arqueología subacuática de una construcción militar del siglo xviii cartagena

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ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA DE UNA CONSTRUCCIÓN MILITAR DEL SIGLO XVIII EN LA ISLA DE TIERRA BOMBA CARTAGENA DE INDIAS, COLOMBIA Del Cairo Hurtado Carlos Antropólogo Universidad Nacional-Estudiante maestría Universidad de los Andes Fundación Terra Firme Introducción Durante el segundo semestre del 2001, se realizó el primer curso de protección y conservación del Patrimonio Cultural sumergido en Colombia. Tal vez fue la primera vez en que el gobierno nacional implementaba una herramienta desde el punto de vista educativo, que implicara la participación de estudiantes de distintas universidades del país y miembros de la Armada Nacional. Con el apoyo del Ministerio de Cultura, la Escuela Naval Almirante Padilla y el Museo Naval del Caribe, el curso logró reunir profesores nacionales e internacionales que durante cuatro meses, se encargaron de impartir a diez estudiantes universitarios de antropología y restauración y diez oficiales y suboficiales de la Armada Nacional, una instrucción teórica en las áreas de oceanografía, arqueología, sistemas de posicionamiento, Historia, Derecho, Conservación y una instrucción práctica enfocada en el aprendizaje de técnicas de buceo.(Del Cairo y García 2002:12) Los objetivos del curso eran claros: se debía concienciar sobre el riesgo que corrían las evidencias arqueológicas sumergidas debido a los saqueos sistemáticos realizados por pescadores, buzos profesionales y grupos “institucionalizados” de cazatesoros. Adicionalmente, los participantes de este curso deberían actuar como vigías de este patrimonio y propender por su protección. De esta manera, el curso del 2001, marcó un camino para aquellos que hoy en día seguimos desarrollando actividades en torno a este tema. Durante el curso del 2001, como parte de la instrucción académica, tuvimos la oportunidad de conocer un par de sitios arqueológicos sumergidos y costeros que hacían parte de la historia de Cartagena durante el siglo XVIII. De esta manera, conocimos el sitio de Chamba; situado en la Isla de Tierra Bomba, (Cartagena de Indias). En el sitio parecía haber una de las tantas construcciones militares que la ciudad había implementado para la defensa de sus costas. La Isla de Tierra Bomba, separada por una porción de mar de Cartagena de Indias, revistió una especial importancia en la estrategia defensiva de los españoles ya que fue la fuente de las materias primas para la construcción del enclave defensivo de la ciudad y, asimismo, por su posición estratégica, cualquier barco, cuyo destino fuera el puerto, debía pasar por el canal naval de Bocachica. En ese entonces, el sitio de Chamba, no mostraba ninguna evidencia en superficie. Solo percibimos la importancia de la zona, cuando la lancha en la que viajábamos se detuvo a unos 50 metros de la costa. -Era el momento de equiparse y meterse al agua- con el fin de realizar un rápido reconocimiento del lecho marino. Tan solo contábamos con la información de Alfonso Cabrera, historiador y especialista en construcciones militares de Cartagena, quien aseguraba que debían existir algunos cañones, que hicieron parte de una pequeña construcción militar. Efectivamente, habíamos localizado dos de los tres cañones. No estaban muy lejos el uno del otro. Según Cabrera, en la punta de Chamba, los españoles habían construido una batería en la primera mitad del siglo XVIII. Ese fue el último contacto que tuvimos con el sitio en el 2001. Desafortunadamente durante esa visita no se realizó ningún tipo de registro de ubicación y estado de las evidencias sumergidas. A primera vista, la distribución espacial de las evidencias en la zona no brindaba muchos datos, pues en tierra no había ningún tipo de señal que proporcionara información sobre la existencia de un sitio arqueológico, como, sí lo ofrecían

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2006. Del Cairo Hurtado C., en Problemáticas de la Arqueología Contemporánea. Ed. Congreso Nacional de Arqueología Argentina Publicado por Univ. Nacional de Río Cuarto. El artículo presenta los resultados del reconocimiento de evidencias arqueológicas sumergidas asociadas posiblemente al pequeño fuerte de Chamba localizado en el litoral oeste de la Isla de Tierra Bomba puesto a prueba en la defensa de la ciudad en 1741.

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Page 1: Arqueología subacuática de una construcción  militar del siglo XVIII Cartagena

ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA DE UNA CONSTRUCCIÓN MILITAR DEL

SIGLO XVIII EN LA ISLA DE TIERRA BOMBA CARTAGENA DE INDIAS,

COLOMBIA

Del Cairo Hurtado Carlos

Antropólogo Universidad Nacional-Estudiante maestría Universidad de los Andes

Fundación Terra Firme

Introducción

Durante el segundo semestre del 2001, se realizó el primer curso de protección y conservación

del Patrimonio Cultural sumergido en Colombia. Tal vez fue la primera vez en que el gobierno

nacional implementaba una herramienta desde el punto de vista educativo, que implicara la

participación de estudiantes de distintas universidades del país y miembros de la Armada

Nacional. Con el apoyo del Ministerio de Cultura, la Escuela Naval Almirante Padilla y el

Museo Naval del Caribe, el curso logró reunir profesores nacionales e internacionales que

durante cuatro meses, se encargaron de impartir a diez estudiantes universitarios de

antropología y restauración y diez oficiales y suboficiales de la Armada Nacional, una

instrucción teórica en las áreas de oceanografía, arqueología, sistemas de posicionamiento,

Historia, Derecho, Conservación y una instrucción práctica enfocada en el aprendizaje de

técnicas de buceo.(Del Cairo y García 2002:12)

Los objetivos del curso eran claros: se debía concienciar sobre el riesgo que corrían las

evidencias arqueológicas sumergidas debido a los saqueos sistemáticos realizados por

pescadores, buzos profesionales y grupos “institucionalizados” de cazatesoros. Adicionalmente,

los participantes de este curso deberían actuar como vigías de este patrimonio y propender por

su protección. De esta manera, el curso del 2001, marcó un camino para aquellos que hoy en día

seguimos desarrollando actividades en torno a este tema.

Durante el curso del 2001, como parte de la instrucción académica, tuvimos la oportunidad de

conocer un par de sitios arqueológicos sumergidos y costeros que hacían parte de la historia de

Cartagena durante el siglo XVIII. De esta manera, conocimos el sitio de Chamba; situado en la

Isla de Tierra Bomba, (Cartagena de Indias). En el sitio parecía haber una de las tantas

construcciones militares que la ciudad había implementado para la defensa de sus costas. La Isla

de Tierra Bomba, separada por una porción de mar de Cartagena de Indias, revistió una especial

importancia en la estrategia defensiva de los españoles ya que fue la fuente de las materias

primas para la construcción del enclave defensivo de la ciudad y, asimismo, por su posición

estratégica, cualquier barco, cuyo destino fuera el puerto, debía pasar por el canal naval de

Bocachica.

En ese entonces, el sitio de Chamba, no mostraba ninguna evidencia en superficie. Solo

percibimos la importancia de la zona, cuando la lancha en la que viajábamos se detuvo a unos

50 metros de la costa. -Era el momento de equiparse y meterse al agua- con el fin de realizar un

rápido reconocimiento del lecho marino. Tan solo contábamos con la información de Alfonso

Cabrera, historiador y especialista en construcciones militares de Cartagena, quien aseguraba

que debían existir algunos cañones, que hicieron parte de una pequeña construcción militar.

Efectivamente, habíamos localizado dos de los tres cañones. No estaban muy lejos el uno del

otro. Según Cabrera, en la punta de Chamba, los españoles habían construido una batería en la

primera mitad del siglo XVIII. Ese fue el último contacto que tuvimos con el sitio en el 2001.

Desafortunadamente durante esa visita no se realizó ningún tipo de registro de ubicación y

estado de las evidencias sumergidas. A primera vista, la distribución espacial de las evidencias

en la zona no brindaba muchos datos, pues en tierra no había ningún tipo de señal que

proporcionara información sobre la existencia de un sitio arqueológico, como, sí lo ofrecían

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los restos de las dos baterías contemporáneas a Chamba (San Felipe, Santiago) que se

encuentran al sur, a dos kilómetros de distancia por la misma costa, y en estado ruinoso.

Dos años después, el interés por entender la existencia y dinámica de ese sitio me llevó a

formular el proyecto de investigación, que posteriormente fue apoyado por la Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales (FIAN). Este apoyo representó un gran avance en el

desarrollo de la Arqueología subacuática en Colombia, ya que se convertía en la tercera

investigación académica realizada en campo (mar). Vale la pena resaltar que la primera

investigación se realizó en 1991, con el apoyo del Banco de la República y la Universidad de

los Andes en Salmedina, Cartagena; durante la investigación se recuperaron ciertas evidencias

arqueológicas que reposan actualmente en el Museo Naval del Caribe1. El segundo trabajo se

realizó en el 2001 como resultado final del curso de extensión, antes mencionado, en Protección

y Conservación del Patrimonio Cultural Sumergido, en el que se realizó un reconocimiento no

intrusivo de un navío español del siglo XVIII. (Del Cairo y García 2002:223)

De esta manera, en la segunda semana de enero de 2004, se inició la temporada de campo. En

efecto la escogencia de la época no fue la mejor ya que no se tuvieron en cuenta varios aspectos

directos e indirectos que permitieran un correcto desarrollo de la investigación arqueológica

subacuática. Aspectos que de primer plano se desconocieron, partiendo de la premisa que seria

similar a una investigación arqueológica en tierra. Fue en el transcurso de la temporada de

campo que se asimilaron y se superaron los obstáculos ocasionados por las condiciones

climáticas y sociales (comunidades directamente relacionadas con el sitio).

Tal vez uno de los aspectos más preocupantes en el contexto social de la Isla de Tierra Bomba,

es el desconocimiento de las normas de protección del patrimonio cultural sumergido. En

efecto, la ausencia de normas y el desconocimiento de políticas de protección son

predominantes en las comunidades que habitan la Isla. Sin duda, esta situación había marcado

un precedente en la trayectoria de la investigación pues era claro que las políticas estatales de

protección no se enfocaron a las comunidades directamente implicadas en la problemática del

patrimonio cultural sumergido. Por otra parte, las representaciones de su territorio (tierra-mar)

permiten entender que existen normas y comportamientos diferentes que cambian la percepción

que tienen frente a lo que reposa en el lecho marino.

El primer reconocimiento del sitio de Chamba fue desolador. Los cañones que reposaban en el

2001 habían desaparecido. Tan solo quedaba uno, que al parecer fue removido pero no había

sido extraído por su peso. Frente a este hecho, decidimos realizar varias entrevistas entre los

habitantes de la zona, quienes nos comunicaron que ciertas personas compraban estos objetos y

los comercializaban. Ese comercio involucraba desde turistas hasta intermediarios

especializados en la compra y venta de objetos arqueológicos.

Así, surgió el interés por estudiar el sitio teniendo en cuenta que hasta la presente investigación,

el sitio no había sido objeto de ningún proyecto específico, aunque, en varios textos,

publicaciones e informes, se ha dado por hecho la existencia de esta batería, actualmente

desaparecida. Asimismo, teniendo en cuenta las particularidades del sitio y el objeto de la

investigación, resulta ser un aporte importante para la construcción y consolidación de la

noción de Patrimonio Cultural Sumergido en Colombia.

La playa de Chamba, sitio donde alguna vez yació una batería, actualmente no es más que una

costa desolada sin ningún rastro o vestigio de dicha estructura. Ahora, parte de estos vestigios

posiblemente se encuentren sumergidos próximos a la costa. La identificación, registro y

1 La información sobre Salmedina no ha sido publicada, sin embargo en el Museo Naval del Caribe.

Existe información sobre el proyecto y los objetos extraídos.

Page 3: Arqueología subacuática de una construcción  militar del siglo XVIII Cartagena

subsiguiente análisis de los vestigios de la Batería de La Chamba, como testigo de estos hechos

ocurridos en 1741, es el objeto de este proyecto de arqueología subacuática, la cual se incluye

dentro del amplio campo de la arqueología histórica, referida a “el estudio de los aspectos

materiales -en términos históricos, culturales y sociales concretos- de los efectos del

mercantilismo y del capitalismo traídos de Europa a fines del siglo XV y que continúan en

acción hasta hoy (Orser 2000:7). Este reconocimiento del sitio ofrece la oportunidad de

aproximarse desde la arqueología a la comprensión de los procesos militares del periodo

colonial, disponer de un escenario donde se pueda reconstruir parte de dicho proceso histórico

en la costa caribe colombiana y recuperar un elemento con el que alguna vez se conformó e

identificó el paisaje cultural de Cartagena de Indias.

Para lograr estudiar el sitio arqueológico de Chamba se utilizó la siguiente metodología

consistente en recopilar y analizar documentos, diarios y mapas de la época (siglos XVII y

XVIII) provenientes de bibliotecas y archivos. Por otra parte se abordaron los estudios de

eventos ambientales y geográficos de la playa de Chamba con el fin de analizar los diversos

procesos de la costa y asimismo determinar los comportamientos en la formación de contextos

arqueológicos. La siguiente fase consistió en realizar un reconocimiento no intrusivo2

dimensionando el sitio de acuerdo a la mayor concentración de evidencias arqueológicas dentro

de un área pertinente para poder trabajar bajo el agua con equipo SCUBA3. Dentro de esta fase

se demarcaron puntos de referencia de acuerdo a los distintos tipos de material cultural que se

hallaron. Posteriormente se aplicaron las técnicas de triangulación y barrido circular que con

cintas métricas y brújulas permitieron establecer la distancia de las evidencias con respecto al

punto más cercano, la línea base y la posición en grados con respecto al norte. De esta manera

se obtuvo un primer plano sobre papel y la distribución espacial de los artefactos.

De esta manera, la investigación se divide en varios aspectos entre los que se cuentan la

importancia de los factores físicos y ambientales, como condición inherente a cualquier

investigación arqueológica subacuática, ya que de esta manera, se podrán entender las

aplicaciones técnicas y metodológicas al abordar la investigación en campo. En segundo lugar

se presentarán someramente los procedimientos técnicos y metódicos propios de la arqueología

subacuática para efectuar la investigación del sitio. Adicionalmente se presentará la

importancia y necesidad de analizar los documentos históricos como parte del registro

arqueológico y como herramienta para la localización y comprensión de las evidencias

culturales con el fin de confrontar los diferentes datos y establecer la interpretación del sitio de

Chamba.

La importancia de las condiciones ambientales

La bahía de Cartagena de Indias, según lo relatan Jorge Juan y Antonio de Ulloa, en 1826, es

una de las mejores bahías descubiertas en la época de conquista y sus características radican en

tener : “mucho fondo y buen tenedero y goza una gran serenidad; de suerte que aunque las

brizas venteen en el verano con algunas ráfagas , ó el vendaval con turbonadas en el

invierno, nunca se ve mas agitación en las aguas, que la que suele notarse en un apacible

río.(Juan y Ulloa 1983: 3). La Isla de Tierra Bomba, antiguamente conocida como la Isla de

Carex, se encuentra separada de la punta de Bocagrande por aproximadamente 2 kilómetros de

distancia (CIOH: 1983). Formando la bahía de Cartagena que se localiza “en la parte central

del Caribe Colombiano entre la latitud 10 26´ -10 16´ norte y 75 30´ -75 36´ oeste (Del Cairo

y García 2002: 228)”, la Isla de Tierra Bomba localizada a los 10 21 norte y 75 34 oeste tiene

como extensión territorial 2021 hectáreas.

2 Reconocimiento no intrusivo consiste en identificar las evidencias halladas sin alterarlas o moverlas de

su sitio. De esta manera solo se debe hacer el reconocimiento de lo que se encuentre sobre el lecho

marino. 3. Self Contained Breathing Apparatus.

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Chamba resulta ser una punta o ensenada con características peculiares, puesto que parte de la

costa contiene arena fina amarilla e igualmente en una zona específica se halla una gran

cantidad de piedras coralinas concentradas. Este lugar tiene contacto constante con el medio

acuático debido a las mareas, oleajes y corrientes marinas. Según los días y las horas, el nivel

del mar aumenta o disminuye cubriendo total o parcialmente la distribuciónde estas piedras

coralinas. La playa de Chamba se encuentra cerrada en sus extremos por altas peñas de piedra

(acantilados) evitando que exista algún tipo de asentamiento humano actual por la ausencia de

vías de comunicación terrestres. El sitio, en la parte terrestre, carece de cualquier evidencia

cultural clara que muestre presencia de restos de algún fuerte militar.

Un reconocimiento arqueológico, en medio acuático, debe estar mediado por ciertos factores

directos e indirectos que permitirán el correcto desarrollo de la fase de campo. En este caso, las

condiciones oceanográficas revisten especial importancia ya que es a partir de este estudio, que

se podrá determinar el “ambiente natural que rodea un sitio arqueológico” (Andrade 2002) y, de

esta manera conocer el estado de los artefactos. Por otra parte, una vez obtenida la información

de la ubicación y las condiciones del sitio sumergido, se diseñan técnicas y métodos adaptados

al contexto particular, dependiendo igualmente del objetivo de la investigación, ya sea un

reconocimiento, exploración, excavación o recuperación de especies náufragas. Asimismo,

teniendo en cuenta la posición geográfica de la zona, ciertos factores como “La profundidad del

sitio, la temperatura del fondo, la corriente en el fondo, el oleaje en el sitio, la amplitud de la

marea” (Andrade 2002:18) y la distancia con respecto a la porción terrestre, jugarán un papel

determinante para el estudio y conservación del sitio. Estos factores (profundidad, oleaje,

corrientes, sedimentación y vientos) permitirán establecer las estrategias pertinentes para un

correcto desarrollo de la investigación. Con base en estos factores, la planificación de una

temporada de campo se realizará en una época determinada del año. Sin embargo, las

condiciones oceanográficas mantienen un cierto grado de incertidumbre, que posiblemente se

deberán tener en cuenta puesto que los comportamientos marinos no se adecuan a modelos

rígidos.

Acercamiento metodológico a la Chamba

El sitio de Chamba resulta ser un escenario de fácil acceso para realizar los diversos

procedimientos propios de la arqueología subacuática ya que cuenta con una profundidad

mínima y se encuentra próximo a la costa, lo que disminuye considerablemente los costos de

investigación puesto que no se dispone de una embarcación como centro de operaciones. De

esta manera, el sitio ofrece las posibilidades propicias para realizar un reconocimiento no

intrusivo de las evidencias localizadas en su costa en ciertas épocas del año y así determinar la

existencia de una construcción militar menor, denominada Batería de Chamba (Segovia 1992,

Zapatero 1979, Marco Dorta 1988). Lo que se debía efectuar era un reconocimiento de la zona

proyectada en un área de 100 metros a lo largo de la costa por una distancia hacia mar adentro

que llegaría hasta los 100 metros. Los criterios de la distancia hacia mar adentro con respecto a

la línea costera se tomaron en cuenta con base en un límite de profundidad de seis metros. Para

efectos de facilitar la labor de reconocimiento, se decidió realizar el levantamiento de la costa de

la playa de Chamba con el fin de establecer los puntos guía que posteriormente servirán para la

localización de las posibles evidencias halladas. Así, se ubicaron catorce puntos a lo largo de la

costa teniendo en cuenta cambios abruptos en la línea costera con el fin de obtener los contornos

del límite entre tierra y mar. Después de obtener el primer levantamiento costero, se procedió a

dividir el área marina en cuatro sub-áreas para que los grupos de buzos se encargaran de iniciar

un reconocimiento visual del lecho marino utilizando equipo de superficie (careta, snorkel y

aletas). Cada equipo de buzos se encargaba de realizar una búsqueda por medio de recorridos de

zigzag cubriendo hasta ochenta centímetros de visibilidad dependiendo de la zona. Es posible

que, durante este reconocimiento, se hayan podido pasar por encima, muchas evidencias que

actualmente se encuentran enterradas; pero para realizar el reconocimiento de evidencias que se

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encuentran bajo varias capas de sedimento, se deben adoptar otras estrategias metodológicas y

técnicas que no hacen parte de nuestro objetivo.

Tras haber realizado la identificación de las posibles evidencias en las diversas sub-áreas, se

pudo establecer un nivel de certitud de materiales observados en la sub-área de muestra como

parte del área representativa” (Gould 2000:36). La sub-área 2 escogida fue sin duda donde

existía mayor evidencia material, encontrándose gran parte de posibles concentraciones de

ecofactos y una pequeña cantidad de artefactos representativos de la existencia de restos de una

pequeña construcción militar del siglo XVIII.

Reconocimiento e identificación de las evidencias culturales.

Después de realizar la búsqueda y al encontrar una evidencia durante el reconocimiento, se

registraba inmediatamente utilizando pequeñas boyas que flotan en superficie y que por medio

de una cuerda se amarran cerca al objeto identificado. Las boyas utilizadas eran demasiado

vistosas, lo cual nos obligaba a retirarlas diariamente del sitio para evitar que fueran robadas o

que las evidencias fueran localizadas para futuros saqueos. Este procedimiento retardó varias

veces la operación de registro del material cultural, puesto que debido a la poca visibilidad, el

tiempo que se invertía en reubicar las evidencias era bastante grande. Si bien los puntos de

referencia pudieron localizarse en el fondo marino se decidió ubicar los puntos en superficie,

con base en las condiciones morfológicas del terreno debido a la poca profundidad en la que se

localizaban las evidencias. Así, se establecieron varios puntos visuales en superficie con base en

características específicas del terreno. Se midieron las distancias con respecto a la ubicación de

las evidencias formando varios triángulos.

Otra de las técnicas que se utilizó para registrar la dirección de las evidencias con respecto al eje

norte sur, fue la búsqueda circular (Dean y Ferrari 1992: 134) o barrido circular (Del Cairo y

García 2002:231) en el que a partir de un punto central fijo se extendía una cinta métrica en

cuyo extremo se ubicaba el buzo y posteriormente iniciaba una rotación, actuando como compás

(Dean y Ferrari 1992: 134). Así, cada objeto que se encontraba alrededor del punto fijo se

registraba con base en la distancia a partir del punto fijo e igualmente se tomaba con una brújula

su orientación en grados con respecto al eje norte-sur. Este barrido se realizó debido a la baja

visibilidad del sitio producido por los fenómenos oceanográficos descritos en el primer capítulo.

Se identificaron varias evidencias consistentes en elementos contemporáneos productos de la

contaminación (bolsas plásticas, latas de gaseosa, botellas). Se esperaba encontrar mas

evidencias relacionados con la batería, con base en las informaciones del 2001. Adicionalmente

las informaciones proporcionadas por Mcbride (2003) establecen la existencia de cuatro

cañones: dos culebrinas, un falconete y un pedrero registrados a principios de los noventa, no

obstante de estos restos no restan evidencias. Las posibles razones pueden ser la alta

sedimentación en la zona en los meses de enero a marzo que pudieron cubrir parte de las

evidencias o el posible saqueo sistemático de los artefactos por parte de los denominados

cazatesoros.

Evidencias registradas

Las evidencias encontradas en el sitio consiste de una variedad de artefactos para distintos usos:

un cañón, fragmentos de ladrillos y fragmentos de cerámica, al igual que ecofactos como

piedras coralinas, empleadas para la construcción de las baterías. A continuación se presentan

los tipos de evidencias culturales en el sitio de Chamba

El cañón

Durante el reconocimiento se localizó tan solo uno de los 3 cañones que se encontraban en el

norte de la sub-área 2”. Al situar el cañón se procedió a realizar su registro y localización con

respecto al punto cero. Se utilizó la trilateración y el barrido circular con el fin de redundar en

su ubicación. Igualmente, se tomaron las dimensiones generales de cada una de sus

Page 6: Arqueología subacuática de una construcción  militar del siglo XVIII Cartagena

características principales. La profundidad del cañón varía entre 150 y 200 centímetros

dependiendo de la marea y la época del año y se localiza a 68 metros de distancia hacia mar

adentro a partir del punto cero con una orientación de 115 grados con respecto al eje norte – sur.

Contrastando las dimensiones del cañón del sitio de Chamba , se puede establecer que el arma

es una semiculebrina, caracterizada por un peso de 2600 libras, un largo de 8 pies y un calibre

de 4 ½ pulgadas.

Fragmentos de cerámica

Por medio de una recolección superficial tanto en la zona costera como en parte del lecho

marino, se obtuvieron muy pocos fragmentos de cerámica sin que esto contribuya en alguna

medida a responder a nuestro objetivo de investigación.

Fragmentos de ladrillos.

Cabe destacar que la mayor parte de los fragmentos de ladrillo se recolectaron en la parte sur de

la media luna (entre sub- área 2 y 3) a lo largo de diez metros de costa. Se pudo percibir que

varios de estos fragmentos son producto de una abrasión realizada por el continuo oleaje que

choca contra ciertas piedras de considerable tamaño. Es posible que con ese choque de las olas

contra las rocas, de alguna manera remuevan una zona sumergida entre la sub- área 2 y 3 donde

exista una fuerte acumulación de ladrillos. Se intentó realizar un reconocimiento en esa sub-

área con muy pocos resultados debido al riesgo generado por el oleaje y las fuertes corrientes.

Sin embargo, es importante recalcar la importancia de estas evidencias puesto que pueden hacer

parte de los restos de la construcción militar, como lo hicieron en las otras dos baterías.

Piedras coralinas

Tal vez lo más importante y determinante en la construcción de estas baterías menores, es la

utilización en grandes cantidades de piedras coralinas. Así, el Caribe Fortificado (Paolini,

1994:19), resultó tener una impronta recurrente en todas las islas y puertos de la zona, donde

arquitectos españoles e italianos al servicio, en primera instancia, de la corona española

mantuvieron una homogeneidad en la tipología defensiva y corrieron con la suerte de encontrar

“materiales similares en todo el Caribe como la piedra coralina, madera, cal, y arcilla cocida

utilizada en la elaboración de ladrillos, tejas, tierra apisonada revestida en argamasa, que

definieron las texturas y solidez que las identifican.” (Herrera, 1996:45)

Vestigios de una batería ?

El nuevo paisaje cultural, representado por estos sistemas arquitectónicos, mostraba parte del

origen de una identidad definida pero igualmente adaptada a “condiciones climáticas,

topográficas y económicas” (Herrera, 1996:45). Con base en el reconocimiento de los materiales

utilizados en las Baterías de Santiago y San Felipe se pudieron identificar en Chamba, varias

concentraciones de piedra coralina en la sub-área de la media luna, mostrando una dispersión de

piedras con una organización aparente en un área de 30 x 40 metros. Se efectuó un

levantamiento de esa zona específica puesto que la dispersión sugiere la posible existencia del

área donde se ubicaba la planta de la batería.

Los documentos escritos

El texto escrito es una fuente ilimitada de información para el desarrollo de estudios en historia

Colonial. Su importancia radica en la integración de la información que se logra extraer de los

documentos históricos con aquella que se obtiene del material cultural recolectado (Therrien

2002). El documento escrito recuerda particularidades enmarcadas en los hitos de las historias

del pasado. En esa medida, la historia colonial, a partir de los procesos evolutivos de la

Page 7: Arqueología subacuática de una construcción  militar del siglo XVIII Cartagena

construcción militar, permiten establecer la manera cómo se generaron los contactos culturales

entre el Viejo y Nuevo mundo.

De esta manera, el documento tiene la ventaja de contener “información viva, cualquiera que

sea la época y constará de dos aspectos: el primero que es un testimonio del funcionamiento del

organismo que lo generó, y el otro es la razón que hizo posible que el documento existiera”

(Reyes de Covo 1986:52). Los documentos escritos - tanto históricos como etnohistóricos –

pueden servir como fuentes generadoras de hipótesis que luego podrían ser contrastadas con

otros medios, por ejemplo la arqueología.

El papel que juegan los documentos escritos en la investigación es similar al abordar el estudio

de los vestigios arqueológicos, pues son conformados por construcciones conceptuales: el

"registro arqueológico" y "el registro escrito", elaboradas indefectiblemente a partir de objetos

empíricos y en función de determinados objetivos, problemas y procedimientos.” (Pedrotta y

Gomez S.F.). Así, los documentos relacionados con la construcción militar en América, pueden

proporcionar información corroborable con los datos obtenidos de la arqueología subacuatica.

La indagación en archivos se convierte en una herramienta importante para entender los

mecanismos y concepciones que los constructores militares tenían al enfrentarse al Nuevo

Mundo.

Los datos proporcionados mediante el registro de las evidencias del sitio de Chamba facilitaron

en gran medida la comprensión del sitio, en tanto que, a partir de los análisis espaciales se pudo

inferir sobre la existencia y ubicación de una probable construcción de carácter militar,

referenciada en múltiples informes, documentos e investigaciones históricas sin que existiera

algún tipo de registro visual que corroborara su existencia.

Aunque, es necesario obtener mayor evidencia contundente para asegurar el lugar de su

ubicación, debido al saqueo sufrido conllevando a una perdida importante de información, el

resultado de esta investigación permite establecer una hipótesis sobre la existencia de la batería.

Sin embargo, la información de las evidencias recuperadas a partir del reconocimiento, se

convierten en uno de los pasos para comprender las características del sitio arqueológico, puesto

que se debe tener en cuenta otro tipo de información. De esta manera, la cartografía del siglo

XVIII, diarios y documentos relacionados con la toma de Cartagena en 1741 se convierten en

otro tipo de evidencia “arqueológica” que contribuirá a entender la dinámica militar en la

Colonia.

En primera instancia se presentarán los diversos apartes de los diarios españoles e ingleses en

que se describen los primeros días del ataque de los ingleses a la isla de Tierra Bomba,

contrastando las versiones con la cartografía de la época; posteriormente, con los informes

contemporáneos sobre fortificación militar, se presentará su posible función en la estrategia

defensiva española.

Diarios, comunicados y cartas españolas e inglesas del siglo XVIII

Uno de los sucesos más controversiales en la historia del nuevo mundo, ha sido el intento de

toma de Cartagena de Indias por parte de tropas inglesas al mando del Almirante Sir Edward

Vernon. Evidentemente se produjo gran cantidad de noticias y mapas franceses holandeses

españoles e ingleses, describiendo las características del enfrentamiento entre la flota española y

la flota inglesa. Los documentos que se presentan a continuación surgen de una compilación

realizada por Arrázola (1961) en el que se encuentran los diarios de Edward Vernon, Blas del

Lezo, artículos de periódicos de la época, declaraciones en el parlamento inglés, y

comunicaciones cruzadas entre los altos mandos del ejército tanto español como inglés.

Page 8: Arqueología subacuática de una construcción  militar del siglo XVIII Cartagena

La existencia de las baterías del litoral oeste de la Isla de Tierra Bomba ha sido puesta en

evidencia por los diversos relatos de los actores de este enfrentamiento. En efecto auque, las

baterías menores no hayan tenido tanta importancia, jugaron un papel determinante en el

cumplimiento de los principios de fortificación

Estas construcciones menores de la Isla, se realizaron “sobre la misma roca en que un día

desembarcara el Baron de Pointis y acas fue construido allí para evitar nuevos desembarcos o

por lo menos que no fueran tan fáciles de efectuar como aquel” (Smollet citado en Arrázola

1961: 114). La construcción de las baterías se realizó entre 1714 y 1720 por el ingeniero

Herrera y Sotomayor. Igualmente, con la consolidación del Castillo de San Luis ubicado al sur

de la Isla, las Baterías de San Felipe, Santiago y Chamba, estarían “destinadas a defender el

castillo de San Luis impidiendo que los enemigos pudiesen fácilmente desembarcar y sitiarlo”.

(Marco Dorta 1988:243).

La multiplicidad de versiones sobre la Batería de Chamba

Varias son las versiones sobre la llegada de los ingleses a la Isla de Tierra Bomba y

concretamente a la playa de Chamba. A continuación se presentará la versión de los ingleses

relatando su estrategia de ataque cuando llegan a la costa oeste de la Isla. Esta decisión de llegar

por Bocachica había sido tomada por Vernon, puesto que en la Boquilla, localizada en la zona

nor-oeste de la Bahía de Cartagena, era casi imposible el desembarco inglés debido a la baja

profundidad y las inclemencias del tiempo:

“Esta bahia no puede considerarse buena para el anclaje , porq su agua es turbia y

fangosa . la costa q la rodea es tan plana que los buques no encuentran alli un buen

refugio contra los temporales. La brisa sopla generalmente con violencia”4.

De esta manera, bajo las órdenes del almirante, se envía una pequeña flota a investigar el litoral

oeste de la Isla y así:

“El Princess Amelia bajo las órdenes del Capitán hamilton, debía concentrar su fuego

contra la batería Falsine y al mismo tiempo, Didfield, …… disparando contra la

pequeña vatería de la Chamba”. 5

En el apéndice del mismo documento se describe la batería de Chamba:

Un poco mas abajo se encontraba a tres millas de distancia la isla de tierra bomba, y

había en ella un pequeño puerto con cuatro cañones , lo llamaban batería de Chamba

y mas allá, media milla mas adelante, se encontraba una batería falsine de doce

cañones. Estas dos baterías fueron abandonadas por el enemigo.

Cabe resaltar que los tres artículos impresos difieren en la existencia y funcionalidad de la

Batería de Chamba, puesto que se argumenta la inexistencia de artillería, mientras que otra

versión describe un enfrentamiento entre esta Batería y los buques ingleses.

Así, la versión inglesa, tras realizar su inspección en la isla de Tierra Bomba, muestra a través

de sus relatos el riesgo que puede generar la existencia de la batería de Chamba. En síntesis, la

batería de Chamba es caracterizada como una construcción con capacidad de cuatro cañones

que debe ser tenida en cuenta para evitar la destrucción de buques ingleses. Sin embargo, es

claro que a pesar de no estar en funcionamiento como lo indica uno de los relatos, se afirme su

existencia.

Por otra parte, en uno de los diarios españoles, Chamba es una playa conocida por tener dos

baterías con doce cañones cuyo objetivo es defender la entrada de Bocachica y apartar el

4 Extracto de la Relación de la expedición a Cartagena escrita por. Tobías Mollet Londres, Impreso por

M Copper en “el globo“1743. En Arrázola 1961 5 Idem.

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desembarco de fuerzas enemigas. Sin duda alguna, el relato se refiere a las dos baterías cercanas

a Bocachica (San Felipe y Santiago).

Adicionalmente, se referencia la inspección realizada por una tropa española con el fin de

establecer la condición de los ingleses, describiendo:

“según pudo descubrirse, como la derecha hacia el mar; su

vanguardia en las baterías de San Felipe y Santiago, donde

construyeron la de sus morteros, y su retaguardia en la

antigua batería Chamba, bien atrincherados a lo largo de esta

playa.”6

De acuerdo a las diversas versiones tanto españolas como inglesas, se puede afirmar que

efectivamente si existió la batería de Chamba, pero es evidente que las versiones españolas

hablan de esta construcción como un elemento que existió en el pasado pero que para 1741 no

se encontraba en funcionamiento. A esto, se le debe sumar que el 28 de marzo 1721 en

comunicación dirigida al Ingeniero Herrera y Sotomayor, quien construyó estas baterías, tenía la

orden de “mandar destruir el fuerte o Atalaya de Chamba, que sirve para avisar cualquier intento

de forzar Bocachica”(Marchena 1982:218). Posteriormente, en 1736, se mostró un estado de la

artillería necesaria en caso de ataque: la batería de San Felipe tendría 4 cañones, la de Santiago

11 cañones, (Marchena 1982:110) mientras que la de Chamba no se tendría en cuenta pues no

aparece en la relación.

En suma, la generación de distintas versiones, muestran que existe una inconsistencia de hechos

en torno a Chamba puesto que los ingleses sostienen haber visto la batería sin tener en cuenta

sus condiciones reales, lo que contribuyó a que en sus planes de ataque se incluyera el

bombardeo de esta batería. Sin embargo, en el reconocimiento arqueológico, se tienen

evidencias de algún tipo de artillería que debe identificarse para determinar si pertenecía a la

Armada española y si funcionó solamente el día del ataque cuando Blas de Lezo ordenó mandar

un grupo de soldados a defender la Playa de Chamba, o que, por el contrario, pertenecieran a las

tropas inglesas que posiblemente habrían dejado caer los cañones al mar durante el desembarco.

La cartografía que se analizó comprendió un número de mapas representativos de la bahía de

Cartagena, entre los cuales existen versiones españolas e inglesas, con fechas que varían entre

1730 y 1805. Aunque la forma de la Bahía cambia muy poco y los sitios mantienen, en general,

los mismos nombres durante casi un siglo, es inevitable determinar el cambio sufrido en el

litoral oeste de la Isla de Tierra Bomba. En efecto, la Batería de Chamba resulta ser un sitio

peculiar en los mapas, puesto que es uno de los pocos sitios que varia en el tiempo. Así, desde

1730 con los mapas realizados por Herrera y Sotomayor y Simon Desnaux, entre otros, se

indica claramente la ubicación de las baterías San Felipe, Santiago y Chamba. Sin embargo, la

característica de Chamba difiere en cada mapa ya que se conoce como Reducto de Chamba ,

Fuerte de Chamba y Batería de Chamba .Un año después del enfrentamiento bélico de 1741,

los mapas muestran claramente la planta de la construcción, aunque se refiere a la condición de

“Batería destruída” . Posteriormente, a partir de los mapas de 1744 a 1805, solo se refieren al

sitio como playa de Chamba y en otros mapas ni siquiera se muestra la parte norte de la costa;

tan solo se limitan a mostrar las baterías compañeras.

6 Diario de todo lo ocurrido en la expugnación de los fuertes de Bocachica y sitio de la ciudad de

Cartagena de Indias en 1741. Formados de los pliegos remitidos a S.M (que Dios guarde) por el Virrey

de Santa Fe, D. Sebastián de Eslava con D. Pedro de Mur, su ayudante general. En Arrázola 1961.

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De esta manera, los mapas muestran claramente la fortificación desde la fecha de su

construcción realizada en la primera mitad del siglo XVIII (1716 aprox.)7; su existencia se

extiende hasta 1742, fecha en la que todavía, se realiza la cartografía con el fin de describir los

eventos de la toma a Cartagena por parte de los ingleses en 1741. En varios de los mapas se

describe la estrategia adoptada, localizando las rutas de las flotas y la ubicación de las

construcciones militares, donde se evidencia la actividad de la Batería de Chamba. Es solo a

partir de finales de la década de los cuarenta del siglo XVIII, que se deja de incluir a esta batería

como parte del sistema defensivo. En efecto, se hace evidente la inutilización y olvido de tal

construcción, en primera medida por su lejanía a cualquier centro urbano o militar y

adicionalmente a que fue condenada a su desaparición por altos mandos españoles, un par de

años después de su construcción. Así, se evidencia la importancia de estos documentos, como

fuentes de información, en tanto que se pueden utilizar como herramientas de contrastación con

el registro arqueológico.

Es evidente que, a pesar de la destrucción de los fuertes por parte de los ingleses, los mapas

mostraban aun la actividad de la construcción militar en Cartagena de Indias. Es posible pensar

entonces, que mediante la representación enaltecida de la victoria española de 1741, se estaría

estableciendo una nueva estrategia defensiva: el enclave defensivo y la gallardía de las tropas

españolas, entrarían en un campo simbólico representado en los mapas y cuyo objetivo sería

disuadir a cualquier enemigo de atacar la ciudad.

De batería, a playa, a sitio arqueológico.

El análisis de los documentos primarios (diarios, mapas, planos) y secundarios, permiten en

gran medida entender muchos de los sitios arqueológicos enmarcados en la época colonial. Sin

embargo, es necesario no tomar estas fuentes como elementos contundentes para contrastarlos

con el registro arqueológico, puesto que como se percibió podrían existir un sinnúmero de

versiones sobre un solo sitio. En el caso de Chamba es evidente que su existencia no ha sido

puesta en duda. Lo que realmente se debe discutir es, si efectivamente esta construcción

participó activamente en la defensa de 1741, como lo indica la versión inglesa. Por el contrario,

las versiones españoles no explicitan la presencia activa de esta Batería, dándonos a entender su

inevitable desaparición antes de la guerra de 1741. Cabe resaltar que la cartografía muestra la

batería en pie hasta 1742. Sin embargo, quedan varias dudas por resolver: Cómo se podrían

explicar los cañones que yacían en el sitio de Chamba, teniendo en cuenta la gran escasez de

artillería española para su defensa. Es evidente que las tropas de Blas de Lezo no habrían

desperdiciado estos cañones cuando se dio la orden de destruir la construcción en 1721. Como

posible explicación surge la siguiente hipótesis: a pesar de su destrucción a principios de 1720 y

en vista de la inevitable llegada de los ingleses a la playa de Chamba (sitio estratégico para el

desembarco de tropas), Blas de Lezo ordena a una de sus tropas defender esta playa. De esta

manera los soldados pudieron aprovechar las ruinas de la construcción, utilizando parte de sus

muros para poner los cañones, que por cierto eran de bajo calibre. En efecto, su defensa fue

corta lo cual obligó a clavar la artillería y escapar debido al asedio de los buques ingleses.

Esta es una de las hipótesis que puede surgir de la relación entre el registro arqueológico y las

fuentes escritas. Sin embargo, para comprobar realmente la hipótesis se tendrían que hacer los

análisis respectivos al cañón, para determinar su origen, lo cual contribuiría a esclarecer la

realidad de la Batería de Chamba.

7. Relación del estado en que se halla la artillería de la ciudad de Cartagena en 4 de marzo de 1716, por

Juan de Andrade, capitán de artillería de dicha plaza. Remitida por el virrey del Perú con carta de 31 de

marzo de 1716. Consta la batería o “fuerte de San Antonio de Chamba” con tres cañones de calibre 18.-

Santa Fe, 457.

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Luego de haber realizado el levantamiento de la punta de Chamba (sub área 2) y habiendo

registrado de la dispersión de las evidencias, es posible arrojar una inferencia sobre la

existencia y localización de la posible construcción. En efecto, se tuvo en cuenta la

localización de los cañones saqueados con el fin de determinar si existía una cierta recurrencia

en la dispersión de los objetos. Así, se pudo determinar en primera medida que los cañones

estaban dispuestos en la parte externa de la circunferencia de piedras coralinas (dos en la parte

norte y uno en la parte sur). Esta posible organización puede sugerir la posible forma en que se

pudo destruir la construcción en un momento específico de su historia. Es posible que aquella

dispersión de cañones muestre el resultado que hayan sido “clavados”8 por los españoles

antes del desembarque de los ingleses a la playa de Chamba.

Después de esto, se procedió a analizar la disposición de las piedras coralinas, las cuales

además de estar aparentemente organizadas en una media circunferencia, mantenían cortes

geométricos. Esto conllevó a levantar el contorno de las piedras y se comparó con la planta

dibujada en uno de los mapas del siglo XVIII (figura y un ejemplo de fortificación realizado

en Sabanilla , donde se logró ver con claridad la posible forma de la construcción de Chamba.

Posteriormente, se calculó el promedio de área de construcción teniendo en cuenta las

dimensiones registradas en las dos baterías compañeras, esta información contribuyó a

establecer un área promedio de 35 x 25 metros. A partir de los datos recopilados y analizados,

se elaboró un posible modelo de estructura de fortificación

Interpretación del sitio de Chamba.

Estamos frente a una reconfiguración del orden español en un espacio diferente con

condiciones ambientales y sociales distintas. Lo interesante en ese caso, es entender cómo la

población autóctona debió o pudo adoptar comportamientos culturales ajenos a su orden social.

Los siglos XVII y XVIII, mostraron una forma particular para imponer sus condiciones

político- sociales en Cartagena de Indias, con la construcción de centros religiosos y militares.

En efecto, a través de los planos y mapas, lo que se muestra es un aparato simbólico, que por

medio del monumentalismo y la distribución espacial de sus construcciones impresas en los

mapas de su territorio, enuncian un discurso hegemónico consolidando su poderío militar.

Adicionalmente, es el terror, entendido como: “un fenómeno político a gran escala cuyo

objetivo es consolidar la imagen de control, parálisis y fragmentaciones sociales” lo que el

imperio busca crear entre los navegantes, piratas y potencias militares. El mapa debe generar

entonces, reacciones de “miedo” y prevención, pues el atacante deberá someterse a un aparato

defensivo distribuido y representado en todo el territorio. Finalmente, y como parte de sus

estrategias de representaciones bélicas, los mapas algunas veces podían contener información

ficticia o, por otro lado, dejar de tenerla. El mapa entonces es una representación dotada de un

componente simbólico que es negociado según la situación del contexto en la que se encuentra

la sociedad. En algunos casos la estructura simbólica se activa en situaciones de riesgo y

peligro, en otras resta pasiva ante situaciones pacificas.

Tal vez la construcción tenía una función suplementaria: establecer los límites territoriales de

espacios alejados a los asentamientos centrales. La previsión de una guerra era clara, y estas

construcciones garantizarían una extensión de su territorio. Por otra parte, la estrategia

defensiva de Bocachica era necesaria, pues en el litoral oeste “escarpado, de bellas calas, fáciles

para los desembarcos que podrían permitir la ocupación de la isla por los enemigos y dueños

de ella, pese a las adversas condiciones por la mucha vegetación, falta de aguan potable y el

calor, amenazar peligrosamente a la ciudad” (Zapatero 1969:99)

El objetivo de la fortificación era claro en los tratados y estrategias defensivas: cómo hacer que

unos pocos puedan resistir el ataque de muchos. Generalmente el atacante era mas fuerte que

8 Este término se refiere a la acción de inutilizar los cañones para evitar que los enemigos se apoderaran

de ellos.

Page 12: Arqueología subacuática de una construcción  militar del siglo XVIII Cartagena

el defensor, tanto en numero de hombres como en potencia de fuego. Pese a las estrategias

teóricas, arquitectónicas, estéticas, entre otras, lo interesante es que la fortificación no fue

diseñada en su entera disposición para resistir de manera tajante un ataque. Varios de los

ingenieros promediaban que la función de la construcción militar en una situación coyuntural

era de 6 a 8 semanas para resistir un ataque. Después de esto las fortificaciones dejarían de ser

útiles.

Pero ¿cómo entender, la inversión de tiempo y los costos generados en su construcción para

que sus roles se desempeñaran en tan solo un par de semanas?

Generalmente, los estudios sobre las fortificaciones, se realizan desde el punto de vista de la

estrategia de defensa militar, de los medios y sistemas de ataque, o de las propuestas

geométricas abstractas de los tratadistas. Sin embargo, se deja de lado algo que va mas allá de

las descripciones técnicas arquitectónicas y militares. Es lo que se podría denominar como la

cadena operatoria de estos “sitios-objeto” arqueológico: “la disponibilidad de materiales, el

comportamiento de estos, la capacidad de la mano de obra existente, la posibilidad de

transponer proceso de construcción de otros géneros arquitectónicos a la fortificación o

viceversa. La influencia del clima y el medio ambiente, la logística de abastecimiento, el

funcionamiento y el posible uso de las fortificaciones mismas. La eficacia teórica y real de

sistemas de circulación y proximidades, las relaciones entre diseño, equipamiento y armamento

defensivo” (Tellez 14:1996)

El uso de ciertos materiales para las construcciones militares se realizó en función de lo que se

encontraba en el medio. Esta adaptación de ciertos recursos a unos cánones de construcciones

estrictamente mantenidos nos presenta una situación donde la negociación de significado y

símbolos se construye permitiendo así comprender la existencia de fenómenos de “influencias,

transculturación, presuntas tendencias estilísticas reconfiguradas, aceptación o rechazo de

nociones” (Tellez, 1996). La presencia de las construcciones militares no obedece entonces a

razones técnicas sino a la necesidad de mantener un aparato formal destinado a realzar el

carácter simbólico y ceremonial

Esto hace pensar que varias de las construcciones, mas allá de su poca funcionalidad cumplían

un rol ideológico cuyos fines eran consolidar la imagen del poderío español en nuevos

territorios y proteger los intereses económicos de sus puertos en el nuevo mundo.La

monumentalidad en sus construcciones permitiría infundar características ceremoniales

capaces de modificar el comportamiento de ciertas esferas sociales internas y externas.

En suma, la Batería de Chamba, resulta ser uno de los ejemplos pertinentes para entender que la

eficacia de ciertas fortificaciones en Cartagena de Indias, no se debe evaluar por su

funcionalidad bélica. En este caso, Chamba resulta ser una construcción simbólica cuyo objetivo

es establecer un discurso hegemónico a través de sus representaciones físicas. El Reino de

España se encuentra por doquier y es capaz de repeler cualquier intento de ataque o invasión.

Así no haya tenido artillería, como lo muestran ciertos documentos, esta batería resistió por

unos cuantos días el ataque de los ingleses. Por su presencia, las tropas inglesas debieron

aguantar mientras planeaban una estrategia para tomarse esa porción terrestre. Después de esto,

su función había caducado. Con las reconstrucciones post guerra, la Batería de Chamba no

volvió a reedificarse. Había cumplido con su rol en un momento específico.

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