arquidiócesis de bogotá hosanna - oferta páginas...

9
Hosanna Comisión Arquidiocesana de Música Sagrada y Liturgia Navidad 2008 Arquidiócesis de Bogotá unque la navidad es de menor rango que la pascua, a la que se subordina, goza de gran predicamento religioso, popular, festivo y comercial. Litúrgicamente, el ciclo A navideño forma un bloque compacto, perfectamente trabado, acorde con el hemisferio norte, donde las noches de finales de diciembre y comienzos de enero son largas y frías, eventualmente con lluvias, brumas, nieves y hielos. La navidad se festeja ocho días antes del año nuevo, fecha que añade matices particulares a este ciclo, caracterizado cósmicamente por la muerte del sol y su renacimiento. En los doce días que van de navidad a epifanía sobresalen en nuestra tradición tres noches mágicas: nochebuena, nochevieja y noche de reyes, y varias fiestas con algunos domingos. A la conmemoración del nacimiento del Hijo de Dios y de su manifestación se han añadido otras consideraciones navideñas de sabor familiar y comercial, popular y social. No todos coincidimos en el significado de la navidad. Por eso puede hablarse de navidades. Incluso no faltan, aunque son minoría, los que rechazan de plano la navidad. Los relatos de la infancia de Mateo y Lucas no datan con precisión el día y año que nació Jesús. Probablemente fue en Nazaret, durante el reinado del emperador Augusto, en los últimos años del gobierno de Herodes el Grande, entre los años 6 y 4 a. C. Es probable que Jesús naciera en primavera, ya que según Lucas unos pastores pernoctaban con sus rebaños de ovejas. La fecha del 25 de diciembre tiene un origen, por una parte, ligado a la naturaleza, por otra, relacionado con festividades religiosas paganas. Denominar año primero al año que nació Jesús -como lo hizo por primera vez Dionisio el Exiguo- implica que se dio un giro a la historia occidental. Jesús aparece en Lucas como «centro del tiempo». Recordemos que el emperador Aureliano (270-275) inauguró el 25 de diciembre del 274 un suntuoso templo en honor del dios Mitra, «sol invencible». A partir de ese momento, tenido como solsticio de invierno, comenzaba a crecer la luz del día. Por consiguiente, la noche anterior alcanzaba su franja más ancha, vencido el sol por el poder de las tinieblas. A partir de ese momento el astro ganaba fuerza, luz y calor. Era su nacimiento. Para los antiguos, Oriente era región de luz y de vida, y Occidente de ruina y de muerte. Consecuentemente, los templos se construían de cara a Oriente. Piénsese que las fiestas saturnales romanas en honor de Saturno, dios agrícola del Lazio, se celebraban del 17 al 23 de diciembre, durante siete días licenciosos. En el norte de Europa 1. Origen de la Navidad NUEVAMENTE ES NAVIDAD

Upload: vuthuy

Post on 20-Sep-2018

218 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

HosannaComisión Arquidiocesana de Música Sagrada y Liturgia

Navidad 2008

Arquidiócesis de Bogotá

unque la navidad es de menor rango que la pascua, a la

que se subordina, goza de gran predicamento religioso,

popular, festivo y comercial. Litúrgicamente, el ciclo Anavideño forma un bloque compacto, perfectamente trabado,

acorde con el hemisferio norte, donde las noches de finales de

diciembre y comienzos de enero son largas y frías, eventualmente

con lluvias, brumas, nieves y hielos. La navidad se festeja ocho días

antes del año nuevo, fecha que añade matices particulares a este

ciclo, caracterizado cósmicamente por la muerte del sol y su

renacimiento. En los doce días que van de navidad a epifanía

sobresalen en nuestra tradición tres noches mágicas: nochebuena,

nochevieja y noche de reyes, y varias fiestas con algunos domingos.

A la conmemoración del nacimiento del Hijo de Dios y de su

manifestación se han añadido otras consideraciones navideñas de

sabor familiar y comercial, popular y social. No todos coincidimos en

el significado de la navidad. Por eso puede hablarse de navidades.

Incluso no faltan, aunque son minoría, los que rechazan de plano la

navidad.

Los relatos de la infancia de Mateo y Lucas no datan con

precisión el día y año que nació Jesús. Probablemente fue en Nazaret, durante el reinado del emperador

Augusto, en los últimos años del gobierno de Herodes el Grande, entre los años 6 y 4 a. C. Es probable que

Jesús naciera en primavera, ya que según Lucas unos pastores pernoctaban con sus rebaños de ovejas. La

fecha del 25 de diciembre tiene un origen, por una parte, ligado a la naturaleza, por otra, relacionado con

festividades religiosas paganas. Denominar año primero al año que nació Jesús -como lo hizo por primera vez

Dionisio el Exiguo- implica que se dio un giro a la historia occidental. Jesús aparece en Lucas como «centro del

tiempo». Recordemos que el emperador Aureliano (270-275) inauguró el 25 de diciembre del 274 un suntuoso

templo en honor del dios Mitra, «sol invencible». A partir de ese momento, tenido como solsticio de invierno,

comenzaba a crecer la luz del día. Por consiguiente, la noche anterior alcanzaba su franja más ancha, vencido el

sol por el poder de las tinieblas. A partir de ese momento el astro ganaba fuerza, luz y calor. Era su nacimiento.

Para los antiguos, Oriente era región de luz y de vida, y Occidente de ruina y de muerte. Consecuentemente, los

templos se construían de cara a Oriente. Piénsese que las fiestas saturnales romanas en honor de Saturno, dios

agrícola del Lazio, se celebraban del 17 al 23 de diciembre, durante siete días licenciosos. En el norte de Europa

1. Origen de la Navidad

NUEVAMENTE ES NAVIDAD

había al mismo tiempo una fiesta de invierno, semejante a la del sur, en la que se

quemaban grandes troncos de madera en honor de los dioses para que el sol

brillara con más fuerza. Durante miles de años (algunos hablan de 11.000) se han

celebrado estas fiestas dedicadas al sol, según diversas tradiciones persas, 1romanas, nórdicas y anglosajonas . En el tiempo navideño nacían todos los

jóvenes dioses del sol: Osiris, Horus, Apolo, Mitra, Dionisios, Baco y Krisna.

Según los estudios de algunos historiadores, como E. Testa, los primeros

cristianos de Palestina revivían la navidad en el mismo lugar donde había nacido

Cristo. Lo cierto es que, a partir de Constantino, se decretaron algunos días

festivos, como el primer día de la semana o domingo y el 25 de diciembre, fiesta de

la natividad de Jesús. La navidad apareció, pues, hacia el 330 como cristianización de la fiesta pagana del

nacimiento del sol invencible (Dies natalis solis invicti), ya que Cristo es «sol de justicia» (Mal 4,2), «astro que

nace de lo alto» (Lc 1,78), «luz para alumbrar a las naciones» (Lc 2,32) y «luz del mundo» (Jn 8,12; 9,5). Navidad

asume una fiesta anterior humana y religiosa que se centraba en el sol. Así se logró que en un mismo día

coincidieran dos natalicios: el del sol y el de Jesucristo. El papa Liberio decidió en el 354 que el 25 de diciembre

se dedicase al creador del sol para contrarrestar la vigencia de los cultos paganos. La navidad adquirió una gran

popularidad en la Edad Media con la creación del belén y algunos cantos apropiados, que se transformarían en

los villancicos. Posteriormente adquirieron relieve las cenas y comidas de ese día. Un caso excepcional fue el

de algunos anglicanos puritanos que, por su severidad, prohibieron celebrar la navidad en Gran Bretaña en

1552. Volvió a rescatarse esta fiesta con Carlos II en 1660, y de nuevo se oscureció en la época victoriana. Hoy

celebran la navidad el 25 de diciembre anglicanos, protestantes y católicos. Para los ortodoxos, el nacimiento

de Jesús es el 6 de enero, fiesta de la epifanía. En todo el Oriente cristiano se bendicen las aguas el 5 de enero

en memoria del bautismo del Señor.

El año litúrgico empezó a estructurarse a partir del siglo IV, cuando aparecieron los dos grandes ciclos: el

pascual, de origen lunar, y el navideño, de origen solar. El año cristiano

comenzaba en Roma con la vigilia de navidad. Navidad era entonces

una memoria del nacimiento de Cristo. Se llamó adventus Domini,

venida del Señor. Un siglo más tarde se extendió rápidamente desde

Roma a todas partes. Por ser la navidad fiesta fija -la pascua varía de

año en año-, es fácilmente recordable su día. El nombre de navidad

viene de una deformación del latín nativitas/natalis. Natale significaba

entre los romanos el aniversario del nacimiento de un emperador o el

día de su ascensión al trono. En sus comienzos, navidad y epifanía

eran la doble cara de una sola fiesta. Ambas cristianizaron el culto al

dios sol, extendido por el Imperio romano en el siglo III. A finales del

siglo IV o comienzos del v se diferenciaron las fechas de epifanía y

navidad. Prácticamente ambas fueron aceptadas por todas las

Iglesias.

Según se entienda y viva el hecho navideño, puede hablarse de

varias navidades: sentimental, comercial, familiar, popular y cristiana.

2. Los rostros de la navidad

Los rostros de la Navidad

a) Navidad sentimental

Si el adviento es repetición cíclica de la esperanza, navidad no es sólo

nacimiento y alegría, sino soledad y tristeza. La navidad es gozo y alegría por

el nacimiento prodigioso de un niño, por los encuentros familiares y por las

dádivas y regalos. Al mismo tiempo, al reunirse festivamente la familia, se

echan en falta los miembros que han desaparecido, no pueden retornar o no

quieren volver. En navidad son recordados los difuntos de la familia, los

familiares que no están en casa, los exiliados alejados de sus países de

origen, los encarcelados, los huérfanos de todo tipo y, en general, los pobres y

marginados. Por estas razones, el pueblo cristiano se mueve a compasión

con colectas y gestos caritativos.

Pero no faltan los que rechazan la navidad basándose en argumentos

variopintos: Jesucristo no nació el 25 de diciembre, santa Claus no existe (se aboga por san Nicolás); la navidad

es una fiesta hipócrita, ya que se rechaza la guerra sólo durante esos días; se oyen canciones acarameladas y se

ven películas sentimentaloides; los árboles de navidad son antiecológicos Y prima descaradamente el comercio.

Algunos pesimistas rigurosos sostienen que la navidad es un monumento del pasado y una idolatría del presente,

ya que deshonra el nacimiento de Jesús de Nazaret. Creen que las razones para celebrar la navidad son

hipócritas. Por supuesto, no faltan los que prescinden del significado cristiano de la navidad porque son

agnósticos o ateos. Entienden las fiestas de navidad desde sus raíces precristianas como fiestas de invierno.

Para el calendario comercial, navidad es una ocasión extraordinaria de multiplicar las ventas de toda clase de

productos. Se advierte su proximidad por la decoración e iluminación eléctrica de calles y plazas, fachadas y

escaparates, a cargo de comerciantes y ayuntamientos. Semanas antes del día de navidad, a saber, desde el 1 de

diciembre, el comercio despliega una gran actividad. Los grandes almacenes y tiendas de barrio o de pueblo

aprovechan las navidades para vender productos típicos de estas fiestas: turrón y mazapán, champaña, cava y

sidra, adornos de espumillón, guirnaldas con bolas de colores y cintas, portales y figuras del belén, corcho y

musgo, árboles de navidad, juguetes y regalos de todo tipo. En muchas

casas se decora el hogar con el árbol o el belén. Navidad da lugar a ventas

abrumadoras, felicitaciones con tarjetas apropiadas, intercambio de regalos,

programas televisivos especiales, discursos de los mandatarios, salas de

fiestas y comidas suculentas.

En la actual sociedad secularizada, las navidades son fiestas de invierno,

con el prólogo de la lotería extraordinaria, el intermedio de las cenas de

navidad y año nuevo y el epílogo de la cabalgata de reyes con los juguetes

infantiles. En los días navideños, que coinciden con el final del año viejo, se

desorbita todo, quizá por ser un tiempo intensamente festivo, entrañable y

popular. Según encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas, el 60

% de los españoles entrevistados considera que las navidades son «fiestas

alegres en las que la mayoría de la gente disfruta»; un 20 % cree que no son

«ni tristes ni alegres» y un 18 % piensa que son «más bien tristes». El 60 %

cree que hoy las fiestas navideñas son menos religiosas que antes.

Prevalece la cara familiar sobre la religiosa: el 90 % celebra la nochebuena

en el hogar familiar. El fin de año se reparte entre la familia (60 %) y los

amigos (30 %).

b) Navidad comercial

Los rostros de la Navidad

c) Navidad familiar

La navidad familiar se hace visible por el

retorno de muchas personas al lugar de su

nacimiento y a las raíces de su hogar, es decir, a

la tierra de los antepasados con los amigos y

familiares. Navidad es un tiempo propicio para

que se reúnan los miembros de cada familia, a

veces dispersos o escasamente comunicados.

En esos días se intensifica la vida hogareña. La

fiesta de navidad es para algunos agridulce,

dadas las tensiones existentes en la familia a

causa de criterios políticos o religiosos

contrapuestos o por el hecho de miembros

familiares desaparecidos. Todo gira en torno al cuarto de estar y a la mesa del comedor. Se recuerda a los ausentes -

difuntos o separados por la distancia-, se hace memoria de tiempos pasados y se procuran olvidar las rencillas,

rupturas o tensiones. Son días de encuentro y de gozo, de nostalgia y de recuerdos, caracterizados por la

abundancia y calidad de la comida, los regalos y las felicitaciones. Los niños ocupan un lugar preferencial. Se

acumula tanto en tan pocos días que uno se siente abrumado y aturdido, alegre y apesadumbrado.

Para el calendario religioso popular, navidad es una fiesta entrañable, sensible y

bulliciosa que festeja el nacimiento del Hijo de Dios del seno de María como niño

Jesús en el portal de Belén, cuya imagen es besada y adorada con villancicos,

zambombas y panderetas. Para el pueblo cristiano es el contrapunto del viernes

santo. Respecto al belén, el pueblo se fija en algunos aspectos fantásticos: el niño

desvalido, la madre silenciosa, san José embobado, el buey y la mula, los pastores

y las ovejas, la estrella, la maldad de Herodes y los reyes con sus dones. En Lesaka

(Navarra) y en las regiones vascas es típico el Olentzero, personaje glotón y de

oficio carbonero que baja en nochebuena de las

montañas y anuncia el nacimiento de Jesús. En

Cataluña son conocidos Els pastorets y los

pesebres vivientes. Propios de esta fiesta son

los árboles de navidad con adornos y luces.

Significativas y populares son las comidas típicas, según las regiones. Los días

navideños son días festivos intensos por la coincidencia de las vacaciones

escolares y porque ocho días más tarde se celebra el fin de año, momento de

renovación y vitalización de la existencia: necesidad de empezar, rechazo de los

fracasos, esperanza de una nueva vida. En navidad hay presencia

desconcertante de lo divino y nostalgia de lo trascendente. Navidad y año nuevo

sirven asimismo de ocasión para que las autoridades civiles (reyes y jefes de

gobierno) o religiosas (el papa) dirijan mensajes especiales a sus súbditos o

fieles, con objeto de trazar un balance anual y animarles a vivir en paz.

d) Navidad popular

Los rostros de la Navidad

e) Navidad cristiana

Ante la multiplicidad de significados

navideños es necesario preguntarse por el

sentido cristiano de la navidad. Su celebración

exige voluntad de vivirla a la luz de la fe, en un

clima de recogimiento y de paz. Litúrgicamente,

la navidad pone el acento en las raíces

subversivas del Dios con nosotros, cercano a

pastores y magos y alejados de dominadores,

adinerados, altaneros y poderosos. Celebra el

alumbramiento de María, en peregrinación, de

noche, con testigos pobres, en medio de

alabanzas celestiales. Para el catolicismo

militante, navidad es recuerdo de un Dios

encarnado, opción por los pobres, memoria de

solidaridad y apelación a la fraternidad, la

libertad y la paz. La navidad cristiana se centra en la encarnación del Salvador, en su compasión por la

humanidad a la deriva, en su identificación con el pueblo de los pobres, en su amor por todos. El sentido de la

fiesta litúrgica navideña está en los relatos de la infancia de Jesús, que proclaman evangélicamente el

nacimiento del Hijo de Dios. Se leen en todo el ciclo de navidad, desde el 25 de diciembre al 6 de enero. Los dos

relatos -que examinaremos más adelante- han influido en pintores, escultores, dramaturgos, cineastas y poetas.

Al mismo tiempo han recibido críticas racionalistas por la presencia de lo maravilloso y fantástico: ángeles,

pastores, magos, estrellas, etc. Sin duda alguna, han conformado la piedad básica del catolicismo popular y

configurado la liturgia navideña.Casiano Floristán

¿Quién eres tú, Jesús?

Eres el Verbo y un niño que no habla, vives oculto y eres tú la luz. Eres eterno y naces de una madre, eres la vida y mueres en la cruz.

Eres el cielo y vienes a la tierra, eres la fuerza y te vistes de humildad. Tú que eres grande y has hecho cuanto existe, vienes buscando mi ayuda y amistad.

Eres inmenso y cabes en la cuna, eres presencia de un Dios que se acercó. Eres misterio y quieres que te toque, eres la gloria y sufres como yo.

Los rostros de la Navidad

«Te prometo que no seré bueno en Navidad» (Alessandro Pronzato)

Te prometo que después de rezar el Padrenuestro seré mejor, seré capaz de compartir y de perdonar.

Te prometemos que el año después de casarnos nos querremos más.

Te prometo que después de celebrar a la Virgen, la imitaré.

Te prometo que después de adorar al Santísimo seré «adorador» de mis hermanos.

Te prometo que después de meditar la Palabra la guardaré en mi corazón.

Te prometo que después de predicar, me predicaré a mí mismo.

Te prometo que después de la catequesis, me convertiré en catecúmeno.

Te prometo que después de pedir tu bendición, multiplicaré mis bendiciones.

Te prometo que después de peregrinar a Tierra Santa, seré más santo.

Te prometo que después de peregrinar a Roma y Santiago, seré más misionero y apóstol.

Te prometo que después de ganar indulgencias, seré más indulgente.

Te prometo que después de ganar jubileo, seré más alegre.

Te prometo que pondré siempre el acento en el

después, y que no quiero hacer paréntesis en mi vida,

ni dividida entre oración y trabajo, entre días santos y

días mediocres, entre lugares sagrados y lugares

profanos. Fiestas sí, porque los ritos son necesarios,

pero procuraré que mi corazón esté siempre de fiesta.

Navidad no es punto de llegada, sino de partida. Lo

mismo podemos decir de otras celebraciones. Como pasa

con la boda, no es el final, sino el principio de un gran

amor. Y Dios siempre viene a casarse con nosotros.

Este niño no quiere ser bueno en Navidad, como todos los niños y todas las personas. No quiere ser bueno en

Navidad, para seguir siendo igual de malo al día siguiente. Él quiere ser en Navidad como todos los días, para que

cuando venga Jesús le vea y le conozca tal cual es.

Este niño es auténtico. Esta persona es limpia de corazón. No vale eso de ser bueno por un día o pacífico por dos

días. No vale eso de vivir entre paréntesis o de hacer treguas por

un tiempo. (Antes los ejércitos cristianos no hacían la guerra en

domingo ni en Navidad, después volvían a las armas, hasta la

Pascua).

Es verdad, en Navidad parece que recorre el mundo una ola

de ternura y una corriente de generosidad. Todos nos deseamos

las mayores felicidades y a todos impartimos las mejores

bendiciones. En Navidades hacemos campañas y colectas de

caridad, y nos parece bonito. Que alguien tenga hambre es una

desgracia, pero que tenga hambre en Navidad es un gran

pecado. En Navidad incluso rezamos y cantamos con más fervor

y renovamos nuestra fe cristiana. Todo por el Emmanuel.

Meditación prenavideña

Y decimos: qué pena. ¡Qué pena, Dios mío!

¿Por qué termina tan pronto la Navidad? ¡Que

sea siempre Navidad!

Pues ésta es la buena noticia, que siempre es

Navidad. Dios vino a nosotros y viene siempre a

nosotros. Dios vino y se ha quedado para siempre

con nosotros. Entonces, todos los días tenemos

que ser buenos. Todos los días tenemos que ser

portadores de paz.

Éste es el problema de nuestras oraciones y

celebraciones, que son fragmentarias. Así

hacemos un corte entre oración y vida, entre rito y

espíritu.

Corremos el peligro con esta dicotomía de

llegar a la esquizofrenia. Una cosa es lo que se

reza y otra lo que se vive. Una cosa es lo que se celebra y otra lo que se siente y experimenta.

Señor, te prometo que seré bueno el día después de Navidad.

Te prometo que seré bueno el día después del Domingo.

Te prometo que seré bueno todos los días siguientes.

Te prometo que seré bueno el día después de la

comunión.

Viene a ofrecernos su amor, a casarse con nosotros. El

que viene es el Novio (cf Jn 3, 29). «Viene saltando por los

montes» (Ct 2,8). No ha sido fácil el camino para él. Le

hemos puesto demasiados obstáculos. Le hemos

olvidado y hemos buscado otros dioses. Pero él viene

para conquistar nuestro corazón. «Yo la cortejaré, me la

llevaré al desierto, le hablaré al corazón (...) me casaré

contigo en matrimonio perpetuo; me casaré contigo en

derecho y justicia, en misericordia y compasión; me

casaré contigo en fidelidad y te penetrarás del Señor» (Os

2,16.21-22).

Es verdad que viene niño, pero el que nace es Amor. Y

el Amor no sabe hacer otra cosa que enamorar. Viene,

pues, para enamorarnos. El Amor es de por sí contagioso

y difusivo. Viene, pues, para contagiar al hombre de esa

tierna y dramática enfermedad.

¿Suena el timbre? Es Dios que viene a amarnos

Meditación prenavideña

Ya desde el primer momento podemos hablar de un gran Amor y de un

misterioso y maravillo esponsalicio. Dios, por amor al hombre, se hizo

hombre. O sea, Dios amaba tanto a la humanidad, que se casó con ella. «El

más hermoso de los hijos de los hombres se casó con la más fea», diría S.

Agustín. Cuando hablamos de que Dios se revistió de carne, que el Hijo de

Dios se encarnó, que asumió sustancialmente la realidad humana, estamos

hablando de un «admirable consorcio» de Dios con el hombre; estamos

hablando de una compenetración, de una plena comunión de lo humano con

lo divino.

Te penetrarás de Dios, anunciaba el profeta; pero Dios se compenetra

asimismo de hombre. Así Dios y el hombre se han casado en amor en unión

plena y eterna. Dios y hombre ya no son tan distintos, ni mucho menos

rivales, sino que son consustanciales.

Pero el amor esponsal de Dios no se dirige a la humanidad genérica, ni

siquiera a un pueblo más concreto, como Israel, sino a cada uno de los

hombres, a cada uno de nosotros. Y la respuesta, sabemos, no ha sido

gratificante para Dios: «Vino a su casa y los suyos no le recibieron» (Jn 1, 11).

En cada Navidad llama a nuestra puerta mendigando acogida y amor. «Mira que estoy a la puerta y llamo; si

alguno oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 20). Son cenas de bodas, cenas

de comunión.

Navidad, abre tu puerta al niño. Hazte cuna para él. No viene a

quitarte nada, viene a enriquecerte y ensancharte. Besa y abraza a tu

Dios.

Navidad, el niño quiere nacer en tu corazón. Comulga con él.

Navidad, el niño que nació en Casa del pan, se deja comer. Come

el pan de Navidad.

Navidad, el niño también se deja alimentar y se deja vestir,

mendigo y pordiosero, sé generoso con él.

Meditación prenavideña

El hijo de Dios se hizo hombre y puso su tienda entre nosotros.

En medio del silencio de la noche, Dios quiso regalarnos su palabra; en ella el mismo Dios se hizo carne y puso su tienda entre nosotros.

A cuantos recibieron la Palabra Dios quiso que pudieran ser sus hijos; así hemos contemplado su grandeza: la luz del hijo único del Padre.

Había luz y vida en la Palabra, por ella se creó cuanto se ha hecho, al mundo vino, en él puso su casa pero los suyos no le recibieron.

La Palabra está callada,vestida de amor carnal.Ya no importan las palabras, solamente importa amar.La Palabra se ha hecho ínfante, silencio, por Dios, callad, resulta que la Palabraahora no sabe hablar;se quiere hacer ignorante,que sólo sabe llorar;es un misterio tan grande,que no se puede explicar. Haced como el buey y la mula, que no dejan de mirar;y como José y María,sólo saben meditar.No digáis nada, por Dios,es hora de contemplar;hay un niño que es un soly está a punto de llorar.Mirad un sol eclipsadopor la luna maternal;ya tiene velo encarnado,ya se le puede mirar.La madre le acerca el pecho, el niño quiere mamar,José se sabe en el cielo,ya se le puede besar.Se traduce la Palabraen gestos de caridad,sólo lo entiende quien ama, solamente importa amar.