pp.24-26. 14 Op.Cit. No 6. Pg. VIII. 15 Tomado de Larrosa, Jorge., Lectura y subjetividad. Ariel editores. Pp. 20.

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El hombre latinoamericano necesita ser de nuevo plantado en una meta geografa que transforme identidades y subjetividades en nuevas ciudadanas. En memorias 16 colectivas sociales y no individuales, comunitarias y no egicas, que repiensen la manera en que se plantean las nuevas nociones de espacio geogrfico, en trminos de lo regional y subregional. Es decir, memorias colectivas, plagadas de culturas y lugares que se vacen para ser llenadas por la lgica de la alteridad, por nuevas formas de reconocimiento, individual y colectivo, a nivel global, frente a grandes desigualdades. De este modo poder remover otros poderes antes intocados colocando en el tapiz nuevas potencialidades17 que construyan mejores referentes de sociedad, en donde la diferencia y la otredad cobren algn asidero en las nuevas conformaciones humanas.

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Hago alusin al concepto de memoria [ mneme-], desde Aristteles, quien plantea el concepto como la capacidad de reproducir las imgenes [ fantasmata-], no de un modo atemporal-que en tal caso sera fantasa-sino con referencia al tiempo pasado. Tomado de Aristteles., Potica.[1990]. Introduccin, traduccin del griego y notas de ngel J. Cappelletti. Monte vila editores. Pg. VII. Caracas. Venezuela. 17 Ibid No 7.

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Bibliografa mnima 1. Aristteles.,[1990]. Potica. Introduccin, traduccin del griego y notas de ngel J. Cappelletti. Monte vila editores. Pg. VII. Caracas. Venezuela. 2. Arroyo Pichardo, Graciela & Romero Castilla, Alfredo.,[2002]. Regiones del mundo. Problemas y perspectivas: Dilogos para su estudio. UNAM. Mxico. Pp. 25-42 y 67-79. 3. Bull, Hedley.,[1995]. The anarchical society. A study of order in world politics. Columbia University Press. New York. Chichester, West Sussex. 4. Chomsky, Noam., [2002]. El terror como poltica exterior de Estados Unidos. Edit. Libros del Zorzal. Tercera edicin. Pg 26. 2 reimpresin, Abril. Buenos aires. Argentina. 5. Garretn, Manuel Antonio[Comp.]., [2002]. Amrica latina: Un espacio cultural en el mundo globalizado. Los dos rostros culturales de Amrica latina. Identidad, integracin y desarrollo en la globalizacin. Convenio Andrs Bello. Bogot. Colombia. Pp 97-119. 6. Huntington, P. Samuel., [1997]. El choque de civilizaciones y la reconfiguracin del orden mundial. Cap. II. El dinamismo de las guerras de lnea de fractura. Ediciones Paids Ibrica, Barcelona, Pg 321. 7. Keohane, Robert.,[1993]. Instituciones internacionales y poder estatal. Ensayos sobre teora de las relaciones internacionales. [1989]. Primera edicin en Ingls. Grupo editor latinoamericano. Buenos Aires. Argentina.Pp 74-75. 8. Larrosa, Jorge., editores. Pp. 20. Lectura y subjetividad. La experiencia de la lectura. Ariel Pg

9. Levinas, Emmanuel., Entre nosotros. Ensayos para pensar en otro. 174.Editorial Pre-textos. Valencia. Espaa. 1993.

10. Museo Nacional., V ctedra anual de historia Ernesto Restrepo Tirado xodo, patrimonio e identidad. Nov. 29-Dic. 1 de 2000. Pg. 140. Bogot. Colombia. 11. Ortiz, Renato., [1998]. Otro territorio. Ensayos sobre el mundo contemporneo. Convenio Andrs Bello. Bogot. Colombia. 12. Rincn Omar., [May/Dic:2000]. Identidades en flujo. Telenovela, rock, ftbol, carnaval y nacin. En: Revista Gaceta. No 47.

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13. Shaw, Martin., Global Society and International relations. Cap I. Sussex University, Inglaterrra. [Versin electrnica]. Ulrich. Beck.,[2001]. Sobre el Terrorismo y la guerra. Conferencia presentada en la Duma estatal de Mosc. Noviembre. Editorial Paidos. Barcelona. Espaa. Pp.2426. Wittgenstein, Ludwing., [1991]. Discusiones sobre el lenguaje. Memorias. Universidad de Caldas. Fondo editorial. Serie Ciencias sociales y filosofa. Manizales. Colombia.