articulo caretas 2000

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ARTICULO 8 de Junio de 2000 Gases y Desenlaces Los gases lacrimógenos producen más efectos que las puras lágrimas: también ceguera temporal, vómitos y mareos. BROMURO de bencilo: gas lacrimógeno. Una sustancia utilizada por casi todas las policías del mundo para reprimir motines. Produce ceguera temporal, intenso lagrimeo, tos, tartamudeo, falta de respiración y hasta vómito e irritación de la piel. Es terrible -dice una joven universitaria que sintió sus efectos en la plaza Mayor de Lima. El aire enrarecido se me introdujo por las fosas nasales y por la boca, provocándome una sensación de encierro y acaloramiento desesperante.El pánico, que hace huir y dispersa a los manifestantes, el objetivo inmediato del gas lacrimógeno. Instintivamente -prosigue la muchacha-tratas de alejarte, buscar aire no contaminado, refrescarte. Pero cuando te echas agua en el rostro, lo único que consigues es esparcir el gas irritante por ojos, mejillas, nariz y frente. Muchos aseguran conocer algunos antídotos caseros (no comprobados científicamente). Un paño bañado en agua, vinagre u orina -recomienda un estudiante-. Unas pitadas de cigarrillo -dice otro-. Una cebolla, que inmunice los lacrimales ante las adversidades tóxicas -agrega un tercero-. Lo cierto es que, prudencia obliga, los periodistas nacionales y extranjeros están optando por el uso de la máscara antigás. La máscara o protector Durante los disturbios en la Plaza Mayor una mujer es socorrida tras sufrir los estragos del gas tóxico. Derecha, El guardia lanza un cartucho de gas lacrimógeno de emisión continua (2 minutos de difusión).

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Gases y alcances

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Page 1: Articulo Caretas 2000

ARTICULO 8 de Junio de 2000

Gases y Desenlaces Los gases lacrimógenos producen más efectos que las puras lágrimas: también ceguera temporal, vómitos y mareos.

BROMURO de bencilo: gas lacrimógeno. Una sustancia utilizada por casi todas las policías del mundo para reprimir motines. Produce ceguera temporal, intenso lagrimeo, tos, tartamudeo, falta de respiración y hasta vómito

e irritación de la piel. Es terrible -dice una joven universitaria que sintió sus efectos en la plaza Mayor de Lima. El aire enrarecido se me introdujo por las fosas nasales y por la boca, provocándome una sensación de encierro y acaloramiento desesperante.El pánico, que hace huir y dispersa a los manifestantes, el objetivo inmediato del gas lacrimógeno. Instintivamente -prosigue la muchacha-tratas de alejarte, buscar aire no contaminado, refrescarte. Pero cuando te echas agua en el rostro, lo único que consigues es esparcir el gas irritante por ojos, mejillas, nariz y frente. Muchos aseguran conocer algunos antídotos caseros (no comprobados científicamente). Un paño bañado en agua, vinagre u orina -recomienda un estudiante-. Unas pitadas de cigarrillo -dice otro-. Una cebolla, que inmunice los lacrimales ante las adversidades tóxicas -agrega un tercero-. Lo cierto es que, prudencia obliga, los periodistas nacionales y extranjeros están optando por el uso de la máscara antigás. La máscara o protector respiratorio protege ojos, nariz y boca de la exposición a los gases y sirve para purificar el aire en base a filtros o cartuchos. Entre los elementos contaminantes que contienen los gases lacrimógenos -explica José Claro, de Seclam SRL- se encuentran las "nieblas" y los "humos", es decir, partículas tóxicas en estado líquido y sólido esparcidas en el aire tras la detonación. Frente a ellas, poco pueden hacer las defensas naturales del aparato respiratorio. Sólo queda huir.

La historia del gas lacrimógeno, el gas cloro y el

 Durante los disturbios en la Plaza Mayor una mujer es socorrida tras sufrir los estragos del gas tóxico. Derecha, El guardia lanza un cartucho de gas lacrimógeno de emisión continua (2 minutos de difusión).

   Más vale prevenir que lamentar. Inocente víctima del efecto expansivo del gas tóxico. Se recuperó con una máscara de oxígeno.

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fosgeno (un trío irritante de los pulmones), junto a la del gas mostaza (que produce graves quemaduras) se remonta a la I Guerra Mundial, cuando se utilizaron para obligar a salir a los combatientes de las trincheras. Hoy en día se ha convertido en un arma cotidiana de la policía antimotines de todo el mundo. Aunque en el caso peruano nadie, que se sepa, se está amotinando. Lo que sucede en calles y plazas es que la gente está ejerciendo los derechos contemplados en el artículo segundo, inciso cuarto, de la Constitución Política del Perú. Que no arrojen gases sobre ella. (G.A.T.)