art013-vol6-n11 2014

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    cademiaALa prisionalizacin, sus

    efectos psicolgicos y suevaluacin1Imprisonment, its psychological effects and evaluation

    Cmo citar este artculo: Echeverri Vera, J. A. (2010), La prisionalizacin, sus efectos

    psicolgicos y su evaluacin, en Revista Pensando Psicologa, vol. 6, nm. 11,

    pp. 157-166.

    Jaime Alberto Echeverri Vera*

    Recibido:15 de octubre del 2010 Aprobado:20 de noviembre del 2010

    RESUMEN

    Los centros penitenciarios o crceles se han caracterizado

    por su complejidad desde su surgimiento. La situacin de

    encarcelamiento y las condiciones que son propias de la

    privacin de la libertad provocan una serie de reacciones

    psicolgicas en cadena generadas por la tensin emocio-

    nal permanente. La prisionalizacin es un fenmeno que

    se ha desarrollado mundialmente, como consecuencia

    de la imposicin de penas privativas de libertad relativa-

    mente largas. La crcel, como institucin, como mbito

    cerrado en s mismo, exige de las personas que la padecen

    un esfuerzo adaptativo constante al encierro que, sin du-

    da, les crea como consecuencia una serie de distorsiones

    afectivas, emocionales, cognitivas y perceptivas que se

    vislumbran desde el momento de la detencin ya que

    al penado se le despoja hasta de los smbolos exteriores

    de su propia autonoma (vestimenta, objetos personales,

    entre otros). De esta prisionalizacin y de la evaluacin

    de los efectos psicolgicos en el medio penitenciario trata

    el presente artculo.

    Palabras clave:crcel, efectos psicolgicos, personalidad,

    prisionalizacin, recluso, reincidencia.

    1 Artculo de reexin realizado para el Grupo de Investigacin en Psicologa Forense

    (GIPsFo) de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Medelln.* Psiclogo Clnico. Magster internacional en Psicologa Forense. Miembro de la

    Asociacin Europea de Psicologa Conductual (AEPC). Adscrito al Instituto Espaol de

    Psicologa Forense (IEPF). Coordinador de los laboratorios de la Facultad de Psicologa

    de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Medelln.

    Correo electrnico: [email protected]

    ABSTRACT

    Prisons or jails have been characterized by its complexity

    since its emergence. The situation of incarceration and

    constraints that are specific to the deprivation of liberty

    cause a series of psychological chain reactions which

    emerge from emotional tension sustained over time.

    Imprisonment is a phenomenon that has developed

    worldwide, as a result of the imposition of relatively long

    penalties. Jail as an institution, as closed field requires

    people who suffer it a constant adaptive effort to imprison-

    ment, which undoubtfuly generates as a result a number of

    affective, emotional, cognitive and perceptive distortions

    that are visible from the moment of detention, since the

    convicted person is deprived from external symbols of its

    own autonomy (clothing, personal items, among others).

    This article addresses this kind of imprisonment and the

    psychological effects it has as well as its psychological

    assessment within prison environment.

    Keywords: prison, psychological effects, personality,

    imprisonment, recluse, recidivism.

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    La prisionalizacin, sus efectos psicolgicos y su evaluacin

    Introduccin

    La crcel es una institucin total, cerrada, queda cobertura a la totalidad de las necesidadesde supervivencia de sus habitantes; cualquier

    insuficiencia encuentra su satisfaccin. Laprisin, como tal, est presente durante eltranscurso de las 24 horas del da, los 7 das dela semana y las 52 semanas del ao. Es un en-torno fijo, inamovible, con referencias propiasque exigen de las personas internas en ella elmximo esfuerzo adaptativo posible.

    En el interior no suele darse un nico pa-trn de comportamiento, sino que, en funcinde la situacin creada, de la propia persona-lidad y de las circunstancias que definen laestancia de un sujeto en la institucin, se pue-

    den combinar varias formas de adaptacin ala prisionalizacin. Este esfuerzo tiene comoconsecuencia que el individuo conviva en lanormalidad carcelaria, la cual en absolutopuede interpretarse como reveladora de unasituacin de bienestar o de tranquilidad. starevela la naturalidad adaptativa a un ambiente,a un entorno tenso, exigente, emocionalmenteinestable y seriamente neurotizado en todassus expresiones. El hecho real de participar deforma continuada en el tiempo de las circuns-tancias que son propias al ambiente cerrado,

    propio de una crcel, ineludiblemente generaun sinnmero de efectos psicolgicos.

    La prisionalizacin

    Se aplica el nombre de prisionalizacin alproceso por el que una persona, por conse-cuencia directa de su estancia en la crcel, asu-me, sin ser consciente de que ello, el cdigode conducta y de valores que dan contenidoa la subcultura carcelaria. En mayor o menormedida todo ser humano asumir, durante supermanencia all, los usos, las costumbres, las

    tradiciones, los gestos que forman parte inhe-rente de la convivencia dentro de la prisin.La prisionalizacin es una variable intervi-niente en la conducta del recluso perfecta-mente graduable, no existe una relacin lineal

    y progresiva nica en sta. El grado o nivel es

    cambiante en funcin de la concurrencia en elrecluso de otra serie de variables especialmen-te significativas. Podra diferenciarse una pri-sionalizacin superficial y otra ms profunda

    que compartira los sntomas que son propiosa toda institucionalizacin. La primera se daen casi toda la poblacin penitenciaria, ya que,en gran medida, se tratara de la expresinconductual de un proceso de adaptacin ple-namente normalizado, en absoluto patolgi-co. Se tratara, por lo tanto, de una adecuacincomportamental similar a la que se da antecualquier entorno o ambiente que nos resul-te extrao. La prisionalizacin superficial nospermite adaptarnos al ambiente y, en conse-cuencia, convivir en trminos de normalidad.

    La crcel tiene un cdigo de conducta, unanormas formales e informales sobre las que seorganiza la convivencia al igual que las tienecualquier organizacin humana.

    Por el contrario, la prisionalizacin en-tendida como institucionalizacin supone laasuncin de unos valores subculturales, la ex-presin de unos comportamientos concretosque superan nuestra individualidad al hacerdepositarios o responsables de stos al am-biente, al entorno al que se pertenece (Goff-man, 2007, p. 38).

    Dentro del juego de roles desarrollados du-rante la estancia en prisin como un elementosubcultural de primer orden se encuentran losdenominados cdigos carcelarios, los cuales,como sistemas de normas tcitas, no escritasni refrendadas formalmente, participan, con-dicionndolo, del ambiente inherente a todainstitucin y, en particular, de las singularescondicionantes de la crcel. Los principiosfundamentales del cdigo del recluso se re-sumen as:

    Norma bsica: la no delacin, se trata deno inmiscuirse en los asuntos del otro nidelatarlo.

    Frialdad en las reacciones: control en lasconductas y actitudes.

    No explotar a los internos-colegas.

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    Dureza personal, resistencia y fortalezafsica y mental.

    Hostilidad, desprecio y desconfianza ha-cia el funcionario.

    Cualquier conflicto que ponga de mani-fiesto un enfrentamiento entre un inter-no y un funcionario debe ser consideradocomo una agresin a todo el colectivo dereclusos y, en consecuencia, la razn siem-pre es del interno.

    La aceptacin del cdigo carcelario depen-de en gran medida del grado de criminaliza-cin del recluso expuesto a ste. Una extensa

    y densa carrera delictiva lo hace especialmen-te proclive a la asuncin de los valores y delas conductas negativas asociadas a lo que se

    muestra en las normas de la prisin.La aceptacin del cdigo del recluso es ple-

    na por parte de la poblacin carcelaria, si bienesto no significa necesariamente su puesta enprctica. La existencia de un cdigo beneficiaal grupo dominante pero tambin a los msprosociales, por cuanto pueden cobijarse ensu existencia para desarrollar conductas y ac-titudes de camuflaje. El delincuente primario,que conserva todava valores prosociales, auncuando se encuentre recluido, muestra mayorrechazo a verse inmerso en esas conductas,

    por lo que no se adhiere fcilmente al cdigo,aunque si se atienen externamente a l, lo su-ficiente como para no exponerse al riesgo deser rechazados.

    Los investigadores discrepan acerca de loscondicionantes que determinan el grado deprisionalizacin de una persona. Al respec-to pueden definirse dos grandes grupos decircunstancias:

    La propia personalidad del recluso: rasgosde personalidad como la madurez perso-

    nal, entendida en trminos de equilibrioindividual, y la capacidad intelectual, en-tendida como capacidad de adaptacingeneral, se constituirn en factores cla-

    ve a la hora de pronosticar el grado deprisionalizacin.

    El conjunto de circunstancias externas con-currentes en torno a la persona recluida: lafrecuencia de los ingresos en prisin, laduracin media de las estancias previas, la

    cuanta de las condenas y el tipo de deli-tos, las expectativas personales, familiaresy sociales mantenidas por el interno, entreotros, constituyen variables importantespara tener en cuenta a la hora de valorarel nivel de prisionalizacin de un recluso.

    No existe relacin lineal entre el grado deprisionalizacin y la presencia en mayor omenor grado de alguna de esas variables porseparado. Slo la concurrencia significativa deun nmero importante de ellas puede consi-derarse un ambiente propiciador de un eleva-

    do nivel de prisionalizacin (Hood y Sparks,2006, p. 72).

    Tipos de delincuentes que forman partede la poblacin reclusa

    Dentro de los delincuentes que pasan a for-mar parte de la poblacin reclusa hay quedistinguir tres tipos: los primarios, los ocasio-nales y los habituales (Scharg, 2004, p. 37).

    Los primarios son aquellos individuos quecometen un primer delito como algo pun-

    tual, por un cmulo de circunstancias delas que no fueron plenamente conscientesen su momento y para los que el ingresoen prisin supone un gran impacto; stales resulta intimidadora y aprovechan suestancia como perodo de reflexin per-sonal y de creacin de nuevos propsitosde futuro. Generalmente no reinciden. Elque lo hace, este primer crimen se con-

    vierte en el inicio de su carrera delictiva.Podemos incluir aqu tambin los delitospasionales que acontecen como un nico

    episodio violento en la vida de la personaque lo ejecuta, pero que tiene una enormetrascendencia personal, familiar, social ypenal; por ejemplo, un sujeto quien en unmomento de ira e intenso dolor emocio-nal asesina a su esposa infiel.

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    La prisionalizacin, sus efectos psicolgicos y su evaluacin

    Los ocasionales son aquellos individuosque, aunque son capaces de vivir confor-me a las normas socialmente establecidas,cuando encuentran una ocasin propicia

    trasgreden la ley penal minimizando ge-neralmente los hechos y restndole la ca-tegora de delito; por ejemplo, el sujetoque roba espordicamente para proveer asu familia de comida y vveres.

    Los habituales son los que realmente me-recen el apelativo de delincuentes, puestoque son los que hacen de la comisin delcrimen su medio de vida y los que mayo-res carencias personales y educacionalespadecen. Entre los factores influyentes enla formacin de ellos estn los contextos

    familiar y escolar, en los que se producesu proceso de socializacin que generanen el individuo baja autoestima e insegu-ridad situacional y relacional, que aceleransu proceso de marginacin y de posteriorinadaptacin social. Estas personas suelenconsiderar su captura como una cuestinde mala suerte y se convencen de que laprxima vez no me pillarn. Consideranque la actividad ilegal les provee de mssatisfacciones que la legal, para la que seconsideran ms incompetentes y en la que

    no saben desenvolverse; por ejemplo, el si-cario o el asesino a sueldo que mata pordiversin o por dinero.

    Prisionalizacin y reincidencia

    No existe una relacin directa entre el nivelde prisionalizacin y el riesgo de reinciden-cia. El sentido no lleva a concluir que a mayornivel de prisionalizacin mayor ser el riesgode reincidencia en el delito cuando el reclusoobtenga la libertad. Esta afirmacin se ve se-riamente afectada por la intervencin de unatercera variable que acta como una fuerzadeterminante: la cercana o lejana del retornoa la libertad. Lo cierto es que, dividiendo eltiempo de cumplimiento en tres momentoshipotticos, el nivel de prisionalizacin y elriesgo de reincidencia en el delito responde-ran a la siguiente previsin:

    Momento inicial del cumplimiento dela condena: baja prisionalizacin bajareincidencia.

    Momento central del cumplimiento de

    la condena: alta prisionalizacin altareincidencia. Momento final del cumpliendo de la

    condena: baja prisionalizacin bajareincidencia.

    A medida que se encuentra cercana en eltiempo la vida en libertad, el recluso mani-fiesta una mayor conformidad con las normassociales establecidas.

    Lo lgico sera que a mayor tiempo de per-manencia en prisin le siguiera, como conse-cuencia, un mayor grado de prisionalizacin

    y por lo tanto un progresivo riesgo de rein-cidencia por rechazo de las normas que dancontenido al sistema represivo que lo ha en-carcelado tanto tiempo. Sin embargo, la rea-lidad cotidiana se impone ya que la personaque ha estado recluida en prisin muchosaos, que ha superado todos los estadios queson propios a la adaptacin de cualquier serhumano a una situacin especialmente dura yexigente como es la carcelaria, a medida que

    ve la posibilidad de reintegrarse a la vida enlibertad va, progresivamente, adaptando sucomportamiento a las normas sociales que lmismo transgredi.

    De igual forma, existen una serie de varia-bles personales, familiares y sociales que estnrelacionadas con la reincidencia en el delito,las cuales se pueden agrupar en tres grandesbloques y cuantas ms se presenten mayor se-r el riesgo:

    Personales:habilidades deficientes en con-trol de situaciones, distorsiones cognitivas,tendencia a la impulsividad, razonamien-to orientado hacia la accin ms que ala reflexin, rigidez cognitiva, escasez demetas realistas, locus de control externoen la atribucin de la causalidad, ego-centrismo, baja autoestima, agresividad,hostilidad hacia las vctimas y presencia

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    de elementos psicopticos (ausencia desintona emocional con los otros, impul-sividad), entre otros.

    Familiares:valores y estilo de vida delic-

    tivos en la familia, problemas de alcoho-lismo, ludopata, discordia conyugal entrelos padres (conflictos, violencia intrafami-liar, separacin, entre otros); dficit afec-tivo y escasa comunicacin o patronesinadecuados, pautas educativas inexis-tentes, contradictorias, ambiguas y capri-chosas; criterios normativos autoritarios,rgidos, cambiantes, entre otros; margina-cin socioeconmica (barrio marginal, ha-cinamiento); escasos recursos econmicos(economa sumergida, precarias condicio-

    nes de vida); escasos recursos culturales(analfabetos, estudios sin finalizar, falta decualificacin profesional) y familias muynumerosas con hijos no deseados por faltade planificacin, entre otros.

    Sociales:est representada en la influenciadel entorno rural o urbano y el humanomarginal (modelos de valores y conductasdesadaptadas).

    Efectos psicolgicos del

    encarcelamiento (Wheeler, 2007)

    La ansiedadDesde el mismo momento en que se produceel ingreso de una persona en prisin su nivelde ansiedad se incrementa significativamente,provocando un estado anmico que se revelaen una elevada tensin emocional. ste sue-le ser el momento culminante de un procesoanterior en el que se han sucedido diferentesetapas previas ineludibles; previo a todo in-greso ha tenido que producirse la acusacin

    y sus consecuencias. sta puede conducir a ladetencin inmediata o a mantener el estadode libertad mientras se desarrolla el procesopenal. En este ltimo supuesto, teniendo encuenta la existencia de una acusacin previa,el nivel de ansiedad se ve reducido ante laexistencia de diferentes posibilidades de in-tervencin por parte del acusado. La persona

    culpada de un delito y no detenida puede ac-tuar en su beneficio, tiene capacidad de inter-

    vencin y, por lo tanto, su ansiedad encuentra,precisamente en esa capacidad de actuacin,

    una va fundamental de canalizacin.En el supuesto de que la acusacin vayaacompaada de la detencin, la imposibilidadde actuacin por parte del acusado provocacomo consecuencia que la ansiedad vivida sesostenga en el tiempo y se incremente con laamenaza real de un posible encarcelamien-to. Evidentemente, un primer ingreso no escomparable, en sus efectos psicolgicos, auna constatable reincidencia. Igualmente noes asimilable un ingreso en prisin a los 21aos que otro a los 40-60 aos. El cmu-

    lo de circunstancias que define cada ingresoes muy amplio, si bien todos confluyen en elhecho de que se ha producido y alguna vezha sido ya la primera. En consecuencia, contodo lo antedicho, el ingreso en la crcel esacompaado de un significativo nivel de an-siedad emocional, graduable en funcin delas circunstancias personales de cada sujeto.Dicho grado es inversamente proporcional alnivel de conocimiento del medio penitencia-rio: un buen conocimiento rebaja la tensinemocional y una gran inexperiencia la eleva

    significativamente.Las tensiones propias del ingreso se vanaliviando progresivamente por la exposicin ala realidad carcelaria, a travs del conocimien-to real y cierto de cules son las circunstanciasque definen la estancia en prisin de cualquierpersona, pero no desaparecen por completo.El preso supera la ansiedad reactiva al ingre-so pero mantiene cierto nivel de ella propiode la situacin de encarcelamiento, el cual nole abandona durante su estancia en prisin, sibien en su expresin estar sometida a altiba-

    jos que puedan producirse en funcin de lassituaciones que se vayan dando durante su es-tada en la crcel.

    La despersonalizacin

    Una de las consecuencias inmediatas del in-greso en prisin es la prdida de la propia

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    La prisionalizacin, sus efectos psicolgicos y su evaluacin

    individualidad, o al menos, la posibilidad deque esa despersonalizacin se produzca co-mo consecuencia de las agresiones ambien-tales a las que se est expuesto. Ya desde el

    inicio, al recluso le es asignado un nmerode identificacin directamente carcelario. Laocupacin de una litera en una celda entremuchas trasmite al interno la consideracinde ser uno ms entre un colectivo de perso-nas que lucha por abandonar el medio o seregodea en l. La percepcin, extraordinaria-mente extendida entre los reclusos, de queno tienen personalidad propia y de que estnexpuestos a esa despersonalizacin provocaque busquen constantemente su diferencia-cin dentro del colectivo, distincin del res-

    to. El recluso es un ser humano y como talquiere ser tratado y considerado. En un patiocarcelario las personas se difuminan y su per-cepcin grupal impide la individualizacin.Complementariamente a esta situacin vital,otras circunstancias propias del mundo pe-nitenciario vienen a agravarla. Los internosde un centro penitenciario lo son como con-secuencia de su participacin en actividadesde carcter delictivo. Los reclusos lo son porhaber cometido delitos y, socialmente, tienenla consideracin de delincuentes. Si es grave

    la despersonalizacin por formar parte num-rica de un colectivo, ms graves an son susefectos si ese colectivo es fuertemente recha-zado socialmente.

    Prdida de intimidad

    La convivencia forzada con otros integrantesdel colectivo carcelario es hoy por hoy el msgrave de los efectos inherentes a la situacinde prisin. Desde el punto de vista emocional,las consecuencias negativas de la convivenciaforzada superan en gravedad a las que provo-

    ca el aislamiento. No es infrecuente que losreclusos demanden momentos de soledad, derecogimiento, de no-convivencia.

    Toda persona necesita para su desarrollopersonal equilibrado momentos ntimos enlos que se pueda dedicar a s mismo. Cuando

    stos se ven muy dificultados en su disfrute osimplemente no existen, tienen que suplirsecon alternativas de todo tipo y que exigen unesfuerzo psicolgico aadido al que ya de por

    s requiere la privacin de la libertad. Esta ne-cesidad se ve gravemente acentuada si el en-torno en el que se encuentra el sujeto-internoes percibido como agresivo o violento en rela-cin con su persona y su intimidad.

    Autoestima

    El proceso de maduracin personal en su con-junto supone una lucha, un esfuerzo constan-te en la bsqueda de una identidad propia y,lo que es ms importante, en sentirse ntima-mente satisfecho con ella. De este complejo

    proceso y su resolucin ms o menos positivadepende el nivel de autoestima de las perso-nas. As, como sea el grado de satisfaccinpersonal e ntimo en relacin con el logrode los objetivos vitales conseguidos, as sernuestro comportamiento.

    La inmersin en el mundo delictivo no lle-va consigo aparejada la prdida de la propiaidentidad, ni el bienestar, ni la satisfaccinpersonal. Este mbito es un campo ms deactuacin de las personas. Se puede encon-trar satisfaccin personal en la prctica de-

    lictiva, en la consecucin de dichos objetivosy, en consecuencia, se puede ser delincuentecomo una opcin personal libre y sentirsesatisfecho de la capacidad de actuacin y deresolucin de los problemas inherentes a di-cha conducta. El problema surge cuando esocasional o circunstancial, y no obedece a unadecisin definitiva de participar activamenteen el mbito que le es propio. El delincuenteprofesionalizado trabaja su autoestima en sumbito de actuacin y se expone a las caracte-rsticas propias a su profesin al igual que otro

    ser humano en relacin con cualquier trabajo.La persona que ingresa en prisin por prime-ra vez como consecuencia de la comisin deun delito ve truncada su libertad y, de formams personal e ntima, su propia considera-cin. El recluso vive inmerso en un mundo de

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    descrdito social permanente. En la trayecto-ria de cualquier individuo el ingreso carcelario

    y sus consecuencias afectan extraordinaria-mente la autoestima.

    Falta de control sobre la propia vida

    La situacin de prisin conlleva la imposibi-lidad cierta de decidir sobre la evolucin delas propias circunstancias personales, familia-res y sociales. Como en cualquier otra situa-cin, siempre existe un margen de decisin,una opcin personal que elegir. Sin embargo,dentro de sta el abanico de posibilidades quese ofrece al recluso es mnimo y, en todo caso,est absolutamente limitado por la situacincarcelaria. La absoluta normativizacin a la

    que la persona se ve abocada y la total depen-dencia externa provoca, en primer trmino, uncierto abandono respecto a su capacidad dedecisin. La progresiva y creciente adaptacindel individuo al medio le permite ir adop-tando elecciones que, aunque aparentementetienen una mnima trascendencia sobre su si-tuacin global, s son importantes de cara a surecuperacin personal. El recluso decide, enprimer lugar, cul va a ser su actitud generalrespecto a su situacin carcelaria: de rebelda,protesta, queja, sumisin, aceptacin, lucha,

    superacin o esfuerzo. Dichas opciones, unavez asumidas y puestas en marcha, permitenal interno superar sus fuertes limitacionespersonales impuestas por la situacin carce-laria. Este conjunto de decisiones inicialesdan paso o actan como referente de otras se-cundarias que afianzan la postura psicolgicadel recluso. Existe, sin duda, una importantefalta de control sobre la propia vida referidaa la evolucin de los acontecimientos exter-nos. Hay una prctica imposibilidad fsicade participar de eventos, situaciones que se

    producen constantemente en el mundo exter-no y que exigen de nuestro posicionamientopersonal e, incluso, poner en marcha nuestracapacidad de decisin; esta seria dificultad, es-te muro que separa al recluso de la evolucinnormalizada de los acontecimientos externos,

    es vivida como un sentimiento de enormefrustracin personal, bloqueando, en ocasio-nes, a la persona.

    Ausencia de expectativas

    El recluso orienta todo su comportamiento,conducta y actitud vital hacia la consecucinde un nico objetivo final: recobrar la liber-tad. Todo su repertorio de manifestacionespersonales se dirigen a este fin. Las circuns-tancias que afectan al interno son susceptiblesde ser instrumentalizadas en la bsqueda yconsecucin prioritaria de la excarcelacin;el objetivo, el fin, no puede ser ms legtimo.Cualquier opcin personal, por mnima questa sea, que se le ofrece al recluso est tami-

    zada, mediatizada por su conexin con eseobjeto maximalista que todo lo llena. Exis-ten comportamientos, actividades, momen-tos, situaciones espontneas inherentes a laexistencia y a la convivencia; absolutamentetodas estas manifestaciones palidecen o sim-plemente dejan de existir en la mente del re-cluso ante la mencin de la vida en libertad.No existen expectativas en relacin con lapropia vida que no estn conectadas en algu-na medida con el fin del retorno a la vida libreen el menor tiempo posible. Cualquier mo-

    mento es en s mismo un solo pasatiempo enespera de que ese objetivo se consiga. La di-ficultad de alcanzarlo conduce al recluso a unestado anmico fcilmente comprensible. Lasexpectativas personales estn absolutamentecondicionadas por una idea: la de la libertadperdida y la forma de recobrarla en el menortiempo posible.

    La sexualidad

    Uno de los tpicos ms arraigados a la ho-ra de hablar sobre el mundo interno de las

    crceles es el de atribuirles la capacidad demodificar el impulso sexual de los reclusos demanera que, quien en libertad mantena unaorientacin sexual determinada, una vez in-gresa en prisin se cambia radicalmente. Sinembargo, la violencia del medio no puede ser

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    La prisionalizacin, sus efectos psicolgicos y su evaluacin

    en absoluto considerada como un factor tandefinitivo como para provocar cambios sus-tanciales como los que afectan la orientacinsexual; el sujeto la conserva intacta durante su

    estancia en prisin y, en todo caso, las modi-ficaciones que puedan producirse son conse-cuencia de la evolucin del individuo. En latrayectoria vital de una persona la orientacinsexual pasa por diferentes estadios hasta unmomento final que la define. La estancia enprisin puede constituirse en un perodo vitalms en la evolucin del individuo. La orien-tacin sexual sigue su curso natural indepen-dientemente de que sta se encuentre recluidao disfrute de plena libertad. La privacin de lalibertad puede conllevar a la falta de prcticas

    sexuales en pareja, pero no anula la capacidadsexual. La sexualidad de las personas presas nopadece mayores consecuencias que la que su-fre la de una persona que, estando en libertad,carece de dichas relaciones. Las consecuenciasen la vivencia dependen en mayor medida deltipo de prcticas sexuales que en la vida per-sonal se lleven a cabo y no del entorno en elque se encuentra la persona. Las disfuncionesque pueden darse durante la permanencia enprisin tienen una relacin directa con las cir-cunstancias en las que esta prctica se lleva a

    cabo, como la habitacin, el horario, el controldel tiempo y los trmites administrativos pre-vios a la celebracin de un encuentro ntimo.La crcel s afecta la vivencia de la prcticasexual en pareja al someterla a tensiones ab-solutamente improcedentes y gravementedistorsionantes respecto a las caractersticasen las que se lleva a cabo en libertad.

    Las disfunciones sexuales ms frecuentesentre los reclusos son la impotencia, la eyacu-lacin precoz y la falta de respuesta sexual porparte de la pareja. La vivencia de la sexualidad

    es, por lo tanto, susceptible de ser traumticaya que la presin organizativa e institucio-nal puede llegar a bloquear el normal desa-rrollo de una prctica adecuada. Este bloqueo,si bien se puede producir especialmente en lasprimeras experiencias de comunicacin, si es

    sostenido en el tiempo puede llegar a afec-tar seriamente el equilibrio personal en estembito.

    Variables inter vinientes

    La adaptacin psicolgica y conductual almedio penitenciario se encuentra determina-da por una serie de complejas circunstancias y

    variables que, interrelacionadas entre s, ofre-cen un extenso abanico de posibilidades a lahora de manifestarse en el proceso de adapta-cin a este medio.

    Estas variables pueden concretarse en tresapartados:

    Edad del individuo:entendida en trminosde cmulo de experiencias personales al-

    macenadas a lo largo de su trayectoria vital. Nivel cultural: entendido en trminos de

    capacidades y de conocimientos personales. Trayectoria penal: entendida en trminos

    de primariedad o reincidencia delictiva.

    Estos tres grandes apartados engloban to-das las dems circunstancias personales, fa-miliares, sociales y laborales del individuo, ypermiten aventurar un pronstico respecto asu capacidad de adaptacin al medio carce-lario, as:

    Edad del individuo:a mayor cmulo de ex-periencias personales, mayor facilidad deadaptacin al medio carcelario.

    Nivel cultural:a mayor nmero de capa-cidades y de conocimientos personales,mayor facilidad de adaptacin al mediocarcelario.

    Trayectoria penal: a mayor reincidenciadelictiva, mayor facilidad de adaptacinal medio carcelario (Caballero, 1981, pp.232-235).

    Evaluacin psicolgica en el ambiente

    penitenciario

    La evaluacin psicolgica se ocupa de la ex-ploracin y anlisis del comportamientohumano; es as como, cuando una personacomete una o varias conductas delictivas, del

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    Academia Jaime Alberto Echeverri Vera

    estudio pormenorizado que hagamos de susantecedentes personales y de las circunstan-cias vitales que lo hayan influenciado pode-mos concluir datos relevantes para efectuar

    un abordaje teraputico oportuno, que abar-que diferentes reas de su personalidad y quese convierta en la finalidad primordial de suinternamiento en prisin: la reeducacin desus carencias y la reinsercin social plena asu vuelta a la vida en libertad (Lpez y Vela,2009, pp. 65, 115).

    Para poder establecer el diagnstico de lapersonalidad del interno mediante la evalua-cin, es importante conocer e investigar unaserie de datos que, tenidos en consideracin,nos permitirn hacer un enjuiciamiento de las

    caractersticas y rasgos del sujeto, a saber: Filiacin:edad, estado civil, nmero de hi-

    jos, hermanos, padres, entre otros. Historia familiar:relaciones con los fami-

    liares, familia de origen, familia adquirida,antecedentes psiquitricos, intentos desuicidio, antecedentes de alcoholismo odrogadiccin, nivel socioeconmico, entreotros.

    Proceso de socializacin: control social(familia, escuela, trabajo, etc.), interiori-zacin de normas y valores, patrones con-

    ductuales, habilidades sociales, adaptacinsocial, aparicin de conductas antisociales

    y delictivas, marginalidad, entre otros. Proceso de desviacin social: marginacin,

    evasin, drogadiccin, alteraciones de lapersonalidad, subcultura delictiva, entreotros.

    rea cognitiva:se evalan diferentes tpi-cos, tales como: Inteligencia Razonamiento abstracto Capacidad de resolucin de problemas Locus de control (proceso atribucional) Actitud ante el delito Percepcin de la ayuda Capacidad de empata Perspectiva social Pensamiento egocntrico

    Rigidez cognitiva Distorsiones cognitivas Autocontrol

    rea personal:en sta tambin se evalan

    varios aspectos, a saber: Inestabilidad emocional Ansiedad Habilidades sociales y asertividad Agresividad Impulsividad Trastornos psicopatolgicos (sexuales,

    adaptativos y de personalidad) Drogodependencia Motivacin al tratamiento Sistema actitudinal Grado de prisionalizacin

    Descriptores de personalidad(extraversin-introversin,dominancia-sumisin, radicalismo,autosuficiencia, suspicacia,madurez-inmadurez, tendenciasdepresivas, tendencia suicidas,estabilidad-inestabilidad, entre otros)

    Evolucin conductual Pronstico de reincidencia:

    Edad de inicio Amplitud de la alteracin Frecuencia de la conducta delictiva

    Gravedad de la conducta delictiva Tipos de sntomas (mentira, impul-sividad, robos a compaeros, entreotros)

    Caractersticas de los padres Dinmica familiar

    As mismo, en el mbito penitenciario laevaluacin psicolgica contribuye en la tomade decisiones de rganos colegiados de losservicios centrales de la administracin pe-nitenciaria o de las autoridades judiciales enasuntos como la resolucin de propuestas de

    clasificacin, progresin y regresin de grado,concesin de permisos, libertades condiciona-les y provisionales, entre otros.

    Por lo tanto, la evaluacin psicolgica en elmbito penitenciario es vital para comprender

    y analizar un determinado comportamiento

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    La prisionalizacin, sus efectos psicolgicos y su evaluacin

    delictivo, para as poder desarrollar una se-rie de pautas de actuacin sobre el autor deesas conductas que le lleven a la superacinde las circunstancias que las motivaron; as, en

    el futuro, afrontar eventos similares aplican-do las estrategias aprendidas que le resultanms eficaces o, por lo menos, no le llevan atransgredir las normas penales y socialmenteestablecidas. Los principales objetivos de laevaluacin psicolgica son la designacin delgrado de clasificacin, estudio de concesinde permisos, determinacin del grado de dro-godependencia, valoracin del riesgo de suici-dio y precisin del pronstico de integracinsocial para la futura libertad (Tejedor, 2009,p. 62).

    ReferenciasCaballero, J. J. (1981), La conflictividad en las pri-

    siones: una perspectiva histrica y sociolgica,

    en Revista de Estudios Penitenciarios, ao 12, vol.168, pp. 232-235.

    Goffman, E. (2007), Internados, Buenos Aires,Amorrortu.

    Hood, R. y Sparks, R. (2006), Problemas clave en cri-

    minologa, Madrid, Guadarrama.Lpez, J. y Vela, A. (2009), Evaluacin psicolgica

    en el medio penitenciario, en Jimnez Gmez,F. (ed.), Evaluacin psicolgica forense (mbitosdelictivos, laboral y elaboracin de informes), Sala-manca, Amar, pp. 65-115.

    Scharg, C. (2004), Leadership among prison in-mates, enAmerican Sociological Review, vol. 19,p. 37.

    Tejedor, A. (2009), Evaluacin psicolgica de la de-lincuencia infantil, en Jimnez Gmez, F. (ed.),

    Evaluacinpsicolgica forense (mbitos delictivos,laboral y elaboracin de informes), Salamanca,

    Amar, pp. 11-62.Wheeler, S. (2007), Socialization in correctionalconmunities, en British Psychological Review,ao 15, vol. 26, pp. 267-282.