artÃ-culo el encuentro con esteban levin
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El encuentro con Esteban Levin y su
constante pensar en movimiento junto al
otro.
Por Alejandra Sola
“Los invito a tomar un café”- fueron sus palabras iniciales. Y así con esta
amigable invitación transcurrieron del 8 al 10 de Octubre, los tres días de
conferencias de Esteban Levin, psicomotricista y psicoanalista argentino,
autor de numerosos libros, profesor invitado por la Maestría en Psicología y línea de investigación Desarrollo y
Simbolización del Instituto de Psicología de la Universidad del Valle liderada por la profesora María Eugenia Villalobos.
También a este evento se convocó al programa de Psicología de la ICESI a cargo de la profesora Jackeline Cantor.
Los cómplices cafés que nos tomamos juntos con el profesor Esteban Levin en los auditorios de ambas universidades con
lleno total, nos dejan varias reflexiones y preguntas para meditar atravesadas por una gran movilización y sensibilidad
interior acerca de qué estamos haciendo con nuestros niños y el lugar que le damos al devenir de su infancia.
La primera conferencia Lo visual y la subjetividad: ¿Hacia una infancia virtual? y la presentación de su último libro,
Pinochos: marionetas o niños de verdad, demarcaron el contexto general de las problemáticas actuales alrededor de la
infancia. Un ejemplo es el apoderamiento del marketing con el lema “cuanto antes y más mejor”. Cuanto antes aprenda
a manipular la computadora, cuanto antes aprenda a leer y escribir, cuanto antes aprenda a sumar, cuanto antes
aprenda idiomas… Los padres empujados por el miedo al fracaso de sus hijos sueñan con el niño Rey; el más inteligente,
el más rápido, el que más sabe, al que nada le puede faltar.
Sin embargo, ocurre que no existe el niño rey; él pertenece al mundo paralelo que se imaginan los padres y que vive el
niño de manera inconsciente y en su lugar hay niños angustiados y cada vez más solos. Esta soledad se manifiesta
cuando los pequeños están cada vez más a merced de la tecnología de punta quien los tiene como dice Levin “entre-
tenidos” en las pantallas vibrantes, coloridas, rápidas y violentas. Aquí no hay límites, pues el niño consume
indefinidamente algo que le dice, le muestra pero no es a él; es al niño como objetivo de mercadeo. Entonces no hay
lugar para el verdadero jugador- niño quien crea y transforma con otro para poner en “escena su infancia”. Ese tiempo
que es necesario para abrirse al deseo de sentir “el efecto del afecto”.
Y lo que va dejando la ausencia de reconocimiento del niño en relación con otro, es el incremento de las patologías en
un treinta y cinco por ciento, según lo expresó nuestro conferencista. Y allí se abre otra puerta de mercadeo para las
farmacéuticas y médicos afiliados quienes rápidamente en una consulta diagnostican y rotulan.
En la segunda conferencia “La construcción del cuerpo en la infancia: desarrollo psicomotor y aprendizaje, nos lanza una
primera pregunta, ¿ qué tendrá que ver mi infancia en mi trabajo con la infancia? Y seguidamente lanza otro enunciado
contundente “cuando se muere lo infantil de cada uno, se trabaja con el niño como objeto y ahí se arma el método”.
Los métodos que propician la repetición, lo fijo, lo objetivo, pasan por encima de lo único y singular de cada niño o
grupos de niños en un aula. Entonces nos preguntamos, ¿cuántos métodos están siendo empleados que pierden la
posibilidad de convocar la vitalidad del niño para construir junto a él, el deseo por descubrir, moverse y pensar?, ¿cómo
estamos tratando a los niños y sus padres cuando van a un consultorio y rápidamente se hace un diagnóstico que rotula
y queda fijo para siempre?
La infancia es un momento de vida de no retorno y será la primera vez de muchas experiencias que van a marcar y dejar
huellas para ir anudándose con otras experiencias en la adolescencia y la adultez. Si encasillamos a los niños desde lo
El encuentro con Esteban Levin y su constante movimiento para pensar junto al otro” “
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por Alejandra Sola
educativo, desde lo clínico, desde lo terapéutico, interpretando sus angustias a partir de manuales y siguiendo
metodologías que se repiten año tras año, ¿no tendremos unos niños condicionados al funcionamiento repetitivo con
poca posibilidad de transformar y aprender a gestionar los retos del futuro cercano? Ahora, si aguzamos la mirada
hacia los adultos como primeros interlocutores de la infancia, ¿no observamos que hay cansancio, aburrimiento, falta de
motivación cuando siempre se hace lo mismo y la mirada de los niños es escasa de demanda, de deseo?, ¿qué hacemos
ante la queja actual acerca del mundo infantil que desde su gestación nos incluye?
Como decía Esteban, no es para culpabilizar, pero sí aceptar que tenemos angustias y preguntas en relación a este
momento crucial de la vida del ser humano y solos no podemos responderlas y necesitamos aprender a trabajar en y con
equipos interdisciplinarios que nos ayuden a resolver el “no saber”. Esta maravillosa frase que repitió el profesor Levin
tantas veces dando apertura al diálogo para que nos aflojemos y demos lugar a la pregunta y a la humanidad de cada
uno de los convocados reconociendo que somos lábiles, humanos y con una historia personal que ojalá dé una mirada
profunda hacia dentro para comprometerse con la gran responsabilidad que implica trabajar unidos, desde las escuelas,
los consultorios, las terapias, construyendo proyectos que permitan enriquecer el mundo subjetivo de los niños mientras
sus padres están cada vez más sumergidos en el mundo laboral.
Durante los tres días de conferencias no se tocaron temas acerca del proceso del desarrollo psicomotor o el desarrollo
corporal del niño. Es decir no se tomó al niño como un objeto a observar y describir por etapas y sus funciones. Se habló
acerca de Pablo, María, Juan, Agustín y lo que les pasaba a ellos, sus familias y Esteban Levin. Sin miedo y abiertamente,
nuestro profesor invitado, nos abrió su consultorio como si fuera una obra de teatro donde pone “en escena la
infancia”.
Una vez abierta esta puerta que unió inquietudes similares entre los participantes y sus diferentes profesiones, tenemos
la responsabilidad desde el lugar de cada institución que trabaja por los niños de propiciar espacios de reflexión
interdisciplinarios que permitan ir construyendo un lenguaje común a favor de ofrecimientos sensibles que respeten los
tiempos de la infancia de manera ética.