arqueología aplicada al estudio e interpretación de edificios históricos

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Encuentro de Expertos celebrado en Madrid en el año 2008 patrocinado por el Ministerio de Cultura

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Arqueologa aplicada al estudio e interpretacin de edicios histricosltimas tendencias metodolgicas

Ministerio de Cultura

Arqueologa aplicada al estudio e interpretacin de edicios histricos

ltimas tendencias metodolgicas

www.mcu.es www.060.es

Direccin y Coordinacin de las JornadasEsther de Vega Concepcin Martn Morales

Direccin y Coordinacin EditorialMara Domingo Fominaya Antonio J. Snchez Luengo

MINISTERIO DE CULTURAEdita: SECRETARA GENERAL TCNICA Subdireccin General de Publicaciones, Informacin y DocumentacinNIPO: 551-10-116-X

MINISTERIO DE CULTURA ngeles Gonzlez-Sinde Ministra de Cultura Mercedes E. del Palacio Tascn Subsecretaria de Cultura ngeles Albert Directora General de Bellas Artes y Bienes Culturales

Presentacin

Durante los das 14, 15 y 16 de octubre de 2009 se celebr en la sede del Instituto del Patrimonio Cultural de Espaa una reunin de renombrados especialistas en el campo de la arqueologa aplicada al estudio e interpretacin de edicios histricos. La organizacin de jornadas destinadas a especialistas se enmarca dentro de las funciones principales del IPCE, una de las cuales es establecer criterios y pautas de actuacin que puedan orientar la labor de profesionales dedicados a la conservacin y restauracin de edicios histricos. En concreto, esta iniciativa surgi desde el rea de Intervenciones en Bienes Culturales en respuesta a la demanda de informacin sobre esta materia ya que, en los ltimos aos, los estudios y anlisis de edicios histricos realizados con metodologa arqueolgica han cobrado un valor importantsimo dentro de los equipos de redaccin de proyectos de restauracin, pues aportan valiossima informacin para el conocimiento y comprensin del objeto arquitectnico que se pretende conservar, y se han convertido en factor indispensable en la toma de decisiones de proyecto, por ser sus conclusiones determinantes e irrefutables. Las jornadas se concibieron con un triple objetivo; por un lado, ofrecer un foro a expertos espaoles e italianos donde pudieran exponer sus ltimos trabajos, debatir sus mtodos y plantear propuestas para el futuro; por otro lado, hacer extensivo el conocimiento de las tcnicas de anlisis arqueolgico a los profesionales que se enfrentan a la ardua pero a la

vez estimulante tarea de desentraar la evolucin y etapas constructivas de los edicios histricos; y por ltimo, dotarles de una herramienta prctica y operativa que facilite su trabajo y les permita extraer el mximo de informacin contenida en la materialidad emergente del edicio. La convocatoria de este Encuentro tuvo gran aceptacin entre los profesionales de la arquitectura, la arqueologa y la restauracin, lo que demuestra que esta disciplina suscita gran inters para el futuro de la conservacin de nuestro patrimonio. Durante las sesiones se dispuso de tiempo para la participacin del pblico, desde donde tambin se hicieron interesantes aportaciones. Vaya desde aqu nuestro agradecimiento a los asistentes. Estas actas recogen los textos e imgenes que los expertos expusieron durante las dos primeras sesiones. Agradecemos a cada uno de ellos su participacin en estas jornadas. Sin su esfuerzo y dedicacin, el xito de este Encuentro y la publicacin de estas actas no hubiera sido posible. Sin embargo, an queda camino por recorrer, pues est pendiente la publicacin de un documento que recoja las conclusiones debatidas en este Encuentro y establezca unos criterios metodolgicos consensuados que sirvan de herramienta operativa a los profesionales de la disciplina. Esperamos verlo pronto en nuestras manos. Esther de Vega Garca Codirectora y Coordinadora del Encuentro

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ndice

NDICE

Pg. Archeology. Archeologia. Arqueologa. Hacia el anlisis de la Arquitectura........................................................11 M. de los ngeles Utrero Agudo

La conservacin del tiempo en la restauracin: el proyecto estratgico...............................................................25 Pablo Latorre Gonzlez-Moro

El anlisis estratigrco en la restauracin del patrimonio construido................................................................51 Agustn Azcrate Garai-Olaun

La construccin de un mtodo de intervencin en el patrimonio arqueolgico edicado.............................65 Alberto Lpez Mullor

Experiencia metodolgica en Arqueologa de la Arquitectura de un grupo de investigacin. Instituto de Historia. CSIC. Madrid..................................................................................................................................103 Luis Caballero Zoreda

Procedure di documentazione e percorsi interpretativi delledilizia storica.....................................................121 Gian Pietro Brogiolo

I segni della straticazione nellarchitettura costruita. Identicazione e conservazione nel restauro..............................................................................................................129 Francesco Doglioni

El anlisis estratigrco: una herramienta de conocimiento y conservacin de la arquitectura................145 Camilla Mileto y Fernando Vegas

ndice

Pg. La investigacin arqueolgica en dicios histricos. Metodologa y experiencias. El Alczar de Sevilla.................................................................................................................................................................159 Miguel ngel Tabales Rodrguez

Herramientas metodolgicas aplicadas al estudio de un paisaje urbano forticado: el caso de la villa de Vern (Monterrei, Ourense)............................................................................................................179 Rebeca Blanco-Roteta

Hacia una metodologa de anlisis de la arquitectura Romana en Augusta Emerita.........................................199 Pedro Mateos Cruz - Antonio Pizzo

Il Castello di Madrignano (La Spezia): analisi archeologica degli elevati in vista del progetto di recupero e conservazione..........................................................................................................217 Anna Boato

Diez aos de Arqueologa de la Arquitectura desde la empresa privada. Reexiones y un ejemplo prctico.......................................................................................................................................237 Miguel ngel Muoz Garca

La Arqueologa de la Arquitectura en la Escuela Tcnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politcnica de Madrid...........................................................................................................................253 Fernando Vela Cosso

Archaeology. Archeologia. Arqueologa. Hacia el Anlisis de la ArquitecturaM. de los ngeles Utrero AgudoInstituto de Historia, CCHS-CSIC1 [email protected]

La autora es doctora en Prehistoria y Arqueologa por la Universidad Autnoma de Madrid y est especializada en arqueologa tardoantigua y altomedieval y Arqueologa de la Arquitectura. Actualmente es contratada postdoctoral JAE-Doc del Instituto de Historia (CCHS-CSIC), formando parte del GI Arqueologa de la Arquitectura dirigido por el investigador Dr. L. Caballero Zoreda.

tancias histricas y metodolgicas con la intencin de explicar cmo y por qu tiene lugar este recorrido.

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Palabras claveBuilding Archaeology, Archeologia dellArchitettura, Arqueologa de la Arquitectura, investigacin, restauracin, destruccin.

ResumenSe propone un anlisis de la prehistoria de la Arqueologa de la Arquitectura como disciplina que da sus primeros pasos de manera coetnea en Reino Unido y en Italia y es, posteriormente, introducida en Espaa. Se exploran y se exponen las principales circuns-

SummaryThis paper proposes an analysis of the prehistory of the Archaeology of Architecture as discipline born coetaneously in the United Kingdom and Italy and, later, introduced in Spain. Main historic and methodologic circumstances are explored and exposed in order to explain how and why this route took place.

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Este texto es principalmente resultado de las reexiones y del trabajo desarrollado tanto en Espaa como en Reino Unido con motivo del ciclo de formacin Predoctoral (FPI, Ministerio de Ciencia y Tecnologa) realizado en el Instituto de Historia (CSIC, Madrid), bajo la direccin de Luis Caballero Zoreda, y Postdoctoral (Ministerio de Educacin y Ciencia), en el Museum of London Archaeology Service (MoLAS, Londres, Reino Unido), bajo la supervisin de Andrew Westman. A ambos, como siempre, mi ms sincero agradecimiento.

Key wordsBuilding Archaeology, Archeologia dellArchitettura, Arqueologa de la Arquitectura, researching, restoration, destruction.

Arqueologa aplicada al estudio e interpretacin de edicios histricos

El hecho de participar en una reunin que cuenta con los principales protagonistas del nacimiento y desarrollo de la Arqueologa de la Arquitectura nos lleva inevitablemente a modicar nuestra intervencin, la cual deba responder inicialmente a la organizacin, con un estado de la cuestin sobre esta disciplina. Con la intencin de evitar caer en la repeticin y posiblemente en el error, pues nadie mejor que ellos podrn recorrer y hacer balance de su propia experiencia, hemos optado por retroceder algo ms en el tiempo para comenzar por lo que podramos denominar la prehistoria de la Arqueologa de la Arquitectura, etapa algo menos explorada y posiblemente ms esclarecedora. De este modo, las lneas que siguen a continuacin no pretenden explicar la evolucin de la Arqueologa de la Arquitectura en nuestro pas, radiograada por otro lado en otros trabajos recientes a los que remetimos al lector (Caballero y Fernndez Mier, 1997; y Quirs, 2002 y 2006), sino ofrecer una visin de su proceso de surgimiento en un marco ms amplio con la intencin de comprender el por qu y el cmo de su aplicacin actual.12

Veinte aos despus en EuropaSi entendemos que el registro estratigrco forma parte de la Arqueologa de la Arquitectura, debemos contextualizar su surgimiento para entender el nacimiento de sta. La arqueologa anglosajona de posguerra, necesitada de responder con rapidez a la reconstruccin de las ciudades arrasadas en la dcada de los 40, implant el uso del mtodo estratigrco y con l, de herramientas de documentacin que se fraguaron y perfeccionaron gracias a las intervenciones dirigidas en distintos centros urbanos por arquelogos como B. Cunliffe (1964, Winchester, Bath), M. Biddle (1968, Repton, Winchester)2 o Ph. Barker (1977, Londres). Estas experiencias subrayaron complementariamente la necesidad de establecer organizaciones profesionales de arqueologa (Units) que respondieran a las urgencias arqueolgicas de las ciudades en reconstruccin, fundndose entonces gran parte de ellas.

Precisamente las experiencias de M. Biddle (1968) y la sntesis de Ph. Barker (1977) sobre el sistema de registro estratigrco sentaron las bases de la posterior sistematizacin elaborada por E. C. Harris (1979a)3, arquelogo formado justamente en la Winchester Research Unit. El llamado sistema Harris supona el abandono de los presupuestos metodolgicos de las excavaciones de estratos individualizados arbitrariamente4 e introduca, frente a las sntesis previas mencionadas, una matrix o diagrama numrico que reejaba las superposiciones estratigrcas (Harris, 1975: 114, g. 24), siendo sta una imagen formalizada de la secuencia estratigrca del yacimiento (Hammond, 1991: 29). Este sistema de registro fue aplicado por primera vez en una ciudad por el Departamento de Arqueologa Urbana de Londres (Department of Urban Archaeology, DUA; Hobley, 1985: 194), precedente del actual Servicio de Arqueologa del Museo de Londres (Museum of London Archaeology Service, MoLAS). De hecho, esta misma entidad public inmediatamente un manual de excavacin (Schoeld, 1980) que, basado en el mtodo Harris, propona ya unas primeras chas de registro5 (Figura 1). Sin embargo, las primeras sistematizaciones tericas y aplicaciones al anlisis de las construcciones histricas entendidas como secuencias de unidades estratigrcas, se deben en un principio a investigadores italianos. La rpida transmisin de la estratigrafa desde el mbito ingls al italiano septentrional, puede residir en varios motivos. En primer lugar, en una tradicin local que ya haba solicitado la necesidad de obtener un mtodo propiamente arqueolgico para el anlisis de la arquitectura histrica6. En segundo lugar, en el desarrollo pionero de la arqueologa medieval7, la cual contaba con el precedente consolidado de la arqueologa cristiana (Gutirrez Lloret, 1997: 58-61). Este hecho se reeja,

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Reivindicando por primera vez las excavaciones en rea (Biddle y Kjlbye, 1969: 211-213).

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Adelantada en varios artculos previos (ver bibliografa Harris, 1975, 1977, 1979b y, posteriormente, 1984). Aunque el alzado incluido en la monografa de Harris (1979: 44, g. 12) suele ponerse como ejemplo de la aplicacin de la estratigrafa a los alzados, el tema no se desarrolla en el texto. Sistematizados por Wheeler (1954). Manual y chas de registro actualizados, hasta hoy, en dos ediciones posteriores (Spence, 1990 y Westman, 1994). Como evidencian distintos trabajos en el mbito de la arquitectura romana (Lugli, 1957 y Lamboglia, 1958), y de la tardoantigua y altomedieval (Angelis dOssat, 1971). Sobre el nacimiento y desarrollo de la arqueologa medieval en Italia, ver Francovich (1992) y Gelichi (2006).

Archaeology. Archeologia. Arqueologa. Hacia el Anlisis de la Arquitectura

por ejemplo, en las tempranas ediciones a inicios de la dcada de los 70 de las revistas de Notiziario di Archeologia Medievale (1971) y de Archeologia Medievale (1974), ambas series con vigencia hasta nuestros das. Y en tercer lugar, en el conocimiento por parte de la arqueologa italiana del los trabajos de Ph. Barker y E. C. Harris (Ferris, 1989: 12), cuyo mtodo era empleado por los arquelogos britnicos en las excavaciones de los yacimientos romanos del Norte de frica (ejemplo de la villa romana de Settenestre; Roure, 1992: 21). Prueba de ello es tambin la temprana edicin del manual de excavacin de A. Carandini (1981)8. En la dcada de los aos 80, gracias a arquelogos y arquitectos como F. Bonora (1979), T. Mannoni (1984), R. Parenti (1985), G. P. Brogiolo (1988a y

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Ed. revisada en 1991 (en castellano, Historias en la tierra: manual de excavacin arqueolgica, Barcelona, 1997).

1988b) y F. Doglioni (1988), se elabora una terminologa especca y el concepto de Unidad Estratigrca Muraria (UEM). Su formacin e individualizacin, as como las tcnicas de documentacin y mtodos de datacin establecen entonces su base (Parenti, 1988a y 1988b). La primera cha de registro propuesta por Mannoni (1976) (Figura 2) ser modicada posteriormente por Parenti (1985: 63), incorporando ya el diagrama estratigrco. Estos hechos evidencian la rpida traduccin del sistema estratigrco de registro del suelo al edicio, proceso que se ocializar como disciplina en la publicacin de Francovich y Parenti (1988), una puesta al da y recopilacin de diversas propuestas y experiencias llevadas a cabo por los autores arriba mencionados, que, como indica su ttulo, se vincula ya en su fase emergente a la restauracin de la arquitectura. Ser a principios de los 90 (Mannoni, 1990a y 1990b: 28) cuando el trmino de archeologia dellarchitettura unique otros precedentes, prximos pero variados (archeologia degli elevati,

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Figura 1. Ficha de registro propuesta por Schofield (1980).

Figura 2. Ficha de registro de tcnicas constructivas propuesta por Mannoni (1976).

Arqueologa aplicada al estudio e interpretacin de edicios histricos

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delledilizia storica, del costruito), y se justique como la arqueologa basada en los caracteres constructivos y en las transformaciones de los edicios, es decir, en el anlisis objetivo de los mismos artefactos (Mannoni, 1996: 5). Es entonces cuando la disciplina abrir su propia va de divulgacin. Nace as la revista Archeologia dellArchitettura (1996/I), la cual, no hay que olvidar, lo hace como suplemento anual a la revista de Archeologia Medievale (1974/I), serie inaugurada ms de dos dcadas antes. Pero por qu entonces la Arqueologa de la Arquitectura surge en Italia cuando las primeras experiencias estratigrcas se dan en Inglaterra? En nuestra opinin, la razn de ello puede buscarse en varias causas. Por un lado, las ciudades inglesas fueron un buen marco para el desarrollo de una arqueologa estratigrca de suelo, condicionada por los imperativos de la urgente reconstruccin, pero no lo fueron sin embargo para la de los alzados, dada la ausencia de estructuras murarias de poca antigua y medieval y, por otro lado, la notable presencia de complejos industriales, propiedad de una arqueologa industrial de corte positivista y con una consolidada tradicin desde nales de los aos 60. De hecho, aunque la Society for Medieval Archaeology se funda en 19579, es decir, casi dos dcadas antes que su homloga italiana, la arqueologa medieval encajar dentro del marco citado de excavaciones urbanas (Biddle, 1968: 110), en las cuales se incluyen gran nmero de iglesias y conjuntos medievales. Por el contrario, la sustancial cantidad y cualidad de los restos murarios medievales conservados en los centros histricos italianos, as como la presencia de una teora de la restauracin y de una emergente arqueologa medieval, que requeran una herramienta de anlisis de la arquitectura, se prestaron a su desarrollo. Es precisamente en la Italia septentrional y otras zonas carentes de grandes monumentos (Quirs y Gobbato, 2004: 190) y por ello necesitadas de otra herramienta de anlisis que permitiese abordar el estudio de una arquitectura urbana y rural annima, donde la arqueologa estratigrca de los alzados encuentra su sitio. En Inglaterra, el sistema Harris fue sometido a un proceso de reexin que afectaba a sus herramientas.

Evidencia de ello son las reuniones de Interpreting Stratigraphy, promovidas por las propias Units a nales de la dcada de los aos 80 y comienzo de los 90, con el claro objetivo de servir de foro de discusin sobre la metodologa y su aplicacin a partir de las numerosas experiencias llevadas a cabo principalmente en suelo urbano10. Ejemplos de esta reexin son, por ejemplo, las discusiones surgidas en torno al diagrama estratigrco, con propuestas de diagramas de Actividades (conjuntos de UEs coetneas) o group matrix o, por otro lado, la introduccin del land use diagram (Figura 3), mediante el cual se intenta introducir la duracin o longevidad de las UEs y ordenarlas en categoras mayores11. Este proceso determin su posterior y paulatina implantacin en la arquitectura. Despus de un periodo de incertidumbre, con un debate interno (Ferris, 1989 y 1991; Meeson, 1989; Smith, 1989 y Bold, 1990) ms centrado en el uso de chas de documentacin que en su funcin como herramientas tiles para determinar y organizar la secuencia ( Jones, 2000: 114), las primeras experiencias (Lea, 1985/86 (Figura 4) y Westman, 1987, en Londres) y reexiones en torno a los grados de anlisis (Ferris, 1989) o la integracin de los trabajos arqueolgicos en las distintas fases del ciclo de restauracin del patrimonio edicado (Wood, 1994) retrasaron sus fechas a nales de los 80, inicios de los 90. Otros trabajos pioneros tuvieron lugar en el mismo entorno anglosajn, aunque en los territorios de las antpodas y de Latinoamrica, y se centraron en problemas como la identicacin de las UEs y su situacin cronolgica12. A da de hoy, se puede decir que la aceptacin de la aplicacin estratigrca a los muros comienza a ser mayoritaria13, aunque no homognea, no faltando voces que reclaman la necesidad de particularizar la aplicacin del sistema de registro al anlisis de los

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Publicndose el primer volumen del Journal of Medieval Archaeology un ao ms tarde (1958).

Steane (1992), Barber (1993), Sheperd (1995) y Roskams (1998 y 2000), entre otros. 11 Diferentes propuestas (Carver, 1990; Spence, 1990 o Steane, 1993) pretenden resolver el problema de representar la longevidad de las Unidades. Fenmenos como la reutilizacin de las Actividades por otras posteriores a lo largo del proceso constructivo o de ruina o el deterioro de las Unidades y Actividades que pertenecen a distintos momentos, por ejemplo, no son representados explcitamente en el diagrama. 12 Destacamos las propuestas de Davies (1987 y 1993) sobre la introduccin de smbolos de representacin, y de Hammond (1991), sobre la adicin de la informacin cronolgica proveniente de analticas de c14. 13 Trabajos recopilados en Roskams (2000).

Archaeology. Archeologia. Arqueologa. Hacia el Anlisis de la Arquitectura

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Figura 3 (arriba). Land use diagram segn Steane (1993). OA: Open Area, B: Building, ph: phase. Figura 4 (abajo). Dibujo estratigrfico del muro N de St Mary-at-Hill (Londres) segn Lea (1985-86).

Arqueologa aplicada al estudio e interpretacin de edicios histricos

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edicios14. De hecho, los estudios realizados en Inglaterra pueden distinguirse por el tipo de arquitectura que analizan (Clark, 2000: 17), siendo el anlisis estratigrco propiedad casi exclusiva de los alzados medievales15. En la arquitectura excavada conuyen propuestas encaminadas a entender la arquitectura desde un enfoque socio-espacial y funcional. En la dcada de los 80 aparecen distintas propuestas en torno al anlisis de la arquitectura excavada en los yacimientos. Arquitectos (Hillier y Hanson, 1984), arquelogos (Sanders, 1990) o antroplogos (Steadman, 1996) afrontan el anlisis de construcciones carentes o pobres de alzados, desarrollando un tipo de estudios que intenta explotar al mximo la capacidad informativa de las plantas constructivas, a menudo lo nico conservado. Aspectos como la forma arquitectnica, los accesos y la visibilidad espacial, son analizados y representados en anlisis gamma, planos de circulacin y campos de visin. Principalmente el anlisis gamma (diagramas de accesibilidad) fue notablemente criticado por obviar otro tipo de informacin (tamao relativo de los espacios, esquemas decorativos de suelos y muros) que puede complementar el estudio espacial (Brown, 1990) y porque corre el riesgo de caer en la simplicacin de identicar modelo espacial y modelo social (Grenville, 1997: 20). Sin embargo, hay que subrayar que este sistema interpretativo debe ir siempre precedido de uno de registro como medio para averiguar la convivencia y/o sucesin de las unidades espaciales que caracterizan los distintos momentos espaciales y funcionales. Por lo tanto, primero hay que registrar (estratigrafa) y despus interpretar (anlisis espacial)16. Es ms, mientras la Arqueologa de la Arquitectura obtiene una evolucin constructiva a lo largo del tiem-

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Distintas puntualizaciones realizadas por Ferris (1989), sobre la utilizacin de chas de documentacin especcas para elementos arquitectnicos y elementos estructurales; Grenville (1997: 2-59), sobre la necesidad de especicar una agenda de investigacin y, posteriormente, de trabajo; o por Morriss (2000: 152-155), sobre el inadecuado uso, en su opinin, del trmino estratigrafa en el anlisis de los edicios. 15 Addyman y Morris, 1976 y Rodwell, 2005 como principal sntesis, con referencias previas. 16 Entre las experiencias prcticas en nuestro pas, podemos citar los trabajos de Snchez (1998 y et alii 1999) en la arquitectura ibrica meridional, de Maana, Blanco y Ayn (2002) y Criado y Maana (2003) en la prehistrica septentrional, de Bermejo (2009 en prensa) en la arquitectura domstica romana y de Gutirrez y Cnovas (2009) en la medieval (baslica de El Tolmo de Minateda, Albacete).

po, es decir, una sincrona reejada sintticamente en el diagrama o secuencia temporal, el anlisis sintctico de los espacios se aplica a un momento esttico de esa secuencia temporal, generalmente reejado en una planimetra, base sobre la que se representan los anlisis arriba indicados. Ambas aproximaciones son, en consecuencia, complementarias. La protohistoria, carente de alzados, por un lado, y la arqueologa histrica17, rica en ellos pero habitualmente ocultos por revestimientos posteriores, por otro, es decir, las etapas ms antiguas y las ms modernas, son los campos de aplicacin que cuentan con un mayor recorrido en los anlisis espaciales. Por ltimo, el estudio de la arquitectura verncula se rige segn un mtodo tipolgico, aunque con un pronunciado nfasis en el proceso de entendimiento de la arquitectura industrial18. Estos trabajos pueden encuadrarse dentro del denominado, segn Mannoni (1998), anlisis conguracional. Se realiza una lectura arqueolgica, pero no se sigue un esquema estratigrco, teniendo en cuenta que los revestimientos ocultan gran parte de las supercies murarias de estos conjuntos, pertenecientes principalmente a poca moderna y contempornea. Se observan las caractersticas morfolgicas y las variaciones tipolgicas y dimensionales, siendo evidente las limitaciones del estudio. Por ello, estos trabajos deben entenderse dentro de un marco legal establecido que pone en relacin la importancia del edicio, el grado de proteccin y los niveles de anlisis (TABLA 1). Este marco garantiza el estudio en mayor o menor medida de todos los conjuntos arquitectnicos, situacin totalmente ajena en Espaa. Sin embargo, las constantes transformaciones de la ciudad y el rgido sistema de grados de proteccin condicionan severamente el nivel de anlisis, siendo habitual la aplicacin de los niveles ms superciales (niveles 1-2), de forma eventual el intermedio (nivel 3) y de manera excepcional el que implica un anlisis estratigrco pormenorizado (nivel 4). De la paulatina aceptacin de la Arqueologa de la Arquitectura en territorio ingls se desprenden dos

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Con un notable desarrollo en Latinoamrica, ver Zarankin (2003), Funari y Zarankin (2003) y Zarankin y Niro (2007). 18 Como evidencia el manual de Hutton (1986), trabajo centrado en realidad en la manera de realizar los dibujos de forma detallada, con un mtodo similar al utilizado para el mismo tipo de arquitectura en Amrica del Norte (Deetz, 1977 y Guy, 2006).

Archaeology. Archeologia. Arqueologa. Hacia el Anlisis de la Arquitectura

efectos positivos. Primero, la introduccin del trmino building archaeology sustituyendo a otros anteriores (building recording, architectural archaeologists o surveyors) en 1993, como ocurre de manera casi coetnea en el mbito italiano, con motivo de la conferencia del Buildings Special Interest Group, dentro del Institute of Field Archaeologist (IFA)19. Este hecho supone el inicio del estudio del edicio como objeto arqueolgico con su propio derecho (Morriss, 2000: 14). Y en segundo lugar, la normalizacin de los anlisis arqueolgicos de acuerdo a un marco de gradacin de estudio-importancia del edicio. Las normativas de anlisis peridicamente actualizadas, ms que unas instrucciones denitivas, deben entenderse como un amplio marco referencial20. Lejos de la bonita utopa a la que pueda conducir a primera vista la existencia de tal aparato normativo, esta reglamentacin supone frecuentemente el inicio del proceso de destruccin del edicio, no de su recuperacin o restauracin. Es decir, se documenta el edicio que se va a destruir, idea sobre la cual volveremos al nal del texto. Los efectos negativos fueron comunes a los de otros mbitos cientcos. Se produjo un enfrentamiento con una historia del arte que acusaba a la arqueologa de tener un carcter confuso o engaoso al proponer unos periodos constructivos demasiado

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Con un correspondiente monogrco sobre building archaeology en la revista The Field Archaeologist (1992). 20 Standard and Guidance for the archaeological investigation and recording of standing buildings or structures, IFA, 1 ed. 1996, rev. 2001; Recording Historic Buildings. A Descriptive Specication, RCHME, 1 ed. 1990; o Understanding Historic Building, EH, ltima ed. 2006; y de proteccin por el gobierno estatal de los edicios catalogados, PPG15: Planning Policy Guideline: Planning and the Historic Environment.

extensos (over-extended) o infravalorar los aspectos iconogrcos de los edicios (Fernie, 1988: 357). Fuera de estos reproches, ms bien aislados, aunque signicativos, la aceptacin del anlisis estratigrco de la arquitectura parece asumida. Por lo tanto, tal vez debamos reformular la cuestin planteada unos prrafos ms arriba, en la que nos preguntbamos por qu la Arqueologa de la Arquitectura surge en Italia cuando las primeras experiencias estratigrcas se dan en Inglaterra? La respuesta reside, en nuestra opinin, en el hecho de que la Arqueologa de la Arquitectura surge de manera natural en aquellos mbitos que asumen el mtodo Harris como sistema de registro. La nica diferencia consiste en que en el mbito anglosajn, la Arqueologa de la Arquitectura surgi como arqueologa, mientras que en el italiano lo hizo como arqueologa medieval, marcos que determinan irremediablemente su evolucin posterior. Tanto la vinculacin historiogrca, idiomtica como patrimonial podra explicar la importacin desde Italia, y no desde Inglaterra, a nuestro pas. Sintetizando, podramos decir que la Arqueologa de la Arquitectura nace gracias a la renovacin de la metodologa arqueolgica en el mbito sajn y a su importacin por parte de una arqueologa medieval italiana emergente, libre por ello de una tradicin consolidada y rica, a su vez, en alzados construidos. Fuera de este tringulo, se constata una presencia heterognea de la Arqueologa de la Arquitectura en otros pases europeos, aunque se reconoce un paulatino incremento en los ltimos aos. En Portugal, la Arqueologa de la Arquitectura ha sido introducida de la mano del ya extinto IPPAR (Instituto de Portugus de Patrimonio Arquitectnico), institucin consciente de la necesidad de aplicar este mtodo de cara a los proyectos de restauracin en el patrimonio edicado.

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Catalogacin de EH Fechas Pre 1700 Grado de proteccin Grado I Inters arquitectnico e histrico Antigedad y excepcional inters (Act 1979 Ancient Monuments and Archaeological Areas) Antigedad y excepcional inters (Act 1979 Ancient Monuments and Archaeological Areas) Particular importancia Especial inters (aprox. 90% de los edicios catalogados)

RCHM Niveles de anlisis Niveles 3 (analtico) y 4 (analtico comprensivo)

1700-1840

Grado I

Niveles 1 (bsico) y 2 (descriptivo)

1840-1945 Post 1945

Grado II Grado II

Tabla 1. Relacin entre los grados de proteccin establecidos por el English Heritage (EH) y los niveles de anlisis determinados por el Royal Commision on Historical Monuments (RCHM).

Arqueologa aplicada al estudio e interpretacin de edicios histricos

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De hecho, el primer edicio analizado estratigrcamente (Ramalho, 2004: 149) fue la iglesia de So Gio de Nazar (Caballero, Arce y Utrero, 2003), gracias a un convenio establecido entre el IPPAR y el CSIC. Trabajos posteriores se han desarrollado en varios conjuntos monsticos (Rendufe, Tibes), amurallados y eclesisticos (Idanha-a-Velha, Lourosa), siendo el IPPAR (actualmente IGESPAR, Instituto de Gesto do Patrimonio Arquitectnico e Arqueolgico) y el correspondiente ente regional (gobierno, universidad) los habituales garantes de estos trabajos. En Francia, dentro de la llamada Archologie du bti o Archologie des lvations, el inters por el conocimiento de las fases constructivas21 (Rouger, 1999 y Journot, 1999) es en gran medida deudor de la experiencia sajona (Davies, 1993 y Wood, 1994). Los materiales y las tcnicas constructivas y de manera destacada las marcas de cantero, han gozado de un gran protagonismo, reejando de nuevo la importancia de la arquitectura medieval como sujeto principal de anlisis (Sapin et alii, 2008, conjunto de MontSaintMichel). Los ejemplos han sido sin embargo sucientes para poner sobre la mesa cuestiones como las dicultades de implantacin de la Arqueologa de la Arquitectura (Parron-Kontis y Reveyron, 2005) o la inadaptacin de la legislacin (Derieux, 2004: 47). En centro Europa, la Bauforschung es an un campo de arquitectos e ingenieros civiles que ana anlisis estructurales con otros de carcter descriptivo. Las referencias que conocemos nos llevan de nuevo al periodo medieval, como ejemplican los trabajos practicados en algunos castillos bajomedievales por el Instituto de Cultura Material del Medioevo Austriaco de la Academia de las Ciencias (Institut fr Realienkunde des Mittelalters der sterreichischen Akademie der Wissenschaften) y diversas iglesias medievales del mismo entorno (Hauser, 2003 y Mittermair y Bitschnau, 2003). Aunque estas referencias son escasas como para efectuar una valoracin global, la sombra de la tradicin de la Arqueologa Clsica de la escuela alemana as como el reducido nmero de alzados medievales, mayoritariamente destruidos en las contiendas del siglo XX, de manera similar al caso ingls, podran ser algunas de las causas de esta situacin.

Quince aos despus en EspaaTanto la introduccin como desarrollo de la aplicacin del mtodo estratigrco al anlisis de los edicios histricos en Espaa ha sido ya tratado en trabajos previos de sntesis general (Caballero y Fernndez Mier, 1997; y Quirs, 2002 y 2006), de cuya lectura se concluye un panorama desigual sobre la puesta en prctica as como sobre la aceptacin en nuestro pas tanto por parte de los arquelogos y arquitectos como de la administracin. La primera puesta en comn en el marco peninsular (Murillo y Snchez Zuaurre, 200422) permite reconocer un panorama de creciente aplicacin as como una reexin de los primeros resultados, condiciones y perspectivas que vienen a sumarse a las efectuadas ya en el mbito internacional con anterioridad (monogrco Arqueologa de la Arquitectura 2002/1 y Ayn, Blanco y Maana, 2003). En Espaa, la introduccin del mtodo de una manera normalizada se debe a la actividad restauradora del Servei del Patrimoni Arquitectnic Local de la Diputacin de Barcelona, servicio que afronta las restauraciones una vez realizado el estudio arqueolgico correspondiente. Arquelogos y arquitectos iniciaron a comienzos de los aos 80 una labor que llega hasta nuestros das y que cuenta con un extendido currculo de actuacin en conjuntos edicados de distintas etapas histricas. Hay que sealar que Catalua era probablemente el marco natural de introduccin de la Arqueologa de la Arquitectura, teniendo en cuenta que tambin las primeras experiencias de estratigrafa de suelo tuvieron lugar all a nales de los aos 70 en yacimientos de cronologa romana (Roure, 1992; Lpez Mullor, 2002: 159, villa de Vilauba, Gerona) y medieval (Lpez Mullor, 2002: 159, ermita de Nuestra Seora de Bellvitge, Barcelona23), incrementndose el nmero de excavaciones de edicios de culto medievales en la siguiente dcada (Lpez Mullor y Gonzlez, 1991). La creacin de grupos de trabajo como el Taller Escola dArqueologia de Tarragona (TEDA) y las reuniones sobre mtodo (Trcoli y Sospedra, 1992) reejan su paulatina acogida en el seno

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Algunos ejemplos indicados por Esquieu (1997), Prigent (2000) y Prigent y Hunot (2000).

Sesin de Arqueologa de Arquitectura en el IV Congresso de Arqueologia Peninsular (Faro, 2004), publicada como parte de la revista Arqueologa de la Arquitectura 2004/3. 23 Considerada el primer diagrama estratigrco de la arqueologa medieval catalana.

Archaeology. Archeologia. Arqueologa. Hacia el Anlisis de la Arquitectura

de la arqueologa catalana. En los 80, la estratigrafa se extiende a los alzados construidos de otras tantas iglesias barcelonesas (Lpez Mullor, 2002: 160). La afortunada combinacin de lectura de paramentos y excavacin, permiti obtener una comprensin completa del monumento y de su entorno inmediato en la mayora de estos ejemplos. El Servei no slo implant y desarroll una manera de hacer. Su nacimiento estrechamente vinculado a la restauracin y a la arqueologa de suelo dentro de un equipo multidisplinar (arquitectos, arquelogos, historiadores) favoreci su difusin entre estos distintos profesionales, contando adems con un medio de divulgacin propio (Simposi). Con anterioridad al trabajo desarrollado por el Servei, las reexiones y experiencias de investigadores como L. Caballero (1986 y 1987) y A. Jimnez (1989) haban evidenciado la necesidad de un cambio metodolgico. Este salto tuvo lugar con la puesta en marcha de distintos proyectos de investigacin sobre la arquitectura altomedieval hispnica, concretamente de la regin castellano-leonesa, que contaban con la Arqueologa de la Arquitectura como herramienta de anlisis. Los primeros desarrollos tericos as como experiencias prcticas, quedaron plasmados en dos publicaciones que suponen el inicio ocial de este mtodo: el monogrco Leer el documento construido (Caballero y Latorre, 1995), publicado signicativamente en una serie de arquitectura (Informes de la Construccin), y el Curso de Arqueologa de la Arquitectura (Caballero y Escribano, 1996). Ambas monografas constituyeron una sntesis metodolgica y una recopilacin de distintas experiencias que sentaron las bases para trabajos posteriores. Con estos precedentes, la dcada de los 90 fue testigo del desarrollo de ciertos aspectos metodolgicos24 y de la implantacin paulatina del mtodo en distintos entornos geogrcos y acadmicos. A la consolidacin de estos grupos de trabajo e investigacin25, hay que sumar la fundacin de la revista de Arqueologa de la Arquitectura, coeditada por la UPV y el CSIC, cuyos dos primeros nmeros (2002 y 2003) recogan las aportaciones realizadas al congreso in-

ternacional celebrado en Valladolid26, as como otras monografas posteriores surgidas con vocacin de establecer una puesta al da (Ayn, Blanco y Maana 2003 y Murillo y Snchez Zuaurre, 2004).

Hacia un anlisis de toda la ArquitecturaComo ya hemos mencionado, la habitual conservacin parcial o total de los alzados de las construcciones medievales fue en un inicio uno de los principales motivos del desarrollo de la Arqueologa de la Arquitectura para el estudio de los conjuntos construidos de este periodo. Dos dcadas despus, sus lmites parecen establecerse peligrosamente en esta poca, como demuestran la mayora de los ejemplos que conocemos. Se constata igualmente un desequilibrio regional, del mismo modo que evidencia DUlizia (2005) para la pennsula italiana, dependiendo los distintos trabajos realizados de los correspondientes marcos legislativos y gubernamentales y de la iniciativa de los distintos organismos pblicos y privados, saliendo unas arquitecturas y unos territorios ms beneciados que otros. Pero si hay una conclusin evidente despus de realizar este recorrido por la prehistoria e historia de la Arqueologa de la Arquitectura es que, mientras los proyectos de investigacin27 y de restauracin28 han tenido en Italia y en Espaa su principal marco de aplicacin y desarrollo, el ambiente anglosajn est notablemente marcado por un proceso totalmente contrario, el de la destruccin. Del mismo modo que la reconstruccin de la posguerra actu como acicate para la introduccin del mtodo estratigrco, el de la destruccin ha condicionado el devenir del anlisis de los alzados construidos dentro de un estricto esquema (tabla 1). La documentacin arqueolgica se convierte aqu en el nico modo de preservar la informacin sobre un patrimonio destinado a desaparecer.

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Sobre cronotipologa y mensiocronologa, ver Quirs (1994 y 1996), Altarriba et alii (2001). Sobre micro-estratigrafa, Arce (1996) y Arce, Doglioni y Parenti (1996). Y ms recientemente sobre prospeccin, Mauri (1995), Quirs y Gobbato (2004) y Snchez Zuaurre (2007). 25 Cuyos trabajos forman parte de este volumen.

En el V Congreso de Arqueologa Medieval Espaola (Valladolid, 1999, vol. 1) se acogi una seccin especca de arqueologa de la arquitectura que recoga trabajos realizados en distintos tipos de conjuntos peninsulares. 27 Caballero (2002 y 2004) y Utrero (2008). 28 Distintos ejemplos en Azkarate (2002), Gonzlez Moreno-Navarro (1995 y 1999), Lpez Mullor (2002), Mileto y Vegas (2003 y 2004) y Tabales (2002a y 2002b).

Arqueologa aplicada al estudio e interpretacin de edicios histricos

Esta idea, sin olvidar los obstculos ya mencionados (principalmente, supercialidad de los anlisis en la mayora de los casos), debera introducirse en nuestro mbito. Es urgente no slo romper la frontera de la arquitectura histrica, injustamente relegada a periodos pretritos, sino afrontar su estudio de una manera arqueolgica, del mismo modo que se hace cuando se excava cualquier tipo de yacimiento. Es tan errtico no intervenir en un solar donde se va a construir un nuevo inmueble, como destruir un edicio sin analizar su cuerpo y entender su historia, pues este es la nica manera por la cual podemos preservar su memoria. Mientras la Arqueologa de la Arquitectura sirva nicamente a la investigacin y a la restauracin, su potencialidad como herramienta de anlisis y de documentacin estar claramente mermada. De este modo, la aplicacin de la Arqueologa de la Arquitectura como herramienta de documentacin del patrimonio a destruir y, por ello, nico guardin de su memoria, se sienta por el momento en la sala de espera, aunque esperemos que no por mucho tiempo, junto a su vertiente investigadora y restauradora para ser llamada por la administracin y alzada a la misma categora que la arqueologa de suelo.20

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La conservacin del tiempo en la restauracin: el proyecto estratigrcoPablo Latorre Gonzlez-MoroArquitecto, Fundacin Caja Madrid [email protected]

Best Poster Award, CIPA 2001; Premio Europa Nostra 2002; Premio Olaguibel de Arquitectura 2006; profesor en los master de restauracin de Madrid, Sevilla y La Corua; restauracin de La Torre de Hrcules (La Corua), Melque (Toledo), Trampal (Cceres) y Catedral de Santa Mara (Vitoria-Gasteiz); levantamientos del Acueducto de Segovia, Catedrales de Palma y Vitoria y Cripta Guell; arquitecto del Programa de Conservacin del Patrimonio Histrico de la Fundacin Caja Madrid.

ResumenLa historia de la restauracin ha estado marcada por las limitaciones que se han impuesto a la obra para garantizar la conservacin inalterada de los valores documentales, histricos y temporales. Sin embargo, no ha sido posible concretar la materialidad de los elementos que otorgan estos valores al monumento y cmo se destruyen con la obra de restauracin. No puede percibirse un espacio inmaterial, ni denirse el tiempo en un espacio esttico. El valor diacrnico de la arquitectura es una consecuencia del movimiento de los materiales de su estructura en su

proceso de transformacin en el tiempo, que provoca la estraticacin de su construccin y le conere su condicin histrica. Simultneamente, la arquitectura histrica est dotada de unos valores sincrnicos que emanan de su propia condicin como arquitectura. Denida la estratigrafa de una construccin histrica podemos proyectar la que resultar de la obra de restauracin: deniendo y proyectando los depsitos que se eliminarn o cortarn, el trazado de las nuevas supercies de corte, la colocacin, volumen y supercies de borde de los nuevos depsitos constructivos y las relaciones resultantes entre los depsitos histricos conservados y los nuevos construidos.

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Palabras claveEspacio, arquitectura, tiempo, estratigrafa, restauracin.

AbstractThe story of restoration has been marked by the limitations imposed to the restoration works for guaranteeing the unaltered conservation of the documental, historical and temporal values. However, it hasnt

Arqueologa aplicada al estudio e interpretacin de edicios histricos

been possible to establish the materiality of the elements that give this values to the monument and how are they destroyed with the restoration works. Its impossible to perceive an immaterial space, to dene the time in a static space. The diachronic value of architecture is a consequence of the movement of the materials of its structure in the processes of transformation along time, which causes the stratication of its construction and gives to it its historical condition. Simultaneously, the historic architecture is equipped with synchronical values which emanate from its own status as arquitecture. Dened the stratigraphy of an historic building we can project the one that will result from the restoration works: dening the deposits that will be eliminated or cut, the layout of new cutting surfaces, the placement, the volume and the surfaces of the edges of the new constructive deposits and the resulting relationships between the preserved historical exposits and the ones recently built.

La aprehensin del tiempo a travs de la arquitectura histrica y su conservacin26

Las ruinas producen una fascinacin derivada de ser algo raro: una tragedia ms sin autor. Una tragedia cuyo autor es simplemente el tiempo; nadie la ha hecho, se ha hecho... Tambin las cosas gastadas muestran el paso del tiempo y en el caso de un objeto usado por el hombre algo ms: la huella siempre misteriosa, de una vida humana grabada en su materia. Un cepillo usado, un zapato viejo, un traje rado, casi llegan a alcanzar la categora de ruina. Porque ruina es solamente la traza de algo humano vencido y luego vencedor del paso del tiempo. (Zambrano: 253).

turas, o las ruinas de civilizaciones periclitadas para transmitir esta sensacin, (Yourcenar: 65)1. Hace poco pude or el comentario de un periodista radiofnico describiendo como, en el interior de una pequea iglesia romnica, se poda or el tiempo almacenado; expresin que, en principio, no nos resulta chocante y aceptamos como una licencia literaria. En realidad esta evocacin responde a un sentimiento muy comn de la imagen que ofrecen los monumentos histricos, las ruinas y los objetos antiguos que autentican la existencia y la actividad de las sociedades que nos precedieron o certican la de civilizaciones desaparecidas cuando se integran ya, como un elemento ms de la naturaleza y el paisaje, (Marchan: 11)2. Cada huella, mancha, raya, muesca o roto en la materia que conform el espacio de la arquitectura y la erosin que molde la forma originaria de sus materiales o de los objetos usados, responde directamente a sucesos que se desarrollaron durante la vida de las personas que los habitaron o utilizaron (Fig. 01). Tampoco nos extraamos que se conera un valor aadido a la accin del paso del tiempo sobre las obras de arte. Frases como: el tiempo, que es tambin quien pinta de F. Goya; la piedra ms humilde de un viejo monumento, aunque haya sido desbastada por un pobre cantero rudo e inhbil, se termin por el ms potente de los escultores, el tiempo de Anatole France, recogidas por Torres Balbs; o las de l mismo, que manifestaba cmo las restauraciones eliminaban de los monumentos la belleza y el factor pintoresco que el tiempo les ha ido prestando en una labor secular (Torres Balbs: 27), son expresiones igualmente aceptadas. Pero esta valoracin positiva del paso del tiempo sobre las obras de arte sigue vigente y no es exclusiva del romanticismo, como delata el ttulo del libro de Yourcenar: El tiempo, gran escultor.

Existe la certeza no solo profesional, sino generalizada socialmente y expresada a travs de la literatura, la poesa, la losofa o el arte, de que al contemplar los objetos antiguos o visitar las ruinas y los monumentos somos capaces de conectarnos con el pasado, permitindonos ese instante viajar en el tiempo. Es un recurso habitual utilizar la imagen de las piedras desgastadas y fracturadas de los monumentos; la desvada, lamida o mutilada de las escul-

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Estos duros objetos, moldeados a imitacin de las formas de la vida orgnica, han padecido a su manera lo equivalente al cansancio, al envejecimiento, a la desgracia. Han cambiado igual que el tiempo nos cambia a nosotros ... la ruina se basta a s misma, y la recuperacin o incluso la mera invocacin de su arquitectura originaria podran contribuir a que perdiera sus encantos. Las ruinas hechizan por sus propias imperfecciones, cautivan ms que el monumento acabado, en ellas se antepone lo fragmentario a lo integral. En una palabra, son asumidas desde una belleza que no posean en sus orgenes, siendo decisiva para que aqulla brille la intervencin del tiempo, la permanencia...

La conservacin del tiempo en la restauracin: el proyecto estratigrco

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Figura 1 (arriba izquierda). Ruina de una edificacin abovedada en el yacimiento arqueolgico de Tiermes, Soria, 1990. Foto autor. (arriba derecha). Detalle de ngel y grgola de la fachada de San Pablo de Valladolid, 2006. Archivo Fundacin Caja Madrid. Foto autor. (abajo izquierda). Edouard Valds. Templo de Augusto y de Livie en Vienne , Lyon en 1851. Mrime, Monum, 2003. (abajo derecha). Templo de Augusto y de Livie en Vienne, Lyon en la actualidad. Nizinha feb 2009.

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Por otro lado, desde la aparicin misma de la Historia del Arte como disciplina y de la restauracin como actividad, ha existido un rechazo social casi generalizado a la imagen que ofrecen los monumentos restaurados (Del Valle Incln: 11)3, debido fundamentalmente a la prdida de plasticidad que sufren, que se asocia con su estado alterado y degradado y, sobre todo, a su incapacidad desde ese mismo momento para evocar el paso del tiempo (Le Corbusier: 30-31)4. Parece un contrasentido que la restauracin dirigida a recuperar la arquitectura del pasado consiga destruir esta capacidad, cuando son precisamente los edicios mejor conservados los que nos permiten trasladarnos con ms autenticidad al mismo. Qu mejor que el Acueducto de Segovia o el Panten para entender la arquitectura romana y, sin embargo, qu escasa o nula capacidad parecen tener las reproducciones de arquitecturas desaparecidas (Hernndez: 29-53) o las fantasas estilsticas y tipolgicas para transmitirnos esa sensacin (Fig. 02). Hay que reconocer que ms all de la valoracin romntica de los monumentos y las ruinas y de su exaltacin plstica y potica, la historia de la arquitectura no se ha interesado en estudiar las caractersticas de la materia y la conguracin degradada que coneren a un monumento su capacidad para evocar el paso del tiempo y su valor documental e histrico. Desde la ptica de los arquitectos responsables ltimos de la restauracin de los bienes inmuebles hay una cierta incomprensin hacia la documentacin que puede desprenderse de los restos de transformaciones menores y de escaso valor arquitectnico que alteran u ocultan los espacios y la construccin de la arquitectura que ms se valora y se considera original. Tampoco se entienden las razones que pueden existir para conservar las huellas de la erosin y de la degradacin en los materiales que han perdido su forma y que impiden apreciar la arquitectura en toda su integridad.

Es lgico, que aplicando la teora y la praxis de una disciplina, cuyo objetivo es denir la geometra y la construccin del espacio arquitectnico y los mecanismos del proyecto para denirlos, el arquitecto trate de descubrir tanto en la fase de levantamiento (Latorre 2009, en prensa), como durante la redaccin del proyecto de restauracin aquellos retazos de un monumento que formaban parte de una forma reconocible de un espacio, de una arquitectura con una tipologa concreta y que trate de devolver al monumento en la restauracin su condicin de arquitectura, recuperando los espacios mutilados por el tiempo y las formas de los materiales degradados. Desde su aparicin como disciplina a principios del siglo XIX, la teora y la prctica de la restauracin monumental ha tratado de buscar una solucin al problema que aparece inevitablemente cada vez que es necesaria la intervencin sobre un monu-

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A este respecto es muy signicativa la descripcin que hace Valle Incln de la escenografa de la primera escena de la farsa infantil La cabeza del dragn, ...Es un castillo de fantasa, como lo saben soar los nios. Tiene grandes muros cubiertos de hiedra, y todava no ha sido restaurado por los arquitectos del Rey. Alabemos a Dios!. ... La iglesia Saint-Etienne, librada a su indigencia, es admirable y conturbadora; la baslica de Saint-Front, violada por los restauradores, puede considerarse arruinada. Creo en la piel de las cosas como en el de las mujeres. En Saint-Front, lo han raspado, retocado, rehecho todo, centmetro por centmetro. Todo lo han falsicado: mentirosos, falsicadores. Con qu derecho? Trgica confusin! Bien s que su intencin fue buena. Ay, ay!...

Figura 2. Exterior e interior de casa romana construida en la exposicin de Paris de 1889 para ilustrar la evolucin histrica de la tipologa de vivienda.

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mento. Si no intervengo y conservo su arquitectura degradada, lo estoy condenando a su desaparicin, aunque sea con la dignidad que le otorga la autenticidad de sus restos, concedindole eso s las honras fnebres del recuerdo (Ruskin: 229). Si restauro, condeno tambin al monumento a convertirse en un documento mudo y, por tanto, carente de valor histrico. Esta realidad es la que ha provocado el enfrentamiento entre los profesionales y ha marcado el desarrollo mismo de la teora de la restauracin y la redaccin de las cartas y legislaciones de proteccin que, sucesivamente, han ido ampliando las medidas de conservacin como garanta de la preservacin de los valores documentales e histricos y la salvaguarda del monumento. Entre conservar o restaurar, verdadero o falso, arqueologa o arquitectura, documento o recreacin, tiempo o espacio, valor diacrnico o sincrnico, etc. se abre una brecha tan estrecha y profunda que parece insalvable y que convierte en antagnicos e incompatibles estos conceptos. Esta separacin parece que nos obliga en cada intervencin por pequea que sea sta a declararnos partidarios de una u otra postura y elegir entre restaurar su arquitectura, recuperando la forma y el espacio alterados por el tiempo, rearmando la verdadera autenticidad de estos valores (Hernndez: 55-64); o defender la conservacin a ultranza de su estructura degradada, para garantizar la preservacin de la documentacin y la autenticidad inherente al material y a su conguracin original, tal y como ha llegado hasta nosotros. En los ltimos aos del siglo XX, hemos visto repetida la confrontacin que se haba producido a nales del siglo XIX. Las rehabilitaciones y restauraciones acometidas en los edicios histricos, que muchas veces se utilizaban como meros contenedores de nuevas funciones (Rivera: 167), provocaba el rechazo del mundo de la historia y especialmente del arqueolgico, al ver otra vez manipulados o demolidos de forma totalmente aleatoria y muchas veces gratuita los restos conservados de las fases menores del monumento (Caballero, 1987: 29). Vivimos una poca en la que se atac la especializacin en restauracin, degradndola y convirtindola en un subproducto de la profesin y se defendi que slo los buenos arquitectos modernos eran capaces de hacer y crear buenas restauraciones, puesto que slo ellos eran capaces de incorporar y superponer buena arquitectura sobre la histrica, que se valoraba slo como arquitectura y se utilizaba como parte de la composicin y a la que

se negaba su valor documental e histrico, (Senz de Oiza: 136)5. Las incorporaciones de la nueva arquitectura se efectuaban con toda la libertad en el diseo que avalaban las diferentes cartas de restauro, al exigir que stas pudiesen reconocerse distinguindose de las originales, lo que facilitaba que el resultado nal de la restauracin se convirtiese en una suerte de collage constructivo que mezclaba las fbricas histricas con las nuevas estructuras de hormign y acero6. De hecho, las razones y los mecanismos de composicin que se utilizaban eran similares a los que dena Kurt Schwitters en su trabajo, cuando reaprovechaba pequeos trozos de restos desechados, de objetos mutilados y textos rotos de peridicos, libros o revistas olvidados y despedazadas para componer sus collages (Schmalenbach: 14)7 (Fig. 03). Las distorsiones y agresiones que estas actuaciones provocaron en la percepcin y construccin de la arquitectura histrica, tuvieron como consecuencia la bsqueda de soluciones que, sin renunciar a su condicin contempornea, fuesen compatibles con la arquitectura histrica. Con este objetivo se trat de establecer un cierto dilogo entre las fbricas antiguas y las nuevas aportaciones, mediante el intento de lograr una diacrona armnica o una analoga formal

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... Mi tesis es: la operacin de actuacin sobre la arquitectura antigua es una operacin de arquitectos. El objeto sobre el que trabajan los arquelogos y restauradores es un objeto de arquitectura, que incumbe al arquitecto... al nal la operacin de intervencin es una operacin que transforma la arquitectura. La arquitectura transformada es una operacin de arquitectura... Entre arquelogos y restauradores por un lado, y los legisladores por otro, estamos entre enemigos: unos nos entregan del pasado lo que quieren, otros nos proponen lo que debe ser el futuro de las formas que soamos... Carta de Venecia 1964, Art. 9: La restauracin es un proceso que debe tener un carcter excepcional. Su nalidad es la de conservar y poner de relieve los valores formales e histricos del monumento y se fundamenta en el respeto a los elementos antiguos y a las partes autnticas. La restauracin debe detenerse all donde comienzan las hiptesis: cualquier trabajo encaminado a completar, considerado como indispensable por razones estticas y tericas, debe distinguirse del conjunto arquitectnico y deber llevar el sello de nuestra poca ... Por ahorro, utilizaba para expresarme todo lo que encontraba pues ramos un pas empobrecido. Se puede tambin gritar con restos de basura y lo hice encolando y clavando estos desechos. Los denomin MERZ, eran como mi oracin por el nal victorioso de la guerra, pues una vez ms haba vencido la paz. De cualquier forma, todo estaba destruido y era vlido empezar a reconstruir lo nuevo a partir de los escombros... el material es tan inesencial como yo mismo. Lo verdaderamente importante es la conguracin. Utilizo cualquier material que admita el cuadro...

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en la superposicin de estilos, formas, construccin y composicin arquitectnicos que se produca entre ambas (Sol-Morales: 30-38; Capitel: 47-50). Frente a las veleidades en el diseo y la composicin propuesta por los arquitectos en su afn de proporcionar al monumento arruinado una nueva unidad, fuese mediante la reconstruccin estilstica en el XIX o en el estilo de la arquitectura moderna en el XX, se ha propuesto de nuevo, en los inicios del siglo XXI, la mnima intervencin como nica va para garantizar la conservacin de la totalidad de la documentacin histrica inherente a la materialidad del monumento. La repeticin cclica de la polmica histrica, ahora entre los partidarios de las reconstrucciones tipolgicas (Marconi) y los conservadores (Bellini) reaparece como un espectro sin solucin. En el entorno de los colaboradores y alumnos del profesor Amadeo Bellini se crea en septiembre del ao 2000 la Shy Architecture Association que

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se acompaa con la publicacin del maniesto para una restauracin tmida (Ermentini)8. Este documento proclama el n de la teora de la restauracin y promueve una labor continua y planicada de mantenimiento de los monumentos, basada en la mnima aportacin de material que garantice su conservacin, con su conguracin y estraticacin conservada y con su identidad compleja y multiforme. El maniesto se promueve acompaado de una fuerte carga irnica y entre sus alegatos reivindica las guras de Boito, Ruskin, Brandi y Bonelli acompaados de los hermanos Marx, Chaplin, Benigni y Totto. Proponen imponer un carnet por puntos que el restaurador ira perdiendo al incumplir determinados preceptos (Ermentini: 21)9, un men para el restaurador tmido (Ermentini: 29) y un tratamiento mdico con la famosa aspirina Timidina, con vitamina C para curar los males que afectan a los restauradores, (Ermentini: 19). La publicacin se acompaa de una imagen fotogrca en la que el super-conservador Amadeo Bellini le recomienda este tratamiento al sper-reconstructor Paolo Marconi para curar su grave enfermedad, con el consejo de que practique el espritu de la no violencia sobre los monumentos (Fig. 04). Con independencia de las ironas teraputicas para curar los males y las veleidades que padecen los restauradores ms osados, lo cierto es que seguimos constatando cmo la restauracin provoca de forma inexorable en el monumento la destruccin de su valor documental e histrico y de su capacidad para evocar el paso del tiempo; adems, tenemos la certeza que este problema se produce siempre al manipular los materiales de la construccin del edicio conservado, lo que conduce inevitablemente para evitar este problema a actuar tmidamente y con la prudencia necesaria para garantizar la mnima intervencin posible. En este contexto, parece lgico pensar que si el valor temporal asociado a la contemplacin de la arquitectura histrica desaparece con su restauracin, este valor necesariamente estar asociado a los materiales y a la conguracin de los elementos constructivos que la componen tal y como la hemos recibido, ya que es en el proceso de su manipulacin y modi-

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http://www.shyarch.it/ ... Sanciones. Exceso de velocidad en la actuacin, 5 ptos; no conceder prioridad al conocimiento del monumento, 8 ptos; uso del mvil en la obra, 2 ptos; invertir el sentido del proceso de la historia reconstruyendo el primitivo esplendor, 20 ptos, restaurar ebrio, 5 ptos, ...

Figura 3. Kurt Schwitters, Merzbild 31, 1920.

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cacin en la obra de restauracin cuando este valor se destruye (Latorre, 1995). Este problema se acepta como irremediable sin preguntarse ni plantearse qu elementos y materiales de la conguracin de una arquitectura histrica contienen su valor temporal, de tal modo que su conservacin pueda manejarse como una variable con la que poder trabajar en la fase de estudio de un monumento y, sobre todo, en la elaboracin del proyecto de restauracin.

Espacio, materia, movimiento y tiempoEl tiempo, como la mente, no es cognoscible como tal. Solamente conocemos el tiempo indirectamente por lo que sucede en l, por la observacin del cambio y lo que permanece, por el sealamiento de la sucesin de acontecimientos entre marcos estables e indicando el contraste de varias clases de cambios (Kubler: 70). El espacio vaco e inmaterial no tiene lmites y carece de referencias, por lo que no es perceptible, ni comprensible. Para Poincar, el espacio vaco es amorfo, una forma cida, sin rigidez, que es adaptable a todo y carece de propiedades por s mismo, son los cuerpos en sus relaciones mutuas los que determinan el espacio y le dan una u otra forma (De Lorenzo: 37). Slo podemos comprender el espacio asocindolo a la materia que lo delimita, lo congura y le conere su tridimensionalidad, al permitir situar el origen de un sistema euclidiano de coordenadas relativo. Adems, es la materia la que dota al espacio de cualidades y caractersticas: dimensiones, peso, color, textura, olor, sonido, etc. que nos permiten percibirlo, sentirlo, y experimentarlo. En denitiva, espacio y materia forman un binomio necesario: no hay espacio sin materia, ni materia sin espacio, como nos recuerda constantemente la disciplina de la arquitectura. Por otro lado, es imposible percibir un espacio inmvil que sera simplemente un engao de nuestra imaginacin. En un espacio inmvil e inerte slo tendramos una percepcin esttica condicionada por nuestra propia inmovilidad que lo convertira en una foto ja en tres dimensiones y en una sensacin nica y permanente. Para percibir el espacio necesitamos movernos y cambiar de posicin, modicando constantemente nuestras sensaciones y percepcin de la materia que se sita en l, multiplicando nuestros puntos de vista de los espacios atravesados por la luz, que nos permitir observar sus formas, dimensiones y color. Durante el recorrido, tambin percibimos el sonido del aire y del agua al rozar con los materiales, el olor que desprenden y el acabado de sus supercies al tocarlas, etc. (Zevi: 24). Sabemos que no existe un espacio esttico, el universo es dinmico y todo se mueve. Sabemos tambin que sin movimientos de la materia no pueden producirse cambios en sta, que son una consecuencia del

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Figura 4. El super-conservador (Prof. Amadeo Bellini) receta la Timidina al super-reconstructor (Prof. Paolo Marconi) ao 2003 (Ermentini, p. 18).

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contacto, los roces y choques que se producen en su interaccin. El movimiento de la materia puede tener su origen en fuerzas de carcter natural o derivarse de la accin de los seres vivos, especialmente del hombre que lo dotar de unas razones socio-culturales, decisivas en su comprensin histrica. Por tanto, es el cambio y la transformacin de la materia, como consecuencia de su movimiento en el espacio el que nos permite tener constancia del paso del tiempo al establecer un antes y un despus de ste.

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A n de conferir determinada calidad pictrica planteada de antemano a una parte de la estructura, dej que el polvo de Nueva York se acumulara en la obra. Quin conozca Nueva York sabr qu signica esto. Durante un ao y medio el gigantesco vidrio permaneci apoyado sobre tacos de madera en su taller mientras que el polvo que penetraba por la ventana que daba a Brodway se depositaba en la obra. Una vez que Man Ray lo haba fotograado limpi cuidadosamente el vidrio, con excepcin de los conos sobre los cuales j el polvo valindose de un producto adhesivo

Como expresin plstica del cambio que provoca el paso del tiempo sobre la materia, es ejemplar la fotografa de Man Ray titulada criadero de polvo y en la que puede verse el efecto de la accin del polvo de Brodway sobre el gran vidrio de Duchamp, (Richter: 103)10. Como explica el propio Duchamp, el polvo depositado sobre el vidrio necesita de tres a cuatro meses para hacerse perceptible a la vista y crear un color y una textura traslcida que pueda incorporarse a la obra. Uno de los subttulos que Duchamp dio a este trabajo fue vidrio en retardo, concepto que implica movimiento y duracin y que explica, cmo para su materializacin, es necesario un proceso planicado en el tiempo de sedimentacin del polvo sobre el vidrio (Duchamp: 62) (Fig. 05). Los conceptos de espacio y tiempo y sus relaciones son uno de los temas fundamentales de la historia de la losofa, la ciencia, la literatura o el arte. A partir de Newton y Descartes, la civilizacin occidental ad-

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Figura 5. Cra de polvo, polvo de Brodway sobre Le Grand Verre de Duchamp. Foto de Man Ray 1920. (Duchamp, 1978, p. 103).

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quiri una concepcin del espacio y del tiempo absoluto, matemtico e innito y la de un tiempo que uye uniformemente en una sola direccin, desde el pasado al futuro sin interrupcin, sin relacin con los sucesos externos y sin retorno posible. Pero esta imagen es falsa. Armar que los cuerpos se mueven en un espacio y en un tiempo absolutos es pura ccin, lo que se observa realmente son movimientos relativos de unos cuerpos con respecto a otros que tambin estn en movimiento, pero que se consideran quietos para jar en ellos un sistema de referencia que, como hemos dicho, siempre es relativo. Poincar insistir en que dadas las condiciones aqu en la tierra, la geometra eucldea tridimensional, ha sido y ser la ms conveniente, porque se ha mostrado como necesaria para la supervivencia de la especie humana aunque mantiene una concepcin relacional entre los cuerpos del espacio y arma que la nica realidad objetiva consiste en las relaciones de las cosas, de las que resulta su armona universal (Poincar: 119; Isham y Savvidou: 11)11. Esta concepcin lineal del tiempo, de la historia y el progreso son relativamente recientes. Mircea Eliade, el gran historiador de las religiones mostr cmo los pueblos primitivos posean una idea cclica del tiempo, en el que los grandes acontecimientos repetan sistemticamente hechos sobrenaturales y gestas protagonizadas en los orgenes mticos del cosmos por los dioses, antes de que el hombre apareciese en la tierra. Lo que hace el hombre, ya se hizo; su vida no es ms que la repeticin ininterrumpida de las gestas realizadas por otros (Eliade: 15). Los pueblos primitivos sentan un verdadero terror a la historia y tenan un sentido fatalista de la vida, por ello celebraban ritos y estas de regeneracin del tiempo con el objetivo de inaugurar peridicamente un ciclo nuevo que se repeta sistemticamente (Eliade: 79)12. La mayora de los rituales de destruccin y reconstruccin que conocemos para la renovacin de los materiales que componen una cabaa o un templo

como los del Santuario de Ise en Japn no son ms que la materializacin de un ritual de retorno a los orgenes, asociado a la idea de regeneracin, puricacin y transicin para destruir el paso del tiempo, alejando de nuestra existencia la proximidad de la muerte (Vegas: 32-37). Cuando la restauracin trata de devolver al edicio su conguracin original, repite de algn modo los ritos de abolicin del tiempo que dene Eliade, al restaurar el instante inicial de la construccin y sacricar cualquier rastro que se conservase hasta ese momento de su proceso de reformas y transformacin.

La tetradimensionalidad de la arquitectura histrica: los procesos de transformacin en el tiempo... Si uno no sabe lo que es un suceso, no puede entender la geometra del espacio-tiempo. Igual que las localizaciones son los lugares en un paisaje, los sucesos son los lugares en el espacio-tiempo Un suceso es una posicin en el tiempo tanto como en el espacio. Evidentemente, el mundo de tales sucesos que llamamos espacio-tiempo es tetradimensional. Se necesitan tres coordenadas para especicar el dnde de un suceso, y una coordenada para especicar el cundo (Price: 21). Entendemos como suceso una accin especca que se desarrolla en un espacio determinado y en un momento concreto. Cada movimiento de la materia en el espacio (suceso) tiene una causa que lo provoca y unas consecuencias, al ocupar la materia una posicin en el espacio vaco y dejar vaco un espacio que puede ocuparse nuevamente. Todos los materiales que componen un edicio histrico quedan denidos por las tres coordenadas de su posicin en el espacio que establece dnde esta colocado y por una coordenada temporal que determina cundo fue colocado. La colocacin en un instante concreto de un material formando parte de un elemento constructivo, constituye un suceso. El conjunto de sucesos que se producen a lo largo de una obra y que concluyen con la construccin del edicio o su transformacin, deben quedar denidos en el proyecto de arquitectura. El proyecto de arquitectura selecciona, conforma y ordena el movimiento y la colocacin de los materiales en el espacio (sucesos), siguiendo un pro-

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... La visin relacional niega al tiempo (y al espacio) una existencia independiente de los objetos y procesos materiales... el tiempo existe slo en virtud de la existencia de la materia y los acontecimientos materiales... 12 ... los ritos de construccin nos descubren algo ms: la imitacin y por ende, la reactualizacin de la cosmogona. Una era nueva se abre con la construccin de cada casa. Toda construccin es un comienzo absoluto, es decir, tiende a restaurar el instante inicial, la plenitud de un presente que no contiene traza alguna de historia.

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ceso constructivo previamente planicado con una duracin determinada. El proyecto es la respuesta a una serie de variables funcionales, formales, constructivas y econmicas establecidas previamente por el promotor de la obra y que satisfacen unas necesidades especcas y se enmarcan en un contexto socio-cultural concreto (Latorre, 1996: 105-107). Adems, el edicio al situarse en un espacio determinado deber adaptarse a las preexistencias que lo ocupan, eliminarlas para ocupar el espacio vaciado o podr adaptarse a stas, integrndolas en la nueva construccin. Todos los materiales de un monumento, colocados siguiendo un mismo proyecto y en el mismo contexto sociocultural y temporal y sobre las mismas preexistencias, constituyen una fase de la construccin que se designa como estructura (Caballero, 1996: 41). Todos los materiales que componen una estructura, es decir que se colocaron en una misma fase de la construccin, mantendrn una relacin espacio-temporal de contemporaneidad y compartirn una serie de caractersticas indirectas que permitirn relacionarlos, aunque en la realidad estn colocados en instantes diferentes y sucesivos. Todos estarn ordenados para congurar los espacios de una determinada arquitectura, con un estilo y una tipologa concreta y compartirn unas variables de carcter tcnico-constructivo como el tipo de material, la talla, la junta, el aparejo, etc., y otras de carcter morfolgico como las dimensiones, geometra, forma, etc. (Azkarate, 2002: 67). La transformacin de una arquitectura puede promoverse incluso durante su construccin, al demostrar su inestabilidad por errores constructivos o estructurales. Tambin puede acometerse al nalizar la obra, cuando al ponerse en uso demuestra su incapacidad para cumplir las necesidades establecidas previamente por el promotor o sus expectativas estticas, formales o simblicas, poniendo en evidencia los errores del proyecto o de la construccin. Desde el mismo instante en el que una arquitectura se considera acabada y su promotor la ocupa y empieza a utilizarla, se ve sometida a la accin destructiva de la naturaleza y el hombre. La naturaleza a travs de la climatologa o la accin biolgica provoca la erosin y la degradacin lenta y continua de los materiales que puede acabar provocando fracturas, suras o algn colapso parcial. La accin del hombre, en el uso habitual del edicio, erosiona y deteriora igualmente los revestimientos

del interior. A esta accin se suman las de carcter traumtico que pueden provocar catstrofes naturales (terremotos, incendios, inundaciones) o la accin directa y destructiva del hombre (guerras, incendios, etc.) (Fig. 06). La mayora de las reformas se acometern cuando la construccin se haya deteriorado o arruinado, lo que impedir su utilizacin habitual y ser necesaria su reparacin, reconstruccin o restauracin. Tambin puede suceder que al pasar el tiempo el grupo social que utiliza el edicio haya variado en su nmero, cambiado sus costumbres, sus necesidades o cambie la propiedad y el uso al que se destina y el edicio sea incapaz de satisfacer las exigencias de sus usuarios, que promovern su rehabilitacin. Finalmente, puede suceder que su entorno fsico o su contexto socio-cultural tambin hayan cambiando con el paso del tiempo, modicndose los gustos del grupo social que lo ocupa, que no se identica con la forma o el estilo del edicio, lo que impedir que la imagen de ste cumpla con su funcin representativa y simblica y provocar su remodelacin. En denitiva, toda transformacin de una arquitectura preexistente se promueve cuando sus usuarios la consideran inadecuada para desarrollar su actividad habitual desde el punto de vista constructivo, funcional o formal, y se consideran con la capacidad econmica suciente para acometerla. Todo proyecto de transformacin de una arquitectura preexistente se inicia con la redenicin, por parte del promotor, de las variables constructivas, funcionales o formales previas, en un contexto sociocultural distinto y con unas condiciones econmicas nuevas, de acuerdo a las cuales y la estructura conservada objeto de la reforma (preexistencias), el arquitecto redactar un proyecto de intervencin que ordenar los sucesos constructivos de la modicacin proyectada. Muchas veces, especialmente cuando nos referimos a grandes obras de arquitectura, en vez de pensar en un proceso de transformacin de una arquitectura previa deteriorada, debemos imaginarnos procesos de construccin muy dilatados en el tiempo y en una serie de arquitecturas sucesivas que nunca se completan. En estos casos, tenemos que suponer que la construccin del proyecto que inicia la ocupacin del espacio se interrumpe y contina despus de un periodo de inactividad, reutilizando las preexistencias del periodo anterior, integrndolas en un nuevo proyecto (Azkarate, 2001)13. La adaptacin y reutilizacin de una arquitec-

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Figura 6. Girart de Roussillon y su mujer Berthe fundando doce abadas. Miniatura del siglo XV. (Biblioteca de Vienne).

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tura incompleta es tan habitual como el proceso descrito de transformacin pura de una arquitectura previa y ambos, pueden presentarse de forma aislada o combinada en el proceso de conguracin de un edicio histrico.

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A este respecto es muy sugerente conocer los resultados del anlisis efectuado de la Catedral de Vitoria. Este edicio empez a construirse como un encastillamiento sobre la muralla de la ciudad que no se complet, posteriormente se construye una iglesia compuesta de sucesivas fases inacabadas y de cambios de proyecto que conducen despus de 300 aos a la construccin de un templo diferente al proyectado inicialmente, abovedado con madera y sin los arbotantes, botareles ni pinculos ahora innecesarios. La sustitucin posterior de las bvedas de madera por otras de piedra provoca un proceso continuo de deformacin y ruina que condujo a la construccin de los arbotantes y de estribos incompletos, hasta alcanzar un nuevo equilibrio.

Los sucesos constructivos que conducirn a la transformacin de una arquitectura preexistente o a la modicacin e integracin de una arquitectura inacabada pueden ser de tres tipos: eliminacin () de una parte de los materiales existentes q