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24 años SEÑALES DE FIGUEIRA N o 23 ENERO A MARZO DE 2011 3 3 L Las abejas en Figueira F I G U E I RA as abejas, aunque sean di- minutos seres, son funda- mentales para la continuidad de la vida sobre la Tierra, en los moldes en que se desarrolló has- ta ahora. Existen anuncios científicos y otros proféticos que relacionan la desaparición de las abejas con el final de los tiempos. La relación armoniosa con la consciencia de los reinos de la Naturaleza, hoy, es más que una necesidad ecológica o de supervivencia de la raza hu- mana. Es cuestión de que re- conozcamos nuestra real tarea como seres de este planeta, de este universo que nos acoge. Es una cuestión de integridad de carácter, o de tener amor en la consciencia. Flores que se abren, que ema- nan aromas. Árboles que fruc- tifican, a pesar de nuestra acción desesperada y enloque- cida, que ha llevado al extermi- nio de millares de vidas en el plano material. ¿Hasta cuándo seremos indife- rentes con lo que pasa a nuestro alrededor? —se pregunta aque- lla parte de nuestra consciencia que busca el amor en la acción y por el bien. Desenvolvemos en Figueira, desde hace varios años, un tra- bajo abnegado con las abejas. No es utilitario, pues no busca la miel que producen. Buscamos ofrecer un ambiente de armonía en el cual puedan estar y cum- plir su papel. En esa relación de cooperación, cuando es el caso, cosechamos solo el excedente de la producción. Con el objetivo de despertar el amor por esas hermanas, las abe- jas, compartimos en este texto algo de su intimidad y de nuestra experiencia con ellas. El reino de las abejas está cons- tituido por millares de especies; cada una cumple tareas específi- cas, con su exacto lugar en el or- den natural de las cosas. De todas las especies, se destaca una, la que los científicos llaman Apis melli- fera. Es la especie que está pre- sente en nuestras mentes como el patrón típico de lo que son las ‘abejas’: seres que viven en grupo y bajo una organización casi per- fecta; son constructores de pana- les de cera formados por celdillas hexagonales, productores de miel y de propóleos, y desempeñan un papel importante en la poliniza- ción de innumerables plantas. ARTÍCULO 24 anos

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Page 1: ARTÍCULO - Comunidade Figueiray no los seres que los componen. Cada fa-milia presenta un comportamiento par-ticular, individual, que podemos denominar ‘personalidad’, y es re-gida

24 años

S E Ñ A L E S D E F I G U E I R A N o 2 3 E N E R O A M A R Z O D E 2 011 33

L

Las abejas en Figueira

F I G U E I R A

as abejas, aunque sean di-minutos seres, son funda-

mentales para la continuidad de la vida sobre la Tierra, en los moldes en que se desarrolló has-ta ahora.

Existen anuncios científicos y otros proféticos que relacionan la desaparición de las abejas con el final de los tiempos.

La relación armoniosa con la consciencia de los reinos de la Naturaleza, hoy, es más que una necesidad ecológica o de supervivencia de la raza hu-mana. Es cuestión de que re-conozcamos nuestra real tarea como seres de este planeta, de este universo que nos acoge. Es una cuestión de integridad de carácter, o de tener amor en la consciencia.

Flores que se abren, que ema-nan aromas. Árboles que fruc-tifican, a pesar de nuestra acción desesperada y enloque-cida, que ha llevado al extermi-nio de millares de vidas en el plano material.

¿Hasta cuándo seremos indife-rentes con lo que pasa a nuestro alrededor? —se pregunta aque-lla parte de nuestra consciencia que busca el amor en la acción y por el bien.

Desenvolvemos en Figueira, desde hace varios años, un tra-bajo abnegado con las abejas. No es utilitario, pues no busca la miel que producen. Buscamos ofrecer un ambiente de armonía en el cual puedan estar y cum-plir su papel. En esa relación de

cooperación, cuando es el caso, cosechamos solo el excedente de la producción.

Con el objetivo de despertar el amor por esas hermanas, las abe-jas, compartimos en este texto algo de su intimidad y de nuestra experiencia con ellas.

El reino de las abejas está cons-tituido por millares de especies; cada una cumple tareas específi-cas, con su exacto lugar en el or-den natural de las cosas. De todas las especies, se destaca una, la que los científicos llaman Apis melli-fera. Es la especie que está pre-sente en nuestras mentes como el patrón típico de lo que son las ‘abejas’: seres que viven en grupo y bajo una organización casi per-fecta; son constructores de pana-les de cera formados por celdillas hexagonales, productores de miel y de propóleos, y desempeñan un papel importante en la poliniza-ción de innumerables plantas.

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los grupos de abejas, llamados “colmenas” o “familias”, son los verdaderos individuos, y no los seres que los componen. Cada fa-milia presenta un comportamiento par-ticular, individual, que podemos denominar ‘personalidad’, y es re-gida por una energía propia, una irradiación del “espíritu de la Col-mena”, reconocido en el corazón por todos los que se relacionan con esas criaturas.

Sobre la Tierra, las di-ferentes razas de Apis mellifera se manifesta-ron en el Viejo mundo: europa y África. las razas europeas son más serenas y producen miel en grandes canti-dades, mientras que las africanas son más in-quietas, más propensas a utilizar sus aguijones para defender las co-lonias. desde europa, fueron llevadas por los seres humanos hacia todos los rincones de la Tierra. al Brasil, las primeras abejas Apis llegaron en el siglo XViii, provenientes de europa. a me-diados del siglo XX, vinieron las africanas, que se mezclaron rá-pidamente con otras razas aquí presentes, y originaron una nue-va raza de abejas Apis, conocidas actualmente como “abejas afri-canizadas”.

en Figueira, el grupo del apiario trabaja con la raza Apis mellifera generada en el Brasil. ese grupo fue creado hace más de 20 años y

el primer colmenar fue instalado en la falda del Morro do Cristal, cuando comenzaban a levantar-se las primeras construcciones en las áreas de Vida Criativa y de la Casa do Pátio. Hoy existen seis colmenares instalados en las áreas rurales, y el lugar de traba-jo y el alojamiento del grupo se encuentra en la ciudad, donde las actividades se llevan a cabo bajo el aura de la Casa Luz da Colina.

de cierta forma, el trabajo con las abejas en Figueira tiene dos as-pectos. el aspecto externo sigue

los lineamientos y las técnicas de la apicul-tura tradicional. alo- jamos a las familias en cajas de madera, de acuerdo con los patro-nes internacionales vi-gentes, y sus productos —la miel, la cera y el propóleos— se recolec-tan del modo habitual.

el aspecto interno —el verdadero trabajo— se presenta enseguida, es la primera diferencia con relación a la api-cultura tradicional: la no comercialización de los productos, que que-dan a disposición de Fi-gueira para uso interno y donación, mientras que todas las necesi-dades materiales para el trabajo práctico son espontáneamente supli-das por los integrantes del grupo.

libre de los lazos con la energía monetaria, podemos profundizar la conexión con el reino de las abejas, aún cargado de miste-

rios para nuestra mente concre-ta. el grupo del apiario, delante de su tarea, adopta una actitud de profunda reverencia por ese reino, de modo que, mante-niéndose abierto a la irradiación del “espíritu de la Colmena”, el trabajo transcurre como si fuera una “oración física”. de cierta manera, los integrantes del gru-po actúan como si fuesen abejas y, aunque puedan aparentar con-fusión, las actividades se cum-plen en orden y armonía.

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Las abejas son seres cuya ener-gía primordial es el amor y, por eso, están completamente desprovistas de miedo. Todo lo que producen es fruto de esa energía, pues traen a la colme-na todo el amor que impregna el reino vegetal, que se mani-fiesta finalmente en la forma de f lores. La miel es algo que podríamos definir como ‘amor líquido’ y los seres humanos deberían utilizarla con profun-da reverencia. Incluso cuando usan su aguijón, realizan un acto de amor, ya que el veneno de las abe-jas tiene un po-der de cura poco comprendido, ni siquiera imagina-mos cómo actúa en nuestros cuer-pos.

Las abejas son in-f luenciadas prin-cipalmente por fuerzas cósmicas y se dejan influen-ciar muy poco por las fuerzas de los niveles materiales que nos envuelven. Tal aspecto es visible en la forma misma que tiene su morada. Los panales se construyen de arriba hacia aba-jo, en vertical, sin contacto con el suelo, y las abejas raramente tocan el piso, casi siempre están sobre las celdillas o en vuelo.

En estos tiempos, con el caos instalado en la superficie del planeta, las abejas ya no encuen-tran lugar para vivir conforme a los altos patrones de conducta que albergan dentro de sí. Sin tener adónde ir, están, en cierto sentido, retirándose del planeta

y retornando a su Morada Origi-nal. Ese movimiento interno se ha ref lejado en un fenómeno ya muy conocido y divulgado por los medios de comunicación, que los científicos denominan CCD (‘Disturbio de Colapso de las Colonias’, en inglés). El CCDse caracteriza por el vaciamien-to repentino y sin explicación de las colmenas, y sucede cada vez con más frecuencia en todo el mundo, principalmente en el hemisferio norte.

En Figueira ha ocurrido, de cierta forma, un movimiento contrario al CCD. En los últi-mos dos años hemos observado la llegada de familias de abejas a las áreas de la “fazenda”, en un número nunca antes observado. Buscan cualquier espacio que puedan ocupar, como interiores de tejados, tambores vacíos, in-teriores de entretechos, huecos de árboles, etc. Es evidente que buscan un lugar que consideren seguro, como si estuviesen en

busca de un cami-no para el rescate. Esa aproximación de las abejas a las áreas donde en-cuentran recep-tividad, como las de Figueira, debe considerarse una forma más de servicio a los Rei-nos y al Plan. De-bemos recibir, con amor y caridad, cada familia de abejas que busca refugio en Figuei-ra, pues allí están seres en busca de

un hogar en el planeta.

Para auxiliar al reino de las abe-jas en este momento, el Grupo del Apiario está distribuyendo cajas de madera en varios loca-les de las áreas de Figueira, que podrán ocupar las abejas que se aproximan. Esas cajas se ofre-cen sin ninguna expectativa de aumentar la producción de miel ni de cualquier otro resultado del trabajo de las abejas; se trata sólo de una pequeña contribu-ción a esos seres que tanto ha-cen por nosotros sin pedir nada a cambio. cen por nosotros sin pedir nada

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Las abejas son seres cuya energía

primordial es el amor y,

por eso, están completamente desprovistas de

miedo