arqueología subacuática de una construcción militar del siglo xviii cartagena
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2006. Del Cairo Hurtado C., en Problemáticas de la Arqueología Contemporánea. Ed. Congreso Nacional de Arqueología Argentina Publicado por Univ. Nacional de Río Cuarto. El artículo presenta los resultados del reconocimiento de evidencias arqueológicas sumergidas asociadas posiblemente al pequeño fuerte de Chamba localizado en el litoral oeste de la Isla de Tierra Bomba puesto a prueba en la defensa de la ciudad en 1741.TRANSCRIPT
ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA DE UNA CONSTRUCCIÓN MILITAR DEL
SIGLO XVIII EN LA ISLA DE TIERRA BOMBA CARTAGENA DE INDIAS,
COLOMBIA
Del Cairo Hurtado Carlos
Antropólogo Universidad Nacional-Estudiante maestría Universidad de los Andes
Fundación Terra Firme
Introducción
Durante el segundo semestre del 2001, se realizó el primer curso de protección y conservación
del Patrimonio Cultural sumergido en Colombia. Tal vez fue la primera vez en que el gobierno
nacional implementaba una herramienta desde el punto de vista educativo, que implicara la
participación de estudiantes de distintas universidades del país y miembros de la Armada
Nacional. Con el apoyo del Ministerio de Cultura, la Escuela Naval Almirante Padilla y el
Museo Naval del Caribe, el curso logró reunir profesores nacionales e internacionales que
durante cuatro meses, se encargaron de impartir a diez estudiantes universitarios de
antropología y restauración y diez oficiales y suboficiales de la Armada Nacional, una
instrucción teórica en las áreas de oceanografía, arqueología, sistemas de posicionamiento,
Historia, Derecho, Conservación y una instrucción práctica enfocada en el aprendizaje de
técnicas de buceo.(Del Cairo y García 2002:12)
Los objetivos del curso eran claros: se debía concienciar sobre el riesgo que corrían las
evidencias arqueológicas sumergidas debido a los saqueos sistemáticos realizados por
pescadores, buzos profesionales y grupos “institucionalizados” de cazatesoros. Adicionalmente,
los participantes de este curso deberían actuar como vigías de este patrimonio y propender por
su protección. De esta manera, el curso del 2001, marcó un camino para aquellos que hoy en día
seguimos desarrollando actividades en torno a este tema.
Durante el curso del 2001, como parte de la instrucción académica, tuvimos la oportunidad de
conocer un par de sitios arqueológicos sumergidos y costeros que hacían parte de la historia de
Cartagena durante el siglo XVIII. De esta manera, conocimos el sitio de Chamba; situado en la
Isla de Tierra Bomba, (Cartagena de Indias). En el sitio parecía haber una de las tantas
construcciones militares que la ciudad había implementado para la defensa de sus costas. La Isla
de Tierra Bomba, separada por una porción de mar de Cartagena de Indias, revistió una especial
importancia en la estrategia defensiva de los españoles ya que fue la fuente de las materias
primas para la construcción del enclave defensivo de la ciudad y, asimismo, por su posición
estratégica, cualquier barco, cuyo destino fuera el puerto, debía pasar por el canal naval de
Bocachica.
En ese entonces, el sitio de Chamba, no mostraba ninguna evidencia en superficie. Solo
percibimos la importancia de la zona, cuando la lancha en la que viajábamos se detuvo a unos
50 metros de la costa. -Era el momento de equiparse y meterse al agua- con el fin de realizar un
rápido reconocimiento del lecho marino. Tan solo contábamos con la información de Alfonso
Cabrera, historiador y especialista en construcciones militares de Cartagena, quien aseguraba
que debían existir algunos cañones, que hicieron parte de una pequeña construcción militar.
Efectivamente, habíamos localizado dos de los tres cañones. No estaban muy lejos el uno del
otro. Según Cabrera, en la punta de Chamba, los españoles habían construido una batería en la
primera mitad del siglo XVIII. Ese fue el último contacto que tuvimos con el sitio en el 2001.
Desafortunadamente durante esa visita no se realizó ningún tipo de registro de ubicación y
estado de las evidencias sumergidas. A primera vista, la distribución espacial de las evidencias
en la zona no brindaba muchos datos, pues en tierra no había ningún tipo de señal que
proporcionara información sobre la existencia de un sitio arqueológico, como, sí lo ofrecían
los restos de las dos baterías contemporáneas a Chamba (San Felipe, Santiago) que se
encuentran al sur, a dos kilómetros de distancia por la misma costa, y en estado ruinoso.
Dos años después, el interés por entender la existencia y dinámica de ese sitio me llevó a
formular el proyecto de investigación, que posteriormente fue apoyado por la Fundación de
Investigaciones Arqueológicas Nacionales (FIAN). Este apoyo representó un gran avance en el
desarrollo de la Arqueología subacuática en Colombia, ya que se convertía en la tercera
investigación académica realizada en campo (mar). Vale la pena resaltar que la primera
investigación se realizó en 1991, con el apoyo del Banco de la República y la Universidad de
los Andes en Salmedina, Cartagena; durante la investigación se recuperaron ciertas evidencias
arqueológicas que reposan actualmente en el Museo Naval del Caribe1. El segundo trabajo se
realizó en el 2001 como resultado final del curso de extensión, antes mencionado, en Protección
y Conservación del Patrimonio Cultural Sumergido, en el que se realizó un reconocimiento no
intrusivo de un navío español del siglo XVIII. (Del Cairo y García 2002:223)
De esta manera, en la segunda semana de enero de 2004, se inició la temporada de campo. En
efecto la escogencia de la época no fue la mejor ya que no se tuvieron en cuenta varios aspectos
directos e indirectos que permitieran un correcto desarrollo de la investigación arqueológica
subacuática. Aspectos que de primer plano se desconocieron, partiendo de la premisa que seria
similar a una investigación arqueológica en tierra. Fue en el transcurso de la temporada de
campo que se asimilaron y se superaron los obstáculos ocasionados por las condiciones
climáticas y sociales (comunidades directamente relacionadas con el sitio).
Tal vez uno de los aspectos más preocupantes en el contexto social de la Isla de Tierra Bomba,
es el desconocimiento de las normas de protección del patrimonio cultural sumergido. En
efecto, la ausencia de normas y el desconocimiento de políticas de protección son
predominantes en las comunidades que habitan la Isla. Sin duda, esta situación había marcado
un precedente en la trayectoria de la investigación pues era claro que las políticas estatales de
protección no se enfocaron a las comunidades directamente implicadas en la problemática del
patrimonio cultural sumergido. Por otra parte, las representaciones de su territorio (tierra-mar)
permiten entender que existen normas y comportamientos diferentes que cambian la percepción
que tienen frente a lo que reposa en el lecho marino.
El primer reconocimiento del sitio de Chamba fue desolador. Los cañones que reposaban en el
2001 habían desaparecido. Tan solo quedaba uno, que al parecer fue removido pero no había
sido extraído por su peso. Frente a este hecho, decidimos realizar varias entrevistas entre los
habitantes de la zona, quienes nos comunicaron que ciertas personas compraban estos objetos y
los comercializaban. Ese comercio involucraba desde turistas hasta intermediarios
especializados en la compra y venta de objetos arqueológicos.
Así, surgió el interés por estudiar el sitio teniendo en cuenta que hasta la presente investigación,
el sitio no había sido objeto de ningún proyecto específico, aunque, en varios textos,
publicaciones e informes, se ha dado por hecho la existencia de esta batería, actualmente
desaparecida. Asimismo, teniendo en cuenta las particularidades del sitio y el objeto de la
investigación, resulta ser un aporte importante para la construcción y consolidación de la
noción de Patrimonio Cultural Sumergido en Colombia.
La playa de Chamba, sitio donde alguna vez yació una batería, actualmente no es más que una
costa desolada sin ningún rastro o vestigio de dicha estructura. Ahora, parte de estos vestigios
posiblemente se encuentren sumergidos próximos a la costa. La identificación, registro y
1 La información sobre Salmedina no ha sido publicada, sin embargo en el Museo Naval del Caribe.
Existe información sobre el proyecto y los objetos extraídos.
subsiguiente análisis de los vestigios de la Batería de La Chamba, como testigo de estos hechos
ocurridos en 1741, es el objeto de este proyecto de arqueología subacuática, la cual se incluye
dentro del amplio campo de la arqueología histórica, referida a “el estudio de los aspectos
materiales -en términos históricos, culturales y sociales concretos- de los efectos del
mercantilismo y del capitalismo traídos de Europa a fines del siglo XV y que continúan en
acción hasta hoy (Orser 2000:7). Este reconocimiento del sitio ofrece la oportunidad de
aproximarse desde la arqueología a la comprensión de los procesos militares del periodo
colonial, disponer de un escenario donde se pueda reconstruir parte de dicho proceso histórico
en la costa caribe colombiana y recuperar un elemento con el que alguna vez se conformó e
identificó el paisaje cultural de Cartagena de Indias.
Para lograr estudiar el sitio arqueológico de Chamba se utilizó la siguiente metodología
consistente en recopilar y analizar documentos, diarios y mapas de la época (siglos XVII y
XVIII) provenientes de bibliotecas y archivos. Por otra parte se abordaron los estudios de
eventos ambientales y geográficos de la playa de Chamba con el fin de analizar los diversos
procesos de la costa y asimismo determinar los comportamientos en la formación de contextos
arqueológicos. La siguiente fase consistió en realizar un reconocimiento no intrusivo2
dimensionando el sitio de acuerdo a la mayor concentración de evidencias arqueológicas dentro
de un área pertinente para poder trabajar bajo el agua con equipo SCUBA3. Dentro de esta fase
se demarcaron puntos de referencia de acuerdo a los distintos tipos de material cultural que se
hallaron. Posteriormente se aplicaron las técnicas de triangulación y barrido circular que con
cintas métricas y brújulas permitieron establecer la distancia de las evidencias con respecto al
punto más cercano, la línea base y la posición en grados con respecto al norte. De esta manera
se obtuvo un primer plano sobre papel y la distribución espacial de los artefactos.
De esta manera, la investigación se divide en varios aspectos entre los que se cuentan la
importancia de los factores físicos y ambientales, como condición inherente a cualquier
investigación arqueológica subacuática, ya que de esta manera, se podrán entender las
aplicaciones técnicas y metodológicas al abordar la investigación en campo. En segundo lugar
se presentarán someramente los procedimientos técnicos y metódicos propios de la arqueología
subacuática para efectuar la investigación del sitio. Adicionalmente se presentará la
importancia y necesidad de analizar los documentos históricos como parte del registro
arqueológico y como herramienta para la localización y comprensión de las evidencias
culturales con el fin de confrontar los diferentes datos y establecer la interpretación del sitio de
Chamba.
La importancia de las condiciones ambientales
La bahía de Cartagena de Indias, según lo relatan Jorge Juan y Antonio de Ulloa, en 1826, es
una de las mejores bahías descubiertas en la época de conquista y sus características radican en
tener : “mucho fondo y buen tenedero y goza una gran serenidad; de suerte que aunque las
brizas venteen en el verano con algunas ráfagas , ó el vendaval con turbonadas en el
invierno, nunca se ve mas agitación en las aguas, que la que suele notarse en un apacible
río.(Juan y Ulloa 1983: 3). La Isla de Tierra Bomba, antiguamente conocida como la Isla de
Carex, se encuentra separada de la punta de Bocagrande por aproximadamente 2 kilómetros de
distancia (CIOH: 1983). Formando la bahía de Cartagena que se localiza “en la parte central
del Caribe Colombiano entre la latitud 10 26´ -10 16´ norte y 75 30´ -75 36´ oeste (Del Cairo
y García 2002: 228)”, la Isla de Tierra Bomba localizada a los 10 21 norte y 75 34 oeste tiene
como extensión territorial 2021 hectáreas.
2 Reconocimiento no intrusivo consiste en identificar las evidencias halladas sin alterarlas o moverlas de
su sitio. De esta manera solo se debe hacer el reconocimiento de lo que se encuentre sobre el lecho
marino. 3. Self Contained Breathing Apparatus.
Chamba resulta ser una punta o ensenada con características peculiares, puesto que parte de la
costa contiene arena fina amarilla e igualmente en una zona específica se halla una gran
cantidad de piedras coralinas concentradas. Este lugar tiene contacto constante con el medio
acuático debido a las mareas, oleajes y corrientes marinas. Según los días y las horas, el nivel
del mar aumenta o disminuye cubriendo total o parcialmente la distribuciónde estas piedras
coralinas. La playa de Chamba se encuentra cerrada en sus extremos por altas peñas de piedra
(acantilados) evitando que exista algún tipo de asentamiento humano actual por la ausencia de
vías de comunicación terrestres. El sitio, en la parte terrestre, carece de cualquier evidencia
cultural clara que muestre presencia de restos de algún fuerte militar.
Un reconocimiento arqueológico, en medio acuático, debe estar mediado por ciertos factores
directos e indirectos que permitirán el correcto desarrollo de la fase de campo. En este caso, las
condiciones oceanográficas revisten especial importancia ya que es a partir de este estudio, que
se podrá determinar el “ambiente natural que rodea un sitio arqueológico” (Andrade 2002) y, de
esta manera conocer el estado de los artefactos. Por otra parte, una vez obtenida la información
de la ubicación y las condiciones del sitio sumergido, se diseñan técnicas y métodos adaptados
al contexto particular, dependiendo igualmente del objetivo de la investigación, ya sea un
reconocimiento, exploración, excavación o recuperación de especies náufragas. Asimismo,
teniendo en cuenta la posición geográfica de la zona, ciertos factores como “La profundidad del
sitio, la temperatura del fondo, la corriente en el fondo, el oleaje en el sitio, la amplitud de la
marea” (Andrade 2002:18) y la distancia con respecto a la porción terrestre, jugarán un papel
determinante para el estudio y conservación del sitio. Estos factores (profundidad, oleaje,
corrientes, sedimentación y vientos) permitirán establecer las estrategias pertinentes para un
correcto desarrollo de la investigación. Con base en estos factores, la planificación de una
temporada de campo se realizará en una época determinada del año. Sin embargo, las
condiciones oceanográficas mantienen un cierto grado de incertidumbre, que posiblemente se
deberán tener en cuenta puesto que los comportamientos marinos no se adecuan a modelos
rígidos.
Acercamiento metodológico a la Chamba
El sitio de Chamba resulta ser un escenario de fácil acceso para realizar los diversos
procedimientos propios de la arqueología subacuática ya que cuenta con una profundidad
mínima y se encuentra próximo a la costa, lo que disminuye considerablemente los costos de
investigación puesto que no se dispone de una embarcación como centro de operaciones. De
esta manera, el sitio ofrece las posibilidades propicias para realizar un reconocimiento no
intrusivo de las evidencias localizadas en su costa en ciertas épocas del año y así determinar la
existencia de una construcción militar menor, denominada Batería de Chamba (Segovia 1992,
Zapatero 1979, Marco Dorta 1988). Lo que se debía efectuar era un reconocimiento de la zona
proyectada en un área de 100 metros a lo largo de la costa por una distancia hacia mar adentro
que llegaría hasta los 100 metros. Los criterios de la distancia hacia mar adentro con respecto a
la línea costera se tomaron en cuenta con base en un límite de profundidad de seis metros. Para
efectos de facilitar la labor de reconocimiento, se decidió realizar el levantamiento de la costa de
la playa de Chamba con el fin de establecer los puntos guía que posteriormente servirán para la
localización de las posibles evidencias halladas. Así, se ubicaron catorce puntos a lo largo de la
costa teniendo en cuenta cambios abruptos en la línea costera con el fin de obtener los contornos
del límite entre tierra y mar. Después de obtener el primer levantamiento costero, se procedió a
dividir el área marina en cuatro sub-áreas para que los grupos de buzos se encargaran de iniciar
un reconocimiento visual del lecho marino utilizando equipo de superficie (careta, snorkel y
aletas). Cada equipo de buzos se encargaba de realizar una búsqueda por medio de recorridos de
zigzag cubriendo hasta ochenta centímetros de visibilidad dependiendo de la zona. Es posible
que, durante este reconocimiento, se hayan podido pasar por encima, muchas evidencias que
actualmente se encuentran enterradas; pero para realizar el reconocimiento de evidencias que se
encuentran bajo varias capas de sedimento, se deben adoptar otras estrategias metodológicas y
técnicas que no hacen parte de nuestro objetivo.
Tras haber realizado la identificación de las posibles evidencias en las diversas sub-áreas, se
pudo establecer un nivel de certitud de materiales observados en la sub-área de muestra como
parte del área representativa” (Gould 2000:36). La sub-área 2 escogida fue sin duda donde
existía mayor evidencia material, encontrándose gran parte de posibles concentraciones de
ecofactos y una pequeña cantidad de artefactos representativos de la existencia de restos de una
pequeña construcción militar del siglo XVIII.
Reconocimiento e identificación de las evidencias culturales.
Después de realizar la búsqueda y al encontrar una evidencia durante el reconocimiento, se
registraba inmediatamente utilizando pequeñas boyas que flotan en superficie y que por medio
de una cuerda se amarran cerca al objeto identificado. Las boyas utilizadas eran demasiado
vistosas, lo cual nos obligaba a retirarlas diariamente del sitio para evitar que fueran robadas o
que las evidencias fueran localizadas para futuros saqueos. Este procedimiento retardó varias
veces la operación de registro del material cultural, puesto que debido a la poca visibilidad, el
tiempo que se invertía en reubicar las evidencias era bastante grande. Si bien los puntos de
referencia pudieron localizarse en el fondo marino se decidió ubicar los puntos en superficie,
con base en las condiciones morfológicas del terreno debido a la poca profundidad en la que se
localizaban las evidencias. Así, se establecieron varios puntos visuales en superficie con base en
características específicas del terreno. Se midieron las distancias con respecto a la ubicación de
las evidencias formando varios triángulos.
Otra de las técnicas que se utilizó para registrar la dirección de las evidencias con respecto al eje
norte sur, fue la búsqueda circular (Dean y Ferrari 1992: 134) o barrido circular (Del Cairo y
García 2002:231) en el que a partir de un punto central fijo se extendía una cinta métrica en
cuyo extremo se ubicaba el buzo y posteriormente iniciaba una rotación, actuando como compás
(Dean y Ferrari 1992: 134). Así, cada objeto que se encontraba alrededor del punto fijo se
registraba con base en la distancia a partir del punto fijo e igualmente se tomaba con una brújula
su orientación en grados con respecto al eje norte-sur. Este barrido se realizó debido a la baja
visibilidad del sitio producido por los fenómenos oceanográficos descritos en el primer capítulo.
Se identificaron varias evidencias consistentes en elementos contemporáneos productos de la
contaminación (bolsas plásticas, latas de gaseosa, botellas). Se esperaba encontrar mas
evidencias relacionados con la batería, con base en las informaciones del 2001. Adicionalmente
las informaciones proporcionadas por Mcbride (2003) establecen la existencia de cuatro
cañones: dos culebrinas, un falconete y un pedrero registrados a principios de los noventa, no
obstante de estos restos no restan evidencias. Las posibles razones pueden ser la alta
sedimentación en la zona en los meses de enero a marzo que pudieron cubrir parte de las
evidencias o el posible saqueo sistemático de los artefactos por parte de los denominados
cazatesoros.
Evidencias registradas
Las evidencias encontradas en el sitio consiste de una variedad de artefactos para distintos usos:
un cañón, fragmentos de ladrillos y fragmentos de cerámica, al igual que ecofactos como
piedras coralinas, empleadas para la construcción de las baterías. A continuación se presentan
los tipos de evidencias culturales en el sitio de Chamba
El cañón
Durante el reconocimiento se localizó tan solo uno de los 3 cañones que se encontraban en el
norte de la sub-área 2”. Al situar el cañón se procedió a realizar su registro y localización con
respecto al punto cero. Se utilizó la trilateración y el barrido circular con el fin de redundar en
su ubicación. Igualmente, se tomaron las dimensiones generales de cada una de sus
características principales. La profundidad del cañón varía entre 150 y 200 centímetros
dependiendo de la marea y la época del año y se localiza a 68 metros de distancia hacia mar
adentro a partir del punto cero con una orientación de 115 grados con respecto al eje norte – sur.
Contrastando las dimensiones del cañón del sitio de Chamba , se puede establecer que el arma
es una semiculebrina, caracterizada por un peso de 2600 libras, un largo de 8 pies y un calibre
de 4 ½ pulgadas.
Fragmentos de cerámica
Por medio de una recolección superficial tanto en la zona costera como en parte del lecho
marino, se obtuvieron muy pocos fragmentos de cerámica sin que esto contribuya en alguna
medida a responder a nuestro objetivo de investigación.
Fragmentos de ladrillos.
Cabe destacar que la mayor parte de los fragmentos de ladrillo se recolectaron en la parte sur de
la media luna (entre sub- área 2 y 3) a lo largo de diez metros de costa. Se pudo percibir que
varios de estos fragmentos son producto de una abrasión realizada por el continuo oleaje que
choca contra ciertas piedras de considerable tamaño. Es posible que con ese choque de las olas
contra las rocas, de alguna manera remuevan una zona sumergida entre la sub- área 2 y 3 donde
exista una fuerte acumulación de ladrillos. Se intentó realizar un reconocimiento en esa sub-
área con muy pocos resultados debido al riesgo generado por el oleaje y las fuertes corrientes.
Sin embargo, es importante recalcar la importancia de estas evidencias puesto que pueden hacer
parte de los restos de la construcción militar, como lo hicieron en las otras dos baterías.
Piedras coralinas
Tal vez lo más importante y determinante en la construcción de estas baterías menores, es la
utilización en grandes cantidades de piedras coralinas. Así, el Caribe Fortificado (Paolini,
1994:19), resultó tener una impronta recurrente en todas las islas y puertos de la zona, donde
arquitectos españoles e italianos al servicio, en primera instancia, de la corona española
mantuvieron una homogeneidad en la tipología defensiva y corrieron con la suerte de encontrar
“materiales similares en todo el Caribe como la piedra coralina, madera, cal, y arcilla cocida
utilizada en la elaboración de ladrillos, tejas, tierra apisonada revestida en argamasa, que
definieron las texturas y solidez que las identifican.” (Herrera, 1996:45)
Vestigios de una batería ?
El nuevo paisaje cultural, representado por estos sistemas arquitectónicos, mostraba parte del
origen de una identidad definida pero igualmente adaptada a “condiciones climáticas,
topográficas y económicas” (Herrera, 1996:45). Con base en el reconocimiento de los materiales
utilizados en las Baterías de Santiago y San Felipe se pudieron identificar en Chamba, varias
concentraciones de piedra coralina en la sub-área de la media luna, mostrando una dispersión de
piedras con una organización aparente en un área de 30 x 40 metros. Se efectuó un
levantamiento de esa zona específica puesto que la dispersión sugiere la posible existencia del
área donde se ubicaba la planta de la batería.
Los documentos escritos
El texto escrito es una fuente ilimitada de información para el desarrollo de estudios en historia
Colonial. Su importancia radica en la integración de la información que se logra extraer de los
documentos históricos con aquella que se obtiene del material cultural recolectado (Therrien
2002). El documento escrito recuerda particularidades enmarcadas en los hitos de las historias
del pasado. En esa medida, la historia colonial, a partir de los procesos evolutivos de la
construcción militar, permiten establecer la manera cómo se generaron los contactos culturales
entre el Viejo y Nuevo mundo.
De esta manera, el documento tiene la ventaja de contener “información viva, cualquiera que
sea la época y constará de dos aspectos: el primero que es un testimonio del funcionamiento del
organismo que lo generó, y el otro es la razón que hizo posible que el documento existiera”
(Reyes de Covo 1986:52). Los documentos escritos - tanto históricos como etnohistóricos –
pueden servir como fuentes generadoras de hipótesis que luego podrían ser contrastadas con
otros medios, por ejemplo la arqueología.
El papel que juegan los documentos escritos en la investigación es similar al abordar el estudio
de los vestigios arqueológicos, pues son conformados por construcciones conceptuales: el
"registro arqueológico" y "el registro escrito", elaboradas indefectiblemente a partir de objetos
empíricos y en función de determinados objetivos, problemas y procedimientos.” (Pedrotta y
Gomez S.F.). Así, los documentos relacionados con la construcción militar en América, pueden
proporcionar información corroborable con los datos obtenidos de la arqueología subacuatica.
La indagación en archivos se convierte en una herramienta importante para entender los
mecanismos y concepciones que los constructores militares tenían al enfrentarse al Nuevo
Mundo.
Los datos proporcionados mediante el registro de las evidencias del sitio de Chamba facilitaron
en gran medida la comprensión del sitio, en tanto que, a partir de los análisis espaciales se pudo
inferir sobre la existencia y ubicación de una probable construcción de carácter militar,
referenciada en múltiples informes, documentos e investigaciones históricas sin que existiera
algún tipo de registro visual que corroborara su existencia.
Aunque, es necesario obtener mayor evidencia contundente para asegurar el lugar de su
ubicación, debido al saqueo sufrido conllevando a una perdida importante de información, el
resultado de esta investigación permite establecer una hipótesis sobre la existencia de la batería.
Sin embargo, la información de las evidencias recuperadas a partir del reconocimiento, se
convierten en uno de los pasos para comprender las características del sitio arqueológico, puesto
que se debe tener en cuenta otro tipo de información. De esta manera, la cartografía del siglo
XVIII, diarios y documentos relacionados con la toma de Cartagena en 1741 se convierten en
otro tipo de evidencia “arqueológica” que contribuirá a entender la dinámica militar en la
Colonia.
En primera instancia se presentarán los diversos apartes de los diarios españoles e ingleses en
que se describen los primeros días del ataque de los ingleses a la isla de Tierra Bomba,
contrastando las versiones con la cartografía de la época; posteriormente, con los informes
contemporáneos sobre fortificación militar, se presentará su posible función en la estrategia
defensiva española.
Diarios, comunicados y cartas españolas e inglesas del siglo XVIII
Uno de los sucesos más controversiales en la historia del nuevo mundo, ha sido el intento de
toma de Cartagena de Indias por parte de tropas inglesas al mando del Almirante Sir Edward
Vernon. Evidentemente se produjo gran cantidad de noticias y mapas franceses holandeses
españoles e ingleses, describiendo las características del enfrentamiento entre la flota española y
la flota inglesa. Los documentos que se presentan a continuación surgen de una compilación
realizada por Arrázola (1961) en el que se encuentran los diarios de Edward Vernon, Blas del
Lezo, artículos de periódicos de la época, declaraciones en el parlamento inglés, y
comunicaciones cruzadas entre los altos mandos del ejército tanto español como inglés.
La existencia de las baterías del litoral oeste de la Isla de Tierra Bomba ha sido puesta en
evidencia por los diversos relatos de los actores de este enfrentamiento. En efecto auque, las
baterías menores no hayan tenido tanta importancia, jugaron un papel determinante en el
cumplimiento de los principios de fortificación
Estas construcciones menores de la Isla, se realizaron “sobre la misma roca en que un día
desembarcara el Baron de Pointis y acas fue construido allí para evitar nuevos desembarcos o
por lo menos que no fueran tan fáciles de efectuar como aquel” (Smollet citado en Arrázola
1961: 114). La construcción de las baterías se realizó entre 1714 y 1720 por el ingeniero
Herrera y Sotomayor. Igualmente, con la consolidación del Castillo de San Luis ubicado al sur
de la Isla, las Baterías de San Felipe, Santiago y Chamba, estarían “destinadas a defender el
castillo de San Luis impidiendo que los enemigos pudiesen fácilmente desembarcar y sitiarlo”.
(Marco Dorta 1988:243).
La multiplicidad de versiones sobre la Batería de Chamba
Varias son las versiones sobre la llegada de los ingleses a la Isla de Tierra Bomba y
concretamente a la playa de Chamba. A continuación se presentará la versión de los ingleses
relatando su estrategia de ataque cuando llegan a la costa oeste de la Isla. Esta decisión de llegar
por Bocachica había sido tomada por Vernon, puesto que en la Boquilla, localizada en la zona
nor-oeste de la Bahía de Cartagena, era casi imposible el desembarco inglés debido a la baja
profundidad y las inclemencias del tiempo:
“Esta bahia no puede considerarse buena para el anclaje , porq su agua es turbia y
fangosa . la costa q la rodea es tan plana que los buques no encuentran alli un buen
refugio contra los temporales. La brisa sopla generalmente con violencia”4.
De esta manera, bajo las órdenes del almirante, se envía una pequeña flota a investigar el litoral
oeste de la Isla y así:
“El Princess Amelia bajo las órdenes del Capitán hamilton, debía concentrar su fuego
contra la batería Falsine y al mismo tiempo, Didfield, …… disparando contra la
pequeña vatería de la Chamba”. 5
En el apéndice del mismo documento se describe la batería de Chamba:
Un poco mas abajo se encontraba a tres millas de distancia la isla de tierra bomba, y
había en ella un pequeño puerto con cuatro cañones , lo llamaban batería de Chamba
y mas allá, media milla mas adelante, se encontraba una batería falsine de doce
cañones. Estas dos baterías fueron abandonadas por el enemigo.
Cabe resaltar que los tres artículos impresos difieren en la existencia y funcionalidad de la
Batería de Chamba, puesto que se argumenta la inexistencia de artillería, mientras que otra
versión describe un enfrentamiento entre esta Batería y los buques ingleses.
Así, la versión inglesa, tras realizar su inspección en la isla de Tierra Bomba, muestra a través
de sus relatos el riesgo que puede generar la existencia de la batería de Chamba. En síntesis, la
batería de Chamba es caracterizada como una construcción con capacidad de cuatro cañones
que debe ser tenida en cuenta para evitar la destrucción de buques ingleses. Sin embargo, es
claro que a pesar de no estar en funcionamiento como lo indica uno de los relatos, se afirme su
existencia.
Por otra parte, en uno de los diarios españoles, Chamba es una playa conocida por tener dos
baterías con doce cañones cuyo objetivo es defender la entrada de Bocachica y apartar el
4 Extracto de la Relación de la expedición a Cartagena escrita por. Tobías Mollet Londres, Impreso por
M Copper en “el globo“1743. En Arrázola 1961 5 Idem.
desembarco de fuerzas enemigas. Sin duda alguna, el relato se refiere a las dos baterías cercanas
a Bocachica (San Felipe y Santiago).
Adicionalmente, se referencia la inspección realizada por una tropa española con el fin de
establecer la condición de los ingleses, describiendo:
“según pudo descubrirse, como la derecha hacia el mar; su
vanguardia en las baterías de San Felipe y Santiago, donde
construyeron la de sus morteros, y su retaguardia en la
antigua batería Chamba, bien atrincherados a lo largo de esta
playa.”6
De acuerdo a las diversas versiones tanto españolas como inglesas, se puede afirmar que
efectivamente si existió la batería de Chamba, pero es evidente que las versiones españolas
hablan de esta construcción como un elemento que existió en el pasado pero que para 1741 no
se encontraba en funcionamiento. A esto, se le debe sumar que el 28 de marzo 1721 en
comunicación dirigida al Ingeniero Herrera y Sotomayor, quien construyó estas baterías, tenía la
orden de “mandar destruir el fuerte o Atalaya de Chamba, que sirve para avisar cualquier intento
de forzar Bocachica”(Marchena 1982:218). Posteriormente, en 1736, se mostró un estado de la
artillería necesaria en caso de ataque: la batería de San Felipe tendría 4 cañones, la de Santiago
11 cañones, (Marchena 1982:110) mientras que la de Chamba no se tendría en cuenta pues no
aparece en la relación.
En suma, la generación de distintas versiones, muestran que existe una inconsistencia de hechos
en torno a Chamba puesto que los ingleses sostienen haber visto la batería sin tener en cuenta
sus condiciones reales, lo que contribuyó a que en sus planes de ataque se incluyera el
bombardeo de esta batería. Sin embargo, en el reconocimiento arqueológico, se tienen
evidencias de algún tipo de artillería que debe identificarse para determinar si pertenecía a la
Armada española y si funcionó solamente el día del ataque cuando Blas de Lezo ordenó mandar
un grupo de soldados a defender la Playa de Chamba, o que, por el contrario, pertenecieran a las
tropas inglesas que posiblemente habrían dejado caer los cañones al mar durante el desembarco.
La cartografía que se analizó comprendió un número de mapas representativos de la bahía de
Cartagena, entre los cuales existen versiones españolas e inglesas, con fechas que varían entre
1730 y 1805. Aunque la forma de la Bahía cambia muy poco y los sitios mantienen, en general,
los mismos nombres durante casi un siglo, es inevitable determinar el cambio sufrido en el
litoral oeste de la Isla de Tierra Bomba. En efecto, la Batería de Chamba resulta ser un sitio
peculiar en los mapas, puesto que es uno de los pocos sitios que varia en el tiempo. Así, desde
1730 con los mapas realizados por Herrera y Sotomayor y Simon Desnaux, entre otros, se
indica claramente la ubicación de las baterías San Felipe, Santiago y Chamba. Sin embargo, la
característica de Chamba difiere en cada mapa ya que se conoce como Reducto de Chamba ,
Fuerte de Chamba y Batería de Chamba .Un año después del enfrentamiento bélico de 1741,
los mapas muestran claramente la planta de la construcción, aunque se refiere a la condición de
“Batería destruída” . Posteriormente, a partir de los mapas de 1744 a 1805, solo se refieren al
sitio como playa de Chamba y en otros mapas ni siquiera se muestra la parte norte de la costa;
tan solo se limitan a mostrar las baterías compañeras.
6 Diario de todo lo ocurrido en la expugnación de los fuertes de Bocachica y sitio de la ciudad de
Cartagena de Indias en 1741. Formados de los pliegos remitidos a S.M (que Dios guarde) por el Virrey
de Santa Fe, D. Sebastián de Eslava con D. Pedro de Mur, su ayudante general. En Arrázola 1961.
De esta manera, los mapas muestran claramente la fortificación desde la fecha de su
construcción realizada en la primera mitad del siglo XVIII (1716 aprox.)7; su existencia se
extiende hasta 1742, fecha en la que todavía, se realiza la cartografía con el fin de describir los
eventos de la toma a Cartagena por parte de los ingleses en 1741. En varios de los mapas se
describe la estrategia adoptada, localizando las rutas de las flotas y la ubicación de las
construcciones militares, donde se evidencia la actividad de la Batería de Chamba. Es solo a
partir de finales de la década de los cuarenta del siglo XVIII, que se deja de incluir a esta batería
como parte del sistema defensivo. En efecto, se hace evidente la inutilización y olvido de tal
construcción, en primera medida por su lejanía a cualquier centro urbano o militar y
adicionalmente a que fue condenada a su desaparición por altos mandos españoles, un par de
años después de su construcción. Así, se evidencia la importancia de estos documentos, como
fuentes de información, en tanto que se pueden utilizar como herramientas de contrastación con
el registro arqueológico.
Es evidente que, a pesar de la destrucción de los fuertes por parte de los ingleses, los mapas
mostraban aun la actividad de la construcción militar en Cartagena de Indias. Es posible pensar
entonces, que mediante la representación enaltecida de la victoria española de 1741, se estaría
estableciendo una nueva estrategia defensiva: el enclave defensivo y la gallardía de las tropas
españolas, entrarían en un campo simbólico representado en los mapas y cuyo objetivo sería
disuadir a cualquier enemigo de atacar la ciudad.
De batería, a playa, a sitio arqueológico.
El análisis de los documentos primarios (diarios, mapas, planos) y secundarios, permiten en
gran medida entender muchos de los sitios arqueológicos enmarcados en la época colonial. Sin
embargo, es necesario no tomar estas fuentes como elementos contundentes para contrastarlos
con el registro arqueológico, puesto que como se percibió podrían existir un sinnúmero de
versiones sobre un solo sitio. En el caso de Chamba es evidente que su existencia no ha sido
puesta en duda. Lo que realmente se debe discutir es, si efectivamente esta construcción
participó activamente en la defensa de 1741, como lo indica la versión inglesa. Por el contrario,
las versiones españoles no explicitan la presencia activa de esta Batería, dándonos a entender su
inevitable desaparición antes de la guerra de 1741. Cabe resaltar que la cartografía muestra la
batería en pie hasta 1742. Sin embargo, quedan varias dudas por resolver: Cómo se podrían
explicar los cañones que yacían en el sitio de Chamba, teniendo en cuenta la gran escasez de
artillería española para su defensa. Es evidente que las tropas de Blas de Lezo no habrían
desperdiciado estos cañones cuando se dio la orden de destruir la construcción en 1721. Como
posible explicación surge la siguiente hipótesis: a pesar de su destrucción a principios de 1720 y
en vista de la inevitable llegada de los ingleses a la playa de Chamba (sitio estratégico para el
desembarco de tropas), Blas de Lezo ordena a una de sus tropas defender esta playa. De esta
manera los soldados pudieron aprovechar las ruinas de la construcción, utilizando parte de sus
muros para poner los cañones, que por cierto eran de bajo calibre. En efecto, su defensa fue
corta lo cual obligó a clavar la artillería y escapar debido al asedio de los buques ingleses.
Esta es una de las hipótesis que puede surgir de la relación entre el registro arqueológico y las
fuentes escritas. Sin embargo, para comprobar realmente la hipótesis se tendrían que hacer los
análisis respectivos al cañón, para determinar su origen, lo cual contribuiría a esclarecer la
realidad de la Batería de Chamba.
7. Relación del estado en que se halla la artillería de la ciudad de Cartagena en 4 de marzo de 1716, por
Juan de Andrade, capitán de artillería de dicha plaza. Remitida por el virrey del Perú con carta de 31 de
marzo de 1716. Consta la batería o “fuerte de San Antonio de Chamba” con tres cañones de calibre 18.-
Santa Fe, 457.
Luego de haber realizado el levantamiento de la punta de Chamba (sub área 2) y habiendo
registrado de la dispersión de las evidencias, es posible arrojar una inferencia sobre la
existencia y localización de la posible construcción. En efecto, se tuvo en cuenta la
localización de los cañones saqueados con el fin de determinar si existía una cierta recurrencia
en la dispersión de los objetos. Así, se pudo determinar en primera medida que los cañones
estaban dispuestos en la parte externa de la circunferencia de piedras coralinas (dos en la parte
norte y uno en la parte sur). Esta posible organización puede sugerir la posible forma en que se
pudo destruir la construcción en un momento específico de su historia. Es posible que aquella
dispersión de cañones muestre el resultado que hayan sido “clavados”8 por los españoles
antes del desembarque de los ingleses a la playa de Chamba.
Después de esto, se procedió a analizar la disposición de las piedras coralinas, las cuales
además de estar aparentemente organizadas en una media circunferencia, mantenían cortes
geométricos. Esto conllevó a levantar el contorno de las piedras y se comparó con la planta
dibujada en uno de los mapas del siglo XVIII (figura y un ejemplo de fortificación realizado
en Sabanilla , donde se logró ver con claridad la posible forma de la construcción de Chamba.
Posteriormente, se calculó el promedio de área de construcción teniendo en cuenta las
dimensiones registradas en las dos baterías compañeras, esta información contribuyó a
establecer un área promedio de 35 x 25 metros. A partir de los datos recopilados y analizados,
se elaboró un posible modelo de estructura de fortificación
Interpretación del sitio de Chamba.
Estamos frente a una reconfiguración del orden español en un espacio diferente con
condiciones ambientales y sociales distintas. Lo interesante en ese caso, es entender cómo la
población autóctona debió o pudo adoptar comportamientos culturales ajenos a su orden social.
Los siglos XVII y XVIII, mostraron una forma particular para imponer sus condiciones
político- sociales en Cartagena de Indias, con la construcción de centros religiosos y militares.
En efecto, a través de los planos y mapas, lo que se muestra es un aparato simbólico, que por
medio del monumentalismo y la distribución espacial de sus construcciones impresas en los
mapas de su territorio, enuncian un discurso hegemónico consolidando su poderío militar.
Adicionalmente, es el terror, entendido como: “un fenómeno político a gran escala cuyo
objetivo es consolidar la imagen de control, parálisis y fragmentaciones sociales” lo que el
imperio busca crear entre los navegantes, piratas y potencias militares. El mapa debe generar
entonces, reacciones de “miedo” y prevención, pues el atacante deberá someterse a un aparato
defensivo distribuido y representado en todo el territorio. Finalmente, y como parte de sus
estrategias de representaciones bélicas, los mapas algunas veces podían contener información
ficticia o, por otro lado, dejar de tenerla. El mapa entonces es una representación dotada de un
componente simbólico que es negociado según la situación del contexto en la que se encuentra
la sociedad. En algunos casos la estructura simbólica se activa en situaciones de riesgo y
peligro, en otras resta pasiva ante situaciones pacificas.
Tal vez la construcción tenía una función suplementaria: establecer los límites territoriales de
espacios alejados a los asentamientos centrales. La previsión de una guerra era clara, y estas
construcciones garantizarían una extensión de su territorio. Por otra parte, la estrategia
defensiva de Bocachica era necesaria, pues en el litoral oeste “escarpado, de bellas calas, fáciles
para los desembarcos que podrían permitir la ocupación de la isla por los enemigos y dueños
de ella, pese a las adversas condiciones por la mucha vegetación, falta de aguan potable y el
calor, amenazar peligrosamente a la ciudad” (Zapatero 1969:99)
El objetivo de la fortificación era claro en los tratados y estrategias defensivas: cómo hacer que
unos pocos puedan resistir el ataque de muchos. Generalmente el atacante era mas fuerte que
8 Este término se refiere a la acción de inutilizar los cañones para evitar que los enemigos se apoderaran
de ellos.
el defensor, tanto en numero de hombres como en potencia de fuego. Pese a las estrategias
teóricas, arquitectónicas, estéticas, entre otras, lo interesante es que la fortificación no fue
diseñada en su entera disposición para resistir de manera tajante un ataque. Varios de los
ingenieros promediaban que la función de la construcción militar en una situación coyuntural
era de 6 a 8 semanas para resistir un ataque. Después de esto las fortificaciones dejarían de ser
útiles.
Pero ¿cómo entender, la inversión de tiempo y los costos generados en su construcción para
que sus roles se desempeñaran en tan solo un par de semanas?
Generalmente, los estudios sobre las fortificaciones, se realizan desde el punto de vista de la
estrategia de defensa militar, de los medios y sistemas de ataque, o de las propuestas
geométricas abstractas de los tratadistas. Sin embargo, se deja de lado algo que va mas allá de
las descripciones técnicas arquitectónicas y militares. Es lo que se podría denominar como la
cadena operatoria de estos “sitios-objeto” arqueológico: “la disponibilidad de materiales, el
comportamiento de estos, la capacidad de la mano de obra existente, la posibilidad de
transponer proceso de construcción de otros géneros arquitectónicos a la fortificación o
viceversa. La influencia del clima y el medio ambiente, la logística de abastecimiento, el
funcionamiento y el posible uso de las fortificaciones mismas. La eficacia teórica y real de
sistemas de circulación y proximidades, las relaciones entre diseño, equipamiento y armamento
defensivo” (Tellez 14:1996)
El uso de ciertos materiales para las construcciones militares se realizó en función de lo que se
encontraba en el medio. Esta adaptación de ciertos recursos a unos cánones de construcciones
estrictamente mantenidos nos presenta una situación donde la negociación de significado y
símbolos se construye permitiendo así comprender la existencia de fenómenos de “influencias,
transculturación, presuntas tendencias estilísticas reconfiguradas, aceptación o rechazo de
nociones” (Tellez, 1996). La presencia de las construcciones militares no obedece entonces a
razones técnicas sino a la necesidad de mantener un aparato formal destinado a realzar el
carácter simbólico y ceremonial
Esto hace pensar que varias de las construcciones, mas allá de su poca funcionalidad cumplían
un rol ideológico cuyos fines eran consolidar la imagen del poderío español en nuevos
territorios y proteger los intereses económicos de sus puertos en el nuevo mundo.La
monumentalidad en sus construcciones permitiría infundar características ceremoniales
capaces de modificar el comportamiento de ciertas esferas sociales internas y externas.
En suma, la Batería de Chamba, resulta ser uno de los ejemplos pertinentes para entender que la
eficacia de ciertas fortificaciones en Cartagena de Indias, no se debe evaluar por su
funcionalidad bélica. En este caso, Chamba resulta ser una construcción simbólica cuyo objetivo
es establecer un discurso hegemónico a través de sus representaciones físicas. El Reino de
España se encuentra por doquier y es capaz de repeler cualquier intento de ataque o invasión.
Así no haya tenido artillería, como lo muestran ciertos documentos, esta batería resistió por
unos cuantos días el ataque de los ingleses. Por su presencia, las tropas inglesas debieron
aguantar mientras planeaban una estrategia para tomarse esa porción terrestre. Después de esto,
su función había caducado. Con las reconstrucciones post guerra, la Batería de Chamba no
volvió a reedificarse. Había cumplido con su rol en un momento específico.
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