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Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (UPM)
Grado en fundamentos de la Arquitectura
Trabajo fin de grado Junio 2018
Arquitectura religiosa en Antequera: su influencia en la trama urbana
Ana María Cabello Navas
Tutor: Javier García-Gutiérrez Mosteiro
AULA4 TFG
Jorge Sainz Avía, coordinador
Ángel Martínez Diaz, adjunto
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA:
SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
Estudiante
Ana María Cabello Navas
Tutor
Javier García-Gutiérrez Mosteiro
Departamento de Ideación Gráfica
Aula TFG 4
Jorge Sainz Avia, coordinador
Ángel Martínez Díaz, adjunto
Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid
Universidad Politécnica de Madrid
Antequera, la ciudad de las iglesias blancas y
gongorinas. Poesía, escultura, arquitectura de
los siglos XVI, XVII y XVIII…
Gerardo Diego
RESUMEN
El patrimonio anticariense que ha perdurado hasta nuestros días
nos muestra un recorrido de más de cinco mil años de historia. Desde
asentamientos prehistóricos, continuando con la ciudad romana, que
posteriormente sería de ocupación musulmana. Es en las trazas del re-
cinto musulmán donde comenzará a erguirse la ciudad cristiana, ob-
jeto de este trabajo.
En 1410 el infante don Fernando, toma la ciudad de Antequera, hasta
entonces de ocupación musulmana. En ese momento la ciudad se con-
vierte en un centro neurálgico y fronterizo, punto de partida para las
conquistas posteriores.
Su privilegiada situación geográfica, cruce de caminos entre Granada
y Sevilla o Córdoba y Málaga, le hicieron constituirse como un lugar
prolífico en lo que a órdenes religiosas se refiere.
A partir de este momento la ciudad experimenta un gran crecimiento
demográfico que se verá reflejado en la aparición de sucesivas cons-
trucciones religiosas. Sin duda, fue el siglo XVIII el de mayor esplendor
de la ciudad; cuando definitivamente terminó adquiriendo el concepto
de “ciudad convento”. Posteriormente tanto la invasión napoleónica,
como la desamortización de Mendizábal, tendrían sus efectos en estas
grandes extensiones de suelo conventual. La francesada arrasó y robó
la mayoría de los conventos y la desamortización privó de sus bienes a
las diferentes órdenes religiosas. El resultado fue la incorporación de
dichas grandes extensiones de suelo conventual, como solares para
edificar viviendas; sin que generasen nuevas plazas o espacios públi-
cos como ocurrió en otras ciudades.
El trabajo trata de analizar la transformación de la ciudad en base a
su hito por excelencia, la arquitectura religiosa.
PALABRAS CLAVE
Antequera ∙ Arquitectura religiosa ∙ Transformación urbana
Renacimiento ∙ Barroco ∙ Desamortizaciones religiosas
ÍNDICE
OBJETO DE ESTUDIO…………………………………………………………………………..13
ESTADO DE LA CUESTIÓN……………………………………………………………………15
MÉTODO…………………………………………………………………………………………..17
1.ANTECEDENTES HISTÓRICOS…………………………………………………………….21
2.LA CIUDAD ALTA……………………………………………………………………………29 2.1. Colegiata de Santa María la Mayor
2.2. Plaza del Portichuelo
3. NODO DE ARTICULACIÓN. COLEGIATA DE SAN SEBASTIÁN……………..…39
4. LA CIUDAD BAJA…………………………………………………………………………...45 4.1. Eje Málaga-Córdoba
4.1.1. Convento de Madre de Dios
4.1.2. Convento de Santa Clara
4.1.3. Convento de la Trinidad
4.2. Eje Sevilla-Granada
4.2.1. Calle Estepa
4.2.2. Calle Carrera
5. ARRABALES……………………………………………………………………………………59 5.1. Arrabal de San Juan
5.2. Arrabal de San Pedro
5.3. Arrabal de San Miguel
CONCLUSIONES……………………………………………………………………………….63
FUENTES
PROCEDENCIA DE LAS ILUSTRACIONES
ANEJO
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
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OBJETO DE ESTUDIO
Este trabajo de fin de grado surge a partir de una inquietud desarro-
llada antes de comenzar mis estudios de Arquitectura, sumado al in-
terés que despiertan hacia mí la historia y conservación del patrimo-
nio. Además, a estos aspectos, se añade un valor sentimental, el cariño
que siento hacia mi localidad natal, Antequera. Como bien dice Ma-
nuel Barón en el prólogo del Callejero Histórico1: “es la propia Ante-
quera la que sigue inspirando la edición de más estudios, de más in-
vestigaciones, de más libros sobre ella misma.”
Antequera es conocida por la gran cantidad de arquitectura reli-
giosa que en ella se conserva, con relación a su número de habitantes.
Esta ciudad malagueña, consiguió que, tras los acontecimientos que
destruyeron la obra religiosa en la península o privaron a las órdenes
religiosas de su propiedad (la Invasión Francesa, la desamortización,
las diferentes guerras, etc.), las obras volvieran a manos de sus pro-
pietarios que, junto con la ayuda de las familias adineradas de la ciu-
dad, consiguieron reconstruir los templos afectados. Esto no evitó
que la extensión de los templos se redujera.
El trabajo aborda el estudio de la conformación de la ciudad, to-
mando como referencia su carácter por excelencia: la arquitectura re-
ligiosa. Para ello se establece un análisis histórico, partiendo del siglo
XV y llegando hasta nuestros días. En este análisis, tendrá especial
importancia, debido al gran desarrollo que experimenta la ciudad, los
siglos XVI a XVIII.
Apoyando el estudio en la cartografía como método de trabajo, se
analizará la importancia de estos edificios en la configuración del tra-
zado de la ciudad, pues hay que tener en cuenta que todas estas cons-
trucciones tienen una gran importancia en el trazado de las calles,
apertura de plazas y en la imagen global creada de la ciudad.
Al tratarse de un recorrido cronológico se mostrarán las sucesivas
transformaciones que sufren los solares conventuales debido a los
acontecimientos históricos antes mencionados y, por consiguiente, lo
que ello conlleva en la trama urbana.
1 MORENO GARCÍA, Juan Manuel: Antequera callejero histórico, CEDMA, 2013
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
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ESTADO DE LA CUESTIÓN
Son varias las publicaciones que hacen referencia a las iglesias an-
tequeranas, en su mayor parte desde el punto de vista de la historia
del arte, estética, patrimonio e incluso turismo; no siendo este el ob-
jetivo del trabajo, puesto que se pretende analizar la importancia de
estos hitos arquitectónicos desde el punto de vista de la configuración
de la ciudad, hasta la fecha aún sin analizar.
Se han consultado desde referencias a esta arquitectura en histo-
riografías de Andalucía, debido a la similitud e incluso por compartir
el mismo arquitecto en la construcción de los templos, ubicados en
las principales ciudades de la comunidad, a publicaciones centradas
únicamente en la ciudad o en alguna iglesia en concreto; por su gran
singularidad artística.
El primer libro en el que se trató de recopilar toda la información
existente sobre la arquitectura religiosa de la ciudad fue Las iglesias
de Antequera de José María Fernández en 1947. Posteriormente se han
publicado dos ediciones más del libro; en la segunda, de 1971, cabe
destacar, desde el punto de vista urbanístico, debido al peso que ha
tenido para este trabajo, la valoración urbana y artística que realiza
Antonio Bonet Correa. Haciendo referencia a la yuxtaposición de las
ciudades alta y baja y a la ubicación orgánica que han ido tomando
los monumentos.
Posteriormente, varios historiadores, entre los que cabe destacar,
por el volumen de publicaciones de libros y artículos para revistas, en
su mayoría para la Diputación de Málaga, a Jesús Romero Benítez y
Antonio Parejo Barranco. Estos historiadores siguieron también una
línea de descripción artística. De entre su numerosa bibliografía, se
ha empleado para este trabajo Historia de Antequera2 puesto que nos
pone en situación de todos los momentos por los que ha pasado la
ciudad y de la importancia que tuvo el clero tanto en la economía
como en la sociedad. En él, encontramos gráficas y tablas que nos
permiten conocer el crecimiento que tuvo la población en muy poco
tiempo y como este crecimiento fue siempre acompañado de un mo-
numento religioso. Siendo el clero, la clase social más abundante en
estos siglos3. Además, hace referencia de forma gráfica a la gran ex-
tensión de suelo que ocupaban dichos conventos, pudiéndose obser-
var como prácticamente todo el núcleo urbano era conventual.
Del mismo autor, La Antequera de Washington Irving4 nos traslada
al recorrido que realizó el escritor estadounidense por nuestra ciudad,
cuando se dirigía hacia Granada, la primavera de 1829, que entonces
se encontraba a medio camino entre el Antiguo Régimen y la Revolu-
ción Liberal.
Puesto que el primer plano que se conserva es posterior a este
viaje. La descripción que hace de su paseo por las calles de Antequera
2 PAREJO BARRANCO, Antonio: Historia de Antequera, Gráficas San Rafael, 1987. 3 Durante los siglos XVI a XVIII Antequera experimenta una brusca expansión, de-
jando atrás el recinto amurallado y expandiéndose hacia “lo llano”. 4 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-
cas San Rafael, 2003
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
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ha resultado de utilidad para poder entender como era la distribución
urbana durante aquel periodo.
Antequera ciudad monumental5 recalca una vez más lo ya mencio-
nado por José María Fernández y Parejo Barranco. Al ser una publica-
ción más reciente que las anteriores y estar pensada para ser una guía
monumental de la ciudad; aporta un gran archivo fotográfico, el cual
se incluye a lo largo del trabajo.
Apartándonos de las publicaciones bibliográficas que tienen como
tema principal la descripción de las construcciones religiosas. Ante-
quera callejero histórico6 recorre las calles de la ciudad; partiendo de
la primitiva ciudad islámica, hasta nuestros días. En él se destaca el
gran número de calles con nombres de Santos, muestra indudable de
la influencia cristiana en el trazado de estas. Este libro, ha sido de
gran ayuda a la hora de realizar las sucesivas cartografías puesto ex-
plica cómo fue surgiendo el callejero antequerano, recalcando, una
vez más, que cada avance que tuvo la ciudad estuvo marcado por un
hito religioso.
En cuanto a las publicaciones en revistas, Mercedes Fernández Pa-
radas7 explica los pocos inconvenientes que tuvo el clero en un primer
momento a la hora de adquirir solares, y, por consiguiente, cobra sen-
tido que en alguno de los conventos las capillas se adueñen de la vía
pública. También hace referencia al proceso desamortizador y las
apropiaciones y subastas que se produjeron tras este acontecimiento.
Por otra parte, se han tenido presentes los planes generales de la
ciudad; en especial, el elaborado por Luis Machuca Santa Cruz y Car-
los Berdú Belmonte al contener un catálogo del centro histórico.
Finalmente, y con una considerable importancia para el trabajo,
se ha realizado una consulta al archivo histórico de la ciudad, de
donde se obtuvieron diferentes documentos gráficos. Destacando que
son escasos los documentos que a día de hoy se conservan y relativa-
mente contemporáneos al datar el primer plano de 1864.
5 ROMERO BENÍTEZ, Jesús: Antequera ciudad monumental, Chapitel, 2012
6 MORENO GARCÍA, Juan Manuel: Antequera callejero histórico, CEDMA, 2013 7 FERNÁNDEZ PARADAS, Mercedes: “De apropiaciones y privatizaciones: El patrimonio
territorial del concejo de Antequera (siglos XVI-XIX)”, Jábega nº 93, Málaga 2003
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
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MÉTODO
Las fuentes bibliográficas ya citadas, visitas de campo, así como
los documentos de archivo histórico, han sido los principales recursos
empleados a la hora de abordar este tema.
El punto de partida fue la visita al archivo histórico de la ciudad;
con el fin de encontrar documentación gráfica, la cual era casi inexis-
tente. El primer plano en el que aparece cartografiada la arquitectura
religiosa data de 1864, fecha posterior a la desamortización de Men-
dizábal, por lo que algunos de los conventos ya habían perdido parte
de los extensos terrenos con los que contaban antes del aconteci-
miento histórico.
En este punto comienza mi trabajo; partiendo del callejero histó-
rico de la ciudad y de una serie grabados. Se trata de reconstruir la
forma primitiva de la ciudad, en la que la situación de iglesias tuvo
una influencia fundamental en el trazado de las vías. También se trata
de analizar las sucesivas transformaciones que han sufrido los solares
conventuales, hasta llegar al punto en el que se encuentra en la ac-
tualidad.
He tenido la oportunidad de poder contrastar la información ob-
tenida, además de ampliarla con Jesús Romero Benítez, gran conoce-
dor de la ciudad y escritor de numerosas publicaciones citadas en la
bibliografía.
Recopilada toda la información se procede a la realización del aná-
lisis de la influencia de la arquitectura religiosa en el trazado de la
ciudad. Partiendo de dibujos de análisis y trabajo referenciados en los
que hacía Camilo Sitte, a recomendación de mi tutor, el profesor Ja-
vier Mosteiro. Posteriormente, se elabora una serie de documentos
gráficos en los que se ven reflejados los cambios que ha ido experi-
mentando la ciudad y la gran importancia que tuvo la obra religiosa
en la extensión de terreno y, por consiguiente, la imagen que han ido
conformando de la ciudad.
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1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
La localización de la ciudad de Antequera en el borde sur de la
depresión que recibe su nombre aporta a dicha ciudad no solo una
notable centralidad espacial con respecto a la mitad sur de Andalucía,
sino también una importante situación estratégica.
Situación que ha favorecido el trasiego de pueblos y culturas, que
a lo largo de los años han ido transformando el espacio y dejando su
huella en él.
La historia de la ciudad comienza en la edad de Piedra y Cobre.
Estas primeras poblaciones se asentaron en las zonas más elevadas y
próximas a los recursos naturales como consecuencia a su forma de
vida. Por lo tanto, no quedaron incluidas en lo que posteriormente se
convertiría en el casco histórico. A continuación, la ciudad pasaría a
ser de ocupación romana, los restos arqueológicos que han llegado
hasta nuestros días, así como alguno de los sillares utilizados para la
construcción de Santa María la Mayor, nos han permitido conocer la
ubicación de esta ciudad; para así poder afirmar que, sobre las trazas
de la ciudad romana, posteriormente se erguiría la ciudad musul-
mana.
Durante la ocupación musulmana tienen lugar una serie de cam-
bios, puesto que el núcleo fortificado se convirtió en un importante
centro económico, administrativo, religioso y cultural. De este modo
la ciudad experimentó un gran crecimiento durante el siglo XIII, se
construyeron viviendas colindantes al recinto amurallado y se vio en
la necesidad de construir un nuevo anillo de fortificación, tal como
indica Leopoldo Torres Balbás.
Urbanísticamente destacaba la cerca militar que encerraba
63.140 m2. La cerca suponía el coronamiento del cerro de la
Alcazaba, para bajar después en un segundo anillo en el que
eran puntos de acceso a la medina las puertas de Estepa, Bas-
tidas y Málaga8
La herencia islámica fue importante, pero no decisiva; ya que el
espacio de la Medina sufrió fuertes cambios. De tal modo que el apro-
vechamiento urbanístico fue efímero, debido a que las nuevas necesi-
dades de la población hicieron destruir el estrecho e incómodo barrio
árabe; a pesar de que, en un primer momento, ocupasen sus viviendas
y sacralizasen la mezquita convirtiéndola en el primer templo de la
ciudad. (fig 1 y 2)
Quedaba, pues, bastante en pie de lo exterior pero muy poco
de la antigua medina musulmana, y lo restante tan pobre y
abandonado, que costaba trabajo imaginar aquel recinto pleno
de callejuelas sinuosas, ajimeces y otros salientes tan del
agrado de los creyentes de Alá9
8 Cita de Leopoldo Torres Balbás en: PAREJO BARRANCO, Antonio: Historia de Antequera,
Gráficas San Rafael, 1987 9 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas
San Rafael, 2003
Ana María Cabello Navas
1.Antequera Siglo XV. Dibujo de la autora 2. Antequera Siglo XVI. Dibujo de la autora
(Caminos aproximados, en función de las puertas y los actuales)
3. Antequera Siglo XVII. Dibujo de la autora 4. Antequera Siglo XVIII. Dibujo de la autora
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Tras la conquista, Antequera pasaría por tres etapas, tal y como
nos indica Antonio Parejo Barranco en su libro Historia de Antequera.
Un estancamiento e incluso retroceso durante el siglo XV (fig 1);
puesto que su incorporación a los reinos cristianos no fue del todo
positiva. Al convertirse en un núcleo fronterizo como puesto militar,
el miedo formaba parte del día a día de sus habitantes, por lo que
únicamente ocuparon el recinto amurallado del interior de la Medina
musulmana.
Si bien, esta situación cambia tras la conquista de Granada, pro-
duciéndose un crecimiento acelerado durante el siglo XVI (fig 2).
Tuvo un proceso de transformación urbana similar al resto de ciuda-
des españolas, a finales de la Edad Media, la cual en el momento en
que dejó de ser núcleo defensivo, comenzó a extenderse cerro abajo,
hacia su fértil vega. Y tal como hace referencia Francisco López Es-
trada en el libro de José María Fernández10 “No hubo ningún paso de
este adelantamiento que no llevara la marca insigne de un monu-
mento religioso”.
Durante los siglos XVII (fig 3) y XVIII (fig 4) tiene lugar un creci-
miento moderado de la ciudad, configurándose decisivamente la de-
finición de Antequera como “ciudad convento”. Había representación
de todo tipo de órdenes religiosas, que además contaban con la ayuda
económica de las familias acomodadas de la ciudad, para su manu-
tención; por lo que contaron con facilidades para poder construir sus
conventos. Estos, en un primer momento se encontraban en zonas
aun alejadas del centro urbano de la ciudad, pero la elección del lugar
para su asentamiento nunca fue aleatoria; las órdenes religiosas eli-
gieron emplazamientos destacables por su topografía o por su situa-
ción estratégica, situándose en los bordes de los caminos (las órdenes
mendicantes, en su mayor parte) ya que los viajeros debían cruzar
Antequera como punto intermedio para sus respectivos destinos; la
carretera provincial de Málaga a Córdoba (antiguo camino real) y la
que iba de Granada a Sevilla, se cruzaban en nuestra ciudad, pero
también un gran número de caminos vecinales de los alrededores,
transcurrían o arrancaban en Antequera.
Referencia a todo ello aparece citada en el libro Historia de Ante-
quera11, mencionando que, a finales del siglo XV, Antequera contaba
con tres parroquias, sin existir aun ningún convento, ni orden reli-
giosa establecida. Sin embargo, “dos siglos más tarde, la ciudad con-
taba con veintiún conventos, doce ermitas, amén de numerosas capi-
llas oratorias, hornacinas de pared, etc., diseminados por la ciudad”.
El clero contó con numerosas ventajas con respecto al resto de cla-
ses sociales, puesto que eran frecuentes las donaciones de los fieles,
así como cesiones procedentes del Concejo; pudiendo de este modo
adquirir grandes extensiones de terreno en los que instalar sus con-
ventos. Como consecuencia, Antequera fue adquiriendo una imagen
conventual, reflejada en una infinidad de valiosas construcciones re-
nacentistas y barrocas.
Aquellos inmensos territorios conventuales, islotes rurales en
medio de la ciudad, se habían compuesto varios siglos antes,
10 FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José María: Las iglesias de Antequera (tercera edición), Ante-
quera 2018. 11 PAREJO BARRANCO, Antonio: Historia de Antequera, Gráficas San Rafael, 1987
Ana María Cabello Navas
Fig 5. Representación del estado actual de la arquitectura religiosa. Dibujo de la autora
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
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algunos al amparo de la primera expansión urbana, después de
la caída del reino de Granada, en 1492; otros, un siglo más
tarde, al vuelco de la Contrarreforma. Desde entonces, calza-
dos y descalzos se habían hecho con gran parte del solar mu-
nicipal (entre el perímetro de sus conventos y lo que ocupaban
las casas, solares y corralones de su propiedad diseminados por
toda la población, puede que ms de la mitad), de manera que
más que como una ciudad Antequera parecía mostrarse al vi-
sitante como un gran y único convento.12
Tras estos momentos de esplendor, gran crecimiento y construc-
ción de edificios religiosos, vinieron otros no tan favorables para la
ciudad y cuanto menos para su gran patrimonio, hasta entonces cons-
truido; sin duda, fueron la invasión napoleónica y la Desamortización
de Mendizábal, las que mas efectos negativos surtieron en la ciudad.
La ocupación de los franceses y el gobierno de José I Bonaparte fue
quizá el periodo de la Historia de España en el que se produjo un ma-
yor saqueo y destrucción del patrimonio histórico y artístico. La des-
trucción por motivo de los asedios o de las represalias afectó notable-
mente al patrimonio arquitectónico y figurativo, pero también al do-
cumental y sentimental.
Santa María de Jesús fue una de las iglesias que sufrió mas de cerca
la invasión; fue bombardeada y saqueada, perdiendo de este modo
todo su patrimonio. El Carmen, San Miguel, San José… entre otras,
también se vieron sacudidas. Pero era tan fuerte el sentimiento cris-
tiano arraigado en la ciudad, que una vez las tropas francesas aban-
donaron sus dominios; las familias adineradas de la ciudad contribu-
yeron fuertemente con la Iglesia para poder reconstruir los edificios
devastados. Pudiendo “resistir” de este modo al ataque francés.
Por el contrario, no pudieron hacer frente a la Desamortización de
Mendizábal. A mediados del siglo XVIII la ciudad contaba con más de
2000 religiosos, cantidad que se vio reducida a no mas de 250 tras este
acontecimiento; que supuso la expulsión y expropiación de sus exten-
sos terrenos, en los que tenían grandes huertas que representaban el
sustento cotidiano de cada respectiva comunidad. Esta situación ya
se la anuncio Vicente Robledo a Washington Irving durante su viaje
“Creemos que más pronto que tarde se producirá la definitiva expro-
piación de las propiedades eclesiásticas…”
Estos extensos solares conventuales quedarán en manos del Con-
cejo de la ciudad, que los someterá a subasta. En ellos se construirán
tanto viviendas como edificios públicos, sin que ninguno genere es-
pacios abiertos en la ciudad. El resultado de este proceso creará una
imagen compacta, con pequeños inmuebles domésticos de pareja dis-
posición, entre los que sobresalen las inmensas moles pétreas de las
parroquias y conventos, junto con las esbeltas torres y campanarios.
La imagen que se configuro en Antequera en el siglo XIX es muy
similar a la que hoy podemos apreciar (fig 5). Puesto que se puso en
valor el gran patrimonio con el que contaba y durante la Guerra Civil
se pactó un acuerdo entre el sindicato obrero del campo y la patronal.
El sindicato se comprometía a custodiar el patrimonio de las iglesias;
de tal modo que, una vez llegaron los milicianos procedentes de Má-
laga
12 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-
cas San Rafael, 2003
Ana María Cabello Navas
Fig 6. Fachada Iglesia de las Huérfanas
Fig 7: Interior Iglesia de la Caridad
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
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estos se revelaron en su contra, evitando así que se destruyese una vez
más el patrimonio que hoy podemos conservar.
Antequera es una ciudad que desde el romanticismo comenzó a to-
mar conciencia de su carácter pintoresco y en menor medida de sus
valores monumentales. Ha sido durante las dos primeras décadas de
este siglo cuando se reafirma con mayor énfasis la consideración de
la ciudad como interés turístico y pintoresco.
Se puede decir que el conjunto de monumentos que ha llegado
hasta nuestros días es ciertamente importante, a pesar de los abando-
nos del siglo XIX y los destrozos interesados del siglo XX.
Si bien, durante el último siglo, han sido varios los edificios reli-
giosos que han desaparecido (fig 6-7); teniendo un fuerte peso las ra-
zones económicas a la hora de tomar estas decisiones. Es común, es-
cuchar entre los propios ciudadanos la frase “en Antequera sobran
iglesias”, que puede llegar a ser cierta desde el punto de vista de la
celebración del culto religioso, pero no si tenemos en cuenta el gran
valor patrimonial y el recorrido histórico que todas ellas nos permiten
contemplar.
Ana María Cabello Navas
Fig 8. Restos de la girola de la primitiva iglesia de Santa María
Fig 9: Ermita en recuerdo a la iglesia de San Salvador (ambas desaparecidas en la actualidad)
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
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2. LA CIUDAD ALTA
En la zona alta de la ciudad, como ya hicimos referencia anterior-
mente, tiene lugar el núcleo originario de la población sobre las trazas
de lo que originariamente fue el recinto de ocupación musulmana.
Por este motivo poseía una unidad urbanística indudable.
Una vez reconquistada Antequera, la mezquita que se encontraba
dentro del recinto amurallado, fue consagrada. Construyéndose el
primer templo cristiano en la ciudad, San Salvador (1410-1667) dentro
del patio de armas. Quedando de este modo incluida en el primer re-
cinto amurallado. Su callejero comprendía, por tanto, las casas inscri-
tas en el recinto del Castillo, con un trazado de calles irregular. Rápidamente se construyeron dos templos más dentro, en la zona
alta de la ciudad, Santa María de la Esperanza y San Isidro (ambas en
1411). De gran fuerza durante los siglos XV y XVI ya que en ellas se
concentraba la mayor parte del vecindario antequerano.
San Isidro ocupaba la zona sureste, a espaldas del Castillo. Se es-
tableció en una casa de armas musulmana, con muy pocos medios y
una perdida de fieles progresiva hasta su demolición en 1679. En
cuanto a la primitiva iglesia de Santa María de la Esperanza, única-
mente se conservan las trazas de la girola (fig 8) junto a las ruinas
romanas. Situada en un punto clave, puesto que en el convergían tres
caminos de entrada a la ciudad. Esta posteriormente se remodelaría y
construiría la Colegiata de Santa María.
A comienzos del siglo XVI la ciudad extramuros se haba configu-
rado en sentido longitudinal, teniendo como arteria fundamental la
formada por las calles del Rastro, Pasillas y Peñuelas, en estas calles
se situaron los herederos directos de los conquistadores de la ciudad.
De este modo se constituía un nuevo centro neurálgico en el Porti-
chuelo. Y se terminaría de configurar la llamada “ciudad alta”.
A principios del siglo XVII, tanto San Salvador (fig 9) como San
Isidro, quedan convertidas en iglesias “fantasma” puesto que los ba-
rrios colindantes e interiores a la alcazaba habían quedado vacíos; la
población había descendido hacia la ciudad baja, en busca de la fértil
vega, como explicaremos más adelante. Fue entonces cuando el obis-
pado se planteó la extinción de ambas parroquias, dictando en 1610
una sentencia que ocasionó su expulsión definitiva. Únicamente
quedó en pie la parroquia de Santa María, que por aquel entonces era
sede del cabildo general.
Esta situación se ha ido manteniendo y potenciando con el paso
del tiempo; la topografía, en este caso, juega un papel importante ya
que las empinadas cuestas que dan acceso hasta este punto de la ciu-
dad resultan incomodas para los ciudadanos.
Por lo que paulatinamente ha ido sufriendo un proceso de despo-
blación, deterioro y abandono; referencia a ello, hace Antonio Parejo
Barranco13, narrando la impresión que se llevó Irving al llegar al punto
más elevado de la ciudad.
13 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-
cas San Rafael, 2003
Ana María Cabello Navas
Fig 10: Fachada de la real hacia 1924
Fig 11. Puerta de la Villa, reconstruida con el nombre de “Arco de los Gigantes”
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
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De tal manera, en aquel espacio irregular, como sostenido en el
aire por las ciclópeas pilastras que caían a pico desde el mirador
de las almenillas, había desaparecido todo rastro del hálito italia-
nizante que a finales del Quinientos animó a sus constructores.
Sólo permanecía como testigo mudo y deteriorado la puerta lla-
mada de los Gigantes…
Y aunque durante los siglos que estuvo en pie, fue considerada una
de las plazas más bellas de Andalucía. Su deterioro y abandono re-
sultó inminente. Resistiendo únicamente en ese entorno la Colegiata
de Santa María.
El trazado de la ciudad alta terminó de configurarse en el siglo XVI
y no ha sufrido modificación alguna hasta nuestros días.
2.1. Colegiata de Santa María la Mayor
Nos situamos ahora en el primer núcleo de población de la ciudad
de Antequera; lugar desde el que comenzaría a extenderse extramu-
ros del punto que a continuación vamos a describir.
Resulta fácilmente perceptible la antigüedad del entorno, puesto
que, en un espacio reducido, se superponen tres plazas a modo de
eslabón, para conducirnos al que, sin duda, es el lugar más represen-
tativo de toda la ciudad.
En primer lugar, parece conveniente señalar los cuatro momentos
históricos por los que pasó el entorno de Santa María:
El primer momento corresponde a los tiempos anteriores a la pri-
mitiva iglesia de Santa María, cuando aún el recinto era musulmán y
existía un espacio abierto reducido, en el lugar donde hoy se ubica la
Colegiata, que por aquel entonces estaba destinado al comercio.
El segundo momento, posterior a la conquista cristiana; corres-
ponde con la construcción de la primitiva iglesia de Santa María de la
Esperanza en el siglo XV. Se dejó un reducido espacio abierto en la
parte delantera del templo, el cual permitía su acceso, aprovechando
la plaza de comercio que tenían los habitantes musulmanes.
No debemos olvidar que, tras la conquista, únicamente se buscaba
sacralizar el entorno, por lo que esta primitiva iglesia se construyó en
las trazas del recinto musulmán, donde predominaban las calles es-
trechas y espacios abiertos inexistentes o muy reducidos.
El tercer momento, se inicia con la construcción de la Colegiata de
Santa María la Mayor, considerada la primera construcción columna-
ria de Andalucía, y una de las primeras en España, comenzó a levan-
tarse en 1514, ya que se consideró que la ciudad había adquirido un
número de habitantes suficientes para poseer un templo de semejante
envergadura. Es sin duda, el edificio más importante de la ciudad y su
fachada refleja por completo la constitución de la planta (fig 10).
Una vez finalizada la construcción de la Colegiata, se condicionó
la mejora de la plaza que se encontraba dentro del segundo anillo del
recinto musulmán. Ya que, a partir de ese momento se convertiría en
un lugar muy concurrido, por lo que se comenzaron a llevar a cabo
una serie de labores urbanísticas renacentistas, que pretendían dejar
atrás todo recuerdo del pasado recinto islámico.
En 1585 la puerta de la Villa (fig 11), que cumplió con su carácter
defensivo hasta la conquista de Málaga; se transformó según los
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
33
afanes de la cultura cristiana y renacentista. En su lugar se levantó el
“arco de los gigantes”, que dividía el terreno en dos plazas renacentis-
tas: la plaza alta y de los escribanos. La plaza alta (fig 12), se situaba
extramuros; junto a la primera arteria de crecimiento de la ciudad. Al
iniciarse el siglo XVI, dicha plaza resultaba estrecha e incómoda; para
darle mayor amplitud, el concejo de la época compro las tiendas ane-
xas a la plaza alta, para derruirlas y dotarla de un mayor espacio.
En ella se situaron el edificio de la audiencia o juzgado que tuvo
durante el antiguo régimen un alcance extraordinario en la adminis-
tración de la justicia y la casa de cabildos. Una vez pasado el arco de los Gigantes y extendiéndose hasta la
plaza de Santa María, nos encontramos con otra plaza; la de los Escri-
banos (fig 13) (en ella se reunían “los hombres de la pluma” encarga-
dos a la certificación de las mercancías entrantes en la ciudad) con
una geometría rectangular. Situada entre la plaza alta y la de Santa
María; cuya función reside en ser el eslabón enlazante entre el interior
y el exterior de la muralla. Fue una idea urbanizadora de la Antequera alta, convertida en un
centro vital de encuentro y reunión de los ciudadanos del renaci-
miento.
Por último, nos encontramos con la plaza de Santa María, acom-
pañando a la majestuosa Colegiata. En ella, se levantó un muro de
contención que permitió delimitar el espacio. Además, se abrió el ca-
llejón del aire; una arteria de comunicación entre la plaza en la que se
encontraba concentrada la vida de la ciudad y el creciente arrabal de
San Juan.
Todas estas mejoras y remodelaciones, que pretendían dotar al es-
pacio abrupto de las características idóneas para el auge de la pobla-
ción en ese punto de la ciudad; terminaron en menos de un siglo
abandonadas y en estado de ruina. Este abandono fue consecuencia
del traslado de la Colegiata desde la ciudad alta al punto más accesible
de toda la ciudad. Los sacerdotes encargados de dar culto en Santa
María solicitaron el traslado puesto que les resultaba “incomodo y pe-
ligroso” llegar hasta ella. Por lo que a partir de 1692 se concedió el
traslado; pasando Santa María en ese momento a ser una parroquia
de barrio, que finalmente termino clausurándose por su estado rui-
noso.
Sin culto, desmantelada y en ruina (hoy en día se han hecho
importantes labores de consolidación), pero acaso más noble
y hermosa en su decadencia, cuando la contemplamos larga-
mente destacando su silueta en el fino cielo de la tarde, hay
momentos en que casi la creeríamos sensible y viva, dotada de
alma, melancólica y añorante de los días lejanos de su pasada
grandeza.14
Esta situación de abandono y deterioro se extendió hasta el siglo XX;
así describe Antonio Parejo Barranco15, la llegada de Washington Ir-
ving a la plaza de Santa María en la primavera de 1829 “A sus espaldas,
14 FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José María: Las iglesias de Antequera (tercera edición), An-
tequera 2018. 15 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-
cas San Rafael, 2003
Ana María Cabello Navas
14. Dibujos de análisis. Relación de llenos y vacíos en torno a Santa María
15.
16.
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
35
empero, dominaba el silencio y el abandono. La propia plaza aparecía
como una sombra de su pasado esplendor”.
Finalmente, el cuarto momento tiene lugar en las décadas finales
del siglo XX; en las que se plantea una remodelación y reconstrucción
del entorno de Santa María (fig 15).
La plaza actual sigue un modelo similar al de la plaza de Pienza en
Italia. Además, se añade una escultura en la parte central de la misma,
elevada sobre unos peldaños. Dichos peldaños pretenden compaginar
los ejes que desembocan en la plaza y otorgar paralelismo a este es-
pacio.
2.2. Plaza del Portichuelo
Conocida desde tiempo inmemorial como Portichuelo, que signi-
fica pequeño puerto o lugar alto en el que confluyen varias calles.
En 1518 una Real Cédula de la Reina Doña Juana, establece la crea-
ción de dos plazas en la ciudad; estas se construirían en dos puntos
estratégicos de la ciudad.
El Portichuelo fue elegido por su situación; ya que desde que se
construyó la iglesia de San Salvador, este punto de la ciudad tuvo una
gran importancia, por considerarse como un “centro urbano distri-
buidor” de un sistema de calles importantes. Fue un espacio compar-
tido por las parroquias del Salvador, Santa María y San Juan. En esta
plaza se cobraban los impuestos a las mercancías entrantes en la ciu-
dad, procedentes desde Málaga.
Algunos autores describen el portichuelo antequerano como una
mezcla de altura, arquitectura, cultura, riqueza y originalidad.
En dicha plaza destacamos dos elementos singulares; la capilla tri-
buna del portichuelo y la iglesia de Santa María de Jesús. (fig 16)
Superada la cuesta, una amplia e irregular plaza se abrió a la vista
de los visitantes. En su arranque una pequeña capilla de ladrillo
rojo y mortero otorgaba a aquel espacio un aire muy distinto, que
a Irving le trajo recuerdos coloniales; en otro de sus extremos el
Colegio de Jesús…”
En 1520 los frailes Franciscanos Terceros, fundan su convento en
una de las zonas más altas de la ciudad, llamando al Convento por el
nombre de Colegio de Santa María de Jesús. De la primitiva construc-
ción no se conserva nada, ya que sufrió importantes daños con la in-
vasión napoleónica. Por lo que la iglesia que conocemos hoy en día
pertenece al siglo XIX.
La capilla-tribuna, obra anónima del siglo XVIII, fue construida
con la intención de sacralizar el entorno de una de las plazas ahora
aisladas de la ciudad. Contribuye de manera especial a sostener los
aires teatrales de la plaza. Creando tanto espacios exteriores, como
internos dentro de la misma. Al igual que la iglesia, sufrió fuertes da-
ños durante la invasión por lo que en 1963 fue restaurada por Fran-
cisco Pons Sorolla, encargado también de acondicionar y adoquinar
la plaza siguiendo su estética desarrollada durante el franquismo.
Ana María Cabello Navas
17-18 Dibujos de análisis. Iglesia adosada en la trama urbana y fluidez de espacios exteriores. Generación de
plazas irregulares
19. Fachada norte
20. Fachada Este
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
37
Tras analizar este espacio siguiendo la obra redactada por Sitte16 y
a pesar de que no existen dos ciudades iguales, pues sus patrones
siempre responden a parámetros incontrolados en donde entran en
juego las características del terreno y la forma de vida de sus habitan-
tes, de tal modo que son estos quienes condicionan, en determinada
manera la imagen que va adquiriendo la ciudad.
Pero podemos observar que, en el Portichuelo, podemos contem-
plar todos los patrones descritos por este autor hace ya más de un
siglo.
Como ya expliqué anteriormente, en este reducido espacio, en-
contramos dos monumentos de gran envergadura, que confieren al
entorno una imagen característica; referencia inmediata del Renaci-
miento, en la que se pretendía reunir en los puntos más importantes
de las ciudades sus edificios más significativos. Ya que según indica
Sitte, las iglesias con sus fachadas y puertas producen una impresión
tranquila y solemne.
La iglesia de Santa María de Jesús se encuentra adosada a la trama
urbana en dos de sus fachadas, lo cual permite centrar el interés del
edificio en dos puntos bien determinados. Estos focos de atención es-
tán potenciados por las desembocaduras de las diferentes calles, obli-
gando a una vista del edificio monumental.
Por otra parte, el Portichuelo cuenta con tres plazas enlazadas en-
tre sí; de forma irregular, muestra de su paulatino desarrollo histó-
rico. Estas plazas permiten realzar la belleza del monumento desde
diferentes perspectivas; creando por otra parte un conjunto aislado
en que todo se consagra al templo.
16 SITTE, Camilo; CANOSA, Emilio(tr): Construcción de ciudades según principios artís-
ticos, editorial Canosa, Barcelona, 1926
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
39
3. NODO DE ARTICULACIÓN. COLEGIATA DE SAN SEBASTIÁN
La rápida expansión de la ciudad durante el siglo XVI estaba siendo
más que evidente; la zona alta se iba despoblando paulatinamente y
sus vecinos se iban asentando en los puntos clave de la encrucijada
de caminos que poseía la ciudad.
El lugar que ocupa la Colegiata de San Sebastián es el punto más
estratégico de toda la ciudad; siempre ha sido considerado un nudo
urbano acogedor por excelencia, centro radial de todo el trazado de
la ciudad y punto de unión entre la ciudad alta y baja.
La primitiva y muy reducida iglesia de San Sebastián, se construyó
en un entorno descampado, pero muy frecuentado por los viajeros;
puesto que era un punto de paso obligado para mercaderes y comer-
ciantes.
Fue en su principio ermita de dicho Santo en la parte que
hoy es Capilla del Sagrario y Altar Mayor, mirando sus
puertas a la villa, entre dos caminos reales, el de Estepa que
subía a la villa, y el de Archidona, que cruzaba por la calle
Encarnación, tomando algo de la nave de dicha parroquia.
En la encrucijada de los dos caminos había una venta… 17
Por este motivo, al igual que ocurrió con la plaza del Portichuelo,
en 1518 la Real Cédula de Doña Juana, otorga la creación de otra plaza
en la zona expansiva de la ciudad. A diferencia del Portichuelo, en San
Sebastián ya se venia intuyendo un espacio libre a modo de plaza;
consecuencia directa de su ubicación (fig 21).
Las primeras valoraciones urbanas de esta plaza tuvieron sus raí-
ces en una etiología religiosa. Por ello la iglesia de San Sebastián (fig
22) fue el primer elemento configurador de la plaza. Comenzó su
construcción en 1530, no llegando a concluirse hasta 1550.
En 1692 la colegiata, con sede en Santa María, fue trasladada a San
Sebastián, convirtiéndose ahora este nodo, en el más importante de
la ciudad. Destacamos las palabras en 1635, los canónigos leyeron al
obispo fray Antonio Enríquez, intentando conseguir este traslado que
no llego a efectuarse hasta años más tarde.
Bajar esta iglesia a la de San Sebastián, atento que
este sitio esta despoblado y sin gente. Así no goza el
pueblo de la predicación y administración de los sa-
cramentos, que fue el fin para el que se instituyo y
porque en el tiempo que se hizo, se erigió esta iglesia
por estar en el lugar más acomodado para 1ue el lugar
gozase de todo lo susodicho18
Con el traslado de la Colegiata desde Santa María a San Sebastián,
no se pretendía construir un edificio de mayores dimensiones, puesto
17 Texto fechado en 1730 que refleja el origen de la plaza. Bibliografía “Histo-ria de Antequera” de Antonio Parejo Barranco 18 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-
cas San Rafael, 2003
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
41
que la espalda de la colegiata, linda con el convento de la Encarna-
ción; pero se evitó que los sacerdotes tuviesen que desplazarse a la
ciudad alta, aportándoles comodidad y seguridad. Ya que esta había
quedado en un estado ruinoso y con falta de higiene desde que había
sido despoblada.
En la configuración de la plaza de San Sebastián, han intervenido
una serie de elementos que, si se analizan de forma individual, no tie-
nen valor alguno; pero en su conjunto hacen de este privilegiado lugar
un bellísimo tramado urbano, que le confiere su esencialidad. Se con-
vierte así en un paradigma de urbanización que siempre supo conjun-
tar historia, vida, religiosidad y cultura.
En primer lugar, el elemento fundamental de la plaza es la Iglesia
de San Sebastián(fig 23), comenzaron las obras en 1530 planteándose
como una iglesia de tres naves separadas por pilastras. Pero lo que
concede mayor interés a esta iglesia es su fachada, obra del plateresco
castellano. Compuesta por tres cuerpos decrecientes en altura y volu-
men.
Desde finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX se adosaron
en el muro sur de la iglesia, por el exterior, hacia la calle, una serie de
capillas para la veneración de réplicas de imágenes religiosas conoci-
das en la ciudad. Con el montaje de estas casillas la calle quedó nota-
blemente reducida.
Estas capillas habían sido el resultado de los numerosos intentos
que se habían tenido por aumentar el tamaño de la colegiata de San
Sebastián. Finalmente fueron eliminadas, consiguiendo que la calle
tuviese las dimensiones que se merece
Otro elemento, en este caso, no tan favorable como la iglesia, fue
el arroyo de San Sebastián; descendía por la calle nueva y cruzaba en
diagonal la plaza hasta llegar al costado izquierdo de la iglesia, conti-
nuando por el Convento de la Encarnación; con el que era colindante
San Sebastián.
La existencia de este arroyo hizo que se viesen en la necesidad de
construir unas puentezuelas en la plaza, para salvar el paso de los pea-
tones. Estas estuvieron presentes hasta el siglo XVIII, durante el cual,
con las mejoras urbanísticas que aportó el barroco, se pudo poner fin
a este conflicto del paso de aguas. Para poner fin a este suceso, se vio
en la obligación de subir el nivel del suelo de la plaza; de este modo
la fachada de la iglesia perdió altura.
La torre de la iglesia no crea únicamente una imagen particular a la
plaza; además es la imagen de Antequera por excelencia (fig 24). “la
bellísima torre de la colegiata sobresalía, esbelta y orgullosa entre los
tejados de la empinada calle”19. Sin su existencia, la ciudad quedaría
“mutilada” o falta de semblanza. La torre es la mayor representación
del barroco de la ciudad, muestra ineludible del esplendor que allí se
vivió durante el siglo XVIII.
Por último, el arco del Dulce Nombre(fig 25); cargado de méritos
artísticos y religiosos. Se construyó en el siglo XVIII y marca la fron-
tera entre la ciudad alta y la baja; a modo de bisagra entre clases so-
ciales muy diferentes. Puesto que, en la ciudad alta, únicamente ha-
bían quedado las clases sociales con más carencias económicas
19 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráfi-
cas San Rafael, 2003
Ana María Cabello Navas
26-27. Análisis de los espacios de San Sebastian. Edificio colindante con las huertas del convento de la Encarnación
28. Estado actual de la plaza tras la última reforma llevada a cabo en 2018
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
43
mientras que la ciudad baja estaba repleta de casas palaciegas y per-
sonajes de la nobleza. (Hoy en día sigue existiendo esta diferencia-
ción, aunque en menor medida). En sus inicios fue un arco sencillo,
rematado por la imagen del Dulce Nombre; creando esta imagen el
signo de la totalidad del arco, modelo de resignación y penitencia.
Como ya se viene viendo, está claro que Antequera ocupó todos sus
huecos y vacíos con cuadros e imágenes de carácter religioso. Na-
ciendo de este modo las capillas y mosaicos callejeros. Que irían con-
figurando una imagen peregrina de la ciudad. Y una de las más im-
portantes muestras de esta situación, es el arco del Nazareno; que
aporta los siguientes valores a la plaza:
Valor religioso, estando ligado con la Cofradía de la Paz. En el arco
figura una de las imágenes a las que venera esta cofradía.
Solución de diseño urbano; estableciendo un nexo progresivo entre
la amplitud de la plaza y la calle estrecha y empinada.
Por último, contribuye a dar un carácter propio a la plaza de San
Sebastián.
La citada plaza, se convirtió desde el siglo XVII en el centro neurál-
gico de la ciudad; desde ese punto se desarrollan las vas principales
de expansión de la ciudad baja, siguiendo los caminos de Sevilla, Cór-
doba Granada y Málaga.
Justamente allí, donde confluían los caminos que venían de
Granada, Estepa y Lucena, donde los conventos fueron seña-
lando sus tapias y los mercaderes fueron abriendo sus tien-
das…20
Es un lugar de encuentro y cita para muchos antequeranos; pero sus
reducidas dimensiones la privaron de convertirse en plaza mayor. Se
configura como un espacio muy abierto, puesto que en ella desem-
boca hasta cinco calles.
Hoy en día la plaza es una mezcla de estilos artísticos: mudéjar, re-
nacimiento, barroco y modernismo; un punto con un gran valor pa-
trimonial, que ha sufrido numerosas remodelaciones (fig 28) todas
ellas pendientes de conservar y dar valor al patrimonio que en tan
reducido espacio podemos contemplar.
20 PAREJO BARRANCO: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas San
Rafael, 2003.
Ana María Cabello Navas
29. Tapia del compás almenado del convento de San Zoilo
30. Antigua huerta del convento
31. Compás del Convento de San Zoilo
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
45
4. LA CIUDAD BAJA
La expansión fue derivando de la configuración del terreno y las
necesidades de la población, para comunicarse tanto al interior como
al exterior del núcleo urbano. Consecuencia directa de esto es que, la
trama urbana de la ciudad baja está determinada por los caminos que
la configuran.
Los últimos años del siglo XV, y fundamentalmente el siglo XVI;
fueron trascendentales para la configuración urbanística de la ciudad,
ya que una vez que Antequera pierde su valor estratégico-militar, se
motiva un nuevo cambio en el patrón de asentamiento de la ciudad.
Produciéndose entonces una expansión urbanística acelerada hacia la
Vega.
Desde las Almenillas contemplaron, hacia el norte y el este, la
ciudad extendida a sus pies, el sol recién levantado detrás de
la Peña y los hortelanos trabajando en la Moraleda, las campa-
nas llamando hacia la primera misa del día…21
En este proceso de expansión fue fundamental la construcción de
las iglesias de San Zoilo, San Sebastián y San Pedro; alejadas unas de
las otras y construidas para la ordenación de los barrios de la ciudad
creciente.
El Convento Franciscano de San Zoilo, se construyó en un lugar
todavía inhóspito a finales del siglo XV, ya que nadie era capaz de
exponer sus viviendas extramuros; sintiéndose aun la amenaza exte-
rior.
En una de las visitas de los reyes Católicos a Antequera, tras la
conquista; se previó el crecimiento de la ciudad extramuros. Y fueron
estos mismos quienes organizaron dicho crecimiento en torno a la
ermita de San Zoilo, convertida posteriormente en monasterio. En la
puerta del convento, colocarían una plaza por la que debían desem-
bocar los caminos que llegasen de Granada, Sevilla y Córdoba.
Para terminar de cercar aquel recinto los monarcas ordenaron
a los frailes franciscanos que, tomando como centro su propio
convento, midiesen hacia el sur cincuenta canas de cinco varas
cada una, y veinticinco hacia el norte, levante y poniente, el
resultado era una imaginaria y enorme cruz. Pues bien, allí
donde culminaban las medidas tomadas por los monacales, el
documento regio ordenaba la construcción de un determinado
edificio religioso, que años más tarde fueron construidos22
Fue entonces el monasterio franciscano de San Zoilo el primero en
fundarse en la ciudad. El 18 de septiembre de 1500 y a petición de An-
tequera, despachaban los reyes católicos una cédula de licencia para
que la ciudad pudiese ceder terreno a los franciscanos para edificar
21 Descripción de las vistas que tuvo Washington Irving desde la ciudad alta, hacia la
ya extendida ciudad baja en PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas San Rafael, 2003 22Estos templos serán Santiago, San Pedro y Madre de Dios. Cita en: PAREJO BA-
RRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas San Rafael, 2003
Ana María Cabello Navas
32. Proceso de Desamortización del Convento de San Zoilo (Siglos XVII,XVIII y actualidad) Se señala el claustro del
Convento; en la actualidad reside la biblioteca municipal.
33.
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
47
un monasterio de su orden; sobre la ya mencionada ermita de San
Zoilo. El ayuntamiento planeaba, a principios del siglo XVI la creación
de un nuevo espacio abierto en una zona llana, bien comunicada y
con posibilidades de crecimiento. Por lo tanto, tal y como hace refe-
rencia Antonio Parejo Barranco23, “se emprendió un largo pleito con
la orden franciscana, por el que se logró el espacio necesario”; en este
momento perdieron una parte no muy significativa de solar, en rela-
ción a la totalidad con la que contaban. De este modo se consiguió
tener una plaza de grandes dimensiones (la mayor de Antequera)
junto a las grandes y extensas tapias con las que contaba el monaste-
rio.
Este punto de la ciudad fue cobrando importancia, a partir del siglo
XVII acompañado con el traslado de la Colegiata desde Santa María a
San Sebastián; se instalaron todos los edificios de control de la ciudad,
que anteriormente habían estado en la plaza Alta y comenzaron a rea-
lizarse todas las actividades que allí antes habían tenido lugar. Con-
virtiéndose en el centro activo de la ciudad. En cierto modo la plaza
de San Zoilo se convirtió en la plaza Mayor de Antequera; en ella se
celebraban espectáculos, corridas de toros, pregones, etc.
Tras la Desamortización (fig 32), la imagen del convento franciscano
sufrió fuertes cambios. Sus grandes extensiones de terreno quedaron
fuertemente reducidas; saliendo dichos terrenos a subasta.
La plaza se vio reducida, construyendo en ella un mercado de Abas-
tos; se redujeron las tapias del convento, las cuales rodeaban prácti-
camente la iglesia, claustro y unos pequeños terrenos para sus culti-
vos; y en los solares colindantes se fueron construyendo edificios re-
sidenciales. Generándose de este modo una densificación importante
de la ciudad; que incluso había reducido el tamaño de una de las pla-
zas mas importantes con las que había contado a lo largo de la histo-
ria.
En la actualidad, del Convento Franciscano de San Zoilo única-
mente conservamos la iglesia, un fragmento de las reducidas tapias
que lo acompañaron; que dan acceso a la iglesia. Y el claustro (fig 33)
, muestra del estilo gótico de los reyes Católicos; en el que reside la
biblioteca municipal.
4.1 Eje Málaga – Córdoba
Este se desarrolla entre la ciudad alta y la baja, por lo tanto, fue
configurando el trazado de la ciudad de forma muy escalonada en el
tiempo. Ya que como hicimos referencia anteriormente, la ciudad alta
quedó prácticamente configurada y abandonada en el siglo XVI;
mientras que la baja, comenzó su desarrollo en el XVI y tendrá gran-
des aportaciones urbanísticas y de embellecimiento de sus espacios
durante los siglos XVII y XVIII.
Se proporcionará higiene vial, fundamentalmente en las dos arte-
rias principales; puesto que se habían convertido en los ejes principa-
les del trazado de la ciudad.
Para explicar el desarrollo de este eje, es conveniente hacer refe-
rencia a los edificios religiosos que fueron configurándolo; ya que su-
pusieron un punto de partida decisivo para el trazado. Y
23 PAREJO BARRANCO, Antonio: Historia de Antequera, Gráficas San Rafael, 1987
Ana María Cabello Navas
34-35. Transformación solar Convento de Madre de Dios
36-37. Transformación y cambio de uso en el Convento de Santa Clara
38-39. Transformación del solar del Convento de la Trinidad.
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
49
posteriormente con la desamortización y expropiación en sus solares
se crearon nuevas vías secundarias.
Hecho a destacar de los edificios religiosos de este eje es que todos
ellos se encuentran adosados a la trama urbana, como hacia referen-
cia Sitte, de este modo se concentran el iteres del edificio en puntos
determinados
4.1.1. Convento de Madre de Dios
En 1520 las Religiosas Agustinas, trasladan su convento muy cerca
del de San Zoilo y en un camino que estaba comenzando a generarse.
Tuvo un gran crecimiento y cada vez, eran más las religiosas que se
unían al convento, por lo que en 1574 se llevaron a cabo gestiones para
adquirir unas casas colindantes al Monasterio, donde se levantaron la
Iglesia, Capilla Mayor y se abrió una puerta nueva, en la calle perpen-
dicular.
Al igual que todos los conventos, en su inicio contó con un exten-
sísimo terreno, que fue perdiendo paulatinamente tras la desamorti-
zación. En un primer momento, contó con su propia iglesia, además
de con una capilla situada de manera opuesta a la iglesia principal,
que posteriormente pasaría a ser la Escuela de Cristo.
En la actualidad, se mantiene en pie únicamente la iglesia, que
además está cerrada al culto. En las huertas del convento y frente a
esta, una capilla; reflejo una vez más de la fuerte religiosidad que pre-
sentó Antequera en sus años de riqueza y esplendor.
4.1.2. Convento de Santa Clara
Es necesario hacer referencia a este convento, por las múltiples
variaciones que ha sufrió a lo largo de los años.
En sus inicios, tras su construcción en 1603, dispuso de una extensa
superficie. Pero en 1841, tuvo lugar la exclaustración de las monjas
clarisas. Los terrenos pasaron a un adinerado de la ciudad y fueron
utilizados como graneros, cambiando radicalmente su utilidad.
Del grandioso convento, hoy en día solo podemos disfrutar de su
fachada. Siendo en la actualidad un espacio de actividades culturales.
Se está planteando el proyecto para reconstruir el claustro valiosísimo
con el que contaron las hermanas clarisas.
4.1.3. Convento de la Trinidad
El convento de la Trinidad comenzó a construirse en 1672. Du-
rante todo el siglo XVIII el convento y la iglesia buscaron una solución
para poder encontrarse con la amplia plaza y con el desnivel de la
calle colindante. Pretendiéndose enlazar moderadamente el edificio
con el conjunto de casas.
Para ello se creó un atrio, que funciona como una antesala a la
entrada del convento. La Capilla Votiva de la Cruz blanca, enfrentada
al convento de la trinidad, guía el descenso de la salida hacia Córdoba.
Interpreta dos papeles, el de mirador y mirada. Mirador cuando
desde ella observamos el convento de la trinidad y la salida de la ciu-
dad, mientras podemos pasear por sus arcos. Y mirada en la dirección
contraria. La capilla es obra del siglo XVIII, momento en que se co-
menzó a embellecer la ciudad, en sus orígenes se encontraba una cruz
blanca de mármol, que obligaba a santiguarse a los viajeros en su en-
trada por el primitivo camino de Lucena.
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
51
4.2 Eje Sevilla – Granada
El camino de Sevilla a Granada fue el más transitado desde los
inicios de la ciudad. Parte desde la Alameda, siguiendo una línea más
o menos recta por la calle Estepa hasta llegar a la plaza de San Sebas-
tián para allí continuar hasta la plaza de las Descalzas, donde sigue
un trazado ligeramente curvo de la calle Carrera.
La extensión de la ciudad, siguiendo como arteria este eje, tendrá
lugar durante los siglos XVI y XVII. Durante el XVI, muestra del Re-
nacimiento, se aportarán calles con trazados anchos, pero sin grandes
geometrismos, puesto que las curvas de nivel y las construcciones ya
preexistentes jugarán un papel fundamental.
Sin embargo, el siglo XVII, no traerá ningún aporte urbanístico
destacable. Si bien, en este eje, es necesario destacar la construcción
de dos elementos, enfrentados entre sí, que recalcan una vez más la
sacralidad de la ciudad. La Capilla Tribuna de la Virgen de los Reme-
dios y la Puerta de Estepa encargadas de recibir y despedir a todo
aquel que visitase la ciudad.
La segunda parte de este eje es una calle trazada en una de las
zonas más llanas y de ensanche de la ciudad, junto a la puerta de Gra-
nada. Zona en la que desde principios del siglo XVI es palpable un
constante movimiento de construcciones artísticas, asentamientos
religiosos y gran número de mejoras en el sistema urbanizador.
Para la descripción de este eje, tomaremos como guía sus dos ca-
lles principales; articuladas entre sí en la plaza San Sebastián, junto
con los sucesivos conventos e iglesias, que del mismo modo que en el
eje Málaga-Córdoba, se encargaron de dar forma a la ciudad. Encon-
trándose, de igual forma que en el eje ya mencionado, adosados en la
trama urbana.
4.2.1. Calle Estepa
Desde sus inicios, hasta la actualidad ha sido la calle principal de
la ciudad (fig 42). En ella residían las familias de la nobleza anteque-
rana. Presentando una imagen durante los siglos XVI, XVII y XVIII su
imagen resultaba pictórica, puesto que se encontraba repleta de edi-
ficios religiosos, y junto a ellos, siempre una casa palaciega.
Abundaban los frailes, tantos que Irving no atinaba a saber
si eran los mismos que se movían con una inusitada rapidez,
o por el contrario abundaban como las setas24
Al comienzo de la calle, entrando desde Sevilla, se encuentra el
convento de los Remedios; los frailes pertenecientes a la orden fran-
ciscana terceros comenzaron las obras de su convento en 1628 y a pe-
sar de que esta orden se caracterice por buscar lugares lejos de la po-
blación para asentarse. En este caso, una vez que vieron que la ciudad
estaba comenzando a extenderse por lo llano, y con el traslado de la
Colegiata a San Sebastián, fue que mandaron su construcción.
24 PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas
San Rafael, 2003
Ana María Cabello Navas
43-44. Transformación y cambio de uso en el Convento de los Remedios
45 46
47-48 Expropiación en el Convento de San Agustín
49
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
53
En 1845, tras la desamortización, todo el edificio del Convento fue
adquirido por subasta pública para ser usado como Palacio Munici-
pal.
Cambiando su fachada para adecuarse más a su nueva función y
siguiendo el modelo de inspiración local.
Se conserva un pequeño tramo de las tapias del convento; paralela
al eje de la calle(fig 45), que da paso a un breve compás por el que se
accede al templo. La iglesia y la sacristía fueron las únicas pertenen-
cias que los Terceros Franciscanos pudieron conservar.
En la actualidad, nos encontramos con el ayuntamiento de la ciu-
dad; que conserva el claustro con su patio de columnas(fig 46) y la
caja de la escalera conventual, ambas de una monumentalidad extra-
ordinaria. El resto de las pertenencias se remodelaron durante los si-
glos XIX y XX.
Como ya hice referencia anteriormente, en 1750, al inicio de la ca-
lle. Se construyó una Capilla-Tribuna dedicada a la Virgen de los Re-
medios, siguiendo la forma de las que ya había construidas. Se con-
virtió en un centro de atracción devocionaria, atrayendo a multitud
de personas.
En 1864, debido a su deterioro fue sustituida por un estableci-
miento de madera, destinado a la venta. En la actualidad, encontra-
mos un edificio de carácter civil de finales del siglo XIX. Pero aun se
sigue manteniendo la solemnidad de entrada a la calle.
Acercándonos a la plaza San Sebastián, se encuentra el Convento
de San Agustín; fue construido tras la permuta de unas viviendas y
financiada por familias adineradas de la ciudad para que los frailes
pudiesen asentarse en el centro de la ciudad que estaba comenzando
a extenderse y desde ahí poder desarrollar mejor su labor social.
De aquel extenso solar conventual, solo se conserva el templo
construido entre 1550 y 1556; puesto que tras la desamortización se
privo por completo de sus terrenos.
Hoy en día se encuentra adosado a la trama urbana en dos de sus
fachadas. Se presenta, como la mayoría de los templos antequeranos
como un buque de piedra en el que destaca su torre-campanario, fun-
cionando como guía de este eje.
Una vez llegamos a la plaza San Sebastián, el camino desciende
hacia la izquierda. En este punto, colindante a la colegiata de San Se-
bastián se edificó el Convento de la Encarnación. Con el asentamiento
de las Monjas Carmelitas Calzadas, en el año 1580 comenzó a desa-
rrollarse esta parte de la ciudad, con dirección hacia el pueblo vecino,
Archidona. Siguiendo el eje de camino que comunica con Granada. Si
bien, el convento comenzó a construirse en 1536.
Fue el exponente referencial más significativo de la calle, a pesar
de ser colindante con la Colegiata de San Sebastián. Con una fachada
sobria. En el ultimo cuarto del siglo XVIII se levantaron dos cuerpos
de miradores con celosías sobre la sencilla fachada, creando una
nueva imagen al exterior.
Eran monjas de clausura, por lo que contaban, y por suerte siguen
contando con una gran extensión de terreno, necesaria para sus huer-
tos. La dimensión que ocupa el monasterio es inapreciable desde la
calle y únicamente nos damos cuenta al estudiarlo en planta.
Esta parte tuvo importantes problemas de higiene, puesto que, por
las espaldas del convento y el interior de sus huertas, pasaba el Arroyo
de San Sebastián. Finalmente, en el siglo XVII se realizaron las obras
Ana María Cabello Navas
Primer tramo de la Calle Carrera con las
iglesias de La Victoria (51) y las Descalzas (52)
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convenientes, una vez más para dotar de la higiene suficiente. Como
dato curioso fueron las Carmelitas quienes acarrearon con los gastos
generados por el empedramiento de la calle25.
En la actualidad es uno de los conventos que menos ha sufrido las
vicisitudes de la historia, reduciendo muy levente la extensión de sus
dominios.
4.2.2. Calle Carrera
En el primer trayecto de la carrera (fig 50), se ubican dos conven-
tos a lo largo del siglo XVI y XVII; el Convento de la Victoria y el Con-
vento de las Descalzas.
El Convento de la Victoria pasará por dos etapas. En un primer
momento se instalan los frailes mínimos en 1669 quienes estarán en
el convento hasta 1832, desde esa fecha sus instalaciones permanece-
rán desiertas hasta que en 1884 es ocupado por las Franciscanas Ter-
ciarias.
De la primera ocupación conservamos la iglesia, singular con res-
pecto al resto de las existentes en la ciudad, puesto que tiene grandes
influencias italianas. Al estar adosada por tres lados a la trama urbana;
toda su belleza se concentra en un solo punto(fig 51), en el que se
otorga gran importancia al balcón.
A la transitada carrera únicamente daba la puerta de la iglesia con
una fachada solemne, con piedras blancas. En 1720, consta en archivo
histórico que el convento recibió una donación económica que le per-
mitió adquirir unas casas colindantes para ampliar la iglesia26
Sin embargo, debido a los asaltos que el convento sufrió, se hizo in-
viable su situación, por lo que en 1777 se determina la clausura del
convento. Siendo reabierto en el siglo XIX a cargo de las monjas fran-
ciscanas.
El Convento de las Descalzas (fig 52) comenzó su construcción en
1632. La localización del convento favoreció al edificio, puesto que las
casas colindantes junto con la construcción de la iglesia actuaron a
modo de “barrera” impidiendo que se viesen las instalaciones conven-
tuales desde la calle. En lugar que ocuparon esas viviendas, hoy en día
encontramos una de las pocas y pequeñas plazas de las que consta la
ciudad, en un primer intento de aportar amplitud a la ciudad. Fue
construida en 1941, y hasta ese momento, la fachada del convento se
encontraba oculta tras unas viviendas. De su primitiva construcción
solo se conserva la portada manierista.
La segunda parte de la calle Carrera se configuró una vez se cons-
truyó la iglesia de Santiago. Ya que durante principios del siglo XVI
esta zona estuvo despoblada y en su lugar se encontraban unas huer-
tas. La iglesia fue en sus inicios una pequeña ermita, que fue adqui-
riendo valor con el transcurso del tiempo por la situación en la que se
encontraba; además de por la gran cantidad de fieles que atrajo a su
alrededor.
Al finalizar el siglo XVI se produce una sobrepoblación de esta
zona, consecuencia de la construcción de la ermita en un privilegiado
lugar.
25 MORENO GARCÍA, Juan Manuel: Antequera callejero histórico, CEDMA, 2013 26 ESCALANTE, JOSÉ, “La primitiva casa de la orden de agustinas en la ciudad”,Má-
laga; Julio 2003
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53-54. Trasformación de los solares e iglesias del barrio de Santiago. (Siglo XVIII-Actualidad)
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Su construcción estuvo acompañada de una plaza, que fue siempre
una encrucijada de caminos por donde confluyeron las calles más im-
portantes hacia la salida para Granada.
La instalación de Santiago (fig 55), llevo implícita consigo otro
convento; Santa Eufemia (fig 56). En 1601 se instalaron en las huertas
de la carrera en la ciudad las Religiosas Mínimas, para fundar el mo-
nasterio de Santa Eufemia.
Estos dos edificios fueron fundamentales, ya que supusieron el
avance del camino que llevaba hasta Granada y la necesidad de unir
esta zona de Antequera con el arrabal de San Pedro. “Todo ocurrió
como una especie de regalo para dárselo a Dios” 27
A comienzos del siglo XVII comienza a urbanizarse esta zona.
Hoy día la plaza de Santiago (fig 57) es uno de los escenarios ba-
rrocos de la ciudad, en el que se contrapone la fragilidad exterior de
Santiago, con las grandes masas de los volúmenes de santa Eufemia.;
una estampa popular, junto con el Portichuelo y Santa María.
Por último y cercano a la puerta de Granada, se sitúa el convento
de Belén (fig 58); los carmelitas descalzos compraron en 1640 unos
terrenos para instalar su convento, si bien no siendo consagrado hasta
1709. Desde el momento de su construcción el vecindario aumento.
Puesto que este en un espacio mínimo se encontraban tres conventos
y la población veía la necesidad de buscar esos espacios para sentirse
consagrados.
En el momento de su construcción no se puso impedimento nin-
guno a los frailes por excederse de los limites de los terrenos que ha-
bían adquirido. Consecuencia de ello, es que el camarín de la Virgen
de los Dolores (imagen fuertemente venerada en el barrio) se intro-
duzca en la calle colindante al convento (fig 59).
Su fachada reproduce el modelo de las iglesias conventuales del
siglo XVII y refleja los tres cuerpos que en su interior se encuentran.
.
27 MORENO GARCÍA, Juan Manuel: Antequera callejero histórico, CEDMA, 2013
Ana María Cabello Navas
58.Crecimiento del Arrabal de San Juan (Siglo XVI-Actualidad)
59. Crecimiento ortogonal del Arrabal de San Pedro (Siglo XVI-Actualidad)
60. Crecimiento del Arrabal de San Miguel (Siglo XVI-Actualidad)
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
59
5. ARRABALES
Un arrabal es una agrupación de viviendas o comercios, no sujeta
a ninguna norma urbanística, ya que surgían como formaciones ur-
banas extramuros, expandiéndose desde las puertas o caminos prin-
cipales del recinto amurallado.
Tenemos constancia de que en Antequera existieron diez arraba-
les; todos ellos se organizaron en torno a una iglesia. Y debido a la
rápida expansión que tuvo la ciudad, rápidamente estuvieron integra-
dos en la trama urbana.
A continuación, vamos a describir los tres arrabales mas destaca-
bles dentro de la configuración de la ciudad.
Los tres presentan la misma característica; en la fachada principal
se abre una pequeña plaza. Dichas plazas, son una pieza de gran im-
portancia dentro del arrabal; puesto que por una parte servían para
abastecer a los vecinos de agua, y por otra eran su lugar de encuentro
y relación.
5.1. Arrabal de San Juan
La expansión urbana de Antequera fuera del recinto amurallado
comenzó por la puerta de Málaga; dando paso al barrio de San Juan.
Por este motivo es considerado el arrabal más antiguo de Ante-
quera, probablemente surgiese por su proximidad a la ya antes men-
cionada “ciudad alta”. La documentación existente a cerca de este
arrabal surge tras la construcción de su templo en 1582. Alrededor de
esta iglesia se levantaron un conjunto de callejuelas, heredadas de la
época nazarí, que progresivamente se fueron extendiendo hasta los
puntos clave de su entorno: el Portichuelo (conexión con el nodo de
articulación de la ciudad alta), la puerta de Málaga y la Ribera del Río.
La iglesia dedicada a San Juan Bautista se convirtió en la pieza fun-
damental del arrabal; se ubicó en el lugar que abrió camino a la cris-
tiandad y comenzó a ser el motor económico y social del barrio.
El edificio, de fabrica compacta construido posiblemente con pie-
dras cercanas de la fortificación; resulta destacable por su gran senci-
llez, reflejo del barrio en el que se sitúa. En sus orígenes contaba con
tres portadas, pero tras la desamortización dos de ellas han sido ta-
piadas, puesto que se ha visto considerablemente reducido su solar,
quedando únicamente la iglesia.
La iglesia de San Juan, ha resistido desde sus orígenes en un en-
torno sujeto a poblaciones y despoblaciones constante y violentas.
5.2. Arrabal de San Pedro
La construcción y ubicación de San Pedro, estaba pensada desde
principios del siglo XVI, cuando los reyes católicos previeron la ex-
pansión que iba a sufrir la ciudad y determinaron los puntos clave de
crecimiento de esta.
La iglesia se construyó en 1518, para atender las necesidades pas-
torales del nuevo barrio; en la zona de expansión delimitada entre el
monasterio de San Zoilo y la puerta de Lucena (camino de Córdoba)
Ana María Cabello Navas
61. Arrabal de San Juan durante uno de sus fuertes despoblamientos en el siglo XX
62. Iglesia de San Juan
63. Iglesia de San Miguel
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
61
Se constituía entonces, la quinta parroquia de la ciudad, que venia
a demostrar el crecimiento urbanístico de Antequera, apenas trans-
currido un siglo desde la conquista musulmana.
El templo primitivo tuvo unas dimensiones reducidas en altura y
fue consagrado en 1522. Medio siglo después, tras el gran crecimiento
del barrio, se planteo su ampliación.
Se dobló la altura de la nave central, intentando conseguir que el
traslado de la colegiata fuese a su templo y no a San Sebastián.
El resultado de todo ello fue un edificio de grandes dimensiones;
un buque de piedra, que emerge entre las casas que lo rodean.
Edificada en un punto alejado del centro vital de aquella época y
en una zona aún despoblada. Tras su construcción se edificaron una
serie de viviendas, esparcidas por los alrededores del arrabal. Sin se-
guir ninguna ordenación; como estaba pasando en toda la ciudad.
Esta situación cambió durante el siglo XVII; ya que el arrabal de
San Pedro estaba experimentando un crecimiento muy fuerte y cada
vez contaba con más vecinos.
Por lo que, en este siglo, el arrabal se organizo de forma regular;
con un conjunto de plazas, calles y callejas siguiendo un trazado or-
togonal.
Resultado de esto, perceptible a simple vista en el plano de la ciu-
dad; es que san Pedro es el único barrio que sigue un trazado precon-
cebido, reflejo del urbanismo barroco en la ciudad.
5.2. Arrabal de San Miguel
A comienzos del siglo XVI se levantó una ermita dedicada al ar-
cángel San Miguel; extramuros y en un lugar que comenzaba a urba-
nizarse, entre la zona alta y el poniente de la ciudad.
La primitiva iglesia de San Miguel tuvo un tamaño reducido, ya
que estuvo pensada para ser un ligar para el ejercicio de la devoción,
más que para celebrar solemnes celebraciones; de esta fábrica nada se
conserva, ya que ha sido uno de los templos más reconstruidos de la
ciudad. La primera reconstrucción tuvo lugar en 1785; la siguiente, en
1954 por encontrarse en estado de ruina. En esta reforma se incorporó
la portada de la iglesia de las Huérfanas.
Haciendo esquina entre la calle San Miguel y la plazuelilla de la
iglesia, se levanta la singular espadaña referencia clave del paisaje ur-
bano del barrio.
El arrabal de San Miguel fue uno de los más reducidos, en tamaño,
pero que enlazó la ciudad alta y la baja, al encontrarse en un punto
intermedio entre ambas. Carece de ordenación en su trazado, pues
fue el resultado de la construcción de viviendas y comercios, en torno
a la iglesia y la plaza que delante de ella se generó. Convirtiéndose la
plaza en el centro vital del barrio, constantemente frecuentada.
En la actualidad, el arrabal de San Miguel refleja todo lo explicado,
pues sus calles estrechas e irregulares abriéndose a una plaza de muy
reducidas dimensiones, son el vivo reflejo de un barrio configurado
de manera azarosa.
ARQUITECTURA RELIGIOSA EN ANTEQUERA: SU INFLUENCIA EN LA TRAMA URBANA
63
CONCLUSIONES
Tras el análisis de las diversas modificaciones que ha sufrido la
ciudad en cuanto a su desarrollo y crecimiento, y partiendo de los
hechos redactados en el trabajo, se pueden concluir las siguientes
afirmaciones concretas:
• El trabajo reuniendo y sistematizando por primera vez docu-
mentación que se encontraba, hasta la fecha de manera dis-
persa cosas; ha tratado de cubrir los vacíos anunciados en el
estado de la cuestión. Esto era debido a que no se habían es-
tudiado las iglesias como conjunto urbano, sino cada una de
ellas de manera particular.
• Se ha aportado documentación gráfica, realizada por la au-
tora; de utilidad tanto como elemento descriptivo del desarro-
llo de la ciudad, como analítico en los puntos clave de esta.
• Se ha realizado un análisis de los lugares que constituyen un
hito en la ciudad, de una manera no ajena al método que fue
señalado en su día por Camilo Sitte; observando diferencias
significantes entre la ciudad alta y la baja (§ 2.2.)
• Se ha llevado a cabo un análisis crítico de los valores patrimo-
niales (arquitectónicos, histórico-documentales, de paisaje
urbano) que presentan los edificios religiosos. Constatando
diferentes cambios de actitud de los ciudadanos en una hor-
quilla de tiempo relativamente pequeña.
• El trabajo, aportando la valoración de las dimensiones patri-
moniales que generan las iglesias, se incorpora a una cultura
de preservación del patrimonio pretendiendo sensibilizar en
la medida de lo posible a sus habitantes. Ya que es en cierto
modo cuestionable, el desinterés que reflejan.
FUENTES
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consulta 08.04.2018)
PROCEDENCIA DE LAS ILUSTRACIONES
Fig 1-5-14-17-18-26-27-32-33-34-35-36-37-38-39-43-44-47-48-53-54: Dibujos de la autora
Fig 6-9-10-11-29-30-31-40-42: PAREJO BARRANCO, Antonio y Jesús ROMERO BENÍTEZ: Antequera,
memorias de una época, Gráficas San Rafael, 1992.
Fig 7: ROMERO BENÍTEZ, Jesús: “Monumentos de Antequera desaparecidos”, Jábega nº 15, Málaga
1976
Fig 8: http://www.viajerosencortomalaga.com/015005002c04t06.html
Fig 12-13: PAREJO BARRANCO, Antonio: La Antequera de Washington Irving, Antequera, Gráficas San
Rafael, 2003
Fig 15: ROMERO BENÍTEZ, Jesús: Antequera ciudad monumental, Chapitel, 2012.
Fig 16-24: CORDERO, Mikel
Fig 19-20-49-50-51-52-55-56-58-59: Fotografías de la autora
Fig 21-22: https://manuelrodriguezgarcia105.blogspot.com/2017/10/la-torre-de-san-sebastian-de-
antequera.html
Fig 23-57: ÁLVAREZ DÍAZ, José Luis
Fig 25: https://las4esquinas.com/concluyen-las-obras-restauracion-recuperacion-del-arco-del-
nazareno-antequera/
Fig 28: http://turismo.antequera.es/place/iglesia-de-san-sebastian/
Fig 33: https://las4esquinas.com/la-biblioteca-supramunicipal-de-san/
Fig 41: https://conoceantequera.wordpress.com/2011/05/13/antequera-es-esa-esplendida-ciudad-
tranquila-como-un-sueno-en-la-costa-del-sol-de-interior/
Fig 45-46: http://antequeraenlared.com
Escala 1:7000
Iglesias
Recinto urbano
Ocupación religiosa
ANTEQUERA SIGLO XV
Sevilla
Córdoba
Granada
Málaga
San
Puerta deEstepa Puerta de
Puerta deMálaga
Granada
Salvador SantaMaria
SanIsidro
Escala 1:7000
SevillaCórdoba
Granada
Málaga
ARRABAL DE SAN MIGUEL
ARRABAL DE SAN PEDRO
ARRABAL DE SAN JUANIglesias
Recinto urbano
Ocupación religiosa
ANTEQUERA SIGLO XVI
Escala 1:7000
Iglesias
Recinto urbano
Ocupación religiosa
ANTEQUERA SIGLO XVII
Sevilla
Córdoba
Granada
Málaga
ARRABAL DE SAN MIGUEL
ARRABAL DE SAN PEDRO
Escala 1:7000
Iglesias
Recinto urbano
Ocupación religiosa
ANTEQUERA SIGLO XVIII
Sevilla
Córdoba
Granada
Málaga
ARRABAL DE SAN MIGUEL
ARRABAL DE SAN PEDRO