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© 2013 ARQUEOLOGÍA IBEROAMERICANA 17: 23–32. ISSN 1989–4104. http://www.laiesken.net/arqueologia/.

Editor/Publisher: Pascual Izquierdo-Egea. Todos los derechos reservados. All rights reserved. Licencia/License CC BY 3.0.

ARQUEOLOGÍA ARGENTINA

ARQUEOLOGÍA Y SIG HISTÓRICO: DESAFÍOSINTERPRETATIVOS DEL «ITINERARIO» DEL OIDOR DE LA

REAL AUDIENCIA DE CHARCAS JUAN DE MA TIENZO (1566)A LA LUZ DE LA ARQUEOLOGÍA ESPACIAL

Pablo MignoneCONICET, Universidad Nacional de Salta, Argentina

Recibido: 13-2-2013. Modificado: 25-2-2013. Aceptado: 26-2-2013. Publicado: 25-3-2013.

RESUMEN. Para la difícil reconstrucción del ca-mino atravesado por el actual Noroeste argentinotanto por Diego de Almagro (1536) como por Diegode Rojas (1544) y sus respectivas huestes conquista-doras, se cuenta principalmente con el llamado «Iti-nerario» del Oidor Juan de Matienzo (1566); dondepropone un plan de fundaciones continentales paraasegurar el tránsito desde el Alto Perú (actual Boli-via) hacia un puerto en la desembocadura del Río dela Plata, actual puerto de Buenos Aires. Los antece-dentes en el tema buscaron ubicar legua a legua losjalones de este camino, definiendo dos hipótesis an-titéticas: el «Camino de los Valles» y el «Camino dela Puna». El primero, tenido por más corto y bené-volo en sus condicionamientos ambientales que elsegundo. En base a mis propias investigaciones decampo y relecturas de este documento, propongo laviabilidad del Camino de la Puna, modelando paraello las superficies de fricción y el cálculo del cami-no óptimo mediante un SIG.

PALABRAS CLAVE: SIG histórico, conquista deAmérica.

TITLE: Archaeology and Historical GIS: Interpre-tive Challenges of the “Itinerary”of Juan de Matienzo(1566), Hearer of the Royal Audience of Charcas.

ABSTRACT. The “Itinerario” of Juan de Matienzo,functionary of the Royal Audience of Charcas, is oneof the main documents that can be used in order toreconstruct the path followed by Diego de Almagro(1536) and Diego de Rojas (1544) through the cur-

rent Argentine Northwest. In that document, the au-thor proposed a plan of continental foundations inorder to facilitate and secure the connection betweenthe Alto Peru (modern Bolivia) and the port of Bue-nos Aires. The antecedents in the subject sought tolocate the milestones along this road, both in docu-ments and in the field, defining two antithetic hypoth-eses: the “Valley Road” and the “Puna Road”. The“Valley Road” was thought to be shorter and have amore hospitable climate and environment than the“Puna Road”. Based on my own field research andnew exegesis on the document, I propose the viabil-ity of the Puna Road, modeling for that purpose fric-tion surfaces and optimal path calculation througha GIS.

KEYWORDS: Historical GIS, conquest of America.

INTRODUCCIÓN

LA CARTA FECHADA EL 2 DE ENERO DE 1566, ESCRI-TA AL REY DE ESPAÑA FELIPE II POR EL OIDOR DE

LA REAL AUDIENCIA DE CHARCAS, LICENCIADO

Juan de Matienzo, se ha interpretado como el funda-mento para el trazado del derrotero seguido por losconquistadores Diego de Almagro (1536) y Diegode Rojas (1544) en su ingreso hacia el Antiguo Tu-cumán en el actual territorio argentino.

Este documento cita topónimos que aún se man-tienen en la Puna jujeña y en la zona limítrofe entreBolivia y Argentina, como Calahoyo, El Moreno yCasabindo. Sin embargo, existe cierta confusión en

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esta hipótesis. Se basan tanto en el trabajo erudito dehistoriadores de principios del siglo XX como en suspropios trabajos de campo, para concluir que el am-biente puneño fue incapaz de sostener a las partidasexpedicionarias de Almagro o de Rojas; compuestaspor 500 hombres la primera y más de 200 hombres lasegunda, más sus caballos y el ganado en pie (Raffi-no 1973: 258). Por su parte, Vitry (2007: 342), ba-sándose en los cálculos de distancia que realiza Gor-don Pollard y sus propios resultados de campo,concluye que el paso por la Puna era dificultoso porlas altitudes cercanas a los 5000 metros y la poca yconvincente evidencia material de filiación incaica.

El presente trabajo consistirá en mostrar, en base ahallazgos de sitios arqueológicos en la Puna de Saltay cálculos espaciales mediante un SIG, la posibili-dad del corredor de la Puna como marco de la expe-dición tanto de Almagro como de Rojas hacia el

Figura 1. Área de estudio. Porción oriental de la zona altiplánica de las provincias de Salta y Jujuy, Argentina.

el tramo de Salinas Grandes, en la actual provinciade Jujuy, y la Chicuana histórica, situada en el ValleCalchaquí, en la provincia de Salta.

Inicialmente, escritores como Boman (1908) y Le-villier (1925) ubicaron el corredor hacia el Tucumánpor la Puna de Jujuy y Salta, desde Casabindo, Sali-nas Grandes, El Moreno, San Antonio de los Cobresy, luego, el descenso hacia el Valle Calchaquí por laPoma (ambos en la provincia norteña de Salta) a tra-vés del Abra del Acay. Por el contrario, Lizondo Bor-da (1943) y Jaimes Freyre (1916), sitúan el tramo deingreso desde El Moreno a Salta por lugares más ba-jos como la Quebrada del Toro, el Valle de Lerma y,finalmente, Valles Calchaquíes, en virtud de la exis-tencia en ese trayecto de recursos naturales aptos parael sostenimiento de las expediciones españolas.

Dentro de la arqueología argentina, Raffino (1973)y Vitry (2007) son los cultores más vehementes de

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y una plantilla con la pendiente en grados (slope).Los sistemas hidrográficos fueron comparados y co-rregidos con la cartografía SIG 250 del Instituto Geo-gráfico Nacional (Capa Salta y Jujuy 1:250.000).

El mapa con los cursos de agua fue recalculado; alos cursos de agua les otorgamos un valor 1, mien-tras que los sectores sin ellos tuvieron el valor 0. Estosignifica que la mayor dificultad para la transitabili-dad la ofrece el valor 1, y el trazado del camino ópti-mo se realiza por el menor valor, 0. A través del ál-gebra de mapas, sumamos los valores de ambosmapas para crear uno nuevo, llamado superficie decoste o fricción, con las dos variables sobre las quetrazaríamos el trayecto. En lo referente a la transita-bilidad en sí, calculamos las matrices de distanciasgeográficas basadas en el algoritmo «caminos demenor coste» (least-cost path algorithm). Sobre lasuperficie de fricción calculamos la distancia entrepuntos, para representar esquemáticamente y en ta-blas el costo del movimiento a lo largo del paisaje(Ray 2008).

A través de la adopción de estas herramientas SIGno solo queremos dar respuesta al interrogante de laviabilidad de la hipótesis puneña, sino que, al calcu-lar esa viabilidad, dejamos sentadas las bases paraun modelo de sensibilidad arqueológica (FernándezCacho 2009) que favorecerá en el futuro la identifi-cación de tambos incaicos a lo largo de la ruta pune-ña propuesta. La metodología SIG es una alternativamás a la reconstrucción histórica, que ha respondidoa problemas similares pero con otras técnicas que nohemos considerado en esta ocasión.

El ejemplo más cercano a nosotros, tanto por per-tenecer casi al mismo abanico temporal como pornuestra participación en el proyecto, es el caso delhallazgo de la perdida ciudad española de NuestraSeñora de Talavera o Esteco I (1586-1609). Esta ciu-dad fue encontrada en 1999 por un equipo interdisci-plinario del CONICET bajo la dirección del Lic. Al-fredo Tomasini. Ante la ausencia de esquemas ocroquis de la disposición de la ciudad y de referen-cias históricas detalladas sobre el lugar exacto delemplazamiento, sus características y dimensiones, losestudios debieron centrarse en diversas fuentes, en-tre ellas, la información de pobladores locales.

Si bien no conocían el nombre histórico de la ciu-dad ni su fundación, fue de provecho el aporte deuno de ellos, Policarpo Fernández (octogenario), acer-ca del recuerdo infantil del hallazgo, por parte de unpariente, de candelabros de oro, crucifijos de plata ycampanas de fundición. La directa asociación con elculto católico de estos elementos tuvo como resulta-

Antiguo Tucumán. Nos situaremos exclusivamenteen el tramo El Moreno (en el borde meridional de laPuna de Jujuy) y el ápice septentrional de los VallesCalchaquíes en Salta (localidades de La Poma, Ca-chi y La Paya), por la dificultad que presenta su iden-tificación en base a los documentos históricos y lospocos sitios arqueológicos encontrados hasta el mo-mento (fig. 1). No se desarrollará el trasfondo histó-rico de la correspondencia de Matienzo, su biografíao la situación colonial a comienzos del siglo XVI, yatratadas por especialistas como Presta (2008).

METODOLOGÍA. SIG HISTÓRICO(HISTORICAL GIS) Y MODELOSPREDICTIVOS

El presente estudio de SIG histórico buscará des-cribir las distribuciones espaciales de objetos y even-tos desde el lenguaje de la topología (Connolly y Lake2007: 4). Este enfoque no se interesa tanto por medirdistancias o áreas entre puntos, es decir, medidasgeométricas absolutas —conocidas también comoeuclidianas o cartesianas—; como por abarcar rela-ciones de otra índole: cercanía o lejanía por atribu-tos, inclusión en regiones de visibilidad (intervisibi-lidad, cuencas visuales) o hidrográficas, análisis deredes de conectividad (flujos, movilidad, transpor-te), luminosidad, patrones de asociación por varia-bles cuantitativas o cualitativas, etcétera (Connollyy Lake 2006: 4).

Con este tipo de análisis se busca también ponde-rar el efecto que tienen determinadas variables am-bientales en la selección de localizaciones físicas parala construcción de algunas formas arquitectónicas,conformando un modelo predictivo; el cual permitelocalizar en el futuro sitios arqueológicos conocien-do su patrón de distribución y las variables que in-fluyen en él (Fernández Cacho 2009: 9).

Las variables de mayor influencia en la orienta-ción y localización de los caminos incaicos —sobrelos cuales se cree fue trazado el Itinerario—, segúnHyslop (1992), son la pendiente y los ríos. Los cami-nos buscaban evitar los terrenos más difíciles, man-teniéndose cerca de los cursos de agua, pero cuandoeste recurso era abundante, se buscaba evitar arroyosy ríos por su capacidad de erosión (Hyslop 1992: 90).

Para incluir en el SIG estas variables independien-tes, empleamos como base cartográfica un modelodigital de elevación ASTER DEM en formato Geo-TIFF en una red de 1 arco de segundo (aproximada-mente 30 m). Sobre él trazamos los ríos y vertientes

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do dos hechos curiosos: que se generalizara el temorde los trabajadores rurales a internarse en la zona (te-mor alimentado con leyendas de ruidos de cadenas,perros rabiosos y campanas redoblantes) y, por otrolado, recuperar de la memoria oral la ubicación deuna de las iglesias de las cuales fueron extraídos losobjetos y la asociación entre los edificios principalesdel trazado de la ciudad.

Además, la mención de algunas características delterreno, como lomadas y albardones, permitió la iden-tificación de una construcción emblemática, comola acequia que regaba los campos anexos a la ciudad,y sus medidas (de 3 leguas según las fuentes), esti-madas por los informantes en pasos (Tomasini yAlonso 2001).

LA CARTA DE JUAN DE MATIENZO

El llamado Itinerario de Matienzo es tomado de lacorrespondencia fechada el día 2 de enero de 1566,cuyo destinatario es el rey Felipe II de España (Ar-chivo General de Indias, Charcas, 16, R. 6, N. 26).En ella manifiesta su preocupación por encontrar unavía de comunicación marítima alternativa al puertode Lima —desde el cual se navegaba hasta Panamápara luego pasar a la «Mar del Norte» hacia Espa-ña—, que obligaba a atravesar caminos en mal esta-do y grandes distancias por terrenos fragosos, ade-más de dos «mares».

En su preocupación de lograr «la conservación yaumento de los habitantes de esta tierra y de la RealHacienda», el Oidor propone 3 vías alternativas paraun mismo destino: un corredor desde Charcas hastael Río de La Plata y un puerto para la comunicacióncon España.

Transcribo a continuación parte de la carta deMatienzo, en el tramo La Plata (actual Sucre, Boli-via)-Chicuana:

«La primer Jornada Esta saliendo desta ciudad dela-plata a las bentas de quijada al terrado que llaman. seysleguas / de alli por el camino Destopiñan. a umpueblode Yamparaes llamado Chacabuco ay siete leguas. hastacuesma pueblo de Indios q Esla dormida destas sieteleguas / De alli acalala pueblo de yndios huruqillas aycinco leguas / de alli a calcha. y pasase por ay a uisla.quegasta calcha. son siete leguas de calcha q Es pueblode Yndios chichas Lam. a Vichacla pueblo de yndioschichas que ay seis leguas / de alli ascande pueblo dechichas ay cinco leguas / (De aqui se ha de advertir quevire luego otro. camino acavado Este)» [f. 1v].

«[...] de ascande al turqui pueblo de yndios chichas.ay seys leguas de alli a palquisa pueblo. de chichas cin-co leguas / de alli a talina. pueblo de yndios chichascinco leguas / de talina acalahoyo tambo. Real del ynga.Despoblado cinco leguas. Y ay al derredor y junto aestetambo pueblos. de yndios chichas biencerca q puedenservir En el tambo. como servian En tiempo del Ynga /de alli amoreta pueblo de yndios chichas y tambo delynga ai sieteleguas / de alli acasavindo El chico. tambodel ynga y junto ael ay yndios Encomendados En martinmonje vezino desta ciudad. son seys leguas y media / dealli atambo del llano jagueies de buena agua y mucha.ay cinco leguas y media. quedanEn medio los tambosgrandes. de casavindo. Es despoblado y ay pueblos deyndios muy cerca / de alli al rincon delas. Salinas. qua-tro leguas buenas Es Despoblado / de alli al tambo de-moreno ocho leguas. Es por un llano de salinas muybuen camino Esta. despoblado y cerca yndios / de alli alos tambos. debuena.yerva. que por otro nombre llamanla cienega grande seys leguas. Esta Despoblado / de allial pie del puerto que se pasa para Entrar al Valle decal-chaqui. tambo del ynga cinco leguas / de alli por la ma-ñana El puerto al tambo dela paloma quatro. leguas q nohay otracosa que no sea muy llana y Esta lo Es mucho /de alli a pascaoma. pueblo de yndios de calchaqui queesEl qaora Esta alzado ay seys leguas / de alli a chiquanapueblo decalchaqui otras seys leguas /» [f. 2r].

Vemos planteada la dificultad de querer encastrarforzosamente la legua con el metro en los antece-dentes sobre el tema; algo que ya el jesuita Juan deMariana expuso en su obra de 1599 De ponderibuset mensuris (1967): la inexistencia en aquel enton-ces de un patrón único de las medidas, y su variabili-dad entre cada reino. Este patrón recién entró en es-cena el 8 de enero 1587 con el establecimiento porparte de Felipe II de la legua común como medidageneral, que sin embargo fue ignorada en la provin-cia del Tucumán, la cual siguió usando la legua legal(Di Lullo 1959: 18). Para la historia moderna, Di Lu-llo identifica la misma dificultad en la reconstruc-ción de caminos y distancias de la colonia temprana:

«Acerca de las distancias de los viejos caminos en-tre pueblos o ciudades hay gran confusión debido a quelos cronistas no estaban de acuerdo con el valor de lalegua, pues mientras unos usan la legua de Castilla, o deLeón, o de Asturias, o de Andalucía, o de Extremadura,o de las Provincias Vascongadas, equivalente a 5.373metros, otros empleaban la legua de Alicante de 5.555metros, o la de Navarra de 5.490 metros» (Di Lullo 1959:19).

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Figura 2. Camino de los Valles, atravesando perpendicularmente ríos y arroyos del sistema hidrográfico del valle de Lerma.Dibujo del autor.

Se suma a esto la certeza de que los antecedentesen arqueología no tuvieron en cuenta que Matienzodio ex profeso cierto margen de más en la cantidadde leguas que estimó de un destino a otro —10 se-gún su testimonio, 55 km aproximadamente.

Además, quienes intentaron reconstruir el derro-tero calcularon los trayectos a vuelo de pájaro y noen base a la distancia real de un punto a otro, lo cualdepende menos de una métrica certera que de las ca-racterísticas del terreno, la geomorfología en la pre-sencia de accidentes naturales o cursos de agua. Enla distancia percibida, se suman a la distancia real elcansancio del caminante, la inminencia de ataques,la probabilidad de que el autor de la fuente nunca lohaya seguido, detrás de un largo etcétera.

En el caso del estudio de fuentes, también es con-veniente sospechar de las intenciones del escritor: siMatienzo deseaba promocionar ante el Rey un cami-no de enlace que cambiase radicalmente el eje eco-nómico y político de la conquista española, ponién-dose a sí mismo como artífice de ese proyecto, es

probable que lo adornara un poco. Gordon Pollard(1985-86), por ejemplo, en su conversión legua-me-tro estima en 162 km la distancia entre El Moreno ylos Valles Calchaquíes, observando coincidenciasperfectas entre algunos sitios conocidos de los vallesde Lerma y Calchaquí y los jalones de Matienzo (fig.2).

Sin embargo, se ha visto que Matienzo no dio de-talles de todos los pueblos y tambos reales a lo largodel camino —lo que inhibe de cualquier reconstruc-ción arqueológica o etnohistórica— y no sabemossobre qué trayecto sumó las 10 leguas. Si, por extra-ña casualidad, esos 55 km se los sumó al tramo másdesfavorable del camino —y del que menos detallenos da—, este, en su longitud «real», se reduciría a93,78 km, 70 km menos de los que Pollard calcula(Pollard 1985-86).

Por lo tanto, creo es necesario apelar a indicadoresambientales menos variables, como los cauces flu-viales y la pendiente del terreno, para ver las alterna-tivas a la hipótesis en uso actualmente.

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Figura 3. Simulación en 3D de ambos caminos, vista desde Salinas Grandes hacia el sur.

EL CAMINO DE LA PUNAREVALORIZADO

El Camino de los Valles resulta el camino óptimosi tomamos exclusivamente como criterio principalla menor distancia hacia la Chicuana inca (distanciaeuclidiana). Este derrotero es el más corto a vuelo de

pájaro, con una distancia de 157,29 km desde ElMoreno a La Paya, mientras que el Camino de la Puna(en base a Boman 1992 [1908]) no sería favorecido,según este criterio, por sus 187,65 km (fig. 3). Sinembargo, la distancia real o topológica (fig. 4), te-niendo en cuenta los dos factores de fricción predo-minantes (la pendiente y los cauces fluviales), hace

Figura 4. Izquierda: camino óptimo calculado sobre la menor distancia. Derecha: camino óptimo en base a pendientes y ríos.Dibujo del autor.

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Figura 5. Izquierda: perfil accidentado del Camino de los Valles. Derecha: perfil predominantemente llano del Camino de laPuna. Dibujo del autor.

descansar el tramo El Moreno-La Paya sobre el co-rredor fluvial Salinas Grandes-río San Antonio de losCobres-río Calchaquí (Camino de la Puna), menosaccidentado, y que aprovecha las quebradas fluvia-les con rumbo norte-sur.

Comparando los perfiles de ambos recorridos, po-demos ver, en base a las dos variables ambientalesconsideradas, que el Camino de los Valles debe sor-tear un relieve escarpado y accidentado, cruzando ríosque corren transversalmente a su recorrido y cade-nas de sierras que cortan el paisaje con desniveles decasi 2000 m (fig. 5). No se ve en el perfil las buenasleguas u otra cosa que no sea muy llana descrita porMatienzo. El perfil El Moreno-Acay-Valles Calcha-

quíes, por el contrario, sigue el cauce del sistemaSalinas Grandes-San Antonio de los Cobres-Acay,actual asiento de la ruta nacional n.º 40. Solo tienecomo principal obstáculo el Abra del Acay (4895 ms. n. m., fig. 5), portal de ingreso al Valle Calchaquíque, a pesar de su altura, posee vegas y vegetación alo largo de todo el paso.

En definitiva, un corredor natural que comunicaSalinas Grandes con La Poma y aprovecha las que-bradas y cárcavas de dirección norte-sur del sistemafluvial Salinas Grandes-río San Antonio-río Calcha-quí (fig. 6). Creemos que este es el asiento más ade-cuado desde el punto de vista geomorfológico parael camino de Matienzo: descansan sobre él quebra-

Figura 6. Camino de la Puna redibujado de Boman (1992 [1908]). Se puede ver su asiento sobre el sistema hidrográfico SalinasGrandes-río Calchaquí. Dibujo del autor.

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das con agua de cauce permanente y semipermanen-te, pasturas, vegas de altura, baja pendiente y sitiosincaicos.

CONCLUSIÓN

Con este trabajo se ha sentado una vía alternativaa la interpretación corriente sobre el asiento del Iti-nerario de Matienzo en el tramo de más difícil inter-pretación: El Moreno-Valles Calchaquíes. Los ante-cedentes construyeron la hipótesis de los Valles sintener en cuenta el contenido de la carta del Oidor,donde reconoce haber alterado en 10 leguas (al me-nos 55 km aproximadamente) el camino para gran-jearse, al parecer, el favor o el beneplácito de su lec-tor, el rey Felipe II de España. Además, aclara Ma-tienzo que deja sin mencionar poblados y tamboscercanos a los caminos que trata, por lo que la iden-tificación actual de pueblos históricos y su asientoarqueológico es riesgosa.

En consecuencia, no sabemos la cantidad de tam-bos o pueblos que dejó fuera de su relato y la ubica-ción del tramo del cual quitó las 10 leguas, por loque el margen de error al que nos vemos expuestosen la interpretación literal del documento es muygrande y yo, en particular, no quise exponerme a unerror de ubicación geográfica que es, cuando menos,grosero. Máxime si los antecedentes han fundado sushipótesis de la ubicación del camino en la presenciao ausencia de sitios en los extremos meridionales yseptentrionales de la Puna de Salta y Jujuy, respecti-vamente; fundamento accidental de potencial refuta-ción a medida que se sucedan los hallazgos de sitiosarqueológicos en este sector tan poco explorado delNoroeste argentino.

Queda aún una objeción más por responder: la es-casez de recursos para el sostenimiento de las hues-tes españolas. Para responderla, debemos recordarque el regreso del mismo Diego de Almagro a Perú,una vez que llegó al actual Chile, se realizó por elextenso y árido despoblado de Atacama que, segúnlas fuentes, obligaba a un recorrido de 150 leguaspor interminables territorios con gran escasez de agua.

El retorno de Almagro por el despoblado presentóserias dificultades, relatadas por Mariño de Lobera(1865 [1593]) de la siguiente forma:

«Pudo tanto con los soldados la eficacia de razones,ruegos y mando de don Diego de Almagro que hubie-ron de ponerse en camino para el Perú como lo [ilegi-ble] da por diversos rumbos, aunque [ilegible] a causa

del grande despoblado de Atacama donde perecieron,gran parte de los caballos Y gente de servicio que […]en la pasada […] finalmente habiendo pasado muchas ylastimosas calamidades llegaron al Perú harto destrui-dos» (Mariño de Lobera 1865: 36).

Luego de la muerte de Almagro, Valdivia recorre-ría en 1540 este camino en sentido inverso, aden-trándose en el actual territorio chileno desde Tacna,luego Tarapacá para llegar al actual San Pedro deAtacama y recorrer las 150 leguas que separan estalocalidad de los fértiles valles de Copiapó.

«Y aunque por ser la jente de tan poca para meterseentre tanta inmensidad de bárbaros tan fuertes y belico-sos, parecia temeridad acometer este asunto; con todoeso era el capitan tan animoso, que atropellando dificul-tades fué en prosecucion de su camino animando a lossuyos, y allanándoles el paso como si fueran por tierraspropias suyas, y llegado al valle de Atacama tomaronbastimentos en abundancia para sustentarse en el largodespoblado de que hemos hecho mencion arriba, cuyatravesía es de ciento y veinte leguas, donde pasaron tra-bajos excesivos, por ser mui estéril y sin jénero de yerbani agua, ni otro pasto para los caballos: y así perecieronen él algunos y muchas mas personas de servicio asíindios como negros» (Mariño de Lobera 1865: 38).

La falta de recursos no amedrentó la empresa con-quistadora española, sobre todo por contar con elconocimiento del territorio de sus guías indígenas,tanto para poder dar con los escuetos cursos de aguacomo para la planificación del número de personasque estos recursos podían soportar.

Esto significa, en el caso del tránsito de Valdiviapor el desierto más árido del planeta, además del co-nocimiento puntual de las vegas y jagüeyes por partede los informantes, la estrategia de dividir los con-tingentes enviando avanzadas y dejando retaguardias,tanto con fines de exploración y defensa, respectiva-mente, como con objetivos de sostenibilidad del nú-mero de personas y animales en relación a los recur-sos, tal como relata Jerónimo de Vivar (1558):

«Apercibió el maestre de campo Pedro Gómez deDon Benito la gente por mandado del general Pedro deValdivia, la cual salió de Atacama en la orden que sesigue: en una cuadrilla con su caudillo veinte y cinco dea caballo y doce de a pie, a quince del mes de septiem-bre, principio de la primera vera que acá es en tiempoque se han cogido las cosechas y bastimentos y frutosde la tierra. No hay frío ni calor, ni nieve, y es el mejor

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tiempo de todo el año para pasar este despoblado. Yporque entonces no hay demasiada agua por ser la tierraestéril, conviene pasar el despoblado en cuadrillas, por-que pasando toda la gente de golpe, padecerían gran de-trimento las piezas de servicio y las cabalgaduras y ga-nados. Tiénese orden. Pasando un día y una noche salióla segunda cuadrilla con otro caudillo. Y ansí de gradoen grado todas las cuadrillas. Y en la rezaga salió elgeneral Pedro de Valdivia con la cuarta parte de la gen-te. Fueron por todos ciento cincuenta y tres hombres ydos clérigos, los ciento y cinco de a caballo y cuarenta yocho de pie» (Vivar 1962: 17).

Relata Vivar que la falta de agua sufrida duranteel trayecto era subsanada con largos descansos enaquellos lugares de donde manaba escuetamente yalmacenando la poca que encontraban en el camino:

«De este valle que dicen “el Chañar” hasta el vallede Copiapó hay dieciocho leguas, buen camino, llano ysin ciénaga, ni agua, por donde conviene que él que pa-sare que la lleve de aquí para que beba so pena que no labeberá porque calienta mucho el sol. A esta causa elgeneral Pedro de Valdivia con sus cuadrillas y gente locaminaron con la brevedad que pudieron» (Vivar 1966:20).

Esto significa que peores condiciones enfrentaronen otras circunstancias los mismos exploradores, porlo que el rechazo del camino de la Puna no tiene asi-dero histórico. Desde el punto de vista ambiental, lavía del altiplano cuenta como ventaja para la recons-trucción histórica, en comparación con los Valles, labaja alteración antrópica de los recursos y la milena-ria ocupación de quebradas fluviales y vegas; que in-dican un mantenimiento de patrones de distribucióny asentamiento humano y de ubicación de recursos alo largo de varios milenios (Mignone 2012).

Para concluir, quiero recalcar que me he apoyadoen bases más sólidas al estudiar la pendiente y losríos de la zona para evaluar la potencialidad arqueo-lógica de la misma. Sin embargo, hacen falta aúnestudios paleoclimáticos para conocer las variacio-nes sufridas en 500 años en el cauce o régimen deestas fuentes de recursos, además de las condicionesclimáticas generales que las generaron o influyeron.

Sobre el autor

PABLO MIGNONE ([email protected]) es doc-torando y becario del CONICET (Consejo Nacional

de Investigaciones Científicas y Técnicas) en la Uni-versidad Nacional de Salta, Argentina.

BIBLIOGRAFÍA

BOMAN, E. 1992 [1908]. Antigüedades de la región an-dina de la República Argentina y del desierto deAtacama. Tomo 2. Jujuy: UNJu.

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